“Ab Urbe Condita ad Caput Mundi”.

Nombre: Nicolás Gabriel Jiménez Álvarez.

Profesora: Sonia Pinto Vallejos.

Ramo: Historia Antigua

Curso: Primer año; Pedagogía en historia y ciencias sociales.

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ÍNDICE

I. Introducción ........................................................................................ 03

II. Mitología ……………………………………………………………. 04

III. Los Siete Reyes de Roma …………………………...…………… 05

IV. Primeros Habitantes de la península ………………………..…… 06

V. Movimientos Migratorios …………………………………………… 07

VI. Liga del Septimontium ………………………………………...… 08

VII. Caída de la monarquía ……………………………………...……. 09

VIII. Conclusión Personal ……………………………………...……… 10

IX. Bibliografía Consultada ……………………………...…...……… 11

INTRODUCCIÓN

Roma, la cuidad que pasó de ser un grupo de aldeas desorganizadas, sucias y casi perdidas en las orillas del Tíber, llegó a ser la cuna del uno de los más grandes imperios que la humanidad haya visto; un complejo sistema político, derecho, religión única, grandes obras arquitectónicas, en fin, todo esto, legado del gran imperio.

Pero, Roma no fue grande de la noche a la mañana, hubo de pasar por dos etapas marcadas y bastante disímiles entre sí, como lo fueron la monarquía y la república.

La monarquía considera todo aquello sucedido desde la fundación de Roma como ciudad, según la versión legendaria, el 21de Abril, 753 años antes de Cristo; extendiéndose hasta el año 509 antes del año cero.

En este modesto trabajo, mostraré los elementos que ayudaron a que se conformara esta etapa inicial en la vida de Roma, sus fases, etapas y el gran legado, rodeado de misterios, datos inconclusos y ante todo, grandeza.

AB URBE CONDITA AD CAPUT MUNDI, de la ciudad escondida a la capital del mundo. Acá comienza, la historia de la monarquía romana.

MITOLOGÍA

Los orígenes de Roma, están rodeados de misterio, la falta de evidencias científicas e históricas que corroboren o desmientan alguna de las versiones que existen, nos lleva a aceptar como un complemento de estos datos faltantes, la historia legendaria de los gemelos Rómulo y Remo.

Esta historia se remonta a la época de la Guerra de Troya, según este relato, el príncipe Eneas, habría huido de su patria en ruinas y se asentó en la zona del Río Tíber, fundando –junto a su familia- la ciudad de Alba-Longa, siendo su hijo Ascanio, el primer rey de esta metrópoli.

Muchas generaciones después, Alba-Longa continuaba en posesión de sus descendientes, el rey de aquel entonces, era llamado Procas, este rey tenía dos hijos: Numitor y Amulio, el primero era el mayor, por tanto, le correspondía suceder a su padre, éste era un hombre honrado, con un sentido de la responsabilidad y amor por su ciudad, su hermano menor era por su parte, un hombre ambicioso, traidor, dispuesto a todo con tal de tomar el poder de la ciudad, cosa que logró, destronó a su hermano e hizo convertir a su sobrina –Rea Silvia- en una de las vírgenes vestales del templo de Marte; para su desgracia, el dios un día desciende, y la embaraza, teniendo gemelos. Amulio ve esto como una amenaza a su gobierno, y manda a deshacerse de estos niños. Se les deja en un río (Río Tíber) y se detienen en una orilla, siendo salvados por una loba enviada por su padre Marte.

Crecieron y volvieron a su patria, depusieron a Amulio y retornaron el trono a su abuelo Numitor, luego cruzaron la orilla del río y fundaron una ciudad en torno a unas colinas, Rómulo construyó un muro que dividía la ciudad, y anunció que mataría a quien fuese capaz de cruzarlo, Remo, en un acto de arrogancia, rompe esta regla, y es asesinado por su hermano, quien es reconocido, como el primero (de los siente) rey de Roma.

Rómulo y Remo.

LOS SIETE REYES DE ROMA

Rómulo, tanto en la versión legendaria (en este punto quisiera proponerla como un relato mitológico, no explica el origen del mundo como tal, pero sí explica el origen de Roma, que, para un romano, es precisamente su mundo) como en la versión “histórica”, es reconocido como el primero en esta sucesión de reyes romanos.

Si bien fueron siete los monarcas en esta etapa, hay que reconocer dos períodos marcados en estos años: el primero, el tiempo de los reyes agrarios o también llamados reyes selectivos (que fueron cuatro) y una segunda y última etapa de reyes extranjeros o etruscos, que no fueron elegidos y llegaron al poder mediante la fuerza.

De esta primera etapa de reyes selectivos, se sabe que eran elegidos entre los habitantes de la ciudad, asesorados por una especie de senado primitivo, y que sus funciones eran básicamente las de administrar, pero sin tener un cargo ni rango superior al de ningún otro habitante de la ciudad, respecto a esto, el historiador italiano Indro Montanelli escribe que estos reyes, como poderes políticos auténticos no debían tener muchos, los más grandes y decisivos permanecían en manos del pueblo, que les elegía y ante quienes debían responder en cualquier instancia. 1 Estos reyes fueron: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio.

La segunda etapa, de reyes etruscos fue distinta, fueron estos soberanos quienes introdujeron en el pueblo romano la idea de la ostentosidad del monarca, sin embargo, a esta tríada de reyes se les reconoce la etapa de mayor crecimiento y desarrollo de la monarquía romana, ya que construyeron una serie de cloacas (o desagües), acueductos e implantaron un código civil, además de elementos arquitectónicos, futuros símbolos del imperio romano. Estos reyes fueron: Tarquino I (también conocido como Tarquino el Viejo o el Antiguo), Servio Tulio y finalmente, Tarquino el Soberbio.

PRIMEROS HABITANTES DE LA PENÍNSULA

1 Montanelli Indro, Historia de Roma, Editorial Plaza & Janés, España, 1991, 27.

No hay un consenso absoluto respecto al origen de estos pueblos primitivos, al respecto escribió el historiador español Ricardo Vera-Tornell, que posiblemente fueran de origen africano por el sur, y gálico por el norte, que habrían arribado en sucesivas oleadas migratorias; uno de estos pueblos, que logró destacar en un comienzo, fueron los llamados Ligures, de origen ario. 2

Una vez que estos pueblos se asentaron, comenzaron a llegar otros pueblos nómades, esta vez, de origen Indo-Europeo, entre los que destacaron los Umbro-Sabélicos (que provenían desde la actual Hungría), los Latinos (de origen galo), los Vénetos (provenientes del norte de Grecia, y asentados en Venecia a quien le dan su nombre) y los Etruscos (pueblo pirata de las costas Turcas).

Estos pueblos se asentaron en las orillas de los Ríos Po (en el norte) y Tíber (en el centro) en la península itálica, los Etruscos por su parte, llegaron a la cosa este, a la actual Toscana, y expandieron su dominio por todo el territorio.

MOVIMIENTOS MIGRATORIOS

Pasaron muchos años desde la llegada de los primeros habitantes de la península, hasta que nuevos movimientos migratorios se sucedieran, en esta segunda etapa, tuvieron protagonismo pueblos descendientes de los otrora primeros habitantes.

Los Latinos, que fueron parte de este primer grupo, se caracterizó por poseer un mayor dinamismo que cualquier otro pueblo hasta ese entonces, su característica principal, era que fundaron muchas aldeas pequeñas a lo largo de toda la provincia, una de estas aldeas, la más importante, fue la ciudad de Alba-Longa, que es mencionada en el relato de Rómulo y

2 Vera-Tornell Ricardo, (adaptado de “Outlines of the World’s History”, Edgar Sanderson), Historia Universal de la Civilización, Editorial Ramón Sopena, España, 1981, 289.

Remo, esta aldea mantendría una hegemonía casi absoluta en la zona del Tíber, hasta el nacimiento y consolidación de Roma.

Los Sabinos, eran descendientes del grupo de los Umbro-Sabélicos, eran sedentarios, su asentamiento principal, estaba en una de las orillas del Tíber. Eran un pueblo predominantemente agrícola, de carácter muy pacífico y poco dispuesto a la expansión territorial.

Finalmente, los Etruscos, pueblo que perduró en el tiempo, sus orígenes fueron inciertos, se les describe como un pueblo de piratas marítimos procedentes del Asia Menor, que habrían llegado a la península itálica en busca de metales preciosos, y una vez ahí, se habrían expandido a lo largo y ancho de la península, ya que eran un pueblo muy organizado y militarmente experto.3

Estos tres pueblos, conformaron lo que sería con posterioridad Roma, sin embargo, el pueblo romano, era aquel conformado de la unión de Sabinos y Latinos, quienes aportaron el componente étnico4, mientras que Etruscos, aportaron sus conocimientos militares, administrativos y científicos, pero que nunca fueron considerados como parte del “pueblo romano”.

LIGA DEL SEPTIMONTIUM.

No se puede hablar de la Liga del Septimontium fuera de la época de los reyes agrarios (o selectivos), vale decir, los cuatro primeros reyes de Roma.

Esta asociación de aldeas, con carácter militar, tuvo una vital importancia dentro de la historia temprana de Roma, por variadas razones.

Primero, porque agrupaba a todas las aldeas de las colinas circundantes al valle del Tíber, por tanto, fue el primer momento en que se unieron.

Segundo, porque afianzó los lazos entre Sabinos y Latinos, ya fuera en el aspecto militar, social y administrativo.

Y tercero, porque esta asociación militar, los llevó a su fin; irónicamente, la Liga del Septimontium, nació para agrupar a las aldeas de las colinas, contra su enemigo común: la

3 Homo León, Nueva Historia de Roma, Editorial Iberia, España, 1949.

4 Montanelli Indro, Historia de Roma, Editorial Plaza & Janés, España, 1991, 25.

ciudad de Alba-Longa; este grupo de aldeas, cansado del poder que esta metrópoli ejercía sobre ellas, se unió para atacarla, esto les trajo épocas de debilidad militar, y un tanto miseria, cosa que fue magníficamente aprovechada por los Etruscos, quienes decidieron, en éste momento, invadir y anexionar esta zona a sus dominios, y gracias a este suceso en particular, es que la monarquía tuvo un cambio repentino, tanto en administración y en su extensión, durante la época Etrusca (Tarquino I, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio) la ciudad de Roma alcanzó un importante desarrollo y una gran expansión territorial, su poder por sobre las demás aldeas era indiscutible.

Liga del Septimontium.

CAÍDA DE LA MONARQUÍA

Este período llega a su fin, en la llamada Revolución de 509, donde el mismo pueblo romano, luego de una serie de sucesos, decidió deponer por sus mismos medios a la monarquía extranjera (etrusca) e iniciar un nuevo período de suma importancia: la República.

Nuevamente, ante la falta de evidencias certeras, se recurre a un relato que los romanos atesoraron, siendo un fiel reflejo del orgullo republicano de grandes historiadores, como Tito Livio.

El relato del derrocamiento de los Tarquinos, se da cuando el último de estos soberanos –Tarquino el Soberbio- estaba en el trono, la leyenda cuenta que sus dos hijos, borrachos deciden hacer una apuesta, que consistía en ver qué realizaban sus esposas en ese instante, Sexto y Lucio emprenden el viaje a sus respectivos hogares, Lucio llega y encuentra a su esposa, Lucrecia tejiendo y esperando pacientemente la llegada de su esposo, incluso, negando peticiones de huida que le proponían no pocos hombres, Sexto, por su parte, encuentra a su mujer en su cama, con un hombre. El orgullo de Lucio había triunfado, pero eso no valía para él, Sexto, en venganza por su honor perdido, decidió abusar de Lucrecia.

Al día siguiente, Lucrecia llamó a su padre y a Lucio, quien llegó en compañía de Bruto, un aristócrata, a quienes cuenta amargada el siguiente relato: “He sido abusada, mas es mi cuerpo el que ha sido mancillado, mi alma sigue siendo pura. Mi muerte lo atestiguará. ¡Dadme sólo la seguridad de que el malvado no quedará impune!”.5 Dicho esto, y frente a su padre, Lucio y Bruto, se clavó un puñal en el corazón.

Esta situación, provocó que Bruto, al igual que todos los habitantes de Roma, hartos del dominio de los Tarquinos, emprendieran una revuelta que culminó con la expulsión de Tarquino y su familia, y la proclamación de la república por parte de Bruto.

Leyenda o no, este relato encubre dos hechos fundamentales en la historia de Roma: tanto el malestar absoluto por los excesos y acciones de Tarquino el Soberbio, como las ansias de la aristocracia por expulsar a estos reyes autoritarios, y volver a tomar el poder, como era en la primera etapa de la monarquía, con los reyes agrarios.

CONCLUSIÓN PERSONAL

Mi trabajo estuvo centrado en la etapa de la monarquía romana, la etapa temprana en el desarrollo de esta ciudad.

Así mismo, la menos clara, tanto en su origen, desarrollo y final.

Sin embargo, una sola cosa es evidente de esto: sin monarquía no hay imperio.

La importancia de la monarquía, a pesar de su eventual desorganización, y poco avance, radica en que sentó totalmente las bases para que pudiera existir el posterior y poderoso Imperio Romano; resulta interesante, precisamente, darnos cuenta que lo que más caracterizó a Roma, y que aún conocemos, provenga precisamente de esta etapa.

El idioma Latín (aportado por los Latinos) y la ostentosidad arquitectónica que tan bien conocemos de Roma, con sus arcos (aportado por Etruscos), entre otros elementos relevantes en el desarrollo de la historia romana, provienen precisamente de esta etapa, y permanecen prácticamente inalterable hasta nuestros días.

El título de mi trabajo son dos alocuciones latinas: Ab Urbe Condita, cuyo significado sería “Desde la ciudad oculta”, alude directamente a los orígenes inciertos y oscuros de Roma, cuando esta no era más que un grupo de aldeas inmersas en un pantano. Ad Caput Mundi, “Hacia la capital del mundo”, es precisamente todo el proceso posterior a la monarquía, que no consideré para mi trabajo, mas, su importancia en el desarrollo de la historia occidental es inmensamente relevante.

5 Tomado de Grimberg Carl, Roma: Poderosa y Legendaria, Editorial Ercilla, Chile, 1985, 13.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

-Montanelli Indro, “Historia de Roma”, Editorial Plaza & Janés, España, 1991, Sexta edición.

-Grimberg Carl, “Roma: Legendaria y Poderosa”, Editorial Ercilla, Chile, 1985, Primera edición.

-Vera-Tornell, Ricardo, “Historia Universal de la Civilización” (adaptado de “Outlines of the World’s History”, Edgar Sanderson), Editorial Ramón Sopena, España, 1981, Segunda edición.

-Homo León, “Nueva Historia de Roma”, Editorial Iberia, España, 1949, Tercera Edición.