Infancia Blanco y Negro

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    Complutum, 2010, Vol. 21 (2): 197-214 197 ISSN: 1131-6993

    SUMARIO 1. Introduccin. 2. La maternidad cientfica. 3. Evidencias de la maternidad cientfica: unamirada a cuatro unidades domsticas. 3.1 Los Hancocks de Los ngeles, California. 3.2 Los Perryman deMobile, Alabama. 3.3 La familia Cordes de Santa Mnica, California. 3.4 Los Freeman de la Plantacion

    Oakley en Louisiana. 4. Conclusiones

    RESUMENEn este artculo se analiza la capacidad de los nios para actuar en su mundo, pero tambin las maneras

    en que los discursos nacionales relativos a la maternidad, roles de gnero, raza, higiene y salud, modela-

    ron las experiencias cotidianas de la infancia en los inicios del siglo XX. La evidencia arqueolgica que

    voy a analizar proviene de cuatro viviendas norteamericanas de principios del siglo XX. A pesar de la

    diversidad de experiencias econmicas, etno-raciales y de subsistencia de estas familias, todas vieron la

    alimentacin y la crianza de sus hijos modeladas por discursos creados fuera del mbito domstico.

    PALABRAS CLAVE:Maternidad. Salud. Cuidados. Etnicidad.

    ABSTRACTIn this paper, I am going to discuss childrens agency, but will also consider the ways that national dis-

    courses regarding mothering, gender roles, race, hygiene and healthcare, shaped the everyday experience

    of childhood in the early 20th century. My archaeological evidence will be drawn from four early twenti-

    eth-century American house sites. Despite the diversity of economic, employment and ethnoracial experi-ences of these families, each family found their nurturing and rearing of children shaped by discourses

    debated outside of the home.

    KEY WORDS:Motherhood. Health. Care. Ethnicity.

    Recibido: 02-07-2009Aceptado: 08-02-2010

    Laurie A. WILKIE

    Department of Anthropology. University of California, Berkeley. Berkeley, CA [email protected]

    Infancia en blanco y negro:La experiencia de la crianza en Estados Unidos

    a principios del siglo XXChildhood in Black and White: The Lived Experience of Being

    Mothered in the Early 20th Century United States

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    1. Introduccin

    En el volumen Children and material culture(Sofaer 2000) se aprecia un enorme inters por

    mostrar a los individuos infantiles como actoressociales con sus propias agendas, deseos y motiva-ciones. Esta publicacin represent un significati-vo paso adelante en la Arqueologa de infancia y, apartir de ese momento, otras muchas publicacioneshan discutido la importancia de reconocer a losnios en el pasado (Ardren 2006; Rothschild 2002;Baxter 2005). Mi contribucin a aquel volumen(Wilkie 2000a) se centr en las formas creativascon las que los nios observaron, influyeron y bus-caron participar en su mundo, centrndome en la

    cultura material del pasado ms reciente, principal-mente desde 1800 en adelante. En aquel artculo,empec a trabajar en asuntos tales como la raza yel racismo y en cmo conforman de diferentemanera las experiencias del mundo material quetienen los nios, un tema que he continuado des-arrollando en otros artculos (Wilkie 2000b, Wilkiey Farnsworth 2005, Clark y Wilkie 2006). En todoeste tiempo he reflexionado sobre las restriccionesy las fuerzas que modelan los contextos en los queviven los nios; en particular, sobre las presionessociales que influyen en los cuidadores de losnios (Wilkie 2003).

    En este artculo voy a discutir la capacidad delos nios para actuar en su mundo, pero tambinlas maneras en las que los discursos nacionalesrelativos a la maternidad, los roles de gnero, laraza, la higiene y la salud, modelaron las experien-cias cotidianas de la infancia en los inicios delsiglo XX. A principios de siglo, la teora de los gr-menes, o el reconocimiento de que las bacterias yotras formas de vida microscpicas eran las cau-santes y transmisoras de enfermedades, se convir-

    ti en la base del paradigma mdico en EstadosUnidos. A pesar de que la higiene y las prcticassanitarias haban sido componentes importantes delos trabajos domsticos a partir del ltimo cuartodel siglo XIX, los nuevos avances en medicina ynutricin llegaban a las cuidadoras de nias y nioscomo una informacin a veces ambigua y casisiempre cambiante sobre cmo asegurar la salud yel bienestar de los pequeos. Los descubrimientoscientficos se hacan llegar a la poblacin cuidado-ra a travs de revistas populares y otra literatura

    prescriptiva, adems de los mdicos de familia, laiglesia, los grupos de apoyo y del boca a boca. La

    comprensin tradicional de la gente sobre el cuer-po y su cuidado se mezclaba con las interpretacio-nes cientficas.

    Las mujeres, como cuidadoras predominantes

    de los nios a principios del siglo XX en EstadosUnidos, eran las responsables de transitar a travsde toda esa informacin para determinar el mejormodo de proporcionar el cuidado diario a losnios. Sin importar su estatus socioeconmico o sucategorizacin racial o tnica, mujeres de todo tipoestuvieron implicadas en los nuevos discursosacerca de la maternidad cientfica. La materni-dad a finales del XIX y principios del XX en losEstados Unidos todava estaba influenciada por laideas de la clase media de la Era Victoriana: las

    mujeres eran las cuidadoras de los nios, stostenan necesidades especficas segn su sexo yedad que tenan que ser cubiertas para su desarro-llo mental y fsico ptimo, y para conocer esasnecesidades se requera atencin a tiempo comple-to por parte de la figura maternal.

    La evidencia arqueolgica que voy a analizarpertenece a cuatro viviendas de principios del sigloXX: la vivienda de los Cordes en Santa Mnica(principios del XX), la de los Hancock en Losngeles (ambas en California) (1885-1909), la delos Freeman en West Feliciana, Lousiana (1880-1930) y la de los Perryman en Mobile (Alabama).Los Cordes eran una familia de clase trabajadorade origen alemn, los Hancock pertenecan a lalite anglo-hngara, los Freeman eran afroamerica-nos que trabajaban como sirvientes domsticos enuna plantacin, y por ltimo los Perryman eranterratenientes afroamericanos que haban ascendi-do econmicamente con rapidez. A pesar de ladiversidad de experiencias econmicas, etno-racia-les y de empleo de estas familias, todas encontra-ban la alimentacin y la crianza de sus hijos dicta-

    das por discursos elaborados fuera del mbitodomstico. La arqueologa nos permite ver cmoesas familias trabajaban con estas cuestiones ideo-lgicas ms amplias y creaban aproximacionespersonalizadas al cuidado de los hijos. Aunquetodo el debate ideolgico provena de fuera delmbito domstico, en ltima instancia sus expe-riencias de vida, corporales y relacionadas con lamaternidad cientfica, fueron compartidas genera-cionalmente ms all de divisiones de gnero,clase o raza.

    Antes de comenzar, me gustara hacer tambinhincapi en la siguiente cuestin: aunque trabajo

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    en un periodo muy rico en textos, los temas queplanteo sobre cmo se contempla la crianza y laexpresin de las actitudes sobre el cuidado de losnios en el registro arqueolgico, son relevantes

    para la arqueologa de cualquier periodo histrico.La introduccin de la infancia afecta a todos losaspectos sociales, econmicos, polticos y ritualesde la vida domstica. Discutiendo la evidencia deun periodo con abundante informacin escrita,demostrar las muchas posibles fuentes de datosdisponibles para la arqueologa que estudia lainfancia, incluso para un pasado menos documen-tado y ms lejano.

    2. La maternidad cientficaLos principios de la maternidad cientfica se

    hicieron llegar a las madres norteamericanas a tra-vs de la literatura normativa, los anuncios, lasrevistas femeninas, y a travs de los profesionalesde la medicina, escuelas y grupos en las iglesias.La maternidad cientfica se desarroll mano amano con los nuevos conocimientos acerca de lascausas y transmisin de enfermedades. La identifi-cacin de los grmenes como causantes de enfer-medad, combinada con la creciente comprensindel papel que juega la higiene y el saneamiento enla prevencin de enfermedades, situ el frente enesta batalla contra la enfermedad en el espaciodomstico. Como mantenedoras de los espaciosdomsticos reconocidas socialmente, las mujeresfueron consideradas como soldados en esa guerra.Un creciente nfasis en la importancia de los sane-amientos, el agua limpia, la manipulacin correctade los alimentos y la higiene personal se desarrollen la sociedad estadounidense a partir de 1870.Doctoras reformistas como Elizabeth Blackwell

    estuvieron al frente del movimiento de salud pre-ventiva que como resultado produjo grandes mejo-ras en la salud de nios y mujeres (Wood 1984:233). El trabajo domstico y la maternidad cient-fica promovieron tambin nuevos estndares delimpieza (Tomes 1997).

    La maternidad cientfica fue inicialmente unaideologa que foment el empoderamiento de lasmujeres que la siguieron. Las mujeres con conoci-mientos, que estaban al da de los ltimos descu-brimientos cientficos, eran ms capaces de cuidar

    y criar nios. Como cualquier profesional, lasmujeres que trabajaban como madres podran crear

    un medio ambiente ms seguro y sano para sushijos siempre que estuviesen advertidas de losavances en su campo (Apple 1997; Litt 2000).La informacin acerca de las prcticas ms moder-

    nas podra aprenderse a travs de libros sobre lagestin del hogar y la etiqueta, de publicacionessobre el cuidado de los nios, de peridicos yrevistas, as como de la consulta con profesionalesde la medicina. Una cientfica domstica comoEllen Richards, la primera mujer miembro delInstituto Tecnolgico de Massachussets (MIT)estudi el creciente inters en las ciencias domsti-cas y nuevas oportunidades de empleo para lasmujeres (Stage 1997; Nerad 1999). La nutricin, laqumica de los alimentos y el saneamiento forma-

    ban parte de la nueva economa domstica y, porende, de la maternidad cientfica.El texto ms conocido de ese periodo dedicado

    a la maternidad cientfica fue la obra de CatherineBeecher y Harriet Beecher Stowe The AmericanWomans Home or Principles of Domestic

    Science. Fue publicado por primera vez en 1869 yreimpreso en varias ocasiones, era un tomo de 38captulos y 500 pginas que ofreca una descrip-cin exhaustiva de la organizacin de la casa y elcuidado de los nios y la salud; este ltimo aparta-do inclua discusiones acerca de dieta, ejercicio,limpieza e iluminacin apropiadas y la formacorrecta de ventilar una casa. El nivel de detalleofrecido es extraordinario. Beecher y Stowe no secontentaban con explicar por ejemplo el cuidadode la piel, sino que proporcionaban descripcionesde la fisiologa de la misma y de las ms recientesinvestigaciones acerca de cmo la formaba el cuer-po, incluyendo ilustraciones que representabansecciones de la piel con etiquetas detalladas decada una de las capas y estructuras. Las autorasdefendan que las mujeres deban hacer caso a la

    opinin del mdico, pero siempre que ste hubieraexplicado razonablemente la lgica y la cienciaque haba detrs de su consejo. El libro de Beechery Stowe fue seguramente el de ms alto perfil cien-tfico de entre los volmenes sobre ciencia doms-tica usados por las mujeres de finales del XIX yprincipios del XX, aunque los mismos principiosde la maternidad cientfica se publicaron tambinen otros trabajos (Campbell 1881; Parloa 1910).

    La introduccin de las teoras sobre los grme-nes, es decir, el reconocimiento de que las enfer-

    medades estaban causadas por organismos micros-cpicos en vez de por desequilibrios en los humo-

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    res, coincide con los movimientos de salud quepromovan el consumo de vegetales y cereales,liderados por nutricionistas como SylvesterGraham y Will K. Kellogg. stos afirmaban que

    una dieta alta en fibras mejoraba la funcin intesti-nal y, por tanto, mejoraba la salud, ya que los orga-nismos que potencialmente podran causar enfer-medades dentro del intestino eran evacuados antesde que pudieran hacer dao. La dieta que propor-cionaba una forma de mantener la salud intestinaly la regulacin de la salud del aparato digestivo seconvirti en uno de los sellos de la maternidadcientfica, con un amplio rango de productos des-arrollados especficamente para nios. Entre stosestaban los alimentos medicinales que a menudo

    derivaban de los experimentos qumicos de JosephLiebig. Maltas, aceites y extractos de ternera seusaron como suplementos alimenticios para asegu-rar el crecimiento de los nios. Alimentos como lasaceitunas (Apple 1997; Wilkie 2003) se usaroncomo suplemento o como purgante. Los enemaseran vendidos por catlogo de forma habitual a tra-vs del correo a finales del XIX y principios delXX. Asegurar la regularidad intestinal empez aser uno de los soportes de la maternidad cientfica.Beecher y Stowe explican la importancia de man-tener la salud intestinal como sigue:

    La excesiva retencin de excrementos permitela absorcin de su parte ms liquida lo que causa

    impurezas en la sangre y las excreciones duras y

    nudosas actan ms o menos como cuerpos extra-

    os que por su irritacin producen una concentra-

    cin de sangre hacia los intestinos y a las vsceras

    vecinas que termina en inflamacin. Esto tambin

    tiene un efecto importante en todo el sistema cau-

    sando la concentracin de la sangre en la cabeza

    que oprime el cerebro e interfiere en la mente, des-

    quiciando las funciones estomacales, causando

    flatulencia y produciendo malestar general(Beecher y Stowe 1870:336).

    Debido a que la maternidad cientfica se cons-truye sobre nociones de buena nutricin, apoyn-dose en la regularidad digestiva, y en la teora delos grmenes y de higiene, es fcil encontrar hue-llas de su prctica en el registro arqueolgico.Ciertos productos, seleccin de alimentos y prcti-cas son evidentes.

    La introduccin y la permanencia de la cienciaen el mbito domstico dio a las mujeres un

    medio para expresar sus conocimientos en elcampo de la maternidad y la domesticidad, de tal

    forma que los movimientos referidos a la materni-dad cientfica y la economa domstica promovie-ron el culto a la verdadera condicin femenina.sta era una idea victoriana segn la cual las

    mujeres eran por naturaleza morales, sagradas ycentro de la crianza de la casa (Wall 1994). Comoidea hegemnica, el culto a la verdadera condi-cin femenina fue visto como la naturalizacin dela superioridad de la mujer blanca y de clasemedia que, por las ventajas que le proporcionadasu estatus legal y econmico, podra dedicarse enexclusiva a sus labores de cuidado de los hijos.Ser una mujer trabajadora o de color te exclua dela verdadera condicin femenina y por tanto teconverta en una mala madre. Cuando este culto

    empez a arraigar en la vida americana alrededorde 1830, la mayor parte de las mujeres afroameri-canas vivan en la esclavitud y tenan poco controlsobre el cuidado de sus hijos. Los estereotipossobre las mujeres afroamericanas desarrolladosdurante el periodo de esclavismo, las dibujabancomo madres pobres y despreocupadas. Tras laabolicin de la esclavitud las mujeres siguieronbatallando contra esos estereotipos (Collins1990). Inicialmente, la maternidad cientfica ofre-ci la oportunidad a las mujeres afroamericanasde contrarrestar la idea de la maternidad comodominio exclusivo de las mujeres blancas. Si labuena maternidad se basaba en la prctica y elaprendizaje, las mujeres afroamericanas podanasumir estas conductas ellas mismas y por consi-guiente, a travs de sus acciones podran crearuna imagen distinta a los estereotipos racistas.

    La maternidad cientfica encaj en los grandesmovimientos sociales afroamericanos en un inten-to por mejorar la salud pblica. Las mujeres funda-ron clubs de mujeres que se centraban en el ser-vicio a comunidades o causas particulares, acome-

    tiendo lo que en los crculos de la maternidad cien-tfica se conoca como domesticidad municipal(Stage 1997:30). Bajo este modelo, la comunidadera como una extensin del mbito domestico. Atravs del trabajo del club y del trabajo en la igle-sia, las mujeres negras eran capaces de participaren y opinar sobre las polticas de salud pblica afinales del XIX y principios del XX. Estos gruposde mujeres afroamericanas de clase media y altaconstruan hospitales, escuelas y centros de saludde da para atender a las mujeres de clase trabaja-

    dora. Universidades afroamericanas, comoGrambling, Tuskegee, Southern University y otras

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    en el rancho y se convirti en la base de laHancock Oil Company que fue dirigida por su hijoAlan Hancock. Este cambio substancial en la for-tuna permiti a Ida construir una gran casa a la que

    se mud hacia 1907. Los materiales del yacimien-to datan del periodo en que la viuda Hancock vivien el rancho (Wilkie y Kipling, en prensa). Duranteel periodo en el que el rancho estuvo habitado, lafamilia viajaba con regularidad entre Los ngelesy la casa familiar de Ida en San Francisco.

    A los Hancock les gustaba definirse a si mismoscomo ricos en tierra y pobres en dinero antes deldescubrimiento del petrleo. El rgimen de viajesllevado por la familia, combinado con la evidenciamaterial del rancho, sugiere que mientras vivieron

    en la granja disfrutaron de una cierta riqueza yaque de la fosa se extrajeron juegos de cermicainglesa impresa, porcelana alemana con bandas deoro, porcelana francesa repujada y cermica arts-tica americana. Adems, la familia consuma pro-ductos alimenticios importados de Inglaterra yFrancia, tena acceso a licores y vinos de gran cali-dad y los consuman en finas copas de cristal ysiempre tuvieron, al menos, un sirviente. Ida con-sigui coleccionar un buen nmero de objetos dearte y antigedades durante esa poca (Kipling1990). Los Hancock fueron la familia ms adinera-da de las que vivieron en la zona.

    De alguna manera, la riqueza de Ida Hancockpoda haberle ahorrado las preocupaciones sobre labuena maternidad que haban afectado a las muje-res de la clase media. Pero ella tena una profundamotivacin para adoptar la maternidad cientfica,ya que de los tres hijos que tuvo, slo uno, Alan(nacido en 1875) lleg a adulto. La primera parejade bebs, dos gemelos, no nacieron hasta despusde 12 aos de matrimonio y uno de ellos muridurante la infancia. El tercer hijo, Bertram (nacido

    en 1877) muri en 1893 de fiebres tifoideas. Lamaternidad cientfica y los movimientos relaciona-dos con la higiene proporcionaron seguramente aIda los ms recientes descubrimientos mdicos ycientficos para salvaguardar la salud de los niosy el conjunto de materiales aparecido en la excava-cin contiene evidencias de que Ida prest muchaatencin al mantenimiento de la salud de sus hijos.

    Como cualquier otra mujer que practicara lamaternidad cientfica, Ida Hancock estaba preocu-pada por los alimentos que consuma su familia y

    por la forma en que se seguan los hbitos de lim-pieza. Alimentos medicinales recuperados en el

    yacimiento incluan Scotts Emulsion Cod LiverOil, Wyeths Liquid Extract Malt y HonduranSarsaparilla (aceite de hgado de bacalao, extrac-to lquido de malta y zarzaparrilla respectivamen-

    te). Tambin aparecieron otros alimentos que seconsideraban nutritivos y capaces de hacer engor-dar a los nios, como botes de mantequilla de caca-huete y algunos derivados del queso (Wilkie yKipling en prensa).

    La familia obtena la leche de, al menos, cuatrolecheras distintas. La cantidad de leche consumidaen la casa no estara completamente representadapor lo encontrado en el yacimiento ya que las bote-llas se devolvan para ser rellenadas. La leche, par-ticularmente desde el descubrimiento de la pasteu-

    rizacin, se consideraba un alimento excelentepara los nios. La familia tambin consuma dife-rentes aguas minerales; las aguas minerales eranvistas por un lado como una bebida que moralmen-te llevaba a la templanza y por otro como una bebi-da saludable.

    Un buen nmero de purgantes fueron extradosdel basurero, como el Carlsbad Sprudel Salt, unproducto importado de Bohemia y las AyersPills. Tanto las sales minerales como las pastillasse consideraban una buena ayuda para la regulari-dad digestiva. Tambin de esta fosa se extrajo unbote de desinfectante Lysol que an hoy sevende como un fuerte limpiador antibacteriano.Todos estos objetos juntos hablan de la preocupa-cin de Ida por las prcticas relacionadas con lamaternidad cientfica.

    Aunque Ida usaba un amplio rango de medidaspreventivas para asegurar la salud de sus hijos,tales como cuidar y suplementar su dieta, vigilar suregularidad y mantener la casa desinfectada, tam-bin contrat los servicios mdicos profesionalescuando los miembros de la casa cayeron enfermos.

    Un amplio rango de productos farmacuticos sedocumentaron en el yacimiento, con recipientesetiquetados procedentes de, al menos, doce farma-cias distintas de Los ngeles y San Francisco. Adiferencia de las medicinas patentadas y fabricadasen las farmacias que eran compradas directamenteen el mostrador de las mismas, la mayora de losfrascos farmacuticos registrados en la excavacineran del tamao y la forma de los que se utilizabanpara ser rellenados por prescripcin mdica. Lasmedicinas recogidas incluan botes de pldoras,

    viales homeopticos y recipientes dosificadores.Slo unas pocas farmacias estn representadas por

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    ms de un bote, sugiriendo que Ida se mova confrecuencia entre varios establecimientos. Serainteresante averiguar si las compaas farmacuti-cas representadas en la muestra responden a medi-

    cinas tradas en alguno de los viaje de Ida a SanFrancisco para ver a su familia o por algn tipoespecial de acuerdo de las compaas con determi-nados farmacuticos o doctores (Wilkie y Kiplingen prensa).

    En ltima instancia, la ideologa de la materni-dad cientfica pudo haber animado a muchas muje-res a confiar en su propio juicio y a tomar decisio-nes basadas cientficamente para el cuidado de lasalud de sus familias, pero Ida tambin pona suconfianza en los conocimientos de los profesiona-

    les de la salud. En varias formas, Ida comenzaba amostrar lo que vendra a suceder con la maternidadcientfica alrededor de 1920, cuando el conoci-miento mdico empez a cambiar muy rpidamen-te y las mujeres estaban cada vez ms dispuestas aconfiar en los profesionales en vez de diagnosticary tratar las enfermedades ellas mismas.

    3.2 Los Perryman de Mobile, Alabama

    Marshall y Lucrecia Perryman aparecen por pri-mera vez en los registros documentales de Mobile,Alabama, a finales de la dcada de 1860 cuandoesta pareja afroamericana compr una propiedaden las afueras de la ciudad. Como pequeos terra-tenientes, la familia se situaba dentro de la clasemedia de la Amrica afroamericana. Marshall tra-bajaba como celador en una compaa de transpor-tes del puerto de Mobile, mientras Lucrecia, des-pus de una breve temporada como lavandera, sededico por completo al cuidado de sus hijos. Lacultura material de la familia nos muestra una ima-gen de clase media respetable, con manteles, deco-

    racin de la casa y eleccin de alimentos tpicos delos hogares de clase media blanca del mismo perio-do (Wilkie 2003). Esta felicidad no dur mucho yaque Marshall muri en 1884, dejando a Lucreciaviuda con cinco hijos pequeos. Cuando sta tuvoque volver a trabajar se convirti en comadrona,una ocupacin que le permitira expandir sus debe-res como madre. Las matronas afroamericanas noslo atendan partos, sino que ayudaban a otrasmadres a aprender a cuidar de sus hijos correcta-mente. En tal caso, Lucrecia pudo compartir las

    experiencias y conocimientos derivados de su pro-pia maternidad con sus pacientes.

    Lucrecia Perryman tena buenas razones paradejarse atraer por las nuevas ideas acerca de latransmisin y prevencin de enfermedades, puessu familia haba sido alcanzada por el horror de la

    tuberculosis. Cuando Marshall muri de tuberculo-sis en 1884, el descubrimiento de que la enferme-dad se transmita por una bacteria y no era heredi-taria se acababa de producir slo dos aos antes(Tomes 1997: 38). En 1894, dos de los hijos adul-tos de Lucrecia murieron de la enfermedad en muypoco tiempo, uno de ellos contrajo la tuberculosismientras trabajaba en Chicago y volvi a casa paraser cuidado por su hermana, que se contagi. Unpozo, que se rellen alrededor de 1911, la poca enla que Lucrecia se retir como comadrona, nos per-

    mite una mirada hacia las formas en las que la ide-ologa de la maternidad cientfica influy tanto enla propia forma de considerar la maternidad deLucrecia como en las formas de maternidad quetrasmiti a otras mujeres.

    Entre los productos recuperados en el pozo hay16 recipientes que contenan alimentos medicina-les o suplementos nutricionales. Incluan productostales como Mellins Infant Food, Horlicks MaltedMilk, Malt Extracts, Leibigs Malt Extract, JohanHoffs Malt Extract, peptonoides o Burnetts CodLiver Oil (elaborados con malta o aceite de hgadode bacalao). Estos productos se recomendabancomo alimento especial para individuos enfermi-zos, como medicina preventiva de algunas enfer-medades o para alimentar cuerpos sanos para quese mantuvieran como tales. Un antisptico etique-tado, as como un buen nmero de envases farma-cuticos tpicos para contener perxido de hidrge-no, alcohol de uso tpico y un astringente derivadodel olmo escocs fueron tambin recuperados delpozo (Wilkie 2003).

    Las vasijas cermicas y de cristal recuperadas

    nos hablan de las prcticas higinicas dentro de lacasa. Entre los artefactos documentados encontra-mos una escupidera. La literatura mdica de lapoca apuntaba a la prctica de escupir como lacausante de la propagacin de la tuberculosis. Losamericanos eran conocidos por escupir en lascalles dentro pilas de serrn con poco cuidado de lalimpieza. El uso de escupideras fue promovidocomo parte del movimiento sanitario. La escupide-ra era algo ms que un detalle educado, era unanecesidad, particularmente para una familia que

    haba sido tocada en mltiples ocasiones por latuberculosis. Es importante recalcar que despus

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    de la muerte de los dos miembros de la familia en1894, nadie ms en la familia Perryman muri dela enfermedad, a pesar de que al menos 4 adultos yunos 10 nios estuvieron viviendo en la propiedad.

    Adems de las escupideras de los Perryman,otros aspectos de su vida domstica indican preo-cupacin por la limpieza. La familia usaba jarras,vasos y servicios de te individuales para beber y nohay evidencia de uso comunal del agua de bao,que era una de las amenazas para la transmisin deenfermedades dentro de los miembros de unamisma familia, una prctica que era objeto de cr-ticas por los reformistas. Las prcticas de losPerryman al sentarse a la mesa eran correctas tantodesde la perspectiva de la etiqueta como desde la

    de la salud (Wilkie 2003).Adems, el pozo contena 152 fragmentos dezapatos de piel y goma, que correspondan a hom-bres, mujeres y nios de todos los tamaos y esti-los. Los zapatos eran caros en esta poca y calzar auna familia tan grande como la Perryman requeri-ra un enorme gasto. Unas botitas infantiles podanadquirirse por tan solo 18 cntimos, pero los zapa-tos de nio costaran normalmente entre 0.80 y1.40 dlares, mientras que los zapatos adultos sevenderan por 2 o 3 dlares (Israel 1997: 191-206),todo esto en un momento en el que el sueldo mediode un hombre de la clase trabajadora sera de undlar al da.

    Una mirada a las fotografas tomadas por laFarm Security Administration durante las dcadasde 1930 y 1940 muestra que tanto adultos comonios de las reas rurales del sur iban sin zapatos,y las fotografas tomadas en Mobile al finales delXIX y principios del XX muestra nios calzadosslo la mitad de las veces (Culpepper 2000). Ir sinzapatos aumentaba los problemas de salud, ya quelos haca vulnerables a las lombrices que se trans-

    miten a travs de la piel. Caminar sobre suelo con-taminado era la forma ms probable de infectarse.Las larvas entraban en la piel, a menudo entre losdedos, pasaban al riego sanguneo, los pulmones yla garganta desde donde eran tragadas y entrabanen el tracto gastrointestinal y se implantaban en elintestino, alimentndose de sangre. La anemia cr-nica favoreca la infeccin por lombrices y su pre-vencin en el sur del pas empez a ser parte de lacampaa de salud instigada por John Rockefelleren 1901 (Ettling 1981: 35-38). Los pies descalzos

    se exponan a otras enfermedades como, por ejem-plo, a contraer el ttano al pisar un clavo oxidado.

    Tambin en este yacimiento encontramos curasespecficas para nios. Hasta cuatro marcas de pur-gantes para nios, entre ellos Dr. FletchersCastoria y Dr. Pitchers Castoria (laxante y cal-

    mante estomacal) se encontraron el pozo (volvere-mos sobre ellos ms adelante), as como Dr.Groves Tasteless Chill Tonic y Allens LungBalsam. El Dr. Groves Tasteless Chill Tonicera un medicamento antimalaria que era usadocomo tnico para prevenir problemas respiratoriosen los nios. Igualmente, el Allens LungBalsam estaba indicado para tratar los sntomasde clicos en bebes.

    Colectivamente, estos recipientes correspondena productos que fueron especialmente diseados y

    lanzados al mercado para que las madres los usa-ran con sus hijos. Rima Apple (1997) ha mostradolas maneras en las que los anuncios de medicinaspatentadas y fabricadas en las farmacias apelaban alas madres como consumidoras de informacincientfica ya que eran ellas las que seleccionaban loque compraban. Los prospectos medicinales a par-tir de 1880 incluan detalles cientficos elaborados,que describan los usos y las ventajas del productoen particular. En la parte frontal se solan anunciarlas medicinas para nios representando imgenesde preciosos nios blancos, con mejillas rosadasque personificaban la salud perfecta. LucreciaPerryman utilizaba el mismo tipo de recursos pro-mocionales llenando su saln con figurillas denios y querubines de porcelana blanca. Unapaciente potencial sentada en su saln estabaexpuesta a imgenes de lo que deseara que fueseel producto final de su embarazo, un precioso ysano nio.

    Transmitiendo el conocimiento de estos pro-ductos a sus pacientes, Lucrecia Perryman lasintrodujo en los discursos sobre limpieza, higiene

    y maternidad informada. Como matrona y madreexitosa, Perryman estaba en una buena posicinpara instruir a sus pacientes en cmo criar a niossanos. En efecto, Perryman contribuy sin duda aque las mujeres afroamericanas ejercieran cadavez ms su propio derecho a tener nios sanos, underecho que la sociedad dominante haba institui-do como privilegio nico de las mujeres blancas.En este aspecto de su trabajo como madre y coma-drona, Lucrecia Perryman estuvo tan implicada enlevantar a su raza como cualquiera de las afroame-

    ricanas perteneciente a los clubs de mujeres(Wilkie 2003).

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    3.3 La familia Cordes de Santa Mnica,California

    Ernest Cordes y su mujer Katie eran nativos de

    la costa este que llegaron entre los cientos de emi-grantes a California a principios del siglo XX.Ernest lleg primero buscando riqueza y aventuraen las minas de oro de Klondike, y ms tarde tra-baj en la minera de la plata en Nevada.Finalmente se cas con Katie, mucho ms jovenque l, y se asent en la ciudad costera de SantaMnica. La pajera tuvo dos hijas. Una vez que seasentaron en la ciudad, Ernest tuvo varios empleos,como el de trabajador del muelle, antes de conver-tirse en oficial de polica de Santa Mnica. Katie

    Cordes trabajaba en casa a tiempo completo. Laposicin de Ernest como oficial de polica podrahaberles situado econmicamente en la clasemedia (Wilkie 1988, Wilkie 2000a).

    Los Cordes excavaron una fosa en su patio deatrs a principios de la dcada de 1920, que corres-ponde aproximadamente al comienzo del periodode la Ley Seca (1920-1934), cuando la venta dealcohol estaba prohibida por las leyes federales enlos Estados Unidos. Los motivos para excavar unafosa para la basura domstica en un momento en elque la recogida pblica de basuras estaba en fun-cionamiento se hacen claras si pensamos queErnest trabajaba como oficial de polica, y su basu-ra contena grandes cantidades de contenedores dealcohol. Era mucho ms fcil enterrar las botellasvacas en el jardn que arriesgarse a que fuesendescubiertas en el cubo de basura personal. Desdela perspectiva arqueolgica, este basurero de prin-cipios de los aos 20 nos ofrece un vistazo excep-cional a las prcticas domsticas cotidianas deaquel momento.

    Tanto Katie como Ernest eran hijos de inmi-

    grantes alemanes, y sus residuos domsticos inclu-an restos de cermica y productos alimenticiosalemanes. La pareja tuvo dos hijas que tendranmenos de seis aos cuando la fosa se llen, la hijamayor pudo haber tenido unos cinco aos en elmomento en el que los ltimos objetos se deposita-ron, y la pequea sera todava un beb. A pesar desu poca edad, se recuperaron un buen nmero deobjetos especficos para estas nias, muecas deporcelana alemana, canicas de cermica, tazas decermica con proverbios y piezas de porcelana de

    t de juguete. Tambin se encontr una pizarra parala escuela, lo que nos dice que las nias estaban

    aprendiendo a escribir. Su madre Katie atenda aldesarrollo mental de sus hijas, animndolas a jugarde una forma que habla si no de su estatus social,al menos de su ambicin de clase.

    La mayor parte de las cermicas recuperadas dela casa eran cermicas impresas inglesas que hab-an sido producidas entre 1890 y 1908. Estas vasi-jas tendran entre 10 y 20 aos cuando se rompie-ron, pero en el momento en que fueron realizadaseran, sin duda, un objeto de lujo. Las cermicasms recientes eran porcelanas americanas sindecoracin y vajillas chinas que estaban entre lasmenos caras y atractivas del mercado. La cermicams cara recuperada en el yacimiento era la rela-cionada con el servicio de t, con ejemplos proce-

    dentes de Francia e Inglaterra, y un conjunto detaza y plato de porcelana alemana con el borde deoro. Ests cermicas de servicio para uso de lafamilia, aunque incluan algunos platos impresos,habran sido bastante menos caros en el momentode su compra (Wilkie 1988). El patrn arqueolgi-co de cermicas para el servicio de te est biendocumentado en las casas de clase media durantelos periodos victoriano y eduardiano (Wall 1994).Las mujeres usaran sus vasijas ms delicadascuando tuvieran visitas a tomar el t. MargaretWood ha sealado que durante los aos 20 el cafse convirti en la bebida ms comnmente com-partida por las mujeres de la clase trabajadora. Elt y su consumo eran todava un marcador de clase,y que las nias Cordes tuvieran servicios de t dejuguete dice tanto acerca de las pretensiones de sumadre como de los modos de juego infantil delmomento.

    De este modo, aunque las aspiraciones de claseson bastante visibles, la arqueologa sugiere que lafamilia no estaba situada econmicamente comolas apariencias podran indicar. El basurero fue

    completamente excavado, lo que permiti lareconstruccin completa de muchos vasos. Trasesta reconstruccin se descubri que faltaban lasasas de todas las tazas reconstruidas. Debido a quelas asas de las teteras y de las jarras s que seencontraron esto nos habla de una cierta frugalidaden la casa: las tazas que haban perdido sus asas seseguan usando en la cocina, empleadas quizscomo moldes o medidas, pero no se tiraban hastaque no se rompa el cuerpo de las mismas. La fosatambin contena 21 recipientes de cristal para

    envasar fruta, usados para las conservas caseras.Durante la Primera Guerra Mundial, las conservas

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    caseras se convirtieron en una forma patritica delas mujeres de apoyar los esfuerzos de la guerra entiempos de racionamiento. Las conservas tambineran una forma de asegurar la incorporacin a la

    dieta de frutas y verduras fuera de temporada. Lafamilia tambin posea una mquina de coser, pre-sumiblemente usada si no en la manufactura, almenos s en el arreglo de la ropa. En general, elconjunto de cultura material de los Cordes dibujala imagen de una familia que aunque no estaban enuna posicin econmica pujante crearon un ajuardomstico que podra haber sido reconocido comopropio por otras familias de clase media.

    As que en el seno del hogar de los Cordes,vemos una familia que estuvo influenciada por las

    ideas acerca del culto a la verdadera condicinfemenina, con Katie ejerciendo de protectora de laimagen pblica de la familia y criando a sus hijasen parmetros sociales determinados. Este com-portamiento era muy valorado por crear un hogareducacionalmente rico y moralmente reseable. Encualquier caso, qu evidencias tenemos de lamaternidad cientfica en esta familia? La incorpo-racin de frutas y verduras a la dieta, como se evi-dencia por las latas y los envases para las conser-vas, sugieren atencin al papel de la nutricin en lasalud y el desarrollo. Los objetos encontrados en elbasurero y relacionados con la salud y la higienenos ofrecen una visin sin par de Katie Cordes y suidea de la maternidad cientfica. Pero para com-prender el cuidado de la salud en el hogar de losCordes necesitamos hacer un breve comentario yaque, al contrario que con el resto de madres quevemos en este trabajo, las creencias religiosas deKatie Cordes nos muestran una serie de retos parauna mujer que intentaba ser reconocida comobuena madre a principios del siglo XX, ya queKatie Cordes era seguidora de la Ciencia

    Cristiana.La Ciencia Cristiana era una pequea rama del

    Cristianismo que segua las enseanzas de MaryBaker Eddy, quien public su primer libro, Scienceand Health with Key to the Scriptures, en 1875. Enla base de la filosofa de Eddy estaba la idea de quetodos los trabajos de Dios estaban basados en laespiritualidad y que lo material no era importante.La forma de acceder a lo espiritual era a travs dela oracin mentalmente disciplinada (cientfica).

    Los seguidores de la Ciencia Cristiana eran bien

    conocidos en Estados Unidos por sus ideas acercade la salud y los tratamientos curativos. Eddy

    (1934:12) escribi: Dios afecta a la enfermedadcomo una medicina, que no tiene poder por smisma sino que obtiene este poder a travs de la fey las creencias humanas. Las medicinas no hacen

    nada porque no son inteligentes. Es la creenciamortal, no los principios divinos ni el amor, lo quehace que una droga sea venenosa o curativa. Enotras palabras, eran slo las falsas creencias de loshumanos las que hacan que las medicinas funcio-nen y la verdadera curacin es slo voluntad deDios. La enfermedad es la manifestacin fsica delpecado, y slo a travs de la oracin que identificala causa de ese desequilibrio espiritual, puede tenerlugar la curacin. Hay casos documentados deseguidores de la Ciencia Cristiana que utilizaron

    cuidados bsicos inadecuados para nios quemurieron de enfermedades completamente cura-bles. Ciertamente, en la sociedad americana de lapoca, cualquiera que se presentara como seguido-ra de la Ciencia Cristiana sera inmediatamenteconsiderada como una madre negligente y mala.

    Me enter de la fe religiosa de Katie por sunieta, que haba estado rastreando la historia de sufamilia y encontr el informe arqueolgico que yohaba elaborado sobre ella cuando era estudiante(Wilkie 1988). Nos pusimos en contacto tanto portelfono como a travs del correo electrnico. Ellatena recuerdos muy claros de su abuela como unamujer muy segura de su fe e incluso esto haba sidoobjeto de controversia con su nieta de vez en cuan-do. Se sorprendi e incluso lleg a inquietarse alobservar que haba un buen nmero de productosmedicinales (descubrimos un mnimo de 39 enva-ses distintos); as que me puse a revisar otra vez elconjunto de envases recuperados. En realidad elconjunto poda dividirse en tres grandes categor-as: productos cosmticos, principalmente contra lacalvicie; un grupo de medicinas patentadas desti-

    nadas a sanar problemas de corazn y pulmn, yun grupo de productos dirigidos a los nios. Estonos proporcionaba un escenario muy interesante decompetencia entre diferentes ideologas mdicas.

    Ernest Cordes no era un seguidor de la CienciaCristiana y segn su nieta usaba productos medici-nales para tratar su enfermedad. Muri de proble-mas de corazn y haba sido minero durante granparte de su vida. Las medicinas patentadas que serecuperaron del yacimiento como ChamberlainsCough Remedy, Pisos Cure for Consumption,

    Shilohs Consumption Cure, Dr. Miles NewHeart Cure y Dr. Miles Restorative Nervine

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    (para la tos, el corazn y los nervios, el segundo deellos elaborado con marihuana), eran todas apro-piadas para alguien que sufra continuos problemasde corazn y pulmn relacionados con el trabajo

    tanto en la mina como en los muelles. Esos reme-dios medicinales eran de uso comn a finales delXIX, exista un buen nmero de compuestos noregulados que a veces causaban verdaderos estra-gos. En 1906 laPure Food and Drug Act (ley fede-ral que regulaba la elaboracin de alimentos ymedicamentos) regul todas estas medicinas(Wilkie 1988). El descubrimiento de que muchosno tenan ningn valor medicinal no hizo bajar unpice su popularidad, y por ejemplo en casa de losCordes se siguieron utilizando durante cerca de

    veinte aos ms. Muchos de estos remedios medi-cinales recuperados en el basurero estaban fabrica-dos por compaas de la costa este, lugar de naci-miento de Ernest, por lo que parece lgico que fue-ran usados por l mismo.

    El resto de productos mdicos, que adems delos envases de medicinas incluan un kit completode enemas, cuentan una historia muy diferente.Los etiquetados como Valentines Meat Juice,Ozomulsion, Ayers Sarsaparilla y HamlinsWizard Oil eran todos productos que se utilizabanpara mantener la salud. Los dos primeros estaranmejor clasificados como alimentos medicinales(tales como los extractos de malta o pescado o lasaceitunas) la misma clase de alimentos medicina-les que eran utilizados en casa de los Perryman olos Hancock. Eran productos reconocidos clara-mente como suplementos nutricionales con elbeneplcito de la maternidad cientfica. Igualmentela zarzaparrilla y el Wizard Oil eran consideradoscomo suplementos diarios para mantener la salud,para tonificar el cuerpo. Tambin fueron recogidosdos ejemplares de Pitchers Castoria (a base de

    aceite de ricino), remedio que fue anunciado a lolargo y ancho del pas como un purgante suavepara nios (Wilkie 1988) y ya hemos visto como laregularidad de los intestinos formaba parte de laideologa popular del mantenimiento de la salud yde la maternidad cientfica.

    Las empresas de venta por correo como SearsRoebuck ofrecan en las pginas de su catlogo kitsde enemas para uso domstico. Los Cordes tenanuno de ellos, encargado probablemente por correo.En el basurero se documentaron una sonda rectal

    de tamao adulto y otra de tamao infantil, ascomo la sonda vaginal, la bolsa para el agua calien-

    te y el conducto de un kit para enemas de goma(Wilkie 1988).

    Cmo encaja esto en las creencias religiosas deKatie Corde? Tcnicamente, no hay evidencias de

    que utilizara medicinas para tratar a sus hijas. Losproductos recuperados del yacimiento asociadoscon las nias (basndonos en los anuncios de lapoca) no tratan enfermedades sino que formanparte de la higiene y las rutinas de salud recomen-dadas por la maternidad cientfica. Al prestar estoscuidados a la salud de sus hijas, Katie Cordes pudoser capaz de permanecer fiel a sus creencias reli-giosas a la vez que realizaba todo lo que era nor-mativo en las prcticas maternales de sus amista-des femeninas. Cuando se encontrara con otras

    mujeres para tomar el t, Katie podra haber inter-venido con total tranquilidad en las charlas acercadel cuidado de las nias, lo que la habra sealadocomo una buena madre.

    3.4 Los Freeman de la Plantacin Oakley enLouisiana

    Silvia Freeman naci durante la esclavitud enVirginia en 1855. Como otros esclavos de la poca,probablemente fue vendida como consecuencia dela cada del mercado de tabaco y as fue como llega Louisiana donde la encontramos viviendo en laparroquia de West Feliciana en la plantacin dealgodn conocida como Oakley a finales del XIXy principios del XX.

    Silvia Freeman aparece slo una vez en losregistros de los juzgados de West Feliciana, cuan-do pidi una licencia de matrimonio. Lewis ySilvia Freeman fueron una de las pocas parejas deafroamericanos en la parroquia que pagaron los 50dlares de la licencia, el 5 de junio de 1875. Lamayora de las parejas decidan casarse en sus igle-

    sias sin registrar la ceremonia en la parroquia. Elacto del registro era una declaracin muy impor-tante para la gente que haba sido esclava, aunquela suma requerida para la licencia era extraordina-riamente cara y no se les exiga a la parejas blan-cas. No hay certificado de defuncin de Lewis oSilvia Freeman, ni registro de donde fueron ente-rrados, ni existe testamento. La mayor parte delregistro que tenemos de la vida de Silvia no datadel tiempo de su matrimonio sino del de su viudez(Wilkie 2000b).

    Los documentos ms adecuados para recons-truir la historia los Freeman provienen del censo de

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    Estados Unidos elaborado entre 1870 y 1900 y delregistro que llevaba su empleadora, IsabelleMatthews, que era la propietaria de la plantacin.Es por este censo que sabemos que Silvia vivi en

    Oakley con su marido entre 1870 y 1880. La pare-ja tena cinco hijos viviendo con ellos. Es el censoel que sita su lugar de nacimiento en Virginia y enel de 1900, el ltimo en el que aparece, Freeman esdescrita como una cocinera viuda. Fue entre 1886y 1903 cuando Silvia aparece registrada en el dia-rio de la plantacin. El registro de Matthews inclu-ye informacin del tipo del salario de Freeman(cuatro dlares al mes), sus compras mensuales enel economato de la plantacin (entre cuatro y cincodlares al mes), sus adelantos de sueldo, los traba-

    jos de mantenimiento hechos en su casa y los obje-tos prestados a Freeman por la cocina de lasMatthews.

    El registro arqueolgico asociado a SilviaFreeman y su familia es complejo, pero durante lasexcavaciones en el rea ajardinada delante de lacasa principal de la plantacin, fui capaz de identi-ficar la estructura en la que los Freeman vivieronmientras Silvia trabajaba como cocinera en la plan-tacin. Se documentaron los hoyos de poste y lossoportes de ladrillo que una vez aguantaron laestructura de la pequea casa. Los artefactos pro-cedentes de los depsitos ms antiguos asociadoscon la casa indican que haba sido construida hacia1840 en el perodo en el que la casa de la planta-cin Oakley fue remodelada.

    Los cambios en el color y la textura del suelome permitieron distinguir tres momentos de ocupa-cin diferentes de la pequea estructura (aproxi-madamente de 3 m x 3.6 m), la de los Gardeners,una familia que la ocup antes de la Guerra deSecesin y que vivi all entre 1840 y 1850; la deSilvia Freeman, que vivi all con sus hijos e hijas

    desde 1880 hasta su muerte, y la de sus hijas, Elizay Delphine que tambin trabajaron en el serviciodomstico y parece que vivieron en la casa sin sumadre entre 1910 y 1930. En cada uno de esosniveles de ocupacin haba objetos que haban sidoarrojados fuera de la casa y que se depositaban obien en la pequea lnea de vallado o bien bajo laestructura misma. Debajo de la casa fuimos capa-ces de recuperar objetos que se haban perdido atravs de las tablas del suelo y de identificar losintentos que se haba hecho de reparar el suelo

    combado situando apoyos debajo de la casa(Wilkie 2000b).

    Silvia Freeman es la ltima, aunque no la menosimportante, de las madres que estamos analizando.El destino de Silvia y de sus hijos e hijas fue justoel que Marshall Perryman intent evitar para

    Lucrecia cuando la familia consigui acumular tie-rras y una pequea cantidad de dinero. Despus dela muerte de Lewis Freeman, Silvia tuvo que ir atrabajar como sirvienta domstica, una posicinque estaba rodeada de humillaciones: largas horasde trabajo, contacto cercano con empleadores arro-gantes y a veces acosadores, pobreza y dependen-cia de la familia de la plantacin en lo que se refe-ra a alimento, suministros y por supuesto salario,y la certeza cercana de que alguno de sus hijos ten-dra que trabajar all. Al menos cuatro de los hijos

    de Silvia terminaron trabajando para la familiaMatthews, algunos a edades tan tempranas comolos doce aos. El trabajo en la cocina requieremucho tiempo, a menudo desde antes de la salidadel sol hasta su ocaso, y raramente se disfrutaba deun da libre. Si consideramos el culto a la verdade-ra condicin femenina no hay duda de que Silviahubiese sido considerada por sus contemporneasde clase media como una mala madre. LucreciaPerryman y las mujeres afroamericanas de clasemedia socialmente activas la hubieran consideradocomo un objetivo claro de su lucha por los dere-chos civiles.

    Los Freeman vivan cerca y con contactos casidiarios con sus empleadores, primero con IsabelleMatthews, y despus con las hermanas Matthews,las dos hijas solteras de Isabelle. Est claro en elregistro documental que las Matthews considera-ban a Silvia Freeman como una nia, refirindosea ella por su apodo Silvie y hacindole regalosde cermicas de segunda mano, cristal y ropa. Casitodas las cermicas domsticas usadas en la casaFreeman tienen su reflejo en los depsitos arqueo-

    lgicos de la vivienda, o entre las posesiones guar-dadas en la actual casa museo de la plantacinOakley. Esta relacin tan paternalista entre emple-adores blancos y empleados negros provena delperiodo de la esclavitud y se basaba en parte en lasideas racistas acerca de la madurez e inteligenciade los afroamericanos (Tucker 1988).

    Adems del conjunto de objetos domsticos deSilvia Freeman, que inclua prstamos de objetosde cocina y regalos de servicios de mesa, joyera yropa, los Matthews tambin regalaron juguetes a

    los nios Freeman. Conjuntos de t y muecasrecuperadas de la casa Freeman datan de, al

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    menos, 20 aos antes que el resto de materiales ycuadran bien con los materiales encontrados en lacasa principal de la plantacin tras la muerte de lashermanas Matthews. El conjunto de t con filo de

    oro y las muecas (de piel blanca) recuperadas dela casa Freeman contrastan de manera evidentecon el gran nmero de canicas que dominan la cul-tura material domstica de las cercanas en elmismo periodo (Wilkie 1994). Los nios Freemanse encontraban aislados de los otros nios de laplantacin de Oakley, ya que las familias que sededicaban al cultivo de la tierra vivan a dos kil-metros de distancia. Los juguetes recuperados enla casa reflejan juegos individuales. Adems, losjuguetes que les daban las dueas de la plantacin

    eran ideales para promover juegos que estuvieranrelacionados con un futuro trabajo. Mientras queKatie Cordes haba dado a sus hijas juegos de tpara que pudieran ofrecer fiestas de t infantiles,est claro que el t no formaba parte de la vidasocial de los afroamericanos de las plantaciones.Por tanto Qu intencin tenan los dueos de laplantacin al darles juguetes relacionados con eltrabajo a las jvenes sirvientas negras de la casa?Representaban estos regalos una oportunidad dejugar como las nias de clase media blanca o seintentaba promover en las nias determinadashabilidades que necesitaran para su trabajo poste-rior? Parece poco probable que la intencin de lasdueas de la plantacin, dado el estricto sistemaclasista que rega en el sur a travs de las leyes deJim Crow y por el que las familias blancas ynegras estaban separadas en una forma de apar-theid, fuese fomentar las aspiraciones econmicasy sociales de los sirvientes.

    Ciertamente desde fuera podra parecer queSilvia Freeman no tena el control de su materni-dad. Su trabajo requera largas horas, el escaso

    salario obligaba a que sus hijos tambin tuvieranque trabajar, una situacin que sus empleadoresparecan fomentar, y su ajuar domstico estaba for-mado por aquellas cosas que les sobraban a suspatronas. Nacida en la esclavitud, Silvia nuncaaprendi a leer o escribir. Su casa no tena electri-cidad ni agua corriente. No parece que fuese ellugar ms adecuado para constatar la evidencia dela maternidad cientfica y podra parecer que per-seguir ese objetivo sera una misin imposible. Entorno a 1890, Silvia Freeman ganaba cuatro dla-

    res al mes y aunque era una suma extraordinaria-mente pequea, teniendo en cuenta que ganaba

    aproximadamente 26 dlares menos que cualquiertrabajador manual, era el dinero que controlaba yesa fue la cantidad que us para la salud y educa-cin de sus hijos e hijas.

    La mayor parte de la poblacin afroamericanacontratada en Oakley lo haca como aparcera. En elrgimen de aparcera, una familia firmaba unacuerdo con el dueo de la tierra que le daba elderecho a cultivar una determinada porcin deterreno durante un ao. El dueo de la plantacinse quedara con la mitad de la cosecha de cereal.Los aparceros slo cobraban cuando terminaba lacosecha y el resto del ao vivan a cuenta de losdueos de la tierra. La mayora de las plantacionestenan sus propias tiendas que los aparceros podan

    utilizar (y donde los precios eran ms altos de lonormal) o los dueos de la tierra tenan acuerdoscon otras tiendas de la zona que los arrendatariospodan usar. Las deudas acumuladas durante el aoeran cobradas al finalizar la cosecha. La frmulasupuso una nueva forma de esclavitud de la que losaparceros rara vez eran capaces de salir, obligndo-los a permanecer en la plantacin durante el aosiguiente. No obstante, como empleada a sueldo,aunque este fuera miserable, Silvia Freeman tuvoacceso a tiendas no controladas, y utiliz estocomo una ventaja (Wilkie 2000b).

    Las cuentas del economato, conservadas por losMatthews en 1889 y 1890, detallan las compranmensuales de Silvia, y hay varios elementos queresultan reveladores. La compra de alimentossupona slo entre el 16% y el 30% del total de susueldo. Sus compras se limitaban a alimentos noperecederos como la harina, el arroz o el maz,carne de cerdo conservada en sal, algo de ternera ymelaza. Hemos de destacar que no aparecan ni ali-mentos frescos ni pollo.

    Los restos de fauna recuperados del rea de la

    casa muestran que el pollo y el cerdo y tambinalgo de ternera eran las carnes ms comnmenteconsumidas por la familia. No encontramos nicabezas ni patas entre los huesos de pollo, lo queindica que el despiece de las aves tena lugar en unlugar alejado de la casa. El cerdo seco y la ternerase compraban en el economato, pero de las carnesdeshuesadas no tienen porqu quedar restos en elregistro arqueolgico. Aunque la prctica de llevarla comida sobrante de la cocina de la casa principalal hogar de los Freeman puede ser una buena expli-

    cacin para los restos seos encontrados, debera-mos considerar otras fuentes de obtencin de ali-

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    mentos frescos. Un buen nmero de objetos quefueron recuperados del registro arqueolgico nofueron comprados en el economato, y entre ellosencontramos joyera, alimentos enlatados, salsas y

    condimentos empaquetados comercialmente, pro-ductos para las conservas caseras y cermicas ycristalera que no encajan con la que usaban lasdueas de la plantacin. Los productos que apare-cen con mayor frecuencia y que podran haber sidocomprados en el economato incluyen medicinas yalcohol (Wilkie 2000b).

    La cuenta del economato de Silvia Freemanincluye anotaciones de pagos en efectivo. Para losaparceros, la alternativa a comprar los objetos en eleconomato o hacer el trayecto de dos horas en tren

    hasta la ciudad de St. Francisville era el trueque.La existencia de un sistema de trueque dentro de lacomunidad afroamericana podra explicar la mane-ra en la que Silvia Freeman distribua sus ingresos.Uno de los beneficios de aprovechar las sobras dela casa principal sera que Silvia dispondra de msdinero para gastar en otros bienes y el tabaco pare-ce haber sido uno de ellos. Mientras que el tabacoaparece slo en el 2% de las compras del resto delos aparceros, en las compras de Silvia Freemansuponen entre el 10% y el 20% de su gasto anualen 1889 y 1890, y son ms abundantes que en cual-quier otro arrendatario de Oakley. Un elementoimportante es que las pipas recuperadas de la casaFreeman son de las que se entregaban gratis en laspetacas de tabaco, y ninguna de ellas mostraba evi-dencias de uso, pudiendo haber sido tiradas direc-tamente o quiz usadas como juguetes (las pipaspueden servir para hacer pompas de jabn). Lostiles para la costura tales como telas, agujas, hiloso botones comprenden entre el 17% y el 20% delas compras en 1889 y 1890, aparte de las comprasde vestidos ya fabricados. Arqueolgicamente,

    dedales, tijeras, punzones de latn y botones mues-tran el tiempo ocupado por la familia Freeman encoser o arreglar vestidos.

    Silvia Freeman pudo obtener alimentos adicio-nales y otros bienes con el trueque de tabaco o devestimenta. Los alimentos frescos pudieron sinduda ser obtenidos ms baratos de los propiosarrendatarios que los cultivaban en sus huertas quedel economato. Adems, aunque el economato noalteraba el precio de los productos, parece que losvenda en muy pocas cantidades, lo que hara que

    fuesen ms caros. El trueque podra proporcionarbienes a travs de Silvia a aquellos aparceros ms

    pobres y a otros que no tuvieran crdito en el eco-nomato o en las tiendas de la ciudad. En algunoscasos se registra en el economato que Silvia estcomprando cosas para otros y cargndolos a su

    cuenta, compras que supusieron entre el 4% y el15% de sus ingresos entre 1889 y 1890. Dado elaislamiento fsico del resto de componentes de lacomunidad arrendataria, el trueque podra habersido una importante oportunidad de interaccinsocial, no slo para ella sino tambin para sus hijase hijos. El trueque tambin habra permitido aSilvia acceder a un buen nmero de alimentos fres-cos, algunos de los cuales habran beneficiado lasalud de su familia. Y ahora que hemos discutidocmo Silvia se las ingeniaba para ajustar creativa-

    mente su presupuesto, vamos a mirar de cerca lascosas que compr y que afectaron directamente ala experiencia de sus hijos e hijas (Wilkie 2000b).

    Como otras muchas mujeres que sobrevivieronal esclavismo y al periodo de Reconstruccin,Silvia pudo sufrir enormes prdidas en su vida. Secas con Lewis Freeman en 1875 cuando tendraunos 20 aos. La pareja tuvo cinco hijos constata-dos, John que naci en 1877, Joe en 1880, Elizanacida en 1883, Delphine en 1885 y Cristine en1890. El censo de 1900 seala que Silvia tuvo 12hijos en total. Hay periodos de tiempo lo suficien-temente grandes entre los nacimientos citadosdurante los cuales pudieron nacer otros bebes quehabran muerto y tambin existe la posibilidad deque hubiese tenido hijos antes de casarse conLewis. En cualquier caso, Silvia parece haber per-dido o haberse separado de varios de sus hijos a lolargo de su vida. Quiz fue esta la razn que lamotiv a seguir algunas de las ideas de la materni-dad cientfica.

    Silvia no saba leer o escribir, as que no pudohaber ledo sobre este tema por s misma, pero

    sabemos por la documentacin de su patrona dealrededor de 1890 que era una devota asidua a laiglesia. La Universidad Surea, una universidadnegra histrica en la cercana ciudad de BatonRouge, ayudaba a la integracin pblica de lascomunidades aparceras. Los estudiantes de estauniversidad enseaban a las familias cuestionesrelacionadas con la limpieza, la nutricin, el cuida-do de la salud y la crianza de los nios. Entre losartefactos recogidos del conjunto de Silvia encon-tramos tres cepillos de dientes con mango de

    hueso. Ernest Gaines, un escritor afroamericanoque naci en una plantacin de Louisiana, se refie-

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    re a la limpieza dental como uno de los hbitos desalud que los reformistas afroamericanos intenta-ban instalar en las poblaciones rurales (Gaines1971:154). Es tentador pensar que esos artefactos

    eran la plasmacin material de un esfuerzo tanenorme.He argumentado en otro sitio (Wilkie 2000b)

    que la eleccin de remedios medicinales por partede la comunidad afroamericana refleja una cone-xin con el sistema etnomedicinal que tiene distin-tas races africanas, europeas o de nativos america-nos y que representa una comprensin diferentedel cuerpo y de la salud. La regulacin de la pre-sin sangunea, de manera que no sea ni muy altani muy baja, es central en el sistema etnomedicinal

    afroamericano (Matthews 1992). De gran intersentre las medicinas recuperadas en la casaFreeman, estn varios ejemplares de Dr.Tichenors Antiseptic, antisptico que contenaalcohol, alcanfor y menta como ingredientes acti-vos. La menta es un ingrediente medicinal de enor-me importancia en todos los remedios caserosafroamericanos, pero la idea de usar antisptico noes compatible con una tradicin etnomedicinal quevincula la salud general a la salud de la sangre. Eluso de antispticos supone un paso adelante dentrode los principios de la teora de los grmenes y lamaternidad cientfica. Tambin se recuperVaseline, una marca de vaselina que se usaba en eltratamiento de la piel y el cabello y como antisp-tico. El conjunto recuperado de la ocupacin de lacasa por las hijas de Silvia demuestra un importan-te avance hacia las ideas de salud de la maternidadcientfica. Adems del Dr. Tichenors Antisepticlas mujeres usaron yodo, alcohol de frotar y unbueno nmero de productos necesarios para regu-lar la digestin.

    El pequeo patio que rodeaba la casa de Silvia y

    los juguetes recuperados de Oakley muestran quelos nios jugaron principalmente en el rea inme-diatamente cercana a la casa o a la cocina en la quesu madre trabajaba. El patio se conservaba limpio,con la basura y los restos depositados debajo de lacasa (que recordemos estaba situaba sobre vigas).Si los nios estuvieron correteando descalzos, lalimpieza del lugar habra hecho que no corrieranpeligro de pisar cristales rotos, restos de comidadescompuesta y clavos oxidados que hubieranpuesto en riesgo su salud.

    Quiz la mejor evidencia de que Silvia estabainfluenciada por el cada vez ms importante dis-

    curso de la maternidad cientfica y del cuidadoapropiado de los hijos viene de otras inversionesque hizo en su prole. Las compras del economatodemuestran que Silvia compraba zapatos con regu-

    laridad para sus hijos, lo que, como hemos mencio-nado antes, era un hecho extrao en la comunidadafroamericana de las reas rurales. Las propiasdescripciones de Silvia y de sus hijas por parte delas empleadoras las describen como trabajandodescalzas en la casa mientras realizaban las tareasdomsticas. Por tanto, calzar a sus hijos fue unaverdadera declaracin de intenciones. Silvia tam-bin invirti en la educacin de sus hijos, pues enel censo de 1900 todos ellos saban leer y escribir.Pizarras, lpices y un tintero con su pluma fueron

    recuperados de la excavacin de la casa mientrasestuvo ocupada por Silvia, y el libro de cuentas de1891 del economato la describe comprando carti-llas de cuentas para el colegio de su hija. El con-junto de cultura material inclua tambin plumas yplumillas.

    La maternidad cientfica impuls a las mujeresa imaginar nios fuertes, sanos y exitosos y lesproporcion a las mujeres los elementos necesariospara alcanzar esos objetivos para sus familias.Silvia Freeman imagin un futuro diferente parasus hijos, distinto de aquel que la sociedad blancales haba impuesto. Trabaj con sus pocos recursosy en un trabajo no lo suficientemente agradecidohacia la consecucin de ese sueo. En este sentido,ella es igual que las otras madres de las que hemoshablado en este texto.

    4. Conclusiones

    Para las mujeres de finales del siglo XIX y prin-cipios del XX, el parto era un momento aterroriza-

    dor y el cuidado de los frgiles seres resultado deese evento era igualmente preocupante (Faust1996). Quiz por esta razn, la maternidad cientfi-ca, con su promesa de dotar a las mujeres con nue-vos medios de proteccin de sus hijos ante la enfer-medad y la mala salud, resultaba tan atractiva. Estasmujeres estaban esperanzadas en que aprendiendode los descubrimientos cientficos podran asegurarun buen futuro a sus hijos, que incluyera cuerpos ymentes fuertes. La maternidad cientfica, con sureconocible conjunto de prcticas de salud y de

    dieta, dio tambin a las mujeres la oportunidad dedemostrar a sus iguales sus habilidades como

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    madres. Sabemos que tres de las cuatro mujeresaqu tratadas perdieron al menos uno de sus hijospor muertes prematuras, lo que podra haberlasempujado a adoptar algunas de estas prcticas.

    De todas formas, la maternidad cientfica nogui la totalidad de las prcticas maternales deestas mujeres, ni fue acogida de la misma manerapor todas. Es difcil que Ida Hancock, como miem-bro de la lite, fuese criticada por sus contempor-neas por sus prcticas maternales; en contraste conKatie Cordes que seguramente se preocupara porlas actitudes de sus conocidas sobre sus creenciasreligiosas y que adems era la esposa de un servi-dor pblico. Sus prcticas maternales demuestranno slo una preocupacin por la salud, la higiene y

    la nutricin, sino que adems esbozan las preten-siones sociales para su familia. Lucrecia Perrymanluch en una batalla diferente y los principios de lamaternidad cientfica le dieron las bases para con-vertirla en una matrona deseada por sus clientas,pero tambin se entrelazan con la justicia social ycon los esfuerzos constantes y ambiciosos demovilizar a las comunidades afroamericanas. Suuso de la maternidad cientfica, tanto en su familiacomo en el trabajo, tiene un componente polticoya que le permiti confrontar directamente los per-versos estereotipos sobre las mujeres afroamerica-nas. Para Silvia Freeman, una mujer con escasasoportunidades econmicas, las ideas de la materni-dad cientfica le dieron la oportunidad de orientarsus gastos hacia el futuro de sus hijos e hijas.

    La eleccin de las madres de implicarse en cier-tas prcticas maternales tuvo consecuencias defini-tivas para sus hijos e hijas, que resistieron el horri-ble sabor del aceite de hgado de bacalao, los pur-gantes y los extractos de malta como parte de surgimen de salud, escuchaban sus regainas sobrecomerse la verdura y beberse la leche, sufran las

    preguntas sobre su regularidad, y las inspeccionespara asegurarse de que los cortes y araazos esta-ban bien desinfectados o que se ponan los zapatosantes de salir a jugar a la calle, donde no debantocar nada sucio. Las madres pueblan este artculodebido a las circunstancias fortuitas del registroarqueolgico, siendo la primera conexin el que

    todas vivieron en sitios que hoy son yacimientosarqueolgicos donde yo he llevado a cabo excava-ciones. Sus diversas condiciones econmicas,sociales y raciales hubieran hecho una conversa-

    cin entre ellas prcticamente inimaginable, peroan as, las cuatro siguieron determinadas rutinas yrituales como resultado de sus prcticas maternalesy es posible imaginar a sus hijos e hijas teniendomucho que contarse los unos a los otros.

    Este artculo tena varios objetivos. Por un ladoquera ilustrar sobre cmo los nios y sus experien-cias no estn aislados del resto de las comunidadesy las unidades domsticas donde vivieron. En estesentido me hago eco del trabajo de otras investiga-ciones (Sofaer 1994, 2000; Baxter 2005; Ardren y

    Hutson 2006). Los nios y nias pudieron tenercierta autonoma y ser actores sociales por sus pro-pios medios, pero su mundo estaba modelado porlas mujeres que los criaron. As que aunqueBertram y Allan Hancock, Caroline, Sarah, Frank,Emma, Rachel, Rebecca, Kate, Marshall y WalterPerryman, Margaret e Irene Cordes, y John,Joseph, Delphine, Louisa y Christine Freeman hansido poco tratados en estas pginas, este trabajotrata en ltima instancia de las ideas que modela-ron sus experiencias corporales en la infancia, talcomo se ve a travs del registro arqueolgico.Durante bastante tiempo las publicaciones sobre lamaternidad cientfica trataron sobre el cuidado delcuerpo y desde la arqueologa podemos acceder aeste tema a travs de artefactos tales como reci-pientes para beber, escupideras, figurillas decorati-vas, pipas para tabaco, agua de soda, mantequillade cacahuete y cualquier otro tipo de producto oaplicacin medicinal que se trate. Todo esto melleva a un comentario final: el cuidado y la crianzade los nios y nias, sin importar cul sea la ideo-loga que influya en esa crianza, es capaz de trans-

    formar e influir sobre cualquier aspecto social,ritual o econmico de la vida domstica. Los niosy nias no son una categora que deba ser separadade los estudios generales, sino que son realmenteuna parte integral y muy importante de la experien-cia humana que debe ser considerada por laarqueologa.

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