Indicios de Apertura a La Trascendencia en El Ser Del Hombre

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INDICIOS DE APERTURA A LA TRASCENDENCIA EN EL SER DEL HOMBRE Vamos a reflexionar en unos aspectos de la vida humana que nos llevan a descubrir la dimensión trascendente que hay en el hombre. Las aspiraciones, los sueños, los anhelos, los proyectos, los deseos de un más y mejor, son vivencias de un querer algo más, en lo terreno y más allá de lo terreno. Trascender tiene relación con un más allá, con un plus que impulsa al hombre a una perfección y a una plenitud de vida que llamamos felicidad. Nos servimos de estas notas y planteamientos que fueron enriquecidos para una mejor comprensión del tema. “El ser humano descubre en su ser, y en las experiencias que vive, un impulso, una tensión hacia algo que está más allá de sí mismo y de lo que el mundo puede darle. Este impulso, esta tensión, es una vía que le puede conducir al descubrimiento de Dios; al menos a reconocer en su ser una apertura hacia la trascendencia. 4.1. Indicios en el ser del hombre a) El deseo de una vida plena y total : el ser humano no sólo desea vivir siempre, sino que desea vivir sin contradicciones, sin límites, sin sufrimientos, sin amenazas; desea una plenitud de vida que no encuentra en este mundo. b) El deseo de un amor incondicionado: el ser humano desea un amor y una comunión plena, perfecta. Y, a la vez, experimenta las rupturas, la incomunicación y la soledad. Experimenta la soledad incluso en las relaciones más logradas; hay momentos en el que cada persona se encuentra absolutamente sola consigo misma. Ante estas experiencias se pregunta: ¿habrá alguien con quien poder dialogar en esos momentos de soledad radical? ¿habrá alguien que me ame perfectamente? c) La experiencia del conocer: el ser humano es insaciable en la búsqueda de la verdad, en el conocer siempre más y mejor, en el indagarlo todo. Toda conquista intelectual le abre a nuevas búsquedas.1

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INDICIOS DE APERTURA A LA TRASCENDENCIA EN EL SER DEL HOMBRE

Vamos a reflexionar en unos aspectos de la vida humana que nos llevan a descubrir la dimensión trascendente que hay en el hombre. Las aspiraciones, los sueños, los anhelos, los proyectos, los deseos de un más y mejor, son vivencias de un querer algo más, en lo terreno y más allá de lo terreno. Trascender tiene relación con un más allá, con un plus que impulsa al hombre a una perfección y a una plenitud de vida que llamamos felicidad. Nos servimos de estas notas y planteamientos que fueron enriquecidos para una mejor comprensión del tema.“El ser humano descubre en su ser, y en las experiencias que vive, un impulso, una tensión hacia algo que está más allá de sí mismo y de lo que el mundo puede darle.Este impulso, esta tensión, es una vía que le puede conducir al descubrimiento de Dios; al menos a reconocer en su ser una apertura hacia la trascendencia.

4.1. Indicios en el ser del hombre

a) El deseo de una vida plena y total: el ser humano no sólo desea vivir siempre, sino que desea vivir sin contradicciones, sin límites, sin sufrimientos, sin amenazas; desea una plenitud de vida que no encuentra en este mundo.

b) El deseo de un amor incondicionado: el ser humano desea un amor y una comunión plena, perfecta. Y, a la vez, experimenta las rupturas, la incomunicación y la soledad. Experimenta la soledad incluso en las relaciones más logradas; hay momentos en el que cada persona se encuentra absolutamente sola consigo misma. Ante estas experiencias se pregunta: ¿habrá alguien con quien poder dialogar en esos momentos de soledad radical? ¿habrá alguien que me ame perfectamente?

c) La experiencia del conocer: el ser humano es insaciable en la búsqueda de la verdad, en el conocer siempre más y mejor, en el indagarlo todo. Toda conquista intelectual le abre a nuevas búsquedas.1

d) La experiencia del dolor, la enfermedad y la muerte: el ser humano experimenta su caducidad (dolor, enfermedad, muerte) y desea salud, integridad, sentido. Ante todo esto se pregunta: ¿va a triunfar el absurdo y la oscuridad? ¿hay alguien que me rescatará de la muerte, que me podrá devolver la vida?

e) Las injusticias sufridas: delante de tanta injusticia, de tantas víctimas machacadas y olvidadas, el ser humano se pregunta: ¿habrá alguien que pueda hacer justicia a las víctimas de la Historia? ¿quedarán derrotadas para siempre?2

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4.2. El drama de la finitud

Todos los indicios que hemos indicado se concentran en el drama de la finitud que vive el ser humano.El ser humano tiene deseos ilimitados de infinito, ansía la perfección y la plenitud en la vida, la belleza, el amor, la libertad y la felicidad; y, a la vez, experimenta que todas sus realizaciones son finitas, limitadas, precarias, caducas, imperfectas, incompletas.Todos los indicios que hemos indicado se concentran en el drama de la finitud que vive el ser humano.El ser humano tiene deseos ilimitados de infinito, ansía la perfección y la plenitud en la vida, la belleza, el amor, la libertad y la felicidad; y, a la vez, experimenta que todas sus realizaciones son finitas, limitadas, precarias, caducas, imperfectas, incompletas.Así las cosas el Hombre se pregunta: ¿existe alguien perfecto, no limitado, infinito,totalmente completo? ¿me puede sacar de esta contradicción?

1 K. Popper – J. Eccles, El yo y su cerebro, Labor, 1993, 622.2 Si no hay resurrección de los muertos, si no hay jucio final, las víctimas no serán reparadas.

Si yo reconozco que mi ser es limitado y efímero ¿existirá algún ser que tenga la plenitud de todas las perfecciones y que pueda ser mi sostén y mi fundamento? ¿Por qué la felicidad me es tan necesaria y no puedo poseerlaplenamente?3.Cuando el ser humano se para y se mira a sí mismo en profundidad, puede leer en su interior esta sed de infinito que lleva dentro y que le empuja a ir más allá, hacia Alguien que pueda colmarla4.Quizá en el mundo de ruido y de dispersión en el que vivimos no sea fácil este 'pararse' y 'mirarse a sí mismo en profundidad', de ahí la importancia de favorecer tiempos y lugares donde el Hombre contemporáneo pueda hacer esta experiencia.

4.3. En el ser humano hay un misterio que lo trasciende

Todo lo que venimos diciendo pone de manifiesto que en el Hombre hay un misterio que lo trasciende, es decir, que el Hombre no se agota en sus cualidades físico-biológicas ni en sus necesidades fisiológico-psicológicas. En él hay un ‘hambre’ insaciable de cumplimiento y de plenitud que ninguna realidad de este mundo puede colmar. La emoción desbordante ante la belleza artística, la solidaridad humana incluso con riesgo de la propia vida, la superación del sin sentido de la muerte, la alegría experimentada en el dolor, la capacidad de preguntar y de buscar en la realidad, el emerger de las preguntas decisivas de la vida, la búsqueda apasionada del Bien y de la Verdad, la capacidad y la

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decisión de perdonar, la pregunta por Alguien que esté más allá de todo cuanto existe, la contemplación de la naturaleza, la autoconciencia de sí mismo, el sentimiento maduro de culpa, la libertad5… son signos evidentes de que en el hombre hay un misterio que lo trasciende6.La experiencia de este anhelo profundo, de esta hambre de plenitud es descritamagistralmente por Francis S. Collins:“En mi primera adolescencia tuve momentos ocasionales en que sentí un anhelo por algo exterior a mí, a menudo asociado con la belleza de la naturaleza o una experiencia musical particularmente profunda”.“Cuando tenía como diez años, recuerdo haber sido transportado por la experiencia de ver a través de un telescopio que un astrónomo aficionado colocó en un campo alto en nuestra granja,

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3 “Deseamos una felicidad cada vez mayor, duradera, que nunca termine… y, sin embargo, experimentamos que se nos escapa de las manos… Toda alegría y felicidad que vivimos señala Algo que está más allá de ella misma, y nos permite desear una alegría que no existe en este mundo. Este deseo, esta ansia, llevaría al vacío si no pudiera ser satisfecha. En definitiva, sólo hay dos opciones o Dios o la falta de sentido” (W. Henze, La belleza de la fe, Edibesa, 2008, 19-20).4 Cf. Benedicto XVI, Audiencia General. Las vías que llevan al conocimiento de Dios, 14-11-2012; “Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En todo esto se perciben signos de sualma espiritual” (Catecismo de la Iglesia Católica, 33).5 De la carta de S. Freud a su amigo J. Putman: “Cuando me pregunto por qué me he esforzado siempre honradamente por ser indulgente y, en lo posible, bondadoso con los demás, y por qué no cesé de hacerlo cuando advertí que tal actitud causa perjuicios a uno y le convierte en blanco de golpes, dado que los otros son brutales y poco de fiar, no encuentro una respuesta” (citado en C. Diaz, Dios, en A. Torres Queiruga, 10 Palabras clave en Religión, Verbo Divino, 1997, 38).6 Más tarde o más temprano el ser humano se topa con las preguntas radicales de su existencia: ¿quién soy yo? ¿qué va a ser de mí? ¿por qué he nacido? ¿por qué he de morir? ¿qué sentido tiene el dolor y el mal? ¿hay algo o alguien que me espere más allá de las puertas de la muerte? ¿quién puede ocupar mi soledad como presencia cuando nadie puede colmarla? ¿qué puede satisfacer mi deseo cuando nada de este mundo llega a satisfacerlo? ¿quién me puede perdonar todos mis errores y miserias sin avergonzarse de mí? ¿quién puede cargar con el peso de mi culpa y librarme de ello? ¿quién puede enjugar mis lágrimas? ¿hay en algún lugar una vida plena sin amenazas, una salud física y mental que no se quebrante nunca? ¿quién podrá hacerme justicia ante los atropellos sufridos? ¿el final de todo va a ser el llanto y el absurdo? ¿puede tener la muerte la última palabra sobre la existencia humana y sobre la historia?----------cuando tuve la sensación de la vastedad del universo y vi los cráteres de la luna y la maravillosamente diáfana luz de las Pléyades. A los quince, recuerdo una Nochebuena en que el contrapunto de un hermoso villancico de Navidad se elevaba dulce y verdadero sobre la melodía más familiar, dejándome con una sensación de inesperado sobrecogimiento y un anhelo por algo que no podía nombrar”.“Mucho más tarde, siendo un estudiante graduado y ateo, me sorprendió la experiencia de la misma sensación de sobrecogimiento y anhelo, esta vez mezclada con una particular sensación de dolor, al escuchar el segundo movimiento de la Tercera Sinfonía Heroica de Beethoven. Mientras el mundo lloraba la muerte de los atletas israelíes asesinados en los Juegos Olímpicos de 1972, la Filarmónica de Berlín

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tocaba las poderosas notas de este lamento en do menor en el estadio olímpico, mezclando juntos nobleza y tragedia, vida y muerte. Durante unos momentos me sentí elevado de mi concepción materialista del mundo hacia una dimensión espiritual indescriptible, una experiencia que me resultó realmente sorprendente”.“Más recientemente, para un científico que en ocasiones tiene el notable privilegio de descubrir algo que antes no era conocido por el ser humano, existe una clase especial de alegría asociada con esa clase de vislumbres de percepción. Habiendo percibido el resplandor de la verdad científica, encuentro a la vez una sensación de satisfacción y un anhelo de comprender una Verdad aún más grande”7.

Ante esta experiencia del ser humano se ha planteado una objeción incisiva: este anhelo universal de trascendencia, esta búsqueda de un Ser Superior que se da en todas las culturas ¿carecen de fundamento pues no hay nada que les de sentido?La objeción fue planteada especialmente por Ludwig Feuerbach y por Sigmund Freud8. El primero afirma que la idea de Dios es un producto del Hombre, de sus deseos y necesidades; el Hombre creará a Dios como reflejo de sí mismo. Freud explica de este modo el origen y la esencia de la religión: Dios es sólo el padre sublimado; la religión sería únicamente la satisfacción ilusoria de unos deseos reales de todo Hombre.Ante esta crítica se puede objetar lo que sigue9: ¿no sería el ateísmo una proyección del propio deseo de que Dios no exista?. La argumentación psicológica no prueba la existencia o no de Dios; el influjo de factores psicológicos en la religión no supone necesariamente que Dios no exista.Discípulos de Freud como C. Jung y seguidores suyos como E. Fromm y V. Frankl se distanciaron explícitamente del maestro al considerar seriamente la existencia de Dios y valorando positivamente el hecho religioso. Si Dios fuese fruto de la fantasía a semejanza del 'padre', daría lugar a una clase de Dios muy diferente del que habla la Biblia. “¿Por qué existiría un hambre tan universal y exclusivamente humana si no estuviera conectada con alguna oportunidad de ser satisfecha?”.“¿Pudiera ser que este anhelo por lo sagrado, que es un aspecto universal e intrigante de la experiencia humana, no fueran buenos deseos, sino un indicio que señalara hacia algo superior a nosotros?”10.

4.4. Gratuidades

Finalmente el ser humano observa y vive que existen realidades que él no puede darse a sí mismo, sólo las puede recibir como don: el venir a la existencia; que alguien te ame; mantenerte en la vida: para seguir viviendo necesitas alimentarte con algo que no está en ti, sino que viene de fuera de ti, luego en ti no está el fundamento de seguir en la vida, pues si dejas de comer te mueres.

7 Francis S. Collins, ¿Cómo habla Dios?, 23. 43-44. 44.

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8 Cf. E. Escudero Torres, Creer es razonable. Fenomenología y filosofía de la religión, Siquem, 2002, 124-127. 155- 158.9 Cf. E. Escudero Torres, Creer es razonable, 127-128. 159-161; Francis S. Collins, ¿Cómo habla Dios?, 45-47.10 Francis S. Collins, ¿Cómo habla Dios?, 46. 46-47; “Las criaturas no nacen con deseos a menos que exista satisfacción a esos deseos” (C. Lewis, Mero Cristianismo, Rialp, 2007).

Estas experiencias ponen de manifiesto hasta qué punto el ser humano depende de seres que no son él: del alimento (de los frutos del planeta: agua, vegetales, animales) de las relaciones (para venir a la vida, para ser protegido en la infancia, para vivir con sentido…)Más aún, hay situaciones en las que nosotros no tenemos ningún poder: ser perdonados de nuestras faltas; transformar el mal en bien; cambiar la oscuridad de la muerte en vida.

4.5. Conclusión Después de este recorrido por los indicios de apertura a Dios en el ser del Hombre podemos señalar que en el ser humano hay una dimensión de trascendencia, un impulso hacia alguien en quien descansar plenamente, una tensión a ir más allá de sí mismo y de lo que este mundo puede ofrecerle: el vacío y la insatisfacción que vive la persona humana no se sacia con ningún agua.Luego la pregunta por Dios, desearlo, buscarlo, poder encontrarlo es legítima y razonable. “El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre” (CIC 27).Que Dios exista no contradice el ser del Hombre y sus anhelos más profundos, más aún, su existencia colma de plenitud al ser humano.En el ser del Hombre vemos señales, indicios, huellas que indican la posibilidad de la existencia de Dios; en el Hombre se desvela un camino, una vía que conduce al Misterio.

5. INDICIOS DE DIOS EN LA REALIDAD

Hablando de la hondura de la realidad y de las posibilidades y límites de la razón humana hemos aludido ya a algunos temas de la Ciencia en relación con la Fe. Allí ha quedado claro cómo lo real no es igual a lo verificable empíricamente y cómo la Ciencia es más humilde en su pretensión de comprender y explicar toda la realidad. Ahora pasamos a abordar algunas áreas en las que la realidad material estudiada por las ciencias físico-matemáticas presenta una apertura a lo que está más allá de ella misma.No se va a hablar de pruebas científicas, pues el método científico se aplica en una dimensión de la realidad y ya se ha dicho cómo no es adecuado para explicar otros aspectos de lo real. Pero sí vamos a indicar vías y caminos que se pueden recorrer con rigor racional y que muestran

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que no es irracional la existencia de Dios: la realidad requiere un fundamento que no puede darse a sí misma.

5.1. La nueva actitud de los científicos

Hay que reconocer que existen muchos científicos ateos e incluso beligerantes frente a la cuestión de Dios y de la apertura de la realidad a algo que esté más allá de ella misma. Ejemplos conocidos son C. Sagan o R. Dawkins. El cientifismo sigue imperando en amplios sectores de la Ciencia y de la Filosofía11.También ocurre que científicos como el astrofísico S. Hawking, nada convencidos de la existencia de Dios, son miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias y participan en sus reuniones anuales.Pero también es cierto que muchos científicos, de siglos pasados y de la actualidad, se reconocen creyentes en Dios y no viven en contradicción el ser hombres de Ciencia y tener Fe.Otros muchos no consideran que haya oposición entre la Ciencia y la Religión. Ejemplos conocidos son: Copérnico, Galileo, Newton, Mendel, Max Planck, Francis S. Collins, William Daniel Philips12, Francisco J. Ayala, Manuel Carreira, etc.

11 Cf. J.L. Ruiz de la Peña, Crisis y apología de la fe. Evangelio y nuevo milenio, Sal Terrae, 1995, 116-136.12 Premio Nobel de Física en 1997 por el desarrollo de métodos para enfriar y capturar átomos por laser.

Más aún, un buen grupo de científicos, especialmente los que estudian el Universo y la Evolución, se hacen preguntas filosóficas. Ante la maravilla de la realidad natural que estudian quedan sobrecogidos y se interrogan no sólo por el cómo, sino también por el por qué13.Se puede afirmar, incluso, que las relaciones entre la Ciencia y la Fe, marcadas demasiadas veces por el conflicto y la independencia, hoy viven una relación de diálogo y de integración14. La Astronomía, las implicaciones de la Física cuántica, la Evolución, la Neurociencia y la Antropología, son áreas del desarrollo científico en las que se da este encuentro entre Fe y Ciencia.Cuando la Ciencia y la Fe respetan sus métodos propios y buscan lealmente la verdad se suelen encontrar y se enriquecen mutuamente15.Hoy llama la atención cómo la belleza de lo que existe, el orden que se observa en el Universo, la armonía y complejidad de las leyes físicas16, en definitiva, la estructura racional del mundo, revelan la existencia de una Razón creadora. Albert Einstein lo expresa de este modo: (en las leyes de la naturaleza) “se revela una razón tan superior que toda la racionalidad del pensamiento y de los ordenamientos humanos es, en comparación, un reflejo absolutamente insignificante”17.Muy significativo al respecto es lo que contó Benedicto XVI a los seminaristas de Roma:

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“Hace poco me escribió un profesor de Ratisbona, un profesor de física, que había leído con gran retraso mi discurso en la Universidad de Ratisbona, para decirme que no podía estar de acuerdo con mi lógica o podía estarlo sólo en parte. Dijo: 'Ciertamente me convence la idea de que la estructura racional del mundo exija una razón creadora, la cual ha hecho esta racionalidad que no se explica por sí misma'. Y proseguía: 'Pero si bien existe un demiurgo -se expresa así-, un demiurgo me parece seguro por lo que usted dice, pero no veo que exista un Dios amor, bueno, justo y misericordioso. Puedo ver que existe una razón que precede a la racionalidad del cosmos, pero lo demás”. 18En este testimonio constatamos cómo un físico, al observar la realidad física con rigor científico, puede pensar que la racionalidad que ve sólo es explicable si existe una Razón creadora.Considerar que ésta sea Amor es algo que sólo se puede saber si ella nos lo muestra (y esto es ya Revelación y Fe).Dos hechos más conmueven las convicciones de muchos científicos: en primer lugar la intencionalidad o dirección que se observa en el nacimiento y el desarrollo del Universo hasta hacer posible la existencia de la vida racional en la tierra19.En segundo lugar el que la matemática, que es una invención del espíritu humano, es a la vez el lenguaje de la naturaleza. Parece casi increíble que coincidan una invención de la inteligencia humana y la estructura del universo20.

13 Cf. J.L. Ruiz de la Peña, Teología de la Creación, 205-217.14 Cf. Ian G. Barbour, El encuentro entre ciencia y religión. ¿Rivales, desconocidas o compañeras de viaje?, Sal Terrae, 2004.15 Cf. J.L. Ruiz de la Peña, Teología de la Creación, 214-217. Muchas veces los conflictos vienen porque se parte de presupuestos no probados como la no existencia de Dios (prejuicios), o por intentar responder a preguntas filosóficas con las herramientas del método científico. Los conflictos nacen también de la interpretación literalista de la Biblia que realizan algunos grupos radicales o por querer abordar problemas científicos con los métodos filosóficos o teológicos.16 “Como parte del argumento cosmológico se suele incluir el misterio que representan las leyes de la física, su carácter arbitrario y el hecho de que todas, en su inconcebible complejidad, estuvieran en pleno funcionamiento desde el primer instante del Big Bang (de lo contrario la expansión del Universo no podría haber tenido lugar). Una mera roca, la pura materia, si es que eso es lo único que hay, no tiene capacidad para inventar leyes de semejante complejidad y ponerlas en marcha en el mismo momento de su nacimiento” ( J.A. Herrero Brasas, Dios probablemente existe; en 'El Mundo' 4-2-2009, 17).17 A. Einstein, Il Mondo come lo vedo io, Roma, 2005; citado por Benedicto XVI, Audiencia General. Las vías que llevan al conocimiento de Dios, 14-11-2012.18 Benedicto XVI, Lectio divina en el Pontificio Seminario Romano, 12-2-2010.19.20 Cf. M. Carreira, Ciencia y Fe, 32-33; J. Guitton, Dios y la Ciencia. Hacia el meta-realismo, Debate, 1994, 60-65.

TEXTO DE REFLEXIÓN 1 : ¿PUEDE EL HOMBRE CONOCER A DIOS?

¿Existe algún camino que lleve al conocimiento de Dios?

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La primera forma, la más antigua de las pruebas de Dios, se basa en la realidad del mundo. ¿de dónde procede todo, y en particular el orden?...

Para mostrarnos la racionalidad de la fe en Dios, la Teología ha desarrollado las llamadas pruebas de la existencia de Dios. (Santo Tomás, en la edad media: las cinco vías). Más bien “camino racional”; pero estas pruebas (¿?) de Dios (caminos), no sustituyen la fe sino que invitan a la fe, fortalecen la fe y dan razón de la fe.

A lo largo de la historia los hombres han recorrido diversos caminos para acercarse a Dios: la razón, utilizada por los filósofos, diversas vías de purificación y ascesis, técnicas de introspección y contemplación…

La Biblia, en su primera parte (el Antiguo Testamento) nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en la entraña de la historia humana: como un Dios personal que se va revelando a los hombres a través de su pueblo. Y en la segunda parte (el Nuevo Testamento) nos afirma que Dios facilita un camino para llegar hasta El: Jesucristo.

Una segunda forma, más moderna, de las pruebas de Dios, se basa en la realidad del hombre: ser totalmente finito, dependiente y amenazado por la naturaleza que le rodea, sujeto a la muerte.

Pero también en el hombre se dan indicios de algo incondicionado y absoluto: La voz de la conciencia que lo orienta a hacer el bien y evitar el mal; el amor entre las personas, que anima y hace nuevos; el deseo del absoluto, esa tensión entre lo finito y lo infinito y perfecto. El hombre no puede ser como decía Sartre “ un absurdo”. Por eso, sólo Dios es la respuesta a la grandeza y a la finitud del ser humano. Por tanto, reconocer la existencia de Dios, significa optar por el hombre, creer en la libertad y en la dignidad del hombre.

LEER SOBRE LAS VIAS PARA CONOCER A DIOS EN SANTO TOMÁS

Conclusión:Si Dios existe: además de la materia existe espíritu; existe un origen y una meta (un sentido y un significado para la existencia y para la Historia); se explica el origen del Universo y la finalidad de la Evolución; en el ser humano hay un ‘quid’, un algo meta-material21 (más allá de la materia) que lo hace único, original, singular, irrepetible y que es el fundamento de su valor absoluto y de que, por tanto, no sea lo mismo un individuo de la especie humana que cualquier otroindividuo animal o una máquina.22

Si Dios no existe: sólo existe la materia; quedan sin respuesta las preguntas sobre el origen y el fin, sobre el orden y la finalidad del

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Universo y de la Evolución; el ser humano es sólo biologíaquímica- física y, por tanto, un ser igual a todos los demás seres, luego con el mismo valor que ellos; si la libertad y la autoconciencia se reducen a leyes físicas desaparecen las libertades sociales y la responsabilidad personal53.La posible existencia de Dios es razonable para comprender los misterios del Universo y de la vida; es fundamento de la plenitud del ser humano y de su dignidad. Cf. Juan Pablo II, Mensaje a la Academia Pontificia de las Ciencias, 22-10-1996; CTI, Comunión y servicio: La persona humana creada a imagen de Dios, BAC (documentos) 2009, n. 62-70.

21 El alma o espíritu no es visible porque es espiritual, pero se pueden observar huellas de su presencia: ¿cómo puede la carne material y mortal desear la inmortalidad, desear lo eterno? ¿de dónde proviene la experiencia de no ser saciados nunca por nada de este mundo y el deseo de una plenitud que aquí no encontramos (sobre todo porque la materia satisface pronto sus necesidades)? ¿dónde tiene su origen el amor al enemigo? La libertad, la autoconciencia, la conciencia ética, el lenguaje simbólico son huellas del alma inmortal en el ser humano.22 “Dios o existe o no existe. Hay sólo dos opciones. O se reconoce la prioridad de la razón, de la Razón creadora que está en el origen de todo y es el principio de todo -la prioridad de la razón es también la prioridad de la libertad- o se sostiene la prioridad de lo irracional, por lo cual todo lo que funciona en nuestra tierra y en nuestra vida sería sólo ocasional, marginal, un producto irracional; la razón sería un producto de la irracionalidad” ( Benedicto XVI, Encuentro con los jóvenes de Roma, 6-4-2006).

TEXTO DE REFELXIÓN 2

“Yo rechazo el creer que el ser humano no sea más que un fuego artificial zarandeado por la corriente de la vida.

Yo rechazo el creer que los pueblos caerán uno tras otro, arrastrados por el torbellino del militarismo, hacia el infierno de la destrucción nuclear.

Creo que la verdad desarmada y el amor sin condición tendrán la última palabra.

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Yo creo firmemente que en medio de los abusos que estallan y de los cañones que retumban queda aún la esperanza de un mañana radiante.

Yo tengo la osadía de creer que todos los habitantes de la tierra podrán recibir tres comidas cada día para la salvación de su cuerpo, educación y cultura para la salvación de su espíritu y libertad para la salvación de su alma.

Yo creo que todos los hombres que viven para los otros llegarán un día a reconstruir lo que los egoístas han destruido. Creo, igualmente, que un día la humanidad se inclinará delante del poder de Dios”.

MARTIN LUTER KING.

TALLER : A PARTIR DE ESTA REFLEXIÓN, ELABORE UN “ENSAYO” Y PÓNGALE UN NOMBRE. DOS PÁGINAS, MANUSCRITO.