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Presentación 3

¿Qué es leer? 4

¿Por qué es importante leer? 6

¿Por qué leer en la actualidad? 8

¿Qué leer a nuestros hijos e hijas? 10

Consejos útiles 15• Antesdeleer 15• Almomentodeleer 17• Despuésdeleer 19

Preguntas frecuentes 22

Recomendaciones 25

Lecturas sugeridas 28

Índice de la guía

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Carta a los padres

Queridos papá y mamá:

Antes que nada queremos felicitarlos, pues si están leyendo estas líneas, quiere decir que les interesan sus hijos y que son de las personas que creen en la magia de las palabras. Y es un mérito, pues, al parecer, poco a poco vamos olvidando su importancia.

Recordemos cómo desde que nos enteramos de que íbamos a ser padres, prepa-ramos con tanto amor la habitación del bebé, su ropa, su cuna y hasta empezamos a arrullar al vientre con palabras, dulces palabras. ¡Le hablábamos al bebé que estaba dentro!

Cuando el bebé nació, ya no solo fueron palabras, fueron canciones para hacer-lo dormir, juegos y caricias acompañados de lenguaje que hicieron placentera su experiencia lingüística. Aunque nunca fuimos grandes cuentistas, nos convertimos en libros vivientes para él que no sabía leer.

Más adelante, aunque nunca fuimos grandes lectores, compramos libros para leerle y, sentándolo en nuestro regazo, éramos dos cabezas sobre el libro; y así lo iniciamos naturalmente en los misterios del lenguaje escrito. Y construíamos para él o para ella un universo hecho de palabras, un universo humano.

Todo eso se lo ofrecimos gratuitamente, sin pedir nada a cambio, solo por verlo entrar en nuestro mundo y reconocerlo como ser humano. Pero de pronto, el tra-bajo, la televisión, los deberes, la Internet y, por paradójico que parezca, a veces, la propia escuela y sus métodos de enseñanza de la lectura nos alejaron de ese placer.

Esta Guía de Padres pretende invitarlos a recuperar ese placer para usted y para su hijo o hija.

Deseándoles una buena lectura, me despido.

Rubén Silva

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¿Qué es leer?

Leer es una actividad cultural que, a diferen-cia del hablar, supone un proceso de aprendizaje más complejo y menos natural. Menos natural, pues todas las sociedades poseen un lenguaje hablado, pero no necesariamente uno escrito; más complejo, porque la adquisición del len-guaje oral se da desde las primeras interaccio-nes del niño con la sociedad y, en cambio, leer supone un “aprendizaje” que necesita la ayuda de un experto para ser llevado a cabo. Los adul-tos solemos considerar natural el posar nuestra vista sobre las frases y entenderlas, y pocas ve-ces nos detenemos a reflexionar sobre el com-plejo proceso que permite que un conjunto de trazos aparezca en nuestra mente como una invitación al pensamiento y la comprensión: un anuncio, una llamada, una historia que recibi-mos de aquel orden de letras que nos recorren

con sus significados, va-gón a vagón, hasta las diversas estaciones de nuestro pensar y sentir.

Leer viene del latín legere, que significa, en su origen, ‘recoger el buen grano en la hora de la co-secha’. Este antiguo significado nos transmite la noción de que al leer vamos haciendo una se-lección de palabras, de frases; eligiendo, com-binando, separando lo que es relevante para nuestra comprensión, de lo que no lo es; lo que se ajusta a nuestro conocimiento del mundo y

“Leer supone un proceso de aprendizaje más complejo y menos natural que el hablar”.

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“Parte de nuestro modo de obrar se forma junto con las lecturas de la literatura infantil, ricas en valores, soluciones y matices.”

lo amplía, de lo que lo extraña y aleja. Ese sig-nificado nos habla, también, del saber con que la lectura moldea y estructura nuestra mente y nuestro espíritu: poder, a través de la experiencia, separar lo que será be-neficioso entre todos los estímulos que el mundo ofrece.

Una buena definición de leer sabrá indicar-nos que el proceso no acaba con la compren-sión de lo escrito, sino que va más allá: leer es, ante todo, una oportunidad vital de forjar un espíritu crítico e imaginativo que otorgue nue-vos contenidos a las cosas, a las vivencias y que nos ayude a explorar y descubrir —o inventar— un orden en nuestra vida y en el mundo. Ese mismo ordenamiento que descubre con pro-gresiva nitidez el niño pequeño al explorar los bordes que lo rodean, al nombrar lo que está a su alcance, al poder crear en su mente los con-juntos de las cosas que existen y de las cosas que esperan ser imaginadas.

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¿Por qué es importante leer?

Como señalaba Bruno Bettelheim1, los hé-roes de los cuentos de hadas marcan profunda-mente la visión del niño. Este se identifica con los héroes y las penurias que tienen que pasar para vencer los obstáculos que se les presentan. El niño se siente, así, parte de un universo sim-bólico, de una narración cultural que alimenta su imaginación, y progresivamente va asimi-lando como suyas las enseñanzas de aquellos personajes heroicos: primero representándo-los en sus juegos, luego imaginando qué harían ellos para resolver tal o cual situación. He aquí parte del germen de la resolución de problemas que llevamos a cabo en la vida adulta: aunque no nos demos cuenta, de alguna manera volve-mos a pensar cómo actuarían aquellos lejanos

héroes para enfrentar tal problema, tal tropiezo, para emprender una nue-va misión. Parte de nues-

tras experiencias y de nuestro modo de obrar se forma junto con nuestras lecturas infantiles, ricas en valores, soluciones y matices sobre la vida y sus posibilidades.

1 Bruno Bettelheim: psicoanalista, escritor y psicólogo infantil nacido en Austria y nacionalizado estadounidense, sobrevi-viente de un campo de concentración. Se puede apreciar la riqueza de su obra en: Bettelheim, B. (2006), Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Colección Ares y Mares. Barcelona: Editorial Crítica.

“Leer es, ante todo, una oportunidad vital de forjar un espíritu crítico e imaginativo.”

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2 « Identidad narrativa »: término usado por Paul Ricoeur (Fi-lósofo y antropólogo francés, 1913 – 2005) en La metáfora viva, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1980, para describir que el ser humana estructura parte de su personalidad en la his-toria que se puede contar sobre sí mismo.

Un niño carente de estas experiencias podrá afrontar, seguramente, muchos retos que la vida plantea y resolverlos con suficiencia; pero el que dentro de su conocimiento del mundo atesora las experiencias tempranas que otorga la lectura podrá combinar mejores explicaciones frente a un evento y, en general, frente a la vida. Debemos recordar que gran parte de nuestra vida psíquica se es-tructura en base a las lecturas que hacemos, y ello determina que el niño tenga una mirada distinta de sí mismo y de su entorno, porque fundamentalmente la lectura ayuda a generar en nosotros una “identidad narrativa”2: somos la historia que nos contamos a nosotros mis-mos, la historia de nosotros que acercamos a los demás, la historia de lo que planteamos que será nuestro futuro. En el aquí y en el ahora, el recordar se vuelve parte de una narración que re-creamos; el presente, un explicación que nos contamos a nosotros mismos, y el futuro, aquello que el pensamiento propio quisiera contar.

“Somos la historia que nos contamos a nosotros mismos, la historia de nosotros que acercamos a los demás.”

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¿Por qué leer en la actualidad?

El desarrollo de las nuevas tecnologías, vi-suales en su mayor parte, ha contribuido a simplificar nuestra vida y a ahorrarnos tiempo en las diversas labores que llevamos a cabo. Entre la vieja carta postal y el correo electró-nico, tenemos noticias en segundos de lo que antes podía tardar semanas. Disponemos en la actualidad de numerosos paquetes de informa-ción en nuestras computadoras, que, junto a la revolución de la Internet, facilitan el trabajo, la búsqueda de información, el estudio y el ocio.

Lejos de la nostalgia con que algunos lamen-tan el triunfo de la imagen sobre el texto escrito, podemos, sí, hacer algunas salvedades. Como iremos anotando y viendo en esta guía, el apren-dizaje de la lectura configura no sólo la psicolo-gía del niño sino que estructura su pensamiento

de manera especial, do-tándolo de capacidades significativas para adqui-rir otros aprendizajes y destrezas.

La imagen (de la que se dice que vale más que mil palabras) tiene la ventaja de transmitir de manera directa e instantánea una informa-ción determinada. Si analizamos detenidamen-te, al observar la foto de un auto debemos ac-tivar nuestro canal visual y la decodificación del elemento auto en nuestra mente apoyándonos en el conocimiento previo de lo que es un auto.

“Somos la historia que nos contamos a nosotros mismos, la historia de nosotros que acercamos a los demás.”

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Pero si leemos la descripción de un auto en un texto, nuestra mente se verá obligada a selec-cionar las imágenes que van siendo descritas, tratando de crear un conjunto, conforme avan-zan los detalles: cómo son las puertas, las llan-tas, el color, el diseño, añadiendo información particular que tenemos sobre todos estos ele-mentos (no es igual ver el color rojo que imagi-narlo) hasta poder construir en nuestra imagi-nación algo que se aproxime a lo que el texto va detallando. Esta elaboración, si bien más trabajosa, conlleva una amplia activación de nuestras redes neuronales y de nuestros cono-cimientos, ejercitando y enriqueciendo nuestro cerebro-mente. En conclusión, el pensamien-to abstracto al que la lectura lleva permite el desarrollo no sólo de la imaginación, sino au-menta nuestra capacidad de procesamiento y de reflexión frente a los problemas que se nos planteen.

“Hacia los 4 - 5 años, los personajes han de ser de importancia para el lector.“

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¿Qué leer a nuestros hijos e hijas?

Coirier, Gaonac’h & Passerault3 (1996) nos di-cen que hacia los 5 ó 6 años los niños y niñas se guían, mientras leen, por los eventos que van ocurriendo uno después de otro. Es necesario aun que estos eventos presenten un carácter notable, no previsible ni banal, que llame su atención, para que los niños de 4 a 5 años digan: “es una historia”, y entonces el contenido ima-ginario pueda ser eficaz, siguiendo una lógica de “importancia - interés”.

Los personajes han de ser de importancia para el lector: el mantenimiento de la identidad de los personajes se logra hacia los 4 ó 5 años.

Es necesario, además, que los personajes sus-citen una emoción en el lector, que este pueda participar de lo que acon-

tece a los protagonistas. Esta característica es la que distingue con más fuerza, entre los alum-nos de segundo grado de primaria (7 - 8 años), un relato de un texto cualquiera.

En una historia, en una narración, siempre existe un nexo entre el evento inicial que desen-cadena la narración, la reacción interna (cómo

“La lectura aumenta nuestra capacidad deprocesamientoydereflexiónfrentea los problemas que se nos planteen.”

3 Coirier, P. Gaonac’h, D. y J. M. Passerault. 1996. Psycholin-guistique textuelle. París, Armand Colin.

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los personajes afrontan las dificultades y la ma-nera cómo las resuelven) y la tentativa de reso-lución. La representación subjetiva del relato no es, entonces, solamente representación de los constituyentes internos del texto narrativo, de las características intrínsecas de los eventos y de los personajes; ella integra también lo que, dentro de estas características, reenvía a la fi-nalidad comunicativa de este tipo de textos: el interés del lector. En esta óptica, un esquema textual adecuado sería el siguiente: inicio-fin.

Esto sugiere que los textos para los niños de entre 4 y años deberán tener frases cortas y narrar eventos simples, en los que una acción suceda directamente a otra. Hacia los 6, el niño ya está preparado para comprender que las his-torias tiene un principio y un fin y que los per-sonajes pueden adquirir características más complejas. Hacia los 8 años, el niño tiene una mayor comprensión de las secuencias y el or-den puede ser alterado, con lo que los relatos para los niños de esta edad ganan en acciones y episodios. Hacia los 10 años, el niño ya está en capacidad de enfrentarse a textos narrativos más complejos, en los cuales puede analizar la complicación, el nudo de la trama e imaginar escenarios y finales posibles.

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Alos5y6años

• Inicio del proceso lector: el niño puede ir le-yendo sus propios libros.

• Libros cortos donde resalte un personaje principal. Se continúa con el apoyo visual.

• El adulto debe escuchar cómo lee el niño y guiar con delicadeza su lectura.

• Dialogar con el niño sobre lo que le ha pareci-do el texto.

Edad Características del lector Lecturas a realizar

4 – 5 años El niño y la niña comprenden frases aisladas y se centran en un solo personaje.

Cuentos sencillos leídos por el adulto. Hacia los 5 años, co-menzar a leer, poco a poco, con el niño.

Alos3,4y5años

• Es el adulto quien guía el proceso de la lectu-ra.

• Deben leerse textos cortos, con cierto apoyo visual.

• Se sugieren libros de tapa dura, que sean grandes para que el niño o niña pueda mani-pularlos a manera de objetos y acostumbrar-se a ellos.

• Debe acompañarse la lectura de los eventos con el señalamiento de los personajes.

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Alos7y8años

• Textos más largos, con menos imágenes y más texto.

• Tramas más complicadas: más de un perso-naje en el texto.

• Se debe guiar menos la lectura, pero sin de-jar de preocuparse por los comentarios que el niño haga sobre lo que va leyendo.

• Inicio de lectura de enciclopedias especiales, libros sobre animales, mayor diversidad de textos.

Edad Características del lector Lecturas a realizar

5 – 6 años El niño y la niña comprenden adecuadamente cuál es el ini-cio y cuál el fin de una historia. También, comprenden mejor, los contextos y los estados de ánimo de los personajes.

Cuentos con cierto apoyo de imágenes. Frases cortas y más de un personaje en la historia. Inicio del proceso lector indi-vidual: supervisar la lectura del niño.

Edad Características del lector Lecturas a realizar

7 – 8 años El niño y la niña comprenden las secuencias de una historia.

Cuentos con menor cantidad de imágenes y más largos en cuanto a escenas y eventos.

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De10añosenadelante

• Se adquieren las capacidades básicas para leer relatos complejos.

• Novelas de mayor extensión.

• Consultar siempre las preferencias lectoras.

• Cuentos y textos literarios sin apoyos visua-les.

Edad Características del lector Lecturas a realizar

9 – 10 años

El niño y la niña ya poseen el conocimiento de la estructura de una historia: inicio – com-plicación – resolución – fin.

Cuentos clásicos infantiles en adaptaciones. Inicio de la lec-tura de textos sin imágenes o con muy pocas.

Alos9y10años

• Cuentos clásicos, como los de Hans Christian Andersen u Óscar Wilde, en adaptaciones.

• Novelas cortas, adaptaciones de clásicos, como Sherlock Holmes.

• Enciclopedias más elaboradas. Textos histó-ricos.

• Novelas de aventuras.

Edad Características del lector Lecturas a realizar

10 – a más El niño y la niña buscan libros que aborden conflictos pro-pios de su edad.

Cuentos y novelas de mis-terio, ciencia ficción, amor y aventuras.

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Consejos útiles

Antesdeleer1. Busca para tus hijos un lugar adecuado y

propicio de la casa, iluminado y tranquilo, una zona donde tengan menos oportuni-dades de distraerse. Ello para que tu niño o niña puedan concentrarse en la lectura y que esta les resulte atractiva.

2. Incentiva a tu hijo o hija con paciencia para que el momento de la lectura sea placente-ro. No los fuerces a leer como si se tratara de una tarea o de una obligación, porque ello puede provocar un rechazo hacia los li-bros.

3. Enseña que la lectura es un gran tesoro, siempre con tu ejemplo de padre o madre; también, que leer es algo divertido e impor-tante para todos: si los papás leen libros, será más fácil que el hijo e hija también quieran hacerlo. Así como los niños y niñas imitan a sus padres y juegan a ser papás y mamás, ellos siempre buscarán imitar lo que a sus padres les agrada.

4. Crea un ambiente familiar lector para que tus hijos se sientan parte de él.

5. Deja que tus hijos jueguen con el libro, lo hojeen, huelan, pal-pen. De esta forma harás que se familiaricen con él y partici-pen de la lectura, no sólo como oyentes sino como partes de un equipo lector.

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6. Regálales libros divertidos, según su edad. En cada ocasión que puedas, trata de com-prarles un libro con dibujos y colores. Así no será “algo extraño” el momento en que quieras contarle un cuento y, además, po-drá entretenerse mientras lee los textos.

7. Obsequia libros. De esta forma tu hijo o hija elegirán los mejores libros para sus amigos y amigas. También, cuando quieran regalar algo en los cumpleaños de sus compañeras y compañeros de clase, procura que sea un libro.

8. Permite que elijan el libro que quieran leer. Ten varias opciones para ello; de esta forma se sentirán actores principales de la lectu-ra y no la verán como una imposición, sino como algo llamativo y entretenido.

9. Dialoga con ellos sobre la importancia de la lectura en su educación y de lo interesante que es leer.

10. Pregúntales cuáles son sus libros favoritos, para que puedan expresar su entusiasmo e interés.

11. Si vas a comprar libros para ti, hazlo acom-pañado de tu niña o niño. Llévalos a la sec-ción infantil, para que descubran nuevos y entretenidos libros.

12. Enséñales que la lectura es para toda la vida y no para un momento, pues no solo leerán de niños, sino que lo harán por el resto de sus vidas.

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13.Aprovecha tu tiempo libre para compartir con tu hijo o hija un libro que hayas leído, o para comentar algún libro que él o ella ha-yan leído en clases.

14. Canta, antes de iniciar la lectura y al finali-zarla, una canción sobre la importancia de leer. Así harás que la lectura sea un momen-to muy especial y tu niño o niña reconoce-rán el inicio y el fin de la misma.

15. Adquiere libros de rompecabezas, con ima-nes y con otros elementos divertidos.

Almomentodeleer1. Presta mucha atención a tu niño o niña. No

los dejes leyendo solos; que sepan que los estás escuchando. Así sabrán que te impor-ta lo que están leyendo y aprendiendo.

2. Si estás leyendo el libro para tus pequeños, nárrales de manera pausada y calmada para que puedan entender lo que se está leyen-do.

3. Sé paciente cuando tu hija o hijo aprenden a leer y atiéndelos entusiastamente. Recuer-da que cada niño es un universo nuevo y no se puede esperar que todos aprendan a leer al mismo tiempo y con la misma fluidez.

4. Nunca compares a tu hijo o hija con sus her-manos, hermanas, amigos o amigas. La fra-se: “Tu hermano aprendió a leer rápidamente y tú por qué tardas tanto” es perjudicial para los nuevos aprendices.

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5. Nunca los interrumpas si están leyendo y pronuncian incorrectamente una palabra. Deja que terminen y con suavidad enséñales a mejorar sin hacerlos sentir mal de ninguna forma; más bien, anímalos y felicítalos cada vez que lean, y cuando pronuncien mejor, aplaude sus progresos.

6. Procura que tu hijo o hija tengan, al menos, una hora de lectura en casa; así les formarás el hábito lector y les harás saber lo significa-tivo que es leer para crecer.

7. Incentiva el subrayado de palabras o frases para estimular su comprensión lectora. De esta forma sabrán que el libro es suyo y que es permitido marcarlo para su mejor enten-dimiento.

8. Busca con él o ella en el diccionario las pala-bras nuevas para que su lectura sea óptima.

9. Incentiva a tu hijo o hija a leer en voz alta y pausada para ayudarlos a mejorar su pro-nunciación.

10. Invita a tu niño o niña a leer el texto dos o más veces, pues la primera lectura les dará una idea general, y con las siguientes logra-rás que profundicen en su mensaje.

11. Pregúntales sobre la relación del texto con su vida: ¿en qué se parecen? Ello te ayudará a conocer lo que están viviendo o sintiendo en esos momentos.

12. Pídeles que realicen las actividades educa-tivas señaladas al final de los textos y ayú-

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dalos en lo que necesiten. Esto les ayudará a desarrollar dinámicas entretenidas y a la vez reforzará lo leído.

13. Lee los textos de manera entretenida. Por ejemplo, puedes pedir que el papá o la mamá lean los parlamentos que correspon-den a un personaje, y el niño o niña, a otro. Así sentirán que la lectura es divertida, pues en ella participan padres e hijos.

14.Dispón tiempos de descanso entre las lec-turas. Es importante que los nacientes lec-tores lean espaciosamente. No debemos llenarlos de información de manera apre-surada, pues podrían sentir rechazo por la lectura. Recordemos que primero se gatea, luego se camina y finalmente se corre.

15. Pregunta a tu hijo o hija su opinión del tex-to en relación con sus familiares y amigos. Los padres deben aprovechar al máximo el tiempo que pasan con sus hijos, el cual debe ser de calidad; por ello, sería bueno y pro-ductivo que se sirvieran del momento de la lectura para enterarse del estado de las re-laciones personales y familiares del niño o niña.

16. Realiza juegos y dinámicas que se relacio-nen con el texto leído. De esta manera, tus hijos advertirán que la lectura propicia y favorece los momentos de diversión y es-parcimiento entre padres e hijos. También, contribuirá con su aprendizaje y hará que les sirva como esparcimiento.

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Despuésdeleer1. Dialoga siempre con tu hija o hijo sobre lo

que han leído; de esta forma verás si han en-tendido el mensaje del texto y conocerás su opinión sobre lo que el libro produjo en su mundo interno.

2. Enseña a tus hijos a guardar sus libros en un mismo lugar. Así les inculcas el cuidado y aprecio de estos y les enseñas a ser ordena-dos, pues el orden empieza por los objetos personales.

3. Pregunta a tu hijo o hija su opinión sobre el libro que han leído: ¿qué les pareció?, ¿les gustó el final?, etc. Estas preguntas harán que aumente su creatividad y se vean esti-mulados a crear otros finales para el libro.

4. Organiza una biblioteca infantil en la casa con libros variados, educativos y entreteni-dos.

5. Pide a tu niño o niña que comparen los tex-tos leídos y digan cuál les gustó más y cuál menos, cuál les dejó un mensaje para su vida y cuál no, y, también, qué final cam-biarían. Estas comparaciones contribuirán a una mejor consolidación de las lecturas.

6. Incentívalos a que dibujen y coloreen un suceso o parte del texto para que cada vez que vean ese dibujo recuerden un momen-to especial del texto leído; así llevarán por mucho tiempo grabado en su memoria ese hecho “especial”.

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7. Prémialos con una carita feliz o un sello o sticker cuando terminen de leer; así se sen-tirán orgullosos de haber leído.

8. Pregunta a tu hijo o hija qué han leído ese día en el colegio y qué les gustaría leer al día siguiente. Así sentirán que la lectura no es algo rutinario ni programado, sino espontáneo y animado.

9. Prepara con ellos una función de títeres ba-sada en los textos leídos. Ello les permitirá jugar con los títeres y, a la vez, recordar sus lecturas.

10. Facilita a tu hijo o hija libros en los que pue-dan colorear a sus personajes favoritos. Así los ayudarás a seguir en contacto con el li-bro de manera relajada.

11. Incentiva en tu niño o niña la elaboración de historias e historietas a partir de los per-sonajes de los libros que hayan leído. Con ello fomentarás su creatividad e imagina-ción.

12. Comenta delante de los otros miembros de la familia lo bien que lees con tu niño o niña. Así ayudarás a incrementar su autoestima.

13. Pregunta a tu hijo o hija qué libro quieren leer mañana, y cuáles a lo largo de la se-mana. De esta manera incentivarás su au-tonomía, además de estar al tanto de sus inquietudes y gustos, lo cual te permitirá comprarles algo didáctico y entretenido en línea con sus preferencias.

“Evitar la frustración del niño está en manos de los adultos, al acompañarlo pacientemente.“

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Preguntas frecuentes

¿Cuándo se empieza a leer?

El proceso lector se inicia hacia los 5 años. Al-gunas nociones suelen darse antes de la entra-da a la escuela, en los centros de kindergarten. Es desaconsejable (como se plantea en ciertos programas de “estimulación temprana”) que el niño empiece el aprendizaje de la lectura antes de esta edad, pues sus estructuras mentales no necesariamente están aún preparadas, y pode-mos forzarlo inútilmente.

¿Cuánto dura el aprendizaje de la lectura?

Es esencialmente entre los 6 y los 9 años que el niño va afinando sus destrezas lectoras. Esto a nivel del “desciframiento” del texto. Sin embargo, debe ser estimulado continuamente para garantizar que adquiera una correcta com-prensión de lo que lee.

¿Qué aprenden los niños y las niñas cuando aprenden a leer?

Aprenden a descifrar un sistema de signos gráficos, a lo que se suma la comprensión y la interpretación de lo que un texto escrito les de-manda. Aprenden a nutrir su conocimiento del mundo con las lecturas que se les va ofrecien-do.

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¿Qué podemos ofrecerles antes de que co-miencen a leer?

Habituarlos a considerar el libro como un objeto familiar. Leerles antes de dor-mir o en instantes especiales del día. El adulto debe poner todo su empeño e in-terés para inculcarle al niño el carácter placentero de la lectura. El niño peque-ño debe tener a su alcance libros de tapa dura que pueda usar como objetos que se van integrando a su espacio.

¿Dóndepuedehaberdificultades?

Salvo los casos en los que las dificultades se deban a un trastor-no en la adquisición de la lectura, los mayores tropiezos se presentan cuando el niño, por falta de práctica, se frus-tra al no poder leer una frase o un fragmento de un texto. Evitar la frustración del niño está en manos de los adultos: hay que acompañarlo pacientemente, corrigiéndolo con dulzura en sus primeros intentos de leer.

“Habituar al niño a que el libro no es un objetoextraño.”

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¿Qué podemos hacer ante las dificultadesiniciales?

Comprender que la lectura es un aprendizaje complejo y que requiere tiempo, que no es na-tural como el hablar. De esta forma los padres deben saber acompañar al niño desde un inicio. La frustración frente a un texto que no puede pronunciar o comprender llevará al niño a ver

la lectura como un pro-ceso pesado y tedioso, y, como consecuencia, irá perdiendo el interés en ella.

¿Qué errores podemos cometer los padres?

Principalmente, no tomar en serio la com-plejidad y la importancia del aprendizaje del proceso lector, y delegar en la escuela la res-ponsabilidad de que el niño aprenda a leer.

No estimular al niño en casa para que lea hará que no vea la lectura como algo

familiar, sino, más bien, como una tarea, como una obligación.

“El proceso lector se inicia hacia los 5 años, es desaconsejable que el niño empiece el aprendizaje de la lectura antes de esta edad.”

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Recomendaciones

Si a mi hijo o hija no le gusta leer, ¿qué puedo hacer?

Lo más importante que pueden hacer los pa-dres para mantener el hábito lector de sus hijos es escoger las lecturas apropiadas para su edad e interesarse por sus gus-tos literarios. Una buena estrategia es acudir con el niño a la librería, dejar que este escoja el tex-to de su preferencia y hacer de esto una cos-tumbre en un ambiente de salidas familiares, por ejemplo.

Nunca debe considerarse la lectura como obligación. Recordemos que, ante todo, debe suponer un placer para el niño. Lo contrario contribuirá a matar el principal atractivo de los libros: el de ser una aventura constante. Pode-mos dar ciertos incentivos que estén relacio-nados con la lectura, como películas, paseos, salidas al cine, pero el mayor incentivo será el de la atención con que acompañemos al niño en este proceso.

Otra cosa importante es tratar de leer lo que el niño lee para así poder conversar con él mientras se avanza o finaliza la obra. Nada más estimulante para un niño que saber que su opi-nión es apreciada y respetada por el adulto.

“No se aprende a leer solamente en la escuela.”

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Si a mi hijo o hija, sí le gusta leer, ¿cómo pue-do apoyarlo?

Si a su hijo le gusta leer, debe seguir estimu-lándolo, regalándole libros a menudo y yendo con él a escogerlos. En un mundo dominado por las computadoras y los videojuegos, man-tener en el niño la afición por los textos litera-rios es una especie de desafío. Mientras más temprano se empiece a leerles historias a los niños y a presentarles los libros como un regalo valioso, como un premio, será más fácil abrirles campo a la lectura y dosificar otro tipo de acti-vidades audiovisuales. Esto está enteramente en manos de los padres: a través de los libros uno puede encontrar una manera maravillosa de aproximación, unión y encuentro con los hijos… al final, para ellos y para ustedes será una historia que contar, la del libro que los una a cada momento.

¿Por qué hay niñas y niños que leen poco a cierta edad?

Como hemos mencionado, la lectura tiene un gran competidor, que es lo audiovisual. Es más fácil que el niño se adapte a un dibujo animado o a un videojuego que a un libro. Por comodidad, a veces dejamos que estas actividades suplan to-das las otras, en especial la lectura. Recordemos que esta supone un proceso amplio, largo y con una necesaria estimulación por parte del adulto.

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¿La lectura y la televisión son incompatibles?

No, ni la televisión ni los videojuegos son incompatibles con la lectura, pero, si no se equilibran, pueden ensombrecer el proceso de adquisición lectora. Es propio del ser humano preferir las actividades más fáciles y las que demanden menos esfuerzo. Mantener el hábi-to de la lectura es permitirle al niño descubrir un mundo invalorable que, además, moldeará otras capacidades cognitivas y el desarrollo de su mente. Llegar a un justo medio adecuado entre lo audiovisual y la lectura es lo más acer-tado.

¿Cómo seleccionar las lecturas?

Las lecturas deben ser acordes con la edad y el desarrollo de las habilidades lectoras del niño, como hemos ido viendo en esta guía. Seleccionar las lecturas supone también que conozcamos las preferencias y gustos de nues-tros hijos, saber qué puede llamar más su in-terés. Como hemos dicho, es una experiencia agradable que padres e hijo salgan a comprar libros y que sea el niño el que escoja lo que va a leer. Por otra parte, siempre es bueno seleccio-nar temas y textos variados: conforme crece el niño, pueden alternarse los cuentos con lectu-ras sobre animales o pequeñas enciclopedias y así crear una variedad que mantenga el interés en el niño.

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Lecturas sugeridas

Los cuentos de hadas son recomendables para las niñas y niños pequeños que se inician en la lectura. Igualmente son aconsejables, sobre todo, las adaptaciones de los cuentos de Andersen, Wilde y los hermanos Grimm. Las versiones originales de estos cuentos, debido a la complejidad, en varios casos de las metá-foras y de su vocabulario, pueden dejarse para los niños y niñas más grandes (entre los 8 y los 10 años en adelante). También, son adecuados para los principiantes los cuentos que tengan ilustraciones atractivas pero donde la imagen no opaque ni sea mayor que el texto a leer.

En este sentido, hacia los 8 años el niño puede iniciarse en la lectura de algunas novelas cortas y hacia los diez puede aproximarse a los cuen-tos policiales y de suspenso como los de Edgar Allan Poe. Recordemos que la novela en sí mis-ma, por su extensión y complejidad puede ser reservada para el inicio de la adolescencia.

Sin embargo, recordemos que cada niño es un mundo y si respetamos sus gustos iremos sorprendiéndonos, también, por las elecciones, estilos y tipos de literatura que vayan escogien-do. Esto es quizá el mayor encanto de la litera-tura, el descubrimiento del propio yo.

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Cuentos y fábulas de siempre

Hans Christian AndersenRobert BrowningJacob y Wilhelm Grimm

Torre Naranja

Ilse Zandstra, Ukuku conoce el sol

Ana María Machado, Un buen coro

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Torre Roja

TorreAzul

Hernán Garrido-Lecca,John-John, el dragón del lago Titicaca

Luis Nieto Degregori,Pepe, Pepo y Pipo y la laguna misteriosa

Ute Bergdolt de Walschburger, Leyendas de nuestra América

Edgardo Rivera Martínez, Una azucena de luz y de colores

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TorreAmarilla

Luis Nieto Degregori,Pepe, Pepo y Pipo y la laguna misteriosa

Beatriz Ferro, ¡Arriba el telón!

Bernard Clavel, “El niño rey” Leyendas de Montañas y de Bosques.

Dimiter Inkiow. Orfeo, Sísifo y cía.

Dietlof Reiche, Fredy, el hámster