INDIA, Introducción Geográfica e Hca

Curso 2015/2016 Prof. Pilar Cabañas

Historia del Arte de India y Asia Oriental

INDIA

1. Introducción:

1.1. Realidad geográfica

1.2. Contexto histórico

1.1. Realidad geográfica

India es el segundo país más habitado del mundo después de China, y ha sido cuna

de antiguas culturas. Las lenguas más antiguas que se conocen y se mantienen vivas, y

lo mismo podríamos decir de las religiones.

Cuando hablamos de India debemos tener en cuenta que abarca una realidad

geográfica muy variada, pero a la vez muy bien definida: la península del Indostán. En

la actualidad dicha península acoge tres entidades políticas diferenciadas: La Unión

India, Pakistán y Bangla Desh. Estas dos se escindieron de la Unión a partir del proceso

de independencia del imperio británico, 1947.

Este vasto territorio ofrece desde picos con nieves perpetuas del Himalaya hasta la

selva tropical de Bengala, pasando por el desierto del Thar en Rajasthan.

La península del Indostán tiene forma de triángulo invertido y está situada entre los

meridianos 70º y 90º, y los paralelos 35º y 10º, de manera que su latitud es

aproximadamente la que abarca desde Sevilla hasta el Golfo de Guinea.

La península está bañada en el Este, la costa Coromandel, por el Indico, mirando al

Golfo de Bengala, y en el Oeste, por el Mar Arábigo, siendo esta costa conocida como

costa Malabar.

El triángulo se cierra por el norte por la cadena montañosa del Himalaya, la más

elevada del planeta. Dicha cadena se prolonga con los montes del Karakorum (norte

Pakistán), y en el Hindu Kush, siendo la frontera natural con los actuales estados de

Pakistán y Afganistán.

En la cordillera del Hindu Kush hay un paso natural, un desfiladero conocido como

Khyber, y que sirvió siempre como camino de acceso tanto para invasores como para

comerciantes. Siguiendo más hacia el sur, los montes Sulaiman y Kirthar, separan la

península del desierto de Beluchistán. Hacia el nordeste la península acaba en un delta

formado por la unión de varios ríos en su desembocadura: Meghna, Ganges y

Brahmaputra.

Ganges y Brahmaputra son dos de los tres grandes ríos que nacen en el Himalaya y

recorren buena parte de la península.



El Indo: recorre Pakistán de norte a sur

El Ganges: atraviesa el norte y discurre de oeste a este

El Brahmaputra, que baña el nordeste de India y Bangla Desh.

Por otro lado, la península también es atravesada transversalmente por otros ríos,

siendo los más relevantes el Narmada, el Tapti, el Godavari y el Krishna.

Habiéndola delimitado por sus contornos, en el interior de la península podemos

diferenciar 3 grandes zonas:

1. la región del Himalaya al norte

2. la planicie Indogangética en el centro

3. el Decán al sur

Norte/Himalaya: Numerosas cordilleras y valles: Ladakh, Cachemira, Uttar

Pradesh…Las estribaciones del Himalaya descienden de forma abrupta hasta las

grandes planicies formadas por los ríos Indo y Ganges.

Centro/Indogangética: Las planicies formadas por estos dos ríos. Dada su fertilidad

ha sido a lo largo de la historia una zona densamente poblada, y por ello cuna de

importantes civilizaciones.

Sur/Decan: Meseta rodeada por dos cadenas de montañas: los Gates orientales y

occidentales. Estas montañas descienden bruscamente hacia el mar, por lo que su

franja costera es estrecha y discontinua, pero rica y fértil, a diferencia de lo que

ocurre en la árida meseta.

Climatología:

Siempre se habla de que el clima monzónico-tropical que domina la mayor parte

del territorio indio, constituye un condicionante del pensamiento y la cultura de

India.

Este clima se caracteriza por la existencia de una estación húmeda y calurosa,

acompañada de lluvias abundantes, en ocasiones torrenciales, que se alterna con una

estación muy seca.

Las lluvias las provoca un viento alisio estacional que recibe el nombre de

monzón. Este sopla desde el mar Arábigo en los meses de junio y julio. Cuando

llega al Golfo de Bengala absorbe humedad y se carga de aire cálido, y comienza su

regreso al mar Arábigo en septiembre y octubre, causando entonces grandes lluvias

a su paso.



Por ello los paisajes áridos durante buena parte del año, se convierten en

frondosos.

Las temperaturas suelen ser bastante calurosas durante la mayor parte del año,

presentando escasas oscilaciones térmicas.

Resulta un alivio para los campos, las ciudades y sus gentes la llegada de las

lluvias del monzón, puesto que supone una bajada de las temperaturas, y todo brota

con facilidad. El monzón supone la gran esperanza de una población

mayoritariamente agrícola, y vegetariana.

Hay muchos autores que afirman que la concepción india del tiempo y de la

existencia están estrechamente ligadas con esta alternancia de humedad y sequedad

que provoca el monzón, apuntando que es esto lo que ha contribuido a su visión

circular del tiempo y de la historia. Afirmando que la naturaleza es el primer y el

más definitivo de los condicionantes éticos y estéticos. Algo que podríamos

igualmente decir en gran medida de China y Japón, sin que ambos estén sujetos a la

alternancia de los monzones.

1.2. Contexto histórico:

La historia de la India se afirma que comienza con la civilización neolítica del

valle del Indo (Punjab,Pakistán/India), donde floreció una cultura urbana y

comercial, en comunicación con Mesopotamia, tanto por vía marítima como fluvial,

dado que entonces el Indo era navegable en sus dos terceras partes. Mohenjo-Daro

puede ser tomada como una ciudad prototipo, y su urbanismo resulta sorprendente

por el complejo sistema de infraestructuras: canales, pozos y bombas para

proporcionar agua corriente a todas las viviendas, complejo sistema de desagües y

sumideros subterráneos canalizados, un complicado sistema de drenaje con pozos de

decantación y alcantarillas con tapaderas que permitían su limpieza regular. Los

almacenes, graneros molinos en su puerto fluvial denotan la existencia de un

próspero comercio.

Probablemente su urbanismo siguiera criterios astrológicos, y las calles se

distribuían en forma reticular. Las casas de ladrillo de dos plantas cubiertas con

madera, totalmente cerradas al exterior, con patios interiores.

Estos pobladores del valle del Indo eran de origen drávida, practicaban cultos

lunares y matriarcales, algunos de los cuales han sobrevivido hasta la actualidad. A



esta civilización se la conoce también con el nombre de civilización neolítica de

Harappa. Se fecha su desarrollo en el III milenio a.C.

Hacia 1700-1500 a.C. se produjo la invasión de los arios, pueblos

indoeuropeos procedentes de Afganistán y las mesetas de Irán, que penetraron por el

paso de Khyber, puso fin a las culturas neolíticas asentadas en el valle del Indo,

desplazando a su población hacia el sur y el este, y extendiéndose ellos mismos

poco a poco hacia la planicie del Ganges.

Tras una primera etapa beligerante, se consolidó una cultura híbrida, indoaria,

que constituye la auténtica base cultural de India. Es lo que se conoce como cultura

védica, que con el tiempo se enriquecería con la llegada de sucesivos invasores.

Elementos indoeuropeos:

o Cultura ganadera y guerrera

o Divinidades fundamentalmente masculinas (personificaciones de fuerzas

de la naturaleza)

Elementos prearios:

o Tradición agrícola y sedentaria

o Divinidades femeninas

o Creencia en la reencarnación

Fue entonces cuando se gestaron los Vedas o textos sagrados a los que se

remonta el pensamiento indio.

En un primer momento consistían en una miscelánea no sistematizada de himnos

divinos y reglas rituales, pero con el tiempo se fueron codificando y manuscribiendo en

sánscrito a lo largo del siguiente periodo, conocido como periodo Brahmánico (600-300

a. C.). A la cultura védica la conocemos sobre todo a través de esta literatura épica, en la

que se cuenta como el territorio estuvo dividido en multitud de pequeños reinos

gobernados por clanes enfrentados entre sí. La tradición oral de sus creencias y sus

historias hizo que los rishi, o sabios, encargados de aprender y transmitir oralmente los

textos religiosos, adquirieran una gran preminencia junto a los nobles guerreros. Estos

textos escritos en sánscrito son fundamentalmente los Vedas, término que significa

sabiduría o ciencia, y los Vedanta, estos últimos, los comentarios e interpretaciones que

a lo largo del tiempo se fueron haciendo de los Vedas.

Rig-Veda (libro de las alabanzas)



Sama-Veda (libro de las melodías, cantos litúrgicos con

anotaciones musicales)

Vedas Yajur-Veda (libro de plegarias)

Atharva-Veda (ritos, fórmulas mágicas para la vida cotidiana)

Estos textos dieron lugar a una serie de análisis y explicaciones posteriores entre

las que destacan principalmente tres: las Brahmana, las Aranyaka y las Upanishads, que

constituyen el corpus literario más influyente en la configuración de la religión actual de

la India.

Además de estos textos, debieron elaborarse muchos de los Shastra, o tratados

técnicos, así como las leyendas que dieron lugar a las grandes epopeyas épicas de su

literatura Mahabarata y Ramayana.

En este periodo Védico hay una ausencia total de imágenes y de construcciones

para acoger un culto colectivo, y esto tiende a explicarse porque los rituales debían

consistir básicamente en la recitación de los textos.

En el periodo Brahmánico (600-300 a. C.) se va a estructurar el sistema de

castas vigente todavía en la sociedad india. El significado religioso de las castas (Varna,

color) es el de los últimos estadios de purificación de cualquier alma individual. Esta

jerárquica estructura coloca en lo más alto a la clase sacerdotal (brahmanes), seguidos

por los nobles (kchatryas), los comerciantes (vaichyas), los campesinos (sudras) y los

intocables (parias).

La primitiva religión védica da paso a una nueva visión de la religión y a una

práctica popular que tomó el nombre de brahmanismo, y que considera los Vedas sus

textos sagrados, y a los brahmanes los únicos capaces de transmitir sus enseñanzas y

realizar los sacrificios. Sin embargo, se dieron ya importantes críticas al sistema

religioso, que acabarían desembocando en distintas escisiones.

Esta sociedad es la que presencia los primeros contactos con Occidente. El persa

Darío I (522-486) invade el Indo y establece allí sus satrapías; un siglo más tarde,

Alejandro Magno conquista las satrapías y unifica el llamado “reino helenístico del

Indo”, al mando del general Seleuco Nicator, que dará lugar a las dinastías seléucidas de

la Bactriana (Afganistán). La llegada de estos nuevos pobladores al valle del Indo

provenientes de Persia y Grecia, contribuye a que por su influencia haya datos y

crónicas fidedignas que sacan a India del ámbito de la leyenda y la epopeya. La crónicas

de griegos y persas, que escriben sobre sus campañas en la zona y el establecimiento de

relaciones están entre los primeros datos.



Durante el siglo IV a.C. un gran interrogante de tipo espiritual parece recorrer

toda Asia, que intenta buscar respuestas a la existencia y la razón de ser de su yo y el

mundo en el que se encuentra. Así en China Laozi propone el taoísmo y Confucio el

confucianismo; en Persia surge el zoroastrismo; y en India surgen el budismo y el

jainismo, que como herejías brahmánicas abolen las castas y niegan el valor de los

sacrificios.

En este periodo el territorio de India (llamada reino de Magadha) estaba

constreñido a la llanura del Ganges y abarcaba los actuales estados de Uttar Pradesh,

Bihar y Bengala. Dicho territorio estaba dominado por distintos clanes. Entre los reinos

por ellos controlados que florecieron destacaron: Kapilavastu (al sur de Nepal),

gobernado por los Sakya (del que procedió Buda); y el clan de los Saishunga, con

capital en Rajagriha (actual Rajgir, en Bihar), del que saldría Ajatashatru, quien se

enfrentó al imperio persa y frenó su avance cuando Gandhara se convirtió en la

vigésima satrapía.

Cuando en el 327 a.C. Alejandro Magno parte a la conquista de la satrapía persa

de Gandhara, el monarca macedonio conquista Taxila y se enfrenta al rey del Punjab,

pero se ve obligado a abandonar su campaña y dejar la zona, que sufrió sin embargo un

importante proceso de helenización, que dio lugar a partir del siglo I a. C. a lo que se

conoce como la “cultura greco-búdica de Gandhara”. Los textos griegos mencionan a

Sandrakottos, Chandragupta para los indios, que tras derrotarlos en el 320 a.C., fundó el

primer gran imperio indio: el imperio Maurya.

Imperio Maurya (322 a.C-187 a.C.)

La dinastía Maurya da origen al primer imperio bien documentado en esta zona.

Chandragupta fue su fundador, pero sería su nieto Ashoka (reinó 268-232 a.C.), quien

convertido al budismo, consigue la unificación imperial (hasta Afganistán y Bengala,

desde Nepal hasta el río Krishna en el Decán) gracias a la utilización de esta nueva

religión como vehículo político. El budismo, que tenía tres siglos de existencia, había

arraigado entre las clases populares, e incluso, triunfado en algunas dinastías locales de

príncipes, que hacían de ello un vehículo de rebelión contra la dominación brahmánica.

Bajo el lema “siempre triunfa la verdad”, Ashoka organizó un orden

sociorreligioso que igualaba moral y civismo, utilizando para divulgarlo por todo el

imperio sus famosos edictos, inscripciones en dos o más lenguas grabadas en piedras o

en fustes de columnas. Muchas de estas columnas, imitando el arte del imperio persa,



fueron decoradas con elementos de carácter heráldico, como la rueda y los leones, que

hoy siguen siendo símbolo de unificación, pues son el capitel de Ashoka o capitel de

Sarnath es el escudo de la actual Unión India. Estos elementos simbolizaron su poder y

la identificación de éste con la palabra de Buda.

La creación artístico-religiosa más importante de los maurya fue el stupa, un

monumento funerario de peregrinación que conmemora la muerte (Paranirvana) de

Buda, y en ocasiones marca el lugar donde se encuentran enterradas reliquias de Buda o

de algún santo budista. De su evolución surgirán los distintos modelos de pagodas que

se extenderán por Asia Oriental.

Los emperadores maurya dispusieron de un importante cuerpo diplomático y

enviaron embajadores a Occidente, el sur de la India y Sri Lanka.

Tras la muerte de Ashoka comenzó el fraccionamiento del imperio. Luchas

fratricidas e intrigas cortesanas. Ocasión que aprovecharon algunas dinastías para

independizarse.

Los Kushana

En el año 50 a.C. otro pueblo invasor, el de los Kushana penetra de nuevo por el

paso del Khiber y se asienta en la zona del Indo. Este pueblo era de origen mongol, por

tanto guerreros nómadas que en sus recorridos se hallaban familiarizados con la cultura

persa y helenística.

Entre el siglo I a.C. y el año 319 d.C. gobernó India esta dinastía extranjera.

Kanishka fue su gobernante más destacado. Extendió los territorios desde el valle del

Amu-Daria (hoy Uzbequistán), hasta Afganistán y el valle medio del río Ganges en

India. Trasladó la capital del imperio a Mathura, un importante centro artístico y

comercial indio, gracias a ser un hito obligatorio de las caravanas que procedentes del

Sur se dirigían hacia el norte a enganchar con la Ruta de la Seda. Su reinado destacó por

su profundo eclecticismo religioso y artístico, si bien el budismo continuó siendo la

religión oficial del imperio.

Durante su reinado tuvo lugar el concilio budista de Jalandhapura (Cachemira)

en el que se creó la doctrina mahayana, algo que tendría repercusiones insospechadas en

el pensamiento y en el arte, no solo de India, sino de toda Asia Oriental.

Kanishkra animó la construcción de numerosos monumentos budistas, en los que

por primera vez apareció la representación antropomorfa de Buda.



Durante su reinado se diferenciaron dos importantes escuelas artísticas:

Gandhara (en el Indo o estilo grecobúdico) y Mathura (en la planicie gangética, o estilo

puramente indio precedente del clasicismo gupta), que a pesar de las grandes diferencias

que las distinguen, se conocen aunadas con el nombre de “estilo Kushana”, una de las

corrientes artísticas más características de India, y que mayor influencia tuvo en la

expansión del budismo. Paralelamente a ellas, y al margen de los kushana, hay otro

estilo conocido como Amaravati (en la costa Sudeste, también llamado Andhra tardío),

que toma el nombre de su principal capital.

Fue un monarca que supo rodearse de artistas, sabios y poetas, entre los que

estuvieron los filósofos Asvagosha y Nagarjuna.

Los Gupta

La dinastía Kushana gobernó India hasta que se implantó la dinastía Gupta en el

330 d. C., manteniéndose en el poder hasta el siglo V. Un misterioso personaje acaudilla

en el año 300 los ejércitos indios y tarda 20 años en expulsar a los Kushana. Se

denomina a sí mismo Chandragupta, y elige las dos últimas sílabas para instituir otra

nueva dinastía principesca: Gupta. Una dinastía que ampliaría los dominios territoriales

y tendría un gran impacto cultural, ya que la moda gupta imperó en toda India, y en todo

su ámbito de influencia del Sudeste asiático. Esta etapa se ha calificado a menudo como

periodo clásico de la civilización de India, por convertirse en un modelo al que mirar

como referente.

La estabilidad social, la tolerancia religiosa, la paz continuada y el

enriquecimiento económico derivado del comercio transcontinental vinculado a la ruta

de la seda, dieron lugar a uno de los periodos más brillantes y fructíferos de la historia

de la humanidad, legando artísticamente las pinturas de Ajanta, calificadas por algunos

como la Capilla Sixtina de Oriente.

Los Gupta, a pesar de ser hinduistas (adoradores de Vishnu), son tolerantes y

permiten que el budismo siga siendo la religión oficial, e incluso fundan universidades

budistas que, paradójicamente, significan el declive del budismo popular. Esta

intelectualización llega a reflejarse en las imágenes de Buda, pues tienden a hacerse más

ideales, y por tanto a alejarse del fiel y de la realidad.

El periodo Gupta, también llamado en ocasiones Gupta-vakataka, por las

alianzas que mantuvo con esta dinastía que dominaba el Decán, coincide con el

momento de máximo florecimiento del comercio de la ruta de la seda; las cortes y los



palacios se habían enriquecido enormemente a su costa, e India asistió a un periodo de

paz prolongado, en el que las distintas dinastías reinantes consiguieron mantener un

equilibrio político.

En este marco, las cortes se convirtieron en verdaderos centros de cultura. Se

crearon talleres artísticos, se acogía en sus recintos a poetas, dramaturgos, músicos,

matemáticos, astrónomos, hombres de leyes, extranjeros, monjes, e incluso maestros de

otras religiones. Las bibliotecas se llenaron de libros, y se realizaron numerosas

traducciones al sánscrito, que vive uno de sus momentos de mayor esplendor.

Entre los acontecimientos culturales más significativos están la fundación de la

Universidad de Nalanda (en el estado indio de Bihar), a donde acudían monjes de todo

el mundo a estudiar los textos budistas; y la configuración de la escuela artística de

Sarnath (a 7 km de Benarés, donde Buda pronunció su primer sermón), que creó obras

de arte que tuvieron incluso repercusión en la definición y posterior desarrollo de la

iconografía budista de expansión.

Es el periodo en el que se codificaron las formas clásicas del pensamiento y del

arte indio: su teoría de la música, del teatro, de la arquitectura; se redactaron los textos y

tratados más importantes sobre filosofía, que se habían transmitido oralmente desde la

antigüedad, como los Dharmashastra y el Kamasutra, así como algunos tratados de arte

y arquitectura (Silpa-shastra y Vastu-shastra)

La sólida formación científica y humanista de los príncipes gupta, junto con la

disciplina corporal en el yoga, cambian la imagen que se tenía del noble como guerrero.

En el año 490 se produce una invasión de los hunos heftalitas que pone fin a su

hegemonía y fragmenta el territorio en multitud de pequeños reinos. El budismo

prácticamente queda extinguido en la península un siglo después, s. VI, tras un rápido

proceso de absorción por el brahmanismo, que había permanecido en silencio durante

siglos, dando una nueva forma de pensamiento: el hinduismo. El budismo se asentará en

países limítrofes, donde consolidará nuevas culturas. En India queda relegado a tres

pequeñas áreas de influencia: Cachemira, Bihar y Bengala, siendo de gran importancia

para el desarrollo del arte del Himalaya.

Fraccionamiento y renacimiento hindú

El paso de la India budista a la India hindú coincide con una serie de cambios

políticos, sociales y económicos, que pueden ponerse en relación con las sociedades

feudales de la Europa Medieval. De hecho, la invasión de los hunos en el 490 da al



traste con los imperios de la antigüedad para dejar los territorios divididos en multitud

de pequeños reinos que tienen que mantener sus dominios gracias a la fuerza militar en

constante vigilancia.

Desde este momento, hasta la llegada de los mogoles en el siglo XVI, ninguna

dinastía logró hacerse con la hegemonía que alcanzaron los Gupta.

A la inestabilidad política y al fraccionamiento, hay que sumar la inestabilidad

económica producida por el movimiento de los pueblos nómadas en Asia Central, que

imposibilitan temporalmente las transacciones comerciales, de manera que la economía

vuelve a ser eminentemente agrícola.

El sistema social de castas se impuso de nuevo. Los reyes apoyaron su legitimidad

en la jerarquía del hinduismo, con lo que los brahmanes aseguraron su poder. El antiguo

brahman, asceta y mendicante en época anterior, vuelve a la corte para legitimar en el

poder a los nuevos nobles Rajput (hijo de rey) como descendientes de los héroes del

Mahabarata, y para presidir una India definitivamente teocrática y aristocrática.

Fue durante este periodo que se configuró el arte hindú, alcanzando su máxima

expresión la técnica escultórica, empleada fundamentalmente para decorar los templos,

dedicados en un principio a la terrible figura del dios Siva y de sus distintas

manifestaciones, y más tarde, a todo el panteón hindú, que con el tiempo fue

diversificándose.

Llegada del Islám

Los primeros asentamientos islámicos (711) en la costa occidental del norte

(Gujarat) proceden de Arabia por vía marítima, y tienen un carácter comercial pacífico.

Gracias a estos contactos las matemáticas y la astronomía indias eran conocidas en

Bagdad, de modo que hacia el año 850 se incorporaron a las matemáticas árabes los

numerales indios, entre los que se incluía el cero, así como el sistema decimal. También

se tradujeron y difundieron cuentos y leyendas entre los que fue particularmente famoso

el Panchatantra, que llegó hasta la península Ibérica. El Panchatantra influyó en la

España de la época a personajes como Ramón Llull, el Arcipreste de Hita y el Conde de

Lucanor. Don Fabrique, hermano de Alfonso X, encargó Sendebar o Libro del engaño

de las mujeres (1253) también a partir del texto hindú.

Pero a partir del siglo X penetran por el Norte por vía terrestre, de nuevo por el

paso de Khyber otros pueblos turco-afganos (góridas y gaznébidas principalmente) con

intención conquistadora. Los invasores comienzan a consolidar territorios, sin que las



fuerzas de los diversos reinos hindúes unidos pueda detenerlos, y en 1192 se proclama

el primer sultanato independiente de Delhi (no dependía de ningún otro poder islámico

en Asia).

Aunque su régimen era esencialmente militar, sus dirigentes poseían una cultura

artística y literaria bien desarrollada, por lo que se mostraron receptivos a las influencias

culturales indias, mientras que se mostraban empapados de la persa.

Artísticamente hablando a esta etapa se conoce como indo-islámica, dado que en

ella se produce la fusión de planteamientos de ambas culturas, un ejemplo sumamente

válido y representativo es la mezquita de Quwwat-ul en Delhi, en la que en el siglo XII

se aprovecharon sin modificar columnas de antiguos templos hindúes.

Durante los siglos XIV y XV surgen numerosos sultanatos independientes que

ahogan a los ya escasos principados hindúes, siendo importantes los de Bengala y

Ahmadabad en Gujarat, y el de Bahmani, que controló la meseta del Decan.

Los musulmanes fueron respetuosos con las prácticas hindúes, pero cobrándoles

un impuesto a cambio de protección. Hubo alguos períodos de tiranía y represión,

seguidos de otros más pacíficos, pero en general, al ser minoría los musulmanes, se

emplearon muchos hindúes en todo tipo de tareas, desde administrativas, hasta

constructivas. Por otro lado la tendencia iconoclasta de los gobernantes fue moderada, a

pesar de que en determinados periodos se produjeron destrucciones.

Imperio Mogol

Dentro de la presencia islámica en India, merece capítulo aparte el Imperio Mogol.

La expansión de los mongoles hacia Asia Occidental estuvo protagonizada por

Tamerlán o “Timur el cojo” (fundador del imperio timúrida de Samarcanda), cuyos

descendientes se establecieron en los múltiples khanatos del Turquestán.

El timúrida Babur, que reinaba en los valles de Fergana (Kabul, Afganistán),

concibe la posibilidad de invadir India para instaurar allí su propio imperio. En 1526

tiene lugar la última gran batalla que se libra a su favor.

Hombre culto y de espíritu científico, quiso librarse del contenido peyorativo del

que en aquellos momentos estaba cargado el nombre de mongol, y adopta el vocablo

persa mogol o mugal.

Los mogoles tienen sangre turcomongola, religión islámica y cultura persa, y sus

emperadores poseyeron una fuerte personalidad que marcará cada uno de sus reinados.



Aunque el Imperio se prolonga hasta 1857, los “Grandes Mogoles” se extinguen

en el siglo XVIII.

Reinados de los Grandes Mogoles:

Babur (1526-30)

Humayun (1530-40 y 1555-56)

Akbar (1556-1605)

Jahangir (1605-27)

Sha Jahan (1627-58)

Aurangzeb (1658-1707)

Históricamente el más importante fue el reinado de Akbar, quien sintiéndose

indio por encima de cualquier otra identidad, eliminó el impuesto a los hindúes, y

concedió el derecho de ciudadanía por el simple hecho de nacer en India,

independientemente de raza, idioma o religión. Su tolerancia quedó ejemplificada al

permitir a sus dos mujeres hindúes libertad de culto dentro de la corte. Para asegurar la

paz y el no estancamiento de las ciencias y la cultura, ideó un sistema de intercambio de

rehenes, por medio del cual los príncipes mogoles estudiaban en las cortes hindúes y

viceversa. Su obra artística y arquitectónica es impresionante (Mausoleo de Humayun

en Delhi, Fuerte Rojo de Agra y Gwalior y Fatehgpur Sikri).

El auge arquitectónico culmina con Sha Jahan, al que, entre otras maravillas

debemos el Taj Mahal.

Los británicos en India

En 1600 se funda la East India Company, cuyos barcos trasladaban las maravillas

y curiosidades de India y Extremo Oriente a Europa. Al comienzo los ingleses tuvieron

que competir con holandeses, portugueses, españoles, franceses, suecos y daneses, pero

acabaron haciéndose con el control hegemónico en 1763.

En 1690 tiene lugar el primer enfrentamiento victorioso de los ingleses contra el

ejército mogol, que se repite en 1757.

El colonialismo británico no desaprovechó ninguna ocasión para precipitar la

caida de los mogoles, hasta el punto de tergiversar la Rebelión de los Cipayos (soldados

indios mercenarios a las órdenes del ejército de la East India Company) (1857), que les

permitió asaltar el Fuerte Rojo de Delhi, último bastión de los mogoles, donde

consiguen apresar al emperador Bahadur Sha II, a quien deportan a Birmania. El

Parlamento británico se hizo cargo directamente de la administración de India, que hasta



el momento había estado confiada a una institución privada, la East India Company,

mediante la creación del Ministerio de la India en 1858.

En 1876 la reina Victoria se proclamó emperatriz de la India y el país fue

calificado como “la joya de la corona”, una joya de incalculable valor.

Durante casi un siglo India se convierte en una colonia del Imperio Británico

gobernada por un virrey.

Independencia de India

El virrey británico Lord Mountbatten, el hindú Nehru, el islámico Jinná y

Gandhi, fueron los protagonistas más visibles de la independencia.

Mahatma Gandhi era el lider del pueblo gracias a su política pacifista y de no

colaboración con los británicos, y sobre todo, por su transparencia entre sus ideas y su

vida. El 15 de agosto de 1947 India consigue su independencia, aunque pierde el valle

del Indo, que se convierte en un nuevo país islámico, Pakistán.

La actual república democrática de India consta de 24 estados federados regidos

por una constitución laica que disuelve las castas, con dos cámaras de clara raigambre

británica, la del Pueblo y la de los Estados.

INDIA, Introducción Geográfica e Hca

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