Impacto en el Tratado de Libre Comercio (TLC) Peru-Estados Unidos
IMPACTO SOCIAL EN COLOMBIA DEL TRATADO DE LIBRE …
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IMPACTO SOCIAL EN COLOMBIA DEL TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON
ESTADOS UNIDOS Y ELEMENTOS PARA UNA PROPUESTA DE PROTECCIÓN SOCIAL PREVISIVA HACIA FUTURAS NEGOCIACIONES DE
INTEGRACIÓN
PRESENTADO POR:
DERLY TATIANA VILLARREAL CERQUERA
Director: Mg. WILLIAM MORENO LÓPEZ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNCIONALES
MAESTRÍA EN RELACIONES INTERNACIONALES
BOGOTÁ D.C.
2015
10
Nota de aceptación:
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________
_________________________________________________________
_________________________________________
Firma del presidente del jurado
_____________________________________
____
Firma del jurado
_____________________________________
____
Firma del jurado
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TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN..................................................................................................... 6
1. DEPENDENCIA, GLOBALIZACIÓN E INTEGRACIÓN ECONÓMICA EN AMÉRICA LATINA................................................................................................. 12
1.1 La Dependencia Económica como Explicación del Atraso .......................... 13
1.1.1 Antecedentes de la Teoría de la Dependencia ...................................... 13
1.1.2 La Teoría de la Dependencia................................................................. 16
1.1.3 El Atraso................................................................................................. 16
1.1.4 El Subdesarrollo ..................................................................................... 18
1.1.5 La Dependencia ..................................................................................... 19
1.1.6 Dependencia y carácter de la élite Criolla.............................................. 24
1.2 Integración Económica Regional en Marco de la Globalización .................. 28
1.2.1 Antecedentes y Contexto Histórico de la Globalización......................... 29
1.3 Auge y Declive del Modelo Taylorista - Fordista - Keynesiano: Crisis del Capitalismo………..……………………………………………...……..30
1.3.1 Reestructuración del Sistema Capitalista: Neoliberalismo y
Globalización………………………………………………………………………..34
1.3.2 Globalización e Integración económica Regional en América Latina…..37
2. EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE COLOMBIA CON ESTADOS UNIDOS EN EL CONTEXTO DE LA ECONOMÍA GLOBAL ................................. 40
2.1 Neoliberalismo y Reformas Estructurales .................................................... 41
2.2 Liberación de los Mercados.......................................................................... 42
2.3 Límites Institucionales al Mercado ............................................................... 43
2.4 Las Políticas Públicas................................................................................... 43
2.5 Lógica de la Implementación y Funcionamiento del Modelo........................ 46
2.6 Iniciativa Bush para las Américas y el TlC de Colombia con USA............... 49
3. IMPACTO SOCIAL DEL TLC ESTADOS UNIDOS - COLOMBIA .................... 53
3.1 Tasa de Desempleo ..................................................................................... 55
12
3.2 Crecimiento de la Economía ....................................................................... 58
3.3 Medida de la desigualdad en los ingresos en Colombia .............................. 59
3. 4 Balanza Comercial ...................................................................................... 60
3. 5 Falencias del Acuerdo de Tratado de Libre Comercio Estados Unidos- Colombia ............................................................................................................ 67
3.5.1 Obstáculos Presentados para la Comercialización de Productos Colombianos ................................................................................................... 69
3.5.2 Consecuencias de los resultados de la apertura comercial ................... 71
3.5.3 Productos afectados en forma negativa por el TLC............................... 72
3.6 Elementos para una Propuesta de Protección Social Hacia Futuras Negociaciones de TLC de Colombia……………………………...………………..74
CONCLUSIONES ................................................................................ ……………77
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................... 81
13
ÍNDICE DE CUADROS
pp
Cuadro 1. Balanza Comercial de Colombia con Estados Unidos (Valor FOB) 62
Cuadro 2. Participación de Estados Unidos en la Balanza Comercial de
Colombia
63
Cuadro 3. Balanza Comercial de Productos Agroindustriales de Colombia
con Estados Unidos(Valor FOB)
64
Cuadro 4. Balanza Comercial de Productos Agrícolas de Colombia con
Estados Unidos (Valor FOB)
65
Cuadro 5. Personas Jurídicas o Naturales importadoras y Exportadoras de
Productos Agrícolas y Agroindustriales entre Colombia y Estados Unidos
67
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INTRODUCCIÓN
El impacto social que pueda producir un acuerdo comercial, depende de la
similitud de condiciones que existan entre los países en acuerdo, es decir en
condiciones asociadas a sus patrones de desarrollo, como: sistemas de
producción establecidos que reducen sus costos con altos niveles de calidad; uso
intensivo de la tecnología; capital humano altamente capacitado al servicio de la
producción y comercio; cumplimiento de estándares internacionales de calidad y
estructuras legales y gubernamentales que facilitan el comercio exterior. En el
caso de Estados Unidos y Colombia que presentan patrones de crecimiento y
desarrollo absolutamente diferentes, es obvio que la apertura comercial les
impactará de manera disímil.
De tal manera que la protección social, entra en juego en una competencia
comercial en condiciones diferentes. La protección social es una variable
fundamental para el desarrollo de esta investigación pues se presenta como una
falencia en la posición de Colombia frente a los Estados Unidos, en el proceso de
negociación del Tratado de Libre Comercio. Para Moreno: “La necesidad instintiva
de preservación y la naturaleza gregaria del individuo, permiten inferir que la
protección social ha constituido una inquietud permanente de la comunidad
humana en los diferentes estadios de su historia. En el marco del sistema
capitalista de producción, tal inquietud se proyecta, desde un principio, como
preocupación para el Estado moderno en donde, progresivamente, llega a erigirse
15
como política pública, en lo que actualmente se conoce como política de
protección social contenida en el grueso de la política social…” (Moreno, 2012, 19)
y, la política social “…es una categoría más amplia porque además de la
protección, abarca también la educación, la vivienda, los servicios públicos
domiciliarios y la atención de catástrofes.” (Giraldo, 2004, 1).
En una acepción más amplia, Giraldo ubica el origen y evolución de la protección
social, como política estatal, en el desarrollo del modo de producción capitalista:
“en la medida en que la mercantilización del trabajo humano conduce a la
disolución de los vínculos sociales existentes en las sociedades feudales (en
especial la familia extensa) que eran los que suministraban dicha protección”
(Giraldo, 2007, 17), es decir, la protección social posee en su evolución, un
carácter progresivo y al respecto agrega: “Con el capitalismo también surge el
Estado nacional, de manera que la Protección Social no está desligada de la
evolución de dicho Estado” (pág. 17).
Por otro lado, la Política Social se define en Montagut como: “aquella política
relativa a la administración pública de la asistencia, es decir, al desarrollo y
dirección de los servicios específicos del Estado y de las autoridades locales, en
aspectos tales como salud, educación, trabajo, vivienda asistencia y servicios
sociales. Política que tendría como finalidad la de paliar determinados problemas
sociales o, de una forma más modesta, perseguir objetivos que generalmente son
percibidos como respuesta a tales problemas” (Montagut, 2000, 20).
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Giraldo ofrece dos perspectivas en materia de política social, la primera se refiere
al aprovisionamiento de bienes y servicios sociales, vitales para la reproducción de
la fuerza del trabajo y para el sostenimiento de una sociedad en armonía; y la
segunda hace referencia a la regulación de las relaciones sociales la cual se hace
por medio de códigos laborales, derecho de familia, entre otros. (Giraldo, 2007).
Esta apreciación de Giraldo se enmarca en la perspectiva de Polanyi, que define
el sistema capitalista como algo más allá de un mero modo de producción ya que
lo social se pliega al mercado, supuestamente auto – regulado, contrario a lo que
sucedía en anteriores sistemas en que lo económico estuvo supeditado por lo
social, particularmente, porque todo era sujeto a la concepción político – religiosa
en que el lugar que cada persona ocupaba en lo económico era preestablecido por
su posición dentro de la sociedad. (Polanyi, 1950).
Un tema importante a tratar, como sea que contexto para esta investigación, es el
de integración económica, el cual en la actualidad se ha convertido en una
expresión de uso frecuente que se utiliza para referirse a las diversas formas de
como se han conformado acuerdos económicos y comerciales entre países,
grupos de países o entre un país y un grupo ya conformado de ellos; sin embargo,
menos conocido es que la integración económica, como esquema explícito de
organización, no tiene en sí misma una historia extensa.
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Los intentos deliberados de integración económica, en la acepción que se le da en
teoría económica son muy recientes1. La Comunidad Europea del Carbón (1953),
El Tratado de Roma (1958), La Asociación Europea del Libre Comercio (1960), El
Mercado Común Centroamericano, lo mismo que varios esfuerzos realizados en
África y Europa Oriental, surgieron sólo en los últimos 60 años. En la región
andina no es sino hasta 1969 cuando se firma un acuerdo comunitario entre
Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú conocido como el Acuerdo de Cartagena,
con miras a establecer el esquema de integración más avanzado de cuantos se
habían realizado hasta entonces entre países con economías de mercado: El
Pacto Andino. Los distintos esquemas de integración2 han consagrado desde sus
comienzos el objetivo de liberación comercial y el avance hacia las metas del
mercado común latinoamericano. Dentro de los principales propósitos de los
acuerdos comerciales o Tratados de Libre Comercio está el de integrar las
economías de los países para ahondar en los procesos de globalización con el fin
de mejorar las condiciones de vida de los países participantes en dichos procesos. 1 Es en el decenio de 1950, cuando el término se consagra totalmente su uso se difunde y el concepto es definitivamente establecido. En el año 1954, el economista premio Nobel Jan Tnbergen pública un libro titulado “Integración económica internacional”, identificando a la integración económica internacional con el libre comercio mundial tanto en productos industriales como agropecuarios. Quizá la definición más conocida es la de Bela Balassa para quien “es el proceso o estado de cosas por las cuales diferentes naciones deciden conformar un grupo regional.” (Conesa, 1992. pp. 3) 2 Según Luis Jorge Garay Salamanca, los esquemas de integración son, progresivamente: a) Área de Libre Comercio: en la que quedan abolidos los aranceles y las restricciones paraarancelarias al comercio de mercancías entre los países participantes, pero con la propiedad de que cada país miembro pueda mantener sus propios aranceles respecto a terceros países. Dicha área debe ser equipada con medidas tales como normas de origen, para prevenir la fuga del comercio y permitir la libertad del comercio intrarregional sólo para productos originarios o con algún grado de procesamiento en territorio de los países participantes. b) Unión Aduanera: Implica además de la liberación al comercio entre países miembros como en el área de libre comercio, la adopción de una estructura arancelaria y una armonización mínima de las políticas de comercio exterior de los países de la misma. c) Mercado Común: el que se logra al eliminar las restricciones no solamente al movimiento de bienes entre los países participantes, sino también a los movimientos de factores productivos. Esta es una forma de integración más avanzada que la unión aduanera. d) Unión Económica: La que combina la supresión de restricciones a los movimientos de las mercancías y los factores, adoptada en un mercado común, con un grado de armonización de políticas económica y fiscal. (Garay, 1979. pp. 33).
18
Es por ello que la temática general que se aborda en esta investigación es la del
Tratado de Libre Comercio suscrito entre Estados Unidos y Colombia en mayo de
2012, en particular su impacto social.
Como quiera que la hipótesis que formula esta investigación, supone que el
proceso de integración económica que se viene dando en América Latina,
específicamente en marco del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos,
no surge como una demanda autónoma desde Colombia sino que, en su carácter
de economía dependiente, debe ser asumido como consecuencia de los ajustes
en el modelo capitalista de acumulación, se hace necesario en esta investigación
hacer claridad conceptual sobre dicha condición de dependencia, teniendo en
cuenta variables tales como el atraso y el subdesarrollo. En este marco de
apreciaciones, el principal objetivo de esta investigación es el de ofrecer algunos
elementos que, como medidas de protección social, contribuyan a atenuar el
impacto social que se deriva de la implementación de los Tratados de Libre
Comercio que, como el suscrito con los Estados Unidos, acarrea costosas
consecuencias para productores y trabajadores de ciertos sectores económicos de
Colombia, como quiera que país en inferioridad de desarrollo. De hecho, se
plantea hipotéticamente, como punto de partida, que tal TLC obedece más a las
necesidades del país del norte que a la propia realidad económica colombiana
algo que, de entrada, explicaría la ausencia de una política social previsiva en él.
El abordaje del trabajo se ha hecho mediante una metodología basada
sustancialmente en la consulta bibliográfica; primero, para dar cuenta del carácter
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supeditado de la economía colombiana y segundo, para tratar de entender el
impacto social que, en materia de producción y empleo, ha suscitado la puesta en
marcha del Tratado, lamentablemente, esto último se ha tornado un tanto
complicado en la medida que la información al respecto es bastante restringida y
de difícil consecución, no existe una evaluación institucional de acceso público al
respecto, tal información escasea también en el ámbito académico y la que ha
sido posible encontrar procede de organizaciones sociales afectadas, algo que no
garantiza plena seguridad acerca de su objetividad.
La presentación de este documento se ha estructurado en tres capítulos de la
siguiente manera: el primer capítulo es de carácter eminentemente teórico en el
que se hace un repaso histórico para verificar el carácter dependiente de la
economía colombiana, y en el que se muestra como esta constituye un proceso
cada vez más acentuado, hasta el punto de la subordinación que, tal como se
manifiesta en la denominada Iniciativa Bush para las Américas, cuyo análisis se
realiza en el segundo capítulo, impone, de acuerdo a las necesidades de los
Estados Unidos en el marco de la economía global, la creación de un área
hemisférica de libre comercio. El tercer capítulo realiza el abordaje del aspecto
específico del trabajo, esto es, el impacto social que ha representado para
Colombia la implantación del TLC con los Estados Unidos, como insumo
fundamental para la formulación de algunos elementos que contribuyan a la
formulación de una política previsiva de protección social, a tener en cuenta en la
revisión de este TLC y en futuras negociaciones con otros países.
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1. DEPENDENCIA, GLOBALIZACIÓN E INTEGRACIÓN ECONÓMICA
EN AMÉRICA LATINA
En sentido amplio, la definición de dependencia económica se intuye como
carencia de autonomía en las decisiones para establecer la estrategia y políticas
que orientan el proceso de la economía de un país, esto es, su modelo económico
el cual, instaurado en el marco de tales condiciones, da sentido a la expresión
modelo dominante que recalca su carácter impuesto. En las discusiones sobre
desarrollo económico, que tuvieron su punto más alto desde el inicio de la
Segunda Posguerra y hasta los años 70, la teoría de la dependencia cobra
especial importancia en América Latina, particularmente a través de los autores
estructuralistas quienes pretenden con esta explicar el atraso y el subdesarrollo en
los países de la región.
Transcurrido casi medio siglo, muchos de los argumentos que nutren aquella
explicación parecen haber perdido vigencia, por lo que hoy, menos que como
teoría, la dependencia se asume como un concepto, perspectiva desde la que, en
este capítulo inicial, se aborda el estudio de los elementos que, tales como las
condiciones de subordinación, la globalización en su carácter de modelo
dominante de acumulación capitalista y la consecuente dinámica de integración
económica regional, constituyen el contexto en el que se configura, desde los
inicios de su negociación en 1991 hasta su implementación en 2012, el Tratado de
Libre Comercio entre Colombia y los Estados Unidos, objeto primordial sobre el
que recae la investigación de la que da cuenta este documento.
21
1.1 La Dependencia Económica como Explicación del Atraso
1.1.1 Antecedentes de la Teoría de la Dependencia
Los dramáticos cambios que ofrece la realidad, tras el fin de la Segunda Guerra
Mundial, como el fin del dominio colonial ejercido por las potencias imperialistas
desde finales del siglo XIX, el debilitamiento de Inglaterra tras el esfuerzo bélico y
la consolidación de los Estados Unidos como primera potencia capitalista mundial,
el nuevo orden económico internacional establecido en los Acuerdos de Bretton
Woods, el auge de movimientos de liberación nacional apoyados por la Unión
Soviética y la consecuente estrategia de contención del hegemón capitalista que
da lugar al escenario de la Guerra Fría, son hechos destacados que, entre
muchos, plantean una transformación radical en el objeto de estudio de las
ciencias sociales y, por extensión, la modificación en cuanto a sus objetivos lo
que, sin duda, incidirá sobre su procedimiento metodológico.
En este contexto, la modernidad se asume como el estado ideal hacia el cual
deben encaminarse todas las sociedades: “La modernidad debería ser encarada
fundamentalmente como un fenómeno universal, como un estadio social que todos
los pueblos deberían alcanzar…” (Dos Santos, 1998, s.p.), desde esta renovada
perspectiva surge una copiosa literatura que se divulga, en general, como teoría
del desarrollo que, desde una racionalidad económica, concibe el desarrollo como
un conjunto de normas, actitudes y valores orientados al logro de acumulación de
riqueza de los individuos que, desde este, se difunde a su respectiva sociedad
nacional.
22
La tendencia desarrollista, así concebida, también se hizo extensiva al
pensamiento marxista de la época, además estimulado por la experiencia soviética
de crecimiento económico y desarrollo social basado en la planeación estatal
centralizada. Para estos autores las causas que impedían el desarrollo en los
llamados países del Tercer Mundo, se ubican en la dinámica de dominación y
explotación que, dentro del sistema capitalista, imponen los países desarrollados,
tal como lo plantearía años más tarde Ruy Mauro Marini en su Dialéctica de la
Dependencia (1973), el subdesarrollo no era una etapa hacia el desarrollo, sino
una expresión del desarrollo capitalista mundial.
Hacia 1958, Paul Baran demuestra que la administración socialista del excedente
económico en las sociedades no desarrolladas, garantiza una mejor distribución
de la renta, así como un crecimiento más rápido, tras la estela de Baran se ubican
muchos autores en diferentes países, en los Estados Unidos Paul Sweezy, Harry
Magdoff, Leo Huberman, James O´Connor, Maurice Dobb, Benjamín J. Cohen; en
Francia Louis Althusser, Francoise Perroux, Nicos Poulantzas, Ernest Mandel,
otros europeos destacados como Albert Hirschman, Gunnar Myrdall, André
Gunder Frank y, en los llamados países del Tercer Mundo, Samir Amin, Arghiri
Emmanuel, Anuar Abdel-Malek, Hose Jaffe, y Giovanni Arrighi, en los
planteamientos de todos ellos prevalecía la idea según la cual el subdesarrollo se
entendía como ausencia de desarrollo y el atraso en estos países obedecía a
obstáculos existentes al interior de los propios países, es decir, a problemas
estructurales, visión que tendría gran acogida entre autores como Raúl Prebisch,
23
Celso Furtado, Osvaldo Sunkel, Anibal Pinto, Theotonio Dos Santos, Fernado
Enrique Cardozo, vinculados a la Comisión Económica para América Latina –
CEPAL-3, por lo que no resulta coincidencia que este organismo regional sea a
menudo identificado con la corriente estructuralista del pensamiento económico.
Solo unos pocos años después, como réplica a la copiosa producción marxista,
aparece Las etapas del crecimiento. Un manifiesto no comunista (Rostov, 1961),
publicación que, a juzgar por el subtítulo, no oculta su pretensión ideológica. En
este libro, Walt Whitman Rostov pretendía demostrar que el inicio del desarrollo no
requería de un Estado revolucionario, como lo sucedido en la Unión Soviética
(1917), posteriormente en Yugoeslavia (1945), China (1949), Cuba (1959), sino
que era necesaria una ideología desarrollista que facilitara la creación de las
condiciones de despegue, “take off”, al estilo de Inglaterra en 1760, Estados
Unidos tras la Guerra Civil, la Alemania de Bismarck. Entre otras, como primera de
las etapas hacia el logro del desarrollo.
La evidencia, que a finales de los años sesenta representa la frustración en estos
países para lograr su desarrollo, incluso en países que, como los
latinoamericanos, mostraban altos índices de crecimiento económico, permitía
vislumbrar la limitación que les imponía su dependencia de la economía
internacional, situación que demanda la necesidad de nuevas explicaciones
teóricas.
3 La CEPAL es el organismo regional dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, fue creada en 1948 para promover el crecimiento económico y el desarrollo social en los países de América Latina.
24
1.1.2 La Teoría de la Dependencia
A partir de lo planteado renglones arriba, es posible inferir que la formulación de
una teoría social del desarrollo demanda, como punto de partida, de un profundo
análisis para examinar la realidad tal y como esta presenta, condición que, desde
luego, opera en la explicación del atraso y el subdesarrollo; lo cual induce, en
primer lugar, una definición conceptual de la noción y caracterización de la
naturaleza de cada uno de estos términos.
1.1.3 El Atraso
La definición conceptual del atraso requiere del conocimiento de las sociedades
inmersas en él, vistas como un todo, esto es, como estructura que integra los
diferentes sectores económicos, culturales, políticos; es esta la razón por la cual
resulta incorrecto pretender una teorización del atraso a partir de los postulados de
las ciencias del desarrollo procedentes de la ideología liberal norteamericana o
europea y, por tanto, al servicio de sus propios intereses de dominación: “Uno de
los más graves y frecuentes errores en que incurren los observadores
norteamericanos y europeos de la América Latina es el de atribuir el mismo
significado histórico a las ideologías e instituciones que se trasplantan de los
países desarrollados a los atrasados, de los centros metropolitanos a sus
periferias coloniales” (García, 1970, 18). Lamentablemente, la realidad actual en la
región revela la persistencia y predominio de la ideología de dominación,
formulada, divulgada e impuesta de acuerdo con los intereses particulares de las
economías desarrolladas, como se verificará a lo largo de este estudio.
25
Tras la estela de García, un análisis objetivo del atraso demanda del esfuerzo
crítico del pensamiento latinoamericano, que propenda por la interpretación de las
leyes que rigen su propia realidad, por lo que debe partir de la comprensión de las
contradicciones que determinan el escenario del conflicto contemporáneo4: entre
naciones desarrolladas y dominantes vs. Sociedades atrasadas y dependientes;
en este contexto y, para reiterar el carácter estructural del atraso, es viable afirmar
que son países atrasados aquellos que carecen de una estructura social, política y
cultural de carácter ampliamente defensivo, que no les permite mayor autonomía,
deben ceñirse a lo que determina la dinámica de la economía mundial; son
afectados, en mayor o menor medida, por las decisiones y desenvolvimiento que
cobran aquellas contradicciones, su dinámica tiene carácter enteramente
subordinado; son consecuencia, no causa. “Atraso es un estado de los países
atrapados en una cierta conformación estructural –hacia adentro y hacia afuera- y
cuya característica esencial no es la de que no crezcan o la de que no puedan
adoptar ciertas formas de modernización capitalista, sino la de que no pueden
generar un desarrollo independiente, orgánico y autosostenido” (pág. 22).
El atraso, tal como se ha caracterizado, se presenta en todos las instancias y
niveles de la sociedad: cultural, organización social, estructura de las clases
sociales como manifestación de tales relaciones de dependencia y dominación:
“Dentro de este marco histórico se definen las categorías capitalismo dependiente,
4 Las contradicciones del capitalismo y éstas en el contexto de América Latina, son explicadas en los capítulos 1 y 2, respectivamente, de la obra de Gunder Frank “Capitalismo y subdesarrollo en América Latina” publicada en 1965 y reeditada en versión electrónica en 2005, tras la muerte del autor.
26
industrialización dependiente, burguesías dependientes o cultura de la
dependencia” (García, 2006, 76).
1.1.4 El Subdesarrollo
Menos que estructural, la definición de subdesarrollo reviste carácter formal y
comporta una dinámica mecanicista, está basada en la medición, a través de
indicadores estadísticos, para dar cuenta de un grado de desarrollo insuficiente o
escaso; de hecho, la carencia de una teoría autóctona del atraso en América
Latina, constituye una falencia que propicia que la noción de subdesarrollo sea
asumida en los términos propuestos por los esquemas teóricos exportados por los
países desarrollados, es decir, que los países de la región son medidos con el
mismo rasero con que calculan su crecimiento los grandes países capitalistas.
Según García, “La noción del subdesarrollo es radicalmente fragmentaria y
mecanicista: mecanicista, porque se construye sobre el supuesto teórico de que el
desarrollo es un efecto inducido de ciertas innovaciones tecnológicas y de ciertas
corrientes aceleradoras de la ecuación ahorro/inversión. Fragmentaria y
“compartimentista” porque se edifica sobre una concepción de la vida social como
suma aritmética de compartimentos (económicos, políticos, culturales, éticos) que
pueden aislarse a voluntad y pueden ser tratados por partes” (García, 1970, 17).
Al igual que la definición de atraso, la de subdesarrollo debe contar el contexto
histórico particular; en ese sentido vale la pena destacar el planteamiento que
hacen Faletto y Cardozo en su clásico ensayo de interpretación sociológica: “…es
necesario estudiar desde el inicio las conexiones entre el sistema económico y la
27
organización social y política de las sociedades subdesarrolladas, no solo en ellas
y entre ellas, sino también en relación con los países desarrollados, pues la
especificidad histórica de la situación de subdesarrollo nace precisamente de la
relación entre sociedades periféricas y centrales.” (Faletto y Cardozo, 1969, 22).
Efectivamente, la ubicación histórica del subdesarrollo se encuentra en el origen
mismo del capitalismo como modo de producción, en el escenario el mercado, “la
situación de subdesarrollo se produjo históricamente cuando la expansión del
capitalismo comercial y luego del capitalismo industrial vinculó a un mismo
mercado economías que, además de presentar grados diversos de diferenciación
del sistema productivo, pasaron a ocupar posiciones distintas en la estructura
global del sistema capitalista.” (pág. 23). Esta explicación del subdesarrollo en su
origen, permite inferir que éste comporta, no solamente una diferencia con el
estado hasta donde ha avanzado el sistema productivo de los países
desarrollados, sino que también determina la función que ha de cumplir cada
economía dentro de la estructura internacional de la producción y la distribución
-más conocida actualmente como la división internacional de la producción y el
trabajo-, es decir, que establece la estructura de relaciones de dominación con
que las economías desarrolladas supeditan a las que no lo son.
1.1.5 La Dependencia
Más allá de la precaria concepción, fragmentaria y mecanicista, la historicidad que
conlleva la conceptualización del subdesarrollo, más que caracterizar la estructura
productiva en las sociedades subdesarrolladas, “Hay que analizar, en efecto,
28
como las economías subdesarrolladas se vincularon históricamente al mercado
mundial y la forma en que se constituyeron los grupos sociales internos que
lograron definir las relaciones hacia afuera que el desarrollo supone. Tal enfoque
implica reconocer que en el plano político-social existe algún tipo de dependencia
en las situaciones de subdesarrollo, y que esa dependencia empezó
históricamente con la expansión de las economías de los países capitalistas
originarios.” (págs. 23 - 24). La dependencia, como manifestación del atraso,
constituye una forma de dominación social que se revela en la actuación y
orientación de los grupos, según sean estos consumidores o productores al
interior del sistema económico; así, las decisiones en materia de producción y
consumo suelen obedecer a los intereses y la dinámica de las economías
avanzadas, están supeditadas por éstas.
La teoría de la dependencia surge durante los años 60, como respuesta a la
insuficiencia de las explicaciones estructurales del atraso y el subdesarrollo, según
Dos Santos: “…en los inicios de la década del 60, estas teorías pierden fuerza y
relevancia debido a la incapacidad del capitalismo para reproducir experiencias
exitosas de desarrollo en sus ex colonias…Incluso países que presentaban
índices de crecimiento económico bastante elevados, tales como los
latinoamericanos, cuya independencia política había sido alcanzada en los inicios
del siglo XIX, se veían limitados por la profundidad de su dependencia económica
y política de la economía internacional.” (Dos Santos, 1999, s.p.); para el autor
brasileño esta situación demandaba la búsqueda de “nuevos rumbos teóricos”. En
29
efecto, para los años 60 surge en América Latina una amplia variedad de estudios
de diversos autores que, desde diferentes matices, intentan explicar las nuevas
características del desarrollo dependiente.
Uno de tales autores es André Gunder Frank para quien la dependencia ha sido
una condición histórica de América Latina, la comprobación de esta afirmación es
uno de los grandes aportes que hace Frank cuando publica Capitalismo y
subdesarrollo en América Latina, el mismo autor cita en otra de sus obras este
reconocimiento que hace Halperin, un colega suyo: “Es una presentación
impresionante y convincente de la manera decisiva en que, a partir de la
Conquista, el destino de los latinoamericanos siempre ha sido afectado por
acontecimientos fuera de su continente y fuera de su control.” (Citado por Frank,
1970, 12); efectivamente, su teorización aborda la dependencia desde el origen
colonial desde donde avanza al estudio de su evolución y adaptación a las
transformaciones del capitalismo: “Mediante el examen de hechos determinantes
en cada una de las etapas principales de la historia latinoamericana, desde la
Conquista hasta nuestros días.” (pág. 22).
En su citado ensayo Frank sustenta la tesis “tripartita” que, primero, ubica el origen
de la dependencia de América Latina en la Conquista, como hecho que coloca a la
región en esa condición, la cual, avanza en una dinámica de creciente
subordinación respecto del sistema capitalista comercial, por entonces en plena
expansión (siglo XVI); bajo esta relación frente a las metrópolis, como segundo
componente de su tesis, se forma -desde la colonia- y transforma -conforme a los
30
cambios en el sistema capitalista mundial-, la estructura económica y de clases
sociales al interior de la sociedad latinoamericana; esta estructura, a su vez
determina, como tercero, los intereses para el sector social dominante que
frecuentemente valiéndose de los instrumentos del Estado, a través de los
“gabinetes gubernamentales”, generan, coadyuvan o profundizan en las políticas
del subdesarrollo.
Según observa el propio autor, estas relaciones, que examina en cada etapa de la
historia de la región, son de mutua determinación: dependencia económica,
estructura de clase o lumpenburguesía y política del sub o lumpendesarrollo. El
planteamiento de Frank es absolutamente consecuente con la formulación que
demandan Faletto y Cardozo y que se consigna literalmente en el primer párrafo
de este numeral: estudia cómo es que estas economías subdesarrolladas se
vincularon al mercado capitalista mundial, así como la constitución a su interior de
ciertos grupos sociales en el marco de la expansión de los países capitalistas en el
que tiene origen histórico la dependencia la cual, en virtud de la interacción
obsecuente de tales grupos internos con las hegemonías capitalistas, se hace
progresivamente mayor, se incrementa hasta configurar la actual situación
caracterizada por una creciente subordinación.
La estructura colonial que se establece en América Latina, es resultado de la
implantación de una economía de exportación, como actividad promisoria en el
contexto de un expansivo comercio internacional, restrictiva del mercado interno y
con arreglo a las necesidades de las metrópolis, es decir, dependiente de las
31
decisiones económicas que se toman a conveniencia de las naciones
colonizadoras; tal estado de cosas, favorece y promueve la aparición de una clase
social productora y exportadora de bienes primarios (agrícolas y extractivos), que
crea sus propios intereses económicos, que se beneficia de esta situación y, obra
de manera consecuente con su preservación. Se tiene entonces, una clase social
interna, una élite que se beneficia de las condiciones de atraso y así, nutre el
subdesarrollo y retroalimenta la dependencia que, de esta manera, se consolida.
A partir de entonces, y en adelante, la estructura de estas economías
dependientes se adecúa, se adapta, se transforma, como respuesta acorde con
las fluctuaciones de la demanda exterior, con los cambios y oportunidades de
comercialización que plantea la dinámica económica internacional y que
demandan las naciones metropolitanas en diferentes momentos históricos, en un
proceso posible gracias al concurso aquellas élites internas que, en la óptica de
sus propio beneficio e intereses, procede incondicionalmente; así, cuando se
requiere la modificación de la estructura económica, estas élites criollas
determinan cambios en las políticas las cuales terminan por estrechar, aún más,
los lazos de dependencia económica que, por lo tanto, fortalecen y coadyuvan un
desarrollo del subdesarrollo.
La importancia que, en la explicación de la dependencia, cobran el carácter y
papel que desempeñan las élites criollas al interior de las economías de la región
latinoamericana, se amplía en el siguiente numeral.
32
1.1.6 Dependencia y carácter de la élite Criolla
La explicación en torno de la relación que se establece, entre la dependencia de
las naciones ubicadas en América Latina y las clases sociales hegemónicas a su
interior, parte de la premisa planteada en el numeral anterior según la cual, aquella
condición tiene su origen en la estructura colonial implantada tras la Conquista en
la región que favorece la aparición de una clase social beneficiaria de tal situación
que, desde entonces, en el afán de sus propios intereses y desde su privilegiada
posición, obra en la perspectiva de su continuidad y preservación.
El movimiento de la denominada Independencia que reivindica la emancipación de
España a comienzos del siglo XIX, responde a los intereses económicos de este
sector social productor de materias primas de exportación en América Latina, una
actividad que se había fortalecido en el marco de libre comercio desde finales del
siglo XVIII. La independencia política de España, constituía la excusa perfecta
para consolidar la capacidad exportadora de estos bienes hacia la emergente
Inglaterra, también era una forma de liberarse de la pesada y creciente carga
tributaria impuesta por la metrópoli ibérica que, por entonces, necesitaba financiar
los gastos de su confrontación ante la agresión napoleónica.
Tras la Independencia, a comienzos de la tercera década del siglo XIX, la política
económica que se impone, favorece la producción y exportación de bienes
primarios y con ello, da un gran paso en el fortalecimiento de la condición
dependiente; tal política económica habría de implantarse plenamente en las
guerras civiles que durante medio siglo se suscitaron, tras la salida de España, en
33
el proceso de formación del Estado nacional en la región5, cuando logra
imponerse política y militarmente el sector de las élite criollas ligadas a la
producción y exportación de materias primas, sobre el sector partidario de la
industrialización; es una opción a favor del libre cambio y en función de los
intereses económicos de la élite terrateniente que incrementa la dependencia del
exterior, profundiza el atraso y perpetúa el subdesarrollo. La Segunda Revolución
Industrial y la dinámica imperialista de finales del siglo XIX, aceleran el proceso
exportador de materias primas desde América Latina, alientan las inversiones de
enclave y reconfiguran la estructura económica y de clases en los países de la
región; así, la élite criolla se hace socia minoritaria del capital extranjero, establece
nuevas políticas económicas de subdesarrollo que, direccionadas hacia su
beneficio, aprietan aún más el dogal de la dependencia.
En Colombia, esta etapa coincide con la redacción de la Constitución de 1886 y el
comienzo de lo que será, por casi medio siglo, el periodo conocido como la
“Hegemonía Conservadora”, que se extendería hasta 1930. Por estos años arriban
a Colombia las primeras inversiones extranjeras del gran capital, como la
construcción del ferrocarril, la explotación petrolera a través de la Tropical Oil
Company, la gran industria bananera que desarrolla la United Fruit Company;
también, durante este mismo periodo, tienen lugar dos hechos que,
históricamente, sean tal vez la mayor expresión de sometimiento y
condescendencia de la élite criolla ante los intereses extranjeros: la cesión de 5 Una magistral exposición acerca del proceso de conformación del Estado latinoamericano se encuentra en KAPLAN, Marcos (1969) La formación del Estado nacional en América Latina. Amorrortou editores. Buenos Aires.
34
Panamá a los Estados Unidos (1903) y la matanza, perpetrada por el propio
ejército colombiano, de trabajadores al servicio de la referida transnacional
frutícola a la que reclamaban mejores condiciones laborales (1928).
La Gran Crisis capitalista de 1929, contrajo el flujo de capital extranjero para
inversiones así como el comercio internacional, esto se tradujo en menor
intervención de los países desarrollados, lo que alentó cambios económicos y
políticos en los países latinoamericanos, en donde prolifera una ideología
nacionalista que redunda en el proceso de industrialización más importante de su
historia, basado en una estrategia conocida como sustitución de importaciones,
esto es, que los países latinoamericanos producen los bienes de consumo que
antes importaban.
Si bien, no se puede desconocer el progreso de la región para la época, el modelo
sustitutivo evidenció serias limitaciones que derivaron, en últimas en mayor
dependencia una “neo – dependencia”, en palabras de Frank (Frank, 1970, 103) o,
sencillamente, como lo llama el profesor Antonio García, “nueva dependencia”
(García, 2006, 78). En efecto, elementos como la limitación del mercado interno
como consecuencia del bajo ingreso, el cambio de la estructura de las
importaciones sin modificación de las exportaciones que configura escasez de
divisas para la importación, la creciente necesidad de importar bienes de capital y
materias primas, entre otros, indujeron una renovada dependencia caracterizada
por un nuevo esquema de comercio internacional: “Cambio de bienes primarios
(variaciones simplemente cuantitativas, no cualitativas, en la estructura
35
exportadora) por bienes de capital , bienes intermedios y materias primas de muy
alta densidad de valor + inversiones directas en áreas estratégicas (industrias
básicas, aparatos de financiamiento y comercio exterior) + tecnología de alto nivel
+ servicios de operación externa” (García, 2006, 78).
La situación en la región latinoamericana se complejizaría a partir de 1955, una
vez los países desarrollados se recuperan, luego de la crisis de los treinta, la
subsiguiente recesión y la Segunda Guerra Mundial, los precios de los bienes
primarios y en particular de los bienes agrícolas caen y, con ello, la disponibilidad
de divisas para la importación de los bienes “sustituidos”, lo que atenta contra la
sostenibilidad del modelo que ya estaba bastante avanzado y dependía,
crecientemente, de aquellas importaciones. Las medidas que se toman están
orientadas a favorecer, mediante devaluación, al sector social que proveía las
divisas, es decir, a los exportadores en desmedro de los sectores populares que
ven reducido su salario real, vía inflación, esta medida se complementaría
necesariamente con el concurso de empresas extranjeras y empréstitos para
suplir el déficit inicialmente presupuestal, pero que, en virtud de la mayor
dependencia, toma carácter estructural.
Como históricamente ha sido recurrente, las nuevas condiciones de dependencia
en las relaciones económicas internacionales inducen un reacomodo de las élites,
éstas, como se dijo, buscan perpetuar su poder y privilegios y, antes que
propender por un verdadero desarrollo, se pliegan a los intereses del gran capital
de los países de la metrópoli de los que se convierte en condescendiente socio
36
minoritario. El carácter de esta renovada dependencia, en la que se destaca el
papel histórico que, desde una visión de clase, han jugado las élites, es
reconocido en documentos institucionales de carácter multilateral como Boletín
Económico para América Latina (CEPAL, 1964), particularmente al interior del
artículo titulado Auge y declinación de sustitución de importaciones en Brasil y en
Estudio Económico de América Latina (CEPAL, 1963, 1966 y 1968).
En el transcurso de los años setenta, el modelo sustitutivo evidencia su
agotamiento y la convicción de que su implementación no constituyó, en modo
alguno, el despegue o “take off” hacia el desarrollo, da paso a la frustración; esto,
sumado a dramáticas transformaciones económicas y políticas en el escenario
mundial, induce profundos cambios en la realidad de los países de la región en
todos sus órdenes, como se presenta a continuación.
1.2 Integración Económica Regional en Marco de la Globalización
En sentido amplio la economía global, en la acepción que cobra actualmente: “se
caracteriza, no solo por el libre comercio de bienes y servicios sino más aún, por la
libre circulación de capitales” (Soros, 1999, 133), a partir de esta caracterización
tan básica, es posible entender globalización como el proceso que anima esa
tendencia en cuyo desarrollo se encuentra, como etapa componente, la
integración económica regional. Tal como lo sugiere el título de este numeral, se
explicará aquí la interrelación en la forma que la integración económica regional se
articula con la dinámica de globalización, para surtir su avance hacia la economía
global.
37
1.2.1 Antecedentes y Contexto Histórico de la Globalización
La economía global constituye una meta a alcanzar una vez se ha instaurado,
entre 1979 y 1980, y consolidado a finales de los 80 y primeros años de los 90, el
neoliberalismo como modelo de acumulación. El neoliberalismo se impone como
respuesta a una serie de sucesos que indujeron una sensible reducción de la tasa
de ganancia del capital, fenómeno que se atribuyó a la amplia intervención del
Estado en la economía que caracterizaba el llamado Estado de Bienestar que,
entre los años 40 y 70, se instauró plenamente en muchos de los países
desarrollados y, de manera parcial, en países no desarrollados, como los de
América Latina, en marco del modelo sustitutivo6.
Desde esta perspectiva, el estudio de la globalización se desarrolla en dos
escenarios históricos inscritos en marco de la denominada Guerra Fría; primero, el
auge económico capitalista basado en el modelo de acumulación taylorista –
fordista – keynesiano y segundo, la crisis de esta modalidad acumulativa que
demanda la reestructuración del capitalismo en cuyo proceso se encuentra la
implementación del modelo económico neoliberal, en el que tiene lugar la
globalización como forma contemporánea de internacionalización del capital.
6 El modelo de industrialización por Sustitución de Importaciones –ISI-‐ o industrialización dirigida por el Estado, como recientemente se ha preferido llamar, se refiere a la estrategia de modernización de la economía de muchos países no desarrollados, entre estos los de la región de América Latina, que buscaron superar su condición de economías dependientes y vulnerables, así como su modernización, crecimiento y desarrollo, mediante la importación de bienes de capital y tecnología para la elaboración interna de bienes industriales, en reemplazo de la importación, desde los países industrializados, de estos bienes ya terminados. Al respecto es abundante la literatura, especialmente proveniente de autores vinculados a la Comisión Económica para América Latina –CEPAL-‐, tales como: Raúl Prebisch, Oswaldo Sunkel, Anibal Pinto, Celso Furtado, Theotonio Dos Santos, Fernando Henrique Cardozo, Enzo Faletto, entre otros.
38
1.3 Auge y Declive del Modelo Taylorista–Fordista–Keynesiano: Crisis del
Capitalismo
La gran expansión capitalista que inaugura la Segunda Posguerra para dar inicio a
los denominados “treinta gloriosos” (Boyer, 1999, 20 - 21), no puede ser entendida
sin tomar en cuenta la dinámica ejercida a través de la modalidad taylorista –
fordista – keynesiana de producción y consumo masivo7, antecedente inmediato
del actual modelo de acumulación en el que se funda la economía global.
El taylorismo surge, como teoría, hacia 1911 con la publicación de Frederick
Taylor Principles of Scientific Management, se implementa por la misma época
bajo sus directrices establecidas a partir de la medición de tiempos y movimientos
que separan las funciones de planeación de las de ejecución; así, el obrero pasa a
ser parte integrante de la máquina cuyo funcionamiento y uso son decisiones de
los propietarios de los medios de producción y sus representantes
(administradores, gerentes), constituye una estrategia de producción que, desde
una visión de la eficacia, elimina los denominados tiempos muertos, estos son, los
que como el traslado de materiales o preparación de insumos, no están
directamente asociados al proceso de producción, por lo que su omisión
incrementa ampliamente la productividad. A la eficacia taylorista de administración
científica del trabajo, habría de articularse el fordismo con la incorporación de la
7 Un detallado análisis de la articulación entre taylorismo, fordismo, producción y consumo en masa y políticas keynesianas, tanto en los procesos laborales como de acumulación capitalista, se encuentra en las obras de Coriat: El taller y el cronómetro. Ensayo sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa (1982) Ed. Siglo XXI, México y en El taller y el robot. Ensayos sobre el fordismo y la producción en masa en la era de la electrónica (1990) Ed. Siglo XXI, México.
39
cadena de montaje que maquiniza el ritmo de producción, incrementa aún más el
rendimiento del trabajo, elimina su dimensión individualizada para sustituirla por
una socialización forzada que interdependiza los procesos entre trabajadores.
La integración entre la taylorista medición de tiempos del trabajo y la producción
fordista en línea (cadena de montaje), induce la producción en masa, un inusitado
incremento de la oferta que reclama, en reciprocidad, la ampliación de la
demanda, el consumo masivo que haga razonable tan prolífica actividad
productiva. Es en el curso de esta dinámica que encuentran explicación ciertas
particularidades que por entonces despliega el sistema capitalista, primero y con
gran intensidad en los Estados Unidos: aumento de los salarios reales de los
trabajadores, instauración de los salarios indirectos a través de la gratuidad que
ofrecen los programas públicos en materia de seguridad social y educación,
aparición y desarrollo del crédito para consumo, todo lo cual estimula la
preeminencia de una clase social media. Todas estas medidas, implementadas
durante la Primera Posguerra, se consolidan tras la Gran Depresión en la
perspectiva de mitigar el desempleo pero, además, como política de bienestar
social y de contención al avance del socialismo.
A mediados de los treinta, 1936, John Maynard Keynes publica su Teoría general
de la ocupación, el interés y el dinero, en la que cuestiona la autorregulación de
los mercados, por lo que promociona la intervención del Estado para incentivar la
demanda mediante la generación de empleos en la construcción de
infraestructura, políticas hacia el pleno empleo, otorgamiento de subsidios y el
40
gasto público. Tales planteamientos resultan totalmente compatibles con la
condición de consumo masivo que comportaba el taylorismo – fordismo con los
cuales se articula para constituirse en motor del denominado New Deal, que
evoluciona como sustento de lo que será el Estado de Bienestar, que se establece
tras la Segunda Guerra Mundial para prevalecer hasta los años setenta.
La conjugación de la triada taylorista – fordista – keynesiana estimula una
acelerada expansión de la producción material, la productividad, la ocupación, el
comercio internacional y el mejoramiento de las condiciones de vida de amplias
capas de la población en los países capitalistas más desarrollados; grandes
propulsoras de este auge económico son las industrias automotriz, armadoras,
ferroviarias, metalúrgicas, siderúrgicas, petroquímicas, ferreléctricas y de
construcción, muchas de estas actividades alcanzaron a trascender hacia regiones
no desarrolladas como América Latina, en donde la modalidad acumulativa se
circunscribió a algunos sectores o regiones en particular y los alcances de las
políticas de bienestar fueron más bien modestos y, en alguna medida, ocasionaron
la profundización de inequidades económicas y sociales: “El subdesarrollo, lejos
de constituir una etapa transitoria hacia el desarrollo, se reafirma como un estado
de cosas con su propia lógica de reproducción dentro del funcionamiento de la
economía mundial” (Flores y Mariña, 2000, 209).
Sin embargo, la expansión capitalista no habría de ser ilimitada. A comienzos de
los 70 se manifiestan los primeros síntomas que, como la reducción en el ritmo de
crecimiento de la producción y el aumento inflacionario, preceden una verdadera
41
recesión generalizada entre 1974 – 1975 cuyo detonante sería la desaceleración
de la inversión, como consecuencia de la menguada tasa de rentabilidad del
capital8, y el alza de los precios del petróleo, maniobrada, desde la oferta, por los
países integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo –
OPEP-. En un principio, la situación de inflación y estancamiento (estanflación),
quiso atenuarse mediante la disminución de los costos laborales por vía de la
reducción de los salarios reales sin perjuicio de la remuneración nominal, esto es,
mediante el incremento de los precios, esta práctica estimuló una creciente
inflación que generaba incertidumbre para las decisiones de inversión.
En este contexto, al despuntar los 80, las críticas se centran en el carácter
inflacionario de las políticas keynesianas y la recuperación de la tasa de
rentabilidad cobra interés prioritario para el capital; para ello, la inflexibilidad
salarial así como la cofinanciación de los productores para los programas de
seguridad social que promocionaba el Estado de Bienestar, constituyen una carga
que mengua, aún más, las de por si reducidas ganancias y, en presencia de altas
tasas de desempleo, el compromiso del Estado como garante de la reproducción
de la fuerza de trabajo, se torna innecesario, incluso disfuncional a efectos del
objetivo de rentabilidad: “En suma, las condiciones que en el periodo expansivo
sustentaban el auge, se tornan durante el periodo recesivo en rigideces que ponen
trabas a la reestructuración del capital y al restablecimiento pleno de la 8 En la reducción de la tasa de ganancia juegan un papel determinante los avances científico – tecnológicos de los años 70 que, como la informática, la telemática, la cibernética, la robótica, inducen un acelerado incremento de la productividad que multiplica la oferta, lo cual presiona la reducción de precios y, por lo tanto, de las ganancias. A ello también contribuye la llegada al mercado capitalista de los países asiáticos, con China a la cabeza (Moreno, 2014, 92).
42
acumulación. En estas condiciones el Estado de Bienestar, en sus diversas
variantes nacionales, se convierte en el principal objetivo del ataque” (Flores y
Mariña, 2000, 213).
1.3.1 Reestructuración del Sistema Capitalista: Neoliberalismo y
Globalización
La crisis del capitalismo de los 70, evidencia el agotamiento del, hasta entonces,
dominante y expansivo régimen de acumulación, marco dentro del cual se impone
la imperiosa necesidad de restablecer la tasa de rentabilidad de las inversiones,
por lo que la prioridad ya no es el pleno empleo de la visión keynesiana, sino el
control monetarista de la inflación: “No fue la doctrina económica predominante la
que cambió la realidad económica. Fue el cambio de la realidad económica lo que
cambió la doctrina económica predominante” (Mandel, 1980, 86); tras ello, se
alienta un ataque radical hacia la intervención estatal en la economía y, en
general, a cualquier mecanismo que obstaculice el libre juego de las fuerzas del
mercado (subsidios, gasto social, barreras proteccionistas al comercio
internacional, etc.).
Desde esta perspectiva y bajo el liderazgo de Inglaterra (1979) y los Estados
Unidos (1980), se propende por la reducción del Estado, en cuanto a sus
funciones de Estado social benefactor y, por supuesto, su retirada de aquellas
empresas nacionalizadas de las que era propietario o administrador de las cuales
demanda su privatización, se impone la eliminación de las barreras proteccionistas
del mercado internacional en lo que denomina apertura económica, reclama la
43
reducción de los costos laborales mediante procesos de flexibilización laboral, se
exige la reducción del gasto público mediante una política fiscal que, en aras de la
eficiencia, asigne los recursos de gasto social solo allí en donde se hace
estrictamente necesario. A este conjunto de políticas económicas, orientadas
hacia la recuperación de la rentabilidad del capital, se le conoce como
neoliberalismo, cuyos detalles acerca de su origen, naturaleza, dinámica e
implicaciones, rebasan los objetivos trazados para este trabajo9, en el que obra
como aspecto contextual.
El derrumbe del bloque socialista soviético, al final del decenio de los ochenta,
constituye un estímulo fundamental para la imposición del modelo neoliberal en la
reestructuración del capitalismo, pues atenúa extraordinariamente la principal
amenaza a este sistema que, antes bien, se fortalece como opción hegemónica y
pareciera avanzar en la conformación de un mundo unipolar. Es precisamente
desde esta percepción de ausencia de amenazas y de competencia con otro
sistema socio – económico – político, de opción única, de hegemonía total, en
que cobra sentido la intención de una expansión total del capitalismo hacia la
conformación de un mercado mundial: la globalización, en la acepción particular
de esta época pues: “A lo largo de la historia del capitalismo se han sucedido
fases de acelerada internacionalización, en que predominan las fuerzas
económicas e ideológicas inspiradas en el liberalismo económico “clásico” y
9 Un estudio detallado sobre estos aspectos es posible en Giraldo, César (2007) ¿Protección o desprotección social? Págs. 89 – 142. Ediciones Desde Abajo, Bogotá. Y en Moreno, William (2013) Actuales políticas de lucha contra la pobreza en América Latina. Protección social de mercado. Págs. 31 – 55. Editorial TEMIS, Bogotá.
44
cuando el sistema se mundializa, y fases de retroceso tanto de la
internacionalización como de la mundialización del capital, en que prevalecen más
bien el proteccionismo y el aislacionismo, y cuando el sistema se desarticula”
(Flores y Mariña, 2000, 241).
Desde esta premisa, y sin ir más lejos, la Primera Guerra Mundial marca el fin de
la fase expansiva del capitalismo liderado por Gran Bretaña, que ve extinguir su
hegemonía en el ascenso de las empresas norteamericanas desde finales del
siglo XIX y comienzos del XX. Luego, con la Gran Depresión y la Segunda Guerra
Mundial, el capitalismo aborda un periodo de radical proteccionismo y severa
restricción a la movilidad del capital; una nueva etapa expansiva se tiene en la
Segunda Posguerra con los Acuerdos de Bretton Woods, ya referidos en este
texto y cuyo colapso al despuntar los 70, coinciden con la crisis capitalista que da
paso al actual modelo neoliberal que alienta el actual proceso de globalización,
caracterizado por el aprovechamiento de las nuevas tecnologías que además de
hacer más veloces los flujos de capital, especialmente financiero, permiten la
difusión ideologizada de información, publicidad y propaganda que estimula la
masificación del consumo.
En el proceso de globalización, el concurso de la tecnología ha facilitado el
avance, de manera privilegiada, del capital financiero, en tanto que los flujos de
producción son mucho más lentos, este desigual desarrollo de las distintas formas
de capital explica porque la evolución de la globalización, como tendencia hacia la
unificación de la economía mundial, marche aparejada con los procesos de
45
consolidación de bloques regionales que alienta la denominada integración
económica regional, tal como se amplía bajo el siguiente numeral.
1.3.2 Globalización e Integración Económica Regional en América Latina
Como respuesta al lento flujo del capital productivo y comercial, en el marco de la
internacionalización del capital que dinamiza la globalización, se fortalecen los
procesos para el desarrollo de las agrupaciones económicas regionales, las cuales
tienen explicación en el contexto de la reconfiguración geoeconómica y política
que en los 70 marca la tendencia a consolidar tres grandes núcleos económicos
en el mundo, en muchos aspectos confrontados: “Alrededor de cada polo de la
triada se han generado áreas de influencia que, basadas en relaciones de
dependencia entre países, tienden a delinear tres bloques regionales…”. (Flores y
Mariña, 2000, 255); estos son, la Unión Europea, cuyos países integrantes
gravitan alrededor de Alemania; los países asiáticos, liderados por China y Japón
y, los Estados Unidos, cuya área de influencia es el hemisferio occidental.
Es en la óptica del fortalecimiento de tales bloques, que se han desarrollado
procesos como el de la Unión Europea que, para 1999, adelanta su unificación
monetaria; el Tratado de Libre Comercio de América del Norte –TLCAN- (NAFTA,
por sus iniciales en inglés), suscrito entre México, Canadá y los Estados Unidos e
implementado en 1994 como fase inicial de un proyecto más ambicioso que es la
integración hemisférica, en lo que a finales de siglo XX y al despuntar del milenio,
se llamó el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas –ALCA-.
46
Tal ambicioso proyecto, está contemplado como política estatal de Estados Unidos
en el documento, dado a conocer el 27 de junio de 1990 por el propio presidente
norteamericano George Bush: “Iniciativa para las Américas” -IPA-, en el que el
gobierno estadounidense, con arreglo a sus intereses económicos y como
estrategia de competencia frente a los otros dos bloques económicos, consigna su
intención de “liderar la construcción de un área de Libre Comercio que abarque
desde Canadá hasta Antofagasta” (Embajada de los Estados Unidos, 1991); a
partir de esta estrategia, los Estados Unidos buscan objetivos tales como
garantizar un espacio exclusivo para sus exportaciones, fortalecer su balanza
comercial, reforzar su competitividad internacional de largo plazo mediante el
acceso irrestricto a materias primas y a los bajos costos laborales al sur de su
frontera (maquilas en la frontera con México), así como la administración de las
relaciones económicas del continente, para ser utilizadas como instrumento de
negociación que facilite su acceso a áreas geográficas de dominio de las demás
potencias.
“La lógica de los esquemas impulsados por Estados Unidos tiende a perpetuar la
dependencia de los países de la región con dicho país, en primer lugar porque
erigen barreras a la entrada de competidores de otra áreas geográficas, y en
segundo término porque obstruyen la consolidación de los procesos de integración
subregionales como Mercosur, la Comunidad Andina y el Mercado Común
Centroamericano” (pág. 259). En efecto, lo estudiado en el texto precedente
permite afirmar que la integración económica regional de América Latina se
47
inscribe en el marco de unas relaciones subordinadas y está dispuesta de acuerdo
a las necesidades económicas, comerciales y geoestratégicas que, en el proceso
de internacionalización capitalista, demanda la economía global, es este el
contexto en el que se suscribe e implementa el Tratado de Libre Comercio de los
Estados Unidos con Colombia, como de una manera más detallada se analiza en
el siguiente capítulo.
48
2. EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO DE COLOMBIA CON ESTADOS
UNIDOS EN EL CONTEXTO DE LA ECONOMÍA GLOBAL
Por lo estudiado en el capítulo anterior, la implantación del denominado modelo
neoliberal, como respuesta a la crisis del sistema capitalista de los setenta,
constituye el contexto en el que tiene lugar el proceso de globalización; los países
América Latina no permanecen ajenos a esta nueva configuración de la economía
mundial sino que, antes bien, desde su ya explicada condición subordinada, deben
proceder a realizar profundas reformas en su estructura económica, de manera
consecuente con aquel modelo. Es en este escenario en el que tiene cabida una
propuesta que, como la Iniciativa para las Américas del gobierno de los Estados
Unidos: “Iniciativa que también busca responder a requerimientos particulares,
tanto de índole doméstica de dicha nación como de carácter regional” (Garay,
1992, 77).
En este orden de ideas, en este capítulo se presenta primero el origen y carácter
de las reformas estructurales con que se configura el orden neoliberal en la región,
desde el cual se aborda el proceso de internacionalización de la economía que
propulsa la globalización y, en la segunda parte, una visión general de la Iniciativa
para las Américas que, como documento orientador de la regionalización
económica, plantea la integración económica del hemisferio americano en la cual
se articula el Tratado de Libre Comercio de Colombia con los Estados Unidos.
49
2.1 Neoliberalismo y Reformas Estructurales
A partir de la crisis de deuda externa por parte de los países de la región de
América Latina, a comienzos de los años ochenta, se impone la condicionalidad
por parte de los organismos multilaterales, especialmente el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional, que se materializa en la adopción de las llamadas
“reformas estructurales”, que según Giraldo quien cita a Selowsky: “consisten en
remover las estructuras que no permiten el libre funcionamiento del mercado”
(Giraldo, 2007, 136).
Sobre la base de estas reformas se construye el modelo económico conocido
popularmente como neoliberalismo, cuyo itinerario hace parte del llamado
“Consenso de Washington”10. Tal Consenso dirige sus recomendaciones en tres
órdenes diferentes, a saber: liberación del mercado, que incluye mercado de
bienes, de capitales y laboral; hacia algunas instituciones, como el Banco Central
que deberá ser autónomo, proceso presupuestal jerarquizado, sistema judicial
independiente y fuerte y las políticas públicas, que deberán formularse y ponerse
en marcha bajo parámetros de disciplina fiscal, focalización del gasto, impuestos
neutrales, privatización y descentralización fiscal. A continuación, se presentan las
orientaciones contenidas en tales medidas de ajuste económico.
10 Los redactores del Consenso de Washington, en cabeza de John Williamson, reclaman que éste no se asimila totalmente al neoliberalismo. Por esta razón, para efectos de este trabajo no se utiliza el término modelo neoliberal, para referirse al modelo que configuran las reformas estructurales implementadas en la mayoría de los países de la región, por orientación de los organismos multilaterales, tras la crisis de deuda externa en los ochenta.
50
2.2 Libre Mercado
La liberación de los mercados de bienes y servicios, tiene su manifestación más
conocida en la apertura comercial, que se debe entender como la eliminación de
barreras al comercio internacional las que suponen impuestos a las importaciones
y las demás restricciones cuantitativas como prohibiciones, licencias o cuotas.
Para América Latina, esta apertura debería ser complementada mediante
esfuerzos regionales de integración en la perspectiva de constituir el Área de Libre
Comercio –ALCA- que, en 1991, se presenta como objetivo fundamental de la
“Iniciativa Bush Para las Américas”.
Esta liberación comprende también el mercado de capitales, el de divisas, la
apertura de capitales y la desregulación financiera. En el mercado de divisas se
debe propender por la eliminación del tradicional control estatal sobre los cambios,
se proclama que la fijación de tales debe estar dada por el mercado, cuyo
comportamiento determina la intervención del Banco Central, para vender o
comprar divisas, de acuerdo a lo que tal mercado señale. La apertura de capitales
se refiere al libre movimiento de inversiones directas, indirectas o de crédito que
se materializa en apertura indiscriminada de la cuenta de capitales. La
desregulación financiera, por su parte, supone la liberación de los tipos de interés,
los altos encajes, la reducción o rediseño de la banca de fomento, la eliminación
de la banca especializada.
También incluye, tal liberalidad del mercado, el laboral a través de procesos de
liberación que se manifiesta en la denominada flexibilización laboral, ésta permite
51
eliminar las restricciones de horario y movilidad, el salario mínimo y las
prestaciones sociales; de esta manera, el salario debe fluctuar libremente y las
prestaciones sociales de salud y pensión, que representan la seguridad social
como salario indirecto, se privatizan y pasan a ser provistas en el mercado. La
flexibilización laboral también permite la prolongación de los periodos de prueba,
los contratos temporales y la contratación por prestación de servicios o tarea
ejecutada (destajo).
2.3 Institucionales Adecuadas para el Mercado
Estas instituciones se establecen para garantizar las condiciones de estabilidad
que el sistema de precios requiere para su óptimo funcionamiento en el mercado,
en esa perspectiva se demandan instituciones libres de presiones políticas y
caracterizadas por la disciplina fiscal y financiera. En estas condiciones se plantea
la existencia de un Banco Central autónomo y del sistema presupuestal jerárquico,
centralizado en la autoridad fiscal, en el caso colombiano el Ministerio de
Hacienda.
2.4 Las Políticas Públicas
En el marco de las reformas, las políticas públicas se justifican desde los principios
del discurso liberal del mercado por lo que, desde esa perspectiva, su
implementación deberá observar condiciones de disciplina fiscal y financiera,
focalización del gasto y de subsidios a la demanda, neutralidad tributaria,
privatización y descentralización fiscal para los niveles regional y local.
52
La disciplina fiscal y financiera constituye una condición básica en aras de
mantener la estabilidad macroeconómica en el marco de un sector externo que, de
haber sido protegido en el modelo económico anterior, pasa a ser liberalizado en
el modelo económico dominante; para tal fin, se debe crear un poder económico
que comporte un sistema presupuestal jerarquizado, en cabeza del Ministro de
Hacienda o su equivalente, que ejerza soberanía sobre los aspectos fiscales y un
Banco Central autónomo con fuerte incidencia sobre los asuntos monetarios,
cambiarios y financieros.
El Banco Mundial recomienda aislar los estamentos técnicos de gestión
económica, particularmente sus organismos decisorios, de los grupos de presión
(Banco Mundial, 1997, 132); en este sentido, se debe establecer un poder vertical
ante la necesidad de “establecer contrapesos que frenen cualquier impulso de
apartarse de los compromisos contraídos” (Banco Mundial, 1997, 21 – 22) de esta
manera, el control del Ministro de Hacienda sobre los asuntos fiscales permitirá
controlar el crecimiento del gasto; en esta misma perspectiva, se instituye un
Banco Central independiente cuya principal misión es el control de la inflación, a
fin de garantizar estabilidad en el poder adquisitivo.
La focalización apunta que los recursos públicos sean dirigidos a la población que
sea identificada como la más necesitada, con tales recursos se otorgan subsidios
a la demanda que debe permitir al individuo, frente a su necesidad, proveerse en
el mercado de aquellos bienes o servicios que necesite: “En los esquemas de
demanda, la financiación se dirige directamente a los usuarios o demandantes.
53
Estos últimos, al poseer recursos, buscarán la manera más conveniente para
proveerse los servicios…También se busca favorecer la creación de mercados en
los sectores sociales” (Molina, 1999: 10). Los subsidios a la demanda significan la
eliminación de los subsidios de oferta que se traduce en restricción del
financiamiento estatal a las entidades públicas las que ahora, también, deben
financiarse en el mercado a través de la venta de bienes y servicios.
La neutralidad tributaria se refiere a que las cargas impositivas no deben producir
ningún tipo de distorsión de los precios, o estas deberán ser mínimas, de modo
que no incidan en la asignación que de los recursos hace de manera “eficiente” el
mercado. Desde este criterio se eliminan los impuestos a las importaciones, ya
que éstos obran como protección a la industria nacional a la vez que evitan que
los productos importados compitan en igualdad de condiciones, tal como lo
establece la lógica del mercado; por otra parte, se reducen los impuestos directos
a partir del principio según el cual, altas tasas de tributación desestimulan el
ahorro y, por lo tanto, las inversiones, en cambio, con el argumento de que tarifas
homogéneas de cobertura universal no derivan en distorsiones al mercado ya que
no alteran los precios relativos, se expande la aplicación del Impuesto al Valor
Agregado, conocido como el IVA.
A partir de los reiterados argumentos como eficiencia productiva, reducción de la
nómina burocrática, mejor asignación de los escasos recursos estatales y de que
la provisión de servicios por parte del Estado induce una intervención que obstruye
la eficiencia en la asignación de recursos que hace el libre mercado, se procede al
54
traspaso de muchas empresas públicas a manos del capital privado y otras deben
realizar reformas generales, ambos procesos -enajenación y reformas-,
contribuyen a estimular la competencia que, en la visión de los organismos
multilaterales, conduce a la eficiencia (Banco Mundial, 1991: 167).
La descentralización, concebida desde la racionalidad del mercado, es vista como
el proceso para permitir la implementación de mecanismos de competencia entre
regiones y localidades en tanto que acerca la relación entre las instituciones
proveedoras de servicios y los usuarios; se basa en el principio de subsidiaridad
según el cual, el servicio requerido debe ser suministrado por el nivel más bajo de
gobierno que pueda proveerlo y financiarlo, eso sí, a través del mercado en donde
la intervención estatal se considera excesiva, por lo que es viable afirmar que, la
descentralización fiscal llevada a fondo, conduce a la privatización.
2.5 Lógica de la Implementación y Funcionamiento del Modelo
Como ya se ha establecido, la implementación de las reformas estructurales en
América Latina, tras la crisis de la deuda externa a comienzos de los ochenta,
fueron la condición impuesta por los prestamistas a través de los organismos
financieros multilaterales y tienen como objetivo, no solamente garantizar el cobro
de sus acreencias, sino también, integrar a los países endeudados en la dinámica
de internacionalización financiera, proceso predominante de lo que se conoce
como globalización a la que Soros caracteriza como etapa financiera del
capitalismo (Soros, 2000) y Salama llama financiarización de la economía.
(Salama, 1998).
55
Para Salama, la financiarización significa que en el proceso económico la lógica
financiera se superpone sobre la lógica productiva (Salama, 1998: 2), y explica
que es este un fenómeno que se hace evidente al verificar el aumento sin
precedentes de las transacciones financieras, como resultado de que las
empresas se orientan más a buscar rentas financieras que ganancias en el
proceso productivo; la financiarización ha sido ampliamente estudiada por autores
como Aglietta y Cartelier (2002), (Chesnais (1994), Salama (1996, 1998), Soros
(2000), entre otros, a partir de quienes se realiza a continuación, para mayor
comprensión, una mirada acerca de su origen, dinámica y de las implicaciones
que para América latina ha significado su expansión, particularmente en su
articulación con las ya reseñadas reformas estructurales.
En la lógica de financiarización los inversionistas no realizan su accionar
convencional, en el que las ganancias se lograban mediante el proceso de
producción de bienes y servicios reales, sino que las inversiones se orientan hacia
la obtención de títulos, productos financieros o combinación de opciones de los
que esperan obtener el mayor rendimiento, en un proceso de compra y venta de
tales activos en los mercados bursátiles; es como si el dinero generará, en sí
mismo, un dinero aumentado sin que para ello hubiese mediado la producción de
mercancías. En el caso de las empresas, estas se ven abocadas a participar bajo
esta tendencia por lo que, en busca de mayor rentabilidad, proceden con los
llamados programas de “reestructuración” o “reingeniería” cuyo objetivo es la
reducción de los costos, lo que se traduce en la cesación de puestos de trabajo,
56
aumentos de la productividad por empleado, reducción de los salarios reales, a la
vez que reinvierten sus excedentes en los mercados financieros, en detrimento de
actualización tecnológica o reposición de capital productivo.
Desde esta perspectiva, es comprensible la exigencia de generalización de
impuestos a fin de aumentar los ingresos tributarios, en tanto, se recorta el gasto
público y eliminan los subsidios tal como lo contempla la, ya vista, disciplina fiscal
con la que se contrae la demanda interna que permite mayor disponibilidad del
excedente de exportación para con eso, obtener las divisas con que remunerar la
rentabilidad financiera. Por otra parte, la liberalización del mercado de capitales,
resulta compatible con la inducción para que los países se endeuden en esos
mercados, a través de la emisión de bonos y títulos de deuda, y no acudan a la
emisión de los bancos centrales que ahora no tienen esa facultad. Así, los países
de la región de América Latina han quedado involucrados en la tendencia
económica internacional y sus Estados, como deudores, están supeditados por los
mercados financieros.
Supeditados por la lógica del capital financiero, acreedores y tenedores de títulos
propenden por un escenario de preservación del poder adquisitivo de la moneda, a
fin de garantizar la rentabilidad efectiva de sus activos bursátiles al momento de
ser redimidos, por lo que la reducción de la inflación se convierte en el objetivo
central de las reformas estructurales las que, para el efecto, integran en su
formulación un tratamiento antiinflacionario monetarista que se traduce en
contracción del dinero circulante.
57
La contracción de la demanda se realiza, directamente, mediante la eliminación de
puestos de trabajo, en principio sobre la nómina estatal que, consecuentemente
con la disciplina fiscal impuesta, redunda en reducción del gasto público; en las
empresas privadas y en aquellas públicas que son objeto de privatización, la
cesación de empleos procede con los programas de reestructuración o
reingeniería antes referidos. La apertura comercial, por su parte, facilita la entrada
de los excedentes de bienes desde los países industrializados, producidos a los
bajos costos que permite la alta tecnología o que ya los han recuperado en sus
mercados internos, razón por la cual pueden ser ofrecidos, en los países objeto de
las reformas, a precios ante los que la industria nacional no puede competir, una
práctica que ha impactado negativamente al sector real de la economía en los
países de la región.
2.6 Iniciativa Bush para las Américas y el TLC de Colombia con USA
La iniciativa Bush para la Américas se trata de la ponencia realizada por el
presidente George Bush de los Estados Unidos el 27 de junio de 1990, ante
autoridades de América Latina y el Caribe, en la cual proponía la asociación de los
Estados Unidos con los países de América y el Caribe mediante reformas
económicas orientadas al mercado como condición relacionada con el crecimiento
económico y estabilidad política de éstos países.
Se basaba su propuesta para el libre comercio llamada Zona de Libre Comercio
Hemisférica, en la inversión extranjera en éstos países, a partir de ofrecer un
mayor endeudamiento al existente en los países de América y del Caribe, a
58
cambio de realizar reformas estructurales y captar nuevas inversiones y en la
reducción de la deuda externa.
La exposición de Bush se justificó de la siguiente forma:. “…cumplir dos objetivos
fundamentales: primero, reforzar los programas de ajuste estructural (pae) en
América Latina, para hacer socios aún más compatibles con sus intereses
(fomentando ya no el desarrollo sino un crecimiento económico sostenido que
aliviaría los problemas de migración y narcotráfico); segundo, asegurar a largo
plazo mercados donde colocar productos e inversiones, para de esta manera
enfrentar mejor la competencia intercapitalista y recuperar parte de su hegemonía
perdida”(Tole, 2013).
Como objetivo final, la alternativa tuvo el de extender esa zona de libre comercio
“desde el puerto de Anchorage hasta la Tierra del Fuego”. En aquel momento, la
región latinoamericana —con 445 millones de habitantes (el 8,4% de la población
mundial)- resultaba un mercado muy atractivo y la riqueza y diversidad de sus
recursos naturales ofrecía un enorme potencial a sus compañías mineras,
industriales, comerciales y financieras. Los Estados Unidos cubrían más del 40%
de las importaciones latinoamericanas y compraban una proporción similar de sus
exportaciones. Esta fue, presumiblemente, la motivación real de la propuesta del
presidente Bush junto con sus insistentes exhortaciones y condicionamientos para
que los países latinoamericanos abrieran sus economías y facilitaran el
movimiento de las empresas estadounidenses en sus mercados (Borja, 2013)
59
El discurso de Bush fue enfocado al convencimiento sobre un panorama de
estabilidad de la previsibilidad para captar los capitales en fuga que había evitado
los países de América Latina. Existe la siguiente interpretación a dicho discurso:
Sin duda la elección de una nueva estrategia para la regulación de los
intercambios comerciales entre Estados Unidos y los países latinoamericanos no
fue producto de un evento o de un momento determinado, sino de la interacción
de un conjunto de circunstancias políticas y económicas. Es más, la proliferación
de TLCs estadounidenses se puede advertir tras el cambio global que siguió al
influjo de la ideología neoliberal; a la caída del régimen de la Unión Soviética junto
con su área de influencia; a la liberalización de las economías de los países
asiáticos en desarrollo, de los países socialistas en período de transición y de los
países latinoamericanos; al impulso de la libre circulación de bienes, servicios y
capitales, junto a la creación de las “empresas globales” como entidades sin
fronteras (deslocalizadas) que desbordan el marco tradicional de las economías
nacionales, entre otros fenómenos que redefinen en varios sentidos el trato
comercial del gobierno de Estados Unidos al continente americano (Tole, 2013).
De esta forma, y bajo la estrategia de ampliación de mercados, Estados Unidos no
solo garantizaba el consumo para el mercado de sus empresas, sino que
controlaba y propiciaba el endeudamiento de la región latinoamericana.
Es en este contexto en el que procede la formulación, la controvertida negociación
y puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de Colombia con los Estados
Unidos, cuyo desarrollo desde mayo de 2012 ha planteado serios interrogantes a
60
sus anunciados beneficios pues, como se verá a continuación, en este corto lapso
de tiempo evidencia un oneroso costo social, tanto para productores como para
trabajadores, particularmente en el sector agrario
61
3. IMPACTO SOCIAL DEL TLC ESTADOS UNIDOS - COLOMBIA
Es claro que el hecho de que los Estados adopten políticas de liberalización del
comercio y de mercado, inmediatamente se relaciona con los aumentos en
diferentes variables tales como, inversión extranjera y tecnológica contribuyendo
de esta forma a la destrucción de puestos de trabajo. Por otro lado, según el
Banco de la Republica de Colombia en su informe “La Dinámica del Desempleo”
(2011), afirma que la liberalización del comercio genera fomento en los
empresarios para que desde allí se produzca la creación de nuevos puestos de
trabajo, como consecuencia de los incrementos significativos en su productividad.
(Lasso, F., 2011).
A partir de lo anterior y pese a que en materia teórica los tratados de libre
comercio deben llevarse a cabo entre Estados soberanos, autónomos e
independientes con el fin de proporcionar la igualdad y equivalencia para las
partes, y que quienes participan en la negociación son individuos capacitados para
ceder en algunos aspectos y así garantizar que los objetivos primordiales de la
negociación como son obtener beneficios se lleven a cabo, en el caso del TLC
entre Colombia y Estados Unidos, la negociación se dio entre economías
asimétricas y de manera inequitativa.
Con la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio TLC Colombia- Estados
Unidos, lo que se pretendía era tener acceso más abierto a la tecnología a través
de las importaciones, lo cual a su vez permitiría traer maquinaria más avanzada,
para que de esta forma se generaran economías a escala dentro de las
62
compañías, convirtiéndolas en empresas con productividad más alta para que en
términos de competitividad la diferencia no fuera tan amplia, que el uso de los
factores de producción fuera más eficiente, lo que traería más inversión extranjera
hacia Colombia y por ende mayor crecimiento en la producción nacional (PIB)
(Correa, J., 2011).
Es claro que el proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio con el
principal socio comercial de Colombia, tuvo grandes obstáculos los cuales
desencadenaron en el tardío proceso de la firma del mismo. Así pues, dentro de
las diferencias que se presentaron durante la negociación, podemos encontrar que
de las principales exigencias de Estados Unidos hacia Colombia era todo lo
concerniente al tema laboral, a través de protección a los sindicatos y el
mejoramiento de las condiciones del trabajador haciendo énfasis en la calidad de
los contratos, la restricción de cooperativas de trabajo asociado y la disminución
en las tasas de informalidad, aspecto en el cual Colombia tenía muchas
debilidades en aquel entonces. (Cabrera, M. 2012).
En efecto, según Moreno en su publicación “Actuales Políticas de Lucha Contra la
Pobreza en América Latina. Protección social del Mercado” (2013), el recorte de la
demanda agregada como instrumento de control de la inflación y como
requerimiento estructural para la inversión financiera, conlleva la reducción de
puestos de trabajo tanto en entidades propias del Estado mediante mecanismos
de indemnizaciones, despidos masivos, etc., y en empresas privadas que con el
63
propósito de generar un incremento en sus utilidades adelantan planes dirigidos a
la reducción de los salarios.
3.1 Tasa de Desempleo
En los primeros años de la primera década del 2000 el desempleo presenta tasas
sumamente preocupantes, donde la informalidad y el subempleo recobran gran
importancia y participación en la ocupación de la sociedad del país.
Recordando que el TLC tomó vigencia el 15 de mayo de 2012, basado en datos
del DANE, de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, y tomando en
consideración datos correspondientes a partir de cinco años anteriores a la
vigencia del TLC; para el año 2007 la tasa de desempleo en Colombia
correspondía 12,9% de la población activa, seguidamente experimentó una caída
para el año 2008 de 12,1%; en el año 2009 regresó al valor de 12,9%; para el año
2010 reflejó una alza hasta 13%; bajo a 12,4% para el 2011. Se puede apreciar
variaciones pocos significativas.
A la fecha de la entrada en vigencia del acuerdo, Colombia presentaba una tasa
de desempleo del 11,6%; el año siguiente 2013 la tasa baja 1,2% ubicándose en
10,4% y en un continuo descenso se ubicó en 9,1%. En esta variable de tasa de
desempleo se puede apreciar una decrecimiento de la misma denotando una
situación favorable.
La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe por sus siglas CEPAL en
su informe “Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe •
64
2011-2012” plantea que uno de los mayores retos coyunturales actuales en la
región es la recuperación del empleo.
En Colombia el principal factor de desigualdad de los ingresos totales es el ingreso
laboral, esta es una condición que se replica para todos los países miembros de la
OCDE. Según el estudio económico de la OCDE para Colombia realizado en el
2013, las rentas del capital generalmente son más sesgadas que las rentas del
trabajo, no son un factor determinante ya que su participación en los ingresos
totales es modesta. Del mercado laboral en Colombia deriva la desigualdad en los
ingresos. Igualmente, la relativa alta tasa de desempleo es un factor importante.
Además, entre las personas que trabajan, muchas lo hacen en el sector informal, a
menudo en ocupaciones de baja productividad, y apenas se benefician de la
protección social. Por consiguiente, su riesgo de caer en la pobreza es alto tras
perder su puesto de trabajo o al envejecer. Por otro lado, la dispersión de salarios
para quienes trabajan en el sector formal es alta, así como la prima por tener
educación, lo que refleja el nivel todavía bajo de finalización de estudios y la
dificultad que tienen los niños con una situación de desventaja socioeconómica
para estudiar en centros de educación terciaria.
El Foro Los TLC, La Industria y El Empleo Nacional realizado en octubre de 2014,
el cual fue convocado por algunas centrales sindicales y empresas vinculadas al
grupo Proindustria, tuvo como objetivo principal el de realizar un balance de los
tratados de libre comercio que habían sido implementados, el balance arrojo lo
65
siguiente: En materia de empleo las consecuencias son devastadoras: “el
desempleo abierto bordea los 3 millones de personas y las estadísticas no son
peores por que se contabiliza como empleo el enorme crecimiento del rebusque y
la informalidad, que no es otra cosa que la precarización de vida de los
trabajadores” (Foro Los TLC, la Industria y el Empleo Nacional, 2014).
Evidentemente los empleos del comercio y los servicios han reemplazado a los
empleos estables y de calidad, siendo poco productivos y cada vez teniendo
menos participación en la riqueza del país.
Es por ello que la flexibilización laboral y su informalidad permite que las
intermediaciones contractuales por terceras empresas se aviven, se generen
mayor celebración de contratos temporales, incremento en los periodos de prueba,
contratos por prestación de servicios, la creación de cooperativas de trabajo
asociado, todo esto dispone un entorno en donde las relaciones ya no
corresponderían a lo laboral sino a relaciones estrictamente comerciales.
La información con relación a población ocupada, desocupada, inactiva y
subempleada ofrecida por el DANE señala que en relación a los ocupados, se
aprecia una disminución que va de 20.803.000 en el año 2014, a 21.657.000 para
el año 2015 produciendo una variación positiva de 4,1%. Pero evidentemente en el
ítem Ocupados se contabilizan los empleos formales e informales,
lamentablemente las cifras reveladas no corresponden a documentos científicos y
si artículos que revelan la preocupación al respecto.
66
En relación a los inactivos, se presentó una situación favorable, ya que en el año
2014 existían 13.629.000 inactivos y para el mismo período considerado del año
2015 disminuyeron a 13.430.000 apreciando un decrecimiento en -1,5%.
En relación a los subempleados subjetivos, que son la población ocupada que
manifiesta el simple deseo de mejorar sus ingresos, el número de horas
trabajadas o tener una labor más propia de sus personales competencias, para el
año 2015 se situaba en 6.212.000 para el año 2015 en 6.628.000 subempleados,
con un aumento de 6,7 %; con lo cual puede decirse que hubo una pérdida de la
calidad de empleo percibida por el trabajador.
Para los subempleados objetivos, los cuales comprende a quienes tienen el
deseo, pero además han hecho una gestión para materializar su aspiración y
están en disposición de efectuar el cambio, para el año 2014 se evidenciaron
2.319.000 subempleados objetivos y este número aumento a 2.422.000 para el
año 2015, denotándose un aumento del 4,4 %.
Se puede observar que en ninguno de los empleos informales existen garantías
reales que puedan contribuir al mejoramiento de la economía y a la reducción de
la pobreza.
3.2 Crecimiento de la Economía
En el 2011, año previo a la implementación del Tratado de Libre Comercio entre
Colombia y Estados Unidos, la economía tuvo un crecimiento realmente
considerable en comparación con los otros años relacionados. Durante el año
67
2011, el valor agregado del sector minero colombiano registró un crecimiento en
14,3%, debido a un incremento en el valor agregado de carbón mineral en 15,4%,
otros rubros importantes según el DANE fueron el petróleo crudo, gas natural y
minerales de uranio y torio en 17,5% y de minerales no metálicos en 5,2%, en
tanto que los minerales metálicos descendieron en 11,3%. El incremento en el
valor agregado del sector petrolero obedeció al aumento en la producción de
petróleo crudo en 18,6% y a la caída de gas natural en 2,6%. (DANE, 2012). El
valor agregado de los minerales metálicos disminuyó por la caída en la producción
de níquel en 28,8% y de hierro en 9,1% en tanto que la producción de oro
aumentó en 4,5% y la de plata y platino en 48,0%.
Para el 2012, año en el que se implementó el TLC Colombia-Estados Unidos, la
economía colombiana tuvo un crecimiento más moderado que en el año
inmediatamente anterior. Los paros ocurridos en el 2012 son muestra de la
inconformidad por parte de algunos sectores económicos en los retornos
obtenidos en su oficio y en la desigualdad en la distribución de los ingresos.
3.3 Medida de la desigualdad en los ingresos en Colombia
Según cifras del DANE, la desigualdad de los ingresos a nivel nacional registró
0,569 puntos en el año 2010; para el año en el que se implemento el acuerdo de
libre comercio la cifra es preocupante ya que para la variable Resto (Población
Rural) el coeficiente arrojo 0,465 puntos; en el año 2013 (año posterior a la
implementación del TLC) a nivel nacional Gini no tuvo variación, pues la
desigualdad en Colombia para esos años se mantuvo como una de las más altas
68
en el mundo estando por encima países menos desarrollados tales como
Guatemala. Lo importante no es estar dentro de los primeros puestos de mayor
desigualdad o en los últimos, lo realmente preocupante es la tendencia que se ha
venido registrando, Colombia sigue teniendo políticas incapaces de desconcentrar
el ingreso y aunque se han realizado múltiples esfuerzos para la reducción y el
mitigamiento de la pobreza, poco se ha hecho en materia de desigualdad.
3. 4 Balanza Comercial
A pesar de que el crecimiento de la economía Colombiana tal y como se describió
anteriormente supero las proyecciones que tenía el gobierno nacional, la industria
cafetera fue la más afectada. Según el economista Jonathan Malagón director
macroeconómico de FEDESARROLLO, el sector cafetero fue el principal
proveedor de divisas a Colombia. También afirmó que en la década de los setenta,
la industria cafetera colombiana estuvo en su mejor momento, pues represento el
63% de las exportaciones colombiana. Luego debido al retroceso en la economía
y a la baja en el precio del café, la producción cafetera cayo y las exportaciones se
redujeron considerablemente. Según el Banco de la Republica, en 1993 Colombia
exportó alrededor de 17 millones de sacos, en 2012 los sacos exportados no
superaron los 8 millones. En términos de precios el panorama no mejora mucho,
pues en diciembre de 2011 la carga11 de café valía $1.100.000 (US$605); en
febrero de 2012 los productores cafeteros vendieron la carga en menos de
$650.000 (US$357); y en el mismo mes del año 2013 tras un año de
11 La carga es equivalente a 125 kilogramos de café.
69
implementación del TLC la carga valía $511.500 (US$281). En el primer año el
precio de la carga se redujo en un 59%, dejando grandes pérdidas en la economía
cafetera.
Lo anterior refleja la gran preocupación con respecto al sector agrícola, las cuales
están fundamentadas en la gran diferencia que existe en el apoyo dado a este
sector tanto en los Estados Unidos como en Colombia, por parte de los
respectivos gobiernos. Estados Unidos en su condición de hegemonía mundial
ofrece mayores posibilidades y ayudas a las exportaciones de su agricultura. La
diferencia en la producción del agro entre Colombia y Estados Unidos son
abismales, ya que en términos de tecnología e infraestructura el sector colombiano
es menos competitivo que el estadounidense. Esto hace que los productores
locales tengan mayores dificultades para poder cumplir con las exigencias de
Estados Unidos y finalmente exportar.
Lo anterior refleja claramente la desventaja de los productores locales, lo cual
exige a gritos el apoyo y la inversión del gobierno para lograr alcanzar los
estándares mínimos de calidad que en la actualidad el sector no alcanza y a su
vez genera pérdidas.
En los dos años posteriores a la entrada en vigor del Acuerdo entre Colombia y
Estados Unidos, la balanza comercial tuvo un comportamiento contrario al de los
tres años previos a la implementación. Barberi en su publicación “Efectos del TLC
Colombia – EE.UU. Sobre el Agro” (2015) afirma que Estados Unidos perdió
70
participación en la compra de las exportaciones colombianas y repunto en las
cifras como proveedor de las importaciones del país.
Cuadro 1
Balanza Comercial de Colombia con Estados Unidos (Valor FOB)
Periodos de Estudio12
Exportaciones Importaciones Balanza
Periodo 1 14.535.208.973 9.346.073.915 5.189.135.058
Periodo 2 18.921.097.065 11.321.161.535 7.600.265.011
Periodo 3 22.870.097.065 12.694.464.606 10.175.632.459
Periodo 4 20.901.159.641 14.733.941.618 6.167.218.023
Periodo 5 16.152.192.748 16.425.576.649 -273.383.901
Fuente: (Barberi, 2015, pg)
Como se puede observar en el cuadro 1, durante los dos años de vigencia del
Tratado la balanza comercial refleja un saldo en disminución, incluso en el último
periodo sujeto a análisis el resultado es deficitario. En comparación con el periodo
3 (año previo a la implementación del Acuerdo) la balanza comercial disminuyo
aproximadamente US$4.008 millones al pasar de US$10.175 millones a US$6.167
millones en el periodo 4. Evidentemente la situación genera mayor preocupación
al observar que en el periodo 5 (segundo año tras la implementación) la balanza 12 Los periodos construidos por Fernando Barberi para el análisis son: Periodo 1: mayo 15 de 2009 a mayo 14 de 2010 Periodo 2: mayo 15 de 2010 a mayo 14 de 2011 Periodo 3: mayo 15 de 2011 a mayo 14 de 2012 Periodo 4: mayo 15 de 2012 a mayo 14 de 2013 Periodo 5: mayo 15 de 2013 a mayo 14 de 2014
71
comercial resulta deficitaria puesto que ha disminuido US$ 10.449 millones con
respecto al año inmediatamente anterior a la entrada en vigor del Acuerdo.
Cuadro 2 Participación de Estados Unidos en la Balanza Comercial de Colombia
Exportaciones Importaciones
Periodo 1 41% 28%
Periodo 2 41% 26%
Periodo 3 38% 23%
Periodo 4 35% 26%
Periodo 5 28% 28%
Fuente: Barberi, F. (2015)
El cuadro anterior refleja la participación de Estados Unidos en la balanza
comercial de Colombia, evidenciando en los 2 años posteriores a la
implementación del acuerdo que en materia de importaciones la participación ha
tenido un incremento en 5 puntos porcentuales, es decir, que paso del 23% en el
periodo 3 al 28% en el segundo año de implementación. Para las exportaciones de
Colombia hacia Estados Unidos la variación es mucho mayor y aclama medida
para su contrapeso, pues paso del 38% al 28% en los mismos periodos, estas
variaciones sustentan y recaen en la disminución de la balanza comercial.
El panorama empeoraría en el caso de que se eliminaran los combustibles de la
balanza comercial, ya que como se está viendo en el momento, la demanda de
72
crudo ha disminuido por la crisis del precio del petróleo y por el aumento de la
producción del mineral en Estados Unidos y su condición no solo de
autoabastecerse sino también la de destinar parte de su producción a las
reservas.
Otro aspecto que ha hecho que la balanza comercial del país con EE.UU. se haya
deteriorado es el comportamiento de la evolución del comercio de los productos
agrícolas y agroindustriales. Así pues, como lo demuestra el cuadro a
continuación, en el primer año de vigencia del Acuerdo, la balanza genera un
resultado deficitario (US$ 461 millones) a causa de que las exportaciones de los
productos del sector agrícola y agroindustrial crecieron aproximadamente US$6
millones, y las importaciones de los mismos productos tuvieron un alza cerca de
los US$451 millones. (Barberi, 2015, 24)
Cuadro 3 Balanza Comercial de Productos Agroindustriales de Colombia con Estados Unidos (Valor FOB)
Exportaciones Importaciones Balanza
Periodo 1 291.218.830 344.314.293 (53.095.914)
Periodo 2 263.453.257 432.892.185 (169.438.928)
Periodo 3 297.504.748 313.980.427 (16.475.679)
Periodo 4 303.893.330 765.092.271 (461.198.941)
Periodo 5 282.703.814 743.255.578 (460.551.764)
Fuente: (Barberi, 2015, 25 )
73
Para el segundo año de vigencia del Acuerdo, la situación no varía
significativamente con respecto al primer año de implementación, pues si bien las
importaciones disminuyeron de un año a otro US$ 21,8 millones las exportaciones
también disminuyeron US$ 21,2 millones, lo que deja un déficit en la balanza
comercial de US$ 460 millones aproximadamente. (Barberi, 2015).
Por otra parte, se puede observar en el cuadro 4 que las exportaciones en el
periodo 3 año previo a la implementación del Acuerdo fueron relativamente
significativas en comparación con el periodo en el cual entra en vigencia el
acuerdo. Es importante señalar que la balanza comercial paso de US$ 1.799
millones en el tercer periodo a US$ 1.599 millones en el primer año de
implementación del Tratado, y en el segundo año de vigencia del acuerdo la
balanza llego a US$ 1.077 millones.
Cuadro 4 Balanza Comercial de Productos Agrícolas de Colombia con Estados Unidos (Valor FOB)
Exportaciones Importaciones Balanza
Periodo 1 1.787.616.127 382.061.644 1.405.554.483
Periodo 2 2.317.171.184 420.070.963 1.897.100.221
Periodo 3 2.149.906.111 349.940.039 1.799.966.073
Periodo 4 2.019.951.341 460.602.360 1.559.348.981
Periodo 5 2.137.617.358 1.059.845.098 1.077.772.259
Fuente: (Barberi, 2015, 26)
74
En el cuadro 4 las exportaciones en el periodo 3 año previo a la implementación
del Acuerdo fueron relativamente significativas en comparación con el periodo en
el cual entra en vigencia el acuerdo. Es importante señalar que la balanza
comercial pasó de US$ 1.799 millones en el tercer periodo a US$ 1.599 millones
en el primer año de implementación del Tratado, y en el segundo año de vigencia
del acuerdo la balanza llegó a US$ 1.077 millones. Por otro lado y analizando la
variación de las empresas participes en el comercio de productos agrícolas y
agroindustriales entre Colombia y Estados Unidos en los periodos objeto de
estudio, las empresas importadoras han crecido en mayor proporción que las
exportadoras, ya que la coyuntura lo permite y las condiciones están hechas para
que dichas importadoras crezcan. En el siguiente cuadro se podrá reflejar
detalladamente las variaciones.
Se puede observar en el siguiente cuadro que las personas jurídicas o naturales
importadoras son mayores a las exportadoras, pues el primer año de vigencia del
acuerdo existían únicamente 204 empresas exportadoras mientras que para el
mismo periodo las importadoras tuvieron un crecimiento del 17%. Sin embargo y a
pesar de que para el segundo año de la vigencia del tratado de libre comercio
entre Colombia y Estados Unidos las personas jurídicas o naturales exportadoras
crecieron aproximadamente 11,5% siguen siendo superiores las importadoras,
esto muestra las falencias que presenta la implementación del acuerdo y que el
entorno en el que se está dando el mismo para nada favorece a la economía
75
interna y si incentiva a que nuevas empresas importen productos desde Estados
Unidos.
Cuadro 5 Personas Jurídicas o Naturales importadoras y Exportadoras de Productos Agrícolas y Agroindustriales entre Colombia y Estados Unidos Exportaciones Importaciones
Empresa
s
Crecimient
o
Nuevas
Empresa
s
% Empresas Crecimient
o
Nuevas
Empresas
%
Periodo 1 1504 1.021
Periodo 2 1337 -11,1% 1.491 46,0%
Periodo 3 921 -31,1% 898 -39,8%
Periodo 4 903 -2,0% 204 22,6
%
1.051 17,0% 372 35,4
%
Periodo 5 1007 11,5% 292 29,0
%
1.034 -1,6% 304 29,4
%
Fuente: (Barberi, 2015, 29)
3. 5 Falencias del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos-
Colombia
A menudo países en vías de desarrollo han asumido políticas proteccionistas de
sus mercados con el fin de proteger sus empresas nacionales de la competencia
extranjera, a través de aranceles que son impuestos a la entrada de productos
hechos en otros países. Otro mecanismo también utilizado es el establecimiento
de cuotas de importación las cuales sólo permiten la entrada al país de una
76
cantidad específica de un determinado producto extranjero y los subsidios a las
exportaciones.
El proteccionismo puede estar vinculado con el poco acceso a determinados
bienes de consumo, por parte de un sector de la población, es decir, ante un
porcentaje alto o no deseado en la economía de un país.
Algunos efectos positivos del proteccionismo a través de aranceles de importación
pueden ser:
1. Los recursos generados por la recaudación fiscal representan un incremento
cuando existen aranceles de productos difícilmente sustituibles. Dependiendo de
si se trata de un país desarrollado los recursos que se generan por esta vía cada
vez tienen una menor importancia relativa, dentro de los ingresos del Estado. Si se
trata de un país en vías de desarrollo tienen una mayor importancia cuantitativa en
sus ingresos.
2. El establecimiento de aranceles produce disminuciones en los volúmenes de las
importaciones y obviamente del consumo de dichos bienes; esto produce una
mejora en la balanza comercial.
3. Cuando un bien entra al mercado con un precio superior por ajuste del efecto de
un arancel aplicado y los consumidores prefieren no adquirirlos, estas decisiones
promueven la adquisición de bienes producidos con ineficiencia productiva y de
especialización.
77
4. De parte del productor, un arancel puede provocar gozar del mercado de un
producto que no compite con productos similares. El exceso de protección puede
ser la garantía de una producción interna ineficiente con elevados costes de
producción, desviando recursos que pudieran ser empleados en la producción de
otros bienes con mayores ventajas competitivas.
Cuando un país asume una política de apertura con otro país, elimina aranceles
de forma total o escalonadamente, para transar libremente productos o bienes;
como es el caso de Colombia a través del TC con Estados Unidos.
Vale la pena recordar sobre la apertura comercial: “…es la capacidad de un país
de transar bienes y servicios con el resto del mundo, lo cual depende mucho del
nivel de las llamadas barreras arancelarias y para-arancelarias establecidas por el
país… ”. (Díaz, 2009) Sin embargo Colombia, presenta con respecto a Estados
Unidos diferencias en cuanto a su sistema de producción y desarrollo que produce
diferentes resultados al impulso de la productividad, mayor desarrollo, aumento del
flujo de conocimiento y mayor competitividad entre las empresas colombianas.
3.5.1 Obstáculos Presentados para la Comercialización de Productos
Colombianos
En tal sentido, y tal como se ha podido apreciar los resultados en los puntos
anteriores sobre el impacto social; en cuanto al empleo, ingreso y balanza
comercial no son tan alentadores quizá por las barreras que Colombia presenta
por su desarrollo en sí mismo. Con esta reflexión es propicia la siguiente
argumentación sobre las barreras que impiden mejores resultados enumerando:
78
“…el acceso a la tecnología, el costo de imitación, el tamaño de mercado, la
competencia doméstica, las exportaciones, la inversión, la política gubernamental
y la distorsión de los precios” (Díaz, 2009). En este sentido se puede apreciar la
existencia de los siguientes obstáculos:
1. Área aduanera. Se trata de la pérdida de productos en el sector alimenticio,
donde se manifiestan en: (a) la existencia de un sistema de control en
estado de obsolescencia que no permite el ingreso y egreso de productos,
(b) graves evidencias de corrupción para la legalización comercial de
productos.
2. Carencias en el etiquetado de los productos, lo cual es un requisito de vital
importancia en Los Estados Unidos.
3. Falta de apoyo financiero para atender procesos de reconversión industrial,
acceso a materias primas, competitividad en nuevos mercados y
modernización tecnológica.
4. Barrera por la ausencia o carencias en el cumplimiento de los estándares
de calidad exigidos en Estados Unidos. Esta barrera constituye una
deficiencia gubernamental acerca de la implantación y modernización de la
metrología, acreditación y normalización colombiana; para medir la calidad
de lo que se produce.
5. Desconfianza de los empresarios estadounidenses con respecto al
desempeño empresarial colombiano.
79
6. Estrictas normas fitosanitarias que condiciona la admisibilidad de los
productos agropecuarios colombianos. Esto se verifica de una manera
fuerte y estricta en los productos cárnicos.
3.5.2 Consecuencias de los resultados de la apertura comercial
Una consecuencia lógica en primera instancia por la eliminación de los aranceles
está dada por el hecho de no recibir los impuestos correspondientes que se
recibían por la importación de productos estadounidenses. En este sentido, se
manifiesta una percepción menor de ingresos tributarios que ocasionan un
desajuste que puede incidir de forma negativa en el déficit fiscal colombiano, a
pesar de la posibilidad de recuperación por el impuesto al valor agregado, que se
realice del consumidor final de dichos productos.
Por otro parte surge un problema más que resolver por parte del Estado
colombiano, en cuanto al soporte gubernamental en relación a los estándares de
calidad internacionales exigidos para la comercialización de los productos
colombianos.
Necesidad de adecuar la educación para la formación del capital humano
colombiano adecuado a la nueva realidad de competitividad empresarial que se
requiere; con énfasis en la adopción y apropiación del uso intensivo de la
tecnología. Finalmente, se debe incentivar y facilitar al empresariado colombiano
con miras de manejar la normativa internacional en materia de comercio.
80
3.5.3 Productos afectados en forma negativa por el TLC
Los lineamientos normativos que rige la entrada de productos a los Estados
Unidos están contenidos en la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y
Erradicación de la Droga, mejor conocida como ATPDEA, de tal manera que ha
sido el soporte contenido en esta ley contrastado con la realidad que se ha
determinado algunos productos pocos favorecidos que se señalan a continuación:
Calzado y Artículos de Cuero
Los productos derivados de este sector, están en manos de PYMES, con lo cual la
tecnología utilizada tiene un propósito de producción con características
artesanales, contrapuesto a ser industriales. Con esto se verifica carencias en la
tecnología y maquinaria necesaria para participar con un volumen representativo,
para las exigencias de la actividad de la exportación. En cuanto a la actividad de
importación, se prevé además pérdidas estimadas de empleos.
Café
El TLC promueve mecanismos de control de calidad para las exportaciones de
café, con lo cual existe una limitante explicada anteriormente, con respecto a la
deficiencia de controles de los parámetros de calidad en Colombia. A pesar de
esto dentro de la negociación el país logro mantener una cuota reducida de
importación.
81
Maíz
Colombia importa la mayor parte del maíz que consume el país, por ende la
aplicación del Tratado tendrá primordialmente un efecto de desviación de
comercio, es decir, los importadores aumentarán sus compras desde EEUU y
disminuirán las que hacen de otros países. Ante tal situación se prevé que no
incentivará la producción de este rubro en el país, lo cual es un efecto negativo y
se perderá la poca producción nacional.
En forma general se han explicado las falencias relacionadas con el TLC de
Colombia y los Estados Unidos, por el corto periodo transcurrido desde la fecha de
su entrada en vigencia hasta ahora, ha transcurrido muy corto tiempo, con lo cual
se espera ajuste en las desviaciones y no improbablemente la ocurrencia de
nuevas que solo se apreciaran con el transcurrir del tiempo.
82
3.6 ELEMENTOS PARA UNA PROPUESTA DE PROTECCIÓN SOCIAL
HACIA FUTURAS NEGOCIACIONES DE TLC DE COLOMBIA
La propuesta que se presenta va dirigida a superar las barreras y dificultades que
en materia de protección social se han presentado hasta ahora y con lo cual se
pretende lo siguiente:
1. El Estado debe propender por generar fortalezas de producción orientadas
hacia incentivos fiscales internos para la producción de bienes originarios
que compiten con bienes industriales norteamericanos, en el sentido de que
no desaparezcan las producciones más bajas y con ello haya una pérdida
de empleo campesino y un deterioro general de su calidad de vida. En tal
sentido no se debe perder de vista al campesinado, pequeño productor.
2. Formulación y ejecución de políticas de restitución y legalización de tierras
con el fin de promover el desarrollo y el aumento en la calidad de vida de
los campesinos, de tal forma que se pueda reducir la informalidad del
trabajo rural y así atenuar la problemática de la ilegalidad de la tierra, algo
de lo que deberá tomar nota muy especialmente el ministerio de agricultura
3. Proporcionar de manera articulada el acceso a las unidades de protección
social como son salud, pensión, riesgos profesionales, subsidio al
desempleo, atención a la vejez, entre otros, para los habitantes rurales,
mediante el aporte al Régimen Subsidiado por parte del Estado, en
particular a través del ministerio de Protección Social.
83
4. Proporcionar asesoría y acompañamiento a productores con el fin de
mejorar sus capacidades productivas, empresariales y comerciales, para
garantizar un aumento en la competitividad del sector agropecuario
Colombiano y reducir la brecha frente al mismo sector en Estados Unidos,
algo de lo que deberá tomar nota el Ministerio de Agricultura y el Ministerio
de Trabajo y Protección Social.
5. Poner en marcha la Agenda de Fomento de la Educación para el Desarrollo
Rural mediante la articulación entre instituciones educativas básica y media
con instituciones de educación superior, para así garantizar el proceso
formativo de los jóvenes del sector rural (Ministerio de Agricultura, 2012).
En ello juega un papel preponderante instituciones como el SENA y
universidades públicas en concordancia con el Ministerio de Educación
Nacional.
6. Con el ánimo de garantizar el ejercicio productivo se propone la
organización de actividades de sostenibilidad ambiental, económica y
social.
7. Controlar los procesos licitatorios de las compras del sector público, ya que
las empresas norteamericanas entrarían en la competencia con ventajas
comparativas de precio y calidad, por su capacidad derivada de la
generación de economías de escala; con lo cual las empresas colombianas
quedarían necesariamente marginadas de proveer la demanda interna del
país.
84
8. Velar por el cumplimiento de la normativa legal vigente relacionada con el
derecho laboral y aplicar importantes sanciones económicas y comerciales
por su incumplimiento y generar dumping social, es decir pagar
retribuciones laborales por debajo de lo legalmente establecido. Se debe
promover los derechos de sindicalización y los derechos humanos y
laborales en general.
9. Reducir, o en el más favorable caso eliminar, la posibilidad de comprar
varios tipos de seguros a compañías norteamericanas, ya que va a
impactar de forma negativa y derivar un problema para las instituciones
financieras y compañías del sector en Colombia. Deben protegerse las
instituciones de servicios asociadas al intercambio comercial ya que su
debilitamiento puede ser negativo y de inestabilidad institucional para
Colombia.
10. Velar por el cumplimiento de las normas de propiedad intelectual que sin
duda representaran un reto de gran costo económico en el Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos y Colombia. Existe una estimación
realizada por Estados Unidos, el cual calculó en 400 millones de dólares el
costo económico de prolongar la protección de las patentes en solo el
sector farmacéutico. Además, se estimó que el aumentar el espectro de
patentabilidad generaría un costo para la población de 1200 millones de
dólares. A todo eso se le tendría que sumar el costo de la prolongación de
la protección de las patentes, derechos de autor y similar, en los otros
sectores productivos. Este es un problema cultural a ser tratado ya que
85
existe una gran cantidad de imitaciones de marca no sólo en Colombia, en
la región Latinoamericana en general desde hace tiempo y es un problema
a abordar más allá de las relaciones derivadas por un TLC.
La apertura comercial establece vinculaciones difíciles de determinar a priori para
hacer apreciaciones de sus resultados, pero en virtud de lo ya acontecido las
acciones anteriores propuestas pueden paliar los efectos negativos conseguidos
hasta el momento.
86
CONCLUSIONES
Por lo expuesto en el texto precedente se puede afirmar que el Tratado de Libre
Comercio, suscrito entre Colombia y los Estados Unidos, se enmarca dentro de las
relaciones de dependencia económica que históricamente ha caracterizado la
dinámica de desarrollo del país, esto se traduce en que, tal como se expresa en el
primer capítulo de este documento que, las decisiones que se toman en materia
económica están subordinadas por las necesidades del país del norte.
Específicamente el TLC, responde a la necesidad que tienen los Estados Unidos
de tratar de preservar su carácter hegemónico en el contexto de
internacionalización de la economía que demanda el proceso de globalización, en
la actualidad.
En estas condiciones no es posible esperar una consideración de carácter social
que, consecuente con las asimetrías que se derivan de dicho Tratado, propendan
por amortiguar el impacto social que éste causa, particularmente en el ámbito
laboral y con frecuencia en la producción. Sencillamente el papel de Colombia en
este Tratado es el de subordinarse a la nueva división internacional de la
producción y el trabajo, tal como lo exige el proceso global, es esa la esencia que
se orienta desde un documento como la Iniciativa Bush para las Américas que se
analiza en el capítulo dos de este trabajo.
Como balance, la estrategia de apertura comercial a través de la firma y posterior
entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos
ha sido hasta ahora decepcionante y de acuerdo con el análisis producto de la
87
investigación no es sensato esperar que el TLC vaya a representar beneficios a
corto plazo a la población nacional.
Hay que empezar por la base más elemental del bienestar social que es el empleo
de la población, el detrimento de la calidad del mismo ha sido constante en
términos de subempleo e informalidad. Las condiciones laborales esto es, el
cubrimiento de la seguridad social y la estabilidad en el empleo son precarias. La
privatización de los servicios públicos ha bajado su calidad y la desigualdad social
se ha profundizado.
Lamentablemente, en el propósito de mostrar de manera más contundente el
impacto social, esta investigación se vio un tanto frustrada por la enorme dificultad
que conlleva la consecución de información de buena calidad; por ejemplo, no
existen documentos institucionales de difusión pública y los trabajos académicos
son fragmentarios, se tiene alguna información al respecto procedente de
organizaciones sociales y de los gremios afectados que, por ser duros críticos del
Tratado, no garantizan su objetividad.
De manera constante y en materia económica existen dos factores: la
desagrarización y la desindustrialización del país desde el inicio de la apertura
económica con el ex presidente César Gaviria. De manera clara, el análisis del
impacto social a través de la balanza comercial del país evidencio que Colombia
importa productos agrícolas que ya no produce y limita las oportunidades de
desarrollo que dependen de una base industrial sólida. Día tras día la economía
colombiana reposa más en las exportaciones de materias primas agrícolas y
88
mineras, con el riesgo de propagar una inestabilidad financiera producto de la
variación en sus precios. Adicionalmente la privatización de la economía social y
de los monopolios públicos ha afectado, de manera sustancial. el desarrollo y la
calidad de vida de los colombianos.
Es preciso considerar que una medida económica de esta magnitud impacta a
manera de choque en un principio hasta que se ajusta la competitividad de las
empresas, la reformas gubernamentales, adecuaciones en los requerimientos de
control de calidad, y en general se pueda verificar si el resultado de las
transacciones entre las importaciones y exportaciones puedan generar un
superávit en la balanza comercial.
Un país no desarrollado, como Colombia, necesita para emerger de la agricultura,
la industria y la producción minera combinadas. Pero no puede especializarse
únicamente en la industria o solo en minería, por ejemplo, se queda al nivel de
productor de materias primas para que otros las procesen y le devuelvan los
productos elaborados con ellas tal y como sucede actualmente en el país. Quienes
procesan las materias primas y las convierten en nuevos productos son los que
están creando riqueza nueva realmente.
Po ello, se deben realizar ajustes y adecuaciones como las mencionadas en la
propuesta con el fin de buscar obtener mayor beneficios para la totalidad de los
colombianos. No dejar de considerar la aplicación de las intenciones mencionadas
por parte del gobierno colombiano como lo son:
89
• Pactar normas de origen aún más flexibles para los exportadores
colombianos.
• Ampliar el monto total del fondo de capital de riesgo que se prevé crear.
• La creación de un comité bilateral permanente con carácter decisorio que
brinde un acceso real a las exportaciones agrícolas colombianas.
• Explotar intensivamente las ventajas comparativas como son los recursos
naturales con mesura y crear ventajas competitivas sostenibles en el
tiempo.
En el mediano plazo hay que hacer transformaciones productivas, en términos de
calidad o de especificidad de requisitos del consumidor, o asegurar el
cumplimiento de exigencias legales y voluntarias del mercado.
Solo la continua fiscalización de resultados puede dirigir el aprovechamiento de las
oportunidades para Colombia, y realizar las transformaciones necesarias. Se
pudiera creer que una barrera es la carencia de competitividad de algunas
empresas colombianas, sin embargo también hay resultados puntuales exitosos,
de los cuales se debe extraer la experiencia.
90
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