Imaginaria 11

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revista de arte y cultura

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Imagina que no hay paraíso, es fácil si lo intentas,

ningún infierno debajo de nosotros, arriba de nosotros, solamente cielo,

imagina a toda la gente viviendo al día...

Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo,

nada por lo que matar o morir, ni religiones tampoco, imagina a toda la gente viviendo la vida en paz

Imagina que no hay posesiones, me pregunto si puedes,

ninguna necesidad de codicia o hambre, una hermandad del hombre,

imagina a toda la gente compartiendo todo el mundo…

Tu puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único,

espero que algún día te nos unas, y el mundo vivirá como uno solo.

John Lennon (Imagina, 1971)

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Ing. Ramiro Alcocer Presidente de la Junta Parroquial de Rumipamba

Consejero Provincial de Pichincha

Sr. Virgilio AndrangoAlcalde de Pedro Moncayo

Consejero Provincial de Pichincha

Dr. Augusto Barrera Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito

Consejero Provincial de Pichincha

Sr. William PerugachiAlcalde de Cayambe

Consejero Provincial de Pichincha

Sr. Marco CalleAlcalde de Los Bancos

Consejero Provincial de Pichincha

Ab. Pacífico ÉgüezAlcalde de Pedro Vicente Maldonado

Consejero Provincial de Pichincha

Sr. Fabián Iza Presidente de la Junta Parroquial de La Merced

Consejero Provincial de Pichincha

Ing. Héctor JácomeAlcalde de Rumiñahui

Consejero Provincial de Pichincha

Lic. Hugo NavarretePresidente Junta Parroquial de Malchinguí

Ab. Juan Lascano MiñoPresidente Junta Parroquial de Nanegalito

Sr. Edelberto GualotuñaPresidente Junta Parroquial de Cotogchoa

Sra. Ruth CórdovaPresidenta Junta Parroquial de Tambillo

Sr. Pablo PérezPresidente Junta Parroquial de Cusubamba

Sra. Isabel Bejarano Presidente Junta Parroquial de Calderón Sr. Hilario Morocho Presidente de la Junta Parroquial La Esperanza Consejero Provincial de Pichincha

Ing. Alonso Moreno Delegado Permanente del Alcalde del DMQConsejero Provincial de Pichincha

Sr. Raúl OñaPresidente de la Junta Parroquial de OtónConsejero Provincial de Pichincha

Sra. Narcisa Párraga Alcaldesa de Puerto QuitoConsejera Provincial de Pichincha

Sr. Miguel PatiñoPresidente de la Junta Parroquial de Mindo Consejero Provincial de Pichincha

Sra. Lourdes QuijiaPresidenta de la Junta Parroquial de NayónConsejera Provincial de Pichincha

Sr. Wilson RodríguezPresidente de la Junta Parroquial de AlóagConsejero Provincial de Pichincha

Sr. Edwin YánezAlcalde de MejíaConsejero Provincial de Pichincha

número onceabril - agosto 2012

Ec. Gustavo Baroja NarváezPrefecto de Pichincha

Dra. Marcela Costales P. Viceprefecta de Pichincha

Consejeros ProvinCiales

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María Pilar VelaDirección de Gestión de Cultura y Deportes

Raúl Pérez Torres Asesor de la Prefectura

Antonio Correa LosadaAsesor-Editor General

René EspínDirección de Comunicación Social

Manuel ChávezAsesor de la Prefectura

Luis VerdesotoAsesor de la Prefectura

Edwin MiñoSecretario de Desarrollo Económico

Ec. Gustavo Baroja NarváezPrefecto de Pichincha

Fotografía de interioresOmar Ospina

Dirección de Comunicación SocialMiguel FloresCarlos Osejo

Alejandro Reinoso

Consejo editorial

Colaboradores

Edwin MiñoAlfredo Castillo

Mónica León Arroba

Baby BustamanteOmar OspinaRamiro Caiza

Diseño GráficoErnesto Proaño Vinueza

Revisión de textosIvanova Córdova • Revista Imaginaria

La Revista de Cultura Imaginaria es una publicación del Gobierno de la Provincia de Pichincha

Página WEB: www.pichincha.gob.ec Correo-e: [email protected]

Imaginaria es una publicación sin fines de lucro y de distribución gratuita.

Portada José Unda

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PresentaCiÓnpágina 7 • Cultura y participaciónGustavo Baroja Narváez

CoMUniCadopágina 8 • Sobre Julian Assangepágina 10 • Carta del jefe Seattle al presidente de los Estados UnidosToro Sentado

la ProvinCia tras la CUltUra página 14 • ¿Diálogo por la tierra o para la tierra?Edwin Miñopágina 20 • Los comuneros de la tierra: tener y no tenerAlfonso Castillo

KitU territorio solar en la Mitad del tieMPopágina 30 • Sobre Kitu y sus zonas aledañas Mónica León Arrobapágina 36 • Kitu, antes de San Francisco de QuitoHólguer Jara Chávez

tres CiUdadanos destaCadosEntrevistas de Ivanova Córdovapágina 54 • Holguer Jara Chávez. El pueblo yumbo y la ardua labor del arqueólogopágina 56 • Michelle Cevallos Valverde. La fragilidad y la fuerzapágina 60 • María Fernanda Restrepo. Con mi corazón en Yambo

CONTENIDO

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DOSSIERpágina 64 • Trazos cósmicos

José Unda

leYendas de PiCHinCHapágina 81 • Los ladrones de ovejas (Jatumpungo)

página 83 • El celoso (Tabacundo)página 85 • La culebra de oro (Mindo)

página 89 • Los caballos sin jinete (Machachi)página 91 • La banda de Uyumbicho (Uyumbicho)

página 93 • El Saíno Blanco (Puerto Quito)

CUltUra en MarCHapágina 96 • El Principito es un guambra de la calle

El teatro de Peky AndinoRaúl Pérez Torres

página 100 • La comunicación desde la misma comunidad Baby Bustamante

página 108 • La Diablada de AlangasíRamiro Caiza

CrÓniCapágina 114 • Oásis en Pichincha

Omar Ospina García

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U na vez más el Gobierno de Pichincha levanta su voz para defender la posición de Ecuador contra las amenazas veladas y directas del Reino Unido en respuesta a la decisión soberana, humanista y solidaria del Gobierno

Nacional de otorgar asilo diplomático al periodista Julian Assange en la embajada ecuatoriana en Londres. Tenemos el convencimiento de que la libertad va más allá de la visión mercantilista de los medios de comunicación, por lo que debemos exigir el derecho a una información amplia y veraz.

En el Encuentro sobre tierra y agrobiodiversidad convocada por la Prefectura y la Secretaría de Desarrollo Productivo, el 7 de mayo de 2012 en el Salón de la Provincia, se dieron cita campesinos, líderes comunitarios, funcionarios, empresarios agrícolas, asambleístas, pequeños propietarios y, como entrada a este foro de intercambio y debate, publicamos la legen-daria carta enviada por el Jefe Seatle Toro Sentado al Presidente de Estados Unidos Franklin Pierce, en 1855, cuando le propuso la compra de las tierras que pertenecían a su pueblo. Con palabras llenas de sabiduría que expresan su amor y respeto a la tierra, dice: «¿Cómo puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos» y entender que «la tierra es sagrada», pues «fue enriquecida con la vida de nuestro pueblo.»

Como un vínculo entre los saberes populares y la academia, la Dirección de Gestión de Gestión de Cultura y Deportes publicó el libro Kitu. Territorio solar en la mitad del tiempo, del que se seleccionó la ponencia del arqueólogo Hólger Jara, para acercarnos a los mitos y realidades de la ciudad prehispánica.

Las leyendas populares que vienen de la memoria oral, forman el espíritu de Pichincha y, aquí se encuentra una muestra signifi cativa. Así mismo, el arte es su espejo más sensible. En una espléndida muestra, el artista José Unda, nos da a conocer la visión de un mundo singular e inquietante.

El Gobierno de la Provincia en conmemoración de la Batalla de Pichincha rinde homenaje a los ciudadanos que se han destacado en diferentes actividades. En este número están la semblanza, en sus propias palabras, de la cineasta María Fernanda Restrepo; de la campeona en levantamiento de pesas Michelle Cevallos y del antropólogo Hólguer Jara.

Enriquecer la mirada de la provincia a partir de sus propios moradores, es lo que pretende la Dirección de Gestión de Co-municación con el recién creado grupo de Reporteros Populares. Y, tres de ellos nos hablan desde su nueva experiencia.

Al abrir estas páginas se abren las puertas de Pichincha.

¡Bienvenido lector!

GUSTAVO BAROJA NARVÁEZ Prefecto Gobierno Autónomo Descentralizado de Pichincha

Pichincha: territorio de la cultura

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CONSIDERANDO:

Que el artículo 1 de la Constitución de la República del Ecuador determina que: El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico;

Que, el artículo 2.4 carta de la Carta de las Naciones Unidas prescribe que los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.

Que el artículo 22 de la Convención de Viena, sobre Relaciones Diplomáticas, establece que los locales de la misión diplomática son inviolables;

Que el miércoles 15 de agosto de 2012, el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, a propósito de la solicitud de asilo del señor Julian Assange, envió una ayuda memoria a la República del Ecuador, mediante la cual advierte de una posible irrupción a las instalaciones de la Embajada del Ecuador en Londres para capturar a Julian Assange;

Que es deber y responsabilidad del Gobierno de la Provincia de Pichincha mantener e impulsar permanentemente la unidad nacional y la defensa de la soberanía e integridad territorial;

RESUELVE:

1. Rechazar y condenar la intimidación y amenaza del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, de invadir la Embajada del Ecuador en Londres. Esa sola intimidación o su concreción significan un atentado a la soberanía nacional y una violación a todos los principios del Derecho Internacional que consagra la Carta de las Naciones Unidas, la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas entre estados civilizados y todos los demás instrumentos internacionales.

2. Respaldar incondicionalmentelas acciones del Gobierno Nacional en defensa de la integridad, de la dignidad d ela nación ecuatoriana, y de los derechos humanos, para denunciar

EL Gobierno Autónomo Descentralizado de la Provincia de Pichincha

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e impedir esta agresión que implica, además, una coerción inadmisible para cualquier Estado soberano;

3. Exhortar al fortalecimiento de la unidad nacional e internacional para impugnar las amenzas del uso de la fuerza como mecanismo para solucionar los desacuerdos internacionales, por ser sezgados imperiales inaceptables en el presente siglo;

4. Demandar al gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la solución pacífica y dialogada a las controversias, como manifestación expresa y verídica de su reconocimeinto a los principios de independencia e igualdad jurídica d elos Estados;

5. Reiterar publicamente que el Gobierno de Pichincha respalad toda acción encaminada a mantener y fortalecer el respeto irrestricto a los derechos humanos y a la vida, como la norma fundamental de convivencia nacional e internacional;

6. Publicar la presente Resolución en los medios de comunicación nacionales y entregar al Gobierno Nacional el original de este pronunciamiento.

Dado en la sesión extraordinaria, efectuada el 21 de agosto de 2012.

Ec. Gustavo Baroja NarváezPrefecto de Pichincha

Sra. Ruth CórdovaConsejero

Sra. Narcisa Párraga Consejero

María Vásconez C.Consejero

Ing. Héctor JácomeConsejero

Sr. William PerugachiConsejero

Sra. Isabel Bejarano Consejero

Armando Mena M.Consejero

Ab. Juan Lascano MiñoConsejero

Dra. Marcela Costales P. Viceprefecta de Pichincha

Sr. Pablo PérezConsejero

Sr. Miguel PatiñoConsejero

Verónica Gallardo C.Consejero

Lic. Hugo NavarreteConsejero

Sr. Marco CalleConsejero

Ing. Alonso Moreno Consejero

Luis Trujillo V.Consejero

Sr. Edelberto GualotuñaConsejero

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Carta del jeFe seattle al

Presidente de los estados Unidos

Toro Sentado (Sitting Bull, Tatanka Iyotanka), jefe de los sioux hunkpapa. Fotografía de Palmquist & Jurgens, 1884.Del libro Entierren mi corazón en Wounded Knee, de Dee Brown,1970.

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El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Washington. A cambio, promete crear una «reservación para el pueblo indígena». El jefe Seattle responde en 1855.

E l Gran Jefe Blanco de Washington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado

también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.

Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila,

son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino

la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes

deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor

de la tierra? Esa es para nosotros una

idea extraña.

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devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.

Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un salvaje y no comprendo.

No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el fl orecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.

¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago? Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefi ere el suave murmullo del viento encrespando la superfi cie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.

El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire —el animal, el árbol, el hombre— todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las fl ores de los prados.

Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos

Toro Sentado y Buff alo Bill. Fotografía de David Notman, 1885.Página siguiente, fi rma facsimilar del jefe Seatle Toro Sentado

Del libro Entierren mi corazón en Wounded Knee, de Dee Brown,1970.

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pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrifi camos solamente para sobrevivir.

¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.

Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos

hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.

La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.

Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja.

Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.

¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.

La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.

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¿diálogo Por la tierra o Para la tierra?

Por Edwin MiñoSecretario de Desarrollo Económico

—Todo a su debido tiempo, mi hermano— dijo Vallejos, siempre en tono jovial. —Cosas prácticas como ir a las comunidades, ver de cerca los pro-blemas del campesinado. Y sus soluciones. Porque esos indios han comen-

zado a moverse, a ocupar las tierras que reclamaban hacía siglos—. —A recuperarlas, querrás decir— susurró Mayta.

Mario Vargas Llosa (Historia de Mayta)

Fotos Dirección de Comunicación Social, Miguel Flores.

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Desde los inicios del ser humano (tal vez no como lo conocemos hoy) la lucha por el espacio físico donde habitaba

y se desarrollaba marcó las condiciones básicas de su existencia; así, desde buscar el lugar propicio para su reproducción como especie, y la búsqueda de recursos para cubrir sus necesidades básicas; la tierra ha sido el centro del conflicto. Pero ¿cómo entender el conflicto en el siglo XXI?, ¿acaso como una situación mucho más compleja que la lucha por el simple espacio físico en el que habitamos?

Así es y así lo entendemos, como una complejidad de problemas que versan sobre tierra, cultura, historia y sobre todo sociedad y civilización. De eso trataremos en este trabajo de acercarnos a esa complejidad, no solo para tratar de entenderla sino para intentar y contribuir en su cambio.

«El sistema de acción histórica (s.a.h.) es la manera cultural y social que tiene la capacidad humana para transformar las condiciones de existencia… Reconocer la existencia del s.a.h. es reconocer que una sociedad no se define únicamente por lo que es, sino por la superación que la lleva más allá de sí misma y que, por lo tanto, la opone a sí misma. Esta tensión fundamentalmente no es otra que la oposición de la creación del trabajo y su reproducción».1

Si como nos dice el sociólogo francés Touraine, a la sociedad la debemos entender, también por las perspectivas de cambio que se generan precisamente por las contradicciones que existen en su interior (dialécticamente dicho por la lucha de los contrarios), entonces los ecuatorianos debemos juzgarnos positivamente,

estamos enfrentando un proceso de cambio continuo y con expectativas de tratamiento de los principales problemas de la sociedad, que fueron archivados durante la larga noche neoliberal.

Cuando tratamos el tema de las tierras y sobre todo su acceso, nos estamos enfrentando al principal problema que refleja la «lucha de clases», aunque siempre se la intenta ocultar como enfrentamientos ideologizados, por supuestos terroristas o «izquierdosos». Como decía Marx, la historia se repite unas veces

como comedia y otras como tragedia. Hoy son nuevos tiempos, la misma problemática de la tierra ya no tiene que ver solo con alcanzar su acceso, tenemos un conjunto de problemas relacionados como, por ejemplo, el crédito para la compra y producción de esa tierra, la desertificación y erosión de las tierras las cuales les hacen improductivas, el acceso al agua, porque una tierra sin agua baja diametralmente su capacidad productiva y entre otros varios problemas tenemos el tema de la comercialización es decir, cuando hemos

superado todos los problemas productivos tenemos luego que enfrentar la fase de venta o accesibilidad de mercados o mejor dicho, para quién producimos. Es por eso que no hablamos del problema de la tierra sino de la situación problemática sobre la tierra.2

Y digo que es el principal problema que refleja la lucha de clases, porque la contradicción fundamental obrero-patrono pasó a segundo plano —no precisamente porque se zanjó a favor de los trabajadores sino— porque la lucha del obrero fue incorporada y él se constituyó

Debemos discutir

el tema de la tierra y sus

circunstancias.

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en lo que Antonio Negri llama el «obrero social»; es decir, un obrero que por su lucha economicista y las políticas de flexibilización laboral, el fracaso del socialismo real entre otros. Se incorporó al sistema y sus enfrentamientos se reducen a mejorar sus condiciones olvidando la lucha por intereses nacionales o de la población en general.

Siendo así, la lucha campesino-indígena para mejorar su situación en relación con la tierra se transforma en la nueva expresión del enfrentamiento de clases, y es en esa contextualización que en el país debemos discutir el tema de la tierra y sus circunstancias.

diálogo Por la tierra

El pasado marzo de 2012, puede significar un punto de ruptura en la relación sociedad-gobiernos. La sociedad se movilizó por varios motivos y con varios apoyos, que lo importante no es a quién representaron, sino en lo que coincidimos y de allí que el problema de la tierra en todas sus dimensiones es un factor común en las demandas.

Así, desde nuestra responsabilidad como gobierno intermedio con la competencia exclusiva del fomento productivo y agropecuario nos propusimos abrir espacios para el diálogo con el fin de buscar propuestas mínimamente consensuadas.

Como parte del proceso de transformación productiva en el país, desde las organizaciones campesinas e indígenas se presentó un proyecto

de ley para tratar el acceso a la tierra; así mismo, desde otros organismos y gremios se han ido presentando proyectos de ley. Esto motivó a que el Gobierno de Pichincha desde la Secretaría de Desarrollo Productivo intente un diálogo entre los diversos actores en este tema.

No creemos que el punto de llegada de este tema sea el proyecto de ley presentado a la Asamblea. Creemos que el proyecto es

precisamente el punto de partida, la socialización de los proyectos de ley desde la Asamblea son relativamente reducidos en el fondo y la forma. El proyecto ya en el Asamblea es una posición partidista que distorsiona las propuestas, hay otros cálculos más allá de lo técnico-político para reducirse a la partidista.

La Asamblea tiene un procedimiento —que al ser el punto final— ya restriegue los aportes, por lo mismo reiteramos que antes de ser entregado el proyecto de ley debe ser socializado, con los mismos asambleístas como otros de los actores.

Así iniciamos el respectivo acercamiento al nuevo ministro de agricultura, la experiencia de trabajo conjunto Gobierno Provincial y asociaciones de campesinos y productores nos había dado resultado en las reformas a la base imponible en el denominado impuesto a las tierras, ya que se pasó a considerar a la zona del noroccidente bajo las mismas circunstancias como las de las tierras en la Costa y Amazonía. Fue así como se definía la necesidad de acercar a dos actores diferenciados en la política partidista (opositores radicales)

Se definía la necesidad de acercar a dos

actores diferenciados en la política

partidista (opositores radicales)

necesarios en la construcción

de una propuesta conjunta para la

problemática de la tierra.

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necesarios en la construcción de una propuesta conjunta para la problemática de la tierra.

No podemos negar la dirección gremial, ideológica y partidista que genera la CONAIE en la problemática tratada. No es el único actor, sin embargo la trascendencia histórico-política han hecho que sea un actor clave en el proceso. El problema de la tierra no se puede resolver sin los indígenas como actores fundamentales de proceso. Así mismo el cambio de Ministro de Agricultura abrió una puerta a la construcción de una relación directa. Así el lunes 7 de mayo del 2012, en el Gobierno de Pichincha, con la invitación y participación del prefecto Gustavo Baroja, se reunió el Ministro de Agricultura Javier Ponce, de la CONAIE Humberto Cholango, Luis Andrango de la Red Agraria, Wilma Suárez de COPISA, Mario Bustamante de Cámara de Agricultura y las asambleístas por Pichincha; Paola Pabón y María Augusta Calle.

diálogo o gobernabilidad

No creo en la gobernabilidad como instrumento de ocultar el conflicto en nombre de la estabilidad y la paz; creo en la gobernabilidad como una arena en la que se procesan los conflictos, lo que implica primeramente reconocer como tal a la diferencia de intereses o de opiniones.3

«El concepto de gobernanza, como el de gobernabilidad, como el de mundo libre, el de globalización, el de estado canalla, el de modernización surgen para defender un modelo social, político y económico concreto. Darles la vuelta es un buen ejercicio de reversión. Pero sin

olvidar que los conceptos, a diferencia de lo que ocurría con la poesía en el Cartero de Neruda, la novela de Antonio Skármeta, sirven a quien los inventa y no a quien lo necesita»4

En la sociedad modelo que requiere el sistema el conflicto no es una oportunidad, sino que debe ser oculto, resuelto entre gallos y media noche; y así no creemos que funcionan las cosas, creemos en el debate abierto en donde los actores procesan los conflictos y sus diferencias;

sin negar que al final de día estas pueden ser resultas —como última opción— por la violencia legal del Estado o legítima desde la sociedad

En ese marco, como se puede ver la diversidad de actores expusieron sus conceptos básicos y se evidenciaron las diferencias; pero también empezaron a romperse algunos mitos sobre la concentración y uso de la tierra, demostrándose que si bien el acceso a la tierra es el problema determinante en esta problemática, no es el único y en algunas zonas se complica con nuevos problemas, como por ejemplo,

la desertificación y erosión del suelo, la contaminación de tierras y aguas.5

No podemos llegar a conclusiones simples como solo limitar el número de hectáreas. Por propietario, la visión que debe primar es de integralidad; la resolución final fue que es necesario ampliar el debate y sobre todo bajarlo al territorio y se determinó hacer tres diálogos regionales en la provincia:

1. En la parroquia de Uyumbicho para la zona de Mejía, Rumiñahui, Quito Valle de los Chillos.

Creo en la gobernabilidad como una arena

en la que se procesan los

conflictos, lo que implica

primeramente reconocer como tal a la diferencia de intereses o de

opiniones.

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2. En Pedro Vicente Maldonado, para los cantones de Puerto Quito, PVM y Los Bancos. Incluyendo las parroquias rurales de Quito: Pacto, Gualea, Nanegal y Nanegalito; y,

3. En Cayambe para los cantones de Cayambe y Pedro Moncayo.

Las conclusiones tienen la misma lógica del encuentro provincial, el debate debe continuar. Sería de pesada soberbia intelectual decir que en la provincia de Pichincha este debate ha concluido, así teniendo lógica con lo que creemos estos aportes son puntos de partida para que la Asamblea Nacional inicie los procesos de consulta previa y posteriormente la elaboración del Proyecto de Ley de Tierras.

Empero siendo lógicos, se debería seguir con la problemática tierra (recuérdese que no consideramos un problema a la tierra como tenencia sino una situación problemática que implican muchos problemas concretos). Así que seguimos con otro encuentro para tratar el problema de la Ley de Agro biodiversidad ya en la Asamblea Nacional, debate que se efectuó al mismo tiempo en los tres encuentros definidos anteriormente. Esto implica una visión más centrada hacia la soberanía y la seguridad alimentaria, pero basada en la provisión, accesibilidades de productos sanas y no contaminantes.

Son dos temas sumamente complicados de una situación problemática nacional; lo único que queremos dejar como experiencia es que el

diálogo es una vía de trabajo, no necesariamente ni obligatoriamente de solución, esta debe pasar necesariamente por dimensiones ideológicas y políticas.

No podemos ignorar el problema existente y es urgente trabajar en la revolución agraria, regresemos a Marx no debemos esperar a que esto se presente como comedia porque como tragedia los indios y los campesinos ecuatorianos ya la han vivido durante los últimos 500 años.

notas:1 Touraine, Alain, Las clases sociales en América Latina, Siglo XXI Editores, México, 1987, p. 3.2 Llamo situación problemática cuando está compuesta de varios problemas, que no necesariamente tienen que ver con la materia en análisis (en nuestro caso la tierra como factor de producción)3 José Vidal nos habla sobre la necesidad que las dominaciones políticas, no son vacías de posiciones ideológicas y estas dos categorías anteriores (dominación política e ideología) necesitan de conceptos fuerza, categoría que define la necesidad de difundir y empoderar a una sociedad en un determinado modelo de dominación resumido en frases, conceptos o consignas. A esto me refiero con los orígenes de la denominada gobernabilidad. (ver cita N.- 4 p. 154)4 Monedero, Juan Carlos, El gobierno de las palabras, Fondo de Cultura Económica, España, Madrid, 2009. p. 172.5 Una serie de datos alarmantes es la reducción de la población rural en Pichincha y el País, así como la avanzada edad de los que existen en la ruralidad y sobre todo de los que se dedican a la agricultura. Considerando que casi la mitad del empleo rural ya no tiene que ver con la agricultura. Esta problemática será mejor tratada en otro trabajo.

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los CoMUneros de la tierra: tener Y no tener

¿Cómo podría virtud tan sutil como la esperanza estar guardada con todo tipo de males? Pandora

Por Alfonso CastilloDirección de Apoyo a la Producción

Catedrático Escuela de Economía Universidad Central del Ecuador

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La propiedad comunal indígena

siempre tuvo dificultades para

reconocer sus linderos, recursos, miembros, usos y

costumbres, hecho que precisamente,

facilitó la expropiación y enajenación de la tierra comunal en beneficio de la concentración en manos privadas.

En estas breves líneas se pretende describir el pasado brumoso y el destino diverso de comunidades y cabildos.

Recibida la tierra mediante reforma agraria en 1964, los comuneros sintonizan su nuevo accionar con la Ley de Comunas vigente desde 1937. Los recientes propietarios principalmente ex huasipungueros, fortalecieron la vida orgánica y representativa del cabildo como mecanismo para avanzar con sus aspiraciones sociales e individuales de libertad y bienestar.

Sin embargo, trascurrido alrededor de medio siglo, la mayoría de estos originales huasipungueros, mitimaes, arrimados, yanaperos o llactayos, que cumplieron diferentes cargos y oficios como: huasicamas, mayorales, cachicamas, pongas, servicias, eracamas, etc. En las diferentes y rígidas estratificaciones del trabajo al interior de la hacienda, su numerosa prole de hijos, nietos y herederos enfrentaron situaciones complejas y conflictivas como miembros de la comunidad en las condiciones sociales y económicas que vivían.

Después de recibir las dos o tres hectáreas escrituradas por el IERAC y de saberse libres fuera de la hacienda, llegaron nuevas exigencias y retos para los antiguos peones: organizar el cabildo con o sin el patrón, manejar el agua de riego, alquilar yunta para el arado, conseguir leña para la cocina, yerba para los cuyes, vender sus productos agropecuarios y comprar ropa, sal, manteca, panela, herramientas, etc. en algún caso intercambiar estos productos por granos, gallinas o chanchos. Además necesitan lugar para las reuniones y fiestas fuera del recinto de la hacienda. Hay que recordar que «comuna sin

capilla no es comuna», lo mismo que capilla sin divinidades y bendiciones. Fue preciso construir el espacio para alojar decentemente el óleo de la divina patrona comunal, La Inmaculada Concepción de María, donado por la ex patrona terrenal. Arreglar con el cura del pueblo las misas, seleccionar los priostes y realizar las fiestas cada ocho de diciembre y, por fin, trabajar la tierra por cuenta y provecho propios.

Las relaciones habían cambiado para todos los ciudadanos propietarios. La hacienda aunque

débil y afectada, aún les otorga trabajo, favores y recursos a los ex huasipungueros y algunos de ellos, prefirieron la relación modificada de trabajadores de hacienda. Así, la Manuelita con 80 años de «servicia» como cocinera de los patrones. Su vida de dependencia inició a los siete años cuando fue traída por su padre desde Coniburo. Hoy ya no trabaja y recibe 27 dólares semanales por concepto de «agradecimiento» de uno de los dueños de la escindida hacienda. La mayoría de los comuneros sintió que era su oportunidad y así fue como Luis, entregó a la comuna cientos de metros para iniciar las mingas para la

construcción de la capilla de la virgen.

Transcurridos unos años la productividad de la hacienda decayó y el patrón se vio obligado a vender los terrenos del páramo, que ahora sin «longos» resulta difícil manejar desde la ciudad. La oferta fue aprovechada por algunos de los nuevos propietarios (devenidos en vengativos y ambiciosos acumuladores) y ampliaron sus fronteras territoriales profundizando las diferencias y distancias con sus ex hermanos de suerte. También llegaron foráneos que

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adquirieron grandes extensiones, así como los descendientes de caciques acomodados que incrementaron sus propiedades.

El destino de los beneficiarios de la reforma agraria fue diverso. Muchos aprendieron nuevos oficios y salieron a buscar salario ocasional, temporal y luego definitivo. Algunos deslumbrados por la urbe y sus ruidos malvendieron su propiedad y desaparecieron. Otros mantuvieron su pedazo de tierra con sus dificultades y estrecheces que sólo alcanza para el autoconsumo y una mínima parte para el mercadeo, lo que llevó a parte de la familia a vender su fuerza de trabajo en empresas capitalistas. La tierra ya no es la de antes. Ahora se habla español no kichwa, en vez de chicha se bebe cerveza, coca cola con puro destilado de caña con o sin marca y entre brumas, apenas se recuerdan los mandatos: ama quilla, ama llulla y ama shua.

Los nietos y biznietos de huasipungueros pocos afortunados están enrolados en la burocracia local, así como en fábricas, plantaciones nacionales o extranjeras y con estas redes y relaciones fortalecen su convencimiento que todos están construyendo el futuro.

Uno de los puntales para la existencia de la comuna es el trabajo colectivo o minga, que desde siglos enfrentó con la solidaridad la desgracia de alguno de los miembros de la comunidad, la construcción y mantenimiento de infraestructuras productivas, viales, eclesiásticas, civiles, cultivos agrícolas extensivos, intensivos, etc., pero, hace pocos años, en plena minga, murmullos sudorosos cuestionan la insatisfacción que produce el limpiar y mantener calles todavía comunitarias, pero

que responden en diferentes dimensiones lineales y cuadradas en frentes y fondos de terrenos, hoy en manos de propietarios privados, desaprensivos y desagradecidos que no participan ni apoyan a la comunidad pese a que se benefician directamente con el trabajo comunal. Los murmullos tienen el don de reproducirse en la caverna del silencio y propagan las voces hasta convertirlas en grito.

La mayoría de los grandes propietarios que han llegado no se identifican con la organización de indios. En su calidad de finqueros, floricultores o productores de moras, frutillas,

hortalizas, etc. no aceptan una relación orgánica con la comuna. Entienden que pagan impuestos por la tierra, por sus ingresos, por su inscripción a la cámara o asociación y dicen, que hasta realizan donaciones para la fiesta comunal, por lo que aportar ellos con trabajo a la minga no tiene sentido.

Los descendientes de antiguos patrones reconocen que los terrenos —retazos de las haciendas de sus mayores— siempre se beneficiaron del trabajo minguero y que así

debe continuar. Ellos distantes y ajenos pero propio y natural para los indígenas, que además, los provee de mano de obra no calificada.

Algunos de los nuevos vecinos con terrenos ociosos, presentan alternativas y propuestas supuestamente innovadoras para los que poseen poca tierra y están necesitados de pasto para su ganado. Propuestas que no son otra cosa que los antiguos registros de rayas hacendarias que a cambio de trabajo les permitían acceder al pastoreo, leña, hierba, agua, etc.

No es posible soslayar los datos presentados desde los dos últimos censos, Económico

Uno de los puntales para la existencia de la comuna es el trabajo

colectivo o minga.

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y Poblacional INEC-2010, que señalan y ratifican el desarrollo desigual y combinado que predomina en la economía ecuatoriana. La concentración y centralización sectorial y territorial de la inversión y de mercados, como producto y resultado de históricos procesos asimétricos que evidencian el continuo desequilibrio en la propiedad y el manejo de la riqueza, en especial, en la relación campo/ciudad. Ciudades convertidas en megalópolis dinámicas convertidas a su vez en necrópolis absorbentes y disolventes de las relaciones sociales propias de las comunidades rurales.

Precisa reconocer que desde la lejana Ley de Indias, la administración burocrática española, trasplanta hacia los dominados territorios americanos los conceptos de la organización básica territorial, representada por cabildos, alcaldes de naturales y protector de indios. Los primeros, con el devenir de siglos se han transformado en republicanos y modernos gobiernos locales y seccionales. Estas modernas y postmodernas urbes y territorios de ciudadanos, conviven a nivel rural con rezagos de los todavía llamados cabildos de comunidades, que resisten y se identifican con los intereses locales de campesinos, indígenas y mestizos. Sobre esta base se establece una mixtura criolla, sin duda compleja, que dificulta las relaciones institucionales, económicas, sociales, culturales, políticas, etc.

La Ley de Indias (que «se obedece pero no se cumple») reconoce y regula derechos para indios, blancos y criollos, facilitando la convivencia con algunas reminiscencias sincréticas, inclusive anteriores al incario, como cacicazgos benignos o nefastos que aplican la costumbre, lo consuetudinario, para administrar sus territorios y poblaciones, los lleva a acomodarse a la estructura institucional del dominio colonial primero y luego, al de la República.

Estudios señalan que la propiedad comunal indígena siempre tuvo dificultades para reconocer sus linderos, recursos, miembros, usos y costumbres, hecho que precisamente, facilitó la expropiación y enajenación de la tierra comunal por diversos mecanismos en beneficio de la concentración en manos privadas.

El reconocimiento y aceptación de facto dentro de la comunidad de ciertas áreas en condición de privadas, llegó al extremo de reducir la tierra comunal a pocos cientos o miles de metros cuadrados, «lugares comunes» en donde ubicaron: capilla, casa comunal, canchas deportivas, etc. en definitiva su espacio social, administrativo, recreativo, lúdico, religioso, cultural, festivo y deportivo. Algunas debilitadas comunas con exiguo o ningún recurso ni capacidad, pretenden enfrentar la modernidad y postmodernidad, resolver los complejos problemas de la organización y miembros, mientras son encapsuladas entre la ambigüedad: comunero-ciudadano.

Posterior a la Revolución Liberal liderada por el General Alfaro en el siglo pasado, que devino en cambios profundos para la sociedad y el Estado ecuatoriano, se eliminó la prisión por deudas para el indio concierto, en 1918. Según Pío Jaramillo Alvarado la fórmula jurídica fue elaborada en 1915 por Agustín Cueva, provocando grandes debates nacionales.

La vigente Ley de Comunas, desde 1937, reconoce la administración de la propiedad territorial comunal para indígenas y campesinos organizados, que desde siempre tuvieron acceso a la tierra en diferentes modalidades. Esta Ley permitió y garantizó la integridad y sobrevivencia de estas poblaciones ligadas a sus territorios, en particular, frente al asedio y tentaciones de la gran propiedad privada dominante. Caso legendario fue la resistencia de la Comuna de Lumbisí ubicada en las proximidades de Quito, para defender sus

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terrenos frente a los mezquinos intereses eclesiásticos, sin olvidar la comuna de Santa Clara de San Millán.

La revolución latinoamericana se combina con la llamada Alianza para el Progreso, que articula diferentes respuestas y propuestas para mantener su estado de dominación y sus posibles cambios en los años 60. Ecuador no escapa a la tendencia y aplica reformas agrarias y de colonización entre 1964 y 1973, que permiten el acceso a la tierra de los verdaderos desheredados todavía sometidos a la hacienda. Estas bien llamadas reformas, remozaron las inversiones y capitales agropecuarios, que impulsaron y profundizaron la relación fundamental de producción sistémica en acuerdo a su rentabilización, acumulación y reproducción.

Es diversa y compleja la realidad y estrategias que aplican las comunidades que no logran insertarse orgánicamente a los flujos de mercado para captar beneficios de acumulación y reproducción desde la propiedad y explotación de la tierra. Esta situación se refleja en la temporal y parcial proletarización de sus comuneros, asalariados a nivel nacional e internacional, que apuntalan su reducida producción privada agropecuaria con salarios, jornales, remesas, y logran en sus territorios su reproducción social y hasta comunal. Sin embargo, los limitados ingresos provenientes del salario-jornal y/o pequeña producción agropecuaria de los proletarios-campesinos, tienden por razón y fuerza hacia la venta pura de su capacidad de trabajo liberada de trabas y propiedades, vigorizando al capital como dominante.

Mientras en tiempo de Benedicto XVI se eliminó el purgatorio, Orfeo continúa en el infierno cantando a todo pulmón las alegrías de la vida; así, ciertos comuneros continúan defendiendo las tierras «comunales» y su representación llamada cabildo. Las primeras ya repartidas y ahora manejadas desde su privada iniciativa, dejando restos, metros cuadrados en verdadera propiedad comunal, entendida también como pública desde el lenguaje gubernamental, mientras la instancia organizativa comunal no logra recuperar y repotenciar la perdida de identidad, fuerza social, creadora y alternativa para el bienestar de la comunidad y su territorio, con las denominadas minga, makita mañachy o

randy randy, servinacuy.

Las comunas mantienen sus derechos para administrar sus territorios, pero su único recurso directo transformador es la minga y su fuerza, aplicada con pico y azadón en obras sociales que contribuyen al bienestar y a la capacidad productiva de la comunidad. Es necesario señalar que la autoridad y las decisiones del cabildo ya no surten efecto, se desvanecen en el tiempo y espacio, salvo para aplicar solicitudes de obras al aparato

público. Existen localidades y comunidades que mantienen la fortaleza de la propiedad comunal, en consecuencia, la participación y capacidad administrativa del Cabildo como entidad que representa, defiende y proyecta los intereses colectivos, regula los recursos y su redistribución (makita mañachy o randy randy).

Paradójicamente, los ciudadanos propietarios desde las mencionadas reformas agrarias que se dieron por cerca de medio siglo, no poseen los plenos derechos escriturados sobre la propiedad de la tierra. Además, que mediante escrituras

La distorsión y retraso del

reconocimiento de derechos de

propiedad de los comuneros, requiere un

tratado especial.

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de derechos y acciones les permiten transferir participaciones sobre la tierra sin escritura de cuerpo cierto y continúa notariada y con el registro de difuntos huasipungueros.

La distorsión y retraso del reconocimiento de derechos de propiedad de los comuneros, requiere un tratado especial, pero mencionaremos a los conocedores, facilitadores o profesionales de la Ley, que elevan sus honorarios mientras más embrollen los trámites de legalización y tenencia para los numerosos herederos. Las diferencias de perímetros o áreas que resultan del teodolito electrónico frente a las escrituradas mediante pasos, piolas y cintas. La ausencia de herederos migrados casi imposibles de ubicar en la inefable globalidad. Los elevados costos de levantamientos topográficos y la insufrible exigencia de área verde por cada fraccionamiento de la herencia, cuyo resultado se traduce en minúsculos y disperso metros sin mayor utilidad colectiva. Romper la tradición frente al antiguo estado exigente y no redistributivo, pagar impuestos como verdaderos propietarios hasta ayer dignos de bonos y subsidios, etc. se conjugan con la falta de capacidad del cabildo para legitimar y legalizar la tenencia. Todas estas dificultades abaratan el precio de la tierra hasta que aparece el bienaventurado comprador dispuesto a

sacrificarse pagando de contado pero sin fraccionarla.

Las preocupaciones para enfrentar los retos como ciudadanos, se expresan en las contradicciones de la tenencia real, jurídica y efectiva de la tierra, que recibida hace décadas por abuelos y padres huasipungueros difuntos, hasta el momento no está regularizada y al

no disponer de escrituras de cuerpo cierto, las dificultades se multiplican para la inserción de estas propiedades a los circuitos productivos, crediticios, comerciales, institucionales y funcionales del mercado de bienes y capitales.

Como en la mitología griega, la curiosidad de Pandora destapó la caja de bendiciones o desgracias sobre el mundo. Así el sistema incontrolado del capital generaliza pobreza, falta de empleo e ingresos, reduce oportunidades y accesos al mercado. En

consecuencia, el hambre de tierras desde los jóvenes campesinos e indios, que consideran una forma de resistencia para no proletarizarse el disponer de un lote aunque sea para mal subsistir, y desde la otra orilla, la necesidad de tierras para aplicar inversiones que no aceptan el encarecimiento de las mismas por la renta que exigen sus propietarios, en desmedro de la renta, acumulación y reproducción ampliada del capital. Dialécticamente los opuestos están unidos.

Las

preocupaciones para enfrentar los retos como ciudadanos, se expresan en las contradicciones de la tenencia real, jurídica

y efectiva de la tierra.

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Libro de 128 páginas publicado en 2012 bajo la dirección de Mónica León Arroba, por el

Gobierno de la Provincia de Pichincha.Contiene las ponencias de Hólguer Jara Chávez,

Alfonso Ortiz Crespo y Alfredo Santillán Cornejo. Imaginaria ha selecionado para este número el

texto de Hólguer Jara Kitu, antes de San Francisco de Quito, el cual ha sido editado para la revista.

Las fotografías pertenecen al libro y se reproducen con permiso de su editora.

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sobre KitU Y sUs zonas aledaÑas

Por Mónica León ArrobaDirección de Gestión de Cultura y Deportes

Detalle central del remate del frontón de la portada occidental de la Catedral de Quito, levantada en el año 1662. (EP)

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Quito, para el imaginario

popular, fue un gran centro monumental

levantado con referentes

astronómicos por arquitectos ancestrales, sin

embargo no existe ningún hallazgo que pueda dar indicio de esta magnifi cencia

de la arquitectura inkaika.

La Dirección de Gestión de Cultura y De-portes del GADPP ha impulsado una se-rie de diálogos encaminados a motivar

la refl exión, el análisis y la difusión de las dis-tintas comprensiones históricas, antropológicas, etnográfi cas, arqueológicas relacionadas con las culturas e identidades presentes en la provincia de Pichincha y en el territorio nacional, con la fi -nalidad de construir desde la diversidad un tejido grueso de interrelaciones entre la vida cotidiana, los saberes populares y la academia.

En esta perspectiva, se ha convocado a algunos eventos académicos con prestigiosos profesiona-les e investigadores nacionales e internacionales, provocando encuentros con los diversos actores sociales de la Provin-cia, lo que ha permitido una comunicación de doble vía en la perspectiva de profundizar la investigación académica y teniendo como meta el rescate y revalorización de las culturas ancestrales y las culturas vivas del presente.

En una comprensión de que las culturas son totalmente móvi-les y que los procesos de glo-balización pueden llevar a una extinción de las mismas, con-sideramos necesario avanzar en un proceso de etnogénesis, que nos permita la reconstrucción cultural como un proceso de re-conocimiento, revalorización, empoderamiento y valorización de nuestras percepciones, sentires y saberes, hurgando en los misterios del pasado y participando activamente en la construcción del presente y el futuro del país.

Esto es particularmente importante en el sector rural, que ha sufrido una larga historia de pos-tergación. La visión sectorial que ha prevalecido en la planifi cación pública ha dejado de lado as-

pectos de la construcción de la identidad que son primordiales para dotar de sentido al desarrollo de regiones enteras del país. Por ello, el recono-cimiento y respeto a la cosmovisión y formas de vida de las comunidades y pueblos asentados en la ruralidad es fundamental para que el desarrollo productivo esté dotado de sentido y pertenencia y para que posibilite una relación social y cultural más equilibrada entre el campo y la ciudad.

Esta situación impone nuevas comprensiones so-bre el desarrollo, la economía rural, los intercam-bios económicos, las formas de organización de la producción, la recuperación de la biodiversi-

dad, la planifi cación territorial, el aparecimiento de nuevas ins-titucionalidades, la gestión del desarrollo, la ciudadanía rural, la participación democráti-ca, lo que supone un amplio y profundo debate de los dis-tintos actores sociales y en sus variados espacios.

Las mesas redondas, conver-satorios, coloquios apuntan a este propósito y han nutrido de un material interesante que lo estamos difundiendo a través de un programa de publica-ciones que lleguen a un mayor número de personas de los can-tones y parroquias, así como a los sectores estudiantiles y docentes.

las ParroQUias rUrales Y el sUrgiMiento de QUito

Uno de los ejes articuladores de este proceso de diálogo ha sido el de comprender a Quito (Kitu) más allá del patrimonio monumental de su pre-cioso centro histórico y de su capitalidad y si-tuarlo históricamente como una cultura que se extendía, como lo afi rma el arqueólogo Hólguer

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Jara: «Por toda la hoya de Guayllabamba y se des-bordaba del nudo de Mojanda-Cajas al norte; del Tiopullo, al sur; de los volcanes Cayambe, Cerro Puntas, Ilaló, Antisana y Cotopaxi, al este, y, con toda seguridad, al otro lado del Guagua Pichin-cha, el Rucu Pichincha y el Cóndor Guachana, al oeste. Los valles de Cumbayá, Tumbaco, Los Chillos y Machachi, son parte constitutiva de esta cultura, pues en toda esta área se encuentra material similar».

Centrados en el interés de rescatar la presencia activa de las parroquias urbanas y rurales, las co-munas y pueblos que históricamente han mante-nido relación con Quito (Kitu) como referente territorial, nos hemos propuesto situar en el pla-no de la discusión académica la presencia de Qui-to, ciudad metropolitana, y su permanente inte-rrelación de intercambios económicos, políticos, sociales, culturales, identitarios y simbólicos con las áreas de infl uencia: provincias, cantones, pa-rroquias, y la visualización de un eje equinoccial que guarda las memorias del pasado y el espíritu de las culturas vivas del presente.

Con este fi n, en mayo de 2011 y dentro de la agenda de Quito Capital Americana de la Cul-tura, conjuntamente con la Secretaría de Cul-tura del Distrito Metropolitano de Quito y del Centro Cultural Benjamín Carrión se organizó la mesa redonda «Las parroquias rurales y el sur-gimiento de Quito» con la participación de tres connotados investigadores: Manuel Espinosa Apolo, Pilar Pérez y Eduardo Kingman.

Manuel Espinosa Apolo se ha dedicado a recons-truir la historia de algunos barrios de Quito y parroquias a través de la memoria oral y en este encuentro hizo un repaso de la constitución del territorio de lo que hoy conocemos como provin-cia de Pichincha desde hace alrededor de 2500 años, pasando por la invasión Inca hasta la época colonial, momentos diferentes en los cuales se fueron defi niendo los territorios que ahora for-man parte de las parroquias rurales.

Pilar Pérez se refi rió a la Colonia y las funcio-nes de las parroquias en esta época. Las tensiones de poder entre los miembros del clero y el poder administrativo en el control de las poblaciones indígenas americanas, dentro del cual el poder de la pastoral estuvo presente en todos los niveles de la vida andina colonial.

Por su parte, Eduardo Kingman sitúa el sistema de poder dominante en la colonia como un sis-tema jerárquico que iba del centro a la periferia, desde el gobernador de la provincia, pasando por las autoridades locales de menor rango, hasta lle-gar a los gobernadores de indígenas o al principal de la parroquia con el objetivo de conseguir la fuerza de trabajo para la realización de obras me-nores y mayores y para los servicios públicos de la ciudad.

El abastecimiento de las mismas en cuanto a ga-nado, hortalizas y granos provenían de estas pe-riferias, pero aún más «los trajines callejeros o el mundo de los servicios» suponía la presencia de las poblaciones aledañas a Quito como elemen-tos permanentemente presentes en la vida de la ciudad, lo que muestra la férrea relación entre Quito y sus parroquias que, pese a las marcadas diferencias, aún mantenía relaciones de armonía con el entorno y armonía cultural.

Durante este evento fue muy importante la pre-sencia de los pobladores de las parroquias, sus opiniones, dudas y necesidades que constituyen el elemento vivo evidenciado en su activa parti-cipación y en su decisión de impulsar propuestas y acciones que permitan la pervivencia de estos territorios.

KITU TERRITORIO SOLAR EN LA MITAD DEL TIEMPO

Para septiembre de 2011 y con la intención de dar una secuencia a la temática planteada en el even-to de mayo, se convocó al Encuentro Académico Kitu territorio solar en la mitad del tiempo, con el objetivo de propiciar un acercamiento histórico, geográfi co, etnográfi co, antropológico, sobre las conceptualizaciones de Kitu como espacio equi-

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Cartel alusivo al castigo por linchamiento en un barrio popular de Quito. (EP)

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noccial y centro de intercambios regionales, así como poner sobre el tapete de la discusión los imaginarios que se han construido y reconstrui-do sobre el espacio Kitu, las concepciones «so-lares» y, fundamentalmente, el reconocimiento de su amplitud geográfi ca y núcleo concentrador de diversas identidades individuales y colectivas, símbolos e imaginarios generados en los distintos espacios y tiempos.

En esta ocasión tres académicos aceptaron el reto que planteaba la temática que pretendía caminar por los imaginarios de Quito en las distintas épo-cas históricas.

El arqueólogo Hólguer Jara con el tema denominado «Kitu, an-tes de San Francisco de Quito. El Inticentrismo prehispánico y la búsqueda de evidencias arqueológicas en el territorio Kitu», propone a la Arqueolo-gía como una disciplina con-vincente que permita la inter-pretación del hombre pasado basada en evidencias directas e indirectas, estableciendo los lí-mites con los aportes dados por la literatura mitológica.

Precisa generar una nueva Arqueología liberada de la rica imaginación de algunos autores y darle un contenido con resultados concretos y accesi-bles al gran público.

Dentro de la conciencia social de nuestro pueblo se considera que todo lo antiguo es inka. Quito, para el imaginario popular, fue un gran centro monumental levantado con referentes astronó-micos por arquitectos ancestrales, sobre cuyas bases se construyeron los templos coloniales; sin embargo, hasta el momento, no existe ningún hallazgo que pueda dar indicio de esta magnifi -cencia de la arquitectura inkaika.

Muestra una serie de evidencias arqueológicas expresadas en la religiosidad de los kitus asocia-

da con la naturaleza y el cosmos y, especialmente el sol, deidad que sin ser exclusiva de los kitus ni del mundo andino, alcanzó toda una repre-sentatividad en el inkario y aún hoy es parte del subconsciente colectivo de estos pueblos que, con manifestaciones aculturizadas, reproducen ritos y celebraciones heliocéntricas, evidenciables incluso en los símbolos patrios. Imaginarios que van conservando la nostalgia de un pasado mis-terioso y monumental que «cabalga, a veces en el caballo de la imaginación, y otras en el de la realidad arqueológica».

El expositor concluye dejando sentada la existencia no de una ciudad sino de una extensa área de asentamientos dispersos que teniendo su centro en la mese-ta de Quito se extendían por toda la hoya de Guayllabamba sobrepasando el Nudo de Mo-janda al norte y el de Tiopullo al sur.

De Soles, Lunas y Estrellas, aproximación, ni astronómica, ni mágica, a algunos elementos presentes en una portada de la Catedral Primada de Quito fue el título de la ponencia pre-

sentada por el arquitecto Alfonso Ortiz Crespo, quien partió por afi rmar que algunos famosos analistas han tratado de descubrir la presencia in-dígena aborigen o inka en las obras de arte colo-nial quiteño, intento que los ha llevado a perder objetividad al carecer de argumentos científi cos sufi cientes, creando una simbología indígena va-ciada de contenido o construyendo mitos ante la ausencia de una documentada investigación arqueológica.

Tomando como referente el análisis de la Portada de la Catedral Primada de Quito, hizo un reco-rrido por la historia, las concepciones fi losófi cas del medioevo y el Renacimiento, la cosmología aristotélica como cosmovisión dominante en ese

A Quito le cuesta

asimilar la mayor densidad,

los fl ujos de información,

de símbolos, de identidades.

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momento y su presencia en la iconografía occi-dental cristiana, trasladada a «cristazos» a Amé-rica, plasmándose en las obras arquitectónicas y artísticas elaboradas por los artífi ces indígenas y mestizos quiteños, quienes obligados por la fuer-za de la represión colonial fueron convertidos en reproductores de diseños para la elaboración de imágenes, cuadros y hasta catedrales con sus de-talles vigilados estrictamente so pena de castigos si se alteraba lo programado.

Los soles, lunas y estrellas estuvieron en el fi rmamento y la humanidad antes de los inkas y por lo tanto no es un imaginario exclusivo del pueblo quiteño. Nos recuerda el origen del cristianismo que partió de un culto ancestral que identifi có al sol con la luz, la vida, lo divino y fue impregnándose en los imaginarios de las tierras conquistadas.

Alfredo Santillán, representante de una nueva ge-neración de investigadores, en su ponencia Qui-to, metrópoli imaginada y diversidades en tensión hace una entrada desde la interpretación antro-pológica y social a los imaginarios del territorio del Quito de la actualidad desde tres ventanas: La primera desde la música, en una corta investi-gación comparativa de las expresiones musicales tradicionales que cantan las virtudes idealizadas de una ciudad hidalga, romántica, de soles bri-llantes y noches estrelladas en ritmos festivos como los pasacalles, sanjuanitos, que le dan un tono alegre y festivo, en contraposición de la pro-ducción musical a partir de los 90 que refl eja la cotidianidad de un Quito que camina vertigino-so hacia una gran metrópoli degradada por cuyas calles transita el caos, la violencia, la pobreza, el alcoholismo, la drogadicción, la exclusión. A tra-vés de ritmos como el ska, el hip-hop, el rock, se describe duramente a este espacio en el que la imagen de Quito es distópica, sin embargo ni el discurso idealizado ni esta visión crítica «desidea-lizada» logran generar un sentido de identidad ni de pertenencias al territorio.

La segunda ventana por donde Santillán nos hace observar a Quito es la de la seguritización que va a constituir una nueva confi guración socio-espacial.

En la ciudad de plazas y recoletas desaparecieron los espacios de encuentro, se camina defensiva-mente rehuyendo las miradas, estigmatizando al otro que, al no estar dentro de los esquemas pre-establecidos, hay que invisibilizarlo, denunciarlo o marginarlo.

Ciudad que ha pasado de las reivindicaciones comunitarias por los servicios básicos a exigir, seguridad, protección contra el crimen, la violen-cia, el control de un tráfi co caótico. Ciudad que ha amurallado los barrios de élite con guardianía privada y tecnología signo de estatus social y ha enrejado precariamente los barrios populares, en el marco del esfuerzo que hace el gobierno local por rescatar la vida comunitaria.

Una tercera ventana se refi ere a la convivencia y tolerancia. A Quito «le cuesta asimilar la mayor densidad, los fl ujos de información, de símbo-los, de identidades». Este Quito moderno que ha visto la emergencia de presencias diferentes que provocan rupturas en las formas tradicionales de vivir la ciudad. Lo emergente y marginal pasa a ser parte de los nuevos imaginarios que conviven con los héroes míticos, en espacios de anonimato, privatizados, enrejados, saturados de miedos, de violencia, de intolerancia, de discriminación. La sensación de indefensión agudizada por los me-dios de comunicación generan prácticas de «au-toprotección y evitamiento» desplazando al sitio privado el espacio comunitario en una suerte de agorafobia, porque las «víctimas» deben acogerse a refugios propios.

Los resultados de ambos conversatorios han sido difundidos por el Gobierno de la Provincia de Pichincha en publicaciones que se encuentran a disposición del público interesado.

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KitU, antes desan FranCisCo de QUito

el ‘intiCentrisMo’ PreHisPániCo Y la búsQUeda de evidenCias arQUeolÓgiCas

en el territorio KitU

 Por Hólguer Jara Chávez

ArqueólogoDirector de los Proyectos arqueológicos del IMP

Piscina circular o espejo de agua del sitio arqueológico del Centro Ceremonial de Tulipe, formada por cinco círculos concéntricos. (IMP. C. Hirtz)

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La Arqueología es la ciencia antropológica o social que estudia al hombre pasado a través de sus materiales culturales,

y tiene el mérito de descubrir, interpretar e informar con evidencias tangibles, al menos mínimas, cualquier aseveración que pretenda lanzarse; caso contrario, caería en el campo de las especulaciones, suposiciones, inventos, e inclusive en el de las meras hipótesis, aun bien formuladas. Una Arqueología sobre la base de puros supuestos o a partir de leyendas cuasi mitológicas, no convence a nadie; por el contrario, en un mundo positivista, pragmático e inclinado hacia la reivindicación del pasado, que estimule la autoestima del presente, como es el actual, se exigen investigaciones arqueológicas con resultados concretos, masivamente comprensibles y, ojalá, tangibles. De ahí que la Arqueología de campo y de laboratorio —siempre y cuando se supere los niveles arqueométricos o de tecnicismos intrascendentes y se lance a la interpretación del hombre pasado, sustentada con evidencias directas o indirectas— resulta ser una auténtica disciplina convincente.

Esta nueva visión de la Arqueología, que se orienta a mostrar evidencias culturales de nuestras antiguas generaciones, es la requerida y apreciada por el gran público. Es una posición de apertura hacia la masifi cación del conocimiento del pasado, gracias a los testimonios que aún quedan y que por sí solos son capaces de hablar y de dejarse entender; su sustento teórico y científi co, entresacado de las mismas evidencias por el arqueólogo, resulta asequible al más profano de los visitantes, turistas o estudiosos.

Siendo así, a los arqueólogos les corresponde, sin tener que renunciar a la teoría y tecnicismos de la ciencia arqueológica necesariamente, satisfacer esa demanda de nuestro pueblo. Los arqueólogos son los llamados a orientar esta justa aspiración, en aras de la cultura, pero garantizando la correcta interpretación, integridad, originalidad y perduración de los vestigios culturales. Deben purifi car, esclarecer y separar aquellos aportes brindados por la literatura mitológica, por la rica imaginación de otros estudiosos y por las exageradas tendencias al monumentalismo. Se quedarán con las

pruebas explicadas, tangibles o intangibles, pero fi dedignas, del bien cultural.

Refi riéndonos a algo concreto, diremos que, en la conciencia social de los ecuatorianos, por ejemplo, se ha creado y persiste una idea fi ja que se esgrime toda vez que se trata de explicar el origen y el desarrollo ancestral de su capital: se acude a fantásticas descripciones de una ciudad legendaria, levantada por sabios arquitectos ancestrales

que se inspiraron en amplios conocimientos astronómicos para honrar a su dios sol, urbe que los arqueólogos deberían descubrir tarde o temprano.

En este contexto, la religiosidad fue una de las manifestaciones culturales más importantes de los antiguos kitus. Era una religiosidad vinculada con la naturaleza, el fi rmamento, y particularmente el sol. Si se habla del sol en tiempos precolombinos signifi ca que estamos hablando de religión y de simbolismos, aunque esta deidad, si bien era omnipresente, no era exclusiva, ni de los kitus ni del mundo andino; por el contrario, se la encuentra ejerciendo su «poder divino» en todas las culturas y civilizaciones del mundo: la fi gura solar está en

Una Arqueología sobre la base de puros supuestos

o a partir de leyendas cuasi mitológicas, no

convence a nadie.

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Egipto con su Amun Ra; en Grecia y Roma con Helios; en Mesoamérica con Quetzalcoatl de los aztecas y Kinich Ahau de los mayas; acá en el Tahuantinsuyo con el Inti, etc.

También nuestras culturas ancestrales, con mucha anterioridad a los incas, mantuvieron un ferviente culto al sol.

Probablemente la representación más conocida y familiar para los ecuatorianos sea la famosa máscara o pieza tolita, popularmente identifi cada como «El sol de oro» del Banco Central del Ecuador. En esta pieza, podría sintetizarse, con evidencias, todo el simbolismo aplicado a la deidad solar, en donde el sol no sólo es el astro, sino una concentración de poderes y, por eso, divino. La máscara de oro, que incluye, simbióticamente, en un rostro antropomorfo, atributos como: la fuerza y sagacidad del felino, representadas en sus fauces y colmillos; la prudencia y signos (creador de vida y portador de muerte) de la serpiente, expresados en la cabellera o rayos solares; el poder y dominio del espacio atribuido al águila, cuyo pico forma la nariz de la máscara y, fi nalmente, el poder y dominio de la tierra y agua, representados en los dos caimanes que rematan la corona de este sol dorado.

Esta tendencia a divinizar al astro rey tuvo su apogeo con los incas, pues para ellos, el sol era su propio padre, el centro del universo, el creador del Tahuantinsuyo. Tal vinculación íntima entre la deidad y sus creyentes estaba sustentada por su cosmovisión y su superestructura religiosa que se traducía en un comportamiento socializado a nivel del incario y que no les permitía prescindir de semejante inticentrismo cotidiano.

Refi riéndonos a los tiempos actuales, lo interesante está en que dicha concepción, si bien de manera aculturizada, aún tiene vigencia en el espacio andino y sus huellas continúan en el subconsciente social de nuestros pueblos, especialmente cuando celebran sus ritos heliolátricos como el intiraymi, el mushuk nina, el día del equinoccio, el día del solsticio, etc., incluso, la fi gura de sol de rostro antropomorfo se sigue honrando en símbolos patrios como, por ejemplo, en el mismo escudo ecuatoriano.

Otro caso en el que estamos manejando una hipótesis de un signo o símbolo vinculado al sol es el que se halla plasmado en la piscina circular del Centro Ceremonial de Tulipe.

Aquella estructura responde exactamente a la forma iconográfi ca de círculos concéntricos con que se representaba al sol en el mundo andino; está formada por cinco círculos de piedra que coinciden con los lineamientos concéntricos de sus muros de contención.

La misma representación de cinco círculos concéntricos la hallamos también en los petroglifos yumbos, pueblo

que estuvo muy asociado al territorio kitu y que conocía, por tanto, los ritos dedicados al sol. Los yumbos plasmaron directamente el símbolo en el signo, el signifi cado en el signifi cante y la divinidad en la forma geométrica. Para ellos el sol es el dios que está arriba, visible sí, pero no asequible, que diariamente aparece circunvalando el espacio cósmico propio, del cual se recibe sus efectos divinos (luz, calor, fecundidad), pero que merece ser atrapado para lograr sus dictámenes concretos (estaciones, equinoccios, sembríos, cosechas, etc.) a través de los sacerdotes o sabios que lo observaban e interpretaban, refl ejado en ese espejo de agua. Su representación está dada por la

Cerca de Quito, al pie del volcán

Ilaló, ya hace 10.000 años

antes de Cristo, estaba presente

el hombre.

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Cueva con material formativo descubierta en el Bloque Píntag del proyecto Mapa Arqueológico D.M.Q. (IMP. C. Hirtz).

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forma geométrica abstracta e infi nita de la circunferencia y de los círculos concéntricos.

Retornando a las investigaciones arqueológicas que hemos hecho sobre la capital ecuatoriana, diremos que Quito, antes de San Francisco de Quito, debe ser entendida más allá del espacio delimitado por las lomas de San Juan, El Placer, el Panecillo y el Itchimbía. No fue una ciudad, fue una cultura cuyo centro referencial estaba en la meseta de Quito pero que se extendía por toda la hoya del Guayllabamba y se desbordaba del nudo de Mojanda-Cajas al norte; del Tiopullo, al sur; de los volcanes Cayambe, cerro Puntas, Ilaló, Antisana y Cotopaxi al este y, con toda seguridad, al otro lado del Guagua Pichincha, el Rucu Pichincha y el Cóndor Guachana, al oeste. Los valles de Cumbayá, Tumbaco, Los Chillos y Machachi son parte constitutiva de esta cultura, pues en toda esta área se encuentra material cultural similar.

Se asevera que este lugar tiene una vieja tradición de ocupación humana; de hecho, cerca de Quito, al pie del volcán Ilaló, entre los valles de Tumbaco y Los Chillos, ya hace 10.000 años antes de Cristo, estaba presente el hombre. Sus instrumentos elaborados en obsidiana así lo dicen; de allí que los estudiosos hayan rescatado y analizado miles de lascas y artefactos, entre cuchillos, perforadores, raspadores, raederas, grabadores, puntas de proyectil, etc., y aseveren que dichos artífi ces fueron los primeros en ocupar este espacio andino. Gran parte de este material paleoindio se halla encajonado en las Reservas del Banco Central. Sería loable que se abrieran esos depósitos y se socializase su existencia y signifi cado, entre los miles de estudiantes que nunca han visto o tocado una obsidiana.

En los actuales barrios de Cotocollao, La Florida, Rumipamba, en el noroccidente de Quito, se encontraron materiales culturales del período Formativo Tardío (1.500 a.C.), que

indican la presencia de asentamientos humanos sedentarios, cuyos miembros labraban la tierra cultivando maíz, papas, zambos, frijoles, etc., y que complementaban su dieta con la caza y la pesca, pues vivían al borde de la laguna conocida, en tiempos de la Colonia, como Añaquito. Allí, in situ, de manera incuestionable e irrefutable, se descubrió una serie de tumbas, cerámica, obsidiana, metales, etc., que sustentan la afi rmación de la presencia humana hace 3.500 años antes del presente.

Asimismo, resulta innegable el testimonio de ocupaciones posteriores en sitios como Chilibulo, Chillogallo, Chaupicruz y, hoy más que nunca, con los trabajos del Fondo de Salvamento FONSAL, en Rumipamba y La Florida, sitios en los cuales la cerámica, la lítica, la metalurgia, la concha spondylus e inclusive restos de tejidos, a menudo integrando algún ajuar funerario, dicen «aquí vivieron los antiguos quiteños» varios siglos o milenios antes de la llegada de los españoles. Desafortunadamente, todos estos sitios arqueológicos están en peligro de desaparecer debido al agresivo y acelerado proceso de ocupación por parte de la ciudad moderna.

Las investigaciones de los proyectos arqueológicos Rumipamba y La Florida han demostrado que estos sectores y, en general todo el valle de Quito, estuvieron ocupados desde el Período Formativo (2.000 a.C.) hasta el de Integración (1.500 d.C.). Se trata de complejos asentamientos con sitios habitacionales, campos de cultivo, cementerios, etc. Sus habitantes desarrollaron tecnologías muy avanzadas en lo que se refi ere a agricultura, textilería, herbolaria y comerciaron tanto entre las diferentes aldeas de esta meseta circunvecina, como con las comunidades serranas, amazónicas y costeñas. Mantuvieron estrechos lazos comerciales con los yumbos, habitantes del noroccidente, gracias a los cuales se conectaban con la región de la Costa.

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Los documentos tempranos hablan de tales grupos humanos como sociedades con un gran nivel de desarrollo sociopolítico y económico, aspectos que ahora se están comprobando, pues se refl ejan en la cultura material descubierta especialmente en el sitio La Florida. Aquí, los elementos rescatados en las sepulturas, y en la misma construcción de sus tumbas, testimonian la existencia y gestión de una sociedad altamente evolucionada.

Las siete tumbas excavadas sistemáticamente por el FONSAL, más allá de sus vestigios arquitectónicos de pozos profundos (17 metros de profundidad por 2 metros de diámetro), cámara central estrecha, ubicada en el fondo, huellas de las herramientas utilizadas, huecos de postes de posibles cubiertas, tierra seleccionada para los rellenos, fogones, etc., permiten auscultar detalles relacionados con la cosmovisión y pensamiento sobre la muerte que tenían esos pueblos.

Enmarcados en estos antecedentes, a continuación, se expone lo que los arqueólogos realmente, en su afán de descubrir Quito precolombino, han podido constatar mediante excavaciones realizadas en el Centro Histórico, en sus alrededores inmediatos y en el área de infl uencia. Los resultados hasta el momento no han sido halagadores, quizá porque falte investigación o quizá porque las excavaciones han tenido lugar en áreas muy puntuales; sin embargo, a partir de las versiones de cronistas, historiadores, etno historiadores y antropólogos, hemos excavado al interior y exterior de los monumentos más importantes de la ciudad, como son: la Compañía de Jesús, San Francisco, La Merced, El Sagrario, el Carmen Alto, Santo Domingo, el antiguo Hospital de Pobres San

Juan de Dios, La Concepción, el antiguo Conservatorio de Música, El Belén, el antiguo Banco Central, Teatro Sucre y otros. En ningún lado aparece un vestigio que permita suponer la presencia de un asentamiento tan importante, por lo que inclusive se ha llegado a señalar abiertamente que: «Se descarta la existencia de algún tipo de asentamiento aborigen» (Domínguez, 1999); esto, por ejemplo, luego de realizar varios sondeos en el Teatro Sucre.

Igualmente, con motivo del último cambio de entablados, el FONSAL excavó el interior de la Sacristía de la Compañía de Jesús y, ante la presencia únicamente de material cultural local

y la ausencia de cerámica inca, su reporte arqueológico concluye diciendo:

«Indudablemente, estos estudios indican que los Incas por el poco tiempo de dominio no impusieron totalmente su estructura social-política y cultural.» (Aguilera, 2002).

Si bien estas afi rmaciones pueden resultar discutibles, puesto que los incas sí impusieron su estructura

social, política y cultural a estos pueblos septentrionales, lo cierto es que la cultura material rescatada en las excavaciones arqueológicas no da siquiera para suponer la presencia de algún asentamiento urbano precolombino medianamente importante en el Centro Histórico de Quito.

El descubrimiento de unos pocos metros de cimientos de piedra debajo de la iglesia de San Francisco (Terán, 1997), así como de cinco metros debajo de la capilla del antiguo Hospital San Juan de Dios (Rousseau, 1992), en ambos casos con apenas dos hiladas, no es sufi ciente para atribuirlos a una fi liación inca, preinca

Indudablemente, estos estudios indican que los

Incas por el poco tiempo de dominio

no impusieron totalmente su

estructura social-política

y cultural.

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Evidencias de muros de contención que delimitaban un área posiblemente ceremonial, ubicada en la parte más alta del yacimiento arqueológico de Rumipamba. Proyecto Rumipamba. (Archivo FONSAL)

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y, mucho menos, para considerarlos restos de una ciudad. Los cantos rodados, por sí solos, no son diagnósticos; estos se han utilizado y se siguen utilizando en los cimientos de casas en todo el Ecuador. Por otro lado, las evidencias de mortero con materiales constructivos como la cal y la arena en esos sitios, demuestran el uso de técnicas y sistemas constructivos foráneos de procedencia europea, no vernáculos. Los incas no conocieron ni utilizaron la cal y arena como argamasa en sus construcciones.

Sin embargo, es innegable la presencia de la arquitectura inca en los alrededores no tan inmediatos de Quito: allí están las edifi caciones de carácter militar como el Pucará de Rumicucho, en San Antonio de Pichincha (Almeida y Jara, 1984); el Guanguiltahua, en el Parque Metropolitano (Coloma, 2001); el conjunto monumental de pucarás de Quito Loma sobre El Quinche (Plaza Schuller, 1976; Fresco, 1989); algún tramo del Qápac Ñan, en Puengasí (FONSAL, 2006) y, más distantemente, los recintos de San Agustín de Callo, en la Provincia de Cotopaxi (David Brown, 1996), o la recientemente descubierta estructura hundida en Caranqui, cerca de Ibarra (Echeverría, 2006). En estos dos últimos casos, el sello del extraordinario trabajo cuzqueño sobre la piedra es sencillamente inconfundible, irrefutable y evidente.

Dentro de la ciudad de Quito, si bien algunos estudiosos califi can como incas el atrio de San Francisco, el muro del Palacio de Carondelet que da a la Plaza Grande, los zócalos del Colegio Sagrados Corazones del Centro o el paramento externo del primer cuerpo de la torre de La Merced, nosotros creemos que el hallazgo más importante, y no precisamente de tipo arquitectónico, es el reportado por don Jacinto

Jijón y Caamaño, en 1918, y que se refi ere a siete tumbas incas, descubiertas en el Itchimbía.

Pero, ¿cuál es el comportamiento estratigráfi co del Centro Histórico de Quito? ¿Cuál es la secuencia de las capas naturales y culturales en esta área en la que se supone que estuvo la ciudad preinca e inca de Quito? ¿Qué se encuentra al excavar arqueológicamente el actual subsuelo de la ciudad hispana?

Para el efecto, se ha escogido el interior y exterior de la Compañía de Jesús, un sitio que puede ser muy representativo del casco histórico, y que por estar en un sector plano, y no sobre rellenos o quebradas, no ha sufrido

alteraciones topográfi cas, afectación que sí se constata en el resto del asentamiento español. Luego de varios estudios interdisciplinarios que tuvieron que realizarse con motivo del terremoto de 1987 —sismo que puso en serio peligro la estabilidad de este y otros templos coloniales de la ciudad—, se procedió a la investigación arqueológica para diagnosticar el estado actual del monumento a nivel de subsuelos.

Se nos ha dicho siempre que los españoles reocuparon lo preexistente y construyeron sobre sus ruinas. También se buscó esos vestigios al interior y exterior de la actual iglesia de El Belén, y dio como resultado datos absolutamente ajenos a posibles vestigios prehispánicos. «Todos los materiales culturales son tardíos y corresponden al período colonial y republicano» (Jara y Andrade, 1998).  

Sin embargo, Quito aparece citada como una de las dos cabezas más importantes entre las ciudades andinas; es decir, estaba compitiendo con el Cuzco e, inclusive,

Quito aparece

citada como una de las doscabezas más importantes

entre las ciudades andinas.

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superándola doblemente en extensión. En todo caso, se reconoce que el tallado de sus piedras no alcanzaba la exquisitez de los sillares almohadillados de la capital inca o de los múltiples asentamientos creados por los invasores sureños, en esta misma zona septentrional del actual Ecuador. 

«[…] Ellos nombran a cada paso las dos de Quito y Cuzco, no como únicas, sino como dos cabezas, o cortes de aquella dilatada monarquía, a más del grandísimo número de otras, que eran consideradas como ciudades de segundo, y tercer orden, respecto de la vía real, en todas partes. Tampoco haré mención de las que cubrían, como se expresan los historiadores, toda la mayor parte del antiguo Imperio del Perú, que no son de mi asunto. Haré solamente memoria de las que eran situadas sobre la misma vía, dentro de los límites del Reyno de Quito.» (Velasco, 1998). 

El prestigioso jesuita, padre Juan de Velasco, concibe a Quito como la antigua capital del Reino de Quito, la segunda ciudad del imperio inca y la más célebre de todas las ciudades:

«Estas eran 20, fuera de las extraviadas, como Manta, Cara, Tumaco, Imacas, Huamboya, y varias otras, que no meto en número. La ciudad de Quito, capital antiquísima del Reyno, y segunda corte del Imperio Peruano, era muy grande, y toda la piedra labrada aunque nada hermosa en su antigüedad, y con el defecto de elevadísimas puertas, en todas las casas, anchas por abajo, y angostas por arriba. El Inca Huayna-Cápac que la conquistó por los años de 1487, y tuvo en ella su corte por espacio de 38 años, hasta su muerte, no le añadió otra cosa que su palacio real, monasterio de vírgenes, y nuevo templo del Sol, demoliendo el antiguo que allí tenían sus reyes sobre la cumbre del Panecillo. Esta ciudad, la más célebre entre todas, por sus acueductos, fuentes, y baños, mayor al doble que la del Cuzco, en la

extensión, aunque muy inferior en sus fábricas, fue saqueada, incendiada, y destruida, en gran parte, por Rumiñahui, quien se usurpó el Reyno, por cerca de un año, después de la muerte de Atahualpa, cuyo capitán era. Viendo éste que se acercaban los españoles, después de frustrados sus militares ardides, la abandonó, dejándola en aquel miserable estado. Tomó posesión de ella el Conquistador Benalcázar, y mientras se reparaba de aquellas ruinas, reduciendo sus fábricas a mejor gusto, depositó la ciudad de Quito en la de Riobamba, como consta de varios historiadores con Chieca de León.» (Velasco, 1998). 

Tal descripción lleva a pensar que la infraestructura de la ciudad, anterior a la hispana, fue de singular importancia o, en todo

caso, arquitectónicamente digna de competir con el Cuzco. A nadie se le ocurre la idea de imaginarla similar a un simple conjunto de bohíos o chozas de paja. Sin embargo, ¿en dónde están los vestigios de esa «ciudad»?, ¿acaso, el saqueo, incendio y destrucción ordenados por el feroz Rumiñahui fue de tal magnitud que no quedó piedra sobre piedra? ¿O acaso los españoles borraron las ruinas para edifi car la San

Francisco de Quito que hoy se levanta sobre el Centro Histórico?, de ser así, tendríamos el primer caso en el que los invasores, sean incas sean españoles, procuraron no dejar rastro de un asentamiento tan importante.  

Respetables estudiosos, haciendo honor a las fuentes cuasi-mitológicas, se imaginan y describen a una ciudad inca de Quito, anterior a la fundada por los españoles en 1534, e inclusive a otra primigenia que fuera conocida y mejorada por el gran inca tomebambeño, Huayna-Cápac. Dicho asentamiento debió tener lugar desde tiempos inmemoriales en el espacio sagrado que se conformaba entre el

¿En dónde están los vestigios de esa «ciudad»?, ¿acaso,

el saqueo, incendio y destrucción

ordenados por el feroz Rumiñahui

fue de tal magnitud que no quedó piedra

sobre piedra?

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Poncho de algodón forrado con spondylus. Proyecto La Florida (Archivo FONSAL)

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Detalles decorativos de una tinaja de cerám

ica. Proyecto La Florida. (Archivo FON

SAL)

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Yavirag, el Huanacauri y el Mama Anahuarque, identifi cados en la actualidad como El Panecillo, El Placer y el Itchimbía, respectivamente. En opinión del doctor Hugo Burgos, en ese espacio topográfi co, atravesado de occidente a oriente por quebradas que descienden del Pichincha, tuvieron que reutilizar los mismos «primeros españoles la estructura inca-quiteña, conformando un modelo político religioso, que el autor ha llamado Cuatripartición de la Geografía Sagrada Incaica, que fue fundamento de la Cuatripartición española de la ciudad de San Francisco del Quito, en cuyos cuadrantes se fundaron los templos de San Francisco, La Merced, Santo Domingo y San Agustín.» (Burgos, 2007).  

En esta línea, hay respetables hipótesis planteadas según las cuales aquella ciudad estaba dentro de unos seques naturales, y otros conscientemente trazados a lo largo de la geografía sagrada, que estaba sometida a sistemas simbólicos de bipartición, tripartición, cuatripartición; que obedecía a un diseño zoomorfo de un felino al estilo cuzqueño, o de Tomebamba para unos, o de un cóndor para otros; que el sol desde el oriente jugaba y sigue jugando sobre sus edifi caciones sagradas, en determinados días del año, a través de los inmóviles Cayambe, Antisana y Pichincha, etc. Estas son hipótesis que, a más de seguir su propio andarivel, podrían en algún momento someterse a la rigurosidad científi ca de la arqueología.

Los mitos, historias sagradas de los pueblos que explicaban el origen del hombre o del universo, ciertamente emiten mensajes a tomarse en cuenta a la hora de aplicar las técnicas arqueológicas de prospección, excavación, interpretación y difusión de un sitio o, en este caso, de una ciudad; sin embargo, sus

mensajes tan literarios y ricos en imaginación, si bien mantienen viva la nostalgia de un pasado remoto y misterioso, difícilmente serán testifi cados por la objetividad de la ciencia arqueológica.  

Es que tampoco por asociación de materiales culturales ha sido posible comprobar una presencia importante de la arquitectura incaica en el Centro Histórico. A este propósito, el  padre Pedro Porras, refi riéndose a la antigua cerámica Chilibulo, manifi esta enfáticamente:

«El hábitat de esta fase [Chilibulo] comprende, en parte, la zona en donde está la capital del país. Si bien la abundancia de los yacimientos sugiere una notable ocupación; con todo, lo rústico

de la cerámica, la escasez de monumentos y obras de ingeniería descartan la posibilidad de que estuviera aquí precisamente la capital del reino de los Quitus y de los Shiris, con una dinastía tan notable y antigua como la del Cuzco, ‘la ciudad grande al doble de la del Cuzco y toda de piedra tallada’, que refi ere el padre Juan de Velasco.» (Porras, 1980).

En la prospección realizada por el FONSAL para el levantamiento del Mapa Arqueológico del Distrito

Metropolitano, la estadística de los materiales culturales apenas si asigna el 3% a la cerámica inca en el Bloque Quito Centro.1 Es decir, casi la totalidad corresponde a aquellas fases locales registradas para el período de Integración, conocidas como Chaupicruz, Toctiuco, Chilibulo, Chillogallo, Rumipamba y La Florida, cuyas diferencias son meramente toponímicas según los lugares donde fueron descubiertas, pero que pertenecen a una misma cultura, que podemos llamar «quitu» o quizá «quitu-cara». Esta misma cerámica está presente en Turubamba, Lloa, Machachi, Alangasí, San Bartolo, Cotocollao, San Antonio

Lo rústico de la cerámica, la escasez de monumentos y obras de ingeniería

descartan la posibilidad de que

estuviera aquí precisamente la capital del reino

de los Quitus y de los Shiris.

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y, en general, en todo el valle de Quito y su periferia. Inclusive, como se propone en uno de los informes del Proyecto Rumipamba, «esos asentamientos registrados para el período de Integración, cuyas ‘manifestaciones materiales’ guardan gran semejanza entre sí, podríamos afi rmar que se trata de un mismo grupo étnico.» (Molestina, 2005).  

Al igual que ocurría en los documentos arqueológicos que no informaban de posibles muestras de arquitectura inca, también en lo que tiene que ver con materiales culturales del Centro Histórico ni siquiera se menciona la cerámica inca. Su nula o escasa presencia es generalizada, sea en áreas no perturbadas, sea en basurales o rellenos, tal como ocurre por ejemplo en el caso del Teatro Sucre:

«Aunque no se ha discutido en el texto, sólo se ha mencionado la presencia de material cultural; probablemente éste obedece a la sucesión de rellenos mezclados con una serie de desechos traídos de un área muy cerca del Teatro donde se botaban los desperdicios. De allí la cerámica colonial, la porcelana y la cerámica aborigen; esta última muy modifi cada debido a que fue una tradición alfarera que tuvo continuidad hasta la colonia y la república […]» (Domínguez, 1999).

Pero, entonces ¿qué pasó con la célebre Quito antigua? ¿Acaso, la idea de construir la gran ciudad inca de Quito, se quedó solo en eso: en una gran idea? ¿O en la intencionalidad de ciertos invasores cuzqueños por tener un alter Cuzco en la parte septentrional de su Tawantinsuyo para que gobernara independientemente el otro hijo de Huayna Cápac, el nacido en Caranqui, Atahualpa? Pues, «Avian practicado de hazer otro nuevo Cuzco en el Quito y en las provincias que caen a la

parte del Norte: para que fuese reyno dividido y apartado del Cuzco, y tomar por señor a Atahualpa, noble mancebo y muy entendido y avisado […]» (Pérez, 2002). 

Contrariamente a lo que ocurre en el área del Centro Histórico, al noroccidente de la ciudad, el FONSAL está descubriendo una serie de evidencias que sorprende a todos por su calidad y cantidad. En los yacimientos arqueológicos de La Florida y Rumipamba, debajo de depósitos volcánicos y a la vista de expertos y profanos están in situ restos de pisos culturales, muros de contención, huecos de postes de bohíos, tumbas de variado tipo, especialmente de aquellas de

pozo profundo, etc., elementos arquitectónicos asociados a abundante cerámica, piedras de moler, obsidiana, y otros.

Solo para citar algunos hallazgos más evidentes, puesto que su totalidad se publicará próximamente, informamos a grandes rasgos, por ejemplo, de las siete tumbas excavadas en La Florida. Estas fosas cilíndricas de 17 m de profundidad han guardado, desde el 500 o 600 d.C., sus ricas ofrendas funerarias de enterramientos

múltiples. Allí están los restos de esqueletos humanos que ritualmente fueron enterrados en posición fetal, cubiertos con ponchos hechos de algodón y forrados de spondylus y concha madreperla; ricamente adornados con piezas de oro (orejeras, narigueras, pectorales, prendedores); acompañados de grandes tinajas, platos, vasijas, compoteras, placas tubulares de oro y ganchos de propulsor, etc.

Allí se constata la intencionalidad que tuvieron los sacerdotes, parientes y deudos en general, al enterrarlos mirando al Pichincha. Allí se constata el simbolismo y cosmovisión plasmados en los detalles zoomorfos de las vasijas. Allí se

A la llegada de los españoles

a América, probablemente solo el Cuzco y

México entraban en la categoría de «ciudades», según

el concepto europeo.

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observa la jerarquía social de los individuos enterrados: algunos ubicados en la cámara central, otros en la parte alta, unos pocos bellamente adornados y el resto como simples acompañantes, etc.

Este sitio, ubicado en las coordenadas 78º 1’17», a 78º2’14» de longitud Oeste y 0º7’45» a 0º9’00» de latitud Sur, y reconocido en el levantamiento del Mapa Arqueológico del Distrito Metropolitano de Quito con el código Z3A2–018, «guarda tangiblemente el verdadero pasado de los antiguos quiteños.» (Molestina, 2005).

En Rumipamba, sitio de 30 hectáreas, declarado, mediante Ordenanza 07 de 2002, «Parque Arqueológico y Ecológico de la Ciudad», el FONSAL ha realizado cuatro temporadas de prospección y hoy se dispone de un diagnóstico general sobre las zonas de mayor o menor ocupación cultural. Allí están seis sectores con evidencias de muros, casas, tumbas y material cultural. (Coloma, 2004).

En uno de esos sectores, precisamente mediante una excavación en área, el Banco Central del Ecuador acaba de evidenciar la planta ovoidal de una casa prehispánica cuya datación resulta contemporánea con el cementerio de La Florida (Molestina, 2007). Pero esta casa no está aislada; por el contrario, forma parte de una serie de bohíos cuyas paredes se levantaron con materiales mixtos (tipología inicial del bahareque) y sus cubiertas de paja. A estos conjuntos de distribución sui géneris y por investigarse, bien podemos interpretarlos como aldeas nucleadas que hablan de asentamientos ya organizados, en proceso de formación, pero todavía muy lejos de alcanzar los niveles propuestos por los estudiosos de la «ciudad inca o preinca de Quito».

Junto al análisis e interpretación de estos hallazgos tangibles, el FONSAL ha incursionado en la investigación de laboratorio, habiendo

logrado determinar descubrimientos realmente extraordinarios e inéditos en el país. Entre estos citamos: fi bras de cabuya, fi bras de algodón, muestras de algodones tinturados en variados colores, tejidos con extraordinarios diseños, cueros de animales con ojales, fi tolitos, granos de maíz, fréjol y calabazas —levaduras a partir de las cuales se ha reproducido la chicha de aquellos tiempos—, muestras de hematites junto a las paredes de las cámaras centrales y de las vasijas, que sometidos al análisis del C14

oscilan entre el 600 y 1350 d.C.

Además, por primera, vez hemos incursionado en la reconstrucción de los biotipos y rostros a partir de los cráneos humanos mediante la medicina forense; en los estudios de ADN entre individuos de una misma tumba, de varias y entre La Florida y Rumipamba; en una inicial clasifi cación de maíces prehispánicos y en un apreciable número de muestras para su datación mediante el método del C14.

A la llegada de los españoles a América, probablemente solo el Cuzco y México entraban en la categoría de «ciudades», según el concepto europeo. Los demás asentamientos humanos, entre ellos Quito, estaban en un franco proceso de desarrollo hacia centros nucleados. La evidencia arqueológica de carácter arquitectónico, como se ha visto, si no es nula, es mínima, sin que por esto disminuya la importancia de un pasado precolombino de los quiteños. Probablemente la magnifi cencia de los palacios, templos, canchas, calles, nunca se verifi cará, pero ciertamente la magia de la ciudad actual no pudo haber surgido recién en 1534.

Quito, antes de San Francisco de Quito, debe ser entendida más allá del espacio delimitado por las lomas de Puengasí, Guanguiltagua e Itchimbía al este, Tambillo al sur, Pomasqui-San Antonio al norte y las faldas del Pichincha al oeste. No fue una ciudad, fue una cultura, cuyo centro referencial estaba en la meseta de

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50Evidencias de pisos y huecos de poste de una casa preinca con planta ovoidal. Proyecto Rumipamba. (Archivo FONSAL)

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Quito pero que se extendía por toda la hoya del Guayllabamba y se desbordaba del nudo de Mojanda-Cajas al norte, del Tiopullo al sur, de los volcanes Cayambe, cerro Puntas, Ilaló, Antisana y Cotopaxi al este y, con toda seguridad, al otro lado del Guagua Pichincha, el Rucu Pichincha y el Cóndor Guachana, al oeste. Los valles de Cumbayá, Tumbaco, Los Chillos y Machachi son parte constitutiva de esta cultura.

Justamente, esta categoría de territorialidad y la amplia cobertura de un material cultural confl uyente, no excluyente, —que en las postrimerías del período preinca y precolombino se habían extendido con algunas variantes desde el Carchi, por el norte, hasta Mocha, entre Tungurahua y Chimborazo, por el sur; y, desde Quijos, Cosanga por el oriente hasta los límites costeros de los tsáchilas, niguas y yumbos por el occidente—, le llevó al padre Juan de Velasco,

consecuente con las concepciones de ese momento histórico de los siglos XVII y XVIII, a defi nir este territorio como Reyno de Quito.

De tal manera que, dejemos que aquella fantástica y milenaria ciudad de Quito perviva cual historia sagrada. Sus héroes mitológicos Pacha y Quitumbe siguen y seguirán disputándose, en la mente de los quiteños, la autoría de su fundación; el primero, luego de

salvarse del diluvio universal gracias a que alcanzó a construir una casa sobre el Pichincha y, el segundo, que era originario de Puná, tuvo que subir por el Guayas hasta estos valles serranos y fundar el nuevo pueblo al que bautizó con su nombre. Inclusive, la posterior llegada de los caras o shiris desde la Costa, constituye un dato que, a modo de jinete, cabalga, a veces en el caballo de la imaginación y, en otras, en el de la realidad arqueológica.

Dejemos que aquella fantástica y milenaria ciudad de Quito perviva

cual historia sagrada.

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Entrevistas de Ivanova CórdovaPeriodista

tres CiUdadanos destaCados

HÓlgUer jara CHávez

MiCHelle Cevallos valverde

María Fernanda restrePo

El pasado 24 de Mayo, el Gobierno de la Provincia de Pichincha, como cada celebración del aniversario de la Batalla de Pichincha, en su sesión solemne, otorgó la Condecoración Gran Oficial Batalla de Pichincha. a tres insignes ciudadanos: al arqueólogo Hólguer Jara, a la deportista Michelle Cevallos, y a la cineasta María Fernanda Restrepo. Imaginaria los entrevistó para conocer sus trayectorias.

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53 Hólguer Jara. Foto de Alejandro Reinoso.

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El patrimonio cultural es una

herencia dispersa que fluye entre lo particular y

lo estatal, entre lo científico y lo

emotivo, que exige conocimiento,

mística e inversión.

Hólguer Jara Chávez, arqueólogo, ha obtenido varios premios y reconocimientos como Premio Gubbio 2010 de Italia para América Latina y el Caribe, VII Premio Internacional «Reina Sofía» de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural, en la categoría de Patrimonio Material, 2012, Reconocimiento y Condecoración «Vicente Rocafuerte, otorgado por la Asamblea Nacional, 2012.

Para Imaginaria fue un honor entrevistarlo y saber de su extraordinaria labor de rescate y preservación del Sitio Arqueológico de Tulipe, sobre el museo, sus publicaciones y especialmente por sus investigaciones que han permitido desentrañar la trascendencia del pueblo yumbo.

¿Nos podría contar acerca de su formación académica?

Mis estudios superiores los hice en las universidades ecuatorianas Católica, Central y Salesiana; luego en la de Perugia, Italia y varias pasantías en Perú, Bélgica, Suecia.

¿Desde cuándo inició sus estudios de investigación sobre el pueblo yumbo?

Esta es una larga historia: a partir de los estudios de Frank Salomón en los años setenta y de nuestras cuasi-religiosas discusiones estudiantiles con el célebre profesor, arqueólogo y sacerdote, Pedro Porras Garcés, respecto a la arqueología ecuatoriana que diagnosticaba la existencia de culturas precolombinas solo en las llanuras de

la Costa o en los valles de la Sierra, decidimos en 1978, hace 34 años, ir a escudriñar los espacios intermedios de esas dos regiones. «Si encontramos spondylus costeña en la sierra y obsidiana serrana en la costa, no podían

haber pasado por vía aérea», decíamos. «Deben quedar huellas de ese tráfico o, quizá, evidencias tangibles de los verdaderos intermediarios de ese comercio». Es así como, apoyados por el Museo del Banco Central, iniciamos la búsqueda de vestigios precolombinos en el noroccidente de Pichincha.

La sorpresa fue grande y todavía continúa; no solo que hemos encontrado los caminos «culuncos» por donde transitaban esas mercancías, y descubierto cientos de tolas, enigmáticos petroglifos, cementerios, asentamientos

y materiales culturales, sino que hemos identificado al mismo gestor y protagonista de esa dinamia comercial, económica, social, cultural e inclusive religiosa que ocupó el territorio subtropical de Pichincha, entre los años 300 d.C. a 1.660 d.C. Ese comerciante, mindaláe, constructor, habitante de subtrópico y bosque húmedo, religioso y de una cosmovisión trascendente, fue el pueblo yumbo. Evidencia clara e innegable de esa trascendencia es el centro ceremonial de Tulipe, donde se conjugan la religiosidad, el ritualismo, la geometría, la astronomía, la purificación, el agua y la luna.

HÓlgUer jarael PUeblo YUMbo

Y la ardUa labor del arQUeÓlogo

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respecto a su patrimonio arqueológico y la mejora de su calidad de vida gracias a ese recurso cultural.

Las condecoraciones y múltiples reconocimientos me han motivado a dar gracias a Dios, a mi familia, al ex Museo del Banco Central, al ex FONSAL (actual IMP), a la comunidad de Tulipe, a investigadores, asistentes, trabajadores que me apoyaron. Cuando las instituciones (ex Congreso Nacional, Asamblea Nacional, Consejo Provincial de Pichincha, Universidad Central) colocaron las condecoraciones en mi pecho, dentro de él latía un corazón feliz por haber contribuido al conocimiento de nuestra rica historia aborigen.

Ha tenido gran importancia la labor de recuperación, conservación y pontencialización del patrimonio cultural realizado por el Municipio de Quito a través del ex FONSAL que, como gobierno municipal y según el régimen de competencias, su acción debe «preservar, mantener y difundir el patrimonio arquitectónico, cultural y natural». ¿Cuál cree que debe ser el aporte del Estado para preservar estos bienes patrimoniales como el sitio arqueológico de Tulipe? ¿Debe haber una gestión coordinada y de apoyo por parte del estado, por ejemplo del Instituto de Patrimonio Cultural, del Ministerio Coordinador de Patrimonio?

La investigación, conservación y socialización del patrimonio cultural, particularmente arqueológico, más allá de constar en la ley y justificar una estructura de dependencias, son un conjunto de tareas obligatorias que definen una opción de vida de auténtica «ecuatorianidad». El patrimonio cultural es una herencia dispersa que fluye entre lo particular y lo estatal, entre lo científico y lo emotivo, que exige conocimiento, mística e inversión. Yo confío en estas nuevas instituciones que disponen de recursos, tecnología y poder.

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Muchos historiadores han hecho alusión al aporte de la cultura Quitu-Cara como base fundamental en la construcción de la nacionalidad ecuatoriana (Ortiz, Costales), incluso el Himno a Pichincha habla de los Shyris cuando dice «…no es de Shyris vivir de rodillas, nuestra insignia es luchar y vencer…» ¿Se puede afirmar que las investigaciones realizadas sobre el pueblo yumbo redefinirían esta idea de la cuna de la nacionalidad?

Los arqueólogos encontramos a todas las culturas pasadas como cimientos que sustentan al gran edificio de la nacionalidad, edificio que por otra parte sigue construyéndose. De allí que, asignar a un solo plinto todo el mérito de una edificación es caer en un etnocentrismo cultural. El pueblo yumbo como todos los demás, en su momento contribuyó e inclusive lideró la construcción de nuestra identidad..

¿Cuál es el aporte más significativo del pueblo yumbo?

Sin lugar a duda, el mayor aporte de ese pueblo se dio en la consciente vinculación que propiciaron entre la Costa, la Sierra y la Amazonía, a través del comercio. Ellos intercambiaban los productos de estas regiones, manejaban el mercado y la economía, conocían las lenguas de esas comunidades y, aprovechando su posición geográfica, iniciaron una integración territorial de un macro espacio que con mucha razón el célebre historiador Padre Juan de Velasco, en su momento, lo calificara de «Reino de Quito».

Sus investigaciones y su gestión en el sitio de Tulipe han sido acreedoras de varios premios ¿qué han significado para usted estos galardones y reconocimientos?

El Premio Reina Sofía, otorgado el 7 de marzo de 2012, se sustentó en tres argumentos, primero, el sitio mismo, algo único, distinto e irrepetible en el mundo; segundo, la investigación científica, conservación y difusión que durante más de 30 años hemos realizado; y, tercero, el empoderamiento de la comunidad

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Foto cortesía de Michelle Cevallos.

MiCHelle Cevallos valverde Una CaMPeona del levantaMiento

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Michelle Cevallos se consagró como Campeona Mundial Junior en levantamiento de potencia, categoría 52 kg. También fue declarada por la Concentración Deportiva de Pichincha como la mejor deportista en 2011. Imaginaria quiso conocer más sobre esta campeona.

¿Cuándo empezó tu carrera en este deporte de halterofi lia?

Bueno soy deportista de levantamiento en potencia. El levantamiento de potencia y la halterofi lia son dos modalidades parecidas pero diferentes las dos compiten por el máximo peso levantado, en halterofi lia tienen arranque, tienen otras divisiones de peso corporal, en cambio en levantamiento de potencia hacemos sentadilla, es una diferencia muy básica. Mi carrera empezó en la universidad ESPE en el 2008, era de las que iba a entrenar después de clases, el entrenador me invitó a participar en la categoría de 52 kilogramos.

Has concursado en varios campeonatos provinciales y nacionales, en el 2010 participaste en el Campeonato Mundial en República Checa y en el 2011 te consagraste en el Campeonato Mundial de Canadá como campeona Mundial Junior ¿Cuéntanos que se siente representar al país y darle estas glorias?

Ha veces he tenido problemas por los comentarios que he dicho por ejemplo he sentido más orgullo de representar a Pichincha porque está a cargo de la Concentración Deportiva de Pichincha, que por la Federación Ecuatoriana, aunque el último viaje fue auspiciado por esta. No obstante, me siento contenta con la decisión de la Federación cuando me califi can de idónea para enviarme a

No tengo problemas para conjugar la vida privada con un

deporte tan exigente porque

este se ha constituido en mi vida

misma.

los campeonatos internacionales, siempre vamos orgullosos de pertenecer a Ecuador y sabemos que vamos a competir con grandes potencias deportivas como Rusia, Francia, Ucrania.

¿Has recibido apoyo del Estado, por ejemplo del Ministerio del Deporte, para tus entrenamientos o para asistir a las competencias internacionales? ¿Qué tipo de ayuda demandarías?

En cuanto al Ministerio del Deporte sí he recibido apoyo, claro que las lógicas de ayuda son distintas, no entregan directamente el dinero a la Federación, sino que abren la oportunidad para el concurso de proyectos.

Cuando regresé de la última competencia internacional (Canadá) el Ministro Cevallos fue muy amable, felicitó mi triunfo y me invitó a un homenaje ofi cial. Sin embargo, pienso que el apoyo no se materializa, por ejemplo, en la recuperación y mantenimiento de las instalaciones del gimnasio, en donde entrenamos en un mismo lugar, deportistas de varias disciplinas, como tae kwon-do, lucha libre, etc., quisiéramos contar con un espacio exclusivo para esta disciplina.

En 2011 te detectaron una protusión discal ¿ha sido un impedimento para continuar con tu carrera deportiva?

Se me presentó este problema justamente después del regreso de la competición en la República Checa, tenía una tendinitis muy fuerte, me recomendó el médico la suspensión de mis actividades por quince días, pero justo se presentó otro campeonato universitario, tenía el deber moral de concursar representando a la Universidad (ESPE) como gratitud por la beca que me otorgó. Posteriormente, se complicó el problema, tuve una lumbalgia bastante fuerte,

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estuve parada casi por tres meses, en enero el médico me advirtió que debo dejar las pesas, pero esta lesión es común en todos los que practicamos este deporte, así que decidí volver a mi práctica deportiva.

¿Cómo conjugas tu vida de mujer deportista de alto nivel con tu vida privada, más si practicas un deporte que generalmente ha sido relacionado con los hombres?

Creo que un hecho fundamental para conjugar ambas cosas en mi vida ha sido el hecho de vivir sola. Mi padre vive en Alemania, mi madre vive con mi hermana, me salí de la casa cuando tenía 18 años, esta independencia hizo que me centrara mucho en el deporte, estoy totalmente entregada a él, por ejemplo, si tengo que hacer dieta para bajar de peso y entrar a una determinada categoría, o entrenar por varias jornadas, lo hago. Más ahora que he terminado mi carrera en la ESPE, logré un certificado de suficiencia en inglés, justamente para asistir a los campeonatos internacionales sin esa dificultad del idioma.

El deporte ha hecho que me respeten, porque practicar un deporte como este no quiere decir que he perdido mi feminidad, muchas veces me han dicho que es impresionante que una mujer sea tan fuerte, pero también sea tan

delicada. Mi vida académica también siempre estuvo ahí, soy una persona muy responsable en lo que hago, mis jornadas empezaban muy temprano en la mañana con las clases en la ESPE, luego a almorzar, posteriormente a entrenar y finalmente de regreso a casa me dedicaba a realizar los deberes de la universidad, todos los días de lunes a viernes, inclusive hay ocasiones que entrenamos los sábados cuando se acerca una competencia. También me doy tiempo para mi familia, visito a mi madre, o ella a mí. En cuanto a la vida sentimental comparto mi tiempo y espacio con mi pareja. En definitiva no tengo problemas para conjugar la vida privada con un deporte tan exigente porque este se ha constituido en mi vida misma.

Practicar un deporte como este no quiere decir que he perdido mi

feminidad, muchas veces me han dicho

que es impresionante que una mujer sea tan fuerte, pero también sea tan

delicada.

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Foto cortesía de Michelle Cevallos.

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María Fernanda restrePoCon Mi CorazÓn en YaMbo

Foto de Carlos Osejo, cortesía de María Fernanda Restrepo.

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Esta historia siempre

incomodará a la institución

policial y aquellas consciencias

turbias que aún silencian, guardan, callan este crimen de estado atroz.

María Fernanda es la tercera de las hijas de la Familia Restrepo. El Gobierno de la Provincia de Pichincha entregó la Condecoración Gran Oficial «Batalla de Pichincha», 2012 a su padre Pedro Restrepo y a ella por su destacada acción familiar que conmocionó la conciencia nacional al poner en evidencia que se trató de un crimen de estado lo sucedido en el caso Restrepo y abrió una etapa inédita en la lucha por los derechos humanos.

Para la revista Imaginaria fue un privilegio dialogar con María Fernanda sobre su documental Con mi corazón en Yambo, estrenada el año pasado.

Para comenzar cuéntanos ¿Cuándo naciste?

El 1 de diciembre de 1977

¿Tu formación está relacionada con el cine?

Estudié en la Universidad San Francisco de Quito, un B.A. en Comunicación Visual y un B.A. en Periodismo. Más tarde realicé un máster en dirección de documentales en la Universidad Autónoma de Barcelona y un posgrado en Dirección de fotografía.

¿En qué momento surgió la idea de llevar al cine lo sucedido con tus hermanos?

Luego de tantos años habían realizado tantos libros, reportajes, obras de teatro, canciones, que era el momento de poder expresar nuestra voz de esta historia que se convirtió en la historia de un país. Escogí el género documental porque era lo que aprendí a hacer, mi modo de expresar mis ideas y sensaciones era a través de las imágenes y de este modo también quedaría una memoria por siempre para Ecuador.

¿Cuál fue el principal objetivo que te propusiste al hacer este documental?

El objetivo inicial era perder el miedo a mi propio dolor de enfrentar esta historia, de la cual por ser muy niña estuve un tanto alejada, en tinieblas en muchos detalles. Luego, cuando se presentó el documental, este se convirtió en arma poderosa contra el olvido, la desidia, la indiferencia ciudadana, y creo que lo hemos logrado.

¿De dónde nace el nombre Con mi corazón en Yambo?

Con mi corazón en Yambo nace como un eslogan en el año 1991, cuando el ex agente Hugo España declaró que habían arrojado los cuerpos de mis hermanos a esa laguna. Luego de esto, esta fue nuestra principal consigna de reclamo, para rescatar sus osamentas y darles una sepultura digna. Nuestro corazón quedó anclado por siempre en el medio de esa laguna, así como el corazón de miles de ecuatorianos solidarios. 

Han transcurrido ya varios meses desde el estreno de tu película que estuvo por varias semanas en cartelera, al cabo de este tiempo ¿Cuál ha sido la respuesta del público y cómo se ha manifestado?

La respuesta del público ha sido maravillosa. Unos 160 mil espectadores han acudido a verla, y sigue en cines como el Ocho y medio en Quito, todos los miércoles. Es increíble ver que la mayoría de gente que acudió a las salas de cine fueron jóvenes que ni siquiera vivieron la historia, aún no habían nacido, sin embargo abrieron su corazón, izaron la bandera de la memoria y el resultado ha sido gratificante, porque al menos a través de la memoria sé que Santiago y Andrés siguen vivos. 

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¿Crees que este documental puso incómodas a instituciones como la Policía?

Esta historia siempre incomodará a la institución policial y aquellas consciencias turbias que aún silencian, guardan, y callan este crimen de estado atroz.

¿Cuéntanos un poco acerca del proceso de pre producción de la película, es decir, cómo fue ese proceso de recopilación de la información. Te enfrentaste con datos que no conocías?

El proceso fue lento, muchas veces pesado por la cantidad de información (son casi 25 años de historia) y el impacto de enfrentame a imágenes y sonidos dolorosos, desconocidos muchas veces por mí. Recopilar cientos de horas en audio, escucharlas, decidir qué se debía utilizar, qué no, fue una verdadera montaña rusa de emociones. Muchas noches sin dormir, sólo pensando...

Conocemos que tu película ha ganado varios premios nacionales como Premio Nacional de Cine Augusto San Miguel, el Edoc10 e internacionales como Premio al mejor guión en el festival Docbass de Argentina, Vision Sudest de Suiza, y que en junio participaste en el Festival de Cine Lima Independiente ¿Qué otros planes tienes con tu obra?

El documental también ha ganado varios premios en prestigiosos festivales a nivel

internacional como: Premio Dirk Vandersypen, Bélgica. Festival Film de femmes, (premio del jurado y premio del público). Festival FIDOCS, Chile: Premio del público. Havanna FilmFestival, Premio mejor película.

Los planes hasta finalizar el año serán seguir presentándola en varios festivales donde hemos sido aceptados, luego de lo cual realizaremos la producción del DVD, que tanto espera el público ecuatoriano.

El resultado ha sido

gratificante, porque al menos

a través de la memoria sé que

Santiago y Andrés siguen vivos.

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trazos CÓsMiCos

josé Unda

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Para este Dossier Imaginaria ha contado con la obra del pintor y dibujante José Unda, reconocido artista que

junto con Nelson Román, Ramiro Jácome y Washington Iza, perteneció en la década de los setenta al grupo denominado «Los cuatro mosqueteros», quienes

cuestionaron y cambiaron las concepciones artísticas de la época.

Unda, nacido en Quito en 1948, realizó sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes y en el New

School of Art, de Toronto-Canadá.

Su obra, eminentemente abstracta, es un «crucigrama galáctico con formas en caprichos de geometría irregular» (Luis López y Herrera), pero la carga

conceptual de su obra es crítica y diversa: «En estos cuadros cuestiono nuestra existencia y además llego a la conclusión de que en este universo solo estamos de

paso», afirma el artista.

Para Rosa Amelia Alvarado «no hay vacíos en su obra, ni en su vida, el artista sostiene el cosmos y al habitante

cósmico al filo de su pincel».

Según la poeta Sonia Manzano «hay artistas capaces de encerrar en los límites finitos de sus obras infinidad de sentidos llamados a desbordarse por la intensidad

creativa con que fueron concebidos. José Unda es uno de ellos».

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leYendas de PiCHinCHaRecopilación y dibujos de Ernesto Proaño Vinueza

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los ladrones de ovejasLeyenda recolectada de María S. (Jatumpungo)

En el pueblo de Jatumpungo comenzaron a desaparecer ovejas por las noches, sólo ovejas, los ladrones no se llevaban ni gallinas, ni puercos, ni vacas.

Los habitantes, hartos de los robos, decidieron reunir a los animales en un solo corral, y un grupo de hombres armados se turnaron para custodiarlas.

La primera noche no sucedió nada, la segunda tampoco, pero la tercera, pasada la medianoche, los guardianes vieron surgir de la tierra a cinco pequeños seres que brillaban y que, al verse rodeados, se pusieron a reir. El que parecía el mayor les propuso a los asustados pobladores les perdonaran la vida a él y sus hijos, y a cambio les darían riquezas inimaginables.

Antes de que los hombres pudieran responder fueron trasladados a una enorme cueva en donde había montañas de oro y plata.

—Pueden tomar todo el oro y la plata que quieran, pero antes serán nuestros invitados.— Dijo el hombrecito, y en medio de la cueva apareció una mesa con una gran cantidad de manjares.

En ese momento entraron veinte bellas mujeres portando enormes jarras de vino, comenzaron a atender a los hombres y a prodigarles atenciones. Embelesados por las hermosas jóvenes y ya un poco borrachos, les pidieron a los duendes que les dejaran irse con ellas.

—Muy bien— dijo el duende más viejo, —pero a cambio cada uno nos dará sus ovejas.

Todos aceptaron sin discusión y enseguida fueron devueltos al corral con las bellas chicas. Todos los animales habían desaparecido y estaba próximo el amanecer, pero ellos estaban contentos y se quedaron dormidos abrazados de las jóvenes.

Con el primer rayo de sol las mujeres del pueblo los encontraron durmiendo cada uno abrazado de una oveja y todavía ebrios, se indignaron al ver que el resto de la manada no estaba. Al despertarse los hombres no supieron cómo explicar el extraño suceso, especialmente a sus esposas y novias.Desde entonces no hubo más robos, pero hasta el día de hoy sólo las mujeres y los niños sacan a pastar las ovejas, por miedo a que alguna de ellas, por el intermedio mágico de los duendes, se convierta en una seductora joven.

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el CelosoLeyenda recolectada de Pacífico Flores (Tabacundo)

Había un profesor de escuela que tenía una esposa muy bella y joven, hubieran podido ser muy felices pero él era extremadamente celoso, no dejaba que ella baile con otros, no la dejaba ir sola al mercado, cuando alguien silbaba en la calle creía que la buscaba un

amante, volvía pronto de su trabajo porque no soportaba la idea de dejarla sola por temor a que alguien la pretendiera, sospechaba de ella todo el tiempo y no la dejaba en paz con su obsesión.

Un día se le hizo tarde y cuando regresaba a su casa vió a una mujer que parecía su esposa dirigirse hacia los campos, la siguió con cautela, estaba seguro era ella, y al fin iba constatar su traición.

Al llegar a la mitad de una sementera la mujer abrió una puerta que estaba oculta en el suelo y aparecieron unos escalones por donde bajó. El hombre esperó un poco y bajó tras ella.

Descendió por unas largas escaleras que desembocaban en un inmenso túnel, al final del cual se oía risas y se veía luz, se acercó y encontró una gran sala atiborrada de huesos humanos, en medio de una montaña de calaveras estaba su esposa, roía con deleite un cráneo y se reía.

El profesor sintió que el alma se le iba a los pies, y tanto era su susto que al tratar de escapar se tropezó con los esqueletos, sin saber cómo la mujer estuvo a su lado en un parpadeo, lo aferró por el cuello y lo levantó unos centímetros, su fuerza era increíble. El profesor vió sus ojos inyectados de sangre, había un brillo asesino en su mirada, su boca se abrió y dejó ver unos dientes afilados como agujas, entonces le dijo:

—Tu estabas celoso de mí, tenías razón, estos huesos pertenecen a mis amantes, me los he comido a todos, y ahora es tu turno, mi amor.

Su boca se abrió y sintió el olor fétido de un cadáver, en ese momento el profesor se desmayó. Cuando despertó estaba en medio de la sementera y era casi de día. Cuando volvió a su casa encontró a su mujer preocupada por su ausencia pero ni rastro del monstruo que había visto, nunca supo si fue verdad o ilusión lo que había experimentado, pero desde ese día nunca más la celó.

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la CUlebra de oroLeyenda recolectada de Helena León (Mindo)

Dicen que en el valle cercano vivían tres hermanos y su hermana menor, tenían una propiedad de muchas hectáreas y cada uno se encargaba de una actividad, el mayor de la agricultura, y era muy hábil plantando café, banano y caña de azúcar. El segundo pastoreaba ganado,

sus vacas daban abundante leche. El tercero en cambio sumergía sus catangas y redes en el río y siempre llevaba pescados y camarones. La menor se encargaba de la casa que todos compartían, y disponía de la cocina que siempre estaba provista por sus hermanos.

Un día el mayor se hallaba arando la tierra cuando se topó con un objeto que detenía su yunta, al cavar se encontró con una culebra de oro, pesada como una roca, la tomó en hombros y la llevó hasta su habitación, allí la limpió y la dejó en un rincón. Pasada la medianoche sintió un temblor de tierra, y grande fue su sorpresa cuando se encontró con hombre que brillaba en la oscuridad.

—Soy el espíritu de la culebra, y tú me has despertado, por tu acción puedes pedirme algo muy malo y algo muy bueno para ti, y luego tendrás que enterrarme en el lugar que me encontraste y no podrás contarle a ningún hombre lo que te ha pasado, si no pides algo malo yo te daré algo peor de lo que sueñas, así que hazlo ya.

El hombre, muy asustado se puso a pensar, y luego de cavilar bastante dijo:

—Muy bien espíritu de la culebra, te pido algo muy malo para mí, que todas mis cosechas se sequen y no quede nada, pero al mes de esta desgracia renacerá el mejor café que se haya visto en esta tierra.

El espíritu parpadeó y se convirtió en la culebra de oro. Al otro día fue grande la pena de todos al ver los campos secos como un desierto, el hermano mayor llevó la culebra al lugar donde la había encontrado y la enterró. Al mes, sin embargo, de la tierra yerma habían brotado plantas de café, y al crecer dieron el mejor que se había visto en la región.

Pasado un tiempo el segundo hermano estaba pastoreando su rebaño cuando se topó con un objeto que sobresalía de la tierra, al rasparlo con su machete se dio cuenta era un objeto brillante, lo desenterró y grande fue su sorpresa al ver se trataba de una culebra de oro, pesada como una roca, la tomó en hombros y la llevó hasta su habitación, allí la limpió y la dejó en un rincón. Pasada la medianoche sintió un temblor de tierra, y grande fue su sorpresa cuando se encontró con hombre que brillaba en la oscuridad.

—Soy el espíritu de la culebra, y tú me has despertado, por tu acción puedes pedirme algo muy malo y algo muy bueno para ti, y luego tendrás que enterrarme en el lugar que me encontraste y no

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podrás contarle a ningún hombre lo que te ha pasado, si no pides algo malo yo te daré algo peor de lo que sueñas, así que hazlo ya.

El hombre, muy asustado se puso a pensar, y luego de cavilar bastante dijo:

—Muy bien espíritu de la culebra, te pido algo muy malo para mí, que todos mis animales desaparezcan robados por cuatreros, pero al mes de esta desgracia me devolverán todos los animales y estos se multiplicarán como nunca antes lo han hecho.

El espíritu parpadeó y se convirtió en la culebra de oro. Al otro día fue grande la pena de todos al ver que en la noche habían entrado cuatreros y se habían robado todas las vacas. El hermano segundo llevó la culebra al lugar donde la había encontrado y la enterró.

Al mes, sin embargo, la policía encontró la manada y se la devolvió a su dueño, los animales comenzaron a reproducirse y dar leche como nunca antes, por lo cual todos estuvieron muy contentos.

Tiempo después el tercer hermano estaba sacando una catanga del río cuando notó estaba demasiado pesada, al fin logró llevarla a la orilla y se sorprendió al encontrar en su interior una culebra de oro, la tomó en hombros y la llevó hasta su habitación, allí la dejó en un rincón. Pasada la medianoche sintió un temblor de tierra, y se sobresaltó cuando al despertar se encontró con hombre que brillaba en la oscuridad.

—Soy el espíritu de la culebra, y tú me has despertado, por tu acción puedes pedirme algo muy malo y algo muy bueno para ti, y luego tendrás que dejarme en el lugar que me encontraste y no podrás contarle a ningún hombre lo que te ha pasado, si no pides algo malo yo te daré algo peor de lo que sueñas, así que hazlo ya.

El hombre, muy asustado se puso a pensar, y luego de cavilar bastante dijo:

—Muy bien espíritu de la culebra, te pido algo muy malo para mí, que todas mis catangas y redes se pierdan y no haya más peces ni camarones en el río, pero al mes de esta desgracia aparecerá una gran laguna llena de los mejores y más suculentos peces que se hayan visto en la región.

El espíritu parpadeó y se convirtió en la culebra de oro.

Al otro día fue grande la pena de todos al ver que todas las catangas y redes se las había llevado una crecida. El hermano tercero llevó la culebra al lugar donde la había encontrado y la dejó en el lecho del río.

En los días siguientes, por más que hecharon trampas no picó ningún pez. Al mes, sin embargo, el río formó una gran laguna cerca de la casa, y en esta saltaban millares de peces que se veían gordos y suculentos.

La hermana menor, que no era tonta, se dio cuenta, luego de todos estos extraordinarios acontecimientos que algo pasaba, así que reunió a sus tres hermanos y les dijo:

—Algo muy extraño ha pasado, se secaron las tierras pero tú, mi hermano mayor, no te preocupaste, y al mes renació el mejor café que hayamos visto nunca. Se robaron todas las vacas, pero tú, mi hermano segundo, no te preocupaste, y al mes nos las devolvieron, y desde entonces no han parado

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de parir terneros y tenemos tanta leche que no he parado de hacer quesos. El río se llevó todas las catangas y redes, y por un mes no hubo peces ni camarones, pero tú, mi hermano tercero, no te preocupaste, y ahora tenemos una laguna tan llena de peces que no podremos comerlos ni en mil años. Esto no es normal, y ustedes me van a decir qué pasa o ninguno comerá, ni dormirá en esta casa, ni tendrá su ropa lavada.

Los hermanos se miraron y entendieron que a los tres les había pasado lo mismo. Así que por tres días no entraron en la casa, no probaron comida y su ropa comenzaba a apestar cuando el hermano mayor los reunió y dijo «tengo una solución». Así que fueron con su hermana, y el mayor dijo:

—Escucha hermana, hicimos una promesa de no contarle a ningún hombre lo que nos ha sucedido, pero no se nos prohibió lo hiciéramos a una mujer, así que podemos decirte sin temor la razón de estas desgracias y alegrías.

Le narraron todo, y entonces la joven, muy pensativa dijo que ella quería también encontrar la culebra de oro, así que buscaron en los tres sitios donde se había manifestado hasta que la hallaron en el río. La chica se llevó la culebra a su habitación, la limpió, y esperó la medianoche. Como las otras veces se sintió un temblor de tierra, y apareció un hombre que brillaba en la oscuridad, la joven no sólo pensó que era sorprendente sino que el hombre era muy apuesto.

—Soy el espíritu de la culebra, y tú me has despertado…

La mujer, risueña le interrumpió:

—Sí, sí, ya sé lo que vas a decir, y te pido algo muy malo para mí, que en menos de un mes encuentre un marido y me case. Y algo muy bueno para mí, que en menos de un mes encuentre un marido y me case.

El espíritu, muy intrigado, le preguntó:

—Me has pedido lo mismo, ¿por qué es muy bueno y malo a la vez?

—Ustedes los hombres creen que el bien y el mal son cosas distintas, por eso tú pides lo que pides y mis hermanos, con astucia, obtuvieron un gran mal y un gran bien, pero yo soy mujer, y sé que la bondad y la maldad son parte de la misma fruta, por eso te pido un gran mal, casarme, porque al hacerlo tendré que separarme de mis hermanos, de mi casa, y me uniré a un extraño, pariré hijos y mi figura se destruirá. Pero te pido un gran bien, casarme, porque así seré feliz con un hombre que amo, y seguiré mi destino que es tener hijos, y estos serán mi más grande felicidad.

El espíritu dejó de brillar.

—Cuando me encontré con tus hermanos creí eran inteligentes y astutos, mas tú eres la mejor de todos. Por eso cumpliré tu deseo, yo mismo seré tu pretendiente, y si me aceptas te haré muy desdichada pero también muy feliz.

Así fue que al mes se celebró la boda entre el espíritu de la culebra y la menor de los hermanos, y fueron muy felices, pero también tuvieron sus malos momentos, como en cualquier pareja.

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los Caballos sin jineteLeyenda recolectada de José Chimbote (Machachi)

Hace muchos años, una mañana de junio, pasó por en medio del pueblo una manada de caballos a todo galope, todos los habitantes, muy extrañados, salieron a sus puertas y vieron se trataba de más de cien animales desbocados, pero ninguno tenía marcas por

lo que todos se dijeron eran salvajes. Enseguida los hombres montaron en sus caballos y salieron en su persecusión, al llegar al páramo los perdieron de vista, pero sus huellas eran claras, así que cabalgaron tras ellos hasta llegar a una laguna, en medio de la cual había una isla con más de un millar de ovejas, pero ni rastro de los caballos. Los hombres llegaron a la isla y se dijeron era mucho mejor llevar cada uno un rebaño de esos animales, cuando se disponían a arrearlas se levantó una ola del lago y apareció un pequeño hombrecito cubierto con musgo y les increpó con voz muy fina:

—¿Por qué se llevan mis animalitos?—.

Ante lo cual los hombres no pudieron menos que reirse ante el tamaño, la apariencia y la voz del personaje, por lo cual este se enojó mucho y les dijo:

—¿De qué se ríen, no ven que es malo reirse de mí?— Acto seguido sacó una vara larga y los señaló. —Desde ahora serán mitad ovejas, mitad hombres.

Las piernas de todos se convirtieron en patas de oveja, por lo cual ya no pudieron sostenerse en los caballos y cayerón al piso. Aterrorizados corrieron al pueblo, más el duende los siguió castigándoles a todos con su vara.

Todos se refugiaron en sus casas pero el personaje daba grandes voces en la calle:

—Ahora sí riánse, ahora que son mitad ovejas y mitad hombres —

Las mujeres del pueblo se reunieron y juntas fueron a hablar con el duende para pedirle vuelva a sus maridos normales. Este las escuchó sonriente, y al final les dijo:

—Muy bien, yo los vuelvo normales pero a cambio deberán todas darme su pelo, y cuando monten sus hombres a caballo deberán usar una zamarra hecha de lana de oveja para que les recuerde mi poder.—

Las mujeres aceptaron y todas se cortaron el pelo para dárselo al duende, enseguida este tomó el cabello y lo convirtió en un lustroso vestido que se lo puso inmediatamente, luego pronunció unas palabras con su vara y los hombres volvieron a la normalidad.

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la banda de UYUMbiCHoLeyenda recolectada de Riber Perez (Uyumbicho)

Un músico, de la banda de pueblo de Uyumbicho, se enamoró de la hermosa hija del terrateniente de la zona, para conquistarla iba todas las noches a darle sereno hasta que la joven cedió ante las melodías que resonaban en la madrugada.

El padre, sin embargo, vió con muy malos ojos el romance y como era de temperamento colérico mandó a matar al joven enamorado, así que contrató unos asesinos para el trabajo, pero estos, como no sabían exactamente quién era el pretendiente, mataron a toda la banda para no cometer errores, y los enterraron en un lugar desconocido.

Desde entonces los músicos muertos salen todas las noches a dar sereno a la bella joven, pero como no recuerdan la casa, tocan ante todos los balcones donde hay chicas solteras y bonitas.

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el saíno blanCoLeyenda recolectada de María Andas (Puerto Quito)

Decía mi abuela que ella conoció a Los Candela, siete hermanos que venían de la provincia de Esmeraldas y se habían asentado en el cantón al servicio de Don Milán. Los Candela eran siete jóvenes altos y buenos mozos, con la piel más negra que la noche, fuertes como bueyes y

aguerridos como gallos de pelea. Nadie se metía con Los Candela porque en defensa de uno salían los otros seis, y con seguridad cada joven era más fuerte que tres hombres.

Decía mi abuela que en ese entonces vivía en Puerto Quito una mujer viuda que le decían La Santa, porque se dedicaba a curar lo que los médicos no podían, era tan hábil y tan grande su saber que con sólo guiñar un ojo lograba deshacer maleficios o hacía se reconcilien las parejas, era tan conocida que a veces incluso demandaban sus servicios en Quito y Santo Domingo. La Santa no era sólo una buena curandera, también era una mujer que a sus treinta años era bella y su cuerpo les recordaba a los hombres el ondular de la caña guadúa al viento del verano, pero desde que había muerto su marido ella no había escogido otro esposo y había rechazado a todos los pretendientes, y ningún hombre la asediaba demasiado porque así como podía curar su maldición podía llevarlo a la tumba.

Dicen que el menor de Los Candela enfermó con fiebres y fueron a llamar a La Santa, ella llegó e hizo su labor, más los siete hombres quedaron prendados por su belleza, pero aparte de cobrar su receta La Santa ni siquiera les sonrió.

El menor fue el primero en expresar su amor por la mujer despertando las bromas y chanzas de los demás, más todos admitieron estar prendados de ella por lo cual convinieron, por el bien de sus buenas relaciones, que fuera La Santa quien escogiera a uno de ellos.

Así pues, el siguiente domingo, fueron los siete en sus mejores galas, a la casa de la mujer, quien los recibió en la puerta pero no los dejó entrar, llevaba una guirnalda de flores silvestres y estaba tan hermosa que ninguno podía decir una palabra, con sus sombreros en la mano se miraban entre ellos cabizbajos sin saber qué decir.

La Santa, impaciente, los retó para que hablaran, y cuando el mayor, balbuceando le explicó la situación, ella al fin sonrió.

—Yo sé todos y cada uno de ustedes son hombres de bien, y cualquier muchacha estaría dispuesta a casarse con un Candela— dijo, —pero yo no soy cualquiera, y mi corazón tiene que ser conquistado por la valentía de sus actos, así que si quieren que sea la novia de alguno de ustedes deben traerme los colmillos del Saíno Blanco que habita en el monte.

—Pan comido— dijeron Los Candela, y como si los llevara el viento se dispersaron por la montaña en busca del animal. Caminaron tres días con sus noches y encontraron junto a una cueva rastros de un

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saíno, entraron en ella, sobre una roca estaba la piel de un enorme animal, blanco como el día, y con catorce grandes colmillos que sobresalían de su hocico, junto a la piel dormía un hombre en una estera al calor de una hoguera. Los siete hermanos, sin hacer ruido, acordaron robar la piel, más como eran hombres de fe decidieron dejarle a su dueño siete monedas de oro, una por cabeza, en compensación por su mal acto, tomaron la piel y volvieron al pueblo contentos con su hallazgo, arrancaron los colmillos, tomó cada uno un par y se felicitaron por haber acabado tan bien su aventura.

—Qué suerte la nuestra— decían, —ahora La Santa tendrá que escoger pues todos hemos traído un par de colmillos del Saíno Blanco.

Se dirigieron a la casa de la curandera en sus mejores galas y ella los volvió a recibir en la puerta, uno por uno le ofrecieron su trofeo pero cuando la mujer tocaba los colmillos estos se deshacían en arena.

—Lo que me han traído era de saíno —dijo La Santa, —pero todos han sido engañados, sólo existe un Saíno Blanco y es más poderoso de lo que creen, no son dignos de mí, cuando vuelvan con los verdaderos colmillos, al que traiga el trofeo lo dejaré ser mi novio—. Y acto seguido les cerró la puerta en las narices.

Los siete hermanos, muy tristes, salieron de nuevo rumbo al monte, caminaron durante muchos días y un anochecer divisaron junto a un río un enorme saíno, blanco como el día y del tamaño de un toro, tenía catorces colmillos que parecían cuchillos y brillaban como si fueran de plata. Los siete se acercaron con cautela más, cuando estaban a pocos pasos, el animal se acercó al agua, se puso de pie y la piel cayó a su lado apareciendo un hombre que inmediatamente se sumergió en el río. En voz baja acordaron robar la piel aprovechando la oscuridad que se cernía sobre el bosque, pero como eran hombres de fe reunieron siete monedas de plata para dejarlas en compensación, así que el menor de los hermanos se acercó con y sin que se diera cuenta su dueño tomó la piel y dejó las monedas.

Volvieron veloces como venados, y una vez en el pueblo, vistiendo sus mejores galas, fueron donde La Santa, pero esta, como las veces pasadas, los recibió en la puerta, estaba más hermosa que nunca y Los Candela, arrobados, empujaron a su hermano intermedio para que le entregara los colmillos. La mujer levantó los trofeos y estos inmediatamente se convirtieron en un polvo negro.

—Lo que me han traído era de saíno —dijo La Santa, —pero todos han sido engañados, sólo existe un Saíno Blanco y es más poderoso de lo que creen, no son dignos de mí, cuando vuelvan con los verdaderos colmillos, al que traiga el trofeo lo dejaré ser mi novio—. Y acto seguido les cerró la puerta en las narices.

Los hermanos, más tristes que nunca, caminaron muchos días y noches en busca del Saíno Blanco, una mañana vieron un inmenso animal, blanco como el día, que corría raudo por la selva, lo siguieron con cautela, sin que se diera cuenta, la bestia llegó a una casa en medio del monte, se despojó de su piel y apareció el mismo hombre que ya habían visto antes, entró a la casa y al poco tiempo salió una mujer, tomó la piel y se fue en dirección al río, los hombres la siguieron, la joven llegó a la orilla y se puso a lavar la extraña indumentaria, los hermanos se acercaron y luego de pedirle no se asustara le contaron como habían robado las pieles anteriores y por qué lo habían hecho. La mujer se río y les dijo:

—¿Acaso no saben que este hombre es el gran shamán Saíno Blanco? Han tenido suerte, si él llega a descubrir que ustedes por dos veces le han robado su piel los convierte en pavas de monte. Pero yo les voy a ayudar, porque no hay nada como el amor no correspondido y la esperanza de un hombre enamorado es su única ley. Por más que roben una y otra vez su piel los colmillos seguirán convirtiéndose en arena,

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polvo y ceniza, sólo el Saíno puede mantener con vida su embrujo. Pero hay una forma de obtener los colmillos, al pie de la montaña que está detrás de la casa hay un entierro, en el yace el anterior shamán, el anterior Saíno, sus colmillos no se desharán como los anteriores. Pero esperen a que mi marido haya salido al monte para desenterrar el cuerpo, porque si él se da cuenta no podrán escapar de su furia.

Agradeciéndole Los Candela se retiraron para esperar cerca de la casa, a medianoche el hombre salió, se puso la piel y se convirtió en un enorme saíno blanco que desapareció en la selva. Los hermanos se apresuraron a ir a la montaña, encontraron la tumba y desenterraron una piel, blanca como la luna llena y perfectamente conservada, en el hocico brillaban dos grandes colmillos. Ahora tenían un gran problema entre manos, sólo uno de ellos podía llegar con el trofeo, porque esta vez no eran catorce, sino sólo dos piezas. Emprendieron veloces el regreso a su pueblo, y en el camino, entre bromas, fueron debatiendo el asunto, y acordaron jugarse el premio a los dados. Así lo hicieron, y el favorecido fue el menor de ellos.

Como eran hombres legales felicitaron a su hermano, y con sus mejores galas lo acompañaron donde la curandera, esta los recibió en la puerta, como las otras veces, miró los colmillos y una gran sonrisa se dibujo en su rostro, entonces los hizo pasar a todos, llamó «novio» al menor y «cuñados» al resto, y les brindó el mejor aguardiente para celebrar su compromiso. Estaban en ese trance cuando se oscureció el cielo, estalló un aguacero torrencial y rayos y truenos estremecieron a todos. La puerta se abrió de golpe y apareció el Saíno Blanco.

—Ustedes me han robado dos veces mi piel—, dijo indignado —y ahora han robado la de mi antepasado, ¿creen que siete monedas de plata y siete de oro significan algo para mí?, soporten mi ira—. Y chasqueando los dedos convirtió a los siete hermanos en siete pavas de monte.

Entonces La Santa se levantó y sosteniendo los colmillos le dijo:

—Es por mí que estos hombres han hecho lo que han hecho, soy yo quien los ha usado para que tú vengas a mí.

—¿Y quién eres tú, que te expones a que te convierta en luciérnaga? —dijo el brujo con interés.

—Escucha gran Saíno Blanco, hace unos años desapareció mi hermana, decían que se había enamorado de un gran hechicero, y que este la raptó al monte, estoy seguro que eras tú, por eso, al robar tus colmillos sabía que vendrías, quería saber de mi hermana y si ella está bien, y si no, por los huesos de tu antepasado serás tú una luciérnaga al final del día, y te pondré en una caja en donde sólo alumbrarás el polvo.

El hechicero no pudo menos que reír y le dijo que sí, que efectivamente vivía con su hermana y eran muy felices, entonces volvió a convertir a los hermanos en hombres y usando su poder trajo a su mujer a la presencia de su hermana, quienes felices de verse no pararon de mimarse entre sí.

El menor de Los Candela se casó con La Santa, y el Saíno Blanco fue su padrino, dicen que con el tiempo sus hijos heredaron el poder del shamán, pero esa es otra historia.

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El Principito es un guambra de la calle*

El teatro de Peky AndinoPor Raúl Pérez Torres

Escritor Presidente de la Casa de la Cultura «Benjamín Carrión»

Foto de Juan Antonio Serrano, del libro de Peky Andino Las comedias de la muerte. * * Canción de Sal y Mileto, parte de la banda sonora del film «Ratas, ratones, rateros».

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Las aguas caudalosas

de la dramaturgia vienen arrastrando

muchas piedras.

C ada vez que por mala suerte o por negligencia asisto a una obra de teatro de Peky Andino, salgo

mareado, con dolor de cabeza, con un fuerte dolor de oídos, con los ojos virados hacia dentro, como si estuviera tratando de atestiguar que estoy en medio de una de mis pesadillas, y que tengo la obligación de volver a poner en su lugar a los personajes de mi prisión, quiero decir de mi cerebro, que han roto el ritual del sueño y se han encaramado en un escenario ranflero, corren y gritan dispersos y ambiguos, bailan y cantan absurdos, silban ruidos metálicos y tocan cosas descabelladas, como una máquina de coser en una mesa de operaciones.

Es decir, todo aquello que Bretón arguyó, surrealista como el país de Peky, para complicamos el pensamiento.

Cómo añoro entonces, llegar a mi casa, tomarme un vodka puro, y sumergirme feliz en la piscina del padre del teatro contemporáneo, Williams Shakespeare, en esas dulces reflexiones de Antonio, El Mercader de Venecia, pero recuerdo enseguida aquella frase que está impregnada en el Teatro Globle de Londres, y que dice: «Todo el mundo es teatro» y digo sí, lo que Peky escribe, actúa, dirige, musicaliza y baila, es teatro. Sino que no es un teatro del principito, sino del guambra de la calle. Sino que no es para soñar sino para despertar. Es teatro de posvanguardia, o experimental , o espectacular, las tres características tiene. Un teatro contestatario, con carga marginal o periférica, que desacraliza la realidad, como nuestro amado Pablo Palacio, que escribía: «Con guantes de operar, hago un pequeño bolo de lodo

suburbano. Lo hecho a rodar por esas calles: los que se tapen las narices le habrán encontrado carne de su carne

Desde luego, Peky viene de la vanguardia, es decir, rompe la vanguardia, esa de Grotowski, el del Teatro pobre que alimentó el siglo XX, o mucho antes, de Stanislavski, el que hablaba del trabajo psicofísico en la escena y que influyó tanto Jodorowsky, el de la Psicomagia terapéutica. El que siempre nos habla del Tarot, (aunque se le adelantó Artaud). El que intenta crear una catarsis de curación desde el shamanismo y el psicoanálisis.

Sí, creo que las aguas caudalosas de la dramaturgia de Peky Andino, vienen arrastrando muchas piedras, y hago este recuento para entender yo mismo este proceso de creación que es importante y significativo tanto para el teatro como para la literatura o para las artes escénicas en general, no por nada salgo de las obras de Peky con jaqueca. Entonces

quiero recordar esas piedras que arrastra, y pienso en Eugenio Barba, creador de la antropología teatral, el tercer teatro. La mirada oblicua del italiano en relación con los elementos, y recuerdo Getrudis forever de este libro, donde Queen Burguer, presenta la obra en El Teatro de la Reality (guiño cáustico de los reality de TV) y dice al público: «No más montajes complicados ni público somnoliento. Tampoco temáticas que inciten a la inteligencia. Muera la metáfora, que se vaya al diablo la poética de la escena y que se cuezan en las profundidades del infierno el teatro psicológico, antropológico, deontológico y odontológico...»

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y luego recuerdo a Peter Brook, que igual dirigía teatro, cine, opera, que hablaba del espacio vacío y del teatro elemental, apenas con movimientos y diálogos rápidos. Y por la música y el espacio vacío, recuerdo Kito kon k, otra comedia de esta muerte (libro), quiero decir, recuerdo por la música a Sal y Mileto, banda también creada por Peky, y por el espacio vacío a Paúl Segovia, ya fallecido, cuya música le pertenecía.

Y por eso es que salgo mareado de las obras de Peky, no de la lectura, porque el teatro hay que verlo, sino que se me agolpan expresiones como el constructivismo, el dadaísmo, obviamente el surrealismo, el absurdismo. Y si miro un maniquí en «Moros en la azotea» pienso en Tadeusz Kantor, pintor polaco que utilizaba maniquíes como actores reales, y si adivino que uno de los personajes improvisa como en el jazz, recuerdo a Luis Valdéz ( fundador del moderno teatro chicano). Y si siento todas aquellas vibras, fuertes, violentas, fuera de foco, insensatas, incitadoras al caos, marginales o perversas, sé que por allí ha pasado Antonin Artaud. No hay que olvidar que él era, junto a Breton, Director de la oficina de investigaciones surrealistas. Es decir, el teatro de la crueldad. Todos los perversos venimos de Artaud.

Entonces, cuando Peky se dispone a la deconstrucción de la vida en escena, como en cualquiera de estas cuatro obras del libro, nos está incitando, nos está punzando, nos está sorprendiendo en nuestra vida íntima, nos está envenenando, nos está lanzando su pucuna, ese artilugio que utilizaban los indios de nuestra amazonía, para reducir cabezas. Pero las nuestras ya están reducidas,

por eso su veneno es contraproducente. Él apela a la imaginación, a la otra realidad, a esa que está escondida o no la queremos ver, él ve la Mama negra y los otros colores de la fiesta, por eso obliga o diseña una nueva corporalidad, algo que no se asiente solamente en el lenguaje, que deje al lenguaje su pequeño espacio de linealidad, de referencialidad y busque otra teatralidad, quizá la pantomima, quizá el silencio, quizá lo grotesco o ambiguo, lo que digo, una nueva corporalidad, como usa para sus propios fines el teatro Drag.

En estas comedias de la muerte, lo que más leo es vida, como en el teatro de Augusto Boal u Oswaldo Dragún y Ricardo Talesnik, a quienes invitamos en la década del setenta, para que representen Esperando a Godot, a quien aún le están esperando, porque Godot es Dios, y Peky sabe que toda religión es explotadora, y que Dios está en el subtexto, así lo

dice irónicamente en Gertrudis fore ver: «entonces Dios dijo: hágase el libre mercado y se hicieron los centros comerciales» O dice: «Ayer nomás se me aparece en sueños el Gran Arquitecto del universo y me dice: Che Gertrudis tenés que ir al lado oeste y en el lugar donde la estrella de Belén haga esquina con San Martín y Bolívar, ahí edificá mi iglesia... o dice que la Religión y la Matemática son ciencias hermanas y exactas que demuestran que uno más uno es igual a Dios».

Desde luego, Peki es cínico, faltaba más, cínico lírico, y ese cinismo les contagia a todos sus secuaces, actores y actrices, es un colectivo cínico, anarquista y antisistema, que apela a todos los sentidos,

Mucho cuidado, no olvides que Antonin

Artaud ingresó al manicomio «por

sobrepasar los límites de la marginalidad».

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necesidad totalizante, panóptica, que ataca la superficialidad desde ella misma, que emerge finalmente como un espectro colectivo de una realidad fragmentada y caótica como la que vivímos.

Cuando voy a ver una obra de Peki, pienso esperanzado, en el teatro pobre, en el Teatro du Soleil, pienso en trapecistas, en magos, en prestidigitadores, en músicos, en travestis, en máscaras, en una estética como el kabuki japonés o el teatro No, o, aunque sea, en las basuras de los reality de TV, o en esas otras alternativas escénicas que han buscado superar los sistemas de comunicación, como Cuatro Tablas del Perú, o La Candelaria de Colombia, pero a duras penas me topo con la realidad de la calle, cruel y despiadada. La realidad del mundo. La que no quiero ver.

Recuerdo algo de la letra que escribió Peky para un disco de Sal y Mileto y que se utilizó en la película Ratas, Rateros y Ratones, allí hablaba de esa realidad que no quiero ver, decía:

Vuela pequeña alondra canta en mi memorial y en la memorial / de los espectros de la callelos lobos están sueltospero ellos no se metencon los muertos.

Como ustedes ven, y como lo leerán más tarde: La santa dramaturgia de la patria ha sido profanada.

Mucho cuidado Peky, no olvides que Antonin Artaud ingresó al manicomio «por sobrepasar los límites de la marginalidad.»

Foto: Peky Andino preparándose para actuar, camerino del Teatro Variedades antes de la función de Evaristo go go.

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la CoMUniCaCiÓn desde la MisMa CoMUnidad

Por Baby BustamanteDirección de Gestión de Comunicación

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E l Gobierno de la Provincia de Pichincha, consciente que la comunicación es un derecho universal

que debe reflejarse en la libertad de expresión de todos los ciudadanos y ciudadanas, y no solo de los grupos de poder político y económico que a lo largo del tiempo han manejado la prensa en todo el mundo, tuvo la iniciativa de abrir espacios de comunicación directa que permitan la participación ciudadana como mecanismo de fortalecimiento democrático.

Avocado en su misión de impulsar el desarrollo humano y la visión de convertirse en gestor del desarrollo integral de la comunidad, la Prefectura de Pichincha ha encaminado varios proyectos de comunicación alternativos, como una ventana para que la propia comunidad dé a conocer sus demandas y conquistas ciudadanas, así como su potencial productivo, turístico y cultural.

En consecuencia, el Gobierno de Pichincha, debe encontrar mecanismos de motivación para la continuidad de estos proyectos. Cabe mencionar que los reporteros y reporteras, en su mayoría, son artesanos, amas de casa, agricultores, emprendedores, que asignan un tiempo importante a su tarea como reporteros, por lo que es necesario reconocer su labor, empezando con la firma de un convenio que estimule su compromiso.

inés Magdalena Mantilla ortega

Reportera Comunitaria, Presidenta de los Comités de Seguridad de la Administración «La Delicia». San Antonio de Pichincha.

Magdalena tiene como vocación el servicio a los demás; y se ha visto avocada a organizar a su comunidad. Es por eso que, debido a los altos índices delincuenciales, conjuntamente con la Policía Nacional, la Policía Metropolitana, Cuerpo de Bomberos y la comunidad, en San Antonio de Pichincha se formaron Comités de Seguridad, como el de «La Delicia». Este

Comité presidido por Magdalena cuenta con 152 Sub-Comités que serán dotados de alarmas comunitarias, adicionalmente recibirán capacitación no solo en temas de seguridad sino también sobre violencia intrafamiliar, defensa personal e, incluso, cuidado de mascotas.

Acerca de su experiencia como reportera comunitaria manifiesta que el interés por servir a la comunidad trascendió a la comunicación. «No quise desaprovechar la oportunidad que nos brinda el Gobierno de Pichincha

a través de los medios de comunicación alternativos. Es tan satisfactorio ver la participación de la gente de mi sector, eso me motiva a continuar».

Añade que «San Antonio de Pichincha es una parroquia amante del arte, de la cultura, todo esto se ve reflejado en la participación de la gente en los Noticieros Comunitarios, un espacio ameno, de interés para la comunidad. Así mismo, el hecho de tener la oportunidad de escribir para un medio impreso como «Nuestra

«Nuestra Voz» se ha convertido

en un espacio para promover lo positivo y no en un portal de quejas como,

por lo general, ocurre.

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Voz» ha significado un reto y, a la vez, una responsabilidad y un compromiso con la gente de mi parroquia».

Para Magdalena, «Nuestra Voz» se ha convertido en un espacio para promover lo positivo y no en un portal de quejas como, por lo general, ocurre. Procuramos difundir las cosas buenas de nuestro sector; puesto que la mayoría de turistas, tanto nacionales como extranjeros, tienen como destino la Ciudad Mitad del Mundo, pero no recorren el resto de la parroquia donde tenemos mucho que ofrecer a más de la gastronomía y artesanía». Seguido nos da a conocer el potencial turístico de la zona: las ruinas de Rumicucho, la Capilla del Señor del Árbol, el Museo Intiñan, los cerros Catequilla y La Marca, el balneario municipal. San Antonio posee una buena infraestructura hotelera, el principal referente es Tanlahua que consta principalmente de la casa de hacienda del siglo XVII y una capilla, declarada Patrimonio Cultural Nacional.

Magdalena, actualmente es Presidenta de la Asociación de Reporteros Comunitarios de Pichincha (ARCOPI). «En el poco tiempo que llevo, he asumido el compromiso de dejar huellas, porque de eso se trata, sino no tendría sentido haber aceptado esta distinción que mis compañeros han puesto sobre mis hombros».

elizabetH velasCo salvatierra

Reportera Comunitaria y lideresa barrial, forma parte de la Red de Atención y Prevención de Violencia Intrafamiliar, Género y Maltrato Infantil. Llano Grande.

Elizabeth lleva alrededor de cuatro años como reportera comunitaria, labor a la que considera fructífera desde el punto de vista personal. «Es algo que me ha llenado; si bien es cierto, no tengo la profesión de periodista, me he visto inmersa en este campo gracias a la oportunidad

brindada por el Gobierno de Pichincha».

Ella, como la mayoría de sus compañeros, a más de hacer otras actividades como amas de casa, líderes comunitarios, le han dedicado un tiempo a la tarea de informar, de ser un vínculo entre su comunidad, las autoridades y el resto de la ciudadanía.

Para ella es muy significativo que la Entidad Provincial les haya abierto las puertas como una muestra de que la comunicación es un derecho de todos y no el privilegio de unos cuantos. Infiere que los

mecanismos de participación ciudadana son una herramienta a través de la cual pueden aportar con ideas que fomenten una sociedad más justa.

«Nos hemos convertido en voceros de la gente de nuestra comunidad, yo le hablo desde mi sector Llano Grande, donde todavía se mantienen ciertas tradiciones, historias, leyendas, cultura, y que busca recuperar su identidad; muchos desconocen nuestra realidad y por eso se vuelve indispensable darla a conocer, cosa que hemos logrado gracias al apoyo del Eco. Gustavo Baroja, Prefecto de Pichincha».

Nos hemos convertido en voceros de la

comunidad, donde todavía se mantienen

ciertas tradiciones, historias, leyendas,

cultura, y que busca recuperar

su identidad.

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Inés Magdalena Mantilla Ortega

William Castelo

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Luis Ortega

Elizabeth Velasco Salvatierra

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Frente a la pregunta ¿Cree usted que el hecho de no ser periodistas profesionales los exime de responsabilidad frente a lo que publican?, su respuesta es contundente: «No. Incluso me atrevería a decir que la responsabilidad es mayor por cuanto no tenemos los conocimientos suficientes para manejar la información que recogemos en torno a la realidad de nuestros sectores. Hay cuestiones éticas que van más allá de contar o no con un título, por ejemplo, una de las recomendaciones que recibimos en los talleres de capacitación impartidos por profesionales de la Dirección de Comunicación, y que se quedó grabada en mi mente es que no podemos ni debemos poner palabras en la boca de alguien que jamás las mencionó. La comunidad nos ha dado su confianza para ser sus interlocutores y no podemos defraudarlos», manifestó.

Una de las muchas anécdotas que Elizabeth recuerda en su caminar como reportera comunitaria es haber conocido a Lucinda Paucar, una anciana, considerada ícono en el sector de Llano Grande que mantiene la tradición en la elaboración del chaguarmisque, bebida alcohólica obtenida del penco. «Con el reporterismo pude valorar aspectos que antes no tomaba en cuenta, por ejemplo, el significado que tienen las figuras animales en los techos de las casas, conocimientos tradicionales que siguen vigentes en la memoria de nuestros ancianos y que pretendemos rescatar y fortalecer a través de los medios puestos a nuestra disposición».

Otro aspecto que ha ocupado su tiempo está ligado a actividades de derechos humanos en defensa de la familia. En esta tarea lleva alrededor de cinco años, una experiencia que le ha marcado como persona y como mujer. «Estamos en la lucha por lograr la equidad de género y la erradicación de la violencia intrafamiliar. Desafortunadamente en nuestras comunidades existe este mal social, y la gente busca nuestro direccionamiento a través del Centro de Equidad y Justicia».

En todas estas tareas, Elizabeth tuvo como compañero de lucha a Luis Ortega, a quien recuerda con gratitud. Luis falleció en marzo de este año, cuando tenía a su cargo la Asociación de Reporteros Comunitarios y ejercía la presidencia del barrio San Juan Loma Bajo.

Es recordado como una persona emprendedora y comprometida con su gente. Luis, dirigió una lucha, entre otras cosas, por la legalización del barrio. Ni en sus momentos más difíciles claudicó en su afán por mejorar la situación de su comunidad.

Pero más allá de eso, Elizabeth y Luis, consolidaron una férrea amistad que se evidenció en cada momento. Elizabeth veló por largas noches en un frío hospital del que se esperaba, saliera con vida; sin embargo, la muerte le ganó la partida. Pero «para mí, Luis no ha muerto —dice Elizabeth—; aún tenemos presente sus consejos, sus bromas».

Luego de haber perdido a sus padres, tomó las riendas del hogar y estuvo a la cabeza de sus hermanos. A más de ello, Luis tuvo a su cargo a dos sobrinos menores de edad, cuyos padres migraron a España.

Su compañera resalta el carácter multifacético de su recordado amigo. Cuenta de su habilidad por la pintura. «Con sus trabajos decoraba su casa; y, además, elaboraba las caricaturas para el Periódico «Nuestra Voz». Y, como si esto fuera poco, formaba parte —junto a sus hermanos y sobrinos— del Grupo Musical «Séptima Parada».

«Luis, para mí, ha sido un ejemplo de lucha; y lo sigue siendo a pesar de que, físicamente, ya no está. Siempre recordaremos al amigo, al compañero, al hermano, al artista. Su lucha, sus objetivos y aspiraciones están latentes entre los que lo conocimos».

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WilliaM Castelo

Reportero Comunitario y Vicepresidente del Gobierno Local de Atahualpa

William comprometió su trabajo con su parroquia, Atahualpa, en el Gobierno Local. Actualmente se desempeña como Vicepresidente.

Con respecto al ejercicio como reportero comunitario considera que «nosotros, como comunidad, valoramos el esfuerzo del Gobierno de Pichincha a través de la Dirección de Gestión de Comunicación en el emprendimiento de este tipo de proyectos con los que se ha logrado dar a conocer lo que sucede en nuestras parroquias».

Los Noticieros Comunitarios, espacios radiales in situ, realizados desde la comunidad y para la comunidad, cuyos micrófonos convierten al ciudadano común en protagonista a través de diversos segmentos que muestran a personajes desconocidos y olvidados por los medios tradicionales, a artistas invisibilidades por la falta de espacios para promocionarse, a la mujer y al hombre del campo y la ciudad, sencillos pero incansables trabajadores por construir una sociedad que empiece reconociendo su tenacidad.

Cada fin de semana desde el año 2008, los Noticieros Comunitarios recorren las parroquias de los ocho cantones de la provincia. «Pese a que en nuestra parroquia lo realizamos una o dos veces por mes —según el cronograma, ya que los Noticieros recorren toda la provincia—, hemos logrado llegar al público que se siente valorado, tomado en cuenta, y eso es bueno», comenta el reportero.

William supo vincular responsablemente su labor como reportero y como miembro de la Junta Parroquial. Su lugar dentro de comunidad, permitió viabilizar el desarrollo de la programación, desde la logística hasta el contacto con los actores involucrados.

Según su perspectiva, con los Noticieros Comunitarios se ha ilustrado un panorama mucho más real de lo que se vive en los sectores, especialmente rurales de

la provincia de Pichincha. «Gracias a estos espacios y con la venia de nuestra comunidad —manifiesta— logramos fomentar el turismo; y, de paso, posicionar el nombre de la parroquia Atahualpa hacia el resto de la Provincia y debemos continuar para que el país y el mundo sepa lo mucho que tenemos para ofrecer desde nuestras comunidades».

Los Noticieros Comunitarios convierten al

ciudadano común en protagonista.

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la diablada de alangasíPor Edwin Miño

Secretario de Desarrollo Económico

Fotografías Dirección de Comunicación SocialMiguel Flores

«Si no sabes a donde vas, por lo menos nunca olvides de donde vienes»Proverbio africano

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Pueden sentirse decepcionados quienes esperen encontrar en este artículo una interpretación de la Diablada como

expresión cultural de una parroquia de la provincia de Pichincha o como una descripción socio-antropológica. Lo que aquí se pretende es enumerar una serie de elementos que la conforman —enmarcados en la sociedad actual— para establecer un debate. Este debe ser el punto de partida y para ello debemos apoyarnos en categorías como cultura y representación, más aún, cuando en Pichincha discutimos sobre el concepto de identidad.

Podemos hablar en primer término sobre la relativización de la cultura y su signifi cación: Todo es cultura, todo puede llegar a ser cultura, pero ¿qué mismo deberíamos entender por cultura? En segundo término encontrar la relación entre cultura e identidad y fi nalmente, una breve aproximación a la fi esta popular conocida como Diablada de Alangasí y su posible interpretación.

¿relativizaCiÓn de la CUltUra o aCUltUrizaCiÓn?

Cuando las categorías se complican y no tienen sufi ciente comprensión para quienes las usan, se tiende a la generalización de sus signifi cados. A partir de ciertos elementos descriptivos del fenómeno, fácilmente se cae en la homogenización sobre el hecho mismo y sus resultados. Por ejemplo, la tendencia ideológico-política-comunicacional que las derechas del mundo dieron sobre la mal llamada globalización o mundialización, en especial, de la economía a partir del aumento en el fl ujo comercial —explicado por el avance tecnológico

en las comunicaciones— pretendió hablar de la «aldea global» y la homogenización de la cultura y de los individuos. Como la realidad es terca y termina por imponerse, eso nunca pasó, por lo menos en las magnitudes que lo anunciaron los neoliberales y neoconservadores.

Todo acto fuera de la ley, sin defi nir su magnitud, se engloba en una simplifi cación. Pregonan que copiar en un examen y robar recursos públicos es corrupción y deben ser tratados en forma igual. Robar una gallina o un banco (o fundarlo) ¿tienen la misma signifi cación? Si partimos que todo es cultura y los actos humanos en relación con el medio

deben ser actos culturales y al no llegar a un acuerdo que dilucide qué es o no es cultura, se opta por el camino más sencillo donde se señala a la aculturación como un fenómeno general-específi co.

En nuestro esbozo de análisis todo puede ser o signifi car cultura. Como nos recuerda Bolívar Echeverría, la palabra cultura no solo tiene la ambigüedad de varias defi niciones sino que a través de su historia, desde su creación en Roma

hasta la cultura de siglo XXI, hacen mérito por no defi nirla de una manera clara como quisiéramos.1

Todo hecho social y algunos individuales generan cultura, que a la vez es transformada en nueva cultura y nos enfrenta a un proceso sin fi n, algunas veces trágica como el del personaje mítico de Sísifo. ¿Pero cómo se expresa o se manifi esta ese hecho cultural o esa nueva cultura? para eso recurrimos a su representación que permite su socialización e identidad.

La Diablada es una

representación comunitaria y por la importancia y la

movilidad que genera es «un

espacio vital de signifi cación».

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El diccionario básico de antropología de Lorena Campo, define a la cultura como «una construcción social que surge de la necesidad de establecer espacios vitales de significación, por lo que se deduce que es algo dinámico, en permanente reconstrucción…»

La Diablada es una representación comunitaria y por la importancia y la movilidad que genera, podríamos decir que es «un espacio vital de significación». Pero ¿qué quiere significar? Levi Strauss determinó los factores que influyen en la cultura como económicos, estéticos, jurídicos, políticos, religiosos, míticos, históricos, sociales, etc., es decir, nos dice de qué está compuesta y cómo se forma pero no cómo debemos interpretarla, por lo que se supone queda a nuestro libre albedrío.

Los textos y diccionarios especializados de sociología y antropología, señalan una estrecha relación entre aculturización y sincretismo. Este último asociado al aspecto religioso. Aculturización, entonces, es el intercambio y comercio de ideas, valores, normas y cosas que se realizan entre individuos o grupos de diversa expresión cultural, que se acompaña por lo general de procesos de dominación o construcción hegemónica. Fenómenos como la migración, la revolución industrial, los avances científicos, el turismo etc., son instrumentos de aculturización.

Detengámonos para reflexionar sobre lo «relativo» de nuestra cultura para preguntarnos ¿A pesar de estas influencias la cultura sigue siendo nuestra? Pues, después de cada intercambio nuestra cultura original y milenaria se transforma o es alterada. Aunque parezca obvio, debemos entender que en esa

relación existe el otro con otra cultura, con la que intercambiamos o generamos procesos de imposición en forma violenta, pacífica o simplemente, ignorada.

Para que se dé el fenómeno de la aculturización el contacto debe ser directo y continuo, que genera alteraciones visibles y significativas y no necesariamente de homogenización entre las culturas. Imaginemos las dos décadas de migración ecuatoriana a los Estados Unidos y a España, que sin lugar a dudas ha generado cambios no sólo en el comportamiento de los

ecuatorianos residentes en el exterior sino también dentro de las familias en el país y, también dentro de la sociedad española y norteamericana, que se han visto obligadas a establecer leyes que normen este proceso migratorio.

Se debe añadir que los procesos continuos y permanentes de aculturización generan procesos de interpretación para cada manifestación cultural. Entonces, ¿podemos decir que la Diablada de Alangasí

o de Píllaro son auténticas manifestaciones culturales ancestrales? Sería mejor decir que son manifestaciones culturales con arraigo histórico propias de cada zona. La complejidad que adquiere cada año la Diablada con la participación de la comunidad y la Iglesia Católica por medio del rito, requiere de un análisis más profundo.

eleMentos de la identidad

En el marco de la Semana Santa, el viernes, precisamente, Jesús muere. El mundo se queda sin Dios2 y entonces, reina el diablo hasta el sábado de gloria donde de nuevo Dios (Jesús) y

Lo mejor es que es que vaya a

Alangasí el próximo Viernes Santo

y sígales a los diablos su fiesta y dele la

interpretación que usted quiera.

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sus tropas lo derrotan y expulsan de la tierra y lo confinan por otro año más al infierno. El triunfo del bien sobre el mal. Parece sencillo describir lo que pasa en Alangasí, pero la complejidad del hecho cultural se acrecienta con elementos rituales y de simbología religiosa.

Por ejemplo, en un momento de la noche los diablos reunidos en una sala aparte hacen una fiesta. A lo largo de la fiesta entre humo, licor y gritos aconsejan y castigan, sin llegar a la agresión, a los visitantes (¿será que el diablo paga mal a sus devotos?). Este hecho tiene un significado determinante en la fiesta.

La identidad se construye a diario. Lo que hoy es ya no es lo mismo de ayer. La identidad es un proceso acumulativo, que puede ser remplazado

en su totalidad para volver a serlo luego o mañana. Así como nadie se baña dos veces en el mismo río, la identidad es y será un proceso dinámico.

Pero lo mejor es que vaya a Alangasí el próximo Viernes Santo y sígales a los diablos su fiesta y dele la interpretación que usted quiera.

notas

1 Echeverría, Bolívar. Definición de la Cultura, UNAM, México. 2001. p. 30 y siguientes.2 «los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo» Flaubert, citado por Marguerite Yourcenar en las Memorias de Adriano.

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oásis en PiCHinCHaFotos y texto de Omar Ospina García

Periodista

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E ntre los muchos lugares y costumbres que la vida moderna no ha podido eliminar ni echar a perder,

sin duda es una de ellas es el Parque con sus sencillos encantos. Toda ciudad, pueblo o conjunto urbano tiene en sus parques una especie de refugio tranquilo y acogedor para el anciano jubilado, el estudiante aplicado, el mozalbete enamorado, el bullicioso grupo de chiquillos o la encantadora jorga de chicas adolescentes en plan de conversación y coqueteo. Y hasta para el funcionario y el ejecutivo que lo cruzan presurosos para llegar a tiempo a la rutina del trabajo o a la cita de negocios.

Quizá ya no sea el Parque el acostumbrado sitio de reunión que otrora ofrecía tiempo y espacio para el encuentro, la conversación, la espera o el descanso. Hoy, otras urgencias nos atan a costumbres más acuciantes, a modas más provocadoras, a los hábitos que impone la tecnología. Pero, a pesar de ello, el parque es un refugio, un oasis que está allí, a la espera de que en algún momento de la vida diaria, su tranquila presencia nos dará un momento para interrumpir el atafago de la prisa moderna y meditar sobre lo que nunca nos preocupa como debiera: ese otro que llevamos dentro y necesita, de repente, un alto en el camino para conversar consigo mismo. No en vano decía el poeta: «Quien habla solo espera hablar a Dios un día».

El Parque es, sin duda, el centro donde confl uye el pueblo y la ciudad. Toda urbe

por grande, cosmopolita y congestionada que sea tiene su parque como el espacio de descanso para el trabajador que interrumpe su jornada para el almuerzo reparador o el refresco tonifi cante; allí se detiene el viajero oteando la ruta que seguirá su instinto aventurero; allí repasa su itinerario el buhonero con su inventario de artilugios y géneros; allí pernocta el mendigo abandonado de fortuna y afectos; allí merodea el truhán en busca de su víctima o su compinche; allí deambulan sin norte y sin prisa los soñadores propietarios de

la felicidad momentánea del amor; allí divaga ensimismado el fi lósofo de pueblo o el idiota de la aldea; el que huye de la ofensa oprobiosa, el que escapa del recuerdo ingrato, el que se duele de la esperanza fallida, el que rumia las dudas del amor frustrado, el que sufre la crueldad pertinaz del remordimiento que acosa. Y allí, también, va el que acude a la cita que le cambiará el futuro, el que tienta la suerte apostando al albur del número o la cifra, el que acude en pos de la promesa de felicidad eterna,

el que confía en el milagro improbable, el que abriga la esperanza de un mañana grato.

los ParQUes de PiCHinCHa

El recorrido por cantones, parroquias y pueblos de Pichincha fue ocasión para caminar por algunos de los parques que hacen de ciertos rincones un espacio para el tranquilo goce de ver pasar la vida.

Ese otro que llevamos dentro

y necesita, de repente, un alto

en el camino para conversar consigo

mismo.

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Desde Puerto Quito en el noroccidente de la Provincia, San José de Minas y Gualea en el norte, Amaguaña, Machachi o Cotogchoa en el sur, Olmedo en las estribaciones del Cayambe y Lloa acunada en las faldas del Guagua Pichincha, todos los pueblos y ciudades de Pichincha disfrutan de uno o varios parques que propician la conversación, el caminar sosegado en busca de una banca, el disfrute de un helado o una fruta, quizás la curiosa mirada del niño que corretea o de la estudiante que apura el paso para llegar a clases o salir de ellas a encontrarse con el enamorado. Y en todos ellos, el árbol frondoso que ofrece sombra generosa, el jardín que regala los múltiples aromas de sus flores, los juegos en donde los niños travesean y brincan y saltan, la solemne Casa Municipal, casi siempre, y, siempre, el templo monumental que alberga la feligresía creyente y ocupa, entero, uno de los costados de toda plaza pueblerina o barrial que se respete.

Las fotografías que ocupan estas páginas, ofrecen una vista momentánea, fugaz y limitada de algunos de los parques de cantones y parroquias de la Provincia de Pichincha. Regularmente bien atendidos por jardineros y encargados, muchos de ellos restaurados, regenerados y puestos en valor por el antiguo Fondo de Salvamento y por la acción de alcaldes y autoridades provinciales, cantonales y parroquiales.

Hoy, la mayoría de ellos albergan especies vegetales propias o introducidas, aves de numerosas clases y familias, jardineras exuberantes, prados donde verdean la pereza y la ensoñación, rejas protectoras del depredador intruso, o las figuras del mito y la leyenda.

¿CUál es sU ParQUe PreFerido?

Los parques de la Provincia son el espacio hermoso que propicia la meditación personal, la charla, el caminar pausado, la espera ilusionada. Los parques son ese pedazo de pueblo donde la vida parece detenerse por un instante para emprender con más fuerza y energía el camino del diario vivir.

El Cronista, a propósito, no ha querido acompañar estas fotografías con ninguna leyenda que ubique la población o el rincón citadino al que pertenecen. Las propone como un juego de apreciación de las bellezas naturales que

alberga la provincia de Pichincha. Todas las fotos corresponden a parques de algunos de sus cantones y parroquias. Invita a los lectores a recorrer esos espacios urbanos y a identificar este parque, aquél rincón, esa jardinera, el árbol que sombrea y la flor que se viste de luz y de color. Vayan por los caminos y lugares de Pichincha. Vale la pena caminar la Provincia. Conocerla es aprender a quererla y a cuidarla.

Los parques de la Provincia son el espacio hermoso que

propicia la meditación personal, la charla,

el caminar pausado, la espera

ilusionada.

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Festejamos nuestroprimer año de vida

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Gobierno de la Provincia de Pichincha

Página WEB: www.pichincha.gob.ec

Correo-e: [email protected]

Manuel Larrea N13-45 y AnteQuito, Ecuador

Para este número se han usado caracteresGaramond creados por Claude Garamond (1490-1561)

y Gill Sans de Eric Gill (1882-1940).

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