Imagen de Extremadura nº18: Un mundo posibe

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Otro mundo es posible. Y otra economía también. Lo es en Extremadura, donde empresas e instituciones han adoptado nuevos valores sociales como normas reguladoras del mercado productivo. Solidaridad, comercio justo, consumo responsable, ecología, salud, sostenibilidad, desarrollo rural, cooperación, igualdad, diversidad, innovación…, son algunos de los principios que han cimentado en los últimos años la puesta en marcha de destacadas iniciativas empresariales, proyectos competitivos, rentables y con conciencia, y que pretenden ser el motor de un cambio en la región. FOTOS: Jorge Armestar y Susana Sauceda TEXTO: Toñi Escobero 14. ECONOMÍA Y NEGOCIOS SOSTENIBLES

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Otro mundo es posible. Y otra economía también. Lo es en Extremadura, donde empresas e instituciones han adoptado nuevos valores sociales como normas reguladoras del mercado productivo. Solidaridad, comercio justo, consumo responsable, ecología, salud, sostenibilidad, desarrollo rural, cooperación, igualdad, diversidad, innovación…, son algunos de los principios que han cimentado en los últimos años la puesta en marcha de destacadas iniciativas empresariales, proyectos competitivos, rentables y con conciencia, y que pretenden ser el motor de un cambio en la región.

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Otro mundo es posible. Y otra economía también. Lo es en Extremadura, donde empresas e instituciones han adoptado nuevos valores sociales como normas reguladoras del mercado productivo. Solidaridad, comercio justo, consumo responsable, ecología, salud, sostenibilidad, desarrollo rural, cooperación, igualdad, diversidad, innovación…, son algunos de los principios que han cimentado en los últimos años la puesta en marcha de destacadas iniciativas empresariales, proyectos competitivos, rentables y con conciencia, y que pretenden ser el motor de un cambio en la región.

FOTOS: Jorge Armestar y Susana SaucedaTEXTO: Toñi Escobero

14. ECONOMÍA Y NEGOCIOS SOSTENIBLES

Veinte organizaciones fundaron en 2007 la Red de Economía Alternativa y Solida-ria de Extremadura (REAS). Este colecti-vo surgió en 2007 con la idea de ser una plataforma y nexo de unión a entidades de diversos ámbitos que buscan “cons-truir ese otro mundo posible desde lo económico y lo productivo” en la región, según se explica en su web (http://rea-sextremadura.blogspot.com). “No es que ahora, por la crisis, sea más necesario un sistema económico alternativo”, sostiene uno de sus miembros, Juan Carlos Vila, “sino que siempre debería haber sido así, puesto que la fórmula tradicional ha demostrado su inutilidad”. Desde REAS “se mira más por las personas y menos por lo económico”.

Este mismo principio guía a los colectivos de la red, como el de Banca Ética de Badajoz. Su razón de ser va implícita en el nombre: promover un ahorro respon-sable como instrumento de transforma-ción social. Y en la práctica es como un banco, pero con otros intereses más humanitarios y menos beneficio económi-co. “No aporta intereses a sus ahorrado-res, somos una asociación sin ánimo de lucro, pero el gran interés que te llevas es el de hacer una buena acción con tus vecinos que más lo necesitan”, explica su presidente, Javier Martínez Antón.

Cualquiera puede depositar sus ahorros en él y los beneficiarios son personas necesitadas que por su situación eco-nómica no pueden acceder a préstamos

SOLIDARIDADde bancos convencionales. A ellos se les cobra un 2% de interés para cubrir los impagos de, por ejemplo, préstamos que no se devuelven del todo porque están en situaciones muy precarias. Desde su creación, han logrado 50 ahorradores que han depositado 50.000 euros. Ese dinero les ha permitido conceder cien préstamos por unos 100.000 euros. También han prestado 20.000 euros a cinco iniciativas de economía solidaria. No es mucho, pero sí una punta de lanza para dar una rentabilidad humanitaria al ahorro.

El comercio también puede ser justo y solidario, basado en principios de igual-dad y consumo responsable. La Casa del Sol vende desde hace años alimentos y artesanías de diversos países en vías de desarrollo, con la premisa de que el productor reciba por el fruto de su trabajo una compensación económica justa y digna y con la esperanza de que esta tarea sirva de ayuda contra la pobreza de esas poblaciones.

El principio de promover un comercio justo alimenta igualmente la existencia de otras originales iniciativas como los grupos autogestionados de consumo. En Cáceres funcionan dos: Mansalva y Manojo, aunque hay otros en la región. Estos grupos se abastecen de “pro-ductos alimentarios sanos y de calidad, cultivados de manera respetuosa por productores conocidos y cercanos, con los que tratamos directamente, sin intermediarios”, explica el sitio web de Mansalva (http://sites.google.com/site/gacmansalva/).

Los grupos compran hortalizas, huevos, panes, bollería ecológica, verduras y hasta algas directamente a los produc-tores, a quienes se les exige el respeto al medio ambiente y a los derechos de sus trabajadores, y se acuerdan precios justos para ambas partes. Las personas que integran el grupo organizan pedidos conjuntos y, una vez realizada la compra, coordinan el reparto entre unos y otros. De esta manera han dado una vuelta de tuerca al concepto del comercio y la distribución alimentaria.

COMERCIOJUSTO

La agricultura sostenible o agroecología, en definitiva, cultivos que no utilizan productos químicos, es una sólida rea-lidad en la región. La Red Calea (www.redcalea.org) es prueba de ello. Reúne a especialistas en esta materia del norte de Extremadura que, a través de la colaboración con productores, institucio-nes y consumidores, quieren “ampliar y consolidar el papel de la agroecología en el medio rural, como herramienta para lograr un verdadero desarrollo sostenible, desde una perspectiva local y bajo los criterios del ecologismo social”, se detalla en su web. ¿Cómo? Cultivando produc-tos ecológicos; en su huerta de Robledillo de la Vera; vendiéndolos, a través del

portal de Internet www.larecolecta.com o de grupos autogestionados de consumo como Mansalva; formando a otros agri-cultores decididos a adoptar esta forma de cultivo; cooperando con organizacio-nes no gubernamentales que trabajan en países en vías de desarrollo asesorando a su personal en técnicas de agroecolo-gía; innovando esas técnicas a partir de la investigación y las nuevas tecnologías; o creando redes sociales que compartan el mismo espíritu. Extremadura Sana es una de esas redes. La forman producto-res, consumidores y técnicos extremeños que trabajan también por hacer realidad la agroecología en el medio rural extre-meño.

ECOLOGÍAPero este fenómeno no sólo florece en el entorno rural, también lo hace en el urbano. En la capital cacereña ya existe una nueva generación de hortelanos. Seis, concretamente, que han puesto en marcha Sámara (www.portalsamara.com), un proyecto empresarial de huerta ecológica, en la falda de la Sierra de la Mosca, que nutre a grupos de consumo autogestionado o a particulares ávidos de verduras y hortalizas libres de quími-cos y que pueden comprar directamente en la propia huerta o por Internet y con entrega a domicilio. Sus 3.000 metros de tierra cultivada se suman a las casi 86.000 hectáreas que ocupa la agricultu-ra ecológica en toda la región y a la que se dedican más de 3.800 agricultores, según los últimos datos de la Junta de Extremadura. Estas cifras convierten a la región en la tercera productora de Espa-ña en agricultura ecológica y su catálogo de productos abarca desde la miel o el aceite hasta helados o cosméticos.

Diez denominaciones de origen (miel de Villuercas, quesos de Ibores, de la Serena, torta del Casar, vinos Ribera del Guadiana, pimentón de la Vera, cerezas del Jerte, aceite de Monterubio y de Gata-Hurdes y el jamón Dehesa de Extremadura) y dos indicaciones de origen protegida (ternera de Extremadura y Corderex) velan porque doce alimentos de Extremadura mantengan un código de calidad en la región. Actualmente, los sellos extremeños de calidad no sólo

son una herramienta eficaz de protección geográfica del producto, sino un instrumen-to rentable y potente de desarrollo rural para generar empleo, impulsar el comercio, mantener métodos tradicionales de produc-ción y favorecer el turismo vinculado a la gastronomía. Sólo bajo la denominación de Torta del Casar, funcionan 30 ganaderías, con más de 26.600 cabezas de ganado y 11 industrias, que el año pasado elaboraron cerca de 352.000 kilos de queso.

CALIDAD

“A mucha honra” es el título de uno de los proyectos de la Dirección General de Desarrollo Rural para la recuperación de la ‘identidad rural’. Su objetivo: contribuir a revalorizar el mundo rural, destacando sus aspectos más positivos, como mode-lo de vida, tanto económico como social y cultural. Campañas y proyectos públicos al margen, hoy nadie duda de que la Extremadura rural no sólo está de moda, sobre todo por su potencial turístico y patrimonial –la provincia de Cáceres, con 418 establecimientos de turismo rural, ocupa el quinto lugar entre los destinos preferidos por los españoles–, sino que ofrece un escenario industrial y empre-

sarial que da cabida a la tradición y a la innovación a partes iguales. La agricultu-ra ecológica es sólo un ejemplo, pero son decenas de empresas punteras en su sector, con sedes en los más recónditos pueblos de la geografía extremeña, las que con tesón, imaginación y trabajo han ratificado que el futuro no está sólo en las ciudades y que ayudan a frenar el des-poblamiento del territorio rural. El número 14 de Imagen de Extremadura se hacía eco de este logro recordando la original industria heladera Kitcream de Trujillo o la luminosa propuesta de Iluminaciones Artísticas Henry del pueblecito de Pizarro

DESARROLLO

o las puntadas de alta tecnología para artículos de aeronáutica de las coopera-tivistas de Parafly en Zarza Capilla. Y por si faltaran aún ideas, también hay orga-nizaciones que promueven el desarrollo rural desde el estudio, la formación y el asesoramiento. Como la fundación Félix Rodríguez de la Fuente, propulsora del plan Run@Emprende que, entre otras iniciativas, creará ‘agentes verdes’ en seis comarcas extremeñas que conoce-rán los recursos y posibilidades de las zonas para asesorar a futuros emprende-dores. Se trata de la conquista definitiva del mundo rural.

RURAL

SOSTENIBILIDADLimpia y rentable. Así es la energía del futuro. Y cada vez más la del presente extremeño. La región ha hecho una apuesta fuerte por las energías renova-bles en busca de una economía sosteni-ble, basada ésta en industrias rentables que no contaminen. Extremadura tiene una excelente materia prima para esta clase de negocio: un campo extenso y mucho sol. Estas condiciones y las ayu-das institucionales a las inversiones en el sector han permitido que la región lidere la producción de energía termosolar y que sea la tercera comunidad españo-la en energía fotovoltaica. “El sector energético constituye una apuesta pre-ferente y estratégica para el crecimiento

económico de la región”, ha reconocido el presidente de la Junta, Guillermo Fernán-dez Vara. Actualmente se proyectan otros 19 parques termosolares, uno de ellos el de Abengoa en Logrosán, que, de cons-truirse, sería el más grande del mundo; y se han presentado 60 solicitudes para crear otros tantos. Existen también otras 22 plantas eólicas en proyecto. En 2014, la producción de energía renovable al año alcanzará previsiblemente los 4.850 gigavatios/hora, el 80% de la energía que consumen los extremeños. A ello se suman otras iniciativas de plantas de biodiésel (producción de carburantes a partir de aceites de soja, palma o simila-res), como la que gestiona Bioenergética

Extremeña en Valdetorres o la empresa Green Fuel en Los Santos de Maimona. Además, se proyectan diez plantas de energía de la biomasa (se aprovecha materia orgánica), una de ellas en Na-valmoral de la Mata, que sería la mayor de Europa y que generaría electricidad a partir de la combustión de maíz y tabaco. Para afianzar el crecimiento del sector, un centro tecnológico abrirá sus puertas previsiblemente el próximo año en Ba-dajoz. Su meta será la de convertirse en el eje de desarrollo científico-tecnológico de las energías renovables en beneficio de la calidad de vida y el crecimiento económico.

“Cooperar para competir”. Ese es el principio que ha guiado a las pequeñas y medianas empresas extremeñas en los últimos años, animadas y apoyadas por el sector público de la comunidad, para mejorar su productividad y buscar de forma conjunta una salida de su producto a mercados nacionales e internacionales. ¿Cómo? Pues siguiendo la vieja máxima de: la unión hace la fuerza. Así surgieron los ‘clústers’, concentraciones de em-presas, instituciones y agentes sociales vinculados todos ellos a un mismo sector productivo que pretenden aumentar la productividad y que las empresas puedan competir dentro y fuera de España. La

originalidad del ‘clúster’ es que plantea la unión de empresas que, por compartir producto y mercado, serían en la práctica competidoras o rivales naturales. El Pro-grama Nexo, promovido por la Confede-ración Regional Empresarial Extremeña y la Junta de Extremadura en 2002, nació para dirigir y coordinar los incipientes pasos de los seis primeros ‘clústers’ de la región: rocas ornamentales, envase-embalaje, metalmecánico, construcción, conocimiento, madera-mueble. Ocho años después se han constituido hasta 14 ‘clústers’ en la región y abarcan campos tan diversos como el mercado audiovisual (www.clusteraudiovisual.com)

COOPERACIÓNo las energías renovables (www.clustere-nergex.org). El último en fundarse, el de las TICs (empresas de Tecnologías de la Información y la Comunicación), desarro-llará e incentivará la innovación de este sector, uno de los más “estratégicos y emergentes” de la región, en palabras de la consejera de Economía, y del que se espera se convierta en “tractor de la eco-nomía” extremeña, ya que se considera a las TICs como la “correa de transmisión” para la innovación en otros sectores.

Y si para competir es necesario cooperar, también lo es innovar. Los ‘clústers’ han sido claves para facilitar, promover y fomentar el uso de las nuevas tecnolo-gías y de la I+D+i (investigación+desarrollo+innovación tecnológica) en cada uno de los sectores que operan, pero no han sido los únicos. También han contribuido las medidas desarrolladas por la Junta de Extremadura para dotar a las empresas de infraestructuras industriales suficien-te y de calidad, o lo que es lo mismo, impulsar semilleros de empresas (naves industriales) y polígonos industriales (suelo industrial) en todo el territorio, con atención especial al medio rural. En este plan de infraestructuras, además de la Junta, ha sido imprescindible la partici-pación de los ayuntamientos y la Unión

Europea. En las últimas dos décadas, se han invertido 6.300 millones, que han permitido acotar 1.300.000 metros cuadrados de suelo industrial y construir 254 naves, según datos de la Junta de Extremadura, además de poner en marcha otros parques empresariales (un plan mixto de suelo y naves) para zonas rurales. Y desde donde se han puesto sin duda las bases de esa necesaria innovación ha sido desde los centros tec-nológicos de investigación. Existen ya 18 centros de investigación entre públicos, privados y de titularidad mixta, y otros 6 en proyecto. Abarcan áreas tan dispares como la alimentación (con creaciones de un té de hojas de olivo o aceite solidifica-do del Centro Tecnológico Agroalimenta-rio), la sanidad, el agua o el deporte.

INNOVACIÓNRecientemente, además, el Consejo de Gobierno de la Junta de Extrema-dura aprobó el proyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación de Extremadura, “con el objetivo de ordenar la investigación científica y técnica, el desarrollo tecnológico y la innovación en el ámbito autonómico, estableciendo un marco regulador unitario y sistemático de actuación que facilite su coordinación y promueva actividades científicas de interés general”. Una ley necesaria, sin duda, para eliminar las barreras que dificulten el desarrollo de la actividad investigadora, así como para proporcio-nar nuevos instrumentos que faciliten su realización, mejoren su calidad e induzcan a una mayor competitividad del sistema productivo.