ILUMINACiÓN INTERIOR -...
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ILUMINACiÓN INTERIOR
UNA MIRADA EXCEPCIONAL PROYECTADA DESDE EL INTERIOR MISMO DEL ESPACIO
ESPIRITUAL DE LA COMPAÑíA DE JESÚS NOS GUíA HACIA EL NÚCLEO ESENCIAL DEL
QUE SURGiÓ EL GRAN LEGADO ARTíSTICO Y CULTURAL DE ESTA ORDEN RELIGIOSA.
LA EXPERiENCIA PROPUESTA POR LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES ESTÁ BASADA EN
UNA EDUCACiÓN DE LOS SENTIMIENTOS Y DE LOS SENTIDOS, "UNA METODOLOGíA
DE LA ATENCiÓN AMOROSA SOBRE LAS COSAS, LOS COLORES, LOS SONIDOS" .
Carlo María ) cardenal Mart ini) S.J.
A la memoria de Joanna Butler,
joven artista que murió de 24 años en 1997,
después de una grave enfermedad
que la paralizó los últimos cinco años.
Anónim,o.
San Ignacio de Loyola
(detalle) .
61eo sobre tela.
78 ,e 102 cm.
Seminllrio Concilillr de
GUlldllltlpe, ZlIc{,tecas.
habla de los Ejercicios de san Ignacio, con
razón, como de un método para educar la
mente. Y en efecto, más allá de su contexto
y de su contenido, que son los tradicionales
de la revelación bíblica, los Ejercicios enseñan
una disciplina metódica del pensar y del vivir;
en otras palabras, ofrecen una formación pa
ra el raciocinio de la persona, que es premi
sa y expresión de un orden vital.
IHS El título de los Ejercicios que aparece en
el número 21 del libro escrito por san Igna
cio, inmediatamente antes del "presupuesto"
(es decir, la "premisa interpretativa"), habla
precisamente de eso: "Exercicios espirituales
para vencer a sí mismo y ordenar su vida sin
determinarse por afección alguna que desor
denada sea". Por esa razón, hace algunos
años, al buscar título para un libro que reco
gía mis reflexiones sobre ese texto, no encon
tré mejor formulación que la de "Ordenar la
propia vida".
IHS La primera anotación del texto de san Ig
nacio describe ese empeño por el orden en la
vida como un "modo de preparar y disponer
el ánima, para quitar de sí todas las afeccio
nes desordenadas, y después de quitadas, pa
ra buscar y hallar la voluntad divina en la
disposición de su vida para la salud del alma"
(EE ¡). Se trata de llegar a disponer de la pro
pia vida de tal manera que ésta se adecue al
proyecto divino y con ello participe del or
den de la creación y la salvación. Ese orden
se vive y se aplica a todas las situaciones de
la existencia (cfr. EE 63: "Que [yo] sienta el
desorden de mis operaciones [oo.] para orde-
narme"), aun las más comunes, como el to
mar los alimentos (cfr. EE 210 Y 214) .
IHS Pero en estas citas uno también puede
constatar que los Ejercicios no sólo atañen
al intelecto, sino que, y sobre todo, van diri
gidos a la transformación de los sentimientos
y las emociones de la persona. Promueven un
"orden de los afectos" que consiste, en una
formulación negativa, en "quitar de sí todas
las afecciones desordenadas" (EE 1) y, positi
vamente, en suscitar los sentimientos, los
afectos y las emociones que ayudan a ver y
sentir las cosas como las veía y las sentía
Jesucristo y como las presenta en su Evan
gelio. (Cfr. EE 167. En este texto, que descri
be la "tercera [manera de] humildad", dice
que "para imitar y parecer más actualmen
te a Cristo nuestro Señor, quiero y elijo más
pobreza con Cristo pobre, que riqueza ;
oprobios con Cristo lleno dellos, que honores,
y desear más de ser estimado por vano y lo
co por Cristo, que primero fue tenido por
tal, que sabio ni prudente de este mundo").
IHs En la base y como instrumento de esta
educación de los sentimientos se encuentra
también una educación de los sentidos, es
decir, de la percepción visual, auditiva, táctil:
una educación "estética" en sentido amplio.
y sobre este punto quiero detenerme prime
ro para recoger algunos textos y, luego, pro
poner algunas reflexiones sobre ellos. Pero
antes quisiera insistir en la importancia y
significado de una educación de los senti
mientos y sentidos para el hombre actual.
Es muy frecuente la queja de los jóvenes,
Anónimo.
El triunfo de la Iglesia
(detalles) . Siglo XVIII.
132 x 235 cm.
Mu,seo Nacional
del Virreinato.
Tepotzotlán, México.
Instituto Nacional
lIeAntropología.
e Historia.
especialmente cuando aceptan hacer un mo
mento de silencio y entrar en sí mismos, so
bre la confusión que reina en sus emociones
y afectos. "No logro reconocerme en lo que
estoy sintiendo", "no sé quién soy, y siento en
mí miles de tensiones contradictorias", "no
logro poner orden en mis sentimientos": és
tas son algunas de las afirmaciones más fre
cuentes. Y esto está relacionado con el ex
tremo desorden y falta de disciplina de los
sentidos y las sensaciones, propiciados por
la sucesión desordenada de las imágenes de la
televisión, por las posibilidades ilimitadas del
internet y la escucha casi continua de mú
sica, muchas veces a un volumen estruendo
so. Es como si el concepto de disciplina de
los sentidos externos, del control de uno
mismo en la vista, el oído, el gusto y el tacto,
sonara ajeno a nuestra generación, en la que
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pareciera que se escuchan ecos del antiguo
dicho del Qohelet (el libro bíblico del Eclesias
tés): "Ni el ojo se sacia de ver, ni el oído de
oír" (1, a) y también : "todo es vanidad y caza
de viento" (1, 14). Con las actitudes de la ju
ventud actual se confunde el mundo mediá
tico con el mundo real y se pierde el gusto por
tantas cosas sencillas que están al alcance de
nuestra mano, cuando miramos y escucha
mos con atención y con un cierto orden.
1 ... Sólo por medio de una disciplina de las
sensaciones, un control de lo que se ve, se
oye, se toca y se gusta, una sabia austeridad
y una seria capacidad de renuncia, se hace
posible educar la atención para ver las cosas
en su sencillez y belleza, y así desarrollar un
"sentido estético", que ulteriormente encon
trará su expresión en los distintos medios de
comunicación, incluido el del arte. Por esta
razón los Ejercicios espirituales de san Ig
nacio pueden considerarse como una meto
dología para la educación de los sentidos y,
a largo plazo, también para una estética glo
bal de la existencia.
IHS Recojamos ahora algunos textos del libre
to de los Ejercicios espirituales que apoyan
nuestro propósito. Podemos notar que en la
misma oración del Anima Christi, que ordi
nariamente anteponen las ediciones de los
Ejercicios -aunque no se encuentra en el
autógrafo primitivo-, la atención está diri
gida a los aspectos físicos de la figura del
crucificado a quien se invoca: se habla del
cuerpo de Cristo, de su sangre, del agua que
brotó de su costado, de sus heridas. Desde
el principio se señala como relevante -aun
que luego se hace explícita a partir de la
Quarta Annotación-, la actitud de la "con
templación", que no es una actitud estática,
sino un "mirar" real, entendido en el con-
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texto de un mirar en la fe, con la ayuda
concreta de la imaginación. (Véase, por ejem
plo, el sentido que el evangelista Lucas da
a la palabra "theoria" y al verbo correspon
diente en xxm, 48, después de haber narrado
la muerte de Jesús: "Y toda la gente que ha
bía acudido al espectáculo - theoria-, al con
templar -theoresantes- lo sucedido, volvía
golpeándose el pecho".) La palabra "contem
plación" aparece ya desde la primera presen
tación sintética de las semanas de los Ejer
cicios espirituales (Quarta Annotación, EE
4: la primera semana es "consideración y
contemplación de los pecados"); sin embargo,
cobrará más importancia a partir de la se
gunda semana.
IHS En el preámbulo del primer ejercicio de la
primera semana, el texto se refiere a la "con
templación o meditación [de lo] visible, así
como contemplar a Cristo nuestro Señor, el
qual es vísible", y en el número 49, éste re
cuerda que, antes de "todas las contempla
ciones y meditaciones", se debe hacer siem
pre una oración preparatoria. Además, en
cada una de las meditaciones de la primera
semana, aunque no reciban el nombre de
"contemplaciones", se insiste mucho en los
elementos visibles, en las escenas que se han
de contemplar con la imaginación visual y
con los otros sentidos, particularmente en el
quinto ejercicio, es decir el de la "Meditación
sobre el infierno" (EE 65) . Allí se pide al ejer
citante no sólo que mire (EE 66), sino que tam
bién escuche (EE 67), huela (EE 68), pruebe con
el gusto (EE 69) Y toque con el tacto (EE 70).
Además, en todas las meditaciones, desde la
primera, se insiste sobre lo que san Ignacio
llama la "contemplación viendo el lugar". Se
trata de imaginar al detalle un lugar o una si
tuación en la cual entrar imaginativamente
para hacer la oración según las indicacio
nes que se ofrecen (cfr. EE 47, 55, 65).
Páginas interiores
de los Ejercicios
espirit uales, de
san Ignacio de Loyola,
en la edición del
P. N adal, de 1746.
Biblioteca Francisco
Xavier Clavigero de la
Universidad
Iberoamericana,
j1!Jéxico.
I>is Sin embargo, la palabra y el concepto de
"contemplación" son mencionados en los
Ejercicios sobre todo a partir de la segunda
semana, cuyo título es: "El llamamiento del
rey temporal ayuda a contemplar la vida del
rey eternal" (EE 9I). Las contemplaciones de
la vida de Jesús, rey eterno, que se proponen
enseguida, son algo sumamente sencillo. Se
trata, tal como lo explica san Ignacio, de
"ver las personas", de "oír lo que hablan" (EE
lO7), de considerar "lo que hacen" (EE lO8), a
partir de la contemplación sobre la encar
nación (EE lO6). Esta progresión visual, audi
tiva y especulativa estará presente en todas
las páginas de los Ejercicios y constituirá una
educación concreta para el uso de los sen
tidos con miras a la oración.
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IHS San Ignacio no considera importante que
se imaginen las cosas conforme a una preci
sión histórica, que en realidad es imposible,
dada la carencia de documentos. Lo que pide
es que se use libremente la imaginación, por
ejemplo: "ver con la vista imaginativa el ca
mino desde Nazaret a Belén, considerando la
longura, la anchura, y si llano o por valles
o cuestas sea el tal camino; así mismo miran
do el lugar o espelunca del nacimiento, quán
grande, quán pequeño, quán baxo, quán al
to, y cómo estaba aparejado" (EE 112).
IHS Dejando a un lado las indicaciones propias
de las meditaciones siguientes, centro la aten
ción en otro ejercicio significativo relaciona
do con el uso de los sentidos: el que san Ig
nacio propone que se efectúe las semanas
siguientes a la primera, como quinto ejerci
cio para la conclusión de cada día. Aquí la
invitación es a "traer [aplicar] los cinco sen
tidos sobre la primera y la segunda contem
plación" del día, es decir, sobre los episodios
de la vida de Jesús que han sido propuestos al
ejercitante para su oración (EE 12l). Se trata
no sólo de "ver" y "oír", como ya se hacía en
las contemplaciones anteriores en el mismo
día, sino de "olery gustar con el olfato y con
el gusto la infinita suavidad y dulzura de la
divinidad, del ánima y sus virtudes", de "to
car con el tacto, así como [de] abrazar y besar
los lugares donde las tales personas pisan y
se asientan" (EE 122-I2S).
I>is Más indicaciones para el uso de los senti
dos se encuentran entre las sugerencias para
los tres modos de orar (EE 238SS). Una de las
variantes del primer modo es, en efecto, la
que parte de los cinco sentidos corporales,
considerando cada uno por separado, con las
indicaciones que se ofrecen para ello: bus
cando cómo puede servirse más a Dios me
diante el uso de los sentidos (EE 247), Y se
propone reflexionar durante las comidas
"como que ve a Cristo nuestro Señor comer
con sus apóstoles, y cómo bebe, y cómo mi
ra y cómo habla" (EE 214).
I>is Hasta aquí he recogido algunas indicacio
nes concretas que muestran cómo, durante
los Ejercicios, san Ignacio invita a un uso
metódico y sistemático de los sentidos. Todo
esto culmina en la "Contemplación para al-
canzar amor", que es como una conclusión
de los Ejercicios y que marca el paso entre
éstos y la vida diaria (EE 230-237).
IHS Dicha contemplación consiste en recordar
detalladamente, ante todo, los beneficios re
cibidos de Dios creador y redentor, tanto los
comunes a todos los seres humanos, como
los que tocan la historia individual (EE 234).
Ante cada uno de estos beneficios, el ejerci
tante es invitado a contemplar cómo el mis
mo Dios habita en sus criaturas, en los ele
mentos, en las plantas, en los animales, en los
hombres, en lo más íntimo de uno mismo (EE
235) Y cómo Dios "trabaja y labora por mí en
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todas las cosas criadas sobre la haz de la
tierra" (EE 236). Desde esta contemplación al
canza la capacidad de reconocer con amor y
gratitud la presencia de Dios en todos sus
bienes y dones, para elevarse a través de ellos
a la fuente de todo bien y de todo valor (EE
237).
ALGUNAS REFLEXIONES
De lo dicho hasta aquí, queda claro el carác
ter sencillo, casi elemental, de la disciplina
ignaciana y de la doctrina que la sustenta.
San Ignacio se sirve de todo lo que el sen
tido común y la tradición escolástica de ese
tiempo aportan sobre los sentidos corporales
Escena de la vida de
Cristo y aprobación
papc¡/ de los Ejercicios
espir ituales de
san Ignacio de Loyo/a,
Amberes, 1689.
Biblio/ec(1 F'mncisco
Xavier Clavigem,
Universidad
Iberoamericana,
México.
y su uso. Sin embargo, deja la puerta abierta
a las concepciones que van en la línea que
la doctrina ascética y mística indica como la
de los "sentidos espirituales", con todas las
profundizaciones que de ahí se siguen. Al
respecto, Hans Urs von Balthasar afirma: "Si
sólo a través de los sentidos percibe y siente
el hombre la realidad del mundo y del ser, el
Dios cristiano se le manifiesta precisamente
en medio de la realidad mundana. Por consi
guiente, el centro del encuentro ha de estar
allí, donde los sentidos humanos profanos,
haciendo posible el acto de fe, devienen 'es
pirituales' y la fe, para ser humana, se vuelve
'sensible'. [ ... ] Pero como el cristiano es tam
bién un resucitado y ascendido al Padre con
Cristo, está transformado, cuerpo y espíritu,
en un 'hombre espiritual' y, en adelante [en
la medida en que es creyente], no sólo ten
drá un entendimiento y una voluntad espi
rituales, sino también un corazón, una ima
ginación y unos sentidos espirituales".
IHS Aunque se prescinda de los desarrollos que
pueda tomar una doctrina como la presen
tada por Von Balthasar, resulta evidente la
ventaja de un método sencillo, a partir del
cual mucha gente pueda aprender a utilizar
los sentidos corporales de mejor manera y,
con ello vigilar sus sensaciones y emocio
nes, para controlar la propia sensibilidad y
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ordenar sus afectos. Con esto, todo ese
mundo mutable y confuso puede llegar a es
tar bajo control (en la medida en que eso es
posible a la naturaleza humana ayudada
por la gracia) y encaminarse hacia la bús
queda de un orden en la vida, entendido co
mo la promoción -dentro y fuera de noso
tros- de lo que nos hace bien a nosotros, a
la Iglesia y a la sociedad y, en un último
análisis, en el sentido de la búsqueda de la
voluntad de Dios "para Su mayor gloria".
IHS De una práctica como la que se ha descri
to aquí puede derivarse una educación del
ver y del oír, una metodología de la atención
amorosa sobre las cosas, los colores, los so
nidos, las bellezas pequeñas y grandes de
esta vida, una educación que puede encon
trar su expresión incluso en la literatura y
el arte. Los Ejercicios no son un manual ar
tístico, pero fomentan algunas condiciones
importantes para ese ver, contemplar, oír e
intuir la belleza de la forma, dentro de la
materia de la que nace y se desarrolla una
vocación artística.
IHS Traducción de Miguel Romero, S.J.
EL Cardenal CARLO MARÍA MARTINI, S.J., es doctor en
teología y Sagrada Escritura. Es arzobispo emérito de
Milán. Autor de numerosos textos de teología y pre
mio Principe de Asturias, de ciencias sociales.