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Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Rogelio ARENAS MONREAL. Ifigenia cruel: ¿íntima confesió... - Jfigenia Cruel: ¿íntima confesión de Alfonso Reyes? Rogelio Arenas Monreal UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA .. .sólo al modo humano tenemos noticia de de la agencia de los destinos. LA PRIMERA REFERENCIA SOBRE Jjigenia cruel, una de las dos obras maestras de la producción literaria de juventud de Alfonso Reyes, señalada unánimemente por la crítica, 1 se encuentra en una carta que Reyes le envió a José María Chacón y Calvo, uno de sus tantos amigos cubanos, el 1 º. de diciembre de 1922. 2 Es la única en la abundante correspondencia de Reyes con sus numerosos interlocutores epistolares. Esta situación y quizás la propia indicación de Reyes de que la escribió, en Deva, durante el oto- ño-septiembre a diciembre-de 1923, ha llevado a que se considere ésta como la fecha de elaboración de esta obra y no un año antes. Este dato en sí no tendría mayor importancia; la tiene, sin embargo, si se exploran las circunstancias que pudieron haber conducido a Reyes a escribir esta singular y destacada obra producida en el ámbito de la literatura hispanoamericana y sobre todo si se intenta encontrar las raíces que pudieron motivar su escritura ligándola de manera directa con el mundo amargo de los recuerdos familiares que lo llevaron a emprender su exilio voluntario. Por supuesto que habría que recordar que Alfonso Reyes en el vaivén de la situación política en la que incursionaron de manera sobresaliente su padre y su hermano Rodolfo, por más que haya querido mantenerse al margen, se debate en la incertidumbre de tener una participación más activa o de seguir su propio derrotero literario. Según le comunica a Pedro Henríquez Ureña en 1 La otra es Visión de Anáhuac (1519) publicada por primera vez en «El Convivio» de Joaquín García Monge, en San José de Costa Rica, 191 7. Una segunda edición casi coincide con la publicación de ljigenia cruel, Biblioteca Calleja, Madrid, 1924, el mismo Reyes proporciona la noticia en Historia documental de mis libros: «fue el número inaugural de la colección «Indice» que comenzamos a publicar en Madrid Juan Ramón Jiménez y yo el año de 1923.» (OC. XXIV, p.178) Ediciones posteriores, a la de 1924, de ljigenia cruel: La Cigarra, México, 1945; las que se incluyeron respectivamente en Obra poética, FCE., México, 1952; Teatro mexicano del siglo .XX, tomo 11, prólogo de Antonio Magaña Esquive!, FCE., México, 1956; y en Constancia poética. Obras Completas X, FCE., México, 1959, pp. 311-359. Esta investigación se apoyará en esta última . l . Al'¡; R r , "' Ch , Ed' . , d Z 'd G . , V F d . , pzsto arzo '.lonso eyes JOSe ma. acon, 1c1on e enai a utlerrez- ega, un ac1on Universitaria Española, Madrid, 1976, p.98. 47 -1 .. Centro Virtual Cervantes

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Jfigenia Cruel: ¿íntima confesión de Alfonso Reyes?

Rogelio Arenas Monreal UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA

.. . sólo al modo humano tenemos noticia de de la agencia de los destinos.

LA PRIMERA REFERENCIA SOBRE Jjigenia cruel, una de las dos obras maestras de la producción literaria de juventud de Alfonso Reyes, señalada unánimemente por la crítica, 1

se encuentra en una carta que Reyes le envió a José María Chacón y Calvo, uno de sus tantos amigos cubanos, el 1 º. de diciembre de 1922. 2 Es la única en la abundante correspondencia de Reyes con sus numerosos interlocutores epistolares. Esta situación y quizás la propia indicación de Reyes de que la escribió, en Deva, durante el oto-ño-septiembre a diciembre-de 1923, ha llevado a que se considere ésta como la fecha de elaboración de esta obra y no un año antes. Este dato en sí no tendría mayor importancia; la tiene, sin embargo, si se exploran las circunstancias que pudieron haber conducido a Reyes a escribir esta singular y destacada obra producida en el ámbito de la literatura hispanoamericana y sobre todo si se intenta encontrar las raíces que pudieron motivar su escritura ligándola de manera directa con el mundo amargo de los recuerdos familiares que lo llevaron a emprender su exilio voluntario. Por supuesto que habría que recordar que Alfonso Reyes en el vaivén de la situación política en la que incursionaron de manera sobresaliente su padre y su hermano Rodolfo, por más que haya querido mantenerse al margen, se debate en la incertidumbre de tener una participación más activa o de seguir su propio derrotero literario. Según le comunica a Pedro Henríquez Ureña en

1 La otra es Visión de Anáhuac (1519) publicada por primera vez en «El Convivio» de Joaquín García Monge, en San José de Costa Rica, 191 7. U na segunda edición casi coincide con la publicación de ljigenia cruel, Biblioteca Calleja, Madrid, 1924, el mismo Reyes proporciona la noticia en Historia documental de mis libros: «fue el número inaugural de la colección «Indice» que comenzamos a publicar en Madrid Juan Ramón Jiménez y yo el año de 1923.» (OC. XXIV, p.178) Ediciones posteriores, a la de 1924, de ljigenia cruel: La Cigarra, México, 1945; las que se incluyeron respectivamente en Obra poética, FCE., México, 1952; Teatro mexicano del siglo .XX, tomo 11, prólogo de Antonio Magaña Esquive!, FCE., México, 1956; y en Constancia poética. Obras Completas X, FCE., México, 1959, pp. 311-359. Esta investigación se apoyará en esta última edici~nE. . l . Al'¡; R r , "' Ch , Ed' . , d Z 'd G . , V F d . , pzsto arzo '.lonso eyes JOSe ma. acon, 1c1on e enai a utlerrez- ega, un ac1on Universitaria Española, Madrid, 1976, p.98.

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una carta del 6 de mayo de 1911, como presintiendo la magnitud del problema que desencadenará el retorno de su padre de Europa y justamente mientras se encuentra detenido en La Habana, con el inconsciente deseo de querer desviar los acontecimientos le dice: «Aquí la vida se hace dura, insoportable, somos un pueblo trágico; ya verás las noticias políticas. Quizás mi padre va a tener que quedarse en La Habana (de lo que yo me alegraré)».3 Pero lo más interesante como testimonio revelador de un Reyes que en pocas ocasiones deja ver algo de sí mismo en sus escritos, se puede encontrar en una larga nota donde se sincera con el amigo y le descubre su angustiante mundo interior:

Estoy triste; me aflige mucho la situación de mi padre y veo que se desvanece la esperanza que tenía, que he tenido desde hace mucho, de vivir a su lado, cómoda y felizmente, siquiera dos años. No sé ya lo que será de nosotros. Me parece que voy a tener que perder mucho tiempo de mi vida en resolver casos inferiores y que volveré a sacar la cabeza dentro de varios años. Quisiera salirme de México para siempre: aquí corro el riesgo de hacer lo que no debe ser el objeto de mi vida. Como no tengo entusiasmos juveniles por las cosas épicas y políticas, ni la intervención yankee, ni los conflictos me seducen gran cosa. Preferiría escribir en paz y con desahogo. Sin embargo me temo que mi situación familiar me orille a pasar dificultades que yo no buscaré y a pagar culpas que no son mías.4

Y como solicitándole su comprensión termina abriéndose de capa totalmente: «Y o nunca vi las cosas de México por mis propios ojos sino por los tuyos, así que ahora no distingo nada. Además estoy paupérrimo: en fin, todas las cosas inútiles me persiguen: la patria, la familia, la pobreza, etc., etc.»5

Ya en Madrid, tres años después de su salida de México, como había deseado hacerlo desde 1911, en carta que le envía a Martín Luis Guzmán el 27 de septiembre de 1916, Reyes se queja amargamente del aislamiento y de la poca comunicación que tienen con él sus amigos de México. En una situación de dura pobreza y con el peso de la familia y de la patria es, al parecer, la única ocasión que reniega de su país y, tal vez pensando en la muerte de su padre, le dice: «Todo lo que le pase a México es poco, me ha hecho una jugada imperdonable: yo debí haber [¿nacido?] hablando en inglés.-Nunca le he escrito a Ud. una carta más imprudente: está escrita en vista de la historia.»6 Sorprende esta apreciación dura de Reyes y contrasta con la acérrima defensa que sobre México llevará a cabo años después, al principio de la década de los treinta, a propósito de la respuesta a Héctor Pérez Martínez en A vuelta de correo. Sin embargo, volviendo a la dificil época madrileña, verdadera escuela de la vida de Alfonso Reyes donde no sólo se relaciona con los más importantes escritores españoles sino que participa en sus empresas, acciones e

3 Alfonso Reyes/ Pedro Henríquez Ureña, Correspondencia 1907-1914, edición de José Luis Martwez, FCE., México, 1986, p. 168. Añadí cursivas en la parte citada.

5 !bid., p. 169. 6 GLoc. cán/R~t. "' dº l b d" . , , 1 ( . 1 ) t , dº d t 1 uzm eyes, ine ias pa a ras, e 1c10n, pro ogo ep1sto ar no as y apen ice ocumen a

de Fernando Curie!, UNAM., México, 1991, p.98. Añadí cursivas para destacar la expresión.

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inquietudes como uno más de ellos. Como ejemplo tan sólo recuérdese a Azorín, compañero de excursiones, a Ramón Menéndez Pidal y sus amigos del Centro de Estudios Históricos con quienes funda el famoso «Ventanillo de Toledo» o el mencionado Juan Ramón Jiménez, incansable promotor de empresas editoriales; a pesar de toda esta dinámica y rica actividad, Reyes siempre vivió pendiente de la situación convulsionada por la que estaba atravesando México y le entristecía no tener una comunicación más fluida con sus amigos de El Ateneo de la Juventud que habían permanecido en el país. Se queja incluso en algún momento diciendo que él siempre que escribe lo hace pensando en sus amigos, pero a la vez Reyes, en Madrid, separado de sus actividades diplomáticas, vive la paradoja de querer mantenerse alejado y cuando, por fin, es reinstalado en su puesto parece que lo acompañó el temor de que se le pidiera regresar. De manera central, ese es un punto trata en la mencionada carta a José Ma. Chacón y Calvo como respuesta a la que éste le envió, el 1 O de noviembre de 1922, preguntándole sobre su probable traslado a México, asunto del que se enteró por el «Encargado de Negocios de México en La Habana». Reyes, pidiéndole la mayor reserva, le contesta que es verdad, que es una cuestión que toca «con mucho temor», pero que en efecto con el pretexto de unos exámenes en lenguas y contabilidad tendrá «que ir a México, porque no hay más remedio», pero que parece que la intención es que lo quieren retener por más tiempo en Relaciones Exteriores, con Genaro Estrada, o en Educación Pública con José V asconcelos, pero que aunque eso no podría ser de inmediato---por lo menos no antes de la primavera-pues no hay en ese momento ni Ministro, ni secretarios, le comunica en un tono un tanto de molestia: «Yo he pedido que me hablen con franqueza, pues, no puedo así como así echar por la borda mi vida y mi situación en España, la educación de mi hijo, mis compromisos de amistad y de trabajo, el ambiente de relaciones de mi mujer. Que me digan si es para volver o para quedarme. Y, en todo caso, que no dispongan de mí, que me dejen derecho a escoger.» Y continúa diciéndole que por lo que fuera comenzó a mandar sus libros a México, pues «pienso con pavor en lo que sería un cambio súbito.» 7 En un largo pasaje entre irónico y crítico, en esta misma carta, Reyes se ocupa de hacerle a su amigo la crónica de un acto que se llevó a cabo en el Ateneo de Madrid, para el que le pidieron que fuera el orador oficial y como no queriendo la cosa, para terminar, puesto que Chacón y Calvo le ha anunciado que irá a Madrid durante el mes de diciembre, Alfonso Reyes le da la importante noticia relacionada con su ljigenia:

Cuando vengas tendré una gran novedad de trabajo que mostrarte. Anoche, a las nueve, después de cuatro horas de trabajo continuo, acabé la obra. Ahora sólo me falta lo que Juan Ramón llama «depurarla». Acaso la depuración estará acabada cuando tú vengas. No se lo cuentes a nadie: se trata, ¡al fin!, de mi .ijigenia. Se llama .ijigenia cruel. Y es cruel hasta por el esfuerzo que me ha costado. Está en verso, en verso libre, libérrimo, de tono incisivo y prosaico; está tallada a hachazos y, más que en madera, en roca. No quiero que acaricie, no: salgo todo lleno de rasguños y de arañazos de tratar con ella. Es el último grito de mi juventud. De hoy más, no tendré

7 Epistolario Alfonso Reyes/José M Chacón, op. cit., p. 96. Aftadí cursivas.

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ya un aliento de libertad como el que he tenido hasta llegar a ella.8

Corroborar la existencia de este primer escrito de Jfigenia cruel, de 1922, llevaría a precisar la información que el mismo Reyes proporciona al decir que este poema fue escrito «entre agosto y septiembre de 1923»,9 versión dominante ampliamente difundida. 10 Sea como sea, esta carta a Chacón y Calvo puede ayudar a entender las ideas expuestas por Reyes en su «Comentario a la Jfigenia cruel» cuando dice que la obra «encubre una experiencia propia» y cuando ya casi al final del «Comentario ... » hace una afirmación inquietante y muy sugerente, también por lo que de personal e íntimo pudiera derivarse de su interpretación: «Un súbito vuelco de la vida vino a descubrirme la verdadera misión redentora de la nueva Ifigenia, haciendo que su simbolismo creciera solo, como una flor que me hubiera brotado adentro.» 11 Es probable que cuando alude a ese «súbito vuelco de la vida» pudiera estarse refiriendo a la disposición que recibió para que regresara a México y que eso hubiera removido todo el complejo conjunto de experiencias y vivencias que lo llevaron al exilio, pues, sin duda el regreso a México, aunque temporal, implicaba volver al lugar donde se había originado la tragedia familiar hacía menos de diez años.

Dos puntos, sin embargo, habría que destacar: 1 º.)Que el regreso a México se da no en la primavera de 1923, sino en la de 1924, en el mes de abril, y que es mientras espera que lo envíen a Argentina-hecho que no sucede, pues «un cambio súbito» lo regresa ese mismo año a Europa-cuando en el mes de julio recibe el primer ejemplar de Jfigenia cruel plagado de erratas y que genera aquella simpática poesía de circunstancia en la carta que le envía a Genaro Estrada comunicándole su «neurastenia», pues, le dice: «¡sacó veinte erratas la IFI-/GENIA!». 12 2º.) Que resulta reveladora la expresión: «Es el último

! Jbid.' p. 98. Alfonso Reyes, Historia documental de mis libros, en Obras completas XXIV, FCE.,

Méxip15l, 1990, p.331. Entre quienes han difundido esta información se encuentran sobre todo Ernesto Mejía

Sánchez en el «Estudio preliminar» al tomo XX de las Obras completas, de Alfonso Reyes, donde dice: «He aquí, ahora, la historia visible: en Deva, verano de 1923, escribió Reyes suljigenia cruel, que venía gestándose largamente en su ánimo, y su «Comentario», en el otoño de Madrid, otoño como el ateniense, que en el verso inmarchitable de Carlos Pellicer <es una primavera en ruinas>.>>(p.14) Lo mismo hace Alicia Reyes al reproducir una conversación: «Si habíamos dejado un leve cordón que ataba nuestras voluntades a nuestra patria-me explicaba mi abuelo-, era porque no había yo comprendido-no obstante los continuos consejos de mi querido Pedro-las ventajas de optar por la libertad. El verano de 1923, ante el mar, hizo nacer en redor de su Ifigenia a sus compañeros necesarios y el otoño madrileño, puso el toque definitivo a las cuartillas comenzadas ... ya empezaba a recortarle orillas inútiles a su vida ... llegaba a la superación, matando, para siempre, el rencor.» Genio y figura de Alfonso Reyes, Producciones Al Voleo-El Troquel, Monterrey, 1989, p. 119.[De esta obra existe una primera edición en EUDEBA, Buenos Aires, 1976, 332 pp.] Alfonso Reyes mismo dice: «Escrito entre agosto y septiembre de 1913, el poema parte de mis lecturas juveniles de los trágicos griegos, 1908 y sólo entendí yo mismo la dirección y orientación definitiva de mi poema durante mi permanencia en Madrid.» Historia documental. .. , loc.c11

12 Alfonso Reyes, OC. X, pp. 354 y 359 respectivamente. Alfonso Reyes, Historia documental ... , OC. XXIV, p.331. Al hacer una muy sucinta crónica

de esta obra por considerar que la información sobre la misma ya la ha expuesto en los comentarios que le preceden y que le siguen, se limita a proporcionar los datos de las distintas ediciones. Al mencionar el detalle sobre la carta que envió a Genaro Estrada, comunicándole que lo persigue ese

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grito de mi juventud», pues coincide con otra muy importante expresión con la que cierra el primero de los apartados de su «Comentario ... », «La afición de Grecia»: «Antes que mi Ifigenia pudiera alentar, habría de cerrarse un ciclo de mi vida.» 13 Al iniciarlo, Reyes mismo había proporcionado como fecha clave de su afición por Grecia el año de 1908 cuando escribió su ensayo «Las tres Electras del teatro ateniense» con el que inicia Cuestiones estéticas, su primer libro publicado. 14

En todo caso, la casi unánime valoración que se ha hecho de esta obra en el sentido de que en ella Reyes está hablando de sí mismo al esconder bajo la coraza de la tragedia griega su propia tragedia familiar en relación con la muerte de su padre y su salida del país unos cuantos meses después, bien pudiera haberse derivado del tono y la ambigüedad exquisita con los cuales intencionalmente él mismo construye un manto de sombras en ciertas expresiones que incluye hábilmente tanto en la BREVE NOTICIA como en el «Comentario a la Ifigenia cruel» que han acompafiado a este «poema dramático» como un obligado e imprescindible marco contextual, desde su origen, formando con ellos una unidad indisoluble. 15 La coherencia, profundidad de pensamiento, amplio conocimiento de la materia y la consecuente erudición desplegada por Reyes en ambos textos han conducido, hasta ahora, a un repliegue y subordinación de la crítica literaria que apenas si se ha asomado a ellos y cuando lo ha hecho ha sido para darle la razón en todo a su autor. Se ha caído así en una adhesión casi acrítica que no le ha hecho ningún bien a la

fantasma de las erratas, transcribe el gracioso mensaje que en forma de poema le envió, poema que únicamente incluyó en la primera edición de Cortesía (1948). Con aquel formato, lo reproduce Alfonso Reyes de la siguiente manera:

Fe de erratas de la Ifigenia cruel, cuya

portada dice: IFI-

GENIA CRUEL Y figúrese hombre y fi-gúrese mi neurastenia:

¡sacó veinte erratas la IFI-GENIA!

13 14 Alfonso Reyes, OC. X, p. 352.

Alfonso Reyes, «Las tres Electras del teatro ateniense», en Cuestiones estéticas, Librería Paul Ollendorff, París, 1911, pp. 9-66. En Obras completas!, FCE., México, 1955, pp. 15-48. En la «Noticia» con la que introduce este libro, Alfonso Reyes transcribe un párrafo que extrae de la «Carta a dos amigos» que había enviado, en 1926, a Joaquín Díez Canedo y a Genaro Estrada, y donde, aun en sus años de madurez, sigue considerándolo como un libro fundamental, elemento vertebrador de toda su obra: «En cuanto al contenido del libro, varias veces he declarado que yo suscribiría todas las opiniones ahí expuestas, o <prácticamente todas> como suele decirse. Hay conceptos, temas de Cuestiones estéticas derramadas por todas mis obras posteriores: ya las consideraciones sobre la tragedia griega y su coro, que reaparecen en el Comentario de ljigenia cruel; ya algunas observaciones sobre Góngora, Goethe o bien Mallarmé, a las que he debido volver más tarde, y sólo en un caso para rectificarme apenas. Mis aficiones, mis puntos de vista, son l~~ mismos.»(p. l O)

Hay que recordar que la Breve noticia, «fue presentada en español, como prólogo a una lectura del poema, con intermedios de quenas bolivianas, en la casa del escritor Gonzalo Zaldumbide, entonces Ministro del Ecuador en Francia (París, 2 de diciembre de 1925)» y que se agregó a las ediciones posteriores después de haber sido «publicada en francés (Revue de l 'Amérique Latine, París, 1 de febrero de 1926)». cfr. OC. X, p.12.

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obra de Reyes y que en mucho ha contribuido a construirle esa imagen de «santón» de la literatura mexicana, pedestal en el que con frecuencia se le ha venido colocando. Si a ello se agrega el temprano, definitivo y sólido juicio de Pedro Henríquez Ureña justificando la pasión helénica de Reyes y de todo el grupo ateneísta en una nueva «Hélide agonista», «Hélide viviente» que los alienta y nutre: «Aquel alimento vivo se convertiría en sangre nuestra; y el mito de Dionisos, el de Prometeo, la lelenda de la casa de Argos, nos servirían para verter en ellos concepciones nuestras,» 1 para terminar con la afirmación rotunda de que <<ifigenia cruel esta tejida, como las canciones, con hilos de historia íntima» 17

, se entenderá la tendencia a relacionar la historia personal de Alfonso Reyes: la muerte de su padre, su exilio voluntario y el dilema clásico de la libertad, con estos asuntos planteados en la dinámica historia de los mitos griegos y de manera particular en el tratamiento que hace de ellos Eurípides, primero, y después Racine y Goethe. Ciertamente, con la maestría de un probado artífice de las palabras, Reyes de manera muy moderna, a diferencia de sus antecesores en este campo, ha subvertido el mito con toda intención y con ello ha dotado al personaje de la poderosa voluntad para elegir su destino y el destino que elige es el de la libertad: en lugar del retomo a la casa paterna para conjurar el destino tantálico contra los de su raza, opta por permanecer como la súbdita «carnicera» de la Diosa Artemisa. Con este tratamiento Alfonso Reyes sumó algunos elementos a su propia causa, pues no han faltado críticos que han señalado que con esto ha establecido una estrecha cercanía y paralelismo propios con la situación en la que coloca a la virgen argiva. Así lo ha expuesto más explícitamente, por ejemplo, Emir Rodríguez Monegal, quien al paralelismo entre Ifigenia y Alfonso Reyes agrega el que se establece entre Grecia y México; Táuride y España; Orestes y Bernardo Reyes, hijo,( sic) enmarcando este fenómeno en una amplia y doble parodia de ocultamiento:

Cuando Ifigenia se niega a seguir a Orestes y volver a Grecia para cumplir el destino de su raza, ella es también el joven Reyes que se negó a las solicitaciones de su hermano Bernardo, el mayor, que era militar, aceptó la herencia política del general y se quedó en México. [ ... ] Grecia y México, Táuride y España, Ifigenia y Reyes, los sacrificios en la playa egea o en las pirámides de Tenochtitlán, todos son elementos de una alegoría (es decir: de un texto doble, paródico de sí mismo) por medio del cual el poeta se confiesa y se oculta, libera sus terrores más hondos y reanuda su vida en el exilio. De esta manera el texto se dobla, paródicamente, de otro texto, esta vez autobiográfico, y lo que parecía ejercicio retórico de humanista se inscribe en el texto vivo de la literatura mexicana. 18

16 Pedro Henríquez Ureña, «Alfonso Reyes», en Obra crítica, edición, bibliografia e índice onomástico de Emma Susana Speratti Piñero, prólogo de Jorge Luis Borges, FCE., México, 1960, p.29~"7 .

18 Loc. cit. Emir Rodríguez Monegal, «Alfonso Reyes: Las máscaras trágicas», en Vuelta, (México)

Núm. 67, junio de 1982, p.11. Iluminador ensayo que se reproduce en Más páginas sobre Alfonso Reyes, Vol. IV, Segunda parte, (Selección y bibliografia de James Willis Robb), El Colegio Nacional, México, 1996, pp. 339-381. La parte citada se encuentra en las páginas 354 y 355. Sin restarle méritos a su autor, debo señalar que incurre en una imprecisión, al parecer, al confundir a Bernardo Reyes, hermano mayor de Alfonso Reyes, con su hermano Rodolfo Reyes. Es un dato

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Como se sabe, la BREVE NOTICIA fue escrita en fecha posterior a la publicación de la primera edición de Ifigenia cruel. Como si no hubiera sido suficiente con el «Comentario ... » donde había planteado una especie de teoría literaria general de la tragedia griega, desde su particular punto de vista, Alfonso Reyes con ese gesto de adhesión textual a su propia obra pareciera que sintió la necesidad de proporcionar a sus lectores algunas claves específicas para que con mayores elementos se pudiera descifrar el complejo sistema de símbolos con el que había permeado intencionalmente su obra. Efectivamente, en esa breve pero sustancial e imprescindible noticia, Alfonso Reyes señala de manera muy precisa cuál es el tono poético y el enfoque particular de su creación:

El conflicto trágico, que ninguno de los poetas anteriores interpretó así, consiste para mí, precisamente, en que Ifigenia reclama su herencia de recuerdos humanos y tiene miedo de sentirse huérfana de pasado y distinta de las demás criaturas; pero cuando, más tarde vuelve a ella la memoria y se percata de que pertenece a una raza ensangrentada y perseguida por la maldición de los dioses, entonces siente asco de sí misma. Y, finalmente, ante la alternativa de reincorporarse en la tradición de su casa, en la vendetta de Micenas, o de seguir viviendo entre bárbaros una vida de carnicera y destazadora de víctimas sagradas, prefiere este último extremo, por abominable y dura que parezca, único medio cierto y práctico de eludir y romper las cadenas que la sujetan a la fatalidad de su raza.19

Tiempo por tiempo, siguiendo el esquema de cinco jornadas de la tragedia clásica a la que ciñó rigurosamente su propia creación, Alfonso Reyes las va explicando y comentando proporcionado algunas claves para una más fiel comprensión de la forma y el fondo de esta obra, de su materialidad verbal discursiva. Sin embargo, por el momento, me parece importante traer a colación la referencia que entre líneas pudiera estar aludiendo a la versión que le anunció en su carta a Chacón y Calvo. Se le encuentra en el primer párrafo del «tiempo quinto», cuando para explicar el extenso discurso retórico de Orestes, «explicación teogónica desde los orígenes de la creación», que tiene como finalidad contar los detalles de la «maldición de la estirpe a la que esta sujeta Ifigenia [ ... ] al estilo de la poesía genealógica» 20

, Alfonso Reyes argumenta a favor de este «fragmento pesado y voluminoso», diciendo: «Así quise que fuera, porque, en la arquitectura del poema, siento la necesidad de esta pieza enumerativa con magnitud de basamento»21 , y en seguida agrega: «La sola concesión que he podido hacer a la veleidad del gusto moderno fue el desarticular y quebrar aquí y allá la torre de hexámetros en que escribí la

equivocado que ha tomado del ensayo de Octavio Paz, «El jinete del aire», escrito pocos días después de la muerte de Alfonso Reyes, y publicado por primera vez en Cuadernos, París, No. 41 (marzo-abril de 1960) pp. 4-8; después Paz lo incluyó en su libro Puertas al campo, UNAM, Méxif§l• 1967, 55-66.

20 Alfonso Reyes, OC. X, p. 313. 21 !bid, P: 315.

Loe. cit.

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primera versión del monólogo.»22 Desde mi punto de vista ésta es una razón más para encontrar esa primera versión y observar en su propia génesis textual la riqueza de esa materialidad verbal discursiva de la Jfigenia cruel.

Alfonso Reyes, por supuesto, no dejó ningún flanco descubierto. La exquisita ambigüedad y belleza que deriva de los pasajes donde deja ver que la obra «encubre una experiencia propia» inmediatamente por medio de esos atributos trasciende este plano de lo estrictamente personal para situarse en otro más universal, ya que proyecta esa experiencia individual «sobre el cielo artístico, descargándola en un coloquio de sombras.»23 ¿A qué sombras se pudo estar refiriendo, a las de su propio pasado familiar, doloroso y trágico ciertamente, o a las del juego encontrado de sentimientos, también trágicos, al que es sometida por la maldición de Tántalo la familia a la que pertenece Ifigenia?. Resulta más lógico y significativo «. .. ver en esta obra el eje fundamental del humanismo de Reyes: teoría, ejercicio, disciplina, logro moral y artístico, que luego se vierte sobre todo su porvenir,» como lo ha señalado con acierto Ernesto Mejía Sánchez.24

Quizás teniendo en cuenta el valor que Alfonso Reyes le concede a la tragedia griega, al decir:

La misma figura humana se agigantaba por el uso del coturno, se inmovilizaba en el gesto de la máscara; la voz se alteraba en los resonadores, y el actor era como una expresión visible y audible de la fuerza mística. Los personajes no son sino conciencias que cavilan en los destinos, a través de símbolos objetivos y humanos. Los haces místicos vuelan por el aire oscuramente; pero se tiñen y se hacen perceptibles en ese pretexto de voluntad: la figura humana.25

Y cuando explica, con lujo de detalles, porqué su «obra es una alegoría moral»en el marco abstracto que él ha conservado del mecanismo de la tragedia: «Mi parodia no tiene escenario muy definido, ni retrata tipos sociales, ni alardea con los puriles encantos del color local. Sus caracteres mismos muy posible es que sean meras sombras de seres cargados con una misión ética»26

; por ello, Octavio Paz en su agudo y penetrante ensayo ya mencionado, destaca con justa razón que «el poema es, entre otras muchas cosas, el símbolo de un drama personal y la respuesta que el poeta intentó darle>P, pero que « ... es algo más que la expresión de este conflicto íntimo; visión de la mujer y meditación sobre la libertad, Jfigenia cruel es una de las obras más perfectas y complejas de la poesía

~~ Loc.cit. He destacado en cursivas la expresión utilizada por Reyes mismo. 24 /bid., p.354.

Ernesto Mejía Sánchez, «Estudio Preliminar» a Alfonso Reyes, Obras completas AX, FCE., Méxiz§>, 1979, p. 16.

26 Alfon~o Reyes, OC. X, p.354. 27 Looc.cit P El·· d 1 · · 58 S bl. · · · '"' ctav10 az, « Jmete e aire», en op. cit., p. . e pu 1co mas recientemente en 1Vlas

páginas sobre Alfonso Reyes, Vol. III, Primera parte, pp. 148-158. Paz tomó ese hermoso título para su ensayo de un verso de Alfonso Reyes en su romance «Vaivén de Santa Teresa», cuando dice en una de sus cuartetas: «Pasa el jinete del aire/ montado en su yegua fresca,/ y no pasa: está en la sombra/ repicando sus espuelas.» (OC. X, p.387).

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Page 9: Ifigenia cruel: ¿íntima confesión de Alfonso Reyes? · a la que éste le envió, el 1 O de noviembre de 1922, preguntándole sobre su probable traslado a México, asunto del que

Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Rogelio ARENAS MONREAL. Ifigenia cruel: ¿íntima confesió...-

]FJGENIA CRUEL: ¿ÍNTIMA CONFESIÓN ... ? 55

moderna hispanoamericana.»28 En este punto, precisamente, es donde pudiera radicar la importancia del estudio de esta obra. La confrontación y revisión de la historia literaria enriquecería el ámbito de su comprensión si se emprendiera un estudio de esta naturaleza enmarcando la obra de Alfonso Reyes a la luz de otras producciones literarias en aquel momento en que él, al parecer, con plena conciencia de su aporte y de la evolución de la poesía modernista, aún dominante, sin dejar también de lado esa influencia en su propia poesía, escribe esta obra maestra. Sin embargo, no es ese el propósito de estas notas por esto me limito a hacerlo a manera de señalamiento, reconociéndole un amplio mérito a las ideas que en ese sentido ha destacado Cintio Vitier.29 Para concluir me permito adelantar una hipótesis diferente a la que plantea que Alfonso Reyes escondió en su /jigenia cruel su vida íntima, esto es, que a partir de su estudio se puede configurar un esbozo biográfico de su autor mediante el procedimiento de detectar en la obra los posibles biografemas que en ella se encuentran, según la expresión de Emir Rodríguez Monegal.30 Más allá de eso, lo verdaderamente significativo, consiste en mostrar cómo construye Alfonso Reyes en su obra un mapa de la tragedia griega, que le sirve de marco para insertar la tragedia propia sobre la muerte de su padre en una atmósfera de dolor universal humano.

~~!bid. p. 59. Cintio Vitier, «En tomo a Ijigenia cruel», en Alfonso Reyes: Homenaje de la Facultad de

Filosofía y Letras, UNAM, México, 1981, pp. 261-273; también en Más páginas sobre Alfonso Reyes, Vol. IV, Primera parte, op. cit., 288-303. Teniendo como hilo conductor el amor a lo griego, Cinti90Vitier hermana a Alfonso Reyes con Rubén Darío y con José Martí.

Emir Rodríguez Monegal, art.cit., p. 14. En realidad él mismo toma prestado el término del poeta Haroldo de Campos: «Tal vez sería más prudente dejar a futuros biógrafos la revelación de lo que la textura del poema expone de la textura del cuerpo del poeta. Es decir: mostrar qué biografemas (para usar la palabra cara a Haroldo de Campos) están incrustados en el texto de Ijigenia cruel.»

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