IES MARQUÉS DE LOZOYA CUÉLLAR - SEGOVIA · me viene arando el corazón y el aire. Es el mismo...

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IES MARQUÉS DE LOZOYA CUÉLLAR - SEGOVIA RECREOS POÉTICOS 2014/2015

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IES MARQUÉS DE LOZOYA

CUÉLLAR - SEGOVIA

RECREOS POÉTICOS 2014/2015

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Miércoles 15 de octubre de 2014

LUCHA OBRERA Organizado por

MIGUEL CUBERO Y ÁNGEL GÓMEZ

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ELLOS (Alexis Neira) Ellos, los que mandan. Ellos, los que controlan. Ellos, los que no trabajan. Ellos, los que no tienen más moral que el dinero que les dan; que no les importa ni la gente ni la tierra ni la mar; que manejan nuestro dinero como si tuvieran derecho a ello; que nunca admitirán que se han podido equivocar; que nunca escucharán lo que el pueblo les dirá. Ellos, los dueños del mundo los amigos de nadie. REFLEXIÓN (Gabriel Ortega, Salvador Amor y Ángel Gómez) Quizá no, o quizá sí se pregunten quiénes somos y qué nos trae por aquí. Pues somos primero, amigos que aunque a veces nos reñimos como dos buenos cretinos son ya varias primaveras compartiendo queso y vino. Pero además somos hijos de dos tipos que comparten algún que otro parecido, ambos obreros, pensamiento enrojecido con buen humor, ironía conversadores bravíos, grandes lectores que no besaron anillos ni cantaron en la corte de la Gurtel y sus líos. Somos hijos de dos fieras que revolviendo la tierra encontraron lo que eran: obreros de manos recias y de miradas soberbias. Humildes entre la urdimbre valientes ante la hoguera. Su padre fue costurero y el mío fue caminero.

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Costurero que cosía las badanas y los cueros. Caminero que camina por empedrados senderos. Desde el alba hasta la noche los dos fueron dos obreros. El uno se fue leyendo la amargura de los necios. El otro se fue cantando las diez de monte en el juego. Construyeron mil poemas que ahora nosotros leemos. Cada puntada era un verso cada pisada era un lema. Por herencia nos dejaron mil abrazos y unos besos y el trabajo de estudiantes antes de marcharse lejos. -Busca en los libros -me dijo-, y hazme viejo. Yo te dejaré en la tierra mis trabajos y mis huesos. No es un bello producto no es un fruto perfecto es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto por dentro llevamos. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras y vuelan, son más que lo mentado son lo más necesario lo que no tiene nombre son gritos en el cielo y en la tierra son actos. Esto es LUCHA OBRERA.

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INTRODUCCIÓN DEL PERRO Y EL GATO (Gabriel Ortega y Salvador Amor) Porque si el hombre no emancipa su frente y sus latidos, todas las ciencias y el arte, entonces devienen floripondios para ornar sus cadenas. Yugos nos quieren poner gentes de la hierba mala yugos que hemos de dejar rotos sobre sus espaldas. Porque a estas alturas del partido solo creo en las manos y los ojos del pueblo en general y en vuestras manos y en vuestros ojos en particular. Gracias a la vida que me ha dado tanto me ha dado el sonido y el abecedario con él las palabras que pienso y declaro madre, amigo, hermano y luz alumbrando. Porque en estos tiempos indecorosos en que tantos se arrepienten de haber sido alguna vez progresistas, nosotros seguimos creyendo en aquel viejo estribillo de la canción de Piero, que decía: “Para el pueblo, lo que es del pueblo porque el pueblo se lo ganó. Para el pueblo, lo que es del pueblo para el pueblo, liberación”. ¡La Historia es nuestra y la hacen los pueblos! Y no solo los pueblos también los animales. Como aquel gato que andaba en un callejón rebuscando algo que llevarse a los bigotes, cuando de repente, en lo oscuro y a traición un perro grande, pelón, enseñando los colmillos le dijo: Gato, anarquista, subversivo, independiente gato, que por no tener no tienes ni una mano que lamer para ganarte un bocado ¡ay gato! que vivís callejero, sin dios, gobierno ni amo. El gato sin levantar apenas la mirada le respondió diciendo: ¡Ay perro!

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Sos vos quien tenés que aprender a vivir con alegría ¿Tú has visto alguna vez algún gato que se haga policía? LA PALOMA DE LA PAZ (varios autores) Ay, ay, uno abre el periódico y casi no le quedan ganas de vivir. Menudos demagogos con sus perros de presa jugando, como siempre, al palo y la promesa. Menudos políticos vendidos al patrón jugando con nosotros al gato y al ratón. Nos habéis traicionado sin ninguna vergüenza nos habéis desterrado y matado también. Habrá que echar la cuenta de tantas injusticias, la cuenta de la sangre y de la libertad. Soy un hombre del pueblo harto de trabajar. Mi vida es el trabajo, paloma, pero me pagan mal. Las leyes están hechas a favor del patrón; la ley no escucha al pueblo, paloma, aunque tenga razón. El deber del trabajo dicen que tengo yo. De mis deberes hablan, paloma, de mis derechos no. Pero nos uniremos contra la explotación; la fuerza de la gente, paloma, siempre será la unión. Nos juzgan y condenan en nombre de la paz, cada vez que pedimos, paloma, justicia y libertad. Pero la paz tú eres y con ellos no estás,

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que vuelas con nosotros, paloma paloma de la paz. Que no, que no, paloma, no, que así que no trabajo yo. (Ni yo) Que no, que no, palomita, que no, que así que no trabajo yo. (Ni yo) PORQUE GRITO (Horacio Guaraní) Mi canto se hace grito, porque el canto me ha quedado pequeño en la garganta. Yo traigo el grito de aquel que no ha podido gritar que lo que gana no le alcanza. Yo no temo gritar, porque este grito me viene arando el corazón y el aire. Es el mismo grito que gritó mi abuelo y no le escuchó nadie. Quieren que calle porque mi silencio les ayuda a golpear al indefenso. Le tienen miedo al puñal de mi guitarra y a las voces que escucho de los vientos. Quieren que calle quieren que mi canto hable tan solo de amor y de paisajes. Y a mí me duele el dolor de tanta gente que le han talado con miedo su coraje. Vengo a gritar aquello que otros callan. De amor y besos abundan los cantores. Yo traigo el grito herido de mi pueblo. No es culpa mía si no traigo flores.

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SI SE CALLA EL CANTOR (Armando Tejada) Que ha de ser de la vida si el que canta no levanta su voz en las tribunas por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a andar sin manta. Que se levanten todas las banderas cuando el cantor se plante con su grito que mil guitarras desangren en la noche una inmortal canción al infinito. Si se calla el cantor, calla la vida LOS POBRES (Pepe Ortega) Y pasan los pobres, los pobres, y dicen pensando con tonos oscuros, que la vida muerde, que da asco el mundo. Y que hay que joderse con tantos apuros. De el Norte y el Sur, tamborileando enseñan el culo; uno frágil, seco, otro, gordo y duro. Los pobres no mascan esta geometría de ágiles chanchullos, los marcados naipes, el torrente sucio. Los pobres no saben exprimir la vaca del tío Peculio. ¡Joder con los pobres! Los pobres, los pobres ¡Vaya con los pobres, los pobres! Lo nuestro es muy chungo, me cuenta Juan Pobre con gesto sañudo, si yo fuera rico sería el más chulo, que tose y escupe fumándose un puro. Juan Pobre me mira con cara de bruto. Páramo reseco, es la envidia del pobre, charco de mal gusto, donde ranas croan, copulan y saltan y sigue el asunto. ¡Joder con los pobres! ¡Vaya con los pobres! Los pobres son pobres porque los bolsillos los tienen oscuros sin el tintineo de los putos duros. ¡Joder con los pobres! Lo bueno que el pobre sea inoportuno hablando de pobres y ricos,

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lo poco y lo mucho. Por si se le pone cabeza de fuego corazón oscuro, e intenta comer en el mismo plato de los que manejan las ubres del mundo. ¡Vaya con los pobres! Los pobres, los pobres. ¡Joder con los pobres! Hambriento conjunto con su musiquilla su pan y su futbol. ¡Vaya con los pobres! ¡Joder con los pobres! Vaya con sus gustos y con sus disgustos. Son mentes de esparto, dice algún Saturno chupando sustancia, Dios lo enhebra todo, Dios es grande y sabio y va a lo seguro. Por eso en el mundo no falta de nada ni siquiera pobres. ¡Fíjate que lujo! Ni siquiera pobres. ¡Vaya con los pobres! Los pobres, los pobres. ¡Joder con los pobres! HASTA SIEMPRE (varios autores) Déjenme que les deje tan solo aquí un consejo antes de hacerme más viejo y vientos del pueblo me lleven y vientos del pueblo me traigan me esparzan el corazón y me aventen la garganta. No olviden el poder subversivo de la risa la que soñó Miguel Hernández, ponedora de alas, quitapenas, la que nos hace no despertar de lo que siempre se despierta. Reír, es la forma más sublime de ejercer la resistencia. Reír, que suene como decir no. Reír, que suene como decir basta. Reír, sabiendo de qué nos reímos, arremetiendo contra los molinos, con la risa como escudo y como espada, hasta que una insolente carcajada

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llena de amor, de rabia y de certeza estalle desafiante ante el que manda cada vez que decrece la tristeza. Yo soy un hombre sincero de donde crecen las palmas y antes de morirme quiero echar mis versos del alma. Mi verso es de un verde claro y de un carmín encendido, mi verso es un ciervo herido que busca en el monte amparo. Con los pobres de la tierra quiero yo, mi suerte echar el arroyo de las cuestas me complace más que el mar. Las penas y las vaquitas se van por la misma senda, las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas. Común es el sol y el viento común ha de ser la tierra que vuelva común al pueblo lo que del pueblo saliera. Compañeras, compañeros a la calle que ya es hora de luchar con los obreros y mostrar que, pues vivimos anunciamos algo nuevo.

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Miércoles 12 de noviembre de 2014

PALABRAS CON MAGIA (ANA MARÍA MATUTE)

Organizado por MAXI ALONSO y con la participación de alumnos de 2º y 3º de ESO: Corina Galán, María Fadrique, Sandra Gómez, Margarita

Petkova, Sarahi Quevedo, Unai Díez y Héctor Hernando.

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LA NIÑA FEA La niña tenía la cara oscura y los ojos como endrinas. La niña llevaba el cabello partido en dos mechones, trenzados a cada lado de la cara. Todos los días iba a la escuela, con su cuaderno lleno de letras y la manzana brillante de la merienda. Pero las niñas de la escuela le decían: “Niña fea”; y no le daban la mano, ni se querían poner a su lado, ni en la rueda ni en la comba: “Tú vete, niña fea”. La niña fea se comía su manzana, mirándolas desde lejos, desde las acacias, junto a los rosales silvestres, las abejas de oro, las hormigas malignas y la tierra caliente de sol. Allí nadie le decía: “Vete”. Un día, la tierra le dijo: “Tú tienes mi color”. A la niña le pusieron flores de espino en la cabeza, flores de trapo y de papel rizado en la boca, cintas azules y moradas en las muñecas. Era muy tarde, y todos dijeron: “Qué bonita es”. Pero ella se fue a su color caliente, al aroma escondido, al dulce escondite donde se juega con las sombras alargadas de los árboles, flores no nacidas y semillas de girasol. POLVO DE CARBÓN La niña de la carbonería tenía polvo negro en la frente, en las manos y dentro de la boca. Sacaba la lengua al trozo de espejo que colgó en el pestillo de la ventana, se miraba el paladar, y le parecía una capillita ahumada. La niña de la carbonería abría el grifo que siempre tintineaba, aunque estuviera cerrado, con una perlita tenue. El agua salía fuerte, como chascada en mil cristales contra la pila de piedra. La niña de la carbonería abría el grifo del agua los días que entraba el sol, para que el agua brillara, para que el agua se triplicase en la piedra y en el trocito de espejo. Una noche, la niña de la carbonería despertó porque oyó a la luna rozando la ventana. Saltó precipitadamente del colchón y fue a la pila, donde a menudo se reflejaban las caras negras de los carboneros. Todo el cielo y toda la tierra estaban llenos, embadurnados del polvo negro que se filtra por debajo de las puertas, por los resquicios de las ventanas, mata a los pájaros y entra en las bocas que se abren como capillitas ahumadas. La niña de la carbonería miró a la luna con gran envidia. “Si yo pudiera lavarme la cara con la luna, y los dientes, y los ojos”. La niña abrió el grifo, y, a medida que el agua subía, la luna bajaba, bajaba, hasta chapuzarse dentro. Entonces la niña la imitó. Estrechamente abrazada a la luna, la madrugada vio a la niña en el fondo de la tina. EL INCENDIO El niño cogió los lápices color naranja, el lápiz largo amarillo y aquel por una punta azul y la otra rojo. Fue con ellos a la esquina, y se tendió en el suelo. La esquina era blanca, a veces la mitad negra, la mitad verde. Era la esquina de la casa, y todos los sábados la encalaban. El niño tenía los ojos irritados de tanto blanco, de tanto sol cortando su mirada con filos de cuchillo. Los lápices del niño eran naranja, rojo, amarillo y azul. El niño prendió fuego a la esquina con sus colores. Sus lápices – sobre todo aquel de color amarillo, tan largo – se prendieron de los postigos y las contraventanas, verdes, y todo crujía, brillaba, se trenzaba. Se desmigó sobre su cabeza, en una hermosa lluvia de ceniza, que le abrasó.

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“OLVIDADO REY GUDÚ” (fragmento) La tarde se deslizaba suavemente a través e la estepa, en el vivac de los hombres. La tarde no agradaba a Gudú, prefería la mañana, la noche o el ocaso, porque la tarde era un tiempo indeciso, desazonante para él. Gudú se encerró en su tienda con orden de que nadie le importunara. Solo pidió un espejo: uno de aquellos bruñidos metales a los que su madre era tan aficionada. Se contempló en él largamente, y en su brillante superficie únicamente vio reflejado el rostro de un hombre: ni Rey ni mendigo ni noble ni plebeyo. Un hombre, y nada más. Y nada menos. Entonces, se repitió una y otra vez, como para grabarlo bien en su mente, que la Reina Urdksa también era una mujer, y solo una mujer. Con este pensamiento se acostó, como si así le fuera más fácil derribar las torres del miedo, atravesar los túneles de cuanto ignoraba, hollar los confines de cierto país – país o quimera- que tanto deseara. Antes de que el sueño le venciera, le asaltó una duda: tal vez lo verdaderamente desconocido no lo componían tierras, ni lenguas, ni costumbres, sino simplemente la naturaleza humana, hombres y mujeres que alentaban incluso en su más inmediata cercanía. “Pero no es misión mía entenderles, sino dominarles” fue su último pensamiento antes de dormirse. Una mariposa blanca tembló sobre su sueño. Era una de esas frágiles, tímidas, casi impalpables criaturas que mueren al amanecer.

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Miércoles 26 de noviembre de 2014

EN EL DESIERTO (MANUEL ESPEJO JURADO)

Organizado por SILVIA FERNÁNDEZ con la colaboración de la alumna de 2º de ESO Irene González Magdaleno.

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EN EL DESIERTO Desierto es un cuerpo olvidado, tu boca ávida y sin besos, una estrella inalcanzable en un punto lejano, un manantial inexistente, la luz cegadora de un pasado y un presente, arena ardiente y estremecedora que araña hasta perderte, en este universo idealizado, que siempre anda expectante, de algún encuentro a deshora, irreverente. Desierto es encontrar pirámides enigmáticas, perfectas construcciones milenarias, que aglutinan secretos, signos, hablan otro lenguaje que pocos entienden, que se nos pierde en el paisaje, en las entrañas ancestrales, donde se borran las señales, las noches frías, inquietantes, los días ardientes, indiferentes, como si pasara de largo el tiempo, sin apenas mirarte, sin reparar en ti, sin verte… Desierto es una caricia inventada, un gesto que en tu espacio se pierde y en el que te quedas sin nada. Es angustia, dolor, vacio, muerte, es la esperanza ausente, ignorada, son unos labios arrepentidos de palabras hirientes, que dejaron huellas imborrables, en tu piel de por vida, para siempre, para dejar constancia de una herida, mortal y justificada. Sí, lo sabes y es tarde, para volver atrás, arrepentirte, de nada sirve, tan solo para llorar, sumergir las lágrimas en este inmenso mar de dunas ancladas, sin espuma, sin sal, ni aromas de algas, ni caminos por los que transitar, sin saber dónde buscar tus pasos, tu rastro, que no sé donde se halla, donde está,

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tan cerca y tan lejos de mi identidad, de mis virtudes y complejos, de la sinceridad marcada por tu desdén, por la realidad que nos envuelve, por el misterio absoluto que entre dos sombras existe, irremediablemente paradójico y real… Desierto es una mentira extendida, sobre tierra diferente, desconocida, tamizada y vertida, sobre sendas imposibles de encontrar, de longitud desmedida, que pocos reconocen y a ninguna parte va, si las manos están vacías, exentas de libertad, hastiadas de melancolía, e inservibles para amar. Hoy, no sé lo que daría, por recorrer una vez más, palmo a palmo tu piel, encontrar un punto de sensibilidad, tomar ese repunte que me queda de osadía y si fuera preciso volver a nacer, lo haría. Volvería a encontrarme con tu mirada, tu rebeldía, con tus brazos abiertos de par en par, estrenando un nuevo horizonte, y desterrando este desierto irreal que me atrapa y siento no me corresponde juzgar, ni lanzar ningún reproche, antes de mirar dentro de mí. Sí, muy adentro… donde solo me encuentro, con mi ingrata soledad, sin solución y sin remedio, pero ataviada de voluntad para poner fin a este desierto.

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Miércoles 14 de enero de 2015

ANTIPOESÍA (NICANOR PARRA)

Organizado por MIGUEL CUBERO con la participación de los alumnos de GEOLOGÍA de 2º de Bachillerato: Sandra Alonso, Miriam Cabrero, Sandra Calvo, Natalia Cuesta,

Daniel Gómez, María Gozalo e Iris Hernando.

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SE CANTA AL MAR Nada podrá apartar de mi memoria la luz de aquella misteriosa lámpara, ni el resultado que en mis ojos tuvo ni la impresión que me dejó en el alma. Todo lo puede el tiempo, sin embargo creo que ni la muerte ha de borrarla. Voy a explicarme aquí, si me permiten, con el eco mejor de mi garganta. Por aquel tiempo yo no comprendía francamente ni cómo me llamaba, no había escrito aún mi primer verso ni derramado mi primera lágrima; era mi corazón ni más ni menos que el olvidado kiosco de una plaza. Mas sucedió que cierta vez mi padre fue desterrado al sur, a la lejana isla de Chiloé donde el invierno es como una ciudad abandonada. Partí con él y sin pensar llegamos a Puerto Mont una mañana clara. Siempre había vivido mi familia en el valle central o en la montaña, de manera que nunca, ni por pienso, se conversó del mar en nuestra casa. Sobre este punto yo sabía apenas lo que en la escuela pública enseñaban y una que otra cuestión de contrabando de las cartas de amor de mis hermanas. Descendimos del tren entre banderas y una solemne fiesta de campanas cuando mi padre me cogió de un brazo y volviendo los ojos a la blanca, libre y eterna espuma que a lo lejos hacia un país sin nombre navegaba, como quien reza una oración me dijo con voz que tengo en el oído intacta: "este es, muchacho, el mar". El mar sereno, el mar que baña de cristal la patria. No sé decir por qué, pero es el caso que una fuerza mayor me llenó el alma y sin medir, sin sospechar siquiera, la magnitud real de mi campaña, eché a correr, sin orden ni concierto, como un desesperado hacia la playa y en un instante memorable estuve frente a ese gran señor de las batallas. Entonces fue cuando extendí los brazos sobre el haz ondulante de las aguas, rígido el cuerpo, las pupilas fijas, en la verdad sin fin de la distancia,

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sin que en mi ser moviérase un cabello, ¡como la sombra azul de las estatuas! Cuánto tiempo duró nuestro saludo no podrían decirlo las palabras. Sólo debo agregar que en aquel día nació en mi mente la inquietud y el ansia de hacer en verso lo que en ola y ola Dios a mi vista sin cesar creaba. Desde ese entonces data la ferviente y abrasadora sed que me arrebata: es que, en verdad, desde que existe el mundo, la voz del mar en mi persona estaba. TEST Qué es un antipoeta: un comerciante en urnas y ataúdes? un sacerdote que no cree en nada? un general que duda de sí mismo? un vagabundo que se ríe de todo, hasta de la vejez y de la muerte? un interlocutor de mal carácter? un bailarín al borde del abismo? un narciso que ama a todo el mundo? un bromista sangriento deliberadamente miserable? un poeta que duerme en una silla? un alquimista de los tiempos modernos? un revolucionario de bolsillo? un pequeño burgués? un charlatán? un dios? un inocente? un aldeano de Santiago de Chile? Subraye la frase que considere correcta. Qué es la antipoesía: un temporal en una taza de té? una mancha de nieve en una roca? un azafate lleno de excrementos humanos como lo cree el padre Salvatierra? un espejo que dice la verdad? un bofetón al rostro del Presidente de la Sociedad de Escritores? (Dios lo tenga en su santo reino) una advertencia a los poetas jóvenes? un ataúd a chorro? un ataúd a fuerza centrífuga? un ataúd a gas de parafina? una capilla ardiente sin difunto?

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Marque con una cruz la definición que considere correcta. LOS PROFESORES Los profesores nos volvieron locos a preguntas que no venían al caso cómo se suman números complejos hay o no hay arañas en la luna cómo murió la familia del zar ¿es posible cantar con la boca cerrada? quién le pintó bigotes a la Gioconda cómo se llaman los habitantes de Jerusalén hay o no hay oxígeno en el aire cuántos son los apóstoles de Cristo cuál es el significado de la palabra consueta cuáles fueron las palabras que dijo Cristo en la cruz quién es el autor de Madame Bovary dónde escribió Cervantes el Quijote cómo mató David al gigante Goliat etimología de la palabra filosofía cuál es la capital de Venezuela cuándo llegaron los españoles a Chile Nadie dirá que nuestros maestros eran unas enciclopedias rodantes exactamente todo lo contrario: unos modestos profesores primarios o secundarios no recuerdo muy bien —eso sí que de bastón y levita como que estamos a comienzos de siglo— no tenían para qué molestarse en molestarnos de esa manera salvo por razones inconfesables: a qué tanta manía pedagógica ¡tanta crueldad en el vacío más negro! Dentadura del tigre nombre científico de la golondrina de cuántas partes consta una misa solemne cuál es la fórmula del anhídrido sulfúrico cómo se suman fracciones de distinto denominador estómago de los rumiantes árbol genealógico de Felipe II Maestros Cantores de Nuremberg Evangelio según san Mateo nombre cinco poetas finlandeses etimología de la palabra etimología

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Ley de la gravitación universal a qué familia pertenece la vaca cómo se llaman las alas de los insectos a qué familia pertenece el ornitorrinco mínimo común múltiplo entre dos y tres hay o no hay tinieblas en la luz origen del sistema solar aparato respiratorio de los anfibios órganos exclusivos de los peces sistema periódico de los elementos autor de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis en qué consiste el fenómeno llamado es-pe-jis-mo cuánto demoraría un tren en llegar a la luna cómo se dice pizarrón en francés subraye las palabras terminadas en consonante La verdad de las cosas es que nosotros nos sentábamos en la diferencia quién iba a molestarse con esas preguntas en el mejor de los casos apenas nos hacían temblar únicamente un malo de la cabeza la verdadera verdad de las cosas es que nosotros éramos gente de acción a nuestros ojos el mundo se reducía al tamaño de una pelota de fútbol y patearla era nuestro delirio nuestra razón de ser adolescentes hubo campeonatos que se prolongaron hasta la noche todavía me veo persiguiendo la pelota invisible en la oscuridad había que ser búho o murciélago para no chocar con los muros de adobe ése era nuestro mundo las preguntas de nuestros profesores pasaban gloriosamente por nuestras orejas como agua por espalda de pato sin perturbar la calma del universo: partes constitutivas de la flor a qué familia pertenece la comadreja método de preparación del ozono testamento político de Balmaceda sorpresa de Cancha Rayada por dónde entró el ejército libertador insectos nocivos a la agricultura cómo comienza el Poema del Cid dibuje una garrucha diferencial y determine la condición de equilibrio El amable lector comprenderá que se nos pedía más de lo justo más de lo que estrictamente necesario: ¿determinar la altura de una nube?

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¿calcular el volumen de la pirámide? ¿demostrar que raíz de dos es un número irracional? ¿aprender de memoria las Coplas de Jorge Manrique? déjense de pamplinas con nosotros hoy tenemos que dirimir un campeonato pero llegaban las pruebas escritas y a continuación las pruebas orales (en unas de fregar cayó Caldera) con una regularidad digna de mejor causa: teoría electromagnética de la luz en qué se distingue el trovador del juglar ¿es correcto decir se venden huevos? ¿sabe lo que es un pozo artesiano? clasifique los pájaros de Chile asesinato de Manuel Rodríguez independencia de la Guayana Francesa Simón Bolívar héroe o antihéroe discurso de abdicación de O'Higgins ustedes están más colgados que una ampolleta Los profesores tenían razón: en verdad en verdad el cerebro se nos escapaba por las narices —había que ver cómo nos castañeteaban los dientes— a qué se deben los colores del arcoíris hemisferios de Magdeburgo nombre científico de la golondrina metamorfosis de la rana qué entiende Kant por imperativo categórico cómo se convierten pesos chilenos a libras esterlinas quién introdujo en Chile el colibrí por qué no cae la Torre de Pisa por qué no se vienen abajo los jardines flotantes de Babilonia ¿por qué no cae la luna a la tierra? departamentos de la provincia de Ñuble cómo se trisecta un ángulo recto cuántos y cuáles son los poliedros regulares éste no tiene la menor idea de nada Hubiera preferido que me tragara la tierra a contestar esas preguntas descabelladas sobre todo después de los discursos moralizantes a que nos sometían impajaritablemente día por medio ¿saben ustedes cuánto cuesta al estado cada ciudadano chileno desde el momento que sale de la universidad? ¡un millón de pesos de seis peniques! Un millón de pesos de seis peniques y seguían apuntándonos con el dedo: cómo se explica la paradoja hidrostática

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cómo se reproducen los helechos enuméreme los volcanes de Chile cuál es el río más largo del mundo cómo se reproducen los elefantes inventor de la máquina de coser inventor de los globos aerostáticos ustedes están más colgados que una ampolleta van a tener que irse para la casa y volver con sus apoderados a conversar con el Rector del Establecimiento Y mientras tanto la Primera Guerra Mundial Y mientras tanto la Segunda Guerra Mundial La adolescencia al fondo del patio La juventud debajo de la mesa La madurez que no se conoció La vejez con sus alas de insecto. CARTAS A UNA DESCONOCIDA Cuando pasen los años, cuando pasen los años y el aire haya cavado un foso entre tu alma y la mía; cuando pasen los años y yo sólo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo un instante frente a tus labios, un pobre hombre cansado de andar por los jardines, ¿dónde estarás tú? ¡Dónde estarás, oh hija de mis besos! EL HOMBRE IMAGINARIO El hombre imaginario vive en una mansión imaginaria rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario De los muros que son imaginarios penden antiguos cuadros imaginarios irreparables grietas imaginarias que representan hechos imaginarios ocurridos en mundos imaginarios en lugares y tiempos imaginarios Todas las tardes, tardes imaginarias sube las escaleras imaginarias y se asoma al balcón imaginario a mirar el paisaje imaginario que consiste en un valle imaginario circundado de cerros imaginarios

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Sombras imaginarias vienen por el camino imaginario entonando canciones imaginarias a la muerte del sol imaginario Y en las noches de luna imaginaria sueña con la mujer imaginaria que le brindó su amor imaginario vuelve a sentir ese mismo dolor ese mismo placer imaginario y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario ES OLVIDO Juro que no recuerdo ni su nombre, mas moriré llamándola María, no por simple capricho de poeta: por su aspecto de plaza de provincia. ¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros, ella una joven pálida y sombría. Al volver una tarde del Liceo supe de la su muerte inmerecida, nueva que me causó tal desengaño que derramé una lágrima al oírla. Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera! y eso que soy persona de energía. Si he de conceder crédito a lo dicho por la gente que trajo la noticia debo creer, sin vacilar un punto, que murió con mi nombre en las pupilas. Hecho que me sorprende, porque nunca fue para mí otra cosa que una amiga. Nunca tuve con ella más que simples relaciones de estricta cortesía, nada más que palabras y palabras y una que otra mención de golondrinas. La conocí en mi pueblo (de mi pueblo sólo queda un puñado de cenizas), pero jamás vi en ella otro destino que el de una joven triste y pensativa tanto fue así que hasta llegué a tratarla con el celeste nombre de María, circunstancia que prueba claramente la exactitud central de mi doctrina. Puede ser que una vez la haya besado, ¡quién es el que no besa a sus amigas! pero tened presente que lo hice sin darme cuenta bien de lo que hacía. No negaré, eso sí, que me gustaba

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su inmaterial y vaga compañía que era como el espíritu sereno que a las flores domésticas anima. Yo no puedo ocultar de ningún modo la importancia que tuvo su sonrisa ni desvirtuar el favorable influjo que hasta en las mismas piedras ejercía. Agreguemos, aún, que de la noche fueron sus ojos fuente fidedigna. Mas, a pesar de todo, es necesario que comprendan que yo no la quería sino con ese vago sentimiento con que a un pariente enfermo se designa. Sin embargo sucede, sin embargo, lo que a esta fecha aún me maravilla, ese inaudito y singular ejemplo de morir con mi nombre en las pupilas, ella, múltiple rosa inmaculada, ella que era una lámpara legítima. Tiene razón, mucha razón, la gente que se pasa quejando noche y día de que el mundo traidor en que vivimos vale menos que rueda detenida: mucho más honorable es una tumba, vale más una hoja enmohecida. Nada es verdad, aquí nada perdura, ni el color del cristal con que se mira. Hoy es un día azul de primavera, creo que moriré de poesía, de esa famosa joven melancólica no recuerdo ni el nombre que tenía. Sólo sé que pasó por este mundo como una paloma fugitiva: la olvidé sin quererlo, lentamente, como todas las cosas de la vida.

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AUTORRETRATO Considerad, muchachos, este gabán de fraile mendicante: soy profesor en un liceo obscuro, he perdido la voz haciendo clases. (Después de todo o nada hago cuarenta horas semanales). ¿Qué les dice mi cara abofeteada? ¡verdad que inspira lástima mirarme! Y qué les sugieren estos zapatos de cura que envejecieron sin arte ni parte. En materia de ojos, a tres metros no reconozco ni a mi propia madre. ¿Qué me sucede? -¡Nada! Me los he arruinado haciendo clases: la mala luz, el sol, la venenosa luna miserable. Y todo ¡para qué! Para ganar un pan imperdonable duro como la cara del burgués y con olor y con sabor a sangre. ¡Para qué hemos nacido como hombres si nos dan una muerte de animales! Por el exceso de trabajo, a veces veo formas extrañas en el aire, oigo carreras locas, risas, conversaciones criminales. Observad estas manos y estas mejillas blancas de cadáver, estos escasos pelos que me quedan. ¡Estas negras arrugas infernales! Sin embargo yo fui tal como ustedes, joven, lleno de bellos ideales, soñé fundiendo el cobre y limando las caras del diamante: aquí me tienen hoy detrás de este mesón inconfortable embrutecido por el sonsonete de las quinientas horas semanales.

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Miércoles 4 de febrero de 2015

BEATUS ILLE (HORACIO)

Organizado por ELVIRA HERRERO con la participación de los alumnos de LATÍN de 4º de ESO Patricia García, Álvaro Sancho,

Cristóbal Ballesteros, Mónica Verdugo, Claudia García, María Cimpoies, Estíbaliz Arranz y los alumnos de 1º de

BACHILLERATO Belén Minguela, Sonia García, Coral Martín, Mónica Zamarrón, María Calvo, Julia Escudero, Lucía Iglesias,

Andrea Bermejo, Aldara Velasco, Juan García, Myriam Collado, Andrea Pascual, Angélica Núñez y Ady (Andriina Ivanova)

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“BEATUS ILLE” (Epodo II)

Ergo aut adulta vitium propagine altas maritat populos, aut in reducta valle mugientium prospectat errantis greges, inutilisque falce ramos amputans feliciores inserit, aut pressa puris mella condit amphoris, aut tondet infirmas ovis. Vel cum decorum mitibus pomis caput Autumnus agris extulit, ut gaudet insitiva decerpens pira certantem et uvam purpurae, qua muneretur te, Priape, et te, pater Silvane, tutor finium! libet iacere modo sub antiqua ilice, modo in tenaci gramine: labuntur altis interim ripis aquae, queruntur in Silvis aves, frondesque lymphis obstrepunt manantibus, somnos quod invitet levis. At cum tonantis annus hibernus Iovis imbris nivesque comparat, aut trudit acris hinc et hinc multa cane apros in obstantis plagas, aut amite levi rara tendit retia, turdis edacibus dolos, pavidumque leporem et advenam laqueo gruem iucunda captat praemia. Quis non malarum quas amor curas habet, haec inter obliviscitur? quodsi pudica mulier in partem iuvet domum atque dulcis liberos, Sabina qualis aut perusta Solibus pernicis uxor Apuli, sacrum vetustis exstruat lignis focum lassi Sub adventum viri, claudensque textis cratibus laetum pecus distenta siccet uvera, et horna dulci vina promens dolio dapes inemptas adparet: non me Lucrina iuverint conchylia

Beatus ille qui procul negotiis, ut prisca gens mortalium, paterna rura bubus exercet suis, solutus omni faenore, neque excitatur classico miles truci, neque horret iratum mare, forumque vitat et superba civium potentiorum limina.

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magisve rhombus aut scari, siquos Eois intonata fluctibus hiems ad hoc vertat mare, non Afra avis descendat in ventrem meum, non attagen Ionicus iucundior, quam lecta de pinguissimis oliva ramis arborum aut herba lapathi prata amantis et gravi malvae salubres corpori, vel agna festis caesa Terminalibus vel haedus ereptus lupo. Has inter epulas ut iuvat pastas ovis videre properantis domum, videre fessos vomerem inversum boves collo trahentis lánguido, positosque vernas, ditis examen domus, circum renidentis Lares! 'haec ubi locutus faenerator Alfius, iam iam futurus rusticus, omnem redegit idibus pecuniam, quaerit kalendis ponere. “Dichoso aquel que, lejos de ocupaciones, como la primitiva raza de los mortales, labra los campos heredados de su padre con sus propios bueyes, libre de toda usura, y no se despierta como el soldado, al oír la sanguinaria trompeta de guerra, ni se asusta ante las iras del mar, manteniéndose lejos del foro y de los umbrales soberbios de los ciudadanos poderosos. Así pues, ora enlaza los altos álamos con el crecido sarmiento de las vides, ora contempla en el valle apartado sus rebaños errantes de mugientes vacas, y amputando con la podadera las ramas estériles, injerta otras más fructíferas, o guarda las mieles exprimidas en ánforas limpias, o esquila las ovejas de inestables patas, o bien Otoño ha levantado por los campos su cabeza engalanada de frutos maduros, ¡cómo goza recolectando las peras injertadas y vendimiando la uva que compite con la púrpura, para ofrecerte a ti, Príapo, y a ti, padre Silvano, protector de los linderos! Agrádale tumbarse a veces bajo añosa encina, otra sobre el tupido césped; corren entretanto las aguas por los arroyos profundos, los pájaros dejan oír sus quejas en los bosques y murmuran las fuentes con el ruido de sus linfas al manar, invitando con ello al blando sueño. Y cuando la estación invernal de Júpiter tonante apresta lluvias y nieves, ya acosa por un sitio y por otro con sus muchas perras a los fieros jabalíes hacia las trampas que les cierran el paso ya tiende con una vara lisa sus redes poco espesas, engaño para los tordos glotones, y captura con lazo la tímida liebre y la grulla viajera, trofeos que le llenan de alegría,

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¿quién entre tales deleites no se olvida de las cuitas desdichadas que el amor conlleva? Y si, por otra parte, una mujer casta, cumpliendo con su oficio, atiende a la casa y a los hijos queridos como la Sabina o la esposa, abrasada por el sol, del ágil ápulo, enciende el fuego sagrado del hogar con leños secos un poco antes de que llegue su fatigado esposo y, encerrando la bien nutrida grey en la empalizada del redil, deja enjutas sus ubres repletas; si, sacando vino del año de la dulce tinaja, prepara manjares no comprados, no serán más de mi gusto las ostras del lago Lucrino, o el rodaballo o los escaros ,si tronando la tempestad en las olas orientales desvió alguno hacia este mar, ni el ave africana, ni el francolín jónico caerán en mi estómago más placenteramente que la aceituna recogida de las ramas más cargadas de los olivos, o la hoja de la acedera, amante de los prados, o las malvas salutíferas para el cuerpo enfermo; o que la cordera sacrificada en las fiestas Terminales, o que el cabrito arrancado al lobo. Entre estos manjares, qué gusto da contemplar las ovejas que vuelven rápidas del aprisco después del pasto, contemplar los bueyes cansados arrastrando con su cuello lánguido el arado vuelto al revés, y los esclavos, enjambre de la fecunda casa, colocados en torno a los Lares relucientes”. Cuando el usurero Alfio hubo así discurseado dispuesto a convertirse de inmediato en labrador, recogió en los Idus todo su dinero, decidido a renovar sus préstamos en las Calendas.

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Miércoles 4 y 11 de marzo de 2015

YO TE NOMBRO

Organizado por los Profesores del Proyecto Lingüístico del Centro, Silvia Fernández, Elvira Herrero, Maxi Alonso y María José Sánchez y las profesoras del Departamento de Inglés Sara

Acebes, Esther Iglesias, Leticia Lázaro, María del Carmen Maroto, Nélida Prieto y Laura Serna; con la participación de los Alumnos de 2º y 3º de ESO: Unai Diez, Héctor Hernando, Julia Gómez de Frutos, los alumnos de 4º de ESO bilingüe Ana Belén

Borja, Maria Cimpoies, Teresa García, Marina Mateo, Lucía Pascual, María Álvarez, Alexia Antorán, Carla Benito, Victor

Manuel Blanco, Beatriz de la Fuente, Angela García, Guillermo Sacristán, Lucía Muñoz, Carmen Orefice, Sara Ortega y los

Alumnos de 1º de Bachillerato: Myriam Collado, Belén Minguela, Alfonso Marinero, Angela Pastor, Natalia Riesgo, Sara Zarzuela,

Laura Fernández y Angélica Núñez.

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ACRÓSTICOS (Andrea Raluca Cirstian)

Pausa a la vida hay que dar Alas a los ángeles quitar Usar todos los recursos. Lobos y leones hay aquí Ángeles de la maldad. Luz oscura y preocupadora Animo para el demonio Uñas negras Rosas para él y para ti Anestesia para el amor. Mentiras que tanto hacen sufrir Idioteces que jamás acaban Hacer lo nunca imaginado. Acabar con el dolor Inmortal para este mundo. Loco por ti. Urgencia por salir, Caminar y acabar, Indeciso por qué hacer, Amor que nunca encontrarás. Nadie te buscará. Andar por andar, Luchar por luchar. Echar el dolor Xilófono del amor. Rabia acumulada, Anotar para no olvidar, Inquietud abrumadora Felicidad no encontrada. Vista clara y azul Ángeles cantores Sociedad oscura y silenciosa Karma de tristeza y maldad Ojos tristes y llorosos. Luz amarilla y azul Unicornio blanco, asustado y de grandes alas Camino largo y difícil de andar Igualdad entre los dos mundos. Adicto a la felicidad.

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Ramas gruesas y espinosas Obsequio de gran tamaño y valor Bellas y entrañables risas Extraños caminos pero a la vez iguales. Ríos de grandes aguas Tapadera de la maldad y frialdad. Ojos que no pueden ver. Deseos que quedan por cumplir Efecto de un mal acto Bonito y a la vez triste. Osar la cruel realidad Rayos débiles y oscuros Abrazos de gran valor Hechos de arrepentimiento. Indeciso pero a la vez decidido Sonrisas falsas y sin sentido Ángeles de alas rotas Bebé que llora. Extraño pero cierto Lámpara que cumple deseos Año de simpatía. Olas blancas y espumosas Señales de stop. Coches viejos y siniestros Acertijo sin resolver Rosas blancas y espinosas. Juego y poder Oscuro y tenebroso Andar pero a la vez estar parado. Nacer, sin querer hacerlo Nueva vida sin rencores Asumir ser culpable de algo que no lo es. Ingenio muy bien calculado Rehenes que pronto morirán Extraños sentimientos de maldad. Negocios ilegales Estatuas criminales. Acción irremediable. Niebla gruesa y tenebrosa. Tercer muerto. Oscilar en la oscuridad fría y triste. Nido del miedo y la tristeza Injusticia pura y dura. Oscura y triste vida.

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Sinceridad y confianza absoluta Inquietud preocupadora. Luna grande y redonda Vida triste y horrible. Inscribir la realidad. Abrazos llenos de odio y maldad. “HEROIDAS” “CARTA DE MEDEA A JASÓN” (Ovidio) (Versos 1-15) Desterrada, pobre, repudiada, te hablo yo, Medea, al nuevo recién casado, ¿o es que no te dejan ni un instante los asuntos del gobierno? Sin embargo, yo, cuando era reina de los colcos, me acuerdo que te dedicaba tiempo…, cuando me pedías la ayuda de mis artes. En ese momento debían haber cortado mis hilos las Parcas, las que regulan los hilos de los mortales; todavía entonces podía Medea morir bien. Todo el tiempo que he vivido desde aquel momento ha sido mi castigo. ¡Ay de mí! ¿Por qué tuvo que venir el árbol del Pelio movido por juveniles brazos en busca del carnero de Frixo?... ¿Por qué me gustó más de lo que debía tu pelo rubio, y tu hermosura, y la mentirosa gracia de tu lengua?... (Versos 161-170) Ultrajado padre mío. ¡Alégrate! ¡Alegraos, colcos abandonados! ¡Ten tus ofrendas, sombra de mi hermano! Cuando he perdido mi reino, mi patria y mi casa, me abandona mi esposo, que era él solo todo para mí. Yo, que pude doblegar serpientes y toros enloquecidos, lo único que no pude doblegar fue a mi marido. Yo, que combatí fuegos desaforados con sabios brebajes, no puedo huir de mis propias llamas. Me abandonan mis sortilegios, mis hierbas y mis hechizos… (Versos 208-215) El hecho de que vivas, que tengas una esposa y un suegro ricos, y hasta el que puedas ser ingrato, me lo debes a mí. Yo a estos no tardaré en… ¿Pero a qué viene anticipar su castigo? Mi ira está preñada de amenazas descomunales. Me dejaré llevar por la ira. Quizá tenga que arrepentirme de lo que haga; también me arrepiento de haber protegido a un marido infiel. El dios que ahora ocupa mi pecho sabrá lo que hace; lo cierto es que mi corazón trama algo espantoso.

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“MEDEA “ (Euripides) (Versos 145-149/160-168/215-216/225-230/230-240/249-252/271-275/276-277) MEDEA.- (Dentro) ¡Ay, que la llama celeste atraviese mi cabeza! ¿Qué ganancia obtengo con seguir viviendo? ¡Ojalá me libere con la muerte, abandonando una existencia odiosa!... ¡Gran Zeus y Temis augusta! ¿Veis lo que sufro, yo, Medea, encadenada con grandes juramentos a un esposo maldito? ¡Ojalá que a él y a su esposa pueda yo verlo un día desgarrados en sus palacios por las injusticias que se han atrevido a hacerme! ¡Oh padre, oh ciudad de los que me alejé después de matar a mi hermano! (Sale del palacio) Mujeres corintias, he salido de mi casa para evitar vuestros reproches…Este acontecimiento inesperado que se me ha venido encima me ha partido el alma. Todo ha acabado para mí y, habiendo perdido la alegría de vivir, deseo la muerte, amigas, pues el que lo era todo para mí, mi esposo, Jasón, ha resultado ser el más malvado de los hombres. De todo lo que tiene vida y pensamiento, nosotras las mujeres, somos el ser más desgraciado. Empezamos por tener que comprar un esposo y tomar un amo de nuestro cuerpo, y este es el peor de los males….A las mujeres no les da buena fama la separación del marido y tampoco les es posible repudiarlo. Y cuando una se encuentra, como yo, en medio de costumbres y leyes nuevas, hay que ser adivina, aunque no lo haya aprendido en casa, para saber cuál es el mejor modo de comportarse con su compañero de lecho. Dicen que vivimos en la casa una vida exenta de peligros mientras ellos luchan con la lanza. ¡Necios! Preferiría tres veces estar a pie firme con un escudo, que dar a luz una sola vez. ¡Creonte! CREONTE.- A ti, la de mirada sombría y enfurecida contra tu esposo, Medea, te ordeno que salgas desterrada de esta tierra, en compañía de tus dos hijos y que no te demores. MEDEA.- ¡Ay, estoy completamente perdida, desgraciada de mí!

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ANNABEL LEE (Edgar Allan Poe) It was many and many a year ago, In a kingdom by the sea, That a maiden there lived whom you may know By the name of Annabel Lee; And this maiden she lived with no other thought Than to love and be loved by me. I was a child and she was a child, In this kingdom by the sea, But we loved with a love that was more than love— I and my Annabel Lee— With a love that the winged seraphs of Heaven Coveted her and me. And this was the reason that, long ago, In this kingdom by the sea, A wind blew out of a cloud, chilling My beautiful Annabel Lee; So that her highborn kinsmen came And bore her away from me, To shut her up in a 45epulcher In this kingdom by the sea. The angels, not half so happy in Heaven, Went envying her and me— Yes!—that was the reason (as all men know, In this kingdom by the sea) That the wind came out of the cloud by night, Chilling and killing my Annabel Lee. But our love it was stronger by far than the love Of those who were older than we— Of many far wiser than we— And neither the angels in Heaven above Nor the demons down under the sea Can ever dissever my soul from the soul Of the beautiful Annabel Lee; For the moon never beams, without bringing me dreams Of the beautiful Annabel Lee; And the stars never rise, but I feel the bright eyes Of the beautiful Annabel Lee; And so, all the night-tide, I lie down by the side Of my darling—my darling—my life and my bride, In her 45epulcher there by the sea— In her tomb by the sounding sea.

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ANNABEL LEE (Edgar Allan Poe) Hace de esto ya muchos, muchos años, cuando en un reino junto al mar viví, vivía allí una virgen que os evoco por el nombre de Annabel Lee; y era su único sueño verse siempre por mí adorada y adorarme a mí. Niños éramos ambos, en el reino junto al mar; nos quisimos allí con amor que era amor de los amores, yo con mi Annabel Lee; con amor que los ángeles del cielo envidiaban a ella cuanto a mí. Y por eso, hace mucho, en aquel reino, en el reino ante el mar, ¡triste de mí!, desde una nube sopló un viento, helando para siempre a mi hermosa Annabel Lee Y parientes ilustres la llevaron lejos, lejos de mí; en el reino ante el mar se la llevaron hasta una tumba a sepultarla allí. ¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-, llegaron a envidiarnos, a ella, a mí. Y no más que por eso -todos, todos en el reino, ante el mar, sábenlo así-, sopló viento nocturno, de una nube, robándome por siempre a Annabel Lee. Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos, más grandes que ella fue, que nunca fui; y ni próceres ángeles del cielo ni demonios que el mar prospere en sí, separarán jamás mi alma del alma de la radiante Annabel Lee. Pues la luna ascendente, dulcemente, tráeme sueños de Annabel Lee; como estrellas tranquilas las pupilas me sonríen de Annabel Lee; y reposo, en la noche embellecida, con mi siempre querida, con mi vida; con mi esposa radiante Annabel Lee en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.

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MARINETTE (Georges Brassens) Quand j’ai couru chanter ma petite chanson pour Marinette La belle, la traîtresse était allée à l’opéra Avec ma petite chanson, j’avais l’air d’un con, ma mère Avec ma petite chanson, j’avais l’air d’un con Quand j’ai couru porter mon pot de moutarde à Marinette La belle, la traîtresse avait déjà fini d’dîner Avec mon petit pot, j’avais l’air d’un con, ma mère Avec mon petit pot, j’avais l’air d’un con Quand j’offris pour étrenne une bicyclette à Marinette La belle, la traîtresse avait acheté une auto Avec mon petit vélo, j’avais l’air d’un con, ma mère Avec mon petit vélo, j’avais l’air d’un con Quand j’ai couru tout chose au rendez-vous de Marinette La belle disait : « J’t’adore » à un sale type qui l’embrassait Avec mon bouquet de fleurs, j’avais l’air d’un con, ma mère Avec mon bouquet de fleurs, j’avais l’air d’un con Quand j’ai couru brûler la petite cervelle à Marinette La belle était déjà morte d’un rhume mal placé Avec mon revolver, j’avais l’air d’un con, ma mère Avec mon revolver, j’avais l’air d’un con Quand j’ai couru lugubre à l’enterrement de Marinette La belle, la traîtresse était déjà ressuscitée Avec ma petite couronne, j’avais l’air d’un con, ma mère Avec ma petite couronne, j’avais l’air d’un con NATHALIE (Gilbert Bécaud) La place Rouge était vide Devant moi marchait Nathalie Il avait un joli nom, mon guide , Nathalie La place Rouge était blanche La neige faisait un tapis Et je suivais par ce froid dimanche , Nathalie Elle parlait en phrases sobres De la révolution d´octobre Je pensais déjà Qu´après le tombeau de Lénine On irait au café Pouchkine Boire un chocolat

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La place Rouge était vide J´ai pris son bras, elle a souri Il avait des cheveux blonds, mon guide Nathalie, Nathalie... Dans sa chambre à l´université Une bande d´étudiants L´attendait impatiemment On a ri, on à beaucoup parlé Ils voulaient tout savoir, Nathalie traduisait Moscou, les plaines d´Ukraine Et les Champs-Élysées On a tout mélangé Et l´on à chanté Et puis ils ont débouché En riant à l´avance Du champagne de France Et l´on à dansé Et quand la chambre fut vide Tous les amis étaient partis Je suis resté seul avec mon guide Nathalie Plus question de phrases sobres Ni de révolution d´octobre On n´en était plus là Fini le tombeau de Lénine Le chocolat de chez Pouchkine C´est, c´était loin déjà Que ma vie me semble vide Mais je sais qu´un jour à Paris C´est moi qui lui servirai de guide Nathalie, Nathalie

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Miércoles 4 de marzo de 2015

SANTA TERESA

Organizado por ANTONIO SANZ con la participación de los profesores Sonsoles Calle, Elvira Herrero y Esperanza Serna y los alumnos de 2º de ESO Sara Muñoz, Ángela Pedriza, Sandra Cuevas, Sheila Herguedas y Paula Montalvillo y los alumnos de 3º de ESO David Cocero, Héctor

Hernando y Luis Sanz.

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LIBRO DE LA VIDA (fragmento) PRÓLOGO 1.Quisiera yo que, como me han mandado y dado larga licencia para que escriba el modo de oración y las mercedes que el Señor me ha hecho, me la dieran para que muy por menudo y con claridad dijera mis grandes pecados y ruin vida. Diérame gran consuelo. Mas no han querido, antes atádome mucho en este caso. Y por esto pido, por amor del Señor, tenga delante de los ojos quien este discurso de mi vida leyere, que ha sido tan ruin que no he hallado santo de los que se tornaron a Dios con quien me consolar. Porque considero que, después que el Señor los llamaba, no le tornaban a ofender. Yo no sólo tornaba a ser peor, sino que parece traía estudio a resistir las mercedes que Su Majestad me hacía, como quien se veía obligada a servir más y entendía de sí no podía pagar lo menos de lo que debía. CAPÍTULO 1 1. El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastara, si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor me favorecía, para ser buena. Era mi padre aficionado a leer buenos libros y así los tenía de romance para que leyesen sus hijos. Esto, con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de algunos santos, comenzó a despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años. Ayudábame no ver en mis padres favor sino para la virtud. Tenían muchas. 3. Éramos tres hermanas y nueve hermanos. Todos parecieron a sus padres, por la bondad de Dios, en ser virtuosos, si no fui yo, aunque era la más querida de mi padre. 4. (…) Tenía uno casi de mi edad, juntábamonos entrambos a leer vidas de Santos, que era el que yo más quería, aunque a todos tenía gran amor y ellos a mí. Espantábanos mucho el decir que pena y gloria era para siempre, en lo que leíamos. Acaecíanos estar muchos ratos tratando de esto y gustábamos de decir muchas veces: ¡para siempre, siempre, siempre! En pronunciar esto mucho rato era el Señor servido me quedase en esta niñez imprimido el camino de la verdad. 5. De que vi que era imposible ir a donde me matasen por Dios, ordenábamos ser ermitaños; y en una huerta que había en casa procurábamos, como podíamos, hacer ermitas, poniendo unas pedrecillas que luego se nos caían, y así no hallábamos remedio en nada para nuestro deseo; que ahora me pone devoción ver cómo me daba Dios tan presto lo que yo perdí por mi culpa. 6. Hacía limosna como podía, y podía poco. Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario, de que mi madre era muy devota, y así nos hacía serlo. Gustaba mucho, cuando jugaba con otras niñas, hacer monasterios, como que éramos monjas, y yo me parece deseaba serlo, aunque no tanto como las cosas que he dicho. CAPÍTULO 2 2. Comencé a traer galas y a desear contentar en parecer bien, con mucho cuidado de manos y cabello y olores y todas las vanidades que en esto podía tener, que eran hartas, por ser muy curiosa. No tenía mala intención, porque no quisiera yo que nadie ofendiera a Dios por mí. Duróme mucha curiosidad de limpieza demasiada y cosas que me parecía a mí no eran ningún pecado, muchos años. Ahora veo cuán malo debía ser.

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3. Si yo hubiera de aconsejar, dijera a los padres que en esta edad tuviesen gran cuenta con las personas que tratan sus hijos, porque aquí está mucho mal, que se va nuestro natural antes a lo peor que a lo mejor. Así me acaeció a mí, que tenía una hermana de mucha más edad que yo, de cuya honestidad y bondad -que tenía mucha- de ésta no tomaba nada, y tomé todo el daño de una parienta que trataba mucho en casa. Era de tan livianos tratos, que mi madre la había mucho procurado desviar que tratase en casa; parece adivinaba el mal que por ella me había de venir, y era tanta la ocasión que había para entrar, que no había podido. A ésta que digo, me aficioné a tratar. Con ella era mi conversación y pláticas, porque me ayudaba a todas las cosas de pasatiempos que yo quería, y aun me ponía en ellas y daba parte de sus conversaciones y vanidades. Mi padre y hermana sentían mucho esta amistad. Reprendíanmela muchas veces. Como no podían quitar la ocasión de entrar ella en casa, no les aprovechaban sus diligencias, porque mi sagacidad para cualquier cosa mala era mucha. Espántame algunas veces el daño que hace una mala compañía, y si no hubiera pasado por ello, no lo pudiera creer. En especial en tiempo de mocedad debe ser mayor el mal que hace. Querría escarmentasen en mí los padres para mirar mucho en esto. Y es así que de tal manera me mudó esta conversación, que de natural y alma virtuoso no me dejó casi ninguna, y me parece me imprimía sus condiciones ella y otra que tenía la misma manera de pasatiempos. 5. Por aquí entiendo el gran provecho que hace la buena compañía, y tengo por cierto que, si tratara en aquella edad con personas virtuosas, que estuviera entera en la virtud. Porque si en esta edad tuviera quien me enseñara a temer a Dios, fuera tomando fuerzas el alma para no caer. Después, quitado este temor del todo, quedóme sólo el de la honra, que en todo lo que hacía me traía atormentada. Con pensar que no se había de saber, me atrevía a muchas cosas bien contra ella y contra Dios. MORADAS DEL CASTILLO INTERIOR (fragmento) 2. PRÓLOGO 1. Pocas cosas que me ha mandado la obediencia, se me han hecho tan dificultosas como escribir ahora cosas de oración; lo uno, porque no me parece me da el Señor espíritu para hacerlo ni deseo; lo otro, por tener la cabeza tres meses ha con un ruido y flaqueza tan grande, que aun los negocios forzosos escribo con pena . Mas, entendiendo que la fuerza de la obediencia suele allanar cosas que parecen imposibles, la voluntad se determina a hacerlo muy de buena gana, aunque el natural parece que se aflige mucho; porque no me ha dado el Señor tanta virtud que el pelear con la enfermedad continua y con ocupaciones de muchas maneras se pueda hacer sin gran contradicción suya. Hágalo el que ha hecho otras cosas más dificultosas por hacerme merced, en cuya misericordia confío. 3. MORADAS PRIMERAS Capítulo 1 1. Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí, porque yo no atinaba a cosa que decir ni cómo comenzar a cumplir esta obediencia, se me ofreció lo que ahora diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas . 2. Pues consideremos que este castillo tiene como he dicho muchas moradas, unas en lo alto, otras embajo, otras a los lados; y en el centro y mitad de todas estas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma.

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NADA TE TURBE Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta. Eleva tu pensamiento, al cielo sube, por nada te acongojes, nada te turbe. A Jesucristo sigue con pecho grande, y, venga lo que venga, nada te espante. ¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; nada tiene de estable, todo se pasa. Aspira a lo celeste, que siempre dura; fiel y rico en promesas, Dios no se muda. Ámala cual merece bondad inmensa; pero no hay amor fino sin la paciencia. Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera todo lo alcanza. Del infierno acosado aunque se viere, burlará sus furores quien a Dios tiene. Vénganle desamparos, cruces, desgracias; siendo Dios tu tesoro nada te falta. Id, pues, bienes del mundo; id dichas vanas; aunque todo lo pierda, sólo Dios basta.

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VUESTRA SOY Vuestra soy, para Vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí? Soberana Majestad, Eterna sabiduría, Bondad buena al alma mía; Dios, alteza, un ser, bondad, La gran vileza mirad, Que hoy os canta amor así. ¿Qué mandáis hacer de mí? Vuestra soy, pues me criastes, Vuestra, pues me redimistes, Vuestra, pues que me sufristes, Vuestra, pues que me llamastes, Vuestra, porque me esperastes, Vuestra, pues no me perdí. ¿Qué mandáis hacer de mí? ¿Qué mandáis, pues, buen Señor, Que haga tan vil criado? ¿Cuál oficio le habéis dado A este esclavo pecador? Veisme aquí, mi dulce Amor, Amor dulce, veisme aquí, ¿Qué mandáis hacer de mí? Veis aquí mi corazón, Yo le pongo en vuestra palma, Mi cuerpo, mi vida y alma, Mis entrañas y afición; Dulce Esposo y redención Pues por vuestra me ofrecí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme muerte, dadme vida: Dad salud o enfermedad, Honra o deshonra me dad, Dadme guerra o paz crecida, Flaqueza o fuerza cumplida, Que a todo digo que sí. ¿Qué queréis hacer de mí? Dadme riqueza o pobreza, Dad consuelo o desconsuelo, Dadme alegría o tristeza, Dadme infierno, o dadme cielo, Vida dulce, sol sin velo, Pues del todo me rendí. ¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración, Sí no, dadme sequedad, Si abundancia y devoción, Y si no esterilidad. Soberana Majestad, Sólo hallo paz aquí, ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme, pues, sabiduría, O por amor, ignorancia, Dadme años de abundancia, O de hambre y carestía; Dad tiniebla o claro día Revolvedme aquí o allí ¿Qué mandáis hacer de mí? Si queréis que esté holgando, Quiero por amor holgar. Si me mandáis trabajar, Morir quiero trabajando. Decid, ¿dónde, cómo y cuándo? Decid, dulce Amor, decid. ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme Calvario o Tabor, Desierto o tierra abundosa, Sea Job en el dolor, O Juan que al pecho reposa; Sea' viña frutuosa O estéril, si cumple así. ¿Qué mandáis hacer de mí? Sea Josef puesto en cadenas, O de Egito Adelantado, O David sufriendo penas, O ya David encumbrado, Sea Jonás anegado, O libertado de allí, ¿Qué mandáis hacer de mí? Esté callando o hablando, Haga fruto o no le haga, Muéstreme la Ley mi llaga, Goce de Evangelio blando; Esté penando o gozando, Sólo Vos en mí viví, ¿Qué mandáis hacer de mí? Vuestra soy, para Vos nací ¿Qué mandáis hacer de mí?

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VIVO SIN VIVIR EN MÍ Vivo sin vivir en mí Y tan alta vida espero Que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí, Después que muero de amor; Porque vivo en el Señor, Que me quiso para sí: Cuando el corazón le di Puso en él este letrero, Que muero porque no muero. Esta divina prisión, Del amor con que yo vivo, Ha hecho a Dios mi cautivo, Y libre mi corazón; Y causa en mí tal pasión Ver a Dios mi prisionero, Que muero porque no muero. ¡Ay, qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros! ¡Esta cárcel, estos hierros En que el alma está metida! Sólo esperar la salida Me causa dolor tan fiero, Que muero porque no muero. ¡Ay, qué vida tan amarga Do no se goza el Señor! Porque si es dulce el amor, No lo es la esperanza larga: Quíteme Dios esta carga, Más pesada que el acero,

Que muero porque no muero. Sólo con la confianza Vivo de que he de morir, Porque muriendo el vivir Me asegura mi esperanza; Muerte do el vivir se alcanza, No te tardes, que te espero, Que muero porque no muero. Mira que el amor es fuerte; Vida no me seas molesta, Mira que sólo te resta, Para ganarte, perderte; Venga ya la dulce muerte, El morir venga ligero Que muero porque no muero. Aquella vida de arriba, Que es la vida verdadera, Hasta que esta vida muera, No se goza estando viva: Muerte, no me seas esquiva; Viva muriendo primero, Que muero porque no muero. Vida, ¿qué puedo yo darte A mi Dios, que vive en mi, Si no es el perderte a ti, Para merecer ganarte? Quiero muriendo alcanzarte, Pues tanto a mi amado quiero, Que muero porque no muero.

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22, 29 y 30 de abril de 2015

EL QUIJOTE EN EL MARQUÉS

Organizado por los Profesores del Proyecto Lingüístico del Centro, con la colaboración de los profesores Cristina Lorenzo, María José Sánchez, Elvira Herrero, Ana Paíno, Maxi Alonso, Antonio Sanz, Marta Tapias, Pompeyo Velasco, José Luis

Benavente y Miguel Cubero. Con la colaboración de los alumnos de 1º de ESO Fernando Alonso, Diego Andrés

Camelo, Daniel González, Víctor Jiménez, Alejandro Llorente, Sergio Martín, Nerea Moreno, Rida Rafiki, Diego Salamanca, Lucía Sanz, Lorena Gozalo, Manuel Cárdaba, Paula Esteban, Rodrigo Cáceres, Emilio González, Bárbara Martín, Ana Iglesias y Eva Gómez; alumnos de 4ºde ESO Álvaro Laguna, Álvaro Sancho, Mario Vicente, Tomás

Sastre, Rebeca Rodríguez, Kasandra Ivova y Noelia del Río; alumnos de 2º de Bachillerato Lucía Sanz, Andrea de Frutos, Emilio Carabias y Eduardo Muñoz.

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PRIMERA PARTE DEL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA CAPÍTULO PRIMERO CAPITULUM PRIMERUM QUE TRATA DE LA CONDICIÓN Y EJERCICIO DEL FAMOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA IN ISTO CAPITULO TRATATUR DE QUA CASTA PAJARORUM ERAT DOMINUS QUIJOTUS ET DE COSIS IN QUIBUS MATABAT TEMPUS. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, In uno lugare manchego, pro cuius nomine non volo calentare cascos, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. vivebat facit paucum tempus quídam fidalgus de his qui habent lanzam in astillerum, adargam antiquam, rocinum flacum et perrum galgum qui currebat sicut anima quae llevatur a diabolo. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. Manducatoria sua consistebat in unam ollam cum pizca más ex vaca quam ex carnero, et in unum ágilis-mógilis qui llamabatur salpiconem, qui eraqt cena ordinaria, exceptis diebus de viernes quae cambiabatur in lentéjibus et diebus dominguis in quibus talis homo chupabatur unum palominum. In isto consumebat tertiam partem suae haciendae. El resto de ella concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mismo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Et restum consumebatur in trajis decorosis sicut sayus de velarte, calzae de velludo, pantufli et alia vestimenta que non veniunt ad cassum. Tenía en su casa un ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Talis fidalgusnon vivebat descalzum, id est solum: nam habebat in domo sua unam amam quae tenebat encimam annos cuadraginta, unam sobrinam quae nesciebat quod pasatur ab hembris quae perveniunt ad vigesimum, et unum mozum campi, qui tam prontum ensillabat caballum et tam prontum agarrabat podaderam. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Nescio dicere, huuuum…. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles, se deja entender que se llamaba Quejana.

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Quidam dicunt quod apellidábatur Quijada aut Quesada, alteri opinant quod llamabatur otram cosam, sed quod sacatur in limpio est quod suum verum apellidum erat Quijano Pero esto poco importa a nuestro cuento; basta que en la narración de él no se salga un punto de la verdad. Sed hoc non importat tria caracolia ad nostrum relatum, quia quod interest est dicere veritatem pelatam et escuetam…. SUFFICIT, CALVE, IAM HABES GARBANZUM ASEGURATUM.

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EL QUIJOTE Y LA TECNOLOGÍA A primera vista puede parecer un contrasentido relacionar la Tecnología con el Quijote, a pesar de que su título completo (El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha) contiene un término (ingenioso) que habitualmente se relaciona con la facultad del ser humano para inventar. Pero el ingenio de don Quijote no se aplica a la tecnología, sino al sentido común, y no parece que tengan mucho de tecnológicas las actividades del loco que quiso resucitar una caballería andante que no existió nunca, salvo en su propia imaginación. Sin embargo, raro es el libro que no delata en sus páginas la cultura y el modo de pensar de su época, y muy extraño sería que la obra maestra de Cervantes fuese una excepción a esa regla. Cuando Cervantes escribió el quijote aún faltaban un par de siglos para el desencadenamiento de la revolución tecnológica pero, incluso en esta época, tuvieron lugar mejoras e innovaciones significativas en los métodos arquitectónicos o en el diseño de instrumentos agrícolas, molinos de viento y de agua, relojes y otros mecanismos y así se refleja en el quijote. Algunas referencias son: la cabeza parlante, la imprenta, la aceña, el batán y como no los molinos de vientos. LA CABEZA PARLANTE El origen de la cabeza parlante es posible que sea el hombre de palo un artificio construido por Giovanni Torriani más conocido como Juanelo Turriano, inventor, arquitecto y Relojero Real de Carlos I. Existen dudas sobre su naturaleza y función, pero la leyenda más extendida en la ciudad de Toledo afirma que consistía en un aparato de madera con forma humana, construido con el fin de recolectar limosnas, y con capacidad para mover piernas y brazos Cabe preguntarse si Cervantes tenía conocimiento del autómata de Juanelo, que de algún modo podrían haberle brindado la idea de la cabeza parlante que se describe en el capítulo LXII de la segunda parte del Quijote , durante la visita del hidalgo a Barcelona. Es cierto que la cabeza parlante resulta ser un fraude, pero podríamos decir que se trata de un fraude tecnológicamente avanzado, puesto que la cabeza está horadada por un tubo que conduce el sonido en ambos sentidos, desde la habitación inferior hasta la superior. Cierta similitud con la cabeza parlante del quijote la encontramos en El Turco, una famosa farsa que simulaba ser un autómata que jugaba al ajedrez. Fue construido y revelado por Wolfgang von Kempelen en 1769.. Sin embargo, el turco era una ilusión óptica bien planteada que permitía a un maestro del ajedrez esconderse en su interior y operar el maniquí. Consecuentemente, El Turco ganaba la mayoría de las partidas. LA CABEZA PARLANTE Segunda parte de Don Quijote de la Mancha. Capítulo 62 “El primero que se llegó al oído de la cabeza fue el mismo don Antonio, y díjole en voz sumisa, pero no tanto que de todos no fuese entendida: –Dime, cabeza, por la virtud que en ti se encierra: ¿qué pensamientos tengo yo agora? Y la cabeza le respondió, sin mover los labios, con voz clara y distinta, de modo que fue de todos entendida, esta razón: –Yo no juzgo de pensamientos.

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Oyendo lo cual, todos quedaron atónitos, y más viendo que en todo el aposento ni al derredor de la mesa no había persona humana que responder pudiese. –¿Cuántos estamos aquí? –tornó a preguntar don Antonio. Y fuele respondido por el propio tenor, paso: –Estáis tú y tu mujer, con dos amigos tuyos, y dos amigas della, y un caballero famoso llamado don Quijote de la Mancha, y un su escudero que Sancho Panza tiene por nombre. ¡Aquí sí que fue el admirarse de nuevo, aquí sí que fue el erizarse los cabellos a todos de puro espanto! Y, apartándose don Antonio de la cabeza, dijo: –Esto me basta para darme a entender que no fui engañado del que te me vendió, ¡cabeza sabia, cabeza habladora, cabeza respondona y admirable cabeza! Llegue otro y pregúntele lo que quisiere. Y, como las mujeres de ordinario son presurosas y amigas de saber, la primera que se llegó fue una de las dos amigas de la mujer de don Antonio, y lo que le preguntó fue: –Dime, cabeza, ¿qué haré yo para ser muy hermosa? Y fuele respondido: –Sé muy honesta. –No te pregunto más –dijo la preguntanta. Llegó luego la compañera, y dijo: –Querría saber, cabeza, si mi marido me quiere bien, o no. Y respondiéronle: –Mira las obras que te hace, y echarlo has de ver.” Párrafo del capítulo VI de la segunda parte. Vemos en este párrafo que Cervantes realiza una especie de resumen de la tecnología de su época en la descripción que hace don Quijote de los gigantes de los libros de caballerías, en este párrafo menciona las producciones de los arquitectos (dos grandísimas torres), las de los armadores de buques (los árboles o mástiles de los navíos), la fabricación del vidrio y como no los molinos de viento. ...el buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con las cabezas no sólo tocan, sino que pasan las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos y poderosos navíos, y cada ojo como una gran rueda de molino y más ardiendo que un horno de vidrio, no le han de espantar en manera alguna...

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EL QUIJOTE Y LAS MATEMÁTICAS Las matemáticas forman parte de la cultura y se encuentran presentes a lo largo de los siglos en la pintura, la arquitectura, la música... y, desde luego, en la literatura. La obra más universal escrita en castellano es, sin duda alguna, El Quijote. Su lectura aporta conocimientos de muy diversa naturaleza: justicia, ética, botánica, gastronomía, historia,... y también cuestiones relacionadas con las matemáticas. Cervantes otorga mucha importancia al estudio de las matemáticas porque, como puedes ver en el capítulo XVIII de la segunda parte, cuando Lorenzo, un joven aspirante a poeta, le pregunta por la ciencia de la Caballería, don Quijote le explica cosas que ha de ser y saber un caballero andante: -Es una ciencia -replicó don Quijote- que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito y saber las leyes de la justicia distributiva y conmutativa, (...) ha de ser teólogo (...); ha de ser médico (...); …ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche, y en qué parte y en qué clima del mundo se halla; ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas;… ¿Cómo va a estar ejerciendo de “Caballero” sin haber sido armado como tal? Por eso buscó un “Castillo” en el que velar sus armas y ser nombrado caballero, según establecen los muchos libros que había leído. …vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella. Tenía mucha hambre, pues como dijo al ventero: …el trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas y el ventero le ofreció una truchuela. Preguntóle si traía dineros; respondió don Quijote que no traía blanca, porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído. Siguiendo con las aventuras y ocurrencias del ingenioso manchego, nos encontramos con su deseo de imitar a uno de sus imaginarios héroes: Amadís de Gaula. Igual que él, decide retirarse para hacer penitencia (cap. XXVI p.p.). Después de escribir una carta a Dulcinea y encargar a Sancho que se la lleve, se interna en la Sierra Morena y, según cuenta Cide Hamete: … Mas ya sé que lo más que él hizo fue rezar y encomendarse a Dios; pero, ¿qué haré de rosario, que no le tengo? En esto le vino al pensamiento cómo le haría, y fue que rasgó una gran tira de las faldas de la camisa, que andaban colgando, y diole once ñudos, el uno más gordo que los demás, y esto le sirvió de rosario el tiempo que allí estuvo, donde rezó un millón de avemarías. En la obra se utiliza la expresión “estaba sin blanca” también cuando Sancho abandona la ínsula Barataria cansado de ser Gobernador para dejar bien clara su honradez. Sucede en el capítulo LIII de la segunda parte.

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…Vuestras mercedes se queden con Dios, y digan al duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas. Y apártense: déjenme ir, que me voy a bizmar; que creo que tengo brumadas todas las costillas, merced a los enemigos que esta noche se han paseado sobre mí. En la época de Don Quijote, coexistían en España hasta cinco sistemas monetarios de forma que las monedas de Castilla no eran las mismas que en Cataluña o en Navarra. La unificación llegó más tarde. Como nuestros dos personajes viajaron desde La Mancha hasta Barcelona, se encontraron con esos cambios de monedas que se reflejan en la obra. La moneda de cambio en Castilla era el maravedí (mrs). Es decir, era la moneda que se utilizaba para marcar el valor de las otras. En el capítulo LXVI de la segunda parte, D. Quijote y Sancho proponen dos modos de “igualar” una carrera entre dos contrincantes. Sus pesos están expresados en arrobas, el símbolo @ se utiliza en el correo electrónico. "...un vecino deste lugar, tan gordo que pesa once arrobas, desafió a correr a otro su vecino que no pesa más que cinco. Fue la condición que habían de correr una carrera de cien pasos con pesos iguales; y habiéndole preguntado al desafiador cómo se había de igualar el peso, dijo que el desafiado, que pesa cinco arrobas, se pusiese seis de hierro a cuestas, y así se igualarían las once arrobas del flaco con las once del gordo. -Eso no -dijo a esta sazón Sancho [...] es mi parecer que el gordo desafiador se escamonde, monde, entresaque, pula y atilde, y saque seis arrobas de sus carnes de aquí o de allí de su cuerpo [...] y desta manera, quedando en cinco arrobas de peso, se igualará y ajustará con las cinco de su contrario, y así podrán correr igualmente. [...] Pero a buen seguro que no ha de querer quitarse el gordo una onza de sus carnes, cuanto más seis arrobas”

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LO RELIGIOSO EN EL QUIJOTE (Salvador Muñoz Iglesias. Toledo 1989) Selección de textos realizada por Antonio Sanz Lo más frecuente en el Quijote es referirse a Dios, o invocarle con fórmulas que sin ser rituales o litúrgicas, han sido generalizadas por el uso cotidiano y se han convertido en frases hechas. Pocos elementos como éste manifiestan el profundo talante religioso del autor o, al menos, de la sociedad que refleja. Dios lo era todo para aquellas gentes. No sabían hablar sin mentarlo a cada paso. De Dios lo esperaban todo. Algunas de estas expresiones no son sino simples exclamaciones en forma de interjección. Tal es el caso de la frase ¡Válame Dios! O ¡Válate Dios! , que recurre más de veinte veces, en boca de once personajes distintos. (I,6; I18 ; I25; I34; I,36; I45; I46; II5; II6; II19; Lo mismo cabe decir de ¡Bendito sea Dios! O ¡Bendito sea el cielo!; a Dios prazga; plega a Dios; a Dios plega; pluguiese a Dios; pluguiese a los altos cielos; quiera Dios…. Extraordinariamente frecuentes son las frases con las que habitualmente se pide la intervención de Dios a favor de los hombres y en contra de sus enemigos. Pasan de treinta en el Quijote los verbos de este tipo, que, precedidos de Dios como sujeto, expresan –en más de cien pasajes- esta forma popular de encomendar a Dios y poner en sus manos los avatares de la vida humana. Sancho desea a Altisidora que “Dios le acomode con otro más blando amante que mi amo”. Ginés de Pasamonte dice malhumorado, dice a don Quijote: “Si tiene algo que darnos, dénoslo y vaya con Dios.” Molesto Sancho, porque su amo no deja de corregirle vocablos, dice: “Pues, si no me puede entender, no sé cómo lo diga, no sé más y Dios sea conmigo.” El morisco Ricote se despide de Sancho diciendo: “Dios vaya contigo, Sancho hermano.” Y Sancho despide al súbdito joven de su ínsula, que no estaba dispuesto a dormir en la cárcel, diciéndole: “Andad con Dios, idos a dormir a vuestra casa, y Dios os dé buen sueño, que yo no quiero quitároslo.” Cuando Don Quijote se ofende por creerse aludido en el cuento del loco de Sevilla que contó el barbero, éste se excusa: “No lo dije por tanto, y así me ayude Dios como fue buena mi intención”. Empeñado Sancho en que Don Quijote le asigne un salario y se deje de promesas de ínsulas, dice: “Con lo mío me ayude Dios”, presumiendo de no apetecer nada que no fuera allegado honradamente. Cuando Maese Pedro intenta cobrar dos reales y doce maravedís por la figura destrozada de Melisendra, que el Hidalgo piensa estará ya en la raya de Francia, dice éste: “Ayude Dios con lo suyo a cada uno, señor Maese Pedro, y caminemos todos con pie llano y con intención sana.” Y al decidirse a acompañar a Don Quijote en la aventura de Clavileño, Sancho dice: “Ea, pues, Dios me ayude y la Santísima Trinidad de Gaeta.” Cuando Sancho lleva dados más de mil azotes a los troncos de los árboles para el desencanto de Dulcinea y su amo le pide que descanse, a lo que su amo se niega, Don Quijote se resigna: “Pues tú te hallas en tan buena disposición, el cielo te ayude, y pégate, que yo me aparto.” Es natural desear que Dios dé buen camino a los que viajan, buena ventura a todos, salud y vida larga a los que se quiere bien. Don Quijote despide al paje que iba a la guerra:”… y por la mañana seguiréis el camino, que os le dé Dios tan bueno como vuestros deseos merecen.” Y la Duquesa le dice a Don Quijote cuando éste le pide licencia para seguir su camino: “Déosle Dios tan bueno, señor don Quijote, que siempre oigamos buenas nuevas de vuestras fechurías.”

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El creyente espera de Dios omnipotente que le libre y le saque de todos los peligros. Sancho, para manifestar su extrañeza de que don Quijote solo vea tres vulgares labradoras en las que él pretendía hacerle ver a Dulcinea acompañada de dos doncellas, dice:”¡Me libre Dios del diablo!” Y en su carta a Don Quijote, escribe: “Dios libre a vuesa merced de mal intencionados encantamientos, y a mí me saque con bien y en paz de este gobierno, que lo dudo, porque le pienso dejar con la vida, según me trata el doctor Pedro Recio.” Y al comentar la resurrección de Altisidora, a cuenta de sus sufrimientos, filosofa: “Agora sí que vengo a conocer, clara y distintamente que hay encantadores y encantos en el mundo, de quien Dios me libre, pues yo no me sé librar.” De igual manera, reflexionando sobre la ridícula aventura de los batanes, advierte: “Pero dígame vuestra merced, ahora que estamos en paz, así Dios le saque de todas las aventuras que le sucedieren, tan sano y salvo como le ha sacado desta, ¿no ha sido cosa de reír y lo es de contar el gran miedo que hemos tenido?” Y cuando Sancho se dispone a salir con don Quijote por segunda vez, su mujer le dice: “… quedaré rogando a Nuestro Señor os saque presto de tanta mala ventura.” Dado que la fragilidad humana nos hace a todos acreedores de su infinita misericordia, el creyente, ante sus propias faltas o las que estima comete su prójimo, solicita de Dios el perdón. Cuando el cura bromea sobre la “liberación” de los galeotes, dice: “Estos, pues, fueron los que nos robaron; que Dios, por su misericordia, se lo perdone al que no los dejó llevar al debido suplicio.” Al salir dormido de la cueva de Montesinos, don Quijote increpa a Sancho y al primo que de allí lo sacaron:”Dios os lo perdone, que me habéis quitado de la más sabrosa y agradable vida y vista que ningún humano ha visto ni pasado.” Don Antonio considera necesitado del perdón de Dios al Caballero de la Blanca Luna, por haber reducido a don Quijote al retiro de su aldea: “Oh, Señor, Dios os perdone el agravio que habéis hecho a todo el mundo en querer volver cuerdo al más gracioso loco que hay en él.” Finalmente, con la expresión “Dios lo remedie”, se reconoce la impotencia humana para evitar algo desagradable o dañino. Cuando el cura y el barbero temen que don Quijote y Sancho vuelvan a las andadas, dice el cura: “Dios lo remedie y estemos a la mira.” La misma impotencia manifiesta el ama para impedir la tercera salida de don Quijote: “… me tengo de quejar en voz y en grito a Dios y al Rey, que pongan remedio en ello.” Impotencia que frente a sus encantadores, confiesa don Quijote, tras la aventura del molino del Ebro: “Dios lo remedie; que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más.” Y Sancho escribe a don Quijote: “La ocupación de mis negocios es tan grande, que no tengo lugar para rascarme la cabeza, ni aun para cortarme las uñas; y así las traigo tan crecidas cual Dios lo remedie.” La fe en la Providencia amorosa de Dios hace que se propicie su intervención como guía sobre el que emprende una buena obra, especialmente si ésta entraña peligro. Cuando don Quijote “se dejó calar al fondo de la caverna espantosa” de Montesinos, Sancho le echó “su bendición y, haciendo sobre él mil cruces, dijo: Dios te guíe y la Peña de Francia, junto con la Trinidad de Gaeta, flor, nata y espuma de los caballeros andantes!... Dios te guíe otra vez y te vuelva libre, sano y sin cautela a la luz desta vida que dejas por enterrarte en esa oscuridad que buscas.” Como última recomendación a Sancho, en vísperas de ser gobernador, le dice don Quijote: “Dios te guíe, Sancho, y te gobierne en tu gobierno, y a mí me saque del escrúpulo que me queda, que has de dar con toda la ínsula patas arriba, cosa que pudiera yo excusar con descubrir al duque quién eres…”

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Preocupado Sancho al pensar que acaso su mujer no sirva para reina, ni siquiera condesa, resuelve don Quijote: ”Encomiéndalo tú a Dios, Sancho, que Él dará lo que más le convenga.” A punto de embestir don Quijote a los molinos de viento, le dice a Sancho: “… y si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración en el espacio en que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.” El cura y el barbero, hablando con Sancho: “Le dijeron que rogase a Dios por la salud de su señor.” En un pasaje lleno de referencias a Dios, don Quijote dice a Sancho que le encomiende el asunto de la ínsula: “-Por Dios, señor, dijo Sancho, la isla que yo no gobernase, con los años que tengo, no la gobernaría con los años de Matusalén. El daño está en que la dicha ínsula se entretiene, no sé dónde, y no en faltarme a mí el caletre para gobernarla. -Encomendadlo a Dios, Sancho –dijo don Quijote-; que todo se hará bien, y quizá mejor de lo que vos pensáis; que no se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios. -Así es verdad –dijo Sansón-; que si Dios quiere, no le faltarán a Sancho mil ínsulas que gobernar.” (II,3)

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LOS MOLINOS DE VIENTO Ce chapitre raconte la plus célèbre des aventures de l'ingénieux hidalgo don Quichotte de la Manche.

Les moulins à vent Los molinos de viento

chapitre VIII capítulo VIII

Du beau succès que le valeureux don Quichotte dans l'épouvantable et inimaginable aventure des moulins à vent, avec d'autres événements dignes d'heureuse souvenance.

Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación

En ce moment ils découvrirent trente ou quarante moulins à vent qu'il y a dans cette plaine, et, dès que don Quichotte les vit, il dit à son écuyer :

En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

—La fortune conduit nos affaires mieux que ne pourrait y réussir notre désir même. Regarde, ami Sancho ; voilà devant nous au moins trente démesurés géants, auxquels je pense livrer bataille et ôter la vie à tous tant qu'ils sont. Avec leurs dépouilles nous commencerons à nous enrichir ; car c'est prise de bonne guerre, et c'est grandement servir Dieu que de faire disparaître si mauvaise engeance de la face de la terre.

—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ¿ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer?; que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

—Quels géants? demanda Sancho Panza.

—¿Qué gigantes? dijo Sancho Panza.

— Ceux que tu vois là-bas, lui répondit son maître, avec leurs grands bras, car il y en a qui les ont de presque deux lieues de long.

—Aquellos que allí ves, respondió su amo, de los brazos largos; que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

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—Prenez donc garde, répliqua Sancho, ce que nous voyons là-bas ne sont pas des géants, mais des moulins à vent et ce qui paraît leurs bras, ce sont leurs ailes, lesquelles, tournées par le vent, font tourner à leur tour la meule du moulin.

—Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

—On voit bien, répondit don Quichotte, que tu n'es pas expert en fait d'aventures : ce sont des géants, te dis-je et, si tu as peur, ôte-toi de là et va te mettre en oraison pendant que je leur livrerai une inégale et terrible bataille.

—Bien parece, respondió don Quijote, que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes, y, si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

En parlant ainsi, il donna de l'éperon à son cheval Rossinante, sans prendre garde aux avis de son écuyer Sancho, qui lui criait qu'à coup sûr c'était des moulins à vent et non des géants qu'il allait attaquer. Pour lui, il s'était si bien mis dans la tête que c'était des géants que non seulement il n'entendait point les cris de son écuyer Sancho, mais qu'il ne parvenait pas, même en approchant tout près, à reconnaître la vérité. Au contraire, et tout en courant, il disait à grands cris :

Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:

—Ne fuyez pas lâches et viles créatures, c'est un seul chevalier qui vous attaque !

—¡Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete!

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DON QUIJOTE (Anónimo) Dicen que iba Don Quijote Por Sierra Morena un día. La Mancha atrás se quedaba, Sus molinos y sus viñas. Buscando andaba aventuras, Tratando de hacer justicia Y deshacer los entuertos; Los tantos males que había. Cabalgaba en Rocinante Con Sancho por compañía. Lejos de su casa estaba Y el cansancio le rendía, Pero seguía adelante porque la pena valía. El bueno de Don Quijote Hacer justicia quería Y se lanzó a los caminos Por ver si lo conseguía.

LETANÍA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE (Rubén Darío) Rey de los hidalgos, señor de los tristes, que de fuerza alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión; que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, toda corazón. Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad... ¡Caballero errante de los caballeros, varón de varones, príncipe de fieros, par entre los pares, maestro, salud! ¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes, entre los aplausos o entre los desdenes, y entre las coronas y los parabienes y las tonterías de la multitud!

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¡Tú, para quien pocas fueron las victorias antiguas y para quien clásicas glorias serían apenas de ley y razón, soportas elogios, memorias, discursos, resistes certámenes, tarjetas, concursos, y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón! Escucha, divino Rolando del sueño, a un enamorado de tu Clavileño, y cuyo Pegaso relincha hacia ti; escucha los versos de estas letanías, hechas con las cosas de todos los días y con otras que en lo misterioso vi. ¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida, con el alma a tientas, con la fe perdida, llenos de congojas y faltos de sol, por advenedizas almas de manga ancha, que ridiculizan el ser de la Mancha, el ser generoso y el ser español! ¡Ruega por nosotros, que necesitamos las mágicas rosas, los sublimes ramos de laurel Pro nobis ora, gran señor. ¡Tiembla la floresta de laurel del mundo, y antes que tu hermano vago, Segismundo, el pálido Hamlet te ofrece una flor! Ruega generoso, piadoso, orgulloso; ruega casto, puro, celeste, animoso; por nos intercede, suplica por nos, pues casi ya estamos sin savia, sin brote, sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin piel y sin alas, sin Sancho y sin Dios. De tantas tristezas, de dolores tantos de los superhombres de Nietzsche, de cantos áfonos, recetas que firma un doctor, de las epidemias, de horribles blasfemias de las Academias, ¡líbranos, Señor! De rudos malsines, falsos paladines, y espíritus finos y blandos y ruines, del hampa que sacia su canallocracia con burlar la gloria, la vida, el honor, del puñal con gracia, ¡líbranos, Señor!

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Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos, con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad... ¡Ora por nosotros, señor de los tristes que de fuerza alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión! ¡que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, toda corazón! PERO YA NO HAY LOCOS (León Felipe) Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto y… ni en España hay locos. Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo. Oíd… esto, historiadores… filósofos… loqueros… Franco… el sapo 72scariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios, en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho, y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno, con el pulso normal, con la lengua en silencio, los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos… El sapo 72scariote y ladrón repartiendo castigos y premios… y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo… ¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro. ¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros). ¿Cuándo enloquece el hombre? ¿Cuándo, cuándo es cuando se enuncian los conceptos absurdos y blasfemos y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos? ¿Cuándo es cuando se dice por ejemplo: No es verdad. Dios no ha puesto al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo; el hombre es un insecto que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello? ¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros), cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos, sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento? ¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto? Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos que el orín de los perros;

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si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos categoría que el estiércol; si no es ahora… ¿cuándo se pierde el juicio? Respondedme loqueros, ¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro? Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto y … ¡Ni en España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo! … ¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro! Este reloj …, este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto… perfecto, ¡perfecto!

DIÁLOGO ENTRE BABIECA Y ROCINANTE (Miguel de Cervantes) B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado? R. Porque nunca se como y se trabaja. B. Pues ¿qué es de la cebada y de la paja? R. No me deja mi amo ni un bocado. B. Andá, señor, que estáis muy mal criado, pues vuestra lengua de asno al amo ultraja. R. Asno se es de la cuna a la mortaja. ¿Queréislo ver? Miraldo enamorado. B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia. B. Metafísico estáis. R. Es que no como. B. Quejaos de escudero. R. No es bastante. ¿Cómo me he de quejar en mi dolencia, si el amo y escudero o mayordomo son tan rocines como Rocinante?

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Miércoles 6 de mayo de 2015

SIMBIOSIS (MANUEL ESPEJO)

Organizado por SILVIA FERNÁNDEZ, con la colaboración especial del poeta Manuel

Espejo y de su mujer Lourdes

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MADRE E HIJA

Colores que se funden, pinceladas matizadas de sentimientos, momentos que por el tiempo discurren, dulces, callados, inquietos, adheridos a una ancestral costumbre. Tendencias y etapas de la vida que se rompen, nexos que quisieras conservar eternos, corte umbilical y colosal derrumbe, instante improrrogable, donde la alegría y el dolor, se deslizan, se escurren, hasta llegar a un mundo imperfecto. Avalancha de colores, bermellón, amarillos, verdes, ocres, azules que se despliegan, montañas color carne, acarameladas y abultadas de leche, que por la comisura de unos labios se derrama, pequeños, perfectos e inmunes, bordados de inusual ternura, que quisieras no acabase nunca y así, prolongar el instante eternamente, y en esa conexión profunda, descubrir sus sueños, sus estrellas, sus lunas, su universo escapado, un día concreto de tu cintura, sin tu quererlo, vertebrado, rebosante de hermosura, del que nada cambiarías, ni siquiera el color negro, que delimita y bordea por el camino de tus gestos, que se desprenden de tu figura y de tu infinita e inusual cascada de afectos para plasmar en un lienzo, lentamente, como si no existiera el tiempo, al que agradecida culpas, de prolongar el instante, el momento, y sentir este derroche de sentimientos, mientras te envuelven y enfrentas a la pintura. Pinceles en mano, aromas, texturas, ideas que a borbotones escapan, en comunión profunda, de tu cabeza y del alma,

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entre dos miradas que se atraen y atrapan, en un espacio reducido, maravilloso y extraño de silencio, acotado de palabras, blanco, inmensamente blanco, sin rellenar, aguardando esa hora del día que te gusta, que te inspira, delicada y a veces mortal, cuando no encuentras nada, cuando no hay mentira ni verdad, y el tiempo de ti se olvida, mientras te enfrentas, a un campo vacio de batalla. Luego, se cuela el momento de la luz, de la idea, el principio y el final, sí, un instante sublime y especial, el de la creación, y el de la maternidad… COLUMNA VERTEBRAL Mirando hacia adelante, con las ilusiones adheridas a la columna que me sostiene, que pausa y vertebra mi camino, lo llena, lo cimenta, lo acaricia con ideas, con deseos escogidos, que no quieren darse la vuelta, ni pasar al olvido, ni ser mueca pasajera que habita en lo desconocido. Columna que ordena la vida, los encuentros y da clara perspectiva de lo que se anhela, de lo que quieres vivir y también, de cómo has vivido, la armonía de los movimientos, el significado profundo de los colores que te guían, los que plasmasen los lienzos y desembocan en tristeza o alegría, lo sabes tú y tus movimientos, los demás, contemplamos esa explosión,

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esa mezcla, la simetría y el desorden de los elementos, que conviven con los cimientos, sin duda, tus percepciones, tus sentimientos, el punto exacto donde comienza y termina, lo entendible, lo extraño, lo que marca tus pasos, lo que nos das y lo que guardas, lo real y lo abstracto, todo lo que con celo escondes y reservas para el alma, sostiene tu columna con los colores intactos, vivos, anestesiados de comentarios, los que gustan y los que derriban, mientras tanto, tú, ahí sigues , mirando hacia delante, con tu columna vertebral erguida. ¿CUÁNDO…? Cuando callas, me alimento de silencio, Cuando ríes, se ilumina mi sonrisa, Cuando hablas, eres todo mi alimento. Cuando te olvido, también muere el alma mía. Cuando respiro, es porque estás a mi lado, Cuando te miro, sé que hasta las rosas te envidian, Cuando te abrazo, podría hundirse el mundo en mil pedazos Y no me enteraría, Cuando estoy dentro de tu regazo, siento que recobro la vida, Cuando te veo pasar, de cuando en cuando, Es como si escuchara música celestial y no sé cuándo… ¿Cuándo llegará ese día…? ¿Cuándo regresarás a mi lado…? ¿Cuándo…? Dímelo tú, vida mía… ¿Cuánto, cuánto, cuánto, cuánto…? ¿Cuánto he de seguir esperando…? ¿Cuándo llegará ese día…? ¿Cuándo volverás a mi lado…? ¿Cuándo…? Dímelo tú vida mía…

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UNA FORMA DE VER LA VIDA ES… Amarla, sentir todo por lo que estar agradecido, Desde el primer instante de tu despertar, La primera palabra que pronuncias, La primera mirada con la que te encuentras, el primer gesto, O ese beso con el que alguien te sorprende Sin esperarlo y que tanto deseas… Una forma de ver la vida es… Soñar aunque sea despierto, Imaginando las cosas que te gustan, También las que no y desearías cambiar, Ponerles un toque de sentimiento a las más frías, Una sonrisa, alas que se quedan a medias, Inacabadas, a contraluz, Darles ese empujón para que sean espléndidas Y brillen por sí solas y así, Sea caricia matutina con la que pasear, Pensamiento fértil con el que fomentar el diálogo, Romper el silencio y poner de manifiesto Tu ánimo, tu entusiasmo Y las ganas para querer que esto suceda… Una forma de ver la vida… Hacer una declaración de intenciones para cambiar rutinas, Salirme de mí mismo y desechar algunas de esas Que se han convertido en manías, Que deterioran el encanto por las que algunos, No me reconocen. Poner sal a mis imperfecciones, Admitiendo mi vulnerabilidad de ser humano, Mis carencias soterradas que trato de ocultar Y mi perfil afilado, sin maquillaje… Una forma de ver la vida es… Que yo sienta esas ganas de salir al encuentro; De un padre, de un hijo, un hermano, un amigo, Un amor, un sentimiento, algún detalle suelto Que se me escapó otro día sin darme cuenta Y que hoy reconozco, es necesario Para este proyecto sencillo que afronto… Una forma de ver la vida es… Desprenderme de cosas que poseo y otros, necesitan, Mostrarme sin el complejo de pensar Que es demasiado tarde, Que se me pasó la hora, e minuto o el segundo Para decir… te quiero… o… lo siento… o tal vez… ¡Podemos hablar!

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Miércoles 13 de mayo de 2015

ARMONÍA EN LOS NÚMEROS

Organizado por MAXI ALONSO con la participación de los alumnos de 1º de Eso y los

alumnos de 2º de ESO

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ODA A LOS NÚMEROS (Pablo Neruda) Qué sed de saber cuánto! Qué hambre de saber cuántas estrellas tiene el cielo! Nos pasamos la infancia contando piedras, plantas, dedos, arenas, dientes, la juventud contando pétalos, cabelleras. Contamos los colores, los años, las vidas y los besos, en el campo los bueyes, en el mar las olas. Los navíos se hicieron cifras que se fecundaban. Los números parían. Las ciudades eran miles, millones, el trigo centenares de unidades que adentro tenían otros números pequeños, más pequeños que un grano. El tiempo se hizo número. La luz fue numerada y por más que corrió con el sonido fue su velocidad un 37. Nos rodearon los números. Cerrábamos la puerta, de noche, fatigados, llegaba un 800, por debajo, hasta entrar con nosotros en la cama, y en el sueño los 4000 y los 77 picándonos la frente con sus martillos o sus alicates. Para ti sólo quiero que aquellos números del camino te defiendan y que tú los defiendas. La cifra semanal de tu salario se desarrolle hasta cubrir tu pecho.

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Y del número 2 en que se enlazan tu cuerpo y el de la mujer amada salgan los ojos pares de tus hijos a contar otra vez las antiguas estrellas y las innumerables espigas que llenarán la tierra transformada. Los 5 agregándose hasta entrar en el mar o en el delirio, hasta que el sol saluda con su cero y nos vamos corriendo a la oficina, al taller, a la fábrica, a comenzar de nuevo el infinito número 1 de cada día. Tuvimos, hombre, tiempo para que nuestra sed fuera saciándose, el ancestral deseo de enumerar las cosas y sumarlas, de reducirlas hasta hacerlas polvo, arenales de números. Fuimos empapelando el mundo con números y nombres, pero las cosas existían, se fugaban del número, enloquecían en sus cantidades, se evaporaban dejando su olor o su recuerdo y se quedaban los números vacíos. Por eso, para ti quiero las cosas. Los números que se vayan a la cárcel, que se muevan en columnas cerradas procreando hasta darnos la suma de la totalidad de infinito.

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EL NÚMERO Pi (Wislawa Szymborska) El número Pi es digno de admiración tres coma uno cuatro uno todas sus cifras siguientes también son iniciales cinco nueve dos, porque nunca se termina. No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco con un cálculo ocho nueve con la imaginación siete nueve o en broma tres dos tres, es decir, por comparación cuatro seis con cualquier otra cosa dos seis cuatro tres en el mundo. La más larga serpiente después de varios metros se interrumpe. Igualmente, aunque un poco más tarde, hacen las serpientes fabulosas. El cortejo de cifras que forman el número Pi no se detiene en el margen de un folio, es capaz de prolongarse por la mesa, a través del aire, a través del muro, de una hoja, del nido de un pájaro, de las nubes, directamente al cielo a través de la total hinchazón e inmensidad del cielo. ¡Oh qué corta es la cola del cometa, como la de un ratón! ¡Qué frágil el rayo de la estrella que se encorva en cualquier espacio! Pero aquí dos tres quince trescientos noventa mi número de teléfono la talla de tu camisa año mil novecientos setenta y tres sexto piso número de habitantes sesenta y cinco décimos la medida de la cadera dos dedos la charada y el código en la que mi ruiseñor vuela y canta y pide un comportamiento tranquilo también transcurren la tierra y el cielo pero no el número Pi, éste no, él es todavía un buen cinco no es un ocho cualquiera ni el último siete metiendo prisa, oh, metiendo prisa a la perezosa eternidad para la permanencia. ODA AL NÚMERO 0 (Enrique Morón) Redonda negación, la nada existe encerrada en tu círculo profundo

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y ruedas derrotado por el mundo que te dio la verdad que no quisiste. Como una luna llena es tu figura grabada en el papel a tinta y sueño. Dueño de ti te niegas a ser dueño de toda la extensión de la blancura. Tu corazón inmóvil y vacío ha perdido la sangre que no tuvo. Es inútil segar donde no hubo más que un cuerpo en el cuerpo sin baldío. Redonda negación, redonda esencia que no ha podido ser ni ha pretendido. Sólo la nada sueña no haber sido porque no ser es ser en tu existencia. MULTIPLICACIÓN (Gabriel Celaya) Uno por uno es el hombre cualquiera como Dios manda y ese salvar las distancias que -mala cuenta- se cantan. Dos por uno es la evidencia que un dos por tres tendrás. Dos por cuatro, buen compás. Dos por cinco, la sorpresa del diez redondo y total. ¡Qué divino es, por humano, el sistema decimal! Cero por cero es la luz. Cero por uno el problema (pues con él yo creo el tú) Cero por dos, el amor. También cero, más en ¡oh! (¡Oh! que es un eco de yo) Cero por tres... ¡Atención! Debe haber algún error, pues cuanto más multiplico más repito: yo, yo, yo.

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Miércoles 27 de mayo de 2015

AQUÍ YACEN DRAGONES

(FERNANDO LEÓN DE ARANOA)

Organizado por SONSOLES CALLE Y MARTA TAPIAS con la participación de José Luis

Benavente y de los alumnos de 2º y 3º de ESO María Mateo, Rocío Herranz, Corina Esteban, Alberto

Álvarez, Laura Esteban, Diego Benito y Verónica Fraile.

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NO SÉ QUE PENSAR

Decía que se llamaba María, que me amaba, y que nunca, bajo ningún concepto, decía la verdad tres veces seguidas. EPIDEMIA

Se decía en los cafés, en las plazas, en los mercados: las palabras están muriendo.

Murió Eucalipto, murió Colectivo, murió Paraguas, tan querida por todos. Murió Curioso y murió Rebelión. Murió Ditirambo, pero a pocos importó, porque pocos la conocían. Agonía tuvo una muerte coherente, larga y dolorosa. Al entierro de Pan acudieron millones de masa. Caían por docenas, contagiadas. Alarmadas, las autoridades racionaron las palabras. Cada ciudadano podrá utilizar treinta al mes. Se persiguieron las perífrasis y los circunloquios, se declararon proscritos los rodeos: el lenguaje se volvió exacto, los oradores, cirujanos. Los locuaces fueron encarcelados y puestos a disposición de los jueces en vistas que nunca más volvieron a ser orales. Incomunicaron a los charlatanes y los mudos se erigieron al fin en modelos sociales, pero lo celebraron en silencio. Se pusieron de moda las medias palabras. Los enamorados aprendieron a decírselo todo con la mirada, los amantes, con las manos. Lingüistas, académicos y semiólogos trataron de explicar el origen de la epidemia, pero no encontraron las palabras. Las autoridades pusieron protección a algunas de ellas en virtud de su relevancia: Democracia, Quiniela y Sistema Financiero serían escoltadas en todo momento desde sus domicilios hasta las frases donde a diario se ocupan. Y el lenguaje se llenó de ausencias. Los diccionarios se convirtieron en cementerios: morgues de papel alfabéticamente ordenadas de la A a la Z. En secreto, los enamorados guardaron diez, doce palabras, para decírselas en el momento exacto. También los poetas hicieron provisión. En un sótano húmedo, sin ventanas, amontonaron trescientas palabras. Se sabe que entre ellas estaba Mañana, estaba Mantel, estaba Esperanza. Y se sabe también que, apostados sobre ellas con sus rifles, se aprestaron a defenderlas con la vida. LOS ADIOSES ELEGIDOS

En la estación de Vitebsk, entre un puesto pequeño de souvenirs y un estanco en el que venden tabaco para liar Occidental Fuerte, hay un comercio de despedidas. Allí, los viajeros solitarios eligen la que mejor se acomodará a su partida de acuerdo con su estado de ánimo y con sus posibilidades económicas.

Por una cantidad ciertamente razonable, en él se puede encontrar desde el apretón de manos formal y económico de un conocido reciente hasta el abrazo sincero de un amigo muy querido; también la despedida emocionada en el andén de una familia al completo, con su abrígate mucho y sus llama cuando llegues, sus lamentos y su llanto inconsolable, en el que se empeñan a conciencia cinco intérpretes de sólida formación actoral y diferentes edades.

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La despedida más solicitada es sin embargo el beso con abrazo prolongado de una bella enamorada. Su ternura susurrada deja en nuestra solapa un leve rastro de jazmines que tarda varios kilómetros en desaparecer. Promesas de inmediato reencuentro, juramentos de fidelidad y llamada diaria, se acompañan de los lógicos reproches por la indeseada partida, que conceden verosimilitud a la escena.

Por un insignificante suplemento, la enamorada caminará unos metros por el andén en paralelo al tren, con su mirada emboscada en la nuestra, pronunciando `palabras de amor que no podremos escuchar, porque lo impedirá el traqueteo creciente del tren y la indudable emoción del momento.

El arrullo de los adioses elegidos acompaña a los viajeros buena parte del trayecto, reconfortando su sueño con una levemente dolorosa, aunque necesaria, sensación de desarraigo. NIÑO PENA No había dejado de llorar desde que nació. Todo se le iba con las lágrimas: las fuerzas, las ganas de comer, los besos con los que su madre trataba de calmarle. Tíos, primos, vecinos; cuantos entraban en la casa lloraban también, contagiados. La pena se transmite por el aire con extraordinaria facilidad, dictaminó un prestigioso doctor mientras les cobraba sus costosos honorarios con ojos brillantes. Nunca supieron si era dolor o tristeza, si lloraba por nada o por todo. Luego cesaron las visitas, las consultas, los diagnósticos. Con el tiempo también su madre dejó de llorar con él. Se le acabaron las lágrimas, y los abrazos, ineficaces, se vaciaron de sentido. Todos en el barrio le llamaban Niño Pena. Nunca pudo ir al colegio. Lloraba como los otros niños cuando su madre le dejaba en la puerta y eso, por un momento, le convertía en uno más. Pero luego seguía llorando, sin que sus profesores pudieran comprender la razón. El director del centro le llevó personalmente de vuelta a casa y, conmovido, se lo entregó a su madre. Las matemáticas le hacen llorar, dijo en un análisis tan parcial como erróneo de la situación. Las niñas se alejaban de él, convencidas de que era su presencia la que le entristecía. Creció detrás de un pañuelo, por lo que nadie hoy recuerda con exactitud sus rasgos. Y en cada una de sus lágrimas se iba él también. Un poquito de su ser, de lo que era, de lo debió haber sido y nunca fue. Lloró y lloró hasta que, un verano, el Niño Pena desapareció. Todos convinieron en que se había evaporado. Su pena se había convertido en lágrimas, que el calor del verano había sublimado. Junto al agua de los ríos y el rocío, humedad ya, vagaba en estado gaseoso por el cielo, convertido en nube. Una nube pequeña y hermosa que, desafiando las órdenes del viento, seguía a su madre adonde fuera como una cometa amorosa, protegiéndola del sol en las horas centrales del día, aliviando los rigores del verano sobre su cuerpo cansado. Ella sonreía, porque sabía que esa sombra era el amor de su hijo, que le devolvía la ternura con la que había tratado de consolarle. Y así fue durante los meses que duró el embarazo de su segundo hijo, que nació en absoluto silencio, y no lloró ni cuando la comadrona le dio un palmetazo en el culo. Ese día la nube de amor de su primer hijo desapareció. Se dejó llover con fuerza al llegar el otoño, regresando a los ríos y al mar, volviendo a ser agua. Por eso de vez en cuando, al beber, su hermano y su madre notan un gusto familiar. Son las veces, muy

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ocasionales, en las que a su madre le asoman las lágrimas a los ojos, pero no son de tristeza, son lágrimas de alegría. Algunos lo llaman recuerdo, pero ella sabe muy bien que no es tal, sino el amor que todavía siente por su hijo en la boca, corriéndole por dentro del cuerpo. ACUERDO Acuérdame de ti, que yo te acordaré de mí. LOS NOMBRES

La configuración de nuestros rasgos, la sonrisa bobalicona, el pelo ralo… prefiguran un nombre. Uno viene al mundo con las facciones inequívocas de un Alfredo, con el labio inferior grueso de los Simones o la expresión estupefacta de los Marcos. Los Danis, tan rubios; los meticulosos Alejandros o las Isabeles, incapaces de matar una mosca: todos traemos preasignado un nombre. De la habilidad de nuestros padres dependerá que el que nos den coincida con el que en justicia nos corresponde.

Porque, ¿quién no ha llamado alguna vez Luis a un Alberto? ¿Quién no le dijo Pablo a un Ramón? No es nuestra memoria la que se equivoca en tales ocasiones: fueros sus padres al nombrarles.

La exacta correspondencia entre el nombre otorgado y el nombre que biológicamente traemos impreso garantizará una existencia feliz. Por el contrario, un desacuerdo entre esos dos niveles conducirá a una quiebra íntima, y dará como resultado una existencia desgraciada, infeliz.

Se sabe de un Jorge al que llamaron grandilocuentemente Hernando, y nunca fue nada en la vida. También de una Margarita a la que llamaron Luisa: fue desdichada en amores. Pero nunca nadie tuvo una existencia tan exacta, tan merecida, como la de un Juan al que llamaron Juan. NIEBLA Alrededor de Lorena había niebla, a lo mejor por eso resultaba tan sencillo perderse junto a ella. Una niebla azul, que le seguía adonde iba, y provocaba a su alrededor tropezones y accidentes, atropellos mortales, insospechados despistes. Desde muy pequeña el aire se condensaba sin remedio en torno a ella. Sobre su cuna se formaba una ligera neblina que impedía a sus padres verla con claridad. Por ese motivo, las visitas nunca acertaron a decir si se parecía más a él o a ella. Alrededor de Lorena había niebla como alrededor de otras mujeres hay viento, brisa o lluvia. Sólo a la carrera, bajo un paraguas, se puede llegar hasta ellas.

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RAZONES

Escondía palabras en ella. Las dejaba en cada hueco de su cuerpo, aprovechando sus descuidos. En su pelo escondió Cielo, escondió Urgencia. En la curva pronunciada de sus clavículas escondió Deseo, y Amor bajo el lóbulo de su oreja derecha. Escondió Siempre en su ombligo, y quiso esconder también Ternura, pero no pudo porque su ombligo era pequeño, y tuvo que elegir.

Y escondió Celos en su espalda, entre los omóplatos. Y Piedad bajo el brazo izquierdo. Y Violencia primero, tras los dientes, y después Perdón.

Un día, mientras dormía, en sus manos cerradas escondió Pan y escondió Hijos. En el vello rizado de su pubis escondió Miedo, y escondió Luz en lo más profundo de su sexo, donde, calculó, nunca nadie alcanzaría.

Pensaba que así un día, si alguien ocupaba sus lugares en ella, las encontraría. Y al pronunciarlas en voz alta le recordaría, sin proponérselo, las razones de su amor. RISAS ¿Pero de qué carajo se ríe la vaca que ríe? GESTOS Sus gestos no coincidían con sus circunstancias. Bostezaba cuando se enamoraba, si se sentía cansada se sonrojaba, y se rascaba la espalda de puro contento. Cuando tenía frío sacaba la lengua, bajaba la voz para gritar y encogía los hombros cuando estaba furiosa. Esta particularidad le ocasionaba graves inconvenientes. Incapaces de interpretarla, los doctores equivocaban sus diagnósticos, sus amigas la evitaban y los hombres se aproximaban a ella como se aproxima uno a un enigma, y después se distanciaban, confundidos. Nadie era capaz de descifrarla. Por eso ella se entristecía, pero reía sin parar. TU NOMBRE Y EL MÍO Las calles que llevan tu nombre y el mío se cruzan en una plaza hermosa, con farolas y bancos, en la que juegan los niños que nunca tuvimos y los ancianos recuerdan momentos, inolvidables sucesos que no sucedieron. Las calles que llevan tu nombre y el mío se cruzan en una plaza hermosa, con una fuente de agua salada a la que llegan las gaviotas, confundidas, desde el mar. Aquí el sol sale tres veces al día. No hay odio ni dolor en la plaza que forman las calles que llevan tu nombre y el mío. ELOGIO DE LA IMPUNTUALIDAD

A mis víctimas

Llegaba tarde a todas partes. De la comida, alcanzaba sólo a probar los postres. De las películas, los finales.

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Jamás asistió a primer acto, presentación o preludio. Se ahorró prolegómenos y palabras introductorias. Se especializó, por el contrario, en las prórrogas y en los bises, en los epílogos de los libros, en su fe de erratas. Con los años empeoraron los síntomas. Encontraba cerrados sin remedio cines, bares y librerías. Iba a comes, pero llegaba a cenar. Acudió a su primera entrevista de empleo, pero llegó a su despido fulminante. Del amor de su vida conoció sólo el humo de las cenizas. Partió a la guerra para olvidarla, pero llegó a la paz. Vivió la vida a destiempo, y hace ya meses que le aguarda la muerte, pero él, que lo sabe, se hace esperar. LA MELODÍA

Apoyado en la pared de adobe llena de agujeros, el soldado silba una melodía sencilla mientras el pelotón que va a ejecutarle carga, apunta y dispara sus armas. El capitán al mando se sorprende esa misma noche en la cantina, tarareando la melodía. Evita a las soldaderas, le incomoda su risa. Rechaza el alcohol y la euforia con la que sus oficiales celebran la victoria de hoy y conjuran el miedo a la derrota de mañana. Pasa la guerra, se olvida. Si se ganó o se perdió, pocos lo recuerdan ya. El capitán se hace brigada y el brigada, general, sin que la melodía se borre de donde sea que se haya quedado grabada. Pueden pasar meses sin que vuelva a su cabeza, pero sabe que en el instante en el que lo desee podrá tararearla otra vez y, sin saber porqué, lo percibe como una amenaza. Así sucede el día de la comunión de Andrés, su hijo; una tarde en los caballos, en la que se apostaron cuarenta pesos a Veloz y perdieron; la mañana que a su mujer le dieron la terrible noticia y tres meses después, justo después de su entierro, en una cafetería del centro de la ciudad a la que no había regresado desde que se fueron a vivir al barrio alto, en los años setenta. La silbará por última vez ausente, en s lecho de muerte. Su hijo, ya un joven cadete de la escuela de oficiales Baltasar Luengo, pregunta por su origen, pero el anciano militar le miente. Años más tarde la tararea él también en un bar, una noche, sin darse cuenta. Una joven, que le escucha, se enamora de él dos mesas más allá. La melodía le es familiar. Su padre la silbaba cuando era niña, cuando el mundo comenzaba y terminaba en el caballo imaginario de sus rodillas. Pero eso fue hace mucho, antes incluso de la guerra, en la que había muerto fusilado. La joven tiene una mirada hermosa: hay tanta vida en sus ojos que asusta. Y sin embargo, sin que pueda comprender por qué, al joven cadete le cuesta sostenérsela. Siente que le debe una explicación, pero no sabe cuál. COLORÍN COLORADO Este cuento no ha empezado.

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Martes 2 de junio de 2015

TODA UNA VIDA

Organizado por SONSOLES CALLE e INMA JUÁREZ con la participación de MARINA

GARCÍA

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EDUCAR (Gabriel Celaya) Educar es lo mismo que poner motor a una barca… hay que medir, pesar, equilibrar… … y poner todo en marcha. Para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino… un poco de pirata… un poco de poeta… y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar mientras uno trabaja, que ese barco, ese niño irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.

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CARTA-POEMA A UN AMIGO (fragmento) (Atribuido a William Shakespeare ) Después de algún tiempo aprenderás la diferencia entre dar la mano y socorrer a un alma… (…) Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas… Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia de un adulto y no con la tristeza de un niño… (…) Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado… Aceptarás que incluso las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas… Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma… Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla. (…) Aprenderás que las verdaderas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias… Y que no importa qué es lo que tienes, sino a quién tienes en la vida… Y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir… Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian… (…) Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos… (…) Descubrirás que lleva mucho tiempo llegar a ser la persona que quieres ser (…). Aprenderás que no importa a dónde llegaste, sino a dónde te diriges (…). Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlarán, y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados. Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias… Aprenderás que la paciencia requiere muy práctica. (…) Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias que con los años vividos. Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones. (…) Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho a ser cruel… (…) No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo… (…) Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma (…). Entonces y sólo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más. Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor de enfrentarla.

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Miércoles 10 de junio de 2015

CAJÓN DE SASTRE

Organizado por MIGUEL CUBERO con la participación de los profesores y alumnos

voluntariamente interesados

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ELOGIO DE LA LECTURA Y LA FICCIÓN (fragmento) (Mario Vargas Llosa) (Leído por Lydia Fernanz) (…) Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola. (…) Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfesable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa. F I N (fragmento de EL DÍA, LOS DÍAS) (Marifé Santiago Bolaños) (Leído por Elvira Herrero) Estoy cansada y me gustaría tumbarme a la orilla de este camino al que sembraron flores para que no perdiera yo el rumbo que habría de conducirme hasta tus brazos, amado mío… Estoy cansada. Pero es ese cansancio feliz que regala el amor y el recuerdo del amor. Te escribo en la intimidad de este cuarto que no reconozco, pero que se hace tuyo y mío cuando la imagen de nuestros cuerpos ilumina la oscuridad. Sé que fui Ruth, y que fui Fátima y que fui Ella sin nombre. Pero tú haces que sea Dulcinea para siempre, que cumpla años sin envejecer, que la prosa de mi biografía se haga verso… Leeremos juntos, en la ínsula de nuestra cama, la suerte de Merlín que me encontró en Aldonza, y la esperanza de Ulises el viajero cuando la hermosa Calipso le señaló la costa lejana de Ítaca. Leeremos juntos la geografía tuya y mía, escrita por Cide Hamete Benengeli con la solemnidad que se escriben los salmos, para que nuestros besos jugosos le pongan música a la voz y los caballos de madera se eleven hasta los cielos. Leeremos juntos el poema que escribe en el aire este amor nuestro, el que le dará nombre y vestido a las mujeres de los escuderos y borrará las carcajadas de las condesas que no saben soñar.

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Te aguardaré un año, Caballero de la Eternidad, aquí, en este cuarto de los dos. Te aguardaré escribiendo la historia de los hombres y de las mujeres que se aman y que ensombrecen, con su amor, el ruido infame de las batallas. XIII (Celia Manso, alumna de 4º de ESO) Leído por Celia Manso Y ahora, que todavía no te conozco del todo, me gustaría que me dijeras cuál es tu recuerdo favorito, qué mirada de todas las que has visto es la que más te marcó, qué sonrisa te hace sonreír, cuál es tu canción favorita en el mundo, cuántas veces al día lloras, si eres de esas personas que sueñan despiertas, si vives con los pies en el suelo y si has cumplido algún sueño. Me gustaría que me hablases de tu lugar favorito en el mundo, de tu persona favorita, de tus miedos, tus pesadillas y tus sonrisas. Que me digas si prefieres el tabaco de sabores o el normal, si crees en el amor a primera vista, si te gustan las palomitas y las tardes de manta y peliculón, si te gustan los juegos a escondidas, si eres más de besos, abrazos o caricias; si, aunque no tengas cosquillas, fingirías por verme sonreir. Me gustaría saber qué sientes cuando pones un cigarrillo entre tus dientes y lo enciendes, si alguna vez te han dado la mano en mitad de un semáforo en rojo y qué sentiste si lo han hecho, si alguna vez te has enamorado de alguien que no habías visto todavía, si has llorado alguna vez delante de tus amigos. Necesito saber cuántos cuchillos llevas clavados en la espalda y si alguno de estos se puede quitar sin efectos secundarios, cuántos besos se acumulan en tu cuello, cuántas noches en vela acumulas en tus ojeras. Y, ahora, ahora me gustaría saber si me dejarías cogerte de la mano, cualquier día de estos, por el centro. Si prefieres las películas de amor, humor o terror, por qué te gusta tanto el número trece, y si te gusta bailar.

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En definitiva, me gustaría poder, algún día, formar parte de tu vida, hacerte sonreír siempre que pueda, convertirte en mi equilibrista favorita, convertirme en tu salvavidas siempre que quieras. ¿Es mucho pedir? Si hace falta, te espero toda la vida. THE KITE RUNNER (COMETAS EN EL CIELO) (fragmento) (Khaled Housseini) (Leído por Sara Acebes, Leticia Lázaro y Nélida Prieto) Later that night, I was passing by my father’s study when I overheard him speaking to Rahim Khan. I pressed my ear to the closed door. “ – grateful that he’s healthy.” Rahim Kham was saying. “I know, I know. But he’s always buried in those books or shuffling around the house like he’s lost in some dream.” “And?” “I wasn’t like that.” Baba sounded frustrated, almost angry. Rahim Khan laughed. “Children aren’t colouring books. You don’t get to fill them with your favourite colours.” “I’m telling you.” Baba said, “I wasn’t like that at all, and neither were any of the kids I grew up with.” “You know, sometimes you are the most self-centred man I know.” Rahim Khan said. He was the only person I knew who could get away with saying something like that to Baba. “It has nothing to do with that.” “Nay?” “Nay?” “Then what?” I heard the leather of Baba’s seat creaking as he shifted on it. I closed my eyes, pressed my ear even harder against the door, wanting to hear, not wanting to hear. “Sometimes I look out this window and I see him playing on the street with the neighbourhood boys. I see how they push him around, take his toys from him, give him a shove there, a whack there. And you know, he never fights back. Never. He just…. drops his head and…..” “So he’s not violent.” Rahim Khan said. “That’s not what I mean, Rahim, and you know it.” Baba shot back. “There’s something missing in that boy.” Esa noche, a última hora, pasé junto al despacho de mi padre y oí que hablaba con Rahim Kan. Presioné el oído contra la puerta cerrada. —...agradecido de que está sano —decía Rahim Kan. —Lo sé, lo sé. Pero siempre está enterrado entre esos libros o dando vueltas por la casa como si estuviese perdido en algún sueño. —¿Y? —Yo no era así. —Baba parecía frustrado, casi enfadado. Rahim Kan se echó a reír. —Los niños no son cuadernos para colorear. No los puedes pintar con tus colores favoritos. —Te lo aseguro —dijo Baba—, yo no era así en absoluto, ni tampoco ninguno de los niños junto a los que me crié.

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—¿Sabes? A veces pienso que eres el hombre más egocéntrico que conozco —replicó Rahim Kan. Era la única persona que yo conocía capaz de decirle algo así a Baba. —No tiene nada que ver con eso. —¿No? —No. —¿Entonces con qué? Oí que el sofá de piel de Baba crujía cuando cambió de posición. Cerré los ojos y presioné la oreja con más fuerza contra la puerta; por una parte quería escuchar, por otra no. —A veces miro por esta ventana y lo veo jugar en la calle con los niños del vecindario. Lo empujan, le quitan los juguetes, le dan codazos, golpes... ¿Y sabes? Nunca se defiende. Nunca. Se limita a..., agacha la cabeza y... —Por lo tanto, no es violento —dijo Rahim Kan. —No me refiero a eso, Rahim, y lo sabes —contraatacó Baba—. A ese chico le falta algo. LA FEUILLE DU SALUT PUBLIC (extracto de LA CIUDADANA) (María Rosa Cutrufelli) (Informe sobre la muerte de Olympe de Gouges, 14 de brumario, año II de la Repúplica) (Leído por Cristina Lorenzo y María José Sánchez) Olympe de Gouges, nacida con una imaginación exaltada, confundió su delirio con una inspiración de la naturaleza: quiso ser Hombre de Estado. Ayer la ley castigó a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes que corresponden a su sexo. Olympe de Gouges fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793 por defender la igualdad entre hombres y mujeres. Se dice que sus últimas palabras pudieron ser estas: Lloro. ¿Por qué no debería de hacerlo? Yo soy una mujer, Henri Sanson, una mujer que quiso ser alguien. Es por la dulzura de este sueño por lo que lloro. Y porque habría deseado morir un día soleado, con los brazos libres y mi sombrerito azul encasquetado delicadamente sobre la frente. PARA VIVIR (Irene González, alumna de 2º de ESO) (Leído por Irene González) Ilusión y pasión, para vivir. Rompo el sueño, para vivir. Empujo el miedo, para vivir. Nunca dejo mi imaginación, para vivir. Encuentro mi felicidad para vivir.

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ACRÓSTICO (Andrea Cirstian, alumna de 2º de ESO) (Leído por Yoana Martín) Ogros feos, grandes y monstruosos. Juguete, eso es lo único que fui para ti. Obra de teatro, así es nuestro amor. Sueños rotos gracias a ti. Quejidos de dolor. Última en enterarme. Efecto de un mal acto. Nada es los que ahora siento. Obedecer y ser obedecido. Verte, aunque sea desde lejos. Empujado hacia la maldad. Nacer para luego morir. Correr de la maldad. Ocultar todo el tiempo posible la verdad. Razones demás para morir. Admitir la maldita realidad. Zancón, así es tu pantalón. Ondas de nuestra canción. Nunca nos amamos. Querer hacer algo y no poder. Única y especial. Entenderte es lo único que no puedo hacer. Negar que te amo cada vez más. Oscuro pasado tenemos. Seguirte amando es lo que yo no quiero. Intento olvidarte pero no es fácil. Entiendo que tú no me amas. No puedo cambiar la realidad. Te amo y tú lo sabes. En este mundo ya no tengo nada que hacer.

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LA QUE SUSCRIBE, FULANITA DE TAL (Belén Reyes) (Leído por Yolanda Rodríguez) con DNI y condena sin causa a vivir de alquiler en un tercero, DICE: Que con fecha 22 de octubre de 1964 presenté mi solicitud de admisión en este mundo, como consta en la partida de nacimiento que adjunto. Y que hasta la fecha no han sido reconocidos mis derechos… Y llevo treinta y seis años viviendo en bajito, amando en bajito, escribiendo poemas inútiles, soportando dolores menstruales, amputaciones de alma, apuros económicos, cigarrillos caros, empujones en el metro, empujones en la vida, pisotones psíquicos, traiciones políticas, estafas afectivas, chantajes psicológicos y todo tipo de agresiones. Por lo que SUPLICO: Que teniendo por presentado este escrito, se sirvan admitirlo, y sean reconocidos mis derechos como ser humano de segunda mano o como ser probeta de segunda teta. NO TE RINDAS (Mario Benedetti) (Leído por Pompeyo Velasco) No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas,

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aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo porque lo has querido y porque te quiero porque existe el vino y el amor, es cierto. porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños Porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento. porque no estás solo, porque yo te quiero.

ORACIÓN DE UN DESOCUPADO (Juan Gelman) (Leído por Esperanza Serna) Padre, desde los cielos bájate, he olvidado las oraciones que me enseñó la abuela, pobrecita, ella reposa ahora, no tiene que lavar, limpiar, no tiene que preocuparse andando el día por la ropa, no tiene que velar la noche, pena y pena, rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente. Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces, que me muero de hambre en esta esquina,

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que no sé de qué sirve haber nacido, que me miro las manos rechazadas, que no hay trabajo, no hay, bájate un poco, contempla esto que soy, este zapato roto, esta angustia, este estómago vacío, esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre cavándome la carne, este dormir así, bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido te digo que no entiendo, Padre, bájate, tócame el alma, mírame el corazón, yo no robé, no asesiné, fui niño y en cambio me golpean y golpean, te digo que no entiendo, Padre, bájate, si estás, que busco resignación en mí y no tengo y voy a agarrarme la rabia y a afilarla para pegar y voy a gritar a sangre en cuello porque no puedo más, tengo riñones y soy un hombre, bájate, qué han hecho de tu criatura, Padre? un animal furioso que mastica la piedra de la calle? PALABRAS Y SILENCIOS (Teresa Díaz Garrido) (Leído por Inma Juárez) “Solo hay dos cosas: palabras y silencios” (La vida secreta de las plantas) Silencios mesetarios que impregnan la mente de palabras calladas. Horizontes silenciosos donde se pierden las palabras pensadas. Palabra expresada. Palabras retenidas. Palabras ahogadas en mentidas palabras, Silencios que empapan. Palabras mojadas en lágrimas. Lo dicho. Lo omitido. Lo confiado al silencio del otro.

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Silencios que son palabras no creadas, pero que al fin y al cabo, son palabras. Silencios que son un don, vacío grato, desconocidos por no pensados. Silencios de los labios y palabras del corazón. La vida secreta de las palabras, el secreto guardado para siempre, la palabra presa por unos días, unas horas, unos meses… EL GIGANTE DE LOS OJOS AZULES (Antonio Gamoneda) (Leído por Marta Tapia) Era un gigante de ojos azules que amaba a una mujer muy pequeña cuyo sueño era una casita que tuviera en su jardín madreselvas. El gigante amaba en gigante, sus manos hechas para grandes trabajos no habrían podido construir los muros ni sacudir la campanilla de la casita que tendría en su jardín madreselvas. Era un gigante de ojos azules que amaba a una mujer pequeñita. Ella, tan delicada, se cansó pronto: sobre el largo camino del gigante, sintió sed de bienestar. “Adiós” dijo ella a los ojos azules y, cogiéndose del brazo del nuevo rico, entró en la casa que tenía en su jardín madreselvas. El gigante comprende ahora que los amores de gigante no pueden estar encerrados en la casita de las madreselvas.

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LABIOS SALADOS (Sara Ortega, alumna de 4º de ESO) (Leído por Sara Ortega) Labios salados tras una despedida. Hojas de papel mojadas con cuentagotas. Tierra, estrenando las rodillas de un niño. La sonrisa en una cara que tiene de todo, menos ganas de reírse. LETRILLA FINAL DE LA CERTIDUMBRE (Carlos Murciano) (Leído por Antonio Sanz) …quien no os conoce, no os ama. ¡Oh verdadero amador! Exclamaciones, XIV, 1; XVI, 2 Canta el lúgano en la rama imitando al ruiseñor, pero es suyo su dolor, suyas sus penas y su llama Quien no os conoce, no os ama. ¡Oh verdadero amador! De otro tinte es su color, de otro otero, su retama, pero el amor que reclama es mismamente su amor. Quien no os conoce, no os ama. ¡Oh verdadero amador! La música que derrama es de otro mago cantor, pero suyo es el clamor que rueda sobre la grama. Quien no os conoce, no os ama. ¡Oh verdadero amador! Ea, pues, sabed, Señor, que cuando mi voz se inflama de la vuestra, quien os llama es mi celo y es mi ardor. Quien no os conoce, no os ama. ¡Oh verdadero amador!

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¿Y QUIÉN SOY YO? (Alexander Hidalgo, alumno de 2º de ESO) (Leído por Sonsoles Calle) ¿Y quién soy yo? ¿Y quién es él? ¿Quién eres tú? Solo pronombres del ayer. La amarga hiel que besas tú, ayer también era de él, yo solo sé que no lo sé, que no sé si hoy renaceré. Yo moriré, tú matarás, tu mortal gas lo trajo él, mató el amor, rompió el pincel, colgó a la musa de la esquina del papel. Poeta yo, que empuño pluma, quimera tú, que echabas fuego en tus mentiras, y Cronos Él, que vendió a Urano, por empaparse de tus llamas.

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UNA CHICA CON MINIFALDA QUE LEE LA BIBLIA DELANTE DE MI VENTANILLA (Charles Bukowski) (Leído por Miguel Cubero) Domingo, me estoy comiendo un pomelo. ha acabado la misa en la iglesia ortodoxa rusa hacia el oeste. es morena con ascendencia del este, los grandes ojos castaños levantan la mirada de la Biblia y la vuelven a bajar. una pequeña Biblia roja y negra, y mientras lee no deja de mover las piernas, no deja de moverlas, ejecuta una lenta danza rítmica leyendo la Biblia… largos pendientes de oro; 2 pulseras de oro en cada brazo, y supongo que eso es un mini-traje, la tela le ciñe el cuerpo, ese tejido es de un color canela clarísimo se gira de aquí para allá, piernas largas y jóvenes, cálidas al sol… no hay forma de escapar a su ser no hay deseo de hacerlo… en mi radio suena música sinfónica que ella no alcanza a oír pero sus movimientos coinciden exactamente con los ritmos de la sinfonía… es morena, es morena está leyendo sobre Dios. yo soy Dios.

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ÍNDICE Lucha obrera (varios autores) 3 Palabras con magia (Ana María Matute) 13 En el desierto (Manuel Espejo) 17 Antipoesía (Nicanor Parra) 21 Beatus Ille (Horacio) 33 Yo te nombro (varios autores) 39 Santa Teresa 49 El Quijote en el Marqués (varios autores) 57 Simbiosis (Manuel Espejo) 75 Armonía en los números (varios autores) 81 Aquí yacen dragones (Fernando León) 87 Toda una vida (varios autores) 95 Cajón de Sastre (varios autores) 101

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EL ÁRBOL DE LA POESÍA