I.DESPUÉS DE LA · del desenlace final, Bill el Tartaja tenía diez años. El barquito junto al...
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I. DESPUÉSDELAINUNDACIÓN(1957)
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El terror, que no terminaría por otros veintiocho años—si es que terminóalgunavez—,comenzó,hastadondeséopuedocontar,conunbarcodepapelqueflotabaalolargodelarroyodeunacalleanegadadelluvia.Elbarquitocabeceó,seladeó,volvióaenderezarseenmediodetraicioneros
remolinos y continuó sumarcha porWitcham Street hacia el cruce de ésta yJackson.Elsemáforodelaesquinaestabaaoscurasytambiéntodaslascasas,enaquellatardedeotoñode1957.Llovíasincesardesdehacíaunasemanaydosdíasatráshabían llegado losvientos.Desdeentonces, lamayorpartedeDerryhabíaquedadosincorrienteeléctricayaúnseguíaasí.Un chiquillo de impermeable amarillo y botas rojas seguía alegremente al
barcodepapel.La lluvianohabía cesado, pero al fin estaba amainando.Caíasobre la capucha amarilla del impermeable y a oídos del niño sonaba comolluviasobreeltejadodeuncobertizo…unsonidoreconfortante,casiacogedor.ElniñosellamabaGeorgeDenbrough.Teníaseisaños.William,suhermano,aquienlosniñosdelaescuelaprimariadeDerryconocíancomoBillelTartaja,estabaensucasarecuperándosedeunaagudagripe.Eneseotoñode1957,ochomesesantesdequecomenzasenrealmenteloshorroresyveintiochoañosantesdeldesenlacefinal,BillelTartajateníadiezaños.El barquito junto al cual corría George era obra de Bill. Lo había hecho
sentado en su cama, con la espalda apoyada en un montón de almohadas,mientras la madre tocaba Para Elisa en el piano de la sala y la lluvia batíamonótonamentelaventanadesuhabitación.Aunterciodemanzana,caminodelsemáforoapagado,WitchamStreetestaba
cerradaaltráficoporvariostonelesdebreaycuatrocaballetescolornaranjaenlos que se leía: AYUNTAMIENTO DE DERRY DEPARTAMENTO DE OBRAS PÚBLICAS. Tras ellos, lalluviahabíadesbordadoalcantarillasatascadasconramas,piedrasycúmulosdePENGUIN
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pegajosas hojas otoñales. El agua había horadado el pavimento al principio yarrancado luego grandes trozos. Hacia el mediodía del cuarto día de lluvia,algunos trozos de pavimento eran arrastrados por la intersecciónde JacksonyWitcham como témpanos de hielo en miniatura. Muchos habitantes de Derryhabían empezado por entonces a hacer chistes nerviosos sobre el Arca. ElDepartamento deObras Públicas se las había arreglado paramantener abiertaJackson Street, pero Witcham estaba intransitable desde las barreras hasta elcentromismodelaciudad.Todosestabandeacuerdo, sinembargo,enque lopeorhabíapasado.El río
Kenduskeag había crecido casi hasta sus márgenes en los eriales y pocoscentímetrospordebajodelosmurosdecementodelcanalqueleconducíaporelcentrodelaciudad.Enesosmomentos,ungrupodehombres—entreellosZackDenbrough,elpadredeGeorgeyBill—estabaretirandolossacosdearenaquehabíanlanzadoeldíaanteriorconaterrorizadaprisa.Undíaantes,lainundacióny los costosos daños parecían casi inevitables. Bien sabía Dios que ya habíaocurridoanteriormente—la inundaciónde1931había sidoundesastreconuncostodemillonesdedólaresydemásdeveintevidas—.Deaquellohacíayamuchotiempo,peroaúnquedabagenteporahíquelorecordabaparaasustaralresto.Unade lasvíctimasde la inundaciónhabíasidohalladaenBucksport,aunoscuarentakilómetrosdedistancia.Lospeceslehabíancomidolosojos,tresdedos,elpeneylamayorpartedelpieizquierdo.Agarradoporloquerestabadesusmanos,habíaaparecidoelvolantedeunFord.Ahora,sinembargo,elríoestabaretrocediendoycuandoseelevaralanueva
presa hidráulica de Bangor, corriente arriba, dejaría de ser una amenaza. AlmenosesodecíaZackDenbrough,que trabajabaenHidroeléctricaBangor.Encuantoalosdemás…bueno,lasinundacionesfuturasesperarían.Loimportanteera salir de ésta, devolver la corriente eléctrica y después olvidarla.EnDerry,olvidarlatragediayeldesastreeracasiunarte,talcomoBillDenbroughllegaríaadescubrirconeltiempo.Georgesedetuvodetrásdelasbarrerasalbordedeunaprofundagrietaabierta
en la superficie de alquitrán de Witcham Street. La grieta discurría casiexactamente en diagonal. Terminaba al otro extremo de la calle, a unos docemetrosdedondeélseencontraba,colinaabajohacialaderecha.Rióenvozalta,mientras el agua desbordada llevaba su barco de papel hasta unas diminutascataratas formadas por otra grieta en el pavimento. El agua había abierto uncanalquecorríaparaleloalagrietayelbarcoibadeunladoaotrodelacallearrastradotandeprisaporlacorrientequeGeorgetuvoquecorrerparaseguirlo.PENGUIN
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El agua formaba láminas de lodobajo sus botas. Sus hebillas sonaban conunjubilosotintineomientrasGeorgeDenbroughcorríahaciasuextrañamuerte.Yelsentimientoquelecolmabaenesemomentoera,simplemente,amorhaciasuhermano…amory tambiéncierta tristezaporqueBillnopodíaestarallíparaveraquello.Claroqueéltrataríadecontárselocuandovolvieseacasa,perosabíaquejamásconseguiríaqueBillloviesetalcomoéstesílohubieseconseguido.Billdestacabaenlecturayredacción,peroaunasuedadGeorgeteníacapacidadsuficienteparacomprenderquenosóloporesoobteníaBill lasmejoresnotas;tampoco era el único motivo de que a los maestros les gustaran tanto suscomposiciones.Laformadecontarerasólounapartedelasunto.Billsabíaver.El barquito sólo era una página arrancada de la sección de anuncios
clasificadosdelNewsdeDerry,peroGeorge lo imaginabacomouna torpederaenunapelículadeguerradelasqueélyBillsolíanverenelcineDerry,enlasmatinéesdelossábados.UnapelículadeguerraenlaqueJohnWayneluchabacontra los japoneses. La proa del barco levantaba olas a cada lado mientrasseguíasuprecipitadocursohacialacunetadelladoizquierdodelacalle.Enesepunto,unnuevoarroyuelocorríasobrelagrietaabiertaenelpavimentocreandounremolinobastantegrande.Georgepensóqueelbarcoseiríaapique.Escoródemodoalarmanteperoluegoseenderezó,giróynavegórápidamentehacialaintersección. George lanzó gritos de júbilo y corrió para alcanzarlo. Sobre sucabeza, una torva ráfaga de viento otoñal hizo silbar los árboles, casicompletamenteliberadosdesushojasacausadelatormenta,queeseañohabíasidounsegadorimplacable.
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Incorporado en la cama, con lasmejillas aún sonrojadas (pero con la fiebreretirándose finalmente), Bill había terminado el bote, pero cuando Georgeintentócogerlo,Billlopusofueradesualcance.—Ahorat-t-tráemelap-p-parafina.—¿Quéeseso?¿Dóndeestá?—Estáeneles-t-t-tantedels-s-sótano,albajar—dijoBill—.Enunacajaque
diceG-gu-Gulf.Tráemeeso,juntoconuncuchilloyunc-c-cuenco.Yunac-c-cajadef-fósforos.Georgefueenbuscadeesascosas.Oyóquesumadreseguíatocandoelpiano,
peroyanoeraParaElisa, sinoalgoqueno legustaba tanto, algoque sonabasecoyalborotado;oyólalluviaazotandolasventanasdelacocina.Esesonido
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erareconfortante,peronoasílaideadebajaralsótano.Nolegustabaelsótanonilegustababajarporsusescalerasporquesiempreimaginabaqueallíabajo,enla oscuridad, había algo. Era una tontería, por supuesto, lo decía su padre, lodecíasumadre,y,aúnmásimportante,lodecíaBill,peroaunasí…Nolegustabasiquieraabrirlapuertaparaencenderlaluz,porquetemía(era
algotanestúpidoquenoseatrevíaacontárseloanadie)que,mientrastanteabaenbuscadelinterruptor,unagarraespantosaseposarasobresumuñeca…yloarrebatara hacia esa, oscuridad que olía a suciedad, humedad y hortalizaspodridas.¡Qué estupidez!No existíanmonstruos con garras peludas y llenos de furia
asesina.Devezencuando,alguiensevolvíalocoymatabaamuchagente—aveces,ChetHuthleycontabacosasdeésas,enel informativode lanoche—,ytambiénestabanloscomunistas,porsupuesto,peroningúnmonstruohorripilantevivía en el sótano. No obstante, la idea persistía. En aquellos momentosinterminables,mientrasbuscabaatientaslallavedelaluzconlamanoderecha(elbrazoizquierdosecogíaconfuerzaalajambadelapuerta),elolorasótanoparecía intensificarse hasta llenar el mundo entero. Los olores a suciedad,humedad y hortalizas podridas se mezclaban en un olor inconfundible eineludible;eldelmonstruo, laapoteosisde todoslosmonstruos.Eraelolordealgoqueélnosabíanombrar;elolordeEso1agazapadoalacechoylistoparasaltar. Una criatura capaz de comer cualquier cosa, pero especialmentehambrientadecarnedeniño.Aquellamañanaabrió lapuertapara tantear interminablementeenbuscadel
interruptor, sujetando elmarco de la puerta con la fuerza de siempre, los ojosapretados, lapuntade la lenguaasomandopor lacomisurade los labioscomounaraicillaagonizantebuscandoaguaenunsitiodesequía.¿Gracioso?¡Claro!«MiraaGeorgie.¡Georgieletienemiedoalaoscuridad!¡Vayatonto!»Elsonidodelpianollegabadesdeloquesupadrellamabasaladeestarysu
madre saladevisitas.Sonabaamúsicadeotromundo, lejana, comodebendesonarlasconversacionesyrisasdeunaplayaabarrotadaalnadadorexhaustoqueluchacontralacorriente.¡Susdedosencontraronelinterruptor!Loaccionaron…ynada.Nohabíaluz.«¡Malditasea!¡Lacorrienteeléctrica!»Georgeretiróelbrazocomodeuncestollenodeserpientes.Retrocediódesde
lapuertaabierta,elcorazónpalpitante.Nohabíacorriente,porsupuesto;habíaolvidadoque lacorrienteestabacortada.¿Yahoraqué?¿DecirleaBillquenoPENGUIN
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podíallevarlelacajadeparafinaporquenohabíaluzyteníamiedodequealgolocogieseenlasescalerasdelsótano,algoquenoeracomunistaniunasesinoloco,sinounacriaturamuchopeor?¿Algoquesimplementedeslizaríaunapartedesumalignoserentrelospeldañosparacogerleporeltobillo?Sonaríaridículo.Otros podrían reírse de esas fantasías, pero Bill no se reiría. Bill se pondríafurioso.Billdiría:«Aversicreces,Georgie…¿Quieresestebarquitoono?»Comosileleyeraelpensamiento,Billgritódesdeeldormitorio:—¿Tehasmuertoallíabajo,G-Georgie?—No, ya lo llevo, Bill—respondióGeorge, y se frotó los brazos para que
desaparecieseladelatoracarnedegallina—.Sólomeheentretenidoentomarunpocodeagua.—Bueno,puesdateprisa.ApenasGeorge bajó los cuatro escalones que faltaban para llegar al estante
delsótano,elcorazónmartilleándoleensugarganta,elvellodelanucaerizado,los ojos ardiendo, las manos heladas y la seguridad de que, en cualquiermomento,lapuertadelsótanosecerraríadejándoleaoscurasyentoncesoiríaaEso,algopeorquetodosloscomunistasylosasesinosdelmundo,peorquelosjaponeses,peorqueAtilaelhuno,peorquelosseresdecienpelículasdeterror.Eso, gruñendo profundamente —George oiría el gruñido en esos segundosdemenciales antes de que Eso se abalanzase sobre él y le despanzurrara lasentrañas—.Acausadelainundación,elhedordelsótanoestabapeorquenunca.La casa se había salvado por encontrarse en la parte alta deWitcham Street,cerca de la cimade la colina, pero abajo aún seguía el agua estancada que sehabíafiltradoporloscimientosdepiedra.Eloloreraterrosoydesagradable.George examinó los chismes del estante tan rápidamente como pudo: latas
viejasdebetúnKiwiy trapospara limpiar zapatos, una lámparadequerosenorota, dos botellas de limpiacristalesWindex casi vacías, una vieja lata de ceraTurtle.Poralgunarazón,esalataleimpresionóycontemplólatortugadelatapaconperplejidadhipnótica.Laapartó luegohaciaatrás…yallíestaba,por fin,unacajacuadradaconlainscripciónGULF.Georgecorrióescalerasarribatanrápidocomopudo,dándosecuentadeque
llevaba salidos los faldones de la camisa y de que esos faldones serían superdición: lacosadelsótano lepermitiría llegarcasihastaarribayentonces lecogeríaporelfaldóndelacamisaytiraríahaciaatrásy…Llegóalacocinaycerrólapuertadeunportazo.Georgeseapoyócontraella
con losojoscerrados, la frentey losbrazoscubiertosde sudor, sosteniendo lacajadeparafinaenunamano.PENGUIN
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Oyólavozdesumadre:—Georgie,¿podríasgolpear lapuertaunpocomás, lapróximavez?Incluso
podríasromperlosplatosdelaparador.—Disculpa,mamá.—Georgie,soinútil—llamóBill,desdesudormitorio,conentonacióngrave
paraquelamadrenoleoyese.George rió. El miedo había desaparecido, se había desprendido de él tan
fácilmentecomounapesadillasedesprendedelhombrequedespiertaconlapielfría y el aliento agitado palpándose el cuerpo y mirando alrededor paraasegurarsedequenadahaocurridoenrealidad:olvidalamitadcuandosuspiestocan el suelo; las tres cuartas partes, cuando sale de la ducha y comienza asecarse con la toalla; y la totalidad cuando termina el desayuno.Desaparecidaporcompleto…hastalapróximavez,cuandoenelpuñodelapesadilla todoslosmiedosvolveránarecordarse.«Esa tortuga—pensóGeorge, acercándose al cajón donde se guardaban los
fósforos—.¿Dóndehevistounatortugaasí?»Peronolorecordó.Sacóunacajadecerillasdelcajón,uncuchillodelescurridor(sosteniendoel
filolejosdesucuerpo,comolehabíaenseñadosupadre)yunpequeñoboldelaparador.LuegovolvióalcuartodeBill.—Eres un inepto, G-georgie—dijo Bill cordialmentemientras apartaba las
cosas que había en su mesilla de noche: un vaso vacío, una jarra de agua,kleenex,libros,yunfrascodeVicksVapoRub(cuyoolorBillasociaríatodasuvida a pechos flemosos y narices tapadas). También estaba allí la vieja radioPhilco, pero no emitía ni a Chopin ni a Bach, sino una canción de LittleRichard…aunquemuybajito,tanbajitoqueLittleRichardperdíatodasucrudayelementalpotencia.Lamadre,quehabíaestudiadopianoenJuilliard,detestabaelrockandroll.Másquedetestarlo,loabominaba.—Nosoyningúninepto—dijoGeorge,sentándoseenelbordedelacamay
poniendoenlamesalascosasquehabíatraído.—Sí lo eres—dijoBill—.No eres otra cosa que un inepto de culo gordo,
negroyasqueroso.George trató de imaginar a un chico que sólo fuese un culo con piernas y
comenzóareírse.—TienesunculomásgrandequeAugusta—dijoBill,tambiénriendo.—Tuculoesmásgrandequetodoelestado—replicóGeorge,loqueleshizo
desternillarsederisadurantecasidosminutos.PENGUIN R
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Siguióunaconversaciónensusurros,delasquetienenmuypocosignificadoparaquiennoseaunniñopequeño:acusacionessobrequién teníaelculomásgrande,quiénteníaelorificiomásnegro,etcétera.Finalmente,Billsoltóunadelaspalabrasprohibidas:acusóaGeorgedeserunculogordo,grandeyllenodemierda,conlocualrieronacarcajadas.LarisadeBillseconvirtióenunataquedetos.Cuandoporfinempezóaceder(lacaradeBillhabíatomadouncolordeciruela que George contemplaba con cierta alarma), el sonido del piano seinterrumpió. Los dos miraron en dirección a la sala, esperando el ruido deltabureteylospasosimpacientesdelamadre.Billhundiólabocaenelhuecodelcodo,sofocandolasúltimastosesmientrasseñalabalajarra.Georgelesirvióunvasodeaguayélselobebióentero.Elpiano reinicióParaElisa.BillelTartaja no olvidaría jamás esa pieza, y
aúnmuchos años después no podría escucharla sin que se le pusiera carne degallina;elcorazónledabaunvuelcoyrecordaba:«MimadreestabatocandoesoeldíaenquemurióGeorgie.»—¿Vasaseguirtosiendo,Bill?—No.Billsacóunkleenexdelacaja,carraspeóruidosamenteelpechoyescupióen
elpapel,alquearrugóyarrojóalcestoqueteníajuntoalacamallenodebollossimilares. Por fin abrió la caja de parafina y dejó caer un cubo ceroso en lapalmadesumano.Georgeloobservabaensilencio.ABillnolegustabaquelehablasemientrashacíacosas,peroél sabíaquesimanteníaelpicocerrado,suhermanoacabaríaporexplicarloqueestabahaciendo.Billcortóconelcuchillountrocitodelcubodeparafina.Luegolopusoenel
cuenco, encendió una cerilla y la apoyó contra la parafina. Los dos niñosobservaronlallamitaamarilla,mientraselvientoagonizanteimpulsabalalluviacontralaventanaengolpeteosocasionales.—Hayqueimpermeabilizarelbarcoparaquenosehundaalmojarse—dijo
Bill.CuandoestabaconGeorgetartamudeabapoco,avecesnadaenabsoluto.En
laescuela,encambio,tartamudeabatantoquehablarleresultabaimposible.Losmaestrosmiraban hacia otra parte mientras Bill se aferraba a los lados de supupitreconlacaracasitanrojacomoelpeloylosojosentrecerrados,tratandodearrancarlealgunapalabraasutercagarganta.Casisiempre,lapalabrasurgía.Peroavecessimplementesenegaba.Alostresañoshabíasidoatropelladoporun coche y arrojado contra la pared de un edificio; había estado inconscientedurante siete horas. Su madre decía que ese accidente le había provocado laPENGUIN
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tartamudez.Aveces,George tenía la sensacióndeque supadre—yel propioBill—noestabatanseguro.El trozodeparafinasehabíaderretidocasicompletamenteenelcuenco.La
llama de la cerilla se apagó. Bill hundió el dedo en el líquido y lo sacóbruscamente con un leve silbido. Luego miró a George con una sonrisa dedisculpa.—Quema—dijo.Pocossegundosdespués,hundióotravezeldedoycomenzóauntardecerael
barcodepapel.Elmaterialsesecórápidamenteformandounapelículalechosa.—¿Puedoponerunpoco?—preguntóGeorge.—Deacuerdo,peronomancheslasmantassinoquieresquemamátemate.Georgehundióundedoenlaparafina,queaúnestabamuycalienteperoyano
quemaba,ycomenzóauntarelotroladodelbarco.—¡Nopongastanto,culosucio!—dijoBill—.¿Quieresquesehundaenelv-
v-viajeinaugural?—Perdona.George terminódeuntar laparafinay luego sostuvoel barcoen lasmanos.
Estabaunpocomáspesado,peronomucho.—¡Guau!—exclamó—.Voyasalirparahacerlonavegar.—Sí,ve—dijoBill.Deprontoparecíacansado…cansadoynomuybien.—Megustaríaquevinieras—dijoGeorge.Lehubiesegustadodeveras.Billa
vecesseponíamandónalcabodeunrato,perosiempreteníaideasestupendas—.Enrealidad,elbarcoestuyo.—Amítambiénmegustaríair—dijoBill,sombrío.—Ya…—Georgecambióelpesodelcuerpodeunpiealotro,conelbarcoen
lamano.—Ponte el impermeable y las botas —advirtió el mayor—, si no quieres
pescarunagripecomolamía.Casiseguroquelapescasdetodosmodospormisg-g-gérmenes.—Gracias,Bill.Esunbarcomuybonito.Yentonceshizoalgoquenohabíahechohacía tiempo, algoqueBill jamás
olvidaría:besóasuhermanoenlamejilla.—Ahorasílavasapescar,culosucio—dijoBill,másanimado.Sonrió—.Y
guardaestascosas.Sino,amamáledaráunataque.—Está bien. —George lo recogió todo y cruzó la habitación con el bote
precariamenteencaramadoalacajadeparafina,queibadentrodelbol.—G-g-georgie…PENGUIN
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Georgesevolvióparamirarasuhermano.—Tencuidado.—Descuida.—Fruncióel entrecejo.Esoeraalgoquedecían lasmadres,no
loshermanosmayores.ResultabatanextrañocomohaberledadounbesoaBill.Ysalió.Billjamásvolvióaverlo.
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Yallíestaba,persiguiendosubarcodepapelporelladoizquierdodeWitchamStreet. Corría deprisa, pero el agua le ganaba y el barquito estaba sacandoventaja.Oyóunrugidoyviocómocincuentametrosmásadelante,colinaabajo,elaguadelacunetaseprecipitabaenunabocadetormentaqueaúncontinuabaabierta. Era un largo semicírculo abierto en el bordillo de la acera ymientrasGeorge miraba, una rama desgarrada, con la corteza oscura y reluciente sehundióenaquellas fauces.Pendióporunmomentoy luegosedeslizóhaciaelinterior.Haciaallíseencaminabasubarco.—¡Mierda!—chillóhorrorizado.Forzóelpasoy,porunmomento,parecióqueibaaalcanzarlo.PeroGeorge
resbalóycayódespatarradoconungritodedolor.Desdesunuevaperspectiva,alaalturadelpavimento,vioqueelbarcogirabaenredondodosveces,atrapadoenotroremolino,antesdedesaparecer.—¡Mierdaymierda!—volvióachillar,golpeandoelpavimentoconelpuño.Esotambiénledolió,yseechóasollozar.¡Quémaneratanestúpidadeperder
elbarco!Sedirigióhacialabocadetormentayallísedejócaerderodillas,paramirar
el interior.Elaguahacíaunruidohuecoalcaeren laoscuridad.Esesonido ledioescalofríos.Hacíapensaren…—¡Eh!—exclamódepronto,yretrocedió.Allí adentro había unos ojos amarillos. Ese tipo de ojos que él siempre
imaginaba,sinverlosnunca,enlaoscuridaddelsótano.«Esunanimal—pensó—;esoestodo:unanimal;alomejorungatoquequedóatrapado…»De todos modos, estaba por echar a correr a causa del espanto que le
produjeron aquellos ojos amarillos y brillantes. Sintió la áspera superficie delpavimentobajolosdedosyelaguafríaquecorríaalrededor.Sevioasímismolevantándoseyretrocediendo.Yfueentoncescuandounavoz,unavozrazonableybastantesimpática,lehablódesdedentrodelabocadetormenta:—Hola,George.
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Georgeparpadeóyvolvióamirar.Apenasdabacréditoaloqueveía;eraalgosacadodeuncuentoodeunapelículadondeunosabequelosanimaleshablanybailan. Si hubiera tenido diez años más, no habría creído en lo que estabaviendo,peronoteníadieciséisañossinoseis.Enlabocadetormentahabíaunpayaso.LaluzerasuficienteparaqueGeorge
Denbroughestuviesesegurodeloqueveía.Eraunpayaso,comoenelcircooenlatele.ParecíaunamezcladeBozoyClarabell,elquehablabahaciendosonarsubocinaenHowdyDoody,lossábadosporlamañana.BúfaloBoberaelúnicoqueentendíaaClarabell,yesosiemprehacíareíraGeorge.Lacaradelpayasometidoenlabocadetormentaerablanca;teníacómicosmechonesdepelorojoacadaladodelacalvayunagransonrisadepayasopintadaalrededordelaboca.Si George hubiese vivido años después, habría pensado en Ronald McDonalantesqueenBozooenClarabell.El payaso sostenía en una mano un manojo de globos de colores, como
tentadorafrutamadura.Enlaotra,elbarquitodepapeldeGeorge.—¿Quierestubarquito,Georgie?—Elpayasosonreía.Georgetambiénsonrió,sinpoderevitarlo.—Sí,loquiero.Elpayasoseechóareír.—¡Asímegusta!¿Yunglobo?¿Quieresunglobo?—Bueno…sí,porsupuesto.—Alargólamanoperodeinmediatolaretiró—.
Nodebocogernadaquemeofrezcaundesconocido.Lodicemipapá.—Y tu papá tiene mucha razón —replicó el payaso sonriendo. George se
preguntócómopodíahabercreídoquesusojoseranamarillos,sierandeunazulbrillantecomolosdesumamáydeBill—.Muchísimarazón,yalocreo.Porlotanto, voy a presentarme. George, soy el señor Bob Gray, también conocidocomo Pennywise el Payaso. Pennywise, te presento a George Denbrough.George, te presento a Pennywise. Ahora ya nos conocemos. Yo no soy undesconocidoytútampoco.¿Correcto?Georgesoltóunarisita.—Correcto. —Volvió a estirar la mano … y a retirarla—. ¿Cómo te has
metidoahíadentro?—Latormentametrajovolaaaando—dijoPennywiseelPayaso—.Se llevó
todoelcirco.¿Nosientesoloracirco,George?George se inclinóhaciaadelante. ¡Deprontoolía a cacahuetes! ¡Cacahuetes
tostados! ¡Y vinagre blanco, del que se pone en las patatas fritas! Y olía aalgodóndeazúcar,abuñuelos,ytambiénaestiércoldeanimalessalvajes.OlíaelPENGUIN
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aromaregocijantedelaserrín.Ysinembargo…Sinembargo,bajotodoesoolíaainundación,ahojasdeshechasyaoscuras
sombrasenbocasdetormenta.Eraunolorhúmedoypútrido.Elolordelsótano.Perolosotrosoloreseranmásfuertes.—Sí,lohuelo—dijo.—¿Quieres tu barquito,George?Te lo pregunto otra vez porquenopareces
desearlomucho.Y se lo enseñó, sonriendo. Llevaba un traje de seda abolsado con grandes
botonescolornaranja.Unacorbatabrillante,decolorazuleléctrico,lecaíaporla pechera. En las manos llevaba grandes guantes blancos, como Mickey yDonald.—Sí,claro—dijoGeorge,mirandoelinteriordelabocadetormenta.—¿Yunglobo?Lostengorojos,verdes,amarillos,azules…—¿Flotan?—¿Quesiflotan?—Lasonrisadelpayasoseacentuó—.Oh,sí,claroquesí.
¡Flotan!Tambiéntengoalgodóndeazúcar…Georgeestirólamano.Elpayasolesujetóelbrazo.Y entonces George vio cómo la cara del payaso se convertía en algo tan
horripilantequelopeorquehabíaimaginadosobrelacosadelsótanoparecíaundulcesueño.Loqueviodestruyósucorduradeunzarpazo.—Flotan—croó la cosa de la alcantarilla con una voz que reía como entre
coágulos.SujetabaelbrazodeGeorgeconsupuñogruesoyagusanado.Tiródeélhacia
aquellahorribleoscuridadpordonde el agua corríay rugíay aullaba llevandohaciaelmarlosdesechosdelatormenta.Georgeintentóapartarsedeesanegruradefinitivayempezóagritarcomounlocohaciaelgriscielootoñaldeaqueldíadeotoñode1957.Susgritoseranagudosypenetrantesya lo largode toda lacalle,lagenteseasomóalasventanasysalióalosporches.—Flotan —gruñó la cosa—, flotan, Georgie. Y cuando estés aquí abajo,
conmigo,tútambiénflotarás.ElhombrodeGeorgechocócontraelbordillo.DaveGardener,queesedíano
había idoa trabajaralShoeboatdebidoa la inundación,vio sóloaunniñodeimpermeableamarillo,unniñoquegritabayseretorcíaenelarroyomientraselagua lodosa le corría sobre la cara haciendo que sus alaridos sonaranburbujeantes.—Aquí abajo todo flota —susurró aquella voz nauseabunda, riendo, y dePENGUIN
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prontosonóundesgarroyhuboundestellodeagoníayGeorgeDenbroughdejódeexistir.DaveGardener fueelprimeroen llegar.Aunque llegósólocuarentaycinco
segundos después del primer grito, George Denbrough ya había muerto.Gardenerloagarróporelimpermeable,tiródeélhacialacalle…yalgirarelcuerpo de George, también él empezó a gritar. El lado izquierdo delimpermeable del niño estaba de un rojo intenso. La sangre fluía hacia laalcantarilladesdeelagujerodondehabíaestadoelbrazoizquierdo.Untrozodehueso,horriblementebrillante,asomabaporlatelarota.Los ojos del niño miraban fijamente el cielo y mientras Dave retrocedía a
tropezoneshacia losotrosqueyacorríanpor lacalle,empezarona llenarsedelluvia.
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En alguna parte del interior de la boca de tormenta, que ya estaba casicolmadaporelagua(«Nopodíahabernadieallídentro»,declararíamástardeelcomisario del condado a un periodista del News de Derry con frustraciónindescriptible; nadie habría resistido aquella corriente brutal), el barquito deGeorgesiguiósuvelozmarchaporaquellascámarastenebrosasyporloslargoscorredores de cemento en los que el agua rugía y repicaba. Durante un ratocorrió paralelo a un pollo muerto que flotaba con sus amarillentas patasapuntadashaciael techochorreante; luego,enalgunaconfluenciaalestede laciudad,elpollofuearrastradohacialaizquierdamientraselbarquitodeGeorgeseguíaenlínearecta.Unahoradespués,mientrasalamadredeGeorgeleadministrabanunadosis
de sedantes en la sala de guardia del hospital y mientras Bill el Tartaja —aturdido,pálidoysilenciosoensucama—escuchabalosásperossollozosdesupadre en la sala donde lamadre había estado tocandoPara Elisa, el barquitosalióporuntubodecementocomounabalaporlabocadeunrevólverynavegóa toda velocidad por una zanja hasta un arroyuelo. Cuando se incorporó alhirviente y henchido río Penobscot, veinte minutos después, en el cieloempezabanaasomarlosprimerosclarosdeazul.Latormentahabíapasado.Elbarquitosetambaleabaysesumergíayavecessellenabadeagua,perono
se hundió; los dos hermanos lo habían impermeabilizado bien. No sé dóndeacabó por naufragar, si alguna vez lo hizo.Tal vez llegó almar y allí navegaeternamentecomolosbarcosmágicosdeloscuentos.Sóloséqueaúnestabaa
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floteenelsenodelainundacióncuandofranqueóloslímitesdeDerry,Maine.Yallíabandonóestahistoriaparasiempre.
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