ID · 2017-06-16 · Date como un genio de cordialidad. Llegados al final del comento de la hermosa...

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Año I Barcelona, M a y o d e 1 9 3 4 Núm. 11 M A\ €. A\ 1^1 II M II O A\ ID Pero, al dar, no ignores que. más que el dinero. Valen los perfumes de un amor sincero; Ui)a voz de alivio es don más certero Que todo potingue, joya o dineral. Abre tus entrañas, más que tu bolsillo; Date dulcemente, de modo sencillo; Ama con vehemencia, sin pompa ni brillo; Date como un genio de cordialidad. Llegados al final del comento de la hermosa poesía que nos vamos ahora a ocupar por última ^ez, nos es grato, muy grato, remarcar la gran iniportancia que le hemos dado y damos, ya que aquellas que lleguen a vivir la vida en este mundo 'le acuerdo con los conceptos contenidos en sus espiritualizadas estrofas, bien seguros podrán es- *ar que se hallan consumiendo su última existen- de carne por la tierra. Por lo que resi)ecta a las dos estrofas finales que un algo pasamos a glosar, contienen hermosí- S'nios consejos que no hay que limitarse única- ""'»te a leer, sino a ¡profundizar la eficacia de los "iismos en el seno de la realidad. En efecto, para los verdaderamente acongojados y doloridos, más eficaz habrá de serles siempre, (dos perfumes de un amor sinceron que la dádiva más generosa material, aunque descontamos que en la mayoría de los casos, al necesitado habrá de satisfacerle más lo último que lo primero, dada la inconscien- cia en que la vida se vive hoy por hoy todavía en este mundo grosero y [lasional. Conceder voces de alivio, abrir más las entrañas que el bolsillo, darse dulcemente, sencillamente, sin pompa ni brillo, darse como un genio de cor- dialidad, cosas son todas admirables, sublimes di- ríamos mejor, [K-ro apresurémonos a afirmar qm resultan materialmente imposibles de practicar, si no se ha llegado todavía a aquel grado i!e pro- greso, de espiritualidad que permita al ser de la tierra practicar el uAma con vehemencia" que aconseja en el penúltimo renglón. Entonces bien podremos afirmar categóricamen- te que [lara que resulte viable el que el hombre de la tierra pueda vivir la V^ida en la tierra tal como aconseja en sus estrofas la preciosa poesía Mag- - ( I )

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A ñ o I B a r c e l o n a , M a y o d e 1 9 3 4 N ú m . 11

M A\ €. A\ 11 II M II O A\ ID Pero, al dar, no ignores que. más que el dinero. Valen los perfumes de un amor sincero; Ui)a voz de alivio es don más certero Que todo potingue, joya o dineral. Abre tus entrañas, más que tu bolsillo; Date dulcemente, de modo sencillo; Ama con vehemencia, sin pompa ni brillo; Date como un genio de cordialidad.

Llegados al final del comento de la hermosa

poesía que nos vamos ahora a ocupar por última

^ez, nos es grato, muy grato, remarcar la gran

iniportancia que le hemos dado y damos, ya que

aquellas que lleguen a vivir la vida en este mundo

'le acuerdo con los conceptos contenidos en sus

espiritualizadas estrofas, bien seguros podrán es-

*ar que se hallan consumiendo su última existen-

de carne por la tierra.

Por lo que resi)ecta a las dos estrofas finales

que un algo pasamos a glosar, contienen hermosí-

S'nios consejos que no hay que limitarse única-

""'»te a leer, sino a ¡profundizar la eficacia de los

" i i s m o s en el seno de la realidad. En efecto, para

los verdaderamente acongojados y doloridos, más

eficaz habrá de serles siempre, (dos perfumes de

u n amor sinceron que la dádiva más generosa

material, aunque descontamos que e n la mayoría

de los casos, al necesitado habrá de satisfacerle

más lo último que lo primero, dada la inconscien­

c ia e n que la vida se vive hoy por hoy todavía

e n este mundo grosero y [lasional.

Conceder voces de alivio, abrir más las entrañas

que el bolsillo, darse dulcemente, sencillamente,

s in pompa ni brillo, darse como un genio de cor­

dialidad, cosas son todas admirables, sublimes di­

ríamos mejor, [K-ro apresurémonos a afirmar qm

resultan materialmente imposibles de practicar,

si no se ha llegado todavía a aquel grado i!e pro­

greso, de espiritualidad que permita al ser de la

tierra practicar el u A m a con vehemencia" que

aconseja en el penúltimo renglón.

Entonces bien podremos afirmar categóricamen­

te que [ lara que resulte viable el que el hombre de

la tierra pueda vivir la V^ida en la tierra tal c o m o

aconseja en s u s estrofas la preciosa poesía Mag-

- ( I )

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l í an imidad , le es indispensable primero g raduarse

en el ve rdadero Amor . ¡ Amor ! Frase mu}^ pro­

nunc iada y escrita a cada instante por tant ís imos,

pero . . . vacía casi siempre ante Dios en ve rdad .

.Seamos, pues, de una vez conscientes de que el

Amor es la base y origen de todo lo creado, y a

la vez la única medicina que lo cura t o d o , absolu­

tamente todo , lo que el alma a t ravés de su histo­

ria h a y a ido acumulando de impuro y por lo tan­

to indevido . Queramos g r adua rnos de continuo

en las prácticas del ve rdade ro A-mcr para todos

y para todo lo creado, y con ello no haremos más

que prepararnos pa ra el viaje al m u n d o inmedia to

superior que nos a g u a r d a ya para en él ir estu­

d i a n d o desde la rnás e levada g raduac ión , la for­

ma de ania.r y convivir mejor.

N o queremos terminar nuestra pobrísima labor

de comento y glosa de M a g n a n i m i d a d , sin fra­

ternalmente felicitarnos de que haya l legado a

nuestras manos ta l fruto poético, de un alma her­

m a n a que por la t ierra va d a n d o y a un algo deli­

cado de su amor, ya que a la vez nos ha permi t ido

al comentar la , d ivulgar la y hacerla así más eñcaz.

Dec id idos siempre a d ivu lgar t odo valor donde

lo encontremos, prometemos a nuestros lectores,

ac tuar siempre como en este y tan tos otros casos,

o sea d a n d o más importancia a lo que escriban

o den los demás en la forma que le den, a lo que

podamos escribir o da r nosotros. También así ac­

t u a n d o aceptamos que pract icamos para los demás

Amor .

L A REDACCIÓN

Solamente son productos naturales los que brinda al terrenal la Naturaleza, lo mismo para alimentar que para curar. Los fabricados por el hombre en sus laboratorios aunque se escondan bajo títulos de relumbrón naturistas, son y serán mientras existan, el áspid venenoso que aten­to sólo a su lucro inconfesable, no vacila en, a sus posi­bles víctimas emponzoñar. MACROCOSMO.

Suscripción pro-MACRocosMO : Suma anterior : 1 819'05 pesetas; C. S., 1'15; C. G., 1; E. C , 1; G., ;2; E. B., 5; ?., 0'20; P. R., 0'40; J. S., 5; Uno, 1; J. S., 1; Átomo, 1; E. C , 1; A. C , 0'4(}; F. E., 5; M., 4; P., 5; E. C, C'50; J. D., 1; -J. K. M., 1; M. J., 2; Suaig, Suaig, 25; E. C , 1; P. Ll., 1'55; R. V.. 2; Ll. J., 0'60: Mari Luz, 10; P. A., 0'40; E. C, 1; E. C, 2; Una floreta, 0'50; Me­sa, 4; Gandi, 5. — Total: 1.705'75 pesetas.

AMMliyiElPtSAXlRlIO iW^O Me pides en suma, hermano, en tu sana petición, un recuerdo, una memoria, una parte de mi amor, para ese acto aniversario que celebráis con ardor, pues sea, obrero valiente que luchas con lo sombrío, escribe lo que a tu mente le dicte mi corazón, que el alma corazón tiene, cuando ama con pasión. Mas pasión sana, sublime, oue fomenta el ideal, pasión que enlaza a las almas, que las míe y las alienta para que en batalla cruenta, venza lo espiritual. La sombra te acosa fiera, mas no vence a tu humildad, se entromete entre tus almas, perturba más de un hogar, de tu lado arranca a algunas, que Dios reponiendo va. y en ese luchar sin tregua, entre la sombra y la luz, el Centro querido crece, ramifica su labor, y al crecer el Centro, crece para tus almas tu amor. Tu obra asi se engrandece, se extiende y brilla mejor; la casta derrotada se enfurece, y más ataca en rededor. ¿Qué importan sus ataoues si se estrellan en tu calma, en tu amor y en tu humildad? Sigue hermano, luchador, como hasta aquí, y recogerás laureles; no te importe el que dirán, ni tampoco los desdenes, que tu obra brillará, y saldará tus ayeres. Cuando Natura cobije la unión vuestra numerosa, cuando veas tantas almas que te siguen afanosas, cuando gocéis y estudiéis con labores medianímicas, y ahnas dé gran luz acudan a cubriros con su amor, piensa campeón querido, que cosechas tu labor, piensa también que quien sufrir ha sabido. Dios al fin le ha concedido un algo compensador. ¿Qué es pues, vuestro aniversario? ¿Una fiesta? ¿ ü n desahogo? ¿Un nuevo lazo de amor? ¿Un instante en la luoha de reposo para luego luchar así mejor? ¿Es también un recuerdo selectivo? ¿Es por último un sublime motivo, para mejor conoceros y a,si amaros mejor? ¿Podréis formar acaso con tanto interrogante, un ramo aromoso, emotivo y palpitante, que eleve el latido de vuestro bien amaros? Así os lo desea esta pobre alma, que cual vosotros y con vosotros rememora aniversarios añejos que no han de volver, pero que al recordar ciertos suyos por los vuestros, reverdece su querer. El alma en alas de su amor profundo, más apetece cuando más obtiene, que por algo desciende a mundos como éste, donde debe sufrir cuando apetece. El apetecer del alma es en la carne dolor lancinante hasta que el alma vence en la lucha y eleva el diapasón del pecho amante, y entonces alma y corazón unidos trenzan la labor divina en mundo ingrato, en espera de moradas superiores que la compensan de sus malos ratos. ¡Almas amantes!, no temáis al dolor que todo lo regenera; no temáis a las luchas que por ellas venceréis; no temáis el amaros por la vil cizaña; am.ad y más amad, que en el día sin noche que os aguarda, cosecharéis sin guadaña, al verdadero y puro amor. Y ahora, almas amadas, consumid esta bella jomada entre risas y juegos; entre efluvios de amor; entre estudios delicados y profundos que os hagan a todas más aptas para el puro amor, y luego cual abejas laboriosas, seguid, seguid vuestra labor: que nada os desvíe ni os detenga, seguid bien la senda y cosecharéis amor. Así a todas os desea, ofrendándoos su querer, quien en la tierra fué un algo hormiga laboriosa y la llamaron.

AMALIA DOMINGO SOLER

Barcelona, 25 de julio de 1930.

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l ^ O MA \ T A R Á \S

No matarás , dice la armónica naturaleza en su

vibrar hacia el perfeccionamiento de los seres y

las cosas ; no mata rás dicen sus hermosas ense­

ñanzas ; mas hoy los humanos prefieren lo que

ellos inventan, que no seguir por un sendero de

amor.

No mata rás , hermoso tema para demostrar lo

equivocados que a n d a n la gran mayor ía de los

seres encarnados del m u n d o tierra. ¿ Quién tiene

derecho a coar tar la v ida de o t ro? ¿Quién pue­

de titularse moral , s i en su práctica está el des-

^•^uir? ¿Quién puede ser verdadero espirit ista, si

en su práctica coadyuva a la destrucción de sus

hermanos? ¿ N o somos seres pensantes, no tene­

rlos los conocimientos suficientes para saber un

algo elevarnos de estas groseras práct icas? Ma-

^ar, odiosa pa labra , ma ta r para vivir, i qué equi­

vocación ! Dest ru i r pa ra edif icar lo que no pue­

de ser sóHdo, no, no se h a de cons t ru i r : lector,

"O mates, piensa que todos tenemos derecho a la

^ida, y los que v a un algo poseemos la luz que se

"OS i r radia de las a l turas de paz y amor, sabe­

rlos que debemos buscar la v ida en la propia vi­

d a ; y debemos seguir el sendero del amor en

Pi^áctica cons t an t e ; y ¿ cómo se puede seguir este

sendero si se ma ta , o se coadyuva a m a t a r ? N o ,

'raciocina, lector, no debemos querer ser cómplices

de esos crímenes ; que no por pertenecer a la es­

cala zoológica inferior dejan de serlo t an to como

los otros ; y o os diré : lo son más , pues quien no

• lene medios de defensa y se le coarta la vida es

doble crimen.

Los que sabemos que la v ida es eterna, que

• 'Odo está en completa vibración, y al v ibrar d a su

eanto todo , al Creador , no debemos, ni hemos

de querer hacer tales práct icas degeneradoras del

sentimiento puro . Sabemos que somos responsa-

l^|es de nuestras obras , pues ¿qué efecto p.roducí

• á a nuestras a lmas al ver que sabiendo el camino

sólido, sab iendo lo que es la v ida , en vez de se­

guir por sus cánones, empleamos lo indeb ido y

destruímos lo que tenía derecho a seguir su ca­

mino ?

¿ N o te es odiosa la guerra , lector?

¿ N o te repugna este crimen colectivo que llena

de dolor los corazones, que desoía las c iudades ,

que cual monstruo fiero dest ruye, sin respeto, lo

que a su paso ha l l a? Y, ¿quién es el creador de

la guerra, quién es el que la nu t re? Nosotros mis­

mos, pues somos cual corderos que sin mirar la

razón, sólo el d o g m a y el temor, nos hace ir al

frente ; no lector, no quieras tu ser responsable ;

la guerra te es odiosa ; y odioso te ha de ser el

destruir la v ida de seres que con su m o d o na tu ra l

de vivir casi siempre nos pueden y nos dan lec­

ciones.

N o seas cómplice de estos crímenes que envene­

nan el cuerpo y el sentimiento ; piensa siempre en

aquel hermoso adag io que d i ce : «Que lo que no

te gus ta r ía que te lo hiciesen a t i , no te debe gus­

tar para los o t ros» . Pues mira en tu razón, com­

prende lo que en su sentir el pobre Sirio te viene

a decir, y es que por ser un a lgo ante Dios , esipi-

r i t is ta , o sea conocedor del deber en la t ierra, y

conocedor de lo que nos a g u a r d a , se ha de ser

Na tu r i s t a , o sea saber cu idar y a l imentar el cuer­

po no con lo que le suicida moral y mater ia lmen­

te, no , pero sí dándo le v ida y en síntesis sa lud,

pues sin saber cu ida r y a l imentar el cuerpo en lo ,

más na tura l , o sea a p a r t a n d o de su l ado lo que

conduce a la destrucción, no se puede ser m o r a l ;

pues t i tularse moral y permitir que se des t ruya la

v ida del más pequeño ser, no es ta l moral . A m a ­

os los unos a los otros, d i jo el Maestro, y en este

amarnos los unos a los otros, ¿cómo lo podremos

pract icar , si destruímos ? ¿ Cómo podremos crear

la hermosa familia f ra terna h u m a n a si en vez de

amarnos empezamos por ni s iquiera respetar lo

que es imprescindible a m a r ? Si se quiere seguir

del Maest ro su huel la , no nos h a g a m o s ilusiones,

no ; Jesús nos vino a t razar un sendero y este

sendero sólo lo cruzan no los que se l l aman cris­

t ianos , mas sí los que son humanos en t o d o sen­

t ido , los que saben enarbolar con su sentir la

bande ra del amor, y esta b a n d e r a izada al viento

de la h u m a n i d a d , d i c e : respeto a la v ida t o d a ;

amor a los seres todos , y entre los seres y la v ida ,

debe reinar la más armónica a f i n i d a d , pues sólo

a m a n d o y respe tando , podremos g r adua rnos de

este m u n d o de dolor , pues si así no seguimos, nos

hacemos responsables, a la vez que preparamos

el camino de espinas y dolores que sólo nuestro

querer las hubiera p o d i d o ahorrar .

Pues hermanos del p laneta todos , todos somos

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Escrito anímico por la hermana A .

Me encontraba en uno de estos momentos abúli­

cos, inexplicables. A mi alrededor todo era som­

bra ; sombra densa, pesada, que me hacía sentir

su nefasta y deprimente influencia. Me sentía so­

la, cansada , vencida, sin ánimos para intentar el

menor esfuerzo para librarme de la negra opre­

sión.

Percibía voces ext rañas , confusas, que musita­

ban palabras incoherentes sin sent ido, junto con

risas burlonas v carcajadas sarcásticas que me

hacían extremecer. Sentí un hál i to ardiente , abra­

sador, que me producía infini ta angust ia y ma­

lestar, y una voz clara y cercana me dijo en tono

de b u r l a :

—¿ D ó n d e está tu energía y valor ?

¡ Infeliz ! . . . P ide , clama, que nadie ha de ve­

nir. T e hemos vencido, y eres nuestra, , nuestra !.. .

y una carcajada horrible siguió a estas palabras .

No, no ; todavía no estoy vencida—exclamé—,

pero en mi interior me sentía der ro tada , aniqui­

l ada por completo.

De pronto, un enjambre de dorados insectos de

finas alas, empezaron a volar a lrededor mío, po­

sándose sobre mi rostro y mis manos, luego, unién­

dose todos , formaron como una flor de incompa­

rable belleza, de fragancia exquisi ta , y del inte­

rior de la flor empezaron a brotar chispas lumino­

sas de diferentes matices.

L a sombra rugió, haciéndose más densa ; y

moviéndose en acción de avance, t ra tó de apre­

sarme más con sus fat ídicas y negras gar ras . Pe­

ro, fué en vano ; las chispas luminosas que como

vividas estrellas surgían de la flor, me rodeaban

en un círculo luminoso que impedía que nadie pu­

diere tocarme.

H u b o entonces una lucha sorda, intensa, horri-_

hijos del mismo amor, pues amemos, practique­

mos las hermosas enseñanzas que Jesús nos vino

a dar , diciendo a las human idades t o d a s : ama­

os los unos a los otros, pues sólo así viviendo de

la tierra harás el paraíso simbólico, la mansión

de paz.

- (

9 a 9

ble. L a sombra, formando grandes remolinos, iU' tentaba cubrirlo todo bajo su negro manto . La

flor, volvíase cada vez más rad ian te , más bellos

y delicados sus colores, más intenso y delicioso

su aroma. Al fin cesó la lucha ; t ras un rugido es­

pantoso, oí la voz que antes me hablara , que dijo

con a t ronador acento :

—¡ Maldición !.. . ¡Me habéis vencido !.. . Pero,

espérate, mald i ta , que mi venganza será terri­

b l e ! . . .

A este punto, todo desapareció. Y me encontré

en el espacio sostenida por los brazos de un ser

a quien no podía ver el rostro por ser todo él for­

m a d o de resplandeciente luz.

U n a V.OZ dulcísima musitó b landamente en mi

oído estas pa l ab ra s :

«Ahora y a estás sa lvada. ¿Ves como no te fal­

ta protección?. . . j Y eso que te creías sola ! . . . Co­

mo también has pod ido comprender el valor de

los pensamientos amorosos de las almas encarna­

das , que te quieren de veras.

T o d o s te han a y u d a d o , y , gracias a la unión

de todos , ha sido posible vencer.»

i Oh , qué contenta estoy ! ¡ Gracias, Dios mío

— dije vehementemente, y proseguí hab lando — :

Escúchame, ángel bueno que me sostienes, ahora

que estoy libre quisiera poder hacer algo con que

demostrar a estas a lmas que se han interesado por

mí, lo mucho que les agradezco todo el bien que

me han hecho. Tií que eres bueno y elevado, i ayú­

dame en mi deseo !

Ráp idamente noté que ascendíamos por el in­

finito cuyos diversos matices y delicadas tonali­

dades contemplaba con asombro. Cesó el vuelo,

y con gran suavidad me dejó mi acompañante so­

bre el suelo de un mundo desconocido, en medio

de un inmenso vergel de rosas. Rosas divinas,

• magníf icas ; rosas que no tenían espinas y sólo

eran de dos matices. L a s unas , blancas, tan blan­

cas como la nieve que corona las altas cumbres de

los montes inaccesibles ; las otras, de un color ro­

sa pál ido tan bello y del icado, como no he visto

nunca en las rosas de la t ierra.

Silenciosamente iba cogiendo grandes ramos de

rosas.; la emoción, el goce y contento que invadía

mi ser en aquellos instantes, hacía que bro ta ran

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L •uego... abrí los ojos y me encontré en el le­cho.

i T o d o hab ía s ido un sueño !

copiosas lágr imas de mis ojos. Lágr imas que bri­

llaban como d iaman t inas gotas , cual gemas ruti­

lantes, sobre los pétalos sedeños y aterciopelados

de las flores. C u a n d o y a hube hecho gran acopio

de flores, de nuevo me tomó aquel ángel en sus

brazos, y con mi preciosa y perfumada carga em­

pezó a descender.

¡ Con cuánta alegría y contento fui repart iendo

las rosas entre todos los hogares de las almas que

hacia mí habían ded icado su pensamiento amo­

roso !...

Luego de hacerlo así, todav ía me quedaron mu­

chas flores, y entonces pensé :

" H o y es día de gloria para mí. N o tengo que

ser, pues, exclusivista, ni ego í s ta ; mi deber es

amar a todos mis hermanos por igual, pues bien :

¡ P a r a todos quiero darles hoy de mi a m o r ! »

^ s í pensando , miré hacia la tierra que, asom- |

hrada, la vi cual una bola pequeña que daba vuel­

cas bajo mis pies ; entonces cogí todas las rosas

que me quedaban y después de besadas las lancé

por el espacio en dirección a la t ierra.

Las flores, evolucionando por el éter, fueron a

l^osarse sobre el m u n d o tierra, y , como si una ma­

r o invisible las fuera uniendo, formaron un tr ián­

gulo, y dent ro de él, en caracteres luminosos, apa­

recieron tres n o m b r e s : «Paz , Amor y C a n d a d » .

Ls to es lo que yo deseo pa ra los humanos — di-

^ . y la misma voz a lada y dulcísima de antes nie d i j o :

"Buenos son tus deseos ; mas procura llevarlos

^ la práctica. Esfuérza te en el máximo posible,

para que tu paso en el hoy por la t ierra, sea cual

r n rad ian te cometa, que al desaparecer de lo visi­

ble, queda siempre la estela luminosa de su paso,

"^sí tú, procura de jar la huella luminosa del Bien

y de la Luz ¡ y dondequ ie ra que pases, de ja sem-

'^'^adala d o r a d a semilla de la Paz , el Amor y la

•Caridad.»

Calló la voz, y un sueño dulce, suave, un sopor

eJitraño e inexplicable, se apoderó de mi. Perd í la

noción de t o d o .

i i I i

I Constituciones de antaño ¡ ^

La anciana que aparece en esta fotografía, L. '1, cuenta nada menos que 71 años de edad y es desde chica Naturista. Nació en la Pro­vincia de Belluno, Venecia (Itaha).

Una de sus hijas se encuentra actualmente en Co­rrientes y conserva también esta fuerte constitu­ción, que con la práctica del régimen Naturista go­za de una perfecta salud, que es la-riqueza más pre­ciosa para todos.

(De «Biocultura», de Buenos Aires.)

H A D A - L U Z

- (

Todo médico o instructor naturista que lo sea en ver­dad, jamás se prestará a recetar ni aconsejar el consumo de los llamados "específicos naturistas", se limitará siem­pre, en dietética, a aconsejar el comer alimentos sencillos y de origen y estado absolutamente natural. También se sabrá abstener de colaborar en las mal llamadas revistas naturistas que publican anuncios de venta de tales per­judiciales "específicos", y no habrá "razón" ni "argmnen-to" que esgriman los editores de tales libelos que les pue­dan convencer, para seguir colaborando en las columnas de tales publicaciones.

Por el fruto los conocéis, dijo Jesús, pues los que pro­sigan su colaboración, más claro ni el agua.

MACROCOSMO ,

5 ) -

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C A R T E R A D E U N E S T O I C O

R IE IL II € . II O § II O A\ ID (Carta a una señora piadosa)

Jesús no nos redimió con su muerte, sino con su doctrina y su ejemplo, que mejorándonos, salvan del pecado y obran sobre todos. Fué perdonado el hombre, no por creer en un mérito extraño, sino por la solidez de sus convicciones; es decir, por la firme voluntad de obrar siempre como el de­ber manda.

(Strauss. «La antigua y la nueva fe». XII.)

S e ñ o r a : Me escribe us ted dic iéndome que al

oponerme a a lgunas reclamaciones de la Iglesia,

tales como el reconocimiento de los haberes del

clero, doy muest ras de muy grave i r re l ig ios idad.

Yo he leído.- su admonición con p ro fundo respe­

to , como escucho cuantas se me di r igen. N o ha

mucho me decía un compañero quer ido en le­

t ras que 3^0 debía de recibir muchas cartas llenas

de objeciones y aun de censuras. E s cierto. ¿ Por

d ó n d e iba y o a suponerme perfecto ? N o soy sino

un colaborador en la labor de todos y sé m u y bien

que n ingún hombre es superior a otro , sino por

circunstancias que casi nunca de él dependen .

Debemos ser humildes 3' no presumir de infali­

bles. Por esta afirmación comprenderá us ted, se­

ñora mía, que su reproche no ha hecho mella do ­

lorosa en mi amor propio , como la de nad ie , y

que todos me obligan a hacer examen de concien­

cia, y son por ende para mí un resuelto mot ivo

de reconocimiento y de g r a t i t u d .

L e í d a su misiva, me he p r e g u n t a d o : ¿ Por qué

h a y en mí i r re l ig ios idad ? Y he t en ido que exami- ;

nar asimismo qué es lo que se ent iende y debe '

en tenderse por re l ig ios idad. N o es, según nues­

t ro léxico, sino (da práctica y esmero en el cum­

pl imiento de las obligaciones re l ig iosas». Pues

bien : lo que sucede, en mi opinión modes ta , es

que sus práct icas de usted no son las mías , como

las de los mahometanos no son las de los budh i s -

tas , 3 a nad ie se le ocurre decir que cuando las

realiza un m a h o m e t a n o o un b u d h i s t a de buena

fe y con t o d o fervor incurre en i r re l ig ios idad.

N o , señora de mi respeto ; lo que caracteriza a la

re l ig ios idad no es la práct ica de una obl igación^

de te rminada religiosa, sino la de las obligaciones

en general , y éstas son diferentes, según la con­

ciencia del creyente y su posición frente a lo ab­

soluto eterno. Reconozco a usted una religiosicla(i

perfecta, cuando practica el culto 3' recibe los Sa­

cramentos . ¿ Por qué usted no ha de reconocerme

una re l ig ios idad no menos intensa y sincera, cuan­

do en t iendo, como Jesucris to , que la práctica de

las buenas obras y en el sometimiento de nues­

t ros intereses terrenales a los designios divinos,

expresados , a mi juicio, por las leyes universales

e inflexibles de la Natura leza ?

C u a n d o predicó el d iv ino galileo su doctr ina,

s iendo y l l amándose jud ío , y aca tando la ley mo­

saica, no fué al templo sino tres veces : la prime­

ra, para discutir con los doctores ; la segunda ,

pa ra arrojar a la t igazos a los mercaderes , 3' la úl­

t ima, pa ra ser azo tado por los sa3'ones de los fa­

riseos. Sin embargo , no sólo mostró re l igiosidad,

sino que fué la re l ig ios idad misma, porque todo

lo sacrificó al cumplimiento del deber, sin que se

le ocurriese pensar que a lgún día hab ían de ser

es tablecidas o t ras práct icas cont ingentes exter­

nas , y que por su falta de cumplimiento podr ían

quienes siguiesen sus doct r inas ser acusados de

i r re l ig ios idad.

Irreligiosos son los «sepulcros b lanqueados»

y aun los falsos gu ías , que (dn vestitu ovum intus

autem sunt lupi rapaces». Irreligiosos son tan to

quienes defienden, en nombre de la religión, las

des igua ldades e in iqu idades sociales, para con­

servar sus venta jas , como quienes p iden una re­

volución que vuelva lo de ar r iba abajo , y lo p iden

no pa ra que sea in s t au rado un régimen de equi­

d a d , sino pa ra d i s f ru ta r ellos de las gananc ias

de río revuelto. T o d a acción de t e rminada por el

egoísmo o la barbar ie , igual la blasfemia contra

cualquier creencia, por od io o envid ia , que las

peticiones a una imagen en de te rminado d ía del

año p a r a pedir la tres cosas, como puede pedirse

una merced a un minis t ro , es irreligiosa. E n cam­

bio, el hombre que no profesa d o g m a a lguno po­

sitivo, pero que procura inspirar t o d a su conduc­

ta en móviles des interesados y que t odo lo mira

- ( 6 ) -

Page 7: ID · 2017-06-16 · Date como un genio de cordialidad. Llegados al final del comento de la hermosa poesía que nos vamos ahora a ocupar por última ^ez, nos es grato, muy grato,

hajo la especie de la e ternidad, es profundamen­

te religioso, como lo fué aquel modelo de hom­

bre bueno que se llamó Alfredo Calderón, que no

iba a misa, y que escribió estas inolvidables pa­

labras: „ E n el corazón de los buenos no es la

esperanza lo único que se pierde ; aún le sobre­

vive el deber.»

Todas las religiones deben ser miradas con res­

peto, porque todas son verdaderas en su fondo,

en cuanto tienden a establecer una relación («re­

ngare») del hombre con lo absoluto, según la de­

finición agus t imana . Lo en ellas contingente y a

veces efímero es la forma a d a p t a d a a los tiempos

y a los lugares, y que fuera de ellos, puede llegar

a ser aborrecible, funesta y opuesta a la esencia

crisma que se quiere perpetuar. «¡ A y de vosotros

^ s e dice en el Evangel io—, los que os habéis re­

servado la llave del templo de la verdad ! i Vos­

otros mismos no habéis en t rado , y a quienes que-

'^lan entrar se lo habéis impedido !»

£ n este sentido metafísico (las ((formas mtle-

'^^bles., religiosas son las metafísica de los igno-

'^ r tes ) , no solamente no soy contrario a religión

alguna, sino que las profeso todas y a todas

^'ndo na acatamiento ; pero tengo la aspiración

Piadosa a profesar o t ra superior, que a todas las

comprende, pero que a todas declara caducadas ,

cuando pretenden ser inmutables y propias de

^•^dos lüs lugares y de todos los tiempos, y cuan­

do forjan dogmas solamente para la tierra y con

^'guras humanas , o lv idando que hay en el espa-

infinito sextillones de m i n a d a s de mundos y

^"e el nuestro es entre ellos un grano de polvo

^niPalpable. ¿ Por qué he de ser irreligioso miran­

do a los cielos, cuando niegan serlo quienes miran

los candeleros y a los postes? ¿Con qué motivo

^e me puede l lamar irreligioso, cuando encuentro

bajos de techo muchos templos ante la bóveda es-

^•^ellada, en tan to que se l lama piadosos a quienes

•rezongan frases ap rend idas de coro, sin saber lo

"ire significan, y quieren reducir el tamaño de

su Dios hasta colocado encima de su cómoda o

su mesa de noche y se lamentan de que no les

^yude en sus tribulaciones, y también quienes so­

lamente reverencian a la d iv in idad por miedo al

infierno? N o ; yo prefiero la reUgiosidad de los

que pueden llegar incluso al error y a la violencia,

Pero "

segunda edición de las ((Reflexiones sobre la vio­

lencia», del apóstol de! sindicalismo Jorge Sorel,

y en ese libro, que no es ciertamente mi guía, por­

que la violencia es para mi siempre reprobable,

hay, sin embargo, estas pa l ab ras : ((Nunca tuve

por el odio creador la admiración que le profesa

Jaurés . No siento por los guil lot inadores la misma

indulgencia que él, y me horroriza cualquier dis­

posición que con disfraz judicial recae sobre el

vencido.» Es tas palabras del ensalzador de la vio­

lencia son más religiosas que las de los inquisi­

dores, que en tiempos no lejanos regaron con san­

gre de intelectuales el suelo' de la patr ia . No basta

prac t icar ; es necesario saber qué se practica y

por qué se practica.

Equivocada o no, en cuanto a las formas que

considera usted rituales, usted, señora, es religio­

sa, y yo, por ello, la respeto y admiro . N o pido

en trueque sino unos ada.rmes de comprensión.

Los conceptos abstractos de la causa suprema de

todas las cosas y de sus atr ibutos, el Bien, la Be­

lleza y la Verdad , son demasiado grandes para

ser encerrados en una caja de reliquias o en un

folleto de catcquesis. Amémoslo todo , respeté­

moslo todo , y al convivir con nuestros hermanos

y al respetar sus convicciones sinceras, daremos

muestras evidentes de la verdadera rel igiosidad.

Le besa reverentemente los pies.

A . Z .

E n pensando en cumplir un deber,

estos días la Casa B . publica la admirable

- ¡ O l í . qué fo rúncu lo nüís des­c o m u n a l ! ¡ E n mi vida bahía y o v i s to o t r o j j i irecido!

7 ) -

— ¡Bali! R s un cjuÍBle insionili-can te : peivo liay cjue t ener en cuen­ta <^ue ¡3or la consul ta lia {sagadoOv cincuenta [íeaetas. ., ^r'-

(De <<E1 Hoéar y ¡a Mo¿¿^) "iv'

- (

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SIllMCIEMIIOAMD E n un m u n d o d o n d e el engaño tiene lugar pre­

ferente, do se venera la hipocresía, do se a laban

la apar iencia , la ficción y la ment i ra , hemos de

ser sinceros con nosotros mismos y con nuestros

hermanos .

E n estos momentos de completo desbara jus te ,

cuando parece que el hombre es impotente para

solucionar sus problemas y se inclina como úl t imo

recurso hacia la fuerza brutal para ha l la r el de­

recho que su inteligencia no acierta a ofrecerle,

hemos de ser sinceros si no queremos también

formar par te del rebaño incoloro siempre a r ras ­

t r ado por la corriente.

E s indispensable que t engamos un claro con­

cepto de nuestra posición, de nuestros deberes, de

nues t ras aspiraciones ; es necesario, en fin, que

nos si tuemos exactamente en el lugar que nos co­

r responde para actuar con acierto.

H u y a m o s de la pedanter ía y del o rguho que de

n a d a sirven, pues t ras su débil costra traslucen

nues t ra insuficiencia y nues t ra ignorancia .

Sinceros con nosotros mismos, hemos de hacer

un concienzudo examen de lo que somos, de nues­

t r a s cua l idades , de nuestros defectos y vicios, de

nuestras inclinaciones y ap t i tudes . Únicamente si

nos conocemos bien podremos modi f icar nuestra

conduc ta y construir nuest ro carácter . E n general

se es m u y severo con las fal tas a jenas y m u y to­

lerante con las su}?as, pero como a nosotros nos

interesa ser y no parecer, hemos de invertir estos

términos y a que nuestro t rabajo radica en pulir

nues t ra p iedra b ru t a p a r a que sus ar is tas no hie­

ran a los demás , y su escultura sea conforme al

p lan evolutivo de la h u m a n i d a d .

A m i g o s de la v e r d a d , del es tudio , del conoci­

miento, démosnos exacta cuenta del g r a d o de

nues t ra cultura para adqui r i r aquel las nociones

que nos falten. E a ciencia nos ofrece un vast ís i­

mo campo de investigación metódica y experimen­

ta l , que mucho nos a3mdará induciéndonos a pesar

cu idadosamen te el pro y el contra de t odas las

teorías , a buscar por nuestro esfuerzo paciente el

porqué de las cosas, a no a f i rmar n a d a de lo que

no estemos completamente seguros ni h a y a m o s

comprend ido . H u m a n i z a d a por nuestro ideal ismo

la ciencia nos ha rá más amigos de la v e r d a d . N o

olvidemos que nuestros conocimientos nos han de

permitir ser cada vez más útiles al progreso co­

lectivo.

Anal icemos p ro fundamente las enseñanzas de

la filosofía que complementan los es tudios cientí­

ficos y nos ofrecen orientaciones nobles para nues­

t ra conducta m o r a l : I n d a g u e m o s el por qué de

nuestros actos, de nuestras emociones, de nuestros

pensamientos , démosnos exacta cuenta de los be­

neficios o perjuicios que nos repor tan para asi

poder seleccionar los motivos que nos inducen a

la acción.

E a s incer idad nos d a un mayor dominio sobre

nosotros , nos predispone al reconocimiento in'

med ia to de nuestros errores y nos hace ser verídi­

cos en t o d a ocasión. E s una cua l idad que no per­

mite claudicación con nuestra deb i l idad personal,

ni con la falsedad ajena ; por esto es indispensa­

ble para nuestra obra de constante superación.

Des t ruyamos pues en nosotros todo lo falso

no nos inclinemos ante la supuesta au to r idad de

pontífices de in fab i l idad dudosa , prefir iendo

siempre el fallo de nuestra propia conciencia y 1^

experiencia de la v ida . Seamos sinceros en pensa­

miento y en acto, pa ra con nosotros y para los

demás , y a que el propio ejemplo es la mejor di­

vulgación de t o d a ideología .

L a senda que lleva a la perfección es angosta ,

llena de obstáculos pa ra poner a prueba nuestra

voluntad . Libremente la hemos escogido y segui­

remos ade lan te con entus iasmo, conf iando en un

futuro mejor para esta sufriente h u m a n i d a d .

C. L .

(De «Prometheus» . )

l íay revistas que se titulan naturistas, y se han creado

con el único fin de propaganda de las casas llamadas de

específicos naturistas. Por esto al hojearlas se les ve se-

gruidamente el latón pues son un continuo anuncio de los

antinaturistas productos que dichas casas expenden, ha­

ciendo buena a la farmacopea alópata en general.

Las firmas de los llamados médicos naturistas que en

dichas revistas aparecen al pie de artículos más o menos

naturistas, que de todo hay, pretenden ser el pabellón de

garantía que encubra, ante los neófitos incautos, la ave­

riada mercancía que se quiere expender. "IMacrocosmo".

_ ( 8 ) -

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E S T lU P II O A\ € A ID lÉ M 11 C O

Tipo de Urania (Las Musas)

- ( • 9 ) -

I

La modelo tiene 19 años

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El alma que animó el cuerpo del popular escritor

y político Vicen te Blasco Ibáñez, expone, por me­

diumnidad escribiente, su actual pensar y sentir

Gracias a Dios y a t i , por este feliz momento

que se me concede pud iendo t rasmit i r a los mora­

dores de la t ierra de mi sentir actual .

E n pr imer lugar siente la intensa necesidad de

decirle al hombre de la t ierra, y hoy sobre todo a

la mujer también, que la política para n a d a bueno

sirve, que resulta un cambio como todos pueden

de cont inuo comprobar , la causa de un sin fin de

odios , rencores, envidias , y apet i tos inconfesables

que en vez de conducir al progresivo ((Amaos los

unos a los o t ros» , que es la única política que por

la t ierra y en todo lo creado se debe pract icar ,

conduce a la g ran responsabi l idad y al g ran do­

lor al pasar a este espacio a es tudiar , en espera

de poder de nuevo reencarnar para expia r y vivir

la V i d a y a mejor.

Entonces cons iderad y consideraréis bien, que

bajo todos los regímenes o formas de gobierno

que los pueblos se han i d o d a n d o , no han hecho

más que envolverse en el g ran egoísmo que, cual

fruto del gran mater ia l ismo, los ha de conducir

forzosamente al fracaso del proyecto del a lma que

n o es otro siempre, c a d a una en su g r a d o alcan­

zado , de irle mejorando en cada existencia de

carne un poco más , por ir v iv iendo la v ida de la

carne cada vez más d o n d e un renunciamiento a

t odo lo grosero posesivo, y por t an to más den t ro

de una sencillez y h u m i l d a d que lleva al m o r a d o r

de ese p laneta , a pasar desaperc ib ido pa ra la ma­

sa, pero no pa ra Dios su Creador .

C u a n d o y a así se vive la v ida , por la t ierra , se­

gún voy e s t u d i a n d o en más de un a lma que hoy

I I

todav ía con cuerpo por la t ierra es tán , cualquiera

que h a y a s ido la situación predominante y de

bril lo y resonancia en sus anteriores existencias,

precisamente por el dolor y experiencia cosecha­

dos , encaminan todos sus esfuerzos a vivir la vida

de acuerdo todo lo posible en las Leyes Divinas

o sean natura les , obteniendo así salud física y

moral mientras están en la carne, y al dejar la , sa-

t ifacción especial. Los que así y a un algo viven,

huyen de t odo aplauso y v a n i d a d , gozan hacien­

d o el bien a todos los demás , por el placer de ha­

cerlo únicamente, ya que saben que lo más pro­

bable que hab rán de encontrar será la gran in­

comprensión t r a d u c i d a casi siempre en actos de

grosero desagradec imiento por el bien recibido.

S iempre les veréis desa tend iéndose de t o d a polí­

t ica, filosofía o religión, 3 se a f anan únicamente

para imitar las normas de la v ida de Jesús , y a que

saben que es el único sendero que al ve rdadero

Progreso que es el del a lma, les p o d r á conducir .

De l t i tu lado progreso de los hombres , huj^en igual­

mente , por no ignorar que conduce siempre a no

amarse entre sí que es lo más esencial que se debe

• evitar .

Si bien se esfuerzan, veo, en respetar la manera

de vivir de todos los demás , se preocupan de evi­

tar las sa lp icaduras de tan mal vivir, p rocurando

de paso con su vivir propio, ser el e jemplo a es­

tud ia r para todos aquellos que aun no los saben

comprender . Los ma3'ores o más resonantes acon­

tecimientos políticos y sociales, como también los

religiosos de la t ierra, los tienen por efectos lógi-

-( 10 ) -

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eos de la causa de la vida mal vivir, y no se pre­

ocupan por ellos grandemente , y a que saben que

a través de los siglos y de las reencarnaciones los

demás se- irán regenerando como ellos van hacien­

do, y de la vorágine pasional se sabrán por fin ya

un algo alejar.

Os habla así, moradores de la tierra en general

y de España en particular, quien con su último

cuerpo se creyó una inteligencia privilegiada para

d 'dgi r pur muchos motivos a la humanidad . H o y

en su naciente y estudioso despertar a la real idad

de la verdadera Vida , no se recata ya de deciros

queriendo así empezar a deshacer su obra terrá­

quea, que el mejor servicio que podéis prestarie,

los que aceptáis que le amáis y queréis imitar, es

"O hacer n a d a de lo que él hizo, y sí esforzaros

ert vivir la vida alejados de todo lo inconfesable

y a 1

D •a vez confesional.

Daos cuenta que en tres años de república, solo

habéis conseguido odiaros cordialmente como nun- ^

'' > y que la mayor ía de los que en ella decís que

actuáis, os estáis' preparando para destruir la obra

del gobernante anterior, así que os llegue el turno

nanejar la manivela del poder, y como así ba­iléis

de

éis actuado todos y pensáis todos, pues a -nos-

etros los que carne no animamos y un algo estu­

diamos claro lo podemos ver, he aquí el por qué os

habla tan claro, quien, l i terato, político, ateo, y

sin fin de tonterías suicidas terráqueas más fue

^"tre las aclamaciones y admiraciones de vanos

"billones de seres que le envidiaban y sufrían los

"^ás de no poderle no y a imitar, sino a poder, su­

perar.

Hoy os digo a todos , dejaros de políticas, reli­giones y demás disciplinas que os puedan y de­ben forzosamente como veis dividir , y es tudiar o; 1- -* ,jaaiiicULC COUIO VeiS UlViUli, y ^-"-^ ^ ' ha l legado la posibi l idad para vosotros de es-

" d i a r mejor la manera de vivir, y circunscribir

muestra grandemente arrepent ido y conturbado de haberla realizado, y que a ser posible quisiera evi­taros a vosotros sobre todo , que luego tengáis que sufrir cual sufro yo .

Bien comprendo que vosotros, cual la inmensa

mayoría que los renglones que ahora dicto leáis,

no aceptaréis que pueda ser verdad lo que ahora

afirmo y achacaréis a chifladura o cosa peor del

médium que me sirvo mi advertencia, más que de

padre que fui, esencialmente fraternal, pero ter­

minaré diciéndoos a todos en general, que cuando

os encontréis como ahora y o me encuentro, nos

volveremos a relacionar, y entonces por lo menos

por mi parte existirá la satisfacción de haberos

demost rado en lo posible terráqueo, cuáles fueron

mis g randes errores, y también mi fraternal deseo

de evitar a todos que por querer imitar os envol­

vierais para más ta rde en cruento, muy cruento

dolor.

Aquí puntualiza, el que fué glorificado por bri­

llante y colorista escritor, político, polemista, lu­

chador, etc. , deseándoos a todos que queráis estu­

diar en su triste y cruenta experiencia, y que por

ende os detengáis y modificando vuestra insana

manera de vivir, por imitarle, encaucéis y a vues­

tros pasos de la t ierra hacia el vivir humilde , sen­

cillo, sincero y cristiano, que al sendero que mar­

có aquel márt i r de la incomprensión humana os

habrá de conducir.

Y tú, hermano, recibe la expresión sinceramente sent ida de mi agradecimiento, por prestarme el gran servicio de tu admirable méd iumnidad , que deseo Dios te acrezca en bien tuyo y de la huma­n idad ,

V I C E N T E .

- ..x juí la manera ae vivu, y .n u....— nuestra actuación a vivir dent ro de un cristianís­

imo verdadero, para el cual no se necesita minis-

'^''os, ni templos, ni ritos de clase especial.

También les d igo a mis hijos, que estudien es-

^os renglones, por si quieren evitar el espectáculo

físico y la responsabi l idad moral para el mañana

^"e se les va acercando también, de presentarse

divididos por completo en su sentir y pensar, y

' 'Odos convencidos que cada uno de ellos es el que

"lejor sabe interpretar y practicar la obra paterna,

^ues bien, no os olvidéis que quien fué padre se

- ( "

El hombre que no sea un imbécil tiene que ser a los treinta años el médico, de sí mismo. — T.ÁCITO.

E!o creo que exista, un comercio más des­

honesto e infame que el que actualmente tie­

ne la Medicina. — D R . F .

No basta alimentarse en forma ; es im-

frescindible asegurar una asimilación nor­

mal. — D R . D . M. C .

) -

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éi )^aíiero3kímío te Cristo d íicsmtojjor^ntulo

\í,.

Corra dirigida al d e n a d p

£l>iiuuu> p publicaba por ^ ^ ^ H

/abricúu9ttbUi;»£mtttlu9. ^ PP

..^taqta.lltojíítoí.lawnlaiiuirá ^ ^ ^ ^ R V

u llaman 9l íran Profcmiínf • • ^ ^ • ^

.T:i»,haMt.\-aíJnf,Tii«\uVíV V..'' "-'?aMia¡¿

nina. . í i » . \ - jsr.-.-i.' nui»iu.Y;

r.-n y le r.'inm ai miíiiv rícnipc.7tV;.i ' ^ J ^ ^ H

íTirUf imcM.meuííjírajuUs.cnía V>'l:nitífc»curc.»<imUaraU^-

^ ^ ^ ^ ^ Iu¡urajii^iiuiua«luriiKcn¿««e ^ ^ ^ ^ k uiMr>-e.<íníuí}kKtpr«iei«.AU-

' ^ ^ ^ ^ \ u viim v \- uiu eotiMiia

^Sfi, ••Tr í'S j.amílc.faKiMíor.Caiiüiu '

K S w , IlvnJ•o^1^ "•ni» o » * » •«'><»• ; • píTCítimrtsknHatfanttóavrwi-

í ' " {4Rir.r.tí.inu*e»iíi!ÍoenUi>tar.

Kciriío twífíciít V »¡Ua>.?cr

. í i "11 prnuiri; í; ni Tvi!ieiaíp.Tiu: jftiM nírUanuüi.- V íuríilot son

Comunicaciones medianímicas parlantes, transmitidas por el hermano médium B... en la sesión dedicada a Jesús el día 25 de diciembre de 1933

en el Cenáculo "El Progreso del A l m a "

(Conclusión)

Alma que animas cuerpo de varón, alma sedien­

ta de progreso, alma perseguida por demás, al­

ma que en el Cenáculo un algo te destacas ya.

Vive alerta, que muchos embates has resistido ya,

y peligrosos por cierto más de uno, pero n a d a

son por los que se acercarán a t i . Mi amor te dice

que todos, si quieres, los podrás resistir, pero vi­

ve alerta, muy alerta, te vuelvo a decir. Tu s le­

yes por vencer, he aquí tu enemigo m a y o r ; lu­

cha incansable con ellas ; mejórate, vigila tu ley

de impulso y no harás más que cerrar brecha tras

brecha al huracán de turno que te vendrá a solici­

tar , y , si puede, a vencer.

Después del incrédulo, eres el que más estor­

bas , según a quienes y a qu ien ; no por ser tú

quien eres ; por el sitio que ocupas hoy ; pues bien,

acredi ta la etiqueta ; quieras manso, en verdad ,

ante Dios muy manso ser, y cuanto más manso

seas, menos te podrán vencer. Parece que n a d a

te he dicho, o que muy poco te he concedido. Sin

embargo , alma amada , te di cuanto tenías menes­

ter para dentro del Cenáculo ser invencible, que

es lo que te conviene hoy por la tierra, y a mu­

chas almas, a muchas, no sólo presentes, sino por

venir también.

Y tú, alma mía de siempre, levanta, levanta,

levanta esa cerviz ; mi amor te dice en verdad que

un algo te acercas a mí. Conocimientos no te fal­

tan, y n inguno hoy, te deberé añadi r , tampoco te

sobran, porque todos en la tierra son menester.

Dentro de tu vía-crucis expiatorio que hoy tenías

y tienes que sufrir, sí podrás , si quieres poder.

N o seas escéptica, sírvete de lo que ya hay en

t i y comprenderás que te hablo y te amo como

debo hablar te y amarte . ¿ Acaso puedes aceptar

que ocupas tu sitio por casual idad ? Entonces, al­

ma a m a d a , justo y natural es que quien más pue­

d a más resista, ¿ no te parece ? ¿ T e han vencido

acaso? Ah , eres constante en tu amor a ellas, esta

vez. Así me place. N o siempre así lo hiciste, ¿ver­

d a d ? Y bien, ¿puede ser el pastor responsable de

que el lobo se lleve una oveja, ni que se lleve

cien? Será responsable el lobo, y la oveja, según

como se deje sorprender. J a m á s el pastor . Acuér­

date de tus tiempos de oveja, te dice mi amor.

N o es que siempre tenga y o razón ; es que Razón

con mayúscula existe una, y esta Razón la esgri­

men las almas a med ida que por su esfuerzo se

van acercando a Dios . ¿ No tienes tú razón supe­

rior a la de muchos por la tierra hoy, y es muy

na tura l? Si tú lo podías aceptar estarías en tu

exacto nivel. Y bien, no seas cur ioso ; seas, sí,

- ( 12 ) -

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uiás valeroso, y te lo d igo , sí, te lo d igo por

tuen; y más crédulo t o d a v í a ; más crédulo. Sé '

lue no d u d a s de mí ; sé que no me has de tocar

esta vez. Bien está, pues ; en ve rdad de ve rdad te

digo, que el am.or de mi P a d r e se cierne sobre t i ;

úngete en é l ; el nn'o j a m á s te habrá de fal tar . E n ­

vuélvete en la gran calma, aleja tu preocupación

sobre tu cuerpo ; busca, busca en la carne de tus

almas quer idas a lguna y sobre este punto d a d o

del cuerpo es tudia en él, te dice mi ve rdad . Busca

tus años de carne y compáralos con los que tiene

el- ¿ L e ganas acaso en disfunción orgánica a

aquel cuerpo? N o seas cobarde, te dice mi a m o r ;

no seas incrédulo en la faceta tampoco de este

euerpo, porque esto te detiene un algo ; es túdia te

mejor.

A lma quer ida , tú vendrás a mí cuando tú quie­

ras ; a g u a r d á n d o t e estoy. No , si dices bien ; no

hace falta que me llames por mi nombre. Es to

es, exactamente . Te(jría no te falta, y , en momen­

tos, práct ica tampoco. E n estos o t ros momentos

es cuando progresas ; debes envolviéndote ya su­

bir en el g ran dolor.

N o la ago ta rás nunca, tu sed ni tus proyectos

tampoco, porque a m e d i d a que cristalizan unos,

a tu mente acudirán otros, y Uegarás a lo que el

hombre l lama la t umba con proyectos por hacer.

T e esperaba. Es te e s t andar t e impreso de que

me hab las ; expon , expon tu razón ; la sé por an­

t ic ipado, como puedes comprender, pero dí la .

Pues bien, esa prueba para ti , esa prueba para

tus a lmas del Cenáculo con carne sobre todo y

esa prueba terráquea que sólo en los siglos por

venir muchas a lmas pod rán a g r a d e c e r ; no debo

ade lan ta r te el porvenir . T ú esfuérzate para que

pueda sostenerse y proseguir de ti el ejemplo. T ú

pones más que dmeros , sin dineros dejar de po­

ner. Acuérda te del dmero que manejaba yo para

hacer mi labor ; pues ade lan te te d igo , fiel pas­

tor ; empuña tu c a y a d o , que es tu cruz, y adelan­

te. N o te encorves al peso de la cruz ; yergue este

tórax ; saca tu pecho ; refuerza el corazón del pas ­

tor, y pa ra ello búscalo en el hál i to del a lma que

fuiste y eres y e ternamente serás, y en el ámbito

amoroso creado por Dios. A mí me encontrarás

siempre ; no tengo por qué nombrarme ; seas y a

lo que prometiste ser ; seas en ve rdad un discípu­

lo, un obrero de mi obra, y plenamente a mi l ado

es tarás .

tu N o das importancia hoy a tu obra de la t ierra,

' dices, y haces m u y bien. ¡ A y de ti si se la die­

ses ; te habr ían de r r ibado ya . E s o es, eso es. Pues

ade lan te ; dales amor ; es el g ran remedio ; dales

silencio ; dales humi ldad ; pues tienes algo de todo

lo que te acabo de nombrar . Dales tu máx ima can­

t i d a d y ca l idad a lcanzada, que el P a d r e no te exi­

gi rá y a más . E s o es ; y tu progreso será ; y en­

tonces, entonces . . . los puntos que. quieras suspen­

sivos ; y a n a d a nos separará .

Sí ; hermosa es la d e m a n d a . Como siempre, t u s

ovejas y tus a lmas. N o soy yo quien debe guar­

dar las , como sabes. Sin embargo , absorbo tu ple­

gar ia por lo que tiene de Amor . Bien es tá . T e

a g u a r d o y te a g u a r d a r é siempre. Ven esta noche

a buscarme, ¿ Quién te podrá detener ? Acor taré

y o el camino. Da la s al P a d r e .

Cenáculo ; p laya arenosa y a la vez contensiva

de lo inconfesable terráqueo en gran proporción,

vas a te rminar una sesión más de cierto farisaico

nacimiento . Que el que nació t an t a s veces permi­

t id os vuelva hoy a decir que os esforcéis también

vosotros cada vez en vuestro renacer en la t ierra,

en ser más buenos y en amaros los unos a los otros

y a mejor ; aprovechad el t iempo en el Cenáculo

y fuera de él. N o os murmuréis ; no os queráis

juzgar ; prestaros mutuo auxil io en todos los te­

rrenos y os engrandeceréis . Sed humi ldes en ver­

d a d ; j amás queráis tener razón ni ser sabios ;

quered ser siempre buenos y humildes , y sabréis

mejor sufrir lo que prometisteis al P a d r e antes de

la carne tomar que hoy animáis . Sabed resistir .

Progreso vinisteis a buscar en el Cenáculo. E n

progreso ve rdade ro estáis . Aprovechad el t iempo,

os dice mi amor.

T o d o tiene en la t ierra un aparente principio

y un aparente f inal . L a sesión del Cenáculo tuvo

su principio y va a tener también su consiguien­

te mater ia l i s ta final, pero ante mi P a d r e las se­

siones del Cenáculo j a m á s se interrumpen, por­

que quedan impregnadas en su esencia en vuestro

propio yo .

Cumpl id , pues, la ley del César y en vuestra

organización física con las fo rmal idades de abrir

y cerrar sesiones, pero en lo esencial ni mi amor

se abre ni mi amor se cierra, porque siempre pa ra

vosotros y pa ra incontables millones de almas lo

tengo dispuesto siempre igual .

Que el Amor de mi P a d r e queráis absorber de

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C o IL A\ IB O IR A \ l^ ID O Aquí me tienes a tu disposición, hermano, pero

vacía bien la mente de toda física preocupación

en este instante y así más fácil te habrá de ser

enlazarte conmigo para a través de tal ñuídico

enlace poderte ya da r un algo de mi mísero opi­

nar .

Por miles y miles recibo en este mes de mayo

las vibras de los terrícolas, y a fe que me recuerda

tal práctica aquella otra tan de este mundo de acor­

darse de los muertos en la fecha ñ ja del i." de no­

viembre.

Desde luego a Dios le consta lo que agradezco

a todas las almas que de mí se acuerdan y lo ha­

cen con amor y buen deseo, pero eso no es óbice

para dejar de registrar el caso peregrino de que

tenga que ser precisamente en el mes en que ocu­

rrió mi últ ima desencarnación cuando reciba las

vibraciones por millares de millares en mayor nú­

mero que no recibo en todo un año de la tierra.

¿ Cuándo el encarnado dejará de ser rutinario

incluso en el amar y sentir la necesidad de demos­

trarlo ? ¿ Cuándo practicará como la cosa más na­

tural el amar siempre, absolutamente siempre a to­

dos sus hermanos, sin necesitar para ello de efe­

méride a lguna? ¿ C u á n d o amar y demostrarlo sa­

brá ser en él una práctica silenciosa, sin pompa,

ni exteriorizaciones vanidosas casi siempre ?

E l día que el morador de la tierra sepa ya. amar

así, habrá desde luego transcurr ido muchísimo

t iempo, siglos por venir, en el seno de los cuales

se irá g r a d u a n d o y rompiendo rutinaciones y mol­

des que le apar ten de vivir como puedan y quieran

vivir los demás . Ya entonces el «qué dirán» nada

habrá de preocuparle, ya que lo que marcará un

predominio en su preocupación será únicamente

el que todo su actuar pueda ser grato a su amante

y algo ya amado Creador.

Desde luego en esos millares de millares de vi-

él, y que de él bien sa turados y bien agradeci­

dos queráis imitar al que fué en la carne de vues­

tro m u n d o un pobre, un insignificante instructor

de la v ida que en el mundo creó Él .

Asimismo envolvernos en su eterna Paz.

braciones amorosas que en mayo recibo, no todas

tienen el perfume del verdadero a m o r ; dando a

todos verdad, habré de decir, que la inmensa ma­

yoría de los que vibran se figuran amarme y ad­

mirarme, pero en real idad lo que les ocurre es qu^

se fanatizan por quien creen que fui, los unos, qus

me toman por peana para actuar ellos por la tierra

y lucirse con el pretexto de los homenajes, fiestas,

veladas, etc., los más, y que los menos, son aque­

llos seres que un algo conscientes y doloridos por

ello, de lo que me ocurre al llegar este mes, me

diri jan sus amorosas vibras encaminadas a algo

así como compadecerme y quererme consolar..-

¡ Cuánto agradezco tales vitaras de un tan puro

amor ! Es t a s son, las que y a así practican aquellas

que todo el año y sin idolatr ía a lguna, de mi os

acordáis y me lo demostráis .

Pues, bien ; aprovechando este humilde y sincero

conducto que Dios me concede en este instante,

yo les d igo a muchos millares de almas, que se

quieran dar cuenta de lo que en este instante doy

para escribir. F ing i r Amor por la tierra, almas

hermanas, es cosa fácil, pero ante Dios y aquellas

sus almas y a un algo conscientes que sus servido­

ras quieren ser, tales fingimientos solo nos causan

do lo r ; no por lo que a nosotros pueda la cosa

afectar, y a que la comprendemos y absolvemos

sin dificultad mayor , sino porque quisiéramos tal

responsabil idad evitarles para un mañana sin car­

ne para muchas ya al llegar.

Aceptad , pues, todos los seres de la tierra que

en m a y o vibráis por mí estos renglones, no como

un rechazo, ni una censura, sino sencillamente de

que aprovecho la opor tunidad de haceros a mu­

chos de vosotros la advertencia de que os estu­

diéis mejor lo que en real idad sentís por mí, para

a continuación regular vuestra pública actuación

en vuestras respiectivas sociedades, exactamente

de acuerdo con lo que en real idad ante Dios po­

dáis sentir por mí.

No os fanaticéis por mí, ni por ser a lguno de la

tierra ni de fuera de ella, menos por vosotros mis­

mos, y pensad que fanatizarse por uno mismo es

también la práctica vanidosa de los discursos ne­

crológicos, buscando en ellos, casi siempre, más

que r e a l z a r a los que en carne fueron, los aplausos

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fáciles, aunque relativamente sinceros de casi t o ­

dos los auditorios de ia tierra, todavía hoy.

Siempre, sin fecha determinada, cuando en ello

sintáis la sana necesidad, buscadme, pedidme si

creéis que un algo os pueda ayuda r en vuestro

dolor o necesidad, pero no aguardéis a decirme

que me adoráis precisamente en mayo, joorque

obrando así, y aunque no ignore que muchísimos

sois que lo hacéis inconscientes, vais simplemente

al remolque físico de lo que veis hacer a los de­

más.

L a exteriorización del Amor en las almas, es

algo que no puede ocultarse ni regularse a fechas

determinadas , es algo permanente, eterno e inol­

vidable, por cierto, por demás.

D o y hn a estas mis sinceras declaraciones que .

tantos seréis que negaréis, deseando se abra con

las mismas un momento de autoestudio para bus­

carse, encontrarse y vivir mejor. Si en alguna que

otra lo consigo me daré por muy dichosa y en el

mañana cercano me lo habréis de agradecer.

Así os da hoy sencilla verdad , por. vuestro bien

y menos padecer, quien también por la tierra co­

metió muchos errores an imando aquella carne po­

pularmente conocida por el nombre de,

AM.'VLIA D O M I N G O SOLER

Dictámenes medianímicos escri­bientes obtenidos al empezar los trabajos el "Grupito de la Paz"

Admirable , he rmano : Así se hace ambiente

adecuado y necesario para bien operar.

A d e m á s , al ser más numeroso el ¡(grupo», más

resulta necesario el tomar precauciones.

Poner Paz, has d i cho : ¡ muy noble aspiración !

L a h u m a n i d a d , bien has descrito el cuadro a tus

almas, de Paz necesitada está. ¿Quién podrá

dársela? Esencialmente Dios, y . . . ¿ luego? , lue­

go vuestra unión con la nuestra la vendrá a faci­

litar a todos aquellos seres de la tierra que bue­

namente la quieran aceptar.

Acep tada agradec ida queda pues por nos­

otros vuestra invitación, que Dios sea Quién pre­

sida, ilumine y diri ja esta reunión, 3 abr igados

en su amor daremos comienzo a nuestra labor.

Si es tu voluntad sigúenos y que el acierto y

é.xito acompañe al anhelo de todos de Paz im­plantar .

íi *

i P iedad ! Hermosa palabra cuanto a un sincero

signif icado de conmiseración hacia el prójimo se

sienta. Pero no es esto el s ignif icado que corrien­

temente se practica, pues el que está en uso cuando

a la p iedad se nombre, es hacerla servir de panta­

lla o escudo de sentimientos o aspiraciones incon­

fesables casi siempre.

Quien verdaderamente sienta p iedad, es por­

que primeramente se h a sent ido hermano de los

que están en sufrimiento, por esto es mu3' conve­

niente que al intentar ser útiles en estos t rabajos

que una vez más aspiráis a intervenir, os prepa­

réis bien primero, sa turándoos de sentimientos

piadosos hacia aquellos seres nuestros hermanos ,

cuya expiación en la tierra sea todavía más inten­

sa que la vuestra.

Quien p i edad siente, vehemente suplica al Pa­

dre conceda a los necesitados de su Divina Pie­

d a d , todo cuanto pueda caber en ellos de mereci­

miento concederles 3' ser el que pide el vehículo

transmisor de tan Divino Amor.

Vamos pues de acuerdo con vuestro sentir, a

intentar laborar en pro de los que sufren, para ver

si un algo les facilitamos l^az.

* «- «

Bien dijistes en tu bervalizar 3' ni una palabra

te debemos protestar . Dichosa el alma que some­

t i d a a la prueba de la carne de este mundo toda­

vía le queda valor para querer actuar a favor de

los demás ; dichosa, si, porque en el mañana no

cárnico, un algo le vendrá a sonreír en su libre

es tudiar . Desven turadas aquellas almas hermanas

que encarnadas sienten únicamente la necesidad

de vivir la rutinación egoística de vuestro pobre

m u n d o en su mal vivir, porque en su m a ñ a n a por

venir de no carne, el dolor será su y u g o mayor .

Queréis vosotros ser servidores de la causa de

la Paz, la causa más difícil de poder servir, pero

no imposible de realizar. Esforzaos de continuo

en querer ser mejores, en corregirse de aquellas

debi l idades respectivas que os notéis, y así no ha­

réis más que poder ser más útiles a la causa sa­

crosanta que queréis servir y defender .

D a d comienzo con sano aliento, y Dios sea

Quién a todos nos venga a i luminar.

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Excursión a ia fuenfe de Casa Corbera, de Rubf, en 25 de Julio de 1930, en conmemoración del 8." aniversario de la fundación <iel Cenáculo (185 asisienfes)

L IL 11 IB JE M T A\ T Ésser , és una reali tat fa ta l , necessária i indis ­

cutible. Viure dintre de la rebellió contra d ' a -quest f e t : J O SÓC, és un suicidi permanent i anor reador de totes les nostres potencies i possibi­l i ta ts . RebeMar-se contra de la N a t u r a i de les se­ves liéis, és so tmetre ' s , dones, a l 'esclavatge d ' un desig utópic i inharmónic .

Per contra , viure resignat amb les formes, les normes , els aspectes, és acceptar un esclavatge destructor del nostre cabal d 'experiéncies, el qual ha d 'enr iquir-se cons tan tment per la Iluita. Rebel-

lar-se contra la forma, la posició i to ts els ele-ments t rans i tor is de les coses, és, dones , deslliu-rar-se del pes de la mater ia , posant en act ivi tat totes les for ees i facultats superiors.

Quina será, aleshores, la nost ra no rma de con­d u c t a ? Aquel la que ens ofereixi mes Ilibertat, mes perspectives i possibil i tats d ' ac tua r . Com as-solirem aquesta Ilibertat ? A m b la submissió a l 'es-séncia, la causa, l 'absolut . A m b la rebel-lió contra la forma, l 'efecte, el relatiu.

Vivim, dones, d ' A C O R D P E R F E C T E , en

perfecta harmonía amb les esséncies de totes les eoses, ajudem-les i elles ens a judaran a nosaltres. Com,mes dócils-serem a la veu interna de tot el ereat, mes ciar será el ressó de tot l 'Univers d ins de nosaltres i amb mes forqa senlirem que, nos­altres i el T o t , .SOM U N A C O S A S O L A . I tin-drem la Ilibertat deis déus que arreu son i es tán. Perqué arreu t robarem germans i en ells ens t roba-• eni nosaltres ; i tot será nostre quan nosaltres els haurem dona t tot el que som.

Vivim, dones, en perpetua Iluita amb les for-"les, les manifestacions passatgeres , els conceptes, els llocs, les dimensions, les def in ic ions : tot el que és relatiu, exterior i morta l , perqué aqüestes realitats, velen ésser veri tats definit ives, i cap ve­ritat no és def ini t iva per a l 'home a la Ter ra , perqué ell mate ix és superable, i el cont ingut no pot comprendre el continent . I així t indrem una

• Ilibertat contantment e n g r a n d i d a a mesura que anirem e ixamplant els hori tzons, universali tzant éls conceptes, general i tzant les definicions, derro-eant dogmes , anorreant ignoráncies, el iminant fa-natismes, foragi tant les passions, les sensuali tats i els despotisines.

I així a r r ibará un temps que la consciéncia hu­mana será tan sensit iva, que ningú no voldrá és­ser t i ra , perqué lá societat es recolzará en el D E U ­R E , mentre , ac tualmení , n ingú no vol ésser es-

Grupo excursioni.sfa del Cenáculo (112 asisfenlts) en el pi­nar de Can Ganchet en 5. Cugat, el 14 de abril 1934

clau, perqué la societat es recolza en el D R . E T . I aleshores, la Ilibertat assolida per la devoció a l 'esperit i per la Iluita amb la mater ia , será pos­síble perqué cadascú F A R A E L Q U E V O L -BRA, pero, cadascú, V O L D R Á E L Q U E D E U R A .

A. M. (De B i i / l l e i i d e V A s s o c i a c i ó d ' I d e a l i s i e s P r á c ­

t i c s . )

Un grupo de los mismos excursionisias

De la misma excursión en la hora del yantar

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Diálogo escrito y recitado, respectivamente, por los hermanos de Cenáculo S. B., F . M. y M. P . en una de las veladas recreativas frater­nales que viene celebrando nuestro Cenáculo los jueves por la noche

{Conlinuación)

Aurora,

Sigfrido,

H e r m a n a F .

H e r m a n o P .

Ara.—Hola, ¿qué tal , S ig f r i do?

Sdo.—Mire, como usted ve, cumpl iendo la pro­

mesa.

Ara.—¿Ya viene p r e p a r a d o ?

Sdo.—Yo siempre estoy p repa rado pa ra discutir

y aprender y más t r a t ándose con us ted , que me es

tan s impática.

Ara.—Gracias, S i g f r i d o . . . .

Sdo.—Digo lo que siento.

A ra.—Bueno ; ¿ y qué me cuenta de la velada del

s á b a d o , le gus tó o n o ? , porque lo que es a mí, la

v e r d a d , me conmovió aquel la fami l ia r idad senci­

lla, pero ve rdade ra , ante Dios .

Sdo.—Le diré : al principio, d a d o el poco jolgo­

rio, me creí que me aburr i r ía en aquel misticismo ;

pero conforme se iba desar ro l lando , fui encontrán­

dome más bien y me fui envolviendo en aquel am­

biente de del icadeza, que cuando me quise dar

cuenta y a se hab ía t e rminado .

Ara.—Es que en rea l idad fué muj ' hermosa. Y

ahora pasemos a la sesión del domingo : ¿ Qué le

pareció a usted aquella plát ica, que t ra tó del

amor ?

Sdo.—Sí, como a mora l idad me dejó conven­

cido, pero de eso a todas esas cosas de los espíri tus

que usted cree, h a y mucho trecho.

jAra.—Pero, ¿es que olvida que después de este

s impát ico sorteo de la preciosa cesta de frutas , se

mani fes tó el ser del que fué en la carne el poeta Ig­

nacio Igles ias?

Sdo.—Qué le diré y o ; desde luego que aqueUas

pa labras d ichas con t an t a na tu ra l idad y emoción,

como si fuesen de él mismo, me dejaron con intr i­

ga ; pero, créame, Aurora , pienso y busco . . . y no

acierto a comprender esa supervivencia de los muer­

tos.

Ara.—Bueno, no quiera precipitarse, que yo le

aseguro que si usted tiene constancia se convencerá

de mis teorías .

Sdo.—Veremos quién sale victorioso, porque

ahora me toca a mí.

Ara.—¿Qué, lo de las h ie rbas . . . ?

Sdo.—No lo tome a risa, que quiero demostrar­

le que por este punto voy mejor que us ted, y no

se en fade .

Ara.—Enfadarme, no . . . H o m b r e , si me lo pue­

de demostrar con claras razones, quién sabe, quizá

me convierta.

Sdo.—No ha de convertirse, ¿ h a y algún estu­

dioso que se resista ante las leyes de esa gran

naturaleza ?

Ara.—Tiene razón, n a d a h a y más exacto ni más

bello que la naturaleza, es g rande en t o d a s sus

manifestaciones, sobre todo en las flores. ¿ A us­

ted no le gus tan ?

Sdo.—Como no, mujer, si así no fuese, no las

cuidar ía con esmero en mi j a r d í n , no las regar ía

ni les prestar ía mi cu idado ; ¿ sabe como concep­

túo j^o las flores ?

A ra.—¿ Cómo ?

Sdo.—Como una de las manifestaciones más su­

blime de na tu ra , pues demues t ran t odas ellas la

pureza y la ve rdad : la violeta demues t ra a mi en­

tender , la sencillez, a la par que su aroma demues­

tra la g r a n d i o s i d a d .

Ara.—¿No se ha f i jado en las violetas huma­

nas ?

Sdo.—-¿Es que las ha h a l l a d o ? ¿ L a s ha encon­

t r ado a lguna vez? . . .

Ara.—Pocas, pero las he e n c o n t r a d o ; y mire

que con su perfume y b o n d a d me han hecho pre­

sentir una v ida llena de g r a n d i o s i d a d , llena de

energía y llena de paz ; en mi campo se han visto

violetas de gran valor, le voy a citar una que

quizá la conozca us ted .

Sdo.—¿Cuál será?

Ara.—Pues fué la g ran espiri t ista Amal i a D o -

mmgC' .Soler, ella fué como una violeta silvestre

en medio de la h u m a n i d a d , fué la pe r fumada ño r

que con su obra , dejó esparc ido por doquier g ra to

perfume ; fué humi lde en el apreciar h u m a n o casi

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una pordiosera, pero yo le d igo, Sigfr ido, que si

todos los que nos l lamamos espiritistas fuéramos

como ella, que pronto dejar íamos la tierra sem­

brada de sana semilla. ¿ N o oyó la poesía que re­

citó el sábado , no escuchó aquel conjunto de frases

armónicas, que decían : ((¡ Adelante , Humani ­

dad !), ? ¿ N o vió en ella un m u n d o de amor y de

ve rdad? . . .

Sdo.—Sí, la recuerdo perfectamente, no se mar­

chó de mi imaginación ; al escucharla no sé lo que

sentía, no lo sé bien descifrar, pero sí una sensa­

ción que me dec ía : «Adelante , adelante has de

mirar)) ; yo de esto n a d a comprendo, pero he de

decirle que ya no pienso lo que dijeron aquellos. . .

Ara.—Y yo lo que dudé , ya está borrado.

Sdo.—Y voy sint iendo deseos de estudiar y

comprender ese espiritismo, a ver sí llego a en­

contrar esa luz y esa verdad ; y a ver sí llegare­

mos a estar de acuerdo.

Ara.—Yo su ideal , no lo niego en absoluto,

quizá en algo tenga razón, pero eso del desnudar . . .

Sdo.—Déjese de desnudar , ¿acaso cree, mujer,

que sólo es naturismo el tener el cuerpo mirando

el so l . . . ? Vamos , usted de esto aun nada sabe,

porque, ¿ qué teoría tiene usted ?

Ara.—Teoría tengo mucha, pero quizá no le

podr ía convencer, yo con los espíritus me he en­

tend ido y no con lo de usted.

Sdo.—Lo mío es lo contrario, porque yo no

creo ni en ese Dios, mas si llego a presentir que

no es la verdad lo que se acepta ni es el vivir lo

que se busca ; es el gozar lo que mata y el pros­

tituir lo que encuentra la tierra fecunda. Yo veo

en todos los campos las flores artificiales, las que

con postizos colores quieren parecer naturales. . . y

empezando por aquí le podr ía decir a lguna cosa

que de mucho le podría servir.

Ara.—Quiere decirme que yo soy una de esas . . .

Sdo.—Si usted hubiera s ido una de esas flores,

no hubiera t a r d a d o en decirle : Aurora , yo creo

que la mujer debe llevar el rostro natural .

Ara.— ¡ A h ! Us ted quiere referirse a aquellas

combinaciones de colores que llevan las elegantes

para parecer.. .

Sdo.—Para parecer monigotes, ¿.sabe lo que

me llega a causar? ¿Sabe lo que me hace pensar

al ver estas flores que n a d a tienen de verdad , ni

n a d a dicen sus colores ? ; quieren parecer robustas ,

pero es sólo al parecer, pues quien no toma pas­

tillas de <(Don Inyecciones)) le han de abrir en

canal, y espérese que con el paso que llevamos,

camino del Carnaval , pronto llegaremos, como ca­

si estamos, en un verdadero hospital .

Ara.—¿Y lo podr ía el natur ismo evitar esto?

¿Acaso no hay médicos que estudian sin cesar?

Us ted quiere decirme que las hierbas curan y en­

gordan .

Sdo.—Aurora, ¿qué tiene en la cabeza? ¿ E s

que cree que los médicos saben andar por el ca­

mino que cura, si son los primeros en caer en el

dolor ? ¿ Hemos de creer en los sabios que buscan

la ve rdad rasgando los cuerpos? Cuando si tan

sólo saben cumplir los preceptos que la ley jus ta

y natural les impone. Y de eso que dice que si las

h i e rbas ' engo rdan ; ¿piensa que el estar sano es

estar gordos ?

Ara.—Pues, ¿cómo se ha de es ta r?

Sdo.—Pues estar sano y sano quiere decir tener

energía. ¿ No escucha lo que se dice aquí por na­

turismo ?

Ara.—Bueno, bueno, tendremos que esperar al­gunas sesiones más para ver como atamos estos cabos.

Sdo.—Esto es, ahora tomemos asiento y estu­

diemos, que y a van a empezar. Veamos si esta ve­

lada será t an hermosa como la anterior.

Ara.—Yo creo, mejor dicho, presiento que lo

será más todavía ; y sobre todo , S igf r ido , no fal­

te a las sesión de mañana .

Sdo.—Le aseguro que no faltaré. Bueno, Au­

rora, has ta mañana .

Ara.—,Si Dios quiere.

{C oniinuara).

Si iodos los medicamenlos cayeran al mar

sería un beneficio para la humanidad, pero

un gran riesgo para los peces. •— C . V . ,

Con el naturismo se inicia, la d.esbestializa-'\^

ción del hombre. — D R . E . A.

La carne, gran generadora de ácido úrico,

es un elemento innecesario para la vida, del

liombre. — D R . D . M . C .

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BIB R A F I A 2 EIL IPOIRt QUÉ IDIE iLA\ YIIIDAX

H o y empezamos a publicar el muy pequeño-grantle l ibro ¡lEl Por qué de la Vida» del que fué en carne nuestro jierniano León Deni's.

Alejados de los elogios y aplausos, al faci l i tar a nuestros her­manos lectores la lectura de d i d i a obra nos l i m i t a m o s a desearles que el contenido de la misma les llaga estudiar y pueda asi ser­vir les de un progreso en verdad.

A L O S Q U E S U F R E N

A vosotros, ¡oli hermanos míos en humanidad!

a vosotros a quienes agobia el peso de la vida,

a vosotros los abrtimados por las acerbas b.idias,

por los pesares, por las pruebas, van dedicadas

estas páginas. Para vosotros afligidos y deshere­

dados de este mundo, las he escrito. Obscuro hi­

jo del pueblo, humilde obrero de la verdad y del

progreso, fie puesto en ellas el fruto de mis vigi­

lias, mis reflexiones, mis esperanzas, todo lo que

me ha consolado y sostenido en mi peregrinación

por este mundo.

¡Ojalá halléis en ellas algunas enseñanzas, úti­

les, un rayo de luz para iluminar vuestro camino!

¡Oialá sea esta mod-esta obriía para vuestro atri­

bulado espíritu como la sondna para el traba­

jador abrasado por el sol, como el manantial puro

y fresco que brota en el árido desierto baio los

pasos del sediento viajero!

I

DEBER Y UIBERTAD

l Cuál es el hombre que en las horas de silencio

y recogimiento no ha in terrogado alguna vez a

la naturaleza y a su propio corazón preguntándo­

les el secreto de las cosas, el por qué de la vida,

la razón de ser del universo? ¿ D ó n d e está aquél

que nunca ha in ten tado levantar el velo de la

muerte, ni conocer sus destinos, ni saber si Dios

es una ficción o una real idad ? No h a y ser huma­

no, por indiferente que sea, que no h a y a medicado

a lguna vez sobre estos formidables problemas. L a

dificultad de resolverlos, la incoherencia y la mul­

t ipl icidad de las teorías que se han presentado, las

deplorables consecuencias de la mayor parte

de los sistemas conocidos, todo este desconcertado

conjunto, fa t igando el espíritu humano, le ha he­

cho caer en la indiferencia y el escepticismo.

Y sin embargo, el hombre tiene necesidad de

saber ; necesita del rayo que reanima, de la es­

peranza que consuela, de la cert idumbre que guia

y sostiene. Y tiene también el medio de conocer

la posibi l idad de ver cara a cara a la augusta

ve rdad desprenderse de las tinieblas e inundarle

con su benéfica luz. Pa ra conseguirlo, conviene

apartarse de los sistemas preconcebidos, penetrar

en el fondo de sí mismo, y escuchar la voz in­

terior que nos habla a todos , la voz de la ra­

zón, la voz de la conciencia que no se deja enga­

ñar por los sofismas.

Así lo he hecho yo . Por largo tiempo he re­

flexionado ; he medi tado sobre los problemas de

la v ida y de la muerte ; he sondeado con perse­

verancia estos profundos abismos.

He di r ig ido un ardiente l lamamiento a la Eter ­

na .Sabiduría y Ella me ha contestado como con­

testa a todo espíritu an imado por el amor al bien.

Pruebas evidentes, hechos de observación direc­

ta han venido a confirmar las deducciones de mi

pensamiento, ofreciendo a mis convicciones una

base sólida e inquebrantable.

Después de haber d u d a d o , he creído ; después

de haber negado , he visto.

Y la t ranqui l idad , la confianza y la fuerza mo­

ral han penet rado en mí. Es tos son los bienes que

en la s inceridad de mi corazón, y deseoso de ser

útil a mis semejantes, vengo a ofrecer a los que

sufren y se desesperan.

J a m á s la necesidad de la luz se ha hecho sen­

tir de una manera tan imperiosa. E n el seno de

las sociedades humanas se está realizando una

t ransformación. Después de haber es tado some­

t ido duran te una larga serie de siglos al princi­

pio de au to r idad , el pueblo aspira cada vez más a

sacudir la opresión y a dirigirse por sí mismo.

A la par que se modifican las instituciones po­

líticas, las creencias religiosas y la fé en los dog-

— ( 2 0 ) —

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nías se debi l i tan, los cultos pierden su prestigio.

Es t a es otra de las consecuencias de la liber­

tad en su aplicación a las cosas del pensamien­

to y de la conciencia. E n todos los dominios tien­

de la l ibertad a susti tuir a la opresión y a la au­

to r idad , y a guiar a las naciones hacia nuevos ho­

rizontes. E l derecho de a b

gunos es y a el derecho de

t o d o s ; mas para que este

derecho soberano sea infruc­

tuoso y conforme a la jus­

ticia, es preciso que el co­

nocimiento de las leyes

niorales venga a di r ig i r su

ejercicio. Pa ra que la liber­

tad sea fecunda, para que

ofrezca a las obras humanas

una base sól ida y d u r a d e ­

ra, la luz, la sab idur ía y

la ve rdad deben completar­

la. D a r la l iber tad a hom­

bres ignorantes y viciosos,

¿ no es como poner un a rma

terrible en las manos de un

niño ? E l arma, en este ca­

so, se vuelve amenudo con­

t ra el que la lleva y le hiere.

L o s PROBLEMAS DE LA EXISTENCIA

L o que sobre t odas las cosas le impor ta al hom­

bre saber es, lo que es, de dónde viene, y cuál

es su des t ino . L a s ideas que nos formamos sobre

el universo y sus leyes, sobre el papel que cada

uno de nosotros debe representar en este vasto

teat ro , tienen una importancia capital , pues con

arreglo a el las debemos d i r ig i r nuestras actuacio­

nes. Consu l tándolas es como as ignamos un ob­

jeto a nuestra v ida y marchamos hacia ese ñn .

E s t a es la base, el ve rdadero móvil de todas las

civilizaciones. ( (Tanto vale el ideal , t an to vale el

hombre» . I^o mismo para las colectividades que

pa ra el ind iv iduo , el concepto del m u n d o y de la

v ida , es el que de te rmina los deberes, ñ j a la senda

que debe seguirse y las resoluciones que conviene

adop ta r .

Pero , como y a lo hemos dicho, la dificultad de

resolver tales problemas hace con sobrada fre­

cuencia desistir de intentar lo. L a opinión del ma-

j^or número es vaci lante, indecisa, 3' las acciones

3' los caracteres se resienten de ello. Ese es el

mal de la época, la causa de la turbación que

la domina . Se tiene el inst into del progreso ; se

quiere marchar , ¿ pero hacia dónde ? E n esto es

en lo que no se piensa bas­

tan te . E l hombre que ig­

nora sus dest inos se pa­

rece a un viajero recorrien­

do maquina lmente un ca­

mino, no conociendo el

punto de pa r t ida ni el de

l legada , ni por qué viaja ,

y de consiguiente dispuesto

siempre a detenerse ante el

menor obstáculo y a perder

el t iempo por no importarle

n a d a el fin que debe alcan­

zar.

E l vacío 3 la obscur idad

de las doctr inas religiosas 3'

los abusos que han engen­

d r a d o , son causa de que

muchos espíri tus caigan en

el escepticismo. Se cree

fácilmente que todo termina

con la muerte , 3' que el hombre no tiene más des­

t ino que desvanecerse en la n a d a .

Demos t ra remos más ade lan te en cuan flagrante

oposición está este modo de ver con la experiencia

3' la razón. D i g a m o s desde ahora que destru3'^e

t o d a idea de just icia 3 de progreso .

Si la v i d a está circunscrita de la cuna a la tum­

ba , si las perspectivas de la inmor ta l idad no vie­

nen a i luminar nuestra existencia, no le queda

al hombre más ley que la de sus inst intos , de sus

apeti tos y de sus goces. Poco impor ta que se

a fane por el bien y la e q u i d a d ; no haciendo más

que aparecer 3 desaparecer en este m u n d o lleván­

dose consigo en el olvido sus afecciones y sus es­

peranzas , cuanto más puras y e levadas sean sus

aspiraciones, t an to mayores serán sus sufrimien­

tos . A m a n t e de la just ic ia , está condenado a no

ver casi nunca su realización. A p a s i o n a d o por el

progreso, so ldado del derecho, sensible a los ma- •

les de sus semejantes , se ex t ingui rá antes de ha­

ber visto t r iunfa r sus principios.

Con la creencia en la n a d a , cuanto más ha3?áis

— C 21 ) —

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pract icado la abnegación y la justicia, tan to más

amarga y abundan te en decepciones será vuestra

v ida .

E l egoísmo bien en tendido sería la sabidur ía

suprema ; la existencia perdería toda grandeza, to­

da d i g n i d a d . Las más nobles facultades, las más

generosas tendencias del espíritu humano acaba­

rían por marchitarse, por extinguirse completa­

mente.

La negación de la v ida futura suprime también

toda sensación moral . Con ella, todos los actos,

buenos o malos, criminales o sublimes conducen al

mismo resul tado. Las existencias miserables, la

obscuridad, la opresión, el dolor, no hal lan com­

pensación a lguna. Ya no h a y consuelo en la prue­

ba, no hay esperanza para el afl igido.

Ninguna diferencia en el porvenir entre el egoís­

ta que solo ha vivido para sí y con frecuencia

a expensas de sus semejantes, y el márt ir y el

apóstol que han sufr ido y sucumbido combatien­

do por la emancipación y el progreso de la raza

humana . L a misma sombra les espera a todos.

Si todo termina con la muerte, el se r no tie­

ne razón n inguna para contenerse ni reprimir sus

instintos y aficiones. Fuera de las leyes terres­

tres n a d a puede imponerle límites. E l bien y el

mal , lo jus to y lo injusto se confunde igualmen­

te y se mezclan en la n a d a . Y el suicidio será

siempre un medio de escapar de los rigores de las

leyes humanas .

L a creencia en la nada , al m i s m o tiempo que

dest ruye toda sanción moral , deja sin resolver, ei

problema de la des igualdad de las existencias, de

las facultades, de las apt i tudes , de los méritos.

E n efecto, ¿por qué han de tener unos todos

los dones del espíritu y el corazón, los favores

de la fortuna, y a otros solo les toca en suerte

pobreza intelectual, vicios y miseria ? ¿ Por qué en

una misma famiha, parientes, hermanos, , forma­

dos de la misma carne y de la misma sangre di­

fieren esencialmente en tantos puntos? Es tas son

otras t an tas cuestiones insolubles para los mate­

rialistas como también para muchos creyentes. V a ­

mos, pues, a examinar brevemente estas cuestio­

nes a la luz de la razón. {Continuaráf)

íiEl conocimiento reside en cabezas repletas con.

pensamientos de otros hombres ; la Sabiduría en

mentes atentas a sí mismas.» — R. P. Blavatsky.

La joven mamá inglesa que va al

campo con su hijo

Para- que la joven mamá pueda hacer cultura física sin abandonar al bebé y haciendo que éste participe cómo­damente en las largas caminatas de su madre, en Ingla­terra se ha ideado un medio práctico de transporte. Véase a la joven mamá sana y animosa y al bebé bien rollizo.

(Poto Keystone).

¡Atención! Aspirantes a naturistas, incluso los que ya naturistas se figuren ser. Jamás introducir en vuestro cuerpo, substancias que no sean naturales de verdad. Apartaos de todo pretendido médico o instructor natu­rista que con ei pretexto de curaros os recete o aconseje el consumo de "productos naturistas", que se expenden en las llamadas "casas de regímenes curativos naturistas" y demás explotadores y criminales embustes, hoy tan en uso.—MACROCOSMO.

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MáUffilM ElL T N I I C O T I I S M O IDIECIEINIEIRAIDOIR

T o ; K Í c o l o Q Í d q i e n e r d l d e l

Se cuentan muchos casos de envenenamiento

producidos por el tabaco, 3'a como medio crimi­

noso, y a como usado en la terapéutica.

— E l Duque de San Simón, se refiere en sus

memorias al siguiente caso, ocurrido en 1697, cu-

D r . N.-B. - D e l:i C r u z Ro ja A r g e n t i n a

ya víctima fué el célebre y gran poeta italiano

Santenil .

— E l Duque de Borbón, entonces gobernador

de Borgoña, que amaba mucho al poeta italiano

Santenil , el cual era l levado como su mejor amigo,

en sus excursiones a los .Estados de aquella pro­

vincia. Pero una noche, estaba el Duque cenando

en compañía de sus mejores amigos y quiso pro­

bar al buen poeta que el vino generoso de Borgoña,

3' en medio de la alegria característica del Duque

de Borbón, que iba en aumento al buen humor, le

ocurrió una satánica idea ; la de echarle una taba­

quera llena de tabaco de E s p a ñ a en una copa de

vino generoso 3' se lo dió a beber al buen poeta

Santenil , para ver el efecto que producía ese bre­

baje. N o ta rdó en verse el infernal efecto de tan

mal divertimiento, pues fué a tacado el infeliz de

vómitos y fiebre 3' después de 48 horas el t ran­

quilo y malogrado poeta moría, en medio de los

más atroces y horribles sufrimientos.

— G U S T A V O F O U G E N I E R , fué envenenado

por el Conde Bocarmi ( i ) , a y u d a d o por su esposa,

con la introducción violenta de una gran can t idad

de nicotina en la boca, muriendo el infeliz casi

ins tantáneamente .

— E n el diccionario de ciencias médicas, se lee

el caso de una persona que intencionalmente dejó

una can t idad de Tabaco donde se hacía un coci­

miento de ciruelas 3' todas las personas que comie­

ron esas ciruelas en compota, fueron a t acadas de

fuertes dolores de cabeza y cólicos, acompañados

de diarrea, sufr iendo todav ía desvanecimientos

y vómitos (2).

— M U R R A Y , relata la historia de tres peque­

ños que fueron acometidos de vómitos y sudo­

res, y que después de veinticuatro horas murieron

en consecuencia de haberlos friccionado con una

(1) Cumplió su sentencia en la p laza públ ica de Mons. (2) Tod av ía h a y quien teñen e] placer de hacer esas groserías y

l iasta de eeliar eu el té y caté substancias drásticas y . en el v ino opio y substancias a lrodis íaeas , con el í i n a l tamente brutal y cobarde.

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solución de Tabaco , empleada para curar la tina (afecciones en el cuero cabelludo).

— B A R T E L E Ü T , cita otro caso de un peque­ño que murió en tres horas, por haber colocado zumo de Tabaco sobre las úlceras de la t ina.

— M A K , cuenta también haber observado un hombre que murió después de haber fumado va­rias pipas seguidas , t r agando la saliva.

— B O U C H A R D A T , se rehere a un cultivador que tenía la costumbre de fumar cuatro veces al día, pero un día tuvo la infelicidad de conti­nuar fumando porque estaba aburr ido . E n ese día fumó 28 veces, mas después de pocas horas moría bárbaramente envenenado por la gran can­t i dad de nicotina que t ragó.

— L a madre de un muchacho que sufría de .lom­brices (ascárides), queriendo libertar a su hijo del parási to interno le ocurrió la triste idea de darie una irrigación con tabaco (se desconoce la dosis), pero después de dos horas el infeliz muchacho moría en medio de las mayores convulsiones, por la imprudencia de su propia madre .

Se conocen muchos envenenamientos por me­dio de irrigaciones hechas con 15 y 30 gramos de Tabaco . Es te , cuando es usado en pequeñas dosis es un emético muy enérgico.

Veamos lo que ha dicho un jefe en la mate­ria de los envenenamientos por la Nicot ina-Ta-bacum, planta mal igna que mata la humanidad .

— O R F I L A , M A T E U S J O S É B O A V E N T U -R A , clínico francés nacido en J\'Iahón (Menorca) en 1787, y muerto en Par ís en 1853. — Sirvió en la Marina Mercante, es tudió medicina en Espa­ña y se formó en París en 1811, abriendo en la Capital francesa un curso de medicina, enseñan­do también botánica, física y medicina legal.

E n 1813 aparecía la primera parte de su Tra­

tado de los venenos extraídos del Reino vege­

tal y animal o Toxicólogía General, que terminó en 1815.

E n 1851 era presidente de la Academia de Me­dicina. Algún tiempo antes de su muerte, fundó el museo de la escuela que tiene su nombre. Or-fila debe su gran reputación a sus obras de vul­garización, que hicieron de él una au tor idad en la medicina.

Ahora veamos :

i.° — U n a lavat iva hecha con 8 gramos de

Tabaco , produjo a un chico de 14 años la muerte,

en un espacio de 2 horas.

2.° — I m cocimiento de tabaco de fumar de 64

gramos, suminis t rado en clister, produjo la muer­

te a un caballero de 28 años .

3-° — E^n joven de 24 años, a tormentado por

una fuerte constipación rebelde, murió en 3 horas

y 15 minutos, por haber tomado un clister prepa­

rado con 48 gramos de Tabaco .

— R A B U T E A U , dijo que una niña murió en

30 minutos, por haberle d a d o un clister de 45

gramos de Tabaco .

— W R Y , fué l lamado para a tender a un hom­

bre que fué encontrado sentado, tomando fomen­

tación de Tabaco , para calmar les dolores de

hemorroides, es tando a punto de morir por tal

imprudencia.

Muchos son los autores que refieren envenena­

mientos por la acción del Tabaco , planea altamen­

te venenosa : ya por las vías cutáneas empleada

en lociones, baños, cataplasmas, fomentaciones,

etcétera, con objeto de curar el reumatismo, neu­

ralgias, parálisis, enfermedades parasi tar ias , etc.,

etcétera.

E n el nuevo Diccionario Médico, dice, que por vía del es tómago y del recto, son numerosas las víctimas del Tabaco (1 ) ; en mi campaña empren­d ida en el Brasil, tengo consta tado muclios en­venenamientos, como causa única el Tabaco , esos fenómenos tóxicos, que ya llevó muchas personas al cementerio, antes de llegar a los 25 años, en­fermos del es tómago y del cáncer.

Los múltiples envenenamientos pueden ser pro­ducidos en substancias o por sus diversos compo­nentes ; por e jemplo: Nicotina, Ac ido prúsico. Materia aromática, etc., pero no siempre los sín­tomas son iguales, ]3ues puede diferenciarse se­gún los dolores, cal idades del Tabaco , edad de la persona, temperamento de estos individuos, como también por el hábi to de su uso. No hace mucho t iempo, el doctor B . , refirió casos de envenena­miento por la C A R N E (2) expuesta al humo del ta.baco.

L a experiencia de este autor, vino a poner fue­ra de d u d a s , lo peligroso que es para la salud pública, el conservar las carnes frescas prepara­das para el consumo, en lugares donde se fuma

(1) cíT.'iEDIEU».

(2) Lea el Natur i smo , del mismo autor, 1." edic ión.

- ( 24 ) -

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T a b a c o ; es d igno de conocerse, los resultados

obtenidos de esa experiencia científica y de in­

terés púbbco.

•—Mr. B. , sometió a la fumigación pro­

longada de 2 quilos de carne cortada en pe­

dacitos finos, después dió esa carne ahumada a

los perros, siendo repelida por ellos, mas consi­

guiendo hacerla comer a uno de ellos, engañán­

dole con pedacitos de pan y carne, el infeliz ani­

mal murió en menos de una hora, presentando los

síntomas evidentes de envenenamiento: evacua­

ciones alvinas muy abundantes , respiración ester-

tonia y violentas convulsiones. L a autopsia de­

mostró que los intestinos del infeliz animal víc­

tima de la ciencia, estaban muy inflamados y

llenos de manchas oscuras.

—Cocinando la carne después de estar ahu­

m a d a con Tabaco , exhala un olor empireumático,

pero es menos nocivo y solamente provoca vó-

niitos.

—Los envenenamientos por la Nicotina pura

son muy raros y el más célebre fué el de BO-

C A R M L del cual y a hablé más adelante . H e aquí

lo que dijo ahora, a este respecto, el 3'a c i tado

sabio francés Orfi la:

—«Con respecto a los fenómenos que presen-

))ta el hombre envenenado por la acción de la

))Nicotina, Agitaciones, Dolores, Gritos agudos ,

»algunas veces estupor, insensibil idad, movimien-

»tos convulsivos de los músculos de la cara, de

))las mandíbulas 3' las ex t remidades . Cabeza in-

))clinada para a t rás , vértigos, saltos de los miem-

))bros acompañados de contracciones generales de

))los músculos del tórax que, determina la inmo-

"vi l idad en sus paredes, ojos rojos, salientes, fue-

))ra de las órbitas, insensibles las impresiones in-

)>teriüres, pupilas frecuentemente d i la tadas , el ór-

))gano del oído poco o n a d a impresionable, boca

Dcspumosa, la lengua 3' encías l ívidas, náuseas,

«vómitos, dejecciones alvinas, pulso fuerte, fre-

MARAVILLAS EN LA NATURALEZA

Pintoresca roca sobre la margen izclnierda del Rio PicLi Leufú (Argentina), de forma característica, así como l,or los dibujos grabados en las |,iedras y las liedlas de |iedemal encontradas; se ve c|ue sin-icS de fortaleza a los {primitivos

habitantes del [jais

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))cuentemente, regular y pequeño, lento e irregu-

))iar, en ñn , ia muer te , que llega m u y oreve en ei

))caso de que el veneno h a y a s ido inyec iaao en

))ias venas ; y tárela, cuanoo sea ap i icaao en ios

«tej idos celulares, mas generalmente t oaav ia ,

«cuando es in t roduc ido en el e s tómago . UKt 1-))LA.

— E l ác ido prúsico, ex t r a ído del j u g o del TA-

B A C U y d a d o a los animales , p roauce los mis­

mos efectos, según asegura L K B O N , que el ácido

prúsico común .

E s c ier tamente, a ia presencia de este nuevo

alcaloide en ei 1 A t í A C Ü , que se aebe en gran

par te su acción tóxica .

—Igua les experiencias, liechas con la substan­

cia aromát ica , comprueban ñeimente la tosigación,

dándoles inter iormente a ios animales y colocán­

dolos en una habi tac ión donde se deje esa ma­

teria, se verá que en poco t iempo mueren.

— S i ei lector a m i g o quiere completar el es tudio ,

de ia intoxicación del Tabaco , puede buscar los

autores que se ocupan especialmente sobre este

asun to , como T A R D I E U et R O U S S I N , M A R Í N ,

D R A G E N D O R F T , B E I T , L E B O N O R F I L A ,

etcétera, pues todos ellos t r a t an de Nicot ina-Ni-

co t i ana -Tabacum y los efectos que produce esa

venenosa p lan ta , que el hombre quiere para dar

ñ n a una v ida , que el hoga r y la familia recla­

m a n .

A propósi to de una crónica en una revista ar­

gent ina « A T L Á N T I C A » de Buenos Aires sobre

la nueva teoría dei ilustre cientista francés Doc­

tor R. , d o n d e él a f i rma que la Nicot ina es un

veneno activo contra los tan hab lados microbios,

los cuales mueren por falta de oxigeno.

Pero mi ilustre colega no debe haber pa sado

los ojos por el pr isma de ios fumadores, no es­

tud ió la psicología de los viciados, no observó los

s ín tomas de las múltiples enfe rmedades , como la

Dispepsia , Neuras tenia , la Furunculosis , Asma,

Parálisis parcial o local de los fumadores , conio

también las afecciones al corazón.

Bas tar ía pasar la vista en una docena de en­

fermos fumadores , para convencerse del terrible

mal de la nicotina, debiendo tener en cuenta, que

el T a b a c o viene acompañado de la Col idina, Ni­

cotina y Acido prúsico y muchas otras substan­

cias minerales, orgánicas y azóticas ( i ) . Mas con

respecto a los microbios, si ellos mueren por falta

de oxígeno, si ellos deben morir por la acción de

la nicotina, ¿ el ser humano debería someterse todo

al vicio de fumar ?...

¿ D ó n d e están t an tos millones de seres que fu­

maron du ran te un de te rminado número de- años,

mur iendo después. Cardíacos , Neurasténicos, Ané­

micos y Tuberculosos ? ¿ Cuál es la acción del

T a b a c o sobre la Microbiana ? ¿ Y los asmáticos ?

¿ Y ios que murieron afec tados del más terrible

mal que es el dei Cáncer ? ¿ Cuán tas personas ha

m a t a d o esa en fe rmedad incurable? (2).

¿ D ó n d e queda tal teoría del amigo 3' colega

Doctor R. ?

l D ó n d e debemos vivir, comer y dormir ? E n

un cuarto cerrado, lleno de miasmas , de T a b a ­

co de ia peor ca l idad , debemos mast icar T a b a ­

co y tomar rapé. E n t i e n d o que también debe­

r íamos tomar opio, para adormecer los microbios,

para después matar los fumando un gran cigarro

puro dándoles caza;

¡ Pobre humanidad , , siempre de puer ta en puer­

ta c a n t a n d o los vicios y m e n d i g a n d o salud !

E l hombre generalmente , no muere. ¡ Se ma ta ! [ C o n t i n i c a r á P)

(1) Ver el «Anál is is de l Tabaco». (2) S o l a m e n t e en E s p a ñ a , el cáncer está t o m a n d o t a n t o incre­

m e n t o que, arranca la v i d a a 19 h a b i t a n t e s por semana , equiva­lente al año, a 1026 personas muer tas , por e ic tos de esa terrible enfermedad, c u l t i v a d a y a c t i v a d a por el noc ivo v ic io de F u m a r .

Sin duda a lguna , hoy y a es t a n c o m ú n el h á b i t o de fumur, que turnan los menores de edad y los propios padres, se congratu lan en ver a sus hijos turnar... y a t i t u l o de gracia, c o n v i d a n a sus esposas e hijas . . . como moderni smo. . .

— ¿Descansa usted [5or las nocliesV

— N o lo sé, ()orc(ue casi siem|>re las ¡jaso durmiendo.

(De (¡Mellos»f de X^alencia)

- ( 2 6 ) -

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LOS €1RA\1^ID1ES INAWUIRIISTAVS J U A N S C H R O T H

E L F U N D A D O R D E L A D I E T É T I C A

11

Cuando un acontecimiento semejante ocurre en

Un hombre de espíritu observador y de claro ta­

lento, es raro que no determine consecuencias que

afecten a un núcleo más o menos extenso de per­

sonas. Y así ocurrió con Schroth . Concento por

haberse curado de un m o d o t a n sencillo como na­

tural, ensayó el nuevo método en sus convecinos,

t ra tándoles contusiones, anquilosis, her idas , etc. ,

eomo lo hacía con los animales enfermos, entre los

que, por razón de su t raba jo , pasaba la ma3?or

parte de su v ida . Resul tados bri l lantes fueron los

conseguidos, t an to que, unidos el ánimo que éstos

le dieron y su comprensión clara, se decidió por

ensaj 'ar las aplicaciones de a g u a fría en forma de

envoltura en las en fe rmedades in ternas , especial-

niente en las enfermedades l l amadas del apara to

digest ivo, del h í g a d o y de los r iñones.

I-a acción de las envolturas húmedas la equipa­

raba a la del calor h ú m e d o de las t ierras donde

germinan y crecen las semihas . Decía, que si los

gérmenes de v ida , como son las semillas, necesitan

calor y h u m e d a d para prosperar con lozanía, asi­

mismo lo necesita el cuerpo humano pa ra normali­

zar sus funciones. Sin calor húmedo no h a y v ida .

Así se desarrol la el embrión primero y el feto des­

pués, del género humano .

E l empleo de la H id ro t e r ap i a es una de las par­

tes de que consta su sistema, si no la primera en

impor tanc ia para él, por lo menos la primera que

empezó a usar.

F a l t a b a completar la par te más típica de la

cura que más t a rde hab ía de llevar su nombre : la

Die ta . Veamos cómo se inició ésta :

Hemos repet ido, que t odo l ab rador u hombre de

campo, especialmente si está d o t a d o de una com­

prensión r á p i d a y a g u d a , tiene ocasión de obser­

var muchos cambios, modif icaciones 3 fenómenos

de la Natura leza , que les sirven, más t a rde , para

hacer en las personas una buena aplicación de los

mismos, con obje to de var iar favorablemente sus

condiciones deficientes de v ida . Schroth tuvo

ocasión de observar a muchos animales enfermos,

y darse cuenta, al fin, de que éstos de jaban in­

tac ta par te o toda la ración alimenticia que les

correspondía , así como supr imían en absoluto la .

beb ida de agua has ta que se ha l laban repuestos

de su en fe rmedad , pa ra lo cual vivían en el má­

ximo reposo orgánico. Más de una vez había te­

n ido motivos para ver cómo animales heridos en

una cacería, se escapaban a lo más espeso del bos­

que, d o n d e esperaban la l legada de la curación

completa, gracias al a y u n o y al reposo físico.

E s t a s observaciones le indujeron a aconsejar el

mismo procedimiento na tu ra l en los casos de en­

fe rmedades del hombre , al cual, su exceso de ci­

vilización, ha hecho perder el inst into que de t an ta

u t i l idad es para los animales .

D u r a n t e sus viajes de carretero se d a b a cuenta

de que sus caballos se fa t igaban tanto más pronto

cuanta más agua bebían en el camino, 3', por el

contrario, mos t rábanse más vigorosos y menos

cansinos, cuando su comida consistía en forraje

seco y bebían sólo can t idades m u y m o d e r a d a s de

agua . De esto dedu jo Schroth que al organismo

h u m a n o le sería también de mucha u t i l idad no in­

gerir g r a n d e s can t idades de l íquido cuando se ha­

llase a b a t i d o por algún proceso morboso. Confor­

me con esta teoría, la probó en su cuerpo y en al­

gunos organismos humanos , obteniendo los re­

sul tados que se proponía, especialmente en el t ra­

tamiento de las her idas y de las fracturas óseas,

en las cuales el proceso curat ivo evolucionaba mu­

cho más r áp idamente que si se bebía mucha agua ,

o había exceso de l íquidos en las comidas .

De estas observaciones y práct icas , nació su cé­

lebre die ta E s c a , que da sello dis t int ivo y original

al mé todo na tura l de curación de Schroth .

U n punto existe en las práct icas na tur i s tas de

.Schroth, que no de ja rá muy contento al vegeta­

r iano exigente que no quiera darse cuenta de las

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D o s liermanos del Cenáculo en jjníetica de desnudismo integral, en )a excursión a Llisá de Munt. — ¡ ° Mavo 1934

diferencias de criterio que imponen las diferentes

épocas de la his tor ia . Nos referimos al empleo

que el an t iguo carretero hacia del vino como agen­

te curat ivo. E l empleo de semejante tóxico, lo

jus t i f i caba el f u n d a d o r de la Dietét ica en el he­

cho de que la deb i l idad momentánea experimen­

t a d a por los pacientes somet idos a su famosa cura

seca, desaparecía con el uso del vino en forma

de beb ida , al que Schroth , de un modo gra tu i to ,

le a t r ibu ía las p rop iedades de disolver y eliminar

las substancias morbosas y vivificar al organismo

t o d o . Como es tas ú l t imas no han pod ido ser com­

p r o b a d a s , ni mucho menos, por los sucesivos mé­

dicos que se han d e d i c a d o a hacer un es tudio es­

pecial de este procedimiento curat ivo, no es de

ex t r aña r que uno de las principales modif icacio­

nes que en él h a n impreso, f igure la substi tución

del vino por d i ferentes zumos de frutas .

(Continuará) H- C . P . , médico naturista

IilLAX Í ^A \T1U1RA\1L)EZA\^ / Los arroyos son mármol, la tierra es de granito, hace un invierno crudo y en mi hogar necesito leña para que preste un poco de calor. ¿quieres, árbol amigo, de tu tronco leñoso darme unas secas ramas y en fuego delicioso calentaré mis manos de tu lumbre al amor? —Yo provengo del bosque; derríbame y tus manos calienta con la llama que animará tu hogar; los hombres y los árboles somos buenos hermanos, abriga a tu familia y llévame a tu lar. ¿Quieres, árbol amigo, servirme como arado, hender la dura tierra y buscar su tesoro, de los profundos surcos sacar espigas de oro que vistan de amapolas el árido sembrado? —Si; quiero obedecerte y vestir la llanura de mágicos colores y gozar mi albedrio, hacerla pintoresca y perlas de rocío harán que broten flores de espléndida hermosura. ¿Quieres, árbol amigo, ser pilar que sustente la morada del hombre? —Derríbame, deshecho puedes formar tu casa; te serviré de techo como cobijé el nido del pájaro inocente. ¿Quieres servir de nuevo de mástil al bajel? —Derríbame. Lo inmenso me seduce y alienta: sácame de la tierra, el mar no me amedrenta; si fuera mi sepulcro reposaría en él. ¿Quieres árbol amigo, ser la horca, el suplicio? — ¡Aléjate! j Silencio! Desecha el maleficio. Yo siempre doy la vida. ¡ Vete, no quiero verte! Tú eres el verdugo; no puedo ser la muerte. Yo vivo en las montañas, produzco dulce fruto, el sol baña en fulgores de magnificas gamas las hojas de esmeralda de mis lucientes ramas que no pueden jamás envolverse de luto. Hombre, llévate lejos las cuerdas y cadenas; no me cuentCG tus cuitas ni me digas tus penas; déjame, quiero oir los sonoros acentos que me cantan las aves y me dicen los vientos. Yo soy hijo del sol y desdeño las nieblas. Vosotros, los humanos, vivís entre tinieblas. i Mataos! Concebid vuestros planes siniestros ¡ que yo no quiero ver mis ramas con espectros!

E. R. DE M.

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ALGUNAS DE NUESTRAS REGLAS FIJAS

Siempre que lo permita el estado del comensal , comer natural crudo.

Cuando el es tado pato lóg ico no lo permita , añadir un p la to pe-ílucño al d ía de coc inado, cím sus tanc ias r igurosamente naturales .

'Iamás coc inar con especies , n i sal de coc ina (cloruro de sodio) . ívn las ensa ladas , crudas, no añ.'idir sal, ni v inagre , y sí acei te

de o l iva , z u m o de l i m ó n o ambas co.-¡is a ¡a vez , si no es que se prefiere comerlas sin a l iño a l g u n o , poi más natura l , tur-1°) 1'^° '^'^ '^lase a lguna . (El pan no es una comida na-

Eu todo a l imento coc inado, dar preferencia siempre al l iervido ^obre el fr i to . (El ace i te al freirse, se transforma en ác ido perju­dic ia l . )

líti todo herv ido , liacer que los vegeta les absoifjan el agua, Pues en ella quedan la m a y o r parte de las benef ic iosas sales de Jos m i s m o s . Si queda a lguna , bebería antes o después del p lato hervido. E s preferible que el l iervido sea l en to y corto, con el f in de q u e los a l i m e n t o s conserven lo m á s pos ib le de su es tado na-

Desterrar de la cu l inar ia todo a l i m e n t o der ivado de a n i m a l , c o m o huevos , l eche y todos sus der ivados s iempre noc ivos .

?*Jo beber nunca en las c o m i d a s , y a l a s frutas y ensa ladas son r iqu í s imas en agua natura l .

l l a r preferencia a los p la tos hervidos só l idos , en v e z de los cal­dosos, como sopas a diar io , etc . para ev i tar el aguachar (debi l i ­tar) los jugos gástr icos .

Mast icar y e n s a l i v a r bien cuanto se coma, para bien digerir. N o comer j a m á s bajo la impres ión de cua lquier causa de de­

pres ión mora) , y sí s iempre que se pueda al aire l ibre, y en p lena t ranqui l idad f ís ica y moral .

Al comer, no l legar nunca a la hartura , es preferible quedarse con un a lgo de apet i to . Huir s iempre de sentirse en el e s tómago la sensación de p l en i tud , q u e es d i l a t a c i ó n .

E m p e z a r s iempre toda comida por fruta o ensa lada , esto es, crudo natura l .

Todas nuestras reglas se concretan en «Comer para vivir),, co­m i e n d o al efecto poco y natura l , en v e z de «Vivir para comer),, prac t i cando la gula desenfrenada en cant idad y ca l idad , como hace t o d a v í a casi toda la l iumanidad .

E n suces ivos nümeros de M . \ C R O C O S M O iremos razonando al al­cance de todos , el por qué de nuestras reglas en cu l inar ia na tura l .

lU )E S T 11 O § 1 1 )E ^ lÜ S Somos muchos ya los que solamente hacemos dos co­

midas al día debidamente separadas, para dar descan­so al aparato digestivo, no al estómago solamente como muchos se figuran, smo a todos los numerosos órganos que intervienen en la delicada e importantísima fun­ción digestiva. Aquellos de nosotros que por la fuerza mayor de tener que entrar al trabajo en hora temprana se ven obligados a realizar la primera comida temprano también, realizan una tercera por la noche, pero a base únicamente de fruta sola y poca. A continuación de­tallamos un menú, advirtiendo que nosotros, invariable­mente, siempre empezamos las comidas por fruta o en­salada cruda, y las terminamos también siempre con alimento crudo completamente natural.

PREVIERA COMIDA

Fruta la que más apetezca al mirarla, manzanas, pe­ras, naranjas, mandarinas, plátanos, en esta época del año, dando la preferencia muchísimos de nosotros a la naranja, mandarina, manzana, plátano y pera, para es­tablecer algún orden de prelación y teniendo en cuenta las condiciones detergentes, oxidantes, energéticas y por lo tanto alimenticias y curativas en general. A seguido, alguna fruta seca oleaginosa, como almendras, nueces, avellanas, piñones, cacahuetes, y coco o coquitos del Brasil, también conocidos por muchos por castañas ame­ricanas; dando preferencia siempre a los tres primeros frutos, y desde luego comiendo muy poca cantidad (5 ó 6 piezas) y masticándolas hasta que queden en la boca transfomiadas en algo asi como mía papilla, dado lo que cuestan de digerir y por lo tanto para bien asimi­lar el gran caudal de calorías que producen. Otros aña-

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den un vaso de café malta, siempre sin azúcar, y algu­nos añadiéndole una muy poca cantidad de miel.

Otros, de los que todavía no han dejado por comple­to el pan, toman un pequeño pan integral, cortado por la mitad, y aliñado con aceite de oliva y jugo de to­mate, y algunos pedazos del mismo exte.i-didos por so­bre el "panr y desde luego, no añadiéndole la mortífera sal.

Con todo lo dicho se pueden combinar muchas pri­meras comidas del dia, quedando satisfechos, pero no hartos se debe procurar.

SEGUNDA COMIDA

Un plato abundante de ensalada cruda y solamente aliñada con zumo de limón, aceite de oliva, o ambas cosas a la vez (siempre sin sal ni vinagre' en el que se debe procurar que jnmás falte la lechucia, escarola, apio, tomate, zanahoria tierna, rábanos, cosas todas que en más o en menos se puede encontrar todo el año; ade­más, siempre que se pueda, berros, pimiento, diente de león, hinojo tierno y hojas de col.

Cuando se vaya ya por el medio plato o cosa asi, puede empezarse a comer, mezclándolo, e.sto es, alter-ná.rdolo. un plato de hervido, los que no son crudívoros todavía del todo en su yantar.

ARROZ «PLAYAN».—En cazuela, de tierra mejor, se echará aceite de oliva, sin refinar; cuando el aceite esté a todo hervir, se le añadirá bastante cantidad de cebolla trinchada, la que se dejará íreir hasta dorarse. Aparte se habrá preparado una salsa de tomate y se le añadirá, dejándola freír lo suficiente hasta adquirir el todo el color dorado.

Se tendrá preparado un revoltijo trinchado de pimien­to, berengena, calabacín, alcachofa, guisantes, judías ver­des, zar-ahoria. calabaza, col, todo ello según lo vaya permitiendo ¡a estación del año, naturalmente, y se aña­dirá para que a su vez se fría con todo lo demás. Cuan­do el conjunto está bien sofrito, se le añade la cantidad de agua necesaria para el r.úmero de platos de arroz que se quieran hacer. Al hervir el agua se añadirá el arroz, (mejor y más sano y nutritivo si es integral), de­jando hervirlo todo a fuego lento hasta haberse embebi­do el agua y encontrar asi su punto de sazón. Cuando se disponga de pimientos encarnados se asan los que sea menester, para extender algunas tiras de los mismos so­bre de los platos en el momento de servirlos.

Se trata de una forma de condimentar el arroz, con la fórmula que damos hoy a nuestros benévolos lectores, muy nutritiva y de muy grato gusto al paladar. Sin embargo, .no recomendamos esta forma de comer el arroz para ingerirlo con gran frecuencia, pues resulta mucho más sano y digerible el arroz en cualquiera de las múl­tiples formas que se puede comer bajo fórmulas hervidas en vez de fritas.

TERCERA COMIDA

Para los que se ven precisados a verificarla, única­mente podrán comer un par de frutas de .su predilec­ción.

Y dejando a nuestros lectores, muchos de ellos confu­sos con el estudio de nuestra manera de comer y ce­cinar, les deseamos obtengan buen resultado en sus es­tudios, o sea oue sepan decidirse a romper moldes y sentencias naturistas por científicas que ,-e puedan anun­ciar, para refugiarse sencillamente en lo má.s verdadero, que habrá de ser siempre lo más natural.

SEMI-EPICURO

Valor terapéutico de las acelgas

I ." Las acelgas son laxantes, especiales para

los estreñidos.

2." Tienen una marcada influencia terapéutica

contra las enfermedades uterinas.

3." E n los casos de transtornos agudos al hí­

gado , el caldo de acelgas cocidas obra de modo

eficaz.

4." Son emolientes.

5." Son temperantes.

6." E n toda clase de transtornos agudos del

apara to digestivo, especialmente en las iíis, o in­

flamaciones el caldo de acelgas obra de modo sin­

gular.

7." Son remineralizadoras.

8." Las hojas t iernas de las acelgas se emplean

con gran éxito en las curaciones de her idas en ge­

neral.

g." Las hojas cocidas y en cataplasmas, cons-

tituj 'en un madura t ivo especial para los abcesos.

i c . Son oxidantes y se emplean con éxito en

las personas artr í t icas.

Valor terapéutico de las espinacas

I." Son laxantes .

2." Son oxidantes .

3." Son remineralizadoras.

4 . " Son calmantes.

5." Son eupépticas y facilitan las digestiones,

especialmente facilitan las digestiones de los fa­

rináceos.

6.° Son especialmente indicadas en todos los

casos de anemia y arteríoesclerosis.

7." E l caldo de espinacas cura las inflamacio­

nes de los intestinos e h ígado .

8." E l jugo de espinacas crudas es uno de los

mejores tónicos para los niños débiles, convale­

cientes y en los casos de consunción.

9." Consti tuyen un alimento especial para las

personas nerviosas, siendo, por tanto , un gran

alimento de los nervios y cerebro.

10. Las espinacas, especialmente crudas, com­

baten de modo especial toda clase de manifesta­

ciones artr í t icas, especialmente obran poderosa­

mente en los casos de reumatismo circular y en

las neuralgias .

(De ((Natlirismo Eutrofológico)).)

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P I R O )PA\Z T o d o s sabéis los preparat ivos de guerra que ac- |

tualmente el m u n d o está haciendo : químicos e in- ;

genieros, mecánicos, etc. , que emplean su talento

para destruir ; fábricas de municiones que aumen­

tan el personal , etc . ; pero lo que quizá no sepáis

es la can t idad que E s p a ñ a paga rá a la Sociedad

de Naciones, duran te el año 1934, para tener un

representante en e l l a : pues n a d a menos que . . .

i un millón setecientas cincuenta mil pesetas !

i Qué piquito, eh ? Con el d ine ro que el Ministerio

de E s t a d o ent rega anualmente a la Sociedad de

Naciones, se podr ían solucionar algunos de los

easos que t an to a b u n d a n , por desgracia, de <(sin

t rabajo», y se evi tar ían muchas cosas denigran­

tes pa ra una nación civil izada. ¿Acaso no gana­

ría más E s p a ñ a empleando el dinero de este mo­

do, que no dándo lo para formar narte de una

Sociedad que, has ta ahora , no ha d a d o n ingún

resul tado posi t ivo?

L a Sociedad de Naciones, con todos sus bri l lan­

tes discursos, con su conferencia del Desarme, y

con sus e s t u d i a d a s pa labras , hi jas más bien de la

inteligencia que del corazón, no ha pod ido evitar

n inguna de las guerras que han es ta l lado después

de su formación, porque no es h a b l a n d o , sino

o b r a n d o que se solucionan los problemas naciona­

les.

Ya veis, pues, que de las Sociedades así n a d a

tenernos que esperar ; no podemos contar más que

con nuestro esfuerzo.

Nosotros , los que amamos verdaderamente a la

Pa t r i a , los que queremos enriquecerla, cul t ivando

la t ierra unos , con su ta lento otros , y todos con el

sudor de nuestra frente, j no queremos la guerra !

Y no la queremos porque, apar te de que va contra

el Progreso y de que repugna a los sentimientos

humani ta r ios , ellos, nuestros contr incantes , ¡ son

hermanos nuestros !

N o creáis, cuando os d i g a n que es un acto de

heroísmo el ir a la guer ra ; son n m y pocos los que

van a ella por su propia voluntad ; casi todos van

obl igados por unos cuantos desa lmados que se

enriquecen con la sangre del .pueblo, del que d i ­

cen ser padres , y que mientras aquél se destroza,

éstos lucen su figura en un teatro o paseo. N o

creáis, t ampoco, cuando os d i g a n que quien más

ma ta (en la guerra , ¡ claro está !) es quien más

honra a la Pa t r i a . A ésta se la puede honra r 3'

servir de muchas maneras . ¿Acaso no t ra jo Cer­

vantes , con su p luma, más honores a E s p a ñ a que

los generales más sanguinar ios y esforzados ?

Honremos a nuestra tierra con nuestro t raba jo

y con el es tudio , y la veremos florecer según la

m e d i d a de nuestro deseo.

R. L . R .

(de 14 años)

EIL

HIOMIBIRIE

QUIE

. ILILOMAX E s fácil que el m u n d o sea pa ra los que pien­

san un saínete, que se convierte en d r a m a para los

que sienten. E n mis años mozos, cuando leía la

producción del erudi to escritor francés <(E1 hom­

bre que r íe», sentía un apas ionamiento especial

por aquel perseguido, que, mut i l ado pa ra borrar

de él las huellas genét icas , se le condenaba al sar-

donismo perpetuo. Eloy vuelvo la vis ta al presente

y me encuentro con un nuevo formato psicológi­

co : «E l hombre que l lora» .

E n efecto, en la g a m a del espir i tual ismo existe

el hombre sensible a los choques de la advers i ­

d a d ; existe también el t ipo antropológico del su­

je to ul trasensible, no sólo al dolor ajeno, sino a

la ín t ima satisfacción de cumplir con un deber

social.

E s t e t ipo es el que se emociona y sufre, t an to

por el suceso que pasa , como por el propio estí­

mulo de su g randeza de espír i tu .

Cualquiera dir ía , al oírle expresarse, que se t ra­

ta de un cobarde incapaz de acometer n inguna

empresa. ¡ Cuan lejos está esta concepción de la

rea l idad ! E l hombre emotivo, el hombre que se

enternece al mani fes ta r sus pensamientos , perte­

nece al género sublime de los perfectos de espí-

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I Excursión dominical matinal a la Fuente S. Iscle, Sardaiíola'. - 8 Abri l 1934

r i tu . E l hombre así const i tu ido dela ta la paleta

mágica de ese a lgo ex t rao rd ina r io que preside a

la creación. N o creo que este fenómeno sea un pro­

ducto alotrípico de la H u m a n i d a d ; lo que pasa

es que, ac l imatados o, suped i t ados por la fuerza

de la costumbre a vivir en consuno con la indi­

ferencia, el tropiezo con la v i r tud casi absoluta

nos parece una pa rado ja .

Recuerdo con ve rdade ro placer un incidente ocu­

r r ido a un venerable anciano, el cual, po r t ador de

un t raba jo periodíst ico repleto de enseñanzas mo­

rales, acudió en cierta ocasión a una oficina de pu­

b l i c idad . E s t e señor, todo b o n d a d y con humil­

d a d edi f icante , siolicitó del director ¡a inserción de

su t r aba jo ; al escuchar la cariñosa afirmación de

otro hombre d o t a d o de cua l idades aná logas , no

p u d o resistir el choque emotivo, y ba lbuceando

frases de agradec imien to y h u r t a n d o el rostro por

el que se desl izaba una lágr ima , hubo de retirarse,

d e j a n d o en un e s t ado m u y parecido al que invo­

lun ta r iamente hab ía s ido el causante de tan tre­

m e n d o choque psicológico.

Acuc iado por la cur ios idad , pedí el t rabajo y

vi en él el alma de su a u t o r ; vi, como decía Goe­

the, la conduc ta re f le jando la imagen de la per­

fección ; vi el d iar io de un hombre modelo , en el

que expresaba, no sólo sus acciones buenas o ma­

las, sino sus reflexiones.

Al te rminar la lectura, hube de indicar el juicio

que me merecía el t rabajo , y cuál sería mi sorpresa

al oír de labios del d i rec tor :

— N o se moleste ; un hombre que está d o t a d o de

una sensibi l idad t an exquis i ta no puede hacer na­

da malo.

L a contestación era también un poema sublime ;

era también el re t ra to de un hombre perfecto, de

un hombre que, por saVjer l lorar de emoción, sabía

aqui la ta r el valor anímico de los tenedores de esta

v i r tud .

C u a n d o me recogí en la medi tación del inciden­

te, me di cuenta de que sólo los hombres de ese

temple son los de criterio sano, pues hacen de él

su mejor amigo, mientras los demás se entregan

al Des t ino que, por regla general , es siempre su

peor enemigo.

M. H . B .

I TlP. COSMOS. - URGEL, 42 . - TEL. 32457