ID · 2017-06-16 · Date como un genio de cordialidad. Llegados al final del comento de la hermosa...
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A ñ o I B a r c e l o n a , M a y o d e 1 9 3 4 N ú m . 11
M A\ €. A\ 11 II M II O A\ ID Pero, al dar, no ignores que. más que el dinero. Valen los perfumes de un amor sincero; Ui)a voz de alivio es don más certero Que todo potingue, joya o dineral. Abre tus entrañas, más que tu bolsillo; Date dulcemente, de modo sencillo; Ama con vehemencia, sin pompa ni brillo; Date como un genio de cordialidad.
Llegados al final del comento de la hermosa
poesía que nos vamos ahora a ocupar por última
^ez, nos es grato, muy grato, remarcar la gran
iniportancia que le hemos dado y damos, ya que
aquellas que lleguen a vivir la vida en este mundo
'le acuerdo con los conceptos contenidos en sus
espiritualizadas estrofas, bien seguros podrán es-
*ar que se hallan consumiendo su última existen-
de carne por la tierra.
Por lo que resi)ecta a las dos estrofas finales
que un algo pasamos a glosar, contienen hermosí-
S'nios consejos que no hay que limitarse única-
""'»te a leer, sino a ¡profundizar la eficacia de los
" i i s m o s en el seno de la realidad. En efecto, para
los verdaderamente acongojados y doloridos, más
eficaz habrá de serles siempre, (dos perfumes de
u n amor sinceron que la dádiva más generosa
material, aunque descontamos que e n la mayoría
de los casos, al necesitado habrá de satisfacerle
más lo último que lo primero, dada la inconscien
c ia e n que la vida se vive hoy por hoy todavía
e n este mundo grosero y [lasional.
Conceder voces de alivio, abrir más las entrañas
que el bolsillo, darse dulcemente, sencillamente,
s in pompa ni brillo, darse como un genio de cor
dialidad, cosas son todas admirables, sublimes di
ríamos mejor, [K-ro apresurémonos a afirmar qm
resultan materialmente imposibles de practicar,
si no se ha llegado todavía a aquel grado i!e pro
greso, de espiritualidad que permita al ser de la
tierra practicar el u A m a con vehemencia" que
aconseja en el penúltimo renglón.
Entonces bien podremos afirmar categóricamen
te que [ lara que resulte viable el que el hombre de
la tierra pueda vivir la V^ida en la tierra tal c o m o
aconseja en s u s estrofas la preciosa poesía Mag-
- ( I )
l í an imidad , le es indispensable primero g raduarse
en el ve rdadero Amor . ¡ Amor ! Frase mu}^ pro
nunc iada y escrita a cada instante por tant ís imos,
pero . . . vacía casi siempre ante Dios en ve rdad .
.Seamos, pues, de una vez conscientes de que el
Amor es la base y origen de todo lo creado, y a
la vez la única medicina que lo cura t o d o , absolu
tamente todo , lo que el alma a t ravés de su histo
ria h a y a ido acumulando de impuro y por lo tan
to indevido . Queramos g r adua rnos de continuo
en las prácticas del ve rdade ro A-mcr para todos
y para todo lo creado, y con ello no haremos más
que prepararnos pa ra el viaje al m u n d o inmedia to
superior que nos a g u a r d a ya para en él ir estu
d i a n d o desde la rnás e levada g raduac ión , la for
ma de ania.r y convivir mejor.
N o queremos terminar nuestra pobrísima labor
de comento y glosa de M a g n a n i m i d a d , sin fra
ternalmente felicitarnos de que haya l legado a
nuestras manos ta l fruto poético, de un alma her
m a n a que por la t ierra va d a n d o y a un algo deli
cado de su amor, ya que a la vez nos ha permi t ido
al comentar la , d ivulgar la y hacerla así más eñcaz.
Dec id idos siempre a d ivu lgar t odo valor donde
lo encontremos, prometemos a nuestros lectores,
ac tuar siempre como en este y tan tos otros casos,
o sea d a n d o más importancia a lo que escriban
o den los demás en la forma que le den, a lo que
podamos escribir o da r nosotros. También así ac
t u a n d o aceptamos que pract icamos para los demás
Amor .
L A REDACCIÓN
Solamente son productos naturales los que brinda al terrenal la Naturaleza, lo mismo para alimentar que para curar. Los fabricados por el hombre en sus laboratorios aunque se escondan bajo títulos de relumbrón naturistas, son y serán mientras existan, el áspid venenoso que atento sólo a su lucro inconfesable, no vacila en, a sus posibles víctimas emponzoñar. MACROCOSMO.
Suscripción pro-MACRocosMO : Suma anterior : 1 819'05 pesetas; C. S., 1'15; C. G., 1; E. C , 1; G., ;2; E. B., 5; ?., 0'20; P. R., 0'40; J. S., 5; Uno, 1; J. S., 1; Átomo, 1; E. C , 1; A. C , 0'4(}; F. E., 5; M., 4; P., 5; E. C, C'50; J. D., 1; -J. K. M., 1; M. J., 2; Suaig, Suaig, 25; E. C , 1; P. Ll., 1'55; R. V.. 2; Ll. J., 0'60: Mari Luz, 10; P. A., 0'40; E. C, 1; E. C, 2; Una floreta, 0'50; Mesa, 4; Gandi, 5. — Total: 1.705'75 pesetas.
AMMliyiElPtSAXlRlIO iW^O Me pides en suma, hermano, en tu sana petición, un recuerdo, una memoria, una parte de mi amor, para ese acto aniversario que celebráis con ardor, pues sea, obrero valiente que luchas con lo sombrío, escribe lo que a tu mente le dicte mi corazón, que el alma corazón tiene, cuando ama con pasión. Mas pasión sana, sublime, oue fomenta el ideal, pasión que enlaza a las almas, que las míe y las alienta para que en batalla cruenta, venza lo espiritual. La sombra te acosa fiera, mas no vence a tu humildad, se entromete entre tus almas, perturba más de un hogar, de tu lado arranca a algunas, que Dios reponiendo va. y en ese luchar sin tregua, entre la sombra y la luz, el Centro querido crece, ramifica su labor, y al crecer el Centro, crece para tus almas tu amor. Tu obra asi se engrandece, se extiende y brilla mejor; la casta derrotada se enfurece, y más ataca en rededor. ¿Qué importan sus ataoues si se estrellan en tu calma, en tu amor y en tu humildad? Sigue hermano, luchador, como hasta aquí, y recogerás laureles; no te importe el que dirán, ni tampoco los desdenes, que tu obra brillará, y saldará tus ayeres. Cuando Natura cobije la unión vuestra numerosa, cuando veas tantas almas que te siguen afanosas, cuando gocéis y estudiéis con labores medianímicas, y ahnas dé gran luz acudan a cubriros con su amor, piensa campeón querido, que cosechas tu labor, piensa también que quien sufrir ha sabido. Dios al fin le ha concedido un algo compensador. ¿Qué es pues, vuestro aniversario? ¿Una fiesta? ¿ ü n desahogo? ¿Un nuevo lazo de amor? ¿Un instante en la luoha de reposo para luego luchar así mejor? ¿Es también un recuerdo selectivo? ¿Es por último un sublime motivo, para mejor conoceros y a,si amaros mejor? ¿Podréis formar acaso con tanto interrogante, un ramo aromoso, emotivo y palpitante, que eleve el latido de vuestro bien amaros? Así os lo desea esta pobre alma, que cual vosotros y con vosotros rememora aniversarios añejos que no han de volver, pero que al recordar ciertos suyos por los vuestros, reverdece su querer. El alma en alas de su amor profundo, más apetece cuando más obtiene, que por algo desciende a mundos como éste, donde debe sufrir cuando apetece. El apetecer del alma es en la carne dolor lancinante hasta que el alma vence en la lucha y eleva el diapasón del pecho amante, y entonces alma y corazón unidos trenzan la labor divina en mundo ingrato, en espera de moradas superiores que la compensan de sus malos ratos. ¡Almas amantes!, no temáis al dolor que todo lo regenera; no temáis a las luchas que por ellas venceréis; no temáis el amaros por la vil cizaña; am.ad y más amad, que en el día sin noche que os aguarda, cosecharéis sin guadaña, al verdadero y puro amor. Y ahora, almas amadas, consumid esta bella jomada entre risas y juegos; entre efluvios de amor; entre estudios delicados y profundos que os hagan a todas más aptas para el puro amor, y luego cual abejas laboriosas, seguid, seguid vuestra labor: que nada os desvíe ni os detenga, seguid bien la senda y cosecharéis amor. Así a todas os desea, ofrendándoos su querer, quien en la tierra fué un algo hormiga laboriosa y la llamaron.
AMALIA DOMINGO SOLER
Barcelona, 25 de julio de 1930.
- ( 2 ) -
l ^ O MA \ T A R Á \S
No matarás , dice la armónica naturaleza en su
vibrar hacia el perfeccionamiento de los seres y
las cosas ; no mata rás dicen sus hermosas ense
ñanzas ; mas hoy los humanos prefieren lo que
ellos inventan, que no seguir por un sendero de
amor.
No mata rás , hermoso tema para demostrar lo
equivocados que a n d a n la gran mayor ía de los
seres encarnados del m u n d o tierra. ¿ Quién tiene
derecho a coar tar la v ida de o t ro? ¿Quién pue
de titularse moral , s i en su práctica está el des-
^•^uir? ¿Quién puede ser verdadero espirit ista, si
en su práctica coadyuva a la destrucción de sus
hermanos? ¿ N o somos seres pensantes, no tene
rlos los conocimientos suficientes para saber un
algo elevarnos de estas groseras práct icas? Ma-
^ar, odiosa pa labra , ma ta r para vivir, i qué equi
vocación ! Dest ru i r pa ra edif icar lo que no pue
de ser sóHdo, no, no se h a de cons t ru i r : lector,
"O mates, piensa que todos tenemos derecho a la
^ida, y los que v a un algo poseemos la luz que se
"OS i r radia de las a l turas de paz y amor, sabe
rlos que debemos buscar la v ida en la propia vi
d a ; y debemos seguir el sendero del amor en
Pi^áctica cons t an t e ; y ¿ cómo se puede seguir este
sendero si se ma ta , o se coadyuva a m a t a r ? N o ,
'raciocina, lector, no debemos querer ser cómplices
de esos crímenes ; que no por pertenecer a la es
cala zoológica inferior dejan de serlo t an to como
los otros ; y o os diré : lo son más , pues quien no
• lene medios de defensa y se le coarta la vida es
doble crimen.
Los que sabemos que la v ida es eterna, que
• 'Odo está en completa vibración, y al v ibrar d a su
eanto todo , al Creador , no debemos, ni hemos
de querer hacer tales práct icas degeneradoras del
sentimiento puro . Sabemos que somos responsa-
l^|es de nuestras obras , pues ¿qué efecto p.roducí
• á a nuestras a lmas al ver que sabiendo el camino
sólido, sab iendo lo que es la v ida , en vez de se
guir por sus cánones, empleamos lo indeb ido y
destruímos lo que tenía derecho a seguir su ca
mino ?
¿ N o te es odiosa la guerra , lector?
¿ N o te repugna este crimen colectivo que llena
de dolor los corazones, que desoía las c iudades ,
que cual monstruo fiero dest ruye, sin respeto, lo
que a su paso ha l l a? Y, ¿quién es el creador de
la guerra, quién es el que la nu t re? Nosotros mis
mos, pues somos cual corderos que sin mirar la
razón, sólo el d o g m a y el temor, nos hace ir al
frente ; no lector, no quieras tu ser responsable ;
la guerra te es odiosa ; y odioso te ha de ser el
destruir la v ida de seres que con su m o d o na tu ra l
de vivir casi siempre nos pueden y nos dan lec
ciones.
N o seas cómplice de estos crímenes que envene
nan el cuerpo y el sentimiento ; piensa siempre en
aquel hermoso adag io que d i ce : «Que lo que no
te gus ta r ía que te lo hiciesen a t i , no te debe gus
tar para los o t ros» . Pues mira en tu razón, com
prende lo que en su sentir el pobre Sirio te viene
a decir, y es que por ser un a lgo ante Dios , esipi-
r i t is ta , o sea conocedor del deber en la t ierra, y
conocedor de lo que nos a g u a r d a , se ha de ser
Na tu r i s t a , o sea saber cu idar y a l imentar el cuer
po no con lo que le suicida moral y mater ia lmen
te, no , pero sí dándo le v ida y en síntesis sa lud,
pues sin saber cu ida r y a l imentar el cuerpo en lo ,
más na tura l , o sea a p a r t a n d o de su l ado lo que
conduce a la destrucción, no se puede ser m o r a l ;
pues t i tularse moral y permitir que se des t ruya la
v ida del más pequeño ser, no es ta l moral . A m a
os los unos a los otros, d i jo el Maestro, y en este
amarnos los unos a los otros, ¿cómo lo podremos
pract icar , si destruímos ? ¿ Cómo podremos crear
la hermosa familia f ra terna h u m a n a si en vez de
amarnos empezamos por ni s iquiera respetar lo
que es imprescindible a m a r ? Si se quiere seguir
del Maest ro su huel la , no nos h a g a m o s ilusiones,
no ; Jesús nos vino a t razar un sendero y este
sendero sólo lo cruzan no los que se l l aman cris
t ianos , mas sí los que son humanos en t o d o sen
t ido , los que saben enarbolar con su sentir la
bande ra del amor, y esta b a n d e r a izada al viento
de la h u m a n i d a d , d i c e : respeto a la v ida t o d a ;
amor a los seres todos , y entre los seres y la v ida ,
debe reinar la más armónica a f i n i d a d , pues sólo
a m a n d o y respe tando , podremos g r adua rnos de
este m u n d o de dolor , pues si así no seguimos, nos
hacemos responsables, a la vez que preparamos
el camino de espinas y dolores que sólo nuestro
querer las hubiera p o d i d o ahorrar .
Pues hermanos del p laneta todos , todos somos
- ( 3 ) - .
Escrito anímico por la hermana A .
Me encontraba en uno de estos momentos abúli
cos, inexplicables. A mi alrededor todo era som
bra ; sombra densa, pesada, que me hacía sentir
su nefasta y deprimente influencia. Me sentía so
la, cansada , vencida, sin ánimos para intentar el
menor esfuerzo para librarme de la negra opre
sión.
Percibía voces ext rañas , confusas, que musita
ban palabras incoherentes sin sent ido, junto con
risas burlonas v carcajadas sarcásticas que me
hacían extremecer. Sentí un hál i to ardiente , abra
sador, que me producía infini ta angust ia y ma
lestar, y una voz clara y cercana me dijo en tono
de b u r l a :
—¿ D ó n d e está tu energía y valor ?
¡ Infeliz ! . . . P ide , clama, que nadie ha de ve
nir. T e hemos vencido, y eres nuestra, , nuestra !.. .
y una carcajada horrible siguió a estas palabras .
No, no ; todavía no estoy vencida—exclamé—,
pero en mi interior me sentía der ro tada , aniqui
l ada por completo.
De pronto, un enjambre de dorados insectos de
finas alas, empezaron a volar a lrededor mío, po
sándose sobre mi rostro y mis manos, luego, unién
dose todos , formaron como una flor de incompa
rable belleza, de fragancia exquisi ta , y del inte
rior de la flor empezaron a brotar chispas lumino
sas de diferentes matices.
L a sombra rugió, haciéndose más densa ; y
moviéndose en acción de avance, t ra tó de apre
sarme más con sus fat ídicas y negras gar ras . Pe
ro, fué en vano ; las chispas luminosas que como
vividas estrellas surgían de la flor, me rodeaban
en un círculo luminoso que impedía que nadie pu
diere tocarme.
H u b o entonces una lucha sorda, intensa, horri-_
hijos del mismo amor, pues amemos, practique
mos las hermosas enseñanzas que Jesús nos vino
a dar , diciendo a las human idades t o d a s : ama
os los unos a los otros, pues sólo así viviendo de
la tierra harás el paraíso simbólico, la mansión
de paz.
- (
9 a 9
ble. L a sombra, formando grandes remolinos, iU' tentaba cubrirlo todo bajo su negro manto . La
flor, volvíase cada vez más rad ian te , más bellos
y delicados sus colores, más intenso y delicioso
su aroma. Al fin cesó la lucha ; t ras un rugido es
pantoso, oí la voz que antes me hablara , que dijo
con a t ronador acento :
—¡ Maldición !.. . ¡Me habéis vencido !.. . Pero,
espérate, mald i ta , que mi venganza será terri
b l e ! . . .
A este punto, todo desapareció. Y me encontré
en el espacio sostenida por los brazos de un ser
a quien no podía ver el rostro por ser todo él for
m a d o de resplandeciente luz.
U n a V.OZ dulcísima musitó b landamente en mi
oído estas pa l ab ra s :
«Ahora y a estás sa lvada. ¿Ves como no te fal
ta protección?. . . j Y eso que te creías sola ! . . . Co
mo también has pod ido comprender el valor de
los pensamientos amorosos de las almas encarna
das , que te quieren de veras.
T o d o s te han a y u d a d o , y , gracias a la unión
de todos , ha sido posible vencer.»
i Oh , qué contenta estoy ! ¡ Gracias, Dios mío
— dije vehementemente, y proseguí hab lando — :
Escúchame, ángel bueno que me sostienes, ahora
que estoy libre quisiera poder hacer algo con que
demostrar a estas a lmas que se han interesado por
mí, lo mucho que les agradezco todo el bien que
me han hecho. Tií que eres bueno y elevado, i ayú
dame en mi deseo !
Ráp idamente noté que ascendíamos por el in
finito cuyos diversos matices y delicadas tonali
dades contemplaba con asombro. Cesó el vuelo,
y con gran suavidad me dejó mi acompañante so
bre el suelo de un mundo desconocido, en medio
de un inmenso vergel de rosas. Rosas divinas,
• magníf icas ; rosas que no tenían espinas y sólo
eran de dos matices. L a s unas , blancas, tan blan
cas como la nieve que corona las altas cumbres de
los montes inaccesibles ; las otras, de un color ro
sa pál ido tan bello y del icado, como no he visto
nunca en las rosas de la t ierra.
Silenciosamente iba cogiendo grandes ramos de
rosas.; la emoción, el goce y contento que invadía
mi ser en aquellos instantes, hacía que bro ta ran
4 ) -
L •uego... abrí los ojos y me encontré en el lecho.
i T o d o hab ía s ido un sueño !
copiosas lágr imas de mis ojos. Lágr imas que bri
llaban como d iaman t inas gotas , cual gemas ruti
lantes, sobre los pétalos sedeños y aterciopelados
de las flores. C u a n d o y a hube hecho gran acopio
de flores, de nuevo me tomó aquel ángel en sus
brazos, y con mi preciosa y perfumada carga em
pezó a descender.
¡ Con cuánta alegría y contento fui repart iendo
las rosas entre todos los hogares de las almas que
hacia mí habían ded icado su pensamiento amo
roso !...
Luego de hacerlo así, todav ía me quedaron mu
chas flores, y entonces pensé :
" H o y es día de gloria para mí. N o tengo que
ser, pues, exclusivista, ni ego í s ta ; mi deber es
amar a todos mis hermanos por igual, pues bien :
¡ P a r a todos quiero darles hoy de mi a m o r ! »
^ s í pensando , miré hacia la tierra que, asom- |
hrada, la vi cual una bola pequeña que daba vuel
cas bajo mis pies ; entonces cogí todas las rosas
que me quedaban y después de besadas las lancé
por el espacio en dirección a la t ierra.
Las flores, evolucionando por el éter, fueron a
l^osarse sobre el m u n d o tierra, y , como si una ma
r o invisible las fuera uniendo, formaron un tr ián
gulo, y dent ro de él, en caracteres luminosos, apa
recieron tres n o m b r e s : «Paz , Amor y C a n d a d » .
Ls to es lo que yo deseo pa ra los humanos — di-
^ . y la misma voz a lada y dulcísima de antes nie d i j o :
"Buenos son tus deseos ; mas procura llevarlos
^ la práctica. Esfuérza te en el máximo posible,
para que tu paso en el hoy por la t ierra, sea cual
r n rad ian te cometa, que al desaparecer de lo visi
ble, queda siempre la estela luminosa de su paso,
"^sí tú, procura de jar la huella luminosa del Bien
y de la Luz ¡ y dondequ ie ra que pases, de ja sem-
'^'^adala d o r a d a semilla de la Paz , el Amor y la
•Caridad.»
Calló la voz, y un sueño dulce, suave, un sopor
eJitraño e inexplicable, se apoderó de mi. Perd í la
noción de t o d o .
i i I i
I Constituciones de antaño ¡ ^
La anciana que aparece en esta fotografía, L. '1, cuenta nada menos que 71 años de edad y es desde chica Naturista. Nació en la Provincia de Belluno, Venecia (Itaha).
Una de sus hijas se encuentra actualmente en Corrientes y conserva también esta fuerte constitución, que con la práctica del régimen Naturista goza de una perfecta salud, que es la-riqueza más preciosa para todos.
(De «Biocultura», de Buenos Aires.)
H A D A - L U Z
- (
Todo médico o instructor naturista que lo sea en verdad, jamás se prestará a recetar ni aconsejar el consumo de los llamados "específicos naturistas", se limitará siempre, en dietética, a aconsejar el comer alimentos sencillos y de origen y estado absolutamente natural. También se sabrá abstener de colaborar en las mal llamadas revistas naturistas que publican anuncios de venta de tales perjudiciales "específicos", y no habrá "razón" ni "argmnen-to" que esgriman los editores de tales libelos que les puedan convencer, para seguir colaborando en las columnas de tales publicaciones.
Por el fruto los conocéis, dijo Jesús, pues los que prosigan su colaboración, más claro ni el agua.
MACROCOSMO ,
5 ) -
C A R T E R A D E U N E S T O I C O
R IE IL II € . II O § II O A\ ID (Carta a una señora piadosa)
Jesús no nos redimió con su muerte, sino con su doctrina y su ejemplo, que mejorándonos, salvan del pecado y obran sobre todos. Fué perdonado el hombre, no por creer en un mérito extraño, sino por la solidez de sus convicciones; es decir, por la firme voluntad de obrar siempre como el deber manda.
(Strauss. «La antigua y la nueva fe». XII.)
S e ñ o r a : Me escribe us ted dic iéndome que al
oponerme a a lgunas reclamaciones de la Iglesia,
tales como el reconocimiento de los haberes del
clero, doy muest ras de muy grave i r re l ig ios idad.
Yo he leído.- su admonición con p ro fundo respe
to , como escucho cuantas se me di r igen. N o ha
mucho me decía un compañero quer ido en le
t ras que 3^0 debía de recibir muchas cartas llenas
de objeciones y aun de censuras. E s cierto. ¿ Por
d ó n d e iba y o a suponerme perfecto ? N o soy sino
un colaborador en la labor de todos y sé m u y bien
que n ingún hombre es superior a otro , sino por
circunstancias que casi nunca de él dependen .
Debemos ser humildes 3' no presumir de infali
bles. Por esta afirmación comprenderá us ted, se
ñora mía, que su reproche no ha hecho mella do
lorosa en mi amor propio , como la de nad ie , y
que todos me obligan a hacer examen de concien
cia, y son por ende para mí un resuelto mot ivo
de reconocimiento y de g r a t i t u d .
L e í d a su misiva, me he p r e g u n t a d o : ¿ Por qué
h a y en mí i r re l ig ios idad ? Y he t en ido que exami- ;
nar asimismo qué es lo que se ent iende y debe '
en tenderse por re l ig ios idad. N o es, según nues
t ro léxico, sino (da práctica y esmero en el cum
pl imiento de las obligaciones re l ig iosas». Pues
bien : lo que sucede, en mi opinión modes ta , es
que sus práct icas de usted no son las mías , como
las de los mahometanos no son las de los budh i s -
tas , 3 a nad ie se le ocurre decir que cuando las
realiza un m a h o m e t a n o o un b u d h i s t a de buena
fe y con t o d o fervor incurre en i r re l ig ios idad.
N o , señora de mi respeto ; lo que caracteriza a la
re l ig ios idad no es la práct ica de una obl igación^
de te rminada religiosa, sino la de las obligaciones
en general , y éstas son diferentes, según la con
ciencia del creyente y su posición frente a lo ab
soluto eterno. Reconozco a usted una religiosicla(i
perfecta, cuando practica el culto 3' recibe los Sa
cramentos . ¿ Por qué usted no ha de reconocerme
una re l ig ios idad no menos intensa y sincera, cuan
do en t iendo, como Jesucris to , que la práctica de
las buenas obras y en el sometimiento de nues
t ros intereses terrenales a los designios divinos,
expresados , a mi juicio, por las leyes universales
e inflexibles de la Natura leza ?
C u a n d o predicó el d iv ino galileo su doctr ina,
s iendo y l l amándose jud ío , y aca tando la ley mo
saica, no fué al templo sino tres veces : la prime
ra, para discutir con los doctores ; la segunda ,
pa ra arrojar a la t igazos a los mercaderes , 3' la úl
t ima, pa ra ser azo tado por los sa3'ones de los fa
riseos. Sin embargo , no sólo mostró re l igiosidad,
sino que fué la re l ig ios idad misma, porque todo
lo sacrificó al cumplimiento del deber, sin que se
le ocurriese pensar que a lgún día hab ían de ser
es tablecidas o t ras práct icas cont ingentes exter
nas , y que por su falta de cumplimiento podr ían
quienes siguiesen sus doct r inas ser acusados de
i r re l ig ios idad.
Irreligiosos son los «sepulcros b lanqueados»
y aun los falsos gu ías , que (dn vestitu ovum intus
autem sunt lupi rapaces». Irreligiosos son tan to
quienes defienden, en nombre de la religión, las
des igua ldades e in iqu idades sociales, para con
servar sus venta jas , como quienes p iden una re
volución que vuelva lo de ar r iba abajo , y lo p iden
no pa ra que sea in s t au rado un régimen de equi
d a d , sino pa ra d i s f ru ta r ellos de las gananc ias
de río revuelto. T o d a acción de t e rminada por el
egoísmo o la barbar ie , igual la blasfemia contra
cualquier creencia, por od io o envid ia , que las
peticiones a una imagen en de te rminado d ía del
año p a r a pedir la tres cosas, como puede pedirse
una merced a un minis t ro , es irreligiosa. E n cam
bio, el hombre que no profesa d o g m a a lguno po
sitivo, pero que procura inspirar t o d a su conduc
ta en móviles des interesados y que t odo lo mira
- ( 6 ) -
hajo la especie de la e ternidad, es profundamen
te religioso, como lo fué aquel modelo de hom
bre bueno que se llamó Alfredo Calderón, que no
iba a misa, y que escribió estas inolvidables pa
labras: „ E n el corazón de los buenos no es la
esperanza lo único que se pierde ; aún le sobre
vive el deber.»
Todas las religiones deben ser miradas con res
peto, porque todas son verdaderas en su fondo,
en cuanto tienden a establecer una relación («re
ngare») del hombre con lo absoluto, según la de
finición agus t imana . Lo en ellas contingente y a
veces efímero es la forma a d a p t a d a a los tiempos
y a los lugares, y que fuera de ellos, puede llegar
a ser aborrecible, funesta y opuesta a la esencia
crisma que se quiere perpetuar. «¡ A y de vosotros
^ s e dice en el Evangel io—, los que os habéis re
servado la llave del templo de la verdad ! i Vos
otros mismos no habéis en t rado , y a quienes que-
'^lan entrar se lo habéis impedido !»
£ n este sentido metafísico (las ((formas mtle-
'^^bles., religiosas son las metafísica de los igno-
'^ r tes ) , no solamente no soy contrario a religión
alguna, sino que las profeso todas y a todas
^'ndo na acatamiento ; pero tengo la aspiración
Piadosa a profesar o t ra superior, que a todas las
comprende, pero que a todas declara caducadas ,
cuando pretenden ser inmutables y propias de
^•^dos lüs lugares y de todos los tiempos, y cuan
do forjan dogmas solamente para la tierra y con
^'guras humanas , o lv idando que hay en el espa-
infinito sextillones de m i n a d a s de mundos y
^"e el nuestro es entre ellos un grano de polvo
^niPalpable. ¿ Por qué he de ser irreligioso miran
do a los cielos, cuando niegan serlo quienes miran
los candeleros y a los postes? ¿Con qué motivo
^e me puede l lamar irreligioso, cuando encuentro
bajos de techo muchos templos ante la bóveda es-
^•^ellada, en tan to que se l lama piadosos a quienes
•rezongan frases ap rend idas de coro, sin saber lo
"ire significan, y quieren reducir el tamaño de
su Dios hasta colocado encima de su cómoda o
su mesa de noche y se lamentan de que no les
^yude en sus tribulaciones, y también quienes so
lamente reverencian a la d iv in idad por miedo al
infierno? N o ; yo prefiero la reUgiosidad de los
que pueden llegar incluso al error y a la violencia,
Pero "
segunda edición de las ((Reflexiones sobre la vio
lencia», del apóstol de! sindicalismo Jorge Sorel,
y en ese libro, que no es ciertamente mi guía, por
que la violencia es para mi siempre reprobable,
hay, sin embargo, estas pa l ab ras : ((Nunca tuve
por el odio creador la admiración que le profesa
Jaurés . No siento por los guil lot inadores la misma
indulgencia que él, y me horroriza cualquier dis
posición que con disfraz judicial recae sobre el
vencido.» Es tas palabras del ensalzador de la vio
lencia son más religiosas que las de los inquisi
dores, que en tiempos no lejanos regaron con san
gre de intelectuales el suelo' de la patr ia . No basta
prac t icar ; es necesario saber qué se practica y
por qué se practica.
Equivocada o no, en cuanto a las formas que
considera usted rituales, usted, señora, es religio
sa, y yo, por ello, la respeto y admiro . N o pido
en trueque sino unos ada.rmes de comprensión.
Los conceptos abstractos de la causa suprema de
todas las cosas y de sus atr ibutos, el Bien, la Be
lleza y la Verdad , son demasiado grandes para
ser encerrados en una caja de reliquias o en un
folleto de catcquesis. Amémoslo todo , respeté
moslo todo , y al convivir con nuestros hermanos
y al respetar sus convicciones sinceras, daremos
muestras evidentes de la verdadera rel igiosidad.
Le besa reverentemente los pies.
A . Z .
E n pensando en cumplir un deber,
estos días la Casa B . publica la admirable
- ¡ O l í . qué fo rúncu lo nüís desc o m u n a l ! ¡ E n mi vida bahía y o v i s to o t r o j j i irecido!
7 ) -
— ¡Bali! R s un cjuÍBle insionili-can te : peivo liay cjue t ener en cuenta <^ue ¡3or la consul ta lia {sagadoOv cincuenta [íeaetas. ., ^r'-
(De <<E1 Hoéar y ¡a Mo¿¿^) "iv'
- (
SIllMCIEMIIOAMD E n un m u n d o d o n d e el engaño tiene lugar pre
ferente, do se venera la hipocresía, do se a laban
la apar iencia , la ficción y la ment i ra , hemos de
ser sinceros con nosotros mismos y con nuestros
hermanos .
E n estos momentos de completo desbara jus te ,
cuando parece que el hombre es impotente para
solucionar sus problemas y se inclina como úl t imo
recurso hacia la fuerza brutal para ha l la r el de
recho que su inteligencia no acierta a ofrecerle,
hemos de ser sinceros si no queremos también
formar par te del rebaño incoloro siempre a r ras
t r ado por la corriente.
E s indispensable que t engamos un claro con
cepto de nuestra posición, de nuestros deberes, de
nues t ras aspiraciones ; es necesario, en fin, que
nos si tuemos exactamente en el lugar que nos co
r responde para actuar con acierto.
H u y a m o s de la pedanter ía y del o rguho que de
n a d a sirven, pues t ras su débil costra traslucen
nues t ra insuficiencia y nues t ra ignorancia .
Sinceros con nosotros mismos, hemos de hacer
un concienzudo examen de lo que somos, de nues
t r a s cua l idades , de nuestros defectos y vicios, de
nuestras inclinaciones y ap t i tudes . Únicamente si
nos conocemos bien podremos modi f icar nuestra
conduc ta y construir nuest ro carácter . E n general
se es m u y severo con las fal tas a jenas y m u y to
lerante con las su}?as, pero como a nosotros nos
interesa ser y no parecer, hemos de invertir estos
términos y a que nuestro t rabajo radica en pulir
nues t ra p iedra b ru t a p a r a que sus ar is tas no hie
ran a los demás , y su escultura sea conforme al
p lan evolutivo de la h u m a n i d a d .
A m i g o s de la v e r d a d , del es tudio , del conoci
miento, démosnos exacta cuenta del g r a d o de
nues t ra cultura para adqui r i r aquel las nociones
que nos falten. E a ciencia nos ofrece un vast ís i
mo campo de investigación metódica y experimen
ta l , que mucho nos a3mdará induciéndonos a pesar
cu idadosamen te el pro y el contra de t odas las
teorías , a buscar por nuestro esfuerzo paciente el
porqué de las cosas, a no a f i rmar n a d a de lo que
no estemos completamente seguros ni h a y a m o s
comprend ido . H u m a n i z a d a por nuestro ideal ismo
la ciencia nos ha rá más amigos de la v e r d a d . N o
olvidemos que nuestros conocimientos nos han de
permitir ser cada vez más útiles al progreso co
lectivo.
Anal icemos p ro fundamente las enseñanzas de
la filosofía que complementan los es tudios cientí
ficos y nos ofrecen orientaciones nobles para nues
t ra conducta m o r a l : I n d a g u e m o s el por qué de
nuestros actos, de nuestras emociones, de nuestros
pensamientos , démosnos exacta cuenta de los be
neficios o perjuicios que nos repor tan para asi
poder seleccionar los motivos que nos inducen a
la acción.
E a s incer idad nos d a un mayor dominio sobre
nosotros , nos predispone al reconocimiento in'
med ia to de nuestros errores y nos hace ser verídi
cos en t o d a ocasión. E s una cua l idad que no per
mite claudicación con nuestra deb i l idad personal,
ni con la falsedad ajena ; por esto es indispensa
ble para nuestra obra de constante superación.
Des t ruyamos pues en nosotros todo lo falso
no nos inclinemos ante la supuesta au to r idad de
pontífices de in fab i l idad dudosa , prefir iendo
siempre el fallo de nuestra propia conciencia y 1^
experiencia de la v ida . Seamos sinceros en pensa
miento y en acto, pa ra con nosotros y para los
demás , y a que el propio ejemplo es la mejor di
vulgación de t o d a ideología .
L a senda que lleva a la perfección es angosta ,
llena de obstáculos pa ra poner a prueba nuestra
voluntad . Libremente la hemos escogido y segui
remos ade lan te con entus iasmo, conf iando en un
futuro mejor para esta sufriente h u m a n i d a d .
C. L .
(De «Prometheus» . )
l íay revistas que se titulan naturistas, y se han creado
con el único fin de propaganda de las casas llamadas de
específicos naturistas. Por esto al hojearlas se les ve se-
gruidamente el latón pues son un continuo anuncio de los
antinaturistas productos que dichas casas expenden, ha
ciendo buena a la farmacopea alópata en general.
Las firmas de los llamados médicos naturistas que en
dichas revistas aparecen al pie de artículos más o menos
naturistas, que de todo hay, pretenden ser el pabellón de
garantía que encubra, ante los neófitos incautos, la ave
riada mercancía que se quiere expender. "IMacrocosmo".
_ ( 8 ) -
=E3=
E S T lU P II O A\ € A ID lÉ M 11 C O
Tipo de Urania (Las Musas)
- ( • 9 ) -
I
La modelo tiene 19 años
El alma que animó el cuerpo del popular escritor
y político Vicen te Blasco Ibáñez, expone, por me
diumnidad escribiente, su actual pensar y sentir
Gracias a Dios y a t i , por este feliz momento
que se me concede pud iendo t rasmit i r a los mora
dores de la t ierra de mi sentir actual .
E n pr imer lugar siente la intensa necesidad de
decirle al hombre de la t ierra, y hoy sobre todo a
la mujer también, que la política para n a d a bueno
sirve, que resulta un cambio como todos pueden
de cont inuo comprobar , la causa de un sin fin de
odios , rencores, envidias , y apet i tos inconfesables
que en vez de conducir al progresivo ((Amaos los
unos a los o t ros» , que es la única política que por
la t ierra y en todo lo creado se debe pract icar ,
conduce a la g ran responsabi l idad y al g ran do
lor al pasar a este espacio a es tudiar , en espera
de poder de nuevo reencarnar para expia r y vivir
la V i d a y a mejor.
Entonces cons iderad y consideraréis bien, que
bajo todos los regímenes o formas de gobierno
que los pueblos se han i d o d a n d o , no han hecho
más que envolverse en el g ran egoísmo que, cual
fruto del gran mater ia l ismo, los ha de conducir
forzosamente al fracaso del proyecto del a lma que
n o es otro siempre, c a d a una en su g r a d o alcan
zado , de irle mejorando en cada existencia de
carne un poco más , por ir v iv iendo la v ida de la
carne cada vez más d o n d e un renunciamiento a
t odo lo grosero posesivo, y por t an to más den t ro
de una sencillez y h u m i l d a d que lleva al m o r a d o r
de ese p laneta , a pasar desaperc ib ido pa ra la ma
sa, pero no pa ra Dios su Creador .
C u a n d o y a así se vive la v ida , por la t ierra , se
gún voy e s t u d i a n d o en más de un a lma que hoy
I I
todav ía con cuerpo por la t ierra es tán , cualquiera
que h a y a s ido la situación predominante y de
bril lo y resonancia en sus anteriores existencias,
precisamente por el dolor y experiencia cosecha
dos , encaminan todos sus esfuerzos a vivir la vida
de acuerdo todo lo posible en las Leyes Divinas
o sean natura les , obteniendo así salud física y
moral mientras están en la carne, y al dejar la , sa-
t ifacción especial. Los que así y a un algo viven,
huyen de t odo aplauso y v a n i d a d , gozan hacien
d o el bien a todos los demás , por el placer de ha
cerlo únicamente, ya que saben que lo más pro
bable que hab rán de encontrar será la gran in
comprensión t r a d u c i d a casi siempre en actos de
grosero desagradec imiento por el bien recibido.
S iempre les veréis desa tend iéndose de t o d a polí
t ica, filosofía o religión, 3 se a f anan únicamente
para imitar las normas de la v ida de Jesús , y a que
saben que es el único sendero que al ve rdadero
Progreso que es el del a lma, les p o d r á conducir .
De l t i tu lado progreso de los hombres , huj^en igual
mente , por no ignorar que conduce siempre a no
amarse entre sí que es lo más esencial que se debe
• evitar .
Si bien se esfuerzan, veo, en respetar la manera
de vivir de todos los demás , se preocupan de evi
tar las sa lp icaduras de tan mal vivir, p rocurando
de paso con su vivir propio, ser el e jemplo a es
tud ia r para todos aquellos que aun no los saben
comprender . Los ma3'ores o más resonantes acon
tecimientos políticos y sociales, como también los
religiosos de la t ierra, los tienen por efectos lógi-
-( 10 ) -
eos de la causa de la vida mal vivir, y no se pre
ocupan por ellos grandemente , y a que saben que
a través de los siglos y de las reencarnaciones los
demás se- irán regenerando como ellos van hacien
do, y de la vorágine pasional se sabrán por fin ya
un algo alejar.
Os habla así, moradores de la tierra en general
y de España en particular, quien con su último
cuerpo se creyó una inteligencia privilegiada para
d 'dgi r pur muchos motivos a la humanidad . H o y
en su naciente y estudioso despertar a la real idad
de la verdadera Vida , no se recata ya de deciros
queriendo así empezar a deshacer su obra terrá
quea, que el mejor servicio que podéis prestarie,
los que aceptáis que le amáis y queréis imitar, es
"O hacer n a d a de lo que él hizo, y sí esforzaros
ert vivir la vida alejados de todo lo inconfesable
y a 1
D •a vez confesional.
Daos cuenta que en tres años de república, solo
habéis conseguido odiaros cordialmente como nun- ^
'' > y que la mayor ía de los que en ella decís que
actuáis, os estáis' preparando para destruir la obra
del gobernante anterior, así que os llegue el turno
nanejar la manivela del poder, y como así bailéis
de
éis actuado todos y pensáis todos, pues a -nos-
etros los que carne no animamos y un algo estu
diamos claro lo podemos ver, he aquí el por qué os
habla tan claro, quien, l i terato, político, ateo, y
sin fin de tonterías suicidas terráqueas más fue
^"tre las aclamaciones y admiraciones de vanos
"billones de seres que le envidiaban y sufrían los
"^ás de no poderle no y a imitar, sino a poder, su
perar.
Hoy os digo a todos , dejaros de políticas, religiones y demás disciplinas que os puedan y deben forzosamente como veis dividir , y es tudiar o; 1- -* ,jaaiiicULC COUIO VeiS UlViUli, y ^-"-^ ^ ' ha l legado la posibi l idad para vosotros de es-
" d i a r mejor la manera de vivir, y circunscribir
muestra grandemente arrepent ido y conturbado de haberla realizado, y que a ser posible quisiera evitaros a vosotros sobre todo , que luego tengáis que sufrir cual sufro yo .
Bien comprendo que vosotros, cual la inmensa
mayoría que los renglones que ahora dicto leáis,
no aceptaréis que pueda ser verdad lo que ahora
afirmo y achacaréis a chifladura o cosa peor del
médium que me sirvo mi advertencia, más que de
padre que fui, esencialmente fraternal, pero ter
minaré diciéndoos a todos en general, que cuando
os encontréis como ahora y o me encuentro, nos
volveremos a relacionar, y entonces por lo menos
por mi parte existirá la satisfacción de haberos
demost rado en lo posible terráqueo, cuáles fueron
mis g randes errores, y también mi fraternal deseo
de evitar a todos que por querer imitar os envol
vierais para más ta rde en cruento, muy cruento
dolor.
Aquí puntualiza, el que fué glorificado por bri
llante y colorista escritor, político, polemista, lu
chador, etc. , deseándoos a todos que queráis estu
diar en su triste y cruenta experiencia, y que por
ende os detengáis y modificando vuestra insana
manera de vivir, por imitarle, encaucéis y a vues
tros pasos de la t ierra hacia el vivir humilde , sen
cillo, sincero y cristiano, que al sendero que mar
có aquel márt i r de la incomprensión humana os
habrá de conducir.
Y tú, hermano, recibe la expresión sinceramente sent ida de mi agradecimiento, por prestarme el gran servicio de tu admirable méd iumnidad , que deseo Dios te acrezca en bien tuyo y de la human idad ,
V I C E N T E .
- ..x juí la manera ae vivu, y .n u....— nuestra actuación a vivir dent ro de un cristianís
imo verdadero, para el cual no se necesita minis-
'^''os, ni templos, ni ritos de clase especial.
También les d igo a mis hijos, que estudien es-
^os renglones, por si quieren evitar el espectáculo
físico y la responsabi l idad moral para el mañana
^"e se les va acercando también, de presentarse
divididos por completo en su sentir y pensar, y
' 'Odos convencidos que cada uno de ellos es el que
"lejor sabe interpretar y practicar la obra paterna,
^ues bien, no os olvidéis que quien fué padre se
- ( "
El hombre que no sea un imbécil tiene que ser a los treinta años el médico, de sí mismo. — T.ÁCITO.
E!o creo que exista, un comercio más des
honesto e infame que el que actualmente tie
ne la Medicina. — D R . F .
No basta alimentarse en forma ; es im-
frescindible asegurar una asimilación nor
mal. — D R . D . M. C .
) -
éi )^aíiero3kímío te Cristo d íicsmtojjor^ntulo
\í,.
Corra dirigida al d e n a d p
£l>iiuuu> p publicaba por ^ ^ ^ H
/abricúu9ttbUi;»£mtttlu9. ^ PP
..^taqta.lltojíítoí.lawnlaiiuirá ^ ^ ^ ^ R V
u llaman 9l íran Profcmiínf • • ^ ^ • ^
.T:i»,haMt.\-aíJnf,Tii«\uVíV V..'' "-'?aMia¡¿
nina. . í i » . \ - jsr.-.-i.' nui»iu.Y;
r.-n y le r.'inm ai miíiiv rícnipc.7tV;.i ' ^ J ^ ^ H
íTirUf imcM.meuííjírajuUs.cnía V>'l:nitífc»curc.»<imUaraU^-
^ ^ ^ ^ ^ Iu¡urajii^iiuiua«luriiKcn¿««e ^ ^ ^ ^ k uiMr>-e.<íníuí}kKtpr«iei«.AU-
' ^ ^ ^ ^ \ u viim v \- uiu eotiMiia
^Sfi, ••Tr í'S j.amílc.faKiMíor.Caiiüiu '
K S w , IlvnJ•o^1^ "•ni» o » * » •«'><»• ; • píTCítimrtsknHatfanttóavrwi-
í ' " {4Rir.r.tí.inu*e»iíi!ÍoenUi>tar.
Kciriío twífíciít V »¡Ua>.?cr
. í i "11 prnuiri; í; ni Tvi!ieiaíp.Tiu: jftiM nírUanuüi.- V íuríilot son
Comunicaciones medianímicas parlantes, transmitidas por el hermano médium B... en la sesión dedicada a Jesús el día 25 de diciembre de 1933
en el Cenáculo "El Progreso del A l m a "
(Conclusión)
Alma que animas cuerpo de varón, alma sedien
ta de progreso, alma perseguida por demás, al
ma que en el Cenáculo un algo te destacas ya.
Vive alerta, que muchos embates has resistido ya,
y peligrosos por cierto más de uno, pero n a d a
son por los que se acercarán a t i . Mi amor te dice
que todos, si quieres, los podrás resistir, pero vi
ve alerta, muy alerta, te vuelvo a decir. Tu s le
yes por vencer, he aquí tu enemigo m a y o r ; lu
cha incansable con ellas ; mejórate, vigila tu ley
de impulso y no harás más que cerrar brecha tras
brecha al huracán de turno que te vendrá a solici
tar , y , si puede, a vencer.
Después del incrédulo, eres el que más estor
bas , según a quienes y a qu ien ; no por ser tú
quien eres ; por el sitio que ocupas hoy ; pues bien,
acredi ta la etiqueta ; quieras manso, en verdad ,
ante Dios muy manso ser, y cuanto más manso
seas, menos te podrán vencer. Parece que n a d a
te he dicho, o que muy poco te he concedido. Sin
embargo , alma amada , te di cuanto tenías menes
ter para dentro del Cenáculo ser invencible, que
es lo que te conviene hoy por la tierra, y a mu
chas almas, a muchas, no sólo presentes, sino por
venir también.
Y tú, alma mía de siempre, levanta, levanta,
levanta esa cerviz ; mi amor te dice en verdad que
un algo te acercas a mí. Conocimientos no te fal
tan, y n inguno hoy, te deberé añadi r , tampoco te
sobran, porque todos en la tierra son menester.
Dentro de tu vía-crucis expiatorio que hoy tenías
y tienes que sufrir, sí podrás , si quieres poder.
N o seas escéptica, sírvete de lo que ya hay en
t i y comprenderás que te hablo y te amo como
debo hablar te y amarte . ¿ Acaso puedes aceptar
que ocupas tu sitio por casual idad ? Entonces, al
ma a m a d a , justo y natural es que quien más pue
d a más resista, ¿ no te parece ? ¿ T e han vencido
acaso? Ah , eres constante en tu amor a ellas, esta
vez. Así me place. N o siempre así lo hiciste, ¿ver
d a d ? Y bien, ¿puede ser el pastor responsable de
que el lobo se lleve una oveja, ni que se lleve
cien? Será responsable el lobo, y la oveja, según
como se deje sorprender. J a m á s el pastor . Acuér
date de tus tiempos de oveja, te dice mi amor.
N o es que siempre tenga y o razón ; es que Razón
con mayúscula existe una, y esta Razón la esgri
men las almas a med ida que por su esfuerzo se
van acercando a Dios . ¿ No tienes tú razón supe
rior a la de muchos por la tierra hoy, y es muy
na tura l? Si tú lo podías aceptar estarías en tu
exacto nivel. Y bien, no seas cur ioso ; seas, sí,
- ( 12 ) -
uiás valeroso, y te lo d igo , sí, te lo d igo por
tuen; y más crédulo t o d a v í a ; más crédulo. Sé '
lue no d u d a s de mí ; sé que no me has de tocar
esta vez. Bien está, pues ; en ve rdad de ve rdad te
digo, que el am.or de mi P a d r e se cierne sobre t i ;
úngete en é l ; el nn'o j a m á s te habrá de fal tar . E n
vuélvete en la gran calma, aleja tu preocupación
sobre tu cuerpo ; busca, busca en la carne de tus
almas quer idas a lguna y sobre este punto d a d o
del cuerpo es tudia en él, te dice mi ve rdad . Busca
tus años de carne y compáralos con los que tiene
el- ¿ L e ganas acaso en disfunción orgánica a
aquel cuerpo? N o seas cobarde, te dice mi a m o r ;
no seas incrédulo en la faceta tampoco de este
euerpo, porque esto te detiene un algo ; es túdia te
mejor.
A lma quer ida , tú vendrás a mí cuando tú quie
ras ; a g u a r d á n d o t e estoy. No , si dices bien ; no
hace falta que me llames por mi nombre. Es to
es, exactamente . Te(jría no te falta, y , en momen
tos, práct ica tampoco. E n estos o t ros momentos
es cuando progresas ; debes envolviéndote ya su
bir en el g ran dolor.
N o la ago ta rás nunca, tu sed ni tus proyectos
tampoco, porque a m e d i d a que cristalizan unos,
a tu mente acudirán otros, y Uegarás a lo que el
hombre l lama la t umba con proyectos por hacer.
T e esperaba. Es te e s t andar t e impreso de que
me hab las ; expon , expon tu razón ; la sé por an
t ic ipado, como puedes comprender, pero dí la .
Pues bien, esa prueba para ti , esa prueba para
tus a lmas del Cenáculo con carne sobre todo y
esa prueba terráquea que sólo en los siglos por
venir muchas a lmas pod rán a g r a d e c e r ; no debo
ade lan ta r te el porvenir . T ú esfuérzate para que
pueda sostenerse y proseguir de ti el ejemplo. T ú
pones más que dmeros , sin dineros dejar de po
ner. Acuérda te del dmero que manejaba yo para
hacer mi labor ; pues ade lan te te d igo , fiel pas
tor ; empuña tu c a y a d o , que es tu cruz, y adelan
te. N o te encorves al peso de la cruz ; yergue este
tórax ; saca tu pecho ; refuerza el corazón del pas
tor, y pa ra ello búscalo en el hál i to del a lma que
fuiste y eres y e ternamente serás, y en el ámbito
amoroso creado por Dios. A mí me encontrarás
siempre ; no tengo por qué nombrarme ; seas y a
lo que prometiste ser ; seas en ve rdad un discípu
lo, un obrero de mi obra, y plenamente a mi l ado
es tarás .
tu N o das importancia hoy a tu obra de la t ierra,
' dices, y haces m u y bien. ¡ A y de ti si se la die
ses ; te habr ían de r r ibado ya . E s o es, eso es. Pues
ade lan te ; dales amor ; es el g ran remedio ; dales
silencio ; dales humi ldad ; pues tienes algo de todo
lo que te acabo de nombrar . Dales tu máx ima can
t i d a d y ca l idad a lcanzada, que el P a d r e no te exi
gi rá y a más . E s o es ; y tu progreso será ; y en
tonces, entonces . . . los puntos que. quieras suspen
sivos ; y a n a d a nos separará .
Sí ; hermosa es la d e m a n d a . Como siempre, t u s
ovejas y tus a lmas. N o soy yo quien debe guar
dar las , como sabes. Sin embargo , absorbo tu ple
gar ia por lo que tiene de Amor . Bien es tá . T e
a g u a r d o y te a g u a r d a r é siempre. Ven esta noche
a buscarme, ¿ Quién te podrá detener ? Acor taré
y o el camino. Da la s al P a d r e .
Cenáculo ; p laya arenosa y a la vez contensiva
de lo inconfesable terráqueo en gran proporción,
vas a te rminar una sesión más de cierto farisaico
nacimiento . Que el que nació t an t a s veces permi
t id os vuelva hoy a decir que os esforcéis también
vosotros cada vez en vuestro renacer en la t ierra,
en ser más buenos y en amaros los unos a los otros
y a mejor ; aprovechad el t iempo en el Cenáculo
y fuera de él. N o os murmuréis ; no os queráis
juzgar ; prestaros mutuo auxil io en todos los te
rrenos y os engrandeceréis . Sed humi ldes en ver
d a d ; j amás queráis tener razón ni ser sabios ;
quered ser siempre buenos y humildes , y sabréis
mejor sufrir lo que prometisteis al P a d r e antes de
la carne tomar que hoy animáis . Sabed resistir .
Progreso vinisteis a buscar en el Cenáculo. E n
progreso ve rdade ro estáis . Aprovechad el t iempo,
os dice mi amor.
T o d o tiene en la t ierra un aparente principio
y un aparente f inal . L a sesión del Cenáculo tuvo
su principio y va a tener también su consiguien
te mater ia l i s ta final, pero ante mi P a d r e las se
siones del Cenáculo j a m á s se interrumpen, por
que quedan impregnadas en su esencia en vuestro
propio yo .
Cumpl id , pues, la ley del César y en vuestra
organización física con las fo rmal idades de abrir
y cerrar sesiones, pero en lo esencial ni mi amor
se abre ni mi amor se cierra, porque siempre pa ra
vosotros y pa ra incontables millones de almas lo
tengo dispuesto siempre igual .
Que el Amor de mi P a d r e queráis absorber de
- ( f 3 ) -
C o IL A\ IB O IR A \ l^ ID O Aquí me tienes a tu disposición, hermano, pero
vacía bien la mente de toda física preocupación
en este instante y así más fácil te habrá de ser
enlazarte conmigo para a través de tal ñuídico
enlace poderte ya da r un algo de mi mísero opi
nar .
Por miles y miles recibo en este mes de mayo
las vibras de los terrícolas, y a fe que me recuerda
tal práctica aquella otra tan de este mundo de acor
darse de los muertos en la fecha ñ ja del i." de no
viembre.
Desde luego a Dios le consta lo que agradezco
a todas las almas que de mí se acuerdan y lo ha
cen con amor y buen deseo, pero eso no es óbice
para dejar de registrar el caso peregrino de que
tenga que ser precisamente en el mes en que ocu
rrió mi últ ima desencarnación cuando reciba las
vibraciones por millares de millares en mayor nú
mero que no recibo en todo un año de la tierra.
¿ Cuándo el encarnado dejará de ser rutinario
incluso en el amar y sentir la necesidad de demos
trarlo ? ¿ Cuándo practicará como la cosa más na
tural el amar siempre, absolutamente siempre a to
dos sus hermanos, sin necesitar para ello de efe
méride a lguna? ¿ C u á n d o amar y demostrarlo sa
brá ser en él una práctica silenciosa, sin pompa,
ni exteriorizaciones vanidosas casi siempre ?
E l día que el morador de la tierra sepa ya. amar
así, habrá desde luego transcurr ido muchísimo
t iempo, siglos por venir, en el seno de los cuales
se irá g r a d u a n d o y rompiendo rutinaciones y mol
des que le apar ten de vivir como puedan y quieran
vivir los demás . Ya entonces el «qué dirán» nada
habrá de preocuparle, ya que lo que marcará un
predominio en su preocupación será únicamente
el que todo su actuar pueda ser grato a su amante
y algo ya amado Creador.
Desde luego en esos millares de millares de vi-
él, y que de él bien sa turados y bien agradeci
dos queráis imitar al que fué en la carne de vues
tro m u n d o un pobre, un insignificante instructor
de la v ida que en el mundo creó Él .
Asimismo envolvernos en su eterna Paz.
braciones amorosas que en mayo recibo, no todas
tienen el perfume del verdadero a m o r ; dando a
todos verdad, habré de decir, que la inmensa ma
yoría de los que vibran se figuran amarme y ad
mirarme, pero en real idad lo que les ocurre es qu^
se fanatizan por quien creen que fui, los unos, qus
me toman por peana para actuar ellos por la tierra
y lucirse con el pretexto de los homenajes, fiestas,
veladas, etc., los más, y que los menos, son aque
llos seres que un algo conscientes y doloridos por
ello, de lo que me ocurre al llegar este mes, me
diri jan sus amorosas vibras encaminadas a algo
así como compadecerme y quererme consolar..-
¡ Cuánto agradezco tales vitaras de un tan puro
amor ! Es t a s son, las que y a así practican aquellas
que todo el año y sin idolatr ía a lguna, de mi os
acordáis y me lo demostráis .
Pues, bien ; aprovechando este humilde y sincero
conducto que Dios me concede en este instante,
yo les d igo a muchos millares de almas, que se
quieran dar cuenta de lo que en este instante doy
para escribir. F ing i r Amor por la tierra, almas
hermanas, es cosa fácil, pero ante Dios y aquellas
sus almas y a un algo conscientes que sus servido
ras quieren ser, tales fingimientos solo nos causan
do lo r ; no por lo que a nosotros pueda la cosa
afectar, y a que la comprendemos y absolvemos
sin dificultad mayor , sino porque quisiéramos tal
responsabil idad evitarles para un mañana sin car
ne para muchas ya al llegar.
Aceptad , pues, todos los seres de la tierra que
en m a y o vibráis por mí estos renglones, no como
un rechazo, ni una censura, sino sencillamente de
que aprovecho la opor tunidad de haceros a mu
chos de vosotros la advertencia de que os estu
diéis mejor lo que en real idad sentís por mí, para
a continuación regular vuestra pública actuación
en vuestras respiectivas sociedades, exactamente
de acuerdo con lo que en real idad ante Dios po
dáis sentir por mí.
No os fanaticéis por mí, ni por ser a lguno de la
tierra ni de fuera de ella, menos por vosotros mis
mos, y pensad que fanatizarse por uno mismo es
también la práctica vanidosa de los discursos ne
crológicos, buscando en ellos, casi siempre, más
que r e a l z a r a los que en carne fueron, los aplausos
- ( 1 4 ) -
fáciles, aunque relativamente sinceros de casi t o
dos los auditorios de ia tierra, todavía hoy.
Siempre, sin fecha determinada, cuando en ello
sintáis la sana necesidad, buscadme, pedidme si
creéis que un algo os pueda ayuda r en vuestro
dolor o necesidad, pero no aguardéis a decirme
que me adoráis precisamente en mayo, joorque
obrando así, y aunque no ignore que muchísimos
sois que lo hacéis inconscientes, vais simplemente
al remolque físico de lo que veis hacer a los de
más.
L a exteriorización del Amor en las almas, es
algo que no puede ocultarse ni regularse a fechas
determinadas , es algo permanente, eterno e inol
vidable, por cierto, por demás.
D o y hn a estas mis sinceras declaraciones que .
tantos seréis que negaréis, deseando se abra con
las mismas un momento de autoestudio para bus
carse, encontrarse y vivir mejor. Si en alguna que
otra lo consigo me daré por muy dichosa y en el
mañana cercano me lo habréis de agradecer.
Así os da hoy sencilla verdad , por. vuestro bien
y menos padecer, quien también por la tierra co
metió muchos errores an imando aquella carne po
pularmente conocida por el nombre de,
AM.'VLIA D O M I N G O SOLER
Dictámenes medianímicos escribientes obtenidos al empezar los trabajos el "Grupito de la Paz"
Admirable , he rmano : Así se hace ambiente
adecuado y necesario para bien operar.
A d e m á s , al ser más numeroso el ¡(grupo», más
resulta necesario el tomar precauciones.
Poner Paz, has d i cho : ¡ muy noble aspiración !
L a h u m a n i d a d , bien has descrito el cuadro a tus
almas, de Paz necesitada está. ¿Quién podrá
dársela? Esencialmente Dios, y . . . ¿ luego? , lue
go vuestra unión con la nuestra la vendrá a faci
litar a todos aquellos seres de la tierra que bue
namente la quieran aceptar.
Acep tada agradec ida queda pues por nos
otros vuestra invitación, que Dios sea Quién pre
sida, ilumine y diri ja esta reunión, 3 abr igados
en su amor daremos comienzo a nuestra labor.
Si es tu voluntad sigúenos y que el acierto y
é.xito acompañe al anhelo de todos de Paz implantar .
íi *
i P iedad ! Hermosa palabra cuanto a un sincero
signif icado de conmiseración hacia el prójimo se
sienta. Pero no es esto el s ignif icado que corrien
temente se practica, pues el que está en uso cuando
a la p iedad se nombre, es hacerla servir de panta
lla o escudo de sentimientos o aspiraciones incon
fesables casi siempre.
Quien verdaderamente sienta p iedad, es por
que primeramente se h a sent ido hermano de los
que están en sufrimiento, por esto es mu3' conve
niente que al intentar ser útiles en estos t rabajos
que una vez más aspiráis a intervenir, os prepa
réis bien primero, sa turándoos de sentimientos
piadosos hacia aquellos seres nuestros hermanos ,
cuya expiación en la tierra sea todavía más inten
sa que la vuestra.
Quien p i edad siente, vehemente suplica al Pa
dre conceda a los necesitados de su Divina Pie
d a d , todo cuanto pueda caber en ellos de mereci
miento concederles 3' ser el que pide el vehículo
transmisor de tan Divino Amor.
Vamos pues de acuerdo con vuestro sentir, a
intentar laborar en pro de los que sufren, para ver
si un algo les facilitamos l^az.
* «- «
Bien dijistes en tu bervalizar 3' ni una palabra
te debemos protestar . Dichosa el alma que some
t i d a a la prueba de la carne de este mundo toda
vía le queda valor para querer actuar a favor de
los demás ; dichosa, si, porque en el mañana no
cárnico, un algo le vendrá a sonreír en su libre
es tudiar . Desven turadas aquellas almas hermanas
que encarnadas sienten únicamente la necesidad
de vivir la rutinación egoística de vuestro pobre
m u n d o en su mal vivir, porque en su m a ñ a n a por
venir de no carne, el dolor será su y u g o mayor .
Queréis vosotros ser servidores de la causa de
la Paz, la causa más difícil de poder servir, pero
no imposible de realizar. Esforzaos de continuo
en querer ser mejores, en corregirse de aquellas
debi l idades respectivas que os notéis, y así no ha
réis más que poder ser más útiles a la causa sa
crosanta que queréis servir y defender .
D a d comienzo con sano aliento, y Dios sea
Quién a todos nos venga a i luminar.
1 5 ) -
Excursión a ia fuenfe de Casa Corbera, de Rubf, en 25 de Julio de 1930, en conmemoración del 8." aniversario de la fundación <iel Cenáculo (185 asisienfes)
L IL 11 IB JE M T A\ T Ésser , és una reali tat fa ta l , necessária i indis
cutible. Viure dintre de la rebellió contra d ' a -quest f e t : J O SÓC, és un suicidi permanent i anor reador de totes les nostres potencies i possibil i ta ts . RebeMar-se contra de la N a t u r a i de les seves liéis, és so tmetre ' s , dones, a l 'esclavatge d ' un desig utópic i inharmónic .
Per contra , viure resignat amb les formes, les normes , els aspectes, és acceptar un esclavatge destructor del nostre cabal d 'experiéncies, el qual ha d 'enr iquir-se cons tan tment per la Iluita. Rebel-
lar-se contra la forma, la posició i to ts els ele-ments t rans i tor is de les coses, és, dones , deslliu-rar-se del pes de la mater ia , posant en act ivi tat totes les for ees i facultats superiors.
Quina será, aleshores, la nost ra no rma de cond u c t a ? Aquel la que ens ofereixi mes Ilibertat, mes perspectives i possibil i tats d ' ac tua r . Com as-solirem aquesta Ilibertat ? A m b la submissió a l 'es-séncia, la causa, l 'absolut . A m b la rebel-lió contra la forma, l 'efecte, el relatiu.
Vivim, dones, d ' A C O R D P E R F E C T E , en
perfecta harmonía amb les esséncies de totes les eoses, ajudem-les i elles ens a judaran a nosaltres. Com,mes dócils-serem a la veu interna de tot el ereat, mes ciar será el ressó de tot l 'Univers d ins de nosaltres i amb mes forqa senlirem que, nosaltres i el T o t , .SOM U N A C O S A S O L A . I tin-drem la Ilibertat deis déus que arreu son i es tán. Perqué arreu t robarem germans i en ells ens t roba-• eni nosaltres ; i tot será nostre quan nosaltres els haurem dona t tot el que som.
Vivim, dones, en perpetua Iluita amb les for-"les, les manifestacions passatgeres , els conceptes, els llocs, les dimensions, les def in ic ions : tot el que és relatiu, exterior i morta l , perqué aqüestes realitats, velen ésser veri tats definit ives, i cap veritat no és def ini t iva per a l 'home a la Ter ra , perqué ell mate ix és superable, i el cont ingut no pot comprendre el continent . I així t indrem una
• Ilibertat contantment e n g r a n d i d a a mesura que anirem e ixamplant els hori tzons, universali tzant éls conceptes, general i tzant les definicions, derro-eant dogmes , anorreant ignoráncies, el iminant fa-natismes, foragi tant les passions, les sensuali tats i els despotisines.
I així a r r ibará un temps que la consciéncia humana será tan sensit iva, que ningú no voldrá ésser t i ra , perqué lá societat es recolzará en el D E U R E , mentre , ac tualmení , n ingú no vol ésser es-
Grupo excursioni.sfa del Cenáculo (112 asisfenlts) en el pinar de Can Ganchet en 5. Cugat, el 14 de abril 1934
clau, perqué la societat es recolza en el D R . E T . I aleshores, la Ilibertat assolida per la devoció a l 'esperit i per la Iluita amb la mater ia , será possíble perqué cadascú F A R A E L Q U E V O L -BRA, pero, cadascú, V O L D R Á E L Q U E D E U R A .
A. M. (De B i i / l l e i i d e V A s s o c i a c i ó d ' I d e a l i s i e s P r á c
t i c s . )
Un grupo de los mismos excursionisias
De la misma excursión en la hora del yantar
- ( i 6 ) - - ( 17 ) -
Diálogo escrito y recitado, respectivamente, por los hermanos de Cenáculo S. B., F . M. y M. P . en una de las veladas recreativas fraternales que viene celebrando nuestro Cenáculo los jueves por la noche
{Conlinuación)
Aurora,
Sigfrido,
H e r m a n a F .
H e r m a n o P .
Ara.—Hola, ¿qué tal , S ig f r i do?
Sdo.—Mire, como usted ve, cumpl iendo la pro
mesa.
Ara.—¿Ya viene p r e p a r a d o ?
Sdo.—Yo siempre estoy p repa rado pa ra discutir
y aprender y más t r a t ándose con us ted , que me es
tan s impática.
Ara.—Gracias, S i g f r i d o . . . .
Sdo.—Digo lo que siento.
A ra.—Bueno ; ¿ y qué me cuenta de la velada del
s á b a d o , le gus tó o n o ? , porque lo que es a mí, la
v e r d a d , me conmovió aquel la fami l ia r idad senci
lla, pero ve rdade ra , ante Dios .
Sdo.—Le diré : al principio, d a d o el poco jolgo
rio, me creí que me aburr i r ía en aquel misticismo ;
pero conforme se iba desar ro l lando , fui encontrán
dome más bien y me fui envolviendo en aquel am
biente de del icadeza, que cuando me quise dar
cuenta y a se hab ía t e rminado .
Ara.—Es que en rea l idad fué muj ' hermosa. Y
ahora pasemos a la sesión del domingo : ¿ Qué le
pareció a usted aquella plát ica, que t ra tó del
amor ?
Sdo.—Sí, como a mora l idad me dejó conven
cido, pero de eso a todas esas cosas de los espíri tus
que usted cree, h a y mucho trecho.
jAra.—Pero, ¿es que olvida que después de este
s impát ico sorteo de la preciosa cesta de frutas , se
mani fes tó el ser del que fué en la carne el poeta Ig
nacio Igles ias?
Sdo.—Qué le diré y o ; desde luego que aqueUas
pa labras d ichas con t an t a na tu ra l idad y emoción,
como si fuesen de él mismo, me dejaron con intr i
ga ; pero, créame, Aurora , pienso y busco . . . y no
acierto a comprender esa supervivencia de los muer
tos.
Ara.—Bueno, no quiera precipitarse, que yo le
aseguro que si usted tiene constancia se convencerá
de mis teorías .
Sdo.—Veremos quién sale victorioso, porque
ahora me toca a mí.
Ara.—¿Qué, lo de las h ie rbas . . . ?
Sdo.—No lo tome a risa, que quiero demostrar
le que por este punto voy mejor que us ted, y no
se en fade .
Ara.—Enfadarme, no . . . H o m b r e , si me lo pue
de demostrar con claras razones, quién sabe, quizá
me convierta.
Sdo.—No ha de convertirse, ¿ h a y algún estu
dioso que se resista ante las leyes de esa gran
naturaleza ?
Ara.—Tiene razón, n a d a h a y más exacto ni más
bello que la naturaleza, es g rande en t o d a s sus
manifestaciones, sobre todo en las flores. ¿ A us
ted no le gus tan ?
Sdo.—Como no, mujer, si así no fuese, no las
cuidar ía con esmero en mi j a r d í n , no las regar ía
ni les prestar ía mi cu idado ; ¿ sabe como concep
túo j^o las flores ?
A ra.—¿ Cómo ?
Sdo.—Como una de las manifestaciones más su
blime de na tu ra , pues demues t ran t odas ellas la
pureza y la ve rdad : la violeta demues t ra a mi en
tender , la sencillez, a la par que su aroma demues
tra la g r a n d i o s i d a d .
Ara.—¿No se ha f i jado en las violetas huma
nas ?
Sdo.—-¿Es que las ha h a l l a d o ? ¿ L a s ha encon
t r ado a lguna vez? . . .
Ara.—Pocas, pero las he e n c o n t r a d o ; y mire
que con su perfume y b o n d a d me han hecho pre
sentir una v ida llena de g r a n d i o s i d a d , llena de
energía y llena de paz ; en mi campo se han visto
violetas de gran valor, le voy a citar una que
quizá la conozca us ted .
Sdo.—¿Cuál será?
Ara.—Pues fué la g ran espiri t ista Amal i a D o -
mmgC' .Soler, ella fué como una violeta silvestre
en medio de la h u m a n i d a d , fué la pe r fumada ño r
que con su obra , dejó esparc ido por doquier g ra to
perfume ; fué humi lde en el apreciar h u m a n o casi
- ( i 8 ) -
una pordiosera, pero yo le d igo, Sigfr ido, que si
todos los que nos l lamamos espiritistas fuéramos
como ella, que pronto dejar íamos la tierra sem
brada de sana semilla. ¿ N o oyó la poesía que re
citó el sábado , no escuchó aquel conjunto de frases
armónicas, que decían : ((¡ Adelante , Humani
dad !), ? ¿ N o vió en ella un m u n d o de amor y de
ve rdad? . . .
Sdo.—Sí, la recuerdo perfectamente, no se mar
chó de mi imaginación ; al escucharla no sé lo que
sentía, no lo sé bien descifrar, pero sí una sensa
ción que me dec ía : «Adelante , adelante has de
mirar)) ; yo de esto n a d a comprendo, pero he de
decirle que ya no pienso lo que dijeron aquellos. . .
Ara.—Y yo lo que dudé , ya está borrado.
Sdo.—Y voy sint iendo deseos de estudiar y
comprender ese espiritismo, a ver sí llego a en
contrar esa luz y esa verdad ; y a ver sí llegare
mos a estar de acuerdo.
Ara.—Yo su ideal , no lo niego en absoluto,
quizá en algo tenga razón, pero eso del desnudar . . .
Sdo.—Déjese de desnudar , ¿acaso cree, mujer,
que sólo es naturismo el tener el cuerpo mirando
el so l . . . ? Vamos , usted de esto aun nada sabe,
porque, ¿ qué teoría tiene usted ?
Ara.—Teoría tengo mucha, pero quizá no le
podr ía convencer, yo con los espíritus me he en
tend ido y no con lo de usted.
Sdo.—Lo mío es lo contrario, porque yo no
creo ni en ese Dios, mas si llego a presentir que
no es la verdad lo que se acepta ni es el vivir lo
que se busca ; es el gozar lo que mata y el pros
tituir lo que encuentra la tierra fecunda. Yo veo
en todos los campos las flores artificiales, las que
con postizos colores quieren parecer naturales. . . y
empezando por aquí le podr ía decir a lguna cosa
que de mucho le podría servir.
Ara.—Quiere decirme que yo soy una de esas . . .
Sdo.—Si usted hubiera s ido una de esas flores,
no hubiera t a r d a d o en decirle : Aurora , yo creo
que la mujer debe llevar el rostro natural .
Ara.— ¡ A h ! Us ted quiere referirse a aquellas
combinaciones de colores que llevan las elegantes
para parecer.. .
Sdo.—Para parecer monigotes, ¿.sabe lo que
me llega a causar? ¿Sabe lo que me hace pensar
al ver estas flores que n a d a tienen de verdad , ni
n a d a dicen sus colores ? ; quieren parecer robustas ,
pero es sólo al parecer, pues quien no toma pas
tillas de <(Don Inyecciones)) le han de abrir en
canal, y espérese que con el paso que llevamos,
camino del Carnaval , pronto llegaremos, como ca
si estamos, en un verdadero hospital .
Ara.—¿Y lo podr ía el natur ismo evitar esto?
¿Acaso no hay médicos que estudian sin cesar?
Us ted quiere decirme que las hierbas curan y en
gordan .
Sdo.—Aurora, ¿qué tiene en la cabeza? ¿ E s
que cree que los médicos saben andar por el ca
mino que cura, si son los primeros en caer en el
dolor ? ¿ Hemos de creer en los sabios que buscan
la ve rdad rasgando los cuerpos? Cuando si tan
sólo saben cumplir los preceptos que la ley jus ta
y natural les impone. Y de eso que dice que si las
h i e rbas ' engo rdan ; ¿piensa que el estar sano es
estar gordos ?
Ara.—Pues, ¿cómo se ha de es ta r?
Sdo.—Pues estar sano y sano quiere decir tener
energía. ¿ No escucha lo que se dice aquí por na
turismo ?
Ara.—Bueno, bueno, tendremos que esperar algunas sesiones más para ver como atamos estos cabos.
Sdo.—Esto es, ahora tomemos asiento y estu
diemos, que y a van a empezar. Veamos si esta ve
lada será t an hermosa como la anterior.
Ara.—Yo creo, mejor dicho, presiento que lo
será más todavía ; y sobre todo , S igf r ido , no fal
te a las sesión de mañana .
Sdo.—Le aseguro que no faltaré. Bueno, Au
rora, has ta mañana .
Ara.—,Si Dios quiere.
{C oniinuara).
Si iodos los medicamenlos cayeran al mar
sería un beneficio para la humanidad, pero
un gran riesgo para los peces. •— C . V . ,
Con el naturismo se inicia, la d.esbestializa-'\^
ción del hombre. — D R . E . A.
La carne, gran generadora de ácido úrico,
es un elemento innecesario para la vida, del
liombre. — D R . D . M . C .
- ( ' 9 ) -
BIB R A F I A 2 EIL IPOIRt QUÉ IDIE iLA\ YIIIDAX
H o y empezamos a publicar el muy pequeño-grantle l ibro ¡lEl Por qué de la Vida» del que fué en carne nuestro jierniano León Deni's.
Alejados de los elogios y aplausos, al faci l i tar a nuestros hermanos lectores la lectura de d i d i a obra nos l i m i t a m o s a desearles que el contenido de la misma les llaga estudiar y pueda asi servir les de un progreso en verdad.
A L O S Q U E S U F R E N
A vosotros, ¡oli hermanos míos en humanidad!
a vosotros a quienes agobia el peso de la vida,
a vosotros los abrtimados por las acerbas b.idias,
por los pesares, por las pruebas, van dedicadas
estas páginas. Para vosotros afligidos y deshere
dados de este mundo, las he escrito. Obscuro hi
jo del pueblo, humilde obrero de la verdad y del
progreso, fie puesto en ellas el fruto de mis vigi
lias, mis reflexiones, mis esperanzas, todo lo que
me ha consolado y sostenido en mi peregrinación
por este mundo.
¡Ojalá halléis en ellas algunas enseñanzas, úti
les, un rayo de luz para iluminar vuestro camino!
¡Oialá sea esta mod-esta obriía para vuestro atri
bulado espíritu como la sondna para el traba
jador abrasado por el sol, como el manantial puro
y fresco que brota en el árido desierto baio los
pasos del sediento viajero!
I
DEBER Y UIBERTAD
l Cuál es el hombre que en las horas de silencio
y recogimiento no ha in terrogado alguna vez a
la naturaleza y a su propio corazón preguntándo
les el secreto de las cosas, el por qué de la vida,
la razón de ser del universo? ¿ D ó n d e está aquél
que nunca ha in ten tado levantar el velo de la
muerte, ni conocer sus destinos, ni saber si Dios
es una ficción o una real idad ? No h a y ser huma
no, por indiferente que sea, que no h a y a medicado
a lguna vez sobre estos formidables problemas. L a
dificultad de resolverlos, la incoherencia y la mul
t ipl icidad de las teorías que se han presentado, las
deplorables consecuencias de la mayor parte
de los sistemas conocidos, todo este desconcertado
conjunto, fa t igando el espíritu humano, le ha he
cho caer en la indiferencia y el escepticismo.
Y sin embargo, el hombre tiene necesidad de
saber ; necesita del rayo que reanima, de la es
peranza que consuela, de la cert idumbre que guia
y sostiene. Y tiene también el medio de conocer
la posibi l idad de ver cara a cara a la augusta
ve rdad desprenderse de las tinieblas e inundarle
con su benéfica luz. Pa ra conseguirlo, conviene
apartarse de los sistemas preconcebidos, penetrar
en el fondo de sí mismo, y escuchar la voz in
terior que nos habla a todos , la voz de la ra
zón, la voz de la conciencia que no se deja enga
ñar por los sofismas.
Así lo he hecho yo . Por largo tiempo he re
flexionado ; he medi tado sobre los problemas de
la v ida y de la muerte ; he sondeado con perse
verancia estos profundos abismos.
He di r ig ido un ardiente l lamamiento a la Eter
na .Sabiduría y Ella me ha contestado como con
testa a todo espíritu an imado por el amor al bien.
Pruebas evidentes, hechos de observación direc
ta han venido a confirmar las deducciones de mi
pensamiento, ofreciendo a mis convicciones una
base sólida e inquebrantable.
Después de haber d u d a d o , he creído ; después
de haber negado , he visto.
Y la t ranqui l idad , la confianza y la fuerza mo
ral han penet rado en mí. Es tos son los bienes que
en la s inceridad de mi corazón, y deseoso de ser
útil a mis semejantes, vengo a ofrecer a los que
sufren y se desesperan.
J a m á s la necesidad de la luz se ha hecho sen
tir de una manera tan imperiosa. E n el seno de
las sociedades humanas se está realizando una
t ransformación. Después de haber es tado some
t ido duran te una larga serie de siglos al princi
pio de au to r idad , el pueblo aspira cada vez más a
sacudir la opresión y a dirigirse por sí mismo.
A la par que se modifican las instituciones po
líticas, las creencias religiosas y la fé en los dog-
— ( 2 0 ) —
nías se debi l i tan, los cultos pierden su prestigio.
Es t a es otra de las consecuencias de la liber
tad en su aplicación a las cosas del pensamien
to y de la conciencia. E n todos los dominios tien
de la l ibertad a susti tuir a la opresión y a la au
to r idad , y a guiar a las naciones hacia nuevos ho
rizontes. E l derecho de a b
gunos es y a el derecho de
t o d o s ; mas para que este
derecho soberano sea infruc
tuoso y conforme a la jus
ticia, es preciso que el co
nocimiento de las leyes
niorales venga a di r ig i r su
ejercicio. Pa ra que la liber
tad sea fecunda, para que
ofrezca a las obras humanas
una base sól ida y d u r a d e
ra, la luz, la sab idur ía y
la ve rdad deben completar
la. D a r la l iber tad a hom
bres ignorantes y viciosos,
¿ no es como poner un a rma
terrible en las manos de un
niño ? E l arma, en este ca
so, se vuelve amenudo con
t ra el que la lleva y le hiere.
L o s PROBLEMAS DE LA EXISTENCIA
L o que sobre t odas las cosas le impor ta al hom
bre saber es, lo que es, de dónde viene, y cuál
es su des t ino . L a s ideas que nos formamos sobre
el universo y sus leyes, sobre el papel que cada
uno de nosotros debe representar en este vasto
teat ro , tienen una importancia capital , pues con
arreglo a el las debemos d i r ig i r nuestras actuacio
nes. Consu l tándolas es como as ignamos un ob
jeto a nuestra v ida y marchamos hacia ese ñn .
E s t a es la base, el ve rdadero móvil de todas las
civilizaciones. ( (Tanto vale el ideal , t an to vale el
hombre» . I^o mismo para las colectividades que
pa ra el ind iv iduo , el concepto del m u n d o y de la
v ida , es el que de te rmina los deberes, ñ j a la senda
que debe seguirse y las resoluciones que conviene
adop ta r .
Pero , como y a lo hemos dicho, la dificultad de
resolver tales problemas hace con sobrada fre
cuencia desistir de intentar lo. L a opinión del ma-
j^or número es vaci lante, indecisa, 3' las acciones
3' los caracteres se resienten de ello. Ese es el
mal de la época, la causa de la turbación que
la domina . Se tiene el inst into del progreso ; se
quiere marchar , ¿ pero hacia dónde ? E n esto es
en lo que no se piensa bas
tan te . E l hombre que ig
nora sus dest inos se pa
rece a un viajero recorrien
do maquina lmente un ca
mino, no conociendo el
punto de pa r t ida ni el de
l legada , ni por qué viaja ,
y de consiguiente dispuesto
siempre a detenerse ante el
menor obstáculo y a perder
el t iempo por no importarle
n a d a el fin que debe alcan
zar.
E l vacío 3 la obscur idad
de las doctr inas religiosas 3'
los abusos que han engen
d r a d o , son causa de que
muchos espíri tus caigan en
el escepticismo. Se cree
fácilmente que todo termina
con la muerte , 3' que el hombre no tiene más des
t ino que desvanecerse en la n a d a .
Demos t ra remos más ade lan te en cuan flagrante
oposición está este modo de ver con la experiencia
3' la razón. D i g a m o s desde ahora que destru3'^e
t o d a idea de just icia 3 de progreso .
Si la v i d a está circunscrita de la cuna a la tum
ba , si las perspectivas de la inmor ta l idad no vie
nen a i luminar nuestra existencia, no le queda
al hombre más ley que la de sus inst intos , de sus
apeti tos y de sus goces. Poco impor ta que se
a fane por el bien y la e q u i d a d ; no haciendo más
que aparecer 3 desaparecer en este m u n d o lleván
dose consigo en el olvido sus afecciones y sus es
peranzas , cuanto más puras y e levadas sean sus
aspiraciones, t an to mayores serán sus sufrimien
tos . A m a n t e de la just ic ia , está condenado a no
ver casi nunca su realización. A p a s i o n a d o por el
progreso, so ldado del derecho, sensible a los ma- •
les de sus semejantes , se ex t ingui rá antes de ha
ber visto t r iunfa r sus principios.
Con la creencia en la n a d a , cuanto más ha3?áis
— C 21 ) —
pract icado la abnegación y la justicia, tan to más
amarga y abundan te en decepciones será vuestra
v ida .
E l egoísmo bien en tendido sería la sabidur ía
suprema ; la existencia perdería toda grandeza, to
da d i g n i d a d . Las más nobles facultades, las más
generosas tendencias del espíritu humano acaba
rían por marchitarse, por extinguirse completa
mente.
La negación de la v ida futura suprime también
toda sensación moral . Con ella, todos los actos,
buenos o malos, criminales o sublimes conducen al
mismo resul tado. Las existencias miserables, la
obscuridad, la opresión, el dolor, no hal lan com
pensación a lguna. Ya no h a y consuelo en la prue
ba, no hay esperanza para el afl igido.
Ninguna diferencia en el porvenir entre el egoís
ta que solo ha vivido para sí y con frecuencia
a expensas de sus semejantes, y el márt ir y el
apóstol que han sufr ido y sucumbido combatien
do por la emancipación y el progreso de la raza
humana . L a misma sombra les espera a todos.
Si todo termina con la muerte, el se r no tie
ne razón n inguna para contenerse ni reprimir sus
instintos y aficiones. Fuera de las leyes terres
tres n a d a puede imponerle límites. E l bien y el
mal , lo jus to y lo injusto se confunde igualmen
te y se mezclan en la n a d a . Y el suicidio será
siempre un medio de escapar de los rigores de las
leyes humanas .
L a creencia en la nada , al m i s m o tiempo que
dest ruye toda sanción moral , deja sin resolver, ei
problema de la des igualdad de las existencias, de
las facultades, de las apt i tudes , de los méritos.
E n efecto, ¿por qué han de tener unos todos
los dones del espíritu y el corazón, los favores
de la fortuna, y a otros solo les toca en suerte
pobreza intelectual, vicios y miseria ? ¿ Por qué en
una misma famiha, parientes, hermanos, , forma
dos de la misma carne y de la misma sangre di
fieren esencialmente en tantos puntos? Es tas son
otras t an tas cuestiones insolubles para los mate
rialistas como también para muchos creyentes. V a
mos, pues, a examinar brevemente estas cuestio
nes a la luz de la razón. {Continuaráf)
íiEl conocimiento reside en cabezas repletas con.
pensamientos de otros hombres ; la Sabiduría en
mentes atentas a sí mismas.» — R. P. Blavatsky.
La joven mamá inglesa que va al
campo con su hijo
Para- que la joven mamá pueda hacer cultura física sin abandonar al bebé y haciendo que éste participe cómodamente en las largas caminatas de su madre, en Inglaterra se ha ideado un medio práctico de transporte. Véase a la joven mamá sana y animosa y al bebé bien rollizo.
(Poto Keystone).
¡Atención! Aspirantes a naturistas, incluso los que ya naturistas se figuren ser. Jamás introducir en vuestro cuerpo, substancias que no sean naturales de verdad. Apartaos de todo pretendido médico o instructor naturista que con ei pretexto de curaros os recete o aconseje el consumo de "productos naturistas", que se expenden en las llamadas "casas de regímenes curativos naturistas" y demás explotadores y criminales embustes, hoy tan en uso.—MACROCOSMO.
( 22 ) -
MáUffilM ElL T N I I C O T I I S M O IDIECIEINIEIRAIDOIR
T o ; K Í c o l o Q Í d q i e n e r d l d e l
Se cuentan muchos casos de envenenamiento
producidos por el tabaco, 3'a como medio crimi
noso, y a como usado en la terapéutica.
— E l Duque de San Simón, se refiere en sus
memorias al siguiente caso, ocurrido en 1697, cu-
D r . N.-B. - D e l:i C r u z Ro ja A r g e n t i n a
ya víctima fué el célebre y gran poeta italiano
Santenil .
— E l Duque de Borbón, entonces gobernador
de Borgoña, que amaba mucho al poeta italiano
Santenil , el cual era l levado como su mejor amigo,
en sus excursiones a los .Estados de aquella pro
vincia. Pero una noche, estaba el Duque cenando
en compañía de sus mejores amigos y quiso pro
bar al buen poeta que el vino generoso de Borgoña,
3' en medio de la alegria característica del Duque
de Borbón, que iba en aumento al buen humor, le
ocurrió una satánica idea ; la de echarle una taba
quera llena de tabaco de E s p a ñ a en una copa de
vino generoso 3' se lo dió a beber al buen poeta
Santenil , para ver el efecto que producía ese bre
baje. N o ta rdó en verse el infernal efecto de tan
mal divertimiento, pues fué a tacado el infeliz de
vómitos y fiebre 3' después de 48 horas el t ran
quilo y malogrado poeta moría, en medio de los
más atroces y horribles sufrimientos.
— G U S T A V O F O U G E N I E R , fué envenenado
por el Conde Bocarmi ( i ) , a y u d a d o por su esposa,
con la introducción violenta de una gran can t idad
de nicotina en la boca, muriendo el infeliz casi
ins tantáneamente .
— E n el diccionario de ciencias médicas, se lee
el caso de una persona que intencionalmente dejó
una can t idad de Tabaco donde se hacía un coci
miento de ciruelas 3' todas las personas que comie
ron esas ciruelas en compota, fueron a t acadas de
fuertes dolores de cabeza y cólicos, acompañados
de diarrea, sufr iendo todav ía desvanecimientos
y vómitos (2).
— M U R R A Y , relata la historia de tres peque
ños que fueron acometidos de vómitos y sudo
res, y que después de veinticuatro horas murieron
en consecuencia de haberlos friccionado con una
(1) Cumplió su sentencia en la p laza públ ica de Mons. (2) Tod av ía h a y quien teñen e] placer de hacer esas groserías y
l iasta de eeliar eu el té y caté substancias drásticas y . en el v ino opio y substancias a lrodis íaeas , con el í i n a l tamente brutal y cobarde.
- ( 2 3 ) -
solución de Tabaco , empleada para curar la tina (afecciones en el cuero cabelludo).
— B A R T E L E Ü T , cita otro caso de un pequeño que murió en tres horas, por haber colocado zumo de Tabaco sobre las úlceras de la t ina.
— M A K , cuenta también haber observado un hombre que murió después de haber fumado varias pipas seguidas , t r agando la saliva.
— B O U C H A R D A T , se rehere a un cultivador que tenía la costumbre de fumar cuatro veces al día, pero un día tuvo la infelicidad de continuar fumando porque estaba aburr ido . E n ese día fumó 28 veces, mas después de pocas horas moría bárbaramente envenenado por la gran cant i dad de nicotina que t ragó.
— L a madre de un muchacho que sufría de .lombrices (ascárides), queriendo libertar a su hijo del parási to interno le ocurrió la triste idea de darie una irrigación con tabaco (se desconoce la dosis), pero después de dos horas el infeliz muchacho moría en medio de las mayores convulsiones, por la imprudencia de su propia madre .
Se conocen muchos envenenamientos por medio de irrigaciones hechas con 15 y 30 gramos de Tabaco . Es te , cuando es usado en pequeñas dosis es un emético muy enérgico.
Veamos lo que ha dicho un jefe en la materia de los envenenamientos por la Nicot ina-Ta-bacum, planta mal igna que mata la humanidad .
— O R F I L A , M A T E U S J O S É B O A V E N T U -R A , clínico francés nacido en J\'Iahón (Menorca) en 1787, y muerto en Par ís en 1853. — Sirvió en la Marina Mercante, es tudió medicina en España y se formó en París en 1811, abriendo en la Capital francesa un curso de medicina, enseñando también botánica, física y medicina legal.
E n 1813 aparecía la primera parte de su Tra
tado de los venenos extraídos del Reino vege
tal y animal o Toxicólogía General, que terminó en 1815.
E n 1851 era presidente de la Academia de Medicina. Algún tiempo antes de su muerte, fundó el museo de la escuela que tiene su nombre. Or-fila debe su gran reputación a sus obras de vulgarización, que hicieron de él una au tor idad en la medicina.
Ahora veamos :
i.° — U n a lavat iva hecha con 8 gramos de
Tabaco , produjo a un chico de 14 años la muerte,
en un espacio de 2 horas.
2.° — I m cocimiento de tabaco de fumar de 64
gramos, suminis t rado en clister, produjo la muer
te a un caballero de 28 años .
3-° — E^n joven de 24 años, a tormentado por
una fuerte constipación rebelde, murió en 3 horas
y 15 minutos, por haber tomado un clister prepa
rado con 48 gramos de Tabaco .
— R A B U T E A U , dijo que una niña murió en
30 minutos, por haberle d a d o un clister de 45
gramos de Tabaco .
— W R Y , fué l lamado para a tender a un hom
bre que fué encontrado sentado, tomando fomen
tación de Tabaco , para calmar les dolores de
hemorroides, es tando a punto de morir por tal
imprudencia.
Muchos son los autores que refieren envenena
mientos por la acción del Tabaco , planea altamen
te venenosa : ya por las vías cutáneas empleada
en lociones, baños, cataplasmas, fomentaciones,
etcétera, con objeto de curar el reumatismo, neu
ralgias, parálisis, enfermedades parasi tar ias , etc.,
etcétera.
E n el nuevo Diccionario Médico, dice, que por vía del es tómago y del recto, son numerosas las víctimas del Tabaco (1 ) ; en mi campaña emprend ida en el Brasil, tengo consta tado muclios envenenamientos, como causa única el Tabaco , esos fenómenos tóxicos, que ya llevó muchas personas al cementerio, antes de llegar a los 25 años, enfermos del es tómago y del cáncer.
Los múltiples envenenamientos pueden ser producidos en substancias o por sus diversos componentes ; por e jemplo: Nicotina, Ac ido prúsico. Materia aromática, etc., pero no siempre los síntomas son iguales, ]3ues puede diferenciarse según los dolores, cal idades del Tabaco , edad de la persona, temperamento de estos individuos, como también por el hábi to de su uso. No hace mucho t iempo, el doctor B . , refirió casos de envenenamiento por la C A R N E (2) expuesta al humo del ta.baco.
L a experiencia de este autor, vino a poner fuera de d u d a s , lo peligroso que es para la salud pública, el conservar las carnes frescas preparadas para el consumo, en lugares donde se fuma
(1) cíT.'iEDIEU».
(2) Lea el Natur i smo , del mismo autor, 1." edic ión.
- ( 24 ) -
T a b a c o ; es d igno de conocerse, los resultados
obtenidos de esa experiencia científica y de in
terés púbbco.
•—Mr. B. , sometió a la fumigación pro
longada de 2 quilos de carne cortada en pe
dacitos finos, después dió esa carne ahumada a
los perros, siendo repelida por ellos, mas consi
guiendo hacerla comer a uno de ellos, engañán
dole con pedacitos de pan y carne, el infeliz ani
mal murió en menos de una hora, presentando los
síntomas evidentes de envenenamiento: evacua
ciones alvinas muy abundantes , respiración ester-
tonia y violentas convulsiones. L a autopsia de
mostró que los intestinos del infeliz animal víc
tima de la ciencia, estaban muy inflamados y
llenos de manchas oscuras.
—Cocinando la carne después de estar ahu
m a d a con Tabaco , exhala un olor empireumático,
pero es menos nocivo y solamente provoca vó-
niitos.
—Los envenenamientos por la Nicotina pura
son muy raros y el más célebre fué el de BO-
C A R M L del cual y a hablé más adelante . H e aquí
lo que dijo ahora, a este respecto, el 3'a c i tado
sabio francés Orfi la:
—«Con respecto a los fenómenos que presen-
))ta el hombre envenenado por la acción de la
))Nicotina, Agitaciones, Dolores, Gritos agudos ,
»algunas veces estupor, insensibil idad, movimien-
»tos convulsivos de los músculos de la cara, de
))las mandíbulas 3' las ex t remidades . Cabeza in-
))clinada para a t rás , vértigos, saltos de los miem-
))bros acompañados de contracciones generales de
))los músculos del tórax que, determina la inmo-
"vi l idad en sus paredes, ojos rojos, salientes, fue-
))ra de las órbitas, insensibles las impresiones in-
)>teriüres, pupilas frecuentemente d i la tadas , el ór-
))gano del oído poco o n a d a impresionable, boca
Dcspumosa, la lengua 3' encías l ívidas, náuseas,
«vómitos, dejecciones alvinas, pulso fuerte, fre-
MARAVILLAS EN LA NATURALEZA
Pintoresca roca sobre la margen izclnierda del Rio PicLi Leufú (Argentina), de forma característica, así como l,or los dibujos grabados en las |,iedras y las liedlas de |iedemal encontradas; se ve c|ue sin-icS de fortaleza a los {primitivos
habitantes del [jais
- ( 2 5 ) -
))cuentemente, regular y pequeño, lento e irregu-
))iar, en ñn , ia muer te , que llega m u y oreve en ei
))caso de que el veneno h a y a s ido inyec iaao en
))ias venas ; y tárela, cuanoo sea ap i icaao en ios
«tej idos celulares, mas generalmente t oaav ia ,
«cuando es in t roduc ido en el e s tómago . UKt 1-))LA.
— E l ác ido prúsico, ex t r a ído del j u g o del TA-
B A C U y d a d o a los animales , p roauce los mis
mos efectos, según asegura L K B O N , que el ácido
prúsico común .
E s c ier tamente, a ia presencia de este nuevo
alcaloide en ei 1 A t í A C Ü , que se aebe en gran
par te su acción tóxica .
—Igua les experiencias, liechas con la substan
cia aromát ica , comprueban ñeimente la tosigación,
dándoles inter iormente a ios animales y colocán
dolos en una habi tac ión donde se deje esa ma
teria, se verá que en poco t iempo mueren.
— S i ei lector a m i g o quiere completar el es tudio ,
de ia intoxicación del Tabaco , puede buscar los
autores que se ocupan especialmente sobre este
asun to , como T A R D I E U et R O U S S I N , M A R Í N ,
D R A G E N D O R F T , B E I T , L E B O N O R F I L A ,
etcétera, pues todos ellos t r a t an de Nicot ina-Ni-
co t i ana -Tabacum y los efectos que produce esa
venenosa p lan ta , que el hombre quiere para dar
ñ n a una v ida , que el hoga r y la familia recla
m a n .
A propósi to de una crónica en una revista ar
gent ina « A T L Á N T I C A » de Buenos Aires sobre
la nueva teoría dei ilustre cientista francés Doc
tor R. , d o n d e él a f i rma que la Nicot ina es un
veneno activo contra los tan hab lados microbios,
los cuales mueren por falta de oxigeno.
Pero mi ilustre colega no debe haber pa sado
los ojos por el pr isma de ios fumadores, no es
tud ió la psicología de los viciados, no observó los
s ín tomas de las múltiples enfe rmedades , como la
Dispepsia , Neuras tenia , la Furunculosis , Asma,
Parálisis parcial o local de los fumadores , conio
también las afecciones al corazón.
Bas tar ía pasar la vista en una docena de en
fermos fumadores , para convencerse del terrible
mal de la nicotina, debiendo tener en cuenta, que
el T a b a c o viene acompañado de la Col idina, Ni
cotina y Acido prúsico y muchas otras substan
cias minerales, orgánicas y azóticas ( i ) . Mas con
respecto a los microbios, si ellos mueren por falta
de oxígeno, si ellos deben morir por la acción de
la nicotina, ¿ el ser humano debería someterse todo
al vicio de fumar ?...
¿ D ó n d e están t an tos millones de seres que fu
maron du ran te un de te rminado número de- años,
mur iendo después. Cardíacos , Neurasténicos, Ané
micos y Tuberculosos ? ¿ Cuál es la acción del
T a b a c o sobre la Microbiana ? ¿ Y los asmáticos ?
¿ Y ios que murieron afec tados del más terrible
mal que es el dei Cáncer ? ¿ Cuán tas personas ha
m a t a d o esa en fe rmedad incurable? (2).
¿ D ó n d e queda tal teoría del amigo 3' colega
Doctor R. ?
l D ó n d e debemos vivir, comer y dormir ? E n
un cuarto cerrado, lleno de miasmas , de T a b a
co de ia peor ca l idad , debemos mast icar T a b a
co y tomar rapé. E n t i e n d o que también debe
r íamos tomar opio, para adormecer los microbios,
para después matar los fumando un gran cigarro
puro dándoles caza;
¡ Pobre humanidad , , siempre de puer ta en puer
ta c a n t a n d o los vicios y m e n d i g a n d o salud !
E l hombre generalmente , no muere. ¡ Se ma ta ! [ C o n t i n i c a r á P)
(1) Ver el «Anál is is de l Tabaco». (2) S o l a m e n t e en E s p a ñ a , el cáncer está t o m a n d o t a n t o incre
m e n t o que, arranca la v i d a a 19 h a b i t a n t e s por semana , equivalente al año, a 1026 personas muer tas , por e ic tos de esa terrible enfermedad, c u l t i v a d a y a c t i v a d a por el noc ivo v ic io de F u m a r .
Sin duda a lguna , hoy y a es t a n c o m ú n el h á b i t o de fumur, que turnan los menores de edad y los propios padres, se congratu lan en ver a sus hijos turnar... y a t i t u l o de gracia, c o n v i d a n a sus esposas e hijas . . . como moderni smo. . .
— ¿Descansa usted [5or las nocliesV
— N o lo sé, ()orc(ue casi siem|>re las ¡jaso durmiendo.
(De (¡Mellos»f de X^alencia)
- ( 2 6 ) -
LOS €1RA\1^ID1ES INAWUIRIISTAVS J U A N S C H R O T H
E L F U N D A D O R D E L A D I E T É T I C A
11
Cuando un acontecimiento semejante ocurre en
Un hombre de espíritu observador y de claro ta
lento, es raro que no determine consecuencias que
afecten a un núcleo más o menos extenso de per
sonas. Y así ocurrió con Schroth . Concento por
haberse curado de un m o d o t a n sencillo como na
tural, ensayó el nuevo método en sus convecinos,
t ra tándoles contusiones, anquilosis, her idas , etc. ,
eomo lo hacía con los animales enfermos, entre los
que, por razón de su t raba jo , pasaba la ma3?or
parte de su v ida . Resul tados bri l lantes fueron los
conseguidos, t an to que, unidos el ánimo que éstos
le dieron y su comprensión clara, se decidió por
ensaj 'ar las aplicaciones de a g u a fría en forma de
envoltura en las en fe rmedades in ternas , especial-
niente en las enfermedades l l amadas del apara to
digest ivo, del h í g a d o y de los r iñones.
I-a acción de las envolturas húmedas la equipa
raba a la del calor h ú m e d o de las t ierras donde
germinan y crecen las semihas . Decía, que si los
gérmenes de v ida , como son las semillas, necesitan
calor y h u m e d a d para prosperar con lozanía, asi
mismo lo necesita el cuerpo humano pa ra normali
zar sus funciones. Sin calor húmedo no h a y v ida .
Así se desarrol la el embrión primero y el feto des
pués, del género humano .
E l empleo de la H id ro t e r ap i a es una de las par
tes de que consta su sistema, si no la primera en
impor tanc ia para él, por lo menos la primera que
empezó a usar.
F a l t a b a completar la par te más típica de la
cura que más t a rde hab ía de llevar su nombre : la
Die ta . Veamos cómo se inició ésta :
Hemos repet ido, que t odo l ab rador u hombre de
campo, especialmente si está d o t a d o de una com
prensión r á p i d a y a g u d a , tiene ocasión de obser
var muchos cambios, modif icaciones 3 fenómenos
de la Natura leza , que les sirven, más t a rde , para
hacer en las personas una buena aplicación de los
mismos, con obje to de var iar favorablemente sus
condiciones deficientes de v ida . Schroth tuvo
ocasión de observar a muchos animales enfermos,
y darse cuenta, al fin, de que éstos de jaban in
tac ta par te o toda la ración alimenticia que les
correspondía , así como supr imían en absoluto la .
beb ida de agua has ta que se ha l laban repuestos
de su en fe rmedad , pa ra lo cual vivían en el má
ximo reposo orgánico. Más de una vez había te
n ido motivos para ver cómo animales heridos en
una cacería, se escapaban a lo más espeso del bos
que, d o n d e esperaban la l legada de la curación
completa, gracias al a y u n o y al reposo físico.
E s t a s observaciones le indujeron a aconsejar el
mismo procedimiento na tu ra l en los casos de en
fe rmedades del hombre , al cual, su exceso de ci
vilización, ha hecho perder el inst into que de t an ta
u t i l idad es para los animales .
D u r a n t e sus viajes de carretero se d a b a cuenta
de que sus caballos se fa t igaban tanto más pronto
cuanta más agua bebían en el camino, 3', por el
contrario, mos t rábanse más vigorosos y menos
cansinos, cuando su comida consistía en forraje
seco y bebían sólo can t idades m u y m o d e r a d a s de
agua . De esto dedu jo Schroth que al organismo
h u m a n o le sería también de mucha u t i l idad no in
gerir g r a n d e s can t idades de l íquido cuando se ha
llase a b a t i d o por algún proceso morboso. Confor
me con esta teoría, la probó en su cuerpo y en al
gunos organismos humanos , obteniendo los re
sul tados que se proponía, especialmente en el t ra
tamiento de las her idas y de las fracturas óseas,
en las cuales el proceso curat ivo evolucionaba mu
cho más r áp idamente que si se bebía mucha agua ,
o había exceso de l íquidos en las comidas .
De estas observaciones y práct icas , nació su cé
lebre die ta E s c a , que da sello dis t int ivo y original
al mé todo na tura l de curación de Schroth .
U n punto existe en las práct icas na tur i s tas de
.Schroth, que no de ja rá muy contento al vegeta
r iano exigente que no quiera darse cuenta de las
- ( 2 7 )
D o s liermanos del Cenáculo en jjníetica de desnudismo integral, en )a excursión a Llisá de Munt. — ¡ ° Mavo 1934
diferencias de criterio que imponen las diferentes
épocas de la his tor ia . Nos referimos al empleo
que el an t iguo carretero hacia del vino como agen
te curat ivo. E l empleo de semejante tóxico, lo
jus t i f i caba el f u n d a d o r de la Dietét ica en el he
cho de que la deb i l idad momentánea experimen
t a d a por los pacientes somet idos a su famosa cura
seca, desaparecía con el uso del vino en forma
de beb ida , al que Schroth , de un modo gra tu i to ,
le a t r ibu ía las p rop iedades de disolver y eliminar
las substancias morbosas y vivificar al organismo
t o d o . Como es tas ú l t imas no han pod ido ser com
p r o b a d a s , ni mucho menos, por los sucesivos mé
dicos que se han d e d i c a d o a hacer un es tudio es
pecial de este procedimiento curat ivo, no es de
ex t r aña r que uno de las principales modif icacio
nes que en él h a n impreso, f igure la substi tución
del vino por d i ferentes zumos de frutas .
(Continuará) H- C . P . , médico naturista
IilLAX Í ^A \T1U1RA\1L)EZA\^ / Los arroyos son mármol, la tierra es de granito, hace un invierno crudo y en mi hogar necesito leña para que preste un poco de calor. ¿quieres, árbol amigo, de tu tronco leñoso darme unas secas ramas y en fuego delicioso calentaré mis manos de tu lumbre al amor? —Yo provengo del bosque; derríbame y tus manos calienta con la llama que animará tu hogar; los hombres y los árboles somos buenos hermanos, abriga a tu familia y llévame a tu lar. ¿Quieres, árbol amigo, servirme como arado, hender la dura tierra y buscar su tesoro, de los profundos surcos sacar espigas de oro que vistan de amapolas el árido sembrado? —Si; quiero obedecerte y vestir la llanura de mágicos colores y gozar mi albedrio, hacerla pintoresca y perlas de rocío harán que broten flores de espléndida hermosura. ¿Quieres, árbol amigo, ser pilar que sustente la morada del hombre? —Derríbame, deshecho puedes formar tu casa; te serviré de techo como cobijé el nido del pájaro inocente. ¿Quieres servir de nuevo de mástil al bajel? —Derríbame. Lo inmenso me seduce y alienta: sácame de la tierra, el mar no me amedrenta; si fuera mi sepulcro reposaría en él. ¿Quieres árbol amigo, ser la horca, el suplicio? — ¡Aléjate! j Silencio! Desecha el maleficio. Yo siempre doy la vida. ¡ Vete, no quiero verte! Tú eres el verdugo; no puedo ser la muerte. Yo vivo en las montañas, produzco dulce fruto, el sol baña en fulgores de magnificas gamas las hojas de esmeralda de mis lucientes ramas que no pueden jamás envolverse de luto. Hombre, llévate lejos las cuerdas y cadenas; no me cuentCG tus cuitas ni me digas tus penas; déjame, quiero oir los sonoros acentos que me cantan las aves y me dicen los vientos. Yo soy hijo del sol y desdeño las nieblas. Vosotros, los humanos, vivís entre tinieblas. i Mataos! Concebid vuestros planes siniestros ¡ que yo no quiero ver mis ramas con espectros!
E. R. DE M.
- ( 2 8 ) -
ALGUNAS DE NUESTRAS REGLAS FIJAS
Siempre que lo permita el estado del comensal , comer natural crudo.
Cuando el es tado pato lóg ico no lo permita , añadir un p la to pe-ílucño al d ía de coc inado, cím sus tanc ias r igurosamente naturales .
'Iamás coc inar con especies , n i sal de coc ina (cloruro de sodio) . ívn las ensa ladas , crudas, no añ.'idir sal, ni v inagre , y sí acei te
de o l iva , z u m o de l i m ó n o ambas co.-¡is a ¡a vez , si no es que se prefiere comerlas sin a l iño a l g u n o , poi más natura l , tur-1°) 1'^° '^'^ '^lase a lguna . (El pan no es una comida na-
Eu todo a l imento coc inado, dar preferencia siempre al l iervido ^obre el fr i to . (El ace i te al freirse, se transforma en ác ido perjudic ia l . )
líti todo herv ido , liacer que los vegeta les absoifjan el agua, Pues en ella quedan la m a y o r parte de las benef ic iosas sales de Jos m i s m o s . Si queda a lguna , bebería antes o después del p lato hervido. E s preferible que el l iervido sea l en to y corto, con el f in de q u e los a l i m e n t o s conserven lo m á s pos ib le de su es tado na-
Desterrar de la cu l inar ia todo a l i m e n t o der ivado de a n i m a l , c o m o huevos , l eche y todos sus der ivados s iempre noc ivos .
?*Jo beber nunca en las c o m i d a s , y a l a s frutas y ensa ladas son r iqu í s imas en agua natura l .
l l a r preferencia a los p la tos hervidos só l idos , en v e z de los caldosos, como sopas a diar io , etc . para ev i tar el aguachar (debi l i tar) los jugos gástr icos .
Mast icar y e n s a l i v a r bien cuanto se coma, para bien digerir. N o comer j a m á s bajo la impres ión de cua lquier causa de de
pres ión mora) , y sí s iempre que se pueda al aire l ibre, y en p lena t ranqui l idad f ís ica y moral .
Al comer, no l legar nunca a la hartura , es preferible quedarse con un a lgo de apet i to . Huir s iempre de sentirse en el e s tómago la sensación de p l en i tud , q u e es d i l a t a c i ó n .
E m p e z a r s iempre toda comida por fruta o ensa lada , esto es, crudo natura l .
Todas nuestras reglas se concretan en «Comer para vivir),, com i e n d o al efecto poco y natura l , en v e z de «Vivir para comer),, prac t i cando la gula desenfrenada en cant idad y ca l idad , como hace t o d a v í a casi toda la l iumanidad .
E n suces ivos nümeros de M . \ C R O C O S M O iremos razonando al alcance de todos , el por qué de nuestras reglas en cu l inar ia na tura l .
lU )E S T 11 O § 1 1 )E ^ lÜ S Somos muchos ya los que solamente hacemos dos co
midas al día debidamente separadas, para dar descanso al aparato digestivo, no al estómago solamente como muchos se figuran, smo a todos los numerosos órganos que intervienen en la delicada e importantísima función digestiva. Aquellos de nosotros que por la fuerza mayor de tener que entrar al trabajo en hora temprana se ven obligados a realizar la primera comida temprano también, realizan una tercera por la noche, pero a base únicamente de fruta sola y poca. A continuación detallamos un menú, advirtiendo que nosotros, invariablemente, siempre empezamos las comidas por fruta o ensalada cruda, y las terminamos también siempre con alimento crudo completamente natural.
PREVIERA COMIDA
Fruta la que más apetezca al mirarla, manzanas, peras, naranjas, mandarinas, plátanos, en esta época del año, dando la preferencia muchísimos de nosotros a la naranja, mandarina, manzana, plátano y pera, para establecer algún orden de prelación y teniendo en cuenta las condiciones detergentes, oxidantes, energéticas y por lo tanto alimenticias y curativas en general. A seguido, alguna fruta seca oleaginosa, como almendras, nueces, avellanas, piñones, cacahuetes, y coco o coquitos del Brasil, también conocidos por muchos por castañas americanas; dando preferencia siempre a los tres primeros frutos, y desde luego comiendo muy poca cantidad (5 ó 6 piezas) y masticándolas hasta que queden en la boca transfomiadas en algo asi como mía papilla, dado lo que cuestan de digerir y por lo tanto para bien asimilar el gran caudal de calorías que producen. Otros aña-
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den un vaso de café malta, siempre sin azúcar, y algunos añadiéndole una muy poca cantidad de miel.
Otros, de los que todavía no han dejado por completo el pan, toman un pequeño pan integral, cortado por la mitad, y aliñado con aceite de oliva y jugo de tomate, y algunos pedazos del mismo exte.i-didos por sobre el "panr y desde luego, no añadiéndole la mortífera sal.
Con todo lo dicho se pueden combinar muchas primeras comidas del dia, quedando satisfechos, pero no hartos se debe procurar.
SEGUNDA COMIDA
Un plato abundante de ensalada cruda y solamente aliñada con zumo de limón, aceite de oliva, o ambas cosas a la vez (siempre sin sal ni vinagre' en el que se debe procurar que jnmás falte la lechucia, escarola, apio, tomate, zanahoria tierna, rábanos, cosas todas que en más o en menos se puede encontrar todo el año; además, siempre que se pueda, berros, pimiento, diente de león, hinojo tierno y hojas de col.
Cuando se vaya ya por el medio plato o cosa asi, puede empezarse a comer, mezclándolo, e.sto es, alter-ná.rdolo. un plato de hervido, los que no son crudívoros todavía del todo en su yantar.
ARROZ «PLAYAN».—En cazuela, de tierra mejor, se echará aceite de oliva, sin refinar; cuando el aceite esté a todo hervir, se le añadirá bastante cantidad de cebolla trinchada, la que se dejará íreir hasta dorarse. Aparte se habrá preparado una salsa de tomate y se le añadirá, dejándola freír lo suficiente hasta adquirir el todo el color dorado.
Se tendrá preparado un revoltijo trinchado de pimiento, berengena, calabacín, alcachofa, guisantes, judías verdes, zar-ahoria. calabaza, col, todo ello según lo vaya permitiendo ¡a estación del año, naturalmente, y se añadirá para que a su vez se fría con todo lo demás. Cuando el conjunto está bien sofrito, se le añade la cantidad de agua necesaria para el r.úmero de platos de arroz que se quieran hacer. Al hervir el agua se añadirá el arroz, (mejor y más sano y nutritivo si es integral), dejando hervirlo todo a fuego lento hasta haberse embebido el agua y encontrar asi su punto de sazón. Cuando se disponga de pimientos encarnados se asan los que sea menester, para extender algunas tiras de los mismos sobre de los platos en el momento de servirlos.
Se trata de una forma de condimentar el arroz, con la fórmula que damos hoy a nuestros benévolos lectores, muy nutritiva y de muy grato gusto al paladar. Sin embargo, .no recomendamos esta forma de comer el arroz para ingerirlo con gran frecuencia, pues resulta mucho más sano y digerible el arroz en cualquiera de las múltiples formas que se puede comer bajo fórmulas hervidas en vez de fritas.
TERCERA COMIDA
Para los que se ven precisados a verificarla, únicamente podrán comer un par de frutas de .su predilección.
Y dejando a nuestros lectores, muchos de ellos confusos con el estudio de nuestra manera de comer y cecinar, les deseamos obtengan buen resultado en sus estudios, o sea oue sepan decidirse a romper moldes y sentencias naturistas por científicas que ,-e puedan anunciar, para refugiarse sencillamente en lo má.s verdadero, que habrá de ser siempre lo más natural.
SEMI-EPICURO
Valor terapéutico de las acelgas
I ." Las acelgas son laxantes, especiales para
los estreñidos.
2." Tienen una marcada influencia terapéutica
contra las enfermedades uterinas.
3." E n los casos de transtornos agudos al hí
gado , el caldo de acelgas cocidas obra de modo
eficaz.
4." Son emolientes.
5." Son temperantes.
6." E n toda clase de transtornos agudos del
apara to digestivo, especialmente en las iíis, o in
flamaciones el caldo de acelgas obra de modo sin
gular.
7." Son remineralizadoras.
8." Las hojas t iernas de las acelgas se emplean
con gran éxito en las curaciones de her idas en ge
neral.
g." Las hojas cocidas y en cataplasmas, cons-
tituj 'en un madura t ivo especial para los abcesos.
i c . Son oxidantes y se emplean con éxito en
las personas artr í t icas.
Valor terapéutico de las espinacas
I." Son laxantes .
2." Son oxidantes .
3." Son remineralizadoras.
4 . " Son calmantes.
5." Son eupépticas y facilitan las digestiones,
especialmente facilitan las digestiones de los fa
rináceos.
6.° Son especialmente indicadas en todos los
casos de anemia y arteríoesclerosis.
7." E l caldo de espinacas cura las inflamacio
nes de los intestinos e h ígado .
8." E l jugo de espinacas crudas es uno de los
mejores tónicos para los niños débiles, convale
cientes y en los casos de consunción.
9." Consti tuyen un alimento especial para las
personas nerviosas, siendo, por tanto , un gran
alimento de los nervios y cerebro.
10. Las espinacas, especialmente crudas, com
baten de modo especial toda clase de manifesta
ciones artr í t icas, especialmente obran poderosa
mente en los casos de reumatismo circular y en
las neuralgias .
(De ((Natlirismo Eutrofológico)).)
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P I R O )PA\Z T o d o s sabéis los preparat ivos de guerra que ac- |
tualmente el m u n d o está haciendo : químicos e in- ;
genieros, mecánicos, etc. , que emplean su talento
para destruir ; fábricas de municiones que aumen
tan el personal , etc . ; pero lo que quizá no sepáis
es la can t idad que E s p a ñ a paga rá a la Sociedad
de Naciones, duran te el año 1934, para tener un
representante en e l l a : pues n a d a menos que . . .
i un millón setecientas cincuenta mil pesetas !
i Qué piquito, eh ? Con el d ine ro que el Ministerio
de E s t a d o ent rega anualmente a la Sociedad de
Naciones, se podr ían solucionar algunos de los
easos que t an to a b u n d a n , por desgracia, de <(sin
t rabajo», y se evi tar ían muchas cosas denigran
tes pa ra una nación civil izada. ¿Acaso no gana
ría más E s p a ñ a empleando el dinero de este mo
do, que no dándo lo para formar narte de una
Sociedad que, has ta ahora , no ha d a d o n ingún
resul tado posi t ivo?
L a Sociedad de Naciones, con todos sus bri l lan
tes discursos, con su conferencia del Desarme, y
con sus e s t u d i a d a s pa labras , hi jas más bien de la
inteligencia que del corazón, no ha pod ido evitar
n inguna de las guerras que han es ta l lado después
de su formación, porque no es h a b l a n d o , sino
o b r a n d o que se solucionan los problemas naciona
les.
Ya veis, pues, que de las Sociedades así n a d a
tenernos que esperar ; no podemos contar más que
con nuestro esfuerzo.
Nosotros , los que amamos verdaderamente a la
Pa t r i a , los que queremos enriquecerla, cul t ivando
la t ierra unos , con su ta lento otros , y todos con el
sudor de nuestra frente, j no queremos la guerra !
Y no la queremos porque, apar te de que va contra
el Progreso y de que repugna a los sentimientos
humani ta r ios , ellos, nuestros contr incantes , ¡ son
hermanos nuestros !
N o creáis, cuando os d i g a n que es un acto de
heroísmo el ir a la guer ra ; son n m y pocos los que
van a ella por su propia voluntad ; casi todos van
obl igados por unos cuantos desa lmados que se
enriquecen con la sangre del .pueblo, del que d i
cen ser padres , y que mientras aquél se destroza,
éstos lucen su figura en un teatro o paseo. N o
creáis, t ampoco, cuando os d i g a n que quien más
ma ta (en la guerra , ¡ claro está !) es quien más
honra a la Pa t r i a . A ésta se la puede honra r 3'
servir de muchas maneras . ¿Acaso no t ra jo Cer
vantes , con su p luma, más honores a E s p a ñ a que
los generales más sanguinar ios y esforzados ?
Honremos a nuestra tierra con nuestro t raba jo
y con el es tudio , y la veremos florecer según la
m e d i d a de nuestro deseo.
R. L . R .
(de 14 años)
EIL
HIOMIBIRIE
QUIE
. ILILOMAX E s fácil que el m u n d o sea pa ra los que pien
san un saínete, que se convierte en d r a m a para los
que sienten. E n mis años mozos, cuando leía la
producción del erudi to escritor francés <(E1 hom
bre que r íe», sentía un apas ionamiento especial
por aquel perseguido, que, mut i l ado pa ra borrar
de él las huellas genét icas , se le condenaba al sar-
donismo perpetuo. Eloy vuelvo la vis ta al presente
y me encuentro con un nuevo formato psicológi
co : «E l hombre que l lora» .
E n efecto, en la g a m a del espir i tual ismo existe
el hombre sensible a los choques de la advers i
d a d ; existe también el t ipo antropológico del su
je to ul trasensible, no sólo al dolor ajeno, sino a
la ín t ima satisfacción de cumplir con un deber
social.
E s t e t ipo es el que se emociona y sufre, t an to
por el suceso que pasa , como por el propio estí
mulo de su g randeza de espír i tu .
Cualquiera dir ía , al oírle expresarse, que se t ra
ta de un cobarde incapaz de acometer n inguna
empresa. ¡ Cuan lejos está esta concepción de la
rea l idad ! E l hombre emotivo, el hombre que se
enternece al mani fes ta r sus pensamientos , perte
nece al género sublime de los perfectos de espí-
I Excursión dominical matinal a la Fuente S. Iscle, Sardaiíola'. - 8 Abri l 1934
r i tu . E l hombre así const i tu ido dela ta la paleta
mágica de ese a lgo ex t rao rd ina r io que preside a
la creación. N o creo que este fenómeno sea un pro
ducto alotrípico de la H u m a n i d a d ; lo que pasa
es que, ac l imatados o, suped i t ados por la fuerza
de la costumbre a vivir en consuno con la indi
ferencia, el tropiezo con la v i r tud casi absoluta
nos parece una pa rado ja .
Recuerdo con ve rdade ro placer un incidente ocu
r r ido a un venerable anciano, el cual, po r t ador de
un t raba jo periodíst ico repleto de enseñanzas mo
rales, acudió en cierta ocasión a una oficina de pu
b l i c idad . E s t e señor, todo b o n d a d y con humil
d a d edi f icante , siolicitó del director ¡a inserción de
su t r aba jo ; al escuchar la cariñosa afirmación de
otro hombre d o t a d o de cua l idades aná logas , no
p u d o resistir el choque emotivo, y ba lbuceando
frases de agradec imien to y h u r t a n d o el rostro por
el que se desl izaba una lágr ima , hubo de retirarse,
d e j a n d o en un e s t ado m u y parecido al que invo
lun ta r iamente hab ía s ido el causante de tan tre
m e n d o choque psicológico.
Acuc iado por la cur ios idad , pedí el t rabajo y
vi en él el alma de su a u t o r ; vi, como decía Goe
the, la conduc ta re f le jando la imagen de la per
fección ; vi el d iar io de un hombre modelo , en el
que expresaba, no sólo sus acciones buenas o ma
las, sino sus reflexiones.
Al te rminar la lectura, hube de indicar el juicio
que me merecía el t rabajo , y cuál sería mi sorpresa
al oír de labios del d i rec tor :
— N o se moleste ; un hombre que está d o t a d o de
una sensibi l idad t an exquis i ta no puede hacer na
da malo.
L a contestación era también un poema sublime ;
era también el re t ra to de un hombre perfecto, de
un hombre que, por saVjer l lorar de emoción, sabía
aqui la ta r el valor anímico de los tenedores de esta
v i r tud .
C u a n d o me recogí en la medi tación del inciden
te, me di cuenta de que sólo los hombres de ese
temple son los de criterio sano, pues hacen de él
su mejor amigo, mientras los demás se entregan
al Des t ino que, por regla general , es siempre su
peor enemigo.
M. H . B .
I TlP. COSMOS. - URGEL, 42 . - TEL. 32457