Ica Papers #03 nov2014

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#03 NOV2014 COMUNICAR EN EL MUNDO DE LOS THINK TANKS Ana Martiningui

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Comunicar en el mundo de los Think Tanks, Ana Martiningui (Jefa de prensa y publicaciones de FRIDE)

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COMUNICAR EN EL MUNDO DE LOS THINK TANKS

Ana Martiningui

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Ana Martiningui es Jefa de Comunicación y Publicaciones de FRIDE. Tiene un Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad de St. Andrews, Reino Unido, y un Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

COMUNICAR EN EL MUNDO DE LOS THINK TANKS

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1. INTRODUCCIÓN

En los últimos años, los think tanks han entrado con auto-ridad en el debate sobre las políticas públicas en todos sus ámbitos. La mayoría de estas organizaciones son sin ánimo de lucro y tienen el objetivo de influir en la toma de decisio-nes políticas a nivel nacional e internacional y en la opinión pública, creando así un espacio de diálogo entre gobiernos y sociedad civil y desempeñando un papel de mediación de la información. Su protagonismo está en alza y cada vez más gobiernos e instituciones acuden a la especialización de esos denominados “laboratorios de ideas”, que ofrecen en su repertorio de servicios recomendaciones con ideas in-novadoras y análisis rigurosos sobre diversas cuestiones. Se centran, por lo general, en una o varias disciplinas y cubren, en buena medida, áreas de conocimiento a las que las es-tructuras gubernamentales no pueden llegar. Según Olivier Urrutia, “los think tanks […] representan una herramienta aña-dida, diferente y complementaria dentro del abanico técnico y estratégico del Estado”.1

¿Pero cómo asegurarse de que esa especialización forme parte de la toma de decisiones? Cada vez más, se reconoce la importancia no sólo de generar ideas sino también de co-municarlas. Una comunicación eficaz es tan esencial para el éxito de un think tank como la producción de investigación de alta calidad.

Este artículo hace un repaso al origen de los think tanks y examina, a grandes rasgos, las principales funciones de este tipo de instituciones y su situación en España. En este sen-tido, el documento hace un balance de la comunicación en los think tanks y cómo ha evolucionado, en particular tras el estallido de las redes sociales. Se presentan, asimismo, unos sencillos pasos que pueden contribuir a la elaboración de una estrategia de comunicación eficaz con el fin de maximizar la visibilidad y el impacto del trabajo de investigación.

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1 O. Urrutia, “El papel de los think tanks en la definición y aplicación de las políticas y estrategias de defensa”, Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, 2 / 2013, Madrid: Instituto Español de Estudios Estratégicos, 2013.

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2. ¿QUÉ ES UN THINK TANK?

El origen de los think tanks se remonta al siglo XIX. Entre los primeros en aparecer se encuentra el Institute for Defence and Security Studies (RUSI) de Londres, Reino Unido, creado en 1831. A lo largo del siglo XX, el número de institutos dedicados a la investigación y al Advocacy creció de manera exponen-cial. En Estados Unidos, nacieron algunos de los centros de pensamiento más influyentes del mundo, como Carnegie Endowment for International Peace (creado en 1910), Brookings Institution (creada en 1916) o el Council on Foreign Relations (formado en 1921).

Según la última edición del ranking que elabora todos los años la Universidad de Pensilvania –el Global Go To Think Tank Index–2 en agosto de 2013 existían 6.826 think tanks alrededor del mundo. Entre ellos, 1.984 se sitúan en América del Norte, 1.818 en Europa, 1.201 en Asia, 662 en América Central y del Sur y 612 en el África subsahariana. Los países a la cabeza son Estados Unidos (1.828), China (426), el

Reino Unido (287), India (268), Alemania (194) y Francia (177).

Fuente: Global Go To Think Tank Index, Universidad de Pensilvania.

En la actualidad, en la era de la globalización y el desarrollo de la sociedad del conocimiento, los think tanks se han convertido en actores clave en la formulación de las políticas públicas. La avalancha de in-formación disponible, que se ha visto aún más incrementada con la aparición de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), hace que sea cada vez más necesaria la gestión del cono-cimiento. Los think tanks, a través de la investigación aplicada, desempeñan precisamente esa labor de mediación entre la teoría y la práctica. Buscan servir de puente entre la reflexión y la decisión política.

Si bien a menudo es prácticamente imposible precisar el impacto real de esos institutos en las políticas públicas –si una ley se cambia, por ejemplo, ¿hasta qué punto se puede atribuir dicho cambio a las recomendaciones específicas que haya hecho un think tank en particular?– hoy en día esos centros tienen cada vez más peso a nivel mundial.

Además de intentar influir en la toma de decisiones, los think tanks también se dedican a crear y for-talecer espacios de diálogo y debate y desarrollar e informar a futuros líderes. Se puede decir que “un think tank es más académico que un lobby, más empresarial que una universidad y más político que una empresa”.3

La mayoría de los think tanks se presentan como organizaciones independientes, apolíticas y de posi-cionamiento neutral, pero también los hay de corte partidista, como por ejemplo las fundaciones ale-manas Konrad-Adenauer-Stiftung (KAS), creada por el partido Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), y Friedrich-Ebert-Stiftung (FES), creada por el creada por el Partido Socialdemócrata alemán (SPD), o la española FAES, cercana al Partido Popular (PP). Otra española es la Fundación Alternativas,

2 J. G. McGann, 2013 Global Go To Think Tank Index Report, Filadelfia, PA: Universidad de Pensilvania, Think Tanks and Civil Societies Program, 2014, disponible en: http://gotothinktank.com/dev1/wp-content/uploads/2014/01/GoToReport2013.pdf 3Urrutia, op. cit.

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que pese a que muchos miembros de su patronato y dirección pertenecen al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), no tiene ningún vínculo legal con dicho partido y se declara progresista.

En la mayoría de los casos, la independencia tiene bastante que ver con la necesidad de financiación. A raíz de la crisis económica, el debate sobre la independencia real de los think tanks ha acaparado muchos titulares a nivel mundial. Recientemente, The New York Times4 ha publicado un exhaustivo trabajo de investigación periodística donde revela que algunas de las instituciones más influyentes de Estados Unidos llevan años recibiendo dinero de gobiernos extranjeros para defender sus intereses en Washington. Claro que la crisis ha afectado a muchos institutos y algunos, incluso, han tenido que cerrar sus puertas. Pero, como dice Cristina Manzano, se sigue esperando que “los documentos que produce [un think tank] y las recomendaciones que emite se basen en la capacidad y la experiencia de sus profesionales, pero nunca en los intereses de los financiadores [...] Ahora, más que nunca, es fun-damental poder contar con una mirada lo más independiente posible sobre las tan diversas cuestiones que nos atenazan; poder contrastar voces con conocimiento de causa con las que cotejar situaciones y realidades”.5

3. LOS THINK TANKS EN ESPAÑA

En España, el fenómeno think tank es bastante reciente y su influencia es todavía limitada, aunque también cada vez más se hace uso de la diplomacia intelectual como vía para efectuar el cambio. En la actualidad, España se encuentra en el puesto 21 en cuanto al número de think tanks, con 55 institutos, por detrás de países como Italia (con 89), Brasil (con 81) o México (con 60), pero a la par que Israel y Egipto. Cuatro centros españoles –FAES, Cidob, FRIDE y Real Instituto Elcano– se encuentran entre los 100 mejores del mundo.6 Si bien a finales del siglo XIX se crearon centros de análisis de información, como el Instituto Nacional de Estadística (establecido en 1877), fue a partir de la década de los setenta que se empezaron a formar los primeros think tanks “a lo anglosajón”, con expertos en el ámbito de las relaciones internacionales. Entre los más veteranos se encuentran Cidob (1973), que ofrece información e ideas para formular e impulsar políticas que reviertan en un mundo más seguro, libre y equitativo para las personas; la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior – FRIDE (1999), uno de los think tanks de referencia sobre las políticas de la Unión Europea (UE) y que pretende reforzar la perspectiva del sur de Europa en los debates de la UE y la perspectiva europea en España; y el Real Instituto Elcano (2001), un think tank de estudios internacionales y estratégicos que analiza el mundo desde una perspectiva española.

En FRIDE, por ejemplo, su equipo internacional de expertos analiza las principales cuestiones de las relaciones internacionales y asesora a los encargados de la formulación de políticas en diversos ám-bitos, como las políticas exteriores europeas y el nuevo orden mundial, y zonas geográficas como Eu-ropa del Este, el Cáucaso, Asia Central, Oriente Medio y el Norte de África, Asia, África y las Américas. Elabora alrededor de 100 publicaciones al año, incluyendo libros, documentos de trabajo y policy briefs, y organiza eventos a nivel mundial. Además de contar con un plan anual de comunicación, todos los proyectos de FRIDE cuentan con una estrategia de comunicación específica, con el fin de aumentar el impacto de su trabajo y asegurar la consecución de los objetivos marcados.

4. LA IMPORTANCIA DE COMUNICAR

En el pasado, muchos think tanks consideraban la comunicación como algo opcional. Para ellos, el secreto estaba en investigar. Hoy en día, el desarrollo de una estrategia integral de comunicación es visto como algo esencial en las actividades de cualquier think tank. Igualmente importante es saber qué herramientas utilizar y cuándo. Una comunicación eficaz a un público adecuado es tan importante

4 E. Lipton, B. Williams y N. Confessore, “Foreign Powers Buy Influence at Think Tanks”, The New York Times, 6 de septiembre de 2014, disponible en: http://www.nytimes.com/2014/09/07/us/politics/foreign-powers-buy-influence-at-think-tanks.html?_r=1 5 C. Manzano, “Lo que cuesta pensar”, The Huffington Post, 16 de septiembre de 2014, disponible en: http://www.huffingtonpost.es/cristina-manzano/lo-que-cuesta-pensar_b_5793286.html?utm_hp_ref=spain6 McGann, op. cit.

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para el éxito de un think tank como la producción de investigación y análisis de alta calidad. No sirve de mucho llevar a cabo análisis rigurosos y detallados si posteriormente el acceso a ese material es limitado. Según Darren Saywell y Andrew Cotton, “la investigación no puede ser usada a menos que esté disponible a aquellos que mejor la puedan utilizar, en el momento que la necesitan y en un formato asequible, con resultados comprensibles y adaptables a las circunstancias locales”.7

La comunicación en un think tank debe cumplir tres funciones, en particular:

Mediador de información entre proveedores (expertos) y usuarios (públicos objetivo), a través de la diseminación de los productos finales de la investigación.Traductor de conocimiento, mediante la adaptación de la información en diferentes formatos para ayu-dar a los diferentes públicos a entender mejor los resultados. Intermediario de conocimiento, a través de la organización de eventos que reúnan a expertos y los diferentes públicos para fomentar un debate informado y de calidad.

En el nuevo orden mundial, regido por la globalización y donde las relaciones internacionales son cada vez más complejas, no hay una manera fácil de hacer con que las ideas lleguen a la persona correcta, en el momento correcto. De hecho, la comunicación eficaz es uno de los principales retos para el tra-bajo de los think tanks.

Muchas organizaciones empiezan a considerar la comunicación una vez que tienen en sus manos el “producto” finalizado, ya sea éste un libro, un documento de trabajo o un estudio sobre un tema deter-minado. Pero la comunicación es un proceso integral, que debe iniciarse al principio del proyecto de investigación y que ha de revisarse a lo largo de todo el proceso, así como adaptarse si se considera oportuno. De hecho, algunos donantes requieren la inclusión de un plan de comunicación en las pro-puestas antes de decidir si financian o no un proyecto. Con la crisis económica y el recorte de fondos, mejorar la rentabilidad y el impacto de la investigación se ha convertido en la nueva moda.

5. EL ABC DE LA COMUNICACIÓN: 8 PASOS BÁSICOS

Una estrategia de comunicación de éxito ha de ser multidimensional, estar basada en un calendario específico y contar una mezcla de enfoques diseñados para atender a las necesidades de cada público objetivo. Pero, si bien una estrategia diferenciada es clave para el éxito del trabajo de investigación, no se trata de reinventar la rueda. Sí, cada proyecto, y cada tema, requiere un enfoque personalizado según sus particularidades, pero existen algunos pasos básicos que deberían figurar en cualquier es-trategia de comunicación para que esta sea eficaz.

1. Tener claro el objetivo del proyecto Antes de empezar cualquier proyecto de investigación, lo primero que hay que saber es qué se quiere lograr con los resultados. Claro que está muy bien investigar simplemente por amor al arte, pero esa no debería ser la labor de un think tank.

2. Identificar el público objetivo

Una vez decidido qué se quiere cambiar o promover, hay que averiguar quién o quiénes usarán la in-formación. Identificar bien cuáles son los públicos objetivos es fundamental para el desarrollo de una buena estrategia de comunicación. A grandes rasgos, la audiencia de un think tank se puede dividir en dos grupos:

7 D. Saywell y A. Cotton, Spreading the Word: Practical guidelines for research dissemination strategies, Loughborough: Loughborough University, Water Engineering and development Centre, 1999, disponible en: http://wedc.lboro.ac.uk/resources/books/Spreading_the_Word_-_Complete.pdf

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a) Líderes y promotores (movers and shakers): encargados de la formulación política y de la toma de decisiones al más alto nivel, representantes de la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales (ONG), el mundo académico y el empresarial y líderes de opinión que participan de manera activa en los principales debates de importancia global. b) Relatores (raconteurs): la opinión pública, incluidos los jóvenes, y los medios de comunicación.

3. Determinar el objetivo de comunicación para cada público

Los objetivos de una estrategia de comunicación pueden repartirse en tres grandes fases. La primera con-siste en atraer la atención, retenerla y lograr que la información sea aceptada o digerida. La segunda, esa información debe influir sobre la actitud o la intención de actuar. Y, tercero, debe conllevar una acción. En ese sentido, los medios de comunicación pueden ser tanto un vehículo como un público objetivo en sí mismo. Por ejemplo, si un think tank quiere cambiar la política de un país hacia una situación en particular, como puede ser la respuesta, o la falta de, a un conflicto, en última instancia, los encargados de la formulación de políticas son el público objetivo, los que liderarán y promoverán el cambio. Para llegar a ellos, a veces es necesario usar a los medios de comunicación, para que actúen como relatores de la información. Pero para usar a los medios, hace falta primero captar su atención y mantenerla, a través de información interesante, clara y concisa, para que consideren escribir sobre ello y, finalmente, lo publiquen. Eso les convierte en un objetivo de la comunicación en sí mismos.

4. Elaborar un calendario

Está claro que el contexto afecta, en gran medida, la utilidad de la investigación para los encargados de formular las políticas públicas. Un tema que está a la orden del día tiene muchas más posibilidades de tener un impacto en la agenda política que investigación sobre una cuestión de poco interés, por más que ésta sea seria y esté bien presentada. Es necesario encontrar una “ventana de oportunidad”, como podría ser la salida o la entrada de un nuevo gobierno. Se trata de encontrar el equilibrio adecuado entre el rigor y la oportunidad. Una correcta identificación de los principales eventos internacionales, como conferencias, cumbres, elecciones, revisiones estratégicas, reuniones, entre otros, es clave y asegura que la investigación sea considerada relevante, oportuna y responda a las necesidades del momento. Lanzar un informe sobre, por ejemplo, la política de la Unión Europea hacia Mozambique unos días antes de unas elecciones presidenciales en ese país (no durante, puesto que ahí la atención ya está completamente copada) aumenta de manera considerable su interés y, por consiguiente, su impacto.

Ahora, ¿qué sucede cuando queremos presentar temas nuevos, con el fin de fomentar el debate y crear tendencia? O como dicen muchos, ¿qué hacer cuando se quiere estar “ahead of the curve”? Aquí, nuestros primos hermanos del marketing nos pueden echar una mano; podría decirse que no son los consumidores los que encuentran al producto, sino que son los productos los que encuentran a los consumidores. A veces es posible crear una ventana de oportunidad. Un férreo seguimiento del calen-dario de reuniones gubernamentales o cumbres no sólo ayuda a identificar los asuntos que están a la orden del día, sino que sirve también para identificar las lagunas existentes en los debates actuales y encontrar un nicho.

Timeliness –la oportunidad– es clave.

5. Definir el mensaje

La comunicación no funcionará si no se cuenta con un mensaje claro. A menudo, los investigadores

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tienen dificultades para resumir los resultados de su investigación y desprenderse de un lenguaje téc-nico y académico. Muchas veces es necesario traducir el conocimiento para lograr un mensaje atractivo y fácil de entender. Incluir ejemplos reales, estadísticas, es fundamental para contextualizar y personali-zar la información y captar la atención del público.

Eso se aplica tanto al mensaje escrito como al hablado. En entrevistas, la mayoría de los investigadores tiende a contestar con respuestas largas, con mucho detalle, tecnicismos y condicionantes, cuando lo que de verdad buscan los programas de radio o televisión son respuestas cortas, bien estructuradas y que enlacen bien con el resto de la información.

El formato también importa. Más allá de que una buena imagen visual y su correcto uso contribuyan a identificar rápidamente los productos de un instituto, cosas como la calidad del papel, el color de los titulares, el tamaño de la letra y los destacados ayudan a determinar la urgencia del mensaje. Por más trivial que pueda parecer al ojo académico, es muy importante que los think tanks tengan muy presente la presentación.

6. Definir el presupuesto

Una buena estrategia de comunicación no tiene que ser cara. Se trata de sacar la máxima rentabilidad de los recursos de los que se dispone, siempre y cuando se parta de un equilibrio entre la producción de información (número de expertos/ investigadores) y la gestión de la información (número de perso-nas en el departamento de comunicación y otros departamentos que participan en la diseminación de contenido).

7. Elegir las herramientas

Una vez que sabemos el qué queremos comunicar, a quiénes y por qué, cuándo debemos hacerlo y de cuánto disponemos, el próximo paso es identificar cuáles son las mejores herramientas a utilizar a lo largo del proyecto.

Mientras que antiguamente la comunicación entraba en escena sólo al final del proyecto, para ayudar a diseminar o publicitar un libro o un largo informe académico, a menudo a través de un evento de pre-sentación, ahora se comunica a lo largo de todo el proceso.

La diseminación de la información puede incluir todos o una combinación de los siguientes instrumentos:

• Resumen ejecutivo, con las principales ideas y recomendaciones del informe;• Nota de prensa, para alertar a los medios de comunicación;• Artículo de opinión en uno o varios de los principales periódicos o publicaciones especializadas,

combinando los resultados de la investigación con temas de actualidad; • Entrevistas con los autores; • Reuniones bilaterales, donde los investigadores puedan presentar personalmente sus ideas a los

líderes y promotores;• Mesa redonda o seminario, con un número reducido de expertos, líderes y promotores, y relatores,

a puerta cerrada y off the record para fomentar el debate; • Conferencia abierta, para presentar las conclusiones a todos los públicos objetivo y otros intere-

sados;• Rueda de prensa, si los resultados son de extrema relevancia;• Folletos promocionales y otros materiales, como mapas digitales, infografías;• Envío del informe físico a una lista seleccionada;• Publicación del contenido en la página web;

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• Envío de alertas electrónicas;• Boletín mensual; • Blog, con posts regulares a lo largo de todo el proyecto;• Vídeos, de corta duración donde los expertos exponen los principales mensajes;• Redes sociales.

Es muy poco probable que una buena estrategia de comunicación emplee un sólo vehículo, sino que buscará una mezcla de las herramientas arriba mencionadas.

8. Medir los resultados

Las organizaciones que dedican tiempo a medir los resultados de sus actividades de comunicación son cada vez más eficaces a la hora de de elaborar futuras estrategias y decidir qué herramientas utilizar.

Existen diferentes maneras de evaluar el éxito de una campaña de comunicación:

• Número de personas que asisten a un evento;• Número de apariciones en prensa o solicitudes de entrevistas o artículos de opinión;• Referencias en otros trabajos académicos o políticos;• Número de re-tweets o comentarios;• Número de likes en Facebook;• Número de visitas a la página web;• Número de descargas;• Número de reproducciones de vídeo;• Invitaciones a seminarios o conferencias;• Cuestionario a los participantes de un evento o a las personas que reciben el informe.

Mientras que algunas de estas actividades son bastante sencillas, otras como los cuestionarios a veces resultan más desafiantes. Por lo general, es difícil obtener respuestas y el tiempo y los recursos nece-sarios suelen desincentivar a muchas organizaciones a llevarlas a cabo.

Otro factor a tener en cuenta es qué cantidad no necesariamente se traduce en calidad. La cobertura mediática, por ejemplo, no sólo debe ser amplia, sino también influyente. Para una institución de corte par-tidista, por ejemplo, el éxito consistiría en lograr una cobertura en un medio de ideología opuesta a la suya.

6. LA COMUNICACIÓN DIGITAL

“[La comunicación] digital no es simplemente otro canal, sino que es el método de

diseminación para esta generación” (Francis Maude)8

Más allá de producir contenido de alta calidad, atractivo y útil, otro de los desafíos clave para los think tanks es alcanzar el mayor número de personas posible. Una estrategia digital sistemática, fuerte y co-ordinada supone una manera inmediata, ágil, amplia y de bajo coste para promover los resultados de investigación.

Hasta hace poco, las actividades básicas de comunicación se centraban en la diseminación de docu-mentos impresos a través de envíos, eventos y apariciones en prensa, sobre todo en el papel. Ahora, el mundo ha cambiado. Muchos periódicos tienen más suscriptores digitales que el número de ejem-plares impresos vendidos durante toda la historia del diario.

8 F. Maude, Discurso pronunciado en la World-Class Public Services Conference, 11 de junio de 2012, disponible en: https://www.gov.uk/government/speeches/francis-maude-speech-at-the-world-class-public-services-conference

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En el escenario actual, donde los recursos son escasos, las redes sociales son un vehículo im-prescindible para cualquier think tank. Entre las actividades más comunes se encuentran:

• Facebook, pequeños posts sobre las publicaciones y actividades de la organización;• Twitter, tweets sobre publicaciones y actividades, citas de expertos, re-tweets;• Youtube, entrevistas con expertos; • Flickr/Picasa, para compartir fotos de eventos o viajes de investigación.

Quizás el más relevante de estos sea Twitter. Algunos periodistas tienen más seguidores en Twitter que el número de copias vendidas por el periódico donde trabajan.

A la hora de captar la atención del público, podemos decir que existe una pirámide de interacción, donde la información superficial se encuentra en la cúspide y la investigación profunda en la base.

Pirámide de interacción

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Fuente: Elaboración propia.

Según el Global Go To Think Tank Index Report, entre los institutos que mejor usan sus redes socia-

les se encuentran Carnegie Endowment for International Peace (con 145.000 seguidores en Twitter),

Brookings Institution (128.000 seguidores) y Chatham House (75.150 seguidores).

7. CONCLUSIONES

Todos estamos de acuerdo que “una sociedad moderna, con todas sus complejidades, no se puede

permitir perder la sana costumbre de pensar”.9 Pero tampoco puede permitirse el no comunicarlo bien.

En los últimos años, la comunicación ha pasado de ser un lujo a ser una necesidad. Y no solo hay que

comunicar, sino que hace falta comunicar bien. Una buena estrategia de comunicación es un elemento

intrínseco a las buenas prácticas de investigación, sea cual sea la disciplina. La diplomacia intelectual

debe ir de la mano de la diplomacia de la comunicación.

9 Manzano, op. cit.

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A continuación se presenta una serie de preguntas que cada comunicador debería tener en cuenta a

la hora de elaborar su estrategia de comunicación. No quiere decir que haya que seguir la lista a raja

tabla, pero sí ayudará a que la comunicación sea más eficaz.

1. ¿Qué se quiere lograr con el proyecto?

2. ¿Quién es el público objetivo?

3. ¿Qué queremos lograr con la estrategia de comunicación?

4. ¿Cómo usarán los resultados de la investigación?

5. ¿Cuál es la relevancia de la cuestión siendo investigada?

6. ¿Se adaptan los productos a las circunstancias locales?

7. ¿Cuáles son los formatos más adecuados para presentar los resultados?

8. ¿Está en un lenguaje claro y fácil de entender?

9. ¿Cuáles son las herramientas disponibles para diseminar los resultados?

10. ¿Cuáles son los medidores de impacto?

Eso no quiere decir que si se sigue al pie de la letra las recomendaciones de este documento se

lograrán los resultados deseados. Comunicar en el mundo de los think tanks es tanto una ciencia como

un arte. Se requiere tiempo, paciencia, experiencia. Más allá de desarrollar unas buenas relaciones

con otros profesionales del ramo, con periodistas, hace falta convencer a los académicos de que infor-

mación concisa, en un lenguaje fácil, no trivializa el rigor de la investigación, sino que le añade valor.

Bibliografía

Lipton, E., Williams, B. y Confessore, N., “Foreign Powers Buy Influence at Think Tanks”, The New York Times, 6 de sep-

tiembre de 2014, disponible en: http://www.nytimes.com/2014/09/07/us/politics/foreign-powers-buy-influence-at-think-

tanks.html?_r=1

Manzano, C., “Lo que cuesta pensar”, The Huffington Post, 16 de septiembre de 2014, disponible en: http://www.huffing-

tonpost.es/cristina-manzano/lo-que-cuesta-pensar_b_5793286.html?utm_hp_ref=spain

Maude, F., Discurso pronunciado en la World-Class Public Services Conference, 11 de junio de 2012, disponible en: https://

www.gov.uk/government/speeches/francis-maude-speech-at-the-world-class-public-services-conference

McGann, J. G., 2013 Global Go To Think Tank Index Report, Filadelfia, PA: Universidad de Pensilvania, Think Tanks and Civil

Societies Program, 2014, disponible en: http://gotothinktank.com/dev1/wp-content/uploads/2014/01/GoToReport2013.pdf

Saywell, D. y Cotton, A., Spreading the Word: Practical guidelines for research dissemination strategies, Loughborough:

Loughborough University, Water Engineering and development Centre, 1999, disponible en: http://wedc.lboro.ac.uk/re-

sources/books/Spreading_the_Word_-_Complete.pdf

Urrutia, O., “El papel de los think tanks en la definición y aplicación de las políticas y estrategias de defensa”, Revista del

Instituto Español de Estudios Estratégicos, 2 / 2013, Madrid: Instituto Español de Estudios Estratégicos, 2013.

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