I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los...

49

Transcript of I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los...

Page 1: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,
Page 2: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

I p A 2 6 0 - 6 0 1

7 - O ' + U U 0 < í l { Z * )

, n s ^ L i k i ( > r ( 5 )

A itívU iifct^ 'í. Í A

H ( > j

I I C ' t í f M é ' i j ? ( % )

^ • 2 o > ^ U f o ’ ? < ì { - R )

X i o l U i a S O ( - ( 4 )

i n )

L A i l S S i

Page 3: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

f a n , ' H h í ~ - t

C i f n ^ í^ itr n c t í ' á } t a % ô m ß ^ 'm P f û a à r t ^ a ...........-f •

K ? / f í r ¡ m é r u m ^ O T r á ñ ? » * • ‘

I ■ ■ ■ ' ■

'' ‘kíhi'i7al i('¿f^c^ajn f 7 Srt r/mí IS(> í>L n ( n ñ p ^ ,j- * *

7 ¡ > ' T O « j / " - r ' " ........................ - ß ' t f l í Á '

m i juVm 'tM “ !“ DtA ily-ir^ X '^ l Í I m .

i^ t fe h r í i i ( ^ i * e r / n r ^ 0 K ^ y çf^ fir i i J L ^ í í j ' i i i u ' s

0 7 i V í ^ ' i ’ / ' .........................................

cT>1 î/'/x7 ;ïiî í f n Q n ¿ : f l '^

/'J0 T1 \ í / fru^ki A^'p//mrÚ7 ^ (0

Í $ 0 7

\ > / ¡ / á n ^ 0 f f r / í t ^ j ^ í f l v ¡ f r i i 7 'T - - , < .

¿y fry < < r/h!aná úT^ú) eíf7jÍ4triá P, Cá -Q f m f / - V ‘ '

O 'h 'í % tß fyii T/m ^ 9 r d / / Í ^

ï^4 Ï ^ a n ' P Q [ ( % ¿ í n ^ f - - ; v " " / --------- - - ^

O ^ ' ^ h f / > í { m a tV ? ' ^ g ^ h Y í / r p f / 77^ e ^ f í c

< n C p ^ fíe t f H % ( ^ l f d / W ^ ¿ Í ^ S % á ? - n n v - ^

i i í r ó H e í i a i ^ f i f r p m r á i i S , . . , ^

l )

- O .

( ( j

Page 4: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

T»^n.rî<«î!5- .f.iïîjijy-' jh

. Ú r-ulY-iÀ ■. *íciüitóííd'í»s-t

f i ' > ' ^ ’ v 'J--'. ». il) V '3 i)i t^^.’n o !!

i b u -

<^-..-iiiioT*r.j-'. ' - . iy.. --..yJiiiHù cfi» ofu-a n u m i v

h v ’'?‘ '■¿i'?i~'i’jî'. >?,ô? î-'- 'î

:;/.t;;= :;n .?:.¡;;. ■ - -V.-ÎW .,. - -.,r/

? ‘!ii: iik.:hr;t; , .b. ôb f,

- jy q . o. . - h ; í:.ííí ,^c.^[' ^r:ir ,:>;.i

\ ^ . a ^ [

-‘*-'c ii ->ííj¿Jíín , --ific-ii-'io'¿■’J

-ou ih';£>i.^ ñ Í B a t^ tó b

, xiî:,::>,v , ; !o îx ,7î ) : . '■ ■ -k 'îîîî.w ' J;- -j¡LO>

->i í¡:‘ H'i «llf.?:.7. ' r- ‘ c- '-'?i::in ^r,''v ■- ■}

. ■■r ..-ïi'.Or§ ï»i /it, 3 5 Î ï Ë r r ' m : j ': :' l i i ï ^ T '

sLj.- /'. ;

Page 5: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

SERMON PANEGIRICO

D E Ntra. Sra. D E L C A STELLAR

V E N E R A D A

E N E L M O i'JT E D E L M I S M O N O M B R E ,

T E R M IN O D E L L U G A R D E T O R R E S ,

QUE EL DIA 9 DE MAYO DEL AÍíO l 8 o f

D I X O E N L A I G L E S I A P A R R O Q U I A L

DE DICHO PUEBLO

E L P , F r . H IL A R IO C O C H E , D E L O R D E N de San Francisco , H ijo de la Provincia de Ara^ gon , Misionero Apostólico , y Comisario Colectador

del Colegio Seminàrio de Propaganda Fide de S . J o ie f de Inarata en el Reyno del P erú ,

Sácalo à lu z un D evoto de la Señora.

C O N L I C E N C I A :

E n Zarag. : Por F ran cisco M agallon.

Page 6: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

■>li .. [ /> ■ J: ■ ; ’ , '

' A<-i i\ îK'î :-'^: r

;7C ' ; - r y : '.:

J ' ■ /Í. ■:.■ i a ' . ! ■

“ OÎ’ i O'f'/. aBii . - p /jKí;

■ ^ * . - ■ ■ ' ■ [ . • ; ■. •

iV '*V'î •. ■v.i' .''.'' ) A ' ■'' > ' > T. v: ,Î4 u*;', v l\

' ‘-y - ,

«•lA . *•* '4 ' • " s .

Page 7: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

Qgo ero ei murus ignìs in cìrcuU u , y in g/o-

ria ero in medio ejus4 Zachar* c. 2. f .

^ o d a v ia , Señores, no habernos concluido

el a su n to , que a yer me propuse pa­

ra materia de mi discurso. E l Cas-,

te lla r moderno , mas glorioso , que el

Castellar antiguo : esta fue la proposición que me

empeílé en p robar, y h oy ha de recibir las u lti­

m as, y mas convincentes pruebas para Vuestra sa­

tisfacción , y para vuestro jiibilo . Porque à la

v e rd a d , recelo de vuestro pleno convencim iento,

y poco satisfechos muchos de los que me oyeron,

parece que los oigo ex cla m ar: Como? ¿ E l Cas­

tellar moderno mas g lo risso , que el Castellar an­

tiguo? gPues qué? ¿Acaso aquella poblacion no

fué objeto del p od er, y grandeza de los antigüos

R e y e s , punto de reunión de sus mas valerosos

F 2 cxér-

Page 8: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

4

e x é r c ito s , a lcázar de sus principales fu e r z a s , ins­

trumento de sus mas gloriosas v ic to r ia s , soberbia

en sus ed iñ cio s, noble por sus habitadores, rica»

depositaría, y defensora de los teso ro s , y mas

apreciables posesiones ? ¿ Y qu é es por otra parte

c l Castellar de nuestros tiempos? ¿E s por ventu­

ra otra cosa , que un conjunto de ruinas , y es­

co m bro s, una imagen de h o r r o r , y de espanto,

un lugar en fin de d esolación, y un triste re­

cuerdo de los acaecim ientos mas fú n e b re s, que

pueden h orrorizar à Jos hombres? Esto es lo que

me repondrán a lg u n o s; pero aquí tenemos re­

novados segunda v e z , oyentes mies , los pasages

de la reedificación de Jerusalén , y de su Tem ­

p l o , que ayer me subministraron el te x to , que

sirvió de guia á nuestros pensam ientos; y ea

ellos hemos de encontrar hoy ,, el que nos dirija

para satisfacer vuestras dudas.

Con efecto : este mismo reparo se ofrecía tam­

bién à ios Judíos quando A ggeo Ies anunciaba

con una v o z p ro fetica , que había de ser mucho

m ayor la gloria del Tem plo que iban à reedificar,

que la del an íigü o Tem plo de Salomón : M ugna

erit

Page 9: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

6

erit gloria domus ü îîus novissimce pïusquam prU

mce\ y quando llegaron á ver los S eñ ores, y A n ­

cianos del pueblo la vileza , y pequenez del se­

gundo Tem plo respecto del prim ero, al ver que

por su p o b re za , y corto numero de operarios, no

les quedaba arbitri© sino para levantar una fá­

brica , que apenas podía llegar à la mitad de la

p rim era, y esto de unos m ateriales to sco s, y vu l­

g a re s , lloraban am argam ente, nos dice el libro

primero de Esdras ( i ) , y se sumergían tristemen­

te en el abismo de su desconsuelo. E l Profeta

Zacharías , en un maravilloso rapto , ve un A n ­

gel con una cuerda en sus manos (2) para me­

dir la area de la nueva Jeru sa lén , que iva à ser

reedificada por Nehemías , y Zorobabel. Por la

cortedad de esta medida congetura igualm ente es­

te Profeta , la pequenez , y v ileza del edifi­

c i o , teme por ello , y se sobrecoge de tristeza;

pero otro A n gel le saca de sus re ce lo s , y en­

juga las lágrimas del mismo Zacharías , y de

los demás P r ín c ip e s , y señores dei pueblo. ¿Qué es

esto Zacharías? le dice (3 ) , tu p ie n sa s , que lanue-

( i ) E i d f i f I . c . 3 . ( 2 ) 7 .a . ha>'. c. t . ir- i .

(3J A lu p id e in e x p o sif. p r a ü c t i cap»

Page 10: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

nueva Jerusalén ha de ser p eq u eñ a , v i l , y des­

p reciab le , como com prehendida su extensión en

una corta medida ? Pues te engañas <¡ prosigue

el A n g e l, y te hago saber desde lu e g o , que la

nueva Jerusalén , aunque ves , que vá k ser cons­

truida , sin fo rta leza s, ni murallas , ha de ser sin

embargo tal su grandeza , y m agestad, que em­

peña su real palabra el R e y de C ie lo s , y T ie r ­

ra , de que el mismo le servirá de una m uralla

de fuego en su c ir c u itu , y que se colocará con

gloria en medio de ella misma : Ego ero ei murus

ignis in c irc u itu , H in gloria ero in medio ejiis.

Con esto . Señ ores, satisfizo el mismo D ios la di­

ficultad , que oponían los Ju d ío s, para que el nue­

vo T e m p lo , y la nueva Jerusalén pudieran ser mas

g lo rio so s , que en su prim itiva e x isten cia ; y con

las mismas palabras , satisface también M aría I

los que todavía d ificu ltan , que pueda ser m ayor

la g lo ria del Castellar de nuestros d ia s , que lo

fué en los tiempos de su p od er, y de sus rique­

zas : Ego ero ei m iinis ignis in c irc u itu , Si in

gloria ero in medio ejus. Si Señ ores, y o lo re-

p it o ; estas mismas palabras , que hablo e l mismo

D ios

Page 11: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

Dios à los Judíos por medio de Z ach arías, habla

también M aría à los de su p u e b lo , por medio de

mi indigna b o c a , y ellas deben ser para nosotros

tanto mas consoladoras, y co n v in cen te s , quanto

la realidad excede à la promesa, y quanto los

hechos exceden à sus anuncios. Acabóse el pueblo

del C a ste lla r, así como se acabó la Jerusalén an-

tigüa ; pero una nueva gloria descuella de entre

sus ruinas , que haciendo mas glorioso à aquel si­

tio , que Jo fué en los pasados s ig lo s , dá también

un nuevo ser à nuestro p ueblo , à cu yo favor di­

rige sus grandezas. N o anunciaré y o en un tono

profètico esta verdad à mis com patriotas, como la

anunciaba Zacharias à los de su pueblo. N o Seño­

r e s , y o os la anuncio como de presente , y he de

haceros ver claram ente su realidad. Declarem os pues

nuestra id e a , y demos principio à nuestro asun­

to. M aría es quien sirve de una muralla de fue­

go al derredor de nuestro pueblo para defendernos

de nuestros enemigos : E ro ei murus ignis in cír-

euítu : los hechos probarán esta primera verdad,

y darán materia à la primera parte. María perma­

nece con gloria entre nosotros para hacer d ich o ­

so

Page 12: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

' &

so à nuestro pueblo : E t in gloria ero in medio

ejm : lo que sucede en la realidad probará esta

verdad segu n d a, y dará materia à la segunda par­

te. Mas c la r o , y en dos p alab ras: M aría nuestra

defensa, y M aría nuestra gloria. E ste es el plan

de nuestro asunto.

N o puedo menos V irgen gloriosisim a, no pue­

do menos de prometerme vuestra soberana asisten­

cia en el día , que vo y à publicar vuestras mara­

v illa s ; y jamás podré y o sin ella explicarlas de

un modo correspondiente à su gran d eza. V os Se­

ñora sabéis quanta parte me cabe en vuestras glo­

rias , las quales vienen à constituir las glorías de

mi pueblo. ¿ Y qué d iré si añado à estos estímu­

los el de la gratitud , de que soy vuestro deudor

por tantos singulares beneficios, que à mi me ha­

béis dispensado? Esto me haría desconfiar en este

día de poder explicarm e dignam ente , si vuestra

maternal beneficencia no me estimulara à implo­

rar con fundada confianza los auxilios de la d iv i­

na g r a c ia , que me prometo por vuestra interce­

sió n , à la que recurrim os desde lu e g o , saludán­

doos con el A n gel.

'A V E

Page 13: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

A F E M A R I A .

E t ego ero ei murus ignis in cìrcu itu , ^ in glo^

ria ero in medio ejus. Zachar. c. 2, f , 5.

Quando y o , Señores, intento manifestaros a Ma­

ría coiDo una muralla de fuego para la defensa de

nuestro p u e b lo , no p en séis, (y y a lo daréis por

supuesto) que voy h pintaros un q ü ad ro , en don­

de se vean representadas las victorias de los Jo-

s u e s , y los triunfos de Jos D a v id e s , la fortale­

za de los G ed eo n es, y las irrupciones de San­

són , la gloria de las Judithes , y los hechos de

los M achabeos, los trofeos de los C ésares, y las

conquistas de Roma. N o Señores. B ien lejos es­

to y de este pensam iento, y el no darnos mate­

ria , ni nuestra trad ició n , ni nuestra experiencia

para semejantes re tra to s , es lo que nos hace mas

felices. N o se trata aquí de defender a nuestro

suelo de un género de enemigos como los que des­

truyeron al Castellar a n tig ü o , 6 bien como los

que debeló este pueblo en tiempo de sus victo-

G rias

Page 14: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

rias contra los S arracen o s; ni vamos á hacer men-»

cien de algunas gu erras, de tantas que se han vis­

to entre los hom bres, tan c r u e le s , y sanguina­

rias , quales no se han visto jamás entre los Leo­

nes , y D ragones feroces, como decía S. A gustín

(4). Y á se v i(5 víctim a de estas catástrofes aque­

lla in fe liz poblacion , y en medio de aquellos es­

tragos espantosos, se manifestó con clem encia pa-

xa nosotros el poder del H ijo de M aría , dexan^

donos su Im agen, según lo que decía S. A gustin

de la ruina de la Ciudad de Roma ; que quanto

de d evastació n , de p illa g e , de qu em a, y de aflic­

ción se vió en e lla , fué causado por la natura­

le za de la guerra ; pero que perm aneciesen in ­

tactas las amplísimas Basílicas para abrigo , y re­

fugio de los hom bres; esto se ha de atribuir al

nombre de Christo , so pena de cegueda'd , ingrati­

tud , y locura (5)« Gracias a D io s , pues que no

se funda la p az de nuestro pueblo en unos triun­

fos in fau stos, que toman su primer origen en la

ruina de nuestros sem ejantes, y en los que se

ha-

(■4) D lv . A íig . de c ív it . D ei lih . 12 . c. 21 • U t. A> (5) D e c iv , D e i iib . i . c- 7*

Page 15: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

hace ostension del verd o r, y frondosidad de sus

ramos de o liv a , con la efusión , y riego de la

sangre humana. Se ha dirigido el poder de nues­

tra Protectora á defendernos de otra clase de

enemigos mas tem ibles, y en las victorias que de

ellos nos ha logrado, no se ha dexado ver la car­

n ic e r ía , é inhum anidad, sino la te r n u r a , y be­

neficencia. Y á eníendereis , que os h ablo , h biea

de los enemigos de nuestra alm a, ó bien de aque­

llos azotes terribles, que el C ielo suele descargar

sobre los p ueblos, y á como castigo de las cu l­

pas , y á como avisos de su m isericordia. N o me

detendré en hablar de los primeros. Vosotros sa­

béis y á , que como decía el D octor S eráfico , no

se derrite con m ayor prontitud la cera á la pre­

sencia del fu e g o , que esta clase de enem igos se

desvanece á la invocación , y nombre de M aría

(6 ) ; y que no triunfó tan completamente Esther

de A m a n , Judith de H olofern es, la M uger Jael

de Sisara , la Thebites de A b im elec, ni la otra

sapientísima en Abela de Seba , como triunfa M a­

ría en nuestra defensa de nuestros enemigos es-

G 2 pi-

{6 ) D iv . B on av. in speculo B , V ir g . lect- 2.

Page 16: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

l a

p ir itu a le s , cu ya cabeza d e sh izo , cuyas fraudes

e lu d e , cuyas furias quebranta ; y aunque pudie­

ra decir mucho de estas gloriosísimas victorias, vo­

sotros comprehendeís y á , que se desvian en cier­

to modo de mi intento. Y o me he contrahido al

patrocinio particular de esta Señora respecto de

nuestro P u e b lo , y es razón que lo recordemos

en señal de nuestra gratitud.

Hablemos pues de aquel segundo género de

enem igos, que os he insinuado y á , esto e s , de

aquellos acaecimientos tristes , que suelen afli­

g ir los p u eblo s, y que forman en ellos épocas

calam itosas, y de horror. Acaecim ientos terribles

à la verdad , à cu ya memoria sola se com ueve,

y estremece el corazon hum ano, y cuyos estra­

gos , y espantosas exto rsio n es, son capaces de

ablandar los mas obstinados Faraones. A li! ; Como

se han visto huir estas plagas de nuestro pueblo

à vista de la muralla de fu e g o , con que M aría

io tiene circun dad o! Jamás estos azotes han podi­

do acercarse à su T abernáculo mientras nos he­

mos acogido baxo su am paró; y quando ellos han

intentado dañar à nuestra tierra , hemos oido lue­

go

Page 17: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

ï 3

go la v o z de nuestro A n g e l, como el del Apocalipsis

(7) para contener sus m iserias, y sus horrores. No

tenemos sino seguir la série de los tiem pos, y se

nos presentarán succesivas pruebas de esta verdad.

Repasad vosotros la memoria del año mil seis

cientos c in q ü e n ta y d o s, registrad los pasages que

la historia nos ha trasmitido de aquel año (8). E n ­

tonces se vií5 renovada en nuestra comarca la pes­

te , que envió D ios à Israël en castigo de la so­

berbia , y presunción de D a v id , en numerar su

pueblo (9). H ería el A n gel del Señor à los hom­

bres con la espada de su fu ro r , y una mortan­

dad universal , parece que anunciaba à la tierra

los dias cercanos à su ùltim a desolación. A fligi­

do nuestro p u e b lo , se anticipó con mas preven­

ción que D a v id , à ofrecer sus sacrificios en su

monte M oria ; acudió al patrocinio de su R eyn a,

y quando el A n gel iva à extender su mano sobre

é l , para p erderlo , se compadece la Señora de su

aflicción , y dice al A n gel : su fic it , basta , de­

ten aquí tu m a n o , y no hieras : N unc contine

m a -

( 7 ) A p oc. 7. ir . 3. (8) F a ct Itn a g .d e A ra g . pag, 503. (9) z . R e g . c. 24.

Page 18: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

u

manum tuam ( lo ) . A sí obró entonces el fuego ce­

lestia l, con que M aría nos p ro te g e , y así oyó en

él los clamores de sus devotos, y aceptó sus hos­

tias pacíficas, como Dios aceptó las de D avid ( i i ) .

Pasemos luego á la memoria del año mil seis

cientos ochenta y nueve. Entonces se vio repro­

ducida la langosta del E g y p to , y cumplidas las

amenazas de Joel (12 ). Una nube de esta plaga

obscurecía la lu z del sol , deboraba los frutos,

y las m ieses, y corroía hasta los. duros árboles

con sus dientes de León , con que las describía

este Profeta. E xércitos de ella devastaban toda la

co m arca , y parece traían escrito en sus alas el

emblema , de las que refiere el V enerable V eda

se vieron en Inglaterra , en las que se le ían

estas dos palabras ; L a ira de Dios, Pero no

fueron estas langostas para Torres , como las

que menciona S. Agustin^ se vieron en el A frica

(1 3 )1 despues de haber consumido los frutos,

y hasta las ojas de los árboles, arrojáronse al mar

c o ­

ció) 2. R eg. ih i ir . 16. ( 1 1 ) P ara lip . i. c. 2 1. i;.2 6 .( 1 2 ) 4 * A la p ld e in e x p . bujus i l ,( 1 3 ) D e c iv i t . D e i l ib . 3. c. j i .

Page 19: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

como una densa nube , y vueltas ä las orillas des­

pués de m uertas, infestaron con su corrupción el

a y r e , originando una horrible pestilencia. Nues­

tro pueblo fué sellado por su Abogada con el se­

ñal de D io s , para que á manera de la langosta

del A pocalipsis (14 )9 lo distinguiese entre los de­

más hombres para no herirle con su voracidad,

según el precepto que se le había impuesto.

E l represento entonces un Gesen libre de las pla­

gas del E gyp to (1 5 ) , Con mas eficácia que los

Aphraates en la Persia , y los Ferreres en el

campo de M urcia , bendixo entonces la Señora

nuestros térm in o s; y á influjos de nuestra Judith«

se m antuvieron despejados de estos exércitos fu ­

nestos , como Bethulia de los exércitos de H olo­

fernes , comparados ä esta plaga por la sagrada

E scritura (16 ). A sí entonces nuestro p u e b lo , sin

padecer el rigdr de las amenazas , gozó las dul­

ces prom esas, que hacía D ios ä la tierra por el

Profeta Joel quando decía ( 1 7 ) : os volveré aque­

llos

( 1 4 ) A poc. c. p. 4* ( 1 5 ) FíJCí sup. c it. ib.( 1 6 ) J u d ith . C. 4 . I I . ( 1 7 ) C. 2. it> 2 5 . t6 .

6? 27.

Page 20: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

Jlos a ñ o s , qtie devoro la langosta , llenaré vues­

tras eras de tr ig o , y rebosarán el vino , y el acei­

te vuestros lagares ; comereis , y os saciareis ; ala­

bareis e l nombre de vuestro D io s , que h izo ma­

ravillas con vosotros, no será confundido mi pue­

blo , y quedareis advertidos para siem p re , que

tengo y o colocado mi asiento en medio de Israël.

A sí fue Señores, Torres llenó en aquel año sus

troges de g r a n o , y las vasijas del fruto de sus

v id e s , dando gracias à su R ey n a por un porten­

to tan grandioso , con que mejor que Josef en el

E gyp to proveeyó las necesidades de la tierra.

Pero la memoria de estos p ro d ig io s, aunque

dignos de nuestra gratitu d , no excitan tan pode­

rosamente nuestros a fecto s, como la de aquellos

de que hemos sido nosotros mismos , no salamen-

te testigos oculares ; sino también objetos de su

beneticencia. A h ¡ N o quisiera y o recordarlos sino

reuniendo en mi co razo n , y en mis expresiones,

los transportes, espíritu , y energía , con que

prorrum pieron en alabanzas del Señor con sus cán­

ticos , IMoyses, sumergido F a ra ó n , Debora , mu­

erto S isara , y A n a , concebido Samuel. N o qui-

sie-

Page 21: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

i r

siera recordarlos sino inmolando à Dios sacrificios

de a la b a n za , y haciendo resonar por todas par­

tes los ecos de nuestro ju b ilo , y devocion. No

h a y circunstancia en ellos , que no excite nues­

tra ternura , y que no avive las llamas de nues­

tro fe r v o r , ni puedo yo d ecir mas de estos pro­

digios , sino lo que habéis visto vosotros mismos;

pero es necesario recordarlos en el dia de nues­

tra solemnidad.

Acordaos pues de aquella èp o ca , en que mi­

rábamos al C ie lo , y à la tierra en el triste es­

tado , en que en otro tiempo los describía S. Ba­

silio ( i8 ) . Veíamos al C ielo d u ro , desnudo de nu­

bes , colmándonos de desconsuelo con su mismo

d esp ejo , y serenidad , y à la tierra seca , esté­

ril para la a g ricu ltu ra , y horrenda hasta los ú l­

timos extremos. Nos lamentabamos con las tristes

palabras de Jerem ías, quando dixo ( íp ) : hasta

quando llorará la tierra , y se secarán todas las

hierbas de la región? Y el rigor con que juró

E lias (2 0 ), que no caería ni llu v ia , ni rocío del

U Cie-

( 1 8 ) H o m il í a B. in d i v í t . avaros.( 1 9 ) J e r e m , c. l a , f . 4. ( 2 0 ) 3 . R e g . c. 1 7 . f . i .

Page 22: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

I 8

Cielo , sino de acuerdo con las palabras de su bo­

ca ; parece se descargaba sobre nosotros en aque­

llos días de consternación, y de espanto. Nos en­

tregábamos al desconsuelo, y tr is te z a , à la faz

de las tempestades del hambre , y à la manera

de los niños en la aflicción de Jerusalen , nos pre­

guntábamos mutuamente ¿dónde habrá trig o , y v i­

no? %lJbi est triticum ^ B vìntim i H abíanse cer­

rado los Cielos para fertilizar nuestros campos;

y áridos también los r ío s, y las fu e n te s , abría

grietas la tierra , por donde respiraba los àlitos

de la miseria. Pero subió nuestro pueblo como

E lias à la cumbre de su Carm elo; postrado en

tierra à la presencia de su A b o g a d a , ora , y su-

suplíca en el ardór de su d e v o cio n , y al punto

p a re ce , que resonaron en el Santuario las pala­

bras , que dixo Elias à A chab en ocasíon seme­

jante (2 1) : consuélate pueblo mio , levantate del

abismo de tu tris te za , c o m e , y bebe sin sobre­

salto : Ascende , comedí , ^ vive^ pues y á suena

en tus oídos el ruido de una grande llu via : Quìa

toniis multes pluvice est. A sí fué Señores : no re-

gre-— ---------------------------------- --------- — I ........ ■ ' "

( 2 1 ) 3- c. 18. i ; . 4 1 .

Page 23: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

gresasteís à vuestras ca sa s , sin ver patentes los

prodigios de M aría. Quando acababais de salir del

S an tu ario , y pudo extenderse vuestra vista por

là llanura de vuestra v e g a , mirasteis llenos de

agua los cauces destinados al riego de vuestros

cam pos, los quales habiais dexado exáustos, y

secos quando subíais al Santuario. La adm iración,

y el estupor se apoderó de vuestros corazones;

no pudo contener nadie los ímpetus de sus afec­

tos à vista de este p ro d ig io , y quando apenas vues­

tros ojos podian persuadiros lo mismo que veían,

regaron primero vuestras m exillas con sus lágri­

mas , y lu ego fuisteis á regar vuestros campos,

que os rindieron p ingüe cosecha en aquel ano.

A sí salieron de nuestro Paraíso los rios pacífi­

cos , y abundantes, capaces de regar la superfi- ■

cíe de la tierra. D e este modo nuestra benigoi-

bima R ebeca nos dió mas generosa, y lib e ra l, que

la antigüa , una agua ap reciab le , y digna de nues­

tra gratitud , como la que cUó esta à E lle ze r en

señal de ser elegida por Señora suya. A sí brota­

ron las aguas vivas de nuestra misteriosa Jerusa-

lén , que como las que profetizaba Zacharias sal-

H 2 drian

Page 24: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

a o

drian de esfa Ciudad (2 2 ), pudieron esparcirse

àcia el mar o r ie n ta l, y el mar novisim o para fer­

t iliz a r nuestra tierra ; de este modo manaron nu­

estras fuentes á influxos de nuestra A b ogad a, mas

copiosam ente, que manaron en tiempo del Pontí­

fice Sim ón, en que se vieron los pozos llenos co­

mo un m ar, en expresión del E clesiástico ( 2 3 ) , y así por fin , nuestro aqüeducto celestial se mani­

festó mas admirable , que los aqüeductos de la an­

tigua R o m a , à los que nos pinta P lin io como

Ja m aravilla del orbe (2 4 ) , y mas hermosos , que

los de Jeru salén , á los que describe otro E scrito r,

mas m agníficos, que los de Roma (25). Pero a u a

hemos visto mas en los días de nuestra existencia.

Trahed á vuestra memoria las dos ocasiones,

en que por espacio de veinte , ò veinte y qua­

tto anos à esta parte , llegamos á experim entar

una peste destructora , que parece iba á acabar

con nuestras v id a s , sin encontrar remedio en to­

das las precauciones mas so líc ita s , y cuidadosas

del

(22) Z a ch a r. c. 14. i í- 8. (2^3) E ccle s . c- 5 0 . i ; , j . (24) P lh i ' Iib. 36. c. 15. c it . por A la p . (2 5 ) V illa l-

pando tom- 2, de T em plo pag, 565 c it , p or el tnlsm9>

Page 25: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

del arte, ¡Q u é catástrofe tan lastimosa presenta­

ba entonces toda la com arcal Parece íiabía caído

del C ielo aquella E strella de am argura, de que

habla el Apocalipsis (2 6 ) , que envenenando las

aguas con el tosigo de su am arulencia, h izo be­

ber en ellas á los hombres la m u erte , y la deso­

lación. Otro E gyp to herido de la mano de Dios

representaba entonces nuestra tierra , y se veían

renovadas aquí las pestes de R o m a , y del O rien­

te , tan memorables en las historias E clesiásticas.

Los clamores resonaban por el ayre , mezclados

con los miasmas corrom pidos, de que se hallaba

infestado. Los v iv o s , y los muertos eramos v ícti­

mas sacrificadas á la ira del Señ or, que con ri-,

gdr descargaba aquel azote sobre nosotros. Se la­

mentaba el hijo desamparado, y sin Padre , qui­

z á en una edad tie rn a , en que mas necesitaba

de sus oficios paternales. Gemía el Padre la muer­

te del h ijo , á quien miraba como el sustentáculo

de su avanzada edad. Lloraba la viuda la pér­

dida de un tierno esposo, en quien cifraba sus

tern u ras , y consuelos. Suspirábamos todos la falta

de

(2Í) Apoc. c. 8 . i/", xo. y 11.

Page 26: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

de nuestros p a rie n te s , y nuestros am igos; y por

término de nuestro desconsuelo esperábamos cada

uno con su ce rv iz ren d id a, que la ju sticia del

Cíelo descargase sobre nuestro cuello la espada de

su furdr enarbolada para castigarnos. E l Tem plo

lleno de cad áveres, las casas pobladas de enfer­

mos d é b ile s , y postrados ; las calles regadas de

lágrim as, y enlutadas de lamentos : esta era la

escena trá g ica , que representa nuestro pueblo en

aquellos tristes dias. Pero T orres ¿qué haces? b

por mejor decir ¿qué es lo que padeces? ¿Por

ventura no hay resina en G a la a d , 6 te has ol­

vidado de que tienes dentro de t í mismo al M é­

dico de tus dolencias? N im quid reúna non est ín

G a la a d , aut Mcdiciis, non est ibi ? N o , no te

acord aste, con efecto , en su principio de acu­

dir á tu P rotectora; por eso diste lu gar á que

se viesen once cadáveres en este santo Tem plo en

e l breve espacio de tres d ia s : el tercero de éstos

fue quando volaste á ponerte baxo la muralla de

fu e g o , con que siempre te protegió tu R e y n a ; car­

gaste sobre tus hombros á tu A rca del Testamen­

to , trasladóse á la Parroquia la soberana Imagen,

y

Page 27: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

y al puntò cayó el D agon postrado à su pre­

sencia : oró nuestro A a r o n , y cesó la plaga.

íQ ué p ro d igio ! La p este , que en aquel mis­

mo punto exercía con horror todos sus rigo­

res , se corta repentinamente con su vista ; y

vo sotros, y yo somos testig o s, no solo de que

nadie murió yá de sus in cu rso s , sino de que un

crecido nùmero de enferm os, que se hallaban en­

tonces postrados en sus lechos esperando por mo­

mentos el ùltimo de su v id a , convalecieron per­

fectamente en el discurso de quince d ia s , que

habitó la Imagen con nosotros, sirviendo en su

regreso al Santuario de trofeos los mas brillantes

á su eficacísima protección. N o me detengo en ha*

cer mención de la ùltim a ocasión, en que el C ie-

Jo os am enazó con este mismo azote ; pues no hay

alguno entre vosotros , que no refiera à esta Se­

ñora su lib e rta d , y su consuelo. E n una , y otra

calamidad conoció nuestro pueblo por experien­

cia p ro p ia , que quien encuentra à M a ría , encuen­

tra la misma vida , y alcanzará seguramente la

salud : que su R e y n a , y Abogada es aquella pro­

digiosa P h e n ix , de que habla el Profeta Malachia5,

en

Page 28: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

en cuyas alas se h slla la sanidad {^7 )\ y alegre

con el Santo R e y D avid por los d ia s , en que lo

hum illó el Señor , exclam ó repetidas veces con el

mismo (2 8 ): T u eres Dios m ió , quien envías la

salud á Jaco b , y tu , 6 alma mia bendice al Se­

ñor , que se manifiesta propicio en medio de tus

iniquidades, sana todas tus enfermedades (2 9 ), y redime tu vida de la muerte.

¿Pero qué diré del consuelo, que experim en­

táis á cada paso en aquellas freqüentes ocasiones,

en que obscurecido nuestro Cielo á la manera del

de E gyp to con negras, y densas n u b es, parece que

el espíritu de las grandes tempestades vá á cum­

p lir la palabra del Señor quando se halla ayrado

contra nosotros, ó que el A n gel del Apocalipsis

entona su b o c in a , para que el fu e g o , y el gra­

n izo abrasen la tercera parte de la tierra? (30).

¡Ó que v a lid o , y fuerte suele manifestarse el Se­

ñ o r , como decía Isaks (3 1) en el Ímpetu de es­

tos nublados! La v o z de su T ru en o azota la tier­

ra,

(2 7 ) M alacb. 4. i f . 2* V id e coment^ A la pid . loc. die. pag. 839- col. I . (28) P salm . 43. i ; . 5 . (29) P salm . 102. f . 3. C30) A p oc. C . 8. f . 7 . ( 3 1 ) Is a i C . 28. i f . 2.

Page 29: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

r a , como dice el E clesiástico (32) , y D ios liace

oír la gloria de esta misma v o z para hacer os­

tensión del terror de su b r a z o , en la am enaza

de su fu r o r , según el lenguage de Isaías (33),

Pero no clama entre nosotros Sam uel, para que

su Magestad aterre à su pueblo con T ru e n o s , y

grandes lluvias (34). A l co n tra rio , un iris de p az

aparece al momento sobre nuestro o r iz o n íe , y la

ira del Señor , que en tiempo de Josué oprimió

à los Am orreos con piedras de gran izo : se acuer­

da de la a lianza , que por M aría tiene contrahida

con nuestro p u e b lo , y no re n o v a rá , n o , las hor^

ribles tempestades de C rem ona, del campo de Bo-

n o n ia , y de C on stantinopla, de que hacen me­

moria los Escritores (35).

Os he recordado , amados com p atriotas, a lgu­

nos de los h e c h o s , que acreditan la defensa de

M aría à favor de nuestro pueblo. ¿Pero quántos

mas podíamos a le g a r , si la in curia de nuestros

m a y o re s , no nos h iciera carecer de su n o ticia?

I Qué

C2») 4 2 - Ti'’. 18. (33) Jífl!. c. 30. 30. C34) I. R e g . c. 12 . i¡r. 18. ^ 1 9 . ( 55) y id e A la p . Cornent, tu E x o d . pag. 406,

Page 30: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

Qué lástima , que en los pasados tiempos no hu­

biesen destinado nuestros p ad res, como los F i­

listeos para ser testigos de los prodigios del A r ­

ca (3 6 ) , cinco Satrapas p iadosos, y fidedignos,

que no por m alicia como e l lo s , sino por piedad,

y devoto z e l o , hubiesen transmitido à la poste­

ridad los inumerables prodigios , que en todos

tiempos ha obrado nuestra Abogada. Pero gracias

à D io s , que una succesion jamás interrum pida de

m ila g ro s , es la mejor e s c r itu r a , que tenem os,

autorizada por tantos testigos o c u la re s , quantos

son los habitadores de este P u e b lo , de los qua-

3es apenas encontraremos u n o , que dexe de con­

tarse en el nùm ero de sus favorecidos. Sí : no hay

alguno que dexe de participar de los rayos de

l u z , que por todas partes esparce este Sol re­

fulgentísim o, ni hay quien se esconda del calor

de su misericordia. Y si y o hubiese de numerar

a q u í , las gracias , que cada día reparte entre sus

devotos h ijo s , ¿cóm o podía y ó prometerme ni

tiempo para re fe r ir lo s , ni en vosotros paciencia

para escucharlos? ¿Quántas veces veríais reprodu-

ci-

( 3 6 ) I . R e g . c . 6 ,

Page 31: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

cidos los Tobías curados por R a fa e l, los Naarna-

nes por E líse o , los TuÍlidos por P ed ro , los Eneas

por Pablo , las Viudas socorridas por E lia s , y en

f in , un sin numero de m aravillas, que à cada

paso publica la gratitud de sus devotos? Quasí

podía y o decir con v e rd a d , que sucede en nues­

tro pueblo , lo que decía Philon en la vida de

M oyses: que el cotidiano uso de los milagros los

despoja del caracter de tales : M iracula quoti^

diano usu taíia deúnunt viderL

A sí es , y discurra como quiera la incrédula

Filosofía : desampare à un D ios p ró v id o , y ver­

dadero , o lv íd e su monte s a n to , prepáre su mesa

a l acaso , y adóre à este D ios c ie g o , que no exis­

te. A tribuya à esta nada las obras grandes del Om­

nipotente , y diga que no son suyas las que agra­

decemos como milagros : discurra como quiera ; el

mismo Dios à quien arranca su providencia , y

que le dirige estas quexas por el Profeta Isaías,

le tiene anunciado por el mismo su castigo , y

su desengaño (37). E n tre ta n to , amados fieles míos,

alabemos nosotros al Señor en M aría , y digámosle

1 2 con

(37 ) I s a ia c, 6 s> ^ . 1 1 . 12 .

Page 32: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

con el R eal Profeta : M ulta fec isti tu Domine mi~

rabilia tua. V os Señor habéis obrado en todos

tiempos muchas cosas adm irables, has m aitiplica-

do tu magnificencia , y convertido ácia nosotros

nos consolaste. E n T i , Señor, esperaremos siempre,

y añadiremos alabanzas sobre alabanzas. Superan

S e ñ o r , le diremos también con S. Juan Chrisós-

tom o(38), superan al núm ero, y à toda narración

las maravillas , que ha obrado tu poder. N o hay

quien pueda hacer cosas sem ejantes, son m uy gran­

des , y hermosísimas tas obras, y vencen à toda

alabanza las que son administradas por tu benéfica

providencia. A sí oyentes mios debemos dar g lo ­

ria al A ltisim o ; y demdsla también á M aría, que

ha querido habitar con ella entre nosotros : E t

in gloria ero in medio ejus : asunto de la segun­

da parte.

D e dos m odos, d ic e A la p id e , puede entenderse

esta g lo ria , con que prometió habitar el Señor en

la nueva Jerusalén. Ó a ctiv a , ó pasivam ente; quie­

ro d e c ir , ò haciendo recaer esta g loria sobre sí

mis-

(¿ 8 } D i v . C b rÍst, Ín P salm , 39.

Page 33: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

mismo , como s i dixera : seré g lorificad o, y re­

verenciado en Jeru sa lén , y así Jo entienden San

G eró n im o , L ir a , y otros, o haciendo recaer ia

gloria sobre la misma Jerusalén , como si d ix e ra , y o

la e n sa lzaré , y g lorificaré, y así lo entienden C i­

r i lo , R ivera , y Theodoreto (3 9 ). Sea como quie­

ra la inteligencia del texto. Y o veo habitar á Ma­

ría en medio de nosotros con gloria s u y a , y con

gloria nuestra , y esto es lo que vamos á ver con

b reved a d , como complemento de nuestra dicha:

E t in gloria ero in medio ejus, Y desde luego;

si M aría se nos presenta desde ese monte como

una muralla de fuego para defendernos, ¿por qué

no descubriremos nosotros en este fuego misterio­

so no solo un símbolo de protección , y benefi­

cencia , sino también de m agestad, y de gloria?

¿A caso no es el fuego el medio de que se ha

valido D ios en infinitas ocasiones para manifes­

tar su real poder? ¿N o se dexó ver magnífico,

y poderoso con sus ardores en la Z arza de M oy-

ses , en la Columna del D e s ie rto , en e l M onte

S in a i , en el T em p lo , y en otras mil partes, que

m en-

(39) V id e A h p . in C om ent, super bunc ìoattn.

Page 34: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

m encionan Jas sagradas Jetras? ¿ Y quién no vé

al reflexionar Jos p ro d ig io s, que D ios ha obrado

por su M ad re, que ella es un fuego divino el

mas dem ostrativo de su p o d e r , y magestad?

E fectivam ente : Y o me represento á nuestro

Santuario como aquel lu g a r , en que los Israelitas

escondieron el fuego de los sacrificios , en don­

de despues de arruinada J e ru sa lén , y llegado el

tiem po de su reedificación , no se encontró sino

una agua cra sa , que rociada sobre las víctimas

fu é convertida en fuego a c t iv o , y m ilagroso, que

las consumía prodigiosam ente. Porque ¿por ven­

tura no es este sitio donde el C ielo quiso con­

servarnos à pesar de la destrucción del antigüo

C astellar, y acaso embuelto entre sus ru in a s , este

fuego divino , y c e le s tia l, para que atalayando

nuestro pueblo desde ese m o n te , renóvase cons­

tantem ente la escena del monte S in a i, de donde

hum eando, y despidiendo llamas de amor con apa­

r a to , y m agnificen cia, formase un muro terrible

de fu e g o , con que circu n d arn o s, y protegernos?

Pero si según San Ambrosio ( 4 0 ) , el R e y de Jos

P er-

(40 ) Idem in Com ent, in lib . 2. M ach. c . i . 34.

Page 35: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

Persas mandó levantar un Tem plo en el mismo

lu g a r, en que se encontró el fuego de Neemias;

yo v e o , que para que nada falte á la sim ilitud,

nosotros tenemos construido otro en el lugar don­

de se encontró la Imagen. Un Tem plo d ig o , no

dedicado al h o n o r, y gloria del fuego p ro fan o, á

quien adoraban los Persas por su D io s , sino en

honor , y gloria de aquel fuego devorador, en

q u ie n e s glorificada M aría y de quien nos dice

el D euteron om io, y despues San P a b lo , que es

nuestro Dios y Señor : Quia Dominus Deus tum

ignis consumens est (4 1 ) . S i : aquí es donde los

habitadores de nuestro pueblo se reúnen para dar

cultos á M a ría , y de donde saliendo los glorio­

sos rayos de su p ro te c c ió n , la confesamos mas

colmada de m agestad, y gloria sin com paración que

los antiguos Em peradores Asirios , y Rom anos,

de quienes nos atestigüa H erodiano , que en sus

E xércitos llevaban delante de sí el fuego en Has-

ta s , y Altares de plata como un señal de su gran­

d eza. Á este Santuario concurrimos á rendirle

nues-

( 4 1 ) D eu ter. c. 4. i ; . *4 . H<íb> 12- 25>*

Page 36: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

s a

nuestra gratitu d , y nuestros om enages, al ver que

si en ese monte tenemos el fuego del S eñ o r, no

es como el que baxó del C ielo á la vo z de E lias

para devorar una y otra v e z à los cinqüenta

M ensageros de O chozias (42) ; ni como el que re-

d uxo à cen iza las Ciudades nefandas (43) ; ni co­

mo el que encendió E ze q u ie l para abrasar la Ca­

sa de Israël (4 4 ) , 6 como las asqüas que man­

dó Dios tomar al hombre vestido de lien zo de

en medio de las ruedas del Querubin para incen*

diar à Jerusalén (4 5 ); sino como aquel T rono de

llamas que vio D aniél (4 Ó ), en quien tiene su

residencia la Magestad de D io s; 6 como el fuego,

que ardía en Sion para defenderlo de los Asidos.

A q u í damos à la Señora ben d ició n , y g lo r ia , y

vivim os siempre confiados, de que no nos sucede­

rá à nosotros quando nos acogemos à este fuego

gloriosísim o, lo que refiere San A gustín suce­

dió á M ucio quando se acogió al Tem plo de la

D iosa V e s ta , donde abrazado con sus aras,

fué

(42) 4* Rcg. c. 1. (431 Gen. c. 19. i/ . 24*( 44) E z e q . c. 5. t . 4 . V id e A lap. in ComenU(4 5 ) E z e q . c. 10. i ! , z . (4Ó) D an . c. 7. 9.

Page 37: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

îué muerto por sus enem igos, y quasi extinguió

con su propia sangre aquel fu e g o , que las V ír ­

genes Vestales mantenían siempre ardiendo en la

presencia del Idolo (47).

Pero no solo veneramos la gloria de nuestra

R e y n a baxo el símbolo del fuego con que for­

ma la muralla impenetrable de nuestra defensa.

A q u í se dexa ver la Señora entre nosotros con

toda la g loría del A rca del T estam en to, del Iris

de p az , y de la T orre de D avid. D el A rca cel

Testamento, Esta fué Ja gloria de Israël, según

Jo d ixo la N uera de H eli quando ca yó en manos

de los F ilisteos (48) : Trasladóse la gloria de Is-f

r a il porque fu é cautivada la Arca de Dio$, E lla

ocupaba el lugar , que era el centro de todo el

Pueblo (49) , y si según el común sentir de los

Padres era una figura expresiva de M aría ; ¿quién

no vé habitar à esta Señora entre nosotros con

toda la gloria de aquella? E se monte es donde

tenemos nuestra verdadera A rca del Testam ento

como colocada en Silo , y Jerusalén , y podemos

K 11a-

{ 4 7 ) D e C iv it . D e i lib . 3. c. 28,( 4 8 ; I . R e ¿ . c . 4 . î i - (493 N u m s r , c> 2 . z.

Page 38: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

llam arla con mas r a z ó n , que Salomón (^ o ) ,A r c a

de la fortaleza del Señor , que á cada paso nos

dá completas v icto ria s de otros enemigos mas po­

derosos, que los Jericós , y Cananéos.

D el I r h de paz^ Esta es otra figura de la

M adre de clem encia ; mas no podemos menos de

m irarla nosotros baxo e l a sp e cto , con que nos la

presenta el E clesiástico (5 1) : V ed al A r c o , y tri­

butad mil bendiciones à su A u to r. ¡Ó quan her­

moso aparece en su explenddrl E l g ira á todo e l

C ielo en el c ircu ita de su g lo ria . Las manos del

E xcelso lo formaron. Y si à M aría se atribuyen

con ventajas, las gloriosas , y benéficas propie­

dades del I r is ; gcóm o nosotros tan p articu larisi-

mamente favorecidos de esta Señora , no la acla­

maremos gloriosa en medio de nuestro pueblo con

todos los e lo g io s , con que celebran los Padres á

este símbolo de p a z , y m isericordia? ¿P or qué

no la llamaremos escritura de D ios reconciliado

con nosotros, con San Chrisdstom o; Sim ulacro

de la D ivina clem en cia , con San G erónim o; Pren­

da de las T regüas celestiales , con San Damas­

ceno;

(50J P ara lip . 1 . c. 6 . i ; . 4 1 . ( 5 O E c d . c . 42- i f .

Page 39: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

ce n o ; Escudo de la amistad D iv in a , con San A gu s­

tín ; y Símbolo de la propiciación de D io s , con

el V enerable Beda?

D e la Torre de David. A sí la llama la Santa

Iglesia expresamente ; y si es tal para todo el

m u ndo, ¡quán singularm ente lo es para nosotros!

E lla se dexa ver en nuestro m onte, como aque­

lla en el de Sion. Colocada en lo mas excelso,

nos sirve de defensa, y de hermosura. D e defensa,

porque p revee , y arroja al enem igo; de hermo­

sura , porque no solo descuella entre las llanuras

h u m ild es, sino también entre las alturas mas ele­

vadas. A sí se explicaba San Ambrosio hablando

de aquella fortaleza de D avid (52).

P ero esta gloria de la Señora en nuestro San­

tuario , no es precisamente recon ocid a, y tributa­

da por los habitadores de Torres. E l nombre de

M aría baxo el títu lo del C aste llar, se halla e x ­

tendido por toda la com arca, y admirados loa

Pueblos del poder , y eficacia de su Patrocinio,

y viendo que el monte de la Casa del S eñ o r, se

halla preparado sobre la cu m bre, y elevado so-

K 2 bre

(52; S . A m h r. in P salm . it,%. f . i>

Page 40: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

bre las eminencias de los collados ; vienen á él

sus gentes diciéndose mutuamente : V en id , suba­

mos al monte del S e ñ o r , y á la Casa de la Ma­

dre del D ios de Ja co b , y ella nos enseñará los ca­

minos de la verdad. Ellas ven aqui cum plido, lo que pedía Salomón al Señor en la dedicación de

su Tem plo quando decía : Si e l e x tra ñ o , y que

no es de tu P u e b lo , viniese de lejos atrabido de

la fama de tu grande nom bre, de tu mano robus­

t a , y de tu brazo ex ten d id o , y te adorase en

este San tuario; tu lo oirás desde tu firmísima ha­

b itació n , y cum plirás todas las cosas por las que

el Peregrino te in vo cáre, para que todos con oz­

c a n , y respeten tu sagrado nom bre, como lo ha­

ce tu escogido Pueblo (^3.)

Bendita sea pues la gloria del Señor del L u ­

gar santo de M aría : Benedicta gloria Domini de

loco sancto suo. Y sea también ensalzada la gloria

de nuestro Pueblo por las bendiciones copiosas

de esta Señora. S i , Pueblo mió fe liz , bien pue­

des gloriarte de ser la vara de la herencia de tu

R eyn a : F irg a heredUath ejus; y de que elig ien ­

do

C 5 3 ) 2. c. 6. 32.

Page 41: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

do para su habitación esta nueva Jerusalén, se

llam ará M onte del S eñ o r, monte santificado. G lo­

ríate s i , de que y a se acabaron aquellos tristes

tiempos de la poblacion antigüa del C astellar,

tiempos en que no había paz por la tribulación,

n i para los que entraban , ni para los que, sa­

lían de sus recintos : Ñeque în troeunti, ncque exe^

untî erat p a x pre tribulatione ; y de que gozas

y á en tus dias de igual promesa à la que hizo

el Señor á las reliquias de su P u e b lo , quando les

decía (¿>4) : N o haré y á con vosotros según los

tiempos an tig ü o s, sino que esparciré sobre mi Pue­

blo la semilla de la p az , dará la viña sus fru­

tos , producirá la tierra sus p la n ta s , despedirá

el C ielo su rocío , y vosotros poseereis todas es­

tas cosas : E t possidere faciam universa hcec» G lo­

ríate de que y á se constituyó tu a u x i l io , y tu

r e fu g io , aun desde tu mismo n acim ien to , como

Dios de Israël ; te amó desde tu n iñ e z , te ador­

na con la variedad de los colores de su protección

en tus necesidades, te acoge baxo la sombra de

sus a la s , y prepara la abundancia de sus gra­

cias,

( 5 4 ) Zacbar^ c. 8. i ; , t i . 12,

Page 42: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

cías , y misericordias. G loriate de haber recibido,

y de seguir recibiendo de tu A bogad a, mas pros­

p eridad, y ben d icio n es, que Obededon p o r e l A r­

ca , y clama con g o z o , y gratitud , que es gran ­

de tu gloria , en la que se ha constituido tu sa­

lu d , y que ella ha puesto sobre t í , g lo ria , y de­

coro grande. G loríate en f in , mas que pudo g lo­

riarse el E g yp to con sus J o se fe s , Israël con sus

M oysés , los E xército s de Saul con sus Davides,

Bethulia con sus J u d ith e s , la oprimida Judea con

sus E sth e re s , Jerusalén con sus M a ch a b eo s, la

G recia con sus A lexandros , Carthago con sus A n í­

b a les , y Roma con sus C ésa res, y Escipiones;

puesto que tu R e y n a , y defensora , no solo te

c ircu n d a , y te protege de tns enemigos con una

muralla de fuego activo , y form idable, sino que

también permanece en medio de t í con gloria su­

y a , y haciéndote glorioso con su g lo ria : £ ro ei

murus ignis in á r c u ltu , Sí in gloria ero in me^

dio ejus*

Pero F íeles m íos, si nosotros nos gloriamos

de la especial protección de nuestra R e y n a , sea

con una gloría fundada en e l Señor. No os con­

ten-

Page 43: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

fenteîs con llamaros devotos de la Señ ora, sino

con serlo en la realid ad ; esto es lo que os reves­

tirá de una grandeza r e a l , y verdadera. San Gerd-

nimo decía : Grande est Chrisüanum esse., non dich

grande cosa es el ser C h ristia n o , no el llamarse

tal. Pues lo mismo os digo y o , Christíanos mios;

grande cosa es ser devoto de M aría , sin conten­

tarse con solo el nombre. T oda la hermosura de­

saparecerá de la H ija de S io n , se verá obscure­

cido el oro , mudado su color ó p tim o , y disper­

sas hasta las. piedras del Santuario , si encrasado

e l Pueblo am ado, recalcitra contra el Bienhechor,

b si à proporcion de los bienes de la t ie rra , mul­

tip lica sus Idolos Israël. E ntonces se levantarán

tum ultos de necesidades en el P u eb lo , y serán de­

vastadas todas sus fortalezas : Otunes munitiones

tuce vastabuntur. F úndese pues vuestra devocion,

y vuestra gloria en la pureza del alm a; de lo

contrario sabed , que tiene dicho el mismo D ios

(5 5 ) ' que si el hombre de ia Casa de Israel hace

à su corazon depositario de las inm undicias del

p e c a d o , o establece contra sí mismo el escándalo

de

( 5 5 ) E A e q . c. 1 4 . ir. 4 .

Page 44: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

í e su iniquidad , no responderá jam ás à sus cla­

mores , sino es que sea en la m ultitud de sus in ­

m undicias mismas : y que aunque en medio de su

pueblo se encontrase N o é, D aniel , y Job , no

libertarán à sus habitadores, si llega à descar­

gar sobre él la pestiléncia , y el furor de su in­

dignación (56). H aced v o s , V irgen P urísim a, que

los cultos que os tributamos sean acompañados de

esta pureza de conciencia : entonces será segura

vuestra p ro tecció n , y só lid a, y duradera nuestra

gloria. V iv id pues Señora siempre entre nosotros,

cuidando sobre todo de nuestras almas , de cu ya

sa n id ad , y buen estado resultan todas las fe lic i­

dades. D e este modo será doblada nuestra dicha,

siendo gloriosos en la tie rra , y despues por e te r ­

nidades en el C ielo. Am en.

( 5 5) E z e q . c. 14. i/, i p ’ 20.

Page 45: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,
Page 46: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

W•'5rV

\ '

1^ '*-

;\' Iw'

4 '

f '

c¿

-• '

.A ;.-? :, ,: - - , .

1-V. \

■"r'.."'','!>tí- iV?C; 'Ôï '*'-•<•í. i 2*7/rí--'>i

-■ *

Page 47: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

■-,•7\;:.'

k\ f «î’:'f ' !•<■'i i ;•'

■'% ; ■ :; 1

',: ■' ->,'f

. 1

.• .<■;. .'v-..'-. ',

%

Ú

\liV

■■•.'•'.-''I I '■■'■V■>«.• J*

tiMHiÉl lÉÉUd

Page 48: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

•«V

r"' .>*

I:

.“-i-

>'v-vi ; ‘ ;

I-

tíá

Page 49: I p A 260-601dadun.unav.edu/bitstream/10171/31378/1/FA.260.506_8.pdfficultad , que oponían los Judíos, para que el nue vo Templo, y la nueva Jerusalén pudieran ser mas gloriosos,

' Lvv^i. w

D E P P .:

RAPFIJi^K>

ios i

-j? .-Tí :

f ' l '-> ¡ ;,o*