Humanismo UVAQ No. 2 Marzo Abril 2009

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Humanismo UVAQ. Marzo Abril 2009 Página 1 En este número: Editorial .................................................................................................................................................. 2 IMAGEN, PENSAMIENTO Y LECTURA ...................................................................................................... 2 MARTÍN HEIDEGGER: EL SER Y LO SAGRADO A LA LUZ DE SU ESTETICA ............................................... 3 COMUNICACIÓN Y CONVENCIÓN EN DONALD DAVIDSON ................................................................. 12 INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 12 Datos Biográficos ................................................................................................................................. 12 Ser humano y Comunicación ............................................................................................................... 13 Lenguaje y Verdad................................................................................................................................ 14 Lenguaje y Pensamiento ...................................................................................................................... 16 Lenguaje y Comunicación ..................................................................................................................... 17 Comunicación y Convención................................................................................................................. 18 HOMBRE, TRABAJO Y CULTURA ........................................................................................................... 20 “Trabajo y Actividad en el hombre” ...................................................................................................... 20 Hombre y cultura ................................................................................................................................. 22 Conclusión ........................................................................................................................................... 24 MITOLOGIA Y SIMBOLOGIA DEL SAGITARIO ........................................................................................ 25 ÉTICA EN LA POLÍTICA .......................................................................................................................... 32 Directorio ............................................................................................................................................. 36 Humanismo UVAQ PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA ESCUELA DE FILOSOFÍA MARZO DE 2009. AÑO 1. NÚMERO 2

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Revista de reflexión de la Escuela de Filosofía de la UVAQ

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Humanismo UVAQ. Marzo Abril 2009 Página 1

En este número:

Editorial .................................................................................................................................................. 2

IMAGEN, PENSAMIENTO Y LECTURA ...................................................................................................... 2

MARTÍN HEIDEGGER: EL SER Y LO SAGRADO A LA LUZ DE SU ESTETICA ............................................... 3

COMUNICACIÓN Y CONVENCIÓN EN DONALD DAVIDSON ................................................................. 12

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 12

Datos Biográficos ................................................................................................................................. 12

Ser humano y Comunicación ............................................................................................................... 13

Lenguaje y Verdad................................................................................................................................ 14

Lenguaje y Pensamiento ...................................................................................................................... 16

Lenguaje y Comunicación ..................................................................................................................... 17

Comunicación y Convención ................................................................................................................. 18

HOMBRE, TRABAJO Y CULTURA ........................................................................................................... 20

“Trabajo y Actividad en el hombre” ...................................................................................................... 20

Hombre y cultura ................................................................................................................................. 22

Conclusión ........................................................................................................................................... 24

MITOLOGIA Y SIMBOLOGIA DEL SAGITARIO ........................................................................................ 25

ÉTICA EN LA POLÍTICA .......................................................................................................................... 32

Directorio ............................................................................................................................................. 36

Humanismo UVAQ PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA ESCUELA DE FILOSOFÍA

MARZO DE 2009. AÑO 1. NÚMERO 2

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Editorial IMAGEN, PENSAMIENTO Y LECTURA “Una imagen dice más que mil palabras”. Frase tan trillada como banal que refleja la moda socio-cultural

que impera en nuestros tiempos.

Me gustaría encontrar alguna imagen, ya no digamos que “diga más”, sino que se le acerque a la lectura del

“Quijote”, “La región más transparente”, “Cien años de soledad”, o tantos otros clásicos.

Nada sustituye la lectura de cualquier buen texto, sea éste una crónica, ensayo, poema, etc. Cada lectura da

un significado, una re-configuración de nuestro ser.

Pero hay que saber leer. Una lectura atenta que se disfrute y valla enlazando las palabras en frases y éstas a

su vez que construyan el mundo del texto en su propuesta.

El lector, al acercarse al texto descubre mundos nuevos que en parte son conocidos; hay algo de ellos que

ya sabíamos de alguna forma; pero también hay algo completamente nuevo.

Los lectores somos seres humanos que leemos las ideas y sentimientos de otros seres humanos. Y es eso, el

diálogo entre personas lo que hace de la lectura un enriquecimiento humano.

Lic. Florentino Medina, Director de la Escuela de Filosofía, UVAQ.

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Es conocido por la sentencia, “el hombre es un ser para la

muerte”, a partir de esta frase ha sido catalogado por algunos

expertos como un existencialista ateo.

Heidegger adopta un método ontológico-filológico, haciendo de la belleza una manera de ser

de la verdad, y la verdad la concibe como un develamiento

del ser.

Ciertamente, no lo afirma de manera clara, pero sí podemos encontrar indicios que tanto la

poesía como el arte tienen como fuente el ser.

MARTÍN HEIDEGGER: EL SER Y LO SAGRADO A LA LUZ DE SU ESTETICA JOSE TELLO MARTINEZ. Alumno de la carrera de Filosofía de la Universidad Vasco de Quiroga Ensayo ganador del primer premio del X Coloquio de Filosofía de la Escuela de Filosofía de la Universidad Vasco de Quiroga

Martín Heidegger es un pensador profundo, difícil de interpretar, de los

pensadores alemanes, creo que es uno de los más complejos, pues

utiliza una forma de escribir, desde mi punto de vista, oscura.

Es conocido por la sentencia, “el hombre es un ser para la muerte”, a

partir de esta frase ha sido catalogado por algunos expertos como un

existencialista ateo.

Pero es sabido, que es un buscador del Ser en la temporalidad, es un

filósofo que analiza la vivencia del hombre, de manera especial en su

obra “Ser y Tiempo”. Pero en este discurso me limitaré a hacer

referencia a sus escritos poéticos, de manera especial al texto “Arte y

Poesía”. Por medio de éste tratare de hacer referencia al “Ser y lo

Sagrado a la luz de su estética“, esto lo descubro de modo especial

cuando hace referencia al arte como verdad, y al momento de escrutar

el pensamiento de Hölderlin, que lo cataloga como un poeta que piensa.

En palabras de Heidegger dirá: “lo que nos es lo más próximo es al

mismo tiempo lo más oscuro“.

Heidegger adopta un método ontológico-filológico, haciendo de la

belleza una manera de ser de la verdad, y la verdad la concibe como un

develamiento del ser. De modo que la verdad está puesta en obra, en la

obra de arte y el arte consiste en ponerse en obra de la verdad. Con

esta reflexión pretendo señalar, como su estética da algunas

pinceladas que dejan ver, una chispa de lo Sagrado.

Ciertamente, no lo afirma de manera clara, pero sí podemos encontrar

indicios que tanto la poesía como el arte tienen como fuente el ser,

pues el arte, es el arte de ser, ese ser que se oculta en el develamiento

de los entes y la poesía aparece como esa iluminación súbita que

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Comienzo parafraseando unas líneas: En las tinieblas en que se hunde la humanidad cuando se

ha eliminado a Dios del horizonte hay que buscar una

luz; y el arte debe ser ennoblecido y sublimado todo lo que sea posible dentro de una perspectiva inmanente,

aunque solo sea con esas luces crepusculares de las

abstracciones metafísicas.

Para Heidegger la obra de arte, es aquella que funda un

mundo, como una novedad radical.

Esta búsqueda radical desemboca en la obra de arte que nos lleva hacia la verdad.

La obra de arte de la cual habla Heidegger, la relaciona con la

Aletheia griega, entendida como develación,

desocultamiento de la verdad, creación de un mundo por

medio de la obra de arte que nos muestra la verdad.

En la obra de arte, la verdad se instala como lucha en un ente que se produce, de modo que

habrá la lucha en ese ente,

arrebata al artista y lo transfigura; en virtud de ello, nos habla el mismo

ser, la misma verdad. Además la poesía se vale del lenguaje y el

lenguaje es la casa del ser.

Comienzo parafraseando unas líneas: En las tinieblas en que se hunde la

humanidad cuando se ha eliminado a Dios del horizonte hay que buscar

una luz; y el arte debe ser ennoblecido y sublimado todo lo que sea

posible dentro de una perspectiva inmanente, aunque solo sea con esas

luces crepusculares de las abstracciones metafísicas.

Por ello, la obra de arte no expresa ni atestigua un mundo constituido

fuera de ella o independientemente de ella, sino que se trata de un

mundo que ella misma abre y funda, es decir, la obra de arte es auto-

revelación del ser, esta verdad puesta en obra, que se hace presente en

la obra de arte; es el arte de ser, ese ser que se oculta en el

desvelamiento de los entes.

Para Heidegger la obra de arte, es aquella que funda un mundo, como

una novedad radical. Podemos decir que anda en una búsqueda

encarnizada por fundamentar al Ser, ya que no le podemos dar al ser la

absolutez, es decir, fundamentarlo en sí mismo.

Esta búsqueda radical desemboca en la obra de arte que nos lleva hacia

la verdad.

La obra de arte de la cual habla Heidegger, la relaciona con la Aletheia

griega, entendida como develación, desocultamiento de la verdad,

apertura a la verdad, creación de un mundo por medio de la obra de

arte que nos muestra la verdad.

A mí me parece, como ya lo dije anteriormente, que anda en búsqueda

de un fundamento del ser, ya que el ser no se puede dar la existencia a

sí mismo, necesita de un Ser que le participe el ser, de modo semejante

como hace el artista con la obra de arte, que hace posible la

manifestación del ser, pues esta tiene como fuente el misterio del ser

(esto es lo que entiendo por sagrado).

En la obra de arte, la verdad se instala como lucha en un ente que se

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cómo se da esta lucha, desgarrándolo.

…es sabido que las muchas interpretaciones que se han

hecho de su obra lo atestiguan como un filósofo que no da pie

para pensar en lo sagrado, pero es precisamente en sus obras

estéticas donde hace referencia a la instauración de un mundo histórico, un mundo ideal, es

por eso que para Heidegger la obra de arte aparece como verdad cuando se proyecta

hacia la apertura.

El hombre es una obra de arte que encuentra su verdad cuando aparece como un

proyecto que se realiza en su ser histórico es allí donde

encuentra su verdadera esencia de hombre.

Esta es la parte más álgida de Heidegger y lo que ha dado pie

a interpretaciones de confusión, me parece difícil de

entender que después de mencionar en muchas

ocasiones que el ser existente es proyecto y apertura para

luego cortar toda esperanza y decir “el hombre es un ser para

la muerte“.

…hay un primer Heidegger y un segundo, al que me estoy

refiriendo es al segundo. El primero me parece que es un

Heidegger abatido por escrutar el ser, me atrevo a decir que

está, confundido al momento de analizar la vivencia del ser, que desaparece con la muerte.

El segundo es un Heidegger más abierto, que deja

posibilidad a pensar en lo sagrado.

produce, de modo que habrá la lucha en ese ente, cómo se da esta

lucha, desgarrándolo.

Esta verdad de la cual habla Heidegger se da en el desgarramiento, que

confía en lo auto-ocultante que salta en lo abierto. Como ya lo

habíamos mencionado, para él, la obra de arte es creación de un mundo

nuevo, esta creación lanza a la vez al ser humano hacia una realidad

desconocida, una realidad fundante.

Aquí hago una aclaración; es sabido que las muchas interpretaciones

que se han hecho de su obra lo atestiguan como un filósofo que no da

pie para pensar en lo sagrado, pero es precisamente en sus obras

estéticas donde hace referencia a la instauración de un mundo

histórico, un mundo ideal, es por eso que para Heidegger la obra de arte

aparece como verdad cuando se proyecta hacia la apertura.

El hombre es una obra de arte que encuentra su verdad cuando aparece

como un proyecto que se realiza en su ser histórico es allí donde

encuentra su verdadera esencia de hombre; para mí, el hombre no

puede ser principio y fin de sí mismo, porque en repetidas ocasiones

menciona en “Ser y Tiempo” que el ser existente (Dasein) es proyecto,

es apertura; ¿apertura hacia la muerte? Esta es la parte más álgida de

Heidegger y lo que ha dado pie a interpretaciones de confusión, me

parece difícil de entender que después de mencionar en muchas

ocasiones que el ser existente es proyecto y apertura para luego cortar

toda esperanza y decir “el hombre es un ser para la muerte“.

No es el mismo Martín Heidegger, el que escribe “Ser y Tiempo”, es

decir, hay un primer Heidegger y un segundo, al que me estoy refiriendo

es al segundo. El primero me parece que es un Heidegger abatido por

escrutar el ser, me atrevo a decir que está, confundido al momento de

analizar la vivencia del ser, que desaparece con la muerte.

El segundo es un Heidegger más abierto, que deja posibilidad a pensar

en lo sagrado, el que anda en busca de esta verdad y alumbramiento del

ente en el acontecer de la poesía. Ramón Xirau, le pone el calificativo

de “cuasi-místico“, por describir la vivencia del ser en la temporalidad,

en el ser allí, en el ser arrojado.

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Así como obra de arte necesita de un creador, el ser de igual forma necesita de un creador para existir, es por ello, que

menciono una vez más la búsqueda de Heidegger por

fundamentar al ser en Algo o en alguien.

Para Heidegger esta contemplación implica un

saber, quien ha contemplado al ser humano como creación lo conoce verdaderamente, sabe

lo que quiere de este ente. Aquí una vez más deja entrever, que

lo creado no puede estar encaminado hacia sí mismo, no puede tener su fundamento en

sí.

Aquí es conveniente aclarar que se entiende por “apertura” al

ser; si la eternidad trascendente es un mito para nuestra época postmoderna, hay que buscar una eternidad

estática.

Con ya lo he repetido en varias ocasiones anda en búsqueda de la

fundamentación del ser arrojado allí, que no puedo haberse arrojado a

sí mismo.

Citemos a Heidegger para más claridad, “si una obra no puede ser sin ser

creada, pues necesita esencialmente los creadores, tampoco puede lo

creado mismo llegar a ser existente sin la contemplación. Pero si una

obra no encuentra de inmediato la contemplación que corresponde a la

verdad que acontece en ella, eso de ninguna manera significa que la

obra sea obra sin la contemplación…”.

Así como obra de arte necesita de un creador, el ser de igual forma

necesita de un creador para existir, es por ello, que menciono una vez

más la búsqueda de Heidegger por fundamentar al ser en Algo o en

alguien, porque es un hecho para él, que la obra de arte es el

develamiento del ser, es ese desocultamiento, esa manifestación del Ser

con mayúscula, ya que en la verdad de la obra de arte acontece la

verdad que oculta, este ocultamiento tiene su origen en la

contemplación.

Para Heidegger esta contemplación implica un saber, quien ha

contemplado al ser humano como creación lo conoce verdaderamente,

sabe lo que quiere de este ente. Aquí una vez más deja entrever, que lo

creado no puede estar encaminado hacia sí mismo, no puede tener su

fundamento en sí, es decir, hay una iluminación que el ser hace del ente

no es otra cosa que el sentido que produce la conciencia de lo que está

oculto, la presencia del misterio, el sentido religioso de lo infinito.

El hombre existente se abandona hacia la desocultación del ser, que es

apertura del existente (Dasein) para pasar del estar preso en el ente a la

apertura del Ser con mayúscula, este desocultamiento se da en la obra

de arte que nos remite al Ser. Heidegger habla de la obra como apertura

al ser, puesto que en la medida que busca esta apertura el ente

encuentra su verdad.

Aquí es conveniente aclarar que se entiende por “apertura” al ser; si la

eternidad trascendente es un mito para nuestra época postmoderna,

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Es aquí donde el arte debe

crear una nueva sacralidad, debe develar el misterio del ser y provocar el contacto con algo

luminoso y terrible… Y justamente en el camino de

Heidegger, la aletheia consiste es asediar el Ser a sabiendas de

que si hemos llegado tarde para los dioses hemos llegado demasiado pronto para el Ser.

Ramón Xirau dirá: “Heidegger es un hombre de soledad

aunque no de aislamiento”.

Por ello, la poesía aparece como el camino, como lo

descubierto que deja ver lo abierto, la verdad del ente, es un modo de ver el iluminante

de la verdad, es la desocultación del ente, pues nos ayuda a comprender lo

indecible. Heidegger toma la poesía como un elemento que pone en relación al existente con la desocultación del ser.

Heidegger analiza a Hörderlin, como el poeta que piensa, el

poeta que busca el Ser, como el poeta que busca lo sagrado.

Heidegger se acercar a la poesía como el medio que nos traslada a lo sagrado, pues la poesía utiliza el lenguaje como el camino que nos acerca a lo

sagrado.

hay que buscar una eternidad estática.

Es aquí donde el arte debe crear una nueva sacralidad, debe develar el

misterio del ser y provocar el contacto con algo luminoso y terrible

(esto es la apertura para mí). Y justamente en el camino de Heidegger,

la aletheia consiste es asediar el Ser a sabiendas de que si hemos

llegado tarde para los dioses hemos llegado demasiado pronto para el

Ser.

Como ya lo he mencionado, el arte es un devenir y acontecer de la

verdad, al estar la obra ahí, nace y perece como el único ente

presuntamente verdadero. En lo existente y habitual nunca se puede

leer la verdad. Más bien sólo acontece la apertura de lo manifiesto y el

alumbramiento del ente cuando se proyecta. Ramón Xirau dirá:

“Heidegger es un hombre de soledad aunque no de aislamiento”.

Por ello, la poesía aparece como el camino, como lo descubierto que

deja ver lo abierto, la verdad del ente, es un modo de ver el iluminante

de la verdad, es la desocultación del ente, pues nos ayuda a

comprender lo indecible. Heidegger toma la poesía como un elemento

que pone en relación al existente con la desocultación del ser; aquí hay

que hacer la aclaración, puesto que se refiere a la relación que existe

entre el creador de la obra poética con la poesía; sin embargo, es aquí

donde podemos notar como la poesía es un vinculo que nos conecta

con lo indecible del ser, nos traslada hacia un mundo nuevo, Heidegger

retoma los escritos poéticos y habla de ellos a partir de Grecia pasando

por la Edad Media hasta la Edad Moderna diciendo como la poesía

muestra ese mundo nuevo que nos devela el ser en su totalidad, en su

verdad.

Heidegger analiza a Hörderlin, como el poeta que piensa, el poeta que

busca el Ser, como el poeta que busca lo sagrado. Heidegger se acercar

a la poesía como el medio que nos traslada a lo sagrado, pues la poesía

utiliza el lenguaje como el camino que nos acerca a lo sagrado. Por

medio del lenguaje conocemos la condición humana; nos muestra la

condición del ser ahí; da nombre a su propio ser y al ser de las cosas.

Tal parece ser que la poesía es un juego peligroso o inocente. Sin

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¿Qué ha heredado? le preguntaríamos a Heidegger, de quien hemos heredado el

lenguaje y regresar a dónde, a la eternamente viva, maestra, a

lo divino. Es aquí donde podemos ver como deja

muestra de ciertos rasgos de lo Sagrado, pues la poesía es

puesta por el poeta como el sucedáneo, es decir, como el

sustituto de lo sagrado, el lenguaje poético es una

epifanía del ser y lo sagrado.

Me parece que se ha mal interpretado a Martín

Heidegger al etiquetarlo como un ateo, porque vemos como

menciona en repetidas ocasiones en sus obras

estéticas, ciertos indicios de lo sagrado, como la misma poesía

es instauración de un mundo diferente, al existente.

Ciertamente no habla de

manera directa en ninguno de sus libros publicados sobre la

divinidad de Dios o sobre Dios, pero sí en una tardía y famosa entrevista, lo cita Ramón Xirau

en estos términos: “Solo un Dios puede salvarnos.

embargo, poetizar consiste en dar nombre a los dioses; el lenguaje es la

casa del ser. Aquí veo conveniente hacer un ejercicio de libre

interpretación para analizar, citaré una frase, donde me da la impresión

que deja entrever ciertos indicios en torno a lo sagrado.

Pero serán ustedes quienes juzguen, yo sólo les muestro el texto, que a

mi parecer quiere decir algo más. “el hombre vive en cabañas,

recubriéndose con un vestido recatado, pues mientras en más íntimo, es

más solícito y guarda su espíritu, como la sacerdotisa la flama celeste,

que es su entendimiento. Y por eso se le ha dado al hombre el más

peligroso de los bienes el lenguaje, para con él cree y destruya, se hunda

y regrese a la eternamente viva, a la maestra y madre, para que

muestre lo que es, que ha heredado y aprendido de ella lo que tiene de

más divino, el amor que todo alcanza”.

¿Qué ha heredado? le preguntaríamos a Heidegger, de quien hemos

heredado el lenguaje y regresar a dónde, a la eternamente viva,

maestra, a lo divino. Es aquí donde podemos ver como deja muestra de

ciertos rasgos de lo Sagrado, pues la poesía es puesta por el poeta como

el sucedáneo, es decir, como el sustituto de lo sagrado, el lenguaje

poético es una epifanía del ser y lo sagrado.

El poeta con su lenguaje construye un mundo que nos acerca al ser, ya

que la poesía es un acto esencial del ser en cuanto iluminación.

Heidegger habla del lenguaje, como el camino para poder develar la

verdad del Ser, el lenguaje poético nos ayuda a construir conceptos que

nos remiten a lo Sagrado, si somos capaces de construir ese tipo de

conceptos es porque los podemos alcanzar, es esperar a los dioses que

son nombrados por los poetas.

Me parece que se ha mal interpretado a Martín Heidegger al etiquetarlo

como un ateo, porque vemos como menciona en repetidas ocasiones

en sus obras estéticas, ciertos indicios de lo sagrado, como la misma

poesía es instauración de un mundo diferente, al existente.

Ciertamente no habla de manera directa en ninguno de sus libros

publicados sobre la divinidad de Dios o sobre Dios, pero sí en una tardía

y famosa entrevista, lo cita Ramón Xirau en estos términos: “Solo un

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Es de llamar la atención en Heidegger, cuando hace

referencia a la palabra de la poesía. Esta palabra que nombra a los dioses y al

mundo, continúa su exposición argumentando que la palabra

actualiza a los dioses y al mundo, al ser nombrados.

En otras palabras los poetas muestran una realidad que es

complicada de entender para el ser existente, una realidad

fuera de compresión y explicación para la razón.

Dios puede salvarnos”.

Si la eternidad trascendente es un mito, hay que buscar una eternidad

estática, que deba crear una nueva sacralidad, que devele el misterio

del ser y nos conduzca a algo luminoso.

Continuemos con nuestra exposición y hablemos de la palabra poética

como el vehículo por la que podemos escrutar al ser, podemos decir

algo de él, pero es la vez una manifestación de que tiene el ser humano

en común con lo divino.

Es de llamar la atención en Heidegger, cuando hace referencia a la

palabra de la poesía. Esta palabra que nombra a los dioses y al mundo,

continúa su exposición argumentando que la palabra actualiza a los

dioses y al mundo, al ser nombrados.

Pero los dioses sólo pueden venir a la palabra cuando ellos mismos nos

invocan, y estamos bajo su invocación. La palabra que nombra a los

dioses es siempre una respuesta a tal invocación, es decir, la palabra

pronunciada por los poetas es una instauración que fundamenta al ser;

Ser que piensa primero al hombre.

En otras palabras los poetas muestran una realidad que es complicada

de entender para el ser existente, una realidad fuera de compresión y

explicación para la razón, pues la palabra instaura la verdadera realidad

del ser, ese develamiento de la verdad, de la cual hablaban los griegos,

como aquella aletheia, como el desocultamiento del ser, esa es la tarea

de la poesía.

La poesía al nombrar a los dioses los instaura, pero esta instauración se

da cuando los dioses nos invocan para existir; con ello podemos ver

como son los dioses quienes primero invocan a la existencia al ser

existente y a las cosas, en esa forma es que comenzamos a existir en la

cotidianidad de la historicidad. La palabra poética o mejor dicho como

lo menciona Heidegger “habitar poéticamente” significa estar en la

presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas,

es decir, este habitar es entendido como el poeta, capaz de construir

una realidad por medio del lenguaje que nos acerca al ser, a descubrir

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Así vemos como la poesía es el medio para acercarnos a lo

sagrado, contemplarlo y decir lo indecible, pues la poesía es quien nos acerca de lo celeste

mediante la palabra.

Analiza una y otra vez las palabras poéticas de Hörderlin para hablar de ella, como las

que instaura la realidad del ser, esta poesía se anticipa a un

tiempo histórico, este tiempo es indigencia.

Cuando se queda sólo en la suprema soledad de su destino,

entonces el poeta elabora la Verdad como representante verdadero de su pueblo. Es entonces cuando el hombre

debe meditar, recogerse, pues el pensamiento solo tiene

sentido si se funda en el Ser, que es presencia

De lo dicho hasta el momento podemos decir que la obra de

arte nos acerca a la verdad del Ser con mayúscula, pues ésta nos traslada a una realidad indecible que instaura un

su esencia, a desentrañar, a ver ese develamiento por medio de la

poesía.

Así vemos como la poesía es el medio para acercarnos a lo sagrado,

contemplarlo y decir lo indecible, pues la poesía es quien nos acerca de

lo celeste mediante la palabra.

Son los poetas quienes indagan al ser mediante la palabra, son ellos

quienes se adentran al Ser en esos arrobamientos de meditación, en esa

iluminación súbita que los arrebata y transfigura; en virtud de ello, nos

habla el mismo se, la misma verdad.

Analiza una y otra vez las palabras poéticas de Hörderlin para hablar de

ella, como las que instaura la realidad del ser, esta poesía se anticipa a

un tiempo histórico, este tiempo es indigencia.

Muestra al poeta como un pensador rico al pensar el pasado y esperar

lo venidero, pero se entumece y sólo podría dormir en este aparente

vacío. Pero se mantiene en pie, en la nada de la noche, en lo escondido

para luego aventurarse en la búsqueda del Ser.

La noche, es la noche del mundo que vive en penuria, que es incapaz de

darse cuenta de la falta de Dios.

El poeta ve la indigencia del hombre, la ausencia del amor, una realidad

impersonal; es aquí donde Heidegger nos diría: “solo un Dios puede

salvarnos”.

Cuando se queda sólo en la suprema soledad de su destino, entonces el

poeta elabora la Verdad como representante verdadero de su pueblo.

Es entonces cuando el hombre debe meditar, recogerse, pues el

pensamiento solo tiene sentido si se funda en el Ser, que es presencia.

Esto hace de la poesía, un instrumento para poder entrar en lo sagrado,

ver al poeta como quien es capaz de escrutar la divinidad y poder decir

algo de lo indecible, puesto que la poesía para Heidegger funda mundos

posibles o reales.

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mundo histórico, diferente al de la cotidianidad del ser allí, la

obra de arte tiene como fuente ese ser que se oculta en el develamiento de los entes.

Con las palabras poéticas se instaura la realidad del ser,

esto es llamado por Heidegger “habitar poéticamente” lo cual implica estar en la presencia de

los dioses y ser tocado por la esencia de las cosas.

Heidegger no intenta fundamentar a Dios a partir del

ser, pues son dos realidades muy distintas, pero la

experiencia y la manifestación de Dios se producen en la

manifestación del ser.

Por último ante la ausencia de Dios en la oscuridad de la

noche, y el grito desesperado de Federico Nietzsche de “Dios

ha muerto”, en donde el hombre ha perdido la creencia

en Dios, se ha sentido aterradamente libre,

condenado a la libertad, es aquí donde el arte al igual que la

poesía adquieren de pronto una nueva significación por la

volunta oscura y triunfante que inventa un mundo, un camino que nos aproxima al Ser con

mayúscula

De lo dicho hasta el momento podemos decir que la obra de arte nos

acerca a la verdad del Ser con mayúscula, pues ésta nos traslada a una

realidad indecible que instaura un mundo histórico, diferente al de la

cotidianidad del ser allí, la obra de arte tiene como fuente ese ser que

se oculta en el develamiento de los entes.

Por otro lado la palabra poética, contribuye a nombrar a los dioses, pero

antes de ser invocados por nosotros, ellos han de invocarnos para

existir.

Con las palabras poéticas se instaura la realidad del ser, esto es llamado

por Heidegger “habitar poéticamente” lo cual implica estar en la

presencia de los dioses y ser tocado por la esencia de las cosas. Así

pues, la poesía es presentada como un medio que nos ayuda a decir lo

indecible, a expresarlo y ponerle un nombre a lo incompresible.

Heidegger no intenta fundamentar a Dios a partir del ser, pues son dos

realidades muy distintas, pero la experiencia y la manifestación de Dios

se producen en la manifestación del ser.

Por último ante la ausencia de Dios en la oscuridad de la noche, y el

grito desesperado de Federico Nietzsche de “Dios ha muerto”, en donde

el hombre ha perdido la creencia en Dios, se ha sentido aterradamente

libre, condenado a la libertad, es aquí donde el arte al igual que la

poesía adquieren de pronto una nueva significación por la volunta

oscura y triunfante que inventa un mundo, un camino que nos aproxima

al Ser con mayúscula, pues, en este mundo de penuria y de acción

provocadora ejercitémonos en el recogimiento, la meditación, pues el

pensamiento solamente tiene sentido si se funda en el Ser, presencia,

para quien sepa oír y escuchar la voz de los poetas.

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COMUNICACIÓN Y CONVENCIÓN EN DONALD DAVIDSON LUIS ALBERTO CORNELIO ESTRADA Alumno de la carrera de Filosofía de la Universidad Vasco de Quiroga

INTRODUCCIÓN Davidson aplica la sistematización de la comunicación a la filosofía del lenguaje, así mismo, se presenta como el primer autor en desarrollar un tratamiento sistemático del lenguaje que rompe completamente con la idea del lenguaje como un tratado convencional y lo eleva a la categoría de sistema. Esta nueva visión de acceder a la filosofía del lenguaje ha hecho de Davidson, uno de los filósofos más prestigiosos e influyentes de las últimas décadas.

Datos Biográficos Donald Davidson filósofo norteamericano, nacido en Springfield (Massachussetts) el 16 de marzo de 1917. Davidson pasó sus primeros años en constantes mudanzas de un sitio a otro con su familia, teniendo como resultado que no entró a la primaria sino hasta tener nueve años de edad, esto debido a que su padre era piloto. Inicia sus lecturas de filosofía por sí mismo desde la secundaria, obtiene debido a sus méritos intelectuales una beca para ingresar a la exigentísima universidad de Harvard. En 1933 obtiene su licenciatura leyendo a los clásicos, posteriormente obtiene su doctorado con una tesis sobre el Filebo de Platón. Por esta época los Estados Unidos ingresan a la Segunda Guerra Mundial, lo que ocasionó que el mismo Davidson se alistase a la armada de su país. Después de la Guerra en 1949 se incorporó a la función docente en el Queens College de Nueva York (1947-1951). De 1951 hasta 1967, estuvo en la Facultad de la Universidad de Stanford, donde ayudó a fundar un programa de Doctorado en Filosofía y transformó el departamento en uno de los más acreditados del país. Debido a sus méritos académicos en 1967 recibe la oportunidad de ingresar a lo más granado de este tipo de comunidad en la Universidad

Davidson aplica la sistematización de la

comunicación a la filosofía del lenguaje, así mismo, se

presenta como el primer autor en desarrollar un tratamiento sistemático del lenguaje que rompe completamente con la

idea del lenguaje como un tratado convencional y lo eleva

a la categoría de sistema.

Esta nueva visión de acceder a la filosofía del lenguaje ha

hecho de Davidson, uno de los filósofos más prestigiosos e influyentes de las últimas

décadas.

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Rockefeller de la ciudad de Nueva York. En 1976 muere la esposa de Davidson, Nancy Hirschberg, así decide abandonar Nueva York para trasladarse a la Universidad de Chicago. En 1984, Davidson recibe la oportunidad para formar parte de la Universidad de Berkeley, a la cual ingresa y es donde conoce a Marcia Cavell (de la cual se enamora profundamente), Cavell era filósofa y psicoanalista y abandonó su empleo en la Universidad Estatal de Nueva York, en Purchase, para irse a Berkeley junto con Davidson donde impartían las clases de filosofía. Posterior a la forzosa jubilación de Davidson en Berkeley en 1987, la universidad de Harvard lo rehabilitó para que continuase con sus investigaciones filosóficas a la par de su función docente hasta los 83 años, para luego viajar por el mundo impartiendo conferencias sobre filosofía. Davidson se presenta como un intelectual que vivió la vida auténticamente, muestra de ello era su afición por el deporte, le agradaba surfear, volar aviones (igual que a su padre aunque no por obligación sino por convicción) esquiar, practicar el tenis, el alpinismo, tocar el piano y hacer caminata. Sin embargo, las dificultades para caminar lo llevaron a sufrir una cirugía de reemplazo de rodilla. El resultado desastroso fue un paro cardiaco poco después de su operación y la muerte luego en unos pocos días, murió el 30 de Agosto del 2003 a los 86 años de edad1. Ser humano y Comunicación La postura de Davidson en relación a la filosofía del lenguaje está

impregnada de un profundo carácter epistemológico que lo diferencia de

otras concepciones filosóficas.

Davidson argumenta que el ser humano es una parte de la naturaleza,

pero en comparación con otros seres naturales, el humano es un animal

que habla, y al hablar se comunica con otros acerca de diversos asuntos.

El habla, un fenómeno que en principio es puramente físico (emisión de

sonidos), posee sin embargo, frente a otros fenómenos físicos la

propiedad del significado.

La postura de Davidson en relación a la filosofía del

lenguaje está impregnada de un profundo carácter

epistemológico que lo diferencia de otras concepciones

filosóficas.

Davidson argumenta que el ser humano es una parte de la

naturaleza, pero en comparación con otros seres naturales, el humano es un

animal que habla… posee sin embargo, frente a otros

fenómenos físicos la propiedad del significado.

1 Cfr. VARGAS Mendoza, Donald Davidson, Trayectoria Filosófica, Ed. Ercilla, Santiago de Chile, 2000, Pp. 13-19.

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Davidson no pretende encontrar algo (una representación mental o una

entidad objetiva ideal) que haga significativa el habla. Él no se pregunta

qué es el significado. Tampoco indaga en la significatividad de los

sonidos. Su planteamiento a la vez que es claro también es profundo:

“Siendo que los seres humanos son animales que hablan, ¿cómo podemos

entender lo que dicen? El problema del significado es el problema de la

interpretación y de la comunicación entre los hablantes”2.

Rompiendo con muchos filósofos, retóricos y teóricos de la composición

escrita que sostienen que las expresiones verbales son construcciones

sociales surgidas del mutuo acuerdo, Davidson mantiene que se está

equivocado al pensar en el lenguaje como un “simple repertorio de

expresiones” con sus significados e interpretaciones semánticas

compartidas entre todos cuando no existe nada que se comparta.

Lenguaje y Verdad

En su obra “Estructura y Contenido de la Verdad” Davidson realiza una

crítica explícita a las teorías realistas y epistémicas de la verdad. Por ello

postula que la evidencia última para la corrección de una teoría de la

verdad debe descansar en los hechos disponibles acerca de cómo los

hablantes usan el lenguaje.

Por teoría de la verdad Davidson entiende un conjunto de axiomas que

implican, para cada oración del lenguaje, un enunciado de las

condiciones bajo las cuales dicha oración es verdadera.

De esta forma la teoría de la verdad se ha dedicado a administrar

actitudes de verdad a las proferencias de un sujeto al tiempo que

delimita condiciones según las cuales un enunciado sería verdadero si

fuera emitido.

De acuerdo a esto se establecen complejos vínculos entre el emisor y el

intérprete, que aluden, no sólo a la descripción de las competencias y de

las prácticas lingüísticas del hablante, sino también a la asignación de

contenidos acerca de lo que el intérprete erudito interpretó y de lo que

Rompiendo con muchos filósofos, retóricos y teóricos de

la composición escrita que sostienen que las expresiones verbales son construcciones sociales surgidas del mutuo

acuerdo, Davidson mantiene que se está equivocado al

pensar en el lenguaje como un “simple repertorio de expresiones” con sus

significados e interpretaciones semánticas compartidas entre todos cuando no existe nada

que se comparta

Por teoría de la verdad Davidson entiende un conjunto de axiomas que implican, para cada oración del lenguaje, un enunciado de las condiciones

bajo las cuales dicha oración es verdadera.

De acuerdo a esto se establecen complejos vínculos entre el emisor y el intérprete, que

aluden, no sólo a la descripción de las competencias y de las

prácticas lingüísticas del hablante, sino también a la

2 Cfr. DAVIDSON Donald, Verdad y Pensamiento y Una Interpretación Radical en la Búsqueda del Significado,

Ed. Tecnos, Madrid, 1991, p. 351

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el hablante quiso decir3.

La relación entre lenguaje y verdad se encuentra disponible para la

investigación porque las emisiones son observadas en un contexto de

habla, de modo que se vuelve más accesible la comprensión del

concepto de verdad:

“Una teoría de la verdad no debería tener en cuenta sólo las actitudes

proposicionales que dan por sentado lo que ocurre en el habla, porque

una emisión lingüística posee condiciones de verdad únicamente si el

emisor tiene la intención de que sea interpretada como teniendo esas

condiciones de verdad”4.

En la teoría de Davidson es posible la interpretación correcta del habla de

un sujeto por otro, de modo tal que la evidencia será accesible

públicamente. No es necesario que el intérprete conozca de modo

explícito la teoría, ahora es la teoría la que especifica la justificación de lo

que el intérprete sabe sobre el emisor.

Una teoría de la verdad para un lenguaje natural debe tener en cuenta el

hecho de que muchas oraciones varían su valor de verdad dependiendo

del tiempo en que las dice, y dependiendo del hablante.

Podemos dar cabida a este fenómeno sea declarando que son las

emisiones particulares o los actos de habla, y no las oraciones, los que

tienen valor de verdad, o sea, haciendo de la verdad una relación

aplicable a una oración, un hablante y un tiempo.

Adecuar de este modo a los elementos deícticos, o demostrativos, un

lenguaje natural es aceptar un cambio conceptual radical en la forma en

que puede definirse la verdad, por este hecho Davidson postula su teoría

sobre la verdad empero; ¿Cuáles serían los requisitos para tal teoría?:

• Debería dar cuenta del significado (o de las condiciones de

verdad) de toda oración, analizando su composición según formas

de verdad relevantes, a partir de elementos tomados de un

repertorio finito.

asignación de contenidos acerca de lo que el intérprete

erudito interpretó y de lo que el hablante quiso decir.

En la teoría de Davidson es posible la interpretación

correcta del habla de un sujeto por otro, de modo tal que la

evidencia será accesible públicamente. No es necesario

que el intérprete conozca de modo explícito la teoría, ahora es la teoría la que especifica la

justificación de lo que el intérprete sabe sobre el emisor.

Podemos dar cabida a este fenómeno sea declarando que

son las emisiones particulares o los actos de habla, y no las

oraciones, los que tienen valor de verdad, o sea, haciendo de la verdad una relación aplicable a una oración, un hablante y un

tiempo.

Davidson postula su teoría sobre la verdad

Debería dar cuenta del significado

3 Cfr. DAVIDSON Donald, La Locura de tratar de Definir la Verdad en Revista The Journal of Philosophy,

Volumen XCIII, N 6 junio, 1996, 81-89 4 Ibid., P. 92

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• Debería proporcionar un método para decidir, dada una oración

arbitraria, cuál es su significado. (De una teoría que satisfaga

estas dos condiciones puede decirse que demuestra que el

lenguaje que describe es aprendible y escrutable).

• Los enunciados de condiciones de verdad para oraciones

individuales incluidas en la teoría deberían, de alguna forma

todavía por precisar, hacer uso de los mismos conceptos que usan

las oraciones cuyas condiciones de verdad estipulan.

En cierto sentido, entonces, una teoría de la verdad describe la función

que cada oración desempeña en el lenguaje, en tanto esa función

depende de que la oración sea una potencial portadora de verdad o de

falsedad, y esa descripción se da en términos de estructura. Aceptar esta

propuesta es dejar de lado el intento de hallar entidades que sirvan

como significados de oraciones y palabras: una teoría de la verdad no las

necesita5.

Lenguaje y Pensamiento

Davidson hace uso de tres principios que hacen posible la interpretación

de las proferencias de los hablantes a saber:

El Principio de Autonomía de la Semántica; postula que cada oración

proferida por el hablante cuya conducta verbal está sometida a

investigación se asocia un conjunto de condiciones veritativas, de

condiciones bajo las cuelas la citada oración es verdadera o falsa. Si se

atiende a este principio resulta que la interpretación de una proferencia

estará en función del significado literal (si es que sólo posee uno) de la

expresión proferida.

El Principio de Caridad; postula que el intérprete ha de imputar al

hablante aquellas creencias e intenciones que optimizan el mutuo

acuerdo sobre cuál sea la causa racional de la proferencia. Es decir, este

principio le pide al intérprete que atribuya al hablante las creencias e

intenciones que constituirán para el primero una racionalización de la

Debería proporcionar un método para decidir, dada una

oración arbitraria, cuál es su significado.

Los enunciados de condiciones

de verdad para oraciones individuales incluidas en la teoría deberían, de alguna forma todavía por precisar,

hacer uso de los mismos conceptos que usan las

oraciones cuyas condiciones de verdad estipulan

Principios

El Principio de Autonomía de la Semántica; postula que cada

oración proferida por el hablante cuya conducta verbal

está sometida a investigación se asocia un conjunto de condiciones veritativas

El Principio de Caridad; postula que el intérprete ha de imputar al hablante aquellas creencias e

intenciones que optimizan el mutuo acuerdo sobre cuál sea

la causa racional de la proferencia

5 Cfr. DAVIDSON Donald, Verdad y Pensamiento y Una Interpretación Radical en la Búsqueda del Significado,

Op.cit., Pp. 354-376

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proferencia.

El Principio del Triángulo; postula la posibilidad de expresar las

modalidades de pensamiento de los hablantes en la propia lengua del

intérprete y de ahí, no admite sin más la posibilidad de reflejar en dicha

lengua las actividades psicológicas, sociales, culturales que la conducta

verbal de la comunidad bajo investigación manifieste o asuma. Con ello

lo que se posibilita es la tarea de encontrar para cada oración de la

lengua que hay que interpretar, una o más oraciones de la lengua del

intérprete para asumir una correlación entre lenguaje y pensamiento de

ese lenguaje.

Por lo tanto, si una oración de la lengua bajo estudio posee condiciones

de verdad idénticas a las de una o más oraciones de la lengua del

intérprete, sería lícito concluir que todas ellas paseen el mismo

significado literal o gramatical.

Lo que este principio no exige es que la invarianza de creencias y deseos

se demuestre en la práctica por el procedimiento de hacer corresponder

a cada palabra de la lengua por investigar una palabra de la lengua del

intérprete, a cada proferencia de la primera una proferencia bien

perfilada de la segunda6.

Lenguaje y Comunicación

Para Davidson el lenguaje es un instrumento de la comunicación; las

demás determinaciones que podamos atribuirle serán derivadas y

secundarias respecto a esta.

Por otra parte una estructura semántica y sintáctica convencional que es

permanentemente violada por sus usuarios, sin que ello impida o colapse

definitivamente la comunicación y el entendimiento, no parece que

juegue un papel muy importante en las comunicaciones del ser humano:

“Y es quizá una suerte que ello sea así, pues si la comprensión lingüística

intersubjetiva dependiera de que respetáramos siempre los supuestos

códigos estrictos, sintético y semántico, de nuestros lenguajes,

prácticamente estaríamos condenados a no entendernos nunca, pues es

El Principio del Triángulo; postula la posibilidad de

expresar las modalidades de pensamiento de los hablantes

en la propia lengua del intérprete y de ahí, no admite

sin más la posibilidad de reflejar en dicha lengua las actividades psicológicas, sociales, culturales

que la conducta verbal de la comunidad bajo investigación

manifieste o asuma.

Para Davidson el lenguaje es un instrumento de la

comunicación; las demás determinaciones que podamos

atribuirle serán derivadas y secundarias respecto a esta.

6 Cfr. ACERO JUAN José, Introducción a la Filosofía del Lenguaje, Ed. Cátedra, Madrid, 1985, Pp. 235-238.

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el caso que nuestras conversaciones, son frecuentemente destartaladas,

llenas de sobreentendidos, plagadas de idiotismos, erráticas y difusas; y

no obstante, nos seguimos entendiendo”7.

Sin embargo, nuestro tipo de comunicación no conoce reglas de ese

estilo (al menos el común de los mortales las ignora); y si esta es la

fuente originaria de todo el lenguaje, entonces debemos concluir en

buena ley que no podemos quebrar las reglas del juego.

La comunicación estrictamente, no necesita núcleos semánticos

comunes entre los hablantes. En su lugar Davidson establece que el

concepto básico y originario, tanto en el orden teorético como en el

fenomenológico, es el primer significado. Este primer significado es el

que viene primero en el orden de la interpretación; y el mejor modo de

distinguirlo es recurriendo a las intenciones del hablante.

Davidson señala que lo que nos permite descifrar las diversas

articulaciones fonéticas y obtener claros rendimientos hermenéuticos,

constituye un proceso misterioso que no puede sistematizarse en un

conjunto completo de reglas o normas de estricto cumplimiento, cuyo

dominio por parte de los hablantes fuese condición necesaria y suficiente

para la comprensión. Lo que más importa en este caso es la efectividad

de la comunicación y el hecho de que hablante y oyente consigan

entenderse, es decir, que el oyente entienda al hablante tal y como éste

pretendía ser entendido. La comunicación en sí misma se presenta como

la fuente primera de toda dimensión semántica que determina el sentido

esencial de la idea que se quiere comunicar8.

Comunicación y Convención

La convención es necesaria ya que se emplea en muchas de las

actividades humanas, la misma conexión entre las palabras y lo que ellas

significan es convencional. Empero, donde más hace falta que la

convención desempeñe su tarea es en la concreción de esta conexión,

entre el significado lingüístico y las actitudes y actos humanos descritos

en términos no lingüísticos9. Davidson las enumera en tres tipos:

La comunicación estrictamente, no necesita núcleos semánticos comunes entre los hablantes. En su lugar Davidson establece que el concepto básico y originario,

tanto en el orden teorético como en el fenomenológico, es

el primer significado. Este primer significado es el que

viene primero en el orden de la interpretación; y el mejor modo de distinguirlo es recurriendo a

las intenciones del hablante.

La convención es necesaria ya que se emplea en muchas de las actividades humanas, la misma conexión entre las palabras y lo

que ellas significan es convencional. Empero, donde

más hace falta que la convención desempeñe su tarea

es en la concreción de esta conexión, entre el significado

lingüístico y las actitudes y actos humanos descritos en

términos no lingüísticos

7 DAVIDSON Donald, The Social Aspect of Language, Ed. Erlbaum, New Jersey, 1983, 121-126.

8 Cfr. Ibid., Pp. 130-146.

9 Cfr. DAVIDSON Donald, De la Verdad y de la Interpretación, Ed. Gedisa, Barcelona, 1990, Pp. 263-264

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1.- Las teorías que afirman que hay una convención que conecta las

oraciones de algún modo gramático (o que contiene una frase ejecutora

explícita) con intenciones ilocutorias.

2.- Las teorías que buscan un uso convencional para cada oración.

3.- Las teorías para las cuales hay una convención que vincula las

palabras individuales con una extensión o intención10.

Davidson está convencido de que el origen del significado es la

comunicación, así todo lo que podamos obtener, en lo que a la semántica

se refiere, tendrá que venir dado en este núcleo primordial que es el

intercambio lingüístico entre hablante y oyente. Todo lo verdaderamente

necesario es poder garantizar de un modo adecuado la comunicación, es

decir, la comprensión entre los interlocutores. Para Davidson, el

significado es el lugar originario de todo orden semántico.

Este autor así llega a la conclusión de que el lenguaje constituye una

dimensión fluida y cambiante, cuyos mecanismos comunicativos, en

manos de los hablantes, no tienen que solidificarse en estructuras rígidas

para ofrecer rendimientos veraces y exitosos11.

Davidson está convencido de que el origen del significado es

la comunicación, así todo lo que podamos obtener, en lo que a la semántica se refiere, tendrá que

venir dado en este núcleo primordial que es el intercambio

lingüístico entre hablante y oyente. Todo lo

verdaderamente necesario es poder garantizar de un modo adecuado la comunicación, es decir, la comprensión entre los

interlocutores.

…el lenguaje constituye una dimensión fluida y cambiante,

cuyos mecanismos comunicativos, en manos de los

hablantes, no tienen que solidificarse en estructuras

rígidas para ofrecer rendimientos veraces y exitosos

10

Cfr. Ibidem, P. 264 11

Cfr. DAVIDSON Donald, Filosofía de la Psicología, Ed. Anthropos, Barcelona, 1994, P. 114-126

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Hablar de una cultura es hablar específicamente de una

colectividad.

..podemos decir que solo una colectividad puede crear,

¬impulsada por la necesidad principalmente, pero también por el gozo, formas culturales; éstas son formas de relación

que facilitan la vida al hombre.

La política, por ejemplo, tiene como fin organizar a la

colectividad

La religión, siendo un elemento que ha estado presente desde muy temprana edad de la vida del ser humano -como género-

procura en el hombre la fe necesaria, cuando se asume

una religión de manera real y no aparente o por

conveniencia.

La congregación artística; el teatro, el cine, el baile o danza,

las exposiciones pictóricas, esculturas, o los conciertos

musicales ofrecen a los espectadores tanto un

elemento catártico, posibilidades de una

identificación, así como también una orientación

espiritual.

HOMBRE, TRABAJO Y CULTURA L.F. JULIO GABRIEL MURILLO LEÓN Catedrático de la Escuela de Filosofía de la Universidad Vasco de Quiroga

“Trabajo y Actividad en el hombre”

Hablar de una cultura es hablar específicamente de una colectividad.

Grupos de hombres vinculados a una serie de prácticas, instituciones,

usos y costumbres, en fin, formas de vida afines a todos ellos. Entre esta

serie de actividades que una cultura produce, encontramos la religión, el

festejo, la política, la congregación artística, etc. Estas son sólo algunas

de las realizaciones culturales.

Entrando en materia, podemos decir que solo una colectividad puede

crear, impulsada por la necesidad principalmente, pero también por el

gozo, formas culturales; éstas son formas de relación que facilitan la vida

al hombre.

La política, por ejemplo, tiene como fin organizar a la colectividad,

proporcionar legalidad a sus acuerdos y procurar la justicia, elemento

imprescindible en toda cultura superior.

La religión, siendo un elemento que ha estado presente desde muy

temprana edad de la vida del ser humano -como género- procura en el

hombre la fe necesaria, cuando se asume una religión de manera real y

no aparente o por conveniencia, en Algo superior que da más sentido a

la vida humana, orden y una cierta garantía de trascendencia de su

existencia, es decir, el hombre ya no es sólo instinto de supervivencia

(condición animal), sino necesidad de trascender (condición humana) las

condiciones en que nació como ser vivo, pero, por ende, mortal.

La congregación artística; el teatro, el cine, el baile o danza, las

exposiciones pictóricas, esculturas, o los conciertos musicales ofrecen a

los espectadores tanto un elemento catártico, posibilidades de una

identificación, así como también una orientación espiritual en el sentido

de que ofrecen lo que no puede la actividad lucrativa o meramente

superficial, esto es, un sentido superior a la vida: tanto en lo más íntimo

como para con lo más general.

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Por nuestra parte creemos que

el problema se entendería comparando las dos formas contrarias de realizaciones

culturales, a saber: el trabajo y la actividad.

A diferencia del trabajo, la actividad (en su sentido de

activo) es una forma cultural en tanto que es el individuo, como tal, el que hace, crea y realiza.

El compromiso, y la realización activa, consigo mismo, libera al hombre, lo hace activo en sus

actividades de manutención, de gozo, de relación, y esto por la

simple razón de que es el individuo mismo, de manera

activa, consciente y gozosa, el que realiza su actividad por sí

mismo y no con el trabajo, aun siendo él, su práctica es

exterior, extrínseca, alienada y en donde está fuera, le es

externo

Pero ¿Cómo entender la idea de que la cultura facilita la vida al hombre a

través de las prácticas antes mencionada? Por nuestra parte creemos

que el problema se entendería comparando las dos formas contrarias de

realizaciones culturales, a saber: el trabajo y la actividad.

El trabajo —político, institucional, académico, industrial, etc. Como una

labor que se “tiene” que hacer; Esto se lleva a cabo por alguien que

trabaja (tiene un contrato) en algo para obtener una recompensa

(sueldo, remuneración, ganancia).

Este tipo de labor es una práctica alienada; el hombre vende su fuerza de

trabajo y a cambio obtiene una remuneración.

Lo criticable de esto es que ahí la realización del hombre es superficial;

no es el individuo el que hace, el que crea éste es sólo un medio al

servicio de tal o cual interés exterior a él.

Por tanto, el trabajo no facilita, ni aligera, ni mucho menos enriquece

espiritualmente al hombre; por el contrario: lo aliena, lo empobrece y lo

“esteriliza”, esto es, lo incapacita para crear.

A diferencia del trabajo, la actividad (en su sentido de activo) es una

forma cultural en tanto que es el individuo, como tal, el que hace, crea y

realiza.

Desde una función meramente administrativa, comercial, organizativa;

hasta la intelectual, artística y religiosa, el individuo que es activo, y no

un mero trabajador, hace de su actividad una práctica cultural

liberadora, “facilitadora”.

El compromiso, y la realización activa, consigo mismo, libera al hombre,

lo hace activo en sus actividades de manutención, de gozo, de relación, y

esto por la simple razón de que es el individuo mismo, de manera activa,

consciente y gozosa, el que realiza su actividad por sí mismo y no con el

trabajo, aun siendo él, su práctica es exterior, extrínseca, alienada y en

donde está fuera, le es externo.

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…la cultura es cultura de, en y para una comunidad, esa

cultura no es un ente abstracto ni universal, sino una práctica especifica de una comunidad

especifica

El individuo interpreta, realiza y se compromete —debe

hacerlo— de manera personal, esto es, en tanto que cada uno de sus integrantes comparte una práctica cultural común

cada uno de ellos tiene la posibilidad de cambiarla,

enriquecerla, superarla; pero también de mutilarla, alienarla

y/o estancarla.

En su realización cultural el hombre activo goza de su —y en su—

actividad, se libera; de esta manera la cultura aligera su vida.

Hombre y cultura

¿Qué fue primero el huevo o la gallina? Traspolemos esta pregunta a la

humanidad: ¿Qué fue primero el hombre o la cultura? Si bien sólo existe

la cultura en tanto que hay una colectividad, ésta está conformada por

individuos.

Para aclarar un poco la cuestión optamos por ver al individuo como

elemento imprescindible que lleva a cabo su vida en una cultura.

Entonces, lo primero, lo más importante no es ni el individuo ni la

cultura, sino el individuo en su cultura.

La cultura ofrece formas de relación y realización características a su

manera de ser, esto es, un tipo de religión común, prácticas políticas

especificas, realizaciones estéticas que expresan una temática un tanto

local pero a la vez universal, etc.

En suma, la cultura es cultura de, en y para una comunidad, esa cultura

no es un ente abstracto ni universal, sino una práctica especifica de una

comunidad especifica.

Pero así como la cultura ofrece ciertas formas comunes a su colectividad,

esto no quiere decir que toda práctica sea llevada a cabo de manera

idéntica por todos los integrantes de esa comunidad cultural.

Lo importante de una cultura es que ofrece un vínculo a su comunidad

pero ese vínculo no es algo terminado, no debe serlo.

El individuo interpreta, realiza y se compromete —debe hacerlo— de

manera personal, esto es, en tanto que cada uno de sus integrantes

comparte una práctica cultural común cada uno de ellos tiene la

posibilidad de cambiarla, enriquecerla, superarla; pero también de

mutilarla, alienarla y/o estancarla.

El individuo goza de dos —al menos— características que le son

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Es a través de las formas culturales que el hombre puede encontrar un sentido propio y trascendente de su vida, toda

vez que haya superado el instinto egoísta y se instale en la percepción trascendental de

la vida.

Así es, entonces, que una idiosincrasia, alguien bien

especifico y particular, busca a otro para poder compartir (socializar) eso que los une.

específicas en tanto tal. Una de ellas es su naturaleza instintiva o

pulsional, y la otra su necesidad de relacionarse, esto es, su necesidad de

socializar.

La primera característica genera el impulso natural al egoísmo; el gozo

primario, el deseo básico. Pero así como el hombre tiene esos instintos,

de la misma manera tiene la necesidad de socializar, y esta necesidad, -

creemos por nuestra parte, mitiga, o hace que el egoísmo que está de

manera permanente en su ser "natural" sea encausado a formas de vida

constructivas (culturales).

El individuo, por naturaleza, tiene pulsiones sexuales, tiende a

satisfacerlas; busca el "objeto" de su deseo, no obstante no puede

realizar su pulsión sin antes haber socializado lo necesario con dicho

"objeto" de su deseo. El individuo, debido a las dos circunstancias

anteriores, crea maneras de llevar a cabo sus pulsiones y necesidades; en

este caso particular instituye las relaciones de pareja y las formalizarlas

en un matrimonio: crea formas culturales.

Es a través de las formas culturales que el hombre puede encontrar un

sentido propio y trascendente de su vida, toda vez que haya superado el

instinto egoísta y se instale en la percepción trascendental de la vida.

Cada uno de nosotros, como individuos, posee una idiosincrasia: gustos,

tendencias, facultades, conocimiento, experiencias, etc., que nos da una

característica bien específica. A partir de esta idiosincrasia, de esta forma

de ser, buscamos a otros individuos con maneras de ser similares,

parecidos y/o comunes.

Hoy sabemos que no existen dos hombres idénticos, no obstante si hay

grupos de individuos con maneras de ser compatibles.

Así es, entonces, que una idiosincrasia, alguien bien especifico y

particular, busca a otro para poder compartir (socializar) eso que los une;

y así en lo sucesivo es que se crean formas, maneras, corrientes de

pensamiento, acciones, creencias, goce, etc., es decir formas culturales:

un tipo de arte, de filosofía, de política, religión, etc.

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Humanismo UVAQ. Marzo Abril 2009 Página 24

Encausar nuestras pulsiones y necesidades para seguir construyendo maneras

culturales de ser, siendo nuestro compromiso ese

diálogo activo entre individuo y comunidad. En suma, ser

activos en tanto que individuos pero siempre con la facilidad, el apoyo, que nos otorga nuestra

cultura.

Conclusión

En este texto tratamos de hacer dialogar los dos polos que conforman

toda cultura; por un lado, mostrando algunos elementos de la posición

del individuo en tanto que ser particular pero inextricablemente ligado a

su cultura, y por el otro, el de la colectividad como congregación de esos

individuos que forman un cuerpo autónomo pero no independiente. Una

cultura es eso, el diálogo entre todos sus elementos, lo particular, el

individuo, con lo general, la colectividad.

Ese diálogo siempre se lleva a cabo a través de ciertas formas

establecidas —política, arte, religión, etc. Pero asimismo creativa,

transformativa y moldeable. Cada uno de nosotros, como individuos,

tenemos la facilidad que nos otorgan las formas culturales establecidas;

tenemos un telón de fondo sobre el cual podemos andar; pero también

tenemos necesidades de relacionamos y de expresar nuestra

particularidad.

Es a partir de aquí que vemos una posibilidad de ese desarrollo,

crecimiento y reconstrucción de lo cultural; el compromiso personal para

con la cultura.

Encausar nuestras pulsiones y necesidades para seguir construyendo

maneras culturales de ser, siendo nuestro compromiso ese diálogo

activo entre individuo y comunidad. En suma, ser activos en tanto que

individuos pero siempre con la facilidad, el apoyo, que nos otorga

nuestra cultura.

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MITOLOGIA Y SIMBOLOGIA DEL SAGITARIO LIC. JORGE HORACIO MARTÍNEZ RAMÍREZ. Catedrático de la Escuela de Filosofía de la Universidad Vasco de Quiroga

Abstract La dualidad símbolo – expresión real, está sustentada en la experiencia de la trascendencia del conocimiento sensible sobre el objeto que representa. La objetividad por tanto es susceptible de trascender en la simbolización de su significado. El símbolo, por tanto, encarna la trascendencia específica del ser representado, auto determinado en la visión del ser objeto pero transmutado a la presencia de la representación visual de un ente distinto y ajeno, que contiene en esencia el espíritu de la significatividad del objeto. Este dualismo permite concebir que la idea de transmutación objetiva esté ligada a la movilidad del significado. La significación del objeto se traslada como contenido al objeto simbólico desempeñando es ese lugar la misma funcionalidad del contenido original. Una pauta clara es la llamada representación simbólica de las palabras, cuyo fenómeno gráfico o sonoro, no significan en sí mismos nada más que expresiones lineales morfológicamente uniformes o sonidos específicamente coordinados. El servicio del símbolo es representar los significados intencionales de la palabra en ausencia de la misma palabra. Por tanto, la valía conceptual significativa no se encuentra en la expresión manifiesta del objeto del significado, sino en el significado mismo. Así, la palabra es, en el ejemplo anterior, más un símbolo del significado que el significado. La concepción de un símbolo que encarna la significatividad convierte al mecanismo de la expresión en un dualismo intensión – expresión. La intención es el contendido de la realidad subsumida y manifiesta como imagen de lo concebido. De esta suerte, la

La dualidad símbolo – expresión real, está sustentada

en la experiencia de la trascendencia del conocimiento

sensible sobre el objeto que representa. La objetividad por

tanto es susceptible de trascender en la simbolización

de su significado.

Una pauta clara es la llamada representación simbólica de las

palabras, cuyo fenómeno gráfico o sonoro, no significan

en sí mismos nada más que expresiones lineales

morfológicamente uniformes o sonidos específicamente

coordinados.

La intención es el contendido de la realidad subsumida y

manifiesta como imagen de lo concebido. De esta suerte, la

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realidad es en un principio intencionalidad subjetiva, posicionamiento de un cúmulo de imágenes sensibles que manifiestan la posibilidad de representación, que llamaremos específicamente expresión. Este es un discurso no con emoción sino desde la emoción. Una sustitución de la razón por la emoción; un acercamiento a nuestra

animalidad, esa que realmente vive todo los días con nosotros, que

también decide y carga con la vida.

Desde ella, en su esse primario, desde su interpretación vital y óntica,

desde el calor de sus ideas. Ahí donde está el dolor y el placer, razón

última de nuestros movimientos. Ahí, donde está la raíz de nuestros

miedos.

La emoción nos avienta y nos conduce, nos acompaña. Es innegable su

existencia. Hasta el más racional contempló emocionado algo. La

emoción es punto de partida, es el a priori de la tábula rasa; es la tábula

rasa misma. Ahí está el flujo constante de sentires.

Al escribir, toco lo más sensible de mi conciencia, las razones emotivas

de mi inconciencia, esas que dan contexto a las etapas vitales. Las etapas

vitales, que no son más que el conjunto de experiencias reducidas al

dolor o placer de las circunstancias hechas historia personal.

Los psicólogos tienen ahí su campo de trabajo. El buen psicólogo lleva a

su paciente a los senderos de las experiencias vitales para que desde ahí,

desmenucen los contenidos de las emociones. Ahí están las respuestas,

las explicaciones.

Dejo toda la razón a quien pensó que los sueños son el retroceso al

antiguo lenguaje primate. Soñar es hablar en humano antiguo, saltos y

combinaciones de imágenes que generan emociones. Lo importante no

son las imágenes sino lo subyacente; emotividad generada.

Por eso, como en un sueño, el proceso de dormir y esperar a que el

cuerpo esté en total reposo, es un buen inicio para sentir las emociones,

sentir imágenes. La verdad está en la emoción. Deshaced el miedo y los

realidad es en un principio intencionalidad subjetiva,

posicionamiento de un cúmulo de imágenes sensibles que

manifiestan la posibilidad de representación, que llamaremos

específicamente expresión.

La emoción nos avienta y nos conduce, nos acompaña. Es

innegable su existencia. Hasta el más racional contempló

emocionado algo. La emoción es punto de partida, es el a

priori de la tábula rasa; es la tábula rasa misma. Ahí está el

flujo constante de sentires

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significados subyacentes en las imágenes mudarán de dueño.

El sagitario es un mito compuesto, el mito del αντροποσ flechador,

pensador, racional, calculador, cazador, estratega con el εθυινοσ ágil,

fiel, veloz, casi indomable y de bellas formas.

Su representación mueve a los artistas al confín idílico de la cultura

griega. Siempre Zodiaco, el sagitario es un signo. Signar sagitariamente es

signar con la figura del hombre de razón, que tiene el arco y la flecha, es

decir, con el poder del convencimiento ambivalente: la palabra y la

fuerza.

El designio sagitariano lleva la dialéctica de la palabra libre y las manos

ocupadas defendiendo el arma: el arco y la flecha. El poder y la razón

entremezclados en la única razón de su síntesis, la trascendencia.

Así, también es signar con la animalidad del equino sometido, alguna vez

salvaje y añorante de su primigenia naturaleza. Es un semental,

estrictamente condenado a sucumbir ante las pasiones que le despierta

el mundo.

Ser sagitario es contradecirse, vivir en la paradoja. Un mundo polarizado

que aprende, sólo aprende la armonía cuando ya ha radicalizado sus

experiencias vitales. Una lucha eterna entre razón y emoción, una visión

desde los ojos y desde las vísceras. La batalla perenne entre estoicos y

hedónicos. Ser sagitario es convivir con Séneca y Epicúreo, dialogando.

Es ceñirse entre la ambición del poder y el placer, huir del dolor pero una

vez sometido a él, hacerlo flagelo formativo, controlador de sí. Signarse

sagitario es vivir con dolor. Ser sagitario duele.

En su “Alegoría de la educación de Felipe III” , Justus Tiel (siglo XVI),

muestra al Padre Cronos apartando al dios Cupido del monarca, mientras

la justicia le oferta la espada. Cronos, implacable, inmutable y dinámico,

también vive la paradoja. Tiempo y vida, son dos contradicciones que

armonizan.

Ahora, nos encontramos en la encrucijada de la unidad contradictoria, la

El sagitario es un mito compuesto, el mito del

αντροποσ flechador,

pensador, racional, calculador, cazador, estratega con el

εθυινοσ ágil, fiel, veloz, casi indomable y de bellas formas

Ser sagitario es contradecirse, vivir en la paradoja. Un mundo polarizado que aprende, sólo

aprende la armonía cuando ya ha radicalizado sus experiencias vitales. Una lucha eterna entre

razón y emoción, una visión desde los ojos y desde las

vísceras. La batalla perenne entre estoicos y hedónicos. Ser

sagitario es convivir con Séneca y Epicúreo, dialogando

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impureza de una entidad compuesta, irremediable, irrenunciable.

Emociones que se escapan desde el sentir de la experiencia vital contra

el control de la razón, que busca desde sí el poder. El poder del control y

la posesión.

Poder y razón. Dolor y placer subyugados, pero ponderados porque se

generan y generan, explican y permiten. En realidad es el εθυινοσ quien

sabe cuando disparar la flecha, pero es el αντροποσ quien le indica

donde y a quien.

El símbolo εθυινοσ está estrechamente ligado en algunas culturas

asiáticas al acontecer mismo de la vida. Jinete y vida no se contradicen,

se unifican y son una realidad misma. Piensan desde el galope y juntan

desde su identidad el poder de la razón que somete.

El conflicto platónico del andrógino, queda sin efecto cuando es en sí

donde se encuentra la dualidad unitaria de la entidad antropológica. El

sagitario rompe con el ideal platónico de la mitad añorada, porque es en

la animalidad donde está la verdadera unidad.

La mitad extirpada del andrógino no es su par, es el εθυινοσ que

permanece ahí, domado pero expectante a su propia voluntad, nunca

ajeno a su vocación por la pradera y su continua carrera.

El εθυινοσ es movimiento puro, son piernas y genitalidad, alimento y

excrementación. El equino es una búsqueda desde el movimiento de sí.

Es naturaleza intacta, pura, pero cobarde, sometida al dolor de la razón

que el αντροποσ le impone, ante el mero hecho de la contemplación del

cielo inalcanzable contra la llanura que ahí está y que es sumisa,

dispuesta a ser corrida toda ella.

Tentación que se queda marcada y que descubre el αντροποσ en la

añoranza de la naturaleza sumida: ¿Qué es esto? - Dirá desde sí, sin soltar

ni un instante el arco, pues es el sentido de su seguridad -. ¿Qué es esto?

¿Hay algo mejor que las estrellas y el ancho cielo? ¿Hay algo mejor que la

mirada lejana hacia o incomprensible? ¿Qué es esto? ¿Por qué correr en

la pradera llana, y dejarme al sentimiento intacto de la libertad de mi

Poder y razón. Dolor y placer subyugados, pero ponderados porque se generan y generan,

explican y permiten

El conflicto platónico del andrógino, queda sin efecto

cuando es en sí donde se encuentra la dualidad unitaria de la entidad antropológica. El

sagitario rompe con el ideal platónico de la mitad añorada,

porque es en la animalidad donde está la verdadera unidad.

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vientre, que está ahí, solícito? No, no. Arriba, nunca abajo.

La paradoja se vuelve ya experiencia vital y dolor. Algo quedará sin

sentido porque será desdeñado, alejado, arrebatado. Será la tendencia

hacia las estrellas que llenan la noche o el sol que alumbra el día. Será la

llanura, los caminos. Los dos son irreconciliables porque cuando corre el

Sagitario, sólo ve lo inmediato, sólo se lo que viene, El cansancio agobia y

el descanso se convierte en objeto del deseo. Si corre, las estrellas se

pierden y el sol le agota.

La guerra es la única síntesis posible. Pero la guerra tiene un complejo

dilema, puede matar al sagitario.

Luchar es poner la vida en juego. La vida es el respecto simbólico de la

síntesis entre la humanidad racional y la viceralidad animal. Así la, luchar

es el propio de la unidad sagitaria. Es la restitución del valor original de

la vida y del contenido. Un esfuerzo de creatividad y andanza.

Los signos de los tiempos son referentes escriturísticos de la

interpretación. Existe la posibilidad hermenéutica de la interpretación

del devenir. Los tiempos de hoy son los ahora de la palabra. El ahora

resume el tiempo actual y se somete a un presente razonablemente

explicable de los ahora pasados, pretéritos actualmente.

Su interpretación corre desde el concepto puro de la naturaleza

existente que se muestra tal cual es. La naturaleza se vuelve generante y

la irremediable situación constituye un todo que construye desde su

entidad lo explicable.

El tiempo se vuelve un recurso insujetable, generante de explicación. El

tiempo se queda en dos posturas, inmóvil. Otra paradoja de la

interpretación de las situaciones vitales, en la emotividad generada y la

memoria, contenedores del tiempo.

Podemos decir que la emotividad es como una memoria, pero una

memoria pura, totalmente corpórea enraizada en la naturaleza. La

memoria racional, en cambio, es cómplice directa de la interpretación,

receptora y sujeta al concepto de los sucesos.

Los dos son irreconciliables porque cuando corre el

Sagitario, sólo ve lo inmediato, sólo se lo que viene, El

cansancio agobia y el descanso se convierte en objeto del

deseo. Si corre, las estrellas se pierden y el sol le agota.

La guerra es la única síntesis

posible. Pero la guerra tiene un complejo dilema, puede matar

al sagitario

odemos decir que la emotividad es como una memoria, pero una

memoria pura, totalmente corpórea enraizada en la naturaleza. La memoria

racional, en cambio, es cómplice directa de la interpretación,

receptora y sujeta al concepto de los sucesos

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Pero es el tiempo, el tiempo del ahora el que genera y entraña desde sí la

explicación y el que va construyendo una temporalidad individual en los

ahora de cada emotividad creada. Por eso decimos que cada quien tiene

un ahora, sujetos a la emotividad generada con su explicabilidad

respectiva.

La emotividad generada es el recurso que pone la animalidad ante el

suceso, una suerte de sensaciones que se conjugan en una totalidad

entendida como entidad temporal y que se introduce en la emotividad,

cuyo sentido de existencia resucita cuando se recuerda la situación.

La interpretación de los tiempos, la exégesis de los sucesos se liga a la

explicabilidad de los sucesos envueltos en la emotividad. Emotividad y

tiempo se vuelven signos de una misma entidad vital que se presenta en

la ventana del presente, en ahora actual.

El sagitario se complementa desde su emotividad y temporalidad.

Tiempo y emoción forman un espacio cósmico que encapsula el

momento. Los ahora se encierran desde la perspectiva temporal y es la

memoria emotiva quien los trae al presente con todo el vestigio de lo

vivido.

Un presente añadido a la carga emotiva, adquiere el grado de conciente.

Pude ser realizado por una conciencia potenciadora que lo limita y

define. Así, los momentos son constructos emocionales que representan

la realidad vivida desde su visón existencial emotiva.

La temporalidad retiene su pasajera existencia en la emotividad que la

contiene en una conciencia específica. No habrá, por tanto recuerdo que

no sea limitado por un contexto emotivo que sólo puede ser disfrazado o

destruido por la mentira.

Así, es la palabra, el αντροποσ racionalizador del sagitario el único que

puede destruir el momento emotivo con y desde la palabra que lo

enuncia o potenciarlo. La racionalidad que quiere explicar el momento

sólo tiene para hacerlo a la palabra.

La emotividad generada es el recurso que pone la animalidad

ante el suceso, una suerte de sensaciones que se conjugan en una totalidad entendida como

entidad temporal y que se introduce en la emotividad, cuyo sentido de existencia

resucita cuando se recuerda la situación.

El sagitario se complementa desde su emotividad y

temporalidad

Un presente añadido a la carga emotiva, adquiere el grado de conciente. Pude ser realizado

por una conciencia potenciadora que lo limita y

define. Así, los momentos son constructos emocionales que representan la realidad vivida

desde su visón existencial emotiva

La racionalidad que quiere explicar el momento sólo tiene

para hacerlo a la palabra

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Pero, ¿podrá la palabra describir la emotividad de la temporalidad?

¿Habrá de verdad la posibilidad de que la emotividad primaria y única

viaje hasta el confín del otro o lo otro con la emotividad existencial

original?

Desde aquí la palabra se convierte en vía de posibilidad para la

emotividad de la existencia del ahora. El sagitario vive su ahora y puede

difundirlo desde la palabra.

Desde aquí la palabra se convierte en vía de posibilidad

para la emotividad de la existencia del ahora. El sagitario vive su ahora y puede difundirlo

desde la palabra.

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Habermas hablaba de un retorno a los orígenes de la política, en la que ésta se

consideraba como una extensión de la ética y la polis (la ciudad) era el lugar en el que la persona humana se

podría desarrollar plenamente.

…podemos llegar a la conclusión de que la política será ética en la medida que

cumpla con esa meta de poner los medios para que las personas se desarrollen

plenamente (una vez más, el Bien Común)

ÉTICA EN LA POLÍTICA MTRO. JOSÉ MANUEL ORTIZ RODRÍGUEZ Coordinador General de Programas no Escolarizados, Universidad Vasco de Quiroga

Cuando Habermas12 hablaba de un retorno a los orígenes de la política, en la que ésta se consideraba como una extensión de la ética y la polis (la ciudad) era el lugar en el que la persona humana se podría desarrollar plenamente, seguramente no ignoraba la realidad del hacer político actual, en el que la búsqueda y defensa del poder a como dé lugar obstruye la búsqueda del bienestar para los todos los miembros de la sociedad. Esta realidad de la política no es nueva, desde que existe una estructura de poder en las sociedades, existen fuerzas internas que buscan implantar su visión particular para el ejercicio del poder. Ahora bien, estas fuerzas se concretizan en personas, las cuales pueden ejercer el poder para beneficio de la comunidad o para beneficio personal. Es esa la intersección entre la política y la ética. Si tomamos la definición clásica de la política (en sentido ideal) como el arte por el cual la autoridad pone los medios para el desarrollo de las personas de una comunidad (Bien Común) y la ética como la ciencia por la cual se determina la bondad o maldad de los actos humanos, siendo actos buenos aquellos que se hacen respetando la naturaleza de la realidad, podemos llegar a la conclusión de que la política será ética en la medida que cumpla con esa meta de poner los medios para que las personas se desarrollen plenamente (una vez más, el Bien Común). Ahora bien, considerando que la realidad es muy necia, nos podríamos preguntar ¿cómo es que una actividad con fines tan nobles tiene una imagen tan negativa en la sociedad? Entre otras cosas, porque los ciudadanos hemos constatado que quienes se dedican a la política no necesariamente buscan el bien de la sociedad sino que buscan su beneficio personal o de grupo, porque en muchas ocasiones, los políticos, con sus acciones lesionan el tejido social. La pregunta sería ¿es que la política no sirve?

12

HABERMAS, J. RAWLS, J. Debate sobre el liberalismo político. Barcelona. Paidós

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Bajo este argumento, lo que está mal no es la política, sino

los políticos.

…podríamos considerar que un político verdaderamente actúa de manera ética cuando tiene

unidad de vida y busca la verdad y el bien.

Con unidad de vida hablamos

de coherencia, que el comportamiento del político

sea lo más parecido a su discurso, no únicamente de

forma o de pose.

Nos parece que los planteamientos de la política que busca el desarrollo de cada persona no pueden ser puestos en duda. El problema es que las personas que deberían de llevarlos a cabo no lo hacen. Bajo este argumento, lo que está mal no es la política, sino los políticos. Esta visión es mucho más adecuada, ya que la política como tal, es una actividad que es realizada por personas concretas que deberían de tener un comportamiento apegado lo más posible a principios éticos. Tenemos entonces una política que no sirve para su fin porque tenemos políticos cuyo comportamiento no se apega a criterios éticos. ¿Qué comportamiento podríamos entonces esperar de un político cuyas acciones están regidas por la ética, lo cual, por consecuencia permitirá a la política alcanzar su fin? Santo Tomás de Aquino13 considera que toda realidad tiene características esenciales en común, también definidos como trascendentales: la unidad, la verdad, la bondad (unum, verum, bonum). Si consideramos el fin de la política descrito anteriormente como la búsqueda del Bien Común y aceptamos que la bondad de los actos depende de que se respete la naturaleza de las realidades, el ejercicio de la política será ético en la medida que se pongan los medios para que todos los miembros de la polis se realicen plenamente, lo cual solo será posible en la medida que nuestros políticos actúen intencionalmente buscando ese fin. Sintetizando, podríamos considerar que un político verdaderamente actúa de manera ética cuando tiene unidad de vida y busca la verdad y el bien. Con unidad de vida hablamos de coherencia, que el comportamiento del político sea lo más parecido a su discurso, no únicamente de forma o de pose. Cuando un político habla de Estado de Derecho -que no es otra cosa sino el respeto a las leyes y sus instituciones- y no cumple la ley o descalifica cotidianamente a las instituciones no puede ser una persona coherente, hay que desconfiar de él.

13

TOMAS DE AQUINO en De Veritate (q. I, ar. 1)

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Recientemente, las sociedades han implementado algunos

mecanismos para asegurar un mínimo de certidumbre en los dichos y hechos de los políticos a través de los mecanismos de

transparencia

Ese Bien Común, que no es otra cosa sino la creación de los

medios para que los ciudadanos podamos cumplir con nuestros fines no es algo opcional ni una

graciosa dádiva de quienes ejercen el poder.

Lo mismo podemos decir de funcionarios que no cumplen con las labores que les han sido encomendadas por incompetencia o negligencia. La integridad o coherencia es una virtud que se debe de exigir a nuestros políticos para renovar la política. Otro elemento que se debe exigir a los políticos, es el respeto a la verdad. Tristemente, el ejercicio político se convierte en ocasiones en una feria de verdades a medias y de mentiras completas. Recientemente, las sociedades han implementado algunos mecanismos para asegurar un mínimo de certidumbre en los dichos y hechos de los políticos a través de los mecanismos de transparencia. La transparencia en el ejercicio político y el cumplimiento cabal de promesas con evidencias, son exigencias que debe de cumplir cualquier político de manera cabal, ya sea a través de los mecanismos dispuestos por la sociedad o por motu proprio y no con campañas mediáticas. Finalmente, debemos asegurarnos que nuestros políticos tengan un interés genuino en la búsqueda del Bien común, para las generaciones actuales y las futuras. Ese Bien Común, que no es otra cosa sino la creación de los medios para que los ciudadanos podamos cumplir con nuestros fines no es algo opcional ni una graciosa dádiva de quienes ejercen el poder. Cuando tenemos un grupo de legisladores que buscan cualquier pretexto para evitar que en nuestro país se concreten las reformas estructurales que nos permitan ser competitivos, podemos estar seguros que buscan cualquier cosa menos el bien del país. Esos son la clase de políticos que desprestigian a la política. Otro elemento que se debe considerar es tener cuidado con los que ofrecen un bienestar en el corto plazo pero comprometen la viabilidad del país en el largo plazo. Esos políticos, que buscan la popularidad del momento a toda costa, le pueden generar un quebranto a largo plazo a la sociedad. Por lo que se debe de evaluar seriamente si las propuestas que hacen no implicarían, en caso de cumplirse, en un lastre para nuestros hijos. Esa búsqueda de lo bueno se debe de reflejar en políticos que tengan la capacidad de crear relaciones de confianza y armonía con las personas

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El problema de nuestro tiempo, es que se ha empleado un gran esfuerzo en describir la política: relatar cómo se hace, publicar

el escándalo, “lo que se ha hecho”, “lo que se podría hacer” y se ha olvidado lo

fundamental: para qué es la política y cuáles son sus fines:

Ayudar a cada persona a desarrollarse plenamente.

que los rodean. En un país como el nuestro, en el que las condiciones de la democracia implican necesariamente la creación de compromisos con personas de diversos grupos e intereses, esta característica es fundamental. El genial GK Chesterton14 menciona: “Existe entre los hombres una curiosa especie de agnósticos, ávidos escudriñadores del arte, que averiguan con sumo cuidado todo lo que en una catedral es antiguo y todo lo que en ella es nuevo. Los católicos, por el contrario, otorgan más importancia al hecho de si la catedral ha sido reconstruida para volver a servir como lo que es, es decir, como catedral”. El problema de nuestro tiempo, es que se ha empleado un gran esfuerzo en describir la política: relatar cómo se hace, publicar el escándalo, “lo que se ha hecho”, “lo que se podría hacer” y se ha olvidado lo fundamental: para qué es la política y cuáles son sus fines: Ayudar a cada persona a desarrollarse plenamente.

14

CHESTERTON, G.K. “Porqué me convertí al catolicismo” en Doce apóstoles modernos y sus credos, 1926

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Directorio

Humanismo UVAQ Publicación Bimestral de la Universidad Vasco de Quiroga editada por la Escuela de Filosofía. Dirección de Educación a Distancia. Dirección de Comunicación y Relaciones Públicas.

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