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HUELLA DE LECTURA Gr:ah;iíTi G La infancia r inmediata: Paul Celan, Nelly Sachs; Móntale y Pavese; Baudelaire, Rimbaud, Eluard. Cuando la poesía en inglés se volvió más y más impera- tiva, me pareció que lo más lógico podría ser estudiarla. Ezra Pound, T.S.Eliot, los escritores románticos que ellos habían leído. Eso era a campo traviesa: algún idioma ajeno en peda- zos, que se podía com- parar con un íntimo exi- lio en las innumerables conexiones con palabras o paisajes propios, yen- do y viniendo en días o noches acalladas, que algunas veces cortaban el camino de malos re- cuerdos. Las novelas de las bibliotecas familia- res fueron argumentos sswgsppf! •'«•«•ÉIÉÍÉIII tensos con finales cerra- dos: Simenon, Guy des Cars, Cronin. Fleming o el admirado Graham Greene del que se hablaba mucho en las reuniones familiares, traducidos; Es- tanislao del Campo, Arlt, Cortázar, García Már- quez, Bioy Casares y Silvina Ocampo no. "Yo y otros ensayos •. E&líoteca Setx Barraí Suslamerfcsina-F'lariet» había vivido catorce años en un país selvático sin un mapa, pero ahora se habían abierto caminos y naturalmente tenía que seguirlos". Esto escri- bió Graham Greene con seductora determinación en su "Prólogo personal" para un conjunto de en- sayos que se llaman la infancia perdida, cuando en algún momento debe haber sentido algo se- mejante a uno aquí en Córdoba, ante la solici- tud de Antonio Oviedo para los Cuadernos de la Bilblioteca. Greene además postula allí que "Tal vez solo en la infan- cia los libros ejercen una influencia profunda ¡en nuestra vida. En la vida posterior los admiramos, nos entretienen, pode- mos modificar criterios sustentamos. que ya pero es más probable que encontremos en los libros únicamente una confirmación de lo que ya ocupa nuestra mente (...)". No estoy tan segura. Biografía María Calviño nació en Córdoba (Arg.) en 1 9ól. Ha publicado Círculo de sombra (Ediciones del Torco, 1 993); Temporada de casa y otros poemas (Ingenio Editorial, 1 998); Lírica en trámite (Babel Editorial, 2008), Fin de semana largo (Babel Editorial, 2011 y disponible en: www.fin- desemanalargopoemas.com); De tarde en e/ puerto (La Sofía Cartonera, 201 2). Es docente de la cátedra de literatura de habla inglesa de la Universidad Nacional de Córdoba, y del IFDC de Villa Mercedes, San Luis. 17

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HUELLA DE LECTURA

Gr:ah;iíTi GLa infancia r

inmediata: Paul Celan, Nelly Sachs; Móntale y

Pavese; Baudelaire, Rimbaud, Eluard. Cuando la

poesía en inglés se volvió más y más impera-

tiva, me pareció que lo

más lógico podría ser

estudiarla. Ezra Pound,

T.S.Eliot, los escritores

románticos que ellos

habían leído. Eso era a

campo traviesa: algún

idioma ajeno en peda-

zos, que se podía com-

parar con un íntimo exi-

lio en las innumerables

conexiones con palabras

o paisajes propios, yen-

do y viniendo en días o

noches acalladas, que

algunas veces cortaban

el camino de malos re-

cuerdos.

Las novelas de

las bibliotecas familia-

res fueron argumentos sswgsppf! •'«•«•ÉIÉÍÉIIItensos con finales cerra-

dos: Simenon, Guy des Cars, Cronin. Fleming o el

admirado Graham Greene del que se hablaba

mucho en las reuniones familiares, traducidos; Es-

tanislao del Campo, Arlt, Cortázar, García Már-

quez, Bioy Casares y Silvina Ocampo no. "Yo

y otros ensayos

•.

E&líoteca Setx BarraíSuslamerfcsina-F'lariet»

había vivido catorce años en un país selvático sin

un mapa, pero ahora se habían abierto caminos

y naturalmente tenía que seguirlos". Esto escri-

bió Graham Greene con

seductora determinación

en su "Prólogo personal"

para un conjunto de en-

sayos que se llaman la

infancia perdida, cuando

en algún momento debe

haber sentido algo se-

mejante a uno aquí en

Córdoba, ante la solici-

tud de Antonio Oviedo

para los Cuadernos de

la Bilblioteca. Greene

además postula allí que

"Tal vez solo en la infan-

cia los libros ejercen una

influencia profunda ¡en

nuestra vida. En la vida

posterior los admiramos,

nos entretienen, pode-

mos modificar criterios

sustentamos.que ya

pero es más probable que encontremos en los

libros únicamente una confirmación de lo que ya

ocupa nuestra mente (...)". No estoy tan segura.

BiografíaMaría Calviño nació en Córdoba (Arg.) en 1 9ól. Ha publicado Círculo de sombra (Ediciones

del Torco, 1 993); Temporada de casa y otros poemas (Ingenio Editorial, 1 998); Lírica en trámite

(Babel Editorial, 2008), Fin de semana largo (Babel Editorial, 2011 y disponible en: www.fin-

desemanalargopoemas.com); De tarde en e/ puerto (La Sofía Cartonera, 201 2). Es docente de

la cátedra de literatura de habla inglesa de la Universidad Nacional de Córdoba, y del IFDC

de Villa Mercedes, San Luis.

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LA LECTURA COMO VIAJE Y DEFINICIÓN

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LA LECTURA COMO VIAJEY DEFINICIÓNLeer es viajar acompañadoPor Germán Maretto

<&Creo que leer es viajar. Cada página

que pasa de anverso a reverso significa un pasomás allá, una estación menos en el mapa de latrama, un mojón que queda atrás en la banquinade un azaroso camino que elegimos correr, reco-rrer o, por qué no, esquivar.

Cada lectura es un viaje en el que solopuedo llevarme a mí mismo como guía a/desa/fortunado, como chofer diestro y siniestro, ocomo niño de aburrimiento fácil y equipaje, omás bien bartulo... de los incómodos.

Como guía (es bien sabido que, paraseñalar un camino, primero hay que conocerlo)corro riesgos y compro libros de autores desco-nocidos o de autores conocidos pero en sus face-tas menos frecuentes. Así me he adentrado en lapoesía de Borges, algo que no todos conocen, ydescubrí que solo una pluma acerada, enciclopé-dica y precisa como la de él pudo encontrar lasmejores laderas y trazar un bello camino por lomontañoso de la poesía. También me ha tocadopadecer los senderos de otros autores, que nose bifurcaron en jardines y me dejaron en mediode tierra yerma. Como guía, eso sí, reconozco miescepticismo a la hora de recomendar lecturas.La búsqueda de un libro debería ser un hechoíntimo, lejos de todo canon o catálogo. Me hatocado oír charlas que se resumirían en un "si nolees a Roberto Bolaño, sos un iletrado". Si per-mutara algunas palabras, quedaría: "si notenésun Levi's, sos un grasa" y ambas suenan igual-mente vacías, de shopping.

Como chofer suelo conducir por los librosúnicamente de ida: no me gusta hacer el mismocamino dos veces y libro leído, libro que descan-sará en el estante. Podrán dar cuenta de mi há-

bito desde Asimov hasta García Márquez, cuyocoronel, además de no tener quién le escriba, nologrará que vaya de nuevo a visitarlo. Los librostécnicos, en cambio, deben hacerse cargo de misrepetitivas consultas.

Como niño (debo reconocer que ante unlibro siempre soy como un niño), me describoaburridizo. Estoy siempre en el asiento de atrásy no le tengo miedo a los viajes de quinientas omil páginas mientras la trama sea entretenida.Eso sí, mi paciencia dura más o menos veinte pá-ginas. Excedido ese fiado, el «¿falta mucho?» esinstantáneo. Incluso puede pasar que me quie-ra bajar a medio camino. Así fue que un veranoDon Wilton me hizo viajar calladito la boca y elNobel Vargas Llosa agotó varias veces el cré-dito.

Como equipaje de mí mismo, debo decirque soy difícil de acomodar en el maletero, so-bre todo cuando estoy sumergido en libros cuyatrama hace que quiera más y más. Ahí es cuandomi otro yo me hace pesado el viaje, recordán-dome cuántas obligaciones tengo y todas muchomás importantes que la lectura. Una víctima de«mi equipaje de mí mismo» ha sido Dan Brown.

Leer es viajar para mí y, si bien sólo pue-do llevarme a mí mismo, nunca sé cuál de misyoes es el que me va a acompañar.

Leer: una definición que me define

Abro el diccionario y busco una definiciónde la Real Academia:

Leer: (Del lat. Legére).1. tr. Pasar la vista por lo escrito o impre-

so comprendiendo la significación de los carac-teres empleados.

No hay mejor definición para lo que meocurrió días atrás, cuando pude recuperar mibiblioteca. En cajas, en valijas, en mochilas —y

A LECTURA COMO VIAJE Y DEFINICIÓN

hasta en cajones de verduras—, el caudal delibros que conservo y acreciento desde mi infan-cia volvió a tener residencia en el barrio de mibiblioteca. Y en la tarea de asignarle a cadaejemplar su terreno fui «pasando la vista por loescrito o impreso», reencontrándome con mis li-bros amigos, mis conocidos y con títulos y autoresque no recordaba haber leído. En esa "lectura"rememoré los caídos... al menos los que mi pro-digiosa capacidad de olvido me permitió: pres-tados sin retorno, perdidos, estragados y por mídevueltos (a regañadientes).

En esa «lectura», en realidad no esta-ba haciendo otra cosa que leerme a mí mismo,«comprender la significación» de quién he sidohasta el momento de escribir este artículo.

Repaso desde el principio. Mi primer con-tacto con la lectura fue a través de mi madre ysus cuentos antes de dormir. Eso duró hasta misseis. Ahí gané independencia y en mis primerosaños de lector fui armando pilas de Billiken yAnteojito que me acompañaban en el último tra-yecto del día. Algunas siestas también, pero trasuna ardua discusión con los Rastis.

En el único lugar donde leía a la siestaera en la casa de mi abuela, cuando la visitabaen vacaciones (y sin Rastis). Ella tenía dos colec-ciones que me sosegaban de 13.30 a 16.30: Eltesoro de la juventud y Robin Hood. Algo añe-ja en varias secciones, la primera tenía un cofreque siempre abría: "El Libro de las NarracionesInteresantes", repleto de fábulas y cuentos, casisiempre de tintes fantásticos. De tapas amarillas,la segunda colección me hizo pelear con San-dokán, asombrarme con Julio Verne y conocerdecenas de clásicos más, como Alicia y Gulliver.

A finales de mi primaria y toda mi se-cundaria me atraparon una revista llamada MuyInteresante -de la que hasta hace poco conser-vaba el número uno de la edición argentina- yla Enciclopedia Salvat de tapas rojas. Mis librosde aquella época fueron de lo más variado: ElCódigo Civil Argentino, la colección Elige tu pro-pia aventura y autores de ciencia ficción comoRay Bradbury.

La poesía y lo latinoamericano se apro-pió de mi último tramo adolescente y mis veintis,ya en Córdoba y usando cospeles para mover-

LA LECTURA COMO VIAJE Y DEFINICIÓN

me. Entre mis libros y apuntes de marketing seinfiltraban García Márquez, Neruda, Benedet-ti, Tuñón. También los hubo foráneos: Rimbaud,Baudeleire y Bukowski. Todos ellos me sirvieron,a veces de guía y a veces de consuelo en mi

producción literaria que por entonces era princi-palmente poética.

La publicación de mi libro de poesía, fueun antes y un después en mis lecturas o pasajesde vista por paisajes de vidas. .

El lecto-escritor

En mis treintis tomé la decisión de serescritor.

Lo bueno: cierta previsibilidad. Cuandouno dice a qué se dedica, sabe que obtendrádos tipos de reacciones en su interlocutor: ad-miración (en todos los matices) o desprecio (entodas las gamas).

Lo malo: dejemos de lado las deficienciasfinancieras (para ser un escritor con ingresos desalario mínimo se deben vender 500 ejemplaresmensuales y para ser uno rico como el de las pe-lículas, unos 1 0.000 como mínimo y por muchosaños), lo malo de ser escritor es que, ademásde aplanarte los cuartos traseros mientras daleque dale al tecladito, tenes que pelarte los ojosleyendo y más de una vez con visión técnica, qui-tándole bastante placer al viaje. De hecho, más

que como pasajero —e inserto un cuarto rol—,vas en un crucero por lugares paradisíacos, perocomo mecánico confinado a la sala de máquinas.

Así desarmé varias veces las novelas deAuster, Murakami y decenas de thrillers —mu-cho menos literarios—, en pos de encontrar esa"pieza" que les confiere un funcionamiento so-bresaliente.

Para peor, cuando uno elige el caminode la escritura, debe buscar aquellas lecturasque sean funcionales a las novelas que escribe,con lo que la baraja de títulos no da para mez-clar y repartir como en Las Vegas, sino más biencon un mazo de campamento repleto de faltan-tes.

En mi caso, cuando estoy escribiendo unanovela (algo que comienza mucho antes de apo-rrear el QWERTY noche tras noche), la mesa de

luz va llenándose de libros de investigación ynovelas afines al tema que en más de un pá-rrafo dicen lo mismo que yo y me amargan laexistencia.

Finalmente me sobrepongo y sigo pasan-do páginas —no es cuestión de perderse el via-je—, y también sigo escribiendo lo que algunavez me propuse-, esas historias que me gustaríaleer.

BiografíaGermán Maretto (Córdoba, 1 971) Escritor. Ha sido miembro de la Asociación Argentina deLectura (seccional Córdoba) y participado en los talleres de la Sociedad Argentina de Escri-tores - Córdoba. Con sus poemas y relatos ha participado en antologías y ha sido finalistaen concursos nacionales e internacionales. Tiene publicado Con/uros de ciudad sin mar (Ed.Del Boulevard, Córdoba, 1998). Actualmente alterna sus actividades literarias en Córdobay España donde, además de escribir y editar, se dedica a coordinar su taller Tertulias paraescribir desde el año 2009.

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ACERCA DE LA CASA DEL DIOS OCULTO

ACERCA DE LA CASA DELDIOS OCULTO1

Por Antonio Oviedo

En los libros -novelas y cuentos- escritospor Luis Gusman la religión, la de su madre ypor ende la religión que su hijo fue tematizan-do literariamente, ocupa un lugar recurrente, confrecuencia insoslayable, por no decir que eselugar se renueva y busca nuevas formas de ma-nifestarse. La observación que se acaba de ha-cer puede sonar reduccionista pues en rigor losnexos y concatenaciones de esta religión a florde página, por así llamarla, muestran una suertede ubicuidad a todas luces colmada de interro-gantes. En todos los casos dichos interrogantesse orientan hacia determinadas capas narrati-vas en cuyos pliegues la religión materna apa-rece formalmente enunciada. Y también, dichosea de paso, examinan y convocan algunas desus facetas más evasivas sin que por ese motivoéstas llegan a liberar todas sus resistencias a lainterpretación o al análisis crítico.

Según lo que Luis Gusman cuenta en unreportaje (13/12/2009), ya su infancia estuvoatravesada por las prácticas espiritistas de sumadre e incluso de sus tías, y esta circunstan-cia se reiteró en épocas posteriores de su vida.En este sentido, su primera experiencia ocurriócuando la madre lo llevó a una sesión de es-piritismo en la cual podría ver bajar el espíritude Gardel. Cuando Luis habla de su madre, casiinvariablemente su figura se halla asociada adeterminadas prácticas religiosas. Es más, esamadre, que a veces oficiaba de médium, escri-bía poemas surgidos de ese estado de trancey cuyas cualidades literarias eran, afirma Luis,francamente malas. Pero esta calificación ne-

1 Texto leído en la presentacióndel libro ¿a caso del dios oculto de Luis Gusman, enBiblioteca Córdoba el día 30/1 1/2012.

gativa tuvo sin embargo un rol decisivo en lavocación literaria que Gusman proclamó en suadolescencia. Otro tanto ocurrió con su padre,cantor de tangos y autor de varias letras a lasque su hijo pudo acceder. Entonces, la existenciade estos focos determinantes para la escritura.Determinantes pues fueron suficientes para quienpudo asimilarlos y de ese modo adoptarlos, ins-cribirlos, podría decirse de manera súbita, en undestino que fatalmente iba a darles cabida.

Publicado en 1 973, El frasquito fue elprimer libro escrito por Luis Gusman. Se puededecir que El frasquito inaugura también una seriede preocupaciones, obsesiones o leit motivs quereaparecerán con la misma intensidad a poste-rior! en otros libros. El doble, el gemelo, el tango(indisociable de Gardel) o el espiritismo. Es so-bre todo en relación a éste último que la figurade la madre interviene activamente. Lo cierto esque la madre de Luis atravesó consecutivamen-te tres religiones. La católica, la espiritista y laapostólica. Pero fue el espiritismo el que calómuy profundamente en Gusman y se mantuvo,incluso demandando un lugar propio en la acciónnarrativa, en fin, expandiéndose sin pausa a lolargo de las diferentes etapas de su producciónliteraria.

En noviembre de 1988 salió editadapor Conjetural La rueda de Virgilio, cuyo subtí-tulo, Una antobiografía literaria, si bien tiene uncarácter aclaratorio relativo, en realidad intro-duce o recrea ese centro de gravedad de lavida literaria de Luis Gusman constituido por lasreligiones que fueron practicadas, como ya se

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ACERCA DE LA CASA DEL DIOS OCULTO

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dijo antes, por su madre con una devoción, meatrevo a llamarla así recurriendo a una hipóte-sis, inclaudicable. Pues no podía claudicar en lamedida que se iba dando el pasaje de una a lasiguiente. Al mismo tiempo, la única claudicaciónhubiera ocurrido ante la posibilidad de persistiro de perseverar en una sola. Además, siendo sumadre una persona "delicadamente teatral", se-gún la expresión que usa Luis para describirla,cabe suponer que ella interpretaba sus actos.

Hecha esta salvedad y de acuerdo aldevenir escogido aquí para estas reflexiones,es menester detenerse en el hecho de que Gus-man, poco más de 20 años después, en otro li-bro titulado Los muertos no mienten, retoma bajootras condiciones las elaboraciones que nutrenLa rueda de Virgilio. Bajo otras condiciones: és-tas no son otras que la apelación a una suertede bibliografía bastante exahustiva y a la vezsingular por los criterios que su empleo justifica,en la cual incluye 35 autores (de Henry Jamesa Nabokov, pasando por Lugones, Arthur ConanDoyle, Roberto Arlt, Alejandro Dumas, Hilario As-casubi, Graham Greene, Cabrera Infante, Joyce,Gómez de la Serna o el francés Alian Kardec,quien formuló los postulados doctrinarios fun-damentales del espiritismo) que escribieron untotal de 39 obras indistintamente dedicadas alespiritismo, al esoterismo o a las ciencias ocultas,siempre y cuando se conceda que dichas opcio-nes designan un mismo objeto a menudo elusivo.

Ahora bien, la bibliografía recién men-cionada en nada supone una condescendientesistematización que tendría un correlato en los17 textos que despliegan y articulan los res-pectivos contenidos de esa bibliografía. Por elcontrario, en esos 1 7 textos Gusman concibe unasuerte de tratado acerca de las más heterogé-neas casuísticas inherentes al espiritismo; peroen las argumentaciones y desarrollos de esetratado subyace en realidad un tratamiento li-terario de esas casuísticas. Estas son portadoras

de diversas circunstancias que dibujan la sendade un conjunto de historias caleidoscópicas en lasque intervienen tanto experiencias personales yfamiliares como una relación estrecha con escri-tores que aparte de reafirmar la existencia deldiscurso espiritista Gusman encuentra en ellos lasconfluencias e interrelaciones con su propio esta-tuto de escritor. Asimismo, el registro autobiográ-fico cobra desde luego importancia dado que lamadre del escritor es nuevamente el hilo conduc-tor que va y viene durante diferentes épocas ydiferentes coyunturas hasta el dramático desen-lace acaecido con su muerte.

La casa del Dios oculto, publicada hacepocos meses, traza una prolongación de mu-chos de los aspectos que Los muertos no mientenhabían previamente enunciado. En particular,habría que señalar el relato espiritista (inse-parable de ciertos tópicos autobiográficos queafloran una y otra vez), sus temas y en lo funda-mental su escritura. La escritura que ese relatoespiritista ha ido moldeando mediante sucesivostanteos o ajustes que resignifican, como ocurrecon otras fases de su textualidad, una sintaxisque la frase de Gusman parece haber construi-do de un modo definitivo y que consiste en poderestablecer la cantidad de palabras, ni una másni una menos, con la cual esa frase, en diferen-tes contextos de enunciación, adquiere su con-sistencia sonora y gramatical más permanente.No es destreza, pues ésta implica la capacidadpara sortear acaso rutinariamente las dificulta-des. Sino que cada frase asume las dificultadespara, justamente, no dejarlas de lado. Tampocoes concisión, laconismo o una adjetivación casiinexistente: dichos rasgos se palpan y sin embar-go reclaman una definición que es imprescindi-ble encontrar. En una entrevista que sacó EÑE enmarzo de este año, Gusman aclara que su inte-rés hacia el relato espiritista obedece al hechode que se trata de un relato espurio excluido delsistema literario.

ACERCA DE LA CASA DEL DIOS OCULTO

Antes de efectuar consideraciones másprecisas acerca de esta rotunda afirmación, unapausa nos puede llevar siquiera brevemente alos 20 textos subdivididos en tres secciones deLa caso del Dios oculto: Desierta, Herejías criollasy Cambios de domicilio. Para decirlo con pocaspalabras y con un toque inge-nioso, las ramificaciones están ala orden del libro pues las coin-cidencias, las yuxtaposiciones ylos azares que la prosa de LuisGusman logra extraer de larealidad de muchas de sus ex-periencias y lecturas, participanen las oscilaciones narrativas delos textos. A esta modalidad tangusmaniana habría que darlela categoría de un arte de losincesantes entrecruzamientos,el cual avanza y retrocede, sedesvía y recupera una ilaciónque parecía compacta cuandoen realidad no había logradorobustecerse pues el cauce ele-gido para lograr este propósi-to quedó privado de fundar esa posibilidad. Sibien las peripecias surgidas de cada texto sue-len transitar una linealidad carente de fracturas,en ese mismo instante otra linealidad más apaci-ble pero disonante toma el relevo y se despojade lo que no era otra cosa que una estabilidadefímera.

Un fragor de cosas desordenadas, pormomentos incandescentes y a la vez sombrías,afecta y vulnera a unos seres que el narradoren primera persona, sin excluirse por lo tanto así mismo, se encarga de presentar aun cuandosean el padre, la madre, el hermano y otros pa-rientes los que resultan el objeto de explicacio-nes sin miramientos y de corrosivas evocaciones.Así, circulan por estos relatos espurios, es decir,desprovistos de legitimidad pero que la conquis-

La casadel Dios oculto

taron precisamente por el hecho de no tenerla,un conjunto de personajes inmersos en los másdisímiles oficios (un taxidermista, un pastor evan-gélico, un pintor de temas militares, un detecti-ve psíquico, un ex-legionario con una mano demadera, una custodia del santuario de Rodrigo

Bueno, etc.) y en situaciones enlas que la sordidez o la humilla-ción no resultan ajenas. En todoslos casos, asoma, intermitente ode un modo implícito, la religiónespiritista (jamás abandonadapor su madre y que ésta habíalogrado conciliar con la católi-ca) a través del estilo inconfun-dible forjado por Gusman me-diante su escritura.

Recién se aludió alcarácter espurio del relato espi-ritista y del cual se hace cargouna determinada concepción dela frase inventada por Gusman.En las características citadas seactualiza una especie de conti-nuidad d'e ese "pequeño idio-

ma", como supo llamar muy sagazmente el crí-tico Luis Chitarroni a la escritura de El frasquito.Un nuevo pequeño idioma resurge entonces conel envión del pasado, descubrimos que su impul-so está vigente, y nos anuncia que perdura unaestética que no se agotó sino que su núcleo inicialguardaba nuevas energías para reaparecer. Ypequeño no lo es por el diminutivo de frasquito,no es su magnitud o su dimensión cuantitativa loque importa; lo que señala en todo caso aquí esla manera que tiene de inmiscuirse en el sistemaliterario, en nuestro sistema literario, reivindican-do los motivos que lo llevaron a encontrar los res-quicios para darle al relato espiritista una zonapropia y genuino en la literatura argentina. Algoque Luis Gusman nunca dejó de buscar.

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CÓRDOBA EN LA FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES 2013

Por decimotercer año consecutivo laprovincia de Córdoba participa de la FeriaInternacional del Libro de Buenos Aires.

La Subdireccion de Letras y Bibliotecastuvo a su cargo la organización y atención delstand donde pudimos mostrar al país y a todoslos visitantes del mundo la producción editorialcordobesa; libros de edición oficial y de edi-toriales independientes fueron exhibidos en elPabellón Ocre de esta Feria que es conside-rada una de las más importantes del mundo.

El stand es visitado anualmente por unpúblico, que se cuenta en miles, ávido de co-nocer nuestras producciones, nuestros poetas,novelistas y ensayistas.

Córdoba es la principal productora delibros del interior de Argentina, asistimos, inclu-so, en la actualidad al fenómeno de que au-tores de Buenos Aires eligen sellos editorialescordobeses para publicar sus obras.

Las publicaciones de las universidadesde Córdoba, por su calidad y exelencia resul-tan de especial interés.

Los libros fruto de los concursos provin-ciales y nuestra colección Escritores en el B¡-centenario (Ediciones Letras y Bibliotecas Cór-doba) fueron también altamente apreciados.

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DÍA DE CÓRDOBAEN LAFERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES 2013

El 9 de mayo fue el día de Córdoba en la Feria In-ternacional del Libro. Las Lie. Módica Ambort y Candelariade Olmos dictaron una conferencia sobre la vida y obrade Juan Filloy "Un escritor en tres siglos". Un público atentoescuchó la inteligente charla a dos voces de estas cordobe-sas que viajaron a Buenos Aires para representarnos.

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LIBROS como

ColecciónVoces en el Centenario

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Las páginas de Pintores Cordobeses de Jorge Barón Biza (1942-2001) permiten leer unpreciso recorrido elaborado a partir de las biografías de un total de 41 pintores oriun-dos de esta provincia o que forjaron sus obras en ella. Desde Genaro Pérez hasta Anto-nio Monteiro, pasando por Emilio Caraffa, Guillermo Butler, Fernando Fader, LinoSpilimbergo, José Malanca, Rosa Ferreyra de Roca, Roberto Viola, Ernesto Fariña, MiguelOcampo, Pont Vergas, Bonevardi, Carlos Alonso, Antonio Seguí, etc., todos ellos sonobjeto de las sui generis biografías de Barón Biza. Sui generis, pues bajo dicha modali-dad va enunciando reflexiones que exceden la trillada enumeración de aspectos deuna existencia más o menos compleja, cuyos logros y esfuerzos suelen ser los previsi-bles. En cambio, aquí los enfoques y tratamientos arrojan luz sobre momentos clavesinherentes a una formación, a una temática, a una elección estética, a hallazgos que endefinitiva es capaz de establecer quien descubre que la biografía alberga modos sutilesde interrogar la obra de arte.

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Nuevos títulos

Una característica relevante de la poesía de Malvina Rosa Quiroga apuesta a lahomogeneidad y la solidez de sus construcciones verbales. Su matriz clasicistarehuye el estrépito de las vanguardias, descree por lo tanto de la ruptura de lamétrica y de la rima. Vista desde el presente, su obra ha permanecido fiel a unamansedumbre que le concierne profundamente. Tal vez por esta razón, queHM|IIIII.I(|,I en sus valiosos h,ill.i/i)os, el olvido ha ganado terreno, pero cuandoen un anaquel no demasiado visible de l.i biblioteca encontramos alguno de suslihio-., leemos ion (|ciiiimo mides esia escritura atravesada por una rara eintempoial sensibilidad Inseparables del panorama de la poesía cordobesa, suslibros no pueden |>oi < onsujínenie eslai alísenles por ( u.inlo se sostienen por símismos.

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Nuevos títulos

En Noche y día, Marcelo Masóla muestra una escritura que lleva el asunto poético alcampo de una enunciación que bien se podría denominar racional. Difícilmente seadvertirá en dicha enunciación una menor emoción, todo lo contrario ya que la escri-tura como tal expresa una sensibilidad inteligente surgida en la interioridad del texto.Sensibilidad que se erige como conjetural en el espacio de los poemas, e incluso en loantinómico de una dialéctica que reúne, integrándolas, las formas discursivas con eldestinatario de la palabra.Acaso el mayor aporte de Marcelo Masóla a la poesía de Córdoba haya sido su visión,su atención detallada en el proceso de construcción del poema, al margen de lasefusiones con desbordes emocionales, respetuoso, sin embargo, de la gravedad afec-tiva de la palabra dicha, de su peso silencioso, constante, de su transcurrir en laaparente permanencia. Noche y Día de Marcelo Masóla es un camino de y hacia laverdadera poesía o, dicho de otra manera, un camino hacia la verdad del poema.

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TALLERES LITERARIO? DICTADOSEN BIBLIOTECA CÓRDOBA

MARTESLJc.Ma

Attwood, SilviaCafé de LetrasHorario: 19.15 a 20.45Vil,i . . .,ii i wi u xlsilvi.ií'i>hotma¡l.com

AUTORIDADES/STAFF:

• • • •eim ^¿

AUTORIDADES:

JOSÉ MANUEL DE LA SOTA

GOBERNADOR

,

ALICIA MÓNICA PREGNO

VICEGOBERNADORA

PABLO CAÑEDO

PRESIDENTE AGENCIA CÓRDOBA CULTURA

ANTONIO OVIEDO

SUBDIRECTOR DE LETRAS Y BIBLIOTECAS

STAFF

DIRECTOR:

Lie. ANTONIO OVIEDO

CONSEJO EDITORIAL:

CÉSARVARGAS

CLAUDIO SUÁREZ

Lie. GRACIELA CASTRO

Lie. LEANDRO CALLE

SUSANA CABUCHI

EDUARDO GASQUEZ

EDUARDO LACOSTE

BIBL. CLAUDIA PALACIOS

BIBL. RAÚL OYÓLA

DISEÑO:

JUAN PABLO CANO

CORRECCIÓN:

EDUARDO GASQUEZ

Lie. LEANDRO CALLE

El pulpo

Oscuro dios de las profundidades,helécho, hongo, jacinto,

entre rocas que nadie ha visto, allí, en el abismo,donde al amanecer, contra la lumbre del sol,

baja la noche al fondo del mar y el pulpo le sorbecon las ventosas de sus tentáculos tinta sombría.

Qué belleza nocturna su esplendor si navegaen lo más penumbrosamente salobre del agua madre,

para él cristalina y dulce.Pero en la playa que infestó la basura plástica

esa joya carnal del viscoso vértigoparece un monstruo; y están matando/ a garrotazos / al indefenso encallado.

Alguien lanzó un arpón y el pulpo respira muertepor la segunda asfixia que constituye su herida.De sus labios no mana sangre: brota la noche

y enluta el mar y desvanece la tierra,muy lentamente, mientras el pulpo se muere.

Poemas de José Emilio Pacheco (México 1939)Premio Cervantes 2009.

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