#MOG7SCSP 216277ISBN 978-1-943216-27-7

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HOMBRE DE

DIOSRENOVADO DE POR

VIDA

DEVOCIONALES PARA HOMBRES

DEVOCIONALES PARA HOMBRES

Energía solar. Energía eólica. Energía geotérmica. Nuestro mundo busca recursos renovables. Recursos de energía que se renueven luego de ser usados.¿Y tú?¿Dónde encuentras descanso en un mundo que siempre anda a las corridas? ¿Dónde vas en busca de renovación?“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”, promete Santiago (4:8). Para el pueblo de Dios, la renovación se produce cuando se toman el tiempo para meditar y acercarse a Dios.El amor de Dios es un recurso renovable. No se puede consumir, gastar, extinguir.Estos devocionales te proveen momentos de meditación para tu renovación espiritual. Te acercan más a Cristo para que, por su gracia, seas renovado en cuerpo, mente y espíritu.¡Descansando en el poder Dios serás renovado de por vida!

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David R. Schmitt

DEVOCIONALES PARA HOMBRES

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La misión de CTA es glorificar a Dios proveyendo productos

que alienten y animen al cuerpo de Cristo— ¡porque le amamos!

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ISBN 978-1-943216-27-7IMPRESO EN TAILANDIA

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David R. Schmitt

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RENOVADO POR

CRISTOJesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Jesús nos trae descanso, pero también nos trae renovación. Aquel que estuvo presente en la creación llenando de vida el mundo, continúa obrando creativamente en nuestras vidas.

Que las lecturas y oraciones de esta semana te lleven a Jesús, la fuente de renovación.

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DÍA 1

ESCENAS DE

RENOVACIÓNY el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.

Apocalipsis 21:5

Una vez compré una película que nunca voy a volver a ver: La Pasión de Cristo, de Mel Gibson. La violencia es demasiado gráfica y las emociones demasiado fuertes como para mirarla otra vez.

Pero la vi una vez y una escena me quedó grabada en la mente: el momento en que, camino a su crucifixión, Jesús le habla a su madre.

Jesús va cargando su cruz. Está ensangrentado y golpeado. De pronto se cae y María trata de sostenerlo. Sabe que su hijo va a morir.

Por unos instantes vemos el rostro de Jesús golpeado y ensangrentado. Luego escuchamos su voz diciéndole a María: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.”

Ese momento de violencia horrible habrá de ser, en Jesús, el acto más creativo de Dios. Con su muerte Jesús traerá perdón y vida, y con su resurrección de la muerte renovará todas las cosas… por ti.

Esa escena no está en los Evangelios; Gibson la creó para la película. Pero escenas como esa ocurren en los Evangelios. Una y otra vez vemos a Jesús entrar en el sufrimiento para traer renovación.

Posesión demoníaca, lepra, ceguera, prostitución, pobreza, muerte… las escenas cambian, pero la obra de Jesús permanece igual. Jesús entra en el sufrimiento para traer renovación.

Por algo es que esa escena sigue viva en mi mente: esa es la misión de Jesús todavía hoy.

¿Conoces el sufrimiento? Una palabra dicha con ira que caló muy profundo; una enfermedad incurable; el recuerdo de un abuso no superado.

Vuelve tu mirada a Jesús. Él es el Señor de la vida. Él entra en tu sufrimiento para traerte renovación. No existe ningún camino de sufrimiento por el cual él no viaje, ni ningún lugar doloroso que él no visite para traerte su renovación.

No conozco tu camino. Sin embargo, aun en las escenas más insignificantes de tu vida Jesús va contigo. No estás solo.

Cristo ha venido a renovar ricamente tu vida cada día con su maravilloso amor.

Jesús, que todo lo renuevas, ven a mi vida y haz todas las cosas nuevas. Amén.

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DÍA 2

AMORQUE RENUEVA LA VIDA

Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre

su cuello, y le besó. Lucas 15:20

¿Quién iba a pensar que el remordimiento pesara tanto? Para Juan cada año se hacía más pesado.

Su padre había fallecido hacía cinco años en un accidente trágico en la autopista. Pero esa tragedia no era nada comparada con los años previos. Y eso era lo que le quitaba el sueño a Juan.

Él y su padre nunca se habían llevado bien. Durante años se habían peleado: ya fuera por el dinero o por la forma en que criaba a sus hijos. Siempre tenían motivo para discutir.

El accidente acabó con todas las peleas. Pero puso sobre Juan una carga interminable.

Ya no había más oportunidad de reconciliación, ni siquiera de un simple “¿me perdonas?”. Y así Juan vivía con recuerdos que nunca podría cambiar, palabras que nunca podría decir y culpas que no lograba disipar.

¿Cómo se carga con un pasado que no se puede cambiar? En la parábola del hijo pródigo Jesús ofrece una respuesta.

El hijo menor dejó el hogar llevándose todo y regresó con nada… excepto remordimientos. Palabras. Acciones. Todo lo que se nos ocurra. ¿Cómo saber que el remordimiento podía ser tan pesado? ¡Quería decir tantas cosas! ¡Quería tanto enmendar el mal hecho!

Pero cuando su padre lo vio, no esperó a que hablara: salió corriendo y lo abrazó. Su amor tuvo la primera y la última palabra. En ese momento, una vida de remordimientos se encontró con una eternidad de amor. El amor del padre llevó vida nueva a la vieja historia de un hijo perdido.

El amor de Dios renueva la vida porque no depende de lo que decimos o hacemos, sino de lo que Jesús dijo e hizo por nosotros. Jesús murió bajo la tragedia de nuestro pecado para resucitar y crear nueva vida para nosotros en sí mismo.

Todos cargamos con remordimientos, ya sean por palabras o acciones. Pero, a partir de ese remordimiento, el amor de Dios nos trae renovación.

Cuando nos enfrentamos con cosas que no podemos cambiar, Dios nos ofrece aquello que nunca cambia: su amor.

Padre, perdona las cosas que no puedo cambiar y renuévame con tu amor que nunca cambia. Amén.

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DÍA 3

EL MÁS PEQUEÑO

DETALLEEnjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos.

Apocalipsis 21:4

“No te preocupes por las cosas pequeñas.”

“Mira la vida desde otra perspectiva.”

“Hazlo en grande, o no lo hagas.”

Todos dichos conocidos estampados en afiches y compartidos con amigos, que nos animan a mirar la vida desde otra perspectiva.

A veces estos dichos nos ayudan, pues nos hacen pensar. Deja de lado tu teléfono, mira a tu familia reunida alrededor de la mesa… y “mira la vida desde otra perspectiva.” ¿Qué sentido tiene contestar correos durante las vacaciones?

Pero las palabras sabias también pueden aplicarse mal. Podemos enfocarnos tanto en las cosas grandes, que perdemos de vista las cosas pequeñas. Esperamos que Dios nos renueve la vida, pero no nos damos cuenta de su presencia poderosa cada día.

Dios le dio a Juan una visión gloriosa de un nuevo cielo y una nueva tierra. El apóstol vio multitudes de ángeles

postrándose en asombro celestial. Gente de cada tribu, lengua y nación reunida ante el trono de Dios. Y aun en medio de tal magnificencia, Juan ve a Dios haciendo algo insignificante: enjugando una lágrima.

Aquel que re-crea los cielos y la tierra, se toma el tiempo para enjugar una lágrima.

Lo que Dios hace en ese momento es una revelación gloriosa: el reino de Dios viene en las formas más insignificantes.

Una vez Cristo comparó su muerte con una semilla sembrada (Juan 12:23-24). En el paisaje de la historia humana, la muerte de un judío desconocido llamado Jesús era algo insignificante. Pero, en el reino de Dios, las cosas más grandes son decididas de las maneras más insignificantes.

Jesús muere para traer perdón para todos y luego resucita para gobernar sobre toda la creación. Sin embargo, ese gobierno a menudo lo realiza a través de cosas insignificantes.

Una conversación con tu hija al regreso de la escuela alimenta una paciencia que dura toda una vida. Una oración por tu matrimonio renueva tu relación de pareja.

Todas estas son cosas insignificantes que el mundo, que dice “hazlo en grande o no lo hagas”, pasa por alto. Pero Dios, que se toma el tiempo de enjugar una lágrima, obra a través de ellas.

En el reino de Dios las cosas insignificantes importan… y mucho.

Todopoderoso Dios, enséñame a servir confiando en que la grandeza de tu reino viene en las cosas más

insignificantes. Amén.8 9

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DÍA 4

RENOVACIÓN EN EL

SUFRIMIENTOY no sólo esto, sino que también nos gloriamos

en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia.

Romanos 5:3

En un momento, durante el Blitz de Londres, los alemanes tiraron casi 300 bombas por minuto en el centro de Londres destruyendo no sólo la ciudad, sino también la vida de sus habitantes.

Las estaciones subterráneas se convirtieron en refugios ya que afuera, donde la gente caminaba para ir a trabajar en medio de la muerte, el polvo y los escombros, la vida era frágil. Las personas aprendieron a ver la vida de manera diferente.

Una foto de febrero de 1942 muestra un jardín simple, en cuyo centro se encuentran parcelas cuidadosamente trabajadas. Las rodean montículos de tierra que forman un círculo alrededor del jardín. Al alejarse se puede ver que es un jardín de triunfo sembrado en el cráter de una bomba. De una escena de destrucción surgen frutos de renovación.

El apóstol Pablo nos recuerda que a menudo la renovación viene a partir del sufrimiento. Por esta razón, los cristianos nos regocijamos en nuestros sufrimientos:

porque confiamos en Dios, quien nos fortalece a partir del sufrimiento. La renovación a partir de las ruinas.

Cristo murió colgado entre hombres cuyas vidas estaban en ruinas. No sabemos qué los llevó a la cruz. Quizás una vida de robos, o quizás una decisión radicalmente mala. Fuera lo que fuese, estaban terminados. Unas pocas horas más y darían su último suspiro.

Un criminal se volvió a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42). Ese moribundo entregó su vida arruinada a Jesús.

No sabemos qué lo llevó a la cruz, pero sí sabemos qué llevó a Jesús a la cruz: una eternidad de amor y una decisión divina radical. Jesús habría de traer renovación a partir de nuestra ruina. Él moriría bajo el castigo del pecado para traer la gracia de Dios a los pecadores. Y así fue que dijo a ese hombre: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).

Jesús trae vida a partir de la muerte. Para ese hombre y para ti. Para él no hay nada demasiado arruinado en tu vida. Ninguna relación demasiado quebrada, ningún recuerdo demasiado dañado, ni ningún pecado demasiado grande como para que él no pueda traer renovación a partir de tus ruinas.

Señor Jesús, te traigo las ruinas de mi vida. Entra en ellas con tu

Espíritu y trae renovación. Amén.

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DÍA 5

UN LUGAR EN LA

MESAEl Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no

queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9

Tu hijo solía admirarte. Después del fútbol iba corriendo al automóvil y en el camino a casa no hacía más que hablar del partido y de llenarte de preguntas. Eso era hace un año, pero ahora todo cambió. Ahora tienes suerte si necesita que lo busques. Por lo general vuelve a casa con algún amigo. Y, cuando lo buscas, el trayecto es incómodo: tus preguntas ansiosas, sus respuestas escuetas. Luego de unos momentos, silencio total. Entonces él se pone a mirar su celular y tú te preguntas qué ha pasado.

De a poco aprendes que no puedes controlar el amor de tus hijos.

Sin embargo, sí puedes controlar el amor que les tienes. Pedro nos recuerda que, a veces, la renovación toma tiempo. “El Señor… es paciente”, dice (2 Pedro 3:9). Dios no obra en nuestro horario, pero sí obra. Él espera con paciencia… y amor.

Pensemos en la noche en el Aposento Alto, antes que Jesús fuera arrestado. Jesús sabía que Judas iba a

traicionarlo. Bien podía haberlo excluido, o haber puesto a los otros discípulos en su contra. Sin embargo, Jesús eligió amarlo. Se arrodilló como un sirviente y lavó los pies de su traidor. Jesús sabía que la renovación es posible sólo a través del amor.

Si bien Judas traicionó a Jesús, Jesús no traicionaría la misión de Dios. Él era paciente. Murió por el pecado y resucitó para traerte el amor de Dios. Y no sólo a ti, sino también a otros a través de ti.

Entonces, ¿qué debe hacer un hombre cuando las relaciones cambian? Algunos se enojan y toman represalias, otros huyen heridos. En cambio tú, responde en amor.

¿Qué hace un padre cuando se da cuenta que sus hijos se están alejando? Va al comedor y agrega un lugar en la mesa. Mientras sea su padre y mientras esa sea su casa, siempre habrá un lugar en la mesa para sus hijos.

El amor de Dios es paciente y fuerte. Es un amor que espera y obra renovación.

Señor, concédeme paciencia para esperar y fuerza para obrar, mientras renuevas las relaciones

en tu amor. Amén.

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FE EN ACCIÓNDurante su ministerio terrenal, Jesús llamó a las personas a que fueran a él y les prometió descanso y renovación. Lamentablemente, no todas respondieron a su llamado.

Ese problema sigue vigente hoy en día: algunos eligen vivir por su cuenta.

Pero el que ellos no vayan a Jesús no significa que él no vaya a ellos.

Este fin de semana piensa en conocidos que están tratando de vivir por su cuenta. Si es posible llama a uno o dos, o envíales un mensaje o un correo para ver cómo están.

Luego de contactarlos, haz una lista de cosas por las cuales orar por ellos.

Toma un tiempo para presentar sus nombres y necesidades ante Jesús y pídele que renueve sus vidas.

RENOVADO EN EL

CUERPOUna vez, durante su ministerio, Jesús envió a sus discípulos a trabajar. Cuando regresaron, les dijo: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6:31).

Jesús sabía lo importante que era para su pueblo tanto el trabajo como el descanso. Sin trabajo, nuestras vidas pueden parecer sin sentido. Sin descanso, nuestros cuerpos se agotan.

Al proveernos tanto descanso como trabajo, Dios renueva nuestros cuerpos.

Que las lecturas y oraciones de esta semana te acerquen a Dios de tal manera que, ya sea descansando o trabajando, tu cuerpo se renueve.

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