Hogar y Fe Nº 21

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NUESTRA PORTADA 3 er Trimestre 2002 Año 5 N° 21 Revista del Movimiento Familiar Cristiano de C. R. Editada por la Asociación Evangelizadora de la Familia HOGAR Y FE Céd. 3-002-275803 Apdo. 1140-3000 Heredia Teléfonos 237-0705 - 238-1376 Fax: 261-1572 E-mail: [email protected] CONSEJO EDITORIAL Jorge y Carmencita Aguilar / Jorge y Xinia Sáenz / Luis y Laura Blanco / Walter y Ma. Elena Cruz DISTRIBUCIÓN Manuel y Gilda Morales Tel.: 261-7589 DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN AGUIJOSA PUBLICADO EN Imprenta Sáenz Lobo Tel.: 237-0064 CORRECTORA DE ESTILO Lic. Sandra Aguilar M. Diseño de la portada: Collage Producciones Tel.261-8764 Email: [email protected] UNA LUZ PARA LA FAMILIA Editorial Una Visión Histórica 2 La Juventud opina De palabra a palabra 3 Comentario de actualidad La Romería: negocio, religiosidad y fe 4 De que tamaño me ven mis hijos 5 El arte de escuchar 6 Orientación familiar El enojo: como manejarlo constructivamente 7 Entrevistas en línea Un sueño de niño 8 Ciudadanos de oro Comunicación efectiva con las personas adultas mayores 10 Cuando los hijos crecen 11 En familia Cuidemos a nuestros niños 12 Comunicarnos con Dios 14 Mi mamá no tiene novio 15 Para los más chicos 16 MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO. Entidad sin fines de lucro, inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones, expediente 1209 y con cédula jurídica N.° 3 -002-045708. Miembro de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos, organismo consultor de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y reconocida por el Consejo Pontificio de la Santa Sede, como Asociación de Fieles Laicos de Derecho Privado, según decreto C.G.C. 87.036.83810001-24, del 23 de junio, 1989.

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Artículos variados para la familia.

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NUESTRA PORTADA

3er Trimestre 2002

Año 5 N° 21

Revista del Movimiento Familiar Cristiano de C. R. Editada por la Asociación Evangelizadora de la Familia

HOGAR Y FE Céd. 3-002-275803

Apdo. 1140-3000 Heredia

Teléfonos 237-0705 - 238-1376 Fax: 261-1572 E-mail: [email protected]

CONSEJO EDITORIAL

Jorge y Carmencita Aguilar / Jorge y Xinia Sáenz / Luis y Laura Blanco / Walter y Ma. Elena Cruz

DISTRIBUCIÓN

Manuel y Gilda Morales Tel.: 261-7589

DISEÑO Y

DIAGRAMACIÓN AGUIJOSA

PUBLICADO EN

Imprenta Sáenz Lobo Tel.: 237-0064

CORRECTORA DE ESTILO

Lic. Sandra Aguilar M.

Diseño de la portada: Collage Producciones Tel.261-8764 Email: [email protected]

UNA LUZ PARA LA FAMILIA

Editorial

Una Visión Histórica 2

La Juventud opina

De palabra a palabra 3

Comentario de actualidad

La Romería: negocio, religiosidad y fe 4

De que tamaño me ven mis hijos 5

El arte de escuchar 6

Orientación familiar

El enojo: como manejarlo constructivamente 7

Entrevistas en línea

Un sueño de niño 8

Ciudadanos de oro

Comunicación efectiva con las personas

adultas mayores

10

Cuando los hijos crecen 11

En familia

Cuidemos a nuestros niños 12

Comunicarnos con Dios 14

Mi mamá no tiene novio 15

Para los más chicos 16

MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO. Entidad sin fines de lucro, inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones, expediente 1209 y con cédula jurídica N.° 3-002-045708. Miembro de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos, organismo consultor de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y reconocida por el Consejo Pontificio de la Santa Sede, como Asociación de Fieles Laicos de Derecho Privado, según decreto C.G.C. 87.036.83810001-24, del 23 de junio, 1989.

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UNA VISIÓN HISTÓRICA

editorial

El 19 de setiembre de 1997 vio la luz por primera vez, la revista HOGAR Y FE, una publica-ción que llegaría a convertirse en material de con-sulta para los agentes evangeli-zadores de la fa-

milia.

Hoy cinco años después, converti-da en la publica-ción oficial del

Movimiento Familiar Cristiano de Costa Rica, tiene una gran aceptación entre sus militantes, catequistas y otros agentes de pastoral familiar, pues contiene mensajes dirigidos al interior de la familia, que se con-

vierte en sujeto y objeto de evangelización.

Su inicio fue, hasta cierto punto, fruto de la visión de un grupo de matrimonios que conformaban la Comi-sión de Divulgación y Concientización del M.F.C. de Heredia, quienes luego de cinco años de publicar el boletín El Sembrador, dirigido al interior del movimien-to de la provincia, pensaron en modernizar su formato para adaptarlo a las técnicas de comunicación de la época. Entre las sugerencias de formas de diagrama-ción, se mencionó tímidamente al principio, la idea de convertirlo en una revista. La idea fue cobrando fuerza y a la vez planteando nuevos retos. Era necesario, entre quienes no tenían la menor noción de periodis-mo ni administración, buscar asesoría en estos cam-pos, así como en diagramación, publicidad, contabili-dad, distribución, etc. Con gran tino, estos pioneros establecieron un periodo de seis meses para buscar asesoría en todos estos campos, antes de publicar su

primer número.

Al convertirse en revista, su contenido tenía que variar sustancialmente, pues cambiaría de su carácter infor-mativo, a uno plenamente formativo, capaz de suscitar su discusión en grupos pequeños y fomentar la refle-xión personal, conyugal y familiar. Esto se logró gra-cias a un grupo de escritores muy valiosos, quienes prestan sus servicios sin remuneración alguna, po-

niendo sus talentos al servicio de los demás.

Otro reto duro de afrontar fue y es, su financiamiento. Por su carácter evangelizador y su limitada circula-ción, es un mercado poco apetecido para los anun-

ciantes, además de no permitir la divulgación de cierto tipo de propaganda nociva para la salud y las buenas costumbres. Sin embargo, con la ayuda de Dios he-mos logrado la colaboración de muchas casas comer-ciales e instituciones del gobierno, lo que nos ha per-mitido sobrevivir, aunque con muchas limitaciones,

por ya cinco largos años.

En estos cinco años hemos publicado 21 ediciones, lo que equivale a un libro de 336 páginas dirigido exclu-sivamente a la institución familiar, que es el público meta de nuestra publicación. Hemos contado con 63 escritores nacionales, además de algunos artículos bajados de Internet y la reproducción de algunos es-critos de otras publicaciones. Nuestro tiraje total ha sido de 25.200 ejemplares, con un promedio de 1.200 por edición (nuestro tiraje actual es de 1.600 ejempla-res), lo que significa que por lo menos nos han leído 100.800 personas, calculando que cada ejemplar cuenta con cuatro lectores dentro del núcleo familiar. Pero creemos que la incidencia de nuestra revista -al ser material de consulta de muchos equipos de matri-monios, grupos de catequesis y otros grupos de refle-xión- se extiende a un público tan extenso que es im-

posible cuantificar.

Al hacer esta pequeña reseña histórica, creemos que la revista HOGAR Y FE, con esta penetración en el contexto familiar de nuestra época, ha cumplido su objetivo de ser una luz para la familia, que ilumine su

peregrinar por este mundo, en esta época tan convul-

sionada que nos ha tocado vivir.

Hoy, al celebrar nuestro 5° ANIVERSARIO, queremos rendir un sincero homenaje a todos aquellas mujeres y hombres, que a través de este lustro, han puesto su granito de arena para hacer posible esta realidad. Ellos y ellas han puesto su mano en el arado y sin mirar atrás, han sido los pilares sobre los que se ha sostenido todo el peso de esta

gran labor.

Claro que, “si el Señor no hubiera estado con no-sotros, de nada hubiera servido el esfuerzo de

los albañiles”.

Edición N° 1 Setiembre 1.997

Edición N° 20 Junio 2002

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L a única respuesta para nuestras diferencias con

los demás, los malos entendidos, las dudas, las preguntas, los re-sentimientos y las molestias es la

comunicación.

Es el espacio que nos tomamos todos para decir lo que pensamos y queremos y escuchar lo que las demás personas quieren y pien-

san.

No hay oportunidad más inmensa y valiosa que el diálogo entre los

seres humanos.

Desde los grandes conflictos polí-ticos como el centroamericano, a finales de los años ochentas, has-ta un fuerte problema familiar, se han resuelto mediante la conver-sación, el diálogo y el plantea-

miento de ideas sobre la mesa.

Las agresiones, la violencia y las matanzas nunca han llevado a ninguna parte. Veamos Colombia, Israel y Palestina y algunas zonas

del Medio Oriente.

Tenemos que buscar todos ese espacio para la comunicación y combatir el silencio, las salidas infructuosas a una discusión y el antagonismo mediante la comuni-cación, con palabras, sin rodeos. Nuestros abuelos siempre lo han dicho: “conversando se entiende

la gente”.

Ese diálogo se ausenta, por épo-cas o en forma permanente, en nuestros hogares. Y en las socie-dades y por esa carencia se opta por otras respuestas como la agresión, el conflicto armado y

hasta los asesinatos.

No sabemos utilizar la palabra ni las ideas para lograr la armonía con los demás. En muchas oca-siones optamos por el silencio, el rencor, los malentendidos y lejos de alivianar nuestra existencia la llenamos de dificultades y la con-

vertimos en una maquinaria oxi-dable que nos va entrabando el

camino.

¿Qué nos cuesta utilizar la pala-bra para ser sinceros, para obte-ner paz, amor, tranquilidad, amis-

tad y satisfacción?

En muchas ocasiones le damos un mal uso a esa palabra para agredir, insultar y destruir a al-guien y cuando llega el momento, donde deberíamos abrir la boca y comunicarnos, no lo hacemos. Por algo Dios nos dio una boca y dos oídos. Lo más probable que para que escuchemos más que hablemos. Y es que también de-bemos aprender a escuchar a los demás cuando nos quieren comu-nicar algo. Escuchar lo que nos dicen para dar la mejor respues-ta. El diálogo es eso: hablar y

más escuchar.

Hagamos la prueba con nuestras parejas, nuestros hijos, padres, el

resto de la familia, los vecinos, compañeros de trabajo… Cada vez que podamos dialoguemos, busquemos esa forma sencilla de resolver nuestra vida cotidiana y nos daremos cuenta que es más fácil de lo que creíamos. Enton-ces sabremos que la palabra no fue hecha solo para que abunde en la boca de los tontos, sino pa-ra que exista también con mesura

en la de los inteligentes.

Comencemos a evitar que algún día digamos “le hubiera dicho”, “por qué no le dije”, “qué me cos-taba decirle”, “eso que imaginó no era cierto”. Es mejor que diga-mos: “ves qué fácil era resolver esto”, “qué dicha que no era lo que pensaba”, “ahora me siento

bien”.

La imaginación es infinita y cuan-do de alcanzar nuestro bienestar se trata no la dejemos volar tanto, es mejor conocer cómo están las cosas y resolverlas cara a cara, sin guardarnos nada, con la ma-yor transparencia y sinceridad

que podamos.

Entonces veremos que de verdad

“hablando se entiende la gente”.

opinión joven Gilda González Sandoval Periodista De palabra

a palabra

Entonces veremos que de verdad “hablando se entiende la gente”.

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LA ROMERÍA: negocio, religiosidad y fe.

El 1 de agosto pasado, a la una de la tarde, mi esposa y yo salimos de la iglesia de San Pedro de Montes de Oca hacia a la Basílica de los Ánge-

les, en Cartago.

En el cielo, una nube cobija ligera-mente a los romeros que pasan por allí. En la tierra, otra nube -de humo de carros- nos cubrirá durante casi todo el recorrido. En realidad hay dos romerías: una de gente hacia Carta-go, otra de vehículos hacia todas par-

tes.

Un guarda, mientras sostiene un arma pesada, mira pasar a los peregrinos que lucen tenis de todas las marcas, mochilas multicolores, buzos, gorras y

sombreros.

Al salir de San Pedro aparecen toldos bajo cuya sombra se venden refres-cos, comida basura y hasta imágenes

de la Virgen:

- ¡Lleve, señor, lleve la Virgen-

cita de los Ángeles, a mil co-

lones! - grita uno.

- ¡Camisetas, camisetas de

la Negrita! - exclama aquel.

- ¡Velitas, velitas a cien! – Nos ruega con gestos de súplica una joven vendedo-

ra.

A las tres de la tarde llegamos a Tres Ríos. Alguien vende agua de pipa y yo no resisto

la tentación.

A partir de aquí, los romeros forman ya una muchedumbre. Algunos van como de paseo, otros -en pantaloneta y cami-seta de tirantes- trotan y su-dan, unos pocos rezan el ro-sario. Veo una familia comple-ta: el papá, la mamá, dos ni-ños -hermano y hermana- y un bebé que es llevado en un coche por el padre. Mientras avanzan, la madre va rega-

ñando a dos más grandes.

A las cuatro, iniciamos la subida a Ochomogo. Conti-núa la presencia atosigante de vehículos en sentido con-

trario y de vendedores.

- ¡Agua, agua, a sólo doscien-tos coloncitos el vasito!- grita un usu-

rero.

Son las cinco cuando alcanzamos la parte alta de Ochomogo. Según lo programado por las autoridades, se cierra la vía. Ahora el camino es todo para nosotros y por fin podemos res-pirar aire. En este momento la tarde agoniza, el frío acecha y los romeros se protegen con abrigos. El cansancio me llega a los pies y recordando al Peregrino ruso repito muchas veces

en silencio:

- Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, peca-

dor.

Más abajo, nos topamos con el barrio San Nicolás. ¡Ya estamos cerca! Los chinameros nos señalan las parrillas que atomizan el aire con el olor de la carne asada. También hay en el aire

una música que nos sorprende; es un conjunto musical carismático que a todo volumen canta y pide dinero para los enfermos terminales. De pronto, la música se hace una sola con el trotar de nueve caballistas que llegan en una procesión sonora de cascos y monturas. Sus rostros nos dicen que vienen de lejos y que llevan algo de

prisa. Nos dejan atrás.

Al dar las seis de la tarde entramos a Cartago. Hay algo de ansiedad por ver la Basílica, pero no aparece por-que aún hoy, a principios del siglo XXI, sigue estando arrinconada en el extremo final de la ciudad, allá en el fondo, donde -en 1635- la india Juana Pereira se topó varias veces con la imagen parda de la Reina de los Án-

geles.

Finalmente, cuando el reloj marca las seis y media, alcanzamos el santua-rio. Nos hincamos en la entrada prin-cipal y me emociono al ver la devo-ción de tantas personas que de rodi-

llas van hacia el altar. Vuelvo a rezar:

- Señor Jesucristo, Hijo de

Dios, ten piedad de mí, pecador.

De regreso en el bus aprovecho para hacer un breve recuento de lo vivido esta tarde. De pronto me viene a la memoria lo que un periodista español vio cuando hizo un reportaje acerca de la Semana Santa en Andalucía. Vio que algunos que portaban las grandes imágenes se agachaban de-bajo de las andas y allí se emborra-chaban, se tambaleaban y vomitaban al tiempo que llevaban a Cristo. El periodista, tiempo después, le contó esta experiencia a Agustín Altisent, monje del monasterio de Poblet, en España. El monje le respondió: "Todos vamos tambaleándonos lle-vando el misterio. Y nos emborracha-mos y vomitamos... Pero todos, mien-tras hacemos esto llevamos - mal, pero lo llevamos, el Cristo; ese Cristo que hemos de llevar como un des-

tino."

- Señor Jesucristo, Hijo de

Dios, ten piedad de mí, pecador.

Rohanny Vallejo Cordero

comentario de actualidad

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H oy educar es una tarea difícil. Quizá

siempre lo ha sido, pero la cantidad de cambios que vivi-mos y la rapidez con la que se desarrollan ciertos acontecimien-tos, nos hacen vivir en un estado de permanente confusión y angustia. Es por eso que vale la pena rescatar cómo los hijos ven a sus padres de diferentes e im-portantes maneras. No todos los hijos mi-ran de igual forma a los padres, eso de-pende de la edad y del rol que sus padres

desempeñen en la vida del hijo (a).

Cuando los hijos están pequeños ven a sus padres como personas grandes, fuer-tes y sabias; pero a medida que van cre-ciendo aquella fortaleza y sabiduría puede variar, de acuerdo con los tipos de padres que seamos. Generalmente los hijos has-ta los 8 años, se sienten muy orgullos de sus padres. La etapa de la vida que com-prende de los 9 a los 11 años separa la niñez de la plena adolescencia. A partir de que el niño (a) alcanza la preadolescencia, en su vida empieza a estar presente la experiencia, se inicia cierta tensión general entre los padres e hijos, especialmente cuando la comunicación no se vive en una forma natural y horizontal. Entre los 12 y 14 años nos referimos a ellos como ado-lescentes, la brecha generacional se hace más extensa, debido a la diferencia de gustos y comportamientos. Entre los 15 y 18 años, a los jóvenes les cuesta más comprender a otros, sobre todo a sus pro-pios padres, con una historia diferente a la suya, con otra formación y con otras limita-ciones. Es aquí donde se podría sentir la “crisis generacional”, los padres, muchas veces, no podemos comprender a nues-tros hijos adolescentes porque no somos capaces de salir de nosotros mismos y ponernos en su lugar. Todo eso daría es-pacio a un doble problema. Por un lado, los hijos se sienten injustamente incom-prendidos y dominados. Por otro, no tienen

un mo-delo comprensivo adulto del que aprender. El joven de esta edad se irá autoafirmando en la medida de que tenga padres madu-ros afectiva y socialmente. Es necesario que los padres seamos flexibles, mostrar frecuentemente sentido del humor, acep-tarse a sí mismo, respetarse y aceptar a los hijos tal cual son, asumir la realidad familiar, personal, social y sobre todo en cualquier situación, recurrir siempre al diá-logo y a las actitudes de respeto, escu-chando las razones de los hijos y tratando siempre de convencer con argumentos y

no con amenazas.

No existen padres ni hijos perfectos, lo que sí existen son personas que se necesitan y que construyen juntas un proyecto. Porque algo que debe quedarnos muy claro, es que educamos por lo que somos; transmi-timos (aún sin darnos cuenta) lo que senti-mos y pensamos y muchas veces sin pala-bras. El concepto de ser padres ideales es incompatible con el ser humano. No existe un ideal ni la perfección cuando hablamos de personas ni de relaciones. En esta asignatura de ser Padres, nos examinan todos los días, es básico tener en cuenta una serie de valores que nos van a facilitar la tarea educativa y formativa, como lo son la responsabilidad, la madurez afectiva, la aceptación, la paciencia, el diálogo y sobre

todo el AMOR.

MSc. Nathalia Calderón Astorga. (*)

(*) Especialista en Trastornos de la Comunicación Oral y Escrita. Especialista en Problemas de Aprendizaje. Licenciada en Educación. Teléfono: 387-60-20.

“Si das pescado a un “Si das pescado a un hombre hambriento, hombre hambriento, le nutres durante le nutres durante una jornada. Si le una jornada. Si le enseñas a pescar, le enseñas a pescar, le nutrirás durante to-nutrirás durante to-da la vida.”da la vida.” LaoLao--TSÉ.TSÉ.

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Existe una gran diferencia entre “escuchar “ y “oír “. En la primera , se da el proceso com-pleto de la Comunicación ( emisión del men-saje – canal de comunicación – recepción del mensaje y retro-alimentación). En el segundo , alguien habla y alguien oye sin que, necesa-riamente , exista una retro-alimentación. ¿Por qué es importante ser escuchado?. En boca de los niños -“Si no me escuchan me siento mal ,siento como si no me amaran” -“Así los padres saben lo que los niños van a hacer y entendemos mejor sus indicaciones”

-“Así, uno siente que tiene valor lo que uno hace y dice” -“Si a uno no lo escuchan , se encierra en sí mismo , y tampoco le apetece escuchar a los demás”. -“Es importante para no creer que solo uno tiene la razón, si no para ser humilde y reco-nocer que si uno escucha a la otra persona , también aprende más” En boca de los jóvenes... -“Para los jóvenes es muy importante ser es-cuchado , primero que todo en su casa , por-que así uno se siente importante para otras personas en la calle” -“ Para no andar buscando consejos o ayudas de personas incorrectas” -“Para no hacer cosas que luego uno se tenga que arrepentir en el futuro.” Si se leen estas expresiones , pareciera que escuchar es algo sencillo , pero en realidad si analizamos nuestra forma de comunicarnos en el hogar , el trabajo o en los estudios, no hay duda que escuchar tiene algo de “arte” . Si no que lo digan las estadísticas, sobre vio-lencia familiar, drogadicción , embarazos no deseados en adolescentes , abandonos de hogar de padres de familia, de la deserción estudiantil de escuelas y colegios, en donde un común denominador es ... “es que a mí no me escuchan”. Expresiones entre esposos como “usted cálle-se ”, “usted no tiene derecho a opinar ”, “hoy no tengo ganas de escuchar , aquí solo vale lo que yo diga” , y muchas otras similares , además de las heridas que van abriendo en las relaciones familiares, serán el inicio de una mal-formación en sus hijos y moldearán sus comportamientos desde ese mismo mo-mento , hasta que también sean padres ge-nerando un circulo vicioso de mala comunica-ción e irrespeto hacia otras personas. Mejores personas y familias ... mejorando la escucha. El hogar , como cuna de la sociedad , es la raíz del respeto y la buena comunicación . Si logramos trasladar este comportamiento en forma natural , hacia la escucha , seremos más capaces de compartir sueños y objetivos comunes en la Institución de la Familia, para que nuestros hijos y sus hijos, sean personas más integrales y felices.

¿Usted sabe escuchar ? . Por su-

puesto, para eso tengo dos oídos.

Walter Cruz Fonseca

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De la enorme gama de senti-mientos, el enojo es una de

las emociones más importantes de aprender a manejar. De su uso inade-cuado pueden resultar heridas las personas que nos rodean y hasta pro-vocar tragedias irreparables. Si, por el contrario, lo aprendemos a expresar de forma positiva y responsable, ga-naremos asertividad y nos dará una gran sensación de seguridad perso-nal. Por esta razón es que es muy importante enseñarle a los niños có-mo aprender a manejarlo y a expre-

sarlo positivamente.

El enojo no es un sentimiento “malo”, es simplemente otro sentimiento que nos humaniza y que más bien puede ser vitalizador e indispensable para tomar algunas decisiones importantes de la vida. El enojo adecuadamente

expresado puede ser constructivo.

En ocasiones, hay personas que no expresan su enojo porque piensan que van a perder popularidad o que no va a caer bien. Esto sucede cuan-do en la infancia las manifestaciones de enojo han sido asociadas con

amenazas de pérdida de amor.

El enojo que no expresamos general-mente nos lo ¨tragamos¨ y muchas veces se convierte en depresión. Es como inyectarse su propio veneno. En otras ocasiones, si el enojo no es bien expresado, comienza a desbor-darse de forma explosiva hacia los demás o con una hostilidad encubier-

ta.

En general, los adultos tienden a re-primir las manifestaciones de enojo en los niños porque les causa ver-güenza, especialmente cuando se dan en lugares públicos. El enojo no se debe reprimir o esconder, sino que hay que aprender a manejarlo ade-cuadamente y a buscar formas positi-vas de expresarlo. Responden al enojo de los niños con más enojo sólo asegura la entrada a una escalada

para demostrar quién es más fuerte.

Cuando un niño manifiesta su enojo de forma inadecuada por ejemplo con agresividad hacia sus compañeros de

juego, la reacción de muchos padres es el castigo o el regaño. Por el con-trario, debemos reflexionar qué puede estar ocurriendo en el hogar o la es-cuela que pueda estar provocando esa reacción en el niño, qué nos quie-re decir el niño con esa conducta. También, si el niño ya tiene más de tres años, podemos preguntarle qué lo tiene enojado o resentido y muchas veces quedaremos sorprendidos con

su respuesta.

A continuación se dan algunas pautas que pueden ayudarle a enseñarle a su hijo cómo hacer un mejor manejo

del enojo:

Recuerde que las formas de ex-presión del enojo son aprendidas. Los adultos somos modelos para los niños y las reacciones de enojo son aprendidas al igual que cual-quier otra conducta. Reflexione cómo responde usted cuando se le pierde algo, o ante una ofensa o problema: sus palabras, sus movi-

mientos y actitudes.

Revise cuál es la respuesta de los adultos en su hogar ante una ma-nifestación de enojo del niño, tal como un berrinche. Generalmente es más enojo o se le brinda aten-ción negativa que ayuda a que más bien esa respuesta inadecua-

da se repita más frecuentemente.

Cuando ponga disciplina, limite la conducta pero no el sentimiento: “Entiendo que estés enojado pero eso no te da el derecho de patear

a tu hermano”.

Ayude al niño a verbalizar su enojo, simplemente a decir: “Estoy enojado porque tomaste mi jugue-

te sin permiso”.

Cuando el niño se encuentre enojado páuselo para que no reac-cione impulsivamente sino que piense lo que va a decir o hacer: se trata de actuar y no de reaccio-

nar.

Cuando el niño esté enojado, esti-múlelo a hacer alguna actividad por medio de la cual pueda sacar su enojo y su rabia, por ejemplo patear una bola, pegarle a una almohada, o salir a correr. Tam-bién puede engancharse en una actividad tranquilizadora como pintar, escuchar música, escribir lo que siente, hablar con un amigo o simplemente llorar por un rato. Lo importante es que conozca que tiene derecho a sentir enojo pero que no lo puede sacar destructiva-

mente.

orientación familiar

El enojo: cómo manejarlo constructivamente.

Los adultos somos modelos para los

niños y las reacciones de enojo son

aprendidas al igual que cualquier

otra conducta.

M.Sc. Rocío Vindas Montoya Psicóloga

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Un sueño de niño

N ada mejor para ini-ciar esta nueva sec-ción, que una rápida

entrevista vía correo electrónico, con Paulo César Wanchope, ejemplo de tenacidad y esfuerzo para la juventud

costarricense.

Chope, como cariñosamente le llaman sus amigos, es una persona muy posi-tiva, y piensa que todavía le falta mu-cho por lograr; pero sobre todo quiere superarse aun más y seguir disfrutan-do de algo que desde niño quiso ha-

cer.

Esta actitud que lo ha hecho triunfar en un fútbol tan competitivo como el in-glés, es la que queremos rescatar en este artículo, pues creemos que son valores que han venido desaparecien-do en nuestro medio, reemplazados

por el conformismo y la mediocridad.

Paulo César, que de niño no sabía que era ser famoso, no sabía que se gana-ba dinero en el fútbol, y lo único que quería era jugar, tuvo un sueño desde pequeño, luchó por él, perseveró y se preparó para conseguirlo, pues como él mismo dice: “tanto soñé en estar en Europa que nada se iba interponer en

mi carrera”.

Esa tenacidad, que gracias a Dios, está siendo imitada por otros compa-triotas, le ha hecho ganarse un lugar muy merecido en el torneo inglés, pues en su opinión: “tanto el costarricense, como el argentino o el brasileño, pue-den estar en los mejores torneos del

mundo, es cuestión de actitud”.

Esperamos que al leer esta entrevista, muchos niños y jóvenes –y por qué no adultos- se decidan a salir de la pasivi-dad y asuman una actitud de triunfo, haciendo realidad sus “sueños” de ni-

ño.

- ¿Cómo hizo para adaptarse en for-ma tan rápida a las exigencias de un

torneo tan competitivo como el in-

glés?

- Creo que la respuesta es simple. El deseo que yo tenía para lograr mi objetivo que era jugar en Europa, y el saber que ya estaba en un fútbol tan com-petitivo, con ju-gadores de alto nivel, me llevó a no ponerle aten-ción a las cosas negativas o difí-ciles, como: el clima, la comi-da, o el famoso “mal de patria". Tanto soné en estar en Europa que nada se iba interponer en mi

carrera.

- ¿Qué ense-ñanzas recoge de sus dos ex-periencias en las Copas Mun-diales de la FIFA: Qatar 1995 (juvenil) y Corea-Japón

2002 (mayor)?

- Me di cuenta que las distan-cias" no son tan grandes. Que tanto el jugador español, brasile-ño, argentino, etc., como el tico, somos buenos jugadores, pero la diferencia la saca uno con dedicación y disciplina, tanto el costarricense como el argen-tino pueden estar en los mejores tor-neos del mundo, es cuestión de acti-

tud.

Entrevista en línea

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- ¿Cómo ha manejado sicológica-mente los difíciles momentos de su carrera, como cuando se tuvo que

someter a operaciones de rodilla?

- Soy una persona muy positiva, y pienso que todavía me falta mucho por lograr. Quiero superarme y seguir dis-frutando de algo que desde niño quise hacer; de esa manera supero los mo-mentos difíciles. Por ejemplo, lo de la rodilla lo tomo como un gran descanso, son situaciones del fútbol, a unos les va mejor que a otros en lo que a lesio-nes se refiere, pero, como dije anterior-mente, no le pongo mucha atención a lo negativo, siempre lo positivo, así que cuando regrese, lo haré descansa-

do y con más ganas que antes.

- ¿Cuáles son las metas que le faltan

cumplir en su carrera deportiva?

- Metas, ganar el campeonato de la liga premier, ganar copas inglesas, europeas, quedar máximo goleador del campeonato inglés, etc. Como ven hay mucho en juego, ¡cómo se va desmoti-

var uno!

- ¿Cómo hace para manejar la fama por ser un personaje público, que, de alguna manera, le resta intimidad

a su vida privada?

- La fama es más para los medios de comunicación, ellos necesitan de figu-ras" para vender periódicos, revistas, etc. Así que en eso no pienso, yo de niño no sabía que era ser famoso, no sabía que se ganaba dinero en el fút-bol, yo lo único que quería era jugar. Trato de llevar una vida lo más normal posible, aunque es difícil, y cuando una persona, ya sea niño, adulto, quie-re una foto, autógrafo, un simple salu-do con mucho gusto se las doy porque yo cuando tenia, diez, quince años igual pedía autógrafos, sé lo que sien-ten, se lo que esta pensando esa per-sona cuando le doy el autógrafo, sé lo

que piensa la persona cuando posa conmigo para una fotografía, de esa manera trato de manejar la fama". So-bre la vida privada, simplemente hay que adaptarse y aceptar que eres una persona publica, y una vez más ver el

lado positivo.

- ¿Cuál es el estilo de fútbol que

más le agrada y por qué?

El estilo de fútbol que más me agrada es el inglés, talvez porque acá en to-dos los partidos, los equipos salen a la ofensiva, no se guardan nada y eso es

fundamental para el buen espectáculo.

- ¿Cuáles consejos le brindaría a sus seguidores y a la juventud cos-tarricense que quieran seguir sus

pasos en el deporte?

En un aspecto general lo que le puedo decir a la juventud es que soñar no es solo de niños, debemos de soñar siem-pre, para que así, con determinación, con deseos y disciplina, puedan alcan-

zar sus metas.

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Comunicación efectiva con las personas adultas mayores.

La persona adulta mayor como todo individuo es un ser so-

cial y por esta razón tiende con toda su naturaleza a encontrarse con los demás hombres, a mantener contac-to con sus semejantes por lo tanto no se le puede visualizar aislado de los demás. De acuerdo con Fernández (1986:6) esta naturaleza social está fundamentada en el amor, lo cual lo experimenta como una tendencia a salir de sí mismo para unirse a otros seres humanos en su familia, comu-nidad, por lo tanto encuentra su má-xima expresión en la vinculación per-sonal y este vínculo se logra por me-

dio del diálogo.

Todas las personas tienen una voca-ción para dialogar y la meta de todo ser humano es que se logre entablar ese contacto personal con los seme-jantes, la vida en familia ofrece esas posibilidades para la comunicación

personal entre sus

miembros.

El término diálogo se define como "el encuentro de dos personas como personas". Fernán-dez (1986), impor-tante esta defini-ción ya que mu-chas veces nos encontramos conti-nuamente pero no siempre como per-sonas, nos encon-tramos a partir de los roles que desempeñamos como un encuentro funcional pero el diálogo existe cuando ese en-cuentro es perso-nal y personalizan-te, cuando compro-mete a la persona, es un dar y recibir: opiniones, senti-mientos, actitudes, propósitos, convic-

ciones, principios. Es un encuentro dinámico y personal de dos seres que se dan y reciben mutuamente por amor y respeto, que hay que cul-

tivarlo permanentemente.

Con las personas adultas mayores, se deben tomar en cuenta aspectos importantes para favorecer la comu-nicación; estas formas de diálogo

básicas son:

Diálogo físico: responde a una ne-

cesidad física, es lograr una comuni-cación profunda. Aunque por el pro-ceso de envejecimiento algunas per-sonas adultas mayores sufren pro-blemas auditivos debemos de tomar en cuenta ciertas adecuaciones para lograr comunicarnos efectivamente, tales como: no gritar, muchos de ellos (as) no son sordos (as) tan solo tienen una distorsión acústica, se les debe hablar de frente, lenta-mente, y vocalizando muy bien cada palabra, mirarles a los ojos y com-

probar sus gestos de comprensión o incomprensión para poder modificar el mensaje. Igualmente algunos tie-nen problemas visuales por lo que es conveniente colocarnos cerca de ellos, acompañar nuestras palabras con gestos marcados, si es posible ponernos a la misma altura para que no tenga que alzar la cabeza y reali-

zar movimientos forzados.

Diálogo afectivo: el fundamento del

diálogo afectivo es la condición sen-sible del ser humano, que lo hace capaz no solo de comunicarse sino también de enriquecerlo con el senti-miento y el afecto. Se manifiesta a través de los sentimientos de sí mis-mo; el que lo hace, cuando se siente solo busca cómo compartir con otros seres, busca ser acogido para cal-mar la soledad. Se expresa por me-dio de gestos y actividades típicas como son la sonrisa y las caricias, esa proximidad física constituye un puente necesario para el estableci-miento de relaciones maduras de tipo afectivo. Tenemos que tomar en cuenta que a las personas adultas mayores les gusta que las escuche-mos, lo que hace necesario que sea-mos pacientes y a pesar de que nos cuente una historia una y otra vez no debemos interrumpirlas, no debemos expresar que les hemos entendido si no ha sido así, por impaciencia o prisa, pidamos que nos lo repitan, otro aspecto importante es si se de-tienen en la conversación o se detie-nen a pensar no intentar corregirlos o adelantar el mensaje, deben comu-nicarse a su ritmo, somos nosotros

quienes nos tenemos que adaptar.

Diálogo espiritual: esta comunica-

ción se realiza en el plano de las ver-dades y los valores, la persona adul-ta mayor experimenta la necesidad de ser comprendida y valorizada, necesita ser aceptada, valorada y acogida en el seno de la familia. En el diálogo espiritual interviene el campo moral, requiere vencer las fallas del amor, buscar el bien del otro para enriquecerlo, requiere re-vestirse de respeto y amor, de tiem-po para mirar, admirar y valorar pro-

ciudadanos de oro

Mabell Granados de Porras Gerontóloga, M.F.C. Cartago

... esa proximidad física constituye un puente necesario para el estable-cimiento de relaciones maduras de tipo afectivo.

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fundamente a la persona.

Diálogo sobrenatural: el fundamen-to de esta forma de diálogo está en la fe y en la convicción de la revela-ción de un Dios vivo, se da como una comunicación en la gracia, es un encuentro profundo entre las perso-nas es un vivir los valores cristianos. Las personas adultas mayores lo pueden vivir por medio de las activi-dades de la vida cotidiana, por ora-ciones, vivencias religiosas comparti-das, la participación en los Sacra-mentos, reuniones apostólicas. Para que este diálogo se dé es necesario que la familia y la persona adulta mayor propicien en el hogar un am-

biente adecuado.

Por lo tanto, para tener una comuni-cación efectiva se debe desarrollar la capacidad para comprender a los demás, para fomentar las relaciones armónicas, reconocer los sentimien-tos de los otros, dar y recibir afecto. Además de tener actitudes de respe-to, de aceptación incondicional de la

persona, se debe recordar que esa persona tiene su propia dignidad y que necesita ser comprendida en su situación particular, tenemos que ser congruentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos, ser auténticos, de manera que promovamos la con-fianza en la persona adulta mayor, lo que facilita el intercambio significati-vo de afecto. La interacción debe fortalecer las relaciones auténticas mediante el diálogo, gestos, detalles pequeños de solidaridad, expresa-dos en los momentos indicados, ma-nifestaciones sencillas como una oración, una sonrisa, un te quiero "mamá, papá, abuelito", un regalo, una flor, palabras o simplemente la compañía amorosa, todo aquello que cultive ese intercambio verbal y no

verbal, de afecto.

Bibliografía. Fernández, J. 1986 El diálogo. Colombia: Ediciones Paulinas Ferrini, A. Health in the later years. USA: Win C. Brown Publishers.

El viejo se fue a vivir con su hijo, su nue-ra y su nieto de cua-

tro años.

Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las ma-nos temblorosas y la vista enferma del anciano hacía el alimentarse un

asunto difícil. Los frijoles caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y

su esposa se cansaron de la situación.

"Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente". "Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de co-

mer.

Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de made-

ra. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado sólo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silen-

cio.

Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de ma-dera en el suelo. Le preguntó dulcemente:

"¿Qué estás haciendo?"

Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes

coman en ellos." Sonrió y siguió con su tarea.

Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y, aun-que ninguna palabra se dijo al respecto, am-bos sabían lo que tenían que hacer. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abue-

lo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia.

Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el es-poso ni la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se tiraba, la leche se

derramaba o se ensuciaba el mantel.

Reflexión.

Para la persona adulta mayor: ¿ Estoy yo facilitando ese diá-logo con mi cónyuge y familia-

res cercanos?

Para la familia: ¿ Con nues-tras actitudes estamos favore-ciendo la comunicación efecti-va o es necesario reunirnos en familia y dialogar sobre los obstáculos que tenemos para lograr que la persona adulta mayor en la familia se sienta comprendida y valorizada co-

mo persona?

Efesios 5,29-31

CUANDO LOS HIJOS CRECEN

Page 12: Hogar y Fe Nº 21

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P or diversos medios se ha advertido acerca de la necesidad, a raíz de acontecimien-tos recientes y doloro-sos, de cuidar a nues-tros niños. Gracias a ese llamado, los padres de familia, por ejemplo, acompañan a sus hijos a la entrada y a la sali-da de escuelas y lo mismo hacen cuando asisten a la cateque-

sis... y todo esto está muy bien.

Pero a los niños no sólo debe cuidárseles en el ámbito exterior del hogar, sino que tam-bién en el seno de la familia y más aún, el cuido debe orientarse hacia el interior mismo del niño, pues la labor de los padres debe ser la de proporcionar alegría a los rostros y a

los corazones de esos pequeños.

Probablemente hemos escuchado la compa-ración que se hace de un niño con una plan-ta, afirmándose que sus características co-munes son el crecimiento y el desarrollo: así como la planta requiere de un buen terreno y de un buen cultivador que les asegure aire, sol, agua, cuido, abono... para crecer; así el niño necesita de un buen hogar (terreno) y de buenos padres (cultivadores) que les pro-porcionen abrigo, alimento, protección y es-pecialmente, paz, orden, buen humor, diálo-go, confianza, amor... para su salud física, psíquica, social y espiritual. Mas no siempre actuamos apropiadamente y a veces “alimentamos” a esos niños con nuestras actitudes incorrectas y después nos pregun-tamos ¿por qué nuestro(a) hijo(a) es así?

Meditemos con algunos ejemplos:

El niño apegado a la TV. Se ha dicho que la

T.V. es la “chupeta electrónica” y el apego a ese medio de comunicación se debe, mu-chas veces, al aprendizaje que el niño ha obtenido de sus mayores o bien, porque se le envía a sentarse delante de la pantalla para atender otros asuntos. Pero curiosamente, en ocasiones se le obliga que de manera inmediata apague el programa en que está interesado para que cumpla con otras labo-res, como sus tareas, cuando sería mejor pedirle que al finalizar el mismo (es cuestión

de minutos) inicie lo que se le solicita y así le evitaríamos el enojo o la desmotivación, que además le puede llevar a cumplir con dis-gusto o ineficacia sus responsabilidades. Siempre es conveniente determinar, a su tiempo, horas y programas que pueden ob-servar y ayudarles a delinear un horario de

sus obligaciones

El niño mentiroso. El niño que no dice ver-dad no siempre tiene intención de mentir. A veces lo hace por imitación de los mayores que, por ejemplo, ante una llamada telefóni-ca, pide a los demás que digan que no están. O es el caso del niño que por miedo a sus padres por el castigo desmedido que acos-tumbran, no se atreve a decir lo que hizo. Pero también se presentan casos que por la escasa comprensión que tienen los niños de los asuntos de los mayores y por la rica ima-ginación propia de su edad, cuentan cosas fantasiosas que ante los ojos de los demás, parecen mentiras. Ante situaciones como éstas, es fundamental prestarle mucha aten-ción a lo que está ocurriendo así como a sus causas, pero en todo momento, cultivar el diálogo permanente, confiar en el niño y desarrollar el espíritu de sinceridad y llaneza. Si en realidad se comprueba que existió mala intención, es recomendable que sufra las consecuencias del caso, acorde con la falta cometida y atendiendo lo deseable a una

sanción ejemplarizadora.

El niño perezoso. Es quizá uno de los com-portamientos que más se le señalan al niño de edad escolar. Muchas veces se debe a estados de subalimentación, a exceso de horas ante la TV, a conflictos emocionales por problemas que se viven en el hogar co-mo las peleas o separaciones de sus padres, o bien, a disfuncionalidades orgánicas o psí-

en familia

William y Ma. De los Ángeles de Ramírez

Cuidemos a nuestros niños

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13

Amigo lector de HOGAR Y FE:

Colabora con el proyecto Teletón 2002, atendiendo el llamado de los

militantes del Movimiento Familiar Cristiano, quienes irán

debidamente identificados.

También puedes llevar tu donativo a las agencias bancarias de tu

comunidad o a los lugares debidamente autorizados.

Movimiento Familiar Cristiano de C.R.Recaudador oficial de Teletón

quicas. Además de consultar con profesionales de la medicina y del comportamiento, se hace necesario comprobar si somos la causa de esas actitudes en nuestros hijos, como también es imperativo darnos cuenta de si en la escuela o en el mismo hogar no se les proporciona el espacio, la atención y las motiva-ciones que muchos niños, de ma-nera particular, requieren más que

otros.

El niño egoísta. No es lo mismo

egoísmo que egocentrismo, que es una característica sana y natural de la evolución de la personalidad in-fantil desde que nace hasta aproxi-madamente unos 6 ó 7 años, oca-sionada por la atención que los de-más le brindan y a la necesidad de aprender cosas como andar, ha-blar, vestirse, correr, reconocer, comprender... cuidados y tareas que los llevan a sentirse ser centro y a estar interesados en satisfacer sus propias necesidades antes que las de otros, pero con cualidades no egoístas como la linda disposi-ción de dar un beso o compartir una golosina con los demás. El egoísmo es el inmoderado y exce-sivo amor que uno tiene a sí mismo y que le hace atender desmedida-mente a su propio interés, sin cui-darse del de los demás, preten-diendo casi siempre poseer de

todo o mejor de lo que tienen los demás (envidia) sin el espíritu del compartir o el de la humildad. La deformación y transformación de sanos y sociables comportamientos en el egoísmo, frecuentemente es-tá asociado con hijos únicos cuyos padres les sobreprotegen o no les permiten compartir con sus iguales; o también se puede dar en aquellos niños que tienen padres, pero se-parados o divorciados y que cada uno procura ganar su favor otor-gándoles todo tipo de privilegios; o los niños a quienes se les inculca un status superior en lo social, eco-

nómico o intelectual.

El niño malcriado. La base emo-cional de la personalidad es el tem-peramento y su naturaleza es here-ditaria. Desde que se nace ya se viene con la disposición, por ejem-plo, al enojo, a la irritabilidad, a la tranquilidad, a la timidez, a la triste-za, a la alegría... pero, es importan-te que todo padre de familia tenga presente que el ambiente (hogar) tiene gran influencia en las actitu-des que demuestran los hijos. To-dos tenemos derecho a sentir cóle-ra, enojo, frustración, pero también el deber de controlar las conse-cuencias del comportamiento, por ejemplo: está bien que nos indis-pongamos por alguna causa justifi-cada, pero lo que está mal es que,

por esa razón, procedamos a tirar las cosas que tenemos en las ma-nos, a proferir palabras ofensivas, a dar bofetadas, a pelear con gritos, a quitarle el habla a los demás, a ignorarles, a sostener luchas emo-cionales, a no perdonar... u otras rabietas o berrinches. Todos sabe-mos que ante el enojo, la ira o la cólera, se requiere de un tiempo prudencial para lograr el equilibrio emocional, pero mientras esto su-cede, debe existir el dominio de sí para evitar secuelas que pueden

desencadenar cosas aún mayores.

La misión de ser padres es tan her-mosa como delicada. Todo papá y toda mamá deben saber que no se es perfecto y por más deseos que se tenga de querer hacer lo mejor para los hijos, siempre se comete-rán errores, pero aún así y con mu-cho más razón, debemos preparar-nos de la mejor manera posible para asumir con disposición amoro-sa y con responsabilidad de accio-nes, la atención integral de cada uno de ellos, reconociendo que la mejor “escuela y educación” que pueden tener los niños, es la viven-cia y el ejemplo que manifestemos en el seno del hogar... como espo-

sos y como padres.

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La comunicación con Dios es sinónimo de oración, por lo tanto, orar es comunicarse con Dios en

forma confiada, amorosa, tal y como lo define Santa Teresa de Siena: “...tratar de amor, con quien sabe

de amor”.

Para orar, es evidente que partimos de un supuesto: La fe. Sin ella, la oración no tiene sentido. No podemos comunicarnos con el vacío, con la nada. Para el que tiene fe, hay un Dios que es su creador y su padre, que sale a su encuentro y le ama. Mi fe me habla de un Dios amigo y cercano. Esa fe me obliga a buscarle como un “tú” divino en quien mi “yo” humano y limitado, encuen-

tra su plenitud.

Es importante tener presente en nuestra comunicación

con Dios, algunos aspectos tales como:

La oración en la vida diaria.

La vida y la oración son inseparables. Una vida sin ora-ción es como una vida que ignora la dimensión esencial de la existencia, se contenta con lo visible, sin descubrir la inmensidad y la eternidad del destino humano. Si queremos aprender a orar es preciso, ante todo, que nos hagamos solidarios con la realidad entera del ser humano, de su destino y de su universo, tal y como lo declara el documento de Puebla (327): “ Esta comunión con Dios se vuelve por necesidad comunión de amor

con los demás”.

Es necesario orar constantemente.

Hablar con Dios y escuchar su mensaje, recoger en el silencio sus palabras, poner el corazón esponjado, blan-do para que Dios imprima en él su huella y sentir duran-te el día, en medio de todo lo que hacemos, el aliento de Dios, hace que la oración se convierta en necesidad, hace que se cumplan las palabras de San Agustín: “Únicamente sabe vivir bien, quien constantemente se

comunica con Dios”.

¿Cuándo debemos orar?

En todo momento. Para quien vive de la confianza en Dios, la oración es como respirar, es natural. No es una repetición maquinal de fórmulas hechas, sino de un diá-logo interior convencido, tal como lo declara Gaudium et

Espes en el N° 14.

Lic. Eddy A. Porras S. Asesor de Educación Religiosa

Carta encontrada en el bol-sillo de un soldado muerto durante una guerra.

¡Escucha Dios mío!

Jamás te he hablado, pero ahora deseo pre-

guntarte ¿cómo estás?

¡Escucha Dios mío! Me han dicho que tú no exis-tías y yo, como un tonto, me lo he creído. Anoche cuando estaba metido en el hoyo de un cañón, vi tu cielo... ¡Quién iba a creerse que para verte bastaría con tenderse uno de espaldas! De repente me di cuenta de que me habían dicho

una mentira.

No sé Dios mío si aun querrás estrecharme la mano. Sin embargo, pre-

siento que me vas a comprender. Es curioso que me haya sido nece-sario venir a un infierno como este para tener la

suerte de encontrarte.

¡Dios mío! Desde que descubrí que tú estabas

cerca, no tengo miedo.

¡Ya tocan! Dios mío, de-bo irme; va a ser un combate terrible. Sólo quiero que sepas que te amo. Esta noche, quién sabe... tal vez llame a tu puerta. Comprendo que no he sido tu amigo. Yo me pregunto ¿me espe-

rarás si llego hasta ti?

Es curioso, desde que te conocí ya no tengo mie-

do a morir. ¡Qué raro!

Bueno Dios mío ¡hasta la

vista!

MODELO DE COMUNICACIÓN CON DIOS

...tratar de amor, con quien sabe de amor.

Comunicarnos con Dios

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De visita en casa de mis tíos, me divierte ver a mi prima grande prepararse cuando espe-ra a su novio; toda contenta se peina, perfu-ma y pinta los labios, se viste muy guapa y corre de un lado a otro de la casa, arreglan-do todo con detalle para que su amor no

encuentre defecto alguno en el entorno.

Entonces llega el novio oliendo a mucha lo-ción y cuando se miran... ¡uff!, parece que flotan en el aire. Se abrazan con ternura y ella le ofrece algo de tomar junto con las galletas que le preparó durante la tarde. Además, él celebra todo lo que ella le prepa-ra para cenar con esmero. Luego se sientan a platicar por horas, después de lograr que los niños desaparezcamos de la sala; se escuchan el uno al otro sin perder detalle ni soltarse sus manos, hasta que al susodicho no le queda mas remedio que despedirse cuando mi tío empieza a rondar con la al-

mohada bajo el brazo.

Al día siguiente le pregunto a mi mamá quién es su novio, y me dice muy sonriente que su novio es mi papá. - "No mami en se-rio..." pero ella insiste.

¿Cómo va a ser mi papá su novio?. ¡En primera, él nunca llega con un ramo de flores, ni chocolates!; sí le da un regalo a mamá en su cum-pleaños y Navidad, pero nun-ca he visto que el novio de mi prima se presente con una licuadora o dinero para que se compre algo. Además ma-má no pone cara de Blanca Nieves cuando papá llega del trabajo, ni él sonríe como

príncipe azul cuando la mira.

Mamá no corre a arreglarse el peinado, ni a pintarse los labios cuando suena el timbre de la puerta y apenas voltea a verlo para decir "hola" por-

que está revisando las tareas.

El saludo de mi papá, en vez de "hola mi vida" es "Hola ¡qué día!" y de inmediato se pone en las peores fachas

para estar cómodo.

En lugar de "¿qué se te anto-ja de cenar?"; mi mamá le

pregunta temerosa "Qué, ¿quieres cenar?" Y cuando creo que papá le va a decir "Que bonita te ves hoy", le pregunta "¿no viste

donde quedó el control de la televisión?".

Los novios se dicen palabras románticas como "¡cuánto te amo!", en vez de "¿fuiste al

banco?".

Mi prima y su novio no pueden dejar de mi-rarse. Cuando mamá pasa delante de papá, él inclina la cabeza para no perder detalle de

lo que hay en la tele.

A veces, papá le da un abrazo sorpresa a mamá, pero ella tiene que zafarse por que siempre está en carrera. Además, mis papás solo se dan la mano cuando en Misa el pa-dre dice "dénse fraternalmente la paz”. Yo creo que ella me dice que son novios para que no me entere de que "cortaron" cuando se casaron. La verdad es que mi mamá no tiene novio y mi papá no tiene no-

via.

Qué aburrido... ¡SOLO SON ESPOSOS!

MI MAMÁ NO TIENE NOVIO

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Para los más chicos