Historicidad de la comprensión bien!
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Universidad Nacional Departamento Filosofía Seminario Filosofía de las Ciencias Sociales Profesor: Jaime Ramos Arenas
Ponencia elaborada por: Ubaldina Díaz Romero. Sesión Octubre 8 de 2014.
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LA HISTORICIDAD DE LA COMPRENSIÓN COMO PRINCIPIO
HERMENÉUTICO
El texto Verdad y Método Tomo I de Hans-George Gadamer, se nos ofrece dividido en
tres partes: 1) Elucidación de la cuestión de la verdad desde la experiencia del arte, 2)
Fundamentos para una teoría de la experiencia hermenéutica ( el tema que nos ocupa) y
3) El lenguaje como hilo conductor del giro ontológico de la hermenéutica.
En la segunda parte, Gadamer inicia haciendo reconocimiento del aporte que sobre la
preestructura de la comprensión hace Heidegger en Ser y tiempo. Ser histórico como un
modo del ser-ahí, involucra la mirada abarcante de su entorno o circunstancia. Incluye no
sólo lo que es actualidad de su acción, sino las posibilidades u opciones. Para Heidegger,
el conocimiento histórico no es un proyectar planes, ni extrapolar objetivos personales, ni
amañar cosas según los deseos (crítica al historicismo, a la filosofía de la historia, entre
otras). porque de lo que se trata es de un modo peculiar que es común tanto a conocedor
como a conocido. La historia no es dada por la transposición psíquica (crítica a
Collingwood y a Dilthey) que podría estar a la base de un método de las ciencias del
espíritu. La historia no es dada por una presunta homogeneidad entre conocedor y
conocido. Es ella una adecuación a la cosa, pero en tanto dicha cosa es percibida no
como un dato bruto sino que ella es precisamente un modo de ser del ser-ahí: Entonces el
modo peculiar que le es común tanto a conocedor como a conocido es la constatación de
comprenderse como seres históricos. (Gadamer, 327).
La génesis de esta constatación la hace derivar G., de la distinción establecida por
York1 entre homogeneidad y pertenencia, con la cual se anula la noción de transposición
psíquica y se dá cabida a la orientación del comprender como algo posible porque todos
pertenecemos a la historia. Pero es Heidegger, quien la desarrolla de modo explícito, tal
como se presenta en la siguiente afirmación: “el que sólo hagamos historia, en cuanto que
somos nosotros mismos históricos, significa que la historicidad misma del estar-ahí
humano, en toda su movilidad del esperar y del olvidar, es la condición de que podamos
actualizar de algún modo el pasado” (Gadamer, 327). El modo del ser-ahí es ser
histórico, es el planteamiento heideggeriano, por ello la “estructura general de la
comprensión alcanza su concreción en la comprensión histórica en cuanto que en la
comprensión misma son operantes las vinculaciones concretas de costumbre y tradición y
las correspondientes posibilidad des del propio futuro”(G. 330). Afirma Heidegger que el
DASEIN en sentido existencial es un Poder-ser y por tanto, un continuo proyectarse, un
arrojarse.
1 Citado por Gadamer, VM.p- 315.
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Ponencia elaborada por: Ubaldina Díaz Romero. Sesión Octubre 8 de 2014.
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2. DEL SENTIDO POSITIVO DEL CÍRCULO HERMENÉUTICO.
En la reflexión de Heidegger, se hace patente este rescate de la noción de círculo como
una posibilidad del conocimiento más originario, según sus palabras: lo primordial para
que no se degrade como círculo vicioso, será el que la hermenéutica lleve a cabo su tarea
constante, permanente, de no dejarse imponer ideas provenientes de nociones
arraigadas, en virtud de la posición, la previsión o la anticipación. Es decir, se trata de la
apropiación de la naturaleza del círculo hermenéutico como la posibilidad del
conocimiento de las cosas mismas, por las cosas mismas. sin interferencias derivadas de
las ocurrencias particulares, o de los hábitos en el pensar, o aquellos de naturaleza
lingüística. Dicha crítica se constituye en un presupuesto indispensable para el desarrollo
de su reflexión sobre el ser-ahí. Pero qué es el círculo hermenéutico?
“El círculo, en el comprender pertenece a la estructura del sentido, fenómeno que está
enraizado en la estructura existencial del Dasein, en el comprender interpretante. El
ente al que en cuanto estar en el mundo le va su ser mismo, tiene una estructura
ontológica circular.” (Heidegger, 156). Y esto es así, porque el DASEIN es el proyecto
mediado por la comprensión general del ser.
De este modo, hacemos justicia a Heidegger, quien planta de manera precisa las
dimensiones existenciales del comprender. Pero las críticas al historicismo que le llevan
a develar tales dimensiones, las aborda con el objeto de definir las cuestiones ontológicas
inherentes a su proyecto.
Para el caso de Gadamer, es más importante analizar qué consecuencias tiene para la
hermenéutica espiritual-cientifica, el que Heidegger derive la estructura circular de la
comprensión a partir de la temporalidad del estar-ahí. Por cuanto a partir del análisis de
dichas consecuencias, G. revertirá el enfoque hermenéutico tradicional, dejando de esta
forma atrás, su papel de preceptiva: en efecto, el sentido de su elaboración era
determinar pautas para el acto de la interpretación. Y decimos acto, porque en este
enfoque, el protagonista central del interpretar lo es el sujeto interpretante, quien dispone
y es capaz de anticipar de modo profético, el destino o fin de las cosas, de los objetos
sometidos a su interpretar. Eso lo vemos claramente en Schleiermacher, citado por
Gadamer, (pág. 331) y en tantos otros hermeneutas de la historia.
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3. HORIZONTE DE SENTIDO Y CÍRCULO HERMENEUTICO.
Para Gadamer, al igual que para Husserl, un horizonte no es una frontera rígida: no es
un marco estático. Cuáles serían entonces las características del concepto de horizonte
como horizonte de sentido? Es algo totalmente dinámico y cambiante. El horizonte de
sentido se desplaza con uno y tiene siempre una dimensión de apertura. Pero el uso que
le da Husserl tiende a la idealidad absoluta al pensar que “Todo lo que está dado como
ente, está dado como mundo y lleva consigo el horizonte del mundo”, y de esa manera,
intenta acoger el paso de toda intencionalidad limitada de la referencia a la continuidad
básica del todo; es decir que para Husserl en esa primera etapa de su producción regía
un concepto de mundo uniforme o universal al cual debían converger todos los demás
horizontes personales. Por ello más adelante en sus escritos, elabora, el concepto del
mundo de la vida o mundo vital, en el cual se desprende de algunas resonancias
diltheyanas, y es el concepto que le permite dar cuenta del horizonte de sentido en
sentido estricto. Éste mundo vital es un mundo comunitario donde se da la coexistencia
con los otros. En ese momento se hizo evidente para Husserl que la infinitud de pasado,
pero sobre todo, apunta Gadamer, el carácter abierto del futuro histórico, no es
conciliable con una idea del universo histórico (Gadamer, 311).
Para Heidegger, estrictamente hablando,
sentido significa el fondo sobre el cual se lleva a cabo el proyecto primario de la comprensión del ser.
El estar en el mundo, abierto a sí mismo, comprende cooriginariamente con el ser del ente que es él
mismo, el ser del ente descubierto dentro del mundo, pero lo comprende de forma no temática y aún
indiferenciada en sus modos primarios de existencia y realidad. Toda experiencia óntica del ente, sea
el cálculo circunspectivo de lo a la mano, sea el conocimiento científico positivo de lo que está ahí,
se funda en proyectos más o menos transparentes del ser del respectivo ente. Pero estos proyectos
implican un fondo de proyección del que en cierto modo se nutre la comprensión del ser. (Heidegger,
315).
Cuando decimos que un ente tiene sentido, afirma H., es que porque dicho algo se ha
hecho accesible en su ser. Es porque, dada la apertura del proyecto encarnado en dicho
“algo”, estando siempre abierto de antemano, hace posible acceder a su fondo de
proyección. Pues es ese proyecto primario de la comprensión del ser, lo que dá sentido al
ente.
Desde la apropiación de estos conceptos fundantes para la hermenéutica, a saber
horizonte de sentido y círculo hermenéutico se produce la constatación efectiva de que
en la experiencia hermenéutica, se ha superado el problema de la verdad, y, lo que
cuenta para el intérprete, es la convalidación que obtienen las ideas previas con las
cuales se apoyó el primer proyecto de sentido esbozado.Por ello, estas ideas previas han
de ser no arbitrarias sino adecuadas para la tarea en cuestión. Justamente, aquellas
arbitrarias, son las que acaban disueltas o proscritas en la medida en que el proceso
hermenéutico avanza.(Gdamaer, p. 333).
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La condición sine qua non de la interpretación es la apertura de horizonte por parte del
intérprete para dejarse afectar por el texto. El concepto de receptividad que se halla
implícito en esta actitud del hermeneuta, no es equivalente a neutralidad. Es claro que
aquí entran en juego sus opiniones previas, pero a la vez la receptividad implica que ha
de dejarse interpelar por ese texto.
Para llegar al planteamiento descrito arriba, fue necesario colocar en cuestión, los
emblemáticos motivos ilustrados. Por ejemplo: la divisa kantiana Sapere aude! ten el
valor de servirte de tu propio entendimiento, es la inauguración de la actitud prevenida
contra el prejuicio proveniente de la autoridad, de la tradición, aunque en sentido estricto,
en su contexto histórico, tal exhortación involucra una crítica contra el saber dogmático,
en especial contra la tradición religiosa del cristianismo.
Empero lo anterior, la Ilustración alemana, sí dio crédito a los prejuicios verdaderos y
colocaba en cuestión la fortaleza de la razón humana para desarrollar su oficio sin la
presencia de los prejuicios.
Se pregunta Gadamer hasta qué punto esta peculiaridad de la Ilustración Alemana,
prepara el terreno para la irrupción vigorosa del romanticismo alemán. Precisamente es a
partir de la inversión que produce el romanticismo en las premisas ilustradas, que se
alcanza el desarrollo de este movimiento: a pesar de compartir ambos la idea dicotómica
mythos versus logos, el romanticismo revalida lo antiguo como antiguo, lo sencillo de la
vida antes de la irrupción de la idea del desarrollo, o conciencia progresiva del desarrollo.
Pero en el decurso del movimiento romántico, obvio es encontrar las expresiones de
restauración, el deseo de revalidar lo antiguo. Para Gadamer, tanto el uno como el otro,
son abstractos y dogmáticos. “Toda conciencia mítica es también siempre un saber…La
conciencia mítica sabe de sí misma, y en este saber, ya no está enteramente fuera de sí
misma” (G. p.341).
En atención a esa revisión de lo que ha sido el devenir de la conciencia histórica,
encuentra Gadamer que tanto el movimiento romántico como las críticas a la Ilustración,
nutren en sus inicios el surgimiento de la ciencia histórica del siglo XIX. En la Ilustración,
todo aquello que se configure ante la razón como absurdo, sólo podrá comprenderse
como algo histórico. De este modo, es materia prima para procesar mediante la
instrumentología dispuesta para tal fin, a saber, las formas de comprensión del pasado
(y allí están las premisas del movimiento romántico). En la dicotomía pasado- presente,
todo lo que no cabe o se deja manejar como asunto del presente, es materia histórica.
De este modo, la tradición queda relegada a la materia histórica y excluida de cualquier
intento de dar cuenta desde la razón, de sus sentidos y significaciones.
Esta crítica a la Ilustración, desarrollada desde el influjo del romanticismo alemán, en la
medida en que desemboca en una ciencia histórica, cuya radicalización se hace presente
en su pretensión de subsumir en los esquemas del logos, el conocimiento obtenido a
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través de las investigaciones sobre el pasado, llega a convertirse ella misma en un
producto de la Ilustración.
4. DE LA HISTORICIDAD DE LA COMPRENSIÓN : TRADICIÓN, AUTORIDAD Y
PREJUICIOS
Para Gadamer ciertamente, la superación de la visión de la comprensión propia de
Dilthey y Schleiermacher, constituye un gran paso heideggeriano que habría de abrir
los caminos para el desarrollo de la experiencia hermenéutica. Comprender, no es
entonces, un ideal resignado de la experiencia vital humana, en la senectud del espíritu,
como en Dilthey, pero tampoco, como en Husserl, un ideal metódico último de la
filosofía, frente a la ingenuidad del ir viviendo sino que por el contrario, es la forma
originaria de realización del estar-ahí. Antes de toda realización de la comprensión en las
diversas direcciones, sea en sentido pragmático o téorico, la comprensión es el modo de
ser del estar ahí, por cuanto es poder ser y posibilidad.(Gadamer,329)
Existen prejuicios legítimos, o prejuicios verdaderos o prejuicios positivos. Por ello, la vía
para pensar la racionalidad hermenéutica pasa por la necesidad de la revalidación o
reivindicación de los prejuicios sean provenientes de autoridad de tradición o de otro tipo
de autoridad.
La elaboración ilustrada de los prejuicios, destaca su incapacidad para dejar actuar a la
razón, a la propia razón en la búsqueda del conocimiento. Se entiende que hay prejuicios
de autoridad, cuando se bloquea el acceso a la cosa misma, debido a la preexistente
formulación de una idea sobre dicha cosa, por parte de una autoridad sobre el tema. Se
entiende que hay prejuicios por precipitación por la equivocación que induce a error en el
uso de la propia razón.
La inversión que reivindica la actitud hermenéutica, se halla legitimada en virtud de la
inserción de la preestructura de la comprensión en el proyecto existencial, en el Dasein. Si
la dimensión paradigmática de la comprensión es su historicidad, entonces habrá que
incluir la tradición y los prejuicios como formas de conocimiento que permiten avanzar en
la construcción de sentido para abordar la interpretación de los textos, o acontecimientos.
Será parte de la existencia, el permanente ejercicio de construcción de sentido, dado
que para la hermenéutica no existe una razón absoluta. “Para nosotros la razón sólo
existe como real e histórica, esto es, la razón no es dueña de sí misma sino que está
siempre referida a lo dado en lo cual se ejerce”(VM. p. 343). Por este motivo la
historicidad de la comprensión se manifiesta como la dimensión básica de una
racionalidad hermenéutica.
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Y, la tarea previa para ganar el status de propiedad para la hermenéutica, impone
interpelar acontecimientos cuya gesta aportó hitos decisivos preparando el terreno para
la irrupción de la actitud hermenéutica como una respuesta crítica y tal vez más
consecuente con la cotidianidad de la existencia, a la noción de progreso iluminista que
instaló la Ilustración, tanto en las ciencias de la naturaleza como en las ciencias sociales.
De modo que a esta tarea se aplica Gadamer en la segunda parte de su texto. E inicia,
abordando el caso por ejemplo, de la Reforma de Lutero, la cual es presentada como la
irrupción “del florecimiento de la hermenéutica que enseñará a usar correctamente la
razón en la comprensión de la tradición” (VM. P. 345). Pero el sentir de la Ilustración,
respecto al mismo acontecimiento es que con la Reforma, el prejuicio del respeto humano
a la autoridad, o al “papa filosófico” se ha debilitado. Es curioso observar cómo sirve de
distinta forma el mismo acontecimiento para apoyar apreciaciones opuestas. Mientras
que en la interpretación de Gadamer, la Reforma se presenta como la liberación de la
autoridad en el ejercicio de la interpretación bíblica, para hacer de dicha tarea una libre de
toda imposición, para el ilustrado de lo que se trata es del debilitamiento de un prejuicio,
por la connotación negativa que han cargado éstos en las filas ilustradas. En este sentido,
lo que en últimas busca la Ilustración, es el sometimiento de toda autoridad a la Razón: no
se trata de la liberación de intromisión de autoridad o hábitos de pensar o de interpretar
que bloqueen la interpretación de texto, como en el caso de Gadamer. En la Ilustración es
el ideal de someter todo a la Razón, llámense aquellos sometidos, prejuicios. mythos o
saber tradicional.
La critica de Gadamer a la connotación negativa del prejuicio de autoridad comienza
señalando las peculiaridades de la posición ilustrada al respecto. En efecto, si la validez
de la autoridad usurpa el propio juicio, dice, la autoridad se constituye en fuente de
prejuicios. Y, a nuestro modo de ver, de prejuicio ilegítimos. Lo anterior no significa para
G. que dicho prejuicio de autoridad no contenga o pueda constituirse en fuente de
verdades razónables. Sin embargo, en la Ilustración llegó a deformarse de tal manera que
ante las divisas Razón y libertad, enarboladas por el proyecto ilustrado la noción de
autoridad se degrada a la asociación con sumisión y obediencia ciega.
En la reconstrucción que procura Gadamer, desde la afirmación de la autoridad como un
atributo de personas, plantea que ella tiene su fundamento no “en un acto de sumisión y
abdicación de la razón, sino en un acto de reconocimiento y de conocimiento: se reconoce
que el otro está por encima de uno en juicio y perspectiva y que en consecuencia su juicio
es preferente o tiene primacía con respecto al propio”(VM.p.347). Este sentido de la
palabra autoridad la aleja de la connotación negativa del prejuicio de autoridad ilustrado.
Como parte de la reivindicación del concepto de autoridad para lograr a su vez, la
superación de la carga negativa que la Ilustración arrojó sobre el prejuicio de autoridad,
hace a continuación la defensa de la tradición, partiendo del carácter de libre
determinación con el cual se adoptan las costumbres. Afirma aquí que es precisamente
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dicho carácter el que le otorga fundamentos de validez a la tradición, ante las
pretensiones de la Razón ilustrada de desconocerle derechos de conservación. Pues a la
base de muchas instituciones y modelos de comportamiento, está la tradición.
Sin embargo, la idea de G no es propiciar o fortalecer esa oposición entre razón y
tradición como irreductible. Al contrario, para él es claro el vínculo entre la tradición y las
ciencias del espíritu. Afirma que “la comprensión de dichas ciencias comparte con la
pervivencia de las tradiciones, un presupuesto fundamental, el de sentirse interpelado por
la tradición misma. ¿Pues no es cierto que sólo así resultan comprensibles en su
significado los objetos de su investigación, igual que los contenidos de la tradición?” Las
ciencias de espíritu no pueden hablar de un objeto de investigación como algo único, pues
no tiene sentido hablar de un conocimiento completo de la historia: lo que sí puede
afirmarse es que en toda investigación histórica, aparece siempre, la mediación de la
tradición.
5. COMPRENDER COMO INTERPRETACIÓN MEDIADA POR REGLAS.
CONTRASTACIÓN ENTRE LA IDEA DE COMPRENDER EN WINCH Y
GADAMER.
En Lectures and conversations on Aesthetics Wittgenstein analiza una serie de
creencias comunes en torno a la estética y por allí introduce los ejemplos que le
permiten concluir la distinción entre las conjeturas y las razones. Las conjeturas se hacen
en torno a hechos en los cuales se presume una conexión causal, las afirmaciones
causales pueden ser validadas o no en la experiencia. Por el contrario, las razones, los
motivos no obedecen a un nexo causal sino al orden de lo que es aceptado, válido o
vigente, es decir, responden a la dimensión normativa del contexto de que se trate.Dice
Wittgenstein que por ejemplo: no existe el desagrado solo. Él se encuentra integrado a las
cosas que lo producen. Pero tales cosas u objetos no son causa del desagrado. Sólo
puede afirmarse que el desagrado está integrado a la percepción correspondiente.
En el estilo de análisis de situaciones hipotéticas que utiliza Wittgenstein en estos
fragmentos de sus Lectures and conversations on Aesthetics, es posible rastrear un
procedimiento muy próximo al modo como se plantea la experiencia hermenéutica en
términos de Gadamer. En efecto, la conversación con un presunto interlocutor arranca de
un comentario respecto al preconcepto que tiene la gente de la clase de ciencia que sea
la Estética y desde allí inicia un rastreo de las posibles objeciones que podría dar su
interlocutor a sus afirmaciones, sobre el tema. De conformidad con lo que entiende
Wittgenstein como el estudio de las acciones, aquí realiza una aproximación a esa
explicación que busca dar sentido a las situaciones hipotéticas planteadas.
Pero cuál es el propósito del estudio de las acciones humanas? – se pregunta – Y a
continuación responde: “el estudio de las acciones específicamente humanas está
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aplicado a ofrecer una explicación del sentido de éstas de conformidad con un sistema de
reglas contextual o respectivo”.
Para Winch, la comprensión, aplicada a la conducta humana, es nada más que aumentar
nuestra comprensión de los motivos de la acción y ello no se resuelve apelando o
averiguando estados fisiológicos. En tanto la hermenéutica en la concepción de
Gadamer, asume el valor de los prejuicios y la tradición, está también dispuesta a
contrastar la dimensión normativa que media en cada acto de interpretación, la cual ha
sido validada por la tradición y las costumbres. En Winch se hace patente el apelar al
contexto de los agentes sociales, pues es allí donde ubica el examen de la regla según la
cual se forman los juicios de identidad.
Apelar a tales criterios de identidad en la búsqueda de las razones que motivan acciones
humanas, apelar a la tradición y a las costumbres. Concebir las reglas como prácticas
sociales como es el caso de Wittgenstein, nos lleva e establecer varios puntos de
aproximación entre las posiciones de Gadamer, Wittgenstein y Winch.
BIBLIOGRAFIA.
GADAMER, H.G. Verdad y Método Tomo I. Parte II, Capítulo 1 y 2. Fundamentos para
una teoría de la experiencia hermenéutica. 9. La historicidad de la comprensión como
principio hermenéutico.1. El círculo hermenéutico y el problema de los prejuicios.2. Los
prejuicios como condición de la comprensión.8ª. Ed. Hermeneia 7. Ediciones Sígueme.
Salamanca. 1999.
HEIDEGGER, M. Ser y tiempo. Traducción, prólogo y notas de Jorge Eduardo Rivera
Edición digital de: http://www.philosophia.cl. Descargada Octubre 2-2014.
WINCH, Peter. The idea of a Social Science. Reproducido en Understanding and social
Enquiry (F.R. Dallmayr & T Carthy T A McCarthy editors). University of Notre Dame Press
1977.
WITTGENSTEIN, L., Lecciones y conversaciones sobre estética, psicología y creencias
religiosas. Paidós, 1992. Lecciones sobre estética, II-III, y The blue and Brown Books.
(Harper, 1958). Apartes.