HISTORIAS DE CAZA

La RAE da dos acepciones para el vocablo “predador”, la primera es la de “saqueador”, en la segunda nos dice: “Dicho de un animal: que mata a otros de distinta especie para comérselos”. Por otra parte al consultar la palabra “depredador” leemos que es el “que depreda”, y en la entrada del verbo “depredar” volvemos a leer casi lo mismo, en la primera acepción “Robar, saquear con violencia y destdestrozo”, y en la segunda “Dicho de un animal: cazar a otros de distinta especie para su subsistencia”.

José Luis Charro Caballero. Ingeniero Superior de Montes. Socio de Esfor3 www.esfor3.com. Manager internacional en Argentina: charrojl@gmail.comFotos: Shutterstock, Antonio Adán y varios

La caza de predadoresRemontándonos a otros tiempos

Es decir que los dos términos son sinónimos. Tanto uno como el otro indican lo mismo, los dos se refieren al sujeto que ejerce la acción de depredar. Es decir es aquel animal que caza a otros para alimentarse. El animal que constituye su alimento es la presa, que necesita para su subsistencia. Un animal puede ser predador y a su vez ser él también presa de otros. El aforismo popular de que “el pez grande se come al chico” lo explicita claramente. El fundamento de la cadena trófica se basa en ¿Quién se alimenta de quién?alimenta de quién?

HISTORIAS DE CAZAcaptiva

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Además es oportuno categorizar a los predadores en dos grupos: Selectivos y Oportunistas. El primer grupo son aquellos que se especializan para su alimentación en determinadas especies, ejemplos pueden ser el lobo en Europa y el puma en América. El segundo grupo lo forman aquellos que se adaptan a las circunstancias y su alimentación no es tan específica, pueden alimentarse de crías de mamíferos, de huevos de aves o de animales enfermos, pero también de variedad de desechos y carroñas, ejemplos de este grupo son los este grupo son los zorros y los córvidos.

La aterradora relación entre predador y presa es necesaria para la conservación de ambas especies, los predadores hacen que la población de individuos que constituyen su alimento se mantenga estable, que el ecosistema esté en equilibrio dinámico. La posible desaparición de una especie predadora, haría que su presa se multiplicara de tal manera que se rompería bruscamente el equilibrio en el ecosistema, con lo que la misma especie depredada también desaparecería. Otro supuesto trágico sería el recipreciproco, el aumento indiscriminado de predadores, en este caso escasearían las presas al ser sometidas a una gran presión depredadora, y también se rompería el equilibrio ecológico con lo que ambas especies peligrarían.

Es muy ilustrativa la leyenda del origen del hombre que cuentan los esquimales; leyenda de la que se desprende la profilaxis que debe hacerse, periódicamente, en los montes para evitar a la fauna contagio de enfermedades.

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Al igual que en las religiones cristianas en que la vida humana se creó con Adán y Eva, para los inuits la vida también empezó con un hombre y con una mujer. La mujer esquimal, que al igual que Eva también quería su paraíso, pidió para ello animales a su dios, éste le dijo que hiciera un agujero en el hielo y que los sacara de allí. El caribú fue lo último que sacó, y el dios del cielo le dijo a la mujer que este caribú era el mejor obsequio que podía hacerle, porque con él alimentaría y vestiría a su pueblo. El caribú se multiplicó y los hijos de los inuits pudiemultiplicó y los hijos de los inuits pudieron cazarlos, comer su carne, hacer vestidos con su piel y confeccionar sus tiendas. Pero llegó un día en que por la abundancia de caribúes, muchos habían envejecido y otros muchos estaban débiles o enfermos y contagiaban a los sanos. La mujer se quejó entonces a su dios, y éste comprensivo regaló a los esquimales el lobo ártico, para que se comiera a los animales débiles y enfermos, y así mantener a los caribúes fuertes y con buena salud.

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La sabiduría de este pueblo cazador queda excelentemente reflejada en esta leyenda. El conocimiento de que la población de presas sea controlada por sus predadores, precisamente para su conservación, es por lo tanto muy antiguo.

Y aquí es donde surge la disyuntiva ¿dejamos que haya un crecimiento poblacional indiscriminado de predadores que no sean presa de otros, o hacemos un control de su población y de su higiene?

Como hemos dicho el aumento descontrolado de una especie, puede acarrear graves consecuencias al medio natural. Es al hombre a quién corresponde velar por el equilibrio ecológico, y fomento de la biodiversidad, por ello las poblaciones de predadores, y también las de presas, han de ser estudiadas y controladas llegado el caso.

PPara este control la caza es una excelente herramienta. Algunos niegan que la acción de cazar sea connatural al hombre; entre otros argumentos se utiliza aquel de que el ser humano no está dotado, en su anatomía, de instrumentos para ser predador natural de todos los animales. Precisamente esa carencia anatómica dio origen a nuestra civilización, en la que el hombre desarrolló su cerebro e inventó las armas para cazar. Y en la evolución del cazador llegamos al momento actual, en que siempre que se caza buscamos conseconservar el deseado equilibrio ecológico. Es más hay momentos en que el objetivo de la cacería es exactamente defender ese equilibrio.

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No podemos ir con la mala conciencia colectiva de que cada vez que actuamos dañamos el medio natural. Aunque bien es cierto que toda actuación que hagamos, en ese medio ambiente natural, ha de ser muy cuidadosa. La conservación de la naturaleza es una meta que perseguimos todos, no hay nadie que no sea conservacionista. Indiscutiblemente, para la conservación, mejora, cuidado y aprovechamiento del entorno se necesita la intervención del hombre. La caza bien gestionada es una más de las inteintervenciones deseables.

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