Historia Del Sindicalismo y Sus Corrientes Filosoficas[1]

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HISTORIA DEL SINDICALISMO Y SUS CORRIENTES FILOSOFICAS

I.− HISTORIA DE LOS GREMIOS.

Existe muy arraigado el mito de que los sindicatos obreros constituyeron el mejor producto del socialismo frente a las injusticias sociales y tropelías cometidas por el capitalismo contra la masa obrera. Pues bien, hemos dicho, que se trata de un mito. Todas las mejoras en el nivel de vida de las masas fueron debidas al capitalismo y su mecánica y en nada a los sindicatos.

Históricamente la raíz y origen de los sindicatos se encuentra en los llamados gremios. No puede comprenderse la historia de los sindicatos y su papel si no nos remontamos a sus antecedentes, vale decir los gremios.

1.1.− Gremio, asociación de personas con intereses comunes por pertenecer a un mismo oficio, negocio o profesión; el objetivo de la asociación consiste en obtener protección y ayuda mutuas.

1.2.− ¿Qué era un gremio? Era simplemente una asociación de todas las personas que se dedicaban a determinado comercio o industria. Generalmente estaban establecidos en una misma calle, que recibía el nombre de la especialidad respectiva: calle de los talabarteros, de los curtidores, de los orfebres, de los plateros... su objeto era defender los intereses del oficio correspondiente, limitar el número de los que podían dedicarse a la actividad respectiva, fijar los salarios de los obreros y establecer las condiciones generales que asegurasen la prosperidad de la profesión.

El término se aplica con carácter específico a dos tipos de asociaciones que se extendieron por toda Europa durante la edad media: los gremios de comerciantes y los gremios de artesanos, a veces llamados gremios de comercio o corporaciones comerciales.

1.3.− Los gremios de comerciantes

Aparecieron en Europa durante el siglo XI como consecuencia del crecimiento del comercio y de los centros urbanos durante el siglo XI. Los comerciantes tenían que viajar por diversos países, de feria en feria, por lo que, para protegerse, los miembros de un mismo centro urbano se asociaban, creando una caravana. Los miembros de esta caravana elegían a un jefe que dictaba normas de obligado cumplimiento. Además de establecer la obligación de defenderse en bloque ante un ataque, las normas obligaban al apoyo mutuo en caso de disputas legales. Estas caravanas recibían el nombre de gilda o hansa en los países de habla germana y se denominaban caritas o fraternitas en los países latinos. Lo corriente era que los miembros de una hansa o fraternitas mantuvieran el trato cuando regresaban a su ciudad de origen. El gremio empezó a ejercer ciertos derechos y poderes sobre el comercio en sus propias ciudades que les eran conferidos por el señor feudal y más tarde, en las ciudades libres, preservaron y ampliaron su poder.

Con el tiempo, los gremios de comerciantes monopolizaron el comercio de la ciudad y controlaban los oficios, la venta, la distribución y la producción de todos los bienes de la ciudad. A veces permitían comerciar a mercaderes no integrados en el gremio, pero sólo a gran escala, no permitiéndoseles realizar transacciones concretas que eran exclusivas de los miembros del gremio. Así, los comerciantes que no pertenecían al gremio tenían que pagar tasas especiales al señor feudal, a la ciudad, o al propio gremio, mientras que éste pagaba cada año estas tasas, por lo que estaban exentos de otras cargas municipales. Al gremio de comerciantes pertenecían los más ricos y poderosos, que obtuvieron una importante influencia política, logrando acceder a

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altos cargos en la administración de la ciudad. A veces, el gremio admitía a comerciantes de otras ciudades, incrementaban su poder y su influencia, llegando a monopolizar el comercio de varios centros urbanos al mismo tiempo.

1.4.− Declive

Los gremios mercantiles fueron perdiendo importancia con el paso del tiempo. Comenzaron a transformarse a partir del siglo XIV a causa de la aparición de los gremios de artesanos, agrupados por oficios, que terminaron monopolizando la producción y venta de los productos que fabricaban.

A medida que los artesanos de cada oficio se iban agrupando para defender sus intereses, los comerciantes de la ciudad perdían el control de la distribución de ese producto, reduciendo aún más el poder del gremio de comerciantes, hasta que perdieron por completo el control del comercio.

En aquellos casos en los cuales los comerciantes habían conseguido hacerse con el poder municipal, su sistema perdió fuerza al aparecer los Estados− nación, con gobiernos centrales que disputaban el poder de las corporaciones locales. Todo ello llevó a la desaparición definitiva, a finales de la edad media, de este tipo de asociaciones.

1.5.− El gremio de artesanos

Conocidos en Francia como corporation de métier, arte en Italia, y Zünft o Innung en Alemania, surgieron a principios del siglo XII. En general, este tipo de gremios apareció cuando un grupo de artesanos pertenecientes a un mismo oficio se agruparon, imitando el ejemplo de los comerciantes de la ciudad, para defender sus intereses.

En algunos casos la asociación tuvo en su origen una motivación religiosa, como la creación de cofradías para venerar a un santo patrón, pero al comprobar que todos sus miembros tenían el mismo oficio, empezó a pertenencia al gremio era voluntaria, pero en otras el gremio ejercía un poder absoluto, y quien quisiera ejercer ese oficio tenía que integrarse en la asociación.

Los miembros se dividían en tres clases: maestros, oficiales y aprendices. El maestro era un pequeño propietario: poseía las materias primas y las herramientas necesarias, y vendía los productos en su tienda para su propio beneficio. Los oficiales y aprendices vivían en la casa del maestro. Los aprendices, que estaban iniciándose en la profesión, aprendían con el maestro y recibían por su trabajo tan sólo comida y alojamiento.

Cuando un aprendiz había concluido su aprendizaje se convertía en oficial y pasaba a recibir un sueldo fijo.

Con el tiempo, el oficial podía convertirse, a su vez, en maestro tras realizar un trabajo concreto que le servía para superar el examen que los maestros le proponían y demostrar su capacidad. Este trabajo se denominaba obra maestra. Pero los maestros preferían no aumentar la competencia, por lo que las condiciones para convertirse en maestro eran cada vez más difíciles de conseguir, reduciéndose el ingreso a miembros de pocas familias.

A partir del siglo XIV las condiciones se hicieron tan estrictas que era casi imposible acceder al rango de maestro. Entre los siglos XIV y XVI los oficiales se fueron asociando para exigir mayores sueldos y mejores condiciones laborales.

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Lograron obtener ciertas mejoras salariales y laborales, a veces declarándose en huelga. Las asociaciones de oficiales se consideran precursoras de los actuales sindicatos, debido a su defensa de los derechos de los trabajadores. Trabajadores empleados en el gremio y por el gremio. Pero a los desocupados, que eran mayoría en ese entonces, nadie los protegía ni se ocupaba de sus derechos. Los oficiales eran tan enemigos de la competencia como los maestros.

1.6.− Una poderosa fuerza económica

Los gremios de artesanos desempeñaron un importante papel en la vida económica de las ciudades medievales, influyendo en el bienestar económico de menestrales y consumidores. Ayudaron a mejorar las condiciones de los artesanos de dos formas: protegiéndolos de la rivalidad de otras ciudades y protegiéndolos de la competencia de sus conciudadanos, que comerciaban con los bienes que ellos producían.

Su primer objetivo lo lograron monopolizando las actividades comerciales de su ciudad, por lo que los bienes producidos en otras ciudades no podían acceder a su mercado. El segundo objetivo lo alcanzaron imponiendo horarios comerciales y salarios iguales para todos los artesanos de un mismo oficio. Para evitar que un maestro pudiese beneficiarse, el gremio establecía el número de personas que podían trabajar al mando de un mismo maestro, la cantidad de herramientas que se podían utilizar, el número de horas por jornada laboral, la cantidad de productos a elaborar y el precio de los bienes finales.

El gremio controlaba de forma férrea el cumplimiento de sus normas. Ningún maestro podía anunciar sus productos. Se prohibía la utilización de cualquier mejora técnica del proceso de producción que pudiese beneficiar a un maestro al permitirle producir más bienes con menores costos. El objetivo principal consistía en igualar las condiciones laborales de los miembros de los gremios, cualquiera que fuese la clase a la que pertenecieran. Los consumidores se vieron beneficiados por una parte, porque la existencia de los gremios garantizaba una alta calidad de los productos; pero por otra parte se vieron perjudicados, al no poder beneficiarse de mejoras técnicas que hubieran reducido los precios, ni de la competencia entre artesanos.

Estos gremios representaron una importante fuerza económica en la Europa de los siglos XII a XV. En

Francia y en los Países Bajos, durante los siglos XII y XIII amenazaron con conquistar el poder municipal.

Para debilitarlos, algunos municipios suprimieron sus privilegios, e incluso les prohibieron ejercer el control de su industria. Sin embargo, en el siglo XIV los artesanos empezaron a competir con los comerciantes para lograr el poder político.

1.7.− La aparición del capitalismo

Sin embargo, en el siglo XV el poder de los gremios de artesanos empezó a decaer. Perdieron fuerza debido a la confrontación entre maestros y oficiales. También sufrieron numerosas críticas por parte de las autoridades públicas debido a las restricciones que imponían al comercio y a la prohibición de trabajar con libertad y regularidad (cualquier semejanza con los sindicatos actuales no es mera casualidad).

Sin embargo, la causa principal de su declive y posterior desaparición fue el advenimiento de un nuevo sistema productivo y de distribución, el capitalismo. Este nuevo sistema económico

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permitía la producción a gran escala, favoreciendo la competencia entre productores en los distintos mercados y una distribución masiva de productos.

Debido a que los gremios se oponían a estas prácticas (siempre fueron enemigos del progreso y de toda medida que pudiera beneficiar a la mayoría y generalidad de los ciudadanos, de la misma manera como se oponen los sindicatos de hoy en día), los capitalistas se establecieron en aquellas ciudades que no estaban bajo su control. Los gremios, incapaces de producir tanto y tan barato como las empresas capitalistas, fueron desapareciendo poco a poco.

Los mismos se transformaron en las asociaciones nucleares y sectoriales de los sindicatos, muchas veces, como ocurre en algunos países europeos y latinoamericanos con una gran participación en la conducción de los seguros de salud o seguridad social.

En definitiva la historia olvidada o deliberadamente desconocida de los gremios pinta de cuerpo entero a los sindicatos de hoy. Como vemos medidas tales como reducción de horarios y suba de salarios no aparecieron como consecuencia de la llegada del capitalismo sino que se remontan al siglo XI, cuando ni noticia del capitalismo se tenía.

Las historia del sindicalismo es la historia de la lucha por el poder de grupos de personas que levantando la falsa bandera de la defensa de los intereses de los trabajadores (simple y popular excusa) solo procuran mejorar su propia suerte y la de su grupito.

II.− ANTECEDENTES DE LOS SINDICATOS

En relación a los antecedentes históricos del sindicato, éstos son muy remotos. Los sindicatos obreros como institución que representan los intereses de los trabajadores frente a las organizaciones que los contratan, tiene sus orígenes en los gremios de la edad media. Sin embargo, uno de los hechos que proporcionan la formación de los sindicatos modernos fue la Revolución Industrial, porque al cambiar el sistema de producción artesanal a industrial, se concentraron grandes núcleos de trabajadores en ciudades industriales, que fueron víctimas de explotación por las nacientes industrias cuyos dirigentes estaban enajenados por el liberalismo económico, ya que la acumulación de riqueza era más importante que el bienestar común.

2.1.− Como los trabajadores de los distintos países se han agrupado en organizaciones para defender sus intereses:

La idea de que hombres con intereses afines se reunieran en asociaciones protectoras, bajo el principio de que la unión hace la fuerza, es ya muy antigua. En la Edad Media, los mercaderes y artesanos formaron en diversos países de Europa corporaciones gremiales para limitar la competencia y defender los mercados para sus productos. Sin embargo, sólo hace un siglo que los trabajadores asalariados pudieron alcanzar el derecho de agruparse en asociaciones llamadas sindicatos, con el propósito de obtener mayores salarios y mejorar las condiciones de trabajo.

El desarrollo de los sindicatos es un producto de la Revolución industrial, como antes lo habíamos mencionado. Los gremios de oficios eran sociedades de artesanos y de ellas formaban parte tanto los maestros como los oficiales y aprendices. Los tres eran respetados por su habilidad. El progreso de las fábricas al usar maquinaria y emplear a gran número de trabajadores hizo que los gremios perdieran su lugar establecido en la estructura social y el respeto tradicional que se guardaba a sus miembros. Los operarios se vieron forzados a trabajar en las fábricas, durante horas y bajo condiciones insalubres, con un salario muy pequeño.

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Cuando trataban de formar sociedades para proteger sus derechos, encontraban oposición por parte de los patronos, a quienes siempre apoyaban los gobiernos.

III.− EL MOVIMIENTO SINDICAL EN EUROPA.

En muchos países europeos, para el trabajador había tan poca oportunidad política como económica.

Frecuentemente, no tenía ni el derecho de voto. Debido a esto, los trabajadores se reunieron para obtener derechos políticos, así como mejores medios de vida. Este esfuerzo por el logro de derechos políticos y sociales hizo que los trabajadores se consideraran como una clase separada. Algunas veces, sus demandas de reformas tenían poco que ver con los problemas de sus empleos, pero afectaban al bienestar general. De esta forma, algunos movimientos sindicales en Europa fueron identificados con los partidos políticos.

3.1.− Asociaciones gremiales socialistas:

Por algunos años, durante el siglo XIX, la Gran Bretaña fue la principal nación industrial del mundo. Por lo tanto, las asociaciones gremiales se desarrollaron más rápidamente que en la Europa continental o en América. Sin embargo, el trabajador inglés tuvo que sostener una larga y enconada lucha antes de lograr que se le reconociera el derecho de agruparse en sindicatos. Porque para evitar que el trabajador ingles formara sociedades encaminadas a mejorar sus condiciones de trabajo, el Parlamento aprobó las leyes de asociación, de 1799 y 19800, que prohibían las asociaciones de trabajadores. Estas disposiciones hicieron que los sindicatos ya existentes se convirtieran en sociedades secretas.

Las condiciones de trabajo en los molinos, minas y fábricas de este país eran tan lamentables que ninguna legislación pudo impedir que los trabajadores trataran de hacer algo para mejorarlas. En 1818, los hilanderos de Manchester se atrevieron a sublevarse. A fines de 1824 se vio claramente que las leyes de asociación eran un fracaso y el Parlamento las revocó. Sin embargo, aún tardaron las asociaciones gremiales algunos años en triunfar y en convertirse los sindicatos en algo natural dentro del escenario industrial del país. Hoy, la mayoría de los trabajadores de la Gran Bretaña están representados por sindicatos poderosos, afiliados al Congreso Británico de Asociaciones Gremiales, que tuvo sus principios en Manchester en 1868. El Partido Laborista, uno de los dos partidos políticos más numerosos de Inglaterra, obtiene gran parte de su fuerza del Congreso de Asociaciones Gremiales. El partido, por tratarse de una organización política y no social, creció fuera del movimiento sindical; sus miembros son personas de todos los sectores de la sociedad británica.

Suecia, Dinamarca y Noruega tienen organizaciones de trabajadores similares, con sindicatos únicos estrechamente relacionados con los partidos socialistas. Poderosas organizaciones gremiales como las de Gran Bretaña se han desarrollado también en Australia y Nueva Zelanda.

3.2.− El movimiento sindical en Alemania:

Las primeras asociaciones gremiales en Alemania se fundaron en 1848, pero durante largo tiempo los sindicatos fueron débiles, y os patronos podían contar siempre con el gobierno para protegerlos contra aquellos, mediante restricciones al derecho de huelga y el empleo de la fuerza pública en defensa de los intereses patronales. Cuando el movimiento obrero empezó a desarrollarse, en 1890, los sindicatos socialistas se convirtieron en grupos poderosos, que contaban con dos millones y medio de miembros al estallar la Primera guerra Mundial en 1914.

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El colapso del Reich en 1918 y la declaración de la república hicieron que el poder político pasara a manos de los obreros, por primera vez.

A pesar de haber perdido sus reservas monetarias y más de la mitad de sus miembros durante el período de inflación que siguió, los sindicatos continuaron creciendo cuando la vida económica de Alemania se estabilizó. Se redactaron leyes que regulaban las condiciones de trabajo, la duración de la jornada, el seguro social, el establecimiento del seguro de paro forzoso y otros beneficios. Cuando Hitler instauró el nazismo en el país, los sindicatos fueron disueltos, y cuantos intentos realizaron sus dirigentes por mantener la estructura sindical bajo el nuevo régimen, fracasaron. El trabajador perdió el derecho de organizarse, hacer huelgas y discutir acuerdos colectivamente. Los nazis establecieron entones un Frente Obrero Alemán, obligando a los trabajadores y patrones a pertenecer a él.

Después de la Segunda Guerra Mundial, con la ayuda de los Aliados se volvieron a establecer las asociaciones gremiales. Tendían a seguir los patrones de las organizaciones obreras existentes en Francia, Inglaterra, Estados Unidos o la Unión Soviética, de acuerdo con la zona de ocupación en que se formaron. En 1949, los sindicatos de Alemania Occidental y los sindicatos no comunistas de Berlín se unieron para formar la Federación de Sindicatos Alemanes. En Alemania y Berlín orientales se organizaron sindicatos altamente centralizados, bajo la dirección de Rusia.

3.3.− Asociaciones gremiales en Francia:

En Francia, las asociaciones gremiales existían como sociedades secretas, hasta que fueron legalizadas en 1884. Actualmente están divididas en varias organizaciones de acuerdo con filosofías políticas y religiosas. La mayor es la Confederación General del Trabajo, formada por trabajadores industriales y mineros; está aliada al Partido Comunista. La Confederación General del Trabajo Fuerza Obrera está asociada con el partido socialista. La Confederación Francesa de los Trabajadores Cristianos, a la cual pertenecen muchos empleados de oficinas y fábricas, incluyendo un gran número de mujeres, se basa en principios católicos. Los sindicatos en Italia siguen un patrón similar al de Francia.

3.4.− El movimiento obrero en E.U.:

En E.U., la primera organización obrera fue formada en 1648 cuando los zapateros de Boston fueron autorizados para celebrar asambleas y reunirse. Sin embargo, hasta 1827, en que se creó el Sindicato de Mecánicos de Asociaciones Comerciales, no surgió una asociación permanente de sindicatos, cuyo propósito era mejorar las condiciones de trabajo. Se formaron sindicatos para proteger los empleos y aumentar los salarios. Por esta razón, los sindicatos fueron organizados de acuerdo con ramos de empleo. Al mismo tiempo, estos sindicatos locales se agruparon en las ciudades en asociaciones gremiales, y éstos en organizaciones nacionales o hermandades. Las hermandades tienen cierto carácter internacional, ya que abarcan sindicatos locales tanto de Estados unidos como de Canadá.

Al mejorar las industrias y sus métodos de producción por el uso de la maquinaria, empleaban menos artesanos habilidosos y más trabajadores poco o nada especializados. Este cambio hizo que algunos de los sindicatos de artesanos u horizontales se reunieran en una vasta organización que abarcaba una industria completa. Cuando las técnicas industriales progresaron hasta el punto de que la mayoría de los trabajadores no podían ya se clasificados de acuerdo con una cualidad o habilidad específica, los sindicatos empezaron a organizarse sobre la base de

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comprender a todos los trabajadores de una fabrica en un sindicato industrial o vertical independiente de la clase de trabajo que cada miembro efectuara en dicha fábrica. Muchos de los primeros intentos para reunir a los diversos sindicatos en una gran organización, fracasaron. Dichos esfuerzos no cristalizaron en resultados positivos hasta 1881, en que cierto número de sindicatos de artesanos formaron la asociación que más tarde se convirtió en la Federación Americana del Trabajo. A pesar de varias huelgas importantes que terminaron desastrosamente para los trabajadores, la asociación creció de manera normal hasta la Primera Guerra Mundial.

El número de los inscritos en los sindicatos generalmente aumentaba con la prosperidad y disminuía en tiempos de crisis. La llegada de la gran crisis a principios de 1930 debilitó a los sindicatos. Durante la primera magistratura de Roosevelt, sin embargo, el derecho de los trabajadores para organizarse fue garantizado por la legislación federal, y los sindicatos empezaron a crecer nuevamente.

En los últimos años de la decena de 1930− 1940 se observó un rompimiento en las filas de los sindicatos afiliados a la Federación Americana del Trabajo. Algunas de las más grandes industrias, como las del acero, los automóviles y el caucho, estaban todavía si organización sindical. Las internacionales más antiguas no podían estar de acuerdo en la distribución de los distintos gremios entre los sindicatos. Muchos de los dirigentes del a Federación se inclinaban hacia la organización en la base tradicional de oficios. Un grupo disidente argumentó que la moderna producción en masa favorecía el desarrollo de los sindicatos industriales.

Algunas de las internacionales más activas establecieron una nueva federación y constituyeron varios sindicatos industriales. La nueva federación se llamó Congreso de Organizaciones Industriales. Al principio hubo una constante rivalidad entre las dos organizaciones, pero en 1955 se fundieron en una entidad que tomó el nombre de Federación Americana del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales.

En general, las organizaciones de trabajadores se ocupan sólo de problemas sindicales, dejando las actividades políticas en manos de los partidos.

3.5.− Sindicatos en los países comunistas:

En la Unión Soviética y en los países comunistas de Europa oriental y Asia, las asociaciones gremiales están manejadas por el estado. No tienen un poder real, ya que los salarios los fija el Estado, las huelgas están prohibidas y los trabajadores estás sujetos a sanciones pro violación de la disciplina. En realidad, los sindicatos existen sólo para mantener la disciplina y para procurar un aumento de la producción, de acuerdo con los planes trazados por el gobierno.

IV.− EL MOVIMIENTO OBRERO EN AMERICA LATINA.

Casi podría decirse que la historia de los movimientos en defensa de los intereses de los trabajadores latinoamericanos comienza en el momento mismo de la conquista por los españoles, quienes a pesar de las indulgentes leyes de indias explotaron a los trabajadores indígenas a través de las instituciones coloniales conocidas como encomiendas, obrajes, mitas y corregimientos. Conociendo el sistema comunal de laboreo de las tribus aborígenes de América, es de suponer la resistencia de los naturales a este nuevo régimen de trabajo impuesto por los conquistadores, a veces en forma inhumana, de lo que quedan constancias en las continuas protestas de los misioneros de aquella época, los primeros abogados de los trabajadores del Nuevo Mundo. Uno de esos misioneros, Bartolomé de las Casas, queriendo aliviar la suerte de

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los indios, propuso que se trajeran de África esclavos negros, los cuales regaron con su sudor las ricas plantaciones americanas. La trata de negros continuó con carácter clandestino hasta bien entrado el siglo XIX.

En esta misma centuria, una nueva clase de hombre blanco llega a América, esta vez en busca del pan y de la libertad que se le niegan en Europa. Son los trabajadores emigrantes de los países europeos excesivamente poblados, en donde los derechos de los viejos gremios han desaparecido y la Revolución Industrial ha abaratado la mano de obra hasta reducirla a jornales de miseria. Estos trabajadores, procedentes de países de cultura latina, no trían una Biblia en el fondo de su mochila, como los compañeros sajones de Samuel Gompers, al desembarcar en Nueva York, sino los folletos de Sorel y el manifiesto de Marx, comunicando así las primeras organizaciones obreras de América latina, las de Argentina y Chile, un marcado carácter revolucionario, que no tuvieron las uniones norteamericanas, ni en los tiempos de los Caballeros del Trabajo, ni posteriormente. Este sentido revolucionario de lucha de clases fue evolucionando con el tiempo y las circunstancias, hasta convertirse en político, por el contacto con los intelectuales y la clase media y también por la ayuda recibida de los elementos activos de la política nacional y de los propios gobiernos.

El movimiento sindical latinoamericano varía mucho, en antigüedad y en orientación política, de un país a otro, pues mientras que en Argentina las primeras sociedades mutualistas obreras, que después se transformaron en sindicatos, datan de 1850, en otros países de América Central apenas se inicia el sindicalismo en la década de 1940. Sin embargo, como rasgo común, los tres momentos cruciales del movimiento sindical latino americano coinciden con tres fenómenos económicos continentales: las repercusiones del a Primera Guerra Mundial, la crisis económica originada en EUA en 1930 y el desajuste económico, por la diferencia de precios entre los productos de exportación y los de importación, surgido a raíz de la Segunda Guerra Mundial. En estos tres momentos hicieron crisis, también las ideologías principales del movimiento obrero: anarco− sindicalismo, socialismo, comunismo y cristianismo. El sindicalismo latinoamericano ha tendido a constituir movimientos de solidaridad continental dentro, generalmente, de las grandes centrales internacionales.

4.1.− Argentina.

El movimiento obrero más europeo del continente americano y el más antiguo de América Latina es el argentino, con sus sociedades mutualista de beneficencia, que datan de 1850 y que habrían de convertirse en sindicatos antes de terminar el siglo XIX, constituyendo la Federación obrera Regional Argentina, de inspiración socialista al principio y anarco− sindicalista después, y cuya influencia en la clase trabajadora de este país se hace sentir hasta nuestros días. El motín de 1910 y la represión contra sus dirigentes marcan el fin del dominio anarco− sindicalista de esta primera central obrera.

Las minorías sindicalistas y socialistas fundaron en aquel tiempo la Unión General de Trabajadores y la Confederación Obrera Regional Argentina, que en 1914 se unió a la FORA, dando lugar a dos grupos ideológicos distintos, que patrocinaron los movimientos huelguísticos desde 1917 a 1919. En 1922, la declinante facción anarquista de la FORA se organizó como Unión Sindical Argentina, aunque la más importante fuerza obrera, los ferroviarios, se negaron a incorporarse a la misma y formaron, en 1926, la predominante Confederación Socialista Obrera Argentina que, como todas las organizaciones laborales del país, fue deshecha al caer el

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gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen por el golpe militar de 1930 y la subsiguiente dictadura del general Uriburu.

Durante largo tiempo, todas estas organizaciones y la más joven de ellas, la Confederación Nacional del Trabajo, vivieron en la clandestinidad. No obstante, cuando sobrevino el golpe militar en 1943, la CGT contaba con cerca de 300,000 afiliados, pero dividida en dos grupos conocidos como grupo 1 y 2. Este último estaba formado por trabajadores municipales, fue disuelto por el gobierno militar del General Ramírez. En este gobierno figuraba el coronel Juan Domingo Perón como ministro del trabajo, desde cuyo puesto inició una labor de captación del proletariado, mediante generosas concesiones o represiones inexorables, según la actitud de los sindicatos, hasta conseguir en 1945 el apoyo de la mayoría obrera, que habría de llevarlo al año siguiente a la presidencia de la República.

El justicialismo, nombre con el que se conoce el movimiento socio− político de inspiración peronista, ha ejercido desde entonces una honda influencia en el sindicalismo argentino. Es de contenido nacional− sindicalista.

La filosofía justicialista fue adoptada oficialmente por la CGT en el congreso de 1950, acontecimiento que señaló la cima del proceso de politización de esta organización. Después de la caída de Perón (1955), a CGT transcurrió seis años bajo control gubernativo. En 1968, bajo la presidencia de Juan Carlos Onganía, se produjo una escisión temporal entre cegetistas pro gubernativo y cegetistas de oposición. La legalización y el triunfo electoral del peronismo desde 1973, ha vuelto a dar a la CGT un peso decisivo en la marcha del país.

4.2.− Cuba:

Se inició el movimiento obrero cubano en las fábricas de cigarros de La Habana, Santiago y oras ciudades tabacaleras y se fundaron los primeros sindicatos, de inspiración anarco sindicalista, como ramas de las organizaciones españolas, al comienzo de la independencia del país. Durante la Primera Guerra Mundial se desarrollaron en número, organizando la poderosa fuerza de los trabajadores azucareros y terminando por fundarse la primera gran organización obrera cubana: y más tarde, en 1924, la Confederación Nacional Obrera Cubana, con influencia anarco sindicalista, pero sobre todo, comunista, que la inclinó a afilarse a la Federación Sindical Mundial y a su grupo americano, la Confederación Sindical Latinoamericana.

A pesar de que Gerardo Machado fue electo presidente en 1924, con el apoyo de los trabajadores, inmediatamente después de ocupar el puesto desató un furioso ataque en contra de los sindicatos y sólo lograron sobrevivir los más moderados. Derrocado Machado por una huelga general de obrero y estudiantes, lo sucedió Ramón Grau San Martín y, más tarde, por un golpe de estado, Fulgencio Batista. Bajo este nuevo régimen, el movimiento obrero, que actuaba casi clandestinamente, declaró una huelga general en marzo de 1935, que fue reprimida brutalmente y terminó con la disolución de los sindicatos y de la CNOC.

En 1938, un acuerdo entre Batista y los sindicatos de inspiración comunista, con vistas a la reelección presidencial, permitió la reanudación de las actividades de estos grupos, que más tarde asistieron en México a la constitución de la CTAL y en 1939 fundaron la Confederación de Trabajadores de Cuba, bajo dirección comunista. Durante los posteriores gobiernos y después del nuevo golpe militar de Batista, la CTC rompió con la CTAL y fue adquiriendo mayor fuerza, hasta la aparición en escena, en 1959, del joven revolucionario Fidel Castro,

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quien después de una guerra de guerrillas iniciada en la Sierra Maestr4a, acabó con el poder de Batista a principios de 1960.

Bajo el gobierno de Castro, la influencia comunista ha dominado los sindicatos. La CTC, llamada ahora Central de Trabajadores de Cuba, es miembro de la Federación Sindical Mundial.

4.3.− El Salvador:

El movimiento sindical salvadoreño se inició en 1914 con la constitución de la llamada Confederación de Obreros. Era fundamentalmente una asociación de artesanos, y un sindicalismo de corte moderno no aparecería hasta 1948, bajo el régimen reformista inaugurado por la Junta Militar que presidía Oscar Osorio.

Existen en la actualidad tres centrales obreras: la Confederación General de Sindicatos, afiliada a la ORIT, es la principal. Las otras son: la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños y la Federación Unitaria Sindical de El Salvador, esta última de inspiración comunista.

4.4.− Guatemala:

El movimiento sindical de Guatemala se desarrollo impetuosamente después de la caída del dictador Ubico, en 1944, siendo sus más numerosos elementos los trabajadores bananeros. La Confederación Guatemalteca de trabajadores, fundada aquel año, pronto se escindió debido a la presión de diversas tendencias políticas: comunistas, anarquistas y arevalistas. En 1951, bajo el régimen de Jacobo Arbenz, se constituyó la Confederación de Trabajadores de Guatemala, afiliada al CTAL, que enseguida cayó bajo control comunista y fue disuelta a la caída de Arbenz. Durante la administración de Carlos Castillo Armas, los sindicatos se reorganizaron y en 1961 se celebró el primer congreso del Consejo Sindical de Guatemala, incorporado a la

ORIT. Desde 1968, la gran mayoría del movimiento obrero se haya encuadrado en el Frente Nacional Sindical.

4.5.− Perú:

El movimiento sindical peruano se inició en 1884 con la fundación de la Confederación de Artesanos Unión Universal, de inspiración anarquista. También en esta línea se situó la Federación Obrera Regional Peruana, surgida en 1919. Sin embargo, la primera gran central se creó en 1944, durante la presidencia de Manuel Prado, bajo la denominación de Confederación de Trabajadores del Perú. Esta, la Confederación General de Trabajadores del Perú y la Confederación de Trabajadores de la Revolución Peruana integran el actual panorama sindical.

4.6.− Federaciones sindicales internacionales:

Existen actualmente 3 grandes internacionales sindicales. La Federación Sindical Mundial, fundada en 1945, es de tendencia comunista. La Confederación Internacional de Sindicatos Libres, que se creó en 1949, es de tipo pluralista y democrático. La Confederación Mundial de Trabajadores es la continuadora de la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos, 1920.

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4.5− En México:

En México existen pocos trabajos sobre historia general del movimiento obrero y ninguno que rescaten los principales movimientos del mismo, pero se destaca en 1917 la inclusión en la Constitución de los artículos 27 y 123, donde se redactan algunas de las más importantes demandas de los trabajadores: avances sociales en materia de trabajo, derecho de huelga, salario decoroso, jornadas reglamentadas, prestaciones, etc., que son aceptados por Carranza cuando los principales líderes de oposición estaban en prisión y para evitar que el movimiento de la oposición organizada resurgiera.

Entre las diversas organizaciones sindicalistas en México, la CTM constituye uno de los núcleos más importantes, organizados y de mayor influencia política en el país, y es a la vez donde se desarrolla principalmente el charrismo, el cual es una modalidad de control sindical que se implanta por la fuerza y generalmente en oposición a la voluntad de los trabajadores, caracterizándose por el empleo de las fuerzas armadas del poder público para apoyar una dirección sindical postiza, usos sistemáticos de la violencia, violación permanente de los derechos individuales y colectivos de los trabajadores, abandono total de los métodos democráticos, malversación y robos de fondos sindicales, corrupción en todas sus formas, etc.

El autor Anguiano Rodríguez, dice que para comprender el fenómeno del sindicalismo en México, hay que ubicarse en diversos planos, observar las cosas con distintos enfoques, de manera tal que los detalles puedan ser sopesados, que puedan comprender el ámbito de la acción, la estructura de operación interna del sindicato, sus objetivos e ideología.

V.− LAS CORRIENTES FILOSÓFICAS:

Las corrientes filosóficas en las que se basaron y se basan actualmente los sindicatos son: anarco− sindicalismo, socialismo, comunismo y cristianismo.

5.1.− Anarco− sindicalismo: El anarco sindicalisimo es un medio de organización y un método de lucha y de acción directa de los trabajadores que tiene sus raíces en los postulados de la Primera Internacional y en los del sindicalismo revolucionario. Se inspira en fuentes esencialmente federalistas y anarquistas y, con neta actuación revolucionaria y clara orientación libertaria en la práctica. Tiende constantemente a conquistar las máximas mejoras. En todos sentidos. Para la clase obrera, con miras a su integral emancipación, la supresión de todo género de explotación y de opresión del hombre por su semejante o por una institución cualquiera, y al mismo tiempo lucha por la abolición de todo capitalismo y de toda forma de Estado. Opuesto irreductiblemente a los sistemas sociales y políticos actualmente imperantes, propugna por la transformación radical de las sociedades y regímenes en ellos asentados y por la instauración de un medio social de convivencia humana basado en los principios del socialismo libertario.

El anarco sindicalismo no es una doctrina ni una filosofía. Su contenido teórico lo extrae del socialismo humanista y principalmente del anarquismo, en cuyos postulados de defensa integral de la personalidad humana, de la libertad, de solidaridad, de apoyo mutual y de asociación voluntaria y federativa, halla su más sólido fundamento.

El anarco sindicalismo, dentro del movimiento obrero moderno, constituye una corriente sindical absolutamente independiente, de acusadas características propias, lo mismo por su contenido básico que por su forma de organización y su desenvolvimiento funcional, exento de todo centralismo y de toda burocracia.

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Tiene siempre en cuenta a personalidad del afiliado y le estimula su participación en la vica sindical. Respeta la autonomía de las secciones, de los sindicatos, de las federaciones y confederaciones. Se singulariza también por los métodos de acción directa que emplea, por su dinámica y estrategia de lucha y por su orientación social y finalista. Otro de sus rasgos distintivos inconfundibles es su rechazo de toda colaboración de clases, de todo compromiso con el capitalismo o con el Estado, aun en nombre del "interés nacional": de toda participación o intervención en organismo alguno mixto o oficial dependiente del gobierno o del patronato: de los arbitrajes y legalismos y de toda especie de intermediarios en las contiendas social es cotidianas.

El anarco sindicalismo, considerándose en lucha permanente y sin tregua contra el sistema que combate y se propone abolir, rehúsa todo cuanto limite, coarte e interfiera su libertad de acción su posición se halla siempre a la vanguardia de la lucha social y las reivindicaciones de los trabajadores. El anarco sindicalismo mantiene vivo entre las masas obreras el espíritu revolucionario. Las ejercita y entrena en el combate consciente y directo voluntario, en el desarrollo de sus propias iniciativas a la vez que contribuye a su capacitación y máxima preparación sobre todo con el fin de que puedan asumir conscientemente prescindiendo de todo partido político sus responsabilidades en la autogestión directa en la nueva sociedad libre, justa y solidaria a construir y a organizar. En ella suprimidas las clases con la ayuda de todos los adelantos científicos y técnicos se procurara facilitar a todos y a cada uno por medio del trabajo y del esfuerzo individual y colectivo el máximo de bienestar y de seguridad con imprescriptible intangible e inalienable respeto a la libertad y a la personalidad de cada ser humano objetivo primordial coincidente con el anarquismo. El anarco sindicalismo no pretende ser un fin en sí ni crear una nueva ideología social preferentemente sindicalista. Tampoco pretende asumir total y globalmente la representación y administración de la sociedad nueva ni plasmarla en un sentido uniforme y de esquemas inamovibles. Su concepción del socialismo anárquico es viviente abierta al porvenir y a las diversas modalidades perfectibles de aplicación con tal que sean de base esencialmente libertaria.

El anarco sindicalismo se identifica en sus trazos generales con el sindicalismo revolucionario definiéndose con perfores mas netos y acusados de significación anárquica y de concreción finalista libertaria. Se distingue también del mismo por cierta radicalización mayor en sus tomas de posición y su acción, ante los problemas y realidades dei presente. Ninguna de las cuestiones que afectan a los trabajadores y a la sociedad le es indiferente. Mantiene siempre viva la llama revolucionaria. Del sindicalismo revolucionario aplica y preconiza los métodos de acción directa perfeccionados a través de largas experiencias de lucha entre estos el sabotaje el boicot la protesta la huelga local parcial general o revolucionaria, el antiparlamentario, el apoliticismo y el antimilitarismo. Recurre a la insurrección popular y movimientos revolucionarios de masa para hacer frente a la reacción y a las intentonas totalitarias y para precipitar la revolución social.

El anarco sindicalismo considera la famosa Carta de Amiens aunque adoptada en el Congreso de la C.G.T. francesa de 1906 principalmente bajo la presión de los anarquistas como una insuficiente y vaga definición del mismo sindicalismo revolucionario.

Hace suya anarquizándola más acentuadamente la Declaración de Principios de la Asociación Internacional de los Trabajadores fundada en 1922 continuadora de la Primera Internacional. Considera a la ALT y a sus actuales secciones componentes la expresión viviente más fiel y

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genuina del sindicalismo revolucionario y del anarco sindicalismo en nuestra época contemporánea y dentro del mundo moderno.

Una de las declaraciones de principios más precisa y concordante con los anarco sindicalismo de las existentes hasta la fecha es la adoptada por la Confederación Nacional del Trabajo francés, en su Congreso constitutivo de 1946 conocida por Carta de París.

5.2.− Objetivos y Finalidades

El anarco sindicalismo tiene clara noción de que no depende de su sola y única fuerza el desencadenar la revolución social para derrocar al capitalismo y al Estado, para conseguir la renovación y la transformación de la sociedad, y de que no podría tampoco asumir exclusivamente todas las responsabilidades funcionales en el desenvolvimiento del futuro. No pretende convertirse en un nuevo orden de su misma denominación, con predominio monopolizador determinante. Tampoco presenta a los hombres el comunismo anárquico como

una panacea o fórmula mágica única de solución económica, social y política, sino como una de las más viables, racionales, lógicas, justas y éticas finalidades de carácter sociológico para la convivencia libre, armoniosa y solidaria entre los seres humanos que desean y anhelan una sociedad nueva, sin antagonismos intestinos, sin alienación de la individualidad y en la que las relaciones humanas puedan desenvolverse sin constricciones autoritarias. Presenta la solución socialista libertaria con amplia y abierta concepción, evolutiva y perfectible, sin planes rígidos ni uniformes, pues, además de tener conciencia de las grandes mutaciones y transformaciones que en el devenir se producirán en el mundo y en la humanidad, no puede ignorar que las modalidades de aplicación del comunismo anárquico, aun conservando y afirmando una coincidencia en sus grandes líneas esenciales y en lo fundamental, encaminada siempre a su más optima, plena y perfecta realización, ofrecerán sus variantes, dadas las condiciones reales existentes en cada país, las ambientales, de mentalidad y psicológicas, las de los propios recursos naturales y de su mismo desarrollo económico, industrial, etc., y por otras causas complejas, que tienen sus influencias en el comportamiento de los hombres y que se hallan arraigadas en la biología misma de las sociedades. El más perfecto programa de organización y funcionamiento de una sociedad socialista libertaria, concebido hoy, con vistas a su aplicación en el año 2000, por ejemplo, habría de sufrir forzosamente sus modificaciones.

Las mutaciones que se van a producir de aquí a allá, con ser brevísimo ese periodo de 30 años en cuanto a tiempo, considerado el inepto proceso de desenvolvimiento humano y más aun teniendo en cuenta el ritmo acelerado del progreso científico y técnico que se han producido particularmente en los seis lustros latimos, nadie puede señalaras de fijo, aunque algunas sean hipotéticamente previsibles. El estudio a fondo y detallado de la viabilidad, de la organización, de la estructuración y funcionamiento de la sociedad libertaria, el anarco sindicalismo, sin embargo, no lo desdeña; muy al contrario, lo recomienda, estimula y profundiza en todos sus aspectos y en el orden de todas las posibilidades aplicativas y realizadoras.

Las mismas formas de organización sindical que adopta hoy el anarco sindicalismo dentro del sistema capitalista, con sus estructuras industriales, agrícolas, económicas, financieras y otras de tipo diverso y complejo que le son peculiares, y a las cuales aquel no puede dejar de tener presentes, para la mayor eficacia de su combate ofensivo y defensivo, no son inamovibles. El anarco sindicalismo, a través de sus propias experimentaciones, y sobre la marcha, cuenta con aptitud y opción para modificarlas o perfeccionarlas, siempre respetando las bases funcionales federalistas y de autonomía, la finalidad y esencia libertaria, en razón de los cambios mismos

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que pueden operarse al ser sustituido el sistema capitalista− estatal por la nueva sociedad socialista libertaria, las bases de la cual exigirán necesarios e indispensables cambios y reajustes, en el orden económico, de producción y de distribución, funcional y de servicios, de organización del trabajo en la compleja y complicadísima gama de cosas vitales y aspectos a considerar que afectan al conjunto social.

El anarco sindicalismo estima que el sindicato y la organización sindical de este tipo pueden y debe ser uno de los pilares más firmes en el que habrá de apoyarse y sostenerse la sociedad futura.

5.3.− Matices En El Anarco sindicalismo

El anarco sindicalismo presenta sus matices, internamente, a través de las características peculiares que ofrecen algunas de las mismas centrales sindicales que animan su corriente.

Como una de las organizaciones prototípicas del sindicalismo revolucionario de finalidad socialista libertaria, podemos citar a la Confederación Nacional del Trabajo de España, fundada en 1910, continuadora de la Federación Regional Española, Sección de la Internacional. Esta última, ya en su Congreso de 1870 proclamaba ante el mundo entero los principios de anarquía y colectivismo. En su Congreso de 1919, la C.N.T. española adopto como finalidad el socialismo anárquico. La C.N.T. ha realizado durante este siglo XX en sesenta años de ininterrumpida y titánica lucha reivindicativa y revolucionaria, muchas veces cruentísima, incluso en larguísimos periodos de clandestinidad durante las suspensiones intermitentes de las garantías constitucionales, bajo gobiernos monárquicos y republicanos, o en la dictadura militar de 1923−30 y en todo lo que va de régimen franquista, sin cesar por ella combatido. una ingente obra defendiendo los intereses de la clase obrera, los derechos y libertades del pueblo, abriendo vía a la transformación social, empleando métodos y tácticas de acción directa preparando y entrenando en la lucha a las masas obreras, contribuyendo a su capacitación impregnándolas de savia revolucionaria y libertaria y llevando a cabo una inmensa labor cultural y de propaganda.

La C.N.T. ha llegado a contar con más de un millón de adherentes, habiendo sufrido sangrías horribles debidas a las represiones y matanzas de que han sido víctimas sus militantes periódicamente, y sobre todo durante la grandiosa gesta de la Revolución Española de 1936−39, de la que ha sido la principal impulsora y animadora. En ella el anarco sindicalismo actuante dio prueba de su temple revolucionario, de su capacidad organizadora y constructiva, de su audacia en las realizaciones practicas, de carácter socialista libertario, de su viabilidad, como fueron ejemplo modelo las colectividades por el animadas, en otros ejemplares ensayos de autogestión, de administración popular no autoritaria y directa, con lo que se ha demostrado que el socialismo libertario no es una utopía.

Otra matización del anarco sindicalismo actual lo presentan la F.O.R.A., del Uruguay que ya estuvo representada en los primeros Congresos de la Internacional, y la F.O.R.A. argentina, constituida en 1901 y que, en su V Congreso de 1905, adopto también como finalidad el socialismo anárquico (adjetivándose F.O.R.A. desde el V Congreso). La F.O.R.A. argentina, aunque constituida por gremios y entidades profesionales, no tiene las características generales de una organización propiamente sindical y mucho menos de las de un partido. Podría definirse como una expresión de anarquismo obrero militante, con abierta significación en principios y finalidades anárquicas. La F.O.R.A. responde más a un fundamento ideológico que a un nexo clasista.

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5.4.− Socialismo: El socialismo, que como pensamiento económico y político empezó a adquirir plenitud y desarrollo a partir del primer tercio del S. XIX, no es fruto exclusivo del mismo. La idea de una distribución más o menos igualitaria de las riquezas tiene antecedentes venerablemente remotos. Licurgo, Tiberio, Graco, Curio, Dentato, etc., expusieron sus ideas y utopías de mejoramiento social entre los antiguos, aunque el caso más famoso fue el de Platón, en su República.

Sin embargo, es en los tiempos modernos, conjuntamente en Francia e Inglaterra, alrededor de 1830, cuando esta idea empieza a adquirir cuerpo y sistema. Claude E. De Rouvoy, el conde de Saint− Simon, Charles Fourier, Louis Blanc, Pierre Leroux, Joseph Proudhon y Robert Owen, fueron los más importantes impulsores. Pero casi todos sus postulados pecaban de exceso de idealismo y de utopías: desde la abolición de la propiedad hasta la instalación de falansterios, pasando por el intercambio recíproco de bienes, trabajo, etc., por lo que los analistas marxistas, más adelante, calificaron todos estos ideales más de anarquistas que de auténticamente socialistas.

Karl Marx y Freidrich Engels rompieron esta directriz. La profunda crisis revolucionaria de 1848 en Europa fue la gran línea divisoria, sobre todo en los países más industrializados (Inglaterra, Alemania, Francia).

Calificaron los intentos de sus predecesores de utopías, y denominaron los principios que acababan de lanzar de socialismo científico o revolucionario. Marx, fundador de la teoría socialista contemporánea, a mediados del s. XIX expuso su pensamiento en las obras Fundamentos de la crítica de la economía política, Contribución a la crítica de la economía política y sobre todo, El Capital. Introdujo la concepción materialista y dialéctica de la historia, y analizó sistemáticamente las estructuras y funcionamiento del estado capitalista. Se opuso a los principios igualitaristas de Rodbertus, Marlo y Lasalle, y preconizó el proceso revolucionario como única manera de establecer la sociedad auténticamente socialista, en la que el proletariado sería el elemento fundamental, ya que capitalismo y socialismo no podían coexistir en una misma sociedad.

El medio para llevar a cabo la destrucción del estado burgués− capitalista sería la lucha de clases, hasta conseguir la dictadura del proletariado en un nuevo Estado en que cada uno recibiría lo justo según su trabajo y sus necesidades, hasta llegar al estadio auténticamente socialista, en que el Estado desaparecería, incluso el obrero, por la perfección de las condiciones de una sociedad humana nueva.

El socialismo científico o revolucionario elaborado por Marx y Engels, y desarrollado más tarde por Lenin, Rosa Luxemburg, Gramsci, Trotsky, Mao Tsé− Tung, es el resultado de un análisis del llamado capitalismo internacional. El movimiento socialista se desarrolló en el seno de un proletariado urbano nacido con la gran industria. Hasta la Primera Guerra Mundial la influencia de las ideas socialistas progresó con la creciente democratización de las instituciones (ampliación del derecho a voto y desarrollo de la instrucción pública).

Sin embargo, y paralelamente a su afirmación, el socialismo se diversifica. Aparecen, de hecho, distintos modelos de sociedades políticas que intentan ponerlo en práctica; unas calificadas de comunistas (URSS y China) y otras, de socialistas (países escandinavos y del Tercer Mundo). No obstante, los países llamados comunistas dicen encontrarse en el estadio de la socialización de los medios de producción, y no en la sociedad comunista propiamente dicha. En los países escandinavos, la propiedad de los medios de producción es en gran parte privada.

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Algunos estados del Tercer Mundo que se proclaman socialistas sólo poseen, de hecho, el régimen de partido único. La existencia en los países con régimen europeo u occidental de partidos comunistas y socialistas contribuye a aumentar la extraordinaria complejidad de la situación, y también las diferencias en el campo socialista. Estas diferencias no se manifiestan tanto en los fines a conseguir como en los medios a utilizar para alcanzarlos. Hay que señalar que la denominación partido comunista fue adoptada por las fr4acciones revolucionarias de los partidos socialistas, tras la revolución rusa de 1917, para diferenciarse claramente de éstos; por otro lado, estas fracciones se afirmaron en su apoyo a la joven URSS.

Sin embargo, capitalismo y socialismo, hijos de la revolución industrial del s. XIX, así como de la Revolución Francesa, están hoy asistiendo a una profunda transformación de las sociedades, que los fundadores de las teorías socialistas y prácticas capitalistas no podían ni tan siquiera imaginar: la paulatina desaparición del proletariado y de las clases sociales, en el sentido que tuvieron estas denominaciones durante el s. XIX.

Un nuevo tipo de sociedades está apareciendo, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, en las que, por evolutiva perfección de los mecanismos económicos de los estados, la riqueza producida tiene cada día una más amplia y equitativa distribución; de tal mantener que hacen tambalear los principios de la denominada interpretación materialista y dialéctica de la historia, fruto de unas mentalidades extraordinarias del s. XIX, pero que como supuestos principios motores del desenvolvimiento humano, empiezan ya a arrinconarse por la nueva y prometedora dinámica de los hombres del último tercio del s. XX, poseedores de una más amplia visión de Universo y mayor complejidad y sentido del futuro. Por esto, el desarrollo socioeconómico del Tercer Mundo tendrá que enfocarse desde esta nueva perspectiva, ya que la acumulación de experiencias adquiridas por los estados durante los últimos decenios hacen posible la solución de sus problemas sin tener que recurrir a la traumática convulsión de sus sociedades.

5.5.− Comunismo: El comunismo, tal como se entiende hoy en el llamado mundo socialista, no es otro que el que definieron Marx y Engels, que lo denominaron socialismo científico, y que ha pasado a la historia con el nombre de marxismo. Se distingue profundamente del socialismo reformista y teórico, a la manera europea u occidental (transformación paulatina de la sociedad por medio del sistema democrático), porque busca la conquista del poder para conseguir la dictadura del proletariado, la colectivización de los sistemas productivos, la eliminación de la propiedad individual y de las llamadas clases sociales, a través de la revolución social.

Según Marx y Engels, la organización comunista, se caracteriza por la ausencia de las citadas clases y de la explotación del hombre por el hombre; fue probablemente la forma social primitiva. Esta tesis, a la que sus autores no renunciaron, está poco confirmada por la antropología moderna (prehistoria, protohistoria, etnología). Algunos teóricos del movimiento comunista, buscando antecedentes históricos, creyeron ver en Platón, los paleocristianos y diversos padres de la Iglesia, los principios de organización social basados en al comunidad de bienes.

Sin embargo, este análisis es excesivamente unilateral, pues olvida que la concepción de bienes materiales que tenía el hombre antiguo, y sobre todo el cristiano, es radicalmente opuesta a la del contemporánea o comunista. El determinismo histórico marxista es en esencia materialista; el amor al hombre del cristiano es espiritual y trascendente. A partir del s. XVI se vislumbra una

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corriente utópica que se desarrollará hasta mediados del s. XIX, cada vez más coherente a medida que se afianzaba el capitalismo.

Babeuf, Cabet, Fourier, Robert Owen, reclamaban la supresión de la propiedad individual y la abolición de toda desigualdad. Proudhon y los anarquistas acariciaron los mismos sueños. En cambio, para Marx y Engels el socialismo científico pretende encontrar las leyes del desarrollo social y marcar las etapas de la evolución de la sociedad y de la lucha de clases que, en su opinión, pondrían fin al capitalismo. Las ideas de Marx y Engels fueron tomadas, precisadas y adaptadas por varios políticos, entre ellos Lenin, Trotsky y Mao Tsé−Tung. La doctrina se denomina más frecuentemente comunismo que socialismo, para recalcar que se trata de una transformación radical, que sería impuesta, según sus autores, por un movimiento revolucionario despojado de toda intención reformista.

De hecho, los estados o partidos llamados comunistas pretenden construir un socialismo, cuya etapa final sería la caída del Estado y de la sociedad de los teóricos comunistas llaman de clases. El comunismo marxista, hijo de la mentalidad de un hombre del s. XIX, tuvo el gran mérito, según Ortega y Gasset, de efectuar una positiva aportación a la investigación científica: la interpretación económica de la historia, hasta entonces injustamente olvidada. El absolutismo científico imperante en el s. XIX y parte del XX no puede aplicarse a la historia, porque deja de lado a su autentico motor: el hombre. Su viva y complejísima realidad se impone a todo. Es la gran razón histórica. Ya también porque pasó por alto el principio vital que el hombre contemporáneo se impone como la más preciada de todas las premisas: su irrenunciable libertad de elección.

5.6.− Cristianismo: Es la religión fundada por Jesús de Nazaret en Palestina y extendida a todo el mundo por los doce apóstoles y los primeros discípulos (especialmente San Pablo). Nacido en el seno de la tradición hebraica, que entiende y asume como vieja alianza (Antiguo Testamento), es la religión de una nueva alianza (Nuevo Testamento) ente Dios y su pueblo, personificada en Jesús, que es a la vez y verdaderamente Dios y Hombre; esta nueva alianza ya no se limita a un pueblo, a una raza, sino que abarca a toda la humanidad; y no se basa en el cumplimiento de la Ley, sino en el precepto del Amor: toda la antigua Ley y su código quedan resumidos en un solo: amar a Dios y al prójimo como a sí mismo.

La fe es la forma cristiana de la adhesión religiosa, y es esencialmente fe en la persona de Jesucristo y en sus enseñanzas: en su divinidad, en su resurrección y en la promesa de su retorno a la culminación de los tiempos, operando la salvación de aquellos que han respondido a su llamada. Las escrituras son el documento de la fe cristiana y constituyen también el fundamento de una ética o moral cristiana, basada en la relativización de los bienes terrenales como expresión concreta de la disponibilidad al seguimiento de Cristo, y en el aprecio a los pobres y humildes como destinatarios privilegiados del amor de Dios.

El carácter colectivo de la alianza constituye al cristianismo como una religión en la cual la conversión personal da lugar a una práctica pública y social: la comunidad es el lugar en el que se profesa la fe y a comunión constituye la realización esencial del proyecto cristiano de vida, de tal manera que la incorporación del convertido y la conmemoración en la asamblea de la muerte y resurrección de Jesús constituyen los ritos esenciales de la comunidad de creyentes, en cuyo seno las diversas vocaciones reproducen las existentes en las primeras comunidades palestinas fundadas por Cristo y por los apóstoles.

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