Historia del Pueblo Judio - Ben Sasson - Moderna.pdf

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existían desde la segunda mitad del siglo XVII, pero sólo a mediados delXVIII pasaron a convertirse en elemento significativo dentro del presupues-to de las comunidades. En algunos lugares el impuesto directo fue comple-tamente abolido; en Cracovia se aprobó en 1771 la siguiente reglamenta-ción: «En vista de que hay personas, de las que se han registrado como con-tribuyentes, que no pueden cumplir sus obligaciones abonando en un solopago una cantidad de dinero; grande o pequeña, o a quienes es dificil co-brarles, o que no dan .nada, se ha decidido establecer una coropka... »Lascomunidades que no conseguían recaudar los impuestos directos adoptaronel método del gravamen indirecto aplicándolo sobre varios artículos, espe-cialmente sobre la carne. La supervisión de las leyes alimenticias rituales-el casrut- había quedado a cargo de la comunidad, lo que les posibilitóuna nueva forma de mantenimiento del nivel de los ingresos comunitariosasí como la dependencia de cada miembro de la comunidad para losalimen tos casero

Crítica pública del orden sociaiy del gobierno juaio. .

Ya en el siglo XVII habían comenzado los grupos dirigentes de las co-munidades a temer la formación de fuerzas de oposición en su interior. Enprevisión de ello fueron promulgadas ordenanzas, en número creciente, con-tra los chismosos o contra aquellos que «charlan y bromean sobre los. actosde los notables de la ciudad», es decir, contra quienes criticaban a los miem-bros dirigentes. Las ordenanzas ponían en guardia sobre «los que se con-fabulan para atacar la posición y las obras de los honorables de la ciudad»,siendo su finalidad la de impedir que se organizase la oposición, pero de'hecho la misma multiplicación de ordenanzas denunciaba sobradamente suineficacia.

La formación opositora más cohesionada era la formada por las asocia-ciones de artesanos, que reunían sus minyanim aparte -sinagogas u orato-rios particulares- y en ocasiones elegían su propio maguid -predicador-o su rabino. Intentaban de ese modo liberarse del patrocinio de la comu-nidad. En las condiciones de tensión social reinantes durante el siglo XVIIIasimismo las asociaciones creadas originalmente con la finalidad de reali-zar obras de caridad asumirían el carácter de células opositoras. El cahal-es decir, el cuerpo de dirigentes- trató de neutralizarlas ejerciendo suderecho de nombrar al gabay -tesorero--, pero' esta forma de supervisióntampoco daría resultados satisfactorios. En algunos lugares los dirigentesde la comunidad emplearon medidas más vigorosas: en Dubno, ciudad deVolhynia, abolieron todas las asociaciones; en Ostrava, en la misma proviu-cia, se prohibió durante seis años la incorporación de nuevos miembros ..Al mismo tiempo, los dirigentes procuraron impedir que la oposición in-fluyese en los asuntos de la comunidad. Los ya limitados derechos se redu-jeron de esta forma todavía más. En realidad sólo un Ínfimo porcentaje delos miembros de la comunidad participaron en la elección de los borerim-árbitros'"- que designaron al nuevo cahal. En algunas localidades existían

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reglamentaciones expresas que prohibían la intervención de representantesde los artesanos en las comisiones de arbitraje.

Por todo ello resulta sorprendente la comprobación de la extensa circu-lación, en la Polonia del siglo XVIII, de la literatura de musar, es decir, detextos de' instrucción moral. Contenían estos un vigoroso elemento de crí-tica social, amonestaban a los ricos y a los poderosos, les hacían patentesu decadencia y reclamaban su rectificación. Se imprimían y distribuíanmuchos ejemplares y además recibían evidentemente la haskamá -autori-zación oficial- de importantes rabinos y eruditos, distinguidos dirigentes po-

. pulares, ya que sin contar con ella ninguna imprenta se habría atrevido a edi-tar un libro. La crítica social pareció haberse incorporado entonces estrecha-mente a la vida interna de los judíos del este de Europa. Este hecho per-mite comprender la paradoja de que uno de los pamasim --dirigentes- delConsejo de los Cuatro Países, durante el decenio de 1720, hubiese investido aR. Berajyá Beirej bar Elyaquim Getz de «la fuerza y el poder para ser pre-dicador en los cuatro países de Polonia en los que tiene autoridad, estable-cer reglamentos y mejorar la moral pública en cada comunidad. Puede pre-dicar sin la aprobación de un rabino o un dirigente y sin protestas ni obs-táculos, y pobre del que abra la boca contra él sobre cualquier tema, .gran-de o pequeño. Debe ser honrado y respetado en todas las formas que seanadecuadas para un sabio y erudito como él-ojalá se multipliquen sus igua-les en Israel....:......y ayudado a completar su labor, que él mismo transportaconsigo por escrito, porque compuso varias obras con su santa inteligencia,y presenció las haskamot de muchos grandes sabios y rabinos de los paísesde Alemania, Polonia.y Moravia ...» R. Berajyá sería uno de los más pun-zantes críticos de esos rabinos y dirigentes que traicionaron la confianza enellos depositada y los castigó severamente en su libro Zerá beirej selisí, sobreel tratado. talmúdico Berajot. (Las citas anteriores figuran en su aprobación.)

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Agitación mística: Jacob Frank y su secta

La sociedad judía de Polonia, que estaba dispuesta a aceptar la más ex-tremada crítica social, se aprestó al contraataque en cuanto. se hicieron ten-tativas para socavar sus creencias y criterios religiosos. La agitación' místi-ca, en especial la de los restos del sabetaísmo, que nunca había cesado en

. el este de Europa, y que se había reanimado con el trasfondo de tensiónsocial y crisis de gobierno, tropezó con la vehemente oposición de todos lossectores de la población judía.

Durante el decenio de 1750 surgió en Polonia Jacob Frank como nuevoy enérgico. dirigente de los restos del sabetaísmo. Frank nació en Podolia,viajó por muchos lugares y en Salónica se vio. atraído por el sabetaísmo.En 1755 retornó a: su provincia natal, reclutó unos cuantos fieles partida-rios, les enseñó varios conceptos sabetaicos y organizó celebraciones que de- .generaban en orgías de índole sexual. Las actividades de este grupo no tar-darían en ser conocidas, promulgándose contra sus integrantes un bandode excomunión. El Obispo de Kamenets vio aquí una oportunidad para ata-

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