Historia del panocho
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DEFINICIÓN DEL DIALECTO MURCIANO
Se conoce como dialecto murciano a una serie de rasgos dialectales existentes en la
lengua española dada tradicionalmente en el sudeste de la península Ibérica, concretamente
(Región de Murcia, sur de la provincia de Albacete y comarca alicantina de la Vega Baja del
Segura, oriente de la provincia de Almería (Comarca de los Vélez y Almanzora) y el territorio
abarcado por el antiguo Marquesado de Villena.
Por su composición y forma se puede considerar al murciano como un dialecto romance
muy influido por el castellano, el aragonés, el mozárabe y el valenciano/catalán, gestado en
los siglos XIII y XIV debido al mestizaje de los naturales del reino de Murcia (mudéjares,
mozárabes, judíos, neomozárabes y extranjeros asentados en el reino con anterioridad) junto
con los castellanos, navarro-aragoneses, catalanes, valencianos y provenzales que llegaron
después. Los rasgos del murciano son muy heterogéneos y variables, pero no más
heterogéneo y variable que el castellano o el catalán o el aragonés, pudiéndose considerar que
se mantiene un mismo patrón dialectal a lo largo de todo el territorio lingüístico murciano, el
cual apenas sufre grandes variaciones lo cual hace que no pueda hablarse de `hablas
murcianas´ sino de dialecto murciano con sus naturales variedades subdialectales.
PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LAS HABLAS MURCIANAS
En la romanización, las tierras murcianas se incorporaron a la cultura latina de manera
temprana, rápida y persistente, y las invasiones germánicas apenas aportaron algunos
elementos léxicos. Sin embargo el dominio de los árabes si que ha dejado huella en las hablas
murcianas, pues en la misma medida que fueron imponiendo su cultura, fueron imponiendo su
lengua. Las influencias del árabe en nuestro habla es sobre todo de índole léxica. Tras los
árabes, vino la Reconquista, gracias a la cual se determinó una etapa de bilingüismo, o al
menos de convivencia de lenguas, entre castellanos, aragoneses y catalanes; y es precisamente
esto mismo lo que ocasiona, junto con la escasa presencia de los dialectos meridionales en la
codificación alfonsí, el principio de la separación entre las distintas variantes del mapa
lingüístico peninsular. El devenir histórico que se produce en Murcia (en 1243 se produce la
primera Reconquista por Alfonso X el Sabio, en 1266 Jaime I vuelve a repoblar Murcia con
catalanes y aragoneses hasta 1305, fecha en que la Región vuelve a Castilla) no facilitó su
presencia en el primer proceso de normalización lingüística del castellano.
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No tenemos noticia de rastros de dialectismo en los escritores murcianos de los siglos
XIV y XV; es al comienzo de los Siglos de Oro, cuando se impone como ideal de lengua el
“cortesano” cuando se empieza a ver algunas variaciones.
Durante el siglo XVII se sigue manteniendo el carácter de zona de transición en el
territorio dialectal murciano, así podemos encontrar en impresores y obras vinculadas a
Murcia el modelo de castellano seseante característico se la Vega Baja del Segura.
Observamos con todo esto que las hablas murcianas tiene un fortísimo carácter fronterizo,
tanto es así, que la norma murciana se aproximaba mucho a la andaluza.
En el siglo XVIII el murciano no alcanzaró el mínimo nivel literario y recuperaró su
situación anterior replegándose más sobre sí mismo hasta quedarse en el nivel coloquial.
Los dialectólogos definen el murciano como habla de transición ya que es un habla de
estructura y base castellana, con elementos léxicos del habla primitiva románica, el mozárabe,
el aragonés y el valenciano y que además tiene coincidencia con el andaluz en algunos
vocablos. Por tanto, desde el punto de vista histórico-lingüístico es posible hablar de un
dialecto murciano.
EL PANOCHO
A la hora de abordar esta cuestión es imprescindible establecer una diferencia entre el
habla viva murciana y la lengua escrita y fijada por una tradición que empieza en el siglo
XVIII y que ha tomado el nombre de panocho. El “panocho” no es una realidad viva del habla
murciana, no es la lengua que la gente habla en sus casas ni por la calle, sino que es una
modalidad de lengua literaria, sólo se manifiesta a través de la palabra escrita. En un principio
el panocho surge del dialecto murciano auténtico pero ha habido toda una degeneración en la
actualidad.
El murciano como cualquier variedad de transición, es un habla no escrita. Podemos
entender el origen del panocho como consecuencia de los fenómenos lingüísticos y
gramaticales que se llevan a cabo durante el siglo XVIII. Es en esta época cuando se van a
fijar fuertemente las diferencias entre lo rural y lo urbano; de estas diferencias, triunfan en la
sociedad aquellas variantes con prestigio literario. Estas son las que se van a desarrollar, y el
resto quedan replegadas.
El “panocho” tiene su origen en la actitud burlesca y paródica que los habitantes de las
ciudades tenían hacia esas peculiaridades idiomáticas, observables en los ámbitos rurales y
rústicos. Aunque se parte de peculiaridades lingüísticas auténticas sin embargo se añaden una
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larga serie de deformaciones lingüísticas e incluso es normal que el panochista se invente lo
que nunca ha oído. Encontramos voces como nuebes por “nubes”, vitramina por “vitamina”.
Una cuestión importante también en este apartado es la constante confusión que se da
entre el “panocho” y el murciano. Multitud de personas se han pronunciado sobre esta
cuestión, entre las cuales podemos destacar al gran poeta Vicente Medina el cual dijo:
“En mi tierra se cultivaba un lenguaje llamado panocho, lenguaje de
soflamas carnavalescas, que imitando el habla regional, la ridiculizaba
con acopios de deformaciones y disparates grotescos, me indignaba por
eso este panocho. Tal indignación engendró mi ansia de reivindicar el
lenguaje de mi tierra, que no era, ni es otra cosa que un castellano claro,
flexible y musical, matizado con algunos provincialismos de carácter
árabe, catalán y aragonés.” (1933)
También se han pronunciado sobre esto los miembros de L’Ajuntaera, los cuales dicen:
“El hecho de que la mayor parte de la literatura murciana se haya
basado, a lo largo de la historia, en la literatura panocha y se le haya
dado tintes folklóricos, ha propiciado que erróneamente se tienda a
identificar la una con la otra, y esto sumado a la progresiva desaparición
del murciano en la actualidad, hace que en el resto de las comarcas se
suela ver el murciano como algo exclusivo de estas tres comarcas antes
citadas, cuando en realidad el murciano se ha hablado y se habla en
todas ellas (como es el caso del Campo de Cartagena, el Altiplano, el
Noroeste, etc.), hasta su poesía se ha cultivado en comarcas como la de
Los Vélez (en Almería) y poseemos valiosos vocabularios comarcales de
todos los lugares murciano-parlantes así como numerosos estudios
lingüísticos que lo demuestran.