Historia de la Arq. II Act No VII - Unidad IV: Propuestas Urbanas

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Instituto Universitario Politécnico “Santiago MariñoExtensión Porlamar - Sede 4 de mayo Historia de la Arquitectura II – Sección: 4.A (SAIA) Semestre VI (2016-1) Profesora: Arq. Elsa de la Purificación Alumno: Br. Carlos Calatayud ° C. I: 24,981,859 Propuestas Urbanas en la Arquitectura Neoclásica

Transcript of Historia de la Arq. II Act No VII - Unidad IV: Propuestas Urbanas

Instituto Universitario Politécnico “Santiago Mariño”Extensión Porlamar - Sede 4 de mayo

Historia de la Arquitectura II – Sección: 4.A (SAIA) Semestre VI (2016-1)

Profesora: Arq. Elsa de la PurificaciónAlumno: Br. Carlos Calatayud ° C. I: 24,981,859

Propuestas Urbanas en la Arquitectura Neoclásica

La ciudad es el marco de todas las obras artísticas y por ello debe ser el hilo conductor de la Historia del Arte en la Edad Contemporánea. Desde los primeros diccionarios hasta

mediados del siglo XX, las acepciones de “urbanamente”, “urbano” y “urbanidad” se referían a los “usos y prácticas de una ciudad en contraposición a los usos rudos, agrestes y

desagradables de la gente de campo”. La palabra “Urbe” se utilizaba para designar ese “conjunto de cosas diversas y heterogéneas” propias de la complejidad urbana, que los

términos corrientes como “ciudad”, “población” o “aldea” no caracterizaban suficientemente.

Basados en que una ciudad requiere de un espacio mediante, en el cual se den funciones de

una manera integral, bien sea en un espacio interior o exterior. Aunque la función de la calle, plaza y cuadra urbana tienen

otras dimensiones como: políticas, económicas y sociales, son

consideraciones que van más allá del alcance de su finalidad.

Para este período, las ciudades crecían aceleradamente y el Imperio necesitaba una ciudad ordenada y nueva para servir de capital. Como propaganda del Estado y el gobierno, todo ese crecimiento había que ordenarlo, en el presente y para el futuro. Dividiendo la ciudad en barrios administrativos para atender cada distrito con servicios

propios (comisarías, parques, mataderos, mercados, etc.). Y para prevenir el crecimiento futuro con un segundo anillo de distritos que aún no estaba construido.

La primera característica general es la desconexión entre la

arquitectura y el resto de las artes plásticas, la escultura y la pintura. A partir del siglo XIX los estilos ya no engloban todas las artes. El último estilo global es el Neoclásico. Dentro de las estrategias desarrolladas,

se articularon grandes masas de monumentos institucionales en cuadras sencillas con ciertos gestos artísticos reconocibles.

En 1794 se crea en París la Escuela Politécnica para formar ingenieros, una escuela especial y científica. Y en 1806 se crea (también en París) la Escuela de Bellas Artes,

donde se forman los arquitectos. Presentando una diferenciación en la docencia, reflejada en la arquitectura. Por un lado nace la ingeniería, identificada con los nuevos materiales (hierro, vidrio y cemento), solucionando nuevas necesidades. Por el otro,

la arquitectura, identificada con el pasado (historicismo o eclepticismo), preocupada por los encódigos artísticos y con materiales viejos como la piedra o el ladrillo.

La segunda característica general es que el siglo XIX dentro de la arquitectura se produce una bifurcación basada en la estructura docente. Esta dualidad se prolonga

durante todo el siglo XIX: Ingeniería nueva y arquitectura tradicional o ecléptica, porque mezcla varios estilos antiguos los Neos (neogótico y neoclásico).

Los elementos que forman el espacio urbano son: la calle, la plaza, la cuadra urbana donde incluye los edificios y sus patios. A partir del barroco, las realidades de

percepción previamente utilizadas en el diseño de edificios individuales del Renacimiento, fueron ahora extendidas al tratamiento de largos sectores de la ciudad. Masas de

edificios fueron organizados para proveer efectos de recesión y movimiento al ser vistos desde diferentes direcciones y distancias.

Junto al origen de las aceras en las ciudades europeas desde mediados del siglo XVIII está descrito al referir al plano horizontal como el elemento más importante que define el espacio de la calle. Ya que este provee la ubicación física y visual de la forma del edificio, utilizado para dar unidad, escala y armonía al paisaje. Este plano horizontal

consiste en dos partes, una utilizada básicamente por personas y la otra por vehículos y animales. Hasta la Edad Media, la línea divisoria entre peatones-animales y rutas de

vehículos fueron ambiguas.

Los elementos del diseño urbano señalan su desarrollo desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Como fue el caso de la escala urbana fue muy compacta y la trama de calles, muy apretadas caracterizadas por sus informalidades, romance y continua sorpresa visual. Las cuadras fueron estrechas y alargadas con tendencias a producir

tramas cuadradas.

Mientras la idea de movimiento continuo existió todavía durante el período neoclásico, el elemento de sorpresa y de movimiento dramático característico del barroco culminaba. Los lugares fueron siempre definidos por formas geométricas. La escala de la calle fue

incrementada, pero sus fachadas uniformes continuaron todavía las reglas de la perspectiva.

Aunque el propósito no era glorificar la calle tradicional, la cuadra urbana y la plaza pública, la Revolución industrial llevó a un crecimiento sin precedentes de la ciudad.

El más significante esfuerzo para regularizar el crecimiento caótico tomó lugar en París por Hausmann. Propuso una trama urbana muy extensiva de calles anchas llamadas

boulevard’s, utilizando un principio barroco: el aprovechamiento de los monumentos y edificios como foco visual.

El estilo, la proporción, la escala, la forma y el ritmo, etc., son cualidades eternas del diseño

que para aquel entonces, se consideraba que algunas de estas cualidades están vigentes

todavía. En particular, la utilización de éstos como

elementos del diseño urbano y la configuración formal de la

calle tradicional son cualidades características, las cuales son esenciales para restablecer un

“sentido de lugar”.

El urbanismo moderno no nació en los estudios de los arquitectos sino de la experiencia de los defectos de la ciudad industrial, y gracias a los técnicos e higienistas que se esfuerzan

por dar con el mejor diagnóstico y atacar las problemáticas. Las realizaciones de Hausmann constituyen el prototipo de lo que llama urbanística neoconservadora, que se

convierte en la práctica común sobre todo a partir de 1870, en todas las ciudades europeas e incluso en la Ciudad de México (con el Paseo de La Reforma durante

la época del emperador Maximiliano).

La necesidad de una proyección organizada debido a las modificaciones territoriales se impone por doquier, y los métodos de la “cultura arquitectónica moderna”, puestos a punto en el período anterior, se consideran parte integrante de la “planificación”. De este modo los arquitectos modernos se encuentran, por vez primera, ante la situación de proyectar un gran

número de asentamientos de gran escala y verificarlos en su ejecución.