Hilos y Tejido Palabras y Narración en Salud

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    Hilos y tejido. Palabras y narracin en salud

    Threads and tissues. Words and narration in health

    Fios e tecido, palavras e narrao em sade

    Martha B. Gaviria L.1

    1 Doctora en Ciencias Sociales, niez y juventud, Convenio Cinde-Universidad de Manizales, mdica y cirujana, Universidad Pontificia Bolivariana,

    Magster en Epidemiologa, Universidad de Antioquia. Docente, Universidad de Antioquia. Correo electrnico: [email protected]

    Recibido: 27 de noviembre de 2014. Aprobado: 5 de marzo de 2015. Publicado: 20 de octubre de 2015

    Gaviria MB. Hilos y tejido, palabras y narracin en salud. Rev. Fac. Nac. Salud Pblica 2015; 33(supl 1): S64-S71. DOI: 10.17533/

    udea.rfnsp.v33s1a11

    o conguracin, que explica la manera como fue construido

    el relato y responde a la pregunta qu dice esta historia?; y

    mmesis 3o reguracin, que precisa hacia dnde apunta esta

    narracin: qu nuevo mundo abre?; y 4) el relato revela la

    identidad del narrador, aparece ante los dems como un ser

    en movimiento, nico y singular; y provee, desde la sabidura

    prctica y el juicio moral en situacin, una racionalidad

    narrativa que se encuentra ms all del uso terico de la razn

    y de la ciencia. Como una apuesta tica y poltica, la INAaporta

    nuevo conocimiento y pensamiento desde las propias voces

    de los narradores mediante la comprensin de signicados de

    experiencias vinculadas a fenmenos de la salud y la vida.

    ----------Palabras clave: autobiografa, narracin,investigacin cualitativa

    Resumen

    Presento los fundamentos gnoseolgicos, ontolgicos,

    epistemolgicos y metodolgicos de una aproximacin de

    investigacin narrativa de tipo autobiogrco (INA) erigido

    sobre la fenomenologa hermenutica de Paul Ricoeur. Esta

    es una propuesta novedosa para el campo de investigacin

    narrativa en salud que se caracteriza por los siguientes rasgos

    distintivos: 1) la entrevista conversacional representa una ruta

    idnea para la construccin de buenos relatos, preservando

    un ejercicio justo de la memoria; 2) la autobiografa es el

    resultado de la memoria singular de recuerdos, silencios y

    olvidos, entretejida con otras memorias de contemporneos,

    predecesores y sucesores; 3) la interpretacin, que se despliega

    en el arco hermenuticose efecta mediante los tres momentosmimticos del relato, a saber: mmesis 1o preguracin, que

    provee la precomprensin de las acciones narradas; mmesis 2

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    Abstract

    In this paper I present the gnoseological, ontological,

    epistemological and methodological foundations of an

    Autobiographical Narrative Research (ANR) approach

    grounded on Paul Ricoeurs hermeneutical phenomenology.

    It is a novel proposal for the eld of narrative research

    on health, and is characterized by the following traits:1)

    Conversational interviews represent an appropriate route for

    building good stories, preserving a fair exercise of memory;

    ii) An autobiography is the result of the singular memory of

    remembrances, silences and forgotten events interwoven

    with other memories from contemporaries, predecessors

    and successors; iii) Interpretation, which is displayed in the

    Hermeneutical arch, is carried out through the triple mimesis

    of the account, namely: Mimesis 1 or preguration, which

    provides pre-understanding of the narrated actions; Mimesis

    2 or conguration, which explains how the story was built and

    answers the question: what does this tale tell?; and Mimesis

    3 or re-guration, which species where this narration is

    going, i.e. what new world opens up?; iv) The story reveals

    the identity of the narrator, who appears before others as a

    being in motion, unique and singular; likewise, it provides,

    from practical wisdom and the moral judgment present in the

    situation, a rational narrative that is beyond the theoretical

    and rational use of reason and science. The ANR provides,

    as an ethical and political challenge, new knowledge and

    thinking built with the narrators' own voices by means of the

    comprehension of meanings of experiences related to health

    and life experiences.

    ----------Keywords: autobiography, narrative, qualitative

    research

    Agradezco a los hombres y mujeres que han queridonarrarse, de quienes he recibido mi mayor aprendizaje;a mis estudiantes y compaeros que con sus preguntasy comentarios han enriquecido la propuesta que lescomparto y, muy especialmente, a los gestores de esteencuentro por su invitacin, a los conferencistas que me

    precedieron, a todos ustedes por su presencia y escucha.En este tejido, parto de un conocimiento situado,

    busco una comprensin narrativa del mundo, encuentroun camino autobiogrco, construyo el signicadode la historia como una labor artesanal, comprendo laautobiografa como un cuerpo narrado y quiero narrar

    para humanizar. Quiero comenzar con la siguientereexin, tomada de Brcena y Mlich, basada en sulectura a La condicin Humana de Hannah Arendt:La vida humana es humana en la medida en que escontada, esto es, si se convierte en biografa [1].

    Parto de un conocimiento situado

    Asumir una apuesta narrativa me insta a reconocerme en

    el camino de un conocimiento situado.Siguiendo a DonnaHaraway, armo que la comprensin de los acontecimientoshumanos no se produce desde un punto externo,

    privilegiado y objetivo, revestido de imparcialidad, sinoque se construye desde la vida de la gente, de la visin desde

    un cuerpo siempre complejo, contradictorio, estructurantey estructurado, contra la visin desde arriba, desde ninguna

    parte [2]. Como mujer, mdica e investigadora colombianabusco construir un pensamiento y un conocimiento queaporte al cuidado del mundo [3]. Las indagaciones quehoy comparto estn entretejidas en distintos horizontesde comprensin, un horizonte que se desplaza al paso dequien se mueve [4], y es precisamente en ese movimientocomo esta exploracin no me lleva a algo denitivo, sino auna comprensin nita, siempre incompleta.

    Resumo

    Apresento os fundamentos gnoseolgicos, ontolgicos,

    epistemolgicos e metodolgicos de uma aproximao de

    pesquisa narrativa de tipo autobiogrco (PNA) erguido sobre

    a fenomenologia hermenutica de Paul Ricoeur. Esta uma

    proposta nova para o campo de pesquisa narrativa em sade que

    se caracteriza pelos seguintes traos distintivos: 1) a entrevista

    conversacional representa uma rota idnea para a construo de

    "bons relatos", preservando um exerccio justo da memria; 2) a

    autobiograa o resultado da memria singular de lembranas,

    silncios e esquecimentos, entrelaada com outras memrias de

    contemporneos, predecessores e sucessores; 3) a interpretao

    que se desdobra no arco hermenutico se realiza por meiodos trs momentos mimticos do relato, a saber: mmese 1

    ou pregurao, que fornece a pr-compreenso das aes

    narradas; mmese 2 ou congurao, que explica a maneira

    como foi construdo o relato e responde pergunta: o que diz

    esta histria?; e mmese 3 ou regurao, que precisa para onde

    aponta esta narrao: que novo mundo abre?; e 4) o relato revela

    a identidade do narrador, aparece perante os demais como um

    ser em movimento, nico e singular; e fornece, desde a sabedoria

    prtica e o juzo moral em situao, uma racionalidade narrativa

    que est alm do uso terico da razo e da cincia. Como uma

    aposta tica e poltica, a PNA contribui com novo conhecimento

    e pensamento desde as prprias vozes dos narradores por meio

    da compreenso de signicados de experincias ligadas a

    fenmenos da sade e a vida.----------Palavras-chave: autobiograa, narrao, pesquisa

    qualitativa

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    Mi inquietud por abordar la salud como experienciavital parte de preguntas previas sobre la relacinentre la salud, la justicia social y los derechos en

    poblaciones que se encuentran en especial condicinde vulnerabilidad, como desterrados por la violencia,

    enfermos de tuberculosis pulmonar, habitantes de la

    calle y escolares de zonas de alto conicto social yviolencia. Una comprensin preliminar me permitaarmar que conocimientos, creencias, experiencias,

    polticas y prcticas institucionales compartidas portrabajadores de servicios sociales y de salud y las

    personas vulneradas, moduladas por el miedo, producen

    y reproducen estigma, estereotipo, barreras de accesoa servicios, marginalidad, exclusin social y otrasviolencias. Pero en ellos tambin reconoc, en medio demltiples expresiones de injusticia y violencia, indiciosde distintas formas de resistencia, resignicacin yredireccin del curso de sus vidas.

    En mi reciente formacin doctoral en cienciassociales, encontr que Martha Nussbaum propone,desde la tragedia griega, la construccin de historiasvalorativas completas de las personas como camino de la

    comprensin de una cuestin tica, como es el valor dela dignidad humana del sujeto expuesto a una situacinvital y compleja, como la de vivir en condiciones de

    desventaja social [5]; fue as como tom la decisin deoptar por un enfoque narrativo.

    Quise entonces, desde las historias narradas dequienes han vivido la experiencia de destierro enColombia, ampliar la comprensin de este hechoviolento como una mirada alternativa y creadora de

    nuevos signicados, y desocultar fenmenos polticosno vistos por el predominio de perspectivas hegemnicasy homogenizantes que han llevado a la asignacin deidentidades rtulo, construyendo signicados quesocavan su dignidad humana [6, 7].

    Busco una comprensin narrativa del mundo

    Especialmente por la lectura de Hannah Arendt, fuiesclareciendo que mi inters investigativo apuntaba a una

    pregunta por la identidad. Lo que el sujeto revela de smismo en la esfera pblica es el quines y no el ques.

    A este respecto, el descubrimiento de quin es alguien,en contradiccin de qu es sus cualidades, dotes,

    talento y defectos que exhibe u oculta est implcitoen todo lo que ese alguien dice y hace [8]. Aparecemosante los dems en un tejido de relaciones e historiasvividas; llegamos al mundo, comenzamos a vivir dentrode narraciones, historias y tramas que fueron construidasantes de nosotros, permanecern con nosotros y muy

    posiblemente tendremos que luchar en contra de ellas [9].

    La pregunta por el quintiene una clara connotacinsingularizadora: preserva como horizonte de objetivo elser nico e irrepetible de cada quien, ya que cada historianos revela pluralidad humana, que es la condicin detoda experiencia poltica. Poltica que, en el sentidoarendtiano, trata del estar juntos los unos con los otros

    diversos; se reere a la organizacin de la vida entre nos,surge en el entrey se establece como relacin; esta esante todo accin, puesto que, por medio de la accin,el hombre desarrolla su capacidad de ser libre, libertadentendida no como poder elegir, sino como podertrascender lo existente y comenzar algo de nuevo. Lavida activao vida polticahabita el espacio pblico, alldonde tiene lugar lo que le da sentido verdaderamentea lo humano, y su condicin es la pluralidad humana:vivir como ser distinto y nico entre iguales [9].

    Esta perspectiva narrativa nos posibilitapensar en ellugar del otro,no como otro generalizado, sino como otro

    concreto:una persona con deseos e intereses propios;esta pregunta responde a la necesidad de contemplar unsujeto situado como un sujeto tico y poltico, como lo

    propone Seyla Benhabib [11].A partir de su teora del relato, Paul Ricoeur seala

    que la identidad personal solo puede articularse enla dimensin temporal de la existencia humana.La historia narrada es siempre ms que la simpleenumeracin, en un orden seriado o sucesivo, de

    incidentes o acontecimientos porque la narracin losorganiza en un todo inteligible [12]. Desde luego,esta identidad narrativa no es una identidad estable y

    sin suras; y as como se pueden componer diversastramas a propsito de los mismos sucesos, igualmentesiempre es posible urdir sobre su propia vida tramas

    diferentes, incluso opuestas [13].Pero la narracin de la propia historia no solo devela

    identidad, sino que a travs de ella podemos ampliarnuestra comprensin del mundo. Toda historia biennarrada ensea algo, revela aspectos universales de lacondicin humana, desarrolla una racionalidad narrativaque pertenece a la inteligencia phrontica y no a lainteligencia terica arma Ricoeur [14]. Contar unahistoria es un arte de intercambio de experiencias, es unejercicio popular de la sabidura prctica (o del juiciomoral en situacin), como lo seala Walter Benjamin [15].

    Encuentro un camino autobiogrfco

    Buscando cmo narrar, evidenci que desde hace ms deseis dcadas, socilogos, antroplogos, historiadores y

    psiclogos sociales han abordado problemticas socialesdesde las voces de los afectados, a travs de las historias

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    orales, historias de vida y relatos biogrcos [16-20].Con Antonio Bolvar encontr el enfoque interpretativode investigacin narrativo-autobiogrca como el msindicado para mi propsito. Desde esta perspectiva, el

    investigador busca elementos singulares que conguran lahistoria; el resultado es una narracin particular que noapunta a la generalizacin, un relato cargado de sentido,del sentir, pensar y actuar de quien cuenta la historia, queconstruye humanamente una realidad y reconstruye unmundo-vida en el propio discurso. De ninguna manera setrata de un texto informativo que describe hechos [21].

    La autobiografa, como arma Ricoeur, es unareconstruccin particular de la experiencia por laque, mediante un proceso reexivo, se da signicadoa lo sucedido o vivido [22]. Sin embargo, hay unano comunicabilidad de la experiencia vivida, puestoque desde el punto de vista existencial, aun si algo estransferido de una esfera de vida a otra, este algo noes la experiencia tal como fue experimentada, sino su

    signicado. La experiencia tal como es experimentaday vivida sigue siendo privada, pero su signicacin, susentido se hace pblico [23].

    En este sentido, la entrevista conversacional es lamejor va para que el narrador pueda elaborar sus relatosde manera libre, partir de un primer enunciado generador,como por ejemplo: cunteme su historia [24]. Mantenerun hilo conversacional, evitando formular preguntasfocalizadas o temas por tratar, facilita la identicacinde las experiencias ms signicativas al permitir quequien cuenta su historia comience por donde quiera,ordene en el tiempo lo que ha vivido, pueda regresar

    una y otra vez a aquellas situaciones que posiblementele son ms importantes en su vida, omita algunas ytraiga otras. La apuesta tica de construir una historiahonesta, respetuosa y justa comienza por acordar con elentrevistado unas reglas claras de relacionamiento que seformalizan mediante el consentimiento informado, en lo

    cual resulta decisivo crear una relacin prxima basadaen la conanza, la cual solo se alcanza con el tiempo yexige tiempo para conocer y saber esperar reciprocidad.

    En la entrevista el discurso aparece comoacontecimiento: algo sucede cuando alguien habla[25], lo que acontece no es solamente la experiencia

    tal como es expresada y comunicada, sino tambin elintercambio intersubjetivo en s [25]; la conversacinconecta dos acontecimientos: hablar y escuchar. Pero setrata de un acontecimiento fugaz, en el sentido de quese realiza en el tiempo y en el presente. Pero lo quequeremos comprender no es el acontecimiento, hechofugaz, sino su signicado, que es perdurable. [25]

    Construyo el signifcado de la historia:

    una labor artesanal

    Cuando efectuamos la transcripcin literal de la

    entrevista, preservando su tono afectivo, transformamos

    el discurso a un texto, al ser jado por la escritura [26].

    La tarea de construir el signicado de la historia apenascomienza; podra decir que es un proceso que muy bienrepresenta una labor artesanal. Lo primero es deshilvanarel ovillo, identicar los hilos o fragmentos de la historia,separarlos, tenerlos claros y ordenados, y as montarlos enel telar; tejer o congurar la historia y, nalmente, apreciaro valorar el tejido o narracin como obra completa. La

    labor interpretativa que propongo realizar de la mano deRicoeur [14, 23] es la que presento a continuacin.

    Desde una fenomenologa hermenutica, Ricoeurapunta a una losofa sobre el sentido del sentido [14],en tanto reconoce que el lenguaje oculta la intencin de laconciencia; que no es posible interpretar los signos y lostextos de una forma neutra y desinteresada. Arma quela comprensin ontolgica depende de la interpretacinhermenutica, es decir, que toda comprensin de s estamediada por el anlisis de los signos, los smbolos y lostextos. Por tanto, la tarea de la hermenutica ser, pues,doble: reconstruir la dinmica interna del texto y restituirla capacidad de la obra de proyectarse al exterior mediantela representacin de un mundo habitable [25].

    En su arco hermenutico, propuesto desde lammesis o imitacin creadora de la accin en Poticade Aristteles, habla de tres momentos mimticos quese despliegan desde la preguracin del mundo de lavida, a la conguracin potica y, a partir de esta, a lareguracin del mundo del lector [26]. Del arco comometfora comprend que lo realmente ms importanteno est en el arco ni en la misma echa, sino en elhacia dnde apunta la echa; qu nuevo mundo abre o

    proyecta; he ah su grandeza y su potencia!Como tejedora de historias nombro a la mmesis 1

    o preguracin como los hilos y el montaje del telar;ala mmesis 2 o conguracin como la urdimbrey a lammesis 3 como la apreciacin del tejido.

    La mmesis 1 o preguracin provee la

    precomprensin de las acciones narradas.Esta se reere

    a lo que hay en el mundo, en el sentido fenomenolgico,que va planteando a cada uno de los agentes de laaccin su propia mirada. Comienzo por preguntar desdequ mundo simblico habla; es decir: cmo llega el

    personaje principal, el protagonista, a la historia? Aqume distancio de la nocin sociolgica de contexto, quees construida a partir de la informacin del investigador[27]. Ricoeur dice: Uno no se acuerda solo de s, de lo

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    que ve, lo que siente y lo que aprende, sino tambin delas situaciones mundanas en las que se vio, se sinti, seaprendi. Estas situaciones implican el cuerpo propio y elcuerpo de los otros, el espacio vivido, en n, el horizontedel mundo y de los mundos, bajo el cual algo aconteci[28]. Luego reconstruyo la red conceptual de la accin

    identicando en las cadenas de accinque resultan dela hilacin de los fragmentos realizada por el narradorsus distintos componentes: agente, nes, motivos,circunstancias y la interaccin con otros. En ellas me

    pregunto quines cumplen un papel en la accin comoayudantes, oponentes, destinatarios y destinadores del

    protagonista de la historia. Me aproximo a los recursossimblicos del campo prctico, lo que se reere a losdiscursos y justicaciones de la accin, que provienen delos procesos culturales que articulan la experiencia, loscuales pueden ser descifrados por otros, pues adquierenla visibilidad de lo pblico; desde estos se evalan y se

    les adjudican valores a los distintos tipos de acciones.Por ltimo, me acerco a los caracteres temporales de la

    accin, que juegan un papel de vital importancia en lacomprensin de la accin humana: cmo maniesta la

    presencia del tiempo al referirse a los hechos?La mimesis 2 o conguracin es el momento explicativo

    de cmo se construy la historia. Dar cuenta de su estructura

    y de la forma en que est construida ayuda explicarla ms y,por lo tanto, comprenderla mejor y, as, podemos responder:qu dice la historia?, cul es su signicado? Como todorelato es una unidad narrativa, es un texto en el que nada

    puede sobrar ni tampoco faltar; todos los fragmentos de laentrevista deben cumplir un papel en la conguracin delrelato; entran a formar parte de l porque anudan (forman

    parte de una cadena de accin), conmueven (tienen una alta

    intensidad dramtica), detallan (con un nivel descriptivo

    importante de lugares, personas, fechas) o complementan(brindan la informacin necesaria para completar la

    historia). La disposicin congurativa del tiempo, indicapor dnde comienza, cmo sigue, cmo termina. Esta nocoincide con el tiempo cronolgico o tiempo vivido. Eltiempo narrado o tiempo humano reeja los tres aspectosdel presente (distentio animi)propuestos en Confesiones

    por San Agustn: Un presente de las cosas pasadas, unpresente de las cosas presentes y un presente de las cosas

    futuras que corresponden a la memoria, la atencin y lasexpectativas. El orden y la extensin de la historia resultande la conguracin narrativa [14]. El dramatismo oemocionalidad de la historia, si bien es una nocin literaria[29], Ricoeur hace referencia de una forma indirecta a ella,cuando habla del papel que desempea el acontecimientotraumtico en el proceso de rememoracin y en su vnculocon la memoria corporal en la disposicin narrativa.

    Una funcin mimtica de la accin cumple un efecto de

    catarsis o limpieza. Los propios recuerdos y los recuerdos

    compartidos con otros se convierten en ayudadores en el

    esfuerzo de construccin de la memoria [28]. Recordamosporque hacemos parte de un marco social que posibilitao impide nuestro ejercicio de memoria. Siempre querecordamos utilizamos nuestros marcos sociales, como

    propone Maurice Halbwachs [30]. Hay un carcterineluctablemente selectivo del relato dice Ricoeur;los olvidos y los silencios cumplen un papel crucial en su

    conguracin [28]. Por ltimo, la narracin tiene su unidadde interpretacin en el relato; elsentidose encuentra en el

    ordenamiento del texto. La trama hace surgir lo inteligiblede lo accidental, lo universal de lo singular, lo necesario olo verosmil de lo episdico [14].

    La mimesis 3 o reguracin apunta a la referencia

    de la narracin.Es en este ltimo momento mimticocuando buscamos responder: sobre qu o acerca de quhabla la historia?, a dnde apunta? Lo que se comunica,

    en ltima instancia, es, ms all del sentido de la obra,el mundo que proyecta y que constituye su horizonte.Un texto solo se completa, se hace obra, en el acto delectura, en el que el mundo del texto es apropiado por unlector. La lectura es una operacin que nos permite salirdespara ir en busca de la obra que nos habla y con laque nos encontramos; as, un nuevo mundo se despliegay se abre ante mi mirada y, con ello, nuevas posibilidades

    de sentir, de pensar y de actuar [26]. De la historia, de suplenitud y totalidad, emerge lo universal de lo singular.Estos universales engendrados por la trama de la historiano son ideas platnicas; son universales cercanos a la

    experiencia humana, a la sabidura prctica; por lo tanto,a la tica y a la poltica. [13]

    Comprendo la autobiografa como un

    cuerpo narrado

    La autobiografa es una memoria tejida desde la experienciade su cuerpo. Para referirme a autobiografacomo cuerpo

    narrado,tomo la distincin que Arendt establece entre lamera vida (zo) y existencia cualicada (bios) que signicauna separacin entre animal y hombre, viviente y existente,naturaleza y mundaneidad. En sus palabras:

    La palabra vida tiene un signicado por completodiferente si la relacionamos con el mundo y deseamos

    designar el intervalo entre nacimiento y muerte. Limitadapor un principio y un n, es decir, por los dos supremosacontecimientos de aparicin y desaparicin del mundo,

    sigue un movimiento estrictamente lineal, llevado por elmotor de la vida biolgica que el hombre comparte conotras cosas vivas y que retiene para siempre el movimientocclico de la naturaleza. La principal caracterstica deesta vida especcamente humana, cuya aparicin ydesaparicin constituyen acontecimientos mundanos,

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    consiste en que en s misma est llena siempre de hechosque en esencia se pueden contar como una historia,establecer una biografa; de esa vida, bios,diferenciadadel simplez [8].

    Es en este sentido en el que Arendt arma que la vidahumana es humana en la medida en que es contada; esto

    es, si se convierte en biografa [8].Ahora bien, por la dimensin simblica del cuerpohumano, su signicado trasciende su misma aparienciafsica. As, cada individuo en su singularidad haceexperiencia de lo que a su cuerpo le acontece (el dolor, elsufrimiento o el placer) y se traduce en una narracin [1].En el cuerpo se urden recuerdos vividos y se reinscribenen la vida de las personas; forman parte de su propia trama

    y de las otras tramas que se entretejen en la narracinde su vida. Al contar la historia, recuerdos de su cuerpollegan sin pedirlo, como algo que afecta; o surgen porquele acuerdan de algo, de alguien; o le ayudan a situar en el

    tiempo o en el espacio lo ocurrido. O, por el contrario, losrecuerdos del cuerpo no aparecen porque simplemente nose habla de ellos; se silencian, se olvidan o se niegan. Enotros casos, aparecen o se buscan recuerdos a travs de losrecuerdos de los cuerpos de otros.

    Aunque surge una multiplicidad de recuerdos, elejercicio de la memoria que realiza quien cuenta suhistoria es siempre singular. Como capacidad y comoefectuacin, la memoria es radicalmente singular. As lo

    plantea Ricoeur:

    En ninguno de los registros de experiencia viva, ya setrate del campo cognitivo, del prctico o del afectivo, es

    tan total la adherencia del acto de autodesignacin delsujeto a la intencionalidad objetal de su experiencia. [] Alacordarse de algo, uno se acuerda de s. [] En el relato,

    principalmente, se articulan los recuerdos en plural y la

    memoria en singular, la diferenciacin y la continuidad [28].

    En la narracin, el cuerpoes el articulador primordialde la memoria. Como arma Gaston Bachelard, citado

    por Aguiluz: Nuestros cuerpos hacen las veces denuestra casa, el hogar primero. Los cuerpos estn ennosotros tanto como nosotros estamos en ellos [31]; eneste sentido el cuerpo es un lugar refugio de la memoria.El cuerpo se maniesta como afeccin; es expresinde la emotividad o perturbacin con la que es la quela historia es contada. La singularidad de la memoriase expresa en esa manera propia de la conguracindramtica de la historia. Ricoeur sealar que hay afeccin(phatos) cuando recordamos; esta ocurre tanto cuando

    los recuerdos aparecen espontneamente, sin pedirlo

    (evocacin), como en aquellos recuerdos que provienende un esfuerzo de memoria (rememoracin). Pues en esa

    bsqueda (zetesis)hay tambin afeccin (phatos);as semaniesta la dimensin afectiva de la memoria [28].

    En los cuerpos adoloridos, sufridos y violentados laimportancia del olvido y el silencio es ineludible. En esesentido, Pablo Aranguren arma:

    La emergencia del silencio, lejos de entenderse comoel olvido, conlleva una forma de representacin de lo

    traumtico ante la insuciencia de las palabras para

    dar cuenta de la magnitud de una situacin lmite. []el silencio ser una forma de proteccin, ya ante lasamenazas de una violencia vigente, ya ante la necesidadde preservar unas condiciones psquicas, morales osociales alcanzadas a travs de una historia personal quese narra sin hacer necesariamente referencia a episodiosrelacionados con la situacin lmite [32].

    Quiero narrar para humanizar

    La narracin desde su cuerpo, en tanto texto, cumpleuna triple funcin de mediacin: entre el hombre y elmundo (referencialidad), entre el hombre y el hombre(comunicabilidad) y entre el hombre y s mismo

    (comprensin de s). Esta comprensin de s es lo quenos dota de humanidad, pues la vida solo se comprendea travs de las historias que contamos sobre ella; as,una vida examinada es una vida narrada [12]. De estemodo, lo que surge de la narracin es el resultado dela comprensin: el sentido que nosotros mismoscreamos en el proceso de la vida, en tanto tratamos de

    reconciliarnos no solo con lo que hacemos, sino tambincon lo que padecemos. La comprensin es el modoespeccamente humano de vivir arma Arendt [33].

    Es en esta direccin en la cual quiero crearnuevos tejidos. Quiero seguir trabajando con los quesistemticamente han sido silenciados, negados, desdeesta postura poltica y tica; continuar la tarea emprendida

    para ampliar el mundo desde la narracin de la memoria

    de sus cuerpos vividos en el destierro del hambre, la calle,la soledad, la negacin, el rechazo, la estigmatizacin, elsufrimiento y otros ms. Comprender el signicado de laexperiencia puede hacerse desde los cuerpos sufrientes,adoloridos y violentados, pues es precisamente all, en elsufrimiento, en el lmite, donde emerge la riqueza.

    Este propsito me impone asumir una actitud cuidadosay creativa desde la postura tica; procurar el ejercicio deuna memoria justaen el sentido ricoeuriano de cuidar los

    esfuerzos de rememoracin del pasado de los excesos y

    de los defectos [28]. En este sentido, me propongo sealaralgunas reexiones para nuevas investigaciones que

    busquen acompaar una postura como esta.Para Ricoeur, el campo del sufrimiento excede en

    mucho al del dolor fsico, si se plantea la ecuacinentre poder de accin y esfuerzo por existir; asimismo,se puede admitir la ecuacin inversa entre sufrimiento

    y disminucin del poder de actuar. Por ello ya no

    es posible hablar del hombre actuante sin designar

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    S70 Universidad de Antioquia

    Rev. Fac. Nac. Salud Pblica Vol. 33 (supl 1) 2015

    al mismo tiempo al hombre sufriente [34]. Y uncomponente central de la experiencia humanizada dela vida y la existencia es el dolor y la capacidad parala elaboracin tica del sufrimiento. El dolor evocade una forma vaga la presencia en el ser humanode una muerte que ha aprehendido y le recuerda la

    nitud de su condicin. En principio, el dolor pareceser un fenmeno nicamente asociado al cuerpo, ensu condicin meramente biolgica. Sin embargo, laexperiencia del dolor, como tal experiencia que nosatraviesa, que pasa a travs nuestro y no nos dejaimpasibles, implica una cierta elaboracin [1].

    El ejercicio de narrar la memoria de un cuerposufriente, adolorido, violentado nos exige preguntarnos:cmo dar cuenta de lo ambivalente y contradictorio

    del sufrimiento, cmo evitar los abusos en la memoria,

    velando por el ejercicio de una memoria justa. En estesentido, sealo tres caminos posibles:

    1. Es precisamente en los lmites de la escrituradonde habra que estremecer los silencios y escucharlo que calla el que sufre. En lo que no dicen y en loque silencian estn instaladas las posibilidades paraconstruir narraciones-de-otra-manera, como lo

    propone Aranguren [35].2. En lo inefable del sufrimiento se maniesta la

    incapacidad de aqul paradigma para considerar elcuerpo y las emociones como posibilidad de hacersentido. Al mismo tiempo, en lo innombrable del horrorse expresa el lmite tico de hacer de todas las prcticashumanas objetos del conocimiento [35].

    3. En el ejercicio de nombrar la violencia no haynicamente un campo de luchas semnticas, sino queall tambin se reeja el punto en el que el cuerpo dellenguaje resulta indiferenciable del cuerpo del mundo,el acto de nombrar constituye una accin performativa,

    como lo propone Veena Das [36].Y es a partir de este ltimo indicio como veo una

    posibilidad de construir narrativas de otra manera:

    pensar en el reto de ir ms all de la narracin de la

    memoria corporal a travs del lenguaje de las palabras,propongo narrar con el propio cuerpo: es decir,concebir el cuerpo como texto. Intuyo que as como

    podemos entender la accin misma como un texto,podra serlo el cuerpo. De esta manera, dejo una puertaabierta que me hace pensar en propiciar narracionesmixtas en que la palabra se enriquezca con el cuerpomismo. Es una puerta que me lleva a acercarme a otrasformas expresivas, a las nuevas racionalidades que nosdespliegan otras obras estticas, como aquellas que nos

    proveen el arte y la literatura [37].Como narradora, tengo una funcin poltica de

    contar esas otras historias a partir de experiencias

    particulares; incluso en las ms violentas e injustas es

    posible trascender la contingencia del sufrimiento yganar en instituir nuevos signicados comprensibleshumanamente. Dice Isak Dinesen: Todas las penas

    pueden soportarse si las ponemos en una historia ocontamos una historia sobre ellas [8].

    Asimismo, garantizar no solo una escuchagenuina, sino sobre todo una escucha eficaz, en elsentido de que pueda realizar una vida digna, enla comprensin arendtiana de el derecho a tenerderechos [38]; para esto se requiere potenciar la

    pluralidad de saberes y prct icas sociales, reconocer

    los intereses de grupos sociales y crear posibilidadesde accin poltica para aportar a la eliminacin decondiciones ideolgicas y materiales que promuevenformas de subordinacin y marginalidad.

    Del mismo modo, exhorto a complementar unatica universalista de la igualdad para todos con

    una tica del cuidado, de la diferencia, en la que seatambin un referente el otro, como otro concreto,reconociendo su identidad y mirndolo en su

    singularidad, en la manera en que vive y expresa susnecesidades materiales y simblicas en circunstancias

    culturales y sociales especcas [39].Por ltimo, quiero armar, parafraseando a Mara

    Teresa Luna [24], que no podemos pensar en la saludy la vida, sin el sujeto que hace su tejido. Esto sera,de alguna manera, desvincular an ms al sujeto delos mundos en los que su existencia tiene sentido.La fenomenologa hermenutica es camino propicio

    para ello, siempre y cuando nos asomemos al mundo

    subjetivo con la humildad suciente para permitiral sujeto narrarse; si la identidad es narrativa, el

    acercamiento al mundo subjetivo debe ser narracin.

    Las rutas interpretativas no debern, en ningn caso,ahogar la voz del propio sujeto en el coro polifnico dela ciencia. Humildad y respeto.

    Referencias

    1 Brcena F, Mlich JC. El aprendizaje simblico del cuerpo.Revista Complutense de Educacin 2000; 11(2), 59-81.

    2 Haraway D. Ciencia, ciborgs y mujeres. La reinvencin de la

    naturaleza. Madrid: Ctedra; 1995.3 Arendt H. Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la

    reexin poltica. Barcelona: Ediciones Pennsula, 1996.

    4 Gadamer H. Verdad y mtodo. Salamanca: Ediciones Sgueme;1993, p. 375.

    5 Nussbaum M. La fragilidad del bien. Fortuna y tica en la tragediay la losofa griega. Madrid: Antonio Machado Libros; 2004.

    6 Gaviria M., Luna MT. Pluralidad humana en el destierro. RevistaLatinoamericana en Ciencias Sociales. Niez y Juventud 2013; 11(2):475-91.

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    Hilos y tejido, palabras y narracin en salud...

    Facultad Nacional de Salud Pblica S71

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    8 Arendt H. La condicin humana. Barcelona: Ediciones PaidsIbrica; 1993.

    9 Benhabib S. The reluctant modernism of Hannah Arendt. NewYork: Sage; 1996.

    10 Arendt H. Qu es la poltica? Barcelona: Paids, 1998.

    11 Benhabib S. El ser y el otro en la tica contempornea: feminismoy posmodernismo. Barcelona: Gedisa; 2006.

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    research.net/index.php/fqs/article/viewArticle/161/357#g1#g121 Bolvar A. De nobis ipsis silemus?: Epistemologa de la

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    33 Arendt H. De la historia a la accin. Barcelona: Paids; 1995.

    34 Ricoeur P. S mismo como otro. Mxico: Siglo XXI; 1996.

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    39 Di Marco G, Brener A, Llobet V, Mndez S. Democratizacin,Ciudadana y Derechos Humanos. Teora y prctica. EdicionesBuenos Aires: UNSAMEDITA; 2010.