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  • Hilo Rojo del destinoEl Club de las Escritoras

  • No se permite la reproduccin total o parcial de este libro sin permiso previo del titular del co-pyright en caso de ser comercial, o sin referencia a la fuente correspondiente en otros asuntos. La infraccin de las condiciones descritas puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    2013 El Club de las Escritoras http://elclubdelasescritoras.blogspot.comIdea original por D. C. LpezCoordinacin y edicin por D. C. Lpez & Nadia Salamanca F.Diseo de portada e ilustraciones por Nadia Salamanca F.http://diseno-sos.blogspot.comCorregido por:Claudia CardozoD. C. LpezLyd MacanMills BellendenNadia Salamanca F.

    Primera Edicin: Enero 2013ISBN:

  • Autoras

    Angy W.Astrid

    D. C. LpezDborah F. Muoz

    Hada Fitipaldi Gisela

    Ivonne Guevara.Lulai

    Mari Perea (Mari Ridao)Nadia Salamanca F.

    Nina Benedetta (Neiva Alavez)Paty C. MarinAline Garca

    Princess Of DarkSusan Valecillo

    (Por orden alfabtico)

  • ndiceCaptulo I .............................................................................................................. 8

    Captulo II ............................................................................................................ 14

    Captulo III .......................................................................................................... 20

    Captulo IV ......................................................................................................... 25

    Captulo V ........................................................................................................... 31

    Captulo VI .......................................................................................................... 35

    Captulo VII ........................................................................................................ 43

    Captulo VIII ........................................................................................................ 50

    Captulo IX .......................................................................................................... 58

    Captulo X ........................................................................................................... 64

    Captulo XI ......................................................................................................... 70

    Captulo XII ........................................................................................................ 76

    Captulo XIII ....................................................................................................... 84

    Captulo XIV ....................................................................................................... 92

  • Agradecimientos

    Por primera vez me toca presentar uno de los proyectos organizados en El Club de las Escritoras que ya son varios los que preceden a ste, lo hago con mucha alegra ya que soy consciente de que muchas de las autoras que han hecho posible que esta historia exista, han depositado en ella todo su talento e ilusin, esperando algn da tener Hilo Rojo del Destino, entre sus manos.

    Al fin hoy ese sueo que compartimos, se ha hecho realidad, y todo gracias a todas ellas, donde me incluyo, y al fantstico equipo que hay detrs de este proyecto.

    Aprovecho para darles las gracias a todos ellos, a las socias que escri-bieron conmigo esta preciosa historia, a las correctoras y a la diseadora, ilustradora y editora, Nadia Salamanca. Y cmo no, a todos nuestros lectores y seguidores, que suean con nuestras letras y nos acompaa de manera in-condicional, da a da, proyecto tras proyecto:

    MUCHAS GRACIAS!

    D. C. LpezPara El club de las Escritoras

  • Un hilo rojo invisible conecta a aquellosque estn destinados a encontrarse,

    sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer,

    pero nunca romper.

    Hilo Rojo del DestinoLeyenda Japonesa

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    Captulo I

    El viento golpeaba con fuerza mi cara mientras intentaba escapar del pesado de Michael. Durante el verano, yo al fin haba cedido ante sus persistentes inten-tos para que saliramos un da a tomar algo. Michael era mi amigo desde tiempos inmemoriales. Jugbamos en la guardera, junto con Iris mi mejor amiga, los tres fuimos creciendo yendo al mismo colegio. Pero desde que entramos en el instituto, y las tediosas hormonas de Michael se revolucionaron, su inters por m cambi drsticamente. Por eso hua de l. Yo segua queriendo un amigo para to-mar caf, y l quera una amiga con derecho a roce para experimentar en la cama.

    Aparqu mi nueva moto regalo por mi cumpleaos diecisiete en el insti-tuto y me encamin hacia la puerta en busca de Iris. El ambiente era an pegajoso, ya que el verano nos regalaba sus ltimos resquicios de calor, y estbamos muy prximos a una playa. Fiel a la promesa que le hice a mi amiga, para la que el pri-mer da del ltimo ao de instituto tena que ser memorable, me haba puesto unos shorts vaqueros y una camiseta negra un poco escotada. Tenamos que ir arreba-tadoras, segn sus palabras, y yo haba hecho lo posible, aunque no me apeteciera demasiado.

    Cuando estaba subiendo las escaleras, los gritos desde el aparcamiento me llamaron la atencin. Como tena que esperar a mi amiga, me detuve. Dos chicos se encontraban subidos en enormes motos de carreras, y mantenan la rueda trase-ra en el aire, en un equilibrio inestable. Sus miradas estaban cruzadas en un claro desafo, mientras un grupo de unos diez estudiantes los vitoreaban.

    Ocho, nueve, diez cada vez elevaban ms sus voces, hasta convertir-las en un aullido excitado once, doce hasta que uno de los chicos que iba en las motos, baj la rueda con estrpito, y entonces s que pude orlos chillar. Unos cuantos saltaban y abrazaban al ganador, al que solo pude distinguirle el pelo negro

    Hada Fitipaldi & Gisela

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    desordenado, quien haba aparcado la moto y se ech a los brazos de sus amigos. El otro, por increble que pareciera, tambin lo abraz, aunque no supe si el gesto fue sincero.

    Pude ver que la pandilla se acercaba hacia las puertas e, inevitablemente, a donde yo me encontraba.

    Reconoc entre ellos a alguno de los chicos problemticos ampliamente co-nocidos en el instituto, la mayor parte de ellos expulsados al menos una vez. El ganador no me sonaba, por eso no pude evitar centrar mi atencin en l. Luca una camiseta negra ajustada, que dejaba ver sus anchos hombros, y los vaqueros, muy desgastados, caan peligrosamente, siendo solo frenados por los huesos de sus ca-deras. Todo en l pareca grande, incluso sus ojos, de un verde muy oscuro que se clavaron en los mos, con un brillo que no supe identificar, mientras esbozaba una leve sonrisa al pasar por mi lado.

    Mirad chicos, tenamos una espectadora el ganador me seal con el dedo, se par junto a m unos instantes, y me mir de arriba a abajo, deteniendo la vista en mi pecho. Parece que ese sujetador que llevas te est apretando un poco esos preciosos pechos que tienes. Si quieres me ofrezco voluntario para liberar esa tensin como me pill tan de sorpresa, mi reaccin instantnea fue ruborizarme hasta parecer un semforo en rojo. Antes de que pudiera replicarle, sigui dicien-do: Mm, me encantan las chicas que se ponen rojas como si fueran fresones esta vez se acerc un poco ms a m, y me mir directamente a los ojos. Dan ganas de lamerlas de arriba abajo hasta que exploten.

    Imbcil! Sinvergenza! las palabras salieron sin yo ser consciente de las mismas. Le voy a decir al director ahora mismo que competan en el apar-camiento del instituto. Dime tu nombre se oyeron abucheos por parte de sus amigos e incluso pude ver expresiones amenazadoras. El chico intent calmar los nimos hacindoles gestos con las manos, y solt una risilla tan irritante como encantadora.

    Roberto, nena dijo arrastrando las palabras, como si quisiera darles n-fasis. Recurdame como el to que quiere curar con su lengua todas las zonas rojas de tu cuerpo y con esas ltimas palabras y un guio de ojo se despidi de m, no sin antes ver mi dedo corazn delante de sus narices. Vaya engredo, ma-leducado y cobarde! Ni siquiera me haba dado su apellido para ir con el cuento al director. Aunque me pondra a indagar en seguida.

    Una voz conocida me sac de mis ensoaciones.

    Quin era el-culo-mejor-puesto-que-he-visto-en-aos? pregunt Iris

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    apareciendo ante m con su pelo color dorado y unos ojos marrones muy vivos, los que miraban de forma alternante a Roberto y a m Si mis sentidos no me enga-an, Caroline, estabas hablando con l.

    Tus sentidos te engaan, creme la cog de la mano, mientras tiraba de ella hacia el interior del edificio. Es un chulo que se estaba metiendo conmigo.

    Qu te ha dicho exactamente?

    Algo sobre mis tetas, queriendo intimidarme.

    Bueno, tampoco lo veo muy raro dijo Iris, bajando la mirada hasta mi escote y sonriendo con aprobacin. Con unas tetas como esas, es imposible pa-sar a tu lado indiferente. Bien podras aparecer en la portada de la revista Playboy.

    Ante un comentario tan sincero, no pude ms que rerme y darle un achuchn a mi mejor amiga. Ella era as, espontnea, sincera, y aunque saba que a m no me gustaba que me dijeran cosas como esa, viniendo de ella jams podra enfadarme.

    La maana result tediosa, entre presentaciones y reparticin de nuevos ho-rarios. Haba un profesor nuevo de lengua y literatura. Dijo que se llamaba Vin-cent. Pareca joven, tal vez no llegara a los treinta aos, tena un aspecto misterioso y cabizbajo. En seguida llam la atencin de Iris, quien me dio varios codazos durante la clase, pero yo no poda dejar de pensar en el incidente de esa maana, sonrojndome cada tanto, y mirando de reojo mi busto, pensando que quizs haba exagerado mi escote. Gracias al cielo, no vi ni rastro del tal Roberto en toda la maana, as que poco a poco me fui calmando.

    Cuando lleg el final de las clases, me dirig hacia mi moto, no sin antes despedirme de Iris, y quedar para tomar algo por la tarde. Agradec de nuevo el contacto del aire en mi cara, que me atrapaba y haca que me liberara de todo lo que me rodeaba. Me gustaba afrontar las cosas y me consideraba valiente, pero me agradaba pensar que en la moto podra escapar de cualquiera e ir a donde quisiera.

    Llegu a la curva que daba acceso a mi calle, cuando de pronto, una moto me adelant por el interior haciendo que me tambaleara de forma inestable. Totalmen-te indignada, apret el acelerador para ponerme al lado del motorista temerario y poder gritarle a gusto. Pero antes de que lograra alcanzarlo, par su moto y se ape de la misma. Haba aparcado justo en la puerta de al lado de mi casa.

    Aun as me acerqu un poco a l, ya que no sola desistir fcilmente. Quera darle su merecido.

    Cuando se volvi y pude ver su rostro, casi me desmayo. La cara de Roberto apareci de debajo del casco y me sonri saludando con una mano. La furia empe-

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    z a hervir en mis venas.

    Eres un idiota! No ves que casi me matas? bram furiosa. Estaba dis-puesta a destrozarlo fsicamente, pero respir profundamente para poder controlar-me. Mi madre estaba a escasos metros dentro de mi casa y no quera problemas . No vuelvas a cruzarte en mi camino!

    En su rostro se extendi una deslumbrante sonrisa, que me dej de piedra en mi sitio, mirndolo como una tonta.

    Tal vez no deberas conducir una moto tan grande si no sabes cmo.

    Esas palabras me sacaron de mi ensimismamiento. Sacud la cabeza, hacien-do que mis rizos castaos saltaran como si fueran resortes, entrecerr los ojos y lo fulmin con la mirada. l inclin la cabeza y me mir con un brillo de diversin en sus ojos verdes. Por Dios, qu ojos! Volv a sacudir la cabeza.

    Mira, idiota, el que no sabe conducir aqu eres t. Si no eres capaz de tener en cuenta al resto de la gente que conduce a tu alrededor, es porque eres un imbcil, o tu enorme ego te obstruye la vista.

    Y sin ms, di media vuelta y conduje mi motocicleta hasta el garaje de mi casa.

    Al entrar en la cocina vi a mi madre, que estaba cocinando algo que ola de-masiado bien.

    Mm, qu ests cocinando tan rico, mam? pregunt mientras deposita-ba un beso en su mejilla. Estaba dispuesta a olvidar el incidente de minutos antes. Sin embargo, lo peor era que al parecer l era mi nuevo vecino, eso no me ayudara en mi propsito . Ella sonri.

    Carne al horno con patatas respondi con satisfaccin. Esa era mi comi-da favorita, y ella lo preparaba de diez.

    Mm mam me quej suavemente. Cunto falta para la cena?

    Bastante.

    Uf por suerte qued con Iris esta tarde. As se me har ms corto.

    Corr hasta mi habitacin en busca de ropa, dando gracias a que al ser primer da de escuela no me haban dejado deberes, as que luego de una rpida ducha, contempl con mirada crtica mi reflejo en el espejo de cuerpo entero. Me haba puesto unos jeans negros ajustados y una blusa tipo kimono negra y roja, que me llegaba hasta mitad del muslo marcando bien mis curvas. Los zapatos negros que escog me hacan ver ms alta. Me sequ el pelo con el secador y arregl mis tira-

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    buzones para que se vieran mejor. Despus me maquill suavemente: solo perfil mis ojos con negro y puse brillo transparente en mis labios. Se poda decir que estaba bien.

    Escuch el bocinazo del auto de Iris, por lo que baj casi a la carrera, cogien-do mi bolso antes de salir atropelladamente por la puerta principal.

    Adis, mam grit.

    Tir mi bolso en la parte de atrs del BMW de Iris y sub al lado del acom-paante. Me gir para ver a mi mejor amiga, quien me observaba de arriba abajo con una mirada analtica. Su escrutinio dur lo que me pareci una eternidad, po-nindome sumamente nerviosa, sintiendo como la sangre comenzaba a subir a mis mejillas. De repente una hermosa sonrisa se extendi por su rostro.

    Ests genial asinti con aprobacin. Vas aprendiendo, chica.

    Puse los ojos en blanco a la vez que ella pona el auto en marcha.

    El caf Baha Marina era donde solamos juntarnos siempre, se encontra-ba cerca de la playa, y era el lugar favorito de todos los adolescentes de Seaville. Por los resquicios de calor del final del verano, llevbamos las ventanas abiertas, por lo que la brisa marina acariciaba mi rostro, sintindome tranquila. Salir con Iris siempre me haca sentir bien.

    Mi humor cambi completamente, al ver que a un costado del aparcamiento haba un grupo de motocicletas estacionadas, una me pareca especialmente cono-cida. Suspir, l da no poda ponerse peor.

    Baj del coche y, mir a m alrededor sin verlo. Deba estar adentro. Me en-cog de hombros y tom mis cosas antes de caminar junto a Iris hacia la cafetera. Esta se encontraba llena de clientes y casi todas las mesas estaban ocupadas, ex-cepto una que estaba al lado de mi Nmesis particular. Resopl con exasperacin al ver que Iris iba directa ah . La segu, mientras por el rabillo del ojo observaba como mi querido vecino prcticamente devoraba la boca de Stacy Holkman, la golfa del instituto.

    Tal para cual, pens.

    Me dej caer en el asiento que quedaba libre en nuestra mesa, de espalda a ellos.

    Bueno, voy a pedir mi mocca a la barra. T quieres un cappuccino como siempre, verdad? me pregunt Iris.

    Sip, lo mismo de siempre.

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    Una vez a solas, necesit de todo mi autocontrol para no girarme a ver que haca el idiota y su pandilla. Estaba tan concentrada que me sobresalt al sentir una mano que se apoyaba en mi hombro. Me gir con el corazn en la boca y me relaj de inmediato al percatarme de que solo era Michael, pero mi alivio dur unos se-gundos al ver como se acercaba peligrosamente a mi boca...

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    Captulo II

    Me alej de l como si tuviera veneno en sus labios, deslizndome por el asiento doble de la cafetera. Pero luego de un segundo supe que aquello haba sido un error. Michael apresur su trasero para sentarse a mi lado, dedicndome una de esas sonrisas que ya no soportaba y levantando su brazo para pasarlo por mi espalda. Trat de alejarme nuevamente, pero si segua avanzando por el asiento terminara sentada en el linleo de la cafetera, as que simplemente lo dej abra-zarme; no significaba que le estuviera dando esperanzas, si l se las tomaba de al-guna manera, era cosa suya, pues amigos o no siempre lo haba dejado abrazarme.

    Supe que llegaron tus vecinos nuevos dijo l, justo cuando vea a Iris acercndose con los cafs. Qu tal son?

    Quera contarle que mi vecino pareca ser el idiota de Roberto, pero aquello significaba decirle todo lo que haba ocurrido aquel da, y si Michael se enteraba seguro armara un lo de proporciones maysculas.

    An no he visto a los vecinos. No s quines son ment para ahrrame explicaciones.

    Iris se sent en ese momento, saludando a Michael, pero yo estaba ms atenta viendo pasar a Roberto hacia la salida del caf. No quera que l se fijara en mi presencia y se volteara a hablarme, pero no lo hizo. Se limit a salir del local con movimientos toscos como si algo lo hubiese cabreado.

    Vi entonces pasar a Stacy a nuestro lado. No pareca enfadada, ms bien extraada por la reaccin de Roberto. Pude ver que lo segua hasta el estaciona-miento del caf, acercndosele para hablarle, pero l comenz a gritarle y ella se fue enfadada cogiendo un taxi en la costanera.

    Caroline me llam Iris, moviendo frenticamente la mano frente a mis

    Nadia Salamanca F. & D. C. Lpez

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    ojos. Parpade un poco antes de alejarme para poder ver, Iris me miraba intrigada y Michael estaba con la vista fija hacia el estacionamiento. Me haba descubierto viendo la discusin de Roberto y Stacy.

    Hoy ests muy extraa continu Iris bebiendo un poco de caf. Te traje aqu para conversar un poco con Michael, y pareces como ausente.

    La sonrisa que vi en los ojos de Iris me dijo lo que su boca no quera soltar Me haba trado aqu para enredarme con Michael! La mir enojada y deduje que ella se haba percatado de mi descubrimiento al ver el gesto de su rostro. Sus meji-llas se tornaron rosas, mientras refregaba una mano contra la otra del nerviosismo. Con esas amigas para qu quieres enemigas!

    Ah est mi parte dije dejando el billete sobre la mesa y tomando mi bolso. Si t y Michael no entendis lo que es un no, lo siento .

    Me levant de la mesa escuchando como ambos gritaban mi nombre. Haba aceptado salir un par de veces con Michael en el verano, pero aquello no nos haca novios, ni mucho menos. As que sal sin decir palabra alguna, dejndolos solos.

    Una vez afuera el fro me golpe el rostro, la brisa marina se senta glida en la piel por el viento que corra. Pero no volvera a entrar, Iris era una traidora y se mereca un pequeo susto para que aprendiera a ser leal con las amigas.

    Camin hasta la parada de taxis de la costanera. La oscuridad no dejaba ver bien cada rincn del lugar, pero aun as continu.

    Estaba a punto de llegar hasta la parada cuando sent que alguien me agarra-ba la mueca. Tir con fuerza dispuesta a gritar si no me soltaba. Aquel no era un barrio peligroso, pero ya casi haba anochecido y la oscuridad invada gran parte de l. No quera terminar siendo asaltada, o peor, as que comenc a tirar patadas a diestra y siniestra con el grito atascado en mi garganta.

    Tranquila, nena la voz de Roberto hizo que cesara en mi cometido, pero cuando me qued quieta l tir de m con fuerza, dejndonos frente a frente.

    Trat de retroceder cuando sent que me soltaba la mano, pero con solo dos pasos choque con lo que pareca ser el letrero publicitario de la parada. l se acerc a m sin dejar de mirarme. Pareca enfadado conmigo, pero yo no le haba hecho cosa alguna. Era l quien me haba fastidiado la mayor parte del da.

    Qu te pasa?! le grit, dispuesta a golpearlo en el rostro si no se aleja-ba de m Qu te he?!

    Quera continuar gritndole para que no creyera que me amedrentaba, pero l

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    acall mi habla con su dedo ndice en mis labios.

    Silencio, nena trat de ver cmo escapar, pero l tena ambas manos a los costados, dificultndome el paso As que... no conoces a tu vecino?

    Abr mis ojos, algo asustada. Me haba escuchado y, de alguna forma, algo me haca pensar que eran mis palabras las que lo haban enfadado.

    Quin era tu amiguito al que no podas contarle sobre m? pregunt mientras se acercaba ms y ms a mi rostro. Sus ojos verdes me miraban directa-mente y cada vez me ponan ms nerviosa.

    Eso no te interesa!

    Sus manos golpearon violentamente el letrero luminoso que estaba tras de m, hacindome saltar de la sorpresa. Si no fuera porque no quera darle en el gusto ya habra comenzado a tiritar, pero no le entregara una forma ms de amedrentarme.

    Cmo sabes que no me interesa? sus labios ya estaban a centmetros de los mos, poda sentir sus respirar chocando contra el mo y volvindolo cada vez ms inestable. Me senta agitada. Podra interesarme ms de lo que piensas.

    Cerr los ojos con fuerza pero pude sentir su piel rozar la ma, erizndose al contacto. Sent su aliento en mi odo y un leve, pero incontrolable suspiro se esca-p de mi boca.

    Apuesto que ese imbcil jams podra sacarte ese suspiro, nena.

    No lo pona en duda. Michael jams me haba hecho ser tan consciente de mi condicin sexual cmo l me haca sentir en ese momento.

    Cuando sus labios rozaron a malas penas los mos, inconscientemente, con-tuve la respiracin y mi corazn se detuvo en seco durante unas milsimas de se-gundos, para luego retomar de nuevo el bombeo con mayor frenes.

    Roberto?, eres t? pregunt una voz masculina desde el otro lado de la calle, interrumpindonos.

    Inmediatamente abr los ojos y en ese momento fui consciente de la cercana de Roberto, quien an estaba pegado a mi tembloroso cuerpo. Sin poder evitarlo, sent como mis mejillas comenzaban a arder con ferocidad, dejndome la cara sonrojada.

    Roberto se apart de m, emitiendo un suspiro de resignacin, se gir sobre sus talones para mirar al chico vestido de negro, quien se aproximaba a donde nos encontrbamos parados. No aparentaba ser mucho mayor que nosotros, si acaso un par de aos ms. Era alto, corpulento y tena el rostro lleno de piercings.

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    Su camiseta oscura y ajustada, dejaba a la vista sus brazos y vi que en el de-recho, a la altura de su bceps, tena una serpiente negra tatuada que se enroscaba en todo el permetro del mismo.

    Pero... Qu tenemos aqu? pregunt nada ms llegar a nuestro lado, con su mirada burlona escaneando mi cuerpo Menudo bombonazo, de dnde la has sacado to?

    Brian, no me digas que no conoces a nuestra vecinita de al lado? le pregunt a la vez que le daba una palmadita en la espalda a modo de saludo.

    Vaya!, si llego a saber que bamos a tener una vecina tan buenorra Me hubiera mudado mucho antes! exclam con entusiasmo, mientras sus ojos se detenan brevemente a la altura de mis pechos.

    Aquello me hizo enrojecer ms todava, y esta vez no solo era de vergenza. La ira comenzaba a apoderarse de m, quin se haba credo que era?

    De poco te hubiera servido, amigo brome Roberto, que ahora le acom-paaba en el escrutinio. No le interesa, ni quiere saber nada de sus nuevos ve-cinos.

    Mis sospechas haban sido correctas, sin lugar a dudas, no le haba sentado para nada bien que antes, en la cafetera, fingiera no conocerle.

    Cierto confes furiosa. Cmo se atrevan hablar as de m, estando yo presente?!. As que... Si no os importa, tengo que irme.

    Y sin decir nada ms, me dispuse a regresar a Baha Marina.

    Pensaba llamar a mi hermano Dylan para que viniera a recogerme, aunque saba que no le hara mucha gracia ya que haba quedado con su nueva novia, Jane.

    Pero no tena otra opcin, mi madre tena esa noche turno de guardia en el hospital y no podra venir por m. Tampoco pensaba recurrir a Iris o a Michael, ya que an estaba enfadada con ellos. Adems, por lo que pude comprobar con un solo vistazo, ya se haban marchado; sus vehculos no estaban en el aparcamiento.

    No haba dado ni dos pasos cuando, una vez ms, la mano de Roberto sujet mi mueca y me hizo parar en seco.

    Espera, nena se apresur a decir. Si quieres, yo te llevo en mi moto.

    Justo en el momento en el que iba a objetar y responderle lo primero que se me ocurriese, Brian se me adelant.

    To, te recuerdo que hemos quedado con Ian se quej No querrs

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    llegar tarde a tu primera sesin de tatuaje, verdad?

    Tir con fuerza de mi brazo y logr soltarme de su agarre. Antes de que dijera nada ms o pudiera volver a sujetarme, apresur el paso y fui directa a la cafetera sin mirar atrs. En el momento en el que mi mano se aferraba a la manivela de la puerta de cristal, escuch los motores de dos motos arrancar con un rugido estre-pitoso que llen el silencio de la noche. Me gir lo justo para verlas desaparecer a toda velocidad, derrapando las ruedas sobre el asfalto de la carretera.

    En cuanto estuve dentro del local, tom el telfono mvil de mi bolso y rea-lic la llamada. No estaba equivocada, mi hermano acept a regaadientes el venir a por m.

    Media hora despus, estaba de vuelta en mi casa. Sin ganas de cenar ni nada, me fui directamente a mi cuarto despus de haberle dado las gracias a mi hermano y a Jane, que nos haba acompaado.

    Me quit la ropa y me puse el pijama. En el silencio de mi habitacin, la ima-gen de Roberto cerca de m invadi mis pensamientos. No entenda a este chico, era un grosero engredo que solo se burlaba constantemente de mi persona, aunque otras veces pareca que senta algo haca m... Y luego decan que no haba quin entendieran a las mujeres!

    Despus de darle vueltas y vueltas al asunto, logr conciliar el sueo.

    A la maana siguiente me despert ms animada. Me haba levantado con mejor humor y con intenciones de ignorar a los idiotas de mis vecinos. Tambin haba decidido hacer las paces con Iris, ya le haba hecho pasar un mal trago y eso era ms que suficiente. Tom el mvil de la mesilla de noche y vi que haba recibi-do varios mensajes de texto. Un par de ellos eran de Michael y los otros, que eran por lo menos media docena, de Iris. En todos ellos me peda disculpas y juraba no hacerlo ms.

    Le envi uno dicindole que estaba ya todo olvidado, y que nos veramos en la puerta del instituto. Despus de quedar con ella, fui al bao para asearme un poco y arreglarme el pelo. Mi melena rizada, aunque era muy bonita y por lo que tena entendido, envidiada por muchas, pareca un nido de pjaros por las maanas.

    Esta vez opt por ponerme algo sencillo: unos pantalones vaqueros ajustados

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    y una camiseta color crema de manga corta y sin escote. Bastantes comentarios haba recibido el da anterior respecto a mis pechos; con lo de ayer, era suficiente, no quera ms miradas ah.

    Una vez acicalada, baj a desayunar cualquier cosa que encontrara apeteci-ble. Me tom lo primero que pill del frigorfico y fui a la cochera a por mi moto.

    Nada ms llegar al instituto, vi en los aparcamientos del mismo a los chicos del club de los idiotas. Roberto destacaba entre todos ellos. Era el ms alto y sin dudas, el ms guapo... pero igual o ms estpido que sus amigos. Todos ellos esta-ban a su alrededor, mirndole el brazo derecho, cmo si admiraran algo. Entonces record que la noche anterior Brian haba comentado que Roberto tena cita en el saln de tatuajes... Se habra hecho uno y era eso lo que luca ante sus colegas?

    La voz de Iris interrumpi mis pensamientos.

    Caroline, creo que Stacy anda buscndote dijo nada ms llegar a mi lado con semblante serio.

    A m? pregunt con extraeza.

    Eso parece afirm con nerviosismo mientras su mirada se clavaba en las espaldas anchas de Roberto. Segn parece ser, anoche te vieron a ti con su chico despus de que ella se fuera del Baha Marina. Alguien le fue con el cuento, y bueno... Creo que no se lo ha tomado muy bien la mir con incredibilidad, sin saber que decir o hacer.

    Caroline! grit una voz estridente y chillona, no muy lejos de donde nos encontrbamos.

    Me gir lo justo para ver a una enfurecida Stacy que se aproximaba a nosotras con paso amenazante y con los ojos echando chispas de rabia.

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    Captulo III

    Me pregunt quin haba sido el bocazas que logr ver lo que haba sucedido la noche anterior. Me propuse buscarlo hasta el fin de sus das para que respondiera por esto, pero quedara como tarea a futuro, en este instante tena cosas ms impor-tantes de que preocuparme, como por ejemplo, ver que Stacy finalmente llegaba hasta m, matndome con una sola mirada.

    T!, maldita perra! grit tan fuerte, con su voz chillona que nos volvi, en forma automtica, el centro de atencin. Apret mis labios con fuerza, cuando me di cuenta que las personas empezaban a formar un circulo alrededor de noso-tras. Iris frunci el ceo y me mir, seguramente pensando en defenderme si yo no haca nada al respecto Tan seriecita y tan arrastrada!

    Todo lo que hice fue abrir levemente la boca por la impresin. Jams alguien me haba insultado de semejante manera! Y aunque mentalmente ya me haba es-tado preparando para ello, lo cierto es que la furia se apoder de sobre manera de mi persona, algo que se not en el sonrojo intenso de mis mejillas, y en mi mirada firme y decidida.

    No me insultes! grit enfurecida, ya sin importarme lo dems. Solo los murmullos y los coros que se hacan ante nuestras palabras se lograban colar por mi capa de rabia No tienes ningn derecho de venir a decirme esto!

    Ahora te haces la ofendida? Qu todos sepan esto! exclam mirando a todos con una sonrisa que sin duda era de satisfaccin Est mosquita se ofreci a Roberto!

    Me qued pasmada. Qu yo qu? No poda creerlo! Todo esto era un vil juego, una

    Mentira! dijo una voz repentinamente. Estaba tan sorprendida que me

    Aline Garca & Mari Perea

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    tom inclusive unos segundos en reconocer de quin era; Iris. Me gir para verla, y despus a todos que rean seguramente de mi expresin, ya que me sealaban o se burlaban en voz baja. A lo lejos me pareci escuchar el rugir de un motor y me pregunt dnde estara Roberto, quizs manteniendo la esperanza de que tal vez, l pudiera arreglarlo todo Caroline estuvo anoche conmigo!

    Stacy pareci ms brava que al inicio, dirigindole una mirada de puro resen-timiento a mi amiga.

    Vaya!, aqu vienen tus perros guardianes porque saben que es cierto! ri molestamente. Me mir nuevamente y movi sus cabellos hacia atrs, mostran-do en su cuello una marca morada, sin duda algn recuerdo que Roberto le haba dejado el da de ayer. Por alguna razn, eso me hizo hervir la sangre hasta no poder ms, de modo que camin hacia Stacy, apretando mis puos, sintiendo inclusive que este hecho me lastimaba.

    Para tu informacin, ni me interesa ese estpido! Qudatelo! Y aprende a cuidar mejor a tu mascota, porque es l quien se est acercando a m!

    Inmediatamente sent que me haba equivocado de palabras, porque Stacy explot. Su cara se enrojeci, sus dientes chocaron contra s mismos y un grito fu-rioso sali de su garganta. Acto seguido, levant su mano y pude ver lo siguiente: su palma se diriga a mi mejilla. Incluso, mientras esto suceda, alguien gritaba: Pelea, pelea.

    Estaba por reaccionar para defenderme, o al menos agarrarle los cabellos, cuando la mano de Stacy se detuvo muy cerca de m. Abr los ojos totalmente y alcanc a ver un brazo tatuado con una forma que en ese instante no reconoc, pero que detena todo; era Roberto.

    Inmediatamente Iris corri a mi lado y me abraz, apartndome de Stacy. Ro-berto por su parte, nos miraba a ambas, al tiempo que todo se quedaba en silencio, como si los dems temieran de l, y prefieran quedarse callados. Not la seriedad de su rostro, contrario a la alegra de sus amigos, que unos pasos ms all se rean abiertamente de lo sucedido.

    Caroline! una voz ms familiar, la de Michael, hizo a todos reaccionar y que volvieran los murmullos. l trataba de meterse entre la multitud de gente y yo por mi parte miraba a Roberto, como esperando que me guiara. Supe que estaba enfadado por la manera de llevarse a la fuerza a Stacy.

    Roberto! chill ella, mientras se abran paso entre la multitud. Yo ob-servaba como l la empujaba a subirse en su moto y sus amigos se miraban entre ellos, mientras Roberto tambin se montaba en el vehculo, llevndosela, clara-

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    mente de mal modo. Michael, por su parte, ya haba conseguido llegar hasta m, y me abrazaba posesivamente. Me senta morir. Pese a todo lo que haba pasado el da de ayer, la verdad es que no me apeteca luchar contra l en ese momento. Los brazos de Iris tambin me recorrieron y ambos me llevaron a un sitio ms alejado, oculto de las personas que clavaban su mirada en nosotros.

    Sentada en una de las bancas de la escuela, me pregunt si ya deba haber entrado a clases.

    Ests bien? me pregunt Michael preocupado, pero en mi mente solo una pregunta giraba. Quin le haba dicho? Quin? Quin nos vio anoche, lo cerca que estuvimos?

    Brian no deduje en voz alta, aunque solo para m misma Parece que se llevan bien, no hara eso Quin ms?, quin ms?

    Caroline? intent llamar mi atencin Iris. Yo levant la vista para verla con ojos vidriosos.

    Quin pudo haber dicho eso a Stacy, Iris?!

    Entonces, mi amiga se sorprendi y mir a Michael de reojo, mordindose el labio, como si estuviera reprimiendo el deseo de decirme algo. Mir a mi amigo entonces, y not que haba algo distinto en su semblante. Yo negu rpido, impre-sionada y, como si mi mente pudiera deducir ms cosas que las acostumbradas, grit:

    Cmo supiste que anoche estuve con Roberto unos minutos? No pas nada, Iris!

    Yo no s nada, Caroline! Juro que lo supe por lo que decan apenas hoy por la maana! Unas chicas fueron las que me lo contaron todo y tambin que Stacy quera desquitarse!

    Su respuesta me pareci sincera, pero tembl An quedaba la de Michael.

    As que dirig mi mirada hacia mi amigo y vi como evitaba que lo mirara a los ojos.

    Fuiste t! le dije gritndole Cmo has podido hacerme esto? Con-tstame!

    S, he sido yo. Habl con Stacy. Le dije que cuando ella se fue, dejando a Roberto, t estuviste con l y... y... Te le ofreciste nos confes sin siquiera mi-rarnos. Lo siento mucho, no pens que reaccionara as.

    Lo sientes?, eso es lo nico que tienes que decirme? Por qu lo has he-

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    cho?, por qu? le pregunt comenzando a enrojecer por el enfado.

    Por celos, por qu sino? Estoy cansado de esperar un beso, una caricia tuya como algo ms que un amigo, y despus de ver cmo nos dejaste en la cafe-tera y como te dejaste acorralar por ese imbcil... dijo con ira, dndome la cara ante la mirada sorprendida de Iris.

    T sabes demasiado bien que nosotros nunca vamos a ser algo ms que amigos y, despus de lo sucedido, dudo que seamos siquiera eso espet cogien-do a Iris y alejndonos del lugar.

    Creo que... comenz a decirme ella.

    No vayas a decir nada la silenci an enfadada.

    Cuando entramos a clases las miradas y murmullos de mis compaeros me seguan, y a dnde quiera que fuese alguien comenzaba a hablar con las cabezas juntas, como creyendo que as no me percatara de que en la conversacin yo era la protagonista. El da pareca hacerse eterno, as que cuando escuch el timbre del final de las clases, un suspiro de alivio escap de mi boca sin poder evitarlo; sera libre.

    Al salir de la escuela, mir a mi amiga, saba que ella reconocera mi expre-sin de solo quiero mi cama, as que me desped de Iris, quien me abraz con fuerza, dejndome partir a casa.

    Cuando llegu, encerr la moto en la cochera. Al entrar en la cocina encontr una nota de mi madre pegada en la nevera, en ella me informaba que le haban cambiado el turno, y no volvera hasta las ocho de la maana. Suspir. Debido a lo sucedido no tena hambre, as que sub a mi dormitorio agradeciendo la ausencia de mi madre sin ella no habra preguntas sobre mi nulo apetito y me tumb en la cama quedndome dormida.

    Cuando abr los ojos me sent desorientada, como si el golpe de Stacy real-mente hubiese llegado a mi rostro.

    Mm... Qu hora ser? me dije levantndome y mirando el reloj de la mesita de noche

    Eran las once menos cuarto de la noche, an quedaban unos minutos de mi libertad de salir con solo avisar a dnde, as que pens en agradecer a Roberto por salvarme de Stacy.

    Baj a la cocina y tom una soda de la nevera, bebindola atropelladamente, al tiempo que medio tragaba unas galletas que mi hermano haba dejado abiertas

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    antes de irse con Jane supuse.

    Al salir el fri toc mi rostro, era uno de las primeras noches en que el otoo haca su efecto. Camin hasta la casa de Roberto, por las luces y la msica, haba jolgorio.

    Hola, guapa. Vienes a la fiesta que le hemos montado a Roberto para ce-lebrar su primer tatuaje? me pregunt Brian en las escaleras de la casa, l estaba parado con el cuerpo apoyado en el umbral de la puerta, tena un cigarro en una mano y a sus pies dos latas de cerveza vacas, y una cerrada.

    No vengo a ninguna fiesta, vena a hablar con Roberto le aclar viendo, a travs de la puerta abierta como un muchacho moreno, corpulento y con el brazo derecho lleno de tatuajes, tena a una muchacha acorralada contra la pared mien-tras la besaba, levantndole la minifalda que llevaba.

    No creo que tenga ganas de hablar con nadie, lleg y se encerr en su cuarto dijo Brian, dejando en el suelo la lata de cerveza que ya haba abierto, y apagando el cigarro en el muro, acercndose a m tambalendose ligeramente.

    Pues entonces ya lo ver maana le dije a Brian ante su cercana, dndo-me vuelta para irme. Pero de pronto me cogi por la cintura y me gir bruscamente.

    Vamos a divertirnos un rato, guapa me susurr pegndome a su cuerpo.

    Sultame dije en forma de advertencia, pero al ver que no soltaba gri-t: Sultame imbcil! todo pareci causar el efecto contrario en l, puesto que ni me solt, ni se alej, sino que me acorral en la misma pared en que haba apagado el cigarro, acercndose peligrosamente a mi boca.

    Quieta, guapa!, nos lo vamos a pasar muy bien susurr con la voz ronca cuando logr acorralarme contra la pared, pese a mi resistencia.

    Sultame! volv a gritar, zarandndome en un vano intento de soltarme, mientras rogaba que no volviese a hablar, no quera sentir su aliento a cerveza cer-ca de m de nuevo.

    Brian, sultala! o decir a una voz conocida detrs de l.

    Roberto... lo llam el aludido, soltndome un poco y movindose hacia un lado.

    Mir a Roberto con cara de perrito perdido, pidindole ayuda con los ojos, a lo que l respondi diciendo:

    Es mi fiesta, amigo. Djame elegir con quin paso la noche lo vi extender su mano hacia m, mientras mirada a Brian como desafindolo a contradecirle

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    Lo siento, to; crea que ya te habas quedado saciado por hoy respondi Brian con una risa profunda, mientras encenda un nuevo cigarro y recoga la lata de cerveza del suelo, acabndola en un ltimo trago. Voy a la cocina a por cer-veza, y de paso husmeo a las tas que haya por aqu.

    Brian pas por nuestro lado, lanzndome un beso con la mano mientras le daba una lnguida calada a su cigarro. Roberto lo mir claramente irritado, incluso me pareci or un ronco gruido brotar de su garganta. Despus me cogi de forma despreocupada la mano, y tir de m hacia las escaleras que se abran en la pared de la derecha. Aturdida por su seguridad y porque hubiese salido a defenderme por segunda vez en un da, y encima ante su amigo, lo segu sin pensar demasiado. De todas formas quera hablar con l, y prefera hacerlo a solas.

    En el piso de arriba haba tres puertas cerradas, forradas de posters de grupos musicales y chicas medio desnudas. Roberto me condujo a la que haba en el cen-tro, con un letrero que rezaba: No traspasar, peligro inminente, pens para mis adentros que aquel chico era claramente de esos tipos que mi madre mandara en un cohete lejos de mi alcance s de verdad supiera cmo era.

    Entra, nena, como si estuvieras en tu casa indic Roberto, con una am-plia sonrisa iluminando su bronceado rostro. Sus preciosos ojos verdes brillaban divertidos. A no ser que el cartel te haya amedrentado

    No me asusto tan fcilmente, idiota espet indignada, mientras pasaba con decisin al interior de su cuarto, o ms bien podra decir su jungla. No s si te lo he dicho antes, pero no quiero que me llames nena, me llamo Caroline.

    Ya, lo s respondi mientras pasaba detrs de m. Me encanta tu nom-bre, nena.

    Captulo IVHada Fitipaldi & D. C.Lpez

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    Puse los ojos en blanco y me record a m misma que haba venido a verle para darle las gracias. As que obvi su comentario y repas su desordenada habi-tacin. En el lateral derecho haba un amplio escritorio con un montn de libros de texto desparramados caticamente. Las paredes estaban forradas de algn otro pster, y lo que ms me sorprendi, tambin tena dibujos. La mayora de ellos de chicas, mujeres de diferentes tipos, y sobre todo guerreras que aparecan en plena batalla. Una guitarra colgaba encima de la cama de grandes dimensiones que haba en la pared del fondo. Como no saba dnde sentarme, me qued de pie en el centro de la habitacin. Roberto pas por mi lado, rozando suavemente mi brazo con el suyo, en un gesto deliberado, y se recost en la cama con aire despreocupado. Al segundo dos personas pasaron por la puerta, y al ver que haba alguien dentro de la habitacin se detuvieron.

    Roberto, to, de verdad que no quera rayarte, ya sabes que somos colegas Brian tena una cerveza nueva en la mano, el pelo rubio y liso le caa por debajo de los hombros, y sus intensos ojos azules nos miraban con inters a pesar de la embriaguez. Su piel clara contrastaba con el color caf del chico que haba a su lado, apoyado en el marco de la puerta. Si me necesitas estoy con una hembra impresionante que se haba perdido en nuestra cocina, voy a ensearle un poco de geografa corporal

    Y yo voy a hacer lo mismo con una de sus amigas, Rob dijo el chico moreno, clavando sus oscuros ojos chocolate en m, recorriendo mi cuerpo desca-radamente, mientras una sonrisa empezaba a ensanchar sus carnosos labios. Era un poco ms alto que Brian, pero igualmente fibroso. Crees que es de mala educacin dejar al resto de nuestros invitados desatendidos? Porque con semejante mujer no creo que vayas a abandonar tu habitacin en breve.

    Descuida, seguro que se las apaan dijo Roberto con una sonrisa pca-ra. Pasoslo bien y cerrad la puerta al salir, chicos.

    Y as los dos compaeros de piso de Roberto nos dejaron solos, no sin antes guiarme un ojo el chico desconocido y recibir otro beso en el aire de parte de Brian.

    El morenito de chocolate es Ian, mi otro compaero de piso explic Roberto mientras daba unas palmaditas en el colchn. Puedes sentarte conmigo Caroline, soy un to legal.

    No lo creo

    Pero aunque no me fiara en exceso de l, tom asiento a su lado en el colchn, sobre todo porque me haba llamado por mi nombre, y eso ya era algo. Adems, no

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    poda dejarle creer que estaba asustada, aunque una parte de m temiera perder en cierto modo el control al estar a su lado.

    Y bien, a qu se debe el honor de tu visita? pregunt divertido, acer-cndose un poco ms a m.

    Pues, quera agradecerte haberme defendido ante Stacy.

    Cuando solt las palabras, me sent ridcula y vaca, porque el motivo de haber ido a verle era agradecerle, y si ya lo haba hecho, no me quedaban excusas para quedarme.

    De nada continu sonriendo y mirndome fijamente a los ojos. Me encanta salvar a damiselas en apuros.

    Su forma de mirarme era cuanto menos inquietante. Adems, me produca un cosquilleo en el estmago, que se extenda por mis terminaciones nerviosas, provocando en todo mi cuerpo una extraa tensin.

    Nerviosa, mir alrededor mo intentando sacar un tema de conversacin.

    Te gusta dibujar? le pregunt sealando uno de sus dibujos, en el mis-mo una guerrera pelirroja cubierta con un top y una braguita de pieles, saltaba sobre una pantera, con un grito mudo en su boca. Son preciosos.

    Te gustara que te dibujara? me pregunt pegando su cuerpo al mo, aprovechando que me haba despistado sealndole el dibujo; sus labios me acari-ciaban la oreja Soy muy bueno con los retratos en directo.

    Volv poco a poco la cabeza hacia l, sintiendo como en el recorrido sus la-bios trazaban un sendero de fuego a travs del lbulo de mi oreja, la parte superior de la mejilla y detenindose en la comisura de mis labios. All inhal un momento su aliento, fresco y a la vez clido. Poda notar el sabor un poco amargo de la cer-veza. Record a las guerreras que acababa de ver dibujadas y me dije que no iba a huir. Me quedara en aquella batalla. As que cerr los ojos e inspir suavemente, entonces l recorri en una hmeda caricia con su lengua el contorno de mi labio superior, para despus posar suavemente sus labios sobre los mos...

    Inconscientemente, los entreabr lo justo para poder dejar que su lengua in-vadiera mi boca y reclamara la ma. En ese momento, un dbil y apenas audible jadeo escap de mi garganta y el mismo fue embutido por la boca hambrienta de Roberto.

    Mi mente qued completamente en blanco y solo era consciente de las nue-vas e intensas sensaciones que me estaban abrumando en ese momento, olvidando

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    donde estaba, a qu haba ido all y si lo que estaba haciendo era lo ms correcto o no... ahora nada de eso tena importancia alguna.

    O al menos fue as hasta que me puse tensa al notar como una de sus manos levantaba disimuladamente mi camiseta ajustada y acariciaba mi vientre con sua-ves y lentas caricias. Aquello me pareci muy ntimo y demasiado precipitado... Cunto hacia que lo conoca?, un par de das? Y qu saba yo de l? Nada. Ni si quiera conoca la razn por la cual viva all, con aquellos dos tipos peligrosos y sin sus padres... Y aun as, l tena demasiada confianza conmigo y ahora su atrevida mano iba hacia arriba con intenciones de tocar ms de lo permitido.

    Me remov bajo su cuerpo, en un intento por zafarme de su agarre, pero l malinterpret mi gesto y pens que me estaba restregando contra l en un intento de acercarme ms a su cuerpo y exigir ms de l. Muy lejos de la realidad.

    Shhh... tranquila, nena. No hace falta que te impacientes tanto... me su-surr mientras mordisqueaba mi mandbula en otra caricia tambin ntima No hay prisas... Adems, no me quedan condones y tengo que esperar a que Brian o Ian acaben para pedirles...

    Qu?! No puede ser! Este imbcil se pensaba que yo era otra chica fcil como lo era Stacy? Pues las llevaba claras. Y encima, el muy cara dura, tuvo la desfachatez de decirme en la cara que no le quedaban condones! Y entonces, en ese momento record lo que dijo antes Brian:

    Lo siento to, crea que ya te habas quedado saciado por hoy....

    Con la sangre hirviendo en mis venas, logr apartar de un empujn a Rober-to, que en ese momento me estaba succionando el cuello. Seguro que me haba de-jado alguna marca amoratada, como la que le haba hecho a Stacy y que con tanto orgullo me mostr esa misma maana.

    Qu ocurre, nena? Pens que nos estbamos divirtiendo se quej l, mientras se acomodaba mejor en la cama y me miraba con incredibilidad con aque-llos ojos verdes que desde el primer da que los vi me cautivaron.

    Ocurre que yo no soy Stacy, ni nadie que se le parezca. No s qu tipo de relacin tendrs con ella para que t te tomes la libertad de besarte con otras, pero yo no as, y ahora mismo me largo de aqu dije casi gritando y ponindome en pie.

    No tienes que preocuparte por ella, si te comportas as porque piensas que tengo novia, djame decirte que te equivocas. Esta misma maana romp con ella, justo despus del alboroto que armaron ambas.

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    Mientras se excusaba, yo haba dado unos cuantos pasos y ya casi me encon-traba enfrente de la puerta que todava continuaba cerrada. Al or su confesin me par un segundo a pensar y, he de reconocer, que por un momento me sent aliviada de que ellos dos ya no estuvieran juntos. Pero igualmente tena que dejarle claro que yo no era una chica fcil... El muy bruto se pensaba que me iba a acostar con l en nuestro primer encuentro ntimo! Por Dios y la virgen, si ni si quiera esto era una cita! Haca l eso con todas las chicas que se ligaba? Esa idea no me gust para nada, era como si me pusiera celosa nada ms pensarlo.

    Me estaba enamorando? No, no poda ser que fuera tan ingenua... O s? El recordar el sabor de sus besos y el placer de sentir sus labios junto a los mos me hizo darme cuenta que as era... Me estaba enamorando de un mujeriego que encima de todo, era mi vecino.

    Mira, me parece muy bien que ya no andes bajo las faldas de la golfa de Stacy, pero que tengas el mejor culo que he visto en mi vida y me hayas librado de ella no te da permiso para sobrepasarte conmigo, has entendido? lo fulmin con la mirada y antes de abrir, le dediqu una genuina sonrisa: Si quieres llegar lejos conmigo, tendrs que ganrtelo.

    Y sin ms me largu de all y comenc a bajar las escaleras, muy orgullosa de mi misma. Me alegraba haber tenido el valor de encararme a l y poder controlar mis hormonas adolescentes.

    Nena! o que gritaba llamndome desde su cuarto, me detuve en el es-caln por el que iba y mir por encima de mi hombro en aquella direccin. Roberto tena apoyado un hombro en el marco de la puerta y me miraba con una mueca de diversin en el rostro, con los brazos cruzados sobre el pecho Te he dicho alguna vez que me encantan los retos?

    Ni siquiera me molest en responderle, simplemente me limit a continuar con mi descenso por las escaleras, dispuesta a salir de all lo antes posible. Como pude, me hice paso entre todos aquellos adolescentes que bailaban y beban en me-dio de la sala principal, y me alej de aquella gente, de toda esa estridente y potente msica que ensordecan mis odos. El aire fresco de la madrugada impact sobre mi ruborizado rostro y dej que me calmara antes de entrar en casa.

    Abr la cerradura con mis llaves y entr a toda velocidad en el interior, para luego quedarme congelada en el sitio por la impresin que sent al ver a mi herma-no Dylan y a Jane semidesnudos en el sof del saln.

    Caroline! exclam l avergonzado Pensaba que estabas arriba, en tu cuarto y durmiendo... coment mientras recoga del suelo su camiseta blanca

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    De dnde vienes a estas horas, si se puede saber? pregunt con la camiseta ya encima. An tena el cinturn de sus pantalones desabrochado.

    Jane no me mir en ningn momento. Estaba cabizbaja y lo nico que haca era darme ligeramente la espalda mientras se abotonaba su blusa rosa en silencio.

    Esto es lo que haces cuando mam est fuera de casa? le dije sin res-ponder a su pregunta No s si te acordars que tienes habitacin propia...

    An no me has respondido me interrumpi l, ahora ms molesto que avergonzado. Soy tu hermano mayor y te exijo una explicacin.

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    Captulo V

    De verdad, Dylan, no hay nada que explicar improvis, avergonzada y fingiendo que no me daba cuenta de los apuros que estaba pasando Jane para abrocharse correctamente la blusa. He tenido que salir un momento, nada ms.

    Dios, Caroline, eso es un chupetn? pregunt incrdula la novia de mi hermano, a la que fulmin con la mirada. Acababa de pasar de no caerme mal a caerme fatal con una sola frase. Dylan se acerc y lo mir de cerca frunciendo el ceo.

    Mira, hermana, s que ahora mismo estis en una etapa difcil, pero real-mente creo que Michael y t deberais esperar un poco antes de ir a mayores y...

    Qu tiene que ver Michael con esto? pens en voz alta interrumpin-dole.

    Me ests diciendo que no te lo ha hecho Michael? De verdad, no imagi-naba que fueras as, quizs deberamos tener una larga charla de hermano a her-mana

    Alto, alto! exclam bastante cabreada ya de por s desde antes de que empezara esta conversacin absurda Desde cundo Michael es mi novio? Por-que parece que todo el mundo lo sabe menos yo. Si ya ni siquiera le puedo consi-derar amigo! Me he perdido algo? mi hermano abri la boca para hablar, pero yo alc la mano para callarle. Mira, estoy agotada y es tardsimo. He cometido un error saliendo hasta tan tarde y no volver a pasar, as que, si no se lo dices a mam, yo no le contar lo que hacis t y Jane en su sof favorito. Te parece bien?

    Jane le hizo un imperceptible gesto con la cabeza, aun sonrojada, y l acab por rendirse y asentir, diciendo que de todas formas tenamos que hablar un da de estos sobre el tema. Ignorndole, sub a mi habitacin y me qued dormida casi

    Dborah F. Muoz & Astrid

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    antes de tocar la cama.

    A la maana siguiente, me levant con unas profundas ojeras y maldije a Roberto por hacer una fiesta en da lectivo y por todo el da anterior, en general, aunque en el fondo saba que la culpa era casi exclusivamente ma.

    Con cierto alivio, me di cuenta de que ni Roberto ni sus amigos haban asisti-do a clase (probablemente siguieran con la fiesta), y me dispuse a entrar en el aula bajo las atentas miradas y cuchicheos de todos los presentes. No tard en enterar-me, escuchando a hurtadillas, que alguien me haba visto la noche anterior en la fiesta, entrando con Roberto en su habitacin, y me sent terriblemente avergonza-da cuando me di cuenta de lo que todos pensaban de m. Me haba convertido en la nueva Stacy Holkman de la clase.

    No me hizo falta ni acercarme a hablar con Michael e Iris para saber que ellos tambin haban odo el rumor. l se qued enfurruado, sin saludarme siquiera y con la vista al frente, mientras Iris escriba rpidamente una notita y me la pasaba.

    Iris: K a pasao? S cierto lo d la fista? Caroline: No s lo k andan contando x ah, pro no pas na!!!! Iris: ntoncs s vrdad????? Caroline: Solo fui a darl las gracis, malpnsada! Iris: Y el xuptn? Caroline: D k diablos hablas? Iris: No disimuls, hac calor pa ir con bufanda.

    Para mi bochorno, el profesor Vincent intercept entonces la nota y la ley en voz alta, haciendo las delicias del resto de la clase (Desde cundo los profes son capaces de descifrar una notita?) Nada ms acabar, y despus de haber pasado la mayor vergenza de mi vida, Iris me cogi del brazo y me arrastr hasta un rincn solitario. Pronto comenz a llenarse de curiosos que hacan lo posible por escuchar nuestra conversacin en susurros, en la cual le contaba todo lo que haba pasado la noche anterior.

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    Yo lo flipo dijo cuando acab.

    Y ms lo iba a flipar, porque en ese momento apareci Roberto, con un enor-me ramo de rosas sospechosamente parecidas a las de mi vecina de enfrente y una invitacin a cenar...

    No crea lo que vean mis ojos. Todos nos observaban incrdulos. Un chico como Roberto siendo atento? Sin duda se trataba de una broma.

    Hola, Caroline tom mi mano y bes mis nudillos. Estaba paralizada, pero Iris me golpe en el costado con el codo y reaccion.

    Qu demonios haces? sin quitar la estpida sonrisa de su rostro me entreg las rosas Consintiendo a mi chica.

    Tu chica? l simplemente asinti sin dejar de sonrer.

    Nena, te dije que me gustaban los retos me mir fijamente con sus pene-trantes ojos verdes . Paso por ti a las siete.

    Sin esperar a que le respondiera algo, se gir y se fue por el pasillo. Esto era solo un reto para l, no niego que me ilusion un poco al verlo con un detalle as, pero yo tena claro que no caera en su juego.

    Camin molesta a mi siguiente clase, mientras Iris iba a mi lado en total si-lencio, al parecer tan sorprendida como yo.

    Roberto era el idiota ms grande que haba conocido en mi vida y por lo visto. Hara lo que fuera por meterme en su cama... Pero estaba loco si crea que lo iba a conseguir. Si pensaba que con flores y una cena me tendra, estaba muy equivocado.

    Entramos al aula y buscamos nuestros asientos.

    Tienes una cita entonces? me gir haca Iris quin me observaba con una enorme sonrisa.

    No dije rotundamente.

    Yo dira que s, pasar por ti a las siete, no escuchaste? Creo que todo el mundo se enter.

    No ir a ningn lado con l.

    Yo creo que si la fulmin con la mirada y ella solo encogi los hom-bros. Solo digo lo que pienso.

    No estoy demente, o al menos eso crea.

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    Durante las clases anteriores a la hora del almuerzo, no dej que Iris iniciara de nuevo ese tema de conversacin. Yo tena claro que no quera salir con nadie. Nos encontramos con Michael cuando bamos a la cafetera del instituto y l sim-plemente pas de m e hizo todo lo posible para evitar mirarme. Aunque todava estaba molesta con l, ese gesto me doli. Al fin y al cabo, siempre habamos sido buenos amigos.

    Seguimos nuestros caminos haca la cafetera y por los pasillos todos mur-muraban y me miraban como a un bicho raro. Tal vez al verme cargar el ramo de rosas todo el da pensaban que yo estaba con l y que era su chica, pero solo iba a devolvrselo. Entramos y vi al fondo a Roberto y su grupo de amigos, los del Club de los Idiotas. Camin decidida haca su mesa, reuniendo todo el valor que pude encontrar.

    Hola nena, veo que te gustaron dijo nada ms verme enfrente suyo, se-alando las flores que an tena entre mis manos y con una sonrisa de triunfo en su bello rostro. Aquello me dio el valor necesario que me faltaba, as que tom el ramo y lo arroj a su cara.

    No me llames nena! Y entiende de una vez que no saldr contigo. Aljate de m! toda la cafetera miraba expectante la escena. No s cmo me atrev. El ceo fruncido de Roberto me intimid un poco. Se levant de su silla y se acerc a m. Yo no iba a retroceder, no le tena miedo... Verdad?

    Nena, no me alejar nunca de ti. Adems, t no quieres que lo haga di un paso hacia atrs temiendo su furiosa mirada y l en respuesta, me tom por las muecas acercndome ms a l. Nuestros rostros estaban a una distancia nula y su respiracin chocaba con la ma. Acptalo.

    Quera torturarlo, estrangularlo, matarlo. Cmo se atreva decirme eso? Apenas me conoca y se crea el centro de mi universo...

    Dej de pensar cuando roz sus labios con los mos y me aprision con sus brazos. Todo era silencio a nuestro alrededor. Se me escap un suspiro y Roberto sonri con arrogancia entre mis labios. l me volvi a besar con ms pasin y yo casi olvido que estbamos en un lugar pblico. Poda ser cierto que estuviera equivocada y que realmente no quera que Roberto me dejara en paz?

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    Captulo VI

    Un ruido procedente de algn lugar detrs de m me devolvi a la realidad. Me apart de Roberto de un empujn, horrorizada, y me gir para ver qu suceda.

    Michael, con la boca abierta y los ojos llenos de dolor, haba dejado caer su comida al suelo al vernos. Su cara se contrajo en una fiera expresin de ira que me asust; retroced y sent un extrao e incomprensible alivio al ver que Roberto me pasaba los brazos por los hombros y me apretaba hacia l, en un ademn posesivo. Michael lo mir con rabia, dando un paso adelante. Por un momento cre que le iba a pegar, pero se lo pens mejor y sali de la cafetera a grandes zancadas sin decir nada. El silencio era total.

    Comenc a respirar agitadamente, solo entonces me di cuenta de que haba contenido el aliento. No saba qu hacer, si seguir a mi amigo y hablar con l o quedarme all. Por un lado, l no tena derecho a enfadarse y a comportarse as conmigo. Sea cual fuera la pelcula que se haba montado, estaba todo dentro de su cabeza e igualmente no era asunto suyo con quin sala o a quin besaba. Pero por otro, l era mi amigo... Y, sin embargo, esa expresin de odio que puso, y despus de todo lo que me haba hecho, me dejaba sin saber cmo actuar.

    Mir a Iris, desesperada, y ella se encogi de hombros.

    Vaya pesado coment entonces uno de los amigos de Roberto, rindose.

    El ambiente poco a poco fue volviendo a la normalidad y las conversaciones se restablecieron. Entonces, por qu tena la extraa certeza de que hablaban de nosotros?

    Nena, te sientas con nosotros? me susurr Roberto al odo, quitndome el pauelo para descubrir el chupetn y alardear de l.

    Vete a la mierda le dije, arrebatndoselo de las manos y yendo a sentar-

    Angy W. & Princess Of Dark

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    me con Iris a la mesa ms apartada de la estancia.

    Las siguientes clases fueron un horror, no me poda concentrar en nada y no dejaba de notar miradas clavadas en m y cuchicheos. Incluso los profesores me miraban disimuladamente. El sonido de la ltima campana anunci mi salvacin, sal del instituto apresuradamente y regres a casa sin detenerme.

    Por la tarde, cuando por fin acab los deberes, cerca de las siete, llam a Iris.

    Hola! me salud.

    Quedamos para tomar algo? Necesito hablar con alguien confes.

    Y tu cita con Roberto?

    No pienso ir, pens que ya lo haba dejado claro.

    Justo acababa de decir la frase cuando mi madre entr en la habitacin sin llamar, cosa que odiaba.

    Cario, abajo est esperndote Roberto, el nuevo vecino.

    Las palabras que estaban a medio salir de mi garganta se me atragantaron.

    Es la primera vez que lo veo, pero parece agradable coment. Me alegro de que congeniaran.

    Agradable? repet, incrdula. Roberto agradable? Imposible. Ella continu sin escucharme.

    Aunque yo siempre haba pensado que t y Michael...

    Eso acab por sacarme de mis casillas.

    MICHAEL NO ES MI NOVIO! repliqu, furiosa, subiendo el tono de voz. Qu tena todo el mundo con l y conmigo?

    Caroline? pregunt Iris en el auricular Qu est ocurriendo?

    Tranquila, que tampoco es para ponerse as dijo mi madre a punto de salir de mi dormitorio. Bueno, yo me voy a trabajar, as que date prisa.

    Mam, dile que no estoy le supliqu ignorando, sin darme cuenta, a Iris que esperaba al otro lado de la lnea.

    Ya sabe que ests aqu.

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    Pues entonces dile que no pienso ir.

    Baja a decrselo t sentenci.

    Suspir, resignada, mientras mi madre sala.

    Bueno, bueno dijo Iris. Qu se cuece por all?

    Nada, que Roberto est abajo esperndome y que a mi madre le parece agradable.

    Agradable? repiti, entre risas Ta, maana tienes que contrmelo todo!

    No voy a ir afirm, decidida.

    S, s, lo que digas.

    De verdad. Te llamo luego.

    Baj las escaleras dispuesta a rechazarle, pero me qued congelada en el l-timo peldao.

    Roberto... Con esmoquin... Qu fuerte!

    Hola, nena me salud, sonriendo con un brillo en esos hermosos ojos verdes que tanto me fascinaban. Por mucho que cambiara fsicamente su aparien-cia, por dentro segua siendo el mismo de siempre.

    Roberto... Esto... No voy a ir balbuce con nerviosismo.

    l puso mala cara. La verdad es que en ese momento me sent un poco mal, ya que era evidente que se haba esforzado en su aspecto para estar presentable. Estaba ms impresionante que nunca.

    Oh, s que vendrs susurr, ponindome la carne de gallina.

    Igual tena razn, ya que en ese instante, mirndolo, me apeteca bastante. l me recorri de arriba abajo con la mirada, y no saba si eran imaginaciones mas, pero me pareci un tanto... Sensual.

    Perfecta musit. Vamos.

    Me qued clavada donde estaba, dudando a momentos si deba seguirle o echarle de all. l decidi resolverlo por s solo.

    Vaaamos me dijo, como si fuera una nia pequea, mientras me coga en brazos.

    Qu haces?, sultame! me retorc y patale pero no consegu que me bajara. Salimos de casa y me dej en la acera Eh Adnde vamos? pregun-

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    t, dudosa.

    Aj!, ves cmo s quieres venir? dijo con una sonrisa burlona, hacien-do que me ruborizara A mi casa, por supuesto.

    Le fulmin con la mirada. As que quera eso... El muy granuja!

    Eh, eh, tranquila dijo, alzando las palmas de las manos como si hubiera ledo mis pensamientos. Era broma. Venga, sbete.

    Mir a lo que se supona que tena que subirme y no pude contener la risa. La moto? Despus vestirse tan elegantemente iba a llevarme en moto? Negu con la cabeza y me mont detrs de l. Not mariposas en el estmago cuando pas las manos por su cintura, notando sus abdominales debajo de la camisa. Qu me ocurra?, acaso estaba volvindome loca o de verdad estaba sintiendo algo por Roberto? Reflexion durante el camino, mirando distrada a la calle. De repente, algo que vi me dej helada. Michael y Stacy estaban... Besndose?

    No entenda nada. Me qued mirando hasta que doblamos la esquina. No me daba cuenta de la fuerza que estaba haciendo con los brazos sobre la cintura de Roberto hasta que l me dijo:

    Nena, acaso te da miedo mi forma de conducir? No te preocupes, estoy conduciendo a una velocidad prudente encima l crea que era porque tena miedo...

    Ya, ya lo s es lo nico que pude contestarle. A dnde vamos?

    Ya lo vers cuando lleguemos...

    Mientras Roberto conduca, yo iba sumergida en mis pensamientos... An no entenda por qu Michael iba a querer estar con alguien como Stacy, aunque bueno, mirndolo desde otra perspectiva, seguro que Michael tan solo pensaba en provocarme celos. J! Si en serio crea que me iba a poner celosa, estaba loco.

    Sal de mi ensoacin y contempl el lugar en el que nos encontrbamos. Era un edificio que no conoca. Estaba claro que no estaba en el pueblo, ya que haba-mos conducido durante un buen rato.

    Era un hotel y no uno cualquiera, era de cinco estrellas nada ms ni menos. Cmo podra costearse algo as? Y... Qu era lo que pretenda este chico? No saba qu era lo que esperaba de aquella noche, pero seguro que no era lo mismo que yo.

    Por qu me trajiste aqu?, acaso piensas...? y sin terminar de exponer la pregunta comenc a caminar a grandes zancadas, y creedme que con los zapatos

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    de tacn que llevaba no era nada sencillo. Intentaba encontrar una parada de taxis con la mirada, cuando Roberto me agarr del brazo y me dijo:

    Caroline, espero que no hayas pensado nada de lo que creo, porque lo cierto es que ests bastante confundida y equivocada me mir a los ojos con esa intensa mirada la cual haca que mis piernas temblaran. Yo jams, escucha bien, jams te obligar a hacer nada que t no desees. Lo nico que quiero es que me des una oportunidad de conocerme... Y quiero que sepas que si alguien intenta hacerte dao, como hace unos minutos ha pasado, tendr que vrselas conmigo.

    Me qued helada. No solo por esa clara dulzura de sus palabras, sino porque se haba dado cuenta de lo de Michael y Stacy, y no haba dicho nada para no inco-modar la velada. En aquel momento me acerqu un poco ms, hasta que nuestros cuerpos casi se tocaron.

    Gracias.

    l me mir intensamente a los ojos. Mi mente intentaba comprender todo lo que haba pasado en los ltimos das, asimilar cmo haban sucedido las cosas, y en que se haban convertido.

    No tienes que darme las gracias, ten por seguro, que si alguien intenta cau-sarte dao alguno, yo no s de lo que podra ser capaz...

    Sus palabras eran nuevas para m. Mi mente me deca que sera alguna tre-ta suya para llevarme a la cama, pero mi corazn... Mi corazn me deca todo lo contrario. Que aquel chico que tena delante era el verdadero Roberto, no ese que siempre antepona el quedar bien, e impresionar a sus amigos.

    Qu es lo que vamos a hacer? consegu aventurar para romper el inc-modo silencio que se haba apoderado de nosotros.

    Es una sorpresa.

    Su media sonrisa me cortaba la respiracin. Imaginaba que me habra llevado all a cenar. El Porto Bello era uno de los hoteles ms prestigiosos de la zona, ya que tena unas vistas magnficas al mar, su restaurante era un cuatro tenedores, y posea un magnifico Spa, el cual siempre haba querido probar.

    Roberto me condujo suavemente con la mano apoyada en mi espalda hasta la recepcin. Me dijo que esperase y fue a hablar con la joven que atenda el telfono. Al cabo de unos segundos y una comprobacin en el ordenador volvi junto a m.

    Vamos, espero que tengas hambre me dijo sonrindome otra vez.

    Un hombre de unos cincuenta aos nos condujo al interior de un amplio co-

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    medor, el cual estaba abarrotado. Pasamos de largo, lo cual cre cierta curiosidad en mi interior.

    Dnde dices que vamos?

    Ya lo vers, no seas impaciente, preciosa.

    Y lo de nena, donde haba quedado? Cada vez Roberto me sorprenda con algo nuevo que jams habra podido imaginar en l.

    Llegamos a una pequea habitacin, decorada en blanco y negro. Tena una sola mesa para dos comensales, y unos sillones a juego con una mesita de cristal, los cuales se encontraban sobre una alfombra de pelo blanco. Estos daban a una imponente chimenea de ladrillo negro.

    Roberto comenz a rerse, al mismo tiempo que yo me daba cuenta de que tena la boca abierta de par en par.

    Seorita dijo, sealndome la mesa, la cual estaba decorada con unas velas tambin negras, a juego con la porcelana de los platos, y haciendo contraste con el blanco del mantel y las copas.

    Si, las copas eran blancas, de un blanco perlado. Mi cara de asombro me de-lat mientras nos sentbamos.

    Las copas son mas. Si es eso lo que te preguntabas lade la cabeza y volvi a esbozar aquella media sonrisa que me encantaba y tanto me cautivaba. Son preciosas, verdad? Las traje en uno de mis viajes a Suiza. Cristal de bohemia lacado en perla. Lo cierto es que cuestan una fortuna, pero merece la pena beber en ellas sirvi un poco de agua en las copas.

    No entenda nada, estaba muy confundida ante todo lo que estaba sucediendo en tan corto lapso de tiempo. Abrumada ante todo lo que me rodeaba, consegu articular palabra:

    Dnde estamos?

    Es un reservado privado, el cual poca gente ha pisado. La sala amanecer. Le puse yo mismo el nombre esquiv mi mirada, e hizo un gesto como repro-chndose algo, pero no me gusta hablar de eso.

    Qu ocurra aqu?, cmo que l haba puesto nombre a ese saloncito? Y, por qu estbamos nosotros all si era tan exclusiva?

    Hablar de qu? le pregunt. Cmo que t le has puesto nombre a este sitio? Si me has trado aqu para conocerte mejor, deberas empezar por expli-carte.

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    Su rostro cambi. Pude ver como su expresin pasaba de la culpabilidad por haber dicho algo que no deba, a la tristeza. No entenda por qu estaba de repente tan triste.

    Ya te he dicho que no me gusta hablar de estas cosas, pero es como si pu-diese confiar en ti... titube un poco Como si pudiese ser yo mismo cuando estoy contigo.

    No os podis imaginar la cara que tena en ese momento. Continu hablando intentando ignorar mi cara de pnfila.

    Lo cierto es que este hotel es... Mo me mir como si hubiese hecho algo malo. Aunque no vengo casi nunca por aqu.

    Qu?!, cmo que era suyo?

    Me ests diciendo que t eres el dueo de este lujoso hotel? pregunt incrdula.

    No exactamente, es de mi padre. Soy hijo de Lorenzo Di Steffano... lo dijo como con miedo a mi reaccin. Y la verdad es que aquella revelacin me dej helada.

    Lorenzo Di Steffano, era un empresario italiano muy importante, pero en aquella zona no se le tena mucho aprecio, ya que estaba destruyendo parte de nuestras tierras y bosques para construir edificios. Corra el rumor de que era parte de la mafia talo-americana, y que era tan poderoso como peligroso.

    Roberto estaba callado y muy serio. Esperando mi contestacin. As que no pude contenerme ms. Lo solt con calma pese a mi obvia sorpresa.

    Eres el hijo del multimillonario ms famoso de los alrededores?

    l me mir y solt el aire que haba aguantado.

    Pues aunque no me guste un pelo, es as. Aunque por favor Caroline, no se lo cuentes a nadie. Ninguna persona del instituto sabe que en realidad soy su hijo, ni que tengo todo esto seal a su alrededor. Para montar fiestas ya tengo mi casa, no me hace falta un hotel, ni alardear de dinero. Aunque no lo creas, es as.

    Pero entonces por qu me has trado aqu sino para alardear? Roberto baj la mirada y comenz a hablar entre susurros palabras que no llegu a entender bien. Hasta que de pronto me mir fijamente.

    No te he trado aqu para que veas cunto dinero tengo. Sino para que sepas cmo soy en realidad. Quiero que veas lo que jams muestro a nadie, y as quiz empieces a confiar en m. Caroline, yo...

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    De pronto una puerta se abri y ante nosotros apareci un hombre de unos cuarenta y picos aos, con algunas canas en su morena melena, pero muy apuesto. Iba perfectamente arreglado con un traje que pareca bastante caro. Literalmente un hombre con clase, pero tambin destilaba la palabra peligro en sus fros ojos azules.

    Roberto, hijo. Que sorpresa verte por estos lares!, y sobre todo en tan bue-na compaa. Es que no me vas a presentar a esta hermosa joven?

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    Captulo VII

    Su mirada cargada de lujuria contenida se pos descaradamente sobre mis pechos durante un largo segundo antes de desviarla y clavarla en mis ojos. Que tena todo el mundo con mis senos?, empezaba a sentirme acomplejada...

    Pap, ella es mi vecina, Caroline dijo con desgana. Se notaba que entre ellos no haba buen rollo. Caroline, l es Lorenzo, mi padre.

    Aunque me encontraba incmoda con la situacin y senta mis mejillas arder de vergenza por encontrarme bajo el escrutinio de aqul descarado hombre, son-re igualmente y le tend la mano respetuosamente.

    Lorenzo se acerc ms a m y la tom entre las suyas y en vez de estrechar-la como sera lo correcto, la llev hacia su boca y all mismo deposit un beso. Aquello me hizo dar un respingo, ese hombre me daba mala espina ya que desti-laba desconfianza por todos los poros. No saba muy bien porqu, pero me daba la impresin de que a Lorenzo no le detendra ni frenara en absoluto, la idea de que una mujer fuese menor de edad y amiga de su hijo, para conquistarla si era eso lo que se propusiera hacer... Rec porque no fuese ese mi caso y me dejara en paz.

    Roberto, viendo lo incmoda que me encontraba en ese momento, tosi de manera poco disimulada para llamar la atencin de su padre, que solo tena ojos para m.

    Pap, no tenas hoy reunin? pregunt con voz ronca y con las manos cerradas en puos.

    No s si se daba cuenta de que lo estaba haciendo o no, pero a m no me pas desapercibido.

    As es, pero en cuanto me dijeron en la recepcin que habas venido y con compaa, no pude resistirme al impulso de pasar por aqu a ver qu tal te iba y de

    D. C. Lpez & Nadia Salamanca F.

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    paso saludaros se notaba que finga el inters que demostraba por su hijo. Sin dudas solamente quera averiguar que tal era la compaa femenina que traa su descendiente.

    Como ves estamos bien y a punto de cenar dijo cortante.

    Entenda perfectamente su comportamiento, yo tambin estaba con los ner-vios encrespados, pero lo disimulaba muy bien.

    En ese caso, no os entretengo ms volvi a centrar su atencin en mi con una sonrisa pcara dibujada en su rostro maduro. Encantado de conocerte, Caroline, espero un da ensearte yo personalmente el interior de las habitaciones de mi hotel... Hasta entonces, que te diviertas con mi hijo.

    Sin despedirse de Roberto, sali con paso matonesco del saloncito, dejndo-nos a los dos desubicados. Ensearme en privado cmo era una de sus habitacio-nes?, no creo que se refiriese a una ruta turstica, seguro que tendra algo ms en mente. Lo que me faltaba!, un pervertido que quera llevarme al huerto! Es que acaso todos los hombres solo pensaban en eso? Al menos me consolaba saber que Roberto no era as... Y esperaba no estar equivocada.

    Antes de que pudiramos decir algo y romper el silencio que se haba forma-do tras la marcha de Lorenzo, la puerta se abri, dando paso a dos camareros que entraron cargados con bandejas de acero repletas de fuentes llenas de todo tipo de alimentos apetecibles.

    Despus de servirnos la cena, comimos en silencio y, al terminar, Roberto me ayud a levantarme de la mesa. Pareca avergonzado por el compartimiento de su padre y era normal. Si yo tuviera un padre as y se comportarse de esa manera con algn amigo mo, me sentira tambin violenta con la situacin.

    Perdona a mi padre, l no se da cuenta del dao que hace se excus justo en el momento en que nos acercbamos a su moto. Hubiera preferido que no lo hubieras conocido. Nunca fue un hombre agradable y desde que mi madre lo abandon hace diez aos para ingresar en el convento Maria Santissima Bambina y hacerse monja, cambi a peor y se volvi ms amargo y resentido.

    Tu madre es monja y vive en Italia? pregunt fascinada y a la vez con-tenta de que Roberto se abriera a m y me contara cosas personales de su vida.

    S, se larg de Espaa y regres a su pas de origen sin mirar atrs. No solo abandon a mi padre, tambin se deshizo de m su voz se fue apagando poco a poco hasta sonar tan flojo como un simple murmullo.

    Si no quieres hablar de ese tema, por m no te preocupes... comenc a

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    decirle consciente de que ahora su rostro reflejaba dolor.

    Tranquila, si pretendo conseguir tu confianza conocindome mejor, lo ms que puedo hacer es hablarte de m pasado.

    Est bien, si as lo crees... Y dime, t tambin naciste en Italia?

    No, al poco tiempo de que mis padres se casasen, se vinieron a vivir a este pas por asuntos de negocios. Mi padre comenz a invertir en esta cadena de hoteles y empez a amasar una gran fortuna, dejando a mi madre embarazada de m y sola la mayor parte del tiempo. Los aos fueron pasando y mi madre no pudo aguantar ms la soledad y la falta de atencin de mi padre, y decidi regresar a Italia, pero como monja. No quiso saber nada ms de los hombres, ni siquiera de su propio hijo.

    Cunto lo siento!, debi ser muy duro para ti dije con apena un hilo de voz. Estaba conmocionada y a la vez cabreada con sus padres. Cmo pudieron hacerle eso a un nio de apenas nueve aos?

    Al principio s lo fue, pero segn fueron pasando los aos me di cuenta de que mi madre no tena toda la culpa... Y por ello me propuse fastidiar a mi padre.

    Lo mir sin entender. Que fue exactamente lo que le hizo a su padre? Y aho-ra que lo pensaba mejor, por qu viva fuera de la casa familiar y comparta piso con dos chicos de dudosa reputacin? No pude resistirlo ms y se lo pregunt, y la respuesta me dej de piedra.

    Hice todo lo posible por portarme mal, me meta en peleas callejeras, sa-caba malas notas, me fugaba de clases... Me met en el mundo de las drogas e incluso una vez atraqu una gasolinera con dos tipos ms. bamos armados. Esa fue la ltima vez que met la pata. Fuimos pillados in fraganti y nos metieron en un reformatorio para menores durante unos largos meses. Al salir hice un trato con mi padre, le dije que no me metera en ms los ni le dara ms problemas si dejaba que viviera mi vida a mi manera. Le hice comprarme la casa que hay al lado de la tuya y a cambio le promet volver a los estudios. A Brian e Ian los conoc durante el tiempo que estuve internado en el centro penitenciario y cuando los tres salimos casi al mismo tiempo, les propuse vivir conmigo. Y eso es todo.

    Mientras me confesaba su dura y complicada vida, mantuvo en todo momen-to sus ojos apartados de los mos. Estaba bien claro que se senta avergonzado por todo lo que haba hecho en el pasado...

    Me acerqu ms a l y le agarr de la barbilla con firmeza. Como pude le obligu a que alzara la vista y me mirase.

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    Est bien, Roberto, el pasado qued en el pasado. No me importa lo que hiciste de aqu atrs, me importa el ahora y antes de que protestara o dijera algo, le di un ligero beso en los labios. Es tarde ya, regresamos?

    Me regal una sonrisa preciosa a la vez que me invitaba a subir a la moto. Tom el casco de entre sus manos y me lo puse. Montamos y regresamos a nuestro barrio. Al llegar nos encontramos a mi hermano Dylan conversando con Jane en la puerta. Mir a Roberto con mala cara y luego a m con la misma expresin.

    Hermanita, no crees que es tarde ya para andar paseando en moto?

    Yo tambin te quiero, hermano le dije con sarcasmo. Me desped de Roberto dndole un beso casto en la mejilla. No quera seguir escuchando a Dylan renegando.

    Les di a la parejita las buenas noches y me fui a dormir. Una sonrisa amplia me acompa durante toda la noche. Al fin saba quin era realmente Roberto y estaba feliz de saber que yo para l no era una conquista ms. Si haba confiado en m para contarme sus secretos, era porque yo realmente le importaba, no?

    Dej de pensar en ello cuando al fin ca rendida en un profundo sueo.

    A la maana siguiente llegu al instituto muy animada sabiendo que no tarda-ra en encontrarme a Roberto por all. Ahora que lo conoca un poco ms, me senta ms atrada hacia l. Tena que confesarlo, el chico me gustaba y estaba ansiosa por verlo.

    Iba tan distrada pensando en los acontecimientos de la noche anterior, que no me di cuenta de que Michael me esperaba. Casi choco con l, pero gracias a su destreza, pudo sujetarme a tiempo antes de que eso ocurriera.

    Pensando en l? dijo con rudeza cuando consegu erguirme.

    No s de quin hablas ment, intentando continuar con mi caminata, pero sin xito. Michael se mova a la par, entorpeciendo mi camino.

    Te gust lo que te hizo en el hotel?, disfrutaste, Caroline? sus ojos me miraban con ira y por un momento pens que sera capaz de golpearme. Jams lo haba visto as. Segn sus palabras me daba a entender que ayer nos haba visto paseando en moto juntos y que luego debi de verla aparcada enfrente del hotel

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    Ah, claro!, lo olvid, eras virgen y por ello no puedes saberlo. Yo puedo ayudarte a que tengas con qu compararlo.

    Lo fulmin con la mirada y estaba a punto de abofetearlo por su osada y atrevimiento cuando se lanz sobre m y me bes a la fuerza.

    Y todo ocurri muy rpido.

    En un momento estaba siendo besada sin mi consentimiento por el que crea que era mi mejor amigo y al otro estaba observando cmo Roberto golpeaba a Michael sin delicadeza alguna y ste se defenda haciendo lo mismo. Los dos se enfrascaron en una sangrienta pelea mientras todos los alumnos que haba cerca de all se acercaban a mirar.

    Yo miraba la escena con horror y sin saber qu hacer para detenerlos.

    Detnganse!, Roberto!, Michael!, basta ya!

    Segu gritando hasta sentir la garganta dolorida, mientras las lgrimas resba-laban por mi sonrojado rostro. Por eso no la vi venir.

    Ella tir fuerte de mi pelo hasta conseguir tirarme de rodillas sobre el suelo y magullarme por ese inesperado y brusco gesto.

    T, puta!, no tenas bastante con enrollarte con Roberto que ahora vas a por Michael?! Qu pasa, ta, solo te gustan los tos a los que me tiro o qu?

    La voz estridente de Stacy me lleg alta y clara...

    Trat de zafarme del agarre de Stacy, pero sus garras estaban fuertemente adheridas a mi pelo y en cierto momento a mi cuero cabelludo; poda sentir la piel escocer en mi cabeza y algo me deca que ah era donde las uas de Stacy hicieron su trabajo.

    Lanc patadas al azar buscando atinar de alguna forma y que ella me soltara, pero por ms que moviera mis piernas o agitara mis brazos Stacy no pareca dis-puesta soltarme. Entonces, sin que nada lo presagiara, el peso del cuerpo de Stacy sobre m disminuy. Confusa, mir a nuestro alrededor, Michael y Roberto seguan peleando, pero algunos profesores trataban de refrenarlos entre palabras y banales intentos de soltar los brazos de alguno. Stacy haba sido tomada de ambos brazos por el profesor Vincent, mientras ella se retorca como fiera intentando soltarse.

    Me par confundida, sintiendo las manos de Iris ayudarme. Poco a poco los profesores lograron calmar la pelea de Roberto y Michael, pero no sin antes recu-rrir a dos baldes de agua y dejarlos a ambos empapados.

    Despus de que lograron que los estudiantes mirones se dispersaran, nos lle-

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    varon a los cuatro a la enfermera. Mir a Iris rogndole acompaarme, pero el profesor Vincent tiraba de m, diciendo que Iris deba entrar a clases.

    En la enfermera nuevamente los profesores tuvieron que controlar a Roberto y Michael, ambos intentaron agarrarse a golpes nuevamente, mientras poda ver a Stacy dispuesta a lanzarse sobre m.

    l no ha cambiado escuch al profesor Vincent murmurar. Fue entonces cuando me percat que l miraba a Roberto con una expresin llena de Asco?, odio? No poda saberlo, pero su rostro no cargaba nada bueno en l.

    Hicieron entrar a Stacy a una de las pequeas habitaciones de la enfermera, llevando a Roberto con ella, seguramente para llevarnos a Michael y a m a otra pequea habitacin y evitar eventuales golpizas.

    El profesor Vincent tambin entr con nosotros, l deba estar a cargo de vi-gilarnos, ya que la enfermera estaba trabajando con Stacy y Roberto.

    En qu estabas pensando?! grit a Michael, no poda evitar mirarlo llena de rabia Yo no soy Stacy, soy tu amiga! Resptame!

    Si t no te haces respetar, por qu me lo pides a m? su voz segua es-tando llena de odio.

    Ella puede pedrtelo porque es una mujer, y como tal se lo merece lo re-ga el profesor Vincent, haciendo que recordara su presencia. Aunque Michael no se equivoca, Caroline mir al profesor con los ojos abiertos de par en par. Acaso estaba diciendo que yo no me hago respetar?!. Estando con Roberto implica que no te respetas, aunque lo ms probable es que no conozcas como es l en realidad.

    Yo s lo conozco! me defend, recordando nuestra cena el da anterior y todo lo que Roberto me haba contado.

    El profesor Vincent mir a Michael como si le incomodara su presencia para hablar conmigo, acercndose un poco para hacer algo ms privada nuestra con-versacin.

    Ir con l al hotel de su padre no hace que lo conozcas mis ojos se abrie-ron de par en par, segn Roberto nadie ms saba sobre su procedencia. Lo sabra el profesor porque Roberto se vio obligado a decirlo en administracin?, o quizs haba algo ms ah?. l te cont muchas cosas, te cont lo triste que fue su vida, cunto aoraba hacer una vida de plebeyo; pero jams te habl de Carla, de eso estoy seguro.

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    Carla? Hice memoria de las palabras de Roberto, l realmente no haba ha-blado de una Carla. Quin era ella?, y por qu el profesor Vincent saba de ella? Trat de hilar todos los escenarios posibles donde Roberto, el profesor Vincent y una chica pudiesen estar involucrados, pero no llegu a una conclusin que no convirtiera al profesor en un asalta cunas.

    Y... Ya te habl de Carla?

    Mis ojos pasaron del profesor Vincent a Michael, el primero tena una expre-sin seria y en el fondo cargada de odio, mientras que el segundo pareca feliz de que el profesor me estuviese haciendo dudar de Roberto.

    Pero aun as la respuesta era un rotundo

    No...

    La puerta se abri entonces, entrando por ella la enfermera, pero mi mente ya no estaba en la habitacin, ni en el antisptico que l