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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES Manuel CARRERA STAMPA A CABALLO o EN CARROZA, el cura de la congregación de Santa María de los Dolores, cercana a San Miguel el Grande, en la intendencia de Guanajuato, viajaba a menudo por la comar- ca. Su fuerte y adusta figura era bien conocida, estimada y respetada de labriegos y hacendados, mineros y comerciantes; cualquier indio lo reconocía en seguida. El cura atravesó mu- chas veces los caminos y los atajos del Bajío, solo o acompa- ñado de gente de alcurnia, o de pobres indios, sucios y ha- rapientos. ¡Cuántas veces, caminando solo, al filo de las montañas, al cruzar algún vado o al recorrer los caminos de herradura o las veredas, al atravesar los trigales y las milpas, debió de pen- sar en la mísera condición de los labriegos indígenas y mes- tizos, o de los mineros de la cercana Guanajuato! ¡Cuántas veces debió de pensar en la impotencia social y económica en que se hallaban! ¡En cuántas ocasiones debió de pensar tam- bién en la situación de los criollos, más cultivados y de mayor imaginación y temperamento que los españoles, imposibilita- dos de ocupar los puestos políticos y administrativos del Vi- rreinato! ¡Y cuántas veces debió de meditar sobre la conve- niencia de llevar a cabo una revuelta, de iniciar un nuevo orden de cosas! Porque, sin duda, este infatigable cura estuvo siempre atento a mejorar la condición económica y social de sus feli- greses: introdujo el cultivo de la vid y de la morera, fomentó la apicultura, y estableció aquí una fábrica de loza, allá una carpintería, más allá telares y pozos artesianos. Entendió, como ningún otro en toda la intendencia de Guanajuato, las necesidades de la clase trabajadora y las angustias en que vivía la clase media, mestiza y criolla. Sus grandes y expresivos ojos verdes, en extraño contraste con su tez morena aceitunada, brillaban, ya en sus tiempos

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES

Manuel CARRERA STAMPA

A CABALLO o EN CARROZA, e l cura de l a congregación de Santa

María de los Dolores, cercana a San M i g u e l el G r a n d e , en l a

i n t e n d e n c i a de G u a n a j u a t o , v ia jaba a m e n u d o por l a comar­

ca. Su fuerte y adusta f i g u r a era b i e n conocida, estimada y

respetada de labriegos y hacendados, mineros y comerciantes;

c u a l q u i e r i n d i o lo reconocía en seguida. E l cura atravesó m u ­

chas veces los caminos y los atajos d e l Bajío, solo o acompa­

ñado de gente de a l c u r n i a , o de pobres indios, sucios y ha­

rapientos.

¡Cuántas veces, c a m i n a n d o solo, a l f i l o de las montañas,

a l cruzar algún vado o a l recorrer los caminos de h e r r a d u r a o

las veredas, a l atravesar los trigales y las mi lpas , debió de pen­

sar en l a mísera condición de los labriegos indígenas y mes­

tizos, o de los mineros de l a cercana G u a n a j u a t o ! ¡Cuántas

veces d e b i ó de pensar en l a i m p o t e n c i a social y económica en

que se h a l l a b a n ! ¡En cuántas ocasiones debió de pensar tam­

bién en l a situación de los cr io l los , más cult ivados y de mayor

imaginación y temperamento que los españoles, i m p o s i b i l i t a ­

dos de ocupar los puestos políticos y administrat ivos d e l V i ­

r r e i n a t o ! ¡Y cuántas veces debió de m e d i t a r sobre l a conve­

n i e n c i a de l levar a cabo u n a revuelta , de i n i c i a r u n nuevo

o r d e n de cosas!

P o r q u e , s in d u d a , este infat igable cura estuvo siempre

atento a mejorar l a condición económica y social de sus feli­

greses: introdujo el cultivo de la vid y de la morera, fomentó

la apicultura, y estableció aquí una fábrica de loza, allá una

carpintería, más allá telares y pozos artesianos. Entendió,

c o m o n i n g ú n otro en toda l a i n t e n d e n c i a de G u a n a j u a t o , las

necesidades de l a clase trabajadora y las angustias en que

vivía l a clase m e d i a , mestiza y c r i o l l a .

Sus grandes y expresivos ojos verdes, en extraño contraste

c o n su tez m o r e n a acei tunada, b r i l l a b a n , ya en sus tiempos

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES 193

de estudiante, con los destellos de l a rebeldía, l a i n q u i e t u d , l a

c u r i o s i d a d , y sus actitudes estaban de acuerdo con sus senti­

mientos . D e ahí que desde esos años de l a escuela sus compa­

ñeros del C o l e g i o de San Nicolás le pus ieran el mote de " e l

Z o r r o " . H o m b r e astuto, sagaz, ca lculador , y a l p r o p i o t iempo

audaz y rápido en l a ejecución, e l mote "correspondía perfec­

tamente a su carácter t a i m a d o " , como dice Alamán.

Este h o m b r e , que como estudiante, como rector d e l Cole­

g i o de San Nicolás, y después como c u r a en C o l i m a , en San

F e l i p e y en Dolores dió muestras de u n a c lara inte l igencia y

de u n a a c t i v i d a d creadora p o c o común, debió de m e d i t a r

constantemente sobre l a conveniencia de u n a revolución que

transformase e l orden de cosas establecido; debió de tener, en

esbozo a l menos, u n p l a n , a l l a d o ya de los demás conspira­

dores de Querétaro.

H i d a l g o , lector de los enciclopedistas franceses, atento a

f o m e n t a r l a c u l t u r a y las artesanías en su curato, conocedor

d e l p u e b l o como quizá n i n g ú n otro en toda l a intendencia de

G u a n a j u a t o ; H i d a l g o , a q u i e n se l legó a considerar como u n a

de las mejores cabezas d e l obispado de Michoacán, y que es­

t a b a a l tanto de l o que promovían los conspiradores de Que­

rétaro, no podía menos de tener u n p l a n de acción política

o estratégica. Y s in embargo algunos historiadores, entre ellos

Z a v a l a y M o r a , re la tan ingenuamente los acontecimientos de

1810 negando l a existencia de u n p l a n o desdeñando los i n d i ­

cios que nos h a b l a n de su existencia.

L A S ACTIVIDADES DEL CURA HIDALGO

L o que decidió a l c u r a a hacer l a independencia n o fué

ciertamente, c o m o pretende C a r l o s M a r í a de Bustamante , 1 l a

b u e n a disposición que encontró en sus feligreses para entrar

e n l a revolución, descontentos c o m o estaban p o r no poder

aprovechar l a u v a de G u a n a j u a t o p a r a hacer v i n o , a causa

de las prohib ic iones , y reducidos p o r eso a l a miseria, y tam­

poco , como a f i r m a d o n A g u s t í n H i d a l g o , sobr ino d e l C u r a ,

a haberse detenido e n l a Secretaría d e l V i r r e i n a t o e l permiso

q u e p a r a c u l t i v a r l a v i d h a b í a o b t e n i d o H i d a l g o d e l R e y . 2

L a s razones que l o m o v i e r o n a tomar las armas fueron

m u c h o más profundas . S i H i d a l g o encabezó l a rebelión n o

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194 MANUEL CARRERA STAMPA

fué sólo p o r eso, n i tampoco por e l inesperado descubr imiento

de la conspiración y l a p r e c i p i t a d a intervención de A l l e n d e

y de A l d a m a l a noche de l 15 de septiembre de 1810, s ino que

hubo, además, razones sociales m u y profundas, aunadas a he­

chos políticos recientes: los antagonismos y r ival idades que

había entre las diversas clases y castas sociales d e l V i r r e i n a t o ;

l a mísera condición social , económica y c u l t u r a l de los i n d i o s

y de la "gente de casta", cuyos anhelos y sufrimientos p a l p ó

tan e n lo v i v o e l cura H i d a l g o ; las prerrogativas de los espa­

ñoles en menoscabo de los cr io l los y mestizos; los pr iv i leg ios

de la nobleza frente a los demás estamentos sociales; las ideas

democráticas venidas de los Estados U n i d o s ; las doctr inas

igualmente democráticas e i n d i v i d u a l i s t a s emanadas de los

Derechos d e l H o m b r e y proclamadas por l a Revolución fran­

cesa; l a invasión napoleónica en España y la caída de Car­

los I V ; l a actuación a m b i g u a de F e r n a n d o V I I ; l a r e i v i n d i c a ­

ción de los derechos de l p u e b l o español a l sentirse entregado

a l invasor; l a deposición de I turr igaray; l a conspiración abor­

tada de V a l l a d o l i d ; e l estado económico y hacendario de l a

C o l o n i a , cargado de alcabalas y gabelas, estancos y m o n o p o ­

lios, peajes y tr ibutos; y a l o anter ior hay que añadir, quizá,

di f icultades de carácter l o c a l con e l alto clero —en p a r t i c u l a r

l a Inquisic ión— y con l a administración c i v i l .

T o d a s esas causas l o d e t e r m i n a r o n a par t i c ipar en e l mo­

v i m i e n t o l i b e r t a r i o . Él m i s m o afirmó que procedió conscien­

temente: "Sí —exclamó H i d a l g o con entero acento—, lo he

pensado bien, y veo que estamos perdidos y no queda más

recurso que i r a coger gachupines" , como af irma J u a n A l d a ­

m a en su conocida Declaración.

N o es ciertamente H i d a l g o " e l pobre cura de l a congrega­

ción de Dolores a q u i e n arrastró e l m o v i m i e n t o insurgente" ,

n i " e l atrevido que se lanzó a l a l u c h a s in preparación y s i n

saber lo que hacía" , como l o h a n cal i f icado historiadores inte­

resados en desfigurar l a verdad.

A l a luz de nuevos documentos, l a investigación histórica

puede ver más claro. Sabemos, p o r u n a carta recién descu­

bierta , que H i d a l g o tuvo comunicaciones reservadas con n u ­

merosos conspiradores, l o c u a l nos revela que h u b o de exist ir ,

aunque sea en bosquejo, u n " p l a n r e v o l u c i o n a r i o " . H e aquí

e l d o c u m e n t o m e n c i o n a d o :

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HIDALGO Y SU PLAN DE-OPERACIONES 195

Señor don José Morelos. Dolores, Sbre. 4 de 1810.—Querido dici-

p u l o y amigo. T u b e noticias del Centro; se me dice que el 29 del veni­

dero Octubre es el día señalado para la celebración del gran jubileo, que

tanto ansiamos todos los americanos. Como aun puse en duda tan buena

nueva demoré en m i viage á Querétaro y N . Señor Corregidor me con­

firmó la noticia l leno de gusto así como Da Josefa. Por lo tanto y según

lo que hablamos en nuestra entre vista de fines de ju l io , me apresuro a

notisiárselo y espero que U d . procurará por su parte que en dicho día

29 de Octubre se celebre con toda pompa y con el objeto que simultá­

neamente sea en todo el Anahuac, tenga berificativo y que tomen parte.

Y o procuraré tener a U d . al tanto de todo lo que ocurra y m i notario

D o n T i v u r c i o está encargado de recibir noticias y contestar en caso

urgente.

D o n Ignacio l o saluda a U d . lo mismo que el licenciado y tienen el

deseo de que U d . ha de sobresalir en esta funsión y de que llegue el día

señalado que le repito 29 de octubre.

E l P. M a r i a n o Matamoros estubo a verme y también se fue entusias­

m a d o y a disponerse para esa gran funsión.

Su maestro y amigo que lo aprecia y B. S. M .

M i g u e l H i d a l g o [rúbrica].3

Es i n d u d a b l e que H i d a l g o escribió cartas semejantes a

otros jefes de l a insurgencia: A l l e n d e , Abasolo, A l d a m a , M a ­

tamoros, Santos V i l l a , C h i c o , etc., y que, en consecuencia, me­

d i t ó y p laneó concienzudamente l a revuelta .

OPINIONES NEGATIVAS 5

L o r e n z o de Zavala y José M a r í a L u i s M o r a a f i r m a n que

e l c u r a H i d a l g o obró s in p l a n determinado. Dice el p r i ­

m e r o : 4

. . . a l proclamar el señor Hidalgo la revolución, no publicó plan alguno,

n i hizo manifiesto que diese a entender sus intenciones. Los que escriben

con ligereza, suponiendo en otro sus propias opiniones, han dicho que

este eclesiástico deseaba establecer una república, como l a que después

se ha querido consolidar en los Estados Unidos Mexicanos. Pero es evi­

dente que este célebre corifeo no hizo otra cosa que poner una bandera

con l a imagen de Guadalupe y correr de c iudad en ciudad con sus gentes,

s in haber indicado siquiera qué forma de gobierno quería establecer. Yo

creo que n i él n i los que lo acompañaban tenían ideas exactas sobre

alguna forma de gobierno, y que tal vez la teocracia era la que les pare­

cería más regular y más conveniente, aunque sin otra idea de ella que lo

que sabían de los libros sagrados.

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196 MANUEL CARRERA STAMPA

Zavala , en e l transcurso de su Ensayo, i n c u r r e en crasos

errores e n cuanto a los nombres de las personas y en cuanto

a las fechas, a u n tratándose de hechos en los que fué testigo

presencial. Más que u n h is tor iador es u n escritor polít ico.

" E n l a parte en que trata de l a guerra de Independencia fa l ta

lo que pudiéramos l l a m a r perspectiva histórica, los sucesos

se a c u m u l a n desordenadamente e incurre e n crasos errores",

dice A l f o n s o T o r o en e l Estudio biográfico que antecede a l

Ensayo.5 Zavala , en efecto, a l h a b l a r en l a siguiente página

de l a c u l t u r a y los antecedentes de Hidalgo, i n c u r r e en u n a

contradicción: " e l c u r a d e l p u e b l o , D . M i g u e l Hidalgo y Cos­

t i l l a , concibió l a vasta y atrevida empresa de ponerse a l a

cabeza de u n a revolución, cuyas consecuencias él m i s m o n o

podía conocer" .

Veamos ahora l o que dice e l D r . M o r a refiriéndose a

H i d a l g o :

E l deseo que lo devoraba de hacer ruido en el mundo le hizo sacu­

dir , más por espíritu de novedad que por u n verdadero convencimiento,

algunas de las preocupaciones dominantes en su país y propias de su

estado, así es que leía y tenía algunas obras literarias y políticas p r o h i b i ­

das severamente por la Inquisición y desconocidas para el común de los

Mej icanos. . .

E n efecto, este hombre n i era de talentos profundos para combinar

u n p lan de operaciones, adaptando los medios al f i n que se proponía, n i

tenía u n ju ic io sólido y recto para pesar los hombres y las cosas, n i u n

corazón generoso para perdonar los errores y preocupaciones de los que

debían auxi l iar lo en su empresa o estaban destinados a contrariarla: lije-

ro hasta lo sumo, se abandonó enteramente a lo que diesen de sí las

circunstancias, s in estender su vista n i sus designios más allá de lo que

tenía de hacer el día siguiente; jamás se tomó el trabajo, y acaso n i aun

lo reputó necesario, de calcular el resultado de sus operaciones, n i esta­

bleció regla alguna fija que las sistemase. 6

O p i n i ó n t a n negat iva e inexacta d e l C u r a se c o m p l e m e n t a

con otras apreciaciones p o r e l estilo, a l o largo de su l i b r o ;

he aquí algunas:

pero m a l podría dar este paso importante quien caminaba sin p l a n fijo

n i determinado, a no ser que se tenga por tal el de generalizar en pocos

días una conflagración general. E n efecto, no parecen haber sido otras

las miras de este caudil lo. Así es que él mismo no sabía n i lo que había

de hacer al día siguiente, y mucho menos se ocupaba de l a clase de go-

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES

bierno que debería establecerse después del triunfo para rejir l a nueva nación. 7

H i d a l g o se preparó para marchar a Méjico con el mismo desorden y desconcierto que lo había hecho hasta entonces, fiándolo todo del nú­mero de los que lo seguían, y cuidándose poco de lo demás . 8

P e r o es r o t u n d a su contradicción cuando dice que, desde fe­

b r e r o de 1810, el doctor M a n u e l I t u r r i a g a , c a p i t u l a r de l a

ig lesia de V a l l a d o l i d ( M o r e l i a ) , e l c u a l había tenido part ic i ­

pac ión en l a conjuración descubierta en esta úl t ima c i u d a d

a fines de 1809, se puso de acuerdo con H i d a l g o y A l l e n d e y

les sometió u n plan.

. . .desde febrero de 1810 el doctor Iturriaga se puso de acuerdo con H i d a l g o y Al lende, y estendió u n p lan que abrazaba dos partes: la p r i ­mera contenía los medios de realizar la independencia, y la segunda lo que debería hacerse después de verificada. Por l a pr imera se debían crear en las principales poblaciones otras tantas juntas, que bajo el más riguroso secreto sobre el f in que se proponían, propagasen el disgusto con e l gobierno de España y los Españoles, inculcando todos los agravios re­cibidos en los últimos años, l a ninguna esperanza que había de que l a metrópoli triunfase del poder colosal de Bonaparte, y el riesgo que en consecuencia corría la Nueva España de quedar sometida a éste, con per­ju ic io de l a pureza de relijión. Estas juntas debían declararse también con aquellas personas de que tuvieran una absoluta confianza y que por otra parte, en razón de su posición social, pudiesen in f lu i r con ventaja en el buen éxito de l a empresa.

Los españoles en lo general debían ser vistos con desconfianza; por lo mismo se encargaba que sin mucha seguridad no se contase con ellos, debiendo en todos casos ocultárseles l a conjuración y valerse de ellos solamente como ajentes secundarios.

Y agrega:

Obtenido el triunfo, los Españoles todos debían ser espulsados del

país y privados de sus caudales, que se destinaban a las cajas públicas:

e l gobierno debía encargarse a una junta compuesta de los representantes

de las provincias, que lo desempeñarían a nombre de Fernando V I I ; y las

relaciones de sumisión y obediencia a l a España debían quedar entera­

mente disueltas, manteniéndose en el grado que se tuviese por oportuno

e indicasen las circunstancias de fraternidad y armonía.

Hidalgo , con su acostumbrada lijereza, sin ocuparse mucho de los por­

menores del p l a n , lo adoptó sin discusión n i mayor examen, y Allende,

que no creía pertenecerle la parte dispositiva, se encargó de su ejecu­

ción. . . 9

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MANUEL CARRERA STAMPA

Estos dos historiadores, Zavala y M o r a , por su a c t i v i d a d

en l a polít ica en nuestros pr imeros años de v i d a i n d e p e n d i e n ­

te, h a n i n f l u i d o notablemente en escritores más tardíos, al­

gunos de los cuales, a l h a b l a r de H i d a l g o , n o a l u d e n a l p l a n

que tuvo p a r a l levar a efecto l a revolución de Independencia .

L a mayor parte de nuestros historiadores se h a n abstenido de

ahondar en e l p r o b l e m a y siguen a L u c a s Alamán, que es e l

p r i m e r o que m e n c i o n a l a existencia de u n p l a n y expone ar­

gumentos e n su apoyo.

OPINIONES POSITIVAS

E n su Historia de Méjico, Lucas A l a m á n dice a l h a b l a r de

l a prisión de E p i g m e n i o González, u n o de los comerciantes

que p a r t i c i p a r o n en l a conspiración de Querétaro:

. . .entre los papeles que se encontraron en su casa, uno de ellos fué el

plan general o sistema que se había de plantear, poniendo u n emperador

y varios reyes feudatarios, y esto indica que si nada se había resuelto,

había sido cosa tratada en las juntas, o de que por lo menos se ocupaban

algunos de los concurrentes a ellas. Este p lan, con todos los demás pape­

les, se entregó al oidor Col lado que, como en su lugar veremos, fué comi­

sionado para estas causas...

Esto m i s m o declaró J u a n F e r n a n d o Domínguez en el proceso

que se abrió contra l a C o r r e g i d o r a .

P o r su parte, fray G r e g o r i o de l a Concepción, c a r m e l i t a y

partícipe de l a R e v o l u c i ó n , asegura que H i d a l g o le había

presentado e l año de 1808 u n p l a n :

. . . y nos fuimos debajo de u n árbol, y allí nos presentó el señor Hida lgo

el plan que tenía hecho, y todos convenimos en él, y aunque el se­

ñor Al lende le hizo algunas reflejas, y yo lo mismo, no en cuanto a lo

substancial, pero quedamos unánimes y decididos a padecer la misma

muerte, con tal de l ibertar de los opresores a nuestra p a t r i a . 1 0

DEMOCRACIA Y LIBERTAD

Después de i n i c i a d a l a Revoluc ión, e l 15 de octubre de

1810, e l intendente de V a l l a d o l i d , José M a r i a n o A n z o r e n a ,

m a n d ó p u b l i c a r u n b a n d o a n o m b r e de H i d a l g o en que

se leía:

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES 199

Establezcamos u n congreso que se componga de representantes de to­

das las ciudades, villas y lugares de este reino, que teniendo por objeto

p r i n c i p a l mantener nuestra Santa Religión, dicte leyes suaves, benéficas y

acomodadas a las circunstancias de cada pueblo: ellos entonces goberna­

rán con l a dulzura de padres, nos tratarán como a sus hermanos, des­

terrarán la pobreza, moderando la devastación del reino y l a extracción

de su dinero, fomentarán las artes, se avivará l a industria, haremos uso

l ibre de las riquísimas producciones de nuestros feraces países, y a la

vuelta de pocos años disfrutarán sus habitantes de todas las delicias que

el Soberano A u t o r de la Naturaleza ha derramado sobre este vasto conti-

nente.11

E l pensamiento de H i d a l g o , expresado a través de su co­

l a b o r a d o r A n z o r e n a , esboza u n p l a n sobre el gobierno que de­

ber ía establecerse: u n a asamblea const i tut iva y legislativa, l a

c u a l decidiría l a f o r m a de gobierno que habría de adoptarse.

Estas ideas r a t i f i c a n l o que había d icho desde l a H a c i e n d a

de las B u r r a s , e l 28 de septiembre de 1810, en carta d i r i g i d a a l

Intendente de G u a n a j u a t o , d o n J u a n A n t o n i o R i a ñ o , en l a

que dice:

Cuartel general en la Hacienda de Burras, 28 de Setiembre de 1810.—

E l numeroso ejército que comando me eligió por Capitán general y Pro­

tector de la Nación en los campos de Celaya. L a misma ciudad, a presen­

cia de cincuenta m i l hombres, ratificó esta elección que han hecho todos

los lugares por donde he pasado: lo que dará a conocer a V.S. que estoy

legítimamente autorizado por m i Nación para los proyectos benéficos que

me han parecido necesarios a su favor. Éstos son igualmente útiles y

favorables a los Americanos y a los Europeos que se han hecho ánimo de

residir en este R e i n o , que se reducen a proclamar la independencia y

libertad de la Nación; de consiguiente no veo a los Europeos como ene­

migos, sino solamente como a u n obstáculo que embaraza el buen éxito

de nuestra empresa. V.S. se servirá manifestar estas ideas a los Europeos

que se han reunido en esa Alhóndiga, para que resuelvan si se declaran

por enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo

u n trato humano y benigno, como lo están experimentando los que trae­

mos en nuestra compañía, hasta que se consiga la insinuada libertad e

independencia, en cuyo caso entrarán en l a clase de ciudadanos, quedan­

do con derecho a que les restituyan los bienes de que por ahora, para las

exigencias de l a Nación, nos serviremos. Si , por el contrario, no accedie­

r a n a esta solicitud prudente, sin que acarree perjuicio a su famil ia , apl i­

caré todas las fuerzas y ardides para destruirlos, sin que les quede espe­

ranza de cuartel. Dios guarde a V.S. muchos años, como desea su atento

servidor.—Miguel H i d a l g o y Costi l la, capitán general de A m é r i c a . 1 2

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200 MANUEL CARRERA STAMPA

Es i n d u d a b l e que H i d a l g o , a l h a b l a r de independencia y

l i b e r t a d , está pensando en l a f o r m a democrática recién esta­

b l e c i d a p o r los Estados U n i d o s , y en los Derechos de l H o m b r e

proclamados p o r l a Revoluc ión Francesa, que conocía m u y

b i e n , y sobre los cuales había tenido conversaciones y largas

discusiones con personas como A b a d y Q u e i p o , R i a ñ o y

A l l e n d e .

E n carta a H i d a l g o , fechada en San M i g u e l el G r a n d e

e l 31 de agosto de 1810, es decir, unos días antes d e l G r i t o ,

A l l e n d e le c o m u n i c a que h a estado durante los días 13 a 16

de ese mes en Querétaro, en casa de los hermanos E p i g m e n i o

y E m e i e r i o González,

. . .donde se trataron muchos asuntos importantes. Se resolvió ovrar en-

encuvriendo cuidadosamente nuestras miras, pues si el movimiento era

francamente revolucionario no sería secundado por la masa general

del pueblo; y el alférez real don Pedro Setién robusteció sus opiniones

diciendo: que si se hacía inevitable la revolución, como los indígenas eran

indiferentes al verbo libertad, era necesario hacerles creer que el levanta­

miento se lleva a cabo únicamente para favorecer al rey F e r n a n d o i s

L a idea, pues, era de dar l a l i b e r t a d a l país. ¿Cómo? P o r l o

p r o n t o , estableciendo u n Congreso Leg is la t ivo , Consti tuyente.

A l l e n d e e H i d a l g o , como adelante comentaremos, negaron

repet idamente, en sus procesos de 1811, tener p l a n alguno. S i n

embargo, a l a luz de u n a nueva documentación sabemos que,

e n Maravat ío , e l 21 de octubre de 1810 se encontró con el

cura H i d a l g o d o n Ignacio R a y ó n , q u i e n le ofreció sus servi­

cios; que e l C u r a le n o m b r ó su secretario, y que fueron sus

pr imeras ocupaciones "redactar u n c o m u n i c a d o d i r i g i d o a al­

gunas autoridades y f o r m u l a d o p o r e l General ís imo", convo­

cando a los jefes y oficiales insurgentes que operaban ya en

muchas partes, y a u n a j u n t a que tendría p o r objeto "regla­

m e n t a r l a revolución", y d a n d o a conocer los nombramientos

acabados de hacer en A c á m b a r o . 1 4

Este "reg lamento de l a revo luc ión" o " p l a n de operacio­

nes" es e l siguiente:

«El S. D . Ignacio A n t o n i o R a y ó n , p o r p a r t i c u l a r comición

d e l E x m o . S. D . J o s e p h M i g u e l ITidalgo y C o s t i l l a , C a p i t á n

G r a l . d e l Exérc i to de Redención de estas nobilísimas y m u y

felices Américas , &. &c.

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES

»Por q u a n t o entendió l a s u p e r i o r i d a d de S. E x . l a coal i­

c ión, intel igencias y reprobados arbitr ios que se adoptaban de

acuerdo con l a sublevada estirpe de los Bonapartes sobre l a

entrega, dimisión, saqueo, e x t e r m i n i o y total r u i n a de estos

afortunados reinos, l l eno d e l más glorioso entusiasmo resolbió

a c u a l q u i e r costo l iber tar l a p a t r i a de l a v o r a c i d a d d e l T i r a n o

y sus crueles Enemigos .

»A cuyo f i n convoca a todo americano que, conforme a los

sentimientos de su corazón, preste a l intento q u a n t o p o r su

persona y sus arbitr ios sea capaz de franquear para e l éxito de

esta vniversal , justa, rel igiosa y Sta. Causa, c o n c u r r i e n d o con

p u n t u a l i d a d , eficacia y zelo a l a execución de q u a n t o p o r sus

respectivos gefes se les prevenga e i m p o n g a .

»1 a —Siendo l o p r i m e r o que a todo E u r o p e o que v o l u n t a ­

r iamente n o se presente a e l Gefe más i n m e d i a t o se a p r e n d a su

persona, y se conduzca a disposición de S. E x a .

»2 a —Que los bienes, sean de l a clase que fueren, reconoci­

dos por los referidos Europeos , sean confiscados y puestos en

seqüestro y seguro depósito p a r a l a aplicación conveniente.

»3 a —Que p o r q u a n t o todo A m e r i c a n o que haya g i rado

comercio, compañías, relaciones y cuentas de que resulte ac­

ción, alcanze y haver perteneciente a E u r o p e o , lo manif ieste

e n el término de ocho días, so p e n a de i n c u r r i r en e l enorme

d e l i t o de t r a i d o r a l a Nación.

»4 a —Por q u a n t o e l objeto y p u n t o de vista de este p l a n de

operaciones n o es otro más que l a manutención de N . S . R e l i ­

g i ó n y sus dogmas, l a conservación de N . L i b e r t a d y e l a l i b i o

de los P u e b l o s , los declara l ibres de l a pensión de T r i b u t o s ,

exentos as imismo d e l gravamen que inf iere e l estanco de Pói-

b o r a , N a i p e s y P a p e l Sel lado, dejando el T a b a c o en oja, labra­

d o y p o l b o bajo el sistema que h a j i r a d o .

»5 a —Que h a b i e n d o considerado lo graboso que era a l pú­

b l i c o e l i m p u e s t o d e l seis p o r ciento que indis t intamente se

exi j ía de A l c a b a l a en todo efecto, y siendo conveniente mante­

ner arbitr ios p a r a subvenir a gastos crecidos de u n exercic io

defensor y f i e l custodia de l a nación, a venido en m o d e r a r l o a l

tres por c iento e n los efectos d e l País, y a l re lac ionado seis

e n los v l t r a m a r i n o s . D e c l a r a de comercio l i b r e todas las be­

bidas que se h a l l a b a n p r o h i b i d a s bajo l a anter ior regla.

»6 a —Sobre declarar como revestido de l a a u t o r i d a d que

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exerce p o r aclamación de l a Nación, declara iguales a todos

los A m e r i c a n o s s in l a distinción de castas que adoptó e l fa­

nat ismo; es conseqüente que q u e d a a b o l i d a la mísera condi­

ción de Esclavo, y l ibre todo el que l o haya sido como cual­

q u i e r a i n d i b i d u o de l a nación.

»7a y v l t i m o . — Q u e debiendo c o n c u r r i r cada i n d i v i d u o de

p o r sí y todos en masa a l a defensa de tan justa causa, deberán

armarse conforme a las facultades de cada u n o y circunstan­

cias en que nos hal lamos.

» T o d o l o cual he resuelto p u b l i c a r p o r b a n d o y fi jar p o r

rotulones, p a r a que puesto en n o t i c i a públ ica nadie pueda

alegar i g n o r a n c i a n i excusar las penas que tenga a b i e n i m p o ­

ner l a s u p e r i o r i d a d p o r l a infracción de c u a l q u i e r a de los ya

relacionados artículos, y tendréislo entendido para su p u n t u a l

y debido c u m p l i m i e n t o . T l a p u g a h u a , O c t u b r e 23, 1810.—L. Ig­

nacio Antonio Rayón.

»Oficio.—Publicará V d . y expondrá a ese p u e b l o el adjunto

B a n d o que le acompaño, acusándome V d . a continuación de

este of ic io el recibo que corresponde. D . G . a V d . m . a. T l a p u ­

g a h u a y O c t u b r e 24 de 1810.—S. D . J o s e p h Ignacio Muñiz.»

Pero Muñiz , en vez de p u b l i c a r e l b a n d o , dió l a siguiente

respuesta: " E n lugar d e l p a p e l que V d . me acompaña y le

debuelbo, lebanto m i débil voz en presencia de los soldados

que V d . embía , y p u b l i c o solemnemente e l edicto de l Sto. O f i ­

c io de 13 de O c t u b r e , y explicaré con estas palabras: Impius

cum in profundum venerit contemnit. D i o s G u a r d e a V d . m u ­

chos años. Vicar ía de Xocot i t lán, O c t u b r e 25 de 1810. Br. Jo­

seph Ignacio Muñiz." Y además, remit ió e l bando anterior a

los inquis idores P r a d o y A l f a r o , de latando a Rayón.

E L PROCESO

A l C u r a se le siguió u n proceso lento, d i f e r i d o por largos

intervalos, con todos los defectos de precipitación i n t e r i o r que

se había seguido en los anteriores de los demás jefes insur­

gentes. L a s declaraciones le f u e r o n tomadas los días 7, 8 y 9

de m a y o de 1811 p o r e l comis ionado p a r a e l lo , Á n g e l A b e l l a ,

a d m i n i s t r a d o r de correos de Zacatecas. Sus respuestas prue­

b a n q u e n o se había amenguado su d i g n i d a d n i entereza. A

nadie c u l p ó de sus actos y a nadie delató.

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES 203

Contestando a l interrogator io , que h a p u b l i c a d o Hernán­

dez y D á v a l o s , 1 5 declaró haber creído siempre que l a Inde­

p e n d e n c i a sería útil y benéfica p a r a su país: " e l A m e r i c a n o

debe gobernarse p o r e l A m e r i c a n o , así como e l A l e m á n p o r

e l A l e m á n " , fué su respuesta a l a q u i n t a pregunta.

A l a p r e g u n t a 27 ("Si entró en e l P a r t i d o de l a Insurrec­

c ión s in concierto de P l a n a lguno, cuál fué a lo menos e l

q u e adoptó p a r a organizaría luego que se vió a l frente de e l l a

y poner e n orden todas las relaciones y ramos civiles, m i l i t a ­

res, políticos y de just ic ia de que se compone todo gobierno

b i e n ordenado") , " d i x o : que n o adoptó P l a n n i n g u n o de or­

ganización, en todo n i en parte, n i se hizo otra cosa más que

según se i b a es tendiendo l a Insurrección, dejando como esta­

b a n , m u d a n d o solamente los empleados, y lo que e l desorden

traía c o n s i g o . . . " 1 6

A l a p r e g u n t a 38 ( " C ó m o se c o n c i l l a b a su revolución de

I n d e p e n d e n c i a con l a ostentación que se hacía del n o m b r e

de F e r n a n d o V I I , a l m i s m o t i e m p o que se destruía su r e a l

p a t r i m o n i o " ) , " d i x o : que e l án imo d e l declarante siempre fué

e l de poner e l R e i n o a l a disposición de l Sr. d o n F e r n a n d o 7°

s iempre que saliese de su caut iver io , y los excesos que i n d i c a

l a pregunta n o estaban en l a intención de l declarante".

" H i d a l g o —dice e l Padre Cuevas 1 7 — , dándose o no cuenta

de l o que f i r m a b a , sí f irmó este proceso, con lo cual nos pro­

bar ía solamente que ése fué su sentir en aquel momento, pero

n o que haya sido l a n o r m a c u a l debamos juzgar su a c t i t u d

excepc ional y heroica de haber p r o c l a m a d o l a independencia

n a c i o n a l . " Esto l o dice p o r l a f laqueza que mostró el C u r a a l

preguntársele cómo c o n c i l l a b a las doctrinas de l a guerra c o n

las del evangelio, e n su doble carácter de generalísimo y de

sacerdote.

Es evidente que e l c u r a H i d a l g o calló l a verdad a l con­

testar l a p r e g u n t a 27, r e l a t i v a a si t u v o o n o u n p l a n de ac­

c ión o de gobierno, u n p r o g r a m a polít ico. H i d a l g o trató en

t o d o su proceso de n o hacer delaciones. A c t i t u d c o n t r a r i a

sostuvo A l d a m a , y sobre todo Abasolo. E l C u r a , conocedor

d e l f i n que le aguardaba, trató en su causa de no delatar a

numerosos partícipes de l a R e v o l u c i ó n de Insurgencia que

permanecían e n diversos puntos d e l país. Es también eviden­

te que, si en u n p r i n c i p i o los conspiradores de Querétaro

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204 MANUEL CARRERA STAMPA

pensaron e n l l a m a r a F e r n a n d o V I I p a r a que gobernara el

país, este pensamiento debió de i r m u d a n d o en l a mente de

los jefes de l a Revolución.

N o es posible pensar que los insurgentes i m b u i d o s de las

ideas y postulados de l a R e v o l u c i ó n norteamericana y en l a

d o c t r i n a de los Derechos d e l H o m b r e proclamados p o r l a R e ­

volución Francesa, sabedores, además, d e l cautiverio de Car­

los I V y de l a act i tud de su h i j o F e r n a n d o V I I , creyeran bona

fide que éste pudiese aceptar u n gobierno surgido de l a R e ­

volución. N o . Evidentemente , F e r n a n d o V I I fué e l señuelo,

como le decía A l l e n d e a l p r o p i o H i d a l g o en su carta de l 31

de agosto de 1816, p a r a levantar a las masas indígenas de

labriegos y mineros. Fué e l señuelo p a r a buscarse adeptos

a l a causa.

P o r e l lo , n o debe tomarse e l proceso de H i d a l g o y demás

caudi l los de l a Independencia , según hace Alamán, como u n o

de los documentos más f idedignos sobre l a verdad de los he­

chos; hay que tomarlo con las reservas con que l o hacen J u l i o

Zarate 1 8 y M a r i a n o C u e v a s , 1 9 q u i e n asienta: " S i hemos de

dar crédito a u n documento en cuya ejecución y preguntas

resalta u n apasionamiento tendencioso, u n documento que

fué e laborado p o r los jueces y hecho f i r m a r por u n h o m b r e

i n t i m i d a d o ante l a muerte , e l proceso de H i d a l g o sería su

m a y o r enemigo."

Su proceso, interpretado rectamente, constituye u n o de los

sillares de su grandeza, puesto que allí se p r u e b a que el reo

m i n t i ó a sabiendas p a r a no delatar a los impl icados en l a cons­

piración. E n los interrogatorios, H i d a l g o h izo recaer sobre sí

solo toda l a responsabi l idad.

L o s siguientes testimonios, además de l o dicho, comprue­

b a n que del iberadamente obró en esa f o r m a con el nobilísi­

m o propósito de resguardar a quienes permanecían en l a

l u c h a .

E n febrero de 1810, H i d a l g o estuvo en Querétaro con

A l l e n d e e n casa d e l doctor M a n u e l I t u r r i a g a , sucesor de H i ­

dalgo en l a rectoría de San Nicolás y u n o de los ex conspi­

radores de l a abortada conjuración de V a l l a d o l i d , p a r a con­

feccionar u n Plan de Independencia, documento que fué

e n c o n t r a d o p o r las autoridades de Querétaro a l catear e l

d o m i c i l i o de I t u r r i a g a en septiembre de 1810. Acerca de este

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HIDALGO Y SU PLAN DE OPERACIONES 205

h e c h o s ignif icat ivo calló e l cura H i d a l g o , n o obstante que

p a r a entonces había m u e r t o e l doctor I t u r r i a g a .

E l segundo hecho es l a carta que a r r i b a transcribí, d i r i g i ­

d a a M o r e l o s , a q u i e n l l a m a " q u e r i d o discípulo y amigo" ,

c a r t a que demuestra dos cosas fundamentales: u n a es que l a

important ís ima entrevista de M o r e l o s con e l C a u d i l l o no fué

e l encuentro casual que se h a creído y se nos h a relatado en

todas las historias, s ino algo p r e m e d i t a d o y previsto para

e l 29 de octubre de 1810, fecha posible de l alzamiento; y l a

o t r a es que H i d a l g o estuvo en comunicación con otras m u ­

chas personas comprometidas en l a Conspiración. T o d o s es­

tos hechos y personas fueron callados p o r H i d a l g o en su

proceso.

M u y sustanciosas noticias y conclusiones pueden sacarse,

respecto a sus ideas políticas, sociales y a u n económicas, de

los documentos que he transcrito, y de otros más que he de­

j a d o a u n l a d o con l a intención de estudiarlos en otra

ocasión.

C o n l o anterior , creo haber demostrado que l a act i tud de

H i d a l g o frente a l a conspiración y revolución de insurgencia

se h a v e n i d o juzgando en f o r m a l igera y u n tanto ingenua. A

l a l u z de u n análisis más detenido de los documentos y de las

apreciaciones de nuestros historiadores, y a l a luz también

de u n a nueva documentación recién descubierta, el p e r f i l de l

héroe se va a f inando hasta aproximarse a l o verdadero.

N O T A S

1 Cuadro histórico de la revolución mexicana, comenzada en 15 de

septiembre de 1810 por el ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla, cura del

pueblo de Dolores, en el obispado de Michoacán, México, 1844, vol . I,

p p . 19-20.

2 Lucas A L A M Á N , Historia de Méjico, 1846-1849, vol . I, p. 352, nota 2.

3 Jesús C . ROMERO , " U n a carta del Padre H i d a l g o " , en Excélsior, 10

de mayo de 1953. (El or ig inal es propiedad de don A . Pompa y Pompa.)

4 Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 has­

ta 1830, México, 1928, vol . I, p. 24.

5 Ibid., p. XIX.

6 México y sus revoluciones, París, 1836, vol . II , pp. 8-9.

7 Ibid., pp. 22-23.

8 Ibid., pp . 70-71.

9 Ibid., pp. 11-13.

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206 MANUEL CARRERA STAMPA

10 A p u d J . E . HERNÁNDEZ Y DÁVALOS, Colección de documentos para la

historia de la Guerra de Independencia, vol . I I (México, 1871), p. 320.—

Sin embargo, hay que observar que las llamadas Memorias de fray Grego­

rio de la Concepción (Gregorio Melero y Pina), de la orden del Carmen,

no pueden compaginarse en general con documentos fidedignos como la

relación de Michelena, las constancias procesales de las causas de Hida lgo ,

Allende, A l d a m a , etc., y las del proceso de doña Josefa Ort iz de Domín­

guez. Como no consta su veracidad, hay que ponerlas en entredicho.

11 HERNÁNDEZ Y DÁVALOS, op. cit., vol. I I , p. 304.

12 Ibid., pp. 116-117.

13 Jesús A AI A YA, El Padre Hidalgo y los suyos, México, 1951, pp. 28-29.

1 4 L u i s CASTILLO LEDÓN, Hidalgo. La vida del héroe, México, 1948-49,

vol . I, pp. 80-81, no hace mención del bando de Rayón. Cf. HERNÁNDEZ Y DÁVALOS, op. cit., vol . I, p. 115, Niceto de ZAMACOIS, Historia de Méjico,

México, 1878-1888, vol . V I I , Apéndice 10, pp. 779-781, y Agustín CUÉ CÁNOVAS, Hidalgo, México, 1953, pp. 88 y 108.

15 Op. cit., vol . I, pp. 7-24; cf. ZAMACOIS, op. cit., vol. V I I , Apéndice 8,

pp. 669-713.

16 Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Histor ia ,

Proceso de Hidalgo y demás socios. 1811, núm. 235. Véanse además las

preguntas y respuestas, 10, 15 y 28 (HERNÁNDEZ Y DÁVALOS, op. cit., vol . I,

pp. 14-20).

17 Historia, de la nación mexicana, México, 1940, p. 415.

18 " L a Guerra de Independencia", en México a través de los siglos,

México-Barcelona, s. f., vol . III , pp. 215-216 y 219-220.

19 CUEVAS, op. cit., p . 415.