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1 HERMENEÚTICA DEL MINISTERIO DE LA PREDICACIÓN DOMINICANA EN PERSPECTIVA DE TEOLOGÍA FEMINISTA DESDE AMÉRICA LATINA MARCELA ELBA GEMMA SOTO AHUMADA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA MAESTRÍA EN TEOLOGÍA Bogotá - Colombia 2011

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HERMENEÚTICA DEL MINISTERIO DE LA PREDICACIÓN

DOMINICANA EN PERSPECTIVA DE TEOLOGÍA FEMINISTA

DESDE AMÉRICA LATINA

MARCELA ELBA GEMMA SOTO AHUMADA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

MAESTRÍA EN TEOLOGÍA

Bogotá - Colombia

2011

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HERMENEÚTICA DEL MINISTERIO DE LA PREDICACIÓN

DOMINICANA EN PERSPECTIVA DE TEOLOGÍA FEMINISTA

DESDE AMÉRICA LATINA

MARCELA ELBA GEMMA SOTO AHUMADA

Monografía de grado, requisito para optar por el título de Maestría en Teología

OLGA CONSUELO VÉLEZ CARO

Directora de la Monografía

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

MAESTRÍA EN TEOLOGÍA

Bogotá - Colombia

2011

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3

AGRADECIMIENTOS

Gracias a la vida que me ha dado tanto

me dio dos luceros que cuando los abro

perfecto distingo lo negro del blanco

y en el alto cielo su fondo estrellado

y en las multitudes el hombre/mujer que yo amo.

A Dios Padre y Madre que sigue confiando en nosotras las mujeres para construir caminos

inéditos y liberadores.

A mis hermanas de Congregación que han facilitado este tiempo de estudio, de reflexión y

de soñar.

A mi madre Inelia Elba y familia que siempre acompañan mis procesos de búsqueda por

rutas nuevas apoyándome con su amor, humor y sabiduría.

A las mujeres de las comunidades de los barrios de Bogotá y de Cochabamba por su

capacidad de resistencia y de reinventarse.

A Consuelo, Clara Emilia, Mariela, Pilar, Turenne, Irma, María Luisa y María Elena por

apoyarme en los momentos difíciles.

A todas aquellas mujeres y hombres que me han ido ayudando a abrir mi mente y mi

corazón para crecer en conciencia feministas.

A Olga Consuelo por su paciencia, su exigencia y su delicadeza para dirigir el proyecto

desde la cercanía y la distancia.

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DEDICATORIA

A las mujeres

que no se cansan de buscar

de amar,

de liberar

de celebrar

como mi madre,

mis amigas,

hermanas

y compañeras de camino

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5

TABLA DE CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN 9

CAPÍTULO 1 20

ESPIRITUALIDAD, CARISMA Y MINISTERIO: LA PREDICACIÓN

1.1 Caminos del espíritu: Espiritualidad y carisma 21

1.1.1 Espiritualidad 21

1.1.2 Carisma 27

1.2 Ministerio-ministerialidad 30

1.3 Predicación 36

CAPÍTULO 2 43

EL CARISMA DE LA PREDICACIÓN EN LA ORDEN DE

PREDICADORES/AS Y COMO FAMILIA

2.1 Domingo de Guzmán 44

2.1.1 Domingo amigo, hermano, compañero de camino de hombres y mujeres 45

2.1.2 Domingo hombre afectivo y de gran capacidad para amar 46

2.1.3 Domingo hombre alegre y con humor 46

2.1.4 Domingo compasivo 47

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6

2.1.5 Domingo contemplativo 47

2.1.6 Domingo itinerante 47

2.1.7 Domingo hombre sencillo y humilde 48

2.1.8 Domingo, templanza y ecuanimidad 49

2.2 Contexto histórico y eclesial 50

2.2.1 Domingo y los tiempos medievales 50

2.2.2 Domingo ante una Iglesia exigida por cambios sociales, económicos y nuevos

movimientos religiosos 51

2.3 Formulación de una espiritualidad, de un carisma y un ministerio 53

2.4 Los pilares dominicanos 55

2.4.1 Experiencia de Dios: Oración – Contemplación para la predicación 55

2.4.2 Estudio desde la contemplación para la predicación 57

2.4.3 Comunidad – casas de predicación 60

2.4.4 Predicación desde lo contemplado, desde el estudio y desde la comunidad 61

2.5 El carisma de la predicación desde Prouille a las DMSF 65

CAPÍTULO 3 74

MUJERES EN LA PREDICACIÓN DE LA ORDEN DE PREDICADORES/AS

3.1 María de Nazaret compañera de la Orden de Predicadores 74

3.2 María de Magdala apóstol de los apóstoles mujer predicadora 77

3.2.1 En la historia 78

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7

3.2.2 En los evangelios 79

3.2.3 Otros textos 80

3.2.4 María Magdalena en la Orden de Predicadores /as 84

3.2.5 María Magdalena desde la mirada de las teólogas 85

3.3 Mujeres dominicas predicadoras 88

3.3.1 Diana de Andaló (1200-1236) 88

3.3.2. Rosa de Lima (1586-1617) 89

3.3.3. Ascensión Nicol (1868-1940) 91

CAPÍTULO 4 94

FEMINISMO Y HERMENÉUTICA DE LA PREDICACIÓN DOMINICANA

4.1 Perspectiva y conciencia feminista 94

4.1.1 La situación del la mujer ante el machismo, el patriarcado, el androcentrismo,

la misoginia, como obstáculos y como elementos de análisis crítico 95

4.1.1.1 En la historia y en la sociedad 95

4.1.1.2 En la Iglesia 98

4.1.1.3 En las mujeres 104

4.1.2 Las huellas en el camino: conciencia feminista, perspectiva de género y teología

feminista. 106

4.1.3 Fecundas en tierras fecundas: una teología para conocer y pensar, creer y

comunicar al Misterio. 112

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8

4.1.3.1 ¿Cuál es la ruta que se propone la teología feminista? 112

4.1.3.2 La teología feminista desde América Latina 117

4.1.3.3 ¿Cómo desarrollan la conciencia feminista las DMSF? 120

4.2 HERMENÉUTICA DEL CARISMA DOMINICANO 124

CONCLUSIÓN 129

BIBLIOGRAFÍA 134

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INTRODUCCIÓN

Para Domingo de Guzmán el carisma se constituye en la gracia de la predicación1, se

convierte en el modo de vivir como la savia que anima toda su vida, todo su ser: “le vemos

predicar en las Iglesias o por los caminos, tanto a los fieles como a los disidentes; comenta

la Escritura ante públicos diferentes; da charlas espirituales a las monjas; visita a los

enfermos; consuela, escucha, confiesa, perdona: quiere, en fin, irse lejos, muy lejos para

anunciar la Palabra de Dios a los que todavía la ignoran”2.

Un ministerio tan fundamental para la vida cristiana como es la predicación, se constituye

en la razón de ser de toda una familia, la Orden de Predicadores y Predicadoras, que está en

tiempos de celebrar 800 años de existencia. Mujeres y hombres se unen en un estilo y modo

de vivir a través de la santa predicación al servicio de la Iglesia y del mundo. Por acción

del Espíritu Santo se origina el carisma y la espiritualidad dominicana: el ministerio de la

predicación presente en la historia. Por él se está siempre en un proceso de búsqueda de

renovación y de reinterpretar, todo para la salvación de las almas.

Durante esta andadura de ocho siglos la Familia Dominicana se ha visto urgida a renovar el

carisma en distintos momentos de su historia, siendo un signo de los tiempos el acoger el

llamado profético del Concilio Vaticano II que reconoce en la vida religiosa la riqueza de

los carismas y el aporte de los/as Fundadores /as, por ello anima a una renovación creativa,

responsabilizándose cada instituto del modo de vivir el carisma que responda a los desafíos

actuales. Del mismo modo lo hace Juan Pablo II luego del Sínodo de Obispos invitando a la

vida religiosa a “reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de sus

fundadores y fundadoras como respuesta a los signos de los tiempos que surgen en el

mundo de hoy”3. En América Latina, la Conferencia de Religiosos de América Latina y el

Caribe, se hace parte de este dinamismo renovador e impulsa a la vida religiosa de este

continente a vivir un tiempo de estudio, de reflexión y oración a través del ícono del

1 Libro de las Costumbres, II, 3.

2 Bedouelle, La fuerza de la Palabra Domingo de Guzmán, 151.

3 Vida Consecrata, N° 37.

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Camino de Emaús como proyecto de refundación hacia una vida religiosa místico

profética.

La mujer ofrece su propio impulso a la renovación del carisma, aportando una reflexión

crítica y creativa a la teología, a la espiritualidad y al ministerio de la predicación. En los

últimos cincuenta años la mujer ha desarrollado un movimiento de búsqueda, irrumpiendo

en los ámbitos sociales, políticos y religiosos por el deseo de dignificación y resignificación

que lleva en lo profundo de su ser, el querer ser parte de una historia alternativa superando

construcciones y patrones culturales aprendidos por siglos internalizados tanto en los

hombres como en las mujeres.

El reconocimiento y el darse cuenta de concepciones como son el machismo, el

androcentrismo y el patriarcado, que reproducen desigualdades, opresiones, discriminación,

violencia, proporcionan una mirada crítica de deconstrucción y reconstrucción, permitiendo

que surja una conciencia feminista que posibilita dinámicas de construcción, de nuevas

propuestas de transformación en la historia personal y en la colectiva, donde ella, como

mujer tiene su espacio de participación activa y creativa.

Una realidad que tampoco se puede dejar de lado, ante una propuesta investigativa es

aquella que se constituye en un signo de los tiempos, reconocido en América Latina y en

muchos lugares del mundo, y es que las mujeres son quienes asisten mayoritariamente a la

Iglesia y son también la mayoría que asume tareas en ella, algunas veces ejerciendo

ministerios ante la ausencia del varón. Ellas sostienen, en cierta manera, la fe de la

comunidad y extendiéndola hasta lugares de frontera, abriendo espacios ecuménicos, de

diálogo y de nuevos gestos gratuitos, cuidando y llenando de esperanza la vida de todos y

todas, y la creación en su totalidad.

El redescubrir cómo desde los inicios de la Orden las mujeres han participado del carisma

de la predicación, se constituye en un elemento importante en la recuperación de la

memoria histórica, a tener presente en la actualización del ministerio. Las mujeres en

Prouille eran parte de un movimiento de búsqueda a través de una vida radical, de oración y

abstinencia, una vez convertidas se transforman en mediadoras para el surgimiento de un

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carisma que denunciará la falta de pobreza de la predicación en ese tiempo, la Orden

naciente opta por el ministerio de la predicación vivida desde la pobreza evangélica. En el

transcurso de los tiempos, muchas fundadoras de congregaciones de dominicas irán

actualizando el carisma de acuerdo a los momentos históricos, aportando originalidad a

esas nuevas comunidades, en aquellos lugares en donde brotan presencias y modos de

predicación renovada, pero en su mayoría han sido silenciadas, invisibilizadas detrás de un

fundador o fraile.

Al hacerse parte de ese movimiento renovador, algunas mujeres dominicas cultivaron

espacios de crecimiento formativos, de reflexión, de producción de conocimiento, de

experiencia de fe autónoma, como procesos de sabiduría, surgiendo colectivos que le han

permitido de una u otra forma hacer efectivo el ministerio de la Palabra anunciada a través

de diferentes expresiones, a su vez les han permitido tomar conciencia de su identidad de

mujer predicadora. Un ejemplo de ese camino renovador, es el realizado por algunas

dominicas en los años 90, se han reunido y organizado en América Latina y el Caribe, con

el deseo de recuperar la fuerza de la predicación, favoreciendo la espiritualidad dominicana

y el ministerio de la predicación, sistematizando sus reflexiones colectivas a partir de la

Palabra, escogiendo textos en donde mujeres han sido protagonistas de liberación y

teniendo como base la realidad de las propias mujeres de América Latina.

La Orden de los frailes predicadores, exigida por la historia, el cambio global y la constante

necesidad de actualizar el carisma creó una comisión, por petición del Capítulo General de

Bolonia en el año 1998, para que trabajara la situación fundamental y vital como exigencia

del carisma de la Predicación para los hombres y mujeres en la Orden de Predicadores y

Predicadoras y en la Iglesia: Un nuevo diálogo sobre la prédica por parte de los no-

ordenados, de esta forma enfrentar o visualizar los obstáculos que impiden la santa

predicación, y acoger el llamado continuo de los Maestros de la Orden a la igualdad en el

ejercicio del ministerio de la predicación entre hombres y mujeres. Esta comisión descubre

algunos obstáculos en los estudios que ha ido realizando como es la diferencia en la

formación teológica y el énfasis de lo esencial que es el carisma entre las distintas ramas de

la Orden.

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A partir de esta realidad brota la pregunta investigativa: ¿Cómo actualizar el carisma de la

Predicación de las mujeres dominicas, especialmente las Dominicas Misioneras de la

Sagrada Familia en América Latina, desde la perspectiva feminista y a la luz de la figura

de María Magdalena reconocida en la Orden como predicadora, con el objeto de dar un

nuevo impulso que renueve el ministerio de la predicación en la Familia Dominicana?

Para dar respuesta a la pregunta investigativa se propone como objetivo del presente trabajo

el reinterpretar el carisma dominicano de la Predicación desde la perspectiva feminista y a

la luz de la experiencia de María Magdalena con el objeto de contribuir a recuperar el

ministerio de la predicación en las mujeres dominicas de América Latina.

Se procede primeramente a reconocer las categorías que son animados por el Espíritu Santo

como son la Espiritualidad, el carisma, el ministerio-ministerialidad y la predicación. Luego

se da paso a identificar los elementos esenciales del carisma de la predicación y la

experiencia de las dominicas a través de los documentos de la tradición y escritos en el

transcurso de la historia de la Familia Dominicana.

Como parte del proceso de estudio y reflexión está el señalar los fundamentos y elementos

esenciales de la hermenéutica feminista que favorece la actualización del carisma de la

predicación desde mujeres liberadas y liberadoras.

Otro paso importante es interpretar los textos dominicanos que fundamentan el carisma

desde la perspectiva feminista y a la luz de María Magdalena (Juan 20,11-18). Para ello se

recurre a textos de la tradición dominicana como la Constitución Fundamental, los escritos

de Jordán de Sajonia, Humberto de Romanis y otros testigos contemporáneos de Domingo

de Guzmán.

Y finalmente se plantean algunas orientaciones que fortalezcan el ministerio de la

predicación, revitalizando el sentido y significado profundo del carisma dominicano para

las mujeres dominicas en el contexto actual de América Latina.

Ante la expectativa de reinterpretar el carisma dominicano de la Predicación desde la

perspectiva feminista con la presencia y experiencia de María Magdalena, mujer que se

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encuentra en la vida de Jesús, siendo mencionada en los cuatro evangelios, entre el sepulcro

y la resurrección como testigo, como discípula, como apóstol de los apóstoles, la Orden la

integra como “santa patrona”4. La figura de María Magdalena como predicadora desde un

análisis crítico, permite que ella sea un referente actual en las mujeres predicadoras de la

Orden de hoy en América Latina. Además es de suma importancia sistematizar los

elementos esenciales y los aportes de las mujeres dominicas que han tenido participación

activa como predicadoras y a la vez han sido invisibilizadas con el tiempo.

En este camino de actualización del carisma y ministerio de la predicación se recurre a las

categorías de la hermenéutica feminista para ayudar a hacer visible la presencia y los

aportes de mujeres como María Magdalena, las mujeres cátaras convertidas de Prouille, y

de dominicas que han dejado huellas en la historia de la Familia Dominica, rescatando los

elementos renovadores a considerar en la interpretación del carisma de la predicación para

los tiempos actuales.

Esta investigación pretende despertar e involucrar, desde la hermenéutica teológica

feminista, a hermanas, monjas, frailes y laicos /as especialmente de América Latina en el

compromiso de una predicación sostenida por los pilares dominicanos: oración –

contemplación, estudio, comunidad y predicación, por una práctica teológica renovada, que

camina en medio de la humanidad, siendo solidaria y compasiva con los procesos de

liberación, que está alerta a toda vida, en todas sus dimensiones, haciendo posible el sueño

de Dios, de una humanidad en que toda ella, toda la creación, camine por senderos de

justicia, de verdad, de paz; que incluyan a todos y todas en esa andadura.

Los resultados de esta investigación se convierten en un aporte a la inquietud de la Orden

de Predicadores y Predicadoras, un material para la comisión que estudia y profundiza en

el ministerio de la predicación, para hombres y mujeres como Familia, permitiendo que el

carisma sea siempre actual, vigente y una respuesta a los signos de los tiempos que

emergen donde estamos. Y desde el contexto de América Latina, recuperar y actualizar el

ministerio de la predicación, con el aporte de la hermenéutica teológica feminista,

4 Radcliffe, ¿Por qué hay que ir a la Iglesia? Drama de la Eucaristía, 237.

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consolidando y haciendo más eficaz el carisma en el mundo de hoy, se convierte en un

imperativo para todos los miembros de la Familia Dominicana.

También pretende dejar una puerta abierta para que en el ámbito eclesial se dialogue sobre

el ministerio de la predicación en espacios “oficiales” de la liturgia, en los cuales urge una

renovación que acerque a la vida de las mujeres y los hombres, el mensaje liberador que el

Reino de Dios trae a la vida cotidiana.

La racionalidad aplicada en esta investigación es la hermenéutica, ella permite buscar

caminos de actualización, de comprensión y de reinterpretación de un carisma en este

momento histórico concreto que se vive como humanidad, como Iglesia y como Familia

Dominicana en América Latina, siempre en búsqueda de nuevos cielos y nueva tierra, en

los que habite la justicia (2 Pedro 3,13).

Es la hermenéutica la que nos presenta un movimiento circular de comprensión en el modo

de pensar teológico, que permite, dirá Alberto Parra: “la lectura del texto de la tradición,

desde los contextos históricos de situación, con el pretexto ético de nuestra liberación en

Cristo”5. La actividad hermenéutica se entiende “como dinámica interactiva e interactuante

del horizonte en que se comprende”6, en que los elementos en juego están en constante

interacción y reciprocidad: el texto como el horizonte de comprensión, el contexto el ser

que comprende y el pretexto de salvación y liberación la finalidad de la comprensión. El

texto como referente del acto revelatorio y locutivo de Dios, no se puede abordar al

margen de su intérprete, ambos deben interactuar, desarrollándose la captación del

contexto histórico de la realidad emergente, es decir la interpretación de la situación actual,

para ello la mediación socio analítica es importante en este análisis e interpretación crítica

de dichos contextos situados a ser transformados, que corresponde a la captación del

pretexto ético de liberación que conduce a la praxis y compromiso por la transformación

liberadora. Todos estos elementos entran en un movimiento circular “de modo que el

pretexto de liberación modifique el análisis de situación y la comprensión de la tradición;

5 Parra, Textos, contextos y pretextos. Teología Fundamental, 36-37.

6 Ibid., 48.

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que el texto santo de tradición divino-apostólica modifique el contexto y el pretexto; y que

textos, contextos y pretextos jueguen la comprensión de sentido operativo y transformador

de la realidad y el entorno”7

.

Esta conciencia hermenéutica conduce al sentido profundo de la existencia, es una

necesidad del ser humano, de hombres y mujeres. En ellos está el deseo de comprender, de

entender, no sólo explicar, es decir “que esa interpretación tenga sentido, lo cual significa:

que reproduzca experiencias realmente humanas (…), la experiencia de nuestro existir en el

mundo es la que debe conferir sentido y realidad a nuestro hablar teológico”8, mucho más

en el proceso teológico desarrollado por las mujeres en los últimos años, de manera

particular de las dominicas en América Latina.

Desde una conciencia hermenéutica se pretende actualizar y desarrollar una dinámica de

comprensión interpretativa del carisma dominicano, que en su historia ya ha vivido

procesos de interpretación. Se puede observar que años después de la muerte de Domingo

de Guzmán, Jordan de Sajonia9, acoge el pedido de los frailes para escribir lo visto, oído y

vivido; es decir lo escuchado, palpado y experimentado acerca de la persona de Domingo

de Guzmán y su comunidad itinerante. Como dirá él mismo: “investigué y pude comprobar

de labios de quienes intervinieron en los principios”10

. Será la hermenéutica del texto que

favorecerá un diálogo nuevo, provocado por la pluralidad de saberes que abren horizontes

inéditos de sentido, que posibilitan otras miradas para una misma realidad. Este texto de la

tradición dominicana interpretado a través de hombres y mujeres, como es el ministerio de

la predicación, en diferentes lugares del mundo, situaciones sociales, económicas,

culturales, religiosas y espacios de intelectualidad, está en permanente apertura a la acción

del Espíritu Santo que renueva todo.

Hoy, se camina en medio de las ciencias entre diversidad, pluralidad,

multipluriculturalidad, desde un mundo globalizado, desde donde se experimenta el deseo y

la necesidad de revitalizar el carisma de la predicación desde la perspectiva teológica 7 Ibid., 37.

8 Schillebeeckx, Interpretación de la fe. Aportaciones a una teología hermenéutica y crítica, 19.

9 De Sajonia, “Orígenes de la Orden de Predicadores”, 215.

10 Ibid., 163.

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feminista, lo que hace necesario aprender a reconocer el contexto en su relación con la

historia y el mundo, aprender a intercambiar conocimiento y saberes, aprender a buscar. El

dinamismo que mueve a la hermenéutica conduce a un estar siempre en camino,

favoreciendo mejores comprensiones de un carisma y una perspectiva teológica, que

renueva un mandato que lleva ocho siglos de andadura, desde la primera fundación de

Prouille hasta los tiempos actuales.

No basta reconocer, comprender y explicar un carisma, falta dar un paso más dentro de la

circularidad hermenéutica, que están en dirección a los pretextos, es decir la aplicación que

permite la recuperación del Carisma de la predicación para las mujeres dominicas de

América Latina, en medio de procesos de búsqueda y a veces de desánimo, encaminadas

hacia una liberación que abre posibilidades a la mujer, como caminos incluyentes,

equitativos y participativos.

El método de racionalidad hermenéutica es enriquecido por la perspectiva de género y por

la hermenéutica feminista de la Biblia, utilizando categorías feministas que permiten, al

ritmo de la danza, realizar una interpretación del carisma de la predicación. Como lo

expresa Elizabeth Schüssler Fiorenza: “la metáfora del movimiento y de la danza sugiere

que el feminismo no se define por una sustancia y esencia nucleares, sino que se identifica

como un movimiento generador de cambio y transformación”11

. Esta danza comienza

contextualizando el proceso crítico feminista lo que implica un aprendizaje donde es

posible reconocer las contradicciones socio-políticas, económicas, culturales y religiosas

del texto, de este modo se da paso a la hermenéutica de la sospecha. Aquí se está ante

textos de la tradición Dominicana, como son la Constitución Fundamental y los Orígenes

de la Orden de Predicadores, reconociendo en él los elementos liberadores u opresores, es

decir el carácter y dinámicas androcéntricas y patriarcales que contiene el texto. Luego

está el movimiento o hermenéutica del recuerdo que no es sólo un recordar, sino que se

dirige a la vida de las mujeres, con sus angustias y esperanzas, en las luchas de ellas,

presentes en la Iglesia primitiva, ello a pesar de los textos androcéntricos, puesto que es el

contexto histórico en que viven las mujeres. Continúa con la hermenéutica de la

11

Schüssler, Pero ella dijo, prácticas femeninas de la interpretación bíblica, 25.

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evaluación y la proclamación, en este momento se realiza una evaluación crítica del texto y

también de la situación o el contexto de lectura, el pretexto conduce a un proceso de

compromiso ético liberador, permitiendo la actualización del ministerio de la predicación

de las mujeres dominicanas, con renovada significación, abriéndose a nuevos diálogos y

saberes liberadores e incluyentes en América Latina. Entonces, todos esos momentos dan

paso a la hermenéutica de la imaginación y de la ritualización, aquí se utilizan “todos

nuestros poderes creativos para celebrar y hacer presente el sufrimiento, las luchas y las

victorias para nuestras antepasadas, madres y hermanas, bíblicas”12

.

Los procesos hermenéuticos “deben entenderse como movimientos críticos que se repiten

una y otra vez en la “danza” de interpretación bíblica”13

, la danza como ícono de la

circularidad hermenéutica es un movimiento interrelacionado y que interactúa del mismo

modo como lo expresa el Alberto Parra entre: “la conjunción histórica real de contexto,

desde los pretextos éticos que impone la existencia de individuos y pueblos”14

.

En el deseo de dar respuesta a la pregunta investigativa antes planteada se desarrolla la

monografía en cuatro capítulos. El capítulo uno Espiritualidad, carisma y ministerio: la

predicación, aborda las categorías que nacen del Espíritu Santo. Se revisa el origen de los

conceptos, la presencia y como se desarrollan en la Iglesia, se rescata el aporte de mujeres

tanto en el ámbito de la espiritualidad como en la predicación.

En el capítulo dos se realiza el recorrido por El carisma de la Predicación en la Orden de

Predicadores /as y como Familia, partiendo de la persona de Domingo de Guzmán,

recogiendo aquellos aspectos que son luz para la predicación y que configura a un hombre

muy humano: amigo, hermano y compañero de hombres y mujeres; por tanto afectivo,

alegre y con humor, con gran capacidad para amar; creciendo en él la dimensión

compasiva, contemplativa, itinerante; configurándose como un hombre sencillo y humilde,

de temple y ecuanimidad. Luego se le ubica a Domingo en el contexto histórico y eclesial,

dando paso a la formulación de una espiritualidad, de un carisma y de un ministerio como

12

Ibid., 81. 13

Ibid., 79. 14

Parra, Textos, contextos y pretextos. Teología Fundamental, 41.

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es la predicación, distinguiéndose cuatro elementos o pilares dominicanos como espacios

vitales de vida, desde la experiencia de circularidad porque cada uno de ellos se vincula y

retroalimenta, es una predicación desde lo contemplado, desde el estudio y desde la

comunidad. Y finalmente se realiza un recorrido del carisma de la predicación desde

Prouille a las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia, con los procesos que significa

para las mujeres integrar, asumir y responsabilizarse en el tiempo de un ministerio como el

de la predicación.

Se hace un alto en el capítulo tres para acoger el aporte de Mujeres en la predicación de la

Orden de Predicadores/as, mujeres que han estado presentes desde diferentes estados y

contextos en la Orden de Predicadores y Predicadoras. María de Nazaret como compañera

en la predicación; María Magdalena la mujer que acoge y asume el mandato de Jesús

resucitado de ir a anunciarlo y se convierte en apóstol de los apóstoles; y tres mujeres

dominicas que muestran el modo de vivir el ministerio de la predicación: María de Andaló,

Rosa de Lima y Ascensión Nicol.

Finalmente el capítulo cuatro Feminismo y hermenéutica de la predicación dominicana se

desarrolla en dos partes. La primera parte profundiza en la situación de la mujer, realidades

que se convierten, muchas de ellas en obstáculos y a su vez en elementos para el análisis

crítico; se hace un recorrido por las huellas de mujeres en su proceso de hacerse visibles

que genera una conciencia feminista, definido el feminismo como “la creación interactiva,

intersubjetiva y dialógica de mujeres excluidas -por principio- del pacto moderno entre los

hombres”15

, por lo cual pretende sacar a la luz las experiencias de las mujeres y comprender

las condicionantes a qué está sometida su inserción en el mundo; una perspectiva de género

como “categoría analítica en el análisis feminista”16

que se reconoce como construcción

socio-cultural. Y se hacen fecundas, conciencia feminista y perspectiva de género, en la

teología como teología feminista, permitiendo con ojos de mujer conocer, pensar, creer y

conocer el misterio. Para ello la teología feminista va descubriendo su propia ruta como

teología contextual, asume el método inductivo y se hace parte de una conciencia

15

Lagarde, “Género en el estado. Estado de género”, 2. 16

Schüssler, Los caminos de la Sabiduría, 152.

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hermenéutica y crítica, siendo enriquecida por la hermenéutica feminista bíblica, de

acuerdo a las categorías que desarrolla Elizabeth Schüssler Fiorenza, fortalecidas por

Elisabeth Johnson. Esta teología feminista se encarna en América Latina, permitiendo hacer

su propio proceso a partir de la teología de la liberación. Se presenta el itinerario realizado

por las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia, revisando sus propios documentos

como ejemplo de cómo se va desarrollando en el tiempo y en la historia una conciencia

feminista en colectivos de mujeres.

La segunda parte plantea una propuesta hermenéutica del carisma dominicano desde la

perspectiva feminista y a la luz de María Magdalena, permitiendo ver el horizonte que se le

exige a la Familia Dominica y a las propias mujeres dominicas que experimentan el

llamado a ejercer el ministerio de la predicación hoy, aquí en América Latina, abriéndose a

este intento de vivir un proceso transformador en la Orden, en la Iglesia y en los pequeños

contextos en que camina día a día. Una predicación como mujeres exige dar pasos a ser

mujeres empoderadas personal y comunitariamente, mujeres emancipadas enriqueciendo

un carisma que es de la Iglesia y para el mundo.

El recorrido y desarrollo del trabajo investigativo admite al final sugerir y plantear

conclusiones con el propósito de animar, impulsar y renovar la participación de las mujeres

el ejercicio del ministerio de la predicación, especialmente de las mujeres dominicas en

América Latina, abriendo horizontes de esperanza y de novedad para las futuras

generaciones que asuman el ministerio de la santa predicación, al modo de Domingo y de

María Magdalena.

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CAPÍTULO 1

ESPIRITUALIDAD, CARISMA Y MINISTERIO: LA PREDICACIÓN

Una palabra

yo tengo una palabra en la garganta

y no la suelto, y no me libro de ella

aunque me empuje su empellón de sangre.

Si la soltase, quema el pasto vivo,

sangra al cordero, hace caer al pájaro.

Tengo que desprenderla de mi lengua,

hallar un agujero de castores

o sepultarla con cales y cales

porque no guarde como el alma el vuelo.

Gabriela Mistral

Comenzar con este poema de Gabriela Mistral es abrir caminos inéditos desde la mujer.

Esta mujer poeta supo tomar la palabra a través de la poesía y muestra cuán difícil es que

ellas salgan y broten de nuestro ser, más aún si se es mujer. Aquí está el hacer caso al

espíritu que empuja y empuja, para que ellas tomen vida.

Este capítulo desarrolla las categorías que nacen por la acción del Espíritu, como son la

espiritualidad y los carismas, ambas son animadas por el espíritu de Dios y base para una

predicación que tiene su fuente en la Palabra Revelada y exige en cada momento histórico,

ser comunicada como buena noticia liberadora. Otras categorías que están vinculadas con la

participación del Espíritu son el ministerio-ministerialidad y la predicación, se desarrollarán

dentro del ámbito eclesial como proceso de apertura y a su vez de limitación, porque afecta

la inclusión efectiva de las mujeres en la vida de la Iglesia. Todas estas categorías se

abordarán, explicitando la participación de las mujeres en cada tiempo, por los objetivos

que se pretenden a lo largo del trabajo.

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21

1.1 Caminos del espíritu: Espiritualidad y carisma

1.1.1 Espiritualidad

La palabra espiritualidad deriva de espíritu, la cual se encuentra alrededor de 380 veces en

el Antiguo Testamento en hebreo como ruah, término femenino que significa viento,

aliento, hálito. Esta palabra abre la posibilidad a lo que el espíritu representa como fuerza

natural, transformadora, vitalizadora17

. En el Nuevo Testamento se encuentra en forma

neutra en griego - pneuma (- unas 375 veces, relacionada con el sentido

originario como viento, pero luego desaparece con el tiempo y adquiere otras características

más vinculada al varón, es decir al espíritu masculino, con los malos espíritus o con el

misterio de la nueva creación y evidentemente con el espíritu de Dios, de Jesucristo, el

mismo que se infunde en los apóstoles, en la experiencia de Pentecostés en la Iglesia, y en

todos los creyentes. Y también se encuentra este término en latín como spiritus en forma

masculina.

La espiritualidad es de todos y todas. En principio es necesario reconocer que se está ante

una palabra “patrimonio de todos los seres humanos”18

con la que se reconoce a la persona

humana, fundamentalmente como un ser espiritual, más que un ser biológico, por lo cual su

vida tiene una dimensión de profundidad ético - política desde donde descubre las grandes

motivaciones y el sentido de su existencia. La espiritualidad en su dimensión personal,

diferente a lo privado, especial, exclusiva, tiene su aspecto comunitario haciéndose parte de

un colectivo, de una cultura, por ello se reconoce en los pueblos su espiritualidad arraigada

históricamente, por ejemplo en las culturas originarias amerindias.

En continuidad con lo anterior, se explicita la dimensión espiritual desde lo religioso

insertándose en la espiritualidad cristiana, la cual ha estado permanentemente en desarrollo

y evolución en el tiempo histórico y en relación a las distintas experiencias de fe. Para

definirla se encuentran afirmaciones que reflejan aspectos esenciales. Una de ellas

17

Cfr. Bauer, Diccionario de Teología Bíblica, 334-359. 18

Casaldáliga y Vigil, Espiritualidad de la liberación, 30.

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comprende la espiritualidad cristiana como vivencia y tiene que ver con la fe, es una forma

de vivir conforme al espíritu y que se proyecta a una acción concreta a la luz del evangelio.

Segundo Galilea define la espiritualidad cristiana como: “la experiencia de la fe en

Jesucristo, encontrado primordialmente en el sacramento de la Iglesia y en nuestros

hermanos y hermanas, y seguido en la historia de hoy por el camino del evangelio”19

. Esta

experiencia que surge por iniciativa de Dios y que actúa en el corazón del ser humano se

convierte en una constante invitación a seguir a Jesús, el Dios humanado, cercano y

dialogante, interesado y compasivo por los hombres y mujeres, comprendiendo que será

diferente en cada momento histórico, aporta una nueva mirada, desde circunstancias

concretas, de manera que se convierte en modos específicos de seguimiento, da respuesta y

desarrolla la espiritualidad como, por ejemplo, la de Domingo de Guzmán.

Para Edward Schillebeeckx la espiritualidad son relatos, los cuales se han ido narrando en

diferentes contextos de la historia20

. Esos relatos son la experiencia espiritual hecha por

personas concretas, en un tiempo específico, conduciéndolas por caminos de libertad según

el Espíritu de amor y vida21

.

Como se dijo antes, en el caminar histórico del cristianismo se van encontrando diferentes

líneas o corrientes y escuelas de espiritualidad, en ellas se observan las “modalidades de su

cosmovisión, de la cultura de su época, de la situación particular de la Iglesia en que le toca

vivir y de la propia vocación”22

, es la respuesta de Domingo a su época y a la situación que

vive la Iglesia. Estos diferentes modos que se plasman en la espiritualidad a lo largo de los

siglos, según Ancillo se pueden agrupar, por las características que tienen, en cuatro

momentos, a saber: primeros siglos, Edad Media, Moderna y Contemporánea23

.

La espiritualidad de los Primeros Siglos del cristianismo, post apostólica, estuvo centrada

en el martirio, la cruz, la virginidad, el culto a la pureza, muy de la mano de la oración y la

19

Galilea, Renovación y espiritualidad, 14. 20

Schillebeeckx, “Espiritualidad Dominicana”, 1. 21

Cfr., Gutiérrez, Beber en su propio pozo, 48-94. 22

Maccise, Nueva espiritualidad de la vida religiosa en América Latina, 14. 23

Cfr. Ancillo, Diccionario de espiritualidad, 15-32.

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penitencia. Una vez estabilizada la vida de la Iglesia, ya no hay persecuciones,

favoreciendo en el siglo III, el monacato en varias formas: la vida anacoreta y la cenobítica.

Se destaca la vida monástica benedictina con el lema ora et labora, símbolo de la unión

entre lo humano y lo divino. El aporte teológico de Agustín desde su propia experiencia de

fe, confirma el amor como punto culmen de toda vida y sostiene unas líneas de fuerza para

la vida espiritual como son el dogma, como fundamento; la espiritualidad antropológica; la

perfección de la caridad; los grados de la vida espiritual; la santidad, como proyecto divino-

humano; y la funcionalidad de la oración24

. También comienza la experiencia mística como

cierto estado extraordinario de la oración, “la contemplación parece indicar una realidad

más elevada que la simple oración”25

.

En estos primeros siglos se destacan mujeres místicas que dejan huella en la vida cristiana,

aunque velada por las figuras masculinas. Ellas son reconocidas por su presencia en los

evangelios, otras por sus escritos o a través de otros que en sus escritos las mencionan.

Algunas de estas mujeres místicas en el primer siglo son María la madre de Jesús, María

Magdalena, Lidia, Febe, Priscila, Tecla; luego se da un salto al siglo IV en el que se

encuentra Macrina; en el siglo V a Amma Synclética, Marcela, Melania la Mayor, Melania

la Joven; en el siglo VI a María Egipcíaca, Teodora, Clotilde y Radeunda y otras mujeres.

“El Espíritu llamó a estas mujeres, desde esclavas a reinas, desde mujeres innominadas

hasta mujeres con nombre conocido, para que mantuviesen un espíritu de Vida”26

, todas

ellas son una muestra de una vida espiritual escondida por la historia cristiana pero que en

estos tiempos van siendo rescatadas y reconocidas como madres del desierto27

.

Para De Pablo la Edad Media no sólo es una época que da origen al oscurantismo de la

Iglesia -tiempo de confusión e involución cultural- sino también es reconocida como época

de transición entre la Edad Antigua y la Moderna, la fe cristiana se ve exigida a renovarse y

24

De Pablo, Historia de la Espiritualidad Cristiana, 89. 25

Sesé, Historia de la espiritualidad, 56 26

Toscano y Ancochea, Mujeres en busca del amado, catorce siglos de místicas cristianas, 60. 27

Cfr. Carrasquer y De la Red, Matrología, Madres del desierto, 26.

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24

fortalecerse. Esta es valorada “como época de transición, es una edad creadora, rica, llena

de idealismo, de juventud”28

.

La Edad Media va del siglo VII al siglo XV, Ancillo29

distingue dos períodos: a) En los

primeros siglos de la edad media la espiritualidad vive tiempos de continuidad, no añaden

nada nuevo, aunque fuertemente marcada por el imperio carolingio dominada por la

tradición cultural y espiritual romana cristianizada, logrando unificar muchos territorios.

Viene un tiempo muy oscuro marcado por la decadencia del imperio carolingio, al igual

que la vida espiritual del clero y de la Iglesia misma. La cuestión de la simonía y la vida

feudal prima por sobre las cuestiones dogmáticas y espirituales. Surge un movimiento

espiritual que exige una pobreza efectiva, más austera y con el fortalecimiento de una vida

solitaria. b) En el segundo período de la Edad Media, la sociedad feudal experimenta una

crisis que conduce hacia nuevas estructuras socioeconómicas y clases sociales emergentes

en el ámbito cultural, social y religioso. Se produce la reforma gregoriana, -proceso de

recuperación de la Iglesia-, exigiendo una profunda renovación espiritual de toda la Iglesia,

desde el Papa hasta el último de sus miembros. En medio de estos cambios históricos nacen

las órdenes mendicantes, destacándose la espiritualidad franciscana y la dominicana,

quienes dan paso de una vida contemplativa volcada hacia el interior a una vida apostólica

para la salvación de las personas, sin abandonar lo contemplativo.

El siglo XIV inaugura el jubileo del año santo, seguido de una serie de cambios como son:

el destierro de Avignon, el cisma de Occidente, la peste negra, el nacimiento del espíritu

laicista. Ello no impide que surja en los países germanos el movimiento espiritual renano-

flamenco y la devotio moderna, produciéndose un desplazamiento de los centros

espirituales y de los intereses centrados en la contemplación.

Un interesante aporte realizan algunas mujeres a través de sus revelaciones y escritos como

son: Hildegarda de Bingen (1098-1179), Hadewich de Amberes(+¿1260), Beatriz de

Nazaret(1200-1268), Matilde de Magdeburgo (1208-1282), Matilde de Hakerborn (1241-

28

De Pablo, Historia de la Espiritualidad Cristiana, 123.

29 Ancillo, Diccionario de espiritualidad, 15-32.

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25

1299), Gertrudis la Grande(1256-1302), Margarita Porete(1260-1310), la hermana

Katrei(¿? 1330). En Italia, en la misma época, se destaca Catalina de Siena. En Inglaterra se

encuentra Juliana de Norwich (1342-1416) y Margery Kempe (1373-1438?). Estas mujeres

son otras “viajeras enamoradas”30

que escribieron con sus vidas su experiencia espiritual.

Durante la edad moderna se vive otro momento en la espiritualidad. Entre los siglos XVI al

XVIII, prevalece el iluminismo junto al racionalismo y el materialismo; se entrecruzan la

espiritualidad barroca con la nueva mentalidad de la Ilustración. La negación de lo

sobrenatural y los valores del espíritu trae consigo la secularización o laicización de la vida

y por consecuencia la descristianización de la sociedad. Este período está determinado por

“el fenómeno cultural del renacimiento del humanismo”31

, y culmina con la crisis y

reformas protestantes de Lutero, Calvino y Enrique VIII. Y el Concilio de Trento “ni

siquiera pudo rehacer la unidad rota”32

. En esta época es “cuando se consuma la existencia

de diferentes iglesias, teologías y espiritualidades”33

.

En esta época se destaca el aporte de Teresa de Ávila (1515-1582) como reformadora del

Carmelo, en Francia, a Angela Merici (1470-1740) y posteriormente Margarita María

Alacoque (1647-1690). Las mujeres no han estado ausentes del desarrollo espiritual y de la

vida cristiana eclesial de cada época, aunque reconocidas con dificultad y muchas de ellas

silenciadas, afirma Sesé que ellas “debieron sufrir mucho antes de encontrar su lugar

definitivo en la Iglesia”34

.

Nuevas ideas y nuevas exigencias configuran la espiritualidad orientada más a la acción, a

la vida apostólica extendiéndose hacia múltiples modos como la predicación, el cuidado de

enfermos, la enseñanza, la actividad parroquial y las misiones. Es tiempo de las

espiritualidades ignaciana, teresiana e italiana, siendo las mujeres más representativas de la

espiritualidad italiana: Catalina de Siena, Catalina de Ricci y María Magdalena de Pazzi.

30 Toscano y Ancochea, Mujeres en busca del amado, catorce siglos de místicas cristianas, 61. 31

Sesé, Historia de la Espiritualidad, 187. 32 Ibid. 187. 33 De Pablo, Historia de la Espiritualidad Cristiana, 189. 34

Sesé, Historia de la Espiritualidad, 193.

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26

La época contemporánea, el siglo XIX, a pesar de ser un tiempo marcado por crisis y

guerras como es la revolución francesa y periodo napoleónico, nace una nueva mentalidad

afectando las estructuras, el pensamiento y los valores, por ello se habla de renacimiento

espiritual o espiritualidad de la restauración. Las raíces más profundas se encuentran en la

Edad Media en donde nace el laicismo, como afirma Daniel de Pablo “emerge el hombre

sobre Dios, se impone una visión desacralizada de la vida, predomina la filosofía sobre la

teología, y de ésta sobre la espiritualidad, el derecho civil sobre el eclesiástico, la crítica

racionalista contra la fe y la credulidad, la ciencia sobre la magia y la religión, la cultura

sobre la naturaleza”35

.

El siglo XIX ve nacer a mujeres como Teresa de Lisieux (1873-1897), a Edith Stein (1891-

1942), a Isabel de la Trinidad (1880-1906) todas ellas ocupan un lugar destacado en la vida

cristiana, lo mismo que Elizabeth Candy (1815-1902), ella tendrá la osadía de escribir The

Woman‟s Bible, una revolución para la época, permanece en el tiempo como un referente

importante en el proceso del desarrollo de la teología feminista.

Otra época de cambios substanciales en la experiencia espiritual es el siglo XX e

inaugurando el XXI. Dos guerras mundiales con sus consecuencias desastrosas se sumarán

a todo un movimiento que vislumbra nuevas relaciones y diálogos entre la Iglesia y el

mundo y preparan el profético anuncio de Juan XXIII del Concilio Vaticano II. Este

Concilio se constituye en un hito de la Iglesia y de la vida cristiana, abriendo las puertas a

una espiritualidad de la historia que entra en contacto con los contenidos más vitales de la

humanidad desde una dimensión ecuménica. Se propone una vuelta a las fuentes y apertura

al mundo tomando contacto con las cuestiones, preocupaciones y corrientes del

pensamiento actual, se plantea la “integración de los valores terrenos en el ideal de

santidad, de inmersión en la vida del mundo, en que se van descubriendo, de modo

creciente, los genuinos valores intrínsecos de la esfera terrena sin descuidar su relación con

la obra de la creación y de la salvación”36

. El acceso a la Palabra de Dios por laicos/as, el

redescubrimiento de la acción del Espíritu Santo, los inicios de una renovación teológica, la

35

De Pablo, Historia de la Espiritualidad Cristiana, 327. 36

Cfr. Ancillo, Diccionario de espiritualidad, 31.

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27

acción pastoral más inserta desde la opción por los pobres, dan un rostro nuevo a la teología

espiritual de la época contemporánea posmoderna que se ve tocada por los cambios

constantes en la vida social, política, religiosa, económica desde una cultura global que

rompe fronteras, las personas son más vulnerables, independientes, solidarias, tolerantes y

ecuménicas.

A partir del siglo XX hasta los tiempos actuales muchas mujeres serán portadoras de una

buena noticia con rostro de mujer, una espiritualidad con rostro de mujer, una teología con

ojos de mujer, una creyente comprometida con cuerpo de mujer. Brotan nombres como

Teresa de los Andes (1900-1920), Simone Weil (1909-1943), Teresa de Calcuta (1910-

1997), Betty Friedman(1921-2006), Rosemary Radford Ruether (1936), entre muchas otras,

que desde una profunda experiencia en la espiritualidad cristiana aportan no sólo a su

Iglesia sino al mundo, desde un espíritu crítico implicándose, algunas más que otras, en la

transformación de la sociedad donde las mujeres sean gestoras activas de sus procesos.

1.1.2 Carisma

El término carisma, etimológicamente comparte con la palabra gracia la misma raíz

Entonces el carisma tiene su origen de la palabra griega χάρισμα /jarisma/, que significaría

presente o regalo divino, don gratuito. En forma muy tardía se encuentra esta palabra,

pocas veces en los escritos judeo-helenistas. En el AT griego sólo está en dos variantes del

Sirácida (Si 7,33 Sinaiticus; 38,30 Vaticanus). Filón la utiliza tres veces (Legum Alleg.

3,78). En el NT es relativamente frecuente, especialmente en Pablo, se utiliza 17 veces, de

ellas 16 en las cartas paulinas, especialmente en la carta a los Corintios y en la carta a los

Romanos, para luego ir desapareciendo poco a poco, y sólo una vez en 1Pe 4,10.

La palabra carisma está vinculada a una acción del Espíritu y significa don, regalo, merced,

donación, obsequio, presente, donativo, dádiva. Todas estas palabras están referidas a algo

gratuito, es decir no se han ganado con el propio esfuerzo, llegan como regalo. San Pablo la

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28

define como: “una manifestación del Espíritu Santo para el bien común”37

, este regalo no es

para bien y santificación personal sino para beneficio de la comunidad, para los demás.

La comunidad eclesial experimentó desde los orígenes la acción del Espíritu y fue

consciente de estar llena de sus dones que están al servicio y se ejercen en favor del pueblo

de Dios. En los primeros siglos, siguió reflexionando sobre los carismas hasta

aproximadamente el siglo V en que prácticamente se olvida el término carisma, más bien se

previene de los carismas extraordinarios, y quedan concentrados los dones en los obispos y

la jerarquía. En efecto “la Iglesia de los siglos pasados se amuralló sobre su propia

estructura y caminó, con frecuencia, a la defensiva”38

, este encerrarse y protegerse es por

temor a perder el sentido de los carismas y dones. Sin embargo, esta situación no priva a la

Iglesia de los carismas del Espíritu, porque siempre ha estado acompañada de grandes

mujeres y hombres dotados de carismas como también de los/as creyentes sencillos/as de la

comunidad que aportan sus dones en beneficio de los demás, porque en la comunidad “no

hay miembros pasivos”39

.

El Concilio Vaticano II recupera el sentido y fuerza de los carismas, renovándose sin temor

al interior de la misma Iglesia, tanto en su lenguaje como en los espacios de participación,

para que los carismas revitalicen los tiempos nuevos históricos, sociales y religiosos a los

que se ve enfrentada la Iglesia. De este modo, el carisma o los carismas están presentes a

través de hombres y mujeres, determinando “su índole peculiar, su manera de ser y la

misión apostólica que está llamado a desempeñar en la Iglesia y para la Iglesia”40

en medio

del mundo y con un sentido social. Como don social, no se queda sólo en la persona sino se

abre a la misión.

Cuando el Espíritu Santo se manifiesta como don en una mujer o varón, genera un carisma

el cual tiene como efecto suscitar la vocación, llamada que orienta la actividad de él o ella

hacia un aspecto de la misión que necesita la Iglesia en ese momento histórico, como lo

afirma el decreto Ad gentes divinitus: “por medio del Espíritu Santo, que distribuye los 37

1Cor 12,7 38

Borragán, Ríos de agua viva, el poder del Espíritu Santo: amor, poder y vida, 154. 39

Boff, Iglesia: carisma y poder, ensayos de eclesiología militante, 253. 40

Alonso, La Vida Consagrada, 423.

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29

carismas según quiere para común utilidad, inspira la vocación misionera en el corazón de

cada uno y suscita al mismo tiempo en la Iglesia Institutos que tomen como misión propia

el deber de la evangelización¸ que pertenece a toda la Iglesia”41

.

Por ello se entiende, que el Concilio Vaticano II afirme en la Lumen Gentium que “los

carismas, tanto los extraordinarios como los comunes y difundidos, deben ser recibidos con

gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia”42

.

El carisma entendido como don o como regalo está al servicio de las necesidades de la

comunidad humana. Los carismas están para el crecimiento, la construcción y edificación

de la comunidad cristiana, otorgándole un dinamismo que la hace estar viva. Ello es posible

en la medida que los carismas existan, crezcan y maduren para bien de la comunidad.

La experiencia carismática de Domingo de Guzmán, igualmente de otros /as fundadores/as,

“conlleva un redescubrimiento del destino y vocación del ser humano según el proyecto de

Dios”43

, es todo por causa del Reino, es una intuición teológica y antropológica. En

Domingo la gracia de la predicación se convierte en la savia que anima toda su vida, todo

su ser, porque se ha dedicado por completo a la tarea apostólica y se convierte en el carisma

para los /as continuadores /as en esta andadura de 800 años. De ahí la importancia de

conocer lo que él hizo: “le vemos predicar en las Iglesias o por los caminos, tanto a los

fieles como a los disidentes; comenta la Escritura ante públicos diferentes; da charlas

espirituales a las monjas; visita a los enfermos; consuela, escucha, confiesa, perdona:

quiere, en fin, irse lejos, muy lejos para anunciar la Palabra de Dios a los que todavía la

ignoran”44

. Todo ello no se improvisa, es resultado de un tiempo de silencio, de estudio,

asumido en la oración y luego llevado a la práctica, abriéndose desde los inicios a una

predicación universal, sin límites. Esta forma específica se convierte en un carisma propio

de una familia como es la dominicana, la Orden de Predicadores y Predicadoras45

.

41

AG N°23 42

LG N°12 43

García, Teología de la Vida Religiosa, 230. 44

Bedouelle, La fuerza de la Palabra Domingo de Guzmán, 151. 45

Cuando se habla de Familia Dominicana se refiere de igual modo a la Orden de Predicadores-Predicadoras

y viceversa.

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30

1.2 Ministerio - ministerialidad

El término ministerium está relacionado con el ejercicio del don, del carisma recibido por

acción del Espíritu Santo. Originariamente significa servicio –diakonía y

sustenta su realización en el ministerio de Cristo servidor de los designios salvíficos de

Dios. Se usa por lo general para designar tareas, funciones, servicios y poderes.

Los ministerios se convierten en un medio de la vida comunitaria y no un fin, a través de

ellos se individualiza un servicio distintivo pero no separado del grupo o comunidad y de su

proyecto, son “diaconías al servicio del proyecto pastoral del grupo/comunidad y de toda la

Iglesia”46

.

Hernán Cardona Ramírez desarrolla una interesante distinción y a la vez de aspectos

comunes iluminadores del ministerio – ministro /a que dan otras ciencias al respecto47

,

ciencias que confrontan su praxis y aportan elementos para una revisión constante dando

amplitud al concepto ministerio desarrollado en el ámbito eclesial. En la sociología el

ministro /a se convierte en un actor social que influye en el accionar de algunos grupos al

interior de la comunidad, sujeto cohesionador o también de disgregación de esos grupos, es

un líder y genera movilidad social. Para la antropología cultural el ministro /a es un sujeto

que simboliza trascendencia y desde la semiología es visto como un mediador de lo

sagrado. Desde la sicología el ministro/a es considerado como un ser condicionado por la

sociedad operante afectándole, en muchos casos, en su estructura síquica y a su vez incide

en la vida de las personas de su comunidad sea positiva o negativamente en su liberación.

Con respecto a las ciencias del lenguaje y la comunicación el ministro/a es considerado un

funcionario de la palabra, la cual tiene una significación y contexto que produce una

hermenéutica determinada, cambiando de acuerdo a la inserción en los momentos

históricos. Como reconoce Cardona en su estudio, todas estas ciencias están aportando a la

46

Ferreirós Alejandro, “La Ministerialidad carismática”, www.autorescatólicos.org / alejandrorferreiros

lamini.htm (consultado el 27 septiembre de 2011) 47

Cardona, Los ministerios eclesiales para América Latina, 61.

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31

praxis del ministro /a y a la vez le cuestionan su tarea de responder mejor a las constantes

interrogantes de la humanidad.

El sentido ministerial se encuentra presente en el proceso que viven las comunidades post

pascuales, comenzando desde las casas, es en la vida doméstica donde se va recogiendo y

organizándose el cristianismo, constituyéndose las comunidades cristianas con diferentes

servicios y tareas. Discípulos /as y seguidores /as se fueron poco a poco institucionalizando

de acuerdo a las necesidades y exigencias del momento. Alrededor de los siglos I y II, se

produce la sacerdotalización y sacralización de sus dirigentes, así mismo la clericalización

de la Iglesia como una forma de continuidad entre el Antiguo Testamento y el Nuevo

Testamento. De esta manera, se traspasa la estructura judía a la comunidad cristiana. Esta

concepción reducida y limitada de la esencia de la ministerialidad se ve reforzada con el

tiempo por comprensiones generalizadas y comunes al interior de la Iglesia. Como dice

Isabel Corpas: “la sacerdotalización de los ministerios”48

más basados en el Antiguo

Testamento, genera muy pronto y, por mucho tiempo, hasta el hoy, una sacerdotalización,

una clericalización, sacralización de los ministerios, como alguien que está fuera de la

comunidad, con ciertos privilegios y exclusividad clerical, queda ajeno a la participación el

pueblo de Dios en la vida ministerial de la Iglesia, con todo lo que implica de contradicción

para un ministerio definido como un servicio en relación a una comunidad.

La Didakhe49

( o doctrina de los doce apóstoles, comienza a distinguir los

ministerios estables elegidos, siendo los responsables los obispos, los diáconos y los

presbíteros y por otro lado los ministerios itinerantes de la predicación y carismáticos:

apóstoles, profetas y maestros. Luego se fortalece el sentido del ministerio desde lo clerical

y sacerdotal en el concilio de Constantinopla (año 381) a través de la expresión archiereús

( que significa cabeza del sacerdote y hiereús ( se traduce como

sacerdote. El concilio de Nicea (año787) refuerza estas expresiones cuando nombra con el

término hierpsynes árchegós ( que significa cabeza o conductor del

sacerdote. Y en tiempos de Clemente Romano se da un paso a la sacralización del

48

Cfr. Corpas, “Del exclusivismo clerical a la diversidad ministerial”, 59-63. 49

Cfr. Vives, Los Padres de la Iglesia, 17-24.

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32

ministerio, los apóstoles mantienen el estatus que se establecía en la Didakhe, igualmente

están los obispos y los presbíteros, pero no se mencionan los profetas ni los maestros o

doctores.

En la Edad Media se fortalece el ministerio ordenado, este es cada vez más sacral y

sacerdotalizado, es notoria la separación entre en clérigo y los laicos, los primeros

responsables de la gestión eclesial y los segundos están para obedecer, ser fieles y sumisos.

Estas distinciones y separación en los servicios, tiene consecuencia, en las dinámicas de

relaciones y responsabilidad comunitaria, abriendo la brecha entre clérigos y laicos, entre

sacerdotes y el pueblo hasta el día de hoy. Al volverse un servicio cultual, funcional y

alejado de la comunidad creyente se convierte en un regulador de los demás ministerios,

por tanto exclusiva, restrictiva y limitadora de los carismas en la Iglesia, desde ahí se

comprende que no se hable por siglos de los carismas.

Pasarán muchos siglos hasta ver una luz de renovación del ministerio que conduce a

reconocer y recuperar el sentido de la Iglesia toda ella ministerial. Se da un salto. “La

teología del sacramento del orden como único criterio para entender la ministerialidad de la

comunidad eclesial resulta restrictiva, limitante e inadecuada para afrontar la siempre

renovada y cambiante situación del mundo”50

.

En el Concilio Vaticano II se abren horizontes para la ministerialidad, porque se define el

sacerdocio común y se afirma que “los bautizados son consagrados como casa espiritual y

sacerdocio santo por la generación y por la unción del Espíritu Santo”51

. En la consagración

bautismal del pueblo cristiano se fundamenta la participación en la misión de la Iglesia y en

el mundo. Por las tres funciones de Cristo: sacerdotal, profética y real 52

el creyente es

llamado a servir y se constituye en fuente de ministerialidad, los /as cristianos /as están

llamados a participar responsablemente de la misión de la Iglesia como servidores en la

construcción del Reino. Surge así, una nueva conciencia eclesiológica.

50 Cardona, Los ministerios eclesiales para América Latina, 61.

51 LG N°10.

52 Cfr., Ibid., N° 34,35,36.

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33

Los aportes teológicos del dominico Yves Congar en los tiempos del Concilio Vaticano II y

que desarrolla en diferentes escritos en lo referente a esta ministerialidad incluyente,

participativa y plural ayudan a crear un cuerpo base para la teología ministerial. Afirma

Congar que “el „sujeto‟, en el sentido más preciso de la palabra, o sea la persona

responsable del apostolado, no son sólo los obispos y los sacerdotes, sino también los fieles

en unidad orgánica con ellos”53

. Se amplía la responsabilidad y la participación en la

misión de la Iglesia: “según el Evangelio, la cualidad de discípulo comporta, de un modo

especial, una actitud y actividades de servicio que aumentan o disminuyen según el grado

de realización de esa cualidad. Discípulo y servidor, mathetés (y diakonos

(, son las dos cualidades ligadas que decaen o progresan la una a la otra”54

.

Esta misión que es de todos y para todos involucra desde el bautismo y se completa en la

confirmación.

Un recorrido por los documentos posconciliares reflejan los cambios que en la Iglesia se

consideran necesarios realizar para responder a las necesidades de la comunidad eclesial y

del mundo. Pablo VI en Ministeria quaedam (1972) establece la reforma de las órdenes

menores, se reducen de cuatro a dos: el lectorado y acolitado como ministerios confiados a

los laicos sólo varones y se autoriza a instituir nuevos ministerios como es el de catequista

y el de la caridad. Luego la Evangelii nuntiandi (1975) reconoce y enumera los agentes

responsables de la evangelización, ministerios no derivados del orden sagrado. Muestra un

rostro de Iglesia con ministerios diversificados al “servicio de la comunidad eclesial, para el

crecimiento y la vida de ésta, ejerciendo ministerios diversos, según la gracia y los carismas

que el Señor quiera conceder”55

. En la Mulieris dignitatem (1976) afirma que la mujer no

tiene acceso a los ministerios ordenados porque “ante todo en la Eucaristía se expresa de

modo sacramental el acto redentor de Cristo esposo en relación con la Iglesia Esposa. Esto

se hace transparente y unívoco cuando el servicio sacramental de la Eucaristía -en la que el

53

Congar, Si sois mis testigos, 61. 54

Ibid., 83. 55

EN, N°73.

Page 34: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

34

sacerdote actúa “in persona Christi”- es realizada por el hombre”56

. Así ratifica y responde

a las interpelaciones sobre la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial.

El Código de Derecho Canónico del año 1983, no utiliza el término ministerio, sino tarea,

oficio, actividades para las diversas participación de los /as laicos/as, además se fortalece la

condición laical masculina para el diaconado y acolitado, abre la posibilidad de admitir

laicos en el tribunal diocesano y en el ejercicio de la cura pastoral de las parroquias.

Juan Pablo II, en la Christifideles laici (1988) recoge del sínodo de obispos de 1985 las

críticas y confusiones en el uso del término ministerio, sacerdocio común y ministerial, la

posible clericalización de los laicos. Se enmarca en la perspectiva eclesiológica de

comunión, por el bautismo se hacen parte de la comunión eclesial u orgánica “caracterizada

por la simultánea presencia de la diversidad y de la complementariedad de las vocaciones y

condiciones de vida, de los ministerios, de los carismas y de las responsabilidades”57

. Son

pasos importantes que invitan a compartir en comunión una vida que participa del

ministerio de Jesucristo, aunque unos derivan del sacramento del orden y otros del

bautismo y la confirmación, todos ellos son para ejercerlos en función del crecimiento de la

comunidad eclesial y humana. En la Redemptoris missio (1990) recuerda el aumento y

diversidad de ministerios eclesiales y extraeclesiales con posibilidades siempre abiertas a

nuevas formas de ministerios. La Pastore dabo bobis (1992) define y fundamenta

teológicamente el ministerio de los presbíteros, los cuales con los cambios y apertura con

relación a la ministerialidad se ve necesario profundizar en “su identidad, su dignidad

original, si vocación y su misión en el pueblo de Dios y en el mundo”58

.

En la Carta Ordinatio sacerdotales (1994) Juan Pablo II declara en forma definitiva la

exclusión de la mujer de los ministerios ordenados:

no es admisible ordenar mujeres para el sacerdocio, por razones verdaderamente

fundamentales (…) comprenden: el ejemplo, consignado en las Sagradas Escrituras, de

Cristo que escogió sus Apóstoles sólo entre varones; la práctica constante de la Iglesia, que

56

Mulieris dignitatem, N°26. 57

Christifideles laici, N°20. 58

Pastore Dabo Vobis, N°12.

Page 35: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

35

ha imitado a Cristo, escogiendo sólo varones; y su viviente Magisterio, que coherentemente

ha establecido que la exclusión de las mujeres del sacerdocio está en armonía con el plan de

Dios para su Iglesia59

.

La Carta a las mujeres (1995) de Juan Pablo II reconoce nuevamente el genio de la mujer,

pero justifica una vez más que “Si Cristo - con una elección libre y soberana, atestiguada

por el Evangelio y la constante tradición eclesial – ha confiado solamente a los varones la

tarea de ser „icono‟ de su rostro de „pastor‟ y de „esposo‟ de la Iglesia a través del

ejercicio del sacerdocio ministerial”60

, ello no le resta a las mujeres y laicos en la Iglesia

su papel, su dignidad y participación.

En Ecclesia in America (1999) Juan Pablo II, en continuidad con los documentos

anteriores, presenta los ministerios en clave de comunión. Los fieles laicos con su

participación activa, creativa en gestos y obras en los ministerios son importantes para la

renovación de la Iglesia. Esta participación intraeclesial contempla “el deseo de que la

Iglesia reconozca algunas de estas tareas como ministerios laicales, fundados en los

sacramentos del bautismo y la confirmación, dejando a salvo el carácter específicos de los

ministerios propios del sacramento del orden”61

, aunque se fomenta la cooperación de

hombres y mujeres, refleja una preocupación que arrastra de tiempo atrás: la confusión con

los ministerios ordenados distinguiéndolo del sacerdocio común de los fieles. También

reconoce el aporte en la sociedad de acuerdo a su vocación en la vida pública.

Benedicto XVI en el año 2000 en la Verbum Domini recuerda las recomendaciones del

Sínodo de Obispos que tuvo como tema La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la

Iglesia, sobre el cometido de las mujeres respecto a la Palabra de Dios y la contribución

del genio de las mujeres en relación al conocimiento de la Escritura y el aporte a toda la

vida de la Iglesia afirma: “es hoy más amplia que en el pasado, y abarca también el campo

59

Ordinatio Sacerdotalis, N° 1-3. 60

Carta a las mujeres, N° 10. 61

Eclessia in América, N°44.

Page 36: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

36

de los estudios bíblicos”62

. Aunque no se hable de ministerio propiamente tal, es innegable

el aporte que las mujeres están realizando en este momento.

Los documentos eclesiales efectivamente muestran la intención de abrir y compartir los

ministerios, en el reconocimiento de una Iglesia toda ella ministerial, pero esta apertura no

alcanza, pareciera, a las mujeres, no sólo porque se mantiene cerrada la posibilidad al

ministerio ordenado, sino porque continúan otros espacios eclesiales limitado a los varones,

excluyendo a las mujeres que son la mayoría activa en la comunidad eclesial. Un ejemplo

de ello está en el código de derecho canónico en el N° 230 dice explícitamente que sólo los

varones laicos pueden ser llamados a los ministerios de lectorado y acólito. Aunque por esa

misma realidad de ser una mayoría activa se ve a mujeres lectoras en las eucaristías y lo

mismo acólitas.

1.3 Predicación

Las escrituras son claras en la exigencia de anunciar, proclamar o predicar:

¡Ay de mí si no predicara! (Pobre de mí si no anuncio el Evangelio) 1 Cor 9,16

Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura (Vayan por todo el mundo y

anuncien la Buena Nueva a toda la creación) Mc 16,15

Predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo 2 Tim 4,2

La carta encíclica Humano Géneris Redeptionem de Benedicto XV sobre la Predicación de

la Divina Palabra confirma la importancia la predicación, porque Jesucristo “no escogió

otro medio que la voz de sus predicadores, los cuales anunciasen a todas las gentes lo que

había de creer y practicar”63

. Por tanto, el deseo del Señor es que a través de la predicación

de la verdad se extienda la obra eterna.

62

Verbun Domini, N°85. 63

Humani Géneris Redptionem, N°1.

Page 37: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

37

Desde el sentido amplio, en un primer intento de adentrarse en el significado y sentido la

palabra predicación-predicar se refiere a la misión de pregonar, publicar, manifestar con

palabras, anunciar. Se puede hacer la distinción de diferentes formas de predicar: una es la

proclamación o el kerigma , el anuncio de la Palabra de Dios, de la Buena

noticia de Jesús, invita a la fe y a la conversión, es la evangelización misionera; otra forma

es la instrucción o didaskalia (, consiste en la información acerca del

mensaje con el fin de incrementar el conocimiento y la comprensión del misterio.

Al retomar la palabra de origen griego kerygma, aparece como un término técnico de la

predicación del Nuevo Testamento, de él se derivan otros términos como: keryx (

que significa mensajero, heraldo; kerysso ( se entiende la acción de hacer

anuncios, pronunciar un bando, invocar, predicar y enseñar públicamente. Entonces,

kerygma se define como anuncio, enseñanza y forma de comunicación de la Palabra de

Dios, la cual se asume dentro de toda forma de predicación.

Otro término con la cual se vincula la predicación es la homilía, “es la predicación que se

hace en el interior de una celebración la litúrgica”64

. La comunidad antigua hasta hoy lo

entiende como ese medio de expresar el anuncio de la salvación, por tanto, está relacionada

con el género de la predicación como medio de enseñanza y explicación del texto bíblico en

la liturgia. De tal manera que la homilía se convirtió en la forma pedagógica y dinámica del

anuncio del evangelio para los cristianos sencillos y también para los letrados. También

existe la predicación parenética a través de ella se “exhorta continuamente a los miembros

de la iglesia a mantenerse en la fe y en la práctica de la vida cristiana”65

.

El sermón término familiar de la predicación, proviene del latín semoniar y significa

enseñanza religiosa, se refiere principalmente al impartir una doctrina para la enmienda de

vicios, bienes y limitación de virtudes.

Es importante distinguir estos modos o géneros de la predicación los cuales están

relacionados entre sí, se complementan y a la vez se confunden. Es necesario contemplar o

64

Floristán y Tamayo, Conceptos fundamentales de Pastoral, 819. 65

Floristán y Tamayo, Diccionario abreviado de pastoral, 368.

Page 38: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

38

tener presente “la situación de los oyentes en relación con la fe y la pertenencia a la

comunidad cristiana”66

.

Al hacer un breve recorrido histórico sobre la predicación y su fuerza a través del tiempo,

se encuentra en la Didakhe (y en la tradición apostólica, incluida la predicación

en la liturgia. Ella iba unida a la lectura de la Palabra, es lo que se conoce como los

comentarios u homilías de los Padres de la Iglesia.

Durante la Edad Media, fueron los frailes los principales predicadores y trasmisores de la

palabra. Los concilios medievales fortalecieron la predicación como una forma de combatir

los abusos, la ignorancia y la decadencia. En el Concilio IV de Letrán se reprobará el

abandono de la predicación: “Ahora bien, con frecuencia sucede que los obispos no se

bastan a sí mismos para distribuir la Palabra de Dios, debido a sus múltiples ocupaciones, a

los achaques del cuerpo, a los ataques del enemigo, o también a otras circunstancias”67

.

Para mejorar esta situación Inocencio III solicitará a los obispos que se dejen ayudar de

otros sacerdotes y monjes en el ministerio de la predicación: “los obispos busquen personas

poderosas en obras y en palabras (contra el escándalo y el silencio), capaces de llevar de

modo saludable el oficio de la predicación, los cuales en nombre y en vez del obispo,

pasarán visita escrupulosa a los pueblos que les están confiados, siempre que él no pueda

hacerlo, edificándoles con la palabra y el ejemplo (verbo et exemplo)68

. Está presente la

necesidad que la palabra vaya acompañada del comportamiento y testimonio de los

predicadores.

Posteriormente, el concilio de Trento, dedica un decreto especialmente sobre la predicación

en la eucaristía con principios basados principalmente en la instrucción y la moral. La

predicación pasa a ser un aspecto fundamental en la reforma de la Iglesia. Se produce,

después de Trento una cierta mejora en la predicación especialmente con el aporte de las

antiguas y nuevas órdenes, a través del apostolado en la educación, en la evangelización en

zonas rurales desarrollando tiempos misionales en parroquias con tiempos fuertes de

66

Ibid., 368. 67

Cfr., Martínez, 107. 68 Ibid., 108.

Page 39: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

39

predicación y renovación. En tiempos previos al Concilio Vaticano II serán espacios de

predicación las novenas, romerías y ejercicios piadosos.

El Concilio Vaticano II expone una teología de la Palabra estableciendo normas sobre la

predicación a través de la Dei Verbum: “Dios quiso que lo que había revelado para

salvación de todos los pueblos, se conservara por siempre íntegro y fuera trasmitido a todas

las edades. Por eso Cristo nuestro Señor, plenitud de Revelación, mandó a los Apóstoles a

predicar a todo el mundo el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda

norma de conducta”69

. Es el mismo Cristo, quien inicie este movimiento de proclamación

de la Buena noticia, del Reino de Dios, (Marcos 4,16ss). Y afirma que los apóstoles

tramiten a sus sucesores para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad se

preocupen de conservarla, de exponerla y de difundirla a través de la predicación, es una

predicación infatigable.

Son “palabras que desvelan el secreto de Dios, su designio y su promesa, y por eso cambian

el corazón del hombre y su destino”70

, ellas llevan la fuerza transformadora, entre la

palabra, la vida, y los gestos. No hay que olvidar que Jesús, evangeliza con toda su vida y

forma de relacionarse con las personas, después de la resurrección se convierte en el Cristo

proclamado por la comunidad primitiva, es el contenido central de la evangelización hasta

el día de hoy.

Además, pronto el Señor manda a los Apóstoles a predicar a todos los pueblos la verdad

salvadora y como norma de conducta, “este mandato se cumplió fielmente”71

, ellos fueron

confiados y fortalecidos porque contaban con el apoyo del mismo Señor, “salieron a

predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las

señales que la acompañaban”72

.

La predicación apostólica se caracteriza por realizar la trasmisión de la buena nueva como

mandato, de dos modos: una se desarrolla en forma oral, considerando gestos, palabras, es

69

DV, N°7. 70

EN, N°11. 71

DV, N° 7. 72

Mc 16,20

Page 40: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

40

decir ejemplo y predicación; la otra es la forma escrita, siendo los mismos apóstoles y

otros seguidores de su tiempo que pondrán por escrito este mensaje por inspiración del

Espíritu Santo, el cual ha llegado hasta nuestros días, como Palabra de Dios.

En este proceso evangelizador, se pueden destacar algunas mujeres, las cuales llenas de

gracia, han sido favorecidas por carismas como es el ministerio de la predicación, dejando

huellas en la historia de la Iglesia. Son mujeres comprometidas con la causa del Reino de

Dios, con Cristo que las llama a anunciar y predicar con la vida y con la palabra, entre ellas

encontramos en la Familia Dominicana a Cecilia de Cesarini (Italia), Diana de Andaló

(Italia), Catalina de Siena (Italia), a Rosa de Lima (Perú), a Ascensión Nicol Goñi (España).

En los tiempos actuales acortan distancias en la predicación las dominicas: Margaret

Ormond (Estados Unidos), Lucía Caram (Argentina), Verónica Rafferti (Irlanda), Antonieta

Potente (Italia), Alejandra Marabotto (Italia), Margarita Ruiz (República Dominicana),

Beatriz Charría (Colombia), Mary O‟Driscoll (Irlanda), María Teresa Sancho (España),

Isabel Barroso (España), Inmaculada Egués (España), Gabriela Zengarini (Argentina), y

muchas más que se destacan tanto por su predicación con la palabra escrita como por la

proclamada en diferentes espacios y ambientes, ya sea eclesiales u otros.

Así, la predicación es anuncio del acontecimiento salvador, de la persona de Jesús, muerto

y resucitado, este hecho se enlaza con el Antiguo Testamento, por entonces quien predicaba

era el profeta impulsado por el Espíritu de Dios. En el caso del Nuevo Testamento la

palabra predicada continúa siendo Palabra de Dios pero desde la experiencia pascual.

Esta evangelización que se realiza a través de la predicación y enseñanza, se convierte para

la Iglesia en exigencia y urgencia, la asume y renueva constantemente, en el transcurso de

la historia, constituyéndose en su misión esencial, en su vocación propia. Como afirma la

Evangelii Nutiandi es su alegría y su razón de ser, su identidad, “ella existe para

evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a

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41

los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su

Muerte y Resurrección gloriosa”73

. Es el rostro carismático de la Comunidad.

Todo cristiano y cristiana, desde el bautismo, tiene el derecho y el deber de dar testimonio

de su fe, de anunciar el evangelio del Reino a todos los pueblos, por ello el documento de

Aparecida confirma como condición de todo discípulo /a, el ser misionero/a, porque Jesús

lo hace partícipe de su misión, “no es una tarea opcional, sino parte integrante de la

identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma”74

.

El Espíritu de Jesucristo, prometido por él, en su ausencia será el responsable de la

predicación, participa como agente principal de la evangelización, tanto quien proclama

como en quien acoge ese anuncio. Entendiendo la predicación como un don, carisma,

porque es el Espíritu Santo quien llama y envía a predicar, como aconteció en Pentecostés,

se comprende que sin él no exista en realidad predicación. ¿Cómo predicar si no son

enviados? (¿cómo saldrán a predicar si ser enviados?)75

. No se predica por deseo personal,

es un querer de la comunidad eclesial, la cual tiene como razón de ser la misión, es decir el

anuncio de la buena nueva de Jesucristo resucitado que nos muestra el camino al Padre.

Como lo expresa Felicísimo Martínez el objetivo será anunciar a Dios, el cual nos mira

amorosa y bondadosamente, y además “tiene como objetivo ayudar a experimentar esa

mirada bondadosa y ese amor salvífico de Dios a toda persona, a toda la humanidad, a toda

la creación”76

. Esto es posible desde una experiencia personal con el Misterio, profunda y

encarnada en el Dios amor, quien anima y le da sentido liberador a la existencia de quien

predica y enseña.

Al realizar este recorrido por las categorías que nacen por la presencia y acción del Espíritu

Santo, permite reconocer que ellas no son exclusivas de los varones, aunque en momentos

73

EN, N°14. 74

DA, N° 144. 75

Cfr., Rm10,15 76

Martínez Díez, Felicísimo,“Predicación y personalización del mensaje”, Espiritualidad personal y

comunitaria del Predicador, www.dominicos.org/formación/reflexion 33.htm Primera Asamblea de

Predicación 2006 (consultado el 27 de septiembre de 2011)

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42

históricos se han cerrado para las mujeres. Todos y todas las cristianos/as han recibido del

bautismo la fuerza del Espíritu para vivir y dar razón de fe del Misterio, para desarrollar y

crecer el carisma recibido como regalo y, más aún, convertirse en personas constructoras de

un mundo más justo y humano a través de la Palabra testimoniada y proclamada. Este

último aspecto se desarrollará en el siguiente capítulo en que se aborda el carisma de la

predicación específicamente en el Familia Dominicana.

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43

CAPÍTULO 2

EL CARISMA DE LA PREDICACIÓN EN LA ORDEN DE PREDICADORES/AS Y

COMO FAMILIA

Por fin, soy libre dentro de los seres…

Y nacerá de nuevo esta palabra,

tal vez en otro tiempo sin dolores,

sin las impuras hebras que adhirieron

negras vegetaciones de mi canto,

y otra vez en la altura está ardiendo

mi corazón quemante y estrellado.

Pablo Neruda

Con una pasión similar a la del poeta Pablo Neruda de la que brotan sus palabras y las va

tejiendo en el tiempo, Domingo de Guzmán vive apasionado por Jesucristo y su Palabra y

la humanidad sufriente, atada en su tiempo por la ignorancia o los errores de los cátaros, los

albigenses, los cumanos. La Palabra predicada es una palabra liberadora, siempre actual,

viva y eficaz en cualquier rincón del mundo y en cualquier época.

Hoy, cuando la Orden de Predicadores celebra una historia y un camino de andadura de

800 años, con un carisma, fruto de la acción del Espíritu, que acoge Santo Domingo de

Guzmán como un mandato privilegiado y una riqueza para la Iglesia y para el mundo, el

ministerio de la predicación de la Palabra de Dios, se convierte en un proyecto fundacional

vigente, una razón de ser para un dominico y una dominica.

Como lo expresan las mismas Constituciones, la Orden de Predicadores tiene el mandato de

dedicarse por entero a la evangelización de la Palabra de Dios, porque “fue instituida

especialmente desde el principio, como sabemos, para la predicación y la salvación de las

almas”77

. De esta manera se convierte en santa predicación, tarea y misión de toda la

Familia Dominicana: ser ministros /as de la Palabra.

Es fundamental detenerse a reconocer en la persona de Domingo de Guzmán aspectos que

ayudan a comprender la fuerza del carisma de la Predicación que convence no sólo al Papa

77 Constitución Fundamental de la Orden de Predicadores, N°II.

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44

sino a hombres y mujeres de ese tiempo y lugar, de ahí la importancia de ubicarse en el

contexto de la época medieval para dar paso a la formulación de una espiritualidad, que

luego se sintetiza en unos pilares dominicanos. Este recorrido, desde la primera fundación

en Prouille hasta la concreción del carisma en las Dominicas Misioneras de la Sagrada

Familia, permite distinguir como se ha ido actualizando, renovando el carisma, con matices

nuevos desde el aporte de las mujeres a la predicación.

2.1 Domingo de Guzmán

Santo Domingo,

Padre y fundador nuestro,

hombre del Evangelio,

de oración y apostolado.

Parece que esos versos dicen todo de Domingo de Guzmán. En realidad ellos se hacen más

comprensibles dando una mirada a su vida, nada de buscar lo espectacular, los milagros, los

grandioso, sino el ambiente que le rodeó, las personas que estuvieron cercanas a él, los

acontecimientos que influyeron y situaciones que fueron abriendo y concretando

intuiciones que se constituyen en un proyecto. Desde esta perspectiva tiene sentido hacer un

breve recorrido por la vida de Domingo de Guzmán.

Los primeros años de su vida en familia y en su pueblo, se desarrollan junto a su madre

Juana de Aza, su padre Feliz Guzmán y varios hermanos. No existe más información de esa

época, pero se acepta que su nacimiento sería entre los años 1170 y 117378

en el torreón de

Caleruega, aldea que no tendría más de un siglo de fundación. Otro dato sobre su familia es

que “pertenecían a la nobleza hereditaria castellana y eran dueñas de extensas posesiones

en las proximidades y entornos de Caleruega”79

. Existen muchas historias y signos muy

propios de las leyendas sobre santos, lo importante es considerar que su niñez se desarrolló

en forma normal, rodeado de un paisaje propio de Castilla, con sus historias de caballeros

78

Vicaire, Santo Domingo, 31. 79

Hertz, Domingo de Guzmán y los dominicos, 7.

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45

y formado en la fe cristiana por su madre, siendo bautizado en la parroquia del pueblo. Muy

pronto deja el hogar para consagrarse al estado clerical, asumiendo la responsabilidad de su

formación su tío arcipreste en Gumiel de Izán.

Cuando es todavía un adolescente va a Palencia a continuar sus estudios, dedicando su

tiempo a estudiar letras, dialéctica y teología. En este tiempo creció en el sentido del

silencio, la soledad, la disciplina, la perseverancia y la laboriosidad, todo ello lo va

formando sin alejarlo del prójimo, especialmente del que sufre, ardiendo de compasión.

Allí escucha y conoce la herejía que proviene del sur de Francia, son sus primeros desafíos

para la predicación.

Una vez concluido sus estudios va a Osma, donde el obispo Diego lo acoge y lo integra

como canónigo, se destaca por su constante y continua oración. Pronto comenzarán sus

viajes junto al obispo por el sur de Francia, consagrándose totalmente a la predicación de la

Palabra. Las Marcas, Roma, Languedoc, Prouille, Toulouse, Carcasona, Bolonia, Paris,

Viterbo, Siena, Florencia, Venecia, son lugares que Domingo recorrerá, sin dejar su vida

contemplativa y de predicador itinerante, apasionado por la salvación de las almas.

Esos viajes llenos de encuentros con mujeres y hombres, ya sean amigos/as, compañeros

/as de misión, autoridades eclesiásticas o civiles o herejes, irán dando cuerpo al proyecto al

proyecto fundacional, primero con las mujeres en Prouille y posteriormente con los

varones.

Unas líneas sobre su itinerario de vida muestran como el Espíritu mueve su corazón y su

mente, y dan el norte, en el modo y opciones para el seguimiento de Cristo, vigente hasta

hoy, como un estilo de vida de seguimiento de Cristo. Algunos rasgos de Domingo de

Guzmán sobre su persona ofrecen elementos para la construcción del carisma y la

espiritualidad dominicana:

2.1.1 Domingo amigo, hermano, compañero de camino de hombres y mujeres

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46

“Durante el día, nadie más accesible y afable que él en su trato con los frailes y

acompañantes”80

. Aunque se le conoce como un hombre silencioso, de pocas palabras,

cultivará la amistad especialmente con quienes comparte sueños y proyectos apostólicos,

sin importar la condición social o económica, entre ellos obispos, condes, mesoneros,

herejes, entre ellos se encuentran el Obispo Diego de Osma, obispo Foulques de Toulouse,

fray Reginaldo, fray Jordán, los monjes cistercienses, entre otros. En su camino de

predicador dispondrá su tiempo a la escucha, a intercambiar experiencias y compartir la

mesa. Con sus hermanos, frailes muy cercano a través del diálogo sencillo, la corrección

con firmeza y con suavidad. Las mujeres eran parte de su vida. Esto lo demuestra el éxito

en su primera fundación con mujeres cátaras, sus contantes gestos de amistad y cariño

cuando visita a las monjas de Prouille.

2.1.2 Domingo hombre afectivo y de gran capacidad para amar

“Todos los hombres cabían en la inmensa caridad de su corazón, y, amándolos a todos, de

todos era amado”81

. Corazón grande para amar, hasta las lágrimas. Es el centro de su vida,

como virtud evangélica traspasa toda su vida de seguimiento a Cristo. Su escuela del amor

comienza en su familia con su madre, Juana de Aza. Hombre afectivo y cercano, sin miedo

a expresar su cariño, ello se descubre tanto en la expresión de la amistad como en la

compasión hacia quienes se van encontrando en el camino evangelizador.

2.1.3 Domingo hombre alegre y con humor

“Y porque el corazón festivo alboroza el semblante… y a pesar de que su rostro estaba

siempre alumbrado por la claridad de su sonrisa, dando lozanía de su conciencia”82

. Ello

hace pensar que Domingo generaba simpatía en cualquier lugar en donde él estuviese, su

rostro afable, sereno y alegre reflejan su interioridad en armonía, que comunica en cada

encuentro con los hombres y mujeres con quienes se encuentra. Cuenta el P. Vicaire que

Domingo en una oportunidad al ir a compartir una reflexión espiritual por la noche con las

monjas, al prolongarse ésta, las entretiene pidiendo una copa de vino haciéndola circular

80

De Sajonia, “Orígenes de la Orden de Predicadores”, 203. 81

Ibid., 204. 82

De Ovieto, Leyenda de Santo Domingo, 430.

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47

entre los frailes que le acompañaban y jugando con el torno y celebrar diciendo “¡Bebed a

vuestro gusto, hijas mías!”83

2.1.4 Domingo compasivo

“Conmovido a causa de ello por la necesidad de los pobres y abrasado de afecto

compasivo, resolvióse a seguir los consejos divinos, aliviando, en la medida de sus fuerzas,

la miseria de los que estaban en peligro de perecer”84

. La misericordia brota de un corazón

atento a las necesidades de los demás, al dolor y al sufrimiento. Es una persona que se

encarna en la realidad empobrecida, en donde la humanidad sigue siendo crucificada. Su

inserción en las ciudades le permite ver dónde están los predilectos del Señor, descubre a

los pobres y a los abandonados de esa época. La pasión por la humanidad traspasará el

proyecto de Domingo, tendrá el sello de la justicia y la paz, de blanco y negro, amor y

verdad, silencio y palabra, alegría y llanto.

2.1.5 Domingo contemplativo

“Ora siempre. Durante el oficio divino, en la misa, en los caminos, en los bosques, en los

santuarios que visita al pasar”85

. Orante de día y de noche, contempla para dar lo

contemplado. Es una oración - contemplación constante, no descansa o más bien descansa

orando. Y ésta crece en la medida que se adentra en el apostolado, ante las exigencias de la

predicación los tiempos de oración son más intensos. Desde joven se pasaba días y noche

en oración intensa y silenciosa, largas vigilias las que brotan de día por su boca en

predicación, porque el gran deseo de Domingo es conquistar almas para Cristo. Con el

tiempo, Teodorico de Apolda, sistematiza y dan a conocer los nueve modos de orar de

Domingo, que expresan la dinámica corporal y espiritual de Domingo en su relación

dialogante y comunicacional con Dios.

2.1.6 Domingo itinerante

83

Vicaire, Santo Domingo, 213. 84

De Sajonia, “Orígenes de la Orden de Predicadores”, 167. 85

Vicaire, Santo Domingo, 165.

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48

“Domingo y sus compañeros van, pues, a pie y no a caballo, de pueblo en pueblo, de villa

en villa, como el mismo”86

. Domingo predica acompañado del evangelio de Mateo, de las

cartas de San Pablo, muy ligero de equipaje y a pie recorre los lugares que sean necesarios,

es una predicación ambulante, entre Bolonia, Prouille, París, Roma, a tiempo y a

destiempo. Una predicación desinstalada, con pocos recursos, es mendicante. Domingo

junto a sus hermanos buscan la comida puerta a puerta. Nada le ata para ir a predicar.

Humberto de Romanis profundiza en el sentido de la itinerancia en la Biblia por ello llega a

decir que “los predicadores son como los „pies‟, porque es propio de su oficio caminar”87

.

Domingo piensa que el trigo amontonado no sirve se pudre, por ello gesta un movimiento

profundamente evangélico enviando a sus compañeros, algunos sin mucha preparación y

llevando lo mínimo para subsistir, es lo que se llama pentecostés dominicano.

2.1.7 Domingo hombre sencillo y humilde

“Nunca recuerda que tuviera propio lugar para descansar de noche, sino que alguna vez se

acostaba sobre la tierra; otras veces, en un catre de mimbres; otras, sobre tablas, y con

mucha frecuencia pasaba la noche en oración en la Iglesia”88

. Los relatos son abundantes,

en donde muestran y expresan como Domingo se caracterizaba por ser una persona austera,

amante de la pobreza, ello se veía en su vestir, en la alimentación, en el ir por los caminos

descalzo como una forma de penitencia, lo mismo dejar el caballo para ir a pie a predicar,

sin ningún atuendo y equipos de servicio que dieran aires de unos predicadores llenos de

privilegios, algo que los herejes cuestionaban de la Iglesia de ese tiempo. Como lo expresa

Guy Bedouelle: “la pobreza evangélica es sinónimo de inseguridad que no se busca a sí

misma, pero que se convierte en signo de confianza del predicador-peregrino, en sencilla y

pacífica incertidumbre del porvenir”89

. Esa es la que Domingo vive y quiere que los frailes

descubran, esa es la mendicidad de los que piden puerta a puerta, de casa en casa, es una

pobreza apostólica que se enmarca en el contexto de la época medieval. Los frailes

86

Bedouelle, La fuerza de la palabra. Domingo de Guzmán, 163. 87

Cfr. De Romanis, La formación de los predicadores, 136-141. 88

Proceso de Canonización de santo Domingo, testigo VIII Fray Pablo de Venecia, 295. 89

Bedouelle, La fuerza de la palabra. Domingo de Guzmán, 163.

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49

compartirán con las monjas de Prouille, ayudándose y sosteniéndose mutuamente en

función de la predicación.

2.1.8 Domingo, templanza y ecuanimidad

“En las persecuciones jamás se dejaba vencer por el desaliento. Continuaba caminando,

apacible e intrépido, en medio de los peligros, y no permitía desviarse de la ruta por

miedo”90

. Perseverante y constante en su búsqueda, no improvisa sus decisiones. A los pies

del Señor él discierne. Recorre muchos lugares aprendiendo y a la vez predicando, pasarán

más de diez años antes de concretar la fundación y el proyecto que hasta el día de hoy se

ofrece como camino de seguimiento a Cristo, como estilo de vida. Su firmeza tiene sus

raíces en el ambiente de reconquista de Castilla en época medieval en que se formó

Domingo, como caballero andante y de recia figura heredada de su padre, del ambiente que

le rodeo. Con esta base él continúa por la vida con disciplina, con perseverancia y con

laboriosidad trabajando su voluntad, podrá enfrentar a los herejes agresivos, viviendo con

austeridad y espíritu itinerante, permitiéndole así superar muchas dificultades que la

predicación, las fundaciones y las mismas relaciones le exigirán día a día. “Ni en las fatigas

del camino, ni en el calor de la pasión, ni en otras circunstancias, le vio airado, excitado o

turbado, sino que le vio gozoso en las tribulaciones y paciente en la adversidad”91

.

Los rasgos destacados anteriormente, de la persona de Domingo de Guzmán, reflejan los

elementos básicos del carisma y de la espiritualidad que anima a todo predicador o

predicadora, miembros de la familia dominicana. Se pueden tejer esos rasgos del siguiente

modo: generando vínculos y relaciones profundas (comunidad); se cultiva, día a día, la

humildad y la compasión que favorecen la búsqueda de la verdad (estudio); disposición

constante para encontrar espacios de encuentro con Dios y con la humanidad

(contemplación); como mujer y como hombre perseverantes y de mucho temple en la

inserción de la historia, cercanos/as a las personas y abiertos/as a una vida itinerante que

facilite el anuncio, a tiempo y a destiempo, la Buena noticia (predicación).

90

Vicaire, Santo Domingo, 133. 91

Proceso de Canonización de Santo Domingo, Testigo VIII, 294.

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50

2.2 Contexto histórico y eclesial

2.2.1 Domingo y los tiempos medievales

Los tiempos de Domingo, fines del siglo XII y principios del XIII, son una época de

cambios, como afirma Bedouelle “Se trata de un mundo muy poblado, que se afirma como

urbano y se descubre pobre, por demasiado poblado. Un siglo en el que afloran naciones

nuevas, pero que se encuentra dividido entre resistencias feudales y las nuevas aspiraciones

democráticas”92

. Para entender mejor esta realidad medieval hay que remontarse a fines del

siglo VIII con la reforma de Carlomagno, la cual se entiende por las diversas acciones que

conducen a un renacimiento intelectual y cultural, ocurrido principalmente durante los

reinados de los líderes carolingios y Ludovico Pío. Afirma Felicísimo Martínez “es en este

momento en el que surge pujante el diálogo interdisciplinar entre los diversos campos del

saber”93

, se comprende que sea una época en donde se destaca por la importancia de los

estudios de literatura, artes, arquitectura, jurisprudencia y litúrgicos; es un tiempo en el

cual se intenta la unificación de la Europa germánica y la cristiana en oposición a los

avances de los bárbaros del este y del sur, para ello se produce una fuerte fusión entre

Iglesia y poder civil.

La muerte de Carlomagno, la creciente influencia de la nobleza y el aumento de las

relaciones feudales, conducirán al debilitamiento de la monarquía y la unidad política. La

desintegración del imperio carolingio y las nuevas oleadas invasoras dejaron al occidente

europeo en una situación de grave deterioro político y económico. Dicha situación duró

hasta el siglo X, siendo reemplazada para siempre la dinastía carolingia. En esta misma

época los reinos cristianos de la península ibérica iniciaron una lenta recuperación y un

avance frente al Islam. Se identifica la soberanía con la propiedad, el poder soberano que

estaba en manos del rey o emperador, ahora se fragmenta y se debilita la autoridad. Esta

sociedad feudal fundamentalmente agrícola y rural se organiza alrededor del señor feudal,

con muchos vasallos a su alrededor como protegidos, además de esclavos. Las relaciones

92 Bedouelle, La fuerza de la palabra. Domingo de Guzmán, 24-25. 93

Martínez, Domingo de Guzmán Evangelio viviente, 22.

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51

sociales son de fidelidad y la libertad queda hipotecada a los señores feudales, además

mantienen una autonomía con los monarcas ante el poder que ellos consiguen por la

acumulación de bienes, territorios y de súbditos. Se genera una nuevo modelo de jerarquía

feudal: siervos, villanos, burgueses, pequeña nobleza, grandes barones, grandes feudatarios

o alta nobleza, el rey94

. En ella está inserta la Iglesia, se hace parte del régimen feudal. Es

propio de la época el distinguir en esas relaciones virtudes como: el honor, la lealtad, el

heroísmo, la obediencia, la fidelidad, la sumisión.

El sistema feudal vive su crisis y transformación a fines del siglo XII y principios del XIII.

Nuevas estructuras sociales, económicas y políticas emergen en el ámbito urbano por

medio del comercio, aquí se centra la vida cultural, comercial y social, abriendo espacios

nuevos de libertad, de organización, de creatividad que exige franquicias y privilegios.

Surge una nueva clase social: la burguesía, integrada principalmente por mercaderes y

artesanos, quienes irán conquistando poco a poco espacios sociales, económicos, políticos y

militares, aportando una renovada forma de organización y de asociación en medio de las

zonas urbanas que se ven cada vez más pobladas, sin abandonar lo rural. Este impulso

nuevo llega al ámbito cultural, tanto escuelas como universidades. Será en esta época de

movimiento urbano y cultural donde Domingo de Guzmán dará forma al proyecto

fundacional.

2.2.2 Domingo ante una Iglesia exigida por cambios sociales, económicos y nuevos

movimientos religiosos

El sistema feudal omnipotente, monopolizador y paternalista95

comienza a resentirse por los

efectos de la revolución comunal, las masas populares se levantan exigiendo sus derechos y

libertades, sus bienes materiales y espirituales. Es un movimiento de solidaridad horizontal

generando una economía comunal, muy diferente del sistema feudal, lo que provoca un

rechazo a veces violento del modelo educativo, en la jerarquía eclesiástica, incluso en el

monaquismo, identificados con el modelo feudal.

94

Cfr. Martínez, Espiritualidad dominicana, 17-22. 95

Cfr. Sedano, “Vicisitudes históricas y realización de Domingo de Guzmán”, 39-51.

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52

La Iglesia, en ese momento instalada, ha acumulado riquezas y poder, se ha alejado de los

pobres, con una jerarquía que centraliza e impone de poder espiritual sobre reyes y

soberanos temporales96

. Esta situación genera fuertes conflictos y confrontaciones, entre el

poder civil y el poder eclesiástico. La Iglesia que se hace parte de la estructura medieval

feudal, se resiente y es afectada por el surgimiento de una economía basada en el

florecimiento del comercio, por el crecimiento demográfico y por el desarrollo urbano,

originando nuevas estructuras sociales que piden cambios urgentes, siendo los laicos los

protagonistas. Surge una nueva clase social, la burguesía, en donde “el „burgués‟,

generalmente inculto, desea ponerse al día y la llena en las aulas de las universidades, que

nacen en este tiempo como una necesidad de ampliar las estructuras reducidas de las

escuelas monacales y episcopales. La cultura se universaliza, y de paso se hace más

laica”97

.

El siglo XIII verá nacer a la teología como ciencia, “la „sacra doctrina‟, elaboración

racional y sistemática hecha sobre los contenidos de la revelación”98

. Se distinguen en la

escolástica medieval dos corrientes, ambas inspiradas en el mismo ideal evangélico, una de

ellas es la escuela mítico-monásticas, autodenominada Schola Christi, y la otra es la escuela

dialéctico-teológica de los Maestros99

.

Esta realidad eclesial da origen a movimientos laicales que no tienen espacio y cabida en la

Iglesia para vivir su fe cristiana. Son movimientos que nacen como resultado y respuesta

ante la crisis de la Iglesia, son formas de apostólicos como: Pobres de Lyon, Valdenses,

Cátaros, Humillados, Pobres de Cristo, Joaquinistas, Hermanos del libre espíritu, etc.100

.

Todos ellos con la búsqueda de vivir el ideal de la comunidad primitiva, que ponían los

bienes en común y predicaban desde la pobreza.

Del mismo modo surgirán órdenes religiosas como denuncia a la Iglesia debilitada, en

atención a un clero absorbido por la administración de bienes temporales, con poco o nada

96

Cfr. Hendriks y Rodriguez, Santo Domingo ayer y hoy, 25-35. 97

De Pablo, Historia de la espiritualidad Cristina, 51. 98

De Pablo, 169. 99 Martínez, Espiritualidad Dominicana, 160. 100

Cfr. Sedano, “Vicisitudes históricas y realización de Domingo de Guzmán”, 39-51.

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53

de celo apostólico y bastante ignorante, obispos responsables de la predicación y la

enseñanza de la fe quienes ejercían ocasionalmente este ministerio, ahora cuestionados por

los laicos y seglares los cuales protestan y exigen una vida apostólica, itinerante y de

pobres.

Son los tiempos de Francisco de Asís y de Domingo de Guzmán, siglos XII y XIII. Para

Domingo esta situación se convierte en un desafío la presencia de los cátaros o albigenses,

quienes descienden de los maniqueos, provenientes de oriente, invadiendo el norte de Italia

y el mediodía de Francia, laicos inquietos por las cosas de Dios, con una predicación

acompañada de un estilo de vida pobre en ausencia del clero, todo ello no es más que una

fuerza y una voz del espíritu que le impulsará a vivir desde el evangelio con más

intensidad.

Domingo conmovido por la ausencia del anuncio de la Palabra de Dios verá como un signo

de lo que Dios le pedía, el ir a predicar a tierras paganas, como respuesta y en fidelidad al

Evangelio. Se dedicará, gran parte de su vida, a predicar por territorios con gran presencia

de movimientos heréticos.

2.3 Formulación de una espiritualidad, de un carisma y un ministerio

“Aquel que incesantemente fecunda la Iglesia con nuevos hijos, queriendo

renovar nuestros tiempos actuales conforme al modelo de los primitivos y

propagar la fe católica, os inspiró la idea religiosa de consagraros a la

predicación de la Palabra de Dios, abrazando la pobreza y comprometidos en

un estilo de vida regular, para evangelizar por el mundo en el nombre de

nuestro Señor Jesucristo”101

¿Cómo se fue formulando? A través de un proceso de años, vividos intensamente por

Domingo, mucho antes de las Fundaciones primeras, durante los pequeños y grandes

101

Constitución Fundamental de la Orden de los Frailes Predicadores, I.

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54

momentos con personas que encontró en el camino, con quienes compartió sus inquietudes,

sus preocupaciones e sus intuiciones. Son tiempos de estudio y de búsqueda, de acompañar

a Diego de Osma en sus viajes en sus diferentes misiones. Camina, aprende y descubre

elementos esenciales para una nueva forma de vivir el seguimiento de Cristo en ese

contexto medieval y eclesial.

Conoce en los viajes apostólicos “la intensa predicación de los herejes y el estilo de vida

con el que acompañan su predicación”102

. Está al tanto de las decisiones que toma la

Iglesia para enfrentar la penosa situación del ministerio de la predicación, pero no logran

“establecer una vida apostólica consistente y una predicación sistemática y organizada con

garantías de pervivencia”103

. Descubre la debilidad en la vida apostólica: la decadencia de

la predicación y la presencia de grupos de herejes, los cuales a su modo quieren vivir

radicalmente.

Domingo va dando cuerpo a la espiritualidad, al carisma, al ministerio de la predicación en

la experiencia con el Misterio, con sus hermanos y hermanas, que se han sentido llamados a

vivir este nuevo estilo de seguimiento al Señor, con la historia y realidad de su tiempo tanto

eclesial como social.

Su amigo, el obispo Foulques de Toulouse, instituye a Domingo junto a los primeros

compañeros en su diócesis como predicadores, asignándoles la misión de “arrancar de raíz

para sembrar de nuevo, podar, cultivar y proteger los brotes nuevos”104

. Posteriormente,

Foulques se dirige a Roma para participar del Concilio de Letrán convocado por Inocencio

III, “incansable luchador por la causa de la Iglesia, buen conocedor de la urgencia de la

predicación, infatigable promotor de los equipos de predicadores diocesanos de la

cristiandad”105

, lo cual no tiene buen resultado porque falta un elemento esencial: el

testimonio de vida que acompaña toda predicación. Domingo acompaña al obispo y se

encuentra con el Papa quien emite una bula a favor de la fundación de Prouille, acoge este

102

Martínez, Domingo de Guzmán, evangelio viviente, 158. 103

Ibid., 158. 104

Bedouelle, La fuerza de la Palabra, Domingo de Guzmán, 47. 105

Martínez, Domingo de Guzmán, evangelio viviente, 159.

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55

centro de apostolado y les exhorta a volver con sus frailes para buscar una Regla ya

aprobada y que el obispo del lugar le asignase una iglesia.

De regreso de Roma los futuros predicadores, escogen la Regla de San Agustín realizando

algunas modificaciones. Entre tanto muere Inocencio III, le sucede Honorio III, al cual

visitará en seguida Domingo obteniendo la bula de confirmación de la Orden Dominicana

el día 22 de diciembre de 1216, convirtiéndola en una Orden al servicio de una misión-

predicación universal. “Será una Orden destinada a procurar la salvación de las almas

mediante el oficio y el ministerio de la predicación en la Iglesia”106

.

2.4 Los pilares dominicanos

El ministerio de la Predicación que une a la Familia Dominicana es un movimiento circular,

como recogen las Actas capitulares de las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia107

:

“En la tradición dominicana los círculos son espacios vitales de vida, de gestos de unidad

dentro de la historia. Nos invitan a tocar el misterio, a sentir que “estoy dentro”. Esta

experiencia está llena de energías que podemos expresar, compartir y entregar (Ef 3,18). Es

la experiencia que nos lleva a tocar el manto de Jesús”108

.

Desde esta circularidad integradora, entre los elementos o pilares dominicanos, como son la

comunidad, la oración – contemplación, estudio y la predicación, es posible considerarlos

no como etapas sucesivas, sino en una dinámica de espiral, pues cada uno de esos

elementos del carisma se alimentan unos a otros, se necesitan unos a otros y se enriquecen,

todo en función del Proyecto de Dios: El Reino y su justicia.

2.4.1 Experiencia de Dios: Oración – Contemplación para la predicación

Cuando se habla de experiencia, se refiere a un encuentro profundo con el Misterio. Va más

allá de un momento circunstancial, más allá de un sentimiento, más allá de un trabajo y de

106

Ibid., 194. 107

En adelante se utilizará la sigla DMSF. 108

Actas XVII Capítulo General, 16.

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56

un voluntarismo: es el núcleo de toda vida cristiana que se hace experiencia vital desde lo

cotidiano hasta los momentos solemnes.

La oración y contemplación afectada por el encuentro con la humanidad es fundamental en

la vida dominicana. Ambas atraviesan la vida de cada dominico y dominica y en función de

la predicación, la experiencia de Dios fecunda el ministerio apostólico. En la

profundización del misterio salvador, el dominico y la dominica, encuentran la urgencia de

anunciar la Buena Nueva, como respuesta filial al amor de Dios y en fidelidad a la

humanidad amada por Dios, por ello busca y sale al encuentro en medio de una realidad

muchas veces dolorosa y lejana. Como afirma Felicísimo Martínez: esas dos fidelidades

constituyen el eje de la contemplación dominicana, es decir “la fidelidad a la Palabra

contemplada en el silencio y en la oración y la fidelidad a los hombres necesitados de la luz

y la fuerza de esa Palabra”109

.

En la tradición dominicana la oración considera la experiencia personal y privada y el rezo

comunitario, la celebración litúrgica, compartida con la comunidad y con la Iglesia. Los

ritmos del día y de las semanas van acompañados por estos espacios orantes y

contemplativos allí en donde se esté, sea en el estudio, con los hermanos y hermanas, en la

misión, de camino, en la casa, nada queda fuera, es una relación circular de enriquecimiento

mutuo.

Los elementos que sustentan, alimentan y fortalecen una vida orante y contemplativa a

cultivar y que fecunda la predicación son: el silencio, la Palabra de Dios, la humanidad, la

liturgia.

El silencio se convierte en un medio para la escucha. Lo que permite disponer la mente, el

corazón y todo el ser a la escucha ¿de qué? ¿de quién? de la Palabra, de Dios mismo, de los

sucesos, de lo que le acontece a la humanidad. Posibilita el poner todo en tensión, en estado

alerta y atención para captar el Misterio, cómo y cuándo Dios habla. Es necesario escuchar

al mundo antes de predicar y predicar después del silencio, estas afirmaciones que

recuerdan los frailes en su documento del Capítulo General (2010) hablan de un silencio

109 Martínez, Domingo de Guzmán Evangelio viviente, 223.

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activo, atento y despierto a Dios y a lo que acontece en el mundo, en las culturas

cambiantes. Desde los inicios de la vida dominicana el silencio es parte esencial y una

exigencia comunitaria, el hacer silencio facilita la oración, la contemplación, el estudio, “el

silencio es el compañero imprescindible de la oración y la contemplación para quien ha

escuchado el clamor de los hombres. El silencio termina por ser en consecuencia el padre

de los predicadores110

o la madre de los/as predicadores /as.

La familiaridad con la Palabra permite comprender que ella está con nosotros/as, en las

manos, en la mochila, en la mesa, en el ambón, pero sobre todo va habitando en el corazón

y en la mente. Afirma Mary O‟Driscoll: “la palabra que ha encontrado un hogar en nosotros

porque la hemos recibido bien, la hemos meditado y contemplado en el silencio de

nuestros corazones”111

, desde esa Palabra recibida y habitada, hecha hogar en nosotros /as

se comparte o comunica en la predicación.

Con la humanidad ora, en medio de ella contempla y descubre las semillas del Verbo. El

dominico y la dominica se hace familia, estamos con Dios y con la humanidad, no están

solos/as y solas con Dios, están acompañados/as en el silencio orante y contemplativo,

especialmente con los que sufren y son maltratados /as en el mundo de hoy, así brota un

corazón compasivo y misericordioso como el de Jesús. También surge el corazón

agradecido y alegre porque los hermanos y hermanas se levantan y van descubriendo en sus

vidas al Dios que los ama, sana y libera.

El dominico y dominica celebra y comparte en comunidad: la liturgia. La experiencia de

Dios es fiesta y encuentro con otros y otras: la liturgia de las horas, la eucaristía y otros

espacios en donde la fe se comparte, en donde se busca junto a otros/as la verdad, en donde

se encuentra con la comunidad grande, la Iglesia, y allí se hace parte del pueblo.

2.4.2 Estudio desde la contemplación para la predicación

110

Ibid., 217-218. 111

O‟Driscoll, Mary, “Las mujeres Dominicas en el mundo hoy”, http://www.dominicasmsf.org/biblioteca-

virtual?idCategoria=17, (consultada 27- septiembre-2011)

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58

Se comprende el estudio como la respuesta para ese momento y circunstancias, se entiende

que Domingo experimentara “esa necesidad del estudio que enseña a confrontar las ideas y

por tanto a predicar la fe”112

, cada vez que se veía enfrentado a los planteamientos de los/as

herejes.

El estudio se convierte en una responsabilidad y un compromiso con la humanidad, fuente

que da inspiración de hacer a la persona más humana, más solidario con el hombre, que es

mi hermano113

, a través de él se comparte la vida, los gozos y esperanzas, las alegrías y las

tristezas, experiencia presente en los proyectos de las mujeres y de los hombres en todo

tiempo y lugar.

Tanto la dimensión contemplativa como el estudio fluyen de ida y vuelta, se retroalimentan

entre sí. En las Constituciones de los frailes se dice: “El estudio asiduo alimenta la

contemplación, fomenta con lúcida fidelidad el cumplimiento de los consejos, por su misma

continuidad y dificultad implica una forma de ascesis, y es una excelente observancia en

cuanto a elemento esencial de nuestra vida”114

.

Se comprende el estudio como un medio, no un fin, orientado a la búsqueda de la verdad y

de la predicación. No se puede improvisar, exige una preparación intelectual. Es una

intuición de Domingo y a la vez una respuesta a la necesidad de la Iglesia del momento: la

ignorancia y crisis del ministerio de la predicación. El Estudio se convierte en una forma de

servir mejor, como un lema que acompaña a los /as estudiantes: Estudiar para servir mejor.

Veritas, palabra que se encuentra en el escudo dominicano, hace alusión al ideal de la

verdad y, en sus orígenes, los dominicos son nombrados como Orden de la verdad. Veritas

o Verdad hace referencia al estudio, a esa actitud a cultivar siempre: la búsqueda constante

de la verdad, convirtiéndose en un compromiso, una responsabilidad y un desafío porque

nadie tiene toda la verdad. Cada dominico y dominica es un /a mendicante, no sólo en el

comer para alimentarse sino para acercarse y buscar juntos /as la verdad en comunidad, en

actitud humilde y desprendida.

112

Bedouelle, La fuerza de la Palabra, Domingo de Guzmán, 186. 113

Cfr. Baltasar y Font, Santo Domingo, ayer y hoy, 63-68. 114

Constituciones Orden de Predicadores, N°83.

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59

Se pueden destacar algunos aspectos a tener en cuenta en el estudio, como son el tiempo, la

compasión, la mendicancia, sin límites.

Son tiempos largos y de toda una vida, cada época exige un tipo de estudio, tanto en los

procesos personales como en lo histórico y social, más aún en los tiempos actuales, en que

los cambios se producen vertiginosamente. Esa dedicación de tiempos largos convierte al

dominico y a la dominica en amantes del estudio, que se traduce en una necesidad, una

preocupación y un desafío constante.

El estudio como compasión, es un medio para comprender el amor de Dios hacia la

humanidad sufriente, doliente y abandonada. Mary O‟Driscoll aporta a este sentido

afirmando “Cuando nos hacemos intelectualmente compasivas por nuestro estudio,

podemos compartir con otros /as „la misericordia de la verdad‟ (misericordia veritatis)”115

.

Es un modo de estar presente en la historia, de comprender y entender los procesos y

acontecimientos, y de aportar a la construcción de un mundo más justo y solidario. Es un

estudio profético. Ayuda a despertar ante las preocupaciones de este mundo actual, sobre

las cuestiones que se entretejen en la sociedad en cuanto a la justicia y la paz, la dignidad

humana, los derechos humanos, el salario justo, la violencia armada, el sufrimiento de la los

pobres, excluidos y abandonados, la migración, el narcotráfico, conduciéndote a

cuestionarse sobre otros temas éticos obligando al dominico y a la dominica a mantener una

actitud permanente de estudio y búsqueda de la verdad como “un ejercicio de misericordia

y compasión”116

.

Timothy Radcliffe, quien dejó una huella como maestro de la Orden afirma: “el estudio no

puede reducirse a un entrenamiento de la mente, es la transformación del corazón

humano”117

, tendrá sentido y fuerza si a través de él, hace personas compasivas, mujeres y

hombres de la palabra liberadora.

115

O‟Driscoll, Mary, “Las mujeres Dominicas en el mundo hoy”,http://www.dominicasmsf.org/biblioteca-

virtual?idCategoria=17, (Consultado el 27 de septiembre de 2011) 116

Capítulo General Orden de Predicadores Roma 2010. 117

Radcliffe, El manantial de la esperanza. El estudio y el anuncio de la Buena Nueva, 361.

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60

Sólo si se es mendicante el estudio seguirá transformando al hombre y a la mujer en

humildes buscadores /as de la verdad. La arrogancia y la superioridad no son parte del

estudio dominicano. Se mendiga la verdad, se pide a otros /as lo que han encontrado, se

unen las búsquedas a otras disciplinas, a otras culturas, a otras sabidurías.

El estudio dominicano en ese camino de buscar la verdad, a Dios mismo en las Escrituras,

se encuentra con la teología como una vocación y a la vez como medio que favorece la

profundización, reflexión e interpretación de la Palabra. Pero como lo recuerdan los frailes

en el último Capítulo General de Roma el estudio no tiene límites, en tiempos de Domingo

les permitió a los frailes entrar en contacto con los herejes con los medios que le aportaba

su tiempo.

2.4.3 Comunidad – casas de predicación

La vida dominicana asume la vida de los primeros discípulos/as y comunidades, por ello

asume el vivir unánimes en comunidad, será ella la que garantice la acción apostólica.

Desde los orígenes se habla de casas de predicación, como el lugar donde se prepara y se

comparte la experiencia de Dios, el estudio y la fraternidad que sustenta la predicación.

Se comprende que Santo Domingo asumiera la regla de San Agustín, porque ella recuerda a

los/a religiosos/as desde el principio: “ellos habitan en una misma casa para formar una sola

familia y tener un solo corazón y una sola alma en Dios”118

. El sistema de gobierno se

convierte en un medio para la responsabilidad del bien común, en un clima democrático,

dando espacio a la participación y desde este espíritu comunitario, donde cada uno /a se

siente acompañado /a y guiado a la misión.

Como dice Alfonso D‟Amato: “la actividad apostólica del dominico es siempre una

actividad querida por la comunidad o al menos aceptada por ella (…) toda la comunidad se

siente comprometida en ella y aporta a su colaboración”119

. Desde ese espíritu de

colaboración y comunión fraterna se da cauce a la predicación y todos /as participan de la

misión dominicana.

118

Constituciones Orden de Predicadores, artículo I Vida Común, 2. 119 D‟Amato, Alfonso, El Proyecto de Santo Domingo, 93.

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61

Cada comunidad se convierte en el ambiente en donde las dominicas y los dominicos

realizan, desarrollan y maduran su vocación, la amistad y afectividad. Es el modo como

Domingo de Guzmán vivió, por donde caminaba iba generando vínculos de amistad, de

compañerismo, siendo muy importante el compartir los afectos, la alegría y el humor para

enfrentar lo cotidiano. Este espacio humano común es donde confluyen las capacidades,

dones, creatividad y actividad de cada uno /a, en una sola dirección: la obra de la

comunidad.

Se distinguen algunos elementos esenciales y que vitalizan no sólo la vida comunitaria sino

todo el tejido del carisma dominicano:

Como el lugar donde se comparte y celebra la fe. En comunidad brotan los momentos

donde cada uno /a expresa y comunica los procesos de fe de acuerdo a cada etapa de su

vida. Es donde se crece y se enriquece con los otros y otras, aprendiendo a mirar, escuchar

y hablar desde la fe. Y la fiesta brota de lo compartido, se acompaña la vida desde la

celebración litúrgica y se está en sintonía con la Iglesia y con toda la humanidad.

El espacio para buscar juntos /as la verdad. Es una exigencia para vivir en la verdad e ir

colocando las semillas de confianza porque es una verdad buscada contando con todos y

todas. Y ella es parte de la Verdad de Dios que se convierte en la búsqueda de la verdad

común para luego proclamarla.

Juntos/as creamos un ambiente de libertad que permite crecer y cultivarse como persona

humana y creyente. La comunidad se hace entre todos /as, en medio de la convivencia

diaria donde las cualidades humanas se ponen en común. Es fundamental cultivar la

capacidad de diálogo, de comunicación, de respeto, de celebración y fiesta, poner en común

los bienes, los servicios y la vida. Velar por la libertad y dignidad de cada uno /a.

2.4.4 Predicación desde lo contemplado, desde el estudio y desde la comunidad

El signo de identidad de la espiritualidad dominicana como familia: es la predicación. Lo

reafirma claramente el Capítulo General de los frailes realizado en Roma 2010, cuando

dice que es el código genético de todo dominico y dominica, ya sea monja, fraile, hermana,

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joven o de una fraternidad. La Orden de Predicadores “fue instituida especialmente desde el

principio, como sabemos, para la predicación y la salvación de las almas”120

. Los

dominicos son llamados/as y enviados/as a la predicación para la salvación de las almas, a

vivir el Ministerio de la Palabra y a ser discípulos y discípulas misioneros /as para

evangelizar en cualquier lugar del mundo.

Para Humberto de Romanis “la predicación es oficio de Dios”121

. No es una proclamación

ajena al deseo de Dios o en nombre personal, por el contrario “el tejido de la auténtica

predicación es la Escritura”122

. En su texto, sobre la formación de predicadores, desarrolla

la predicación como una necesidad que acerca al mundo hacia el plan de Dios, a la plenitud

del Reino de los cielos, abre al conocimiento y hace inteligible el mensaje para que todos

/as tengan acceso a la fe. Gracias a ella, la Iglesia se vitaliza. También ofrece unos

elementos de cuál es la predicación que agrada a Dios, lo hace en forma casi poética123

: es

como un canto dulcísimo; son llamados y enviados como cazadores y soldados; nace del

celo por las almas y se convierte en el mejor sacrificio; también se les llama fieles soldados

de Cristo, que van y bien según el mandato; se transforma en un amable regalo;

convirtiendo a los predicadores en legados fieles de confianza y en hábiles constructores,

junto con predicar están dispuestos a acoger de los otros su fe y sus obras, es decir su

experiencia de Dios; y finalmente, los convierte en ministros idóneos.

El último capítulo General de la Orden define la predicación dominicana como “el anuncio

teológico – profético del Evangelio y una comunicación de la gracia a los necesitados y

desfavorecidos de nuestro mundo”124

. Esta definición es compartida a toda la Familia

Dominicana, la predicación se sustenta teológicamente y evoca al estudio como el medio

que nos acerca al Misterio y a la realidad histórica y concreta del mundo.

Las Constituciones de la Orden afirman que: “el ministerio de la predicación es una obra

comunitaria e incumbe, en primer lugar, a toda la comunidad. Por eso, en los comienzos de

120

Constitución Fundamental Orden de Predicadores, II. 121

De Romanis, La formación de los predicadores, 25. 122

Ibid., 26. 123

Cfr., Ibid., 33-37. 124

Actas Capítulo General de la Orden Roma, 2010.

Page 63: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

63

la Orden, al convento se le llamaba “sagrada predicación”125

. Aunque un dominico o una

dominica predique, lo hace desde la comunidad, no es una cuestión o misión personal. El

mejor testimonio de lo que significa este modo de predicación es el Sermón de Montesinos,

en el adviento de 1510 en la isla la Española, hoy Santo Domingo, sus palabras proféticas

son respaldadas por la comunidad, porque los frailes habían determinado que y quien

predicara en esa ocasión, por tanto las consecuencias de estas palabras las asume la

comunidad

Esta voz, dijo él, que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y

tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia

tenéis en tan cruel y horrible servidumbres aquellos indios? ¿Con qué autoridad habéis

hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas;

donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo

los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que

de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis,

por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cognozcan

a su Dios y criador,sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos no

son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros

mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño

tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado que estáis no os podéis más

salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo126

.

En esa dinámica circular, la predicación necesita, como ya se ha dicho anteriormente de una

experiencia de oración y contemplación, de una vida de comunión compartida con quienes

han asumido el estilo de vida propuesto por Domingo de Guzmán y desde un estudio que

profundiza en la Verdad y en la realidad.

El profundizar sobre los aspectos que implica la predicación, de acuerdo al proyecto

fundacional, especialmente la dimensión Cristológica y Bíblica, constituyéndose en claves

esenciales, puesto que se predica la Buena Nueva de la persona de Jesucristo y se

fundamenta en su Palabra. Se reconoce una predicación que va de la mano con la teología,

125

Constituciones Orden de Predicadores, N° 100. 126

De las Casas, Historia de las Indias, 441-442.

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64

no es sólo apostólica sino también teológica y se sustenta en la dimensión contemplativa y

en la comunidad.

Pero ¿qué caracteriza la predicación de familia dominicana?

Retoma Damian Byrne, maestro de la Orden (1983-1992) el método evangelizador de

Domingo de Guzmán para la salvación de las almas el cual abarca tres aspectos127

: a) una

predicación en la pobreza según el modelo apostólico; b) desde una movilidad apostólica e

itinerante; y c) considerando la importancia de la comunión con la Iglesia.

Fray Damian, en otro mensaje sobre el ministerio de la predicación, propone otros

elementos que actualizan el modo de predicar128

: un testimonio de vida que refleja un

estilo de vida; ponderar y vivir la palabra de las Escrituras que renueva la fe; esa Palabra en

relación a la vida de la gente lo que exige escuchar primero sus preocupaciones e

interrogantes; así esta predicación se convierte en profética que escucha y aprende de los

otros /as y se compromete a una reflexión teológica; una predicación que se hace

sacramento porque es vivida en una comunidad que ora-estudia-predica-celebra; y se

enriquece por la diversidad de la familia dominicana.

Felicísimo Martínez129

propone cinco características fundamentales del carisma de

predicación dominicana, sustentadas en el proyecto fundacional y ellas son: doctrinal o

kerygmática, carismática, profética, itinerante-multiforme y de fronteras. Desde la

dimensión multiforme se puede distinguir distintas formas de anunciar, de proclamar el

Evangelio, es decir es una predicación que no se reduce a la homilía, al púlpito, se abre y

se desarrolla en forma explícita en los coloquios comunitarios, en la enseñanza, en la

liturgia, en la palabra escrita, en la expresión artística, el compromiso por la justicia, todas

ellas exigen fidelidad al carisma, es decir la preocupación por el anuncio del Evangelio.

127

Cfr. Byrne, “El reto de la Evangelización hoy”, 196-207. 128

Cfr. Byrne, “El ministerio de la predicación”, 220-229. 129

Cfr. Martínez, Espiritualidad dominicana, 122-130.

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65

2.5 El carisma de la predicación desde Prouille a las DMSF

Domingo llega a Prouille posiblemente en el otoño del 1206, lugar de mucha importancia a

inicios de la edad feudal. Comienza el apostolado junto a Diego de Osma allí se encuentran

con un torreón desmantelado y en su lugar existe un molino de viento, las murallas

derribadas en gran parte, la iglesia estaba en mal estado y dependía de la parroquia de

Fanjeaux con todos sus diezmos, la capilla de Saint-Martin se encuentra cayéndose sola,

quedaban huellas del paso de la guerra que había pasado por allí durante el siglo XII,

sufriendo constantes hostilidades en las casas de Toulouse. “Ante la frecuencia de los

asaltos y el progreso militar, la montaña pequeña apenas ofrecía ya alguna defensa. La

población, demasiada dispersa, como lo demuestran las múltiples capillas de los

alrededores de Prouille, quedaba sin defensa alguna. Campesinos y nobles habían buscado

refugio en masa en la ciudad fuerte de Fanjeaux”130

.

En esa época se desarrolla un movimiento espiritual y místico en Europa, de forma especial

entre las mujeres. Los cátaros darán respuesta a esta búsqueda de perfección de las mujeres

a través de centros de formación, en donde llegaban las jóvenes de la nobleza para ser

educadas por las mujeres perfectas.

Ante esta presencia activa y fuerte de los cátaros brota la necesidad de fundar una casa para

mujeres jóvenes de Prouille, la cual hasta hoy existe como convento de monjas dominicas.

La fundación estaba dirigida a mujeres doncellas católicas, especialmente para aquellas

jóvenes de familias que retornaban de los cátaros a la Iglesia católica. Será el obispo

Foulques de Tolouse quien concede el permiso para dicha fundación131

alrededor del año

1207. Este primer grupo de monjas tenía una priora, una observancia regular no muy rígida,

es decir no había clausura y ni vida comunitaria rigurosa, en sus inicios. Afirma Castañón

130

Vicaire, Historia de Santo Domingo, 194. 131

Hertz, Domingo de Guzmán y los dominicos, 45.

Page 66: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

66

“aún no existía una observancia regular completa, ni vida de clausura, ni vida enteramente

común”132

.

De esta forma este convento recibe a mujeres convertidas, “estas mujeres habían sido

personas excluidas -herejes ellas mismas o de familias herejes- que habían sido traídas”133

creándoles un ambiente de oración y de santificación. Ellas son fruto de la predicación y

“eran la predicación”134

. Esta casa “fue durante largo tiempo un monasterio de hermanas y,

a la vez, un pequeño convento de frailes, punto de apoyo de su predicación”135

y será el

mismo Domingo de Guzmán quien se preocupe por orientar el camino de esta fundación

hacia la predicación y de su subsistencia económica, “conservó la administración espiritual

y temporal del monasterio, a fin de o separar a sus queridas hijas de la futura Orden que

premeditaba, sino que fuesen su rama primera”136

, de este modo se garantizaba la unidad

desde el principio, entre los frailes y las monjas, “como dos ramas salidas del mismo

tronco”137

.

Algunos nombres de mujeres que se rescatan de esta fundación o de la primera hora como

dice Vicaire son: sor Raimunda Claret, Sor Alazaice, Ricarda, dama de Barbaira,

Guillermina de Belpech, Guillermina de Fanjeaux, Raimunda Passerine, Berenguela

Jourdaine, Curtolane, Gentiane, Ermossenda138

.

Posteriormente nace el monasterio de San Sixto en Roma, que junto al de Prouille se

constituyen en centros del proyecto de la predicación a través de la vida de comunidad

siendo, su forma de predicar, la oración-contemplación y la acogida. “Ellas vivían la vita

apostólica en una forma determinada. Las mujeres proporcionaron un escenario y una

atmósfera en los cuales los otros podían vivirla. Los hombres que se fueron a pronunciar la

palabra regresaron al hogar que esta comunidad de mujeres estaba creando en Prouille, y de

132

Castañón, Historia de la Orden de Predicadores, 50. 133

Walsh, “Luz para la Iglesia”, N°3. 134

Ibid. 3. 135

Bedoiuelle, La fuerza de la palabra, Domingo de Guzmán, 242. 136 Lacordaire, Enrique, Santo Domingo y su Orden, 99. 137 Ibid. 99. 138

Cfr. Vicaire, Historia de Santo Domingo, 189-224.

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67

ahí volvieron a salir”139

. En sus inicios era el lugar donde los frailes se preparaban para la

predicación; además del estudio, la compasión y la celebración. Dentro de la Iglesia, la

Orden de Predicadores camina como familia, eso significa que frailes y hermanas van

“ayudándose mutuamente en la gracia de la predicación según el estilo propio de cada

uno”140

. Se comprende que ellas no salieron junto a los varones a predicar, sólo podían

predicar la doctrina los clérigos, ellos ejercían la sacra praedicatio pero vivían la vita

apostólica juntos, hombres y mujeres en Prouille, formando una hermandad apostólica, con

una predicación “inclusiva en el sentido de reunión con los hijos dispersos y alienados de

Dios, porque la comunidad desde la cual ellos predicaban, era en sí misma inclusiva.

Teológicamente hablando, fue la relación inclusiva entre los grupos que hacían la sacra

praedicatio lo que hizo de su predicación ser completamente eclesial”141

.

Se pregunta Barbara Beaumont “¿Qué es lo que la historia de Prouille nos tiene que decir a

propósito de la novedosa visión de Domingo para una Orden que reúne frailes y monjas en

una misión común?”142

Domingo es capaz de distinguir lo esencial, por ello Prouille se

convierte en una acción audaz y también prudente:

Parece evidente que el monasterio tenía su propio fin apostólico: fue asimilado a la obra de

santidad aportada por Domingo por el hecho mismo de haber aceptado conversas de la

herejía. Y al mismo tiempo, las oraciones de las hermanas venían en complemento de la

misión de la predicación siendo eficaces por sí mismas para la salvación de las almas. De

esta manera es claro que estas mujeres de la Orden hacen parte integral desde el principio, y

transciende la categoría de accesorios piadosos”143

.

Fray Liam Walsh realiza una reflexión que permite comprender el proceso vivido desde

Prouille, donde Domingo de Guzmán intuye un camino abierto para la predicación, el

afirma que

139

Walsh, “Luz para la Iglesia”, N°3. 140

Bedoiuelle, La fuerza de la palabra, Domingo de Guzmán, 245. 141

Walsh, “Luz para la Iglesia”, N°3. 142

Beaumont, La llegada de los predicadores, 11. ”,http://www.dominicasmsf.org/biblioteca-

virtual?idCategoria=17, (Consultado el 27 de septiembre de 2011) 143

Ibid.

Page 68: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

68

era aceptado en esos días que hombre y mujeres laicas que vivían una vida apostólica

pudiesen predicar conversión. Pero supuestamente no debían predicar la doctrina de la fe.

La doctrina tenía que ser asunto de los clérigos. A mí me parece que Domingo aceptaba esa

distinción de manera de predicar pero se abrió paso: pasó encima de la separación de roles

que estaba planteado en aquellos días… Y tarde o temprano la predicación de conversión

que todos los miembros de la sacra praedicatio estaban haciendo tomaría una cualidad

teológica que podían hacerla también enseñable144

.

Esta fuerte vinculación entre monjas y frailes tendrá su crisis con el tiempo, debido al

crecimiento y exigencias del ministerio de la predicación, pero encontrarán formas de salir

adelante y seguir fortalecidos en el transcurso de la historia, renovando y actualizando la

predicación en las distintas épocas y contextos. No pueden abandonar sus orígenes porque

“la Orden de predicadores ha nacido como familia; una familia que comparte el carisma

común de la predicación”145

, es la exigencia de su fundador.

Parte de ese proceso renovador, es el pensar hoy y redescubrir cómo desde los inicios de la

Orden, las mujeres avivaron ese carisma de la predicación. Como se mencionaba

anteriormente, las mujeres en Prouille fueron esas mediadoras en el surgimiento de un

carisma que denuncia el empobrecimiento de la predicación en su tiempo, por ello, no es de

extrañar que se encuentren en el transcurso de los tiempos muchas fundadoras de

congregaciones de dominicas que van actualizando el carisma de acuerdo a los momentos

históricos, aportando originalidad a esas nuevas comunidades en aquellos lugares en donde

brotan presencias y modos de predicación renovadas, pero en su mayoría ellas han sido

silenciadas, invisibilizadas detrás de un fundador o fraile.

Una de las mujeres predicadoras es Catalina de Siena, santa, doctora de la Iglesia quien

predicó por medio de cartas o pequeños tratados escritos, de conversaciones en grupo, de

entrevistas personales Esta mujer que no tuvo fronteras para denunciar y exhortar a los

mismos Papas y a los Maestros de la Orden, ella intuía la necesidad de reformas

especialmente del clero y frailes, haciendo este proceso reformador desde dentro. En

144

Walsh, “Luz para la Iglesia”, N°3. 145

Tugwell, Santo Domingo, II.

Page 69: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

69

Catalina se encuentra a una mujer que refleja la “encarnación femenina del proyecto de

Domingo”146

, desde la contemplación, la Palabra, la itinerancia e incidencia a través de la

predicación en lo político, lo social y en el ámbito eclesial, lo cual es signo de renovación

en el carisma dominicano. Sus escritos y cartas hablan sobre temas que afectan la vida

concreta como creyentes y como ser social, este será su modo peculiar de predicar en

tiempos difíciles.

Otras mujeres, como Cecilia de Cesarini (1204-1290), escriben acerca de los rasgos físicos,

psicológicos y espirituales de santo Domingo, siendo clave fundamental para conocer el

carisma dominicano. También está Diana de Andaló (1200-1236) que mantuvo

correspondencia constante con Jordán de Sajonia; Margarita Ebner ( 1291-1351); Catalina

de Ricci (1522-1590); Rosa de Lima ( 1586-1617), todas ellas desde una vida

contemplativa tomaron en serio su participación en el carisma de la Orden: la salvación de

las almas por la Predicación, unas lo harán en versos que se utilizan en la liturgia, otras a

través de autobiografía y diario, otras por medio de cartas epistolares, en donde dejan

constancia de su amor a Cristo, la pasión por la humanidad, y como dirá Rosa de Lima:

“todo cristiano debe predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón”147

.

En el siglo XVIII se abren puertas para que las monjas salgan de los conventos a participar

de la vida apostólica, lo mismo de aquellas mujeres que están en sus casas y sienten el

llamado a anunciar la Buena Nueva más allá de las puertas de su hogar. Como parte de ese

movimiento podemos señalar a María Dolores Prieto Vidal, que asume el nombre de madre

Pilar, fundadora de las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia junto al dominico José

Cueto y Díez de la Maza en el año 1895 en la Islas Canarias148

, ellos “sintieron la llamada

de seguir a Jesús, según el espíritu de Domingo de Guzmán”149

, asumen la forma específica

de evangelizar y de vivir el carisma a través de “la educación cristiana, preferentemente de

la juventud”150

.

146

Caram, “Santa Catalina de Siena, El coraje en la Iglesia”, 27. 147 Caram, “22 Místicos /as dominicos", 35. 148

Merino, Vida del P. Cueto, OP, fundador de las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia. 149

Constitución Fundamental de las DMSF, I, 11. 150

Ibid., I, 12.

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70

Desde la Fundación el estudio estuvo presente como un aspecto fundamental para la

misión, un ejemplo de ello es la decisión de la M. Pilar enviar hermanas a estudiar a

Francia e Inglaterra. En el mismo viaje de conocimiento del carisma dominicano,

aprovecha para que las hermanas estudiasen “idiomas en Francia e Inglaterra; Ciencias,

Letras y Arte en Madrid, Valladolid y Barcelona”151

. De esta forma saborean a su paso

todas las enseñanzas, interiorizan y asimilan los lemas dominicanos: Veritas; Laudare,

Benedicere et Preadicare; Contempare et contemplata aliis trader.

Una vez definido el carisma específico: la educación cristiana preferentemente de la

juventud, esa es la forma de hacer penetrar la Palabra, de anunciar la Buena Nueva, de

Predicar el Evangelio por todo el mundo. En Avivar la memoria se aclara que “el ideal de la

VERDAD, la gracia de la PREDICACIÓN, el ministerio de la EVANGELIZACIÓN, la

vocación MISIONERA…, son rasgos propios del carisma dominicano que tiene profunda

resonancia tanto en el P. Cueto como en la M. Pilar”152

. En el proyecto fundacional de las

DMSF el carisma dominicano encuentra un modo o versión específica.

En los Capítulos Generales las DMSF reflejan su sentido y su fuerza como predicadoras

más allá de un aula de colegio o escuela, en ellos las hermanas se detienen a ver la realidad,

a estudiar, reflexionar, a buscar juntas dónde y cómo Dios las quiere presente, concretadas

en acciones, prioridades, desafíos, opciones, deseos a vivir junto a otras y otros en esta

historia.

Se puede reconocer una constante búsqueda de renovar y actualizar el carisma, de acuerdo

a las exigencias de la época. En el Capitulo General del año ‟86 se responde desde el

carisma congregacional al “grito de los hermanos que viven en situaciones de injusticia y

de miseria”, se sienten enviadas a hacer fraternidad entre los hombres (mujeres) desde la

justicia y la paz, los medios que se plantean son la formación, la opción por los pobres y la

pastoral vocacional. El año ‟91 el llamado es a acoger la invitación de la Iglesia a ser

colaboradoras de la Nueva Evangelización, por lo que ninguna hermana puede eludir esa

responsabilidad, anima la Priora General. Desde los fundamentos eclesiológicos,

151

Ibid. 12. 152

DMSF, Avivar la memoria, recuerdo comprometido, 99.

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71

dominicanos y congregacional se pregunta sobre la nueva evangelización ¿por qué? ¿para

qué? ¿cómo? Están implícitos en los desafíos, especialmente en el modo de estar presente

en el corazón del mundo desde: la inserción, la solidaridad, el diálogo y la función

profética. Los pilares dominicanos como elementos fundamentales para la evangelización:

la comunidad, la experiencia de Dios y la formación, se convierten a su vez en exigencias.

Teniendo como horizonte el tercer milenio, las DMSF en el año ‟96 desde su identidad de

mujeres, se plantean revitalizar la misión y partir hacia nuevas presencias, ello exige una

formación para tiempos nuevos.

En los capítulos mencionados anteriormente, la predicación está expresada en la vida como

estilo, como testimonio, como presencia. El giro de comprender y tomar conciencia que las

mujeres, las DMSF, tienen una palabra propia es a partir del año 2001. Se anima a tomar

“la palabra junto a otros y otras que también quieren tomar la palabra y gustar el

Misterio”153

y así formar parte con el cosmos del tejido, en donde se va haciendo historia,

es darse cuenta de la necesidad de ser parte de los procesos humanos, ello le exige releer la

vida y la del mundo, tomar la palabra desde la identidad de mujeres, haciéndose

protagonistas de su propia historia: “vayamos a compartir la Buena Noticia como mujeres,

místicas, retejiendo la comunión, buscando, cuidemos los procesos históricos, recogiendo

fragmentos de luz, de verdad, creando y recreando compromiso en fidelidad al sueños de

Dios y a la historia, junto a otras mujeres y otros hombres”154

. En continuidad, en el año

2006, se reconoce un nuevo lenguaje, que abarcan las palabras, su significado y los gestos

“que nacen de la necesidad de comprender y expresar la vida y el mundo desde dentro”155

,

desde la identidad de mujer. No hay otro camino de tejer la vida, la historia.

El tejido continúa en el 2011, en el Capítulo General realizado en Madrid, acompañadas por

la dominica Verónica Rafferty. Las hermanas asumen los desafíos de los frailes en su

último Capítulo del 2010 en relación a la predicación y se apropian afirmando

153

Capítulo General XVI. 154

Ibid. 155

Capítulo General XVII.

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72

que nuestro signo de identidad es el ministerio de la Predicación. En un mundo lleno de

oportunidades, pero también poblado de sinsentido y de sufrimientos, y en un cambio

cultural tan profundo que algunos hablan de un cambio de época, es urgente una nueva

versión de la fe cristiana mediante la predicación. Este es el carisma de la familia

dominicana dentro de la Iglesia toda ella evangelizadora.

Es alentador saberse miembros de esa gran familia para la que la predicación es un estilo de

vida, es la vida en sí misma tratando de re-crear la conducta de Jesucristo. Vida que se ha

expresado de muchas maneras en la tradición dominicana: la enseñanza, la palabra oral, la

palabra escrita, dialogo interpersonal… pero sobre todo, con el testimonio de la propia vida.

„Hemos creído y por eso hablamos‟, dice San Pablo.

(…)

Es a la vez una predicación que anima la esperanza cristiana en esa consumación final que

Dios quiere para esta humanidad y esta creación. Somos predicadoras de la gracia. Ocurra

lo que ocurra nuestro futuro está ya acompañado por Alguien que nos ama.

Esta es la fuente de sentido para nosotras. Nos da las claves de por dónde tenemos que

reconducir nuestra vida. Este modo de vida, esta predicación que anima la esperanza

cristiana, anima nuestra propia esperanza. Imitando y siguiendo a Cristo, Domingo anuncia

el Evangelio como una palabra de gracia, de misericordia y de compasión. Esta experiencia

de vida es iluminadora para nosotras. Nos plenifica a cada una, es la razón de ser de nuestra

vida personal, también de nuestra vida comunitaria que solo tiene sentido para la misión.

Tan importante consideraba Domingo el ministerio de la predicación, que quiso

encomendárselo a la comunidad. Nuestra predicación desde una comunidad fraterna, plural

y dialogante debe ser un signo sanador en una Iglesia y una sociedad afectadas por

constantes divisiones, confrontaciones y polarizaciones... La comunidad dominicana es

comunidad en un mismo espíritu para la misión, que debe concretarse en las distintas

situaciones culturales156

.

Esta identidad de mujer predicadora desde Prouille hasta las DMSF, toma fuerza cuando se

reconoce como familia que comparte un carisma común. A su vez se convierte en desafío

156

Capítulo General XVIII

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73

que cuestiona los modos de ser predicadora, replantea las comprensiones que cada una de

las hermanas sostiene de su ser dominica, e impulsa a abrirse a nuevos horizontes de mujer

continuadora de un carisma profético como es la predicación.

El carisma de la predicación desde sus orígenes es compartido, vivido como familia, en

donde mujeres y varones asumen el ministerio de la predicación, aunque en algunas épocas

han sido silenciadas o invisivilizadas detrás de un fraile, no impide renovar este estilo de

vida. El ir a las fuentes posibilita el tener presente que Domingo de Guzmán incluye en su

itinerario como predicador a las mujeres, por ello el siguiente capítulo se detendrá a recoger

la presencia, la experiencia y los aportes de las mujeres en la predicación de la Orden de

Predicadores.

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CAPÍTULO 3

MUJERES EN LA PREDICACIÓN DE LA ORDEN DE PREDICADORES/AS

Lo inédito se presenta como la desobediencia necesaria,

que pide una lectura de la realidad con criterios diversos:

reconocer como historia oficial lo vivido por la mayoría que, paradójicamente,

nuestro mundo considera como insignificantes minorías;

y nos exige recuperar gestos y símbolos,

lenguajes diferentes y sabidurías nuevas, iniciativas y deseos.

Antonieta Potente, Un tejido de mil colores

Como sugiere Antonieta Potente, reconocer y recuperar aquellos gestos y símbolos,

lenguajes diferentes y sabidurías nuevas, iniciativas y deseos, desde la realidad de las

mujeres en la predicación se convierten en un aporte inédito y necesario para le relectura de

un carisma.

Este capítulo recoge la presencia de algunas mujeres en la Orden de Predicadores y

Predicadoras, sus aportes a la predicación dominicana, como caminos inéditos,

desobedientes, recuperando historias y sabidurías. En el caso de María de Nazaret como

compañera en la predicación; cómo acoge y asumen el ministerio María Magdalena y

reconocida por los/as dominicos/as como apóstol de los apóstoles; cómo vivieron la opción

de predicar el Evangelio algunas mujeres en la Familia Dominicana. Las huellas dejada por

mujeres en el ministerio de la predicación se convierten en fortalezas y desafío para las

mujeres dominicas del hoy.

3.1 María de Nazaret compañera de la Orden de Predicadores y Predicadoras

Tengo tres amores, tres: el Evangelio,

la Patria Grande

y el Corazón intacto de una mujer:

la llena de Dios,

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75

tan nuestra,

María de Nazaret.

Pedro Casaldáliga, Canción reciente de María de Nazaret

La Orden de Predicadores y predicadoras acoge la compañía de María de Nazaret, a ella

recurre Santo Domingo, las monjas y los frailes en sus inicios, lo seguirán haciendo en

diferentes momentos de la historia las diversas ramas de la Familia Dominica. María, la

madre de Dios se integra a la espiritualidad dominicana como compañera en el camino de

la predicación.

La presencia de María en la Orden se hace parte de una tradición que se remonta a los

inicios. Jordán de Sajonia en los Orígenes de la Orden de Predicadores hace mención de

María en cuatro relatos. Uno de ellos es la aparición de María a fray Enrique: “entretanto se

presentó la Reina del cielo y Madre de misericordia, la Virgen María, y al acercarse dijo

fray Enrique al vidente: „Esta es mi Señora, Madre del Salvador, que me escogió para su

servicio; calcula cuánta será mi consolación en su compañía”157

. De este modo se le

reconoce a la Madre de Dios como compañera en la vocación de los /as predicadoras.

Un segundo relato de fray Jordán es la visión de fray Guala, en el mismo instante en que

muere Domingo de Guzmán158

, ve dos escaleras bajando del cielo, una la sostenía Cristo y

la otra la santísima Madre, entre las escaleras había una silla y en ella estaba sentado un

fraile de la Orden, ellos subieron las escaleras y de esta forma es recibido el fraile con

esplendor y cantos. Es María mediadora e intercesora para la vida de predicación.

El tercer relato es el momento en que se instituye, en la casa de Bolonia, la Salve Regina a

continuación del rezo de completas, la motivación se debe a fray Bernardo, quien sufría de

un espíritu que le atormentaba. Desde ese momento se expande a toda la Orden y se

convierte en una costumbre cada noche y también a la muerte de un dominico o dominica

cantar la Salve. María compañera que cuida y protege la vida de toda dominica y dominico.

157

De Sajonia, “Orígenes de la Orden de Predicadores”, 196-197. 158

Ibid., 200.

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76

Fray Jordán, por último, relata lo que otro fraile le cuenta “haber visto con frecuencia en

espíritu mientras los frailes cantaban Ea, pues abogada nuestra, que la Madre de Dios se

postraba ante la presencia de su Hijo rogándole por la conservación de toda la Orden”159

. Es

María intercesora a quien se acude en situaciones de aflicción, especialmente por la misión.

Todos estos relatos son experiencias y signos de cómo María de Nazaret está presente en el

proyecto de Domingo de Guzmán. Gerardo de Frachet escribe un capítulo “cómo Nuestra

Señora ama y protege con singular afecto a la Orden”160

, son una serie de situaciones que

muestran a la Virgen como la compañera y hermana que anima, acompaña y es memoria de

su Hijo, en el camino de la vida de los predicadores y de las predicadoras.

La imagen de María en la Orden, también se va plasmando en el arte a través de

iconografías que muestran a María junto a Domingo de Guzmán. La que más destaca es

aquella iconografía donde Domingo recibe el rosario de manos de María. Timothy

Radcliffe dice: “es nostra sacra haereditas, nuestra santa herencia”161

. De este modo, una

tradición y una costumbre pasa a ser parte de la herencia espiritual de los primeros frailes a

la toda una Familia.

María, se hace parte del carisma de la predicación, como compañera, protectora y

mediadora. Fray Damian Byrne recuerda que es: “una tradición que se remonta a nuestros

orígenes, nos asegura que la Madre de Dios ha suscitado, difundido y protegido nuestra

Orden, según el designio de la Providencia que la ha instituido”162

y también resalta la

acción profética de María en la Familia Dominicana como cooperadora en la regeneración

de la humanidad, compromiso comunitario que se concreta en la opción por la justicia y la

paz. Ella a través del magníficat va incrementando el carisma profético en la Familia,

como toda compañera “indica las fuentes auténticas de cualquier misión evangelizadora”163

para que responda a las cuestiones del presente.

159

Ibid., 208. 160

De Frachet, “Vida de los frailes predicadores, 540. 161

Radcliffe, “Rezar el Rosario”, 451. 162

Byrne, “Carta sobre el Rosario”, 173. 163

Ibid., 174.

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77

María de Nazaret, mujer que comparte una misma humanidad y hace memoria junto a

muchos y muchas de cómo es vivir en carne propia desde el espíritu el discipulado de la

Palabra, es la compañera, hermana y amiga de los /as predicadores/as de todos los tiempos.

Es quien libera la palabra para cantar el magnificat, porque “su apasionada alegría, protesta

y esperanza discurren a través de los siglos y se hacen nuestras”164

, muestra que es una

necesidad y una urgencia predicar en la historia de ayer y de hoy, comprometidos /as con el

Reino de Dios.

3.2. María de Magdala apóstol de los apóstoles mujer predicadora

“¿Qué viste en el huerto?

Dinos, Magdalena.”

“Vacío el sepulcro,

sudarios y vendas,

Ángeles testigos,

movida la piedra.

Vi al Resucitado,

soy su mensajera

Hoy ha renacido

todo con su vuelta.

Es el primer día,

la creación nueva,

nuevo paraíso

de nupcias eternas.

Amando buscaba,

lloraba la ausencia.”

“¡María!” “¡Maestro!”

(La Esposa de la Iglesia)

“Dile a mis hermanos:

„Id a Galilea.‟”

Haz que caminemos

del amor la senda,

y, con nuestros himnos,

el cielo y la tierra

al Dios Uno y Trino

canten gloria eterna. Amén.

Himno de vísperas fiesta de María Magdalena, Oficio de Lectura

164

Johnson, Verdadera hermana nuestra, Teología de María en la comunión de los santos, 369.

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78

Este himno retoma la expresión del evangelio de Juan, el diálogo entre Jesús resucitado y

María Magdalena, ella se reconoce como mensajera y se siente enviada a anunciar. Este

reconocimiento personal de quien es, la impulsa a asumir una identidad y un rol

protagónico en la vida de la comunidad eclesial. Con María Magdalena se hace un

recorrido por la historia, los evangelios y otros escritos; se pregunta cómo está presente en

la Orden de Predicadores/a; y qué dicen las teólogas hoy.

3.2.1 En la historia

María de Magdala se encuentra en la historia concreta y real, su nombre probablemente

alude a su ciudad de origen: Magdala, cuya raíz hebrea Migdal significa torre165

. Esta

ciudad se sitúa al borde de lago Genesaret, en la orilla occidental, a cinco kilómetros al

norte de Tiberíades. Es una ciudad amurallada, cuenta con un comercio textil y de

tintorería, importante como puerto y por su desarrollo en la industria pesquera, “tuvo su

esplendor hacia finales del período del segundo templo, siendo una de las ciudades

fortificadas por mandato de Joseph Matityahu (Josefo) durante la revuelta judía contra los

romanos”166

.

Carmen Bernabé167

presenta la ciudad de Magdala desde diferentes escritos, los cuales

ubican y ofrecen una imagen de la ciudad en los tiempos contemporáneos de Jesús. Jane

Schaberg reconoce diversas maneras de nominar a la ciudad: “Migdal Nunya o Nunayah

(Torre del Pescado) en el Talmud babilónico (b. Pesah 46b), Tariquea (Plaza del Salazón)

para Josefo (Ant. 14.120; 20.159; GJ 1.180, 2.252), y también Migdal Seb‟iya (Torre de los

Tintoreros) en el Talmud de Jerusalén (y.Ta‟an. 4.8)”168

.

165

Bernabé, María Magdalena, tradiciones en el cristianismo primitivo, 21. 166

Schaberg, La resurrección de María Magdalena, leyendas, apócrifos y Testamento cristiano, 76. 167

Ibid., 76. 168

Ibid., 75-76.

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79

De los evangelios, sólo Mateo menciona un lugar llamado Magadán (15,39), a diferencia de

su paralelo Marcos (8,10) que habla de Dalmanuta. Según estudios la expresión usada por

Marcos “sería una deformación popular del nombre completo de la villa”169

.

3.2.2 En los evangelios

Se menciona a María de Magdala en los cuatro evangelios, con una participación activa

como seguidora y discípula de Jesús.

Marcos cita a María Magdalena en el momento de la muerte de Jesús (15, 40), ella sigue

observando el lugar donde van a colocar el cuerpo de Jesús (v. 47). Pasado el sábado, muy

de madrugada va junto a otras mujeres con aromas al sepulcro (16,1) y es la primera a

quien Jesús resucitado se le aparece (v. 9).

María Magdalena en Mateo mira desde lejos, en el momento de la muerte de Jesús, (17,55),

al atardecer ella continúa ante el sepulcro sentada (v. 61), pasado el sábado va a ver el

sepulcro junto a la otra María (28,2)

Lucas presenta a María Magdalena como una de las mujeres que acompañan a Jesús y de

la cual ha curado de siete demonios (8,2), luego en la resurrección ella va muy de mañana

con otras mujeres, y de regreso anuncian a los Once y a todos los demás (24,9).

En Juan, María Magdalena está junto a la cruz de Jesús (19,25), vuelve al sepulcro el

primer día de la semana pero al verlo vacío huye del lugar (20,1-2), ella continúa junto al

sepulcro, allí tiene un encuentro y diálogo con el resucitado (v. 11-17), luego va a contarle

a los discípulos lo que había visto y lo que le había dicho el Señor resucitado (v. 18).

Su protagonismo está mayormente referido a su presencia en: la pasión, la muerte y la

resurrección de Jesús. Es interesante como su nombre está en los cuatro evangelios. Al

principio, en la pasión y muerte es sólo de observadora de los acontecimientos, en la

resurrección ella toma la iniciativa y va al sepulcro y se encuentra con la novedad, con la

noticia, con el mismo Señor Resucitado, quien la envía a comunicar este acontecimiento.

169

Bernabé, María Magdalena, tradiciones en el cristianismo primitivo, 22.

Page 80: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

80

3.2.3 Otros textos

Estos otros textos corresponden a aquellos que quedaron fuera del canon, llamados extra

canónicos y en ellos se menciona a María Magdalena, reflejando en cierta forma su rol

protagónico. Carmen Bernabé170

los divide en:

Escritos gnósticos o extracanónicos

La principal fuente son los manuscritos o códices de Nag Hammadi, hallados en el año

1945 en el Alto Egipto, en Oxyrhynchus. Esta biblioteca se compone de fragmentos griegos

y consta de 13 libros escritos en copto datados en el siglo IV,

son traducciones realizadas en Egipto de originales griegos de los siglos II y III. La forma y

el contenido de los textos, muchos de ellos esotéricos, es variada (tratados filosóficos y

cosmogónicos, evangelios, apocalipsis, hechos, cartas). Algunos tienen un carácter pagano

o judío, pero la mayoría son cristianos. La edición de estos textos, muy complejos, no fue

concluida hasta 1972. La primera traducción española completa realizada a partir de una

versión original, data de 1997-2000171

.

La colección de escritos contempla los evangelios de Tomás, de Felipe, de María y otros

escritos, en los cuales es mencionada como Mariam, Miriam, María Magdalena,

Mariamme.

En el Evangelio de Tomás, Mariam aparece dos veces, una de ellas es la logia 21, allí le

pregunta a Jesús sobre sus discípulos; otra es la logia 114, en ella Pedro cuestiona la

presencia de María en el grupo y pide que los deje porque “las mujeres no son dignas de la

vida”172

, no son dignas de entrar al Reino de los Cielos.

El Evangelio de Felipe habla en diferentes textos de María Magdalena, dejando constancia

de su participación e importancia en la comunidad. En él se le menciona como compañera

de Jesús y manifiesta el amor de Jesús hacia ella, lo que hace enojar a los discípulos.

170

Ibid., 205-426. 171

Marcos y Torres, “El evangelio de María Magdalena y la literatura gnóstica”, 137-138. 172

Bernabé, María Magdalena, tradiciones en el cristianismo primitivo, 207.

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81

Se encuentra en el texto Diálogo del Salvador a María Magdalena, junto a dos discípulos:

Judas y Mateo. Mariamme (María Magdalena) es una discípula más, que dialoga y

pregunta a Jesús. “El argumento principal del diálogo es el momento escatológico de la

ascensión del alma”173

y en él, Mariam aparece como una mujer completa, ya no necesita

ser varón para entender, ella es mujer y como tal ella ha llegado a la comprensión total.

La Sabiduría de Jesucristo “comienza presentando la aparición luminosa de Jesucristo en

una montaña de Galilea a sus discípulos, los doce y siete mujeres. María Magdalena

aparece dos veces como interlocutora en el diálogo junto con otros cuatros discípulos”174

.

Se encuentra “Mariam como la única mujer del grupo de discípulos que recibe una

enseñanza especial de Jesús resucitado y una visión de éste, junto a los demás en

Galilea”175

. Un tema reiterativo de María Magdalena en estos escritos es el discipulado y de

mismo modo denota la cercanía con Jesús.

Otra fuente, porque no pertenece a los escritos descubiertos en Nag-Hammadi, es el

Evangelio de María, considerado el primer papiro de Berlín, escrito en copto sahídico,

proviene su copia del siglo V. Existen dos posibles lugares de su procedencia, uno del

cristianismo sirio-oriental y otra del cristianismo egipcio. Mariam es la protagonista del

texto, Jesús al despedirse les recomienda de que proclamen el mensaje, prediquen el

evangelio, “cuando, entristecidos, los discípulos se preguntan cómo irán a predicar este

mensaje entre los gentiles, temerosos de correr la misma suerte que Jesús crucificado,

María se levanta, los conforta y los anima a la predicación”176

. Ella tiene un lugar

privilegiado en la comunidad de discípulos que no se puede negar. El texto tiene dos partes,

se observa una dificultad en su composición y en su unidad literaria, lo que dificulta la

comprensión del cambio de juicio de Pedro, en un primer momento reconoce la autoridad

de María como la favorita de Jesús y en la segunda niega su dignidad rechazándola.

Existe otro texto, Pistis Sophia (Fe sabiduría), anterior a Nag-Hammadi, compuesto por

cuatro libros escritos en copto, el original pudo ser escrito en griego. En él, se pone de 173

Ibid., 211. 174

Marcos y Torres, “El evangelio de María Magdalena y la literatura gnóstica”, 142. 175

Bernabé, María Magdalena, tradiciones en el cristianismo primitivo, 213. 176

Marcos y Torres, “El evangelio de María Magdalena y la literatura gnóstica”, 143.

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82

relieve la figura de María Magdalena como favorecida de Jesús, existe una relación

estrecha con el Maestro, desde donde se puede comprende el que ella efectúe muchas

preguntas interpeladoras, además es “alabada por la belleza de su discurso y por su gran

capacidad para comprender los misterios que Jesús les revela”177

. Y será María Magdalena

la que reciba el mandato de ir a predicar el evangelio. Se distinguen en el texto tres

aspectos: el primero se refiere a las definiciones y calificativos sobre la persona de María

Magdalena; el segundo evidencia la polémica entre María Magdalena y Pedro, y la tercera

refleja cierta rivalidad entre María la madre de Jesús y María Magdalena.

En la literatura apócrifa el evangelio de Pedro, descubierto en 1886-87 en el sepulcro de un

monje cristiano en Akhimin, en el Alto Egipto, es un texto del siglo VIII-IX. En este

evangelio María Magdalena es presentada en el contexto de la resurrección y se define

como discípula del Señor, se resalta su protagonismo entre el grupo de los discípulos y

entre las mujeres, las que son presentadas como amigas. Otro aspecto a tener en cuenta es la

proximidad con Jesús.

Existen otros escritos apócrifos en los cuales es mencionada María Magdalena como:

Cuestiones de María, Hechos apócrifos de Felipe, Salmos Maniqueos, Carta de Tiberio a

Pilato.

Los escritos disciplinares de la Iglesia.

En ellos, ubica Carmen Bernabé, tres escritos: la Epístola Apostolorum, la Didascalia

Apostolorum y los Cánones Eclesiásticos de los apóstoles.

La Epístola Apostolorum se considera la más importante de las epístolas apócrifas, En la

carta se relatan revelaciones del Salvador sobre la resurrección, se concluye con la

Ascensión de Marta. Existen dos versiones, una copta y la otra etíope. En la versión etíope

se alude sólo a María Magdalena, quien es enviada por el Señor, en primer lugar, a

anunciar.

177

Ibid., 147.

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83

En la Didascalia Apostolorum se encuentra a María Magdalena en dos capítulos,

nombrándola junto a otras mujeres como mujeres discípulos pero se les restringe en la

predicación y la enseñanza, además se le restringe en su ministerio como diáconos a la

asistencia de mujeres en el bautismo, de este modo su autoridad se ve disminuida.

El tercer escrito corresponde a los Canones Eclesiásticos de los Apóstoles o Constitución

Apostólica, el autor justifica la no celebración de la Eucaristía por mujeres recurriendo a

dos mujeres discípulas de primera hora y con autoridad como son María Magdalena y

Mujer Apóstol de los apóstoles: Juan 20,11-18.

Escritos Eclesiásticos

En los primeros siglos de la Iglesia, se encuentran Hipólito de Roma y Orígenes, ambos la

menciona en sus escritos como Mariamme, aludiendo a escritores que “legitimaban su

enseñanza en María Magdalena”178

. Uno de ellos es Celso que se fija en la figura de María

Magdalena, como testigo de la resurrección, él habla de la mujer histérica como

“instigadora de la historia cristiana de la resurrección. Ella está en el centro del grupo que

pretende ofrecer testimonio de unas apariciones secretas de la resurrección”179

, se denota

una mujer que ejerce poder y no una mujer histérica.

Himnos litúrgicos

Los himnos son diálogos poéticos sirios utilizados en la liturgia, trasmitidos alrededor de la

primera mitad del siglo V. Existen dos versiones del encuentro entre Jesús o el Jardinero y

María, una corresponde a la tradición siria occidental y la otra es un poema sirio oriental,

aparece María es la madre de Jesús que se encuentra con el resucitado.

En este breve recorrido por la historia, por los evangelios, los escritos gnósticos o

apócrifos, los eclesiásticos e himnos litúrgicos, sale a la luz claramente, una María

Magdalena, discípula y apóstol, mujer con un protagonismo y fuerza en la palabra, que es

enviada a predicar el evangelio.

178

Ibid., 136. 179

Mac Donald, Las mujeres en el cristianismo primitivo y la opinión pagana. El poder de la mujer histérica,

128.

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84

3.2.4 María Magdalena en la Orden de Predicadores /as

María Magdalena se constituye para la Orden de Predicadores en “la apóstol de los

apóstoles, título que recibe desde la iglesia occidental y reconocida por los Padres de la

Iglesia como Ireneo, Orígenes, Hipólito de Roma y Ambrosio180

. Suzanne Tunc detalla

bellamente los argumentos para este título

Fue ella la primera que reunió las condiciones requeridas para ser „testigo‟ de Jesús y ser

admitido(a) en el grupo de los apóstoles: haber seguido a Jesús desde Galilea, haber sido

testigo de su resurrección y enviado(a) a esta misión de testimoniar (Hch 1,21). María de

Magdala cumplió estas condiciones: siguió a Jesús (Lc 8,1-3), vio al Resucitado (Jn 20,13s),

fue enviada por Jesús en persona a anunciar a sus hermanos (Jn 20,17), y ella lo hizo: „He

visto al Señor y me ha dicho esto‟ (Jn 20,18)181

.

Ella tiene el honor de ser la única mujer (aparte de la madre de Dios), en cuya fiesta se

recitaba el credo, precisamente porque era considerada como un apóstol, la “apóstol de los

apóstoles” (apóstola apostolorum)”182

. De este modo se reconoce que “Su culto se difundió

por toda la Iglesia occidental, sobre todo desde el siglo XI, y floreció en la Orden de los

Frailes Predicadores”183

.

La riqueza teológica que aporta María Magdalena no puede ser negada, comenta Guy

Bedouelle

tal como la ha perfilado la tradición litúrgica y mística, tenía demasiada riqueza de

resonancias teológicas como para que la tradición espiritual dominicana no la integrase en sí

(…) en tiempos de Domingo, la devoción a María Magdalena ya hacía tiempo que se había

extendido por Provenza, así como en Vezelay, por donde es posible que él pasara. Domingo

quizás supiera que en Béziers la habían hecho, un tanto indebidamente, protectora de la

cruzada contra los albigenses184

.

180

Tunc, También las mujeres seguían a Jesús, 1999, 74. 181

Ibid. 182

Brown, La comunidad del discípulo amado, estudio de la eclesiología Juanica, 185. 183

Liturgia de las horas propio de la Orden de Predicadores, 841. 184

Bedouelle, La fuerza de la palabra. Domingo de Guzmán, 289.

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85

Fray Timothy Radcliffe dice: “María Magdalena es la primera predicadora de la

resurrección, y esta es la razón de que sea la santa patrona de la Orden de los

Predicadores”185

. La liturgia propia dominicana le dedica el día 22 de julio, haciendo

memoria obligatoria y en uno de los comentarios fray María José Lagrange dice: “Desde

este momento María Magdalena fue consagrada apóstol de los apóstoles. Ello obedece,

como lo hacen también aquellos que se separan de la conversación con su Maestro, para

llevar a otros la buena nueva: ¡He visto al Señor!”186

.

María Magdalena es esa mujer que no abandona el sepulcro, al igual que tantas mujeres del

continente latinoamericano que siguen esperando al Señor. Ella recibe un mandato, de ir a

anunciar la Buena Noticia a los hermanos y hermanas. “Este talante misionero y profético

de la figura de María Magdalena ha quedado posteriormente oscurecido por otras razones

eclesiales. Pero su calidad de apóstol es innegable, dándole a esa calificación las mismas

características que a los demás seguidores primitivos de Jesús”187

. De ahí que ella, como

testigo, discípula, apóstol y profeta, va a predicar en medio de resistencias y obstáculos que

encuentra en el camino y en un medio patriarcal, los cuales terminan invisibilizando su

palabra anunciada. Pero continúa siendo un icono de mujer predicadora.

María Magdalena se ofrece como una puerta abierta, desde una identidad, desde un modo

de ver la vida y el mismo anuncio. Ella se presenta como otra alternativa de predicación,

marcada por el varón. Ella muestra el rostro femenino dentro de un modelo patriarcal

presente y real. Su voz firme: he visto al Señor refleja la responsabilidad del mandato y a su

vez recuerda a las mujeres dominicas, el llamado a tomar la palabra y anunciarla a todas las

personas, hasta los más recónditos rincones del mundo, permitiendo superar el silencio de

muchas mujeres.

3.2.5 María Magdalena desde la mirada de las teólogas

Los estudios de teólogas y otros han permitido distinguir y reconstruir la figura María

Magdalena, que se encuentran en la tradición de la Iglesia, en sus diferentes

185

Radcliffe, ¿Por qué hay que ir a la Iglesia? Drama de la Eucaristía, 237. 186

Liturgia de las horas propio de la Orden de Predicadores, 446. 187

Corral, Con ojos de mujer, 96.

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86

interpretaciones de los evangelios. Es un modo de ir rescatándola de aquellas enseñanzas,

que la han atado por siglos, confundiéndola o fusionando distintas mujeres como una

misma María. De mujer discípula, mujer prostituta, mujer apóstol, mujer hermana de

Marta, mujer pecadora, mujer con siete demonios, para llegar, como sugiere Jane Schaberg

a “producir una reconstrucción feminista de la contribución de María Magdalena, así como

un análisis del uso y supresión de su recuerdo en el Testamento cristiano”188

.

Elizabeth Schüssler considera a María Magdalena como la discípula fiel: ella “a pesar de su

tristeza, „busca‟ a Jesús y le encuentra”189

; “es presentada como uno de „los suyos‟ pues

Jesús la llamó por su nombre y ella reconoce su voz”190

; “su respuesta es la propia de un

verdadero discípulo”191

porque reconoce a Jesús como Rabonni. Se convierte en la apostola

apostolarum al ser la primera testigo de la resurrección, hecho apostólico que se encuentra

reconocido en Mateo, Juan y el apéndice de Marcos.

Para Elizabeth Schüssler la “reconstrucción histórica feminista”192

permite abrir caminos en

medio del silencio y los prejuicios que existen en la memoria histórica, como sucede con

María Magdalena, siendo la primera testigo de la resurrección de Jesús, ha vivido y

permanecido en la memoria cristiana como una mujer prostituta y como pecadora

arrepentida. La propuesta de Schüssler Fiorenza es una historiografía emancipatoria crítica

al texto, permitiendo “hacer accesible para la memoria histórica lo que la historiografía

tradicional ha ocultado, con el fin de examinar las conclusiones y opciones sobre las que se

ha constituido nuestro conocimiento histórico de los inicios del cristianismo primitivo”193

.

Elizabeth Johnson habla de “rectificar una historia distorsionada”194

, desde la propuesta de

interpretación feminista orienta la historia de Miriam de Magdala o María Magdalena

marcada por siglos de construcción patriarcal en diferentes ámbitos como la literatura, el

188

Schaberg, La resurrección de María Magdalena. Leyendas, apócrifos y Testamento cristiano, 343. 189

Schüssler, En memoria de ella, 398. 190

Ibid., 398. 191

Ibid., 398. 192

Schüssler, Pero ella dijo. Prácticas feministas de interpretación bíblica, 110. 193

Ibid., 111. 194

Johnson, Amigos de Dios y profetas. Una interpretación teológica feminista de la comunión de los santos,

203.

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87

arte, la predicación, en el cual ella aparece como una mujer pecadora arrepentida, prostituta

perdonada por Jesús por pecados de naturaleza sexual. Esta visión adquiere un carácter

ético “porque la distorsión que supone convertir la historia de una mujer con liderazgo

apostólico en la de una mujer a la que se recuerda, sobre todo, como una transgresora

sexual, es profundamente incierto”195

. Es necesario corregir esta distorsión, para ello se

propone una interpretación feminista presentando a Miriam de Magdala como:

una mujer judía del siglo I que habla y actúa por el poder del Espíritu-Sophia. Fiel

discípula de Jesús durante su ministerio, primer testigo del Cristo resucitado, avivada por el

fuego del Espíritu en Pentecostés es una dirigente apostólica que ayuda a desarrollar el

mensaje evangélico y que sigue predicando a Jesús una vez que éste se ha ido. En todos los

textos en los que aparece actúa como una figura de sabiduría con la autonomía personal

nacida de su propia postura ante Dios, una libertad relacionada siempre con el círculo de

mujeres y de discípulos varones, en cuyas historias queda insertada luminosamente la suya

propia196

.

María Magdalena está presente en los cuatro evangelios como la primera mujer testigo de la

fe pascual, ella después de la resurrección, corre a decirle a sus hermanos, lo que el Señor

resucitado le ha comunicado. Mujer portadora de un don que la hace responsable de la vida

de la comunidad desde el ministerio de la evangelización, como afirma María Clara

Lucchetti:

Investida por el propio Kyrios para el ministerio del kerigma, de la evangelización y del

anuncio del misterio de su Pascua –misión central de los testigos en el Nuevo Testamento-,

María de Magdala es, desde aquel momento, portadora del don que hace crecer todo el

cuerpo de la Iglesia que así se va constituyendo y ganando identidad, bajo el soplo del

Espíritu197

.

Del mismo modo, la mujer como María Magdalena

195

Ibid., 203. 196

Ibid., 208. 197

Lucchetti, “Como el Padre me envió, así también les envío a ustedes”, 34.

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88

es enviada por el Señor a tomar la palabra y anunciarla a todas las personas, por todas

partes. La mujer dotada por Dios de una sensibilidad y una percepción muy especiales, de

una fidelidad y capacidad de soportar las pruebas y los momentos difíciles, de una tenacidad

capaz de ir a buscar vida incluso dentro de un sepulcro (cfr. Jn 20,11-12), es llamada hoy,

como antaño María Magdalena, a anunciar lo que he visto y oído, a comunicar a los demás

su experiencia del Evangelio, la Buena Noticia de que la vida vence a la muerte198

.

Ella no sólo se convierte en un referente importante y vital para la predicación, sino es la

gestora de un movimiento nuevo y renovador en su época y permanece actual, de cómo las

mujeres son parte del ejercicio del ministerio evangelizador y del impulso de la predicación

en todo lugar.

3.3. Mujeres dominicas predicadoras

En el II capítulo se mencionan algunas mujeres que han hecho historia en la vida

Dominicana y en la Iglesia por su peculiar predicación. Ahora se hará memoria de tres

mujeres destacando especialmente su perfil como predicadoras. Una de ellas será Diana de

Andaló, otra dominica en siglos posteriores Rosa de Lima y en tiempos más cercanos

Ascensión Nicol.

3.3.1 Diana de Andaló (1200-1236)

Diana nace en Bolonia, en una familia muy distinguida e importante, la cual le ofrece una

muy buena educación. Es seducida por la fuerza de la predicación de Domingo de Guzmán

cuando va a Roma, a quien le comparte el deseo de fundar un monasterio en Bolonia, ello

con la oposición de su familia, impidiéndole en un primer momento concretar este proyecto

de vida como dominica. A la muerte de fray Domingo entra en amistad con Jordán de

Sajonia, con él se hace efectivo el deseo de Diana de la fundación del monasterio en

Bolonia.

198

Ibid., 35.

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89

De la relación y comunicación entre Sajonia y Diana, se conservan cincuenta cartas,

correspondiente a las escritas por fray Jordán que responden a preocupaciones e inquietudes

de Diana, a través de las cuales es posible comprender la capacidad de esta dominica para

expresarse, no sólo en el plano afectivo sino en relación a su espiritualidad, la preocupación

por la predicación y por la Orden de Predicadores. En algunas de las cartas Jordán

afirma:“tengo la seguridad de que no estoy a tu misma altura”199

; en otras comparten

cuestiones políticas que afectan a Bolonia expresándole que “el emperador es hombre que

no respeta ni escucha a las personas de religión, cuya presencia le molesta, como él mismo

confiesa” 200

; también sobre los acontecimientos de la Orden y que él se entera por Diana

“Por tu carta he sabido la noticia buena y feliz y digna de plena aceptación de la

canonización de nuestro Santísimo Padre y también tu alegría en el Señor por ella”201

; y le

relata un sueño en que se manifiesta la fuerza de la palabra de su amiga Diana “me pareció

que me hablabas con tal acento de verdad y sabiduría, que si recuerdo aún me llena de

alegría”202

.

Se dice que ella “fue la primera en amor a los frailes y a la Orden, e iluminó con la palabra

y ejemplos el monasterio de Santa Inés por ella fundado. Fue admirable celadora del rigor

de la religión en sí y en las demás”203

.

3.3.2 Rosa de Lima (1586-1617)

Isabel Flores de Oliva nace en Lima, ciudad que tiene las características propias de la época

barroca, tanto en sus costumbres como en su arquitectura, su religiosidad y su mentalidad.

Este pueblo se destaca por su poder político, económico y social, donde a su vez “se

produce la aparición de un germen de nacionalidad en un universo fracturado por la

tensión, el abismo entre la ciudad y el campo, entre lo indio que resistía y el mundo de los

españoles, peninsulares o nacidos en Indias, blancos y mestizos, la república no india, era el

199

De Sajonia, Cartas a Diana y a otras religiosas, 76. 200

Ibid., Carta 32. 74. 201

Ibid Carta 43. 88. 202

Ibid., Carta 9. 40. 203

González, Beata Cecilia y Diana “discípulas de Santo Domingo, 11.

Page 90: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

90

signo del escenario urbano que buscaba su definición y sus símbolos”204

. En este contexto

crece y se va formando la persona de Isabel, que luego toma el nombre de Rosa y se hace

parte de la Orden dominicana como seglar.

Como mujer contemplativa cultiva un huerto, se dedica a buscar a Dios en la intimidad y

cuida su formación siendo “gran lectora del dominico Fray Luis de Granada y promovió su

lectura en su radio de influencia, también conoció las de Enrique Suso op y por ella la de la

escuela renana fundada por el también dominico Maestro Eckhart”205

. Se hacen parte de su

formación y guía los escritos de Catalina de Siena, se constituye en maestra, al igual que

para sus amigas y compañeras beatas. Va brotando en ella una autoridad a través de su

palabra, lo afirma su compañera María de Uzátegui, como recoge Cynthia Folquer del

proceso de canonización de Rosa de Lima: “Y era de tan grande efecto su modo de hablar

que ponía grande admiración, a los que la comunicaban y trataban, y en especial a esta

testigo que la comunicaba muy interiormente, que parecía que Dios nuestro Señor, le daba

palabras sonoras y suaves que edificaban con ella a todos los que la oían y les provocaba

grande devoción”206

.

La vida contemplativa no la aleja de la realidad, su solidaridad con los pobres nace de la

experiencia al ver el sufrimiento de los indígenas mineros, en la vida de la mina de Quives

ella abrirá los ojos a una realidad de esclavitud. Son constantes visitas y asistencia a los

hospitales para negros, para indios y para leprosos. “Resulta ser una mujer de una gran

sensibilidad para con el prójimo, con entrañas de misericordia y con una marcada vocación

de servicio, en nombre del Evangelio y por Jesús, a los más pobres”207

.

Su deseo profundo era ser misionera, como ello no era posible, animaba a los sacerdotes a

salir a los campos y selvas a anunciar el evangelio. Educó y formó en la caridad apostólica

a un niño “para que fuese como vocero suyo, ya que a ella no le era permitido predicar a los

204

Zengarini, Bartolomé de Las Casas y Santa Rosa de Lima haciendo teología en América Latina, en

“Reavivar la llama del carisma de Domingo”, Retiro de la Familia Dominicana CIDAL-CODALC 2007,

Lima. 205

Ibid. 206

Folquer, Rosa de Lima: la libertad de ser mujer en el Perú colonial, 12. 207

Caram, Místicos/as Dominicos, 34. .

Page 91: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

91

moradores de los bosques”208

. En otra ocasión exhorta al maestro de los dominicos: “Sepa,

Padre, que Dios le ha hecho predicador, no para lucir retórica en el púlpito, sino para

convertir almas”209

. Según se relata en el proceso de canonización ella “se dolía de que, por

ser mujer, no pudiese dedicarse, como ardientemente deseaba, a la tarea apostólica de

anunciar el Evangelio a los infieles”210

.

Es una mujer dominica con todo el sentido que pide el pertenecer a la Familia Dominicana.

Afirma Guillermo Álvarez: “Vivió, profundamente identificada con el lema de la Orden de

los Predicadores: „Contemplar, y entregar a los demás los frutos de los misterios

contemplados‟; supo comunicar a otros la rica experiencia de Dios, en su vida”211

.

Animando incesantemente a ir a lugares de misión, en donde no había llegado el anuncio

del evangelio.

Rosa de Lima se abre espacio como predicadora dominica

en medio de un sistema patriarcal donde la mujer no podía ser ni teóloga ni misionera como

vimos en los textos presentados anteriormente, Rosa tiene la osadía mística de ver una

Iglesia donde son las mujeres que preparan las piedras fundacionales de la nueva

comunidad cristiana, tiene la libertad de llamar a sus hermanos dominicos a ser más fieles a

la predicación del evangelio, denuncia a la vida religiosa de su época que discrimina y en

especial, se dona sin ningún límites hacia los más pobres y despreciados transgrediendo

mandatos familiares y sociales212

.

Desde esos rasgos como mujer contemplativa, solidaria, misionera y predicadora se

descubre la importancia de Rosa en la evangelización de América Latina, reconocida con el

tiempo como Patrona de toda América Latina.

3.3.3 Ascensión Nicol (1868-1940)

208

Alvarez, Santos de la Orden de Predicadores, 753. 209

Ibid., 753. 210

Cuadrado, Personajes históricos de la Familia Dominicana, 27. 211

Alvarez, Santa Rosa de Lima, una realización de la vocación cristiana, 114. 212

Zengarini, Bartolomé de Las Casas y Santa Rosa de Lima haciendo teología en América Latina, en

“Reavivar la llama del carisma de Domingo”, Retiro de la Familia Dominicana CIDAL-CODALC 2007,

Lima.

Page 92: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

92

Ascensión nace en Tafalla, España, en medio de una familia de fuerte tradición religiosa,

realiza los primeros estudios en su pueblo, continúa en el colegio de las Dominicas de

Huesca, al concluir el año ingresa al convento de Santa Rosa de las dominicas. Comienza

su camino como religiosa, dedicada a la enseñanza, después de cumplir las bodas de plata

de profesión se ofrece para ir como voluntaria a misiones. Su destino es Perú, primero llega

a Lima junto a cinco hermanas, luego de la espera de dos años se dirigen a Maldonado,

siendo un tiempo dedicado a la promoción humana de los nativos y es la urgencia del

Reino que se concreta capacitando a los pobres de ese lugar. Ascensión y sus compañeras,

son las primeras religiosas en entrar a territorios de la selva peruana, inhóspita y

desconocida, realizando el viaje por diferentes medios que duró varias semanas hasta llegar

al lugar que abriría nuevos horizontes a estas mujeres que les mueve un espíritu misionero.

A los pocos años de estar en Perú, por sugerencia del Maestro de la Orden de Predicadores

Luis Theisisling, se da el paso a fundar una Congregación. Asume este desafío Ascensión y

el fraile dominico Ramón Zubieta, obispo del Vicariato Apostólico, donde están insertas las

misioneras. Nacen la Congregación de las hermanas Misioneras Dominicas del Rosario,

siendo el móvil fundacional el que “ellas tratan de imitar al mismo Jesucristo en la parte

más difícil, al par que más tierna y conmovedora de su vida pública, cual es la

evangelización y enseñanza de los seres más despreciados y abandonados, de los más rudos

e ignorantes, de los más pobres y necesitados”213

, de este modo se concreta un proyecto con

una dimensión ecuménica, definiendo que las dominicas tienen “por fin especial la

evangelización de los infieles”214

llegando hasta las regiones más lejanas y aportando su

carisma a la Iglesia que es el evangelizar a los pobres donde la Iglesia más las necesite,

optando en su capítulo de 1996 “por una evangelización liberadora y profética que sea un

aporte significativo a las construcción de una Iglesia universal que recoja e integre en su

seno toda la riqueza y variedad de expresiones humanas que Dios derramó en el mundo”215

.

A través de sus cartas, Ascensión Nicol, exhorta a las misioneras a centrar sus vidas en

Cristo, amor y fidelidad al Señor, se constituyen en ejes centrales de toda vida dedicada a

213

Martín-Tesorero, M. Ascensión Nicol Goñi. Pionera en la promoción de la mujer. 27. 214

Ibid., 27. 215

Ibid., 34.

Page 93: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

93

evangelizar. Del mismo modo que Domingo, oraba de noche y predicaba de día, es decir

ella predicaba con la palabra y con el ejemplo216

. De este modo sentó las bases para

“formar apóstoles que fueran a evangelizar y prender fuego divino por el mundo”217

.

Estas tres mujeres tendrán, cada una, su modo de descubrir su vocación de predicadoras, de

cultivar este carisma y de compartir este don como Familia Dominicana. Diana como

contemplativa dominica bebió el espíritu de la Orden en sus primeros años de existencia,

desarrollando en don, principalmente como se explicó anteriormente, a través de la palabra

escrita. Rosa como dominica seglar vivió y cultivó la predicación desde la realidad de los

pobres en tiempos de la colonia peruana y una vida contemplativa intensa. Ascensión

religiosa dominica misionera asume con todo su ser la evangelización en tierras lejanas, allí

en donde estás los más empobrecidos. Mujeres dominicas que escucharon, vivieron y

anunciaron el Evangelio con sus vidas, con la Palabra proclamada y comunicada para

liberar, dar esperanza y experimentar el amor de Dios.

Al desarrollar la presencia y aporte de las mujeres en el ministerio de la predicación

permite abrirse al proceso vivido por mujeres como colectivo, experiencias de lucha y

resistencia que han generado una conciencia feminista, una perspectiva feminista y una

teología feminista.

216

Misioneras Dominicas del Rosario, Una mujer que hace historia. 217

Martín-Tesorero, Madre Ascensión Nicol Fundadora de la Congregación, 107.

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94

CAPÍTULO 4

FEMINISMO Y HERMENÉUTICA DE LA PREDICACIÓN DOMINICANA

Cuando se habla solamente de la determinación vocacional de la mujer como tal nace la

sospecha de que se le niegue el derecho humano y el derecho de la personalidad

individual. Por eso quisiera acentuar claramente: la vocación de la mujer es triple: la

general de la humanidad, la individual de cada persona y la especial de la mujer.

Edith Stein, Determinación vocacional de la mujer

Con este espíritu crítico y claro es como se dirige Edith Stein, carmelita filósofa, en una

conferencia a la asociación de maestras católicas. Se puede descubrir la capacidad de

sospechar, de dudar y de buscar más allá de lo que se tiene establecido y definido para la

mujer. Es una actitud a desarrollar y cultivar en la conciencia feminista.

Este capítulo se desarrolla en dos partes, la primera tiene presente la realidad de la mujer,

afectada históricamente por el machismo, el patriarcado, el androcentrismo, la misoginia,

tanto desde el ámbito social como eclesial y desde ellas mismas. Se prosigue revisando las

huellas que, ha dejado, el movimiento y proceso del feminismo hasta constituir una

conciencia feminista, una perspectiva de género y una teología feminista. Se destaca en la

teología feminista categorías que la sustentan, como el análisis crítico, la exploración

constructiva y la transformación conceptual, todas ellas enriquecidas por la hermenéutica

feminista de la Biblia y finalmente cómo se desarrolla en América Latina. En la segunda

parte se realiza una propuesta de hermenéutica de la predicación dominicana con los

aportes de la teología feminista y a la luz de María Magdalena.

4.1 Perspectiva y conciencia feminista

Por tanto, carísima hija, establezcamos nuestro principio y verdadero cimiento, no en algo

imperfecto, sino en algo perfecto, como es el verdadero conocimiento de nosotras mismas,

según se ha dicho; con deseo de las virtudes, que no pueden sernos arrebatadas;

sustentándonos a la mesa del santo y verdadero deseo, saciándonos de los oprobios de

humilde Cordero.

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95

Santa Catalina de Siena, Cartas espirituales, Los verdaderos cimientos.

Según Catalina de Siena el conocimiento de sí mismas es el punto de partida y a la vez el

cimiento fundamental para realizar este camino. Este trabajo es un camino que pasa por

hacer memoria de aquellas mujeres valientes, atentas a esa mesa del santo deseo. Es

importante hacer el recorrido de aquellas mujeres en sus búsquedas, en sus santos deseos y

en los obstáculos, gran parte de ellas han hecho historia, a través de las cuales, se ha creado

un tejido de gran colorido por la diversidad de experiencias y de desafíos, se constituye

poco a poco con el tiempo en una necesidad, valorando el conocimiento de sí mismas. Un

verdadero tejido a ritmo de mujer compartido con muchos y muchas. Teniendo en cuenta

esta realidad, es posible ir desarrollando una hermenéutica de un carisma que sea incluyente

y actualice un carisma histórico, de tradición en la Iglesia y presente en las diferentes

culturas.

4.1.1 La situación de la mujer ante el machismo, el patriarcado, el androcentrismo,

la misoginia, como obstáculos y como categorías de análisis crítico.

En este tejido de gran colorido es necesario distinguir algunos hilos como el machismo, el

patriarcado, el androcentrismo, la misoginia, categorías presentes en el camino de la

historia humana desde distintos ángulos, como son la sociedad de la cual se es parte, la

Iglesia como comunidad eclesial que convoca y tiene sus normativas, y las propias mujeres,

para, una vez identificadas y definidas sean elementos claves para la deconstrucción de

modelos de poder y exclusión.

4.1.1.1 En la historia y en la sociedad

Se convierte en un hecho social y cultural la situación de la mujer, el ubicarla dentro de

criterios de sumisión, inferioridad, opresión, limitación y exclusión. Y por otro lado, el

Page 96: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

96

reconocimiento de su dignidad, de su autoestima como mujer, con sus capacidades y

sabiduría y con los derechos igualitarios permitiéndole ser parte de este mundo y de esta

historia.

María José Arana afirma que “la opresión de las mujeres es multisecular –en el sentido de

que se prolonga indefinidamente a lo largo del tiempo-; es integral, ya que abarca a todos

los ámbitos de la existencia; es pluricultural, plurirreligiosa porque está omnipresente en

todas las culturas y religiones del mundo… y muchas veces, llega a extremos

insospechados”218

. Esto refleja lo complejo del tema, porque sus huellas o marcas son

profundas y por siglos se ha sostenido como una verdad.

Es necesario tener presente que toda persona, sea hombre o mujer se forma, se desarrolla en

un contexto social, cultural y religioso, con patrones trasmitidos por generaciones, donde la

identidad es resultado de construcciones socioculturales, allí se producen y reproducen las

desigualdades y discriminación de género androcéntrico y patriarcal. Esta certeza le exige

la “toma de conciencia de cómo las mujeres son perpetuamente relegadas a la condición de

ciudadanas de segunda clase en la sociedad y en la Iglesia”219

y la empujan a protestar, a

sospechar, a hacer memoria de mujeres que han vivido de otro modo, a estudiar, a resistir

buscando y a proponer sus propios caminos liberadores e inéditos. En realidad “son las

sociedades y las culturas, la historia y no los genes, ni la herencia, responsables de cómo

somos mujeres u hombres de lo que ocurre entre ambos géneros”220

. Un nuevo camino se

abre a las mujeres.

En este proceso de ser mujer, se identifican algunos conceptos que se convierten en

obstáculos al momento de ir tomando conciencia de género, pero a su vez el tenerlos en

cuenta como “clave que sirven como herramientas de análisis para examinar las sociedades

actuales, detectar los mecanismos de exclusión, reconocer sus causas y, tras haber

atesorado todo este conocimiento, proponer soluciones y modificar la realidad”221

, es

218

Arana, “Rescatar lo femenino para reanimar la tierra”, 6. 219

Johnson, Elizabeth, La cristología hoy, 114. 220

Lagarde, Marcela, “Identidad de género y derechos humanos, la construcción de las humanas”,

webs.uvigo.es/xenero/profesorado (consultada el 27-septiembre-2011) 221

Martín, Mujeres en el siglo XXI, identidad, opciones y desafíos, 74.

Page 97: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

97

necesario identificarlos y definirlos para ver cómo se hacen parte de la vida de cada

persona, las cuales han sostenido, tanto al hombre como a la mujer, por siglos.

El machismo tiene relación al macho con connotaciones de predominio sexual y el sexismo

se define como el “conjunto de métodos y estrategias usados por el patriarcalismo,

androcentrismo y machismo para mantener la situación de dominación, subordinación y

explotación del otro sexo”222

. El machismo unido al sexismo genera no sólo un discurso de

desigualdad, sino unas relaciones discriminatorias y una ideología que defiende la

subordinación223

. Como modelos adquiridos se van trasmitiendo en cada cultura y sociedad,

las cuales se califican de “machistas” y configura la vida desde dos polos: varón – mujer, y

adquiriere todo una valoración sexual la cual mantiene al sexo femenino en situación de

inferioridad respecto al sexo masculino.

Se define el patriarcado como “una forma de organización política, económica, religiosa y

social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de

los hombres sobre las mujeres”224

. Está muy relacionado con el poder, esa tensión y lucha

que impide en muchos espacios abrirse al cambio y a la participación. “El patriarcado

instituye relaciones estructurales e institucionales de dominación”225

, relaciones que

generan subordinación, dependencia y de dominio de uno sobre otro.

Lo androcéntrico deriva del griego aner que significa el varón como centro, “consiste en

considerar al hombre como medida de todas las cosas”226

, es el lente desde donde se ve, se

define y se configura la existencia humana en el mundo y en la historia, el varón asume la

representatividad de toda la humanidad. Un medio para que perdure y se extienda es “a

través de la estructura gramatical de las lenguas occidentales antiguas y modernas, tales

como el hebreo, el griego, el latín, el inglés o el castellano”227

.

222

Orsini, La mujer en la Sociedad y en la Iglesia, 7. 223

Martín, Mujeres en el siglo XXI, identidad, opciones y desafíos, 73. 224

Ibid., 73. 225

Schüssler, Los caminos de la Sabiduría. Una introducción a la interpretación feminista de la Biblia, 156. 226

Martín, Mujeres en el siglo XXI, identidad, opciones y desafíos, 72. 227

Schüssler, Los caminos de la Sabiduría. Una introducción a la interpretación feminista de la Biblia, 155.

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98

Y la misoginia es el creer que la inferioridad de las mujeres es natural, se sostiene que ellas

son de menor capacidad, se convierte en un recurso de poder sobre las mujeres sólo por su

condición de género.

La importancia de darse cuenta cómo actúa, cómo están internalizadas estas concepciones

en hombres y mujeres, es fundamental para comprender las injusticias, la violencia y la

opresión que hasta hoy existen en nuestras culturas y sociedad. Ello hace que el

movimiento de generar conciencia de género sea un proceso continuo de análisis crítico de

estas categorías anteriormente identificadas, muchas veces difíciles de reconocer, de

enfrentar y modificar, lo que hace necesario mantener una constante actitud de resistencia,

trabajando para alcanzar niveles de respeto, de inclusión y de empoderamiento de las

mujeres, luego de siglos de negación e invisibilización. Es un proceso de hombres y

mujeres que no acaba.

4.1.1.2 En la Iglesia

En la Iglesia también están arraigadas estas concepciones, identificándose en los mismos

documentos eclesiales hasta hoy. Es necesario hacer un recorrido desde lo que acontecía en

la religión judía, considerando que es el terreno desde donde se construye o se gesta la

comunidad eclesial cristiana. Será una pincelada recogiendo algunos aspectos presentes

hasta la actualidad.

Teniendo en cuenta que el pueblo de Israel camina como un todo integrado: lo religioso, lo

social, lo cultural y lo político. ¿Cómo es la vida de la mujer en estos ámbitos? ¿Dónde se

encuentra ella ubicada?

En las tradiciones judías, sintetiza Joachim Jeremías, con relación a

la situación de la mujer en la legislación religiosa está muy bien reflejada en una fórmula

que se repite sin cesar: „Mujeres, esclavos (paganos) y niños (menores)‟; la mujer, igual que

el esclavo no judío y el niño menor, tiene sobre ella a un hombre como dueño, lo cual limita

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99

también su libertad en el servicio divino. Es por ello por lo que, desde el punto de vista

religioso, se halla en inferioridad ante el hombre228

.

Los derechos y los deberes de las mujeres en el ámbito religioso estaban muy limitados, se

reducía a algunos espacios del templo como el atrio y solo era posible entrar a una parte de

la sinagoga dedicada al culto o actos litúrgicos.

En el Antiguo Testamento se reafirma esta realidad de subordinación de la mujer al esposo

o al varón, solo cuando es madre el respeto aumentaba pero las condiciones no cambian

mucho. Las leyes favorecían plenamente al varón, eso se ve claramente en cuanto a la

poligamia y al divorcio, igualmente a la educación, puesto que las escuelas y las lecciones

de los escribas eran exclusivamente para los varones.

Se reconocen algunas excepciones de mujeres que demuestran ciertas libertades y

autonomías, ejemplo de ello son aquellas mujeres que estuvieron en lugares de decisión y

poder como la reina Alejandra (76-67 a. C.) y la hermana de Antígono (30-37 a. C.),

también está Salomé en tiempos de Herodes Antipas y jóvenes de familias de alto rango

podían tener acceso a aprender griego. Lo mismo sucede en ambientes populares y en el

campo, existía ciertas libertades donde la mujer ayudaba al esposo en su trabajo por

cuestiones económicas.

Esta realidad continúa presente en tiempos de Jesús. Asumirá Jesús una actitud, liberadora,

profética e incluyente en todo los sentidos, no lo pueden evitar y negar los mismos

evangelios como tampoco Lucas en Hechos y Pablo en sus cartas. Ellos reconocerán la

presencia de mujeres como seguidoras del Señor, estarán ahí, acompañando, escuchando,

recogiendo las enseñanzas, asumiendo servicios, es decir haciendo comunidad con todos

los discípulos. Esta apertura y participación de la mujer es más visible en los primeros

siglos de cristianismo, pero poco a poco, nuevamente, se vuelve al modelo patriarcal y

androcéntrico. La eliminación progresiva de la presencia activa de las mujeres se encuentra

en los Códigos de moral doméstica y luego las Pastorales, en ellos se retoman el sentido de

la sumisión de la mujer al varón, la prohibición de hacer uso de la palabra en la Iglesia. En

228 Jeremías, Jerusalén en tiempos de Jesús, 386.

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100

el caso de las viudas, aunque siguen reconocidas pronto se les irá limitando su función

como se encuentra en la Didakle.

En tiempos de los Padres de la Iglesia, se sigue afirmando la inferioridad de la mujer. Los

Padres de la Iglesia se apoyan en texto del Génesis como “garantía de la aprobación

divina”229

, de tal forma que se perpetúa esta concepción de la mujer como ser inferior. A

nivel moral se le responsabiliza de la caída de Adán y así de la humanidad. Daly Marly,

encuentra en los escritos de esa época, algunas características femeninas propias como: “la

volubilidad y la superficialidad, la charlatanería y la debilidad, la lentitud para comprender

y la inestabilidad mental”230

. La mujer sigue disminuida y con una imagen defectuosa no

sólo ante el varón sino también ante sí misma y ante toda posibilidad de ser parte activa de

la comunidad cristiana.

Durante la Edad Media no cambia el concepto y apreciación teológica sobre las mujeres,

quizás sea menos violento en el lenguaje, pero permanece la “idea de la „naturaleza‟

defectuosa de las mujeres, junto con la comúnmente aceptada exégesis de los textos en el

Génesis y en las epístolas paulinas y la situación social de las mujeres sometidas”231

. Estos

factores androcéntricos siguen estando presentes en la Iglesia y a su vez como obstáculo

para la valoración de sus aportes y su inclusión en los procesos evangelizadores con voz

propia.

Se mantiene la misma visión en los siglos posteriores, la concepción y la definición de

mujer en la Iglesia refuerza la subordinación, discriminación en ministerios, desventajas en

cuestiones morales. “Una forma de relación hombre-mujer esencialmente alienante y

despersonalizante es exaltada como el ideal cristiano”232

. Hombres de mucho prestigio en la

Iglesia afirman y confirman esta visión de la mujer en la comunidad creyente: mujer

dependiente del varón, superioridad moral del esposo, el sexo femenino un impedimento

229

Daly, “El cristianismo: una historia de contradicciones”, 70. 230

Ibid., 70. 231

Ibid., 75. 232

Ibid., 82.

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101

natural para el ministerio sacerdotal. Entre esos santos varones están Domingo de Soto,

Francisco de Sale, Ignacio de Loyola, Carlos Borromeo233

.

Daly afirma que teólogos entre los siglos XVIII y XX continúan justificando la situación de

subordinación de la mujer y su desamparo legal, especialmente de las mujeres casadas234

.

Entre los siglos XIX y XX la Iglesia reacciona ante el surgimiento del movimiento de

emancipación de las mujeres, persiste el “conflicto entre el concepto cristiano de la mujer

como persona, hecha a imagen de Dios, y la noción de ella como ser inferior, derivativo”235

ello se encuentra en documentos donde se hacen afirmaciones que afectan a la mujer, como

a continuación se exponen:

En la encíclica Quod apostolici muneris León XIII (1878) señala: “Por lo tanto, como dice

el Apóstol (Efesios 5,22-24) sí como Cristo es cabeza de la Iglesia, el marido es cabeza de

la novia, y cómo la Iglesia se mantiene sujeta a Cristo, que alimenta a su amor casto y

eterno, por lo que las esposas deben estar sujetas a sus maridos”236

, aunque en el mismo

documento se reconoce la igualdad y dignidad de todos. Luego en la encíclica Arcanum

divinae (1880) reflexiona sobre la sociedad doméstica que tiene como fundamento el

matrimonio, Pío XIII afirma: “El marido es el jefe de la familia y cabeza de la mujer, la

cual, sin embargo, puesto que es carne de su carne y hueso de sus huesos, debe someterse y

obedecer al marido”237

, aunque previamente, declare la necesidad que existe entre ambos,

de manifestarse un gran amor, una constante fidelidad y una solícita y la continua ayuda,

en cuanto a la obediencia no es a modo de esclava, sino como compañera. Y en la encíclica

social Rerum novarum (1891) toda la autoridad la tiene el varón, el esposo: “es necesario

que ese derecho de dominio atribuido por la naturaleza a cada persona, según hemos

demostrado, sea transferido al hombre en cuanto cabeza de la familia; más aún, ese derecho

es tanto más firme cuanto la persona abarca más en la sociedad doméstica”238

y hace la

distinción referente al trabajo: “hay oficios menos aptos para la mujer, nacida para las

233

Cfr. Ibid., 79-85. 234

Ibid., 85. 235

Ibid., 86. 236

Quod apostolici muneris, N°24 237

Arcanum divinae, N°8. 238

Rerum novarum, N°9.

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102

labores domésticas; labores estas que no sólo protegen sobremanera el decoro femenino,

sino que responden por naturaleza a la educación de los hijos y a la prosperidad de la

familia”239

. El espacio de participación para la mujer queda reducido al ámbito doméstico

y nada más, a ella no se le visualiza en el mundo social, político e intelectual.

A pocos años, Pío XI exhorta, a propósito de la educación cristiana de la juventud, en la

encíclica Divini illius magistri (1929) rechaza el método de la coeducación y argumenta:

El Creador ha establecido la convivencia perfecta de los dos sexos solamente dentro de la

unidad del matrimonio legítimo, y sólo gradualmente y por separado en la familia y en la

sociedad. Además, la naturaleza humana, que diversifica a los dos sexos en su organismo,

inclinaciones y aptitudes respectivas, no presenta dato alguno que justifique la

promiscuidad y mucho menos la identidad completa en la educación de los dos sexos240

.

El Papa considera la educación diferenciada por sexo y no mixta como ya en esa época se

va promoviendo. Las posibilidades y la proyección de la educación es superior o más

amplia para los varones que para las mujeres y reafirma la actitud pasiva de la mujer porque

anima a cuidar la modestia especialmente en la juventud femenina.

Otra encíclica de Pío XI es Casti connubii (1930) en ella se refuerza la imagen de la mujer

sumisa, sometida al esposo:

robustecida la sociedad doméstica con el vínculo de esta caridad, es necesario que en ella

florezca lo que San Agustín llamaba jerarquía del amor, la cual abraza tanto la primacía del

varón sobre la mujer y los hijos como la diligente sumisión de la mujer y su rendida

obediencia, recomendada por el Apóstol con estas palabras: Las casadas estén sujetas a sus

maridos, como al Señor; porque el hombre es cabeza de la mujer, así como Cristo es

cabeza de la Iglesia241

.

Continúa afirmando “prohíbe que en este cuerpo de la familia se separe el corazón de la

cabeza, con grandísimo detrimento del conjunto y con próximo peligro de ruina, pues si el

239

Ibid., N°31. 240

Divini illius magistri, N°52. 241

Casti connubii, N° 10.

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103

varón es la cabeza, la mujer es el corazón, y como aquél tiene el principado del gobierno,

ésta puede y debe reclamar para sí, como cosa que le pertenece, el principado del amor”242

.

E insiste:

Todos los que empañan el brillo de la fidelidad y castidad conyugal, como maestros que son

del error, echan por tierra también fácilmente la fiel y honesta sumisión de la mujer al

marido; y muchos de ellos se atreven todavía a decir, con mayor audacia, que es una

indignidad la servidumbre de un cónyuge para con el otro; que, al ser iguales los derechos

de ambos cónyuges, defienden presuntuosísimamente que por violarse estos derechos, a

causa de la sujeción de un cónyuge al otro, se ha conseguido o se debe llegar a conseguir

una cierta emancipación de la mujer243

.

Distingue y cuestiona tres clases de emancipación de la mujer:

según tenga por objeto el gobierno de la sociedad doméstica, la administración del

patrimonio familiar o la vida de la prole que hay que evitar o extinguir, llamándolas con el

nombre de emancipación social, económica y fisiológica: fisiológica, porque quieren que

las mujeres, a su arbitrio, estén libres o que se las libre de las cargas conyugales o

maternales propias de una esposa (emancipación ésta que ya dijimos suficientemente no ser

tal, sino un crimen horrendo); económica, porque pretenden que la mujer pueda, aun sin

saberlo el marido o no queriéndolo, encargarse de sus asuntos, dirigirlos y administrarlos

haciendo caso omiso del marido, de los hijos y de toda la familia; social, finalmente, en

cuanto apartan a la mujer de los cuidados que en el hogar requieren su familia o sus hijos,

para que pueda entregarse a sus aficiones, sin preocuparse de aquéllos y dedicarse a

ocupaciones y negocios, aun a los públicos244

.

Los argumentos del papa para rebatir se sostienen en que ella tiene el noble oficio de mujer,

de esposa y de madre, y esa libertad a la cual quiere acceder es falsa y una igualdad

antinatural llegando a alterar a toda la sociedad familiar. Encontramos una vez más que la

mujer no es vista de ninguna manera fuera del ámbito familiar, domestico.

242

Ibid. 243

Ibid. 244

Ibíd., N°27.

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104

Así, es posible comprender con qué barreras y murallas históricas se encuentran las mujeres

por siglos, es un desafío constante el reconocer estas categorías e ir abriendo espacios,

puertas y ventanas, aunque también destruir y demoler estructuras, mentalidades y

relaciones misóginas, patriarcales y sexistas, para dar paso a la reconstrucción incluyente y

liberadora de la mujer en la Iglesia.

Lo que acontece en la sociedad exige a la Iglesia cambios en la forma de pensar sobre la

mujer, no sólo en el espacio de la casa, del hogar, la familia. Los Papas Pío XII, Juan

XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II dedicarán algunos documentos que reflexionen sobre la

mujer, son pasos importantes en la visibilización de la mujer en su dignidad, el reconocer

los aportes que ella puede realizar en la misión de la Iglesia y en otras áreas de la sociedad,

sale más allá del espacio doméstico, pero son insuficientes y a veces ambiguos, porque

sigue estando limitada su participación “oficial”, como es el caso de los ministerios

lectorado, diaconado y sacerdocio, al cual sólo tienen acceso los varones.

4.1.1.3 En las mujeres

El reconocimiento por generar conocimiento y conciencia feminista parte de las propias

búsquedas de la mujer. En los inicios del movimiento feminista, a fines del siglo XVIII

tanto en Europa como en EEUU, es asumido por un grupo minoritario de mujeres que

“reaccionan y tienden a organizarse”245

. Con el paso el tiempo se han sumando muchas

más, a partir de los años 60 emergen numerosos movimientos de mujeres en los diferentes

continentes. En la medida de logros efectivos, de ir clarificando conceptos, posturas y de ir

consensuando aspectos que la sostienen como teoría y como teología feminista, descubre

nuevos horizontes, nuevas facetas y posibilidades para el camino de liberación.

También se reconocen en este camino algunas actitudes comunes, entre las mujeres frente a

la situación de búsqueda, de luchas y de propuestas feministas. Existen factores que se

resisten, en el interior de cada una, a dar cabida a su identidad propia, de primera mano, con

dignidad y comprensión crítica de la existencia histórica y trascendente. ¿Cuáles son esos

245 Arana, “Rescatar lo femenino para rescatar la tierra”, 16.

Page 105: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

105

factores? Uno de ellos es quedarse al margen de este proceso, no participar porque no se

siente como su problema o que es imposible cambiar un sistema.

Otro factor que se convierte en barrera se encuentra fortalecida por el mismo término

feminismo, como lo afirma Elisabeth Schüssler Fiorenza: “en Estados Unidos, las encuesta

muestran que cerca del setenta por ciento de las mujeres rehúsan calificarse de feministas,

porque, para ellas, esta etiqueta estigmatiza a la persona a la que se aplica como fanática,

llena de prejuicios, misándrica y loca246

. Es comprensible el no desear ser estigmatizada en

estos términos, las continuas descalificaciones al asumir ser feminista conduce a no querer

serlo, aunque se reconozca la necesidad de obtener derechos sociales y económicos, lograr

la participación y acceso a espacios que sólo el varón lo tiene, el exigir respeto a su cuerpo,

etc.

La idealización de la maternidad es otro factor transformado barrera, que frena a la mujer

en sus múltiples posibilidades de ser persona. La idealización se define como la razón de

ser de la mujer, es el ser madres, tener hijos, una realidad de las mujeres que por siglos y

siglos, ellas mismas se han valorado y definido en relación a la fertilidad. La Iglesia a

través de sus documentos y la teología sobre el culto mariano ha fortalecido cultivando en

la religiosidad esta concepción.

Se traduce en otro factor la crítica sobre la masculinización de las mujeres que trabajan y

luchan por un cambio: “Lo que se está produciendo es una progresiva masculinización de

las mujeres al incorporarse al espacio público-espacio masculino- sin transformarlo, al

adoptar los modelos de comportamiento y relaciones masculinas”247

. Es una crítica que ha

alejado a muchas de la causa, pero en tiempos de búsquedas y luchas se producen modos

que luego con el tiempo se corrigen. Aquello que en su momento parece una exageración o

camino equivocado, se reconoce con el tiempo como un empuje y resistencia, necesario

para provocar los cambios.

246

Schüssler, Los caminos de la sabiduría, 81. 247

Adela,“Vida Religiosa y cuestiones de género”, 35.

Page 106: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

106

Como a la mujer, por siglos, se le asume como ama de casa, como mujer perfecta, la reina

de la casa, a ello se suma hoy, en el contexto postmoderno y tecnológico “el modelo de la

mujer moderna, eficiente e independiente”248

, la cuestión es que sin darse cuenta la mujer

se ve expuesta al mundo del mercado. Así se convierte en un obstáculo que impide ver más

allá.

Todos estos factores se han convertido entre las mujeres en barreras y a su vez en aspectos

a distinguir críticamente, porque son integrados en sus vidas como normalidad por

constituirse históricamente en condicionamientos asumidos como verdad, por lo que se

hace necesario deconstruir estas categorías que impiden la participación plena de la mujer

en el ámbito social y eclesial.

En el lenguaje de Virginia Wolf249

, el que las mujeres tengan una habitación propia es un

acierto, el deseo de recuperar no sólo la dignidad, sino la palabra propia y una vida con

sentido a partir de ella misma permitiéndoles estar presente en los espacios privados y

también, en lo público. De ahí la importancia de identificar y ponerle nombre a las piedras

y obstáculos en sus distintas dimensiones y ámbitos para que las mujeres tengan una

habitación propia, no detenerse a pesar de la pobreza y la oscuridad. Dirá la autora:

“merece la pena” entrar a ser parte de un mismo proyecto, manteniendo lo inédito, sin

limitar la visión propia.

4.1.2 Las huellas en el camino: conciencia feminista, perspectiva de género y teología

feminista.

Hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

248

Potente, La mujer y las mujeres en el siglo XXI, 32. 249

Woolf, Una habitación propia.

Page 107: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

107

¿por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia

y luego con gravedad

decís que fue liviandad

lo que hizo la diligencia.

Sor Juana Inés de la Cruz, Hombres necios

Existe una responsabilidad que pesa en las mujeres, muchas veces se traduce en una culpa

que no permite ver, pensar y caminar por rutas propias e inéditas, de ahí la importancia de

reconocer y superar este peso histórico para una hermenéutica del carisma. Esta

investigación se realiza desde una conciencia feminista, desde la perspectiva de género,

desde una teología feminista, lo primero es dar paso a definir estos términos respondiendo a

estas preguntas: ¿Qué entendemos por conciencia feminista? ¿Cómo comprendemos la

perspectiva de género? ¿Cómo se elabora una teología feminista y cuál es su relación con la

predicación?

La conciencia feminista es definida por Marcela Lagarde

como la creación interactiva, intersubjetiva y dialógica de mujeres excluidas -por principio-

del pacto moderno entre los hombres, es una crítica a su andamiaje androcéntrico y

patriarcal, a través de la acción, la experiencia y la subjetividad de las mujeres. Es asimismo

la alternativa práctica de vida igualitaria y equitativa de mujeres y hombres250

.

Asumir una conciencia feminista es y sigue siendo un proceso histórico, personal y

colectivo que deriva en la perspectiva de género, permitiendo analizar y comprender las

características que definen a mujeres y hombres, asimismo sus semejanzas, sus diferencias,

sus posibilidades y el sentido de la vida.

La perspectiva de género, recoge una palabra que procede del latín genus y gener, “es un

sistema clasificatorio dualista que diferencia los sexos en varón y hembra, masculino

250

Lagarde, Marcela, Texto publicado en "Género en el Estado. Estado en el género". Ediciones de las

mujeres No 27, Isis Internacional. Artículo proporcionado por Modemmujer (México):

[email protected] (Consultada 27-sepitmebre-2011)

Page 108: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

108

femenino, hombre y mujer”251

. Otro aporte importante es el que realiza Marcela Lagarde,

cuando afirma que “la perspectiva de género tiene como uno de sus fines contribuir a la

construcción subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la resignificación de

la historia, la sociedad, la cultura, y la política desde las mujeres y con las mujeres”252

,

estableciendo las interrelaciones y correlaciones entre las posibilidades de vida de hombres

y mujeres y sus ambientes, ya sean históricos, sociales, culturales y modos de vida. Desde

esta perspectiva se reconoce como mujer, se ubica ante el mundo y se apropia para aportar

a la transformación liberadora, pasando de la deconstrucción a la construcción.

En el tiempo histórico se va desarrollando la concepción como conciencia feminista y como

perspectiva feminista que abrirá horizontes hasta llegar a plantearse una teología feminista.

Se reconoce a Simone de Beauvoir como una de las impulsoras del concepto de género

cuando ella se pregunta insistentemente ¿Qué es una mujer? Llegando a afirmar que la

“mujer no nace sino se hace”253

. Este pensamiento teológico no surge de la nada, es fruto y

se desenvuelve en medio de movimientos sociales de liberación racial, política, laboral,

económica, sexual a fines del siglo XVIII en forma incipiente y durante el siglo XIX se van

concretando manifestaciones de reivindicación de mujeres tanto en Europa como en

Estados Unidos, repercutiendo sus aportaciones emancipatorias en las iglesias cristianas

con sus respectivas consecuencias. Un hecho significativo desde la teología es la traducción

de la Biblia: The Woman‟s Bible, Biblia de la mujer, por Elizabeth Candy Stanton en 1959,

convirtiéndose en toda una revolución para ese momento, al igual que Betty Friedman con

su publicación La mística del feminismo. Son “un primer paso en la apropiación de las

mujeres de su derecho al pensamiento crítico y a la palabra creativa y liberadora”254

.

La teología feminista nace dentro de los movimientos emancipatorios del siglo XIX en

occidente y en Estados Unidos, poco a poco se va sistematizando, y a la vez, se van

distinguiendo diferentes rasgos y expresiones del feminismo, los cuales no se oponen. En el

siglo XX, a partir de los años 50 se da inicio a las reflexiones sobre el ministerio ordenado

251

Schüssler, Los caminos de la Sabiduría. Una introducción a la interpretación feminista de la Biblia, 152. 252

Lagarde, Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia, 13. 253

De Beauvoir, El segundo sexo, 15 y 207. 254 Ferrer, “Breve aproximación a la teología feminista”, 9.

Page 109: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

109

para las mujeres, especialmente en las iglesias protestantes, en la Iglesia Católica se habla

de teología de la mujer o de la feminidad abordando la cuestión como un tema. Así se abre

tímidamente un camino, el paso será más significativo en los años 60 en los Estados Unidos

y en Europa, se desarrolla “en forma de teologías diversas que abarcan varias disciplinas

teológicas y se sirven de diversos métodos o enfoques teológicos, en función de las

diferentes trayectorias biográficas e intelectuales de las autoras”255

.

Un acontecimiento que abrirá ventanas en la Iglesia, es la celebración del Concilio

Vaticano II, repercutiendo en la mentalidad de la época, especialmente en lo referente al

laicado y a la mujer. En América Latina se deja sentir en Medellín, la II Conferencia del

Episcopado Latinoamericano, cuando reconoce el reclamo de la mujer en cuanto a “su

igualdad de derecho y de hecho con el hombre”256

, un pequeño signo del proceso de

liberación iniciado y “ya en germen los ejes que luego van a ser explicitados e incorporados

por la reflexión teológica y pastoral de las mujeres cristianas de América Latina”257

.

A partir de los años 70 se van consolidando algunas propuestas, se abren facultades de

Teología para las mujeres y se habla de “teología feminista” con mayor autoridad..

Resuenan teólogas como Letty Russell con el texto Teología feminista de la liberación,

Rosemary Radford Ruether con la publicación de El sexismo y hablar de Dios: Hacia una

teología feminista, de este modo emerge una conciencia teológica feminista que se abre

paso y no se detiene. El año 1975 es el Año Internacional de la Mujer, en este tiempo “el

interés se centró en la antropología teológica, el ecofeminismo, la teología política, la

teología sistemática, el método teológico y la espiritualidad feminista”258

. En el año 1979

se desarrolla la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano realizada en Puebla, se

piensa a la mujer no sólo en el espacio del hogar sino que se la incluye en las aspiraciones

de liberación de los pueblos y reconoce que “debe estar presente en las realidades

255 Ibid., 10. 256

Medellín N°1. 257

Aquino, La teología, la Iglesia y la mujer en América Latina, 79. 258

Ferrer, 11.

Page 110: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

110

temporales, aportando su ser propio de mujer para participar con el hombre en la

transformación de la sociedad”259

.

En la década de los años 90 la IV Conferencia realizada en Santo Domingo hace un

llamado de conciencia a los sacerdotes y a los laicos “para que acepten y valoren a la mujer

en la comunidad eclesial y en la sociedad, no sólo por lo que ellas hacen, sino sobre todo

por lo que son”260

. De este modo, existe un reconocimiento de la presencia de la mujer con

toda su dignidad en todos los espacios de participación y de poder, llegando a afirmar que

“Urge contar con el liderazgo femenino, y promover la presencia de la mujer en la

organización y animación de la Nueva Evangelización de América Latina y el Caribe”261

.

Como lo expresa Felisa Elizondo “la aparición de la otra voz en la teología empieza a paliar

una larga ausencia y a enriquecer una tarea”262

, la mujer entra a ser parte de la mesa de

diálogo y discusión teológica. Es así, que “la discusión avanza en la medida que se hacen

más frecuentes y variadas las aportaciones de las mujeres a la reflexión de la fe en el

contexto vivo de las comunidades que es la teología”263

, en aquellos espacios que en un

tiempo atrás eran exclusivos de los varones. Desde su autocrítica, conduce a la mujer a

mantenerse en permanente revisión de su pensamiento, método y contenido. La teología

feminista entra en relación con las disciplinas científicas, con la teología clásica y con las

contextuales que van surgiendo, y con las teorías feministas que le formulan nuevas

interrogantes y preocupaciones.

Al realizar este camino de apropiarse de su identidad, de recuperar experiencias

compartidas, de pensar y crear por sí mismas, las mujeres saben que no sólo tiene

existencia, útero y voto, sino que también tiene voz, palabra y una forma de estar paradas

en la historia, en el mundo junto a hombres y mujeres de diferentes razas, de otros modos

de creer y amar. En este momento de la historia es posible reconocer una teología feminista

259

Puebla N°848. 260

SD N° 108. 261

Ibid., N°109. 262

Elizondo, “Mujer”, 199. 263

Ibid., 203.

Page 111: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

111

que sustenta elementos que favorecen la predicación, la evangelización y la acción

misionera con rostro de mujer.

Considerar estas huellas del camino ser mujer, es una realidad. Ser feminista es una

realidad. Ser creyente y teóloga es una realidad. Ser predicadora es una realidad. Todas esas

realidades, se viven en el camino de la vida de las mujeres, dentro de un proceso único, que

se realiza como experiencia y se traduce en diferentes momentos de conversión, generando

esa conciencia feminista que transforma la predicación en un espacio compartido de

género. Entonces, en ese ir viviendo junto a otros y otras, en una interrelación que

comunica posibilidades, ya no sólo se reconoce sino, además toma opciones, se para ante la

vida como mujer creyente, feminista y predicadora, dando la mano a otras y otros que

desean camino inéditos y alternativos para seguir amando, creyendo y anunciando.

Pero ¿qué relación tiene la teología con la predicación? Es decir la teología feminista cómo

se vincula con un carisma como es el de la predicación? El dominico Liam Walsh recuerda

que Domingo era un teólogo y “él hizo que el debate teológico fuera un punto en su

predicación”264

, pero no se reduce a ganar debates teológicos sino se sustenta en que el

llamado a la conversión y al entendimiento del mensaje evangélico es desde la base

teológica, que permite entrar en diálogo con otros modos de pensar y creer. La Palabra de

Dios y la reflexión teológica son elementos del estudio dominicano que sostienen la

hondura de la predicación.

Y la teología feminista se relaciona con la predicación por su aporte a la renovación de este

carisma, ella ofrece una perspectiva teológica desde el feminismo que permite recuperar

elementos olvidados o silenciados, recuperar la memoria del espíritu que movió a

Domingo, deconstruir aspectos que se han arraigado e impiden una predicación compartida

como familia que integra laicos /as, frailes, hermanas, sacerdotes, reconstruir el carisma de

la predicación dominicana con las categorías que la teología feminista aporta a la

hermenéutica en el momento actual.

264 Walsh, “Luz para la Iglesia”, N°3.

Page 112: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

112

4.1.3 Fecundas en tierras fecundas: una teología para conocer y pensar, creer y

comunicar al Misterio

4.1.3.1 ¿Cuál es la ruta que se propone la teología feminista?

Al comenzar por la epistemología de la palabra teología, se descubre que deriva de dos

términos griegos: theos ( - Dios y llegein ( - tratado o discurso o hablar de lo

divino. Es un concepto que en el transcurso de la historia se ha desarrollado mucho,

pasando de una teología espiritual y pastoral a una teología como racionalidad de la fe,

hasta llegar a una teología crítica de la praxis de la Iglesia y la sociedad265

.

En una visión amplia del concepto de teología, Alberto Parra afirma: “el interés y la

finalidad de la teología es la dinámica de interpretación de la historia como posibilidad de

ser hecha por los hombre de aquí y ahora en el horizonte de lo revelado y salvífico”266

,

Igualmente Rodolfo de Roux expresa que “la teología cristiana es un camino siempre

abierto a la novedad de Dios”267

, ella no tiene límites en su conocimiento e interpretación.

Desde la perspectiva feminista la teología es un camino de fe y no una meta, es un

compromiso y no sólo una reflexión. Elizabeth Jhonson entiende la teología cristiana

feminista como “la reflexión sobre Dios y sobre todos los seres a la luz de Dios, una

reflexión presente conscientemente en el conjunto de las mujeres del mundo, que valora

explícitamente su genuina humanidad al tiempo que denuncia y critica su persistente

violación a través del sexismo, paradigma omnipresente de relaciones injustas”268

.

Elizabeth Johnson reconoce que las mujeres aportan a nuevas formas, perspectivas de

interpretación religiosidad, ello por la diversidad, sea cultural, interracial o ecuménica, la

cual es valorada como condición de relación: “la experiencia interpretada de las mujeres es

265

Peresson, “La teología de la acción como ámbito o línea de investigación”, 59. 266

Parra, Textos, contextos y pretextos, 283. 267

De Roux, “La investigación en teología sistemática”, 51. 268

Johnson, La que es. Discurso de Dios en el discurso teológico feminista, 24.

Page 113: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

113

tan diversa como mujeres concretas hoy”269

, no se puede hablar de una única teología

feminista porque existen diversos modos de hablar de Dios.

Igualmente, para la propia teología feminista, es un planteamiento previo el tener como

piso la diversidad, es decir no se puede afirmar sólo “una teología generalizada en

masculino y bajo los sesgos interconectados de la clase, la raza, la inclinación sexual y el

clericalismo”270

, la teología feminista apela a la crítica y la deconstrucción para reconstruir.

Mercedes Navarro propone “adjetivar la teología”271

, reconociendo la singularidad y la

pluralidad a su vez.

Al reconocer la pluralidad de la existencia humana es comprensible reconocer la pluralidad

de métodos, en ello la teología da un paso hacia adelante. De Roux aclara “la pluralidad de

los caminos de Dios en la historia humana, la complejidad de las realidades humanas

individuales y sociales; la urgencia y gravedad de los problemas que generan aberraciones

sociales, no sólo hacen legítimo sino también deseable un pluralismo de métodos”272

.

Desde esta perspectiva la teología feminista entra en la búsqueda de un método o más bien

de aportar lo propio desde los métodos existentes.

Mercedes Navarro ante la interrogante ¿método feminista? Ella responde que “existen

metodologías feministas en la aplicación de la estructura general de las ciencias y la

teología. Existe una epistemología feminista en cuanto que ésta implica una teoría del

conocimiento diferente de la tradicional marcada por el androcentrismo y el

kyriarquismo”273

, es decir se construye desde las categorías de género y desde los

principios feministas, porque el modo de aproximación a la realidad se distingue por la

forma de interrogar los datos y la realidad. Entonces se encuentra una aproximación

feminista en la medida que las preguntas estén vinculadas con la epistemología feminista y

con la finalidad emancipatoria que mueve al feminismo y a la teología feminista.

269

Ibid., 26. 270

Navarro, “Método”, 457. 271

Ibid., 457. 272

De Roux, “La investigación en teología sistemática”, 57. 273

Navarro, “Método”, 474-475.

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114

La teología feminista asume el método inductivo porque parte de la experiencia,

experiencia que no sólo es percibida y vivida como individualidad subjetiva, sino también

como conocimiento colectivo, que hace parte de una cultura compartida. La teología

feminista desarrolla el análisis crítico, realiza la exploración constructiva y genera una

transformación conceptual274

.

Al desarrollar el análisis crítico se realiza una acción deconstructora, se centra en la

denuncia y en la superación del sexismo, enfrentándose de este modo todas aquellas

elementos mencionados en el punto 4.1.1, que generan exclusión y marginación, de tal

modo se tome conciencia y se comience un camino que deconstruya patrones establecidos

por siglos. Luego es posible realizar una exploración constructiva a través de la relectura de

la Escritura y la tradición, de aquellos textos en donde la mujer no aparece, se procede a

redescubrir y rescatar a la mujer silenciada, lo que hace posible modificar esquemas y

modelos de vida, tanto varones como mujeres. Otro paso importante es la transformación

conceptual que implica una transformación de la sociedad, que conduce a la equidad, a

caminos en donde mujeres y hombres puedan transitar sin negar al otro/a.

El quehacer de la teología feminista se enmarca en las teologías contextuales, como ya se

decía anteriormente, parte de la experiencia vivida como mujer y compartida con otras

mujeres de ayer y de hoy. Es una realidad compartida y desde ella pretende liberar y

transformar, “propone una redefinición de la relación antropológica-ética entre hombre y

mujer al cuestionar el patriarcado”275

, el cambio al que se aspira es profundo afectando las

estructuras injustas y los sistemas simbólicos distorsionados. Resultando una transformada,

renovada y liberadora comunidad en la Iglesia y en la sociedad, porque las mujeres entran a

ser parte de relaciones mutuas, de reciprocidad y de armonía con toda la tierra: una nueva

humanidad.

Como teología feminista es crítica, toda reconstrucción implica un análisis crítico histórico

y teológico, exigiendo tomar partido, como afirma Elizabeth Fiorenza Schüssler

274

Vélez, El método teológico. Fundamentos, especializaciones, enfoques, 224. 275

Ibid. , 225-226.

Page 115: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

115

Hay que determinar y sacar a la luz las contradicciones y tensiones que existen entre la

exégesis histórica y los principios de la teología sistemática, las reacciones y emociones

provocadas por el punto de vista de la exégesis „histórico-crítica‟ de la Biblia, la relación

entre el trabajo académico y las fuerzas y condiciones socio-políticas y entre la

investigación científica supuestamente neutral y el estudio comprometido276

.

Como teología es inclusiva, no es sólo para las mujeres, sino para todas y todos, nadie y

nada queda fuera. Porque somos parte de una obra creada por Dios, que Dios la pensó

incluyente, armónica, con posibilidades para todos /as.

Como teología feminista es parte de la racionalidad la hermenéutica, será ella la que le

permita buscar caminos de actualización, de comprensión y de reinterpretación, es “un

proceso dialéctico de acción y reflexión capaz de generar siempre nuevos interrogantes”277

que ayuda a una interpretación con sentido.

Como conciencia hermenéutica conduce al sentido profundo de la existencia, es una

necesidad del ser humano, de hombres y mujeres. En ellos está el deseo de comprender, de

entender, no sólo explicar, es decir “que esa interpretación tenga sentido, lo cual significa:

que reproduzca experiencias realmente humanas… la experiencia de nuestro existir en el

mundo es la que debe conferir sentido y realidad a nuestro hablar teológico”278

. Una

respuesta a esa necesidad existencia es el proceso teológico desarrollado por mujeres en los

últimos años, de manera particular de las dominicas en América Latina, surge un

movimiento de reflexión teológica en donde se pone en común sus caminos de búsqueda y

de sistematización a partir de la Palabra y la realidad.

La racionalidad hermenéutica es enriquecida por la perspectiva de género y hermenéutica

feminista de la Biblia. Utiliza categorías feministas que permiten reconocer al ritmo de la

danza los pasos generadores de cambio y transformación, como lo expresa Elizabeth

Schüssler Fiorenza: “la metáfora del movimiento y de la danza sugiere que el feminismo

no se define por una sustancia y esencia nucleares, sino que se identifica como un

276

Schüssler, En memoria de ella, 31. 277

Vivas, Mujeres que buscan liberación, 29. 278

Schillebeeckx, Interpretación de la fe. Aportaciones a una teología hermenéutica y crítica, 19.

Page 116: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

116

movimiento generador de cambio y transformación”279

. Esta danza comienza

contextualizando el proceso crítico feminista lo que implica un aprendizaje donde es

posible reconocer las contradicciones socio-políticas, económicas, culturales y religiosas

del texto, de este modo se da paso a la hermenéutica de la sospecha, se reconocen los

elementos liberadores u opresores, es decir el carácter y dinámicas androcéntricas y

patriarcales que contiene el texto.

Luego está el movimiento o hermenéutica del recuerdo que no es sólo un recordar, sino que

se dirige a la vida de las mujeres, con sus angustias y esperanzas, en las luchas de ella

presentes en la Iglesia primitiva, ello a pesar de los textos androcéntricos, es el contexto

histórico en que se mueven las mujeres.

Continúa con la hermenéutica de la evaluación y la proclamación, en este momento se

realiza una evaluación crítica del texto y también de la situación o el contexto de lectura, el

pretexto conduce a un proceso de compromiso ético liberador, permitiendo la actualización

del texto, abriéndose a nuevos diálogos y saberes liberadores e incluyentes.

Entonces, todos esos momentos dan paso a la hermenéutica de la imaginación y de la

ritualización, aquí se utilizan “todos nuestros poderes creativos para celebrar y hacer

presente el sufrimiento, las luchas y las victorias para nuestras antepasadas, madres y

hermanas, bíblicas”280

.

Los procesos hermenéuticos “deben entenderse como movimientos críticos que se repiten

una y otra vez en la “danza” de interpretación bíblica”281

, la danza como ícono de la

circularidad hermenéutica es un movimiento interrelacionado y que interactúa del mismo

modo como lo expresa el Alberto Parra entre: “la conjunción histórica real de contexto,

desde los pretextos éticos que impone la existencia de individuos y pueblos”282

. Esta danza

hermenéutica ofrece una ruta, una dinámica de lectura de los textos bíblicos, que toda

reflexión teológica sustenta y más aún en este desafío de actualización y reinterpretación de

279

Schüssler, Pero ella dijo, prácticas femeninas de la interpretación bíblica, 25. 280

Ibid., 81. 281

Ibid., 79. 282

Parra, Textos, contextos y pretextos. Teología Fundamental, 41.

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117

un carisma, como es el ministerio de la predicación. Afirma Schüssler “Es un proceso

siempre en marcha: no puede ser realizada de una vez por todas, sino que ha de ser repetida

de forma diferente y desde una perspectiva particular según cada situación”283

, teniendo

presente el presente del intérprete y el pasado bíblico. La hermenéutica feminista de la

Biblia enriquece y abre horizontes a la teología feminista y a la interpretación de un

carisma histórico.

4.1.3.2 La teología feminista desde América Latina

La teología feminista con rostro amerindio tiene sus raíces en la teología de la liberación.

Se realiza a partir del reconocimiento de las mujeres cristianas por el compromiso con

aquello que transforme los mecanismo de opresión y marginación de las mujeres, es “una

reflexión crítica sobre la práctica liberadora de las mujeres cristianas, en y dentro de la

cual, las mujeres descubren la presencia de la actividad de Dios284

. La mujer asume el

protagonismo de su propia existencia.

En la teología feminista latinoamericana se distinguen tres etapas en su desarrollo como tal,

cada una con su contexto y lo propio en cuanto a la construcción como conciencia

feminista en la teología, el desarrollo de una hermenéutica desde la experiencia de las

mujeres que sufren la opresión y la manera de considerar el lenguaje285

.

Un primer momento se da en la década de los setenta, época marcada por los movimientos

populares y políticos de la izquierda, caen las democracias y asumen las dictaduras en la

mayoría de los países, lo que trae consigo torturas, exilio, desapariciones y muerte, el

documento de Puebla refleja la nueva dinámica que anima a la Iglesia, asume la opción por

los pobres y se detiene a pensar en la situación de la mujer. Las comunidades eclesiales de

base tienen rol importante en la nueva eclesialidad, los cristianos /as militan en el mundo

político. La teología se va identificando en su reflexión con el éxodo, el exilio, el Jesús

histórico, el profetismo. La conciencia feminista teológica asume el método de la teología

283 Schüssler, Fiorenza, Los caminos de la Sabiduría, 221. 284

Aquino, La teología, la Iglesia, y la mujer en América Latina, 64. 285

Cfr. Vives, El método teológico. Fundamentos, especializaciones, enfoques, 234-240.

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118

de la liberación, aunque no exista comunicación y diálogo con los teólogos, la mujer

oprimida se reconoce como el sujeto histórico y punto de partida del quehacer teológico.

Desde la hermenéutica bíblica se hace un llamado solidario y esperanzador para con las

mujeres que son doblemente oprimidas, anhelando una sociedad igualitaria en relaciones y

el participación económica, las mujeres hacen una lectura popular de la Biblia, teniendo

como principio al Dios liberador y solidario, con algunas tendencias temáticas dirigidas al

análisis de las mujeres reconocidas como líderes en la Biblia, de aquellas que ayudan en la

liberación y de las ocultas que pasan desapercibidas o sacrificadas. En este tiempo no existe

una conciencia de un lenguaje inclusivo en las teólogas y tampoco se asume el término

feministas.

La siguiente década, la de los ochenta, comienzan a caer las dictaduras y se establecen

democracias restringidas. el documento de Puebla sigue animando a la Iglesia, pero ella

está polarizada y comienza la persecución de la teología de la liberación. El reino de Dios

y la historia humana, el seguimiento de Cristo, la espiritualidad de la liberación y martirio,

son algunos de los temas que animan la reflexión; se abre el diálogo sobre la mujer y su

quehacer teológico con los teólogos de la liberación. En este camino de toma de conciencia

feminista más mujeres se incorporan a la teología, se habla de una teología de la mujer y

desde esa perspectiva rescata lo femenino, comienza el diálogo con el primer mundo como

teólogas feministas. Se avanza en la hermenéutica trabajando el texto bíblico desde la

mujer, resaltando imágenes femeninas de Dios, padre y madre, el Espíritu Santo como lo

femenino, la pasión y resurrección de Jesús releída desde los sufrimientos y deseos de

liberación de las mujeres. De esta forma se trata de liberar la forma de expresarse de Dios,

de revalorizar las virtudes asignadas a las mujeres importantes para el conocimiento y

confrontar los textos patriarcales y discriminadores presentes en los textos bíblicos.

Comienza a usarse un lenguaje inclusivo y a introducir la palabra feminista, alternando con

el término femenino, óptica de la mujer, con ojos de mujer, etc. y se comienzan a realizar

encuentros que crean espacios de mujeres cristianas teólogas.

En la década de los noventa el contexto está marcado por la caída del muro de Berlín en la

década anterior, como inicio del debilitamiento de los países del Este; otros

Page 119: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

119

acontecimientos son la guerra del golfo Pérsico, invasión de EEUU a Panamá; el

neoliberalismo es el nuevo modelo económico mundial, imponiéndose la ideología del

mercado global; el pentecostalismo crece en todos los países en forma sorprendente,

disminuye la polarización al interior de la Iglesia, por los 500 años de la conquista se

fortalece la teología indígena y se continúa animando a la nueva evangelización, se realiza

la IV Conferencia del CELAM en Santo Domingo, el Papa Juan Pablo II visita Cuba. Se

plantea la necesidad de reconstruir la teología clásica, se trabajan las teorías de género para

desarrollar el discurso teológico y la hermenéutica bíblica feminista; el cuerpo y lo

cotidiano se constituyen en categoría hermenéuticas, junto con ello brotan muchas

preguntas en la búsqueda de reinventar la teología. Ahora se asume el término feminista

desestigmatizándolo, se habla de Dios en términos asexuado y se trabaja con las teorías de

género, se intenta contextualizar en América Latina los avances de las feministas del primer

mundo, existe continuidad en los encuentros de teólogas del continente y se integran más

mujeres a los estudios teológicos.

Los tiempos actuales, en el nuevo milenio, el contexto sigue enmarcado en el modelo

económico neoliberal y una cultura global a la cual América Latina no escapa, un cierto

protagonismo de las mujeres cómo líderes de gobiernos democráticos; una Iglesia que se

protege y retrocede en relación a los avances del Concilio Vaticano; Benedicto XVI el

nuevo papa visita América Latina con ocasión de la V Conferencia del CELAM en

Aparecida, Brasil; la producción teológica feminista es muy fecunda, el diálogo se amplía

al ámbito del ecosistema, de la tierra, de lo holístico.

Es un proceso a ritmo de mujer y latinoamericano, integrándose a los diálogos teológicos lo

propio del mundo indígena, de lo afroamericano, de lo mestizo, junto con ello el

sufrimiento, la opresión y exclusión de las mujeres, haciendo causa con los varones y todo

aquel que busque espacios de igualdad y liberación.

M. Pilar Aquino distingue algunas características de identidad para la teología feminista

latinoamericana286

: a) se elabora desde realidades concretas, la revelación acontece en la

286

Aquino, La teología, la Iglesia, y la mujer en América Latina, 65-67.

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120

historia y desea acompañar la realidad de las mujeres pobres y oprimidas; b) el proceso de

conocimiento consiste en el acto de teologizar como una unidad estructural entre el inteligir

y el sentir; c) incorpora lo real de la realidad humana y social en su configuración con toda

su unidad, complejidad y diversidad, no sólo lo que implica a la mujer; d) enfatiza la

función transformadora de la teología; e) reconoce la conflictividad del actual sistema

capitalista patriarcal; f) el ejercicio de pensar la fe se desarrolla a partir de la propia

conciencia, situación y condición de las mujeres, interpretada analíticamente la cual

conduce a desvelar los mecanismos de dominación, para enfrentarlos y transformarlos; y g)

procura afectar en lo profundo las instituciones, actitudes, valores, comportamientos,

relaciones que se producen en la vida cotidiana.

Por tanto, como subraya Pilar Aquino287

, la práctica liberadora de las mujeres se convierte

en el horizonte hermenéutico para la lectura e interpretación de la acción de Dios liberador

en la realidad presente de las mujeres, es el criterio hermenéutico para reencontrar,

reconstruir y descubrir el itinerario como memoria histórica y espiritual de las mujeres y a

partir de esta práctica aborda y enfoca los temas teológicos, adquiriendo un valor

epistemológico.

El entrar en el ámbito de la teología se justifica por la necesidad de una predicación

sustentada en una reflexión teológica actualizada, no sólo exige una palabra testimonial,

sino estudiada, reflexionada, contemplada, para luego ser comunicada. En este recorrido se

reconoce la necesidad teológica en el quehacer ministerial de la predicación, a su vez exige

desarrollar una teología actualizada, renovada y se propone la teología feminista, generando

una perspectiva y una conciencia feminista, aterrizando en América Latina con su propio

ritmo.

4.1.3.3 ¿Cómo desarrollan la conciencia feminista las DMSF?

Las primeros signos los deja establecidos la fundadora, Madre Pilar, a través de sus

opciones y cartas refleja sus inquietudes y deseos de que la mujer de su época tengan otras

posibilidades, llegando a decir: “Yo estoy cada vez más convencida de que la regeneración

287

Ibid., 68.

Page 121: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

121

social ha de comenzar por la mujer”288

, generando espacios nuevos para la mujer por medio

de la educación, aunque no sea un modo original, pero la fuerza y el empuje de ella darán

el carácter de novedad y de esperanza para las mujeres canarias y así poco a poco,

lentamente aparecerán huellas de una conciencia crítica feminista. En realidad, no se puede

hablar de una conciencia feminista en los inicios, pero sí una conciencia de que la mujer

tenía sus posibilidades y capacidades de generar aportes importantes a la sociedad de la

época, sólo que no se le reconocía y no tenía los medios, especialmente la educación en

mujeres pobres, doblemente marginada: como mujer y como pobre.

Las DMSF, como parte de la familia dominicana, se han hecho parte de ese proceso de

encuentro con su identidad femenina, que le hace reconocer su individualidad, su

protagonismo afirmando y asumiendo explícitamente que “la evangelización la realizamos

mediante el anuncio de la Palabra”289

. Así lo demuestra la elaboración de las últimas

Constituciones donde se introdujo un cambio en el lenguaje, pasando de un lenguaje

masculino a un lenguaje inclusivo. Pero serán los Capítulos Generales los que impulsarán

verdaderamente el cambio haciendo posible distinguir en sus actas la invitación a asumir su

identidad y dignidad de mujeres, ya no sólo como hermanas, religiosas, consagradas,

dominicas. Ahora se afirma: “desde la nueva valoración de nuestro ser de mujer”290

. Son las

primeras afirmaciones explícitas de asumir una identidad, lo que conduce a valorar el ser

mujer, mujer de fe y de hacer opciones que favorezcan el camino de su promoción y

liberación de otras mujeres, desde una predicación que “lleva comunitariamente al

compromiso por la liberación de los marginados con una respuesta profética”291

.

Al revisar las Constituciones en cuanto al lenguaje, se puede reconocer el propio de la

época, no es inclusivo, algunos ejemplos de ese leguaje. Cuando se refiere a las hermanas

dice: “somos llamados” (3), “sentirnos responsables y continuadores” (XI); al hacer

mención de las personas, ellas están atentas a discernir los “anhelos y demanda de los

288

Sancho, Madre Pilar, mujer de visión, 156. 289

Constitución Fundamental de las DMSF, II, 29. 290

Capítulo General XV, 22. 291

Ibid.

Page 122: hermeneútica del ministerio de la predicación dominicana en ...

122

hombres” (X), el carisma adopta la forma específica “la educación cristiana del hombre”

(IV y 45), por la oración se desea responder a las “necesidades e inquietudes de los

hombres” (57). Estas expresiones son la normalidad, en el momento en que se cambian las

últimas Constituciones. En ellas, cuando se refiere a las religiosas, lo hará siempre en

femenino, excepto cuando habla de las superioras dirá en el N° 96: los superiores; y en vez

de decir hacer discípulas dice hacer discípulos (67).

En el año 1996, con ocasión del Capítulo General se elabora una enmienda a las

Constituciones y Ordenaciones que intentan superar este lenguaje masculino y no inclusivo,

que todavía está presente en el documento congregacional. Se elabora un listado de

cambios, el más significativo se da en la formulación del fin específico, se afirmaba que

esta es la Educación cristiana del hombre preferentemente de la juventud y se modifica por

Educación cristiana preferentemente de la juventud, eliminando la palabra hombre dejando

abierta con una dimensión incluyente, sea varón o mujer. Pero en la práctica y en lo

cotidiano se sigue usando el texto original, sin los cambios y enmiendas en su mayoría.

Al realizar una relectura, de las últimas cinco Actas de los Capítulos Generales de las

DMSF, se descubre un proceso creciente de ser más conscientes de la identidad. En el

Capítulo XIII (1986) no hay gran referencia más allá de ser hermanas dominicas y

dedicadas a una misión, en ese momento se responde a las opciones de la Iglesia: los

pobres, la justicia y la paz, la fraternidad. El siguiente Capítulo General (1991), al igual que

el anterior, se mantiene en la misma línea, sólo que ahora se hace mención a los nuevos

movimientos de promoción y liberación de la mujer, detrás de esos movimientos hay una

realidad necesitada de cambio, de liberación, respondiendo a los desafíos de la nueva

evangelización se da prioridad a la experiencia de Dios encarnada en la historia, la

fraternidad como testimonio, la misión de fronteras, la opción por la vida y una formación

para el cambio.

Un giro importante se realizará en el capítulo de 1996, la realidad de mujer será el punto de

inicio y desde donde se mira la vida, en el documento se parte afirmando y reconociendo la

dignidad e identidad: desde nuestro ser de mujer, es un paso cualitativo sobre todo el

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123

plantearse la necesidad de rescatar la propia identidad de mujer; el reconocimiento de que

la vida de la mujer está amenazada, por ello la insistencia en implicarse en su liberación y

en grupos que trabajen en ello; y el “reivindicar el lugar que nos corresponder como

mujeres dentro de la sociedad y de la Iglesia”292

, su participación será desde nuestra

condición de mujer. También se distingue el lenguaje inclusivo, hombre y mujer y la

necesidad de sensibilizarse con la situación de la mujer.

Es el momento y la forma como las DMSF se enfrentan a su propio ser, existencia,

identidad y dignidad, que les va pidiendo un cambio. Aunque se comprende que no es

suficiente en relación a una conciencia feminista como tal, con todas las consecuencias,

pero está la intuición de un nuevo camino de ser dominicas, el ser mujeres generadoras y

defensoras de la vida, ya no es sólo para estar en casa, en la comunidad, en el colegio o en

la parroquia, es ir allí donde está amenazada la vida, donde es necesario defender los

derechos de los más desfavorecidos, para hacer presente el deseo del Dios encarnado: el

que vivamos como hermanos y hermanas.

Las hermanas DMSF, en sus siguientes Capítulos, son acompañadas por la teóloga

dominica, Antonieta Potente, por textos bíblicos con presencia de mujeres y por una

metodología diferente: el ver, juzgar, actuar y celebrar, dando paso a un escrito en forma de

relato, desde una estructura más circular, sobre todo en el Capítulo XVII de 2006. Aunque

en el texto de 2001 se deje reflejar en dos momentos lo femenino con esa mirada todavía en

la mujer femenina, maternal, la delicadeza, en todo el resto de ambos documentos se

presenta a la mujer en la línea más liberadora, desde su identidad y dignidad piensa, toma

iniciativas, se hace responsable del mundo que habita y que comparte con otros y otras.

Reconoce que es el tiempo propicio para ella, como DMSF y decide: Vivir la mística como

estilo de vida que nos sitúe en la realidad desde la hondura; Vivir la “studiositas” como un

modo de ser y estar en la vida y en la historia; Cuidar la vida desde la comunión con todo

y con todos y todas”293

.

292

Capítulo General XV. 293

Capítulo General XVI.

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124

Son pasos que ayudan a recuperar elementos esenciales del carisma dominicano, en este

caso el estudio, la contemplación y la comunidad como estilo de vida, base para la

predicación, convirtiéndose en opciones importantes para las hermanas, cada una tiene un

lugar en el proceso el que deben recuperar, lo mismo en la historia. El llamado es a asumir

el rol protagónico, a tomar la iniciativa desde el ser mujer, dando paso a tomar la Palabra,

que brota de una experiencia con el Misterio, como una energía que “podemos expresar,

compartir y entregar (Ef 3,18)”294

.

4.2 HERMENÉUTICA DEL CARISMA DOMINICANO DESDE LA

PERSPECTIVA FEMMINISTA Y A LA LUZ DE MARÍA MAGDALENA

A partir de la comprensión del carisma dominicano como circularidad, en que sus

elementos están íntimamente relacionados como un tejido multiforme, plural e inclusivo,

propicia la apertura de un camino renovador, desarrollando una hermenéutica desde la

perspectiva feminista.

La experiencia de Domingo de Guzmán con las mujeres herejes es un signo fundamental

que refleja cómo él comprende la predicación. Su cercanía con la mujer cátara es al modo

como lo vivió Jesús en su tiempo, quien actúa en forma libre, compasiva y buscando la

verdad en lo profundo, haciéndola parte de su proyecto a la mujer. Así se entiende que

fundara una primera comunidad en Prueille conformada por mujeres conversas,

transformándose en el referente fundacional de la predicación.

Estas mujeres hacen camino con la comunidad de varones en una sola dirección: la

predicación. Este aspecto originario y original no se puede negar ni olvidar, hombres y

mujeres son parte de este proyecto fundacional. Aunque Domingo no cuestione la regla

canónica que impide a la mujer ejercer el ministerio de la predicación en espacios oficiales,

él no negará la posibilidad de que las mujeres participen en forma igualitaria y equitativa en

294

Capítulo General XVII.

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125

la integración de todos los elementos del carisma, como se decía anteriormente como un

tejido multiforme. La Orden de Predicadores y Predicadoras está llamada como Familia a

anunciar al Buena Nueva desde la inclusión, ya sea en el lenguaje, en las opciones, en las

presencias y en los modos diversos.

Al reconocer que en el transcurso del tiempo las mujeres dominicas en la Orden estarán

invisilizadas y silenciadas como sucede con María Magdalena, quien es enviada por Jesús a

comunicar la experiencia con el resucitado y luego desaparece de la vida de la comunidad

primitiva, quedando huellas en los textos aprócrifos, rescatados en las últimas décadas. La

mujer dominica se distancia y a su vez, se debilita su presencia en los ámbitos de la

predicación que exigen estudios sistemáticos, itinerancia y participación en espacios de

reflexión y discusión, ello no por voluntad propia sino por exigencias eclesiales de esos

siglos, abriéndose puertas a partir del siglo XVIII y XIX, recuperando poco a poco espacios

perdidos, pero la brecha es muy grande con relación al camino ininterrumpido de los

varones predicadores.

Como se ha reflexionado en los capítulos anteriores, siempre han existido mujeres en la

historia de la Iglesia, en la Orden que han resistido y perseverado, dentro de ambientes

androcéntricos, machistas y misóginos, siendo creativas en el modo de ejercer el ministerio

de la predicación. Con su actuar y su predicación han dejado huella por su fuerza y pasión

de mujer dominica; con su palabra viva y eficaz en contextos socio políticos y eclesial

como Catalina de Siena, con el compartir la vida espiritual a través de cartas como Diana

de Andaló; con el coraje y la audacia para abrir brechas en nuevas tierras donde se necesita

el anuncio como Rosa en la sociedad limeña, como Pilar en las islas Canarias, como

Ascensión en la amazonia peruana, y como tantas dominicas de hoy que luchan por

espacios en los coloquios teológicos y las cátedras universitarias.

Los procesos y las experiencias de las mujeres en la Orden conducen a rescatar la historia

dominicana en su dimensión eclesial y social, buscando diálogos continuos liberadores con

los varones, haciendo irrenunciable el vivir el carisma de la predicación que exige cuidar

los espacios de estudios y búsqueda de la verdad siempre y en todo momento, del mismo

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126

modo la vida contemplativa y la dimensión comunitaria. Nada puede impedir ser mujer

dominica que predica a tiempo y a destiempo junto a otros y otras, en sus diferentes

plataformas como es la educación, la comunicación, el arte, etc., a través del testimonio y

la Palabra proclamada.

María Magdalena es un ejemplo de mujer que predica en contextos masculinos y

patriarcales, ella no duda en ir, superando miedos y obstáculos. Si la Orden considera a

María Magdalena como apóstol de los apóstoles por qué no retomar esta dimensión y toda

dominica se haga una Magdala, una apóstola, una predicadora allí donde todavía existe

exclusividad del varón.

El carisma dominicano actualizado en América Latina exige procesos de reconocimiento de

que la mujer dominica necesita, junto a muchas otras, liberarse de modelos que continúan

oprimiendo y marginando a la mujer revalorando su ser con todas sus capacidades; asumir

el don y compromiso que Dios le ofrece en la historia a través de su plan de Salvación,

siendo protagonistas de su propio proceso de fe; ser parte activa en los espacios de diálogo

teológico e intercultural donde el inteligir, la experiencia y el sentir son reconocidos como

elementos importantes en la investigación, el discernimiento y la elaboración de propuesta

transformadoras; participar allí donde se puede influir y provocar cambios estructurales lo

que le exige estar en constante formación y estudio, en permanente actitud contemplativa

descubriendo el paso de Dios en la historia personal y colectiva.

Retomando la experiencia diligente de María Magdalena, atenta, alerta y presente en el

paso de Jesús hacia la pascua y a la nueva vida con el Resucitado, las dominicas donde

quiera que se encuentren, asumen el ministerio de la predicación cuando se abren desde una

conciencia feminista a:

La predicación como mujer que es incluyente, igualitaria, equitativa y democrática teniendo

el evangelio como el referente primero y para todo momento. Predicación que tiene a la

Palabra como elemento fundamental para el desarrollo de la conciencia crítica,

interpeladora y transformadora de estructuras.

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127

La predicación que brota de la experiencia desde su ser mujer y de la búsqueda de la

verdad. Predicación que reconoce y siente que la vida tiene el peso de la historia, con sus

contradicciones, sus aciertos y desaciertos, sus luchas y esperanzas, sus luces y sombras.

La predicación de la mujer que va por la vida y la historia apoyada en Cristo, el Dios

humanado, que no duda en hacer camino con las mujeres, en incluirlas, en liberarlas y

sentarse a la mesa del Pan y la Palabra, desde esa experiencia ejerce el ministerio de la

predicación.

La predicación profética de mujeres que toman la palabra y anuncian lo que han visto, oído

en medio de la opresión y marginación de las mujeres y hombres de su pueblo. Predicación

que le pide superar miedos y obstáculos, y le llama al compromiso y al cambio de todo

sistema que margina, excluye y oprime, desde la vivencia de la misericordia y la

compasión.

La predicación desde el ser mujer que se sostiene en una comunidad dominicana

constituida por hombres y mujeres, por laicos /as, religiosos/as, monjas y sacerdotes, se

abre al diálogo y a relaciones vinculantes con diferentes culturas, formas de pensar y ver el

ecosistema. La mujer dominica predica en medios interculturales porque reconoce la

riqueza de la interdisciplinariedad, tarea compartida con otros y otras a los cuales recurre

desde la mendicancia, porque no se posee toda la verdad.

La predicación al modo de María Magdalena, mujer discípula fiel, que no abandona el

sepulcro, no huye de la realidad de dolor, de abandono, sino que sabe estar, acompañar y

esperar el envío del Resucitado para comunicar la experiencia de encuentro hasta los

confines del mundo.

Desde ese ser mujer, se descubre una nueva forma de vivir la vocación, se transforma en

un estilo de vida: predicadoras de la gracia. Las DMSF afirman: “nosotras continuadoras

de una historia de búsqueda y fidelidad a Dios y a la humanidad a lo largo de muchos años

y a través de vidas, sentimos desde nuestro ser femenino, la necesidad de entretejer lazos de

familiaridad, como protagonistas de una historia de comunión, realizando así el sueño de

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128

Dios al modo de Domingo de Guzmán”295

. ¿Cuál es ese sueño? Es la salvación y liberación

de todos y todas, que transforma estructuras, la vida de las personas y abre horizontes

renovados que acercan la promesa de Dios al mundo de hoy. Este tejido toma forma y

color en la medida que como mujeres se ponen de pie, toman iniciativas, dan pasos a hacer

caminos de búsqueda y de fe, se convierten en mujeres osadas asumiendo el compromiso

de compartir la Buena Noticia, que exige cuidar los procesos históricos, recogiendo

fragmentos de luz, de verdad, a su vez creando y recreando el compromiso con Dios y con

la historia junto a otras mujeres y otros hombres.

Este proceso de reconocimiento no es suficiente porque la mujer continúa con los mismos

esquemas androcéntricos, no haciendo posible que influya en una predicación con rostro,

lenguaje y gesto de mujer consciente, empoderadas de un carisma y de su ser femenino.

Además sigue existiendo distancia entre la predicación de los varones y las mujeres, por

ello apremia dar pasos a ser mujeres empoderadas personal y comunitariamente, mujeres

emancipadas enriqueciendo un carisma que es de la Iglesia y para el mundo.

295

Capítulo General XVI, 15.

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129

CONCLUSIONES

Al desarrollar este trabajo investigativo con la pretensión de actualizar el carisma de la

Orden de Predicadores y Predicadoras, se ha logrado encontrar luces y elementos que

facilitan una hermenéutica del ministerio de la predicación.

Las categorías animadas por el Espíritu Santo como son la espiritualidad, el carisma, el

ministerio-ministerialidad y predicación, dan señales de la necesidad de profundizar en

estas categorías, se reconoce su presencia en la historia, el cómo han sido modificadas

después de sus orígenes más abiertos a la participación de las mujeres y posteriormente la

persistente exclusión de las mujeres en ellas, a pesar de hacer memoria de aquellas que han

hecho historia en la vida eclesial.

En un breve desarrollo por el itinerario de la persona de Domingo de Guzmán, ha permitido

descubrir rasgos que reflejan en su vida la fuerza de hombre predicador, que hace caminos

con otros y otras, gestando un carisma histórico como es el ministerio de la predicación,

que sustenta la vida de la Familia Dominicana en la Iglesia y en el mundo hasta los tiempos

actuales. Se abren horizontes de comprensión con el continuo avivar del carisma por

mujeres dominicas, quienes van acortando distancia en el ejercicio del ministerio de la

predicación, ello se distingue al realizar el recorrido desde la primera fundación en Prouille

hasta la experiencia de las DMSF.

De este modo, al estudiar estas categorías han ayudado a abrir espacios, poco a poco en el

tiempo y en la historia, han ayudado a recuperar la memoria histórica de la predicación de

las mujeres dominicas, de tal modo, se favorece a su vez recuperar la palabra y visibilizar

su existencia y sus saberes. Se ha podido observar que al permitir desarrollar una

hermenéutica crítica del ministerio de la predicación ratifica la plena participación de las

mujeres en él, lo que les permite ser conscientes del don de la predicación y, a su vez, que

es una tarea permanente.

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130

Ese don y esa tarea es para todos y todas, de quienes son llamados /as vivir el carisma en la

Orden de Predicadores y Predicadoras, como religioso/a, monja o laico/a, no es un

privilegio de algunos. Los documentos de la Orden visualizan a Domingo de Guzmán

fundando una casa para la predicación en Prouille, porque todos y todas aportan a una causa

común: la predicación. Luego de siglos de silenciamiento, el carisma dominicano se

fortalece y enriquece en los siglos XVIII y XIX con las fundaciones de diversas

congregaciones dominicas y de la presencia constante de laicos y laicas, además de las ya

existentes monjas que desde sus monasterios mantiene vivo el carisma. Se vuelve a pensar

como Familia, valorando el aporte de cada uno y cada en el ejercicio de la predicación, es

el modo que esta espiritualidad viva en lo cotidiano la inclusión y la democracia.

Al realizar una lectura crítica de la presencia de María Magdalena en la Iglesia y en la

Orden, la apóstol de los apóstoles, la mujer discípula, profeta y apóstol en medio de

estructuras y modelos de vida patriarcal y androcéntricos, se constata que ella es capaz, al

igual que algunas mujeres dominicas, de escuchar, vivir y anunciar el Evangelio con sus

vidas, con la Palabra proclamada y comunicada, de este modo ayudan a descubrir caminos

de renovación para el ministerio de la predicación. Una predicación que libera, da

esperanza y favorece la experiencia del amor Dios en la vida cotidiana y en los grandes

momentos, porque la mujer dominica puede recuperar la osadía, la audacia en el ejercicio

del ministerio de la predicación.

Al profundizar en la realidad de las mujeres, en todo aquello que le afecta su ser, como es el

machismo, el patriarcado, el androcentrismo, la misoginia y el recoger los elementos que

van constituyendo una teología contextual e inductiva que surge de una conciencia

feminista y una perspectiva de género, permite recuperar a partir de sus categorías

elementos olvidado o silenciados como por ejemplo el origen de un carisma que cuenta con

mujeres y hombres, una sagrada predicación que se gesta en una casa común, el reconocer

que el ministerio de la predicación es para todos y todas una identidad que une, que es

común pero a su vez multiforme.

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131

Desde una lectura crítica del carisma se descubre la necesidad de que las dominicas,

especialmente las DMSF, sigan con el proceso de liberarse de un lenguaje, puesto que

continua siendo androcéntrico y misógino en sus escritos, modos de orar, de relacionarse y

en su actuar, porque allí, en donde se puede realizar una comunicación y expresión con un

lenguaje incluyente, la mayoría de las dominicas se niegan a modificarlo, se resisten al

cambio.

También requieren las mujeres dominicas de procesos de liberación al momento de

compartir la misión, porque se continúa permitiendo los espacios privilegiados para el

varón, sobre todo allí donde se toman las decisiones, en los ambones, en las mesas y en las

cátedras, sintiéndose muchas veces no preparadas y así se mantienen las diferencias,

perpetuando el modelo patriarcal. Es una responsabilidad colectiva el ayudarse y ser

solidarias en las búsquedas de asumir protagonismo o participación en el ministerio de la

predicación, compartiendo esta tarea en igualdad y equidad con los varones.

Otro aspecto a superar son los temores y prejuicios que la conciencia feminista provoca en

muchas dominicas, miran con desconfianza esta perspectiva. Es necesario favorecer

procesos que ayuden a descubrir el aporte que esta perspectiva proporciona a las mujeres en

su liberación, en la recuperación de su identidad, para que una vez empoderadas de su ser,

de lo que cada una es como dominica ejerzan con autoridad el ministerio de la

predicación.

Se reconocen los espacios que se han abierto para la mujer en la Iglesia, en la Orden y en el

mundo, estos siguen siendo insuficientes. Se requiere que las dominicas no duden de su

capacidad y dignidad, aprovechen los espacios de estudio, de diálogos interdisciplinar e

intercultural que están en su entorno y elemento fundamental del carisma, ello no le pide

que abandone la forma específica de su congregación o profesión como laica, por ejemplo

el de profesora, de enfermera, de artista, etc.

Por tanto, al asumir que es un aspecto débil, por siglos de exclusión de la mujer en los

centros académicos en donde se estudia filosofía, antropología y teología, se convierte en

una exigencia permanente el estudio de estas disciplinas y otras relacionadas que permiten

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132

la discusión, reflexión y producción teológica enriqueciendo el ministerio de la predicación.

En este aspecto no existen “vacaciones” ni “jubilación” para un dominico y para una

dominica.

Es necesario insistir que el recuperar la memoria histórica de la predicación de las mujeres

dominicas favorece retomar la palabra y visibilizar su existencia y sus saberes. El

testimonio de mujeres, sean o no dominicas, que en contextos adversos patriarcales,

androcéntricos y machistas, fueron capaces de no rendirse, de no claudicar para proclamar

el evangelio, revelan que estos es posible en el momento actual y se establece la urgencia

de hacerse responsable de una identidad en fidelidad a un llamado, que no niega otras

plataformas. Para las dominicas es una exigencia y una urgencia la predicación explícita: el

mensaje de Jesús resucitado como Buena Noticia para todos y todas.

Cuando se afirma ser dominica es ser predicadora tiene consecuencias en el modo de vivir,

no sólo es un título o apellido que da prestigio. El hace referencia a un estilo de vida

originado e impulsado por el Espíritu Santo, su acción en la historia se traduce en el

ministerio de la predicación que conforma una Familia al servicio de la Iglesia y de la

humanidad. No puede reducirse a trabajos apostólicos, a tareas parroquiales, a impartir una

materia en colegios, etc. sino en una danza circular por medio de los pilares dominicanos,

con una lectura crítica y renovadora, se puede generar cambios y transformar la propia

realidad de la mujer allí donde se encuentra.

Es importante que la mujer dominica se haga parte de redes, de colectivos más allá de su

propia comunidad. Allí, en donde se dialoga, se plantean nueva interrogantes, se hacen

propuestas innovadoras por medio de relaciones incluyentes, equitativas e igualitarias. Es el

modo de abrir la mirada, ampliar horizontes, desarrollar una conciencia feminista

ecuménica, fundamental para estos tiempos cada día más secular, global y pluralista.

Un ícono a redescubrir es a María Magdalena apóstol de los apóstoles, rescatarla de las

diversas deformaciones que a través de los siglos se le han etiquetado y ubicarla entre los

apóstoles es un paso cualitativo que enriquece la santa predicación. Desde los escritos

evangélicos hasta los escritos apócrifos, muestran huellas de una mujer predicadora

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133

presente, silenciada pero rescatada con el tiempo, como aquella que va a comunicar la

experiencia de encuentro con el Señor, aquella capaz de dialogar con El, de preguntar, de

buscar y de anunciar la Buena Nueva.

María Magdalena le exige a la mujer dominica enfrentar los espacios patriarcales,

androcéntricos y machistas que están dentro de ellas mismas y en las estructuras eclesiales

y sociales, desde esta experiencia dar paso al compromiso por la causa de muchas mujeres

de nuestro continente. Es el modo que descubrió Catalina de Siena para cuestionar el

proceder de las autoridades religiosas y civiles, el estilo de M. Pilar para abrirse hacia

nuevas tierras donde la mujer pobre de Canarias vive sin posibilidades de estudio, la osadía

de Ascensión Nicol para insertarse hacia el interior del Perú y acompañar a los

empobrecidos.

Este trabajo investigativo se constituye en un aporte a los estudios que está realizando la

Orden de Predicadores y Predicadoras y, a su vez, dejan la puerta abierta a nuevas

reflexiones e investigaciones que enriquezcan el ministerio de la predicación. El llamado es

a ser parte de este movimiento de actualización que renueva la vida de las personas y de las

estructuras si se toma en serio este estudio realizado.

Y, finalmente, es un impulso para las mujeres dominicas a retomar la palabra y la Palabra,

convencidas del ministerio de la predicación como fuerza de la vida cotidiana y como

fuerza profética en la historia, en la humanidad, en toda la creación, permitiendo vivir el

sueño de Dios Madre y Padre haciendo visible el Reino de justicia, de paz, de equidad, de

solidaridad, de verdad, de misericordia. Mujer dominica vete, anda, corre a decirles a tus

hermanos y hermanas, hasta los confines del mundo, que has visto al Señor y muchas cosas

más, que Jesús Resucitado es la Buena Noticia y necesita apóstolas para la salvación de la

almas, la liberación de mujeres y hombres, de todos los pueblos.

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