Herencia desde la manigua - Bohemia

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2 de octubre de 2020 48 Por JEIDDY MARTÍNEZ ARMAS AUDIOVISUALES Herencia desde la manigua El 14 de agosto se cumplieron 50 años de la publicación, por vez primera, de Elpidio Valdés, en la revista Pionero L OS mambises atacan a los españoles. Ellos intentan protegerse, pero la astucia de los cubanos hace que ganen la batalla. Se escucha un grito: “¡Mambises, bestias, no tiréis con ventanas!”. El riflero que se sentía inferior por tener un arma más antigua es ahora un héroe. Escenas como esta hacen único al dibujo animado más conocido del ingenioso Juan Padrón, con un personaje que desde su sali- da a la luz no ha dejado de ser uno de los favoritos de los cuba- nos, durante varias generacio- nes, por los valores que irradia. Silvia Padrón, hija del creador y una de las albaceas de su obra, psicóloga de profesión, dedica- da actualmente al marketing y apasionada por los derechos de la infancia, concedió una entre- vista a BOHEMIA, para hablar sobre el famoso protagonista, la celebración de sus 50 años y distintos proyectos que lo harán perdurar. –¿Cómo nació Elpidio Valdés? –Mi padre cuenta que “esta- ba en Leningrado, bajo cero y con tremendo gorrión. Me gus- tó tanto trabajar al personaje cubano [Elpidio], que descarté todo lo que había dibujado [de Kashibashi]. Fui al mercado y me compré una botella de vino tinto moldavo, un cartón de Ligeros, pan negro, medio que- so gruyere y comencé de nuevo, pero con el cubano como prota- gonista”. Al inicio tenía los ojos más grandes, era más pequeñi- to y casi nunca aparecía vestido de mambí, porque mi padre no se había instruido aún en las cuestiones militares y no desea- ba cometer errores, ya que para él era muy importante el rigor histórico. –¿Cuándo llega Elpidio a las pantallas de televisión? –En 1974. En aquel entonces él empezó a colaborar con el Icaic, sin ser trabajador de allí, y los convenció de llevarlo al ani- mado. Ese año se produjeron los dos primeros cortos: Una aven- tura de Elpidio Valdés y Elpidio contra el tren militar. Luego el Icaic apreció durante un tiempo la reacción del público, para ver si valía la pena hacer más, una vez convencidos, fue que se em- pezaron a filmar los diferentes cortos y largos. –¿En qué momento se ges- tó la idea de homenajear a este emblemático personaje cubano, mediante la campaña #MuchoMachetePorDar- Todavía? –Antes de que mi padre fa- lleciera habíamos conversado acerca de varias ideas en torno a lo que queríamos hacer en la fecha. El sueño era que para entonces comenzara la cons- trucción del Centro Cultural y Creativo La Manigua y proyec- tar sus películas, pero esto no ha podido ser por las circunstan- cias sobrevenidas tras el inicio de la actual pandemia. “No nos quedó más remedio que centrarnos en otros planes, ideados con él y que no consti- tuían un riesgo sanitario. En ese sentido, nos enfocamos en Para Silvia Padrón salvaguardar la obra de su padre es también “una oportunidad de honrar su memoria y seguirlo queriendo”. Cortesía de la entrevistada

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2 de octubre de 202048

Por JEIDDY MARTÍNEZ ARMAS

AUDIOVISUALES

Herencia desde la maniguaEl 14 de agosto se cumplieron 50 años de la publicación, por vez primera, de ElpidioValdés, en la revista Pionero

LOS mambises atacan a los españoles. Ellos intentan protegerse, pero la astucia

de los cubanos hace que ganen la batalla. Se escucha un grito: “¡Mambises, bestias, no tiréis con ventanas!”. El rifl ero que se sentía inferior por tener un arma más antigua es ahora un héroe. Escenas como esta hacen único al dibujo animado más conocido del ingenioso Juan Padrón, con un personaje que desde su sali-da a la luz no ha dejado de ser uno de los favoritos de los cuba-nos, durante varias generacio-nes, por los valores que irradia.

Silvia Padrón, hija del creador y una de las albaceas de su obra, psicóloga de profesión, dedica-da actualmente al marketing y apasionada por los derechos de

la infancia, concedió una entre-vista a BOHEMIA, para hablar sobre el famoso protagonista, la celebración de sus 50 años y distintos proyectos que lo harán perdurar.

–¿Cómo nació Elpidio Valdés?

–Mi padre cuenta que “esta-ba en Leningrado, bajo cero y con tremendo gorrión. Me gus-tó tanto trabajar al personaje cubano [Elpidio], que descarté todo lo que había dibujado [de Kashibashi]. Fui al mercado y me compré una botella de vino tinto moldavo, un cartón de Ligeros, pan negro, medio que-so gruyere y comencé de nuevo, pero con el cubano como prota-gonista”. Al inicio tenía los ojos más grandes, era más pequeñi-

to y casi nunca aparecía vestido de mambí, porque mi padre no se había instruido aún en las cuestiones militares y no desea-ba cometer errores, ya que para él era muy importante el rigor histórico.

–¿Cuándo llega Elpidio a las pantallas de televisión?

–En 1974. En aquel entonces él empezó a colaborar con el Icaic, sin ser trabajador de allí, y los convenció de llevarlo al ani-mado. Ese año se produjeron los dos primeros cortos: Una aven-tura de Elpidio Valdés y Elpidio contra el tren militar. Luego el Icaic apreció durante un tiempo la reacción del público, para ver si valía la pena hacer más, una vez convencidos, fue que se em-pezaron a fi lmar los diferentes cortos y largos.

–¿En qué momento se ges-tó la idea de homenajear a este emblemático personaje cubano, mediante la campaña #MuchoMachetePorDar-Todavía?

–Antes de que mi padre fa-lleciera habíamos conversado acerca de varias ideas en torno a lo que queríamos hacer en la fecha. El sueño era que para entonces comenzara la cons-trucción del Centro Cultural y Creativo La Manigua y proyec-tar sus películas, pero esto no ha podido ser por las circunstan-cias sobrevenidas tras el inicio de la actual pandemia.

“No nos quedó más remedio que centrarnos en otros planes, ideados con él y que no consti-tuían un riesgo sanitario. En ese sentido, nos enfocamos en

Para Silvia Padrón salvaguardar la obra de su padre es también “una oportunidad de honrar su memoria y seguirlo queriendo”.

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la creación del perfi l Elpidio Valdés Ofi cial, en Facebook e Instagram. Asimismo, genera-mos un primer paquete de stic-kers con algunas de las frases y momentos estelares de la película, como ‘Corneta toque a degüello’. Iremos sacando otros nuevos durante este año de ce-lebraciones. Y también lanzare-mos una página web”.

–¿Qué instituciones de la cultura cubana les han dado apoyo en este homenaje?

–El Ministerio de Cultura, el Fondo Cubano de Bienes Cul-turales, el Icaic y Dibujos Ani-mados. Otras, como la Ofi cina del Historiador y la Vitrina de Valo- nia, se han unido a las celebracio-nes con iniciativas propias.

–¿Cuál ha sido la estrategia de comunicación?

–Decidimos no realizar accio-nes que implicasen concentra-ción de personas. Nos quedamos con el ámbito digital y la televi-sión. Así, creamos cuatro spots diferentes para la TV y las redes sociales que recrean momentos memorables de Elpidio y sus diferentes músicas. Además, se identifi có el aniversario con un isotipo que une la imagen del protagonista con su amigo Palmiche y la marca de la serie.

–¿Por qué debe salvaguar-darse a Elpidio Valdés?

–Es un patrimonio que nos conecta con nuestra historia

y rebeldía ante la dominación extranjera, la lucha incansable de los cubanos por la dignidad, la independencia. Y consigue tal conexión de la mejor mane-ra posible: haciéndonos reír y sin teque.

–¿Con qué intención se gestó el Centro Cultural La Manigua?

–La primera idea la tuve yo. Fue literalmente un sueño. Es-taba viviendo lejos de mi padre y me desperté sobresaltada por el pensamiento de crear un sitio innovador donde se protegiera y promocionara su obra. A él le encantó la idea y empezó a aportar otras nue-vas. Se armó el rompecabezas con diferentes piezas y surgió el proyecto que le presenta-mos a Abel Prieto, entonces ministro de Cultura. Esto fue a inicios de 2017. Gracias a su apoyo, al de Alpidio Alonso, actual ministro; al de Arturo Valdés, director del Fondo Cu-bano de Bienes Culturales; y al Gobierno de la ciudad, hemos conseguido que aquella quime-ra comience a ser realidad.

“Se empezará la construc-ción este año, como parte de las celebraciones por los 50 de Elpidio, y se calcula que la apertura sea (al menos una parte) en 2021. Lo primero que inauguraremos será una gran exposición, donde adultos y ni-

ños podrán estar en contacto con lo que era un campamento mambí, jugar con personajes y frases de la serie, conocer más acerca del protagonista.

“Allí los infantes podrán aprender, experimentar y di-vertirse con la historia, el arte y la cultura cubanas, a través del humor y los valores de las creaciones de mi padre, asi-mismo tendrán acceso a juegos relacionados con la ciencia, la tecnología, y sucesos históricos de Cuba, y a talleres de dibujo, fotografía, entre otros. Habrá también cine cubano y de otros países, teatro y música para los pequeños y los mayores.

“Igualmente existirá una sala de exposiciones para interac-tuar, donde ‘no tocar’ estará prohibido. Se podrá correr, tre-par, escalar y deslizarse al aire libre. El centro poseerá, ade-más, espacio para la creación y la conservación de la obra de mi padre”.

–¿Qué valor tiene para us-ted ser albacea de la obra de Juan Padrón?

–Llevo cuatro años dedica-da a la protección y promoción de su memoria, lo que signifi ca para mí una gran satisfacción y un enorme acto de amor, pero también una gran responsabili-dad, porque tenemos que estar al nivel de una obra y un público muy exigentes. Esta labor me satisface, sin embargo, también hace más presente su ausencia y el dolor de la pérdida.

–¿Cómo quisiera que lo re-cordaran?

–Riendo, pues él sabía dis-frutar las cosas positivas que le sucedían y siempre sacaba un chiste de las situaciones nega-tivas. Como un soñador: cada nueva oportunidad de crear lo movilizaba y sacaba brillo a sus ojos, no importaba los de-safíos que le trajeran luego. Como una persona noble: es-peraba siempre lo mejor de la gente y de las instituciones. Un ser muy cubano sin duda, pero nunca un “aldeano vanidoso”. Se sentía infi nitamente orgu-lloso de haber nacido aquí, a la vez que le interesaban otras culturas e historias.

Esta es la primera historieta en la que

Elpidio Valdés aparece como un personaje protagónico.

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DISCO

QUIZÁ pocas veces nos preguntamos, o por lo menos no con la frecuen-

cia necesaria: ¿de dónde ve-nimos?, para comprender en toda su magnitud las herencias africana, sonera, del folclor afrocubano, el jazz, los nuevos caminos de reconocimiento y desarrollo de visiones enrique-cedoras que infl uyen en la mú-sica cubana más actualizada.

Un elocuente testimonio del retorno a ese bagaje cul-tural se recrea en el fonogra-ma Chucho´s steps o Los pa-sos de Chucho (Producciones Colibrí), el cual despliega, ade-más de ingenio, ideas, con-ceptos y combinaciones musi-cales elaboradas mediante la particular visión de un artista empeñado siempre en abrir dinámicos cauces a los sabe-res, la imaginación, el retor-no y el avance desde visiones indagadoras en lo nuestro y lo universal.

De ningún modo por azar el maestro Chucho Valdés,

Reinos infinitosAmplio despliegue de raigambres sonoras y rítmicas desde una visión contemporánea coinciden en esta obra del maestro Chucho Valdés y otros virtuosos que se difunde por las emisoras radialesPor SAHILY TABARES

pianista, compositor, direc-tor, orquestador, demues-tra su intuición artística al proponer ocho piezas pen-sadas detenidamente, pero durante la ejecución conser-van el pleno disfrute de im-provisaciones añejadas en íntimas evocaciones. Varios títulos devienen homenajes a renombradas figuras del pentagrama universal, entre ellas a John Coltrane en el que da nombre al disco y a la familia Marsalis en Nueva Orleans, evocador de la ciu-dad madre del jazz.

Una, otra vez, el recono-cido jazzista Chucho Valdés asume múltiples desafíos en el fonograma, es consciente de la riqueza de su memoria y de lo desconocido por des-cubrir, tal vez por esto deci-dió convocar a “cómplices” probados en otras ocasiones, los miembros de su agrupa-ción Afro-Cuban Messengers. La integran instrumentistas excepcionales: Juan Carlos

Rojas (batería), Lázaro Rivero El fi no (bajo), Yaroldy Abreu (percusión), Carlos Miyares Hernández (saxofón tenor), Reinaldo Melián (trompe-ta), Dreiser Durruty (voz lí-der y tambores batá), Baira Fermina Ramírez, Yemi Me-nocal (coros).

En especial, impresiona por la ternura que arropa mediante inflexiones de una canción de cuna y un suge-rente blues, el tema Julián, el cual Chucho dedica a su hijo de menos edad. ¿Basta el amor paterno para transmitir energías creativas y riquezas de atmósferas sonoras, rítmi-cas? El maestro añade cierto extra: lo aprehendido, lo in-corporado durante una fruc-tífera carrera sin distraccio-nes; él suele estar pendiente de los hallazgos propios y aje-nos, del free jazz y la música de vanguardia, nada le resul-ta extraño si arroja luces al sentido de la novedad.

Reinos infinitos lideran en este fonograma que nunca se agota. Al revisitarlo descubri-mos el virtuosismo y la espon-taneidad de un pianista genial acompañado por quienes sa-ben de dónde venimos, para ir más allá sin aceptar divisio-nes entre lo culto y lo popular; la excelencia en la forma de tocar, el fraseo, el sentido rít-mico de los solistas, revelan un conocimiento profundo de la música bailable, el feeling, el bolero, los valores inagota-bles de la cubanía.

Los pasos de Chucho apor-ta un sello de identidad que nos pertenece para todos los tiempos. Marca un camino importante en el sistema de enseñanza artística, pues jóvenes y consagrados re-conocen el rigor, el talento, la maestría de virtuosos que nunca dejan de estudiar, sor-prender. La cultura no se im-provisa, demanda conocer los legados y aportar conceptos nuevos en beneficio propio, de la sociedad.

El fonograma fue reconocido con el Premio Grammy 2011

en la categoría de mejor álbum

de jazz latino.

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ARTES ESCÉNICAS

CUENTA la historia que ejer-ció como médico cirujano en un ingenio azucarero,

estudió latín y fi losofía, pero los hechizos de la escena lo convir-tieron en el caricato más notable de su época. En el aniversario 245 del natalicio de Francisco Covarrubias, bien vale una ojea-da a la obra y existencia del hoy conocido como el Padre del tea-tro bufo cubano.

Este actor y dramaturgo nació en La Habana, el 5 de octubre de 1775, en una familia que le prodigó esmerada educación. No obstante, el arte de las tablas lo seducía tanto que, apenas un bisoño, no se resis-tía al impulso de actuar en fi estas y eventos especiales, organizados en casas de amigos.

Tras cierto adiestramiento en técnicas teatrales con un grupo de afi cionados, debutó en el Circo del Campo de Marte en 1800, inter-pretando a un personaje cómico. Tenía 25 años y había tomado la

Tertulia por CovarrubiasSemblanza en homenaje al insigne teatrista cubano Por ROXANA RODRÍGUEZ TAMAYO

decisión de su vida, la cual no de-bió ser muy bien acogida por su parentela y, aunque no existen evi-dencias explícitas de oposición al-guna, la noticia generó reacciones insólitas, incluso extravagantes, entre ellos.

Según reveló la investigadora Josefi na Ortega, en aquella jorna-da primigenia “la familia, en pleno, se vistió de luto cerrado. Quizás esto explique de donde le venía la veta humorística que ya po-seía el joven”, quien llegó a ser el actor más aclamado en toda la Isla y hasta el mejor pagado de entonces.

Hacia la primera década del siglo XIX comenzó a escribir sus propios textos; sin embargo, de ellos no se conserva ninguno, solo perduran referencias de uno u otro montaje en la prensa local de aquel tiempo.

Si bien no gozó de un talento poético excelso, a juzgar por el criterio de sus coetáneos, creó

una escena rica en personajes y acontecimientos cotidianos que desdeñó la burda crónica callejera y pretendió aminorar los patrones extranjerizantes, aunque no logró desasirse del enfoque clasista de la Cuba colonial.

Con especial ingenio, transmu-tó de entremeses, sainetes, zar-zuelas y tonadillas propias del tea-tro ligero español, personajes que sustituyó por tipos populares (gua-jiros, monteros, carretoneros, peo-nes, entre otros), quienes encarna-ron el choteo y lo populachero, un poco para intentar aproximarse al donaire del ser cubano.

Se dice que en su condición de dramaturgo cubanizó sainetes de Ramón de la Cruz y sin relegar los patrones iberos concibió distintas versiones acriolladas de aquel au-tor. De modo que son manifi estos los paralelismos entre Los payos en el ensayo, del peninsular, y El montero en el teatro, del cubano; Las tertulias de Madrid y Las ter-tulias de La Habana; La visita de duelo y Los velorios de La Habana, entre otras adaptaciones.

A Covarrubias debemos la fun-dación de un teatro de absoluta ascendencia nacional. Concibió la fi gura del “negrito”, inaugu-rada probablemente en 1812; “el personaje negro representado por actores blancos para público blanco, actuando en español o en bozal (el idioma parodiado) y, por supuesto, mostrando el punto de vista de la cultura esclavista”, afi rmó el teatrólogo Rine Leal en su libro Breve historia del teatro cubano.

Conquistó signifi cativo auge como comediante hasta los años 40 del siglo XIX, en que su éxito decayó y se dedicó solo a la escri-tura. A lo largo de su vida modeló una obra auténtica y personal, la cual sentó las bases del teatro ver-náculo. Intelectuales del relieve de Alejo Carpentier intuyeron alguna relación entre aquella y los inicios del teatro musical en la mayor de las Antillas. Después de una resonante trayectoria escénica, Francisco Covarrubias murió en la pobreza, en su ciudad natal, el 22 de junio de 1850.

A Covarrubias debemos

el personaje del “negrito”, representado

por actores blancos

(la imagen corresponde

a inicios del siglo XX).

perlav

isio

n.cu

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Por SAHILY TABARES

CON independencia de las transfor-maciones condicionadas por pers-pectivas tecnológicas, la TV continúa

siendo privilegiada, en ella se construye el imaginario social. Imágenes, relatos, con-fl ictos, personajes que recrean los medios de comunicación audiovisuales alcanzan cada vez mayor notoriedad en el proceso constructivo de la identidad narrativa de las personas.

Por tradición, la telenovela subyuga a pú-blicos de diferentes edades y sexos porque coloca las emociones en juego, presenta el mundo afectivo, cotidiano, de no pocas fa-milias, la pareja, las amistades; cada his-toria queda dominada por el reconocimien-to de la virtud, esta se persigue durante toda la trama hasta el último capítulo. No siempre ese tránsito transcurre de acuerdo con “el deber ser” de un género que tiene códigos propios, entre ellos: un discurso fragmentado, con elipsis de situaciones, escenas de retrospectivas y sucesivos re-tornos a confl ictos relegados en un segun-do plano, también opera la analogía entre sentimientos perdurables inherentes a la condición humana.

Así intentó patentizarlo El rostro de los días en 83 capítulos. El interés de los guionistas Ángel Luis Martínez y Serguéi Svoboda por abarcar una amplia gama de confl ictos de la sociedad cubana conspiró, a veces, contra el desarrollo de acciones subordinadas –mal llamadas subtramas– que colocaron en la mira intencional asun-tos complejos. Por ejemplo, la dedicación de Fabián (Denys Ramos) al hijo cuando sorpresivamente pierde a su joven esposa. Además del dolor debido a la pérdida y la ausencia, los cuales son terribles, difíciles de atrapar en gestos o palabras, este per-sonaje-tipo sufre el distanciamiento de la actividad profesional. No siempre el actor tuvo sólidos asideros para avanzar en su interpretación. Debería pensarse qué falló, si el propio diseño en el guion o lo pedido por quienes dirigieron la puesta. ¿Cómo siente y padece alguien lastimado tan hon-damente? ¿Qué hace Fabián para saber lo que ocurrió la noche fatal de la muerte de su esposa?

En gran medida actores y actrices han tenido que batallar duro para convencer. No lo olvidemos, una acción real produce un cambio de las tensiones en el alma y el cuerpo del intérprete-personaje y en las per-cepciones del espectador. Entonces, ¿po-día emocionar Mariana (Roxana Broche), a pesar de todas sus pérdidas, si mantuvo una recia frialdad en situaciones disímiles? Es insufi ciente la acción orgánica si esta no se habita al fi nal con una dimensión in-terior, de hecho, la acción queda vacía y la actriz aparece preestablecida solo por la forma exterior de una partitura, la cual no asumió en su dimensión por momentos de-vastadora, otras edifi cante o portadora de alegría y deseos de seguir adelante, vivir intensamente.

La verdad artística requiere explorar los múltiples campos que se vinculan en el acto de interpretar la compleja red de interrelaciones entre el ser y el aconte-cer de un personaje. Esa verdad artística nunca puede ser invisible, debe emerger de adentro hacia afuera. Analizar caracte-res y motivaciones con el refi namiento de perfi lar la existencia requiere saber guiar el dinamismo de alguien, incluso desde la inmovilidad.

Hacer telenovelas exige dominar recur-sos dramatúrgicos, semiológicos, psico-lógicos… Además del melodrama, de la tragedia y la tragicomedia infl uyen en el producto comunicativo varios géneros dra-máticos, una hibridez que es preciso cono-cer, pues así la obra en su conjunto alcan-za una profunda incidencia social.

En tiempos de guerras, violencias, con-fl ictos humanos exacerbados, la fi cción tele-novelesca puede contribuir a la meditación sobre la unión de la familia, el respeto entre padres e hijos, el amor, las decisiones tras-cendentes para cambiar el rumbo de la exis-tencia, a pensarnos con armonía, calma, inteligencia y deseos de ser mejores.

El paradigma ético de este tipo de dis-curso: los buenos triunfan y los malos son sancionados, merece ser un patrón para sembrar el bien, la bondad, el estímulo a la convivencia sin obstáculos. A querernos aprendemos todos los días.

Verdad artística: ¿invisible?