HERBERT MARCUSE Y LA PROBLEMÁTICA

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    HERBERT MARCUSE Y LA PROBLEMTICAORIGINAL DE LA SOCIOLOGADEL CONOCIMIENTOOsvaldo Ardiles

    "El mtodo antiguo de historia intelectualque se orientaba por la concepcin a prio-ri de que los cambios de las ideas deban ^ser comprendidos en el nivel de las ideas &j$(historia intelectual inmanente), impeda |Q jreconocer la penetracin del proceso social * ^en la esfera intelectual...L a gran revelacin que proporciona (la j ^Sociologa del Conocimiento) es que toda .-%*?forma de pensamiento histrico y poltico "jest esencialmene condicionada por la si- ,%tuacin vital del pensador y su grupo".Karl Mannkeim*.

    E n 1929, fue publ icado en B onn un l ibro de 250 pginas, "^cuyo autor era un Privatdozent de Sociologa de la Universidadde Heidelberg l lamado K arl M annheim, sucesor de M ax Schelleren la edicin de la coleccin "Escrito para filosofa y sociologa". E libro se titulaba Idecdogie und topie (I deologa y U topa), y estaba destinado a consolidar una nueva disciplina intelectual : L a Sociologa del Conocimieno (Wissenssoziologie). Susorgenes pueden rastrearse en las preocupaciones suscitadas porel historicismo y por la teora marxista de la ideologa respectodel problema de la verdad. L os autores que jugaron un rol preponderante en su gestacin fueron M ax Scheller (sobre todocon su trabajo Versuche zu einer Soztologie des Wissens de 1924),George L ukcs (con su Historia y conciencia de clase de 1923) yel mencionado K arl M annheim. Este ltimo proviene del mbitofilosfico problematizado por el historicismo, cuya influencia se

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    mantuvo en l, a pesar de la incorporacin de elementos marxis-tas en sus anlisis y de su evolucin desde el postulado de una"auto-relativizacin del pensamiento" (1925) 1 a la formulacinde la teora que denomin "relacionismo" (1929).En Ideologa y Utopa, considerada por el telogo protestantePal Tillich "de fundamental significacin tanto para los filsofoscomo para los socilogos",2 se plantea M annheim el problema general de las relaciones que median entre la actividad intelectualy la existencia social, es decir, lo que se denominaba "Seinsver-bundenheit des Wissens (el condicionamiento socioexistencial delsaber)';' retomando, as, la problemtica schelleriana de la "Stan-dortgebundenheit (la vinculacin del pensador con su posicinconcreta en la vida)". Esta nueva disciplina sita al pensamientoen el marco concreto de los procesos sociales y elabora una socio-gnoseolga que intenta determinar el sistema de relaciones particulares que afectan al conocimiento.3 En su primera edicin,Ideologa y Utopia constaba de tres partes: I . Ideologa y Utopia; I I . Es posible la poltica como ciencia?; I I I . L a concienciautpica. En la edicin inglesa de 1936, publicada por Edward A .Shils y Louis Wirth, en la editorial Routledge and K egan Palde L ondres, se aadieron una nueva primera parte: "Exploracin preliminar del problema", y una quinta parte: "L a Sociologa del Conocimiento". L a edicin castellana utilizada por nosotros se atiene a dicha edicin inglesa.L a segunda parte de la edicin original (tercera de la nuestra), que lleva como subttulo: "El problema de las relacionesentre la teora social y prctica peltica", analiza sociolgico-

    1 K arI M annheim, "Das problem einer Soziologie des W issens"; en*."A rchv fr Sozialwissenscliaft und Sozialpoli tik" , vol . 54, 1925.2 Pal T il l ich, Ideologie und U topi e; en: "D ie Gesell schaft", V I ,10, 1929, p. 348.3 Con esto se ha logrado, segn lo sealara L ouis Wirth en el prlogo a la edicin inglesa de "I deologa y U topa", "el reconocimiento explcito de que el pensamiento, adems de la materia propia de la lgicay la psicologa, slo llega a ser completamente comprensible si es considerado sociolgicamente"; cfr. K arl M annheim, I deologa y Utopa, trad.esp. de Eloy T errn, A guilar, M adrid, 1966,2 p. 38. Sealamos, adems,que el inters inicial de M annheim reside en establecer "las relaciones entreciertas estructuras mentales y las situaciones vitales en que aquellas existen" , ya que, en opinin de este autor, el pensamiento del hombre "surgey acta, no en un vaco social, sino en un medio social def ini do"; cfr.I deologa y U topa, p. 134. Esto implica, para M annheim, que no slocambian los contenidos gnoseolgicos, sino tambin las "estructuras cate-goriales" del pensamiento: "los modos dominantes de pensamiento sonsustituidos por nuevas categoras, cuando la base social del grupo, delque esas formas de pensamiento son caractersticas, se desintegra o setransforma bajo el impacto del cambio social; ob. cit,3 p. 137.24

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    comprensivamente las diversas interpretaciones que sobre esteproblema se han dado y plantea con todo rigor la posibilidadde una pol tica cientfica. L a tercera parte (cuarta en la ed.inglesa de . 1936) contrapone los conceptos de "ideologa":complejo de ideas que se orientan al mantenimiento del ordenexistente, y de "utop a" : complejo de ideas que se ordenan ala destruccin y cambio de la situacin actual por otra situadaen una proyeccin temporal (quiliasmos) o espacial.Y a en un artculo publ icado en 1929, en la revista internacional de poltica y socialismo: "Die Gosellschaft",4 HerbertM arcuse anali zaba la obra mannheimiana y ponderaba su significacin. Para l, "I deologa y U top a", manifestaba, en formade ruptura (Durchbruch), toda la problemtica cientfica yhumana de la situacin propia de los aos veinte. Heideggeria-namente, M arcuse determina tal problemtica como centradaen "la universal historicidad (Geschichtli chkeit) del existentehumano y de la correspondiente inseguridad de la tradicionalseparacin entre ser real e ideal".15E n efecto,. la compartimentaci n creciente de las actividadessociales, los conflictos agudizados al mximo, la desaparicin deobjetivos comunes en la cultura, la- prdi da de arraigo en el medio social, as como de un marco referencial unitario, el encarnizamiento en la competencia, ponen en cuestin las bases mismasdel ser social y su conocimiento. Estos hechos son acompaadossimultneamente por los fenmenos concomitantes de depreciacin y represin del pensamiento, con lo cual el cuadro se tornadesolador.E n opinin de M arcuse, M annhei m muestra esta inseguri-

    4 Zur M ahrheitsproblematik der soziologischen Methode; en: "DieGeseUschaft", V I , 10, 1929, pp. 356-369.6 Herbert M arcuse, ob. cit., p. 356. Con relacin a esto, M annheimestablece como punto de partida de su exploracin de la "interrelacinentre, la ciencia social y el pensamiento condicionado por la situacin",el estado de crisis e incertidumbre generado por el descubrimiento detales vinculaciones y que "haba llegado a ser un pesar cada vez msinsoportable en la vida pblica" europea de la primera posguerra. Estasituacin es evaluada por M anheim como "terreno frtil, del que la cienciasocial moderna extrae percepciones completamente nuevas" segn tres direcciones principales:1) "la tendencia a la autocrtica de las motivaciones inconscientes colectivas, en la medida en que determinan el moderno pensamiento social";2) la tendencia a constituir un nuevo tipo de historia del "saber", queinterprete "los cambios de las ideas en relacin con los cambios histo-rcosociales";3) la tendencia a revisar los planteos gnoseolgicos vigentes, "que hastaahora no han tomado en cuenta, suficientemente, la naturaleza socialdel pensamiento"; cfr. Ideologa y Utopa, p. 100.

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    dad de la moderna "espiritualidad" en general bajo una perspectiva de comprensibilidad histrica. El "Dasein", entendidocomo extrahumano es historia, naciendo siempre y en cada caso"en una situacin histrica nica (einmalige geschichtliche Si-tuation)", que lo determina en todas sus actitudes y formaciones.6 A simismo, la realidad que l encuentra y capta es unarealidad histrica "hasta el fundamento de su ser (bis zumGrunde ihres Seins)".7 Por lo tanto, su pensamiento, as comolas objetivaciones culturales de ste, deben ser focalizadas, segnM arcuse, en su ontomrfica historicidad. E n la obra mannhei -miana, no slo se develan conocimientos, ideas y "formacionesespirituales (geistige Gestaltungen)" de una poca, de una nacin o de una "comunidad social", en su "condicionalidad socio-poltica (politisch-soziales Pedingtheit)", como ideologas o utopas, sino que "tambin esta condicionalidad afecta, en formanecesaria e inevitable, la estructura misma de la conciencia(Pewasstsein), el 'aparato categorial' del mismo pensar".8 E nefecto, M annhei m ha insistido en que "an las cotegoras en lasque se clasifican, renen y ordenan las experiencias, varan segnla posicin social del observador". De este modo, no slo se daun cambio en el contenido del pensamiento, sino tambin en sumisma estructura categori al. Todo conocer histrico es un conocer "relacionar", que slo puede ser formulado en referenciaa "la posicin del observador" .9 Esta dependencia del conocimiento con respecto a la posicin social, esto es, su "Seinsverbun-denheit", plantea el problema que anal iza M arcuse: "el de laverdad del ser histrico, para hallar el camino en la autnticaproblemtica fundamental (oigentliche Grundproblematik)".10

    Ideologa y el ser socialM annheim haba publ icado, en 1926, un ar t cul ou sobre lainterpretacin ideolgica y sociolgica de los productos espiri tuales, donde postula un mtodo que analice las ideas a partir delser social, como modo de aprehender el "sentido ltimo" de talesproductos. T ambi n el marxi smo, como ideologa de una determinada clase (el prol etari ado) localizada en una determi nada

    6 Herbert Marcuse, ob. cit., ibdem.7 Herbert Marcuse, ibdem.8 Herbert Marcuse, ibdem.9 K arl M annheim, Ideologa y Utopa, pp. 133-34, 137.30 Herbert M arcuse, Zur Wahrheitsproblematik der soziologischen Me-thode, p. 357.11 K arl M annheim, Ideologische und sozologische Interpretation geis-tiger Gebilde; en: "J ahrbuch fr Soziologie", ed. Salomn, I I , 1926.26

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    situacin histrica (el capitalismo), es analizado con esta metodologa.A l respecto, M arcuse reconoce, en pri mer lugar, que dichametodologa hara posible una comprensin del "marxismo"opuesta a las ocultaciones y desviaciones del revisionismo, porun lado, y a la interpretacin socolgico-trascendental del aus-tromarxismo de M ax A dler, por el otro. U na vez establecidoesto, M arcuse se plantea las siguientes cuestiones: cuando lametodologa mannheimiana expone el marxismo como una ideologa equivalente a otras, tales como la conservadora o la demo-liberal, "no se anul a su pretencin de validez (G eltungsans-pruch), del mismo modo como M arx crey haber destruido lade las ideas burguesas en cuanto ideologa?".12 Caracterizando,en sentido lukcsiano,13 a la teora rnarxista como "teora concreta de la praxis revolucionaria en su aspiracin a una accinrevolucionaria",14 teora que se orienta a un actuar nico y biendeterminado "cuya dimensin es la actual idad concreta", M ar-cuse se interroga si el anlisis de la sociedad capitalista y lateora de la revolucin proletaria en l fundada, no son de acuerdo a la perspectiva mannheimiana, ms que "un aspecto parcial de la realidad, una perspectiva histricamente nica y nada

    12 Herbert M arcuse, Zur Wahrheitsproblematik der sozioogischen M e-thode, p. 359.13 G. Lukcs, en su pequeo, pero tan denso como discutible, trabajosobre Lenin, publicado en 1924, define al materialismo histrico como"la teora de la revolucin proletaria", debido a que, en l, el proletariado "encuentra su ms clara autoconciencia"; cfr. Georg Lukcs, Lenin,trad. esp. de J acobo M uoz, Grjalbo, Mxico, 1970, p. 9. Lo que, enopinin de Lukcs, Lenin supo percibir con firme mirada de genio fue "laactualidad de la revolucin" y, con ello, se situ a la cabeza del movimiento revolucionario mundial, ya que "el materialismo histrico, en tantoque expresin conceptual de la lucha del proletariado por su liberacin,no poda ser captado y formulado tericamente si no en el momento histrico en que por su actualidad prctica haba accedido al primer planode la historia", ob. cit., p. 12. Para Lukcs la premisa teoricoprctica delmaterialismo histrico es "la actualidad historicouniversal de la revolucinproletaria", ob. cit., p. 13. Con Lenin, "la revolucin se ha convertidoen el problema crucial del movimiento obrero". Qu entiende Lukcspor "actualidad de la revolucin"? El resultado del estudio atento de"todos y cada uno de los problemas particulares del momento en su concreta relacin con la totalidad historicosocial; su consideracin como momentos de la liberacin del proletariado", ob. cit., p. 14. El aporte deLenin, en este campo, consisti en vincular estrechamente "las accionesindividuales al destino global ,al destino revolucionario de toda la claseobrera", como portadora necesaria de la accin revolucionaria. "Todo problema actual por de pronto ya como tal problema actual se ha convertido, a la vez, en un problema fundamental de la revolucin"; bdem.14 Herbert M arcuse, Zur Wahrheitsproblematik der sozioogischen M e-thode, p. 358.

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    mas".15 O sea, dicho en trminos ms claros, tiene o no tienerazn la burguesa capitalisa en sus ideas? L a de M annheim,no es una interpretacin que destruye totalmente" la decisivaincondicionalidad de la accin proletaria?, y que conduce, por lotanto, a un "oportunismo universal"?M arcuse cree que tales objeciones exceden el mbi to de laproblemtica mannheimiana, que "no se mueve en la dimensinen la que se pueda decidir sobre la verdad y validez de unateora histrica, esto es, de una teora del ser histrico (ibdem).Pues, el haber determinado los condicionamientos histricos deuna teora no implica haberse expedido sobre su verdad y validez. As, por ejemplo, una determinada verdad histrica puede"ser relativa a un pequeo grupo histrico en una nica situacin, temporalmene reducida, y, sin embargo, poseer una incondicional validez" (ibdem). Por lo tanto, cuando M annheimestablece el condicionamiento historicosocial del .aber no pretende todava penetrar en el terreno donde pueda decidirse suverdad y validez. Su mri to radi ca, segn M arcuse, en haberllevado la problemtica verdad-ser a una dimensin ms profunda que la implicada en el concepto tradicional de verdad.El marxismo es, para la interpretacin "sociolgica", "el modo en que el proletariado como clase puede experimentar, captar y formar la realidad a partir de su situacin social".16 Porlo tanto, es visualizado como una "funcin histrica" de la situacin existencial de la clase obrera, y slo como tal puedeser entendido. Dejando momentneamente de lado el problemade su verdad o no, debemos sealar, nos dice M arcuse, que laperspectiva mannheimiana fue ya abierta por el mismo M arx.A s, en l'a Ideologa Alemana, se nos dice que:

    "el comunisno no es un estado (Zustand) que deba ser implantado, un ideal al cual tenga que ajustarse la realidad.Nosotros llamamos comunismo al movimiento real (al conjunto de procesos objetivos que se van dando en la historia;O.A .) que anula y supera (aufhebt) el actual estado de cosas. L as condiciones de este movimiento se desprenden delpresupuesto actualmente vigente (der jetzt bestehenden V o-raussetzung)".1715 Herbert Marcuse, oh. cit., p. 359.16 Herbert Marcuse, oh. cit.s p. 360.17 K arl M arx, Die Frhschriften; herausgegeben von Siegfried L and-shut, Alfred K rimer Verlag, Stuttgart, 1953, p. 361. Como seal M annheim, con este enunciado, M arx expresa su voluntad de eliminar todoelemento utpico-normativo del socialismo, rehusando, por tanto a "establecer una serie exhaustiva de objetivos. No existe ninguna norma arealizar que sea separable del proceso mismo"; Ideologa y Utopa, p. 185.

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    El sentido de esta afirmacin se puede ilustrar recurriendo alo dicho por M arx, aos despus, en un paso frecuentemente ci tado del prlogo a "Zur K ri tik der politischen okonomie",18donde sostiene que los hombres contraen:"en la produccin social de su vida, determinadas relacionesnecesarias e independientes de su voluntad".Estas son "Produktionsverhltnisse (relaciones de produccin)que corresponden a:"una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales (materellen Produktvkrafte)".El conjunto de dichas "Produktionsverhltnisse" constituye la"estructura econmica de la sociedad", es decir, " la base real (di ereale Basis)" sobre la cual se erige la "supraestructura jurdica y pol tica (juristrischer und politischer U berbau) " . A esta "U berbau"corresponden "determi nadas formas de conciencia social", y M arxconcluye de esto que "el modo de produccin de la vida material condiciona (bedingt; que, a pesar del criterio de M aximil ienRubel, creemos no puede ser traducido por "determina", ya que,tres lneas despus, M arx util iza "bestimmt" para expresar esteltimo sentido, O.A .) el proceso de la vida social, poltica y espiritual en general". Por ello, en estrecho paralelismo con loque ya haba adelantado en la I deologa A lemana,19 M arx establece que:18 K arl M arx, Zur K ritik der politischen Okonomie, Dietz V erlag.

    Berln, 1970, p. 15. Tambin este paso fue comentado por M annheim,indicando que las relaciones de produccin son consideradas por M arxdinmicamente: "como una interrelacin estructural que est cambiandocontinuamente a travs del tiempo"; Ideologa y Utopa, p. 189. En lafrase citada, M arx subraya, segn M annheim, las interconexiones de tresesquemas estructurales: 1) la estructura ideolgica, 2) la estructura declase, y 3) la estructura econmica.19 "Nicht das Bewusstsein bestimmt das Leben, sondern das Lebenbestimmt das Bewusstsein"; ob. cit., p. 349. U n poco antes, Marx habasostenido que la organizacin social y estadual brotan permanentementedel "proceso vital" (Lebensprozass) de "determinados individuos", tal ycomo "realmente son; es decir, tal y como actan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados lmites, premisas y condiciones materiales, independientes de suvoluntad", ob. cit., p. 348. Y , en otro lugar de la misma obra, agrega:"Este modo de considerar las cosas no carece de presupuestos (ist nichtcoraussetzunglos). Parte de los presupuestos reales y no los pierde de vistani por un instante. Sus presupuestos son los hombres. . . en su procesode desarrollo empricamente registrable, bajo la accin de determinadascondiciones (unter bestimmten Bedingungen)", ob. cit., p. 350.29

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    "no es la conciencia del hombre a que determina su ser, sino,por el contrario, el ser social es lo que determi na (bestimmt)su conciencia".A ndr Gorz interpreta este paso de M arx , que ha sido califi cado de crudo determinismo,30 diciendo21 que, con ello, se quieresignificar que los hombres no construyen su historia a partir desituaciones indeterminadas en su eleccin, sino que siempre hayun marco previo en el que tal eleccin debe necesariamente insertarse. L a tesis marxiana se opondr a, simultneamente, al "indeterminismo total", por un lado, y al determinismo mecanicista,por el otro. Segn el primero, "todo y cualquier cosa" es posible"en todo momento", reduciendo la Historia a "una sucesin decaprichos y de azares", con lo cual pierde todo sentido y se tornaimposible hasta el mismo hecho de hablar de ella.22 El segundoen cambio, confunde la historia humana con la "natural", estoes, "con una evolucin mecnica sin sentido humano".'23 D eacuerdo a esto, Gorz sostiene que la verdadera historia de loshombres "supone la libertad de sus agentes en el marco de determinaciones de hecho que no van nunca hasta el determinismo puro".A un en aquellos actos humanos que se hal lan ms rigurosamentecondicionados existe "un margen de juego, de contingencia, deazar".24 Este factor de contingencia es el que manifiesta la libertad en el plano de la Historia.E n carta remi tida el 28 de diciembre de 1846, desde Bruselas, a Pvel V asl ievich A nnenkov (terrateniente l iberal rusocon aficiones l i terarias), a propsito del libro de Prodhon "L aFilosofa de la M iseria", sostiene M arx que la sociedad es "l eproduit de l'acton reciproque des hommes", y estos no son libresde elegir a su antojo una u otra forma social."L os hombres no son libres arbitros de sus fuerzas productivas(de leurs forces productives) base de toda su historia,L a significacin del texto de Zur K ri ti k... que citaremos a continuacin en el cuerpo del trabajo radica, para M annheim, en "el descubrimiento de que el pensamiento poltico est integralmene ligado a la vidasocial"; o sea, que "nuestro pensar est determinado por nuestra posicinsocial"; Ideologa y Utopa, p. 185.so Por R.. C. K want en "L a filosofa de Carlos M arx, trad. esp. deFrancisco Garrasquer, L ohl, Buenos A ires, 1967, p. 31. Este autor hacesuyo el juicio de Wetter respecto del prrafo comentado: "Pero Wetteradvierte con razn que este pasaje es de un extremado determinismo".21 En "Historia y Enajenacin", rad. esp. de J ulieta Campos Fondode Cultura Econmica, Mxico-Buenos A ires, 1964, passm.32 Andr Gorz, Historia y Enajenacin, p. 26.23 Andr Gora, ibdem,24 Andr Gorz, ibdem.

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    pues toda fuerza productiva es una fuerza adquirida, producto de una actividad anterior. Por tanto, las fuerzas productivas son el resultado de la energa prctica de los hombres,pero esta misma energa se halla circunscripta (circonscrite)por las condiciones en que los hombres se encuentran colocados, por las fuerzas productivas ya adquiridas, por la formasocial anterior a ellos, que ellos no han creado y que es producto de la generacin anterior".5De este modo, para M arx la "historia social de los hombresno es nunca ms que (n'est jamis que) la historia de su desarrollo individual", lo sepan o no ellos mismos. L a base de todassus relaciones est constituida por sus "relaciones materiales", lascuales no son ms que "las fuerzas necesarias bajo las que serealizan su actividad material e individual".'26 Sobre dicha basese estructura el edificio social:"A determinadas fases de desarrollo de la produccin, del comercio, del consumo, corresponden determinadas formas deconstitucin social, una determinada organizacin de la familia, de los estamentos o de las clases; en una palabra, unadeterminada sociedad civil. A una determinada sociedad civil,corresponde un determinado Estado poltico, que no es msque la expresin oficial de la sociedad civil".87El vivir humano se actualiza mediante el desarrollo de sus facultades productivas, con lo que esablecen una determinada trama de relaciones sociales, al mismo tiempo que las "ideas", lascategoras, es decir, "las expresiones ideales abstractas de esasmismas relaciones sociales".8 De modo tal que las categoras

    conceptuales e, incluso, la misma estructura del pensar cambiancon la transformacin de las relaciones sociales de produccin.Por todo ello, puede afirmarse con exactitud que M arx haestablecido claramente el condicionamiento social de los productos espirituales en una perspectiva que elimina todo tipo dedeterminismo mecanicista, as como de relativismo "historicista".

    VERDAD CONDICIONADA?Ahora bien; el marxismo, a pesar de reconocer su carcter23 Marx-Engels, Ausgewahlte Briefe, Dietz, Verlag, Berln, 1953, p. 31.36 Karl Marx, ob. cit.} ibdem.37 Karl Marx, ob. cit., ibdem.a Karl Marx, ob. cit., pp. 37-38.

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    de funcin de una clase, se presenta con exigencias de verdady validez universales. A travs de l, la clase proletaria quiererealizar una verdad, su accin quiere ser una accin verdadera.Corresponde, entonces, que nos preguntemos sobre el significadode la palabra "verdad" en este contexto funcional. Si tenemosen cuenta que frente a l surgen otras teoras elaboradas a partirde las situaciones de otras clases no ocurre como si la verdadvariara con cada condicionamiento de clase o de grupo? M ann-heim responde de antemano a estas preguntas, formuladas porM arcuse, siguiendo dos direcciones:

    a) la de los conceptos de "verdadera y falsa conciencia";b) la de "totalidad dinmica".A ) En "Ideologa y Utopa", rechaza M annheim considerarcomo absolutos los valores de un determinado perodo, estableciendo, en cambio, que toda norma y todo valor se hallan condicionados histrica y socialmente. Sobre esta base, su designio ser"distinguir la forma verdadera de la falsa, la forma genuinade la esprea, entre las normas, modos de pensamiento, modelos de conducta, que existen uno al lado de otro, en undeterminado periodo histrico".129Para ello, apelar a una nocin de "falsa conciencia", quesupone, en forma bastante idealista, pueda obstaculizar "la comprensin de una realidad que es el resultado de una reorganizacin constante del proceso mental de que se componen nuestrosmundos" (ibidem). De lo que se trata, con la problemtica de

    la "falsa conciencia", es de poder discernir "cual de todas lasideas corrientes son realmente vlidas en una situacin determinada" (ibidem). Dicha problemtica ha abandonado hace tiempo, segn Mannheim, el campo religiosotrascendental, para dedicarse de lleno a la investigacin de los criterios de realidaden el mbito de la prctica poltica. U n ejemplo de esto, aunque nosotros lo vemos en la trasposicin metodolgica de latemtica "autonoma-heteronoma". De una discusin sobre elorigen y validez de las normas ticas, se ha transformado, hoy,en una cuidadosa elucidacin de los factores historicosocialesque enajenan al hombre de s mismo, que, en el orden ultramundano, transfieren lo humano a cosas que se le oponen comofuerzas extraas (aunque son su propio producto) exentas de todocontrol racional. L o "heternomo" es visualizado, actualmente,

    2f t K arl M anheim, Ideologa y U topa, p. 150.32

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    no como lo simplemente "trascendente", sino como todo aquelloque oculta al hombre su propio y peculiar modo de ser, aquelloextrao en lo cual l no se reconoce y que le impide reconocerse. El hombre sometido a la "heteronoma" es, por lo tanto,aquel que se encuentra sujeto a un mundo de normas y valores, de cosas, que lo mantienen constantemente fuera de s,enajenado de su autntico quehacer. Esta "heteronoma" originasu "falsa conciencia".El problema se ha reducido, y all extendido, a la indagacinde criterios de realidad para el desarrollo social del hombre enla historia. Su tarea actual comienza por la destruccin de lafalsa imagen tradicional, por la que se presentaba al pensamientoy al ser "como polos fijos separados, manteniendo una relacinesttica entre s, en un universo inmvil",30 constituido por esencias eternas, reflejos de las "ideas divinas". Este universo fue elreflejado por el "logos" griego y sus epgonos. El "logos" manifestaba el Ser-uno, fijo, universal y eterno en s mismo. Comodice el telogo alemn J rgen M oltmann, el "logos" est referido a "la realidad que est ah, que est siempre ah, y que esreducida a la verdad en la palabra que le corresponde";31 deall que no haya ningn posible "logos" del futuro, "a no serque ste sea (concebido como; O.A .) la continuacin o la repeticin simtrica del presente" (ibdem). L a verdad expresable enel "logos" reside en "lo permanente (im Bleibenden) y en loque se repite regularmente (regelmassig Widerkehrenden), y noen lo nuevo-contingente (Zufllig-Neuen)".32Los griegos aportaron a la historia el "logos" del presente;el pensamiento judeocristiano, en cambio, cuestion este gradonotico, al introducir el "kerygma" del futuro. El "kerygma"anuncia lo ontolgicamente "Nuevo", no categorializable, el advenimiento del Ser, siempre en apertura deviniente, en caminohacia la espera del hombre. El "logos" afirma la permanenciadel ser; el "kerygma" crea historia. Sus enunciados, apunta M oltmann, tienen que "entrar en colisin con la realidad experimentare en el presente. No son resultado de experiencias, sino queconstituyen la condicin de posibilidad (Bedingung fr die M o-glichkeit) de experiencias nuevas. No pretenden iluminar la realidad que est ah, sino la realidad que viene. No aspiran a copiaren el espritu la realidad que existe, sino a insertar esa realidaden el cambio que est prometido y que esperamos".33 El "keryg-

    30 Karl Mannhem, ibdem.31 Jrgen Moltmann, Theologic der Hoffnung, Chr. Kaiser Verlag,Mnchen, 1969, pp. 12-13.32 Jrgen Moltmann, ob. cit. p. 13.33 Jrgen Moltmann, ob. cit.y pp. 13-14.33

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    ma" de la esperanza cristiana es radicalmente cuestionador ycrtico. Quien lo acepta, se pone en contradiccin con lo vigente;"pues el aguijn del futuro prometido punza implacablementeen la carne de todo presente no cumplido".34 Este aguijn crticode la esperanza cristiana fue, muchas veces, abandonado por laIglesia cristiana establecida en pequeos grupos profticos en suseno o a los movimientos "quiliastas" y despus grupos heterodoxos. En estos grupos pareci refugiarse el impulso revolucionario de su "kerygma", paulatinamente silenciado por el "logos"de lo vigente. A l respecto, es sumamente interesante la observacin de Tillich sobre la presencia en el "socialismo religioso" dela contradiccin que opone el "kairs" ("el tiempo concretamente cumplido") al "logos" ("la abstraccin del tiempo").

    35El "logos" no puede pensar sino el presente, el ser parmendeo,uno y pleno. El pasado y el futuro, en cuanto "no son", se tornanimpensables, as como "el movimiento y el cambio, la historiay el futuro".38 El "logos" no permite la inteleccin de la historia, sino nicamente su asimilacin a la eternidad del presente.Con la constitucin de lo que se llam "filosofa cristiana" y lafusin del mundo cultural grecolatino con el pensamiento judeo-cristiano, el elemento crtico del mensaje cristiano entr en conflicto y result muchas veces sofocado por el universo estticodel "logos", constituido en Cristiandad. Recin en los tiemposmodernos, pudo revitalizarse el influjo revolucionario de la Promesa y reavivarse el sentido inteligible de la historia.

    Dinamizada, as, la nocin de la realidad y destruida "lafalsa imagen tradicional" del conocimiento como relacin esttica y exenta de historia entre un sujeto y un objeto igualmente"puros", el inters de la naciente sociologa del conocimiento seorienta, de un modo pragmtico, a determinar la posibilidad de"realizar" la teora poltico-social, esto es, histrica, y de ejecutar la accin correspondiente. Para ello, M annheim establece,con toda agudeza, que una interpretacin tica es nula cuando,en su rigidez y esquematismo, "no permite el ajuste de la acciny del pensamiento a una situacin nueva y cambiada".37 Peroeste criterio se desvanece al designar como "patrn" de errorde una teora el hecho que esta utilice categoras y conceptosque, de ser tomados en serio, impediran al hombre acomodarsea aquella nueva fase histrica. Habra que preguntarse sobre lanecesidad de adaptarse a este periodo histrico, y, an ms, el

    84 J rgen Moltmann, ob. cit., p. 17.35 Pal T illich, Ideologie und Utopie, p. 353.36 J rgen Moltmann, ob. cit.3 p. 24.87 K arl M annheim, Ideologa y Utopa, p. 151.34

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    por qu M annheim le asigna el carcter de un "datum" irreductible y final. Por el contrario, una consideracin atenta mostrara, previene Marcuse, que dicha fase histrica no es la ltima, sino que su misma historicidad la impulsa a sobrepasarse.Considerarla como una "unidad ultima" es permanecer en elplano de la "indistincin" de "pensamiento y ser, teora y realidad, ideologa y realidad", que, "precisamente, la sociologaquiere superar".38 U n anlisis real de toda situacin histricamuestra, en cambio, que ella se encuentra "en continua transformacin y ambigedad: en cuanto histrica, acontece en permanente concrecin actual, a saber, la conciencia que segnM annheim debe corresponder acontece, precisamente, primeroque todo, en aquello que produce su concrecin actual, lo quela distingue como fase existencial dada en cada caso".39Por otra parte, la interpretacin sociolgica, en opinin deM arcuse, deja de lado el carcter "intencional" de todo acontecer: "todo orden de vida (L ebensordnung) se relaciona conalgo, toma posicin con respecto a algo, forma algo que, segnsu sentido le es trascendente, y, precisamente, en estas relaciones,toma de posicin, formaciones, puede, como situacin u orden devida, ser verdadero o falso".40 Por todo ello, Marcuse concluyeque el anlisis mannheimiano de la "verdadera o falsa conciencia" no ha logrado solucionar el problema de la verdad.B) El segundo camino utilizado por M annheim para dar unasolucin a este problema, es el que pretende abrir con su tesissobre "la totalidad o sntesis dinmica", que exige "la asimilacin y la trascendencia de las limitaciones propias de los puntosde vista particulares",41 como medio de lograr la mayor amplitud posible para nuestro horizonte de visin. Esta articulacintotalizadora de perspectivas individuales tiende a superar la inevitable estrechez de nuestros puntos de vista. En su particularidad, estos exigen la mutua complementacin. L a totalidadsinttica a lograrse no implica el acceso a una visin supratem-poral; por el contrario, ella es dinmica y, por ende, debe serreconstituida de tiempo en tiempo. Con esta tesis, M annheimaspira a establecer un criterio de verdad para toda teora: verdadera sera aquella que comprendiese en una sntesis dinmicalos diversos datos parciales.L a categora de "totalidad" utilizada por M annheim poseeun claro origen hegeliano, y fue respetada por l a travs de su

    38 Herbert Marcuse, Zur Wahrheirsproblematik der soziologischen Me-thode, p. 362.s* Herbert Marcuse, ibldem.*

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    elaboracin lukacsiana en Historia y conciencia de clase. E n estaobra se sostiene que a verdad de cualquier hecho debe ser reconocida en la vinculacin de ste con la totalidad del procesohistrico que lo engloba. L a categora de "total idad", por lotanto, asume una funcin metodolgica de va analtico-crticade la sociedad. L a constante transformacin de "las formas deobjetividad de todos los fenmenos sociales en su ininterrumpidainteraccin (W echselwirkung) dialctica, el nacimiento de lacognoscibil idad (E rkennbarkeit) de un objeto parti endo su funcin en la totalidad determinada en la que funciona, es lo quehace capaz a la consideracin dialctica de la totalidad y a ellasola de concebir la realidad como acaecer ociar.43 El uso deesta categora permite a L ukcs disolver las formas fetichizadasde objetividad, que corresponden al modo de produccin capitalista, reconstituir una unidad cognitiva, anteriormente fraccionada, e indicar pautas de accin:

    "El conocimiento de la objetividad real de un fenmeno, elconoci miento de su carcter histrico y el de su real funcinen el todo histrico constituye as un acto indiviso de conocimiento".43Con lo cual, se vuelve a hacer posible la captacin de la historia como "proceso unitario".44Para M annhei m la categora de "total idad" representa "elproceso continuo de la expansin del conocimiento y tiene comosu f inalidad. . . la extensin ms amplia posible de nuestro hori zonte de visin".45 L a bsqueda del "todo" presupone aquel lamadurez del pensamiento por la cual se puede llegar a ser consciente del alcance limitado de todo perspectiva particular. As,por ejemplo, quien vive absorbido por sus preocupaciones individuales, no ha despertado todava a la clara consciencia que lepermita concebirse "como siendo parte de una situacin concretams amplia", no ha adquirido la lucidez necesaria "para ver suspropias actividades en el contexto del todo",46 U n despertar asGeorg Lukcs, Geschichte und K iassenbewusstsein. Studien bermarxistische Dialektik; Der Malifc Verlag, Berln, 1923 Schwarze ReiheNo. 2, Verlag de M unter, A msterdam, 1967, p. 27.43 Georg Lukcs, ob. cit., tbtdem.44 Georg Lukcs, ob. cit., p. 25,45 K arl M annheim, Ideologa y Utopa, p. 163. Es necesario poner enclaro que M annheim considera la categora de totalidad establecida porLukcs como una entidad ontolgica y metafsica"; Ideologa y Utopa,p. 328.46 K arl M annheim, ob. cit.3 p. 164.

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    slo se logra al precio de una crisis que desilusione al hombrede su punto de vista individual y, por ende, parcial; una crisisque le posibilite el descubrimiento de "las condiciones fundamentales que determinan su existencia social e intelectual".47Toda perspectiva individual, por lo tanto, debe ser integradaen una sntesis comprensiva del todo de la realidad. Frente atal posicin, M arcuse se pregunta cul es, para M annheim, elpresupuesto concreto de dicha sntesis.48 Su validez quedaraasegurada, nicamente en el caso de poder cimentarse en unanueva posicin (Standort) que posibilite objetivamente esa visin totalizadora. Para evitar que la sntesis se degrade en unamera yuxtaposicin de aspectos particulares sera menester quesus pretensiones comprensivas se confirmen mediante el accesoa una posicin socioexistencial que garantice su perspectiva. Pero,con esto, hemos vuelto al problema de la correspondencia entreser y pensar; y sobre este punto, M annheim no ha hecho ninguna aclaracin. A dems, al suponer la "sntesis dinmica" postulada por M annheim, como condicin de su validez, un nuevo"Standort" ubicado histricamente de modo tal que posibilite unavisin general, se vuelve, segn M arcuse, a presentar la fase histrica dada como "la ltima instancia de la decisin" sobre laverdad; y esto slo es posible bajo el supuesto que "la fase histrica respectiva es tambin, eo ipso, la fase histricamente V erdadera' ",49 Por lo tanto, el segundo camino propuesto por M annheim para establecer el criterio de verdad de una teora, nosreconduce, en opinin de M arcuse, a las aporas del primero.

    As, a travs de la sugestiva crtica marcusiana, se nos hahecho patente el resabio historcista que obnubila las poderosasintuiciones mannheimianas, ya anticipadas por M arx. Habiendofocalizado certeramente el "condicionamiento existencial del saber", Mannheim no logra elucidar un criterio de verdad unitarioy vlido para la correcta evaluacin de los diversos complejos noo-Igicos en pugna en un mismo acaecer histrico.M s all del rastreo de la gnesis social de las estructurasy contenidos noticos surgidos a lo largo de la evolucin histrica, se impone la necesidad de abordar con decisin la insoslayable temtica de la incondicionalidad de la verdad, sin cuyadilucidacin, como previniera M arcuse, no puede lograrse unfundamento estable para ningn tipo de accin eficaz.

    47 Karl Mannheim, ibdem.48 Herbert Marcuse, Zur Wahrheitsproblematifc der soziologischen Me-thode, p. 364.4ft Herbert Marcuse, ibdem.37

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    HISTOR IC IDAD Y VERDADEn la primera edicin, la segunda parte de Ideologa y Utopaplantea el problema de la poltica como ciencia. M arcuse estima que M annheim no ha aceptado eximirse de la "responsabilidad existencia?' de su investigacin, ni mantenerse en el mbitoesterilizado y esterilizante de la as llamada "ciencia pura". Deall que, en las palabras finales de esta segunda parte, M annheimafirma que:

    "de la tica nueva ha surgido un punto de vista que considera al conocimiento no como una contemplacin pasiva (olvidando el originario y dinmico sentido etimolgico de lapalabra 'contemplacin'; O.A .), sino como un autoexamencrtico, y en este sentido prepara la va para la accin poltica".0Pero, para que tal afirmacin cobre plenitud de sentido, arguye M arcuse, es menester que, a partir del conocimiento de loscondicionamientos histricos de cada situacin concreta, se lleguea la determinacin de "la incondicionalidad de la verdad y a la

    inmediatez de la decisin" poltica. Como el mismo M annheimreconoce, no le es lcito al investigador social orillar el problemade la verdad y darse por satisfecho con la mera postulacin de"una prolongacin de la decisin notica". Para lograr un correcto planteamiento de esta problemtica, M arcuse formula laexigencia de continuar la investigacin mannheimiana en unadireccin que quiz corresponda ms a la filosofa que a la sociologa, a saber, el estudio del "ser" de las fases histricas. Estadireccin ha sido ya sealada por M arcuse al mostrar que "elgrado de ser histrico respectivo no est dado como fundamentoltimo, sino que est destinado a trascenderse a s mismo".51En el mbito histrico, lo verdadero y lo falso, sostiene M ar-cuse, no son slo propiedades de la conciencia o del pensamiento,sino tambin lo son de una situacin concreta y de "su mismoorden vital".52 Y es de acuerdo con este postulado que debenser valoradas las diversas etapas histricas y sus correspondientesteoras. Pues, por ejemplo, de "la mera facticidad aunque seahistricamente necesaria del orden de vida capitalista no sedesprende su equivalencia (Gleichwertigkeit) histrica con respecto al orden feudal o socialista".53

    60 Karl Mannheim, Ideologa y Utopa, p. 259.61 Herbert Marcuse, Zur Wahrheitsproblematik der soziologischen Me-thode, p. 365.62 Herbert Marcuse, ob. cit.s p. 366.53 Herbert Marcuse, ibdem.38

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    M arcuse reprocha a la problemtica de la naciente sociologa del conocimiento el haber perdido por el camino la dimensin trascendental-temporal de la verdad con respecto a todaconcrecin factual; ya que "la verdad, una vez decubierta, trasciende la dimensin ideolgica a partir de la cual fue descubierta".54 Del mismo desarrol lo histrico surge "una especf icaV alencia' (W ertigkeit) de la correspondiente situacin, de suestrato-portador y de su orden de vida, esto es, una relacin especfica de los mismos con la verdad o la falsedad".65 L os nuevasgrados del ser histrico se evidencian no slo como necesarios,sino tambin como verdaderos y de mayor valor frente a los quedeben ser superados. Pero, con esta formulacin, M arcuse nosvuelve a remitir a la cuestin del "metro" que debe ser utilizadoen tales valoraciones.Con patente influencia heideggeriana, sostiene M arcuse quetoda facticidad histrica se basa en una estructura fundamental ,respecto de la cual se constituye como su variacin histrica;variacin que se realiza de diferentes maneras en cada ordenvital. L a problemtica de la verdad y falsedad de los gradoshistricos de ser se radica, entonces, en la relacin existente entrelas realizaciones fcticas y dicha estructura fundamental: undeterminado "L ebensordnung" ser verdadero cuando lleve a suplenitud las "Grundstrukturen" del convivir humano y falsocuando las oculte o distorsione. A partir de esta determinacin,de evidente filiacin fenomenolgica, cree posible M arcuse hallaruna respuesta a las cuestiones pl anteadas por la temtica mann-heimiana; previniendo que esta no debe ser pasada por alto oliquidada con precipitacin, sino que debe desarrollarse hasta susltimas conclusiones. L a dimensin estructural de la decisinhistrica debe basarse en el claro reconocimiento de los condicionamientos histricos, y no puede permitirse el lujo de pasarlospor alto. Por esta razn, M arcuse encarece el l ibro de M ann-heim como "un primer mojn" en este camino, precisamente"porque no se apacigua con aparentes positividades, sino quetiene el valor de asumir las inquietudes ltimas".56

    U n juicio similar le merece a Pal T il l ich la problemticamannheimiana, cuyas limitaciones en suerte del concepto de54 Herbert Marcuse, ob. cit., p. 360. La verdad, segn M arcuse, puede ser descubierta y crecer "solamente a partir de una ideologa, pero encuanto descubierta se constituye en una esfera que, desde la perspectivade su mbito de validez (Geltungsbereich), es mucho ms que esa ideologa".55 Herbert Marcuse, ibdem.m Herbert Marcuse, ob. cit., p. 369.

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    "ideologa" el mismo sealara. L os principales logros a desarrol larsealados por l, entonces joven telogo, son los siguientes:V) L a distincin entre "W ahrheit ( verdad)" y "W ahreits-gedanke (pensamiento de la verdad)" . "A bsoluto es nicamenteel 'Wahrheitsgedanke' mismo";'57 las verdades individuales sonvistas por M annhei m como concretas, situadas y dinmicas.Son "sntesis" en las que se presenta la totalidad de la coyuntura captada por la inteligencia.29) El carcter concreto de lucha propio del concepto de"ideologa"; por el cual, toda formacin conceptual que revistala determinacin especfica de una ideologa debe ser puesta alservicio de la autoafirmacin de la situacin social y poltica desu estrato-portador.3) H aber establecido la necesidad de que todo grupo pol tico examine hasta qu punto existen en l formaciones ideolgicas; el socialismo incluido. Con ello, el uso del concepto deideologa se transformara, de arma contra los adverdari os: enmedio para la autocrtica.49) Haber sealado la antinomia creada por la destruccindel concepto esttico de verdad: la sntesis dinmica de la verdad, esto es, "la combinacin del conocer con la mutaci n delser espiritual y social", no puede ser realizada sin que se le confiera a un determinado "Standpunkt (punto de vi sta)" el carcter de absoluto en el ser y, con l, en el pensamiento, o sea,dotar a una situacin con el carcter de perspectiva existencialabsoluta.

    C O N C L U S I NA travs del anlisis realizado, creemos haber dejado en claro,siguiendo la crtica marxista, que la Sociologa del Conocimiento naci, en realidad, como una sociologa neolgica que seabre paso a travs de "la duda que se encuentra en la vidasocial como una vaga inseguridad y una incertidumbre",58 segnlas propias palabras de M annhei m, en procura de una nueva yvaledera representacin de la totalidad estructural de la sociedad.Su afn consiste en esclarecer las motivaciones ocultas que influyen en las decisiones de los individuos, de modo tal que stospuedan elegir con plena consciencia (B ewusstsein) de todas lasimplicaciones realmente presentes en sus actos y voliciones. Su esfuerzo terico contiene una instancia prctica, por la cual se

    57 Pal Tillich, Ideologie und Utopie, p. 353.58 K arl M annheim, Ideologa y Utopa, p. 100.40

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    orienta a clarificar, ordenar y racionalizar la accin. Pero estoexige replantear, y no eludir, la problemtica ser-verdad. Sinla consideracin pormenorizada de las diversas cuestiones gnoseo-lgicas y ontolgicas planteadas por la Wissenssoziologie (constituya o no esto tarea metodolgicamente propia de la sociologa"cientf ica" que pretende M erton) , no es posible que ella alcancelos objetivos notico-prcticos que se propuso su sistematizador.Para que sus logros parciales no se diluyan en una serie inacabable de "problemas tcnicos aislados de ajuste social",69 ni sereduzcan al nivel sumatorio de la "informacin75 que da cuentade opacas facticidades, en una palabra, para que puedan evadirse de la atmsfera ambigua en que los situ el mismo M ann-heim, es necesario, segn nuestro modo de ver, que sean incorporados en una totalizante indagacin dialctico-estructural delser histrico-social.A hora bien, la menci onada totalizacin no puede ser considerada el objetivo ltimo de la tarea del pensar en cuestin; puesest destinada a ser desbordada por la irrupcin de la exterioridad que a pesar de estar ya, de alguna manera, actuante en elseno de aquella, inaugura un espacio de apertura dinamizadorde las relaciones dadas. Frente al principio de inmanencia supuesto en el planteo mannheimiano de la necesidad de determinaciones totalizadoras, debe ser tambin tenido en cuenta elprincipio de exterioridad como protagonista decisivo de todo cambio. V inculando totalidad con exteriori dad en las dinmicas socio-noolgicas, se dar la posibilidad de establecer una consideracindel proceso histrico susceptible de detectar las situaciones y agentes de ruptura que posibiliten la emergencia de lo nuevo buscado.

    59 K arI M annheim, ob. cit.} p. 330.41

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