Heraldos 113

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 Salv adme Re ina Número 113 Diciembre 2012 Viviendo con María el Año de la Fe

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Número 113 

Diciembre 2012

Viviendo con Maríael Año de la Fe

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P

“En estas páginascon frecuenciaencontramoscaracterizada

la solución a los  problemas espiritua

del hombre del sig XXI” (Cardenal

 Franc Rodé, CM)

 Lo inédito sobre

los EvangeliosUna colección que le permitirá acompañar

a Nuestro Señor Jesucristo a lo largo de todos los domingos del Año Litúrgico junto al fundador de los Heraldos del Evangelio

ublicada por la Librería Editrice Vaticana, la colección“Lo inédito sobre los Evangelios” ofrece al lector un verdadero

tesoro: los comentarios de Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP,a los Evangelios de todos los domingos y solemnidades del añolitúrgico. Ya están disponibles los dos volúmenes del Ciclo C.

Vol. V: Domingos de Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua ylas Solemnidades del Señor durante el Tiempo Ordinario

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Escriben los lectores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Viviendo con María

el Año de la Fe (Editorial) . . . . . . . . . . . . . . . 5

La voz del Papa –

Fijar la mente

 y el corazón en Dios

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

Comentario al Evangelio –

La arrebatadora excelencia

de la voz de María

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

Los ciclos litúrgicos

dominicales –

 Acompañando al divino

 Maestro.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

Heraldos en el mundo

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

Santa Catalina Labouré –

La santa del silencio

 y de la confianza

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

La Navidad y la cruz

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

Los santos de cada día

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

Historia para niños...

Los ojos que vieron la Luz

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

Sucedió en la Iglesia

 y en el mundo

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

La palabra de los Pastores –

“Ahora voy a testimoniar

a Jesucristo” 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38

Tiempo de Adviento –

¡Que los cielos hagan

llover al Justo!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

Año X, número 113, Diciembre 2012

Periódico de la Asociación Cultural

Salvadme Reina de Fátima

SumariO

 Salvadme  Reina

Director Responsable:D. Eduardo Caballero Baza, EP

Consejo de Redacción:Guy de Ridder, Hna. Juliane Campos, EP,

Luis Alberto Blanco, M. Mariana Morazzani, EP,Severiano Antonio de Oliveira

Administración:C/ Cinca, 17

28002 – Madrid

R.N.A., Nº 164.671Dep. Legal: M-40.836- 1999

Tel. sede operativa 902 199 044Fax: 902 199 046

[email protected] 

Con la Colaboración de laAsociación Internacional Privadade Fieles de Derecho Pontificio

H ERALDOS  DEL E VANGELIO 

www.heraldos.org 

Montaje:Equipo de artes gráficas

de los Heraldos del Evangelio

Imprime:Biblos Impresores, S.L. - Madrid

Los artículos de esta revista podránser reproducidos, indicando su fuente y

enviando una copia a la redacción.El contenido de los artículos es responsabilidad

de los respectivos autores.

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4  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

E SCRIBEN LOS LECTORES

D IFUNDIR  EL BIEN , LO VERDADERO Y  LO BELLO

La revista me está siendo muyútil, porque soy profesora y he sepa-rado todas las materias sobre lo be-llo, y éstas me han ayudado muchopara los temas que trato en clase. Elcarisma de los Heraldos se pauta endifundir el bien, lo verdadero y lobello, y eso es precisamente lo quehay que hacer, sobre todo en me-

dio de los jóvenes, pues en el mundoen que vivimos esos valores casi quehan desaparecido.

Teresa Cristina Haddad Costa Maringá – Brasil 

 E L CONJUNTO  ES  AÚN  MEJOR

Recibo con gran alegría la revis-ta de los Heraldos, desde sus pri-meros números. Por medio de ellatengo la oportunidad de profundi-zar más y actualizarme en los asun-tos de la Santa Iglesia. Los Comen-tarios al Evangelio, de Mons. JoãoScognamiglio Clá Dias, son ex-traordinarios y nos dejan muy cla-ra la Palabra de Dios. También megustan mucho los últimos mensa- jes del Papa, las  Historias para ni- ños y las contraportadas, que siem-pre presentan algo especial sobre laVirgen. En fin, cada parte de la re- vista es muy buena, pero el conjun-

to es aún mejor.Heloiza Rangel RibeiroCampos dos Goytacazes – Brasil 

V ALIOSO INSTRUMENTO DE   EVANGELIZACIÓN 

Le agradezco a Dios estar en elcamino de esta asociación. Las ma-ravillas que encuentro en la revis-ta  Heraldos del Evangelio  son unaauténtica delicia para el alma. En

mis oraciones siempre pido por laSanta Iglesia Católica, por el in-cremento de las vocaciones sacer-

dotales y religiosas. En ellas estáincluido todo el equipo que traba- ja en este valioso instrumento deevangelización.

 María Teresa ValenteTacna – Perú 

R EFLEJO DE  LA  BUENA  ACOGIDA 

La revista  Heraldos del Evan- gelio  es un medio muy importan-te para hacer llegar a los hogares y a aquellas personas que les gus-

ta leer los asuntos de nuestra Reli-gión. Las secciones que más me lla-man la atención son: Comentarios al Evangelio e Historias para niños... ¿o  adultos llenos de fe? Ambas traen unmensaje profundo y a la vez fácil deentender.

También la vida de santos cons-truye en nosotros esa esperanza deseguir luchando por conseguir la sal- vación y la santidad propia. Y la sec-ción  Escriben los lectores  refleja labuena acogida que tiene la revista ylas opiniones de las personas sobrelos temas que más le agradan. Enmuchos casos me identifico con esasopiniones y por eso me gusta leeresa sección.

 Luis Alfonso Franco SilvaBogotá – Colombia

 E LABORADA  CON  CELO Y  DETERMINACIÓN 

Me gustaría saludar a todos losredactores, editores y lectores deesta hermosa y renombrada revis-ta. Me alegro mucho de poder dis-poner de ella mensualmente, pues,sin duda, es un vehículo de la graciade Dios para nuestro tiempo. Se veque cada página está elaborada concelo y determinación, mostrandohechos y temas interesantes y ac-tuales, trayendo siempre un cuen-

to al final, con una profunda ense-ñanza.

 Murill o Marques de Souza

 Goiânia – Brasil 

A LEGRÍA  Y  PAZ  DE  ALMA 

Gracias, muchas gracias por todoel bien que de la revista Heraldos del Evangelio  recibo. La espero impa-ciente todos los meses, pues me lle-na de alegría y paz el alma mía. Mesatisface plenamente su lectura y meafirma más y más en aquello quesiento en mi corazón.

Pilar Marín Collar 

Denia – España

A CTIVIDADES   EN  TODO  EL MUNDO

He estado leyendo la revista  He- raldos del Evangelio  y me ha gusta-do mucho las materias sobre la vidade los santos y sobre las actividadesque los Heraldos realizan en todo elmundo. Son muchos los países quese benefician con su evangelización y esta expansión muestra cómo Diosbendice su misión. Cuenten con misoraciones por la fecundidad de esteapostolado.

 Ana Lucía RamosVía email – Brasil 

Ú TIL  EN  LA  FAMILIA  Y   EN   EL TRABAJO

Hace tiempo que recibo la revis-ta y me agrada mucho su lectura, por-que su contenido es muy diversificado y nos alimenta de forma sobrenatural.

Me ha sido de mucha utilidad en mifamilia y en el trabajo, proporcionán-dome temas de conversación acercade lo que piensa nuestra Iglesia. Megusta mucho el Comentario al Evan- gelio, de Mons. João S. Clá, pues susdescripciones son tan vivas que pare-ce que estamos asistiendo a la escenade la cual él hace la exégesis.

Verónica Lima Barboza Montes Claros – Brasil 

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 Sal  vad  me  R e i na

 N ú me ro 113

 D ic ie m b re  2 0

1 2

 V  i v ie ndo co n

  Ma r ía 

e l  A ño de  la 

 Fe

Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  5

Editorial

VIVIENDO CON M ARÍA 

EL AÑO DE LA FEi durante la noche es cuando más mérito tiene la espera de la llegada del nue- vo día, también es cierto que cuanto mayor es la oscuridad más destacarácualquier luz en el horizonte por tenue que sea. Esta figura expresa de alguna

manera la situación de la humanidad, como nos lo advierte el Papa Benedicto XVIen la homilía de la Misa de apertura del Año de la Fe. El Pontífice señala que “enestos decenios ha aumentado la ‘desertificación’ espiritual” de un mundo sin Dios.

Sin embargo, a partir de la amarga experiencia de ese desierto el hombre con-temporáneo puede, cual hijo pródigo, volver a descubrir la alegría y la necesidad

de creer. Por eso, observa el Santo Padre, “en el mundo contemporáneo son mu-chos los signos de la sed de Dios, del sentido último de la vida”, y afirma que ennuestros días “evangelizar quiere decir dar testimonio de una vida nueva, trasfor-mada por Dios, y así indicar el camino” a la humanidad extraviada.

Y el Espíritu Santo ha suscitado, en varios rincones de la tierra y en las más di- versas familias espirituales, almas disconformes con ese deterioro espiritual y de-seosas de lo sobrenatural.

En su actuación en pro de la Nueva Evangelización, proclamando en los más variados países el nombre de Jesús y la doctrina de su santa Iglesia, los Heraldosdel Evangelio pueden dar fe de que por detrás de la aparente realidad de materia-lismo y gozo de la vida se encuentra una realidad latente, pero muy viva, de perso-nas que manifiestan esa sed de Dios y que están a la búsqueda de un sentido máselevado de la existencia terrena. Son como oasis o ríos subterráneos espiritualesen medio de la desertificación universal apuntada por el Papa.

Una prueba elocuente de esa realidad es la penetración del Apostolado delOratorio María Reina de los Corazones. De ello nos da un hermoso ejemplo elglorioso Portugal, donde anualmente cerca de diez mil participantes en esa inicia-tiva evangelizadora de los Heraldos se reúnen en Fátima para alabar a la Madrede Dios e implorarle renovadas gracias para la Iglesia y el mundo.

Sobre todo el creciente número de jóvenes vocaciones para los Heraldos, tantoen la rama masculina como en la femenina, demuestra una profunda acción de lagracia en importantes filones de la juventud.

Esas y otras manifestaciones de vitalidad de la Iglesia en nuestros días permi-

ten las esperanzas más grandes, a pesar de los pesares y contra toda apariencia ensentido contrario. Es la confirmación no sólo de la promesa del divino Redentorde que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia, sino de que ésta,hasta el final de los tiempos, estará continuamente creciendo en gracia y santidad,a semejanza del Niño Jesús.

El día de mañana pertenece sólo a Dios. No obstante, una cosa es cierta: en es-ta encrucijada entre graves aprensiones y alentadoras esperanzas, en la que nosencontramos, el mejor sitio para estar es arrodillado ante el Pesebre, al lado deMaría Santísima y de San José, adorando al Divino Infante, con la inquebrantableconfianza de que cuando menos lo esperemos los oasis dispersos y los ríos subte-rráneos espirituales se transformarán en auténticos océanos de gracias.

 Aspectos del X Encuentro del Apostolado delOratorio realizadoel 20 de octubre en

 Fátima

(Fotos: Nuno Moura yMiguel Cunha )

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 Fijar la mente

y el corazón en Dios

6  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

L A VOZ DEL P APA

Los hombres tendían más bien al reino de la tierra que al Reino de los

Cielos, y el olvido de Dios se había hecho habitual.

stamos en la víspera deldía en que celebraremoslos cincuenta años de laapertura del Concilio

Ecuménico Vaticano II y el inicio del Año de la Fe. Con esta Catequesisquiero comenzar a reflexionar —conalgunos pensamientos breves— so-bre el gran acontecimiento de Iglesiaque fue el Concilio, acontecimientodel que fui testigo directo.

 Brújula para navegar con seguridad 

El Concilio, por decirlo así, senos presenta como un gran fresco,pintado en la gran multiplicidad y variedad de elementos, bajo la guíadel Espíritu Santo. Y como ante ungran cuadro, de ese momento degracia incluso hoy seguimos captan-do su extraordinaria riqueza, redes-

cubriendo en él pasajes, fragmentos y teselas especiales.El Beato Juan Pablo II, en el um-

bral del tercer milenio, escribió:“Siento más que nunca el deber deindicar el Concilio como la gran gra-cia que la Iglesia ha recibido en el si-glo XX. Con el Concilio se nos haofrecido una brújula segura paraorientarnos en el camino del sigloque comienza” ( Novo millennio ine-

unte, 57). Pienso que esta imagen eselocuente. Los documentos del Con-cilio Vaticano II, a los que es necesa-rio volver, liberándolos de una ma-sa de publicaciones que a menudoen lugar de darlos a conocer los hanocultado, son, incluso para nuestrotiempo, una brújula que permite a labarca de la Iglesia avanzar mar aden-tro, en medio de tempestades o deondas serenas y tranquilas, para na- vegar segura y llegar a la meta.

 Se pudo casi “tocar” la universalidad de la Iglesia

Recuerdo bien aquel período:era un joven profesor de TeologíaFundamental en la Universidad deBonn, y fue el arzobispo de Colonia,el cardenal Frings, para mí un puntode referencia humano y sacerdotal,quien me trajo a Roma con él como

su teólogo consultor; luego fui nom-brado también perito conciliar.Para mí fue una experiencia úni-

ca: después de todo el fervor y el en-tusiasmo de la preparación, pude ver una Iglesia viva —casi tres milpadres conciliares de todas partesdel mundo reunidos bajo la guía delSucesor del Apóstol Pedro— queasiste a la escuela del Espíritu San-to, el verdadero motor del Conci-

lio. Raras veces en la Historia se pu-do casi “tocar” concretamente, co-mo entonces, la universalidad de laIglesia en un momento de la granrealización de su misión de llevar elEvangelio a todos los tiempos y has-ta los confines de la tierra.

En estos días, si volvéis a ver lasimágenes de la apertura de esta gran Asamblea, a través de la televisión yotros medios de comunicación, po-dréis percibir también vosotros laalegría, la esperanza y el aliento quenos ha dado a todos nosotros tomarparte en ese evento de luz, que seirradia hasta hoy.

 No existían errores particulares de fe que se debían corregir o condenar

En la historia de la Iglesia, co-mo pienso que sabéis, varios conci-lios precedieron al Vaticano II. Por

lo general, estas grandes Asambleaseclesiales fueron convocadas paradefinir elementos fundamentales dela fe, sobre todo corrigiendo erroresque la ponían en peligro. Pensemosen el Concilio de Nicea en el año325, para combatir la herejía arria-na y reafirmar con claridad la divini-dad de Jesús Hijo unigénito de DiosPadre; o en el de Éfeso, del año 431,que definió a María como Madre de

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  7

Dios; en el de Calcedonia, delaño 451, que afirmó la únicapersona de Cristo en dos na-turalezas, la naturaleza divina y la humana.

Para acercarnos más a no-

sotros, tenemos que mencio-nar el Concilio de Trento, enel siglo XVI, que clarificópuntos esenciales de la doc-trina católica ante la Refor-ma protestante; o bien el Va-ticano I, que comenzó a re-flexionar sobre varias temáti-cas, pero que sólo tuvo tiem-po de emanar dos documen-tos, uno sobre el conocimien-to de Dios, la revelación, la fe

 y las relaciones con la razón, y el otro sobre el primado delPapa y la infalibilidad, por-que fue interrumpido por laocupación de Roma en sep-tiembre de 1870.

Si miramos al ConcilioEcuménico Vaticano II, ve-mos que en aquel momen-to del camino de la Iglesia noexistían errores particularesde fe que se debían corregiro condenar, ni había cuestio-nes específicas de doctrina o de dis-ciplina por clarificar. Se puede com-prender entonces la sorpresa del pe-queño grupo de cardenales presen-tes en la sala capitular del monas-terio benedictino de San Pablo Ex-tramuros, cuando, el 25 de enero de1959, el Beato Juan XXIII anuncióel Sínodo diocesano para Roma y elConcilio para la Iglesia universal.

La primera cuestión que se plan-teó en la preparación de este granacontecimiento fue precisamen-te cómo comenzarlo, qué cometi-do preciso atribuirle. El Beato JuanXXIII, en el discurso de apertura,el 11 de octubre de hace cincuen-ta años, dio una indicación general:la fe debía hablar de un modo “re-novado”, más incisivo —porque elmundo estaba cambiando rápida-

mente— manteniendo intactos sinembargo sus contenidos perennes,sin renuncias o componendas.

 Presentar al mundo el Evangelio en toda su grandeza y pureza

El Papa deseaba que la Iglesia re-flexionara sobre su fe, sobre las ver-dades que la guían. Pero de esta re-flexión seria y profunda sobre la

fe, debía delinearse de modo nue- vo la relación entre la Iglesia y laedad moderna, entre el cristianis-mo y ciertos elementos esencialesdel pensamiento moderno, no parasometerse a él, sino para presentara nuestro mundo, que tiende a ale- jarse de Dios, la exigencia del Evan-gelio en toda su grandeza y en todasu pureza (cf. Discurso a la Curia ro- mana con ocasión de la felicitación

 navideña, 22 de diciembre de2005).

Lo indica muy bien el Sier- vo de Dios Pablo VI en la ho-milía al final de la última se-sión del Concilio —el 7 de di-

ciembre de 1965— con pala-bras extraordinariamente ac-tuales, cuando afirma que, pa-ra valorar bien este aconteci-miento, “se lo debe mirar enel tiempo en cual se ha veri-ficado. En efecto, tuvo lugar—dice el Papa— en un tiem-po en el cual, como todos re-conocen, los hombres tiendenal reino de la tierra más bienque al Reino de los Cielos; un

tiempo, agregamos, en el cualel olvido de Dios se hace habi-tual, casi lo sugiere el progre-so científico; un tiempo en elcual el acto fundamental de lapersona humana, siendo másconsciente de sí y de la pro-pia libertad, tiende a reclamarla propia autonomía absolu-ta, emancipándose de toda leytrascendente; un tiempo enel cual el ‘laicismo’ se consi-dera la consecuencia legítima

del pensamiento moderno y la normamás sabia para el ordenamiento tem-poral de la sociedad... En este tiem-po se ha celebrado nuestro Conciliopara gloria de Dios, en el nombre deCristo, inspirador el Espíritu Santo”.

Hasta aquí, Pablo VI. Y con-cluía indicando en la cuestión so-bre Dios el punto central del Conci-lio, aquel Dios que “existe realmen-

te, vive, es una persona, es providen-te, es infinitamente bueno; es más,no sólo bueno en sí, sino inmensa-mente bueno también para con no-sotros, es nuestro Creador, nuestra verdad, nuestra felicidad, a tal pun-to que el hombre, cuando en la con-templación se esfuerza por fijar lamente y el corazón en Dios, realizael acto más elevado y más pleno desu alma, el acto que incluso hoy pue-

El Beato Juan XXIII dio una indicación general:la fe debía hablar de un modo “renovado”, peromanteniendo intactos sus contenidos perennes

Benedicto XVI durante la Audiencia General del 10/10/2012

   L   ’   O  s  s  e  r  v  a   t  o  r  e   R  o  m  a  n  o

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 N

 El sentido de la palabra “actualización” 

8  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

de y debe ser la cima de los innume-rables campos de la actividad huma-na, de la cual estos reciben su digni-dad” (AAS 58 [1966], 52-53).

 La lección más sencilla y fundamental del Concilio

Vemos cómo el tiempo en el que vivimos sigue estando marcado porun olvido y sordera con respecto aDios. Pienso, entonces, que debe-mos aprender la lección más senci-lla y fundamental del Concilio, esdecir, que el cristianismo en su esen-cia consiste en la fe en Dios, que es Amor trinitario, y en el encuentro,

personal y comunitario, con Cris-to que orienta y guía la vida: todo lodemás se deduce de ello.

Lo importante hoy, precisamen-te como era el deseo de los padresconciliares, es que se vea —de nue-

 vo, con claridad— que Dios estápresente, nos cuida, nos responde.Y que, en cambio, cuando falta la feen Dios, se derrumba lo que es esen-cial, porque el hombre pierde su dig-nidad profunda y lo que hace grandesu humanidad, contra todo reduc-cionismo. El Concilio nos recuer-da que la Iglesia, en todos sus com-ponentes, tiene la tarea, el manda-

to, de transmitir la palabra del amorde Dios que salva, para que sea es-cuchada y acogida la llamada divinaque contiene en sí nuestra bienaven-turanza eterna. [...]

El Concilio Vaticano II es pa-

ra nosotros un fuerte llamamien-to a redescubrir cada día la bellezade nuestra fe, a conocerla de modoprofundo para alcanzar una relaciónmás intensa con el Señor, a vivir has-ta las últimas consecuencias nuestra vocación cristiana.

(Fragmentos de la AudienciaGeneral, 10/10/2012)

os encontramos reunidoshoy, después de la solem-ne celebración que ayer

nos congregó en la Plaza de San Pe-dro. El saludo cordial y fraterno quedeseo ahora dirigiros nace de la co-munión profunda que sólo la Ce-lebración Eucarística es capaz decrear. En ella se hacen visibles, casitangibles, los vínculos que nos unencomo miembros del Colegio episco-pal, reunidos con el Sucesor de Pe-

dro. [...]Son muchos los recuerdos quesurgen en nuestra mente, y que ca-da uno tiene bien impresos en el co-razón, respecto a aquel período tan vivaz, rico y fecundo que fue el Con-cilio. No quiero, sin embargo, exten-derme demasiado, pero retomandoalgunos elementos de mi homilía deayer quisiera recordar solamente có-mo una palabra, lanzada por el Bea-

to Juan XXIII casi de modo progra-mático, regresaba continuamente enlos trabajos conciliares: la palabra“ aggiornamento” (actualización).

“Actualización” no significa ruptura con la tradición

 A cincuenta años de distanciade la apertura de aquella solemne Asamblea de la Iglesia, alguno sepreguntará si esa expresión no hayasido tal vez desde el principio en ab-

soluto feliz. Creo que la elección delas palabras podría ser discutida porhoras y se encontrarían opinionescontinuamente discordantes, peroestoy convencido de que la intuiciónque tenía el Beato Juan XXIII, queresumió con esta palabra, ha sido ysigue siendo todavía exacta.

El cristianismo no debe conside-rarse como “una cosa del pasado”,ni debe vivirse con la mirada pues-

ta constantemente “en el pasado”,porque Jesucristo es ayer, hoy y parala eternidad (cf. Hb 13, 8). El cristia-nismo está marcado por la presen-cia del Dios eterno, que entró en eltiempo y está presente en cada mo-mento, porque cada momento flu- ye de su poder creador, de su eter-no “hoy”.

Por ello el cristianismo es siem-pre nuevo. No debemos nunca verlocomo un árbol plenamente desarro-

llado a partir de la semilla de mosta-za del Evangelio, que creció, que diosus frutos y un buen día envejecióllegando al ocaso de su energía vi-tal. El cristianismo es un árbol que,por decirlo así, está en perenne “au-rora”, es siempre joven.

Y esta actualidad, este “ aggiorna- mento”, no significa ruptura con latradición, sino que expresa la con-tinua vitalidad. No significa redu-

La “actualización” que propugnaba el Concilio no significa ruptura con la

 tradición, sino que expresa la continua vitalidad. No significa reducir la fe

rebajándola a la moda de los tiempos, al modelo de lo que nos gusta.

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  9

Todos los derechos sobre los documentos pontificios quedan reservados a la Librería Editrice Vaticana.La versión íntegra de los mismos puede ser consultada en www.vatican.va

cir la fe rebajándola a la moda delos tiempos, al modelo de lo que nosgusta, a aquello que agrada la opi-nión pública, sino todo lo contrario:precisamente como hicieron los pa-dres conciliares, debemos llevar el“hoy” que vivimos a la medida delacontecimiento cristiano, debemosllevar el “hoy” de nuestro tiempo al“hoy” de Dios.

Todos en la Iglesia están llamados a la santidad 

El Concilio fue un tiempo de gra-cia en que el Espíritu Santo nos en-señó que la Iglesia, en su camino en

la Historia, debe siempre hablar alhombre contemporáneo, pero estosólo puede ocurrir por la fuerza deaquellos que tienen raíces profun-das en Dios, se dejan guiar por Él y viven con pureza la propia fe; no vie-ne de quien se adapta al momento

que pasa, de quien escoge el cami-no más cómodo. El Concilio lo teníabien claro, cuando en la Constitu-ción dogmática sobre la Iglesia  Lu- men Gentium, en el número 49, afir-mó que todos en la Iglesia están lla-mados a la santidad según las pala-bras del Apóstol Pablo: “Esta es la voluntad de Dios: vuestra santifica-ción” (1 Tes 4, 3). La santidad mues-tra el verdadero rostro de la Iglesia,hace entrar el “hoy” eterno de Diosen el “hoy” de nuestra vida, en el“hoy” del hombre de nuestra época.

Queridos hermanos en el episco-pado, la memoria del pasado es pre-

ciosa, pero nunca es un fin en sí mis-ma. El Año de la Fe que hemos co-menzado ayer nos sugiere el modomejor de recordar y conmemorar elConcilio: concentrarnos en el cora-zón de su mensaje, que por lo demásno es otro que el mensaje de la fe en

Jesucristo, único Salvador del mun-do, proclamado al hombre de nues-tro tiempo.

También hoy lo importante yesencial es llevar el rayo del amor deDios al corazón y a la vida de cadahombre y de cada mujer, y condu-cir a los hombres y mujeres de todaépoca hacia Dios. Deseo vivamen-te que todas las Iglesias particularesencuentren en la celebración de este Año la ocasión para el siempre ne-cesario retorno a la fuente viva delEvangelio, al encuentro transfor-mador con la persona de Jesucristo.Gracias.

(Fragmentos del discurso durante el encuentro con los obispos

 que participaron en el ConcilioVaticano II y los presidentes

 de Conferencias Episcopales,12/10/2012)

El Concilio nos enseñó que la Iglesia, en su camino en la Historia, debe siempre hablar al hombre contemporáneo,pero esto sólo puede ocurrir por la fuerza de aquellos que tienen raíces profundas en Dios

Benedicto XVI recibía el pasado 12 de octubre, en la Sala Clementina, a los obispos que participaron en el Concilio Ecuménico Vaticano II y a los presidentes de las Conferencias Episcopales

   L   ’   O  s  s  e  r  v  a   t  o  r  e   R  o  m  a  n  o

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10  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

a  E VANGELIO A39 En aquellos mismos días, María se

levantó y se puso en camino de pri-sa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías ysaludó a Isabel. 41 Aconteció que, encuanto Isabel oyó el saludo de María,saltó la criatura en su vientre. Se lle-nó Isabel de Espíritu Santo 42 y, le- vantando la voz, exclamó: “¡Bendi-

ta tú entre las mujeres, y bendito el

fruto de tu vientre!43

¿Quién soy yopara que me visite la madre de miSeñor? 44 Pues, en cuanto tu salu-do llegó a mis oídos, la criatura sal-tó de alegría en mi vientre. 45 Bien-aventurada la que ha creído, porquelo que ha dicho el Señor se cumpli-rá” (Lc 1, 39-45).

“La Visitación”, por GiottoCapilla del Scrovegni,

Padua (Italia)

7/22/2019 Heraldos 113

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 La arrebatadoraexcelencia de la

voz de María

Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  11

Cuando lainteligencia

 se disocia deDios, pierde

la capacidadde aprenderlo que larealidad

 posee de másesencial 

DOMINGO IV DE ADVIENTO

Al oír la voz de la Madre de Dios, San Juan Bautista

fue purificado inmediatamente del pecado original. Tal

prodigio prenunciaba las grandes transformaciones

reservadas a los que, a lo largo de la Historia, serían

objeto de la maternal intercesión de María.

I – LA MIRADA HUMANA Y LA MIRADA DE LA FE

Enseña el Apóstol que “el justo por la fe vivirá” (Ga 3, 11). Esta afirmación resalta lanatural insuficiencia de nuestra razón paraalcanzar, por sí misma, determinadas verda-des de la religión católica. Cuando la inteli-gencia se disocia de Dios, pierde la capacidad

de aprender lo que la realidad posee de másesencial: su presencia en el alma y en todo eluniverso creado. Basta recordar el testimoniode San Agustín que, tras recorrer el mundodel pensamiento en vano buscando el sentidode su existencia, exclamó: “Tú estabas dentrode mí, más interior que lo más íntimo mío ymás elevado que lo más sumo mío”.1  Ahorabien, ese entendimiento le fue dado por la fe,pues los ojos corporales no pueden ver a Diosdirectamente.2

Lo mismo pasa cuando analizamos la Sa-grada Escritura, no es posible acompañar-la con la pura inteligencia. Ésta se queda cor-ta ante la amplitud sobrenatural de los episo-dios de la Historia Sagrada, de modo especialde los Evangelios, a partir de un límite determi-nado debe abrirse a las inspiraciones del Espí-ritu Santo a fin de penetrar en su sentido divi-

no. Debemos meditar esos hechos como acon-tecimientos movidos por la acción directa y efi-caz del Creador.

Contemplemos, desde ese prisma, la senci-lla narración del misterio de la Visitación reco-gida en el Evangelio de este cuarto domingo de Adviento: una joven que emprende un viaje pa-ra visitar a su prima, la cual pronto va a ser ma-dre, con el objeto de prestarle sus servicios. Seencuentran y se manifiestan afecto mutuo. Unaescena simple, descrita bajo el velo de un mero

Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP

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12  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

Entre lostemas delcoloquio deMaría conel ángel,podemossuponer queElla incluiría

el de laconvenienciade ir a visitara su primaSanta Isabel 

acontecimiento familiar, pero que abarca unaprofundidad insondable, digna de análisis y, so-bre todo, de meditación.

II – LA SANTIDAD , UN BIEN EXPANSIVO

Tras el relato de la aparición del ángel a Za-carías, hecho por San Lucas en forma de diálo-go en pocos versículos (cf. Lc 1, 11-20), el Evan-gelista detalla que “el pueblo, que estaba aguar-dando […], se sorprendía de que tardase tantoen el santuario” (Lc 1, 21). Este pormenor reve-la que la conversación debió ser más extensa quelas breves frases registradas por el texto sagrado.Si así ocurrió en esta aparición, ¿qué pensar de lasucinta narración del encuentro de San Gabrielcon la Virgen Santísima (cf. Lc 1, 26-38)? Pode-mos suponer que el coloquio no fue tan corto y,

por humildad, María habría deseado que queda-se consignado tan sólo lo necesario para la bue-na comprensión de la embajada llegada del Cie-lo. Consideremos cómo la oportunidad de con- versar con Ella había sido un privilegio para elcelestial mensajero, y cómo éste habría deseado valerse de esa circunstancia para sacar el máximoprovecho. Y por parte de Ella, cuántos pensa-mientos elevados no le habrá expuesto a San Ga-briel. Quizá, hasta consejos podía haberle pedi-do. La gran perfección de la naturaleza espiritualdel ángel, aumentada por la cercanía con Dios,

ciertamente inspiraría en la Virgen una santa afi-nidad con el mundo angélico.

Entre los temas de ese coloquio, podemos su-poner que Ella incluiría el de la conveniencia deir a visitar a su prima Santa Isabel, que esperabaun hijo hacía seis meses, como le había comunica-

do el ángel. María se apresuró en manifestarle sudisponibilidad de ir hasta ella —que, como vere-mos, estaba toda basada en razones sobrenatura-les—, aunque es probable que antes de eso habríapasado un período de recogimiento, debido al ex-traordinario influjo de gracias recibido entonces.No se juzgó exenta del deber de dedicarse al pró- jimo, inclinándose, con prontitud, a cumplir el ca-ritativo designio. Es lo que narra el evangelista.

 La acción ecaz nace de la contemplación39 En aquellos mismos días, María se le-

 vantó y se puso en camino de prisa ha-cia la montaña, a una ciudad de Judá…

Tras haber dado su libre consentimiento y ha-cer efectiva la Encarnación por un acto de máxi-ma fidelidad a la voluntad de Dios (cf. Lc 1, 38),la Virgen no abandonó la vida en sociedad, co-mo lo demuestra la visita a su prima. ¿Quién sa-biendo que está gestando al mismo Hijo de Dios,convirtiéndose en la Madre de la Segunda Perso-na de la Santísima Trinidad, pensaría en su pri-ma? Un alma egoísta, después de haber recibido

“La Anunciación”, por Fra Angélico - Museo de San Marcos, Florencia (Italia)

   G  u  s   t  a  v  o   K  r  a   l   j

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  13

 María salióinmediata-mente, puesla vida

 sobrenaturalno admiteretrasos,

 pereza odesvíos 

la embajada del ángel,abrazaría una mal en-tendida vida de contem-plación, a fin de benefi-ciarse de esta prerroga-tiva y gozar de las conso-

laciones de la conviven-cia con el Niño Jesús.María hizo lo opuesto:se puso en camino ense-guida, “en aquellos mis-mos días”, pues los ino-centes se interesan máspor los otros que por símismos.

Jerusalén está situa-da en lo alto de unamontaña de aproxima-

damente 800 metros dealtitud y la ciudad don-de vivía Zacarías —AinKarim, según una anti-gua tradición— queda-ba en un valle, a 7 km al suroeste de la CiudadSanta. Y Nazaret estaba localizada a una distan-cia considerable, cerca de 130 km, que para serrecorrida se tardaban de tres a cinco días de via- je, por un camino penoso y solitario a través delos valles de Samaría y de las regiones monta-ñosas de Judea.3 La Virgen superó con ánimoresoluto dichos obstáculos hasta llegar a la al-dea. Sin embargo, estaríamos lejos de entendersu preparación espiritual durante el recorrido sino relacionásemos la prontitud con la que hizoel trayecto con su intensa vida interior.

 Al ser un alma meditativa, impregnada defuerte espíritu de oración, nos muestra que labuena contemplación redunda en la acción bienhecha, da gloria a Dios y edifica al prójimo. De-bemos compenetrarnos de que los espíritus fer- vorosos son aquellos que ejercen su misión con

mayor éxito, porque actúan al soplo del EspírituSanto. En este caso, María “es empujada por unmovimiento divino, por el Verbo que trae con-sigo. Esta divina carga, lejos de retrasarle, la le- vanta, le hace volar, la transporta por encima delas montañas”.4

 La prisa, manifestación de fervor 

Conviene destacar otro aspecto relacionadocon el término que usa el evangelista: “de pri-sa”. ¿Por qué deseó salir cuanto antes a fin de es-

tar con su prima? Tras la Anunciación, la Santí-sima Virgen fue favorecida con una nueva pleni-tud del Espíritu Santo y estaba exultante de ale-gría. Como el bien tiende a expandirse,5 María,que no tenía ni rastro de pecado y en quien todoera santidad y virtud, enseguida deseó compar-tir los tesoros recibidos. Con San José no podíaabrir el alma, pues los hechos posteriores nos in-dican que la Providencia actuó con él de maneradiferente, exigiéndole una gran confianza en me-dio de unos acontecimientos que sólo poco a po-co le fueron siendo aclarados. Por eso, Ella pre-firió dejar en las manos de Dios cualquier comu-nicación que debiera ser hecha a su esposo. Ade-más, como el ángel le había dicho que Santa Isa-bel ya estaba en el sexto mes de una concepciónmilagrosa, María pensó que era la ocasión idealpara encontrarse con ella, también porque intuía

que no habría nadie con su prima que pudieseayudarla adecuadamente.Salió inmediatamente, pues la vida sobrena-

tural no admite retrasos, pereza o desvíos. Esnecesario observar que el hecho de que estuvie-ra apresurada no significa que estuviera pertur-bada por cualquier agitación, ya que Ella iba,sin duda, con todo equilibrio y calma interior.La prisa venía del anhelo de comunicar las ma-ravillas que llevaba en sí, y aunque tuviera mu-cha disposición de auxiliarle también en las ne-

“María camino de la casa de su prima Isabel” - Basílica de la Visitación, Ain Karim (Israel)

   B  e  r   t   h  o   l   d   W  e  r  n  e  r

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14  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

En elinstante

de lapurificaciónde Juan elBautista,Isabel fuearrebatadapor el

EspírituSanto.¿Por quiénle vino estagracia? 

cesidades concretas, esta no era la razón másimportante. La consideración que tenía por suprima le daba la certeza de que no había nadiemejor para ser su interlocutora, puesto que Isa-bel “participaba de alguna manera en los mis-terios de la Redención”.6 Y por amor al divino

Hijo que gestaba, se puso enseguida en cami-no, como comenta San Ambrosio: “Presurosapor el gozo, se dirigió hacia la montaña. Llenade Dios, ¿podía Ella no elevarse presurosa ha-cia las alturas? Los cálculos lentos son extrañosa la gracia del Espíritu Santo”.7

 Además de esto, hubo un motivo más signi-ficativo que determinó el viaje, relacionado conla persona y misión de San Juan Bautista. Porrevelación del ángel, sin duda que la SantísimaVirgen sabría que el hijo que Santa Isabel iba adar a luz era el Precursor y, por esta razón, te-

nía la certeza de que estaba asociado de mane-ra particular al plan de la salvación. Ahora bien,Ella quería colaborar para que la gloria de sudivino Hijo fuese la mayor posible, con un de-seo proporcionado al elevado grado de perfec-ción y santidad de su alma. Por ese motivo, fuecorriendo con la intención de santificar cuantoantes al Precursor, pues la idea de que ese varónpudiese nacer manchado por el pecado chocabacon sus anhelos.

La Virgen fue apresuradamente, por tan-to, para transmitirles con exclusividad la BuenaNueva a Santa Isabel y a San Juan Bautista, con- virtiéndose en la primera heraldo del Evangeliode la Historia. En este sentido señala Monsa-bré: “Ella no teme ni las dificultades ni las fa-tigas del viaje, porque lleva la gracia de Dios, yla gracia es un don tan grande que hay que es-tar dispuesto a cualquier sacrificio para llevarloa aquellos a los que está destinado”.8

 Los efectos de una visita de María40 …entró en casa de Zacarías y saludó a

Isabel.41

 Aconteció que, en cuanto Isa-bel oyó el saludo de María, saltó la cria-tura en su vientre. Se llenó Isabel de Es-píritu Santo…

¡Cuánto nos gustaría saber cómo saludó Ma-ría a Isabel en aquella ocasión! San Lucas, sinembargo, no registró ese pormenor. Todo indi-ca que Ella, en su suprema humildad, llegó condiscreción, sin llamar la atención sobre sí mis-ma. Al ver a su prima, la saludó, llamándola por

su nombre, y el Espíritu Santo actuó de mane-ra sensible.

Dios es tan delicado —es la propia Delica-deza— que, al acercarse las dos almas escogi-das, inundó a Santa Isabel de gracias, comuni-cándole que la plenitud del tiempo había lle-gado y el Mesías estaba allí presente en el se-no virginal de María. Ésta, por su parte, se diocuenta de que no era preciso explicarle nada asu prima.

Bien podemos imaginar la unción y el poderde la voz de la Madre de Dios en función de susfrutos. Cualquier música de la tierra, por muybonita y perfecta que sea, no se le puede com-parar. Aquella voz tiene fuerza y penetración y es extraordinariamente eficaz. Cuando dijo“Isabel”, María lo hizo con tanto amor que laentonación estaba cargada de sentido sobrena-tural, dulzura y sublimidad, porque “de lo querebosa el corazón habla la boca” (Mt 12, 34).

Muestra de ello es el hecho de que San JuanBautista saltara en el vientre de su madre. Latradición teológica reconoce que en este mo-mento el pecado original fue extirpado del ni-ño, como si hubiese sido bautizado.9 Aunque unbebé con seis meses de gestación no tiene toda- vía la capacidad de comprender, fue objeto deun altísimo fenómeno místico que, según afir-man algunos autores, le dio un destello de co-nocimiento racional; por otro lado, parece másconforme a la fe que la vida divina, existente en

“La Visitación” - Iglesia de Santiago el Menor, Liège (Bélgic

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  15

Cualquiertransforma-ción o progre-

 so espirituales posiblecuando laVirgen toma

la iniciativade volcarsecon un alma 

María en plenitud y super-abundancia,10  le fue trans-mitida a través del timbrede esa voz virginal y santi-ficadora: la gracia penetróen él y se dio un verdadero

Bautismo, que le infundiólas virtudes y los dones, lle-nándole de Espíritu Santo.

“El misterio de la Vi-sitación fue una inmen-sa efusión de gracias. Lagracia se derramó sobre elPrecursor, santificó su vi-da, iluminó su inteligen-cia, inauguró y consagró sucarrera, pues ese estreme-cimiento era precisamen-

te la clarísima indicaciónde la presencia del Ver-

bo”.11 En el instante de la purificación de Juanel Bautista, Isabel fue arrebatada por el Espíri-tu Santo. ¿Por quién le vino esta gracia? ¿Cuálfue el camino escogido por el divino Parácli-to para colmarla con tales beneficios? Se sirvióde lo que rebosaba de su Esposa, que era másque suficiente para elevar a Isabel al auge de laperfección. María, a lo largo de su vida, estuvosiempre ornada de un extraordinario torrentede gracias, el cual recibió un constante aumen-to hasta el momento de su partida hacia la eter-nidad.

Conocer el efecto de la voz de la SantísimaVirgen constituye, por tanto, una magnífica en-señanza para nosotros. Si el agua fue escogidapor Dios para la institución del Bautismo y, co-mo signo sacramental después de la invocacióndel Espíritu Santo, tiene el poder de lavar el pe-cado, ¡cuán más poderosa es la voz de María,capaz de santificar a San Juan en el vientre ma-terno! Aún no había sido coronada Reina de los

Cielos y de la Tierra y, sin embargo, ya actuabacomo intercesora. Bastó su voz y su deseo paraque el niño quedase limpio del pecado original,dando un salto de alegría.

Vemos, así, cómo cualquier transformación oprogreso espiritual es posible cuando la Virgentoma la iniciativa de volcarse con un alma. Co-mo enseña Santo Tomás, el amor que descien-de es eficaz12 y, viniendo de Dios y de la Virgen,santifica. Por lo tanto, en este sentido, observa-mos una relevante verdad: con relación a los su-

periores en la línea del espíritu, es más impor-tante ser amado que amar.

 Alabanzas de un alma llena de Espíritu Santo42…y, levantando la voz, exclamó: “¡Ben-dita tú entre las mujeres, y bendito el fru-

to de tu vientre!”La expresividad de Santa Isabel debe consi-

derarse como la reacción de un alma asumidapor el Espíritu Santo. Sus gestos y sus palabrasson dignos de apreciación. El texto afirma quela prima de la Virgen se manifestó “levantandola voz”, aclamando con fuerza, entusiasmo y en-canto lo que le estaba pasando en ese momentoen lo hondo de su corazón, por divina revelación.Su clamor nos enseña que cuando se nos muestrauna realidad sobrenatural no podemos enmude-

cer, siendo nuestra obligación exteriorizar el jú-bilo que nos invade y poner de manifiesto el re-conocimiento por la dádiva recibida. Si no pro-cedemos así, incurrimos en omisión y nos hare-mos merecedores de una reprensión semejante ala que recibieron los fariseos inconformes con laglorificación del Salvador: “Os digo que, si estoscallan, gritarán las piedras” (Lc 19, 40).

Otro detalle de gran importancia atrae aúnnuestra atención. Santa Isabel podría haber for-mulado la frase en un orden diferente: “¡Ben-dito el fruto de tu vientre y bendita tú entre lamujeres!”; pero, por el contrario, primero elo-gia a María. Actuando así, reconocía que el me- jor modo para llegar a Dios es por medio de laSantísima Virgen. El que está lleno de Espíri-tu Santo aprende fácilmente esta verdad, mien-tras que las almas apartadas de la luz divina semuestran reticentes en relación a la intercesiónde María, poniendo objeciones infundadas alrespecto. En este pasaje, el propio Espíritu nosmuestra que la forma más rápida, segura y cer-tera para llegar a Jesucristo es hacerlo a través

de su Madre. Humildad y alegría, signos

de la presencia de Dios43 “¿Quién soy yo para que me visite lamadre de mi Señor? 44 Pues, en cuan-to tu saludo llegó a mis oídos, la criaturasaltó de alegría en mi vientre”.

Santa Isabel prosigue su elogio, colocándoseen una postura de humildad. No podemos olvi-

   V  a  s  s   i   l

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16  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

Por una

magníficailuminacióninterior, supoque allí estabala que gestabaa quien suhijo señalaría,

anunciando:“Este esel Corderode Dios” 

darnos que la Virgen era aún muy joven —te-nía alrededor de 15 años—, mientras que su pri-ma era anciana. Al comprobar la superioridadde la virginal doncella, la esposa de Zacarías sesomete conmovida, y no duda en recibirla con júbilo, aunque se considera indigna de semejan-

te gracia. Por consiguiente, su reacción es aná-loga a la de María ante el ángel, cuando dijo:“He aquí la esclava del Señor” (Lc 1, 38). Porel contenido de la exclamación de Isabel pode-mos concluir que, por una magnífica ilumina-ción interior, supo que allí estaba la que gesta-ba a quien su hijo señalaría, anunciando: “Estees el Cordero de Dios” (Jn 1, 29). De modo queconoció la Encarnación del Verbo incluso antesde que fuera trasmitida la noticia a San José, co-mo fruto, sin duda, de una humildad que ya ha-bitaba su alma desde hacía mucho tiempo. Así,

podemos medir la importancia y el premio quenos espera si también reconocemos nuestra in-suficiencia.

En la nueva referencia al salto de San JuanBautista en el vientre de su madre, Santa Isa-

bel caracteriza esa reacción como un estremeci-miento “de alegría”. Cuando recibimos la graciasantificante nos llenamos de júbilo de la mismamanera y, si correspondemos a ella, encontra-mos la verdadera felicidad. En el mundo existenalegrías aparentes que traen satisfacciones mo-

mentáneas, mientras que la práctica de la virtudnos proporciona un contento en el fondo del al-ma que nos predispone para realizar grandesactos de heroísmo y que se prolongará por to-da la eternidad. Éste es un alentador beneficiomás de la proximidad a la Virgen —la Madre dela divina gracia—, a la que debemos buscar contodo empeño y ardor.

 Sin fe no hay bienaventuranza45 “Bienaventurada la que ha creído,porque lo que ha dicho el Señor se cum-

plirá”.

Es interesante analizar el elogio de Isabela María, al reconocerla como “la que ha creí-do”. Venía padeciendo desde hacía seis meseslas consecuencias de la incredulidad de su espo-so que, por dudar del anuncio angélico sobre elnacimiento de San Juan Bautista, se había que-dado mudo. Así que Isabel pudo meditar duran-te bastante tiempo sobre la extraordinaria im-portancia de la virtud de la fe. Y con ello admi-rar mejor la virginal e inocente fe de María San-tísima, que, por creer plenamente en el ángel,mereció el premio: “Lo que ha dicho el Señorse cumplirá”.

Creer es seguir el ejemplo de la Virgen, queno exigió explicaciones ni intentó condicionarel anuncio del ángel a lo que, según sus cri-terios, podría ser oportuno. Por el contrario,asintió con docilidad a todo lo que San Ga-briel había predicho, quedando claro que másimportante que ser Madre del Redentor —desuyo una gracia insuperable— es conformar-

se por completo con los designios de Dios.13

 Durante la vida pública de Jesús, cuando leanunciaron la presencia de su Madre, respon-dería: “Mi madre y mis hermanos son éstos:los que escuchan la Palabra de Dios y la cum-plen” (Lc 8, 21); y en otra ocasión, al oír unelogio a la Virgen por el don de la materni-dad divina, diría: “Mejor, bienaventurados losque escuchan la Palabra de Dios y la ponen enpráctica” (Lc 11, 28). Con estas afirmacionesel Maestro dejaría patente que tenía más va-

Detalle de “San Juan Bautista y San Esteban” - MuseoNacional de Arte de Cataluña, Barcelona

   F  r  a  n  c   i  s  c  o   L  e  c  a  r  o  s

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  17

 María Santísimatiene porcada unode nosotrosun amorincondicionalElla nos ama

no por algúnmerecimientonuestro, sino

 porque somos hijos de Dios

lor la fidelidad de María Santísima a su Pala-bra que el incomparable privilegio de engen-drarlo en el tiempo.

III – LAS LECCIONES DE LA VISITACIÓN

La Visitación, notable sobre todo por su sen-tido místico y simbólico, es un marco de la EraCristiana en que se manifiesta la mentalidad dela Virgen María, toda hecha de admiración, hu-mildad, modestia, afecto, prontitud, servicio,obediencia, alegría y vida interior.

Si queremos que nuestra vida sea inundadapor esa luz marial, pidámosle a Ella que nosconceda la gracia de participar de su fe, paraque discernamos la actuación del Espíritu San-to en lo cotidiano de nuestra existencia. No esnecesario que abandonemos las obligaciones

familiares, profesionales o los deberes de esta-do inherentes a la vocación de cada uno, pueses precisamente en el ejercicio perfecto de esasactividades que nos santificaremos. Al igualque Santa Isabel, estemos atentos a la presen-cia de María.

Una de las más bellas lecciones de la Litur-gia de este cuarto domingo de Adviento es, porcierto, la importancia de ser amados por MaríaSantísima. Ella nos ama, no por algún mereci-miento nuestro, por lo que tenemos o hacemos,sino porque somos hijos de Dios. Su amor es in-condicional. Pidamos, entonces, con fervor, en

La Virgen de la Flor de Lis - Cripta de la Catedralde la Almudena, Madrid

   S  e  r  g   i  o   H  o   l   l  m  a  n  n

1 SAN AGUSTÍN. Confessionum.L. III, c. 7, n. 11. In: Obras. 6. ed.Madrid: BAC, 1974, v. II, p. 142.

2 Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO.Suma Teológica. I, q. 12, a. 1; 3.

3 Cf. GOMÁ Y TOMÁS, Isidro. El Evangelio explicado. Introduc-ción, Infancia y vida oculta de Je-

 sús. Preparación de su ministerio público. Barcelona: Rafael Casu-lleras, 1930, v. I, p. 318; TUYA,OP, Manuel de. Biblia Comen-tada. Evangelios. Madrid: BAC,1964, v. V, p. 759; FERNÁNDEZTRUYOLS, SJ, Andrés. Vida de Nuestro Señor Jesucristo. 2. ed.Madrid: BAC, 1954, pp. 22-24.

4 NICOLAS, Auguste. La Vierge Ma- rie d’après l’Évangile. París: Au-guste Vaton, 1857, v. II, p. 222.

5 Cf. SANTO TOMÁS DE AQUI-NO, op. cit., q. 5, a. 4, ad 2.

6 WILLAM, Francisco Miguel. Vida de Maria, Mãe de Jesus. Petrópo-lis: Vozes, 1940, p. 85.

7 SAN AMBROSIO. Tratado sobreel Evangelio de San Lucas. L. II,n. 19. In: Obras. Madrid: BAC,

1966, v. I, p. 96.8 MONSABRÉ, OP, Jacques-Ma-

rie-Louis. Petites méditations pour la récitation du Sainte Rosaire.20. ed. París: Lethielleux, 1924,p. 90.

9 Cf. SAN AMBROSIO, op. cit.,n. 23, p. 97; CAMPANA, Émi-le. Marie dans le Dogme Catho- lique. Montréjeau: J.-M. Sou-biron, 1913, t. III, p. 91; NI-COLAS, op. cit., p. 228;

CASCIARO, José María etal. (Org.). Notas. In: NUEVOTESTAMENTO. 2. ed. Pamplo-na: Eunsa, 2008, p. 382; MAR-QUES, José A. Comentário aLc 1, 44. In: SANTOS EVAN-GELHOS. Braga: Theologica,1994, p. 718.

10

 Cf. GARRIGOU-LAGRANGE,OP, Réginald. La Mère du Sau- veur et notre vie intérieure. París:Du Cerf, 1954, pp. 34-35.

11 CAMPANA, Émile. Marie dans le Dogme Catholique. Montréjeau:J.-M. Soubiron, 1912, t. I, p. 296.

12 Cf. SANTO TOMÁS DE AQUI-NO, op. cit., q. 20, a. 2.

13 Cf. NICOLAS, op. cit., pp. 414-419.

esta semana que precede a la Navidad, que Ellanos hable en el fondo del corazón y nos trans-forme, a pesar de los pesares, en entusiasmadosheraldos de Cristo en nuestros días.

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¡Que los cieloshagan llover

al Justo!

¿E 

18  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

TIEMPO DE ADVIENTO

Si a lo largo de los siglos, la Redención ha dado origen a tantas y tan

grandes maravillas, ¿qué nuevos esplendores de virtud, de santidad yde heroísmo no tenemos derecho a esperar en el futuro?

 xistirá algo más nor-mal que la lluvia? A veces oímos cómo el viento empieza a so-

plar y vemos que se acumulan den-sas nubes en el horizonte y cae una

tormenta con violencia, en medio delresplandor de los relámpagos y delretumbar de los truenos, agitandolos mares y provocando que los ríosse desborden. En otras ocasiones, latierra se cubre de espesa niebla y elagua cae fina y continua a lo largo dedías y de semanas. En muchas regio-nes de nuestro planeta, según la esta-ción del año, las precipitaciones sonun episodio diario, al que pocos le

Hna. Clara Isabel Morazzani Arráiz, EP

prestan atención. Cuando en un co-rrillo falta un tema de conversaciónla gente comienza a hablar de “lluvia y buen tiempo”, es decir, de algo sinimportancia ni trascendencia.

Sin embargo, quizá solamente los

que ya han pasado por largas tem-poradas de sequía —cuando la tie-rra sedienta se agrieta y la vegeta-ción pierde su frescor y se marchi-ta— sepan darle a la lluvia su debido valor y reconocer los incomparablesbeneficios que aporta para la vidaen la Tierra. Incluso presentándo-se bajo aspectos muy variados siem-pre conserva el carácter de fecundar y dar vitalidad.

 Símbolo de las bendiciones de Dios

Como la finalidad de todas las fi-guras de la naturaleza creadas porDios es la de reflejar algo de suesencia infinita o de su acción, la dela lluvia es la de ser el símbolo de la

abundancia y la eficacia de sus ben-diciones.En la Sagrada Escritura encontra-

mos numerosas referencias que de-muestran cómo era considerada en-tre los antiguos una señal de la be-nevolencia divina, y su ausencia, unsigno de castigo. En el Salmo 85 lee-mos: “Dichosos los que viven en tucasa [Señor], alabándote siempre.Cuando atraviesas áridos valles, los

   “   V   i  r  g  e  n   d  e   l  a  s   S  o  m   b  r  a  s   ”   (   d  e

   t  a   l   l  e   ) ,  p  o  r   F  r  a   A  n  g   é   l   i  c  o  -   M  u  s  e  o   d  e   S  a  n   M  a  r  c  o  s ,   F   l  o  r

  e  n  c   i  a   /   F  o   t  o  :   G  u  s   t  a  v  o   K  r  a   l   j

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  19

convierten en oasis, como si la lluviatemprana los cubriera de bendicio-nes” (5.7); y en el Eclesiástico: “Bue-na es la misericordia [divina] en tiem-po de desgracia, como nubes de llu- via en tiempo de sequía” (35, 26).

Si la lluvia representa la liberali-dad de los dones divinos que se de-rraman sobre los hombres, la tierraestéril y reseca se asemeja al almaprivada de la lozanía de la gracia,incapaz de practicar cualquier actode virtud y, por tanto, de conquistarméritos sobrenaturales.

Un mundo con necesidad de renovación

Hubo en la Historia un largo

“tiempo de sequía”, de cuatro milaños, donde el “agua de la miseri-cordia divina” era escasa. De hecho,tras la caída de nuestros primerospadres y su expulsión del Paraíso, lahumanidad comenzó a desarrollar-se en la Tierra en medio del traba- jo, del sufrimiento y de las dificulta-des inherentes a su naturaleza man-chada por el pecado.

Poco a poco, arrastrados por eldesorden de sus pasiones, los hom-bres “se ofuscaron en sus razona-mientos, de tal modo que su cora-zón insensato quedó envuelto en ti-nieblas. [...] Cambiaron la verdadde Dios por la mentira, adorando y dando culto a la criatura y no alCreador” (Rm 1, 21.25), fabrican-do para sí mismos divinidades segúnsus caprichos que se adaptasen a susinstintos desordenados.

Por consiguiente, “de la universa-

lidad del error salieron todos los crí-menes, como de una germinación na-tural: idolatría, superstición, magia,apoteosis de vicios aclamados comodivinidades, injusticias, excesos de lacarne, abominables crueldades. Y to-dos esos crímenes se producen, nocomo accidentes reprobables en la vi-da de los individuos, de las familias yde las sociedades, sino como costum-bres íntimamente arraigadas en las

naciones, y desarrollándose a gustobajo el triple patronazgo de las leyes,de la opinión y de la religión”.1

Este estado de cosas causaba in-mensa frustración en las almas, y eluniverso pagano sentía la necesidad

de una renovación. Aunque hun-didos en sus creencias supersticio-sas, los hombres conservaban el re-cuerdo de la palabra divina dirigidaa Adán y a Eva: vendría un Salvadorpara acabar con los males del mun-do, que regeneraría a la humanidad y le indicaría los rumbos del futuro.

 A la espera del rocío restaurador

En Israel, nación que Dios ha-bía convertido en depositaria de lafe y de las promesas mesiánicas, elSeñor, por boca de los profetas, ha-bía anunciado de mil maneras y ba-

 jo numerosas figuras las caracterís-ticas del Redentor, sus acciones, sumisión, su grandeza. Esta esperan-za era el objeto del anhelo de los pa-triarcas y de los justos que a lo lar-go de los siglos mantenían la mira-da fija en el porvenir y suplicaban alTodopoderoso la abreviación de lostiempos.

El gemido de ese puñado de al-mas piadosas bien podría ser sinteti-zado en el pasaje del profeta Isaías,

tan repetido a lo largo del períodolitúrgico del Adviento: “Cielos, des-tilad desde lo alto la justicia, las nu-bes la derramen, se abra la tierra y brote la salvación, y con ella ger-mine la justicia. Yo, el Señor, lo hecreado” (45, 8).

Las versiones más antiguas de laBiblia, siguiendo la Vulgata, con-sideraban este pasaje como uno delos oráculos más claros a propósi-to del nombre de Jesús, puesto quelas palabras “justicia” y “salvación”eran traducidas por “Justo” y “Sal- vador”, es decir, “Jesús”. Ambas va-riantes concuerdan completamen-te, porque, al descender del Cielo, elSalvador inauguró una era de justi-cia y santidad.

Sí, el Justo, el Mesías esperado vino, de hecho, no con gran pom-pa y boato, como muchos imagina-ban, sino revestido de un cuerpo pa-

deciente como el nuestro, para regarcon el bautismo de su sangre el grandesierto de este mundo. Ni las almasmás áridas, ni los corazones más en-durecidos son capaces de resistir a laeficacia de ese rocío restaurador.

 Abundancia de bendiciones derramadas por el Salvador

 Al considerar los 2.000 años dela Era cristiana, constatamos cómo

De mil maneras y bajo numerosasfiguras Dios anunció por los

profetas la grandeza del Redentor

“Profeta Isaías”, por AleijadinhoSantuario del Buen Jesús de Matosinhos,

Congonhas do Campo (Brasil)

   G  u  s   t  a  v  o   K  r  a   l   j

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20  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

la palabra y el ejemplo del Hom-bre Dios, transmitidos por los Após-toles, volvió la tierra buena y fecun-da. El ardor de los mártires, la pure-za de las vírgenes y la sabiduría delos doctores son expresiones varia-

das de esa única “justicia derrama-da desde lo alto”, así como el heroís-mo sublime de los religiosos, el celode los misioneros y el amor desinte-resado de los que se dedican al biendel prójimo.

De esa inmensa cohorte de san-tos, con los que la Iglesia, CuerpoMístico de Cristo, siempre se enri-quece, fluyen otros tantos desdobla-mientos magníficos, como reflejo dela perfección de las almas. Así pues,

ahí tenemos la construcción de cate-drales, el refinamiento de la liturgia y de los ornamentos, la policromíade los vitrales, la definición de losdogmas, el florecimiento de las ór-denes religiosas, la creación de uni- versidades, de hospitales y de mo-nasterios... e incluso la cortesía en eltrato, la elegancia en los trajes y ma-neras, o el buen gusto en el arte cu-linario.

Probablemente esos muchos pro-fetas y reyes que anhelaban ver losdías del Redentor (cf. Lc 10, 24) nisiquiera pudieron imaginar la abun-dancia de bendiciones que sería de-rramada sobre sus descendientes en

la fe. No obstante, con sus reiteradasplegarias contribuyeron a prepararlos caminos del Mesías y apresurarla hora bendita de su llegada.

Tiempo de preparación para la venida del Salvador

 A lo largo de las cuatro semanasque preceden a la Navidad, la Igle-sia, desde siglos remotos, le proponea los fieles una adecuada prepara-ción para la gran solemnidad del na-

cimiento de Jesús, procurando mo- verlos a la conversión —como lo re-cuerdan los ornamentos morados—,a purificar las almas de sus miserias,caprichos y aflicciones.

La costumbre de observar ese pe-ríodo de penitencia se inició en Oc-cidente y más tarde entraría en lasIglesias orientales. Se sabe que enFrancia, en el siglo V, se ayunabatres veces por semana desde la fies-

ta de San Martín de Tours (11 denoviembre) hasta la Navidad, y losobispos se entregaban con asiduidada la predicación. Luego, la prácticadel ayuno se hizo obligatoria, no só-lo en Francia, sino también en Ingla-

terra, Alemania, Italia y España. Sinembargo, con el tiempo esos ayu-nos se fueron mitigando y el Advien-to quedó reducido a cuatro sema-nas únicamente, como perdura has-ta nuestros días.2

No obstante, esa preparación nobuscaba tan sólo rememorar la mi-lenaria expectativa de la humanidadpor la llegada del Salvador, sino másbien revivir el espíritu de alegría yde esperanza que distinguía a los

 justos del Antiguo Testamento, en laperspectiva de su aparición.

Si en su primera venida Cristo vi-no como lluvia suave, extendiéndo-se por toda la superficie de la tierra,a fin de llamar a los hombres y co-municarles su gracia —“Yo he ve-nido para que tengan vida y la ten-gan abundante” (Jn 10, 10)—, sabe-mos que volverá un día con gran es-plendor y gloria para juzgar a vivos ymuertos, como lo profesamos en elCredo y Él mismo lo anunció: “Co-mo el relámpago aparece en orien-te y brilla hasta el occidente, así serála venida del Hijo del hombre. [...]Cuando venga en su gloria el Hijodel hombre, y todos los ángeles conÉl, se sentará en el trono de su glo-ria” (Mt 24, 27; 25, 31).

 Aceptemos la dulceinvitación del Niño Jesús

En el Adviento contemplamosaún la venida intermediaria de Cris-to, que se realiza sin cesar de mo-do místico y misterioso en todas lasépocas, como lo enseñaron muchosteólogos, especialmente el gran SanBernardo: “Tres advientos suyos,pues, conocemos: a los hombres, enlos hombres, contra los hombres.[...] Mas, por cuanto el primero y eltercero, como manifiestos, son bas-

En su primera venida Cristo vino como lluvia suave, extendiéndose por todala tierra, a fin de llamar a los hombres y comunicarles su gracia

“Adoración de los Reyes Magos” - Abadía benedictina de Subiaco (Italia)

   T   i  m  o   t   h  y   R   i  n  g

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  21

tantes conocidos, acerca del segun-do, que es oculto y espiritual, escu-cha al mismo Señor lo que dice: ‘Elque me ama guardará mis palabras y mi Padre le amará y vendremos aél y en él haremos nuestra mansión’(Jn 14, 23). Bienaventurado aquelen quien la sabiduría edifica su casa,labrando siete columnas. Bienaven-turada el alma que es asiento de lasabiduría. ¿Quién es ésta? El almadel justo”.3

El mundo actual está inmerso

en una gran “desertificación espiri-tual”, en el que “se ha difundido el vacío”,4 como lo afirmó el Papa Be-

nedicto XVI en la apertura del Añode la Fe. En efecto, a semejanza dela situación en la cual se encontra-ban antes de que el Hijo de Diosdescendiera de las alturas, los hom-bres de hoy se hallan hundidos en elpecado y fácilmente se vuelven ha-cia los ídolos, ya no esos de oro, pla-ta, piedra o madera, sino hacia lasdivinidades de nuestros días, quizámás numerosas que las de la Anti-güedad pagana.

Por lo tanto, es necesario, más

que nunca, que los hombres dila-ten sus almas a esa venida cotidia-na de Cristo, que se realiza por me-

Sabemos que volverá un día con gran esplendor y gloria para juzgar a los vivos y a los muertos,como lo profesamos en el Credo y Él mismo lo anunció

“El Juicio Final”, por Fra Angélico - Museo de San Marcos, Florencia (Italia)

dio de la gracia. Estemos vigilantes yaceptemos tan dulce invitación, per-mitiéndole al Justo que tome ente-ra cuenta y posesión de nuestro in-terior y establezca en él su morada.

Si la Redención realizada porNuestro Señor Jesucristo en su pri-mera venida dio origen a tantas ytan grandes maravillas, ¿qué notendríamos derecho a esperar si lahumanidad abriese sus puertas enesta Navidad al Niño Jesús que mís-ticamente nos visita? ¿Qué esplen-

dores, qué frutos de virtud, de san-tidad y de heroísmo no podría asígerminar?

1 MONSABRÉ, OP, Jacques-Marie-Louis. Dimanches et Fêtes de l’Avent. 3ª ed. Pa-rís: P. Lethielleux, 1902,pp. 102-103.

2 Cf. GUÉRANGER, OSB,Prosper. L’année liturgique. L’Avent. 20ª ed. Tours: Al-fred Mame et Fils, 1920,pp. 1-8.

3 SAN BERNARDO. Sermo-nes de Tiempo. En el Ad- viento del Señor. SermónIII. In: Obras Completas.Madrid: BAC, 1953, v. I,p. 169.

4 BENEDICTO XVI. Homi- lía en la Misa solemne de apertura del Año de la Fe,11/10/2012.

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 La santa del silencio

y de la confanza

A

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S ANTA C ATALINA L ABOURÉ

Sólo después de su muerte fue descorrido el velo de la heroica humildad

de esa monja cuyo silencio había ocultado a los ojos del mundo su

grandiosa misión: vidente y mensajera de la Reina del Cielo.

finales de 1858 circu-laba en París la noticiade las apariciones dela Virgen María a una

campesina de los Pirineos, en Lour-des, un rinconcillo del territorio fran-cés sin relevancia alguna. Se inter-cambiaban diversos puntos de vis-ta a propósito de las extraordinariascuraciones constatadas tras el uso delas aguas del milagroso manantial dela gruta de Massabielle y, sobre todo,era comentada la celebridad de la jo- ven vidente, Bernadette Soubirous,cuya modestia e inquebrantable fe ha-bían suscitado la admiración del pue-blo, que ya la veneraba como santa.

El suceso se difundió rápidamentepor la capital francesa llegando tam-bién a los oídos de las Hijas de la Ca-ridad de San Vicente de Paúl, quecuidaban a los ancianos en el hos-picio de Enghien. En medio de unaanimada conversación al respecto, delos labios de una religiosa —discre-ta, pero que en ese momento se mos-traba asumida por un vehemente en-tusiasmo— se escucha una exclama-

ción: “¡Es la misma!”.1  Ninguna deellas logró entender el significado deesas palabras. Se miraron con extra-ñeza unas a otras y siguieron hablan-do como si no hubiesen oído nada.

“Un arcoíris místico entre la Rue du Bac y Lourdes” 

 Años atrás, en 1830, una novi-cia de la Compañía de las Hijas dela Caridad —residente en la Ca-sa Madre ubicada en la Rue du Bacde París— también fue agraciadacon apariciones de la Santísima Vir-gen, las cuales ya habían adquiridouna fama mundial. Además de ha-cerle importantes revelaciones so-

bre el futuro de su congregación y elde Francia, la Madre de Dios le con-fió a la vidente la misión de acuñaruna medalla a través de la cual de-rramaría abundantes gracias sobreel mundo. La distribución de los pri-meros ejemplares tuvo lugar duran-te la epidemia de cólera que azotabaa París por aquellas fechas; y fuerontantas y tan sorprendentes las cura-ciones que se le atribuyeron al uso

de esa medalla —denominada porel pueblo, no sin razón, milagrosa—que ya se había extendido por variospaíses en muy poco tiempo.

El nombre de la vidente, no obs-tante, se mantuvo oculto, incluso asus hermanas de hábito, y sólo fuerevelado después de su muerte. Erala silenciosa, diligente y siempre debuen humor Sor Catalina Labouré.Sus ojos azules, serenos y límpidos,brillaban de alegría al oír hablar porprimera vez de las recientes apari-ciones de Lourdes, un eco de las queocurrieron en la Rue du Bac. Eraotra luz que despuntaba en el mismocamino de misericordia trazado por

la Reina del Cielo para conducir a lahumanidad a una nueva era de gra-cias marianas.

No había duda, ¡era “la misma”!La Virgen le había enseñado a la no- vicia de París la fórmula para invo-carla: “Oh María sin pecado concebi-da”. A Bernadette se le presentó así:“Soy la Inmaculada Concepción”.Exultante de gozo, la Hna. Catali-na empezó a alimentar una profun-

Hna. Isabel Cristina Lins Brandão Veas, EP

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  23

da admiración por la nueva viden-te, aunque no la conociese; tam-poco sabía que Bernadette lleva-ba colgada la Medalla Milagrosacuando vio a la Madre de Dios, yprobablemente nutría en su cora-

zón nobles sentimientos de vene-ración por la desconocida videntede la Virgen de la Medalla... Des-de un prisma sobrenatural, existíauna estrecha unión de almas entrelas dos santas que formaba “comoun arcoíris místico entre la Ruedu Bac y Lourdes”.2

Santa Bernadette daba mues-tras de heroica humildad, restitu- yendo a la Reina del Cielo los ho-nores y alabanzas que el pueblo

le tributaba. Santa Catalina prac-ticaba de modo diferente una hu-mildad semejante: entregada a losmás modestos servicios en el hos-picio de Enghien, donde cuidó aancianos y pobres durante más decuarenta años.

 Infancia aureolada de fe y seriedad 

Cuando Catalina nació, el 2 demayo de 1806, aún permanecían enFrancia las heridas que la Revoluciónde 1789 había abierto. En el pueble-cito borgoñés de Fain-lès-Moutiers,donde vivía la familia Labouré, nohabía sacerdotes. Para bautizar a larecién nacida fue necesario llamar alpárroco de una aldea vecina. A pe-sar de la generalizada negligencia re-ligiosa de la época, de la cual no seexcluía a su padre, Pierre Labouré,la fe de Catalina y de sus nueve her-

manos era salvaguardada y fortale-cida gracias al empeño de su madre,Madeleine Gontard, cuya principalpreocupación en la educación de sushijos era la de inculcarles una ilimita-da confianza en la Santísima Virgen.

Los primeros años de Zoé —co-mo llamaban a nuestra santa antes deingresar en la vida religiosa— trans-currieron sin nubarrones, en me-dio de las alegrías de una infancia

perfumada por la inocencia. Desdemuy temprano adquirió el gusto porla oración y no dudaba en abando-nar las infantiles diversiones cuandosu madre la llamaba para rezar jun-tas delante de una sencilla imagen deMaría, entronizada en una habita-ción de la residencia familiar.

Dotada de un precoz sentido deresponsabilidad y seriedad, Zoé per-cibió enseguida las dificultades de sumadre en la ejecución de las arduaslabores para el sostenimiento de lacasa, y se decidió a ayudarla. Antes

de cumplir los 8 años ya sabía coser,ordeñar a las vacas, preparar la so-pa y barrer el suelo. Y la compene-tración que la movía a abrazar conalegría las monótonas tareas diarias—tanto en el hogar, durante su in-fancia y juventud, como en el hospi-cio de Enghien, a lo largo de más decuatro décadas— era explicada porella misma con palabras sencillas yllenas de luz: “Cuando hacemos la

 voluntad de Dios, no nos aburri-mos nunca”.3

Una gracia transformante

 A los 9 años de edad, la peque-ña Zoé vio cómo el horizonte de su

 vida se cubría de tragedia: en octu-bre de 1815 su madre fallecía. Llo-ró copiosamente al contemplar sucuerpo inerte, pero no por muchotiempo, pues ella misma le habíaenseñado a quién tenía que acudiren los momentos de aflicción. Pa-sada la primera impresión, se fue ala habitación donde estaba la ima-gen de la Virgen, ante la cual ha-bía rezado tantas veces en compa-ñía de su madre, y con decisión se

subió a una silla para ponerse a laaltura de la imagen, la abrazó y ex-clamó entre sollozos: “De ahora enadelante, tú serás mi madre”.4 Larespuesta de la Reina del Cielo fueinmediata. La niña, que había lle-gado débil y deshecha en lágrimas,se retiró de allí fuerte y dispuestaa enfrentar las adversidades. Ésta

fue la última vez que lloró en su vi-da, porque la virtud de la fortaleza leacompañó en un crescendo  hasta elfinal de sus días.

En 1871, cuando ya era una reli-giosa de 65 años, el movimiento re- volucionario de la Comuna de Parísle proporcionó diversas ocasionespara manifestar con heroísmo aque-lla virtud. Un día, por ejemplo, to-mó la iniciativa de ir al cuartel gene-ral de los insurrectos para defendera su superiora, contra la que habíasido expedida una orden de deten-

ción. Expuso sus argumentos con talfirmeza ante los casi sesenta comu-neros presentes que terminó salien-do victoriosa. Los revolucionariosimpresionados empezaron a tratar-la con mucha deferencia; incluso lle-garon a pedirle que testificara en el juicio de una prisionera, conside-rando su declaración, favorable a laacusada, como la última palabra enel caso.

El nombre de la vidente sólo fue reveladodespués de su muerte. Era la silenciosa,

diligente y siempre de buen humorSor Catalina Labouré

Santa Catalina Labouré, alrededor del año 1850

   C   h  a  r  v  e  x

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Resultado también de aquella gra-cia recibida durante su infancia fue laconstancia de ánimo con la que so-portó las numerosas muestras de im-paciencia e incredulidad de su confe-sor cuando, por mandato de la Vir-

gen, le relataba las visiones que tenía. Algunos meses antes de su muerte leconfió a su superiora que la actitudde ese sacerdote había constituidoun auténtico martirio para ella. Pade-ció con la fortaleza de los mártires unholocausto silencioso, como se lo ha-bía anunciado la Santísima Virgen enla primera de sus apariciones: “Hijamía, Dios quiere encargarte una mi-sión. Tendrás muchas tribulaciones,pero las superarás pensando que lo

haces para la gloria de Dios. Tendrásconocimiento de lo que es de Dios.Serás atormentada hasta que se lo di-gas al que está encargado de guiar-te. Serás contradecida. Pero tendrásla gracia. No tengas miedo. Dilo todocon confianza y humildad. Ten con-fianza”.5

Una verdadera hija de San Vicente de Paúl 

“Estarás contenta de venir a mí.Dios tiene designios sobre ti”.6 Cuan-do tenía cerca de 14 años, Catalinasoñó que un sacerdote desconoci-do le dirigía esas palabras; su miradapenetrante y llena de luz se le quedógrabada para siempre en su memo-ria. Unos años más tarde, mientras visitaba la casa de las Hijas de la Ca-ridad, se encontró con un cuadro delfundador de esta congregación, SanVicente de Paúl, en cuya fisonomía

reconoció al sacerdote de su sueño.Entonces, la vocación a la que se sen-tía tantas veces atraída le quedó cla-ra: sería hija de San Vicente.

No obstante, cuando el día desu 21º cumpleaños, el 2 de mayo de1827, anunció en su casa la decisiónque había tomado, su padre se opu-so tajantemente. Después de inten-tar, en vano, disuadirla a abrazar la vida religiosa, su padre la mandó a

París a trabajar en el restaurante deuno de sus hermanos, con la ilusiónde que allí encontraría un buen par-tido para casarse.

Sin embargo, ese ambiente esta-ba frecuentado por obreros groseros

 y a menudo deshonestos que no hi-zo sino fortalecer la pureza sin man-cha de la joven. Tal era su amor a la vocación que se comportaba comosi ya fuera una auténtica Hija de laCaridad, cumpliendo a la perfecciónlas recomendaciones que el santo ledejó a sus hijas espirituales, entreellas que “si a las religiosas [de clau-sura] se les exige un grado de per-fección, a las Hijas de la Caridad seles deben exigir dos”.7

Catalina no deseaba otra cosaque abrazar por completo esa osa-da meta, y perseveró en su empeñohasta vencer la obstinación de su pa-dre. “Si observamos bien las peque-ñas cosas, haremos bien las gran-des”.8

 La confianza y sencillez de un alma inocente

Por fin, el 21 de abril de 1830,Catalina llegó al convento de la Ruedu Bac. El consejo de las superio-ras enseguida discernió en ella unaauténtica vocación: “Tiene 23 años y muy apropiada para nuestra con-dición: piadosa, de buen carácter,un fuerte temperamento, amor altrabajo y bastante alegre”,9  és-te fue el parecer escrito a surespecto. Además era una al-deana genuina, como deseabaSan Vicente, quien había elegi-

do las buenas cualidades de lascampesinas como base naturalpara delinear el ideal de virtudde las Hijas de la Caridad. Y ya fuese en la vida comuni-taria, ya en el servicio a lospobres, e incluso du-rante las manifesta-ciones sobrenatura-les de la cual fue ob- jeto, en la Hna. Ca-

talina siempre brilló una de las vir-tudes más amadas por su santo fun-dador: la sencillez de corazón.

“El espíritu de las aldeanas es sen-cillísimo: ni rastro de artificio ni pa-labras de doble sentido, ni son tozu-

das ni apegadas a sus opiniones [...] Así, hijas mías, deben ser las Hijasde la Caridad, y conoceréis que losois si sois sencillas, si no sois testaru-das, antes sumisas al parecer de otros y cándidas en vuestras palabras, y si vuestros corazones no piensan unacosa mientras vuestras bocas pronun-cian otra”.10  Ese ideal trazado porSan Vicente encontró, casi dos siglosdespués, perfecta realización en el al-ma de esta dilecta hija.

 A la semana siguiente de su lle-gada al convento, se le apareció tres veces, en días consecutivos, el co-razón de San Vicente, prenuncian-do las inminentes desgracias que seabatirían sobre Francia, con la pro-mesa de que las dos congregacionesfundadas por él no perecerían. Lafeliz religiosa también tuvo la gra-cia de ver a Cristo presente en la Sa-grada Hostia, durante todo el tiem-po de su noviciado, “excepto en to-das las ocasiones en las que yo duda-ba”,11 confesó ella.

“Serás contradecida. Pero tendrás la gracia.No tengas miedo”

Aparición de la Virgen a Santa Catalina Labouré - Capilla deNuestra Señora de la Medalla Milagrosa, París

   S  e  r  g   i  o   H  o   l   l  m

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Imbuida de la fe que mueve mon-tañas y atrae la benevolencia deDios, Catalina no titubeó en pedirmás: quería ver a la Santísima Vir-gen. La víspera de la fiesta de sufundador —que entonces se conme-

moraba el 19 de julio—, le confió sudeseo en una breve oración y se fuea dormir esperanzada: “Me acostécon el pensamiento de que esa mis-ma noche vería a mi buena Madre.Hacía mucho tiempo que deseaba verla”.12 Y fue generosamente aten-dida, no sólo “esa misma noche”, si-no también en dos ocasiones más,una en noviembre y otra en diciem-bre del mismo año de 1830.

Con el paso de los años, se inten-

sificó en ella la confianza filial e ili-mitada que depositaba en esos trespilares de devoción, hasta el pun-to de que, poco antes de fallecer,no pudo ocultar su asombro cuandosu superiora le preguntó si no teníamiedo a la muerte: “¿Por qué ten-dría miedo de ir a ver al Señor, a suMadre y a San Vicente?”.13

“La Santísima Virgen eligió bien” 

Santa Catalina nunca violó el se-creto sobre su condición de viden-te y mensajera de las apariciones dela Medalla Milagrosa. No obstan-te, muchas personas llegaron a vis-lumbrar en ella a la predilecta dela Reina del Cielo, porque era mu-cho su amor a Dios, no sólo afecti- vo, ya que era innegable su ardoro-sa piedad, sino también efectivo, co-mo lo atestiguó una de sus contem-poráneas: “Sus acciones, en sí mis-

mas ordinarias, las hacía de maneraextraordinaria”.14 En ella había algode discreto, elevado e inefable.

Su santidad era la principal mante-nedora del secreto. La respuesta quedaba a las hermanas que se atrevían ainterpelarla a ese propósito, consistíasiempre en un absoluto silencio. Unsilencio nacido de la humildad, sinnada de taciturno ni de ríspido; por

el contrario, un sagrado silencio, quellegaba a despertar veneración.

Cuando, después de su muerte,fue anunciado a las Hijas de la Ca-ridad el nombre de la vidente de laRue du Bac, tuvieron una reacciónmarcada más por la admiración quepor la sorpresa. No era difícil aso-ciar a la ejemplar hermana a la fi-gura —algo mitificada ya— de la vi-dente ignota. Y era imposible queno se quedaran deslumbradas alconstatar la excelencia de su humil-dad, que la había mantenido en elanonimato, aunque ejerciendo unamisión de alcance universal.

Tal vez en ese momento viniera ala memoria de las hermanas el inge-nuo dicho que los niños del orfana-to dirigido por la Hijas de la Caridadacostumbraban a repetir entre ellosobservando de lejos a Sor CatalinaLabouré: “La Santísima Virgen eli-gió bien”.15  ¿Habrían sido esas pa-labras, tan verdaderas, mero fruto

de la imaginación infantil o habríarevelado Dios a los pequeños, una vez más en la Historia, los misteriosocultos a los sabios y entendidos?

Con todo, más luminoso que suheroico silencio, Santa Catalina nosdejó una lección de confianza filialen la Madre que nunca desampa-ra. “La confianza siempre tiene pre-mio. Si pedimos con confianza obte-nemos más, con más certeza y más

abundantemente. La confianza nosabre el Sapiencial e Inmaculado Co-

razón de María”.16

1 LAURENTIN, René. Vie de Catherine Labouré. París: Desclée de Brouwer,1980, p. 197.

2 CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Con- ferencia. São Paulo, 12/11/1980.

3 SANTA CATALINA LABOURÉ, apudLAURENTIN, op. cit., p. 377.

4 CLÁ DIAS, EP, João Scognamiglio. A Me- dalha Milagrosa. História e celestiais pro- messas. São Paulo: Takano, 2001, p. 7.

5 LAURENTIN, op. cit., p. 85.6 Ídem, p. 40.7 SAN VICENTE DE PAÚL. Correspon-

 dence, Entretiens, Documents, apud HE-RRERA, CM, José; PARDO, CM, Ve-remundo. San Vicente de Paúl. Biogra- fía y selección de escritos. 2ª ed. Madrid:BAC, 1955, pp. 270-271.

8 SANTA CATALINA LABOURÉ, apudLAURENTIN, op. cit., p. 156.

9 LAURENTIN, op. cit., p. 50.10 SAN VICENTE DE PAÚL, op. cit., p.

260.11 SANTA CATALINA LABOURÉ, apud

LAURENTIN, op. cit., p. 78.12 Ídem, p. 81.13 Ídem, p. 289.14 LAURENTIN, op. cit., p. 375.15 BERNET, Anne. La vie cachée de Cathe-

 rine Labouré. Mesnil-sur-l’Estrée: Pe-rrin, 2001, p. 225.

16 CORRÊA DE OLIVEIRA, op. cit.

Más luminoso que su heroico silencio, Santa Catalina nos dejó una lecciónde confianza filial en la Madre que nunca desampara

Restos mortales de Santa Catalina Labouré - Capilla de Nuestra Señorade la Medalla Milagrosa, París

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E Viviendo con María el Año de la Fe

26  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

l Santuario de Fátima acogió el pasado 20 de oc-tubre la décima edición del Encuentro del Apos-tolado del Oratorio en Portugal, que todos los

años congrega a miles de participantes.

 Rosario en la Capilla de las Apariciones

El encuentro comenzó con el rezo del Rosario en laCapilla de las Apariciones, precedido por los cordialessaludos de Mons. Serafín Ferreira e Silva, obispo eméri-to de Leiria-Fátima, y por las palabras de bienvenida deD. Pedro Paulo de Figueiredo, EP, director de la campa-ña “Mi Inmaculado Corazón triunfará”.

Finalizado el Rosario, rezado con mucho fervor, lamultitud se dirigió a la basílica de la Santísima Trinidad,

donde Mons. Joaquín Mendes, obispo auxiliar de Lis-boa, presidió la Celebración Eucarística, concelebradapor 18 sacerdotes.

 Mensaje del Papa y Bendición Apostólica

Todavía en el interior del templo, fue leído un men-saje que acompañaba a la Bendición Apostólica que elPapa Benedicto XVI había concedido a todos los pre-sentes.

En él, el Santo Padre enviaba “un saludo cordial a to-dos los participantes del Encuentro Nacional de las fami-lias integrantes del Apostolado de los Heraldos del Evan-gelio”, y les exhortaba a “crecer en la conciencia de que loscristianos, por la gracia de Dios, se vuelvan templos del Es-píritu Santo, piedras vivas con que se construye la Iglesia”.

Calurosas palabras de Mons. Joaquín Mendes

En su homilía, Mons. Mendes instó a los miembrosde la “gran familia de los Heraldos del Evangelio”, re-presentada por las cerca de diez mil personas allí reuni-

das, a continuar con redoblada fe su misión evangeliza-dora: “Como María Santísima que, tras haber escucha-do la palabra de Dios en la Anunciación, se puso en ca-mino para servir a su prima Santa Isabel, así también losHeraldos, mediante la escucha y la obediencia de la fe ala palabra divina, son llamados a ponerse en camino pa-ra servir a los hermanos y llevarles a Cristo, como María,llevándolos al encuentro de Él”.

El evento fue clausurado con una solemne procesión endirección a la Capilla de las Apariciones, donde tendría lu-gar la despedida.

Fe y fervor – Cerca de 10.000 participantesconcurrieron desde las más diversas ciudades y pueblosde Portugal, llevando consigo sus respectivos oratorios.

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  27

Procesión y despedida – El evento concluyó con una breve oración en la Capilla de las Apariciones,a donde todos habían llegado en cortejo. El recorrido estuvo animado con cantos marianos

fervorosamente acompañados por la multitud.

Misa en la basílica – La Misa, presidida por Mons. Joaquín Mendes, obispo auxiliar de Lisboa, y concelebrada por18 sacerdotes, contó con la presencia de la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María. Al final, Mons. Mendesciñó la cabeza de la imagen con la corona, como símbolo de la consagración de todos a Jesús por las manos de María.

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 Misiones Ma

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 Valdemoro – Del 7 al 14 de octubre los Heraldos promovieron una Misión Mariana en la parroquia de Ntra. Sra. delPilar, de Valdemoro (municipio de la Comunidad de Madrid). La imagen peregrina fue recibida en la iglesia por elpárroco, D. Jorge Revuelta Cazorla, junto a numerosos fieles. Durante toda la semana la Virgen visitó a más de uncentenar de familias. La misión concluyó con una Misa solemne y la consagración de la parroquia a María.

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rianas en Madrid 

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Parroquia Virgen del Refugio y Santa Lucía – La imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María visitaba, del21 al 28 de octubre, la madrileña parroquia de la Virgen del Refugio y Santa Lucía. En esos días decenas de hogaresacogieron a la Madre de Dios con mucho fervor. La Misión Mariana fue clausurada con una solemne Eucaristía, dondeel párroco, D. Jesús Delgado Mate, consagró su feligresía a la Reina del Cielo.

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30  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

Argentina – Durante la Misión Mariana que se realizó en la parroquia de Santa Julia, en Buenos Aires, la imagenperegrina fue recibida en el templo por los alumnos del Colegio Santa Julia (foto de la derecha). Entre otros lugares, visitó

la residencia “En Familia”, donde D. Claudio Bareiro, EP, administró los sacramentos a los ancianos (a la izquierda).

Chile – En el convento de las carmelitas de Los Andes, donde vivió y murió la primera santa chilena, fue realizado enoctubre “Una mañana con María” (foto de la izquierda). El 12 de septiembre, el diácono Pablo Beorlegui, EP, recorrió

las habitaciones del Hospital de Valparaíso llevando una palabra de consuelo a los enfermos (a la derecha).

Canadá – Cooperadores de los Heraldos del Evangelioparticiparon en Montreal en la procesión en honor a la Virgende Fátima presidida por el arzobispo, Mons. Christian Lépine.

Colombia – La procesión “Una milla con María”,realizada el 14 de octubre, recorrió las calles de laparroquia de San José, en El Poblado, Medellín.

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Celebraciones del 13 de octubre

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on motivo del 95º aniversario de la última apari-ción de la Santísima Virgen en Fátima, heraldos

de diversos países organizaron Celebraciones Euca-rísticas en honor de María.

Por ejemplo, en Houston, Texas, 90 personas seconsagraron a la Virgen en esa ocasión. Por otraparte, en la catedral de Bogotá asistieron a la cere-monia cerca de 2.000 personas. En la capital mexi-

cana la Misa fue presidida por el obispo auxiliar,Mons. Carlos Briseño Arch. También fue significa-tiva la afluencia de público en la iglesia de la En-carnación de Lima y en la parroquia de Santa Julia

de Buenos Aires. Gran fe manifestaron los fielesen Asunción, que permanecieron largo tiempo ve-nerando a la imagen peregrina de la Virgen tras laclausura de la ceremonia.

Houston

Lima

Ciudad de México Asunción

Buenos Aires

Bogotá

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32  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

a participación en elBanquete Eucarísti-co, infinito obsequio deDios a los hombres, no

puede ser visto como mera rutina uobligación del fiel en los días de pre-cepto. Porque al ser Dios la Sabidu-ría en sustancia, todo lo que Él haceobedece a un designio superior pa-ra su mayor gloria, mejor ordena-ción de las criaturas y beneficio delos hombres.

Consideradas desde este prisma,las obligaciones que la Iglesia nosimpone —la primera de las cuales esparticipar en la Misa los domingos y los días de precepto— adquieren

un brillo muy especial, revelando lasmaravillas que durante el Santo Sa-crificio se nos ofrece a manos llenas.

Por otro lado, apreciar mejor elsentido y la profundidad de las di- versas partes de la Celebración Eu-carística, nos ayudará mucho a ha-cer que ocupe en nuestras agitadas vidas su merecido lugar: el del másimportante acontecimiento de la se-mana, o del día.

 Ahora bien, si en el momento dela Comunión el fiel encuentra la másíntima unión posible con su Reden-tor, presente en las Sagradas Espe-cies, no podemos olvidar que Cris-to también está presente “en su pa-labra, pues cuando se lee en la Igle-sia la Sagrada Escritura, es Él quienhabla”.1

Deslumbrados por la inefablegracia de recibir en nuestro cora-zón al Cuerpo, Sangre, Alma y Di- vinidad de Nuestro Señor, corre-mos el riesgo de subestimar el in-menso valor de la Liturgia de laPalabra. Por otra parte, acompa-ñar con devoción la hermosa suce-

sión de lecturas que ésta nos pre-senta puede darnos una visión deconjunto, armoniosa y con profun-do sentido teológico de toda la Re- velación.

¿Cómo y con qué objetivo fuecompuesto ese auténtico florilegiobíblico que se desarrolla progre-sivamente a lo largo de los años?Empecemos con un poco de Histo-ria...

LOS CICLOS LITÚRGICOS DOMINICALES

 Acompañando al divino

 Maestro...

Numerosos son los frutos que el fiel puede sacar de la frecuente

asistencia a la Santa Misa. Entre ellos, a menudo se olvida uno de suma

importancia: aprovechar la inmensa riqueza de la Sagrada Escritura.

D. Ignacio Montojo Magro, EP

L La Celebración Eucarística en los tiempos apostólicos

Desde tiempos inmemoriales, laIglesia se reunía para celebrar en co-munidad la “fracción del pan” (cf.Hch 2, 42.46; 20, 7.11), es decir, la Eu-caristía, acompañada siempre de lalectura de la Palabra de Dios. Lo ha-cía, por cierto, de un modo hereda-do de la Sinagoga (cf. Lc 4, 16-21), ypaulatinamente a los libros del An-tiguo Testamento se fueron uniendolos del Nuevo. No resulta difícil ima-ginar la avidez de los primeros cristia-nos por recibir esos testimonios queles narraban las obras y enseñanzasde Aquel que “pasó haciendo el bien”

(Hch 10, 38) y les instruían acerca dela manera cristiana de vivir, tan dife-rente de la heredada de los paganos ode la decadente religión judaica.

La esencia de la celebración do-minical en aquellas primeras épocasera la misma de nuestros días, tantoen lo relativo a la Palabra de Dios co-mo a la renovación del Sacrificio delCalvario. Así lo manifestaba ya en elsiglo II, por ejemplo, San Justino:

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  33

“El día que se llama del sol se cele-bra una reunión de todos los que mo-ran en las ciudades o en los campos; y allí se leen, en cuanto el tiempo lopermite, las ‘Memorias de los Após-toles’ o los escritos de los profetas.Luego, cuando el lector termina, elque preside toma la palabra para ha-cernos una exhortación e invitaciónpara que imitemos esas hermosas en-señanzas. Seguidamente, nos levanta-mos todos a una y elevamos (a Dios)nuestras preces, y éstas terminadas,como ya dijimos, se ofrece pan, vino yagua, y el que preside, según sus fuer-zas, hace igualmente subir a Dios susoraciones y acciones de gracias, y to-

do el pueblo expresa su conformidaddiciendo: ‘Amén’. Luego se hace ladistribución de los alimentos que fue-ron consagrados, para cada uno. En- viándose su parte, por medio de losdiáconos, a los ausentes”.2

Una reforma exigida por las circunstancias

 A lo largo de los siglos, la con-templación amorosa de la Palabra

de Dios durante la Celebración Eu-carística ha ido evolucionando deforma orgánica y adaptada a las di- versas culturas en las que el cristia-nismo iba esparciendo la semilla delReino de los Cielos. Y como todavíano existían costumbres uniformes enla Iglesia universal, los diferentes ri-tos recogían determinado númerode lecturas que no siempre estabanmetódicamente organizadas.

Más adelante, las iglesias parti-culares —a menudo coligadas conotras de una misma región o na-ción— empezaron a crear los llama-dos  leccionarios, libros parecidos alos utilizados en la actualidad, que

contienen los pasajes de la Escritu-ra que se proclaman en la Liturgiaen cada momento del año. Dentrode esta inmensa variedad se mante-nían invariables el primitivo celo delos pastores y el entusiasmo de losfieles por las Sagradas Letras.

La uniformización vendría en elsiglo XVI, exigida de forma apre-miante por las circunstancias. Enprimer lugar, los límites del mundo

conocido aumentaron bastante, pre-sentando un inmenso reto misione-ro. Dada la amplitud de las tierrasdescubiertas fue necesario dotar deunidad al culto católico.

Por otra parte, la negación delcarácter sacrificial de la Santa Mi-sa y de la presencia real de Jesucris-to en la Eucaristía propugnado porLutero y sus seguidores exigía, parael bien del rebaño, que estos puntosfundamentales de la doctrina católi-ca fueran resaltados.

Éstas y otras razones llevaron alPapa San Pío V a promover una re-forma litúrgica aplicable a toda laIglesia de rito romano. Y estableció

para la Liturgia de la Palabra un ci-clo anual con dos lecturas semana-les que, de manera muy diferente anuestros días, estaban incluidas enel propio misal.

 Nuevos retos, nuevos remedios

En estas breves pinceladas histó-ricas vemos como “la Iglesia ha ve-nerado siempre la Sagrada Escrituraal igual que el mismo Cuerpo del Se-

Acompañar con devoción la hermosa sucesión de lecturas puede darnos una visiónde conjunto completa, armoniosa y con profundo sentido teológico de toda la Revelación

“Adoración de los Reyes Magos”, por Pietro Lorenzetti - Museo del Louvre, París; “Las tentaciones de Jesús” - Catedral deSalamanca (España), y “La Ascensión” - Catedral de La Seo, Zaragoza (España)

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34  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

ñor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la Palabra de Dios co-mo del Cuerpo de Cristo, sobre to-do en la Sagrada Liturgia”.3

Pero en la segunda mitad del

siglo XX, casi cuatrocientosaños después de la reforma lle- vada a cabo por San Pío V,la Iglesia se encontraba conuna sociedad que se ibaapartando a pasos agigan-tados del camino del Re-dentor, sumergiéndose enuna mentalidad cada vezmás materialista.

Fue preciso entoncesdotar a los cristianos de efi-

caces recursos para fortale-cer la fe ante esta situación.Por eso el Concilio VaticanoII consideró como uno de losmedios más adecuados revalo-rizar la Palabra de Dios. Así pues,siguiendo las huellas de los Conci-lios Tridentino y Vaticano I, la mag-na Asamblea decidió exponer en laConstitución dogmática Dei Verbum “la doctrina genuina sobre la divinaRevelación y sobre su transmisiónpara que todo el mundo, oyendo,crea el anuncio de la salvación; cre- yendo, espere, y esperando, ame”.4

En efecto, como ya lo afirmabaSan Agustín, si el “pan es la Palabrade Dios que cada día se nos predi-ca”,5  cabe dar alimento con mayorprofusión a los miembros del Cuer-po Místico de Cristo en el momentoen que más lo necesitan.

“Es conveniente que los cristia-

nos tengan amplio acceso a la Sa-grada Escritura”,6 afirma la  Dei Ver- bum. Dos años antes, la Sacrosanc-tum Concilium  recomendaba: “A finde que la mesa de la Palabra de Diosse prepare con más abundancia paralos fieles ábranse con mayor amplitudlos tesoros de la Biblia, de modo que,en un período determinado de años,se lean al pueblo las partes más sig-nificativas de la Sagrada Escritura”.7

La Esposa de Cristo, inalterableen su esencia, crece siempre en gra-cia y santidad frente a los retos quecada época le presenta. Y la refor-ma de la mesa de la Palabra traería

beneficios no pequeños al pueblo deDios en los nuevos tiempos.

 La Liturgia de la Palabra en la reforma conciliar

Los padres conciliares manifes-taron en la Sacrosanctum Conci- lium  un ardiente deseo sintetizadoen estas palabras: “En las celebra-ciones sagradas debe haber lecturade la Sagrada Escritura más abun-

dante, más variada y más apropia-da”.8

Para hacer efectivo ese anhelo,la Iglesia creó el Leccionario domi-nical, reservado para los domingos

 y solemnidades, y otro ferial, usadoentre semana. El dominical se com-pone de tres ciclos sucesivos: A, B y C, y cada uno abarca un año litúr-gico completo. El ferial se divide enaños pares e impares, proporcionan-do mayor variedad en las lecturas bí-blicas: sólo los pasajes evangélicos enlos años pares e impares son los mis-mos, mientras que los de la primeralectura y del salmo son diferentes.

Representación gráfica del Año Litúrgico realizada para ser expuesta en el últimoCongreso Internacional para aspirantes de los Heraldos del Evangelio

A lo largo del Año Litúrgico los fieles pueden beneficiarse ampliamente delos tesoros de la Sagrada Escritura

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  35

sente como el Mesías prometido. Apesar de su brevedad sirvió de basea los otros sinópticos.

San Lucas, el más culto y minucio-so de los tres, ofrece un Evangelio es-crito por un no judío para lectores no

 judíos, con base en informaciones deterceros, como él mismo afirma (cf.Lc 1, 1-4). Gracias a sus dos primeroscapítulos, que bien se podrían llamarel “Evangelio según María”, conoce-mos muchos detalles de la historia dela infancia de Jesús no contempladosen los otros sinópticos.

 Armonía entre las lecturas bíblicas

Pero la Liturgia de la Palabra nose limita a los Evangelios. Los do-

mingos también son proclamadasuna lectura del Antiguo Testamen-to y otra del Nuevo, unidas por unsalmo responsorial —enriquecedo-ra innovación que aporta la reformaconciliar—, lo cual proporciona unasaludable multiplicación de los tex-tos propuestos para la meditaciónde los fieles.

Para armonizar esos diversos ele-mentos los compiladores siguieronun doble criterio. En relación a losEvangelios, a menudo se leen pasa- jes secuenciados del mismo evange-lista en sucesivos domingos de de-terminado tiempo litúrgico. Así ocu-rre, por ejemplo, durante el TiempoOrdinario en el que, prácticamen-te sin interrupciones, la perícopa decada domingo es una continuaciónde la del domingo anterior. De estamanera se contempla a lo largo delaño la práctica totalidad de cada si-

nóptico. Esta ordenación, no obs-tante, a veces cede el sitio a un crite-rio temático, que selecciona el pasa- je evangélico en función de la mate-ria más adecuada a ser abordada endeterminado tiempo litúrgico, como veremos más adelante.

Organizados de este modo losEvangelios, centro y finalidad dela Liturgia de la Palabra, los demástextos litúrgicos se ordenan a partir

De esta forma, sólo con la partici-pación en la Misa dominical los fie-les recorren a lo largo de tres años lacasi totalidad de los Evangelios y lospasajes más importantes del Anti-guo y del Nuevo Testamento; mien-

tras que los asistentes a la Eucaris-tía diaria pueden beneficiarse conmucha más amplitud del tesoro dela Sagrada Escritura, recorriéndolascasi por completo.

Tres ciclos para los tres Evangelios sinópticos

En los ciclos mencionados antesla liturgia dominical contempla lostres sinópticos en el mismo ordenque constan en el Nuevo Testamento:

el Ciclo A nos presenta el Evangeliode San Mateo; el Ciclo B, el de SanMarcos; y el Ciclo C, el de San Lucas.

San Juan tiene un lugar propioa lo largo de los tres ciclos. Ante labrevedad del Evangelio de San Mar-cos, el Discípulo Amado adorna consus escritos evangélicos los domin-gos del 17º al 26º del Ciclo B. Y laprofundidad teológica de su plumamarca los domingos de la Cuaresma y de la Pascua, proporcionando a es-tos importantes períodos una verda-dera catequesis sacramental de gran valor doctrinal.

Cada uno de los ciclos está enri-quecido con peculiaridades del res-pectivo evangelista. San Mateo,por ejemplo, tiene una innegableimpronta judeo-cristiana, pero suEvangelio está todo orientado a lapredicación para el mundo paganorecién convertido. Nos muestra a Je-

sús como el príncipe destinado a go-bernar Israel (cf. Mt 2, 6), pero quetrae la salvación para todas las na-ciones (cf. Mt 12, 18ss) y es recha-zado precisamente por el pueblo ju-dío. El nuevo Israel es la Iglesia y la verdadera ley es la justicia entendi-da como santidad.

En el Evangelio de San Marcos,escrito para los cristianos proceden-tes del judaísmo, Jesús está muy pre-

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Ciclo C (San Lucas): Escrito porun no judío para lectores

no judíos

Los evangelistas San Mateo,San Marcos y San Lucas - Catedral

de Cusco (Perú)

Ciclo A (San Mateo): Evangelioorientado para el mundopagano recién convertido

Ciclo B (San Marcos): Jesús

está muy presente como elMesías prometido

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36  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

el nacimiento delSalvador.

En el Tiem-po de Navidad serememoran losacontec imien-

tos siguientes a laEncarnación delSeñor, completa-dos en las lectu-ras con el profun-do soporte teoló-gico de los escri-tos de San Juansobre este tema.

La Cuaresma,a su vez, se con-figura como un

período penitencial de preparaciónpara la Pascua. En los tres ciclos, elprimero y el segundo domingo reco-gen de acuerdo con cada sinópticolos episodios de las tentaciones deJesús en el desierto y la Transfigu-ración. Mientras que los domingostercero, cuarto y quinto contemplanrealidades diferentes, aunque riquí-simas, en cada ciclo.

Paralelamente, las lecturas del Antiguo Testamento nos presentandurante ese período un verdaderoresumen de la Historia de la Salva-ción que culmina en el quinto do-mingo con las profecías más impor-tantes a respecto de la Nueva Alian-za.

En cuanto a las lecturas de la Pas-cua, éstas recogen, después del rela-to de las diversas apariciones del Se-ñor resucitado, el inmenso tesoroteológico del Evangelio de San Juan

en los pasajes que subrayan la ale-gría pascual.Todo esto se complementa con

las narraciones de los Hechos de los Apóstoles, que constituyen la con-creción de todas las promesas del Antiguo Testamento y el fruto de lasemilla echada por el Señor. Y paracerrar ese tiempo de júbilo tenemoslas solemnidades de la Ascensión yde Pentecostés.

La Liturgia de la Palabra prepara de la mejor manera posiblenuestras almas para el Sacrificio y el Banquete Eucarístico

“Nuestro Señor Jesucristo” - Catedral de Santo Tomás, Chennai (India)

Lectura del domingo 32º del Tiem-po Ordinario nos muestra el mode-lo de generosidad de alma a la quenos invitan tanto el Evangelio comola primera Lectura: es el mismo Je-sucristo quien, como Sacerdote, in-tercede por la humanidad, tras rea-lizar el sacrificio pleno de sí mismo(cf. Hb 9, 24-28).

Finalmente, el salmo responso-rial es escogido en armonía con lasdemás lecturas.

 Los tiempos fuertes o privilegiados

Mucho más meticulosa que enel Tiempo Ordinario es la estruc-tura de la Liturgia de la Palabra enlos llamados tiempos privilegiados ofuertes, que recuerdan los grandesacontecimientos de nuestra Reden-ción o que nos preparan para ellos: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pas-cua. En estos tiempos más favora-

bles a la gracia, el criterio de selec-ción se centra mucho más en la te-mática que en la continuidad.

El Adviento, que marca el co-mienzo de cada año litúrgico, com-prende dos preparaciones: una esca-tológica y una natalicia. Así, las lec-turas de los tres primeros domingosnos hablan de la vigilancia y del findel mundo, y las del cuarto constitu- yen una preparación inmediata para

de aquellos. Laslecturas del An-tiguo Testamen-to de los domin-gos no son esco-gidas teniendo

como objetivo lacontinuidad sinoen función delrespectivo Evan-gelio. Se prefi-rió este métodopara destacar laimportancia dela Buena Nue- va. De esta ma-nera, la prime-ra Lectura pue-

de presentarnos una prefigura delhecho narrado por el evangelista ouna profecía que lo anuncia, así co-mo recoger un hecho de la Historiade la Salvación evocado por el Señoro resaltar, por un lado, el tremendocontraste entre el reino de pecado yla miseria humana antes de la veni-da del Salvador y, por otro, su divi-no mensaje.

Consideremos, a título de ejem-plo, la primera Lectura correspon-diente al Evangelio del domingo32º del Tiempo Ordinario, comen-tado por Mons. João ScognamiglioClá Dias en la edición anterior deesta revista. Paralelamente al gestode la pobre viuda que depositó enel arca del Templo todo lo que tenía(cf. Mc 12, 41-44), la primera Lec-tura nos presenta la figura de la viu-da de Sarepta que no dudó en ali-mentar al profeta Elías con un pu-

ñado de harina y un poco de aceiteque le quedaban para ella y su hijo(cf. 1 Re 17, 10-16).

Y si la primera Lectura apuntaal Evangelio, podemos decir que lasegunda, sacada del Nuevo Testa-mento, parte de él como una conti-nuación o profundización que ganaen densidad teológica al ser anali-zada a la luz de los demás textos li-túrgicos. De modo que, la segunda

   S   h  a  n   t  a  n  u   A   d   h   i  c  a  r  y

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  37

Misa presidida por Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, el 3/10/2012

“Así como tenemos cuidado, cuando nos es distribuido el Cuerpo de Cristo, de no dejar caer nada de él en el suelo,debemos del mismo modo tomar igual cuidado en no dejar escapar de nuestro corazón la Palabra de Dios”

 No despreciemos el don de Dios

Por lo tanto, vemos que la Litur-gia de la Palabra no constituye un ti-po de rito introductorio para la Li-turgia Eucarística, mediante la cualconocemos mejor la Historia Sagra-

da, sino una parte fundamental de lacelebración que prepara nuestras al-mas de la manera más adecuada po-sible para el Sacrificio y el Banqueteeucarísticos.

No en vano, afirma San Cesáreode Arlés, refiriendo un pensamientode su admirado maestro San Agus-tín: “la Palabra de Dios no es menosimportante que el Cuerpo de Cristo.Por eso, así como tenemos cuidado,cuando nos es distribuido el Cuer-

po de Cristo, de no dejar caer nadade él en el suelo, debemos del mis-mo modo tomar igual cuidado en nodejar escapar de nuestro corazón laPalabra de Dios que nos es comu-nicada, pensando o hablando otra

cosa. Porque no es menos culpablequien escucha la Palabra de Dioscon negligencia que quien deja caeral suelo, por negligencia, el Cuerpodel Señor”.9

Sigamos el sabio consejo de es-te santo arzobispo y tengamos debi-damente en cuenta el inmenso teso-ro que la Iglesia pone a nuestra dis-posición durante la Misa, conscien-tes de que eso nos dará grandes fru-tos de santidad y contribuirá a cono-

cer mejor y amar más a Nuestro Se-ñor Jesucristo.

1 Sacrosanctum Concilium, nº 7.2 SAN JUSTINO. Apologia prima pro chris-

tianis. 66: MG 6, 429-430.3 Dei Verbum, nº 21.4 Ídem, nº 1.5 SAN AGUSTÍN. Sermo CIX, c. 6. In:

Obras completas. Sermones (51-116).Sobre los Evangelios Sinópticos. Madrid:BAC, 1983, v. X, p. 160.

6  Dei Verbum, nº 22.7 Sacrosanctum Concilium, nº 51.8 Ídem , nº 35, 1.9 SAN CESÁREO DE ARLÉS. Sermón.

78, 2: CCSL 103, 323-324.

   M  a  r  c  o  s   E  n  o  c

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“Ahora voy a testimoniar

a Jesucristo” 

H

38  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

L A PALABRA DE LOS P ASTORES

Ser cristianos confirmados, ungidos por el Espíritu Santo, nos debe llevar

a sobrepasar el mero cumplimiento de las normas piadosas. Es necesario

acoger siempre el amor que no pasa y da sentido a nuestra existencia.

oy celebramos el vi-gésimo octavo domin-go del Tiempo Ordi-nario, en este mes de

octubre, tradicionalmente conocidocomo el mes misionero.

La razón de ser de la Iglesia esseguir a Jesús, cumpliendo su últi-mo mandato: “Id al mundo ente-ro y proclamad el Evangelio a to-da la Creación” (Mc 16, 15). Queri-da, fundada y organizada por Cris-to, no vive para sí misma, sino pa-ra evangelizar al mundo, para con-tinuar anunciando los valores de Je-sús, es decir, los valores que cuentan y se pueden resumir en vida divina,

que es gracia y don, y en su grande-za, por tanto, en su dignidad.

Para ser discípulo y misionerode Jesús no basta un deseo perso-nal, una iniciativa propia. El don dela gracia es el que nos posibilita, ba- jo la luz y en la fuerza del EspírituSanto, evangelizar, proporcionar anuestro mundo un encuentro siem-pre nuevo con Jesús, invitando a laadhesión a Aquel que da sentido a la vida, hoy y siempre. [...]

 Sin fe, el mundo se hunde en la mentira y en la violencia

En los últimos tiempos, la fe es co-mo una llama que ya no se alimenta

 y va perdiendo su brillo. Ahora bien,si la llama de la fe —que, en sínte-sis, significa comunión con Dios— seapagase, ¿cómo sería nuestro mun-do? ¿Cómo sería un mundo queprescinde del Creador, organizado apartir de ideas y principios meramen-te filosóficos o científicos? ¿Qué se-ría del ser humano sin la dimensiónde la eternidad?

Corremos el riesgo de olvidarque el mundo fue creado a imagen y semejanza del Altísimo. Hoy endía hay mucha gente que ve al cris-tianismo, a la fe, a la Iglesia, a Diosmismo, como un impedimento para vivir su propia madurez y libertad.

Mons. Sergio Aparecido Colombo

Obispo de Bragança Paulista (Brasil)

En las primeras filas, los confirmandos y sus respectivos padrinos en un momento de la ceremonia

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 Ahora, si se deja de lado al Creador,el hombre termina poniéndose en sulugar y buscando relaciones que setraducen en mentira, en violencia y

en muerte. Porque sin Dios el hom-bre no puede realizar absolutamen-te nada.

En muchos aspectos, ya lo esta-mos presenciando. Es muy intere-sante considerar cómo este mundo,que se proclama independiente yafirma que ya ha alcanzado la mayo-ría de edad, está bastante marcadopor la miseria material y espiritual.En él la vida vale muy poco, hasta elpunto de llegar a ser habitual el oír

en las grandes ciudades: “Salgo decasa, pero no sé si vuelvo...”.

Estamos tan acostumbradosa la violencia, con esa materiali-dad que transforma al ser humanoen una mercancía, que nos queda-mos como anestesiados, a la espe-ra de ver cuál será el próximo acon-tecimiento. Pero, ¡no podemos vivirasí! La misión de la Iglesia es, fun-dada siempre en la Palabra del Se-ñor, anunciar ese mundo nuevo queprocede de Jesús y la dignidad dehijos e hijas que dimana de esa vi-da divina.

 Jesús miró con amor al joven rico

En el Evangelio de hoy hemos oí-do que “se le acercó uno corriendo”,a Jesús. Era una persona que no sehabía quedado indiferente ante supalabra y fue a preguntarle: “Maes-tro bueno, ¿qué haré para heredar

la vida eterna?”.Ese “uno” es, en cierto modo, ca-da uno de nosotros, sea hombre omujer. Representa un ser humanodeseoso de una vida auténtica querealice a la persona en su totalidad. Ahora bien, sólo Dios puede hacer-lo. Y, por eso, Cristo le da a esa per-sona una hermosa respuesta: “Ya sa-bes los Mandamientos: no matarás,no cometerás adulterio, no robarás,

no darás falso testimonio, no estafa-rás”. El hombre replicó: “Maestro,todo eso lo he cumplido desde mi ju- ventud”.

Por lo tanto, era una persona jus-ta, en orden con la Ley, a quien Je-sús miró con amor. “Una cosa te fal-ta: anda, vende lo que tienes, dáse-lo a los pobres, así tendrás un tesoroen el Cielo, y luego ven y sígueme”.Pero el joven se marchó triste por-que era muy rico.

 Aquí podemos hacer la pregun-ta que muchos se hacen: pero ¿en-tonces los ricos no se salvan? Cristono dijo eso en el Evangelio; al con-trario, “miró con amor” a esa per-sona. Porque el mal no está en po-seer muchos bienes, sino en no ha-cer buen uso de ellos. La riqueza no

puede ser un obstáculo para mi rela-ción con Dios y con el prójimo. Losbienes materiales obtenidos con tra-bajo y esfuerzo deben conducirmea la verdadera libertad, nutriendosiempre el sentimiento de solidari-dad y de compartir, nunca el de do-minio y apego. El desapego, la liber-tad, la alegría interior, nos hacen ap-tos para la vida eterna, que comien-za ya ahora. [...]

 Para ser un auténtico cristiano, no basta cumplir las normas

Vivimos, infelizmente, en unmundo donde muchas veces el mal

se presenta como bien, la injusticiaintenta transformarse en justicia, yla mentira en verdad, usando los ar-gumentos propios de nuestro tiem-po. Y hoy estamos aquí, en esta igle-sia, porque tenemos fe. Queremosrealmente rezar, queremos ilumi-nar nuestra vida por la propuesta dela Palabra, de esta sabiduría que esDios mismo. Queremos realmenteabrazar la causa del Evangelio, quees la causa de la vida. Queremos ha-

cer un camino marcado por la dig-nidad. Y eso es lo que el mundo de-sea ver en nosotros, en nuestra Igle-sia, en las otras iglesias cristianas, encada uno de los que se dicen segui-dor de Jesús.

 Así pues, ser cristianos confirma-dos, ungidos por el Espíritu Santo,nos debe llevar a sobrepasar el me-ro cumplimiento de las normas pia-dosas: “He ido a Misa hoy, estoyen orden con la Ley de Dios”. Es-to no basta, es muy poco. Es nece-sario tener desprendimiento, liber-tad y alegría para rechazar el relati- vismo y acoger siempre a lo absolu-to, es decir, el amor de Dios, revela-do por Jesús y continuado en la Igle-sia, el amor que no pasa y da sentidoa nuestra existencia.

Mis queridos aspirantes a la Con-firmación, bajo la luz del EspírituSanto, salid de aquí alegres, anima-

dos, valientes: “Ahora he sido ungi-do por el Espíritu Santo, soy un cris-tiano adulto. Ahora, alimentado porla Palabra, por la Eucaristía, voy atestimoniar a Jesucristo, Camino,Verdad y Vida”.

 Fragmentos de la homilía de la Misa de Confirmación en la basíli-

ca de Nuestra Señora del Rosario, enCaieiras, Brasil, 14/10/2012

“Hoy estamos aquí porquetenemos fe; queremos iluminar

nuestra vida por la sabiduríaque es Dios mismo”

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40  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

 Benedicto XVI crea la Pontificia Academia de Latinidad 

Mediante la Carta Apostólica enforma de  Motu Proprio titulado  La-tina Lingua, el Papa Benedicto XVIinstituyó el 10 de noviembre la Pon-tificia Academia de Latinidad, con

el objetivo de promover “un mejorconocimiento y un uso más compe-tente de la lengua latina, tanto en elámbito eclesial como en el más vas-to mundo de la cultura”.

Como primer presidente, el San-to Padre nombró al Prof. Ivano Dio-nigi, rector de la Universidad de Bo-loña y renombrado latinista. Y co-mo secretario, al P. Roberto Spataro,SDB, a su vez secretario de la Facul-tad de Letras Cristianas y Clásicas dela Pontificia Universidad Salesiana.

En su Motu Proprio, el Papa re-cuerda que las comunidades cristia-nas de los primeros siglos usaban am-pliamente el griego y el latín, “len-guas de comunicación universal” enel mundo de entonces. Y que tras lacaída del Imperio Romano de Occi-dente la Iglesia “se convirtió en cier-to modo custodia y promotora” delidioma de Cicerón, “tanto en el ám-

bito teológico y litúrgico como en laformación y la transmisión del saber”.El Pontífice destacó que, también

en nuestros días, el conocimientode la lengua y de la cultura latina esmuy necesario para el estudio de lasfuentes de las cuales se sirven nume-rosas disciplinas eclesiásticas, comola Teología, la Liturgia, la Patrísti-ca y el Derecho Canónico. Sin em-bargo, en la cultura contemporánea

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puede verse “el peligro de un cono-cimiento cada vez más superficialde la lengua latina, encontrado tam-bién en el contexto de los estudiosfilosóficos y teológicos de los futurossacerdotes”; por otro lado, se obser-

 va igualmente “un renovado interéspor la cultura y por la lengua latina”.Por ello, parecía urgente crear una

nueva institución eclesial con la fina-lidad de sustentar los esfuerzos parapromover un mejor conocimiento yun mayor aprovechamiento de las ri-quezas de la lengua latina. Para esoha sido creada la Pontificia Academiade Latinidad — explicaba el Papa.

 El Cirio de Nazaret reúne a más de 2 millones de fieles

El segundo domingo de octu-bre es la fecha en la que se realizaen Belém do Pará, Brasil, una de lasprocesiones más grandes del mun-do, con motivo del traslado de laimagen de Nuestra Señora de Naza-ret de su basílica hasta la iglesia pa-rroquial de Ananindeua. El eventoforma parte del conjunto de festivi-dades religiosas conocido como “Ci-rio de Nazaret”, que abarca variasprocesiones y actos litúrgicos en ho-

nor de la mencionada advocación dela Madre de Dios.Las manifestaciones de devoción

a la Santísima Virgen, particularmen-te intensas en la ciudad durante esosdías, tiene su auge en esa procesión,con una duración aproximada de sie-te horas. En ella, la imagen de Maríaes transportada en una berlina ador-nada con flores naturales y tirada porlos fieles mediante una cuerda.

Más de 50.000 devotos asistie-ron este año a la Misa solemne cele-brada a las 5 de la madrugada fren-te a la catedral metropolitana por elNuncio Apostólico, Mons. Giovan-ni D’Aniello y concelebrada por el

arzobispo de Belém, Mons. AlbertoTaveira. A continuación salió la mul-titudinaria procesión, en la que par-ticiparon más de 2 millones de per-sonas. “Ha sido difícil dormir des-pués del Traslado y quedarse a la es-pera para vivir de nuevo esa expe-riencia el domingo”, afirmó emocio-nado el Nuncio.

La utilización de la cuerda del Ci-rio, uno de los mayores símbolos dela procesión, tiene su origen en las

celebraciones de 1855, cuando laberlina que llevaba la imagen que-dó atascada a causa de una lluvia to-rrencial. Los fieles cogieron presta-da una cuerda, que este año alcan-zó 400 metros, para sacar el carruajedel atolladero.

Catequesis del Papa en lengua árabe

Desde el 10 de octubre, las cate-quesis del Santo Padre en las audien-cias públicas pueden ser escuchadasen el mundo árabe a través de un re-sumen acompañado de las explica-ciones pertinentes. La buena noticiaprocede del Servicio Informativo delVaticano, según el cual un locutor delequipo de resumidores ha sido en-cargado de esta tarea, que ya es he-cha para una buena parte de las len-guas europeas y varias orientales.

Esta empresa es vista como un fru-

to directo de la reciente visita del Pa-pa Benedicto XVI al Líbano, demos-trando la constante preocupacióndel Santo Padre por los cristianos enOriente Medio, así como su deseo deapoyarlos y de recordar a todos el de-ber de orar y trabajar por la paz en laregión. También ya han sido tradu-cidos al árabe la Exhortación Apos-tólica Postsinodal  Ecclesia in MedioOriente y el Catecismo para jóvenes.

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  41

n la emocionante ceremonia del 21 de octubre, tres veces el prefecto de la Congregación para las Cau-

sas de los Santos, el cardenal Ángelo Amato, SDB, pidió

encarecidamente al Vicario de Cristo, en nombre de laIglesia, que inscribiera a siete beatos en el Catálogo delos Santos.

En las dos primeras, el Papa respondió invitando ala comunidad a elevar sus oraciones a Dios. Pero, final-mente, en la tercera, proclamó: “En honor de la Santí-sima Trinidad, para exaltación de la fe católica y creci-miento de la vida cristiana, con la autoridad de NuestroSeñor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra, después de haber reflexionado largamente,invocado muchas veces la ayuda divina y oído el parecerde numerosos hermanos en el Episcopado, declaramos y

definimos Santos a los Beatos...”.

 A partir de ese momento los siete beatos fueron de-clarados santos y, en consecuencia, modelo para los ca-tólicos del mundo entero. Ellos son:

 Jacques Berthieu, sacerdote jesuita francés, martiriza-do en Madagascar, el 8 de junio de 1896; Pedro Calungsod, laico filipino, catequista entre los in-

dios chamorros, martirizado a los 17 anos, el 2 de abrilde 1672;

Giovanni Battista Piamarta, sacerdote de Brescia, Ita-lia, fundador de la Congregación de la Sagrada Familiade Nazaret y de las Hermanas Humildes Siervas del Se-ñor, fallecido el 25 de abril de 1913;

 María del Carmen Sallés y Barangueras, fundadora delas Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Ense-ñanza, que durmió en el Señor el 25 de julio de 1911;

 Marianne Cope, nacida en Alemania, religiosa de laCongregación de las Hermanas de latercera orden de San Francisco quese dedicó al cuidado de leprosos du-rante 35 años en Hawai, de los cua-les 30 exiliada voluntariamente en laisla de Molokai, donde falleció el 9de agosto de 1918;

 Kateri Tekakwitha, laica de la tribude los iroqueses, que subió al Cieloel 17 de abril de 1680; y

 Anne Schäffer,  laica nacida en laciudad bávara de Mindelstetten,donde murió en 1925 despues depasar la mayor parte de su vida in-movilizada, padeciendo dolores in-tensos y continuos que le merecie-ron el apodo de “misionera del su-frimiento”.

 La Iglesia tiene siete nuevos santos

Casi un millón de jóvenes en la peregrinación a Luján

De acuerdo con las informacio-nes de la agencia Gaudium Press,

cerca de un millón de jóvenes par-

ticiparon los días 6 y 7 de octubreen la 38ª peregrinación juvenil a pieal Santuario de Nuestra Señora deLuján. La caminata, de 58 km, em-pieza en la ciudad de Buenos Aires, y termina en la hermosa basílica deestilo gótico donde se venera a laPatrona de Argentina. Los peregri-nos llevan una copia de la imagenoriginal, que representa a la Inma-culada Concepción.

El cardenal Jorge Bergoglio, SJ,

 Arzobispo de Buenos Aires, celebróla Eucaristía a la llegada de los pe-regrinos, que este año adoptaron co-mo lema: Madre, enséñanos a traba- jar por la justicia.

La devoción a la Virgen de Lujánse remonta al año 1630, gracias a unportugués, llamado Farías, y se inten-sificó gracias a la gran cantidad demilagros que no han parado a lo lar-go de estos 382 años.

La fachada de la Basílica de San Pedro fue adornada, como escostumbre, con la imagen de los nuevos santos

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42  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

 El Rector Mayor de los salesianos visita Japón

La inspectoría salesiana de SanFrancisco Javier, con sede en To-kio, cumplía en septiembre 75años de existencia, motivo por el

cual el Rector Mayor, el P. PascualChávez, recorrió Japón para visi-tar los oratorios festivos, aspiran-tados, colegios y obras sociales quela obra de Don Bosco posee en esepaís.

En la escuela de Yokohama, el P.Chávez recordó a los más de mil es-tudiantes presentes que “la felici-dad consiste en ser amigo de Jesús”.Y en la escuela Seiko Gakuin, alen-tó a los alumnos diciendo: “Los fra-

casos no deben desanimarnos; sinoser motivo de una recuperación vi-gorosa”.

Los salesianos en Japón tam-bién tienen confiadas ocho parro-quias.

Ésta es la Iglesia que Cristo quie-re. Sólo Cristo da significado pro-fundo y verdadero al ser humano.Debemos ser un pueblo de cora-zón abierto, que crece solamente sieso ocurre con los demás. Solamen-

te así, el desarrollo tendrá un rostrohumano”.Por su lado, el vicario de Es-

peranza Joven de la archidiócesisde Santiago, el P. Francisco Llan-ca Zuazagoitía, subrayaba: “Ésta esuna señal de que los jóvenes estáncon Cristo y con la Iglesia, de que te-nemos que tomarnos más en serio laMisión Joven, acercarnos a ellos, es-cucharlos y acompañarlos. Tienen fe y son el futuro”.

 El 12% de los católicos americanos pensaron hacerse religiosos

La Universidad de George-town, en la capital de Estados Uni-dos, presentó en septiembre un es-tudio elaborado por el Center for Applied Research in the Apostolate a petición de la Conferencia de losObispos Católicos de Estados Uni-dos, que contiene una conclusióntan inesperada para muchos comolo bien fundamentado y metódica-mente desarrollado que fue hechoel trabajo.

En ese estudio —dirigido porMark M. Gray, PhD y Mary L. Gau-tier, PhD— fueron entrevistados1.428 católicos adultos, y el 12% delos varones afirmaron haber consi-derado “con cierta seriedad”, en al-gún momento de su vida, seguir el

camino del sacerdocio o de herma-no en alguna orden religiosa. De lapoblación femenina, el 10% habíaconsiderado “con cierta seriedad”hacerse monja.

Los investigadores también seña-laron que buena parte de los entre- vistados tenían, entre otras carac-terísticas, la de proceder de fami-lias bien constituidas que rezaban elRosario, favorecían la devoción a la

Santísima Virgen y asistían a la Mi-sa dominical.

 La “Capilla Sixtina” del Foro Romano podrá ser visitada

Desde el mes de noviembre los

magníficos frescos de la iglesia deSanta María Antiqua, en el ForoRomano, ya se pueden visitar, tantopor los estudiosos como por el pú-blico en general, según informa laSuperintendencia de los Bienes Ar-queológicos de Roma.

La cantidad y calidad de laspinturas que allí se han encontra-do —en total más de 250 metroscuadrados— hacen de ese recintola “Capilla Sixtina” de la Alta EdadMedia. Construida en el siglo VI,utilizando parte de las estructurasdel palacio de Domiciano, la igle-sia es un testimonio de la transicióndel Imperio Romano a la Era Cris-tiana, en un período que compren-de los siglos VI al VIII. Las pintu-ras representan escenas de la vidade los santos o ilustran pasajes dela Biblia.

Lamentablemente fue abando-

nada tras el terremoto del año 847,cuando una parte quedó sepultadabajo los escombros. Sólo después demil años, es decir, en el siglo XIX,empezaron las obras de restaura-ción que continúan hasta hoy.

 Eslovaquia celebra el “Año de San Cirilo y San Metodio” 

La fe católica llegó al territoriode la actual Eslovaquia hace 1.150

100.000 fieles peregrinaron a la tumba de SantaTeresa de los Andes

El 20 de octubre, más de 100.000personas de varias diócesis de Chi-le, sobre todo jóvenes, participaron

en la 22ª peregrinación al santuariode Santa Teresa de los Andes, reco-rriendo los 27 km desde Chacabucohasta el lugar donde está enterradala primera santa chilena, fallecida alos 20 años de edad.

El arzobispo de Santiago, Mons.Ricardo Ezzati Andrello, destacóen la homilía de la Misa campal ce-lebrada frente el Santuario: “De-béis tener orgullo de ser cristianos.

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  43

años, a través de San Cirilo y SanMetodio, apóstoles de los eslavosque, según la tradición, arribaron enla Gran Moravia el 5 de julio del año863, enviados por el Papa.

En homenaje a esa fecha, que se-

rá conmemorada con varias celebra-ciones a lo largo del año, el Consejode las Conferencias Episcopales deEuropa (CCEE) decidió realizar supróxima asamblea plenaria en Bra-tislava, capital del país, del 3 al 6 deoctubre de 2013. Como las conme-moraciones coinciden con el Año dela Fe, el país lo celebra bajo el lema Año de San Cirilo y San Metodio. Altomar conocimiento de la decisióndel CCEE, el arzobispo de Bratis-

lava y presidente de la ConferenciaEpiscopal Eslovaca, Mons. StanislavZvolensky, afirmó que será una ex-celente ocasión para “dar a conocerla comunidad de los fieles de Eslo- vaquia”.

to XVI, le cupo al cardenal CamilloRuini, presidente del Comité Cien-tífico, hacer la presentación de lospremiados.

En su discurso el Santo Padredestacaba que “personalidades co-

mo el P. Daley y el Prof. Brague sonejemplares para la transmisión deun saber que une ciencia y sabidu-ría”. Y hacen falta, añadía, “perso-nas que, a través de una fe ilumi-nada y vivida, hagan a Dios cerca-no y creíble”. Hoy tenemos necesi-dad de “hombres cuyo intelecto seailuminado por la luz de Dios, pa-ra que puedan hablar también a lamente y al corazón de los demás”,afirmaba.

 400.000 fieles ofrecen flores a la Virgen del Pilar

El 12 de octubre se celebra enZaragoza la fiesta de Nuestra Se-ñora del Pilar, Patrona de Aragón y de la Hispanidad. Una de las for-mas con las que los fieles manifies-tan su devoción a su Patrona esmediante una monumental ofren-da floral, que este año superó to-das las expectativas: a lo largo deldía, 400.000 personas trajeron másde 5.500.000 flores para hacerle unmanto a la Virgen. Participan gru-pos de diversos países, entre ellosdestacó el de Ecuador, país invita-do este año.

  Después de realizada laofrenda, los peregrinos pasan inin-terrumpidamente durante tres díaspara admirarla. Según la tradición,la Virgen María, aún en vida, se le

apareció en el año 40 al apóstol San-tiago el Mayor, que predicaba elEvangelio en la Península Ibérica.Por lo tanto, la futura Patrona ya ve-laba por esas tierras incluso antes deque España existiera.

Una encuesta revela la religiosidad de los universitarios argentinos

En el año 2008 el Consejo Na-cional de Investigaciones Científi-

cas y Técnicas presentó un detalla-do informe de la  Primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina . El trabajo, destinadoa componer un “Atlas de las creen-cias religiosas” en ese país, abarca

todo el territorio nacional y cuen-ta con la colaboración voluntaria dediversas universidades y otras insti-tuciones.

La encuesta reveló que el 76%de los argentinos son católicos, lle-gando al 91,7% en la región noroes-te. Pero lo que sobre todo llamó laatención de los investigadores esque el 78% de la población universi-taria se declara católica.

Un catedrático francés y un jesuita norteamericano reciben el “Premio Ratzinger” 2012

En una ceremonia realizada el20 de octubre en la Sala Clementi-na del Palacio Apostólico, el PapaBenedicto XVI confirió el  Premio

 Ratzinger  al catedrático francés Re-mí Brague, laico, especialista en Fi-losofía de las Religiones, y al sacer-dote jesuita Brian E. Daley, docen-te de Teología Histórica en la Uni- versidad de Notre Dame, EstadosUnidos.

Tras una breve introducción deMons. Giuseppe Antonio Scot-ti, presidente de la Fundación Vati-cana Joseph Ratzinger — Benedic-

 Procesión eucarística recorre las calles de Londres

El 20 de octubre se realizó porsegunda vez la  Procesión de las doscatedrales, llevando a Jesús Sacra-mentado por las calles de Londres.El nombre de “dos catedrales” vie-ne del hecho de que comienza en lacatedral de Westminster y, tras pa-

sar por delante del famoso edificiodel Parlamento y cruzar el río Tá-mesis, finaliza en la de San Jorge,en el barrio de Southwark.

El ostensorio con la Sagrada Eu-caristía fue portado por el obis-po auxiliar de Westminster, Mons.John Sherrington, acompañadopor los canónigos Christopher Tuc-kwell, también de Westminster, yJohn O’Toole, de San Jorge. Al fi-

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44  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

nal de la solemnidad fue dada labendición con el Santísimo Sacra-mento.

La primera “procesión de las doscatedrales” fue realizada en el 2011para celebrar el aniversario de la vi-

sita del Papa Benedicto XVI a Lon-dres, así como el primer aniversa-rio de la fiesta del Beato John Hen-ry Newman.

donde la milagrosa imagen recibiólos homenajes de la archidiócesis yde las autoridades civiles y militares.Y el día 28 el arzobispo de Lima, elcardenal Juan Luis Cipriani, celebróuna solemne Misa en el exterior del

Santuario de las Nazarenas.La fiesta en torno a la imagen delCrucificado tiene más de 300 añosde antigüedad y es una de las prin-cipales celebraciones religiosas dePerú. Según una antigua tradición,un fervoroso esclavo de una hacien-da de Pachacamac pintó la milagro-sa imagen en la pared de su humil-de casa, motivo por el cual tambiénes denominada “Cristo Moreno”.La imagen salió incólume de dos te-

rremotos que devastaron la región.La primera procesión se realizó en1687, después de la primera trage-dia. Una bula papal de 1727 nombróal Señor de los Milagros como Pa-trón de la ciudad de Lima.

gelización y la llamada universal ala santidad, por el Bautismo. Santi-dad que también debe manifestarseen la vida familiar y matrimonial, enla actuación profesional y en todoslos ámbitos sociales. “Solamente los

santos son los más auténticos reno- vadores y evangelizadores de la Igle-sia”, añadió.

 Los laicos son protagonistas de la Nueva Evangelización

El auditorio del Colegio San Agustín, de Lima, fue el escenario,el 25 de septiembre, de la magistralconferencia del Prof. Guzmán Ca-rriquiry, secretario de la Pontificia

Comisión para América Latina, titu-lada El papel de los laicos en la Nue- va Evangelización. La mesa estu- vo presidida por el arzobispo de Li-ma, el cardenal Juan Luis Cipriani,que pronunció calurosas palabras debienvenida y agradecimiento al con-ferenciante.

Durante su exposición, el Prof.Carriquiry recordó el papel protago-nista de los laicos en la Nueva Evan-

 Portugal recibe al Comité Europeo de las Escuelas Católicas

Reunidos en Portugal del 11 al 14de octubre, los miembros del Comi-té Europeo para la Enseñanza Ca-tólica, que congrega a 27 países,emitieron una advertencia a propó-sito de las consecuencias de la crisiseconómica sobre el mundo escolar yla libertad de educación, informa laagencia Ecclesia. También compar-tieron sus preocupaciones sobre laidentidad y la misión de la escuelacatólica en una Europa descristiani-zada y secularizada.

En este contexto, mereció espe-cial atención de los participantes laformación espiritual de los profeso-res y directores de las escuelas cató-licas, indispensable para que éstaspuedan llevar a cabo su misión evan-gelizadora y educadora en la socie-

dad actual.Mons. Antonio Francisco Santos,Obispo de Aveiro, advirtió que el Es-tado, aprovechando la situación pro-blemática y difícil en la que se en-cuentra Europa, intenta desvalori-zar la escuela particular en compara-ción con la escuela pública. Así pues,“el Estado desvía el verdadero deba-te sobre la libertad de los padres y delos alumnos”, señaló el prelado.

 Diócesis albanesa cumple 950 años

Las conmemoraciones por el 950aniversario de la fundación de ladiócesis albanesa de Sapë, que tu- vieron lugar el 29 de septiembre,contaron con la presencia de un en- viado especial del Papa BenedictoXVI, el cardenal Santos Abril y Cas-telló, Arcipreste de la Basílica deSanta María la Mayor.

La mencionada diócesis, una delas seis que existen actualmente en Albania, es sufragánea de la Ar-chidiócesis de Shkodrë-Pult, famo-sa porque de ella procede el mila-groso fresco de Nuestra Señora delBuen Consejo que hoy se venera enGenazzano, Italia. La fundación deesa diócesis se remonta al siglo XI,cuando fue erigida por el Papa Ale-

 jandro II. Albania tiene cerca de 3millones de habitantes, de los cualescerca del 20% son católicos.

 Lima rinde homenaje al Señor de los Milagros

Como es costumbre, el día de lafiesta del Señor de los Milagros, el18 de octubre, una gran procesiónrecorrió las principales avenidas deLima, pasando por la Plaza Mayor,

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 M

SEPTUAGÉSIMO  ANIVERSARIO DEL IV CONGRESO EUCARÍSTICO N ACIONAL

 Recuerdo de un encuentro de fe

ientras Europa se encontraba inmersa en la Se-

gunda Guerra Mundial, en São Paulo, Brasil, serealizaba, en septiembre de 1942, el IV Congreso Euca-rístico Nacional, con la presencia de más de 500.000 per-sonas, una multitud sumamente disciplinada y compene-trada nunca antes vista en la historia de ese país, comodecían los periódicos de la época. El número sorprendeincluso en nuestros días, sobre todo si consideramos quela capital paulista tenía por entonces menos de un mi-llón cuatrocientos mil habitantes.

Por invitación del entonces arzobispo de la capi-tal paulista, Mons. José Gaspar de Afonseca e Silva, elProf. Plinio Corrêa de Oliveira, presidente de la Junta

 Archidiocesana de Acción Católica, pronunció un dis-curso de saludo a las autoridades presentes, encabeza-das por el Nuncio Apostólico, Mons. Bento Aloísio Ma-sella, durante el cual afirmó: “Brasil no será grande porla conquista, sino por la fe; no será rico por el dinerotanto como por la generosidad. Realmente, si sabemosser fieles a la Roma de los Papas, nuestra ciudad podrá

ser una nueva Jerusalén, de belleza perfecta, honor, glo-

ria y júbilo del mundo entero”.Sesenta y cinco años después, esa íntima conexión en-tre la grandeza y la fe era reconocida por el Papa Be-nedicto XVI, al desembarcar en el Aeropuerto Interna-cional de Guarulhos, en los siguientes términos: “Brasiles una nación rica en potencialidades, con una presen-cia eclesial que es motivo de alegría y esperanza para to-da la Iglesia. [...] Sé que el alma de este pueblo, como to-da América Latina, conserva valores radicalmente cris-tianos que jamás serán cancelados”.

* *  *

Para recordar esa importante fecha de la vida religio-

sa de Brasil, el Museo de Arte Sacro de São Paulo orga-nizó la exposición Escenas de un encuentro de fe, en cu- ya inauguración, el 3 de octubre, estuvo presente el ar-zobispo, el cardenal Odilo Pedro Scherer. La muestra,que estuvo abierta al público hasta el 4 de noviembre,fue montada con base en el acervo del Archivo Metro-politano de la Archidiócesis de São Paulo.

Algunos aspectos del IV Congreso Eucarístico Nacional: procesión del Santísimo Sacramento, llevadopor el Nuncio Apostólico, Mons. Bento Aloisio Masella; vista parcial del público en el Valle del Anhangabaú;

procesión en la avenida San Juan; y la llegada de la copia de la imagen de Nuestra Señora Aparecida

   F  o   t  o  s  :   A  r  c   h   i  v  o   D .   D  u  a  r   t  e   d  e   l  a   C  u  r   i  a   M  e   t  r  o  p  o   l   i   t  a  n  a

   d  e   S   ã  o   P  a  u   l  o

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 Los ojos que vieron la Luz 

46  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

HISTORIA PARA NIÑOS... ¿O  ADULTOS LLENOS DE FE?

Muy pronto, una Luz brillará en las tinieblas de este

mundo. Y a causa de esa Luz te prometo que verás

con tus propios ojos las maravillas creadas por Dios.

n la lejana Palestina, hacemás de dos mil años, unaniña llamada Judith se sen-taba al lado de un pozo, to-

das las mañanas, para pedir limosnas.Tras la muerte de su madre vivía só-lo con su padre, quien la llevaba to-dos los días allí para conseguirel sustento de ambos.

La joven era ciega de naci-miento. Sin embargo, su des-gracia no le hacía perder elánimo. Ayudaba a las carava-nas, siempre alegre y bien dis-puesta, a extraer agua, mien-tras cantaba bonitas cancio-nes, y con eso iba ganandoalgo de dinero, que ensegui-da era recogido con avidezpor su progenitor. La destre-za con la que sacaba el agua yla sencillez de su corazón con-

quistaban la admiración delos viajantes, que encontra-ban en la inocencia de esa al-ma infantil el mejor refrigeriopara sus fatigas.

En las horas en que se que-dada a solas, Judith era un es-pectáculo para los ángeles.Tener la infelicidad de no po-der ver las bellezas creadas nole impedía anhelar la venida

el movimiento de transeúntes habíaaumentado bastante y seguramen-te aquel matrimonio iría a inscribirseen la tierra de sus antepasados. Servi-cial como siempre, se ofreció de muybuena gana a proporcionarles agua, yles preguntó con cortesía:

— ¿También estáis viajan-do vos por lo del empadrona-miento?

— Sí, pequeña, respondióel hombre. Me llamo José.Soy de la casa de David y voya Belén con mi esposa, María,que está encinta.

El tono grave y bondadosode su voz penetró en el fondodel alma de la ciega mucha-chita. Cerca de ellos se sentíallena de paz y alegría. Y la no-ble señora, como adivinandosus sentimientos, le acarició

su cabeza diciéndole:— Muy pronto, una Luzbrillará en las tinieblas de es-te mundo. Y a causa de esaLuz te prometo que verás contus propios ojos las maravillascreadas por Dios.

Transcurrieron varios me-ses desde entonces y la vi-da junto al pozo continuabasiendo la misma... No obstan-

Judith, ciega de nacimiento, pedía limosnastodos los días para ayudar a su padre

del Mesías. Al contrario, algo le ha-cía sentir en el fondo de su alma queese momento estaba cercano.

Un día, cuando estaba en su sitiohabitual, oyó las voces de un hombre y de una joven mujer. Con el edic-to promulgado por César Augusto

Emelly Tainara Schnorr

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  47

te, la pequeña conservaba ensu corazón la promesa de esaseñora. Pensando en ella, can-turreaba alegremente cuan-do una tarde fue interrumpi-da por el típico ruido de ani-

males.— Niña, ¿qué haces aquísolita?, le preguntó una per-sona con acento extranjero.

— Canto y saco agua de es-te pozo para ayudar a mi pa-dre. Pero decidme: ¿quiénsois vos? ¿De dónde venís?He oído una música y un tro-pel y he pensado que seríauna caravana.

— Has juzgado bien. For-

mo parte del séquito delrey Melchor, que regresa aOriente. He tenido que pararpara dar de beber a mi caba-llo y debo reunirme con la co-mitiva tan pronto como se re-cupere del esfuerzo.

— ¿Y qué ha llevado a un rey, co-mo vuestro amo, a emprender tanlargo viaje?

— ¿Cómo preguntas eso? ¿Serásla única en Israel que no sabe lo delnacimiento del Rey de los judíos enBelén?

— ¡El Rey de los judíos!, exclamóJudith, mientras su corazón latía confuerza.

— Sí. Es un niño bellísimo y ma- jestuoso. Cuando mi señor lo vio, seprostró ante Él y lo adoró. Despuésse dirigió a su madre, María, y le ro-gó se dignase aceptar el oro que lehabíamos traído.

La niña escuchaba boquiabiertamientras el paje continuaba narrán-dole las peripecias del viaje: la pro-digiosa estrella que se les apareció,la conversación con Herodes y lossacerdotes, la llegada a Belén, el avi-so recibido en sueños aconsejándo-les volver por otro camino...

Cuando se marchó, un torbellinode ideas giraba en la mente de Ju-dith. Aquel niño de Belén ¿no se-

ría el Mesías esperado? Y su ma-dre, ¿no decía el paje que se llama-ba María, como la bondadosa Seño-ra que había conocido? Con todo,no era posible que Ella viajase en unpobre jumento, acompañada tan só-lo por su esposo. Debía tratarse deuna mera coincidencia...

Pasaron algunos meses más y los viajeros que frecuentaban el po-zo empezaron a contarle terriblesacontecimientos: el rey Herodes,por recelo de perder el trono, habíaordenado matar a todos los niñosmenores de dos años. Judea enteraestaba transida de dolor y bañada en

sangre inocente...“¿Cómo podía un rey tan podero-so tener miedo de un niño indefen-so?”, se preguntaba la chiquilla. “¿Có-mo era posible siquiera concebir unaorden tan cruel y arbitraria? ¿Qué ha-bría ocurrido con el Rey de los judíos?¿Y con el hijo de María?”.

 A partir de esas noticias, el cantode Judith pasó a ser menos alegre.Su fe, no obstante, no había dismi-

nuido. El timbre suave de laspalabras de la distinguida da-ma le volvía una y otra vez asu mente. “Señora —le decíaen su interior— no me he ol- vidado de vuestra promesa”.

Una fresca mañana la jo- ven oyó unas voces conocidas.El corazón le salía del pecho y tuvo que contenerse para nosalir corriendo al encuentrode esas personas... porque seacordó que era ciega.

Sin embargo, pronto se di-sipó cualquier duda. Se tra-taba, de hecho, de José y deMaría, que iban camino deEgipto huyendo de Herodes.

En esta ocasión no viajabansolos: un niño fuera de lo co-mún les acompañaba, el cual jugaba elegantemente con unlirio blanco que llevaba en lamano.

 Aunque Judith no lo veía,por un misterioso sexto sentido per-cibía su presencia y fue acercándosea Él poco a poco. El niño la mirabacon amor y, cuando ya estaba muycerca, le entregó, con una sonrisa, sualbísima y perfumada flor, tocándo-le la mano.

— ¡Un lirio en el desierto!, ex-clamó al recibirlo. ¡Con esa fragan-cia y textura! Y con estos pétalos tanblancos y lindos como nunca se ha visto...

Por un momento se quedó para-lizada... ¡Sus ojos veían la luz! Po-día admirar la azucena que el niñole había dado, contemplar al venera-

ble varón, cuya voz le reconfortabael alma, deleitarse con el rostro ful-gurante de aquella señora inmacula-da. Más que eso, veía sentado en losbrazos de su madre, como en el más valioso de los tronos, al Mesías cuya venida tanto había suspirado.

La promesa de María se habíacumplido. Ante la Luz del mundo,los ojos de la niña inocente comen-zaron a ver la luz.

“¡Un lirio en el desierto! Y con estospétalos tan blancos y lindos...”

   E   d   i   t   h   P  e   t   i   t  c   l  e  r  c

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48  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

1. Beata Liduina Meneguzzi,  virgen(†1941). Misionera italiana delInstituto San Francisco de Sales,fallecida en Dire Dawa, Etiopía.Se destacó por su caridad con lospobres, enfermos y presos.

2. Domingo I de Adviento.

Beato Juan Ruysbroeck, pres-bítero (†1381). Se retiró condos amigos al monasterio deGroenendaal, Bélgica, para lle- var una vida recogida bajo la re-gla de San Agustín. Escribió so-bre los diversos grados de la vidaespiritual.

3. San Francisco Javier,  presbítero(†1552).

Beato Juan Nepomuceno De

Tschiderer, obispo (†1860). Obis-po de Trento, Italia, que en tiem-pos difíciles dio un admirable tes-timonio de amor por su Iglesia.

4. San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia (†cerca de749).

San Osmundo, obispo (†1099).Obispo de Salisbury, Inglaterra,celebró la dedicación de la cate-dral y uniformizó las costumbresde su diócesis.

5. San Sabas, abad (†532). Patriarcade los monjes de Palestina, fundóen el desierto de Judea un nue- vo estilo de vida eremítica, en sie-te monasterios que se llamaron“lauras”.

6. San Nicolás, obispo (†s. IV).Santa Dionisia y San Mayóri-

co, mártires (†s. V). Madre e hi- jo asesinados con horribles tortu-ras durante la persecución del rey vándalo arriano Hunerico.

7. San Ambrosio, obispo y doctor dela Iglesia (†397).

San Juan el Silencioso, obispo(†558). Por tener un gran amor al

Gregorio Nacianceno y San Ce-sáreo. Dio ejemplo de vida sobria y piadosa, y de generosidad conlos pobres.

10. San Mauro, mártir (†cerca dels. IV). El Papa San Dámaso locelebra como un niño inocente aquien ningún suplicio consiguióapartarlo de la fe.

11. San Dámaso I, Papa (†384).Beato Jerónimo Ranuzzi, pres-

bítero (†cerca de 1468). Ordena-do sacerdote en la Orden de losSiervos de María, fue profesor en

 varias casas de estudios de su Or-den, en Italia.

12. Nuestra Señora de Guadalupe,

Patrona de América Latina.San Simón Phan Dac Hoa,

mártir (†1840). Médico y padrede familia, decapitado en Hue,Vietnam, por haber hospedado aunos misioneros en su casa.

13. Santa Lucía,  virgen y mártir

(†cerca de 304).Beato Antonio Grassi, presbí-tero (†1671). Religioso de la Con-gregación del Oratorio fallecidoen Fermo, Italia, ejerció su minis-terio impulsando con su ejemplola educación de los jóvenes.

14. San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia (†1591).

Beata Francisca Schervier, vir-gen (†1876). Apodada “madre de

los pobres”, fundó en Aquisgrán, Alemania, la congregación de lasHermanas de los Pobres de SanFrancisco.

15. Beata María Victoria Fornari,

 viuda (†1617). Fundó en Génova,Italia, la Orden de las Hermanas Anunciatas Celestes, para honrara la Santísima Virgen en el miste-rio de la Anunciación.

“Santo Tomás Becket” - Catedralde Canterbury (Inglaterra)

silencio y al recogimiento, renun-ció al episcopado de Colonia, en Armenia, y fue a vivir en la laurade San Sabas, en Palestina.

8. La Inmaculada Concepción de la

Bienaventurada Virgen María.

Beato Luis Liguda, presbítero y mártir (†1942). Sacerdote po-laco de la Congregación del Ver-bo Divino cruelmente asesinadoen el campo de concentración deDachau, Alemania.

9. Domingo II de Adviento.

San Juan Diego Cuauhtlatoa-

tzin (†1548).Santa Gorgonia, madre de fa-

milia (†cerca de 370). Hija deSanta Nona y hermana de San

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  49

Beata Francisca Schervier

16. Domingo III de Adviento.

Beato Honorato de Biala Po-

dlaska, presbítero (†1916). Sa-cerdote capuchino, se dedicó ala administración del sacramentode la Penitencia, a la predicacióndel Evangelio y al consuelo de lospresos. Falleció en Nowe Miasto,Polonia.

17. San José Manyanet y Vives,

presbítero (†1901). Fundador delas congregaciones de Hijos e Hi- jas de la Sagrada Familia, en Bar-celona, España, con la misión de

imitar, honrar y propagar la devo-ción a la Sagrada Familia de Na-zaret y de promover la formacióncristiana de las familias.

18. San Winebaldo de Hildesheim,

abad (†761). Junto con su herma-no, San Willibaldo, siguió a SanBonifacio para evangelizar a lospueblos germánicos.

19. San Anastasio I, Papa (†401).Varón de insigne pobreza y apos-

tólica solicitud, se opuso firme-mente a las doctrinas heréticas.

20. San Filogonio,  obispo (†324). Abogado elegido obispo de An-tioquía, en Siria. Junto con San Alejandro, fue el primero en lu-char contra la herejía arriana.

21. San Pedro Canisio, presbítero ydoctor de la Iglesia (†1597).

Beato Pedro Friedhofen, reli-

gioso (†1860). Obrero que se de-dicó a la asistencia a los enfermos y fundó en Coblenz, Alemania, laCongregación de los Hermanosde la Misericordia de María Au- xiliadora.

22. San Queremón, obispo y már-tir (†250). Obispo de Nilópolis,Egipto, asesinado durante la per-secución del emperador Decio.

23. Domingo IV de Adviento.

San Juan Cancio o de Kety,

presbítero (†1473).San José Cho Yun-ho,

már-tir (†1866). Murió a palos siendoaún joven en Tjyen-Tiyon, Corea,por seguir las huellas de su padre,también mártir, San Pedro ChoHwa-so.

24. San Delfín,  obispo (†antes de404). Segundo obispo de Bur-deos, Francia. Trabajó diligente-mente contra la herejía de Prisci-liano.

25. Solemnidad de la Natividad del

Señor.

Beata María de los Apóstoles

 von Wüllenweber, virgen (†1907).De origen alemán, fundó en Tí- voli, Italia, el Instituto de las Her-manas del Divino Salvador.

26. San Esteban, diácono y proto-mártir.

Beato Segundo Pollo, presbíte-ro (†1941). Siendo capellán cas-trense durante la Segunda Gue-rra Mundial, murió en Montene-gro alcanzado por una bala cuan-do asistía a un soldado herido. Ensus manos llevaba el Rosario y lossantos óleos.

27. San Juan, apóstol y evangelista.Según Eusebio de Cesarea, mu-rió ya centenario en Éfeso en losprimeros años del siglo II. Fue el

único de los Doce que no sufrióel martirio.San Teodoro, presbítero y

mártir (†cerca de 841). Monje dela laura de San Sabas, en Palesti-na, preso y torturado en Constan-tinopla por los iconoclastas. Mu-rió en la cárcel, en la actual Hi-sarlik, Turquía.

28. Santos Inocentes, mártires.

Beata Mattia Nazzareni, aba-desa (†cerca de 1326). Durantecuarenta años fue superiora delmonasterio de las clarisas de Ma-telica, Italia, revelándose comogran mística y sabia organizadora.

29. Santo Tomás Becket, obispo ymártir (†1170).

San Marcelo, abad (†cerca de480). Superior del monasteriode los  acemetes  de Constantino-pla, donde día y noche los monjescantaban el Oficio Divino, dividi-dos en varios coros.

30. Domingo. Fiesta de la Sagrada

Familia, Jesús, María y José.

San Félix I, Papa (†274). Rigióla Iglesia durante el gobierno delemperador Aureliano.

31. San Silvestre I, Papa (†335).Beato Alano de Solminihac,

obispo (†1659). Trabajó para co-rregir las costumbres del pueblo y renovar con celo apostólico, detodas las formas posibles, la dió-cesis de Cahors, Francia.

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 La Navidad y la cruz 

¡N

50  Heraldos del Evangelio · Diciembre 2012

Para unos, la Navidad de 1075 fue una de las más tristes

de la Historia; para otros, una de las más conturbadas.

Pero ¿qué diría el mismo San Gregorio VII si pudiera

narrarnos lo que ocurrió ese día?

blas del pesebre donde el Niño Jesúsfue recostado, después de haber si-do acogido por los brazos virginalesde su Santísima Madre.

La primera iglesia de la cristian-dad dedicada a la Madre de Dios es-taba iluminada por una cantidad con-siderable de candelabros, creando unambiente de solemnidad y de sacromisterio. El monje cisterciense Hil-debrando, que dos años antes habíasido elegido Sucesor de Pedro, adop-tando el nombre de Gregorio VII,empezó piadosamente la celebracióndel Santo Sacrificio y, haciéndose ecodel canto de los ángeles, entonó confirmeza el Gloria in excelsis Deo.

Cada vez que, durante la celebra-ción, la mirada del Papa recaía so-

bre las tablas sagradas, sentía un es-calofrío de emoción: ¡allí había des-cansado el Verbo hecho carne, hacíamás de diez siglos! Y tras la consa-gración descansaría también en susmanos, en Cuerpo, Sangre, Alma yDivinidad, aunque oculto bajo lasSagradas Especies.

Seguramente que San GregorioVII celebraría la Santa Misa con si-milares sentimientos en su corazón.

Pero cuando se dirigía hacia los fie-les para darles la Comunión, se oyóun ruido estruendoso y una tropa ar-mada entró en el templo. Muchosfieles huyeron.

Los invasores, conducidos porun noble romano llamado Cencio,avanzaron sobre el Papa y lo hirie-ron a puñaladas. Lo despojaron desus ornamentos sacerdotales, man-chados con la sangre que le fluía dela cara, lo arrastraron hacia afuera y, bajo una lluvia torrencial, lo lle- varon hasta una torre cerca del Pan-teón para encerrarlo.

 Al amanecer, el pueblo de Romase reunió impaciente frente al Cam-pidoglio y cuando se enteró dóndeestaba prisionero su Pastor salió co-

rriendo a liberarlo. Al verse rodeado y por temor alfuror de la muchedumbre amena-zadora, Cencio se tiró a los pies deSan Gregorio implorándole clemen-cia. Éste le perdonó el atentado quehabía cometido contra su persona,aunque en relación con la ofensa he-cha a la Iglesia le impuso como pe-nitencia una peregrinación a Jerusa-lén. Entonces se acercó a la ventana

Felipe García López Ria

avidades de toda laHistoria! ¿Quiénpodría tener no-ción de todo lo que

ocurrió en esas más de dos mil no-ches? ¡Cuántos milagros, cuántasgracias recibidas y cuántas comuni-caciones hechas por el divino Infantea las almas en esos bendecidos días!

Navidades grandiosas o humilde-mente celebradas; en templos mag-níficos o en pequeñas capillas, seme- jantes en pobreza a la gruta de Be-lén. Noches santas conmemoradasen medio de una multitud o entremiembros de una pequeña familia.Sin embargo, contradiciendo la tóni-ca de alegría de todas las Navidades,hubo unas que recuerdan los sufri-

mientos que Cristo quiso padecer yaen su entrada en este mundo.* * *

Caía una copiosa lluvia en la ciu-dad de Roma la noche del 24 de di-ciembre de 1075. El frío era intenso,la atmósfera, cargada. Enfrentandolas inclemencias del tiempo, el Pa-pa Gregorio se dirige a la Basílica deSanta María la Mayor, la cual ya al-bergaba desde aquella época las ta-

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Diciembre 2012 · Heraldos del Evangelio  51

de su prisión y le pidió al puebloromano que no le hiciera ningúndaño al sacrílego agresor, que pudoescapar libremente.

 Así pues, el pueblo condujo alPontífice en triunfo por las calles dela Ciudad Eterna, en dirección alPalacio de Letrán, con la certezade que tras lo sucedido el Papa de-searía cuidar sus heridas, lavarse,cambiarse de ropa y descansar.Sin embargo, le indicó a la mul-titud otro destino: la Basílica deSanta María la Mayor. Los fielesno entendieron el motivo de esadecisión, pero obedecieron.

 Al llegar, San Gregorio subió

al altar y concluyó la Liturgia dela Nochebuena, interrumpida ho-ras antes. Sólo después se dirigió alPalacio Lateranense.

* * *Para unos, la Navi-

dad de 1075 fue unade las más tristesde la Historia; pa-ra otros, una de lasmás conturbadas.

Pero si tuviéramos la oportuni-dad de oír del mismo monje Hilde-brando la narración de lo ocurridoen ese día, seguramente que resal-taría cómo, durante ese episodio,sus sufrimientos estuvieron unidosa los de Nuestro Señor Jesucristo.

Cuenta una piadosa tradición queel Niño Jesús, después de dirigir suprimera sonrisa a su Madre virgi-nal, extendió los brazos en forma decruz, prenunciando la Pasión. Si asífue, con ese gesto quiso enseñarnosque en medio de las alegrías navide-ñas los hombres no deben olvidarsedel objetivo de su venida al mundo:operar la Redención del género hu-

mano, por el sacrificio de su propia vida. De este modo, invitaba a loshombres de los siglos venideros a

unirse a sus dolores.Eso es lo que hizo San

Gregorio VII, a lo largo detodo su pontificado, mar-cado por la terrible per-secución del más famo-so potentado de aquellaépoca.

Imagen del Niño Jesús veneradaen la Casa Santiago, de los

Heraldos del Evangelio, en Bogotá(Colombia). Al fondo, capilla de

Salus Populi Romani - Basílica deSanta María la Mayor, Roma

   F  o   t  o  s  :   G  u  s   t  a  v  o   K  r  a   l   j   /   L  u   i  s   M  a  r   í  a

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A

o  r  o   d  e  r

bsolutamente siempre libre

de toda manchade pecado y todahermosa y perfec-ta, manifestase tal

  plenitud de ino-cencia y santidad,

que no se concibeen modo algunomayor después de

 Dios y nadie pue-de imaginar fuerade Dios.

(Beato Pío IX, Bula Ineffabilis Deus)