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    GERARDO LPEz SsmE

    La pregunta no es ya cmo hacer que la experien-cia de la naturaleza de lugar a juicios necesarios?Sino: cmo hacer que el hombre piense lo que nopiensa, habite aquello que se le escapa en el modode una ocupacin muda, anime, por una especie demovimiento congelado, esta figura de si mismo quese le ptesenta bajo la forma de una exterioridad tes-taruda... Desplazamiento cudruple en relacin con la

    pregunta kantiana, ya que se trata no de la verdadsino del ser; no de la naturaleza, sino del hombre; node la posibilidad de un conocimiento, sino de un pri-mer desconocimiento; no del carcter no fundado delas teoras filosficas frente a las ciencias, sino de laretoma en una conciencia filosfica clara de todo estedominio de experiencias no fundadas en que el hombreno se reconoce.

    FOUCULT, M.: Las palabras y las cosas, Ed. Si-glo XXI, Mxico, 1968, p. 314.

    Tenemos ante nosotros dos tareas que se condicionan mutua-mente: quisiramos exponer lo que consideramos ms fundamentaldel pensamiento poltico y social de Heidegger y hacerlo de formatal que se posibilitase un dilogo con el marxismo alejado de toda

    tentativa de vampirizacin. El primer elemento que descubre todo

    aqul que intente pensar seriamente a Heidegger es una ambigUe-dad conscientemente mantenida. Esto permite que a nuestro trabajose lo pueda considerar unilateral en su desarrollo. En efecto, sera

    muy fcil oponer a la interpretacin que intentaremos desarrollar

    y que por lo demsse centra enel segundo Heidegger. el hecho

    Anales d e Seminario de H de la Filosofa, it IV. Ecl. Univers. Complutense. Madrid, 1984

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    de que Heidegger durante algunos meses se adhiri al crecientenacional-socialismo, convirtindose en rector de la Universidad deFriburgo, publicando textos y pronunciando discursos en los quese incitaba a los estudiantes aparticipar activamente en la construc-cin de la nueva Alemania y a apoyar con su voto las decisiones deHitler. Pero aparte de su progresivo alejamiento con respecto alnazismo, y reconociendo que es una tarea que est por realizar la derelacionar sus posicionamientos polticos con el desarrlo de mu-chos de sus conceptos filosficos, la cuestin puede zanjarse conalgo que escribi Heidegger en Laa experiencia del pensamiento:Todo pensamiento profundo corre el riesgo de caer en profundoserrores. Sorteado este primer escollo podemos ya comenzar nues-tra exposicin.

    Para nuestra tarea resulta imprescindible empezar considerando

    la situacin desde la que crece y se estructura su pensamiento. Setrata de la crisis y posible superacin de la metafsica, trmino queaqu no designa una peculiar disciplina filosfica, sino la esenciantima de nuestra historia occidental-europea: greco-romana, juedo-cristiana, europea y moderna.

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    Varios caminos se abren ante esta perspectiva. Heidegger sea-la: Estoy convencido de que> en el mismo lugar del Mundo en queha surgido el mundo tcnico> tambin se puede preparar el cambio,pero ste no se realizar por la asuncin del Budismo Zen u otrasexperiencias del mundo oriental. Para esta vuelta del pensamientose necesita la ayuda de la tradicin europea y s nueva inclinacin.El Pensamiento slo puede transforrnarse por otro Pensamiento quetenga el mismo origen y destinoEste es el camino que ha reco-rrido Heidegger en sus meditaciones sobre los presocrticos o sobreel origen de la obra de arte.

    Pero caben opciones ms radicales ante esta crisis. Un buenejemplo lo constituye las -opiniones de F. FANON, que en Los conde-nados de la tierra escribe: Compaeros: el juego europeo ha ter-minado- definitivamente> hay ~que encontrar otra cosa. Podemos hacercualquier cosa ahora, a condicin de no imitar a Europa. La opcinno puede ser otra que ... orientemos nuestros msculos en una di-reccin nueva. Tratemos de inventar al hombre total que Europa hasido incapa3z de hacer triunfar.. - Occidente ha querido ser una aven-tura del Espritu y en nombre del Espritu, del espritu europeo> porsupuesto, Europa ha justificado sus crmeens y ha legitimado laesclavitud en - la que mantiene a las cuatro quintas partes de la hu-manidad

    4.Otra postura que seala una salida por va de la superacin de

    nuestro etnocentrismo y que en este sentido se enfrentara a lo

    que sealaba Heidegger en el prrafo que citbamos antes es la quesostiene R. GAIUDUY en Dilogo de civilizaciones, propuesta por laque no ocultamos nuestra simpata. Occidente es un accidente. Estees el primer axioma de cualquier invencin del futuro. La manera quelos occidentales tienen de considerar al individuo cntro y medidade las cosas, de reducir toda realidad al concepto, es decir> de erigiren valores supremos la ciencia y las tcnicas como medio de mani-pular las cosas y los hombres, es una minscula excepcin en laepopeya humana de tres millones de aos, La creacin de un verda-dero futuro exige que se recuperen todas las dimensiones del hombre

    desarrolladas en las civilizaciones y culturas no occidentales.Slo ri-iediante ese

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    nacido estudioso D. T. Suzux en la que destaca muy certeramenteaquello -que puede aportamos el zen: Vivir- en el zen Heidegger explica qu ignifica Dios en esta consumacin de la me-tafsica: Dios es el hombre para el dominio de las ideas y losidea-les. Este dominio. de lo sobrenatural se considera desde Platnmejor dicho: desde la ltima poca griega y desde la interpreta-cin cristiana de lafilosofa platnica como el verdadero mundo,el mundo real propiamente dicho. Por tanto, la frase para Nietzsche, la filosfiaoccidental entendida como platonismo, se acab. -

    Si Dios como fundamento suprasensible y como fin de todo lo realest muerto, si el mundo suprasensible de las ideas ha perdido sufuerza obligatoria y sobre todo despertdora y constructiva, ya noqueda nada a que el hombre pueda teners y por lo cual puedaguiarse. El nihilismo; el ms inquietante de los huspedes, est a lapuerta, empieza a reinar en el desierto que crece. -

    Qu significa esto? Lo nuevo de nuestra posicin actual es unaconviccin que todava ninguna jioc haba tenido: que no tenemosla verdad. Todos los hombres anteriores tenan algn tipo de verdad;nosotros> no. El superhombre todava no ha llegado. Nadie experi-menta la inocencia del devenir. El eterno retomo de lo igual se ocultay es desfigurado. Reina la voluntad de poder.

    Una excelente caracterizacin de nuestr tiempo se encuentra en laIntroduccin al pensamiento filo-~Jico de 1< . H. VOLKMANN-SCHLUcK,uno de cuyos captulos Tcnica, Voluntad y Weltanschauungvamos a presentar en apretada sntesis: La soberana de la voluntadse acrecienta ms y ms mediante la conquista tcnico-cientfica delo real. Mas, para qu aconteec este acontecer. Cul es el sentidode este incesante incremento de podero de la voluntad? La rspuesta

    6 Suzuxi, D. T., y FROMM, E.: Budismo zen y psicoanlisis> Ed. F.C.E., Madrid,1975,p. 131.

    Sendas prdidas, Ed. Losada, Buenos Aires> p. 181.

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    puede provocar pavor: no hay sentido ni finalidad. Pero la valuntadslo puede querer cuando tiene fines determinados. La carencia defines que surge con su soberana amenaza al mismo tiempo a suquerer. Por eso la voluntad mantiene ocultas esa falta de metas quesurge y se acrecienta a travs de ella. Esta ocultacin inunda comouna oculta niebla todos los campos de la vida moderna, de tal mane-ra que todos se ven dominados por la oscura sensacin de no penetrarjam6s con exactitud en la realidad de lo que sucede. Pero hay anotra sensacin ms terrible que la de no poder penetrar el muroque encubre y oculta la realidad: nos referimos a la sensacin quemencionbamos antes de que detrs del muro puede no haber nada s.

    Cmo han caracterizado Heidegger y Maarx nuestro tiempo? Corren en paralelo sus pensamientos? Marx habla explcitamente dela enajenacin, de la objetivacin> de la alienacin del hombre mo-derno. Heidegger, de la objetivacin de todo ente por obra de lavoluntad de subjetividad, de la apatridad del hombre moderno laapatridad se convierte en destino del mundo, del abandono y delolvido del ser. Marx dice que el trabajo tcnico lleva a desconoceral hombre> y no slo enajena a ste respecto de su esencia, sino a lascosas tambin respecto de sus esencias. Del hombre dice que suexteriorizacin vital y su realizacin es su desrealizacin, convir-tindose as en una realidad extraa para st mismo. En el trabajo lasfuerzas esenciales del hombre la esencia ontolgica de la pasinhumana resultan alienadas; - -. puesto que hasta ahora toda acti-vidad humana era trabajo, es decir, industria> actividad alienada des misma, tenemos ante nosotros las fuerzas esenciales objetivadadel hombre bajo la forma de objetos sensibles, extraos> tiles, bajola forma de la enajenacin. Marx no reclama retroceso alguno elhumanismo de Marx no necesita ninguna vuelta a la antigUedad>leemos en la Carta sobre el humanismo, y menos an espera quela historia del mundo se convierta en un idilio de aldea. Los textosque citamos a continuacin no deben inducirnos a engao: El tra-bajador ya no sabe qu es la vivienda iluminada segn el Prome-teo de Esquilo, uno de sus mayores dones, que hizo del salvaje unhombre ~. Todos los hombres se han convertido en trabajadores,y lo que Marx ve y dice no concierne slo al obrero industrial: Elsalvaje no se siente extrao en su caverna, o mejor dicho> en esteelemento natural> que le ofrece espontneament su utilizacin y cobi-jo, s siente tan a gusto como el pez en el agua. En cambio, el stanodel pobre le es hstil, que no puede considerar

    8 Introduccin al pensamiento filosfico, Ed. Gredos, Madrid, 1977, cap. V.9 Mm, K.: Manuscritos de Pars, en OME-5, Ed. Crtica, Barcelona, 1978,

    p. 390.

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    como su hogar en el que pueda decir al fin: aqu me encuentro encasa, donde se siente, por el contrario, en casa ajena, de otro quese halla constantemente al acocho para ponerle en la calle en cuantono

    1 pague ehalquiler. Igualmente sabe el contraste cualitativo quehay entre su vivienda y la vivienda trascendente, humana, situada- enel cielo de la riqueza lO~

    Las cosas mismas, en tanto que son desganadas por el dominiode la objetivacin y . de la cosificacin, pierden.su esencia. La propie-dad privada ~no slo aliena la individualidad de los hombres> sinotambin la de las cosas: la tierra nada tiene que ver con la rentaque percibe el terrateniente, ni la mquina con la ganancia que obtie-ne el fabricante. Deeste modo se expresaba Marx.

    Qu dice Heidegger? El hundimiento (de la verdad del ente) se

    cumple sobre todo a travs de la demolicin del mundo acuado porla metafsica y1el -devastamientode la tierra, que es inherente a lametafsica. Derrumbe-Sr devastacin encueiitran. cumplimiento adecua-do en que.el horbre de la metafsica> el animal rationale, es fijadocomo bestia de trabajo, no pudiendo nis que errar a travs de losdesiertos de. la tierra devastada 3 .

    Para poder entrever la significacin de la -puesta en plaza del hom-bre como animal de labor debemos primero meditar acerca delhundimiento del-mundo y.de la-devastacin de la tierra.

    Queel mundo de la metafsica se hunda significa que todas las

    referencias y fundamentaciones-

    carecen de base finne, que han per-dido su carcter de apodcticas y no puede ya proporcionar orienta-cin clara de ninguna especie. Esta carencia - total de fundamenta-cin inaugura la poca de la errancia; y st slo es posible alldonde ha desaparecido todo anclaje, toda sujecin autntica a algo.Este all es nuestro ahora. En esta errancia halla su fundamentola lucha incesante por el poder y e l manejo imperialista del mundo.Esta lucha, segn entrev. Heidegger, no puede conducir a ningunadecisin, porque no-existe nada de lo cual ellapueda decidir> dadoque queda excluida de toda distincin> de la diferencia (del ente en

    relaci6n al ser); por tanto, de toda verdad y que su propia fuerza por no hablar de sus terribles conse-cuencias para nuestra patria, en especial, la fisura que la parte porel medid? Esta guerra mundial no ha decidido nada, si tomamos aquel concepto de decisin en sentido tan amplio y tan alto que ataanicamente al destino esencial del hombre en sta tierra. Lo nico

    1 0 Op. cit., p. 396.II Hrnna~orni: Essais et Confrences, Ed. Gallimard; Parfs, 1966, p. 81.

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    que logr es hacer aparecer con mayor claridad los contornos decuanto ha quedado por decidir ~.

    Pero sucede algo an ms grave: las guerras mundiales, sealar

    Heidegger, constituyen la forma preliminar que toma la supresinde la diferencia entre la guerra y la paz, supresin devenida necesaria,en la poca en que el ente es abandonado lejos de toda verdad delser y, por tanto, el mundo deviene un no-mundo.

    Tanto las luchas. por el poder planetaria como sus consecuenciasinmediatas, las guerras> tienen su origen en una determinada posturadel hombre contemporneo frente al ente que Heidegger denominala usura. E~ta est determinada por el equipamiento en sentido me-tofsico, por el cual el hombre se convierte en seor de la realidadelemental 14

    El poder total que el hombre ha adquirido sobre la naturalezaproducto del despliegue incondicionado e incesante de las cienciaslo lleva a considerar a sta como un gran depsito de mercancas a lacual es posible explotar sin fin; tal explotacin es la esencia de lausura. Esto llevar a nuestro autor a afirmar que si no se puederesponder a la pregunta cundo vendr la paz?, esto no es porqueno se aperciba el fin de la guerra, sino porque la pregunta apuntaa algo que no existe ms, la guerra misma no es nada que puedaterminar en una paz. La guerra ha devenido una variedad de lausura del ente y se contina en tiempos de paz ~. Guerra fra, guerra

    contra la naturaleza..-

    No obstante y aqu se muestra por entero el total desarraigode la poca del acabamiento> con todos los medios disponiblesy con la ayuda de nuestra sociologa, psicologa y psicoterapia y al-gunas otras medidas, nos haremos cargo, dentro de poco, de quetodos los hombres alcanen un idntico estado de idntica felicidad,asegurndose el bienestar de todos 16 Por otra parte> ste es el pro-yecto que SKINNER ha propuesto en Walden dos y en Ms all de lalibertad y la dignidad.

    Reparemos ahora en aquella devastacin de la tierra que acom-

    paa a este recin descrito hundimiento del mundo de la metafsi-ca. Ello tiene lugar en la llamada poca atmica; en ello el dominioindiscriminado del ente es llevado a cabo como consumacin de lavoluntad de la voluntad (la voluntad antes quiere querer la nada queno querer, dijo Nietzsche), la cual impone las formas fundamenta-les que le permiten manifestarse: el clculo y la organizacin de todas

    3 Qu significa pensar?, Ed. Nova, Buenos Aires, 1964, p. 68.

    14 Rssais a Confrences, Ed. cit., p. 106.

    16 Qu significa pensar?, Ed. cit., p. 83.

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    las cosas 17 A su vez, el clculo y la organizacin no deben ser pen-sados como siemples variantes administrativas, sino como resultadodel ejercicio del modo contemporneo de- la usura: la tcnica. Esta

    caracteriza la poca atmica y abre el camino de la devastacin; porello Heidegger se preocupar por. definirla no como el resultado, sinocomo el espritu de nuestra poca> llegando a decir: Nuestra era noes la de la tcnica por ser era de mquinas, antes bien, es una era de

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    mquinas por ser una era tcnicaPero, qu significa la tcnica como modo fundamental de la usu-

    ra? En 1953, Heidegger pronunci en la Escuela Tcnica Superior deMunich una conferencia titulada La cuestin de la tcnica. Mli se pre-guntaba por la esencia de la tcnica. Esta era definida como Ge-steII:imposicin (creemos que esta palabra expresa mejor que el tnnino

    organizacin lo que Heidegger quiere dar a entender).La tcnica moderna es una im-posicin, una provocacin agresivade la naturaleza. As, toda naturaleza incluso la humana y ante tdola humana deviene materia prima. Esta tcnica moderna constituyeun desafo de la naturaleza por el cual sta se coloca bajo el trancede suministrar energas que puedan ser aalmacenadas. Esta tcnicano se confa a la naturaleza> sino que embiste contra ella bajo laforma de explotacin. Esto marca la diferencia decisiva entre> porejemplo, el trabajo del labrador y la empresa agrcola. El primerono reta al suelo, sino que se confa y espera de ste su fruto. Bajo la

    forma deempresa

    elsuelo

    y el paisaje desaparecen en su totalidad,lo cual significa que se transforman en objetos a los cuales, medianteun plan de ataque racional y precalculado, se forzar para que pro-duzcan cuantitativamente productos; los cuales, a su vez> bajo formaempresarial, sern almacenados, distribuidos y consumidos ~

    Todo esto> desde luego> no debe interpretarse en el sentido deque Heidegger desee volver a pocas preindustriales. Cuando Heideg-ger habla, a menudo habla de pastores, campesinos y campos, de loscaminos del campo y de los caminos del bosque> de rboles y de mon-taas. Todo esto suena a agrario> campesino. La Selva Negra pareceun oscuro macizo que

    impidever con claridad

    eldesarrollo

    de lomoderno. En el curso Qu significa pensar?, en el que intenta hablarde la esencia de la tcnica y del pensamiento en cuanto oficio porexcelencia, elige como ejemplo el oficio de carpintero, tal como lorealiza el carpintero de aldea. Elige este ejemplo. Pero advierte quefue elegido como ejemjilo en el supuesto de que a nadie habla deocurrrsele que la eleccin de este jemplo ponga de manifiesto laesperanza de que el estado de nuestro planeta pudiera volver a trans-

    17 Essais et Confrences, Ed. cit., p. 92.I~ Qu significa pensar?, Ed. cit., p. 28.9 Cf. para todo lo anterior el libro ya citado de SsAin, M. C.

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    formarse, en un tiempo previsible o en algn tiempo, en un idilioartesano aqu hay que recordar lo - que a propsito de este mismoaspecto decamos del pensamiento de Marx. Pero volvamos a nues-tro tema central. Trtase del mundo convertido en un gran mercado

    de compradores y vendedores, la naturaleza en un depsito de mer-cancas y los entes degradados a meras existencia (en la ms bajaacepcin del trmino: aquella que utiliza> por ejemplo, el comer-ciante cuando dice: tengo existencias). Todo esto es consecuenciadel negocio planetario de la tcnica. Axaos, K., ha denunciado estocon singular agudeza: ... la historia del mundo se realiza unitariay totalmente e ncuanto historia mundial> todos los hombres y pue-bIos de la tierra piensan dentro del mismo plan, procuran el mismoplan y son movidos por el mismo; en suma: se miden con el mismorasero. Un pensamiento variado y unilateral, una ciencia eficientey una tcnica total aferran todo el planeta y conducen a la humani-dad unida -es decir, uniformada a la radical dominacin de lanaturaleza, a la satisfaccin de todas las necesidades e impulsosnaturales (e incluso espirituales). Laa humanidad colectiva se pre-senta como el planificador; es el sujeto colectivo> que abarca todoslos objetos que encuentra delante para transformarlos realmentepor obra de su voluntad prctico-tcnica, que no conoce lmites.

    Esta imagen total y unitaria se presenta hoy en todos los paisesy en todas las cabezas; sus variaciones le pertenecen. Judos y cristia-nos, positivistas e idealistas, burgueses y marxistas persiguen lomismo> lo sepan o no. Por doquier se aprende y se ensea> se hacey se produce todo segn este esquema. El mismo plan sigue ejecutn-dose sobre toda la superficie de la tierra> tcnico-terica y tcnico-prcticamente ~.

    Aunque este largo prrafo que hemos citado nos parezca muyacertado en tanto que descripcin del estado actual del mundo, nopodemos evitar el considerarlo en ciertos aspectos un poco simplifi-cador. En efecto> no todas las cabezas piensan lo mismo> y no es lahumanidad colectiva la que se presenta como el planificador> sinodeterminadas capas sociales de determinados pases> que, eso si,tienen un dominio casi absoluto sobre el planeta. En suma, nos pare-ce que esta descripcin no tiene en cuenta el fenmeno de la luchade clases> el movimiento ecologista, etc.; pero si Axaos ha tenidoen cuenta estos fenmenos> desde nuestro punto de vista resultaratodava ms criticable, pues indicarla que no piensa que en estasluchas se estn dirimiendo cuestiones esenciales> que tocan el fondode la esencia del hombre y de la organizacin social. Pero olvidandoesto se podra objetar ingenuamente: Todo funciona. Se construyen

    Introduccin a un pensar futuro, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1973, p. 1 0 0 .

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    ms y ms obras elctricas. Se producir cada vez ms inteligente-mente, los hombres estn bien abastecidos en la parte altamente- tec-nificada de- la Tierra. Vivimos un bienestar general. Qu falta aqu?

    La respuesta de Heidegger a la anterior pregunta en el curso delaconversacin con Spiegel fue la siguiente: Todo funciona> esto es loinquietante, que funcione, y que el funcionamiento nos impele siem-pre a un mayor funcionamiento y que la tcnica de los -hombres lossepara -de la Tierra y los desarraiga siempre ms. No s si ustedesestn asustados; en -todo caso, yo me asusto al ver las fotos de laTierra desde la Luna. No necesitamos bombas atmicas, el desen-raizamiento de los hombres es un hecho. Tenemos solamente purasrelaciones tcnicas. No hay ningn rincn sobre la Tierra en el quehoy el hombre pueda vivir ~.

    No podemos sino estar de acuerdo con estas ltimas afirmacio-nes de Heidegger> a las que nosotros aadiramos la pervivencia de- lapobreza en grandes zohas del planeta, la explotacin econmica, elmanejo imperiali~ta del mundo, etc.; pero lo que se deduce de todoello es que no todo funciona, y quiz hoy, en los 8 0 , stemos mejorpreparados para comprenderlo, entre otras cosas graci~s a las obrasde Heidegger, de lo que l lo estaba en el 66.

    Hechas estas aclaraciones a propsito del hundimiento del mun-do y de la devastacin de la tierra, pasaremos ahora a analizarlo que extrae Heidegger como -consecuencia de ambas: ... el hombrede la metafsica, el animal racional, es puesto en plaza como bestiade trabajo.

    Para Heidegger es gracias al trabajo que el hombre accede hoyal rango metafsico de la objetivacin incondicionada de todas lascosas presentes que manifiestan su ser en la voluntad de voluntad.De modo que en el trabajo queda el ttulo Voluntad de poder y laconsecuente movilizaci general del mundo baj la figura del tra-bajador.

    Para aclarar la nocin de trabajo debe pensrsela en ntima cone-xin con la noin de dolor: El trabajo es en esencia dolor, porquees, simultneamente, negacin del mundo y negacin de su propio

    ser por parte del trabajador. Y realizacin en esa negacin. En mediode este dolor y trabajando sin cesar para poder sostenerse en mediodel ente que lo rechaza y atrae, el hombre deviene bestia, y comotal es abandonado al vrtigo de sus fabricaciones, a fin de que sedesgarre a simismo, que se destruya y caiga en la nulidad de la Nada-

    Este hombre as bestializado vaga ciegamente por el suelo devas-tado de la metafsica acabada. Acicateado por el principio de pro-ductividad, no halla un segundo de paz; frente a la ausencia de

    21 Loc. cit., p. 10.

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    diferencia que acompaa a la usura del ente, l mismo resulta uni-formado a tal punto que Un hombre sin uni-forrne deja ya una im-presin de irrealidad, hoy, semejante a la de un cuerpo extraoa nuestro mundo ~. En efecto, puesto que la realidad consiste enla homogeneidad del clculo planificable, el hombre tambin debeingresar en la uniformidad para mantenerse acorde con lo real. Sobreel presentimiento de este doloroso final (el cual puede durar tantocomo el camino hasta aqu cumplido por la Metafsica) Nietzsche es-cribi con tremenda lucidez: Cada uno quiere lo mismo: todos soniguales; quien siente de otro modo va voluntariamente al man-

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    comioLlegados a este unto de nuestra exposicin parece conveniente

    sealar las coincidencias de esta posicin hideggeriana respecto deltrabajo con la del joven Marx.

    Marx explica la alienacin del trabajo tal como sta se manifiesta,primero, en la relacin del trabajador con el producto de su trabajo,y segundo> en la relacin del trabajador con su propia actividad.

    Marx constata que, una vez entregado a las leyes de la produc-cin capitalista, el trabajo se empobrece inevitablemente. Pues mien-tras ms trabaja el obrero, ms poderoso se vuelve el mundo ajenode los objetos que produce y que se opone a l, y ms pobre se vuelvel mismo. Es decir, el trabajador se convierte en una mercanca tantoms barata cuanto ms mercancas produce. La depreciacin delmundo de los hombres aumenta en proporcin directa con la acuxnu-lacin de valor en el mundo de las cosas.

    El trabajador alienado de su producto est al mismo tiempo alie-nado de s mismo. El trabajo, en su verdadera forma> es un mediopara la autorrealizacin del hombre, para el desarrollo pleno de suspotencialidades; pero en su forma actual en la sociedad capitalistael obrero no afirma, sino que niega su esencia. En vez de desarrollarsus libres energas fsicas y mentales, mortifica su cuerpo y arruinasu espritu. Por consiguiente, lo primero que siene es que est con-sigo mismo cuando est libre de su trabajo y separado de s mismocuando est trabajando.

    Las anteriores palabras ratifican plenamente lo que en la expo-sicin de Heidegger fue denominado dolor. El cual era el resultadonegativo del trabajo y de la realizacin en la propia negatividad.

    Pero Marx da un paso ms por el que no creemos que se hayaaventurado Heidegger: Si el producto del trabajo, en vez de per-tenecer al trabajador se le opone como una fuerza ajena, es que per-tenece a otro hombre. Si el trabajo es un tormento para el trabaja-

    ~2 Essais a Confrences, Ed. cit, p. 112.23 As hablaba Zarathustra, Ed. Ibricas, Madrid, 1964, p. 27.

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    dor, tiene que ser satisfaccin y alegra de vivir para otro. Ni losdioses ni la naturaleza> slo el hombre puede ser este poder ajeno

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    sobre el hombreEste -texto viene a significar que si bien es cierto que los produc-

    tos del hombre acaban dominando a sus creadores, esto es as porquesobre la totalidad dominan ciertos hombres clases sociales queimponen unas estructuras que permiten esta prevalencia de las cria-turas sobre sus creadores- Si este proceso afecta tmbin a esasclases sociales y en qu medida es un difcil tema que aqu slo pode-mos mencionar.

    Si la negatividad de la sociedad capitalista reside en la alienacindel trabajo, la negacin de esta negatividad slo podr obtenerse conla abolicin del trabajo alienado. Siendo la abolicin de la propiedadprivada simplemente un medio para conseguir esto y no un fin en simisma. De tal formase posibilitara el comunismo; es decir, la apro-piacin real de la -esencia del hombre por y para el hombre y > portanto, el retomo completo y consciente del hombre a si mismo. comoser social> es decir> como ser humano. Es la solucin verdadera delconflicto del hombre con la naturaleza y con el hombre> de la brechaentre la- existencia y la esencia, entre la reificacin y la autodetenni-nacin> entre la libertad y la necesidad, entre el individuo y el g-nero5.Propone Heidegger alguna solucin para el actual estado decosas? Escuchemos sus propias palabras: Antes que el ser pueda

    mostrarse en su verdad inicial es necesario que el ser como voluntadsea roto> que el mundo sea. invertido> la tierra liberada de la devas-26

    tacin y el hombre sujeto a lo que no es ms trabajo -En 1955, Heidegger pronunci en Messkirch, ante los paisanos de

    su tierra natal> una breve alocucin bajo el ttulo Serenidad>Y. Laparte medular de esta disertacin comienza con una caracterizacinde la poca actual en la cual se reitera la denominacin de -era at-mica y se insiste en la amenaza del desarraigo. Ambos sucesos sehan producido mediante una inversin de todas las representacionesfundamentales> por la cual el mundo aparece ahora como un objeto

    sobreel cual el pensamiento calculador dirige sus ataques> y a esosataques ya-nada se resiste. En este mundo la cuestin fundamental dela ciencia y de la tcnica -no es cmo conseguir energa> sino de qumanera domipar y dirigir esas energas atmicas, cuyo orden y gran-deza supera toda imaginacin. Este problema plantea> a su vez> otrode importancia ms decisiva an que el de la tecnificacin completa

    24 Manuscritos de Paris, cd. cit, p. 357.25 Cf. op. ciL, Pp. 374388.~ Rssai.s et Confrences, cd. cit.. p. 83.27 Seguimos la exposicin de M. C - CAsan en su obra ya citada> pp. 96-99.

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    del mundo: el problema del hombre. Lo que verdaderamente debeinquietamos, dir Heidegger, es que el hombre no est preparadopara esta transformacin, que no consigamos an explicamos legti-mamente, por medio del pensamiento meditante, aquello que propia-mente en nuestra poca emerge ante nuestros ojos. La situacinparece, ciertamente, desesperanzadora. Cabe an alguna solucin?Nadie puede responder esta pregunta. De acuerdo con esto, la res-puesta las respuestas de Heideger no es terminante.

    En este escrito y ante esta situacin Heidegger propone hacerjugar el pensamiento meditante contra el pensamiento simplementecalculador y enfrentar con aqul las situaciones decisivas. (Aqu hayque destacar el paralelismo de este planteamiento con el de la Escue-la de Frankfurt: Hacer jugar una razn sustantiva frente a la razninstrumentaL)

    Para Heidegger, sobre la base de un despertar y mantener en vigi-lia al pensamiento meditante, es posible preguntarse lo que puedesuceder si el viejo arraigo llega a desaparecer. No es quiz posibleque, en cambio, un nuevo terreno, un nuevo suelo, le sea ofrecido alhombre, un suelo donde el hombre y sus obras extraeran una nuevasovia para su desarrollo, en el corazn mismo de la poca atmica?La respuesta puede y debe ser afirmativa. Vemoslo.

    En principio> qu significa pensamiento meditante? El pensa-miento meditante es una existencia, una convocacin a que no nosfijemos en un solo aspecto de las cosas, que no seamos prisionerosde una representacin> que no nos lancemos hacia una va nica enuna sola direccin. Todo ello es ajeno a la meditacin y muy prximo,por el contrario> a lo que en el curso Qu signijia pensar? se lam pensamiento unidimensional o pensar por una sola va.. All seseal: El pensar por una sola va, que en las formas ms diversasse va extendiendo ms y ms, es una de aquellas formas de dominiode la esencia de la tcnica que no se sospechan y que no llaman laatencin, siendo, empero, necesarias a esta esencia que quiere la abso-luta univocidad y, por ende, la necesita ~.

    El pensar undimensional es>en

    esencia, la formade

    pensar propiade la tcnica, que la supone y que nos impide trascender nuestraactual relacin con ella. MRCUSE ha caracterizado muy bien el pensarunidimensional: En l> ideas, aspiraciones y objetivos, que trascien-den por su contenido el universo establecido del discurso y la accin,

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    son rechazados o reducidos a los trminos de este universo -Esta limitacin del pensamiento no es nueva; no hay que olvidar

    que el mundo tcnico no es sino la prolongacin de la metafsica tra-

    2 S < - Q u significa pensar?, cd. cit., p. 30.29 El hombre unidimensional, Ed. Seix Barral, Barcelona, 1972, p. 42. Cf.,

    para lo siguiente, p. 45 .

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    dicional. El racionalismo moderno ascendente, tanto en su forma

    especulativa- como emprica, -muestra un marcado contraste entre elradicalismo crtico extremo enel mtodo cientfico y filosfico, porun lado, y un quietismo acrlico en la actitud hacia las institucionessociales establecidas - y operantes. As, el ego cogitans de Descartesdeba dejar los grandes cuerpos pblicos intactos> y Hobbes sos-tena que el presente debe siempre ser preferido, mantenido y con-siderado mejor- Kant coincida con Locke en justificar la revolucinsiempre y cuando lograse organizar la totalidad e impedir la sub-versin.

    En oposicin a esto, el pensar meditante exige de nosotros queaceptemos detenemos en cosas que a primera vista parecen incon-ciliables. En este caso> el pensar meditante debe reflexionar acerca dela posibilidad de una realizacin de la libertad del hombre dentrodel mundo de la tcnica. -Lo primero que este pensar debe aceptares el hecho incontrovertible de la tcnica y de su necesidad para elhombre contemporneo. Sera insensato arremeter con la cabezagacha contra el mundo tcnico; y seria prueba de escasa lucidezquerer condenar este mundo como si fuera obra del diablo. Depen-demos de los objetos de la tcnica que, por as decir, nos requierenpara que los perfeccionemos sin cesar. Esto lo ha comprendido muybien R. ScHERER cuando declara: La cuestin estriba en reactivarintenciones naturalistas y , en definitiva, siempre humanistas> cuandonos enfrentamos precisamente con la ausencia de finalidad de latcnica. Es preciso avanzar hasta el lmite en que se hace necesarioabandonar la imagen tradicional del hombre, fundada en una meta-fsica subyacente. La representacin de la naturaleza, por muy ideali-zada y purificada que sea, forma parte integrante de esta imagen. Enla utopa naturalista la naturaleza, pensada en cuanto productoconsumible, en armona idlica con el hombre, permanece siendo estanaturaleza de -la tcnica que se ofrece a la representacin y a la expo-tacin de-sus recursos

    El problema, el verdadero problema, no es la tcnica en s misma,sino la relacin entre sta y el hombre. El hombre contemporneoha asumido esta relacin bajo la forma de una absoluta dependen-cia> es un esclavo de los objetos tcnicos. Los creadores se han ren-dido ante sus criaturas> con palabras del joven Man. Pero sta no esla nica ni la ms indicada forma de asuncin de la tcnica porparte del- hombre. Heidegger apunta otra posibilidad: Podemos uti-lizar los productos de la tcnica, pro al mismo tiempo liberarnos deellos. Podemos decir s al empleo inevitable de objetos tcnicos y almismo tiempo decirles no, en el sentido de que les impidamos acapa-

    30 Heidegger o la experiencia del pensamiento, Ed. Edaf, Madrid, 1975 , p. 31.

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    ramos y as falsear, trastornar y finalmente vaciar nuestro ser. Latcnica deja desde ese momento de dominar al hombre para pasara servirlo, a ser simplemente tcnica (instrumento, medio) para

    que aqul desarrolle su ser ms Intimo mediante el ejercicio de lalibertad.Donde tal cosa acontece, lo hace por virtud de un temple de nimo

    fundamental y nuevo, que Heidegger llama serenidad, Este es elespritu del alma templada n presencia de las cosas.

    No otra cosa es d que pensaba el joven Marx cuando hablabade la necesidad de la negacin del trabajo como tal. En efecto, si eltrabajo significa que se le niega al individuo que trabaja, su desarrollolibre y univetsal, la liberacin del individuo es al mismo tiempo laabolicin del trabajo, en donde el trmino abolicin encierra tam-

    bin el significado de que a un contenido se le restituye su verdaderaforma. Estamos aqu ante un elemento poco mencionado, el del indi-vidualismo comunista, el repudio a todo fetichismo con respecto a lasocializacin de los medios de produccin o al crecimiento de lasfuerzas productivas, la subordinacin de todos estos factores a laidea de la libre realizacin del individuo ~.

    Volviendo a Heidegger, ste insiste en que por medio de la sere-nidad tood el progreso y la desenfrenada carrera de la tcnica toda-va pueden adquirir un sentido y una perspectiva. El desarraigadoestar en medio de los entes deviene la efectiva habitacin en una

    tierra que soporta y alimenta sin dolor, Y esto porque se revela, porprimera vez, el sentido oculto de la tcnica mediante una actitud que- Heidegger denominar el espritu abierto al secreto. Este espfr!ta,

    tinido a la templanza del nimo frente a las cosas (Serenidad), nosvuelven posible habitar entre las cosas de una manera completa-mente nueva. Ns prometen otra tierra, otro cielo sobre el cual, aunquedndonos en el mundo tcnico, pero al resguardo de su amenaza,podramos permanecer y subsistir.

    Aquellas jornadas de Messkirch fueron cerradas con unas pala-bras de 3 . P. HEBEL: Quermoslo o no, somos plantas que apoyadas

    en sus races deben brotar para poder florecer en el espacio y allengendrar frutos.En este sentido, el pensamiento es la nic~ salvacin posible de

    nuestra actual situacin. Sin embargo escribe Heidegger en laCarta sobre el humanismo, jams el pensamiento crea la casa delSer. El pensamiento conduce a la existencia histrica es decir, lahumanhtas del homo humanus al mbito en donde se levanta la

    3 1 Una excelente exposicin de este aspecto se encuentra en MRcuSE: Razn y revolucin, Alianza Ed., Madrid, 1976, pp. 282-289.

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    aurora del indemne (o del hombre salvaje, o de la salvacin: desHeilen).

    Esta sorprendete formulacin se justifica y se torna accesible a laluz de uno de sus ms conocidos enunciados: Lo que verdaderamen-te da que pensar es que todava no pensamos. Un autor ya mencio-nado, ScHERER> comenta esta frase diciendo: Lo que ms da quepensar es el estado del mundo actual. En torno a l se organizan pen-samientos: reflexiones, teoras, conferencias. Sin duda, interpretandoel pensamiento como representacin anticipada de lo que ser o delo que debe ser, la accin prevalece de modo incontestable sobre elpensamiento. Pero esto no es todava

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    est; una ayuda indirect~, una ayuda a travs de un rodeo. Y ahoramismo omos: Yo no puedo ayudarles.

    HEIDEGER: Tampoco yo puedo.Qu nos queda ante esta situacin? Slo un Dios puede salvar-

    nos todava. Nos queda la nica posibilidad de prepararnos, por elPensar y el Poetizar, para la aparicin de un Dios o su ausencia en

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    el ocaso; frente a la ausencia de un Dios nos hundimosCiertamente, resultara estpido criticar la opcin de Heidegger

    por otra parte ya escribi Walter Benjamn que slo gracias a aque-los sin esperanza nos es dada la esperanza, pero nosotros hacetiempo que escogimos otra que slo nos cabe expresar con palabrasde E. BIocH: La esperanza,que Herder quera conjurar himnica-mente en el Genio del futuro:

    porque qu es saber de la vida, y tregalo de los dioses, fisonoma proftica y del presentimientovoz encantada que me cantas!

    precisamente la esperanza del saber de la vida se hizo acontecimien-to en Marx, para que lo fuera realmente. El acontecimiento no ha ter-minado porque representa l mismo un nico adelante en el mundomodificable, en el mundo con la felicidad implcita. Es lo que anunciala totalidad de las Once tesis: el hombre socializado, aliado con unanaturaleza en mediacin con l, es la reconstruccin del mundo en

    en patria ~.Paradjicamente estas palabras expresan perfectamente el anhe-

    lo de Heidegger. Pero aquello que l anhelaba, y en lo que ya nopoda creer, nosotros esperamos todava verlo realizado.

    ~ Op. cit., pp. 2 y ss.34 El principio esperanza, T . Y , Ed. Aguilar, 1977, Madrid, Pp. 282-283. El l-

    timo subrayado es nuestro.