Heidegger Martin Tiempo y Ser (Tecnos)

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  • Tiempo y serMartin Heidegger

  • TIEMPO Y SER

  • MARTIN HEIDEGGER

    TIEMPO Y SER

    Introduccin deMANUEL GARRIDO

    Traduccin deMANUEL GARRIDO,

    JOS LUIS MOLINUEVOy FLIX DUQUE

    SEGUNDA EDICIN

    aos

    b

  • Ttulo original:Zur Sache des Denkens

    l. edicin, 19992. edicin, 2000

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    Max Niemeyer Verlag, Tbingen, 1988Introduccin Manuel Garrido, 1999

    EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S.A.). 2000Juan Ignacio Luca de Tena, 15 28027 Madrid

    ISBN: 84-309-3356-5Depsito Legal: M. 19.052-2000

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    , O

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    Referencia: 407

  • NDICE

    INTRODUCCIN, por M. Garrido ........................................................... .. Pg.TIEMPo Y SER ............................................................................................... ..

    PROTOCOLO DE UN SEMINARIO SOBRE LA (ONFERhN(IA TIEMPO Y SER .......... ..EL PINAL DE LA FILOSOFA Y LA TAREA DEL PENsAR ...................................... ..MI CAMINO EN LA FENOMENOLOGA .............................................................. ..

    REFERENCIAS ................................................................................................ ..

    [7]

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  • INTRODUCCINLOS VERICUETOS DE HEIDEGGER:

    DE SER Y TIEMPO AL ACAECIMIENTO APROPIADOR

    La conferencia Tiempo y ser, primero y principal de loscuatro ensayos reunidos por Heidegger en este libro, fue pronun-ciada por su autor en 1962 en la Universidad de Friburgo, y cons-tituye uno de los ms ambiciosos intentos publicados por el envida para dar a conocer la clave de su ltimo pensamiento.

    Se trata de la continuacin de Ser y tiempo, el legendario einacabado mamotreto de 1927 que le vali a Heidegger su espec-tacular hegemonia en el pensamiento continental europeo de losaos treinta? De hecho, el plan de investigacin propuesto al ini-cio de Sery tiempo prometa ya, bajo el ttulo de Tiempo y ser,un estudio monogrco de este asunto que nunca vio la luz. Perono son pocos los que piensan que el viraje intelectual marcado ydesarrollado por Heidegger durante las tres decadas y media queseparan 1962 de 1927 termin situndolo en las antpodas filos-ficas de aquel libro.

    l. Los HALLAZGOS DE SER l TIEMPO

    Del episodio acadmico que precipit la publicacin del ma-nuscrito de Ser y tiempo da cuenta la breve nota autobiogrficaque pone fin al presente volumen. Merced a esa publicacin se leabri el paso a la ctedra a aquel modesto hijo de Sacristn, semi-narista frustrado y prometedor docente de Friburgo que era enton-ces Martin Heidegger, quien haba abandonado ya las esferas delpensamiento oficial catlico para hacer fenomenologa con el co-loso Husserl.

    El objetivo programado en Ser y tiempo era plantear a fondo lacuestin del ser, el tema capital de la ontologa que tanto apasiona los griegos. Abordar abiertamente ese tema delataba ya una vo-luntad de navegar contra corriente, pues, en el paisaje filosficoalemn de aquellos aos, el neokantismo continuaba maximizando,

    [9]

  • lO TIEMPO Y SER

    pese a la fenomenologa, la tendencia del pensamiento moderno asuplantar la cuestin del ser por la del yo y la ontologa por la teo-ra del conocimiento.

    Pero el aspecto que pareca ms agresivamente iconoclasta deaquel libro, y que incluso contribuy a determinar la ruptura de Hei-degger con Husserl, era su visin del hombre. Metodolgicamenteintroducida con el argumento de que el anlisis ontolgico del enteque se interroga por el ser debe ser previo al anlisis ontolgicodel ser, la pintura del hombre en Ser y tiempo es la de un ente cons-titutivamente mundano y moribundo, anclado en la finitud. Nadatenia que ver semejante pintura con el sujeto cognoscente de losfilsofos idealistas, cuyos miopes tanteos sensoriales jams supie-ron darnos cuenta cabal de la existencia de la realidad exterior. Elestar-en-el-mundo no era para Heidegger un punto de llegada sinode partida, no un dato a obtener adventiciamente sino el dato habi-tual que ya poseemos porque es la estructura que nos constituye.En el hecho de que la voz alemana Dasen (que normalmente sig-nifica existencia humana) se deje leer etimolgicamente comoel combinado de particulas Da-sein (estar-ah) vea el autor unguio favorable de su lengua nativa a su teora.

    Implantado en un mundo que l mismo alumbra y donde le sa-len al encuentro los utensilios, las cosas naturales y sus congneres,radicalmente inmerso, antes de toda teora, en el plexo de intere-ses e interpretaciones ms o menos alienantes de la vida ordinaria,el heideggeriano Dasein se revelaba al anlisis como un ser cuyaestructura ms profunda es el cuidado o la preocupacin, a lolargo del tiempo, por sus propias posibilidades, la suprema de lascuales, la muerte, que lo torna en imposible, debe ser encarada porl con resolucin. La ltima seccin (5 85) de Ser y tiempo con-clua dando solemnemente por establecido el carcter temporal dela existencia humana: La constitucin ontolgico-exstencaria de latotalidad del ser ah tiene su fundamento en la temporalidad.Pero dejaba abierta la pregunta por la conexin entre el tiempo yel sentido del ser.

    2. LA VUELTA

    Si por hiptesis un estudiante del Heidegger de los das de Sery tiempo hubiese despertado de una hibernacin de treinta y cincoaos en la sala de conferencias de la Universidad de Friburgo a fi-

  • INTRODUCCIN ll

    nales de enero de 1962, justo cuando el maestro pronunci la con-ferencia Tiempo y ser, no le resultara fcil dar crdito a susodos.

    Por de pronto, el estilo del discurso se le antojaria muy distin-to. Al lenguaje profesional y ultratcnico de aquella primera obra,donde parecan converger el rigor lgico de Aristteles, Kant y Hus-serl, haba sucedido una nueva jerga, no exenta por su parte de otrognero de rigor no menos insufrible, que penalizaba gravemente laterminologa acadmica y prefera dejarse llevar, venerndolos,por los arcasmos, las sencillas liturgias y los imprecisos balbuceos del lenguaje natural. Pero tambin apreciara un cambio notrivial en los contenidos. Es verdad que han vuelto a entrar en dan-za en la conferencia el ser, el tiempo y el hombre, mas se dira quelo que a ste se le pide ahora no es activa resolucin sino entrega;y el tiempo y el ser parecen ser slo momentos de algo an msinsondable y enigmtico que Heidegger llama el acaecimiento(das Eregns).

    Al desconcertado hibernante no le bastara que le dijesen que,mientras tanto, haban tenido lugar acontecimientos histricos delcalibre de la segunda guerra mundial, la victoria de los aliados, lareconstruccin de una Europa dividida, la consolidacin de los im-perios sovitico y americano y la emergencia de la sociedad auen-te en plena guerra fra. Necesitara que le explicasen que el pensa-miento de Heidegger haba experimentado un giro, una torna ovuelta (Kehre) en el camino que pareca ponerlo casi todo del re-vs. Estc giro se aprecia con bastante claridad en los escritos hei-deggerianos publicados despus de la guerra, particularmente laCarta sobre el humanismo (1947), cuyo mensaje principal, acuadoen la frmula el hombre es el pastor del ser, es que los cuidadosy desvelos del hombre no deben gravitar en torno a s mismo sinoms bien en torno al ser y al lenguaje, quc es la venerable casadel ser. Corolario de este mensaje era la desautorizacin del in-tento llevado a cabo por Sartre cn El existencalsmo es un hunza-nismo (1946), que implicaba la lectura de Ser y tiempo como u.namera odisea del Dasein, como una teorizacin nada ms que an-tropolgica o tica, pero no ontolgica del dilogo all recogido,con el tiempo al fondo, entre el ser y el moribundtts. Por lo dems,puede que el desconcierto del estudiante subiera de punto si se leaadiese que los cambios decisivos de esa vuelta se fraguaron enlos cursos impartidos y en los escritos compuestos por Heideggera lo largo de los aos treinta, precisamente la dcada en que tuvo

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    lugar el ominoso compromiso politico activo del pensador germanocon el nazismo.

    Cabe establecer algn tipo de relacin interna entre el pensa-miento de Heidegger y su servidumbre a Hitler? Puede demos-trarse, como sostienen Lukcs y Farias, que entre la losoa deSer y tiempo y esa servidumbre hay una relacin de fundamento aconsecuencia? O sera ms acertado, por el contrario, sostenercon Habermas que el nietzseheanismo profesora] y trasnochadoque emana de esa primeriza obra no implica ningn nexo que ten-ga real importancia, pero que si han sido, en cambio, el frustradocompromiso nazi y la depuracin y ostracismo padecidos por Hei-degger tras la victoria aliada los causantes de la interior escapadadel feroz tigre en cautiverio al entreguismo, al quietismo y al fatalis-mo que caracterizan al pensamiento heideggeriano desde la vuel-ta? Y, si uno prefiere dejar en todo caso a un lado ese asunto yseparar los contenidos filosficos de la peripecia poltica, hayslo una o son dos las filosofas de Heidegger?'.

    Ni nuestro imaginario estudiante podra, ni t, lector, imaginoque puedas hacer otra cosa, sin disponer por el momento de msinformacin, que prestar odo, reservando el juicio, a las palabrasde Heidegger.

    3. E1. JUEGO DEL DON

    La conferencia Tiempo y ser empieza estableciendo, a modode teorema fundamental de la ontologa heideggeriana, que el serse caracteriza prioritariamente por la presencia. Este teorema nosretrotrae a los griegos, que descubrieron ese rasgo en las cosas.

    ' En 1963 apareci una voluminosa obra de Richardson sobre el pensamientoheideggeriano, que introdujo el uso de la doble etiqueta Heidegger l y Hei-degger Il, dando asi como por sentada la correspondiente dualidad de filosofas.En su carta-prlogo a dicho libro Heidegger insiste en la continuidad sustancialde su pensamiento (tesis cuyo paladn es hoy el profesor Friedrich Wilhelm vonHerrmann), aduciendo la constancia en ambas pocas de tres motivos ontolog-cos capitales: el planteamiento a fondo de la cuestin del ser (que se remonta asu juvenil contacto con la conocida obra de Brentano sobre los sentidos del seren Aristteles), la reexin critica sobre la verdad como dltsiot o desoculta-miento y la exaltacin de la funcin esclarecedora o despejadora del hombre. Laprimera de las seis sesiones del Protocolo de un seminario sobre la conferenciaTiempo y ser>>, que es el segundo de los ensayos que componen el presente li-bro (vase ms abajo, pp. 47 ss), est principalmente dedicada a discutir losacuerdos y desacuerdos entre Ser y tiempo y Tiempo y ser.

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    Pero Heidegger sostiene que, al descubrir la presencia de los en-tes, ellos olvidaron, y con ellos la tradicin metafsica, fijarseen el ser mismo como presencia. Qu diramos del terico de lapintura que se empease en fundamentar la teora de los coloresreducindolos todos a un supercolor, y olvidase considerar el papelque pueda desempear al respecto una teora de la luz? Anlogga-mente, alega Heidegger, la explicacin onto-teolgica (es decir, laexplicacin causal de la existencia de los entes por la de un entesupremo), que ha sido desde Platn y Aristteles el negocio funda-mental de la metafsica, olvid analizar el sentido del ser.

    Para ayudarnos a salir de ese olvido, el conferenciante propo-ne auscultar ms de cerca el lenguaje natural. Y el resultado de suescucha es una observacin que corrige el venerable aforismo deParmnides: GIL voip eivoti, pues el ser es. Heidegger piensaque si bien es correcto decir de todo ente que es, eso no puededecirse, sin embargo, ni del ser ni del tiempo, que no son entes deningn gnero. Y observa, despus de auscultar al lenguaje, que elpredicado que mejor les cuadra a ambos no es el verbo existencialo copulativo es, sino el impersonal hay o se da (en alemn,es gbt), de hecho utilizado en similares contextos por pensadorescomo Ortega o Quine. Que Se da el ser y que Se da el tiemposon as los primeros hallazgos de la conferencia.

    Con el verbo dar estn emparentadas, entre otras muchas, lapalabra dato, que hoy pertenece al lxico positivista, y la palabradon, sobre cuyas connotaciones, casi mgicas, escribi un me-morable ensayo el gran socilogo Maussz. En el sistema de tomay daca, del do ut des, que gobierna tan inexorablemente el inter-cambio de bienes entre humanos como gobierna el principio decausalidad el trfico entre los entes naturales, ota como si fuera,por asi decirlo, desinteresadamente el juego de la donacin y deldon, que parece no implicar deuda alguna y, sin embargo, a1:a ocompromete de una manera u otra al beneficiario.

    Al visualizar como don la presencia inherente al dato: Seda el ser, la ontologa de I leidegger cobra el aire de una historia

    7 Ensayo sobre el don. Forma y razn del intercambio en las sociedades ar-caicas (1923-1924), en Marcel Mauss. Socnlogz: y anrropologzkt, precedido deuna introduccin de Claude l vi-Strauss, traduccin de Teresa Rubio Martin-Re-tortillo, Teenos, Madrid, 199]. La conferencia de Heidegger y el ensayo de Nlausssirven de inspiracin a Jacques Derrida en su reciente libro Dar (el) tienzpo. l. Lamonedazlsa, traduccin de Cristina de Peretti. Paids. Barcelona. 1995.

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    more quas hegelano del pensamiento. El ser como don que se ledispensa al hombre nos es pintado en esa ontologa, en trminosde sabor ms o menos mtico, como envo, misin y destino. La his-toria heideggeriana del ser es la historia de los destinos, transfor-maciones y avatares por los que ste atraviesa, al ser captado y con-ceptualizado por los pensadores ms destacados de cada poca: SiPlatn se representa al ser como ioc y como Koivmvoc de las ideas,Aristteles como vpyaioc, Kant como posicin, Hegel como elconcepto absoluto, Nietzsche como voluntad de poder, no son s-tas doctrinas producidas al azar, sino palabras del ser como res-puestas a una apelacin que habla en el destinar que se oculta a smismo, en el Se da el ser>>". Esta nueva perspectiva supera, con-servndolo, el programa de destruccin o desmantelamiento dela historia de la tradicin metafsica propuesto en Ser y tiempo y enel cual vino a inspirarse la famosa deconstrzrccn de Derrida.

    4. LA EXTENSIN v LA REGALA DEL 'IIEMPO

    Pero si el ser es vestido ahora por Heidegger, dentro de la lgicay la retrica del don, con ropaje de destino, la donacin del tiempoes dramatizada por l, dentro de esa misma lgica y retrica, me-diante un singular atributo digno del mismsimo Anaximandro.Ese atributo es nombrado con el verbo alemn rechen, si gnif icati-vo de acciones tales como tender, extender, alcanzar yofrendar, que Heidegger emplea connotando no slo el sentidode la distancia espacio-temporal, sino tambin el de la inuenciade un poder o autoridad. (La raz rec de ese verbo es la misma queda rex en latn, rgimen y regin en espaol o Reich en alemn.)Y mientras visualiza as el despliegue original del tiempo, comoextensin y como regia ofrenda o rcgala, Heidegger insistecon empeo en la funcin eminentemente creadora o, por mejordecir, clareadora, eselarecedora o despejadora que tieneese despliegue. (Sobre la importante nocin heideggeriana de cla-reamiento o esclarecimiento, vase el tercer ensayo de este libro,El final de la filosofa, pp. 85 ss.)

    En Ser y tiempo haba sido especialmente analizada la tempo-raldad, o imbricaein de presente, pasado y futuro, como estruc-

    * Tiempo y ser, p. 29.

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    tura constitutiva del estar humano y all se critic ya la clsica re-duccin del tiempo a una serie de ahoras puntuales, que se ini-cia con Aristteles y culmina en la sico-matemtica de Newton aEinstein. Pero en Tiempo y ser, donde se habla ms en trminosde tiempo que de temporalidad, el punto de referencia no es el es-tar humano sino el ser, cuyas modalidades de necesidad, imposibi-lidad, posibilidad o contingencia implican evidentemente tempora-lidad ontolgica.

    De ah que el tiempo radicalmente reconstruido en la confe-rencia de 1962, sin confundirse con el fisico-matemtico, sea msmundano que humano; est dimensional o, mejor, tetradimensio-nalmente estructurado, e incorpora al espacio. Con esto, concluyeHeidegger, se csclarece lo que llamamos espacio-tiempo (Tiem-po y scr, p. 34).

    5. EL ACAHCIMIENTO APROPIADOR

    El objetivo de la conferencia Tiempo y ser es, dicho en pa-labras de Heidegger, pensar al ser como aeaecimiento apropia-dor>> De hecho sus ltimas pginas, subsiguientes a una largameditacin sobre el sentido del ser y el sentido del tiempo, estndedicadas a desarrollar finalmente una idea/experiencia que Hei-degger denomina Eregns" y con la que quisiera emular al Tao deLao-tse, al peron de Anaximandro, al Lgos de Herclito o aleterno retorno de Nietzsche.

    La palabra alemana Ereignzls significa ordinariamente acaeci-miento o cualquiera de sus sinnimos, como suceso, eventoo acontecimiento. De aqui podra inferirse, por de pronto, que laintencin de Heidegger es poner de relieve el carcter eminente-mente procesual y dinmico de su ontologia, como ya quisieron ha-cer Bergson o Whitehead con las suyas, o tambin el Wittgensteindel Tractatus (1921) cuando postula que el mundo es la totalidadde los hechos, no de las cosas. Pero no es slo eso. En primer lu-gar, y haciendo alarde de su dominio en el arte del guio etimolo-

    Protocolo de un seminario sobre la conferencia Tiempo y ser"). p. 63. Pstumamente ha aparecido luego la obra definitiva de Heidegger sobre el

    aeaecimiento apropiador: BeIr-ige zur Philosophie (Vnm Eregns) [Contribucio-nes a la filosofia (Del acaecimiento, Klostermann, Francfort, 1989.

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    gico, Heidegger trata de llevar al nimo de sus compatriotas que sise descompone el referido vocablo alemn en sus dos partes: Er-egns, la primera de las cuales (er) es un prefijo de valor intensi-vo, en la segunda de ellas (eignis) se puede detectar una cierta pre-sencia de la VOZ egen, que significa propio. Esto le da pie alfilsofo germano para violentar la semntica de dicho vocabloEregns y agregar a su significado ordinario (acaecimiento) elextraordinario de apropiacin o apropiamiento, que quisieraser ms ntimo y filosfico. El lector alemn que, una vez impues-to de estos guios etimolgicos, se tropiece con la palabra Ereig-ns en un contexto heideggeriano no tiene que hacer ya mayor es-fuerzo para entenderla como acaecimiento o como apropiacino como ambas cosas, segn sea el caso. Pero ni un espaol ni unfrancs ni un ingls pueden sacar de las palabras evento, vne-ment o event ni de ninguno de sus sinnimos, por ms guios eti-molgicos que hagan, el significado ms ntimo y filosfico deapropiacin que propone Heidegger para Ereigns. La solucinms socorrida de los traductores es dejar en alemn este vocablo,y as hace, por ejemplo, Jos Luis Molinuevo en su versin deltercero de los ensayos que componen cl presente volumen. Losnorteamericanos prefieren cortar por lo sano y traducir sicmpre elEreigns de Heidegger por approparion (apropiacin) sin nadaque recuerde el primer significado alemn de la palabra; as hace,por ejemplo, Joan Stambaugh, traductora de la conferencia Tiempoy ser en Estados Unidos; y el tambin norteamericano Sheehanaade, por mor de la precisin, un prefijo que imite el efecto semn-tico del prefijo alemn er, proponiendo el neologismo empropaton(empropiacin). Posiblemente la manera ms fiel de resolver elproblema sera traducir jnicamente, la Derrida, el Eregns hei-deggeriano como acaecimiento/apropiacin para que el lectorno pierda de vista la doble acepcin de esa palabra. Pero creo msacordes con nuestro lenguaje las propuestas de dos traductores deHeidegger al espaol: acaecimento propicio (Flix Duque) y ad-venimiento apropiador (Yves Zimmermann). En mi traduccin heestado hasta ltima hora muy a punto de optar por la primera, puesme parece un intento ms natural y literariamente ms feliz denombrar en castellano la idea/experiencia de Heidegger, a pesarde que pienso que sera ms fiel decir propiciado que propi-cio y de que en todo caso la idea de propio queda aqu desen-focada. Por otra parte, el imperativo de fidelidad y precisin hablaa favor de la propuesta de Zimmermann. Al final he tomado la sa-

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    lomnica decisin, y reconozco que sin el menor adarme de ima-ginacin por mi parte, de fundir ambas propuestas en una tercera:acaecimiento apropiador, teniendo en cuenta que acaecimientoconserva mejor el significado ordinario de Eregns del que parteHeidegger y apropiador recoge mejor que propicio el signifi-cado terminal que l impone a dicho vocablo. Lo importante, endefinitiva, es percatarse de que la nota distintiva que ha queridoimprimirle Heidegger a la idea y experiencia capital de su filoso-a no es tanto la nocin de generalidad ni tampoco siquiera la defundamentalidad como la de propiedad para expresar el desder-tum de que lo ms propio del hombre llegue a converger, asintti-camente como dice Sheehan, con lo ms propio del ser.

    Con la constatacin del doble dato Se da el ser, Se da eltiempo con que abre su conferencia, pretende Heidegger ofreceruna alternativa que corrija y complete la sentencia de Parmnideson voip eivou, pues el ser es. El camino recorrido a lo largo deesa conferencia le lleva al resultado de que el puente que pone enconexin a ambos datos, la y de la frmula Tiempo y ser, larelacin que liga el uno con el otro y que, paradjicamente, es msfundamental que los terminos por ella ligados, es el acaecimientoapropiador, el Eregns. A este nivel de profundidad, o si se quierede originariedad y propiedad, ya no cabe, concluye Heidegger, mspredicacin que la interna o tautolgica. Del Ereignis no se puedeya decir ni que es ni siquiera que se da, sino slo que eregnet,lo cual puede traducirse alternativamente diciendo que el acaeci-miento acaece/la apropiacin apropia, o tambin que el acae-cimiento apropiador acaece apropiadoramente.

    Algn comentarista anglosajn ha sugerido como ilustracindel acaecimento apropador la relacin del hombre con el lengua-je. La familiarizacin del hombre con su lengua se deja entender,evidentemente, como un proceso que no es slo episodio de histo-ria natural, sino tambin evento de historia cultural. En virtud deese proceso cada hombre se va apropiando de algo que inicialmen-te puede antojrsele ajeno, pero que luego, sin embargo, se va lia-ciendo gradual y consustancialmente lo ms propio suyo, sin quepueda finalmente precisarse hasta qu extremo es l quien se estapropiando del lenguaje o es el lenguaje quien lo expropia o ena-jena a l.

    Esta ilustracin responde, sin duda, al propsito de adaptar laidea/experiencia de Heidegger -wque no es segn l, sin embargo,numricamente mltiple a un clima analtico-wittgensteiniario.

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    Como alternativa a este ejemplo, quiz pueda el lector atisbaralgo ms del recndito significado que aspira a tener esa suertede happening que es el acaecimiento apropiador si se presta a sertolerante con el dudoso procedimiento de tratar de explicar unacosa oscura por otra que no lo es menos y hace conmigo memoriade una de las numerosas incursiones nietzscheanas de Heidegger.

    En la tercera parte de As habl Zararusrra inserto Nietzsche uncaptulo titulado El convaleciente. Al comienzo de ese captuloZaratustra, hablando consigo mismo, cvoca el ms abismtico demis pensamientos, que se dispone a comunicarnos. Mientras lohace, sus dos animales favoritos, el guila y la serpiente, el msorgulloso y el ms sagaz de todos los seres dc cse reino, se adelan-tan a nombrar tan abisal pensamiento clamando: t eres el maes-tro del eterno retorno de lo mismo y este es ahora tu destino.

    En el pensamiento del eterno retorno se conjugan, segn Nietzs-che, la vida, que es voluntad de poder, el dolor y el crculo o sa-grado anillo, donde los tres momentos del tiempo, pasado, presen-te y futuro, se funden asimismo con la eternidad. El sentido de esepensamiento parece consistir en que la voluntad, vencindosc a simisma, sc decida a otorgarle un si, imprimindole con ello uncarcter de ser, como si lo ctcrnizara, al evanescente devenir.Por otra parte, a un destino que convoca al hombre a llegar a ser loque ms ntimamente es, se refiere Zaratustra en cl prlogo de esamisma obra, invocando el sentido de la tierra, con el recurrente es-tribillo: yo os enseo a] superh0rnbre>>.

    El nietzscheano eterno retorno dc lo mismo seria el tipo de hap-pening al que ms pudiera parecerse el acaccimiento apropiadordc Heidegger; y, recprocamente, el hombre que, comportndosecomo tal, resolviese entrar en el acaecimiento apropiador y hos-pedarse en e'l estara haciendo las veccs de lo que Nietzsche llamsuperhombrc. En el comentario de Heidegger al referido capitu-lo de As habl Zaratutvtrcz puede leerse:

  • TIEMPO Y SER*

    La conferencia que sigue precisa un breve prlogo.Si en este momento nos fuesen mostrados en su original dos

    cuadros: la acuarela Santos desde una ventana y la tmpera so-bre arpillera Muerte y fuego, que Paul Klee pint el ao de sumuerte, nos gustaria quedar mirndolos un rato largo... abando-nando toda pretensin de entenderlos de inmediato.

    Si en este momento pudiese sernos recitado, y por el propiopoeta Georg Track], su poema Sptuple cntieo de la muerte,nos gustaria volver a escucharlo una y otra vez, abandonando todapretensin de entenderlo de inmediato.

    Si en este momento quisiera Werner Heisenberg exponernosun resumen de sus pensamientos de fisica terica cn torno a la fr-mula del mundo por el buscada, a lo mejor pudieran seguirle, talvez, dos o tres de los oyentes, pero los dems abandonaramos sinrechistar toda pretensin de entenderlo de inmediato.

    No es se el easo del pensar llamado filosofia. Pues este debeproporcionar sabidura mundana, cuando no, incluso, una guapara la vida feliz. Pero bien pudiera haber venido a parar hoy unpensar semejante a una situacin en la que fuesen menester ree-xiones largamente distantes de una til sabidura dc la vida. Puedeque haya llegado a ser perentorio un pensar que se halle forzado acavilar sobre aquello de donde reciben su determinacin inclusolas pinturas y la poesa y la teora sico-matemtica recin menta-das. Tambin aqu tendramos que abandonar, entonces, toda pre-tensin de entender el asunto de inmediato. Mas en este caso, sinembargo, seria ineludible que nos aprestsemos a escuchar, puesse impone la tarea de un pensar que se adelante a recorrer lo quese resiste a ser explorado.

    De ah que no deba ni sorprendernos ni maravillarnos que estaconferencia escandalice a la mayora dc los asistentes. Si algunos,empero, se sienten, ahora o ms tarde, estimulados por ella pa.rauna reexin ulterior, es cosa que no se deja precisar. Algo se im-

    * Traduccin de Manuel Garrido.

    [19]

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    pone decir acerca del intento de pensar el ser sin tomar en consi-deracin una fundamentacin del ser a partir de lo que es, de loente. El intento de pensar el ser sin lo ente se torna necesario, puesen caso contrario no subsiste ya, a mi parecer, posibilidad algunade traer con propiedad a la mirada el ser de aquello que hoy es entodo el derredor del globo terrqueo, y menos an de determinarsuficientemente la relacin del hombre con aquello que hasta aho-ra llamarnos ser.

    Valga esto de mnimo aviso para la escucha. No se trata deprestar odos a una serie de proposiciones enunciativas, sino de se-guir la marcha de lo que se va indicando.

    =lll>-ahora y el todavianoahora. Visto asi, el tiempo aparece como la secuencia de losahora, cada uno de los cuales, apenas nombrado, se desvanece yaen lo recin pasado y es ya seguido por lo inmediatamente venide-ro. Kant dice del tiempo asi representado: Tiene slo una dimen-sin (Crtica de la razn pura, A31, B47). El tiempo conocidocomo secuencia en la sucesin de los ahora es el que se tiene en lamente cuando se mide y calcula el tiempo. El tiempo calculadoest as lo parece a nuestro inmediato alcance, cuando echa-mos mano del reloj, el aparato que mide el tiempo, miramos la po-sicin de las agujas y constatamos: ahora son las 20 (horas) 50.Al decir ahora tenemos en mente al tiempo. Pero en ninguna

  • TIFMPO Y SER 31

    parte del reloj, que nos indica el tiempo, encontramos el tiempo,ni en la esfera ni en el aparato de relojera. Igual de escasamenteencontramos al tiempo en los modernos cronmetros tcnicos.Cabe afirmar: cuanto ms tcnico es el cronmetro, es decir, msexacto y expedito en el efecto de la medicin, tanto menos annos da la ocasin de pensar a fondo lo propio del tiempo.

    Pero dnde est el tiempo? Es en general el tiempo? Tieneun lugar? Evidentemente, no es que el tiempo sea nada. Ojo avizornos mantuvimos al decir: Se da el tiempo. Con el ojo ms avizoran nos mantenemos y miramos cuidadosamente a lo que se nosmuestra como el tiempo, dirigiendo antieipadoramente nuestravista al ser en el sentido de presencia, del presente. Slo que elpresente en el sentido de la presencia es tan remotamente distintodel presente en el sentido del ahora, que en modo alguno se de_jadeterminar el presente como presencia desde el presente comoahora. Ms bien parece posible la inversa (efr. Ser y tiempo, 81).Si tal fuese el caso, el presente como presencia y todo lo que per-tenece a tal presente tendra que llamarse el tiempo autntico opropiamente dicho, a pesar de que no tenga inmediatamente en snada del tiempo habitualmente representado en el sentido de lacaleulable sueesin-de-ahoras.

    Mas hasta ahora no nos hemos ocupado de mostrar con mayornitidez lo que quiere decir el presente en el sentido de presencia.Por sta es determinado el ser unitariamente como estar presente ydejar estar presente, es decir, como desocultamiento. En que cosapensamos cuando decimos asistir o estar presente? El Sstere delasistir, el estar del estar presente, quiere decir permanecer. Masharto rpidamente nos damos por satisfechos al entender el per-manecer como mero durar y al durar tomando como hilo conduc-tor la representacin habitual del tiempo como un trecho temporalde un ahora a otro que le sigue. El discurso del estar-presente, eldiscurso del a-sistir, demanda, sin embargo, que pereibamos en elpermanecer como per-maneeer el aguardar y seguir aguardando.El estar presente nos atae, la palabra alemana que designa altiempo presente, Gegenuxart, quiere decir: aguardar-nos a nosotros,los humanos.

    l La traduccin del adjetivo egcntlic-h por autntico en Sery Iienzpo hasido muy discutida por sus connotaciones ticas. Como aqui, aplicado al tiempo,no las tiene, no veo inconveniente en traducir egenrlche Zeit por tiempo autn-tico, que matizo con la alternativa tiempo propiamente dicho.

    " Vase ms arriba, nota l.

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    Quines somos nosotros? Persistimos en nuestra actitud demantenernos ojo avizor con la respuesta. Pues bien pudiera serque lo que caracteriza al hombre como hombre, se determina pre-cisamente desde lo que tenemos que meditar aqui: el hombre,aquel a quien atae o importa la presencia, el que desde tal atin-genca, desde tal importancia, asiste, est a su manera presente, atodo lo que est presente y ausente.

    El hombre, ntimamente instalado en el hecho de que le ataela presencia, y esto empero de modo que recibe como don el estarpresente que Se da, mientras percibe lo que aparece en el dejar es-tar presente. Si no fuera el hombre el constante receptor del dondesde el Se da presencia, si no alcanzase al hombre lo ofrenda-do o regalado en el don, entonces, por ausencia de este don, noslo permanecera el ser oculto, no slo permanecera ademsclausurado, sino que el hombre quedara excluido del alcance dela regala del: Se da el ser. El hombre no seria hombre.

    Ahora parece como si al hacer referencia al hombre nos hubi-ramos desviado del camino por el que queramos seguir el rastrocon el pensamiento a lo propio del ser. En cierto modo, asi es. Sinembargo, estamos ms cerca de lo que creemos de esa cosa, de eseasunto que se llama tiempo y que debe mostrarse propiamentedesde el presente como presencia.

    Presencia quiere decir: el constante seguir aguardando que ata-e al hombre, que lo alcanza y que le es ofrendado. Pero de dn-de entonces este alcanzar ofrendador, al que pertenece el tiempopresente como asistir o estar presente, en la medida en que da pre-sencia? Ciertamente al hombre le afecta y atae siempre el estarpresente de un algo que est en cada caso presente, sin que l re-pare propiamente con ello en el estar presente mismo. Pero conharta frecuencia, que es tanto como decir siempre, nos atae tam-bin el estar ausente. En primer lugar por lo que respecta a mu-chas cosas que no estn ya presentes de la manera que sabemosdel estar presente en el sentido del presente. Y, sin embargo, tam-bin este ya-no-presente est inmediatamente presente en su estarausente, a saber, segn el modo del pasado que nos atae. Este no

    " Traduzco aqu el verbo angeheiz y el sustantivo Angairg, respectivamente,por ataer y atingencia (palabra que procede del latn attngere y figura enel Diccionario de la Real Academia). Otros traductores emplean a este mismorespecto concernir y concerneneia.

    17 Vase ms arriba, Introduccin, pp. 14-15.

  • 'l"lEMP() Y SER 33

    se desvanece como lo meramente consumido de lo que antes fueahora. L0 pasado est ms bien presente, pero a su propia manera.En el pasado se extiende el estar presente.

    Pero el estar ausente nos atae en el sentido de lo todava nopresente segn el modo del estar presente en el sentido del ad-ve-nir-nos. El discurso del ad-venirnos ha llegado a convertirse en untpico. As se oye decir: El futuro ha empezado ya, lo cual no esc] caso, porque el futuro nunca jams comienza, en la medida enque el estar ausente como el estar presente de lo todavia-no-pre-sente nos atae siempre ya de alguna manera, es decir, est pre-sente tan inmediatamente como el pasado. En el por-venir, en elad-venir-nos se extiende el estar presente.

    Pero si atendemos todava ms avizoradoramente a lo dicho,entonces encontramos en el estar ausente, ya sea el pasado, ya seael futuro, una manera de estar presente y de atingencia que enmodo alguno coincide con el estar presente en el sentido del pre-sente inmediato. De acuerdo con esto conviene tener en cuenta queno todo estar presente es, cosa extraa, necesariamente el tiempopresente. Pero ese estar presente, esto es, el ataer o concernir quenos alcanza, lo encontramos tambin en el tiempo presente. Ta1n-bin en l se extiende el estar presente.

    Cmo debemos determinar esta regala, esta extensin del es-tar presente que entra en juego en el presente, en el pasado, en elfuturo? Reposa este extender en que nos alcanza, o nos alcanzaporque es en s un extender? Lo ltimo es el caso. Advenir comotodava no presente, extiende y aporta simultneamente lo ya nopresente, el pasado, y a la inversa ste, el pasado, se extiende has-ta alcanzar el futuro. La relacin de cambio de ambos extiende yaporta simultneamente al presente. Decimos simultneamentey con ello adjudicamos al recproco extenderse de futuro, pasadoy presente, esto es, a su propia unidad, un carcter temporal.

    Este proceder no es, manifiestamente, conforme a la cosa, su-puesto que tengamos que nombrar tiempo a la ahora mostradaunidad del extender y exactamente a ella. Pues el tiempo no es lmismo nada temporal, tan escasamente como es algo ente. De ahque no nos est permitido decir que futuro, pasado y presente es-tn simultneamente ante nosotros. Sin embargo, su recprocoofrendar-se es pertenece en comn. Su unificante unidad slopuede determinarse desde lo que les es propio, que se ofrendanmutuamente. Pero que ofrendan mutuamente?

  • 34 TIEMPO Y SER

    No otra cosa que a s mismos, y esto quiere decir: el estar-pre-sente en ellos ofrendado. Con esto se esclarece lo que llamamos elespacio-tiempo. Pcro con la palabra tiempo no mentamos ya lasecuencia de la sucesin de ahoras. De acuerdo con esto, espacio-tiempo tampoco significa ya slo la distancia entre dos ahorapuntuales del tiempo calculado, al que tenemos en mente cuando,por ejemplo, constatamos: en el espacio temporal de cincuenta aossucedi esto y aquello. Espacio-tiempo nombra ahora lo abierto,que se esclarece en el recproco-ofrendarse de porvenir, pasado ypresente. Solamente ste y slo l abre o espacia al espacio que noses habitualmente conocido su posible extensin. El esclarecedor yrecproco ofrendar-se de futuro, pasado y presente es l mismo pre-espacial; slo por cllo puede espaciar, esto es, dar espacio.

    El espacio de tiempo comnmente entendido cn el sentido dela distancia medida de dos puntos temporales es el resultado delclculo del tiempo. Por clla cs el tiempo representado como lneay parmetro y, por ende, unidimensional, medido numricamente.Lo dimensional as pensado del tiempo como la secuencia de lasucesin de ahoras es sustrado a la representacin tridimensionaldel espacio.

    Antes de todo clculo del tiempo y con independencia dc l, lopropio del espacio-tiempo del tiempo autntico reposa, empero, cnel esclareccdor y recproco ofrendar-se de futuro, pasado y pre-sente. De acuerdo con csto es propio del tiempo autntico y slode l lo que llamamos, dando fcilmente lugar a malinterpretarlo,dimensin, mensuracin. Esta reposa en el caracterizado ofrendaresclarecedor, en tanto que el porvenir aporta el pasado, este aqul,y la mutua relacin de cambio de ambos el esclarecimiento de loabierto. Pensado desde este triple ofrendar, se demuestra el tiempopropio como tridimensional. Dimensin repitmoslo es aqupensada no slo como mbito de la posible medicin, sino comoel extenderse de un cabo a otro, como el ofrendar esclarecedor.Slo ste permite representar y delimitar un mbito de medida.

    Pero de dnde recibe entonces su determinacin la unidad delas tres dimensiones del tiempo autntico, esto es, de sus tres ma-neras, implicadas en mutuo juego, del ofrendar de cada propio estarpresente? Acabamos de escuchar. Tanto en el advenir de lo toda-

    l Vase ms arriba, Introduccin, pp. 14-15.9 Vase ms abajo, El final de la losoa, pp. 85 ss.

  • TIEMPO Y SER 35

    via-no-presente como tambin en el haber sido de lo ya-nopre-sente y hasta en el presente mismo juega en cada caso una especiede atingencia y aportacin, es decir, de estar presente. Este estarpresente que asi hay que pensar no 1o podemos adjudicar a una delas tres dimensiones del tiempo, a saber, a la que tenemos ms cer-ca, el presente. Mucho ms bien descansa la unidad de las tres di-mensiones del tiempo en el juego de cada una con cada una de lasotras. Este juego se muestra como el autntico ofrendar que juegaen 1o propio del tiempo, y por tanto algo asi como la cuarta di-mensin no slo algo as como, sino desde la cosa.

    El tiempo autntico es tetradimensional.Lo que nosotros, empero, llamamos en nuestra enumeracin la

    cuarta dimensin es la primera segn la cosa, a saber, la regalaque todo lo determina. Ella aporta en el porvenir, en el pasado yen el presente el estar presente que le es propio a cada uno, losmantiene esclarecedoramente separados y los mantiene tambinjuntos en la cercana, de la cual quedan las tres dimensiones mu-tuamente cercanas. Por eso denominamos al primero, inicial y enel sentido literal in-iciante extender, en el que reposa 1a unidad deltiempo autntico, la cercana acercante, 3" []Auna antigua palabra todavia utilizada por Kant. Pero ella acer-ca mutuamente porvenir, pasado y presente, en 1a medida en quelos aleja. Pues mantiene abierto 1o sido, en tanto le recusa su por-venir como presente. Este acercar de la cercana mantiene el adve-nir desde el futuro, en tanto que precontiene el presente en el ve-nir. La cercana acercante tiene el carcter de la recusacin y de laretencin. Ella mantiene juntos de antemano, en su unidad, losmodos del extender de pasado, advenir y presente.

    El tiempo no es. Se da el tiempo. El dar, que da tiempo, se de-termina desde la recusanteretinente cercana. Procura lo abiertodel espacio-tiempo y preserva 1o que permanece recusado en elpasado, retenido en el futuro. Denominamos al dar que se da eltiempo autntico, la regala esclarecedoraocultadora. En la medi-da en que la regala misma es un dar, se oculta en el tiempo auten-tico el dar de un dar.

    Pero dnde se da el tiempo y el espacio-tiempo? Por acucian-te que pueda parecer a primera vista esta pregunta, no nos est ya

    " Al igual que la voz alemana que traduce, cercanidad es un arcasmo,utilizado por Nebrija segn el Diccionario de Autoridades de la Real AcademiaEspaola.

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    permitido preguntar de semejante manera por un dnde, por el lu-gar del tiempo. Porque el tiempo autntico mismo, la regin de sutriple regala determinada por la cercana acercante, es la localidadpreespacial, slo merced a la cual se da un posible donde.

    Ciertamente la filosofia ha preguntado tambin, siempre queha rastreado con el pensamiento al tiempo, adnde pertenece. Conello se tena preferentemente en la mirada el tiempo calculadocomo curso de la secuencia de la sucesin de ahoras. Se explicabaque el tiempo enumerado con cl que calcular, no puede darse sinla wux, no sin el aniznus, no sin el alma, no sin la consciencia, nosin cl espritu. El tiempo no se da sin el hombre. Ahora bien, qumienta este no sin? Es el hombre el donante del tiempo o sureceptor? Y si es esto ltimo, cmo recibe el hombre el tiempo?Es el hombre primero hombre, para tomar luego en recepcinocasionalmente, esto es en algn tiempo, al tiempo y asumir la re-lacin a este? El tiempo autentico es la cercana que concilia enunidad su triple y csclarecedora regala de estar presente desde elpresente, el pasado y el futuro. Ella ha alcanzado ya y de tal ma-nera al hombre en cuanto tal, que este slo puede ser hombre en lamedida en que est en el interior de la triple regala y ante la recu-sante-retinente cercana que lo determina. El tiempo no es ningnproducto del hombre, el hombre no es ningn producto del tiem-po. Aqu no se da ningn producir. Se da slo el dar en el sentidodel denominado ofrendar o extender esclarecedor del espacio-tiem-po. Mas, una vez acordado que la manera del dar en la que el tiempose da exige la caracterizacin expuesta, seguimos estando siempreante el enigmtico Se o Ello que nombramos en el habla: Se da eltiempo, Se da el ser. Crece el peligro de que con el nombramientodel Se o Ello introduzcamos arbitrariamente una potencia in-determinada que debe poner en marcha todo dar de ser y de tiem-po. Sin embargo, escapamos a la indeterminacin y evitamos elarbitrio en cuanto nos atenemos a las determinaciones del dar, quehemos intentado mostrar, y ciertamente desde el mirar, ojo avizor,al ser como presencia y al tiempo como regin de la regala del es-clarecimiento de un mltiple estar presente. El dar en el Se da elser se mostr como destinar y como destino de presencia en sustransformaciones epocales.

    El dar del Se da el tiempo se mostr como regala esclarece-dora de la regin tetradimensional.

    En la medida en que en el ser como presencia se anuncia algoasi como el tiempo, se robustece la ya mencionada conjctura de que

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    el tiempo autentico, la cudruple regala de lo abierto, se deja ha-llar como el Se o Ello, que da el ser, es decir, el estar presen-te. La conjetura parece confirmarse por entero si reparamos enque tambin el estar ausente se anuncia en todo caso como unamanera de estar presente. Entonces se mostr en el sido, que dejaestar presente lo ya-no-presente por recusacin del presente, semostr en el ad-venir-nos, que deja o hace estar presente lo an-no-presente mediante retencin del presente, esa especie de rega-la esclarecedora, que da a lo abierto todo estar presente.

    As el tiempo autntico aparece como el Se o Ello al que nom-bramos al decir: Se da el ser. El destino en el que se da el ser re-posa en la regala del tiempo. Se demuestra por esta indicacin eltiempo como el Se o Ello que da ser? En modo alguno. Porque eltiempo sigue siendo l mismo el don de un Se da cuyo dar pre-serva la regin en la que es tendida la presencia. Enigmtico siguesiendo, pues, el Se, y nosotros mismos seguimos estando perple-jos. En tal caso es sensato, determinar el Se o Ello, que da, desdeel ya caracterizado dar. Este se mostr como destinar del Ser,como tiempo en el sentido del regir o regalar esclarecedor.

    (O nos sentimos ahora perplejos slo porque nos dejamos in-ducir a error por el lenguaje o, para ser ms precisos, por la exge-sis gramatical del lenguaje, y por causa de este error nos afcrramosa un Se o Ello que debe dar, pero que el mismo precisamenteno da? Al decir: Se da el ser, Se da el tiempo, estamos enunciandoproposiciones. Segn la gramtica, una proposicin consta dc su-jeto y predicado. El sujeto de la proposicin no tiene que ser nece-sariamente un sujeto en el sentido de un yo o de una persona. Deah que la gramtica y la lgica conciban a las proposiciones dese o de ello como mpersonales y como proposiciones sin su-jeto. En otros lenguajes indogermnicos, en griego y en latin, faltael Se o Ello, al menos como palabra y forma fontica, lo cualempero no significa que el mentado Se o Ello no est co-pensado:en latn pluit, llueve; en griego xpn, hace necesario.

    Pero que significa este Se? La ciencia y la filosofa dellenguaje han reexionado profusamente al respecto, sin que sehaya encontrado una aclaracin vlida. El crculo de significaci-nes mentado por el Se ucta desde lo irrelevante hasta lo de-monaco. El Se dicho cn el habla Se da el ser, Se da el tiem-po nombra presumiblemente algo privilegiado en lo que aqu nohay que entrar. Por eso nos damos por contentos con una reexinfundamental.

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    De acuerdo con la explicacin lgico-gramatical, aquello de locual se enuncia o predica algo aparece como sujeto: noiceiuevov,lo ya subyacente, lo que de alguna manera est presente. Lo que esadjudicado al sujeto como predicado, se muestra como lo que estya co-presente con lo que est presente, el onuBsBnKg, accdens:la sala est iluminada. En el Se del Se da el ser habla un estarpresente de algo que est presente, por tanto en cierto modo unser. Si ponernos esto en lugar del Se, entonces la proposicin Seda el ser dice tanto como El ser da el ser. Con ello volvemos acaer en las dificultades mencionadas al comienzo de la conferen-cia: el ser es. Pero en tan escasa medida es el ser como lo esel tiempo. De ah que abandonemos ahora el intento de que, cami-nando sin ms en solitario, el Se o Ello se determine por s mismo.Queda, empero, fijo en nuestra mirada que: El Se nombra, entodo caso en la interpretacin de momento disponible, un estarpresente del estar ausente.

    Teniendo en cuenta que en el decir Se da el ser, Se da eltiempo, no se trata de enunciados sobre el ente, mientras que laestructura proposicional de las proposiciones fue, sin embargo,transmitida por los gramticos greco-romanos por exclusiva re-fcrencia a tales enunciados, consideremos asimismo la posibilidadde que al decir: Se da el ser, Se da el tiempo, no se trate, con-tra toda apariencia, de enunciados, que estn siempre fijos en laestructura proposicional de la relacin-sujeto-predicado. Pero deque otro modo debemos traer a la mirada el Se dicho en el men-cionado decir Se da el ser, Se da el tiempo? Sencillamenteasi: que pensemos al Se desde el modo del dar que le pertenece:el dar como destino, el dar como regala esclarecedora. Ambos sepertenecen mutuamente, en la medida en que aqul, el destino, re-posa en esta, la regala esclarecedora.)

    En el destinar del destino del ser, en la regala del tiempo semuestra un apropiarse, un super-apropiarse, que lo es del ser comopresencia y del tiempo como mbito de lo abierto en lo que uno yotro tienen dc propio. A lo que determina a ambos, ser y tiempo, enlo que tienen de propio, esto es, en su recproca copertenencia, lollamamos: el acaecimiento [das Eregnis]. Lo que esta palabra nom-bra, slo lo podemos pensar ahora desde lo que se anuncia cuando semira con ojo avizor al ser y al tiempo como destino y como regala,all donde ser y tiempo tienen su asiento y origen. A ambos, tanto alser como al tiempo, los hemos llamado cosas o asuntos, cuestiones.La y entre ambos deja sin determinar su recproca relacin.

  • TIEMPO Y SER 39

    Por aadidura se muestra lo siguiente: Lo que deja que ambascosas se pertenezcan recprocamente, lo que no slo trae a ambascosas a 1o que tienen de propio, sino que las conserva y mantieneen su recproca pertenencia, la condicin natural de ambas cosas,la ndole de la cosa es el acaecimiento. La condicin o ndole de lacosa no se le sobreaade supletoriamente, como una relacin su-perpuesta, al ser y al tiempo. La ndole de la cosa se apropia pri-mero al ser y al tiempo desde la interna relacin que uno y otroguardan entre s en lo que tienen de propio, y ello, ciertamente,mediante el apropiar que se oculta en el destino y en la regala es-elareeedora. De acuerdo con esto el Se, el Ello que da en Se da elser, Se da el tiempo, se acredita como el acaecimiento. Esteenunciado es justo y, sin embargo, a la vez incierto, por cuantonos oculta la ndole de la cosa; pues en vano nos la hemos repre-sentado como algo que est presente, cuando lo que intentamos es,empero, pensar la presencia como tal. Mas quiz nos hayamos de-sembarazado de un solo golpe de todas las dificultades, de todaslas prolijas y aparentemente infructuosas explicaciones, si plantea-mos y le damos respuesta a la sencilla pregunta que hace tiemponos acueia: qu es el acaecimiento?

    Permtasenos interealar al respecto una pregunta. Qu quieredecir aqu responder y respuesta? Por responder se entiendeel decir que corresponde a la ndole de la cosa a pensar, esto es, alacaecimiento. Mas, si la ndole de la cosa prohbe el decir de ellaal modo de un enunciado, entonces es menester que renunciemosa la proposicin enunciativa a esperar en la planteada pregunta.Esto significa, empero, confesar la impotencia de pensar de con-formidad con la cosa lo que aqu hay que pensar. O es ms acon-sejable renunciar no slo a la respuesta, sino antes an a la pre-gunta? Entonces, qu es lo que pasa con esta pregunta que noestamos planteando forzadamente, que est justificada y es ilus-tradora: qu es el acaeeimiento? Con ella preguntarnos por el qu,por la esencia, por cmo es y est, en consecuencia, presente elacaecimiento.

    Con la aparentemente inocente pregunta: qu es el acaeci-miento?, demandamos un informe sobre el ser del acaecimiento.Pero, si resulta que el ser mismo en cuanto tal se muestra como loque pertenece al aeaecimiento y recibe de l la determinacin depresencia, entonces la pregunta formulada anteriormente nos re-trotrae a aquello que reclama ante todo su determinacin: el serdesde el tiempo. Esta determinacin se mostr al mirar ojo avizor

  • 40 TIEMPO Y SER

    al Se, que da, al escrutar con la mirada los mutuamente trabadosmodos del dar, el destinar y el extender. El destinar del ser reposaen la esclarecedora-ocultante regalia del mltiple estar presente enla regin abierta del espacio-tiempo. Pero la extensin de la rega-la reposa, a una con el destinar, en el acaecer como apropiar.Esto, es decir, 10 peculiar del acaecimiento, determina tambin elsentido de aquello que aqu es denominado el reposar.

    L0 ya dicho permite, y en cierto modo exige incluso, decircmo no hay que pensar el aeaecimiento. L0 nombrado con elnombre alemn das Ereigns (el acaecimiento) no podemos repre-sentrnoslo ya tomando como hilo conductor cl significado usualde la palabra; pues este la entiende en el sentido de evento y suce-so no desde el apropiarse como el esclarecedor y salvaguar-dante extender y destinar -

    As se ha oido recientemente el comentario de que la proyecta-da unificacin dentro de la Comunidad Econmica Europea seaun acaecimiento europeo de importancia histrica mundial. Mas sien el contexto de una dilucidacin del ser nos sale al paso la pala-bra acaecimiento y se presta odos a esta palabra slo segn lasignificacin usual, entonces se impone formalmente hablar delacaecimiento del ser. Pues sin el ser no puede ser ningn entecomo tal. De acuerdo con esto, cabe poner en circulacin al seratrbuyndole el caracter de acaecimiento supremo, el ms impor-tante de todos.

    Slo que el nico objetivo de esta conferencia se encamina atraer a la mirada al ser mismo como aeaecimiento. Slo que lonombrado con las palabras el acaecimiento [das Ereignis] diceenteramente otra cosa. De acuerdo con esto hay que pensar tam-bin el inaparente, y siempre capcioso porque polismico, vocablocomo. Supuesto que, con vistas a la dilucidacin de ser y tiempo,dejemos seguir su camino a la significacin usual de la palabra ale-mana Ereigns (acaecimiento) y, en lugar de a dicha significacin,sigamos al sentido que se indica en el destinar de la presencia y enla regala esclarecedora del espacio-tiempo, entonces queda tambinasi an indeterminada el habla del ser como aeaecimiento.

    Ser como el acaecimiento>>: Antao pens la filosofia al ser,desde el ente, como ibiza, como VPYEKOC, como actualitas, comovoluntad y ahora -cabria pensar-m como aeaecimiento. As en-

    1 Ereignen. Vease ms arriba, Introduccin, pp. 15 ss.3 Eignen. Vase tambin dentidady ciferencia (ed. Anthropos), pp. 85 ss.

  • TIEMPO Y SER 41

    tendido, mienta aeaecimiento una interpretacin declinada delser que, si resulta legtima, representa una continuacin de la me-tafsica. El como significa en este caso: acaecimiento como unaespecie del ser, subordinada al ser, que constituye el establecidoconcepto conductor. Si pensamos empero, como se intent, ser enel sentido de estar presente y dejar estar presente, que se da en eldestino, el cual reposa por su parte en la esclarecedora-ocultadoraregala del tiempo autntico, entonces cl ser pertenece al [acaecercomo] apropiar. Desde ste reciben su determinacin el dar y sudon. Entonces sera el ser una especie de acaecimiento y no elacaecimiento una especie del ser.

    La huida a semejante inversin sera demasiado fcil. Soslayacon el pensamiento la ndole de la cosa. El acaecimiento entendidocomo apropiacin o czcaecimzzlnto apropiacoie no es el concep-to abarcante superior, bajo el cual se dejan ordenar ser y tiempo.Las relaciones de ordenacin lgica aqui no dicen nada. Pues, sibuscamos con el pensamiento el rastro al ser mismo y seguimos loque tiene de propio, el ser se demuestra como el don, concedido enverdad mediante la regala del tiempo, del destino de la presencia.El don, la donacin del estar presente es propiedad del apropiar. Elser desaparece en el acaeeimiento apropiador. En la frase el sercomo el acaecimiento significa el como ahora: ser, dejar estarpresente destinado en el apropiar, tiempo ofrendado en el apropiar.Ser y tiempo apropiados en el acaecimiento apropiador. Y es1:emismo? Cabe decir todava ms del aeaecimiento apropiador?

    Ms se pens, aunque no fue dicho con propiedad, durante elcamino, y ello es: que al dar como destinar le pertenece el conte-nerse, y, asimismo, que en el ofrendarse de pasado y porvenir en-tran en juego la recusacin de presente y la retencin de presente.L0 ahora nombrado: contenerse, recusacin, retencin, muestraalgo as como un retirarse, dicho brevemente: la retirada. Pero enla medida en que los modos por sta determinados del dar, el des-tinar y el tender, reposan en el apropiar, ha de pertenecer la retira-da a lo peculiar del aeaeeimicnto apropiador. Dilucidar esto no esya asunto de la presente conferencia.

    (Con toda brevedad y con la insuficiencia inherente al estilode una conferencia, valgan las siguientes indicaciones sobre lo peculiar en el acaeeimiento apropiador.

    3 Vase ms arriba, Introduccin. pp. 16-17." Vease ms abajo. Protocolo, pp. 47-48.

  • 42 TIEMPO Y SER

    El destinar en el destino del ser fue caracterizado como un dar,en el que lo destinante mismo se retiene y retira en el retenerse deldesocultamiento.

    En el tiempo autntico y su espacio-tiempo se mostr el ofren-dar del pasado, y por tanto de lo ya-no-presente, la recusacin deste. En el ofrendar del futuro, y por tanto de lo an-nopresente,se mostr la reserva de ste. Recusacin y retencin acusan elmismo rasgo que el contenerse en el destinar: a saber, el retirarse.

    En la medida, pues, en que el destino del ser reposa en la rega-la del tiempo y ste con aqul en el acaecmiento apropiador, seanuncia en el apropiar lo que le es peculiar a dicho acaecmiento,que lo que tiene de ms propio lo retira el desocultamiento sin l-mite. Pensado desde el apropiar, esto quiere decir: el acontecimien-to apropiador se expropia, en el mencionado sentido, de s mismo.A la apropiacin del acaecmiento apropiador como tal pertenecela expropiacin. Por ella no se abandona el acaecmiento apro-piador, sino que preserva su propiedad.

    Otro rasgo peculiar del acaecmiento apropiador lo divisamos,tan pronto como medtemos lo ya dicho con la suficiente nitidez.En el ser como estar presente se anuncia la atingencia, que hastatal extremo nos atae a nosotros, los hombres, que es al percatar-nos de ella y aceptarla como alcanzamos lo distintivo del ser hom-bre. Pero este aceptar la atingencia del estar presente reposa en elestar instalado en el interior de la regin de la regala, por cuyavirtud nos alcanza el tiempo autntico en sus cuatro dimensiones.

    En la medida en que tiempo y ser slo se dan en el apropiar, aeste ltimo pertenece lo peculiar que trae al hombre a lo que ltiene de propio como aquel que se percata del ser, mientras persis-te en el interior del tiempo autntico. Asi apropiado pertenece elhombre al acaecmiento apropiador.

    Este pertenecer reposa cn la reapropiacin que caracteriza adicho acaecmiento. Por ella est el hombre a l comprometido.Aqu reside el que no podamos poner ante nosotros el acaecmien-to apropiador, ni como algo que se nos enfrenta, ni como lo quetodo lo abarca. De ahi que el pensar fundamentanterepresentantecorresponda tan escasamente al acaecmiento apropiador como eldecir meramente enunciativo.)

    3" Enteignung. Vase, ms abajo, Protocolo, pp. 60-61.3 Wreignzlng.

  • TIEMPO Y SER 43

    En la medida en que tanto el tiempo como el ser, en su condi-cin de dones del apropiar, slo han de ser pensados desde este,tiene que ser tambin correlativamente meditada la relacin delespacio al acaecimiento apropiador. Esto, ciertamente, slo puedesalir bien, si antes hemos divisado la procedencia del espacio de lopeculiar, suficientemente pensado, del lugar. [Cfr. Construir Habi-tar Pensar (1951), en Conferencias y artculos (1954), pp. 145 ss.]

    El intento, abordado en Ser y tiempo, 70, de reducir la espa-cialidad del estar humano a la temporalidad ya no se deja man-tener.

    El escrutinio del ser mismo, el escrutinio del tiempo mismo, elponer la mira en el destino del ser y en la regala del espaciotie1n-po hicieron, ahora, ciertamente divisable qu dice acaecimientoapropiador>>. Ahora bien, arribamos por este camino a algo queno sea una mera construccin de pensamientos? Desde la trastien-da de esta sospecha habla la opinin de que el acaecimiento apro-piador tiene que ser, no obstante, algo ente. Empero, el acaeci-miento apropiador ni es ni se da. Decir tanto lo uno como lo otrosignifica una inversin de la ndole de la cosa, igual que si quisi-ramos hacer manar la fuente del torrente.

    Qu queda por decir? Slo esto: el acaecimiento apropiadoracaece apropiadoramentez" [o: la apropiacin apropia]. Con locual, yendo de lo mismo a lo mismo, decimos lo mismo. Aparen-temente, esto no dice nada. Tampoco dice nada mientras escuche-mos lo dicho como una mera proposicin y lo entreguemos al in-terrogatorio de la lgica. Pero que pasa si aceptamos sin desmayolo dicho como el punto de apoyo para la meditacin y acto seguidoadvertimos, reflexionando, que esto mismo ni siquiera es algonuevo, sino lo ms antiguo de lo antiguo en el pensar occidental: 1oprimordialmente antiguo, que se oculta en el nombre ZA-Mstot?Desde lo que es anticipadamente dicho por este que es el inicial detodos los motivos conductores del pensar, habla una vinculacinque obliga a todo pensar, supuesto que este se someta a aquello aque apela lo que ha de ser pensado.

    Mediante el escrutinio del tiempo propiamente dicho en lo quetiene de propio desde el acaecimiento como apropiacin - haresultado procedente pensar el ser sin referencia a la relacin delser a lo ente.

    3" Tomo este giro de Flix Duque.E Vase ms arriba, littrodticcin, p. 17.

  • 44 TIEMPO Y SER

    Pensar el ser sin lo ente quiere decir: pensar el ser sin referen-cia a la metafsica. Pcro una tal referencia contina siendo tam-bien dominante en la intencin de superar la metafsica. De ahque convenga desistir de ese superar y abandonar la metafsica a simisma.

    Si sigue siendo necesaria una superacin, sta concierne en-tonces a ese pensamiento que se compromete propiamente en,desde y hacia el acaecimiento apropiador, para decirlo.

    Conviene porfiar en la superacin de los impedimentos quecon facilidad haccn insuficiente un ta] decir.

    Un impedimento dc esta suerte lo sigue siendo tambin el de-cir acerca del acaecimiento apropiador al modo de una conferen-cia. Esta ha hablado slo en proposiciones enunciativas.

  • PROTOCOLO DE UN SEMINARIOSOBRE LA CONFERENCIA

    TIEMPO Y SER>>*

    A manera de introduccin se dieron unas cuantas indicacionesque pudieran servir a una mejor comprensin de la conferencia y,con ello, a una caracterizacin y elaboracin preliminares del pro-psito del seminario. En estas indicaciones se tocaron ya cuestio-nes y temas de los que en parte se habl expresamente en las sub-siguientes sesiones, pero que, tambin en parte, determinaron msdesde el trasfondo la marcha del seminario.

    Por la peculiar condicin de lo que en l haba de venir a lapalabra, este seminario representaba una tentativa. Diferia esen-eialmente de las prcticas de seminario que habia mantenido Hei-degger en el curso de su actividad docente w-una diferencia quesalta ya externamente a la vista por el hecho de que la fuente demeditacin del seminario no fue un texto de la tradicin metafsi-ca, sino uno del propio Heidegger. Al acometer el intento de co-mentar verbalmente lo dicho en la conferencia, se afront un ries-go todava mayor del que sta misma llevaba consigo. Es el riesgoque se asume al hablar en proposiciones enunciativas de algo res-pecto de lo cual semejante modo de decir es esencialmente inade-cuado. Conviene, por otra parte, reparar en que no se trata de me-ros enunciados, sino de un responder, preparado por preguntas,que intenta adecuarse a la ndole de la cosa en cuestin; en todoello enunciados, preguntas y respuestas se presupone la expe-riencia de la cosa nsma.

    La dimensin tentativa del seminario era, por tanto, doble: poruna parte, quisiera ste mostrar mediante seas una cosa que se re-siste de suyo al enunciar comunicativo; por otra, era forzoso abor-dar, partiendo de una experiencia, el intento de preparar en losparticipantes la propia experiencia de lo dicho, la experiencia dealgo que no se deja traer a la plena luz del da. El intento, por tan-to, de hablar de algo que no est hecho a medida del conocimien-

    * Traduccin de Manuel (ijarrido.

    I45l

  • 46 TIEMPO Y SER

    to, ni tampoco puede ser, empero, transmitido a base de preguntas,sino que mucho ms bien precisa ser experienciado, el intento dehablar de ello con la intencin de preparar tal experiencia, consti-tuy esencialmente el riesgo asumido en este seminario.

    El propsito del seminario se determin indicando que su prin-cipal inters era traer-a-la-mirada el contenido global de la confe-rencia, su intencin bsica, as como tambin la relacin que guar-da la conferencia con el pensar de Heidegger. Se plante ademsla tarea de aclararse sobre la situacin de la filosofia en la pocaactual; en una poca, pues, en la que ek-svlste el pensar de Heideg-ger y que por otra parte puede ser caracterizada por la desapari-cin de la filosofia. Esta desaparicin muestra en s un abanico desemblantes. Mientras se entienda a la metasica bajo el rtulo de fi-losoa, es indicio de tal desaparicin el que la cosa del pensar nosea ya la cosa de la metafsica, con respecto a la cual, presumible-mente, la propia metasica persiste. Visibles se han tomado ya lasmanifestaciones sustitutivas de la filosofa, sus posibilidades deevasin: por una parte, la mera interpretacin de textos tradiciona-les de la filosofia, la reelaboracin y el desguace de la metasica;por otra, el desplazamiento de la filosofa a la lgica (logstica), ala psicologia y a la sociologa, cn suma a la antropologa.

    En este seminario fue menester dar por supuesto el conocimien-to y la experiencia de la historia de la metafsica, pues no se dis-pona de la oportunidad de hacer referencia explcita de los nexoshistricos ni de las posiciones mctasicas particulares. La nicaexcepcin fue Hegel, al que se trat con detencin y propiedad, yello por el hecho, digno de nota, de que, cada vez mas y de lasms distintas maneras, el pensar de Heidegger ha sido comparadocon el hegeliano. Aun cuando Hegel se encuentra en cierta manerams alejado, segn la cosa, de la empresa heideggeriana que todaotra posicin metafsica, se nos impone casi irresistiblemente, sinembargo, la apariencia de una identidad, y por ende la posibilidaddc comparar ambas posiciones. En que medida? Qu significael despliegue especulativo del ser (qua ) en el ser (qua)? Cmo se mantiene aqu el ser como

  • PROTOCOLO DF. UN SEMINARIO SOBRE TIEMPO Y sER>> 47

    bos pensamientos son semejantes, sino que busque alumbrar la ra-zn de que as nos lo parezca.

    Tras estas advertencias iniciales sobre el Seminario su pecu-liar modalidad su propsito y el dar por supuesto el conocimientode la. metasica, se procedi a abordar la conferencia misma.

    Una descripcin de la Inarcha de sta sirvi para visualizar ellugar que ocupa en el conjunto global de las preocupaciones deHeidegger.

    La conferencia titulada Tiempo y ser pregunta primero porlo propio del ser, y luego por lo propio del tiempo. Con ello semuestra que ni el ser ni el tiempo son. De esta manera queda fran-co el trnsito al Se da. El Se da es primero dilucidado por referen-cia al dar, y luego por referencia al Se o Ello, que da. Este es in-terprctado como el acaecimiento propicio. Dicho sumariamente:Partiendo de Ser y Tiempo y pasando por lo propio de Tiempo yser, la conferencia arriba el Ser o Ello que da, y de ste al acaeci-miento apropiador.

    Con la natural reserva pudiera decirse que la conferencia repi-te el movimiento y el cambio del pensar heideggeriano desde Ser ytiempo al posterior decir del acaecimiento apropiador. Qu suce-de en este movimiento? Cmo se perfila el cambio del preguntary el responder que ha acontecido en el pensar de Heidegger?

    Ser y tiempo es el intento de una interpretacin del ser sobre elhorizonte trascendental del tiempo. Qu quiere decir aqu tras-cendental? No la objetividad de un objeto de la experiencia entanto que constituido en la consciencia, sino el mbito de proyecto,divisado desde el esclarecimiento del estar-ah, para la determina-cin del ser, es decir, del estar presente como tal. El hasta ahora im-pensado sentido del tiempo que yace en el ser como estar presentees retrotraido en la conferencia Tiempo y ser a una relacin msoriginaria. El hablar de algo ms originario da fcilmente lugar amalentendidos. Pero aunque dejemos por de pronto sin determinarcmo hay que entender este ms originario, y esto quiere decircmo no entenderlo, sigue estando, sin embargo, fuera de duda queel pensar -y ciertamente tanto en la conferencia misma como en latotalidad del camino de Heidegger tiene el carcter de un retroce-so. ste es el paso tztrs. La pluralidad de significados de esta ex-presin resta por considerar. Necesario se hace dilucidar el haciadnde y el cmo en el discurso del atrs.

    Pero entonces cabe plantear la cuestin de si y cmo tal retro-ceso, que constituye la manera o el estilo de moverse de este pen-

  • 48 TIEMPO Y sua

    sar, Viene a encajar con la circunstancia de que el acaecimientoapropiador, cabalmente considerado como tal y no slo como des-tinar, sea la retirada.

    Se muestra ya el carcter de retirada en la problemtica de Sery tietnpo? Para verlo, cs menester percatarse del sencillo propsitode esta obra, y en particular de la significacin que tiene el tiempoen la pregunta por el sentido del ser. El tiempo, que es interpeladoen Sery tiempo sobre el sentido del ser, no es de suyo ninguna res-puesta, ningn trmino ltimo del preguntar, sino slo el nombrarde una pregunta. El nombre tiempo nombra preliminar o antici-padamente lo que luego fue denominado la verdad del ser.

    La exgesis del tiempo apunta primero al carcter de la tempo-racin de la tcmporalidad del estar humano, a lo eksttico, quecontiene ya en s, sin que esta condicin de la cosa sea nombradaexpresamente en la parte de Ser y tiempo que alcanz a ser publi-cada (cfr. Ser y tiempo, 28), una referencia a la verdad, al escla-recimiento, al desocultamiento del ser qua ser. Por tanto, ya en Sery tiempo s bien aqu la exgesis del tiempo estaba restringida ala tcmporalidad del estar humano y en nada se habla del carctertemporal del ser (mientras que, por el contrario, en la conferenciaTiempo y ser es intencionalmente omitido el papel de la esenciadel hombre para el esclarecimiento del ser)-- es arrancado en blo-que el tiempo a la comprensin ordinaria, merced a la referencia ala 60m1 ELOL y al estar presente, cobrando as un nuevo sentido.

    Es importante, por consiguiente, evitar, tanto en Tiempo yser, donde ello se lleva expresamente a cabo, como tambin enSer y tiempo, donde ms bien late en el movimiento y en la finali-dad implcita, la limitacin de alcance que pudiera residir y de he-cho adems reside en el rtulo tiempo. El tiempo es ya pensadoen Ser y tiempo por referencia a la ikaia (desocultamiento) ydesde la ooia griega.

    Si as resulta con el tiempo, al que se interpela como el hori-zonte trascendental del ser, cmo se deja entonces caracterizar laexperiencia fundamental que gua al enfoque bsico de Ser y tiem-po? Se deja mostrar ya en ella un carcter de retirada? La expe-riencia que intenta expresarse por primera vez en Ser y tiempo, yque en el planteamiento trascendental de la pregunta an ha de ha-blar en cierta manera el lenguaje de la metasica, es: que en lametafsica, globalmente considerada, el ser de lo ente fue, cierta-mente, pensado y trado a concepto, y con ello fue tambin hechavisible la verdad del ser, pero que en todas las manifestaciones del

  • PROTOCOLO DF. UN SEMlNARlO SOBRE TIEMPO Y SER 49

    ser su verdad como tal nunca vino al lenguaje, sino que permane-ci olvidada. La experiencia fundamental de Ser y tiempo cs porello la del olvido del ser. Pero olvido quiere decir aqu, en sentidogriego: ocultamiento y ocultarse.

    El olvido del ser, que se muestra como un no pensar en la ver-dad del ser, puede fcilmente ser interpretado y malentendidocomo una negligencia del pensar hasta nuestros das, en todo casocomo algo a lo que se pone fin mediante la pregunta expresamen-te asumida y formulada por cl sentido, es decir, por la verdad delser. El pensar de Heidegger pudiera ser entendido a y Ser y tiem-po parece invitar a ello como la preparacin y apertura del fun-damento sobre el cual reposaba toda metasica como sobre unabase que lc fuese inaccesible, y ciertamente de manera que, mer-ced a tal apertura, fuese cancelado el olvido del ser hasta hoy. Entodo caso es importante advertir, para la recta comprensin, quc clllamado no pensar hasta hoy no es ninguna negligencia, sinoque hay que pensarlo como consecuencia del ocultarse dcl ser. Elocultamiento del ser pertenece, como privacin de ste, al esclare-cimiento del ser. El olvido del ser, que constituye la esencia de lametasica y que fue cl impulso de Ser y rienzpo, pertenece a laesencia del ser mismo. Con ello se plantea para un pensar en el serla tarea de pensar a este ltimo de manera que le pertenezca esen--cialmente el olvido.

    El pensar que despunta con Ser y tiempo es en consecuencia,por una parte, el despertar desde el olvido del ser en donde des-pertar ha de ser entendido como un acordarse de algo que an nofue pensado, mas, como tal despertar, no es dicho pensar, porotra parte, ninguna cancelacin del olvido del ser, sino el instalar-se en el persistiendo en l. As el despertar desde y para el olvidodel ser es un abrir los ojos, un desvela/ave [Enrwaclzen] en el acae-cimiento propicio. Slo en el pensar en el ser mismo, en el acaeci-miento propicio, es experienciable como tal el olvido del ser.

    El carcter de este pensar fue en mltiples ocasiones descritocomo paso atrs. A ste se le entiende primero como un des-de... y un hacia... Asi el pensar de Heidegger sera el movi-miento desde la apertura del ente hacia la apertura como tal, quequeda oculta en el ente abierto. Sin embargo, en el ttulo pasoatras es pensada an otra cosa. El paso atrs retrocede ante. cobradistancia respecto dc lo que ha de advenir. El ganar la distancia esun a-lejamiento, la libre donacin del acercarse de lo que hay quepensar.

  • 50 TIEMPO Y sua

    En el paso atrs aparece, como lo que hay que pensar, la aper-tura como tal. Pero hacia dnde aparece?, es decir, pensada desdeel paso atrs, adnde conduce este? El hacia dnde no se dejaestablecer fijamente. Slo se deja determinar en la consumacindel paso atrs, pero esto quiere decir: responder desde y entregar-se a lo que viene a aparecer en el paso atrs.

    Con referencia a la indeterminacin de este adnde se mos-tr una dificultad fundamental. Subsiste esta indeterminacinslo para el saber, de manera que el lugar del aparecer este deter-minado en s y, sin embargo, est an oculto para el saber? Si, porel contrario, esta indctcrminacin no slo subsiste para el saber,sino que ella misma es indeterminacin del modo de ser deladnde, entonces se plantea la pregunta de cmo puede pensar-se un tal ser indeterminado, que no slo ha de ser entendido, portanto, desde la precariedad de nuestro ann0-saber.

    En la medida en que se lleg a una clarificacin, pudiera de-cirse pese a lo inadecuado de estas exprcsiones: el hecho deque se d el lugar del adnde es un hecho establecido, mas alsaber le est todava oculto cmo es este lugar, y ha de quedar sindecidir si el cmo, el modo de ser del lugar, est ya establecido(pero an no es posible saberlo), o si slo se entrega en la consu-macin del paso, en el nombrado desvelarse en la apropiacin delacaecimiento apropiador.

    De nuevo se intent una caracterizacin del objetivo funda-mental y de la movilidad de la conferencia, lo cual volvi a con-ducir a una reexin sobre Ser y e/npo.

    Desde el modo metasico de pensar, todo el camino de la con-ferencia, y esto quiere decir la determinacin del ser desde el acae-cimiento apropiador, pudiera ser interpretado como retroceso alfundamento, al origen. La relacin de acaecimiento apropiador yser sera entonces la relacin del a priori con el a posteriori, dondepor a priori no hay que entender tan slo el a priori del saber y parael saber que ha llegado a ser dominante en la losoa de los tiem-pos modernos. Se trataba, por tanto, de un nexo de fundamentacinque, visto desde Hegel, se deja determinar ms de cerca como rcvo-cacin y superacin del ser cn el acaecimiento apropador.

    A esta interpretacin pareca invitar el ttulo ontologa funda-mental usado para caracterizar el propsito y la marcha de Ser ytiempo un titulo que pronto, y cabalmente con la intencin, porcierto, de salir al paso de este malentendimiento, fue abandona-do. Lo decisivo, que debe ser tenido en cuenta al respecto, es la

  • PROTOCOLO DE UN SEMINARIO SOBRE TIEMPO Y SER 51

    relacin de la ontologa fundamental con la nica pregunta, elabo-rada en Ser y tiempo, por el sentido del ser. Segn Ser y tiempo, laontologa fundamental es la analtica ontolgica del estar humano.Por consiguiente la antologa _fundamental, de la cual puedennicamente dimanar todas las dems, ha de ser buscada en la ana-ltica existencial del estar humano (Ser y tiempo, p. 31). Deacuerdo con esto, parece como si la ontologa fundamental fueseel fundamento de la ontologa misma, que an falta, pero que hade ser edificada sobre ella. Pues si lo que importa es la preguntapor el sentido del ser, pero el sentido es proyectado, el proyectoacontece en el comprender y como comprender, y la comprensindel ser constituye el rasgo fundamental del estar humano, entoncesla elaboracin del horizonte de comprensin del estar humano esla condicin de toda elaboracin dc la ontologia, que, como pudie-ra parecer, slo puede ser edificada sobre la ontologa fundamen-tal de dicho estar. As la relacin que guarda la ontologa funda-mental con la elucidacin del sentido del ser que no lleg a serpublicada sera, tal vez, anloga a la relacin que guarda la teolo-ga fundamental con la sistemtica teolgica.

    Mas no es asi, aun cuando no puede negarse que esto an nolleg a ser expresado con claridad en cl propio Ser y tiempo. Serytiempo est mucho ms en camino hacia ello, en va de hallar, so-bre la temporalidad del estar humano en la interpretacin del sercomo temporalidad, un concepto de tiempo, aquello propio deltiempo desde donde se dispensa el ser como estar presente.Mas con cllo est dicho que lo que en la ontologa fundamental esmentado como fundamental no tolera encima ninguna edificacin.En lugar de esto, y una vez que fuese aclarado el sentido del ser,debiera ser reiterada, ms originalmente y de una manera entera-mente distinta, la entera analtica del ser humano.

    Dado pues que el fundamento de la ontologa fundamental noes ningn fundamento sobre el que pudiera construirse, no es fm-damentum inconcussizm alguno, sino mucho ms unfizndamentumConcussum; y dado asimismo que la reiteracin de la analtica delestar humano es ya parte integrante del planteamiento bsico deSer y tiempo, mientras que la palabra fundamento contradice elcarcter precursor dc dicha analtica, dc ah que se haya abandona-do el ttulo ontologa fundamental.

    Al final de la primera sesin fueron mencionados algunos pa-sajes textuales cuyo entendimiento no es fcil, mas es imprescin-dible para comprender la conferencia.

  • 52 TIEMPO Y SER

    Al final de la introduccin a la conferencia (cfr. pp. 19-20) elprrafo Algo se impone decir... que hasta ahora llamamos ser>>suscita algunas dificultades.

    Por de pronto, en la siguiente proposicin, contenida en estepasaje: El intento de pensar el ser sin lo ente se toma necesario,pues cn caso contrario no subsiste ya, a mi parecer, posibilidad al-guna de traer con propiedad a la mirada el ser de aquello que hoyes en todo el derredor del globo terrqueo, palpita una descomu-nal contradiccin. Ni la necesidad ni la posibilidad de semejantecontradiccin fueron ulteriormente aclaradas; tan slo se indicque sta se halla relacionada con la ambigedad del em-plaza-miento (Ge-stell), cn el que se piensa con el giro el ser de aquelloque hoy... terrqueo. En su condicin de preaparicin del acaeci-miento apropiador, es el em-plazamiento, por aadidura, lo quehace necesario este intento. No es, pues, la necesidad de entenderlo de hoy como a primera vista pudiera desprenderse del tex-to- la verdadera motivacin del intento.

    Despus se pregunt si la frase el ser de aquello que hoy esen todo el derredor del globo terrqueo no significa una restric-cin del problema universal del ser a este diminuto planeta, esteminsculo grano de arena llamado Tierra; si esta restriccin no di-mana de un inters antropolgico. En esta cuestin no se entrms a fondo. No se aclar cmo el em-plazamiento, que consti-tuye la esencia de la tcnica moderna, de algo, por tanto, que, enlo que a nuestro saber alcanza, slo acontece en la Tierra, puedeser un nombre para el ser universal.

    A continuacin fue elucidado el giro pensar el ser sin loente. Este giro es -al igual que la expresin utilizada en la pgi-na 25, sin referencia a la relacin del ser a lo ente>> la versinabreviada de pensar cl ser sin la referencia a una fundamentacindel ser desde lo ente. Pensar el ser sin lo ente quiere decir, portanto, no que al ser le fuese inesencial la relacin a lo ente, quepudiera prescndirse de esta relacin; quiere decir ms bien nopensar al ser al modo de la metafsica. Con la fundamentacin delser a partir de lo ente no slo es si bien antc todo mentado alrespecto el momento tcolgico de la metafsica, el cual consiste enque el summum ens como Causa sui realiza la fundamentacin detodo ente como tal (cfr. Leibnizens sog. 24 metaphysische The-sen [las llamadas 24 tesis metasicas de Leibniz]>>, en Heidegger,Nietzsche, vol. ll, pp. 454 ss.). Pensada es ante todo la acuacinmetafsica de la diferencia ontolgica, segn la cual el ser es pen-

  • PROTOCOLO DE UN SEMINARIO SOBRE TIEMPO Y SER

    sado y concebido por mor de lo ente, de modo que el ser, sin per-juicio de su ser-fundamento, queda subyugado por lo ente.

    Las primeras frases de la conferencia despus de la intro-duccin suseitaban asimismo ciertas dificultades.

    Primero se dijo sin rodeos: Desde el alba del pensar occiden-tal europeo hasta hoy, ser quiere decir lo mismo que asistir o estarpresente. Qu sucede con este enunciado? Si ser quiere deciralgo as como estar presente, lo quiere decir de una manera ex-elusiva o en todo caso con una prioridad tal que puedan ser pasa-das por alto sus otras determinaciones? Es la determinacin delser como estar presente, que nicamente aparece en esta conferen-cia, un resultado obtenido tan slo desde el propsito de ella, queintenta pensar conjuntamente ser y tiempo? O es que tiene el es-tar presente, en la totalidad de las determinaciones del ser, unaprioridad conforme a la cosa, independiente del propsito deesta conferencia? Qu sucede ante todo con la determinacin delser como fundamento?

    Estar presente, presencia, habla en todos los conceptos metaf-sicos del ser, habla en todas las determinaciones del ser. Incluso elfundamento como lo ya prcexistente, como lo subyacente, condu-ce, considerado en s mismo, al demorar, al durar, al tiempo, alpresente. No slo en las determinaciones griegas del ser, sino tam-bin acaso en la posicin kantiana y en la dialctica hegelianacomo el movimiento de tesis, anttesis y sntesis (por tanto, tam-bin aqu de nuevo posieionalidad) habla el presente, se anunciauna primaca del estar presente (efr. Nietzsche, II, pp. 399 ss., yadems Wegmarken [Jalones del camino] [i967], pp. 273 ss.,Kants These ber das Sein [Las tesis de Kant sobre el ser]).

    De todas estas sugestivas indicaciones resulta una prioridaddel estar presente que es codeterminante en todas las acuaeionesdel ser. Cmo, de qu manera es esta determinacin, qu sentidotiene la prioridad que se anuncia del estar presente, est todavaimpensado. La prioridad del estar presente sigue siendo, pues unaafirmacin en la conferencia Tiempo y ser, mas como tal unapregunta y una tarea del pensar: la de meditar si y de dnde y enque medida subsiste la prioridad del estar presente.

    Despus de la frase que se acaba de citar, la primera seccinde la conferencia prosigue asi: Desde el estar presente. desde lapresencia o asistencia nos habla el modo temporal del presente.Esto se presta a ms de una interpretacin. Por una parte, cabe en-tenderlo de manera que el estar sea pensado como presencia en el

  • 54 TIEMPO v SER

    que percibe, en la repraesentatio de ste. El tiempo presente seraentonces una determinacin consecutiva o derivada del estar pre-sente y nombrara la relacin de este ltimo al hombre que 10 per-cibe. Por otro lado, cabe entender lo anterior de manera que entrminos absolutamente generales el tiempo hable desde el estarpresente, quedando todava abierto al respecto el cmo y de qumodo. El ser es determinado como presencia por el tiempo. Enla conferencia es mentado este segundo sentido. La multiplicidadsemntica, sin embargo, y la dificultad de la exposicin del pro-blema, el hecho asimismo de que en las primeras proposiciones nose trata de extraer ninguna conclusin, sino del primer escarceodel mbito temtico, conducen fcilmente a malentendidos queslo es posible eliminar manteniendo constantemente fija la mira-da en la temtica global de la conferencia.

    Al comienzo de la segunda sesin se aadi algo a las obser-vaciones generales con las que se abri el seminario.

    a) La relacin entre ser y pensar y la cuestin del ser se perte-nccen recprocamente.

    Aun cuando la relacin de ser y pensar o de ser y hombreno es expresamente dilucidada en la conferencia, es menester afir-mar quc pertenece esencialmente a cada paso de la cuestin delser. Conviene al respecto tener en cuenta un doble papel del pen-sar. El pensar que pertenece esencialmente a la apertura del ser espor de pronto el pensar que vale como rasgo caracterstico delhombre. Desde Ser y tiempo, puede ser denominado el pensar quecomprende. Por otra parte, el pensar es el pensar que interpreta, elpensar, por tanto, que piensa la relacin de ser y pensar y la cues-tin del ser en general.

    Por meditar queda si el pensar que comprende puede precaracterizar el modo propio del pensar que interpreta, y por tanto elmodo en que el pensar filosfico pertenece a la cuestin del ser.Por preguntar queda si la interpretacin en general pueda ser elrasgo caracterstico del pensar, si es que se trata de hacerse seria-mente cargo de la cuestin del ser. Importa, por tanto, que el pen-sar, libremente, se apreste y disponga a lo que hay que pensar,para recibir de ello su determinacin.

    b) El carcter precursor del pensar.A este fin, el hecho de que el pensar que entra en el acaeci-

    miento apropiador reciba ante todo de l su determinacin a lo

  • PROTOCOLO DE UN SEMINARIO SOBRE TIEMPO v sER 55

    que ya se aludi en la dilucidacin del paso atrsa, guarda la msestrecha conexin con un carcter ulterior del pensar, que es igual-mente decisivo para llevar a su cumplimiento la cuestin del ser.Tal es el carcter precursor. Ms all de su primera significacin,segn la cual este pensar es siempre slo preparatorio, dicho ca-rcter tiene un sentido ms profundo, el cual es que este pensarcorre en todo caso anticipndose y, ciertamente, a la manera delpaso atrs. Cargar el acento sobre el carcter precursor no res-ponde, por tanto, a ninguna fingida modestia, sino que tiene unsentido rigurosamente conforme a la cosa, que guarda conexincon la finitud del pensar y de lo que hay que pensar. Cuanto msde conformidad con la cosa es llevado a cabo el paso atrs, tantoms viene a corresponder el decir precursor.

    c) Los distintos caminos en el acaecimiento apropiador.Del acaecimiento apropiador se habla ya en anteriores escritos:l. En la Carta sobre cl humanismo, donde ya se habla de tal

    acaecimiento, si bien slo todava con una consciente ambigedad.2. Con mayor nitidez se habla del acaecimiento apropiador en

    las cuatro conferencias pronunciadas el ao 1949 bajo el ttulo co-mn de Einblick in das, was ist [Mirar en lo que hay]. Estasconferencias todava no publicadas, con excepcin de la primera yla ltima, se titulan: La cosa, Das Gestell [El emplazamien-to], Die Gefahr [El peligro], Die Kehre [La vuelta] (cfr. Con-ferencias y artcul0s* [1954], pp. 143 ss., La cosa).

    3. En la conferencia sobre la tcnica, que no slo es una ver-sin distinta de la recin nombrada conferencia Das Gestell [Elemplazamiento] (La, pp. 13 ss., La pregunta por la tcnica**; yposteriormente: Opuscula I, Die Technik und die Kehre [La tc-nica y la vuelta] [l92]).

    4. Y de la manera ms inequvoca en Identidad y dferenca***(1957), pp. 57 ss.

    E] recuerdo de estos pasajes quera estimular la reexin so-bre la diferencia y la recproca pertenencia de los caminos hastaahora mostrados en el acaecimiento apropiador.

    * Traduccin de Estaquio Barjau, Serbal. Madrid, 1994.** Incluida en Conferencias y artculos.*** Edicin bilinge de Arturo Leyte. traduccin de H. Corts y A. Leyte,