¡CÓMO VENCER LA SOLEDAD EN LA IGLESIA!HECHOS 9.26-31.

INTRODUCCIÓN.La soledad es un sentimiento muy fuerte y doloroso. Muchos han sido arruinados

completamente por los efectos devastadores de la misma. Podemos estar acompañados, podemos vivir en un entorno rodeado de gente, podemos tener una familia numerosa y bien constituida, pero igual tu vida, mi vida puede estar vacía, cuando llega la soledad.

Y aunque no lo creamos, también podemos encontrar la soledad, aquí en la iglesia, ¿¡¡CÓMO!!? ¿EN LA IGLESIA DE CRISTO PUEDE ALGUIEN SENTIRSE SOLO? ¿EN LA FAMILIA DE DIOS ALGUIEN PUEDE SENTIRSE AISLADO? ¡SI! Esta es una gran verdad, una realidad poderosa que desalienta los corazones de muchos cristianos y hasta de personas que nos visitan.

Solo basta conversar con los hermanos, indagar en sus vidas y nos daremos cuenta que más de alguna vez nos sentimos solos, o rechazados, o pensamos que a nadie le importábamos al ver la poca preocupación de los unos por los otros.

Pero hoy quiero animarte hermano, quiero motivarte a vencer esta sombra que se esparce en la iglesia del Señor. Para que nunca más nadie se aleje de la iglesia porque se sintió aislado, para que nadie se desanime porque no vio unidad y preocupación de los hermanos, para que nadie más se decepcione de nosotros y se vaya, y nunca más vuelva.

Y hoy estaremos considerando el ejemplo de nuestro amado hermano Pablo, que tuvo que luchar contra la soledad y el aislamiento, veremos como lo venció y daremos una respuesta a esta problemática.

La palabra de Dios para hoy se encuentra en Hechos 9.26-31.

I. PABLO TRATA DE INTEGRARSE A LA COMUNIÓN DE LOS HERMANOS – Hechos 9.26a.

Hace mucho tiempo atrás un judío llamado Saulo de Tarso, salio de Jerusalén comisionado por el Sumo Sacerdote y el Sanedrín, con cartas que le daban la autorización de perseguir a los cristianos en la ciudad de Damasco. Este hombre era un perseguidor empedernido de la naciente iglesia de Cristo, pero cuando iba camino a Damasco para continuar con su macabra misión.

Él tuvo un encuentro personal con el Señor Jesús, que cambio para siempre su vida y la orientación de la misma, el perseguidor ahora pasaba a ser un cristiano más, que sufría por la causa del Señor, después de esto, estuvo por tres años en Arabia (Gálatas 1.17-18) y se dispuso a ir a la ciudad de Jerusalén, desde donde mismo hace tres años atrás había salido persiguiendo a los cristianos.

Según nos dice el versículo 26: “Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos”, imaginémonos que fuerte debió ser para Saulo su llegada a Jerusalén, toda su familia, todos sus amigos esperaban saber como le había ido en la persecución de los cristianos, pero él ya no era el mismo, ahora era un cristiano, y como un hijo más de Dios, busco la comunión de sus hermanos.

Pensemos en que cosas habrán pasado por la mente de Saulo en esos momentos cuando trataba de juntarse con la iglesia: “¿ME RECIBIRAN BIEN? ¿ME PERDONARAN POR TODO EL DAÑO QUE LES CAUSE? ¡SI! ELLOS SON HIJOS DE DIOS, ELLOS ME PERDORAN, OLVIDARAN EL PASADO Y ME RECIBIRAN EN SU COMUNIDAD”

Me imagino a Saulo lleno de nuevos anhelos y esperanzas, había perdido todo, pero todavía tenia a su familia, la familia de la fe.

Esto es lo que talvez nos ha pasado o te pasa en estos momentos, después de una vida de tinieblas, después de tanto pecado y oposición a Dios, al igual que Saulo pensamos que

todo sera paz y amor con la iglesia, pensamos que llegamos a un lugar donde se respira un aire de amor y confraternidad, donde todos están preocupados los unos de los otros, donde no hay conflictos y la voluntad de Dios es la delicia de cada uno de nosotros. Pero ¿QUE PASO CON SAULO? ¿LO RECIBIERON LOS HERMANOS?

II. PABLO ES RECHAZADO POR LOS HERMANOS – Hechos 9.26b.La respuesta es un rotundo ¡NO!, porque el texto añade: “pero todos le tenían miedo,

no creyendo que fuese discípulo”, nadie recibió a Saulo, es más se apartaban de él, lo aislaban, ¿Qué triste no? Fue la respuesta innata de un pueblo herido y oprimido por este hombre.

Todos pensaban que él había inventado su conversión para así infiltrarse en la iglesia y ocasionar más daño.

Me imagino como debió sentirse Saulo en esos momentos, cuanta frustración y dolor debió sentir ese hombre, me imagino las lagrimas corriendo por sus mejillas preguntándose: “¿Por qué?” “Si soy un nuevo hombre, ¿Por qué todavía se preocupan de mi pasado? ¿Por qué me aíslan? ¿Por qué nadie se preocupa de mi?”.

Te ha pasado eso mi querida hermana, haz vivido esta misma situación querido hermano, que dolor se debe sentir cuando en la familia de Dios, en la iglesia de Cristo aíslan a alguien, no se preocupan de él y lo juzgan. Si nosotros fuéramos Pablo talvez nos hubiéramos ido de la iglesia y ya, culpando a los demás de nuestro desanimo, pero Pablo fue un hombre persistente que quería tener comunión con la iglesia, que quería demostrarle a todos que era un hijo de Dios.

Lo más natural es esperar que en la iglesia del Señor todos estarán preocupados por ti, que te amaran como a si mismos, que buscaran cada ocasión y oportunidad para animarte y motivarte a seguir adelante. Pero preguntémonos, ¿ES ESTO ASI? Pensemos en nosotros ¿ESTAMOS PREOCUPADOS POR LOS HERMANOS DE CORAZON? ¿NOS INTERESA LO QUE LE PASE AL QUE TENGO A MI LADO? ¿ESTOY PENDIENTE DE MI HERMANO POR SI LE FALTA ALGO O NECESITA DE MI?

La verdad es que muchas veces ¡NO hacemos esto! Sino que esperamos que los demás se preocupen de nosotros, en vez de nosotros llamar a los hermanos decimos, “ellos tienen que llamarme”, en vez de visitar a los hermanos y pasar tiempo con ellos, nosotros decimos “ellos tienen que preocuparse de mi”. En vez de animar nosotros a los demás, nosotros queremos que nos animen y apoyen, pero ¿ESTA BIEN ESA ACTITUD? ¿ES UNA ACTITUD ESPIRITUAL ESPERAR SIEMPRE DE LOS DEMAS COSAS Y NOSOTROS NO DAR NADA? ¡NO! Eso es egoísmo y es lo que muchas veces hay en nuestros corazones.

El yo, donde nosotros tenemos el primer lugar y después nuestros hermanos, tengamos cuidado porque esto ha destruido a muchas personas y lo seguirá haciendo si no lo solucionamos.

III. BERNABE AYUDA PABLO A INTEGRARSE A LA IGLESIA – Hechos 9.27-30.Pero gracias a Dios, siempre hay hombres diferentes que están ahí cuando se les

necesita, este hombre era Bernabé, el hijo de consolación: “Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle”. ¡Que hermoso debió ser para Saulo el encontrarse con Bernabé!

Que bueno es saber que existen hombres que se preocupan por sus hermanos, Bernabé estaba atento y vio el dolor de Saulo y se decidió a ayudarlo, como él era un varón respetado en la iglesia fue, tomo a Saulo y lo llevo a conversar con los apóstoles, intercedió por él, les hablo de las cosas que Saulo hizo en Damasco por la obra del Señor. Y por fin ¡SAULO FUE ACEPTADO POR LA IGLESIA!

Que hermoso es estudiar esta historia y darnos cuenta de la importancia de nosotros preocuparnos por los demás, sea nuevos convertidos, o hermanos que sufren o visitas que por primera vez están con nosotros, pero que bueno es estar ahí cuando los demás nos necesitan.

Ahora preguntémonos, ¿Cómo podemos tener un corazón como el de Bernabé? ¿Cómo podemos ser un hijo de consolación para los demás?

Bernabé tenia una enseñanza grabada en su corazón, 1 Corintios 12.24-27: “Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, SINO QUE LOS MIEMBROS TODOS SE PREOCUPEN LOS UNOS POR LOS OTROS. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”.

Esto es lo que Dios espera de nosotros ¡PREOCUPACIÓN! ¡INTERES! Si un hermano esta sufriendo no seas indiferente, no seas insensible, porque en algún momento tu también sufrirás y esperaras que otros también te ayuden.

Ese es el corazón de Bernabé, ese es un hijo de consolación, estaba atento al dolor del hermano, estaba vigilante para saber cuando poder ayudar. Él no espero que Saulo se le acercara y le pidiera ayuda, él lo hizo solo sin que nadie le dijera.

Bernabé entendía que Saulo era un hijo de Dios, que Cristo había dado todo por él, ahora a él le correspondía dar todo por Saulo. Era su hermano, no era un rival, ni un enemigo, sino que era su amado hermano Saulo que necesitaba ayuda, es cierto, que Saulo cometió errores, pero a Bernabé no le importo el historial de Saulo, él no estuvo pensando lo ayudare o no, sino que lo hizo aunque talvez él estuvo viendo cuando Saulo consintió la muerte de Esteban y perseguía a los cristianos.

Y como vemos ahora Saulo, “entraba y salía”, o sea, tenía libertad absoluta para moverse en la iglesia, era aceptado por todos y comenzó a trabajar por el Señor.

IV. LA IGLESIA ES BENDECIDA CUANDO ESTAMOS PREOCUPADOS LOS UNOS POR LOS OTROS – Hechos 9.31.

Lo mejor de esta historia es que la iglesia fue bendecida, y aquí hay una maravillosa enseñanza para nosotros, porque cuando dejamos a un lado los grupitos y comenzamos a integrar a los hermanos, cuando comenzamos a preocuparnos los unos por los otros, a ayudarnos, a animarnos y edificarnos. Téngalo por seguro que Dios bendice a su iglesia, así la iglesia crece no solo espiritualmente sino también numéricamente. El Espíritu Santo fortalece a la iglesia y la hace crecer.

Cuando somos unidos, cuando vivimos como una verdadera familia, cuando dejamos a un lado las murmuraciones y rivalidades, la envidia y los pleitos, cuando nos comprometemos de corazón a preocuparnos por los hermanos, es algo muy cierto, es una gran verdad, la iglesia de Cristo sera una fuerte y gran columna para todos los hombres.

Conclusión.Si queremos ser una iglesia cada día bendecida por Dios, si queremos crecer fortalecidos

por el Espíritu Santo, tenemos un desafío y esto no es para nuestros pastores solamente, sino que es para cada miembro de esta congregación, para cada cristiano que se congrega en este local. ¡PREOCUPEMONOS LOS UNOS DE LOS OTROS! ¡AYUDEMONOS!

¡ANIMEMONOS! Estemos ahí cuando un hermano nos necesite, no sea indiferente, sienta el dolor de su hermano, no sea insensible póngase en el lugar del que sufre o necesita ayuda.