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El Hábitat se señaló como uno de los ejes centrales dentro del modelo SIIDETEY para impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación dentro del Fondo Mixto, que es una de las instancias que finan-cian este tipo de proyectos.

Dentro del Hábitat de manera especial se incluyó a la Biodiversidad del Estado, que se considera también como uno de los laboratorios naturales centrales con los que cuenta Yucatán.

Esta iniciativa propició que se presentara, entre otros, un proyecto de gran visión denominado “Banco de Germoplasma” para la conservación de la biodiversidad de Yucatán. El proyecto fue aprobado y se espera que empiece a crecer y consolidarse en el futuro cercano.

Debe mencionarse que el trabajar con biodiversidad ha sido uno de los objetivos de los estudiosos de los recursos naturales que se encuentran realizando su actividad profesional en el Estado y desde luego existen numerosas contribuciones científicas que dan buena cuenta del grado de avance y conocimiento de dicha biodiversidad.

En la última década ha habido en Mérida, reuniones, conferencias, talleres, etc., en torno a la biodi-versidad y desde luego que se ha propiciado la publicación de libros de interés local y regional que se encuentran en las bibliotecas del Estado. Resaltan libros como el de los Árboles de Mérida, el de Naturaleza y Sociedad en el Área Maya y recientemente el compendio de Biodiversidad y Desarrollo Humano, al que dedicamos enteramente esta Gaceta por la participación de más de 250 investigado-res que aportaron 171 colaboraciones.

Es importante señalar que este último documento se realiza como una respuesta intelectual a las responsabilidades que se han acordado a nivel nacional e internacional por parte de México, de trabajar para conocer qué tenemos, qué y cómo utilizamos la biodiversidad. Se hace entonces un esfuerzo muy importante a nivel estatal en estos libros para poder darle un valor a la biodiversidad, aspecto que empieza a tener gran relevancia en la actualidad porque pone las bases para fomentar la cultura biológica basada en las aportaciones del conocimiento descrito y escrito por los académicos del Estado.

Este espíritu de nacionalismo local da la certeza de que Yucatán cuenta con el capital humano de alto nivel académico para establecer propuestas de innovación que se espera sean consideradas por los tomadores de decisiones y se forlezca con ella el bienestar social de Yucatán.

Muchas gracias.

Hábitat, eje central del modelo SIIDETEY

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GACETA SIIDETEY 3Febrero de 2011

“Contar con las estrategias estatales de biodiversidad es un elemento indispensable para proponer y crear modelos de desarrollo más justos y armónicos con las culturas locales. La obra contenida en este volumen no sólo ha colectado el saber acerca de lo vivo, ha logrado presentar la diversidad biológica en los términos con que es percibida por per-sonas con diferentes formaciones académicas y variadas experiencias respecto a su uso social y cultural. Tal como lo muestra la nómina de autores, por fortuna somos muchos los interesados en saber acerca de la vida que puebla esta región de México, destacando entre ellos, el Dr. Rafael Durán, quien durante cuatro años ha encabezado la realización de este estudio. Todo el saber aquí expuesto y todo el trabajo requerido para compilarlo fueron realizados de buena fe, con vistas a hacer útil esta obra y también susceptible de ser enriquecida mediante el uso y la crítica”. Raúl E. Murguía RoseteCoordinador Nacional del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial

“El libro “Biodiversidad y Desarrollo Humano de Yucatán” representa un logro significativo para la difusión del conocimiento de la biodiversidad y aumentar la conciencia social y del sector gubernamental sobre la rele-vancia de la conservación del patrimonio natural del estado de Yucatán para el desarrollo sustentable. Esta obra nos permite conocer y enten-der los procesos de cambio y modificación de los ecosistemas, y resalta la necesidad de mantener los esfuerzos para seguir incrementando el conocimiento de la biodiversidad del Estado, así como desarrollar e im-plementar acciones de manejo y de usos del patrimonio natural más adecuadas y sustentables. No obstante, el conocimiento que se encuen-tra integrado en esta obra, dista de estar completo dada la diversidad biológica del Estado y es necesario incrementarlo.

Dr. José Sarukhán KermezCoordinador Nacional de la CONABIO

“El trabajo de investigación realizado para conformar la obra podrá ser reforzado con las convocatorias de investigación emitidas por el Estado y con la infraestructura científica que se encuentra en desarrollo. La bio-diversidad es uno de los temas que nos obliga a avanzar en la discusión de la ciencia como bien público y sobre los usos del conocimiento en este ámbito. Estamos en la posición de apoyar la divulgación del conte-nido de este libro con fines educativos, a través de ediciones accesibles y dirigidas a la población en general. No hay viabilidad de un proceso de conservación y de uso de la biodiversidad si cada uno de nosotros no tiene conocimiento de la riqueza natural, empezando por los niños en las escuelas, hasta los jóvenes y la población adulta”. Dr. Raúl Godoy MontañezSecretario de Educación en Yucatán

“Desde su iniciativa nos pareció una excelente idea el hecho de producir una obra que pudiera recopilar y pusiera en blanco y negro, en papel, toda la riqueza biológica que tenemos y las formas de uso que se hace de esta riqueza. Entendemos el trabajo enorme que fue la coordinación de esta obra y por ello felicitamos al Dr. Durán y a la Dra. Méndez, y en general a todos los colaboradores, “atrás de cámaras”. En lo personal me parece un libro muy equilibrado en términos de los espacios, de la distribución que hacen, y muestra la capacidad de este grupo aca-démico tan grande del que podemos sentirnos orgullosos. Este es un documento que podemos colocar en bibliotecas y en los planteles de los diversos niveles; es una obra que tenemos que socializar.

Dr. Eduardo Batllori SampedroSecretario estatal de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente

“Considero que el presente Estudio de Estado, por su valioso contenido, es el mejor tributo que se puede hacer a aquellos pioneros que con te-nacidad anotaban la gran riqueza de los recursos biológicos situados en México. En este contexto, el 11 de noviembre de 2006, la Secretaría de Ecología de Yucatán, a cargo del Maestro Luis Jorge Morales, induce a cumplir el compromiso de realizar el Estudio de Estado. En consecuen-cia, el 18 de enero de 2007, en reunión expresa de los directores de las principales instituciones académicas de la entidad, se acuerda su realización. El 7 de febrero de 2007 se lleva a cabo el primer taller de expertos, y posteriormente se realiza el Foro sobre Diversidad Biológica en Yucatán del 21 al 27 de mayo del mismo año. Deseo felicitar a los autores del libro por tan importante logro”.

Alfonso Larqué SaavedraMiembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República

“La obra, que se elaboró con un enfoque multidisciplinario, ofrece un diagnóstico del estado de conservación que guarda la riqueza biológica de la entidad, a fin de que las autoridades establezcan las políticas pú-blicas necesarias para su protección, conservación y uso sustentable. Además, aborda aspectos sociales, históricos y culturales producidos por la relación hombre naturaleza, señalando las actividades que han dañado al entorno natural. Es una excelente razón para reflexionar e iniciar acciones para la conservación y protección de la biodiversidad en la entidad”.

Inocencio Higuera CiaparaDirector del CICY

El jueves 20 de enero ppdo., el auditorio del Centro de Investigación Científica de

Yucatán fue el escenario de la presentación del libro “Biodiversidad y Desarrollo Humano

en Yucatán”, una obra intensa sobre la riqueza biológica del estado y que, en opinión de los

comentaristas, puede ser la base de una futura “Estrategia Estatal de Biodiversidad”.

En el orden de costumbre: Dr. Rafael Durán (editor), Dr. Raúl Murguía, Dr. Raúl Godoy, Dr. Inocencio Higuera, Dr. Eduardo Batllori, Dr. José Sarukhán y el Dr. Alfonso Larqué.

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GACETA SIIDETEY4 Febrero de 2011

Es un largo viaje que va desde los ecosistemas más diminutos en la profundidad del Golfo de México hasta la última hoja de los impresio-nantes ceibos que se levantan majestuosos tapizando el paisaje rural y urbano de Yucatán. Es el recuento de la riqueza biológica, o al menos una aproximación muy puntual, de un Estado que entiende que la biodi-versidad está íntimamente ligada al desarrollo humano.

El libro, Biodiversidad y Desarrollo Humano en Yucatán, editado por el Centro de Investigación Científica de Yucatán, fue presentado a la co-munidad académica como el resultado de un esfuerzo multidisciplinario que duró cuatro años y que involucró a 55 instituciones de educación superior y centros de investigación (casi todos de la región); 250 colabo-radores y a las instituciones de Gobierno, estatal y federal, involucradas en los temas de diversidad biológica, ecología y desarrollo social.

Esta obra es una recopilación minuciosa de los editores Rafael Durán García y Martha Elena Méndez González quienes dividieron las 171 co-laboraciones en cuatro grandes áreas y 10 capítulos temáticos. El reco-rrido comienza con el Estado y en el Capítulo 1 nos adentran los autores a su contexto físico: la geología; el relieve; los climas; la hidrología, los diferentes tipos de suelo; los ambientes terrestres, los marinos y las lagunas costeras.

El capítulo 2 aborda el contexto social y económico, el escenario históri-co social; la población, su regionalización y las actividades productivas. Es una parte fundamental para conocer y entender, como lo describe la presentación del libro “los procesos de cambio y modificación de los ecosistemas”, principalmente en el desarrollo de las comunidades rurales de Yucatán.

“La obra presentada cuenta con 171 contribuciones temáticas, resul-tado de la colaboración de 250 estudiosos de las ciencias naturales y sociales, de 55 instituciones académicas, principalmente de la región. La obra es la mayor compilación realizada sobre la biodiversidad de Yu-catán y su relación con las actividades productivas del hombre. Se es-pera que sea utilizado como instrumento educativo y para la planeación de estrategias de conservación ambiental. Seguramente será consultado por todos los que tienen que diseñar es-trategias de desarrollo y los que se encargan de tomar decisiones, como los alcaldes y los funcionarios de los gobiernos federal y estatal. Desde el ordenamiento territorial del Estado se detectó que con la actividad humana se ha deforestado una gran parte de la entidad, y junto con ello afectado las poblaciones de numerosas especies alterando la diversi-dad biológica de la región.

Es importante emprender acciones concretas para proteger a las espe-cies amenazadas, además de recuperar la información de las que son de utilidad para la población, especialmente la de origen maya”.

Dr. Rafael Durán GarcíaDra. Martha Elena Méndez GonzálezEditores

Un largo viaje de 4 años porlos ecosistemas de Yucatán

Presentan el libro “Biodiversidad y Desarrollo Humano en Yucatán”, un esfuerzo multidisciplinario que duró cuatro años y que involucró a 55

instituciones de educación superior y centros de investigación (casi todos de la región) y 250 investigadores que aportaron 171 colaboraciones.

Dr. Rafael Durán García y la Dra. Martha Elena Méndez González, editores de la obra.

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GACETA SIIDETEY 5Febrero de 2011

La parte II corresponde a la biodiversidad. Abarca cuatro capítulos (3, 4, 5, 6) muy nutridos en colaboraciones sobre la riqueza biológica; aquí se reseñan los ecosistemas y las comunidades terrestres, las acuáti-cas; las especies que van, desde algas hasta plantas vasculares; es una ventana para conocer la diversidad faunística de nuestro Estado, los invertebrados, los vertebrados. Se describen las enfermedades y las amenazas asociadas a la biodiversidad, desde la identificación de virus que atacan a los animales domésticos y silvestres hasta el fenómeno de la marea roja.

La parte III abre el Capítulo 7 con una foto espectacular de un horno para la elaboración de carbón y de vasijas de barro. Es un apartado muy sintético, la información es muy utilitaria para conocer y utilizar las bon-dades de la biodiversidad: recursos fito-genéticos, flora medicinal, chiles cultivados en Yucatán, los aprovechamientos maderables y no made-rables, los colorantes desde el enfoque de la biodiversidad pérdida, la producción tradicional de miel, sólo por mencionar algunos temas que son abordados con rigor científico.

La parte final (IV) abarca los últimos tres capítulos (8, 9 y 10) es la ges-tión de los recursos naturales, las estrategias para la conservación, los recursos con potencial económico y una propuesta concreta, una invi-tación a la comunidad académica, a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, “hacia la estrategia estatal de biodiversidad” a donde, según el planteamiento del libro, se debe llevar esta obra.

Son capítulos enfocados a distinguir el valor económico de la biodiver-sidad, el potencial de sus especies, la importancia de la conservación y sus recursos; es -en concreto- la propuesta de este grupo de investi-gadores, una obra que sirva de base para la elaboración e instrumen-tación de la “Estrategia Estatal de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad de Yucatán, cuyo planteamiento fundamental, como lo proponen los editores, “sea conservar y hacer un uso sustentable de su capital natural, incluidos los servicios ambientales que los ecosistemas proveen en beneficio de la sociedad yucateca”.

El libro consta de 512 páginas incluyendo la información legal, prólogos, presentación y los índices, el temático y el bibliográfico. La obra fue im-presa en Mérida, Yucatán, México; en los talleres de Factor Imprime. Se vende en la librería del CICY y su costo es de 500 pesos para la versión de lujo.

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GACETA SIIDETEY6 Febrero de 2011

Riqueza Biológica- “Existen cerca de 8000 especies de seres vivos en Yucatán: 3850 invertebrados, 1132 vertebrados y 2967 especies vegetales (bacterias, hongos y algas)”.

- “La biodiversidad se vio directa o indirectamente afectada por el henequén a lo largo de un siglo”.

- “Yucatán, con una extensión aproximada de 39 612 km² (2% del territorio nacional), tiene la representación del 5.84% de la flora mexicana”

- “Actualmente, los insectos de Yucatán representan el 3.3% de la fauna nacional”.

- “Para Yucatán se ha registrado un total de 425 especies y 223 géneros de lepidópteros diurnos”.

- “En México están representadas 1060 especies de aves, de manera que las especies registradas en Yucatán representan el 43% de la avifauna nacional.

- “Los mamíferos de Yucatán están incluidos en 12 órdenes, 30 familias, 74 géneros y 89 especies, que representan el 17% del total de especies de México”.

- “De las 2500 plantas vasculares estimadas para la Península de Yucatán, alrededor del 30% tiene un uso medicinal registrado”.

- “Las comunidades de Yucatán utilizan 81 especies de vertebrados terrestres para sus necesidades, principalmente medicinales y de alimentación”.

- “Los hongos son considerados los organismos más diversos después de los insectos. Su riqueza se estima en 1.5 millones de especies a nivel mundial”.

- “Se estima que existen de 300 000 a 1 millón de bacterias en la Tierra”.

Redacción Gaceta SIIDETEY Con Información del libro “Biodiversidad y

Desarrollo Humano en Yucatán

Es la otra riqueza, la que se ignora por desconocimiento o por indiferen-cia, pero es la que sostiene todo el desarrollo humano en el planeta bio-lógica y económicamente. Hablar de diversidad biológica es invariable-mente hablar de diversidad y desarrollo humano. Estamos conectados y su sola presencia es motivo de reconocimiento de su incalculable valor, aunque “es insensato valuar sólo económicamente especies y ecosiste-mas. Su verdadero valor está en su sola presencia, como manifestación de la vida que ha sido y se ha adaptado para ser, en un sistema del que la humanidad forma parte” (Murguía, R. “Biodiversidad y Desarrollo Hu-mano en Yucatán”, Presentación).

“La destrucción de la biodiversidad pone en duda la capacidad huma-na de sobrevivir a largo plazo. En ese sentido, el fin de la modernidad puede no sólo ser un fin ideológico y cultural, sino también un fin natu-ral. La biodiversidad en Yucatán, las características de su naturaleza, explican en gran parte a la sociedad peninsular, desde los mayas hasta la globalización. Comprender sus límites es también comprender las po-sibilidades de la sociedad yucateca para sobrevivir de manera susten-table”. (Las relaciones peligrosas: sociedad, naturaleza y construcción de la modernidad; Ramírez L., “Biodiversidad y Desarrollo Humano en Yucatán”; pp. 29).

A continuación presentamos algunos extractos de las contribuciones in-cluidas en el libro “Biodiversidad y Desarrollo Humano en Yucatán”, edi-tado por el Centro de Investigación Científica de Yucatán, en colabora-ción con más de 60 instituciones académicas, centros de investigación, dependencias federales y organismos no gubernamentales.

Ambientes terrestres

“Los ambientes terrestres de la península de Yucatán, entendidos como paisajes naturales y antrópicos, sobre los cuales se precisan las rela-ciones entre los aspectos sociales y económicos, son producto de la dinámica e interacción de los procesos físicos, químicos y biológicos. El relieve semiplano de la plataforma yucateca está relacionado con pla-nicies niveladas y con las superficies de planación marina con procesos de karstificación. Desde el punto de vista productivo, el relieve represen-ta una variable importante para el aprovechamiento con fines forestales y agrícolas, así como para otros recursos naturales comolas selvas y los ecosistemas de humedales costeros que tienen un gran valor biológico y cultural (Quezada, 2001).

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GACETA SIIDETEY 7Febrero de 2011

Las características kársticas del microrrelieve, suelos someros y pedre-gosos, lomeríos aislados y elevaciones menores dispersas (Duch-Gary, 1991b), pueden dificultar la agricultura mecanizada, pero favorecen las condiciones de infiltración que permiten los escurrimientos a profundi-dad y que a su vez alimentan la abundancia del manto freático.

Su ubicación geográfica y condiciones altimétricas hacen a la península vulnerable a ciertos peligros, por ejemplo, los fenómenos hidrometeoro-lógicos extremos (huracanes), los cuales pueden ser más riesgosos en la zona costera. Un hecho importante relacionado con la vulnerabilidad de la zona litoral es el retroceso progresivo de la línea de costa en el Golfo de México durante los últimos 30 años, lo cual incrementa el nivel de riesgo de inundación o de penetración marina, con peligro inminente para las obras de infraestructura que se construyen en la zona costera (Paré y Fraga, 1994; Batllori, 1995).

Contar con una tipología de ambientes terrestres es útil para: •Determinar las microrregiones naturales del estado para conocer cómo funcionan los procesos naturales y la forma en la que el hombre influye en ellos, lo que a su vez permite valorar el territorio, sus atributos y los recursos que alberga de acuerdo a su extensión y a la forma en que están distribuidos en él.•Conocer en qué situación se encuentra el agua, el suelo y la vegeta-ción para saber lo que puede aprovecharse en forma sustentable. •Ubicar las zonas críticas y las de atención prioritaria, evaluando los pe-ligros naturales y humanos, así como la vulnerabilidad para determinar las potencialidades del estado y las limitaciones que enfrenta.

Lagunas costeras

“Otro de los aspectos fundamentales para entender la biodiversidad en la península lo representan las lagunas costeras, definidas como “de-presiones en la zona costera que tienen una conexión permanente o efímera con el mar, pero del cual están protegidas por algún tipo de ba-rrera. Su conformación estructural resulta de la interrelación de varios ecosistemas como el manglar, el río, el mar, los manantiales y la vege-tación acuática sumergida, entre otros. Reciben y acumulan en abun-dancia materia orgánica y nutrientes que provienen de diversas fuentes y son transportados por el mar, los ríos y las aguas subterráneas. Por esta razón, entre las condiciones fundamentales para conservar la bio-diversidad de estos ecosistemas está el mantenimiento de la conexión natural de sus fuentes de agua dulce y marina, la cual les confiere una alta variabilidad ambiental que a su vez se traduce en una alta producti-vidad biológica, variedad de escenarios ambientales y alta biodiversidad (Herrera-Silveira y Comín, 2000).

Gracias a su alta variabilidad ambiental y productividad, entre las fun-ciones de las lagunas costeras destacan, tanto la de servir como sitios de crianza de muchas especies (peces, crustáceos, moluscos) que allí encuentran refugio y alimento, como la de exportar los excedentes de producción de materia orgánica que fertilizan el mar adyacente, contri-buyendo así a la productividad y biodiversidad regional. Las ventajas naturales de las lagunas costeras y los múltiples servicios ambientales que ofrecen han provocado que sean intensamente aprovechadas por el hombre.

Se ubican en Yucatán la Laguna de Celestún, Laguna de Chelem, La-guna de Dzilam y la Laguna de Río Lagartos. Las lagunas costeras de Yucatán representan un rasgo fisiográfico de la biodiversidad de am-bientes costeros del estado; son heterogéneas ambientalmente, dife-rentes ecológicamente y con influencia en otros ecosistemas debido a su conectividad hidrológica. Constituyen, entonces, un ecosistema que alberga y contribuye al mantenimiento de una alta diversidad biológica a nivel regional. No obstante, hoy presentan síntomas de deterioro que hacen prioritarias las acciones de saneamiento, rehabilitación ecológica y ordenamiento de actividades en sus alrededores”.

Las relaciones peligrosas: sociedad, naturaleza y construcción de la modernidad

“La biodiversidad actual es resultado de un proceso de larga duración, cuya mejor comprensión se logra si analizamos la construcción de la modernidad en Yucatán (Ver Habermas, 1989; Friedman, 1999; Fuku-yama, 1999). Concebimos ésta como un proceso que comenzó después de la Independencia, en el siglo XIX, y se extiende hasta el día de hoy con la mundialización. Esta modernidad se ha construido sobre la base de una geografía previa, de un medio ambiente, de recursos naturales, climas, suelos, acuíferos, flora y fauna que marcan las posibilidades y ponen los límites al desarrollo humano de las sociedades que se han sucedido en Yucatán.

Las ideas del fin de la modernidad tienen mucho que ver, no sólo con la transformación de las relaciones sociales, el relativismo del pensamien-to científico y la aceptación de múltiples y en ocasiones contrapuestas formas de interpretar la realidad y el futuro, tienen también que ver con una nueva forma de interpretar el mundo natural, el medio ambiente y la biodiversidad. Los recursos naturales son ahora entidades que pueden ser no sólo explotadas sino también destruidas y reconstruidas por el hombre. Son entidades limitadas y de las que dependemos.La destrucción de la biodiversidad pone en duda la capacidad humana de sobrevivir a largo plazo.

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GACETA SIIDETEY8 Febrero de 2011

En ese sentido, el fin de la modernidad puede no sólo ser un fin ideoló-gico y cultural, sino también un fin natural. La biodiversidad en Yucatán, las características de su naturaleza, explican en gran parte a la sociedad peninsular, desde los mayas hasta la globalización. Comprender sus lí-mites es también comprender las posibilidades de la sociedad yucateca para sobrevivir de manera sustentable.

Cinco procesos centrales han marcado las relaciones modernas entre la sociedad y la naturaleza en Yucatán, entre 1821 y el año 2007. Cada uno de estos sucesos tiene tiempos propios y diferentes y un número limitado de eventos:1.- El desarrollo de la propiedad privada: La transformación de la pro-piedad es el primer proceso en términos sociales y es también el más importante. La apropiación de los recursos naturales ha sido la clave para el desarrollo de toda sociedad humana. La modernidad ha sido una lucha constante por legitimar su uso y disfrute desigual a través de distintas formas de propiedad, que aseguren el acceso sólo a un limita-do número de individuos de la sociedad.

2.- Las transformaciones de las relaciones entre sociedad y naturaleza en Yucatán lo constituye la profundización de la sociedad de mercado en el campo. Está constituido y va de la mano con la modificación a las formas de propiedad y tenencia de la tierra, pero su impacto más directo se integra por la introducción de plantas y animales con valor comercial para el mercado. Junto con las nuevas variedades biológicas viene la in-troducción ininterrumpida de nuevas tecnologías a los ecosistemas; pro-ceso que se ha vuelto cada vez más rápido en los últimos dos siglos.Si bien el uso de la planta de henequén puede ubicarse con claridad en distintos momentos de la civilización maya y del periodo prehispánico y su uso comercial a todo lo largo de la colonia, su auge comercial masivo se dio pasado el momento más álgido de la guerra de castas. Después de 1853 se empezó a desarrollar con fuerza y alcanzó su mejor momen-to entre 1880 y 1916, cuando la superficie sembrada llegó a 400 000 ha y los montes circundantes de las haciendas en muchos sentidos se organizaron y aprovecharon en torno a las necesidades de la planta he-nequenera.

Estos aprovechamientos del monte para servir a la hacienda heneque-nera hicieron llegar la superficie de impacto a unas 2 millones de hec-táreas -20 000 km2, prácticamente la mitad del estado de Yucatán. La biodiversidad se vio directa o indirectamente afectada por el henequén a lo largo de un siglo, pues su influencia continuó, aun con la decaden-cia de la actividad henequenera, hasta 1990.

3.- Hay un proceso de hiperconcentración en Mérida, que ha trasladado su dinamismo demográfico a los municipios de la periferia, en espe-cial a Umán, Progreso y Kanasín, formando una zona metropolitana que aglomera a casi un millón de habitantes, mientras otros 800 000 se dispersan por el resto del territorio.

4.- El cuarto proceso de importancia es la urbanización. Ésta no sólo ha significado una concentración de población y economía en las ciu-dades, sino la transformación profunda del orden social y en especial de la relación del hombre con la naturaleza. De tal manera que la natu-raleza se ve ahora como algo externo, artificial, creado por la sociedad, más que dado y, en ese sentido, hay la actitud de tratar a la naturaleza como un producto, es decir, algo que se puede transformar, modificar o desechar. 5.- El quinto y último proceso a considerar en los impactos a la biodiver-sidad en Yucatán es el de la mundialización o globalización.

Domesticando paisajes: naturaleza, cultura e imaginario en el Yucatán colonial

“Cazar fue desde tiempos antiguos una de las actividades más frecuen-tes; hay evidencias materiales de ello desde el arribo del hombre a Amé-rica, hace más de 40 000 años. La diversidad de nichos ecológicos ocu-pados por los mayas explica la diversidad de fauna y, por tanto, de las posibles piezas de caza, para cuya obtención se desarrollaron distintos métodos, algunos de enorme refinamiento. Las presas podían destinar-se al autoconsumo, al intercambio o, a partir de ciertas partes de ellas, la factura de utensilios o productos que se emplearían con fines utilita-rios, comerciales, terapéuticos, mágicos o rituales. En el caso de la Península de Yucatán las presas incluían desde felinos de gran talla como el jaguar, hasta el diminuto colibrí, pasando por pu-mas, tigrillos, jabalíes, tapires, armadillos, ardillas, conejos, tuzas, pavos de monte, faisanes, patos, guacamayas, tucanes, halconcillos, codorni-ces. Las fuentes coloniales mencionan con mucha frecuencia tres pre-sas particularmente deseadas: venados, iguanas y pájaros, proveedores de sabrosas carnes o preciadas plumas y pieles.

Los términos relativos a caza recopilados entre los mayas yucatecos son variados y sugerentes; los instrumentos empleados y las especies obte-nidas eran los principales parámetros diferenciadores a nivel lingüístico. Iniciando con los genéricos encontramos cuatro vocablos: tah ceh-il (venadear), que los diccionarios

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GACETA SIIDETEY 9Febrero de 2011

traducen como “montear o andar a caza”; ah zut kax, que vale por “ca-zador que anda por el monte”, y-ahau bolay (su-gran tigrero) y y-ahau ah ceh (su-gran venadero) que denotan a un cazador “grande y diestro”, en actividades de caza mayor (Álvarez, 1984).

Los perros, además de emplearse como alimento y como ofrendas a los dioses (RHGGY, 1983), podían ser ayudantes valiosos para llevarse a casa un cérvido, según se deduce de las voces: ah-ceh-al pek y ah-ceh-nal pek, donde vemos aparecer los vocablos perro (pek) y venado (ceh).

La importancia y frecuencia de la cacería de venados en la que desde antiguo se conoció como “tierra del faisán y del venado” (Ciu yetel ceh) resulta clara en las fuentes; la Relación de la ciudad de Mérida, por ejemplo, consigna: “hay venados de la suerte que ciervos, y son pardos, mayores que grandes carneros. Hubo en esta tierra grandísima cantidad de ellos, y les era a los indios casi sustento ordinario, y de algunos años a esta parte han sobrevenido pestilencias de que murieron muchísimos, y han quedado pocos” (RHGGY, 1983).

Pero su importancia no reposaba únicamente en el uso de la carne del animal como alimento, o el de su cuero “por curtir, seco” para fabri-car sandalias o incluso quizá como valor de cambio; el hecho de que para atraparlo haya sido común organizar batidas donde se requería la presencia de grandes contingentes de hombres, nos orienta acerca del papel de las actividades de caza como momentos privilegiados de confluencia y colaboración social”.

Regionalización socio-productiva y biodiversidad

“La regionalización es una herramienta que divide el territorio a partir de criterios explícitos que ayudan a la interpretación de procesos com-plejos y al establecimiento de políticas localizadas territorialmente. A diferencia de una regionalización de la biodiversidad, cuya distribución responde a procesos naturales actualmente alterados por las activida-des socioeconómicas, se presenta una división del territorio a partir de cierta homogeneidad en los procesos demográficos y en las característi-cas de la producción agropecuaria.

Un primer nivel de análisis consideró las características de la cobertura y uso del suelo. Se diferenciaron los municipios en que la expansión del proceso de urbanización ha generado alta fragmentación del hábitat na-tural, y se clasificó al resto de los municipios a partir del porcentaje del suelo bajo actividad agropecuaria. El siguiente paso consistió en esta-blecer una tipología de los municipios a partir de la especialización de

su producción agropecuaria. Para ello se utilizaron como indicadores los porcentajes de superficie bajo cultivo de cada uno de los productos o grupos de productos más representativos en la entidad: maíz, hene-quén, hortalizas y frutos de exportación (estos últimos incluyen tomate, pepino, chiles jalapeño y habanero, melón y sandía), cítricos, otros fru-tales y pastos cultivados. Por último se consideró la distribución y el crecimiento reciente de la población como variables demográficas que, junto con las anteriores, permitieron diferenciar subregiones al interior de cada región, utilizan-do los siguientes indicadores: tasa media anual de crecimiento de la población municipal 2000-2005, densidad de población y densidad de localidades.

Con las variables anteriores se diferenciaron 18 subregiones, agrupa-das en siete regiones, cada una de las cuales presenta cierta homoge-neidad en sus procesos de ocupación del territorio, dinámica demográ-fica y especialización productiva agropecuaria que inciden de manera particular sobre la biodiversidad natural:1.- Región Metropolitana; 2.- Región Costera; 3.- Región Ganadera; 4.- Región Henequenera; 5.- Región Sur; 6.- Región Maicera; 7.- Región Oc-cidental.

La problemática ambiental vinculada a los procesos urbanos y a la pro-ducción primaria tiene expresiones geográficas claramente definidas: la gran afectación a la diversidad biológica se concentra en las regiones Ganadera y Metropolitana que ocupan un tercio de la entidad; mientras que la mayor contaminación al manto freático por vertidos urbanos y agroquímicos se da en aproximadamente dos terceras partes del terri-torio, ya que se vincula además con la producción porcícola y hortofru-tícola. En contraste, en más del 40% del territorio se ha mantenido la biodiversidad gracias al sistema productivo de la milpa, o registra una vegetación secundaria en diversos niveles de sucesión como resultado del abandono de la producción henequenera”.

La salud en Yucatán

“En México, a partir de la década de 1930 se presentó una disminución considerable de la mortalidad general y de la mortalidad infantil junto con un incremento en la esperanza de vida (CONAPO, 1999; Partida y García, 2002). Las defunciones del grupo de 65 años y más se elevaron de 171 663 ocurridas en 1990 a 264 674 en 2005; y las del grupo de menores de un año descendieron de 65 497 en 1990 a 32 603 en 2005 (INEGI, 2003a; 2008). Así, se ha invertido la proporción con la cual los grupos contribuyen a la mortalidad general.

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GACETA SIIDETEY10 Febrero de 2011

En la actualidad, las defunciones ocurridas en el grupo de mayores de 65 años son el principal componente de la mortalidad general. Las cau-sas de mortalidad también han cambiado.

De 1990 a 2005 descendieron las tasas de mortalidad general (TMG) en Yucatán, pasando de 5.68/1000 habitantes a 5.07/1000 habitan-tes, respectivamente. Estos valores fueron superiores a los nacionales (INEGI, 1990; SSA, 2008; SSY, 2008). La tasa de mortalidad (TM) debi-da a enfermedades del corazón descendió en este período, al pasar de 9.21/10 000 habitantes en 1990 a 8.65/10 000 habitantes en 2000 (Méndez, en proceso; SSY, 2008). En este último año fue más eleva-da que la reportada a nivel nacional de 5.00/10 000 habitantes (SSA, 2008). Desde 1980 se ha mantenido esta causa de muerte en el primer lugar en Yucatán.

Las causas de mortalidad por grupos de edad se presentan de manera diferenciada. En 2005 en Yucatán, la 1ª causa de muerte en el gru-po de edad productiva (15 a 64 años) fueron los tumores malignos; la 2ª, la enfermedad alcohólica del hígado; la 3ª, los accidentes; la 4ª, la diabetes mellitus; y la 5ª, las enfermedades isquémicas del corazón. En el grupo de edad posproductiva (65 años y más) la 1ª causa fue la enfermedad isquémica del corazón; la 2ª, la diabetes mellitus; la 3ª, los tumores malignos; la 4ª, las enfermedades cerebro-vasculares; y la 5ª, la enfermedad alcohólica del hígado.

Comunidades vegetales terrestres

“Las comunidades vegetales de la Península de Yucatán, manifiestas a través de distintos tipos de vegetación y diversas asociaciones terres-tres, se tornan cada vez más diversas de acuerdo con un gradiente de humedad que se incrementa de norte a sur. Estas condiciones determi-nan un mayor desarrollo estructural y un incremento en la riqueza florís-tica de estas comunidades, desde las ubicadas en las islas del norte del estado hasta las asentadas en la posición sur de la península.

En el estado de Yucatán se presentan diversas comunidades vegetales que pueden ser clasificadas de forma general en: 1) Vegetación de du-nas costeras; 2) Manglar; 3) Selva baja caducifolia; 4) Selva mediana subcaducifolia; 5) Selva mediana subperennifolia; 6) Selva baja inunda-ble; 7) Sabanas; 8) Petenes; 9) Comunidades de hidrófilas; y 10) Vege-tación secundaria.

1) Vegetación de dunas costeras. Se extiende a lo largo de casi todo el litoral del estado, abarcando una angosta franja que cubre una exten-sión aproximada de 290 km2, cuyo ancho puede variar de 50 a 300 m (Espejel y Rodríguez, 1981).

2) Manglar. Es una comunidad que se extiende a lo largo del litoral yuca-teco, en especial en los bordes de las lagunas costeras y riadas.3) Selva baja caducifolia. Está constituida por un estrato arbóreo que no rebasa los 12 m de altura, y en el cual la familia de las leguminosas es la mejor representada.4) Selva mediana subcaducifolia. Es una de las comunidades más repre-sentativas del estado. Se extiende como una amplia franja que se origi-na en la parte nororiental del estado y se enfila con rumbo suroeste.5) Selva mediana subperennifolia. Es la comunidad más extensa en la Península de Yucatán; es la selva chiclera. Sin embargo, en el estado de Yucatán sólo está representada en su extremo nororiental y en el cono sur.6) Selva baja inundable. Se encuentra poco representada en Yucatán. Forma manchones tanto en la parte sur (cono sur) como en la parte norte (costa noroeste estado).7) Sabanas. Están dominadas, desde el punto de vista fisonómico, por gramíneas y ciperáceas, pero comúnmente existe un estrato de árboles bajos de 3 a 6 m que se pueden encontrar esparcidos, o bien, agrupa-dos en una especie de islotes, adoptando el aspecto de parque.8) Petenes. Constituyen asociaciones vegetales sui géneris que carac-terizan a la península.9) Comunidades de hidrófilas. Se asocian a depósitos de agua como cenotes, aguadas y rejolladas. Son abundantes en las tierras bajas de la Península de Yucatán.10) Vegetación secundaria.- Para terminar se puede decir que en las diferentes comunidades vegetales que fueron utilizadas para las acti-vidades agrícolas y luego abandonadas se ha generado una sucesión secundaria.

Petenes

“En la Península de Yucatán se les denomina petenes a las islas de ve-getación arbórea que se encuentran inmersas en una vegetación baja inundable, llamada marisma. Estas marismas se desarrollan en terre-nos bajos y pantanosos que se localizan contiguos a la costa, razón por la cual se ven influenciados por la salinidad del mar. El término petén proviene del vocablo maya pet que significa redondo o circular.

Barrera (1982), en su descripción sobre los petenes del noroeste de Yucatán, los define como: “Islas circulares en las cuales las diferentes asociaciones vegetales se distribuyen en círculos concéntricos de tal modo que el tular o el manglar, según sea el caso, quedan en la perife-ria, cuando no lo hacen así los elementos de la sabana, para dar lugar a una selva, o bien, a una interesante mezcla de elementos selváticos y de manglar”. Los petenes son muy variados en su composición florística”.

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GACETA SIIDETEY 11Febrero de 2011

Peces de sistemas lagunares y ciénegas

“La naturaleza cárstica de la Península de Yucatán propicia condiciones hidrológicas particulares, como la ausencia de ríos y la descarga difusa y no puntual de agua dulce del manto freático hacia el mar. Al suminis-trar nutrientes y agua dulce a la zona costera, estos flujos subterráneos y afloramientos se manifiestan en sistemas lagunares con un típico gra-diente estuarino, altamente dinámicos y diversos por la heterogeneidad de hábitat y su permanente o efímera comunicación con el mar.

Los peces representan el principal componente de estos ecosistemas, cuya composición, riqueza y distribución espacial y temporal varían en función de la variabilidad hidrológica y climática (temperatura, turbidez, oxígeno disuelto...), la estructura de hábitat (manglar, pastos marinos) y la presencia de otros organismos (requerimientos tróficos o reproducti-vos) (Blaber, 1997; Whitfield, 1999). De hecho, varios peces de impor-tancia comercial son dependientes de los sistemas lagunares estuari-nos.

De las 563 especies de peces registradas en los sistemas lagunares-estuarinos en nuestro país (Castro-Aguirre y otros, 1999), en Yucatán se han registrado 154 que habitan en reservas y áreas protegidas. Otra característica de los ecosistemas lagunares es la dominancia de unas pocas especies.

La problemática que existe actualmente en los sistemas lagunares del estado está relacionada con el incremento de las actividades humanas que se desarrollan en la región.

Microalgas dulceacuícolas

“Las microalgas son un conjunto de microorganismos -en su mayoría fotosintéticos, unicelulares, filamentosos- que forman cadenas, colonias o cenobios. Están presentes en agua salada, agua dulce o en el suelo. Los grupos que las conforman presentan individuos con notables simi-litudes morfológicas, las cuales surgen como respuestas adaptativas convergentes al medio físico en el que habitan: altamente heterogéneo y caracterizado por diversos gradientes de luz, temperatura y nutrientes que son modificados por la turbulencia del agua. Se consideran respon-sables del material orgánico que se encuentra en los ecosistemas acuá-ticos, así como del 40% de la fotosíntesis total del planeta (Margalef, 1981).

A finales de los años setenta inició en Yucatán el estudio de las microal-gas dulceacuícolas. A la fecha se han estudiado 110 localidades del estado, en las que se reporta un total de 1024 especies de microalgas dulceacuícolas, lo que representa 91% del total de especies reportadas para México hasta 2003 y 2.2% de las especies estimadas a nivel mun-dial (Graham y Wilcox, 2000).

De acuerdo a censos de cuerpos de agua de la Secretaría de Ecología del Estado de Yucatán se cuenta con el registro de aproximadamente 1000 cuerpos de agua dulce, entre cenotes abiertos, cenotes cerrados, cenotes semiabiertos, aguadas y lagunas, sin contar la infinidad de otros afloramientos artificiales de agua dulce, en especial en la zona urbana de la ciudad de Mérida, como son las sascaberas, que en algunos casos son utilizadas como acuaparques.

A la fecha sólo se ha estudiado el 11% de la totalidad de cuerpos de agua reportados para Yucatán, lo que nos indica que hace faltan un ma-yor número de estudios sobre microalgas dulceacuícolas que brindarían una visión más amplia de la diversidad microalgal del estado”.

Bacterias y hongos microscópicos

“Las bacterias y los hongos microscópicos (HM) son generalmente orga-nismos heterotróficos que se alimentan de materia orgánica en descom-posición (saprobios) o de materia viva (parásitos). Se encuentran en una gran variedad de hábitat, tales como cuerpos de agua dulce, mar, suelo, hojarasca, restos vegetales, restos animales, estiércol y organismos vi-vos; y están distribuidos desde las zonas desérticas hasta las áreas más gélidas del planeta.

Los microorganismos son vitales en el equilibrio ecológico del suelo; participan en la degradación de la materia orgánica que permite el re-ciclaje de nutrientes, así como en la transformación del nitrógeno a for-mas disponibles para las plantas.

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GACETA SIIDETEY12 Febrero de 2011

Los hongos son considerados los organismos más diversos después de los insectos. Su riqueza se estima en 1.5 millones de especies a nivel mundial (Hawksworth, 1993; Rossman, 1994). En México, la diversidad fúngica se calcula entre las 120 000 y 140 000 especies, de las que menos de 10% han sido estudiadas: se han descrito aproximadamente 4000 especies de hongos macroscópicos y 2000 de hongos micros-cópicos. Lo anterior deja ver que el estudio de este grupo de organis-mos en nuestro país está en su fase inicial, y coloca en una situación crítica el conocimiento sobre las especies microscópicas, amén de ser organismos que se encuentran amenazados al igual que los diversos ecosistemas. En su mayoría, los trabajos relacionados con los hongos microscópicos versan sobre especies parásitas de plantas y causantes de micosis en el hombre y los animales (Heredia y Reyes, 1999). En par-ticular, sólo existen reportes para los estados de Cam-peche, Chiapas, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz.

Por otra parte, se estima que existen de 300 000 a 1 millón de bacterias en la Tierra, de las cuales, aproximadamente unas 6000 han sido iden-tificadas. Mientras que más de una tercera parte de las 36 divisiones conocidas incluyen bacterias que no han sido cultivadas in vitro, por lo que menos de 1% de la diversidad bacteriana ha sido ubicada taxonó-micamente (Pace, 1999; Harvey, 2000).

En general, el hombre ha utilizado durante siglos los microorganismos y sus productos metabólicos, como en los procesos de fermentación de panes y vinos, hasta la actual producción de diversos aditivos para la industria y las acciones de biorremediación de sitios contaminados. En especial, los metabolitos de origen microbiano han sido de alto valor en la elaboración de medicamentos para humanos, plantas y animales; y los mismos organismos son utilizados en el control biológico de plagas y enfermedades”.

Diversidad de la flora

“El estado de Yucatán, ubicado en el extremo más septentrional de la península del mismo nombre, forma parte en su totalidad de una unidad biogeográfica llamada Provincia Biótica Península de Yucatán (PBPY). Ésta incluye los estados mexicanos de Campeche, Quintana Roo y Yu-catán, junto con los departamentos del norte de Belice (Belice, Corozal y Orange Walk) y el departamento del Petén de Guatemala. La PBPY se caracteriza por una combinación de factores geomorfológicos, climá-ticos, edáficos y una estructura característica de tipos de vegetación, biota animal y vegetal asociada a ellos. Es importante mencionar que los límites de esta unidad biogeográfica cambian de un autor a otro en función de los criterios y organismos que utilicen para su clasificación.

El área mencionada coincide más o menos con los límites propuestos por Rzedowski (1978) y Morrone (2005). Otras propuestas distinguen al menos dos provincias en la Península de Yucatán: la porción más seca y septentrional de la península, denominada Provincia de Yucatán; y la porción más húmeda y meridional, denominada Provincia de El Petén (Arriaga y otros, 1997). En la primera estaría incluido casi en su totalidad el estado de Yucatán.

Existen al menos tres listados florísticos para la porción mexicana de la PBPY (Sosa y otros, 1985; Durán y otros, 2000; Arellano-Rodríguez y otros, 2003), con estimaciones para la región de entre 2000 y 2600 es-pecies. Una revisión crítica de la literatura, aunada a un entendimiento de la flora de la PBPY asociado al avance del proyecto florístico “Flora Ilus-trada de la Península de Yucatán”, nos permite proponer que en la porción mexicana de la PBPY crecen aproximadamente 2150 especies de plantas vasculares (plantas con flores o angiospermas, gimnosper-mas y helechos y sus relativos), aun cuando estas cifras no son defini-tivas. De éstas, cerca de 1402 especies, distribuidas en 120 familias y 652 géneros, crecen en Yucatán; aproximadamente 65.21% de la flora de la porción mexicana de la PBPY. Existen varias estimaciones con re-lación a la diversidad florística de México; aquí hemos utilizado un valor intermedio entre los valores extremos (18 000-30 000) para una com-paración regional y nacional. Yucatán, con una extensión aproximada de 39 612 km² (2% del territorio nacional), tiene la representación del 5.84% de la flora mexicana.

La porción mexicana de la PBPY es la casa de cerca de 198 especies endémicas, esto es, especies que sólo crecen en uno o más de los tres estados que componen esta porción (Campeche, Quintana Roo y Yu-catán). De estas especies, 95 (casi 48%) crecen dentro de los límites del estado de Yucatán. Esto indica, por una parte, que muchas de las endémicas de la península están asociadas a la vegetación seca y, por la otra, que muchas de las endémicas de la PBPY tienen distribuciones amplias. Además, de esas 95 especies, 14 son estrictamente endémi-cas del estado de Yucatán, las cuales requieren especial atención ya que sólo crecen en esta región; representan el 1.06% de todas las es-pecies en el estado y el 7.17% de las endémicas de la porción mexicana de la península”.

Plantas vasculares prioritarias para la conservación

“De todas las especies de plantas vasculares existentes en Yucatán, algunas ameritan atención especial y pueden ser consideradas como prioritarias para la conservación.

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GACETA SIIDETEY 13Febrero de 2011

Entre estas últimas se encuentran: las especies endémicas, las cuales sólo crecen de forma natural en este territorio y son exclusivas de él; las especies catalogadas como “raras”, ya sea por ser poco comunes o por presentar una distribución muy restringida; y las especies consideradas como amenazadas o en alguna categoría de riesgo por la merma de sus poblaciones a consecuencia de las actividades humanas.

Idealmente, todas estas especies deberían estar bajo alguna categoría de protección, ya que por su condición poblacional son especies más vulnerables a los procesos de extinción resultantes de los impactos del deterioro ambiental. Sin embargo, actualmente sólo 22 especies de plantas vasculares que crecen naturalmente en la entidad están pro-tegidas legalmente; de éstas, dos son endémicas del estado, en tan-to que otras dos lo son de la Península de Yucatán. Otras 16 especies endémicas del estado y 108 endémicas de la región permanecen sin protección. Alarmantemente, un número indefinido de especies, quizá varios cientos, podrían ser catalogadas como especies raras, pero ac-tualmente no se tiene una clara evaluación del estatus de conservación en que se encuentran.

En Yucatán se encuentran 17 especies cuya distribución se restringe a su territorio, lo cual representa un 1.3% de la flora del estado, cuantifi-cada en cerca de 1402 especies (Carnevali, en esta obra).

En términos del contexto regional, en Yucatán se registran 132 especies que son endémicas de la región, es decir, su distribución abarca la parte mexicana de la Península de Yucatán (los estados de Campeche, Quin-tana Roo y Yucatán), las cuales representan el 5.5% de la flora regional, estimada en alrededor de 2400 especies.

De las 37 especies legalmente protegidas de la flora peninsular, enlis-tadas en la NOM-059-SEMARNAT-2001, sólo 22 se encuentran en Yu-catán”.

Estado actual de los corales

“Los corales pertenecen al phylum Cnidaria y a la clase Anthozoa, e incluyen más de 6000 especies (Jones y Ondean, 1976). El pólipo de los antozoarios tiene la figura de un cilindro elongado, con un extremo aboral fijo al substrato y uno oral con tentáculos. La clase Anthozoa comprende dos subclases: Alcyonaria u Octocoralia (corales blandos) y Zoantharia o Hexacoralia (corales duros). Los pólipos coralinos son en esencia anémonas coloniales, que producen un esqueleto externo compuesto por aragonita. El esqueleto de la colonia se denomina coral, polípero o corallum y el de cada pólipo, copa o cáliz.

Una característica evolutiva que han tenido los corales es su politrofía, es decir, intervienen en diferentes niveles tróficos. Son carnívoros y sus-pensívoros, pero también son simbiontes con zooxantelas, las cuales son algas verde-azules en las que la zooxanthela proporciona azúcares, glicerina y aminoácidos, entre otros, en tanto que el pólipo coralino retri-buye dióxido de carbono, nitrógeno y fosfatos. La reproducción presenta una amplia variedad de formas: la asexual es la más frecuente mediante gemación y fragmentación; la sexual me-diante hermafroditismo y gonocorismo a través de fertilización interna y externa, además de partenogénesis. Los patrones reproductivos están fuertemente influenciados por la periodicidad lunar (Stoddart, 1983; Szmant, 1986).

Aun cuando estos ecosistemas son ambientes muy estables, su me-tabolismo y producción biológica puede ser fuertemente afectada por cambios en la estructura de sus comu-nidades.

El florecimiento evolutivo de los corales es cosa del pasado: se conocen 7500 especies, de las cuales, 5000 están extintas. Los eventos evolu-tivos más importantes de los corales son: la posición cambiante de los continentes; los cambios en el paleoclima; los eventos de extinción en masa; el desarrollo de una circulación circunglobal en el hemisferio sur que tuvo una destrucción progresiva; y actualmente el cambio climático global (Torruco, 1995). Por su parte, Yucatán registra un total de 41 es-pecies de corales duros y 9 especies de corales blandos”.

Crustáceos

“Los crustáceos integran uno de los grupos zoológicos de mayor éxito, tanto por el número de especies vivientes registradas (67 829) (Brusca y Brusca, 2003) como por la diversidad de hábitat que colonizan -desde el litoral somero hasta las cuencas oceánicas profundas. Ningún otro grupo de plantas o animales presenta una diversidad morfológica tan amplia como los crustáceos (Martin y Davis, 2001). A los crustáceos se les ubica en el grupo de los artrópodos (término que significa “apéndi-ces articulados”), e incluyen desde las pulgas de agua (Artemia) hasta los más conocidos como las langostas, camarones y cangrejos. Los crustáceos varían tanto en su diseño anatómico, que algunos de ellos, como los balanos, son difícilmente reconocibles como crustáceos. Sus dimensiones varían desde pocos mm (algunos copépodos) hasta más de 4 m de longitud (el cangrejo araña). No obstante el gran número de formas existentes, presentan caracteres comunes que los distinguen del resto de los artrópodos.

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GACETA SIIDETEY14 Febrero de 2011

Teniendo afinidades evolutivas con los insectos, están dotados de un esqueleto externo rígido, el cual mudan periódica-mente para continuar creciendo. La variedad de estrategias de vida les ha permitido adaptarse a una amplia varie-dad de ambientes, primariamente mari-no y secundariamente dulceacuícola y terrestre. Hay crustáceos detritívoros, herbívoros, omnívoros, carroñeros, car-nívoros y parásitos.

En los crustáceos predomina el modo de reproducción sexual con sexos separados, aunque no es infrecuente el hermafroditismo, simultáneo o secuencial. En algunos otros se alterna la reproducción sexual con la asexual (partenogénesis). El ciclo reproductivo suele estar asociado al ciclo de la muda. Aunque algunas especies presentan desarrollo directo, la gran mayoría registra estadios larvarios antes de alcanzar la forma adulta. Anatómicamente, las larvas son muy distintas de los adultos. Las larvas pueden navegar en las corrientes oceánicas varios meses antes de alcanzar sus sitios de asentamiento.

En comparación con otros estados del país, la literatura publicada sobre la fauna carcinológica de Yucatán es limitada. Esta fauna está represen-tada por 5 de las 6 clases existentes, 173 familias, 396 géneros y 714 especies descritas, donde destacan los órdenes Calanoida, Amphipoda, Isópoda, Tanaidacea y Decapoda. De las especies reportadas para el estado, destaca por su extraordinaria belleza el camarón Periclimenes yucatanicus, relativamente común en Yucatán y originalmente descrita en 1853 a partir de ejemplares de Progreso, Yucatán”.

Insectos

“De las 300 000 a 350 000 especies de insectos y arácnidos estimadas en general para México, cerca de 95% corresponden a insectos. Sin em-bargo, al contrastar estos datos con las estimaciones para cada grupo de insectos, se observan importantes diferencias debido a las conside-raciones y modelos numéricos en que se basan cada una de éstas.

Los insectos comprenden 34 grandes grupos (órdenes), muchos de ellos poco conocidos por la mayoría de las personas. En general se está familiarizado con la existencia de escarabajos, abejas y avispas, mos-cas, mosquitos y mariposas, los cuales son, sin duda, los grupos más importantes y los más ricos en especies; mientras que de los otros 29 órdenes, muchos no tienen ni nombre común en español.

Actualmente, los insectos de Yucatán representan el 3.3% de la fauna nacional, información obtenida de al menos tres tipos de fuentes dis-tintas: a) catálogos completos para México; b) capítulos de los libros contenidos en las obras editadas por Llorente y otros (1996; 2000; 2002; 2004); y c) trabajos como los de Deloya (2000), Méndez y Equi-hua (2001), Rojas (2001), González-Soriano y Novelo-Gutiérrez (2007) que implican compendios de información de grupos completos para México.

Si se consideran las estimaciones hechas para los grupos que se sa-ben más especiosos, resulta que la fauna yucateca debe representar cerca del 3.4% de la riqueza conocida para el país, es decir, cerca de 3400 especies. Estudios faunísticos completos supondrían importantes incrementos en la riqueza de insectos de Yucatán, principalmente con la inclusión de registros de grupos no considerados en este trabajo (Hemip-tera y Homoptera, entre otros) y la complementación de los inventarios de himenópteros, escarabajos, mariposas (principalmente, los grupos nocturnos y crepusculares), moscas y mosquitos”.

Lepidópteros diurnos

“El orden Lepidoptera (del griego lepis: escama; y pteron: ala) representa el segundo orden con más especies entre los insectos. Está compuesto por mariposas diurnas y polillas o mariposas nocturnas, cuya principal característica son cuatro alas membranosas cubiertas por escamas. El ciclo de vida de los lepidópteros se compone de cuatro fases: huevo, larva (oruga), pupa (capullo o crisálida) y adulto. Cuando es una larva su aparato bucal es de tipo masticador debido a que se alimenta de las hojas, flores, frutos, tallos y raíces de las plantas. Cuando es un adulto, conocido también como imago, su aparato bucal se transforma en una espiritrompa y se alimenta de gran variedad de sustancias: néctar, fruta podrida, carroña, estiércol, orina y otros exudados vegetales y animales. Las mariposas poseen una fuerte relación con las plantas que les pro-porcionan alimento y refugio. Además, son muy sensibles a los cambios de temperatura, humedad y radiación solar que se producen por distur-bios en su hábitat, debido a cambios en la vegetación y la cobertura de árboles (Luis-Martínez, 2003; Luis-Martínez y otros, 2000). México posee el 10% de la fauna mundial de rhopaloceros, con aproxi-madamente 1817 especies. Para Yucatán se ha registrado un total de 425 especies y 223 géneros de lepidópteros diurnos, pertenecientes a las superfamilias Papilionoidea y Hesperioidea; lo que repre-senta el 23% de la diversidad de mariposas rhopalóceras de México.

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GACETA SIIDETEY 15Febrero de 2011

Aves

“La Península de Yucatán es reconocida como un área de importancia para la diversidad de aves, ya sea por su situación estratégica como zona de paso o estancia de un gran número de aves migratorias, como por la riqueza de especies residentes y endemismos. Por su importancia como grupo clave en el funcionamiento de los ecosistemas, sus carac-terísticas de observación y su atractivo natural, las aves de la península han sido ampliamente estudiadas.

Con todo, la lista de especies continúa incrementándose conforme nue-vos estudios son desarrollados, particularmente en zonas o ecosistemas específicos donde ha sido mínimo el esfuerzo de trabajo, por ejemplo, en el sur del estado de Yucatán.

MacKinnon (2005) realizó una compilación de la información referente a las aves de la península y ofrece una lista de 543 especies, a partir de información proveniente tanto de publicaciones científicas, como de observaciones de naturalistas y aficionados a la contemplación de aves. A partir de esta compilación se procedió a seleccionar aquellas especies reportadas para Yucatán, encontrándose un total de 444 especies.

El Departamento de Zoología del Campus de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán incorporó a esta lista información generada en los últimos años, con lo que se incrementa a 456 la lista de especies del estado, las cuales están incluidas en 22 órdenes, 68 familias y 275 géneros. Considerando el concepto de especie biológica, en México están re-presentadas 1060 especies (Escalante y otros, 1998), de manera que las especies registradas en Yucatán representan el 43% de la avifauna nacional y el 84% de las aves con registro en la Península de Yucatán (MacKinnon, 2005).

Las familias mejor representadas en el estado son: Tyrannidae (mos-queros) y Parulidae (chipes) con 42 y 40 especies, respectivamente. Al-gunas de las familias de aves acuáticas y vadeadoras que mejor repre-sentan los humedales de la costa norte del estado son: Scolopacidae con 29 especies; Laridae (gaviotas) con 20; Ardeidae (garzas) con 15; y Rallidae (pollas de agua) con 10.

Las familias de aves terrestres características de las selvas del estado son: Parulidae (chipes); Icteridae (calandrias o yuyas) con 18; Columbidae con 15; Trochilidae (colibríes) con 11; Picidae (carpinteros) con 8 espe-cies; y Furnariidae (trepatroncos) con 7. En el estado están representadas 12 especies endémicas de la Provincia Biótica Península de Yucatán”.

Mamíferos terrestres

“Los mamíferos son animales de sangre caliente. La mayoría pare crías vivas y las amamanta con leche producida por la madre. El pelo sobre la piel se presenta en la mayoría, aunque algunos sólo tienen cerdas o pelo esparcido, como las ballenas, delfines y manatíes. Los terrestres tienen cuatro extremidades bien definidas y, en contraste, los mamífe-ros marinos presentan las extremidades modificadas como aletas debi-do a su adaptación al medio acuático. Los murciélagos son otro grupo que tiene modificadas las extremidades anteriores; en ellos los dedos se modifican para sostener piel que forma las alas (patagios) con las que pueden volar.

Los mamíferos pertenecen a la Clase Mammalia. A nivel mundial se re-gistran 1229 géneros y 5676 especies de mamíferos vivos que han sido reorganizados por Wilson y Reeder (2005). México es uno de los países más ricos en mamíferos. A pesar de que su territorio abarca solamente el 1.6% de la superficie total del mundo, mantiene el 11% de todas las especies de mamíferos. El país cuenta con 525 especies, de las cuales, el 30% son endémicas (Ceballos y Oliva, 2005), es decir, sólo viven en México. Éstas se encuentran incluidas en 193 géneros, 47 familias y 12 órdenes. El orden más diverso es el de los roedores (45%), seguido por el de los murciélagos, carnívoros y cetáceos que en conjunto represen-tan el 86% de todas las especies.

El hecho de que México registre una gran diversidad y endemismos de mamíferos se debe a su área, latitud, dinámica de su historia geológica, yuxtaposición de diversos patrones climáticos, así como a su topografía y diversos tipos de vegetación, pero sobre todo se ha considerado fun-damental la ubicación del país en la transición de las regiones Neártica y Neotropical (Fa y Morales, 1998).

Los mamíferos de Yucatán están incluidos en 12 órdenes, 30 familias, 74 géneros y 89 especies, que representan el 17% del total de especies de México. La diversidad de los mamíferos de Yucatán se considera in-termedia, siendo los quirópteros el orden más diverso con 37 especies. La diversidad de los murciélagos se debe a varios factores: se dispersan fácilmente por su capacidad de volar; forman grupos tróficos, como fru-gívoros, polinectarívoros, insectívoros, ictiófagos, carnívoros y hematófa-gos, lo que les permite alimentarse en diferentes nichos; y la presencia de numerosas cuevas y cenotes en los que habitan (MacSwiney y otros, 2007). El segundo grupo más diverso es el de los roedores, constituido por 10 especies de ratones silvestres y 2 introducidas: las ratas caseras que forman grandes plagas (Rattus ratus y Mus musculus). Otro orden diverso es el de los carnívoros, en el que los mustélidos y prociónidos incluyen 12 especies, además de 5 félidos y sólo 1 cánido”.

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GACETA SIIDETEY16 Febrero de 2011

Estado de las poblaciones de felinos

“Por sus condiciones geográficas y climatológicas, prácticamente la to-talidad del estado de Yucatán es hábitat potencial de cinco especies de felinos silvestres: jaguar (Panthera onca), puma (Puma concolor), ocelote (Leopardus pardalis), tigrillo (Leopardus wiedii) y jaguarundi (Puma yaguarondi, también conocido como Herpailurus yaguarondi). En términos generales, en razón de sus requerimientos de hábitat y presas, podemos decir que el estado de conservación de los felinos silvestres está estrechamente vinculado con el estado de conservación de los eco-sistemas terrestres de una región. Aunado a lo anterior, hay indicios de que la persistencia de especies, como el jaguar, declina con la presencia de altas densidades humanas (Vázquez y Gastón, 2005). Algo similar puede inferirse para el tigrillo y el ocelote, cuyos requerimientos en calidad de hábitat son similares a los del jaguar; no así para el jaguarundi y el puma que se considera son especies más adaptables a paisajes perturbados por actividades antro-pogénicas (Leopold, 2000).

Podemos sostener que las poblaciones de al menos tres especies de felinos silvestres en Yucatán se encuentran en estado crítico de super-vivencia: el jaguar, el ocelote y el tigrillo, por ser muy sensibles a las alteraciones antropogénicas. Para revertir la tendencia hacia la extin-ción de los felinos silvestres en Yucatán, es indispensable la protección y conservación de las porciones de selva que aún existen, así como la creación de corredores y conectores biológicos que las interconecten entre sí y con las porciones de selva de los estados vecinos”.

Mamíferos acuáticos

“Los mamíferos acuáticos, particularmente los marinos, han registrado una gran importancia en la Península de Yucatán. Por sus diferentes propiedades han sido objeto de captura: por ejemplo, la foca monje del Caribe (Monachus tropicalis), única especie de foca presente en la costa mexicana del Golfo de México, a la llegada de los españoles fue inten-samente cazada por su piel (Andrews, 1984); por su parte, el manatí del Caribe (Trichechus manatus manatus) era consumido por su carne y las supuestas propiedades mágico-curativas de sus huesos (Gaumer, 1917; Morales-Barbosa, 1993).

Actualmente, esta última especie está considerada en peligro de extin-ción y se encuentra protegida por la Norma Oficial Mexicana NOM-059 que incluye las especies en riesgo y protegidas en México.

Referente a los cetáceos, la ballena piloto (Globicephala macrorhynchus) constituyó la base de la industria ballenera de la Isla de Holbox, en Quin-tana Roo. Si bien se usaba la grasa de las ballenas piloto como combus-tible para lámparas, principalmente se capturaban como carnada para la pesca de tiburón: otra industria aún mayor (Gaumer, 1917; Morales-Barbosa, 1993). Los mamíferos acuáticos reportados en Yucatán abar-can cuatro grupos: delfines y ballenas (cetáceos); manatíes (sirénidos); focas (pinnípedos); y nutrias (mustélidos).

Protozoos gastrointestinales de animales domésticos y silvestres

“Los protozoos son microorganismos unicelulares pertenecientes al reino Protista. La mayoría son organismos de vida libre, pero los pro-tozoos que afectan a los animales domésticos y silvestres pueden ser patógenos graves que afecten su salud y algunos ser transmitidos al hu-mano (Rodríguez-Vivas y otros, 2005a). En Yucatán, los protozoos gas-trointestinales representan una amenaza para los animales domésticos y silvestres, ya que producen distintos cuadros clínicos, causando en algunos casos la muerte del hospedador.

Rodríguez-Vivas y otros (2001a) encontraron que los perros y gatos del estado se encuentran parasitados con coccidias del género Isospora, con frecuencias de 9.56% y 15.21% respectivamente. Isospora canis afecta generalmente al perro e Isospora felis al gato; cuando invaden la mucosa del intestino de los animales provocan la ruptura de células parasitadas, irritación y lesiones erosivas, produciendo cuadros clínicos con diarrea. Asimismo, se ha reportado la presencia del género Giardia en perros y gatos que pierden apetito y presentan diarreas. Se ha demostrado que giardias de humanos y animales do-mésticos son morfológica y genéticamente similares.

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GACETA SIIDETEY 17Febrero de 2011

Chiles cultivados en Yucatán

“El chile habanero (Capsicum chinense) proviene de las tierras bajas de la cuenca Amazónica (Pickersgill y otros, 1979; Andrews, 1999). Se ha sugerido que la introducción prehispánica del chile habanero a las islas del Caribe se debió a migraciones indígenas de agricultores y alfareros procedentes de Sudamérica y pertenecientes a grupos arahuacos, quie-nes viajaron por las Antillas menores hasta llegar a Puerto Rico, La Es-pañola (República Dominicana y Haití), Jamaica y Cuba, entre los años 250 y 1000 d.C. (Andrews, 1999; Martínez, 2002).

La planta del chile habanero posee una raíz principal de tipo pivotante, la cual se profundiza de 0.20 a 0.60 m, con raíces secundarias extendi-das que varían en longitud dependiendo del tipo de suelo. En condicio-nes de cultivo de cielo abierto, la planta tiene un hábito de crecimiento intermedio con una altura que puede variar de 0.40 a 1.0 m. No obs-tante, cuando se cultiva en condiciones protegidas (invernadero o casa sombra), su altura puede rebasar 1.5 m. Las hojas son de color verde oscuro brillante, de forma oval y, dependiendo del manejo del cultivo, en ocasiones pueden alcanzar hasta 15 cm de largo por 10 cm de ancho; el margen, normalmente ondulado, es una característica distintiva de C. chinense.

El centro de origen y diversificación de la especie Capsicum annuum L es Mesoamérica, específicamente México y Guatemala (Terán y otros, 1998; Pickersgill y otros, 1979; Long-Solís, 1998; Andrews, 1999). La región que abarca la Península de Yucatán constituye un centro de diver-sificación para cultivares de C. annuum, los cuales están poco caracteri-zados; no se cuenta con variedades mejoradas y la mayoría se produce únicamente en la península.

Entre los cultivares de la especie C. annuum que se siembran en Yuca-tán se incluyen los chiles: bobo, chawa ik, dulce, maax ik, sukurre, xcat ik y yaax ik. -El chile bobo es una cruza espontánea entre los chiles dulce y xcat ik.-El chile chawa también es llamado chak ik, chawa ik, chowak y sak ik.-El chile Dulce también es conocido como ch’uhuk ik, ch’ujuk iik, xwoolis y xts’a’ay iik.-El chile Maax ik también es llamado chile silvestre, chile de monte, pi-quín o chiltepín.-El chile Sukurre se adapta bien en condiciones de milpa.-El chile Xkat ik significa en español rubio o güero.-El chile Ya’ax ik presenta un hábito de crecimiento erecto o compacto con densidad de ramificación intermedia o densa”.

Flora medicinal

“La medicina tradicional es la suma de conocimientos y prácticas usa-das en el diagnóstico, prevención y eliminación de los desequilibrios físicos, mentales o sociales de los individuos. Este conocimiento está basado en la experiencia práctica y es transmitido de generación en ge-neración de manera oral o escrita. Actualmente la medicina tradicional se sigue utilizando ampliamente a nivel mundial y es un sistema de sa-lud cuya cobertura está creciendo rápidamente, además de tener gran importancia económica actual y potencial.

Las plantas medicinales constituyen el principal recurso terapéutico de la medicina tradicional y su utilización tiene orígenes muy remotos. Los primeros vestigios de su uso como medicamentos se encuentran en los pueblos asiáticos, en tanto que en el continente americano han sido utilizadas desde tiempos precolombinos por diversas culturas, entre las que destaca la cultura maya. Dado que este conocimiento se ha trans-mitido de forma oral, no hay documentos a los cuales recurrir para su estudio; los textos más antiguos fueron escritos a partir de la Colonia (Montoliu, 1984).

El conocimiento tradicional sobre el uso medicinal de las plantas se ma-nifiesta básicamente en dos niveles: primero, el conocimiento de domi-nio popular, manejado a nivel del núcleo familiar y aplicado en esencia por las amas de casa; segundo, el que manejan los médicos tradicio-nales, quienes poseen un conocimiento mucho más profundo, amplio y especializado de la herbolaria.

Además de la gran riqueza cultural que aún se conserva, Yucatán cuenta con una riqueza florística interesante, ya que integra elementos centro-americanos, caribeños y del sur de México que aunados a los elementos endémicos dan como resultado una flora nativa muy peculiar (Durán y otros, 1998). De acuerdo con nuestra base de datos, de las 2500 plan-tas vasculares estimadas para la Península de Yucatán, alrededor del 30% tiene un uso medicinal registrado. Cabe señalar que el estado de la península que registra mayor riqueza de plantas medicinales es Yuca-tán, con 648 especies comprendidas en 405 géneros y 116 familias.

Del total de especies reportadas como medicinales para el estado, sólo 57 son especies introducidas. Un dato interesante es el registro de 54 especies de plantas endémicas con uso medicinal. Además, ocho espe-cies de plantas medicinales se encuentran enlistadas en la NOM-059-2001 con alguna categoría de amenaza”.

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GACETA SIIDETEY18 Febrero de 2011

Biodiversidad perdida: el caso de los colorantes

“Antes de la época de la química aplicada, la utilización de materias primas naturales generó todo un sistema de extracción de éstas en di-versas regiones del mundo. La India, África, Asia y América fueron las grandes regiones poseedoras de materias primas naturales, entre ellas, los colorantes. Los procesos de explotación del azafrán, el pastel, el ker-mes, la grana, el índigo, los palos fustete, de Brasil, brasilete, moralete, de Campeche o de tinte y la raíz de rubia, entre otros, se convirtieron en el eje central de la economía de las regiones que poseían estos re-cursos. Algunos de estos colorantes, por su importancia industrial en el viejo mundo, eran apreciados igualmente que el oro y la plata. En América, la grana, el añil y el palo de tinte, que se extraían de la Nueva España y del reino de Guatemala, eran considerados géneros preciosos y como tales tenían su lugar en el comercio exterior, al igual que los metales preciosos.

La grana cochinillaMejor conocida entre los mayas como muk’ay y en el resto de la Nueva España como nocheztli, es originaria del México prehispánico. Este pe-queño insecto, llamado por su vida sedentaria progalliinsecto, pertene-ce a la especie Dactylopius coccus del grupo de los Hemípteros, y se cría en el nopal (Nopalea cochenillifera) o pak’am. Durante mucho tiempo se creyó que la grana cochinilla era un vegetal.

Las principales regiones productoras de grana del Yucatán colonial eran las del oriente de la península. Su período de explotación se ubica desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XIX.

Añil o ch’ohEl árbol del añil, que es propio de las tierras tropicales, mide aproxima-damente un metro y medio de altura y pertenece al grupo de las legu-minosas. Debe su propiedad tintórea al indicán que se encuentra en las partes verdes de la planta, y el cual, después de sufrir un proceso de fermentación, se convierte en indigotina, la sustancia que lo transforma en materia colorante. En el mercado circulaban tres tipos de añil: el de flor, el sobresaliente y el de corte. El primero era el más codiciado de todos y el que alcanzaba mayores precios.

Existían muchas variedades de añil en el mundo. Para 1762 ya se ha-bían clasificado 90 especies de este género y en el siglo XIX ya se co-nocían 140. Aunque se reconoce a la India como la patria del añil, se sabe que también crecía en algunos lugares de África, Asia y América en donde servía para el autoconsumo de las comunidades.

En el México prehispánico lo llamaban xiuhquilipitzahuac y en el reino de Guatemala lo conocían por xiquilite o mostaza. En Yucatán se conocía como ch’oh y lo empleaban los naturales para teñir sus indumentarias. Este colorante se presentaba al comercio en forma de panecillos que los indígenas secaban al fuego (Alzate, 1789). La sustitución de este colorante natural se logró hasta muy avanzado el siglo XIX, ya que, aun cuando en los años 1880-1882 Bayer ya había logrado la reproducción sintética del añil, no fue sino hasta el año de 1897 cuando se lanzaron al mercado las primeras indigotinas así obtenidas. Desde entonces, en Europa empezó a decaer el consumo del tinte natural y su cultivo entró en un proceso de declinación. Sus principales aplicaciones se hacían en la lana, la seda, el lino y el algodón.

El palo de tinte En el siglo XVI el palo de tinte era descrito de la siguiente manera: “El árbol más alto será de diez brazas y el tronco del grosor de una pipa... como es todo corazón es muy pesado...”. Según esta descripción, algu-nos, “los más”, llegaban a pesar de 40 a 50 quintales; éstos seguramen-te eran los árboles más antiguos –”árbol que dura infinito tiempo”-, pero los más jóvenes sólo pesaban de 3 a 4 quintales.

Los tintales, como comúnmente se les llamaba y llama a los bosques de palo de tinte, se encontraban en las regiones tropicales más húme-das y cenagosas. Su reproducción se daba a través de las semillas que anualmente caían de los árboles y los que cortados jóvenes o sazones retoñaban y volvían a crecer.

En la Península de Yucatán, los mayas prehispánicos utilizaron el palo de tinte para pintarse de negro el rostro y el cuerpo para sus rituales. Asimismo, lo empleaban para pintar los hilos con que trenzaban sus cabellos y para teñir algunas “ropas de su vestir”. Durante la colonia lo emplearon para “teñir naguas y guayapiles y otras ropas”, y continuaban usándolo para pintarse cara y cuerpo en su “infidelidad”.

Uso tradicional de fauna silvestre

“Una gran proporción de la población mestiza de origen maya que habita en las comunidades rurales de Yucatán aún mantiene la tradición, sea por necesidad o por costumbre, de utilizar sus recursos faunísticos. Los usos que estas comunidades hacen de su fauna son muy diversos; van desde el aprovechamiento como alimento hasta el uso de animales y sus derivados con fines medicinales, rituales y para festividades.

El conocimiento y aprovechamiento de la fauna, que se ob-serva de manera significativa en hombres de edad avanzada, mujeres y niños, se transmite de una generación a otra.

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GACETA SIIDETEY 19Febrero de 2011

No obstante, se encuentra en constante riesgo de perderse ante el avance de la modernidad, ya que cada vez son más los jóvenes de zonas rurales que abandonan sus hogares en busca de “mejores oportunida-des” a través de la migración hacia las grandes ciudades de Mérida y Cancún o a Estados Unidos.

Las comunidades de Yucatán utilizan 81 especies de vertebrados terres-tres, incluyendo reptiles, aves y mamíferos de 48 familias y 21 órdenes taxonómicos. Los reptiles aprovechados corresponden a 15 especies de 11 familias y tres órdenes (Testudines, Crocodylia y Squamata); siendo los representantes de las familias Emydidae, Phrynosomatidae, Boidae y Viperidae los más utilizados.

Para el caso de aves se observó el uso y aprovechamiento de 38 es-pecies pertenecientes a 18 familias y 11 órdenes. Con respecto a los mamíferos se advirtió el uso y aprovechamiento de 28 especies de 18 familias y 7 órdenes. El uso de animales silvestres con fines medicinales se encuentra muy arraigado en las comunidades de estudio (59% de los encuestados). Se obtuvo información de al menos 40 especies de vertebrados: 8 de reptiles, 15 de aves y 17 de mamíferos.

Áreas Naturales Protegidas

“La conservación y protección del patrimonio natural compete a todos aquellos que se beneficien directa o indirectamente de los servicios que proveen los ecosistemas y sus procesos ecológicos dentro del Estado. La preocupación por el adecuado aprovechamiento de los recursos na-turales, los cuales permiten la subsistencia de las sociedades y susten-tan su desarrollo, ha generado numerosas acciones en pro de la conser-vación de la diversidad biológica.

Es a través de estrategias y acciones encaminadas a la sustentabilidad bajo enfoques integrales, que puede hacerse posible el cumplimiento de los objetivos de las autoridades y actores involucrados en el cuidado del patrimonio natural, siempre dentro de un marco legal que asegure el de-sarrollo económico y social unido a un ambiente natural íntegro y sano.

En la actualidad, la integridad de los ecosistemas que conforman este patrimonio se ve amenazada por diversos problemas derivados de los asentamientos humanos irregulares, así como de la falta de ordena-miento y regulación en el cambio de uso del suelo; la tala ilegal de ár-boles y la extracción comercial clandestina de recursos vegetales; la cacería furtiva de fauna silvestre, en muchos de los casos endémica; la ocurrencia de incendios forestales ocasionados por factores antropogé-nicos; el establecimiento de sitios de disposición final de residuos clan-

destinos, tanto cerca de cuerpos de agua, como dentro de áreas con fragilidad ambiental; y las perturbaciones del ecosistema ocasionadas por fenómenos na-turales cíclicos, agravados por el deterioro del equilibrio am-biental a nivel mundial (huraca-nes, nortes, mareas rojas, etc.).

La estrategia de conservación, manejo y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre

“Este ensayo propone una aproximación a una suerte de caracterización de lo que debe buscarse entre las Unidades de Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (UMA), en cuanto la figura jurídica predominante para regular la apropiación de los recursos naturales de la nación y lo que debieran llegar a ser sus manifestacio-nes concretas en el caso de Yucatán. Merece la pena dejar asentadas tres premisas que, al menos en parte, contribuyen a explicar el por qué del difícil avance de la estrategia para la vida silvestre en el sureste mexicano: la fragmentación de los eco-sistemas de esta región del país ha sido intensa, y ha dado lugar a que -excepto al interior de los polígonos de las Áreas Naturales Protegidas más importantes del trópico mexicano- los ecosistemas se presenten como un paisaje de parches y relictos, en los que proponer esquemas extensivos de conservación y aprovechamiento sustentable representa un reto de planeación y de manejo adaptativo formidable; además, la predominancia de la propiedad ejidal y comunal y la extrema fragmen-tación de dicha propiedad hacen que resulte extremadamente complejo encontrar sitios apropiados para la promoción, establecimiento y opera-ción de UMA extensivas, sujetas al manejo de un solo propietario; y por último, la pobreza de las comunidades y ejidos poseedores de la tierra hace que resulte virtualmente imposible concebir a propietarios rurales capaces de convertirse en empresarios prósperos, sin que antes exista un mecanismo de apoyo para la puesta en marcha de proyectos de apro-piación de recursos que puedan resultar rentables.

Un punto que merece la pena dejar sentado desde el primer momento es que el estado requiere de mayor conocimiento científico en mate-ria de biodiversidad y ecología. Entre otras cosas, es preciso generar más saber alrededor de preguntas relacionadas con la distribución y la abundancia de los organismos propios de la región que pueden resultar interesantes desde la perspectiva de la apropiación sustentable.

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GACETA SIIDETEY20 Febrero de 2011

Queda entonces por delante la necesidad de emprender un agresivo mecanismo, a través de acuerdos y convenios con centros e institutos de educación superior e investigación, para generar información acerca de las especies que resultan de mayor interés en la región desde el pun-to de vista de su potencial para el aprovechamiento sustentable y del mercado -existente o potencial- local, regional, nacional o internacional.

Puede decirse que a Yucatán le interesa: promover la operación de UMA que respondan al criterio de conservación y manejo del paisaje (aunque reporten una sola especie para su extracción y comercialización), impul-sar proyectos que incorporen diferentes tipos de apropiación del entorno por parte de la comunidad, en programas de manejo adaptativo conce-bidos integralmente; buscar acuerdos entre propiedades colindantes o cercanas que permitan la apropiación de especies en áreas extensas, aunque cada UMA individual no cubra superficies particularmente gran-des; vincular los esfuerzos de creación de UMA con la presencia de ANP, tanto federales como estatales; y no dejar de lado la posibilidad de apo-yar UMA intensivas que respondan a los propósitos del corredor y que por su capacidad productiva, organización y eficacia puedan resultar ejemplares y reproducibles”.

El potencial de Yucatán para el ecoturismo

“Si bien es cierto que siempre han habido personas que gustan de vi-sitar áreas naturales para recreación y convivencia con la naturaleza, y que existe toda una cultura del outdoors en países que marcan la pauta en el turismo internacional, el desarrollo del ecoturismo a partir de la dé-cada de los ochenta surge como un concepto relacionado directamente con la conservación de la naturaleza, al cual poco después se incorporó el de bienestar de las comunidades anfitrionas (Money, 1999).

El turismo de naturaleza se ha perfilado en los últimos años como la rama de esta industria de mayor crecimiento a escala mundial. Según la Sociedad Internacional de Ecoturismo (IES, por sus siglas en inglés), desde principios de este nuevo siglo el sector considerado como “tu-rismo experimental”, que incluye ecoturismo, turismo cultural, turismo rural y de aventura, ha sido el de mayor crecimiento en comparación con el turismo tradicional de sol y playa, con una tasa de incremento que fluctúa entre el 10 y el 30% del sector (IES, Ecotourism Statistical Fact Sheet, 2005).

En México, la Secretaría de Turismo (SECTUR) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) reportan que los parques y reser-vas bajo su administración se han convertido en destinos para desarro-llar actividades dentro de lo que denominan “ecoturismo, turismo de

naturaleza y de aventura”. Se estima que anualmente alrededor de 5.5 millones de turistas visitan las Áreas Naturales Protegidas (ANP) del sistema federal mexicano, generando una derrama económica de unos 3000 millones de pesos anuales (CONANP, 2007).

La Sociedad Internacional de Ecoturismo define éste como “el viaje res-ponsable a áreas naturales que conserva el ambiente y contribuye al bienestar de las comunidades locales” (Epler Word, 2002).

Si consideramos la importancia del conocimiento y la conservación de la biodiversidad para mantener los procesos que regulan y sostienen la vida en nuestro planeta, entonces podemos encontrar un vínculo sig-nificativo entre biodiversidad y ecoturismo, pues, al promover la visita a lugares naturales bajo la filosofía que promueve esta moderna acti-vidad, se tiene la oportunidad inigualable de transmitir un mensaje de conservación, entendido éste como información de primer nivel, en un lenguaje asequible, que permite al visitante identificar el valor y el im-pacto que tienen los procesos naturales en su vida diaria.

En Yucatán, las ANP constituyen una excelente oportunidad para pro-mover el ecoturismo como herramienta para el conocimiento y la con-servación de la biodiversidad y de los procesos que la mantienen, en aras de que aquéllas sean reconocidas por la sociedad como sitios de esparcimiento y fuentes necesarias de recursos naturales y servicios ambientales”.

Educación ambiental para la sustentabilidad

“Esta contribución pretende brindar a la sociedad en su conjunto y, en particular, a los diversos estudiosos de la naturaleza un panorama ge-neral sobre el estado que guarda la educación ambiental en Yucatán. Además, tiene la intención de exponer la importancia de construir una educación ambiental que luche por la diversidad en todas sus dimen-siones de manera reflexiva y crítica, es decir, transitar de una educación ambiental (EA) a una educación ambiental para la sustentabilidad (EAS). Considerando valiosos esfuerzos, aunque un tanto desarticulados, en el desarrollo de esta disciplina, así como la acentuada y creciente proble-mática ambiental en el estado, esperamos que esta aportación invite a los lectores de tan variadas áreas del conocimiento y de tan diferentes formaciones, experiencias y visiones a reflexionar personal y colectiva-mente sobre el valor orientador e integrador de la educación ambiental para la sustentabilidad (EAS). Para ello, es necesario partir de que la crisis ambiental no sólo es una crisis de recursos naturales, sino una crisis múltiple resultante de las complejas relaciones entre el medio físico,

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GACETA SIIDETEY 21Febrero de 2011

biológico y sociocultural. La aguda crisis ambiental es producto de cam-bios ecológicos y sociales que al interactuar están ocasionando un im-pacto cualitativo sin precedentes en el funcionamiento de la ecosfera.

La Educación Ambiental para la Sustentabilidad (EAS), en cuanto discipli-na integradora, holística, interdisciplinaria, articuladora del conocimien-to, la información y los saberes, nos ofrece la posibilidad de interpretar y entender esta crisis que, a decir de los expertos, ni los individuos ni las instituciones estamos preparados para enfrentar. La EAS es, entonces, una herramienta para reivindicar la educación y transformarla en una práctica social crítica, que se sustente en educar para la época y en transformar primero al sujeto para después transformar el mundo.

La educación ambiental se reconoció oficialmente en 1972 con la De-claración de Estocolmo. En México se integró una década más tarde con la creación de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) en 1983. La EA inicia oficialmente en Yucatán en 1989 con la creación de la Secretaría de Ecología del Gobierno del Estado (SECOL), la cual se dio a la tarea de promover una amplia diversidad de actividades y progra-mas de educación ambiental en el estado, motivando así a un importan-te número de personas a incursionar en este campo educativo.

Cabe destacar el programa del Jardín Botánico Regional del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el cual inicia desde el año de 1983 sus actividades, siendo a la fecha el programa de EA de mayor antigüedad y continuidad en el estado.

Potencial de especies marinas ornamentales

“El creciente interés en la acuarofilia ha incrementado el número y di-versidad de especies ornamentales tropicales de agua marina que se comercializan en el mundo (Wabnitz y otros, 2003). Entre las especies marinas ornamentales más buscadas por este mercado se incluyen, fun-damentalmente, peces, corales y otros invertebrados que por su atracti-va co-loración, formas exóticas e interesantes hábitos conductuales (Si-mões, 2004) son muy apreciados. La extracción de los organismos que sustentan el comercio de la acuarofilia de agua de mar se ubica princi-palmente en las zonas tropicales. Se estima que entre 1.5 y 2 millones de personas en el mundo mantienen acuarios de agua salada (EUA, Eu-ropa y Japón, principalmente), representando un mercado de 200 a 330 millones de dólares anuales (Wabnitz y otros, 2003). Un total de 1471 especies de peces arrecifales son comercializadas mundialmente cada año, representadas por entre 20 y 24 mi-llones de individuos. Los peces damselfish (Pomacentridae) representan casi la mitad del mercado.

Por su parte, los peces ángel (Pomacanthidae), cirujanos (Acanthuri-dae), budiones (Labridae), gobios (Gobiidae) y mariposa (Chaetodon-tidae) constituyen entre 25 y 30% del mercado. De las 140 especies de corales que se comercializan, la mayoría son corales duros (escle-ratinios) que llegan a alcanzar la cifra de 11 a 12 millones de piezas al año. Algunas estimaciones indican que siete géneros se encuentran entre los más buscados (Acropora, Trachyphyllia, Goniopora, Plerogyra, Catalaphyllia y Montipora), sumando 56% del mercado. Últimamente, el número de especies de otros invertebrados que se capturan se ha incre-mentado en un cálculo de más de 500, representadas por entre 9 y 10 millones de organismos por año, sobre todo de moluscos, camarones y anémonas”.

Uso del suelo y vegetación secundaria

“La transformación de los paisajes naturales de Yucatán ha ocurrido por lo menos desde hace tres milenios (Gómez-Pompa y otros, 2003). Los cambios que han ocurrido se deben a disturbios naturales (huracanes) y/o antropogénicos (agricultura).

La vegetación que se desarrolla después de un disturbio (natural o hu-mano) como resultado del proceso de sucesión secundaria, tras pasar por diversos estadios, se denomina «vegetación secundaria». Sobre-vienen cambios en la estructura y la composición vegetal, ya que las especies vegetales difieren en su respuesta a los disturbios; las espe-cies umbrófilas pueden germinar bajo la sombra, establecerse y crecer, mientras que las especies pioneras requieren de claros y tienen mayor plasticidad para adaptarse (Kennard y otros, 2002).

La vegetación ha jugado un papel primordial en los sistemas producti-vos tradicionales mayas. Los mayas reconocen diversas etapas de vege-tación secundaria, a la cual denominan de acuerdo tanto con el uso del suelo como con el tiempo que ha pasado después del disturbio (Toledo y otros, 2008). Lo que ha generado mosaicos de etapas serales diferen-tes que favorecen la conservación de la diversidad.

La clasificación que hacen los mayas actuales de la vegetación también está relacionada con la historia del uso de suelo”. Mientras que a la vegetación secundaria que se origina del sistema de roza-tumba-quema (r-t-q) la denominan hubche’ (barbecho, acahual), a la que proviene del abandono del henequén la llaman xla-pach. En Yucatán es escaso el co-nocimiento sobre la regeneración natural y los cambios de las especies que componen las selvas. Con todo, es posible intervenir la vegetación secundaria, mediante una sucesión dirigida o enriquecimiento, para es-tablecer nuevas selvas y obtener beneficios económicos.

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GACETA SIIDETEY22 Febrero de 2011

Contribución de la biotecnología reproductiva a la biodiversidad

“¿Preservar o conservar? Ambos conceptos, que implican un compromi-so ecológico con la naturaleza, son empleados por el común de la gente como sinónimos. Por definición, preservar indica una acción de poner a cubierto por anticipado a una persona o cosa de algún daño o peligro, mientras que conservar implica mantener una cosa o cuidar su perma-nencia; pero desde el punto de vista biológico son divergentes. Por una parte, están quienes proponen la conservación con la no intervención del ser humano en la selección natural de las especies, y por la otra, los preservacionistas quienes promulgan la necesidad de que el ser huma-no intervenga a fin de garantizar la conservación de la biodiversidad. Esta discusión de términos ha conducido a un debate permanente en-tre grupos ecologistas, sin que hasta el momento puedan ponerse de acuerdo.

El actual deterioro de la biodiversidad, debido a los cambios climáticos hasta ahora observados, son responsabilidad del ser humano, conse-cuencia de un crecimiento acelerado de la población, la erosión genéti-ca, la transformación del hábitat, la sobre explotación de las especies, la contaminación de los ecosistemas, la introducción de especies exóticas invasoras, así como el uso no sustentable de los recursos naturales. Los ecosistemas terrestres y marinos son complejos y frágiles. Por ejemplo, las selvas tropicales húmedas ocupan sólo el 6% de la superficie terres-tre del planeta, pero en ellas habita más del 60% de las especies hasta hoy conocidas”.

Flora nativa como fuente potencial de nuevos fármacos

“Actualmente sólo un tercio de todas las enfermedades son tratadas eficientemente. Las cifras de mortalidad causadas por éstas y por otras enfermedades para las cuales aún no se tiene cura son elevadas. Las llamadas enfermedades persistentes, lo mismo que las emergentes, las reemergentes y las “huérfanas” ocupan los lugares más importantes (Rodríguez-Milord, 2001). Las enfermedades persistentes son aquellas, como el cáncer o las infecciones causadas por hongos o bacterias, para las cuales los tratamientos existentes no son del todo eficientes. Las enfermedades infecciosas emergentes, por su parte, son aquellas re-cién descubiertas, como el SIDA, que causan serios problemas de salud. Entre las enfermedades reemergentes más importantes se encuentra la tuberculosis, cuyo resurgimiento tiene sus orígenes en la década de los cincuenta del pasado siglo.

Finalmente, las enfermedades causadas por parásitos protozoarios (leishmaniasis, giardiasis, tripanosomiasis, amibiasis, toxoplasmosis y malaria) son consideradas como “huérfanas”, dado su gran impacto en términos de problemas de salud y falta de fármacos adecuados para su tratamiento. Estos padecimientos, junto con enfermedades como la arteroesclerosis, problemas reumáticos y afecciones neurodegenerati-vas como la enfermedad de Alzheimer, requieren urgentemente de tra-tamientos efectivos. Al igual que en el resto del mundo, en México estas enfermedades representan un serio problema de salud pública, cuyo control requiere un trabajo integral entre las instituciones de salud, las universidades y los centros de investigación”.

Hacia la estrategia estatal de biodiversidad

“El desarrollo de una Estrategia Estatal para la conservación, manejo y aprovechamiento de la diversidad biológica es una tarea impostergable para el estado de Yucatán, no sólo para dar cumplimiento a los objetivos del Convenio sobre Diversidad Biológica, sino también como punto de partida, fundamental, para el desarrollo de una Estrategia Regional de la Península como provincia biótica.

La gran riqueza biológica presente en la región sureste de México, así como la diversidad de ecosistemas terrestres, dulceacuícolas y marinos que en ella concurren, constituyen la base de recursos sobre la que los grupos humanos desarrollan un gran número de actividades producti-vas y, a su vez, son fuente de bienes y servicios ambientales de los que puede gozar la sociedad en general. A través del tiempo, los mayas de Yucatán desarrollaron profundos cono-cimientos sobre los recursos naturales de su entorno y los múl-tiples usos de la flora y la fauna, los cuales le dieron sustento a la construcción de su compleja estructura social y productiva.

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GACETA SIIDETEY 23Febrero de 2011

Este acervo constituye un legado para las nuevas generaciones, que es necesario documentar y revalorar ante los procesos de deterioro am-biental y cultural que induce el modelo de desarrollo actual.

La tarea de acopiar e integrar información actualizada y confiable so-bre la riqueza biológica y los recursos naturales de la entidad -derivada del trabajo de investigación en los diferentes campos del saber-, resulta indispensable para contar con un marco global de referencia de la biodi-versidad, que comprenda, entre otros aspectos, el estado que guardan los recursos naturales, los ecosistemas y las poblaciones de flora y fau-na que los integran, así como la información referente a los fenómenos naturales y antropogénicos que los afectan, los problemas que enfren-tan los esfuerzos de conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos y las potencialidades de uso de esta riqueza biológica.

Desde hace algunos años, en Yucatán se ha desarrollado investigación científica sobre la diversidad de un gran número de grupos biológicos. Esta información es indispensable para dar respuesta a preguntas relevantes acerca de la biodiversidad, entre otras: ¿Cuál es el estado actual de conservación de los ecosistemas, de las comunidades y de las poblaciones de flora y fauna? ¿Qué patrones de distribución y qué procesos biológicos se pueden identificar en las dimensiones espacial y temporal? ¿Cuáles son los factores que en forma directa o indirecta han contribuido a su deterioro? ¿Qué posibilidades de uso nos brindan?

El recuento actual de especies permite reconocer a la fecha la existen-cia de cerca de 8000 especies de seres vivos en Yucatán, con 3850 especies de invertebrados, 1132 especies de vertebrados y 2967 es-pecies vegetales, incluyendo bacterias, hongos y algas. Se distinguen, en el caso de las especies vegetales, más de 1402 especies de plantas vasculares; en las de vertebrados, 457 especies de peces, 453 de aves, 88 de mamíferos terrestres, 86 de reptiles y 18 de anfibios; y en las de invertebrados, 2247 especies de insectos, 714 de crustáceos y 429 de moluscos (Cuadro 1).

Perspectivas

Con la información vertida en el presente libro, las autoridades respon-sables de la política ambiental en el estado contarán con una base só-lida de información para la elaboración de un diagnóstico integral de la Biodiversidad de Yucatán, el cual tendrá que someterse a revisión y discusión entre los diferentes sectores de la sociedad, a fin de recabar las opiniones, percepciones y preocupaciones de los ciudadanos, usua-rios de los recursos, con relación al uso, manejo y conservación de los recursos naturales. La información ofrecida deberá, asimismo, ayudar a generar los indicadores apropiados para dar seguimiento a los cambios derivados de las políticas, implementadas con vistas a conservar la ri-

queza biológica de la entidad, mejorar las formas de apropiación, y recu-perar las poblaciones de especies de flora y fauna silvestres que hoy se encuentran amenazadas por las actividades del hombre.

La Estrategia Estatal de Biodiversidad debe ser la base para elaborar un plan de acción que promueva la conservación, el uso sostenible y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de la biodiversidad, en respuesta a los distintos problemas identificados tanto en el estado como en la región”.

Información autorizada por los Editores

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