CÓMO PUEDES AYUDAR A LOS ANIMALES

¡HAZ ALGO!Tú tienes el poder para detener la crueldad y la matanza. Haz el compromiso de hacerte vegano hoy. Al remover la carne, los huevos y los productos lácteos de tu dieta, prevendrás la matanza de más de 100 animales cada año. Ayudarás a incluso más animales si evitas el uso del cuero, la lana, las pieles y las plumas. Además, por favor no compres productos que fueron probados en animales; no hagas donaciones a organizaciones que apoyen la experimentación con ellos; no disecciones, críes o compres animales; ni participes en cualquier otra actividad que los dañe o los mate. Ahora es más fácil que nunca ser vegano, y mientras más tiempo lo seas te darás cuenta de que cada vez aprendes más y te resulta más sencillo.

Aunque hoy decidas que quieres ser vegano, quizá sientas que no es posible hacer la transición completa de la noche a la mañana. Hacerse vegano de forma permanente es más importante que hacerse vegano en un instante. Algunas personas comienzan por reemplazar productos animales enteros (como carne o leche de vaca), y después comidas que contienen ingredientes provenientes de animales (como algunos panes dulces). Otras personas empiezan comiendo de forma vegana ciertos días de la semana o en comidas específicas del día. Otros se hacen veganos de un día para otro y continúan así por el resto de su vida. Haz el compromiso primero y después encuentra una forma de hacerte vegano que funcione para ti. Por favor no dejes de comer un tipo de animal a la vez a menos que comiences con el más pequeño; dejar de comer vacas comiendo más pollo y pescado resultará en el sufrimiento y la muerte de más animales. Independientemente de cómo logres este cambio, no te des por vencido. Muchas personas no lo hacen bien a la primera y todos cometemos errores ¡Lo que sí es importante es que seas constante con tu resolución!

¿PERO QUÉ NO SON MÁS IMPOR-TANTES LOS HUMANOS?

El respetar los derechos de los animales no reduce tu capacidad de preocuparte por las personas. Ser vegano no significa darle más importancia a los animales que a los humanos; de hecho, ser vegano ayuda a las personas de muchas formas distintas. La crianza de animales para comida contamina nuestro planeta para las futuras generaciones, obliga a comunidades a desplazarse por causa de la deforestación, ocasiona que usemos ineficientemente los granos que podrían alimentar a quienes viven hambruna, satura los sistemas de salud al causar enfermedades y obesidad, y somete a abusos a aquellos que trabajan en los mataderos. Debemos reconocer que todas las formas de explotación están conectadas entre sí y que tenemos la responsabilidad de tratar a cada individuo con respeto –sin importar su especie.

¡AYUDA AL PLANETA!

La Unión de Científicos Preocupados afirma que hacerse vegano es una de las mejores acciones que puedes emprender a favor de la Tierra. La crianza de animales para comida –ya sea como carne, huevos o productos lácteos– equivale a atacar el planeta. Cada año, se queman millones de acres de bosques y selvas para así obtener pastura que alimente a los animales de granja. Más de la mitad del agua en Estados Unidos es utilizada para criar animales como comida, y los desechos de la agricultura animal y las granjas de peces contaminan más recursos hidrológicos que todas las demás industrias combinadas. De acuerdo con un reporte de la ONU, la agricultura para la crianza de animales genera más gases contaminantes hacia la atmósfera que todos los medios de transporte juntos.

Gallinas dentro de jaula en una granja para producción de huevos

Visita afa-online.org para solicitar un paquete gratis de

introducción al veganismo y para obtener más información.

facebook.com/actionforanimals • twitter.com/action4animals 

youtube.com/actionforanimals • action4animals.tumblr.com

Los animales usados para obtener su carne, huevos y leche experimentan dolor y sufrimiento. Sin embargo, cada año se explota y mata a 55 mil millones de mamíferos y aves y a más de un billón de peces para usarlos como comida. Estos animales tienen su propio valor intrínseco; no existen para servir a los humanos y no son propiedades que debamos comprar, vender o intercambiar. Como nosotros, ellos tienen el derecho de controlar sus propias vidas y sus propios cuerpos, evitar el dolor y el sufrimiento, y vivir libres de la opresión.

Pollitos macho tirados vivos a la basura en una granja incubadora

Las gallinas y pavos criados para obtener su carne son apretujados por millares en establos sucios. Nunca podrán sentir el sol ni respirar aire fresco. Se les cría para que crezcan tan rápidamente, que sus corazones, pulmones y piernas no pueden mantener el paso, causándoles infartos y deformidades dolorosas en las piernas. Al final de sus cortas vidas, estas aves son lanzadas bruscamente dentro de jaulas de alambre para ser llevadas al matadero. Allí son colgadas patas arriba con grilletes y se les corta la garganta. Las aves que no murieron con la navaja son hervidas vivas en el tanque de remoción de plumas.

En la mayoría de granjas para la producción de huevos, las gallinas viven en jaulas de alambre tan pequeñas que no pueden estirar sus alas, y sus plumas y patas están en carne viva por el roce con la jaula y el piso. Una gallina sufre así durante 32 horas para poder producir un solo huevo. Las gallinas criadas libres de jaula (“cage-free”) por lo general viven en estantes con piso de alambre o en el piso de bodegas sobrepobla-das que apestan a excremento. Para reducir las pérdidas debido a las peleas ocasionadas por el estrés, se cortan con cuchillas calientes los picos de las gallinas, los cuales están llenos de termi-naciones nerviosas. Aunque su ciclo de vida natural es de diez años, en menos de dos años sus cuerpos están agotados. Como ya no generan ganancias poniendo huevos, todas las gallinas “desgastadas” –incluso las libres de jaula y las orgánicas– son sacrificadas. Entonces se incuban más pollitos para reemplazarlas. Como los pollitos macho no pondrán huevos nunca, se les

arroja vivos a los molinos de carne, se les sofoca en bolsas plásticas o son lanzados a contenedores de basura.    Se ha comprobado repetidamente que los peces sienten el dolor y el miedo, que es lo que sufren cuando son aplastados en redes de pesca o atravesados por ganchos y sacados del agua hacia la tierra, un ambiente desconocido y aterrador para ellos. El rápido cambio de presión puede romper sus vejigas natatorias y ocasionar que sus ojos se desprendan. Algunos peces mueren sofocándose lentamente y otros son rebanados cuando todavía están vivos. Casi

la mitad de los peces se crían en viveros de peces, dentro de compartimentos estrechos y sucios donde sufren de infecciones y enfermedades.

En la mayoría de las granjas lecheras, las vacas viven en compartimentos de concreto o en cobertizos sucios, y se les ordeña con máquinas tres veces al día. Al igual que los humanos, las vacas deben tener bebés para poder producir leche, así que se les embaraza repetidamente en un “potro de violación.” Después de sólo 4 o 6 años de su ciclo natural de vida de 20 años, las vacas están gastadas y se mandan al matadero. Algunas están tan enfermas que ni siquiera pueden caminar.

El consumo de productos lácteos –incluso los orgánicos– mantiene a la industria de la ternera. Sin la oferta de crías de becerro de las granjas lecheras, la mayoría de las granjas de ternera no existirían. Los becerritos son separados de la madre a unos pocos días de haber nacido para que la leche pueda ser vendida a las personas. Las vacas suelen llorar por días a sus bebés desaparecidos. En las granjas de ternera, los becerritos son encadenados por el cuello dentro de jaulas. Cuando cumplen 12 o 16 semanas, son enviados al matadero.

Las vacas que se crían para carne de res viven en corrales enlodados llenos de excremento, llamados ali-mentaderos. La mayoría de los cerdos pasan su vida en jaulas solitarias o en establos apretuja-dos dentro de bodegas. Durante el embarazo y lactancia, las mamás cerdito permanecen aisladas en jaulas de acero que ni siquiera les permiten darse la vuelta o alimentar a sus bebés. Los cerdos suelen contraer neumonía o se les queman los senos nasales por vivir en su propio excremento.

A los becerros y cerditos se les corta la cola, y a las vacas se les corta o quema los cuernos. Los cerdos, toros y borregos macho son castrados –a menudo cortándoles el escroto y sacando los testículos– y las vacas son marcadas con hierro al rojo vivo. Los dientes de los cerditos son extraídos o rebajados para reducir las heridas de las peleas que les ocasionan el estrés o el aburrimiento. Todo esto se hace sin anestesia.

Los mamíferos que se crían por su carne, o que ya no generan ganancias mediante lácteos, son sacrificados cuando tienen la edad equivalente a la de un adoles-cente. Mientras son transporta-dos al matadero, muchos animales mueren por deshi-dratación, infarto de calor o estrés. Después de bajar-los forzosamente de la camioneta con pinchazos eléctricos, se les dispara en la cabe-za o se cuelgan de las dos patas traseras para cortarles la garganta. Si esto no los mata, se les quita la piel y los órganos cuando todavía están conscientes.

Al pollito le cortan el pico con una navaja de

metal caliente

Pez atrapado en red la cual corta su cuerpo

Puercas preñadas en jaulas de gestacion

Marcación con hierro candente sobre la cara y corte de cuernosVacas con ubres hinchadas son ordeñadas con maquinaria

Las crueldades descritas en este folleto son solamente síntomas de la forma en que nuestra sociedad ve a los animales no humanos. Su sufrimiento continuará mientras los consideremos meros instrumentos para satisfacer nuestros fines. El otorgar apoyo a formas menos crueles de explotación –las llamadas granjas “humanas”– hace muy poca diferencia en la liberación de los animales porque apoya el mismo sistema de opresión. Debemos comprometernos a ver a los animales como seres vivos que existen por su propio derecho y no como objetos para satisfacer nuestros deseos. Debemos hacer un compromiso para vivir de forma vegana. Sólo hasta ese momento habrán terminado las atrocidades que acabas de leer.

Pavos transportados hacia el matadero.

Becerro confinado y encadenado dentro de una jaula para becerro