Hada del cuarto de baño - Algar Editorial...Normalmente no son hadas que incomoden a los humanos...

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Hada del cuarto de baño

Alimentación: todo tipo de cosméticos, jabones y cremas.

Color de piel: transparente con

reflejos azules.

Reproducción:

en el agua, mediante

pompas de jabón.

Estas hadas pequeñísimas habitan en nuestros cuartos de baño con total tranqui-lidad, campando a sus anchas por el lavabo, la bañera, los armarios, etc. Se apro-vechan de su minúsculo tamaño para ser imperceptibles al ojo humano, por lo que van de un sitio a otro sin dificultad y desaparecen con facilidad tras cualquier

objeto. Habitualmente se esconden detrás de las botellas de gel, y son muy rápidas si han de cambiar de ubicación.

Cuando uno está tranquilamente en la bañera dándose un relajante baño de espuma, con-viene fijarse bien en las burbujitas que forma el jabón. En ese instante, es muy posible que las podamos ver dentro de una de estas burbujas, muriéndose de risa y bailando a ritmo de vals (les encanta El Danubio azul).

Normalmente no son hadas que incomoden a los humanos dentro del cuarto de baño; el problema viene cuando el hada se queda sola, algo que, como es normal, ocurre todos los días. Cuando se sabe sola, se aburre sobremanera y comienza a hacer de las suyas.

Se bebe las botellas de champú como si fueran botes de leche condensada, especialmente si son de esos de color rosa que parecen de fresa. Después, vas tú tan confiado a echarte el champú y, claro, no queda ni gota.

Por si fuera poco, destapa los tubos de la pasta de dientes, y los aprieta repetidamente hasta desparramar la pasta por el lavabo. (No se sabe bien de dónde saca tanta fuerza.)

Para finalizar, agita la espuma de afeitar y hace grafitis increíbles por las paredes y techos. Y ya, por último, y a ritmo de vals, desenrolla todo el papel higiénico por el suelo del cuarto de baño, formando diseños muy especiales. Vamos, que lo deja hecho un asco.

Estas hadas no suelen salir del cuar-to de baño, porque son bastante solita-rias y no necesitan la compañía de nadie, pero, en oca-siones, tienen cierta «nostalgia» y visi-tan a sus primas del fregadero de la cocina.

Tama

ño: el

de un

pequ

eño m

osquit

o.

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Duende del supermercado

Los duendes del supermercado se llaman así porque ha-bitan en todo tipo de su-

permercados, tanto en los pequeños, como en los grandes, esos gigantescos que suelen estar a las afueras de la población.

La verdad es que no hacen muchas distinciones, lo que les importa es llenar la tripa continuamente, pues poseen un hambre feroz que no saben saciar. De todos modos, no comen cualquier cosa. Por ejem-plo, de frutas y verduras, nada de nada; las carnes, los pescados y todo eso les repelen... Lo que de ver-dad les gusta, y en ello consiste su dieta, son todo tipo de galletas, los dulces y los lácteos, por lo que princi-palmente los podemos sorprender en los frigoríficos del supermercado.

Respecto a su atuendo, esta especie de duende lleva gorro y botines como está mandado. En cambio, no utiliza cinturón, seguramente porque le aprieta en exceso, ya que su tripa es bastante prominente, de tanto que zampa el muy tragón.

Tampoco los colores y diseños que utiliza en su vestuario son muy típicos. La necesidad de adaptarse al frío de las neveras del super-mercado y de camuflarse entre sus alimentos, le obligan a vestir con gorro de lana, bufanda y abrigo, los cuales están estampados con las diversas etiquetas de los productos más comunes que allí se venden.

Suele esconderse muy bien tras las botellas de leche y de batido, tras los zumos o entre los yogures. También suele hacerlo tras los envases de los helados, que es una cosa que le vuelve loco. El encargado del súper de mi barrio ha tenido que precintar el helado de chocolate con cin-ta americana, y, aun así, todos los días se encuentra alguno por la mitad.

Lo que más molesta de este duende a los trabajadores del supermercado son sus continuas bromas pesadas: cambian las cosas de sitio, abren las cajas de galletas y las dejan vacías, se co-men los yogures, ¡y el chocolate!, derraman la leche... Son insoportables. Los pobres trabajadores se pasan el día arreglando sus desaguisados y haciendo horas extras.

Alimentación: hela

dos,

yogures, t

artas y otr

os dulces.

Color de piel: beis muy claro, para camuflarse.

Indumentaria: disfraz creado con etiquetas.

Tama

ño: ap

roxim

adam

ente el

de un

a gall

eta.

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Hada de la biblioteca municipalE

n las bibliotecas municipales de pue-blos y ciudades podemos encontrar infinidad de estas pequeñas ha-ditas lectoras. Son muy difíciles

de ver, debido a su tamaño y a su vestido, con el que se camuflan perfectamente entre las letras del libro en el que viven.

Estas hadas resultan bastante curiosas. Pese a que son seres solitarios e introvertidos (pues están todo el día leyendo), en una misma estantería de la bibliote-ca pueden habitar centenares de ellas, según la cantidad de libros. Tras minuciosas investigaciones, he podido identificar unas setecientas y pico hadas en la bi-blioteca municipal de mi pueblo, que no es moco de pavo.

Lo curioso es que cada una de ellas vive en un libro determinado, y va pasando de una hoja a otra como si fuera del baño al dormitorio. Estos libros habitados funcionan como apartamentos de un edificio, por lo que se comunican como vecinas. Se las puede escuchar por la noche; por eso, tan solo las detectan los vigilantes de la biblioteca, si los hay. De pronto, perciben una especie de cuchicheos de multitud de vo-ces lejanas, todas hablando a la vez en no se sabe qué lengua.

Por lo visto, se asoman desde sus libros y se cuentan los relatos unas a otras. Parece demostrado que siempre se cuentan el mismo libro, y que no tienen ninguna intención de cambiarlo por otro. Lo que no está claro es si se lo cuentan siempre a la misma vecina de estantería o no.

Resultan peligrosas en la noche de Reyes. Esa noche salen de sus libros y se dedican a devorar las páginas de los libros deshabita-dos. Tras el banquete, hacen una gran fiesta que consiste, ni más ni menos, en cambiar las palabras de unos libros por las de otros o en intercambiar el título de las obras y el nombre de los autores. Desde el año pasado, en algunos ejemplares de Don Quijote de la Mancha solo se puede leer Las aventuras de Pinocho; en algunos de Romeo y Julieta podemos leer Pippi Calzaslargas, y en La Odisea aparece el cuento de Los tres cerditos y el lobo.

En fin, ya no se puede leer lo que uno quiere. Ahora en mi pueblo vamos a la biblioteca y cruzamos los dedos para tener suerte. Cual-quier lectura es puro azar.

Alimentación: bordes de las páginas de los libros.

Tamaño:

el de una letra

minúscula.

Color de piel: blanco nacarado.

Indumentaria: vestido estampado de letras (normalmente, Arial 12).