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    AUSART Journal for Research in Ar t. 1 (2013), 1, pp. 33-39www.ehu.es/ojs/index.php/ausart

    ISSN: 2340-8510

    ISSNe: 2340-9134

    UPV/EHU

    Habitar desde el tacto: Juhani Pallasma y la superacin del

    oculocentrismo en la teora arquitectnica

    David Prez RodrigoUniversitat Politcnica de Valncia

    Resumen

    El planteamiento fenomenolgico en el mbito de la teora arquitectnica de Juhani Pallasmaa

    (Hmeenlinna, Finlandia, 1936) deriva de su crtica al modelo panvisual dominante. La arquitectura,

    concebida como modicacin constructiva de la realidad espacial ms inmediata, se asienta en la

    hapticicidad. Frente al tradicional oculocentrismo y sus presupuestos conceptuales: jerarquizacin

    moral de los sentidos, predominio de lo analtico, legitimacin de una racionalidad instrumental, tecno-

    lia, objetividad, Pallasmaa incide en el valor de una percepcin holista, global y simultnea que no

    responde restrictivamente al sentido expandido de lo escpico. Debido a ello, este autor propone unareutilizacin multisensorial en el mbito arquitectnico y urbanstico que posibilite, desde una aproxi-

    macin desvisualizada, una lectura tactilizada del mismo. Percibir no slo es ver, sino aprehender la

    carne del mundo: la retina cuyo modelo remite a la visin panptica analizada por Foucault genera,

    en palabras de Merleau-Ponty, un rgimen cartesiano perspectivo escpico que facilita la acorpora

    lizacin de un sujeto que, de forma idealista, se desgaja del mundo y se desintegra del mismo. Este

    hecho trae consigo la reduccin de la arquitectura a una imposicin retiniana, as como la constriccin

    de lo arquitectnico a la imagen. Una constriccin que elimina la materialidad del mundo y que, al

    hacerlo, nos transforma en consumidores icnicos urbanos y en bulmicos depositarios de una falsa

    memoria.

    Descriptores:Hapticidad, oculocentrismo, arquitectura tctil, percepcin global, jerarqua sen-sorial.

    Abstract

    The phenomenological approach in Juhani Pallasmaas (Hmeenlinna, Finland, 1936) theory

    of architecture derives from his criticism of the dominant pan-visual model. Architecture, understood

    as a constructive amendment of the immediate spatial reality, is grounded on hapticity. In contrast with

    the traditional oculocentrism and its conceptual premises: the moral hierarchy of the senses, the pre-

    dominance of analysis, the legitimacy of instrumental rationality, technophilia, objectivity... Pallasmaa

    stresses the value of holistic, comprehensive and simultaneous perception a perception which does

    not merely correspond to an expanded sense of the scopic. Because of this, the author proposes a

    multi-sensory re-use in the architectural and urbanistic eld, enabling, from a de-visualized approach, a

    tactilized reading of this eld. Perceiving is not just seeing, but also apprehending the esh of the world:

    the retina on which focuses a model which recalls the panoptic vision analyzed by Foucault generates,

    in the words of Merleau-Ponty, a Cartesian perspective scopic regime that facilitates the disembodi-

    ment of the subject a subject which, in an idealistic fashion, tears itself from the world, splits from it.

    This entails the reduction of architecture to a retinal imposition, to image. A constraint that suppresses

    the materiality of the world and, in doing so, transforms us into consumers of urban icons and bulimic

    custodians of a false memory.

    Keywords:Hapticity, oculocentrism, tactile architecture, global perception, sensory hierarchy.

    Prez Rodrigo, David. 2013. Habitar desde el tacto: Juhani Pallasma y la superacin del oculocentrismo en la teora

    arquitectnica. AUSART Journal for Research in Ar t 1 (1) (December): 33-9.

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    Aunque nos hallamos inmersos en un mbito terico susceptible de admitir armaciones

    contradictorias a la par que vlidas, resulta difcilmente cuestionable poner en duda

    el hecho de que un gran nmero de las transformaciones ms determinantes acaecidas

    en el mbito del arte del siglo XX, cabe vincularlas a la gura de Marcel Duchamp. Trans-

    currido prcticamente un siglo desde la elaboracin de sus primeros ready-mades, ascomo desde el abandono de la pintura tras el inacabamiento del Grand Verre, los comen-tarios que Duchamp efecta a Pierre Cabanne en la conocida entrevista mantenida entre

    ambos durante 1966, continan ejerciendo un ineludible inters en lo que respecta a un

    conjunto de temas que han ido adquiriendo un evidente protagonismo dentro del discurso

    esttico-artstico contemporneo. Cuestiones, por citar tan slo algunas de las ms rele-

    vantes, como las que se hallan relacionadas con el descrdito del papel taumatrgico aso-

    ciado a la funcin creadora del artista, con la apuesta por una paradjica belleza basada en

    la indiferencia visual, con el rechazo de la expresividad emotivista o con el inters suscitado

    por lo conceptual frente al monotesmo inapelable del ocio, constituyen aportaciones de las

    que ampliamente se ha nutrido el arte del siglo XX (Cabanne, 2013, pp. 10-11 y 58).

    Ahora bien, con independencia de estas ideas y de su irrefutable inujo, existe una apre-

    ciacin bastante extendida que, convertida en un tpico susceptible de muy diversas inter-

    pretaciones, ha actuado como paradigma de la potica duchampiana hecho que en un

    contexto, como sucede con el presente, de crtica a la razn oculocentrista no puede pasar-

    nos desapercibido. Nos referimos al cuestionamiento que el autor del tant donnsefectasobre la inacin y consiguiente sobrevaloracin de lo retiniano en la prctica artstica,

    una inacin que va a correr paralela al descrdito propiciado por una visualidad excesiva-

    mente dependiente de la supersticin del ocio(Paz, 1989, p. 33). Dicha supersticin ser-

    vir para poner de relieve la supeditacin de la obra a su factura y, por tanto, a una concep-tualizacin constreida al mbito de la apariencia y no al de la aparicin. La realidad de esta

    contraposicin, que bsicamente constata que las obras no pueden ser concebidas como

    hechuras sino [como] actos(Paz, 1989, p. 33), es decir, como problemas antes que como

    soluciones, haba sido propiciada por el propio Duchamp al escribir en una de sus notas de

    la Bote Blancheque en general, el cuadro [tena que ser tomado como] la aparicin de unaapariencia (Duchamp, 1998, p. 57), una aparicin, aadimos nosotros, que precisamente

    poda ser analizada como tal porque situaba la obra en un ms all del ver que, en verdad,

    se ubicaba en un ms ac de la mirada.

    Al respecto, en el ya citado dilogo mantenido con Cabanne, el autor de La marie mise nu intentar parecer explcito o, al menos jugar a serlo al armar, mediante una caute -losa serie de negaciones, que para que algo me guste no es que tenga que ser muy concep-

    tual. Lo que no me gusta es lo no-conceptual por completo, que es lo puramente retiniano,

    eso es algo que me irrita (Cabanne, 2013, p. 101). La irritacin aludida, no obstante, no debe-

    mos entenderla como una mera arbitrariedad duchampiana ni como una simple videopata

    caprichosa, dado que la misma cabe insertarla y es lo que ahora nos interesa destacar en un

    contexto mucho ms amplio que, abordado por Martin Jay desde posiciones fenomenolgi-

    cas, ser completado y compartido por Juhani Pallasmaa (Hmeenlinna, Finlandia, 1936)

    para articular sus reexiones en torno a la teora arquitectnica.

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    El trabajo desarrollado por Jay aludido en diversos momentos por nuestro autor en uno

    de sus textos fundamentales (Pallasmaa, 2006, pp. 15, 19, 20, 35, 41, 43 y 44) centra sus

    aportaciones en el anlisis oculofbico y en la consiguiente denigracin de la visin que, ms

    all de la tradicional iconofobia religiosa, caracteriza al pensamiento de la contemporaneidad

    en especial, al relacionado con la losofa francesa postcartesiana, un pensamiento quevinculado a nombres y tendencias tan dispares como los representados por Bataille, Sartre,

    Merleau-Ponty, Lvinas, Lacan, Althusser, Foucault, Debord, Barthes, Derrida, Irigaray o

    Lyotard, resultar determinante en la instauracin del paradigma visual moderno y en la

    elaboracin del rgimen escpico hegemnico de nuestra era (Jay, 2007, pp. 60 y 92).

    Sin embargo, al margen de que en la caso duchampiano, la crtica a la retinizacin y al lirismo

    formal (Duchamp, 1998, p. 51), se adece al paradjico ejercicio que suscita la recuperacin

    de una artisticidad no visual y que el ocio oculta dado que la factura, en tanto que elemento

    opacante en su despliegue formal, focaliza la accin del ver nicamente en su efecto, al

    margen de ello, repetimos, la crtica efectuada por Duchamp coincide con los planteamientosms vehementes en contra del modelo panvisual dominante en un aspecto sustancial: cues-

    tionar la primaca del ver conlleva hacer ver que la visin impide el mirar y tambin el pensar,

    dado que esta ltima actividad y retomamos aqu la sugerencia de Jean-Luc Nancy ape-

    lando a la etimologa latina del trmino, se orienta hacia el peso y la densidad de lo anali-

    zado, o sea, hacia un tener que pesar y sopesar sentir y percibir las cosas que son pensa-

    bles, esas cosas que, alejadas de la falaz objetividad atribuida a la visin distanciada y a su

    engaosa incorporeidad, ya no constituyen el afuera al que nos enfrentamos, sino el parad-

    jico adentro en el que estamos, un adentro que comporta no slo la recproca inclusin del

    sujeto en el objeto y del objeto en el sujeto, sino tambin la superacin de la dicotoma entre

    lo observado y quien observa.

    Si pensar genera esta invitacin al tacto y al contacto puesto que el mundo no se construye

    tan slo desde la abstraccin mental, el hecho de pensar la arquitectura y con ella la

    ciudad va a implicar convertir ambos fenmenos en una experiencia plstica y espacialcon una base existencial. A travs de la misma nos enfrentamos a un ejercicio multipolar de

    recuperacin de la corporalidad en el que la arquitectura, apelando a la sinceridad existen-cialno puede convertir sus intervenciones en productos-imagen separados de la profundi-dad y de la sinceridad existencialni, en menor medida, desprenderse de [su] relacin con elentorno, aunque ste se halle sometido a las extensiones tecnolgicas del ojo y [a] la proli-

    feracin de imgenes(Pallasmaa, 2006, pp. 26 y 29).

    Hacindose eco de un lenguaje heideggeriano, Pallasmaa apuesta por una arquitectura capaz

    de articula[r] las experiencias del ser-en-el-mundo y fortalece[r] nuestro sentido de realidad

    (Pallasmaa, 2006, p. 11). Concebida como transformacin antropo-constructiva y simblica

    de nuestra ms inmediata realidad espacial, la arquitectura implica y afecta al ser humano

    en su integridad existencial, puesto que mueve sus afectos y emplaza a la totalidad de sus

    sentidos. En funcin de esta necesidad, el fenmeno arquitectnico obedece ms a unasdirectrices culturales, metafsicas y estticas que a una lgica y funcionalismo puros(Pallas-

    maa, 2001, p. 97), directrices que, al desbordar el marco constructivo-arquitectnico, consi-

    deran a ste como realidad antropolgica antes que como solucin edicativa; es decir, como

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    proceso simblico de reescritura y relectura espacial antes que como actividad instrumental,

    dado que [e]n lugar de crear simples objetos de seduccin visual, la arquitectura relaciona,media y proyecta signicados(Pallasmaa, 2006, p. 11).

    Asumido este hecho, nuestro autor asienta el compromiso existencial arquitectnico en lahapticicidad, denida como la esencia misma de la experiencia vividay como articulacin

    de la visin perifrica desenfocada, una visin que nos envuelve en la carne del mundo

    (Pallasmaa, 2006, p.10). Frente al tradicional oculocentrismo y sus obligados presupuestos

    conceptuales: jerarquizacin moral de los sentidos, predominio de lo analtico, legitimacin

    de una racionalidad instrumental, tecnolia argumentada a travs de la pretensin de obje-

    tividad, abstraccin y cartesianizacin de lo real, se incide en el valor de una percepcin

    global, integradora y simultnea que no puede ajustarse al sentido colonizador y restrictivo

    impuesto desde el paradigma escpico.

    De este modo, Pallasmaa vertebra su discurso sumergindose no slo en la crtica al rgi-men icnico dominante y al videocentrismo que el mismo propicia, sino tambin analizando

    las consecuencias conceptuales que se derivan de la impositiva panvisualizacin existente

    (mecanicismo, causalidad, especializacin, separabilidad fenomnica, objetivismo, espec-

    tacularidad). Dicha crtica, por tanto, surge como un rechazo a la prdida experiencial

    asociable a gran parte de la arquitectura y urbanismo contemporneos, rechazo que va a

    suponer la apuesta por la consolidacin de una actividad constructiva anclada en un saber

    de lo somtico que contempla la realidad corporal como realidad expandida en tanto que

    adecuacin y dilogo con un entorno y que, leyendo desde la piel y escribiendo sobre ella,

    no slo busca caligraar el texto de una relacin sensorial, puesto que la arquitectura es el

    arte de la reconciliacin entre nosotros y el mundo(Pallasmaa, 2006, p. 72), sino tambindar cuerpo y textura a una serie de valores comprometidos con ideas como las de humildad,

    lentitud, plasticidad, paciencia, tacto, atencin, civilidad, soledad, asentimiento, cercana o

    intimidad (Pallasmaa, 2010, pp. 97, 104, 105, 108 y 177).

    Desde esta perspectiva, la arquitectura y el urbanismo auspician un entrecruzado dilogo

    transdisciplinar entre ecologa, economa, ciencia, tica, esttica, dirigido a la trans-

    formacin de nuestra percepcin y a la modicacin consciente y equilibrada de nuestro hb-

    itat. Como consecuencia de ello, el hacer arquitectnico, al dar respuesta a las particulari-dades del lugar y de la circunstancia (Holl, 2011, p. 12), se concibe no slo desde el cuidado

    y custodia aludidos por Heidegger en Construir, habitar, pensar, sino tambin desde la

    crtica nuevamente de raigambre heideggeriana a la matematizaciny al clculo, dadoque todas las ciencias del espritu, e incluso todas la ciencias que estudian lo vivo, tienenque ser necesariamente inexactas si quieren ser rigurosas(Heidegger, 1995, p. 66).

    La apelacin a un rigor que para ser tal tiene que asumir la inexactitud, es decir, la certeza de

    la incertidumbre y el sentido de lo especco, conlleva un ejercicio de reconsideracin percep-

    tiva que, debido a su radicalidad, adquiere el carcter de una autntica reconsideracin epis-

    temolgica. A travs de esta variacin de paradigma, la arquitectura en tanto que activadora

    de una sensorialidad plural slo el fenmeno arquitectnico puede despertar simultn-eamente todos los sentidos y todas la complejidades de la percepcin intenta transfor-

    marnos en una suerte de activistas de la concienciaque tienen como objetivo no slo recu-

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    perar el pulso a nuestra existencia nica y propia en el espacio(Holl, 2011, pp. 9-12), sino

    tambin suturar la separacin cada vez mayor entre el yo y el mundo, hecho que, instigado

    por el dominio ocular, muestra cmo frente a la vista el resto de sentidos nos une a lde

    manera compleja y plural (Pallasmaa, 2006, p. 25).

    Reconocer la coimplicacin de una corporalidad extensiva no supone suscitar la anulacin

    de lo racional, sino apostar por su intensicacin no restrictiva. De este modo, frente al cono-cimiento operativo e instrumentalse intenta complementar dialgicamente el mismo a travs

    de un conocimiento existencialdestinado a la produccin de un saber que busca incidir

    en cmo la tarea de la arquitectura consiste en mantener la diferenciacin y la articulacinjerrquica y cualitativa del espacio existencial(Pallasmaa, 2012, pp. 134 y 170).

    En este contexto, pensar el lugar y el morar, por un lado, y repensar la percepcin y nuestra re-

    lacin con ella, por otro, posibilita ir ms all de lo visual y de la preponderancia espectacular de

    lo icnico, puesto que lo buscado es situarnos en un mbito cognitivo en cuyo interior la tactilidad[V]emos a travs de la piel, El cuerpo sabe y recuerda (Pallasmaa, 2006, pp. 10 y 61,

    empuja al reconocimiento de una sabidura existencial y corporal. Una sabidura que, al margen

    del hegemnico discurso logocntrico, pone de relieve no slo cmo desde la mano pensamos

    tomando a sta como metfora de la vinculacin sensorial existente con el mundo en el

    que somos, sino tambin cmo dicho pensar congura un-hacer-y-un-decir de la arquitec -

    tura (Pallasmaa, 2012, p. 12).

    El respeto por lo existente y por su complicidad o, si se preere, el reconocimiento de la

    humildad como canon creativo (Pallasmaa, 2010), aunque se asienta argumentativamente en

    la importancia que detenta la hapticidad y en el consiguiente valor que posee la crtica a la

    patologizacin de los sentidos derivada de la hipertroa de la opticidad, no por ello deja de

    incidir en otros aspectos no mencionados hasta el momento. Nos referimos, en concreto, al

    cuestionamiento meditico y al rechazo del papel espectacularizado que se otorga a lo que

    puede ser considerado como un discurso arquitectnico destinado a la imagen y al impacto

    visual, un discurso descorporeizado, oculoflico y atento a la proyeccin de su propia marca

    que, imponindose sobre el entorno, basa gran parte su legitimidad en el rol que concede a

    la autora.

    Ante este tipo de arquitectura, el hacer de la humildad subvertira la autoridad asociada a la

    rma, anulando jerarquas y estamentos e invitando a la reconsideracin del hecho arqui-

    tectnico en tanto que proceso que se rebela contra la imposicin de una pseudoexperienciadel mundo. Debido a ello, al desautorizar a la autoridad, se nos est invitando por medio

    del compromiso con lo existencial a dotar de autoridad no al sujeto-artista, sino al medio.

    La arquitectura, en este sentido, explora la intimidad sabindose cmplice de nuestros sen-

    tidos.

    Ahora bien, junto a esta crtica a la razn de autoridad y a la consiguiente recuperacin

    tico-poltica que propicia, la humildad arquitectnica tambin incita a leer el entorno desde

    una complejidad experiencial y sensorial interdependiente. Leer de este modo supone

    escribir la experiencia de una proximidad incapaz de congurarse fuera de una inmersin

    perceptiva enmaraada, una experiencia que es tal no porque suponga una mera

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    superposicin de acontecimientos, cosas y actividades, sino porque la misma surge apartir del despliegue continuo de espacios, materiales y detalles superpuestos, propi-

    ciando a travs de los mismos la indisoluble realidad de un continuum experiencial(Holl,

    2011, pp. 14 y 15). La existencia de este continuum pone de relieve el carcter gestltico

    de nuestras experiencias y, consiguientemente, la debilidad de los hechos perceptivostomados de manera aislada. Esta circunstancia es la que posibilita que cualquier edi-

    cio, al hallarse inmerso dentro de un discurso de motivaciones sensibles, pueda integrar

    elementos extra-arquitectnicos que, en verdad, dejan de ser tales desde el momento en que

    los mismos responden a una realidad hptica que es interpretada polisensorialmente a partir

    de oscilaciones climticas, sonoridad del espacio, acogimiento psicolgico, roce y desgaste

    de los materiales utilizados, proporcionalidad implcita a la escala humana, etc.

    Frente a una arquitectura de consumo, impulsora de pseudoespacios globalmente banaliza-

    dos y desencializados, Pallasmaa retoma el sentido de un hacer arquitectnico que, articu-

    lando el decir de lo sensible, se congura desde un conjunto semntico elaborado a partirde mnimos signicantes. Todos estos valores, asimismo, inciden en un hecho fundamental

    que acta como premisa discursiva: la arquitectura es tal porque permite formular situa-

    ciones espaciales encaminadas a establecer niveles diferenciados de intimidad. Estas situa-

    ciones, en tanto que acontecimientos activos y transitorios, posibilitan que el fenmeno arqui-

    tectnico al igual que ocurre con cualquier otra manifestacin artstica propicie un dis-

    curso desde el evento, discurso que no slo incrementa nuestra capacidad de sucedernos,

    sino que induce a que el propio hecho de lo sucedido la relacin que acaece con el espa-

    cio ponga en crisis el sentido unidireccional de nuestra percepcin, fracturando el carcter

    monofocal con el que nos enfrentamos a la realidad.

    Ello trae consigo que la aproximacin omnisensorializada y polifnica a la que Pallasmaa

    invita se sustente, precisamente, en dicha crisis, es decir, en la sura que introduce la crtica

    al oculentrismo y en la ruptura que provoca la desvisualizacin que reclama la misma. De

    este modo, si los sentidos, incluida la vista, son prolongaciones del sentido del tactoque

    se nos ofrecen como especializaciones del tejido cutneoy si, a su vez, todas nuestras

    experiencias sensoriales son modos del tocar(Pallasmaa, 2006, p. 10), la arquitectura debe

    estimular la recorporalizacin del espacio a travs del abatimiento de la visin.

    Al cuestionar la panvisualidad y su acorporalizacin, la arquitectura deviene discurso con-

    traidealista que rechaza la narcisista ontologa de lo retiniano, esa ontologa de lo impre-

    sencial que patriarcalmente desgaja al individuo del mundo, sumindolo en una realidad

    descarnada, es decir, en una realidad vaca de oralidad y ausente de tacto en la que las

    prolongaciones videotecnolgicas nos transforman en objetos-imagen. El presupuesto

    que as queda puesto de relieve es evidente: no se construye para habitar, sino para con-

    vertir la arquitectura en icono, es decir, en experiencia unidimensional dirigida a la trans-

    formacin de la complejidad perceptivo-sensorial en simple imagen. El heideggeriano

    ser-en-el-mundo se reduce peligrosamente a un ser-en-imagen y, si aplicamos el dis-

    curso debordiano, a un ser-en-espectculo-y-en-mercanca. La imagen elimina la materia-

    lidad del mundo y, al hacerlo, nos refuerza como consumidores icnicos que, vaciados

    de peso y textura, experimentan la realidad desde la voracidad bulmica de una imagen

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    convertida en logotipo. Un fenmeno, no lo olvidemos, que cada vez resulta ms evidente en

    la propia publicitacin meditica de las ciudades.

    Bibliograga

    CABANNE, Pierre (2013):Conversaciones con Marcel Duchamp, Madrid: This Side Up.DUCHAMP, Marcel (1998, 2 ed.):Notas, Madrid: Tecnos.HEIDEGGER, Martin (1995):Caminos de bosque,Madrid: Alianza Editorial.HOLL, Steven (2011):Cuestiones de percepcin. Fenomenologa de la arquitectura, Barcelona: Gus-

    tavo Gili.

    JAY, Martin (2007):Ojos abatidos. La denigracin de la visin en el pensamiento francs contempor-neo, Madrid: Akal.

    PALLASMAA, Juhani (2001):Animales arquitectos. El funcionalismo ecolgico de las construcciones

    animales, Lanzarote: Fundacin Csar Manrique.PALLASMAA, Juhani (2006):Los ojos de la piel, Barcelona: Gustavo Gili.PALLASMAA, Juhani (2010):Una arquitectura de la humildad, Barcelona: Fundacin Caja de Arqui-

    tectos.

    PALLASMAA, Juhani (2012): La mano que piensa. Sabidura existencial y corporal en la arquitectura,Barcelona: Gustavo Gili.

    PAZ, Octavio (1989):Apariencia desnuda. La obra de Marcel Duchamp, Madrid: Alianza Editorial.

    (Artculo recibido: 14-06-2013 ; aceptado: 11-07-2013)