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HABÍA UNA VEZ PEQUEÑASACTIVIDADES EN LA URBE

(Discursos y teorías)

EL~~6 de diciembre 2309. 3er. pisotell, 543972 Casilla 4629·Aquito. ecuador.

HABÍA UNA VEZ PEQUEÑASACTIVIDADES EN LA URBE (Discursos y teorías)desde la Mar¡;inalidad pasando por el Sector Informal el} el Ecuador bqlmu:e, síntesisdel conocimiento y nuevas perspectivas analíticas, fXJr CLAUDE DE MIRAS RO­I3ERTO ROGG 1ERO con la participación de Gustavo Rodríguez.Primera edición: Editorial El Conejo, ORSTOM, CEDIME, 1991Colección: ECUADOR I HOY .© Editorial El Conejo, CEDIME, 1991l JO/'tada: Luis Trujil)o, ·1991ISBN de la obra: 9978·87.fJ77-6ISBN de la colección: 9978-87-046-6

m Gráficas~ San Pablo CIA. LTDA,

TelMono: 454-080 Qutto

HABÍA UNA VEZ PEQUEÑASACTWIDADES ENLA URBE

(Discursos y teorías)

desde la Marginalidadpasando por el Sector Informal

en el Ecuador

balance, síntesis del conocimiento ynuevas perspectivas analíticas

ClAUDE DE MIRASROBERTO ROGGIERO

con la participación de Gustavo Rodríguez

,/

l'

INDICE

Presentación 9Introducción 13

Parte I. Balance del Conocimiento· 15Claude de Miras, con la colaboración de Roberto Roggiero1. Distorsiones a nivel del empleo . 191.1. La Demanda Global de Empleo en el Medio Urbano 191.2. Los Fundamentos Teóricos de la Distorsión entre

Demanda Global de Empleo y Oferta deEmpleos "Modernos" 31

Roberto Roggiero2. Distorsiones a Nivel del Salario Real: el Pluri-ingreso . 602.1. Aspectos gener'ales sobre el pluri-ingreso 602.2. La reproducción de la fuerza de trabajo, según Marx 1112.3. El análisis del pluri-ingreso en la periferia 1132.4. Reflexiones sobre el pluri-ingreso en el Ecuador 1162.5. Análisis de situaciones específicas de pluri-ingreso 118

Roberto Roggiero y Claude de Miras3. Distorsiones a Nivel del Estado y del Derecho:

El Enfoque de "El Otro Sendero" 1253.1. El contenido de "El Otro Sendero" 1253.2. Comentarios a "El Otro Sendero" 136

Parte 11: Nuevas perspectivas analíticas 149Claude de Miras, con la colaboración de Roberto Roggiero

1. Acerca de la reproducción de la capacidad laboral y delfuncionamiento del mercado laboral periférico 153

1.1. La ruptura del equilibrio inicial 1551.2. La búsqueda de un nuevo equilibrio 170

2. Acerca del Estado y de la Informalidad2.1. El sector informal desde el Estado2.2. Sobre el Poder del Estado en la Periferia

ConclusiónAnexo 1Roberto Roggiero ,La elaboración de políticas públicas hacia elsector informal en el EcuadorAnexo 11Bibliografía

185187209

229235

249'251

DEMIRAS/ROGGIERO

PRESENTACIÓN"

9

Desde su formación, el Centro de Documentación e Informaciónde los Movimientos Sociales del Ecuador definió como uno de sus

objetivos el indagar, analizar y profundizar sobre la constitución yproblemática de los "movimientos sociales" en nuestro país. Comoparte de dicha profundización del conocimiento es también impres­cindible esclarecer las características de los "actores" que participanen dichos movimientos y el contexto social, económico y cultural enque éstos se desarrollan. E<; con dicha finalidad que se constituyó alinterior de la institución un equipo de trabajo sobre la "pobreza'urbana". "Había una vez pequeñas actividades en la urbe" es el pró­ducto del trabajo de este equipo, elaborado con la intencionalidad decontribuir al conocimiento teórico y empírico sobre la problemáticadel "Sector Informal Urbano".

En el presente estudio se intenta hacer un aporte, a través delcuestionamiento teórico de la abundante literatura, sobre las temáti­cas de la "marginalidad urbana", del "sector informal urbano", de la"microempresa" que han aparecido en estos últimos veinte años.

Las interrogantes que se ha planteado este equipo de trabajo son¿en qué nivel de conocimientos teórico nos encontramos?, ¿cuál hasido su evolución? ¿por cuáles fases teóricas y analíticas se ha atrave­sado? ¿qué nivel del conocimiento de la realidad se ha alcanzado?,

.entre otras. A través de la dilucidación de estas interrogantes, y conun enfoque analítico, se intenta contribuir al conocimiento de nuestrarealidad latinoamericana.

Institucionalmente creemos necesario este esfuerzo y otros quenos lleven a develar las nociones tan en boga desde los años 80, como"marginalidad", "informalidad", "participación popular", "bolsonesde pobreza", entre otros, qUe forman parte o son exponentes de estenuevo lenguaje que intenta hacer una lectura de la reaiidad latir¡oa-

10 i-IABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS..,.

.mericana. Ro; un primer paso -en nuestra incursión por este campoconceptual y lingüístico, el explicar sus funciones yel rol que cumplenen la actualidad. . -

Esta tra~formación conceptual ylingüística, ¿es un reflejo de larealidad latinoamericana en el sentido de qlle cada vez más se intenta'a través del lenguaje y la práctica conceptual dar una lectura de lascondiciones de empobrecimiento y represión socio-económica, de lamiseria masiva, cQmo si estas estuvieran divorciadas de la políticasocio-económica implementada desde el Estado?, ¿es el discursopostmodemista queintenta cOn su miradá objetiva desviar la atenCiióndelmooelo económico neoliberal que impera en Latinoamérica? Eneste sentido el a~álisis teórico de la produéción en este campo tantoa nivel latinoamericano cómo ecuatoriano nos entrega,n elementospara la comprensión de la realidad y su tratamiento teórico concep-tual. . . '. .

Por otro lado, "Ha/;Jía una vez pequeñas a~tivitiades en la urbe" esel ejemplo del funcionamiento de un equipo interdisciplinario e inter­institucional, producto dela cooperación binacional establecida en~

tre una ONG ecuatoriana yuna entidad pública francesa, como es elInstitut Fran~ais de Recherche Scientifique pour leDéveloppementen Coopération -ORSTOM-. Dicha cooperación se desarrolla através de un convenio establecido entre el CEDIME y el ORSTOM .para llevar adelante un amplio programa de investigación sobre latemática de la Pequeña Producción Mercantil Urbana en el Ecuador,parte de cuyos primeros resultados se ofrecen en esta pubJicación. Elequipo que participa en el desarrollo del programa de investigaciónestá conformado por un investigador del ORSTOM einvestigadoresdel CEDIME. - " . _. '-.' . . - . -. .' , '

A este esfuerio de cooperación se ha sumado el Consejo Nacio­nal de Universidades y Escuelas :Politécnicás-CONUEP~, quien.co-auspició la elaboración de la Parte 1del presente libro, a través delProyecto la Pequeña y Mediana Producción en el Medio Urbano enel Ecuador, ejecutándose entre 1989 y 1992 conjuntamente por laFacultad de Economía de-la Universidad Central 'del Ecuador y elCEDIME.· .

Este esfuerzo interinstitucional que ha logrado estos excelentesresultados nos demuestra no solo que -es pOsible lograr un trabajo

DE MIRAS/ROGGIERO 11

interinstitucional, sino que éste es fructífero. Es, por lo tanto, el deseoseguir impulsando este aspecto de nuestra política institucional..

Por ello agradecemos la confianza, la participación y la flexibi­lidad que hemos encontrado tanto en la ORSTOM como en elCONUEP para el desarrollo de este trabajo. Extendemos tambiénnuestro agradecimiento a la Editorial El Conejo que decidió ca-editarestos resultados de la investigación.

Gloria CamposCOORDINADORA GENERAL

CEDIME

Mayo de 1991.

DEMIRAS/ROGGIERO

INTRODUCCIÓN

13

L as temáticas de la marginalidad urbana, del sector informal, de lamicroempresa y de la artesanía son, sin duda, fecundas. Btas

temáticas han inspirado una abundante literatura desde hace más dedos décadas en América Latina y, desde luego, en el Ecuador.

En efecto; el Btado, las universidades, los centros privados deinvestigación, los organismos internacionales de desarrollo han pro­ducido cuantiosos yvoluminosos estudios, reflexiones, encuestas, etc.,que han sido presentados en el marco de un sinnúmero de artículos,seminarios. y debates. Además, en la prensa no pasa un día sin que sehaga referencia a algunos aspectos de estos fenómenos socio-econó­micos, cuya Ú1dole y contornos siguen siendo tan borrosos aunque sepretenda circunscribirlos en definiciones tan simples como múltiples.

, Pero ahora, ¿a qué nivel de reflexión nos encontramos acerca deesta temática?, ¿cómo ha evolucionado desde hace más de veinteaños?, ¿cuáles han sido; a través de las diversas fases de este caminoteórico, los respectivos aportes de las grandes tendencias analíticas?,¿cómo está dado el equilibrio entre conocimiento teórico y conoci­miento empírico?, ¿el conocimiento de la realidad es homogéneo o,por el contrario, existen todavía largas zonas oscuras ocontrovertidas,o incluso vacíos, en este campo del saber tanto empírico como teórico?

y sobre la base del conocimiento ya acumulado y frente al éxitoideológico de la problemática del sector informal, ¿existen nuevasperspectivas analíticas que puedan ofrecer un marco renovado decomprensión de aquel fenómeno de extensión de las pequeñas activi­dades mercantiles? Además, en la perspectiva actual, y dado el con­texto de crisis que enfrenta la economía ecuatoriana desde hacealgunos años, el pensamiento dominante tiende a presentar al sectorinformal como' una dimensión de la flexibidad' para dinamizar elempico, reactivar la producción y apoyar el proceso de apertura

14 HABÍA lJ NA VEZ PEQU ¡.:Ñ AS ..

económica. Sin prejuzgar sobre la validez de aquellas melas, cabeindagar sus fundamentos.

Así, nuestra propuesta será doble. Por Un lado, proponer unbalance del conocimi~nto sobre esta temática (ParteI) y, por otro, unintento para rebasar el estancamiento que caracteriza la conceptuáli­zación sobre esta realidad socioeconómica (Parte II).

En la primera parte, revisaremos la literatura -principalmenteecu~toriana- dedicada a estas temáticas. Analizando los pricipalestextos, autores y problemáticas, estudiaremos la constitución progre­siva del conocimiento ysus límitesen relación a nuestro objeto teórico,que son las pequeñas actividades mercantiles en el contexto urbanoen el Ecuador.

Más allá de un inventario o un resumen bibliográfico, nuestratarea y nuestro enfoque de trabajo consis.tirán en poner en perspectivael conjunto de textos y documentos científicos recolectados. Luego, apartir de un enfoque analítico, se tratará de desarmar y reconstruireste conocimiento específico que, hasta huy, existe en forma cuantiosapero fragmentada y diversa: desde los libros editados hasta los borra­dores desconocidos, pasando por las tesis, informes y hasta datasen~~ .

- En la segunda parte, considerando los aportes anteriores, pro­pondremos una síntesis general sobre la temática de las pequeñasactividades mercantiles. Al respecto, dos ejes centrales van a servirpara armar este intento de conceptualización. El primero se refiere almercado laboraly a su funcionamiento específico en los países en víasde desarrollo. El segundo eje nos conducirá a cuestionar al Estado detipo periférico, su papel y su vinculación con el proceso de la informa­lidad económica (que, como 10 veremos, reba'ia la perspectiva opera~

cional del sector informal).

PARTEI:

BALANCE DEL CONOCIMIENTO.

DE MIRAS / ROGGiERO 17

Esta primera etapa del trabajo implicó tres fases. La primera,'consis­tió en un importante trabajo de recolección de documentos rela­

cionados con la temática. La segunda fase, de compilación y de síntesis,consistió en una aproximación dialéctica entre los textos relevantes yla elaboración de un esquema general de exposición. Mediante unvaivén entre una primera lectura selectiva y la definición de un esque­ma, establecimos la estructura general de esta síntesis. La última, fueuna etapa de lectura crítica y sistemática, de todas las referenciasbibliográficas acumuladas, escogiendo, en forma de citas integrales, loselementos que podían contribuir a nuestro balance global.

Posiblemente esta fase, de lectura crítica y de análisis de lasdiversas, problemáticas -<le sus aportes y también de sus debilidades­podría parecer severa en los comentarios analíticos que inspiraron losnumerosos textos seleccionados. Es verdad que este intento epistemo­lógico -novedoso, ya que abarca toda la literatura nacional relacionadaco-n la temática-, nos obligó a inventariar y desarmar sistemá,ticamen­te cada problemática o cada demostración: es no solo una regla en estaclase de trabajo, sino también una necesidad para alcanzar un balanceanalítico completo y pertinente sobre una temática tan controvertida

Nuestra crítica, sin embargo, quiere ser positiva, pues e!la tienecomo único afán contribuir, en forma ciertamente limitada, al desarro~!lo científico en el Ecuador, a tal punto que esperamos que, a su véz,nuestro propio análisis sea sometido al criterio de la comunidad cien­tífica nacional, nutriendo así una dinámica compartida. En este s~ntido,

se tiene que considerar .que el presente trabajo no es más que unesfuerw de participación en la dialéctica del conocimiento.

Evidentemente, un objetivo de tal naturaleza impone, en primerlugar, delimitar el campo de estudio desde el punto de vista cronológi­co, espacial y económico. En otros términos, ¿cuáles serán el período'analizado, los conjuntos urbanos tomados en cuenta y las unidadeseconómica,; tratados en esta compilación?

A nivel del período estu~iado, analizaremos todos los textos dedi~

· 18 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

cados a este tema de manera retroactiva hasta la primera aparición, enla literatura, de las pequeñas actividades, comS' elemento específico dela vida económica urbana en el Ecuador, se llame ya sea artesanía,actividad marginal, sector informal o micro-empresa. A nivel espacial,se tratará de estudiar prioritariamente el tema de las pequeñas activi­dades urbanas en el Ecuador. También analizaremos algunos aportesde autores extranjeros (Nun, Quijano, Hart, De Soto, etc.) que por lafama y alcance de sus análisis, han contribuido al debate de estaproblemática.A nivel económico y de las unidades de producción, decomercio y de servicios que serán consideradas, nos limitaremos arestituir los diversos enfoques de los autores cuyoS análisis vamos aestudiar, retomando sus propios límites sectoriales y definiciones..

Cabe destacar que, de la literatura disponible y estudiada, encon­tramos da; enfoques dominantes: el del empleoy el de la empresa, loscuales nos remiten a lo que se considera como los dos factores básicosde la producción: el trabajo yel capital.

Estudiaremos en primera instancia las tesis que van a plantear lagénesis yel desarrollo de las pequeñas actividades mercantiles urbanasen el Ecuador poniendo énfasis-en las condiciones de reproducción deaquel sector. Al respecto, se destacan tres niveles pertinentes deexplicación del fenómeno: el empleo, ~l salario y el Estado. Paraexplicar la aparición y la extensión de un vasto sector de pequeñosoficios urbanos, una gran mayoría de los autores ecuatorianos seinscriben en el enfoque del empleo. Otros autores, pero menos nume·rosos, se interesan .parel nivel del salario real. Es necesario destacarque, para explicar el desarrollo del denominado sector informal urba­no, amoos grupas se ubican del lado del Sector moderno. Tambiénestudiaremos el punto de vista de Hernando De Soto, quien en su libro-El Otro Sendero- plantea un análisis en el que introduce los nivelesjurídico y estatal como explicación de la extensión de la informalidaden el Perú. El éxito de su tesis -aunque controvertida- inclusive en elEcuador, nos incita a estudiarla como otra problemática que.intenta'explicar la creación y expansión del sector informaL.

En conjunto, aquellos autores, alconsiderar factores demográficosy migratorios, económicos y. jurídicos, van a demostrar el carácterineltldible de la existencia de las pequeñas actividades mercantiles enlos países periféricos y dependientes.

1)1-: MIRAS / ROGGIERO

'1. DISTORSIONES A NIVEL DEL EMPLEO

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La fuerza de trabajo teóricamente disponible depende, en primerlugar, de factores demográficos y migratorios. Recordaremos el nively la evolución de estos parámetros a nivel nacional y urbano. La

. demanda de empleo es función del volumen de la fuerza de trabajodisponible, pero factores de tipo económico y sociológico van a deter­minar la diferencia de nivel entre la fuerza de trabajo potencial y lademanda de empleo efectiva.

1.1. La Demanda Global de Empleo en el Medio Urbano

1.1~1. Evolución demográfica

La fuente principal de datos demográficos utilizada por todos losautores ecuatorianos es el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos(INEC). Según esta fuente, los datos de población son los siguientes:

. POBIACION .. TOTAL

Año Población (*) Tasa de. Crecimiento

1970 6.050.6001975 7.034.500 3,06%1980 8.123.400 2,92%1985 9.378.000 2,91 %1990 10.781.613 2,83%

20 HABÍA UNA VEZ I'I:QU I:ÑAS ...

POBLACION POR AREAS

Año Urbana (%) Rural (%)

1950 913.000 28,5 2288.000 71,51962 1.612.300 35,3 2951.700 64,71974 2.689.700 41,4 3.823.000 58,61982 3.985.500 49,0 4.153.500 51,01990* 5.976.833 55,4 4.804.780 44.6

Fuente: Estadísticas del Ecuador, ILDIS, 1987, p. 1.1.Estadísticas del Ecuador, ILDIS, 1988, p. 1.1.(*) Estimación

Con respecto al fenÓmeno de la urbanización, hay que anotar, a 'nivel metodológico, que el incremento de la población urbana, a partirdel criterio político-administrativo, si bien se ha debido principalmen­te al crecimiento demográfico de las áreas tradicionalmente conside­radas como tales, también ha sido propiciado por el surgimiento denuevas áreas urbanas por efectos de cantonización:

"...la creación de nuevos caniones constituye un elemento del creci­miento urbano (...) que se suma a aquel otro derivado del incrementodemofffáfico -por efecto de diferencias entre la fecundidad y mortali­dad y por el aporte mifffatorioneto- de las localidades que 'siempre'tuvieron la calidadde urbanas. Dicho en otros ténninos, la poblaciónurbana del país aumenta tanto pare! incremento de los habitantes enlas localidades urbanas preexistentes como por el sUfXÍmiento denuevas localidades urbanas."(CONADE/UNFPA: 224,1987)

Esta realidad sobre el crecimiento demográfico en el Ecuador esampliamente comentado en los documentos consultados:

"...se observa un importante crecimiento demo¡;;rá[lCo en las últimas.décadas y particulannente en el sector urbano. Así, de 1950 a 1982,la población ecuatoriana se multiplicó por 2,5 veces, exhibiendo uncrecimiento del 150% en donde el incremento poblacional urbanofueelevado y sostenido pl1ncipalmente entre los años 1974 y 1982, cuyatasa de crecímientoalcanzó el 4, 6%."(Placencia: 13, 1988)

DEMIRAS/ROGGIERO 21

"El crecimiento del sector infonnal es una consecuencia del nivel dedesaTTOllo, del incremento acelerado de la población..." {entre otrosfactores}(Herrera: 274, 1986)"Las dos variables que explican la alta ofelta laboral urbana son lasmifil'aciones lural-urbanas y el cambio del patrón de crecimientopoblacionaL "(Roig: 1'1, 1985)

P,ara el conjunto de los países andinos, la percepción es lamisma:

"Pero, a partir de la introducción de los nuevos lo¡;ros habidos en elcampo de la salud, especialmente los antibióticos y las vacunas, elequilibllo se rompió. Cayó abruptamente la tasa de monalidad -sobretodo infantil- sin que se produjera como contrapaltida una disminu­ción de la tasa de natalidad. (...) Lo cieno es que en muy pocos añosla iasa de crecimiento de la población de la mayoría de los países(andinos) subió desde su nivel histórico de 1.6-1.9 hasta 3.1-3.6."(Carbonetto: 51, 1987)"En efecto, la rápida pro¡;resión demo¡;ráfica y las intensas corrientesmi¡;ratorias campo ciudad se suman (...) para provocar la expansiónde un abultado excedente estructural de mano de obra. "(Maldonado: 78,1987)"La década de los SO constituye el punto de panida en el proceso demodernización para un ¡.:rupo de países de América Latina (...). Suscaracterísticas más notorias serían (... ) {entre otras} un ritmo insufi­ciente de creación de puestos de trabajo respecto a las altas tasas decrecimiento demo¡;ráfico... "(Ortiz: 99,1987)

Sin embargo, ciertos autores han cuestionado el papel de esteparámetro demográfico, como factor del surgimiento y expansión delsector informal urbano:

"La explosión demo¡;ráfica, en mi opinión, es un concepto muydiscutible como factor ¡.:enerador del sector infonnal. (... ) El a¡.:entefurulamental no es la explosión demo¡;ráfica sino la ineficiencia delsistema capitalista dependiente para sustentar un nivel de vida acep­table para toda la población ... "(Jarílmillo: 36, 1988)

22 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS.~.

"No es el exceso de oferla de lrabajo sino la dinámica de la demandasocial lo que explica, en lo[undamental, la presencia y expansión delseclor in[onnal en f{eneral y las ventas callejeras en pmticular".(L6pez Castaño: citado por Farrell: 144, 1987) .

1.1.2. Migraciones.

Sobre este tema,se destaca al parecer una paradoja entre:-por una parte, el punto de vista de la mayoría de los autores,

q~ienes toman en cuenta los movimientos de migrantes entre el mediorural y las grandes. urbes, como factor de extensión del "excedenteestructural urbano", y;

....,por otra parte, los datos suministrados por los censos poblacio­nales y las conclusiones que de ellos sacan los demógrafos, quienesplantean que los principales flujos migratorios son de carácter intra­urbano.

a) La tesis comÍln en la literatura dedicada al sector 'informal.

La mayoría de los autores e instituciones que estudian la génesisdel sector informal afirman que la migración "rural-urbana" constitu­ye, conjuntamente con el crecimiento demográfico, uno de los oríge­nes de la extensión de aquel sector. El fracaso de la reforma agraria,los bajos 'niveles de ingresos promedio en el medio rural, el atractivode la ciudad, son algunos de los a<;pectos que, según estos autores, vana inducir este deplazarriiento de población:

" la re/Olma afiloaria solo pudo aplicarse parcialmente ('0')' liberando( ) a wandes filllpOS d.ecampesinos sin tierra y de pequeños minifun-distas de sus precaJias relacionesdeproduccióny dependencia laboralcon los telTatenientes. Estos fil1lpOS iniciaron un éxodo cada vez más.creciente del campo hacia las cáldades más importantes del Ecuador,en donde creían que el crecimiento industrial les abriría posibilidadesde empleo.".(Bilbao: 53-54, 1986) ."En ténninos f{enerales, el mayor problema de la población I1Iml es .su bajo nivel de vida con relación al de la población urbana, producto

24 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

e recientes, este esquema migratorio es aparentemente inconsistenteen relación a las cifras censales.

b) Los censos poblacionales, sus datos y sus conclusiones.

Según el Censo del INEC, en 1982, la migración hacia las ciudadesde Quito y Guayaquil tuvo el siguiente perfil:

MIGRACION HACIA QUITO YGUAYAQUIL SEGUN LUGAR DE ORIGEN

14.5719.547

25.106170.982

3.850224.056

10.797197.27643.129

764266.716

Lugar de OrigenMEDIO URBANO QuitoQuitoGuayaquilCuencaResto urbano CostaResto urbano SierraUrbano AmazonÍaTotal

Lugar de ResidenciaGuayaquil Total

14.750 14.75014;57120.344

222.382214.111

4.614490.772

MEDIORURALRural CostaRural SierraRural AmazonÍaTotal

Quito9.340

94.7801.802

105.922

Guayaquil117.17926.276

284143.739

Total126.519121.056

2.086249.661

(OTROS) QuitoGalápagos 358Zonas no delimitadas 220Exterior 24.189No declarado 2.3()sTotal 27.073

Fuente: INEC, IV Ccnso de Población 1982.Resultados Definitivos. Resumen Nacional.Ecuador. Novi~mbredt: 1982, pp. 119-120.

Guayaquil·58389

14.5055.268

20.445

Total. 941

30938.694

7.57447.518

DE MIR¡\S/ ROGGIERO 23

del bajo 17lIJel de ingresos y la limitada (li:'Jponibilidad de bienes yservicios. Como consecuencia, la 'ciudad' ejerce'una fuerte atracciónsobre la población mral, determinando en gran medida el éxodonlral-urbano. "(CON¡\DE: 26,1984)

"No es posibleaislar la pobreza urbana de la misma situación en elcampo. Las condiciones precmias de vida del campesino, la falta detrabajo y el poco dinamismo del sector agrícola son otros tantosalicientes para su migración a la ciudad. De este modo los pobres delcampo pasan a engrosar el ya fiwte contingente de los pobres de la

. ciudad."(RoSales: 147, í982)

Así, según estos autores, la migración campo-ciudad parece cons­tituir uno de los fenómenos demográficos explicativos del incrementodel sector informal en el medio urbano ecuatoriano.

Antes de comparar esta tesis con los datos censales, hay queanotar que ya en 1969 se describían las causas y las consecuencias delas migraciones "campo-ciudad" en térininos semejantes:

"La principal causa de la urbanización radica en las defiCiencias dela estrnctura de producción af!licola que imposibilita el mejommientode las condiciones económicas y sociales de los campesinos y les llevaa migrar a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida.Una segunda causa, es el crecimiento explosivo de una población que,al no encontrar ocupación en las actividades aJ!licolas por la concen­tración de la tien'a en pocas manos y por cierto adelanto técnico quelimita la demanda de mano de obra, migra a la ciudad en busca detrabajo."(Hurtado: 88, 1973)

Ymás aún:"En defmitiva, el progreso de Quito y Guayaquil y en' general dealgunas ciudades, se ha logrado gracias a estos grupos humanos {los.migrantes que carecen de recursos y de capacitación} que, comoartesanos, trabajadores domésticos u obreros de la constlucció':l,crean bienes materiales y prestan senJicios personales que en condi-ciones favorables disftutan las clases alta y media. " .(lbid: 89)

Sin embargo vamos a observar que, por io menos para los años

DE MIRAS / ROGGIERO 25

De estas cifras se desprende que, el 31,68% de los migrantes quevivían en Quito y Guayaquil en 1982 provenían del medio rural, 1 Yiel62,28% tenían su lugar de residencia anterior en el medio urbano.

Por otro lado, si tenemos en cuenta la procedencia de la migra­ción, según el año, vemos que mientras la migración es más alejada enel tiempo, su origen es en mayor medida urbano (pero eso no significa,al menos para Quito, que los movimientos migratorios recientes haciala capital tengan un origen más rural: según las categorías del Censo,son los rubros tales como "Galápagos", "Zonas no Delimitadas","Exterior" y "No declarado" los que van a crecer):

Lugar de Lugar de Residencia ActualResidencia (Quito - %)Anterior < 5 años 5-9 años 10-14 aña; 15 años y +Medio Urbano 60,26 61,88 65,40 67,59Medio Rural 30,47 30,18 29,43 27,53(Otros) 9,27 7,94 5,17 4,88Total 100,00 100,00 100,00 100,00

Lugar de Lugar de Residencia ActualResidencia (Guayaquil- %)Anterior < 5 años 5-9 años 10-14años 15 años y +Medio Urbano 60,60 61,61 63,74 64,36Medio Rural 34,45 33,26 33,53 31,15(Otros) 4,95 5,13 2,73 4,49Total 100,00 10000 100 00 100,00Fuente: INEC, IV Censo de PoblaCión 1982.Resultada; Definitivos. Resu men Nacional.Ecuador. Noviembre de 1982, pp. 121-124.

El INEC considera a la población del área rural como:"Aquella que fue empadronada en las parroquias rurales (cabeceras parro­

quiales y resto de la parroquia). Incluye, además, la población empadronada enla "Periferia" de las capitales provinciales y cabeceras cantonales." (INEC: 1,1982)

2 El INEC define a la población del área urbana como:"...aquella que se encontró habitando el "Núcleo Urbano" de capitales provin­

ciales y cabeceras cantonales."(INEC: op. cit.)Como se puede observar, son definiciones que toman en cuenta la divisiónpolítica-administrativa del país y no las características de la población ni el tipode actividad que desarrollan.

26 HABÍA UNA VEZ PEQUi:ÑAS...

Así, se afirma que:"...la población m~f{rante activa einactiva de Quito, mayoritaJiaínentetiene OIiRen urbano en alf?l.ma provincia de la Sielm. De la mif?l-aciónproveniente de la Costa, destaca clarGlnente la de oriRen urbano sobrela de oJiRen n/ral... "(Rodríguez: 291, 1987)La mayor pmte, 79.S%de ocupados mif?l"antes a Quito, tienen comolURar desde el cuál realiza ron su última miwación a Quito una zonaurbana, frente al20.S% que lo hacen desde el sector mra!."(Ibid: 298 y 299)"El número neto de miRrantes en 1982 porwandes conjuntos plGcnteaobviamente que sobre todo son las pGlTOquias urbanas las que ali­mentan el crecimiento de Quito y Guayaquil".(Papait 5, 1988)

En realidad no es una novedad, que la migración hacia la ciudad,tenga un carácter dominante del flujo "ciudad-ciudad", como así loseñala Carrón en un análisis del proceso de urbanización entre 1962y 1974 que muestra el mismo perfil migratorio:

"Mucho se ha hablado de la imponancia que tendrían las mif?l'ácionesI1Iral-urbanas en el cuadro Reneral de los desplazamientos de pobla­ción del Ecuador. Se suele arxumentarque los movünientos de pobla­ción desde el campo son los más cuantiososy losque en mayormedidainfluyen en la dinámica de población del Ecuador. Esta a[umaciónsolo pareíalmente es cielta. Es CieltO que las mif?l'aciones mral-mraleso lural-urbanas son cuantiosas. Pero mucho más imponantes son lasmif?l'aciones urbanas-urbanas. "(Olrrón: 28, 1978)

Y más aún:"Todo indica que en el país siRUen existiendo potentes movimientosde mif?l-ación interna /Ural-urbana y urbano-urbana y que los princi­pales beneficiarios de los mismos son los centros de más de-20.000habitantes excepto Quito y Guayaquil mientras que los principalesexpulsores de población son los centros poblados de menos de 20.000habitantes incluyendo tanto aquellos que pueden clasi[LCarse comourbanos como los que son propiamente ·/Urales." .(lbid: 12)

. Además, las estadísticas de empleo en el medio rural, entre 1974

DEMIRAS/ROGGIERO 27

y 1982, confirman que no son las modificaciones del empleo en laactividad agrícola las que alimentaron cuantiosamente el flujo migra­torio hacia las grandes ciudades del Ecuador:

SALDO DE EMPLEOS rOR ACTMDAD ECONOMICA1974-1982

H.amadeactividad

AgriculturaInd. ManufactureraConstrucciónServiciosOtrosTotal

fuente: Papau:4, 1988

Saldo deEmpleos(82/74)

-111.000O

+ 27.000+ 66.000+ 27.000+ 9.000

Los datos revelan que la pérdida de empleos en la rama "agricul­tura", entre 1974 y 1982, es casi contrabalanceada por los incrementosen las otras ramas, principalmente la de "servicios" que seguramenteincorpora una parte importante de pequeñas actividades mercantiles(tipo vendedores ambulantes y pequeños comerciantes) pero siempreen el medio rural. Es decir que en este caso, la caída del empleo en larama "agricultura" no es sinónimo de retroceso del volumen delempleo rural total, pero significa, probablemente, un incremento, enel seno de la misma área rural, de la proporción de los empleos de tipoinformal.

De una manera más general, es lo que anticipó Quijano, ya en1971, quien puso énfasis en la migración rural, sus orígenes y susconsecuencIas:

''Así, en el proceso de cambios de los sectores mmles de la economÚl,delivados de los l1ueIJOS modos de su mticulación de conjunto con laeconom[a urbana, y de la. redefinición de las relaciones entre suspropios sectoresy niveles productÍlJos, enfiendm una nueva estmctura

28

del mercado de trab(~io, que implica básicamente que 11I1 CO/ltillgCIlil'creciente de mano de obra -incrementada por las tasas muy altas decrecimiento demof!;ráfico, más altas aquí que en los otros sectores dcla economÍil- va quedandofuera del mercado de trabajo de los/livelesdominantes de la economía mral, mientras los nuevos niveles inter­medios no tienen suficiente amplitud para absorberlo, y de ese modoes obli{?ada a emif!;rar{?eof!;ráficamente o a refuRiarse en un nuevo "polomawnal' l1lra~ constiluido por lo que se modifica de la previa"economía de subsistencia ': y por un conjunto de actividades comer­cialesyde se/vicio del más bajo nivel, de recursos productivos exif(Uos,de precario nivel de or¡;anización."(Quijano: 29, 1971)

e) Un problema de definición

Todas las apreciaciones sobre el origen de las migraciones, ya seanllamadas "campo-ciudad" o "urbano-urba.las", deben ser tomadas concierta precaución, especialmente cuando parten del criterio político­administrativo utilizado, por ejemplo, en los censos:

u •••e/ cliterio censal involucra una sobreestimación de la ma¡;nitud dela población urbana, pues (...), considera dentro de la misma alocalidades muy pequeñas. Aún de menos de mil habitantes (ocho en1950, nueve en 1962, once en 1974y ocho en 1982). Como resultadode esta exa{?eración, la proporción urbana de la población total delpaís tiende a ser mayor que CllOndo se emplea cualesquiera otra de lasdefiniciones mencionadas, a excepción de la que considera un límiteal de 2 mil y más habitantes." {Las otras defmiciones de áreasurbanas a las que hace referencia COlTesponden al límite ubicado en10 mil, 20 mil, 50 mil y más habitantes, o capitales de provincia,respectivamente}.(CONADE/UNFPA: 227,1987)

Es por lo tanto conveniente buscar una explicación a la paradojaya mencionada. Por un lado, se evidencia que lo que el INEC define·como centros urbanos y área urbana, por los autores citados, sonconsiderados como núcleos de población de tipo altamente rural acausa de la importancia relativa del empleo agrícola en esos asenta­mientos.

DE MIRAS / ROGGIERO 29

Al respecto, tenemos datos provenientes de una encuesta reali­zada por el equipo del Atlas Informatizado de Quito (AlO) 3, en abrilde 1987 en Quito, con una muestra de 4622 sujetos capitalinos.

Si extraemos los datos relativos a los migrantes de origen urbano(aquellos que nacieron fuera de Quito pero en el área urbana, segúnel criterio del INEC), se puede precisar la relación entre el tamañopoblacional del lugar de nacimiento y el flujo de migración interna(1286 personas), en el siguiente cuadro :

POBlACION MIGRANTE POR TAMAÑO DEL LUGAR DEPROCEDENCIA

Población Migrantedesde el mediourbano (*)

10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Tamaño deJaUrbe de Procedencia(habitantes **)

4.0006.500

13.00017.50029.00052.00071.00090.000

105.0001.200.000

Fuente: (*) INEC, IV Censo de población, Resultados Definilivos.Resumen Nacional. Ecuador, Noviembre de 1982.(**) ArQ: Encuesta "Báli-Populalion/AvriI1987", 1988(dalas no publicados).

Se puede observar que 50% de los migrantes -llamados urbanospor el INEC- provienende núcleos urbanos que no superan los 29.000habitantes (cabe señalar que datos muy similares se obtienen cuando

- 3 Atlas Informatizado de Quito; Encuesta "Bati-Population/Avril 1987", 1988(datos informatizados no publicados).

30 HAI3íA UNA VEZ PEQUEÑAS...

se considera la migración según e/lugar de residencia anterior en vezdel lugar de nacimiento).

De manera más exacta, si retomamos la definición de lo urbanoadoptada por el CEPAR en su estudio sobre la inmigración a Quito yGuayaquil en 1985 4

, se observa que el 40,44% de los migran tes queson considerados como urbanos según el Censo, provienen en reali­dad de a<;entamientos cuya población es inferior a 20.000 habitantes.A<;í mismo, si revisamos los datos ofrecidos por Carrón, tomados de laEncuesta de Población y Ocupación del Area Urbana realizada en1975 por el INE (hoy INEC; Carrón: 28-30, 1978), se desprende queel 29,34% de estos mismos migrantes son nacidos en ciudades demenos de 10.000 habitantes.

Volviendo a la encuesta del AIQ, si sumamos a la vez los migran­tes llamados rurales por el INEC y aquellos nacidos en un pueblo cuyapoblación es inferior a 20.000 habitantes, obtenemos una nueva re­partición "rural-urbana":

MIGRACION A LAS U1U3ES SEGUN PROCEDENCIA

Procedencia deMigrantes

Origen RuralCiudad de Procedenciamenor a 20.000 h.

,Ciudad de Procedenciamayor a 20.000 h.Medio Rural (186 + 520)Medio Urbano

NlImero dePersonas

186

520

787706 (47,28%)787 (52,72%)

Fuente: AJQ: Encuesta "Bilti-Population/AvriI1987", 1988 (datos no publicados)IN EC, IV Censo de población, Resultados Definilivos.Resumen Nacional. Ecuador, Noviembre de 1982.

4 Ahí se señala:" ... se prefirió para el análisis que nos preocupa, adoptar el concepto de área

urbana utilizado internacionalmente que incluye solo a las "ciudades o poblacio­nes que cuentan con más de 20 mil habitantes","(CEPAR:4t, 1985)

1)): MIRAS/ ROCiCiIERO 31

Así. a partir de estos datos, se puede afirmar que,en realidad, lamigr¡\ci(m hacia Quito es tanto rural como urbana.

En todo caso, la visión común que nos da la imagen de campesinosque llegan directamente a la ciudad merece ser precisada y matizadarara tomar en cuenta la complejidad del camino migratorio con susctaras sucesivas y su duración; por eso la migración campo-ciudadparece ser un esquema discutible cuando se trata de explicar directay únicamente la extensión del sector informal urbano solo a partir delas migraciones de origen rural.

No obstante, este comentario cuestiona únicamente las causas yel origen geográfico del movimiento migratorio, los mismos que debenser revisados según la procedencia de los migrantes, pero de ningunamanera sus consecuencias. En otros términos, cualquiera sea la proce­dencia de los migran tes a la ciudad, surge el problema de su integraciónen la misma y, sobre todo, en el mercado laboral urbano. Llegamosentonces nuevamente a la problemática del sector informal urbano ysu papel. Sobre ello, como hemos visto, hasidocomúnel planteamientode que el sector informal ha adquirido las dimensiones que ahora tiene,ante todo por las migraciones. Sin embargo, las pocas investigacionesque se han hecho sobre tal a<;pecto parecen indicarque el crecimientodel sector informal no obedece tan solo a la migración:

"Los infonnales: ¿quiénes son?¿Se trata esencialmente de mifi/"antes a la ciudad? Esta es una hipó­tesis que Reneralmente se ha sostenido respecto a la composición delsector. La evidencia empúica actual va mostrando que el excedentede población se constituye sin diferenciación de oJ1Ren. En el caso delcomercio ambulante, éste ha pasado a ser una puelta de entrada almercado de trabajo de la fuerza laboraljoven sea o no miffante."(Farrell: 72, 1985)

1.2. Los Fundamentos Teóricos de la Distorsión entreDemanda Global de Empleo y Oferta de Empleos "Modernos".

Cabe destacar que no e,ntraremos en el debate estadístico sobrela medición de esta distorsión y de su'evolución, pues, la diversidad delas definiciones sobre las pequeñas actividades y, la diversidad de las

32 HABlA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

fuentes de datos, no permiten una comparación pertinente. Por eso,antes de indagar los fundamentos teóricos de esta distorsión, entrega­mos únicamente algunos datos del INEM con respecto a la situacióndel empleo, a nivel de las principales ciudades, en 1987:

SUBEMPLEO y DESEMPLEO PARA QUITO, GUAYAQUIL YCUENCA (1987)

Categorías

PEASubempleo SM (a)Desempleo abiertoPEASIU (b)PEA Act. Agr.y Sev. Dom.Subempleo Bruto (a + b)

Fuente: INEM: 15, 1987

Total(personas)

1.237.020118.08389.510

428.117103.657546.200

Tasa(%)

100,09,57,2

34,68,4

44,1

Plantearemos ahora el interrogante sobre el origen teórico deesta distorsión entre la demanda global de trabajo y la oferta quebrinda el sector "moderno" en la forma asalariada, en una economíaperiférica como la ecuatoriana.

En América Latina, las diversas teorías de la marginalidad quehacen referencia a esta problemática han dado respuestas a estainterrogante apoyándose en el enfoque marxista de la cuestión oalejándose más o menos de él. En efecto, a nivel de la teoría delfuncionamiento del modo de producción capitalista, Marx trató estedesfase entre oferta y demanda de trabajo asalariado, definiendo elfamoso ejército industrial de reserva, forma específica de la sobrepo­blación relativa.

Así, antes de abordar plenamente los aportes de la tesis de lamarginalidad sobre este aspecto crucial de la génesis de pequeñasforma,; de producción en el medio urbano, es conveniente recordaralgunos elementos esencia1cs de la teoría marxista al respecto, vol­viendo a los escritos mismos.

DEMIRAS/ROGGIERO

1.2.1. El ejército industrial de reserva.

33

Primero hay que distinguir los conceptos de ejército industrial dereserva y de sobrepoblación relativa, lo cual fue realizado adecuada­mente por Nun:

"Mientras el concepto de ejército industrial de resenla con"esponde ala teOlÚl particular del modo de producción capitalista, los conceptoscomplementmios de "población adecuada' y de'superpoblaciónrelativa' pertenecen a la teofÚl f?eneral del materialismo histórico."(Nun: 180,1969)

Recordemos las condiciones teóricas, definidas por Marx, para laaparición y evolución de esta población sobrante. El mecanismo queva a determinar el surgimiento de este superávit poblacional relativoen el mercado de trabajo es propio del modo de producción capitalista,que, en la teoría de El Capital, por defmición, es excluyente de toda'otra forma de producción -y no solamente dominante, como en laseconomías subdesarrolladas-. Así, el surgimiento del capital suponeque se cumpla, entre otras, la siguiente condición:

"El capital solo surxe allídonde el poseedorde medios de produccióny de vida encuentra en el mercado al obrero libre como vendedor desu ¡uena de trabajo, y esta condición histórica envuelve toda unahistoria universal."(Marx: 123,1980)

En el marco estrictamente capitalista de la teoría marxista, laevolución de la composición orgánica del capital, bajo la influencia delprogreso técnico, va a tender a substituir el capital circulante por elcapital fijo.

De esta tendencia, se ha creído que se puede deducir, de unamanera muy simplificadora, que el modo de producción capitalista ibaa dejar una masa creciente de obreros sin trabajo fuera de las plantascapitalistas, la cual constituiría el ejército industrial de reserva. Sinembargo, si bien es ésa, efectivamente, la génesis del ejército industrialde reserva, de ningún modo es suficiente para agotar su contenidoteórico. En efecto, la., interacciones entre el ritmo positivo de laacumulación general del capital, de la evolución del salario y los ciclosdel ejército industrial de reserva nos obligan, a seguir el razonamientode Marx, a considerarlas de manera dinámica (y no estática como lo

34 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

supone ciertas versiones parciales del ejército industrial de. reserva)."...no es eldescenso operado en el crecimiento absoluto o proporcionalde la fuena de trabajo o de la población obrera el que hace que sobreel capital, sino que, por el contrario, el incremento del capital haceque sea insufiCiente la fuelza de trabajo explotable. (... ) {Y a lainversa} ...la insuficiencia del capital no se debe. al descenso operadoen el crecimiento absoluto o propprcional de la ¡uena de trabajo opoblación obrera, sino que es, por el contrario, la disminución delcapital la que crea un remanente de juena de trabajo explotable... (... )Son estas variaciones absolutas en la acumulación dél capital las quese reflejan como variaciones relativas en la masa de la fuerza detrabajo explotable, foque induce a creerque se deben a las oscilacionespropias de ésta. "(lbid: 523)

Este enfoque cíclico y dinámico de Marx va a incidir en el conte­nido conceptual e histórico de lo que es el ejército industrial dereserva: va a ser algo diferente a una fuerza de trabajo sobrante demanera permanente como si la evolución del coeficiente de capital,por sísola, fuera a producir una reducción absoluta del empleo global.En la realidad, hay que considerar también el crecimiento absolutodel capital constante:

"...aunque el proceso de la acumulación disminuya la maf:1Ziludrelativa del capital variable, no excluye con ello, ni mucho menos, elaumento de su maf:1Zilud absoluta."(lbid: 527)

Así, al ejército industrial de réserva, según Marx, se lo entiendeligado a los movimientos de la acumulación capitalista ya su dinámica:

"...el movúniento fieneral de los salarios se refiUla exclusivamente porlas expansiones y contracciones del ejército industrial de reselva, quecOlTeSponden a las altemativas peJiódiéas del ciclo induslliaL"(Ibid: 539)"En todos estos casos {de proffeso del capital en todas las ramas deactividad}, tiene que haber f?1'andes masas de hombres disponibles,para poderlanzarlas de pronto a los puntos decisivos, sin que la escalade producción en las otras órbitas sufra quebranto. Es la superpobla­ción la que brinda a la industria esas masas humanas. El cursocaracterúticode la industrill moderna, la línea -inten'Umpida solo por

• I ~ . •

· DE MIRAS/ROGGIERO 35

pequeñ.as oscilaciones- de un ciclo decena1de periodos de animaciónmedia, producción a tcxJo llapor, crisis y estancamiento, descansa enla constante jonnación, absorción más o menos intensa y reanima­ción del ejército industrial de rese/va o supe/población obrera. A suvez, las alternativas del ciclo industrial se encarRan de reclutar lasupe/población, actuando como uno de sus aRentes de reproducciónmás activos."(lbid: 535)"La ffan mayorfa de los obreros hoy "improductivos" se convertirianjOlzosamente en "productivos"."(lbid: 539)"Los últimos despojos de la supe/población relativa son, finalmente,los que se refu¡jan en la órbita del paupe/ismo. (. ..) Estos seres soncandidatos al ejército indusllial de rese/va y, en las épocas de !!ranactividad, como en 1860 por ejemplo, son enrolados rápidamente yen masa en los cuadros del ejército obrero en activo."(Ibid: 545) .

En ningún caso esa población, virtualmente laboral, es, en volu­men, sobrante de manera constante y permanente, frente a la acumu- .lación del capital.

"Esa es la precisa razón por la cuál Marx la denominó 'ejércitoindustrial de reserva'."(Quijano: 35,1971)

Además, si se busca saber cómo sobrevive este ejército inactivo,no encontramos en los escritos de Marx ninguna referencia a la posibleexistencia de actividades económicas mercantiles generadoras de in­gresos de subsistencia. Por el contrario, es la clase obrera quien tienea su cargo el sostenimiento de este ejército sobrante de improductivostemporales:

"El pauperismo es el asilo de inválidos del ejército obrero en activo yel peso mueJto del ejército industrial de resenla. (...) Fif.iLlra entre losjatapais de la prcxJucción capitalista, aunque el capital se las alTeRle,en [!;ran parte, para sacudirlos de sus hombros y echarlos sobre lasespaldas de la clase obrera y de la pequeña clase media."(Mm"X: 545 y 546, 1980)

En el contexto del capitalismo industrial del siglo diecinueve, soloparece existir, ya sea la delicuencia mercantil de las "clases peligrosas ",

36 HABÍA UN/\ VEZ 1'\·:OtJl·:Ñ¡\S ...

o bien la caridad o la limosna más o menos institucionalizadas, {)incluso la muerte por inanición.

"Dejando a un lado a los vaRabundos, los criminales, las prostitutas,en una palabra, al proletariado andrajoso ('lumpen proletariado") ensentido estricto..." {el resto de pauperizados constituú-ian la supe/po­blación relativa}(Ibid: 545){El} ...pauperismo oficial, o sea, la palte de la clase obrerá que haperdido su base de vida, la venta de la fuelZa de trabajo, y tiene queveRetar de la caridad pública."(Ibid: 554)"Solamente en este asilo se daba socorro a 7.000 hombres, entre loscuales habia muchos cientos de obreros que seis u ocho meses antesRanaban, como. obreros calificados, los salarios más altos que sepaRaban en el país. Y la cifra seria doble de f?'ande, si no hubiesemuchos que, después de aRotar todas sus reservas de dinero, se resistena implorar el SOCO/TO pamx¡uial, mientras tenRan todavía aiRO quellevar a la casa de empeños..."(Ibid:568)"Los espantosos proRresos de la muerte por hambre (...) en Londres,durante los últimos diez años, acreditan de un modo irrecusable elhon-or de los trabajadores a la esclavitud de los asilos-talleres (...),estos presidios de la miseria. "(Ibid: 554)

Engels, en quien Marx se ha inspirado·ampliamente en cuanto aciertos aspectos empíricos, nos proporciona más precisiones sobre larealidad y la función de los pequeños oficios populares, intercaladosentre el proletariado asalariado y la miseria absoluta:

"Esta es la 'población supernumeraria' de InRlaten-a, población quemediante la mendicidady los hurtos, la limpieza de calles, la recolec­ción de estiércol, los viejos con camtos y asnos, o con otros trabájitosde ocasión, sobrelleva una misera existencia. "(Engels: 97, 1974)"La mayor palte de los ';superfluos" se refuRian en el oficio de reventa.Especialmente el sábado, a la tarde, cuando toda la población traba­jadora está en la calle, se ve una multitud que vive de eso. Cordones,tiradores, cintas, naranjas, dulces, en una palabra todos los altículos

DE MIRAS/ROGGIERO 37

imagin.able:;~ son ofrecidos a los innumerables hombres, mujeres yniños, y se ven también, en todo momento, vendedores con naranjas,dulces, siuger-beer o neetle-beer parados o· circulando. Fósforos ylacre, artículos afines, preparaciones patentadas para encender elfuego, fonnan también los artículos de comercio de esa gente. Otros-los llamados jobbers- recolTen las calles buscando trabajitos deocasión..."(Ibid: 98)

Así, estamos en capacidad de destacar las divergencias entre elejército industrial de reserva tal como lo describió Marx y la realidadde las actividades mercantiles de las economías periféricas. Cabedestacar que, los medios de subsistencia que encuentran los "inacti­vos" del ejército industrial de reserva, tienen, según la problemáticade Marx, un caracter coyuntural y temporal, ligado a los ciclos de laacumulación capitalista (a la inversa, lo que es estructural es el prin­cipio de la existencia del ejército industrial de reserva).

Por el contrario, en los países periféricos, se conoce del pesoconstante, y hasta creciente, así como del papel estratégico de laspequeñas actividades mercantiles en las economías urbanas. De nin­guna manera, se puede considerar que, coyunturalmente, esta cuan­tiosa masa económica esté determinada por los ciclos de la estructuraproductiva capitalista. Desde luego, la evolución de la produccióncapitalista periférica va a incidir parcialmente en la extensión o larecesión de aquellas actividades mercantiles de subsistencia en elmedio urbano, pero jamás se ha visto que una fase de auge de

.capitalismo periférico corresponda a una desaparición o al menos unarecesión significativa de esas pequeñas actividades.

Según los ejemplos -diferentes-de Marx yde Engels, el conjuntode aquellas oportunidades económicas se hallan exclusivamente en laesfera de la circulación bajo la forma de los "faux frais" de la produc­ción capitalista, que en realidad son a~umidos por el proletariado"activo". En efecto, a través del intercambio de su salario por mercan­cías destinadas a su propia reproducción física, la clase obrera emplea­da sostiene a la parte del ejército industrial de reserva que se dedicaa estas pequeñas actividades comerciales de subsistencia.

En este caso, se anotar<i que el efecto del ejército industrial dereserva en el nivel de los salarios pagados al "ejército activo" intervie-

38 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

ne solamente a través de la competencia que se hacen mutuamente'los "activos" y los "inactivos" en el mercado laboral. Marx nunca hahecho referencia a una' eventual incidencia positiva de la actividadeconómica del ejército industrial de reseIVa en el costo de reproduc­ción de la mano de obra empleada en las empresa'> capitalistas. E'>o esperfectamente coherente, por un lado, con la inexistencia, entre losmedios de sobrevivencia del ejército industrial de reseIVa, de activi­dades productivas (yen consecuencia productoras de plusvalía cuyaparte podría ser recuperada por los trabajadores activos a través delas compras de productos entregados por los pequeños productores),

. y por otro lado, con el hecho de que estos grupos de inactivos son,según Marx, tomados a cargo por "la clase obrera y la pequeña clasemedia" (véase supra, Marx: 545 y 546, 1980).

Por el contrario, en las economías urbanas periféricas, existe unamplio sector de pequeña y mediana producción. Se sabe además delamplio debate que suscita el tratar de destacar la eventualidad detransferencia de plusvalía entre estas pequeñas actividades producti­vas y el sector capitalista, que se efectúe ya sea a través de la subcon­tratación, del abastecimiento de las primeras desde el segundo, oincluso del sumistro de mercancías provenientes del sector de peque­ña prooucción ydestinadas al sostenimiento del pr9letariado. En esteenfoque, la funcionalidad de aquel1as actividades mercantiles de laseconomías periféricas es de diferente orden a la del ejército industrialde reseIVa. El razonamiento de Marx supone el carácter exclusivo delmodo de producción capitalista y el fin de la pequeña propiedadprivada de los medios de producción individual:

"...la acumulación OIi~nariasif(nifica pura y exclusivamente la expro­piación del productor directo, o lo que es lo mismo, la destmcción dela propriedad privada basada en el trabajo."(Marx: 647, 1980)

Además, Marx considera explícitamente que esta destrucción seproduce:

"La propiedad privada del trabajador sobre sus medios de producción(... ) solo conquista su fonna clásica adecuada allí donde el trabajadores propietaJio libre de las condiciones de trabajo mnl1ejadas por élmismo: el campesino dueño de la LielTa que trabaja, el artesano dueñodel instnúnento que maneja corno un virtuoso".

1)1: MIRAS/ IWGGIERO 3')

L"sle régilllen.:. solo es com¡Jalible con los eslrechos límites elementa­les, primilil'os, de la producción y la sociedad. (... ) Hácese necesm10destnúr/o, y es deslI1údo. "(lhitl:M7)

Sin embargo, en la ahora famosa carta a Vera Zasúlich, relacio­nada con el problema de la comuna rusa, Marx aclara que esa destruc­ción es un proceso propio de Europa occidental, y no puede sergeneralizado a todas las situaciones.

"En elfondo del sislema capitalista está, pues, la separación radicalenlre productor y medios de producción... (...). Todavía no se harealizado de una manera radical más que en lnglate/m... Pero LOdoslos demás países de Europa occidental van por el mismo camino.La 'fatalidad histórica' de este movimiento está, pues, expresamenterestringida a los países de Europa occidental."(Marx, en Marx y Engcls: 60, 1980)

Así, esta destrucción total no ha ocurrido en las economías de lospaíses periféricos, ni tampoco de manera global, en la de los desarro­llados. Al respecto, Quijano señaló que la formación económico-so­ciallatinoamericana se caracteriza, entre otras cosas, por:

"-Desde una perspectiva estática:"La combinación entre rela ciones de producción capitalistasy pre-ca­pitalistas, bajo la hegemonía de las p,imeras yen se/vicio de ellas. Laconfiguración total se mueve conducida por las primerasy, desde estepunto de vista, es fundamentalmente capitalista, pero no homogé­neamente capitalista."(Quijano: 2,1971)

-y desde una perspectiva dinámica:"...la altesanía de bienes y se/vicios, el pequeño comercio de bienes yde se/vicios, las actividades agropecuarias de mínimo nivelde produc­tividad, no solamente no se han desaparecido ni muestran señales dedesapmición, sino quemuy porelconlrariose han expandidoy tiendena expandirse... " "(Ibid: 15)

Entonces ocurre que el concepto de ejército industrial de reservano contiene nada que pueda parecerse a la pequeña producciónmercantil. Este hecho induce a dos rellexiones que se refieren, a larealidad económica del siglo diecinueve y a la no mención, en los

40 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

escritos de Marx, sobre este tipo de pequeñas actividades productivas.En este caso, se puede dar dos tipos de respuesta: una histórica yotrateórica.

Desde el punto de vista histórico, la tesis de Hobsbawm, citadapor Bennholdt-Thomsen, parece pertinente para entender cómo, enla Europa del siglo XlX,la población sobrante no superaba al ejércitoindustrial de reserva.

"...Hobsbawm (... )compara la situación actual de des- y subocupa­áón en América Latina con aquella en InRlaterra a comienzos de laindustJialización y lleRa a la conclusión de que las manifestacionesson similares, pero que cualilativamente y por las repercusiones, sonmuy diferentes. Una condición básica para la absorción de la enormemultitud de desocupados en la Europa del siRIo XIXfue la tecnolOf!Jaaún sencilla y artesanal en los sectores claves para la industria nacien­te (minería, vías de comunicación y constntcción) y ante todo, laposibilidad de emiwar a las colonias. Esta posibilidad actualmenteno existe para los países subdesarrollados; pero lo más importante esque el desanvllo tecnolóf(Í.co está tan avanzado que la capacidad deabsorción ya no puede compensar la superfluidad de la fuena detrabajo (Hobsbawm 1969)."(Beqnholdt-Thomsen: 1510, 1981)

Además de la migración y de la tecnología, cabe destacar otroelemento fundamental para entender la no proliferación de las pe­queñas actividades de subsistencia: la organización de los trabajadoresasalariados que va a actuar en favor de la afirmación de sus derechoseconómicos sobre la plusvalía y la redistribución directa por parte de ,los capitalistas o indirecta por parte del Estado:

"Los resultados de la lucha de clases nose han limitado a un relativoaumento de salarios -reduciendo así la necesidad de involucrarse enotras actividades remunerativas-, sino que han tenido otras dosconsecuenculs importantes. Plimero, han causado una proliferaciónde paROS indirectos que proteRen a los individuos de los peligros de,enfennedad, accidentes del ti'abajo, desempleo y vejez. (...) Sef.,'llndo,las luchas de clases han limitado proRresivamente la libertad de los

. patrones para contratar y despedir arbitrariamente a los trabajado­res. "(Portes: 9, 1988)

DE MIRAS/ROGGIERO 41-

Desde el puntodevista teúrico, hemos visto cómo Marx consideróque los pequeños productores estaban en cierta forma en vías dedesaparición por efecto del desarrollo hegemónico del modo deproducción capitalista:

"La propiedad privada flUto del propio trabajo y basada, por asídecirlo, en la compenetración del obrero individual e independientecon sus condiciones de trabajo, es devorada por la propiedad privadacapitalista, basada en la explotación de trabajo ajeno, aunque for-mabnente libre. " .(Marx: 648, 1980)

Si ahora combinamos los dos enfoques, desembocamos en unarealidad en la que, históricamente, la pequeña producción mercantilha sido destruida porel crecimiento capitalista y los pequeños produc­tores artesanales o independientes han sido integrados a las empresascapitalistas como proletarios o capitalistas (a menos que emigraran),con las luchas sindicales como telón de fondo, las mismas que ibanmejorando las condiciones económicas de reproducción de los obre­ros.

Sin embargo, como la desaparición total de aquellos productoresindividuales no es concebible, ni en el siglo XIX ni en el presente siglo,nos vemos inclinados a pensar que Marx, seguro del fin económicopróximo de tales productores, no los ha integrado a su demostración,ya que además no podía hacerlo.

En efecto, si Marx hubiera reconocido la posibilidad de la persis­tencia de las pequeñas actividades mercantiles de producción quebrindaban la capacidad de asegurar definitivamente la subsistencia deuna parte o de la totalidad del ejército de los inactivos, habría signifi­cado cuestionar a la vez la hegemonía del modo de produccióncapitalista y el carácter exclusivo del mercado laboral capitalista, yaque, estructuralmente, una parte de Jos trabajadores hubiera podidono vender su fuerza de trabajo a Jos capitalistas. Para los propósitosde la demostración, era necesario pues que la población sobrante nosupere al ejército industrial de reserva.

Se conocen las críticas de Rosa Luxemburg, quien en su obra "LaAcumulación del Capital" planteó sus reservas en cuanto al modelobicla'iista y su realidad histórica en la fase del capitalismo imperialista:

"Nadie ignora que no existe ni ha existido jamás en lugar alguno un

42 I-1A 13 íA UNA VEZ PEQUEÑAS...

po ís dominado exclusivamente por la producción capitalista y pobla­do únicamente con capitalistas y asalariados. La sociedad mencio­nada en lá hipótesis del sefiLmdo libro de El Capital no se encuentraen la realidad."(Luxemburg: 155, 1976)

Más aún, otros autores, citados por Bennholdt-Thomsen (cLBennhold t-Thomsen: 1518) yella misma, concluyen en la persistenciae incluso en el desarrollo de formas de trabajo no asalariadas en elseno del desarrollo capitalista: . -

''AW1que sea totalmente evidente que las relaciones de trabajo noasalariado nacen con el desarrollo capitalista mismo, la mayoría delos autores marxistas.actuales sifiLle aferrada al modelo cúísico delmodo de producción capitalista, cuyas cateR0rías son impuestas a lascoruliciones dadas. " .(Bennholdt-Thomsen: 1519, 1981)

Pero siempre es conveniente no olvidar que la teoría de Marxlleva por nombre El Capital y que su único yconsiderable objetivo fueel análisis científico, a través del materialismo histórico, de un modode producción puro. El Capital constituye un estudio de este modo ensu totalidad, pero únicamente de él, cayendo las secuelas -{) lo queMarx consideró como tales- de las formas de producción precapita­listas en las mazmorras de la teoría. Así pues, si se intenta seguir, notanto con el espíritu, sino con la letra de El Capital para tratar deexplicar situa'ciones temporal y cualitativamente diferentes, se hacecaso omiso de los objetivos que tenía Marx con su obra y que estánanotados en el prólogo de la misma:

"Elfísico obselva los procesos naturales allídonde éstos se presentanen la fonna más ostensible y menos velados por influencias perturba­doras, o procura realizar, en lo posíble, sus experimentos en condicio­nes que Raranticen el desaJTollo del proceso investiRado en toda supureza. En la presente obra {El Capital} nos proponemos investiRarel réRimen capitalista de producción y las relaciones de producción ycirculación que a él cO/Tesponden; El hORar clásico de este réRiJnen es,hasta ahora, Inglate/TO. Paresa tomamos a este país como p/incipalejemplo de nuestras investiRaciones teóricas."(Marx: XIV, 1980)

A continuación, una segunda reflexión consiste en aprovechar el

DE MIRAS / ROGGIERO 43

análisis de Marx para analizar la realidad contemporánea de laseconomías periféricas, particularmente a nivel de las pequeñas activi­dades llamadas marginales o informales, preguntándonos, esta vez, enqué medida,elconcepto de ejército industrial de reserva puede aclararhoy, total o parcialmente, la comprensión de aquellas actividadesurbanas.

1.2.2. El ejército industrial de reserva y el subdesarrollo.

Al respecto, se retomarán dos enfoques para estudiar la realidaddel mercado laboral de los países periféricos de América Latina:

-Aquel que aplica sin reservas el concepto de ejército industrial;-El de la marginalidad, con sus diversas vías y matices. .Aunque, estas dos problemáticas no tienen la misma importancia

en la reOexión teórica sobre el tema en su conjunto, parece conve­niente presentar las dos, pues así tendremos una gama de diversasacepciones del concepto marxista, con una problemática de explota­ción por un lado, y una problemática de marginalización por otro.

a) El ejército industrial de reserva y la explotación.

Un primer enfoque va a considerar que el mercado laboral de laseconomías periféricas subdesarrolladas se compone únicamente de lamasa obrera, por una parte, y del ejército industrial de r~erva, porotra; efectuando así la transposición aparentemente integral del con­cepto marxista al contexto de la economía"urbana ecuatoriana.

"...la industrialización capitalista tardia, convierte al anti!i'-LO mtesanoy campesino en la masa obrera yen el ejército industrial de rese/va,que deviene indispensable para el ciclo urbano de la acumulacióncapitalista. "(Rodríguez: 2, 1988)"Los subocupados son en realidad la masa de supernumerarios cuyacaracterística fundamental es la de mantemerse como trabajadoresactivos pero con ocupaciones Ílre!i'-dares, máximas y mínimas joma­das, bajos salarios, dispuestos a satisfacerla demanda de fitelza de(rabaJo joven y renovada, cuando y como la necesidad del capiLallo

44 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

requiera. "(Rodríguez: 35, 1987)"La altas tasas de ~anancia que se obtienen en lospaíses dependientesyen los que participan las transnacionales estimulan al mpitalextran­jero a imponer condiciones sociales y. políticas que manten~an yacrecienten los supernumerarios o subocupados, funcionales al mpi­taL"(lbid: 36)

De estas interpretaciones relacionadas con una situación con­creta, la de la población sobrante de Quito, y la problemática teóricade Marx para el siglo XIX, es posible extraer varios matices.

Primero, la incidencia de lOs ciclos económicos en el carácterrelativo y de reserva de los supernumerarios, ligados directamente alos movimientos ascendentes de la acumulación capitalista, desapare­ce definitivamente .en esta problemática, a favor de un postulado deexistencia permanente de una población sobrante.

"La población obrera... con la acumulación del capitalproducida por.ella misma, produce un volúmen creciente de los medios que pennitenconvertirla en relativamente supernumeraria. "(Marx: citado en Rodríguez: 30, 1987).

El remanente de población obrera que tiene en Marx un carácterrelativo, en tanto de reserva, se transforma en este caso en permanen­te:

"De acuerdo a esta ley, en los pa(ses en los que domina las relacionescapitalistas de producción, la población no solo que se proletariza oen su defecto tiende a la proletarización, sino que al mismo tiempouna masa creciente de la misma no tiene lu~ar en elmercadode fuenade trabajo, cae en la situación del desempleo fonoso, en la subocu­pación (desocupación encubierta), población ésta que pasa a fonnarparte del ejército de reserva. "(Rodríguez: 30, 1987)

Se puede observar que esta misma problemática también se haaplicado, en ciertos casos, en relación a la superpoblación relativa, quees considerada como un excedente permanente de fuerza de trabajo;como ejemplo la siguiente cita:

"Para empezar este análisis creemos necesario relacionarle al Comer­cio Ambulante con la superpoblación relativa, esto es, analizar alr;u-

DE MIRAS / ROGGIERO 45

nas causas que fieneran La falta de empLeo de La fue17a de trabajo enLas economías subdesalroLLadas teniendo como consecuencia un aLtoíndice de mano de obra desocupada... "(Sacoto: 57,1981)

Igualmente, en este caso, el carácter cíclico de la poblaciónsobrante tal como lo analizamos, no es tomado en cuenta.

Para superar esta diferencia entre la teoría y algunas inter­pretaciones realizadas, es conveniente distinguir respecto del ejércitoindustrial de reserva, por un lado, el principio desu existencia, y porotro, su volumen.

Recordemos que Marx a,finnó que el volumen de ese ejércitoaumenta y disminuye, en virtud de las necesidades coyunturales delcapital, desde una amplia masa sobrante hasta una inexistencia casitotal. Pero en todo caso, es únicamente el principio del desarrollo yelpapel del ejército industrial de reserva que permanecen constantes,estructurales en el modo de producción capitalista, mientras que lamasa sobrante cambia cuantitativamente en el sentido opuesto a laacumulación del capital. A la inversa, en las problemáticas citadas, seobserva que el volumen es constante e incluso creciente, mientras queel principio de la existencia del ejército 'industrial de reserva parecemás bien estar cuestionado a largo plazo:

En efecto, con respecto al volumen del ejército industrial dereserva, se puede leer:

"Ejército industriaL o superpobLación reLativa que crecey se reproducesm costo para eL capitaL, pero que está siempre dispuesto a ser expLo­tado tan pronto así Lo requieran Las necesidades de La expansión y deLa acumuLación capitaListas. "(Rodrfguez: 30, 1987)

Y con respecto al principio de la existencia del ejército industrialde reserva, se dice: '

-Primero, acerca del futuro de las formas precapitalistas,"... -(...) en eL caso de La acumuLación capitalista en eL Ecuador- queen La medida que La acumuLación es restrinfida, taL eL caso de Lospaísesde capitaLismo tardío y subdesatTOUados Las formas precapitaListastenderán a conselvarse durante un tiempo mayory articularse de unmodo específico y diferente a Los cicLos de reproducción capitaLista. "Ibid: 29)

46 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Se entiende que esa conservación de ·la "forma no valor" essolamente temporal en virtud de la tendencia a la hegemonía total del·modo de producción capitalista ("forma valor"):

"Dentro de la dinámica capitalista subdesarrollada(...) {existe} ...elpredominio de la fonna valor a costa de la destrncción de la fonna novalor. "(Ibid: 19)

Es decir que las formas precapitalistas yen general las formas "novalor" van a desaparecer a largo plazo.

-Segundo, según este estudio, el ejército industrial de reserva esasimilado a una "forma no valor":

"La población miffante temporal, definitiva y diaria, en tanto cumplecon funciones de EIR, tenderá a adoptar fonnas de reproducción dela fuerza de trabajo bajo relacionesfonna no valor, similares a los quecumplen los EIR no miffantes. "(Ibid: 1i.) .

Y ya que a largo plazo, las "formas no valor" deben desaparecerfrente a la hegemonía del modo de producción capitalista, es tambiénel ejército industrial de reserva, como "forma no valor" el que seríaeliminado según este enfoque. Pero sabemos, a través de la proble­mática marxista, que este ejército constituye un elemento indispensa­ble para la acumulación capitalista.

Al parecer, en esta tesis se da una paradoja, la misma que puedeubicarse en dos niveles. El primero, que tiende a asimilar el modo deproducción capitalista del siglo XIX con las formaciones subdesarro-

. lladas del siglo veinte, mientras que Marx advirtió claramente:"Es ésta una ley de población peculiar del ré¡:imen de produccióncapilalista, pues en realidad todo ré¡:imen histórico concreto de pro­ducción tiene sus leyes de población propias, leyes que rif.(en de unmodo históricamente concreto. Leyes abstractas de población soloexisten para los animales y las plantas... "(Marx: 534y 535,1980)

Incluso, en los albores del capitalismo en Europa, este movimien­to particular y alternativo de la población obrera activa dependi~nte

de los ciclos industriales no se aplicó:"Este curso peculiar de la industria moderna, que no se conoce enninf.(una de las épocas anteriores de la humanidad, no hubiera sido

DE MIRAS / ROGGIERO 47

concebible tampoco en los años de infancia de la producción capita­lista. "(lbid: 535)

En otro texto, Marx hizo un comentario que nos invita a notransformar su teoría de El Capital en un cajón de sastre:

"A todo trance {se} quiere convertir mi esbozo histórico sobre losoríRenes del copitalismo en la Europa occidental en una teoría fúosó­fico-histórica sobre la trayectoria Reneral a que se hallan sometidosfatalmente todos lospueblos, cualesquiera que sean las circunstanciashistóricas que en ellos concun-an... (...) (Esto es hacenne demasiadohonory, al m¿~mo tiempo demasiado escarnio.)."(Marx, en Marx y Engels: 64-65, 1980)

En base a estas advertencias de Marx, se puede pensar, porejemplo, que en el caso de los países periféricos, la relaéión cuantita­tiva entre población sobrante y ejército industrial de reserva ya notiene que ver con la de Europa del siglo pasado, o por lo menos, debenser distinguidas y comparadas.

El segundo nivel de la paradoja se ubica quizá en la confusiónentre formas económicas precapitalistas ("no valor") y ejército indus­trial de reserva. Efectivamente, Marx consideró que mientras lasprimeras debían retroceder y desaparecer ante la generalización delmodo de producción capitalista, el segundo constituye un elementoinherente y por lo tanto permanente, destinado a integrarse efectiva­mente a aquel modo, de acuerdo a sus necesidades.

Lo anterior no es considerado por la problemática que hemosdenominado como de la explotación, sino que por el contrario va asostener que, en el caso de América Latina, población sobrante yejército de reserva son idénticos en volumen y constituyen una únicaymisma cosa, funcional en relación con la acumulación capitalista. Lastesis que tratan de la marginalidad van a destacar los dos conceptos,analizando su respectiva posición frente al crecimiento periféricocapitalista.

b) El ejército industrial de reserva y la marginaJidad.

Antes de hacer el análisis del ejército industrial de reserva segúnel enfoque de la marginalídad, haremos unos cuantos comentarios

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sobre el desarrollo. y el contenido de la noción de marginalidad engeneral yen el Ecuador.

1.- Algunos comentarios previos.

No abordaremos aquí toda la génesis de las problemáticas de lamarginalidad y su evolución, sus matices y sus aportes a la teoríageneral del desarrollo, a partir del contexto de América Latina. Sinembargo, aunque las teorías de la marginalidad no sean específica­mente ecuatorianas, por su alcance a nivel de América Latina y suinfluencia en el desarrollo del pensamiento teórico ecuatoriano, esnecesario volver a la problemática de la marginalidad cuando sepretende destacar los diversos enfoques que tratan sobre las pequeñasactividades económicas en el medio urbano ecuatoriano.

Después de recordar los grandes rasgos de la temática de lamarginalidad, veremos cómo ella va a explicar la génesis de las formasde actividades, propias a las economías periféricas. Recordemos lasprimeras apariciones de la noción:

"Desde fines de los años 40,'junto a todas las ciudades más ¡rarldesdeAmélíca Latina, nacen villas miseria que se denominan sUl?estiva­mente 'barnos marf?Ü1ales '. Muy pronto este ctiliflCativo también seusa para los habitantes de los barrios pobres a orillas o dentro de lasciudades, se habla de 'población mar¡:inal'~"

(Bennholdt-Thomsen: 1506, 1981)Sin embargo, dos decadas después, lo que era solo un término

genérico, se transformó en un concepto: ."En América Latina es DESAL (Centro para el DesaTTollo Econó­mico y SOCial de América Latina) quien {(enera por primera vez unparadir,rna de la 'marf(inalidad' -en un marco ideolóf(ico COTTespon­diente. Así, la "mar¡:inalidad" se toma en concepto clave dentro de laplatafonna demócrata cristiana de los sesenta para el cambiO SOdilLEl esfuerzo de conceptualización de DESAL es importante porquerepresenta uno de los pocos paradif711as existentes sobre la marxina­lidad enAménca Latina específicamente; y ffan parte de la literatura.que trata el tema posterionnente lo hace respondiendo al plantea­miento de DESAL, analizándolo críticamente, ampliándolo,· o refor-

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mulando sus planteamientos básicos. ti

(Menéndez-Carrión: 52, 1986)Al inicio, la problemática de la marginalidad de acuerdo al DE­

SAL, entidad chilena influenciada por la democracia cristiana y conalgunos recursos provenientes de la Iglesia católica, fue, según Me­néndez-Carrión, la siguiente:

"DESAL concibe los sistemas socioecon6micos latinoamericanoscomo el producto de la yuxtaposición de dos sistemas sociales sepa­rados: una cultura ibero-europea ex6Kena, que superimpuesta a laesl1uctura nativa por más de quinientos años, Kenera una sociedadpeculiannente bi-polar o dual. Dentro de este planteamiento se con­cibe a los 'malfi.nales' no simplemente como aquel se!!,11lento de Lapoblación que ocupa el estrato inferior de la escala social, sino comoun sector que existe fuera de tal escala, "al marxen de' la sociedad.De hecho, la malfi.nalidadse plantea como antítesisde la inteK'ación:DESAL reemplaza la anteriordicotomío. su/xiesaTTollo/desmTolloporla dualidad marginalidad/inteK'ación."(lbid: 52 y 53)"Los autores del (...) DESAL (...) de[uzen la 'maT'f{ÚUllidad' {de lasif{Uiente manera}: '... el ténnino desif('la a los !(ru{Jos sociales que,no obstante ser miembros de la sociedad de un país, no lleKan apenetrar en la intimidad de sus estrucúlras. Campesinos e indíKenas...han quedado al marxen del proceso de modernización, proceso éstedesordenado, pero, sin embarxo, efectivo también en el mundo lati­noamericano' ."(Bennholdt-Thomsen: 1507, 1981)

En el contexto ecuatoriano, se destacan por lo menos dos referen­cias pertinentes, publicadas ambas en 1969.

El primer ejemplo, sobre este enfoque inicial de la inarginalidadse halla en el trabajo de Oswaldo Hurtado. Aunque se trata de unacercamiento más descriptivo que analítico a la realidad socio-e­conómica ecuatoriana, la influencia de la tesis de la marginalidad esobvia. El título de la obra nos remite directamente al dualismo:

"DOS MUNDOS SUPERPUESTOSEnsayo de diaf('l6stico de la realidad ecuatoriana"(Hurtado: 1973)

Además, a lo largo del texto se encuentran algunas reflexiones

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que ilustran este enfoque. Por ejemplo:"Como consecuencia de esta estl1lctura {afiraria}, los campesinoshan sido mar¡i.nados de los beneficios y decisiones sociales."(Ibid: 82)"En la Colonia la sociedad se jerarquizó en dos estratos rífiidameritediferenciados: el superior o noble (...); y el inferior, fonnado por loshombres de color (...)Con la independencia (...) pennanecen las estlUcturas económicascoloniales que se conservan más o menos intactas, a lo lar¡:o de laRepública. 11

(Ibid: 97)El segundo ejemplo hace referencia a un artículo elaborado por

JUNAPLA/ILPES en 1969 bajo el título:. "Ecuador Bases para una .&trategia de Desarrollo".

Extrañamente, este artículo -en el cual el ténnino de "marginal"y sus derivados aparece 52 veces a lo largo de un texto de 25 páginas- .ha sido recientemente re-editado bajo el título: 'El Sector InfonnalEcuatoriano en la Década de los Sesenta: Una Aproximación a suSituación y sus Orígenes' (cf. JUNAPLNILPES: 1988), como si eltraspaso de la marginalidad hacia la infonnalidad fuera solo un cambiode ténninos y no de problemática. A pesar de una continuid~d apa­rente, veremos que la evolución ..;..teórica e ideológica-.fue importan­te. Pero, antes, volvamos al texto mencionado:

"Con los órdenes de maW1í.tud expuestos se concluye que de un totalde 1.8 millones de habitantes activos, unos 960.000 son mar¡:inales,es decu, casi 53% de la población activa total. (...) Esto da una cifrade másde 650.000 habitantesactivos mar¡:inados en las zonas lUrales.En la industria, existen otras 150.000 personas activas que en¡:rosanla masa de los mar¡:inados y, la explicación principal de ello, está enla artesanía utilitaria que aporta una cuota de más de 120.000maf"KÍnados. El resto de los marginados se encuentran en la constrnc­ción y en los servicios. "(JUNAPlAIILPES: 125, 1988) .

Menéndez-Carrión también nos ofrece una bibliografía bastantecompleta sobre algunos textos ecuatorianos que usan una ter­minología inspirada en, o derivada de, la de la marginalidad (cf.Menéndez-Carrión: 80, nota 25,1986). .

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Si la noción de marginalidad fue forjada para dar cuenta de ladesigualdad socio-económica que produce el subdesarrollo, tambiénse puede vislumbrar un aspecto reformista y voluntarista en esteenfoque en cuanto al riesgo de explosión social que puede surgir delos sectores marginales.

"DESAL no solo busca definir la mafKinalidad, sino plantear solu­ciones al problema que de[me postulando políticas tendientes a la'intef7ación' y 'participación' de los 'maf"KÍ-nales', soluciones que seconciben no solo como posibles a través de prof7amas de reformasocial, sino como de importancia fundamental para impedir la even­tual radicalización y rebelión de las masas 'ma,,;nales ,."(Menéndez-Carrión: 53, 1986)

Como ella misma lo comenta, existe en ciertos autores ecuatoria­nos la misma preocupación respecto al supuesto carácter explosivo dela marginalidad:

"...la población denominada ma'Kinal, no solo que está ausente deuna participación económica significativa, sino que, además, se hallades0'Kanizada social y políticámente, convirtiéndose en ciertos mo­mentos críticos, en un wupo inestabley errátieo en su comportamiento.sOCÍlll, con formas altamente explosivas, llef?ando a ser, portanto, unmotivo de inquietud para los f?obiemos por el pelif70 potencial queestos movimientos espontáneos de pobladores revisten para la estabi­litúId política, así como un temor de movimientos sociales espontá­neos que se lanzan a invadirtieTTa urbana de propiedad privada omunicipal"(Jácome: 1978; citado por Menéndez.carrión: 81, nota 28, 1986)

Tal vez la obra de Frantz Fanon nos brinda la forma literaria másterminada de esta problemática:

"Dentro de esta masa de la humanidad, en este pueblo de las fa velas,en el seno dellumpenproletariado, es donde la rebelión va a encontrarsu punta de lanza urbana. Esto se debe a que ellumpenproletariado,esta horda de hombres hambrientos, desarraif?ados de su tribu y de suclan, constituye una de las fuerzas más espontáneas y radicalmenterevolucionarias de un pueblo colonizado."(Fanon: 1974; citado por Oliven: 1633, 1981)

Pero en realidad, la historia urbana c<;mtemporánea no permitiríacomprobar esta hipótesis. Volviendo a la temática de la marginalidad

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ya su notoriedad, constatamos la heterogeneidad de sus enfoques:"...como sucede frecuentemente con aquellos conceptos que 10ffancierto status académico o que consif?Uen impactar al ffan público, elconcepto maf"KÜ1.alidad se ha impuesto en /o. producción científicalatinoamericana pese a encubrirsif(11.íficados muy diferentes y contro­vertidos. Se ha indicado en ese sentido, que el concepto ha resultadoser uno de esos sif(11.ificantes a los cuales se les puede pedir y de loscuales se puede obtener todo lo que uno quiera. "(Murga FranssineUi: 221,1978)"...el concepto ma'Rinalidad había sido estmcturado a distintos nive­les de anfIlisis y hacía alusión se/{Ún el caso, a unido.des diferentes: yasean áreas urbanas o rurales, individuos o grupos sociales concretos,tipos de personalido.d y fOlmas de ape~o a detenninados sistemas devalores, cate¡.príasde un sistema de estratificación socü11, etcétera. (...)Y ello porque "no siempre parece haberse distinf?Uido entre /o. ma'Ri­nalidad como cate~oria concreta y la marginalido.d como cate~oria .analítica"."(Ibid: 222 y 223)

Pero esta heterogeneidad tiene una historia y una evolución:"De su uso ori/{Ínal en los años inmediatamente posteriores a lasef?Unda guerra mundial, destinado a enfatizar los aspectos mera­mente ecol6Kicos de la ma~alidad, se pasa rápido.menJe y 'porsimple extensi6n, (a) la condición social misma de los propios habi­tantes de estos poblamientos y viviendas marginales'.';(Ibid: 223)

Se puede añadir, sin embargo, que la perspectiva dualista másestricta sigue siendo dominante y nos da una visión totalmente seg­mentada de la realidad socio-económita:

{Existe la} "..."superimposición desarticulada de un pequeño sector,intef?'ado a las redes del capitalismo mundial, y un sectormás vastoexcluido de cualquier panicipación en la producci6n o consumo delsector 'moderno' ". " .(Portes y Walton: 1981; citado por Menéndez-Carrión: 53,1986)

Pero bajo la influencia del la problemática marxista, este enfoquedualista será rápidamente cuestionado:'~ mediados de la década del setenta, aparece un aporte seminal alestudio de la marginalidad (Perlman, 1977)... (...) La diferencia con

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los escritores dependentistas ante/10res es que, si bien Perlman aceptala teoría de la dependencia como marco de inte/pretación válido,rechaza la versión dualista como incOlTecta. Tanto los hallaz/?os dePerlman como los de otros autores que escriben sobre el tema a partir .de los setenta, demuestran que los 'pobres urbanos' de AméricaLatina lejos de existir 'al mar¡.:en de' la sociedad, están totalmenteintef{l'ados a ésta en formas, sin embar¡.:o, que perpetúan su condicióncolectiva de pobreza. El factor determinante de la persistencia de lascondiciones de pobreza colectiva, no es la falta de inte/?ración de estossectores sino la modalidad que tal intef{l'ación reviste."(Menéndez-Carrión:53,1986)"La critica de estas tesis {dualistas}, coincidente con la profundareorientación teórica por la que cnaaba la ciencia sociallatinoame­ricana en la sef!,Unda mitad de la década pasada, dio paso a nuevasperspectivas de análisis del problema de la mar¡.:inalidad. "(Murga Franssinetti: 224,1978)"Partiendodelsupuestoque lasrelacionesde dependencia constituyenuno de ~os núcleosde factores determinantes de las tendencias básicas

- de existencia y cambio de la sociedad latinoamericana, esta nuevacomente aT]?UYó que como efecto de la nueva tecnolOf?Ía introducidaalproceso de industrialización, éste asume un carácterfundamental­mente restrictivoy excluyente absorbiendo un sewnento muy reducidode la fuena de trabajo y cerrando irreversiblemente para el resto deella, toda posibilidad de reinserción directa y estable en el procesoproductivo la cual "queda fuera del mercado de trabajo sif(nijicativopara el desarrollo. del modo de producción". "De esa manera, lapoblación mar¡.:inalizada lo es tanto porque está impedida de ocuparlos roles de mayor productividad, como porque está forzada a refu- .f(iarse en una estructura de actividad.económica que, como tal, estambién marf(inalizada"."(Ibid: 224)

Murga Franssinetti, retomando algunas citas y reflexiones de Nuny de Quijano, destaca, en el marco de una problemática inspirada enel materialismo histórico, la existencia de un desfase permanenteentre la masa de fuerza de trabajo disponible y la demanda de trabajoefectiva. Esta diferencia entre disponibilidad y necesidad de fuerza detrabajo (la primera superior a la segunda) constituye, sin duda, un

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aporte considerable de los conceptualizadores de la problemática dela marginalidad alrededor de 1970 como lo veremos a continuacióncon Nun y Quijano.

2.- Marginalidad'y ejército industrial de reserva.

Después de haber descrito la génesis y la evolución teórica de lanoción de marginalidad, precisaremos cómo ésta se ubica en relaciónal ejército industrial de reserva Para ello planteamos el siguienteinterrogante: ¿qué funcionalidad puede tener esta masa marginal enel contexto del subdesarrollo, para las economías dependientes? Enel capítulo anterior, vimos cómo, según ciertos autores, los marginalesurbanos constituyen un nuevo ejército industrial de reserva, como loconstata a su vez Mires:

"Para los marxistas más ortodoxos, el término {de 'informalidad'}no pasaría de ser una nueva expresión de aquello que Marx denominóejército proletario de reserva, el que solo esperaría su turno paraenrolarse en los ejércitos titulares de la producción. "(Mires: 2, s.f.)

En cambio, para otros autores, la realidad del mercado laboral enlas economías capitalistas periféricas no permite esta traslación yobliga a adoptar un camino teórico más ,matizado. Al respecto, vere­mos sucesivamente el aporte de Quijano y de Nun; cuyas obras -ycríticas que ellas recibieron- en este campo son más significativas.

En '1969, Nun propone el concepto de."masa marginal", dondeintroduce y destaca una distinción esencial entre superpoblaciónsobrante y ejército indl,lstrial de reserva. Según él, Marx también lohizo, afirmando que la segunda es una forma peculiar (propia delcapitalismo industrial competitivo de su siglo) de la primera. Perosobre todo, el interés de aquella diferenciación se vuelve evidente enel caso de las economías latinoamericanas con el propósito de enten­der la estructuración de su mercado laboral.

"Retomamos, (... ) al tema de la funcionalidad de la superpoblaciónrelativa. Nótese que la ley que la !?enera sif(Ue siendo la misma; peroen este nuevo estadio de la acumulación capitalista resulta in'suficien­te conceptualizarla solo como un ejército industlial de reserva, si se

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toma por eje de la reflexión aL sector monopoLístico heRemónico."(Nun: 199, 1969)

También (y es un corolario de la proposición previa) Nun va adistinguir tres niveles de función de la superpoblación relativa (Nun:182, op. cit.) con relación a los otros segmentos productivos:

-la funcionalidad,-la disfuncionalidad y,-la afuncionalidad.Finalmente, va a definir así su concepto de masa marginal:

"Llamaré "masa ma'f(inaL" a esa parle afuncionaL o disfuncionaL deLa superpoblación reLativa. Por Lo tanto, este concepto -Lo mismo queel de ejército industrial de reserva- se sitúa a niveL de Las reLacionesque se estabLecen entre pobLación sobrante y el sector productivoheRemónico." .(Ibid: 201) .

Ahora se ve claramente que el papel que juega la superpoblaciónrelativa depende del segmento productivo considerado:

"En la fase competitiva era lícito suponerque, en ténninos ReneraLes,La población excedente tendía a actuar como un ejército industrial dereserva; en La fase monopoLística, La propia LÓf(Í.Ca deL sistema obLiRaa diferenciar La parle que cumple esa función de la que constituye unamasa mafXÜUlL"(Ibid: 203)

Hay que precisar que esta disfuncionalidad de aquella masamarginal es a la vez directa (nunca entrará en la producción monopo­lística) e indirecta (no tiene influencia sobre la baja de los salarios"monopolísticos"). Por eso, Nun afirma:

"Ese continRente constituye, entonces, una masa ma'f(inaL respecto aLmercado de trabajo deL capitaL industrial monopoLístico. "(Ibid: 224)

Hasta aquí, únicamente se ha considerado los movimientos y losflujos de mano de obra entre esos sectores de la economía, paradistinguir entre masa marginal y ejército industrial de reserva. PeroNun prosigue su análisis de la masa marginal estudiando las razones,no solo-de su existencia, sino también de su magnitud:

"En este sentido, si es cielto que La industria latinoamericana estátodavía muy Lejos deL niveL deL automación aLcanzado por Los países

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centraLes, La diferencia es compensada con creces por su propensiónya examinada aLahon'ode mano de obray por La comparativa Lentitudcon que se expande su producción en un contexto KeneraL de estanca­miento, a Lo cuáL se aK'eKan tasas notoriamente superiores de incre­mento dem0K'áflCo. "(lbid:222)

Con respecto a la importancia, en términos cuantitativos, de!empleo no marginal (es decir, el empleo público más el empleoprivado de tipo monopolístico y de tipo competitivo, en e! mediourbano), Nun hizo el análisis siguiente:

"En su anáLisis deL modo de producción capitalista, Marx distinKUedos tipos"de contradicciones. Una se sitúa a niveL de Las relo.cionesproductivas y define desde el comienw a este ré¡&nen: es la queenfrenta antaKonísticamente a Los propietarios de Los medios de pro­ducción ya Los trabajadores asaLariados. Esta contradicción, Lejos deseruna traba para elcrecimientodeL sistema, Lo impuLsa viKorosamen­te y Le pennite Liquidar Las fonnas productivas anteriores. EL seKUndotipo soLo su1'f(úúl, en cambio, cuando eL réKimen ha aLcanzado sumadurez: a cierta aLtura de su desarroLlo, Las fuerzas productivasentran en contradicción con Las reLacionesdeproducción vif{entes, queahora impiden su expansión en vez de favorecerla. Esta es La contra­dicción fundamental, que (...) detennina eL Límite interno de su evo­Lución posibLe. (...) ...mientras una {de lo.s contradicciones} concier­ne sobre todo a La racionaLidad de Los aKentes, La otra pone en cuestiónLa racionaLidad deL sistema."(Ibid: 210)

Según Parcxli, Nun va a destacar diversos elementos estruc­turales, propios del desarrollo dependiente, que van a generar unapoblación sobrante permanente:

"1. EL desarroLLo capitaLista manufacturero está Limitado externamen­te porunatraso aK'arío que crea una propensión aL ahorro de fuerzade trabajo.2. La procedencia extranjera de La tecnoLo¡ia reduce La demanda defuerza de trabajo.3. EL sector monopóLico impone coeflCientes de producción fijos. 11

(Parodi: 9, s.f.)Cabe destacar este nuevo enfoque ya que, como veremos más

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adelante, va a tener una importante influencia sobre el desarrollo delpensamiento teórico -inclusoen el Ecuador-, particularmente dentrode la temática del sector informal urbano, que va a substituir a la dela marginalidad. Encontraremos de nuevo allí la misma problemáticade una población estructuralmente excedente, resultante, a la vez, delbajo nivel decrecimiento de la industria y de la alta tasade incrementodemográfico.

Ahora, trataremos de ver lo que el análisis de Quijano, hecho dosaños después, va a añadir a la tesis de Nun.

En 1971, Quijano construye el concepto de "polo marginal":"...se prupone el concepto de 'polo maf'Kinal' de la economía, paracaracterizar este nivel nuevo de la actividad económica latinoameri- !

cana, producto de los cambios recientes en el modo de articulación.de ésta a partir de la injertación de nuevas mod1l1idades y medios deproducción, y en curso de expansión y de diferencÍllción."(Quijano: 17,1971)

Cabe destacar el carácter no-dualista de esta concepción de lamarginalidad: .

"Alf(Unos han tratadode acuñar la distinción entreel 'sectorintewado'y el "'sector ma'l{i.nllr de la economía, como un nuevo dualismoestructural de las fonnaciones latinoamericanas, con estructura yló~ca distintas de existencill y desa"ollo. Frente a ese modo deconsiderarelproblema, elconceptode "polo ma'l{i.nlll ,.ponede relievela presencia de ima l~a histórica común a todos los niveles de laestructura económica latinoamericana, que produce almismo tiempolos niveles centralesy los niveles periféricos, y de ese modo articula aambos en una misma trama estmctural, en posiciones distintas. "(Ibid: 17-18) .

Se puede observar claramente que con este replanteamiento delenfoque de la marginalidad, estamos muy lejos de la visión de un"desarrollo separado" entre los marginales y los integrados, tal comoocurrió al plantearse, en sus inicios la problemática de la marginalidad.Sin embargo, ésto conduce a interrogarse sobre el papel que estapoblación marginal desempeña en el marco del desarrollo capitalistadependiente, ya que esta masa marginal tiene una función en relacióncon el sector capitalista, ¿estamos frente a lo que Marx llamó elejército industrial de reserVa? Y, en consecuencia, ¿qué añade el

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concepto de "polo marginal"?Sabemos que Quijano va distinguir, a más del polo marginal, dos

segmentos en el mercado laboral, correspondientes conjuntamente atres estructuras productivas en las economías dependientes latinoa­mericanas.

A nivel "hegemónico" (como lo define Quijano) del sector in-dustrial-urbano, ¿cuál es la funcionalidad de la población sobrante?

"...la mano de obra disponible en e/mercado no constituye más una'reserva' para esos niveles heRemónicos de la producción industrial,sino una mano de obra excluida, que confonne avanzan los cambiosen la composición técnica del capital, pierde de modo pennanente yno transitorio la posibilidad de ser absorbida en esos niveles heRemó­nicos de producción y, ante todo, en la producción urbano-industrialque tiene la heiemonia dentro de la economía RlobaL"(Ibid: 36)

Si efectivamente, desde el punto de vista de la producción, existeun fenómeno de exclusión de esta fracción de la población sobrante,Quijano po trata sobre el papel que juega aquella "mano de obraexcluida" en cuanto a la reproducción de la mano de obra de lossectores industriales "de punta". La existencia de, por lo menos, dosvínculos puede hacer que ésta masa excluida de la producción seafuncional desde el punto de vista de la reproducción:

-A nivel de los hogares, la conjugación de ingresos obtenidos, porun lado, del "nivel hegemónico" y, por otro, de actividades desarro­lladas por activos que pertenecen a esta "masa excluida" demuestrala funcionalidad de aquellos "excluidos".

-A nivel de los gastos de reproducción de la fuerza de trabajo delos sectores "de punta", se puede pensar que una parte significativade éstos, se dirige hacia formas de actividades mercantiles de pequeñaproducción, de comercio o de servicios, que son los medios de exis­tencia de la "masa excluida".

Además, con Parodi (op. cit.) cabe destacar que aunque no existeuna funcionalidad directa de la masa marginal para el sector monopó­lico, ella puede ser indirectamente funcional a través del nivel de lossalarios que paga el sector competitivo. A su vez, tal nivel del costo dela mano de obra "competitiva" produce efectós sobre el precio de láfuerza de trabajo "monopólica". En este sentido existe una funciona-

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lidad, no directamente en la producción industrial h.egemónica (comolo sostiene la tesis del "ejército industrial de reserva"), sino más bien.en la reproducción de la fuerza de trabajo específica que esa produc"ción necesita. Al respecto, la siguiente afirmación de Quijano es, alparecer, discutible o, por lo menos, incompleta:

"Esa mano de obra, pues, no constituye más la 'palanca' o 'condiciónde vida' del réf(imen de producción en su fase actual. "(Ibid: 37)"Pues, ¿qué hay en cuanto a la reproducción de esos trabajadores 'depunta'? A nivel del "capitalismo competitivo", siempre sefitn latenninolOffo. de Quijano, planteamos la misma pref?unta sobre el tipode funcionalidad de la "mano de obra mar?J.nada". La respuesta deQuijano es la sif{Uiente:

"En cambio, esa 'mano de obra mar?J.nada' del nivel monopolísticohef?emónico, retiene todas las dimensiones básicas del rol económicodel ejército industrial de reserva respecto del nivel intennedio de laeconomía, bojo orxanización de 'capitalismo competitivo'. "

(Ibid: 40)Sin embargo, Quijano, en una problemática dinámica, va a brin­

dar un análisis que explicará por qué, en este estrato del capitalismocompetitivo, va a dominar una tendencia a la exclusión creciente deeste llamado ejército industrial de reserva:

"El problema es, no obstante, que la constante depresión relativa delnivel de las ocupaciones cobijadas bajo el capitalismo competitivo,en la estrnctura total de la economía, implica también allí la fonna­ción de una mano de obra que tiende a ser excluida de modo penna­nente y no transitorio como en el periodo premonopólico.Sometido a la presión dominante del nivel monopolístico, el estratode capitalismo competitivo no tiene las condiciones necesarias paraasef{Urarsu expansión sino a lo lar~o de una tendencia de deterioro... "(Ibid: 40)

Nuevamente, cabe destacar, más allá de la funcionalidad decre­ciente a largo plazo, la referencia al· mecanismo de exclusión queconlleva los mismos interrogantes previos: ¿cuál es el valor de lanoción de exclusión con respecto a una población "marginada" quetiene un papel económico evidente en cuanto a la reproducción de lamano de obra de los sectores "hegemónico" y "competitivo" de la

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economía? .Obviamente, este aspecto fundamental de la reproducción no se

le ha: escapado a Quijano. Pero lo extraño es que hay que esperar elfin de la ponencia citada para vislumbrar por fin esta problemáticaque, además, parece muy incompatible con la terminología usada("mano de obra excluida"), N parecer, Quijano está, en cierto modo,prisionero del enfoque de la marginalidad másclásico, aunque tengauna visión global y estructural del funcionamiento de las economíasestudiadas. Pues el vocabulario usado y la presentación del análisisestán todavía típicamente bajo la influencia de la tesis de la mar­ginalidad más clásica, mientras que la problemática general tiene encuenta la totalidad de la relaciones estructurales entre los diferentessegmentos y aspectos de la economía.

"Esa estrecha articulación combinación estructural entre esos niveles-los males pueden ser fonnulados en ténnulOs analíticos como nivelmonopolístico, competitivo y ma'1!Jnal- implica principalmente losif(lliente:"(Ibid: 44)

Con esta nueva orientación de la problemática y un cambionotable en elvocabuJario (ya no habla más de exclusión), va a explicarlos elementos de articulación-combinación (queno están muy aleja­dos de la integración) entre las tres estructuras productivas:

"La pennanente transferencia de capital desde los niveles inferioreshacia los superiores de la economía f(loballatinoamericana... " (...)"La plusvalía realizada por este nivel competitivo en el mercadopopular o de bajos inf(fesos, del cual la mano de obra mmginadatiende a fonnar parte en fonna creciente. " (...)''Además, no es totalmente desdeñable la pequeña acumulación de

. capital que se produce en el propio "polo marginal', en todas lasactividades del sector que se puede considerar como una 'pequeñabu'Xuesía marf(Ü1a1': y que en alf(Una medida inf(fesan también a lostraf(aderos del aparato financiero f(loba~ vía los depósitos en coope­rativas, mutuales, y aún en el propio sistema bancario convencional."(...)"Todo ello, sin considerar el hecho evidente de que la débil industria­lización de numerosos servicios en nuestras sociedades, junto con lascaracterísticas culturales de los f(l1IpOS de altos y medios inf(fesos,

DE MIRAS I ROGGIERO 61

obliRan a In utilización intennilente de la mano de obra marginada,en una vasta Rama de ocupaciones de reparación, de aseo, de vif?ilan­cia, etc... JJ

(Ibid: 4447)Así, en el campo de la producción seguimos a Quijano en su

segmentación de las formas de producción y, en consecuencia, delmercado laboral; su análisis demuestra cómo el concepto de ejércitoindustrial de reserva se aplica de manera parcial y bien circunscrita enel contexto subdesarrollado. El define cómo, en un enfoque dinámico,una parte creciente de la mano de obra se encuentra excluida de lasempresas capitalistas, sean de tipo monopolístico o competitivo.

Pero, aunque la introducción y las conclusiones de su ponenciatengan un carácter sumamente estructural y no dualista, al contrario,la terminología y la insistencia con la cual Quijano plantea la distinciónque hay que hacer entre los diferentes segmentos del mercado laboralysus relaciones peculiares que a largo plazo tienden a ampliar la "masamarginada", crean una suerte de ambigüedad que proviene, tal vez,de la confusión entre dos niveles de análisis que habría que distinguirmás explícitamente:

Por un lado, la no funcionalidad directa -digamos interna- a niveldel empleo de dicha masa marginal para las empresas "monopolís­ticas". Por otro lado, la perfecta funcionalidad de la misma masa demano de obra sobrante, para:

-la reproducción de todo segmento productivo, cualquiera quesea, y, por lo tanto, para el sistema económico global,

-la producción de las formas productivas no monopólicas, es decircompetitivas y marginales, en la terminología de Quijano.

Con este enfoque, sin embargo, todas las referencias caen en laproblemática y en el vocabulario de la marginalidad. Por el contrario,se debería analizar -en relación con la reproducción del sistemaeconómico capitalista dominante, aunque sea llamado subdesarrolla­do- la funcionalidad general, en su seno, de todas las formas devalorización del trabajo humano. El hecho que, desde el punto de vistadel empleo, la forma de producción monopólica no recluta su manode obra en la población definitivamente sobrante, parece secundarioo accesorio en relación a la problemática de la funcionalidad generalde cada parte del conjunto. Aunque aquel hecho va a cuestionar la

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aplicación inmediata e integral del concepto de ejército industrial dereserva en el contexto latinoamericano, no permite plantear todavíauna problemática que esté libre de la fuerte influencia de la tesisclásica de la marginalidad.

Además, Quijano, al igual que Nun, va a destacar razones cuan­titativas para la no absorción de la mano de obra disponible: tasas delcrecimiento demográfico y de la producción industrial urbana. Así,Quijano explica la persistencia de una población sobrante en lossiguientes términos: .

"...un conjunto de sectores primarios de producción que incesan-·temente desplazan mano de obra, que crece a tasas demof{1"á[lCas muy

. altils, y un conjunto de sectores urbanos de producción, cuyos másaltos niveles limitan sus necesidades cuantitativas de mano deobra, (...) mientras sus niveles intermediosy bajos pierden sin cesarsuacceso a recursos de producción, y sus empresas pierden estabilidadyfluctúan entre al1emativas de desaparición y expansión se~n lascoyunturas de crisis Keneradas por elproceso de concentración mono­pólica. "(Ibid: 31)

. De esta manera, los dos autores, en un enfoque analítico y,digamos, cualitativo, ponen el acento ante todo sobreel tipo de interésque el capital rnonopólico puede tener en la existencia de la famosamasa marginal. En 1969, Nun contestó que ¡ninguno!, y por su parte,Quijano estuvo sin duda más cercano a la realidad, al tener en cuentael papel de esa masa marginal dentro de la reproducción general delsistema económico, incluso el monopólico. Pero ambos rechazan laproblemática marxista de tipo ortodoxo que asimila la superpoblaciónsobrante al ejército industrial de reserva.

Además, y a pesar que las causas de la existencia de esa masamarginal no fueron la esencia de sus respectivos análisis, Quijano yNun proporcionaron elementos de explicación muy innovadores paravislumbrar factores históricos que se ubican en la raíz de la génesis dela pequeñas actividades mercantiles urbanas. Encontraremos nueva­mente esos mismos elementos explicativos directamente transpuestos..en la tesis del excedente estructural y, por consiguiente, en la nociónde sector informal, pero con una problemática sumamente distinta.

Para terminar con este capít~lo sobre la marginalidad, haremos

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unos comentarios a manera de síntesis, referiéndonos otra vez alinteresante artículo de Bennhold t-Thomsen:

"De hecho, la InagnÍ1ud del e;ércÍ1o industlial de rese/va rompetotalmente el marRen defluctuación entre atracción y repulsión de lafuerza de trabajo industrial, dentro del cual Marx veía el ejércitoindustrial de reserva, por lo que adquiere una calidad nueva. Lamanifestación cuantÍ1ativamente extrema del ejército de reserva sedebe a un desalTOllo histó/ico en el que se destmyeron los modos deproducción precapitalistas, en el que la tecnolORÚl del capitalismotardío ha cumplido la meta del desalTollo capitalista de las fuerzasproductivas -vale decir, reemplazar el trabajo vivo por el trabajomuerto-, yen que se ha bloqueado y se hace imposibie la vuelta a laproducción de subsistencia fuera de la economía de mercancías. Lacalidad nueva del ejércÍ10 industrial de reserva está en la importanciaabsoluta que en base a esta disponibilidad existencial cOlTesponde ala producción de supervivencia. Se trata entonces de un fenómenohistóricamente nuevo, por lo que nos parece razonable crear tambiénun concepto nuevo para él. "(Bennholdt-Thomsen: 1537, 1981)

Con tal problemática, la marginalidad adquiere todo su sentido ysu interés teórico. Pero, a pesar de eso. se pueden anotar algunoscomentarios adicionales, unos en cuanto a la forma, y los demás sobreel fondo:

-El primero es de la misma Bennholdt-Thomsen y hace referen-cia a la elección de la terminología:

"...la elección de la palabra es absurda para caracterizar la situaciónde la mayona de la población ".(Ibid: 1505)

También Touraine apuntó esta paradoja que puede ser superada,según él, con la noción de sector informal:

"Nada justifica mejor la noción de sectorinformal que la transforma­ción de la marf!,inalidad en una situación mayoritaria. "(Touraine: 64, 1988)

Pero ahora, al confrontar las dos citas, surge una contradicciónen la proposición de Touraine ya que la marginalidad ha sido siempreun fenómeno mayoritario y, pues, en este sentido, considera implíci­tamente lo inadecuado de la terminología.

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-En la tesis de la marginalidad, no existe nada sobre las modali­dades económicas concretas de sobrevivencia de los marginales. Solose trata de su origen en relación con el sector capitalista monopólicoycompetitivo. Esta observación no es anecdótica, como vamos a verloenseguida.

-Esa problemática encierra una visión que continúa siendo dua­lista. Al parecer, los marginales constituyen un segmento claramentedefinido; en tanto que grupo social no tendría lazos directos con lossectores hegemónicos:

"...todo ello permite concluir que si bien la marginalidad se funda enlos mecanismos que en la estrnctura de distribución de ocupacionesintroduce el desa17"Ollo tecnoló!?ico, a pmtirde ello se f{enera Un modode existencia socialf{lobal, enque cada una de las dimensiones básicasasume características específicas...La confif(Uración conjunta de esemodo de existencia social en la sociedad capitalista contemporánea,constituye el. concepto de 'marginalidad' del cuál la sewef{aciónocupacional es la dimensión fundante o determinante. 11

(Quijaoo, citado por Murga Franssinetti: 225, 1978)En realidad, si observamos la situación de los hogares populares,

existe una mezcla en la fuente de sus ingresos, asalariados y por cuentapropia. En este caso, la marginalidad nos envía a un estatuto econó­mico con respecto al origen del ingreso (aquellos.que son llamadosmarginales no tienen recursos asalariados) y, en ningún caso, losmarginales constituyen un estrato social en sí mismo. Socialmente losobreros "hegemónicos" se hallan fuertemente ligados a los "inde­pendientes" y, conjuntamente, forman los sectores populares.

Surge entonces una interrogante acerca de la homogeneidadapa­rente que da la noción de marginalidad a la masa sobrante. Enrealidad, sería quizás pertinente distinguir la heterogeneidad social deesa masa y la similitud de posición frente a los sectores dominantes delos cualés está excluida. En efecto, la visión estrictamente pauperistade la marginalidad altera, en cierta medida, la realidad, la economía

. de la niarginalidad es mayoritariamente la de la pobreza pero, además,es el lugar de la competencia, de la explotación y también de lasganancias. Entonces, aunque las actividades marginales tienen elmismo tipo de vínculo con los sectores dominantes (es decir, laexclusión), aquellas pueden desembocar en situaciones de prosperi-

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dad de las cuales surge una pequeña burguesía. Así, al interior de lamarginalidad se genera cierta mobilidad social -por cierto marginal­que impide considerar a la masa marginal como un conjunto econó­mico ysocialmente homogéneo. A continuación de este matiz, o comocorolario, se puede destacar otro punto acerca de la asimilación o másbien la confusión entre marginalidad y pobreza:

{La maJfiinalidades} U•••en resumidas cuentas: la situación de pobre­za en que se encuentra la mayoría de población latinoamericana n.

(Bennholdt-Thomsen: 1505, 1981)

En realidad, existen dos límites en esta definición general:-Por un lado, como hemos visto, entre los marginales (tal como

han sido definidos por Nun o Quijano, es decir aquellos que noencuentran empleo en los sectores monopolístico y competitivo), sehallan sin duda algunos iQdividuos, hogares y empresas que tienen unnivel de vida cercano al de la pequeña burguesía. Más aún, los nivelesde pobreza seguramente no son semejantes para todos los marginales.

-Por otro lado, hay también asalariados de los sectores monopo- .lístico y competitivo, que son pobres, que viven en barrios periféricosy que no tienen acceso a la infraestructura básica.

No todos los marginales son pobres, ni son igualmente pobres..Todos los pobres no son marginales, es decir, sin relaciones salarialescapitalistas.

-Surge finalmente un interrogante en relación a la ubicación delEstado en la problemática de la marginalidad, pues en ningún momen­to, los numerosos autores aluden al poder público, pudiéndose vislum­brar, a través de esta notable ausencia, el surgimiento de la tesis delexcedente estructural de fuerza de trabajo y la nociÓn de sectorinformal las cuales van a desarrollar una nueva problemática a partirde la riüsma realidad socioeconómica.

1.2.3. El excedente estructural de la fuerza de trabajo y el sectorinformal urbano.

.La tesis del excedente estructural de la fuerza de trabajo consti­tuye, sin duda, la problemática dominante sobre las pequeñas activi­dades mercantiles urbanas en el Ecuador. Implícitamente canalizada

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por la fecunda temática del sector informal urbano que ha tenido unéxito notorio, donde la problemática del excedente estructural de lafuerza de trabajo representa su sustento teórico.

De la misma forma que hemos hecho, sucesivamente, para lasproblemáticas del ejército industrial de reserva y de la marginalidad,aquí presentaremos, en una primera parte, esta corriente de pensa­miento considerando, de un lado, la tesis del excedente estructural de·la fuerza de trabajo comoJa problemática, y, de otro lado, la nociónde sector informal como' el componente operacional de un mismoacercamiento global difundido ampliamente por el PREALC. Preci­saremos, entonces, el origen, las evoluciones y su impacto sobre laproducción científica ecuatoriana.

Igualmente, en una segunda parte, formularemos, a propósito deesta tesis, ciertas críticas teóricas, desde las más comunes hasta aque­llas que parecen abrir los caminos para una renovación conceptual. .

1.2.3.1. Descripción de las nociones de excedente estructuralde fuerza de trabajo y de sector informal urbano.

Presentaremos en forma sucesiva:

a.- El origen terminológico de la noción de sector informal urbano,b.- La primera definición de sector informal urbano;c.- La problemática general del excedente estructural de fuerza de

trabajo y del sector informal urbano. Los aspectos generales y elcaso ecuatoriano,

d.- La génesis de las nociones del excedente estructural de la fl,lerzade trabajo y de sector informal urbano,

e.- Las razones del éxito de la noción de sector informal ysu evolu­ción,

f.- Las perspectivas volUntaristas y desarroIlistas, tal como aparecenen la literatura sobre el sector informal urbano.

a) El origen terminológico de la noción de sector informalurbano.

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.Se ha constatado que la problemática del excedente estructuralele fuerza de trabajo hace un uso bastante sistemático de la noción desector informal:

"La mayor parte de ese excedente estrnctural de fuerza de trabajo nopennanece, desde lueRo, en la condición de desempleados abiertos.(...) Se constituyóasíun estrato que opera con tecnolof(Ías elementalesy maffos retomas en el que se encuentra "ocupado" el 22.2% de laPEA pelULlna. Se trata del f!.1Upo que en la actualidad suele desif!!lár­selo como Sector Infonnal Urbano (SIU)."(Carbonetto: 19, 1987)

"Cabe señalarque (...) para eldeúllTollodelpresente trabajase defineel SIU como el conjunto de unidades económicas productivas Rene­radas por el se!{1nento de la PEA excluido o no absorbido por el sectormoderno de la economía."(Placencia: 94, 1986)

Según Tokman, la fuente de esta problemática, y por lo tanto elsurgimiento de la noción de sector informal, son facilmente identifi­cables:

"El infonne de Kenia fue, el primero en introducir. el sector informal ysu principal innovación fue el concepto de los pobres que trabajan. "(Tokman: 1; 1987)"El principal Glf!.Umento acerca del OIiRen del sector fue el excedentede mano de obra; en su mayoTÚl individuos que emiffaban desde laszonas lura les a las urbanas y que no podían encontrar trabajo en lossectores modernos. Enfrentados a la necesidad de sobrevivir, teníanque desempeñar cualquier actividad que les penniJiera percibir uninK"eso. "(lbid: 2)

Se notará sin embargo que 10 años antes, la opinión de Tokmanera más matizada a propósito del origen exacto de esta nueva ter­minología:."Aquellos que introdujeron l{l discusión del sector informal (Hart,'1979 y 1973;Y OIT, 1972), vieron en esto elpotencialpara un modelode crecimiento más adecuado con una más if(lwliJaria distribución,de.! inifeso. "(T<?kman: 2, 1977)

, En el preámbulo del artículo señalado, incluso precisaba que en

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1972 la Organización Internacional del Trabajo oficializó -mas nocreó- el uso de esta noción.

"Desde que la OITdio la aprobación oficial al nuevo término (OIT,1972)... "(Ibid: 1)

Efectivamente, Hart utilizó ya esa noción, en marzo de 1973, ensu célebre artículo titulado "Informal Income Opportunities and·Urban Employment in Ghana", precisando en una nota de pié depágina lo siguiente:

"Una versión anteriorde este artículo fue presentada a la Conferenciasobre Desempleo Urbano en Africa efectuada en el Instituto de Estu­dios sobre el Desarrollo, Universidad de Sussex, en Septiembre de1971. El trabajo de campo antropoló¡:ico fue desanvllado durante1965-68, y las referencias etnOfVáficas, cuando sean usadas, se refie~

ren a este período."(Hart: 61, 1973)

Hemos también detectado que el propio Hart hace r.eferencia aun texto anterior suyo, que data de 1970: "SmalI-Scale Entrepreneursin Ghana and Development Planning", en The Journal of Develop­ment Studies (London), July 1970, pp. 103-20 (cf. Hart: 68, nota 2,1973). Sin embargo, no se indica explícitamente si la terminología desector informal ya aparece efectivamente en esa referencia más anti­gua. Según Mezzera (Mezzera: 67 y 367, 1988), este último artículode Hart daría inicio a la consideración del tema del sector informal.

Pero lo importante aquí no es desarrollar una investigación sobrela paternidad de la noción, sino, ante todo, destacar el deslizamientoque parece haberse operado desde la problemática de Hart haciaaquella de la OIT, utilizando ambas la misma terminología de "sector.informal":

. Hart ha considerado el aparecimiento del sector informal comoresultado de la inadecuación (inadequacy , op. cit: 66) entre el bajonivel del salario real y la fuerte alza nominal de los productos desubsistencia: .

"El desbalance crónico entre el ingreso del trabajo asalariado y lasnecesidades del presupuesto familiar es solo parcialmente mitiRadopor la Renérosidad de los parientes y vecinos, y solo temporalmentediferido recuniendo al crédito.· Una solución más duradera a consi- .

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derar puede ser la búsqueda de fuentes suplementadas de inf!;reso; esel análisis de estas opOltunidades, antes que de los patrones de

.consumo y de la estmctura de parentesco,· a lo que este artículo estáprincipalmente dedicado. "(Hart: 65-66, 1973)

Al contrario, la problemática del sector informal, segúilla OIT yluego según el PREALC, vaa privilegiar la aproximación en términosde excedente estructural de fuerza de trabajo. Bta última acepciónde sector informal no solo va a volverse dominante, sino que va aesconder definitivamente la problemática esbozada por Hart en losinicios de los años 70.

Se puede observar, finalmente, el agudo contraste entre:Por un lado, el éxito -sin duda tan considerable como sorpresivo,

en forma de reapropiación institucional, de la terminología propuestapor Hart y, por otro, la ocultación, por esas mismas institucionesinternacionales,· de su problemática en términos del ingreso realdisponible, así como la desaparición de este autor anglo-sajón -delcírculo restringido de los especialistas de esta temática del desarrollo.

Así, el éxito de esta noción se debe a la conjunción de dosfactoresprincipales y de peso: los fracasos patentes observados al final de laprimera década del desarrollo en materia de empleo, yel considerabletrampolín que dieron las organizaciones internacionales, las cualesadoptaron muy rápidamente esta terminología buscando otras vías ysoluciones para tratar el problema del desempleo urbano.

Veremos, más abajo, cómo esta nueva terminología de "sectorinformal" ha aparecido en el Ecuador y se ha expandido tanto en elcampo académico como en el de las políticas públicas.

b) La primera definición de sector informal urbano.

Según las características propuestas por OIT, en el famoso infor­me Kenia; la definición original (1972) de sector informal era lasiguiente:

"a) la facilidad de acceso aaquellas actividades,b) la utilización de recursos locales,c) la propiedadfamiiiar de las empresas,

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d) laescala de actividad reducida,e) técnicas con alta· intensidad de mano de obra, y adaptadas,f) calificaciones adquiridas fuera del sistema de capacitación oficial,K) mercados competitivos y sin reKlamentos."(citado por Hugon et al.: 31,1977)

Quince años más tarde, en 1987, la Conferencia Internacional deEstadísticos del Trabajo propuso, la siguiente defmición:

"(.) el sector infonnal estaría constituido por el conjunto de lasactividades noreKistradas asícomo porlas actividades reKistradas quetenKan características similares a las precedentes en las mismasramaseconómicas; estas características se refieren al nivel de orxanización,a la escala de operacionesy al nivel tecnol6Kico."(Charmes: 2, 1988)

Al paso, se puede notar que el carácter no-registrado de la .actividad no es discriminante; al contrario, son las condiciones espe­cíficas de producción que se vuelven el elemento esencial de estadefinición.

Se sabe, por supuesto, todas las variantes que se han producido apropósito de la definición del sector informa~ las cuales han tomadola forma de un catálogo más o menos completo de lascaracterísticaseconómicas y/o aspectos específicos según el contexto estudiado. Sinembargo, no volveremos sobre este asunto, ni tampoco sobre lascríticas conocidas, prefiriendo más bien poner énfasis sobre las nuevasaproximaciones con respecto a esta noción.

c) La problemática general del excedente estructural defuerza de trabajo y del sector informal urbano: Los aspectosgenerales y el caso ecuatoriano.

1.- Aspectos generales:

Según Carbonetto, hace falta.buscar, tanto del lado de la ofertade trabajo como de su demanda, los factores del surgimiento delexcedente estructural de fuerza de trabajo y de su par, el sectorinformal urbano.

De parte de la oferta de trabajo:

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"a) La existencia en La mayoría de las economías heterof?éneas de unexcedente laboral 'orif(inario' o preexistente respecto al inicio deLproceso de industrialización, yb) el cambio dd patrón demof?ráfico acaecido a partir del procesodesif?ual de modernización sufrido por los países de la ref(ión durantela primera mitad del sif?lo. "(Carbonetto: 48, 1987)

A propósito del excedente original, el autor afirma que éste sedebe a dos tendencias históricas del capitalismo europeo; por un lado,la búsqueda de mercados externos para evacuar su producción manu­facturera y, para asegurarse al menor costo un aprovisionamiento dematerias primas. B este esquema el que dirigirá la evolución econó­mica de las colonias de América Latina..

"Obsérvese que la doble especialización que se acaba de señalar, acambio de ventajas comparativas y del incremento consecuente de latasa de acumulación, comprometió el perfil de la estmctura produc­tiva de los países de América Latina casi por un sif?lo e indujo unrefolZamientoreffesivo del modode producción servil-mercantil (reo­rientado desde entonces al mercado mundial)."(Ibid: 49)

Con respecto a la evolución demográfica, el mismo autor señala:"...tradicionalmente el equilibrio demoffáfico de estos países se sus~

tentaba en la existencia de tasas de natalidad y mortalidad altas.El resultado era un crecimiento bastante moderado de la PEA quefluctuaba, en f?eneral, entre 1.6 y 1.9% anual Pero, a partir de laintroducción de los nuevos IOffOS habidos en el campo de la salud,especialmente los antibióticosy las vacunas, el equilibrio se rompió. "(Ibid: 51)

De parte de la oferta de empleo:Carbonetto nos presenta 10sJactores que, desde el seCtor moder­

no, inciden sobre el volumen de empleo. La masa de capital ysu tasade crecimiento:

"...elprocesode acumulación de un sectormoderno, de tipo capitalistaolif?opólico, basado en la industrialización sustitutiva, suele encontrarlímites nUlY fuertes por el lado de su adición al uso de insumas, detecnoloRía y maquinarias importadas. Como es bien conocido, ellasubordina el crecimiento a la disponibilidad de divisasy ha ocasiona-

72 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

.do el estrangulamiento recurrente del crecimiento sustitutivo en todoslos países de la re¡(ión.. "(Ibid: 54)

Las opciones tecnológicas:."Este seKUndo punto, el de la articulación de la industria de consumofinal doméstico con la producción de equipamiento del norte desarro­llado, ha tenido una enonne importancia en la problemática tecno­lóf!i.ca y del empleo (capacidad de absorción del excedente estmcturalde fuelZa laboral) (...). . ....es el productor de equipos del país exportador quien definió:i) la dotación de trabajadores con que operaría laplanta;ü) el tamaño mínimo de la planta; .iü) la productividad con que opera el equipo;iv) la fórmula de producción y el tipo de insumos requeridos por laplanta. (...) ....estas cuatro determinaciones fueron efectuadas por el industrialproductor de equipamiento en función de los precios relativos de losfactores y de otras opciones mercantiles y extramercantiles propÜls delos centros desarrolüidos." .(Ibid: 57 y59)

El mismo esquema se puede encontrar en otros autores:"En efecto, la rápida prow-esión demoqáfica y las intensas corrientesmi!7"atorias campo-ciudad se suman. al temprano al:0tamiento delmodelo de industrialización, por lo I:enera~ substitutivo de importa­Ciones e intensivo en capital para provocar"la expansión de un abul-

. tado excedente estmctural de mano de obra." .(Maldonado: 78, 1987)"...se va tomando siempre más evidente la existencia de un eXcedenteestmcturalde fuerza de trabajo conformado porun alto porcentajedela población (superior a130% de la PEA urbana). Excedente, en tantoque innecesario para el fun.cionamiento del aparato productivo encondiciones de dependencÜl tecnoló~a y ante mercados estrechos; yestmctural, porque ni aún la plena utilización de la capacidad insta­lada conduciría a su absorción total."(FarreU: 142, 1987) .

Al parecer, la conjunción de los factores de oferta de empleo yde oferta de trabajo contribuyen a generar, según esta problemática,

DE MIRAS / ROGGIERO 73,

un excedente estructural de fuerza de trabajo."En tal perspectiva, el sector informal urbano sería el conjunto de'puestos de trabajo auto/?enerados por la fuerza laboral excluida delSector Moderno."(Carbonetto: 63, 1987)

Luego de la exposición de los principios generales de esta proble­mática, veremos cómo ella ha sido trasladada hacia el contexto ecua­toriano.

2..- El caso ecuatoriano:

Vamos a encontrar que aquí actúan nuevamente los aspectosdemográficos, que empujan a incrementar la oferta de trabajo, y lasespecificidades de un crecimiento dependiente que, al contrario;presionan hacia la disminución en el crecimiento de los empleos.

• Aspectos demográficos:

El crecimiento demográfico, el progreso en materia de sanidad ylas migraciones internas explicarían, en el coritexto ecuatoriano, laspresiones ejercidas por la oferta de trabajo sobre. el mercado deempleo urbano: .• '~sf, de 1950 a 1982, la población ecuatoriana se multiplicó por 2,5

veces, exhibiendo un crecimiento del 150% en donde el incrementopoblacional urbano fue elevado y sostenido principalmente entre losaños 1974 y 1982, cuya tasa de crecimiento alcanzó el 4,6%.Paro el caso de Guayaquil, entre 1950y 1974 la poblaCión se mUlti­pliCa, alcanzado una tasa de crecimiento de 7,3% por añoy una delas más altas de América Latina. " .(Placencia: 13, 1988)"...los avances científicos y tecnoló/?l.cos en el campo de la salud y laconsecuente disminución de la mortalidad infantil contribuyeron alaexpansión poblacional. Mientros en 1959 la tasa brota de mortalidad .era de 140 por mil habitantes, para 1979 fue de 75 por mil (INEC)."(Ibid: 14)"En 1950 la población totalrorol representaba el 71% mientras quepara 1982 ésta decreció al 51 % (INEC). La inmiwación se incremen-

74 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

tó en casi 3 veces; de 1962 con 536.529 personas, se elevó a1 '381,546, para 1982. En este proceso, la Costa y fundamentalmenteGuayas fue la más afectada, absorbiendo un éxodo de alrededor del30% del tota~ superiora aquelregistrado para Pichincha hasta 1982."(Ibid: 14)

• Aspectos económicos:

Vamos a ver cómo, del lado de la demanda de trabajo, durantelos últimos 30 años se ha constituido el excedente estructural de fuer?:ade trabajo en la economía ecuatoriana, teniendo en cuenta su carácter

. dependiente:De 1950 a 1970:

''Ahora bien, si el.arranque de nuestro desarrollo capitalista se basóen una estntctura económica dependiente (tecnoló¡7,ca, cultura~ po­lítica y económica) el desarrollo industrial posterior emprendido fun­damentalmente a partir de los años 50, no podía romper esa lmeapredetenninada de desarrollo (...).El famoso modelo. de substitución de importaciones, permanente­mente nombrado, debatido y aplicado en la mayoría de los países dela rl!fSÍón desde mediados de este siglo, debÚI constitutiruna suerte dealternativa de salida, en ella~o plazo a un proceso autocentrado quepermitiera un desarrollo interno (...).Pero no podla lo~rarse ese objetivo ya que en la aplicación. estabaaparejado su cardcter dependiente tradicional que se. traducía' en:endeudamiento externo para invertir, debido a nuestra exi!(UO acumu-

, .lación histórica de capital; importación de insumos y paquetes tecno­ló¡7,cos (...) diseñados para otros mercados y realidades, con·usointensivo de capital, que'Keneraban acumulación antes que empleo;exportación en condiciones ventajosas, de wan parte de la producciónnacional, atendiendo los intereses y necesidades foráneas. (...)A modo de ejemplo, .e ilustrando lo dicho, se señala que mientras elproductofabril creció a125,8% entre 1970~1979, el empleosolo crecióa19,3%."(Ptacencia: 14 y 15, 1988)

De 1970 a 1980: . '., ",u •..entre 1972y 1980, elPIB (:~ció a una tasa media del8A% anual,

DE MIRAS / ROGGIERO 75

valor excepcionalmente alto en la historia económil:.a del país. "(Larrea Maldonado y Urriola: 80,1987) ,"El intervalo 1974-1982.-A nivel nacional, se encuentra, paradójica­mente, una declinación en el porcentaje de población asalariada,operado en la etapa de mayorexpansión del desarrollo capitalista enelpaís. (...),Elfenómeno en el sectorurbano es de menor intensidad, y se produceen la mayor parte de las ciudlldes, inclusive. en la Capital, donde elporcentaje de asalariados declina del 73% al 71%, pese al efectocontrario provocado por la expansión del sectorpúblico, el crecimien­to de la industria y de las ramas de punta de la econonúa.En elcaso particulardel sectormanufacturero, su producto se expan­dió a un 9.6% anual entre 1972 y 1980, Y las ciudades de Quito yGuayaquil concentraron aproximadamente el 84% del valor a¡ref{a­do. Pese a ello, el porcentaje de asalariados del sector respecto a laPEA urbana declina, y en el caso de Quito experimenta un ascensomuy leve."(Ibid: 81 y82)

Pese a que, como lo anotan los autores, "La información censalno permite un análisis directo sobre la importancia relativa de lossectores formal e informal" (Ibid: 81), ellos deducen, aunque conciertas precauciones, que el período de crecimiento de la economíaecuatoriana no se traduce en una expansión proporcional del empleoasalariado urbano (ni tampoco rural):

"Por el contrario, factores como el uso dominante de una tecnologíacapital-intensiva de escasa demanda de mano de obra, y el predomi­nio de un modelo de desarrollo asociado a las ¡randes transnaciona­les, condujeron a una paradójica reducción de las posibilidades rela­tivas de empleo en el sector capi(alista de punta de la economía.. "(Ibid: 82)"En efecto, se puede observar una abultada expansión del sectorterciario (del 31% a141% de la PEA nacional), y particulannentedesus trabajadores por cuenta propia (TCP)."'(Ibid: 85)

Los autores concluyen que estafase de crecimiento· de la econo-,mía ecuatoriana durante la década de los 70 no solamente no ha estadoacom'pañada de un aumento significativo del empleo asalariado urba-

76 . HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

no (a pesar de cierta evolución del sector manufacturero), sino que,al contrario, son las actividades independientes (trabajo por cuentapropia) del sector terciario las que se han extendido y, por lo tanto,muy probablemente el sector informal.

A partir de 1982, la situación económica general de la economíaecuatoriana va a agravarse. El peso de la deuda y la caída de lasexportaciones del crudo la hacen entrar en un proceso de crisis y,consecuentemente, hacia 1985:

"a) La tendencia a la reducción en la participación de los asalariadosse profundiza. En tres años, la caída del porcentaje es comparable ala producida en los ocho anteriores.b) Esta situación es particularmente aKUda en el sector manufac­turero, donde se lle/?a a un porcentaje de asalariados inferior al de1974, revirtiendo la leve tendencia ascendentere¡:istrada durante elau¡:e..e) Ademásdel si!(11.ijicativo aumentodel desempleo abierto que alcan­zó, de acuerdo a ~a encuesta, el 9.2%, se hace evidente una aceleradaexpansión del sector terciario, y de sus trabajadores porcuenta propia(...). Así, el último~po mencionado crece a un tasa anual superioral 20% en términos absolutos, y su participación asciende del 11.1 %

. al 16.7%. "(Ibid: 86)

d) La génesis de las nociones del excedente estructural de laCuerza de trabajo y de sector inCormal urbano.

La triple cuestión que surge ahora es aquella de los medios, delnivel de existencia de esta población supernumeraria y la importanciacuantitativa que alcanza este fenómeno. Para quienes se inscribendentro de la problemática del excedente estructural de fuerza detrabajo, la sobrevivencia de los excluidos del sector moderno va alograrse de una forma específica. Conociendo que, a diferencia de lospaíses desarrollados, los países periféricos no están en la capacidad deasegurar la utilización económica y social de esta fuerza de trabajoexcedentaria, es, entonces, un amplio proceso de auto-empleo el queva a permitir la incorporación al trabajo de este excedente estructural,bajo la forma de sector informal urbano..

DE MIRAS / ROGGIERO 77

"Tal fonna de mirG1~ el tema del empleo, a partir de la noción deex(:edente de trabajo, pennite efectuar una aproximación estrncturalaceptable al concepto de informalidad. En efecto, este útimo pierdetoda ambi~edad si es recuperado a partir de la idea de 'estrateRias desobrevivencia ' desple{?adas por los miembros del excedente brnto detrabajo. "(Carbonetto: 63, 1987) ""

El ajuste de la oferta y demanda de trabajo que se opera a travésdel llamado sector informal puede tener un carácter estructural ocoyuntural. "

"EL SECTORINFORMAL URBANO, debe ser entendido como unfenómeno de carácter estmctural y coyuntural. En el primer caso,surxe por un desfase ocurrido entre la demanda de empleo del sectormoderno y el ritmo de crecimiento de la fuerza laboral y que se mide "contra la demanda de empleo de los activos instalados a plenautilización. Coyunturalmente, como dimensión variable con la evo­lución cíclica de la economía. Encontrándose que en períodos recesi­vos el sectormoderno excluye una fracción de sus dotaciones de plenaproducción en proporción a la disminución del nivel de utilización desus activos productivos. "(Ortiz: 100, 1987)

Farrell, por su parte, atribuye este carácter coyuntural a la evolu-ción de la demanda: "

"Esto podría significarque existe una parte de la fuerza de trabajo quepermanece 'escondida' como tal en épocas de escasa demanda y quese manifiesta como activa en ciertos ciclos o épocas del año, en losque puede obtener un beneflCio económico (...) en Navidad, Día deDifuntos, Día de la Madre, Día de los Enamorados. "(Farrell: 143, 1987)

Pero ciertos autores ven en las "estrategias de subsistencia" algomás que una adaptación a una situación de hecho:

"Tal reordenamiento viene aparejado con un amplio y espontáneodespliegue de iniciativas de los sectores populares en busca de proyec­tos"alternativos de desan-ollo ante la ausencio. de"opciDnes favorablesimpulsadas por los poderes públicos. "(Maldonado: 72, 1987)

Maldonado incluso va a considerar, en la línea del materialismo

78 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

histórico, que se trata de:"...los mecanismos de adaptación y resistencia que los pequeñosproductores oponen a toda forma de subordinación así como a sueliminación en tanto que productores directos. "(Ibid: 81)

Es interesante observar la forma que van a tomar estas actividadesllamadas informales. Algunos autores rechazan la asimilación entresu carácter informal y la ilegalidad:

"De hecho, la mayoría de las empresas denominadas informales sonile~ales en tanto no están constituidas jurídicamente, lo que sif{flificaque su actividad no está reKistrada: (...) La ile~alidad, en tantobúsqueda de evasión de tributos, no es el objetivo en el SIU, (... ) yaque el objetivo principal es ~enerar empleo e inf{fesas. "(Placencia: 3, s.f.)

Se encuentra el mismo matiz en Mezze~a:

"(...) las personas que trabajan en el SIU no ~eneran empresasinformales para evitar el pa~o de impuestos, sino por razones vincu­ladas a las necesidades de sobrevivir. "

. (Mezzera: 68, 1988)Ciertamente, el sector informal urbano, no respetaría los diversos

aspectos legales impuestos por los poderes públicos, pero los objetivosde estas pequeñas unidades económicas serían perfectamenteacep­tables ya que se orientarían a la generación de empleo y de ingresos;sin embargo, esta problemática, bastante común, ¿no estaría confun­diendo legitimidad con legalidad?

e) Las razones del éxito de la noción de sector inCormal y suevolución.

Luego de haber explicado lo que recubre a la noción de sectorinformal, se puede ahora precisar las causas -según los autores inscri­tos en esta problemática- del crecimiento de esta temática y de su usogeneralizado. Presentaremos, ulteriormente, otros aspectos yexplica­ciones sobre la actual primacía de este enfoque.

Según Tokman, las razones económicas y políticas del éxito deesta noción son las siguieótes:

-A nivel económico, tanto los ciclos de recesión como de expan-

DE MIRAS / ROGGIERO

~------------ ---

79

sión van a poner en evidencia la permanencia del sector informal:"(...) a pesardel rápido crecimiento experimentado por la mayorla delos países latinoamericanos, la tendencia re¡:istrada por la eslJUcturadel empleo no mostró un mejoramiento e/aro. Aún en el grupo depaíses caracterizados porrápidas tasas de crecimientodurante las tresdécadas comprendidas entre 1950y 1980, tales como Brasil, México,Panamá, Costa Rica, Colombia y Venezuela, el sector informal (sincontar los trabajadores de establecimientos más pequeños) solo dis­minuyó en cuatro puntos porcentuales. En los países del Cono Sur(A'Kentina, Chile y Umguay), la participación del sector informal enel empleo no af7Ícola aumentó durante esas tres décadas desde un ­23.5 a un 25.3 por ciento. Durante la década de 1970, el sectorinfonnal de estos países incrementó su participación desde un 20.2 aun 25.3 por ciento (PREALC, 1985)." (...)"(...) la recesión internacional y las políticas de ajuste destinadas aenfrentar la conmoción externa, que fueron sef?Uidas por la mayorlade los f?obiemos latinoamericanos, implicaron una expansión ocupa­cionaten el sector infonnal. Entre 1980 y 1985, el empleo del sectorinfonnal aumentó en un 39 por ciento, mientras que el empleo noof7Ícola solo creció en un 17por ciento."(Tokman: 21 y 22, 1987)

El crecimiento de la pobreza en América Latina, también estáestrecQamente ligado a la extensión del sector informal: '.

"En 1980, entre 75y 80por ciento de los empleados del sectori11fonnalrecibía inffesos inferiores al mínimo. En Lima, de acuerdo con unaencuesta realizada en 1983, el 62 por ciento de quienes percibían uninffeso inferioralmínimoestaban ocupadosen elsectorinfonnaL (...).En.Costa Rica y Venezuela, respectivamente, el 71 y el 70 por cientode los que trabajaban en el sector informal eran miembros de hOf?arespobres en 1982."(Ibid: 23)

Aún más, las perspectivas económicas futuras, ensombrecidas porel peso de la deuda externa, no alientan al optimismo y las posibilida­des limitadas de crecimiento del sector moderno no podrán más quereforzar la contribución al empleo del llamado sector informa!. Final­mente, siempre según Tokman, una de las razones del éxito de lanoción de sector informal es que las políticas de apoyo en favor de

80 HABÍA UNA VEZl'EQUEÑAS...

este sector son relativamente poco costosas. Pues, su relación capi­tal/trabajo es mucho menor a aquella del sector moderno y, también,el apoyo en términos de formación y de asistencia técnica requiere·menos presupuesto.

-A nivel político e ideológico, el autor del PREALC ofrece almenos tres razones que han ayudado a fortalecer a la noción de sectorinformal:

"En primer lUf?ar, con el retomo de la democracia a la mayona de los'. países latinoamericanos, los políticos han comprendido que los vo- .tantes informales han cobrado I('an importancia para asef?Urar suelección. "(Ibid: 24) .

"La sef?Unda'razón de tipo polúico consiste en el f?rado de conflictoobservado en las periferias de las ciudndes, que es donde se concentramayoritariamente las actividades informales. "(Ibid: 25)

"Lil interpretación ideoló¡i.ca tradicional del sectorinformal enAmé­rica Latina ha sido de ma'f{inalización. El dia'¡(nóstico atribuye ma­yoritariamente la situación a la insuficiente creación de empleos enlas actividades modernas. De. este modo, se considera el excedente demano de obra ocupado en el sector informal como población margi­nal Como ta~ sus expectativasconsistían en accedera las actividndesmodernas y, a medida que este objetivo se toma cada vez más difícil,se produce un creciente antaf?onismo y resentimiento polúico. "(Ibid: 26) ,.

Para María Mercedes Placencia, el aporte de la noción de sectorinformal se refiere al avance que esta representa en relación a con­cept~ precedentes:

"El término de SIU ha sido acuñado fundamentalmente porPREALC-OITy si bien ha provocado y aún provoca cuestionamien­tos y polémicas, por su ambif.:Üedad y restricción interpretativa de larealidad, ha permitido, por otra parte -en tanto que catef?oría econó­mica circunscribir, caracterizary operar un universo económico-pro­ductivo que hasta hace pocos años era concebido y analizado conenfoques socio-antropolóf?Ícosy culturales en donde cobraban impor­tancia definiciones de pobreza, margínalidad socia~ lumpen, etc."(Placencia: 11, 1988)

DE MIRAS/ROGGIERO 81

Para Pérez Sáinz, la problemática del sector informal no esidéntica a la de la marginalidad; ella conlleva una perspectiva adicio­nal:

"Recordamos que uno de losprincipalesavances teóricos de la nociónde infonnalidad sobre la de marginalidad ha sido, justamente, rebatirla tesis de la afuncionalidlld de los marginales respecto del capital."(Pérez Sáinz: 42, 1989)

Obviamente, esta noción de sector informal ha evolucionadodesde su origen. Las principales características de esta evohición,según Tokman (1987), son las siguientes:

La multiplicación de estudios empíricos en la cual el PREALCha hecho una contribución fundamental que han permitido un cono­cimiento más firto de ese sector. Incluso los criterios de definicióniniciales han sido relativizados (por ejemplo, la ausencia de barrera alingreso). Las vinculaciones, directas e indirectas, ron el sector moder­no han sidO tomadas en cuenta de diversa manera, pero, en todo caso,el dualismo inicial ha sido superado. La dinámica del sector informal,en su relación con el crecimiento general de la economía ha sidoaprehendida. Por ello ahora se puede observar y comprender elcrecimiento de dicho sector frente a las políticas de ajuste ejecutadasen América Latina desde comienzos de la década de los 80. Final­mente, la heterogeneidad, en términos de empleo o de capital, comotambién en términos de la; modos de articulación de las formas deproducción, ha sido objeto de acuerdo, a pesar de que subsisten loscontrastados supuesta; ideológica; de inicio.

De cualquier manera, conviene, con Tokman, reconocer el éxito,nunca puesto en duda, de esta noción. Como terminología (eXtraña­mente, de la misma manera para los neo-clásicos como para la mayoríade los marxistas) o a nivel operacional (para las ONOs, los &tados olas organizaciones internacionales) esta noción del sector informalparece tener ahora una suerte de validez universal. .

Por cierto, también la terminología se ha transformado. Man­teniéndose en el marco de la problemática del sector informal, elabanico terminológico se ha abierto en virtud de la constatación de la"heterogeneidad" del sector informal y, consecuentemente, de la

.. ejecución de las políticas segmentadas hacia dicho sector. Una conse­cuencia de esta doble evolución, analítica y operaciona~ se concret<l

82 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

en la aparición de terminologías especializadas que tienden a intro­ducir una dualización en el seno de aquella problemática que semantiene como referencia implícita:

-Por un lado, en enfoque.empresarial: microempresa, micropro­ductor, microcomerciante. Esta terminología proviene de las institu­ciones que se han puesto como objetivo la "formalización de lainformalidad";

-Por otro, la aproximación popular -desde el punto de vistaideológico- que tiene entre sus principios desarrollar el empleo enfavor de los medios populares. Las "Unidades Económicas Populares"son la expresión más reciente de esta preocupación gubernamental(cf. Ministerio de Bienestar Social: 1989).

Pero en realidad, esta diferenciación se refiere a dos perspectivasestrechamente imbricadas en la ideología de la temática del sectorinformal; una económica, que valoriza el símbolo del empresario y, laotra, social que mitifica las prácticas populares de subsistencia

Estas dos.referencias funcionan como dos supuestos ideológicos,más o menos explícitos, y no como dos teorías distintas, que tendríansus propios autores y problemáticas. Pero cualquiera sea el supuesto,el apoyo al denominado sector informal coru;iste generalmente enfavorecer ante todo la acción (frente a la reflexión previa), a través depolíticas públicas de apoyo y promoción (de la iniciativa privada).

Ante esto, se podría argumentar dos observaciones:1.- De un lado, el volumen de los debates y reflexiones académicas

sobre la temática del sector informal parece más que abundante (vercomo ilustración la bibliografía temática exhaustiva sobre el Ecuador).Pero por el momento, señalemos que existe una suerte de modo deproducción científica (influenciado por las fuentes de financiamiento,la dominación institucional, la moda temática), sobre la cual volvere­mos cuando se trate de entender el verdadero éxito de la noción desector informa!.

2.- De otro lado, se puede observar que una parte de estaspolíticas -sobre todo su financiamiento- pasa significativamente porlos organismos no-gubernamentales (y no únicamente a través deinstancias o entidades públicas). Pero, el financiamiento internacionalque alimenta generalmente estas acciones, y los esquemas de refe­rencia de estas políticas, provienen de organismos internacionales

DE MIRAS/ ROGGIERO 83

púhlicos. Así, si se considera, al respecto, el costo de los censos yencuestas nacionales con el gasto público de las acciones de apoyo ypromoción, es muy probable que la mayor parte de estas políticas-sobre todo su financiamiento- sean públicas,· a nivel internacionaly/o nacional.

f) Las perspectivas voluntaristas y desarroUistas, tal comoaparecen en la literatura sobre el s~ctor informal urbano.

Un buen número de textos yanálisis que tratan sobre el excedenteestructural de fuerza de trabajo, que utilizan la terminología de sectorinformal, tienen un componente operacional, a menudo en forma deuna conclusióri bastante general: ..

"Se precisa buscarfonnas de movilizar una parte del excedente eco­nómico y tomarla útil por diversos canales expeditos para las inver­siones productivas en los sectores desatendidos, alticulandoprOffa­mas de crédito, capacitación, asesoría, orxanización, en un plan de

. corto y mediano plazo.... "(Ort~: 111, 1987) .' _"Así, implementar medidas de apoyo al sector se hace evidente por lanecesidadde manteniniiento de estos puestos de trabajo auto~cre{ulos,,pero en mejores condiciones de rentabilidad y por tanto de inffeSiJ.En ténninos ¡(eneralei el problema más sentido por los micro-co­merciantes es la imposibilidf1d de acceso a créditoáKi~ consecuenciadirecta de sú incapacidad de prestar¡(arantías reales. "(Farrell: 172, 1987) .. .

. Hay que destacar que Farrell es uno de los pocos autores queconsidera que, en una perspectiva de apoyo al sector informal, elénfasis debe ponerse tanto en el mejoramiento de la oferta -para locual el crédito es visto como la piedra angular- como en la dinamiza­ción de la demanda.

"En cuanto a su carácter las medidas de apoyo a este K'Upo detrabajadores deben ir acompañadas de otras que impidf1n ~e unlado- el crecimiento delnúmero de vendedores más allá de lo tolerabley ~e otro- que favorezcan el desarrollo de un mercado interno de.producCión yconsumo. (... ) .'Pár tánto, dentro de la plan~rLCación nacional es indispensable consi-

84 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

derar el mantenimiento y la creación de puestos de trabajo en el sectormoderno productor y en el aparato estatal. Políticas tendientes aincrementarel uso totalde la capacidad instalada deberían seracom­pañadas de otras dirif?Ídas a ampliar el ma'Xen de consumo nacionaly los rubros de exportación.Para lograr efectos en estos campos debería impedirse la instalaciónde f!fandes empresas en aquellas líneas de producción donde prevale­cen los pequeños y micro-productores. Además, el impedimento deimportación de rubros que pueden sercubiertos con producción inter­na es una medida que no solo ahorraría divisas alpaís sino que, sobretodo, favorecerla el mantenimiento y la creación de empleo."(FarreU: 175, 1987) ..

De manera bastante sistemática, se puede observar que los enfo­ques operacionales son muy semejantes. Capacitación técnica y degestión, acceso al crédito, grupos solidarios, agrupamiento en coope­rativas de compra y venta, zonas artesanales y gremios, según ordende prioridad. Son pocos los autores que van más allá de estas genera­lidades, poniendo en evidencia los límites o las posibles contradiccio­nes de estas políticas de.apoyo al sector informal:

"Sin emba'Xo, este tipo de· intenJem;ión no está exentoderies!(os y!(eneralmente se concibe en fonna equivocada. Esto es consecuencia,en parte, de que no se han incorporado apropiadamente los próf!fesoscientíficosocurridos en elmundo académico. Porun lado, los estudiosantropolóf?icosde las actividades del sector infonnalmuestran que losprof!famas de apoyo a este sectordiseñados a nivel central no son, nopueden ser, sostenidos a la'Xo plazo. Lo anteriár se combina con unenfoque que tiende a sustituir o apoyar artificialmente las actividodesinfonnales. Una vez tenninado el prof!fama, se puede producir frus­tración y, en ténninos relativos, sus supuestos beneficiarios tenninanen peores condiciones. Es necesario. comprenderlas restricciones bajolas cuales se realizan las actividades infO/males y, adénúls, se debe.contribuir a 'dejarlos crecer en· vez de hacerlos crecer' (Weihert,1986)."(Tokman: 27, 1987)

~in embargo; esta visión crítica no va más allá de una pe{CepCi9nlúcida (en el sentido de que ella surge de quienes están concernidosen la concepción, el financiamiento y la ejecución de esas políticas de

DEMIRAS/ROOGIERO 85

apoyo o promoción) de la noción de sector informal y de las medidasde su gestión pública. Por defInición, las críticas más avanzadas sedetienen donde podrían poner en cuestión la problemática y la fun­ción de la noción de sector informal.

1.2.3.2. Críticas a las nociones de excedente estructural defuerZa de trabajo y de sector informal urbano.

En primer lugar, se notará que en la literanira revisada, solo lanoción de sector informal parece ser objeto de controversias, mientras

. que la tesis del excedente estructural de· fuerza de trabajo parecelograr consenso. . . .

. AIltes de volver sobre las críticas desarrolladas en contra de lanoción de seCtor informal urbano, quisiéramos formular ciertas refle~

xiones sobr~ la tesis del excedente estructural de fuerza de trabajo,que al parecer ha sido asumida sin más, tal cOmo se observa en laliteratura analizada. . .

a).Sobre el excedente estructural de fuerza de trabajo.

Tres tipos de críticas pueden ser elaboradas en relación al exce­dente estructural de fuerza de trabajo como problemática, mientrasque la noción de sector informal nos enviará hacia las prácticaseconómicas populares que se extienden en el medio urbano delTercerMundo. .

La acepcióncomún de la tesis del excedente estructural de fuerzade trabajo radica en una desigualdad cuantitativa. La oferta globaldecapacidad de trabajo, en una economía dada, es ~uperior a la demandade capacidad de trabajo de las unidades capitalistas y delEstado. Estadesigualdad es permanente y caracteriza ~ las economíasdependien­tes. De esta desigualdad estructural, va a surgir el sector informalurbano, como refugio de ·los activos rechazados por las unidadesllamadas modernas, privadas y públicas.·

.En una primera aproximacióG., esta noción parece aceptable, yaque logra restituir, sobre bases coherentes, las causas de la dualidadaparelitedel mercado laboral en las economías·periféricas. .sin em-

86 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

bargo, en el plano semántico, puede extrañar que para esta problemá­tica se haya escogido esta terminología, pues:

1.- La referencia al concepto de fuerza de trabajo amerita unaaclaración fundamental, ya que ella puede llevar. a una confusión, eincluso a una contradicción.

Cabría precisar que la noción de fuerzade trabajo que es utilizadaen esta problemática del excedente estructural de fuerza de trabajo,se refiere a la noción común de fuerza de trabajo, por cierto introdu­cida por Marx, sobre la cual nos ha dado en dos líneas una definiciónmuy general.

Es, en las relaciones de producción capitalista que Marx hadesarrollado y analizado extensamente su concepto de fuerza detrabajo que ha rebasado la problemática de la economía clásica sobreel trabajo, y es donde da cuenta del proceso de explotación del trabajohumano en el modo de producción capitalista.

Entonces, es posible demostrar que la noción general de la fuerzade trabajo incluida en la tesis del excedente estructural tiene poco quever con el concepto marxista del mismo nombre. Sin embargo, laconfusión parece general cuando se hace una lectura cercana de laliteratura que trata sobre el excedente estructural. Se podrá constatarque ningún autor hace una distinsión indispensable y más bien con­funden, el conceptb marxista y la noción de fuerza de trabajo desarro­llada por el PREALC, cayendo así, en una contradicción evidente. Entanto que concepto desarrollado en la teoría marXista, la fuerza detrabajo es, a la vez, la piedra angular de la teoría del valor y la de laexplotación.. Más precisamente:"Este concepto no eS solamente específico de la teoría marxista sinotambién del modo de producción capitalista (...). No hace más quedesi~ar elmodo de inscripción en una sociedad mercantilde aquellosque no tienen nada que vender. "(Lautier: 88, 1978)"Entonces, la fuerza de trabajo nopuede más que desif?llar la relaciónsocial desde el punto de vista de aquellos que no tienen nada quevender'y quepor tanto deben ser vendedores de aiRO para sU.sobrevi­vencia.El concepto de fuerza de trabajo desi¡.;na entonces la contradicción

DE MIRAS / ROGGIERO 87

específica del modo de producción capitalista y enuncia sus reRlas defuncionamiento. "(Ibid: 89)

& obvio, que, aquellos que estén obligadós a incorporarse a lasfilas del excedente estructural de las naciones periféricas, lo hagan enla medida en que el llamado sector informal representa una tercerasalida a la disyuntiva contemplada por Marx; cual es la alternativaexcluyente de la proletarización o la muerte por hambre.

Así, el concepto marxista de fuerza de trabajo se vuelve total­mente antagónico con la noción del mismo nombre canalizada por latemática del excedente es tructural, ya que ésta úl tima, a la inversa, nosabre una tercera vía: la de otra forma de trabajo que va a permitir aaquellos que "tienen que vender algo para su sobrevivencia", trans­formar fuera de la relaciones de producción capitalista, su capacidadlaboral en mercancía.

Con eso se percibe que, en la tesis del excedente estructural, laacepción de ola fuerza de trabajo es más estrictamente sinónimo de"factor laboral" o también, de "demandantes de empleo". En conse­cuencia, la acepción del PREALC no tiene nada que vet con elconcepto marxista del mismo nombre, por tanto, este Cóncepto no espertinente para el análisis de las economías.periféricas.

&ta precisión semántica sirve para superar una· ambigüedadque, según nuestro criterio, se presenta en la problemática del" exce"dente estructural de fuerza de trabajo. Con la connotación teórica deestos dos últimos términos, existe la tendencia a considerar que estaproblemática del excedente estructural sería una suerte de un capítulode un análisis marxista aplicado a la periferia capitalista. Es probableque una parte del éxito de esta tesis radique en esta formulación yensu contenido ideológico y analítico que parece implícitamente ofrecer.Pero ni en la forma, ni en el fondo, nada permite avalizar esta virtudatribuida, a nivel teórico, a la problemática del excedente estructuralde fuerza de trabajo.

A continuación vamos a destacar cómo la tesis del excedenteestructural de fuerza de trabajo, no va a ofrecer más que una consta­ración de una desigualdad contable.

2.- La fórmula del excedente estructual de la fuerza de trabajo. apunta explícitamente al origen del desequilibrio: es la capacidad de

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trabajo la que es excedentaria. El dato fijo será, entonces, la capacidadde absorción de empleo del sector moderno y la variable demografíay oferta de trabajo global. Por tanto, aquella problemática, más bienparece tomar en cuenta la limitada capacidad estructural del secto~moderno (privado y estatal) para generar empleo;

Sobre este aspecto terminológico, sería conveniente distrnguir lasreflexiones y análisis reálizados por investigadores independientesque destacan el doble origen, demográfico yeconómico, del excedenteestructural de fuerza de trabajo, de, aquellas reflexiones de tipoinstitucional más recientes (por ejemplo, Tokman: 1987), que tiendena considerar principalmente al aspecto demográfico para explicar elsurgimiento del sector informal:

"El principal arxumento acerca del origen del sectorfue el excedentede mano de obra (...)."(Tokman; 2, 1987)

Parece evidente que, a través de la tesis y la terminología delexcedente estructural de fuerza de trabajo, es este último enfoque decarácter demográfico, el que finalmente se ha impuesto, sobre cual­quier concepción que se tenga de aquella problemática. Pero, más alláde este aspecto terminológico y de sus ambigüedades teóricas, seconstatará que no solamente esta tesis, no agota la cuestión delmercado laboral urbano, sino que sus presupuestos limitan el campode análisis al ocultar totalmente ciertos aspectos que son fundamen­tales.

La problemática del excedente estructural de fuerza de trabajopuede ser caracterizada por los siguientes tres niveles de análisis:

-el empleo,-el individuo,-un enfoque estático.Sin embargo, esta aproximación ~s insuficiente para dar cuenta

de las condiciones reales de reproducción de la capacidad laboral;estas necesitan tomar en cuenta:

-el ingreso antes que el empleo,-el hogar antes que el-individuo.-un enfoque dinámico antes que estático."La observación más trivial y el empirismo mas inmediato'obligan

a este tipo de aprehensión de la realidad económica ysocial si se quiere

DE MIRAS / ROGGlERO 89

comprender cómo se desenvuelve, a nivel económico, el manteni­miento concreto de la capacidad laboral en una sociedad dada. Así, esel ingreso global disponible y presupuestario en la unidad familiar loque determina, a largo plazo, una de las condiciones de reprcxfucciónde la oferta de la capacidad laboral en el marco de relaciones mercan­tiles.

- Entoces, si se considera que el empleo tiene como finalidad; entreotras, permitir el intercambio de una capacidad laboral por un ingresoyque aquel ingreso esté destinado a cubrir las necesidades monetarias,no de un individuo, sino de una unidad de reproducción económica(que designaremos como "hogar", esté constituido por uno o másmiembros), se pueden circunscribir tres categorías de hogares:'

i) Los hogares en los cuales -la reproducción económica a largoplazo está intewalmente satisfecha por los ingresos (salarios y/oganancias) obtenidos de actividades privadas tipo capitalista opúblicas, como asalariados de alto nivel (gerentes, ejecutivos,ingenieros, etc.) o propietarios de medios de producción (en elcaso de las empresas privadas o mixtas);

- ii) Los hogares en los cuales la reproducción económica a largoplazo está parcialmente satisfecha por los ingresos capitalistas de

, tipo salarial (empleados, obreros, etc,), siendo la diferencia exis­tente entre el ingreso tqtal disponible por estos hogares y sus"ingresos capitalistas de tipo salarial" cubierta podas ingresosobtenidos del sector informal;iiii) Los hogares en los cuáles la reproducción eConómica a largoplazo no recurre a ingresos (salarios y/o ganancias) pagados por

-empresas privadas o públicas. ' 'El excedente estructural de fuerza-de trabajo estaría en realidad

compuesto por los activos "informales" de la categoría de hogares -ii)Ypor todos los activos (por definición "informales") de ,la categoríaiii)~ Ello nos' muestra que si bien los activos pueden ser calificadoscómó "informales", existe, al contrario yretomandoestalerminologúi,una categoría de hogares que sería, a la vez, ,informal y formal,teniendo en cuenta la multiplicidad de sus ingresos.

Por lo anterior, deSde el punto de vista de la reproducción sOcio­económica, y enfocando el análisis 'a partir de la unidad pertinentecomo es 'el hogar, las nociones de sector informal y de excedente

90 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

estructural son totalmente inoperantes. Y, si se razona en términosdinámicos, la última categoría de hogares (cuya totalidad de activosperten,ecen por definición al sector infonnal) debe ser a su vez subdi~

Vidida'; conviene efectivamente distinguir: .-los hogares donde ciertos activos e inactivos actuales han

trabajado y/o trabajarán en el sector privado capitalista o en activida­des públicas,

. -los hogares donde los activos jamás han tenido, tienen o tendráningresos salariales obtenidos del "sector moderno".

La reproducción de los primeros ha recurrido y/o recurrirá a lasremuneraciones salariales "modernas"; al contrario, únicamente lareproducción de la capacidad laboral de los segundos se realizarátotalmente fuera de la esfera "moderna", desde el punto de vista delorigen de su ingreso.

Así pues, en una perspectiva dinámica, todos los hogares queaseguran su reproducción gracias a los ingresos informales, pero que·en el pasado han acudido y/o que en el futuro acudirán a salariosdistribuidos por el sector privado capitalista o público, pertenecen ala categoría ii) y no a la iii). Entonces, los activos supernumerariosnetos, dedicados a largo plazo únicamente a los oficios del sectorinformal, representan un número muy inferior aolo que puede hacersuponer la noción de excedente estructural de fuerza de trabajo.

Dicho de otra manera, si se tiene en cuenta a la vez la mezcla deingresos (formales e informales) y la movilidad pasada, presente yfutura entre los dos famosos sectores, la noción de excedente estruc­tura:! oculta totalmente, al razonar estáticamente y solo a nivel de losindividuos, el proceso real mediarite el cual se realiza concretamentela reproducción socio-económica en las economías periféricas. Eitaproblemática no se interesa más que por la suma de individuos que nose'encuentran insertos en el "sector moderno" a un momento dado,considerando que los movimientos individuales desde el sector mo­derno hacia el sector informal yviceversa, no crean finalmente ningúnempleo suplementario en el sector moderno, cuya capacidad de ab­sorción pennanece igual, es decir restringida.

Por eso, con este enfoque limitado, la problemática del excedenteestructural oculta, a la vez, tres procesos que no pueden ser ignoradossi se desea superar la visión estadística y cuantitativa ligada a estos

DI ~ M liZAS I ROC,(¡IEIW 91

enroques del excedente estruclural y del sector informa!. Se tratan delos siguientes procesos:

-La realidad de la reproducción socio-económica en las econo-·-mías periféricas, como lo hemos esquematizado más arriba.

.-La función del ejército industrial de reserva juega, sin duda, unpapel por el amplio conjunto de pequeños oficios urbanos (como loha subrayado y matizado Nun en 1969), recuperando o liberando unacapacidad laboral de acuerdo a las necesidades de las empresas mo­dernas capitalistas o estatales (por cierto, una .visión simplista queconsidera estos pequeños oficios como un simple sector de esperasometido directamente a los ciclos de la acumulación capitalista,forzaría la realidad: la adecuación entre los tipos de capacidad laboraldemandados por el sector moderno por rama y capacidad de creci­miento y la capacidad de oferta laboral de los pequeños oficiosurbanos, no se da como una igualdad aritmética).

. De este modo, una de las mayores debilidades de esta problemá­tica del excedente estructural de fuerza de trabajo es su enfoqueestático y estrictamente limitado al número de empleos abiertos porel "sector moderno" sin tomar en cuenta, más allá del volumen deempleo, las otras formas de relación causal y de interacción entre lossectores capitalistas, privado y público, y las pequeñas actividadesmercantiles urbanas..

PeJo no se puede quedar solamente ahí, pues, como corolario dela crítica precedente, se va a demostrar que es toda una área de larealidad económica que está oculta. En efecto, si consideramos tantola sobreabundancia de oferta de capacidad laboral y la escasez relativade empleos asalariados, no puede dar como resultado más que unefecto global hacia la baja de la tasa del salario medio real otorgado alos trabajadores de los sectores privado y público. Veremos post.erior­mente por qué el salario obtenido por la categoría de hogares (ii) esinsuficiente para afrontar las necesidades monetarias de esas unidadesde reproducción. Para ello, los activos de esos hogares, sean asalaria­dos o no, de los sectores capitaJ.istas, privado o público, deben movi­lizar otras fuentes de ingresos, salariales o no salariales, a partir depequeñas actividades mercantiles urbanas.

Por cierto, ahí también se puede replicar que la tesis del exceden­te estructural no dice más que eso y, frente a las necesidades moneta-

92 HABÍA UNA VEZ PEQUENAS...

rias y a la escasez de empleos en los sectores capitalistas, privado ypúblico, los trabajadores deberán crear sus propios recursos e ingresaren el llamado sector informal. Entonces, el excedente estructural tieneen cuenta este tipo de situación iry.ducida porel nivel de remuneraciónsalarial real.

Se puede presentar una doble respuesta a la argumentaciónprecedent~: .

-Por un lado, ningún autor que se inscribe en la problemática delexcedente·estructural de fuerza de trabajo, hace mención al nivel delsalario real qj.le paga el "sector moderno" como uno de los elementosque pueden explicar la génesis del sector informa!. Ello resulta aúnmás extraño, ya que ese nivel salarial es, directamente, uno de losproductos del factor demográfico y del model.o de crecimiento de laseconomías periféricas, ampliamente comentados en esa literatura.

-Por otro lado, convendría preguntarse sobre la adecuación entrelas necesidades monetarias de las unidades de reproducción familiaryel ingreso salarial, al observar que,.para ciertos hogares, esta igualdades efe<;tiva (una minoría, situada en los estratos sociales acomodados),mientras que para la mayoría de hogares donde el jefe es un asalariadode los sectores capitalistas, privado o público, la. desigualdad es laregla. Y es justamente esta desigualdad inicial la que genera, no llnademanda de empleo suplementario, sino una búsqueda de inwesosadicionales. Es evidente entonces que esta búsqueda es necesaria nosolamente por la carencia de empleos "modernos", sino también porla existencia de empleos asalariados pero cuyas condiciones de remu­neración son inadecuadas (para retomar la formulación general deHart -1973-). . .

De este modo, se llega a considerar que existe no solamente unexcedente de fuerza de trabajo sino tambi~n un déficit estmctural decreación y de distrihuáón de inf?!esos salariales suficientes. Que sea através de empleos creados y obviamente a causa de que no existen, lamasa global de ingresos salariales reales distribuidos por los sectoresprivado y público, es estructuralmente insuficiente para permitir lareproducción económica de la población urbana, en el contexto de laseconomías periféricas.

Esta es la tesis clásica que desarrolla elmarxismo ortodoxo queanaliza exclusivamente la funciónde los pequeños oficios como fuente

DEMIRAS/ROGGIERO . 93

necesaria de ingresos suplementarios, en razón del reducido nivel desalarios distribuidos por el sector capitalista periférico. Si, por cierto,no se puede negar que esta problemática aclara en parte el procesode formación de los ingresos de los hogares, no lo agota: habría quepreguntarse entonces,si los mecanismos que permiten el estanca­miento o la inercia relativa de la tasa salarial en el sector capitalistapúblico o privado, no juegan igualmente el mismo papel en el conjunto

.deJas formas de producción. Es decir que, incluso en las formas deproducción no capi talistas(pegueños .oficios, artesanía, y otras activi­dades llamadas informales) actuarían las mismasmodalid.ades de fija­ción del precio de la capacidad laboral.

. Si efectivamente, los ingresos no capitalistas permiten afrontar lainsuficiencia de los ingresos salariales pagados por las.empresas capi­talistas, también van a permitir completar los ingresos de la mano deobra empleada (trabajadores a destajo, temporales, aprendices nofamiliares, asalariados no registrados, etc.) por estas mismas activid<l~

des no capitalistas. Entonces, lo que se estaría cuestionado, son losfundamentos, enJas economías periféricas, de la fijación del precio dela capacidad laboral en todas las formas de producción yno únicamen­te de la de la fuerza de trabajo, correspondiente al sector capitalista~

, 3) Finalmente, otro aspecto de la problemática del. excedenteestructural de fuerza de trabajo, que merece ser considerado, es el

.modelo de crecimiento. capitalista de las economías.dependientes(caracterizado generalmente como de substitución de impor~

taciones),su efecto sobre la creación de empleos asalariados y susconsecuencias sobre la fisonomía del mercado de trabajo en la peri­feria.Alrededor de estos temas van a circular ciertos supuestos yaproximaciones teóricas que terminarán por petrific~rla problemáticadel excedente. . " .. . '.

La aproximación más. común consiste en asimilar "poblacióneconómica y estructuralmente excedentaria" con "capitalismo perifé­rico", ya sea para denunciar su irracionalidad o ya sea para constatarlos desequilibrios estructurales, en relación a las necesidades sociéilesdentro de las cuales el empleo es loprin~ipal. .

En su. versión más ortodoxa, seobserva una inclinación a. con­siderar que la industrialización capitalista periférica produce de ma­nera sistemática la proliferación del subempleo.en el medio urbano.

94 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Ciertamente, una observación fundada solamente sobre las econo­mías sudamericanas podría refrendar una generalizacíón de ese típo.Pero las díferenciaciones industriales que se desarrollan actualmentea escala mundial, en el marco de las economías periféricas, no permi­ten formular afirmaciones universalizantes. Además, en esta concep­ción ortodoxa, existe cierta ambigüedad, ya que no se precisa clara­mente:

. -Si lo que se cuestiona son las relaciones de producción, de tipocapitalista, con sus relaciones de explotación y de clase que inevita­blemente ellas generan;

-O, al contrario, si lo que se denuncia es la falta de dinamismo dela esfera capitalista en la periferia, que es incapaz de integrar a latotalidad de la fuerza productiva humana disponible.

En el primer caso, es la extensión de las relaciones de producciónlo que debe inquietar. Enel segundo caso, es lo inverso. Todo dependede si se entiende como denuncia de las relaciones de produccióncapitalista o bien como preocupación por la incapacidad de un modelode crecimiento para utilizar el conjunto de las fuerzas productivasdisponibles. En cualquier caso no se trata exactamente del mismodebate.

El primer debate, político, se refiere a la organización de lasociedad y es eminentemente revolucionario, ya que considera, demanera implícita, que únicamente otras relaciones sociales, basadassobre el interés de la mayoría, estarán en capacídad de reinvertir latendencia al subempleo que genera el crecimiento capitalista en laperiferia.

El segundo, economicista, trata sobre los límites del crecimiento,en intensidad yduración, del modelo de substitución de importacionesal mermar la capacidad de absorción del potencial de trabajo humano,tanto por las actividades industriales y de servicios. Dicho de otraforma, es una forma histórica (la substitución de importaciones) delcrecimiento capitalista periférico que, combinada con una situacióndemográfica dada, va a dar las condiciones específicas de constitucióny de funcionamiento de un mercado de trabajo segmentado.

El deslizamiento teórico que consiste, a partir de esta obser­va<;ión, en cuestionar de manera global la dinámica del capitalismoperiférico y, más aún, sus particulares relaciones de producción, no

DE MIRAS / ROGGIERO 95

parece muy sostenible: ni a nivel político, pues, como lo hemosdemostrado, resultaría paradójico, ni a nivel analítico, por no tener encuenta las diferenciaciones existentes, en la periferia, entre las eco­nomías dependientes entrampadas en la substitución de importacio­nes (en América Latina), y aquellas, en crecimiento, encarriladas enun proceso de exportación manufacturera y de productos finales (enel sud-este asiático).

Si bien es legítimo cuestionar, en términos revolucionarios, lasrelaciones de producción capitalista en todas sus formas históricas(centrales, periféricas, en los modelos de agroexportación, de substi­tución de importaciones o de substitución de exportaciones), encualquier caso, es indispensable -cuando se buscan las causas delexcedente estructural de fuerza de trabajo- no limitarse a una simpleformulación de principios. Pues, al denunciar globalmente al capita­lismo periférico, también, se está demostrando que estecapitalismono induce necesariamente el subempleo urbano (lo que no evitacuestionarse, por supuesto, sobre las condiciones de trabajo en lascuales se da, en el sud-este asiático, esta tendencia al pleno empleo;pero, ese es otro debate).

Si se quiere distinguir entre toma de posición política y análisisteórico, parece pertinente interrogarse sobre los factores (internos­externos, económicos-políticos) que mantienen a la mayoría de laseconomías sudamericanas en este yugo económico basado, de manerageneral, en la agro-exportación y/o la substitución de importaciones.0, mejor dicho, ¿cuáles son las condiciones sociales, capitalistas o no,que abrirían perspectivas de evolución de aquel modelo de crecimie­nto?

En los análisis de los autores que no cuestionan explícitamente elmarco capitalista de relaciones de producción en la periferia, la pro­blemática del excedente estructural de fuerza de trabajo presenta unadoble característica: la situación del mercado laboral se origina en elpasado y se explica por el modo de industrialización interno de estaseconomías dependientes. Así:

"la existencia en la mayoría de las economías hete1Vf?éneas de unexcedente laboral 'orifinario' o preexistente respecto al inicio delproceso de industrialización... "(Carbonelto: 48,1987)

96 HABÍA UNA VEZ I'EÜlJl.:ÑAS...

(el fenómeno de la persistencia del excedente) "Es, en esencia, unfenómeno de pequeñez relaliva ori¡{inal y también un fenómeno dehetero¡{eneidad en los mercados de trabajo,"(Mezzera: 30, 1987) ."Todo ello, fue configurando un proceso de desan·ollo no annónico,desi¡{ual con la presencia de un sector relativame,!te mollemo, diná­mico y vinculado con el exterior, junto con otro sector intemo desar-ticulado y pobre." .(Placencia: 61, 1987)

Estas tres citas muestran que' en las condiciones históricas degestación del modelo de crecimiento ele las economías latinoameri"canas, es preciso buscar los fundamentos de su industrialización,sus características y sus límites en materia de empleo.

"Nuestro proceso industrial es insuficiente para crear empleo, sinrestarle importancia a su contribución en las últimas décadas. Suorientación ha plivilef{iado la maquinización en detrimento de lamano de obra... " .(calderón: 7,1989)

Mientras que el análisis del proceso contemporáneo de la in­dustrialización de los países periféricos, en el contexto de -la divisióninternacional del trabajo, constituye uno de los fundamentos deldesequilibrio del me'rcado laboral. Destacaremos las siguientes pers­pectivas dominantes en la problemática del excedente estructural:

-El modelo de industrialización periférico aparece como un fac­tor rígido cuyas raíces se ubican únicamente en el pasado económicode estas naciones latinoamericanas; además, se presenta generalmen­te como un factor explicativo a nivel estrictamente nacional;

-En sí mismo, el excedente estructural de fuerza de tn~bajo

parece una fórmula explicativa en sí de la cual se conoce los grandesejes, pero que se vuelve como un postulado del subempleo urbano.Mientras más es utilizado este postulado, más se empobrece: adquiereuna suerte de pertinencia en sí, una especie de autonomía explicativaintrínseca que no necesita que se indague más su contenido ni seremonte hasta sus presupuestos.

Sin entrar en el amplio debate sobre los modos de crecimientO enla periferia, es evidente que ia simple referencia a la inercia históricadel modelo de industrialización vigente en el Ecuador, es del todo

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insuficiente para comprender la dinámica de este modelo de indus­triali~ación, aunque si bien estos dos argumentos, el uno histórico y elotro nacional, tienen fundamento.

El modelo agroexportador y de substitución de importaciones essiempre dominante y actuante: La inercia de la historia económicadestacada por quienes están inscritos dentro de esta perspectiva, esuna constatación, más no una explicación. Además, este modelo deindustrialización (y el sinnúmero depequenos oficios de subsistenciaque éste induce) no es solamente ún fenómeno específicamenteecuatoriano, pues es la vía de crecimiento de la mayor parte de laspequeñas economías latinoamericanas. .

Además cabría observar que dentro de las grandes economíasmexicana, brasileña o argentina, también se desarrolla un sectorinformal extendido y activo. Sin embargo·, aquellas economías dispo­nen de un mercado interno importante yde un sector de exportaciónde productos manufacturados y, por consecuencia, pertenecen a unmodelo de industrialización que no corresponde al clásico de lasustitución de importaciones. Es decir que el sector informal y elexcedente estructural no son prerrogativas solamente del modelo desustitución de importaciones, pero sin que se pueda afirmar que estosfenómenos laborales estén intrínsecamente ligados a todas las formasde industrialización periférica, ya que, como lo hemos señalado, lasituación de algunas economías del sud-este ásiático no permiten estageneralización.

Estas situaciones obligan a retomar la reflexión sobre las dinámi­cas -{) los estancamientos- a largo plazo de las formas de crecimientoen América Latina al compararlas con aquellas de los Nuevos PaísesIndustrializados de sud-este de Asia (Singapur, Taiwan, Hong Kongy Corea del Sur) que han podido rebasar la fase de sustitución deimportaciones y/o de agro-exportación en condiciones históricas es­pecíficas. Pues, obviamente no se tratRde concebir una comparaciónnormativa, sino profundizar el análisis de las múltiples formas de "laindustrialización en el subdesarrollo" 5 y de su transición: es lógicoque a largo plazo la reducción estructural del ejército de los pequeñosoficios urbanos y del desempleo se logrará solo en el marco de otro

5 Salama el al.: 1982.

98 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

modelo de industrialización yde una evolución en el patrón demográ-fico. .

Estas observaciones muy generales solo tienen el propósito deprecisar algunas ideas generalmente escamoteadas en la temáticacomún sobre el excedente estructural de fuerza de trabajo. Una deaquellas ideas es que la dinámica económica contemporánea delEcuador no ha comenzado con la sustitución de importaciones y,obviamente, no se detendrá en ella, aunque históricamente las rigide­ces económicas. actuales parecen estar fuertemente arraigadas:-1860/1920: fase de cacao-exportación,-1920/1950: fase de agroexportación parcialmente diversificada: ca-

cao,caucho,café, tabaco,et~,-1950/1970: fase de una agroexportación dominada por el banano e

inicio de una industrialización basada sobre la demanda interna(azúcar, textiles, cemento, jabón, aceite),

-1970/1982: fase de industrialización por substitución de importa­ciones en un marco proteccionista y en un contexto de fuertecrecimiento generado por la bonanza petrolera.-La década de los 80 habrá sido una fase de recesión inducida por

la caída de los precios del petróleo y por los efectos indirectos delendeudamiento externo (ajuste y falta de renovación de nuevus cré­ditos), y en el mismo marco de crecimiento.

De cualquier modo, la problemática pertinente parece relaCio­narse sobre todo con las condiciones sociales, internas y externas, dela transición hacia modelos de crecimiento que no estén enfocadoshacia la sustitución de importaciones. A menos que se considere alexcedente estructural de fuerza de trabajo como una fatalidad. U nareflexión global sobre el desfase entre la capacidad de trabajo y laoferta de empleo no puede eluair un análisis de la dinámica -{) desuausencia- de los modos de crecimiento industrial y de su transición,en la periferia.

No se trata de otra reflexión que sería ajena a la problemática dela subsistencia y de los pequeños oficios urbanos. Es, al contrario, susubstancia. La mayor parte de las aproximaciones en términos delexcedente estructural se detienen en el borde de la problemática delmodelo de crecimiento, sea para desplazarse hacia una perspectivarevolucionaria, sea para considerarlo como un proceso histórico insu-

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rerahlc, anLes que convertirs~ en la necesaria extensión analítica.Paralelamente a una retlexión de corto y mediano plazo sobre lasrcqucñas actividades y el subempleo urbano en este marco de subs­titución de importaciones, sería interesante desarrollar una perspec­tiva analítica a largo plazo sobre ese modo particular de crecimiento,y particularmente sobre las causas de su persistencia y de su estanca­miento en América Latina.

b) Sobre el sector informal urbano.

Formularemos aquí dos series de observaciones. La primera nosconducirá a revisar ciertas críticas clásicas formuladas con respecto aesta noción. En esta perspectiva, presentaremos también ciertas tesisnovedosas a propósito de las insuficiencias de esta noción. Pero antesmostraremos los límites de estas críticas teóricas que se detienen enel lugar donde comienza el verdadero poder de la noción de sectorinformal, que se ubica fuera del campo teórico.

1.- .Las críticas teóricas formuladas con respecto a la noción desector informal. .

Se conocen las críticas clásicas que, por ejemplo, cuestionanciertos supuestos de la noción de sector informal:

-El dualismo 'que segmenta la realidad social al definir,ex·c1uyentemente, un sector residual en oposición a un sector formal;también, su contenido es peyorativo y alude a un universo económico.sin forma ni estructura. Maldonado j de su parte, rechaza la pertinenciade una definición a·la vez cerrada y universal del sector informal:

"El campo de análisis con respecto a la teoría acrítica y ahistórica delo 'informal'se ve así profundamente modifLCado. Resulta, pues,inútil y estéril definir un sector infO/mal 'a priori', a partir de suscaracterísticas internas. (... )Por el contrario, los estudios que se ubican en la ,óptica de lasestnlcturas hetero{?éneas buscan' elucidar cómo, en .una situaciónhistórica dada, la dinámica {?enerada por la valorización del capitalen{?endm la hetero{?eneidad de lasfonnas de producción. .."(Maldonado: 80 y81, 1987) .

-La noción de informalidad es en principio descripti,\a, al englo-

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bar a todas las actividades que no dependen directa o indirectamentede la lógica del capita!.Pero es también una roción ideológica: .

"(...) pues mediante ella se quiere demostrar la eiistenciade unarealidad excluiday excluyentede'lasrelacionesde produccióncapita­lista (sector 'fonnal' de Ú1 economía). "(Rodríguez: 120, 1988) .

Pero, más allá de lo que podemos llamar como críticas clásicas,surgen otras aproximaciones originales que refutan la validez y elinterés de la noción de sector informa!. Particularmente en materiade políticas de empleo, que constituye el marco privilegiado en el cualse e~iende la noción de sector informal, Lautier propone una refle-xión teórica indispensable., . . '

Partiendo del ejemplo del 'nordeste brasileño, Lautier va a preci­sar una tipología de vinculaciones posibles entre "si" (sectorinfor­mal) y "SF" (sector formal) y su implicación sobre una política deempleo, señalando. Respecto a las "trayectOrias de movilidad de losactivos": . .. "...una política de empleo que no topa más que un elemento de' lacadena de la movilÚiad tendrá efec'tos sóbre el sisteinade empleo, seai?loqueando, sea acelerando la movilidad, sea reorientándola. Por

. ejemplo lijar' la mano de obra joven del sector infonnal, es privartambién a la industria de un 'vivero' de mano de obra eStatútariainén­iedescalificada, pero acostumbrada ya al trabajo y poseedora de una

.. experiencia no codificada. 6, a la inversa, limitar el tUln~Óver deciertas industrias o sehJicios fonnales, puede tamblin privar de ú;wfuentede microempresarios calificados, poseedores de unaexperien-ciáé ins,critos en una red de infonnadlm y solidaridad." ,(Laútier: 4, 1986) .. ,Lautier rebasa una visión sectorial CláSica de accione.<> de promo­

ción favorable para evitar los riesgos de losefeetos perversos que ellaspueden generar. Tal perspectiva sistemática es notablementéausentcen la mayor parte de las preocupacionesde polÍticas de promoción enfavor del sector informa!. .

Respecto de la "fórmación de los ingresos":"...la diversidad de inffesos familiares (SI + SF) esgeneralmenle lasolución implícita a la ausencia de una polúica de empleO por ejem­

. plo, los despidos de lagran iiidusl11a pueden ser"soportádos' f.,,,acla,l'

DE MIRAS/ ROGGIERO 101

a las estmcturas familia res y/o infonnales; (...) tal óptica es en princi­pio falsa en los hechos (. ..). Pero ella revela, sobre todo, una visión de

,la articulación SI-SF a rechazar: el SI existiría para 'amOltiguar' lasconsecuencias de la evolución del SF, vía la familia. Pues, esta visiónolvida que el SI no pUede jugar esta función más que en una situació"nprecisa; por ejemplo, el número de 'empleos e lnifresos en el SI sonestrechamente dependientes de 'los iastos-de los activos del SF dirigi­dos hacia iil SI (...). O además, una aceleración deltilm-ové en el SFempujará ala formación dé un ahon:o que es-genefalrnente la condi-

. ci6npara la creación de empleo en el SI. " . ..(Ibid: 6)

Esta complejidad en el origen y la variedad de ingresos 'de loshogares populares no permiten justificar, según Lautier, la ausenciade.una, política de empleo (más aún que'se trata no tanto de unaausencia total de política de empleo como de' las concepciones secto­riales dualistas que generalmente ésta contiene ).

-Respecto a los "vínculos comerciales entre sector formal ysectorinformal". Hay tres tipos de vinculaciones que, según Lautier, van másallá de la subcontratación: - . ,

Primero, la funcionalidad del SI en relación al SF va, sin duda,más allá del mero factor "precio de venta" (que estaría además porser demostrado o al menos precisado):

"Se puede decirque otros tiposde fimcionalidad existen desde elpuntode vista' dél comprador: horariodeapeltura,' nivel dedéal de lamercadería vendida, y sobre todo localizaci6nde los puntosde venia."(Ibid: 6y 7). Segundo, la especialización de ciertas firmas formales en elapro~

visicinamiento de-las unidades informales no sería· indiferente a la"formalización de lo informal".· Tercero, y a propósito de la subcon­tratación de ejecución, se mantendrá particularmente la· siguienteidea, que ha sido escasamente considerada en las políticas de apoyoal sector informal:

"..:conviene burlarse de la idea según la cual seria el lugar de emer­gencia de un estrato de pequeñosempresarios que va, afin de cuentas,a crear una dinámica de empleo. (..;) ...sialgri,nos de ellos crecen y

. :acumulan creando empleo, esto se da eliminando a competidores y. suprimiendo empleos; sería entonces urgente hacer un estudio siste~

102 ."HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

mático de Los efectos de La concentración sobre eL empLeo aL interiordeL sector infonnaL. "(Ibid: 8)

En una conclusión preliminar, Lautier pone acento sobre lanecesidad de "investigaciones confiables para el establecimiento deuna política de empleo" considerando que ellas deben ser en princi­pio teóricas antes de ser empíricas. El autor esboza aquí sobre todo lavía que se abre entre el dogmatismo estéril y el empirismo ciego, pararepensar los fundamentos de una política global de empleo:

"La cuestión principaL, a nivel metodoLóf(ÍCo, no es La oposición:investiRación teórica-investiRación empírica. Es ante todo, en La eLa­boración de una vincuLación entre estos dos tipos de investi!(aciones.La mayor difLCuLtad, aL mismo tiempo que eL mayor imperativo, esdejar de Lado un esquema de teorización. (...) La repetición de textos'saf!(ados' (sean neoclásicos o marxistas) y su aplicación en La reaLi­dad (... ) es un ejercicio a La vez reLativamente fácil y perfectamenteineficaz. De otro Lado, la acumuLación de datos empíricos sin probLe­mática expLícita, y sin que La probLemática sea modificada enfunciónde Los datos, impulsa Las intenJenciones de Los poderes públicos depoco en poco, contradictorias entre ellas y Refleradoras de efectosperversos. "(Ibid:12)

2.- Utilización de la noción de sector informal urbano en elcontexto ecuatoriano.

Al considera~ el caso ecuatoriano, qúisiéram9s ahora resaltarcómo se ha realizado este proceso de viraje ideológiCo, desde lamarginalidad hacia la informalidad. Para eso, recordaremos, en primer

. lugar, cómo se desenvolvía, en el país, la nueva temática del sectorinformal, destacando las etapas de su surgimiento en el campo del;:málisis y en la área dc la operaciollalidad. Emitirclllos algunas hipótesisen cuanto a los factores no cicntíiicos quc van a explicar la difusión deesta noción cn el transcurso de los diez últimos años cn cl.Ecuador.

Las primeras referencias que hemos encontrado, que aluden a lanoción de sector informal, se ubican, una a finales de los 70, y las otras,al inicio de la década de los 80. Las presentamos aquí tan solo como

DEMIRAS/ROGGIERO 103

una ilustración del proceso. La primera aparece en un texto sobre laspolíticas de empleo en América Latina:

"Sif7l~ficativamente, el sector mfonnal es el mas impOltante en tél7ni­nos de absorción de mano de obra. Ocupa el 52% de la mano de obraurbana; el 48% restante coITesponde al sector moderno. El sectorinfonnal alcanza un mayorporcentaje (34%) en los centros urbanosmás pequeños de Quito y Guayaquil (18%). El porcentaje de pobla­ción ocupada es más alto en estas últimas cilidades (27%) que en lasprimeras. "(Chamarra: 112,1977). Otra aparece en un documento de pianificación:"Elsubempleo es más a!:udo en el sector mral y la falta de opoltuni­dades de trabajo, unidas a las mejores expectativas de ÍJwreso y devida en las ciudades, ha !:enerado un fuerte proceso de mi¡;ración,mral-urbana, lle!:ando a cOfifonnarse el sector mfonnal urbanodebido a que las actividades modernas tampoco han sido tapaces deabsorber los nuevos contm!:entes de mano de obra, ala tasa requeri­da. "(CONADE: 1980,31)

Y, finalmente, ha sido localizada una más, en untextotela:tivo alos "Grupos Pobres":

"En primer parece {sic} existir una cierta relación ~ntre 1(J pobrezaurbana y el denommado 'sector mfonnal urbano'." 6(Ra>ales: 11,1981) 7

La primera y tercera citas son interesantes ya.que mencionanlsu vez, corno su fuente, a un texto del PREALC que data·de 1975 ,relativo al empleo en el Ecuador, en el cual, el uso de la noción desector informal para caracterizar la situación ecuatoriana, parece ya

6 Subrayados nuestros ,7 Sin embargo, en un texto ligeramente posterior, este mismo autor'prefiere la

utilización de otra terminología: la de "sector tradicional", Ello muestra que 'Ianoción de sector informal no. es asumida plenamente todavía:"Al sector tradicional corresponden actividades cuya generación total de bienesy servicios es baja pero que, por el contrario, son fuertemente utilizadores defuerza de trabajo. (artesanos, comercio informal y/o ambulante, reparacionesdiversas, servicios a los hogares: jardineros, lavanderas, etc,;,) Buena parte deltambién denominado 'sector informal urbano' va a satisfacer las demandas ynecesidades de los propios sectores populares... "(Rosales: 136-137, 1982)

8 Prealc; Situación y Perspectivas del Empleo en Ecuador, 1975 (1976 en eltexto de Rosales).

104 HABÍA UNA VEZ PEQUI~N¡\S ..

sistematizado. De este modo, en la segunda mitad de los 70, la nociónde sector infonnal ha sido ya aplicada desde el exterior al contextoecuatoriano, pero hará falta llegara inicios de los 80 para que estatenninología sea retomada en el Ecuador y, comience a aparecer enla literatura nacional. .

A nivelde los estudios empíricos estrictamente sobte el Ecuadorque hacen referencia explícita a la noción de sector informal, es apartir de 1982 que se puede hallar las primeras evidencias: .

"InvestiRaciones empíricas de las cuales la pronera la hicimos aquímismo en Guayaquil -en el Guasmo- y la seK1J.nda la hicimos enLima, dieron resultados... " .(Mezzera: 35, 1987)

y también:"Es particularmente interesante la experiencia efectuada en Guaya­quilentre los años 82y 84porNaciones Unidas, la OIT, Yque continúaactualmente a ca'!?o del Robiemo ecuatoriano. "(Kritz: 247, 1986)

Indicios de aquellas investigaciones hemos podido encontrar enun estudio de Carbonetto, en el marco del proyecto PNUD/OIT/SE­CAP, del cual hemos encontrado un documento titulado: "MarcoConceptual y Esquema General del Programa de DesarrolloEmpresarial. Anexo: Encuesta a Establecimientos Informales delGuasmo (Productivos)", fechado en marZo de 1982: .

En lo que concierne a las estadísticas nacionales del Ecuador,habrá que esperar la ejecución de la "Encuesta Permanente de Ho­gares sobre Empleo, Desempleo, Subempleo", realizada por el INEMen Quito, Guayaquil y Cuenca, en noviembre de 1987, para veraparecer la noción de sector informal como categoría de lasestadísti­cas nacionales.

Como vemos, l~temática del sector informal, ha necesItado casiun decenio (1972-1982), desde de su aparición en los artículos de Harty' .del informe :Kenia' de la OIT, p(i(aque sea desarrollada en elEcuador. . . . . -

Sin duda, en América Latina, el ritmOde difusión de 'esta nuevanoción- ha sido muy diferente de un país a otro. En el Ecuador, lanoción de sector informal circuló ya desde antes de 1980, pero sininfluenciar verdaderamente en los esquemas de reflexión queservían

DE MIRAS / ROGGIERO 105

de referencia para el estudio de las pequeñas actiVidades urbanas(ejército industrial de reserva, marginalidad, estrato popular, etc.).Para comprender luego las modalidades de penetración de la tesis delsector informal en el Ecuador, es necesario no olvidar la situacióngeneral de la economía ecuatoriana. En Africa y en América Latina,las mismas causas han producido los mismos efectos con 10 años dedesfase. Así, en Africa, ha sido evidente, que desde el iriicio de los años70 el modelo de industrialización implantado desde 1960, no logróabsorber la capacidad de trabajo disponible. Por lo tanto, el sectorinformal se convirtió en la panacea.

Al contrario, en el Ecuador, la época petrolera (1971-1981)postergó la preocupación estatal con respecto al subemple<?, por loque, al inicio de los años 80, ha hecho no únicamente falta, enfrentarla recesión'económica producida por la caída considerable de la rentapetrolera, sino también tomar conciencia de la debilidad estructuraldel modelo de crecimiento en materia de empleo. De, ahí, 'elsurgi­miento, a partir de 1982, de la temática del sedor informal,en todoslos niveles de comunicación (científicos, periodísticos, políticos, etc;).Después de 1982, la noción de sector informal va a difundirse ·en laliteratura ecuatoriana, incluso en los análisis de ·apelación ,marxista,en algunos casos con una cierta prudencia, demostrada a través dela ..utilización de las comillas..

"As4 refiriéndonos especialmente al Ecuador de la década de lbs 10,a·la par de un desa"ollo de tipo úulustrial, que ha dado IU1fil.r a laconsolidación de una clase obrera OT'l{anizada, .se han multiplicado

. una serie de actividades de tipo 'informa/'.;. "(Farrell: 11 y 12, 1983)

Luego, la tendencia se amplía. Este hecho podría ser ilustradopor el siguiente esquema: si en un primer momento, alfinal de los años70, es la temática del sector informal que se acerca hacia los teóricos,serán luego, aproximadamente a parti(del año 1983, aquellos teóricosqllienes entrarán de lleno enesta temática del sector informal vincu­lándose con las preocupaciones de las organizaciones internacionales.

'. Esta convergencia, puede ser comprendida .fácilmente. Por unlado, los especialistas ecuatorianos de .las ciencias. sociales habíanadquirido ya una sólida experiencia en .el campo de la economíaurbana a través de numerosos estudios, lo que les hacía contrapartes

106 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

naturales de las organizaciones internacionales. Por otro lado, estanueva temática desarrollada por estas entidades, iba a fomentar innu­merables estudios de encuestas y la constitución de equipos a nivel decada país, constituyendo ello perspectivas de financiamiento paraestos cientistas sociales.

Este acoplamiento de las.diferentes aproximaciones cobijadasbajo la bandera del sector informal, ofrece ahora esta formadominan­te y muy particular, de la producción científica sobre las pequeñasactividades urbanas en el Ecuador: un fondo marxista, más. o menosmarcado, con una referencia explícita a la problemática del sectorinformal (desde luego, en cuanto al nivel analítico de esta producciónliteraria, se puede constatar una gran heterogeneidad con respecto alos enfoques, temas o intéres). Además, esta problemática es suficien­temente vaga y movediza para aceptar todo" tipo de alquimia.

Al respecto, no puede evitarse preguntar si otra de las virtudes deesta novedosa temática del sector informal no ha sido la de ser convenien­temente elástica para desarrollar esta función de aglutinación de análisisde tipo marxista o de otros inspirados en la marginalidad, neu tralizándolosobjetivamente. Prosiguiendo un poco en el análisis a este nivel, surgeclaramente que el carácter débil de la noción del sector'irlÍormal podríatener algo perfectamente funciona!. Presentando una imagen, la temáticacumpliría un papel de tela de araña, permitiendo a la noción de sectorinformal nutrirse de los aportes externos y neutralizarlos.

Desde luego, no importa que esta función haya sido concebida apriori o que haya sido revelada a través de su uso, pero cabe destacarla alobservar su papelvigente. Sinembargo, en el abanico de las problemáticasdesarrolladas en el Ecuador, se hallan enfoques bastante contrastados.Por un lado, investigadores que permanecen sumamente ligados a losmodelos explicativos de tipo marxista, rechazando, todavía, toda suertede compromiso con la máquina de guerra que representa, en este sentido,la noción de sector informa!. Por otro lado, cientistas sociales que, desli­zándose hacia la operacionalidad propia del sector informal, parecenhaber renunciado a utilizar los modelos teóricos que ellos implantabanantes del auge del sector infonnal como noción tecnocrática Finalmente,una tercera categoría de investigadores quienes, en realidad, podrían serconsiderados, más bien,como técnicos de la promoción y del apoyo al

DE MIRJ\S/ ROGGIERO 107

sector inlormal; aquellos tienen poca o ninguna duda teórica o ideológicasobre esta cuestión. Por supuesto, los dos últimos estratos acoplan elnúmero más í,mportante de autores e investigadores que no supieronresistir al encantamiento de las sirenas "informales".

Pero, fundamentalmente, y más allá de lo histórico del surgimien­to de la problemática del sector informal, ahora es obvio que laevolución mencionada debe ser analizada de otra manera. Este surgi­miento puede ser mirado también como un ejemplo del proceso deproducción científica en el Ecuador. Y este nuevo tropismo quehemos puesto en evidencia, no tiene nada que ver con una derivaideológica de los intelectuales o con un abandono político sospechoso.

Por el contrario, los problemas de recursos -incluso de sobrevivienciade las investigaciones en las ciencias sociales en ciertas épocas- son el

.punto crucial de este proceso de la producción teórica y de su evoluciónen el Ecuador. Mejor dicho, la capacidad de financiamiento de las orga­llzaciones internacionalesylas estrategias desobrevivencia, no solamentelegítimas sino indispensables, de la capa intelectual ecuatoriana están enla raíz de la evolución de aquella producción teórica, en las cienciassociales sobre el tema de las pequeñas actividades urbanas.

Por cierto, no debe olvidarse tambi~nel proceso político recienteen el Ecuador como factor de convergencia entre los intelectuales yel Estado sobre esta temática. El giro social-demócrata del 10 deAgosto de 1988, sin duda ha reforzado ese tropismo. Pero, para medirel peso real de la ideología compartida, se debe preguntar lo quehubiera sucedido si esta evolución habría sido en forma opuesta: talvez, esta convergencia "cientistas-gobierno" hubiese sido semejanteo poco diferente a causa de la necesidad de sobrevivencia de un medioproductor del conocimiento social.

Estas reflexiones que al parecer nos alejan de nuestro objeto deindagación, el cual es las pequeñas actividades urbanas, en realidadnos dan, en forma de hipótesis, algunas claves para comprender las

. condiciones de la producción del conocimiento teórico, sobre un temadado, desde hace tres décadas en el Ecuador.

En forma de conclusión, diremos que este tipo de investigación yanálisis bibliográfico, desemboca, más allá de su objeto inicial, inevitable­mente sobre la problemática de la producción científica en sí y, por lomismo, atraviesa las determinaciQnes cua<;i o extra científicassubyacentes.

108 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

2. DISTORSIONES A NIVEL DEL SALARIO REAL: EL'PLURI-INGRESO.

2.1. Aspectos generales sobre el pluri-ingreso

Evidenciar la existencia del pluri"ingreso 8 en algunos análisissobre el sector informal no es' algo "nuevo". Si la observación ·del·fenómeno no es nueva, peor aún el fenómeno mismo. Sin embargo,su análisis sí ha sido escasamente considerado en buena parte de laliteratura que trata sobre el sector informal y en la que trata sobre laestructura del empleo urbano. Parece bastante probable que elpre­dominio de un enfoque dualista, en unos casos, o de un enfoque"purista" sobre el desarrollo del capitalismo, en otros; sean los moti­vadores de la no consideración dei fenómeno de!" pluri-ingreso.

Así pues, uno de estos enfoques, o su conjugación, son en buenamedida los que a su vez han dificultado la comprensión yel estudio dela magnitud e importancia que el fenómeno del pluri-ingreso tiene enlas sociedades periféricas. Las estadísticas oficiales sobre el empleomuy poco o casi nada dicen sobre la múltiple inserción ocupacionalde los individuos', o sobre sus varias fuentes de ingreso. Gran parte delos textos dedicados al sector informal, así mismo, pocas veces tomanen consideración la posibilidad de que los sujetos a quienes estudiantengan otras ocupaciones u otros ingresos complementarios a los quedeclaran como principales, regulares o socialmente reconocidos. De- .

8 Tambi~n se ha denominado a este fen6meno como "pluriempleo", "multiocu-paci6n", etc., pero en realidad se refieren, de alguna manera, a lo mismo. Sin

embargo, hemos escogido este término ya que los difrentes ingresos puedenprovenir de actividades que no necesariamente estén bajo la figura del "empleo"en su sentido formal, es decir que implique relaci6n de dependencia e irigresosmonetarios; por lo tanto también se consideran los ingresos no monetarios.

DEMIRAS / ROGGIERO 109

cimas que esas no consideraciones resultan exirañas porque existentexto~ ·no muy;recientes' ni "desconocidos" para quienes han trabajadosobre el sector informal Q el empleo urbano, los cuales ya llamaban laaten<.:i<Sn sobre este punto. Veamos el siguiente texto escrito a finalesde la década del 70:· ."...~xist~ una' ien~~,?c'ia p considerar 'el se~to"informal UI'ba~o' y 'la

pQ!)reza .urbana'como ~inónimos. Es qbvio que no todas las per:sonasque. trabajan en el sector informal son pobres, y no todos los pobrestrabajan. en el sector informaL Alf{Unos sef{Uidores del dualismo for-

:,mal/informal parecen estar f!Xcesivamente convencidos de la validezdel enfoque de la 'aristocracia laqoral' del sector informal, en la cual

.vÍJtI:la.lmen~e todos los asalariados, o a~menos aquellos en empresasC9n másde 5"10 trabajadores, son vistos como poseedores de trabajosestables, puenos ~alarios y beneficios sociales exten.sosy variados. Porsupue~to, este· enfoque es absurdo, ·en t(lnto muchos asalariados

· perciben bajo~ Írlf7".esos y tien.en poca o ninf{Una estabilidad laboraLLa mayoría de ~os obreros que trabaJan en actividades tales comoconstrucción, servicio doméstico, trabajo affÍcola estacional, limpiezay seRuridad (f{Uardianes nocturnos, etc.) han sido convef!.ientementeolvidados. En la mayoría de países, existe un número sif?1tifu:ativo de

· ubreros malpaRados del sectorformal con poca o nÍrlf{Una sef{Uridadlaboraly existe incluso un número sustancialque trabaja en el sector

. formal simplemente para Renerar el capital necesario para poner en· marcha una empresa enel sector informal. "

(eromley: 1053,1978). : .. .A pesar de estas observaciones, que pareCen muy pertinentes~ ha

predominado .Ia comprensión de los trabajadores urbanos, por ~jem­plo, como exclusivamente asalariados o como exclusiyamente traba­jadores por cuenta propia, sin la posibilidad de que un mismo sujetopueda actuar como asalariado y trabajador por cuenta propia a la vez(o como doblemente asalariado, en dos empresas y horarios distintosy todas las combinaciones posibles). Nos referimos a los trabajadoresurbanos porque, a diferencia de este caso, en el análisis de la economía

campesina o agraria en~eneral síhan e.x~stidoimc?orta,ntes apo~tesque dan cuenta de este fenomeno del plun-mgreso. En estos ha sido

9. Baste señalar al respecto. el aporte de Meillassoux, C., en su obra Mujeres,Graneros y Capitales (1975), donde su objeto es demostrar la funcionalidad

de la economía doméstica, vía abaratamiento de la mano de' obra', a la acumulacióncapitalista. .

110 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

ampliamente analizada la situación de los pequeños campesinos queademá'> de su trabajo parcelario desarrollan otro en empresas agríco­las o migran a las ciudad~ para incorporarase al mercado de trabajourbano. 10 El dualismo, cuando se trata del análisis de situacionesagrarias, se puede decir que ha sido en gran parte superado; no asípara el caso urbano. Son muy recientes y todavía insuficientes (comoveremos más adelante) los análisis de la múltiple inserción laboral delos trabajadores, tanto cuando el análisis parte del sector fonnal comocuando se lo hace desde el sector informa!. Así, un balance hecho dela producción del PREALC sobre la temática del sector infonnalanota los problemas de un enfoque dualista:

"...en estos estudios {se refiere a los del PREALC} no se considera laposibilidad de empleo simultáneo en aCtividades fonnales e infonna­les. La una no excluye a la otra, y es común que los trabajadoresasalariados de los países menos desarrollados se involucren tambiénen iniciativas económicas porsu cuenta. As~ pues, el intento de medirlas dimensiones de la economía infonnal cuando se clasifica a losindividuos inequívocamente dentro de uno u otro sector, está viciadodesde su incicio. "(Portes: 6, 1988)

Como habíamos señalado, esta tendencia de ubicar de maneraexcluyente a -los trabajadores en uno solo cie los sectores pareceprovenir de una. tradición dualista (reconstruyendo la dicotomía mo­derno/marginal) y/u ortodoxa en la concepción del desarrollo delcapitalismo. Aquí, enfoques "marxistas" que han intentado ser críticosde los enfoques como los del PREALC, han adolecido de una mismacarencia: la no consideración de la posibilidad de varias ubi(;4cionesestructurales de los trabajadores.

10 Para el caso del Ecuador se pueden citar los trabajos de Farga, A.M.:Semiproletarización campesina; Mauro,A.: Albañiles Campesinos (1986); Fa­

rrell,G.: Migración Temporal y Mercado de Trabajo Urbano, Martínez, L.: DeCampesinos a Proletarios, Varios Autores: Estrategias de Supervivencia en laComunidad Andina (1984); y más recientemente, Rivera, F.: Guangudos: Identi­dad y Sobrevivencia; entre otros.

DE MIRAS / ROGGIERO

2.2. La reproducción de la fuerza de trabajo, seglln Marx

111

Veamos a continuación cómo ha sido considerado el obrero enEl Capital:

"En sus O/fRenes, el obrero vendía la fuerza de trabajo al capitalistapor carecer de los medios materiales para la producción de unamercancía; ahora, sufuerza individual de trabajo se queda inactiva yociosa si no la vende al capital. Ya solo funciona articulada con unmecanismo al que únicamente puede incorporarse después de vendi­da, en el taller del capitalista. Capacitado por su propia naturalezapara hacernada porsu cuenta 11, el obrero manufacturero solopuededesarrollar una actividad productiva como parte accesoria del tilllercapitalista. " '(lbid: 294, 19ffi)

Así pues, la reproducción del obrero, en el esquema de Marx, sepuede dar solo y exclusivamente dentro de las relaciones capitalistas.Cuando Marx anota las condiciones que debe tener la fuerza detrabajo para considerarse una mercancía, señala:

"La seRUnda condición {la primera es la de que el obrero debe serlibrede todo tipo de atadura extra-económica} esencial que ha de darsepara que el poseedor de dinero encuentre en el mercado la fuerza detrabajo como una mercancía, es que su poseedor, no pudiendo vendermercandas en que su trabajo se materialice, se vea obliRado a vendercomo una mercancía su propia fuerza de trabajo, identificada con su

. corporeidad viva. ""Para poder vender mercancías distintas de su fuerza de trabajo, elhombre necesita poseer, evidentemente, medios de producción, mate­rias primas, instrumentos de trabajo, etc. " (...)"Para convertir el dinero en capital, el poseedorde dinero tiene, pues,que encontrarse en el mercado, entre las mercancías, con el obrerolibre; libre en un doble sentido, pues de una parte ha de poder disponerlibremente de su fuerza de trabajo como de su propia mercancía, y, deotra parte, no ha de tener otras mercancías que ofrecer en venta; hade hallarse, pues, suelto, escoteroy librede todos losobjetosnecesariosparo realizar por cuenta propia su fuerza de trabajo. "

11 ~ste y los siguientes subrayados de las citas de Marx son nuestros.

112 HABíA UNA VEZ PEQl! EÑAS...

(Ibid: 122, 1900)

La condición básica es, entonces; que la úrii"ca mercancía que elobrero puede hacer participar en el mercado es su propia fuerza detrabajo y no otra. La posibilidad de que el obrero fabril, en sus ratoslibres, pueda dedicarse, por ejemplo, a vender caramelos en umiesquina, queda eliminada. sí" el interés de Marx, como hemos visto,era el de estudiar las "formas puras" de la producción capitalista, 'entonces, es comprensible que fenómenos como el del "pluri-ingreso"no hayan sido considerados ni tratados en su obra a profundidad; esmás, debían estar excluidos. Ello, sin embargo, no justifica que ensituaciones de capitalismo "no puro" (como las que corresponderíana las sociedades periféricas) tenga que dejarse de lado ese aspecto,menos aún teniendo en cuenta las magnitudes con que éste sepresen­tao

. Sin embargo, ~arx sí tenía en cuenta, por supuesto, el hecho deque la fuerza de trabajo pueda ser pagada por debajo de sU' valor,.durante una jornada regular de trabajo, ante lo cual él" obrero debíatratár de cubrir su reproducción mediante 'un tiempo' adicional detrabajo, pero enmarcado siempre dentro de las mismas relaciones depr'oducción capitalista: ' .. "El incremento del precio del trabajo arprolonRarse la jornada porencima de cierto lúnite non"i1.alpresenta en diversas ramas industrialesinRlesas la modalidad de que el bajo tipo de cotización del trabajo

,durante la llamada jornada nonnal obliRa 'al obrero a trabajar lashoras extraordinarias, mejor paRadas,'si quiere obtener wi 'salarioremunerador. "(... )"De iá ley seRún la cual 'dado el precio del trabajo, el salario diario o

'sémanal depende de la cantidad de trilbajo rendido: se siRue, antetodo, que, cuanto menorsea el preciO del trabajo, mayordeberá ser la.cantidad de trabajo suministrado y mái-/a'Xa la jornadn de trabajo,si el obrero quiere percibirun salario medio suficiente pari1 no morirsede:hal1ibre~ Aquí, el bajo nivel del precio de trabajo sirvede acicatepara proloflRar la joi71ada." '(Ibid: 458-459, 1900). , N parecer, la única excepción de que la reprod,ucción obrera

pueda estar complementada'en ámbitos que estén fuera de las rela­ciones indu'ltriales estaría dada cuando los obreros se encuentran en

DE MIRAS / ROGGIERO lB

un contexto rural. Al menos así parece desprenderse de la «Enqueteouvriere» 12 de Marx, en donde, la única pregunta en la cual secontempla la posibilidad del "pluri-ingreso", dice:. "Si la fáblica está siáwda en el campo, üe basta con el trabajoindustlial para"vivir o has de combinarlo con el trabajo af(ricola?"(Marx: 227,1978)

, Sepuede decir entonces que la posibilidad de otras fuentes.de.ingreso sí están consideradas en Mélrx, al menos para el' caso rural,pero vara el ámbito urbano, el lugar por excelen~iade la produccióncapitalista, esta posibilidad queda eliminada dadasJas condiciones quedebía ,guardar el obrero para que su fuerza de trabajo pueda serconsiderada como me'rcancía. Se puede llegar a una conclusión.por elmomento y ésta es que la existencia del obrero, del proletario puro,tal como se lo considera en El Capital, no es lo generalizado en las

, sociedades periféricas y, habría que preguntarse en qu~medida lo hasido. en las sociedades de capitalismo desarrollado.

2.3. El análisis del pluri-ingresoen la periferia. '.

COmo hemos señil1ado, si bien el haber dado cuenta del fenómenodel pluri-ingreso, en sociedades como las latinoamericanas, no es algoreciente, sílo es en cambio el análisis más sisteniático yen profundidaddel mismo. Existe un cierto consenso entre los investigadores que hanabordado la' problemática del pluri-ingreso en señalar que laque

.genera dicho fenómeno es, obviamente, la insuficiencia salarial parala rep'roducción de la mano de obra. 0, dicho en otros términos, elhecho de que la mano de obra, en las sociedades periféricas sé hallapagada por debajo de su valor, volviendo' insuficientes los ingresosindividuales obtenidos en los·trabajos asalariados para reproducir elámbito familiar. Así, se ha señalado:

"En las sociedades periféricas, la reproducción de la fuerza laboral'presenta características paniculares. .En estas fonngciones sociiJles no se ha prodúcido una Reneralizadóndel plusvalar relativo, ni un proceso completo de proletarización. La

. 12 La «EnqufHe o,u~riere» fue un cuestionario eláborado por ~arx en 188Q con elque pretendía obtener datos spbre las ,condiciones de la claseoqrera en

Francia. "

114 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

presencia de procesos laborales 'no capitalistas 'y la existencia de L/nasobrepoblación relativa numerosa, ínte/fieren en el proceso de repro­ducción de la ftwza de trabajo.

,.La fuerza de trabajo por lo Reneral no es remunerada con un 'salOliofamiliar' yen consecuencia los obreros se ven obli¡{ados a recurrirellosmismos u otros miembros de la familia, a diferente,s modalidades decaptación de inRresos, dentro y fuera de la esfera capitalista, parapoder satisfacer sus necesidades vilales.Es digno de destacar la relevancia de los empleos dentro del denomi­nado 'sector int0nnal' en la lucha de las familias obreras por susobreviencia; 1 lo que parece indicar un rasRo propio de nuestrassociedades. "(Achia: 82,1987)

Este "rasgo propio" de nuestras sociedades estaría dado por lacontínua búsqueda, por parte de las unidades familiares, de fonnas de , 'ingreso de diversa 'fuente que logren, mediante su combinación, ga­rantizar su reproducción. Este hecho hace que el obrero puro, talcomo fue esbozado por Marx, sea difícil de hallar en este contexto:

"La mezcla de diversas fuentes de inf{T"eso en una unidad doméstica,en palte inf{T"esos de diversas relaciones de producción, no solo seencuentra en la capa de los no ase~rados {como prefierendenominar.los auiores al sector infO/mal}. La unidad doméstica proletaria pura,la unidad doméstica independiente, etcétera, solo existe como unahipótesis teórica de trabajo. En prácticamente cada capá encontra­mos una mezcla de diversas fuentes de entradas, en especial deinf{T"esos provenientes del trabajo'asalariado, de la producción simplede mercancías o del pequeño comercio y de la producción de subsis-,tencia, y también -incluso en la capa de los no asef!,Urados- inf{T"esosprovenientes del anoendamiento de propiedades inmuebles; te/Tenas ohabilaciones. "(Elwert et al.: 484, 1986)

, Este hecho, la frecuente au~enciade la figura "proletario", strictusensu, dada sobre todo por la di ficultad con que se encuentra el obrero

13 Ségún el estudio realizado por la autor'a en empresas industriales 'pertene-cientes al sector estratégico de la industria costarricence', constata que solo

el 63.4!Yo de las familias logran sobrevivir con el salario del jefe'de familia, 'lo cualno significa necesariamente que logren satisfacer plenamente sus necesidades'.GI, Achio: 84.

DE MIRAS / ROGGIERO i15

para reproducir su fuerza de trabajo, ha llegado incluso a cuestionarlas derivaciones políticas que, en base adicha figura, se hacen pata lostrabajadores. A partir de una investigación con obreros de una impor­tante'industria metalmecánica de Lima, Parodi se pregunta:

"¿Cómo poder explicar la escasa dispósición de los obreros adefendersus puestos de trabajo, su inclinación a neRoéilir con erempresQ/io susalida de la empresa, eldeseo presente (incluso en los más reconocidosdiliRentes clasistas) de abandonar la relación 'asalariada, y la combi­nación del trabajo asalmiado con otras actividades remuneradas... ?Esto, tratándosede aquellos trG;bajadores-eon in¡;resos relativamentealtos y sindicaliZados- señalados por los Rabiemos como unos 'privi­leRiados'en la sociedad, y apelados por la iZquierda como lossujetosde la clase vanRUardia: elproletaliado, revolucionario por excelen­cia. "(Parodi: 15, 1986) ,

Más adelante, el mismo autor da respuesta al interrogante:"...eL nivelde salarios, que podía aparecer como 'alto' comparándolocon saüirios de otras empresas,' en realidad no era tal desde el puntode vista de, las necesidades de los obreros. (...) ,Estas ~ircur¡.stancilis empujaban a los obreros a buscar mayoresjnf?loesos esmerándose por hacer todas las jornadas posibles de sobre­tiempo y, en ,alf(lmoscasos, planteando y desarrollando, además,actividades de pequeña eseala paralelas a la de asalariados. Alf{Unos,no so19 buscaban ln¡;resos adicionales, sino crear una economíaindependiente 'que, lleRado el caso, fuera una mejor alternativa alempleo obrero o, al menos una o¡xión de refuf(io ante las peores

"eventualidades.",(Ibid: 95 y 96) ,

Por lo general, las reflexiones que se han presentado han partidodel análisis de situaciones de obreros insertos en'sectores de punta delestrato fabril de sus respectivas sociedades, es decir de situaciones"aventajadas': desde el punto de vista de los ingresos respecto a otrostrabajador~sque se hallan en eStratos donde sus remuneracionestienden a ser. más precarias. Si vemos que para los primeros la repro­ducción de la fuerza de trabajo, a partir exclusivamente de sus ingresoscómo asalariados, tiene dificultades, seguramente para el resto lascondiciones de reproducción. van a ser mucho más difíciles, siendo

116 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

previsible la importancia que para ellos va a tener la esfera no capita­lista (pequeños oficios) y capitalista suplementaria (sobre tiempo,doble jornada) para su reproducción.

Para el caso ecuatoriano, similares constataciones han sido he­chas, pennitiendo comprender que se trata de un fenómeno estructu­ral a las sociedades periféricas.

2.4. Reflexiones sobre el pluri-ingreso en el Ecuador

Aunque todavía escasa'>, es posible encontrar, para el caso ecua­toriano, algunas reflexiones hechas en tomo al pluri-ingreso (o plu­riempleo); también son poca'> las investigaciones orientadoras al co­nocimiento de la magnitud del fenómeno. En términos generales seha señalado: .

"En los países andinos más bien predomina el pluriempleo; esto es,trabajadores que aparte de la ocupación principal realizan una seriede trabajos adicionales, relacionados con el pequeño comercio (enlocales fijos o como vendedores ambulantes), los servicios, el trans­porte, las G/tesanías, la agricultura, etc.,.de donde obtienen inffesosi1Te¡;¡ulares y casi siempre de escasa ma~nitud. Las llamadas estrate­~as de sobrevivencia que desan'ollan los sectores populares paraaseKUrar sureproducción, no solamente se da en aquellos miembrosdel 'sector infonnal', como elTadainente se cree, sino que también seobsenJa en muchos de los trabajadores que prestan sus senJicios enunidades productivas modernas. "(Pita: 267,1986)

Aquí también existe un ciertoconcenso al señalar que el principalfactor que determina esta práctica del pluriempleo y su vinculacióncon el sector informal, es el bajo nivel de los salarios que perciben lostrabajadores, lo cual limita la capacidad de reproducción de la fuerzade trabajo. .

"Hay (...) una relación entre el ré~imen salarial vi~ente para los.trabajadores del sector moderno de la economÚl y la ma¡(nitud, lascaracterísticas y el comportamiento que asumen las actividades eco­nómicas familiares y por cuenta propia. Si el denominado 'sectorinfonnal' urbano es tremendamente ~rande (pues abarca se¡~ún estu-

DE MIRAS / ROGGIERO 117

dios del PREALC, alrededor del 45% de la PEA), no es solainenteparla escasa capacidad de las actividades económicas modernas paraabsorber nueva mano de obra, como consecuencia del uso de unatecnoloffa úwdecuada, sino¡arque las remuneraciones de los traba­jadores son bastante bajas 1 en relación al nivel de productividad yla rentabilidad de las empresas. "(Ibid: 269, 1986)

Una reflexión similar podemos encontrar en Farrell:"En sociKdades con prevalecencia de relaciones asalariadas de pro­ducción, se ha tratado el problema de la insufICiencia del salario parala reproducc;ión de los trabajadores, constatando que tendería afijarsepor debajo del valor de cambio. En economías como la nuestra, el .problema secomplejiza. Si por un lado l{l insuficiencia de la 'fonnasalario' tiene.consecuencias sobre las modalUJades'de reproducCión yconsumo, por otra parte, el trabajo asalariado constituye un modolimitado de ocupación y reproducción de la fuerza de trabajo. "(Farrell: 13, 1983)

Volviendo a lo que se había señalado anteriormente, es la insufi­ciencia de los ingresos salariales'lo qu~ se entiende como el factordeterminante en la búsqueda de pluri-ingresos. Esta práctica es ~n­

tendida, entonces, como parte de las estrategias de sobrevivencia quelos sectores pobres desarrollan para asegurar su reproducción: ,

", ..los niveles que alcanza el salario mínimo industrial (...) resultan(...) insuficientes para cubrir las 'necesidades básicas' de una familiadonde trabaja un solo miembro.Todo esto implica que no solo las familias del sector infonnal, sinotambién al/{Unas inte[(radas al sectorformal de la economía -obrerosfabriles, empleados bajos de la administración públicay privada, etc.­deben recurrir para sobrevivir a una serie de inKeniosos recursos ymicromecanismos que les penniten incrementar sus inf(l'esosy optimi­zar sus Kastos.Además, en nuestrospaíses el no reconocimiento de un salario fami­liar hace que la mujer 15 tenKa que captar inf(l'esos para la unidadqoméstica, que pueden ser monetarios o, directamente bienes y servi­cios. De esta manera [(ran parte de las mujeres pobladoras de la

14 Este y los subsiguientes subrayados son nuestros.15 y demás miembros de la familia, podríamos añadir,

]18 HABíA UNA VEZ PEOUEÑAS...

ciudad, se dedican, amás de las labores domésticas, a ser vendedoras,sen1idoras del hORar, modistas, lavanderas, etc.De ahÍentonces que, a nivel de la estructura social, los elementos 'nocapilalistas' intelvienen activamente, abaratando el precio de la fuer­za de trabajo del llamado sector informal, debido a las distintasestrateRias de supelvivencin que implementan las unidades familia­res."(Brav6:67,1984)

A más de estas observaciones, de carácter general, existen estu­dios más específicos sobre la problemática, que parten de dos vertien­tes; la primera, que enfoca el análisis del pluri-ingreso a partir desituaciones de trabajadores insertos en el llamado sector formal, esdecir en empresas industriales y, la segunda (menos desarrollada quela anterior) que enfoca su análisis a partir del sector informal, o de losdenominados sectores populares.

2.5. Análisis de situacionesespecít'icas de pluri-ingreso.

Realizaremos el análisis a partir de un p"rimer enfoque, desde lostr:abajadores en empresas modernas. . ' .

En una investigación sobre obreros de la fábrica Plywood deQuito, ia cual, " ...es u;w de las J'nás wandes productoras de maderacontrachapada de!faís {y} {c}uenta confuenas productivasaltamentedesO/TOlladas..." 1 ,se puede observar que el salario obtenido no es laúnica fuente de ingreso para. una considerable mayoría de ellos:

"La manode obra aún cuando seencuentre laborando en condicionesestmcturalmente estables, ha debido f!ncontrar mediQs complemen­tarios (que a veces se toman más importantes que el salariQ)parareproducirse; Reneralmente continúa liRada a formas de producc}ón,circulación o Reneradoras de a~f?ún servicio situadas fuera de la órbitanetamente capitalista pero subsumidas a ella (aKri.cultura prec.apita-·.lista, producción mtesanal, pequeño comercio, etc:).(Pérez: 125-126, 1984) .

En cuanto a la proporción 'deobreros que tienen que recurrir a

16 Se trata, por lo tanto, de obreros del denominado sector "fórmal" o "moderno".Cf. Pérez: 123, nota 1, 1984. Para una ve"rsi6n más ampliada sobre el mismo

estudio, ver también Pérez: 1983. '.

DE MIRAS/ROGGIERO 119

dichos medios complementarios, se observa:"La práctica f?eneralizada de actividades extra{abriles, deviene en unasituación f?eneralizada también del empleo múltiple. Solo un f?111pO

poco numeroso de fuerza de trabajo (11.6%), está empleada única­mente como asalariado fabril. El resto de la mano de obra o combinasu empleo en la fáblica con otra alternativa ocupacional!7 (... ) o estáinvolucrada en una situación de triple empleo."(Ibid: 144) .

Además de la opción del multiempleo a nivel individual, existetambién la multiocupación a nivel familiar:·

"Otra de las alternativas de supervivencia que encuentra la mano deobra ya inmersa en el mercado ocupacwnal, constituye la proletari­zación de otros miembros de su familia. "(Ibid: 130)

.Estas evidencias llevan a la autora a considerar que el sujetofrente al que se encuentra no constituye un proletariado entendidoen términos clásicos:. "En de[mitiva no nos encontramos frente a un proletariado 'puro' enel sentido clásico del ténnino; es un proletariado en proceSo defonnación. Elmonto necesario para la mantención y reposición de sufuerza de trabajo no lo cubre exclusivamente con el salario, sino conéste más el inf!feso monetario y no monetario que obti~n~. de lasactividades extrafabriles. "(Ibid: 145) .

Si bien lo primero, es decir, que no se trata de un proletariadopurq, es algo que parec~ bastante claro, lo ~egu~do,el hecho de queel mismo se encuentre en un "prQceso de formación", no parece sertan evidente. Pues, ello implicaría que, con un rítmo acelerado o lento,estarían desapareciendo las formas de ingreso no 'p~ovenientes derelaciones de producción capitalistas a favor de las que síse enmarcanen dichos ténninos;Sin embargo, una visión evolucionista y progresivade la historia, que al parecer estaría implícita, ha tenido cuestiona­mientas (la crisis económicaincluso se ha encargado de ello):

"Las teorías ortodoxas del desarrollo proponen que las actividadeseconómicas {infonnales} (... ), son 'residuos' estnlcturales destinados

17 Las alternativas señaladas por la autora son: pequeño agricultor, artesano,pequeño comerciante, transportista o servicios personales.

120 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS",

a desaparecer tarde o temprano, confonne avance la modernizaci<JI1.Los países subdesalTQllados, por sL/plfesto, se retardan en este procesoy, por lo tanto, la presencia de enclaves de subsistencia, producciónartesanal y actividades semejantes es mucho más frecuente allí. Hayevidencia· empírica considerable sin embarRO, de que estos modosatrasados de plVducción no sobreviven simplemente, sino que son amenudo deliberadamente preselvados y re-creados. (...)InvestiRaciones recientes llef?an a documentar retrocesos del procesode modernización, confonne industrias que antes habían adoptadorelaciones fonnales contractuales retoman a ún sistema de putlinRout." ...(Portes: 11, 1988)

Pero, sobre todo, la visión de que el proletariado en cuestión seencontraría en un "proceso de formación" se contradice cOn laspropias evidencias empíricas logradas por la autora (lo cual, por lodemás; no desmerece el núcleo principal de su investigación), queseñala:

"Desde! la !un'dación de la empresa, prevalecen dos cateR0rías' defuerza de trabajo: .al' Trabajadores completamente proletarizados, cúya reproducción

'depende unicainente de la venta de su capaéidad laboral, y.b)"Trabajadores que poseen condiciones propias de realización de sutrabajo.Desde luef?o que la conlinuidadde estas catef?otiasno debe sertomada

.ij¡i pie de' la letra, puesto que han expelimentado variaciones cuanti­'{alivas y cualitativas. Lo cuantitativo se refiere a la expansión de lasef?Unda catef?0rla de trabajadores (del 67.4% al 76.9%)."(Ibid: 126) ,

Como se puede observar, la úl tima constatación no indica que seaprecisamente la categoría de los "trabajadores completamente prole­tarizados" la que se encOntraría en "proceso de formación".

Volviendo el nuestra reflexión sobre el pluri-ingreso, observamo'sque la necesidad detecu'rrir a otras formas de ingreso, además delsalario, para ásegurar la reproducción del ámbito familiar por partede los obreros, ha sido constatada también en otro estudio, esta vez,con obreros fabriles. Al respecto Pérez Sáinz, autor de dicho trabajo,señala: ",

DE MIRAS / ROGGIERO 121

"...quiero referinne ahora a un trabajo que realicé hace algún tiempo,sobre obreros textiles sindica/izados en Quilo. 18 En este caso hablamosde trabajadores formales por excelencia. En aquella investigación /acuestión que seplanteó como centralfue eLfenómeno de La dependeciasalarial: hasta qué punto este conjunto de trabajadores podría repro­ducir su capacidad labo,:a1y su respectiva unidad doméstica con baseen eL salmio fabril. Los resultados df! la investigación (l/Tajaron queapenas el 1/5 de los trabajadores considerados, podrían reproducir sufuef7a de trabajo en base a su inf!(esofabril. La f!(a nmayoría -el80%­tenían que recurrir al desalTallo de distintas ló¡:icas de subsistencia.Qué tipo de lógicas desarrollaban estos trabajadores? Un númerorelevante de ellos tenía que realizar trabajo secundario en su tiempoLibre. Yjustamente este tipo de inserciones secundarias en el mercadolaboral se realizaba, en casi la totalidad de los casos, en fO/ma detrabajo por cuen.ta propia. AsE teníamos trabajadores que por ciertashoras eran formales, y por otras informales. Es decir trabajadores ensituaciones que se podría pensar provocarían esquizofrenia.Un seKUndo elemento que se detectó en la mayoria de hogares, fue laincorporación de más de un miembro del hogar al mercado laboralpara complementar los inf!(esos del jefe del hO/?ar. Dada la heterO/?e"neidad de este mercado era difícil que solamente se encontraran solotrabajadores formales o solo informales. Lo normal era encontrada·mezclay era difícil una caractérización unívoca de los hogares (hoga­res obreros, hogares informales).Un tercer elemento era que la ló¡:ica de subsistencia de estos trabaja­dores implicaba la movilización de recursos no mercantiles. Porrecursos no mercantiles entendemos actividades de autosubsistenciapara·el consumo propio y, la inserción de los hO/?ares en lo que. se hallamado redes de apoyo y solidaridad.En resumen, este estudio daba a entender que las prácticas reproduc­tivas y de subsistencia de esos obreros fa bliles, eran básicamente

.. similares a las desalTOlladas por trabajadores informales. Por lo tantouna visión que fuera más comprensiva del fenómeno de la fuef7a detrabajo, que incluyera también eL momento de la reproducción, nos

:,7'18 Alude a otro trabajo del autor, "Entre la Fábrica yla Ciudad", donde se aborda

más detalladamente esta problemática. CL Pérez Sáinz: 1986.

122 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS:..

relativiza el corte entre lo fonnal y lo inlo/71wl."(Pérez Saíllz: 7-8, 1988) .

Estas evidencias cuestionan, justamente, los enfoques de tipodualista que predominan en algunos trabajos cuando analizan la

. estructura del trabajo urbano.Lo expuesto anteriormente ha sido elaborado en base a cons­

tataciones observadas en el sector formal' 19. Ahora, analizaremosalgunas observaciones sobre el pluri-ingreso a partir de los pequeñosoficios de subsistencia. Las observaciones sobre elmulti-empleo apartir de la identificación de los sujetos fuera del denominado sectorformal son más limitadas y, en apariencia, las alternativas de conjuga­ción de diversos ingresos parece ser más restringida. Ello posiblemen­te se debe a dos factores; el primero de carácter práctico yel segundode carácter metodológico: 1) la posibilidad de conjugar varias fuentesde ingreso es más factible para el obrero asalariado "formal" ya quedispone de un "tiempo libre" más regular y determinado, y, 2) losmétodos utilizados para determinar el multiempleo (generalmenteencuestas antes que formas más directas) tienen limitaciones para darcuenta de dicho fenómeno. Al menos así parece indicar unainvesti­gación realizada en barrios marginales de Quito y Guayaquil que; altratar sobre los trabajadores del sector formal,señala:

"...pu,ede darse casos de trabajadores que busquen otras insercionesen elmercadode trabajo a tra vés de ocupaciones de orden secúndario.(...) {S}on los trabajadores fonnales los que tienen una más clarademarcación entre tiempo de trabajoy tiempolibrey puedenpor tanto

. desmrollar más fácilmente este tipo de actividades secundarias~" .(Herrera; Pérez Sáinz; Verdesoto: 43, 1987)

Con respecto al segundo punto, también anota:·"Advirtamos que una problemática de la naturaleza de la estrateKÍlJsde sobrevivencia {de las cualesf017na parte el pluriempleo} solopuede

. ser: analizada en profundidad a través de casos de estudio y el uso detécnicas·más bien etnof7áfi~as. "(Ibid:.58, nota 3) _ . . . .

-. En "un estudio sobre microproductores de. Quito y Guayaq~il, se. , . .

19 Los ejemplos dados han sido de obreros industriales insertos en lo que sepodría lIámar como el sector '~de punta". Se podría, por lo tanto, inferir que el

. comportamiento de obreros ubicados en industrias menos modernas va a ser porlo menos similar, sino más 'precario . . -

DE MIIV\S/ ROGGIERO 123

/1;1 observado, al analizar su movilidad inter e intra-sectoriallo siguien­te: _

"...alrededor del 40% de microproductores entrevistados rebasó -al­fiuna vez ensu tiayectoria laboral-la bQ/Tera fonnal!infonna~ incor­porándose a actividades productivas propias del sector moderno;mientras, un 38%, es decir una proporción semejante, ha transcunidosu vida. ocupacional dentro del sector infonnal." _(Farrcll: 100, 1984)

También en estudios sobre la artesanía, se ha señalado la impor­tancia del pluri-ingreso, entendido como una estrategia de sobrevi­vencia para dicho s~ctor:

".,.existe otra estrate¡i.a de supelVivencia que es utilizada fXJr muchosmtesanos así como fXJr pequeños productores independientes (cam­pesinos, pequeños comerciantes, etc.); la ocupación múltiple. Esto es,ltn conjunto de actividades diferentes que desempeña un pequeñoproductor para complementar los in¡resos obtenidos por su ofLCioprincipaly, de esta manera mejorarsu nivelde vida.Así, se encuentranen el Ecuador, miles de artesanos que también se dedican a laaf(licultura, el comercio o; aun (sic) al trabajo asalariado ocasional

_Asim4mo, hay miles de pequeños a¡:ri.cultores que, adicionalmente,trabajan en la artesanÚl."(Meier: 212, 1985), Unavez más se anQta, aquí para el caso de la artesanía, el carácter

no necesariamente progresivo o unilineal de las relaciones de produc-ción: -

"...los a;tesanos ecuatorianos han desarrollado una serie de estrate­RÍas de supervivencia, sm que se pueda afinnar que existe una tenden~

cía unilinea' que los afecte a todos de la misma manera, hasta.transfOlma'rlos en proletarios. Al contrario debido, al desarrollo desi­f.iltal de la producción fabril y al comportamie,nto diferente de los-mercados, las condiciones Renerales no son iRU'lles para todos losartesanos. Mientras itnos desaparecen, desplazados por la industria,otros se tramfonnan en pequeños industriales o en trabajadores adomicilio, e incluso sUl"Ren otros, recién a raíz de los nuevos requisitosdel mercado y en los 'nichos económicos' que Renera la mismaexpansión induslJial. "(lbid: 213)

124 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Concluyendo, se puede destacar dos aspectos de lo señalado:a) La búsqueda de ingresos suplementarios parece ser una práctica

ampliamente utilizada por los pobres urbanos, tanto a nivel individua!como a nivel de los miembros de la familia. Ello se produciría por lainsuficiencia del ingreso del jefe del hogar (esté inserto prioritaria­mente en relaciones de tipo formal o informal) para garantizar lareproducción del ámbito familiar. Al ser una estrategia para logrargarantizar condiciones mínimas de reproducción familiar, tiende avolverse una práctica estructural.

b) Resulta extraño que, siendo el fenómeno del pluri-ingreso algoque ha sido destacado por varios análisis y reflexiones, sin embargohaya merecido tan poco estudio a nivel empíri~o. De allí que todavíano estemos en capacidad de cuantificar ni evaluar con cierta precisiónla magnitud del fenómeno.

Finalmente, cabe hacer una reflexión metodológica, en el sentidode que justamente los estudios que han logrado qar cuenta delpluri­ingreso han partido de una relación directa con los sujetos de estudio,es decir sus datos y observaciones no han sido obtenidos, precisamen­te, a través de estadísticas oficiales o de encuestas de carácter macro.Así, podemos ver que la investigación realizada sobre los obreros dela fábrica PLYWOOD fue hecha con el enfoque del "trabajo social",y, así mismo, en la de los trabajadores textiles sindicalizados se hanutilizado técnicas directas de obtención de información. Tal vez estees uno de los factores por los cuales habíamos señalado que en losestudios relacionados con el agro se había logrado dar cuenta de mejormanera la cuestión del pluri-ingreso; en ellos ha. predominado unenfoque y una metodología antropólogicos. Una perspectiva de "an-

. tropología urbana" quizá pueda, entonces, responder a muchos de losinterrogantes existentes sobre la forma de reproducción de los secto­res populares, contribuyendo a comprender mejor la economía urba­na, integrando a este enfoque, por supuesto, una visión totalizadora·de la sociedad.

DEMIRAS/ROGGIERO

3. DISTORSIONES A NIVEL DEL ESTADO Y DELDERECHO:

EL ENFOQUE DE "EL OTRO SENDERO"

125

El texto de De Soto, "El Otro Sendero - La Revolución Infor­mal", se prest(ia múltiples lecturas tanto por la variedad de asuntosque aborda (directa o tangencialmente), como por el interés y.laperspectiva que pueda tener cada uno de sus lectores. Por lo tanto, loque ofrecemos aquí no es ni una síntesis completa de este trabajo, ni .'una crítica exhaustiva ~obre sus diversas propuestas, implícitas yexplí­citas. Nuestro interés es, desde la perspectiva del balance que estamosdesarrollando; Ubicar en dicho contexto la visión de De Soto. Existenya algunas críticas elaboradas sobre "El Otro Sendero" aquí en elEcuador 20, las que complementan (ya la vez intentamos complemen­tarias) a la presente.

3.1. El Contenido de "El Otro Sendero"

3.1.1. Definición y orígenes de la informalidad, según De Soto.

De Soto explica y define la informalidad de la siguiente manera:"...podJiamos decirque la infonnalidad se produce cuando el Derechoimpone reglas que exceden el marco nomiativo socialmente aceptado,no ampara las expectativas, elecciones y preferencias de quien no

20 Algunas de las elaboraciones críticas que conocemos sobre el trabajo de DeSoto, publicadas en el Ecuador son: Arellano (1988). Cueva (1988), Pérez

Sáinz (1988), Urriola (1988) y Placencia (s.f.).

126 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

puede cumplir tales reglasy el Estado no tiene la capacidad coercitivasuficiente.La noción de infonn(llidad que utilizamos en el presente libro es, pues,una categOlia creada en base a la obsen1ación empírica del fenómeno.No son infonnales los individuos, sino sus hechosy actividades 21 Lainfonnalidad no es tampoco un sector 22 preciso ni estático de lasociedad, sino una zona de penumbra que tiene una larga fronteracon el mundo legal y donde los individuos se refuKiari cuando loscostos de cumplir las leyes exceden a sus beneficios. 11

(De Soto: 12-13, 1987)"El Derecho resulta ser hasta el momento la mejor explicación de laexistencia de la infOlmalidad. Desde esta perspectiva, la elección entretrabajar fonnábnente o informalmente es, antes que un designioinexorable derivado de las características de las personas, un ejercicioracional para detenninar los costosy beneficios relativos que resul1ande intef(1'ar los sistemas de Derecho eXistentesy realizarsu.s actividadeseconómicas dentro de ellos. ". ' .(Ibid: 235)

Sudefinición, como vemos, parte desde un punto de vista jurídico,Se conjugan dos elementos para generar la informalidad, un rígidomarco legal y una incapacidad de control del Estado. Cabe precisaraquí que De Soto no trata sobre el "sector informal" (como la nociónproveniente de la OIT, como hemos visto anteriormente), sino, másbien, sus reflexiones se inscriben dentro de lo que correspondería a laeconomía informal, aunque abordando un aspecto parcial de la misma.En cuanto a los orígenes propiamente de la informalidad, De Soto losubica eneI agudo proceso de migración hacia la ciudad producido en

21 Apesar que De Soto aclara que no considera informales a "los individuos, sino. Sl,lS hechos y actividades", por extensi6n, seguramente, va a referirse conti­

nuamente en el texto a los sujetos de su estudio como "los informales".22 Un crítico de De Soto señala que:

" ... {e}1 extraordinario éxito editorial de El otro sendero de Hernando de Sotoes que intenta explicar, simple y operativamente, las causas y razones por las quemillones de personas, particularmente de América Latina, se sitúan en nivelesextremos de pobreza, cualesquiera sean los parámetros usados para medirla. De'Soto llama atada esa poblaci6n 'sector informal' {SiC}, y a ella dedica su texto."(el. Urriola, 7, 1988).Aquí existiría, aparentemente, cierto equívoco en la apreciación sobre la propuestade De Soto; pues, como vemos, De Soto descarta el hecho de que esté tratandosobre un "sector" y, además, los sujetos de su análisis no son, como veremos,exlcusivamente los que se encuentran "en niveles extremos de pobreza".

DE MIRAS/ROGGIERO 127

las últimas décadas en el Perú. Así) señala:"Este es un libro {El Otro Sendero} sobre esos mif?1-antes que handevenido infonnales a lo larRa de los últimos 40 años... "(lbid: 13)"Para vivir, comerciar, manufacturar, transpoltar y hasta consumir,los nuevos habitantes de la ciudad {los miK'antes} tuvieron querecunir al expediente de hacerlo ileRalmente. Pero no a través de unailegalidad con[mes antisociales, como el caso del narcotráfico, e/roboo elsecuestlV, sino utilizando medios ileRales para satisfacerobjetivosesencialmente leRa les, como constlUir una casa, prestar un servicio odesGlTOllar una industria. "(Ibid: 12) "

Aquí, sin duda, De Soto utiliza la noción de legalidad en dosniveles distintos. En el un caso es la legalidad que se establece en elderecho escrito; ésta sería la que los informales transgreden. En elotro caso se trata de una "legitimidad" (establecida socialmente); esdecir, se trataría del derecho que los ciudadanos tienen de acceder auna vivienda, a un nivel de vidadignoy, en fin, a desarrollar actividadessocialmente aceptadas por· medio de las cuales logren su reproduc­ción.

Conozcamos ahora su argumentación para explicar la existencia,el por qué, de la informalidad.

3.1.2. El paralelo mercantilista.

Una de las causas para la existencia de un marco legal pocopropicio para el desarrollo de esos "objetivos esencialmente legales",a las que alude De Soto, sería la vigencia actual de un sis"temamercantilista en el Perú, el cual, según De Soto, históricamentese hacaracterizado por tener un derecho excluyente, funcionalizado a cír­culos de privilegio. Este hecho ha producido ciertos costos para lasdiferentes actividades económicas, que son cargados, ante todo, aquienes estarían fuera de aquellos círculos de privilegio.

Comparando al mercantilismo con la situación actual del P~rú,

scúala: ..... .Ios diferentes costos que existen en nuestra sociedad son resultadodc /11 J}ulI1era C0/l10 se concibe y se produce el Derecho, como si la

128 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

la liqueza fuem UI1 stockfijo a ser redistribuido por el Estado en favorde distintos grupos demandantes de privilegios; (. ..) ...esa manera deRobemarsugiere un paralelo histórico siRnificativo con el mercantilis­mo, que fue el sistema en el que estuvieron encuadradas las políticaseconómicas y sociales europeas entre los siRios XVy XIX"(Ibid: 15)

Más adelante señala lo que será su tesis principal:"...los capítulos sobre la tradición redistributiva y el mercantilismo nospennitirán presentar una tesis fundamental del libro. A saber, que fueprecisamente el mercantilismo -y no el feudalismo ni la economía demercado- el sistema económicoy socialque ha regido nuestropaís desdela llegada de los españoles. Desde esta perspectiva, el sury,imiento deuna infonnalidad creciente y viRorosa representa una suerte deinsun-ección contra el mercantilismo y está provocando su decadenciadefinitiva. " .' .(Ibid: 15)

Así, siempre según. De Soto, no es el capitalismo el régimeneconómico que impera y ha imperado en nuestras sociedades, sino unmercantilismo que se ha mantenido arraigado a través de los siglos. Esentonces, un planteamiento con innegables consecuencias políticas.. Para argumentar el supuesto paralelismo existente entre el mer­

carItilismo y la situación actual del Perú, DeSato desarrolla un extensocapítulo, remitiéndose a algunos análisis históricos en los cuales diceencontrar fundamentos para su tesis. Las partes centrales de suargumetación- se rdieren sobre todo al papel asumido por el Estadoen el control de las actividades económicas a partir de interesesparticulares, con sus obvias consecuencias. Veamos a continuación unextracto de su razonamiento sobre el asunto. ¿Qué es el mercantilismopara De Soto?, él dice:

"Como se sabe, 'mercantilismo' es el nombre que se les da a laspolíticas económicas que se llevaron adelante en Europa entre lossiRios XVy XIX Para el 'Diccionario de las Ciencias Sociales' de laUNESCO: '(.. .) mercantilismo es (... ) la creencia de que el bienestareconómico del Estado solamente puede ser aseRurado por reRlamen­tación gubernamental de carácter nacionalista', o, seRún otros queenfatizan el papel del sector pl1vado dentro del mercantilismo, es la'(... ) ofelta y demanda de pl1vilegios monopólicosutilizando la ma-

DE MIRAS/ROGGIERO 129

quinario del Estado (. ..) '. Las sociedar/es europeas r/e ese entonces secaracterizaban por ser politizar/as, burocraúzadas, dominadas porcoaliciones redistributivas y empobrecidas. No es arbitrario, por lotanto, p/antearunpara/e/oentre elPení, de este siglo y e/mercantilismoeuropeo de antaño. "(Ibid: 251)

Su definición la obtiene, de dos fuentes; la una, un "Diccionario"de la UNESCO, y la otra, "otros" autores. Con ello intenta dar unargumento de autoridad que respalde su definición. Continuando conla explicación de su noción de mercantiiismo, señala:

"Esencwlmente el mercantilismo siwúficaba una economía política­mente administrada, cuyos aRentes económicos estaban sometidosa u;w ref?lamentación especiflCa y detallada. El Estado mercantilistano pemzitía que los consumidores decidieran lo que se debía producir.Se resenJaba, más bien, el derecho exclusivo de indicary promover lasactividades económicas que consideraba deseables y proscribir odesalentar las que no creía convenientes. (. .. )El deber del f?obernante medieval era intelvenir directamente en laactividad económica de sus súbditos, asif?nando y redistribuyendo susrecursos mediante ref?lamentaciones estJictas (. .. )"(Ibid:252)"...como los que producían la riqueza no eran los f?obel1lantes sinomás bien los empresarios autorizados para operar, ocunió que estosúltimos ejercieron también una f?ran parte de ese poder. (... ) Lainfluencw de los mercaderes fue la que temzinó dándole el nombre de'mercantilismo' a la política llevada a cabo por los f?obernantes deentónces. Así pues, el mercantilismo europeo se caracterizó por lasaman'as tendidas entre un Estado ubicuo y un poder empresarialprivileKiado y excluyente. "(Ibid: 253)

. Pues bien, son todos estos rasgos del mercantilismo los que DeSoto considera que se reproducen en el Perú contemporáneo; mani­festándose en diversas instancias de la actividad económica. Particu­larmente, compara tres aspectos por medio de los cuales el "Perú dehoy" tiene paralelos con la época mercantilista; estos son: la dificultadde acceder a la empresa por parte de todos los ciudadanos, la excesivanormatividad legal y la burocracia, generando dichos factores coali-'

1:;0 I-Il\1lÍi\ UNA VEZ I'EQU EÑAS...

ciones rec!islribuliv'l". Veamos a conlinuación'eslos aspeclos:-En cuanlo al acceso a la Empresa:

"Al igual que en el Pení'de hoy, en tiempos del mercaI7lÍlismo europeola posibilidad de ingresar a la empresa fonnal era solo privileRio deunos cuantos. Al principio, el empresario necesitaba siempre de unaautorización expresa del rey o del Robierno que, para los grandes

. empresmios, tomaba lalonna de una carla de pnvilefiio... "(Ibid: 253) .

. "Consiguientemente, el acceso a la empresa estaba limitado a aque­llas personas 0~1'pOS que tenían vínculos polúicos y que. podíanrel1ibuira1rey oa suRobiemo elprivileRio de operaruna empresa üiRaLPara el Robierno las empresas eran como vacas lecheras que loproveían de los fondos necesarios para lograr sus objetivos de poder."(Ibid: 254)

-Sobre la normatividad legal excesiva:"También como en el Pení.de hoy, durante el mercantiliSmo lanOlmalÍvidad leRal era excesiva. (. ..) En la antiRüedad, el reRlamentodetallado y minltcioso con el objeto de redistribuir y discriminar fuesiempre la manera de Rof.>emar, pero esta tencj.encia se desbocó incon­trolablemente con el advenimiento del mercantiliSmo y sus malJ.ifes­taciones: el creciemiento de las ciudades, la expansión del comerciointernacional, el descublimiento de nuevos paísesy la sofISticación delas técnicas de producción."(Ibid: 255-256)

-Sobre la burocracia:"Al igual que en el PelÚ actual, las burocracias mercantilistas incre­mentaban los costos de transacción, en lURar de reducirlos."(Ibid: 258-259). Estas semejanzas son suficientes, para De Soto, como para sos-

tener que el Perú contemporáneo es mercantilista .."Como estos ejemplos {supra} nos han permitido constatar, el siste­ma de la Europa mercantilista y el siStema d~ Derecho rediSLJibutivodel Estado penwno tienen una'gran semejanza. Ambos comparten,en mayor o menorRrado, caractelislica~ como la producción autoli­Larin de la leRislación, un sistema económicQ directamente intelvenidoporel Estado, una reglamentación engoimsa, d~talladq y 'diJiRisla'dela economÍll, acceso d~rícil o. imposible a la empresa por pmte de

DE MIRAS / ROGGIERO nI

quienes no tienen vínculos estrechos con los gobernantes,burocracinsab4f{anrrdas y una ciudadanía obligada en muchos casos a organizar-se en coaliciones redistribUlivas y gremios poderosos. .Se podlÍa decir, entonces, que el Perú de hoy vive dentro de un sistemapredommanJemelÚe mercalÚilista que pOClJ tiene que ver con uno deeconomía de mercado moderna.70(Ibid: 259)

Según De Soto, mercantilismo yeconomía de mercado serian dossistemas distintos. Esta distinción (y cualquier distinción entre dife­rentes sistemas económicos) estaría dada por el marco jurídico querige a cada uno de ellos.

"Así, lo quedetermina el régimen económico de una sociedad es laforma.como se articula su institucwna1.idad legal. Si la actividad empresarin.lestá principalmente reservada a un grupo selecto de gente; será unrégimen económico mercantilista; si está reservada a una tecnocracia'estatal} será un capitalismo de Estado; es decir, 'un régimen colectivis­ta. Pero si cadiJ ciudadano puede en la práctica ser empresario,cualquiera seasu origen, color, sexo, profesión u orientación politica,entonces tendremos una economía auténticamente democrática;' esdecir, una economía de mercado. "(Ibid: 297)

Ello le lleva a sostener, categóricamente, que la traba deter­minante para alcanzar el desarrollo por parte de los países atrasadosse encuentra en el sistema jurídico que los controla: .

"...toda evidencia recogida parece sugerirque el Derecho podría tener­se como la principal expliCación de la diferenciLl dedesaiTollo queeXiste entre/os países industrializados) los que, CO"1O el nuestro, nOlo son;" .(Ibid: 235)

De Soto considera, sin embargo, que el conjunto de trabas queocasiona este mercantilismo contemporáneo a la libre actividad eco­nómica. está produciendo su. propia descomposición, en la cual elaparecimiento de la informalidad es a la vez un síntoma·y una causa;

itA nuestro juicio el 'mercantilismo pel1wno' atraviesa por una etapa, de descomposición similar a la que caractelizó la declinaCión de los'mercantilismos europeos, entrefinales del sigloXVIIJy principios delsiglo XX; puescompalte muchos de sus rasgos. ('00)

132 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Entonces como ahora, la rigidez de las instituciones y el exceso detrabas y confusión administrativas impidieron que el sector privadofoi7nal o el sector público radicado en las ciudades pudiera crearpuestos de trabajo a la velocidad requerida para absorber a loscampesinos que lleRaban del campo. VeltifiÚ10samente empezaron asurRir los infonnales en Europa: ejércitos de ambulantes invadieronlas calles, el contrabandoy las plVducciones clandestinas imonpielVnen los mercados y los suburbios iteRales florecieron en las afueras delas cÚldades. Las autoridades persiRlúeron a los informales produ­ciendo tal f7ado de ma'Kinación e insatisfacción entre ellos que sedesatalVn blVtes de violencia."(Ibid: 262)

Así pues, la cuantios"a migración produjo un crecimiento con­siderable de las actividades informales, las que fueron incidiendo anivel del sistema.

"...el Esuido, al if.:llal que en el PefÚ de hoy, se fue rindiendo frente alavance informal. (... )Mientras se mantuvo el réRimen mercantilista, fracasaron la mayorparte de esfuerzos de los Estados europeos por controlar la plVlifera­ción de la informalidad."(Ibid: 268)"ConsiRlúentemente los infonnales comenzaron a socavar las basesmismas del orden mercantilista, porque eran competitivosy af7esivos,y consideraban enemiRas a las autOlidades."(Ibid: 269)

Por ello, para De Soto, el mercantilismo peruano prácticamentese encontraría 'herido de muerte', siendo la informalidad su verdugoy, a la vez, su alternativa.

"Dentro de las fronteras del Pel11 existe más de un país. Hay un paísmercantilista al que hasta el día de hoy se le trata de reanimar condistintas fónnulas y técnicas políticas, pero que ya tiene todos lossíntomas del éuerpo que no da más; hay también un sef{Undo país, elde quienes se anRllstian buscando salidas, pero que se pierde entre losobjetivos de destl1lcción de la violencia terrorista y las exhortacionescarentesde soluciones prácticas de muchos proffesistas; yfina1mente,existe un tercer país, que constituye lo que nosotros llamamos 'el otrosendero': el país que trabaja duro, es innovadory ferozmente compe-

DEMIRAS/ROGGIERO 133

titivo, y cuya provincia más resaltante es, por supuesto, la infon11ali­dad. ))(Ibid: 313)

Esta propuesta, sin duda novedosa y seductora, le lleva a planteara De Soto que los enfoques tradicionales tanto de la derecha como dela izquierda están sesgados por su mala comprensión sobre el sistemaque ha regido al Perú ha<;ta la actualidad, contribuyendo de algunamanera a que dicho sistema (el mercantilismo) se perpetúe y obstruyala vía del desarrollo.

"...los pOltawxes de la derecha tradicional confunden contínuamenteun sistema con otro {mercantilismo con economía de mercado}, ensu intento de darle sustento racional a las actividades comerciales yempresariales de sus representados y de ffanjearse también la simpa­tías de los abanderados del sectorprivado en Occidente. Estos últimosrara vez sedan cuenta de que sus contrapartes latinoamericanas nofuncionan en economías ref(idas por el mercado sino por la política.Por su pO/te, pOltavoces de la izquierda tradicional confunden tam­bién los dos conceptos, pero con el objeto de concluir que, a pesar delpredominio de la propiedad p,ivada de los medios de producción, nose ha 10Rrado el desanvllo que el país requiere. Por tanto, a'Xllmentanque es obvio que el capitalismo ha fracasado y que se hace necesmiopasar a un modelo colectivista".''Así pues, tanto la derecha como la izquierda tradicionales han10ffado, pordistintos motivos, desacreditarla causa del desmTOllo porvía de un sector plivadofonnal, simplemente porque al aludir a él, enrealidad ambos se están refiriendo a un sistema mercantilista anacró­nico. Ni una ni otra se han puesto a pensar que tanto los particularescomo el Estado producen resultados distintos sefilín como sean las

. instituciones leRales dentro de las cuales operan, y que los incentivosdentro de una economía de mercado o dentro de un sistema mercan­tilista tienen consecuencias radicalmente diferentes. "(Ibid: 259-260)

Ahora veremos cómo, para De Soto, la persistencia del mercan­tilismo peruano se ha basado en la existencia de un Estado conexcesivas atribuciones, lo cual hagenerado un derecho excluyentepara unos (los más) y privilegiante para otros (los menos).

134 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

3.1.3. La relación entre el Estado, el derecho y la informalidad.

De Soto desarrolla su argumentación explicando como el Estado"mercantilista" peruano se ha convertido en un "coto" manejado poryen interés del sector que alternadaménte lo gobierna, lo cual generaun sistema de derecho destinado a satisfacer intereses corporativos ysin el necesario coneenso general. .

"A diferencia de nosotlVs, casi todas las democracias desan-olladascontrolan, de una manera u otra, la10nna en que sus ¡;obernantesproducen el Derecho. Para. nOsotros, en cambio, la democracia seliinita ti elefiÍr nuevas autoridades cada cinco años, entre¡;arles un

. 'cheque en bldnco' por la" duración de su mandato y abstenel1lOs detoda comunicación (;on ellos hasta sernuevq.mente convocados aunaconsulta electoral. En este contexto, l(l creación de las malas leyes pordecisiones inconsultas es un desfile de salpresas que apenas podemosobse/var como espectadores lejanos:" .(Ibid: 308)

Esta particular forma de creaCión del Derecho hace, siempresegún De Soto, que no se pueda lograr un desarrollo pleno, pues lasiniciativas privadas se ven coartadas frente a unas "mala,; leyes'!.

"...en los drculos académicos tradicionales todavía se piensa que lascausas del desmTollo son entelequias puramente económicas, comoel plV¡;J'eso tecnolóf{ico, la acumulación de aho/TO, la inversión en

"Capital humáno, la reducción en los costos del transporte o las econo­mías de escala; cuando en realidad estas supuestas fuentes defman­ciamiento /w nos dicen cuál ha sido la causa primera. Dicho de ptraIna nerá, ninguna de estas supuestas causas explica pprquéen alXLmospaises la "¡;ente realiza innovaciones, ahO/Ta más, es másjJroductiva yestá diSpuesta a con'er mayores ries¡;os empresmiales que en otros.¿Será qúe los habitantesde los paíse's subdesan'oliados somos¡;enéticao culturalmente incapaces para el aho/TO, la innovación, el /ieS¡;o' y laindustlia; o será mas bien que dichos elementos no son la c(¡usá deldesan:ollo sino el desan-ollo mismo y que, en cambio,laverdaderacausa es una institucioizalidad legal'y administrativa eficiente queincentiva el progreso tecnológico, la especialización, el intercambio y lainversión? La evidencia recogida en este libro parece cán{i.n11ar decie

DE MIRAS / ROGGIERO 135

didamente este último aserto.Es entonces, a consecuencia de las malas leyes que, por ahora, tantojOl7nales como informales constituyen solO/j1ente un ~·u,·tema incipien­te de especialistas interdependientes que sef{llÍiá limitado en su poten­cia/hasta que el Estado le otorgue a través del Derecho los incentivosesenciales para que progrese; es decir, buenas leyes." ' .

. (Ibid: 233) .

Un ejemplo de estas "malas leyes" es la legislación que regula lasrelaciones de trabajo, que estaría impidiendo una utilización plena dela capacidad laboral:. "De otro lado, es claro que si la reKUlación labora!.y social encareceel uso de mano de obra, las empresasfonnales usan menos trabajo ymás capital o, en otras palabras, su relación trabajo-capital es menor.Esto obviamente supone que las empresas fOlmales no pueden apro­vechar el factor de producción más imp0l1ante del paÍS, que es el .trabajo; yque elpaís ofrezca a sus ciudadanos menores 0pOltunidadesde empleo."

3.1.4, Planteamientos para la solución de la informalidad: su"Ag~nda para el Cambio". .

La "Agenda para el Cambio" que propone De Soto se' sintetizaen tres propuestas centrales: simplificación, descentralización y des­regulación; veamos brevemente cOmo las en tiende a cada un'! eje el!as.

, Simplificación:','Entendemos por 'simpl~ficár' adoptar medidas que optimicen elfuncionamiento de instituciones/eRales para que laspartes obviOlnen­te duplicadas e inútiles de las nOl7nas sean reducidas o eíiminadas."(lbid:301)' .

Descentralización: .'"Entendemos por 'descentralizar', el iraspaso de r~sponsabilidadeslegislativas yadministrativas del fiobierno centrara los Robiernos einstancias loca!esy reRionales, con (!/ objeto deponer a lasautoridadesen contacto nJás imnediato 'con la 'realidad y los problemas a ser·res/te/tos. " .,' .(lhid: 302)

136 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS•..

Desregulación:"Por 'desre¡;;ular' entendemos el mcreinento de las responsabilidadesy 0pOltunidades de los pm1ÍCulares en ciertas áreas y la reducción delas del Estado en las mismas. Al ifiUal que con la producción demo­crática del Derecho, con la desre¡;;ulación se afecta las causas mismasdel mercantilismo. "(Ibid: 304)

Expuestos así varios de los planteamientos de De Soto, veama; acontinuación, de manera crítica, algunos de sus supuestos e implica­ciones, sin pretender agotar una discusión que, como veremos, nospuede remitir a múltiples temas de la economía y la política Este espues, sin duda, uno de los méritos que se puede destacar de "El OtroSendero": su efecto suscitador. .

3.2. Comentarios a "El Otro Sendero"

3.2.1 En cuanto a su definición de la informalidad.

¿Qué nos brinda la definición de informalidad ñe De Soto? Enprimer lugar, nos dice que la informalidad es algo relativamente nuevo(de los últimos 40 años), generada como consecuencia de la intensainmigración urbana. En segundo lugar, formarían parte de la informa­lidad todas las actividades que escapan al marco legal, sin importar, enprincipio, sus características (tamaño, "capital, funcionamiento, etc.).Es decir, que hipotéticamente se puede considerar informales tantoa una empresa de punta, con un elevado nivel de acumulación ynumerosos trabajadores, como a unvendedor ambulante autónomo,siempre y cuando estén al margen del marco legal vigente. Claro quepor cuestiones prácticas (difícil ocultar:niento) las grandes empresaspoco probablemente se van a encontrar en la informalidad.

Sin embargo, qué consecuencias tiene esta definición para com­prender a este heterogéneo conjunto de actividades. Primero, sevuelve aparentemente en una defmición muy rígida: una actividaddeterminada es o no es informal en su totalidad, es decir, no permiteapreciar las situaciones en que existen funcionamientos parcialmenteinformales o formales. Ello conduce a una excesiva dicotomización de

DEMIRAS/ROGGIERO 137

la realidad, siendo en la práctica muy difícil establecer un límite ~laro

entre las actividades que serían informales y las que no lo serían.Segundo, ello implica que se forme un conjunto demasiado amplio yheterogéneo de actividades. ¿Acaso la racionalidad de una gran em­presa "informal" tiene alguna relación con la del pequeño vendedorambulante? ¿Pueden tener intereses similares, los cuales podrían seratendidos con un mismo tipo de políticas públicas, por ejemplo? Sevuelve así una definición poco operativa, lo que va redundar enalgunas consecuencias, como analizaremos posteriormente, en laspropuestas de solución que plantea De Soto hacia la informalidad.

3.2.2. En relación al paralelo mercantilista y el papel del&ta~ .

Sin duda es el aspecto en el que más insiste De Soto debido a que,como se pudo observar, lo utiliza como el argumento principal parademostrar las consecuencias negativas de este "mercantilismo" parael desarrollo y, en base de ello, proponer sus planteamientos decambio. Sin embargo, aquí caben algunas críticas sobre la particularconcepción o interpretación de la historia por parte de De 'Soto.

En primer lugar sobresale la excesiva generalización que De Sotohace sobre determinadas etapas históricas. Decir que "mercantilismo"es el nombre que se les da a las políticas económicas que se llevaronadelante en Europa entre los siglos XV y XIX, es una burda. hbriloge-nización de cinco siglos de historia. .

Uno de los primeros textos que planteaba la filosofía económicadel mercantilismo fue escrito en 1549 por John Hales y publicado en1581 en Inglaterra bajo el título "A Discourse of the Commbn Wealof tbis Realm ofEngland". Entre los mercantistas españoles, se puedecitar a Ortiz (1588), y entre los franceses, aDe Montchrétien(1615).Estamos así muy lejos del período "medieval" del que habla De Soto(cf. De Soto: 252), el cual, según los clásicos cortes históricos, terminóen 1453 con el hundimiento de Constantinopla.

En cuanto al fin del mercantilismo, este debe ser fechado enrelación con la capacidad de la burguesía mercantil e industrial paraimplementar su crecimiento de manera autónoma, sin el apoyo del

138 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

E<;tado. La problemática de los Fisiócratas, expues ta por Quesnay en1758 en su famoso "Tableau Economique", marcó el surgimiento delliberalismo en la economía política a partir del siglo XVIII. Justamen­te para ilustrar los fundamentos universales del liberalismo; Quesnayre,alizó; en 1767, el "Análisis del Gobierno de los Incas del Perú" (¿deahí no le surgiría, tal vez~ la idea a De Soto para refleXionar sóbre elmercantilismo, europeo a partir de la situación peruana actual?). En1776, Adam Smith con "La Riqueza de las Naciones". anunciará elaug~ de la filosofía económica liberal. Entonces, el, mercantilismopermaneció dos siglos,' desde lá,mitad del siglo XVI hasta mediadosdel siglo XVIII.

Ahora, la aclaración qJJe se hizo con r~pecto al períoQo influen-:ciado por las tesis mercantilistas también hay que hacerla, sobretodo,a propósito del significado y del contenido de aquellas tesis. Algo queparece haber escapado totalmente a De Soto, es la g~nesis ideológicadel merc~htiliSmo. Ella va· a .configurar el verdadero carácter de lasPo)íticas mercantilistas; constituyendo, romo vamos .a ver, el poloopuesto de lo que sostiene, De Soto (ital vez por urí conoci~ientoincompleto de la historia eco'nómica de Europa, o(Xlr un intento demanipulación de los hechos alsetvicio de una propuesta ideológica?).

Con' el merci'mtilismo se acabo el poderde la Iglesia y ~es~p~rec­

ieron las rígidas concepciones, anivel moral y eC,onómico, dela EdadMedia. Al contrario, se desarrolló una nueva visión de la sociedad ydel. ser humano:eJ Estado se ,convierte en el nuevo poder y la riquezaen la nueva meta. B obvio que el surgimiento <;.lela burguesía mer-cantil es la razón profunda de este cambio histórico. . .. .' EXiste, entonces, una· tremenda confusión cnla problemática de

Oe Sotó, entre: el corporativismo de l~ Edad Media, cOn sus regla­mentaciones que limitaban de manera voluntarista el mercado y lipro­ducción. en funciQn unicarriente del interés de los, productores yainlitaladOs~y,:el marc~ jurídicointer-vencioniSui que t~nía como'obje­~iy~ eLcn.riquecimiento naciona), é,I través del comen:io exterior, de la'acumulación de metaleS preciosos, y del robustecimiento de. la ,bur­gU,esí~mcrcantiL Hay que distinguir, entonce~, las situaciopes históri­cas en. qúe'se desarmllaban aquell~s reglament~ciones, tanto á nivelestatal como a niveLsocio-económico.. " '.' ..

En efe~to,el Renacimiento será sinónimo cie enúquecimiento de

DE MIRAS/ROGGIERO 139

la burguesía urbana y de crecimiento del poder estatal, siendo insepa­rables en ~ste período. La preocupación del Estado, particula~menteen Europa del Norte, estaba a favor del desarrollo del comercio y dela producción. El poderío militar y económicoJueron las condicionesde la capacidad económica de. la. burguesía:' la conquista de nuevasfuentes de riqueza o de mercados hicieron de la burgUesía ydel Estadodos aliados..

y si .ha existido un marco legal, éste ha estado destinado adesarrollar las fuerzas productivas al servicio de,las·actividades fabrily comercial. Por ejemplo; en 1563 fue promulgado, enlnglatera, unreglamento artesanal (Artificers) que permanece vigente hasta 1813.Con aquellos.decretos, la obligación para trabajar, las condiciones delaprendizaje y del trabajo quedaron estipulados: a la vez, se trató dereforzar la calidad de la producción y racionalizar el uso de la fuerzade trabajo, desarrollándola. En el mismo sentido, una "ley de lospobres",. en 1601, reprimió el vagabundeo, obligando a la Iglesia asocorrer a los indigentes. Toda esta legislación tenía una:meta'perfectamente nítida; tornar la fuerza de trabajo abundante y baratá.. ,. Otro campo .de'la intervención estatal fue la promoción de lasexportaciones con la. finalidad de aumentár el volumen de plata y deoro nacional:· la ,riqueza de una nación supone la acumulación de losmediosde.pago·(metal y moneda).

Ahora parece obvio que las polítiCas económicas mercantilistasfavorecieron a "grupos demandantes de privilegios" (De Soto: 15);aquellos privilegiados eran, ni más ni menos, los. capitalistas nacientes.Y, a diferencia de 10 que interpreta De Soto (yen consecuencia.de loque sucede en el Perú), .con el mercantilismo se da la complementa­riedad yla correlación entre tres elementos: el surgimiento económico.de la burguesía mercantil, un poder. de coerción y de' intervenciónestatal. al· servicio de aquella burguesía y del reforzamientode s.upoderío military econóinico y,·en fin, el crecimiento económico de la'nación~ '.

Quisiéramos también destacar los procedimientos de redacciónque usa De Soto para manipular la historia e intentar volverla,cohe-rente a su demostración:' "

Si la definición general del mercantilismoque nos entrega el autora partir del "Diccionario de las Ciencias Sociales" es, desde luego,

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pcr1"eclamcnle conveniente, extraña que después el autor haga unacita cuyo origen parece muy obscuro ("según otros" ). Aquella cita,muy adecuada para los intereses de De Soto, va a enfátizar, precisa­mente, en la definición del mercantilismo en el sentido de su tesis: elmercantilismo significa la "oferta y demanda de privilegios monopó­licos utilizando la maquinaria del Estado" (De Soto: 251). Sabemosque siempre hay citas que pueden respaldar detenninadas afirmacio­nes. De lo que se trata es de demostrar, en este caso con evidenciashistóricas, que ello e~ así.

Al inicio, De Soto nos encierra en una confusión entre mercan­tilismo, poder reglamentario del Estado y privilegios de una minoríaque aprovecha la prodigalidad de aquel Estado. Enseguida, en el cursodel texto, el autor utiliza con habilidad esa confusión, haciendo refer­encia explícitamente al mercantilismo y a los reglamentos estatalescomo si hubieran sido destinados a garantizar el enriquecimientoindebido y los privilegios de una minoría de empresarios. Otro mediopara desarrollar su tesis y la pertinencia de su comparación "meÍ"can­tilismolPerú" es el uso de afirmaciones no demostradas: "Tambiéncomo el Perú de hoy, durante ~l mercantilismo la normatividad legalera excesiva" (De Soto: 255). Aparte de De Soto, ¿qué historiador oinvestigador ha desarrollado aquella problemática, sumamente nor­mativa, de un supuesto exceso de reglamentaciones en el mercantilis­mo?

Otro ejemplo de la misma índole: "Al igual que en el Penl actua~las burocracias mercantilistas incrementaban los costos de transac­ción, en lugar de reducirlos." (De Soto: 258). Ahí se trata de unaaclaración sin ninguna base empírica, además que crea una confusiónentre costo de la Administración y costo de transacción, pues, con laafirmación de De Soto; parece que solamente la Administración.genera un Costo de transacción (en especie y en tiempo). Cabedestacar que la' ausencia de reglamento y la "ley de la selva" tambiéngeneran un costo de transacción (proteger su patrimonio, obtener elrespeto de los compromisos, por ejemplo). '

Se puede emitir la hipótesis de que cuando el cos to de transacciónimpuesto por la administración pública es más alto que el de la "leyde la selva", entonces la tendencia de los usuarios podría ser la fugahacia la informalidad. Lo que importa teóricamente no es el nivel o el

DEMIRAS/ROGGIERO 141

crecimiento del costo de transacción de la burocracia; es, más bien, lacomparación entre el costo de transacción de la administración y elque existiría sin intervención de la administración pública. Obviamen­te, tal evaluación merecería una metodología adecuada, pero este tipode dificultad no permite lanzar al aire cualquier afirmación que tieneunicamente un fundamento ideológico y que usa, para buscar unaaparencia de cientificidad, medios intelectuales discutibles. El ~Itimoejemplo de manipulación de la historia es sin duda, la afirmacióntotalmente grosera de un crecimiento de la informalida<;l en Europaatribuido, según De Soto, al exceso de la burocracia y a la rigidez delas leyes económicas. .

.Con esta aclaración, es obvio que el autor intenta volcar lasituación peruana en la realidad urbana de los siglos xvn y XVIII de .Europa, circunscribiendo a los pequeños oficios urbanos de ese en­tonces en el mismo marco teórico que los de la Lima de hoy. En efecto,después de haber descrito en qué aspectos el Perú de hoyes parecidoa la realidad mercantilista de los siglos pasados en Europa, De Sotova a intentar mostrar en qué medida la estructura económica urbanamercantilista, con el seudo surgimiento de la informalidad; es seme­jante a la del Perú de hoy. Pero, una vez más, ¿en qué análisis se basael autor par afirmar tal conclusión?, pues, en los análisis de la historiaeconómica, nunca se ha precisado un crecimiento de las actividadesartesanales o callejeras como efecto de las políticas mercantilistas.Existían, por· supuesto, fuertes movimientos migratorios hacia lasurbes, pero fueron consecuencia de la miseria rural, de las guerras, delcremiento demográfico y también por las perspectivas de empleo quebrindaba el capitalismo fabril naciente y el comercio. Si no se puededescartar el hecho de que la burocracia de entonces generaba ciertarigidez que empujó hacia la informalidad a algunas empresas o activos,en lo ~ncial,.se sabe que son otras razones históricas y económicaslas que.explican el fenómeno de la concentración urbana y la exist­encia de una capa de actividades independientes y pobres.

Existe, un malentendido adicional al confundir un tipo de políticaeconómica, como es el mercantilismo (ya desarrollada dentro delcapitalismo e, innegablemente, con consecuencias prácticas), con unmodo de producción o con un determinado sistema de organizaciónsocio-económico. Es decir, el mercantilismo es una de las doctrinas de

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la naciente economía de mercado. Las nociones de mercantilismo yeconomía de mercado se encuentran, a diferente nivel de concreción(por lo tanto son metodológicamente incomparables) y, además, secorresponden. Aquí existe un error fundamental en De Soto. Y esteerror surge de la forma como él entiende y distingue los sistemaseconómicos:"...lo que determina el régimen.económico de una socie- .dad es la forma como se articula su institucionalidad legal" (De Soto:297). Probablemente las páginas que seguían al capítulo sobre Hegel,de la Historia de la Filosofía, se le quemaron a De Soto..

Además.de ello, De Soto arriesga un paralelismo históricO cues­tionable tanto desde un punto de vista metodológico cOmo históricomismo. Como observa Pérez Sáinz, nuestro autor "...nos va a inter­pretar la 'historia de la Europa preindustrial en términos del presenteperuano." (Pérez Sáinz: 5, 1988); Se podría decir incluso que inter~

preta la historia de acuerdo a las necesidades de fortalecer su argucmentación. Pues, no de otro modo se puede entender la agudatergi­versación que De Soto hace de ciertos procesos históricos. Sobre estepunto también se ha observado: .

"Justamente los fenómenos que empiezan a acaecer en Europa a. partir de los si~los XVIIy XVIII, tales como la miwación campo-ciu­dad y el tipo de actividades. qué desarrollaron en las economÍ(lsurbanas tales miwantes, son interpretados {por De Soto} en términosde ínfonnalidad.· HOy en día tenemos suficiente perspectiva históricapara afinnar que todo ese proceso acaecido en 'la Europa preindus~

tlÚll, fOlmó parte de aquello que seha llamado proceso.de acumula­ciónoriiinaL Es decir, la constitución de una fuerza de trabajoasalariada qúe posteriormente sería utilizada por el capital producti­vo. Aquí lo que (...) interesa resaltares que la informalidad, histórica­mente, como la entiende De Soto, precede en .el caso europeo a laindustrialización. Es la absorción insuficielÚe del excedelÚe de lafuerztlde trabajo urbana, la que nos va a explicar la aparición, la emergenciay desarrollo delfenómenode la informalidad; ".(Pérez Sáinz: 5, 1988) ! .

Este punto de vista es compartido por otro autor:."Las mif{l'aciones campo-ciudad que ~enera el mercantilismo, sonconsideradas por el autOl: {De Sotq} como manifestaciones del desa­ITOllo de la infonnalidad en la Europa precqpitalista. Al respecto, hay

ROGGIERO I DE MIRAS 143

que considerar que la .rueaade trabajo de estosmigrantes, al convert­irse en mercancía para el capital productivo, produjo el proletariado,condición sine qua non para la apatü;ión del capitalismo. Por el'contrario la informalidad latinoamerican.a, que se orif?ÚZa también enlas migmciones campo-ciudad, es posterior a la instalación del capi­talismo. Elfenómeno de la informalidad latinoamericana es consus­tancÚll al desarrollo capitalista, que ha, formado los procesos demodernización de nuestras sociedades. En otros términos, el sectol'informal es productode la dinámica específu;a del procesode acumu-

. lación, en el que prevalecen tendencias concentradoras que reducenlos efectos redistributivos en el plano'de los ingresos, lo que a su vezlimita la capacidad de ampliación de la denuznda y con ello lapotencialidad en la generación de empleo. "(Arellano: 113, 1988) . . .

Es patente la fonna como De Soto confunde etapas históricas'yademás las interpreta a su manera. Pues, como señalamos, el mercan­tilismo al.~r una doctrina y una política económica desarrollada enlas etapas.tempranas del capitalismo sirvió, justaplente, para fortale­cer y, por lo tanto, desarrollar al mismo capitalis~o; es decir, a laeconomía de mercado. La protección al comercio exter.ior, el subsidiofabril interno y la búsqueda de la autosuficiencia nacional promovido~mediante una fuerte intervención estatal en los diversos aspectos dela actividad económica durante el mercantilismo no tenían otro objetoque el.de asegurar una adecuada acumulación de capitaI'interno encada uno de los países ~e aquella época. No n~gamosque puedanexistir ciertos rasgos similares (en términos muy generales) cOn polí~

ticas planteadas, por ejemplo, por la doctrina del CEPAL en AméricaLatina (con el fin de promover una industrialización interna, porejemplo), pero de ello no se puede derivar que constituyanmomentQshistóricos:idénticos. Las circunstancias en que se aplican dichas polí­ticas son sus tancialmente diferentes (es sabido que un mismo factor,digamos una poHtica ~c;onómica, influye de diversa forma según.elcontexto en que se la. aplica), 'tanto desde un punto de vista históricocomo cualitativo (no se puede comparar la génesis de los paísescapitalistas con la situación y el desarrollo actual de los países perif,é­ricos).. ' , . . ., , . " '" .. '

Aquí nos p<\rece pertinente destacar que nuestra' severél crítica no. .. "-

144 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

significa, en ningún caso, que la investigación histórica ya logrado talnivel de conocimiento que vuelva inútil toda nueva propuesta analí­tica. Al contrario, tenemos que seguir en la reflexión histórica paramatizar y afinar el conocimiento de la realidad del pasado, inclusoformulando nuevas hipótesis yproblemáticas. El saber histórico, comolos demás, no es un conjunto de conocimientos cerrados y definitivos;solo el desarrollo de las investigaciones y los avances en el campoteórico permiten enriquecer la comprensión de los movimientos his­tóricos ysociales, sus fundamentos ysus alcances. ,Pero, el trabajo delinvestigador supone una metodología, un rigor, una actitud de duda,un cuestionamiento permanente, primero en sus propias hipótesis yconclusiones yun intento de distanciamientoyde diferenciación entresu propia ideología y sus razonamientos teóricos. De Soto nos da unejemplo perfecto de una seudo ciencia al servicio de la ideología

Pero hay una pregunta que supera todas las demás: ¿porqué DeSoto recurre al paralelismo históricocon el mercantilismo?

Efectivamente, habría podido exponer su tesis sin remitirse a unasituación lejana en el espacio yel tiempo. En efecto, se comprendeque pueda existir una relación entre el funcionamiento de la burocra­cia y la fuga de los usuarios que implantan modos de adaptacióninformal frente a esta realidad. Pero ¿porqué hacer este rodeo por laEuropa de los siglos pasados? '

La respuesta creemos encontrarla en el hecho de que, como DeSoto lo deja entender en varias partes de su libro, su "tipo ideal" desociedad se encuentra en la de los países capitalistas desarrollados. Sisu reflexión se hubiera encaminado a entender la situación del Perúcomo resultado histórico del desarrollo del capitalismo a nivel mun­dial, en el cual le ha correspondido un determinado papel en ladistribución internacional del trabajo, entonces, sus críticas ypropues­tas hubieran tenido que encaminarse a cuestionar ese determinadoorden económico, constatando que el desarrollo alcanzado por Nor­teamérica y Europa se ha basado, en gran parte, en la situación desubordinación política y económica de los países periféricos. Sinembargo, su ideología no podía permitir una reflexión de tal natura­leza. Pues, par'a poder sustentar la posibilidad de un camino hacia elhorizonte de los países capitalistas desarrollados, tenía que asimilar lasituación actual del Perú con las etapas tempranas de desarrollo de

DE MIRAS / ROGGIERO 145

sus sociedades ideales. De ese modo, si lograba demostrar que el Perúse encuentra en una etapa mercantilista, la esperanza de alcanzar eldesarrollo exclusivamente en base a reajustes del marco jurídicointerno, podía permanecer en pie. Como señala Cueva, con la "...su­puesta demostración de que el sistema en que hemos vivido yseguimosviviendo en América Latina es 'mercantilista' y no capitalista...", seconcluye que no es el capitalismo al que hay que modificar, sino a esteancestral mercantilismo redistributivo; "...ergo: el capitalismo quedaautomáticamente exonerado de cualquier culpa histórica que 'porerror' se le haya atribuido; solo el futuro es suyo." (Cueva: 137, 1988).El análisis sobre la informalidad es, entonces, solo una hábil forma deargumentar sus planteamientos liberales.

Hay que reconocer, sin embargo, que De Soto acierta en denun­ciar un determinado funcionamiento del Estado que atenta contraaspiraciones democráticas iegítimas (el tortuguismo" yen general laineficiencia burocrática son sin duda antidemocráticos); es ese quizáel mayor mérito y aporte de "El Otro Sendero". A pesar de ello, eltexto no supera más que una constatación empírica, pues no va a laraíz del fenómeno. Así pues, De Soto no necesitaba realizar un viajehistórico hasta la época del mercantilismo para explicar la situaciónactual del Perú, le bastaba explicarla en base a la condición de depend­encia y subdesarrollo de ese país.

Vemos entonces que, en De Soto, esta contenida una visiónevolutiva de la historia, en base a la cual toda sociedad puede y debetransitar los mismos senderos de sus similares predecesoras. Estavisión, ampliamente rebatida por ser metodológicamente inadecuadae históricamente errada, hace que el texto de De Soto sea altamenteideológico (en el sentido de crear un discurso que falsea la realidad).De esta manera vamos a coincidir con De Soto en que su texto es decaracter político, pero lo que no podemos hacer es aceptarlo como untexto científico.

3.2.3. Sobre su"Agenda para eJ Cambio".

Las propuestas de De Soto hay que entenderlas en base a quienesserían sus supuestos beneficiarios. Cónsideram"os que Pérez Sáinz ha

146 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

acertado en observar que la figura privilegiada en el análisis de DeSoto (y, al respecto, habría que preguntarse si en igual forma ello nocorresponde también a los análisis inspirados por el PREALC) es ladel microempresario:

"...podemos decir que en términos de trabajadores informales se dauna reducción de todo tipo de trabajador informal a la figura delmicroempresario. Para De Soto todo trabajador informal es un em­presario en potencia que no puede desarrollar tales potencialidadespor causa del estado mercanlilista redistributivista. Venws que en DeSoto hay una neRación de la heteroReneidad de la informalidad, quese reRina por lóKicas empresariales más que 16f{icas de subsistencia. "(Pérez Sáinz: 6, 1988)

Por lo tanto, las propuestas de De Soto estarían encaminadas arobustecer un segmento socio-económico definido, dejando de ladoa un mayoritario conjunto que se encuentra en situaciones más pre­canas.

"Pienso que si se foRrase aplicary llevar acabo estas tres proposiciones{simplificación, descentralización y desreKUlarización} no se do.ríaninfiÚn tipo de eclosión empresarial entre los informales. La !(fanmayoría de los mismos no están atravesados por comportamientos uOIientaciones de tipo empresarial sino, más bien, por lóKicas desubsistencia. No obstante, pienso que la propuesta de De Soto tendríael efecto de consolidar a una élite de" microempresarios... "(Ibid: 9)

Pero más allá de los efectos anotados, los cuales no necesaria­mente serían indeseables en sí mismos (por ejemplo; que un "mi­croempresario" pueda acceder a un crédito que antes solamenteestaba al alcance del capital monopólico, no es algo esencialmenteviciado), son sus propuestas de desregulación las que, sobre todo,tendrían consecuencia sociales nefastas.

Podemos citar dos casos:-Cuando De Soto habla de los excesivos costos que tiene el

trabajo en el Perú, señala:"...es claro que si la reRula"ción labora"lysocial encarece eluso de manode obra, las empresas formales usan menos trabajo y más capilal o,en otras palabras, su relación trabajo-capilal es menor: Esto obvia­mente supone que las empresas formales no pueden aprovechar el

DE MIRAS / ROGGIERO 147

,factor de producción más impOltante del país, que es el trabajo... "(De Soto: 220)

En la informalidad, en cambio, existiría una gran flexibilidad sobreel factor trabajo:

"... cuando el mercado se deprime ellos {los, informales} puedencontratar y despedir empleados, sin otros inconvenientes que lasconsideraciones morales o la desventaja de perder a buenos depen­dientes; con ello el trabajo se convierte en un factor variable dentro dela producción... "(Ibid: 202)

Las consecuencias que se derivarían de desregular el mercado detrabajo serían las de eliminar las pocas garantías de estabilidad laboralde los trabajadores, de deprimir, aún más, según las variaciones delmercado, sus reducidísimas remuneraciones y despojar de los pocos yobsoletos servicios de seguridad social existentes. Al parecer, para DeSoto, a la mercancía del trabajo hay que abaratarla al máximo paraque los micro y macro empresarios puedan utilizarla extensivamente;aquellas consideraciones morales no deben interferir la marcha delcapital. '

Cuando se refiere a otro tipo de trabas a la producción:"Es difícil ser productivo cuando las restricciones re¡{lamenta1Ülsimpiden obtener una óptima combinación de recursos, cuando elsistema de impuestosy aranceles distorsiona los precios de insumas yproductos;y cuando el control de precios terxiversa los estímulos paraproducir. Lo mismo sucede cuando los requerimientos burocráticos-incluidas las exi¡{encias de contabiliclad y otras refif,as de procedi­miento- a¡{I"e¡{an costos... " ([bid: 220)

El Estado periférico debe renunciar, según De Soto, a sus yalimitadas atribuciones fiscales y de control (incluso seguramente preo­cupaciones, por ejemplo, de tipo ambiental deben ser dejadas delado).

Aquí se puede tener la ilusión de que lo que defiende De Soto esla posibilidad de que los individuos puedan desarrollar librementeactividades (en este caso económicas), sin la censura o control de unEstado totalitario y castrante de la creatividad individual y colectiva.Pero si asociamos sus propuestas con la realidad económica y socialde las sociedades periféricas, vemos que aquellas, antes que librarnos

14K HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

dcl 1984 dc Orwcll, nos conducirían a un 2000 de Darwin. Pucs concl pretcxto dc dcfender las libertades individuales (sin duda, legítimas,aunquc haya que reconocer que la rcJJexión sobre ellas por parte delmarxismo ortodoxo ha encontrado prejuicios) no se puede liberalizaruna economía en donde, desde el inicio, las condiciones de competen­cia son tremendamente desequilibradas, lo cual determinaría que seformen (o permanezcan) estructuras sociales poco igualitarias, eco­nómica y socialmente.

PARTEn:

NUEVAS PERSPECTIVAS ANALÍTICAS.

DE MIRAS / ROGGIERO 151

El balance del conocimiento sobre los diversos acercamientos que sehan intentado para la comprensión de las pequeñas actividades

económicas urbanas arroja, como saldo, múltiples aportes y a la vezalgunos vacíos. En esta parte quisiéramos, aprovechando los principa­les aportes, presentar algunos elementos explicativos complementa­rios, dentro de un marco que les dé una cierta coherencia, intentandode esta manera cubrir algunos de los vacíos detectados; sin pretensiónde exhaustividad. Después de una lectura crítica del abundante volu­men de reflexiones y análisis con respecto a la problemática de laspequeñas actividades urbanas en el Ecuador, cabe destacar dos vacíosde gran trascendencia dentro de este conjunto teórico:

a) Uno corresponde a la necesidad de concebir una síntesisampliada y renovada acerca de las condiciones generales de larepro­ducción de la capacidad laboral 23 en relación al funcionamientoespecífico d~l mercado laboral en el contexto de las economías peri­féricas. En efecto, es preciso articular los factores demográfiCOs ymigratorios con el modo de industrialización periférico y también cOnla problemática que enfatiza la insuficiencia del salario real, paraproponer un esquema explicativo global del surgimiento y de laextensión de las pequeñas actividades económicas urbanas.

Por supuesto, no se trata de retomar la idea de la complemen­tariedad y de la funcionalidad de aquellas pequeñas actividades nocapitalistas para el sector capitalista. Si bien dicha propuesta tienefundamento, no agota la problemática de la reproducción de la pobla­ción trabajadora a través de un mercado laboral específico.

Así, en una primera parte, reflexionaremos sobre la forma en quese desenvuelve este tipo de mercado laboral de la periferia (el quecorrespondería a sociedades como la ecuatoriana), en particular,

23 No hablamos aquí de fuerza de trabajo, pues dicha categoría conlleva unaambigüedad, que necesitaría ser esclarecida en profundidad, tanto como

concepto específico del modo de producción capitalista y como noción generalrelativa a las aptitudes físicas e intelectuales humanas. La categoría de capacidadlaboral que utilizamos aquí tiene un sentido descriptivo, únicamente.

152 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

sobre la [arma en que se da el ajuste entre el estancamiento de losingresos de los hogares populares y la tendencia al aumento de susnecesidades monetarias reales.

b) por otro lado, el gran ausente de este conjunto de estudios yreflexiones que hemos recopilado y analizado, es el Btado.

Una aclaración previa para precisar que, paradójicamente, lacontribución de De Soto no se refiere fundamentalmente al Btado,como entidad que tiene un poder superior de regulación y de controlsobre la economía, sino más bien al funcionamiento de su administra­ción, en relación a su peso y a sus prácticas anti-económicas. Es ladescripción de aquella realidad que permite a De Soto afirmar -demanera muy discutible- el carácter mercantilista de ciertas prácticasestatales en el Perú. Mejor dicho, De Soto llama la atención sobre'laomnipresencia yel poder de la administración pública pero no analizala debilidad fundamental del Estado para regular y manejar el conjun­to de la economía nacionaL

Esta ausencia casi general de este actor trascendental que es elBtado se vuelve más extraño si se considera que estas pequeñasactividades económicas urbanas se han convertido, desde hace más dequince años, en un componente permanente de las políticas socialeso empresariales de todos los Estados en vías de desarroilo, y que, enresumen, la problemática del sector informal es ante todo una cons­trucción de carácter estatal e ideológica.

Así, en una segunda parte abordaremos la temática del Estado enrelación a la informalidad, la cual nos conducirá a tratar dos a<;pectosespecíficos: las formas de legitimación del Estado y su capacidad decontrol económico y político:

DE MIRAS / ROGGIERO 153

1. ACERCA DE LA REPRODUCCIÓN DE LA CAPACIDADLABORAL Y DEL FUNCIONAMIENTO DEL MERCADO

LABORAL PERIFÉRICO.

Partimos de la idea de capacidad laboral, como noción que abarcatodas la potencialidades humanas físicas e intelectuales para producirbienes y servicios que puedan satisfacer a las necesidades de sureproducción individual ysocial. Además, consideramos que el proce­so de reproducción se realiza a partir de una entidad colectiva queserá, por definición, la unidad de reproducción y de manutención: elhogar.

Dentro de una perspectiva estática y si se considera que el trabajohumano puede ser expendido ycomprado, el equilibrio básico, a largoplazo, de repraducción de los hogares se podría formular de la siguien­te manera, considerando únicamente la parte monetarizada de lareproducción doméstica:

Necesidades monetarias de reproducción Ingreso totaldisponible.

(El nivel de ingreso va a determinar el nivel efectivo de lasnecesidades monetarias alcanzado)

Ahora, debemos precisar la composición de este ingreso totaldisponible. Es nada más que la suma, en un período dado, de todoslos recursos monetarios que nut!"en el presupuesto familiar.

Más precisamante, aquel ingreso total disponible es el productode dos parámetros: por un jada, el número de horas trabajadas por losactivos del hogar, y por olro lado, el mon to monetario horario prome­dio percibido por cada hora trabajada. De ahí, se puede escribir que:

154

IHxnr-I = Ir = ~ Nm

donde:

HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

IH: ingreso real promedio por hora.nH: número de horas trabajadas, por hogar.Ic Ingreso total, por hogar.Nm: Necesidades monetarias, por hogar, equivalentes al consumo

colectivo que puede ser satisfecho por el ingreso global.

En realidad, lo que llamamos IH (ingreso real promedio por hora)corresponde al precio horario promedio de una unidad de capacidadlaboral. Hacemos aquí, entonces, una hipótesis de homogeneidad dela capacidad laboral en cuanto a su remuneración en los países sub­desarrollados: es decir, que el ingreso individu(il o familiar evolucionamás en relación al número de horas trabajadas que según la tasa deremuneración horaria.

Por eso, no se trata de medir un nivel de remuneración horariaefectiva, sino más bien de definir una unidad de capacidad laboralhomogénea, cualquiera sea el activo, la rama de actividad, la organi7

zación de la producción o el tamaño de la empresa que la genera. Yluego a partir de esta unidad de capacidad laboral que por comodidadllamaremos el ingreso horario (real promedio), vamos a plantear lasmodalidades de la reproducción de aquella capacidad laboral y lascontribuciones de las pequeñas actividades urbanas.

Cabe precisar que la hipótesis de homogeneidad del precio' uni­tario de la capacidad laboral no es incompatible con las nociones deempleo y subempleo, relativo o absoluto, de la población activa. Enefecto, la noción de subempleo por ingreso defme el subempleorelativo como una sobremuneración de la capacidad laboral en rela­ción al número de horas trabajadas. Poi cuarenta horas semanales (enel Ecuador); el pleno empleo alcanza el salario mínimo vigente,mientras que el subemp{eo, con la misma jornada, corresponde aunaremuneración menor. De esta observación, se podría riegar (y, consentido) la validez 'de la homogeneidad del preéio unitario de lacapacidad laboral. . ' . .' ,

Pero núestra propuesta no es afirmar la igualdad efectiva de todas

DE MIRAS / ROGGIERO 155

las tasas de remuneración salarial o no salarial, negando la diferenciaentre pleno empleo'y subempleo. Existe, efectivamente, un abanicode tasas de remuneración horaria. No obstante, nuestra meta no esenfocar aquellas diferencias relativas, sino más bien enfatizar la hipó­tesis que, más allá de la variabilidad aparente de las tasas de remune­ración, el nivel promedio absoluto de remuneración (por hora, parano introducir el sesgo de la jornada de trabajo) de la capacidad laboralobedece a una única lógica general. Es eso que conlleva la hipótesisde la homogeneidad. Además veremos que esta misma lógica vaexplicar por qué este nivel general de la remuneración de la capacidadlaboral va mantenerse en una situación de estancamiento.

Pero ahora, quisiéramos entrar en un enfoque dinámico parademostrar que el equilibrio de reproducción que hemos diseñado essumamente inestable en las economías subdesarrolladas. Y que, ade­más, las recientes políticas de ajuste van a incentivar la precariedadde este equilibrio.

Sin embargo, ya que este equilibrio tiene que ser definitivamentereconstituido ex post, veremos de qué manera se realiza esta perma­nente búsqueda de un equilibrio de reproducción, dificultado y per­turbado por fuerzas estructurales, específicas· del· subdesarrollo,' ycoyunturales, fomentadas por ejemplo por las políticas de ajuste,implementadas bajo la presión del FMI.

1.1; La ruptura del equilibrio inicial.

En este pdmer capítulo, consideremos, de una manera conven­cional, la existencia de un equilibrio inicial entre los parámetros quehabíamos corisiderado, esto es entre las necesidades monetarias dereproducción y el ingreso total disponible, por hogar.

. Por lo tanto, no hay que confundir estas secuencias de la demos­tración (entre equilibrio y desequilibrio) con determinadas fases his­tóricas. Ello es pertinente, pues en ciertos discursos a nivel de pro­puestas de políticas sociales para América Latina se ha1;>la actualmen­te sobre la Deuda Social, considerada esta como el resultado delaumento de la pobreza y en general de deterioro de la mayor parte delos indicadores sociales, a partir de la crisis de la deuda externa en la

156 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

región. El supuesto que ahí está implícito, es que la situación deequidad social, de distribución del ingreso yen general de las condi­ciones sociélles de la mayor parte de la población en nuestros paísesregistraba características por lo menos aceptables en la época pre-cri­siso Consideramos que de ningún modo aquello puede ser asumido deesa manera, pués el deterioro que en términos sociales se ha produc­ido con la crisis es, como lo presentaremos más adelante, una exacer­bación coyuntural de tendencias históricas yestructurales de los paísesperiféricos.

De este modo, consideraremos las dinámicas que modifican elequilibrio inicial convenido. Dos conjuntos de factores determinantesvan a perturbar la estabilidad previa: primero, a nivel del ingresohorario promedio y segundo, a nivel de las necesidades monetarias dereprcxlucción de los hogares. Enfocaremos el movimiento relativo quecaracteriza a cada dinámica: la que afecta el ingreso horario es orien­tada hacia la baja, mientras que la relativa al consumo se orienta hacijl.el alza. Así, compararemos la evolución del ingreso real promedio enrelación al consumo para la repr<;xiucción de estos hogares; por lotanto, a través de este enfoque, destacaremos su dinámica opuesta.En este sentido no hablamos de una baja absoluta del ingreso horarioo, al contrario, de un alza absoluta de los gastos de manutención delos hogares, sino más bien de su tendencia de evolución contrapuesta,en términos relativos. En cuanto a los problemas metodológicos quepueden surgir en relación a los términos de la comparación, lo impor­tante es hacerla en base a parámetros semejantes: de este modo, sipara el análisis de la evolución de los ingresos se toman valoresnominales (o reales), lo mismo se hará para el análisis de los gastos.

A continuación analizaremos sucesivamente cada uno de estosaspectos.

1.1.1. El estancamiento del ingreso real promedio por hora.

Antes de precisar los fundamentos de esta hipótesis, cabe precisarsu pertinencia ysus límites. Aunque hemos hablado de homogeneidadacerca de la definición de una unidad de capacidad laboral, debemosseñalar que esta hipótesis de estancamiento del ingreso horario no

DE MIRAS/ROGGIERO 157

funciona para ciertos activos y ciertos estratos sociales.La ubicación socio-profesional, la calificación técnica, la rama de

actividad, favorecen, al contrario, el crecimiento del precio pagadopor una hora de trabajo para un número reducido de asalariados yactivos: por ejemplos, los ejecutivos de alto nivel, los trabajadores delsector petrolero, inversionistas, etc. Se observa, de este modo, que unaminoría de activos tienen la capacidad de manejar el nivel de ingresoreal, por hora.

En este caso, es obvio que el parámetro "IH" puede tener unadinámica progresiva que permita a aquellos activos, con el mismonúmero de horas trabajadas -incluso a veces con menos- mantener oaumentar su ingreso total y así mejorar el nivel de su de reproducción.

Esta excepción a la hipótesis de homogeneidad del precio de unaunidad de capacidad laboral se verifica por el hecho que existe unaprobable correlación inversa entre el nivel del ingreso global y elnúmero de activos por hogar. En los estratos adinerados, se hallanpocos activos y, por lo tanto, pocas horas trabajadas (normalmente nomás de 40 por semana) con una elevada remuneración. Al contrario,en los estratos populares se encuentra, por hogar, un gran número deactivos ydehoras trabajadas, pero con un ingreso global relativamentereducido.

Se observa, claramente, que en la minoría acomodada, no solo elnivel del ingreso horario es mucho más alto 24 sino también manejablehacia la alza, mientras el número de horas trabajadas es casi unaconstante. A la inversa, en los estratos populares, y por consiguienteen la mayor parte del mercado laboral, el ingreso horario sufre de unadinámica más bien recesiva (yen este último caso, veremos que es dellado del número de horas trabajadas que se opera el ajuste en relacióna las necesidades de reproducción).

Vamos a presentar ahora los factores que explican el nivel y elestancamiento estructural del ingreso real promedio, por horá, en lamayor parte del mercado laboral urbano. Se trata de los siguientesfactores:

-El crecimiento demográfico, que permanece bastante sig-

24 Los mismos factores van a explicar tanto el nivel absoluto como la dinámicade este parámetro.

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nificativo (tasa de crecimiento demográfico superior al 2%: en elEcuador= 2,9%) Y movimientos migratorios internos importantesdesde el medio rural y/o de las urbes secundarias hacia los grandescentros urbanos;

-El modelo de crecimiento industrial de naturaleza periférico,vale decir, condicionado por la "división internacional del trabajo".Una de las principales características de este modelo es el uso inten­sivo de capital y, a fin de cuentas, su débil capacidad de creación deempleo;

-Un mercado de trabajo de una naturaleza en la cual, estruc­turalmente, la oferta de empleo asalariado es inferior a la demandadel empleo global. Aquello es poco propicio para una sindicalizaciónactiva, siendo por el contrario, muy fuerte la competencia interna de·la fuerza de trabajo ante la escasez de puestos de trabajo asalariados;

':""La naturaleza misma del modelo de crecimiento hace dependersu dinámica de los mercados de exportación de productos primarios.En estas condiciones, el mercado interno no representa más que unaccesorio al crecimiento y la tendencia al estancamiento dela tasadelsalario real no es perjudicial para este modo de crecimiento. Más aún,esta baja constituye, sin duda, una de las condiciones de acceso y departicipación en el comercio internacional en un contexto de compe­tencia por los precios existente entre las economías periféricas;

-El Estado ysu poder coercitivo y de arbitraje nunca han logrado(si asumimos el carácter n~utral del Estado) un nivel suficiente paracontener los intereses de los grupos dominantes que han impuesto susreglas de juego económico;

-Las deficiencias del sistema de capacitación laboral no permitenlograr mejoras en la productividad de las empresas.

Estos factores son la base de un mercadolaboral desequilibrado,en el cual se observa una demanda que supera a las oportunidades deempleo. El estancamiento, a un nivel promedio relativamente bajo,del precio de la hora de trabajo traduce este desequilibrio.

Entre estos factores encontramos, por supuesto, los grandestemas fundadores (la demografía, la industrialización periférica, elnivel de los salarios capitalistas) de las problemáticas clásicas quetratan sobre los pequeños oficios urbanos (Marginalidad, Sector in­formal, Excedente estructural de la fuerza de trabajo, Estrategias de

DEMIRAS/ROGGIERO 159

subsi<;tencia)..De este modo, si realizamos una comparación centro/periferia

podremos ver que su distinción se da fundamentalmente en cuanto ala capacidad de cada sistema de manejar la dinámica del precio de lacapacidad laboral.

En los países centrales, la resistencia a la baja del ingreso realpromedio ha sido posible por los siguientes factores:

-El crecimiento demográfico ha tenido una tendencia a la baja yhan existido considerables movimientos de emigración hacia las colo­nias durante los siglos XVIII y XIX;

-Desde la "revolución industrial" del siglo XIX hasta las tresdécadas de la post-guerra, el crecimiento· industrial y económico,aunque cíclico, ha sido de tal magnitud que la tasa de desempleo hapermanecido, en promedio, reducida y la oferta de empleo ha sidosiempre creciente;

-Las necesidades de mano de obra de las empresas han con­tribuido sin duda a la organización de la clase obrera en el marco desindicatos capaces de negociar y de obtener alzas salariales nominalesy reales;

-Después de la intensa fase de inversión del siglo XIX en lainfraestructura industrial básica, el consumo final se ha ido constitu­yendo poco a poco en un f<tctar de arrastre del crecimiento econórriico(véase las tesis fardistas y la política económica keynesiana de estimu­lación de la "demanda efectiva" de consumo final). Desde hace másde medio siglo, en las economías europeas y de Narteamérica, cubrirlas necesidades del mercado interno ha constituido uno de los objeti­vos esenciales de la actividad económica, privada y pública;

-En el siglo XX, el desarrollo de la función de arbitraje del Estadoentre los diferentes intereses de los grupos sociales ha contribuido adisminuir los excesos del sistema económico. (A pesar de considerarque el poder del Estado está bajo la influencia. del grupo socialdominante, sería totalmente abusivo y erróneo afirmar que el.Estadoen las naciones europeas industriales es la expresión directa de losintereses inmediatos de los capitalistas);

-El retroceso, incluso en ciertos casos la desaparición, de formasde actividad no capitalistas (pequeños oficios urbanos y pequeñoscampesinos) y, par lo tanto, el fin de la acumulación primitiva mer-

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cantil interna (interna ya que el "intercambio desigual" permanece anivel del comércio internacional, y mercantil porque siempre existe,en el centro, una forma de extorsión, despreciada pero no desprecia­ble, de sobretrabajo no mercantil: el trabajo doméstico de la ama decasa).

Finalmente, surge la cuestión de laverificación empírica de lo quehemos denominado como el estancamiento del ingresoreal promediopor hora, en la periferia Lo intentaremos a partir de datos relativosal salario (que constituye una parte de los ingresos distribuidos).Obviamente, no pretendemos aquí agotar esta temática que conlleva,entre otros, algunos problemas metodológicos de comparación inter­nacional, y lo que ofrecemos tiene solamente una intención ilustrativae indicativa de la tendencia.

De este modo podemos, presentar dos ejemplos que tienden acomprobar nuestra hipótesis. El primero, relativo al Ecuador, sobrelos últimos veinte años, nos muestra un estancamiento del precio realde la capacidad laboral. El segundo ejemplo provendrá de Hart (1973)y mostrará de qué forma, en el caso de Ghana, a largo plazo, el salariomínimo real ha tenido también una tendencia a la baja.

En el caso ecuatoriano, apreciaremos esta evolución de los ingre­sos a partir del salario mínimo real, deduciendo la inflación monetaria(índice de los precios alimenticios). Desde 1970 hasta 1987, el índicereal del salario mínimo mensual, para las categorías "sector público"y "trabajadores en general" ha evolucionado de la siguiente manera:

Esta serie tendería por 10 menos a confirmar, a largo plazo, elestancamiento de los ingresos salariales para los sectores público yprivado (hace falta obviamente considerar la evolución de las remu­neraciones de las pequeñas actividades mercantiles urbanas y de losingresos agrícolas para precisar la2~volución generalde los ingresosen este período para el Ecuador) . .

El segundo ejemplo, tomado de Hart, nos lleva hacia las mismasconclusiones:

25 En el Anexo 1 se ofrecen otras series, que consideran diferentes períodos yutilizan diferentes metodologías, pero que finalmente muestran las mismas

tendencias.

DE MIRAS / ROGGIERO

EVOLUCION DE LOS SALAIUOS M1NIMOS

Año Trabajadores Sector Públ ¡eoen General

1970 100,00 100,001971 115,81 115,811972 105,65 105,651973 87,85 87,851974 103,20 103,201975 109,57 109,571976 124,79 124,791977 108,96 108,961978 101,88 101,881979 121,58 121,581980 202,78 202,781981 180,39 180,391982 154,44 156,971983 113,43 117,861984 111,34 115,701985 112,46 112,461986 115,57 118,141987 108,77 113,12

Fuente: Godard yde Miras: 1988

161

"La evidencia para Ghana durante los 1960 muestra una baja de losinffesos reales para los asalariados urbanos. Así, tres índices diferen­tes relativos a los inffesos reales han mostrado movimientos hacia labaja durante el período de 5 años 1960-1 a 1965-6del 55 por ciento,46 por ciento, y 36 por ciento respectivamente:El índice A se· refiere al salario mínimo real basado en el año1939=100, Y muestra una caída desde Julio 1960 a Diciembre 1965,de 199 a 52. ElíndiceB 26 tiene como base el año 1952Y cae de la

26 El autor no nos indica a qué se refiere el índice "B". Solo nos otorga la siguientereferencia: "Douglas Rimmer, 'Wage Politics in West Africa', University of

Birmingham, 1970".

162 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

misma numera desde 132 a 72 en el período 1960-6.EI índice e serefiere al salario promedio real de un empleado africano enestablecimientosprivados, y revela un decrecimiento desde el año base1961 =100 a 64 en 1965." .(Hart: 64,1973)

Por cierto, surge la cuestión de la representatividad de estosíndices cuando se ignora qué impacto tiene el salario mínimo sobre elconjunto de las r~muneraciones del trabajo. Pero la pobreza de losdatos estadísticos disponibles en materia de repartición de los salariosno permite ir mucho más allá. A pesar de eso, la evolución tendencialque se puede estimar de estos datos parece coherente conJos factoresque estructuran el mercado de trabajo en la periferia, corroborandoel indicador empírico, comprobadod.iariamente, de que la capacidadlaboral es remunerada de manera irrisoria en la periferia.

Sin embargo, la cuestión es saber si buscamos demostrar el estan­camiento absoluto de los ingresos de la capacidad laboral (lo quetienden a confirmar nuestros ejemplos) o más bien el estancamientorelativo, es decir con un crecimiento más rápido de los costos demanutención-reales o nominales-:- que de las remuneraciones -tam­bién reales o nominales-o

Nuestra problemática destaca el en~oque relativo comparando lasfuerzas de evolución que actúan sobre el ingreso real promedio y,paralelamente, aquellas que impulsan la tendencia a la ampliación delas necesidades monetarias reales que permiten la reproducción delos hogares. Entonces, al señalar, por un lado, a partir de. unosejemplos la tendencia al estancamiento absoluto del ingreso realpromedio y al analizar, por otro lado, los factores para el alza real delcosto de manutención de la capacidad laboral, ésta comparaciónrelativa de los dos parámetros nos parece metodológicamente acep­table, aunque, por supuesto, se trate más de una hipótesis teórica quede una demostración estadística.

Una de las implicaciones de nuestra propuesta es el cuestionamie­nto a la idea de un mercado laborals~gmentado(empresas.capital­istas, pequeña y mediana empresa, sector informal). En.realidad loque es distinto son las formas de incorporación laboral en las unidadeseconómicas con estatuto y racionalidad diferentes. Pero, fundamen­talmente, la lógica que va a determinar el ingreso real promedio

DE MIRAS / ROGGIERO 163

parece idéntica. Ella va a producir sus efectos en todos los segmentosproductivos.

Esta propuesta no significa, por supuesto, que los niveles salaria­les sean iguales en cada uno de estos segmentos productivos si seconsidera una semana de 40 horas. Pero más allá de las especificidadessectoriales o coyunturales, el telón de fondo demográfico, social yeconómico que determina el ingreso real promedio de la mayoría delos activos en -la periferia tiene un grado de homogeneidad que-permite cuestionar el concepto de segmentación del mercado laboraltipo capitalista/no capitalista. .

A partir de esta unidad de capacidad laboral -el ingreso realpromedio, por hora- que utilizamos para la demostración anterior, sedestacan elementos que dan fundamento a la propuesta del estanca­miento del precio de la unidad de trabajo que es el ingreso realpromedio, por hora.

Si ahora retomamos nuestra igual.dad inicial (IH x nH = It =~ Nm), podemos considerar el movimiento particular que afecta a lasnecesidades de reproducción. Así vamos a continuar nuestra demos­tración y analizar de qué forma evolucionan las necesidades moneta­rias reales inducidas por la manutención y la reproducción de los

. hogares.

1.1.2. Tendencia al crecimiento de las necesidades monetariasde los hogares.

Aquí vamos a destacar la existencia de algunos factores específi­cos que empujan continuamente hacia el alza relativa de las necesida­des monetarias de reproducción· de los hogares. Se puede definirdichas necesidades como el conjunto de elementos mercantiles, ma­teriales e inmateriales, socialmente indispensables para el manteni­miento -evolutivo- de las condiciones de existencia de los hogaresurbanos. Están, a su vez, determinadas por cuatro elementos:

-El abanico de las mercancías y de servicios que forman parte, enpromedio, de la canasta de los hogares.-'El volumen promedio total, por hogar, de las mercancías yservi­cios que participan en la reproducción de sus miembros,

164 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

-El carácter mercantil del consumo y la formación de los precios.-Las necesidades globales de reproducción de la capacidad labo-ral.Revisemos, a continuación, cada uno de estos elementos.

a) El abanico de las mercancías y de servicios que formanparte, en promedio, de la canasta de los hogares.

Este fenómeno de ampliación del abanico de mercancías y servi­cios que intervienen en el consumo y la reproducción de los hogareses un fenómeno general en las economías movidas por el crecimientode la demanda final. Incluso, constituye uno de los fundamentos de laactividad económica de los países del centro, donde la ampliación y I~

renovación de estos productos de consumo final son la piedra angularde la "sociedad de consumo".' . .

Se trata también de un fenómeno activo en las sociedades perifér­icas, sin embargo con dos particularidades. La primera es que en laseconomías latinoamericanas, particularmente en el medio urbano, ladinámica del modelo de consumo está fuerternente influenciada porlos valores desarrollados en el Norte. Este modelo importado seimpone ideológicamente al conjunto de la sociedad, se extiende a la .vista de todos los ciu<;iadanos a través de una red comercial e informa­tiva, que modifica tendencialmente, en el sentido de la diversificacióny multiplicación, el consumo "socialmente necesario" de cada capasocial. Sin duda, existe ahí un germen de cambio cultural exógeno. Lasegunda particularidad es que la influencia y la penetración de esemodelo de consumo se produce de manera dual:

-La demanda de los sectores acomodados es totalmente acordecon el modelo de consumo: los valores ideológicos y los productoscanalizados por la oferta corresponden a las necesidades ya los mediosmonetarios de esta demanda;

-Al contrario, este modelo de consumo se impone ideológica­mente a los hogares en los cuales su presupuesto no tiene la capacidadde integrarse, económicamente, a este modelo: .

• Este modelo de consumo no está destinado a estimular lademanda final global como factor decrecimiento económico, sino

\

DE MIRAS/ROGGIERO 165

más bien a responder a los deseos y necesidades de los estratos altos.• Los gastos básicos (alimentación, vivienda, capacitación, salud,

etc.) en el presupuesto de esos hogares dejan un lugar limitado a lainfluencia en su consumo efectivo, a pesar que su impacto simbólico

. sea cuantioso y su efecto no sea nulo.• Antes que una emulación económica general en todas las capas

sociales frente a esta presión del modelo dominante, existe segura­mente una dualización de la demanda; vale decir, en los mediosacomoda<)os, se da una participación activfl en este modelo, dOnde los

. medios satisfacen las necesidades y los deseos; mientras que, en losmedios populares prevalece un sentimiento de frustración más omenos fuerte en virtud de su capacidad de obtener ingresos suplemen­tarios, capitalistas y sobre todo no capitalistas para intentar alcanzarparcialmente una cierta participación en este modelo de consumoque, en lo fundamental, no les está destinado.

• Aunque el modelo de consumo dominante es doblementeexterior (extranjero y destinado a los estratos acomodados) y pese ala importancia de los gastos básicos, no se puede descartar totalmentela influencia efectiva de este modelo no solamente sobre la parte extradel presupuesto sino también en la manera de satisfacer las necesida­des básicas. Además, el alargamien to del abanico del cónsumo populares un fenómeno bastante .obvio y activo, por lo tanto necesariamentehay que tenerlo en cuenta en una reflexión sobre la evolución de losmedios de reproducción de los hogares en las economías periféricas.

Además, esta· influencia del modelo de consumo dominanteseguramente no es lineal, ya que la coyuntura económica de crisis ode crecimiento tiene, obviamente, efectos sobre este mecanismo.

De una manera general, esta temática constituye en sí misma unvasto campo de investigación en realidad poco abordado a nivelempíÍ"ico, lo que nos obliga a formular solamente ciertas hipótesis queestán en el entrecruzamiento de la observación empírica, de la intui­ción y de la coherencia.

b) El volumen promedio total, por hogar, de las mercancías yservicios que participan en la reproducción de la fuerza detrabajo.· , . \

166 HAI3íA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Este volumen indispensable para el mantenimiento de los hoga­res depende, sin duda, también del tamaño de estos hogares, de suestructura demográfica y de la carga de inactivos por activo. Parailustrar la realidad de este parámetro en el contexto ecuatoriano,'disponemos de las indicaciones siguientes; pero cuyo verdadero inte- .rés toma sentido en una perspectiva comparativa y evolutiva.

NÚMERO DE PERCEPTORES DE INGRESO POR TAMAÑOPROMEDIO DEL HOGAR

Quito

Tainaño promediodel hogar 5,62Perceptores deingreso por hogar 1,96

Fuente: De Labaslida y Vos: 117, 1987.Datos de noviembre de 1983.

Guayaquil

6,10

2,18

Promedio

5,81

2,08

e) El carácter merCantil del consumo'y la formación de los·precios. .

-Además del modelo de consumo y de la carga de inactivos que

caracterizan a los hogares en cuestión, es necesario considerar elcaráctermercantil·del consumo y reflexionar sobre el precio y laformación de los precios.

Pero tenemos que explicar ahora por qué este precio reducido de.la capacidad laboral no repercute aparentemente sobre el nivel de losprecios de subsistencia para la reproducción de los trabajadores.Dicho más simplemente, ¿pqr qué siendo bajo el precio de la capaci­dad laboral, el precio de las mercancías y servicios que participan en·la reproducción de esla capacidad laboral es elevado, en relación alprecio de la misma? Se puede formular varias hipótesis para explicar,a partir de la realidad latinoamericana,esta situación:

-Las condiciones concretas de producción conllevan en prome­dio un volumen de capital, de insumas y de servicios importados que

DEMIRAS/ROGGIERO 167

tienen incorporado trabajo "muerto" (capital) y "vivo" (trabajo),remunerados de acuerdo a niveles de precio y de valor correspon­dientes a las economías centrales, por lo tanto costosos. Este fenóme­no es sin duda más relevante en las ramas de uso intensivo de capital,

. es decir en la industria oligopólica. Además, el deterioro a largo plazo.de las tasas de cambio aumenta localmente el costo real de estasim portaciones..

-Las condiciones y los débiles niveles medios de productividad yde rendimiento en la periferia gravan probablemente el costo deproducción de los artículos lotales.

-La constitución de un mercado protegido, con barreras aran­celarias y la implantación de políticas de sustitución de importacionesvigentes desde los cincuenta, han generadosobrecostcis y sobrepreciosreales.

-El nivel de la tasa de ganancia infla, sin duda, el costo deproducción, más aún, estando laindustria, en términos de rentabilidady de colocación de capital, en competencia con oportunidades finan­cieras a tasas especulativas. Además, la situación oligopólica del capi­tal en numerosas ramas de actividad es ampliamente favora.ble a estatendencia al alza del precio de venta real. .

-Los débiles niveles de la productividad y del rendimiento engeneral empujan hacia el alza el costo unitario,

-Las condiciones de comercialización y de distribución enJas quese multiplican los intermediarios, aumentan el monto del costo deproducción real del producto,

-El corte de los subsidios en favor de los productos y se'rvitiosbásicos (electricidad, trigo, gasolina, etc.) actúa en el mismo sentido..

Si finalmente consideramos que todas las ramas económicas in­dustriales, comerciales o de servicios están, más o menos, sumidas enesta lógica de formación de precios, se comprenderá mejor el origendel desequilibrio entre precio del trabajo y precio de las mercancías ola ausencia aparente de repercusión de los bajos salarios en el costode producción yen el precio de venta de los productos nacionales. Así,mientras que el precio de la unidad de trabajo que analizamos estáorientado estructuralmente a la baja rela tiva, ahora vemos que sucedeparalelamente del lado de las necesidades monetarias de reproduc­ción: un conjunto de factores que influyen o participan en la forma-

168 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

ción del precio real de )élS mercélncías y servicios, empujan su preciounitario real hacia el alzél.

d) La escasez del salario indirecto frente a las necesidadesfuturas.

Si consideramos el sector capitalista, cabe destacarlo que recubreel concepto de reproducción de la fuerza de trabajo. Según Meillas­soux (1982), ella implica, además del mantenimiento de) trabajador yde su familia, la constitución de una reserva monetaria indispensablepara realizar la vinculación entre las fases de actividad que seránineludiblemente interrumpidas por períodos más o menos largos deinactividad (desempleo, cesantía, enfermedad, etc.).

Se puede legítimamente pensar que, sobre todo en el sectorcapitalista que Nun (1969) ha llamado "competitivo", y, teniendo encuenta la situación de abundante oferta de trabajo, la inestabilidad delempleo y, más generalmente, la ausencia de un salario indirectosuficiente, son éstas las modalidades comunes de una vida asalariadaen la periferia Esta precariedad particularmente aguda conducetambién al aumento necesario del costo de reproducción de la fuerzade trabajo que recubre en este caso un consumo diferido.

En realidad, nosotros conside~amos que, en las formaciones so­ciales de la periferia, todas las actividades capitalistas y no capitalistasestán sometidas a esta precariedad por la escasez de un salario indi­recto o más generalmente para todos los tipos de remuneración deltrabajo, de un fondo de prevención social (desempleO, enfermedad,vejez, etc.). La incertidumbre sobre la obtención de ingresos futuros,produce la suma de una parte básica de las necesidades futuras conlas del presente.

De este modo, hemos considerado cómo el equilibrio inicial seencuentra modificado por dos dinámicas opuestas: una que producetendencialmente el estancamiento del precio horario de la capacidadlaboral; yotra que tiende a aumentar la,; necesidades de reproduccióndoméstica. El carácter estructural de aquellas dinámicas da uná pre­cariedad al equilibrio necesario entre ingreso global y las necesidadesde reproducción yeso" podría ser una característica fundamental de

DE MIRAS / ROGGIERO 169

las condiciones de la reproducción de la capacidad laboral en laperi1Cria.

Ohviamente, esta precariedad del equilibrio y el impacto de estosfactores desequilibrantes no son iguales en el transcurso dd tiempopero, al contrario, evolucionansegún la coyuntura económica general.Lo que permanece es la tendencia general anunciada mientras que laevolución cconómÍca amplifica o suaviza el alcance de las dinámicasefcctivas.

Por ejemplo, ciertas medida'i de corto plazo pueden modificarestas tendencias estructurales: una revisión voluntarista por parte deun gobierno del nivel del salario nominal para rebasar la tasa deinflación, pu~de temporalmente mejorar la evolución de nuestroparámetro "IH" (si aceptamos la hipótesis que aquella alza involucratodas las forma'i de remuneración del trabajo). También, del lado delas neceSidades, un control policial de los precios de comercializacióno la multiplicación de ferias libres permiten, muy temporal y localmen­te, abaratar el costo de ciertos bienes y servicios.

.Al revés, una situación de estanflación favorece tanto la contrac­ción de las remuneraciones dé la capacidad laboral y el crecimientonominal y real de los precios del mercado.

Pero, a pesar de aquellas inllexiones positivas o negativas que seproducen a corto plazo, las dinámicas estructurales siguen actuandocOmo tela de fondo en todos los segmentos del mercado laboral (salvola excepción que hemos circunscrito dentro la élite social).

Para vislumbrar un cambio a largo plazo, tenemos que considerarprofundas evoluciones demográficas y económic&'i: si la tasa de creci­miento demográfico se reduciría (pasando por debajo de los 2%), lapresión global sobre el empleo dentro el mercado laboral podría sermodificada en el mismo sentido; igualmente si la migración hacia lasprincipales urbes se reduce, la demanda de empleo urbano se restrin­giría, o también un cambio significativo en el modelo de industrializa­ción permitiría un reclutamiento más significativo de la capacidadlaboral. Igualmente, una repartición del ingreso más apropiada modi­ficaría positivamente el ingreso global popular e incidiría en los nivelesde pobreza. Al respecto, se puede leer, en un informe del BancoMundial a propósito de América Latina:

170 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

"N~f(LU1a reKión del mundo en desarrollo presenta un contraste tanafiUdo entre pobreza y riqueza (. ..). Pese a los ingresos prOlnedios porpersona cinco o seis veces más a los de Asia del Sury de Africa al surdel Sahara, casi un quinto de la población vive ahí siempre en lapobreza. Eso radica en la excepcional desif(llaldad de los inrresosdentro de aquella refilón Bastmia con 0.7% del PIB ref¡ional-o seael monto casi equivalente a un impuesto de 2% sobre el inrreso de laquinta pmte la más acomodada de la población-para llevarel inrresode todos los pobres del continente por encima del umbral de lapobreza".(Banco Mundial: 162, 1990)

De la misma manera, un mejoramiento en la productividad in­dustrial, una capacitación más acertada y generalizada de la capacidadlaboral y un sistema más directo de comercialización o una tasa deutilidades menos especulativa (para señalar solamente algunas modi­ticaciones que se podrían p~everen el sis temav.igente), seríanelemen­tos que podrían abaratar el costo de reproducción de los hogares.

Pero todas estas evidencias, sea del lado del ingreso o de lasnecesidades, muestran el carácter estructural de las dinámicas queafectan tendencialmente a los recursos de los hogares populares comosu capacidad adquisitiva real.

Frente a esta doble dinámica que, por un lado comprime el preciode la unidad de capacidad laboral, y por otro, tiende a ampliar el costoreal de la canasta popular, los hogares, sometidos a esta contradicción,tienen que fomentar prácticas económicas apropiadas, no solamentepara obtener un ingreso adecuado de equilibrio sino para intentarmantenerlo a través de una búsqueda de un nuevo equilibrio.

1.2. La búsqueda de lIn nuevo equilibrio.

Ahora se trata dé presentar las prácticas económica" de loshogares populares que les permiten cOntrarrestar las dinámicas ante­riores, dado que estas últimas, a corto o mediano plazo, no cambiaránpor razón de su carácter estructural.

Comúnmente, se considera estas prácticas a través de la nociónde estrategias de sobrevivencia. Esta noción, cuyos orígenes se én-

DEMIRAS/ROGGIERO 171

cuentran en )a ciencia biológica, ha logrado, aproximadamente desdemediados de la décadas de los 70, un amplio uso dentro de las cienciassociales, aunque el contenido y la terminología de la noción de estra­tegias de sobrevivencia conllevan algunas insuficiencias que merecenaclaraciones previas.

En primer lugar, esta categoría está armada a partir de unas obser­vaciones empíricas monográficas y etnográficas. Entonces, es siempreuna percepción inductiva sobre aquella noción, sin que sea planteadauna reflexió~global sobre el conjunto de estas prácticas desobrevivencia.Por supuesto, los límites de este conjunto de prácticas pueden serdefinidos precisamente en relación a un esquema general de reproduc- .ción; es lo que hemos intentado anteriormente. Y a partir de esteesquema previo, todas las prácticas que concurren al equilibrio de repro­ducción del hogar popular pueden ser circunscritas y defmidas. Alrespecto, propondremos los diferentes componentes de lo que conside­ramos como un proceso de aju'ite dentro de la reproducción popular.

En segundo lugar, surge la pregunta sobre la_ pertinencia de lapalabra estrategia, ya que el carácter imprescindible de este procesode ajuste obliga a desarrollar aquellas práctiéas: la idea de estrategiay, por lo tanto, de margen de actuación y de elección no correspondea la necesidad vital que caracteriza a este proceso de ajuste. En todocaso, mientras la pobreza se agudiza, más aún la terminología deestrategia es menos adecuada. Eso nos remite justamente a un tercercomentario acerca de la hoción de estrategia de subsistencia.

Hablar de estrategia de sobrevivencia permite creer que se tratade un conjunto de prácticas económicas indiferenciadas de las cualescada hogar popular podría escoger de una manera libre las modalida­des económicas para su reproducción. En realidad, más allá del cat?­logo de estas modalidades (que además merecería ser sistematizadopor períodos o por zonas -por ejemplo rural o urbanas-) hace faltarebasar este enfoque: se puede sin mucho riesgo de error señalar lahipótesis que según los estratos sociales considerados al interior de lanoción muy general de sectores populares, se podría enumerar, enrelación a la reproducción de los hogares, los comportamientos típicoso las prácticas de subsistencia características o más o menos dominan­tes según los estratos considerados, por período o por región, porejemplo.

172 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Finalmente, la idea de s"ubsistenciaes demasiado vaga e im­plícitamente homogénea: ella supone una suerte de reproducciónsimple de los hogares, mientras que en realidad recubre situacionesdomésticas muy contrastadas que pueden ir de la existencia modestaa la degradación física y al desgaste prematuro del capital humano.

Considerando estas insuficiencias, preferimos considerar que lasprácticas que vamos a analizar corresponden a un proceso de ajusteentre ingresos y necesidades.

Presentaremos a continuación tres conjuntos de prácticas deajuste de la reproducción popular:

a) el número de horas trabajadas;b) el recurso a bienes y servicios baratos;c) la simple reducción del consumo popular mercantil.Se trata de los medios del ajuste que se ubican del lado de la

economía monetarizada. Obviamente, si se considera también lasprácticas no monetari~adas,se debe incluir -y tienen una importanciarelevante- todas las formas cie autoproducción interna a los hogares

.(huertos de autoconsumo, cda de animales domésticos, confección deprendas devestir, etc.) y los intercambios de bienes yservicios externosno monetarizados (ayuda mutua vecinal, trueque, minga, etc.)

a) El número de horas trabajadas.

Si retomamos nuestra fórmula del inicio (IH x mi = Ir = Nm) ysiconsideramos las dos dinámicas analizadas sobre la evolución de IH yde Nm, observamos que una de las posibilidades para, alcanzar orestablecer la igualdad inicial es de actuar sobre el número de horastrabajadas: nH. ,

Aquí emitiremos la hipótesis que, dada la situación general delmercado·laboral y las tendencias alcistas de las necesidades teóricasdel hogar, existe en los estratos populares una tendencia a la maximi­zación relativa del número de horas trabajadas.

Se observa una tendencia generalizada para cada activo y tambiénpara el conjunto de los miembros del hogar, a multiplicar las horastrabajadas. Eso explica tanto las numerosas entradas' de activos en elmercado laboral por hogar y la multiactividad individual.

DE MIRAS j ROGGIERO 173

Estas prácticas se desarrollan de una forma "ariada: pluriempleoa nivel del hogar, multiactividad individual, trabajo infantil, alarga­miento de la jornada de trabajo de las mujeres para asegurar a la vezuna actividad no mercantil y otra mercantil, empleos ocasionales otemporales, etc.

A partir de una de las escasas fuentes estadísticas que se dispone,se puedeobservarqueel número de perceptores de ingresos por hogaren Quito tiende a presentar una correlación inversa al ingreso quepercibe el hogar:

NUMERO DE PERCEPTORES POR RANGO.DE INGRESO DEL HOGAR

Tramo de ingresomensual(sucres)

o - 6.0006.001 - 8.0008.001 -12.000

12.001 - 20.00020.001 - 30.00030.001 - 40.00040.001 - 50.000

>50.000

Fuente: De Labastida y Vos: 1987.

Promedio deperceptores porhogar en Quito(1983)

2,122,942,132,331,651,901,731,76

Se observa, como tendencia, que mientras más pobre es el hogar,un mayor número de miembros contribuyen a completar el ingresofamiliar, aunque, como se puede deducir, con montos muy reducidos,menores al salario mínimo de la época (alrededor de los 6.000 sucresen 1983). Este sería un ejemplo de la forma en que se intenta ajustarel ingreso global con las necesidades de reproducción del hogar. Porsupuesto dicho ejemplo hay que tomarlo solamente como algo indi­cativo. pues este aspecto merece mayor indagación.

174 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS:..

Obviamente, esta maximización es en sí el resultado de numero­sos factores: la estructura demográfica del hogar, su ciclo etario, las.oportunidades de entrada al mercado laboral, la capacidad de ahorropara multiplicar actividades independientes, la capacitación de losactivos virtuales, etc., pero dada la configuración demo-económica delhogar, esta tendencia a la maximización aparece como un principiovigente en los estratos populares.

También es obvio que esta hipótesis no significa que todo miem­bro de un hogar va a entrar en el mercado laboral y dedicar todo sutiempo a una actividad remunerada. Primero, seimpone el tiempo dela reproducción fisiológica.

&te principio supera una oposición entre el sector capitalista yel no capitalista que funda el enfoque común de la segmentación del ..mercado laboral. Nosotros consideramos que cualquiera que sea elorigen de los ingresos populares (capitalista o no), la búsqu~a de lamaximización del número de horas trabajadas es una regla común parala mayoría de los activos que entran en un mercado laboral periférico.

En el marco de esta hipótesis, poner en evidencia el papel eco­nómico de las pequeñas actividades de subsistencia no es lo que parecepertinente, pues ello no es más que un epifenómeno proveniente deaquel proceso de ajuste en su forma de maximización relativa delnúmero de horas trabajadas. Allí radica una de las claves para lacomprensión del surgimiento (o más bien de la extensión) de estospequeños oficios urbanos, indispensables en la reproducción econó­mica de la población, en la periferia.

Sin embargo ello merece una aclaración: esta proposición podríalIevar a creer que los ingresos provenientes de los pequeños oficios yde las actividades callejeras son simplemente complementarios a lossalarios otorgados por las empresas modernas capitalistas.

En realidad este fenómeno de maxirnización relativa constituyelos cimientos del mercado laboral periférico y, por eso, produce susefectos en el conjunto de las formas de incorporación laboral, capita­listas y no capitalistas (salvo en las ramas monopólicas típicas como elpetróleo, o en cOyYnturas políticas particulares como en 1980-1). De.este modo todo tipo de ingreso, cualquiera sea su fuente, es mutua­mente complementario al resto de los ingresos q.ue conforman, enconjunto, la disponibilidad monetaria del hogar.

DE MIRAS/ROGGIERO 175

Pero, de manera global, la tendencia a la maximización relativade las horas trabajadas caracteriza y configura la especificidad delmercado laboral en los países periféricos. Este fenómeno produce susefectos en el sector capitalista moderno o en las actividades nocapitalistas, en la producción, el comercio y los servicios, en lossectores privado o público, en los sectores de empleo y de subempleo.

En esta perspectiva, los pequeños oficios de subsistencia seríanpor cierto complementarios --es decir funcionales, desde el punto devista de los empleos e ingresos- para el sector capitalista. Pero másallá de este sector, lo que se obtiene es una contribución al equilibriogeneral de reproducción de la capacidad laboral.

Una de las implicaciones de nuestra propuesta es cuestionar laidea de un mercado laboral segmentado (empresas capitalistas, pe­queña y mediana empresa, sector informal). En realidad lo que esdistinto son las formas de incorporación laboral en las unidadeseconómicas con estatuto y racionalidad diferentes. Pero fundamen­talmente, la lógica que empuja en el sentido de la maximización dehoras trabajadas de la capacidad laboral disponible parece idéntica.Ella va a producir sus efectos en todos los segmentos productivos.

Hasta aquí, el razonamiento ha'sido desarrollado dentro delmercado laboral. Pero también, existen oportunidades de mantener omejorar el ingreso global por fuera de aquel mercado.

Por ejemplo, la desca pitalización (o el des-ahorro) puede ser unaforma de actuar del lado de la disponibilidad monetaria global: la ventade un pedazo de tierra, de un ganado, de un mueble o de un vehículo,son componentes de estas prácticas de ajuste.

Además, se debe distinguir las prácticas legales de las ilegales,pues la pequeña delincuencia, las estafas callejeras y la mendicidad, ..entre otras, constituyen modalidades individuales de practicar el ajus-te por el lado del ingreso.

b) Recurso a bienes y servicios baratos.

Vimos que una primera modalidad para equipar la igualdad iniciales multiplicar, a nivel del hogar popular, el número de horas trabajadaspara intentar alcanzar y cubrir las necesidades del hogar.

176 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Pero paralel~mente, existe otra modalidad para recuperar elequilibrio inicial y que actúa del lado del gasto global de lasnecesida­des, es decir del consumo efectivo.Se trata de la maximización de lacapacidad adquisitiva, dado un nivel de. ingreso global. A:ií, la comu­nidad, que es el hogar, va a intentar obtener el mayor valor de uso porun valor de cambio dado o, por un nivel de ingreso disponible total,optar por un nivel máximo de valor de uso. O también, por un valorde uso constante, se trataría obtener los bienes y servicios de menorvalor de cambio.

Para introducirse· en esta lógica, los hogares populares recurrena las pequeñas actividades urbanas como abastecedores privilegiados.La hipótesis de la reducción del costo de manutención de la capacidadlaboral a través de la adquisición de bienes y servicios baratos no esnueva. Por ejemplo, en un enfoque neo-marxista, Palloix {1970}, Rey{1971} YMeill~soux {1975} (entre otros) han tratado precisamentesobre la contribución dada por los modos de producción tradicionalesa la reproducción de la fuerza de trab~jo empleada por el sectorcapitalista, al reducir su costo. .

Con estos afinamientos teóricos, la visión marxista ortodoxa hasido superada:

"El materialismodialéctico admite que existe posible transferencia devalor de un modo de producción a otro por medio del mecanismo dela acumulación primitiva simple, vale decir cuando dicha transferen­cia se produce mediante la destlUcción de un modo de producción'enprovecho de otro. Pero no existe la teoría de una extracción continuade valor que se realizaría mediante la preserva.ción del modo deproducción dominado y no por su destrucción. "(MeiUassoux: 138, 1977)

Pero se Constata que estas críticas en relación a la teoría marxistaadolecen de dos insuficiencias:

Primero, el medio rural tradicional es considerado como el sectorque permite la persistencia de una acumulación primitiva continua,sin destrucción de este sector no capitalista. Esquemáticainente, es laciudad -industrial y capitalista- que explota al campo, tradicional entanto que no es capitalista~

Se puede formulartres hipótesis para explicar esta reducción:Por uná parte, existe sin .duda ahí una secuela de una visión de

DE MIRAS / ROOGIERü 177

principios de los años setenta, propia del análisis de situaciones afri­canas, donde·el tener en cuenta, y estudiar, los pequeños oficiosurbanos era todavía algo incipiente. La urbe africana ha sido conside­rada como un lugar de modernización, producto todavía no acabadopero sinónimo de una urbanización posi tiva y de una industrializaciónprogresiva.

Por otra parte, la tradición agrarista de estos antropólogos haceque ellos den mayor atención al funcionamiento y a la evolución delmedio rural africano que a la situación urbana.

y finalmente, también se p':lede decir que dichas concepcionesse desarrollaban durante un período sOstenido, desde la postguerra,de auge y crecimiento económico general del capitalismo mundial.

Segundo, se trata tan solo de una cOexistencia o de articulaciónentre dos modos de produccióndistintos: el modo capitalista industrialno destruye al modo no capitalista rural, como la teoría de la acumu­lación primitiva lo planteaba.

La realidad de las ciudades periféricas va a mostrar también otradinámica: la maximización relativa del número de horas trabajadasmás la maximización de la capacidad adquisitiva van a inducir el .surgimiento de nuevas formas de inserción en el mercado laboralurbano concomitantemente al crecimiento de un sector capitalistadominante. & decir que el proceso de reducción del costo de lacapacidad laboral opera también en el senó de la ciudad. El esquemade la ciudad que explotaría el medio rural no agota la realidad de lareproducción de la capacidad laboral: en la urbe existen modalidadeseconómicas que también participan en este proceso de abaratamientode la reproducción del trabajo.

Pero más allá de aquel falso enfoque que considera la ciudadcomo capitalista y el campo como no-capitalista, no debemos oponertampoco, dentro de la ciudad, un "sector capitalis ta" contra un "sectorno-capitalista", pennitiendo este último la reproducción a menorcosto de la fuerza de trabajo del primero.

Lo que se observa más bien es que toda la capacidad laboralordinaria, capitalista y no~apitalista, está sometida al estancamientode su precio y debe recurrir a un abastecimiento barato alternativopara su reproducción.

Si, por cierto, aquellas condiciones de abastecimiento a menor

.178 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

costo son aprovechadas también por el sector capitalista, esas son.igualmente aprovechadas por todas las pequeñas empresas y lospequeños oficios urbanos.

Es así que, lo que ni la tesis de El Capital, ni los análisis deMeillassoux han contemplado, es que:

-no se puede hablar únicamente de destrucción absoluta demodos de producción precapitalistas por el capital, como Marx lopronosticó a nivel te9rico en la "acumulación primitiva", .

-ni tampoco debe limitarse a sostener la tesis de la preservaciónde formas precapitalistas rurales por parte del capital, de acuerdo asus necesidades,

-sino que, frente a lo que se puede observar desde hace veinteaños en el medio urbano periférico, se debe considerar que las condi­ciones específicas del mercado laboral periférico que hemos analiza­do, generan formas de actividad que contribuyen a reducir el costo dereproducción del conjunto de la capacidad laboral capitalista y noca~~~a .

Si se defme aquí una actividad de tipo capitalista por la transfor- (. mación de la plusvalía, extraída del trabajo asalariado, en ganancias

que a su vez van a sostener la reproducción ampliada de la actividad,entonces se puede considerar que la mayoría de esta; pequeñosoficios no son capitalistas (en ningún caso, eso significa que no existeuna explotación de la mano de obra, incluso una generación deganancias, pero su nivel promedioysu utilización permiten considerarque este tipo de actividades que contribuyen en la reproducción de lacapacidad laboral no son capitalistas).

Aquella reducción del costo de manutención de la capacidadlaboral en la periferia a través de las mercancías y la; servicios produ­cidos en estas actividades supone, obviamente, que estos suministrosse operan a menor costo, sin prejuzgar sobre su calidad.

y sobre ello, no se dispone, por supuesto, de estadísticas deprecios, ni por períodos ni por productos o por zonas, para confirmaresta tesis.

Estamos limitadas a ofrecer hipótesis. Unas afirmandó que lospequeños oficios tienen precios inferiores a los de la industria o delgran comercio (cuando se compara un zapato elaborado en unamicroempresa ambateña con uno proveniente de una indw;tria de

DE MIRAS / ROGGIERO 179

Quito); otras señalando que eso no es así, porque observacionespuntuales han mostrado exactamente lo contrario (cuando el preciode un cigarrillo vendido por un ambulante es mayor al que correspon­dería donde el distribuidor primario). De esta polémica, surge unaevidencia obvia: los precios de los primeros son muy diferentes de lossegundos.

Pero no existen los elementos estadísticos pertinentes que per­mitirían elaborar conclusiones sobre el tema. Además, el fenómenoinflacionario -sin duda más activo en los pequeños oficios que en lasgrandes empresas cuyos precios escapan difícilmente de la vigila'nciaestatal- estaría ocasionando una evolución en su funcionalidad: ¿des­pués de su acción pasada hacia la baja en los costos de producción,actuarán ahora más bien hacia el alza de los ingresos no capitalistas?

Pero con respecto a este interrogante sobre los precios com­parados, ¿no existen acaso dos distintos niveles?

En primer lugar, se trata en efecto de confrontar los preciosefcctivos de las mercancías o servicios, que tengan valores de usosimilares, suministrados de un lado por el conjunto de actividades desubsistencia y, de otro lado, por las empresas llamadas capitalistas. Porejemplo, el m~ntenimiento mecánico, la confección de trajes o elservicio de un cuidador o'un jardinero: obviamente, para una mercan­cía o un servicio equivalente, el precio capitalista es, en promedio, máscaro.

En segundo lugar, se trata de prever ¿en qué condiciones deprecios, las empresas capitalistas entregarían sus productos y susservicios si tuvieran que hacerlo respetando las condiciones de volu­men (venta al micro-d~tal), las modalidades de pago o las formas decomercialización (red cerrada de puestos de venta con horarios exten­sos) en lasque se desenvuelven los pequeños oficios urbanos? En estahipótesis, la ventaja de precio va una vez más en favor de las activida­des que consideramos como nocapitalistas, pero como las condicionesde la comparación no son así, aparentemente, los,precios capitalistasson menos elevados, pues se está comparando modalidades que sonen realidad incomparables: por ejemplo ¿cuánto costaría un ~rédito

otorgado por un banco capitalista sin tener la menor garantía hipote­caria, como es el caso en el crédito usurario?

Pero más allá de este supuesto, existe la tentación de decir: "poco

ISO HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS....

importa que estas actividades no capitalistas participen' o no en lareducción del costo de manutención de la capacidad laboral". Enefecto, en caso afirmativo o negativo, el movimiento de ajuste entreel conjunto de ingresos (salario capitalista + ingresos no capitalistas)y el costo de manutención de la capacidad laboral se produce (si seconsidera obviamente que es el mismo conjunto de hogares que sebeneficia, sea de la baja de los precios, sea del alza de los ingresos).

En efecto, si la hipótesis de la contribución al costo de manuten­ción de la capacidad laboral por medio de los pequeños oficios urbanosse da, el ajuste entre los ingresos totales y el costo de manutenciónserealizará, del lado del costo, por su 'reducción.

y si la hipótesis no se verifica, es a partir de loo ingresos globalesque se realizará dicho ajuste: los sobreprecios de los pequeños oficiosy sus beneficioo que suponen, serán otros de los tantos ingresossuplementarios que tenderán a aproximar el ingreso global al costo demanutención del hogar.

Así, de la misma manera que la unidad de capacidad laboral erasometida a una tendencia al estancamiento, cualquiera sea la natura­.\eza de la empresa que la moviliza, todos los dueños de aquellasempresas, ya sean grandes empresarios capitalistas, patronos de me­dianas empresas, propietarios de un taller artesanaí'o microcomer­ciantes con aprendices, todos aprovechan igualmente de esta posibi­lidad de abaratar el costo de su mano de obra a través de bienes yservicios proporcionados a menor'costo.

De allí se observa que aquellos pequeñoo oticios son a la vez,causa y consecuencia de este proceso muy específico de la reproduc­ción de la capacidad laboral en la periferia.

Causa, porque si se considera nuevamente nuestro parámetro IH(ingreso horario), estas formas de actividades económicas contribu­yen, como las empresas capitalistas, al estancamiento de la remunera­ción de la capacidad laboral.

Consecuencia, porque frente a la maximización del número dehoras trabajadas y de la capacidad adquisitiva del ingreso -global,aquellas· mismas pequeñas actividades van a permitir la movilizaciónde ingresos suplementarios y la comercialización de bienes y serviciosbaratos. .

Pero finalmente, ¿no habría una contradicción fundamental en-

DEMIRAS/ROGGIERO 181

tre estos dos movimientos sobre el ingreso global y el costo de manu­tención de la capacidad laboral? ¿No se debería considerar que losdos movimientos (multiplicación de ingresos y reducción del costo demanutención) son necesariamente incompatibles?

En efecto, si parecería que efectivamente los pequeños oficioscontribuyen, por los precios relativamente bajos que ofrecen, a redu­cir el costo globalde la manutención de la capacidad laboral, se puedepensar que los ingresos provef).ientes de estas actividades no capita­listas van a ser paralelamente reducidos, siendo la remunera<,:iónsalarial -cuando existe- invariable. Consecuentemente existirá, a lavez, reducción del costo de manutención y reducción de los ingresosno capitalistas. En lugar de una nivelación por convergencia se pro­ducirá más bien una divergencia entre estos dos términos o en todo

.caso la permanencia de su brecha.y es efectivamente un mecanismo que funciona a nivel individual:

mientras un pequeño comerciante o productor baja más su precio realde venta, más su, aporte al ingreso global del hogar disminuye, si losdemás parámetros permanecen constantes.

Para superar esta aparente contradicción se puede mostrar que,a la vez, los precios unitarios pueden ser relativamente bajos (por lotanto contribuir a reducir el costo de manutención de la capacidadlaboral en general) y, sin embargo, van a generar ingresos que permi­tirán aproximar el precio y el valor de la fuerza. de trabajo.

El alargamiento de la duración de la jornada de la actividad parael individuo en cuestión, porejemplo, o también, el ingreso al mercadode trabajo de nuevos activos de la unidad doméstica, son los mediospara alcanzar este ajuste entre el ingreso global ylos gastos necesarios,ofreciendo al mismo tiempo precios de venta reducidos en estasactividades.

De este modo, por lá baja del costo de manutención de la capaci­dad laboral a tra\lés de la integración de mercancías y serviciosproducidos en actividades no capitalistas, y/o por la multiplicacióndemicro ingresos no capitalistas, la nivelación entre precio y costo de lacapacidad laboral tenderá a realizarse.

De acuerdo a nuestra problemática, es esta búsqueda de ajuste,a nivel de las ,unidades domésticas, entre ingreso y costo de manuten­ción de la capacidad laboral, lo que reproduce en las economías

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subdesarrolladas la heterogeneidad de formas de producción y deactividades, sean estas capitalistas o no, tr~dicionales.

y para volver a nuestro objeto, las pequeñas actividades mercan­tiles aparecen ahora como uno de los elementos importantes, en elmedio urbano, para esta nivelación permanente entre nuestros dosparámetros, a la vez por los ingresos que ellas generan, y por lasmercancías y servicios que producen y proporcionan.

Se entiende ahora que nuestro objetivo no es tanto recordar ladoble función que tienen estas pequeñas actividades mercantiles (lamayoría de las investigaciones lo han hecho), sino más bien plantear·un marco teórico que dé cuenta, previamente, del movimiento funda­mental que preside a la génesis ya la extensión de estas actividades.

. Pero este proceso de ajuste entre ingreso y necesidades de repro­ducción de la capacidad laboral no se agota con los mecanismos que.hemos analizado hasta aquí.

En efecto, hemos emitido la hipótesis que las incorporaciones enel mercado laboral (que son las formas concretas del proceso demaximización relativa de horas trabajadas) y/o que las modalidades decompra de los bienes y servicios que entran en la reproducción de lacapacidad laboral, permiten encontrar nuevamente el equilibrio ini­cial.

Lo que podría caracterizar a una situación de crisis es justamenteque el nuevo equilibrio de reproducción (en el período "t+ 1")seubica en un nivel inferior a lo de "t". En este caso, hay una dobleimposibilidad para los hogares populares de actuar adecuadamentedel lado de la maximización relativa del número de horas trabajadas,ni tampoco del lado de la maximización de la capacidad adquisitiva.

Se trata de una situación bastante común que nada tiene que vercon un caso abstracto o académico: por un lado, las oportunidades demultiplicar las horas trabajadas pueden ser limitadas, sea por razóninterna al hogar (el nivel de incorporación en el mercado laboral yaestá en su máximo relativo), sea del lado del mercado laboral dondela capacidad de absorción puede ser alcanzada (en una rama, en unlugar). Por otro lado, con respecto al gasto de reproducción, el costoreal de manutención, por una canasta dada, puede subir repentina­mente en términos reales (ola especulativa, detención de subsidios enfavor de ciertos productos básicos, etc.).

DE MIRAS / ROGGIERO 183

En el caso de coiñcidencia de estas dos situaciones, es obvio quese rompe el proceso de ajuste por los ingresos y por el abastecimientobarato. Pero como, de todos modos el hogar debe necesariamenteencontrar por período un nivel de equilibrio entre ingreso e egreso,deben existir otras modalidades de ajuste que no son nada menos queel empobrecimiento.

Pero aquí debemos recordar que nuestro objeto de -análisis sonlas pequeñas actividades urbanas. Consideramos que con la presen­tación anterior hemos alcanzado nuestro propósito. Por eso, no inda­garemos más la reflexión sobre la pobreza urbana que obviamente vamás allá de aquellas actividades económicas de pequeña escala Acontinuación, presentaremos de manera breve y descriptiva elemen­tos que están dentro de las estrategias de sobrevivencia sin tenervinculación directa con nuestra temática.

c) La reducción del nivel efectivo del consumo del hoga~ yotras estrategias de sobrevivencia.

Al crecer el costo real de reproducción de un hogar con unacanasta dada, es obvio que en poco tiempo, un proceso de ajuste deberestablecer el equilibrio entre ingresos y egresos.

Se puede enfocar varias modalidades para alcanzar eSte nuevoequilibrio precarizado. Si se considera exclusivamente el marco delhogar, podemos considerar los casos siguientes:

-reducción de las cantidades de bienes consumidos,-substitución de un producto por otro menos costoso,-supresión del consumo de determinados bienes o servicios,-recurso a formas no mercantiles para la satisfacción de determi-nadas necesidades.Obviamente, por razón de sobrevivencia humana, estas adapta­

ciones a su vez tienen límites que pueden ser asumidos a través de lascondiciones siguientes:

-distribución alimenticia gratuita (estatal, privada o inter­nacional),-comedores colectivos en forma de autogestión de restaurantepopular,

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-robos individuales de mercancías de toda suerte (alimentos,vestidos, luz, terreno, etc.),-saqueos populares de los almacenes, como expresión colectivade la imposibilidad de alcanzar un ajuste por todos los medioscitados anteriorme'nte.RecOrdemos también que, en la economía no monetarizada,

existen componentes del ajuste de reproducción, sea de autoproduc­ción (alimentos, animales, vivienda, prendas de vestir, etc.), sea deintercambio familiar, vecinal, barrial (trueque, minga, etc.).

Con el análisis anterior, hemos intentado proponer una síntesisentre el funcionamiento del mercado laboral y las estrategias desobrevivencia dentro del contexto específico de las economías perifé­ricas. Nos parece que este tipo de enfoque global completa positiva-·mente los numerosos y valiosos aportes que nos ha proporcionado latarea de recopilación que realizamos acerca de las pequeñas activida­des económicas urbanas en el Ecuador. También, esta nueva propues~ta analítica va a constituir el marco de referencia de la fase empíricade este programa de investigación, fase que está por empezar.

DE MIRAS / ROGGIERO 185

2. ACERCA DEL ESTADO Y DE LA INFORMALIDAD

Queda pendiente el interrogante sobre las relaciones entre elEstado y la informalidad en general, el cual ha sido una temáticaimplícita presente en la literatura sobre el tema, pero extrañamentenunca tratada por los diferentes autores. En la óptica de De Soto, cabeinsistir, lo que se cuestiona es más la omnipresencia del poder admi­nistrativo de la burocracia que la debilidad fundamental del Estadoperiférico para abarcar, bajo su poder de regulación, la economíanacional en los países de América Latina.

Si efectivamente la referencia a la burocracia puede, sin duda,explicar ciertos aspectos de la informalidad, este enfoque no agota elproceso complejo, múltiple y heterogéneo de la economía que estápor fuera del control estatal. Y ahora, el peso de aquella economía estal que nos remite a dos análisis: al de la economía informal y al delEstado que está frente a ella.

Antes de intentar una reflexión sobre las relaciones entre lasactividades informales y el Estado, quisiér"amos precisar que estasreflexiones tienen fundamentalmente una vocación heurística y unaintención epistemológica que tomarán como referencia la situacióngeneral de América Latina y, a veces, la del Ecuador.

La parte precedente de nuestra contribución ha sido el producto,en forma de síntesis, de los elementos de conocimiento producidos,principalmente en el Ecuador, sobre las temáticas de la marginalidad,del sector informal o de las estrategias de subsistencia en el mediourbano. " .

Nuestro proyecto ahora será poner las premisas para una refle­xión sobre la vinculación entre dos instancias aparentemente con­tradictorias: el Estado y las actividades informales.

Esta articulación entre Estado y actividades informales, más sutil

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que paradójica, no es contingente: en una primera etapa, hemospropuesto, a través de un mecanismo de ajuste macroeconómico,particularmente activo en la periferia, una hipótesis en cuanto a lagénesis y la función de las pequeñas actividades mercantiles urbánas.Más allá de los mecanismos histórico-económicos puestos en eviden­cia, hemos podido constatar el peso muy débil del Estado en estadialéctica de desequilibrio y de regulación en el mercado de trabajo.

Quisiéramos ahora orientar nuestra reflexión hacia una direcciónmenos económica, en sentido estricto, para analizar, de manera suce­siva, las diversas combinaciones del binomio "Informalidad-Estado", .y su significación respectiva.

Se pueden enunciar dos orientaciones posibles:a) El sector informal desde el Estado: al escoger este orden de los

términos, queremos enfatizar la producción misma, por parte delpoder público, de la noción y, más generalmente, de la ideología sobreel sector informal (no como actividades concretas sino como noción).

Veremos, sucesivamente, de qué forma funciona esta noción deorigen tecnocrático y sus implicaciones en el análisis teórico (la pro­ducción de la noción y su uso); luego observaremos, en el casoecuatoriano, de qué manera el Estado define su intervención en ladinámica del sector informal; y en fin, veremos globalrnentecómo elsector informal es retomado en un análisis más amplio, aquel de laeconomía informal, sin que en ningún instante alguna reflexión sobreel Estado sea esbozada.

Así, en esta primera aproximación, trataremos sobre las difeten-'tes tesis sobre la informalidad, las cuales no cuestionan la naturalezadel Estado. Existen por lo menos dos razones para explicar aquello;una explícita y otra implícita:

-La informalidad, aunque definida en el sentido de una ausenciade relaciones con el Estado, no es entendida más que como fenómenoeconómico;

-Se sostiene que el Estado es un poder inmanente que, poresencia, se impone. La informalidad no es más que un ligero desvi'o,sin significación particular, del principi() universal del poder supremodel Estado. La medición estadística, las' acciones de control y depromoción de las pequeñas actividades constituirán los medios parareducir este desvlo. En esta óptica, Estado central y Estado periférico

DE MIRAS / ROGGIERO 187

son de una misma naturaleza, solo cambia el contexto económico y su·mayor o menor resistencia a aceptar el control público, así como lacapacidad más o menos fuerte del Estado de ejercer esta necesariacoerción.

En un segundo momento, invertiremos el binomio para tratarsobre los lazos entre Estado e informalidad.

b) El Estado desde la informalidad. Consideraremos a las ac­tividades informales en general como reveladoras del carácter espe­cífico del poder del Estado en la periferia. Si la pequeñas actividadesmercantiles urbanas son el producto necesario del funcionamientogeneral de la economía periférica y de sus modalidades de desarrollo,consideraremos que son también el producto de un cierto poderestatal, sobre cuya naturaleza nos van a dar valiosas indicaciones.

2.1. El sector informal desde el Estado

Recogiendo este orden particular de los términos, queremosdestacar que nos situaremos en la lógica del Estado, tal como sepresenta a través de la problemática del sector informal, por lo tantoen su acepción tecnocrática común.

Propondremos diferentes aproximaciones de acuerdo a laproblemática señalada, la cual postula que el poder público, y sudesenvolvimiento, es un concepto tácitamente a-histórico y a­geográfico:

-De acuerdo a un análisis del discurso, la terminología del sectorinformal puede ser entendida como el producto de una ideologíadominante, compartida por las organizaciones internacionales y losEstados centrales que las auspician, yque nos envía a una concepciónimplícita universalizante del poder del Estado y del desarrollo. Elsector informal es también un lugar económico donde el poder públicoperiférico, a través de sus ministerios o entidades especializadas, va aencontrar su lugar de ejercicio a través de acciones de apoyo y depromoción, de controlo de represión.

-El sector informal de la periferia también es entendido comocomponente de la economía informal que florece en todos los sistemaseconómicos yque aparece, entre otras, como una forina de regulación

188 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

económica, pero que, en conjunto, no ponen en cuestión el principiodel poder de control del Estado sobre la economía nacional. Estainformalidad, según el caso, es alentada, tolerada o ignorada por elpoder estatal. Pero, en todo caso, nunca se trata de perfilar y abrir elanálisis, desde la perspectiva de la informalidad, sobre el Estado.

2.1.1. Desde el centro, el sector informal como productoideológico del poder del Estado y del desarrollo: una nociónmás que un con~epto.

Ya hemos presentado cómo el origen de la noción de sector. informal se encuentra en los trabajos de Hart realizados sobre Africa

a inicios de la década de los setenta, yde que manera la OIT (y luegoel PREALC para América Latina)' retomaron dicha terminologíapero alterando sustancialmente su contenido {cf. Parte 1, numeral1.2.3.1., literal a} ).

Sin embargo, el contenido analítico y teórico de esta nociónsiempre ha permanecido secundario en relación a las perspectivasvoluntaristas que han fundado la problem~tica del sector informal,desde su nueva óptica. Ya pesar de las múltiples reflexiones produci­das paralelamente sobre el tema, tales como las de los "pequeñosoficios urbanos", de la "pequeña producción mercantil." b de los"sistemas de empleo", entre otras"hay que reconocer que frente a laabundancia de estas otras tentativas y proposiciones c9nceptuales, elbinomio "sector informal" ha logrado imponerse definitivamentedespués de casi dos décadas. . .

A continuación presentaremos la debilidad analítica de dichanoción e intentaremos explicar las razones de su éxito.

a) Ambigüedad de su utilización: débil concepto analítico ypoderosa noción ideológica.

. 1.- Un débil concepto analítico.

La· noción de sector informal interviene no solamente en eldominio de lo descriptivo y de lo operacional sino que está ahoraincrustada abusivamente en el campo del conocimiento teórico como

DE MIRAS / ROGGIERO 189

si se tratase de un concepto con un contenido teórico construído yexplícito: ella funciona como si ya fuera un concepto.

De esta manera, la noción copa el campo del análisis yse susti tuyea la reflexión, resurgiendo sin tregua tan pronto como se trata deabordar esta realidad urbana particular. A tal punto que hoy pareceque se ha dicho casi todo sobre las características estructurales de estesector informal y, así mismo, parece que las únicas investigaciones queofrecen una infonnación verdaderamente novedosa sobre esta temá­tica peculiar son aquellas que intentan medir la importancia macroe­conórnica del fenómeno, precisando sus especificidades locales.

Esta intrusión, hoy convertida en invasión, de lo operacional enel campo teórico; constituye sin duda un poderoso obstáculo para eldesarrollo de una reflexión científica que, en estas condiciones, pareceahogarse. .

. Más precisamente, el estado del análisis del sector informal dauna impresión contradictoria: por un lado, una reflexión teórica que,como se ha dicho, permanece muy somera (¿a cuáles conceptos, a quéteorías se hace referencia?); por otro lado, una profusión de informes,encuestas yestudios que tienen, todos juntoo, un sabor ya conocido yque fmalmente describen o miden más que explican; todo ello sobreel telón de fondo de la masificación y de la extensión de las pequeñasactividades económicas en las urbes del Tercer Mundo.

El carácter de uso, hoy ampliamente admitido, de la noción desector infonnal, ¿no basta para barrer la inconfonnidad teórica queesta noción puede aún producir en relación a su débil contenidoanalítico? Frecuentemente utilizada. Esta noción "de comunicación",al·ser frecuentemente utilizada (puesto que es bastante confusa yelástica), ¿no ha obtenido una legitimidad que vuelve vana toda nuevatentativa de cuestionarla y otorga a cualquier nueva reflexión, asíseacon pretensión epistemológica, un aspecto pasado de moda?

En esta perspectiva, los debates, de carácter formal, que intentandemostrar 'lo inadecuado de los términos, teniendo en cuenta susentido primario, parecen consagrados al fracaso. No solamente de­bido a que no existe unanimidad en favor de determinada terminología("economías no-oficiales" (Greffe y Archambault: 1985), "economíasoficiosas",.economías "subterráneas" y "paralelas" o "sector de sub­sistencia") sino también porque actualmente la acepción de "sector

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informal", indiferentemente del sentido estricto de los dos términosempleados, quiere apuntar a una parte esencial de la realidad socio­económica urbana de las economías subd~sarrolladas.Pero, ¿despuésde una quincena de años, ha logrado verdaderamente identificarsecon un objeto socio-económico preciso?

Una respuesta positiva supondría que el sector informal puedeser un objeto definido y circunscrito concretamente, y que solamentesu análisis teórico merecería mayor indagación. Mejor dicho, la nociónde sector informal abarcaría una realidad económica evidente mien­tras que su contenido teórico permanecería débil.. La respuesta negativa que, al respecto, vamos a dar aquí niega la

existencia de un objeto real llamado sector ¡ofonnal, explicando apartir de allí la debilidad teórica de este pseudo concepto. La nociónde sector informal, a través de un proceso repetitivo, ha producidosolamente una quimera estadístico-económica, real y floreciente co- .mo categoría semántica, pero inaprensible, borrosa y vaga comoconcepto analítico y como objeto económico.

Esta última problemática es compartida también por Lautier(1989) y permite comprender a fondo las razones de la debilidad

. teórica de esta noción. Dicho autor ofrece, en una crítica concisa, lademostración del carácter quimérico de esta noción. El siguienteestracto nos sintetiza su razonamiento:

"Finalmente, lueRo de quince años deÍJlvestiRación y alRUnas cente­nas de miles de páf?Ülas, no se sabe más que dos cosas sobre el sectorinfonnal: de un lado, es heterO!{éneo, y reRUlado de manera diferen­ciada al sector fonnal; de otro lado, no está or¡.;anizado de maneracapitalista (lo que además no está claro porque se reducenl capitalis­mo a una fonna de or¡.;anización de la producción). Brevemente, nose sabe qué es el sector infonnal, y sobre todo si este fonna un sector. "(Laulier: 6, 1989)"Una de las principales causas de los vicios de la división en 'sectores'es la confusión entre activos y actividades. En el marco de unaeconomía dominada por el capitalismo, todo activo es, en un /(fadou otro, a la vez 'fonnal' e 'infonnal'; el puede, en un momento dado,tener una actividad transparente en relación al f,stado, y otra que nolo es ('opaca'); el puede (...) pasar de uno de estos tipos de actividada la otra (en función primeramentede su edad, y luef!.o de la coyuntura

DE MIRAS/ROGGIERO 191

económica). Suposiciónsub;etiva (y, porconsecuencia su concienciade clase) se fonna a lo Iml{o de esta trayectoria, y está tan marcadopor la fonnalidad como por la infonnalídad. Se reproduce en unmarco familiar, sobre la base de un trabajo doméstico externo a lasrelaciones de producción capitalistas, y consumo de bienes (...) ysenlicios producidos tantoporla r,ran industria como porlos artesanos'o cuenta propia ,. dentro de un marco ler,al o no; muy a menudohace

parte de un ffUpo familiar donde los inf!Tesos tienen como orir,en unacombinación de sus actividades. (... ) Si se tiene en cuenta e/tipo deconsumo, la 'formalidad pura', como la 'ínfonnalidad pura J de losactivos no existen en absoluto."(Ibid: 15 y16)"Uno se encuentra, por lo tanto, ante activos que son en su mayorparte a la vei 'fonnales' e 'infonnales' y unidades que ir,ualmente loson pero por razones diferentes y con cortes diferentes. En lur,ar detener dos conjuntos (activos y actividades) superponibles, fonnadoscada uno pordos subconjuntos disjuntos (fonnal e ínfonnal), se tienedos conjuntos no superponibles (.. .). "(Ibid: 17)

Recordando luego la fórmula de Singer que afirmaba que "elsector informal es como u·na jirafa, difícil de describir pero fácil dereconocer" (citado en Cacciamali: 37, 1983), Lautier devuelve laproposición:

"Pero existen, al contrarío animales cuyas descripciones. precisasabundan, desde Plineo hasta Leonardo da Vmci, y que es imposiblereconocerlos, a tal punto que nadie puede decir si jamás han sidovistos. Tal es el caso del unicornio (...) "(Ibid: 17)

Con esta ironía, Lautier no reconoce más que una limitadísimavirtud conceptual a la noción de sector informa!.

Sin embargo, el conjunto de críticas hechas con respecto a estanoción, ineluso las más acertadas, no nos dicen nada en absoluto sobrelas razones que deben expli<;ar el verdadero éxito de la quimera que,efectivamente, es la noción de sector informal. Existe ahí una parado­ja: las múltiples críticas hechas en contra de esta noción desde las másgenerales hasta las más pertinentes, nunca han podido socavar lanotoriedad de la temática del sector informal, ni como noción con

192 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS,..

pretensión teórica, ni tampoco como sector de políticas públicas.Entonces hay efectivamenle algunos atributos operativos y positivosen esta noción de sector informal, pero que no corresponden alanálisis económico.

2.- Una poderosa noción ideológic~

Es evidente que no se comprenderá e'l éxito de la noción de sectorinformal estancándose en la demostración de sus debilidades teóricasy empíricas. Las causas de su fama se encuentran en otro lado y sonaquellas las que tenemos que poner ahora en evidencia al consideraral sector informal ya no más como un concepto teóricamente dudososino como el medio para una reorientación ideológica particularmen­te exitosa, que se operaba al mismo tiempo que la problemática de lainformalidad substituía a la de la marginalidad.

Una de las razones del éxito de la noción del sector iI?fonnal serefiere sin duda a la contribución que ella representó en relación a lasproblemáticas anteriores, y efectivamente es lo que han subrayado losdiferentes autores arriba citados. No obstante, aquellos han omitidoseñalar que con este cambio fundamental no existe un avance teóricosignificativo sino qué, ante todo, séda unareorientación operacionaly política. Aún más, conviene vincular, explícitamente, el surgimiento,de esta nueva noción y problemática del sector informal a una situaciónhistórica definida: son fundamentalmente los fracasos, en materia deempleo, constatados en Africa al final del primer "decenio del desarro­llo" (1960-1970) que van a conducir a los Estados ~ntrales y a lasorganizaciones internacionales que ellos financian, a proponer a lasnaciones en desarrollo, una estrategia de desarrollo alternativa. Estaconsistirá en reconocer y en recuperar ciertas' prácticas económicasurbanas, de subsistencia o de ganancias, para apoyarlas y promoverlas.

En América Latina, esta noción de sector informal no tendrá, a.Ia misma época, similar papel. En la década de los 70, se realizará elpasaje de la marginalidad hacia la informalidad como referenciasconceptuales. Este traspaso es también, y ante todo, un deslizamientodesde el análisis teórico-social hacia el voluntarismo económico delEstado. La Marginalidad era un enfoque analítico, externo (en cuanto

DE MIRAS / ROGGIERO 193

observación de la realidad social latinoamericana) y negativo (dadauna exclusión social insuperable) sobre el funcionamiento y las trans­formaciones aceleradas de las sociedades subdesarrolladas y, por lotanto, con un alcance político potencial.

Al contrario, e! sector informal se ubica en la intersección de dossupuestos: el desarrollo como objetivo, y el Estado como medio,articulándose ambos en un proyecto positivo o, al menos, conforme auna ideología voluntarista. Esta ideología sin duda ha permitido in­vertir el sentido de ciertos rasgos del subdesarrollo y de la pobrezaurbana. Mientras que la tesis de la marginalidad los consideraba comoun subproducto necesario del crecimiento periférico, con su cargacentrifuga de desigualdades sociales y económicas ycon sus riesgos deestallido social, la temática de! sector informal ha hecho entrar a es~as

prácticas populares de subsistencia eh e! campo de la ideología de laspolíticas públicas como capítulo obligado de la economía de! desarro­llo. En este sentido, lo informal es efectivamente un "sector"en tantoes un segmento de la administración pública creado como efecto deesta ideología voluntarista.

Cualquiera hayan sido los resultados de estas políticas de apoyo,es obvio que esta problemática ha sido un poderoso medio de legiti~

mación de! Estado. De acuerqo a la tesis que proponemos aquí -asaber, que lo informal, 'como nueva problemática en el campo deldesarrollo, es ante todo un sector de intervención pública-, lo esencialpara e! Estado es exponer una voluntad de acción en el campo de lapobreza urbana. . .

En efecto, teniendo en cuenta, a la vez, el débil corpus teórico yanalítico que sostiene esta voluntad de acción, de la ausencia casigeneral de evaluación de aquellas políticas de apoyo y, en fin, de losmagros resultados obtenidos al respecto, se puede considerar que eltérmino de intervención estatal toma un sentido restringido (sinónimode creación burocrática y de objetivo, a menudo ambicioso, de pro­moción yde apoyo en favor de una área económica borrosa). Pero,dados los resGltados -o de su ausencia- ¿no se trataría, para e! Estadoy sus soportes internacionales, de crear un lugar imaginario (el sectorinformal), y luego ocuparlo a través de discursos, proyectos, recursose instituciones que, a su vez, irían a retroalimentar la persistencia dela noción y de la ideología desarrollista estatal?

194 i1ABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

Mientras que la marginalidad como problemática social centrífu­ga empujaba de cierta manera la pobreza hacia los márgenes delsistema económico-político, la del sector informal, al contrario, hareincorporado ideológicamente a esta misma pobreza restituyendo alEstado, al menos imaginariamente, su capacidad federativa y su ma­nejo de lo socio-económico.

Se puede observar además de que forma el cambio de problemá­tica ha· inducido un cambio de polaridad en el vocabulario. La Mar­ginalidad a nivel semántico, tiene indudablemente una connotaciónnegativa a causa de la vinculación -o ausencia de vinculación-con elresto de la sociedad. Además, ella no ofrece la percepción de un límiteclaro en cuanto a su caracterización (social, cultural, económica,espacial) ni respecto a su magnitud. Al contrario, el vocabulario ligadoal sector informal es más satisfactorio para la mente ya que se trata d~

un "sector", con límites implícitos. Eso suena bien y supone un áreaclaramente delimitada, aunque en la realidad social y económica, ydentro de los intentos operacionales de las políticas en favor del sectorinformal, no es exactamente el caso. Pero, de todos modos, la reso­nancia de la formula logra ser positiva.

Por cierto, el mencionado sector es "informal"; pierde, con estaprecisión, su carácter tranquilizador que le daba el término sectorial.Pero, justamente, es quizá útil evitar ahí toda aclaración, teniendo encuenta las varias razones mencionadas anteriormente (debilidad teó­rica, noción en forma de cajón de sastre, etc.) y también por el riesgoque existiría al abarcar en un solo concepto a I~ pobreza urbana, ladesigualdad social y el fracaso del crecimiento periférico. Quizás, alrespecto, es más conveniente ocultar aquello, a través de una nociónaséptica, que llamar la atención..

Además, en relació.n con la Marginalidad, la Informalidad comoproblemática, se refiere más estrictamenteal campo de la economía.Con este enfoque sectorial, ahora no es la sociedad entera la que seencuentra cuestionada. Mientras que la marginalidad era analítica yantropológica, la noción de sector informal.no rebasa lo económico ylo opera¡::ional. Esta reorientación hacia lo informa!"ha permitido, sinduda, evitar el deslizamiento arrastrado por la problemática de lamarginalidad que, desde lo social, iba cuestionando lo político. Con lanoción de sector informal, al contrario, lo económico y Jo operacional

DE MIRAS/ROGGIERO 195

no van müs allá de propuestas técnicas tal como crédito, capacitación,inversión, todo ello de acuerdo a una jerga valorizante y positiva:micro empresarios, promoción, empleo, productividad, etc.

Obviamente, no hay que perder de vista la historia y la evoluciónde esta noción de sector informal, pues ellas nos permiten considerarque las virtudes ideqlógicas de esta noción no han sido concebidasdesde su origen. Vimos, anteriormente, que una retrospectiva de sutrayectoria nos revelaría más bien lo contrario. Se trata más bien decomprender el efecto de aglutinación de nuevos elementos que se hanrealizado alrededor de esta noción durante las dos últimas décadas, lacual surgía en los 70 en el momento de un cambio en la problemáticay la ideología del desarrollo. Más que el contenido teórico original deesta noción, eseste fenómeno de aglutinación y su carga ideológicapositiva lo que le ha otorgado el poder que ahora tiene y explica sucarácter funcional.

Pero un interrogante surge ahora en cuanto al futuro de estaprpblemática del sector informal frente al nuevo contexto del ajusteestructural que se despliega en la mayoría de las economías periféri­cas. Si, se admite que fundámentalmente la problemática del sectorin(ormal promovida por los poderes públicos tiene una meta ideoló­gica en el campo social, se puede interrogarse sobre lo que podríasuceder al respecto dentro de la ola neoliberal que inspira actualmen-te la problemática del desarrollo. .

Dentro del nuevo enfoque que privilegia el retroceso del Estado,la privatización, la desapé,lrición del desequilibrio del presupuesto delEstado, la reducción de los subsidios públicos, etc., ¿qué va a sucederdel lado del intervencionismo estatal sobre el sector informal?, ¿quénueva ideología va a manejar esta área econóinica urbana de subsis­tencia? Al respecto, nos parece que la tesis de De Soto ofrece unaperspectiva pertinente para este contexto: denuncia los vicios de laburocracia y realiza una apología del enfoque empresarial. A travésde esta nueva mitología vislumbramos los elementos de un nuevodiscurso acerca de la pequeñas actividades urbanas, adecuadamente'diseñado según el neoliber~lismovigente.Así, se trata en esteenfoquede mantener la ficción del sector informaly su ocupación ideológicapero terminar con su propuesta, social al privilegiar el mito de laigualdad "sector informal =sector empresarial".

196 HAníA UNA VEZ PEQUEÑAS...

b) ConsecuenCias a nivel de la producción teórica.

El problema de la conceptualización surge en realidad cuando losespeciali.<;tas de esta temática se encierran en el campo reducido deesta categoría que, por esta razón, se convierte en concepto por laúnica garantía que le da la instancia científica, la cual va a retomar porsu cuenta el uso de esta terminología sin reconsiderar fundamental~

mente el contenido teórico. Está claro que no es tanto la tecnocraciade las instituciones internacionales la cual se puso a la escucha de lasreflexiones y coneeptualizaciones de los teóricos de la temática, sinoa la inversa: la economía del desarrollo, y más precisamente, losaparatos institucionales que ella inspira, han seguido. el paso de lasaproximaciones y terminologías de tipo voluntarista. Y así, lo que erauna noción se convirtió en concepto no tanto a causa de su alcanceteórico como por el carácter supuestamente científico dell ugar dondeva a operarse su legitimación.

En consecuencia, hay que indagar sobre estas modalidades par­ticulares de transformación de una noción en pseudo-concepto, porteóricos interpuestos, pero sin teoría. Para ello, será convenienteconsiderar que el sector inform al, como categoría abstracta, no es antetodo un objeto científico, sino más bien una mercancía que se inter­cambia entre agentes institucionales. El carácter del mercado esfuertemente oligopólico: por un lado, están algunas institucionesnacionales o internacionales que tienen a su cargo la tarea del desa­rrollo, disponiendo de medios a menudo importantes; y, por otro lado,existe una multitud de instancias de estudio y de investigación, públi­cas O privadas, que ofrecen su competencia y su servicio.

Obviamente, con una capacidad equivalente, las instituciones deinvestigación nítidamente orientadas hacia la corriente desarrollistade las instancias auspiciantes, nacionales o internacionales, serán lasmejor situadas en este mercado de la "industria del desarrollo", en elcual el sector informal es una mercancía de primera calidad. Utilizan­do la terminología adecuada y haciendo referencia a la problemáticaneo-liberal bien conocida ("sector informal": vivero de empresarios,evidente capacidad para generar ganancias de tipo informal, evolucio­nismo y transformación de una parte de las unidades informales en

DE MIRAS I ROGGIERO 197

verdaderas "pequeñas o medianas empresas"; todo ello en el marcode las políticas estatales de medición yde registro del fenómeno), estasentidades obtienen un acceso preferencial a los recursos movilizadospara esta meta.

Se puede, de este modo, ordenar los programas de estudio quetratan sobre el sector informal, según el vocabulario utilizado: mien­tras más se acerca la terminología empleada a la que se utiliza dentrode las grandes instituciones auspiciantes, más importantes se vuelvenlos medios de investigación, la capacidad de producción y la notorie­dad de los resultados. Con esta relación mercantil entre desarrollo einvestigación, .estas perspectivas pregonadas por las instancias inter­nacionales van a florecer en el campo de la investigación científicadonde serán retomadas, reforzadas y luego puestas nuevamente encirculaGión, bajo la fonna de categorías científicas. Así, la investigaciónen este campo está extensamente dominada por el acercamientooperacional de tipo desarrollista neo-liberal que, con sus cuantiososmedios de trabajo y de difusión, cierra el paso a todo intento derenovación teórica sobre este tema. .

Entonces, debemos insistir no tanto sobre las debilidades teórif:aso tenninológicas de la noción de sector infonnal, sino más bien sobreel considerable poder que esta noción imprime a la relación mercantilque se establece en su nombre entre instancias tecnocráticas auspi­ciantes e instancias de investigación ejecutoras. En efecto, después deuna veintena de años, la cuestión no es polemizar sobre las obviasinsuficiencias de la noción, sino más bien entender de que forma unanoción de este tipo ha logrado mantenerse y prosperar no solo en elcampo de lo descriptivo y de lo operacional, sino finalmente lograrcongelar el conocimiento científico (no el empírico, mas sí el teórico)al substituirse a él.

Hemos visto cómo el proceso de neutralización teórica de estanoción no ha sido ajeno a la reapropiación que ha sido objeto desdesus orígenes por el poder público del centro, retransmitida por lasinstancias internacionales y retomada por los Estados periféricos,portando un principio de desarrollo y una problemática universal delpoder estatal.

198 HABíA UNA VI~Z I'FQU FÑ/\S...

2.1.2. El sector informal y la economía informal.

Hemos visto que la Óptica operacional clásica de la'> institucionesque utilizan la noción de sector informal conduce necesariamente alpostulado de la preeminencia del poder del Estado en el seno de laentidad nacional ya que estas mismas instituciones quieren aportar suconcurso técnico para los poderes públicos, si no para controlar, almenos para medir un fenómeno económico de importancia a fin dedesarrollar acciones de apoyo o de promoción de ciertos segmentosde ese sector informal.

Pues justamente la noción de sector informal (Hart: 1973) pusoen evidencia, aunque de manera rudimentaria, un fenómeno que ibatomando dimensiC\nes considerables en el funcionamiento de las so­ciedades subdesarrolladas: la economía informal.

Se podrá definir la economía informal como los actos (o conjuntode actos) económicos mercantiles que escapan a las normas legales enmateria fIScal, social, jurídica o de registro estadístico (se podrá siem­pre cuestionar sobre la pertinencia 'del término informal, pero por elmomento, no se trata tanto de discutir la semántica como de abordarun campo específico de la reflexión). .

Precisaremos a continuación los aspectos y las Il)odalidades deesta economía informal, sus diversas funciones y, en fin, concluiremossobre lo que esta noción nos enseña en cuanto.a la naturaleza delEstado en el que se desenvuelve. .

a) Aspectos y modalidades de la economía informal.

La atomización y la generalización de esta economía informal'hacen que ella opere en todos los sistemas y tOdos los sectores de lavida eCOl'lómica:

-el tipo de regimen económico, capitalistas o colectivistas,-el nivel de desarrollo, central o periférico,-la naturaleza jurídica de las actividades, toleradas o reprimidas,-la fqrma mercantil o doméstica de las actividades,y-los sectores primario, secundario y terciario,

DEMIRAS/ROGGIERO 199

-los sectores rural y urbano,-los sectores público y privado,-el sector mercantil (empresas ligadas al mercado) yen los ser-vicios públicos.Esta economía informal tiene múltiples formas concretas que

pueden seriarse de la manera siguiente:"Dada la diversidad de las manifestaciones de la economía no oficial,üs posible concebir una nomenclatw'a de las actividades que lacomponen, pertinente en cualquier sistema que sea? Propondremosla siK/-tlente clasificación basada en el corte mercantil/no mercantil.a) La producción basada en un trabajo remunerado independiente oasalariado: se puede subdividirsi~iendo a D. Blades (...) coino si~e:

• La producción leRal no declarada toma las fonnas si~ientes:

-aminoración de la producción realizada por los trabajadores inde­pendientes reRistrados,-producción leRal realizada por las empresas clandestinas,-salarios paRados a los trabajadores no ref.?ÍStrados,-salarios paRados a los trabajadores ref.?ÍStrados más allá de los horasdeclaradas.Este IUbro abarca las diversas fonnas de trabajo clandestino o decapilal clandestino (amendos no declarados, préstamos no declara­dos). .

.• .Los inf?'esos en especie disimulados son Renerados por diversaspráctKas:· .

-sobrevaluación de los Rastos de operación de los asalariados,-uso privado de los servicios de la empresa,-robo de materias primas,-robo de productos finales,-'chauchas'y robos del tiempo de trabajo. (... )

• La producción de bienes y servKios ileRales abarca:-la producción y la distribución de estupefacientes y otras drOf?asprohibidas,-láprostitución y sus actividades conexas,-el contrabado y el tráfKo de divisas,-la usura. (...)b) La producción no mercantil no ofteial representa el se~ndoseK111enlo de la economía no ofteial que abarca el conjunto de bienes

200 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

y sobre LOdo de se/vicios que no son intercambiados en un mercadoy que son producidos por el trabajo no remunerado. (.. .).

• La producción doméstica constituye el pJimery elplincipal segmen­to de la economía no mercantil no oficial. (...)

• La producción comunitaria aX'upa de una palte, los servicios dadosen el seno de la familia ampliada (...) y, de otra parte, los serviciosdel vecindario y aquellos que son kenerados en otras redes queconstituyen asociaciones de hecho. (...)

• La producción asociativa se ubica al límite de la economía ne .ofICial, ya que elle tiene IUf?ar en un marco jurídico reconocido. "

(Arcnambaull y Greffe: 12 y 13, 1984)(Aunque esta lista es extensa, falta, en su acepción de la economía

informal, todo el campo de la administración pública.)A nivel de las actividades mercantiles y de la Administración, en

las economías periféricas, se puede ilustrar a la vez esta diversidad y\ omnipresencia en los siguientes ejemplos: '

-en el sector primario de las economías subdesarrolladas, lospequeños campesinos (tradicionales o de sobrevívencia) nos remiten,en gran medida, a esta lógica económica informal;

-en el sector terciario y secundario urbano, desde el betunerototalmente independiente hasta la gran empresa de construcción querecluta su mano de obra ordinaria de manera clandestina, se desarro­llan actividades fuera de todo control del Estado;

-en las empresas públicas y privadas, llamadas modernas, todaslas prácticas delictivas (soborno, disimulación, y actividades evidente­mente ilegales en general) son de la misma naturaleza;

-en la Adininistración, todos los actos de prevaricación, de mal­versación de bienes públicos y de corrupción,. se ubican en estaeconomía informaL

Todos estos sectores contienen en varios grados y formas específ­icas, actividades de tipo informal. Es decir, una vez más, en estoslugares económicos, se desarrollan actos económicos que no respetanlas normas vigentes (sin prejuzgar el carácter de las unidades en lascuales estos actos se producen).

En este enfoque, es posible afirmar que el sector informal nopuede existir, pues no hay un conjunto bien delimitado de empresasque constituyan este famoso sector informal urbano puesto que cada

DE MIRAS/ ROGGIERO 201

unidad económica puede contener, méÍs o menos, de manera temporal() pennanentc, una parte o la totalidad de sus actividades fuera delregistro legal, [¡scal o estadístico del Estado. Por cierto, si bien hayempresas que están poco concernidas por esta lógica de la economíainformal, otras están totalmente sumergidas en ella. Pero en todocaso, no existe un sector que, al mismo tiempo, circunscriba toda laeconomía infqrmal y esté compuesto de empresas exclusivamenteinformales: el grado variable de informalidad en el funcionamientoreal de todas las unidades económicas cualquiera sean, vacía a lanoción de "sector" de toda significación.

Además, si fuera posible hacer un razonamiento en términos devalor y si se pudiera comparar lo siguiente:

-por un lado, el peso económico absoluto. de los actos o aún de lasactividades informales (es decir que pertenecen a la economía informalcomo la definimos antes) al seno del sector moderno público y privado(sector moderno, compuesto de unidades registradas por el poder públi­co, y que, en principio, cumplen los diferentes reglamentos vigentes); y,

-por otro lado, el peso económico absoluto de los actos o de lasactividades informales que se desenvuelven en las unidades poco o nocontroladas por la Administración,

se observará que, en realidad, el dominio de predilección de laeconomía informal será, siempre en valor, el conjunto de unidadeseconómicas registradas, públicas o privadas, haciendo todas las formasde disimulación conocidas, supuestas o desconocidas, representandoconjuntamente sumas probablemente más importantes que todos losflujos de ingresos de subsistencia obtenida'> por las pequeñas activida­des poco o no controladas por el poder público.

Entonces, se puede atirmar, partiendo de la lógica de la economíainformal que:

-en ningún caso, ella puede ser reducida a un sector de empresas,-ella ~s probablemente más activa (en valor absoluto) en las

actiYidades consideradas como registradas que en los pequeños oficiosurbanos no controlados.

Pero más allá de las modalidades concretas de la economía informa~

surge la pregunta de la función general y de la'> lógicas que genera estaeconomía plural. Limitaremos esta reflexión únicamente a las economíasperiféricas.

202 HABÍA UNA VEZ I'EQU1:ÑAS...

b) La economía informal y el mercado laboral: dos dominioseconómicos vinculados. .

La vinculación-entre la economía informal y el mercado laboralse realiza a través del proceso de ajuste que hemos destacado ante­riormente. Pero primero debemos recordar que aquella vinculaciónno es excluyente, ya que también en este mismo mercado laboral yenaquel proceso de ajuste participan empresas formales (v.g. que respe­tan las normas oficiales) privadas o públicas, grandes o pequeñas.'

Sin embargo, si aquí privilegiamos el análisis de la vinculaciónentre informalidad y ajuste (de reproducción), podemos destacar elpapel del Estado según dos dinámicas: una pasiva y otra activa. Ladinámica pasiva se refiere al ajuste en' sí, donde el papel del Estadoaparece muy reducido. Al contrario, existe una dinámica activa delE5tado en el proceso de la tlexibilidad de la capacidad laboraL' .

1.- Ajuste del mercado laboral periféric~.

En la economía informal, definida aquí como el conjunto de lasprácticas económicas mercantiles desarrolladas fuera de los reglamen­tos y del control eStatal, es obvio que se destaca el proceso de ajusteentre el'costo de manutención del hogar yel ingreso .global de sucapacidad labÓral.

A lo largo del análisis anterior con respecto a aquellos mecanis­mos de ajuste no hemos necesitado introducir la noción de poder delE5tado para explicar la génesis del desfase entre los dos parámetros(ingreso y costo de la capacidad laboral). Ello tampoco hemos tenidoque hacer para explicar las modalidades de acuerdo a las cuales serealiza el ajuste a.largo plazo entre estos mismos parámetros. O másbien, si hemos mencionado al Estado, era para precisar que su poderde arbitraje entre los grupos sociales, parecía más fuerte c'n el centroque en la periferia, donde el mercado laboral evoluciona esencialmen­te de acuerdo a las dinámicas de los grupos laborales, siendo el Estadoun empleador, entre otros, y legislador en cuanto a las alzas del salariomínimo.

A~í, el ajuste de reproducción que hemos definido, se realiza

DE MIRAS / ROGGIERO 203

integrando ciertos componentes de esta economía informal: todas lasprácticas que contribuyen a la recuperación del equilibrio de repro­ducción y que se ubican fuera de! marco legal o reglamentario.

Adicionalmente, otra problemática puede ser destacada comootro componente de la llamada economía informal: la flexibilidad delempleo ylas prácticas que lo permiten.

2.- F1exibilidad del empleo.

Aunque estas prácticas de flexibilidad de empleo no son nuevas,su extensión en la economía del centro ysu ramificacion a la periferiason analizadas como un fenómeno reciente (Portes: 1989). Estasformas de flexibilidad del empleo son diversas. Hay que distinguiraquellas que son llevadas acabo indirecta o directamente por lasempresas y aquellas que las promueve e! Estado mismo.

El modo indirecto es bien conocido, se trata de la subcontra taciónpor la cual las empresas llamadas formales hacen trabajar a unidadestotal 0- parcialmente informales, es decir unidades que, en este 'caso,usan una flexibilidad del empleo no reglamentada yen diversos grados.

El modo directo no es otro que la utilización parcial o tota~

temporal o permanente, de procedimientos que hacen menos costosoe! empleo con igual productividad. La muy débil protección social(salud, vejez, desempleo), la ausencia de sindicalización, e! recluta­miento de los trabajadores inmigrantes clandestinos o que descono­cen la reglamentación del trabajo (jóvenes o mujeres recientementeingresados en el mercado de trabajo), permiten reducir el costodirecto e indirecto de la fuerza de trabajo. La flexibilidad implicageneralmente una fuerte rotación de esta mano de obra la cual esfáligada por LÍn lado a las fluctuaciones de las necesidades inmediatasde fuerza de trabajo y, de otro, a la necesidad de evitar su sedentari­zación la cual puede ser, a la postre, sinónimo de reivindicaciones.Además, la natUraleza misma de estos empleos (fatigosos, poco grati­ficantes), las condiciones de empleo (remuneraciones mediocres,inestabilidad) y la evolución de los mercados de trabajo (fuertesfluctuaciones en la demanda de mano de obra) acentúan la rápidarotación de la fuerza de trabajo, la cual es a la vez medio y consecuen-

204 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

cia de su flexibilidad.Estos modos directos e indirectos concernían a las prácticas de

flexibilidad implantadas por las empresas. Pero, de más en más, apa­rece que el Estado en sí mismo, no solamente tolera este tipo deprácticas en las empresas, sino, a su vez, saborea los encantos de la"autoinformalización". Eh efecto, ¿no se debe asimilar ciertas prácti­cas de atracción de inversión privada nacional o extranjera en lasllamadas zonas económicas francas, como formas de flexibilización.Por lo cierto, será entonces difícil de afirmar que se tratan de prácticasinformales ya que ellas son implantadas directamente por el Estado.Sin embargo, si la naturaleza jurídica de estos enclaves no tiene nadade informal, cabe destacar que la actividad -{) ciertos de sus aspectos­que se desarrolla, es, ella sí, totalmente informal en el sentido que elBtado ha renunciado -en términos reglamentarios- a fijar las reglasintemás.

El ejemplo parece interesante, pues presenta una situación lími­te, en la cual la informalidad -la ausencia de lazos con el Btado- nose desarrolla contra el Btado (como es el caso de la producción decocaína) o al margen del Estado (las pequeñas actividades urbanas noregistradas), sino que es alentada por el Estado mismo..

Si retomamos nuestra ecuación inicial, se entiende que la flexibi­lidad en general actúa del lado del ingreso por hora (IH), empujándolohacia la baja. Digamos que la flexibilidad aparece como la síntesis delos elementos que explican el estancamiento a largo plazo del ingresopromedio por hora. .

Pero cabría precisar, que en el caso de la maquila, la flexibilidadque acuerda el Estado ti las empresas puede ser considerada comosemejante con la que afecta al resto del mercado laboral: Si aparecieraque la taza salarial en las maquiladoras fuera en promedio más altoque en las demás empresas, la maquila constituiría una situaciónparticular: la flexibilidad empuja hacia la baja la remuneración horariapero su nivel sería más alto que lo que consideramos anteriormente.

3.- Retlexiones adicionales.

En el siguiente razonamiento, hemos excluídola economía infor-

DE MIRAS/ROGGIERO 205

'.

mal ilegal (aquella que es abiertamente reprimida, tal como la produc­ción y el tráfico de drogas), para considerar únicamente las formastoleradas o aceptadas (aunque la frontera no sea muy clara). Entreestas últimas, distinguiremos ahora aquellas que no son más que unaredistribución oculta de recursos públicos o privados y aquellas quefuncionan de acuerdo a un proceso de creación de valor agregado.

La economía informal (no abiertamente ilegal) que crea valoragregado es, ensí misma, dual, si se considera, por un lado, la lógicaque apunta a la creación de ingresos de subsistencia y, por otro, la quepersigue la preservación o el aumento de los niveles de utilidades. Elajuste de reproducción de la capacidad laboral, que hemos analizado,es una ilustración de la lógica informal de ingresos, generalmente denivel modesto. La flexibilidad del empleo depende más bien de lalógica de la maximización de las ganancias yes puesta en marcha porparte del capital.

Conviene, después de haberlas distinguido, precisar de que formaestas dos lógicas se articulan y complementan:

-Por una parte, en este proceso de ajuste de reproducción de lacapacidad laboral, los ingresos a menudo reducidos que son generadospor las pequeñas actividades, tienen relaciones con la flexibilidad desu mano de obra (desde luego, cuando no se trata de actividadesindependientes sino de talleres con aprendices no familiares, trabaja­dores ocasionales o asalariados temporales). Niveles de explotaciónsin duda más elevados queen las empresas capitalistas y una fuerteflexibilidad del empleo pueden ser las condiciones de generación deun monto sustancial de valor agregado en las unidades informales; poreso, estas pequeñas unidades económicas pueden alcanzar, por inter­medio de la flexibilidad, niveles de actividad particul~rmente lucrati­vos.

-Por otra parte, la flexibilidad de la mano de obra empleada porlas empresas (cualquiera sea su tamaño), puede ser implementada, entérminos de reproducción de esta misma fuerza de trabajo, gracias a·la existencia de la otra lógica informal -aquella del ajuste- que fun­ciona a nivel de la unidad de reproducción: se conoce cómo la mul­tiactividad individual, la multiplicidad de ingresos familiares, la pro­ducción doméstica no mercantil son, entre otros, elementos quecontrarrestan los efectos de la flexibilidad del empleo (nivel reducido

206 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

de salarios, ausencia de salario indirecto o ausencia total de salario).En las economías periféricas,· estas dos lógicas están estrecha­

mente imbricadas, implicando la intensificación de la una necesaria-mente el refuerzo de la otra. .

En realidad, el destacar teóricamente estas dos lógicas y su arti­culación es talvez novedoso, pero no el proceso en sí mismo que seencuentra en la base del mercado de trabajo periférico. La tesis de laflexibilidad es presentada como un nuevo modo de ges tión de la fuerzade trábajo en las economías desarroll~dasyes objeto de una extensiónteórica hacia la periferia. Esto parece presentar al menos dos riesgos:

-primero, al confundir sector informal, economía informal y fle­xibilidad, existe un riesgo de ocultar la especificidad del ajuste queactúa activamente en la periferia sobre un mercado de trabajo cuyatextura es particular, explicando todo únicamente a partir de la estra­tegia del capital central. Las plantas capitalistas internacionales, através del sistema de las maquiladoras mexicanas por ejemplo, apro­vechan las condiciones específicas de reproducción de la fuerza detrabajo en la periferia, e incluso si ellas no modifican a estas, tampocolas crean (lo que no excluye que estas empresas foráneas alienten es tefenómeno de fleXIbilidad, o incluso lo refuercen);

-segundo, sin prejuzgar el carácter nuevo de este modo de gestiónde fa mano de obra en el centro, no lo es seguramente en la periferia;estas· prácticas de flexibilidad son incluso intrínsecas al desarrollo deltrabajo periférico (si se excluye obviamente la Administración de altonivel y el "sector monopólico", protegidos o sindicalizados). Lasrelaciones salariales periféricas se desarrollan bajo el modo de laprecariedad del empleo, de los ingresos y de la protección social. Laregla sería, en ese sentido, la permanencia de las práéticas de laflexibilidad deÚrabajo, con ciertos paréntesis propios a la dinámicadel desarrollo capitalista. Concretamente, se puede emitir la hipótesisde que las prácticas de flexibilidad se desarrollan cuando la situaéión

. del mercado de trabajo -{) de ciertos segmentos- está estructuralmen­te desequilibrada, siendo la oferta de empleo a largo plazo inferior ala demanda, tanto en el centro como en la periferia.

En la periferia son, esquemáticamente, las condiciones migrator­ias internas y la demografía en un contexto de industrialización im­puesta por la división internacional del trabajo las que van a constituir

I

DE MIRAS/ROGGIERO 207

el marco de la flexibilidad de la mano de obra. En el centro, la caídade la tasa de crecimiento al inicio de los años setenta, la recomposiciónde la red industrial y los nuevos métodos de producción robotizada,van a iniciar el desequilibrio del mercado de trabajo donde el capitalpuede imponer sus nuevas condiciones de empleo. -

c) Economía informal y Estado.

Surge la cuestión de la pertinencia y del alcance de la noción deeconomía informal cuando se encuentran, lado a lado, el vendedorambulante, el pequeño artesano que escapa a cualquier forma deimpuestos directos e indirectos, la gran empresa cuyas actividadesestán a fuera de la ley o el funcionario que realiza prácticas ilegales.

Sobre este punto, coincidimos con Cortés:"...toda vez que se aplica el indicador de extrale!(alidad para confor­marempmcamente el sectorinformalen los paísesen vía de desa"ol/ose co"e el nes!(o de convertirlo en un cajón de sastre, ya que por sudefinición, da la posibilidad de dasificar dentro de la misma cate!(oríaa las actividades capitalistasque obedecen a una estrate!(ia del capitalpara enfrentar la crisis, a los tal/eres artesanales, y a las 'empresas' (enel sentido de Sethuraman) informales dedicadas al comercio, a losservicios, a los transportes o a la producción de insumos para lasempresas formales: la extrale!(alidad, esconde bajo un mismo nombreprocesos de naturaleza muy diferente y en consecuencÚl permiteconcluirque la informalidad es unfenómeno no exclusivo de lospaísessubdesa"ol/ados, y que no es un reservono de miseria consecuenciade la mif(Tación. Difícilmente se podrá teneruna aproximación que decuenta de la complejidad del fenómeno si se le reduce a un indicadorque ha,perdido la teoría. "(Cortés: 85, 1988)

Pero si convenimos que la juxtaposici(m y la descripción de estasmúltiples prácticas informales no bastan para circunscribir directa­mente un objeto teórico homogéneo y pertinente, sin embargo tene­mos que indagar el alcance de esta noción de economía informal.

Primero, para anticipar los riesgos de confusiones semánticas queno dejarán de surgir: al ser lo informal altamente heterogéneo, con-

20S HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

viene poner a la luz las diversas lógicas que lo constituyen. Segundo,para penetrar en el análisis de estos diversos segmentos de la econo­mía informal: cada uno nos remite en una problemática económicadistinta (subsistencia o especulación). Finalmente, porque todas estasprácticas económicas informales están definidas en relación a unanorma no económica: el Estado. Y tooas ellas, conjuntamente, portanel cuestionamiento implícito de su poder de control y de regulación-odesu ausencia-o 0, dicho de otra manera, una cierta naturaleza delEstado va a inducir o permitir la emergencia de prácticas económicasinformales, por cierto, muy heterogéneas en sus fomas concretas ysus fundamentos económicos, pero todas posibilitadas por las con­diciones restrictivas de la acción pública. En este sentido, la infor­malidad cuestiona la naturaleza del Estado periférico.

Este interrogante surge de una manera más aguda cuando estaeconomía informal es o se vuelve dominante como es el caso de unbuen número de naciones en desarrollo del Africa o de AméricaLatina.

. Conviene no perder de vis ta que la cuestión de la he terogeneidad(de la economía informal) debe ser destacada igualmente en el casode la economía formal, es decir la que es controlada (al menosregistrada y regulada) por el Estado: ¿qué existe de común entre elvendedor de ferias que paga su derecho de sitio, el pequeño artesanoindependiente que cancela sus obligaciones comerciales y laborales,la sociedad anónima con miles de trabajadores y que está al día en susaportes patronales, y la empresa multinacional que no realiza ningunatransferencia ilícita de ganancias? Nada en absoluto, desde el puntode vista del funcionamiento y de sus resultados, pero mucho en tantotodas estas entidades económicas se someten a los obligaciones yreglamentos dictados por el Estado. Dicho de otra manera, más alláde la evidente heterogeneidad de las ·unidades que pertenecen a laeconomía formal (o informal), existe un lazo específico con el poderpúblico, que cuestiona, a la vez, la estrategia de las unidades econó-micas y el funcionamiento del Estado. .

Desde el punto de vista de las empresas, se puede formularalgunas hipótesis a propósito de los fundamentos de esta "economíainformal":

1.- Empresas que buscan escapar a las obligaciones impuestac; por

DE MIRAS/ ROGGIERO 209

el Estado para reintroducir clandestinamente una mobilidad del factor"trabajo" sin aplicar la,; reglas relativas al empleo, al salario, a laseguridad del trabajo. Ligado a este objetivo, hay también un propó­sito de ganancia: para reconstituir o ampliar sus ganancias, las empre­sas desarrollan, en diversos grados, actividades de tipo informal, en suseno o recurriendo a la subcontratación.

2.- Empresas que no están en capacidad de cumplir las obligacio-~

nes administrativas y reglamentarios (lo que significaría más frecuen­temente reducción del resultado neto de explotación), y que nopueden existir más que fuera de la ley..Aquellas, al reforzar la mobi­lidad y precariedad de la mano de obra, aseguran la subsistencia delpequeño patrón. Una de las condiciones de esta estrategia es de nosatisfacer las obligaciones públicas, fiscales, legales, etc.

Pero esta ubicación de las empresas no puede realizarse más queen relación con la capacidad del Estado para poner en marcha, a travésde sus diversas inStancias y sus agentes, el poder transcendental quelo caracteriza: ¿por parte del Estado, que factores van a posibilitar laproliferación de la economía informal en todos los niveles de la vidaeconómica?

2.2. Sobre el Poder del Estado en la Periferia.

. La rellexión que queremos iniciar aquí supera ampliamente elmarco del sector informal y aquel de la economía informal. Consistiráincluso en invertir la perspectiva precedente: desde el Estado queelabora una noción de sector informal y, al respecto, diseña políticas,observaremos ahora, a la inversa, de qué manera las actividadesinformales cuestionan, en el campo económicó, la naturaleza delpoder público. Desde la perspectiva de la informalidad, nuestra pro­blemática tratará sobre el Estado para intentar circunscribir de quemanera su naturaleza (es decir su historia, su funcionamiento, sucomposición, etc.) permite comprender la existencia y la forma quehan tomado ciertos hechos económicos y su posición en relación alpoder reglamentario del Estado periférico.

Aclaramos que se trata de un ensayo de análisis que un cientistapolítico estaría en mejor capacidad de abordarlo; además, tal proble-

210 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

mática, para ser profundizada a nivel latinoamericano, impondría ungran conocimiento de la historia y de la realidad de toda la región. Noobstante, lo que aquíqueremos probar es la pertinencia misma de estaproblemática que consiste en reconsiderar el poder del Estado a travésdel prisma de la informalidad. Por cierto, lo informal tiene un funda­mento económico, del cual hemos presentado anteriormente una

_dimensión: el ajuste entre precio ycosto de la capacidad laboral. Perolo informal, por su existencia y su forma, nos remite al carácter delEstado. La única respuesta que se ha proporcionado hasta el presentesobre el tema, es aquella que presenta a un Estado con prerrogativasclásicas yempujado por un proyecto de desarrollo en el cual el sectorinformal es un elemento que obligadamente tiene que ser tomado encuenta.

Se sabe que la realidad es otra. Por cierto, los apologistas delsector informal miden un cierto número de actividades evaluando sucontribución en términos de empleo o de valor agregado en lascuentas nacionales. En esta misma perspectiva voluntarista, se intent~

desde hace dos décadas, desarrollar estrategias de apoyo y de promo­ción al sector informal, y los resultados son, por lo menos, inciertos.¿Se trata únicamente de que el sector informal es particularmentereacio a este tipo de intervención, por su tradición o su inde­pendencia? ¿Es que su textura atomizada no tolera las intervencionesestatales? Quizá.

Sin embargo, no es posible eludir ahora una reflexión sqbre elEstado mismo, para comprender cómo algunos fenómenos económic­os, particularmente activos en la periferia, pueden desarrollarse conuna intensidad tal, al margen de un Estado de derecho, el cual estádotado de un poder inmanente de regulación y de confrol sobre elconjunto de los mecanismos económicos nacionales.

Con los elementos todavía generales que disponemos actual­mente, queremos solamente intentar abordar esti,l nueva problemát­ica para indagar sobre los lazos que pueden existir entre la naturalezadel Estado y la proliferación de la in:formalidad.· .' .

Antes que un análisis, se tratará, por el rriomento, de hipótesis yde búsqueda de coherencia de ciertos elementos de reOexión.

Presentaremos este ensayo de acuerdo a el esqueina siguiente:-Control político y control económico.

DE MIRAS / ROGGIERO

. -La noción general de control estatal....:.Elcontrol estatal en la periferia.

2.2.1. Control político y control económico

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Las presiones que pesan sobre el Estado periférico van a modularcada componentedel poder que ejerce la autoridad pública en materiade lo reglamentario y de lo económico, sin que las prerrogativas de lopolítico sean fundamentalmente alteradas. La vida política institucio­nal de todas las naciones, ya sean periféricas o centrales, viene de losplanes y de las acciones del gobierno, de sus alianzas y de los grupospolíticos de oposición, en el marco constitucional nacional.

Af respecto, se puede contemplar, en la periferia latinoame~

ricana, un juego político interno extremadamente activo entre losdiversos segmentos políticos nacionales (del cual, desde luego, no sepuede excluir influencias, presiones, incluso intervenciones externasque tapizan la historia latinoarriéricana). Pero este juego polítiéointerno podría ser caracterizado por su orientación más "politiquera"que política: la lucha por el poder parece rebasar el manejo de la cosapública; Ello da a la vida política nacional una suerte de autonomiza­ción o de distanciamiento en relación a los problemas o cambiosestructurales económicos y sociales.

. . Entonces una cuantiosa energía es mobilizada en las grandes fasesde la vida política nacional:

-estrategia de acceso al poder, de parte de personalidades indivi~

duales o de grupos partidistas;-substitución de un equipo político por otro;

. -cuestionamiento de la gestión anterior por el nuevo poder, loque necesariamente va a producir numerosas discrepancias, tensio­nes, juicios y fugas de individuos dentro o fuera de las fronterasnacionales; ...

-maniobras con el propósito de prepararel nuevo cambio políticoque debe ocurrir después del mandato presidencial que generalmentetiene una duración de cuatro años.

En este contexto táctico, las preocupaciones económicas antesque orientarse hacia los desequilibrios de o'rden económico que hacen

212 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

falta dominar y superar, se vuelven a menudo oportunidades que hayque hacer resaltar a nivel político, o sirven también como pretextos alservicio de estrategias partidistas. En la periferia, la agudeza de losdesequilibrios económicos y sociales puede compararse solo con laasper~za de las luchas políticas y con la dificultad para que aquellasluchas desemboq uen sobre algo más allá que, únicamente, la conquis­ta yel dominio de las más altas responsabilidades políticas.

Se habrá entendido que la cuestión de f6ndo es aquí (más allá dela apariencia de la vida política en la periferia), ante todo, la posibili­dad que tienen los estados periféricos pára cambiar .sus estructurasinternas dentro de un orden histórico y económico, interno y externo.

Sin embargo, el Estado, sometido a las orientaciones de losgobiernos, pone en marcha, en la periferia como en el centro, un ciertonúmero de atribuciones en el campo económico y reglamentario, lascuales vamos a analizar a continuación.

2.2.2. La noción general de control estatal.

En una primera aproximación general, diremos que el controlestatal, en un sentido amplio, es en materia económica la capacidadde emitir leyes y reglamentos, desarrollando así ciertas prerrogativaspropias del poder público; también esa capacidad supone la disposi­ción de medios adecuados, institucionales y presupuestarios, paraponerlos en marcha y, luego, constatar la aplicación efectiva de esosreglamentos y leyes, con, uri derecho de sanción, llegado el caso

En realidad, esta noción de "control estatal" reune las siguientesmodalidades:

Políticas de desarrollo: tienen el objetivo de combinar, a largoplazo, un proceso de crecimiento económico sostenido y las formasde organización social elegidas (por ejemplo, nivel de libertad de losactores económicos, nivel de solidaridad y de justicia social, o también,compartimiento del poder económico).

Políticas económicas: ellas definen y adaptan, a corto o medianoplazo, las reglas de juego económico dejando a los actores sociales yeconómicos actuar y desarrollar sus iniciativas al interior de marcosreglamentarios más o menos constrictivos y evolutivos. El objetivo es

DE MIRAS I ROGGIERO 213

aquí de asegurar el equilibrio del sistema económico superando losdisfuncionamientos para alcanzar, mientras se hace lo que se puede,ya sea la situación de equilibrio anterior, o una nueva situación deequilibrio definida en virtud de las orientaciones de la política dedesarrollo.

Intervenciones: ellas toman la forma de participaciones directas(concebidas como determinantes) del Estado en tanto que actoreconómico, en los procesos económicos nacionales, sectoriales oregionales en los cuales los resultados y las tendencias serán modifi­cados por ellas mismas.

Registro: es el conjunto de prácticas reglamentariasimplemen­tadas a través de medios técnicos e institucionales administrativos.Ellas están destinadas a conocer el estado económico y social delsistema nacional, a permitir la aplicación, sobre un grupo socio-eco­nómico definido, de ciertas medidas especificas, y, en fin, de evaluarex post los efectos.

Control: Se trata de la prerrogativa específica que poseen lospoderes públicos de constatar, a posteriori, la aplicación de las normasreglamentarias y, dado el caso, de sancionar las desviaciones.

Considerando estas diferentes modalidades generales de la ac­ción económica del Estado, indaguemos ahora sobre su implemen­tación en el contexto de una economía periférica.

2.2.3. El control estatal en la periferia.

El funcionamiento específico del Estado en la periferia estásujeto a limitaciones específicas, externas, internas e históricas.

a) Las limitaciones.

1.- La dependencia economica externa.

El Estado periférico corresponde al de una entidad dependiente,"sometido n lina dominación más económica que polúica" (Touraine:44. 1988).

214 1-!AI3íA UNA VEZ l'EQUE:ÑAS...

En materia de regulación de corto plazo, esta dependencia esparticularmente evidente, por cierto con grados diversos según el nivelde apertura al comercio internacional, pero que no constituye más queun aspecto de la dependencia económica estructural de la periferia.La'regulación de corto plazo consiste teóricamente, en la búsquedade los equilibrios internos (Empleo, Precios) y externos (Balanza depago, Divisa y Moneda nacional). Para tratar de lograr estos equili­brios, el gobierno y el Estado disponen de un conjunto de medidasconcernientes al presupuesto, los precios, el crédito, la moneda, la tasade cambio.

En el caso de las economías periféricas, la capacidad de im­plementar las políticas de regulación coyuntural está ampliamentecondicionada por los múltiples niveles de dependencia que ligan a laperiferia con el centro: precios erráticos de las materias primas,orientación privilegiada del intercambio hacia las naciones ricas, en­deudamiento de la periferia, modalidades de reembolso de la deudafijadas en última in<;tancia por el centro, ayuda para el desarrollo ytambién ayuda alimentaria mundial, dependencia tecnológica, expor­taciones primarias e importaciones elaboradas, términos de intercam­bio, son algunos elementos bien conocidos de e,<;ta dependencia eco­nómica estructural.

En estas relaciones económicas exteriores fúertemente dese­quilibradas, la capacidad de manejo económico del Estado está am­pliamente determinada por los lazos económicos con el. centro. Lasintervenciones estatales se limitan a una política coyuntural bajofuertes presiones externas, cualquiera sea la tendencia política de losgobiernos.

2.- La ausencia de una tradición estatal.

Históricamente, en el contexto europeo, la monarquía o másgeneralmente toda clase social, dotada a la vez de un poder político­militar que delimita un territorio (la naciente nación), ha extraído eneste dominio geográfico el sobre trabajo colectivo. Estos mecanismoshan constituido el origen del surgimiento del Estado como poder ycomo aparato administrativo.

DE MIRAS / ROGGIERO 215

Allí, la capacidad de una familia o de una casta para:-imponer su poder político y militar en un territorio, a través de

alianzas, matrimonios o guerras,y correlativamente,-desarrollar un sistema de coerción económica por medio de

extorsiones obligatorias y a menudo violentas, con el propósito definanciar su proyecto geopolítico y su propio mantenimiento comoclase económicamente ociosa,

representa uno de los esquemas dominantes de constituciónhistórica del E'itado europeo.

Si este esquema no ha tenido mucha virtud social (tremendadesigualdad) ni económica (gastos improductivos suntuarios y milita­res), al contrario, ha sido a la vez la condición de la integraciónnacional en Europa y de su permanencia cuando el 'poder de lamonarquía sobre el aparto estatal se ha trasladado a la República o alrégimen parlamentario en general.

'En la periferia, el Estado no es la emanación de la integraciónnacional. Al contrario es una entidad política nacida jurídicamentecon las Independencias, la cual genera y difunde la idea de nación enlos límites de un territorio legado por la historia colonial (y no tantoconstruído históricamente desde el interior).

En el Ecuador, la bipolarización geopolítica Costa-Sierra provie­ne, talvez, de la existencia de dos modos de acumulación distintos (laHacienda en la Sierra y al Plantación en la Costa) cuya integraciónpolítica no se ha realizado históricamente a falta de la emergenci(i deun poder supremo interno que hubiera podido surgir a partir de ladominación de uno u otro de los sistemas económicos regionales,volviéndose definita mente hegemónico como Estado.

En el centro, históricamente, la nación, con sus castas, sus luchasy sus avatares, gestada y dominada por una minoría poderosa, en sulenta ydolorosa formación, se ha dotado lentamente del Estado, comopoder político en un territorio dado y como aparato de dominaciónindispensable . En este contexto, la Nación, en su desarrollo, haproducido paralelamente al Estado como medio de cohesión y dedominación.

En la Periferia, es el Estado, como institución político-ad­ministrativa que, poco a poco, conforma e impone a priori'una cierta

216 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

idea de la nación. Aquí esel Ec;tado que debe procrear la Nación comofin.

Pero este proyecto de Nación, emanado del Estado periférico,debe afrontar todos los poderes regionales, los particularismos eco­nómicos y políticos locales, no solamente producidos por la historia

_precolonial y colonial, sino también generados luego de las Inde­pendencias. Este objetivo encuentra dificultades para su concreciónen tanto el Estado, como entidad política es, ya sea la expresión deuna minoría étnico-social particular (p. ej. colonialismo interno de laAmazonía donde se opone el E5tado blanco mestizo colonial" y lascomunidades indígenas), o ya sea de un grupo regional (p. ej. oposi­ción Costa-Sierra). En este caso, el E5tado aparece no como unaentidad superior que se impone a todos, sino más bien como un feudoentre otros, dotado de un poder exorbitante, adquirido a través de unproceso democrático reciente y no como producto de la nación. Eneste sentido, aquel- poder estatal está debilitado y siempre criticado,incluso cuestionado. El desfase entre Estado de derecho y Nación dehecho es sin duda un nudo histórico que debilita a la entidad pública.

La debilidad histórica del Estado como elemento de integraciónpolítica es trasladable a nivel económico: el comportamiento de losagentes económicos no es fundamentalmente diferente al de losciudadanos en la percepción que ellos tienen del E5tado.

¿No habría, en la periferia, correlación entre la formación de laNación y la informalidad económica, expresando los dos el nivel dedificultad del Estado para lograr en este contexto la integraciónnacional económica, social y política?

La expansión de la economía informal -en sentido amplio- en­tonces no es tanto la ilustración de un debilitamiento del poder delEstado cuyas prerrogativas serían cuestionadas por un sinnúmero deiniciativas privadas, como la expresión cada ves más concreta y masivade la difícil concreción de la integración nacional, económica y políti­ca.

La evolución de la economía periférica desde hace tres décadasparece desarrollar áreas de informalidad. Por ejemplo, la urbaniza­ción, las migraciones internas, la industrialización y el sector informalhan ampliado a la ciudad el reino de la informalidad; el. reciclajeprivado, apenas oculto, de una parte cuantiosa de los créditos externos

DI-: MIRAS / ROGGIERO 217

se ha producido de manera ampliamente informal; la crisis de los añosochenta con una red ucción de la tasa de crecimiento real, sin duda, haampliado los modos de regulación informales. Pero, ¿se trata de uncuestionamiento creciente o de un debilitamiento del poder del Esta­do? Estructuralmente, ¿su capacidad de control no permanece igual,con su debidad histórica y sus limitaciones económicas externas?

3.- La Burocracia y la informalidad.

El Estado es también la Administración, es decir un aparatomultiforme en el cual el nivel general de remuneración es relativa­mente bajo, con sus lógicas propias y con sus eficiencias desiguales.

El nivel de remuneración de los funcionarios, su búsqueda deingresos paralelos suplementarios dada su capacidad o sus necesida- .des monetarias, yel nivel del presupuesto disponible van a reducir elimpacto de las acciones de regulación institucional o de control, o alimitar la eficiencia de la administración, generando parcialmente unafuga de los usuarios frente a la inercia administrativa y sus prácticasdiversas.

Desde el punto de vista neoclásico del costo de transacción,cuando el gasto, expresado en tiempo o en términos monetarios,producido por la burocracia, es superior a las ventajas que el usuariopuede esperar de la aplicación de los reglamentos y leyes que seimponen a él jurídicamente, se puede emitir la hipótesis que estadiferencia va a generar una fuga del usuario frente a la burocracia.

Pero más exactamente, ¿no se debería distinguir situaciones muydiferentes correspondientes a la combinación de los siguientes obje­tivos?

-la vocación de la Administración que ejerce una función decontrol y de regulación;

-las estrategias de ciertos funcionarios que de acuerdo a variosfactores (puesto de trabajo, nivel de control jerárquico interno, nivelde remuneración real) desembocarán sobre prácticas informalesorientadas ya a desviar una parte de su tiempo de trabajo, sea a drenar,con fines privados, los fondos públicos o a extorsionar a los usuarios;

-las necesidades del usuario que, en general, está dispuesto a

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someterse a las reglas administrativas si el puede con tar con un efectopositivo en reciprocidad.

Si se considera la relación funcionarios/usuarios, se puede ver queen ciertos casos las prácticas informales de los empleados del Estadono son del todo opuestas con la vocación de la Administración: sepercibe claramente, a través del uso cotidiano de ese sistema, que noestá en total descomposición y no puede sostenerse con seguridad queel grado de informalidad de la Administración tiene correlación consu ineficiencia; a veces sería incluso lo contrario.

Considere~os por ejemplo las "comisiones" o. los pedidosmonetarios indebidos obtenidos de los usuarios por los .serviciosprestados (que legalmente serían gratuitos). Esta lógica informal noes totalmente incompatible con la función natural de estas entidadesadministrativas ya que una parte de las prácticas va a facilitar ymejora rla eficacia del funciona miento del aparato administrativo (únicamentelas condiciones de esta efic"acia no son compatibles con la éticaadministrativa).

Frente a eso el usuario da respuestas circunstanciales:-actitudes de sumisión: al aceptar el funcionamiento administra­

tivo regular, el usuario sacrifica un considerable tiempo que implicaobviamente un costo de oportunidad en términos de horas perdidas,de trabajo mercantil y no mercantil. .

-actitudes de adaptación: el usuario está listo a aceptar un costomonetario suplementario bajo la forma de coimas, para lograr su.trámite, .

-actitudes de fuga: rechazo a gastar su tiempo y su dinero, aho­rrándose ios dos pero con un cierto riesgo" el de asumir ulterior.mentelas posibles consecuencias de la ilegalidad.

Conviene añadir que las prácticas informales en el Estado se lassoporta ya que a su vez el usuario puede desarrollar, en otros cas,os,prácticas informales·compensatorias ante la Administración misma oen el sistema 'económi.co general, siendo la meta mantener el nivel deingreso disponible o limitarsu baja. ," ,, Así, debemos distinguir los casos mediante lqs cual~ las prácticasinformales pueden. reforzar la eficiencia de la Aqministracióndeaquellos que, al contrél:rio, agudizan la inercia y la ineficacia burocrá-tica. . ' ' '

DE MIRAS / ROGGIERO 219

En efecto, si se considera la relación Es tado/funcionarios yciertasprácticas de estos últimos (el ausentismo, la multiactividad en suspuestos de trabajo, el desvío mayor o menor de los bienes públicos),se puede afirmar que, a un primer nivel, estos procedimientos atentanal interés de los usuarios que deben dedicar un tiempo considerabley/o un costo monetario extra-legal. Así misIP9, la eficiencia general dela Administr<;lción se ve afectada por dichas prácticas, pero desde unpunto de vista político, cabe otra lectura de esta informalidad admi­nistrativa.

Para el gobierno y el Estado, estas diversas lógicas, técnicamenteno funcionales, cons~ituyen sin embargo una forma de gestión delempleo y de redistribución oculta de ingresos perfectamente funcio­nales en relación al criterio del manejo de clientelas políticas o deneutralización de oposiciones potenciales. Estas. lógicas se desarrollana través de las transferencias no reguladas de recursos, desde laAdministración y de los usuarios hacia los empleados públicos.

Así, las prácticas informales que se realizan en el seno de laAdministració!J pueden desembocar, en lo que concierne a su función,en el mejor o en el peor de los casos: por. un lado, los procedimientosadministrativos son ·agilitados por la informalidad, y, por otro, estamisma informalidad entorpece y diluye los esfuerzos de racionaliza­ción y de eficiencia de la Administración (no obstante, todas su~

deficiencias no dependen únicamente de estas prácticas informales).La Burocracia es una entidad llena de prácticas autónomas liga­

das a modalidades internas de regulación económica pero beneficián­dose en cierta medida de la connivencia de los poderes políticos entanto se trata de una informalización dentro de la Administración queno pone en cuestionamiento la subordinación de los empleados pú­blicos ante el Estado. Esta informalidad en la Administración no tienenecesariamente connotaciones partidistas o políticas.

Además, el costo de esta informalidad es transferido, en unabuena parte, hacia los usuarios y cQntribuyentes que sufragan estasuperp()sición de dos lógicas, la una estatal y la otra informal enel senode la Administración.

220 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

4.- ¿Poder de controlo capacidad de redistribución presupues­taria?

La elección de la respuesta se ubica probablemente en la formade movilización de los recursos estatales. En los países desarrollados,la principal fuente de financiamiento del presupuesto público está enel cobro de los impuestos directos o indirectos. En consecuencia, elregistro estadístico y el control tributario son los medios necesariospara esta recuperación de recursos.

Al contrario, en los países periféricos, la parte más importante delos recursos del Estado proviene de los ingresos obtenidos del comer­cio exterior (importaciones y exportaciones). Este modo de financia­miento del presupuesto público no necesita ningún control de tipofiscal interno sistemático; ello no excluye a veces un cobro sobre laactividad económica in terna, con un doble objetivo económico (redu­cir la liquidez) y presupuestario (reducir el déficit) pero sin afectar elesquema estructural del financiamiento del Estado periférico.

En este contexto, la preocupación del Estado periférico se va aorientar principalmente hacia la redistribución de estos fondos conobjetivo de control político ex post yno de control económico ex ante.A.,í, en caso de uncí caída de los recursos de exportación, la disminu­ción del poder económico del Estado es sinónimo más de un descensode la capacidad distributiva del Estado que de un desmoronamientode su (débil) capacidad de control sobre la actividad económicanacional privada.

El conjunto de estas limitaciones y las reflexiones que ellas susci­tan nos conducen a prever dos opciones para tratar sobre el poder del

. Estado en la periferia:-¿Se puede cuestionar al Estado periférico, en términos de vo­

luntad política o de capacidad administrativa, teniendo un enfoqueimplícito de un Estado no solamente de tipo Central, sino "jacobino"e intervencionista y además como si todas las actividades económicashubieran estado regidas por reglamentos .públicos y también como siel Estado hubiera tenido la capacidad de controlar y medir la aplica­ción de dichos reglamentos en todas las áreas del sistema?

Hemos visto sumariamente que las condiciones históricas y con-

DEMIRAS/ROGGIERO 221

temporáneas, políticas y económicas, han delimitado un nivel depoder estatal específico en la periferia.

-Más allá del poder público y de sus límites, ¿no habría queinterrogarse, en una perspectiva menos normativa y no inspirada porel contexto Central, sobre el tipo de regUlaCión y de control que va opuede ejercer efectivamente el Estado periférico de acúerdo a moda­lidades específicas?

b) El ejercicio del control estatal: formas y objetivos.

En un primer análisis, consideraremos que lo esencial del poder.económico se ejerce con el objetivo de asegurar la continuidad y elmanejo del sistema económico de tipo periférico, se encuentre sea en.fase de bonanza o de recesión.

El Estado actúa no tanto sobre la transformación de las estruc­turas económicas externas o internas, como sobre el manejo econó­mico de corto plazo. Según los regímenes y los medios disponibles, lasprioridades del poder público se orientan hacia diferentes sectoreseconómicos, pero estos cambios (con intenciones económicas y declientelismo político) no parecen ser capaces de modificar fundamen­talmente la lógica del sistema económico periférico.

Por ejemplo, en materia de redistribución del ingreso, bajo formade salarios indirectos, el Estado periférico tiene una capacidad redu­cida para cobrar los varios impuestos internos, directos o indirectos, ypara distribuir los subsidios correspondientes a la protección social.Así, todo un campo de la función redistributiva y social del Estado noexiste o tiene unimpacto muy limitado sobre la redistribución nacionaldel ingreso: las irregularidades que afectan al ingreso del trabajador acausa de las enfermedades, de las condiciones de trabajo, del desem­pleo o también de la edad, no son tomadas en cuenta institucional­mente. Además, la reducción de las desigüaldades sociales o la bús­queda de una cierta solidaridad social quedan a menudo al margen delas acciones de arbitraje del Estado, aunque los gobiernos manifiestenla importancia de estos temas.

En materia de organización social, y particularmente a nivel delas relaciones dentro del mundo del trabajo, el Estado dispone teóri-

222 HABíA UNA VEZ I'[QLJ I:ÑAS...

camente de prerrogativas inmanentes para definir jurídicamente lasrelaciones colectivas entre empleadores y empleados. En realidad, acausa del desequilibrio estructural entre oferta y demanda de fuerzade trabajo que caracteriza al mercado laboral periférico y, también,de las dificultades para poner en marcha y controlar la concreción delas medidas dictadas, este aspecto del manejo estatal permanecesecundario, aunque se refiera a dominios estratégicos como el del alzasalarial. Pero las medidas tomadas a largo plazo no modifican funda­mentalmente las reglas del juego del mercado laboral yde la evolucióndel salario real en las economías periféricas., .

Finalmente, los principales campos de intervención del Estadoserían:

-los grandes equilibrios monetarios y financieros (presupuesto,tasa de cambio, reserva de divisas) que están más o menos directamen-'te determinados por la evolución y el nivel de los flujos externos. Elmargen de libertad que deja la búsqueda de aquellos equilibrios en elmanejo de la economía nacional, puede ser diferentemente utilizadode acuerdo con la ideología, la coyuntura o los objetivos de gestión delas diversas entidades públicas;

-el desarrollo y el mantenimiento de las principales infraestru­cturas económicas nacionales que dependen de la capacidad financie­ra del Estado, la cual está ligada a los resultados de las exportacionesy a los créditos internacionales. Estas inversiones buscan la integra­ción económica nacional y el mejoramiento de las condiciones detransporte de las mercancías importadas e exportadas. Finalmente,sus ubicaciones dependen también de un equilibrio político regional, .incluso de un clientelismo provincial; .

-El manejo administrativo ordinario puesto en marcha por elaparato estatal y relacionado con diversos campos del "servicio públi­

. co" no mercantiles (Educación, Seguridad, Salud, pefensa) y mercan­tiles (Transportes, Electricidad, Agua potable, Comunicaciones).

Globalmente, el Estado, como aparato controlado y orientadopor el poder político, parece tener el objetivo, en materia económÍ<::a,de manejar a corto plazo, las evoluciones y las adaptaciones económi­cas pero en el marco de las relaciones periféricas: fase de substituciónde importación, ciclos de exportaciones primarias, por ejemplo.

Evidentemente, análisis más finos y precisos por país y por perío-

DE MIRAS/ROGGIERO 223

do, permitirían medir el peso relativo de cada uno de estos campos deintervención del Estado.

Pero ahora, ¿qué significación tiene este perfil específico y redu­cidode la intervención del Estado periférico?

¿Se trata únicamente de una posición ideológica abiertamente nointervencionista del Estado periférico o más bien de una incapacidadhistórica o técnica para alcanzar sus metas de controlo de acción? Nose trata también de un comportamiento reaccionario de las capasadineradas, que se oponen a todo tipo de cambio económico ysocial,teniendo o no el poder político?

En todo caso, este objetivo de gestión económica de corto plazono puede ser considerado como una suerte de inacción del Estadoperiférico, pues los países periféricos, según los períodos o las regionesdel mundo, sufren tendencias hacia la ruptura económica, social,política o regional; en estas condiciones, la preservación de la capaci­dad económica, de un mínimo de cohesión social y la soberaníageo-política a veces deteriorada desde dentro o fuera del país; sonimprescindibles y considerables objetivos del Estado muy difíciles delograr.

Estas reflexiones nos llevan a plantear dos comentarios más: unoen cuanto al papel del populismo en este contexto estatal, y el otro,sobre lo que podría ser un disfuncionamiento en el mismo contexto.

El populismo es un componente más o menos presente en cadaforma de gobierno de los países latinoamericanos. Se puede pensarque el populismo representa un serie de confusiones o de am­bigüedades voluntariamente desarrolladas entre:

-el Estado y las personalidades políticas,-la política social a nivel nacionaly una prodigalidad "politiquera"

puntual,-también, el populismo, en relación a la política social, supone

una substitución en el orden de los factores: las prácticas económicaspopulistas se caracterizan por el énfasis en la fuente .(el carismapolítico dellider populista que hace alarde de su generosidad) mien­tras que las políticas sociales de solidaridad o de justicia social sedefinen por el énfasis en su blanco (una capa socio-económica desa­ventajada).

Con estas prácticas populistas, el Estado ya no tiene un papel

224 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

significativo a nivel de la organización social, sobre todo, en materiade redistribución económica como medio para alcanzar una igualdado una solidaridad nacional. Este tipo de preocupación, con el popu­lismo, se ve recuperado por el poder político que la maneja en base asus estrategias de clientelismo. Desde luego, tales acciones puntualesson a la vez menos costosps y más eficientes en términos de impactopolitiquero, que una verdadera política de redistribución social; eneste enfoque esta última tiene el doble defecto de pesar más en elpresupuesto nacional y también .de constituir un rubro permanenteen aquel presupuesto; además el impacto político de una medida de

.solidaridad ins titucional permanente se evapora con el tiempo.El poder económico del Es tado limitado al manejo de corto plazo

y a la reproducción estable del sistema periférico, desemboca enprácticas políticas específicas: aquellas dan valor al poder de los líderes·políticos, reducen o esconden áreas de descontento, dividiéndolas ymanipulándolas. También permiten conformar clientelas partidistas,debilitando el papel del Estado que, en esta problemática, se reducea las actividades administrativas o de equilibrio macro-económico decorto plazo.

. Hay, tal vez, con el populismo, un tipo de compartimiento de lastareas en el seno del Estado:

-lo Político se apropia del beneficio de unas acciones puntualespero resaltantes y gratificantes,

-la Administración tiene la carga de asegurar la continuidad delsistema y su reproducción.

Un corolario de este manejo económico sin cambio estructural esque la regulación en la cual interviene el Estado, se dirige principal­mente hacia los desequilibrios que pueden debilitar al sistema econó­mico periférico.

En consecuencia, aquí se debe distinguir los desequilibrios dis­funcionales y los que no son disfuncionales.

Por ejemplo, ciertos desequilibrios, particularmente los que afec­tan el mercado laboral y la reproducción de la capacidad laboral, noparecen disfuncionales (en realidad ¿no sería al contrario?) en lalógica general de las economías periféricas. En esta problemática, losobjetivos ideológicos van a inducir medidas relativas a las condicionesde trabajo, pero sin cambiar la situación estructural que las condicio-

DE MIRAS/ROGGIERO 225

nes históricas del crecimiento periférico imponen a la capacidadlaboral.

El Estado regula o intenta regular lo que es disfunciona! enrelación con la reproducción del sistema general. Y si el modelo dereferencia es la economía periférica de tipo de substitución de impor­taciones o de agro-exportación (particularmente para las pequeñaseconomías andinas o de América Central), ciertas práctica'ide regu­lación o de redistribución informales de ingresos en el mercadolaboral, no se realizan contra el sistema estatal, sino, al revés, confor­man mecanismos de ajuste estructural indispensables para su repro­ducción. A'ií, en el contexto de una economía periférica, el desequili­brio permanente del mercado laboral, gracias a la función reguladoradel sector informal, no es disfuncional y, por eso, no necesita unaintervención fundamental del Estado.

Sin embargo, existen alguna'i acciones públicas sobre este seg­mento de la economía urbana, pero aquellas medidas no pretendenreorientar o suprimir los mecanismos que crean y favorecen la exten­sión de este tipo de actividades reguladoras.

Si se excluye preocupaciones electoralistas o ideológicas, se pue­de pensar que el Estado, a través de medidas de apoyo económico,esta tratando de recuperar la dinámica que surge con las pequeñas ymedianas actividades económicas urbanas, para implementar unapolítica de empleo o, más allá de eso, favorecer los crecimientosindividuales que surjan cuando las unidades económicas creadas gra­cias al mecanismo de ajuste que estudiamos, logren utilizarlo parasentar y ampliar su propia acumulación.

Finalmente, el Estado periférico parece no tener tanto un obje­tivo de cambio socio-económico como de preservación de un débilequilibrio nacional inestable, inducido por:

-cuantiosa'i tensiones socia les producidas por una fuerte desi­gualdad socio-económica,

-la capacidad histórica de ciertas fracciones de la sociedad quetienden a conformar contrapoderes con metas más o menos centrífu­gas en relación a la idea de nación (capas capitalistas con interesestransnacionales, guerrilla o narcotraficantes que tienen zonas enterasbajo su control, etnias autonomistas, etc),

226 HABíA UNA VEZ PEQUEÑAS...

-contrastes regionales internos que producen una durapolarización,

-los efectos económicos de la dependencia, pero cuyasconsecuencias negativas serán rechazadas: se rechaza el pago de ladeuda externa pero no los nuevos préstamos, de la misma manera losprecios inestables de las materias primas pero· no la generación deciertas rentas financieras producida por el alza temporal de ciertosproductos, .

-en el plano exterior, en fin; los conflictos histórico-militares connaciones vecinas que el Estado debe manejar.

Más allá de la necesidad de asumir la cohesión nacional pese aestas tendencias centrífugas, es también su propio fundamento que elEstado debe preservar, no a través de un aparato burocrático, tampo­co como actor político, sino frente a la historia como garantía de laexistencia nacional, lo que supone el proyecto de reforzamiento de laintegració,n de la.sociedad para alcanzar el concepto de nación.

Por eso, el Estado latinoamericano parece. tener un proyectopolítico a largo plazo de afirmación y de concreción del concepto denación, y, en corolario, un objetivo de corto plazo de regulaciónsocio-económica en el marco de la división internacional.del trabajo.

El peso de las condiciones del crecimiento económicodependien­te de estos países limita sin duda fuertemente su margen de acciónpara modificar las estructuras económicas nacionales y alcanzar equi­librios fundamentales. De ahí que se desarrollen mecanismos dereajuste autoregulados que, entonces, son respuestas espontáneasfrente a los límites de la capacidad de intervención del Estado perifé­nco.

Por eso lo que busca aquel Estado no es. esencialmente unasituación de equilibrios sectorializados (por ejemplo, en la distribu­ción nacional del ingreso, en el mercado laboral o entre las regiones);lo que importa más es que los desequilibrios sectoriales no seandisfuncionales o incompatibles'con el equilibrio global entre las ten­siones internas en relación a un proyecto de formación de la nación.

Pero de este proceso, ¿saldrá efectivamente una identidad nacio­nal que será la condición, a largo plazo, de la puesta en marcha de un'proyecto colectivo de desarrollo? 0, al revés, los desequilibrios socia­les, étnicos y regionales, cuando permanecen tan agudos, ¡,no scriÍn

DE MIRAS / ROGGIERO 227

fundamentalmente incompatibles con ia idea de constitución de uncuerpo social y de unidad nacional?

En este esquema, el sector informal no aparece como un cues­tionamiento de la existencia de la entidad estatal del Estado, pues,aquel sector no se opone fundamentalmente al Estado: ¿no son estosfenómenos de autoregulación la expresión inmediata de la debilidaddel poder estatal en la periferia? Más aún, son epifenómenos.Pero,al contrario, los desequilibrios iniciales que imponen estos re..ajustesinformales, son, ellos ~í, la concreción estructural de la inercia histó­rica y de la dependencia que condicionan el poder del Estado en laperiferia.

y más allá, se podría conformar la hipótesis que las regulácioneseconómicas informales (aunque todo lo informal no es sinónimo deregulación desde luego) son, paradójicamente, algunas de las condi­ciones de la capacidad política del Estado para implantar el proyectoyel concepto de nación.

CONCLUSIÓN.-

DE MIRAS / ROGGIERO 231

Con este análisis bibliográllco que hemos realizado y las nuevasperspectivas analíticas que al(abamos de sugerir, se destacan la

diversidad de las problemáticas y las inl.lexiones teóricas que se desa­rrollaron alrededor de las pequeñas actividades mercantiles urbanasenel Ecuador y en América Latina.

Pero nuestro intento tuvo también como objetivo demostrar quela rel.lexión teórica no se ha agotado con la problemática del sectorinformal-a pesar de su indiscutible éxito y peso ideológicol96 puésesta no es más que una etapa dentro del proceso contínuo de análisisy de producción de un discurso teórico y/o ideológico sobre estarealidad socio-económica.

y mucho más allá de las propuestas analíticas que expusimos,\

cabe resaltar el impacto que sin duda, el enfoque neoliberal ahoradominante va a tener sobre la visión pública, nacional o internacional,acerca de un estrato de aquellas actividades. '

Probablemente, vamos a entrar en una fase de una doble reorien­tación:.

-una reorientación económica por un lado, bajo la forma de unaextensión de las actividades de pequeña escala, producida por lasmedidas de ajuste y, sobre todo, el nuevo enfoque de un crecimientoproductivo sostenido por una flexibilidad generalizada. Su efectosobre la mobilidad y la fijación del factor laboral sin duda va a.aumentar el número de incorporaciones en el mercado laboral segúnel proceso específico de ajuste que hemos presentado en la Parte 11de este libro.

Cabe precisar que estas incorporaciones, en un contexto rr¡acro­económico recesivo, va a tener probables efectos sobre el nivel delingreso promedio obtenido por' aquellas pequeñas actividades. Sehabla mucho de la extensión laboral del sector informal y del creci­miento del número de puestos de trabajo así abiertos pero pareCe quese olvida el carácter sumamente recesivo de los variables macroeco-

232 IMllíA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

nómiC<ls y, por consecuencia, el crecimiento de la competencia dentrodc cstc conjunto de actividades de pequeña escaia yel riesgo de caidadcl ingrcso promedio (lo que por definición no excluye'que ciertasramas, subramas o actividades no se vean impulsadas por el estanca­miento del sector moderno).

En lugar de considerar al sector informal como un amortiguadorque tiene una capacidad pennanente e indefinida para a.bsorber larilano de obra sobrante eh condiciones 'constantes (en términos déingreso particularmente), cabe considerar que aquellas modalidadesde absorción de las peqJeñas actividades evolucionan ycambian segúnel nivel de los grande,s variables económicas (tasa decrecimiento delsector moderno, tasa de crecimiento demográfico). Si sigue el procesode absorción, pero con otras condiciones de incorporación (hipótesisde baja del ingresó promedio, aumentode la precariedad, crecimientode la competencia, multiplicación de las micro-actividades de reventaque suponen poco capitaIy capacitación,. etc.).

Entonces parace necesario ir más allá de la visión global cuanti­tativa del sector' informal. Esta medición.de la extensión de aquelsector es por cierto indispensable y, .al respecto, el trabajo de losprofesionales públicos que se dedican a esta .tarea es de suma impor­tancia. Pero, por un lado cabría resaltar la diferenciación interna quemuy probablemente se produce dentro de lo que se llama el sectorinformal (¿que tipo (le establecimientos y de incorporaciones labora­lessupone la evidente extensión del sector informal?). Por otro, seríapertinente indagar el efecto -positivo y/o negativo- que tiene estaampliación sobre la generación de ingresos por aquel sector. Ahí,parece que encuestas más en profundidad podrían proporcionar unacuantiosa informC\ción, restituyendQ a las pequeñas actividades sucarácter vivo y su verdadera dinámica interna.

-la segunda reorientación que cabe mencionar es sin duda de tipoideológica y va modificar probablemente el discurso con respecto a laposición estatal fren.te al apoyo hacia el sector informal. Ya unaprimera ind.icación sobre esta reorientación fue dada por El. OtroSendero: si se generaliza esta visión neoliberal no solamente en.elanálisi~de aquellas actividades urbanas sino también en la concepciónmisma del rol general..del Estado, se. puede esperar una revisiónprofunda del intervencionismo estatal a nivel del sector informal. Se

DEMIRAS/ROGGIERO 233

terminará el discurso desarrollistaal respecto y el proceso ideológi~o

que hemos analizado como una base del éxito de la noción de sectorinformal, que finalizará frente al surgimiento de un discurso estatalque podrá enfatizar más la iniciativa privada, el carácter empresarialy la competencia como valores específicos de los informales. Se puedeconcebir la hipótesis de una nueva orientación ideológica dominanteque va a inspirar una nueva política pública en relación a las peRueñasactividades. Obviamente este nuevo diseño no va a producirse de lanoche a la mañana y de manera semejante en cada país y para cadagobierno, pero resulta muy probable una inflexión generalizada. In­cluso, más allá del enfoque neoliberal yde su nueva ideología, es obvioque el proceso de ajuste que hemos visto entre nivel de ingreso y nivelde consumo (Parte II) va a volverse un componente importante delproceso de flexibilización que está desarrollándose.

El discurso va a evolucionar con toda seguridad, pero en larealidad social lo que va a producirse será, probablemente, un refor­zamiento del mecanismo de ajuste con el cual hemos caracterizado almercádo laboral periférico.

Así tendremos que añadir un capítulo más dentro de esta largahistoria de la producción teórica e ideológica sobre las pequeñasadividades mercantiles urbanas que hemos reconstituido en laFarte 1.

Pero, tememos que la Parte II, donde hemos propuesto unaexplicación general del funcionamiento del mercado laboral periféri­co, tendrá aún más pertinencia y se verá aún más corroborada por latendencia a la generalización de la lógica económica neoliberal.

DE MIRAS / ROGGIERO

ANEXOI

235

lA ElABORACiÓN DE POLiTICAS PÚBLICAS HACIA EL SECfORINFORMAL EN EL ECUAOOR

Aquí presentamos, de una forma preliminar y descriptiva, sobre la forma en quela noción de secior informal se ha convertido en parte de las poIfticaspúblicas en elEcuador durante los últimos años y so\}re las acciones específicas de medición, apoyoo control desarrolladas por el Estado. Nuestras reflexiones pretenC\en referirse a laprimera fase del análisis de las políticas estatales, es decir, a su formulación, sin por elmomento hacer una evaluación de la ejecución ~ impacto de dichas medidas, debidoa la falta de información disponiBle (pués no se dispone todavía de una evaluaciónglobal de dichas políticas) ya una necesaria perspectiva histórica que permita una visióndel proceso, pues, como veremos, se trata de políticas bastante recientes e inclusotOdavfa en proceso de definición.

1. El sector informal como tema en la planificación pública ecuatoriana,

Se puede decir que el interés del Estado ecuatoriano hacia el sector informal ysureconocimiento son más bien recientes, en relación a la existencia de dicha noción enlos ámbitos académiooc; y tecnoburocrátiooc; internacionales.

Con ello no desconocemos los antecedentes y los intentos hechos por el Estadoecuatoriano para la comprensión y atención de los sectores empobrecidos urbanos yrurales, parliculannenle a partir del marco conce?tual de la teoría de la marginalidad,durante finales de los a.ños60 e inicios de los 70 . .

Por otra parte, a nivel municipal ha existido una serie de leyes y reglamentosrelacionados con el ordenamiento urbano;dirigidos hacia a~tividades de tipo informal,particularmente hacia el microcomercio y el comercio ambulante. Estas leyes y regla­mentos han perseguido, sobre todo, normar el uso del espacio urbano, tratando deimpedir que ese tipo de actividades, al proliferar, invadan áreas de la ciudad (aceras,

Ver por eje'mplo, entre otros, un capítulo del trabajo 'Ecuador Bases para una Estr8te!¡liade Desarrollo', elaborado por JUNAPLA/ILPES en 1969. reeditado en 1988, sintomat;·

camente, de acuerdo a los actuales usos, bajo el título de 'El Sector Informal Ecuatorianoen la Década de los Sesenta: una Aproximación a su Situación y a sus Orígenes' (JUNA·PlA/ILPES: 1988). También el trabaio 'El Estrato Popular Urbano. Informe de Invp.stigaciónsobre Guayaquil', JUNAPLA. Quito, 1973, entre otros.

I-IAl3í/\ UNA VEZ PEQUEÑAS...

plaza\ calles, ctc.) no destinadas para su uso.Estas actividades ele comercio han merecido durante mucho tiempo la oposición

de las autoridades municipales y, por lo general, se las ha considerado como una lacray como una manifestación de descomposición social. También se la~ ha consideradocomo un atentado a la paz ciudadana ycomo causantes de una contaminación física y\~sual del entorno urbano 2

Justamenle esle tipo de legislación refteja la evolución en la percepción sobre lasacti~dades económicas no reguladas desde los poderes públicos. Si antes se consider­aba a dichas acti~dades como algo marginal y no deseable desde los puntos de vislaestélicos ysociales, en la actualidad se las ha ido despojando de aquellas connotacionesnegativas y al formar parte actualmente del sector informal, en tanlo discurso, seconvierten en actividades con ~rtudes; pues son fuente de empleo e ingr~sos. Inclusoa nivel mu'nicipal se ha desarrollado cierta tolerancia hacia dichas acti~dades.

Aparte de esta normati~dad, emanada desde las instancias de poder urbano, noha existido, al menos hasta la década de los ochenta, un cuerpo legal o programasdestinados explícitamente a regular o apoyar, desde una perspectiva estatal yglobal, alsector informal.

Revisando los primeros pasos dados por el Estado ecuatoriano al respecto, sepuede señalar que, por iniciativa de la OIT, alrededor del afio 1982 se realizó en laciudad de Guayaquil, bajo el amparo institucional del Servicio Ecuatoriano de Capa­citación Profesional (SECAP), el programa CADESURB, el cual tenía por objetodefinir los parámetros generales para un Programa de Desarrollo Empresarial delSector Informal de Guayaquil. Dicho estudio fue realizado bajo la dirección de DanielCarbonetto como consultor de la OIT. 3 A pesar de ello, dicha preocupación aparecemás como una acción puntual promovida por un organismo internacional e impulsadaa través de una entidad pública, antes que parte de un interés global del Estado porcomprender el funcionamiento del sector informal.

Del malerial oficial re~sado, es en el "Plan Nacional de Desarrollo 1980-1984",donde aparece por primera vez, en los planes de desarrollo nacionales, la mención del"seclor informal urbano", aunque solo como tal. Es decir, sin que se lo considere comoun "sector" particular, el cual merezca políticas espeC11icas. En el "Plan" señalado seanotaba:

2 Es así como una revisión realizada sobre el marco legal en el cual se desenvuelven,.anivel urbano. las actividades de microcomercio y de microempresa se concluye: •...el

marco legal de los microempresarios es difuso, por la dispersión de las normas que reljulansu trabajo y la diversidad de autoridades que controlan sus actividades·. "Una caractensticafundamental de la actual legislación es su connotación punitiva. Lo que tratan, en et fondo.las diversas disposiciones -sobre todo municipales- es detener el aumento o incremento deestas actividades".•Existe en las normas analizadas una cierta prevención en contra de estossectores: ·son.desaseados, afean la ciudad. dañan el ornato". etc. es decir, que por parte delas autoridades, el problema ha sido considerado en términos ·estéticos· y no en la profundacomplejidad de su origen. existencia y proliferación". (Chiriboga: 14-15. 1986)

3 Dicho Programa correspondía al Proyecto PNUD/Orr/SECAP • ECU/79/006 • CADE·SURB. cuya referencia la hemos obtenido del Documento: SECAP; Marco Conceptual y

Esquema General del Programa de Desarrollo Empresarial del Sector Informal de Guayaquil.Guayaquil. marzo de 1982.

DE MIRAS / ROGGIERO 237

"El desempleo abierlo en la actualidad no alcanza a más de 87.000 persOntlS, y porlo tanto, no constituye el prc"lema cuantitativamenJe más imporlante 4' El subem­pIeo, que comprende tanto In existencia de una capacidad ociosa en el trabajadorcomo de ocupaciones de baja p-oductividad, resultantes en el primer caso de undesajuste entre la eslrnctuta de la oferta y su correspondienJe demanda, y en elser¡llntio, de una faIJa o insuficiencia de los recursos complementarios que debedisponer un individuo para trabajar, es el problema de mayorrreocupación. Elsubempleo afecta a un ruímero mucho más elevado, estimándose en 1.300.()()(}personas, un 50% o un 60% de la Población EconómicamenJe Actil'Q (PEA), Elsubempleo es más aKudo en el sector /Uro1y la falta de oporlUnidades de trabajo,¡midas·a las mejores expectativas de in¡;¡'eso y de vida en las ciudades, ha Kenerado1m fuerte proceso de mifiT"ación, mml-urbana, lleKando a confonnarsé el sectorinfonnal urbano, debido a que las actividades modernas tampoco han sido capacesde absorber los nuevos continKenles de mano de obra, a la tasa requerida.. "(Conade:31, 2d.a. parte, t. IlI, 1er. voL, 1980) .

Así pues, allí se destacan dos de la; factores usualmente utilizada; para explicarla conformación del sector informal, a saber: primero, la migración campo-ciudad, ysegundo, la poca capacidad del sector moderno para ofertar empleo, generando ambosfactores lo que se denomina como "excedente estructural de fuerza de trabajo", Sinembargo, a pesar de ese reconocimiento, en el resto del Plan no se vuelve a mencionaral sector informal ni a dedicarle una política panicular, salvo en uno de la; puntos dela "Estrategia de empleo", donde se señala como una de las prioridades la:

"(p)romoción de la orKanización efectiva de los campesinos y del sector infonnalurbano a través de asociaciones, cooperativas, centros, ete.; para canalizar susdemandas y mejorar su acceso alas fuentes de empleo." (!bid: 34)

El enfoque sobre el sector informal todavía es más socio-organizati\ü queeconómico. Lo que caracteriza a este Plan es su énfasis y su optimismo en cuanto a laposibilidad de creación de empleo en el sector moderno de la economía mediantereorientaciones del proceso industrial. Hay que recordar que su elaboración se efec­tuaba cuando el país culminaba un período económico de relativa bonanza (debida alos altos precios obtenidos ¡x>r la exportación petrolera) y donde la política de creci­miento económico (donde se incluía a la de empleo) había estado centrada en'tomo ala industrialización sustitutiva.

En el "Plan Nacional de Desarrollo 1985-1988" encontramos el planteamientode similares cuestiones en relación al desempleo y su bempleo, y también en cuanto alsector informal; allí se señala:

"El problema ftmdamental no radica tonJo en el desempleo abierlo, cuanto en elsubempleo. Se estima que un aIJo porcentaje de la PEA se encrtenlra subempleado,lo qtie si¡;nijicaque se desperdicia el potencínl productivo de imp0rlantessectores depoblación que pudie,!do nvbajar un mayor número de horas no lo pueden hacer, obien, tiene que dedicarse a oCllpaciones que no responden a su formación ocapacitación. " ,

4 . Este ytodos los subrayados subsiguientes son nuestros.

·238 HAI3ÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

"El problema del desempleo apm'ece con mayor p,ravedad en las ciudades. En losúltimos años, han proliferado .las actividades económicas del sector informal,caracterizada por el bajo nivel de productividad, reducidos inwesos y precariascondiciones de vida para estapoblación ".

(Con~de: }92, 1985)19u~1 que en el PI~n ~I1lerior, se h~ce la mención sobre el sector inroml~1 pero

sin destinm o prever políticas p~rticulares. Es decir, se percibe el problema de I~

multipli~ción de pequeii~s actividades, gener~lmente de subsi~tenci~, que Se desarro­lI~n como una ~lternaliva ante I~ imposibilidad de obtención de empleos en el sectormoderno, pero no exisle ~ún un~ reflexión sobre I~s razones de esle proceso y I~s

formas de afrontdrlo. Así pues, no se ofrece más que una conslawción empírica delcrecimie-nlo del seclor inform~1 urbano, y la ulilización de esa noción parece más elresullado de I~ influencia de la lerminología lecnoburocrálica inlernacional de moda,antes que de un inlel1l0 por idenlili~r seclores económicos merecedores de accionesde apoyo. Algo que los dos Planes desla~n es el incremento nowble de los índices desubempleoy la relativa poca importancia atribuida todavía al desempleo. Sin pretenderentrar aquí a la discusión sobre la pertinencia de ciertas ~legorías que dan cuanta delempleo, es conocida la limitada ~p~cidad explicativa de los indicadores de desempleoen p~íses periféricos por no ell;istir seguros de desempleo. Así pues, el que los indica­dores de desempleo sean bajos no signilica'que exist~ undesempleo virtual, oscurecidodetrás de otros indicadores eomo el de subempleo.

2. Las acciones específicas del Estado hacia el sector informal.

La atención específica hacia el sector informal como tal por parte del Est~doecuatoriano arr~nca en el régimen presidencial de Febres Cordero-Peñ~herrera (1984­1988), dur~nte el cu~1 se impulsó un Progr~ma N~cional de Microempresas desde elMinisterio de Trabajo y Recursos Humanos, par~ lo que se creó un~ dependenciaespecífic..1, la Unidad Ejecutora del Programa N~cion~1 de Microempresas (UNE­PROM), El 17 de enero de 1986 5. Dur~nte este réginlen, la ~tención al sector informaltuvo una orientación especílica hacia la microemprcsa individual, coherente con eldiscurso neoliberal de promoción de la libre empresa y de la iniciativa prjvad~. 6 Sin

5 Decreto Ejecutivo No. 1506. publicado en el Registro Oficial No. 361 del 23 de enero1966.

6 El siguiente pasaje es ilustrativo en cuanto a la orientación impulsada por el régimen deFebres Cordero·Peñaherrera hacia el "sector informal": •... nos ha parecido interesante

y digna de todo apoyo el fomento de las microempresas; esto es, la creación o desarrollo depequeñas unidades de producción, a través de las cuales no sólo se genere el empleoautónomo, individual o familiar, con lo cual se estaría contribuyendo a paliar en parte elproblema del desempleo, sino también se creen pequeñas empresas que aglutinen unnúmero no ·extenso de trabajadores, capaces de integrarse al sistema formal de .Ia economia,bajo esquemas de libre empresa; esto es, fundamentadas en los principios de la libreiniciativa, el riesgo de la· competencia y la persecusión de ganancias licitas." (Intervencióndel Dr. Jorge Egas Peña, Ministro de Trabajo y Recursos Humanos, en la sesión inauguraldel Seminario Internacional sobre el Sector Informal Urbano, Guayaquil, Febrero, 1967) Yuna reflexión de Sonntag sobre el tema señala: "No han faltado quien~s han celebrado laampliación de las economías informales como la confirmación de la tesis de la ideologíaneoliberal, en el sentido de que los que en ellas buscan sobrevivir y no encuentran apoyoen ninguna parte (ni mucho menos en un Estado sometido a la crisis fiscal) recurren a su"libre iniciativa" y fundan "empresas". Es ésta una interpretación cínica que pasa por alto elnivel de degradación individual y social que, para la inmensa mayoría de los que están enlas econo~ías informales, implica su virtual exclusión del sistema (...)." (Sonntag: 33, 1969)

DE MIRAS 1. ROGGIERO 239

duaa, el apoyo orientado a la microempresa, además de perseguir supuestos fmes dedesarrollo económico, resulta un adecuado medio de difusión de la ideología del"empresariado popular", la cual intentariá igualar, en cuanto a intereses, a los mi­croempresarios con los granempresarios 7. Así pues, esta orientación sería compatiblecon la promoción de la ideología neoliberal y defensora de la libre empresa a nivelpopular.

Las principales funciones encomendadas al UNEPROM eran las de coordina­ción de acciones interinstitucionales hacia el sector microempresarial, asesoría admi­nistrativa, técnica, legal, productiva y de comercialización a las unidades atendidas,asesoría sobre el diseño de líneas de crédito, ycoordinación con entidades oficiales parasistematización de estadísticas sobre el mercado laboral. En esta versión oficial seasume a la microempresa como sinónimo de sector informal.

Además de dicha entidad, también se creó el "Fondo de Desarrollo del SectorMicroempresarial" (FODEME),8 creado para canalizar recursos financieros y técni­cos hacia el sector infomlal de la economía, bajo la conducción del UNEPROM. Encuanto a los destinatarios de este Fondo'se señala:

"Se considerarán beneficiarios del FODEME alas personas o?J'ufXJs solidarios quese encuentren en el sector informal de la economía y que, por sus condicioneseconómicas, nopueden calificarpara la obtención de créditos de las fuentes formalesdel sistema finaf:lCiero. " 9

La definición que se hace del sector informal es la siguiente:"Se considerará como sector infonnnl de la economia al ffupo de personas que,estando incúlidas en la población económicamente activa, no son parle del sectorformal, trabajan por cuenta propia o se ubican en actividades de subempleo o estánen desempleo abierto. "

(lbid, Art. 21.)Como se observa, la primera parte de la definición es negativa ("no son parte del

sector formal"), sin indicar lo que se considera como "sector formal". Tampoco indicaqué se considera como subempleo, ni señala el tipo de trabajo por cuenta propiaconsiderado (explícitamente no se excluyen a las profesiones liberales, por ejemplo).Estos problemas de definición e identificación del sector informal van a tener conse­cuencias al momento de instrumentar políticas.

En cuanto a la microempresa se señala:."Se entiende por microempresas las unidades de producción de bienes o serviciosque cuentan con un personal administrativo concentrado en una o dos personas y

7 Al. respecto ha sido interesante observar los recientes intentos de difusión de estaideo logia por parte de los sectores gran-empresariales en el E:cuador, a través de

pr.opagandas televisivas auspiciadas por las Cámaras de la Producción (organización gre­mial que agrupa a los sectores industriales y comerciales del país), en las cuales se presentana dueños de peaueños talleres o negocios, bajo el lema de 'Nosotros somos empresaprivada'. También ha sido abundante la propaganda de los programas de crédito de losbancas comerciales dirigidos hacia artesanos y microempresarios.

8 Decreto Ejecutivo No. 1742·F, publicado en el Registro Oficial No. 414 del 11 de abrilde 1986.

9 Decreto Ejecutivo No. 1924 del 5 de iunio de 1986, "de las Normas Reglamentarias queRijan al FODEME', art. 20. .

240 HABÍA UNA VEZ.PEQUEÑAS...

un personaL operaJivo de hasta·]O personas cuyos .activ03 son inferiores a· ciensaÚlriosmínúnos vitales; mantienen un usointensivo de mano de obra; sus utilidadesretenidas son bajasy con Limitadas fXJsibiLidades de expt1J1Sión; se ubican en eL sectorinfonnaL de La economía y tienen ·un mínimo o nin1{Ún acceso al. crédito for­máL"(/bid)

y á los grupos solidarios se los define así:"Se defiJle COI1W [{Tupos solidarios a las {sic} que se COnstituyell por I1w1uO consensoen Un número de ~sta 10 personas, conocidas entre sí, que tienen mi medio deproducci6n o servicio afín o común, operan en. un niveL económico similar y se

.Karantimn entre síde unafonnasoLidaria ante La ofXión de crédito ofinanciamiento,para Llevar: adeÚlnte-sus unidades productivas o. acti~'¡dades solidarias. "(/bid)

Uno de los principales problemas que afrontan las actividaqes que se desarrollandentro del sector informal es, según la comprensiónoficial, el accesoal crédito. Se prevecanalizar los Fondos del FODEME por intermedio de organizaciones públicas oprivadas que desarroUen actividades con microempresarios. Asfpues, a las entidadesfinanci~ras privadas se les otorga un papel de intermediadoras de dichos fondos.Además, a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG's) se les asigna el rol deejecutoras e intermediadoras de la acción pública.

En cuanto a las acciones de medición del sector informal también se iniciandurante este régimen. Para este fin se creó en 1985 el Instituto Nacional de Empleo(INEM), entidad adscrita al Ministerio de Trabajo. Entre las actividades encomenda~das a esle Instituto están las de "organizar y administrar un sistema permanente deinformación sobre el comportamiento dc la fuerza de trabajo" (eL INEM: 1, 1987).Para eHo, el INEM viene ejecutando desde 1987 una "Encuesta Permanente deHogares sobre Empleo, Desempleoy Subempleo", en las principales ciudades del p¡¡ís.Esta Encuesta cuenta con el financiamiento del Banco Central del Ecuador, el P~ogra­ma de· las Naciones ljnidas para el Desarrollo (PNUD) y la asistencia técnica de la·Organización Internacional. del Trabajo (OIT). En dicha encuesta se asume unasegmentación del mercado de trabajoentr¡;: lascategoría<¡de "sector moderno", "sectorinformal urbano" y "sector trabajadores domésticos en hogares y trabajadores en laagricultura"; esta última .considerada como residual. Así pues, por primera vezdentrodel sistema de estadísticas nacionales se consi.deran las categorías de sector modernoy sector informal diferenciadamente.

. Según el INEM, el sector informal está integrado por los siguientes sujetos:"TrabajadoresfXJr cuenta propia y patronos en microestabLecúnientos, O exceptoquienes están clasificados como profesionaLes;""Los asalariados y trabajadores familiares no remunerados en micro-es-tablecimientos;" . . ."Se ixciuyen aquellas personas que trabajan en microestabLecúnienios en cuya ramade actividad no hay estabLecúnientosinformales (casas de cambio, a¡;enciasde viaje,ce"nfrosde cómputo, etc.)"· ... .

10 El INEM considera c.omó "microestablecimientos". a· los. que ocupan a menos de 6trabajadores.· .. . . .

DE MIRAS I ROGGIERO 241

"Se excúcyen Los trabajadores domésticos en hOKaresy Los trabajadores de La awicuL­tura. ".

(INEM: 2-3,1987)Hay'que destacar que según las definiciones del INEM la conformación de la;

mencionados "sectores" está dada.por activos y no por actividades. Esto hace que ladiferenciación que se·establece sea muy dualista, en el sentido de ubicar tajante yexcluyentemente a los activa; como integrantes. del "sector moderno" o del "sectorinformal". Actualmente se dispone de suficientes evidencias empíricas como .paramantener un enfoque de ese tipo, pues se sabe que la reproducción familiar y personalde los sectores populares (y no solo de ellos) se logra a partir de la conjugación deingresos simultáneos de diverso origen y de la múltiple inserción laboral \en el sectormoderno, en el sector informal, e incluso en actividades no mercantiles). 1

Por otra ¡x¡rte, también es importante destacar la influencia que ejercen la;organismo; internacionales de desarrollo, en este caso, en la creación y ejecución desistemas de registro estadístico sobre el sector informal, particularmente, en este caso,ell'REALe-OITa través de la asistencia técnica que brindaallNEM. 12 Aquíse puedeobservar la conjunción de las preocupaciones tecnocráticas de los organismos interna­cionales con cl reconocimiento OIorgado por el Estado al sector informal.

El nuevo régimen de gobierno, instaurado en 1988, constituye sin duda, un nuevomomento'en los que se.relaciona a la preocupación del Estado por el sector informalurbano. Pues, es justamente el sector informal uno de los elementos centrales en eldiscurso social del régimen. Su propuesta de pagar la "deuda social" 13 tiene como unode sus aspectos principales la atención al sector informal. Para desarrollar su políticade atención al sector informal, sectores allegados al régimen impulsaron algunasinvestigaciones que permitirían selVir de sustento para diseñar la estrategia de apoyo.14 y quizás por primera vez en un· discurso presidencial, el sector informal aparecíanombrado. A~í, el Presidente Borja señalaba lo siguiente en su mensaje de inicio de sugestión:

"Por elementaL sentido de justicia y equidad, La acción de·mi Kobiemo pondrá.especiaL énfasis en eL área social, puesto que. eL sistema económico hasta hoyprevaleciente afectó de In manera más dura a Las capas pobres deL Ecuador. ""Me preocupa mucho In situación de Los trabajadores ecuatorianos y también La deLseCTOr informaL de nuestra economía.

11 Para no citar sino uno de los trabajos que a nivel del Ecuador.arrojan evidencias en esesentido, véase Pérez Sáinz (1986), y también nuestro capítulo sobre el Pluri-ingresó en

este libro.12 .En una ponencia presentada en un seminario dedicado al análisis de la Encuesta, el

. Dj~ector del INEM aclara que "se acepta un concepto estructuralista del sector informalacorde con los avances sobre el tema, de PREALC-OIT". CI. (Calderón: 1989, nota 24).

13 Por parte del gobierno se ha planteado como prioritario el pago de la así llamada "deuda·social" (la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad) ante el pago de la

deuda externa Cf. CONADE: 1 y ss., Tomo 111, 2da. parte, 1989.·14 Washington Herrera, quien en el nuevo gobierno asumiera la función de Secretario

General de la Administración Pública coordinó un conjunto de investigaciones sobregeneración de empleo y atención al sector informal urbano. Cf. HERRERA: 1988 y' HERRERAel al.: 1987. . . .

242 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS ...

"(Borja: 1988)Aunque lodavía no se señalan aquí acciones concrelas, es indicativo el mensaje

en relación al reconocimicnto que se da al seclor informal y a la prioridad que se le vaa otorgar, al menos en el discurso.

2n el "Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 1989-1992", a difercnciade los aIras planes, el seclor informal no solo a p:1 rece mencionado, sino que ya merecepolítiC<1S y acciones específicas. Denlro de las llamados "Programas Integrados deDesarrollo", aparece como el "Programa 20" la "Promoción al Sector Informal", encuya descripción se menciona:'

"El prowmna nacional y masil'o de promoción al seclOr informal del Ecuador,identifica el conjunto de acciones destinadas por el Gobierno Nacional para pro­mover {sic} las actividades económicas del sector infü71laL El sector infomudconstituye ¡lila tercera parte de la población económiaunente activa, que no enmen­tra empleo en el sector económico modemo y, por ello, aUlogenera w1idadeseconómicas con aportación intensiva de tmbajo. "

(Conade: 200, T. 11, 1989)La ejecución operacional de esle programa eSlá prevista hacerla a Iravés de la

Coorwración Nacional de Apoyo a las Unidades Populares Económicas (CONAU­PE). 5 Algo JXIrlicular de eSle tipo de Programas de asistencia estatal (como lo hemosvisto en el UNEPROM) es la tendencia creciente por involucrar a las ONGs comomediadoras de la acción pública.

La propuesta de creación de la CONAUPE surge como una iniciativa delMinisterio de Bienestar Social, 16 la cual es otra de las inslancias públicas a la que se leha otorgado compelencia sobre el sector informal en este régimen. Es este Ministerioel encargado de impulsar el ~'Programa Nacional y Masivo de Apoyo a las UnidadesPopulares Económicas" (UPEs), para su acción lanto a nivel urbano como rural.

La forma en que dicho Profirama define a las UPEs es la siguiente:Las UPEs, "(s)on muy pequeñas unidades empresariales; producen a riesfio para elmercado. Hay UPEs. en la producción, comercio y servicios. "(...)"Las UPEs. son fuente de empleo para trabajadores por cuenta propia, patronos,asalariados y famiú"ares que no encuentran un puesto de empleo en el.sectormodemo. Alfiunas personas trabajan en las UPEs. porque lo prefieren así.. Muchostrabajadores de UPEs. paseen buena capacidad empresarial)' voluntad de pro¡;reso. "(Ministerio de Bienestar Social: 1, 1989)

15 La CONAUPE fue creada mediante Decreto Ley No. 44, publicado en el Registro OficialNo. 257 del 21 de agosto de 1989. Su estatuto jurídico es el de ·una entidad financiera

del Sector F1úblíco, con personería jurídica, autonomía adminístrativa y financiera, presu­puesto especial. patrimonio propio y domiciliada en la ciudad de Quito. suieta al cpntrol yvigilancia de la Superintendencia de Bancos." (Cf. Reglamento a la Ley de Creaclon de laCoorporación Nacional de Apoyo a las Unidades Popular.es·Económicas; Registro Oficial No.336. del 15 de diciembre de 1989)

.16 La integración del Directorio de la.CONAUPE es la'siguiente: ·La CONAUPE combinaráen su seno la presencia del Estado y la sociedad civil. El Directorio de la CONAUPE

estará integ rado por el Ministro de Bienestar Social. quién lo presidirá, el Secretario Generalde la Administración Pública, el Ministro de Trabajo. el Gerente General del Banco Centraldel Ecuador, el Secretario General de Planilicación del CONA DE. un representante delsistema bancario. otro del.sistema cooperativo, y dos dirígentes de organizaciones UPEs.uno de la Costa y otro de la Sierra.· (Ministerio de Bienestar Social: 3, op. cit.)

DE MIRAS/ROGGIERO 243

La visión que se tiene de estas Unidades Populares Económicas es bastanteoptimista y además se les concede atributos positivos desde el punto de vista de laconsolidación democrática. Así pues, existe un justificativo democrático para la aten­ción él las LJ l' Es al ;nribuírscles un Caf,íCler progreslSlillilnto en lo económico cómo cnlo político.

"Las UPEs. muestran iniciativa')' tenacidad por el progreso; aportan a la economía¡xJplllar y al mejoramiento tecnológico. Integran IIna l'psta red de mllY peqlleñosempresarios, qlle aYlldan con SIL existencia, a fortalecer la democracia en el Ecua­dor.""Por la magnitud deSlLS problemas y por el número de personas involucradas, pero

. también ¡xJr Sil carácter pro¡;resista en lo social y económico, es necesario apoyarinteffalmente a las UPEs."

(lbid: 1-2)En el discurso decSte régimen sobre el sector'informa~ como se observa, se

destaca la incorporación del tema de la democracia: se hace énfasis sobre'la Contribu­ción al sistema democrático por parte de quienes conforman dicho sector. Relacionadocon ello, se enfatiza la necesidad de atención al sector informal para que éste no seafuente de problemas sociales (delincuencia) o más precisamente de movimientoscontestatarios al sistema. 17 Sin embargo, lo que parece estar subyacente a esteparticular énfasis democrático es una intencionalidad por poder acceder hacia unsegmento social que por lo regular ha escapado a la cobertura de las institucionespolíticas tradicionales y que, más bien, se lo ha identificado como la base social demovimientos políticos no institucionales (el populismo, sería un ejemplo).

El Programa general de apoyo de la CONAUPE se subdivide a su vez enprogramas más específicos: crédito, C<1pacitación, apoyo a la organización, mejora­miento tecnológico, comercialización, mejoramiento de la situación legal, mejoramien­to de la seguridad social, y apoyo ala comunicación y a la cultura de las UPB.

En lo que' respecta al UNEPROM, según sus portavoces, esta entidad hareorientado su política de apoyo enéste nuevo régimen. Entre estas redefiniciones quediferenciaría'n de la gestión anterior, se puede s'eñalar las siguientes: se prioriza laatención a las unidades productoras de' bienes y servicios de consumo popular (seexcluye al microcomercio), el trabajo con grupos sotidazios para promover la,organi­zación 'popular (no se apoya a sujetos individuales), la aténción no exclusiva a lasgrandes ciudades, y el a"payo" llamado "integral" (siempre juntos la capacitación, laasesoría técnica y el crédito).' 18 Cabe señalar que a pesar de haber existido elUNEPROM antes de que el actual régimen"diseñe su política de apoyo al sectorinformal, sin embargase optó por la creación de una nueva entidad -la CONAUPE-,

17, Se ha señalado r,especto del ·se¿tor, informal·, que: •...desde el punto de 'vista de laequidad distributjv~de la,política ~,?onÓmica.constituye un grupo social y políticamente

, relevante. No debe olVidarse que aqUl se concentra una parte 'Importante de ,los pobres'.urbanos. y ·no por casualidad en los paises andinos han comenzado a surgir, especialmenteen los últimos años, grupos y movimientos políticos contestatarios radicales que operan fuerade las reglas del juego institucionales, ,exponiendo a un riesgo y asedio permanerite 'a lasfrágiles democracias" (... )." (Herrera: 124, 1988)

18 Entre.~ista al Ec. Luis Rosero, Director Ejecutivo de UNEPROM, 31 de julio de 1989, ytamblen cL UNEPROM: Informe de Labores 1989, p. 6.

244 HABÍA UNA VEZ PEOUEÑAS ..

lo cual revela el énfasis y la relevancia que se pretendía dar a la atención al sectorinformal (aunque pudiera verse, desde una racionalidad administrativa, como dupli­cación de esfuerzos o falla de optimización de infraestrueturds institucionales).

Así mismo, en cuan lO ,11 lN 1~¡\'1, éSle ha ampliado la cobertura de la Encuestal'ermancllle dc Hogares a más ciudades de las consideradas en su primera encuesta.Es, además, la instilución a través ele la cual se eoorclinan.las acciones en lorno al Plande Em[1leo Emcrgente contemplado por el régimen.

(CL Calderón: 23, 1989).Finalmcnte, cabe destacar que a nivel del discurso oficial el sector informal ha

logrado un reconocimiento C<lsi constanle en este régimen. Durante el Informe del.Presidente Borja al Congreso por su primer año de gestión de. gobierno, el sectorinformal no esl3 exeluído; así señalaba:

"Los trabajadores por cl/enta propia, que representan el.43% de la fuerza laboral delpaís y que forman pal1e del llamado sector informal de la economía, son losbeneficiarios de la línea de crédito que Ira creado mi f!,obierno por 4mü millones desucres iniciales destinados a préstamos para capital de trabajo. ""Buscamos incrementar esta línea de crédito con un préstamo de 20 millones dedóla;-es del BID, para poder beneficiar directamente, en el lapso de3 años, a 60.000pequeñas unidades económicasy mejorar los inf!,fesos de aproximadamente 100.000trabajadores. ""Con esto promoveremos la creación masiva de empleo en el sector infonnal de laeconomía. ".

(Borja: 1989)Un primera mirada a los programas públicos de apoyo al sector informal arroja

todavía resultados inciertos y lo que aquí se ofrece tiene solamente una intenciónil ustrat iva e indicat iva.

El UNEPROM, durante 1989 concedió a través de el sistema financiero un totalde 142 millones de súcres, de los cuales el 83% corres¡undió para la ciudad deGuayaqu il, donde desde 1988 se abrió una oficina regional para la atención a las cincoprovincias de la casta. Sus actividades también se han orien.tado hacia el apoyo a losprogramas de capacitación que desarrollan las ONG~s que colaboran con UNE­PROM, a través de cartillas de capacitación.

En cuanto a la CONAUPE, los fondos con que cuenta corresponden, de fuentesinternas, a una asignación del presupuesto del Estado por 350 millones de sucres yaun crédito otorgado porel Banco Central por 4 mil millones de sueres. Estosfondosson canalizados a través del sistema financiero. Además, de fuentes externas,' cuentacon un préstamo de 20 millones de dólares otorgado por el Banco Interamericano deDesarrollo (BID), el cual ha sido finalmente desembolsado por el BID a inicios de1991, aunque dicho crédito estaba aprobado desde hace un año atrás y las gestionespara obtenerlo se habían iniciado aún antes de la conformación de la CONUPE comotal. Complcmentariamenté a este crédito, el BID también ha otorgado 31 gobiernonacional una eooperaeióri técnica no reembolsable de 3'600.000 dólares destinados alas actividades de diseño y so¡urte del ·programa de apoyo a las microempresas.

DE MillAS/ROGGIERO 245

Adicionalmente, se cuenta con aportes de la Corporación Andina de'Fomento, por250 mil dólares y de las Naciones Unidas y la OIT también por 250 mil dólares. 19 Algoque merece destarcar es que el presupuesto manejado por el CONAUPE es notable­mente superior al que dispone el UNEPROM.

, Durante el primer año de funcionamiento del programa de créditos, la CONAU­PE ha entregado un total de 1.100 millones de sucres a través de las institucionesfinancieras, fundamentalmente por <:1 Banco La Previsora. Sin embargo, las especta­[ivas de la institución eran de poder agotar la línea de 4.000 millones dispuesta por elBanco Central. durante dicho primer año.

El CONAUPE a creado, tres oficinas regionales para operar sus programas(Regional 1: Quito, Regional 11: Guayaquil; Regional III: Cuenca). En cuanto al pesode cada una de las regionales en la obtención de créditos, el 50% de estos han sidoaprobados para la Regional 11, el 39% para la Regional 1, y el 12% para la RegionalIII.

Según el tipo de actividad atendida, se tiene el siguiente cuadro:

Grupo de actividad

"Textiles y prendas de vestir""Industrias alimentarias""Industrias minerales no metalic<Ís""Comercio""Industria del cuero""Otras industrias manufactureras""No especificadas"

Proporción del'crédito total Concedido

31%11%

. '"7%

7%6%

12%28%

Fuente: CONAUPE, Hoja dc informaciÓn pública, Diciembre 1990.

De este cuadro, se puede observar la importancia del sector de la producción, lamodesta participación del comercio, pero sin conocer la participación de los setvicios.

,En cuanto al sexo de los benefIciarios, las dos terceras partes han sido hombres;mientras que el resto, mujeres.

,Sin embargo, en cuanío al número total de beneficiarios de dichos créditos noexisten datos consistentes. 20 En cualquier caso, los montos que han sido otorgados alos usuarios representan cifras modestas. Si asumimos uI), número de 3.000 beneficia-

19 el. Periódico Hoy, 21,de septiembre de 1990,20, 'La informaCión de prensa"(Cf, Periódico HoV, 21- de septiembre de'1990) señala que

hasta septiembre de 1990, se habian beneficiado 1,700 microempresarios, !:n diciembrede 1990,.Ia CONAUPE señala, durante una sesión de información pública, que para el 30 de

, ;' "n'oviembre de '1990 han sido atendidos 3,000 usuarios con créaitos, a partir de más de 4,000, ,solicitudes presentadas. Por otro lado, un vocero de la misma institución (entrevista con

Ec<>nqm'ista Viciar Hugo Donoso, Dirección Té~nica) señala para febrero de 1991, que el.' ;:riúmero de personas que han recibido crédito lIega'a 2.200. ' .

246 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

rios, señalado por la CONAUPE, tenemos un monto aproximado de crédito de 370mif sucres para cada uno. ' .

,Al respecto, cabe seíialar que la limitación de la información existente, (por elmomento el CONAUPE no ha realizado un balance de su primer año de gestión) enrelación al impacto que estarían alcanzando estos programas, no permite hacer unaevaluacion más en profundidad.

El énfasis de la acción del CONAUPE se ha dirigido", más bien, hacia la GI[X1Ci­

tación. Han sido usuarias de los programas de capacitación alrededor de '10.000personas. Para ello además ha elaborado una serie de 8 cartillas 'de "GipacitaciónA';()ciada al Crédito", las cuales, a más de brindar información sobre la CONAUPE ysusprogranias de apoyo, fundamentalmente tratan sobre los aspectos contables quetie'nenque ser tomados en cuenta para la conformación y marcha'de las unidadesJXlpulares económicas, "

A pesar de las limitaciones de información señaladas, sin embargo se puedenseñalar algunas dificultades, sobre lodo de tipo operativo, que se encuentran en losprogramas de apoyo al sector informal.

, Se observa, en primer lugar, un limitado intercambio entre los diversos programas(públicos o privados) sobre las diferentes experiencias y acciones que desarrollan y losproblemas que encuentran. Tanto a nivel metodológico como a nivel de la experienciaacumulada, existe un valioso potencial, el cual mediante una adecuada articulacióninterinstitucional mejoraría en mucho la coherencia general de los programas de aJXlYoal sector informal. Aeste intercambio interinstitucional habría que añadir el intercam­bio entre los diferentes actores de dichos programas; pues se observa también unaescasa comunicación entre los encargados de diseñar los programas, sus ejecu tares ylos beneficiarios. En este sentido, los beneficiarios y ejecutores deberían participaractivamente en la definición de los aspectos que merecen apoyos concretos. A~ímL~mo,el conocimiento analítico existente debe encontrar caminos de llegada hacia los sujetosinmersos dentro del sector informal de modo que éstos se apropien de una vL~ión másobjetiva y contex1 ualizada de su realidad.

En segundo lugar, el enfoque de aJXlYo, qUe enfatiza sobre la capacidad decambio y transformación del sector informal deja, talvez, de lado una visión sobre elconjuritode las actividades que allíse desarrollan y se centra sobre un reducido númerode actividades que muestran JXlsitivas perspectivas de evolución. De este modo lalectura sobre las potencialidades del sector informal, como un todo, tiene un sesgo deorígen. ' " ",;" _ / ' , '

En tercer lugar, el discurso estatal y los programas ,de apoyo sobre el sectorinformal suelen dejar de lado la dimensión matro-económica de las medidas directa~e indirectas de apoyo. La mayor parte de las abones de aJXlyo se limitan a una ópticamicro-económica: la microempresa es su únie6 y privilegiado aspecto. A~í, se deja delado los impactos de medidas tales como de régimen tributario y arancelario, ta~a decambio, circuitos de comercialización (externa e interna)~ incorporación tccnológica,etc~ .". . .' " '

"FinalmCÍ'lte, en cuarto lugar, tamJXlco se observa una ildecuada dialéctica entrela acción y la rcOexíón, a través de 1¡1 cual se vincule el cortoycl mediano plazo. ¡\ partIrde l¡is acciones que se desarrollan en 'tomo al "sector informal, existe una valiosa'

DE MIRAS / ROGGlERO 247

acumulación de conocimiento empírico, tanto de su funcionamiento como de susnecesidades, pero el cual se halla fragmentado y disperso. Sin embargo no se estimulael análisis de dicha información ni el esfuerzo por integrarla dentro de un marcoreferencial que permita que dicho conocimiento puntual contribuya a mejorar elconocimiento global del sector informal y, de este modo, ello nutra y enriquezca lasexperiencias de apoyo que se desarrollan.

Un balance dc los rcsultadoscte la acción cstatal hacia el sector informal permitirá,en cl futuro,just ificar o no el optimismo oficial sobre el tema. Sin embargo, ello tendrá,sin duda, como marco condicionante la capacidad de conciliar, por parte del Estado,las necesidades del pago de sus obligaciones extcrnas, de atención al gasto público, yde control de las variables macroeconómicas, con el proyecto del pago de la llamadadeuda social.

DE MIRAS / ROGGIERO

ANEXO II

249

Otros ejemplos referidos a períodos diferentes y elaborados en base ametado-.logías distintas, refueíLan nuestra hipótesis del estancamiento -sino deterioro-' delsalario real.

EVOLUCIO N DE LOS SALARlOS MINIMOS VITALES REALES

Año 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986(*)Salarios MínimosVitalcs Nominales(c) 4.000 4.000 4.600 5.600 6.600 8.500 10.000Salarios Mínimos ;'1'

Vitales Realcs(d) 3.270 2.789 2.578 2.055 1.940 2.009 2.364

Fucnte: Banco Central del Ecuador. Boletín - Anuario No. 8, 1985. .Elaboración: Maiguashca: 54,1985, con la metodología utiliZada porel Periódico HOYdel 10 de Agosto de 1985. .(c) En sucres corrientes. (d) En sucres de 1979.(*) Estimación para los primeros días de enero.

250

Fecha

197901-01-1980

198103-11-198208-06-198316-01-198422-03-198502-01-198601-08-198601-07-198701-07-198801-09-198801-05-198901-01-198901-04-1~)()

01-07-1990

Salario Mínimo Nominal

2.0004.0004.0004.6005.6006.6008.500

10.000,12.00014.50019.00022.00027.00032.00032.00032.000

J-\Al3íA UNA VEZ PEOUEÑAS ...

Salario Real

2.0003.3202.9202.8982.4642.1782.2102.1002.4002.320

. 1.9001.9801.6201.6001.3121.216

Fuente: Registros Oficiales e INEC, en: Martes Económico, No. 95, 4 de.septiembrede 1990.EI;¡boración: IlE-UC, con reclaboración propia.

Si se intenta ajustar las diferentes series, se observa que ellas no coincidenperfectamente, a pesar de que, en conjunto, muestran de una manera clara. lareducción del salario mínimo reaL Se puede. suponer, ya sea que el índice de preciosutilizados en estos últimos cuadros no es el de los precios alimenticios y/o que lascategorías de trabajadores ("en general" y del "sector público") han sido tratadas deun;¡ forma diferente. Pero, sea como sea, las conclusiones son las mismas.

DE MIRAS I ROGGIERO

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DEMIRASjROGGIERO,

CEDIME

CENTRO DE DOCUMENTACION E INFORMACION DE LOSMOVIMIENTOS SOCIALES DEL ECUADOR

261

El Centro de Documentación e Información de los Movimientos Socfales delEcuador -CEDIME-es un organismo no gubernamental, sin fines de'lucro, constituidoen 1981 ylegalizado ante el Ministerio de Bienestar Social con acuerdo No. 000821 yR.O. 297.

OBJETIVOS DEL CEDIME-InvestiRar la realidad naciona~ en los ámbiJos sociales, etno-culturales, económicos,y étnicos.- ' ' ,Apoyar y fonalecer a la orKanización popular.-Difundir a través de publicaciones, seminarios, taUeres, los resuluidos de las inves-.tiKaciones. -DeS(lJT()llar propuestas alJenuuivas de educacíón para los sectores populares.­Promover el intercambio interinstilUciona1.-Crearinstancias de discusión y análisis sobre la realidad ecuatoriana, protección delmedio ambiente y alternativas de eco-des(1/To/1o.'

AREAS DE TRABAJO:

Centro de DocumentaciónEl Centro de documentación busca cuidar, clasificar y difundir los documentos,

objetos, datos, testimonios (escritos, orales, audiovisuales, electrónicos) útiles para elestudio y la comprensión de los movimientos socialesyde la realidad socio-económica,cultural e histórica del Ecuador. '

El CEDIME está en la actualidad optimizando el diseño de su CEDOIN paraque cumpla de manera efectiva su rol de transferencia de información. Está a cargode enlazar las distintas áreas de trabajo de la institución y cubrir sus requerimientos anivel bibliográfico y de información. Esto será posible a través de la computarizaciónen marcha del sistema de la unidad de información. El CEDOIN aplica la línea deinvestigación a través de la recuperación de información documental primaria sobre elmovimiento indígena y el tratamiento de material de archivo sobre 'algunas centrales

262 HABÍA UNA VEZ PEQUEÑAS...

sindicales. Coordina la elaboración de bibliografías especializadas que provienen de lasdistintas áreas de la institución. De está manera difunde la informaci~n acumulada.Además presta asesoría a lás organizaciones populares que se hallan interesadas en laestructuración de sus propios centros de documentación y bibliotecas.

AmazoníaEsta área tiene por objetivo investigar, elaborar materiales, difundir, y capacitar..

En investigación está trabajando sobre "Procesos sociales y Estado en la Amazonía:1860-1990". Esta investigación es una sfntesi<; global sobre la dinámica de Jos actoressoCiales en la región Amazónica ecuatoriana. En el marco de esta investigaCión se haplanteado la profundización de algunos temas. Dentro de estos se encuentra lainvestigación sobre ."Políticas.Forestales y Procesos SOCiales: su impacto en la Amazo-nía 1970-1990".. ~ .. .. .

Aplica la línea de documentación con la preparaciÓn de la bibliografía especiali­zada sobre la "Problemática socioeconómica de la Amazoofa". Cronologicamente labibliograffa abarca el perfodo comprendido entre 1950-1990.

Como un .~aterial importante para contribuir a los proceSC?S de capacitación, elCEDIME en co-producción con la CONFENIAE ha elaborado un audiovisualtitulado "Amazonía nuestra tierra".

Educaci6n. Dentro del área de educación tenemos'la ·lfnea de EducaCión Bilingile y la Ifnea

de Educación de adultos. .Educación Bilingile asesora y capacita al equipo de educación de la Fundación

Runacunapac Yachana Huasi de Simiátlig (provincia de Bolívar) ya los maestros delas escuelas comunitarias de la zona.A~a al equipo de educación en la producción

\ de materiales de lecto-escritura en quichliay castellano. La asesoría en la actualidadaplica la Ifnea de investigación participatiVa par.a el desarrollo de un nuevo modelocurricular para lbs seisgradosdela escuela prirtlaria, este proceso investigativo es a lavez una actividad de capacitación que involucra al equipo de educación de la Funda­ción. En educación bilingile se brinda asesoría a la organización indígena en eldesarrollo de un proyecto de educación bilingile para la primaria.·

Dentro de la línea de Educación de adultos el CEDIME desarrolla proyecta;dirigidos a mujeres indígenas, y a sectores urbano marginales. Propone nuevas alter,

.nativas educativas que tomen en cuenta las necesidades de los usuarios y su heteroge­neidad, cultural, lingüística y geográfica. El propósito fundamental de la; proyectosdirigidos a mujeres es contribuir al fortalecimiento de la organización femeninaindígena, al reforzamiento de la identidad de género y étnica, aportar elementos que.puedan mejorar la calidad de vida de las mujeresy sus familias, entregándole elementa;que parten desde la cotidianeidad de la mujer y las problemas que enfrenta: produc­ción, salud, nutrición, organización política, derechos, violencia. Por ello se estánimpulsando proyectos desalud y nutrición dirigidos a mujeres indígen·as para contribuiral mejoramiento del problema de salud y nutrición como el de enfermedades especí,ficas. .

.. La educación no formal se ejecuta a través del Proyecto Colegio Popular Solidari-

DE MIRAS / ROGGIERO 263

dad mcdiantc una mctodología panicipativa. La educación no-formalesléÍ dirigida a:poblaciones urbano marginales, población colona de la Amazonía y población costeña,a través de la modalidad de educación básica.

Pobreza y Trabajo Urbano

Esta área tiene como objetivo investigar y difundir la situación de diferentesaspectos de la realidad urbana, especialmente los relacionados con los esfuerzos quedesarrollan los habitantes urbanos para su sobrevivencia.

Actualmente aplica la línea de investigación a través de la ejecución de unProyecto sobre "L1S Pequeñas Actividades Mercantiles Urbanas en el Ecuador",conjuntamente con el ORSTOM (Instituto Francés de Investigación Científica parael Desarrollo en Cooperación).

La primera fase de dicha investigación ha sido dedicada al análisis y síntesis deconceptos y aportes sobre temas relativos al ámbito urbano de la marginalidad,actividades no capitalistas, estrategias de sobrevivencia ,execdente de fuerza de trabajo,ejército industrial de reserva, sector informal: .

La segunda fase consistecn una investigación de campo sobre la pequeñaproducción urbana cn Quito.

Como resultados de este trabajo se contribuirá: metodológicamente, arrojandoinstrumentos originalesy adecuados; académicamente aportandoelemcntos concretospara la comprensión del papel económico y social de las pequeñas actividades urbanas;y políticamente al evaluar la incidencia real y la pertinenCia de las políticas públicasdirigidas al "sector informal urbano" y el papel que cumplen estas actividades econó­micas a nivel de la reproducción de la fuerza de trabajo.

Paralelamente, y como línea documental, a través de la recopilación y sistemati­7..ación de los .documentos pertinentes para la temática de la investigación se estáconstituyendo L! n área del Centro de Documentación especializada enlo que se refierea las pequeñas actividades económicas.y el '~sector informal urbano", y a la vezelaborando una bibliog~afía comentada.sobre ese material. Para la sistematización deesa bibliografia se ha utilizado el programa ISIS/2, lo cual permitirá una constanteactualización de esa base documental, así como la consulta del público interesad_o y elintcrcambio interinstitucional. .

264· HAUlA UNA VEZ PEQUEÑAS...

ORSTOM

Institu t Fran~is de Recherche Scientifique pour le Développement en Coopération

INSTITUTO FRANCES DE INVESTlGACION CIENTlFICAEl ORSTOM, Instituto Francés de Investigación Científica ¡x¡ra el Desarrollo en

Cooperación, es un establecimientQ público nacional de carácter cienúfico y tecnoló­gico (900 investigadores), adscrito a los Ministerios de Investigación y de Cooperación.

('ARA EL DESARROLWTiene como misión realizar investigaciones fundamentales con fines de aplica­

ción, que contribuyan al desarrollo de las regiones de la zona intertropical (50 implan­taciones en unos 40 países) en particular mediante el estudio de los medios físicos,biológicos y humanos de los países de dicha zona y mediante investigaciones experi­mentales orientadas al manejo del desarrollo.

EN COOPERACIONEstas investigaciones son llevadas a cabo en cooperación en función de las

opCiones científicas y tecnológicas definidas de común acuerdo con las contrapartesfrancesas y extranjeras. El ORSTOM contribuye igualmente a la capacitación, eninvestigación y mediante investigación, de especialistas franceses y extranjeros.

. .EL ORSTOM EN ELMUNDO

La Investigación Científica para el Desarrollo en Cooperación, objetivo delORSTOM, es una investigación fundamental con fines de aplicación que se realiza enequipo ya sea en los centros del Instituto o, como sucede cada vez con mayorfrecuencia, en el marco de instituciones científicas de los ¡x¡íses que lo acogen y de lasinstituciones internacionales.

LA MISION ORSTOM EN EL ECUADOREntre los 7 países centro y sudamericanos en los cuales el ORSTOM está

desarrOllando sus actividades, en cooperación con organizaciones gubernamentales yno gubernamentales, el Ecuador ocupa un lugar privilegiado.

En efecto, la Misión ORSTOM en este país puede ser considerada como la queenC:lbcza las posiciones en relación a las demás naciones del continente, debido al largo

DE MIRAS/ROGGIERO 265

período de colaboración (esporádicamente desde 1962 y de manera continua desde1974), al número significativo de investigadores permanentes involucrados en losestudios (actualmente 15), y la gama de temáticas abordadas, lo que abre el camino alconocimiento teórico y la investigación concebida para el desarrotio.

Mcdianre un Acuerdo Básico suscrito en abril 18 de 1988 entre el CanCiller de laRepú blica del Ecuador yel Presidente del ORSTOM, así como a travéS de diferentesacuerdos de cooperación y proyectos específicos aprobados por el Consejo Nacionalde Desarrollo (CONADE) y el Ministerio Ecuatoriano de Relaciones Exteriores, seestán desarrollando acciones de cooperación en el campo de las ciencias de la tierra, ytambién de las ciencias biológicas Yhumanas.

La definición de los programas de investigación evolucionan según las prioridadésque surgen en el campo social y económico y también según los nuevos enfoqu~s quese destacan en el campo científico: la programación científica es algo vivo como lo esla sociedad, su conocimiento)' su manejo. Así, los programas de cooperación científicaque lleva a C3bo la Misión ORSTOM en el Ecuador con sus contrapanes eCuatorianasson otras tantas contribuciones de alto nivel cientifíco al conocimiento y al manejo delproceso, complejo y de largo plazo, que constituye el desarrollo económico y social.

M uchas páginas se han escrito sobre los sectoressociales que se encuentran desarticulados del apa­

rato productivo formal del Estado latinoamericano. Se losha denominado: "marginados urbanos", "sectores infor­males", "microempresarios", etc.

Este estudio "Había una vez... pequeñas actividadesen la urbe" (Discursos y teorías) de Claude de Miras y deRoberto Roggiero, realiza una síntesis de varios escritossobre el tema, practicando, al mismo tiempo, una apre­ciación crítica sobre cada uno de ellos.

De esta manera, el libro es un resumen temático y seconvierte en un aporte teórico conceptual sobre nuestrarealidad actual.