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HallegadoeldíadelainauguracióndelrestauranteLucía,¡menudosnervios!Todovasobreruedashastaqueunpequeñoimprevistoamenazaconestropearlotodo.

Porsiesofuerapoco,unchicodelpasadoreapareceenlavidadeLucía.PeroahoraellaestáconMario.Ynopuedepasarnada…¿Osí?

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AnaPunset

AmorTakeAwayElclubdelaszapatillasrojas-09

ePubr1.0Titivillus04.03.2019

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AnaPunset,2016Ilustraciones:PaulaGonzálezDiseñodecubierta:JudithSendraEditordigital:TitivillusePubbaser2.0

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Lucíanopodíaapartarlosojosdeltráfico.Noesquelemotivaraverpasarloscochesdesdelaventanilla,peroeralamejormaneradeiralosuyo.Esdecir,dejarlamiradaperdidaydisfrutardeunodeesosmomentostangratificantesenlosquepodíadejarquesuimaginaciónsedesbordarasinlímites,sinquenadielamolestara.PensabaenMario, el chico perfecto, en cómo le gustaba su manera de mirarla, en cómo legustabansusbesos…

Supadre,David,conducíaatentoelcochefamiliar.Bueno,familiarporpartedepadre, porque en el asiento de atrás, además de ella, estaba su hermana Aitana,sentadaasulado.Lucíahabíaaccedidoasentarseconellacuandoselohabíapedido,apesardequeleapetecíamuchomásiralladodesupadrepararesintonizarlaradiocadavezqueleaburrieralacanciónquesonabaenesemomento.AhoraDavidteníavíalibreypodíaponertodaslascancionesderockdesuépocaqueseleantojaran.(Que,aver,algunasmolaban,perootras…aLucíalesonabanaruidoynadamás).Aitanase revolvía inquietaenelasiento,nodejabadeseñalarlecosasaLucíaparaquelehicieracaso.YesqueAitanaestabapasandoporunaépocacomplicada.HacíasolounassemanasquehabíanacidoÁlvaro,suhermanito,elnuevohijodesupadreyLorena, y sumundo de color rosa se rompía a pedazos poco a poco: ya no era lafavorita,puessuspadresdedicabanbastantemástiempoalreciénnacidoqueaella.

AsíquecadavezqueAitanareclamabaatenciónaLucía,ellarespondíaporpocoqueleapeteciera.Ledabapenalapobreenana,¿quéibaahacerle?

Pero bueno, ahora solo estaban ellos tres. Lorena se había quedado en casacuidandodeÁlvaroporcausasobvias:una fiesta llenadeajetreoy ruidonoeraelmejorlugarparaunbebéquesoloquierecomer,llorary…hacercaca(almenosesoera lo que había comprobado Lucía). Los tres iban de camino a la fiesta deinauguracióndelrestaurantequesumadreacababadeabriryquellevabasumismonombre, Lucía. Era un gesto muy bonito y también un gesto que su madreprobablemente se cobrara pidiéndole que la ayudara con su nuevonegociomás deunavez.Ydedos.

EnunprimermomentoaLucíalehabíasorprendidoquesumadreinvitaraasupadre, después de todo… desde que se habían separado, miles de años atrás, lasreunionesfamiliaressehabíanconvertidoenbatallasdetensiones.AlpreguntárseloMaríarespondióHACIÉNDOSElainocente:

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Cuandoya teníaaLucíacasiconvencida,a sumadrese lehabíanescapado lasmotivacionesauténticasdeesadecisión:

—Además,asíverálobonitoquees.Claro, lo que su madre quería era demostrarle a David lo bien que le había

acabadosaliendotodo.¡Comosinolaconociera!Aunque,despuésdelomalquelohabía pasado con las obras, era lógico que quisiera presumir. Y luego estaba laestresante carrera final para llegar a tiempo a la gran fiesta… ¡Lucía tenía lasensacióndeque llevabasemanassinvera sumadre!Aunasí,Maríapodíaserunpocomássutil,paraquenosenotarantantosusintenciones.

EldíaquesupadrellamóporteléfonoaLucíaparaanunciarlequehabíarecibidosuinvitación,supoenseguidaqueéltambiénsehabíadadocuentadesusverdaderosmotivossinnecesidaddequeellaselosexplicara.

—Estoysegurodequesolomeha invitadoparaquesea testigode lafantásticafiestaquedebedeestarplanificando—lecomentóDavid.

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—¡Hasdadoenelclavo!Padreehijasehabíanreídoacarcajadas,porquelosdoslaconocíandemasiado

bien,peroapesardetodo,supadrehabíacontestadoalainvitaciónconunSÍbiengrande.SuúnicacondicióneraquepudierallevarseaAitana.Enunprimermomento,laniñasehabíamostradoalgorecelosa(«¿Lainauguracióndeunrestaurante?¿¡Quérolloesese!?»),perodespuésdequesupadrelehicierasaberqueÁlvaronoestaría,habíaaceptadolapropuestaconsaltosdealegría.Asíqueahíestabanlostres,enelcoche,caminodelafiesta.

¡Lucía estaba deseando ver aMario!Volvió a deleitarse con el recuerdo de sunovio,alqueestabaapuntodevermásbientrajeadoquenunca,¡inclusomásqueporla fiesta de SanValentín! Los dos habían acordado ponerse elegantes para aquellaocasión,pormuchoqueaMarionoleentusiasmaralaidea,pueseramásdetejanosnegros,camisetanegrayzapatillasnegras.Monocolor.Lucíalehabíaexplicadoqueseríacomounaespeciedejuego,enelqueaparentaríanserunosadultosenunafiestaimportante,comoelestrenodeunapelícula,confamosos,ydebíanestaralaaltura.Mariohabíaaccedidoporque…porquehacíatodoloqueLucíalepedía,porqueeraelmejornoviodelmundo.AsíqueLucíahabía elegidoparaponerseun trajemuyfinoquesumadrelehabíacompradoespecialmenteparaesedía.Seguramentehabíaaceptado regalárselo porque quería asegurarse de que su hija estaría a la altura deaquel acontecimiento tan importante (o quizá Lucía estaba siendo ya demasiadosusceptible).Lacuestióneraquesuvestidoeraprecioso:decolorvioleta,sufavorito,muycorto,conelcuerpoceñidodeencaje,ylafaldademuchovuelo.Encuantolohabíavistoen la tiendahabía sabidoqueestabahechoparaella,unpresentimientoquecorroboróalprobárselodelantedesusamigas:Frida,Bea,SusanayRaquel sequedaronconlabocaabiertahastaelsuelo.HastaqueLucíanolespreguntóquétalloveían,nocomenzaronasoltarhalagos,y luegoyanopararon.HicieronunafotoparaquetambiénMartaledieraelvistobueno.Cuandorespondió:

Lucía reconfirmó que aquel era EL VESTIDO. Y estaba deseando llegar alrestauranteparaqueMariolovieraysequedaraconlamismacaradepasmadoquesusamigas,quetambiénacudiríanalainauguraciónacompañadasdesusnovios.Esosí,apesardelostrajesdegala,todasllevaríanlaszapatillasrojas,porqueyaeraunatradiciónyporquequeríancelebrarcomosemerecíaaquelmomentotanbuenoqueestabanviviendo.Elgrupocrecíapormomentos,ahoraqueSusanaestabaconIvándefinitivamente,RaquelconCharlie,FridaconLeoyBea…bueno,BeaparecíaquesehabíacasadoyaconAitorytodo,deloestablesqueeranesosdos.Lucíaseestabapreguntandosisehabríandichoyalaspalabrasmágicascuandonotóungolpeenelbrazo. Tardó un par de segundos en recordar que Aitana estaba a su lado, y otro

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segundo más en darse cuenta de que en ese momento la estaba llamando entresusurros,tapándoselabocaconlamano.

—¿Estás sorda? —le reprochó su hermanita, de bucles dorados y mejillassonrosadas,tantocomoelvestidoquelehabíapuestosumadre,llenodebrillos.¡Ellasíqueeraunaprincesa!

—¿Quépasa?—quisosaberLucía.—¿Meguardasunsecreto?—lepreguntóAitana.EncuantoLucíaasintió, laniñaabrióelbolsitopequeñodelmismocolorcursi

quellevabacolgadodelhombroyleenseñósuinterior:elhocicomarrónyblancodeun hámster asomó un poco, lo justo antes de que Aitana le diera un manotazo yvolvieraameterlodentrodelbolsito.

—Pero¡¿quéhaces?!—seleescapóungritoaLucíadelaimpresión.—¡Chis!—chistóAitanaconcaraenfurruñada.

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—¿Quéhacequién?—preguntó supadre, quehasta esemomentohabía estadoempanadoentresumúsicayeltráfico.

Lucía observaba aAitana con ojos como platos,mientras la niña se llevaba eldedoaloslabiospararogarlesilencio.Seplanteódelatarasuhermana:¿quédiantreshacíaesepobreanimalitoahímetido?¿Quéibaahacerconélen lafiesta?PeroelrostroapenadodelaniñapudomásyLucíadisimulóantesupadre,quelamirabaatravésdelespejoretrovisor:

—Nada,unhombrequehevistoporlacalle,quecasisedejaatropellar…Aitanavocalizóun«gracias»yamássonriente.—Inconscientes—respondiósupadreconfiadoaltiempoquevolvíaacentrarsu

atenciónenlacarretera.LucíanegabaconlacabezasinquitarleaAitanalosojosdeencimaparapedirle

explicaciones. Cuando su hermana se aseguró de que su padre ya no miraba, leexplicóentresusurrosqueselohabíanregaladosuspadres.Lucíaconcluyóquedebíade tratarsedeunnuevoynefasto intentoparaacabarcon loscelosdeAitanahaciaÁlvaro:

—Noquierodejarlosoloencasa,meecharíademenos—lecontabalahermanaconojossuplicantes.

—Peronopuedeestarahímetidotodalatarde…—Locuidarébien.Espequeñitoynosemuevecasi.Luegoledaréunpaseo.—Peroquenoseteescape,Aitana,quenoveaslaquesepuedemontar.—Noseescapará.Teloprometo.Lucíaseobligóacreerasuhermana.Despuésdetodo,¿cómonoibaasercapaz

decuidardeunbichotanpequeño?

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Lamúsicaseescuchabadesdelacalle.Alsalirdelcoche,Lucíasemetióensupapel:sesentíacomosiestuvieraapuntodepisarlaalfombraroja,perfectaconsuvestidoyelrecogidoqueellamismasehabíahechoconsupelopelirrojosiguiendountutorialdeYouTube: losmechonesquesobresalíandelmoñoleconferíaneseaspectoentredescuidado y elegante que estaba tan demoda.Las luces del cartel del restauranteLucíayabrillabanaaquellashorasdelatarde.Porunmomento,sintióqueesaslucesse referían de verdad a ella, como el cartel luminoso de una peli de Hollywood.Estabanamediadosdemarzoylosdíashabíanempezadoaalargarse.¡Alfin!Prontollegaría la primavera, el calorcito… Y la Semana Santa, claro. Todavía no teníaplanesparalasvacaciones,perosoñabaconhaceralgoqueincluyeraaMarioporquequeríaaprovecharalmáximotodoeltiempoquepudierapasarconél.Poreso,nadamásatravesarlapuertadellocal,losojosdeLucíalebuscaronentretodosaquellosdesconocidosquehabíancreadogruposportodaspartes.¡Nopodíaesperaraverlo,consutrajedeseductor,másguapotodavíadelohabitual!

—¡Lucía!Ven,porfavor.Quieropresentarteaalguien…Su madre no le dio tiempo casi ni a quitarse el abrigo: ya estaba dando el

pistoletazo de salida a su tarea comercial.María le había advertido días antes quedeberíamostrarseagradablecontodoelmundoporquehabíainvitadoaleventoaloscríticosculinariosmásinfluyentesyqueríaquesefueranconunabuenaimpresión.SoloellospodíanhacerqueelrestauranteLucíaseestrenaracomoelnuevolocaldemoda,perfecto, armoniosoydelicioso.Uncomentario suyoen las redes socialesounacolumnaenelperiódicopodíanhacerquelagentellegaraenhordasasulocaloquenoquisieranpisarloenabsoluto.Absolutamentenadapodíasalirmalenaquellavelada.AsíqueLucíaobedecióa sumadrey sepersonóentreellayunamujerdepelorizadoembutidaenunvestidodetopos.

—TepresentoaMarga,delarevistaCocina100.Leestabaexplicandoporquéelrestaurantesellamacomosellamayteníacuriosidadporconocerte.Lehaencantadotumural.

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Sumadre señaló laparedquehabíadiseñadoypintadoLucía.Sehabíapasadovarios sábados dibujando aquel retrato lírico hecho a trazos blancos y negros. Lahabía llamado«laparedde las ilusiones»yrepresentabaasumadrede joven.Paraacabarderematarla,Mariolehabíaayudadoaseleccionarunacitaqueseajustaraalobjetivodelaparedydelrestaurante:hacerrealidadelsueñodesumadre.Asíquelacitaera:«Siesbuenovivir,todavíaesmejorsoñar,ylomejordetodo,despertar»,delpoetaespañolAntonioMachado.Habíaquedadopreciosa.Estabamuyorgullosadelresultado.

—Es un placer, Lucía. Eres toda una artista. Y, además, llevas un vestidoprecioso.

—Gracias.—Lededicóunasonrisatriunfal.—¿Yesaszapatillas…?—preguntósorprendidaMarga.¡Ups!HastaesemomentoLucíanocayóenquesumadrenoteníaniideadeque

combinaríasuelegantevestidoconsuszapatillasrojas,enlugardeconunoszapatosde salón como le había recomendado.Aunque le daba auténtico pavor, lamiró dereojoycreyóversuvenadelcuelloinflándosepormomentos.Ahorasíquelahabíaliadoparda…

—Esquesonmiszapatillasfavoritas—seexcusóLucíamirandoalsuelo.Hubo unos segundos tensos en los queLucía esperaba ver salir lagartos por la

bocadeesasdosmujeres.Perolesorprendiómuygratamentelarespuestaqueledioaquelladesconocida:

—Meencantan,ledanuntoquetransgresor.Eleganteperoconsentidodelhumor,comoellocal.Además,atuedadpuedesllevarloquequieras.¡Todotequedabien!

Ylesorprendiómástodavíaqueaquelloablandaraasumadre,que optó por permanecer callada. Lucía sonrió y se quitó ungigantesco peso de encima cuando María abrió la boca,conciliadora.

—Anda,veteabuscaraFridaya lasdemás.Estándonde losrefrescos.

LucíalediounbesoasumadreyotroaMargaysealejódeallítodo lo rápido que pudo. Resopló de lo a gusto que se habíaquedado.Sumadre tampoco sehabía tomado tanmal sueleccióndecalzado…Esperabanohaberladecepcionado.Paraellaera tanimportantellevar laszapatillasaqueldíaquenosehabíaparadoaplanteárselo.

EstababuscandoasusamigasyaMarioentrelagentecuandosuspiesempezaronabailarcasisindarsecuenta,siguiendoelritmo

delamelodíadeunsaxo.Entoncessefijóenlabandaencargadadelamúsicaenlainauguración.Ysequedómuerta.Nopodíaser…Alescucharelsaxoniselehabíaocurridoquepudieraserélquienlotocara,sobretododespuésdemásdeseismeses

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sinverlo.Perosí,ahíestaba,consuanilloeneldedogordoyesepelo oscuro despeinado. Por lo demás, Adri iba mucho máselegante que de costumbre: un traje negro con corbata y unsombrerito con el ala delantera levantada. En aquel momentointerpretaba un solo de lo más emocionado dejándose lospulmones en cada nota. Soplaba por la boquilla hasta ponersemorado,conlosojoscerrados,mientrassusdedostecleabansobrelasalmohadillas.

Lucía sequedóescuchando la canciónhasta el final, cuandoAdri abrióal fin losojos, esos impresionantesojosmásoscurosquelanoche,rodeadosdelarguísimaspestañas…queseposaronen ella.Lucía sonrió sin saber si acercarseo irse corriendo.Eraincapaz de adelantarse a su reacción.Después de todo, lo habíadejadocolgadoenuncineamitaddelapelículajustodespuésdedecirledepasadaqueteníanovio.ÉlnohabíavueltoaponerseencontactoconelladesdeentoncesyLucíaimaginabaqueelchicosedebíadehabermosqueado.Asíqueibaadarsemediavueltaparahuirdesulado,cuando Adri levantó la mano en un gesto de saludo y le dirigió una sonrisamaravillosa. Una vez más, se había equivocado. Aquello sí que la sorprendía.Aprovechandoqueelgruposetomabaundescanso,Adriseacercóaella.

—¡Cuánto tiempo, Lucía! ¿Cómo tú por aquí?—le preguntómanteniendo unadistanciaprudencial,gestoquelatranquilizó.

Ellaseñalóelnombredelrestauranteyexplicó:—Soyyo.—¿EreslahijadeMaría?EscucharaAdrihablarconesafamiliaridaddesumadrelehizosentirseextraña,

pero no mal. Todo apuntaba a que los sentimientos de Adri eran ya puramenteamistosos.

—Esa soy yo.Veo que has tenido el placer o lamala suerte, según el día y elsegundodeldía,deconoceramimadre.

AdrisetronchódelarisaycontagióaLucía.Yaseleestabapasandolasorpresainicialysesentíacómodahablandoconél.Comocuandohablabaconcualquierotrochico;Charlie,porejemplo.Enpocosminutos,Adrilapusoaldíadesuvida:habíapodido dejar los trabajos de camarero para centrarse en lamúsica porque se habíajuntado con aquellos tres chicos (Sergio, Paco yRodri) paramontar un grupo queestabateniendobastanteéxito.Lesibansaliendoactuacionesynopodíanquejarse.

—¡Cómomealegro!—exclamóLucíarealmenteimpresionada.—Ytú¿cómoestás?¿Sigues…?—¿Dibujando?—se le adelantóLucía y cuandoAdri asintió, ella respondió—:

Sí,sigoconmispinturas.Nopodríavivirsinellas.

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—Teentiendoperfectamente—dijoélseñalandoelsaxofónquehabíadejadoasuladoenelsuelo.

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Adri y ella se entendían bien, porque tenían unas aficiones artísticas a las quepodríandedicarsuvida.Derepente,Lucíasintióquenohabíapasadoeltiempo,quepodría pasarse horas charlando con él de sus últimas inspiraciones, de cómo laembriagaba dibujar a horas intempestivas, cuando nadie la veía o molestaba.Entoncesnotóunamanoenlaespaldaysesobresaltó.

—¿Lucía?Nosabíaquehabíasllegado.—¡Heyyy! ¡Estásguapísimo!—exclamónadamásveraMarioconsuelegante

vestimenta:llevabaunpantalónychaquetaazulmarinoyunacamisaazulmásclaritoquelequedabademaravilla, lemarcabaloshombrosanchosyestilizabasusilueta.Nollevabacorbata,undetallequelegustómuchoaLucía.

Laverdadesquesedeleitórepasándolodearribaabajovariasvecesseguidas,ydespuésleplantóunbesoenloslabios.Sinembargo,notóqueélretrocedíaunpocoyseseparóparaaveriguarelmotivo.

—¿Nonospresentas?—lecomentóMario.HastaentoncesLucíanosediocuentadequesehabíaolvidadoporcompletode

Adri,quepermanecíajustoahí,observandoatentotodossusmovimientos.—¡Perdón!—ledijoaAdriponiendolasmanosenformaderuego,ydespuésse

dirigióaMario—.ÉlesAdri,unviejoamigo.—Bueno,viejo,viejo…—bromeóelotroyLucíarió.—¡Túyameentiendes!—Claroque teentiendo.Cuandonosconocimos tepensabasqueerayacaside

medianaedad…—Pero¡québrutoeres!Lucía no podía parar de reír, hasta que se percató de queMario, a su lado, no

participabadelaconversación.Yquenisiquierasonreíaunpoquito.—¿Ytúeres…?—lepreguntóAdridirectamente.—Sunovio,Mario—respondióbienclarito.AlargólamanoyAdriselaencajó

sindejardesonreír.Lucíateníacadavezmásclaroqueaquelchicolaveíasolocomounaamiga.¿Por

quéestabaMariotanserioentonces?Delejosalguiencomenzóagritarsunombreyellatardóunratoendarsecuenta

de que se trataba de su madre. Levantó la mano para pedirle que esperara unmomento,puesno leparecía lamejor ideadelmundodejar a sunovioconAdri asolas, después de lo incómodo que se lo veía. Sin embargo,María no estaba paraexcusasaqueldía, e insistióconuna levemiradaseverayunclarísimogestode lamano.

—Mimadremereclama,chicos.¡Vuelvoenseguida!—seexcusóLucíaantelosojos unpoco sombríos deMario.Le apretó lamanopara transmitirle queno teníamásremedioqueobedeceryqueseescaparíaencuantopudiera.

Mientrassumadrelepresentabaaunnuevocríticoculinariodelquenisiquieraescuchó sunombre,Lucía no conseguía apartar la vista deMario yAdri. Parecían

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estar hablando de algo, peromientras a Adri se lo veíadisfrutar de lo lindo, Mariotransmitía todo lo contrario.Cuandoseacabóeldescansoyelmúsico tuvo que volver con suscolegas para seguir tocando susaxo,Lucía sintió un gran alivioy prometió pasar el resto de lanoche haciendo todo lo posibleporqueaMario le cambiara esaexpresión de desagrado. Pues síquelehabíacaídomalAdri…

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—Estosrollitosdesalmónestándemuerte,chicas—soltóFridallevándoseunodeloscanapésalaboca.

DespuésdequeLucíaencontraraaSusana,Raquel,FridayBeaacompañadasdesus respectivos chicos, se habían posicionado estratégicamente para que loscamareros y sus bandejas pasaran cerca de ellas nada más salir de la cocina. Asíteníanlaoportunidaddeprobartodosaquellosbocadostandeliciososantesdequeseacabaran.Y es queLucía no tenía ni idea de que los críticos culinarios fueran tantragones… ¡Qué ansia! Las bandejas se vaciaban a velocidad supersónica, así queteníanqueestarallorosinoqueríanquedarsesincomernada.

—Yoprefieroestedeaquí.Noséloquellevaperomecomeríaunkiloomás—dijoRaquel,laotratorredelgrupo.

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Frida y ella comían casi tanto como los críticos, quizá porque al ser tan altasnecesitaban nutrientes extras, pero como se pasaban los días jugando a vóley, noengordabanniungramo.

Lo cierto era que el cocinero que había contratado la madre de Lucía era unauténticocrack. Todavía no había probado nada que le hubiera disgustado, aunquequizásedebíaaqueponerguisantes,ocol,enuncanapéerademasiadoraro,yesoserandosdelosingredientesquemásodiabadelmundomundial.

—Pruebaeste,yaverás…—animóLeoaFridacogiendootrocanapéconformadecubo.Susdedoslargos,muyacordesconelrestodesucuerpodelgado,altoyunpoco desgarbado, se veían como las patas de una araña sobre ese bocado tandiminuto.

ALucíalegustabaesechicoparasuamiga.AunquesehabíanvistoencontadasocasionesporqueFridaseestabatomandolarelaciónmuytranquilamentedespuésdedejaraMarcos,siempreloveíapendientedeella.Fridaaceptólapropuestaysellevóelmisteriosocuboalaboca.

—Mmm…¡Quesofundidoconnoséqué!—exclamóentornandolosojos.—Entoncesdeesenoquieroyo,queamíelqueso…—dijoBea,quesujetabaun

vasodeFantadenaranjaconunamanoycon laotracogíaaAitor,dequiennosesoltabaamenosqueelcanapétuvieramuybuenapinta.

—Mejor.¡Másparamí!—añadióFridaytodosserieron.ALeolefaltóhacerlelaola.Senotabaqueloteníabienengatusado,porqueno

dejabadecontemplarlaconesamiradatannatural,tandirecta.ALucíalerecordóalmarido de su madre, José María, porque ambos eran personas sencillas, sincomplicacionesyconlosojoslimpios(aunqueelotrollevaragafasdeculodevaso).

—Miraqueeresgulas…Aitor,nopongascomidaentufiestadecumpleoestaselacomerá toda—lachinchóSusana,quenohabíacomidodemasiadoesanoche.ALucía se le había olvidado que el 4 de abril, en tres semanas justas, tendrían otrafiesta, una muy distinta: la del cumpleaños de Aitor, que cumplía dieciséis. ¡Otracelebracióncerca!

—¡Iván! ¡Dile a tu novia que si ella ha decidido hacer dieta es cosa suya!—exclamóFridadirigiéndosealnoviodeSusana,quemanteníasubrazoalrededordeloshombrosdesuchica.

—¿Susana,dieta?Loquelepasaesqueantesdevenirsehapuestociegaakikos—confesó el chico entre risas, al tiempo que se llevaba la mano libre a su tupéperfectamentepeinado.

—Esquemeestabamuriendodehambre—sedisculpóSusanabajandolamiradaasuspiesymordiéndoseelpiercingdellabio.

También aquella pareja era de lo más curiosa. Susana la roquera con Iván elhípster. ¡Nohabíadosestilosmásopuestos!Yaunasí entre ellos saltabanchispas,perodelasbuenas.Iváncerróelbrazoalrededordesuespaldaylabesóenlacabezaenungestodelomástierno.

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—Meencantanloskikos—soltóCharliedepronto,elnoviodeRaquel,comosihubieratenidounailuminación.

—¿Sabíasquetienenmáshierroinclusoquelasespinacas?—lepreguntóRaqueldelantedetodos.Parecíaqueestabansolosenaquellasalatangrande,pueslosojosde Raquel no se apartaban de las dos esferas azul turquesa de Charlie mientrasesperabasurespuesta.

—Ytambiénqueeselcerealconmásproteínasqueexiste —dijo él mientras asentía con la cabeza—.Además,comoesdiuréticosepuedetomareninfusión.

Entoncessehizoelsilencio.Todoscontemplabanaaquella pareja como si estuvieran delante de untelevisor.¡Nopodíahabernadiemásafínniaunqueloestablecierapreviamenteunguióndecine!

—Perovosotros¿quésois?¿Unaenciclopedia?—les preguntó Lucía con una mueca de asombro.¡Aquelloeraincreíble!

—¡Puesclaro!SonRaquipediayCharlipedia—lesoltó Mario a su lado y todos comenzaron a reírse.Definitivamente, a Mario se le había pasado el malhumor que le había provocado antes Adri.Probablemente, los besos de Lucía habían tenidomuchoquever.

Seloestabapasandorealmentebien,yparecíaqueloschicoshacíanbuenasmigasentreellos.Nopodíapedirmásytampocoimportabaque el lugar estuviera atiborrado de desconocidos: mientras estuvieran sus amigastodomarchabaestupendamente.Oesocreíaella.

Justoentoncesnotóquealguienletirabadelbrazohaciaelsueloconimpaciencia.AlvolverseseencontróconsuhermanaAitana,alaquehacíayaunbuenratoquenoveía.

—¿Quépasa?—lepreguntóLucíaconelceñofruncido—.¿Teestásaburriendomucho?¿Quieressaludaramisamigas?Lasconocesatodas.

—Tengoquecontarteunacosa—susurróAitana.Lucía se agachó para ponerse a su altura (aunque tampoco es que tuviera que

esforzarsemucho,puestoquesuspiernasnoerannimuchomenoscomolasdeFridaoRaquel,másbienlamitad).

—¿Dónde te habías metido? —le preguntó antes de que la pequeña pudiesedecirlenada.

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—Estabaconpapá,peroluegomefuiconunasniñasalacocinay,bueno…Aitanaapretósubocadepiñón,comosilecostarasoltarloqueestabaapuntode

decir.—¿Yqué?—PuesqueBigotesnoestá.—¿QuiénesBigotes?—¡Mihámster!¿Quiénvaaser?Derepente,Lucíacayóenlagravedaddeloshechos.Abriólaboca,ysellevóla

manoalacaraaltiempoqueselecortabalarespiración.—¿Hasperdidoalratón?—¡Noesunratón!Esunhámster,notienennadaqueverporqueuno…—¡Noimporta!—interrumpiólaexplicacióndesuhermanaconungrito.—Es que son distintos…—insistió Aitana y Lucía asintió entre suspiros para

intentartranquilizarse.—¿Nolollevabasentubolsito?—Sí,perolosaquéenlacocinaylometíenunaollaconunpocodepan,para

quecomieraynosemarchara.Mefuiunmomentoaverapapáporquemeestaballamandoyalregresar…Bigotesyanoestaba.

—Madremía.Madremía.Madremía…—¡Tienesqueencontrarlo!—leexigióAitanacontodasuarrogancia.

Lucía tuvo que contenerse para no gritarle lo quepensaba:comosumadreseenteraradequelehabíadejadollevarunhámsteralainauguracióndelrestaurante,nosoloarmaría una buena, sino que la mascota de su hermanaacabaríasiendounhámsteral’ast.Esosinoloveíanantestodos esos críticos culinarios tan peripuestos que debíanhablar biendel restauranteLucía…Si se tropezaban con

una bola de pelo en mitad del comedor, lo que harían sería sentenciarlo a lascatacumbasdelosrestaurantes.Habíaquehaceralgoya.

—Necesitovuestraayuda—dijorecuperandosualturahabitualydirigiéndosealaschicasdelClub.

Incluyóasuhermanaenelcírculoyexplicórápidamenteloquesucedía.PermitióqueAitanaofrecieraalgunosdetallespormuynerviosaquelapusiera,comoqueelcolordelhámstereramarrón,olamanchitamásoscuraqueteníaenunaoreja.¡Máslesvalíanoencontrarmásdeunroedorenaquelsitioreciéninaugurado!

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Nadiedudónisehizopreguntas.Susamigasysusnoviossemostraron predispuestos a hacer lo que fuera necesario paraque Bigotes y su madre no se conocieran nunca. Frida fuequientomóelmandodelaoperación:

—Bea, Aitor, Susana e Iván, revisad la cocina de arribaabajo. Leo, Raquel, Charlie y yo nos quedamos con elcomedor.Ytú,Lucía,entreténatumadreconMarioyAitana.

Todosobedecieronórdenescontaldeencontraraldichosobicho.Lucíadivisóasumadrehablando,curiosamente,consupadre.Nosabíaquéeramejor,silidiarconesosdosodedicarsonrisasfalsasadesconocidos.

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—Ánimo,queyoteayudo—ledijoMarioasulado,comosilehubieraleídoelpensamiento.

Lucíaledirigióunadeesasmiradasrealmenteagradecidas.¿Cómopodíatenerlasuertedeteneraesechicoasulado?Cogióaireparaencontrarlafuerzaquelehacíafalta,agarrólamanodeAitana,quelaseguíaatodaspartescomosifuerasusombra,y se acercó a sus padres. Le resultaba muy extraño verlos hablando juntos. Y noparecíaque,porelmomento,ningunogritara.Quizásumadreseestabaconteniendoparanoespantaratodossusinvitados.

—Hola, niñas. ¿Lo pasáis bien?—las saludó su padre con una amplia sonrisacuandolasviollegarjuntoaMario.

—Sí,muybien—respondióLucíarápidamente,antesdequeselenotaracuántoleestabacostandofingirtranquilidadcuandopordentroestabaatacadísima.

Leempezaronasudar lasmanosachorrose intentósoltaraAitana,queestabatotalmentemutisasulado,peronoloconsiguióporquesuhermanaseaferrabaaellacomosilefueralavidaenello.Probablementeleiba,porquesisumadreseenterabadequesehabíallevadounratónasufiestanoseguiríarespirandopormuchotiempomás.

—¿Ytú,Mario?—lepreguntóasunovio.Asídesimpáticoerasupadre.DesdequehabíalogradoqueLucíaorganizarauna

comida en casa para presentarle a Mario hacía un par de semanas, procurabaacercarse a él dándole conversación siempre que lo veía. Probablemente queríacerciorarse de que era tan buen chico como lo había pintado Lucía, pero tambiénparecíaquererestara laalturaen«los temasde los jóvenes»,comoél los llamaba.Comosiquisieravivirunasegundajuventudoalgoasí.ALucíanoleimportaba,yMariolehabíaaseguradoquelegustabahablarconél.

—Sí,esunafiestaextraordinaria—respondióencantador.—«Extraordinaria». Me gusta esa palabra. Cómo se nota que te gusta leer—

intervinoMaría aprovechandoel comentarioparameterse conLucía—.Aver si leinculcasunpocoesehábitoamihija.

Lucía miró a su padre, que negó con la cabeza para quitarle la razónsilenciosamenteaMaría,ydespuésentornólosojosparamirarhaciaotrolado.Fuejustoalamitaddeesegesto,másomenos,cuandoleparecióveralgomuypequeñomoverseporelsuelo.Alfijarsemejor,comprobóqueunaboladepelocomenzabaasubirporunadelaspatasdelasmesasenlasqueseservíanlasbebidas.

—¡Ah!—exclamóllevándoselasmanosalaboca.¡Socorro!—¿Qué te pasa? No he dicho nada que no sepas —dijo su madre mirándola

fijamente.Lucíanegócon lacabezasinsaberquédecir.Suspensamientosseagolpabany

era incapaz de elegir el correcto: quería salir corriendo detrás del ratón, tambiénavisaralosdemásdequeloacababadevermuycerca,peronopodíahacerniunacosanilaotraporquesumadredescubriríaelpastel.

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—Nada,esqueestánerviosa,porlodequeelrestaurantellevesunombreyeso—lasalvóMario.Posósumanoenelhombroparatranquilizarla.

—Bueno,esoselepasaráencuantotrabajeaquíunpardedíasynoquieravolverportodalagentequetendráqueatender.Porquevamosapetarlo,¿verdad?—bromeósumadre,queestabaespecialmenteanimada,yLucíasoltóunacarcajadaquesonódemasiadoforzada.

Su madre la miró extrañada, pero decidió dar un sorbo a su copa de vino ycontinuarcharlandoconsupadresobrelosplanesquetenía.Aqueleraunbuentemapara que se mantuviera entretenida un rato, así que Lucía agachó la cabeza parasusurrarleaAitanaeneloído:

—HevistoaBigotesporahí.—¡¿Dónde?!—¡Allí!—respondióLucíaseñalandoconlamano

la mesa por la que había escalado el ratón hacía unmomento.

—Pues yo no lo veo —protestó Aitana—.Pobrecito,debedeestarmuyasustadocontantagente.¡Aversilovanapisar!

—¿Quépasa?—preguntóMario.Lucíaleexplicólosucedidoenunvolumendevozdisimuladoyélasintiócomo

convenciéndosedealgo.—Nos vamos a por unos refrescos. La comida está deliciosa y hay que

mantenerse hidratado para seguir disfrutando de ella —soltó Mario, haciendo lapelota.Exagerado,incluso.

Lucía le habría dado un cocorotazo, si no fuera por que se sentía demasiadoparalizada.PeroentoncesMario lecogiólamanoy laarrastróa todaprisahacia lamesa en la que habían visto al ratoncito. ComoAitana iba agarrada a ella seguíaimitandoabsolutamentetodossusmovimientoscomosifueranunacadena.

—Túbuscadebajo,queyoostapo—lesdijoMario,poniéndosedelantedeellasmientrasseagachabanyrevisabanaquelladichosamesaportodoslados.

Al levantar lavista, justoenesemomento,Lucíadistinguióal ratoncitoalotroladodelasala,juntoalospiesdeMarga,lacríticaquelehabíapresentadosumadrehacíaunrato.Sinpensarlodosveces,saliócorriendoconAitanaatadaasumano,yseabalanzósobrelospiesdeaquellaseñoraquehabíasidotansimpáticaconellacontaldecazaralanimalito.Debíaserrápidaparaquenadieloviera.Yaenelsuelo,semiró lasmanos para descubrir que el ratoncito se había vuelto a escapar. ¡Malditobicho!¿Acasoteníaunagujeroynosehabíadadocuenta?

—¡Québarbaridad!¿Quépasaaquí?—gritóMargaseparándosededondeLucíayAitanahabíanaterrizado.

Lucía levantó lavistadelsueloysequedómudaotravez.¿Quédisculpapodíaofrecerle a esamujer? ¿Que se había vuelto loca y estaba persiguiendo a un ratón

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vestidadegala?Supobrevestidonuevo, arrastradopor el suelocomountrapo…

—Perdón. Estoy jugando con mi hermana y nos hemoslanzadodemasiadofuerte.¡Yanosvamos!

Esta vez era Aitana la que le salvaba el cuello. Lucía tragósalivayalargóladisculpadesuhermana:

—Perdone,Marga.Yasabecómosonlasniñaspequeñas…Aitanalamiróarrugandolaboca,enfadada.—Noospreocupéis.Soloesquemeheasustadoporquenome

loesperaba.Perodisfrutaddelafiestaavuestramanera.Entiendoqueloscanapésyloscóctelesosparezcanaburridos.—Margalesguiñó un ojo y Lucía dio gracias por haber topado con alguienmajodeverdad.Alfinalibaaresultarquehastateníasuerte.

Sepusieronenpieysedisculparondenuevoantesdedejaraaquella mujer tranquila. Lucía estaba a punto de reunirse conMarioalladodelamesadelosrefrescos,queeradondesehabíaquedado, cuando volvió a ver pasar la bola de pelo, que se paró a descansar (y avacilarle)después,tanpancha.Estavezelanimalestababienpegaditoalaspiernas,nada más y nada menos, que de su madre, que ahora hablaba con otro grupo depersonaslamardeconcentrada.¡Vayasiteníamalalecheelbicho!Lucíaavisóasuhermana y, juntas, caminaron veloces, pero cautelosas, hacia el lugar en cuestión.Quizá así no lo asustaran y consiguieran darle caza. Ya muy cerca, se agacharonlentamente.Lucíaestabalevantandolasmanoscuando…

—¿Quéhaces,Lucía?—lepreguntósumadredepronto.Enunacto reflejo, sepusodepieparadesviar laatenciónde losallípresentes.

Teníaquepensaralgorápidoparadisimular.Noseleocurrióotracosaquecogerlamano de Aitana y empezar a hacer posturas extrañas: alargando los brazos,levantandolaspiernas…

—LeestoyenseñandoyogaaAitana—respondió.Sumadreledirigióunamiradaestupefacta,convencidadeque,definitivamente,

Lucíasehabíavueltoloca,antesdecontinuarconlaconversaciónqueellaacababadeinterrumpir.

Cuandoseaseguródequeyanolavigilabanadie,volvióabuscaralratóndondelo había dejado, pero tal y como esperaba… había vuelto a desaparecer. Estaba apuntodeponerseapatearelsueloconlospiesporsumalasuerte,cuandoalguienlaparó.

—¿Nobuscaréis esto?—lepreguntóAdri abriendo el bolsillo de su americananegra.

Alasomarse,Lucíavioperfectamenteunaboladepelodecolormarrón.Sonrió,ysoltó el aire que había mantenido en sus pulmones desde que había empezado lapersecución.Alverelbicho,AitanaseabrazóaAdriylediounbesosonoroenla

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mejilla.DespuésrecogióaBigotesysededicóadarlebesosantesdeocultarlootravezensubolsito.ElchicosonreíadivertidoyLucíalediolasgraciasdemilmanerasdiferentes.

—Esunplacerpoderayudar.—¿Cómolohashecho?—Osviliándolaenlamesadelosrefrescosyalverlo

pasarcercadelafundademisaxofónimaginéqueéleraelmotivo.Asíquemeescondíylecogímientrasroíaunamigadequesoquelehabíadejadoenelsuelo.

—¡Mehassalvado!—exclamóLucía.—No ha sido nada. Un día me invitas a un café y

arreglado —respondió él guiñándole un ojo—. Todavíatengotunúmero.

Lucía se lo quedó mirando fijamente, como parainterrogarloensilenciosobresusintenciones.

—Comoamigos,sí.Nomemiresasí,queyaconozcoatunovio.Ah,mira,hablandodelreydeRoma…

—¿Qué ha pasado? No os veía —preguntó MariopasándoleelbrazoporloshombrosaLucía.

—QueAdriharescatadoaBigotes—contestóAitanaconsonrisasatisfecha.

Marioasintióaltiempoquedecía:—Québien.Peronoparecíacelebrarlocomoellas.—Bueno,lodicho,Lucía.¡Vuelvoamirincón!AdrisealejódeellosdespidiéndoseconlamanoyLucíahizolomismo.—Menosmalquehaacabadotodo.Yapodemosavisaralosdemás—dijoLucía.Marioasintió.Lucíanoqueríaocultarlenadapero,poralguna razón,no ledijo

queAdrilehabíapropuestoquedar.Despuésdetodo,loúnicoquehabíaentreAdriyella era amistad, y pasaba de dar pie a situaciones que pudieran crear problemas.Abrazóasunovioycuandoélledevolvióelgesto,tancariñosocomosiempre,selepasócualquiersospecha.Entreellostodoseguíafantásticamente.

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Aquellunesporlamañanaselehabíanquedadolassábanaspegadasmástiempodelhabitual.Yesquehabíasidounfindesemanadelomásintenso.Entrelafiestadeinauguración del restaurante que llevaba su nombre, la caza al hámster, ladesaparición de Marta… El nivel de estrés en Lucía definitivamente había sidodemasiadoalto.Poresocuandoeldomingosemetióenlacamaantesdelasdiez,notuvo tiempo ni de escribir su mensaje de buenas noches a Mario: los ojos se lecerraronynovolvieronaabrirsehastaquesumadreentróensuhabitaciónavozengrito para anunciarle que eran ya las ocho y que si no era una especialista enescapismo, o tenía una máquina que creara agujeros espacio-temporales, llegaríatardeaclasedefinitivamente.¡Yellaaltrabajoporsuculpa!

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Resultabaqueteníaqueestarenelrestaurantebientempranoparahablarconunodelosproveedores.AsíquelosgritosdesumadreylaimagendeMorticiaechándolelabroncaporsutardanzalehizosaltardelacamayarrastrarsehaciaelbaño.Noleapetecíanada tenerunnuevoenfrentamientoconsu tutora,ymuchomenosconsumadre.Soloquería…¡PEACE!Trasunaduchadedosminutos,ponerseeluniformeybeberseelNesquikdeuntrago,cogióunamagdalenacalentitayselametióenlamochilaparacomérseladecaminoalcolegioenelcochedesumadre.Hacíamuchoquenolallevaba(ellayaeramayorysolíacogerelautobúscuandonoibatarde),asíquepensóqueseríaunabuenaocasiónparatenerunadeesasconversacionesmadre-hija.Coneltrasiegodelasúltimassemanasnohabíantenidotiempocasinideverse.Aquelpodíaser,perfectamente,elprimermomentoenunmesquelasdospasabanasolas.

—¿TodavíatienesqueiralaProductora?—lepreguntóLucía.Sabíaque,enunprincipio,habíaacordadoconlagentequetrabajabadelmundo

de la publicidad que reduciría su jornada con tal de poder estar también en elrestaurante.PerodurantelasobrasMaríahabíadecididoquenoqueríamorirjovendeunataquealcorazón,yquetrabajardocehorasseguidas,endoscurrosdistintos,asuedadyanoeranecesario.Asíqueleshabíaadvertidoqueabandonaríaesemundillolleno de víboras para introducirse en otro lleno de víboras también, pero con elpaladarmásfino.

—Estoy acabando de enseñarle cuatro cosas a mi sustituta. Esta semana es laúltima—respondió su madre distraída, mientras esquivaba un coche tras otro. Eltráficoeradensoysenotabaquellevabaprisa.

—¿Noloecharásdemenos?—lepreguntónuevamenteLucía.Dealgunamanera,Lucíasentíaqueellalehabíaempujadoatododespuésdeque

laanimaraacontinuarconelproyectodelrestaurantecuandohabíaestadoapuntodeabandonarlo.Necesitaba confirmar que sumadre hacía todo aquello queriendo, nomedioobligada.

Pero María no le respondió. Aprovechó para bajar la ventanilla y soltar unimproperioauncocheaparcadoendoblefila,elcausantedelembotellamiento.

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—¿Mamá?—leinsistióLucía.—¿Qué, hija? Perdona, es que voy muy tarde. Y sabes cuánto odio la

impuntualidad.—Sí,síquelosé…—respondióLucíaunpocodecepcionada.Esperabasacaralgomásdeellaquerespuestasausentes,peroeraimposible.De

modoquetirólatoalla:sumadreteníalacabezaenotraparteyestabaclaroquenoibanatenerunaconversacióndeverdad.

—¿Qué me decías? —le preguntó María cuando consiguió vía libre en lacarretera.

—Nada.Esigual.Lucíadedicó lospocosminutosquequedabande trayectohastael colegiopara

revisar sumóvilensilencio.LesorprendióqueMartanocontestaraenelgrupodeWhatsAppdeZR4E!ysefijóenquetampocohabíaactualizadoningunadesusredessociales.Devezencuandoescuchabaunanuevaquejadesumadre,peronoquisovolvera intentarhablar conella.Ya loharíacuandodispusieradeunpocomásdetiempo,cuandotuvieramenospreocupaciones.Soloesperabaquesunuevotrabajonofuera siempre tan absorbente, porque la verdad era que, a pesar de sus continuosenganches,cuandoestabaausentelaechabademenos.

—¡Enmarcha!—anuncióMaríadepronto.TansumidaensuspensamientosestabaLucíaquenosehabíadadonicuentade

queyahabíallegadoasudestino.Laentradaalcolegioseveíavacía,asíquededujoquelasclaseshabíanempezadohacíayarato.

—Baja, hija. No puedo aparcar en doble fila, no soy tan incívica como aquelpatán.

AntesdequeMaríatuvieratiempodedecirnadamás,Lucíaselanzódelcochecasienmarcha,enplanescenadeacciónhollywoodiense.Cuandofueadespedirsecon lamano ya desde la puerta, sumadre había arrancado y desaparecido entre el

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tráfico denso de un lunes a primera hora (o casi ya segunda) de la mañana sinvolversesiquiera.

Se sacudió las malas sensaciones mientras corría por los pasillos como si nohubieraunmañana.Cuandoacabódesubirlasescalerasysepersonóenlapuertadesuclase,lalengualellegabaalospies.Lucíacogióaireysepreparópararecibirlaamonestaciónde su tutora. ¡Pues sí que empezababien la semana!Abrió lapuertaconlacabezagachaparabuscarsupiedadyallevantarlavistaseencontróconunasorpresa:oMorticiasehabíateñidoelpeloderubioyselohabíacortadomucho,oteníaunasustituta.

—¡Buenos días! —exclamó aquella mujer con vozcantarina.

—Buenos…días…—respondiótitubeanteLucía.—A ver… Lucía, ¿verdad? —preguntó esa mujer

vestidaconun trajemuyprimaveral, llenodemargaritas,comosiquisieraadelantarse(¡UNASEMANAEXACTA!)a la primavera, al tiempo que revisaba unos papeles queteníaentrelasmanos.

—Sí—afirmóLucíasincomprendernada.—Claro, ¡tú nome conoces! Perdona, Lucía, déjame

que me presente. Me llamo Flora. —Al escuchar esenombre, Lucía decidió que no podía haber sido ningúnotro—.Verás,vuestratutorahatenidoquesometerseaunaoperación de rodilla y tendrá una recuperación un pocolarga,asíqueduranteestetiempoyoserévuestratutorayme encargaré de sus asignaturas. Pero siéntate, tranquila.Laclasedehoyladedicaremosahablarunpocodecadaunodevosotros.Osiréllamandoamimesa,¿vale?Mientrastanto,avanzadalgunodelostrabajos,deberesoexámenesquetengáisdelasdemásasignaturas.

Lucíasedirigióasuasiento,sequitóelabrigoydejólamochilaenelsuelo.Yaloguardaríatodoenlataquillamástarde.DirigiólosojosaFridaprimero,queleechólabroncaseñalandosu reloj,ydespuésaSusana,que lehizo laseñaldeokconeldedo refiriéndose a la nueva profesora.Aquellamujer parecía la gemela buena deMorticia,representaríasupapeldeunamaneratotalmentediferenteenelcolegio:unaera oscura y la otra parecía brillar por momentos. Cuando una vez en su asientoasumiólarealidad,quenovolveríaaveraaquellabrujadecejasarqueadasenmuchotiempo,tuvoqueahogarungritodealegría.

Hasta que llegara su turno, decidió avanzar los ejercicios de matemáticas quedebíaentregarjustoenlahorasiguiente.Aunqueleshabíadedicadoalgunashoraseldomingo,nohabía resueltoni lamitad.Había intentadopedirauxilioasumadreyJoséMaría,perosehabíanmarchadoalrestaurantetempranoynohabíanregresadohasta la tarde, cuando ella ya estaba harta de pensar en números. El lunes abrían

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oficialmentedecaraalpúblicoy, segúnparecía, todavía teníanmil cabosqueatar.Además,estabanmuynerviososporlascríticasquesepublicaríanenlosperiódicosyrevistas tras la inauguración. Jamás hubiera imaginado Lucía que aquello lossecuestraríadeaquellamanera.

Después de un rato contemplando esos números sin encontrar la solución,escuchóladulcevozdeFlorallamarla:

—Lucía.¿Tesientasaquíconmigo?Se levantóy sedirigióa aquellamujerque lamirabaconojosvivos.Diounas

palmadasalasillaquehabíacolocadojuntoasumesa,comosiestuvieraensusalade estar y la estuviera invitando a ver la tele con ella. Lucía tomó asiento junto aFloralamardecómodaycuandolepreguntócómosesentíaenlaescuela,fuecomosiunamadre (no la suyaenelplanqueestabaahora, claro) lepreguntaracómo leestabayendoeldía.Hacíamuchoquenoleformulabanesapregunta.Lucíacomenzóa hablar a aquella desconocida de todo lo que la preocupaba: de las dichosasmatemáticas, de que lo que más le gustaba era la plástica, de cómo le costabaconcentrarseensegúnquéasignaturasporquelaaburrían…Nuncahabíatenidounaconversacióntansinceraconunaprofesora.Porunmomento,inclusoseleolvidóqueaquellamujererapartedelcentroylaresponsabledeponerlenotas.

—Perfecto,Lucía.Creoqueahorayateconozcounpoquitomejor.Eresunachicafabulosa,porloqueveo.

Lucíasesonrojóylediolasgracias.—Sinecesitasayudaconcualquierasignatura,uotrostemas

delcolegio,nodudesenhablarconmigosiempre.Ycuandodigosiempre, me estoy refiriendo a las ocho horas del día que ospasáisaquímetidos,¿vale?

Lucía no pudo evitar pensar que aquellas ocho horassuperaban con creces el tiempo que su madre podía dedicarleahora a ella. Sintió como si alguien le hubiera enviado unarespuestaasusplegarias,¡unamujeradultaconlaquehablaryde la que aprender! ¡Justo lo contrario a Morticia! Lucía selevantódeaquellasillacomolevitando,comosiFloralehubieratransmitido una energía positiva y, en fin, de PAZ.De pronto,aquelluneshabíadadoungirodecientoochentagrados.

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—¿NoharespondidoaningunallamadadeSkype?—preguntóSusanaaltiempoquesemordíaelpiercingdel labio.Seretiróunmechóndesupelooscurocortadoa logarçonyselocolocódetrásdelaoreja.Susentidopolicialacababadeactivarse.

Aunqueestabansentadasbajoelsolecitodefinalesdemarzo,coneldesayunoamedias,laschicasempezabanasentirlapresenciadeoscurosnubarronessobreellas,pero no precisamente en el cielo: la ausencia deMarta las estaba preocupando deverdad.

—Yoestabaconvencidadequehabríahabladoconalguna—dijoLucía.EldomingoporlatardehabíaintentadocontactarconsuamigaenAlemaniapor

Skype, y también llamándola a través delWhatsApp, pero tras varios tonos habíacolgadoporqueMartanocontestaba.ResultabaqueatodaslasdemáscomponentesdelClubdelasZapatillasRojasleshabíapasadolomismo.

—Tenemosquehaceralgo—resolvióFridacruzándosedebrazos.—Pero¿qué?Estálejísimos.A1.877kilómetrosexactamente—dijoRaquel.—Sí,noesquepodamospresentarnosen sucasaparapedirleexplicaciones—

añadióSusana.—¿Creéisqueestáenfadadaporalgo?—planteóBeaconlosojosverdesllenos

deinquietud.Entre todas sepusierona reflexionar sobrecuándohabíanhabladoconellapor

última vez. Fue Frida la que recordó que había sido el viernes, y que les habíaexplicadoquepasaríaelfindesemanafueradeBerlín.

—Quizá adonde ha ido no hay cobertura y todavía no ha regresado—sugirióRaquel.

—Pero¿adóndesefue?—preguntóSusana.HastaesemomentonohabíancaídoenqueMartano lesconcretósudestino,y

aquellosíqueerararo,porquecuandoalgunateníaunplan,compartíaabsolutamentetodoslosdetallesconsusamigas.

—Podemospreguntarasuspadres…—propusoBea.—¡Nihablar!Aversiporpreocuparnosvamosameterlaenunlíoconellos…—

senegóLucía.Martayahabía tenidounafaseunpoco locacuandosalíaconHerman,yhabía

conseguidosuperarla,perosusamigasnosehabíanchivadoasuspadresenningúnmomento.Confiabanenquelascosassepodíanresolverdeotramanera.

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—¿YsipreguntamosaKellenyViveka?—propusoFrida.—¡Buenaidea!—exclamóLucía.Aquello sí que podía funcionar. Kellen y Viveka eran los mejores amigos de

Marta en Alemania, y si a Marta le pasaba algo, ellos lo sabrían con todaprobabilidad.AsíqueFridasacósusmartphone4Gylaschicasseasomaronparavercómo entraba en el Tuenti de Viveka, pues al ser la chica comprendería mejor latensión que estaban viviendo ellas, tan lejos. Se fijaron en que entre las fotos quehabía colgado últimamente no se encontraba ninguna con Marta. Salía Kellen, ofcourse, y otros chicos y chicas que debían formar parte del grupo demúsica quecomponían.PeronirastrodeMartadesdehacíasemanas.Lapreocupacióncrecíapormomentos, no había tiempo que perder. Frida escribió un mensaje a Viveka quefueron dictando entre todas. La chica sabía un poco de español porque Marta leestabadandoclases,perotampocomucho,asíqueelmensajedebíaserbreveyclaro.CruzaronlosdedosparaqueVivekaentendieralacomunicación:

Laschicasprocuraronrecuperarlacalma,convencidasdequeVivekalesenviaríanoticiasdeMartamuypronto.Comolasdemás,Lucíacomenzóabuscarrazonesquejustificasen el comportamientode su amiga:habríaperdido el teléfonoen suviaje,estaríatanocupadaquesehabríaolvidadodellevárselo,lesescribiríaantesdequesedierancuentaconcualquierexcusa…Perolociertoeraqueningunasabíaloqueenrealidadleestabasucediendo.

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Lavidaseguíasuritmoacelerado.Alasalidadelcolegio,laschicasibanconprisas.FridayRaquelteníanentrenoesedía,ySusanaibaarecogeraIvánasuclaseparatomar algo juntos. Así que de todo el club, solo Bea esperó a Lucía en el pasilloaquella tarde.Siemprequetocabaplásticasalía laúltima,puesseembelesabatantocon las láminas que le costaba dejar a medias lo que estuviera haciendo. Ahoraestaban trabajando el color. Era un ejercicio de redes modulares islámicas dondedebíautilizarsegúnleparecieracoloresfríos,complementarios,cálidos…Cadavezque seponía a colorearunaparte se le iba el santo al cielo.Elmovimientode susmanossobreelpapelleresultabahipnótico,yalavezsuniveldeconcentracióneratan absoluto que todo lo demás, el exterior, pasaba a un segundo plano. Como elhechodequehubierasonadoeltimbrehacíavariosminutosyellasiguieradándolealamarillo. Cuando se dio la vuelta, prácticamente toda la clase estaba vacía. Nisiquiera sus amigas la habían avisado.Aunque tampoco le parecía raro, pues otrasvecesquelohabíanhechonohabíaservidodenada:Lucíanooíanadamásqueelrocedellápizsobreelpapel.Asíquetrasmeterlasláminasenlacarpetadedibujoyrecogersumochila,salióalpasilloparaencontrarseconBea.Teníasusbonitosojosdecoloresmeraldaplantadossobresumóvilypasabaeldedosobrelapantallacomosirebuscaraalgo.

—¿Todobien?—lepreguntóyaasulado.—Sí,sí…—contestóBeaquitándoleimportanciaconungestodelacabeza.—¿Tútambiénvasaempezarconlosmisterios?Anda,hablaahoraocallapara

siempre—ledijoLucíaylasdosserieron.—Lomíono es nadamisterioso.Esquequiero comprarle un regalo especial a

Aitorporsucumpleañosynotengodinero.—¿Quéregaloespecial?—Unampliparalaguitarra.LucíaasintióconcaradebobayBeaseexplicó:—Es el aparato al que enchufas la guitarra para tocar, para que suene bien. El

suyoestáviejodetantosconciertosyfallacadadosportres.Quierocomprarleunonuevo,perosoncarísimos.

—¿Yquépresupuestotienes?—Heahorradoalgunaspagas,peroaunasínollega.

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Lucía apretó la boca y mientras descendían lasescalerasdelcolegiopensóencómopodíaayudarasuamiga.PorqueparaesoestabaelClub:encuantouna compartía un problema con las demás, entretodas intentaban hallar la solución. Por eso noentendía que Marta se mantuviera ausente, sincompartir con ellas lo que fuera que estuvieraviviendoenaquelmomento.LucíaseobligóapensarenBea.Ellaera laúnicaqueestabaconellaenesemomento,ynoqueríadefraudarla.

—¿Y si trabajas en algún sitiounosdías?Haciendodecanguroatuvecino, como otras veces, porejemplo—lepropuso.

—Han cogido a una chica atiempo completo. Ya lo habíapensado. Cuesta encontrar un trabajo con el poco tiempo que mequedadespuésdelasclasesenelLiceo,elcolegio…tendríaqueseralgoporhoras.

Lucía resopló y siguió bajando escalones. Todavía no entendíacómo su amiga sacaba buenas notas con todas las clases a las queasistía:quesiarmonía,quesiviolín,quesisolfeo,quesicoro…

Cuandollegaronalaprimeraplanta,secruzóconellasunadelascamareras que trabajaba en el comedor con una bandeja llena detazas.Debían de provenir de la sala de profesores. Eran tan vagosqueniellosseencargabandedevolverlavajillaalacocina.Lapobrechicaibahaciendomalabarismosparaevitarqueselecayeratodolo

quellevabacargado.En ese momento, Toni el musculitos entró por la puerta con Richie y sus

amigotes. Iban dando voces y riéndose, y no vieron a la pobre chica que iba tancargada.ALucíaseleescapóungritocuandovioquechocabanylabandejacaíasinremedioalsueloprovocandounestropicio.Beasaltóantesquenadieparaayudarlaarecogerlostrocitosrotos,yLucíalasiguió.Toniysuamigosedisculparon,peronohicieronnadaporayudar.Lucíanopudoevitarecharlelabronca:

—¿Quépasa?¿Tehasquedadomanco?

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—Quégraciosaeres,pelirroja.¿Paraquévoyaayudaros?Miralocontroladoquelotenéisya.

Toni se alejó de allí hacia las escaleras seguido por su amigo del alma. Lucíaentornólosojosysusurróparaellamisma:

—Imbécil.—Gracias,chicas.Noqueríahacerdosviajesymira,ahorametocarecoger—se

lamentó la camarera poniéndose bien el gorro blanco, que también se le habíadescolocado.

—Nohaydequé—respondióLucía,mientrasseguíabuscandotrocitosdecristalycerámica.

Porsinofuerasuficiente,MarisaysugrupodePitiminís,lasmáspijasycreídasdesucurso, tambiénsalíandeledificioenesemomentoy lohabíanvisto todo.LosupoencuantoescuchólarisitadevíboradeSam,laPitiminíconojosachinadosypelonegrohastaeltrasero,yacontinuaciónentreviólaslargaspiernasdeMarisaasulado.Elmundoparecíaquereractuarensucontra.

—¿Yahabéisrotoalgo?Noséporquénomesorprende—soltóMarisa.Lucíaapretólabocayseobligóapensaralgorápidoqueresponder.Odiabaque

Marisatuvieralaúltimapalabra,peroellanoeracomoFridaoRaquel,yaveceslecostaba dar respuestas ingeniosas y rápidas. Entonces la camarera a la que habíanestadoayudando sepuso enpiey le soltó a lapresumidadeMarisa sinvacilaciónninguna:

—Puesno,nadieharotonada.Soloestabansiendoamables,algoquenopuedodecirdetodoelmundo.

Marisasequedótanchocadadequeaquellachicalainterpelaraasíquecerrósubocademuñecaysealejóconsusamigasdandolargaszancadas.

—Uau,gracias—ledijoLucíaalachicaqueacababadedefenderlasyque,parasusorpresa,erabastantemás jovende loque imaginaba.Hastaesemomentonosehabíafijadoensusfacciones—,esinsoportable.

—Noha sidonada, es lomínimoquepodía hacer—le respondió ella antes devolver a agacharse para seguir recogiendo los trocitos esparcidos. También delorgullodeMarisaysuséquito.

Cuandotodoestuvoretirado,lachicasedespidióysefuehacialasalidaconlabandeja otra vez llena. Lucía se quedó mirando aquella estampa, y al ver a lacamarerajustoalladodeBea,enlapuerta,seleencendiólabombilla.Lachica,conlaquenohabíahabladonunca,nosololehabíadadouncorteasuarchienemiga,sinoquetambiénleacababadeofrecer,sinsaberlo,lasoluciónqueestababuscando.

—¿TegustaríatrabajarcomocamareraenelrestauranteLucía?

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Lehabíadadotiempodeempezaryacabarunnuevoretrato.EstavezeradeÁlvaro,puesteníapensadoregalárseloasupadrelapróximavezqueloviera(elpróximofindesemanaseguramente).Estababastantesatisfechaconelresultado.Habíacaptadoperfectamentesucaritadeángel,deojosrasgadosypielrosada.Hastadabanganasdedarlemordisquitosenlosmofletes,comoenlavidareal.

Apesardelcansancioquesentía,LucíasehabíaquedadolevantadaesperandoaquellegaransumadreyJoséMaríaporquenoqueríairsealacamaantesdehablarlesdeloqueselehabíaocurrido:elposibletrabajodeBeaenelrestaurante.Suamigasehabíamostrado tancontentaconaquellaposibilidad…Alprincipiohabían salidoaflotealgunasdesusinseguridades,porsufaltadeexperiencia,claro,yporcómoeraBea en general…poco echada para adelante. PeroLucía le había convencidomuyrápidamente de que era su mejor opción, pues trabajaría rodeada de gente que laqueríaylaayudaría.

Total,queahíestabaellalevantadaalastantasdelamadrugada.¡Yesoquelaspiernas le pesaban tanto que cada vez que tenía que ponerse de pie necesitabaapoyarseenalgo!Elbrazodelsofá,lamesadecentro…¿Elmotivo?Quelaclasedehip-hopdeaquellatardehabíasidoagotadora(alavezqueestimulante,ofcourse).

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Laprofe,Rebe,leshabíahechoensayarunanuevacoreografíaparaelfestivaldefinaldecursoquenoeranadafácil.Ynohabíasidosolounavez,sinoqueselahabíahechorepetirdearribaabajoporlomenosdiezveces(¡omás!),porquesuprofeera,cuandomenos,perfeccionista.Lasmúsicasquehabíaescogido legustabanmucho:ZaraLarssonysuLushLife ledabamuchoritmo,perocuandolamezclallegabaalLightitupdeMajorLazerleentrabanganasdeponerseadarsaltos.Yasílohabíahecho,cogidaaNadia,sucompañerayamiga.Sehabíanpuestotaneufóricas,conlosbrazos en alto y las rodillas casi en el pecho, que Rebe había acabado por añadirtambiénesepasoalacóreo.¡Cualquieralesquitabalailusión!

Alacabarlahoradeclase,Lucíateníalaropaempapadaensudoryelpelohechounenmarañado.Cambióelchándalporlostejanosydeshizolosnudosdesucoletaantesdesalirdeallíenunestadodecalmatotal.Siemprelesucedíalomismo:sialentrarenlaacademiasenotabaunpocotensaporcualquiermotivo,alsalirsesentíamás relajada que si acabara de hacer una sesión de yoga. Resultaba ideal paradesconectardetodoloquesucabezahabíarecopiladoduranteeldía.¡Muchomejorquecualquierposicióndeloto!

—Hoymequedoaquí—leadvirtióNadiaseñalando labibliotecaqueestabaalladodelaescuela.

Normalmente,cogíanelmetrojuntasyaprovechabanparatomarseunbatidoounhelado(dependiendode laestaciónydel frío)porelcaminomientrascharlabande

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suscosas,peroesedíaNadiateníaotrosplanes.—¿Tú, a la biblio?—le preguntó Lucíamuy extrañada. Desde que la conocía

aquellaeralaprimeravezquesucompañeradebailededicabatiempoasusestudios.—Hequedadoparahacerun trabajoyuno

demiscompañeros…Estádetomapanymoja.Nadia le dio un codazo y soltó una

carcajadajustoantesderecolocarselagorradelosNewYorkYankeesquesolíallevarsobresularguísimamelenacastaña.Lucíasedespidiódeellaentrerisas,deseándolesuerteconelchico.

Al quedarse sola, Lucía contempló laposibilidad de pasarse por el restaurante yexplicarle a su madre la idea que se le habíaocurrido. Era el primer día que abríanoficialmente al público y María ya le habíaadvertidodequetantoellacomoJoséMaríalotendríandifícilparaescaquearseeiracasaporla tarde, así que, si Lucía no se pasaba por elrestaurante,tendríaqueesperarsehastalanocheparahablarconellos.Diounpasoendirección

alrestaurante,perodudó.Pensándolobien,seguramenteestaríanatopeynopodríanprestarleatención.¡NoqueríaarriesgarseaquedescartaransupropuestadequeBeatrabajaraenelLucíasoloporquenoteníantiempoparaescucharla!Además,enesemomento solo pensaba en llegar a casa para darse una ducha y ponerse el pijama.¡Estabadestrozada!Asíquedecidióirseacasayesperarelmomentoadecuadoparahablarconsumadre.

Pero era ya cerca de lamedianoche y todavía no había ni rastro deMaría.Nopensabaquetardaríatanto;almenosnolosdos:estabaconvencidadequeseríaJoséMaríaelqueseencargaríadecerrarellocalyquesumadrellegaríaparalacena.PeroLucía no había tenidomás remedio que comerse las croquetas un poco secas quehabíaencontradoenlaneveradetresocuatrodíasatrás.Paracompensarlo,sebebiódespuésunNesquikcalentitoymojóalgunasOreoqueacabarondellenarlelastripasmásdulcemente. ¿Qué seríade ella sin suamadocacao?Lucía se arrepintiódenohaber ido al restaurante directamente después de su clase de hip-hop. ¿Tardaríamuchomás?Quizá debía dejarlo para el día siguiente…Losojos le pesaban tantoqueyanoibaapodermantenerlosabiertosmuchomás.

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Estaba estirando los brazos como si fueran de chicle en pleno bostezo cuandoescuchó la puerta de la calle. ¡Al fin! Tenía ganas de ver a su madre. Sí, queríaconsultarle lodeBea,pero también leapetecíapasarun ratoconella tranquilasencasa.Aunqueesamañanalahabíallevadoalcolegioteníalasensacióndequehabíanpasadomesesdesdelaúltimavezquelahabíavisto.Asíqueselevantódelsofácomoempujadaporunresorte,dejólaláminadeÁlvaroyaacabadaaunladoyfuedirectaalapuerta.

—¡Hola!—exclamóencuantosumadreasomólacabeza.—¡PorDios,Lucía!¡Quésusto!—exclamóMaríallevándoselamanoalpecho,

concaradeespanto.Justo detrás de ella entró José María, que le dio un beso a Lucía y corrió al

interiordelacasa,alacocina.—Perdona,noqueríaasustarte.—¿Quéhaceslevantadaaestashoras?Estardísimo—soltóMaríaantesdedarle

unbesoderefilónenlamejilla.

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Lucíalasiguióenplansombrahastalasala,dondesededicóacolocarunaseriedecarpetasencimadelamesadelcomedor.

—Bueno,queríahablarosdealgo.—Yadecíayo…—comentóMaríadesconfiada.La expresión de su madre puso a Lucía en alerta. Supo que solo tendría una

oportunidad.DebíaencontrarlamejorformadeexponersuideasobreeltrabajodeBea, sin que sonara absurda o ridícula. Solo esperaba no equivocarse. Empezópreguntando por el restaurante, claro, para desviar un poco la atención mientrasreflexionabasobresusiguientepaso.

—Pensabaquehoynotequedaríashastaelcierre.¿Muchafaena?—lepreguntóasumadre.

—Era el primer día y estaba todo un poco descontrolado. Ahora tenemos quepasarnosunratomáshaciendocuentasderepuestosydemás.¡Unalocura!Encima,he leído las críticas que hicieron de la inauguración y tampoco son para tirarcohetes…

—¡Estánmuybien!—seescuchólavozdeJoséMaríadesdelacocina.—¿Melasenseñas?—lepreguntóLucíainteresada.María le abrió una de las carpetas y Lucía se encontró con varios recortes de

prensa.Marga,ladelvestidodeflores,habíadescritoelrestaurantecomo«unlugaridílico para deleitarse con algunos sabores nostálgicos». Lucía no sabía cómointerpretaraquellaspalabras,peroquisoanimarasumadre,asíquelesoltó:

—¡Estángenial!—No tan genial porque no era la imagen que quería dar del Lucía, pero no

importa,porquetrabajaréparamejorarla—resolviósumadremientrasrecuperabalacarpetaylacerrabaenunmovimientorápidoyseco.Noestabademuybuenhumor.Loquelefaltaba—.Dime,¿quéesesoquequieresdecirme?

Sumadretomóasientojuntoalamesadelcomedorytirólacabezaparaatrásenungestocansadoaltiempoquecerrabalosojos.Lucíasesentóasuladoyderepenteseleocurrióunamaneradeabordareltema:

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—Sinecesitáismásgenteenelrestaurante,puedequetengalasolución.Maríalevantólacabezaycontemplóasuhijaconojosentrecerrados.—Aver,dimequéestápasandoporesacabecitatuya.EltonodeMaríalahizodudar,perodecidióapostarlotodoauna:—Nada,solocreoquedeberíaiscontrataraotracamarera.—¡Comosiesofueratanfácil!¡Ybarato!¿Dedóndelaíbamosasacardeundía

paraotro,Lucía?Mecostóunmontónencontraralospocoscamarerosquetenemos.Hicemilentrevistashastaqueestuveconvencida.Ahoranotengotiemponiparairallavabo, ¿cómomevoy a poner a colgar anuncios y hacer entrevistas?—respondióMaríallevándoselasmanosalacabeza.Selaveíabastanteagobiada.

Aquelerasumomento.—¿Ysiosechaunamanounaamigahastaqueencontréisaalguienfijo?—¿Quéamiga?—Pues…Bea.—¡¿Bea?!—desafinósumadre,sorprendida.Antesdequeledieratiempoaentrarenmodopánicoymostrararechazo,Lucía

quisoexplicarmejoresaalternativa:

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—Podría trabajar los próximos fines de semana, que serán los peores días,supongo,¿no?Yenesetiempoaprovecháisparabuscaraalguienfijo.

ParasorpresadeLucía,sumadrenoestallóencarcajadas.Sequedóconlabocaapretadaysupoqueestabavalorandoaquellaposibilidadseriamente.

—¡José!—llamósumadreaJoséMaría,quesepersonóasuladoenunminuto.Lucía sabía que el hombre había estado escuchando todo, pero se había

mantenidorecluidoenlacocinaensilencioparanointerferirenlaconversaciónentremadreehijahastaquellegaseelmomentooportuno,porsiteníaqueecharuncableaLucía.Noseríalaprimeravez.

—¿HasoídoloquehasugeridoLucía?—lepreguntósumadre.—Sí—dijoycomenzóahacerleunmasajeenloshombrosaMaría.Esehombre

eraeltrozodepanmásblanditoqueLucíahabíavistonunca.

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—¿Yquéteparece?—prosiguióMaríaconlavozmuchomásrelajada.—Pues que no es mala idea…—respondió él. Desde la espalda de su madre

dirigióuna sonrisa aLucía que se alargóhasta sus ojos, escondidosdetrás de esasgruesasgafas.

María volvió a quedarse en silencio. Mientras tanto, Lucía creía escuchar elminuterodesurelojpasar,suspiesremoverseenelsuelo,elrocedelaropasobrelasilla.¿Teníaacasosonidoelsilencio?

—Hayunproblema—anunciósumadredeprontoirguiéndoseenlasilla.Antelamiradaatentadelosotrosdos,contestó:—Esmenordedieciséisaños.Nopodemoshacerleuncontrato.Lástima.—¡Qué!—exclamóLucíaincrédulaconlosojosposadosenJoséMaría.¡Nolo

podíacreer!¡Siyacasilotenía!—Tiene razón. No podemos hacerle un contrato. Y sin contrato, no se puede

trabajar.ALucíaselecayóeltechoencima.Noliteralmente,peroasíeracomosesentía.

QueBeatrabajaraenelrestauranteeraunaGRANidea.¿Deverasibanaecharlaportierraporunatonteríacomouncontrato?EntoncesLucíarecordóundetalle.

—Pero vosotros queréis que os ayude yo en el restaurante. ¿Tampoco puedohacerloportenermenosdedieciséis?

—Esdiferente,Lucía.Túeresdelafamilia—lerebatiósumadre.Lucía entornó los ojos, frustrada: para ella, Bea era también de la familia, por

muchoquenohubieragenesencomún. ¡Esonoeranmásquepatrañas!Agachó lacabezayapoyólafrenteensusmanos,sobrelamesa.

—Quizápodemosconsiderarqueestáenelrestauranteparaayudarteati,Lucía.Comoamiga.Pero entonces, tú también tendrásque echarnosunamanodevez encuando…—sonólavozdeJoséMaríacomosiprovinieradeunacriaturacelestial,llenadeluz.

Lucíalevantólacabezaparacontemplarlaesperanza.Estabadispuestaahacerloque fuera (¡inclusoa trabajarunashorasen finde semana!)con taldeayudara suamiga.Sedirigióasumadresuplicante:

—¿Esoserviría?Maríabalanceólacabezapococonvencidatodavía.Lucíalamiróconlasmanos

puestasenformaderuegoaltiempoquepronunciabaunayotravez:—Porfi,porfi,porfi,porfi…JoséMaríayellaselaquedaronmirandoansiosos,esperandosurespuesta.Alfin,

sumadrehabló:—Vale. Pero Bea estará detrás de la barra sirviendo cafés, para que no arme

ningúndescalabroy tampoco llamemucho laatención.Si lanecesitanen lacocinaparasecarcubiertos,también.Peroyaestá,¿entendido?

Lucía asintió satisfecha con la respuesta. Cuando quiso abalanzarse sobre sumadreparadarleunabrazo,estasepusoenpiealtiempoqueanunciaba:

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—Yahora,atrabajar.Asíquesequedóconlasganasdeeseabrazo,ydecontarlealgunascosasmás,

pero ella también estabamuy cansada así que no tendríamás remedio que seguiresperandoelmomentoadecuado.

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—Tengoquecontarosalgo.Raquellashabíafrenadoenmitaddelpasillo(atodasmenosaBea,queesedía

llegaríamástardeporqueteníarevisiónrutinariaenelmédico),cercadelasclases.Surostrosecontraíaenunamuecasolemne:losojosazulesextremadamenteabiertosyfijos,labocainquietaquemordíaelinteriordelasmejillas…

—¿Quéhapasadoahora?—preguntóLucíacogiéndoladelbrazo.Entreunosyotros,últimamentenoganabaparasorpresitas.

LucíasefijóenqueRaquelnoapartabalosojosdeFrida,yqueestanisiquieraleprestabaatención.Semiraba lospies,sebalanceabaenelsitiosobreunpieyotro,girabalacabezahaciaelotroladodelpasillo…Comosinoquisieraescuchar.EsoleindicóqueFridasabíaalgo,yqueahoralestocabaaellasrecibirlaterriblenoticia.¿De qué se trataría? ¿Se iba del colegio? ¿Se mudaba a otro país? ¿Habíansecuestradoasuspadres?

Quizáporsuimaginacióndesbordante,cuandoLucíaescuchóloqueRaquelteníaquecompartirconellas,leparecióalgoinsignificante.

—Mehanpropuestocambiarmedeequipodevóley.—PorDios,quésustomehasdado—resoplóvisiblementemástranquila.—Para tiquizánoseanada,peroanosotrasnosdejacolgadas—soltóFridade

repente en un tono definitivamente cortante. A su amiga debía de haberle sentadobastantemalqueRaquelabandonaraelequipoenelquellevabanjugandotantosañosjuntas.

—Yatehedichoquenadieosvaadejarcolgadas.Sialfinalmevoy,quenoesseguro,buscaréantesaotracapitanaqueestéalaaltura.Yyatehedichoque…

—Ya—lainterrumpióFridanegandoconlacabeza.Se cruzó de brazos, se diomedia vuelta y semetió en la clase sin despedirse

siquiera.Raquelcogióaireylosoltólentamenteparabuscarunpocodecalma.—Es una cabezota.Creo que puede ser una buena oportunidad paramí y para

ella, pero solo piensa en que la dejo tirada. Pero ¡si le he dicho que la nombrarécapitana!¡Ajjj!—gritóantesdedirigirse tambiénasuclase.Puessíqueempezababieneldía:condoscomponentesdelClubenfadadas.

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YaestabaensuaulaapuntodesentarsecuandoEstella,laprofedeinglés,laquenormalmenteeradoñaBuenRollo,anuncióaltiempoqueentrabaporlapuerta:

—Examen.¡Otrasorpresamás!Lucíatuvoganasdepreguntaralmundoquéhabíahechoella

paramerecertodasesascalamidades,perosabíaquenoobtendríarespuesta.Asíqueguardólamochilayelabrigoenlataquillayaceptósudestino.Alrevisarlashojasque Estella dejaba en su mesa por poco le dio un soponcio: una laaarga lista deejerciciossobrecomparativosysuperlativos,así,sinavisar…Todavíaconlaslegañaspegadasenlosojos,notuvomásremedioqueobligarseapensarenlasrespuestasaaquellaspreguntas,aunquenoentendieranilamitad.

Unbip ladistrajodelexamen,perosequedótanparalizadaquenoseatrevióamirarelmóvilniasilenciarlo.BuscólamiradacómplicedeSusanaydeFrida,peroestabandemasiadoconcentradasensuhojadepapelynoparabandegarabatearconel lápiz, lo que le dio a entender que conocían bien las respuestas. ¿Por qué teníaamigas tan listas?Alecharunvistazogeneral a laclase secruzócon lamiradadeToni,queleguiñóelojoyledirigióunasonrisaaltiempoqueleenseñabapordebajodelamesalalibretaabiertacontodaslaschuletas.¡Nidecoña!Pormuymalquelesalieraaquelexamenellaseríaincapazdehacernadaparecido(además,conlotorpeque era la pillarían fijo).Lucía se concentró en su papel y siguió pensando en susrespuestas.¿Apartirdecuántassílabasseutilizabamoreenvezdelaterminaciónen-er?

Sumóvilvolvióapitary,trasunamiradaaviesadeladulceEstella,estaveznotuvomásremedioquemeterlamanorápidamenteensuchaquetaparasilenciarlo.Alcogerlo para apretar el botóndel volumen se encendió la pantalla y vio el nombreresponsabledeaquellosmensajes:Adri.Lucíanopudoevitarsaltarenlasilladelaimpresión.

—Issomethingwrong,Lucía?—lepreguntólateacher.Pormuchoquecasipudierapasarporunaalumnamásdelcolegio,porsuforma

devestirtanjuvenil(pantalonesconrodillasrotasyjerseydeestrellitas),yporquenomedíamuchomás que Lucía, podía sacar sumala leche cuando hacía falta.Ya lohabíacomprobadoenmásdeunaocasión,comoaquellavezen laquepillóaLuisdibujando diseños para su skater en la libretamientras ella explicaba la diferenciaentreanyysome.Pegótalgritoquetodalaclasesequedóenplanestatuasinsaberquésucedía.Asíquenoseandabaconchiquitastampoco…

—No,teacher.Sorry—sedisculpóLucíaconelmóvilaferradoasusmanosenelbolsillodesuchaquetaazulmarino.

Soloesperabaquelaprofenooptaraporacercarseaellayquitárselo,comoyalehabíasucedidootrasvecesconalgunaqueotraprofesora(Morticia,sinirmáslejos).

—Ok then —resolvió antes de devolver sus ojos al libro de texto que teníadelante.

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Lucía se aseguró de que Estella permanecía distraída antes de desbloquear sumóvilyabrirelmensajedeAdri.

—lepreguntabasintético.Lucíasintióunaespeciedepunzadaenlastripasquenosupoidentificar.¿Serían

nervios? Probablemente. Y es que no estaba viviendo una situación demasiadorelajante,laverdad.SepreguntósileapetecíaveraAdriypasarunratocharlandoyriendoconél(porquelahacíareírmucho)ynotuvoquetomarsemásqueunospocossegundos para decidir que sí. ¿Por qué no? Y eso fue precisamente lo que lerespondió.

—volvióélaescribir.Lucíasonrió.MiródenuevoaEstellaycontestóalmensajesinmiraralteclado:

—lepreguntóAdri.

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Lucía no dio importancia al comentario.Adri estaba de broma constantemente.Asíqueoptópordespedirseydejarelmóvilensubolsilloparapodercontinuarconelexamen.Nopodíapensarenloquesepondría,nienquéharíatantoratoconélasolas…Ni enqueno se lo había contado aMario todavía.Solo le quedabamediahoraparaterminarlosdiezejerciciosquelequedaban,yahora,graciasaAdri,teníaunaoportunidadparaaprobar.

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Loshuevosfritosdeaqueldíaparecíanestarcoronadospordospiedrasenlugardepordosyemas.PormuchoqueLucíaintentabamojarelpan,resultabamuchomásfácil comérselo con cuchillo y tenedor. Pero ¿cómo iba a meterse en la boca esaporqueríaquenosabíaanada?Habíaconseguidotragarselasopadefideosqueeramásbienaguasucia.Yharíaunesfuerzoconesaespeciedemoussedechocolate,queenrealidadsabríaceroachocolateymuchoaquímica.Peroloshuevos…conellosnopodía.

—Tumadrepodíahabérselocurradoy traertedespuésdecomer,Bea.Total,paesto…Noséaquémerecuerda—empezóadecirSusanacogiendoconeltenedorsupropiohuevofritoplastificado.

Hastalahoradelacomidalaschicasnohabíanpodidojuntarsetodas,puesBeaacababadellegardelmédico.EncuantohabíavistoaLucíaalapuertadelcomedorle había dado un abrazo, agradecida por el notición: le había escrito anoche porWhatsAppponiéndolaaldíasobresunuevoempleoysuamigahabíarespondidolamar de emocionada. Al verlas tan acarameladas, sus amigas comenzaron a emitirgrititos y silbidos de burla, hasta que compartieron con ellas el hecho de que lospróximos fines de semana, las reuniones de buhardilla tendrían que hacerse en elrestauranteLucía,dondeBea(y,unpocotambién,Lucía)trabajaríamañanaytardeparapagarelregalodesuamor.

DerepenteaLucíalevinieronalamenteloscanapésconhuevosdecodornizquesehabíazampadoelsábadodurantelainauguraciónyleentraronganasdellorar.MástodavíacuandoescuchóhablaraFrida.

—Yo sí sé a qué me recuerdan estos huevos… A una caca de paloma reciénaplastada—soltóFridaytodastuvieronqueaguantarselasnáuseas.

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Lucíanoteníaniideadeloqueibaahacerconesacomida,perocomérselaeratotalmente IMPOSIBLE. Solo ver cómo Raquel se metía trocitos en la boca lerevolvía las tripas.Tirarlapor laventanaestabadescartado.Con lamiradabuscóaMarisa por el comedor, con susmechasperfectas, y la encontróhablando animadaconsusamigas.Susmiradasseencontraronysupoquesi se leocurríahaceralgo,aquellabrujavolveríaachivarse,exactamenteigualquelaúltimavez,cuandoPíopíolacastigóacomerenlasmesasdepreescolar.Entonces¿qué?

—Sicierraslosojoseimaginasqueesotracosa,noesparatanto—soltóRaquelmasticandounnuevotrozo.

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—soltóFridaunnuevoreprochedirigidoaRaquel.

Desde que Raquel les había comunicado la noticia de que quizá cambiaba deequipodevóleyesamañana,suamiganohabíahechootracosaquemeterseconella.A Lucía aquella situación empezaba a inquietarla: Frida estaba haciendo daño aRaquelpormotivosegoístasyparecíanoquererverlo.Quizáteníaqueencontrarun

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momento para echarle un cubo de agua fría a su amiga con tal de que dejara decomportarsecomounaidiota.Peroahorateníaotroretopordelante…deshacersedeesacomidaincomible.

Sefijóenque,asulado,Susanateníaelplatoyavacío,FridatambiényRaquelyBea iban por elmismo camino. ¿Es que se les había escacharrado el paladar? ¿Oteníanelestómagohechoderoca?¡Ellano!

—Comonotelosmetasenelbolsillodelabrigo…—lesugirióFridaamododebroma,peroaLucíanoleparecióningunatontería.

—Puescreoquetengounabolsadeplásticodelbocadillodeestamañana…—Noteatreverás…

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Soloporlacaraconquelaestabanmirandosusamigasdesechólaidea.Quizáladesesperación estaba haciendo que se le fuera la pinza. Nada, cogió el tenedornuevamente,partióuntrozodeyemareseca,lopinchóy…

—¿Noesesanuestranuevatutora?Al levantar los ojos del repugnante plato, Lucía se encontró con la figura de

Flora,suúnicaprofeamigaenaquelcolegio.Nosabíasieraporqueteníalaventanadefondo,pero leparecióverunaespeciedeauraasualrededor,comosiestuvierailuminada con una luz especial. ¡De locos! Flora acababa de entrar en el comedorparasustituiralaanteriorprofesoraquehabíaestadovigilando,unaqueLucíaapenasconocía porque daba clase a los de Bachillerato. De pronto, sintió que alguien lahabíaenviadoenrespuestaasusruegos,exactamenteigualqueeldíaquelaconoció,cuandollegótantardeporlamañanaaclase.¿Podríallamarseesomilagro?¡Seguroquesí!

Sinpensarlo,sepusoenpie,sefuehastaellaylepreguntótitubeante:—Estos huevos están a punto de hacerme vomitar. ¿Puedo dejarlos? Me he

comidotodolodemás,peroconellosnopuedo.Lucíasequedóobservandoelgestodeesamujeralaqueconocíadehacíabien

poco,peroqueteníalasensacióndetodolocontrario.Ynosupointerpretarlo.¿Ysisehabíaapresuradoenconfiarenella?Depronto,Florase leacercóunpocomás.Lucíatragósalivanerviosa.Entoncesvioqueconlamanoleofrecíaalgoenvueltoenpapeldeplata.La tutoradebiódecaptar suexpresiónconfusa,pues leexplicócontonosereno:

—Anda,venga.Déjalos.Perotómateestebocadilloacambio.Lucía miró extrañada aquel envoltorio que acababa de dejarle encima de la

bandejayasintió,porquefueraloquefuese,estaríamejorqueesoshuevos.—Vale —respondió como si se tratara de una promesa de sangre. Si Flora

demostrabaesaconfianzaenella,noibaadefraudarla.Asíquedejólabandejaensusitio,juntoconlasdemás,ysesentódenuevocon

susamigas,quemirabancómodesenvolvíaelbocadillo,todavíaincrédulas.Tampocoellaacababadecreerseque,deverdad,hubieraunángelentreelprofesorado.

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De:Viveka([email protected])Para: Lucía (let’[email protected]), Frida ([email protected]), Bea

([email protected]), Raquel ([email protected]) y Susana(rock’[email protected])

Asunto:Pista1Adjunto:coche.jpg

Chicas,Primera persecución. Envío pruebas. Marta dice adiós a alguien en coche.

¿Quién?Nosabemos.Primero,porqueesnocheyceroluz.Segundo,porquecochedesconocido.¿Vosotrasconocer?

Kisses,Viveka

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AdrisacóunodeloscedésdelaestanteríallenaarebosaryseloenseñóaLucía.—Muyrecomendable.—¿JosephArthur?Niidea.—Puesparaesoestoyyoaquí.Parainstruirte.—Adrileguiñóunojoycontinuó

removiendocedésconlosdedos.EstabanenunadelastiendasdemúsicadelacalleTallers,rodeadosdevinilosy

cedésypósteresycamisetasrelacionadosconlamúsica.AunqueLucíahabíapasadomilesdevecespordelantedeestoslocalesparavisitarlaszapateríasylastiendasderopaquehabíacerca,nuncasehabíaadentradoenelmundodelaspequeñastiendasdediscos.Veía que cadavezquedabanmenos, pero no le había dado importancia.Cuando le gustaba un grupo y quería comprar su último álbum iba a una gransuperficiecomolaFNACporquesiemprelotenían.YúltimamenteselobajabatododeiTunesporqueeratodavíamáscómodo,noteníaniquesalirdecasa.Dehecho,norecordabacuálhabíasidoelúltimodiscoquesehabíacompradoenunatiendafísica.Sin embargo,Adri estaba a punto de cambiar ese hecho, porque parecía conocerseaquella tiendaaldedilloyLucíacadavezsesentíamássobrecogidaporelencantoque desprendía.Allí dentro lamúsica parecía vivirse de otramanera: las pequeñasrarezasresultabanauténticostesorosy,graciasaAdri,Lucíacomenzabaaapreciarlo.

—Este no lo encontrarás en un supermercado, pero cuando lo escuches no loolvidarásjamás.—Adricogiósusmartphoneyreprodujounacanciónquesonabalamardebien:Inthesun.

Aquel cantante tenía la vozmás cálidaqueLucía había escuchadonunca.AdrivocalizabalacanciónaltiempoqueJosephArthurlacantabayaLucíaselepusolapiel de gallina. Esa era lamúsica que a ella le gustaba, la que llegaba al corazón.Cuando acabó la canción, cogió el cedé dispuesta a comprarlo y Adri sonriósatisfechomostrandosuhileradedientesblancos.Estabamuyguapoconsujerseyarayas y sus pantalones cargo de color negro, pero Lucía podía verlo desde ladistancia: no sentía nada más que amistad al mirarlo. Se lo estaba pasando demaravillaconélenloqueestabasiendounatardedelomásanómala.Nohabíanidoalcine,nialburguer,sinoquesehabíandedicadoahablarmientrasdescubríanjuntos

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nuevasjoyasdelamúsicayLucíaestabaencantada.AellalamúsicalehipnotizabayAdrileestabaabriendouninmensoabanicodenuevasposibilidades.

—¿YHalfMoonRun?—preguntóellaalverotrocedéenlaestanteríaquellamósuatención.

—¡Esgenial!Ungrupocanadiensequenodebesperderte.—Aestepasomegastarétodalapagaencedés.—Puesnohaymejormaneradegastarla.¡Telodigoyo!

LucíaserióyAdrileacaricióelhombroconcariño.Ellasedejóporquenoviomaldadninguna.

—Eh,tío.Prontonosllegaráelúltimopedidoquenoshiciste.ElWeathervanes,de Feelance Waves. La verdad es que está muy guapo, mejor que el álbum quesacaronenel2012—ledijoeldependienteaAdricuandoseacercaronalacajaparapagarloscedésquehabíanelegido.

—Telodije,tío.Nuncameequivoco—respondióAdrialtiempoquelecogíalamanoenunsaludoamistosomientraselotrosereíadesucomentario.

Definitivamente, el chico debía de pasar mucho tiempo en aquel lugar que leresultabatancómodoyfamiliar,yLucíacomprendióperfectamenteelmotivo:eradelo más especial. Allí podía deshacerse hablando de música, que siempre hallaríarespuestas.Debíadesentirsealgoasícomoellaenlaacademiadebaile,rodeadodepersonasquecomprendíansupasiónysabíanencauzarla.

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CuandoletocóelturnoaLucíaparapagarsumontón,elchicodelacajaledijo:

—Muybuengusto,síseñor.—Gracias. Es pormi instructor.—Sonrió

Lucía al repetir las palabras que habíapronunciadoAdriunratoantes.

—Yunomuybueno.—Bah,esolodicesporquemegasto todo

elsueldoenestesitio.—Esotambién,peronohaymásqueescucharlascancionesquetocasparasaber

quetengorazón.—Nome hagas más la pelota, anda. Seguiré viniendo aquí a pesar de que tu

camisetadelosMisfitstengamásañosquemiabuela.Hastaotrodía,tío.Entre risas,Adrisedespidiódelchicoal tiempoqueabría lapuertadesaliday

acompañabaaLucíaconelbrazoapoyadoensuespalda.Mientras recorrían lacalleendirecciónalmetro,nodejódecontarle losplanes

queteníaparasugrupo.Estabangrabandounamaquetaenunestudioqueleshabíandejado e iban a tratar de venderla a alguna discográfica; según parecía, alguieninfluyentehabíavistounodesusconciertosysehabíamostradomuyinteresadoenescucharmástemasdelgrupo.Adrihablabaemocionado,moviendolasmanosenelairey,devezencuando,seestirabaelpelooscuroparaatráscomoparadejarescaparpartedeesaemociónquenolecabíadentrodelcuerpo.Esedíahabíadejadoencasaelsombreritoquellevabaenlainauguracióndelrestaurante.Mejor.

—Nopuedocreerquevayaatenerunamigofamoso—ledijoLucía.—Losdosseremosfamosos—respondióélconlosojospuestosenelcielo,como

siprevieraelfuturo.Segolpeteabaconlosdedoslabarbilla.—¿Yo?Nosédequémanera.—Puesclaro.Serásunapintorafamosa.Expondrásengaleríasimportantesyyo

presumirédeteneralgunosdetuscarísimoscuadros.Lucíasereíaacarcajadas:sí,podíareírsemásalto,peronomásclaro.Adritenía

ese efecto en ella. ¿Quién le iba a decir que el chico que le había causado tantosquebraderosdecabezaenelpasadoibaaconvertirseenunbuenamigo?

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Yaenloaltodelasescalerasdelmetro,rodeadosdepersonasqueibanyvenían,quelosempujabanycasiseentremetíanentrelosdos,Lucíacomenzóadespedirse.Seestabahaciendotardey,alserentresemana,debíaregresaracasaabuenahora.Todavía teníaalgunosdeberesqueacabarparaeldíasiguiente,comoun trabajodecienciasnaturalesquelefaltabarematar.Noleapetecíanada,claro.Aquellatardetandistinta con Adri había conseguido abstraerla de toda su rutina. Y le estabaagradecida.

—Melohepasadomuybien—ledijo.—Yyotambién.SehizounsilencioqueLucíanosupocómomanejar.Ahora sedabacuentade

queeralaprimeravezquequedabaconunamigoasolas.Conunamigochico.¿Sedespedía de él con dos besos como hacía con sus amigas? No tuvo que pensarlomucho,porqueAdriseabalanzósobreellay,sindarleopción,leplantóunbesoenunamejillaydespuésenlaotra.LucíarecordabaaAdriunpocopulpo,peroaquellatardesehabíacomportadocomounperfectocaballero.Ylosbesoshabíansidodelomáscastos,asíquelecorrespondiósinsonrojarse.

IbaadesapareceryaporelsubterráneotrasdespedirsenuevamenteconlamanocuandoAdrilegritó:

—¡Repetimospronto!Ellalehizoelgestodeokconlamanoycorrióaltren,queacababadeentraren

elandén.Estabadeseandollegaracasaparaponerensuequipodemúsicaalgunodeloscedésqueacababadecomprar.Sacóeltarjeteroparameterelbonodemetroporlaranuray,justoenesemomento,comenzóasonarleelteléfono.

—¡Mecachis!—gritómientrashacíagirareltorno,guardabacorriendoelbonoensusitioybuscabaelteléfonomóvilalolargoyanchodelbolsobandolera.

En la pantalla apareció la imagen deMario y su nombre. Sin pensarlo, Lucíadescolgó.

—¿Quétal,cariño?—losaludóunpocoagobiadamientrascorríahaciaelandén,dondeeltrenabríayasuspuertas.

—Bien.¿Ytú?¿Qué…?Lucíano escuchababien a travésdel teléfono con todo el ruidodelmetroy la

gentequegritabaasualrededor.Tuvoqueapretujarsecontraelcristalde lapuertapara caber en el vagón que acababa de entrar y casi no podía ni coger bien elteléfono.

—Esquenoteoigo—ledijoaMario.—Tepreguntabaquedóndeestás.¿Quéhaces?—Estoyenelmetro.HequedadoconAdriestatardeparadarunavueltayahora

estoyyendoacasa.—¿ConAdri?—preguntóMario.—Sí,elchicoquetepresentéenlafiestadeinauguracióndelrestaurante.

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El tren acababa de llegar a una parada y la avalancha de gente comenzó amoverseaunladoyaotro.Lucíatuvoquedejarsellevarysalirfueradelvagónparaquelagentepudierasalir.Despuéssepegóalafilaquequeríavolveraentrar.

—¿Mario?—preguntó,convencidadequealfinallallamadasehabríacortado.Comonoobtuvorespuestamirósupantalla.Comprobóqueseguíansumandolos

segundos transcurridos desde que la había llamado. Por lomenos, ahora el vagónestababastantemásvacío.Sefueaunaesquinaparaconseguirunpocodeintimidadyescucharconmayorclaridad.

—¿Mario?—volvióapreguntar.Quizánohabíamáscobertura.—Sí.—Ah,pensabaquenomeoías.—Sí,teoigo.HeoídoquehasquedadoconAdri.—EltonodeMarioera,cuando

menos,serio.Lucíaempezóapreocuparseporquenoentendíaelmotivo.—¿Pasaalgo?—No,soloquemehubiesegustadosaberloantes.—Bueno,teloestoydiciendoahora.¿Porquéteenfadas?

—Nomeenfado.—Síteenfadas.Silencio.Lucíanoqueríalevantarelvolumendevozpormuchoqueempezabaahervirlela

sangre,porquenoeraplandemontarelespectáculodelantedetodaaquellagentequeenesemomentolamirabacuriosadesdesusasientos.

—Vale,sí,meenfadoporquenomegustaesetío.—Peroesmiamigo.—Noestuamigo.Quieremás.—¿Porquédiceseso?¡Sabequetengonovio!Además,yonoquieronadaconél.

¿Esquenoconfíasenmí?Alnorecibirrespuesta,Lucíadedujoque,efectivamente,ledabamiedoquefuera

aponerleloscuernosconelmúsico.Valequeenelpasadohubieracometidoerrores,peronoconMario.ConMariohabíasidolegalytransparentedesdeelprincipioyélnoteníamotivosparasospechardenada.Derepente,aLucíayanoleapetecíahablarmásconél.Sedespidióconunescuetoadiósyapagóelmóvil.VolveríaahablarconMariocuandofueracapazdeescucharladeverdad.

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Nadamásabrirlapuertaestudióellugar.Nohabíaregresadodesdelainauguracióndelsábado,cuandoellocalsehabíallenadohastalostopes.Apesardequenoerannilasnuevedelanoche,elnúmerodemesasocupadasenelrestauranteyanopodíancontarseconlosdedosdeunamano.Aunasí,Lucíasedijoquenohabíasuficientesclientescomoparaquesumadrenopudieradedicarleunrato.

Ladivisó en ladistanciahablandoamablemente conunapareja sentada enunaesquina, con una carta entre lasmanos. Iba vestidamuy elegante, con un traje depantalón negro, y el pelo pelirrojo recogido en un moño alto. Además, se habíamaquilladounpocomásdelohabitual.Nodebiódedarsecuentadelallegadadesuhija,porquesiguiótotalmentealosuyo.Lucíaseencogiódehombrosresignada.Unavez más, sus deducciones habían sido erróneas. Se dirigió a la barra, donde JoséMaríalasaludónadamásverla.

—¡Québienquehayasvenido,Lucía!¿Quétepongo?—¿Puedo cenar aquí? —preguntó tomando asiento en uno de los cómodos

taburetes.—¡Puesclaro!Tevoyaponerunosmacarronesquetevasachuparlosdedos.

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Lucía sonrió agradecida.Había descartado la idea de irse a casa con tal de noestarsolaydarlemásvueltasasudiscusiónconMario,quelehabíadejadoelcuerpocortado.Yarevisaríaeltrabajodenaturalesantesdemeterseenlacama,loteníacasiacabado. Ese día Lucía prefería comer algo rico y caliente en el restaurante quevolverarebuscarenlaneverasobrasdedíasanteriores.Sacóelmóvildesubolsodebandolera y lo encendió. Rápidamente se puso a pitar como un loco anunciandollamadasywhatsappsyseagobióunpoco,asíqueprefirióignorarlosunratomás,yvolvióameterelteléfonoenelbolso.

—Yotambiénlohago—dijoÁlex,elcamareroqueestabaenlabarra.HastaesemomentoLucíanohabíareparadoenél,aunqueloconocíayadeantes

delainauguración.Eraunchicojovenyguapo,ysenotabaqueéllosabía.Teníalospómulosmuymarcados y los labios carnosos. Por el cuello de la camisa negra leasomabalalíneadeuntatuajetribalque,segúnLucía,debíadeocuparlegranpartedeltorso.

—¿Elqué?—lepreguntósincomprenderaquéserefería.—Apagarelteléfonocuandonoquierohablarconalguien.Lucíaasintió,peronocompartióningunainformación.Aunasí,alchicodebíade

gustarle hablar, porque antes de salir de la barra para hacer su trabajo le volvió acomentar:

—Lomaloesqueenalgúnmomentolotienesquevolveraencender.ÁlexsedirigióalacocinaydejóaLucíaotravezsola.Sabíaqueteníarazón,y

quetendríaquehablarconMariotardeotemprano,perotodavíaestabamuydolida.Necesitabadistraerse,hablarconalguienquelequitaraesepensamientodelacabeza.Sefijóenqueenesemomentosumadresealejabadelamesaenlaquehabíaestadoocupadaunbuenratoparaacercarseaella.Alfinpodríanpasarunratocharlandodelosúltimosdíasosemanas…

—¿Cenasaquí?—lepreguntóMaríaescuetamientrasguardabadetrásdelabarralascartasquelehabíandevueltolosclientes.

—Sí.YaselohedichoaJoséMaría.—Vale.Lucíacontemplaba losmovimientosde sumadremientrasesperabaque tomara

asientoasuladoparahacerlecompañía,peroentoncesentróunafamiliaalcompletoen el restaurante yMaría se fue directa a ellos con sumejor sonrisa y cartas paratodos. Lucía resopló decepcionada.Ni siquiera allí conseguía intercambiarmás dedospalabrasconsumadre…

Lucía recuperó su móvil y, sin responder todos los mensajes y llamadaspendientes, se dedicó a mirar las últimas publicaciones de Tuenti de sus amigosmientrasesperabalacena.Parecíaqueallí ibaaestar igualdesolaqueencasa.Lellamó la atención descubrir que Marta había compartido una publicación. A ellasapenas les escribía más que para decir «todo ok!», pero sí lo hacía en las redessociales.Resoplóunpocomosqueada.Despuésseobligóanopensarmal:suamiga

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debíadetenerunbuenmotivoparaescaquearsedeesamaneray,tardeotemprano,loacabaríanaveriguando.Entróenelenlacequehabíapublicadoyquehablabasobreunestudiodelomáscurioso:unoquedemostrabamediantefigurasanatómicasdóndese experimentaban cada una de las emociones en el cuerpo, por los cambiosfisiológicosqueprovocaban.Martalohabíatitulado:«Love,alwaysLove!».Lucíasefijó que ese sentimiento al que se refería su amiga, el amor, se experimentabaprácticamenteentodoelcuerpo:lacabeza,elpecho,elvientre…¿noerademasiadoexagerado?

En el fondo, le gustaba comprobar que aunqueMarta no hubiera tenido demasiada suerte con loschicos, mantuviera su fe en el amor verdadero.Debíadeestardeseandovivirunahistoriacomolasque salían en esas novelas románticas que tanto lagustaban,unacomoladeellayMario…Alpensaren su chico, Lucía sintió una punzada justo en elcorazón.Definitivamente, sudesconfianza lehabíahechodaño.¿Cómopodíasertanreceloso?¡Conlo

bienqueestabanjuntossiempre!Sepreguntósiesarelaciónteníafuturo,pues¿acasosepodíaestarunidoaalguienquenosefiaradeti?Lucíasintióganasdegritardelarabia que le daba. No quería estropear algo tan bonito, pero ¡Mario estabaexagerando!Secontuvoparaevitaresesentimientoque,segúnelestudiodeMarta,sesentíahasta en losbrazos (estabade acuerdo, quizápor eso avecesdespertaba lasganasdepegaraalguien).PrefirióconcentrarseenelplatodemacarronesqueletraíaJoséMaría.

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Elprimerbocado lesupoagloria:el tomatesabíaa tomatedeverdad,comosiacabaran de machacárselo exclusivamente para que ella se lo comiera. ¿Era esoposible?

—¿Te gustan?—le preguntó el hombre, que también iba impecable, con unacamisablancaimpolutaymuybienplanchada.

Ellaasintióconlabocallenayelestómagocontento.Yaestá,selehabíapasadotodoelenfado.

—Mealegro.Tengoquevolveraltrabajo.Luegonosvemos.Elmaridodesumadresedespidióparaalejarsehaciaelinteriordelacocinayya

noregresó.Lucíaseacabósuplatoendosminutosyapuróelvasodeaguaque lehabía servido junto con la cena. Su madre estaba ahora hablando con Álex y lascamareras,SilviayAna.Lucía loshabía idoconociendo todas lasvecesquehabíapasado por el restaurante antes de su apertura, pues sumadre se había entretenidodurantedíasencoordinarlastareasdecadaunoparaquelastuviesenbienclaraselgran día de la inauguración. Desde lejos vio cómo Álex (el más joven y, segúnparecía, también gracioso), hacía un comentario que provocaba las risitas de laschicas. Entonces su madre fijó los ojos en todos ellos, uno a uno, y las bromascesaron;rápidamente,todosrecuperaronlaseriedad.Trasunúltimocomentarioque,en la distancia, parecía grave, todos asintieron obedientes. Probablemente Maríaestaríaredirigiendosumanerade trabajarparaque,segúnsuparecer, resultasemás

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eficaz,puesasumadrelegustabatenerabsolutamentetodocontrolado.Asíeraella,almenoseneltrabajo.Fueradeél,habíademasiadascosasqueseleescapaban,oesopensabaLucía.

Semiróelrelojydecidióquesoloteníadosopciones:podíaregresaracasasolaoseguiresperandoa sumadrehasta lasmilenaquel taburete, tambiénsola.Asíquerecogióelabrigoyelbolso,sepusoenpieyseacercóadondeestabansumadreyloscamareros.

Maríalepreguntóconlamiradaquéquería.—Memarchoacasa.—Vale.Hastaluego.Sumadre le dio un beso de refilón en lamejilla y continuó hablando con sus

trabajadores, que la contemplaban como si fuera una diosa. Lucía salió delrestaurante sintiéndose muy pequeña, con ganas de llegar a casa y meterse en lacama.Enunsolodíahabíaconseguidoquedosdelaspersonasalasquemásqueríavolvieranadefraudarla.

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—Ladignidadesunvalorounderecho inviolableque tenemos todas laspersonaspor igual, sin importar su origen o descendencia. Eso significa que las personassomosvaliosasyrespetablesporelsimplehechodeserpersonas.Lagranpreguntaes:¿dóndeterminatulibertadydóndeempiezaladelotro?

Aquella pregunta despertó a Lucía de su letargo, pues últimamente se estabasintiendoenconflictoconsulibertadacausadeMario.Yesque,sentadaasumesayconunentusiasmosorprendenteaesaúltimahoradeljueves,Floraintentabaexplicarasusalumnoselconceptodeltemarioquetocabaensuasignatura:ladignidadylosderechoshumanos.Sinembargo,pormuchoqueLucíaseesforzabapormantenerlosojosabiertos,aquelmonólogolaestabaaburriendosobremanera.Alecharunvistazoalrestodelaclasecomprendióquesuscompañerosestabanigual.Marisa,dehecho,habíaempezadoaroncar.Siempresolíacubrirseconunodelosbrazosyecharelpeloa un lado, pero ese día ni siquiera se habíamolestado en cuidar ese detalle.Lucíamiró a Flora y le dio lástima: para una profesora buena que tenían y nadie laescuchaba. Resultaba evidente que Flora era consciente de la situación, porque nohacíamásquecolocarseenungestonerviosoelcabellorubiodetrásdelasorejas,yaclararse lavozparadespertar a los alumnosdormidos.SiMorticiahubiera estadoallí,losgritoshabríaninundadoelaire.PeroconFlorano.Floraera,definitivamente,unángelmilagroso.

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Durante esa semana habían llegado a oídos deLucía rumores de todo tipo conrespectoa sunueva tutora:que sihabíaestadoenONGpor todoelmundo,que sihabíasobrevividoaunterremoto,quesihabíaayudadoalosrefugiadosdeSiria,quesihabíaestadoponiendovacunasenÁfrica…ALucíaseleocurrióquecualquieradeesosrumoressonabamuchomás interesantequeel textoqueestaba leyendo,yquequizápodíaserleútilpararecuperarlaatencióndelaclase.Asíquelevantólamano.

—Dime,Lucía—ledijoFloravisiblementecontentaporquealguieninteractuaraconella.

—Dicequeladignidadesrespetoynosperteneceatodos…¿puedeponeralgúnejemplo?

Flora sonrió aLucía.Evidentemente, comprendió cuál era su intención, porquecerróellibrodetextoquehabíaestadoleyendoenunmovimientorápidoysepusoenpie.Apuntóenlapizarraunapalabra:ISLAM.

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—Imaginoquetodoshabéisoídohablardeestareligión.Algunos alumnos se incorporaron un poco, y aunque la mayoría siguieron sin

prestaratención,laprofesorasiguióexplicando:—Lospracticantesde esta religión tienenunabibliapropia, elCorán.Y, según

interpretanelCorán, lasmujeresdebencubrirsus rostrosycabellosconvelosparaquenopuedanverloslosextraños.Bien,losajenosaestacreenciapuedenconsiderarque esas mujeres se esconden por obligación y porque no tienen dignidad. Perodebéis saber que, en lamayoría de los casos, esa es su decisión: haymujeres, porejemplo,queprefierenusarelveloporquenoquierenserjuzgadasporsuaparienciafísica,comosifuesenunobjeto,porqueparaellasesoseríaprecisamenteunamaneradeperdersudignidad.¿Comprendéis?

LarespuestadeFlorapermanecióflotandoenelairemientrasLucíaylosdemásalumnos,queempezabanadesperezarse,laasimilaban.

—¿Ytodaslaspersonasquesevenobligadasaabandonarsupaísporunaguerraysequedansinnada,enunpaísextraño,sincomida,nitrabajo…?Esadecisiónnolatomanellos,¿no?¿Hanperdidoasísudignidadosurespeto?

Lapregunta laformulóSusana,queparecíaverdaderamente interesadaenaqueltema.Detodassusamigas,ellasacabalasmejoresnotas.Podríadecirsequeposeíaunainteligenciasutilporquenoalardeabadeella,perosabíadetodo.

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—Paranada.Semarchandesupaísparasobrevivirycreenquealládondevayanestaránmejor.Siguensiendomuydignos,aunquesepasendíasviviendoencentrosde acogida y sin nada que comer. O precisamente por eso: se enfrentan a unasituaciónmuydifícilyhacencuantopuedenparasuperarla.

—¿Ustedhaconocidoaalguienasí?—lepreguntóLucíadirectamente.—Sí. He estado colaborando estrechamente con algunas organizaciones. Y la

enseñanzamás importante queme llevo es que debemos aprender a ver las cosasdesde muchas perspectivas para comprender la realidad. Por eso, cuantas másperspectivasseconocen,mejorquemejor.

Lucíaescuchabahablaraaquellamujerysesentíalamardeafortunadaporquecreíaquepodíarecibirmuchísimaslecciones.Desdeelprimerdíaquehablóconellasupo que se trataba de una persona muy especial y que desempeñaría un papelfundamental en su vida. Aquella sí que era una profesión importante: ayudar a lagente.Flora compartió con ellos vivencias y experiencias únicas quenoolvidaríannunca.ComolavezqueestuvograbandoundocumentalsobrelaescasezdeaguaenNamibia,olosnombresdetodoslosniñosqueteníaamadrinadosportodoelmundoyquevisitabacadavezqueteníaocasión.

Floralesaseguróquepodíanaprendermuchodedignidadyderechoshumanosdecualquiercriatura.Tambiénlesdijoqueelproblemadelasociedadengeneralesquecadaunovivesuspropiascircunstanciasynotieneencuentaquenosonlasúnicas.Paraquecomprendieranlograndequeeraelmundoyladiversidaddeespeciesquevivíanenél,Floralespropusorealizaruntrabajo.

—Escogedvosotroseltema.Puedesercualquiercosaconlaqueconviváis,queforme parte de vuestra vida, pero debéis redactarlo visto desde los ojos de unapersonadeunaculturadistintaalavuestra.

Lucía aceptó el reto: si tenía que aprender a «mirar» con otros ojos, estabaconvencidadequeconFloraloconseguiría.

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Unacoleta altay lista.Así se arreglóLucía lamadeja enredadaque teníaporpelodespuésdequeRebelashubieramachacadootravezenlaclasedehip-hop.Lanuevacóreoeradefinitivamentecomplicada,perocadadíaquepracticabanotabamejoras.Comoelhechodequeesemismo lunesno lesalierael freeze (quedarse congeladahaciendounaposturaenelsuelocomoelpino)ysolo tresdíasdespuésacabaradehacerlo perfecto, tal como le había dicho Rebe. Incluso Nadia se había quedadoflipada.Yeah!

—¿Tedejomigorra?—lepreguntóNadiaguiñándoleunojomientrasseburlabadelpelodeLucía.

—Paso. Me voy directa a casa… No tengo prevista ninguna sesión de fotos,gracias.

Las dos amigas salieron de la academia y permanecieron un rato en la puerta,dondesedespedirían,puesNadiadebíavolveraquedarconsugrupodetrabajo.

—¿Quétalconeldetomapanymoja?—lepreguntóLucíasobrecómohabíaidolareunióndellunespasado.

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—Bien, aunque es un poco tímido. Hoy tengo previsto solucionarlo—le dijoponiéndoseunpocodeglossdefresayLucíaserióporsuatrevimiento.

—¡Descarada!—semetióconella.NadialallamósanturronayLucíaleclavóeldedo en las costillas para hacerle cosquillasmientras se defendía: ¡no era ningunasanta!Aellasololegustababesaraunchicoyllevabaenfadadaconéldesdelatardeanterior.

—Deberíasdevolverlelasllamadas.—Todavíano—respondióestrictaLucía.SeguíasinsercapazdecomprendercómoMariosehabíapuesto tanbordecon

ellaporquedarconAdri.¡Esosíqueerainjusto!—Supongo que un poco de caña no le vendrá mal—comentó Nadia y Lucía

estuvodeacuerdo.Mariosemerecíasufrirunpocomás.Tras darle unbeso a su amiga, se subió el cuello del anorak, y se encaminó al

metro. No quería que nadie la viera con esas pintas. Ella era una persona que,habitualmente,cuidabamuchísimosuaspecto.Peroaqueldía…TeníaganasdellegaracasayempezareltrabajoqueFloraleshabíapedido.Asíque,agarradaaunadelasbarrasdelvagón,nosebajóniunmilímetrodelcuellode suanorakque le tapabamediacara.Unaseñoramayorconunabrigodelana,sentadaenunodelosasientos,comenzóamirarlaconrecelo.Lucíavioperfectamentecómocogíasubolsoconmásfuerzaytuvoqueahogarunarisa…¿Tanmalapintatenía?

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Encuantollegóasuparadadescendióconpasorápidodelmetro,salióalexteriory recorrió las dosmanzanas que la separaban hasta la puerta de su casa. ¡Ya casiestaba!¡Lohabíaconseguido!NadieseenteraríanuncadequeLucíahabíaidodelaacademiadebaileacasaconesafacha.Estabametiendolallaveenlacerraduradelportalcuandoescuchóasuespalda:

—Lucía.Noeraungrito,ni tampocounaexclamaciónde«¡Cuidado!».Oalgoparecido.

No.Eraunallamada,sencillamente,porquealguienhabíaidoaverla.¿Yquién?PuesnadamásynadamenosqueMario.Lucíasepreguntósisunovioseenfadaríamuchosi semetía dentro del portal, corría a su cuarto, se peinaba y acicalaba unpoco, yvolvía a bajar. Pero tal como estaban ahora las cosas… Quizá aquello fuerademasiado.

—¿Lucía?—preguntóahora,máscerca.SentíaasuespaldacómoMariolamirabadesdelasescalerasdeabajomientras

ellapermanecíaarriba.Alfinalsevolvió.—¿Quéquieres?

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Lucía se quedómirando aMario a la espera de que soltara una carcajada, o almenosdecaptarunatisbodeburlaensusojos,ensuboca…alverlaconeseaspecto.Pero no. El rostro deMario, normalmente travieso y pillo, estaba invadido por ungestoserio,sediríaqueinclusoansioso,mientrasdecía:

—Disculparme.El corazón deLucía sintió como si alguien hubiera abierto la jaula de barrotes

dondesehallabapreso.

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—¿Disculparte?—lepreguntóellaparaasegurarsedequeloestabaentendiendobien:Mariosearrepentíadelosucedido.

Sumano,inconscientemente,sefuehaciasucoletapelirrojaenmarañada,quesehabíaconvertidoenunnidodegorriones,ytratódearreglárselasinéxito.

—Sí.Ayernoquiseenfadarmecontigo.Essoloque…—¿Qué?—lo interrumpióellabajando lasescalerasparaestarmáscercadeél.

Permanecióunescalónporencimaparaquedarasualtura.—Quenomegustacómotemira.—Memiranormal…—No.Temiracomosi legustaras.Y loentiendo.¿Aquiénno ibasagustarle?

Peronodebíenfadarmecontigo,porquedetisímefío.Deélno,perodetisí.Asíquesiquieresseguirquedandoconél…Adelante.—Esaúltimapalabrasonócomosialguien se la hubiera arrancado con tenazas, de tanto como debía de dolerlepronunciarla.

Lucíaasintióbastantesatisfecha.Quizá lesonóunpocoapedirpermisoesodeque le «permitiera» quedar con Adri, pero decidió callarse porque era evidente elesfuerzoqueestabahaciendoelchico.

—¿Me perdonas? —le preguntó Mario cogiéndole la mano. Comenzó aacariciárselaconlosdedos,transmitiéndoleelcalorqueirradiabansiempre,yLucíasintiótalescosquillasquepensabaqueseibaadesmayar.

—Puesclaro—ledijosonriente.Desdeluego,sabíacómocamelársela.Mario se abalanzó sobre ella y la estrujó entre sus fuertes brazos. Lucía no se

esperabaesareacción.—Mesentíamuymal.Losiento.Nomegustaqueestemosenfadados.—Amítampoco—respondióellaconlabocaapretadasobresuhombro.Lucíanosolosedejóabrazar,sinoqueellalecorrespondióconlamismafuerza.

Movía sus brazos sobre la espalda deMario para abarcarla toda porque no queríaperdersenada.Loqueríatodoparaella.Notóelcorazónllenoporprimeravezdesdequehabíandiscutidolatardeanterior,comosipalpitaraconmássangre.Setratabadeuna sensación tan profunda que no sabía cómo definirla. De repente recordó elgráfico que había publicado Marta en su Tuenti. Se preguntó cuál de aquellossentimientoscoincidíaconloqueestabasintiendoellaenesemomento.

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De:Viveka([email protected])Para: Lucía (let’[email protected]), Frida ([email protected]), Bea

([email protected]), Raquel ([email protected]) y Susana(rock’[email protected])

Asunto:Pista2Adjunto:casa.jpg

Chicas,Hoyviernes,segundodíainvestigación.PropusimosaMartairateatroy…¡NO

QUISO! Rarísimo.Marta adora teatro. Así que nos escondimos y seguimos hastacasaenzonapijadeBerlín.Lavimosenventana,comoenfoto.¿Vosotrosconocéissitio?

Kissessssss,Viveka

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Beasehabíaquedadosinuñasdetantosnervioscomotenía.Lucíasediocuentaalcogerladelamanoparaacompañarlaalinteriordellocal.Deesoydelcolordesuscalcetines, que solían determinar su ánimo: gris rata, lo que indicaba que Bea nosabía cómo enfrentarse a aquel nuevo reto. Era sábado por lamañana y su amigaempezabasujornadalaboralenelrestauranteLucía.Habíaseguidosusinstruccionesdeirvestidacompletamentedenegroyconsumelenacastañarecogida,puessehabíahechounmoñocon trencitas.Como, supuestamente,Bea teníaqueayudarlaaella,habíaquedadoconsumadreenquelaacompañaría,lapresentaríaatodoelequipoyse quedaría un rato trabajando con ella, hasta cumplir con las horas que habíanacordado. Para variar, su madre y José María se pasarían la mañana liados conalgunosproveedoresquelesestabanfallando.

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—¿Tú crees que sabré hacerlo? —le preguntó su amiga con expresiónpreocupada.Susojosverdessemovíaninseguros.

—¡Claroquesí!Lopasaremosgenial,yaverás—ledijoLucíacon taldedarleeseempujoncilloque,aveces,necesitabasuamiga.

Lucía abrió la puerta de cristal y cedió el paso aBea, que entró con tanmalafortunaqueseleenredóunpieenunplieguedelaalfombraquecubríalaentradaycayó de bruces justo delante de ella. Ana y Silvia, que en ese momento estabanmontando lasmesas, se volvieron hacia ellas. Se llevaron lamano a la boca paraahogarunarisa,peroLucíalesdirigióunamiradadelasquematany,rápidamente,regresaron a lo que estaban haciendo. Dio gracias por que su madre no estuvierapresenteparadirigirleunade esasmiradas reprobatoriasque lediría: «¿Enqué líonoshasmetido?».No,LucíaestabaconvencidadequeBeaharíamuybiensutrabajo.Encuantoalguienseloexplicaraypracticaraunpoco,claro.

—Vamos al almacén para ponernos la chaquetilla—le propusoLucíamientrasayudabaalevantarlarápidamente.Suamigasehabíapuestomásrojaqueuntomate.

—Ay,Lucía.Nosabescuántolosiento.Quévergüenza…

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—¡Nopasanada!Yomehecaídomilvecesenelmismositio—mintió,perosiconseguíaquesuamigaserelajara,habríamerecidolapena(porunavez).

EnelalmacénleentregóaBeasuchaquetillayellasepusootra.Despuéslallevóalabarra,desdedondeelcamarero,Álex,lasobservabaconlosbrazoscruzados.

—Álex, ella es Bea. Te ayudará en la barra, sirviendo cafés y eso. Y yo mequedaréenlacajayechandounamano.

—¡Fantástico!Encantado,Bea.Megustatumoño.—Lediodosbesos.—Ejem, gracias—dijo ella en respuesta, llevándose las manos a las trencitas.

Lucíacreyóverquesuamigaseponíamáscoloradatodavía.—¿Leenseñascómofuncionalamáquinadeloscafésytodo?—¡Claro!Seráunplacer.—ÁlexleguiñóunojoaBea,quecomenzóatoserde

prontocomosisehubieraatragantadoconalgo.—¿Estásbien,nena?—lepreguntóLucíapreocupadaporelestadodenerviosen

el que se encontraba su amiga. Quizá no había sido tan buena idea llevarla allídespuésdetodo.

ÁlexaparecióalinstanteconunvasodeaguaqueleofrecióaBea.Ellaloaceptósinmirarloalosojos.¿AcasoelproblemaeraqueÁlexintimidabaasuamiga?

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—Nosapañaremosbien,Lucía.Tranquila—leaseguróÁlexpasándoselamanoporelpelodepuntayapoyándoladespuésenelhombrodeBeacontotalconfianza.

—Bueno, yome quedo un rato por aquí por si necesitas algo, ¿vale?—le dijoLucíaysealejóhaciaelotroextremodelabarra,dondeestabalacaja,ysesentóenuntabureteaesperaraquealguienseleacercaraparapagar.

Alamañanasiguientedequeaceptaratrabajarenelrestaurantedevezencuando,con tal de que Bea pudiera ganar el dinero suficiente para comprar el ampli a suchico,sumadrelehabíahechoapuntarenunalibreta(yestudiar)duranteeldesayunotodoslosdetallessobreelfuncionamientodeaquellacajaregistradoraúltimomodelo

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quelehabíacostadounojodelacara.Ahoraestabadeseandoponerenprácticasusconocimientos. Aunque también le asustaba un poco liarla, pero por lo menos noteníaasumadrecercaparapresionarlaconsusojoscriticones.

Mientras tanto, Lucía se centró en Bea, que estaba visiblemente inquieta. Nosabía ni dónde colocarse. Metía las manos en los bolsillos de su chaquetilla decamarera,despuésvolvíaasacarlas,entoncessefrotabauncodo,oseretirabapelosinvisiblesdelcuello…Lucíasintiólástimaporsuamigayseplanteóirarescatarla,peronoquisoapresurarse.Debíatenerfeenellaydarleunaoportunidad.

—¿Preparada? —preguntó Álex dando una palmada, delante de la cafeteraindustrial.

Bea asintió todo lo convencida que pudo y comenzó a escuchar obediente laexplicaciónqueel chico leofrecía sobrequébotonesdebíapulsarparaqueel caféfuera más o menos corto, sobre cómo calentar la leche, cómo rellenar el agua…Desdesupuesto,Lucíacontemplabacómosuamigasemovíaporlabarraconalgodetorpeza.

—¿Mecobras?—lepidióunamujerquetraíalanotadeunzumodenaranjayuncruasán.

Lucíatecleólosimportesenlamáquina,ehizotodoloquelehabíaexplicadosumadresobreaquellacajaregistradoratanmoderna,conordenadorincluido.Sesintióorgullosacuandotocólasteclasadecuadas,salióelimporte, lamujerlepagóyellacolocólasmonedasensusitio.«Untrabajobienhecho»,sedijo.Sisumadrehubieraestadoallí,sehabríasentidoorgullosa.Pero,paravariar,selohabíaperdido.

Cuandolaclientasalióporlapuerta,volvióafocalizarsuatenciónensuamiga.ÁlexlepidióaBeaqueabrieraeldepósitodelcaféperodebíadeestarfuerte,porquecuandolointentó,noconsiguiógirarlo.Entoncesél lecogióunadelasmanosparaenseñarlecómohacerlo,perodebiódepillaraBeaporsorpresa,porquelachicapegótalbotequeacabótirandovariastazasalsuelo,queacabaronrotas.Lucíasetapólacara con lasmanos e hizo que estaba leyendo absorta algomuy interesante en sumóvil,paraquesuamiganovolvieraasentirseelcentrodetodaslasmiradas.

—¡Nopasanada!¡Amísemehanrotomil!—escuchóLucíaquedecíaÁlex,ysonrió por el detalle del camarero, que había demostrado tener una paciencia desanto.Beahabíatenidosuerte.

La mañana fue transcurriendo sin muchos sobresaltos. Definitivamente, alrestauranteacudíabastantegente,aunquesolofueraparadesayunar.Y,alamayoría,leshabíacobradoellaen labarraconunestilazodignodeunaexpertacajera.Solohabía tenido un pequeño incidente con el cambio por un café: había devuelto unamonedadediezcéntimosenvezdeunadeveinte.Pero laclienta,una jubiladasinningunaprisa,lahabíavistotanapuradaqueseloshabíaperdonado.

—Loque sobra,para ti—lehabíadicho.Y, antesdemarcharse, añadió—:Merecuerdasaminieta.

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Lucíalediolasgracias.Despuésdetodo,esetrabajolegustaba.¿Quiénseloibaadecir?

ProntollególapruebadefuegoparaBea.Álexledejóunclienteparaellasolasinquitarle los ojos de encima, eso sí. Lucía observó en la distancia cómo su amigapreparaba su primer café y únicamente lo derramaba un poco sobre el plato alservírselo al cliente. El hombre, un señor con sombrero y bigote denso, debió desentirlástimaporella,porquelafelicitó:

—Nuncanadiemehabíaservidouncafétanrico.Gracias,bonita.Además,ledejóunasmonedasdepropinaque,segúnÁlexleexplicó,eransolo

paraella.Enaquelrestaurantecadacamarerorecibíasupropiapropina.Era lomásjusto.

Para cuando llegó la hora de la comida,Bea ya había conseguido servir variasdocenasdecaféssinderramarniunagota.

—¡Bien hecho! —la felicitaba Álex cada vez que lo conseguía. Ella sonreíasatisfechamientraschocabansuspalmasenelaire.

Cuando eso sucedía Ana y Silvia los miraban con muecas maliciosas. LucíaimaginóqueacualquieradeellasleshubieraencantadoocuparelpuestodeBeacontaldeestarcercadelcamarerobuenorro.

«¡Chinchaos!»,leshubieragritadoLucía.Yesqueasuamigayanoselaveíatanparadaninerviosa,todolocontrario.En

unashorassehabíaconvertidoenlareinadelabarra,talcomoellahabíaimaginado.

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LucíanohabíasoltadolamanodeMarioniparacomerselahamburguesa.Sentadoselunofrentealotroenelburguer,estabanpasandounatardedesábadomaravillosa.Lucíayahabíacumplidoconsumadrealpasarselamañanaenteradetrásdelacajaregistradora,asíqueteníalatardelibre.Laparejallevabaunasemanaunpocolocaentre el restaurante yAdri, pero ahí estaban los dos, como si no hubiera sucedidonadamalo.

Nohacíanmásquecharlardesuscosas:lanuevatutoradeLucía,lasausenciasdesu madre, el nuevo trabajo de Bea, el pique de Frida con Raquel… Elcomportamientodesuamigalateníatanpreocupadaquesehabíaacercadoasucasa,despuésdeenviarleunwhatsappparaasegurarsedequeestaba,alterminarsuturnoenelrestauranteyantesdequedarconMario,paradecirlecuatrocosas.Enelcolegionoencontrabaelmomentodepillarlaasolas,asíquehabíaesperadoaquellegaseelfin de semana, viendo que su amiga semantenía en sus trece.Y es que tenía a lapobreRaquelamargada.

Después de que su hermano, Dani, le abriera la puerta con la amabilidadacostumbradaysaludaraasuspadresrepanchingadosenlasala,sehabíaencontradoasuamigadelantedelordenadorensuhabitación,tanrevueltacomosiempre.Sufielbulldogfrancés,Ricky,dormíaasuspies.

—¡Anda!Lacurranta—lasaludóFridaentrerisas—.¿Haidobientuprimerdíaenelmundodelahostelería?

—Teolvidasdemiépocaenelcomedorsocial…—Mientrastomabaasientoenla cama, le recordó Lucía el castigo que le impuso su madre la Navidad pasadadespuésdecargarseeltelevisordelasala.

—¡Es verdad! No te gustaba nada al principio, pero luego le sacaste buenprovecho—bromeóFrida,puesfueallídondeMarioyellacomenzaronaentenderseunpocomejor.

—Sí, a veces no nos damos cuenta de que lo que nos pasa a nosotros o a losdemásesporunabuenarazón.

Fridaentornólosojos:acababadeentenderaquésedebíalainesperadavisitadeLucíadeaquelsábadoalmediodía.

—SivienesadecirmequeperdoneaRaquel…—Notienesqueperdonarlenada.Notehahechonada—larebatióLucíaconvoz

firme.No comprendía a qué venía esa actitud de Frida.Normalmente no era nada

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egoísta.—¿Teparecepocoqueselarguedelequipoymedejesola?—Perosiesmuyposibleque tenombrecapitana—lerecordóLucía loque les

habíamencionadodepasadaRaquel.¿Esqueacasonolehacíailusión?Parecíaqueno,pueselrostrodeFridaseensombreciómástodavía.—Raqueleslaqueempujayhacequeelequiposeafuerteyganepartidos.Pero

sin ella…Yo no sé ser capitana, Lucía, no soy como ella.—Frida tragó saliva yguardósilencioaltiempoqueposabasusojossobreeltecladodelordenadorycogíaaire.

—Esunasco—concluyósacudiendolacabezaparaquitarleimportancia.En aquel momento, Lucía comprendió qué se escondía detrás del enfado

injustificadodesuamiga:erasumaneradecanalizar la tristeza, la inseguridadyelmiedoqueleprovocabaperderasuamigaycompañera,yasumirellaunnuevorol,unaresponsabilidadbastantegrande.FridaeralapersonamenosemotivaqueLucíahabíaconocidonunca(inclusomenosquesumadre,queyaeradecir),yenfadarseerasuformadenodemostrarsupartemásfrágil,su«pasteleo»,comoellasolíallamaralasemociones.

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—Serásunagrancapitana—ledijoLucíadespacio,colocandolamanosobrelarodilla de Frida. No estaba acostumbrada a verla así de insegura. Ella solía ser lalanzadadelgrupo.

—¿Cómolosabes?—lepreguntóellamirándolanuevamente.—Porqueteconozcomuybien.Yconsiguestodoloquetepropones.Yeresuna

persona fuerte.Y lamásdeportistadelmundo.Pero, sobre todo,porque teencantajugaravóley.¿Meequivoco?

Frida se encogió de hombros. Se tomó unos segundos para reflexionar, peroentoncesLucíaviocómosurostroempezabaailuminarseconunasonrisa.

—¿SoymásfuertequelaViudaNegra?

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—Mucho más. Y tus bíceps no tienen nada queenvidiaralosdeScarlett—lesiguiólabromaLucía.

Frida se arremangó el jersey para dejar aldescubiertoelbrazoyhacerfuerza.

—MepresentaréalcastingparalasiguientepelideLos Vengadores —soltó Frida y las dos amigas serieronconganas.

ParacuandoLucíasemarchódelacasadeFrida,ellayalehabíaprometidoqueprocuraríaarreglarlascosasconRaquel.

—Has hecho una buena obra —bromeó Mario en el burguer cuando Lucíaterminódecontarlelosucedido.

—Esqueyosoymuybuena—respondióellaentrerisasantesdedarleunbeso.Después continuaron compartiendomás cosas, como los libros que había leído

Mario durante el último mes y lo bonito que era el inicio de la primavera, puesestabana21demarzoyeraeldíaenquecomenzabaoficialmentesuestacióndelañofavorita.QuizáeseeraelmotivoporelquelasmariposasdelestómagodeLucíanoparabanderevolotearmásinquietasquenunca.

MariocogióunadesuspatatasfritasmojadasenkétchupyselaofrecióaLucía,perocuandoabriólabocaparacomérsela,suchicoselacomióensulugar.

—¡Quieropatata!—protestóLucía.—Vale,vale,tranquila.Mariosehizoconotrapatatafrita,volvióamojarlaenkétchupyLucíaabrióla

bocapararecibirla.—¡Ñaaaam!—exclamóMarioalmetérselanuevamenteensuboca.Lucía saltó sobre él, rodeó con el brazo las patatas fritas que quedaban y las

arrastróhaciasusitiocomosifueransutesoro,paraquenadieselasquitara.—Lalocadelaspatatas—comentóMarioyambossetroncharondelarisa.Tanto

queaLucíaseleatravesóunapatatafritaenlagargantayacabótosiendocomounaloca.

—Cualquieradiríaqueesloquemástegustadelmundo—ledijoél.—No, lo quemásmegusta en elmundo es esto—replicóLucía sin tener que

pensarlonada.Acontinuación,diounbesoimprovisadoaMario.Élloaceptócondulzurayuna

sonrisa.—Y si es con kétchup, mejor que mejor—añadió Lucía y volvieron a reírse

juntos.¿Sepodíasermásfeliz?Seguroqueno.CadavezqueMarioestabaasuladose

sentía capaz de cualquier cosa. Él la entendía y la animaba en todo lo que seproponía,comoconeltrabajodeFlora.Habíanestadoreflexionandosobrecosasqueformabanpartedesudíaadíaperoqueparapersonasdeunpaístercermundistaeranalgoextraordinario:lacomida,lahabitación,eldormir,laescuela,inclusoelagua.

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—¿Ysilohacessobreladanza?Conloqueatitegusta…—lepropusoMario,yaellaleencantólaidea.

Ledijoquehabía leídoenalgúnsitioqueen las tribusprimitivasseejecutabandanzasparamanifestarycelebrarabsolutamentetodo.ALucíalegustóquesebailaraparacelebraryexpresaryprometióprofundizarenesetemaencuantollegaraacasa.Sacó el móvil de su bolso bandolera, abrió la aplicación de notas y apuntó todasaquellas sugerencias tan buenas. Se fijó en que tenía varios avisos, pero no quisodedicaresetiempojuntoaMarioarevisarnada.

—Pormuchoquemedisguste separarmede ti, elcubodeCoca-Cola tienequesalir, igual que entró—se disculpóLucía al cabo de unminuto poniéndose de pieparairallavabo.

—Bueno, igual, igual no creo…Si fuera igual te llevaría a la tele para que tehicierasfamosa:chicameaCoca-Cola.

—¡Calla,quenollego!—serióLucíaantesdesalircorriendoallavabo.Con Mario lo tenía todo: momentos serios, momentos divertidos, momentos

románticos…¿Quémáspodíapedir?Notabaque la sonrisaque invadía su cara senegabaadesaparecer.Eraincapazdedejardeesbozarlaporqueeracomositodosucuerpoquisierasonreír.Marioleencantaba.No,Mariolellenaba…Tampocoeraeso,nosabíacómodescribirloqueMarioleprovocaba.Eralomásdelomás.

Se dio prisa en ir al lavabo porque no quería estar separada de él, queríaaprovechar todas las décimas de segundo que pasaban juntos.Demodo queLucíahizounpisrápido,selavólasmanosaúnmásrápidoyregresóasumesa,quizá,másrápido de lo que su novio pensaba que haría, porque al verlo, claramente, losorprendió. Al comprender cuál era el motivo, la alegría que Lucía había estadosintiendoentodosuserseesfumódeunplumazo.

—¿Meestáscotilleandoelmóvil?—lepreguntó.MarioteníaelmóvildeLucíaenlamanoyloestabamirando.

—No,perdona,esque…Adri…Lucíanoquisoescucharmásylointerrumpió:—¿Adri? ¿Otra vezAdri? Si quieres lo llamo para que venga y te explique él

mismo que solo somos amigos. ¿Quieres? —le preguntó Lucía recuperando suteléfono.

Mariolamirabaconojossuplicantesmientrassedisculpaba:

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—Perdóname,Lucía.Esqueteestabavibrandoelmóviltodoelratoyconcadanotificación se encendía la pantalla.Al ver que era él quien te escribía seme hanllevadolosdemonios.

—Puesdilesaesosdemoniosquesetellevenaotraparteporqueyocreoquemevoy.

Lucía comenzó a recoger sus cosas dispuesta a marcharse del burguer y dejarplantadoallíaMario.SeestabaponiendoyalachaquetadecuerocuandoéllecogiólamanoylehablóconuntonodevozqueLucíahabríadescritocomodesesperado.

—Notevayas,porfavor.Perdóname.Séquetienesrazón.Nodebíhabermirado.Losé.Además,losmensajesnodicennadamalo.Séqueesunaparanoiamía,Lucía,ylosiento.Porfavor,notevayas…

LucíatragósalivaymiróaMario.Nuncaanteslohabíavistoasí.Hastaparecíaqueestabaapuntodeecharseallorar.Debíadeestarpasándolorealmentemalconeltema.Suspiróantesdedecirnaday,alfinal,decidiódarleunaoportunidad.Sesentóotravez.

—Simequedotienesqueprometermequenovolverásadesconfiardemí.—Prometido.Lucíainclinólacabezaconrecelo.NoeralaprimeravezqueMarioledecíaeso.

Solohabíanpasado tresdíasdesde laúltimadiscusiónyellanoestabadispuestaavivirpermanentementeenfadadaconsunovio.

—Deverdad.Estavezesdeverdad—insistióél.LucíaasintióyaceptóqueMariolecogieralamanootravez.Todavíaledurabael

enfado,peroconfiabaenqueantesdequeterminaralatardeselepasaría.—¿Quieresotrapatata?—lepreguntóMariohaciendounpuchero.Y con ese simple gesto, el enfadodesapareció, y volvieron lasmariposas de la

primavera,y lasganasdeabrazarloyestar conél siempre. ¿Esqueacaso sehabíavueltounablanda?

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Álvaro comenzaba a parecerse menos a una ameba. Hasta ese domingo por lamañana, lo único que su hermano había hecho era estar metido en una cuna yrecordarles a todosdevez en cuandoquenecesitaba comero estar limpio.Pero elbebédelacasaacababadededicarleunasonrisasuperbonita.

—Esoesporquelehagustadotudibujo—ledijosupadre.DavidestabasentadoenelsuelojuntoaÁlvaro,quesemovíaenplancroqueta

sobrelamantitadeactividadesquelehabíanpuesto.Devezencuandoalargabalosbrazosparagolpear elpajaritoo el caracolquecolgabade los arcosde lamantita.Aquelartilugioeraunapasada.InclusoaLucíaleentrabanganasdeecharseasuladoyjugarconesosmuñecos.

—¿Tegustadeverdad?

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—Meencanta,Lucía.Lovoyaenmarcarycolgarenunsitioqueseveabien.Lucía sonrió, satisfecha de que el regalo que les había llevado hubiera sido un

éxito.—¿YLorena?—lepreguntóasupadreporsumujer,puesleextrañabanoverla

encasa.—SehaidoconAitanaahacercosasdechicas.Lucía imaginó a su hermana dando saltos de alegría. Desde que había nacido

Álvaro,LorenapasabapocotiemposeparadadelretoñoyAitanaestabaviviendolaexperiencia un poco negativamente. Se sentía sola y la llamaba a menudo paracontárselo.Así que aquel día debía de estar disfrutando con sumadre como hacíamuchoquenohacía.

—Yhablandodemadres…¿quétalestálatuya?—lepreguntósupadreyaLucíalesorprendióporquenuncalohacía.

Generalmenteeludíaneltemaapropósito,paraevitardisputasy,sobretodo,queLucíasesintieraenmediodelosdos.PerohastaesemomentoLucíanocayóenquesu padre y su madre se habían encontrado en la inauguración del restaurante yparecíanhaberenterradolashachasdeguerra.

—¿Ahorasoisamigos?

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—Bueno,dicenquelaamistadesmásdifícilymásraraqueelamor,yqueporesohayquesalvarlacomosea…—SupadrelesoltóunadeesasfrasecitasquetantolegustabanaélyqueLucíapocasvecescomprendía.

—Alucino.—¿Porqué?—Porquelleváismediavidadiscutiendoyahoraoshacéisamigos.—Yasabesquelosverdaderosamigossetienenqueenfadardevezencuando…

—Volvió a usar su padre otra frasecita que, Lucía creía, ya le había soltado enanterioresocasiones.

—Loquesea—respondióellaparazanjareltema.Siguió jugando con la manita de Álvaro, que intentaba alcanzar el pájaro

colgante. Tampoco le apetecía hablar de su madre. Quizá la amistad entre unmatrimonio roto fuera más fuerte que el vínculo con su hija, pues a ella llevabasemanasignorándola.

—¿Qué tepasa?—lepreguntó supadre extrañado.La conocíademasiadobiencomoparaqueseleescaparaalgo.

—Nada.—Lucía—insistiósupadre.Conlamanolelevantólabarbillaparaquelomirara

alosojosyfuerasincera.El rostro de su padre empezaba a verse menos cansado que en las primeras

semanasdevidadeÁlvaro.Seguíallevandoesabarbadecuatro,omejor,diezdías.Pero loscercosque solíanhundir susojosagotadoseranmenosprofundos, inclusoteníanunpocodevidilla.Lucíanopodíamentiraesosojosqueletransmitíantantoamorsinimportarelniveldecansancio.

—Essoloqueestámuyocupada.—Yameimagino.Ponerenmarchaunnegocioescomplicado.—Supongoquesí.Peromepareceunpoco…exagerado.—¿Lehasdicholoquepiensas?—¡¿Cuándo?! Llevo semanas esperando encontrar el momento adecuado para

hablarcomounapersonanormal.Y,encima,ayerapesardesersábadonollenarontantocomoesperaba.Asíqueanochepeortodavía…

Lucíaentornólosojosynegóconlacabezaalrecordarelencuentroconsumadrelanocheanteriorantesdecerrarelrestaurante.EmpujadaporelbuenhumorquelehabíadejadosucitaconMario,sehabíaacercadoaverladespuésdedespedirsedeélparapreguntarleporBeaysuprimersábadodeapertura.Perosumadre,unavezmás,nohabíahechomásqueesquivarla.¿PorquélecostabatantísimodarsecuentadelosesfuerzosqueestabahaciendoLucíaporllegarhastaella?

—Tendremosque trabajarmáspara llenarmás—lehabía respondido sumadremientrasentrabaysalíadelacocinacargadadeplatos.

Lucía sepreguntó si esenoera el trabajodeSilvia,ÁlexyAna,peronopudopreguntárselo a ella porque no paró quieta ni un solo segundo. Ni siquiera en el

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coche,deregresoacasa,dejódecalcularcosasconsucalculadora.Asíselocontóasupadreque,enlugardepreocuparse,serióacarcajadas.

—Lucía,tumadreesasí.Unaluchadoraquenosedaporvencida.Lucíasecallóloqueenrealidadpensaba…¿yellaqué?Enesemomentosonaronlasllavesenlapuertaprincipal,queseabrióparaque

entrara Aitana hecha un torbellino. Lorena iba justo detrás cargada de bolsas detiendas distintas.Lucía imaginóque se había dedicado a comprarlemil regalos; esdecir,todoloqueAitanalehubierapedido.Asíestabasuhermanadecontenta…

—¡Lucía!No sabía que ibas a estar aquí—le dijoAitana al tiempoque corríahaciaellaparadarleunabrazoque,curiosamente, recibióagradecida.Últimamentelasmuestrasdecariñofamiliarnolesobraban.

Rápidamente, Lucía se fijó en queAitana se acercaba a su oído y, amodo deconfidencia,lesusurraba:

—GraciaspornodecirnadadeBigotes.Lucíasonrió.Supadreestabademasiadocercayloescuchóperfectamente.—¿QuépasaconBigotes?—¡Nada!—exclamaronlasdoshermanasalavez,conlosojoscomoplatos.—Esebichomevaavolverloco.Seponeadarvueltasenlaruedaesaysetira

asítodalanoche.Medanganasdeabrirlelapuertecitayquesedéunpaseocontaldequeparedehacereseruidito—protestósupadre.

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—¡Mejornolohagas!—exclamóLucía.Aitana y ella comenzaron a reírsemientrasLorena y su padre se las quedaban

mirandoconexpresiónconfusa.Y,derepente,Lucíasintióquelaúnicapersonaensufamiliaquelacomprendíaerasuhermanadesieteaños.¿Teníaesoalgúnsentido?

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—¿Sabíais que los africanos se disfrazan para danzar?—preguntó Lucía apoyadasobreeltochoqueleíaenlabibliotecadealladodelcolegio.

—Chis—chistóMarisaunasmesasmásatrás.Conlaemocióndelalectura,Lucíanosehabíadadocuentadequelevantabala

vozmásdelodebido.NiqueMarisaysusPitiminísestabancerca.Lucíanisiquierasedisculpó,dirigióunamiradaaviesaaaquellapresumidaycontinuóhablandoenuntonomásmoderado.Nolohacíaporaquellabruja,sinopornomolestaralosdemásocupantes,puesesemiércolesporlatardelabibliotecaestabahastalostopes.Comoladel colegio teníahorario escolar, todos los estudiantesdebíandehaber tenido lamismaideayhabíanoptadoportrabajarenlabibliotecapúblicamáscercana.

—Pueseso.Tienenunasmáscarasguapísimas.Quizápuedaconseguirunaparaeltrabajo.

—Creoquemipadretieneunaqueletrajounamigo.Diría que es de Senegal, no sé si te sirve.Creo que lasdanzasdelnorteydel surdelcontinenteno tienennadaque ver. Pero puedo preguntarle si te la presta, tía—lepropusoRaquel.

—¡Vale! Gracias, Raquelpedia. —Le guiñó un ojoLucía al referirse al apodo que le había puesto Mario,antesdevolverasulibro.

Nunca dejaba de sorprenderle el hecho de que lacabeza de Raquel fuera una fuente inagotable deinformación.Frida,sentadaasulado,añadió:

—QuéingeniosoesesteMario.Amínosemehabríaocurrido unmotemejor.—Y le guiñó un ojo aRaquel,queserióantesderesponder:

—El tuyo es payasa, ¿no?—Ambas se carcajearonantesdevolverasuslibros.

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Raquelesatardealsalirdelcolegio:

AquelloerasuficienteparaqueLucíacomprendieraqueFridasehabíalanzado,alfin,acompartirconRaqueltodassusdudas.Laintrigaestabaensabercómoacabaríaaquello: ¿semarcharía Raquel del equipo? Si así era, ¿aceptaría Frida el cargo decapitana?

Ahoraleíaconcentradaelsiguientelibroquehabíaelegidoparacontinuarconsuinvestigación,yesque llevaban toda la semanayendoaunauotrabibliotecacadavezqueteníanundescanso:enlosrecreos,lahoradeestudioo,incluso,comoaqueldía,alacabar lasclasespor la tarde. ¡Estaban irreconocibles!Elmotivo lovalía:eltrabajoqueleshabíaencargadoFloralasteníadelomásentregadas.¿Quiénlesibaadecir que algo relacionado con el colegio les pudieramotivar tanto?Pues Flora loestaba consiguiendo. Ya lo decía Lucía, que aquella mujer solo podía traer cosasbuenas.

Debían entregar el trabajo a la semana siguiente y faltaba mucho porinvestigar. Cuanto más leían, más cosas querían saber. Finalmente, Lucíahabíadecididohacerlosobre ladanza, talcomolehabíaaconsejadoMario,perocadaunadesusamigashabíaelegidoun temadiferente:Beasehabíadecantado(cómono)porlosinstrumentos;Susana,porlalectura;Raquellohizosobrelacomida,yFrida,sobreeldeporte.Así,cadaunadebíaexplorarlosdistintoshábitosendiferenteszonasdelmundoparaconocerperspectivasvariadas.Porejemplo,Raquelhabíadescubiertoqueladietamediterráneaerade lasmás sanas y por eso España era el segundo país del mundo con laesperanzadevidamáselevada.ElprimerpuestodelalistaloocupabaJapón,consudietaabasedearroz,algasypescado.

—¡Qué asco! Pescado crudo… ¡Prefiero mil veces los huevosplastificados del colegio! —exclamó Lucía, que todavía no le habíaencontradoelatractivoaesodelsushi.

—Ya estás cerrándote a otras perspectivas, nena. Flora pretende quehagamosjustolocontrario—lerecordóFrida.

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sushi.—Ya estás cerrándote a otras perspectivas, nena. Flora pretende que

hagamosjustolocontrario—lerecordóFrida.Lucía se quedó pensando en esas palabras y comprendió que su amiga

teníarazón.—Estábien.Probaré laspelotitasesasdearroz…—prometióLucía.La

próxima vez que fuera a un restaurante japonés no pediría solo fideos converduras.

EmpezabaaverclaroqueeltrabajodeFloraimplicabaalgomásporsuparte,nosolocopiarmaterialextraídodelibros:debíaobligarseaponerseenlasituacióndelosdemás,aserempática.ALucíaesoleparecíadificilísimo,peroseprometióintentarlomientrascogíaotrotochodelacolumnadelibrosqueteníaasulado.

—QuizáeshabitualenAlemaniadejardecontar lascosasa losamigos—sugirióBeadepronto.

Era evidente que, igual que las demás, seguía dolida con Marta, quepermanecía más ausente que nunca. Desde que había regresado de ese viajemisteriososíquerespondíaaloswhatsapps(aalgunos,notodos),perolohacíaconmonosílabosyyanoparticipaba activamentede las conversaciones comoantes, esdecir,compartiendoconsusamigassusnovedades,sussecretos,susdías,o inclusolas tonterías más absurdas. ¡Hacía mil años que no les enviaba ninguna foto!Únicamente se dedicaba a ofrecer algún emoticono y poco más cada vez queescribían en el grupo que compartían. Y luego estaban todas esas imágenesinquietantesqueleshabíaenviadoViveka.¿QuiénseríaesepersonajemisteriosoconelqueMartaparecíacompartirtantotiempoúltimamente?¿Acasovolvíaapasardesusamigosporunamalainfluencia?LaamenazadeHermannohacíamásqueflotarsobresuscabezas,pormuchoqueVivekaleshubierajuradoyperjuradoqueelchiconoteníanadaquever.Entonces,¿quién?

—Séquenodebemospresionarla,peroempiezoaestarunpocohastaelmoñodetantosecretismo.Martaseestápasandolasreglasdelclubpor…—añadióFrida,sinterminarlafrase.

—¿Ysiponemosunplazo?—sugirióRaquel.Antelasmiradasconfusasdelaschicas,explicó:—Sí,tías,unplazo.Merefieroaquesienunasemananovemosningúncambio,

yoapuestoporqueselopreguntemosaelladirectamente.Laschicasaceptaronaquellapropuestacomolaúltimaalternativaantesdeatacar.

Estabanamiércoles:siafinalesdelasemanasiguienteseguíansinnovedades,Martaseveríasometidaauninterrogatorioexhaustivo.Aunquefueraenladistancia.Valeque debían aprender a colocarse en la piel de los demás, pero no podían evitarpreocuparse. ¿Qué podía justificar queMarta se estuviera comportando de aquellamaneraconsusamigasdetodalavida?

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Lucíabailabaenprimerafila,alladodeunmontóndefansdelgrupo.ElsaxodeAdrisonabacomosifueraelprotagonistaenaquelconcierto.Yesqueelinstrumento de su amigo tenía un timbre queresultaba imposible ignorar. Las manos de Adri sedesplazabanconrapidezyagilidadmientrasalzabaydescendía la cabeza por el énfasis que le ponía alsoplar por la boquilla.Aquel día volvía a llevar elmismo sombrero que le había visto en la fiesta deinauguración del restaurante Lucía, levantado pordelante,loqueleotorgabaunaspectosimpáticoalavez que atractivo. Una chica rubia y bajita (tantocomo ella) silbaba a su lado y Lucía se sentíaorgullosa de conocer a aquel chico. Noexperimentaba ninguna atracción por él, solo leagradaba ser su amiga, compartir momentos comoaquelconél(yotrasdocenasdepersonas).El localestabahastaarribadegentequehabíaidoaescucharexclusivamenteasugrupo,¿cómonoibaasentirseasí?

Adri llevaba toda la semana escribiéndole paraquedary, al final,Lucíahabíaaccedidoaverloeseviernespor la tarde.Trasdarlemuchasvueltas, habíadecididonomencionárselo aMarioparaevitarmásdiscusiones.Selocontaríalapróximavezquesevieran.Sabíaque su novio se sentía inseguro con respecto a Adri, pero eso no era culpa suya,porqueellanohabíahechonadamalo.Asíqueeseviernessehabíaenfundadosuspitillosysutopderayasconloshombrosalaireysehabíaidoasuprimerconciertosola.Alprincipiolehabíadadounpocodecorte,puessiemprequehabíaasistidoaalgúnconcierto lohabíahechoencompañíadesusamigasyhabíanestado todoelratobailandoy cantando juntas.Pero amedidaque iban sonandocanciones, yqueAdrilasaludabacadavezquepodíadesdesupuestoenelescenario(bajolamiradasuspicazdelarubiaqueestabaasuladoydeotraschicas),aLucíaselehabíaidopasando la timidezy lahabía sustituidoporunestadodeeuforiaydiversiónde lo

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másplacentero.Asíqueahíestabasaltandocomouna loca,dejándose llevarporelamoralrock-and-rollqueAdrileestabainculcando,hastaqueelcantantehablóparadespedirse y anunciar que podrían volver a verse en esemismo local a la semanasiguienteporqueleshabíanhechouncontratomediopermanente.

EncuantoAdribajódelescenarioy fuehaciaella,Lucía lo felicitópor lagrannoticiaconuninmensoabrazo.Nisiquieralopensó.Adrilorecibióagradecido.

—¿Teapetecebeberalgo?—lepreguntóentresonrisas.—¡UnaCoke!—contestóLucía.—PensabaqueerasmásdeFantadenaranja—ledijoAdri,haciendoreferenciaa

cuandofueronalcinejuntos, laúltimavezquesehabíanvistoantesdelafiestadeinauguración.Nohabíasacadoacolaciónaqueldíadesdequesehabíanreencontradoyaquellolapusounpoconerviosa,deloculpablequesesentía.

—Lo siento—le dijo. Apartó la mirada para evitar esos bonitos ojos oscurosrodeadosdedensaspestañas.

—¡No tienesdequédisculparte!Ahoraestásaquí.—Adrivolvióaguiñarleunojoy,sinpreguntar,lacogiódelamanoyselallevóalabarradellocal.Selehabíaolvidadoelcalorquedesprendía.¡Parecíaunaestufa!

Lucíasedejóarrastraryamás tranquila.Segúnparecía,aquelchicose lohabíaperdonadotodoypodíanserbuenosamigos.Adrisearrojósobrelabarraparallamarla atenciónde laguapa camareraque llevaba la tripa al aire.Ella, nadamásverlo,dejó lo que estaba haciendo para atenderlo. Adri le pidió al oído los refrescos y,probablemente, le dijo algo más, porque la camarera respondió soltando unacarcajadaantesdealejarseparaservirlasbebidas.CuandoAdriregresóalaalturadeLucía,ellalesoltósinpensarlomucho:

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—Tienesaunséquitodefans,porloqueveo.—Bah,quéva…—lequitó importanciaAdriespantandomoscasenelairecon

lasmanos.—Quesí,enserio.Podríasteneracualquieradeestaschicas.Lasqueestabana

mi ladomientras tocabaisbabeabanpor ti, literalmente. ¡Tengo lospiesmojadosytodo!

Lucíasesentíacomosiestuvierahablandoconcualquieramigaycomentaralasposibilidadesde ligoteo. ¡Se lo estabapasandopipa!Conunchicoeramuchomásdivertido,porquesesentíaunpocoensuperioridaddecondiciones,comosisupieramejorquéconsejosdar.Despuésdetodo…¡ellaeraunachica!

—Solohayunachicaquemeinteresa.Ypasademí…—confesóAdridepronto.Lucíatomóconcienciadeconsultorasentimental.Entonoconfidencial,seleacercóunpocoaloídoyledijo:

—Cuéntame.¿Quiénes?Lucíaestabaexpectante,alaesperadequeAdriconfesaraquiéneraesachicaque

lovolvía loco.Observabaelperfildelchico,queparecíano tenermuyclarocómoproceder.

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—Venga.Dímelo,anda—leinsistióellaconvozalgomelosa,paraconvencerlo.Enesemomento,Adrisevolvióhaciaella,ysinqueLucíatuvieraoportunidadde

nada, leplantóunbesoenloslabiosqueladejóparalizada.Tardóunasdécimasdesegundoenreaccionar.Seapartódeélyselimpióelbesoconlamano.

—¿Tantoascotehedado?—lepreguntóélentrerisas.—Pero¡¿quéhaces?!—Responder a tu pregunta, Lucía. Tú eres esa chica

quemeinteresa…Ellanegóconlacabeza,confusa.—Perosisoytuamiga.¡Ytengonovio!—Lo sé, lo sé. Y lo siento. Pero me gustas mucho,

desde la primera vez que te vi —comenzó a explicarseAdri.Sinembargo,Lucíanoescuchabanada,sucabezaledabavueltas,igualquesisefueraadesmayar.

Soloqueríasaberunacosa:—¿Mehasmentidotodoestetiempo?—No es eso. He intentado ser tu amigo, pero no he

podido. Lo siento, no te pongas así, porfa.No volveré abesarteyyaestá.

Lucíanoatendióa razones.Bajo lamiradasuplicantedeAdrisepusolachaquetadecueroquellevabacolgadadesubolsoenbandolera,sesubiólacremallerayserecolocóelflequilloyelpelo.Cuandoestuvolistasolodijo:

—Adiós,Adri.Salió de allí corriendo, antes de que él pudiera reaccionar siquiera. Su cabeza

seguíadandovueltasyallídentro,conelruido,conlamúsicaycontodasaquellaspersonas,nopodíapensarconclaridad.Cuandoestuvoen lacalleyhallóal finunpocodesilencio,solopudoescucharunaúnicavozquerepetíaunayotravez:«Nomefíodeél.Detisí,peronodeél».

Mario.Sunovio.Suchico.Élsehabíapercatadodetododesdeelprincipio,¿porquénolohabíaescuchado?¿Quéhabíahecho?

Lucía fue acelerando el paso al tiempo que nuevas preguntas se hacían y sedeshacíanensucabeza:¿cómohabíasidotanestúpidacomoparafiarsedeAdri?Olamásimportante:¿quéibaapasarconMariocuandoselocontara?Omejor:¿ysinoselocontaba?

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Beasemovíaporlabarracomosillevaratrabajandoenellatodalavida.¡Puessíquehabía aprendido rápido su amiga…! Lucía la saludó al tiempo que se ponía undelantalytomabaposicióndetrásdelacajaregistradora.

—¡Buenosdías!—lasaludóBeaanimada.Llevaba lamelena recogidaenunacoletaaltaquesebalanceóalegreal tiempo

quesonreíacontodalacara,tambiénconesosojosverdessuyos.Estabavisiblementecontenta yLucía no pudo evitar sentir un poco de rabia, porque ella no lo estaba.MÁSBIENJUSTOLOCONTRARIO.

—Notanbuenosparaalgunas…—lerespondió,conlaintencióndequesuamigacaptaralaindirectaylepreguntarainmediatamentequélesucedía.

—¡Bea!—escuchóLucíaalotroladodelabarra,elopuestoalsuyo.Se trataba deÁlex, que le hizo un gesto con lamano y ella se acercó a él de

inmediato. Álex le dijo algo al oído que hizo reír a Bea. Después le señaló unosclientessentadosaunadelasmesas.

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—ledijoBeaenladistanciajustoantesdedirigirsea la cafetera, colocar las tazasconprofesionalidadypreparar los cafésenpocossegundos.

Lucíaaceptóposponerloqueteníaquecontarleasuamigahastaqueacabaraconelpedido.Noleveníadeunosminutos,despuésdeloquellevabapasado…Mientrastanto, cobró a unmatrimonio que había desayunado un par de sándwiches y unoscafés.O almenos lo intentó, porque como su cabeza no estaba nada centrada, noatinaba con las teclas de la supermáquinamoderna esa, y tuvo que pedir auxilio aJoséMaría,cuando loviosalirde lacocina.Elmaridodesumadre leexplicóconpacienciaenquéseestabaequivocandoy,paracompensar laesperaalmatrimonio,acabóinvitándolosaldesayuno.

—Losiento—sedisculpóLucíaconlamiradafijaensusmanosnerviosas,quenoparabandefrotarseentreellas.

—No te preocupes. Solo tienes que pillarle el tranquillo —le dijo el hombrecálidamente,acariciándoleelhombroantesderegresaraltrabajo.

Lucíaagradeciótantoelgestodecariñoqueporpocoseechaallorarallímismo.Perosupocontenerse.YesquedesdequeAdrilahabíabesadolanocheanteriorsemantenía en un estado de alarma constante que no le había permitido pegar ojo.Notaba el corazón en la garganta y el estómago del revés. El tiempo había idopasando lento en el reloj de sumóvil, quehabía ido consultando casi cadaminutohastaquehabíasalidoelSol.Tampocohabíaayudadoquefueravibrandocadados

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portresacausadelaristrademensajesquelehabíaenviadoAdrihastaquesehabíadadoporvencido:quepor favor ledieraunaoportunidad,quenodesaparecieraasíotra vez, que hablaran como adultos y no se comportaran como niños…En algúnmomento,Lucíahabíadecididodejarde leer losmensajesyborrarlosdirectamentetalcomolellegabanalmóvil.Suintención:eliminartodaseñal, todapruebadeesanoche,comosiasípudierahacerrealmentequenohabíasucedido.Perosí,síhabíasucedido…Y, seguramente, su cama sería la que mejor podría dar fe de ello: detantasvueltascomohabíadadoenredadaentreelnórdicodevioletas,alfinallehabíaparecidoescucharcómoelsomiersequejaba,oquizáhabíasidounodesusmuelles,quehabíaacabadopetando.

Allevantarseporlamañana,aúnnohabíaconseguidodecidircuálseríasumejoralternativa:callaroconfesárselotodoaMario.Sentíalanecesidaddecompartirconalguien todas esas dudas para que la orientara y la ayudara a ver la situación conmayor claridad. Normalmente habría acudido a su chico, porque se habíaacostumbradoacompartirconélabsolutamentetodo,peroahoranopodíayaqueéleraelmayorafectado.¡QUÉIMPOTENCIA!

Todassusamigasestabanocupadasesefindesemana:RaquelyFridaseibanapasarelsábadoyeldomingoenuntorneodevóleyaunpueblocercadeBarcelona,mientrasqueSusanasehabíaidoconsuhermanoyelrestodelafamiliaalpueblo.Marta seguía ausentey aLucía se leocurrióque suamigaBeapodríahacer algúnrecesoenelrestaurantecuandolasdoscoincidierantrabajandoparacharlarconellayofrecerlesumejorconsejo.Despuésdetodo,ellasehabíaacabadoporconvertirenlaexpertaenelamordelgrupoconlarelaciónmásduradera.

Se fijó en cómo Bea llevaba unos cafés a donde estaba Álex y, mientras lacamarera Silvia los servía a la mesa que tocaba, Álex y su amiga estuvieronechándoseunasrisassobrealgoqueseleescapabaaLucía.Derepentesesintiómuycontrariada: ella solo tenía ganas de llorar y de que su amiga la ayudara en unmomentohorrible,nodereírsesinmotivodealgunachorrada.AsíquecuandoBeaseacercóasupuestoysepusoahablardelograciosoqueeraelcamarero,Lucíasolodijoconsarcasmoyungestodehastío:

—Québien.

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PeroesaveztampocolaescuchóBea,porquetuvoquecorrernuevamentealladodeÁlexcuandoestelallamóparaunnuevopedido.Lucíaentornólosojoscansadadeque la ignoraran.Sí, suamigaestaba trabajando,peroella también,y lospocosmomentos libres que tenía prefería dedicarlos a charlar con el camarero buenorro,que,porcierto,noparabadetontearconella.Seacabó,yaestabaharta.Fueaponersedepieparaalejarsedelaparejitametiéndoseenlacocinayayudarenloquehicierafalta,cuandosumadreaparecióasuladoconvariasmuestrasdecartasquelecolocódelante,sobrelabarra.

—Necesitoquemeechesunamano,Lucía.—¿Ahora?—lepreguntóella.—Sí,ahora.¿Otienesalgomejorquehacer?—lepreguntósumadrerecorriendo

conlosojoslasalaparahacerevidentequeenesemomentonoteníaanadiemásaquiencobrar,queerasutrabajo.

Lucíaseplanteólaposibilidaddecompartirconsumadreeldolorquesentíaenelcorazón,susdudas,suspreguntas,peronoqueríaecharaperderelúnicomomentojuntas que iban a tener en mucho tiempo. Su madre quedaría enormementedecepcionada por el error que había cometido con respecto a Adri, porque sí, yapodíadecirloenvozalta…¡había sidouna tonta!Ella teníaaunchicoqueerauntesoro y había puesto en peligro su relación por un chulillo sinvergüenza.Así quedescartólaideadecontarlenadaaMaría.Ensulugar,contemplólosdiseñosqueleenseñabaylepreguntó:

—¿Enquépuedoayudarte?—Eligeelquemástegusteydimesiseteocurrealgoparamejorarlo.Creoque

el diseñode las cartas es importantey el que tenemosnodice absolutamentenadasobrenuestrorestaurante.¡Yningunomegustalosuficiente!

Lucíaasintió.Seobligóamiraraquellosdiseñosdecartasquenoleimportabanun pimiento.Eligió el diseñomás simple: aparecía su nombre,Lucía, y al abrir lacarta,ellistadodeplatos.Eraenformahorizontal,decolorgranate.

—¿YsidebajodeLucíaañadimosunbocetodelrestauranteenplanrústico?—lepropuso.

—Nosé,nomegusta.Tienequeseralgoatractivo,Lucía.Lucíaasintió.Respiróhondoysiguiópensando.Comenzó a garabatear con el lápiz sobre el papel: flores, platos, flores que se

convertíanenplatos,platosqueseconvertíanenflores…Pormuchoquelointentaba,sucabezanosecentrabaenlatarea.Depronto,comenzóaenfadarseconsumadretambién:¿porquéteníaqueestarhaciendoesosdiseñosenunmomentotanhorrible?Estabahechapolvoytodoelmundopasabadesusufrimiento.Lucíadejóellápizaunladodelabarra,sepusodepieyanunció:

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Sumadrelamiróconlabocaabierta,peronoledijonada.Lucíaledevolviólosdiseñosysealejódeellaendirecciónalacocinadandolargas(otodololargasquesuscortaspiernaspermitían)zancadasparaecharunamanoenloquefuera,contaldequenadielamolestara.Estabasolaenaquelloycuantoantesloasumieramejor.

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Cuanto más lo miraba peor se sentía. Mario hablaba y hablaba, despreocupado,alegre.Tanguapocomosiempre,consuchaquetadecuero, sus tejanosycamisetanegra, sus zapatillas del mismo color… Y ese pelo despeinado del que tanto legustaba tirar de vez en cuando mientras lo besaba. Mario estaba planeando unaesquiada con su familia, pues no había vuelto a hacer snowboard desde antes deNavidadyloechabaenfalta.Lucíarecordóelalbergueenelqueseconocieron,sumomento ángel en plenamontaña…Y sintió una nostalgia terrible: allí se estabanconociendo,eranfelices,sinpreocupaciones,sinsecretos.

—Podrías venir tú también—le dijo pasándole el brazo sobre los hombros aLucía.

—Sí,claro.Díselotúamimadre.—Vale—accedió dedicándole una de sus sonrisas traviesas—.Tumadre ahora

meadora,seguroquenotendráinconveniente.Lucíaledevolviólasonrisa,apesardeldolorqueseguíasintiendo.Nodebióde

ser una sonrisa demasiado convincente, porqueMario captó que algonomarchababien.

—¿Qué te pasa, Lucía?—le preguntó parado en mitad de la calle, mirándolafijamente.

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Había ido a recogerla a casa un rato antes y, como hacía una bonita tardeprimaveral,habíandecididopasearporelparquequehabíaenelbarriodespuésdequeLucíacumplieraconsushorasenelrestaurante.Ellahabíaintentadofingirquenosucedíanada,quepodíaseguircomosiempre,peroseestabadandocuentadequeera incapaz dementir a ese chico que tanto le gustaba. Se sentía tan culpable quecuandoMario le hizo la gran pregunta, a Lucía se le saltaron las lágrimas inclusoantesdeabrirlaboca.

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Se arrojó sobre él y lo abrazó fuerte. Dejó que el sufrimiento que llevabacontenido en ese cuerpo suyo desde la noche anterior fluyera hacia el exterior enforma de un llanto desconsolado. Mario no hizo preguntas, aceptó su abrazo conpaciencia. Lamimó, acariciando su cabeza pelirroja, su espalda que no paraba deagitarse…Sesentaronenunbancorefugiadosbajounsaucellorónparatenermayorintimidad.Nohabíansidolosúnicosquehabíansalidoadisfrutardelbuentiempoylaspersonasquesecruzabanporelcaminoloscontemplabancuriosas.

—¿Queréis palomitas? —les preguntó Mario a dos chicos que se quedaronplantadosdelantedeellosmirandocómoLucíallorabasinparar.

Alescucharasunoviodefenderla,aLucíaseleescapólarisaylosdoschicossealejarondeallírefunfuñando.

—Niqueestuvieranenelcine,joder—protestóMario.LepasólamanosobrelamejillamojadaaLucíayla

miróalosojosconpreocupación.Estabasentadoconunade las rodillas dobladas, de cara a ella, que apoyaba laspiernassobrelassuyas.

—¿Quéhapasado?—lepreguntócuandovioqueestabaalgomástranquila.Lucíaapartólamirada.Sabíaqueesemomentodeterminaríasufuturoyquesolo

ella podía tomar su decisión. Ya era evidente que no podía ocultarle información,ahorasololecabíaesperarquelasconsecuenciasdelosucedidonofuerandemasiadocatastróficas.Despuésde todo,ella tampocohabíahechonadaapropósito…Marioaguardóensilencioaqueellaencontraralasfuerzasdeseguirhablando.Lucíacogióaireylosoltólentamente.SeaferróalamanodeMario,queestabaposadasobresurodilla,ycomenzóahablarconvoztemblorosa.Debíacontárselodesdeelprincipio.

—AyerporlatardequedéconAdri—anunció.NotóquelamanodeMariosetensaba,peroLucíalaagarrómásfuerte.Setomó

unapausaycontinuóhablando:—Fui a ver un concierto de su grupo. Después, estábamos hablando

tranquilamente cuando… —se interrumpió porque le daba muchísima vergüenzareferirse a esa palabra cuando hablaba de otro chico que no eraMario, delante deMario—mebesó.

Estavezsí,MariosoltólamanodeLucíaapesardelosesfuerzosdeellayvolviósucuerpoparadarleelperfil.Sololosseparabanvarioscentímetros,peroaLucíaleparecieronkilómetros.

—Yomeapartéalinstante—seapresuróaañadirLucía,quienluegoleaseguróquesehabíamarchadodelsitiocorriendo,sindarleoportunidaddenada.Yquenohabíavueltoahablarconél,yquetampocovolveríaahacerlonunca.JAMÁS.

Mariosequedócalladoconlosojosclavadosenelsuelo.Preferíamilvecesqueledijeralomalqueleparecíalosucedidoaquepermanecieraasí,ensilencio.¿Quéestabapasandoporsucabeza?

—Dimealgo—lerogóLucía.

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—Notevaagustar.Lucía calló y Mario también. Aquello no iba bien. Nada bien. Decidió no

presionarlemás,quese tomarasu tiempoparaasumireldesastre,paraquepudieraperdonarlayvolveraestartanbiencomosiempre.

—¿Porquénomehicistecaso?—lepreguntóéltranscurridosvariosminutos.Mariolamirabadenuevo,peronoconlosojosllenosdecariñodehacíaunrato.

Apretabalosdientes,seguramenteparacontenersuira.—Losiento—sedisculpóLucía,porquenosabíaquémásdecirle.Marioteníarazón.Élhabíaprevistoloquesucederíayellano.¡Hurraporél!—Mehicistesentircomosiestuvieraloco,peroteníarazón.Adrisiemprequiso

algomás.—Marionegabaconlacabeza,incrédulo.—Pero¡yono!Yosoloqueríasersuamiga—sedefendióLucía,queenningún

momentohabíaconfundidosussentimientoshaciaAdri,talcomoellalehabíajuradoyperjurado.Y,alfinyalcabo,esoeralomásimportante,¿no?

Mariovolvióanegarconlacabeza,comosinadadeloquedijeraLucíatuvierasentido.

—¿Yquéhaydeloqueyoquería?—lepreguntó—.¿Odecómomesentíacadavezquetellamaba?¿Esotedabaigual?Soloteimportaloquetúquieres.

Lucíasequedómuda.¿DeverdadpensabaMarioesodeella?—Esonoesasí—sedefendió.—¿Ah, no? Te enfadas con tu madre porque está ocupada deslomándose. Te

enfadas con tus amigas porque no están pendientes de ti cuando tú quieres. Teenfadascontupadreporquetampocotedefiende…Noerescapazdecomprenderanadiemásqueatimismaporquenisiquieralointentas.

Lucíatragósaliva.ReflexionósobreloqueMarioleestabadiciendoy,depronto,fuecomosilaluzdelaclaridadcomenzaraailuminartodoslosescenariosposibles.Quizá el chico sí tenía algo de razón… Sería a eso a lo que se refería Flora,precisamente, cuando hablaba de tener en cuenta las distintas perspectivas. Lucíatrató de ponerse en la situación deMario por una vez. ¿Qué habría hecho ella sihubiera quedado con una chica que ella hubiera estado segura de que le gustaba?MATARLO.Sí,esomismo.¿YquéhabíahechoMario?Disculparsecontinuamentepor sentirse celoso. Empezaba a entender a qué se refería Mario. Ya podríancomenzar a arreglar el problema. Lo primero era el reconocimiento, ¿no? ¿Y losiguiente?Puesladisculpa…

—Perdóname,Mario.Porfavor—ledijocogiéndolelamanootravez.Peroélno le respondió.Sepusoenpie, lamirónuevamenteconesosojosque

normalmenteerantraviesos,ypícaros,yqueahoraestabanprofundamenteheridos.—Ahora mismo no puedo hablar, Lucía. No es solo el beso, es que encima

quedasteconélsincontármelo,aescondidas…Necesitountiempoparapensar—ledijo.

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—¡Porquenoqueríaquetepreocuparas!Porfavor,Mario,yamehedisculpado—exclamóellaponiéndosedepieasulado.Lecogíalosbrazosparafrenarlo.

No podía ser…Se le estaba yendo de lasmanos. Ella esperaba una discusión,peronoaquello.Marioseencogiódehombros.Comosinopudieraevitarlo,leapartóunmechóndesupelopelirrojodelamejillaconlamano,sezafódesusbrazosysedespidióconunescueto:

—Adiós,Lucía.Después se dio la vuelta y se alejó de ella. Lucía volvió a

sentarseenelbanco,sola.Notabaunfríointensoentodoelcuerpo,perosobretodoenelpecho,comosilehubieranarrancadountrozoy corriera el aire. Empezó a temblar, incluso le castañeteaban losdientes. ¿Qué había pasado con el calor de esa tarde primaveral?Estaba helada, pero en el cielo seguía brillando el Solresplandeciente. Lucía cerró los ojos inundados en lágrimas. Eraincapaz de asumir la posibilidad de queMario acabara de romperconella.

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Abrirunojoera similaraclavarseunalfilerenelpárpado,asíqueLucíaoptóporvolver a cerrarlo. Quizá el problema era que entre la noche del viernes y la delsábado, ya llevaba dos noches sin pegar ojo. O que se había pasado doce horasseguidasomásllorandosinparar.Lasvecesquesehabíadormidorecordabahaberlloradotambiénensueños.¿Eraesoacasoposible?Yesqueeldolorenelpechonosehabíasuavizado,nimuchomenos.Másbiensehabíahechoprofundoyahora lellegabaa las tripas,a laspiernas,a losbrazos,comosi tuvieraunagripemortaldeesasquetetumbanconunafiebredemásdecuarenta.Lucíadecidióquesepasaríaesedomingoen lacama.Total,dudabaquenadiesedieracuenta.Comomuchosumadrelereprocharíanohaberidoatrabajaralrestaurante,peroesotambiénledabaigual. Quizá no se durmiera, pero quizá sí, y entonces podría ausentarse durantealgunosminutosdelaterriblerealidad:queMariolahabíadejado.

Unosgolpecitosenlapuertalapusieronenalerta.Noleapetecíaenfrentarseasumadre (nianadie,en realidad),asíquesehizo ladormidacon la intencióndequepasarandeella.Unavezmás,¿qué importaba?Sinabrir losojos,yconelnórdicocubriéndoleprácticamentetodalacara,presintióquealguienentrabaensucuartoconsigilo. Le extrañó que sumadre se anduviera con contemplaciones, pero optó porpermanecerinmutableparaqueladejaratranquila.

—Estádormida.Aquellavoznoeraladesumadre.No,eramásjuvenil,menosdeogro,ytambién

más… de Frida. ¿Qué hacía Frida allí? ¿Acaso se había vuelto a dormir y estabasoñando?

—No,yocreoqueselohace.¿Cómo? ¿Más voces? Así, con los ojos cerrados, juraría que aquella otra voz

pertenecíaaSusana.—¡Ay!Leches,meheclavadoalgoenelculo—protestóahora…¿Raquel?Pero¿qué…?—Aversilavamosadespertar,nohabléistanfuerte—sonólavozde…¿Bea?Aquellosíquedebíadeserunsueñodefinitivamente.Beadeberíahaberestado

trabajandoenelrestaurante,igualqueFridayRaquelensutorneodevóleyySusanaenelpueblo.Entonces…

Un estruendo en el escritorio hizo comprender a Lucía que: uno, ella estabacompletamentedespierta,ydos,susamigashabíanirrumpidoensucuarto.Asíquese

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incorporóypreguntóalucinada:—¿Quénariceshacéisenmihabitación?—¡Osdijequelaíbamosadespertar!—protestóBeaconvozpreocupada.—Ya estaba despierta. Solo fingía que dormía —negó Frida, que ni corta ni

perezosa,seacercóalapersianaparatirardeellacontodassusfuerzas.Unaluzintensasecolóenelcuartoyeldolorenlosojosyenlacabezaporpoco

matanaLucíayadeltodo.Volvióaecharseenlacamayataparselacabezaconelnórdico.

—¡Apagadlaluz!—exclamó.—No se puede apagar el Sol, Lucía. Es lamayor fuente de energía en nuestro

planeta.—¡Medaigual!Lucíasetapólacabezaconlaalmohadaparadejardeescucharlavozsabiondade

Raquel.—¿Tútecreesquepuedesenviarunmensajecomoeldeanocheydespuésapagar

el teléfono?—lepreguntóFridaenfadada,al tiempoquesesentabaasu ladoen lacama.

Lucía no respondió. Su amiga decía la verdad. No tenía justificación. Sinembargo, en su defensa podía argumentar que no imaginó que las chicas fueran adejartodoloqueestabanhaciendoparaaparecerporsorpresaaldíasiguiente.Ensucuarto.Mientrasseesforzabaporolvidarsedelmundo.LucíaseapartóelnórdicodelacarayseincorporóparamiraralacabezaaSUSAMIGAS.

—Lo siento —se disculpó. Mario tenía razón, era una egoísta. Ni siquieravalorabaelhechodequeesaschicaslohabíandejadotododeladoparaestarallíconella.

Susanalequitóimportanciaconfesandoquesufamiliahabíaregresadodelpuebloel sábado por la noche porque su padre estaba un poco protestón y quería ver unpartidodefútbol.FridayRaquelleaseguraronqueeltorneoeraunrolloyqueyanohabíandejugarmáspartidos.Además,teníanquedarleunaGRANnoticia:

—Yahemostomadonuestrasdecisiones—anuncióFrida.—Síqueteponesseria,tía…Niquefueracuestióndevidaomuerte—bromeó

RaquelyFridalediouncodazo.Raquelledevolvióelgesto,otravez…Yasísepasaronunbuenrato,hastaque

Susanalascortó:—¿Podéis contarnosya esaGRANnoticia, por favor?Nos tenéis en ascuas—

soltócruzándosedebrazos.RaquelyFridasemiraronsonrientesydijeronalavez:

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Al hacer el anuncio al mismo tiempo, los mensajes sonaron solapados,ininteligibles.Bea,SusanayLucíasemiraroninterrogantes.AsíqueFridarepitióelsuyoyRaqueltambién,perotardaronunratoenponersedeacuerdoconlostiemposyalfinconsiguieroncomprendertodasloquelasdospretendíancomunicar:

—Mevoydelequipo—soltóRaquel.—Soylanuevacapitana—soltóFrida.A pesar de que Lucía tenía el ánimo por los suelos, se alegró de que sus dos

amigas hubieran conseguido resolver aquel conflicto y tomar una decisión. Ver aFridaseguraotravez,dispuestaadarlotodoporcumplirbienaquelreto,laanimóunpoco.Sinembargo,comonoteníamuchafuerza,nolodemostrócomomerecíaysolodijo:

—Felicidades.Alasdos.—Noteentusiasmestanto,porfavor—protestóFridaparachincharla,peroLucía

noreaccionó.Soloseencogiódehombros,altiempoquepreguntabaaBea:—¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar trabajando? Mi madre te va a

matar…—Hepedidopermisoparaentrarmástarde—lecontóconvozafectada,yLucía

supoquesuamigahabíaasumidoungranriesgoaltomaresadecisión:quesumadrelepidieranoregresaralLucíanuncamás.

—Noteníasporqué—replicóLucía.—Nosdejastemuypreocupadas—reconocióBea, tomandoasientoalotro lado

deLucía,tambiénenlacama.—No era mi intención… De hecho, ayer quise contarte lo de Adri en el

restaurante,peronomehicistecaso…—ledijoconlabocapequeña.—Perdóname,Lucía.Estabatrabajandoy…—YconÁlex—añadióLucía.

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Bea asintió apesadumbrada. Se apartó el pelo de la cara y confesó, como si sequitaraunenormepesodeencima:

—¿QuéÁlex?—preguntóSusana con los ojos comoplatos. Era comprensible,pueselnoviodeBeaera,nimásnimenos,quesuhermanitodelalma.

—Elcamarerobuenorroqueosdije.—¿Yquépasaconél?—preguntóSusana,quesesentóconRaqueltambiénenla

cama.Lucía no tuvomás remedio que encoger las piernas y ponerlas a la altura del

pecho.Yaestaban todasbienapretujadasenaquel colchóndenoventa.Elpróximoregalodecumpleañosquepidieraasumadreseríaunacamademetroymedio,paraquecupieranbienenocasionescomoesa.

—Eso,¿quépasaconél?—preguntóLucíaaBea.Todavíaestabaalgodolidaporelcomportamientodesuamigaenelrestaurante.

—Nopasanada.Es soloun chicoguapoquemehace reír.Pero esverdadquecuandoestádelantesientoquemedistraigoypierdounpoco la razón.Comoayer,que Lucía intentó hablar conmigo en el restaurante mientras trabajábamos y ni laescuché. Lo siento, cariño, de verdad. No sabes cuánto. Creo que deberíadistanciarmeunpocoantesdequeestechicomehagahaceralgunatontería—ledijoBeacogiéndolelamano.Lucíaselaaceptó.¿Quéleibaaexplicaraellasobrehacertonterías?

Ya no estaba enfadada con Bea. Ni mucho menos. Estaba enfadada consigomisma.Ahora, al fin, comprendía que su amiga también había estado viviendo supropiomomentodifícil,yqueellanolohabía tenidoencuenta.Denuevo,recordó

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lasacusacionesdeMarioyleconcediólarazón:sololeimportabalosuyo,nolodelosdemás.Yesoseteníaqueacabar.

—¿Se lo vas a contar aAitor?—le preguntó ella, que, tras su experiencia, nosabríaquéaconsejarle.

—Nohaynadaquecontar—respondiósindilación—.Álexnoesnadaparamí,ynohemoscompartidomásqueunasrisas.Sinembargo,aAitorlequieromuchísimo.Eselamordemivida.

Escuchar a Bea hablar con esa franqueza de sus sentimientos dejó a Lucíaboquiabierta.

—¿Cómosabesqueloquieres?¿Cómosabesqueesamor?—lepreguntó.—Porquecuandonoestoyconélmedueleelcorazón.Físicamente,deverdad.

—añadió Susanamedio en bromamedio en serio, e hizo el gesto de rebanarse elcuelloconlamano.Beasonrióalgonerviosa,peroSusanacomenzóareírsedespués.

—¡Bastayadecursiladas!—bromeóFrida.LucíanodijonadaporquecomprendíaloquedecíaBea.Era

eso exactamente lo que ella sentía desde que había perdido aMario:ledolíaelcorazón.¿Acasoesosignificabaquetambiénella le quería? Le parecía algo demasiado grande como parahaberlo alcanzado tan pronto con Mario. AMOR. Uf,imposible…

—Aunque esta tarde no tengo turno, iremos contigo alLucía.HaremosguardiaparaqueÁlexnotedistraiga—anuncióLucíadepronto,contotalseguridad.

No quería que su amiga pasara por lo que estaba pasandoellaporcometerunerrorestúpido.LaayudaríaaconservarsurelaciónconAitorintactayperfecta.Beasetirósobreellaparaabrazarla y Lucía acabó otra vez tumbada en la cama bocaarriba en plan escarabajo. Las chicas se unieron al abrazo apesardelasquejasdeFrida,quevolvíaacriticarlosexcesosdepasteleo. Parecía que ni tener a Leo como novio formal laablandaba.

Aunque a Lucía seguía doliéndole el corazón, estar junto a sus amigas en unmomento tan terrible hizo que una parte de él volviera a bombear con fuerza.Nosabíacómohabríasobrevividosinellas.

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De:Viveka([email protected])Para: Lucía (let’[email protected]), Frida ([email protected]), Bea

([email protected]), Raquel ([email protected]) y Susana(rock’[email protected])

Asunto:Pista3Adjunto:vestidoconflor.jpg

Chicas,Martasiguerara.Viernes laacompañamosacasaalacabarclases.Decíaestaba

MUYcansada.Kellenyyoquedamosencafeteríaamerendar…¡YvimosaMartasalirdespuésmuyarregladaconflorenoreja!¿Noesraro?Nosabemosquépensar.

Kisses,Viveka

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ElLucíaestababastantellenoesatardededomingo.BeanoparabadecorreteardeaquíparaalláenlabarraalasórdenesdeÁlex,queibapasándolelascomandasdecafésy,devezencuando,ledabaunapalmaditaenlaespaldaparainfundirleánimo.

—Venga,quetúpuedes—ledecíayellalesonreíaagradecida.Cuandolasonrisaylacaradebobadurabamásdelonecesario, interveníanlas

chicasparabromearymeterseconellaunpoco.—Claro,Bea,ereslareinadelabarraylotienestodocontrolado—lesoltóFrida.

Bealelanzóuntrapoquehabíaencimadelabarraentrerisasyvolvióaltrabajomáscentrada.

—Nomeladistraigáis,¿eh?—lesadvirtióMaríaunadelasvecesqueencontróunmomentoparaacercarseaellas.Pasabalamayorpartedeltiempocharlandoconloscomensalesporlasala.

CuandoaBea se le comenzarona acumular los cafésy losvasos suciospor lacantidaddetrabajo,Lucíadecidiócogerunapilayllevárselosalacocinaparatraerunos cuantosmás limpios.Alverla en ladistancia, sumadre asintió satisfecha.Suamiga no daba abasto y Álex andaba igual de liado que ella con el resto de lasbebidasylosaperitivos.

Asuregresoalabarracargadaconlavajillalimpia,seencontróconqueFrida,Raquel y Susana se habían trasladado de bando en la barra y estaban junto a loscurrantes. Mientras unas limpiaban el estropicio provocado por un vaso de lechederramada, otras preparaban cafés con Bea, o calentaban agua para infusiones, oponíanunpocodeordenentrelasestanterías.Inmediatamente,Lucíaechóunvistazoasumadre,queseacercóalabarraconpasoapresurado.Antesdequesoltaraalgúnmensajeamenazante,Lucíaseleadelantóparaexplicarleloqueocurría:

—Igual que Bea me ayuda a mí en el trabajo, las demás también, mamá. Novamosamontarningúnsarao.Teloprometo.

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Maríasolodespególosfruncidoslabiosparadecir:—Másosvale.Después sediomediavuelta y regresó con laspersonasquedisfrutabande sus

platosenlasmesas.—Con amigas así da gusto —escuchó de pronto Lucía a Álex a su lado. Al

volverse, lesonrióysefijóenquehabíaelegidoparaesedíaunacamisetadepicoque dejaba a la vistamás trozo del tatuaje. El chico tenía razón: aquellas eran lasmejoresamigasquealguienpodíaimaginar.

Resultabaquenoeramal chicoel camarero,yque sus intencionesnoparecíanperversas,nadaqueverconlasdeAdri,desdeluego.Elúnicoproblemaqueteníaeraserdemasiadoencantador,loqueconfundíaaBea,alnoestaracostumbradaatratarconamigoschicos.Peroparaesoestabanellasallíensuúltimodíadetrabajo,paraayudarlaaredirigirsusemociones.

—Tambiénpodemosecharteunamanoati.Aver,¿quénecesitas?—lepreguntóLucíacolocandolosbrazosenjarra.

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—¡Eresunsol!Ynolodigoporquetumadresealajefa,queporcierto,noveasquébienhassabidomanejarla.Teadmirocantidad—añadióconlavozmásbajaparaquelasusodichanoloescucharaaltiempoquesecolocabaunamanodelantedesubocacarnosaparaotorgarconfidencialidadasuspalabras.

Lucíaentornólosojos.—Anda,pelota.Dimequéquieres.—Pues…Nomevendríamal que trajeras del almacén algunas aceitunas, otras

conservasytambiénbolsasdepatatasfritas,senosestánacabandolasprovisiones—ledijoÁlexabriendoycerrandoloscajonesdedetrásdelabarra.

—¡Hecho!—respondióLucía ySusana, que estaba cercayhabía atendido a laconversación,seprestóvoluntaria:

—¡Teacompaño!Lucía y Susana se dirigieron al almacén para cumplir el encargo de Álex,

mientras las demás permanecían en la barra ayudando a Bea. Lucía se entretuvoseleccionando las latas y las bolsas de patatas que le había encargado el chico, altiempoqueSusanaescribíaalgoensumóvil.

—¿Ivántereclama?—lepreguntóLucíaguiñándoleunojo.—Hoyno.Tengoalgoimportantequehacer…—Uy,quémisterio.¿Quées?—Prontolosabrás—respondióSusanasinavanzarlemásinformación.Después,

ayudóaLucíaacargarcontodoelpesohastaregresaralabarra.A la vuelta se encontraron a Frida hablando con Álex bastante apasionada y

temieronporlavidadelchico.Suamigapodíaserunpocobruscasiseloproponía.Así que se aproximaron a ellos rápidamente, por si había que apagar algún fuegodescontrolado.

—Vengaya,pavo.Nomedigasquesemerecíanelpenaltiporquenidecoña—decíaFridallevándoselasmanosalacabeza.

—¡Ya tedigoquesí!El tío leclavóelpieen toda laespinilla—contestóÁlexhaciendoungestodedolor,loqueprovocóqueFridasetroncharadelarisa.

LucíamiróaSusanaconungestodeinterrogación:¿acasoestabanhablandodefútbol?Puessíquesehabíanhechoamiguitosenpocotiempo.Álexparecíateneresedon.Alverlasllegar,elchicodesviósuatenciónhaciaellas:

—¡Gracias,chicas!¡Soislasmejores!—exclamóycorrióacogerloquecargabanparacolocarloensusitio.Fridacomenzóaayudarloylasdemástambién.

—Meparecequeestodesercamareroesdemasiadoduro…¡Semecansanmáslosbrazosquedespuésdeunpartidodevóley!—protestóFridaconlosbrazosenaltoparaalcanzarunadelasbaldas,ytodos,tambiénelchico,separtíandelarisa.

Alrato,seacercaronRaquelyBea,quesehabíanquedadoliadasconloscafés.—¡Nomepuedocreerlasuertequetengo!¡Trabajorodeadodechicasguapas!—

soltóÁlex.

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Lucía miró a Bea entre risas, y esta la correspondió con un asentimiento decabeza.Ycomoteníanelpoderde leerseelpensamiento,Lucíasupoquesuamigahabía comprendido al fin que Álex era igual de adulador con todo el mundo, uncaballero encantador, y que a partir de ahora dejaría de sentirse tan confusa conrespectoaél.

Así transcurrieron varias horas, trabajando en equipo con aquel chico tanagradable.Bea pasó de embobarse cada vez que él le dirigía un piropo, a reírse yquitarle importancia respondiendo algo que estuviera a la altura. Al fin habíaentendidoquepodíacomportarseconunchicoexactamenteigualqueconunachica,comounamigomás.

Llegóelfinaldelajornadayelrestauranteestabaprácticamentevacío.Lamadrede Lucía y su marido estaban perdidos en la cocina charlando con algunostrabajadores.Afuera,soloquedabaelpersonalfijo:Álexylaschicas.Depronto,sonólapuertadeentrada.

—¡Aitor! ¡Qué sorpresa! —escuchó gritar Lucía a Bea antes incluso de quetuvieratiempodeaveriguarquiénera.

Suamiga,prácticamente,saltóporencimadelabarraparacorrerhaciasuchicoyfundirse con él en un tierno abrazo. A Lucía se le pusieron los pelos de punta.Tambiénleentraronganasdellorar,porquelerecordabaalosabrazosqueMarioyella solían darse, pero aquel no era elmomento ni el lugar para dejar escapar laslágrimasytuvoquetragárselas.

—Así que tú eres el afortunado. ¡Encantado, hombre!Tienes una novia genial y una hermana estupenda—le dijoÁlexaltiempoquesepasabalamanoporelpelodepunta,encuanto Bea y Aitor se acercaron a la barra cogidos de lamano.

Beasonrióalegre.Eraevidentequeyanosesentíanadaincómoda o insegura. Por eso, cuandoAitor lomiró con elceño fruncido, colocándose la melena oscura detrás de loshombros,ellalequitóimportancia:

—EsteÁlex,queesunchistoso.—¡Sí que lo soy!Me lo dicen desde que iba al colegio.

Eraelpayasode la clase.MásomenoscomoFrida—soltóesteentrerisas.

—¡Ya quisieras!—respondió su amiga y todos se reíandivertidos.TambiénAitoryBea.

Enunaparte,LucíaseacercóunpocomásaSusanaylesusurróaloído:

—¿Estoescosatuya?—Esmihermano.NoqueríaqueBeaseolvidaradeloquesienteporculpadel

guaperas.AsíquelepreguntéaAitorporquénosepasabaaverasunoviaalfinal

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delturno.Lucíanegóconlacabeza,agarróaSusanadelcuelloconelbrazoylaotrafingió

queladejabasinaire.—Mujerdepocafe—ledijoLucíasinperderlasonrisa.Aunque por dentro seguía el dolor, se sentía satisfecha por lo que había

conseguidoelClubdelasZapatillasRojas,todasunidas:quetriunfaraelamor.Sintióunescalofríoalpensarqueelladefinitivamentesíhabíaperdidolafe,peroseobligóacelebraraquelbonitomomentoconlasdemás.

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Esodequeeltiempolocuratodo…ALucíaleparecíaunapatraña.HabíanpasadocincodíasdesdequeMarioyellahabíandiscutidoynohabíaniunsolosegundoenelquenopensaraenél.Todas lasnochescogíaelmóvil, semetíaenWhatsAppybuscabasuúltimaconversación.Lahabíanmantenidodíasatrás,antesdelatormenta,ynoparabanderepetirselasganasqueteníandeverse.Alreleeresaspalabrascasipodía creerse que todo seguía como antes, que tenía un novio maravilloso al queestaba deseando ver. Y se sentía tentada de escribir algo en la caja de texto yenviárselo.Tantoquelohabíahechomásdeunavez.

Pero Lucía borraba todos los mensajes justo antes de dar al botón de enviar.Mariolehabíapedidotiempoyellanoqueríapresionarlo.Además,teníalasensacióndequeningunodeesosmensajesletransmitiríanalgonuevo,algoquenolehubierarepetidoyamilvecesantes.AsíqueacababaporsalirdelWhatsAppycerrarlosojosparaprocurardormir.Habíasoñadoconéleldomingo,ellunes,elmartesytambiénel miércoles, es decir cada uno de los días que llevaban enfadados. En su mentetodavía debía depermanecer el pasadobonito quehabían compartido, en lugar delpresente infernal, porque todos los sueños que tenía reflejaban momentosmaravillosos junto a él: conversaciones interminables, risas escandalosas, besostiernoseinfinitos…Poresodolíatantoabrirlosojosyenfrentarseaunnuevodíaderealidad,unnuevodíasinMario.

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Supadrelallamabacomocincovecesaldíaporquelanotabatriste,peroLucíanolecontabaelmotivo.Noqueríahacerlo,porqueleparecíaquesiseloexplicabaasupadre,elhechodequeMarioyanoformabapartedesuvidaseríamásreal,másdefinitivo. Mientras nadie más supiera lo que sucedía, Lucía permanecía ensuspensión, a la deriva, pero almenosno en el final de suhistoria.Así que le ibasoltandoexcusasque,porsupuesto,élnosecreía.Yseguíallamandoyllamando…

En la escuela tampoco ibamuchomejor… Semovía por las clases como unazombi.Norecordabacuándohabíasidolaúltimaocasiónquesehabíamiradoenelespejo, porque, por primera vez, su reflejo le daba igual: si su flequillo se habíadespeinado,¡quémásdaba!Si teníaunasojerasque le llegabana los tobillos, ¡quémásdaba!Sisupielestabasecaydeshidratada,llenaderojeces,¡quémásdaba!SiMarionoibaaverlo,todoledabaigual.

—Nena,nopuedesseguirasí—ledijoFridaunamañanaenelrecreo.—¿Quéquieresquehaga?Loechodemenos…—respondióLucía,queteníael

estómago tan cerrado que ni se había comido lasmagdalenas de chocolate que sehabíallevado.

Frida,apesardeloantiarrumacosqueera, laatrajohaciaellapararodearlaconsus brazos. ¡Sí que la debía de ver mal! Lucía se dejó abrazar por su amiga, y,mientrastanto,lasdemásprocurarondistraerlaponiéndolaaldíadesuscosas.ComoBea,quelesrecordóqueesemismosábadoeraelcumpleañosdesuamadonovioyanuncióorgullosaqueyateníaelregaloperfecto,elamplificadordesussueños.Con

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élpodríaseguirdandoconciertoselrestodesuvida.Ycantándolecancionesaellatambién. Bea resplandecía enamorada y Lucía, aunque se sentía algo celosa, sealegrabadequesuamigahubieraelegidoelcaminoadecuado,nocomoella.

Paracuandollególaúltimahoradeclasedeljueves,Lucíanosesentíamotivadani por el trabajoque le habíapedidoFlora, que era el únicoquehabía conseguidoquitarlede lacabeza losproblemasen lasúltimassemanas.Debíaentregarloaldíasiguiente y todavía le faltaba por añadir la conclusión. Lo que sucedía era que noacababadeverel final,deverlo redondo,nosabíaporqué.Enel textohablabademuchos tipos de baile y comparaba los movimientos de los más exóticos con lasdanzas europeas y occidentales más comunes. La diferencia de perspectivas eraevidente,peronoteníalasensacióndequesuconclusiónestuvieraclara,noveíaelaprendizaje. Sentía que la lección que pretendía inculcarles Flora era mucho másgrande, más importante, que le exigía algo más… Y así se lo comentó a ella encuanto la vio entrar por la puerta de la clase aquella tarde. La profe la escuchóatentamente y valoró el estado del trabajo que Lucía le explicó: los distintosapartados,laintro…Ysusdudasconrespectoalaconclusión.

—Avecesnuestrasdecisionesnosllevanporcaminosinesperados.Perotodasellastienenunamotivación,algoquenosmueveahacerlascosasdeunadeterminadamanera.Ahíestáloprincipal.

—¿Qué es ese algo? —le preguntó a Flora, que le dedicó unasonrisaenigmáticaantesderesponder.

—Esosolopuedesaveriguarlotú.Lucíasequedópatitiesa:aquellamujerparecíahaberlerobadouna

deesas frases redichasque tanto legustabapronunciarasupadre.Yquizáporquelerecordóasupadre,esecomentarioactivóunimpulsoenella,ydecidióquequeríasabercuáleraesealgodelquelehablabaFlora.

Acontinuación,latutoraanuncióenvozaltaquepasaríanesatardeen la biblioteca para que todos los alumnos pudieran terminar eltrabajo.AToniseleescapóungritodealivio(nodebíadetenerloniempezado), Marisa entornó los ojos porque era evidente que lasbibliotecas le parecían sitios aburridos y llevaba demasiados díasmetida en ellas, pero Lucía le dio las gracias entusiasmada. Seencaminójuntoasusamigasalabiblioteca,eneledificiodeallado.

TantoFridacomoSusanateníanacabadossustextos,asíquesededicaronamatarel tiempo por la biblioteca (cotilleando sobre los presentes, revisando las redessociales, buscando libros raros…),peroLucíano,Lucíaquería entregar aFlorauntrabajo en condiciones y necesitaba su conclusión, sualgo.Así que tras revisar ellistadodelibrosquetratabansutema,eligióunoquenohabíavistonuncaantes.Selollevóasumesay,enelíndice,unapartadollamósuatención:«Demostracionesde

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amorenÁfrica».Unhormigueoenlastripasleindicóqueaquellolepodíainteresar.Asíquesefuedirectaalapáginaindicadaycomenzóaleer.

Según parecía, el amor, ese sentimiento universal, también se manifestaba demanerasdistintasencadapaís.Claro,¿cómonoibaaserasí,sihastalaspersonasdeunmismopaís lomostrabandeformadiferente?ElautorhablabadequeenÁfricaoccidentalexistíanmuchos lugaresen losquehablardeamorsuponíaun tabú,queinclusoresultabapeligroso.Poresemotivo,casisiempresehacíaenlaintimidaddelhogar y huyendo de todo romanticismo. Sin embargo, había algunas excepciones,algunoshombresymujeresvalientesquesíseatrevíanahablardeesesentimientoenproverbiosycanciones.Y,cómono,atravésdelasdanzas.

Había docenas de proverbios como esos. Y cuantos más leía Lucía, másidentificada se sentía: parecía que alguien se había colado en su interior paraobservarlaconunmicroscopioyhabíaescritoexactamenteloqueveía:esasensacióndeestarenferma,esedolorenelcorazón,eserecuerdoconstantedelascosasbuenasdeunapersona…PormuchasdiferenciasquehubieraentreÁfricayBarcelona,Lucía

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sintióquelaestabandefiniendo.No,noestabasola,yloqueellasentíanoeranadararo, ni tampoco único: podían sentirlo todas las personas, de todas partes, sinimportarlasdiferenciasdeperspectiva,porqueeramuchomásprofundo,yestabaporencima de cualquier circunstancia. El amor lo era todo, y con él se podía superarcualquier problema, cualquier enfado, cualquier diferencia. Lucía acababa deencontrarsuconclusión.Sualgo.

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Lasorprendióencontrarunaluzencendida.Regresabaacasatrassuclasedehip-hopcon laúnica intencióndedarseunbaño relajante,pueseldíahabíasidode lomásintenso.LosúltimosdescubrimientosyelbaileeranunacombinaciónidealparadejaraLucíaenunestadocasicatatónico.Peroverasumadresentadaenlasalalahizoreaccionar.

—¿Qué ha pasado, mamá? ¿Cómo es que no estás en el restaurante? —lepreguntó Lucía inquieta. Que su madre no estuviera trabajando sí que era unanovedad.

—Siéntate,porfavor—lepidióMaríaenuntonoespecialmentegrave.Lucíadejólabolsaconlaropasudadadeclaseenelsuelo,cogióunadelassillas

ytomóasientojustoalladodeellaenlamesacuadradadelcomedor.—Cuéntame,mamá.¿Hapasadoalgoenelrestaurante?—No,cariño.Novamosahablardelrestaurante.Lucíaabriómucho losojos,confundidacon la respuesta.Sumadresequitó las

gafasdeverquellevabapuestasymiróaLucíadirectamentealosojos.—Túsabescuántomeimportas,¿verdad?Lucía tragósaliva.CadavezqueMaríaabría laboca ladejabasinpalabras.Su

madrenoparecíasumadre,tanblanda,tan…cariñosa.—Sí—respondiótitubeante.Maríaasintióal tiempoquese retirabaelpelode lacaraenungesto reflexivo.

Queríahablarledealgoyestababuscandolamejormaneradehacerlo.—Heestadohablandocon tupadre.Estápreocupadopor ti.Diceque llevasun

tiempomuytriste.—Sí—leconfesóLucíaconlamiradapuestaenelsuelocuandosumadrecalló

paraesperarsurespuesta.Lesudabanlasmanosdelonerviosaqueestaba.—Losientomucho,cariño.Yloquemásmedueledetodoestonoesquetúno

melohayascontado…

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Lucía fue a interrumpir a su madre para explicarle que era su decisión nocontárseloanadie(menosasusamigas,claro),peroMaríalevantólamanoychistóparafrenarlaycontinuarsuexplicación:

—Loquemásmedueleesnohabermedadoyocuentadenada.Volvióatragarsalivaporquenosabíaquémáshacer.—Losiento,Lucía.Llevounosmesessinprestarteatención.Cuandoelotrodíate

pedíquemeayudarascon las cartas, solo teníauna ideaen la cabeza,y cuando temetistederepenteenlacocinapenséquetehabíasaburridodeayudarme.

—Mamá,no…—Ibaaexplicarlequeellaestabaencantadadeayudarla,perosumadrevolvióainterrumpirla:

—Avecesnovemosmásquenuestrascosas.Perdóname.Lucía guardó silencio. Era cierto que echaba demenos hablar con sumadre a

solas,perotampocoqueríahurgarenlaherida,bastantedolidaselaveíaya,asíquelecogiólamanoyledijo:

—Nopasanada.—Síquepasa.Túeresminiñaytequieromásqueanada.Ycreoquenotelo

demuestrolosuficiente.AquellademostracióndeamormaternalemocionóaLucía.Notóquesusojosse

le inundaban de lágrimas y no pudo hacer más que lanzarse sobre su madre yabrazarlacontodassusfuerzas.

—Yotambiéntequieromucho—leconfesóaMaría.Nosabíaporquénorepetíaesaspalabrasmásamenudo.

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Dejósalireldolordelosúltimosdías,lamelancolía,elamorporella…Mientras,sumadrelaconsolabadándolebesosenlacoronilla,acariciándolelaespalda.

Cuando comenzó a notar que su respiración se sosegaba y su llanto cesaba, seseparódeMaría,queleofrecióunpañueloparasonarselanarizylimpiarselacara.

—¿Mevasacontarporquéestástantriste?Lucía se encogió de hombros. Estaba entre la espada y la pared: si contaba lo

sucedido con Mario, ya está, su ruptura sería oficial. Justo ahora que habíadescubiertoloquesentíaporél.Perosinoselocontaba,volveríaaabrirseunabismoentresumadreyella,yesoeraalgoquenodeseabaenabsoluto.Debíapermitirleasumadreconocerlaverdadparaquevolvieranaestartanunidascomoenlosúltimosmeses.

—Mariohacortadoconmigo—dijosinmás.Maríaabriómucholosojos,sorprendida.—Perosiseosveíamuyfelicesjuntosenlafiestahaceunpardesemanas…—Sí.Esquehecometidoalgunasestupidecesyyanosabesipodráperdonarme.Maríanegóconlacabezaantesdeanunciar:

—Maríaseseñalóasímisma,refiriéndosea la conversación que acababan de mantener—. Pero sí está en nuestra manorecapacitarycambiarlascosas.

—Nosésipuedocambiarnada,mamá.Mariomehapedidotiempo.—¿Cuántohacequenohabláis?—Casiunasemana.—Puesyaestiemposuficiente,¿nocrees?Lucíalamiróextrañada,sincomprenderaquéserefería.—Túeresuna luchadora.¿Quiénfue laquemeconvencióparaquepelearapor

missueños?Poresoesporloquemeestoyesforzandotantoparaqueelrestauranteseaungranéxito.Novoyaconformarmeconpoco.Ylovoyaconseguir,tenloporseguro.

—Esoesdiferente…—¿Porqué?Seencogiódehombros.—¿Túloquieres?—Sumadrelehizolagranpregunta.

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Lucíanotuvoquepensarniunsegundolarespuesta,porqueyahabíadescubiertocuálera:

—Sí.Loquieromucho.—¿Yselohasdichoaélcomomeloestásdiciendoamí?Negóconlacabeza.¿Sumadreestabaloca?¿Cómoseloibaadecirsinoquería

sabernadadeella?—Nomemires como si estuviera loca—dijoMaría, que tenía la capacidadde

leerleelpensamiento—.Siquieresalgooaalguien,debeshacertodoloqueestáentumanoparaconseguirlo.Tambiénsersincerayconfesartussentimientos,Lucía.Pormuchavergüenzaquetedé.

—Pero…¿cómo?Sinoquierevermenihablarconmigo.—Eresunapersonamuyingeniosaycreativa.Estoyseguradequeseteocurrirá

lamaneradeaccederaél.

María leguiñóunojoyLucía sonrió satisfecha.Aquella conversación lahabíarevitalizado.Sumadreteníarazón,debíahaceralgo.Quedarsedebrazoscruzadosnoservíaparanadamásqueparadejarpasareltiempoylamentarse.Mariodebíasaberloimportantequeeraparaella,igualquesumadreacababaderepetírseloaLucía.Yellaseibaaasegurardequeasífuera.

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De:Marta([email protected])Para: Lucía (let’[email protected]), Frida ([email protected]), Bea

([email protected]), Raquel ([email protected]) y Susana(rock’[email protected])

Asunto:másvivaquenunca!Adjunto:yoy…jpg

Chicassss,Bueno,aquímetenéis.¡Alfin!Hansidounassemanasmuylocas,peroestoyde

vuelta. Antes que nada quiero disculparme por no haber estado localizable nireceptiva…Supongoquea todasoshapasadoalgunavezquenecesitáispensarenalgo vosotras solas, sin que nadie os influya, para tomar una decisión importante.Pues bien, a mí me ha pasado eso exactamente. Sabéis cuánto os quiero,MUCHÍSISISISISIMO, pero esta vez necesitaba pasar unos días a solas. SipreguntáisaKellenyVivekaosdiránque también loshealejadoaellosestosdíasporquesentíaquedebíaserasí.Ahoraoscuentoelporqué…

Tras recibirelpremiodelcuentoenelAyuntamientodeaquídeBerlín,volvíaretomarmiamistadconKay.Aunquenosveíamosenel colegio, casinohabíamoshabladodesdequecortamoshacemeses.Sinembargo,fuelaúnicapersonaquevinoalaceremoniadeentregadelospremiosenelAyuntamiento(ademásdemispadres,claro)yesomehizorecordarloimportantequehabíasidoenelpasadoparamí,elapoyoquemehabíademostradosiempre.Asíqueunfindesemanamefuiconélysufamilia de viaje a Frankfurt, nos lo pasamos genial. Y estos días hemos estadoquedandofueradelcolegio,haciendocosas juntoscomoamigos,perohasaltado lachispa que teníamos, una bien fuerte que había olvidado y, bueno…, después demuchopensarlo,hedecididodarleotraoportunidad.Élmehaconfesadoquetodavíamequiere,quepiensaenmíadiario,quesolodeseaestarconmigo…Y,claro,¿quiénpuederesistirseaunadeclaracióndeAMORasí?Total,queVOLVEMOSAESTARJUNTOS. Y por eso os envío esta foto que lo hace oficial, para compartirlo convosotras,misamigas,misnenas,antesqueconningunaotrapersona.

Esperoquecomprendáisporquéhehecholoquehehechoymesigáisqueriendoigual. Lucía, he estado pendiente de tus mensajes y comprendo por lo que estáspasando.Séquehasestadobienacompañadayconsolada,porquenuestroClubdelasZapatillasRojasteamparacadadía.Peroesperoquemihistoriatesirvaparaacabarde animarte a hacer todo lo que puedas para recuperar a Mario. ¡YO TE LORECOMIENDO! Creo que no repetimos suficientes veces cuánto queremos a laspersonasquequeremos.Lodamosporhecho,yclaro…¡Noeslomismo!

Os envío un beso gigante, así MUUUUUAAAAA!!! Escribidme pronto, porfavor.

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Osquiero,ZR4E!

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LapuertadelinstitutodeMarioestabahastaarribadechicosychicasmayores.Lucíase había sentado en uno de los bancos que estaban enfrente, a la espera de veraparecer a su ¿ex? novio. Estaba tan nerviosa que no sabía ni cómo colocarse. Sehabía sentado en el respaldo, en el asiento, cruzado las piernas y levantado veintevecesdesdequehabíallegado.

Apesardehaberledolidomucho,habíasalidodeclasedeplásticaantes,graciasalanotaquelehabíaescritosumadrelanocheanterior,yquedecíaquesuhijateníavisitaenelmédico.AsíqueMaríasehabíaconvertidoencómplicedesumentiracontaldeconseguirqueLucíallegaraatiempoalasalidadelinstitutodeMario.¿Quiénseloibaadeciralprincipiodesurelación?Cuandonopodíaniverlosinecharpestesdeél…

LucíaviosaliraDaniela,lachicadelosojostransparentesquelehabíahecholavidaimposibledurantelasemanadeesquíenlaquehabíaconocidoaMario.Ellaibaasuclase,asíqueLucíaseconvenciódequenodebíamalpensardelhechodequejustodetrásdeellasalieranDarío,elamigoargentinodeMario,yelmismoMario.AlverloLucíacreíaqueseibaadesmayar:notabaelcorazónlatirletanrápidoquecasinoconseguíacogeraireatiempopararespirar.Inspiróyespiróvariasvecesseguidascontaldeevitarqueacabarahiperventilandoymontaraunespectáculoenlapuertadelinstituto.¡Loquelefaltaba!

SepusodepieencimadelbancoysolotuvotiempodedardospasosantesdequeDaríolavislumbrara.

—¡Lucía!—exclamóyellalomaldijo,porquehubierapreferidoquefueraMarioelquedescubrierasupresencia.

Sefijóenelgestodesu¿exnovio?.Noeradeentusiasmoprecisamente.Másbiende lo contrario. Mario apretó la boca y evitó dedicarle una sonrisa, o algunaexpresión, ya puestos, que no fuera algo neutro e indescifrable. Sí, Mario seguíaenfadado.

—¿Quétalestás,guapa?¡Québuenoverteporaquí!—ledijoDaríodándoledosbesosenlasmejillas.

—Gracias—respondióLucía,tímida.Deprontosequeríamarcharasucasa,salirhuyendodeallí.Mariolasaludósin

acercarsesiquieraaella.

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—¿Notehasequivocadodepuerta?Preescolarquedaenlaotraesquina—lesoltóDanielaasuladomeneandosupreciosamelenarubia.

Mientras ella iba vestida con unos leggins quemarcabansus torneadasy largaspiernas,yun topquedefinía subonitasilueta,LucíanohabíatenidotiempodecambiarseysehabíaatrevidoairabuscaraMarioconeluniformedelcolegio.Sufaldadetablassebalanceabatristementecadavezquepasabaunarachadeviento.

Lucíacerrólosojosyseconcentróensuobjetivo.IgnorólapresenciadeDanielaydetodoslosdemásmiembrosdeaquelinstituto, y se dirigió a Mario, que permanecía callado. Nisiquiera había hecho por defenderla de las palabras de sucompañeradeclase.Aquellopintabafatal.

—¿Puedo hablar contigo? —le preguntó Lucía a éldirectamente.Endureciósumiradaparaquecomprendieraque

noseibaadarporvencidatanfácilmente.Marioseencogiódehombrosydijo:—Habla.Lucíasearmódevalorparacogerlodelbrazoyarrastrarlofueradelgrupeteque

se había formado a su alrededor. De reojo vio cómo Daniela sonreía maliciosamientrasellasellevabaalchicoalaaceradeenfrente,lejosdelasmiradascuriosas.Mario se soltó de Lucía y caminó a su lado hasta donde ella decidió parar al fin.Habíaunpequeñomurojustodelantedeunbloquedepisos.LucíasesentóencimaparadarleaentenderaMarioqueaquelsitioestababien.Porlomenosnotendríaatodasuclasevigilando.Élsemantuvodepie,apoyandosolosucaderaenelmuro.

Nosabíapordóndeempezar.Latensiónentreelloseraevidente.—¿Qué es eso que quieres decirme, Lucía? ¿Estás saliendo ya conAdri?—le

preguntóMario cruzándose de brazos. Pronunciar esas palabras debió de dolerle ajuzgarporcómoarrugóelceñoylosojos.

—¡No!—exclamóellarápidamente.CuandovioelgestodealivioenelrostrodeMarioseanimóaseguirhablando:—YonoquierosabernadadeAdri.Nisiquieramegusta.Puedequecuando lo

conocíelañopasadosímegustara,unpoco,peroahoranomegustanadadenada.Yatelodije.

Marioseencogiódehombrosantesdeañadir:—Tambiénmedijistequeélsoloqueríasertuamigo.—Porqueesoeradeverdadloqueyocreía.Memintió,Mario.Debescreerme.—Peroyoteloadvertí…—Losé.Ymeequivoquéalnohacertecaso.Nosupever lasituacióndesde tu

puntodevista.Ynosabescuántomearrepiento.

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Lucíase llevó lasmanosa lacarayse la restregóparaevitarquevolvieran laslágrimas.Noqueríaquelaconversaciónfueraporesosderroteros.Teníaalgomuchomás importante que confesar a Mario y debía encontrar la manera sin caer en eldramafácil,olapena…

—Ojalápudieravolveratrás—confesó.—Sidiseñasunamáquinadel tiempoeficaz,quizá loconsigas—replicóélcon

vozdelistillo.Lucíasuspiró.VercómoMariosemanteníatanfríoydistanteconellaapesarde

todolaestabadescolocando.Nuncahabíaactuadoasí.Lasvecesquehabían tenidomalentendidossiemprehabíasidoMarioelquehabíarogadoyLucíalaquelehabíahechoesperar,osufrir.Alhaceraquellavaloración,volvióasentirseculpableporlomalquelohabíahecho.Siempreconrodeos,conjueguecitosdeahorasíyahorano,ahoramegustas,peronomefío.Estabacansadadepalabrasquenodecíannada,deaccionesquenohacíanmásqueestropearalgoqueeraperfectoinclusocuandosoloeran ellos contra el mundo. Los dos juntos. No iba a esperar más. Eso se habíaacabado.

—Tequiero.Alescucharsuspropiaspalabras,Lucíasesorprendiódesuseguridad.Nohabían

sonadodudosas,sinofirmesyclaras.MiróaMarioparaaveriguarsureacciónyseloencontrómirándola, totalmenteatónito.Pensóque,ahoraque teníasuatención,eraunbuenmomentoparaempezaraexplicarseyqueél laescucharadeverdad.Valequequizáhabíacomenzadoporel final,por laconclusión,perohabíaresultadosereficaz,porqueMarioyanolaignorabanilamirabacondesprecio.

—Tequiero,Mario.Tequieromuchísimo.Nuncaanteshabíasentidoalgoasípornadie.Estosdíassintihansidoelinfierno.Teheechadotantodemenosquemedolíaelcorazón.Cadadía.Yheestadopensandoenloquemedijiste,ymehedadocuentadequeteníasrazón,peronoquieroperderte.Quieroseguiratulado.Quieroreírmecontigo,hablarcontigo,besarte, abrazarte…Tú loeres todoparamíymegustaríaque…

MarioseimpulsósobreLucíaamitaddefraseylabesóprofundamente,altiempoqueleacariciabalacaraconambasmanos.Fueunbesointenso,deesosquepodríandurarhoras.LucíatomólacabezadeMarioysedejódisfrutardeesebesoqueponíafin a unos días horribles, a un corazón roto. Mario se separó para decir con vozsobrecogida:

—Yotambiéntequiero,Lucía.Y,rápidamente,comosifueranaquitarlesucaramelo,volvióaunirsuslabiosa

losdeLucía,tiernos,dulces,fuertes.Alcabodeunossegundos,ominutos,uhoras,porqueLucíaestabatanmareadaporlaintensidaddesussentimientosydelmomentoque no sabría decir cuánto tiempo había pasado, se separaron y se quedaronabrazados.Ensilencio.Nohabíanadamásquedecir.Lucíapermanecíasentadaenel

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muroyconlaspiernasrodeabaelcuerpodeMario,queapoyabasucabezaenladeLucíaporqueeraimposiblequevolvieranasepararsenuncamás.

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EllocaldeensayodeAitorysugruposehabíaconvertidoenellugaridealparalafiestadecumpleaños.Erauncubículodeparedesforradasparaaislarelsonido,ynohabíamásqueunamesallenadeBocaBits,sándwichesdeNutella,kikosyaceitunas,yotrallenaderefrescos.Noobstante,lomejoreralamúsica,quenoparabadesonardesdelosaltavocesconectadosalteléfonodelnoviodeBea.ColdplayysuAdventureofaLifetime,TheNationalcon IneedmygirloStarsailory suFour to theFloor.Eran canciones que Lucía no tenía en su repertorio, pero fue memorizando paraincluirlasporquelegustaban.Quizáporquelapersonaconlaquelasestababailandoera con la única que quería hacerlo:Mario.Abrazados, cogidos de lasmanos, delbrazo, de la cintura… Les resultaba imposible separarse más que unos pocoscentímetrosdesdequevolvíanaestarjuntos.CuandolatardeanteriorLucíasehabíamarchadoasucasahabíasentidolanecesidaddehablarconélporWhatsAppoporteléfonohastaquesehabíaquedadodormida.Elúltimoenescribirhabíasidoél,yalleerelmensajeesamañanasehabíasentidocomosiflotaraenunanubedealgodón.

«Buenasnoches,amor.Esperosoñarcontigootravez».¿AcasoMario tambiénsehabíapasadolosdíasenquehabíanestadoseparados

soñandoconella?Fueraloquefuese,sunovioyellasentíanlomismoelunoporelotroyesoeraloúnicoimportante.

—Parecéis lapas—protestóFrida,quebailabaconLeodeunamanerabastantemenosromántica.

Lucíaserióporlaocurrenciadesuamiga,quetodavíanoestabaenesepuntodesurelaciónconsuchico.Tratódeimaginarlasintiendoaquelcúmulodesensacionesylecostóverlaenplansentimentalconnadie,peroyaletocaría.

—¿Cuándo le vas a dar tu regalo? —le preguntó Raquel a Bea, que en esemomentosehabíaacercadoarellenarsuvasodeFanta.Aitorpermanecíahablandocon otro grupo de amigos justo al lado del escenario, donde reposaban losinstrumentosdetodoslosmiembrosdelabanda.

—Ahora.Cuandosaquemoslatarta.

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Beamovíalasmanosvisiblementenerviosa.Paraesedíahabíaelegidounvestidodecolorarenaconbordadosenlasmangasyestabamuybonitaluciendosumelenalisa suelta y el rostro levementemaquillado.El coloretede colormelocotón en lasmejillas le quedaba estupendo. Para los zapatos, cómo no, las chicas habíancoincididoconsuszapatillasrojasporqueeranelcomplementoidealparacualquiercelebración.

—¿Estáspreparada?—preguntóSusanaaBea.Entrelasdoslehabíanhechounatartaalcumpleañeroqueestabaparachuparselosdedos,oesohabíanprometido.

AnteelasentimientodeBea,SusanalevantólamanoendirecciónaunchicoqueformabapartedelgrupodeAitorparaqueapagaralasluces.Justoantes,ellayBeadesaparecieronporunapuertaylasalasequedóaoscuras.

Empezabanasonarsilbidosymurmullosimpacientesdelosinvitadoscuandolamisma puerta se volvió a abrir dejando a la vista una tarta cuyo contorno estabarodeadodevelitasqueiluminabanlosrostrosdeBeaySusana.Ese4deabrilAitorcumplíadieciséisañosyalverapareceresatartallevadaporsusdoschicasfavoritas,suhermanaysunovia,sonrióorgulloso.Todoscantabanelcumpleañosfeliz (unosmejor que otros)mientras Susana y Bea seguían su camino hacia donde estaba elhomenajeado y colocaban la tarta sobre el escenario (qué mejor sitio). Elcumpleañero abrazó a sus chicas y, cuando acabó la canción, cogió aire antes desoplar.Todas lasvelasseapagarondeunplumazoyvolvióahacerse laoscuridad.Cuandoelchicoquehabíaapagadoanteslaluzlaencendiódenuevo,seencontraronconAitorbesandoaBeaapasionadamente.

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—Uuuh—comenzaronasilbarlospresentesenplandebroma.Lucía se fijó en que el rostro de Bea estaba encendido, en una mezcla de

vergüenza y felicidad. Estaba orgullosa de ella por cómo había llevado toda lasituaciónconÁlex.Habíasabidoignorarsusencantos,reconocersussentimientosytomar la decisión correcta, y ahora disfrutaba de su novio en aquella fecha tanespecial. Bea se alejó un momento de Aitor y se dirigió a una esquina del local,dondereposabaunacajademasiadograndeenvueltaenpapelderegalo.

—Ayúdala, porfi—le pidió Lucía a Mario, al ver que era imposible que BeaarrastraraellasolaaquellacajahastadondepermanecíaAitor.

Así que Mario corrió hacia ella, agarró la caja con ambas manos sin apenasesfuerzoylaacompañóhastasunovio.

—¿Quéesesto?—lepreguntóaBeaconlosojoscomoplatos.Mario se alejó corriendo otra vez para dejarles intimidad. Y para volver a los

brazos de Lucía, que sin él se sentían vacíos. Se cogieron mutuamente ycontemplaroncómoAitorabríasuregalo.Alverelamplificadorsepusoadarsaltosdealegríayagritar.PeroprimerolediounbesoaBeaqueporpocolaparteendos.

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—¡Vamosaestrenarlo!—exclamóAitorabriendolacajaysacandoloscables.En unmomento, el amplificador estabamontado y en su sitio, dispuesto a ser

utilizado.Losmiembrosdesugruposesubieronalescenarioparaasegurarsedequetodos los instrumentos estaban afinados. Aitor les comentó algo y los demásasintieron.Alospocossegundos,comenzaronasonarunasnotasmuycaracterísticasalavezquelosplatillosdelabatería.Todoelmundoconocíaesacanción,ycuandoAitor cantó las primeras frases acompañado de su guitarra, los allí presentesempezaronaentonar:

—Love is in theair…Everywhere I lookaround.Love is in theair,everysightandeverysound…

LamanodeAitorsealzóparapediraBeaquesubiesealescenario.Suamigasevolvióhaciaellasylesreclamótambién.Sinpensarlo,LucíaarrastróaMario,FridaaLeo,SusanaaIványRaquelaCharliehastaelescenario,justoenelmomentoenelque llegaba el clímax de la canción. Juntos, cogidos de las manos, emocionados,entonaroneseLove is in theaircon todasuvoz.YesquenohabíamejorcanciónparaaqueldíaenelquesecelebrabaelcumpleañosdeAitor,perotambiéneltriunfodelamor.InclusoMarta,quellevabauntiempoalejadadeél,disfrutabaahoradesunovioKaydesdeBerlín.AlprincipioaLucía(ytambiénalasdemás)lehabíadolidounpocoqueMarta no fuera sincera con ellas desdeunprimermomento, pero trasreflexionarsobreloquedecíasucartahabíacomprendidoquecadapersonateníasusnecesidadesyelladebíarespetarlas.Además,laqueríamuchísimo.Yelamorestabaporencimadeabsolutamentetodo.Lucíaabrazóasunovioysiguiócantandohastaelfinal.

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