H. Capítulo IV 210-297.doc

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CAPÍTULO IV _______________________________________________________________________________________ ______ INTENTOS DE AGLUTINAR A LAS DERECHAS. LAS ELECCIONES DE 1933. - 212 -

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7 LAS ELECCIONES DE 1933 EN HUELVA

CAPTULO IV_____________________________________________________________________________________________

intentos de aglutinar a las derechas.

Las Elecciones de 1933.La personalidad de Cano Lpez, la rentabilidad que supo sacarle a su escaso tiempo como gobernador civil y su alianza con Burgos y Mazo monopolizaron, al menos hasta los inicios de 1934, la representacin poltica de la derecha sociolgica onubense. Es decir, el conservadurismo republicano con el apoyo de Burgos, era la opcin poltica emergente por parte de las derechas, a juzgar por el acaparamiento que hacan de la atencin pblica.

Como hemos visto tambin, un prohombre de la vida poltica onubense, Marchena Colombo, encabezara en Huelva a los seguidores de Melquades Alvarez, pero los demcrata-liberales apenas tenan implantacin en la provincia, como qued de manifiesto en las constituyentes.

Durante este tiempo, no obstante, hubo otros intentos de aglutinar a la derecha adems del partido conservador: por una parte el tradicionalismo, como alternativa al sistema republicano y por otra Accin Popular, con una actitud de derecha accidentalista, que se encontraba an en una fase de organizacin muy polariczada en Huelva en el entorno serrano de Snchez-Dalp. Bien es verdad que el tradicionalismo, y segn sus propias fuentes, no lleg a cuajar en la provincia de Huelva a pesar de los intentos de sus correligionarios sevillanos. Accin Popular, convertida posteriormente en la CEDA, disputara el espacio poltico del conservadurismo y del tradicionalismo y acabara desplazando al Partido Republicano Conservador, desde una filosofa poltica bien distinta, ms moderna, de implantacin provincial, de articulacin de comits y de presencia social; sus frutos empezaran a verse pasadas las elecciones de 1933 y en este cambio de situacin, una vez ms estara presente Cano Lpez.

1.- Accin PopularLa CEDA, como ya hemos dicho constitua en estas fechas el otro partido de "masas" desde un punto de vista funcional, esto es, abarcaba la totalidad de las actividades propias de los partidos modernos. La organizacin de la CEDA tal y como aparece en 1932 y 1933 supona la superacin del primer impacto, que en las fuerzas sociales de la derecha haba causado la Repblica. Hasta entonces, la derecha social de este pas apenas se haba sentido representada a nivel nacional por los catlicos liberales que haban subsistido al cambio de rgimen, nos estamos refiriendo a Alcal Zamora y Miguel Maura. El origen de la CEDA hay que buscarlo en el grupo "Accin Nacional", ncleo que se cre en torno a las ideas del magisterio social de la Iglesia en los ltimos meses de la Monarqua.

Su primera reaccin tuvo que ver con la aprobacin del texto constitucional, en diciembre de 1931. Dos minoras parlamentarias, "los agrarios" y "los vascos navarros" lanzaron una campaa para la revisin de la Constitucin. Accin Nacional, dirigida por Gil Robles, iba a desplegar una gran actividad. A partir de aqu, iba a comenzar la reorganizacin poltica de la derecha y en esta labor jugara un papel destacado el apoyo indirecto de los obispos espaoles, por su oposicin a las leyes vigentes. Es importante resaltar que, en el origen de este lanzamiento poltico, estuviera presente el tema religioso, que tocaba de cerca en el sentimiento de un importante sector de la poblacin. Y era un tema que ofrecera nuevas ocasiones de crecimiento a este grupo cuando el gobierno de la Repblica presidido por Azaa desarrollara legislativamente la Constitucin en lo referente a la religin.

Robinson expone la idea de que considerarse de derechas en estos aos bsicamente tena que ver con ese sentimiento de defensa de la religin o de los intereses religiosos y que esa caracterstica de identificacin de un partido de derechas como el que en primer lugar defenda a la Iglesia Catlica es la ms adecuada, a pesar de las matizaciones que habra que hacer cuando se trata de partidos catlicos con aspiraciones nacionalistas o con grupos ultranacionalistas, que subordinan la religin al nacionalismo espaolista. Esta idea de Robinson concuerda con el hecho de que el tema emergente de aglutinamiento de la derecha fuera la Religin y que los temas religiosos consecuentemente se encontraran en 1932 y 1933 en el centro de la propaganda electoral de la CEDA.

Alvarez Rey afirma que "para muchos espaoles de los aos treinta, ser de derechas implicaba algo as como la adopcin de un cdigo de identidad del cual se sentan profundamente orgullosos...bsicamente una cuestin de afinidades ideolgicas". Y ese cuerpo doctrinario se defina en torno a una serie de conceptos; el orden que no era sino el orden social contra el que atentaba cualquier intento de cuestionar el derecho a la propiedad, la Patria frente a veleidades separatistas de las distintas regiones y nacionalidades, la Familia contra la que atentaba las polticas jacobinas favorecedoras del divorcio, la coeducacin y la igualdad jurdica de sexos y sobre todo la Religin, la verdadera, Dios y su Iglesia sobre cuyos pilares se asentaban y fundamentaban los dems principios.

En Abril de 1932, Accin Nacional pas a llamarse Accin Popular, y, por esas mismas fechas, se encontr con un nuevo baln de oxgeno para acrecentar su oposicin al Gobierno: el Estatuto de Autonoma de Catalua y La Ley de Reforma Agraria..

As pues, los principios que habran de levantarse como bandera de las prximas campaas estaban servidos: Religin, Patria, Propiedad, Orden y Familia.

La aplicacin de la Ley de Defensa de la Repblica a Accin Popular, despus de la sanjurjada, con la clausura de locales y la prohibicin de celebrar mtines hasta comienzos de 1933 permiti una cierta aureola de victimismo, como un ingrediente ms para apelar al electorado; si bien esas sanciones en Huelva, como hemos visto, quisieron disimularse por parte del gobierno civil. Pero el fracaso de la sanjurjada propici tambin la asuncin de la idea del "accidentalismo" que estableca que no se cuestionara que Espaa fuese Repblica o Monarqua, mientras las leyes no entraran en conflicto con la doctrina de la Iglesia e implicaba las tesis gradualistas y posibilistas, que haba defendido el propio Gil Robles, frente a soluciones de violencia armada propiciadas por monrquicos. Con todo este bagaje y en marzo de 1933, Gil Robles consider llegado el momento de constituir la CEDA.

Pero un acontecimiento ms habra de constituir otro elemento de rearme ideolgico y de cierre de filas de la derecha, nos referimos a la aprobacin de la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas, que movilizara no slo a la CEDA como organizacin poltica, sino a los cientos de Asociaciones Femeninas que ella haba creado. A fecha de diciembre de 1933, cuando todava no haba eclosionado en la monopolizacin de la derecha, Accin Popular contaba en la provincia con 22 agrupaciones incluidas las vinculadas, y con una fuerte implantacin en pueblos de las comarcas de la Sierra y el Condado.

Todos los elementos hasta aqu expuestos permitieron a nivel nacional y ante la convocatoria de las elecciones de 1933 la constitucin de un "Frente Antimarxista" en el que adems de la CEDA entraran los agrarios, Renovacin Espaola -de filiacin monrquica- y la Comunin Tradicionalista-carlista. La revisin de las leyes "laicas" y la defensa de los intereses agrarios de los propietarios resuman los objetivos comunes.

Pero adems, la derecha ya reorganizada y con un ideario que defender, no cerrara ninguna puerta a establecer coaliciones con otros grupos de centro (sobre todo los radicales y amplindolas en la segunda vuelta) para as aprovechar las ventajas de la Ley Electoral. El efecto multiplicador de sus votos, al traducirse en escaos, aumentara considerablemente su mayora relativa en el prximo Parlamento.

Los antecedentes de Accin Popular en Huelva se remontan a Mayo de 1931. Huelva tuvo su Comit Electoral de Accin Nacional. En 1932 hubo tmidos intentos de asentar la organizacin en la provincia de Huelva a travs de algunos actos de propaganda. Pero sera en 1933, cuando Accin Popular lograra una fuerte implantacin en la provincia de Huelva, fundamentalmente en las comarcas del Condado y la Sierra (en la prctica totalidad de los pueblos). Y no slo una importante implantacin, sino tambin una gran presencia pblica en la vida poltica de la provincia. Respondiendo a su vocacin de partido fuerte, de masas, reforz la accin de sus Comits Locales con la constitucin de las asociaciones de Accin Ciudadana de la Mujer y la Juventud de Accin Popular.

En Mayo de 1933, se celebrara en la Capital un mitin de Accin Popular, con la asistencia de Gil Robles. La crnica de la prensa nos dice que el Gran Teatro se encontraba abarrotado de pblico. En los palcos, numerosas pancartas resuman el ideario de Accin Popular: Religin, Familia, Trabajo, Patria, Orden y Propiedad. Fue el primer gran acto de Accin Popular y, con Gil Robles, ocuparon la presidencia el Sr. Bengoa, presidente de Accin Popular en Huelva y los sres. Valiente, Beca Mateos y Montero, as como la Presidenta y la Tesorera del Comit Femenino Sra. de Bengoa y Sra. de Prez de Guzmn. En este acto Gil Robles invitara a la filiacin en la CEDA.

Lo ms reseable es sin duda la cantidad de comits que se hicieron presentes en el Gran Teatro: S. Juan, Moguer, La Palma, Trigueros, Villarrasa, Bollullos, Almonte, S. Bartolom, Lepe, Manzanilla, Berrocal, Aracena, Higuera de la Sierra y Huelva Capital. Con anterioridad a esta fecha, a comienzos de Abril, Accin Popular ya haba creado un Secretariado Agrario, a disposicin de los agricultores de la provincia. Pero fue a partir de Junio, cuando Accin Popular, a raz de la aprobacin de la Ley de Congregaciones Religiosas, tuvo ocasin de incrementar su presencia pblica a travs de la Asociacin Femenina. Baste sealar que un telegrama dirigido al Presidente de la Repblica solicitando la retirada de la Ley, haca constar el apoyo de quince mil asociadas.

La fuerte implantacin de Accin Popular en la Sierra se deba a la presencia en el partido de D. Manuel Snchez-Dalp y Maran, hijo de D. Francisco Javier Snchez-Dalp y Calonge. Tusell define a este cacicato como estable, conservador y muy poco competitivo. De las mltiples referencias, que se tienen de esta familia, entresacamos el hecho de que ostentaban los ttulos de Marques de Aracena y Conde de Torres de Snchez-Dalp, concedidos por Alfonso XIII. Se trataba, pues, de una familia de raigambre caciquil, versada en la poltica desde el siglo pasado. Francisco Javier Snchez-Dalp, con motivo de sus exigencias respecto a su propio encasillamiento, haba tenido ya enfrentamientos con Burgos y Mazo en 1914. Se haba negado a renunciar a su acta de diputado en las elecciones anteriores, hasta tanto Burgos y Mazo no le garantizase una senadura vitalicia. Al ser nombrado Burgos y Mazo Ministro, Dato nombra a Francisco Javier Snchez-Dalp como jefe conservador de Huelva. Hasta entonces haba sido diputado en Cortes once veces y una senador. El distrito de Aracena sigui ofreciendo a Snchez-Dalp su acta de diputado hasta 1923. Francisco Javier Snchez-Dalp fallecera en 1933 y su hijo Manuel heredara el ttulo, la dedicacin poltica y con ella el enfrentamiento entre el cacicato de Aracena y el de Moguer que tendra su continuidad en este periodo republicano; ante las elecciones de 1933, como veremos, tendran ocasin nuevamente de competir Burgos y Mazo y un Snchez-Dalp, Manuel, el hijo de su antiguo rival.

El gran ao de Accin Popular en Huelva sera 1934, cuando ingresen en sus filas los ms importantes dirigentes del Partido Republicano Conservador. Pero ya en 1933, Accin Popular haba creado una red de sedes locales siendo el primer partido, a la altura de la segunda mitad del ao 1933, en la apertura de agrupaciones en la provincia. No obstante, no llegara a igualar la implantacin, en asociaciones, del socialismo onubense.

2.- El Tradicionalismo

El tradicionalismo-carlista, una vez proclamada la Segunda Repblica, se encontraba en una situacin muy peculiar, eran monrquicos, si bien dinsticamente enfrentados a Alfonso XIII. De ah que en un principio y como dice lvarez Rey las primeras declaraciones del aspirante don Jaime apelando a "la obligacin de inclinarse ante la voluntad nacional" parecieran ms las del jefe de un partido demcrata.

Al ser el tema religioso el eje central del discurso tradicionalista, la quema de conventos de mayo de 1931, fue modificando el discurso del tradicionalismo pasando de esa actitud al menos no beligerante a otra claramente de enfrentamiento.

Como ya hemos indicado, la primera apata de las derechas y la consecuente inactividad as como los titubeos de Accin Nacional crearon en el tradicionalismo la expectativa de ocupar ese espacio poltico. Si, como dice lvarez Rey, su implantacin era muy escasa en la Andaluca occidental, incluso en los grandes ncleos como Sevilla Crdoba o Cdiz, en Huelva era una opcin prcticamente inexistente.

No obstante los intentos tradicionalistas de implantarse en nuestra provincia iban a estar limitados por dos circunstancias: en primer lugar su dependencia y consecuente tutela de la organizacin sevillana, y, en segundo lugar, su desarrollo iba a depender de la mayor o menor implantacin de Accin Popular en la medida en que se disputaban un mismo espacio sociolgico. Estas caractersticas condicionaran la presencia del tradicionalismo onubense, a pesar de las campaas propagandsticas que organizaran a travs de su prensa y de la proliferacin de juntas y, en determinados momentos, de actos pblicos. Prcticamente desaparecidos de la prensa local onubense, son los medios tradicionalistas los que nos aportan alguna informacin.

Entre estos medios hay que sealar la existencia de un semanario El Observador, que aparecera en Sevilla el 21 de junio de 1931 y se haba convertido en la voz del integrismo y especialmente del ms famoso de sus adeptos, el onubense Fal Conde.

El tradicionalismo conoci momentos de franca colaboracin y entendimiento con Accin Popular de Huelva, as en un mitin celebrado en el Gran Teatro en febrero de 1933, el propio Fal Conde dio "las gracias a Accin Popular Femenina por la cooperacin que prestaron a la preparacin del acto". Ciertamente las organizaciones femeninas de Accin Popular se haban creado al pairo de los temas religiosos como la supresin de crucifijos en las escuelas, que en Huelva haba movilizado a muchas mujeres y con una actitud muy beligerante. El tema religioso en todos los mtines que se dieron en Huelva no era slo un asunto recurrente sino el eje central de todo el discurso. La propagandista sevillana Mara Rosa Urraca Pastor, en ese mismo mitin haba dicho que el problema religioso no exista, pero que se ha creado para entretener con l al pueblo.

Todo este acto reflejaba, como ya hemos indicado, un desembarco de los tradicionalistas sevillanos en Huelva; sevillanos fueron los tres oradores, Marcelino Agea, entonces miembro de la junta directiva del Crculo Tradicionalista de Sevilla, la citada Urraca Pastor y Fal Conde, pero sevillanos tambin eran los miembros de la Juventud que tocados con boinas rojas mantenan el orden" y daban colorido al acto. No es de extraar pues que requirieran de la presencia de Accin Popular Femenina onubense a pesar de que como era habitual en sus rganos de propaganda se afirmara "que se encontraban totalmente llenas todas las localidades".

Esas coincidencias con Accin Popular se convertan en duros ataques cuando se trataba del Partido Republicano Conservador. Ya lo hemos visto en el caso en que pareca que Burgos y Mazo se iba a afiliar al tradicionalismo. El acto, al que nos hemos referido, formaba parte de una campaa de extensin del tradicionalismo por toda Andaluca occidental y en Huelva, tal y como El Observador comentaba das despus (19-2-1932), "suspendidos la mitad de los actos" se haba celebrado el del Gran Teatro. En esta crnica se afirmaba que "la Capital del Odiel es la plaza que ms trabajo nos ha costado conquistar en Andaluca. Tal vez por ser una ciudad que se ha creado en pocos aos, a la americana -hasta mediados del siglo XIX, Huelva era una villa de la dicesis sevillana de bastante menos importancia que Moguer- el sedimento tradicional apenas exista". Y aadan que "acaso contribuy decisivamente al falseamiento de las derechas onubenses y a la desorientacin de los catlicos, la habilidosa campaa de un gobernador maurista (Cano Lpez), que encauz hacia su jefe, con ayuda del cacique Burgos y Mazo, una parte numerosa e influyente de las personas de orden de la provincia". Como consecuencia de esto y a la vista del mitin, para ellos quedaba "un pblico integrado en su mayora por seoras y por un nmero de muchachos idealistas, que hacan honor a su juventud, reemplazando las mximas de los conservadores mauristas, por nuestra romntica bandera", concluyendo que "frente al burguismo revestido de maurismo -tal para cual- que pretende malograr los esfuerzos de los catlicos de Huelva, queda clavado en las riberas del Odiel el estandarte de la Tradicin".

El hecho de que el pblico de los actos tradicionalistas, como ellos mismos reconoceran, lo compusieran mujeres y jvenes explicara que con la primera Junta del Partido, presidida por Ricardo Prez Ventana se fundara la Junta Directiva de la Juventud Tradicionalista de Huelva presidida por Guillermo M. Poole de Arcos en enero de 1933. En marzo de 1933 cambiaran algunos cargos y dos aos despus la Junta Directiva de la Juventud estara presidida por Manuel Serrano Gil, pasando Guillermo Poole a ocupar un puesto de vocal. En conjunto, las tres directivas, de las que tenemos noticias, estaban compuestas prcticamente por los mismos nombres. En consecuencia, podemos afirmar que la Comunin Tradicionalista en Huelva fue cosa de jvenes y que a lo largo de la etapa republicana apenas conoci crecimiento alguno.

Pero esa obsesin frente al maurismo se acrecentara unos meses despus del mitin aludido, con la publicacin de una breve columna, referida a Huelva y con el significativo ttulo de MAURA, NO:

Ya cay en los brazos de Maura aquel artilugio que se engendr en Huelva y se amamant a los pechos de Cano Lpez, para engaar a incautos. Hemos resultado profetas. Pero cuando a ciertos catolicsimos seores que poco haban de tardar en venir a parar en Miguelito, el de la suspensin de ayuntamientos y nombramientos de los concejos socialistas que nos hacen felices, se pusieron de uas y...haba que dejarlos.

Qu dicen ahora?

Pues lo que dirn ahora, es que ya no fue Miguel Maura el que aguant todas sus iras sin exteriorizarlas hasta que acabaron de quemar cuantos conventos estaba mandado que se quemaran, y claro es que ya no es Maura, aquel, porque como en unos prospectos de anuncio de una conferencia suya en Almonte se mezclaban (qu sarcasmo!) los Vivas a Maura y a la Blanca Paloma...Malo estaba el asunto antes, pero con esas hipocresas est peor.

La Comunin Tradicionalista organizara dos mtines ms en la provincia en los que repetiran como oradores Marcelino Agea y Mara Rosa Urraca en La Palma del Condado y en Aracena con la misma parafernalia de "boinas rojas", en este caso de requets de una seccin de Huelva. La presencia de los tradicionalistas en los pueblos sola ir acompaada de altercados que se denunciaban como "la falta de libertad ambiente y (a) la protesta viril del tradicionalismo contra la injusticia reinante". En Aracena, Fal Conde tuvo un recuerdo laudatorio para el recientemente fallecido Marqus de Aracena. En Bollullos del Condado el mismo Fal Conde vendra acompaado del orador y diputado Jos Mara Lamami de Clairac, quien en opinin de lvarez Rey se trataba de "uno de los ms apasionados defensores de los derechos de la Iglesia durante los debates parlamentarios". En este acto, que se celebraba en el patio de una bodega, los altercados iran a ms, ya que "se haban mezclado algunos grupos de elementos extremistas" que interrumpieron a Fal Conde y a Lamami.

En las elecciones de 1933, la Comunin Tradicionalista de Huelva pedira el voto para Accin Popular redoblando sus crticas para con Burgos y Mazo y los mauristas.

3.- socialismo y radicalismo ante las elecciones de 1933.Las elecciones de 1933 supusieron un punto de inflexin en la vida poltica de la Segunda Repblica. El cambio se tradujo fundamentalmente en la cada de los partidos republicanos de izquierda (fruto de su desunin ante la lucha electoral), la prdida importante de escaos de los socialistas (no tanto de votos), el triunfo relativo de la derecha (CEDA) y la conservacin de sus posiciones de los radicales. En definitiva, la hegemona parlamentaria y de gobierno de la conjuncin republicano-socialista iba a pasar a la Derecha (o Centro-Derecha).

Esta afirmacin no deja de ser una obviedad por la evidencia de la misma, pero ms complejo es determinar las causas de este cambio. Entre las que suelen enumerarse, algunas parecen como ms indiscutibles: el desgaste de gobierno, que afect fundamentalmente a los socialistas; la reorganizacin de las fuerzas de derechas, que superaron la sorpresa inicial de la llegada de la Segunda Repblica; la crisis econmica, que fue ganando en virulencia y que en 1933 alcanz su punto lgido y consecuentemente el descontento y profundo sentimiento de frustracin de una parte importante de los sectores populares y progresistas del pas.

Ms discutibles son otras causas que tambin se apuntan, como la oposicin abierta y violenta de los anarquistas. Parece evidente que influyeron en el abstencionismo de una forma puntual, lo que ya no est tan claro es hasta qu punto la llamada a la participacin de los anarquistas, de haberse producido, hubiera modificado el panorama poltico. Y en segundo lugar, la orientacin del voto femenino, pero no deja de ser una mera especulacin la inclinacin conservadora de este voto por cuanto el carcter secreto del mismo no permite demostrar nada ni en un sentido ni en otro.

Estos cambios, no obstante, no fueron una sorpresa. Desde el Gobierno provisional de Abril de 1931 hasta las elecciones de Noviembre de 1933, se haban sucedido seis gobiernos. Los socialistas estuvieron presentes en los cuatro primeros con tres ministros en todos ellos. Por lo tanto el PSOE ocup carteras ministeriales desde Abril de 1931 a Septiembre de 1933, la prctica totalidad de este primer perodo de conjuncin Republicano-Socialista. Durante estos dos aos largos, Indalecio Prieto, Largo Caballero y Fernando de los Rios, fueron los socialistas que ocuparon las carteras ministeriales. Largo Caballero mantuvo la cartera de Trabajo durante los cuatro gobiernos, Fernando de los Rios fue ministro de Justicia hasta diciembre de 1931, desde esta fecha y hasta junio de 1933 ocup la cartera de Instruccin Pblica y por ltimo fue ministro de Estado, Indalecio Prieto fue ministro de Hacienda hasta diciembre de 1931 y posteriormente de Obras Pblicas.

Por el Partido Radical, el propio Lerroux y Martnez Barrio ocuparon las carteras de Estado y Comunicaciones en el Gobierno Provisional hasta diciembre de 1931, en que abandonan la coalicin. Volveran al gobierno en septiembre y octubre de 1933 ocupando la Presidencia (Lerroux en septiembre y Martnez Barrio en octubre) y cinco carteras ministeriales en el primero de estos gobiernos que no lleg a estrenarse parlamentariamente. Durante este perodo y aparte de su participacin gubernamental en los ocho primeros meses de la Repblica, los radicales participaron activamente en la transicin a las elecciones de 1933 respondiendo as a su tctica de distanciarse de la conjuncin republicano-socialista, presentndose ante el pas como una opcin republicana alternativa de centro.

El resto de los partidos republicanos, de forma diferente, participaron a lo largo de estos seis gobiernos. La participacin ministerial de stos se justificaba por la necesidad de mantener viva la conjuncin, slo as se entiende que el radicalismo socialista (P.R.R.S.) y la A.R. de Azaa formaran parte de todos los gobiernos hasta las elecciones de 1933. El amplio abanico de estos partidos, la falta de una implantacin nacional y las sucesivas crisis y divisiones motivaron que fueran los ms negativamente afectados en la elecciones de 1933.

Los federales slo formaron parte del ltimo gobierno de Azaa, durante este primer bienio, que dur tres meses, de Junio a Septiembre de 1933.

La participacin de los diferentes grupos polticos, que formaron parte de los primeros gobiernos de la Repblica, vista de una manera muy sucinta y general nos va a permitir iniciar el anlisis de la situacin de cada uno de ellos ante las elecciones de 1933, para, a partir de ah, explicar los resultados y el marco general que nos permita abordar la vida poltica de Huelva. Por esto mismo, este anlisis no pretendemos hacerlo extensivo a todos los partidos polticos de la Repblica. Nos referiremos solamente a aquellos que van a participar en las elecciones de 1933 en Huelva.

3.1.- El Partido Socialista Obrero Espaol.Desde el punto de vista del socialismo espaol, el hecho ms importante de cara a las elecciones de 1933 es que se presentan solos, sin formar coalicin, y precisamente cuando el PSOE haba contribuido a la elaboracin de una ley electoral que premiaba a los partidos coaligados. Frente a este hecho, la derecha superado el estupor inicial de la transicin, iba a fomentar las coaliciones. No es fcil a simple vista entender la decisin final que adoptaran los socialistas, en concreto su Comisin Ejecutiva, ya en el otoo de 1933.

Diferentes autores como Contreras y Becaraud, apuntan al hecho de que la actuacin y decisiones polticas del PSOE, hasta las elecciones de 1933, se movieron entre dos polos dialcticos: la fidelidad a su ideologa socialista y su relacin con el nuevo sistema poltico de la Repblica. Y que entre estos dos polos las elecciones de 1933 van a marcar tambin un punto de inflexin. Efectivamente, desde antes de la proclamacin de la Repblica, el Partido Socialista ha dejado bien clara su beligerancia a favor de sta.

En esta actitud ntidamente republicana tuvo que influir el hecho de que el Partido Socialista constituyese la fuerza poltica mejor organizada y ms implantada de entre las nuevas y las que emergan del sistema anterior, no en vano con 115 escaos representaban la minora mayoritaria de este primer periodo. Resulta tpico acudir al calificativo de primer partido poltico moderno, tena autoconciencia de ser, como dice Ramrez, el pilar bsico del nuevo rgimen y consecuentemente su participacin en la transformacin democrtica del pas era una necesidad histrica. Becaraud expresa esta idea al subrayar que los socialistas aportaron a la conjuncin "el apoyo del nico movimiento que haba logrado verdaderamente atraerse a las masas, as como organizarlas con arreglo a una ideologa que a pesar de su carcter revolucionario, pareca susceptible de acomodarse con un rgimen democrtico" ya que las formaciones republicanas burguesas no eran ms que comits de dirigentes que slo tenan acceso a una reducida franja de la nacin. Ese sentimiento de responsabilidad contribuy al asentamiento de la Repblica pero tuvo un coste que sumar para los socialistas al normal desgaste en la accin de gobierno, ante las elecciones de 1933, desgaste en el que tuvieron mucho que ver las dificultades para abordar cambios sociales y la actitud de sus primeros coaligados, los radicales.

Pero estaba claro que el Partido Socialista estaba obligado a asumir esa responsabilidad histrica de establecer una relacin positiva con la Repblica. Pero por qu su colaboracin en la accin de gobierno? por qu someterse a ese desgaste? La respuesta a esta pregunta hay que buscarla como una consecuencia lgica a sus planteamientos ideolgicos. Puesto que se apostaba tanto por el nuevo sistema, haba que luchar por el sentido progresivo de ste. Bsicamente, los mismos presupuestos ideolgicos que se manejaron en el seno del socialismo para decidir sobre su relacin con la Repblica volvieron a barajarse a la hora de decidir la participacin ministerial. Y como era natural, una vez ms se impusieron las tesis mayoritarias y ms responsables histricamente de colaboracin.

La pregunta con que inicibamos este apartado sigue en pie. Por qu presentarse solos en 1933? Hubo razones ideolgicas o programticas que llevaron a los socialistas a adoptar esta decisin? O habr que buscar las razones para tal decisin en el seno de otros partidos polticos? Nada mejor para responder a estas preguntas que asumir la lnea argumental de Macarro. As, sabemos que existen pruebas irrefutables de la pervivencia de lo que Macarro llama la estrategia gradualista y moderada, la colaboracin con los republicanos hasta septiembre de 1933.

Esta estrategia poltica fue suficientemente sancionada en el XIII Congreso de Octubre de 1932. Y no slo fue sancionada en las decisiones adoptadas, sino que se han sobredimensionado los debates acerca de las tendencias sobre el problema de la colaboracin gubernamental. Ms an, en este Congreso los socialistas valoran positivamente lo logrado por su minora en el Parlamento. No se planteaban, pues, cambios en la estrategia poltica de colaboracin que vena practicndose desde 1931. Pero adems, este asunto no fue algo superfluo en los debates del Congreso, sino que constituy el eje central del mismo.

A comienzos de 1933, la posicin socialista no haba cambiado y nos ha quedado constancia de manifestaciones pblicas en resistirse a abandonar el Gobierno, ante los envites del Partido Radical. Blas Guerrero afirmara que "ni ahora ni nunca existir tal posibilidad. Semejante desaire no lo sufriramos ni a la Repblica, cuando menos a ste o al otro partido republicano".

Esta posicin habra de mantenerse en la Escuela de Verano de Torrelodones. Y ello a pesar de que las municipales de abril ya haban puesto de manifiesto el desgaste de la Coalicin y algn socialista como Besteiro abog por abandonarla, frente a las tesis de Prieto y Largo Caballero.

Ya hemos anunciado que esta toma de postura poltica empez a resquebrajarse en Septiembre. Cul fue la causa? No otra que la formacin del gobierno Lerroux el da 12 de septiembre que implic la salida de los socialistas. A partir de ah se impondra con ms fuerza la idea largocaballerista de ir solos frente a las tesis prietistas. Para ello, se argumentaba la citada salida de los socialistas del Gobierno y la propia experiencia de formacin de candidaturas de 1931, que haba dejado fuera a muchos socialistas por incluir en ellas a "ilustres" republicanos. Se aadira otro argumento, que daba prueba de la conciencia socialista de la posible derrota y es que era preferible ir solos a fin de asegurar los puestos de las minoras. Para el caso de Huelva, hemos dejado sobrada constancia del carcter provincial de ese resquebrajamiento entre radicales y socialistas y de la impresin de que en el republicanismo onubense, ms all del radicalismo, apenas haba nada consistente. La historia reciente de esta ruptura debi influir en el nimo de los socialistas onubenses, que se veran fielmente representados en la opinin del delegado del socialismo de Andaluca occidental, Moreno, quien en respuesta a la informacin que haba pedido Fernando de los Ros acerca de las relaciones de fuerza existentes en cada regin, manifestaba que la crisis del da 12 de septiembre haba sido acogida con alegra, pues al estar libres de los compromisos con los republicanos, que eran unos reaccionarios, todos pensaban que ahora se podran solucionar verdaderamente los problemas. Al final, el socialismo acordara que cada provincia decidiera si era posible o no las alianzas con los republicanos de izquierdas afines. Pero se abra la puerta para lo que mayoritariamente, y en Huelva as ocurri, el ir solos a las elecciones. Macarro define esta posicin como la quiebra de la estrategia socialista. El al fin, slos con que los socialistas onubenses inauguraran su campaa encierra un sentimiento de liberacin que expresa bien a las claras su toma de postura tras el debate de la organizacin.

3.2.- El Partido Republicano Radical.El papel del radicalismo lerrouxista, durante los primeros meses republicanos, fue bien decisivo. Ya hemos dicho algunas cosas sobre su participacin ministerial en los gobiernos de la Repblica, que precedieron a las elecciones de 1933 y su notable ausencia entre octubre de 1931 y septiembre de 1933, con el consiguiente valor tctico que tuvo su voluntaria exclusin de la responsabilidad gubernamental durante la mayor parte este perodo. Vamos a continuar un poco ms en esta lnea.

El abandono por parte de los radicales de la conjuncin de la que haban formado parte en las elecciones a constituyentes y consecuentemente de las tareas ministeriales tuvo lugar en Diciembre de 1931, al formarse el primer gobierno despus de aprobada la Constitucin. Pecharromn seala como causa el que a la postre, en los virulentos debates constitucionales, prevaleciera el criterio de la izquierda (PSOE, AR y PRRS). El propio debate constitucional ira desplazando a los radicales hacia el centro-derecha poltico. Azaa, que recibi el encargo de formar gabinete despus de aprobarse la Constitucin, obtuvo la negativa de los radicales de Lerroux a participar en el mismo. As se reduca la representacin poltica del gabinete y los radicales en la oposicin, aparecan como una alternativa centrista de gobierno.

Lerroux volvera al gobierno, y adems como Presidente del mismo dos meses antes de las elecciones de 1933. Alcal Zamora, Presidente de la Repblica, pretenda que Lerroux reagrupara a los republicanos y que los socialistas quedaran fuera. Era impensable que los republicanos pudieran reorganizarse bajo la batuta de quien se haba dedicado a criticar su actuacin legislativa en conjuncin con los socialistas. Por ello, no consigui la confianza del Parlamento. La actitud osada de Lerroux criticando sin pudor la labor de los gobiernos anteriores, hace pensar que en su intencin abrigara ya la disolucin del Parlamento para dar paso a la convocatoria de nuevas elecciones como objetivo ltimo. Esta fue la misin que habra de llevar a cabo el gobierno de Martnez Barrio, segundo en jerarqua dentro del radicalismo. Avils afirma que fue Martnez Barrio quien efectivamente intent una coalicin republicana y coincide en que la dursima oposicin de los radicales a Azaa impidi tal posibilidad. Para este autor, los socialistas se autoexcluyeron por el descrdito que en su seno tena ya la poltica de colaboracin con los republicanos.

Es obligado referirse al libro de Manjn-Cabezas para conocer los entresijos de la preparacin de las elecciones por parte de los radicales. Todo lo dicho anteriormente apunta a que los radicales, al acelerar la convocatoria de las elecciones, consideraban que haba llegado su hora. Pero Becaraud dice que "se dejaron llevar por la atraccin de la poderosa coalicin de derechas". O bien se dejaron llevar o bien no queran arriesgarse a perder actas de diputados al presentarse en solitario. Pero, coaligarse electoralmente con la CEDA, no poda hacerse sin que surgieran diferencias en el seno del Partido Radical y sin que se propiciara un discurso nuevo ante el electorado. Bien es verdad que ese discurso vena siendo ya perfilado desde tiempo atrs y bsicamente consista en la moderacin de sus postulados anticlericales, la llamada a la pacificacin de los espritus, que les situara en esa posicin centrista ante los electores y el antimarxismo que les permitira alejarse crticamente de la accin de gobierno del primer bienio y ms concretamente de los socialistas, sus aliados en las elecciones a constituyentes, presentndoles como el enemigo a batir y como los responsables de todos los males del pas durante ese primer bienio.

Los radicales se propusieron atraerse a los conservadores afectos a la Repblica, opcin sta que se tena que traducir en alianzas con partidos. En la derecha republicana se encontraban los mauristas y los progresistas, grupos que haban contribuido a traer la Repblica desde posiciones de derecha; grupos de "notables" con limitado tirn electoral. Ms a la derecha, se encontraba Accin Popular con muchos candidatos que tenan un pasado reciente con implicaciones en el sistema caciquil de la Monarqua. Este sera el principal punto de friccin en el seno del Partido Radical. Los que propugnaban ir en solitario o en alianza con republicanos de izquierda y/o socialistas quedaron en minora. Se impuso por tanto la alianza con la derecha.

Pero este principio de formar coaliciones con la derecha, se impondra fundamentalmente en aquellas circunscripciones en las que hubo de celebrarse segunda vuelta. En la primera vuelta, y como veremos ms adelante, haban de ensayarse variadas combinaciones.

Ruiz Manjn seala que Lerroux supervisara personalmente las alianzas del P. Radical cara a las elecciones de 1933, menos en las circunscripciones de Andaluca, cuya gestin se acab encomendando a Martnez Barrio.

Con peculiaridades, que hemos ido haciendo notar a nivel provincial, los radicales fueron ahondando y de manera voluntaria su alejamiento no slo del socialismo sino del resto del republicanismo ms de izquierda: federales y radical-socialistas. Paralelamente, su actitud en Huelva ante los sucesos que siguieron a la sanjurjada y anteriormente su beligerancia a favor del gobernador Cano Lpez en la crisis de finales de 1931 y principios de 1932, les fue acercando a los conservadores mauristas, con los que, como veremos, tenderan a confluir en las prximas candidaturas por Huelva, con Burgos y Mazo en la sombra.

4.- Las elecciones de 1933.

El estudio de las Elecciones a Diputados de 1933, resulta especialmente interesante por la siguiente razn: "Las elecciones de 1933 son las menos estudiadas de las celebradas durante la Repblica". "Las elecciones del otoo de 1933 constituyen un campo privilegiado para la investigacin del historiador". Estas afirmaciones, realizadas en 1973 y 1976 respectivamente, se contradicen con el menor inters despertado por la historiografa en relacin con estos acontecimientos. Un abandono que se manifiesta claramente en el hecho de que no exista ninguna monografa sobre las elecciones de 1933 para el conjunto de Espaa. Por qu los historiadores han preferido el estudio de los procesos electorales de la primera y ltima etapa de la Segunda Repblica, obviando en gran parte los de 1933? Seguramente resultaran ms interesantes aquellos acontecimientos que supusieron el inicio y el final de un sistema poltico. Adems, las dificultades para hacer un balance de los resultados de 1933, fruto de la propia ley electoral, de la diversidad de coaliciones o de los cambios que tras las elecciones se produjeron en los grupos parlamentarios, han contribuido a ello. Estas dificultades sin embargo hacen ms atractivo el anlisis provincial en la medida en que puede clarificar el panorama nacional o matizar algunas de las generalidades que sistemticamente se reproducen.

4.1.- Hacia una normativa electoral republicana: la Ley de 27 de Julio de 1933.El segundo documento jurdico de la Repblica regulador de las Elecciones fue la Ley de 27 de Julio de 1933 (Gaceta de Madrid 28 Julio 1933) aprobada por las Cortes. Esta ley parta del Decreto de 8 de Mayo de 1931 y se refera tanto a las elecciones a Diputados como a Concejales.

La funcin democratizadora del sistema electoral que haba tenido el Decreto de 8 de Mayo de 1931 se haba completado ya con la promulgacin constitucional del reconocimiento del sufragio universal femenino. Era en el campo de la definicin del Sistema Electoral donde la Ley de Julio de 1933 iba a avanzar ms introduciendo modificaciones al Decreto.

La primera de estas modificaciones eleva a 150.000 el nmero de habitantes necesario para que las capitales pudieran constituir circunscripcin propia junto con los pueblos de su partido judicial.

En segundo lugar se regula el sistema de segunda vuelta de una forma que, como veremos ms adelante, result definitiva tanto en la elaboracin de las candidaturas como en los resultados de las elecciones generales de finales de 1933. Bsicamente adelantemos que estos cambios iban a favorecer la formacin de Coaliciones electorales. Para evitar el someterse a la segunda vuelta los candidatos deban obtener no slo el mayor nmero de votos vlidos escrutados, sino que stos deberan ser al menos el 40 por ciento. En este caso, si los restantes candidatos hubiesen obtenido el nmero de votos superior al 20 por ciento de los escrutados vlidamente y entre aquellos y stos quedara cubierto el nmero total de vacantes a elegir, la proclamacin alcanzara a todos los que reunieran estas condiciones. Si ningn candidato obtena el 40 por ciento, o la totalidad de las vacantes no se cubra, se ira a la segunda vuelta. En todo caso, para pasar a la segunda vuelta, los candidatos habran de obtener en la primera al menos el 8 por ciento de los votos vlidos escrutados.

La Ley de Julio de 1933 dispona de un artculo nico y en l haca exclusivamente estas dos referencias a las Elecciones a Diputados, as quedaba definitivamente configurado el Sistema Electoral de la Segunda Repblica.

En conclusin, podemos resumir en tres las caractersticas fundamentales de toda esta normativa:

1. Sin duda se trataba de una legislacin democratizadora del Sistema Electoral. Nueva y superadora en este sentido de la normativa de la Monarqua.

2. Defina un sistema en exceso mayoritario, si bien, corregido que permita una representacin de las minoras.

3. Favoreca, porque premiaba, la formacin de grandes Coaliciones Electorales sobre todo a partir de Julio de 1933.

4. Acabara fomentando la polarizacin del Parlamento republicano.

Con posterioridad al Decreto de 8 de Mayo de 1931, una vez formada la Asamblea Constituyente, sta aprob la Constitucin de la Repblica. A ella debemos acudir para conocer cuales eran los principios republicanos reguladores de la representacin popular y nacional.

La potestad legislativa reside en el pueblo, que la ejerce por medio de las Cortes o Congreso de los Diputados. "El Congreso de los Diputados se compone de los representantes elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto", como dice Clavero, la universalidad del sufragio no es slo exigencia de un derecho igual, sino requerimiento de la representacin popular. Hacer presente al pueblo, principio que lleva al unicameralismo: las Cortes como Cmara Popular nica. Este principio descartaba cualquier planteamiento de representacin corporativa, que s apareca en el Anteproyecto de la Comisin Asesora, fundamentalmente en el Senado. Su sitio sera ocupado por el Tribunal de Garantas, con mayora de representacin popular directa. "Los Diputados, una vez elegidos representan a la Nacin", todo poder emana del pueblo, el Parlamento representa al Pueblo. El concepto de Pueblo es una categora de mayor relevancia que las de Nacin y Estado. La Constitucin fija as la existencia de Cortes unicamerales, elegidas cada cuatro aos por sufragio universal efectivo, "sin distincin de sexo ni estado civil". Con esta disposicin unida al adelanto de la edad para ser elector, el Censo Electoral por primera vez en la Historia constitucional espaola subi al 55 por ciento de la poblacin. El resto se remite a la Ley Electoral que ya hemos analizado. Es la Constitucin tambin quien dispone que la jurisdiccin tocante a las elecciones parlamentarias, corresponde enteramente a las Cortes.

El proyecto fue redactado por una comisin constitucional elegida por las Constituyentes en proporcin a la fuerza que tenan los distintos partidos. El presidente de esta comisin, el socialista Luis Jimnez de Asa, en el discurso de presentacin del proyecto se refiere a estos extremos reconociendo que "si bien la mayora de los paises mantienen el bicameralismo no son ms que un recuerdo de antao que el tiempo barrer y que hay una evidente decadencia del sistema bicameral y que cuando los pueblos realizaron grandes llamamientos populares no hicieron ms que una sola Cmara". Y cuando se quiere establecer la raz de todo poder, se acude al concepto de pueblo, no nacin, que todava en cuanto a su definicin, dice Jimnez de Asa, est en el crisol. El Poder emana del Pueblo y el Poder legislativo reside en el Pueblo.

Este Sistema Electoral, en su configuracin total, estuvo en vigor durante dos procesos electorales a Cortes, las elecciones de Noviembre de 1933 y las de Febrero de 1936. Una experiencia demasiado corta como para poder sacar conclusiones definitivas sobre la influencia que el Sistema Electoral hubiera tenido en la vida poltica de Espaa.

En base a qu se puede establecer esa influencia? Santiago Varela para explicarlo, adjetiva con los trminos de FUERTE y DBIL tanto al sistema electoral como al sistema de partidos. Un Sistema Electoral FUERTE sera aquel que tiene capacidad para reducir la fragmentacin partidista. As el sistema mayoritario uninominal a una sola vuelta, sera el ms fuerte de los sistemas electorales ya que los grupos polticos dbiles no tendran posibilidad de conseguir representacin parlamentaria. Por el contrario, un Sistema Electoral DBIL sera aquel que tuviera menos capacidad para reducir la fragmentacin partidista. En este extremo situaramos al sistema proporcional puro, dentro del cual los grupos polticos pequeos podran aspirar a mantener una representacin parlamentaria y en base a esa representacin, sobrevivir polticamente.

Un sistema de partidos FUERTE sera un sistema consolidado que ofrece mayor resistencia al cambio. Y por ltimo, un sistema de partidos DBIL sera un sistema atomizado, fragmentado en sus primeras etapas de formacin y consecuentemente muy maleable. Pero entre uno y otro extremo -FUERTE, DBIL- se da una amplia gama de posibilidades. En el caso que nos ocupa de la Segunda Repblica nos encontramos con un Sistema Electoral mayoritario corregido, como ya se ha visto. Pero esa correccin no impide que el sistema electoral de la Segunda Repblica sea ms bien fuerte. Y ello porque la correccin consiste en dejar una exigua representacin a la minora (en torno al 20%), despus de funcionar el sistema de segunda vuelta, como una criba previa en muchos casos para los grupos ms pequeos.

Por otra parte el sistema de partidos de la Segunda Repblica se acerca ms bien, en su conjunto, a un sistema de partidos DBIL. Desde el punto de vista funcional, y como seala Santiago Varela, nos encontramos con dos grandes partidos -PSOE Y CEDA-, que abarcaban la totalidad de las actividades propias de los modernos partidos de masas, y en el otro extremo pequeos grupos espordicos y con fines muy limitados, compartiendo la vida poltica con partidos a la vieja usanza y otros de "notables" y con apenas incidencia social. En la Segunda Repblica se produce por lo tanto una combinacin de un Sistema Electoral ms bien FUERTE con un Sistema de Partidos ms bien DBIL.

Este sistema que, como ya se ha dicho, fomentaba la formacin de Coaliciones, impeda conocer cul era la fuerza real de los partidos que componan stas. Pero Linz seala y Montero tambin lo apunta que una vez formadas las coaliciones, estos pequeos partidos obtenan a cambio de su necesario apoyo a la Coalicin para evitar que el voto se dispersara, concesiones ideolgico-programticas y de representacin en escaos, incluso superior a la que hubieran obtenido de acudir solos en un sistema proporcional. La pregunta inicial sigue en pie: El rgimen electoral era o no un factor favorable a la fragmentacin de partidos? Varela al final apuesta porque s, resaltando sin embargo que el perodo de la Repblica carece de suficiente amplitud para confirmar esta tendencia. Asumiendo que esta brevedad no nos permite ms que lanzar una mera hiptesis histrica, todo parece apuntar a que el sentido del sistema de partidos de la Repblica era hacia una polarizacin en torno a las grandes formaciones. Una polarizacin que a la altura de 1936 contribuira a la ruptura de la democracia en la medida en que jugara un papel desintegrador en el seno de la sociedad espaola.

Pretendemos desde este estudio y desde la perspectiva de las elecciones en Huelva contribuir al esclarecimiento de la pregunta anterior. Partimos para ello de un supuesto muy elemental, la convocatoria de elecciones es un momento privilegiado para conocer la evolucin de los partidos polticos, sean stos de corte moderno, de masas, atomizados desde el punto de vista de su estructura, de notables o pequeos grupos constituidos para fines muy limitados. Pero tambin es necesario analizar en qu medida determinadas fuerzas sociales apuestan o no por utilizar el rgimen electoral para hacer valer sus aspiraciones.

4.2.- Las elecciones de 1933 en Espaa.Al da siguiente de formarse el Gobierno de Martnez Barrio, esto es el 9 de octubre de 1933, apareci el Decreto convocando elecciones a Diputados a Cortes en aplicacin del artculo 81 de la Constitucin. Ese mismo da se haba firmado otro Decreto con un artculo nico declarando disueltas las Cortes Constituyentes.

Quedaba as patente que el Gobierno de Martnez Barrio no tena otra voluntad poltica que organizar las nuevas elecciones. No poda constituirse ese Gobierno con otra misin y ese objetivo era la nica posibilidad de formar un gobierno despus del fracaso del anterior de Lerroux y de los intentos fallidos de articular cualquier nueva mayora tal y como anteriormente hemos visto.

El Decreto de convocatoria fijaba las Elecciones Generales para el da 19 de noviembre y en segunda votacin, si fuera el caso, para el da 3 de diciembre. Las nuevas Cortes se constituiran el 8 de diciembre. A partir de aqu se sucedieron una serie de disposiciones complementarias a dicho Decreto, que tenan como objeto subrayar la idea de Becaraud, compartida por muchos autores, sobre la limpieza del proceso electoral: "las elecciones de 1933, a pesar de ciertas irregularidades, fueron en conjunto ms vlidas que las de Espaa de antes de 1931.

* * *

Retomaremos ahora el tema de las alianzas electorales a fin de concretar cmo fueron estos acuerdos en la prctica. La primera constatacin que hacemos es la gran variedad de alianzas que se produjeron y efectivamente ello fue as por la importancia que tuvieron los acuerdos a nivel provincial.

Tomando como eje el Partido Radical y con los datos que ofrece Ruiz Manjn, hemos elaborado un cuadro sobre las alianzas de los radicales con el resto de los partidos polticos y referidas a la primera vuelta.

Para ello, previamente hemos considerado todas las posibles combinaciones de acuerdos de los radicales con los distintos grupos:

Cuadro n 29.

Coaliciones del PRR con otros partidos republicanos. Espaa. 1933.

Con Republicanos de Izquierda (1)4

Con Republicanos de Derecha (2)14

Con la Derecha (3)5

Con Republicanos de Izquierda y Derecha 4

Con Republicanos de Derechas y Derechas6

Candidatura completa nica17

Candidatura abierta7

(1) Radical Socialistas, Accin Republicana, Federales.

(2) Conservadores, Progresistas, Liberal-Demcratas

(3) Agrarios, CEDA, Tradicionalistas

A qu conclusiones nos lleva este cuadro.

1) La coalicin Radical-CEDA antes de la primera vuelta, no se produjo ni de lejos, en la medida en que los acontecimientos lo vaticinaban. Los resultados de esta primera vuelta debieron influir en el giro hacia las alianzas con la derecha que se dan en la segunda vuelta. Ruiz Manjn alude en su trabajo a testimonios sobre las resistencias de las organizaciones provinciales a pactar con la CEDA y agrarios.

2) Prevaleci en un 42 por ciento de las circunscripciones el criterio de ir solos y en casi un 32 por ciento el de ir a por la mayora. Deba estar arraigado en las organizaciones provinciales el sentimiento de que a los radicales les haba llegado su hora y deban medir sus fuerzas ante el electorado.

3) La alianza con los republicanos de derecha, fundamentalmente los mauristas, se apunta como la coalicin ms natural de los radicales.

4) En una minora tan solo de los casos fue posible la alianza con los republicanos que haban participado en la conjuncin durante el primer bienio. Anteriormente ya hemos hecho referencia a las dificultades de entendimiento entre los republicanos de izquierda y los radicales.

El otro mbito de alianzas era el de los antiguos aliados de la conjuncin entre s. Siguiendo en este caso a Avils Farr sobre el conjunto de candidaturas en que se integraron AR, PRRS y PRRSI obtenemos el siguiente cuadro:

Cuadro n 30.

Coaliciones del PRR con otros partidos republicanos de izquierda. Espaa. 1933.

ALIANZAS/REPUBLICANOS DE IZQUIERDAARPRRSPRRSI

Uno slo de estos partidos71310

Varios partidos republicanos de izquierda16910

En coalicin con PSOE13412

Con Radicales o Republicanos de derecha771

Este cuadro parece apuntar a las siguientes reflexiones:

1) El entendimiento que a priori pudiera parecer ms natural, de los republicanos de izquierda entre s, se dio en un porcentaje muy bajo sobre el conjunto de las circunscripciones.

2) En este caso el elevado nmero relativo de candidaturas en solitario de los radical-socialistas pone de manifiesto la debilidad de las organizaciones provinciales para formar alianzas.

3) En muchas circunscripciones los republicanos de izquierda se enfrentaban entre s.

El 19 de noviembre se celebraron las elecciones en su primera vuelta. Resultaron elegidos 362 diputados, que representaban aproximadamente el 76 por ciento del total. Y el da 3 de diciembre se celebr la segunda vuelta en un total de diecisis circunscripciones:

1.- Para las minoras, esto es circunscripciones en las que no se alcanz el nmero total de diputados: Baleares, Burgos, Guadalajara y Zaragoza.

2.- Circunscripciones que hubieron de repetirse en su totalidad porque ningn candidato obtuvo el 40 por ciento de los votos vlidos: Alicante, Castelln, Crdoba, Huelva, Madrid Capital, Madrid Provincia, Mlaga capital, Mlaga Provincia, Murcia Capital, Murcia Provincia, Ceuta y Melilla.

En la segunda vuelta, como ya hemos visto, slo podan ser candidatos aquellos que hubieran superado el 8 por ciento de los votos vlidos. Lo que s se permita era cambiar las coaliciones entre una vuelta y otra. Y de hecho estos cambios de coaliciones se produjeron en el sentido ya apuntado de incrementarse las alianzas de la CEDA con los Radicales. Estos, no slo no formaron ninguna alianza para la segunda vuelta con los republicanos de izquierda sino que en el caso de Alicante rompieron la que ya exista. El socialismo no rompi ninguna alianza y slo pact el conocido Frente nico Antifascista de Mlaga.

Analizando la diferencia de los resultados entre la primera y segunda vuelta llegamos a las siguientes conclusiones:

1) La izquierda perdi las elecciones fundamentalmente en la primera vuelta. Los socialistas en la segunda vuelta tuvieron un incremento de 31 a 59 diputados, es decir un 47,45% frente a un 14,60% de las derechas y un 24,27% de los radicales. El incremento total de diputados de derechas y radicales conjuntamente en la segunda vuelta fue del 17,94%.

2) Se podra pensar que las alianzas CEDA-Radicales no tuvieron el efecto multiplicador que se esperaba. No nos atrevemos a afirmar tanto, ms bien se debe concluir que la segunda vuelta polariz naturalmente las opciones en liza. Al quedar los republicanos de izquierda ya de por si fragmentados, fuera de la contienda al no alcanzar el mnimo de los votos vlidos, en muchas circunscripciones stos fueron a parar a los socialistas.

3) Este anlisis corroborara la idea expuesta por todos los autores sobre el efecto que tuvo la divisin de las izquierdas en las elecciones de 1933.

Existen justificadas dificultades para elaborar el cuadro de los resultados finales de las elecciones de 1933. Ello se debe a la pluralidad de las alianzas, la diversidad de adscripciones polticas de los diputados y los cambios de grupos parlamentarios que inmediatamente comenzaron a producirse. Las dificultades son mayores cuando se trata de adscribir el nmero de votos y porcentajes a los partidos en unas elecciones que permitan el panachage, lo que se conoce como elecciones de listas abiertas, en las que cada votante puede elegir a sus candidatos de entre diferentes opciones.

De entre todos los cuadros definitivos consultados sobre la composicin del nuevo parlamento, reproducimos el de Morlino (1981) que nos ofrece el nmero de escaos de cada grupo poltico, su porcentaje y una estimacin porcentual de los votos.

En relacin con las elecciones de 1931 la primera constatacin es que solamente en el mbito del Centro-Derecha y de la Derecha se produce incremento de escaos y las prdidas se sitan en el mbito del Centro-Izquierda y de la Izquierda. Como datos ilustrativos de la consabida ley del pndulo decir que los socialistas perdieron 54 escaos y que Accin Popular/CEDA gan 110.

Para conocer en qu medida la poltica de alianzas favoreci a unos sobre otros (estamos en un sistema electoral mayoritario corregido) bastar con comprobar la relacin que existe entre el porcentaje de votos y el de escaos. En general, socialistas y republicanos de izquierda pierden al traducirse los votos en escaos y radicales y derecha aumentan. El PSOE con un 19,2% de votos obtiene el 12,4% de escaos; la CEDA con un 22% de votos obtiene un 24,3% de escaos y los radicales con un 15,5% obtienen el 21,5% de escaos. La Cmara haba oscilado ideolgicamente, se encontraba tan fragmentada como en 1931 pero sus fuerzas estaban ms polarizadas, fundamentalmente por la prdida de escaos de los grupos republicanos de izquierda. La dificultad para formar mayoras se agravaba ms an y la CEDA con mayora relativa se converta en el rbitro de la situacin.

Cuadro n 31.

Composicin del Parlamento. Espaa 1933.

PARTIDO% VotosEscaos% Escaos

Partido Comunista1,210,2

PSOE19,25912,4

Esquerra4,3224,6

Accin Republicana3,051,0

ORGA1,830,6

Partido Radical-Socialista1,830,6

Partido Federal0,610,2

Partido Progresista0,730,6

Republicano Conservador3,7163,4

Liberal-Democrtico0,9102,1

Partido Radical15,510221,5

Agrarios6,1326,7

CEDA22,011524,3

Lliga Catalana3,5265,5

Partido Nacionalista Vasco2,3122,5

Independientes de Derecha5,9265,5

Renovacin Espaola2,9153,2

Tradicionalistas4,1214,4

Partido Nacionalista0,410,2

Falange0,210,2

TOTAL100,0474100,0

Avils Farr dice que de haberse repetido la conjuncin de 1931, Radical-Socialista-Republicanos de izquierda, habra vencido en las dos terceras partes de las circunscripciones. Y una hipottica conjuncin Radical-Republicanos de izquierda lo habra hecho en la mitad de las circunscripciones, por encima por lo tanto de la CEDA a su derecha y del Partido Socialista a su izquierda. Tun de Lara afirma que, teniendo en cuenta la opinin real del pas expresada en votos y prescindiendo de los escaos obtenidos, haba un verdadero equilibrio de fuerzas. Para Malefakis la antigua coalicin azaista habra obtenido el 40% de los sufragios. Pero es Becaraud quien nos presenta una visin para toda Espaa de estos resultados.

Para fijar el mapa del abstencionismo Becaraud utiliza los datos del Anuario Estadstico. Tenemos reservas sobre esta fuente en el sentido de que siguiendo sus cifras la abstencin es ms elevada que en la realidad. Pero los datos que da Becaraud si que nos permite analizar el mapa del abstencionismo, esto es, conocerlo comparativamente. Los porcentajes ms altos de abstencin, por encima del 45% se dan en tres provincias de la Baja Andaluca, Cdiz, Sevilla y Mlaga seguidas de Zaragoza, Huesca, Tarragona, Barcelona y Ceuta, estas ltimas entre el 40 y 45%. Sin embargo y en relacin con 1931 la abstencin fue ligeramente inferior en Andaluca Oriental y en toda la regin levantina. En la regin Central y en las provincias vascas apenas hubo cambios en relacin a las elecciones anteriores. En Madrid, la abstencione baj del 30 al 26%. Tanto Becaraud como Tun de Lara apuntan a la influencia de la CNT en el abstencionismo, al menos en los datos referentes al Noreste peninsular y en Andaluca a Cdiz y Mlaga por la implantacin anarquista en estas zonas.

Al estudiar geogrficamente los resultados de la CEDA y sus aliados se descubre el aumento en relacin con las elecciones de 1931 y su implantacin en 1933: consiguieron la mayora en veinte provincias. Repiten en sus feudos de 1931, Castilla-Len y Navarra y aaden a stos su mayora en Aragn, Baleares, Asturias, Cdiz y parte de Galicia y La Mancha. Sin llegar a la mayora obtienen el mayor nmero de escaos en la mayor parte de Galicia y Andaluca. De estas zonas, en el centro peninsular y Navarra es donde la derecha aparece ms slida al obtener esos resultados sin alianzas. En Andaluca triunfan o bien gracias al apoyo de los radicales o en provincias con elevado porcentaje de abstenciones (Sevilla y Cdiz).

En estos lugares donde triunfa la CEDA se da una prdida de votos de radicales y conservadores en relacin con 1931. Los radicales en general mantienen su implantacin en Levante y avanzan en Extremadura y Andaluca. Avils Farr afirma al respecto que Extremadura y Andaluca eran regiones latifundistas de gran conflictividad social en las que a las clases medias les resultaba difcil un entendimiento con el PSOE, bien implantado y radicalizado y en consecuencia se inclinaron hacia Lerroux. El PSOE obtiene sus mejores resultados, siempre por debajo del 50% en Extremadura, Murcia, Andaluca Oriental, Madrid, Asturias y algunas provincias de La Mancha. Los republicanos de izquierda retroceden en aquellos lugares donde los radicales obtuvieron buenos resultados y descendieron en la medida en que aumenta el voto derechista.

4.3.- Las elecciones de 1933 en Huelva.4.3.1.- Las Elecciones Municipales Parciales y las Elecciones al Tribunal Constitucional.Disueltas las Cortes Constituyentes en Octubre de 1933, los partidos polticos de Huelva se preparan para las elecciones del 19 de noviembre. La Junta Provincial Censo hace pblicos los datos del Censo el da 15 de octubre. Irn a las urnas un total de 189.629 electores de toda la provincia. Con anterioridad a esta convocatoria, se haban celebrado dos procesos electorales en 1933.

Antes, en Abril tuvieron lugar las elecciones parciales municipales, que constituyeron una nueva ocasin para poner de manifiesto el distanciamiento -ms que eso, la ruptura- entre socialistas y republicanos. Estas elecciones afectaron a pocos ayuntamientos en el caso de Huelva, y en general a municipios de poca poblacin. Sin embargo en todo el pas se tomaron como un primer test para evaluar el desgaste de la coalicin republicano-socialista y las posibilidades de otras opciones. Unos das antes de la celebracin de estas elecciones, radicales y conservadores acordaron ir juntos, creando el Bloque Republicano Antiministerial, consolidando lo que era una nueva articulacin de alianzas en la provincia y muy en consonancia con el comportamiento de radicales, mauristas y socialistas desde los comienzos de otoo de 1931. En Huelva, se celebraron en siete pueblos, en su mayora de la Sierra, y suponan la convocatoria de aproximadamente unos 5.000 electores: Cumbres de Enmedio, Cumbres Mayores, Linares de la Sierra, Los Marines, Puerto Moral, Sanlcar y Zufre elegan en conjunto a 55 concejales. Ganaron los candidatos radicales con 25 puestos, pero seguidos muy de cerca de los socialistas que obtuvieron 21. Siete republicanos independientes coparon todos los puestos de Los Marines y los conservadores mauristas obtuvieron dos concejalas en Zufre. A nivel nacional, las diferencias fueron mucho ms escandalosas y demoledoras para los socialistas; mientras que los mauristas conservadores tenan un escaso peso en el conjunto del pas. CEDA y Radicales obtuvieron en torno a los once mil concejales, ms del doble de los obtenidos conjuntamente por socialistas y otros republicanos.

Cuadro n 32.

Resultados Elecciones Municipales Parciales. Abril de 1933.

MUNICIPIORADICALES (VOTOS)SOCIALISTAS (VOTOS)REP. INDEPEND.

(VOTOS)CONSERVADOR.

(VOTOS)

C. Enmedio2 (76)4 (208)

C. Mayores11 (1446)

Linares8 (842)

Los Marines7 (802)

Pto. Moral6 (172)4 (110)

Sanlcar6 (172)2 (86)

Zufre3 (600)2 (334)

Fuente : Diario de Huelva . 25-IV1933

En el conjunto del pas, estas elecciones afectaban, por el propio proceso lento de republicanizacin, a municipios de tradicin caciquil y derechista fundamentalmente del Norte de Espaa (Azaa se refiri a estos ayuntamientos como burgos podridos). Esta apreciacin sirvi para que los perdedores, fundamentalmente los socialistas y republicanos moderados y de izquierda minimizaran el alcance de la derrota.

En Septiembre, en las elecciones al Tribunal de Garantas, habran de participar 907 concejales de 78 Ayuntamientos de la provincia. A Andaluca, Ceuta y Melilla corresponda un vocal propietario y se votaba tambin un suplente. El candidato gubernamental era el socialista Manuel Martnez Pedroso y el de la oposicin el radical Gabriel Gonzlez Taltabull. Los resultados en Huelva manifestaron una correlacin muy similar a la los de las parciales municipales. El candidato radical obtuvo 398 votos frente a los 322 del candidato socialista y en las votaciones a vocal-suplente, Joaqun de Pablo Blanco (radical) obtuvo 401 votos frente a los 327 de Benito Luna (socialista). A nivel nacional, tambin en este caso, las diferencias eran muchos ms acusadas, 33.029 votos de la oposicin frente a 17.869 de la conjuncin gubernamental, votos que se tradujeron en 10 candidatos electos de la oposicin frente a 5 vocales avalados por la conjuncin gobernante. En el conjunto de Andaluca sali elegido el candidato radical. Los resultados de las elecciones al Tribunal de Garantas si que tuvieron efecto inmediato. Contribuyeron a la retirada de la confianza de la conjuncin gubernamental por parte de Alcal Zamora, Presidente de la Repblica.

En el caso de Huelva, estos resultados eran difcilmente extrapolables a lo que haba de suceder en las elecciones a Diputados de Noviembre. Ponan de manifiesto la cerrada lucha entre radicales y socialistas ante el electorado, vaticinaban la cada de los republicanos de la conjuncin, pero no eran en absoluto sintomticos de otros fenmenos que habran de producirse en el panorama poltico de Huelva como la emergencia de otros grupos por la derecha, sobre todo el papel que habra de jugar el maurismo.

4.3.2.- Las Elecciones Generales. La primera vuelta.4.3.2.1.- La formacin de las candidaturas.

Convocadas las elecciones, los grupos polticos con mayor o menor celeridad se apresuraron a constituir sus candidaturas. Los Candidatos fueron proclamados por la Junta Provincial del Censo el da 13 de Noviembre. Independientemente de aquellos candidatos que habran de patrocinar definitivamente las candidaturas, el Presidente en un acto tranquilo y ante una numerosa concurrencia, en el saln de actos de la Audiencia dio lectura a la proclamacin. En total fueron proclamados sesenta y tres candidatos que se repartiran en seis candidaturas.

Las seis candidaturas, eran las siguientes: dos de la conjuncin que haba ocupado el gobierno en la prctica totalidad del primer bienio, los socialistas y los radical-socialistas; comunistas, federales, radicales y la nica Coalicin formada por republicano-conservadores, Accin Popular y un Independiente de Derechas.

De acuerdo con la Ley electoral Huelva deba elegir siete Diputados. En consecuencia, los electores slo podan votar a cinco candidatos, quedando dos puestos para las minoras.

La Candidatura Socialista

Los socialistas pedan el voto de la mayora para sus cinco candidatos: Crescenciano Bilbao Castellanos, Juan Tirado Figueroa, Ams Sabrs Gurrea, Ramn Gonzlez Pea y Antonio Ramos Oliveira.

Un elemento importante conviene destacar a los expuestos hasta ahora en relacin con el socialismo onubense, la personalidad poltica de sus candidatos.

Crescenciano Bilbao se presentaba por primera vez a las elecciones generales por la provincia de Huelva. Era el Presidente de la Federacin Socialista y Secretario del importante Sindicato Minero (8.948 afiliados) y form parte como vocal obrero de la Junta Provincial de Reforma Agraria constituida el 21 de abril de 1933 junto con Juan Tirado Figueroa, abogado del Sindicato Minero y afiliado al Partido Socialista desde 1931.

Ams Sabrs Gurrea era natural de Huelva, catedrtico del Instituto de la Capital. Haba pertenecido al Partido Reformista y como tal fue elegido diputado provincial por el distrito de Valverde desde Junio de 1923 hasta la llegada de Primo de Rivera en septiembre del mismo ao. En 1924 ocup la Presidencia del Crculo Reformista de Huelva. Primer Alcalde de la Repblica en la capital onubense hubo de protagonizar la transicin municipal. Su presencia al frente de la Alcalda dur exactamente dos meses, del 16 de abril al 16 de junio. Abandon la alcalda para presentarse a Diputado para las Constituyentes, por la circunscripcin de Logroo. Sali elegido, y de su trabajo parlamentario queda constancia por su participacin en 17 asuntos en cuya discusin intervino casi siempre como especialista en temas de enseanza, as como su eleccin para tres comisiones parlamentarias. Fue adems Vicepresidente del Comit Ejecutivo de la Agrupacin Socialista de la Capital.

Antes de marcharse de la Alcalda difundi una nota de despedida al Pueblo de Huelva. En ella alude a la unanimidad de su eleccin para candidato, por parte de las Agrupaciones Socialistas de Logroo y del hondsimo sentimiento que le produce dejar la Alcalda de Huelva. Una de sus primeras medidas como Alcalde fue la creacin de una Bolsa de Trabajo que permitiera una relacin de parados de la capital, a efectos de irles buscando ocupacin. En su despedida en el Ayuntamiento, aludi al apoyo que haba recibido del proletariado y al boycot de las clases burguesas.

Ramn Gonzlez Pea era sin lugar a duda una figura emblemtica del socialismo espaol. Y en la provincia de Huelva una personalidad mtica sobre todo entre los mineros. Su historia poltica es la historia de un batallador socialista y ugetista, y este calificativo de batallador se lo dio el Diario La Provincia cuando en Junio de 1931 lleg a Huelva, a fin de participar en la candidatura por la Alianza Republicano-Socialista. Sera diputado por Huelva en las tres elecciones.

Protagoniz en la provincia, como vimos, un momento histrico cuando al ser proclamada la Repblica y por orden del Ministro de Gobernacin se hizo cargo del Gobierno Civil, solamente por unas horas, hasta ser sustituido por el Presidente de la Audiencia. Haba nacido en Las Regueras (Oviedo), minero de profesin, organiz en Andaluca el Sindicato Minero de la UGT entre 1920 y 1923. Liderara la revolucin minera de octubre de 1934, siendo detenido en Ablaa, municipio del que haba sido concejal, mientras se encontraba dormido. En abril de 1935 ingresara en el Penal de Cartagena hasta que fue liberado tras su eleccin por Huelva en las listas del Frente Popular. Fue recibido multitudinariamente primero en Madrid y posteriormente en Huelva. La amnista decretada por el Frente Popular le liber de la condena a muerte.

Sin duda, su papel ms importante lo jug en el seno del Partido Socialista Obrero Espaol, siendo nombrado Presidente del mismo unos das antes del comienzo de la Guerra Civil. Su candidatura frente a la "largocaballerista" obtendra 10.933 votos del conjunto de las colectividades integrantes del partido. Largo Caballero obtuvo tan slo 2.876 votos vlidos. Contreras sin embargo afirma que esa diferencia de votos es engaosa, por los problemas presentados al realizar el escrutinio. En una circular enviada por la Comisin Ejecutiva a las Agrupaciones con un mes de antelacin, se aclaraba que seran nulas ntegramente las certificaciones donde constaran votos emitidos para cargos no vacantes, por lo que la gran mayora de los votos largocaballeristas fueron nulos, dado que pretendan votar a una candidatura completa sin atender a los cargos que seguan cubiertos. Teniendo en cuenta el total de votos vlidos y no vlidos las diferencias hubieran quedado as: Ramn Gonzlez Pea 12.088 votos y F. Largo Caballero 10.318.

Antonio Ramos Oliveira fue un importante historiador e idelogo socialista. No resultara elegido diputado. De su pensamiento nos han quedado importantes muestras en "El Socialista" y en la Revista "Leviatn". Algunas de sus posiciones ideolgicas han sido recogidas por Contreras. Defendi con ardor la postura de colaboracin del socialismo con la Repblica, hasta el punto de defender a comienzos de 1933 la presencia ministerial de los socialistas, como "un deber histrico del Socialismo espaol recabar para s un puesto de primer trmino en la lucha contra las viejas oligarquas". Afirmacin que resulta cuando menos objetable a comienzos del ao en que la poltica socialista cambiara de rumbo con la salida de los tres ministros del gabinete.

Los socialistas onubenses se aprestaron a hacer pblica su decisin de presentarse solos a la contienda electoral en 1933. Y esta resolucin constituy de alguna manera el eje de su campaa electoral. El primer anuncio, publicado en la prensa el 24 de Octubre en el que presentaban su candidatura, se encabezaba con la expresin SOLOS!!!. Y a continuacin los lemas de su campaa: Por las Leyes Sociales, Bases de Trabajo, Escuela nica y laica, Ley de Arrendamientos y por la Reforma Agraria.

Anteriormente, el da 19 de octubre se haba reunido la Asamblea Socialista que haba acordado la no colaboracin con los republicanos. En esta primera Asamblea fueron elegidos por mayora los candidatos Sabrs, Tirado, Bilbao y Pea y se produjo un empate por el quinto puesto entre los Sres. Trejo y Ramos Oliveira, que a la postre habra de dilucidarse en favor del ltimo.

En Huelva, las discrepancias con los radicales aumentaron an ms con la presencia del gobernador Sr. Malboyssn que haba llegado a la capital procedente del Partido Autonomista de Valencia, coaligado con el Partido Radical. El Gobernador se mostrara beligerante con los alcaldes socialistas y pondra inconvenientes a cualquier intento de organizar actos pblicos por parte de stos, bajo el consabido argumento de mantener el orden pblico.

La Candidatura Radical .

El da 20 de Noviembre el Comit Ejecutivo del Partido Republicano Radical hace pblica la Candidatura que propondr a la Asamblea. Forman esta propuesta cinco candidatos, que al final resultarn los elegidos: Fernando Rey Mora, Jos Terrero Snchez, Antonio Vzquez Limn, Rafael Prez Tello y Eduardo Gonzlez Bravo. Ese mismo da, los radicales anuncian tambin su intencin de ir solos a las elecciones y a por los cinco puestos de la mayora.

En las elecciones de 1931 los radicales haban llevado a cuatro de sus candidatos al Parlamento de la Repblica en la Alianza Republicano-Socialista, Fernando Rey Mora y Jos Terrero que volvan a presentarse en el 33, a Luis Velasco Coffin que no apareca en esta candidatura y a Luis Cordero Bel que acab pasndose a las filas de los federales.

Fernando Rey Mora resultara el nico radical electo en 1933. Y en las elecciones de 1936 ningn radical conseguira el escao por Huelva a pesar de presentarse en una Candidatura de Derechas. Consecuentemente en el conjunto de la Repblica, Huelva cont con cuatro actas de diputados radicales excluyendo a Cordero Bel (que lo fue por poco tiempo).

Rey Mora y Terrero Snchez repetan pues como candidatos en la cita electoral de 1933. Pero tambin repeta el abogado Antonio Vzquez Limn, antiguo socialista que en 1931 se present en solitario como socialista independiente, al quedar excluido por las agrupaciones de la provincia como candidato. Los radicales aadan ahora a D. Rafael Prez Tello, "por su brillante gestin al frente de la Alcalda de Aracena".

Rey Mora y Terrero Snchez eran dos brillantes y jvenes abogados cuya labor parlamentaria a lo largo del primer bienio encontr siempre amplio eco en las pginas de la Prensa de Huelva. As, el Diario La Provincia, incluye intervenciones parlamentarias de ambos diputados a lo largo de la legislatura del primer bienio, como la de Rey Mora solicitando al Ministro de Hacienda la habilitacin de crditos para la terminacin de las Obras del Puerto de Huelva en agosto de 1931. En Enero de 1932 la gestin de los diputados radicales permite que se firme el decreto de subvenciones para el Ateneo y la Academia de Msica. Ya en 1933, en Abril y ante la grave crisis de la Industria pesquera, las gestiones de Terrero permiten aumentar el contingente de importacin de conservas a Francia. Sucesivas intervenciones de estos diputados van consiguiendo el libramiento de dinero para Obras Pblicas a fin de paliar el paro en pueblos como Calaas, El Cerro, etc...

El Partido Radical en Huelva fue especialmente tutelado por el jefe del Partido en la regin, Diego Martnez Barrio, de quien ya sabemos que en 1931 haba visitado la capital. Pero es en enero de 1932 cuando tiene lugar, bajo su presidencia, la Asamblea Provincial del Partido Radical en el centro de la Agrupacin "Alvarez Quintero". En esta importante reunin se elige el Comit Ejecutivo que presidira D. Benito Cerrejn Blanco, Alcalde de la ciudad desde la salida del socialista Ams Sabrs. Se eligi tambin el Comit Provincial. La reunin se celebr en un ambiente triunfalista con grandes elogios haca el Jefe del Partido Sr. Lerroux.

La reunin del Comit Provincial de Septiembre de 1932 se centr en la eleccin de representantes para la Asamblea Nacional del Partido Radical. Y en esta reunin, en que hubo de someterse a discusin la gestin del Comit Ejecutivo, fue en la que se aprob por aclamacin dar de baja en el partido al diputado Cordero Bel. A pesar de esta importante disensin en el seno de los radicales, las intervenciones de Terrero, Rey Mora y del Presidente Benito Cerrejn se efectuaron en el mismo clima de optimismo, llegndose a afirmar que la organizacin del Partido Radical en Huelva era la ms importante de Espaa despus de la valenciana. Esta afirmacin contrasta con el hecho de que el radicalismo en las elecciones de noviembre de 1933, en la segunda vuelta, hubiera de plegarse al resto de la Coalicin de Centro Derecha con la presencia de tan slo dos candidatos.

No obstante la vida poltica de las dos figuras radicales, Rey Mora y Terrero se vera premiada con sus nombramientos en 1934 como Subsecretario de Comunicaciones y Gobernador Civil de Valencia respectivamente. Otro radical, el antiguo socialista Vzquez Limn, sera nombrado Gobernador de Alicante.

Los lemas con los que los radicales anuncian su candidatura en la Prensa, son los siguientes: Respeto a la Ley, Respeto a las Creencias, Justicia Social, Paz y Cordialidad de todos los espaoles, sin distincin de clases.

La Coalicin de Derechas.

Se trataba de una Coalicin entre los Republicanos Conservadores (mauristas), Accin Popular e Independientes de Derecha. La Candidatura qued confeccionada as: Dionisio Cano Lpez, Francisco Prez de Guzmn y Jos Mara Jimnez Molina (PRC), Manuel Snchez-Dalp y Maran (Accin Popular) y Manuel Fernndez Balbuena (Derecha Independiente).

La confeccin de esta Coalicin se realiz con tensiones y suspicacias, motivadas fundamentalmente por la hegemona que en ella ejercieron los republicanos conservadores. Esa hegemona se manifestaba no slo por la presencia mayoritaria de sus candidatos, sino tambin por el papel que jugaron en la elaboracin de la candidatura.

El 20 de octubre, tuvo lugar una Asamblea de Accin Popular para la organizacin y propaganda electoral. Dos das despus trascenda el acuerdo de presentar una Candidatura para las minoras compuesta por D. Mariano Prez de Ayala y D. Manuel Snchez-Dalp.

Una semana despus se hace pblico el proyecto de una Candidatura de Derechas entre el maurismo, la derecha independiente y Accin Popular. En este comunicado se incluyen cuatro componentes de la candidatura definitiva, dejando un puesto a designar por Accin Popular. Se invita a que ese puesto se cubra con Snchez-Dalp por su tirn electoral en la Sierra.

El da 3 de noviembre la Coalicin de Derechas inserta en el Diario de Huelva los cinco nombres definitivos de su candidatura. Accin Popular haba aceptado ese puesto, pero quedara con el resquemor de no haber podido incluir a dos candidatos en la Coalicin. En el fondo se trataba de una lucha por la hegemona en la Unin de las Derechas en Huelva. Las susceptibilidades que provoc la renuncia al segundo candidato de Accin Popular entre sus afiliados y simpatizantes, debieron ser muchas. Prueba de ello es que la direccin del partido se vio obligada a hacer repetidos llamamientos a la opinin publica. Reproducimos el primero de ellos publicado en el Diario de Huelva el 5 de noviembre:

Teniendo conocimiento este Comit Provincial de ciertos rumores propalados que parecen significar desagrado por parte de elementos afiliados a nuestra organizacin y en contra de la Candidatura de la Coalicin de Derechas hace constar que Accin Popular de Huelva respeta en absoluto el pacto electoral existente esperando de todos sus afiliados la ms eficaz colaboracin.

El 16 de noviembre Accin Popular tendra que salir al paso desautorizando rumores difundidos por elementos ajenos a esta organizacin que atacan a Maura y aconsejan se vote slo a la representacin de Accin Popular. El principal socio de la Coalicin era por tanto el Partido Republicano Conservador. Su presencia en Huelva se debe, como nos es de sobra conocido, a la accin de Dionisio Cano Lpez.

Prez de Guzmn y Jimnez Molina, eran los otros dos candidatos conservadores por la Coalicin. Francisco Prez de Guzmn y Urzaiz perteneca al maurismo onubense desde los primeros albores al igual que Jos Mara Jimnez Molina. Representaban respectivamente a los sectores industrial de la Capital y agrario del Condado.

Jimnez Molina, natural de Rociana, era abogado, agricultor y ganadero, con importantes negocios en la oleicultura y vinicultura. Represent en cuatro ocasiones al Distrito de La Palma en la Diputacin Provincial, de 1914 a 1923, ocupando su Presidencia desde Mayo de 1917 a Agosto de 1919, elegido en las filas del Partido Conservador, del que fue Secretario de su Comit en 1923. Ese mismo ao fue elegido Senador y por ser el ms joven ocup la Secretara de la Cmara Alta. En 1924 haba ocupado la Presidencia de la Cmara Agraria Provincial. Jimnez Molina confesara pblicamente que su presencia en poltica, de la que se encontraba apartado en su pueblo, aceptando formar parte de la Candidatura, se deba a la llamada de Manuel Burgos y Mazo, al que siempre haba seguido.

Por ltimo D. Manuel Fernndez Balbuena representaba el mundo de la Mina. Ingeniero de Minas tena negocios en el sector. Sus trabajos profesionales le dieron una cierta proyeccin exterior, posea el nombramiento por el Gobierno Francs de Caballero de la Legin de Honor. Era gerente de la Sociedad Minera del Guadiana y de las Minas del Castillo de las Guardas y consultor de otras sociedades mineras. Presida la Asociacin de Mineros de Huelva y haba pertenecido al Consejo de Economa Nacional y a la Junta de Aranceles. Profesor de la Escuela de Ayudantes de Minas. En 1914 contribuy a organizar el maurismo en Huelva del que ocup la Vicepresidencia.

La Candidatura de la Coalicin de Derechas abarcaba pues a travs de sus candidatos la prctica totalidad de los sectores de la produccin de la provincia de Huelva, una vez que Dionisio Cano Lpez se asignara la representacin de la Costa, al fracasar las gestiones encaminadas a traer a la candidatura una persona destacada y competente en problemas pesqueros.

* * *

Hasta aqu, las tres candidaturas que habran de obtener representacin en el Parlamento. De las otras tres, comunistas, federales y radical-socialistas, ningn candidato obtendra el mnimo exigido (el 8%) para pasar a la segunda vuelta. El electorado onubense se polariz pues en una candidatura de izquierdas (socialistas), una de centro (radicales) y una de derechas (Accin Popular, PRC e independientes), en la primera vuelta.

La candidatura del Partido Republicano Radical-Socialista la encabez Victoria Kent Siano, quien ya en 1931 haba cosechado un fracaso al no llegar ni siquiera a los 3.000 votos. Con Victoria Kent se presentaban Servando Aguilera, Alfonso Castellano, Juan Fernndez Romero y Manuel Romero Blanco.

La candidatura comunista se presentaba por primera vez en la provincia de Huelva, y al igual que en el resto del pas (a excepcin de Mlaga) obtuvo un exiguo resultado, no llegando ni a los 800 votos. Encabezaba la candidatura el exmilitante anarquista Jos A. Balbontn con Saturnino Barneto, Jos Roldn Mrquez, Andrs Baya Campos y Jos Jimnez Collado.

Ms inters tiene la candidatura Federal por la personalidad de sus candidatos. Se presentaban Eduardo Barriobero Herranz, Luis Cordero Bel, Salvador Sediles, Jos Ponce Bernal y Ricardo Carrillo Almansa.

Jos Ponce Bernal que ostentaba la presidencia del Partido en la provincia, fue Redactor Jefe del Diario de Huelva hasta su expulsin del peridico a comienzos de octubre de 1933. El motivo fue la redaccin de un artculo que llevaba por ttulo "La Unin de las izquierdas". El artculo naturalmente no fue publicado.

La presencia de Barriobero explica el elevado nmero de votos en Valverde. Y a pesar de no llegar al 8%, en la capital superaran a los socialistas y se quedaran a muy poca distancia de los radicales y de la Coalicin de derechas. Barriobero y Cordero Bel haban actuado como defensores de anarquistas en los juicios que contra ellos se celebraron a lo largo de la Repblica en Huelva. Cordero Bel se encargara, en enero de 1934, de la defensa de los anarquistas de La Palma, Bollullos, Almonte y Rociana acusados del movimiento revolucionario que sigui a las elecciones de 1933.

Este era el espectro poltico que se presentaba por la provincia de Huelva a las elecciones de 1933. Su amplitud sera corregida por el electorado en la primera vuelta, el 50% de las candidaturas no obtendran el 8% de votos necesario para continuar en la lucha electoral, si bien esa dispersin del voto impidi el que algn candidato obtuviera el acta de diputado en la primera vuelta.

Entre las seis candidaturas que se presentaban encontramos a viejos polticos de la vida onubense, cuya actividad se remonta a los ltimos aos del siglo XIX y principios del XX, junto con polticos jvenes. Viejos polticos que en muchos casos se adaptaron al sistema de la Repblica junto a jvenes polticos, cuyas maneras tenan ms que ver con el viejo sistema.

Las elecciones de 1933 levantaban una gran expectativa en la provincia de Huelva. Las elecciones de 1931 apenas si servan de referencia. Las novedades eran muy importantes y los cambios haban sido muchos: por primera vez se presentaba una Candidatura netamente de Derechas, que aspiraba a la mayora, y socialistas y radicales iban a medir sus fuerzas en solitario.

4.3.2.2.- La campaa electoral, la primera vuelta.

Esa expectacin se convirti en tensin durante la campaa electoral. El 6 de noviembre el Gobernador Civil, Sr. Malboysson, alertaba ya sobre el grado de frebilidad y exaltacin pasional que se observaba en todos los grupos, al tiempo que daba a conocer los primeros incidentes registrados. Incidentes que le llevaron a poner en pie de alerta a la Guardia Civil para que se echaran a la calle en todos los pueblos, a patrullar, cuando se celebren actos propagandsticos. El primer incidente tuvo lugar en Moguer, cuna de Burgos y Mazo y lugar elegido para la presentacin de la Candidatura de Derechas, cuando a la salida del acto los automviles de los oradores fueron interceptados por obstculos colocados en la carretera. Individuos, agazapados tras unas vias, lograron huir al recibir el alto de la guardia civil. En Escacena, esta vez en un mitin socialista, varios individuos increparon a los oradores. Hubo intercambio de pedradas y de disparos. La guardia civil tuvo que defender a los oradores socialistas, protegindoles hasta Paterna donde iban a intervenir en otro mitin. En Puebla de Guzmn fueron agredidos propagandistas del partido conservador. En Aljaraque fueron los radicales los que recibieron ataques. El da 11 de Noviembre, en un mitin comunista en Nerva, hubo varias interrupciones, si bien sin consecuencias graves.

El alcalde Manzanilla, el socialista D. Jos Vizcaino, fue destituido del cargo por el Gobernador Civil y procesado por el Juzgado de La Palma a raz de unas frases injuriosas contra Alejandro Lerroux. Adems, y siempre segn la versin del Gobernador, haban celebrado el acto sin autorizacin. Igualmente se destituy al alguacil y se desarm a cinco guardias municipales.

A dos das de la celebracin de las elecciones, el Gobernador Civil dict una disposicin a fin de prohibir la apertura de tabernas y bodegas, igualmente prohibi la celebracin de partidos de ftbol para evitar aglomeraciones. Para el da 19 haba previsto un gran despliegue de fuerzas de orden pblico, dando instrucciones especiales a las fuerzas de asalto que habran de situarse en Escacena, Riotinto y Nerva.

Lo ms notable en el terreno de la contienda dialctica, fue sin duda el enfrentamiento entre los Radicales y la Coalicin de Derechas. Naturalmente, la base electoral de ambas candidaturas poda coincidir en gran medida. Y haba un terreno propagandstico en el que coincidan, el antimarxismo y los ataques al socialismo. El da 10 de noviembre apareca en el Diario de Huelva