Sharon A. Gutman y Victoria P. Schindler

Abstract: El propósito del presente documento fue examinar la literatura de las bases neurológicas de la actividad humana y su relación con la ocupación y la salud, las actividades asociadas a las funciones neurológicas fueron organizadas en tres categorías: las que activan el sistema de recompensa del cerebro; las que promueven las respuestas de relajación y las que preservan las funciones cognitivas en la vejez. Los resultados de la revisión literaria correlacionando la evidencia neurológica y las actividades mostradas con propósito y significado pueden argumentar los efectos asociados al estrés y reducir los riesgos de demencia. Específicamente se encontró que la música, el dibujo, la meditación, leer, las artes y oficios y las reparaciones en el hogar, por ejemplo, pueden estimular el sistema neurológico y mejorar la salud y el bienestar. Estudios investigativos prospectivos son necesarios para examinar los efectos de las actividades con propósito en la reducción del estrés y el deterioro cognitivo más lento.

Palabras clave: Estimulación cognitiva, correlación neurológica, teoría de la terapia ocupacional.

Introducción

Con el avance de las tecnologías médicas en la última década, los exámenes imagenológicos han establecido investigaciones para examinar la función cerebral humana a la vez que las personas están ocupadas en una actividad (Nattkemper, 2004). La resonancia magnética (RM) y la tomografía por emisión de positrones (TEP) son dos tipos de tecnologías imagenológicas que proveen información detallada sobre los mecanismos neurológicos fundamentales en la actividad humana. Electroencefalogramas (EEG) también pueden lograr que los investigadores identifiquen actividad eléctrica neurológica mientras la persona se encuentra en una ocupación (Bankman and Morcovescu, 2002). Esta investigación ha facilitado una gran comprensión de la naturaleza de la ocupación humana y su relación con la salud.

La literatura actual sobre las bases neurológicas de la ocupación está organizada en tres categorías primarias: actividades que activan el sistema de recompensa del cerebro; actividades que promueven la respuesta de relajación y reduce las enfermedades asociadas al estrés; y las actividades que preservan las funciones cognitivas en la vejez. Los académicos han argumentado que los términos “ocupación” y “actividad” tienen significados diferentes, estos serán utilizados intercambiadamente en el presente documento para representar el deseo de participación en los comportamientos y acontecimientos que están mediados en gran escala por el sistema neurológico.

Actividades que están intrínsecamente resguardadas en el cerebro

El cerebro humano está conectado para interpretar todas las actividades como de recompensa o prevención a través del mecanismo del sistema de recompensa del cerebro (Berns et al., 2001). El sistema de recompensa del cerebro formalmente llamado “sistema mesocorticolímbico” es un antiguo mecanismo evolutivo que incrementa la supervivencia humana por la distinción de

actividades placenteras y pueden ser repetidas de esas que pueden ser dañinas y deben ser evitadas (Schultz, 2000). El sistema mesocorticolímbico está compuesto por estructuras anatómicas interconectadas localizadas en el córtex (decisión consiente de acciones), cerebro medio (mantención de las funciones vitales) y el sistema límbico (sistema de las emociones). Las estructuras del sistema de recompensa del cerebro incluye el córtex frontal, el área tegmental ventral, el núcleo accumbens, el cíngulo anterior del córtex, la amígdala y la formación hipocampal (figura 1) (Nestler, 2001; Nestler and Malenka, 2004).

El conducto neural primario del sistema mesocortolímbico se origina en el área tegmental ventral del cerebro medio y envía proyecciones hacia el núcleo accumbens – una estructura localizada profundo bajo el lóbulo frontal. Las estructuras subcorticales – la amígdala, el área tegmental ventral y el núcleo accumbens – tienen un rol primario en la interpretación de actividades como de recompensa o prevención. El cíngulo anterior y la corteza prefrontal reciben proyecciones desde las estructuras subcorticales y están involucradas en decisiones consientes para establecer o rechazar continuas actividades de participación (Nestler, 2001; Nestler and Malenka, 2004; Hyman et al., 2006).

La amígdala también tiene conexiones con el hipocampo – una estructura del sistema límbico localizado en el lóbulo temporal (figura 1). El hipocampo graba y almacena recuerdos emocionales sobre eventos intensos; por ejemplo, las memorias sensoriales de comer una comida favorita o la de ingerir comida que nos causó enfermedad. Estos recuerdos incrementan la supervivencia humana motivando a las personas a repetir actividades placenteras que promuevan la supervivencia y evitar actividades que causan daño (Skuse et al., 2003).

El principal neurotransmisor usado por el sistema de recompensa del cerebro es la dopamina. Las actividades más placenteras incrementan los niveles de dopamina en el sistema mesocorticolímbico. La liberación de dopamina ha sido mostrada para gatillar el sistema de recompensa del cerebro a través de actividades como la ingesta de comida, el sexo y la ingesta de sustancias adictivas (Hyman et al., 2006). Sin embargo, la liberación de dopamina ocurre en respuesta a la lectura de revistas cómicas de caricaturas (Mobbs et al., 2003), al ver hermosos rostros (Blood and Zatorre, 2001), al escuchar las piezas musicales favoritas (Aharon et al., 2001) y al jugar videojuegos (Corp. Et al., 1998). El glutamato es otro neurotransmisor dentro del sistema de recompensa del cerebro y parece cumplir un rol promoviendo la asociación entre los sentimientos placenteros invocados por una actividad específica y su señal sensorial (e.g., el olor del pasto fresco cortado y el placer asociado a jugar a la pelota en el parque) (Naranjo et al., 2001).

Actividades musicales

La música es una de las actividades más placenteras experimentadas por el sistema de recompensa del cerebro. El cerebro humano está diseñado para experimentar la música como gratificante; sin embargo los factores culturales influencian qué tipo de música activa el sistema de recompensa del cerebro (Menon and Levitin, 2005). La estimulación de las estructuras mesocorticolímbicas, en respuesta a interpretar, escuchar o cantar nuestras piezas musicales favoritas, están frecuentemente acompañadas por la experiencia de frío o temblor bajo la columna (Brown et al., 2004). La estimulación vestibular que ocurre cuando las personas se mueven en sincronía con el ritmo (e.g., mientras baila) también activa el centro de recompensa del cerebro (Blood and Zatorre, 2001).

La respuesta cerebral a la música está influenciada por nuestro nivel de entrenamiento musical. Los músicos muestran una gran activación bilateral de ambos hemisferios cuando escuchan música en comparación con los no-músicos. Los músicos también demostraron gran dominio del hemisferio izquierdo cuando se encuentran trabajando en tareas musicales, mientras los no-músicos presentan una gran dominancia del hemisferio derecho (Ohnishi et al., 2001; Seung et al., 2005). Esto sugiere que los músicos al utilizar ambos hemisferios son capaces de analizar el aspecto lógico y emocional de la música. El cerebro izquierdo o lógico ve aspectos de la música que incluye habilidades como son leer y secuenciar notas (musicales) y analizar los tiempos rítmicos. El cerebro derecho o emocional ve las cualidades de la música incluyendo habilidades como evaluar el timbre, el tono y la resonancia.

La información neuroanatómica obtenida de exámenes funcionales de imagen también muestran que la música con palabras (canción) activan el hemisferio izquierdo – el cual es el principal responsable de la interpretación del lenguaje concreto. La música no-verbal por otra parte activa el hemisferio derecho – que es responsable de la interpretación de la emoción, en la voz de una persona, una pieza musical o el lenguaje corporal de alguien (Halpern and Zatorre, 1999).

Los grandes hallazgos ofrecen un gran entendimiento de las bases neurológicas para la habilidad musical de evocar placer en el sistema de recompensa cerebral. El cerebro humano está diseñado para inducir placer en respuesta a la música esto sugiere que, aunque la música puede no ser esencial para la supervivencia, esta puede otorgar beneficios significativos al bienestar emocional. En terapia la música es frecuentemente utilizada para motivar pacientes que se encuentran en actividades físicamente dolorosas o que son demandantes. Se ha encontrado que la música ayuda a los enfermos de Parkinson a moverse con mayor facilidad cuando el ejercicio físico no puede hacerse (Thaut et al., 2001). Es también utilizada para mejorar la expresión en pacientes que tienen dificultad para verbalizar sus emociones (Clement-Cortes, 2004). Investigadores han tenido efectos similares de que la música puede ayudar a pacientes con afasia para mejorar la comunicación verbal (Koelsch et al., 2004). Cuando la gente se ocupa en actividades musicales son capaces de acceder a vías neurales alternas que pueden estimular las funciones cerebrales, de otra forma inaccesibles debido a la patología. La estimulación de vías alternas puede facilitar las funciones como la fluidez del movimiento físico y la comunicación. (Thaut et al., 2004).

Dibujar (pintar)

Dibujar es otra actividad terapéutica que puede estimular el sistema de recompensa del cerebro. Incluso si la activación de las estructuras mesocorticolímbicas no han sido analizadas mientras se dibuja – como el dibujar no puede realizarse adecuadamente dentro del equipo de RM y TEP – dibujar ha sido evaluado con la observación de los cambios en las ondas eléctricas cerebrales. Los estudios con electroencefalograma (EEG) han mostrado que los artistas son capaces de generar ondas theta y delta, ambas cuando se ocupan en el dibujo. (Bhattacharya and Petsche, 2005). Las ondas beta, alfa, theta y delta son patrones eléctricos específicos que son medidos en ciclos por segundo (CPS). Ondas beta, pueden ocurrir desde 14 CPS y más, se producen en las actividades consientes de rutina diaria (e.g. conducir al trabajo). Ondas alfa (14-7 CPS) ocurren durante la siesta y en estados de relajación. Los patrones de las ondas theta (7-4 CPS) y delta (4 CPS y mas) ocurren durante el sueño pero también se han visto presentes cuando las personas se encuentran ocupadas en actividades de profunda concentración, como lo son la meditación, dibujar y escribir (Cantero et al., 1999; Bhattacharya and Petsche, 2005).

En terapia, dibujar se ha visto como una ayuda efectiva a los pacientes con afasia para recobrar palabras deseadas (Sacchett, 2002). Dibujar puede incrementar la producción del discurso presentando una estrategia neural alternativa para acceder al sistema semántico. Porque dibujar

en gran parte activa el hemisferio derecho, puede también iniciar la red semántica del hemisferio derecho que ayudar en la recuperación de palabras cuando las funciones del lenguaje del hemisferio izquierdo están dañadas (Fornazzari, 2005). Como la música, dibujar puede servir también como representación de expresiones en pacientes que tiene dificultad para verbalizar sus sentimientos, o quienes tienen reprimidas emociones inaceptables (o inaceptadas) (Clements-Cortes, 2004).

Estudios en artistas y músicos que han experimentado FLOW mientras se encuentran trabajando en proyectos creativos sostienen que el sistema mesocorticolímbico responde positivamente a las actividades envolviendo el deseo de expresar los impulsos creativos (Csikszentmihalyi, 1998). FLOW es una experiencia óptima en la cual la gente siente placer y satisfacción intensas cuando se ocupan en una actividad deseada profundamente (Csikszentmihalyi and Csikszentmihalyi, 1988). Que los artistas, escritores y músicos comúnmente reporten FLOW durante el trabajo creativo sugiere que estas actividades ciertamente activan el sistema de recompensa del cerebro.

Actividades que desencadenan la experiencia del FLOW

A fines de la década de 1980 Csikszentmihalyi (1990) usó el término FLOW para describir el estado en el cual las personas experimentan profundos sentimientos de gratificación y júbilo en respuesta al alto compromiso en la actividad deseada. Csikszentmihalyi inicialmente estudió el FLOW en ajedrecistas, montañistas, bailarines y cirujanos. El encontró un conjunto de características en común a la experiencia de FLOW que se incluyen a continuación.

Completa absorción en la actividad y disminución de la conciencia del ambiente externo.

Sentido de unidad con la actividad.

Total inmersión en el presente y pérdida del sentido del tiempo.

Pérdida del miedo o ansiedad – todos los días las preocupaciones se van desvaneciendo a

medida que la gente se concentra en la actividad.

Inmensos sentimientos de satisfacción personal – la actividad es gratificante en sí misma.

Además de los artistas, músicos y escritores, las personas que comúnmente experimentan FLOW incluidos atletas, cirujanos, monjes budistas, gente de oficio y bailarines (Csikszentmihalyi, 1990, 1998; Jackson, 1996). Estas personas regularmente se ocupan en actividades que requieren de una práctica disciplinada con el paso del tiempo, profundos niveles de concentración, la habilidad de separarse de los estímulos extraños (del medio ambiente) y un compromiso de dominar las destrezas de una actividad. Tal compromiso se origina de un intenso sentido de gozo derivada de una actividad. Nadie, sin embargo, puede experimentar FLOW en todas las actividades que son experimentadas como profundamente gratificantes y fascinantes. Tejer, coser, trabajar en el jardín, caminar por senderos y cocinar son también actividades que pueden producir la respuesta de FLOW (Csikszentmihalyi and Csikszentmihalyi, 1988).

Aunque ningún investigador hasta la fecha ha medido los cambios neurológicos que ocurren durante el FLOW es teóricamente plausible que los resultados del fenómeno de activación del sistema de recompensa del cerebro y el incremento de los niveles de dopamina. La concentración profunda es característica del FLOW también puede producir la actividad cerebral de las ondas theta y delta que se observó durante los proyectos creativos.

Los pacientes pueden ser adiestrados para realizar una actividad deseada que produzca el FLOW -¿tal como hayan sido adiestrados para usar las técnicas conductistas cognitivas para efectuar cambios? Aprender a usar la actividad para producir como respuesta el FLOW puede ofrecerle a los pacientes una manera no farmacéutica para autorregular emociones como lo son la ira y las

fobias obsesivas. El FLOW potencialmente podría ayudar a los pacientes a amilanar el caos interno y la estimulación externa del medioambiente que podría detonar sobrecargo sensorial. La habilidad de aprender a usar una actividad para producir como respuesta el FLOW puede ayudar a los pacientes con depresión remitida a reducir su riesgo de reincidencia - Tal como los investigadores han demostrado que un programa corto de entrenamiento de la atención puede reducir nuestro riesgo de reincidencia de la depresión (Astin, 1997; Teasdale et al., 2000). Tales estudios del fenómeno del FLOW han demostrado que el uso de la actividad en la vida humana es crítica para el bienestar, la salud y el equilibrio emocional.

La similitud entre el FLOW y la meditación

De muchas formas la experiencia del FLOW es similar a la meditación. Las características comunes de ambos incluyen:

Altos niveles de concentración.

La completa absorción en la experiencia y la pérdida de la conciencia sobre el mundo exterior.

Un sentimiento de unidad con la grandeza del mundo.

La inmersión en el momento presente y la habilidad para liberarse de las preocupaciones

acerca del futuro y el pesar acerca del pasado.

El logro de satisfacción y bienestar.

Hay un gran cuerpo de investigación documentando que la meditación activa la estructura del sistema de recompensa del cerebro – particularmente en el lóbulo frontal izquierdo, el cual ha sido correlacionado con la elevación del estado de ánimo (Aftanas and Golosheykin, 2005). Muchos estudios también han demostrado que los meditadores que poseen mucha practica pueden mantener de mejor manera el equilibrio emocional en respuesta a estímulos negativos (Newberg et al., 2001). También poseen puntuaciones más bajas en temas de control por instrumentos que miden los niveles de emociones negativas. Estando expuestos a eventos estresantes, los meditadores con gran practica son más capaces que los sujetos de control para regresar a un estado de equilibrio emocional (Ritskes et al., 2003). La meditación, sin embargo, no tiene que ser practicada en la tradicional posición con las piernas cruzadas para lograr los beneficios anteriormente citados. Muchos practicantes reconocen el potencial para la meditación para ser lograda a través del compromiso en la actividad dinámica, justo como la meditación Budista de caminar (Kabat-Zinn, 1995), la levitación del yoga (Ascott, 2000), el eufórico baile tradicional del nativo americano (Oesterley, 2002) y la pintura en arena Taoísta (Huntingdon and Bangdel, 2004). Algunas escuelas filosóficas budistas sugieren que toda ocupación humana debería ser efectuada como forma de meditación, o de concentración profunda e intensificar la conciencia en las actividades de todos los días. Éste es un significado de un decir popular budista atribuido a Lao Tse: Antes de la iluminación hay que cortar la madera y arrastrar el agua; Después de la iluminación hay que cortar la madera y arrastrar el agua (Mitchell, 1998). En otras palabras, la iluminación no es un estado que debería ser separado de nuestras actividades comunes de todos los días; Más bien, las actividades de todos los días pueden ser oportunidades para la práctica meditativa. Csikszentmihalyi (1990) apoyando la misma filosofía cuando él propuso que las personas pueden mejorar su calidad de vida produciendo como respuesta el FLOW en ocupaciones diarias comunes. Él propuso que las personas aprenden a disciplinar la mente para entrar en un estado de concentración profunda durante las actividades diarias que es similar a los niveles generados mientras se comprometen en pasatiempos favoritos.

Si los pacientes pueden ser adiestrados para involucrarse en la ocupación como una forma de meditación, ellos, ¿podrían ser capaces de usar la ocupación para experimentar los mismos

beneficios que comentan los meditadores altamente experimentados?, ¿Pueden usar los pacientes la ocupación y la experiencia del FLOW para ser emocionalmente menos afectados por acontecimientos desagradables y llenos de tensión?, ¿Pueden usar los pacientes la ocupación como una herramienta para regresar a los estados de mayor calma en respuesta a la tensión?, El uso de la ocupación como una práctica de meditación para manejar el estrés, la ansiedad y la reactividad emocional podrían ser una práctica valiosa para aliviar la tensión de la vida diaria como ha sido la meditación y el entrenamiento de las atenciones.

Actividades que producen La respuesta de relajación

La meditación y el entrenamiento de la atención causan cambios fisiológicos precisos en el cuerpo humano:

Disminuye la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y la respiración (Newberg Et Al., 2001)

Aumenta los patrones de las ondas Alfa, Theta y Delta (Aftanas y Golosheykin, 2005)

Incrementa la respuesta del sistema inmunológico (Jacobs, 2001).

La relajación progresiva (Ghoncheh and Smith, 2004; Scheufele, 2000), la visualización y la

imaginería dirigida (Lutz et al., 2004) y la experiencia del FLOW (Jackson, 1996) también

producen estos cambios fisiológicos. Todas estas técnicas evocan la respuesta de relajación -

una primera parte del término acuñada por Herbert Benson en los años 70 es que la respuesta

de relajación ocurre en todas las actividades que comparten elementos comunes específicos,

éstos incluyen lo siguiente.

La actividad se realiza en un ambiente tranquilo.

Realza nuestra habilidad para enfocarnos en nuestro interior y de concentrarnos en las

demandas de una tarea específica.

Alienta desatención de preocupaciones de todos los días.

Envuelve la atención enfocándose en estímulos o actividades repetitivas mentalmente.

La similitud de respuestas fisiológicas en la respuesta de relajación y la experiencia de FLOW sugieren que ambos poseen elemento común compartido por la respuesta de relajación y el FLOW es la activación de sistema de recompensa del cerebro. Benson y colegas (Benson et al., 1974; Benson and Klipper, 2000) también sugirieron que la respuesta de relajación es la contraparte fisiológica para la respuesta de tensión del cuerpo, o el síndrome de pelea/huida. El síndrome de pelea/huida, el cual es mediado por el sistema nervioso autónomo, es la respuesta evolucionada del cuerpo para responder al estrés. El ritmo cardíaco, la respiración y el pulso aumentan para preparar el cuerpo para pelear o huir. El aumento del flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos, el corazón y los pulmones preparan estos sistemas para la acción. Simultáneamente, el flujo sanguíneo disminuye hacia los intestinos para desacelerar su función (Jacobs, 2001). La activación excesiva de la respuesta de pelea/huida a menudo se deben al estrés del diario vivir con el cual no podemos pelear o huir. Hay un gran cuerpo de investigación asociando la activación excesiva de la respuesta de estrés con enfermedades, males y lesiones. La tensión repetidamente ha estado correlacionada con hipertensión (Sower, 2002), aumento en la producción de colesterol (Yasunari et al., 2002), desórdenes gastrointestinales (Keefer and Blanchard, 2001, 2002), enfermedad coronaria (Colak et al., 2005; Yudkin et al., 2000), desórdenes autoinmunes (McLean et al., 2005; Picardi et al, 2005), dolor crónico (Blackburn-Munro and Blackburn-Munro, 2001), disminución en la respuesta del sistema inmunológico (Segerstrom et al., 1998) y la ocurrencia de lesiones accidentales (Schnyder et al., 2001).

Las actividades que activan el hemisferio izquierdo

Los investigadores como Benson Et Al. (1974), Kabat-Zinn et al. (1992) y Csikszentmihalyi (1990) han comenzado a construir un cuerpo creciente de investigación demostrando que las actividades que producen como respuesta el FLOW y la respuesta de relajación, puede ofrecer una manera no-farmacológica para manejar el estrés. El trabajo de Kabat-Zinn et al. (1992), demostrando los beneficios de atención entrenándose, ahora ha sido replicado en estudios similares (Davidson et al., 2003; Teasdale et al., 2000; Williams et al., 2001). El entrenar las atenciones es una práctica budista en la cual las personas aprenden a aumentar su conciencia del momento presente y el pensamiento consciente. En vez de buscar parar el pensamiento, los practicantes de atención aprenden mentalmente a percibir pensamientos negativos y desafiar su validez. Tales pensamientos están, con el paso del tiempo, reemplazados con menos juicio y pensamientos críticos que sostiene la habilidad del practicante para producir respuestas adaptativas. Esto es particularmente útil con personas cuyas preocupaciones tienden a incrementarse al dar rienda suelta a reflexiones incontroladas. Los programas cortos, de ocho semanas de entrenamiento de atenciones se ha encontrado que reducen la ansiedad, elevan el estado de ánimo y aumentan los niveles de anticuerpos (Antoni, 2000; Bedard et al., 2003; Davidson et al., 2003; Teasdale et al., 2000; Williams et al., 2001)). Una razón a contar de la habilidad del entrenamiento mental para reducir la ansiedad y elevar el estado de ánimo puede yacer en mecanismos neurológicos. El entrenar atenciones ha sido mostrado para el incremento del flujo sanguíneo cerebral en, y la activación de, la corteza cerebral prefrontal - un área asociada con el estado de ánimo positivo (Davidson et al., 2001; Davidson et al., 2003). Los dos hemisferios del cerebro dan la apariencia de estar especializados para el procesamiento de emociones distintas. Mientras la activación del hemisferio izquierdo está asociada al ánimo elevado y sentimientos de bienestar emocional, la activación del hemisferio derecho está relacionada con el pesimismo y un bajo estado de ánimo. Los infartos del hemisferio derecho desactivan las funciones del cerebro derecho y permite al hemisferio izquierdo controlar el procesamiento emocional. Los pacientes en las etapas agudas de infartos del hemisferio derecho a menudo manifiestan euforia y una disociación emocional de su enfermedad. Inversamente, los infartos del hemisferio izquierdo desactivan funciones del cerebro izquierdo y le permiten el hemisferio derecho controlar el procesamiento emocional. Los pacientes en las etapas agudas de infarto del hemisferio izquierdo comúnmente presentan anhedonia y depresión severa (Astin, 1997; Davidson et al., 2000; Newberg et al., 2001; Ritskes et al., 2003).

La activación del lóbulo frontal izquierdo es asociada con una mayor habilidad para reaccionar al estrés con respuestas adaptativas que promueven la supervivencia. Las personas que típicamente exhiben más gran activación frontal izquierda del lóbulo son más capaces para regresar a un estado emocional neutral después de la exponerse a un acontecimiento estresante (Davidson et al., 2003). La repetitiva estimulación magnética transcraneal (rTMS) es una técnica clínica que eficazmente reduce la depresión en algunos pacientes aumentando activación del lóbulo frontal izquierdo. La TMS involucra colocar una bobina magnética eléctrica en la cabeza a través de la cual la estimulación es administrada hacia la corteza prefrontal izquierda (Paus and Barret, 2004). El entrenamiento de la atención y rTMS han sido mostrados para elevar el estado de ánimo a través de la activación incrementada del hemisferio izquierdo. La pregunta debe ser, entonces, si la ocupación que estimula hemisferio izquierdo podría usarse para aliviar la depresión, impedir reincidencia, o ambos.

La actividad que estimula hemisferio izquierdo comúnmente consiste en la lógica, secuenciamiento y las habilidades de categorizar. La in concreta de interpretación concreta del lenguaje y las habilidades matemáticas son también funciones del hemisferio izquierdo. Acertijos -

como crucigramas y los juegos de encontrar palabras - son ejemplos de actividades del cerebro izquierdo. Por lo tanto, también, lo son los juegos de cartas que requieren de análisis y cálculo, leer novelas de misterio, y los juegos que necesitan la traducción de códigos y símbolos (Barzilai et al., 2004).

Actividad cognitivamente estimulante: La protección en contra de la demencia

Hay evidencia creciente de que la estimulación cognitiva no sólo induce FLOW y activa el centro de recompensa del cerebro sino que también reduce el riesgo de enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia relacionadas con la edad. La parte más fuerte de la investigación que los factores protectores de las actividades que estimulan la mente emergieron de los Estudios Nun (monja) - un cuerpo de investigación demostró que las monjas que permanecieron intelectualmente activas a lo largo de la vida y quienes desempeñaron grandes habilidades lingüísticas y verbales de razonamiento tuvieron significativamente menos probabilidad de desarrollar enfermedad de Alzheimer en la vida posterior (Snowdon et al, 2000). La mantención de actividades mentalmente estimulantes en la vejez y el dominio del razonamiento verbal fue significativamente asociado con un alto peso del cerebro, menos atrofia cerebral y reducida patología neurofibrilar (Riley et al., 2005). De modo semejante, los investigadores encontraron que la participación en las actividades de ocio mentalmente estimulantes y las actividades sociales disminuyeron el riesgo de uno para enfermar de Alzheimer y demencias relacionadas (Friedland et al., 2001; Scarmeas et al., 2001; Verghese et al., 2003; Wilson et al., 2002). Aunque el mecanismo exacto de esta protección es desconocida, algunos ha sugerido que la complejidad sináptica y la reserva neuronal – en la cual ambos resultan de la participación en actividades intelectualmente estimulantes - puede jugar un rol.

La complejidad Sináptica ocurre cuando las neuronas construyen grandes conexiones con otras, es así como el cerebro aprende nuevas habilidades y asocia nuevamente las habilidades aprendidas dominando vías neuronales existentes. La reserva neuronal permite al cerebro preservar la plasticidad y flexibilidad para adaptarse al cambio. - si del proceso natural de envejecimiento, enfermedad o accidente. A lo más, una persona construye nuevas conexiones neuronales y conserva las neuronas existentes, lo menos probable es que la neurodegeneración ocurra (Kempermann et al., 2002). Inversamente, se ha encontrado que la participación en actividades mentalmente pasivas aumentan significativamente el riesgo de uno para desarrollar la enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas. Varios estudios han mostrado que ver televisión aumenta realmente el riesgo de sufrir demencia. En un estudio (Lindstrom et al., 2005), el riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer aumenta 1.3 veces por cada hora diaria de televisión que una persona ve.

En contraste, por cada hora utilizada en actividades intelectuales al día, el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer disminuye alrededor de un 16 %. Los gerontólogos sugieren que las personas que participan en actividades intelectualmente y socialmente estimulantes a lo largo de la vida útil provee protección contra las demencias relacionadas con la edad (Lehmann, 2000; Barzilai et al., 2004). Las actividades intelectualmente estimulantes incluyen leer, completar crucigramas, tocar un instrumento musical, ocuparse en oficios y bellas artes, escribir, jugar a las cartas y los juegos de mesa, talleres de costura, trabajos manuales y reparaciones en el hogar. Los investigadores sugieren que además en estas actividades las personas pueden participar en actividades mentalmente estimulantes, aprendiendo nuevas habilidades y pasatiempos, tomando cursos educativos, participando de clubes de lectura y viajando a lugares nuevos (Fillit et al., 2002). Como la población en muchos países industrializados envejece, los terapeutas pueden ayudar a los pacientes a usar la ocupación para conservar la función mental en la vejez. Tal preservación de las

capacidades cognitivas puede ayudar a la población a mantener su independencia por más tiempo, así evitando los altos costos de enfermeras privadas y medicación. El compromiso diario en actividades intelectualmente estimulantes que produce como respuesta el FLOW y la respuesta de relajación pueden tener el potencial para conservar la salud mental y física como una intervención farmacológica efectiva.

El uso de ocupación para mejorar la salud: Las piernas de un taburete

La investigación discutida en este texto subraya la idea de que los humanos son seres ocupacionales que requieren un constante compromiso en la actividad para mantener la salud. Esta investigación también refuerza la idea que el cerebro humano está diseñado para responder positivamente a actividades que producen FLOW, promueven la respuesta de relajación y mejora la estimulación mental – el cual a su vez, conserva la salud física y emocional. El uso de la ocupación para preservar la salud y el bienestar emocional puede ser visto como las piernas de un taburete. Una pierna involucra actividades que producen como respuesta el sistema de recompensa del cerebro y produce disfrute, placer y FLOW. Una segunda pierna involucra actividad que facilita la respuesta de relajación y disminuye el riesgo de estrés relacionado a la salud. Una tercera pierna involucra la actividad que estimula el razonamiento mental y conserva la función cognitiva en la vejez. Una cuarta pierna, aunque no registrada en este documento, probablemente involucraría actividades que mejorarían los sistemas musculo esquelético y cardiovascular del cuerpo.

La ocupación manejando estas áreas esenciales puede tener el potencial para ser utilizada como una alternativa no-farmacológica para mantener las funciones cognitivas, físicas y sicosociales a lo largo de la vida. La investigación prospectiva es necesaria para promover el crecimiento del cuerpo de evidencia, demostrando los beneficios a la salud de la ocupación diaria. Adicionalmente, así como la tecnología médica avanza, una mayor comprensión continuará emergiendo acerca de las bases neurológicas de la ocupación y la relación entre la ocupación y la salud.