Gustavo Fernandez Peru Chile Bolivia

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Una mirada a las relaciones Bolivia- Chile - Perú Gustavo Fernández Saavedra* El estado de las relaciones Las relaciones entre los países de la cuenca del Pacífico central de Sudamérica – Chile, Perú, Bolivia—no son satisfactorias, pese a todos los tratados, convenios y declaraciones que se han firmado en más de una centuria. Las encuestas de opinión registran el resentimiento de bolivianos y peruanos hacia Chile, vencedor de la Guerra del Pacífico. Descubren la desconfianza como un rasgo común. Ninguno mira al otro como un socio confiable y permanente. Las empresas chilenas que resolvieron invertir en Perú y Bolivia han confrontado problemas. La terminal del ferrocarril Arica-La Paz, adquirida por una firma chilena en el proceso de privatización boliviano, fue incendiada por la multitud. LAN Perú opera con dificultades. La firma chilena Luchetti confrontó problemas con la autorización para instalar una fábrica en los pantanos de Villa, en los alrededores de Lima y su principal ejecutivo enfrentó una orden de prisión internacional, por el delito de soborno. Un juez chileno dispuso el cierre de la empresa peruana

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Bolivia ante la salida al mar

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Una mirada a las relaciones Bolivia- Chile - PerGustavo Fernndez Saavedra*El estado de las relacionesLas relaciones entre los pases de la cuenca del Pacfico central de Sudamrica Chile, Per, Boliviano son satisfactorias, pese a todos los tratados, convenios ydeclaraciones que se han firmado en ms de una centuria.Las encuestas de opinin registran el resentimiento de bolivianos y peruanoshacia Chile, vencedor de la Guerra del Pacfico. Descubren la desconfianza comoun rasgo comn. Ninguno mira al otro como un socio confiable y permanente.Las empresas chilenas que resolvieron invertir en Per y Bolivia han confrontadoproblemas. La terminal del ferrocarril Arica-La Paz, adquirida por una firmachilena en el proceso de privatizacin boliviano, fue incendiada por la multitud.LAN Per opera con dificultades. La firma chilena Luchetti confront problemascon la autorizacin para instalar una fbrica en los pantanos de Villa, en los alrededoresde Lima y su principal ejecutivo enfrent una orden de prisin internacional,por el delito de soborno. Un juez chileno dispuso el cierre de la empresa peruanaAerocontinente, por sospecha de lavado de dlares y narcotrfico. Sin opinar sobrela validez jurdica de los cargos, en cada uno de esos y otros casos, se puede decir,sin vacilaciones, que la opinin pblica de esos pases estaba, desde el principio,predispuesta contra el inversionista de la nacin vecina.Son frecuentes las denuncias sobre fricciones en las fronteras y sobre la imposicinde trabas al comercio fronterizo. Los pasajeros bolivianos que aterrizan enArica se ofenden por la fumigacin de la aeronave por los servicios de salud chilenos.Dos jvenes chilenos fueron procesados por pintar grafittis en los muros delCusco. Los inmigrantes chilenos y bolivianos en Chile y los peruanos en Bolivia sonobjeto de discriminacin y malos tratos, de manera ostensible y sistemtica. Boliviay Per se opusieron a la candidatura de Jos Miguel Insulza a la Secretara Generalde la OEA y no permitieron que su nombramiento se aprobara por consenso.El armamentismo es una de las manifestaciones de ese ambiente de inestabilidad.Es demasiado alto. En los datos del Stockholm International Peace ResearchInstitute, Chile gast en armas, el ao 2003, el 3.5% del PIB, Brasil el 1.6%, Per1.3%, Argentina 1.4%, Mxico 0.5%1. Segn la misma fuente, el gasto militar de* Ex Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, ex Cnsul General en Santiago de Chile.Asesor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y de la Organizacin de EstadosAmericanos. Autor de numerosas publicaciones.1 Stockholm International Peace Research Institute, www.sipri.org.Gustavo Fernndez Saavedra160Chile, de 2.5 billones de dlares, ese mismo ao, equivale a 157 dlares por habitante,muy por encima de Colombia, que gasta 78 dlares por habitante y de Brasilque alcanza a 43 dlares. El gasto militar de Bolivia, por debajo del promedioregional, es inexpresivo, pero eso se debe a sus restricciones presupuestarias.El nivel del comercio exterior bilateral entre los pases del rea, como porcentaje deltotal, es notoriamente bajo para economas vecinas, tericamente complementarias. Enningn caso supera el lmite del cinco por ciento. Las exportaciones de Chile a Boliviay las de Bolivia a Chile se estancan en el dos por ciento, mientras que las colocacionesdel Per en Chile y las de Chile en Per giran en torno al cuatro por ciento.En el plano bilateral boliviano-chileno las cosas no mejoran. Cada uno de losproblemas que figuran en la agenda normales en cualquier otra vinculacin entrepases vecinos adquiere contornos conflictivos y se denuncia en los medios decomunicacin como prueba de la codicia y mala fe del otro. As se ve el desequilibrioen la composicin y el valor del comercio entre Bolivia y Chile; la discusinsobre la naturaleza de las aguas del Silala ro de curso internacional para Chile,manantial para Bolivia; la privatizacin de los puertos chilenos que atienden elcomercio boliviano y, sobre todo, la existencia de miles de minas terrestres en elterritorio chileno fronterizo con Bolivia. En realidad, las que podran ser oportunidadesde cooperacin se convierten en reas de confrontacin.La experiencia reciente sobre la posible instalacin de una planta de licuefaccinde gas natural boliviano, para su exportacin al mercado de California, muestrael punto al que puede llegar la animosidad recproca. Los gobiernos de ambospases negociaron un rgimen aparentemente favorable a ambos: una Zona Econ-mica Especial, en la que se aplicaba la ley boliviana, inclua una terminal martimaconstruida y operada por una empresa boliviana, con grandes inversiones y perspectivassumamente interesantes. La ciudadana boliviana y ms tarde el propioGobierno condicionaron la viabilidad del proyecto a la previa solucin de la demandade reintegracin martima soberana. El Per hizo todo lo que estuvo a sualcance para evitar que la idea prosperara, ofreciendo ventajas que olvid tan prontomuri la perspectiva. Una declaracin inoportuna tenemos paz, pero no amistaddesencaden una confrontacin verbal que termin en la explosin de malhumorpresidencial en la Cumbre de Monterrey de 2003. Como medio de presinadicional, el gobierno boliviano llam a un referendo en el que se consagr elprincipio de que no habran oferta de gas ni negociaciones comerciales si es que nose atenda la demanda martima y, ms tarde, se proclam la frmula de ni unamolcula de gas para Chile, sin mar.Las ventajas estaban ah, a la vista de todos. Pero Bolivia prefiri perder unaopcin de exportacin anual, que duplicaba las ventas de ese ao. Esa reaccin dauna medida de la profundidad del encono y desconfianza que prevalece en la regin.No es la primera vez que se retrocede y se pierde una oportunidad. Pero esta vezdebiera ser diferente. Los tres pases tendran que sacar las lecciones que dej laexperiencia frustrada. Y eso comienza por identificar con claridad el problema olos problemas que estn pendientes.Los problemas crticosLa Guerra del Pacfico fue una confrontacin que termin mal, que dej heridasque el tiempo no cur. Y que el futuro puede agravar.Son dos los problemas crticos, consecuencia de La Guerra del Pacfico, queestn en el origen de los sntomas descritos en los prrafos anteriores. Uno, el deBolivia, de carcter abiertamente poltico. Otro, el de Per, de naturaleza jurdica,con trasfondo poltico.El primero, el ms grave, el nudo central, la mediterraneidad de Bolivia.El otro, ahora explcito, la delimitacin de reas martimas entre Per y Chile.La mediterraneidad de BoliviaLa reintegracin martima de Bolivia es tanto la reivindicacin de un derechohistrico cuanto expresin de una necesidad actual, geogrfica, econmica y poltica.Ms all de la recuperacin de acceso soberano al mar, a travs de una conexinterritorial igualmente soberana, implica afirmar y proyectar su propia presencia,econmica, cultural y poltica en toda el rea del Pacfico central.Hay muchas razones que justifican esa posicin. Unas encuentran su raz en lahistoria. Otras, ms actuales, tienen que ver con el desarrollo.La mediterraneidad es un factor de atraso. Una condicin de subdesarrollo.Jeffrey Sachs ha escrito sobre este tema. Antes, el Dr. David Nowlan, Profesor deEconoma de la Universidad de Toronto, haba anotado en un trabajo seminal:Dentro de cada pas hay regiones relativamente inaccesibles, aisladas de lasfacilidades de transporte, que sufren las consecuencias econmicas y sociales delos altos costos de la distancia de los principales mercados y que estn alejados delos rpidos cambios intelectuales y tecnolgicos de este tiempo. Los pases mediterrneostienen este problema, pero en una dimensin mucho mas significativa, yaque, por una parte, deben cuidar y proteger su propia soberana y, por otra, pararesolver sus necesidades de trnsito, estn obligados a negociar con otros estados,que tienen sus propios objetivos nacionales. Debido a esas circunstancias, continael informe de Naciones Unidas, el problema de la mediterraneidad es tambin,fundamentalmente, un problema de desarrollo. Slo cinco de los pases mediterrneosdel mundo son pases desarrollados. Los restantes 21 estn en lascategoras de ms bajos ingresos y 15 de ellos son los ms atrasados del mundo2.Basta recordar los nombres de esos Estados para confirmar la tesis de ese trabajo:en frica, Chad, Burundi, Bostwana, Burkina Faso, Lesotho, Malawi, Mali,Niger, Rwanda, Swaziland, Uganda, Zambia, Zimbwave. En Asia, Afganistn,Bhutn, Laos, Mongolia, Nepal. En Amrica, Bolivia y Paraguay.Ese estudio de UNCTAD contiene un minucioso anlisis tcnico de las consecuenciasde la mediterraneidad en el desarrollo de un pas. Pero, si ese anlisis seconsiderara incompleto, el ejemplo dramtico de las negociaciones entre Bosnia y2 UNCTAD/ST/LDC/5, Land-locked developing countries: their characteristics and specialdevelopment problems, 11 July, 1985.Croacia, para poner fn a la guerra de la ex Yugoslavia, puso en evidencia la enormetrascendencia de la salida soberana al mar. La Repblica de Bosnia prefiri elmartirio de una guerra sin esperanza antes que aceptar las condiciones que le imponanCroacia y Serbia, para limitar su acceso al Adritico.En el caso especfico de Bolivia, el despojo del litoral martimo ocasion lassiguientes consecuencias: La prdida de la cualidad martima, es decir, de la condicin de pas ribereodel Ocano Pacfico. La prdida de gravitacin poltica, econmica, cultural, de Bolivia en el mar,que impidi impide que Bolivia cumpla el papel de pas de articulacin, deequilibrio y de vinculacin entre varias cuencas, afecta el equilibrio regional y creainestabilidad en esta parte del continente. La prdida de recursos naturales (salitre, azufre, cobre) y de los recursospesqueros del mar territorial. La prdida del acceso a las rutas martimas y la desarticulacin del sistema detransportes y comunicaciones con el mar, que colocaron al pas en dependencia delos planes de las naciones costeras. La deformacin de la pauta de desarrollo econmico, que condujo a una economade autosustento, con escasa apertura a las corrientes mundiales de capital ytecnologa. La aplicacin de una poltica exterior pendular, dependiente de la conducta yobjetivos nacionales de otras potencias regionales.En trminos operativos concretos, relacionados con el comercio exterior, la situacinde mediterraneidad implica falta de control de la operacin portuaria; transferenciade recursos a pases ribereos, por pago de servicios; falta de control de lavariable de comunicacin externa, para definir la orientacin de la estructura productivanacional; dependencia de los fletes monoplicos de las conferencias martimas,en ausencia de flota naviera y, finalmente, prdidas por robo y maltrato de lacarga en trnsito.En dos palabras, Bolivia necesita acceso soberano al mar.La recuperacin de la cualidad martima y el acceso a las rutas martimas, atravs de un territorio en el que ejerza jurisdiccin y soberana plenas, es una condicinesencial de la existencia del Estado boliviano y del cumplimiento de su rolcontinental, de punto de equilibrio y convergencia.Ese es el problema que se hered del pasado. Bolivia perdi acceso soberano almar, como consecuencia de la Guerra del Pacfico. Y no acepta la condicin de pasmediterrneo. Porque no lo fue. No la acept en los 126 aos que han transcurridodesde la ocupacin chilena de la costa boliviana del Pacfico. Se puede decir queexisten actos jurdicos que ponen en tela de juicio esa afirmacin, como el propioTratado de Paz y Amistad de 1904, que Bolivia no ha denunciado. Pero ste no esun alegato jurdico. Se refiere a algo ms profundo. Al sentimiento nacional. A unaactitud que no ha perdido fuerza. Que la ha ganado y que la seguir ganando, conel transcurso del tiempo.La delimitacin de territorio martimoEl Per tiene sus propias reivindicaciones en la zona. Las referidas a las clausulaspendientes de ejecucin del Tratado de 1929, fueron atendidas en el Acta de Ejecuciny su reglamento, suscritos por los Cancilleres de Chile y Per, en Arica, el13 de noviembre de 1999.Sin embargo, quedaba pendiente desde el punto de vista del Per la delimitacindel territorio martimo.El 17 de octubre de 2005, el Presidente y el Primer Ministro del Per enviaron aconsideracin del Poder Legislativo un Proyecto de Ley titulado Lista de las coordenadasde los puntos contribuyentes del sistema de lneas de base del litoral peruano.El pleno del Congreso lo aprob y el Presidente de la Repblica lo promulgpara su cumplimiento.La nueva ley que seala las lneas de base a partir de las cuales se medir laanchura del dominio martimo peruano aplica el principio de la lnea equidistante,cuyos puntos estn en la misma distancia de las costas de un pas y del otro. Perentiende que el actual sistema (de lnea paralela) restringe las aguas costeras del surdel Per, ya que se forma un tringulo que casi deja sin mar a la Provincia de Tacna,por la proyeccin del paralelo desde Arica. Adems le impide trazar las doscientasmillas desde todas sus costas.En la opinin de Chile, con esa ley, Per desconoce unilateralmente los tratadosde delimitacin martima entre ambos pases, que aplic, sin observacin, porms de 50 aos. Significa la prdida de 30.000 km2 de mar de dominio chileno eimplica el cambio de hito de forma unilateral. Desde su punto de vista, ese instrumentono es aceptable y carece de todo efecto jurdico para el gobierno chileno.Desencadena hechos y circunstancias que nadie desea y que son irritantes para uncamino de avance y aproximacin, que tanto bien y beneficio lleva a las dos naciones.Esas expresiones figuran en la declaracin pblica y en la Nota Diplomticade 28 de octubre de 2005, expedidas en Santiago.Los Tratados a los que Chile se refiere son la Declaracin de Zona Martima de1952, el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Martima de 1954 y las Actasbilaterales de 1968 y 1969, en virtud de los cuales el lmite martimo de Chile y Peres el paralelo y no la lnea equidistante. Se cita, en especial, el Art. 1 del Convenio de4 de diciembre de 1954, que establece una Zona Especial de diez millas de ancho, acada lado del paralelo que constituye el lmite martimo entre ambos pases.El Per respondi el 29 de octubre, anotando que eran inaceptables las expresionescontenidas en la declaracin pblica chilena. Resulta inslito en las relacionesentre Estados que uno de ellos formule reservas a los proyectos de otros quese encuentran bajo consideracin del Poder Legislativo y que, adems, se adviertala inconveniencia de su aprobacin, por medio de notas diplomticas, dice el Comunicadode Torre Tagle del 1 de noviembre.Parlamentarios y personeros del Gobierno del Per han declarado repetidamenteque no existe Tratado de Lmite Martimo entre Per y Chile y que la Convencinde 1954 tiene carcter subsidiario y sectorial, sobre la actividad pesquera en lazona, con espacios para ambos, pero slo para actividades de pesquera, no de otroorden. Jos Miguel Bkula escribe que la Zona Especial a la que se refiere esedocumento, es un mecanismo destinado a restar trascendencia a los incidentes yfacilitar su trmite, con un evidente carcter precario, por cuanto estaba fuera delas definiciones de las respectivas legislaciones, cuya finalidad exclusiva era separarlas faenas de pesca entre los dos pases3.El Comunicado peruano deja abierta la puerta diplomtica. Este tipo de discrepanciasdeben solucionarse a travs del dilogo bilateral, en el marco de la amistady la buena voluntad, dice su texto. Ambos pases han expresado su disposicinpara plantear el caso al Tribunal de La Haya.La discrepancia no tiene arreglo fcil. El Congreso peruano aprob la ley y elEjecutivo la promulg. Chile desconoce su efecto jurdico y queda una zona controvertidade ms de 30.000 km2 de mar. Como se trata de posiciones de principio,ninguno de los gobiernos puede dar paso atrs. Y siempre est presente el riego desituaciones de hecho, provocadas o casuales, por la presencia de naves peruanas enterritorio que Chile considera de su dominio, o a la inversa. El camino diplomticoser accidentado. Chile y Per saben de estas cosas.As, la tensin creada por esta discrepancia se suma a la ya existente, de lademanda de reintegracin martima de Bolivia. Y escala peligrosamente la intensidadde la confrontacin en el rea.El juego diplomticoLos tres jugadores han colocado cartas en la mesa diplomtica que, a fuerza deusarse, han perdido utilidad y se han convertido en obstculos adicionales a lasolucin del conflicto.En una tradicin defensiva, heredada de la lgica blica del siglo XIX, Chile seha negado a cualquier negociacin trilateral, en el temor de que servira para reconstruirla alianza boliviana-peruana, contra sus intereses. Intenta manejarsebilateralmente. Parte de la premisa de que resueltas las diferencias con Per habreliminado la amenaza boliviana. O la inversa. Conrado Daz Gallardo es el eptomede esta poltica, enemigo de Bolivia, se hizo confidente del Per y fue instrumentalen el Tratado de 1929. La poltica pendular de acercamiento a uno para debilitar alotro que tanto aliment la Cancillera del Mapocho ha funcionado para mantenerel status quo, pero no para resolver la controversia. El resultado son dos conflictosy ninguna solucin.La declaracin de Mara Teresa Infante, Directora Nacional de Fronteras y L-mites de la Cancillera de Chile4, a El Mercurio de Santiago, se inscribe en esalgica. Atribuye la posicin del gobierno peruano en el asunto de la delimitacindel territorio martimo, a la intencin de impedir una solucin boliviano-chilenadel tema de la reintegracin martima. El Per nunca va a aceptar cualquier arreglode Chile y Bolivia en esa Zona, afirma.Un entendimiento bilateral boliviano-chileno o boliviano-peruano siempredespertar las sospechas del tercero. Esa fue, recientemente, la experiencia del pro-3Juan Miguel Bkula, Per: entre la utopa y la realidad, Tomo II, pg. 1147.4 El Mercurio, 1 de noviembre 2005.yecto del puerto de exportacin de LNG boliviano. Algunos pensaron que Boliviay Chile podan cerrar un entendimiento de proyeccin histrica en esa materia, sinel conocimiento del Per5. Si les sirve de consuelo, no estuvieron solos en el error.En el mismo punto tropezaron muchos otros polticos bolivianos y chilenos. Y lomismo ocurrir en el caso de un arreglo chileno-peruano en el ahora postergadoanillo energtico o en el diferendo sobre los lmites martimos. Se interpretar enBolivia como el cierre definitivo de sus posibilidades de acceso soberano al mar.El Per ya se ha visto no fue un factor positivo en la solucin de la demandade reintegracin martima de Bolivia, por Arica, por razones no necesariamentecomprensibles. Don Gustavo Medeiros dice a propsito, ya sabemos que en 1929,prefiri entregar Arica a Chile antes que aceptar cualquier arreglo favorable a Bolivia.Pero, no solo esto, sino que mediante un protocolo secreto, se comprometi,justamente con Chile, a no dar paso a ninguna demanda o aspiracin de Boliviasobre los territorios materia del convenio. Lo evidente es que el Per nunca vi conagrado la participacin de Bolivia en el arreglo de Tacna y Arica6.Recuperada Tacna y afirmada su presencia, aunque fuera simblica, en el puertode Arica, la poltica de rescate de las provincias cautivas ha sido colocada enla trastienda. La hiptesis de guerra se descart hace un cuarto de siglo, cuando seaproximaba la conmemoracin del centenario de la guerra. Con el beneficio delconocimiento directo, el mismo Bkula recuerda que por primera vez en un siglo,en 1973, se haba roto el equilibrio estratgico entre Per y Chile, en beneficio delprimero y que, sin embargo, no se produjo el enfrentamiento armado que muchosesperaban. Si se hubiera concretado, dice an la victoria militar hubiera tenidoresultados incalculablemente perjudiciales para ambos contendientes (y para Bolivia,podra aadirse).Sin embargo, no est todava en paz. Apenas concluy el largo proceso de negociacindel Acta de Ejecucin del Tratado de 1929, ha replanteado una controversiaterritorial, a propsito de la fijacin de lmites martimos. Otra vez hay unasunto pendiente entre Chile y Per. Chile lo negar, pero el problema est ah.Bolivia, por su parte, ha dicho siempre que no hay beneficio presente o futuroque pueda sustituir su demanda de retorno soberano al mar. Estar dispuesta aavanzar siempre que est claro que se es el final del camino. Y, mientras tanto,llevar constantemente a los foros internacionales su demanda de justicia. No abandonarla insistencia en estos foros que tanto irrita a Chile ni repondr relacionesdiplomticas, hasta que no queden dudas sobre el sentido y el posible desenlacede las negociaciones.Los temas menores, pero irritantes, como los del rgimen comercial, el rgimenaduanero, el rgimen de aguas, deben enfrentarse y resolverse en su propiaidentidad. Pero no sirven para el propsito de crear un mejor ambiente para lanegociacin de fondo.El diferendo que tres pases mantienen en el rea del Pacfico central es, porcierto, un problema de carcter continental. Chile se obstina en desconocerlo, perosu empecinamiento no cambia la realidad.5 Ver Prez Yoma, Una misin: las trampas de la relacin boliviano-chilena. Cayetano Llobet.La Prensa, 17 de abril 2005.6 Gustavo Medeiros, op. cit.As lo consagra la Resolucin A6426 del 26 de octubre de 1970, aprobada en laIX Asamblea General de la OEA. Anota en los Considerandos que la presiden: esde inters hemisfrico permanente encontrar una solucin equitativa mediante la cualBolivia obtenga acceso soberano y til al Ocano Pacfico. La Resolucin fue aprobada,contina, para lograr el objetivo sealado en el punto anterior y consolidaruna paz estable que estimule el progreso econmico y social en el rea de Amricadirectamente afectada por las consecuencias del enclaustramiento de Bolivia.Al declararse competente para pronunciarse sobre el punto 19 de su Temario,pese a la oposicin de Chile, la Asamblea reconoci categricamente la validz delos planteamientos bolivianos y, muy en particular, el que se glosa ahora. La referenciaa la necesidad de consolidar una paz estable evoca el Art. 2o. de la Cartade la OEA, que seala como uno de sus propsitos esenciales prevenir las posiblescausas de dificultades entre las Partes Contratantes.En el mismo sentido, los Jefes de Estado y Cancilleres de 92 Estados Miembros(a los que deben sumarse Observadores de 18 pases), reunidos en la Sexta ConferenciaCumbre del Movimiento de Pases No Alineados, celebrada en La Habanaen 1979, otorgaron su respaldo a la justa y legtima reclamacin de la Repblica deBolivia a recuperar su salida al Ocano Pacfico, con plenitud de soberana.Por cierto, no son slo los gobiernos los que apoyan la demanda boliviana. Laopinin pblica latinoamericana ha expresado siempre su proximidad a la posicinde mi pas. Pero se no es un fenmeno reciente. Mario Barros apunta la guerradel Pacfico haba dejado a Chile en el sitial ms destacado del mundo americano.Pero no ganamos con ello las simpatas de nadie. En las grandes masas de opinin(y en la intelectualidad del continente), Chile se perpetu como un pas militaristacuyos anhelos territoriales no se pararan en Tarapac, Antofagasta, Tacna y Arica7.De manera persistente, Chile (o sus representantes) han sealado que es necesariomirar hacia delante, que los tres pases no deben quedar detenidos en el pasadoy que hay muchas cosas que pueden hacer juntos, de beneficio mutuo. En su perspectiva,son indispensables medidas previas de creacin de confianza. Por eso, tomaniniciativas como las de la apertura del mercado chileno a productos bolivianos,sin reciprocidad. Y ha procurado hacer lo mismo con el Per.Los bolivianos no coinciden en esa apreciacin. Su enfoque es diferente. Estnconvencidos que no se puede hablar del futuro sin resolver los problemas del pasado.Que la primera tarea del futuro es encarar los legados de la historia. Encuentranque las medidas de creacin de confianza son mecanismos de distraccin, quedesvan el debate, con la intencin de relegar la consideracin del problema defondo.Desde luego, los bolivianos conocen la complejidad del problema y su extremasensibilidad poltica. Saben que se requerir inteligencia, tiempo y suerte para desamarrareste nudo gordiano, que no se puede cortar por la fuerza. Pero creen que elobjetivo debe quedar claro desde el principio. Que el proceso debe comenzar con ladeclaracin explcita de la disposicin de Chile a otorgar a Bolivia una salida soberanaal Pacfico. Ir ms all de frmulas ambiguas, como las de negociaciones sinexclusin. Una declaracin que abra la puerta del proceso negociador y ponga en7 Mario Barros, Historia Diplomtica de Chile, pg. 439.

marcha mecanismos trinacionales de integracin y cooperacin econmica, comercial,cultural y poltica que, a su vez, mejoren el ambiente de confianza para lanegociacin poltica. Es una accin que se debe desarrollar en etapas, en las quenegociacin poltica y cooperacin econmica se complementen y refuercen rec-procamente.Hay que encontrar la manera de alcanzar un entendimiento que atienda losintereses de los tres pases que heredaron las consecuencias de la guerra del Pacfico.Y todos deben ganar del arreglo. No se trata que Chile y Per se renan paraatender la demanda boliviana o la aspiracin, como suelen llamarla, con uncierto toque peyorativo. No. Es un tema que interesa a todos. Est en juego demanera ms directa el desarrollo de las regiones colindantes de los tres pases y, enuna dimensin mayor, la de las tres naciones. Sus consecuencias positivas o negativasafectan a toda la regin. No es ninguna exageracin afirmar que sus reverberacionestambin llegan a la comunidad internacional.La solucin polticaEl centro de esa negociacin es Arica y el antecedente que hay que retomar es elde la negociacin de Charaa, enriquecida con las experiencias positivas y negativasde las conversaciones posteriores.En esta ciudad de la frontera, base militar, depositaria de la memoria de Per,Bolivia y Chile, puerto en el desierto, se cruzan los intereses en conflicto de los tresprotagonistas de la guerra del Pacfico. En el extremo norte de esa larga franja detierra que es Chile, a tres horas de vuelo de Santiago, desconectado de Tacna, nuncaencontr medio de vida propio. Ensay sin xito programas de industrializacin,zonas francas, planes tursticos. No se exagera en absoluto si se dice que su existenciadepende del puerto y la administracin del comercio con Bolivia. Es todava elpuerto ms importante del comercio exterior boliviano en el Pacfico, por delantede Matarani (en el Per), Antofagasta e Iquique, en ese orden, pero ya detrs dePuerto Aguirre, del otro lado del pas, en la Hidrova de la Cuenca del Plata.Gustavo Medeiros resume su pensamiento y el de muchos bolivianos en pocaspalabras: Arica, he ah el verdadero problema de reintegracin martima8.Bolivia busc Arica desde siempre. En la fase formativa del estado nacional,trat de reconstruir la unidad del macizo andino, al que alude Jaime Mendoza, queincluye los territorios altiplnicos y los flancos y vertientes de los ramales andinos(entre los que se encontraban los de la costa de Moquegua y Arica). Fallaron losintentos de los diputados de la Asamblea Constituyente9, los de Ballivin, los deLinares. El Tratado por el que el Per ceda la lonja de costas que corran entre los8 Gustavo Medeiros Q., Jaime Mendoza y la poltica internacional de Bolivia, en Races de ladoctrina internacional de Bolivia, pg. 45 y siguientes.9 Sus esfuerzos, valimiento y poderoso influjo con el Bajo Per, para que la lnea divisoria deuno y otro Estado se fije de modo que, tirndola del Desaguadero a la Costa, Arica venga aquedar en el territorio de esta Repblica, que hars las indemnizaciones necesarias, JorgeGumucio Granier, Charaa, pg. 70.paralelos 19 y 21, firmado por Ortiz de Zeballos, fue rechazado por Santa Cruz,con expresin de la que habra de arrepentirse ms tarde: que el Per ceda Arica aBolivia es una loca proposicin10. Como dice con claridad meridiana Juan MiguelBkula11, la aspiracin de obtener del Per la cesin voluntaria de ese territorioera un imposible absoluto.Tampoco prosperaron los intentos de habilitar los puertos de Cobija yAntofagasta, dentro de su dominio, pero mucho ms alejados del eje de la Repblica.Los frustr la guerra del Pacfico. Despus ya no era posible plantear frmulascomo la reposicin de parte del territorio ocupado que implicaran la ruptura dela continuidad del espacio que Chile gan con la fuerza. Slo quedaba la posibilidadde plantear la entrega de Tacna y Arica, territorios desde entonces en disputacon Per.En esa lgica se firm el Tratado y el protocolo adicional de 18 de mayo de1895, en el que se condicionaba la cesin del litoral a la entrega por Chile de unasalida al mar, unida al altiplano por ferrocarril y en el que ese pas se comprometa,adems, en caso de perder Tacna y Arica, a comprarlas para cederlas a Bolivia. Poreso, en 1926, se respondi con esperanza prematura a la propuesta del Secretariode Estado Kellog, que sugera la cesin de las provincias de Tacna y Arica, en formaplena y perpetua a Bolivia, como medio para resolver los problemas de la guerradel Pacfico.Chile y Per no slo objetaron la participacin de Bolivia en las negociacionesque encaminaban en Washington, con el auspicio de los Estados Unidos, que concluyeronla suscripcin del Tratado de 1929, sino que al final de sus deliberacionesconvinieron, en el Protocolo Complementario, que ni el puerto ni una porcin deterritorio podran ser transferidos a un tercer pas, sin el consentimiento del otro yse comprometieron a no construir otras vas frreas entre la costa y Bolivia.Todos los intentos posteriores siguieron esa orientacin. Las Notas Reversalesde 1950, las negociaciones de Charaa, las varias conversaciones que sostuvieronPresidentes y Cancilleres de Chile y Bolivia en la segunda parte del siglo veinte12.La focalizacin de Bolivia en Arica no le caa mal a Chile. Hasta la aliment,mientras duraron el enfrentamiento y el largo proceso de las negociaciones de paz.Le permita dividir la alianza militar y diplomtica boliviano-peruana; despejar lahiptesis de un frente militar en el altiplano; consolidar la posesin del litoral bolivianoy de la Provincia de Tarapac y, finalmente, reforzar su posicin negociadoracon el Per. Arica se convirti despus en un cono de las glorias militares chilenasy Chile se encerr en la postura de negacin del problema. Esgrimi la consigna:no hay temas pendientes con Bolivia ni con Per. En las ocasiones en queasumi que algn da tendra que enfrentar el costo de una solucin, propuso aBolivia una salida al mar que ya no inclua ni la ciudad ni el puerto de Arica.Como caba esperar, Per se opuso siempre a la entrega de Arica a Bolivia. En sumomento reiter la irrenunciable demanda de reintegrar las provincias cautivasal conjunto nacional del que nadie consideraba que haban sido segregadas sino, a10 Jorge Gumucio, op. cit., p. 80.11 Juan Miguel Bkula, op. cit.12 Jorge Gumucio, en Charaa, y Juan Miguel Bkula, en Per, Utopa y realidad, describen esasexperiencias, desde sus perspectivas nacionales.lo sumo y por una violencia inaceptable, separadas transitoriamente. En las palabrasde Bkula, suponer que el Per se haba batido cuatro aos con tan cruento ydoloroso esfuerzo para que Bolivia obtuviera una recompensa, resultaba una inconsecuencia.Por su parte, el Canciller Arturo Garca Salazar subray (30 de abril 1919) demanera contundente: el Per jams consentir en hacer dejacin de sus derechossobre esos territorios, que no est dispuesto a cederlos a ningn precio. En 1926,cuando todava disputaba el dominio de Arica, se vio en el duro trance de desestimarla propuesta del Honorable seor Secretario de Estado Kellogs, que mencionamoslneas arriba. Y en 1976, cuando lleg a sus manos la consulta que le remitiel Gobierno de Chile con los resultados de la negociacin que haba avanzado conBolivia desde el abrazo de Charaa, respondi con un nuevo planteamiento13 unrea portuaria trinacional entre el casco norte de Arica y la lnea de la Concordia,as como entre el Ocano Pacfico y la Carretera Panamericana, que no fue aceptadopor Chile.Es as como se ven las cosas desde Bolivia. Intentemos explicarnos la lgica y losintereses del Per.Tacna y Arica eran gemelas, se complementaban econmicamente. Arica tenael comercio, Tacna la agricultura. Arica el centro aduanero, Tacna, la capitanacultural. Se concentr en Tacna y su provincia la presencia peruana, mientras queen Arica los hechos haban sufrido un cambio dice Juan Miguel Bkula en el librotantas veces mencionado. No slo era Arica una plaza fuerte, sede del poder military naval de Chile, sino era un polo de actividad internacional, al que la construccindel ferrocarril a La Paz y el trfico comercial, impusieron una funcin determinante.An cuando, todava hoy, se siguen subrayando otros elementos, reitero miconviccin en el sentido que la necesidad impostergable de salvar a aquel reductoinvencible (Tacna) se convirti en un imperativo de accin poltica.Consigui su propsito y salv el honor. El Per rescat la provincia de Tacnay a sus pobladores, lo que no estaba en la mente chilena cuando se acepta negociaren Washington. Y logr adems confirmar la presencia del Per en el puerto deArica. Y se ha negado, desde entonces, con diferentes argumentos, a perder o reduciresa presencia. Es un punto de honor de la poltica exterior peruana.Durante cerca de sesenta aos se mantuvieron observaciones al cumplimientode varias obligaciones derivadas del Tratado de 1929, hasta que, en noviembre de1999, se suscribi el Acta de Ejecucin. Cerrado ese captulo, surge el diferendosobre la delimitacin del territorio martimo, cuyas caractersticas se han descritoen el punto anterior de este artculo.En verdad, en el fondo, Per no quiere que Bolivia vuelva al mar, con soberana,por territorios que fueron peruanos. Ollanta Humala, candidato a la Presidencia,confirma ese punto de vista en entrevista a AFP del 19 de enero de 2006. Dijo:Chile le ha quitado territorios a Bolivia y deber buscar una salida al mar porterritorio que fue boliviano. Es lgico, no por territorio que fue peruano. Aricaha sido territorio peruano13 El Canciller de la Puente pretenda lograr lo que el Presidente Legua no pudo: poner simb-licamente un pie en la heredad de Bolognesi, Jorge Gumucio, op. cit., p. 194.Es evidente que Per tiene intereses en la zona. Por eso, no cabe ninguna dudaque la negociacin de un arreglo definitivo de los problemas heredados de la Guerrade 1879, debe considerarlos apropiadamente. No tiene sentido colocar a esepas en el dilema de responder s o no a un eventual acuerdo boliviano-chileno. Notiene base tica. Es discutible desde el punto de vista jurdico, pero, ante todo, yademostr que no funciona.Arica es el punto nodal de la solucin del conflicto histrico entre Chile, Per yBolivia. All confluyen historia, sentimiento e intereses.La agenda de la negociacin incluye, por lo menos, los siguientes temas: extensin y caractersticas del corredor y la playa en el mar que se transferirana Bolivia para una conexin territorial soberana con el Ocano Pacfico, pautas para definir los lmites martimos de Bolivia con Chile y Per, estatuto del Puerto de Arica, preservacin de los vnculos histricos de Arica, Tacna y el nuevo territorioboliviano, desmilitarizacin de la zona y rgimen de seguridad, compensaciones, no territoriales. rgimen aduanero y de libre trnsito entre los tres pases, rgimen de acceso y uso del aeropuerto de Chacalluta y de los servicios disponiblesen la zona.El tratamiento de esa agenda llevar tiempo, por su complejidad tcnica y jur-dica. Pero el slo dato de su comienzo cambiar el curso de la historia.Para eso se requiere la expresin formal de la determinacin de Chile de ceder elcorredor en su territorio, de la disposicin del Per para aceptar la cesin, en trminosque consideren sus propios intereses y, por cierto, la decisin de Bolivia deresolver por esta va su demanda histrica, de manera definitiva.Chile encontrar seguridad, paz y, ahora s, amistad. Per afirmar los vnculoshistricos entre Arica y Tacna y su presencia en el puerto de Arica. Bolivia volveral mar.Y, de esa manera, se habr cerrado, por fin, la Guerra del Pacfico.El marco de integracin y cooperacinEl proyecto trinacionalLa solucin poltica que ha sido descrita en prrafos precedentes debe complementarsecon un acuerdo de coooperacin trinacional. Sus elementos principalesfueron puestos a consideracin del Gobierno de Chile14 al comenzar el ao 2000. Setrata de un programa de desarrollo trinacional, que incluye el Norte de Chile, el Sur14 El planteamiento se consult tambin con el Per, que adelant su inters (Prez de Cullar,Trazegnies). En Chile, personalidades polticas como Gabriel Valds, Sergio Bitar, RicardoLagos, expresaron su apoyo. La Cancillera chilena (Heraldo Muoz), sin embargo, tenareservas y reafirm la tesis que toda conversacin con Bolivia deba ser bilateral.Una mirada a las relaciones Bolivia-Chile-Per171del Per y el Occidente de Bolivia, que contribuya a reconstruir el espacio econ-mico y cultural que esas regiones conforman, cuya constitucin fuera interrumpidapor la guerra del Pacfico15.Se trata de una mega regin de cerca de 700 mil kilmetros cuadrados y cincomillones de habitantes, que incluye ciudades tan importantes como La Paz, Oruroy Potos en Bolivia, Arequipa, Puno y Tacna en el Per y Arica, Iquique y Antofagastaen Chile. Pese a su potencial minero, turstico y su emplazamiento estratgico en elPacfico central, las tres subregiones nacionales son las de menor desarrollo relativode los tres pases, consecuencia de su desarticulacin.Ese programa de cooperacin, en cuya formulacin y ejecucin se prevea lacooperacin de organismos multilaterales de desarrollo, como la Corporacin Andinade Fomento, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de NacionesUnidas para el Desarrollo, se propona: La conformacin de un espacio econmico comn, que rena y potencie losrecursos naturales, las ventajas comparativas de la zona, que aproveche su propiomercado y prepare los recursos humanos necesarios para crear ventajas competitivas. La articulacin de ese espacio con los grandes mercados latinoamericanos delAtlntico. Dicho en dos palabras, su horizonte de crecimiento futuro descansaba enla hiptesis de las rutas interocenicas y la conexin con el mercado del Brasil yArgentina.En la antigua estrategia de desarrollo hacia adentro, estas regiones se situabanen los extramuros de las polticas nacionales de crecimiento. En una visin de desarrolloexterno, estas regiones fronterizas se colocan en la lnea de avanzada de lasnuevas estrategias y se constituyen en punto inexcusable de comunicacin y articulacin.Su importancia relativa se modifica substancialmente.Sin embargo, las condiciones polticas actuales no facilitan la construccin deese espacio y las dificultades operativas son significativas, en s mismas. Los problemaspolticos tienen que ver esencialmente con la solucin del planteamiento bolivianode reintegracin martima y la controversia entre Chile y Per, a propsito delos lmites martimos.En cambio, s se deben mencionar los problemas que resultan de la carencia dela infraestructura de transportes, comunicaciones y servicios que faciliten la inversiny el comercio en la regin. En los ltimos aos se han hecho avances fundamentalesen la conexin caminera, con la conclusin de las rutas La Paz-PatacamayaAricay Desaguadero-Ilo, pero la cantidad de trabajo que queda por hacer en estecampo es inmensa. Baste mencionar los caminos de Oruro-Pisiga-Iquique y La PazArequipapara subrayar este punto, sin siquiera incluir la modernizacin y actualizacinde las rutas que conectan a Bolivia con el Brasil y Argentina, que deberanformar parte crtica de este programa.En Bolivia, los Departamentos de La Paz, Oruro y Potos suman 305.791 km2 ycobijan una poblacin prxima a los tres millones de habitantes. En la zona15 Se han escrito importantes contribuciones sobre esta iniciativa. Ver los dos tomos de Haciaun enfoque trinacional de las relaciones entre Bolivia, Chile y Per, Antonio Aranbar Quiroga.Bolivia, Per y Chile: hacia un futuro compartido.altiplnica el clima es seco y rido, con produccin agrcola significativa en laproximidad de los Lagos Titicaca y Poop. Su potencial turstico es muy grandepor la atraccin del Lago Sagrado, las ruinas de Tiahuanaco, la Villa Imperial dePotos, Sucre y el Carnaval de Oruro. La expansin reciente de las exportacionesde textiles, orfebrera y artesana indica que la dotacin de mano de obra calificadaes un recurso que debe tomarse en cuenta para el desarrollo industrial de lazona. La inversin en el proyecto minero de San Cristbal y el xito de la empresaaurfera Inti Raymi sealan que la explotacin minera andina puede recuperar enBolivia su antigua significacin, luego del colapso de la minera estatal.La I y II Regiones en Chile, completan ms de 185.148 km2 de extensin y tienenuna poblacin prxima al milln de habitantes. El clima es desrtico y rido, connotoria escasez de agua. Valles angostos en las cuencas de los ros Lluta, Vtor, laquebrada de Camarones, Loa, slo permiten labores agrcolas de pequea escala.La minera es la ms importante actividad econmica de estas regiones. Los principalescentros de produccin de cobre de Chile se encuentran aqu. Sin embargo, sereproduce en esta regin el modelo de economas de enclave, tradicional en la explotacinminera. El otro puntal de la economa del norte chileno, con mayoresefectos en el desarrollo de la regin, es la atencin del comercio con Bolivia, que seconecta por el camino Patacamaya-Arica y los ferrocarriles La Paz-Arica y OruroAntofagastay se despacha a travs de los puertos de Arica, Iquique, Antofagasta.La Zona Franca de Iquique responde a la lgica de impulsar este comercio.El punto que destaca ms pronto es el de la infraestructura fsica y los medios defacilitacin del comercio, en la doble ruta de acceso al Pacfico y al Atlntico. Lacreciente produccin del territorio agrcola que incluye el oriente boliviano y elCentro Sur brasilero, destinada al mercado de los pases latinoamericanos del Pac-fico y de ultramar, requiere de caminos, ferrocarriles y puertos adecuados al volumeny caractersticas de la carga. Por el otro lado, la produccin peruana y chilenallegara a los mercados brasileros y argentinos por esas rutas. Esa nueva dimensindel comercio continental requerir un enorme esfuerzo de modernizacin de mediosde comunicacin que fueron diseados para el servicio de pequeos mercadosinternos. Por cierto, deben examinarse cuidadosamente las modalidades definanciamiento de la construccin de esa infraestructura, de inters continental,cuyo costo se encuentra ms all de los medios limitados de Bolivia y, eventualmente,de Chile y Per. La responsabilidad bsica de la construccin de este tipo deinfraestructura fsica es el Estado, aunque no debiera descartarse el sistema de concesinpor peaje en algunos tramos y en algn momento.De la misma forma, tiene que examinarse la conexin fsica de las tres regionesentre s, mediante caminos secundarios y vecinales, electrificacin y telefona ruraly programas de saneamiento ambiental, encaminados a crear un mercado propioen la zona integrada. Es un esfuerzo ms pequeo, que no tiene la espectacularidadde las vas biocanicas, pero que influir decisivamente en el nivel de vida de laspoblaciones aledaas. El trabajo dentro de esta zona debera procurar tambin laconciliacin y aproximacin de los planes de educacin y salud de los tres pases,para aprovechar experiencias comunes y economas de escala. Este es un tema en elque claramente los protagonistas principales deben ser los gobiernos locales, con elapoyo del gobierno central.Un tema que requerir entidad de anlisis propio es el relacionado con el sectorde servicios, en sus diversas modalidades, de soporte al comercio, de apoyo a laproduccin y de entretenimiento. En este orden de ideas, la modernizacin de puertos,centros de almacenamiento, sistemas de facilitacin de comercio, medios deapoyo al transporte en carretera, bancos, seguros, hotelera, mercados, postaspara mencionar algunos de los servicios que se requerirn en la regin debernexaminarse en profundidad. En este campo, el actor bsico es el empresario privado.Los gobiernos nacional y local pueden facilitar el espacio de encuentro yanlisis, pero la gestin operativa debe encomendarse al sector privado.La regin es una de las ms importantes y ricas estructuras mineras del planeta.La exportacin de cobre, oro, zinc, estao, plata, de esta parte del escudo andinoha sido fuente de sustento de la economa de Bolivia, Chile y Per, desde siempre.En los ltimos aos se ha convertido en el centro de la inversin de corporacionestransnacionales, que utilizan tecnologas de punta y miran el mundo como su mercado.Probablemente, los tres pases se beneficiaran sustantivamente si examinaranla posibilidad de coordinar su poltica y legislacin minera o, en una hiptesisms avanzada, de crear un rgimen jurdico comn, que otorgue mayor estabilidadal inversionista, por su carcter de tratado internacional. En ese marco de coordinacintendran que estudiarse los temas relacionados con la explotacin de yacimientossituados en dos pases; la facilitacin del movimiento transfronterizo detrabajadores, equipo y mineral, tanto en el plano jurdico y administrativo como enel de infraestructura fsica; la situacin jurdica de empresas que operan en ambospuntos de la frontera y la solucin de las cuestiones tributarias y administrativas.Debe observarse que, probablemente, el centro de esta actividad ser la gran corporacintransnacional.Un asunto que con toda seguridad cobrar creciente importancia por lo menosen el intercambio boliviano-chileno es el de la explotacin, transporte y utilizacinde agua. Las poblaciones y actividades econmicas de la costa del Pacficotienen deficiencias severas de abastecimiento de este elemento y todo indica queexisten depsitos significativos de agua en la vertiente oriental de la Cordillera delos Andes, situada en territorio boliviano. La magnitud del tema, que crecer enimportancia y urgencia a medida que avance el siglo, sugiere la necesidad de unestudio particularmente cuidadoso del potencial y posibilidades de proteccin,monitoreo y aprovechamiento de este recurso, en condiciones que satisfagan losintereses de todos los pases, su propia expectativa de desarrollo y la proteccin delmedio ambiente.Finalmente, la enumeracin de reas de trabajo en conjunto no puede limitarsea la explotacin de recursos naturales agrcolas o mineros y tiene que incluir elsector manufacturero, generador de valor agregado y de incorporacin de conocimientoa la actividad productiva. La ampliacin del mercado beneficiar sin duda ala mejora de la escala actual de operacin de la industria de consumo inmediato delos tres pases. Sin embargo, el estudio debera buscar tambin las condiciones quepermitan la expansin de la produccin industrial de la regin hacia los mercadosinternacionales, desde los sectores tradicionales de textiles, orfebrera y muebleshasta los ms modernos de la industria basada en el conocimiento. Los analistasdeberan preguntarse si la regin se puede ver como un cluster de tecnologa moder-na, en el futuro prximo o mediato y sugerir las medidas para que ese horizonte seconcrete.La dimensin del siglo veintiunoHan ocurrido muchas cosas desde que ese planteamiento se present, al comenzarel ao 2000. Ahora se insinan oportunidades que cambian la esencia de eseplanteamiento. Modifican su dimensin, amplan sustantivamente su alcance, pero,sobre todo, subrayan su urgencia.Comencemos por mencionar el potencial de desarrollo de la zona trinacionalmencionada, multiplicado por el efecto combinado del impacto de China en el mercadode materias primas y el extraordinario crecimiento econmico del Brasil.Enrique Iglesias suele decir que el efecto de la incorporacin de China a la economamundial es equivalente a la construccin de un segundo piso en la casa familiar.Gracias a China, en gran medida, han cado los precios globales de las manufacturasy servicios de mano de obra intensiva, pero, sobre todo, ha aumentado elvalor de las materias primas minerales, alimentos, energa que el nuevo gigantenecesita para sostener su crecimiento, que, por lo que estiman los expertos, tienetodava un amplio horizonte de expansin.Por eso China necesita y busca una relacin estratgica con Amrica del Sur. Yen este caso, la expresin lleva la connotacin histrica de largo plazo que el usocotidiano le quit. Requiere acceso a materias primas. Alimentos en Brasil, Argentina,Uruguay, Bolivia. Energa en Venezuela, Ecuador, Colombia, Bolivia. Minerales,en Chile, Per, Bolivia.El principal destino de esa relacin es Brasil, convertido en uno de los principalesexportadores mundiales de productos agroindustriales. En la frase del Economistel apetito de China por lo que Brasil produce, agudizada por la urbanizacin,parece tan inevitable como su propio ascenso a la condicin de superpotencia16.La tasa de crecimiento anual de sus ventas al exterior duplica la de Estados Unidosy la Unin Europea y es uno de los pocos productores mundiales de alimentos queno ha desarrollado todo su potencial. A diferencia de sus competidores no se estquedando sin tierra. Puede agregar 90 millones de hectreas a las 60 millones quetiene cultivadas, sin afectar la foresta hmeda17.Esas dos grandes tendencias demanda china y oferta sudamericana de materiasprimas confluyen en el Pacfico Central. All se debern construir los puertosMejillones, Iquique, Arica, Matarani, Ilo, estn en la lista de opciones que sirvande puerta de salida del gigantesco potencial granelero del centro oeste brasileroy su proyeccin paraguaya y boliviana. Y del cobre, del hierro, del gas, de la carne,de Chile, Per, Bolivia, Brasil y Argentina. Esos puertos pueden ser el equivalente,en el nuevo siglo, de Valparaso, Callao, Buenos Aires, Ro de Janeiro.Bolivia tiene dos funciones crticas en esa proyeccin. La primera, es evidente.Por los caminos y ferrocarriles de su territorio se movern buena parte de esos16 The Economist, The harnesing of nature s bounty. Brazilian agriculture, Nov. 3rd, 2005.17 Silvio Crestana, Embrapa, The Economist, op. cit.productos. Algunas de las rutas interocenicas ms importantes, sobre todo lasque vinculan los centros agrocupecuarios del medio oeste brasilero con el Pacfico,pasan por territorio boliviano. Ya estn identificadas como estratgicas en los planesde integracin caminera del IIRSA. La segunda, es crtica: sus reservas de gasnatural sern la energa que requiere ese inmenso polo de desarrollo.En efecto, el extraordinario crecimiento de las reservas de gas natural en Bolivia,lo convirti en el centro de la oferta energtica de los pases del Mercosur,incluyendo Chile. Sus reservas aseguran la oferta de gas natural boliviano a Brasil,Argentina y Chile (sin contar a Uruguay y Paraguay) por los prximos treinta aosy hay razones para suponer que su volumen es todava mayor.Bolivia requerir puertos en el Pacfico para exportar gas a los mercados deultramar. Pas la expectativa del proyecto de Pacific LNG, pero llegarn otras yBolivia tendr que aprovecharlas. Adems, Chile necesita energa de Bolivia. Siemprepuede encontrar opciones diferentes de abastecimiento, pero su costo influir,tal vez severamente, en la tasa de desarrollo de su economa.La confirmacin de la condicin de Bolivia como abastecedor estratgico deenerga en la regin y la discusin sobre la ubicacin del puerto por el que se exportarLNG a los mercados del Pacfico, movi las aguas del relacionamiento polticoregional, sin contar la tormenta social interna. Per us todos los recursos a sualcance para impedir que el puerto se estableciera en territorio chileno, la movilizacinsocial se llev por delante el sistema poltico boliviano (ya para entonces muydebilitado) y la negociacin chileno-boliviana termin en la confrontacin deMonterrey.El hecho es que la dotacin de los recursos, la direccin natural de las rutas a losmercados de ultramar, los requerimientos de energa de la regin, son ahora undato nuevo e inexcusable de las relaciones entre Bolivia y Chile. Ninguna negociacinseria entre Bolivia y Chile (y Brasil, Argentina y Per) podr evadir, de aqupara adelante, para bien o para mal, la consideracin de este tema. No asumir, talvez, la frmula provocativa de gas por mar, pero no dejar de figurar en elpaquete de las cosas que se pueden hacer juntos.Desde que esos nuevos factores irrumpieron en escena, el tema de la reintegracinmartima dej de ser un problema nacional boliviano. Est ahora en el intersde Brasil, de la comunidad sudamericana, y, sobre todo, del propio Chile y Per.Todos tienen inters estratgico en liberar el potencial de crecimiento que ha sidodescrito sumariamente. Y la demanda boliviana aparece como el obstculo polticoque se debe remover. Eso explica el creciente movimiento diplomtico en torno alasunto. Ya no se trata slo de reiteracin de la simpata o solidaridad latinoamericanacon la causa boliviana. Ahora estn en juego intereses ms concretos.Ese sentido de urgencia toma ahora una dimensin ms ominosa. La reposicinde una controversia territorial entre Chile y Per, a propsito de los lmites martimos,aade un componente de amenaza a la paz, que siempre estaba presente, peroque no tena la inmediatez que ahora asoma. El riesgo de situaciones de hecho en elrea martima en disputa y el comienzo de otra carrera armamentista, ya no es unahiptesis descartable. En un peligro real.Los tres pases estn en una encrucijada. Pueden escoger el camino de la cooperacin,de la modernizacin, de la insercin competitiva en la economa mundial. Opueden, tal vez por la fuerza de la inercia, mantener el curso que ahora siguen, encuyo caso, sera recomendable que se prepararan para das ms difciles.Si escogen, como debiera ser, la primera opcin, tendrn que pagar un precio. Elde enfrentar y resolver los problemas del pasado.Pueden hacerlo