GUIA NIVEL 2. Escuela de Formación de Lideres Emanuel

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MANUAL II San Fernando Edo. Apure Venezuela

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MANUAL II

San Fernando Edo. Apure –Venezuela

TEMAS:

TEMA I:

Cultura del Reino:

TEMA II

De Lo Pastoral A Lo Apostólico:

TEMA III.

Doctrina Apostólica

TEMA IV

Predestinados Para Ganar:

TEMA V

Recordando Nuestras Raíces:

TEMA VI

Vida de Fe:

TEMA VII

Visión Apostólica:

TEMA VIII

Viviendo Bajo un Nuevo Pacto:

Cultura del Reino:

INTRODUCCION:

Marcos 1: 14-15:

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del

reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado;

arrepentíos, y creed en el evangelio”

Lucas 4: 18-19:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a

los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a

los cautivos, y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año

agradable del Señor”

Todos debemos entender lo que representa el Reino de Dios y su cultura. En esta

materia encontrará las herramientas que le permitirán aprender a vivir una vida de

plenitud. Se tratarán los siguientes temas:

Cultura

Reino

Manifestaciones del Reino

Cómo establecer la Cultura del Reino

Principios claves de la Cultura del Reino

El valor de la sujeción a las autoridades con mentalidad de Reino

La importancia de la conquista y el gobierno apostólico

El carácter de una persona que manifiesta la Cultura del Reino

Definiciones importantes:

1. La salvación es un evento instantáneo que ocurre en todas aquellas personas que

deciden reconocer a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es un acto que refleja la

Justicia y el Amor de Dios, aplicado a las vidas de Sus hijos, desde el mismo instante

en que se arrepienten y lo reconocen como Padre. Este es el único requisito para ser

salvo por toda la eternidad.

2. La conversión es el proceso que comienza junto con la salvación. A diferencia de esta

última, dependerá de un proceso en el cual la persona escogerá voluntariamente

obedecer a Dios y abrazar Sus mandamientos. Para que esto suceda, deberá

desechar su antigua manera de vivir y adoptar la Cultura del Reino de Dios.

Básicamente, la conversión es el proceso por medio del cual usted sujetará su

voluntad a la de Dios, a lo largo de toda su vida.

2 Corintios 10: 3-6: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la

carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en

Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que

se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a

la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia,

cuando vuestra obediencia sea perfecta”

3. Para convertirse al Reino de Dios, deberá desechar su antigua manera de pensar y

adoptar la mente de Cristo. Solo así podrá “entrar” en Su Reino.

Juan 3: 1-8: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un

principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que

has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú

haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te

digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le

dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por

segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de

cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el

reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del

Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de

nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde

viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”

De este texto, podemos decir lo siguiente:

El primer paso para ver el Reino de Dios es nacer de nuevo. Esto sucede por

medio del arrepentimiento, al reconocer que Jesucristo es el Señor y Salvador de

su vida.

Nacer de agua implica recibir la revelación de la Palabra de Dios.

Jesús enseñó que es imposible vivir la vida del Reino si, en primer lugar, no hay

una conversión profunda de su alma, para abrazar los mandamientos y principios

de la Palabra.

Todo lo que motivaba sus pensamientos y acciones pasadas se denomina “carne”.

La Biblia declara que la carne y el Espíritu no pueden coexistir. Su mente debe

rendirse por completo al dominio del Espíritu Santo para poder vivir dentro del

Reino, como un cristiano funcional.

Para entrar en el Reino, tiene que convertirse a él.

4. ¿Por qué algunas personas no pueden superar los malos hábitos o las costumbres

erradas, aun formando parte de la Iglesia durante años?

Madurar dentro del Reino es un proceso que involucra realizar cambios voluntarios.

Usted debe decidir desechar las cosas que se oponen a la voluntad de Dios para su

vida y adoptar aquellas que lo edificarán para poder vivir dentro del Reino.

Mucha gente confunde vivir bajo la voluntad permisiva de Dios, con hacerlo bajo Su

voluntad perfecta. Por eso, usted podrá ver que en las congregaciones hay personas

que viven una vida espiritual, carnal o natural. Solamente podrán ser cristianos

funcionales dentro del Reino, aquellos que tomen la decisión de someter sus vidas a

la voluntad perfecta de Dios, expresada en Su Palabra.

5. Para ser un cristiano eficaz y funcional que manifiesta la Cultura del Reino de Dios

en las naciones, deberá abandonar el sincretismo que dominó su vida antes de ser

salvo. Esto solamente se puede lograr adoptando la Verdad de Dios. Todas las

áreas de su vida que usted no rinda a la voluntad del Señor, serán puertas para que

las tinieblas ejerzan su influencia negativa. (Colosenses 2: 8-23)

La palabra griega utilizada para describir el arrepentimiento es “metanoia”. Uno de

sus significados es pensar diferente. Para que esto sea posible, deberá desechar la

fuente que inspiraba su antigua manera de pensar. Este proceso se activa desde el

momento de su salvación, pero el alcance y profundidad que pueda llegar a tener en

su vida, dependerá de su decisión voluntaria y permanente. Allí usted recibirá la

autoridad para permitirle al Espíritu Santo demoler, derribar, destruir y llevar cautivo

a los pies de Cristo, a todo lo que se opone a Su voluntad santa y perfecta. Recién

allí se activará el proceso que comenzará a edificar la mente de Cristo en su vida,

como lo expresa el pasaje de Filipenses 4: 8-9: “Por lo demás, hermanos, todo lo

que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo

que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto

pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el

Dios de paz estará con vosotros”.

Todo el conocimiento que adquirió antes de conocer a Cristo, se originó en el árbol

del conocimiento del bien y del mal. Por lo tanto, no le servirá para manejarse dentro del

Reino. Para poder manifestar la Cultura del Reino, tiene que adoptar el conocimiento que

proviene del árbol de la vida (Filipenses 3: 4-8). Solo así podrá tener la mente de Cristo.

Cuando esto no ocurre, los cristianos habrán colocado la cultura que gobierna las

sociedades donde viven por encima de la Cultura del Reino al cual pertenecen. Esa es la

razón de la falta de influencia y peso que afecta a la Iglesia en una gran cantidad de

culturas alrededor del mundo. Encasillaron al Espíritu Santo dentro de sus filosofías

humanistas y formas particulares de interpretar e implementar las verdades de la Palabra.

6. Para poder manifestar la Cultura del Reino de Dios, debe ejercitar sus sentidos en el

discernimiento del bien y del mal. Esto equivale a ser un cristiano maduro que sabe

dar razón de su fe ante cada situación que le presente la vida (Hebreos 5: 11-14).

El discipulado que Jesús estableció, jamás contempló encerrar a las personas entre

cuatro paredes. El mandato original continúa siendo discipular naciones. Para que

esto pueda ser una realidad, debe haber personas que manifiesten la Cultura del

Reino en todos los ámbitos de la sociedad. Cuando esto sucede, la Iglesia gobierna

y transforma las culturas donde se desarrolla, impartiendo la mente de Cristo.

Para que esto pueda ser una realidad, la Iglesia debe abandonar su mentalidad

secular. Esto no implica tolerar o aceptar prácticas aberrantes en medio de ella, sino

reaccionar ante los conflictos como lo haría cualquier institución civil de la sociedad.

El origen de la Iglesia es netamente sobrenatural. Por lo tanto, no puede ser

gobernada por las normas y las leyes de este mundo, aunque estas deban

respetarse.

7. El plan de Dios para Su pueblo tiene cinco características principales:

Se originó en Él (Jeremías 29: 11)

Es irrevocable (Romanos 11: 22)

Su implementación es una realidad que está en marcha y no se detiene (1

Tesalonicenses 5: 24)

Contempla el desarrollo integral de las personas en todas las áreas de la vida.

Promueve la realización espiritual y emocional de las personas.

8. El Reino de Dios se extiende por medio de gente entendida en la revelación del

Espíritu. El discipulado comprende una impartición constante, continua y renovada

de esta revelación sobre cada persona. El apóstol Pablo tenía claro este principio

establecido por Jesucristo (2 Timoteo 2: 2). Esta es una carga que debe ser

implementada por todo el Cuerpo de Cristo (Efesios 1: 17-18).

En el pasaje de Juan 6: 63, Jesús estableció las bases para impartir una enseñanza

en el Espíritu: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las

palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Toda enseñanza que usted

imparta sobre sus discípulos debe inspirar la vida del Reino. Nunca debe

menospreciar el poder de la revelación de la Palabra de Dios para derribar toda

fortaleza y argumento que se levante en contra de Su Reino.

9. Para pensar diferente, necesita cambiar la fuente que inspira sus pensamientos.

Cuando Israel habitaba en Egipto, vivían como esclavos porque pensaban de esa

manera. Ellos no habían entrado en esa nación como esclavos, pero a lo largo de

todo el período de su cautividad, la mayoría había adoptado la cultura egipcia que

los marcó de esa manera. Moisés fue enviado a libertar “legalmente” a Israel del

dominio de Egipto y lo logró. Pero el pueblo judío se negó a desechar su mentalidad

de esclavos para adoptar los principios que los llevarían a ser la primera Nación

gobernada por la revelación de la Palabra de Dios. Lamentablemente, esa es la

imagen de una gran cantidad de cristianos que “habitan” en las congregaciones, pero

que nunca formaron parte de la vida del Reino.

El proceso de conversión se activa voluntariamente, pero se produce por medio de la

revelación de la Palabra de Dios. El Espíritu Santo revelará a su espíritu todas las

cosas que usted necesita para desarrollar su llamado. Debe ser sensible a Su voz y

sumiso a Su voluntad para poder crecer y desarrollarse dentro del Reino.

10. Para poder tomar las naciones y manifestar el Reino de Dios, deberá tener en cuenta

los siguientes puntos:

¿Qué debemos hacer frente a la actual condición del mundo?

La Iglesia tiene la respuesta para todos los problemas que aquejan a las

naciones. El problema es que, por muchos años, el liderazgo religioso negó el

acceso de los hijos de Dios a los puestos clave de la sociedad por toda una serie

de prejuicios. Estos estaban fundamentados en interpretaciones erradas de la

Palabra de Dios. Hoy en día, la Iglesia ha comenzado a caminar en un nuevo

nivel de revelación del Espíritu. Finalmente, el matrimonio entre las unciones

apostólica y profética ha madurado y está dando sus primeros frutos. Eso

determinará la manifestación del Reino de Dios en la tierra, ejerciendo Su

gobierno por medio de Sus hijos.

Dentro de la Iglesia de Jesucristo descansa el “capital de inversión humano” para

transformar todos los estratos de la sociedad. No hay estructura ni filosofía

humana que pueda proveer la salida para los problemas que aquejan a las

naciones. Hasta el presente, el hombre solo ha demostrado abrumadoramente su

incapacidad para gobernarse a sí mismo. Para poder ser parte de la solución

para este mundo y no un problema más, solamente deberá mantenerse sensible

a la Palabra revelada que llega a su vida y manifestar la sabiduría del Reino en el

ámbito donde se desempeña a diario.

Deberá desarrollar la mente de Cristo. El apóstol Pablo lo describió en el pasaje

de Efesios 4: 23: “renovaos en el espíritu de vuestra mente” y en 1 Corintios 2:

16: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. Esto refleja el grado de madurez

al que cada cristiano está llamado a vivir. Aquel que tiene la mente de Cristo, es

un hombre espiritual, por lo tanto, juzgará todas las cosas según la revelación del

Espíritu (no según su saber y entender). Para que esto pueda ser una realidad,

debe someter su alma y su cuerpo al dominio de su espíritu. Esto es posible

porque tiene una nueva naturaleza que le permite decidir libremente obedecer la

voluntad de Dios para su vida.

11. Para poder ser un cristiano maduro y afectar la cultura que lo rodea con el mensaje

del Evangelio, usted deberá:

Conocer la Palabra de Dios (Logos)

Conocer la Palabra revelada de Dios (Rhema)

Conocer la cultura en la que se desenvuelve

Conocer cómo conciben la vida los hombres de la sociedad que lo rodea

Estar capacitado técnica y profesionalmente para dar respuestas claras a los

problemas de la sociedad donde se desenvuelve a diario

Luís Pasteur dijo lo siguiente:

“Los grandes descubrimientos no son obra de la casualidad, siempre favorecen a las

mentes preparadas”

12. El hombre moderno carece de respuestas para enfrentar los problemas que le

presenta la sociedad en la que se desenvuelve.

Hay cinco áreas en las que la Iglesia debe enfocarse y que requieren una atención

urgente:

Proveer una respuesta para la necesidad espiritual de la gente que resuelva el vacío

existencial en el que se encuentran.

Proveer una respuesta para los sistemas educativos arcaicos que operan en los tres

niveles.

Proveer una respuesta ante la presión injusta de los sistemas económicos que

operan a nivel mundial.

Proveer una respuesta ética y real ante la fractura de los canales de comunicación

de la sociedad.

Proveer una respuesta ante los sistemas de gobierno que no encuentran el cauce

que les permita resolver las necesidades básicas de los ciudadanos.

13. Una Iglesia apostólica es aquella que:

Impulsa los cambios necesarios para implantar la Cultura del Reino en todos los

estratos de la sociedad.

Manifiesta el poder liberador de la Palabra revelada para rescatar a la sociedad de

las trampas impuestas por las tinieblas.

Manifiesta libre y abiertamente los dones del Espíritu Santo, desatando su poder

transformador.

Manifiesta un mensaje que restaura la libertad, la dignidad y el valor que tiene

cada una de las personas.

TEMA II

De Lo Pastoral A Lo Apostólico:

INTRODUCCION

En el Libro de los Hechos de los Apóstoles, las Iglesias fueron establecidas por

APÓSTOLES y EQUIPOS APOSTÓLICOS, no por pastores. En todo el Nuevo

Testamento no aparece ninguna referencia a alguna Iglesia que haya sido plantada por un

PASTOR.

Fundar y edificar Iglesias es una función netamente APOSTÓLICA, no pastoral.

Para ello se requiere manifestar una Unción “pionera” o “innovadora”. Hay una gracia que

reposa sobre los Apóstoles y el Equipo Apostólico que les permite sentar las bases para

iniciar una nueva Iglesia y romper los yugos de iniquidad que pesan sobre algunas

regiones.

En nuestros días, hay muchas Iglesias que no creen en el ministerio de los

Apóstoles, aunque muchos líderes que han realizado una tarea apostólica han sido

identificados como Pastores. Este es el título con el cual se nombra al líder de la mayoría

de las Iglesias locales.

Para poder moverse con libertad dentro de esta nueva posición, es necesario

desafiar algunas de las tradiciones que se han enseñado por años. La restauración

siempre retará la teología presente y ajustará la manera de pensar del Pueblo de Dios

para recibir el patrón del Nuevo Testamento para plantar y edificar Iglesias. Debido a la

restauración del ministerio apostólico, hay que redefinir el papel y la función del Pastor.

Junto a la restauración viene la reforma. Esto será muy doloroso para aquellos que

resistan el cambio y no puedan ver ningún otro camino para ministrar. El concepto de las

Iglesias con un sólo Pastor ejerciendo el rol del liderazgo, será reemplazado por muchas

personas que ejerzan el ministerio pastoral dentro de la congregación. A medida que las

Iglesias crezcan y los discípulos se multipliquen, será imprescindible la presencia de

varios pastores que guíen al rebaño.

Los pastores no forman parte de los tres ministerios establecidos por el Señor para

gobernar la Iglesia.

1 Corintios 12: 28:

“Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo

tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan,

los que administran, los que tienen don de lenguas”

Aún así, tradicionalmente el gobierno en la Iglesia fue ejercido por el oficio del

Pastor.

El orden establecido por Dios para ejercer el gobierno de la Iglesia es: Apóstoles,

Profetas y Maestros. Estos ministerios han quedado a un lado en la mayoría de las

Iglesias locales que han adoptado el gobierno pastoral. Esto no figura en las Escrituras y

contrista al Espíritu Santo porque viola el orden establecido por Dios, acarreando

consecuencias negativas.

El resultado de este desorden es que hay muchos pastores tratando de plantar y

edificar Iglesias, para lo cual se requiere una Unción apostólica. Los pastores no tienen la

gracia ni el rango de autoridad necesarios para tener éxito en esa empresa. El resultado

se refleja en Iglesias débiles que no son capaces de manifestar el poder del Reino de

Dios en toda su plenitud.

Por otro lado, han surgido muchos líderes identificados como “pastores”, quienes

han plantado y edificado Iglesias fuertes en las cuales hay una clara manifestación de la

Unción apostólica. Las diferentes organizaciones denominacionales encerraron a muchos

de ellos dentro de un rol pastoral y no les permitieron funcionar como apóstoles. La Iglesia

ha sido gobernada tanto tiempo por pastores que se desconoce otra forma de gobierno.

En este tiempo, Dios está desafiando a la Iglesia a realizar cambios para alinearse con

Sus propósitos.

Una vez que los Apóstoles ejerzan el rol de gobierno en libertad, surgirán miles de

pastores del seno de la Iglesia local para ayudar a pastorear el rebaño. El movimiento de

los grupos “celulares” ilustra este punto. La organización de la Iglesia en células nació de

la necesidad de los creyentes de ser ministrados dentro del contexto de un grupo

pequeño. Estas personas son llamadas “líderes o cuidadores de células”, aunque en

realidad están ejerciendo un trabajo pastoral porque están cuidando de una pequeña

congregación.

La tradición religiosa no los denomina “pastores” porque ha reservado ese título

para el líder que dirige la Iglesia local, aunque reconocer a los líderes de célula como

tales, haría posible contar con una multitud de pastores en cada congregación. Estas

personas tienen un llamado genuino para pastorear las ovejas porque han sido dotados

con una gracia especial para ministrar al rebaño personalmente. Ejercerán la autoridad

delegada aconsejando, amando, sanando las heridas emocionales, realizando un

seguimiento telefónico de los nuevos, protegiendo y rescatando a las ovejas descarriadas.

Esta tarea no puede ser llevada a cabo por una sola persona o un grupo reducido

de pastores.

Dios no constituyó pastores asociados o asistentes, sino Pastores (Efesios 4:11)

que conciben su don pastoral en relación a la cobertura apostólica de la Iglesia. Dentro de

este marco, se someten a la visión de la Iglesia sin tratar de formar su propio rebaño.

Estos pastores pueden moverse con libertad dentro del rebaño para ministrar, sin

tener la carga de los deberes administrativos o financieros que pesan sobre la mayoría de

los líderes de la Iglesia.

Como no están sujetos al concepto pastoral tradicional, no tienen que ser la

cabeza de la Iglesia local para ejercer su llamado. Esto les permite desarrollar la tarea

que Dios les encomendó sin presiones porque han sido liberados de la tradición para

poder bendecir al pueblo.

Las Iglesias deben ver a los líderes de células como pastores, formando y

liberando a aquellos que tienen ese llamado.

Muchos pastores tradicionales tendrán temor de reconocer y liberar a aquellos que

tengan un llamado pastoral, pues no permitirán que surja una pequeña congregación

alrededor de ellos. Estos pastores heredaron un sistema que los formó sobre la base de la

suspicacia y la desconfianza. Esta es la razón por la cual los líderes deben desarrollar una

mentalidad apostólica y no olvidarse que los Apóstoles también son pastores.

Cuando Jesús vio a las multitudes como ovejas sin pastor llamó a doce Apóstoles,

no a doce pastores.

El pasaje de Mateo 9: 36-10: 42 lo refleja así.

Los Apóstoles tienen la habilidad de pastorear multitudes, ejerciendo un estilo de

liderazgo con una visión amplia. Un Apóstol no desperdiciará ninguna oportunidad para

liberar pastores que lo ayuden a pastorear el rebaño porque reconocen la capacidad que

estas personas tienen para atender a un gran número de recién convertidos. Una persona

que está consciente de su llamado y funciona en él, no será amedrentada por los otros

ministerios de la Iglesia, su don y su autoridad serán respetados por los demás.

Además de pastores, las Iglesias también deben tener Profetas.

1 Corintios 14: 29:

“Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen”

El concepto tradicional de un Pastor al frente de la Iglesia ha limitado severamente

la liberación de otros dones. Este estilo de gobierno con frecuencia impide el completo

funcionamiento de otros dones, especialmente el de profecía. En las congregaciones hay

muchas personas que manifiestan un don profético, pero aún no lo han cultivado y

desarrollado. Los líderes con una mentalidad pastoral temen liberar a los profetas. Los

apóstoles son aquellos que ejercen la Unción para liberar o desatar los diferentes dones.

Este es el motivo por el cual las Iglesias deben “convertirse” en apostólicas. La Unción

pastoral es necesaria, pero no puede estar al frente de la Iglesia.

La Unción apostólica debe ser dominante, porque Dios le ha otorgado ese lugar. A

medida que las Iglesias vayan desplazándose hacia una mentalidad apostólica,

comenzarán a liberarse todos los dones, incluido el de profecía.

El pensamiento de un pastor gira alrededor de la seguridad y la protección,

mientras que el de un apóstol lo hará en términos de expansión y progresión. Esto no

hace a uno mejor que el otro, ambos son necesarios para edificar la Iglesia. El problema

comienza cuando la Unción pastoral toma el dominio de la Iglesia local. Toda la

congregación concebirá la vida del Reino en términos de seguridad y protección,

eliminando con frecuencia a otros dones que pueden ser más radicales y progresivos. El

resultado será una Iglesia pastoral, alejada de la Unción apostólica y profética, aunque las

Iglesias apostólicas no desechan el don pastoral.

El ministerio apostólico tiene la capacidad de incluir a los otros dones. La

mentalidad apostólica fue concebida por Dios para pensar ampliamente, abarcando todos

los dones del Espíritu. La mentalidad pastoral no reviste las mismas características. Por

eso los líderes necesitan adoptar la mentalidad y la dimensión apostólica, para poder

abrazar y andar en la revelación que Dios está impartiendo. Persistir en una concepción

pastoral le impedirá el libre acceso a todo aquello que Dios está realizando en este

período de restauración. Esta transición no eliminará la Unción pastoral en la Iglesia local,

será un catalizador que la disparará para que muchas personas puedan ejercer el don

pastoral.

La palabra primero, en referencia a los Apóstoles (1 Corintios 12: 28), viene de la

palabra griega protón, que significa primero en tiempo, orden o rango. Primero también

significa principio o primario. La Unción apostólica debe ser la primera que establece un

fundamento, es la base de la Iglesia.

Los hijos de Dios son los primeros enviados por el Señor resucitado con un

propósito y una misión que cumplir. La Gran Comisión que Jesús le entregó a la Iglesia es

un encargo netamente apostólico, por eso debe ser la Unción dominante en la Iglesia. La

palabra protón es la raíz de la palabra prototipo. Necesitamos ver las Iglesias prototipo,

edificadas y convertidas en los modelos para el Siglo XXI.

Estas Iglesias estarán gobernadas por un liderazgo apostólico sólido que liberará

los dones del Profeta, Maestro, Pastor y evangelista, llegando a funcionar en plenitud. Se

establecería un balance en la manifestación de todos los dones por igual (1 Corintios: 1:

7). Esto provocará que los líderes realicen los cambios que sean necesarios para permitir

la manifestación plena del ministerio apostólico.

La Iglesia estará en posición de recibir el vino nuevo que Dios está derramando

dentro de los odres que están siendo creados alrededor del mundo. Esto sucederá una

vez que la Iglesia reconozca y camine en el orden de gobierno que Dios determinó para

ella.

TEMA III

Doctrina Apostólica

INTRODUCCION

El tema principal de Romanos “Es el poder salvador del evangelio que se aplica a

los que deciden recibir por fe la justicia de Dios como buenas nuevas”.

“16Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a

todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17Porque en el evangelio

la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe

vivirá.”

a. El Evangelio:

¿Qué es el evangelio? La justicia manifestada de Dios

¿Acerca de quien habla el evangelio? De Cristo

¿Qué Hace? Para Salvación de todo el que cree vs. 17 (BB)

¿A que Parece? “Dunamis”. Poder destructivo (dinamita) y

constructivo (dinamo) vs. 16

¿Para quién? A todo aquel que cree,

¿Cómo se recibe? Por fe y revelación vs. 17

¿Qué Produce? Justificación vs. 17

¿Qué manifiesta el evangelio? El Carácter de Dios

¿Cómo llego a los hombres? Se revela

¿Porque sirve? Porque es el Poder de Dios

Su origen: de Dios no de hombres (v. 1)

1Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de

Dios, “Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la

carne, 4que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la

resurrección de entre los muertos” Romanos 1: 3-4.

Análisis del texto:

Hijo (relación especial con el Padre Deidad)

Nuestro (relación personal con nosotros)

Señor (su soberanía, Dios mismo)

Jesús (naturaleza humana)

Cristo (relación oficial como el Ungido de Dios para ser Profeta, Sacerdote y

Rey)

Del linaje de David según la carne (da a entender su relación legal como

heredero del trono de David)

Declarado Hijo de Dios (marcado o probado que Jesús verdaderamente es

Señor e Hijo de Dios por medio de la resurrección)

Con poder (poderoso para cumplir lo que ha dicho) (Mateo 28:18-20)

Espíritu de santidad (demuestra su perfección)

Su promesa: 2que él había prometido antes por sus profetas en las santas

Escrituras, (v. 2)

En el Antiguo Testamento (Isaías 53, Salmos 22; Éxodo 12).

Su objetivo: para la obediencia a la fe, en todas las naciones (v. 5-7) “5y por quien

recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas as

naciones…”

b. El escritor: Pablo. Cualidades:

o Siervo (esclavo). vs.1

o Apóstol, enviado con un mensaje. v. 1-4

o Llamado, Separado. v. 1

o Autorizado. v. 5

o Culto (su manera de hablarles)

o Agradecido. v.8

o Devoto. v. 9,10

o Maestro. v. 11

o Juicioso, “esto es” prudente, sencillo, humilde. v. 12, 13

o Sumiso, estorbado pero no quejándose. v. 13

o Responsable, deudor a todos los hombres. v. 14

o Listo, pronto para ir a predicar servir sin vergüenza, convicción del valor del

evangelio. v. 15, 16

Sus lectores (v. 8-15): Su relación con ellos personalmente, su relación de corazón

“Primero... mediante Jesucristo... respecto a todos vosotros... de que vuestra fe”

La oración de Pablo (v. 9-10): (Oración personal, específica, deseo, su misiva por

la voluntad de Dios. No dictatorial, genuina)

El deseo de Pablo (v. 11-12): “Comunicarles algún don espiritual”. Don: carisma,

alguna gracia que pertenece al Espíritu.

El fin (vs. 11): “A fin de que seáis confirmados” En griego “steridzo”, un paral para

sostener algo (Lucas 22:32, Hechos 18:23, Romanos 16:25); “Pero no quiero,

hermanos, que ignoréis” (vs. 13) no le gusta la ignorancia (1 Tesalonicenses 4:13)

Su filosofía del servicio cristiano (vs. 14 y 15):

“Soy deudor” (Tiempo presente) siempre, nunca paga esta deuda (Nosotros

tampoco)

“a los griegos y no griegos”, cultos y paganos, sabios e ignorantes. Es una

obligación firme.

“En cuanto a mí”, Pablo fue preparado, pero la palabra “pronto” es “prothumon”

en griego: ansioso, celoso, quemado adentro (según lo que Dios le había

dado).

“Estoy”, siempre en cualquier momento (Salmos 123:2).

“Pronto a anunciaros el evangelio”, llamado a predicar y hace referencia al

contenido (1 Corintios 15:1-4).

TEMA IV

Predestinados Para Ganar:

INTRODUCCION

Una de las batallas más fuerte que vive el ser humano es la lucha contra la cultura

de perder. Lo que Dios me ha enseñado a través de este libro de expansión y crecimiento,

es que luego de treinta días de estudio de tus raíces y de estudio de la agenda de Dios

para nuestras vidas desde antes de la fundación del mundo, lograremos que se cumpla

cada palabra escrita por la mano de Dios en cada uno de nosotros. Usted no fue hecho

para perder, Dios desde sus orígenes le hizo ganador, su vida está escrita como ganador.

Cuando Dios piensa en usted jamás lo ve perdiendo, Dios todo el tiempo lo ve ganando,

porque lo hizo ganador.

Ahora bien, la gran batalla de los humanos viene ligada a la lucha contra la cultura

de perder, que apareció en el pensamiento, después de la caída del hombre como

consecuencia del pecado. Cada palabra que usted encuentra en este libro es de

rompimiento, para que usted pase a otro nivel y comience a pensar conforme a los

pensamientos de Dios.

Es decisivo que por la fe usted derrote el temor, la inseguridad y la duda, de modo

que pueda vivir con fuerza y libertad con su Dios, quien le hizo para una gloria superior.

A través de esta ministración usted nunca jamás verá la pérdida ni el fracaso como

normal, porque por el poder de la redención en Cristo Jesús, usted apelará al éxito, a la

paz familiar, a la victoria financiera, al triunfo en la salud, al crecimiento y victoria

ministerial.

Efectuando este tratamiento profético, todo lo que es pérdida ministerial

desaparecerá de su vida para siempre. Nunca jamás aceptará el perder como normal,

porque profundizará en el poder de la gloria superior, por Jesucristo, Amén.

TEMA V

Recordando Nuestras Raíces:

INTRODUCCION

Los años de la oscuridad

Un Imperio dentro del imperio

Alrededor del año 300 DC, los cristianos representaban entre el 5 y el 10% de la

población del Imperio Romano. Aunque en las provincias más alejadas, como Britania, era

muy difícil encontrar un testimonio concreto del pueblo cristiano. Pero en otras provincias

llegaron a ser realmente numerosos, generando disputas y conflictos entre ellos en varias

ocasiones.

Los cristianos habían penetrado todos los niveles de la sociedad en la mayoría de

los territorios ubicados sobre las riberas del Mediterráneo. Desde allí ejercían una

influencia positiva sobre la sociedad imperial local. En concreto, podemos decir que el

crecimiento de los cristianos, tanto en número como en influencia, ya no podía ser

ignorado ni ser tratados como una secta más. Las persecuciones demostraron ser inútiles,

porque cuanto más se los presionaba, más radicales se volvían acerca de sus

convicciones.

A lo largo de la historia, las persecuciones siempre tuvieron un efecto contrario al

esperado, porque proveen a los perseguidos una causa moral válida de la cual

aferrarse y por la cual vale la pena dar la vida.

Más allá de la publicidad

Sin contar con todos los medios de comunicación actuales, los primeros cristianos

se multiplicaban y expandían su influencia dentro de la sociedad por medio de su

testimonio de vida. Esta actitud hacia sus creencias y convicciones, promueve el ambiente

adecuado para que se desaten las epidemias que contagian a sociedades enteras.

Llámese gripe, peste o tuberculosis, toda epidemia siempre se origina a partir de un

germen microscópico que es propagado por un individuo infectado. Ninguna epidemia se

desata desde las multitudes, sino a partir de un solo individuo que, bajo las condiciones

adecuadas, contagiará a su entorno y desde allí se propagará.

En el caso del Evangelio, podemos sostener que Jesucristo fue el “paciente cero”

o primer portador del germen del Reino de Dios, quien se dedicó a “contagiar” a su

entorno con la “buena noticia”. Desde allí el Evangelio continúa propagándose hasta

nuestros días, contagiando a todos aquellos que están listos y preparados para entregarle

su vida al Señor.

Por eso el cristianismo funcionaba como un Imperio dentro del imperio romano. Si

bien los cristianos respetaban las leyes de Roma, seguían sus propias normas de

conducta moral, consagradas en las Escrituras. Esto motivó que muchos emperadores se

sintieran lo suficientemente desafiados como para tratar de exterminarlos. Pero con otros

monarcas del Imperio sucedió lo contrario, porque encontraron los motivos necesarios

como para decidirse a adoptar la Fe cristiana.

Los detractores del imperio

Los detractores del cristianismo levantaban contra ellos las acusaciones más

extrañas. Desde el punto de vista de los paganos, el movimiento de los cristianos era

considerado como una “nueva forma de superstición” (Suetonius, Las vidas de los

Césares). Los romanos eran tremendamente supersticiosos en todas las áreas de la vida.

Cuando los cristianos declaraban que vendrían desastres sobre la tierra y ocurría alguna

calamidad, se transformaban en el objetivo central de todas las persecuciones. Los

críticos paganos definían a los cristianos como:

Caníbales: porque comían la carne y bebían la Sangre de Jesús en la

comunión. Llegaron a decir que los cristianos escondían a un niño vivo dentro

del pan y, si la persona quería profesar esa Fe, debía comerse el cuerpo del

niño como si fuera una especie de sandwich.

Incestuosos: porque se casaban entre “hermanos”.

Ocultistas: porque adoraban a un Dios invisible y hablaban “lenguas extrañas”

cuando caían en trance.

Depravados: porque realizaban “fiestas de amor” privadas, donde solo podían

acceder los cristianos confesos.

Adoradores de un asno crucificado: esto lo hacían para burlarse de la

inteligencia de los cristianos.

Marginales, ignorantes y despreciables: los paganos de la alta sociedad los

acusaban de profesar una Fe fanática, fundamentada en argumentos endebles

y triviales.

Uno de los historiadores romanos de la época los describe así:

“Hay una nueva raza de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones,

asociados entre sí contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos

por la justicia, universalmente cubiertos de infamia, pero auto glorificándose con la

común execración: son los Cristianos”

Los religiosos de siempre

A esto se sumaba la presencia de cristianos radicales que sostenían que la llegada

de Cristo era inminente y sería precedida por toda clase de plagas, pestes, calamidades y

catástrofes sobre la humanidad. Nerón no dudó en aprovechar esta situación cuando

ordenó quemar la ciudad de Roma y acusó a los cristianos porque siempre vaticinaban

que caería fuego del cielo para juzgar a los pecadores paganos.

Este razonamiento explica el odio que se manifestaba en contra de los cristianos

cuando eran ejecutados o martirizados durante los espectáculos en el Circo romano. Esta

situación era un poco más relajada en el resto del Imperio, donde la relación entre los

cristianos y el resto de la sociedad era un poco más tolerante. Aún así, los cristianos

continuaban expandiéndose sin detenerse por todos los estratos sociales del Imperio.

Símbolos del cristianismo en el tiempo

Siglo I Siglo II Siglo III Siglo IV

La religión oficial

Hacia el año 300 DC, Constantino I analizó la situación y pudo ver que el avance

de los cristianos no se podía detener, por lo cual decidió legalizar el culto, adoptándolo

como la religión oficial del Imperio. Pero tampoco podía desentenderse de las demás

religiones paganas que formaban parte de la cultura imperial. Entonces sincretizaron

(mezclaron) a los dioses y prácticas paganas con los santos cristianos, perpetuando así el

sistema de adoración pagana. Por otro lado, los sacerdotes y sus familias que hasta ese

momento vivían escondidos, perseguidos y en la miseria, pasaron a ser funcionarios

oficiales protegidos por el gobierno.

Comenzaron a recibir casas, tierras y una remuneración acorde a su rango de

influencia. Las consecuencias de estas medidas no son difíciles de imaginar. Los

ministros se preocupaban más por mantener su status social como funcionarios

públicos que en denunciar las aberraciones y abusos del gobierno.

Los gobiernos papales

Los años que siguieron a esta decisión estuvieron marcados por una sucesión de

papas que, excepcionalmente, declaraban profesar una Fe cristiana más que nominal.

Aunque en todo momento se hizo manifiesta la presencia de siervos de Dios ungidos y

llenos de Fe en las naciones que desafiaron la corrupción de las autoridades religiosas,

no dejaron de ser esporádicos. Pero la mayoría de los clérigos eran nombrados a dedo

por las autoridades eclesiales o por medio del pago de una suma de dinero que variaba

de acuerdo al cargo al cual se aspiraba acceder.

Profesar la Fe cristiana no era un requisito indispensable para ocupar un cargo

dentro de la estructura de la Iglesia. Los papas se limitaban a ser autoridades políticas

que gobernaban desde Roma, Florencia o Francia, dependiendo de quién ejerciera el

dominio. Casi todos ellos fueron asesinos despiadados y codiciosos de poder que metían

a sus naciones en guerras que desangraban sus recursos humanos y económicos.

Muchos de ellos tomaron el control del papado asesinando a sus predecesores. Ese fue el

panorama general de la Iglesia entre los siglos III y XIV, cuando comenzó a despertarse

ante la aparición del ministerio de John Wycliffe.

TEMA VI

Vida de Fe:

INTRODUCCION

Los hijos de Dios no fuimos escogidos al azar simplemente para ocupar un lugar

los domingos por la mañana en la congregación o realizar una serie de actividades

religiosas. Dios nos llamó para formar parte de un nuevo sacerdocio y ejercer la autoridad

de Su Reino sobre la tierra.

El apóstol Pedro lo declara de la siguiente manera: “Pero ustedes son linaje

escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que

proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz

admirable” (1 Pedro 2:9). Podemos ver claramente que en este pasaje existe una serie de

definiciones que conforman las características de nuestro llamado como hijos de Dios.

Veamos cada una de ellas:

Linaje escogido:

Somos parte de una línea generacional con propósito y destino que se originó en

Jesucristo.

Real sacerdocio:

Formamos parte del Reino de Cristo y estamos llamados a reinar junto con Él.

Nación Santa:

Fuimos escogidos y apartados por Dios para concretar un propósito específico

sobre la Tierra.

Pueblo de Dios:

Pertenecemos al Padre porque fuimos comprados por medio de la Sangre de Su

Hijo.

Proclamar las obras maravillosas de Dios:

Somos depósitos de la Gloria de Dios y estamos llamados a manifestarla en la

Tierra.

En síntesis, fuimos llamados a ser sacerdotes de Dios, ministrarlo a Él y ministrar a

los hombres. La Unción del Espíritu Santo sobre nuestras vidas nos capacita y habilita

para ejercer este sacerdocio santo, resolviendo todos los problemas que pudieran surgir

en las vidas de las personas que nos rodean. Cada vez que impartimos la Gloria de Dios

manifestamos el gobierno de Jesucristo en el plano natural.

¿Todos somos sacerdotes?

Dios concibió al hombre con dos características: rey y sacerdote. El mandato de

gobierno y señorío que pesaba sobre Adán y sus descendientes reflejan esta realidad. En

los comienzos de la humanidad los hombres adoraban Dios en forma directa y sin

intermediarios. Cualquiera podía tomar un animal o una cantidad de granos y presentarlos

en sacrificio como una ofrenda a Dios.

Pero esto cambió durante el tiempo que el pueblo de Israel fue esclavo en Egipto.

Éxodo 12:3 dice así: “Hablen con toda la comunidad de Israel, y díganles que el día

décimo de este mes todos ustedes tomarán un cordero por familia, uno por cada casa”.

Cada padre de familia tenía que sacrificar el cordero y pintar con la sangre del animal los

dinteles de su casa. El Señor había comenzado a restaurar el concepto del sacerdocio

personal en medio de Su pueblo.

Una generación que rechazó su destino

Cuando salieron al desierto, Dios le habló a Moisés para que reuniera a todo el

pueblo de Israel alrededor del Monte Sinaí. Allí les entregaría las instrucciones y directivas

acerca de su llamado como Nación Santa. Vemos esto en el pasaje de Éxodo 19:5-6: “Si

ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad

exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes serán

para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.

Comunícales todo esto a los israelitas”. La gente se reunió ese día al pie del

monte. Cuando Dios se presentó para hablarle a Su pueblo, la gente entró en pánico por

causa de las manifestaciones que rodearon el monte y decidieron renunciar a su llamado

sacerdotal, delegando esta tarea sobre Moisés. El problema fue que desconocían el

corazón del Padre y creyeron que Dios los consumiría con Su santidad.

Un tesoro especial

La versión Reina Valera utiliza la frase “especial tesoro”, en vez de propiedad

exclusiva. La palabra tesoro se traduce como riquezas, joyas o bienestar. Pero también se

emplea para describir el cofre donde un rey guarda todas sus posesiones más valiosas.

Toda riqueza es un bien que se puede invertir para producir un rédito favorable. Cuando

Dios nos llama reyes y sacerdotes, definiéndonos como Su tesoro o posesión especial,

está señalando los beneficios de asumir nuestra identidad como hijos Suyos. En Cristo

tenemos acceso ilimitado a los beneficios y recursos que acompañan a nuestro destino.

La puerta para que podamos manifestar la Gloria del Reino de Dios entre los hombres se

abre con una clave llamada Fe.

Fe: la clave maestra

La Fe manifiesta todas aquellas cosas para las cuales el Espíritu Santo nos

habilitó y nos capacitó, dando a conocer Su Gloria en la realidad natural. Es imposible

manifestar la Gloria de Dios sin asumir nuestra identidad como reyes y sacerdotes. Pero

la Fe es la clave para acceder a esta revelación y caminar por ella. A continuación

veremos qué es y como desarrollar la clase de Fe sobrenatural que nos permite conocer y

asumir nuestra identidad como hijos de Dios para manifestar la Gloria de Su Reino sobre

la Tierra.

“Aprender es cambiar de conducta, si una organización no cambia, entonces

la gente perdió el interés por aprender o el entorno suprime el aprendizaje” Dr. José

Batista

TEMA VII

Visión Apostólica:

INTRODUCCION.

Dios está haciendo cosas tremendas en todas las naciones del mundo, la más

importante es la restauración del mover Apostólico. Para ello el Señor está edificando

redes apostólicas a lo largo de todo el mundo, las cuales se están fortaleciendo cada día

más.

Al hablar del movimiento apostólico se debe marcar un punto de partida desde los

diseños establecidos Dios para edificar a Su Iglesia. Los tres pilares sobre los que se

asienta el mover apostólico son la Visión, la Misión y la Unción que Él ha derramado

sobre Sus Apóstoles.

En todo mover del Espíritu Santo hay tres elementos involucrados que desatan Su

manifestación:

- El tiempo de Dios

- El lugar de Dios

- El ministerio de Dios

Para que la Unción Apostólica se manifieste sobre su vida, usted deberá estar en

el tiempo, el lugar y el ministerio correctos.

“La Unción es fundamental para implementar la Visión de Dios”

Solamente el Espíritu Santo es capaz de extraer del corazón de Dios todo lo que

Él quiere plasmar en este tiempo sobre la Iglesia. Para poder ser parte del mover

Apostólico, usted debe tener la Visión del Reino. Los ministerios que tracen planes y

proyectos orientados hacia su consumo propio no prosperarán. Un Apóstol no puede

trazar diseños y planes propios ya que estos deben encajar perfectamente dentro del

Reino y estar bajo el Señorío de Cristo.

Solo así podrá quedar establecida la mente de Cristo en todas las cosas por

encima de los planes de los hombres. Por lo tanto, el humanismo habrá desaparecido del

plano ministerial abriendo un campo para la manifestación de la Revelación de la Palabra

de Dios.

Cuando el gobierno del Espíritu Santo se establece en la Iglesia, se cumple el

propósito que Dios determinó desarrollar en ese tiempo. Solo se cumplirán Sus planes y

proyectos, quedando a un lado las estructuras de poder religiosas que intentaron

gobernar a la Iglesia por tantos años.

El Espíritu Santo tiene la Misión de edificar los designios del Padre en Su Iglesia y

así manifestar la Gloria del Señor en todas las Naciones.

La Iglesia no ha alcanzado un nivel de dominio e influencia notable en las

Naciones porque aún no se ha manifestado un ministerio Apostólico sólido.

Históricamente la Iglesia ha sido gobernada por estructuras religiosas, esto la apartó de la

voluntad perfecta del Padre. En el mejor de los casos se ha dedicado a predicar un

mensaje evangelístico enfocado solamente hacia los perdidos, cediendo el gobierno de

las Naciones a las filosofías humanistas. La restauración del gobierno Apostólico en la

Iglesia derribará el imperio Babilónico que ha gobernado a las Naciones por miles de

años.

“Dios está restaurando la autoridad Apostólica en todo el mundo,

estableciendo un fundamento Apostólico y Profético sobre el cual edificar Su

Iglesia”

El Señor Jesucristo estableció un sistema de gobierno para que la Iglesia pudiera

ser edificada según Su voluntad. Este sistema está compuesto por los cinco ministerios,

los presbiterios y los equipos apostólicos. Estos son, respectivamente, la columna

vertebral y las piernas de la Iglesia. La columna vertebral es la que sostiene todo el

esqueleto sobre el cual se afirman los diferentes órganos. Allí no puede haber

competencia alguna ya que la estructura ósea determina el lugar adecuado donde debe

ubicarse cada órgano en particular.

Las piernas son las que le permiten al Cuerpo de Cristo moverse y caminar según

la voluntad del Padre. El problema que presentan algunos movimientos históricos dentro

de la Iglesia que carecen de una dirección apostólica, es que tienden a ubicar esos

“órganos” en el sitio donde mejor les parece. El resultado ha sido un “cuerpo disfuncional”,

porque no sigue el diseño establecido por Su Creador. La función del ministerio apostólico

es ubicar y coordinar a todos los órganos de la Iglesia según lo establecido por Dios para

lograr un “Cuerpo funcional”.

En este tiempo el Espíritu Santo está restaurando poderosamente el mover

apostólico en todo el mundo. La Unción desatada derribará al sistema Babilónico que ha

gobernado a las Naciones por tantos siglos, quebrantando todo asiento del poder

contrario al Reino de Dios en la Tierra. Solamente quedarán en pie todas aquellas cosas

que estén fundamentadas sobre el gobierno apostólico que Dios ha establecido sobre Su

Iglesia.

Esta es una gran responsabilidad porque la Unción que se está derramando en

este tiempo es infinitamente superior a la que descendió sobre la Iglesia del primer siglo.

Dios entrelazará ministerios apostólicos a escala mundial. El Padre está trabajando en los

corazones de Sus siervos, restaurando la paternidad espiritual en Su Casa, para que

éstos puedan ser “impartidores” de Su Gracia. En la medida que el fluir del Espíritu Santo

se multiplique a escala mundial, los ministros que no acepten este nuevo mover de Dios

terminarán secándose.

Como Iglesia apostólica no debemos oponernos ni retrasar esta impartición del

Espíritu Santo. Por el contrario, debemos participar como miembros funcionales del

Cuerpo en todo lo que Dios está haciendo.

“Dios gobernará las Naciones a través de la Iglesia, este es el tiempo de ser

protagonistas”

TEMA VIII

Viviendo Bajo un Nuevo Pacto:

INTRODUCCION

El hecho de que Dios pacte con el hombre, es un acto de inmensa

condescendencia divina, en el cual Dios se ata a nosotros y renuncia a Su propia libertad.

Una gracia así está más allá de toda comprensión. Cabe consignar que, antes de que

Dios pactara con el hombre, Él era libre de tratarnos como quisiera o, por qué no decirlo,

a su entero antojo. Sin embargo, después de pactar con nosotros, Él se restringe a los

términos de Su propio pacto.

Ahora bien, el Nuevo Pacto es el fundamento de toda nuestra vida espiritual. Tocar

el Nuevo Pacto es hacer contacto con el más grande tesoro de todo el universo. Éste

revela los eternos propósitos de Dios, pues sin él sería imposible conocer y experimentar

dichos propósitos divinos.

- El nuevo Pacto es la consumación de Su plan eterno.

- Hace 6000 años, Dios comenzó un proceso irreversible con el cual se

propuso recuperar al hombre para Su propósito.

Tres Razones de Por qué Dios Pacta con el Hombre

Dios revela Su propósito al hombre a través de los pactos.

Dios le da seguridad al hombre en cuanto a Sus propósitos, mediante los

pactos.

Dios se une con el hombre en una unidad orgánica, como consumación del

Nuevo Pacto.