Guía Del Pensamiento de Kierkegaar

113
GUÍA DEL PENSAMIENTO DE KIERKEGAAR. INTRODUCCIÓN UNA SENDA EN EL BOSQUE Guía del pensa!en"# de K!e$%e&aa$d P#$ Ma$!an# 'a(!# NOTA A LA EDICIÓN ESPA)OLA Es"e l!*$# es una "$adu++!,n del #$!&!nal !"al!an# Un sen"!e$# nel pens!e$# d! K!e$%e&aa$d. La #*$a es"a*a pensada pa$a alun#s de l -!l#s#-ía. En la p$esen"e ed!+!,n e p$#+u$ad# el!!na$ da"#s e$ud +apí"ul# del #$!&!nal/ 0 e "$a"ad# de s!pl!-!+a$ el len&ua1e/ pa p2&!nas 2s a++es!*les a un p3*l!+# n# ne+esa$!aen"e espe+!al!(a In"$#du++!,n La p$#du++!,n l!"e$a$!a de S#$en K!e$%e&aa$d puede se$ +#pa$ada + *#s4ue/ en d#nde es u0 -2+!l pe$de$ el sen"!d# de la #$!en"a+!,n puede en"$a$ p#$ d!s"!n"as pa$"es. P#de#s "#a$ un sende$# 4ue p lle5a$2 as"a el +#$a(,n !s# del *#s4ue/ pe$# !ned!a"aen"e des +uen"a de 4ue a0 una !n-!n!dad de sende$#s 4ue se en"$e+$u(an/ 4u 4u!(2/ s! "#a#s un#/ n#s a$2 lle&a$ an"es 0 2s +,#daen"e a l laen"a*leen"e/ el sende$# ep$end!d# se deues"$a el e4u!5#+ad#/ a+e$+a$n#s a la e"a n#s ale1a +ada 5e( 2s del +#$a(,n del *#s4ue Al&# pa$e+!d# su+ede +#n el *#s4ue l!"e$a$!# de K!e$%e&aa$d. 7El K un el#&!# apas!#nad# de la 5!da sensual en las p2&!nas de In 5!n# 4ue p$#p#ne una 5!da de su-$!!en"# p#$ la 5e$dad +## 3n!+a ane$ desespe$a+!,n/ +## p$#p#ne en el E1e$+!+!# del C$!s"!an!s#8 El l -a!l!a$!(ad# +#n el pensad#$ dan6s p#d$ía n# $e+#n#+e$ el sen"!d# %!e$%e&aa$d!ana s! s,l# le0e$a el D!a$!# de un sedu+"#$/ # s! se l "e*l#$. S! 4ue$e#s en"$a$ en el *#s4ue %!e$%e&aa$d!an# s!n pe$de 4ue +#nsul"a$ una &uía/ 4u!(2 un apa/ # al en#s se&u!$ las se9al +a!n# aes"$#. El !s# K!e$%e&aa$d a !nd!+ad#/ en +!e$"# sen"!d#/ es"e +a!n#. p$#du++!,n au"#*!#&$2-!+a/ el pensad#$ dan6s a de1ad# !nd!+a+!#n +## de*e#s a+e$+a$n#s a su #*$a. En es"as *$e5es p2&!nas e#s " 2s -!elen"e p#s!*le las se9ales %!e$%e&aa$d!anas. El le+"#$ p#d$ +uen"a 4ue e#s de1ad# de lad# u+ #s "eas/ 0 4ue n# "#das sus # anal!(adas en es"e l!*$#. Es"as la&unas n# se de*en n! a -al"a de s#n la p$ue*a 4ue 4ue$ía s!pleen"e lle5a$ al le+"#$ p#$ el sende ap"# pa$a lle&a$ al +#$a(,n del *#s4ue.

description

Kierkegaar

Transcript of Guía Del Pensamiento de Kierkegaar

GUA DEL PENSAMIENTO DE KIERKEGAAR. INTRODUCCIN

UNA SENDA EN EL BOSQUE

Gua del pensamiento de Kierkegaard

Por Mariano Fazio

NOTA A LA EDICIN ESPAOLA

Este libro es una traduccin del original italiano Un sentiero nel bosco. Guida al pensiero di Kierkegaard. La obra estaba pensada para alumnos de las facultades de filosofa. En la presente edicin he procurado eliminar datos eruditos, he resumido un captulo del original, y he tratado de simplificar el lenguaje, para hacer las siguientes pginas ms accesibles a un pblico no necesariamente especializado en filosofa.

Introduccin

La produccin literaria de Soren Kierkegaard puede ser comparada con un denso bosque, en donde es muy fcil perder el sentido de la orientacin. En un bosque se puede entrar por distintas partes. Podemos tomar un sendero que pensamos que nos llevar hasta el corazn mismo del bosque, pero inmediatamente despus nos damos cuenta de que hay una infinidad de senderos que se entrecruzan, que se bifurcan, y que quiz, si tomamos uno, nos har llegar antes y ms cmodamente a la meta. A veces, lamentablemente, el sendero emprendido se demuestra el equivocado, y en vez de acercarnos a la meta nos aleja cada vez ms del corazn del bosque.

Algo parecido sucede con el bosque literario de Kierkegaard. El Kierkegaard que hace un elogio apasionado de la vida sensual en las pginas de In vino veritas, es el mismo que propone una vida de sufrimiento por la verdad como nica manera de librarse de la desesperacin, como propone en el Ejercicio del Cristianismo? El lector poco familiarizado con el pensador dans podra no reconocer el sentido de la obra kierkegaardiana si slo leyera el Diario de un seductor, o si se limitara a ojear Temor y temblor. Si queremos entrar en el bosque kierkegaardiano sin perder el rumbo, tenemos que consultar una gua, quiz un mapa, o al menos seguir las seales que indican el camino maestro.

El mismo Kierkegaard ha indicado, en cierto sentido, este camino. En su inmensa produccin autobiogrfica, el pensador dans ha dejado indicaciones muy precisas sobre como debemos acercarnos a su obra. En estas breves pginas hemos tratado de seguir lo ms fielmente posible las seales kierkegaardianas. El lector podr fcilmente darse cuenta que hemos dejado de lado muchos temas, y que no todas sus obras son analizadas en este libro. Estas lagunas no se deben ni a falta de tiempo ni de espacio: son la prueba que quera simplemente llevar al lector por el sendero que considero ms apto para llegar al corazn del bosque.

Kierkegaard no tiene un sistema. Es ms, uno de los blancos preferidos de sus dardos dialcticos ser precisamente la filosofa entendida como sistema, como saber conclusivo y definitivo. Nuestro autor presenta un pensamiento ligado ntimamente a su parbola existencial. Es imposible comprender a Kierkegaard si no se conocen sus circunstancias biogrficas. Por eso, hemos dedicado un nmero bastante significativo de pginas para contar, utilizando sus palabras, su vida.

La categora y el problema de la obra de Kierkegaard ofrecen al menos as lo han visto muchos estudiosos la clave de interpretacin global de sus escritos. La categora (el individuo) y el problema (cmo llegar a ser cristiano), constituyen el esqueleto de estas pginas. Las confesiones kierkegaardianas que se contienen en el Diario, sus seudnimos, sus oraciones, nos guiarn a travs de este denso bosque de conceptos, de imgenes y de fbulas, que tenan como finalidad poner en alerta, despertar las conciencias.

La bibliografa sobre Kierkegaard es casi infinita. Este breve libro no pretende otra cosa que ofrecer al lector no familiarizado con la obra del pensador dans una gua para entrar en el bosque sin demasiados peligros de senderos engaosos. Este libro es tambin el fruto de algunos cursos monogrficos sobre este pensador, que he impartido hace unos aos en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma) y en la Universidad Catlica Argentina Santa Mara de los Buenos Aires. Agradezco a los profesores Franceso Russo y Francisco Fernndez Labastida por las valiosas sugerencias que he recibido para hacer ms legibles estas pginas. Agradezco tambin el inters demostrado por los estudiantes, que me ha decidido a publicar el contenido de las lecciones. La necesidad de ser claro y ordenado me ha obligado a escoger un sendero en el bosque. Aqu est.

--------------------------------------------------------------------------------

(*)Mariano Fazio, filsofo e historiador, es Rector de la Universidad de la Santa Cruz (Roma)

2002 El Autor

2002 Edicin digital Arvo Net en lnea.

ASOCIACIN ARVO

1980-2006

Contacto: [email protected]

Director de Revistas: Javier Martnez Corts

Editor-Coordinador:Antonio Orozco Delcls

GUA. CAPTULO I. UNA VIDA, UNA FILOSOFA

UNA SENDA EN EL BOSQUE

Gua del pensamiento de Kierkegaard

Por Mariano Fazio

Captulo 1. Una vida, una filosofa

"Es la muerte; reza por m para que llegue pronto y bien. Estoy desazonado; tengo, como San Pablo, un aguijn en la carne; por eso no pude hacer la vida ordinaria, y de aqu deduje que mi misin era extraordinaria; procur llevarla a cabo lo mejor que pude. He sido un juguete de la Providencia, que me lanz y quiso valerse de m; as pasaron los aos entre tirones y ms tirones! Luego tiende la Providencia su mano y me recoge en el arca. Tal es siempre la existencia y el sino de los mensajeros extraordinarios"(1).

Estas palabras, pronunciadas por Sren Aabye Kierkegaard en su lecho de muerte a su amigo Emil Boesen, unos das antes de morir, contienen algunos elementos importantes para entender la relacin ntima entre la vida y la filosofa del pensador dans. Un ser extraordinario -la conciencia de su heterogeneidad-, el plan amoroso de la Providencia, y la carencia de una normalidad psicosomtica sern tres lneas de fuerza nunca olvidadas en la vasta obra autobiogrfica de Kierkegaard.

Por qu esta conciencia de su heterogeneidad? Cules son las causas que hacen de Kierkegaard un hombre distinto de los dems? Una respuesta ltima es difcil de encontrar. Hay un texto de su Diario, que constituye un verdadero punctum dolens para los estudiosos kierkegaardianos. El fragmento, escrito en torno a 1843, dice as: "despus de mi muerte, ninguno encontrar entre mis "papeles" (y este es mi consuelo) ni una sola explicacin de aquello que verdaderamente ha llenado mi vida; no se encontrar ni en los recovecos de mi alma! aquel texto que lo explica todo y que, muy a menudo, de aquello que el mundo tiene como una bagatela, a m me lo hace considerar con una importancia enorme; yo tambin lo considerar una futilidad cuando caiga esa nota secreta, que es la llave"(2).

La bibliografa kierkegaardiana ha dado diversas respuestas que intentan desvelar el secreto: unos hablan de una represin sexual; otros de una enfermedad de tipo epilptico. Sea una cosa u otra, fue no obstante decisin de Kierkegaard llevarse consigo este secreto, que sera la clave hermenutica de toda su obra. Sin embargo, el pensador dans nos ha dejado en herencia un vastsimo material autobiogrfico, que contiene muchos elementos importantes para al menos delinear su complicada personalidad.

a) El hombre a quien ms debo

"Si quisiera saberse cmo -aparte de la relacin con Dios- he sido impulsado a ser el escritor que soy, respondera: ello ha dependido de un anciano, que es el hombre a quien ms debo; de una joven, con la que he contrado la mayor deuda. Por ello, me pareca que mi naturaleza es el resultado de una sntesis entre vejez y juventud, entre rigor invernal y suavidad del esto... El primero me educ con su noble sabidura, la otra con su amable imprudencia"(3).

El anciano a quien se refiere Kierkegaard es su padre, Michael Pedersen Kierkegaard. El abuelo de Sren, Peder Christiensen, era un pobre campesino de Saeding, en el Jtland occidental. Su hijo -y padre de Sren- Michael Pedersen, sufri la pobreza familiar y se vio obligado a trabajar como pastor de ovejas desde la misma infancia. Cuando Michael tena doce aos de edad, dej el fro y desrtico Jtland y march a Copenhague. All inici un pequeo comercio de tejidos, que prosper poco a poco hasta convertirse en uno de los comerciantes ms ricos de la capital danesa. A sus cuarenta aos decidi ampliar su cultura: estudia alemn y lee a Christian Wolff. Viudo de su primera esposa y sin hijos, decide contraer segundas nupcias, esta vez con su asistenta, Anna Lund. La primera hija lleg slo cuatro meses despus del matrimonio. Sren sera el ltimo de siete hijos de este matrimonio.

El padre de Sren, "hombre estimado, piadoso y austero"(4), educ a su hijo en el ms riguroso cristianismo luterano. Perteneca a la secta de los pietistas, y fundaba su religiosidad en un sentimiento opresivo del pecado(5). Al mismo tiempo, Michael haca que el pequeo Sren tomara parte en las discusiones lgicas y dialcticas sobre el racionalismo y el cristianismo que tena con algunos intelectuales de Copenhague y con el obispo luterano y director espiritual de Michael, J. P. Mynster. La religiosidad paterna y el prematuro ejercitarse en las discusiones dialcticas hicieron de nuestro filsofo un hombre sin infancia, distinto al resto(6).

A estos elementos de la educacin paterna -educacin "severa y exagerada" segn Sren- se debe aadir su contacto con la muerte y con el dolor. Kierkegaard ve morir a casi todos sus hermanos desde la primera infancia. Sren naci el 5 de mayo de 1813. Seis aos despus muri su hermano Michael; tres aos ms tarde dejaba este mundo su hermana Maren. La muerte dio un respiro de diez aos a la familia Kierkegaard, pero despus moriran, en un espacio de cuatro aos, otros tres hermanos y su propia madre. Cuando Sren lleg a los 25 aos slo quedaba su padre y su hermano, posteriormente obispo luterano, Pedro.

Despus de cursar sus primeros estudios en la escuela pblica, Sren entra en 1830 en la Facultad de Teologa de la Universidad de Copenhague, movido por el deseo paterno de que su hijo se convirtiera en pastor. En esa facultad entra en contacto con los clsicos griegos, pero sobre todo con la dogmtica luterana de su tiempo, que en gran parte se alimentaba de la filosofa idealista alemana.

Los aos de estudios universitarios presentan un Kierkegaard inclinado a la melancola, que intentaba esconder bajo una vida mundana de fiestas, bailes y diversiones: "en un cierto sentido pocas personas podan ser tan sociables como era yo, pero la miserable preocupacin que me afligi desde la primera edad, me ha movido a retraerme y a hacer que encontrara un gran alivio alejando todo de m para esconder mi dolor. En este sentido es verdad que no me he sentido inclinado hacia la sociabilidad. Para poder tener algo que ver con el cristianismo, la mayor parte de los hombres deben, sobre todo, encontrarse con un sufrimiento insospechado. Mi vida ha sido sufrimiento desde la primera edad. Es el "pendant" de lo que en otras palabras se llama el placer de vivir, y mi placer de vivir era poder esconder aquel sufrimiento"(7).

Este texto, escrito al final de su vida, presenta su sufrimiento melanclico como preparacin al cristianismo. Siendo una visin retrospectiva, es posible que Kierkegaard tienda a aplicar categoras de su madurez a un periodo en el que sobre todo vea un alejamiento de su vida cristiana y un hundimiento en la desesperacin(8). Dramtico, y ms veraz, por haber sido escrito pocos minutos despus de la emocin sufrida, es este otro fragmento del Diario de 1836: "acabo de llegar de una velada en la que he sido el animador; las agudezas manaban de mi boca, todo el mundo se rea y me admiraba -pero yo me he marchado. S, hara falta un trazo tan grande como el rayo de traslacin de la tierra... -y yo me he marchado, dispuesto a dispararme un tiro en la cabeza"(9).

La profunda crisis interior y su escaso inters por los estudios de teologa -Kierkegaard fue un estudiante mediocre- llevaron al dans a una ruptura con su padre: Sren se traslada a un apartamento, donde vive solo, aunque su padre continuaba a sostenerlo econmicamente.

El ao 1838 presenta dos episodios biogrficos de grandsima importancia y que sealarn una conversin interior profunda. El primer episodio, una especie de fenmeno mstico, sucede el 19 de mayo, a las 9 y media de la maana: as, con esta exactitud lo indica Sren en su Diario. Lo describe del siguiente modo: "hay una "alegra indescriptible", cuyo influjo enardecedor sobre nosotros es tan inexplicable como inmotivado el sbito arrebato del Apstol: "Alegraos; otra vez os digo: alegraos" (Philip. 4,4). No es una alegra por esto o aquello, sino la radiante exclamacin del alma "con la lengua y con la boca desde el fondo del corazn. Por medio de mi alegra, me alegro de mi alegra, en mi alegra, por mi alegra, a causa de mi alegra y con mi alegra". Celestial estribillo que parece interrumpir sbitamente cada estrofa de nuestro canto; es una alegra que refrigera y conforta como la brisa en esto, como los vientos alisios que soplan desde el soto de Mambre (Gen. 18, 1ss), hasta las moradas eternas"(10).

Haecker considera como decisiva esta experiencia espiritual de difcil calificacin, comparable a la manifestacin narrada por Pascal en el Mmorial(11). Ms clara, y posiblemente ms ntima, es la experiencia denominada por Sren "el gran terremoto". Aunque los intrpretes no se ponen de acuerdo, este suceso parece que se refiere a la confesin que le hace su padre poco antes de morir. Ocho aos despus de la terrible revelacin, Kierkegaard lo narraba as: "Horrible! Aquel hombre que siendo an nio cuidaba los rebaos en las colinas de Jtland, acuciado por la miseria y sufriendo terriblemente por el hambre, un da subi a una colina y maldijo a Dios: este hombre no era capaz de olvidarlo a la edad de ochenta y dos aos!"(12).

Fabro se inclina a identificar "el gran terremoto" con el descubrimiento por parte de Sren del hecho de que su padre viviera maritalmente con su asistenta antes del segundo matrimonio. A esto se refiere el fragmento El Sueo de Salomn, incluido por Kierkegaard en los Estadios en el camino de la vida(13).

La confesin de su padre -sea de una cosa o de otra- le afecta mucho, hasta el punto de llevarle a pensar que caa sobre su familia una maldicin divina: "fue entonces cuando ocurri el gran terremoto. Un golpe terrible que, de pronto, me impuso una nueva clave de interpretacin de todos los sucesos. Fue entonces cuando tuve la sospecha de que la avanzada edad de mi padre no era una bendicin divina sino ms bien una maldicin y los claros dones de inteligencia en nuestra familia fueron concedidos para que lucharan entre ellos. Entonces sent un silencio de muerte agrandarse en torno a m, cuando mi padre me pareci un desafortunado que nos sobreviva a todos, como una cruz sobre la tumba de sus propias esperanzas. Alguna deuda deba pesar sobre la familia entera, algn castigo de Dios se cerna sobre ella: la familia deba desaparecer, a ras de suelo de la divina omnipotencia, cancelada como un intento fallido. Slo por momentos encontraba algo de alivio cuando pensaba que mi padre haba cumplido la gran misin de serenarnos con el consuelo de la religin, de darnos el vitico de manera que descansara tranquilo delante de un mundo mejor -aunque debiramos perder todo en este mundo de aqu abajo, aunque le golpeara aquella pena que el Juez auguraba siempre a sus enemigos: que nuestro recuerdo se borrara completamente, y no se encontrara nunca ms"(14).

El 8 de agosto de 1838 mora Michael Pedersen Kierkegaard. Sren -que se haba reconciliado con su padre algunos meses antes de su muerte- considera que tiene una obligacin de devocin filial de hacer el examen final de teologa, y as lo har en 1840(15). La relacin con su padre es de fundamental importancia en la vida espiritual de Sren. Fue l quien le educ en la severidad y pietismo luterano, y le inici en la dialctica. Gran parte de la melancola y del sentimiento de culpabilidad kierkegaardianos son herencia de la melancola paterna: "Dios misericordioso! mi padre con su melancola me ha causado una sinrazn tremenda: un anciano que descarga toda su profunda melancola sobre un pobre muchacho, por no hablar de aquello que es an ms tremendo. Y an as era el mejor de los padres"(16).

b) Una joven con la que he contrado la mayor deuda

Ms decisiva quiz que la relacin con su padre fue el compromiso y la posterior ruptura con Regina Olsen. Kierkegaard la vio por primera vez en la casa de los Roerdam, una familia amiga, cuando Regina tena slo catorce aos. Antes de la muerte de su padre, Sren se haba prometido con ella. En otoo de 1840 se licencia en teologa y realiza un viaje a Jtland. A su vuelta a Copenhague, el 8 de septiembre se encuentra con Regina delante de su casa y le declara su amor. Un da despus se encuentra con el padre de Regina, el Consejero de Estado Terkel Olsen: "el padre no dijo ni s ni no, pero era bastante propenso a estar de acuerdo. Le ped charlar con l, y eso es lo que hice el 10 de septiembre por la tarde. No le dije ni una palabra para ganrmela: slo asinti"(17).

Todo pareca andar bien, pero justo despus de haberse prometido, Sren se arrepiente del paso que ha dado: "pero al da siguiente, vi en mi interior que me haba equivocado. Un penitente como yo era, con mi vida "ante acta" y mi melancola...: aquello era suficiente"(18). La heterogeneidad de la que es consciente irrumpe en su compromiso desde el comienzo. La relacin amorosa con Regina Olsen marcar la vida del filsofo. Hasta el momento de su muerte conservar su recuerdo, reflexionar sobre la rectitud de su conducta, tanto del inicio como de la ruptura. Pero la decisin haba sido tomada: Sren no poda casarse con Regina. Su melancola(19) habra hecho de ella una persona infeliz, y Kierkegaard no tena el derecho de hacerlo: "pero haba una prohibicin divina: as lo entend yo. La consagracin. Yo le tendra que haber ocultado tantas cosas, basar todo sobre una falsedad..."(20).

Despus de un ao de noviazgo, Kierkegaard rompe con Regina. El 11 de octubre de 1841 le enva una carta con el anillo de compromiso, que dice as: "para no someterte ms a probar aquello que debe suceder, aquello que, una vez ocurrido, proporcionar las energas necesarias: est bien, dejemos que suceda. Olvida, antes que nada, a quien ha escrito esta carta; perdona a un hombre que, si ha sido capaz de cualquier cosa, no es capaz de hacer feliz a una jovencita.

"Enviar una cinta de seda significa, en Oriente, pena capital para el que la recibe; enviar el anillo de compromiso significa pena capital para quien lo enva"(21).

Regina, despus de intentar retenerlo por todos los medios, se casar en 1847 con un funcionario, Johannes Frederik Schlegel. Kierkegaard seguir amndola, y ser ella el continuo leitmotiv de su obra literaria: "amada, ella lo era. Mi existencia exaltar su vida de manera absoluta. Mi profesin de escritor podr incluso considerarse como un monumento en su honor y gloria. Yo la tomo conmigo en la historia. Y a m, que melanclicamente no tengo ms que un deseo, esto es encandilarla: esto, en la historia no se me negar, yo avanzo a su lado. Como un mayordomo, la llevo triunfante diciendo: "por favor, hazte a un lado, por ella, por nuestra querida, la amable, la pequea Regina"(22). Llegar incluso a ordenar la construccin de un armario de palo de rosa, en el que conservar dos copias de todas sus obras, en papel velina: "una para ella, otra para m".

Sren siempre interpret su ruptura con Regina como una manifestacin de la voluntad divina. Ms an, como castigo divino: "una vez se la he pedido a Dios como un don: incluso en los momentos en los que entrevea la posibilidad del matrimonio, se lo he agradecido como un don. Ms adelante he debido considerarla como un castigo de Dios: esto lo he mantenido siempre honestamente (...) Y en verdad Dios castiga de manera terrible! Qu castigo ms horrible para una conciencia angustiada! Tener esta jovencita en la palma de la mano, poder encandilarle la vida, ver su belleza indescriptible (lo que constituye la mayor felicidad de un melanclico) y despus, sentir en el interior esta voz del Juez: "t la debes abandonar!". Es tu castigo. Se apaciguar a la vista de su sufrimiento, debe ser aumentado por medio de la oracin y las lgrimas de ella, que no sospecha que todo esto es un castigo tuyo; piensa que depende de tu dureza... que se debe dulcificar"(23).

Pero la razn ltima de la ruptura del noviazgo, fue el entender que Dios le quera clibe para llevar a cabo otra misin, una "tarea seria", o simplemente Kierkegaard sufra de una imposibilidad psicosomtica que le impeda contraer matrimonio, y no queriendo aceptar esta limitacin natural la reinterpret subjetivamente dndole un tinte teolgico? Una respuesta definitiva no es posible, aunque probablemente no sea necesario hacerlo, como le habra gustado al dans, con un "aut-aut". El convencimiento de una inestabilidad psicolgica y de una enfermedad fsica se poda asumir incluso como un signo de la voluntad divina sobre l. No es necesario interpretar el comportamiento religioso kierkegaardiano como una excusa para justificar su heterogeneidad: puede ser tambin la sincera sobrenaturalizacin del dolor de saberse "heterogneo".

Es un hecho que la interpretacin personal ms radical de su relacin con Regina es la religiosa: "mi compromiso con "ella" y la posterior ruptura dependen en el fondo de mi relacin con Dios; forman parte, si se puede hablar as, de mi compromiso con Dios"(24).

c) Una forma de sufrimiento cercano a la locura

La relacin con Regina Olsen ha puesto en primer plano la melancola de nuestro pensador, imposibilitado de llevar a cabo una vida normal. Su relacin con su padre manifestaba una tendencia hereditaria hacia esa melancola. Es impresionante este texto del Diario: "Haba una vez un padre y un hijo, ambos dotados de grandes riquezas de espritu, ambos agudos, especialmente el padre. Todos los que frecuentaban la casa, encontraban gran distraccin. En general no hacan otra cosa que discutir entre ellos: se podra decir que era un entretenimiento entre dos inteligencias, no entre padre e hijo. Alguna rara vez, observando al hijo y vindolo tan preocupado, el padre se detena a mirarlo y le deca: "Pobre muchacho, tu ests incubando una desesperacin silenciosa!" Pero no le preguntaba nada ms. Cmo podra hacerlo, si tambin l haba cado en una desesperacin semejante?! Fuera de esto, no intercambiaban una palabra sobre el tema. Pero el padre y el hijo fueron quiz los seres ms melanclicos que han vivido en esta tierra desde que tiene memoria el hombre.

"Este es el origen de la expresin "la desesperacin silenciosa" que hasta ahora nadie haba usado nunca y que se ha solido presentar en otro modo. Apenas el hijo profera por s mismo esa palabra, se derramaba en lgrimas, ya sea por la inexplicable emocin que senta, ya sea por el recuerdo de la voz conmovida del padre, lacnica como toda melancola, pero que de la melancola tena todava el nervio.

"El padre se crea culpable de la melancola del hijo, el hijo de la del padre: la angustia impidi siempre que se confiaran el uno con el otro"(25).

Pero en qu consiste exactamente esta caracterstica decisiva del alma de Kierkegaard? La melancola kierkegaardiana aparece sobre todo unida a un sufrimiento interior, presente desde la primera infancia: "herido por una marca primitiva (...) he entendido este tormento como mi aguijn de la carne". Un sufrimiento tal "que podra darle la vuelta a la cabeza a cualquiera en medio ao"(26).

En un texto de 1850 Kierkegaard confiesa sentirse "melanclico hasta el borde de la locura". Melancola causada por el aguijn de la carne. "Atado a las cadenas de una miseria penosa, me encuentro como un pjaro, al que se le han cortado las alas"(27). Esta miseria le impidi casarse: "es cierto que habra acogido a mi prometida con la mayor de las alegras. Dios sabe cunto la habra amado, he aqu precisamente la causa de mi miseria"(28)

El aguijn de la carne es lo determinante para tomar conciencia de su heterogeneidad: Kierkegaard no se puede comportar como un hombre corriente, porque no lo es. Es ms, este tormento es su principal relacin con Dios: "desde mi ms tierna infancia estoy gimiendo por un "aguijn de la carne", al que se ha unido incluso la conciencia de culpabilidad y de pecado: yo me he sentido heterogneo. Este dolor, esta heterogeneidad la he entendido como mi propia relacin con Dios"(29).

Como hemos visto ms arriba, el "aguijn de la carne" no ha sido todava identificado con certeza con alguna enfermedad fsica o mental(30). Es probable que se trate del "secreto" con el que el dans descendi a la tumba. Las consecuencias de este aguijn, sin embargo, las conocemos bien. Se pueden resumir en su "infinita melancola". A veces Kierkegaard considera que su melancola est causada por un escrpulo, por considerar "como culpa aquello que en realidad era slo un sufrimiento infeliz"(31); otras veces, como la causa de su produccin literaria, como cuando en un texto de 1847 escribe que su obra seudnima era un mundo de fantasa, que se encontraba entre la melancola y l mismo: "mi melancola ha hecho que durante muchos aos yo no pudiera tutearme en su sentido ms profundo. Entre mi melancola y mi "t" haba todo un mundo de fantasa. Es este mundo fantstico el que yo he desenterrado de m, ahora, en parte, con mis seudnimos"(32). Con frecuencia, la melancola va unida al recuerdo de su padre, del pecado confesado antes de morir, de la imposibilidad -precisamente por la supuesta maldicin divina que recaa sobre la familia- de un "porvenir feliz y amable", en su proceder ms natural y en la continuidad histrica de la vida domstica familiar(33).

Esta melancola congnita que se manifiesta en la inestabilidad psquica -las referencias a este estado cercano a la locura aparecen a lo largo de todo el Diario- es, a pesar de todo, fuente de felicidad y de alegra en su relacin con los hombres: Kierkegaard hablar de una "melancola simptica"(34). Sobre todo ha sido la causa de haberse convertido en escritor. Como Sherazade, que en las Mil y una Noches salva la vida contando historias, as l escribe frenticamente(35). En 1846, en un texto importante -"Es as que me he comprendido a m mismo en toda mi actividad de escritor"- se autodefine como una "individualidad infeliz". Melanclico por herencia -"un anciano, l mismo extraordinariamente melanclico (el modo no lo quiero describir) tiene un hijo a quien transmite en herencia toda esta melancola"-, sufre desde la infancia -"he estado inclinado hacia un tipo de sufrimiento muy cercano a la locura, que debe tener su razn profunda de ser en una relacin desproporcionada entre mi alma y mi cuerpo"-. Melancola y sufrimiento que impedirn a Kierkegaard realizar lo que l llama "el deber tico "general"": esto es, casarse, convertirse en pastor, aceptar una actividad estable. "Desde ese momento" -la ruptura de su compromiso con Regina- "yo dedico mi vida, con toda su energa, aunque dbil, al servicio de una idea"(36).

A esta idea -hacerse cristiano, convertirse en individuo, como veremos ms adelante- lleg por la va del dolor, del sufrimiento, y har que vea siempre estrechamente relacionados el dolor con el autntico cristianismo, que no es otra cosa que la imitacin de Cristo.

d) Ay!, ay de la prensa!

Ms adelante haremos la descripcin de su ingente produccin literaria. Si hemos subrayado hace un momento la importancia que tuvo su sufrimiento interior como la primera motivacin de su actividad de escritor, esta misma actividad, lejos de procurarle paz y quietud interiores, acarre otros dolores, que se sumaron a su melancola constitutiva. Entre estos dolores y sufrimientos tiene una particular relevancia su polmica con la prensa danesa y su enfrentamiento frontal con la Iglesia Luterana de Dinamarca.

El primer conflicto tuvo lugar en 1846. En diciembre del 45 el literato P.L. Moller escribi un artculo en el que criticaba la mezcla de ideas filosficas y morales de Culpable? No Culpable?, una de las partes de la obra seudnima kierkegaardiana Estadios en el camino de la vida. Sren no acept la crtica, y contest a travs de un artculo publicado en el peridico Faedrelandet, sabiendo que Moller era uno de los colaboradores de una publicacin semanal, titulada El Corsario. Este peridico tena un estilo satrico, irrespetuoso, propenso al escndalo: criticado por todos, por todos era ledo. Kierkegaard, en su artculo de defensa, desafiaba a El Corsario a que, si as lo deseaban, le atacaran a l. El Corsario, con la pluma de Moller y bajo la direccin de Goldschmidt, un hebreo director de la publicacin satrica y viejo amigo de Sren, as lo hizo. Estos ataques significaban un cambio en la lnea editorial, ya que El Corsario haba elogiado en el pasado las obras seudnimas de Kierkegaard. Semana tras semana, El Corsario publicaba artculos irnicos, que hacan alusin maliciosa a sus defectos fsicos y a sus extravagancias. Kierkegaard se defenda, pero al mismo tiempo sufra interiormente las burlas del populacho de Copenhague.

Nuestro escritor reconoce que el incidente con El Corsario tuvo en l "un efecto ennoblecedor"(37). Es ms, agradece los ataques, ya que hacen que Kierkegaard pueda encontrarse en "una situacin que conviene a la idea"(38), esto es, sufrir a causa de la verdad. Una vez que cesaron los ataques, se siente "ms al seguro de la hipocondra y siento el influjo del cristianismo de un modo ms preciso"(39).

Fue, en efecto, una prueba dura(40). A pesar de sus buenas disposiciones, en el fragmento que reproducimos a continuacin, muestra su profundo desgarro interior: "es innegablemente educativo encontrarse como yo, as, en una ciudad pequea como Copenhague. Trabajar con el mximo esfuerzo hasta la desesperacin, entre tormentos profundos del alma y muchos sufrimientos en mi vida interior; tener que gastar mis ahorros para publicar mis libros, y despus no encontrar ni diez personas que le lean a uno como se debe, cuando incluso a los estudiosos y a los dems le es ms cmodo ridiculizar el escribir libros voluminosos! Y luego hay por ah un peridico que pasa de mano en mano y goza del privilegio de poder decir lo que le venga en gana, para preparar los disfraces ms embusteros -se entiende, que eso "no es nada"!- sin embargo, todos lo leen! Y mientras tanto toda la jaura de los envidiosos tienen la osada de decir precisamente lo contrario, para empequeecer el asunto. Ser sin tregua objeto de las conversaciones y las observaciones de todos, y cuando parece que me defienden, no hacen otra cosa que lanzarme un ataque peor. Cualquier "joven-carnicero" se cree autorizado, siguiendo las rdenes recibidas de El Corsario, a ofenderme; los jvenes estudiantes se burlan, se ren a escondidas y la gozan al ver decapitado a quien brilla. Los profesores, llenos de envidia, muestran simpata por los ataques, les dan publicidad: aadiendo, eso s, que "es... una infamia"! La mnima cosa que haga, aunque slo sea visitar a alguien, se tergiversa vulgarmente, y es comentada por todos: si El Corsario llega a saberlo, lo publica y todos lo leen. El hombre a quien he visitado se ve involucrado en los ataques, se enoja conmigo y no con los verdaderos culpables. En fin, debo permanecer en casa y relacionarme slo con los que no puedo soportar, porque hacerlo con los otros sera casi un pecado. Y as, las cosas van adelante; y cuando un da me muera y se les abran los ojos, admirarn lo que yo he siempre querido. Y al mismo tiempo se comportarn del mismo modo con un contemporneo, que puede que sea el nico que me comprenda. Buen Dios! Si, por el contrario, en el hombre no hubiera algo de ms ntimo, donde todo esto se puede olvidar, olvidarlo completamente en unin Contigo; quin lo podra soportar?"(41).

Kierkegaard se lamentaba no por los artculos irnicos, sino por el pblico a quienes iban destinados: el populacho, que no tiene la formacin terica suficiente para entender la irona, y que la convierte en crueldad(42). Por eso, el conflicto con El Corsario fue una ocasin para desahogarse contra la pequeez del ambiente intelectual dans. Si Copenhague es un "pueblucho"(43), Dinamarca es un "pequeo pas sin moral", en el que la opinin general es la brutalidad del populacho(44).

Pero Kierkegaard sali bien del conflicto. Consigui sobrenaturalizar el dolor y perdonar a sus atacantes. En 1848 haca un resumen del conflicto periodstico: "el pensamiento de todos los ataques padecidos y de todas las traiciones sufridas no me amargan en absoluto, ni siquiera me viene a la mente la idea de librarme de una vez para siempre de ellos con la muerte. Estoy seguro de que en la eternidad si hay tiempo y lugar para bromear, ser para m la mayor de las diversiones volver con el pensamiento a mis grciles piernas y a mis maltrechos pantalones. Qu felicidad poder decir: "todo esto que me ha tocado sufrir, todo lo he padecido por una buena causa y por haber realizado, humanamente hablando, una buena accin, con verdadero sacrificio y desinters". Tendr el coraje de decrselo a Dios directamente: de esto estoy ms seguro del hecho de que yo existo, que de cualquier otra cosa, porque lo siento ya ahora. Y Dios me contestar: "s, mi querido chiquillo, en esto tienes razn". Y despus aadir: "todos tus pecados y todos tus defectos te son perdonados por los mritos de Nuestro Seor Jesucristo"(45).

Un poco ms tarde, en 1849, dirigir a los peridicos una crtica muy severa. Despus de haber definido su conflicto con El Corsario como "una colisin propiamente cristiana" -sufrir a causa de la verdad-, escribe: "el hecho de que se entrometa incluso la prensa, confiere al mal una fuerza tremenda. Si no fuera por la prensa, osara confiar en mis propias fuerzas: pero que un hombre solo pueda cada semana o cada da obtener que en un momento entre 40 y 50.000 personas digan y piensen exactamente lo mismo, esto es horrible. Y los culpables no se pueden nunca aferrar; y las multitudes que se levantan contra quien sea son en cierto sentido inocentes.

Ay, ay, ay de la prensa! Si volviera Cristo al mundo, l -igual que es cierto que yo vivo- no tendra como adversarios a los Sumos Sacerdotes, sino a los periodistas"(46).

e) La Cristiandad es un engao

Si la polmica con la prensa fue muy spera y dolorosa, el enfrentamiento con la Iglesia Luterana de Dinamarca -la Iglesia del Estado, "el orden establecido"- fue tan violento que llev a Kierkegaard a la tumba. Los diversos sufrimientos que padeci, la educacin paterna, el convencimiento de su propia heterogeneidad son elementos fundantes de su concepcin del cristianismo: el cristiano es el contemporneo de Cristo, que sufre con El, que se odia a s mismo para amar a Dios, que es capaz de vivir "en alta mar, all donde el agua tiene 70.000 pies de profundidad", es decir, en la inseguridad de este mundo pero con la seguridad de la fe. Tendremos tiempo de delinear la visin kierkegaardiana del cristianismo. Nocin que que se opone a la de Cristiandad, esto es, el cristianismo acomodaticio de la Iglesia luterana danesa, donde todos son cristianos, pero se comportan como paganos. Es un cristianismo mundanizado, hecho de cultura y de complicidad con las pasiones de los hombres. Esta Cristiandad est personificada en los pastores -funcionarios oficiales de la Iglesia de Estado, pagados por la casa real- y en particular en la figura del obispo luterano de Copenhague, Mynster(47).

Las relaciones entre Kierkegaard y Mynster -viejo amigo de su padre- pasan por diversas etapas. En 1846 escribe que "yo lo he venerado tanto"(48), y encontramos referencias parecidas en el Diario en el que Sren manifiesta al menos una admiracin humana por l. Pero segn testimonia el dans, Mynster no pudo entender a Kierkegaard, porque el obispo "no ha estado nunca en alta mar, all donde el agua tiene 70.000 pies de profundidad, nunca se ha anclado en alta mar; l siempre se ha apoyado en el "orden establecido" y l mismo ha crecido con l". A pesar de esto, Kierkegaard afirma respetarlo: "nunca le olvidar, le honrar siempre y siempre que piense en l, pensar en mi padre"(49).

A finales de 1847 Mynster le recibe framente, -"me dice que tiene mucho que hacer..."(50)-. Kierkegaard sospecha que Mynster est molesto por su ltimo libro publicado, Las Obras del Amor.

Despus reconoce que "yo he sido educado con la predicacin de Mynster... por mi padre. Aqu est el ncleo, porque a mi padre no se le poda pasar por la mente que esta predicacin no se deba tomar al pie de la letra. Educado en las enseanzas de Mynster -por Mynster, claro: esto s que es un problema"(51).

Mynster, aunque admirado, es presentado por Kierkegaard como un oportunista, que se adapta a los intereses polticos de la Corona: "el nico hombre de mi tiempo a quien he prestado atencin es Mynster. Pero l slo se preocupaba de estar en la cima persuadido de encontrarse ya en la verdad: pero de la verdad en s poco se preocupaba, aunque fuese degradada delante de sus propios ojos. Pudo entender slo que la verdad tiene el derecho y el deber de gobernar: pero que la verdad deba sufrir, eso est por encima de su entendimiento"(52).

Kierkegaard criticar la concepcin mynsteriana del cristianismo: para el obispo luterano sera tan slo un "ennoblecimiento" de la naturaleza. Irnicamente, Sren identifica el cristianismo de Mynster con "la buena educacin". Incluso a l le atribuye el concepto de "Iglesia de Estado", y le considera el maestro para establecer la paz entre el mundo y el cristianismo. A pesar de esto contina honrndolo: "honor al obispo Mynster! Haya lo que haya en su interior, nunca he admirado a nadie como a l, y es para m siempre una gran alegra que me recuerde a mi padre"(53).

En 1848 los textos del Diario se radicalizan. Mynster es un producto de la Cristiandad -en la Cristiandad todos son cristianos, pero ninguno vive como tal- y afirma que hay diferencias entre lo que predica y su propia vida: "en sus discursos afirma que los cristianos son pocos, y su vida muestra que todos son cristianos y por eso ser pastor puede proporcionarle una existencia segura y tranquila como la suya"(54). A pesar de todo, admite que "al obispo Mynster yo a pesar de todo le quiero. Mi nico deseo es poder reforzar su reputacin, porque yo le he admirado y humanamente hablando le admiro"(55).

El comportamiento distante de Mynster frente a los ataques sufridos por Kierkegaard en El Corsario hacen que nuestro escritor se distancie del obispo, y le considere como formando parte de un conventculo de sus enemigos (56).

A este hecho se debe aadir otro: en 1851 Mynster escribe un opsculo titulado: Ulterior contribucin a la discusin sobre la situacin de la Iglesia en Dinamarca. En l, el obispo pona en un mismo nivel a Kierkegaard y a Goldschmidt, y consideraba a este ltimo como un potencial instrumento en favor del cristianismo. Kierkegaard no lo soportar ms: "Mynster -adems de permanecer en la cspide y tener bajo su mano el "orden establecido"- intenta convertirse en democrtico y va del brazo de los periodistas, que son los aduladores de la masa..."(57).

La visin de Kierkegaard de la Cristiandad como un gran engao -la predicacin de un cristianismo suave, tibio, cmodo, mundano, cmplice de las tendencias cadas de la naturaleza humana- la relaciona cada vez ms a los pastores de la Iglesia Establecida. En 1849 escribe lo siguiente: "a veces, cuando pienso en el obispo Mynster, me sobrecoge la angustia y el miedo por l. Ahora tiene 72 aos. Pronto comparecer ante... el juicio! Y cunto mal le ha hecho al cristianismo al darle una apariencia engaosa -para poder gobernar! Sus predicaciones son pasables, pero en la eternidad no deber predicar: deber ser...juzgado!"(58).

Llegar a definirlo como "un gran bellaco"(59), y har una comparacin dialctica entre l mismo y Mynster: si para predicar el cristianismo uno es asesinado, escarnecido, perseguido, la vida de Kierkegaard es precisamente esto: l -Sren- se ha convertido en nada. Por el contrario para Mynster predicar el cristianismo ha significado "realizar una brillante carrera, para llevar una vida placentera. Debera ser realmente muy extrao que yo no entendiera que todos huyan de m y corran detrs de Mynster"(60).

Kierkegaard sostendr una larga entrevista con Mynster despus de la publicacin del Ejercicio del Cristianismo. Cordial, pero clara, la opinin de Mynster sobre el libro: "no creo que el libro ayude". El obispo se daba cuenta de que los dardos estaban dirigidos contra l y contra el pastor Martensen, su principal colaborador.

La importancia de Mynster en la actividad literaria de Kierkegaard es decisiva, slo comparable a aquella mantenida con su padre o con Regina. Kierkegaard, repitiendo la finalidad religiosa de toda su obra, considera que Mynster, en cierto sentido, ha facilitado las cosas: "mi labor ha consistido en aplicar un correctivo al Orden Establecido, no en anunciar nada nuevo que debiera derrumbar o eliminar el Orden Establecido.

"Si yo hubiera pretendido eso desde el principio, y Mynster no hubiera existido, debera primero haber creado a alguien que representara al Orden Establecido y debera haberlo hecho muy bien.

"Pero como yo no he entendido con total claridad mi labor, sin duda todo esto se me habra pasado por alto, y mi denuncia habra tomado una direccin distinta, puede que equivocada.

"Pero Mynster estaba ah como representante del Orden Establecido. Su persona me vino dada y por eso yo le veneraba y he hecho todo lo posible por expresarlo as.

"Y as es como yo he encontrado lo que deba hacer. Ha sido una suerte! Desde el punto de vista personal la veneracin por Mynster era para m como una necesidad -y slo ms tarde he visto con claridad que, adems, era de gran importancia para mi tarea y para poder encontrar mi postura exacta"(61).

La relacin entre Kierkegaard y Mynster se fue complicando -"Mynster ha causado un dao incalculable"- pero el enfrentamiento abierto contra el orden establecido personificado en Mynster, sobreviene despus de la muerte del obispo, ocurrida el 30 de enero de 1854. Su sucesor, Martensen, un da antes del entierro, pronunci un panegrico del obispo difunto, en el que lo defini como un "testigo de la verdad".

Kierkegaard no pudo soportar aquello por considerarlo un tremendo engao. Publicar un artculo en el Faedrelandet, titulado: Fue el obispo Mynster un "testigo de la verdad", uno de los "verdaderos testigos de la verdad"? En l, Kierkegaard reivindicaba su concepto de cristianismo como imitacin de Cristo a travs del sufrimiento, la pobreza, la humildad, y comparaba este cristianismo con la Cristiandad de Mynster y Martensen: "se nos presenta al obispo Mynster como un "testigo de la verdad", como uno de los "verdaderos testigos de la verdad"; el predicador lo afirma categricamente. Y recreando delante de nosotros la imagen del obispo desaparecido, contndonos su vida, su actividad religiosa y su muerte, nos invita a "imitar la fe de los autnticos modelos: los testigos de la verdad"; que han mostrado, por tanto, su fe -y aqu cita explcitamente a Mynster- "no slo con los discursos y las afirmaciones, sino con los hechos"; Martensen incluye al obispo Mynster en la "sacra estirpe de los testigos de la verdad que desde la poca de los apstoles han continuado su labor a travs de los siglos hasta nuestros das"...

"Debo alzarme en contra de estas afirmaciones... No es necesario ser demasiado perspicaz para darse cuenta -comparando el Nuevo Testamento con lo que predicaba Mynster- de que tenda deliberadamente a suavizar, ocultar y silenciar todo lo que en el cristianismo se presenta como ms exigente, todo lo que resulta incmodo, lo que hace ms difcil una vida placentera: el hecho de morir a uno mismo, el deber de sufrir a causa de esta doctrina, etc...

"Era el obispo Mynster un testigo de la verdad? T que ests leyendo sabes muy bien lo que el cristianismo entiende por "testigo de la verdad", pero permteme que te recuerde que para serlo es imprescindible sufrir por su causa...

"Un "testigo de la verdad" es una persona cuya vida transcurre, desde su inicio y hasta el fin, lejos de todo aquello que denominamos placeres...

"Un "testigo de la verdad" es un hombre que da testimonio de aquella verdad de su estado de pobreza, viviendo en la mediocridad, en la humillacin; un hombre a quien nadie aprecia por lo que posee, un hombre a quien se abomina, a quien se desprecia, se insulta y padece burlas..., finalmente es crucificado, decapitado, quemado en fuego o tostado sobre una parrilla, y su cadver es abandonado por su verdugo, sin recibir sepultura -as se entierran a los testigos de la verdad!- y sus cenizas son esparcidas por los cuatro vientos...

"Como nios jugando con soldaditos, juega al cristianismo quien intenta evitar los peligros que conlleva, y en el cristianismo "testigo" y "peligro" son trminos que se encuentran en una relacin mutua..."(62).

El enfrentamiento con la Iglesia luterana danesa estaba ya abierto. Al artculo apenas citado se unen otros veinte ms de carcter religioso, publicados en el mismo peridico, y una serie de breves ensayos, ms incisivos y provocadores, publicados por su cuenta bajo el ttulo El Momento.

La dureza de la polmica termin por arruinar el dbil sistema nervioso de Kierkegaard, ya empeorado por la ausencia de Regina Olsen, que se haba marchado en marzo de 1855 a las Antillas danesas, donde su marido, Schlegel, haba sido nombrado gobernador. El da de su marcha Regina logr verse con Sren, en una calle de Copenhague. Ella le dice: "Que Dios te bendiga, y ojal que todo te vaya bien!". Kierkegaard, sorprendido y emocionado, apenas es capaz de dar un paso atrs y le saluda con una inclinacin de cabeza.

El 2 de octubre de 1855 Kierkegaard se cay, sin fuerzas, sobre el pavimento de una calle de Copenhague. Sus dbiles piernas no podan ya con su peso fsico y menos an con el moral. Un transente le llev al Hospital Frederik. No conseguir ya abandonarlo. Entra en una lenta agona, hasta el 11 de noviembre de 1855, da en el que el Juez Divino le llam a su presencia. El da antes haba rehusado recibir la comunin de manos de un pastor, y ni siquiera quiso recibir la visita de su hermano Pedro. Slo le acompaaron su fiel amigo de la infancia, Emil Boesen, y el personal mdico. Segn el testimonio de su sobrina Henriette, el to Sren, antes de morir, daba "la impresin de ser una persona victoriosa, con la mirada viva y luminosa que emanaba de su rostro".

Sren Kierkegaard fue enterrado el 18 de noviembre. Su funeral se celebr en "Frue Kirche". Asistieron muchas personas de la ciudad. Fuera de la Iglesia, su hermano Pedro pronunci unas palabras en tono conciliador. En el cementerio, el pastor Tryde, enemigo de Kierkegaard pero ministro del entierro, se permiti dirigir algunas palabras de desaprobacin en relacin a la obra de Sren. Sin embargo, su sobrino H. Lund tom la palabra en defensa de su to. Llevaba en la mano el ltimo escrito de Kierkegaard, una copia del n 10 de El Momento, que haba sido entregado a la imprenta en esos das. Como desafo a la Iglesia Establecida de Dinamarca, ley la carta a la Iglesia de Laodicea del Apocalipsis, mientras el fretro de Kierkegaard era introducido en la fra tierra de Copenhague: "conozco tus obras, que no eres fro ni caliente. Ojal fueras fro o caliente! As, porque eres tibio y no eres ni caliente ni fro voy a vomitarte de mi boca. Porque dices: Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad, y no sabes que eres un desdichado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que compres de m, oro acrisolado por el fuego para que te enriquezcas, tnicas blancas para que te vistas y no aparezca la vergenza de tu desnudez, y colirio con que ungir tus ojos para que veas" (Ap 3, 15-21).

Sobre la tumba, siguiendo indicaciones precisas de Sren, se grab este verso del poeta H. A. Brorson:

"Todava un poco de tiempo

y entonces se ha ganado.

Y toda la disputa

se reduce a nada.

Entonces podr descansar

en la sala de las rosas

y eternamente, sin cesar,

hablar con Jess".

------------------------

Notas:

(1) KIERKEGAARD, S. Diario, Ultima malattia, Apndice A, en Diario di Kierkegaard, a cura di Cornelio FABRO, Morcelliana, Brescia 1980 (vol. 12, p.96). La traduccin es nuestra.

(2) IV A 85. Seguimos aqu el modo tradicional de citar el Diario. El nmero romano indica el volumen de la segunda edicin integral danesa (Samlede Vaerker, Copenaghen 1909-1948) en la que se encuentra el texto; la letra indica el tipo de obra (para el Diario es siempre la A); el nmero arbigo indica la pgina.

(3) X A 374.

(4) V A 108.

(5) Hay muchos textos del Diario en los que Kierkegaard escribe acerca de su relacin con el pietismo. En 1850 afirma: "Ciertamente el pietismo (no en el sentido de abstenerse del baile y de otras cosas exteriores, sino en el sentido de testimoniar y de sufrir por la verdad y tambin en el sentido de que el sufrimiento en este mundo pertenece al cristianismo y que el acomodarse de la prudencia mundana en este mundo es anticristiano), es indudablemente la nica forma lgica del cristianismo" (X3 A 437). Cfr. tambin X3 A 556, X4 A 84.

(6) En la introduccin a su obra incompleta Johannes Climacus o De omnibus est dubitandum, Kierkegaard cuenta cmo las reflexiones paternas influyeron en l desde la ms tierna edad. Cfr. IV B 13, 18. Sobre el influjo paterno cfr. tambin JOLIVET, R., Introduction Kierkegaard, Fontenelle, Abbaye S. Wandille 1946, pp. 1-6; LOWRIE, W., A short life of Kierkegaard, Princeton University Press, Princeton 1990, pp. 50-51.

(7) XI A 44.

(8) En un texto del Diario de 1835, escribiendo sobre la teologa, afirma: "Parece que es el campo que he preferido, pero tambin aqu encuentro grandes dificultades: es el cristianismo mismo que en ella me muestra tantos y tales contrastes que me impiden por lo menos la libertad de ver. Yo he crecido, lo puedo decir, en la ortodoxia; pero en el momento en que he empezado a reflexionar por mi cuenta, poco a poco el enorme coloso ha comenzado a tambalearse" (I A 72). En 1837 confiesa haber intentado todas las escapatorias para no ser cristiano en serio (II A 202). Cfr. JOLIVET, R., Introduction..., op. cit., pp. 12-15, donde pinta con vivos colores el alejamiento de Sren del cristianismo.

(9) I A 161.

(10) II A 228.

(11) Cfr. HAECKER, T. La joroba de Kierkegaard, 2 edicin, Rialp, Madrid 1956, pp. 67-68. Sciacca, en cambio, considera que estos sucesos no son comparables al de Pascal, para quien la experiencia del Mmorial marc un cambio radical, mientras que en Kierkegaard slo una decisin a tomarse ms en serio el cristianismo. (Cfr. SCIACCA, M. F., L"estetismo. Kierkegaard. Pirandello, Epos, Palermo 1990, p. 196). El mismo Kierkegaard, dos meses ms tarde, escribir: "Estoy tratando de abrazar ms intimamente mi relacin con el cristianismo. Porque hasta ahora yo he luchado por su verdad quedndome en un cierto modo afuera: he llevado la cruz de Cristo en un modo puramente exterior, como Simn el Cireneo (Luc 23, 26)" (II A 232). Jolivet, en cambio, acerca Kierkegaard a Pascal (cfr. JOLIVET, R., Introduction...., cit., p. X).

(12) VII A 5.

(13) Cfr. FABRO, C. Introduzione al Diario di Kierkegaard, 3 edicin, Morcelliana, Brescia 1980, p. 32.

(14) II A 805.

(15) Comentando en su Diario el deseo de satisfacer los deseos paternos, escribe: "La obligacin por mi parte de acontentarlo sera en verdad poca cosa en comparacin con lo que le debo. Porque es de l que he aprendido qu es el amor de un padre, de lo cual despus me hice la idea del amor paterno de Dios, la nica cosa permanente de la vida, el verdadero punto de Arqumedes" (III A 73).

(16) VIII A 117.

(17) X5 A 149.

(18) Ibidem.

(19) Haecker lo explica as: "con todo, esper todava ms de un ao, profundamente apenado, antes de romper su compromiso de manera efectiva y pblicamente. Por qu lo rompi? He aqu la verdadera cuestin que preocup a sus contemporneos y no menos que a ellos al propio Kierkegaard, y que sigue interesando todava a la posteridad por la gran repercusin que este suceso tuvo en sus escritos.

(...) Hubiera dado la vida por casarse, pero no poda. Por qu? Con frecuencia resumi l los motivos en esta sola palabra: "melancola"". (HAECKER, T. La joroba de Kierkegaard, op. cit., p. 173).

(20) X5 A 149.

(21) KIERKEGAARD, S, Stadi sul cammino della vita, Rizzoli, Milano 1993, pp. 499-500.

(22) X5 A 149.

(23) X5 A 150.

(24) X5 A 21.

(25) V A 33.

(26) VIII A 185.

(27) X A 61.

(28) Ibidem.

(29) X5 A 89.

(30) Cfr. HAECKER, T. La joroba de Kierkegaard, op. cit., pp. 180-183.

(31) IX A 488.

(32) VIII A 27.

(33) II A 806. Jolivet considera que la melancola kierkegaardiana est compuesta por un conjunto de elementos: la herencia paterna, bajo la forma quiz de una psicosis manaco-depresiva (como ha sostenido el Dr. Hidman Helweg), el fracaso de su actitud esttica en su juventud, la tristeza romntica y el sentimiento de culpa (cfr. JOLIVET, R., Introduction..., op. cit., p. 82). Cfr. tambin GUARDINI, R., Ritratto della malinconia, Morcelliana, Brescia 1990.

(34) X A 46.

(35) Cfr. III A 113.

(36) VII A 126.

(37) VII A 98.

(38) VII A 99.

(39) X A 98.

(40) El 27 de junio de 1846 se represent en el Teatro Real una comedia estudiantil. En ella apareca como personaje ridculo un cierto "Sren Kirk".

(41) VII A 98.

(42) Cfr. VII A 147.

(43) X1 A 247. Kierkegaard hizo solamente dos viajes al extranjero, los dos a Berln. El primero tuvo lugar desde octubre de 1841 hasta marzo de 1842, inmediatamente despus de la ruptura definitiva con Regina. All frecuenta las lecciones de Schelling en la Universidad de Berln, que le decepcionan. El segundo viaje lo hizo en mayo de 1843, y all escribe La repeticin.

(44) X A 247.

(45) IX A 64.

(46) X A 258.

(47) cfr. FABRO, C., Kierkegaard e la Chiesa di Danimarca, en "Nuovi Studi Kierkegaardiani", 1 (Potenza 1989), p. 122.

(48) VII A 169.

(49) VII A 221.

(50) VIII A 390.

(51) VIII A 397.

(52) VIII A 414.

(53) VIII A 415.

(54) IX A 84.

(55) IX A 85.

(56) Cfr. IX A 206.

(57) X A 353.

(58) X A 320.

(59) X A 454.

(60) X A 215.

(61) X A 565.

(62) KIERKEGAARD, S. Was Bishop Mynster a "witness to the truth", one of the genuine witnesses to the truth -is this the truth? en Kierkegaard"s Attack Upon "Christiandom", Princeton University Press, Princeton 1943, p. 5-8. (Traduccin de Walter Lowrie).

--------------------------------------------------------------------------------

(*) Mariano Fazio, filsofo e historiador, es Rector de la Universidad de la Santa Cruz (Roma)

2002 El Autor

2002 Edicin digital Arvo Net en lnea.

ASOCIACIN ARVO

1980-2006

Contacto: [email protected]

Director de Revistas: Javier Martnez Corts

Editor-Coordinador:Antonio Orozco Delcls

GUA. CAPTULO II. HERMENUTICA DE LA OBRA DE KIERKEGAARD

UNA SENDA EN EL BOSQUE

Gua del pensamiento de Kierkegaard

Por Mariano Fazio

a) Una hermenutica personal

Quizs uno de los filsofos de toda la historia de la filosofa sobre el que se han hecho interpretaciones de lo ms diversas y contrapuestas sea Sren Kierkegaard. Padre del existencialismo moderno -incluso del que niega la trascendencia- para algunos(1), del personalismo cristiano para otros(2), sustentador del realismo ontolgico(3), o carente de una profunda metafsica del ser para otros intrpretes(4), su pensamiento es signo de contradiccin.

Pretender una hermenutica definitiva de la obra del filsofo dans es una empresa no slo arriesgada sino ilusoria(5). El carcter ambiguo de su estilo literario, la gran cantidad de escritos, el obstculo no insignificante de la lengua original en el que fueron escritos, son algunos de los elementos que dificultan la realizacin de esta empresa.

Sin embargo, Kierkegaard nos ha dejado muchos textos autobiogrficos en los que, segn su propia opinin, se podra encontrar la clave de lectura para entender el sentido ltimo de su actividad literaria, o al menos para acercarnos a ella. Y digo "al menos", porque es tambin cierto que Kierkegaard -como hemos visto en el captulo precedente- declara abiertamente querer conservar en secreto algunos elementos de su biografa, sin los cuales nunca podremos penetrar en su pensamiento hasta lo ms profundo(6).

Los documentos ms relevantes para conocer el pensamiento ntimo de Kierkegaard son su voluminoso Diario, y en segundo lugar una obra breve, escrita en 1848, pero que ser publicada a ttulo pstumo en 1859. Me refiero a Mi punto de vista de mi actividad de escritor. En esta obra, una especie de declaracin pblica, el pensador de Copenhague abre al lector parte de su mundo interior. En ella aparecen las complicadas relaciones que tuvo con sus seudnimos, la conexin entre su obra edificante y su obra esttica, y revela, si bien es cierto con pudor, su relacin personal con Dios. El problema que presenta Mi punto de vista -por otra parte, comn a toda la especie literaria de las confesiones- es precisamente el de la sinceridad. Recientemente algunos autores, influenciados por el desconstruccionismo de Deleuze, aplican incluso a esta obra el carcter ambiguo que presentan las obras seudnimas, negando por tanto la veracidad de sus confesiones: "como los lectores de la poca, hemos aprendido la leccin; y si un da aparece a la venta, con la firma de Kierkegaard, una obra que pretende interpretar toda su actividad de escritor, y que lleva por ttulo "Una comunicacin directa, informe de la historia", sabremos ya antes de abrirla que la historia estar falsificada y su comunicacin ser intrincada y ambigua"(7).

Pero esta afirmacin parece un poco apresurada. Si nos fijamos en algunos textos del Diario, en los que Kierkegaard remarca los elementos fundamentales de Mi punto de vista -es decir, el considerarse un autor religioso-(8), y prestamos una especial atencin a aquellos textos que hacen referencia a esta obra, el lector tiende a pensar que en este libro Kierkegaard habla en serio(9). El tercer captulo de la segunda parte, que lleva por ttulo "La parte de la Providencia en mi profesin de escritor", que ocupa una parte importante de la obra, tiene un carcter netamente religioso e ntimo, y lleva a dar por buenas todas la pginas de la obra. La conciencia escrupulosa de Sren le habra impedido tomarse a broma su relacin personal con el Absoluto.

Confiando en la supuesta veracidad de estas pginas kierkegaardianas, analizaremos la primera parte y los primeros captulos de la segunda de Mi punto de vista. Antes de nada se hace necesario encuadrar cronolgicamente este libro. Escrito en 1848, Kierkegaard ya haba escrito la mayor parte de sus obras seudnimas (Aut-Aut, 1843; Temor y temblor, 1843; La repeticin, 1843; Migajas filosficas, 1844; El concepto de la angustia, 1844; Estadios sobre el camino de la vida, 1845), algunas obras edificantes que forman parte de las obras de comunicacin directa y la Apostilla conclusiva no cientfica a las "Migajas filosficas", considerada por el mismo Kierkegaard como "el punto decisivo de toda mi obra de escritor". Todava faltaban otras obras importantes (La enfermedad mortal, 1849; Ejercicio del Cristianismo, 1849; El Momento, 1855).

Desde el comienzo, Kierkegaard se define como un "escritor religioso": "el contenido de este pequeo libro afirma, pues, lo que realmente significa como escritor: que soy y he sido un escritor religioso, que la totalidad de mi trabajo como escritor se relaciona con el cristianismo, con el problema de "llegar a ser cristiano", con una polmica directa o indirecta contra la monstruosa ilusin que llamamos Cristiandad, o contra la ilusin de que en un pas como el nuestro todos somos cristianos"(10).

En este rico y al mismo tiempo claro fragmento, encontramos la definicin de lo que despus ser denominado "el problema" de la filosofa y por tanto de la vida humana: "hacerse cristiano". Este problema no se entiende si no se encuadra en la dialctica kierkegaardiana entre cristianismo y Cristiandad.

La Cristiandad -digmoslo una vez ms- consiste fundamentalmente en pertenecer a una comunidad eclesial -la Iglesia Luterana de Dinamarca- representante del "orden establecido". Es una pertenencia que no implica un modo determinado de vida: uno es cristiano porque ha sido bautizado cuando era nio, porque va a la iglesia en domingo, escucha el sermn del pastor y canta himnos. Pero aquello que el cristiano escucha el domingo no influye en su vida del lunes siguiente. La Cristiandad, dir Kierkegaard, es una ilusin. La tarea que se propone el filsofo dans -tarea que interpreta como un encargo divino- ser desvelar esa ilusin y ese engao de la Cristiandad, y presentar el verdadero cristianismo, que no es una doctrina para ser expuesta sino para ser vivida.

Despus de haber presentado su propio carcter de escritor religioso, nuestro autor subraya la importancia que tiene el factor religioso para poder entender toda su obra. Los escritos de carcter esttico -su obra seudnima- son una vestimenta, un "engao" al servicio del cristianismo: "pido a todos aquellos que tengan en el corazn la causa de la Cristiandad -y se lo pido con tanta ms urgencia cuanto ms seriamente se empeen en ella- que conozcan este pequeo libro, no curiosamente, sino con devocin, como se lee una obra religiosa. Naturalmente, no me importa el placer que ha encontrado o pueda encontrar el llamado pblico esttico al leer, atentamente o de pasada, las obras de carcter esttico, las cuales son un disfraz y un engao al servicio de la Cristiandad; porque yo soy un escritor religioso (...) Suponiendo que un lector de tal clase entiende a la perfeccin y aprecia crticamente las producciones estticas individuales, siempre me entender completamente mal, en cuanto no comprenda la religiosa totalidad en toda mi labor como escritor. Supongamos, pues, que otro entiende mis obras en la totalidad de su referencia religiosa, pero no entiende ni uno solo de los productos estticos contenidos en ellas; en este caso yo no dira que su falta de entendimiento fuera esencial"(11).

La obra esttica y la obra religiosa forman una unidad en la dualidad. Dualidad por el hecho evidente del carcter diverso de ambas obras, pero unidad porque el autor religioso no aparece "despus" del autor esttico: la dualidad se presenta desde el inicio de su actividad literaria -los dos primeros Discursos edificantes son contemporneos de Aut-Aut-, pero la finalidad ltima es la religiosa. Esta finalidad que da unidad a toda la obra se manifiesta en la Apostilla, que no es stricto sensu ni una obra esttica ni una religiosa. En ella Kierkegaard se plantea "el problema": cmo hacerse cristiano.

Segn el dans, toda su obra goza de un carcter dialctico. Ms concretamente Sren habla de reduplicacin dialctica puesta al servicio de un propsito serio. Para Kierkegaard la reduplicacin es el momento esencial de la dialctica cualitativa, es decir, transformarse en aquello en lo que se cree, en lo que se escribe o se predica. En las obras estticas Kierkegaard es un esteta, pero teniendo presente el "propsito serio" de toda su obra, lo esttico est al servicio de lo religioso.

Ser precisamente en el prefacio de los dos primeros Discursos edificantes -es decir, en una obra religiosa- donde introducir "la categora" -"mi categora", escribe Kierkegaard-: "el individuo": "(...) tena plena conciencia de que yo era un escritor religioso y que como tal me importaba "el individuo" ("el individuo", en oposicin a "el pblico"), pensamiento en el que est contenida toda una filosofa de la vida y del mundo"(12).

"El problema" -cmo hacerse cristiano- y "la categora" -el individuo- se integran mutuamente. El verdadero cristiano ser el individuo, la persona singular delante de Dios. Por eso hace falta desenmascarar la falsa ilusin de la Cristiandad, en la cual no se vive como individuos sino "en masa". En otras palabras, la Cristiandad vive en categoras estticas. En la segunda parte de Mi punto de vista, Kierkegaard explicar su tctica de reduplicacin dialctica: la produccin esttica como instrumento para desvelar el espejismo de la Cristiandad.

Precisamente desde el comienzo de esta segunda parte, Kierkegaard identifica la Cristiandad con una ilusin: "todo aquel con alguna capacidad de observacin que considere seriamente lo que se llama Cristiandad, o las condiciones de un pas llamado cristiano, sin duda se sentir asaltado por profundas dudas. Qu significa el que todos esos miles y miles se llamen a s mismos cristianos como cosa corriente? Esos hombres innumerables, cuya mayor parte, segn es posible juzgar, vive en categoras completamente ajenas al cristianismo! Cualquiera se puede convencer de ello por la ms simple observacin. Gente que nunca entra en una iglesia, que nunca piensa en Dios, nunca menciona su nombre, excepto en los juramentos! Gente a la que nunca se le ha ocurrido que puede tener alguna obligacin hacia Dios, gente que, o bien considera sta como mximo en la culpabilidad de trasgredir la ley criminal, o que ni siquiera considera esto necesario! Sin embargo, toda esa gente, incluso aquellos que aseguran que no hay Dios, es cristiana, se llama cristiana, es reconocida como cristiana por el Estado, es enterrada como cristiana por la Iglesia, queda como cristiana para la eternidad!"(13).

La cuestin que se plantea el filsofo dans es cmo poder destruir esa ilusin. No es posible atacar una ilusin de forma directa: el defensor del verdadero cristianismo, que intente denunciar abiertamente como no cristiana una sociedad autodenominada cristiana -esto es, que vive inmersa en las categoras de la Cristiandad- ser considerado como un fantico, un exagerado, un loco. La nica manera de desenmascarar la ilusin de la Cristiandad ser a travs de un mtodo indirecto. La Cristiandad vive segn la categora esttica. Esta categora presenta para Kierkegaard la forma de vida del hombre que est bajo el seoro de la "impresin sensible". El esteta es, pues, el hombre que vive a flor de piel, el cazador de sensaciones que se vuelca sin lmites en la inmediatez, en el instante huidizo e irrepetible en lo que tiene de interesante o placentero, el hedonista que ordena su existencia al placer y al goce en toda su casi infinita gama de posibilidades, desde el goce de la vida hasta el goce de s mismo. Por tanto el escritor religioso debe meterse en contacto con esos hombres comenzando con obras estticas: "estas son las arras. Cuanto ms brillantes sean esas obras mejor para l. Adems, debe estar seguro de s mismo, o (y sta es la nica seguridad) debe relacionarse con Dios, con miedo y temblor, a fin de que acontezca el hecho ms opuesto a sus intenciones, y, en lugar de poner en movimiento a los otros, los otros adquieren poder sobre l, de forma que termina empantanndose en lo esttico. Por tanto, debe tenerlo todo dispuesto, aunque sin impaciencia, con el propsito de sacar inmediatamente lo religioso, en cuanto perciba que tiene a sus lectores con l, de forma que con el mpetu conseguido por la devocin a lo esttico entren en contacto con lo religioso"(14).

Kierkegaard, haciendo alarde de un profundo conocimiento de la psicologa humana, explica cmo el escritor religioso debe ayudar a las dems personas eficazmente. Para llegar a la gente, debe ir a buscarla all donde se encuentra. Y ya sabemos cmo los cristianos de la Cristiandad viven segn categoras estticas. Por tanto, el religioso se hace esttico, pero sin perder de vista su misin ltima: buscar al otro -a travs de las categoras estticas- para llevarlo hacia "la" categora -ser individuo, ser cristiano-.

Nadie puede obligar a una persona a hacerse cristiana, pero todo cristiano tiene por lo menos la obligacin de ayudar a los dems a darse cuenta de que en la Cristiandad no son verdaderos cristianos, y que deben superar las categoras estticas: "de forma que cuando un autor religioso en la cristiandad, cuyo pensamiento absorbente es la tarea de llegar a ser cristiano, hace todo lo posible para que la gente se d cuenta (si lo logra o no es otra cuestin), debe empezar como escritor esttico y hasta un punto determinado debe mantenerse en este papel. Pero necesariamente debe haber un lmite; porque su objetivo es hacer que la gente se d cuenta. Y hay una cosa que el autor no debe olvidar: su propsito, la distincin entre esto y aquello, entre lo religioso como cosa decisiva y el incgnito esttico, para que el entrecruce de la dialctica no termine en parloteo"(15).

Hasta este momento hemos analizado someramente los primeros captulos de Mi punto de vista. Kierkegaard presenta una hermenutica personal de su propia obra. Esta hermenutica gira en torno a "su" categora, el individuo, y al "problema": cmo hacerse cristiano. Si continuamos confiando en la esencial sinceridad de Mi punto de vista, se puede analizar toda la obra de Kierkegaard bajo esta perspectiva. La "categora" y el "problema" de la hermenutica personal de Kierkegaard llevan, en una esfera teolgica, a una hermenutica de la sagrada escritura, y en una esfera filosfica, a la fundacin de una antropologa metafsica.

"Cristiano" es para Kierkegaard el extraordinario, aquel que ha dado el salto hacia el Absoluto, movido por la fe. Kierkegaard introduce la categora del salto, en el lugar de la mediacin hegeliana que era la categora de lo continuo, de lo homogneo e idntico(16). El salto es la categora de lo discontinuo, de lo heterogneo y diferente. Mediar a la manera de Hegel, es identificar los contrarios, suprimir la diferencia irreductible del individuo existente, abolir la cualidad en aras de la cantidad(17). La mediacin destruye, en opinin de Kierkegaard, la realidad propia de Dios y del hombre. Entre el mundo humano y el divino, entre lo finito y el infinito media un abismo que ninguna mediacin puede superar: no queda sino saltar. La fe no se escandaliza frente al Modelo, Cristo. La dialctica tiempo-eternidad, contingente-necesario, que tiene su propia racionalidad en el horizonte intramundano, es desmontada por el Dios que se hace hombre. La fe requiere la humildad de la razn: "bienaventurado el que no se escandalice de m!" ser uno de los lemas del Ejercicio del Cristianismo. Se hace cristiano el que sufre el escndalo y logra dar el salto.

Ser extraordinario no es privilegio de unos pocos elegidos. Todos pueden lograrlo: ser extraordinario es ser individuo, el individuo frente a Dios. El hombre que vive segn categoras estticas no es propiamente hombre porque no tiene identidad -vive "masificado", como pblico-. Un yo que logra desesperarse de s mismo -la angustia y desesperacin del pecado- y que se fundamenta en aquella relacin en la que consiste ser hombre, es decir, en relacin con el Absoluto, capta la transparencia de su esencia y se convierte en individuo: "relacionndose consigo mismo, queriendo ser l mismo, el yo se funda sobre la transparencia en la potencia que le ha colocado"(18).

Hacerse cristiano es ser individuo. La contingencia del yo que se fundamenta sobre la transparencia del Absoluto nos lleva nuevamente a la dialctica cristianismo-Cristiandad de la hermenutica personal kierkegaardiana: la necesidad de salir de las categoras meramente estticas para asomarse a la esfera tico-religiosa del individuo frente a Dios.

No es posible entender a Kierkegaard fuera del radicalismo cristiano(19). Las posibles hermenuticas de su obra deben respetar la finalidad religiosa que su autor confiesa tener repetidas veces. Detrs de toda lectura de Kierkegaard, para permanecer fieles a su mensaje ltimo, deben quedar claros algunos puntos que son de naturaleza teolgica y metafsica: la contingencia del yo, que tiende hacia la nada si permanece en la inmediatez del estado esttico, y por la que necesita de una fundamentacin trascendente; los lmites de la razn, que empujan hacia la desesperacin, producto del pecado; y la infinitud de la fe, con la que llega a trmino la vocacin humana y cristiana del individuo.

b) La comunicacin directa e indirecta

Con todo lo dicho, podemos ahora acercarnos a la presentacin de la obra kierkegaardiana. Toda la produccin del dans forma una unidad en la diversidad: diversidad de tono, estilo, seudnimos, argumentos, pero una diversidad reconducible al "problema" y a la "categora", de la hermenutica de Sren.

La primera gran clasificacin que se debe realizar de la obra de Kierkegaard es entre la comunicacin "directa" y la comunicacin "indirecta". La primera lleva la firma de Kierkegaard: con su nombre se hace responsable de cuanto escribe y afirma, y considera cada obra como "suya"; la comunicacin indirecta, por el contrario, es la seudnima, en la que Kierkegaard hace hablar a autores imaginarios.

Cul es la relacin existente entre Kierkegaard y sus seudnimos? Todo cuanto se ha atribuido a la pluma de Virgilius Haufniensis o a la de Vctor Eremita forma parte del pensamiento ntimo de Kierkegaard? En varios textos de su comunicacin directa Kierkegaard ha repetido su propia posicin personal. Con particular claridad hace referencia a este punto en el Aadido a la Apostilla conclusiva no cientfica. En ella el dans explica que sus seudnimos y los diversos nombres empleados tienen una razn de ser esencial en la misma produccin literaria: los diversos autores expresan diferentes modos de existir, de variedad psicolgica, "que ninguna persona de carne y hueso podra o querra permitirse encontrar en los lmites morales de la realidad". Por ello, cada seudnimo muestra su propia concepcin de la vida, y no la de Kierkegaard. Es ms, el dans reconoce que se acerca a los seudnimos como lector: "no hay en las obras seudnimas ni una palabra ma; yo no tengo ni una sola opinin de ellos si no es como tercera persona, ningn conocimiento de su importancia si no es como el de cualquier lector"(20).

Kierkegaard asume la responsabilidad de los seudnimos desde el punto de vista jurdico y literario: "en sentido dialctico lato he sido yo quien ha "proporcionado la ocasin" de escuchar esta obra en el mundo de lo real, el cual naturalmente no puede ocuparse de escritores potico-realistas y por eso, con perfecta coherencia y con pleno derecho, desde el punto de vista jurdico y literario, la obra se atiene a m"(21). Sren llegar a aclarar que si alguien quiere hacer una cita textual de una obra seudnima, lo haga con el nombre del seudnimo y no con el suyo. Las concepciones de la vida que muestran Frater Taciturnus o Johannes de Silentio, insiste Kierkegaard, no son la suya propia, si bien alguna vez pueden coincidir con algn punto de vista personal. Por el contrario, Kierkegaard se reconoce a s mismo como autor "del todo propio y directo" de los Discursos edificantes, "y de cada palabra que contienen"(22).

El juego de los seudnimos, con la ambigedad del estilo utilizado, en el entramado de la dialctica de toda su obra, constituye una de las dificultades ms evidentes para poder penetrar en el autntico pensamiento kierkegaardiano. Pensamiento, por otra parte, impenetrable hasta sus ltimas consecuencias, por la inconclusividad de sus ideas y de sus actitudes existenciales.

En la comunicacin indirecta -la obra seudnima- se puede hacer una ulterior clasificacin entre las obras en las que Kierkegaard aparece como editor, y aquellas otras en las que su nombre no aparece de ninguna manera.

La comunicacin directa presenta un panorama an ms rico en diversidad de estilos y gneros literarios. Est formada, antes que nada, por una amplia serie de Discursos edificantes de carcter religioso, por un ensayo crtico sobre Hans Christian Andersen (De las cartas de alguien an con vida, 1838), por su tesis de graduacin (El concepto de la irona, 1841), por un Aadido a la Apostilla, por el ya mencionado Mi punto de vista de mi actividad de escritor, dos ensayos autobiogrficos (Para un examen de uno mismo, recomendado a mis contemporneos, 1851, y Juzga por ti mismo, 1851-1852), por algunos artculos de prensa y 10 fascculos titulados El Momento, en los que se enfrenta con la Iglesia Luterana de Dinamarca.

En la comunicacin directa se deben incluir tambin la mayor parte de sus Papirer (Documentos), es decir de las obras inditas. Los editores daneses de los documentos los han clasificado en tres grupos: el grupo A est constituido por el voluminoso Diario, que Kierkegaard escribe entre 1834 y 1855; el grupo B contiene ensayos no publicados, correcciones y anotaciones a obras publicadas, e incluso esbozos de obras inconclusas; por ltimo el grupo C contiene apuntes de escuela y de literatura.

Teniendo en cuenta todo lo dicho, damos a continuacin una lista de las obras de Kierkegaard. Est realizada siguiendo un orden cronolgico. La explicacin que se hace de cada escrito es solamente ilustrativa, no pretende ser una sntesis exacta. Aadimos tambin las principales partes en las que se dividen, y que de vez en cuando se presentan en las traducciones como libros en s, lo que conlleva an ms confusin para entender el conjunto de la obra del dans:

De los papeles de un hombre que an vive. Publicado contra su voluntad por Sren Kierkegaard en septiembre de 1838. En esta pequea obra, la primera publicada por l, Kierkegaard ataca al famoso cuentista dans, Hans Christian Andersen. El ensayo no empieza ni con Andersen ni con la filosofa de Kierkegaard sino con Hegel. En esta obra emergen tres puntos de inters: el ataque a Andersen, una teora de la novela, y la teora kierkegaardiana del individuo.

El concepto de la irona, con constante referencia a Scrates. Es la tesis de Kierkegaard, aprobada por la Universidad de Copenhague el 16 de septiembre de 1841. Con ocasin de este estudio Kierkegaard hace un ataque al romanticismo y al hegelianismo.

Confesin pblica. Firmado por S. Kierkegaard. Artculo publicado en el Faedrelandet, el 12 de junio de 1842. En este artculo deja ver su posicin con respecto a algunos de sus contemporneos, como J.L. Heiberg.

La alternativa (tambin conocido como Aut-Aut) Editado por Vctor Eremita (febrero de 1843). Es una obra escrita en dos volmenes. El primero consta de reflexiones estticas realizadas por un poeta. La segunda parte son consideraciones ticas que centran su atencin en el matrimonio, haciendo una crtica a la vida esttica.

Dos discursos edificantes (mayo de 1843). La espera de la fe (Gal. III, 23 y ss.). Todo don bueno y perfecto viene de lo alto (Iac. I, 17-22).

Una pequea explicacin. Artculo publicado en el Faedrelandet el 16 de mayo de 1843. Firmado por Sren Kierkegaard. Es la explicacin al difundido rumor de que Kierkegaard era el autor de un sermn. Contesta escribiendo que en enero dio un sermn sobre el texto de Phil. I, 19-25.

La repeticin. Un ensayo de psicologa experimental. Por Constantin Constantius (octubre de 1843). Es una obra en la que los elementos autobiogrficos y las consideraciones filosficas se encuentran estrechamente unidas.

Temor y temblor. Una lrica dialctica. Por Johannes de Silentio (octubre de 1843). Con ocasin del relato bblico de Abraham, el autor hace un estudio sobre las exigencias de la fe aadiendo la esfera religiosa a los dos modos de existencia -esttica y tica- presentados en La alternativa.

Tres discursos edificantes (octubre de 1843). La caridad cubre la muchedumbre de los pecados -los dos primeros- (I Pet. IV, 7-12). El fortalecimiento en el hombre interior (Eph. III, 13-21).

Cuatro discursos edificantes (diciembre de 1843). El Seor me lo dio, el Seor me lo quit. Alabado sea su nombre! (Iob. I, 20-21). Todo don bueno y perfecto viene de lo alto -dos discursos- (Iac. I, 17-22). La salvacin del alma por medio de la paciencia (Lc. XXI, 19).

Post-scriptum a "La alternativa". Firmado por Vctor Eremita el 1 de marzo de 1844 (publicacin pstuma). El editor ficticio de La alternativa justifica su propsito, da una explicacin del seudnimo y del porqu del ttulo de la obra.

Dos discursos edificantes (marzo de 1844). La salvacin del alma por medio de la paciencia (Lc. XXI, 19). La paciencia en la espera (Lc. II, 33-40).

Tres discursos edificantes (junio de 1844). Acurdate de tu creador en los das de tu juventud (Eccl. XII, 1). La esperanza de una felicidad eterna (II Cor. IV, 17-18). Conviene que El crezca y yo menge (Ioh. III, 30).

Migajas filosficas o un poco de filosofa. Por Johannes Climacus. Editado por S. Kierkegaard (junio de 1844). Las "migajas filosficas" es una expresin que se opone irnicamente a los voluminosos tratados en los que se exponen los sistemas filosficos. Climacus encarna la filosofa que en nombre del saber cree poder dar una explicacin de todo.

El concepto de la angustia. Una simple deliberacin sobre las lneas psicolgicas en direccin al problema dogmtico del pecado original. Por Vigilius Haufniensis (junio de 1844). Es una crtica a la tica racionalista, especialmente a la hegeliana. Basndose en los conceptos de posibilidad y libertad hace un anlisis minucioso de la angustia, como estado precedente y consecuente al pecado original. Llega a la conclusin de que la angustia unida a la fe es el medio de salvacin.

Cuatro discursos edificantes (agosto de 1844). Tener necesidad de Dios es la mayor perfeccin del hombre. El aguijn de la carne (II Cor. XII, 7). Contra la pusilanimidad (2 Tim. I, 7). La verdadera oracin hace vencedor al hombre (Mc. VIII, 35; y Lc. IX, 24).

Estadios sobre el camino de la vida. Estudios de diversas personas. Publicado por Hilarius Encuadernador (abril de 1845). Est formado por tres obras. En la primera, In vino veritas, por William Afham, cinco amigos presentan sus motivos -estticos- por los que es preferible no casarse. La segunda, Palabras sobre el matrimonio en respuesta a las objeciones, escrita por un esposo annimo, describe la belleza del matrimonio, criticando indirectamente algunos de los argumentos presentados anteriormente. La tercera, Culpable? No culpable? Una historia de sufrimiento. Experiencia psicolgica por el Frater Taciturnus. Narra en forma de diario el rompimiento de un compromiso matrimonial a causa de la melancola y conflictos religiosos (con clara referencia autobiogrfica).

Tres discursos sobre circunstancias concretas (abril de 1845). Con ocasin de una confesin -entendida como un examen de conciencia delante de Dios-. Con ocasin de un matrimonio. Con ocasin de un entierro.

Un poco ms que una postura al punto. Por S. Kierkegaard. Artculo publicado en el Faedrelandet el 9 de mayo de 1845. En este artculo pide no ser considerado el autor de textos que no lleven su nombre.

Actividad de un esteta ambulante, y cmo l cubri, a pesar de todo, con los gastos de la fiesta. Artculo publicado en le Faedrelandet el 27 de diciembre de 1845. Firmado por Frater Taciturnus. Con este artculo se inici la guerra abierta entre P. L. Mller y Kierkegaard.

Apostilla conclusiva no cientfica a las "Migajas filosficas". Por Johannes Climacus. Editado por S. Kierkegaard (febrero 1846). En la primera parte trata el problema objetivo de la verdad del cristianismo, desde el punto de vista histrico y especulativo. La segunda parte trata el problema desde el punto de vista subjetivo: la relacin del sujeto con la verdad del cristianismo, o cmo hacerse cristiano.

Una resea literaria (marzo de 1846). Firmada por Kierkegaard. Es una resea a la obra Dos pocas de un autor annimo y publicada por J.L. Heiberg. En esta resea Kierkegaard da un diagnstico de la sociedad contempornea.

El libro sobre Adler (publicacin pstuma 1846-47). Adler, pastor de Bornhelm, renunci a sus investigaciones filosofico-hegelianas en 1843 para atenerse slo a la Biblia. Por las obras que Adler public despus de este acontecimiento fue considerado como un desequilibrado y fue relevado de su cargo de pastor. Kierkegaard consider conveniente que la sociedad cristiana pasara por una crisis semejante y estaba persuadido de que l podra provocar esta sacudida.

Discursos edificantes con diversos puntos de vista (marzo de 1847, publicacin pstuma). Consta de tres partes. Con ocasin de una confesin (extenso discurso en el que queda de manifiesto el significado y valor de la categora Individuo). Lo que aprendemos de los lirios del campo y de las aves del cielo (tres reflexiones sobre la grandeza de la condicin humana; Mt. VI, 24-34). El evangelio de los sufrimientos (siete consideraciones sobre la alegra cristiana en el sufrimiento; Lc. XIV, 27 y Mt. XI, 30).

Las obras del amor: "Meditaciones cristianas en forma de discursos" (septiembre de 1847). En ella Kierkegaard explica la diferencia entre el orden cristiano y el orden humano partiendo del amor.

La dialctica de la comunicacin tica y tico-religiosa (escrito en 1847, publicacin pstuma). Es un texto inacabado sobre la hipertrofa de los medios de comunicacin, poniendo en duda el que realmente comuniquen.

Discursos cristianos (abril de 1848). Est formado por cuatro partes. La primera expone las preocupaciones de los paganos. La segunda los sentimientos en la lucha ante los sufrimientos. La tercera contiene pensamientos que hieren por la espalda para la edificacin (siete consideraciones en torno a pasajes bblicos). Y la cuarta son unos discursos en torno a la comunin de los viernes.

La crisis y una crisis en la vida de una actriz. Por Inter et inter. Impreso en cuatro partes en el Faedrelandet en julio de 1848. Esta actriz, que el texto nunca nombra, era la esposa de Johan Ludvig Heiberg. Despus de la muerte de Kierkegaard Heiberg lo public como un libro completo.

Mi punto de vista de mi actividad de escritor. Por Sren Kierkegaard. Edicin pstuma escrita en 1848 y publicada por su hermano en 1859. Muestra cmo toda su obra debe ser interpretada desde un punto de vista religioso y habla de la necesidad de la comunicacin indirecta para lograr ese fin. Hace algunas reflexiones autobiogrficas relacionadas con su tarea de escritor.

Los lirios del campo y las aves del cielo. Tres discursos piadosos. Son consideraciones sobre el silencio, la obediencia y la alegra cristianas comentando Mt. VI, 24-34.

La enfermedad mortal. Una exposicin psicolgica cristiana para la edificacin y el despertar. Por Anti-Climacus. Editado por S. Kierkegaard en julio de 1849. En esta obra Kierkegaard hace un estudio del hombre como espritu y de la desesperacin de querer reducirse a una de sus categoras sin fundamentarse en Dios. La desesperacin o pecado debe entenderse como un yo frente a Dios, y no mal interpretarse bajo categoras exclusivamente racionales.

El Sumo Sacerdote. El publicano. La pecadora. "Tres discursos a propsito de la comunin de los viernes" (octubre de 1849). Son consideraciones en torno a Heb. IV, 15; Lc. XVIII, 13; y Lc. VII, 47.

La neutralidad de la armada o mi posicin como autor cristiano dentro de la Cristiandad (escrito en 1849, publicacin pstuma). En esta obra Kierkegaard expone las perspectivas que quiere abrir a sus contemporneos sobre la verdadera significacin de la existencia cristiana en el seno de una cristiandad oficialmente establecida.

Ejercicio del Cristianismo. Por Anti-Climacus. Editado por S. Kierkegaard en septiembre de 1850. A partir de una exgesis de Cristo como ocasin de escndalo, Kierkegaard describe las exigencias de la fe, especialmente la de hacerse contemporneo con Cristo.

Un discurso edificante (diciembre de 1850). Consideraciones sobre la pecadora (Lc. VII, 37-50).

Con ocasin de una observacin del Dr. Rudelbach concerniente a m. Artculo publicado en el Faedrelandet el 31 de enero de 1851. Andreas Gottlob Rudelbach era una de las cabezas de la ortodoxia neo-luterana danesa. En este artculo Kierkegaard critica la Iglesia danesa.

La inmutabilidad de Dios. "Un discurso". Pronunciado el 18 de mayo de 1851 en la iglesia de la Ciudadela de Copenhague, y publicado en septiembre de 1855. A partir de Iac. I, 17-22, critica el intento hegeliano de hacer una sntesis entre la filosofa de la historia y la teologa.

Sobre mi obra de escritor. Por S. Kierkegaard (agosto de 1851). Kierkegaard explica el papel de varios seudnimos y subraya las categoras en las que debe entenderse el conjunto de su produccin literaria.

Dos discursos a propsito de la comunin de los viernes (escrito en 1849 y publicado en octubre de 1851). Aquel a quien poco se le perdona poco ama (Lc. VII, 47). La caridad cubre la muchedumbre de los pecados (1 Pet. IV, 8).

Para un examen de conciencia recomendado a los contemporneos (septiembre de 1851). Muestra la hipocresa de la Cristiandad en la Dinamarca de sus das, contraponiendo su modo de vida con las exigencias de Iac. I, 22-27 y Act. I, 1-12.

Juzgad vosotros mismos!. Para un examen de conciencia recomendado a los contemporneos (escrito en 1851-1852, su publicacin fue pstuma en 1876). Comentando dos textos del Nuevo Testamento, I Pet. IV, 7 y Mt. VI, 24-34, Kierkegaard hace una crtica directa al obispo Mynster y a la Cristiandad oficial, que se sirven de su condicin para conseguir honores mundanos.

Entre el 18 de diciembre de 1854 y el 26 de mayo de 1855 Kierkegaard public en el peridico Faedrelandet una serie de veintin artculos en los que responda a los ataques que reciba del Corsario. La afirmacin del obispo Martensen: "El obispo Mynster es un testigo de la verdad, uno de los verdaderos testigo de la verdad", fue el punto de partida de estos escritos que se caracterizan por el abierto ataque de Kierke