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1 Guía básica para animadores y animadoras de las comunidades en la Diócesis de Caguas VICARÍA DE PASTORAL DE LA DIÓCESIS DE CAGUAS APARTADO 8698, CAGUAS, PUERTO RICO 00726 (787) 747-5885, FAX (787) 747-5616 www.diocesisdecaguaspr.org 2010

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Guía básica para animadores y animadoras

de las comunidades en la Diócesis de Caguas

VICARÍA DE PASTORAL DE LA DIÓCESIS DE CAGUAS APARTADO 8698, CAGUAS, PUERTO RICO 00726

(787) 747-5885, FAX (787) 747-5616 www.diocesisdecaguaspr.org

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GUÍA BÁSICA PARA LOS ANIMADORES Y ANIMADORAS DE LAS COMUNIDADES EN LA DIÓCESIS DE CAGUAS

CONTENIDO

PRIMERA PARTE: EL SENTIDO DEL PROYECTO; ¿QUÉ QUEREMOS?

0. Textos bíblicos y del Magisterio que sustentan este Proyecto

1. Presentación

2. Introducción

3. ¿De dónde venimos en este Proyecto y quién está “detrás” de todo esto?

4. Hacia dónde vamos: Visión, misión y espíritu de las comunidades en la Diócesis de Caguas

5. El amor: antes, durante y después

6. El sentido de “itinerario” 6.1 La meta: la unidad perfecta 6.2 La Iglesia Católica siempre ha tenido un proceso, itinerario o “método” 6.3 El proceso adoptado en la Diócesis de Caguas y a qué nos inicia 6.4 El proceso se realiza poco a poco, por etapas progresivas de valores

SEGUNDA PARTE: LA REALIZACIÓN DEL PROYECTO; ¿CÓMO LO LOGRAREMOS?

7. ¿Cómo comenzar el proceso? 8. Cómo se llevará el proceso: las Tres “O”: Oración, Orientación, Organización, los Alégrate y los Cinco Pasos

8.1 La campaña de las Tres “O” 8.2 Qué es un “¡Alégrate!” 8.3 Los cinco pasos comunitarios

9. Los Equipos Coordinadores para las comunidades

9.1 Quiénes forman el Equipo 9.2 Tareas del Equipo

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10. La sectorización para establecer las comunidades

10. 1 El porqué o sentido de la sectorización 10.2 Tareas específicas de la sectorización

A. Hacer el mapa y la configuración territorial B. Identificar contactos e invitarlos C. Encuentros Alégrate con las personas-contacto

11. Materiales de apoyo

12. Conclusión

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PRIMERA PARTE:

EL SENTIDO DEL PROYECTO:

QUÉ QUEREMOS

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Textos bíblicos y del Magisterio que sustentan este Proyecto

«Los creyentes eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, la fracción

del pan y las oraciones. Se extendió un gran temor de Dios, pues los apóstoles realizaban

muchos prodigios y señales. Todos los que creían vivían unidos, teniendo sus bienes en

común, pues vendían sus posesiones y haciendas, y las distribuían entre todos según la

necesidad de cada uno.

Diariamente acudían con una sola alma al templo, partían el pan en las casas y tomaban

el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía

del pueblo.

Y cada día, el Señor iba agregando a los que habían de ser salvados.»

Hechos de los Apóstoles 2, 42-47

«Teniendo en cuenta las dimensiones de nuestras parroquias, es aconsejable la

sectorización en unidades territoriales más pequeñas, con equipos propios de animación y

coordinación que permitan una mayor proximidad a las personas y grupos que viven en el

territorio. Es recomendable que los agentes misioneros promuevan la creación de

comunidades de familias que fomenten la puesta en común de su fe cristiana y las

respuestas a los problemas.»

Documento de Aparecida, núm. 372

«Las comunidades eclesiales de base, en el seguimiento misionero de Jesús, tienen la

Palabra de Dios como fuente de su espiritualidad y la orientación de sus Pastores como guía

que asegura la comunión eclesial. Despliegan su compromiso evangelizador y misionero

entre los más sencillos y alejados, y son expresión visible de la opción preferencial por los

pobres. Son fuente y semilla de variados servicios y ministerios a favor de la vida en la

sociedad y en la Iglesia. Manteniéndose en comunión con su obispo e insertándose al

proyecto de pastoral diocesana, las Comunidades Eclesiales de Base se convierten en un

signo de vitalidad en la Iglesia particular. Actuando así, juntamente con los grupos

parroquiales, asociaciones y movimientos eclesiales, pueden contribuir a revitalizar las

parroquias haciendo de las mismas una comunidad de comunidades.»

Documento de Aparecida, núm. 179

«La comunidad eclesial de base, como comunidad, integra familias, adultos y jóvenes, en

íntima relación interpersonal en la fe. Como eclesial es comunidad de fe, esperanza y

caridad; celebra la palabra de Dios en la vida, a través de la solidaridad y compromiso con

el mandamiento nuevo del Señor y hace presente y actuante la misión de la Iglesia y la

comunión visible con los legítimos pastores, a través del servicio de coordinadores

aprobados. Es de base por estar constituida por pocos miembros, en forma permanente y

a manera de célula de la gran comunidad» (n. 641). Las CEB son «fuente de nacimiento de

ministerios laicales» (n. 98). Comprometidas con los pobres y los oprimidos (n. 1.147),

no vienen a formar una estructura elitista, sino que «son expresión del amor preferente de la

Iglesia por el pueblo sencillo; en ellas se expresa, valora y purifica su religiosidad y se le da

posibilidad concreta de participación en la tarea eclesial y en el compromiso de transformar

el mundo.»

Documento de Puebla, n. 643

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«Parece por tanto oportuno la formación de comunidades y grupos eclesiales de tales

dimensiones que favorezcan verdaderas relaciones humanas. Esto permitirá vivir más

intensamente la comunión, procurando cultivarla no sólo „ad intra‟, sino también en la

comunidad parroquial a la que pertenecen estos grupos y con toda la Iglesia diocesana y

universal. En este contexto humano sera también más fácil escuchar la Palabra de Dios,

para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas humanos y madurar opciones

responsables, inspiradas en el amor universal de Cristo. La institución parroquial así

renovada puede suscitar una gran esperanza. Puede formar a la gente en comunidades,

ofrecer auxilio a la vida de familia, superar el estado de anonimato, acoger y ayudar a que

las personas se inserten en la vida de sus vecinos y en la sociedad. De este modo, cada

parroquia hoy, particularmente las de ámbito urbano, podrá fomenter una evangelización

más personal, y al mismo tiempo acrecentar las relaciones con los otros agentes sociales,

educativos y comunitarios.»

Documento Ecclesia in America, n. 41

«Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos

ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y

responder también a las profundas esperanzas del mundo.

¿Qué significa todo esto en concreto? También aquí la reflexión podría hacerse enseguida

operativa, pero sería equivocado dejarse llevar por este primer impulso. Antes de programar

iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola

como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano,

donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales,

donde se construyen las familias y las comunidades. Espiritualidad de la comunión

significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que

habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos

que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa, además, capacidad de

sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como « uno

que me pertenece », para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus

deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.

Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo

en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un « don para mí », además de

ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente. En fin, espiritualidad de la

comunión es saber « dar espacio » al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros

(cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y

engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias. No nos

hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos

de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus

modos de expresión y crecimiento.»

Carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte”, de Juan Pablo II, #43.

Preguntas para estudio:

¿Qué cosas fundamentales proponen estos textos? ¿En qué enfatizan?

¿En qué se relacionan estos textos con el Proyecto Jubileo de la Diócesis?

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1. Presentación:

La Diócesis de Caguas se renueva con gran entusiasmo, siguiendo la Palabra de Dios, las

indicaciones pastorales del Concilio Vaticano II, de las Conferencias Generales del

Episcopado Latinoamericano, y la experiencia viva de sus agentes pastorales y de sus

comunidades.

En este momento en que la problemática social desafía a la evangelización para responder

adecuadamente a los efectos de la crisis que vivimos, reafirmamos nuestra opción por el

Reino de Dios, por Jesús como Camino, Verdad y Vida, y por una Iglesia que crece en la

fe, la esperanza y el amor en comunidad. Es una experiencia en donde nos convertimos en

discípulos-misioneros/as, comprometidos profundamente con la transformación solidaria de

nuestras relaciones y de la sociedad.

Este proceso, en sus muchas facetas (conversión-renovación-crecimiento-santificación-

acción-compromiso personal y comunitario – misión), es lo que constituye el

“PROYECTO JUBILEO” o Plan de Pastoral de Conjunto de la Diócesis de Caguas. Cada

vez que se mencione el “Proyecto” en esta Guía, nos estaremos refiriendo al proceso

dinámico, al “itinerario” (camino espiritual), proceso de iniciación o catecumenado, que las

comunidades desarrollarán a lo largo de las Parroquias y de la Diócesis.

Invitamos a todos los agentes pastorales que colaborarán en el establecimiento de las

diversas comunidades eclesiales a que se adentren en el estudio de esta Guía para que,

juntos/as y animados/as por el Espíritu Santo, nos lancemos sin temor a esta gran

experiencia del Reino de Dios.

2. Introducción

Los valores profundos que nos motivan en este Proyecto

Alegría

“¡Alégrate!” Comenzamos esta nueva etapa de nuestro Proyecto proclamando la alegría.

Nuestros encuentros preparatorios en los pasados años se han titulado del mismo modo en

que comenzó el Nuevo Testamento, con ese saludo gozoso de parte de Dios para la

humanidad, representada en María (ver: Lucas 1,28). En la alegría del Señor encontramos

la fortaleza (ver: Nehemías 8, 10); porque es fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5,22).

Fraternidad

La alegría brotará renovada cuando seamos más hermanos, hermanas y amigos/as,

dispuestos/as a transformar solidariamente nuestras vidas y nuestra situación social.

Queremos, pues, hacer un proceso comunitario, en que la fraternidad, la fe y el servicio nos

hagan crecer a tal grado como hermanos y hermanas, que nuestro pueblo entero se llene de

alegría. La alegría crecerá en la medida en que crezca la fraternidad verdadera.

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Fe, esperanza, amor

Sabemos que existe una crisis muy grave en Puerto Rico. El problema de inseguridad y

desintegración social se profundiza cada vez más. Es lo que queremos enfrentar, y lo

haremos apoyándonos en la esperanza que nos da la fe y porque creemos en la

bondad/amor del alma puertorriqueña. Sabemos que ahí están las respuestas que buscamos

a nuestros problemas más profundos. Encontraremos las respuestas caminando juntos.

Afirmamos, pues, que unidos podemos hacer un aporte significativo para el bien común y

el desarrollo integral de nuestro pueblo, desde este proyecto.

Comunidad

Creemos en la comunidad como base de desarrollo de nuestras relaciones fraternales y de

nuestra espiritualidad. Las comunidades integran a las personas en una experiencia eclesial

renovada. Por eso, nos lanzamos entusiasmados/as a convocar esas comunidades, sabiendo

de antemano que se presentarán dificultades diversas, pero, sobre todo, que se presentarán

las maravillas de poner en común lo mejor de todos y todas. Para eso nos reuniremos, y ahí

seremos testigos de la alegría.

Solidaridad

Ningún proceso de Iglesia puede encerrarse en sí mismo. Las comunidades serán redes de

solidaridad entre sí y con los vecindarios en las que surgen. Este valor nos une a miles de

personas de buena voluntad que también construyen el Reino, aun cuando no participen de

experiencias comunitarias o de Iglesia. La solidaridad mueve a la persona a dar la vida cada

día y de muchas formas, no para generar dependencia, sino para colaborar activamente en

la construcción de una mejor sociedad, siendo “sal de la tierra” y “luz del mundo”.

Reino de Dios

El Reino de Dios es el proyecto de Jesús. Es más grande, incluso, que todas las Iglesias

juntas. El Reino de Dios, en resumen, consiste en tener un solo Padre (Dios), y todos/as ser

hermanos y hermanas por medio de una vida de justicia y un amor compasivo y abundante.

Al Reino de Dios pueden pertenecer personas sinceras aunque no participen activamente de

una Iglesia. El valor de construir el Reino hace que nuestro plan de comunidades no se

reduzca a un proyecto meramente sociológico, o se reduzca a la Diócesis de Caguas o a

Puerto Rico. El Reino de Dios trasciende las épocas, las ideologías, los partidos políticos, y

las culturas, aunque se construye en medio de esas realidades. El Reino de Dios no equivale

a una “ilusión” del más allá, sino a una transformación de todas las cosas para que se

acerquen al plan de Dios. Por eso, construir el Reino junto con Dios significa,

automáticamente, optar preferencialmente por los más olvidados/as y rechazados por la

sociedad, que se convierten en los más amados en el Reino.

Creemos firmemente que el Reino de Dios se construye de la forma más clara y absoluta en

la vida, enseñanza y obras de Jesús de Nazaret. Por eso, nuestra construcción del Reino es

según lo entendió Jesús, y se comprende desde su modo de entender y relacionarse con el

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Padre, sus discursos y parábolas, sus gestos sanadores, su relación con los “pecadores” y

excluidos -sobre todo perdonando, comiendo con ellos y liberándolos-, y la entrega total de

la vida en la cruz y la resurrección.

Esta visión del Reino hace que las comunidades de la Diócesis de Caguas sean conscientes

y estudiosas de todo lo que obstruye el Reino en nuestros pueblos para denunciarlo, y se

vuelvan abiertas, solidarias, críticas, liberadoras y compasivas con todos y todas. Se

establecerán no sólo para denunciar, sino, ante todo, para colaborar y proponer caminos de

solución.

Preguntas para estudio:

Repite de memoria los valores que marcan este Proyecto.

Explícalos en tus propias palabras a la persona que tengas a tu lado.

3. ¿De dónde venimos en este Proyecto y quién está “detrás”

de todo esto?

3.1 Desde los primeros veinte años de fundada la Diócesis de Caguas, se hablaba de

planes pastorales y de pastoral de conjunto1. Hubo un esfuerzo de un Plan Nacional de

Pastoral de Conjunto, que se quería asumir también en la Diócesis, en los años 80, pero no

prosperó. Finalmente, la Diócesis de Caguas comenzó a organizar este Plan en 1993 y se

aprobó en 1998. Oficialmente, a nivel mundial, el Plan de Pastoral que se asumió se titula

“Proyecto de Renovación Diocesana y Evangelización”. Es un Plan que se origina en el

Servicio de Animación Comunitaria del Movimiento por un Mundo Mejor como una

evolución del “N.I.P.” (Nueva Imagen de Parroquia), y que se ha establecido en unas 100

diócesis alrededor del Mundo, mayormente en Centro América, Sur América y El Caribe2.

En Caguas se reorganizó como “Proyecto Jubileo” en 2004, a los 40 años de la fundación

de la Diócesis. En Puerto Rico este Proyecto se desarrolla en las Diócesis de Caguas y de

Arecibo.

1 Diversos autores coinciden en definir un plan como una toma anticipada de decisiones

destinada a reducir la incertidumbre y las sorpresas, y a guiar a la acción hacia una situación deseada, mediante una instrumentación reflexiva de medios. – Lic. Francisco Ossorio, Planeamiento Estratégico, Instituto Nacional de Planificación Pública, Buenos Aires, 2002

4, pág. 16.

2 El Servicio de Animación Comunitaria del Movimiento por un Mundo Mejor publicó el

Manual de este Proyecto en 6 tomos, con el título de Edificándonos como Pueblo de Dios: Proyecto Diocesano de Renovación y Evangelización, en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM, Colombia) en el año 1999. Se han hecho otras ediciones en otros países. Estos tomos fueron entregados a cada parroquia de nuestra Diócesis en 2001. El Movimiento por un Mundo Mejor tiene una página de internet en

http://www.4bw.org

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3.2 En 2004 rebautizamos el plan como “Proyecto Jubileo” porque nos proyectamos a

los 50 años de fundación de la Diócesis (“Jubileo de Oro”, año 2014), en que se espera que

ya todas las parroquias estén reorganizadas en comunidades. Junto con este nombre más

“criollo”, se añadieron por lo menos cuatro elementos propios de la Diócesis de Caguas en

el proceso:

a) se nombraron los encuentros del Proyecto con el título de “Encuentros Alégrate”,

recordando el saludo del ángel Gabriel a María, con lo que comenzó el Nuevo

Testamento y la “buena Noticia”, y porque queríamos enfatizar el valor de la

alegría y la esperanza como característica de todo el proyecto diocesano.

b) se adoptaron “cinco pasos comunitarios” para cada reunión:

Encuentro

Palabra de Dios

Comunidad de mesa (compartir)

Comunidad de bienes (solidaridad)

Misión

c) se introdujo fuertemente el elemento bíblico: ciudades bíblicas, lectio divina

(lectura orante de la Palabra de Dios en comunidad)

d) se ha enfatizado cada vez más el elemento simbólico: signos, gestos, cantos…,

como una dimensión esencial, espiritual y cultural.

3.3 El Proyecto pretende lograr una transformación de las personas y sus relaciones

para lograr personas integradas, sanas física y espiritualmente.

3.4 El Proyecto utiliza la “metodología prospectiva”, que surgió desde 1957 con el

francés Gaston Berger, y que fue adaptada para la pastoral por un equipo de pastoralistas

argentinos y el Movimiento por un Mundo Mejor, con la guía de Agustín Merello3.

Esta metodología tiene como característica principal que no escoge prioridades del presente

que hay que atender, sino que se centra en cambiar todo el conjunto, desde un futuro

deseable (el ideal). Desde lo que queremos lograr evaluamos todo y creamos un puente

entre el presente y el futuro anhelado. Parte de esta “prospectiva” es la que inspira otro

método que es muy usado en el mundo de las empresas hoy día: el método “estratégico”.

3 Él ofreció una primera información y después publicó: Prospectiva, teoría y práctica, ed.

Guadalupe, Buenos Aires, 1973. En un plan prospectivo se desarrolla una hipótesis inicial de trabajo y cuatro grandes pasos o “modelos”:

a) un “modelo de situación” (análisis funcional de la realidad) b) “modelo ideal” (descripción de los fines o ideal futuro que se puede desarrollar). c) “modelo de diagnóstico” d) “modelo operativo” (proceso, etapas, objetivos y metas para llegar del presente hasta el

ideal). Merello hablaba del “método de la proferencia” (proferir, de la misma raíz que “profecía”), para situarse en el futuro deseado, estableciendo en él el conjunto de valores, deseos e ideas para observar el presente desde esa óptica, “volver la mirada” sobre el presente y estudiar el pasado desde la óptica del futuro deseado. De esta óptica de futuro –o “desde el ideal”– es que se ha organizado nuestro Plan Diocesano de Pastoral.

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Los componentes o “modelos” de esta metodología, según se realizaron en la Diócesis de

Caguas, están incluidos en el Documento “Plan de Pastoral de la Diócesis de Caguas”, que

se entregó a cada Parroquia en el año 1998-1999, y que se puede obtener en la página de

internet de la Diócesis de Caguas: diocesisdecaguaspr.org

Mucha gente en la Diócesis de Caguas recuerda cuando se hicieron las primeras consultas

del modelo de situación y del modelo ideal, en los años 1994-1995: “luces, sombras y

aspiraciones”, y “espacios de unidad, espacios de diversidad”, entre otras. La participación

fue de más de 20,000 personas en todas las parroquias, movimientos y agentes pastorales.

El Equipo Diocesano de Animación Pastoral (E.D.A.P.), presidido por los Obispos Mons.

Enrique Hernández, Álvaro Corrada Del Río, sj, y, actualmente, por Rubén A. González

Medina, cmf, es quien ha desarrollado el Proyecto y lo ha adaptado a las realidades

diocesanas. Cada año, y para cada gran paso de crecimiento del Proyecto, ha habido una

Asamblea Diocesana de Pastoral, y grandes Encuentros Diocesanos de Agentes de Pastoral.

Preguntas para estudio:

¿Por qué se conoce este Plan Pastoral como “Proyecto Jubileo”?

¿Qué es lo esencial del Método Prospectivo?

4. Hacia dónde vamos:

Visión, misión y espíritu de las comunidades en la Diócesis

Visión

Ser un pueblo sano, solidario y santo, integrado en una red de comunidades, aprendiendo y

practicando el amor del Reino de Dios, según los talentos y diversidad de cada cual.

Misión de las comunidades

Convocar, integrar y capacitar a las personas en relaciones renovadas de fraternidad hasta

asumir el dar la vida por el bien común, en unión con las demás comunidades.

Espíritu de las comunidades

Nos mueve el amor de Dios, la espiritualidad de comunión y la búsqueda del bien común,

sin distinción de personas.

Preguntas para estudio:

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Repite de memoria la Visión y Misión de las comunidades. Escríbelas para que se te graben

mejor. Coloca lo que escribas en un lugar que veas frecuentemente (la puerta de tu

habitación, dentro de la Biblia, en el automóvil...).

¿Qué es lo que nos mueve?

5. El amor: antes, durante y después

El amor es la cualidad más grande y maravillosa de las personas. El amor es lo que nos

hace crecer hasta dar lo mejor por los demás. El amor es Dios, y Dios nos ha dado un solo

mandamiento: amar. Amor es servicio y generosidad nacidos de la libertad.

Este proceso de las comunidades pretende:

acrecentar la capacidad de amar de cada persona

establecer un itinerario en que se va creciendo progresivamente en el

aprendizaje y comunicación del verdadero amor

organizar las comunidades como una gran familia, solidarias entre sí y

responsables con la realidad y el entorno

Para aprender a amar y construir la comunidad seguiremos una pedagogía:

participativa: cada persona es importante, y puede (y debe) aportar a los demás,

según su capacidad. El Proyecto no es un proceso mágico o automático, sino un

esfuerzo consciente y amoroso por parte de todos y todas.

de diálogo: cada cual debe recuperar su palabra, y poder comunicarla libremente

y responsablemente, aprendiendo a escucharse atentamente unos a los otros

liberadora: cada detalle del proceso debe ayudar a crecer, a ser mejores

personas, más concientes de su situación y capacidades, más responsables con la

transformación profunda y solidaria de la realidad. Los métodos de la revisión

de vida (ver-juzgar-actuar-evaluar-celebrar), el método crítico (exploración-

conceptualización-aplicación), los cinco pasos comunitarios (encuentro –

palabra – compartir mesa – solidaridad de bienes – misión) serán aprovechados

para lograr la pedagogía liberadora. El sistema en que vivimos nos aleja y aísla

unos de otros; el proceso que desarrollamos debe acercarnos por encima de

cualquier diferencia, en el verdadero amor.

celebrativa: cada avance lo celebramos comunitariamente (cosas pequeñas en

cada reunión, y pasos más grandes en cada etapa). Al celebrar, nos aseguramos

de crecer en la inculturación puertorriqueña-caribeña, en el valor de los signos y

símbolos, y contemplamos el misterio del paso del Espíritu Santo por la

comunidad, reconstruyéndola desde dentro.

Antes de convocar a las comunidades, profundizamos y “practicamos” todo, como equipo,

sobre cómo se debe vivir el amor en el proyecto, cómo tratar a las personas, fomentar la

acogida abierta, la tolerancia, el diálogo, el “ser uno más” en el grupo (sin privilegios para

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los líderes), los procesos de animación y participación activa…El equipo mismo debe vivir

la experiencia comunitaria, y no comunicarla como una mera teoría.

Durante las reuniones de las comunidades, los animadores serán servidores y servidoras

del crecimiento de la comunidad. No serán “protagonistas”, sino “animadores/as”

(inspiradores/as) para que otros se motiven, siendo parte del proceso (no “superiores” ni

“aparte” del mismo). La solución que percibimos en la comunidad no es algo que solo sirve

“para los demás”, sino para todos y todas, sin distinción, incluyendo clérigos, consagrados

y laicos. Todos participamos activamente, no sólo algunos/as. Los facilitadores deberán

crecer en la habilidad de ayudar y potenciar a la comunidad en los procesos pedagógicos

que mencionábamos antes. Ésa es la manera de amar que cultivarán los equipos que animan

y coordinan para fomentar el amor en las comunidades.

Además, durante el camino, iremos comprendiendo que el cambio de nuestras comunidades

no lo realizamos desde un solo grupo. Nos abriremos a aquellas personas y experiencias

que también buscan el bien común, y colaboraremos en la construcción de una sociedad

mejor, más cercana al Reino de Dios.

Después de cada etapa del proceso, los facilitadores verificarán, junto con la comunidad,

que se han logrado los pasos e indicadores de crecimiento esperados, las dificultades y

ajustes que haya que realizar. La evaluación y la celebración son parte del amor que hay

que aprender a vivir comunitariamente.

Preguntas para estudio:

¿Por qué se enfatiza tanto el amor en este Proyecto?

La pedagogía es el modo de proceder en las reuniones de las comunidades. Menciona los

cuatro elementos que forman esa pedagogía.

Analiza y discute qué importancia tiene esa pedagogía para las personas en comunidad.

6. El sentido de “itinerario” o proceso de vida y fe 6.1 La meta: la unidad perfecta

La meta de la vida cristiana es la unidad plena de todos y todas en el amor, lograda cuando

los dones de cada cual se convierten en instrumentos de servicio para el bien común. Al

llegar a ese nivel de amor en que todos/as seamos capaces de dar la vida por los demás,

seremos un pueblo santo, y cumpliremos el deseo de Jesús: “Que todos sean uno..” (Juan

17,21) Ese es el proceso o “itinerario” que todo creyente debe vivir. En realidad, debería ser

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el de cualquier ser humano de buena voluntad; por eso lo asumimos y lo proponemos para

todos/as en las comunidades.

6.2 La Iglesia Católica siempre ha tenido un proceso, itinerario o “método”

La Iglesia tiene, de hecho, un “método oficial”; es su itinerario desde sus inicio y se le

conoce como el “Catecumenado”. Es el proceso para integrar a una persona no-bautizada,

iniciarla y acompañarla progresivamente hasta que “camine por sí sola”. Tiene las

siguientes etapas:

Precatecumenado o “kerygma” (anuncio)

Catecumenado (enseñanza)

Iluminación (muy corto: 40 días)

Mystagogia (compromiso)

Hoy se le conoce como Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos (R.I.C.A.). Ante la falta

de ese proceso para la mayoría, el Catecismo de la Iglesia Católica (1231) dice que “por su

naturaleza misma, el bautismo de niños exige un „catecumenado postbautismal‟”. Nuestro

Proyecto construye ese proyecto para todo el Pueblo:

“Repone” lo que falta a los ya bautizados,

“Propone” un proceso respetuoso y acogedor a quienes quieran vivirlo en

medio de la comunidad.

Pero no “impone” nada a nadie; es un proceso de libertad…

En nuestro Proyecto Jubileo se asumen las etapas del Catecumenado, adaptadas a toda la

comunidad:

RICA Precatecumenado Catecumenado Iluminación (muy corto)

Mystagogia

PROYECTO JUBILEO

Etapa de la fraternidad

Etapa de la fe en comunidades

Etapa de la fe al final: proceso del

curso de espiritualidad

comunitaria entre todos los vecinos

Etapa del servicio en las comunidades eclesiales de

base

El R.I.C.A. suele acompañar a personas individualmente o a grupos pequeños, durante dos

o tres años. Nuestro Proyecto es más largo, porque abarca a cientos de miles de personas.

Las tres etapas, al completarse en 2024, habrán implicado entre 20 a 25 años

aproximadamente, además del proceso de preparación.

Preguntas para estudio:

¿Cuál es la meta de vivir como creyentes?

¿Cómo se llama el itinerario tradicional de la Iglesia?

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¿Qué quiere decirse con que nuestro Proyecto “repone”, “propone” y no “impone”?

6.3 El proceso adoptado en la Diócesis de Caguas y a qué nos inicia

El Proyecto Pastoral es, por lo tanto, un itinerario de espiritualidad, de fe y vida integradas,

respetando los procesos y opciones de cada persona, con el fin de que podamos llegar a una

unidad en el amor, y –para todo el que lo desee– en una fe compartida.

El proyecto nos “inicia” en esa nueva vida, nos hace discípulos y discípulas. ¿En qué se

inician las personas? Son tres grandes procesos:

a) Un cambio de visión y de vida (conversión). Nos vemos y vemos a los demás, al mundo

y a Dios de una manera nueva:

• Descubrir el valor de sí mismos/as (misterio de imagen y semejanza de Dios,

sanación en la autoestima, liberación de toda adicción y opresión, conciencia de

que somos seres trascendentes, superación de todo lo que nos degrada como

personas...)

• Profundizar en el sentido de la existencia (vivir en plenitud, vida en abundancia,

vivir para amar).

• Valorar a los demás como prójimo, dignos/as, hermanos/as, miembros de una sola

familia humana; reconstruir nuestras relaciones humanas para que brote la justicia

y la paz (reconciliación).

• Comprometerse con el mundo en que vivimos (lugar teológico, escenario de la

vida y la salvación, lugar de vida, justicia, solidaridad y amor).

• Comprender la historia como lugar de revelación y liberación; el tiempo como

misterio donde se asoma lo eterno; la historia como espacio donde la humanidad

se juega su destino solidariamente.

• Experimentar el amor en comunidad por medio del Espíritu Santo que lo llena

todo.

• Descubrir, aceptar y compenetrarse en el misterio de Jesucristo.

• Anhelar que cada vez más crezcamos, nos ayudemos y comuniquemos esta

experiencia.

b) Una inserción (entrada) a una comunidad de vida en donde crecemos y

profundizamos

en ella se comparten las alegrías y penas (comunidad de apoyo)

en ella aprendemos que somos todos iguales (comunidad de justicia)

en ella aprendemos, reflexionamos, nos iniciamos en una oración liberadora y nos

guiamos por la Palabra (comunidad de fe)

en ella nos solidarizamos con los demás (comunidad de amor-servicio),

descubriendo cada cual sus talentos, asumiendo servicios, funciones y

ministerios… para el bien común

en ella damos razón de nuestras esperanzas (comunidad de testimonio)

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c) Un envío (misión4)

a transformar juntos nuestras vidas

nuestras relaciones

nuestra sociedad

nuestra Iglesia

de acuerdo al talento y don de cada cual

Preguntas para estudio:

¿Cuáles son los tres grandes procesos en que nos iniciamos en este Proyecto?

Explica en tus propias palabras cuál es el cambio o conversión que buscamos, a qué tipo de

comunidad se invita, y en qué consiste la misión.

6.4 El proceso se realiza poco a poco, por etapas progresivas de valores

Es un proceso de fe progresivo y amplio. Para vivirlo plenamente hay que ir por pasos o

etapas, en comunidad. El catecumenado de adultos habla de tres grandes etapas, y una

pequeña. Nosotros también proponemos tres grandes etapas:

a) Primera etapa: fraternidad (1998-2012)

b) Segunda etapa: fe (2011-2017)

c) Tercera etapa: servicio (2018-2024)

Las etapas avanzan no por años, o por una cantidad de reuniones o actividades, sino según

se vivan y asuman unos valores del Reino. Por eso cada etapa tiene un gran valor asignado

en el itinerario: fraternidad-fe-servicio. Estos valores no se van “superando”, sino

“integrando”. Mientras más vivamos todos esos valores, en unidad, mejor pueblo seremos.

Cada valor se va “desglosando” en valores afines. Por ejemplo: para que haya fraternidad,

se requieren otros valores menores como la acogida, la amabilidad, la cortesía, el respeto, la

tolerancia, el apoyo, etc. Por eso, a lo largo de los meses se van asumiendo esos “pequeños”

valores en las reflexiones, en los lemas, en los temas, en las fiestas, y así por el estilo.

Veamos un esquema de las tres etapas:

4 Cuando hablamos de “misión” debe comprenderse del modo no-proselitista que habló Ecclesia in

America #73: “La Iglesia católica en América censura el proselitismo de las sectas y, por esta misma razón, en su acción evangelizadora excluye el recurso a semejantes métodos. Al proponer el evangelio de Cristo en toda su integridad, la actividad evangelizadora ha de respetar el santuario de la conciencia de cada individuo, en el que se desarrolla el diálogo decisivo, absolutamente personal, entre la gracia y la libertad del hombre” . No es una misión para “conquistar” adeptos, sino para compartir la vida, la fe y la alegría de ser hermanos y hermanas. La decisión de entrar o no entrar a la Iglesia es de cada persona y respetaremos que sea un sí o un no. Que se diga de nuestras comunidades lo mismo que al principio del cristianismo: “Miren cómo se aman”.

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Preguntas para estudio:

¿Por qué se organiza todo esto en etapas?

¿Cuántas son las etapas y cuál es el valor principal que se promueve en cada una de ellas?

¿Cómo se mide que esto va avanzando? ¿Por el tiempo que transcurre, por el número de

actividades o por otro criterio?

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SEGUNDA PARTE:

LA REALIZACIÓN DEL PROYECTO:

CÓMO LO LOGRAREMOS

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7. ¿Cómo comenzar y desarrolar el proceso?

(1) Si el liderato de la Parroquia no se ha orientado sobre el Proyecto, y no existe el

Equipo Parroquial de Animación Pastoral y el Equipo Coordinador de las

Comunidades, comuníquense con la Vicaría de Pastoral de la Diócesis al (787) 747-

5885, para coordinar una visita y orientación.

(2) La orientación se puede ofrecer a todo el liderato parroquial y a la comunidad a

través de un Encuentro Alégrate, que ayude a las personas a vivir la experiencia, no

sólo a conocerla teóricamente. Ver abajo en qué consiste un Encuentro Alégrate.

(3) Se pueden ir multiplicando estos Encuentros Alégrate por las distintas capillas y

comunidades, para generar motivación en las personas y reclutar voluntarios/as para

los diversos Equipos.

(4) Se pueden adquirir en el Obispado y estudiar los materiales que ofrece la Diócesis,

como lo son esta Guía, los folletos informativos, los dvd-cd para orientación, la

página de internet diocesana www.diocesisdecaguaspr.org y otros recursos.

(5) Habrá parroquias que servirán de centros de apoyo para las parroquias de cada una

de las Zonas de la Diócesis. Pueden consultar a la Vicaría de Pastoral sobre qué

parroquias pueden ayudarles en su proceso.

(6) Se crea el Equipo Parroquial de Animación Pastoral, que ayuda al Párroco a

organizar todo el Plan de Pastoral, y a mantener viva la espiritualidad de comunión

en todas las instancias de la Parroquia.

(7) Se crea el Equipo Coordinador de Comunidades a nivel Parroquial. Mientras que el

EPAP da seguimiento al Plan de Pastoral y la programación en todas las áreas

(familia, juventud, catequesis, liturgia, social, etc.), el Equipo Coordinador de

Comunidades se enfoca exclusivamente en el acompañamiento de las pequeñas

comunidades en todos los sectores.

(8) Se envían las listas de integrantes de esos Equipos a la Vicaría de Pastoral.

(9) Con el EPAP y el Equipo Coordinador de Comunidades se hace la sectorización

(ver abajo).

(10) Con el EPAP y el Equipo de Comunidades se aplican en la Parroquia las

Campañas de las Tres “O” (Oración, orientación, organización). Ver detalles de

estas Campañas abajo.

(11) En cada sector se identifican personas que puedan formar los Equipos

Coordinadores de Sector, que ayudarán en el proyecto de comunidades en ese

sector, y luego, según evolucione el proceso, asumirán otros servicios.

(12) Se dan los pasos que propone la Diócesis para informar al pueblo, formar a los

equipos (talleres de Equipos), impactar con publicidad la región, orar

constantemente por el proyecto, conseguir animadores/as para las comunidades,

conseguir hogares anfitriones o acogedores para las reuniones mensuales de las

comunidades, visitar cada casa para invitar a las reuniones comunitarias, y

conseguir los voluntarios/as que se necesiten.

(13) Los animadores/as reciben la orientación para las reuniones mensuales de las

comunidades, y practican y organizan todo.

(14) Se hace una convocatoria en grande en todo el territorio parroquial para

comenzar los encuentros de vecinos en pequeñas comunidades: vigilias, misas

especiales, conciertos, asambleas, propaganda, carteles, cruzacalles, hojas

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sueltas, boletines, programas radiales (donde sea factible), avisos en los

periódicos locales, páginas de internet de las parroquias, etc.

Recordar:

• Las comunidades son pequeñas en tamaño para facilitar la confianza, acogida y

participación (10 a 20 personas aproximadamente) y se reúnen en una casa

anfitriona (“hogar acogedor”). El primer apoyo con que contamos es la apertura de

esas personas a recibirnos en su casa.

• La acogida y el respeto son la clave para que todas las personas sientan su dignidad

y se motiven a participar. El ambiente colocado en forma “circular” (viéndonos los

rostros), compartir y conocernos, todo eso servirá de fortaleza a muchas personas

que necesitan sentirse reconocidas y acompañadas.

• Se viven y celebran los pasos con ritos y celebraciones comunitarias, adaptadas al

momento que vive la persona. Se seguirán las guías que vendrán de la Diócesis para

el contenido de las reuniones mensuales.

• Se trabaja en equipos a todos los niveles, y todos apoyándose mutuamente

• Las comunidades y los equipos evalúan todo el procreso y envían los informes al

próximo nivel de coordinación

-animadores informan al Equipo Coordinador de Sector

Equipo Coordinador de Sector informa al Equipo Parroquial de

Coordinación de las Comunidades

El Equipo Parroquial de Coordinación de las Comunidades informa al

Equipo Diocesano de Coordinación de Comunidades

• En las distintas zonas de la Diócesis de Caguas se irán estableciendo centros de

apoyo con profesionales, para atender situaciones especiales que surjan en las

reuniones y que refieran las comunidades.

Preguntas para estudio:

Identifica en qué punto se encuentra tu Parroquia y qué pasos debe dar de ahora en adelante

para asumir o continuar el Proyecto.

Si necesitan ayuda como Parroquia, ¿cuándo se reunirán y contactarán a la Vicaría de

Pastoral? ¿Quién realizará esa gestión?

8. Cómo se llevará el proceso: las Tres “O”: Oración,

Orientación, Organización, los Alégrate y los Cinco Pasos 8.1 La campaña de las Tres “O”

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Desde 2004 vimos como Diócesis la conveniencia de que todo proceso pastoral y todos los

encuentros se estructuraran alrededor de tres servicios, con sus respectivos equipos. Estos

equipos no lo hacen todo, sino que invitan e incluyen a otras personas en el servicio. Estas

tareas o servicios se pueden asumir en el Equipo Diocesano de Comunidades, el Equipo

Parroquial Coordinador de Comunidades y los Equipos Coordinadores de los Sectores.

Oración- preparan oraciones, cánticos, reflexiones y organizan momentos de oración

para los encuentros y el Plan Pastoral. Preparan la Lectio Divina y se encargan de la

ambientación (música, signos) en los encuentros y reuniones. Diseñan y promueven una

gran Campaña de Oración en toda la Diócesis (cada equipo parroquial la promueve en su

territorio): mover a oración a los enfermos, círculos de oración, vigilias, ofrecer Misas

por esta intención, pasar la oración del Proyecto de casa en casa a través de la entrega de

una Biblia o una luz (cada semana), cánticos que muevan a la oración por el Proyecto,

etc.

Orientación- se encargan de la promoción de los encuentros, hacen los recordatorios de

las reuniones y actividades, mantienen al equipo informado, aclaran dudas sobre el

Proyecto y hacia dónde vamos, se encargan de la acogida y registro. Realizan un

directorio de contactos. Generan el material formativo para la preparación de los

Encuentros, o, en el caso de las Parroquias, lo adaptan a su realidad local. Ayudan a los

equipos a formarse para sus respectivas tareas por medio de talleres y publicaciones.

Recopilan experiencias que puedan enriquecer los encuentros comunitarios. Identifican

recursos de las comunidades que puedan ayudar para que crezca la formación y

participación, se actualicen los métodos y experiencias, etc. Ayudan al equipo de oración

en el momento de la “meditación” de la Lectio Divina.

Organización- preparan el material a fotocopiar, organizan el salón, buscan los hogares

y locales para los encuentros y actividades, y buscan los materiales que se requieran

(mesas, sillas, decoración, sonido, cocina…), establecen el contacto con los encargados,

se responsabilizan de la logística de los encuentros. Se encargan de la comunidad de

mesa y de la comunidad de bienes. Buscan a otros que les ayuden en cualquier aspecto.

Preguntas para estudio:

¿Cuáles son las tres “O”?

¿Quién realiza esos tres servicios en tu parroquia para las pequeñas comunidades?

¿Qué tenemos que hacer para que se organicen completamente esos servicios?

8.2 ¿Qué es un “¡Alégrate!”

a. Es un Encuentro o asamblea que contiene 5 momentos (los 5 “pasos” comunitarios):

1. encuentro

2. lectura orante de la Palabra de Dios en comunidad (lectio divina)

3. compartir de alimentos (comunidad de mesa)

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4. compartir o comunidad de bienes

5. envío o misión

b. Es una “práctica” de cómo serán los encuentros o reuniones en las pequeñas

comunidades que se implantarán en toda la Diócesis (tienen el formato o momentos)

c. Es una estrategia del Proyecto Pastoral para llegar a todos y todas

d. Es una mística, una vivencia, un estilo de vivir en comunidad, por lo tanto, es una

expresión de la espiritualidad comunitaria que promovemos para renovar la Iglesia.

e. Se centra en la Palabra como eje de la experiencia de crecimiento en las relaciones y la

fe.

f. Se llama “Alégrate” porque recuerda el encuentro de la anunciación a María: el Nuevo

Testamento comenzó con ese saludo: “Alégrate”… Por eso se caracteriza por la

fraternidad, el entusiasmo, la alegría…

g. Se utilizan dinámicas de participación en el diálogo, en la oración, uso de símbolos,

gestos corporales, música y danza… Se pretende que las personas vivan la experiencia a

través de todos los sentidos, con el mayor grado de participación activa posible, y que

les sea una experiencia grata

Como puede verse, el título de “¡Alégrate!” es ante todo para calificar un encuentro. Se

podría llamar, simplemente, “Encuentro comunitario” o de otra forma, y no haría

diferencia, si tiene el mismo objetivo y contenido. Sin embargo, hemos comprobado que

ese título llama la atención y provoca un estilo (la “mística” que mencionamos arriba) para

la forma de vivir en comunidad, en nuestra cultura.

Preguntas para estudio:

¿Qué son los Encuentros Alégrate?

¿Qué los caracteriza?

¿Podrían llamarse de otra forma los encuentros?

¿Cuántos se han realizado en tu parroquia? ¿Lo has vivido tú?

8.3 Los cinco pasos comunitarios

Estos 5 “pasos” son elementos que forman parte de cualquier proceso comunitario

inspirado espiritualmente. Se encuentran presentes en la misma Eucaristía, que es la

experiencia de mayor comunitariedad que existe en la tierra. Ellos son:

1. Encuentro

2. Palabra (Lectio Divina, o sea: lectura orante de la Palabra en comunidad)

3. Comunidad de mesa (compartir la mesa)

4. Comunidad de bienes (solidaridad)

5. Misión (acción)

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Paso #1. Encuentro- lo primero son las personas y su relación fraternal: entrar en contacto,

conocerse por el nombre, aceptarse mutuamente… En la reunión comunitaria, para

facilitar la interacción y verse cara a cara, las personas se reúnen en comunidades (de 4

personas cuando se pueda) con las sillas colocadas en forma de cruz, se saludan, se

conocen y comparten en fraternidad. El encuentro irá progresando hasta que no sólo sea

simplemente “ver” o “tratar” a otras personas, sino también ver la realidad que nos afecta

a todos, positiva o negativamente.

Paso #2. Lectio Divina –Lectura Orante de la Palabra. Ésta es la forma más

antigua de lectura bíblica que se conserva en la Iglesia. La reasumimos como

un gran tesoro de nuestra tradición. La “lectio” se desarrolla en 4 momentos:

(a) Leer- se proclama el texto bíblico y se recibe en silencio.

(b) Meditar- meditamos el texto varias veces, se pueden subrayar las palabras que saltan en

el corazón y luego se pueden pronunciar en voz alta (eco de la palabra). Buscamos en los

paralelos de la Biblia otros textos que digan lo mismo, o que nos iluminen y hagan

referencia.

Reflexionamos qué dice el texto (lugar, personajes, escena, qué dicen, qué verbos

se utilizan…).

Reflexionamos también qué nos dice la Palabra a nosotros hoy. El esquema que

provee el Equipo Diocesano de Coordinación de Comunidades puede también

ayudar en esta reflexión. Aquí pueden añadirse otros elementos que amplíen la

reflexión: comentarios de algún autor, referencia a otros textos bíblicos, alguna

instrucción de la Iglesia, pero no para hacer un “estudio bíblico”, sino para

ayudar a captar el mensaje de esa Palabra para nuestra comunidad hoy. Esta

iluminación con la Palabra debe ir desarrollándose cada vez más, hasta que

podamos interpretar la vida y nuestras realidades sociales desde la perspectiva del

Reino, evaluándonos en nuestro proceso y discerniendo sobre lo que ocurre a

nuestro alrededor (“juzgar”).

(c) Orar – qué le decimos a Dios en respuesta a su Palabra. Construimos una oración en

comunidad a la luz de lo que la Palabra nos dijo. Puede incluir peticiones, acciones de

gracias, intercesiones… Es un elemento que no sólo se queda en el rezo, sino en la

celebración del paso de Dios por la comunidad (celebrar).

(d) Contemplar – qué nos mueve a hacer… La Palabra y la oración nos ponen en actitud de

“ver” el paso de Dios por nuestra vida y nuestra historia. Lo contemplamos en adoración y

lo contemplamos en la acción, buscando reconocer su paso en nuestro pueblo. Nos anima a

responderle con acciones concretas, a estar donde él se hace presente (actuar).

El fruto de la escucha profunda de la Palabra es que nos hace discípulos/as-misioneros/as.

La Palabra se vuelve parte fundamental de nuestra manera de tomar decisiones y de

interpretar la vida y la realidad.

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Paso #3: Comunidad de Mesa Compartimos la mesa, como dicen los

Hechos de los Apóstoles 2,46, “con alegría y sencillez de corazón”. Una

o dos personas son designadas a realizar el servicio de buscar y entregar

los alimentos para su comunidad, y se comparte la mesa en fraternidad.

Así se evitan las esperas en “filas” y se aprovecha el tiempo para

conocernos y compartir. Recordemos: más importante que lo que está

sobre la mesa son los que están sentados a la mesa… La comunidad de

mesa debe ir evolucionando hasta que se transforme en verdadera amistad, compartiendo

los momentos especiales de unos y otros, y celebrando el misterio de vida y pascua que

Jesús regaló al mundo.

Paso #4: Comunidad de Bienes - La comunidad aporta para cubrir los

gastos del Encuentro y se separa una parte para dar ayuda solidaria a una

causa escogida previamente (pobres, instituciones de servicio,

proyectos…) Todos los miembros reflexionan en que somos responsables

de sufragar las actividades completamente y que los pobres sean atendidos

como dice en Hechos 4,34: “ninguno pasaba necesidad”. Toman el dinero que aportarán en

su mano cerrada, la ponen sobre el corazón, y luego lo echan en la bolsa. Cada cual aporta

según lo mejor de sus posibilidades. Se contabiliza en cada comunidad y se escribe la

cantidad en la bolsa o papel. Luego el equipo de organización informa cuánto se recogió,

cuánto se gastó y cuánto se aportará a la causa previamente designada. Este proceso

ayudará a que las finanzas en la comunidad sean cada vez más transparentes, como signo de

la solidaridad y testimonio de la comunidad. A medida que avance la comunidad, esta

“comunidad de bienes” puede asumir proyectos comunitarios de autogestión, y otras metas

mucho más amplias que sólo entregar una “ofrenda”.

Paso #5: Misión

Se hace el envío hacia las comunidades, con una misión para realizar

(puede ser una tarea social, pastoral, de oración, ministerial...) Se invita a

orar por los encuentros y el Plan de Pastoral. En la comunidad madura,

la misión se convierte en la vocación de unos y otros, según los dones que descubrió en

comunidad. La comunidad se convierte en una experiencia de servicios y ministerios.

En resumen, puede verse el gran valor que tienen estos pasos para quien los practique de

corazón. Irá transformándose poco a poco (conversión):

se abrirá cada vez más a los demás, superando el individualismo y egoísmo

[Encuentro, Paso 1]

se pondrá en la perspectiva del proyecto del Reino de Dios, y no de los

fanatismos políticos o prejuicios sociales [Palabra, Paso 2]

pasará de la mera queja sobre las cosas negativas, a la esperanza que produce el

compartir sencillo y sincero [Comunidad de mesa, Paso 3]

considerará cada vez más que las necesidades de los demás también nos tienen

que conmover y mover a la acción solidaria y así superar el consumismo que

todo lo malgasta [Comunidad de bienes, Paso 4]

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se dedicará a los demás, al bien común, en vez de centrarse en sí mismo/a

[Misión, Paso 5]

Preguntas para estudio:

¿Cuáles son los cinco pasos comunitarios? Explícalos en tus propias palabras.

¿Qué te ha impactado de estos pasos?

¿Cómo son al principio y cómo pueden evolucionar en el futuro?

¿Cuál es el gran valor de conversión que tienen los 5 pasos?

9. Los equipos para servir a las comunidades

9.1 Quiénes forman el equipo

El Equipo Parroquial Alégrate es el nombre que hemos dado al equipo que se encargará de

motivar a la parroquia para todo el proceso de las comunidades (realizando al principio

Encuentros Alégrate), y eventualmente coordinando todos los Equipos Coordinadores de

Sector y todo el proceso del lanzamiento y acompañamiento de las comunidades. Así que,

el Equipo Parroquial Alégrate es lo mismo que el Equipo Parroquial Coordinador de las

Comunidades Eclesiales. Aunque se puede usar cualquiera de los dos nombres, preferimos

que se use el nombre de “Encuentros Alégrate” para reuniones especiales con los 5 pasos, y

que al Equipo se le llame “Equipo Coordinador Parroquial (o de sector) de las

Comunidades Eclesiales”.

Para crear y formar al Equipo, la Diócesis provee el Taller de Formación de Equipos,

viviendo sus tres momentos: Relaciones, Ideal y Tarea5. Estos talleres pueden repetirse

dentro de las parroquias cuantas veces sea necesario.

En el Equipo Parroquial Coordinador de las Comunidades Eclesiales deben participar las

siguientes personas:

a) los presbíteros, presididos por el Párroco

b) los diáconos (si son muchos, basta con que participen uno o dos). Los diáconos

deben coordinar, en lo posible, los equipos de cada sector.

c) los consagrados/as (basta que participen una/o o dos)

d) los laicos/as que se identifiquen que pueden coordinar este servicio (tres o

cuatro personas laicas, preferiblemente los coordinadores de cada uno de los

comités de las Tres “O”).

Es decir, este Equipo puede estar compuesto entre seis a 10 ó 12 personas, ordinariamente.

Cuando se organicen los sectores, además de este Equipo, puede haber reuniones especiales

5 El texto base es de la autoría del P. Juan José Genovard, msscc., del Servicio de Animación

Comunitaria del Movimiento por un Mundo Mejor.

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de los coordinadores de los sectores, para llevar control de los procesos que se realizan. Si

los sectores no son muy numerosos, los coordinadores pueden formar parte, todos, del

Equipo Parroquial Coordinador de Comunidades. (Recuérdese que los diáconos, de por sí,

son coordinadores de sectores, según este esquema.)

El párroco puede pedir voluntarios/as para el grupo de laicos/as que formarán parte del

Equipo. Todos deben tener el visto bueno del Párroco para estar en ese equipo. El párroco,

también, luego de haber escuchado las sugerencias de los miembros del Equipo, puede

designar a cualquiera de sus integrantes para coordinar este Equipo, convocar, moderar

reuniones, dar seguimiento a los acuerdos, etc. Pero el nombrar a un moderador/a o

coordinador/a no puede significar que el Párroco se distanciará del proceso. El párroco o

presbítero designado no debe estar ausente de este Equipo. Ausentarse puede significar que

todo el proceso de las comunidades quede desconectado de la supervisión del pastor.

9.2 Tareas del Equipo Parroquial Coordinador de Comunidades:

1. Oración por el proyecto

2. Llevar a cabo el Plan de trabajo del Equipo

a. Vida interna del Equipo: vivir los 5 pasos

b. Formación permanente del Equipo

c. Colaborar en la sectorización de la Parroquia

d. Recibir y dar seguimiento a los procesos que llegan de parte de los

animadores de las comunidades

e. Enviar informes y servir de enlace con la Parroquia, la Zona y la Diócesis

f. Informe sobre los trabajos y evaluación.

Preguntas para estudio:

¿Qué Equipo estamos proponiendo para atender las comunidades? ¿Cómo se llama?

¿Quiénes componen al Equipo Parroquial Coordinador de las Comunidades Eclesiales?

¿Cuáles son las tareas del Equipo?

10. La sectorización para establecer las comunidades

10.1 El porqué o sentido de la sectorización

Sectorizar es reorganizar la comunidad en segmentos más pequeños, para acercar los

servicios a las personas y familias. La sectorización es una tradición antigua en la Iglesia.

Por 20 siglos, ha habido una sectorización de “expansión” (para evangelizar y servir a los

más alejados). Se podría decir que es una sectorización “horizontal”. Esta sectorización

movió (y aún mueve) a la Iglesia a superar su “estancamiento” y la lleva a extenderse hacia

quienes no llega aún el mensaje de la fe.

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Cuando el cristianismo se estableció en las antiguas ciudades, se establecieron “parroquias”

(a las “afueras”) para atender a los que allí vivían, a través del servicio de presbíteros y

diáconos6.

Lo mismo se realizó con el sentido “misionero” católico, en las oleadas de misión de varios

siglos (Europa, América y Oriente, Africa)…

La nueva gran etapa de sectorización eclesial (a un nuevo nivel) ocurrió en América Latina

con el surgimiento de las comunidades eclesiales de base en el siglo 20. Este es un nivel de

sectorización “vertical”, hacia abajo, para que la comunidad se extienda hacia todos y

todas, y particularmente los más pobres, las raíces de la comunidad, las “bases”. Esta nueva

sectorización movió (y mueve) a la Iglesia a superar su “instalación” en las estructuras

pastorales de “conservación” y en el clericalismo, y la lleva a extenderse hacia los

cristianos que no participan. Es uno de los grandes aportes de la Iglesia Latinoamericana y

del Tercer Mundo a la Iglesia universal, que ha sido asumido en grandes documentos como

encíclicas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, y que se reafirma en cada Conferencia

General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, con la aprobación papal.

En ambos tipos de sectorización, el sentido siempre ha sido atender a los más alejados y

hacer que los ministerios y el anuncio del Evangelio sea llevado a quienes lo necesitan (no

esperar a que esas personas lleguen a un centro de servicio pastoral). Por ello, la

sectorización es una estrategia de la misión.

La sectorización no es lo mismo que “división”. Más bien, es “multiplicación”. La Iglesia

crece de modo parecido a como crecen las células del cuerpo: se “duplica” lo que hay en

una primera célula, en la siguiente. Se “lleva” el contenido, se procura que toda la riqueza

de la “célula original” se comparta a la próxima. Por esa razón, las iglesias locales tienen la

riqueza de la Iglesia entera, y la comunión entre éstas forma la Iglesia Universal. Cuando

hablamos de “sectorizar” tenemos que asegurar una calidad de “entrega” que permita que

quienes reciben el servicio, se enriquezcan al máximo de los dones de la comunidad de fe.

Por supuesto, las comunidades solas no son una parroquia o una diócesis, por lo que es

imprescindible que estén unidas entre sí, unidas con la parroquia, y unidas a la Diócesis y a

la Iglesia Universal, según la realidad de cada nivel. La “desconexión” entre comunidades

(“atomización”) hace que mueran eventualmente. El papel del proceso pastoral, los pastores

y los equipos en esta “conexión”, es imprescindible.

6 «La palabra parroquia procede del verbo paroikéo, que en griego significa «vivir junto a».

En la traducción griega del Antiguo Testamento., equivale dicho verbo a ser extranjero, vivir como forastero o peregrinar (la Vulgata traduce al latín por peregrinar). Así la parroquia equivale a la comunidad del pueblo de Dios que vive en el extranjero sin derecho de ciudadanía.» Tomado de: “Parroquia I. Significado Etimológico e Histórico”, Propiedad del contenido: Ediciones Rialp S.A., Propiedad de esta edición digital: Canal Social. Montané Comunicación S.L.

http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=11200&cat=religioncristiana

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Objetivo de la sectorización:

- Multiplicar la acción evangelizadora: llegar a todas las personas, y que éstas lleguen

a formar parte activa del proyecto del Reino de Jesús.

- promover la participación más amplia posible de toda la comunidad

- facilitar la organización comunitaria

- sentar las bases para la red de comunidades y la red de ministerios y servicios

Preguntas para estudio:

¿Qué es sectorizar? ¿Es algo nuevo en la Iglesia?

¿Por qué hay que sectorizar?

¿En qué sector de la parroquia vives? ¿Está organizado para el Proyecto?

10.2 Tareas específicas de la sectorización

A. Hacer el mapa y la configuración territorial

1. Antes de hacer el mapa y la configuración del

territorio, conviene hacer una lista de personas,

por capilla o comunidades, que sabemos que

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9

conocen bien esos sectores, barrios, urbanizaciones. A esas personas deberemos

localizarlas para consultarlas acerca de la sectorización.

2. Conseguir un mapa actualizado del área geográfica de la Parroquia.

a. Se puede conseguir en los municipios, para los planes de ordenamiento

territorial o de desarrollo urbano.

b. Se pueden bajar mapas desde la Internet.

c. Se pueden bajar fotografías gratuitas (aéreas, tomadas por los satélites),

desde Google Earth en: http://earth.google.com/ u otros programas.

d. Se puede bajar de Internet fotografías más actualizadas de satélite,

comprándolas, por ejemplo, desde Google Earth Pro ($400

aproximadamente), o “Geo Eye”

http://www.geoeye.com/CorpSite/resource/marketing-brochures.aspx

3. En el mapa, identificar los sectores que actualmente conocemos en la Parroquia

(capillas, otros sectores o divisiones). Se respetan y asumen las sectorizaciones que

ya tenga hecha la parroquia, con los nombres que se utilicen (zonas, diaconías,

sectores, nombres específicos…).

4. Con la ayuda de las personas que identificamos en la lista de la tarea #1,

verificamos aproximadamente cuántas casas, de hecho, existen por cada barrio,

comunidad, urbanización, sector…

5. Estimamos el número de residentes calculando unas 4 personas por casa. En

algunos datos del Censo aparecen, por barrios o territorios, la cantidad de personas,

casas y familias. La mayor parte de los datos del Censo se encuentran en la internet

en http://www.censo.gobierno.pr/

6. Determinamos cuántos sectores existen en la parroquia (no más de 1,000 personas ó

250 casas aproximadamente, por sector). [En una parroquia de 15,000 habitantes,

surgirían unos 15 sectores -15 equipos coordinadores de sector-, con comunidades

de 15 a 25 personas aproximadamente, para un total de 600 a 700 comunidades, si

se integra alrededor del 100% de la gente en ellas. Suponemos que por las opciones

y dificultades de las personas, no todos entrarán en el proceso: se verá en cada

caso cómo y cuántas quedan constituidas.]

7. Verificamos si los sectores se relacionan de forma realista con los sectores naturales

que ya existen y con los sectores pastorales que ya tenga la parroquia7. A veces un

barrio es, en sí, un sector, aunque tenga menos de 1,000 personas, o un poco más;

así ocurre también con residenciales, urbanizaciones, condominios y “walk-ups”…

Puede que haya que configurar un nuevo sector a la luz de la cantidad de

residentes o de nuevos proyectos de vivienda o urbanizaciones.

Se debe verificar si, de hecho, vive la misma gente en esos lugares (puede ser que

haya muchos lugares abandonados o casas solas, o situaciones reconfiguradas).

No se deben crear sectores “artificiales”, en el sentido de que no se debe “forzar” a

que se unan personas que, de por sí, se rechazan. A veces, las montañas, las calles o

avenidas, la realidad social… impiden que se unan diversas comunidades. Al

principio de este proceso, esa realidad es inevitable. La unidad de esas diversidades

7 Nótese que no todo el mundo podrá participar en el mismo horario, días o lugares. En el

Equipo se debe considerar la conveniencia de comunidades por afinidades laborales y humanas. Es un análisis que debe realizar cada equipo, para aterrizar el proyecto a su realidad concreta.

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se irá logrando poco a poco, a través de encuentros de pastoral de multitudes,

encuentros de sectores, colaboración inter-comunitaria, misiones, etc.

B. Identificar contactos e invitarlos

1. Los miembros del Equipo Parroquial Coordinador de las

Comunidades, con la ayuda de los colaboradores identificados en el #1

arriba, hacen una lista de personas conocidas, que pudieran servir de

contactos para colaborar en los Equipos Coordinadores de Sector.

2. Si algunos de ellos se ofrecen también para animadores/as de las futuras comunidades,

o si se presentan nombres de personas adicionales que ya pudieran identificarse para

animadores/as, se pueden invitar a los Encuentros Alégrate, haciéndoles saber que su

tarea será distinta a la del Equipo Coordinador de Sector (trabajarán directamente con

las comunidades, y se les darán talleres especiales para prepararse en su servicio).

3. Se puede invitar a personas activas en la comunidad parroquial, asistentes a misa, o

personas católicas o de buena voluntad que estén dispuestas a realizar este servicio,

aun cuando no sean activos o no puedan comulgar.

4. Las personas que puedan irse considerando desde ya para posibles animadores/as de

las comunidades, deben ser personas que puedan animar una reunión de vecinos y que

no sean rechazados/as por razones de peso mayor, por ejemplo: grave fanatismo

político o religioso, verdadero escándalo moral... Hay que evitar ser “más papistas que

el Papa” en las exigencias... El proceso también ayudará a los animadores/as a

transformar sus vidas.

5. Se reparten los nombres entre los miembros del Equipo que los puedan contactar, para

realizar la tarea de llamarlos, dejarles mensajes, visitas… para hacerles la invitación a

un Alégrate y a conocer más a fondo el proyecto. Es posible que haya terceras

personas que puedan hacer los contactos; se les pedirá ayuda. También es posible

hacer el contacto en misas o celebraciones comunitarias, además de los Encuentros

Alégrate. Si el Alégrate ya ha tenido lugar y las personas han asistido, se les invita

expresamente a colaborar en la sectorización.

6. Calculan entre todos el tiempo que necesitarán para hacer esta gestión y poder

informar en la próxima reunión. (Procurar que no se tarde más de un mes la realización

de los contactos.)

7. Cada cual hace la lista de las personas que les tocará contactar. Copia de ese listado lo

tendrá el coordinador general del Equipo.

8. Es importante el contacto personal, insistente pero respetuoso, animado, entusiasta…

Se debe explicar bien a los invitados, lo que queremos solicitarles. Puede servir para

esta campaña, el uso de la hoja de “Voluntarios y voluntarias”, que ha preparado la

Diócesis.

C. Encuentros Alégrate con las personas-contacto

1. Las personas contactadas, que posiblemente formarán los

nuevos Equipos Coordinadores de Sector (y que también

podrían ayudar, al menos algunas de ellas, en la

animación directa de las comunidades), son convocadas a

un encuentro parroquial especial, el día que el Párroco y

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el Equipo determinen. Si son demasiadas personas (por la cantidad de sectores), es

preferible hacer los encuentros por sectores.

2. Estos Encuentros Alégrate, ofrecerán los 5 pasos a los que acepten la invitación. No

tienen que ser los 5 talleres, bastaría un par… y luego los talleres de Equipo, y el

estudio del material que la Diócesis enviará como contenido del primer año de las

comunidades (lo estudiarán de antemano). En los Encuentros se harán las

explicaciones de qué es el proyecto de comunidades y se entregará y explicará la

información de los Equipos Coordinadores de Sector.

Es importante mantenerlos en formación, en “fogueo” constante (una vez al

mes), con tareas formativas, para que puedan pulirse en este proyecto, y

colaborando en su sector en la Campaña de las Tres “O” (Oración-

Orientación-Organización).

3. El Equipo Parroquial Coordinador de las Comunidades se asegura de ir conociendo

a las personas de estos equipos de sector, evaluando su desempeño y aportando en

las áreas donde necesiten mayor apoyo. Es importante que puedan determinar si ya

se “sienten” equipo, integrados, con iniciativas y colaboración, conociendo lo que se

espera del proyecto [de la Diócesis llegarán indicadores para evaluar este proceso].

4. Cuando se tengan los equipos identificados y ya iniciados en la formación, se

pueden presentar a la comunidad, según se entienda más apropiado en cada

parroquia (recuérdese respetar la sensibilidad de aquellos que se ofrecen para estos

equipos, pero que quizás no estén activos en la vida litúrgica).

5. Como ya se indicó, estos equipos animarán en sus sectores la Campaña de las Tres

“O” (para ello podrán buscar colaboradores, y deberán ponerse en coordinación con

los responsables de las diversas capillas).

11. Materiales de apoyo (solicitarlos en la Vicaría de Pastoral

de la Diócesis):

11.1 Plan de Pastoral de la Diócesis de Caguas (se puede bajar de la página de

internet de la Diócesis: www.diocesisdecaguaspr.org

11.2 Guía básica para animadores y animadoras de las comunidades en la

Diócesis de Caguas.

11.3 Guía para la animación de las pequeñas comunidades

11.4 Libro y talleres de formación de Equipos, P. Juan J. Genovard, msscc

(disponibles en la Vicaría de Pastoral)

11.5 Brochure (opúsculo, tríptico) con información general del proyecto

11.6 Talleres y Encuentros Alégrate de los Cinco Pasos

11.7 DVD y CD con información, oraciones, música y explicaciones del Proyecto

Jubileo

11.8 Estampas con la Oración por las Comunidades

11.9 Otros materiales publicitarios: afiches, pancartas, camisetas, banditas

plásticas para las manos, pegatinas...

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11. Conclusión

Nos lanzamos a este proyecto siguiendo a Jesús, que estableció su comunidad de vida y

misión con los Apóstoles. Así también lo ha hecho la Iglesia a lo largo de toda su historia.

Nos toca ahora dar un paso más en la experiencia comunitaria, ampliándola a los

vecindarios y grupos, de tal manera que el amor “circule” entre todos y todas. Ese amor es

nuestro aporte para renovar la sociedad.

Por eso, estas comunidades serán experiencias de amor, cada vez más maduro. Deben

caracterizarse por la acogida, la misericordia, el apoyo y el fortalecimiento de las personas,

hasta que todos lleguemos “a la estatura de Cristo” (Efesios 4,15). El amor sincero es el

lenguaje que todos/as entendemos.

Es importante conocer y asumir el sentido y “mística” de este proceso, que el Espíritu Santo

inspira. Se irá revisando en el camino con la experiencia de los/las participantes, y las

evaluaciones de parte de los Equipos.

Miramos hacia María, que abrió el mundo a lo nuevo de Dios, y se mantuvo en ese

propósito en los momentos más difíciles de la cruz, para luego ser testigo de que la última

palabra es la resurrección y la vida. Como ella, nos disponemos a caminar juntos, fielmente,

para testimoniar que hay vida para nuestro pueblo, “y vida en abundancia” (Juan 10,10).

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Oración por las comunidades

Diócesis de Caguas – Proyecto Jubileo

Señor, Padre bueno,

que nos llamas a ser una sola familia en el amor,

llénanos de tu Espíritu Santo,

para que, guiados por la Palabra de Vida,

renovemos nuestras vidas, nuestras familias,

nuestras comunidades

y todo nuestro pueblo puertorriqueño.

Ayúdanos a caminar y crecer en unidad,

compartiendo lo que somos y tenemos

en solidaridad, sin excluir a nadie,

para que la vida y el proyecto de Jesús, el Buen Pastor,

se haga realidad entre nosotros y nosotras,

y así se extienda tu Reino de vida, justicia, verdad y amor.

Que todos conozcan tu gran bondad

y se construya nuestra comunidad

con la alegría que haces brotar de los corazones sencillos.

A ti la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.