Guia adopcion, acogimiento y escuela

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Guía para la comunidad educativa.

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AGUÍA PARA LA COMUNIDAD EDUCATIVA

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4 INTRODUCCIÓN

7 ADOPCIÓN Y ESCUELADe!nición. Tipos de adopción: nacional e internacionalFamilias adoptivas Niñas y niños adoptadosEl proceso de adaptación e integración en la escuelaNecesidades de las niñas y los niños adoptados en la escuelaColaboración entre escuela y familia

23 ACOGIMIENTO FAMILIAR Y ESCUELADe!nición. Tipos de acogimiento familiarFamilias acogedorasFamilias biológicasNiños y niñas en acogimiento familiarEl proceso de adaptación e integración en la escuelaNecesidades de los niños y las niñas en acogimiento familiar en la escuelaColaboración entre escuela y familia acogedora

35 ACOGIMIENTO RESIDENCIAL Y ESCUELADe!nición. Tipos de centrosFamilias biológicasNiños y niñas en acogimiento residencialEl proceso de adaptación e integración en la escuelaNecesidades de los niños y las niñas en acogimiento residencial en la escuelaColaboración entre escuela y centros de protección

44 Bibliografía consultada

ADOPCIÓN, ACOGIMIENTO Y ESCUELAguía para la comunidad educativas AS U M A R I O S U M R I O S U M A R I O S U M A R I O S U M A R I O S U M A R I O

SEVILLA, MMXI

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comunidad educativa sobre la conveniencia de activarestrategias dirigidas a cubrir las necesidades especí!casque puedan presentar estos menores.

Por eso, hemos pretendido que esta guía sea práctica,cómoda y operativa. Así, la información que apareceentre sus páginas quiere ser muy concreta y estarbien localizada, para que la comunidad educativapueda obtener de un modo ágil una primera aproxi-mación a estas !guras (adopción, acogimientofamiliar y acogimiento residencial). A través de trescapítulos, hemos tratado de destacar las diferenciasentre las distintas medidas, si bien debe considerarseque estos niños y niñas, insertos de algún modo enel sistema de protección de menores, compartenmuchas características y necesidades especí!cas talcomo desarrollamos en la guía.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que sehan abordado las necesidades de los y las menoresen adopción y acogimientos en un sentido general.Sin embargo, estas necesidades se concretan condistinta frecuencia e intensidad y en diferentes mo-mentos evolutivos. Todo dependerá de las historiasvividas, de la edad en que se produce la adopción oel acogimiento, del numero previo de acogimientos,de las características personales de los/as menores yde otras circunstancias. Es por eso que esta guíatiene la vocación de ser un marco en el que sefacilitan herramientas para la adopción de estrategiasque habrán de adaptarse al per!l concreto de cadacaso, para lo cual, la disposición de las genéricas ca-pacidades pedagógicas que poseen los docentesconstituye un elemento indispensable.

En !n, a través de esta guía se pretende llamar laatención de lo imprescindible que resulta la colabo-ración entre padres y maestros y, en general, entretodos los agentes que comparten la responsabilidaddel cuidado y atención de la infancia. De hecho, de-beríamos considerar que, en la medida de cada cual,todos y todas estamos llamados a esta misión, cons-cientes de que, para bien o para mal, “al niño/a loeduca la tribu entera”. En esto y en otras muchas fa-cetas, los niños/as adoptados o en acogimiento noson distintos al resto. Necesitan de todos/as, denuestra mejor voluntad pero también de accionese!caces y profesionales que redunden en su bene!cio,en el de sus familias y en el del bien común.

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INTRODUCCIÓN

SON MUCHAS LAS RAZONES QUE PUEDEN ALUDIRSEpara demostrar la relevancia de la escuela en la co-bertura de las necesidades infantiles, tantas como lasque podríamos argumentar para justi!car la conve-niencia de una adecuada relación entre ámbito escolary familia como medio para maximizar la e!cacia delas acciones educativas. Esta guía de “Adopción, aco-gimiento y escuela” nace con la intención de contribuiren la dirección de servir de puente entre los docentesy los padres –como piezas clave, junto al alumnado,de la comunidad educativa– ante la necesidad de darrespuesta a las especí!cas necesidades educativas delos niños/as adoptados/as o en acogimiento.

La adopción y el acogimiento son fenómenos queno pueden cali!carse como novedosos. Sin embargo,sí es novedosa su extraordinaria incidencia. Espe-cialmente en España, hemos asistido en estos últimosaños a un notable incremento, muy destacado en elcaso de las adopciones internacionales. En la actua-lidad, y en términos absolutos, España ocupa el nú-mero dos en número de adopciones internacionales,sólo detrás de Estados Unidos. Si bien es cierto queel número de adopciones nacionales constituye sóloel 15% del total de adopciones (en 2009), el númerototal de adopciones (12.530 en ese año) nos sigue si-tuando en un lugar privilegiado a nivel mundial.

Todos estos menores, sin excepción, se insertan enel sistema educativo que ha dado respuesta con los

instrumentos disponibles a esta creciente realidad.En muchos casos, estos instrumentos han consistidoen las propias capacidades pedagógicas de los docentesque, de modo voluntarista, se han puesto en acciónesta vez para responder a las necesidades educativasde los menores adoptados o en acogimiento. Sinembargo, estos medios no parecen resultar su!cientessegún los datos recogidos por Adoptantis (2008)que denuncia que el 46% de las chicas/os adoptadosvive con di!cultad el proceso de adaptación escolar.

Así, la aspiración que recoge nuestro sistema nor-mativo de ofrecer una atención educativa indivi-dualizada que tenga en cuenta las característicaspersonales y sociales de los menores, debe poderconcretarse a través de recursos adecuados que con-tribuyan en esa dirección. Porque es evidente queeste tipo de acciones también incluye a los menoresadoptados y en acogimiento, dadas las característicasy necesidades especí!cas que presentan estas niñasy niños, ampliamente demostrado por una extensay rigurosa literatura cientí!ca.

Nuestro objetivo principal es aportar a la comunidadeducativa un instrumento concreto para obtener in-formación sobre las prácticas adecuadas ante las ne-cesidades especí!cas que pueden presentar las niñasy niños adoptados y en acogimiento (tanto familiarcomo residencial), en orden a facilitarles su integraciónen el contexto escolar, mejorando así su intervenciónen el marco de la atención a la diversidad. Con ello,también pretendemos sensibilizar y concienciar a la

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y escuela

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criar y educar a un menor adoptado, cuestionadaspor el entorno social acerca de estas capacidades.

• Pueden presentar sentimientos de ambivalencia ydificultad para reconocer que la adopción no essiempre un camino exento de retos, dificultando enocasiones la capacidad de pedir ayuda.

• Tienen una pérdida del anonimato ya que a veceslas diferencias físicas entre los miembros de la familiahacen evidente que fue creada o ampliada con unaadopción, lo que despierta el interés de los demás.

• Las familias adoptivas conforman una unidad fa-miliar en la que se integran tres elementos: la nuevafamilia, el menor adoptado y su familia biológica.

Algunas de las tareas específicas de la paternidadadoptiva son:

• La llegada del hijo o la hija.

• Estrategias educativas particulares en función delas implicaciones de la adopción.

• Desarrollar el sentimiento de pertenencia familiarante un nuevo miembro que no comparte caracte-rísticas físicas con sus padres.

• Hacer frente a dificultades de adaptación de niñosque han sufrido maltrato y abandono y que presen-ten conductas inesperadas, desconcertantes o in-cluso de rechazo hacia su nueva familia y/o entorno.

• Propiciar una comunicación que puede verse difi-cultada por la diferencia de idioma.

• Aprender a vincularse con un menor que llega demanera repentina y que quizás no cumple con algu-nas de sus expectativas o presenta dificultades.

• Revelación del hecho de ser adoptado, aceptar y res-ponder a las preguntas de los niños y niñas sobre susorígenes y abordar desajustes personales y socialesvinculados al hecho de ser adoptado.

• Apoyar al adolescente con sus problemas de iden-tidad y en la búsqueda de sus orígenes

• Ayudar a sus hijos/as a reparar las secuelas y défi-cits provocados por la historia previa de abandono.

Niñas y niños adoptadosEn sus historias previas han estado presentes carenciasy limitaciones que han desfavorecido su desarrollo:

• Nos encontramos con situaciones de abandono y/odesprotección: contextos de violencia, padres inca-pacitados (por enfermedades mentales, toxicoma-nías, discapacidades), malos tratos o aislamientosocial, entre otras.

• Períodos de institucionalización más o menos pro-longados.

• Pérdidas emocionales, tanto referentes al contextode crianza como a las personas con las que los me-nores se han relacionado.

Debido a todas estas vivencias, se pueden observaralgunas características comunes cuando el niño/a se

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Definición. Tipos de adopción:nacional e internacional

“La adopción es una medida de protección a lainfancia que pretende brindar una familia aaquellos niños y niñas que no pueden ser cuidadospor su familia de origen o padecen una situaciónde abandono.”

GARCÍA, OROZCO Y VIDAURRÁZAGA, 2007

En nuestro país existen, principalmente, dos tipos deadopción: la que implica adoptar a un menor resi-dente en España aunque su origen cultural pueda serdiferente al mayoritario en nuestro país (adopciónnacional), y la que se realiza en otro país distinto(adopción internacional).Se observan algunos aspectos diferenciales entre ellascomo el perfil de los y las menores, la información dela que se dispone previamente a la adopción y el pe-riodo de acogimiento preadoptivo, inexistente en lamayoría de los países de adopción internacional.

Familias adoptivasAl igual que los menores adoptados tienen una seriede características que les son propias y parten de unasituación previa cuando se incorporan al nuevohogar, también las familias adoptivas presentan ca-racterísticas comunes y vivencias previas que condi-cionan la relación que establezcan con su hija/oadoptado. Las familias adoptivas han de hacer frentea una serie de pérdidas como son:

• En los casos de infertilidad, se renuncia a la posibili-dad del embarazo, de engendrar un bebé y verlo nacer.• En función de la edad del adoptado, se renuncia ala posibilidad de desarrollar funciones parentalespropias de los primeros meses de vida. • La continuidad de la herencia genética familiar. Las familias adoptivas deben ser conscientes de lasrenuncias que implica la paternidad adoptiva, elabo-rando adecuadamente estas pérdidas para permitirla correcta vinculación con el menor adoptado. Entre las cuestiones que caracterizan a las familiasadoptivas podemos destacar: • No existen, en la mayoría de los casos, referentescercanos con los que identificarse. • Previamente a la incorporación del menor al hogar,han de pasar un proceso en el que se valora su idonei-dad como adoptantes. Luego se enfrentan a un tiempode espera para la llegada de su hijo/a y, una vez incor-porado el menor, continúan los contactos con los pro-fesionales que realizan seguimientos de la integracióndel niño o la niña en la familia y en el entorno.• No se conocen con profundidad los antecedentesgenéticos de los menores así como las vivencias con-cretas anteriores a la adopción, siendo posible ade-más que no sepan interpretar adecuadamente lasconductas de los menores.• Es común que las familias adoptivas perciban unanecesidad constante de demostrar su capacidad para

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incorpora a su nueva familia, dependiendo de laedad y experiencias previas a la incorporación:• La mayoría puede presentar retrasos en las áreas deldesarrollo (lenguaje, emocional, cognitiva y motórica).• Pueden manifestar dificultades en los procesos in-telectuales básicos como la atención, la impulsividado alteraciones en el movimiento, que pueden tradu-cirse en el ámbito escolar con dificultades del apren-dizaje. • Hay una mayor probabilidad de que el retraso quetengan en su desarrollo se deba a la escasa estimula-ción tanto cognitiva como afectiva vividas, que aotros tipos de trastornos psicológicos. • La autoestima puede estar afectada debido a las ex-periencias de maltrato vividas. Les resulta muy difícildescribir sus cualidades y habilidades positivas. Estabaja percepción de sí mismos provoca que no sesientan capaces de realizar las cosas por ellos solos,algo que se puede confundir con desmotivación. • Los niños y niñas que han sufrido situaciones de des-protección se consideran culpables, piensan que todolo que les ha ocurrido ha sido porque “se lo merecían”.• A nivel emocional pueden tener limitaciones en laidentificación de sus sentimientos y en el manejo desus emociones, sobre todo en las negativas (la ira, larabia o el enfado). • En algunos niños y niñas pueden mostrarse difi-cultades en el control del estrés. Un ejemplo es cómo

reaccionan de una forma extrema a los cambios desituación (variación de actividad en el aula, modifi-caciones en sus rutinas, etc…).

• Con frecuencia necesitan controlar constantementetodas las situaciones. Esto origina dos consecuencias:

• Les puede resultar difícil obedecer y seguir lasnormas de los adultos.

• Pueden encontrar dificultades para diferenciar“lo que son” de “lo que hacen”. De este modo, pue-den reaccionar de forma negativa ante cualquiercorrección.

• Pueden presentar dificultades para interactuar conlos iguales. Esto origina con frecuencia situacionesde rechazo y aislamiento que provocan que no des-arrollen las habilidades interpersonales necesariaspara relacionarse con los demás y las reemplacen aveces por relaciones más agresivas y/o inhibidas.

• Con frecuencia, sus formas de relacionarse con losdemás parten de sentimientos de desconfianza haciaellos. Esto es debido a que han aprendido que las re-laciones con los demás no siempre resultan satisfac-torias, ya que, al menos, en una ocasión les hanabandonado o maltratado.

• La mayoría de los menores pueden expresar sus ne-cesidades afectivas y de atención, en un primer pe-riodo, de formas muy poco entendibles, como: conpataletas, insultos, no pidiendo ayuda, pegando y/ono dejándose ayudar.

14iIMPORTANTE …

Ser padres adoptivos es una tarea complejaque despierta sentimientos relacionadoscon la historia previa a la llegada de suhijo (proceso de adopción, tiempo deespera o vivencia de las propiaspérdidas).

Cuando los menores están intentandoadaptarse a su nueva situación, padresy madres adoptantes sufren su propioproceso de adaptación en el cual tambiénse pueden presentar di!cultades.

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El proceso de adaptación e integración en la escuelaCuando un menor se incorpora a su familia adoptivase enfrenta a gran cantidad de cambios a distintos ni-veles que, dada su escasa capacidad de comprensióny lo inestable de su historia previa, hacen que la nuevasituación resulte desconcertante para él. Algunos deestos cambios son:

• Contexto familiar novedoso. Aunque la situaciónactual suponga desarrollarse en el seno de una fami-lia capaz de cubrir sus necesidades, el menor y la fa-milia adoptiva se enfrentan a una adaptación mutuay compleja. A lo largo de este proceso los menoreshan de aprender cuáles son las conductas adecuadas,qué expectativas tienen sus padres sobre su compor-tamiento y características, los nuevos modos de re-lación, etc. Sólo si interpretamos correctamente loscomportamientos que los menores puedan presentaren este proceso, podremos atender adecuadamentesus necesidades.

• Pasan de un medio de supervivencia a otro dondese satisfacen sus necesidades de manera inmediata,de un clima de privación a otro de sobreabundancia.

• Se desarrolla la vinculación con su nueva familiatras haberse separado de sus figuras de apego y, aun-que éstas no proporcionaran un adecuado cuidado,lo que puede implicar un cierto alivio, hay que saberque en muchos casos van a sentir nostalgia, ya quepierden lo que tenían, lo que conocían, su entornomás predecible.

• Especialmente en adopción internacional, cambioentre la cultura y tradiciones de partida y las que ad-quiere a su llegada a nuestro país. Esta situación de cambio continuo puede provocaren los/las menores conductas incomprensibles desdeel punto de vista del adulto que le ofrece su cariño,como por ejemplo:• Pueden estar deseando sentirse queridos pero laexperiencia vivida de rechazo y abandono les puedellevar a impedir el acercamiento emocional por partede sus padres para evitar así volver a sentirse aban-donados si la adopción fracasa.• Pueden tener dificultades para establecer contactofísico con los demás e incluso rechazar ese contacto(en algunos casos debido a patrones culturales distin-tos en lo que respecta a la expresión de sentimientos).• Algunos menores son incapaces de consolarse sin lapresencia de la figura de apego, necesitando asegurarsevisual y físicamente su presencia constante ya quepiensan que, si pierden de vista a la persona a la quese están vinculando, es posible que ésta les abandone.• Pueden presentar regresiones, pérdida de habilida-des que ya tenían adquiridas, tales como el controlde esfínteres, la autonomía en alimentación o ves-tido, o la aparición de comportamientos que corres-ponden a una etapa anterior de su desarrollo. Lasregresiones pueden ser:

• Una manifestación de las necesidades que el niñono pudo ver cubiertas en momentos anteriores y

15 SSABÍAS QUE …

Aunque existen características diferenciales entre las/los menores adoptados,hay una cuestión común a todos ellos: tienen, por un lado, una historia deabandono previa y un pasado, a veces más sencillo y en otras ocasiones máslargo y, por otro, una larga historia de posibilidades por delante, unaoportunidad de reparar sus daños.

Las vivencias pasadas originan en algunos casos repercusiones en sudesarrollo. A pesar de esto, no todo menor adoptado tiene que mostraralteraciones aunque sí es cierto que existe una mayor probabilidad de queéstas aparezcan a lo largo de su desarrollo.

Las di!cultades que se observen van a depender de: situación y duración demalos tratos, calidad y tiempo de institucionalización, edad en el momentode la adopción, capacidades y habilidades del menor, vínculos previos ycontexto después de la adopción.

Los menores adoptados realizan un gran progreso a partir de situacionesiniciales muy adversas pero, cuanto más difíciles y prolongadas fueran estascircunstancias, más probable es que la recuperación posterior no sea tancompleta como los esfuerzos de todos merecerían, observándose procesosde recuperación distintos en función de las áreas dañadas.

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que, en el clima de confianza y seguridad que leproporcionan sus padres, pueden poner en evi-dencia para intentar que éstas se cubran.• Un mecanismo de defensa ante una situación queles desborde emocionalmente.

El proceso de adaptación no tiene una duración de-terminada, sino que depende de las necesidades quepresentan los menores y las capacidades de los adul-tos para satisfacerlas. Este proceso se puede repetircada vez que el menor o la menor se inserten en uncontexto novedoso como puede ser la escuela.

Necesidades de las niñas y los niños adoptadosen la escuelaLa escuela, junto a la familia, es uno de los contextossocializadores más importantes para el desarrollo dela infancia. Los menores se encuentran más preparados para in-corporarse a la escuela cuando se empiezan a sentirmás seguros y queridos por su familia. Cuando lle-gan a partir de los 6 años, hay que escolarizarlos,pero sería conveniente tener una visión menos rigu-rosa del proceso de escolarización. Uno de los cambios que peor viven los niños y niñasen su vida es la incorporación a la escuela. Los menoresadoptados son muy sensibles a los cambios y situacio-nes nuevas, por ello, es aconsejable que se realice lomás gradualmente posible:

• Antes de empezar el colegio: sería aconsejable

que los padres, junto al menor, acudieran a cono-cer el centro educativo, el aula, el maestro/a… • Comienzo del curso escolar: sería beneficiosoque en un primer momento estuviera pocas horase ir incrementándolas si se observa una evoluciónpositiva en el menor. Si, por el contrario, se encuen-tra muy angustiado, no es aconsejable dejarlo las 5horas del horario lectivo ya que seguramente nosestá expresando es que necesita estar más tiempocon sus padres para afianzar la vinculación.

En los primeros años de escolarización se debe pri-mar que los menores establezcan una relación seguracon su maestro/a y sus compañeros/as, anteponién-dola a los avances académicos: la seguridad emocio-nal es la clave fundamental para el aprendizaje. Estos menores han vivido en muchas ocasiones unascircunstancias de partida muy desfavorables, así, al in-corporarse a la escuela es muy conveniente que se lesrealice una valoración psicopedagógica para estimaren qué momento evolutivo se encuentran y escolari-zarlos en el curso que por su edad madurativa y nocronológica les corresponda. Se deben realizar lasadaptaciones curriculares necesarias para cada niño/a. Las expectativas de las familias y de los profesionalesdeben estar ajustadas a las necesidades y ritmos deevolución de cada niño o niña. De este modo, si nose desarrollan unas expectativas reales a las capaci-dades y habilidades de cada menor, se producen unasdinámicas escolares y familiares de exigencia y estrésque pueden provocar estancamientos y retrocesos.

18rrecomendaciones …

Es conveniente preparar a los niños y niñasante los posibles cambios de formagradual para que los perciban lo menosbruscos posibles.

Las correcciones se deben hacer teniendoen cuenta 2 ideas fundamentales:Mostrar el enfado con la conducta y nocon el niño o la niña. Explicitarle que el enfado no signi!caque le dejemos de querer.

Los adultos debemos servir de contenciónemocional. Ante explosiones de rabia,enfado... se debe actuar cuando el menorse calme.

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La base de muchas dificultades académicas se en-cuentra en no haber adquirido un lenguaje cognitivoadecuado y poseer una baja autoestima. Por un lado,hay que diferenciar el lenguaje coloquial y el lenguajedescontextualizado necesario para el aprendizaje.Por ello en algunas ocasiones sería aconsejable tenerun apoyo profesional en la adquisición del idioma,sobre todo en niños de adopción internacional. Porotro lado, muchas de las alteraciones que puedenaparecer a lo largo de la escolaridad se encuentranligadas a la autoestima, ya que los menores en oca-siones no se sienten capaces de aprender.

Muchos menores pueden mostrar problemas de con-ducta en las aulas debido a la falta de oportunidadesde desarrollar las capacidades y habilidades adecua-das en sus anteriores contextos. Para ayudarles a me-jorar estas conductas el profesorado debe contar conrecursos metodológicos motivadores y realizar a me-nudo actividades que fomenten las habilidades so-ciales, la expresión y regulación emocional, laatención, la memoria e impulsividad…

Con frecuencia, los niños y las niñas no saben cómomanifestar verbalmente lo que les pasa y lo hacen através del movimiento, la agresividad y la tristeza.Antes de etiquetar a un menor como movido, agre-sivo o depresivo, debemos preguntarnos qué quiereexpresarnos con sus cambios emocionales y conduc-tuales. Vamos a enumerar dos tareas específicas quetienen que ir resolviendo estos/as menores y quepueden dar lugar a cambios en su comportamiento:

a) Identidad adoptivaEs conveniente saber qué entiende el niño o la niñade su adopción conforme madura cognitiva y emo-cionalmente para poder comprender sus reaccionesy sentimientos. El desarrollo del concepto de adop-ción se puede dividir en tres períodos: •Hasta los 6 años de edad, la palabra adoptado/a notiene todavía un significado claro para el niño que lausa, repitiendo simplemente las historias contadaspor sus padres pero integrando el término adopcióndentro de sus rutinas diarias. • Entre los 7 y los 12 años, los niños no sólo diferen-cian adopción y nacimiento como formas distintasde crear una familia, sino que van descubriendo queser adoptado/a implica no sólo formar parte de unanueva familia, sino también la pérdida de la familiabiológica, lo que puede provocar cambios emocio-nales en sus comportamiento y actitudes. •Al llegar a la adolescencia, la construcción de la iden-tidad supone un esfuerzo adicional para los menoresadoptados, ya que desconocen datos sobre su vidaprevia a la adopción, sus orígenes y familia biológica,y es posible que sientan por ello mayor inseguridad.El profesorado debe acometer el tema de la adopcióncon todo el grupo-clase a través de actividades de di-versidad familiar ajustadas a cada nivel o edad. Paraello podríamos explicar las diferentes familias que nospodemos encontrar (monoparentales, reconstituidas,adoptivas…) y resolver todas las dudas que surjan.

19 Eestrategias …PARA PROPORCIONAR SEGURIDAD Y SOLVENTAR LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS:Informar a los/las menores sobre las dudas acerca de su presente

y futuro así como permitir la expresión libre de sentimientos. Eximirles de responsabilidades respecto a su pasado y hacerles

saber que están a salvo de conductas negativas para ellos,recordándoles su valía y la seguridad en las personas que lesrodean.

Permitirles estar asustados, preocupados o enfadados,expresando estos sentimientos sin provocar daño, haciéndolessentir escuchados y comprendidos.

Medir los progresos no como metas alcanzadas, sino como pasoshacia la meta, dando tiempo para que se produzca laadaptación.

Organizar pequeños rituales cotidianos que les permitan percibirel mundo como algo ordenado, predecible y tranquilizador.

Introducirlos paulatinamente en su nueva realidad para quepuedan asimilarla de manera más satisfactoria.

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La eLos niños y niñas precisan un apoyo continuopor parte del profesorado. Un ejemplo claroes el apoyo que requieren para !nalizar unatarea escolar.

Es bene!cioso que se les refuerceconstantemente de forma positiva.

Es esencial que se les regule mucho desde elexterior. Por ello, es importante que se lesrecuerden las cosas a menudo.

LA ESCUELA …ALGUNAS SUGERENCIAS

Se puede utilizar un árbol genealógico con unmodelo abierto, donde se puedan poner lasramas y raíces que necesite cada menor.

Celebrar el día de la familia.

Los menores adoptados suelen carecer defotografías de sus primeros momentos de vidacomo, por ejemplo, “mi primer día de vida”, “mifoto en el hospital”,… por ello sería convenienteadaptar este tipo de actividades.

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24scuelaLENGUAJE BÁSICO PARA HABLAR DE ADOPCIÓN EN EL AULA

Utilizar padre y madre de nacimiento o biológico y no“padre y madre verdadero o natural”, para hablar delas personas que le han dado la vida a estos niños yniñas.

Se debe emplear padre y madre para referirnos a losadoptivos, ya que son los que desempeñan en la vidade estos niños y niñas la labor de padres que lasociedad y el ámbito jurídico reconoce.

Es positivo reforzar las tareas que implica lapaternidad, comunes a los menores adoptados y alos que no lo son, tales como las de cuidado, apoyo,imposición de normas, etc., más que el modo en quese incorporan a su familia.

b) Identidad étnica y culturalLas niñas y niños adoptados son pronto conscientesde las diferencias físicas con sus padres y con el restode personas de su entorno, como sus compañeros declase, especialmente en la adopción interétnica. Lacomprensión de las diferencias pasa por varias etapas:• Alrededor de los 3 y 4 años, empiezan a percibir quehay personas con la piel negra o blanca, el pelo rizadoo liso, distinguen poco a poco las diferencias físicas. • Entre los 4 y 7 años, empiezan a entender que lasdiferencias físicas van unidas a prejuicios y actitudesque en la mayoría de los casos suelen ser negativas.• Y es en la adolescencia cuando se comienza unavaloración de las ideas que se han ido formando a lolargo de la infancia en relación a las diferencias.Se debe hacer una buena acogida de las emocionescuando los niños y niñas se sientan diferentes, asícomo mantener un buen clima de comunicación. Esconveniente que se respeten y se acepten sus diferen-cias físicas o étnicas y culturales, para lo que seríafundamental trabajar con el grupo de clase la diver-sidad cultural y étnica, sin centrarnos sólo en la cul-tura y etnia de la niña y niño adoptados.

Colaboración entre escuela y familiaUna de las tareas más importantes que desarrollanlos profesionales de la enseñanza es acompañar a lospadres y madres en la educación de sus hijos/as y la

base de este acompañamiento se encuentra en la co-laboración entre ambos contextos. La familia y la escuela tienen que crear puentes decomunicación en torno al menor en relación a di-versos puntos:• La escuela debe tener una información básica de lahistoria pasada del menor para poder comprendersus comportamientos y no realizar malinterpretacio-nes. Esta información debe ser ofrecida por la fami-lia con la finalidad de que los profesores estén máspreparados para hacer frente a las necesidades quelos menores adoptados puedan presentar en el aula.• Los profesionales educativos tienen que guardarconfidencialidad en la información relativa al menor. • La familia debe informar al profesorado de las es-trategias educativas que funcionan con el menor enel hogar, y viceversa, así como entender que el pro-fesor puede cometer algunos errores básicos frutodel desconocimiento acerca de la adopción. • Para poder llegar a una buena colaboración es ne-cesario que tanto la escuela como la familia sepancuál es su lugar en relación al niño/a. • La escuela es un contexto de interacción muy im-portante para el menor adoptado, ajeno y distinto delfamiliar, en el que se pueden manifestar comporta-mientos que nada tienen que ver con los del hogar. Esfundamental el apoyo que el profesorado pueda apor-tar a la familia adoptiva sobre las reacciones y actitu-des de su hijo o hija frente a determinadas cuestiones.

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Las familias acogedoras ajenas son en su mayoría denivel socioeconómico y cultural medio, que ya tie-nen hijos biológicos y que actúan de forma altruista,de ayuda a la infancia en dificultad. Son familias conun fuerte compromiso social y una especial capaci-dad de dar y recibir cariño; familias llenas de energía,de ilusión por lo que les rodea y de optimismo antela vida. Son familias que cuentan, en general, conun alto apoyo social externo de redes informales: fa-milia, amigos... (Amorós y Palacios, 2004).En las familias acogedoras extensas los perfiles sondiferentes, predominando la mujer acogedora, abuelamaterna o tía. Por tanto, es frecuente la monoparen-talidad y la media de edad es mayor que en el acogi-miento en familia ajena. Los niveles educativos yeconómicos son más bajos que en las anteriores y losproblemas de salud más frecuentes.

Familias biológicasSiguiendo a Amorós y Palacios (2004), se trata defamilias, en muchos casos, con dificultades impor-tantes en distintos aspectos de su vida: bajo niveleducativo, fuerte inestabilidad en la relación de pa-reja, alto aislamiento social, situación económicainsatisfactoria con desorganización en la adminis-tración de recursos económicos y en la organiza-ción de la vida cotidiana. En estas familias predomina el estilo educativo in-diferente y permisivo que conlleva una menor im-plicación en la relación padres-hijos. Se presentan

frecuentes situaciones de violencia entre padres ehijos, maltrato y graves problemas psicológicos aso-ciados al consumo de drogas.

En cuanto a su actitud ante el acogimiento, muestranfrecuentemente un rechazo ante la necesidad de quesus hijos/as sean temporalmente acogidos por otrasfamilias. Esto ocurre sobre todo al principio, lo queestá relacionado con una falta de conciencia de suproblemática. Sin embargo, tras un proceso de pre-paración donde se les informa y orienta sobre sus de-rechos y sobre las ventajas para sus hijos/as y paraellos de esta medida, muchos de ellos desarrollanuna actitud de colaboración.

La mayoría de los menores en situación de acogi-miento familiar mantienen contactos con algunosde los miembros de su familia biológica durante eltiempo que dura el acogimiento. Las visitas suelenser al menos una vez al mes, para favorecer los vín-culos afectivos.

Niños y niñas en acogimiento familiarLos menores en acogimiento familiar son de dis-tintas edades, perfiles y características y compartencon el resto de niños y niñas una serie de necesida-des básicas: las relacionadas con la seguridad, elcrecimiento y la supervivencia, las relativas al des-arrollo emocional, social, cognitivo y lingüístico y,evidentemente, las relacionadas con la escolariza-ción.

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Definición. Tipos de acogimiento familiarEl acogimiento familiar es la convivencia e integra-ción en una familia acogedora de un niño o niña quepor distintos motivos y dificultades, temporalmente,no puede permanecer con su familia de origen, evi-tando su estancia en centros de protección.A través del acogimiento se proporciona al menoruna familia que le presta la atención y el cariño quenecesita hasta que se resuelve su situación.La duración y características de cada acogimiento seestablecen en función de las necesidades de cada niñoo niña (edad de los menores, situación y pronósticode recuperabilidad o no de la familia de origen, etc). Hay acogimientos que suelen tener una duracióncorta (de tres a doce meses) llamados acogimientossimples y otros acogimientos que son de larga dura-ción y que pueden durar hasta la mayoría de edad delos menores llamados acogimientos permanentes.Considerando la existencia de parentesco o no entreel menor y la familia acogedora se denomina acogi-miento en familia extensa (los abuelos, hermanos ytíos del menor) o acogimiento en familia ajena. Elacogimiento en familia extensa tiene preferenciasobre el acogimiento en familia ajena, dado quetiene el fin de preservar la vinculación del menor consu familia de origen y su entorno social. En función de las características y necesidades espe-cíficas del niño o niña existen acogimientos de ur-gencia dirigidos a niños y niñas de corta edad sobre

los que hay que intervenir de forma inmediata, se-parándolos de su familia, a fin de evitar que ingresenen un centro de protección, mientras se toma unadecisión o medida de protección más estable o du-radera para ese menor. En ocasiones también seacuerdan acogimientos profesionalizados, dirigidosa menores que por sus especiales características (en-fermedades, graves problemas de conducta...) nece-sitan ser atendidos por familias con una especialpreparación y formación.Teniendo en cuenta si la familia acogedora recibe ono una prestación económica los acogimientos fa-miliares pueden ser remunerados (sobre todo en loscasos de acogimientos en familia extensa, acogi-mientos de urgencia y profesionalizados), o no re-munerados.

Familias acogedorasGracias a las familias acogedoras muchos niños yniñas no permanecen en centros de protección, loque resulta crucial para ellos, pues aunque en los úl-timos años estos centros hayan mejorado notable-mente el modelo de atención a los menores que allíresiden, son evidentes los mayores beneficios que re-porta la crianza en un entorno familiar normalizado.Los miembros de la familia acogedora se conviertenpara el/la niño/a en figuras de apego, en referentesafectivos que permanecen para ellos a lo largo detoda su vida y que les ayudan a afrontar y superar lassituaciones de dificultad.

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Sin embargo, es importante tener en cuenta que losniños que llegan a un acogimiento familiar tienenuna serie de necesidades específicas relacionadas conla especial situación que la mayoría de ellos ha vividoen su familia de origen: diferentes tipos de maltrato,predominando la negligencia, situaciones de violen-cia, separaciones y pérdidas afectivas (Jiménez y Pa-lacios, 2008).Siguiendo el estudio realizado sobre el AcogimientoFamiliar en Andalucía por Fernández y Palacios en2008, se pueden destacar las siguientes característi-cas de los menores acogidos:• La edad media de los niños y niñas en acogimientoestá en torno a los ocho años, habiéndose iniciado elacogimiento en la mayoría de ellos antes de cumplirlos cinco . No existen diferencias apreciables de edadpor tipo de acogimiento, siendo similar en familiaajena y extensa. Sólo en la modalidad de acogimien-tos de urgencia existen diferencias significativas,pues en este tipo de acogimiento la gran mayoría delos menores es de muy corta edad (alrededor de unaño).• En género, es muy similar el número de niños conrespecto al de niñas en acogimiento familiar.•La mayor parte de los menores acogidos tiene her-manos y más de la mitad convive con ellos en lamisma familia acogedora.• Por encima de la mitad de los menores en acogi-miento han estado anteriormente en centros de pro-

tección y algunos de ellos han estado previamenteen otro acogimiento familiar.• Los menores en acogimiento presentan un historialcon diversos tipos de problemas psicológicos y desalud, tales como prematuridad, síndrome neonatal,trastornos de conducta, discapacidad y necesidadeseducativas especiales, entre otros. Todo ello con unafrecuencia superior a la población general infantil.Asimismo es necesario tener en cuenta en referenciaal niño o niña en acogimiento familiar (Amorós yPalacios, 2004) que:• Tiene una familia de origen a la que “pertenece” ya la que posiblemente vuelva si ésta supera los pro-blemas y dificultades que le impidieron cumplir conlas obligaciones fundamentales de atención a su hijoo hija.• Es una niña/o “vulnerado”: se trata de niños quehan recibido una inadecuada atención, que le ha po-dido producir daños y ponerle en una situaciónemocional de riesgo que marca su experiencia eidentidad. Muestran desconfianza hacia los adultos,tienen sentimientos de culpa, baja autoestima, su re-lación de apego es insegura, mostrando muchasveces rechazo, rabia y agresividad.• Es un/a menor que mantiene un vínculo afectivocon sus padres, pues aunque éste haya sido disfun-cional es el único que conoce y por tanto manifiestacomportamientos y sentimientos complejos, ambi-valentes.

29 nNO OLVIDES QUE ...El acogimiento de un niño o niña por parte de una familia tiene

siempre un carácter temporal; puede durar meses o años. La familia acogedora puede ser la familia extensa del niño o niña o

una familia ajena sin ninguna vinculación previaLas familias acogedoras expresan que su mayor recompensa es

sentir que están ayudando a un niño/a y observar su evolución,sus cambios positivos... Lo más importante es verlos crecer felices.

El niño o niña cuando llega a una familia acogedora suele presentarproblemas o dé!cits en su desarrollo físico, psicológico yemocional, por lo que su integración social, escolar y familiar,también suele presentar di!cultades, necesitando un especialapoyo de la escuela, de la familia y del entorno social.

Las di!cultades y el retraso escolar de los/las menores enacogimiento no se debe a causas genéticas o a sus orígenes,debiéndose descartar teorías pseudocientí!cas que llevan a ideascomo: “pobrecito, nunca llegará, lo trae de herencia”.

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menores a integrarse en el entorno educativo que lesobliga a aprender estrategias para asumir los nuevosretos académicos y sociales, y a estar preparados paratratar con los demás su particular situación familiar.

Necesidades de los niños y niñas en acogimientofamiliar en la escuelaLas dificultades académicas que suelen presentar losniños y niñas en acogimiento familiar son: falta deatención, dificultad para concentrarse, falta de hábi-tos escolares (no acaban las tareas, rompen el ma-terial, no hacen los deberes, olvidan las cosas…) yfalta de habilidades básicas (lectura, comprensión detextos, memoria o expresión oral).Como medida previa, la escuela debe evaluar si lasdificultades escolares del menor se deben a causaspermanentes o transitorias. De esto dependerán loscambios y avances que se pueden esperar de él.Las carencias permanentes pueden ser retrasos en eldesarrollo, problemas en la adquisición y expresióndel lenguaje hablado y escrito, déficits auditivos o vi-suales, enfermedades crónicas, inmadurez en el de-sarrollo intelectual, endocrino o nervioso, etc. Todosestos problemas requerirán una atención especiali-zada (profesor de apoyo, logopeda o prótesis auditi-vas) durante toda la escolaridad.Las dificultades transitorias suelen estar causadaspor problemas afectivos o emocionales recuperables,posibles situaciones de conflicto entre los padres vi-vidas por el/la niño/a, carencias en el aprendizaje su-

fridas desde el principio de la escolaridad, frecuentescambios de colegio, la inseguridad ante su integra-ción en un nuevo hogar y en nuevo colegio, etc.Por otro lado, la situación familiar del/la menorforma parte de su vida privada y sólo le correspondeal interesado decidir si hablar o no de ella, cuándo ycon quién. Por tanto, en estos casos, el objetivo de laescuela debe ser respetar los deseos del niño/a, ob-servándolo atentamente y viendo qué informaciónda él mismo a los demás, qué le dicen los compañe-ros, ayudándole a afrontar posibles situaciones incó-modas con otros/as niños/as y a aprender a querersey ganar seguridad para asumir de forma normali-zada su historia de vida.En muchos casos el acogimiento del niño o de laniña conlleva un nuevo colegio a mitad de un tri-mestre o después de unas vacaciones durante elcurso. Es posible que otros niños del colegio que per-tenecen al entorno o barrio de la familia acogedorasepan que el niño o la niña acaba de llegar a esa fa-milia. Esto puede causar en el menor una cierta in-tranquilidad o llegar incluso a suponer para él unimportante problema.La situación familiar del menor puede surgir en laescuela de múltiples maneras, aunque normalmentese desencadena a partir de los comentarios y pre-guntas de los compañeros. Puede que el menor des-pierte cierta curiosidad en el colegio por el hechode “estar acogido”. Es quizás la primera característicaque se conozca de él o ella en la escuela. Los niños

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Todas las circunstancias anteriormente referidastienen repercusiones importantes sobre las distintasáreas del funcionamiento y la conducta infantil. Lossíntomas o trastornos que pueden presentarse son:

• Efectos físicos y neurofisiológicos: trastornos delcrecimiento, deficiencias motoras y cognitivas, tras-tornos psicosomáticos, del sueño...

• Hiperactividad y problemas de atención.

• Trastornos del apego y emocionales: ansiedad, mie-dos, rabia, introversión…

• Problemas de conducta: desobediencia, agresividado violencia.

El proceso de adaptación e integración en la escuelaDesde el momento en que el niño o la niña comienzaa vivir con la familia acogedora, se van a producircambios importantes en su vida. No sólo va a tenerun nuevo entorno familiar; también va a cambiar decolegio y, con ello, de profesores, de compañeros dejuegos y aprendizajes. Junto con la familia, la escuelaes el segundo gran contexto importante en la vida decualquier niño/a.

La vida escolar supone dos claros ámbitos de exigen-cias: las actividades académicas (el aprendizaje de lalectoescritura, el cálculo, etc.) y la socialización (haceramigos, compartir juegos, o colaborar con los otros).Para adaptarse con éxito a estas circunstancias todoslos niños y niñas han de desarrollar las pertinentes ha-

bilidades intelectuales, comunicativas, afectivas, asícomo de interacción social y de conocimiento y com-prensión de sí mismo y de los demás.La adaptación escolar supone para el/la menor unafuente de experiencias y preocupaciones que le exi-gen mantenerse activo mental, social y emocional-mente. En el caso de los niños y niñas en acogimientohay que añadir ciertas exigencias extras. Muchos deellos se enfrentan al reto de la adaptación escolardesde condiciones de partida algo distintas a las delos niños y niñas de su clase. Los niños y niñas escolarizados con normalidaddesde pequeños han asistido a una guardería o es-cuela infantil, han cursado un preescolar donde hanaprendido las bases de la lectura y la escritura, esdecir, han progresado en las habilidades escolares deforma paulatina. Pero si un niño ha tenido una es-colarización irregular, no ha estado escolarizado ono ha tenido apoyo y motivación para realizar las ta-reas escolares, se encuentra en desventaja respecto alos niños de su edad. Esto no significa que tengamenos capacidad, sino que no ha tenido la oportu-nidad de desarrollarla. La problemática familiar y social que han vivido an-teriormente a la acogida les ha generado un déficitescolar, así como dificultades en las interacciones consus iguales, lo que influye en que su ritmo de apren-dizaje sea diferente al de sus compañeros/as de clase.Es importante que el profesorado conozca la medidadel acogimiento familiar para que ayuden a los/las

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p pPARA EL PROFESORADO …

La escuela debe ser un contexto de apoyo,protección y buenos tratos para los/las menoresen general y especialmente para aquéllos quehan sufrido situaciones de riesgo.

Una relación afectiva positiva con la maestra o elmaestro es reparadora para un niño o niña queha sido dañado/a.

En muchas ocasiones la escuela se convierte en lasegunda fuente de cuidados, atención yseguridad después del hogar.

No culpar a los otros niños de sus actitudes, yaque surgen del desconocimiento, de la curiosidadinfantil y de la tendencia a imitar a los adultos.

Ofrecer herramientas para que el menor puedaentender los sentimientos, pensamientos yrazones de los otros niños cuando preguntan;tales como: “lo hacen por curiosidad, lepreguntarían a cualquier niño nuevo, ahoramismo tú eres la novedad…”

Hacerle saber que contestará a las preguntascuando él o ella quiera, puesto que no tieneobligación de contar su vida privada.

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De este modo, es importante que los contextos fami-liar y escolar estén interconectados y coordinadospara promover un desarrollo eficaz y óptimo de lascapacidades del niño o niña. En los casos de niños y niñas en acogimiento fami-liar, es especialmente necesaria esta coordinación ycolaboración, para lograr: la superación de los défi-cits de aprendizaje que el niño o la niña pudieranpresentar, proporcionarles seguridad en el nuevoámbito escolar, estimularles para hablar de su reali-dad personal y familiar y desarrollar sus habilidadesacadémicas y sociales. La cooperación debe basarse en la planificación y enla toma de decisiones compartidas desde el princi-pio, y debe promover la ausencia de etiquetas y cul-pas respecto a la historia pasada del menor, noutilizando de forma peyorativa aquellas ideas e in-formaciones, con frecuencia no contrastadas, que setengan sobre el niño o la niña. Los contactos entre familia acogedora y profesoresposibilitarán la comunicación de cualquier informa-ción que pueda afectar a la adaptación del niño o laniña a la escuela. La familia debe proporcionar toda aquella informa-ción que sea pertinente o necesaria para que el pro-fesorado entienda la situación y realidad del menor:su trayectoria académica (en qué guardería o cole-gios ha estado, o cuántos cursos ha hecho), las di-ficultades, si las tiene, en lectura, escritura, opronunciación, posibles reacciones ante circuns-

tancias concretas, (como, por ejemplo, determina-das demandas de los profesores o las provocacionesde los otros niños), los apoyos o tratamientos queha recibido tanto en el centro de protección, en sucaso, como por parte de su familia acogedora, asícomo los avances o los problemas que tiene el niñoo la niña en casa. El profesor, por su parte, puede dar orientacionesconcretas (servicio de logopedia, de orientación, ma-teriales de lectura para padres, programas de TVadecuados o librerías).Por tanto, no es recomendable esperar a que aparez-can problemas graves o una situación de crisis. Porel contrario, desde que el niño o la niña llega por vezprimera al centro escolar, es conveniente asumir res-ponsabilidades compartidas que se mantengan du-rante todo el período de educación infantil yprimaria, no limitándose tan sólo al inicio de la es-colaridad o a cuando se produzca algún cambio sig-nificativo (paso de un nivel a otro o entrada de unprofesor nuevo). La cooperación entre familia y profesorado contri-buirá notablemente a la superación de los problemasafectivos y de conducta (actitudes hacia la escuela,madurez, auto concepto, etc) como al incremento delnivel de competencia académica de los niños y niñasen acogimiento a corto y a largo plazo.

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de su clase o de otras aulas pueden hacerle comen-tarios y preguntas directamente o a través del pro-fesor, simplemente porque sienten curiosidad haciael recién llegado o porque repiten las frases que hanoído a los adultos, que a veces proceden del desco-nocimiento y los prejuicios de los propios adultos yde la sociedad: “esa no es tu madre de verdad”,“¿dónde están tus padres de verdad?”, “¿tus padreste abandonaron, te pegaron?”, “¿dónde vivías antes?”,“¿ves a tu otra familia?”, “¿tienes más hermanos?”,“¿dónde están?”, etc.Ante estas situaciones cada niño o niña puede reac-cionar de forma diferente. Algunos/as tienen muyasumida y elaborada su situación familiar y no tie-nen ningún problema en hablar de ella con natura-lidad. Incluso llegarán a contar ellos mismos algunosacontecimientos de su vida pasada o presente o con-testarán con gusto a las preguntas de los otros niños(en algunos casos para ganarse la atención y el apre-cio de sus nuevos/as compañeros/as y maestros/as). Sin embargo, otro/as niños/as, bien por su caráctero porque no han terminado de aceptar los proble-mas y dificultades que existen en su familia de ori-gen, no quieren o no pueden hablar de dichasituación con otras personas u otros contextos dife-rentes al familiar.Por tanto es importante mostrar una actitud empá-tica con el menor. Comprender los sentimientos quetiene cuando otros compañeros hacen comentariosnegativos sobre su situación familiar, darle seguridad

y confianza. No es conveniente actuar de un mododemasiado protector, ni expresar sentimientos depena por él por no estar con su familia biológica, porsentirse solo y abandonado o porque sus padres bio-lógicos son “malos padres”. Los/las compañeros/as también pueden hacerle co-mentarios de rechazo. Pueden pensar que es un niñodiferente, que tiene malos sentimientos, que no vana ser sus amigos, etc. Estas actitudes poco adecuadas,que surgen en el ámbito escolar, pueden provocarque el menor perciba el hecho de “estar acogido”como algo muy negativo y disminuya la valoraciónde sí mismo. Como consecuencia, lo que se consiguees que el menor se retraiga, se acompleje frente a losdemás o responda con agresividad.La escuela debe crear las condiciones favorablespara que el niño o niña pueda superar las dificul-tades descritas a través del apoyo y la atención a lasnecesidades específicas derivadas de su situaciónpersonal y familiar. El esfuerzo que tiene que hacerel niño o niña es grande, pero afortunadamente lamente infantil tiene una enorme capacidad de re-cuperación.

Colaboración entre escuela y familia acogedoraLa presencia de redes sociales de apoyo próxima ala familia (escuela, familia extensa, amigos, veci-nos…) influyen positivamente en el desarrollo delos niños y niñas, por lo que es preciso defender lacorresponsabilidad educativa.

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RESIDENCIAL

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Tipos de centros. Contamos con diversos recursosespecializados:• Centros de primera acogida. Son hogares de pri-mera cobertura de necesidades urgentes mientras seevalúa la posible recuperabilidad de la familia bioló-gica y se toman decisiones sobre su futuro.• Centros de convivencia familiar. Son hogares queprestan una atención basada en la convivencia deniños y niñas de distintas edades, tratando funda-mentalmente de crear para ellos/as un entorno fa-miliar, donde puedan crear vínculos de apego configuras adultas estables y afectivas significativa-mente. • Hogares de preparación para la independencia oemancipación. Formados por grupos pequeños deadolescentes que se preparan, para una vida inde-pendiente y para su incorporación en el mundo la-boral. • Hogares para adolescentes con problemas emociona-les o de conducta. Son hogares donde conviven unnúmero reducido de adolescentes con una dotaciónde educadores y de apoyo psicoterapéutico muy es-pecializado. • Hogares para menores extranjeros no acompañados.Acogen a menores que proceden de otros países y seencuentran en el territorio español sin familia.Cuentan con personal que conoce el idioma y laspautas culturales que rigen los comportamientos deestos niños y niñas.

Familias biológicasLas familias biológicas de los menores en acogi-miento residencial son en su mayoría, familias alta-mente desestructuradas, marginales y/o con gravesproblemas de toxicomanías, severos trastornos desalud mental, conducta negligente u otras causasque les incapacitan para atender las necesidades bá-sicas de sus hijos y las que atañen a su desarrolloemocional y psicológico.Estas familias no siempre pueden participar de lavida del niño o de la niña mientras está institucio-nalizado/a, pero es importante que contemos conellos y con su participación en todos los casos en quesea posible.

Niños y niñas en acogimiento residencialLos niños y niñas en acogimiento residencial tienendistintas edades; todos han vivido situaciones fami-liares difíciles, han tenido importantes pérdidas vin-culares o vínculos de apego inestables que hanafectado su desarrollo emocional, por ello necesitande un trabajo terapéutico que les ayude a elaborar susituación y a prepararse para su futuro. Pasamos a des-cribir algunas de las características que pueden pre-sentar estos menores:• Son niños y niñas que han sufrido importantes pér-didas vinculares en su corta historia vital, care-ciendo de figuras de referencia que fueran capacesde mantener con ellos relaciones afectivas positivas,

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Definición. Tipos de centros

El acogimiento residencial ha sido la medida histó-ricamente más utilizada, y durante mucho tiempo laúnica disponible, para la asistencia a niñas o niñosabandonados, huérfanos y desprotegidos. Consistíaen internarlos en una institución que cubriera susnecesidades básicas, en sustitución de un ambientefamiliar del que carecían o que se presentaba comodeficitario.El acogimiento residencial ha sufrido importantesmodificaciones a lo largo de la historia, especializán-dose y mejorando la atención a los menores en des-amparo, intentando garantizar a éstos no sólo susnecesidades básicas, sino también las de protección,educación y desarrollo.La finalidad principal del acogimiento residencial esterapéutica y rehabilitadora, ya que los niños y niñasque residen en centros de protección han sufrido se-rios daños emocionales y experiencias traumáticaspor las vivencias con sus familias biológicas y poste-rior separación. El acogimiento debe, en la medidade lo posible, restañar estas heridas, reparando losdaños psicológicos y emocionales padecidos. Paracumplir este objetivo, el acogimiento debe hacersecon un personal altamente cualificado en temas es-pecíficos de la protección de menores y en funciónde los siguientes criterios:• El trabajo educativo individualizado. No deben re-alizarse planes educativos generales, sino adaptados

a las especiales características, historia vital y nece-sidades de cada niño o niña.• Trabajo educativo integral, multidisciplinar e inter-disciplinar. Además de cubrir las necesidades básicasde los niños y las niñas, el trabajo educativo debeprogramarse siempre en estrecha colaboración contodos los agentes e instituciones (escuela, centro desalud...) y con el resto de recursos comunitarios im-plicados. • Normalización e integración social. Se debe trabajarpara que los/as niños/as y jóvenes en acogimientoresidencial tengan patrones de vida cotidianos simi-lares a los que tienen los niños y niñas de su edadque viven en entornos familiares normalizados.• Desarrollo, autonomía y participación. Todo el tra-bajo educativo debe estar encaminado a procurarque la niña o el niño sea cada vez más independientey autónomo, dotándolo para ello de habilidades y re-cursos. La autonomía y saber desenvolverse a los ni-veles correspondientes a cada edad es especialmenteimportante en estos menores. En el caso de adoles-centes mayores de 16 años, también es importantesu preparación para la vida laboral.• Implicación de la familia de origen del niño. Siempreque no sea perjudicial para los/as niños y niñas, eltrabajo que se realice con éstos/as debe incluir la par-ticipación de la familia de origen, ya que el primerobjetivo debe ser la reinserción en sus familias.

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cálidas y estables, base de un desarrollo psicológicoy emocional sano. Tienen apego inseguro o trastor-nos de vinculación, lo que les genera fuertes senti-mientos de desconfianza y que sientan que el mundoes un lugar hostil que no cubre sus necesidades, niles da el afecto que necesitan, dañando su capacidadpara establecer y mantener relaciones positivas ycercanas tanto con iguales como con adultos. • Su autoestima es muy pobre. Estos/as niños/as tie-nen fuertes sentimientos de inferioridad, lo quesuele generar comportamientos de timidez o miedoa la hora de establecer o iniciar relaciones; o por elcontrario, comportamientos hiperactivos, agresivosu hostiles, tratando de llamar la atención de las per-sonas que les rodean por un lado y por otro de com-pensar sus sentimientos de inferioridad.• Los niños o las niñas que han sufrido maltrato tie-nen una mala imagen de sí mismos. No suelen sen-tirse víctimas de una situación, sino que pueden tenerla convicción de que ellos han provocado con sus con-ductas las respuestas hostiles de sus padres o de su en-torno. • Tienen escasa tolerancia a la frustración y un pobrecontrol de sus impulsos, teniendo además serias di-ficultades para identificar y poner nombre a susemociones y sentimientos. Esto aumenta de maneraconsiderable las conductas desajustadas, ya que nocuentan con estrategias para hacer frente a las frus-traciones y a las emociones “desagradables” como elmiedo, la rabia o el enojo.

• Son más propensos a mostrar retrasos en su des-arrollo, tanto en el área cognitiva, como en la del len-guaje. Han sufrido una escasa estimulacióntemprana, que suele ir unida a una descalificaciónpermanente por parte de sus padres o cuidadores,que estaban más preocupados por la obediencia delniño o la niña que por animar las conductas explo-ratorias de su entorno. Esto hace que los menores secohíban y supriman muchos aspectos de la conductainterpersonal y de aprendizaje, lo que explicaría lalentitud y el retraso a la hora de adquirir competen-cias cognitivas. Presentan serios retrasos escolares,bajo rendimiento académico y poca motivación.• Cuentan con escasas habilidades sociales y de re-lación con su entorno, siendo su repertorio conduc-tual muy escaso.• Al llegar a la adolescencia pueden tener dificultadespara construir una identidad positiva, ajustada y conuna buena imagen de sí mismos, acentuándose loscomportamientos desajustados, especialmente losrelacionados con conductas agresivas. Como son in-capaces de verse como personas valiosas y con dere-cho a ser queridas por su entorno, suelen refugiarseen su identidad de “niños malos”, lo que les da pro-tagonismo ante sus compañeros e iguales. Ser “elmalo de la clase” es, en muchas ocasiones, su formade compensar sus sentimientos de inferioridad.La población que actualmente encontramos en loscentros de protección podemos agruparla de la si-guiente forma:

42RRECUERDA QUE …

El acogimiento residencial tiene una !nalidad terapéutica yrehabilitadora de los daños emocionales sufridos por estosmenores. El papel de la escuela es fundamental e imprescindibleen esta tarea, resultando prioritario que ésta trabaje en estrechacolaboración con el centro.

Los niños y las niñas que han sufrido algún tipo de maltrato onegligencia utilizan gran parte de su energía psicológica endesarrollar mecanismos de adaptación para tratar de compensaresta situación, que inicialmente son adaptativos a la situaciónque están viviendo, pero que con posterioridad se convierten encomportamientos desajustados que oscilan entre la tristeza y elretraimiento y las conductas hostiles y/o violentas.

Si les ofrecemos un entorno seguro, estable y cálido, estosmecanismos adaptativos podrán modi!carse, pudiendo aprenderestos/as niños/as repertorios conductuales más saludables.

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jados de sus padres, que su rendimiento escolar espeor y son conscientes de que “no saben” relacio-narse con sus iguales o que no lo hacen como losdemás. Esto hace que en muchas ocasiones “ser elmalo de la clase” o “el gracioso” sea la única formaen la que sienten que tienen un sitio en el aula. Teneresto en cuenta puede ayudarnos a desarrollar estra-tegias que den a los niños/as la autoestima suficientepara poder salir de estos roles.

• Utilizar la expulsión como medida para modificarconductas inadecuadas no suele dar nunca los re-sultados deseados, ya que sólo conseguimos que seconviertan ante los ojos de sus compañeros en “hé-roes”. La expulsión refuerza su rol de niño/a malo/a,de niño/a que se atreve a hacer lo que los demás noson capaces.

Para ayudar al menor en su integración escolar po-demos:

• Darle un “sitio” dentro de la clase, intentando quese sienta querido, apoyado y reforzado por sus com-pañeros/as.

• Si cuenta con un grave retraso escolar, (y se tratade un niño/a con inteligencia normal y sin otras dis-capacidades) apoyarle y reforzarle delante de todosen aquellas competencias y habilidades en las quedestaque, para que pueda comprender que su retrasosólo se debe a haber faltado tanto al centro escolarpudiendo ponerse al “nivel de la clase” con la ayudade todos y con su esfuerzo.

• Potenciar programas de habilidades sociales dentrodel aula, que enseñen y doten a estos niños de otrasestrategias para relacionarse. De estos programas sebeneficiarían, además, el resto de los compañeros, yaque el déficit de habilidades sociales y de relación esmuy frecuente en muchos niños y niñas.• Incentivar y realizar actividades extraescolares ydeportivas, pues éstas requieren un menor nivel deexigencia y esfuerzo para ellos/as, pudiendo sentirsevalorados en estas áreas, lo que les ayudará tambiéna relacionarse con sus compañeros fuera del contextoescolar.• Si conseguimos que el niño encuentre, al menos,un referente adulto que lo acepte y apoye de maneraincondicional, muchas conductas inadecuadas pue-den ser frenadas por el mismo menor cuando sientaque esta persona pueda “enfadarse”. Cuando sientenque alguien los quiere y cree en ellos y en sus posi-bilidades, se esfuerzan especialmente por estar a laaltura de lo que estas personas esperan de ellos. Porel contrario, si sienten que hagan lo que hagan nohay nadie a quien les importe, es más difícil que mo-difiquen sus conductas y adquieran nuevos hábitos.

Necesidades de los niños y las niñas en acogimientoresidencial en la escuela• El profesor o la profesora debe ser una figura de re-ferencia para los menores en el que éstos/as puedanconfiar. Deben verlo/a como un adulto/a estable, cá-

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• La gran mayoría de los niños y niñas tienen edadescomprendidas entre los 12 y 15 años de edad. Sonniños/as que van a estar en centros hasta su mayoríade edad o hasta que puedan reinsertarse con su fa-milia biológica o extensa.• Niños y niñas menores de 12 años que están espe-rando una alternativa familiar (acogimiento o adop-ción). Muchos de ellos tienen varios hermanos y, enocasiones, se desaconseja separarlos por la fuertevinculación existente entre ellos, por lo que las po-sibilidades de adopción o acogimiento familiar dis-minuyen de modo considerable. • Adolescentes y jóvenes entre 15 y 18 años de edadque se preparan para su independencia.• Menores entre 0 y 3 años de edad, son los quepasan menos tiempo en centros de protección, yaque están esperando que se evalúe su situación fa-miliar para ver si tienen posibilidades de retorno consu familia biológica o extensa, o si serán susceptiblesde adopción o acogimiento familiar. • Menores extranjeros no acompañados que proce-den en su mayoría del Norte de África.

El proceso de adaptación e integración en la escuelaA los menores que se encuentran en acogimiento re-sidencial les resulta difícil integrarse en el entornoescolar, debiendo hacer la escuela un especial es-fuerzo para facilitarles una adecuada adaptación conlos compañeros y con el personal docente.

Estos niños/as han tenido un alto índice de absen-tismo, por lo que no suelen tener hábitos de escola-rización mínimos, ya que no forma parte de losvalores que les han trasmitido en sus familias asistira la escuela de manera habitual.Debido a estas prolongadas ausencias del entorno es-colar, suelen encontrarse curricularmente, cogniti-vamente y a nivel de lenguaje por debajo de la mediade los niños/as de su edad. Estos retrasos académicosen ocasiones van acompañados de dificultades anivel madurativo, que pueden ser fácilmente recu-perables con la adecuada estimulación y tratamiento.Sin embargo, en otras ocasiones, los niños/as pre-sentan retrasos madurativos de etiología descono-cida que no van mejorando con la estimulaciónadecuada, haciéndose necesario realizar adaptacio-nes curriculares. Para el personal docente es muycomplicado distinguir estos dos tipos de situaciones,siendo en muchas ocasiones necesario contar conpersonal especializado (psicólogos y pedagogos) queayude a los docentes a discriminar.Suelen tener conductas “diferentes” de socializacióna la del resto de sus compañeros. Tienen escasas ha-bilidades sociales tanto con sus iguales como con losadultos, lo que puede crear conflictos en el aula, di-ficultades que tienen que ser trabajadas si queremosque se integren en clase. A este respecto puede serútil tener en cuenta algunas consideraciones:•Estos menores se sienten muy en desventaja con elresto de los compañeros. Saben que ellos viven ale-

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él, de su familia, de sus gustos y aficiones, de su his-toria vital... Éste puede ser un momento muy propi-cio para que profesor y alumno puedan hablar contranquilidad de su historia, y para que el profesor“normalice” la situación ante sus compañeros, des-pejando dudas y curiosidades, aunque dejando claroque hay muchas cosas que pertenecen al ámbito dela intimidad de una persona y cada cual decide quéle apetece contar y qué no.

Colaboración entre escuela y centros de protección• Es de vital importancia que el centro de proteccióndonde se encuentran los niños/as desarrolle su laborde normalización, educación e integración social lle-vando a cabo un trabajo en red que incluya tanto alos agentes e instituciones como a los recursos co-munitarios implicados en el trabajo con el niño o laniña.• La colaboración centro de protección-escuela esfundamental para el desarrollo de los menores.Cada niño/a cuenta con un educador de referenciaque sustituye a las figuras parentales en sus funcio-nes mientras el/la menor se encuentre acogido enel centro. Este educador funciona como un referenteafectivo para él/ella, que tiene, además, conoci-miento sobre todas las situaciones de su vida. Edu-cador y profesor deben trabajar en estrechacolaboración tal y cómo lo hace la escuela con lospadres en cualquier asunto relacionado con el des-arrollo de los alumnos. El educador informará ade-

más de la conveniencia o no de incluir a los padresbiológicos en la intervención que se esté llevando acabo cuando sea necesario. • La escuela debe trabajar en estrecha colaboracióncon el personal del centro donde está acogido elmenor, conociendo su historia familiar, sus necesi-dades y su situación actual. En los centros existe uninstrumento educativo, el PEI (Proyecto educativoindividualizado) en el que se plasman los objetivospropuestos a conseguir con cada menor en las dife-rentes áreas de su desarrollo. Sería conveniente queel tutor o tutora del niño/a conociese este instru-mento, pudiendo llegar también a participar en suelaboración. • Los niños/as en acogimiento residencial debensaber que tanto educador como maestro trabajanconjuntamente y con objetivos comunes para sudesarrollo, lo que facilitará cualquier aprendizajeque tratemos de inculcarles, evitando actitudes ycomportamientos muy distintos en la escuela y enel centro. Tanto los educadores como los profesorestransmiten a los niños/as su particular visión delmundo, enseñándoles estrategias de comporta-miento y dotándolos de herramientas para enfren-tarse a las distintas situaciones que se les planteanen sus vidas.

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lido/a, preocupado/a por su futuro y por sus necesi-dades, alguien “en quien se puede confiar”. Cuantasmás personas encuentren en su camino, dispuestasa comprometerse con ellos, más posibilidades ten-drán de convertirse en adultos sanos y dispuestos aestablecer relaciones afectivas positivas. Entenderles,respetarles, comprenderles, aceptarles tal y comoson, demostrarles que les escuchamos y que nos in-teresan sus opiniones pueden ser algunas claves paraque aprendan a confiar en nosotros. • Es esencial que el profesor o profesora confíe en lasposibilidades de desarrollo y crecimiento de estos/asniños/as, porque ésta es la mejor forma de potenciarsus capacidades y habilidades.• Evitar siempre las etiquetas. “Etiquetar y diagnos-ticar” no es útil a la hora de ayudar a modificar susconductas. Los niños/as no son de determinada ma-nera, se comportan de determinada manera. Si cre-emos firmemente en este axioma todos puedencambiar sus conductas. No debemos realizar en elaula afirmaciones que otorguen a los menores unascaracterísticas o rasgos estables que dificulten el tra-bajo con ellos/as y les condenen “a ser así” para siem-pre. Es mejor decir “en esta ocasión te has portadomal” a decirle a un/a niño/a “eres malo/a”.• El profesor no debe nunca tomarse una agresióno mala respuesta por parte de estos niños/as comoalgo personal, aunque en ocasiones pueda pare-cerlo. El profesor representa un rol de autoridaden un contexto determinado y los niños y las niñas

pueden reaccionar rebelándose. Mientras más con-fianza y complicidad hayamos sido capaces de crearen la relación con ellos, más fácil les resultará con-trolarse y adecuar su conducta a las expectativas delentorno.• El ámbito escolar debe promover el refuerzo depautas educativas basadas en derechos y deberesclaramente establecidos. Estos niños/as necesitansaber con exactitud qué se espera de ellos con res-pecto a normas y cuáles pueden ser las consecuen-cias de no cumplir éstas. No podemos olvidar queprovienen de ambientes muy desestructuradosdonde las pautas educativas o no existían, o erandemasiado rígidas o excesivamente permisivas.También necesitan saber cuáles son sus derechos yque les enseñemos a hacerlos valer de una maneraadecuada y constructiva.• La escuela debe incluir en su currículo programasde habilidades sociales, útiles para favorecer com-portamientos adecuados, fomentar su autoestima ydotarlos de competencias y herramientas muy útilesen su proceso de socialización. • Es muy importante trabajar con el niño o la niñacómo, cuándo y con quién comentar su realidad fa-miliar. Los/as menores deben saber discriminarcuándo hablar de su intimidad y con quien, parapoder manejar las posibles situaciones que puedanproducirse en el entorno escolar. Para ello puede uti-lizarse el “día del protagonista" que ya se lleva a caboen muchos centros escolares, donde el niño habla de

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Coordinadores: Juan Miguel Gómez Espino Carmen Moreno Tudela

INTRODUCCIÓN:Juan Miguel Gómez Espino

Autoras:ADOCIÓN Y ESCUELACarmen Mateo Pérez y Mª Teresa Navarro GalánACOGIMIENTO FAMILIAR Y ESCUELALaura Martín SánchezACOGIMIENTO RESIDENCIAL Y ESCUELAÁgueda Marta Rodríguez Saldaña

ISBN: 978-84-694-5888-4

Edición:Asociación Andaluza de Ayuda a la Adopción y a la Infancia (LLAR)c/ Mendigorría, 5-7-1º B41002 Sevillawww.asociacionllar.org

SE ACABÓ DE IMPRIMIR EN CORIA DEL RÍO, EN LOS TALLERES DE LA IMPRENTA GRÁFICAS SANTA MARÍA S.C.A., EN CATORCE DE JULIO DE MMXI.COORDINACIÓN EDITORIAL: MARGARET DE ARCOS. ACUARELAS Y DIBUJO: MIGUEL PUYA. GRAFISMO: NICOLÁS RAMÍREZ.