Guggenheim Imágenes Movimiento

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El Museo Guggenheim Bilbao presenta del 7 de octubre de 2003 al 18 de mayo de 2004 IMÁGENES EN MOVIMIENTO Fotografía y vídeo contemporáneos de la Colección de los Museos Guggenheim

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El Museo Guggenheim Bilbao

presenta del 7 de octubre de 2003 al 18 de mayo de 2004

IMÁGENES EN MOVIMIENTO

Fotografía y vídeo contemporáneos de la Colección de los Museos Guggenheim

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El Museo Guggenheim Bilbao inaugura el 7 de octubre Imágenes en movimiento, una muestra que se compone fundamentalmente de obras pertenecientes a la Colección Permanente de los Museos Guggenheim y que examina la diversidad de planteamientos desarrollados por algunos artistas contemporáneos a través de la fotografía, el cine o el vídeo. La presencia generalizada de estos medios se remonta a finales de los años sesenta cuando muchos creadores incorporaron la fotografía y la imagen en movimiento a sus prácticas artísticas de carácter conceptual. La presentación Imágenes en movimiento ha sido comisariada por Lisa Dennison, Subdirectora y Conservadora Jefe del Solomon R. Guggenheim Museum, Nancy Spector, Conservadora de Arte Contemporáneo, y Joan Young, Asistente del Comisariado, y reúne alrededor de 150 piezas de cerca de 55 destacados artistas contemporáneos como Matthew Barney, Rineke Dijkstra, Stan Douglas, Olafur Eliasson, Fischli/Weiss, Anna Gaskell, Andreas Gursky, Pierre Huyghe, William Kentridge, Iñigo Manglano-Ovalle, Mariko Mori, Shirin Neshat, Gabriel Orozco, Thomas Struth, Sam Taylor-Wood, Wolfgang Tillmans y Kara Walker, y cuya instalación ocupará las siete galerías de la tercera planta y la sala 105 de la primera planta del Museo. Durante la última década, las adquisiciones de los Museos Guggenheim se han centrado fundamentalmente en el arte del presente para construir una colección contemporánea, comparable en profundidad y alcance a los fondos de arte moderno que forman en núcleo del museo. Al planificar en 2002 una exposición de arte contemporáneo procedente de la Colección Permanente que ocuparía todo el museo, rápidamente se hizo evidente que los Museos Guggenheim habían logrado reunir gran cantidad de material reproducible en formato de fotografía, cine y vídeo. La preponderancia de piezas basadas en la fotografía de la Colección revela el hecho de que el arte más abiertamente crítico de los años noventa y principios de 2000 está íntimamente vinculado a estas técnicas. La presentación Imágenes en movimiento, que podrá visitarse en el Museo Guggenheim Bilbao hasta la primavera de 2004, ha sido posible gracias a la generosa contribución de BBK, cuyo compromiso de colaboración con el Museo abarca, además de las presentaciones de fondos de la Colección Permanente, un amplio apoyo a sus programas educativos que data del inicio

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de su andadura. La muestra cuenta también con la colaboración tecnológica de Philips.

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Las ideas innovadoras que brotaron de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX ya pusieron en tela de juicio los valores de la representación y los usos de materiales no habituales en la práctica artística tradicional. Con la integración de la fotografía, la electrónica y la técnica digital, para finales del siglo la ruptura con las jerarquías artísticas establecidas llega a ser rotunda. La naturaleza del producto artístico audiovisual demanda una revisión profunda de la materialidad del objeto y requiere del espectador un nuevo comportamiento, que pasa de la observación a la interacción. De hecho, estas obras en un principio se proclamaron ajenas al circuito de comercialización y exposición de las obras de arte, representado por las galerías y museos, aunque finalmente acabarían por ser aceptadas e integradas en el mismo sistema contra el que arremetían. Hoy por hoy, la tecnología multimedia está presente en las prácticas artísticas de muchos creadores y, como consecuencia, también ha conquistado las instituciones dedicadas al arte, evidenciando la existencia definitiva de nuevos lenguajes artísticos y nuevos planteamientos creativos de cara al recién estrenado siglo. Sin embargo, estas nuevas formas de expresión artística no son siempre bien conocidas ni entendidas. Los nuevos lenguajes, los cambios en la forma de ser y de percibir la obra así como de relacionarse con ella, hacen que, en ocasiones, el espectador se sienta desconcertado y recele ante lo que, dentro de un Museo, le está exigiendo un rol activo y determinante. Por esta razón, es importante que exposiciones como la que hoy presenta el Museo Guggenheim Bilbao tengan lugar en nuestra ciudad y por extensión, los ciudadanos tengamos opción a colmar nuestras curiosidades culturales. La participación de Fundación BBK en Imágenes en movimiento: fotografía y vídeo contemporáneos de la Colección de los Museos Guggenheim viene a prolongar y reafirmar el compromiso de colaboración que desde los inicios establecimos con el Museo Guggenheim Bilbao. A lo largo de este recorrido en común, hemos quedado siempre satisfechos de la aceptación pública y utilidad cultural de los proyectos que esta institución ha venido acometiendo. En esta ocasión también confiamos en que los visitantes disfruten de la experimentación y se dejen sorprender por unas obras que nos llevan a mundos metafóricos y críticos, propios de nuestro tiempo. Xabier de Irala Presidente de la Fundación BBK

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Durante los últimos años de las décadas de 1960 y 1970 se produjo un cambio importante

de paradigmas en la cultura visual de la posguerra: la fotografía y la imagen en movimiento

pasaron a ser herramientas de las prácticas artísticas contemporáneas más críticas. A lo

largo de los setenta, artistas como Marina Abramović, Vito Acconci, Dan Graham y Robert

Smithson emplearon la fotografía para ampliar y poner a prueba las categorías artísticas

tradicionales fundamentadas en técnicas como la pintura, la escultura y la fotografía

artística. Además, la nueva tecnología relativamente barata del vídeo portátil y su capacidad

singular para reproducir imágenes de forma instantánea, así como las instalaciones en vivo y

de circuito cerrado permitieron a artistas como Nam June Paik y Bruce Nauman analizar

cuestiones ligadas a la representación con una profundidad sin precedentes. Las

instalaciones de vídeo multicanal y las proyecciones cinematográficas ampliaron aún más los

parámetros conceptuales y estéticos de la imagen en movimiento. La presencia de la

fotografía, el cine y el vídeo en las prácticas artísticas más radicales de este período

obedecía a su presencia generalizada en todas las formas de representación cotidianas: la

televisión, la publicidad, el cine y el fotoperiodismo. Los artistas recurrieron a estos medios

para cuestionar la obra de arte única y transgredir las categorías tradicionales del arte

moderno. La fotografía, el cine y el vídeo funcionaban como medios para lograr estos

objetivos permitiendo al artista crear obras que primaban la información o la evidencia

documental sobre la expresión personal o, por el contrario, que cuestionaban la noción de

realidad registrada objetivamente, subrayando el dominio de los medios de comunicación y

sus sesgadas representaciones. Para muchas de las primeras artistas feministas como Ana

Mendieta y Ana Wilke, estas técnicas representaban un territorio por reclamar y les ofrecían

nuevas formas en las que encarnar sus experiencias subjetivas.

A finales de los años setenta, artistas como Sherrie Levine, Richard Prince y Cindy Sherman

emplearon la fotografía como vehículo para cuestionar la representación fotográfica en sí

misma, empleando la apropiación y la simulación. Pese a que estas prácticas definieron gran

parte del arte posmoderno de los años ochenta, su legado en los noventa se tradujo

esencialmente en la libertad para disfrutar de la fantasía fotográfica pura, la construcción de

la imagen y la narrativa cinematográfica. La actual generación de artistas que trabaja con

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estos medios de reproducción ha heredado las múltiples facetas de esta evolución y recurre

a las prácticas conceptuales, críticas, cinematográficas o basadas en la performance.

La presentación de Imágenes en movimiento en el Museo Guggenheim Bilbao se centra

exclusivamente en el arte de hoy y en la variedad de enfoques que emplean los artistas que

actualmente trabajan con fotografía, cine y vídeo. La instalación está organizada en

categorías temáticas, que proponen formas de comprender y distinguir algunas de las

sensibilidades que han venido a definir las formas de arte más contemporáneas. Como

ocurre con la mayoría de exposiciones colectivas, las categorías tienden a ser subjetivas y

reflejan más el punto de vista de quien concibe la exposición que la intención de cada

artista. Pese a que algunas obras podrían pertenecer a más de una categoría, la exposición

se divide en secciones diseñadas para evocar los siguientes temas: “El ojo empírico”; “La

performance y el cuerpo”; “Historia, memoria e identidad”; “La imagen construida” y

“Fantasía narrativa”.

Algunas de las incorporaciones más recientes a la Colección Guggenheim se presentan en

Bilbao por primera vez, como es el caso de las videoinstalaciones de Francis Alÿs, Douglas

Gordon, Anri Sala y Diana Thater, así como las fotografías de Olafur Eliasson y Catherine

Opie. Así mismo, la muestra de Bilbao se completa con la primera presentación en España

de las cinco películas que integran el ciclo Cremáster de Mathew Barney que se emitirán en

el Auditorio y que el artista completó entre 1994 y 2002. En los cinco largometrajes el

artista utiliza las referencias a la biología, la mitología, la biografía y a otros modelos

narrativos para explorar el proceso de la creación.

Salas 305, 306 y 307: El ojo empírico Herederos del legado de gran parte de la fotografía conceptual que emulaba la

desapasionada apariencia de la fotografía documental de los setenta, los creadores

contemporáneos manipulan libremente sus representaciones del mundo empírico. Artistas

como Olafur Eliasson, Elger Esser y Rica Noguchi procesan el tema de su obra, que a

menudo es el paisaje natural, a través de sistemas conceptuales preconcebidos. Otros,

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como Andreas Gursky y Jörg Sasse, se sirven de procesos digitales para alterar sus

imágenes de los espacios de la realidad cotidiana. Gabriel Orozco, Thomas Flechtner y

Francis Alÿs modifican directamente el entorno, cambiando los componentes del mundo

encontrado y estableciendo su presencia en él. Otros artistas contemporáneos como Nan

Goldin, Catherine Opie y Wolfgang Tillmans se han servido del retrato para captar a sus

propias comunidades, dando forma visual a subculturas que a menudo han tenido escasa

visibilidad frente a la cultura dominante. Algunos artistas como Rineke Dijkstra abordan la

tradición del retrato tipológico. Thomas Ruff recurre a una de las formas más genéricas del

retrato —la foto de carné— para crear sus imágenes monumentales de rostros humanos. En

el ámbito del vídeo, Douglas Gordon ha explorado la representación cinematográfica de los

personajes de culto mediante la manipulación del metraje de Hollywood.

Sala 301: La performance y el cuerpo A principios de los setenta, los artistas volvieron la mirada hacia sus propios cuerpos para

convertirlos al mismo tiempo en tema y en medio de expresión. Eludiendo tanto las

jerarquías artísticas preestablecidas —pintura, dibujo y escultura— como un mercado del

arte dependiente de la producción de objetos, adoptaron las performances o

escenificaciones como práctica transgresora. El “arte del cuerpo” —como también era

conocido— se convirtió en vehículo a través del cual explorar la percepción, la

temporalidad, el proceso y el comportamiento, inquietudes fundamentales en los setenta.

Los medios más adecuados para evidenciar y presentar la naturaleza efímera de la

performance eran la fotografía, el cine y el vídeo. Revitalizadas en los noventa, las

performances hoy, tal y como las llevan a la práctica artistas como Janine Antoni y Patty

Chang, siguen girando en torno al cuerpo y los temas relacionados con él como la

perdurabilidad, la sexualidad y las diferencias de género. Influidas por la pandemia del

SIDA, que comenzó en los ochenta, y la escalada de la violencia en todo el mundo, una

parte de las performances actuales son explícitamente elegíacas, como en el caso del

trabajo reciente de Marina Abramović, mientras que otras como los vídeos de Ann

Hamilton, exploran los aspectos sensoriales de la experiencia corporal.

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Salas 302 y 304: Historia, memoria e identidad Durante la década de 1990 muchos artistas comenzaron a examinar el hecho de que la

representación tradicional de la diferencia y de “el otro” se ha registrado en términos de

orientación sexual, identidad racial y étnica, abriendo con ello una nueva puerta a la

conciencia cultural. Este ámbito de investigación ampliado integró las voces de todos

aquellos ignorados por el status quo y aquéllos cuya subjetividad ha sido amenazada por la

intransigencia, la homofobia y la intolerancia social. Históricamente, se han preconizado

sistemas hegemónicos que se sustentan en la identificación de “un contrario”, su “otro”

cultural frente al cual el sistema puede definirse, protegiendo con ello su poder y su

cohesión. Muchos artistas contemporáneos como William Kentridge, Michal Rovner, Glenn

Ligon, Iñigo Manglano-Ovalle y Kara Walker dedican su trabajo a entender los sistemas de

representación que configuran la identidad y la historia de sus respectivas culturas.

Sala 303: La imagen construida Desde el álbum fotográfico familiar hasta el fotoperiodismo, la fotografía se ha considerado

como un reflejo de la realidad objetiva. Al mismo tiempo, su capacidad para registrar la

ficción ha sido una parte fundamental de su propia historia. Mientras que algunos artistas

actuales utilizan la fotografía, el cine y el vídeo para dejar constancia documental de sus

fantasías narrativas, otros se sirven de estos medios para registrar ficciones relacionadas con

la realidad. Muchos de estos artistas como James Casebere, Oliver Boberg o Thomas

Demand están motivados por un impulso arquitectónico y componen entornos totalmente

artificiales creados con el solo propósito de fotografiarlos.

Sala 105: Fantasía narrativa Tras décadas de arte de tendencia conceptual, gran parte del cual cuestionaba las normas y

convenciones sobre el uso de la fotografía, surge durante los noventa una generación de

artistas que incorpora la pura fantasía a su trabajo. La narración de historias o la propia

estructura narrativa ha servido, por propio derecho, como medio de expresión,

proporcionando a los artistas un nuevo tipo de materia prima con la que modelar su

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iconografía fílmica y fotográfica. La obra emana de la pura invención del artista de una

escena o escenario que sitúa ante la cámara. Hoy los artistas inventan libremente sus

propias cosmologías, bebiendo de diversas fuentes narrativas que van desde los altares

renacentistas hasta videojuegos para internet. Artistas como Matthew Barney, Gregory

Crewdson, Anna Gaskell, Pierre Huyghe, Mariko Mori, Pipilotti Rist y Sam Taylor-Wood

utilizan fotografías de elaborada escenografía, películas y vídeos para crear universos

completamente imaginarios.

Imágenes en movimiento ha sido diseñada por Asymptote. El catálogo de la exposición

incluye una introducción de los comisarios de la exposición, ensayos de John G. Hanhardt y

Nancy Spector y un breve artículo sobre cada artista.

Para más información: Museo Guggenheim Bilbao Departamento de Comunicación Tel: +34 944359008 Fax: +34 944359059 [email protected]