Guerra Del Chaco

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Guerra del Chaco Fecha Septiembre de 1932 a junio de 1935 Lugar América del Sur - Chaco Boreal Causas Problemas de límites, petróleo, militarismo, salida al mar. Conflicto Disputa territorial boliviano-paraguaya Resultado Fijación de límites definitivos entre Paraguay y Bolivia. Beligerantes República de Bolivia República del Paraguay Comandantes Filiberto Osorio José L. Lanza Hans Kundt Enrique Peñaranda Castillo José Félix Estigarribia Fuerzas en combate Movilizados en 3 años 250 000 soldados Movilizados en 3 años 120 000 soldados Bajas -Muertos y desaparecidos 60 000 soldados -prisioneros 25 000 soldados -Muertos y desaparecidos 30 000 soldados -prisioneros 2500 soldados Principales batallas de la Guerra del Chaco (9 de septiembre de 1932 a 12 de junio de 1935) Boquerón • Kilómetro Siete • Nanawa I • Corrales • Toledo • Alihuatá I • Campo Jordán • Nanawa II • Gondra • Campo Grande • Alihuatá II • Campo Vía • Magariños • Cañada Strongest • Algodonal I • El Carmen• Yrendagüé • Ybybobó • Villamontes • Ingavi

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Guerra del Chaco

Fecha Septiembre de 1932 a junio de 1935 Lugar América del Sur - Chaco Boreal Causas Problemas de límites, petróleo, militarismo, salida al mar. Conflicto Disputa territorial boliviano-paraguaya Resultado Fijación de límites definitivos entre Paraguay y Bolivia. Beligerantes República de Bolivia República del Paraguay

Comandantes Filiberto Osorio José L. Lanza Hans Kundt Enrique Peñaranda Castillo José Félix Estigarribia

Fuerzas en combate Movilizados en 3 años 250 000 soldados Movilizados en 3 años 120 000 soldados

Bajas -Muertos y desaparecidos 60 000 soldados -prisioneros 25 000 soldados -Muertos y desaparecidos 30 000 soldados -prisioneros 2500 soldados

Principales batallas de la Guerra del Chaco (9 de septiembre de 1932 a 12 de junio de 1935) Boquerón • Kilómetro Siete • Nanawa I • Corrales • Toledo • Alihuatá I • Campo Jordán • Nanawa II • Gondra • Campo Grande • Alihuatá II • Campo Vía • Magariños • Cañada Strongest • Algodonal I • El Carmen• Yrendagüé • Ybybobó • Villamontes • Ingavi

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Teatro de operaciones y máximo avance de los ejércitos de Bolivia y Paraguay La Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, se libró desde septiembre del año 1932 hasta junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. La aridez y escasa población de ese territorio hizo que, desde la época colonial, nunca se definieran sus límites en función a la dependencia política y administrativa. Cuando Bolivia perdió la salida al océano Pacífico, como consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879), esta región adquirió un valor estratégico para ese país. La ocupación del Chaco Boreal fue necesaria para salir al río Paraguay y por esa vía tener acceso al océano Atlántico. Otro motivo fue la supuesta existencia de petróleo en el subsuelo chaqueño. La Standard Oil, que ya los extraía en Bolivia, fracasó en su intento de construir un oleoducto por territorio argentino hasta un puerto sobre el río Paraná (Santa Fe o Campana) por lo que sólo le quedó la opción de hacerlo por el Chaco Boreal hacia el río Paraguay lo más al sur posible.1 Fue la guerra más importante en sudamérica durante el siglo XX. En los 3 años de duración, Bolivia movilizó 250 000 soldados y Paraguay 150 000, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran cantidad de bajas (60 000 bolivianos y 30 000 paraguayos), gran cantidad de heridos, mutilados y desaparecidos. Los distintos tipos de enfermedades, tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones y la falta de agua y buena alimentación afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a muchos de por vida. La guerra consumió ingentes recursos económicos de ambos países, de por sí muy pobres. El Paraguay sostuvo parte de las necesidades de su ejército con la gran cantidad de material bélico capturado en distintas batallas. Terminada la guerra, los vendió a España con motivo de la Guerra Civil Española. Años después de concluido el conflicto, se descubrió que no existían yacimientos petrolíferos, aparte de los que ya se habían descubierto en la precordillera boliviana lindante con el Chaco. Contenido 1 Descripción de la región en litigio 2 Antecedentes 3 Comandantes de los ejércitos 3.1 Comandantes en jefe del ejército boliviano 3.2 Comandante en Jefe del ejército paraguayo 4 Estrategias de los ejércitos 4.1 Estrategia boliviana 4.2 Estrategia paraguaya 5 El ataque boliviano al fortín Carlos A. López (15 de junio 1932) 5.1 Reacción boliviana: captura de tres fortines paraguayos (27-31 de julio de 1932) 5.2 Reacción paraguaya: movilización general e inicio de la guerra (1 de agosto al 9 de setiembre de 1932) 6 Primera ofensiva paraguaya (septiembre de 1932 a diciembre de 1932) 6.1 Primera batalla en la guerra del Chaco: Boquerón y sus alrededores (9 al 29 septiembre de 1932) 6.2 Retirada boliviana hacia Saavedra 7 Ofensiva boliviana (diciembre de 1932 a julio de 1933) 7.1 Nombramiento del general Hans Kundt 7.2 Primer ataque boliviano a Nanawa (20 al 26 de enero de 1933) 7.3 Ataques hacia el Norte 7.3.1 Captura de Platanillos y batalla de Fernández (Herrera) (7 de enero al 28 de enero de 1933) 7.3.2 Batallas de Corrales y Toledo (1 de enero al 12 de marzo de 1933) 7.4 La reconquista boliviana de Alihuatá (13 de marzo de 1933) y retirada paraguaya de

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Campo Jordán (17 de marzo de 1933) 7.5 Actividad diplomática (diciembre de 1932 a mayo de 1933: El Paraguay declara la guerra a Bolivia (10 de mayo de 1933) 7.6 Segundo ataque boliviano a Nanawa: El mayor ataque frontal de toda la guerra (4 al 7 de julio de 1933) 7.7 Intento de cerco en Gondra (11 al 15 de julio de 1933) 7.8 Batalla del fortín Rojas Silva (Falcón) (3 al 6 de agosto de 1933) 8 Segunda ofensiva paraguaya (agosto a diciembre de 1933) 8.1 Los cercos de Campo Grande y de Pozo Favorito (30 de agosto al 15 de setiembre de 1933) 8.2 Segunda batalla de Alihuatá (23 de octubre al 7 de diciembre de 1933) 8.3 Cerco y rendición en Campo Vía (11-diciembre-1933) y destitución de Hans Kundt 9 Un armisticio de veinte días (19 de diciembre de 1933 al 6 de enero de 1934) 10 Creación del Segundo Ejército Boliviano 11 Tercera ofensiva paraguaya (enero de 1934 a diciembre de 1934) 11.1 Caída del fortín Magariños (11 al 12 de febrero de 1934) 11.2 Batalla de Cañada Tarija (27 de marzo de 1934) 11.3 Batalla de Cañada Strongest (18 al 25 de mayo de 1934) 11.4 Estancamiento de las operaciones (junio a julio de 1934) 11.5 Blitzkrieg hacia Carandaitý y la zona petrolífera boliviana (14 de agosto al 5 septiembre de 1934) 11.6 Primera batalla de Algodonal (22 de agosto de 1934) 11.7 Creación del Cuerpo de Caballería del coronel David Toro 11.8 Persecución por el desierto (septiembre a noviembre de 1934) 11.9 Batalla de El Carmen (10 al 16 de noviembre de 1934) 11.10 Derrocamiento del presidente Daniel Salamanca (23 de noviembre de 1934) 11.11 Maniobra de Yrendagüé y colapso del Cuerpo de Caballería del coronel Toro (5 al 8 de diciembre de 1934) 11.12 Batalla de Ybibobó (28 de diciembre de 1934) 12 Constitución del Tercer Ejército Boliviano y batallas finales 12.1 Batalla de Villamontes 12.2 Batalla de Ingavi: último cerco de la guerra (4 al 8 de junio de 1935) 13 Fin de la guerra 14 Acuerdo limítrofe 15 Notas 16 Bibliografía 17 Enlaces externos Descripción de la región en litigio La región central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide, de norte a sur, en tres regiones: Chaco Boreal —al norte del río Pilcomayo— el Chaco Central —entre ese río y el río Bermejo— y al sur de este último el Chaco Austral. El área disputada entre Bolivia y Paraguay correspondió exclusivamente al Chaco Boreal. El Chaco Boreal posee una extensión de aproximadamente 650 000 km² (un poco menos que Francia) y hasta fines de la década de 1920 estuvo casi despoblado y sin explorar. Sus límites son: al sur el río Pilcomayo y la Argentina; al este el río Paraguay y la región oriental del Paraguay; al noroeste la precordillera boliviana y al noreste las regiones selváticas de Brasil y Bolivia.

Paisaje del Chaco Boreal, el árbol es el Schinopsis balansae. La región estaba cubierta por bosques, matorrales espinosos y palmeras. En la franja cercana al río Paraguay, se explotaba el quebracho para la producción del tanino. El potencial para la agricultura en esa época era pobre. El clima de tipo semitropical, era

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semiestépico en el sector oriental, y continental en el sector occidental. La temperatura podía llegar a los 40-50 °C en verano, y ser inferior a los 0 °C. en el invierno. Era el hábitat de una gran variedad de serpientes venenosas y de insectos portadores de enfermedades, como la vinchuca y el mosquito. El agua era escasa y salobre en las zonas centrales; los pocos pozos y lagunas existentes tuvieron una importancia vital durante la guerra pero la contaminación de los mismos produjeron muchas bajas por disentería. Durante la temporada de lluvia, de diciembre a mayo, los pocos caminos, que eran senderos polvorientos durante la mayor parte del año, se convertían en fangales intransitables debido a la poca permeabilidad del suelo. Esta inhóspita región fue muchas veces el enemigo principal que enfrentaron ambos contendientes. Antecedentes Artículo principal: Antecedentes de la Guerra del Chaco. Véase también: Tratados limítrofes entre Bolivia y Paraguay anteriores a la Guerra del Chaco Los antecedentes y causas de la guerra son complejos. Debido a la vaga determinación de límites entre las distintas regiones y las pocas expediciones que se hicieron durante la época colonial, Bolivia y Paraguay, cuando se volvieron estados independientes, tuvieron que fijar sus respectivas jurisdicciones en base a documentos muchas veces contradictorios. Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre 1884 y 1907, no fueron aceptados definitivamente por ninguna de las partes. Ambos países realizaron a su vez pocas expediciones al Chaco. En el siglo XX las compañías petroleras asentadas en Bolivia creían que había yacimientos en el Chaco Boreal, y esto alentó aún más la guerra. La intención boliviana de poseer esa región puede ejemplificarse en el eslogan de la campaña política del presidente boliviano Salamanca: «Hay que pisar fuerte en el Chaco». El Paraguay, unas décadas antes, había sido gravemente afectado por la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). Una de las consecuencias fue la pérdida de enormes territorios en la zona oriental. Respecto del Chaco, la Argentina pretendió incorporar una parte a su territorio pero tras el arbitraje del presidente estadounidense Rutherford Hayes, en 1879, este falló que la zona comprendida entre el río Pilcomayo y el Verde, al norte, correspondía al Paraguay. Con estos antecedentes era difícil que ese país pudiera aceptar las pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal. Comandantes de los ejércitos

Daniel Salamanca, presidente de Bolivia (1931-1934).

Eusebio Ayala, presidente del Paraguay (1932-1936). Comandantes en jefe del ejército boliviano Durante la guerra del Chaco, el ejército boliviano fue dirigido sucesivamente por cuatro generales: Filiberto Osorio (desde septiembre a octubre de 1932); José L. Lanza (desde octubre a diciembre de 1932); Hans Kundt (desde diciembre de 1932 a diciembre de 1933); Enrique Peñaranda Castillo (desde diciembre de 1933 hasta finalizar la guerra) Detrás de ellos tuvieron fuerte influencia el presidente Daniel Salamanca y la oligarquía boliviana. Osorio y Kundt fueron sustituidos por errores de conducción y motivos políticos. Hans Kundt: Fue la principal figura militar en Bolivia en las dos décadas anteriores a la guerra. Llegó al país en una misión militar alemana contratada por el estado boliviano. Volvió a su país donde comandó una unidad menor en el frente oriental contra el debilitado ejército imperial ruso. Regresó en 1921 y se nacionalizó boliviano asumiendo la jefatura del Estado Mayor hasta 1926. A mediados de 1930 intentó orientar a los oficiales

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bolivianos en cuestiones políticas a favor de la re-elección del presidente Hernán Siles. Cuando este fue derrocado tuvo que exiliarse. En diciembre de 1932, ya con 63 años, fue llamado para dirigir al ejército boliviano. Fue calificado como "oficial tropero", por no poseer estudios de Estado Mayor, lo que influyó en las deficientes movilizaciones del ejército boliviano en 1928 y en 1932. Por su edad y las desfavorables condiciones del Chaco era aficionado a dirigir desde "lejos" (teléfono-radio) acudiendo al frente solamente en casos de crisis. No solo tuvo que enfrentar al ejército paraguayo sino también a las intrigas de los oficiales del Alto Mando boliviano. Tras los sucesivos fracasos, especialmente en Nanawa y en Alihuatá-Campo Vía, fue destituido por Salamanca en diciembre de 1933. Abandonó Bolivia y falleció en Suiza seis años después. Enrique Peñaranda Castillo: El presidente Salamanca lo eligió como sucesor de Kundt por su pericia en escapar del cerco de Campo Vía, hecho que no fue cierto y que Peñaranda evitó aclarar.2 Participó, antes de la guerra, en el engaño del Alto Mando boliviano al presidente Salamanca con motivo de la ocupación del fortín paraguayo Carlos A. López, amparándose en la "obediencia debida".3 Véase también: Incidente de laguna Pitiantuta Careciendo de un punto de vista estratégico propio, y engañoso casi por omisión en sus relaciones civil-militares, Peñaranda era una misteriosa mezcla de “camaradería de rancho” (que le daba acceso a las sugerencias de los subordinados) y de intolerancia cuartelera cuando estaba irritado (complicando así sus relaciones con Salamanca). Dunkerley (1987, pág. 223) "El general Peñaranda continúa siendo el hombre sin carácter ni iniciativa propia. Esta impresión se ha hecho conciencia en el ejército y nadie la disimula". Presidente Salamanca (en Querejazu Calvo, 1981, pág. 320) Si bien presentó su renuncia dos veces antes de la batalla de El Carmen, el presidente Salamanca hizo caso omiso de ellas porque consideraba que las distintas fracciones del ejército lo respetaban aunque fuera porque a nadie hacia sombra.4 Fue responsable de la derrota en la batalla de El Carmen razón por la cual Salamanca intentó sustituirlo.5 Poco después no pudo evitar el colapso del Segundo Cuerpo boliviano por falta de agua frente a La Faye al no poder imponer su autoridad para que su subordinado, el coronel Toro, detuviera el avance por el desierto y se retirara a un lugar más seguro.6 Encabezó el motín contra el presidente Salamanca cuando este intentó destituirlo, episodio que se conoce como "El corralito de Villa Montes" y que por las circunstancias en que se produjo puede calificarse como de "traición a la Patria".7 A partir de entonces el ejército bajo sus órdenes tuvo una conducción casi colegiada con David Toro y el favorito de este, Germán Busch. El historiador Bruce W. Farcau sostiene que está pendiente de evaluación si la conducción de Peñaranda no fue peor que la del denostado Kundt.8 Comandante en Jefe del ejército paraguayo En contraste con los sucesivos comandantes en jefe bolivianos, el ejército paraguayo fue dirigido por José Félix Estigarribia desde el comienzo hasta finalizar la guerra, periodo en el cual nunca abandonó el Chaco. De origen humilde, realizó estudios en la Facultad de Agronomía. Luego de obtener el diploma cambió de carrera y en 1910 se alistó en el ejército con el cargo de teniente de infantería. De 1911 a 1913, asistió a la Escuela Militar Bernardo O’Higgins, en Chile. En 1917. debido a sus aptitudes, fue ascendido a capitán. Fue seleccionado para asistir al curso de Estado Mayor en la École Supérieure de Guerre en Francia. En 1927 culminó el curso de tres años de duración y en 1928 fue nombrado jefe de Estado Mayor. Al poco tiempo tuvo que abandonar ese cargo por desacuerdos con la estrategia que se debía seguir para la defensa del Chaco. Sin embargo, cuando la guerra parecía inevitable, el gobierno decidió que Estigarribia era el hombre más capacitado para dirigir al ejército paraguayo. En abril de 1931 fue ascendido a teniente coronel y nombrado comandante en el Chaco

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con la misión de organizar una División de campaña. Después de la captura del fortín Boquerón, en septiembre de 1932, fue ascendido a coronel, grado con el cual dirigió a todo el ejército paraguayo en operaciones hasta septiembre de 1933. Tras la batalla de Campo Grande fue ascendido a general. Gozaba de una reputación sólida en el ejército. Era un estudioso de la guerra de movimiento superadora de las estrategias de la Primera Guerra Mundial. Era un hombre tranquilo, serio e inconfundible en su austero uniforme con las mangas siempre cortas. El buen conocimiento de cada oficial bajo su mando directo le permitió exigir a cada uno el máximo de esfuerzo que podía dar. Dirigió las operaciones desde muy cerca del frente para agilizar la toma de decisiones y dejó a sus oficiales en libertad para realizar las operaciones tácticas que el momento y lugar lo requirieran. Se lo ha criticado por haber sido excesivamente conservador en los primeros meses del conflicto. Su mayor logro estratégico fue conducir la guerra en el desierto chaqueño como si se tratara de una batalla naval. Estrategias de los ejércitos

Camión Ford similar a los que usaron Bolivia y Paraguay. Estrategia boliviana La estrategia boliviana se apoyó en la indudable superioridad de recursos económicos y de población (3 a 1) que tenía Bolivia sobre el Paraguay. En los planes del Estado Mayor boliviano la ocupación del Chaco y el acceso al río Paraguay se vio más como un problema diplomático que militar. "El teniente coronel Ángel Rodríguez consideraba que solo había agua suficiente para enviar a cinco mil hombres, y que solo las unidades no más grandes que una compañía podrían maniobrar entre los arbustos, mientras que Kundt seguía firmemente convencido de que 3 mil hombres bastarían para tomar Asunción". Dunkerley (1987, pág.207) No se consideró la historia de ese pequeño país ubicado al sur y mucho menos a la importancia decisiva que este le asignaba a la posesión del Chaco Boreal. Comenzada la guerra, Bolivia no movilizó la totalidad de su ejército, consideró que era suficiente llevar adelante una guerra económica y que no alterara mayormente la vida cotidiana de la población.9 Por estas razones, no se intentó solucionar la larga y difícil línea de abastecimiento, desde los centros principales de Bolivia hasta el frente chaqueño, coo medidas para mejorarla, por ejemplo, con la construcción de una línea férrea hasta Muñoz y puntos de apoyo intermedios y la construcción del imprescindible puente sobre el río Pilcomayo.10 Las tropas movilizadas fueron transportadas en camión y ferrocarril hasta Villazón, desde allí en camión hasta Tarija y desde este punto a pie hasta Villa Montes, la base principal en el Chaco. Desde allí los soldados tuvieron que marchar hasta 400 kilómetros a través del polvo y el calor sofocante del Chaco Boreal. El medio básico de transporte fue el camión, y estos escasearon. "Dígame señor general, ¿qué piensan hacer con los 600 camiones y qué han hecho con los últimos 20 que he comprado hace dos meses?" Presidente Salamanca al Jefe de Estado Mayor (en Dunkerley, 1987, pag. 214) Para cubrir las seis etapas del tramo Villazón-Muñoz se necesitaban, en teoría, unos 480 camiones. En vista de que solo había suficientes unidades para los pertrechos y sobre todo el agua, los soldados tuvieron que movilizarse a pie durante toda la guerra. Los vehículos estuvieron limitados a su vez por los malos caminos, todos de tierra y que las lluvias hacían intransitables.11 A su vez no fue fácil conseguir choferes desde Villa Montes hacia el frente por el temor a las emboscadas de las patrullas lejanas enemigas. Bolivia priorizó la ocupación territorial con vista a justificar "de facto" sus derechos (Vid. Incidente de laguna Pitiantuta). El avance hacia posiciones cada vez más lejanas hizo difícil y complicada la logística. La pérdida de un fortín fueron vividas dramáticamente por el pueblo, el gobierno y el ejército bolivianos hasta el punto de ocultarse la información

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entre sí.12 Los partidos políticos, el regionalismo y la prensa de la oposición no perdieron ninguna oportunidad para criticar al presidente Salamanca y al Alto Mando con el único objetivo de lograr una mayor cuota de poder.13 La preparación militar de los oficiales bolivianos y la del mismo Kundt no estaban actualizadas. El Colegio Militar de La Paz era refugio de estudiantes réprobos y bachilleres fracasados.14 Muy pocos oficiales recibieron instrucción una vez egresados de ese Colegio dentro o fuera del país.15 Los ascensos se digitaban políticamente en negociaciones abiertas. La misión militar española que llegó a la Paz en febrero de 1931 observó que se enseñaba materias elementales como álgebra a coroneles y topografía a egresados de la Escuela Superior de Guerra.16 Primaban todavía las doctrinas de la Primera Guerra Mundial con sus ataques frontales y su enorme costo en vidas como ocurrió en Toledo y Nanawa y que para el momento ya estaban siendo superadas por concepciones más modernas. Antes que comenzara la guerra, pese a los años que estuvo a cargo del ejército boliviano, el general Kundt nunca estuvo en el Chaco. Para los soldados bolivianos, que provenían de zonas altas y frías, les fue difícil adaptarse física y psíquicamente al hábitat chaqueño. La unidad del pueblo boliviano frente a la guerra fue débil. En 1927, al norte de Potosí, los llamados "campesinos" se levantaron contra la oligarquía terrateniente boliviana en tres oportunidades; Eduardo Nina Quispe (1930-1933) luchó por una República de Naciones y Pueblos Originarios y en 1935 se masacró a campesinos en Pucarani para obligarlos a ir a la guerra.17 El soldado Aymará, que no conocía el castellano, fue ciegamente a la guerra (y a la muerte) sin saber el por qué.18 El indio iba a la guerra, pero no le gustaba naturalmente porque no tenía conciencia patriótica ¿cómo era posible tenerlo como soldado al indígena sin forzarlo? Ministro de Guerra boliviano J. Espada Antezana (en Arze Aguirre, 1987, pág.258) ¿Los indios son cobardes? No saben a conciencia qué es la Patria, pero se empeñan en fiera lucha contra quienes intuyen que son sus adversarios o, más propiamente, contra los oficiales que los comandan. Subteniente boliviano Alberto Taborga (según Dunkerley, 1987, pág. 244) La relación entre el presidente Salamanca y el Alto Mando boliviano y la de estos entre sí fue difícil durante toda la guerra ya que muchos altos jefes tenían ambiciones políticas y corporativas que incidía en la conducción de las operaciones. “La clase militar había llegado a formar una especie de casta privilegiada, cuidadosamente cerrada a los profanos, de acceso exclusivamente oficial y cuyos componentes progresaban masónicamente en grados y emolumentos por acción del tiempo […] Unidos en estrecha solidaridad de intereses, frente al Gobierno y a la nación toda, […], acabaron por mostrar, al contacto con la guerra, toda la soberbia de que estaban penetrados. […] Desgraciadamente tanta soberbia militar iba acompañada de la incapacidad y de la derrota, con todas sus funestas consecuencias. […] Se crearon en el Chaco un campo propio y cerrado en que ellos pudiesen moverse con entera libertad. Eso sí, pedían soldados, camiones, provisiones, armas y municiones en cantidades crecientes sin atender a las posibilidades financieras que limitaban los esfuerzos del Gobierno (a pesar de su buena voluntad)”. Presidente D. Salamanca (en Guachalla, 1978, pág. 90/91) Por todas estas condiciones muchos historiadores, Querejazu Calvo entre ellos, caracterizaron al ejército boliviano de entonces como un "ejército colonial" porque era una fuerza fundamentalmente dirigida a la represión interna, que carecía de apoyo popular, que estaba dividido racialmente y que era utilizado para defender un sistema político que ya estaba en pleno proceso de desintegración.19 La compra de todo tipo de armamentos, a fines de la década del 20, fue desproporcionada frente al potencial enemigo paraguayo, lo que despertó la inquietud de los otros países limítrofes. Esa compra, unificada mayormente en la firma inglesa Vickers, le produjo a Bolivia una serie de problemas en cuanto a la calidad y el cumplimiento de las entregas. Al

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comienzo de la guerra, un volumen importante de armas todavía estaba sin fabricar ni embarcar en Inglaterra. En 1932, Bolivia se encontró con serias dificultades económicas debido a la caída del precio y el volumen de las exportaciones del estaño que en 1929 habían sido de 46,9 millones de dólares, reduciéndose a 10 millones de dólares en 1932. Además, el país careció de crédito externo por haber entrado en mora en los pagos de su deuda externa. Estrategia paraguaya El Estado Mayor paraguayo planeó la defensa del Chaco sobre la base de la estructura de comunicaciones pre-existentes en la zona. Se trasladaron hombres y recursos desde Asunción utilizando el río Paraguay hasta Puerto Casado y desde allí por un ferrocarril de trocha angosta, usado en la explotación de tanino, hasta muy cerca de Isla Poí, la principal base militar en el Chaco.

Tren transportando soldados paraguayos desde Puerto Casado al frente. Durante la primera parte de la guerra, esa ventaja logística favoreció al Paraguay y compensó, en cierta medida, la superioridad boliviana en recursos. Sin embargo, la falta de camiones fue crónica y permitió que muchas veces, con el enemigo totalmente desarticulado, este pudiera escapar del aniquilamiento mediante una retirada más rápida. El abastecimiento de agua, por igual motivo, fue otro problema difícil de resolver. Las ofensivas paraguayas estuvieron sincronizadas con las épocas de poca lluvia, cuando el calor era preponderante. Se utilizaron las tácticas del "cerco y aniquilamiento", el popularmente llamado "corralito", parecidas a las que se usarían después en la Segunda Guerra Mundial: ruptura o envolvimiento del frente, penetración hacia la retaguardia enemiga, corte de líneas de abastecimiento y mando enemigos. Se dio prioridad al movimiento, rebalsando por los laterales las defensas fijas bolivianas y evitando los ataques frontales de gran intensidad. Las retiradas no eran sentidas como "derrotas" siendo el objetivo primordial el aniquilamiento del ejército enemigo y no la ocupación territorial. En febrero de 1934, un informe boliviano sobre el "modus operandi" del ejército paraguayo decía: "La forma sistemática que el enemigo viene empleando en sus ataques consiste en el amarramiento frontal, con grupos de combate y activas exploraciones de fuego para buscar el envolvimiento, con su masa, de una o ambas alas, y la salida de fracciones sucesivas sobre los caminos de retaguardia. Estas maniobras piden serias precauciones para su ejecución; sin embargo, son llevadas por el enemigo con una confianza imprudente, apoyado simplemente en el resultado moral de sus éxitos anteriores" Informe del Comando Superior boliviano (en Guachalla, 1978, pág. 114) Los oficiales más capaces fueron enviados al extranjero (Argentina, Chile, Francia, Bélgica, Italia) para realizar estudios superiores.20 El pueblo paraguayo, con la convicción de estar siendo nuevamente agredido, como había ocurrido 60 años atrás por Argentina, Brasil y Uruguay, se unió nuevamente detrás del gobierno y su ejército en lo que conceptualmente se conoce como "Guerra Total". Nadie dudaba de que el Chaco debía ser "defendido". El pueblo colaboró con todo tipo de actividades, tanto en el país como en el extranjero, para aumentar la producción de bienes exportables, recaudar fondos y todo tipo de recursos para la guerra. En abril de 1934 los ciudadanos de Asunción, a pedido del gobierno, entregaron 800 mesas de madera de sus casas para construir 1200 cajas para 18 000 granadas de mano construidas en los arsenales y que debian enviarse al frente con toda urgencia.21 Había homogeneidad entre oficiales y soldados donde todos tenían las mismas tradiciones, costumbres y hablaban el mismo idioma: el guaraní. En este aspecto tuvo una decisiva ventaja sobre su oponente boliviano donde había distintos grupos étnicos/lingüísticos, pronunciadas diferencias de clase, origen y cultura entre soldados y oficiales, y hasta mercenarios extranjeros en los mandos superiores. El poeta y ex-combatiente boliviano Ángel Lara, al observar a un grupo de prisioneros paraguayos, se

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sorprendió de que los soldados conversaran "con sus oficiales con toda naturalidad"22 La perfecta complementación entre el comandante Estigarribia, como máximo responsable militar, y el presidente Eusebio Ayala, en su función política y económica, dos hombres con características disímiles, permitió que el Paraguay tuviera una conducción unificada y casi sin fisuras, imprescindibles para lograr los mejores resultados en la campaña militar. La adquisición de armas que realizó el Paraguay tuvo que superar tres problemas fundamentales: La escasez de recursos y de créditos; La necesidad del secreto para no provocar una reacción boliviana que acelerara la guerra antes de que las mismas llegaran al Paraguay; Tener abiertas las líneas de comunicaciones que pasaban por la Argentina (vías férreas y de navegación). Por consiguiente las compras se hicieron con gran meticulosidad y secreto, eligiendo las mejores armas, a diversos proveedores. El Paraguay empezó y terminó la guerra con los mismos oficiales y soldados. Solo tuvo que reponer los muertos, heridos y enfermos. Esto significó contar, a los pocos meses de continuos combates, con un ejército experimentado para la difícil guerra chaqueña. El ataque boliviano al fortín Carlos A. López (15 de junio 1932) Artículo principal: Incidente de laguna Pitiantuta. El 15 de junio de 1932, un destacamento del ejército boliviano al mando del mayor Oscar Moscoso atacó y destruyó el fortín Carlos Antonio López, ubicado al borde de la laguna Pitiantuta o "laguna Chuquisaca" como fue bautizada después por los bolivianos. Esta acción militar se hizo contrariando órdenes expresas del presidente Salamanca de evitar todo tipo de provocación en el Chaco. Con esta "operación" de encubrimiento, mentiras y desobediencia y hasta extravío de documentación, realizada por miembros del Alto Mando boliviano a espaldas del presidente, se inició uno de los conflictos que afectarían a Bolivia durante toda la guerra, la de Salamanca contra los responsables del ejército y que culminaría, años después, con su destitución. Un mes después, el 16 de julio, el destacamento paraguayo Coronel Palacios recuperó la laguna después de una pequeña refriega. Este hecho fue presentado al pueblo boliviano como un artero ataque a Bolivia y se lo condimentó además con falsos actos de barbarie cometidos por los soldados paraguayos. El presidente Salamanca, el 19 de julio de 1932, desde los balcones del Palacio Quemado, se dirigió al pueblo boliviano que se había congregado para escucharlo:

“Ciudadanos, hijos de Bolivia, en un momento de verdadera angustia nacional, AL PRESENTARSE UNA NUEVA AGRESIÓN A LA DIGNIDAD NACIONAL, se ha producido esta magnifica reacción que manifiesta la vida y el vigor del patriotismo boliviano. Si una nación no reaccionara ANTE LOS ULTRAJES QUE LE INFIEREN no merecería ser una nación”. Discurso de Salamanca al pueblo boliviano (en Querejazu Calvo, 1990, pág. 29) Miles de ciudadanos bolivianos aplaudieron estas palabras sin sospechar del engaño y de que irían a la muerte poco tiempo después en la desconocida y árida planicie chaqueña. Reacción boliviana: captura de tres fortines paraguayos (27-31 de julio de 1932) La recuperación paraguaya de la laguna, que volvió las cosas a su estado anterior, no lo fue para el presidente Salamanca. Como si se tratara de una afrenta al honor nacional pidió al general Filiberto Osorio el enjuiciamiento de los oficiales responsables. Poco después, debilitado políticamente y empujado por un clima guerrerista que él mismo había incentivado, Salamanca ordenó al ejército que se apoderara, en represalia, de los fortines paraguayos Corrales, Toledo (el 27-28 de julio) y Boquerón (el 31 de julio). ¨Ejecute bien la orden, si hay en ello algún mérito, sería suyo; si surgen responsabilidades, serán mías¨ Mensaje del presidente Salamanca al general Quintanilla (según Dunkerley, 1987, pág.219)

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En el frente diplomático, ante la protesta paraguaya en su calidad de país agredido, Salamanca se mostró firme en no entregar esos fortines para volver al statu-quo anterior y exigió a su vez que los tres fortines fueran integrados a una "zona en litigio" entre ambas partes. Previamente, el 22 de julio, había ordenado el retiro de la delegación boliviana ante la Comisión de Neutrales, que actuaba de mediador entre ambos países. Con esta excesiva reacción, el gobierno boliviano transformó, sin tener en claro las consecuencias, una serie de incidentes fronterizos menores en una guerra con miles de muertos y heridos. Lo increíble fue que Bolivia, a fines de julio de 1932, no estaba preparada para realizar una operación militar en gran escala en el Chaco. El general Osorio, el 30 de agosto, en su Memorando 507/32 dirigido a Salamanca, con un tono casi altanero e irrespetuoso, manifestó que el Alto Mando no tenía directivas precisas ni existía un Plan de Operaciones concreto que guiara al ejército boliviano en el Chaco. En el mismo memorando adjuntó su propio plan que consistía en avanzar por el norte, en el Alto Paraguay (Fuerte Olimpo), zona diametralmente opuesta al que, sin planes, se estaba realizando en el sur.23 Todo esto ocurrió a solo nueve días del ataque en gran escala de todo el ejército paraguayo, es decir, del inicio de la guerra. Al mismo tiempo, el general Quintanilla, a cargo de las fuerzas bolivianas en el Chaco, le solicitó a Osorio la autorización para ocupar dos fortines más: Nanawa al sur y Rojas Silva al este. Efectivamente, este último fortín fue ocupado el día 6 de setiembre de 1932. En julio de 1932, el ejército boliviano contaba en el Chaco con el Primer Cuerpo (4000 hombres) en la parte sudoeste, más 2 divisiones (2000 hombres) en el noroeste. Durante el mes de agosto unos 6000 soldados comenzaron a ser trasladados, con serias complicaciones logísticas, rumbo al Chaco. Reacción paraguaya: movilización general e inicio de la guerra (1 de agosto al 9 de setiembre de 1932) Los sucesos de junio y julio (captura y destrucción del fortín paraguayo Carlos A. López, la ocupación "en represalia" de tres fortines y la actitud intransigente y belicista del gobierno boliviano) convencieron al gobierno paraguayo de que solo quedaba la solución militar a los problemas chaqueños. El presidente Ayala decretó la movilización general para lanzar al Paraguay a una guerra a gran escala. Durante el mes de agosto de 1932 se concentraron 8000 soldados en la base de operaciones de Isla Poí; 1500 en el fortín Nanawa y 3000 se ubicaron al norte, en el alto río Paraguay. Otros 3000 refuerzos fueron enviados a Isla Poí a fines de agosto. Estas fuerzas estaban al mando de 8 tenientes coroneles entrenados en su mayoría en el extranjero y menores de 50 años -salvo Eugenio Garay que tenía 57- y 12 mayores que tenían menos de 40 años.24 En Isla Poí se construyó una pista de aterrizaje y se trasladó toda la fuerza aérea. Se requisaron camiones y barcos privados, los primeros para el transporte de tropas y recursos en el Chaco y los segundos para reforzar la logística que por el río Paraguay se hacía desde Asunción hasta el puerto Casado. El teniente coronel Juan B. Ayala (del Estado Mayor) que había estudiado todas las causas del fracaso de la movilización general del año 1928 que, de manera similiar a lo que le ocurrió a Bolivia, impidió que la guerra de iniciara aquel año, mostró ahora su eficacia al triplicar, en un mes, las fuerzas del ejército en tiempos de paz. El teniente coronel Estigarribia sabía que con el cambio sorpresivo en la escala de la confrontación, el ejército enemigo recién podría completar su movilización masiva (y alcanzar la inevitable superioridad en hombres y recursos) en 90 días, tiempo suficiente para llevar adelante, con ventaja, la "Primera Ofensiva Paraguaya" (septiembre a diciembre de 1932). El 29 de agosto la Comisión de Neutrales propuso una tregua incondicional de 60 días que Bolivia aceptó si se reducía a 30 días pero que el Paraguay, con toda la maquinaria bélica en pleno movimiento, rechazó aduciendo que su "seguridad se encontraba seriamente amenazada". Primera ofensiva paraguaya (septiembre de 1932 a diciembre de 1932)

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Primera ofensiva paraguaya (septiembre a diciembre de 1932). Primera batalla en la guerra del Chaco: Boquerón y sus alrededores (9 al 29 septiembre de 1932) Artículo principal: Batalla de Boquerón. Después de la pequeña refriega en la laguna Chuquisaca/Pitiantuta (16 de julio), la 4.ª División boliviana fue enviada con alrededor de 300  hombres a ocupar los fortines paraguayos Corrales, Toledo y Boquerón. A fines de julio los dos primeros fueron capturados con suma facilidad, y después de un combate de dos horas también cayó el último. En esta operación el teniente coronel Aguirre (junto con otros oficiales y soldados) falleció a causa de una emboscada preparada con antelación, dejando el mando a su segundo, el teniente coronel Manuel Marzana.25 Este competente oficial fue el responsable de sostener el cerco de Boquerón resistiendo los embates del grueso del ejército paraguayo, que desde el 9 al 29 de septiembre de 1932 lo atacaría sin cesar. Finalmente, los pocos soldados sobrevivientes, agotados y sin municiones, no pudieron impedir que los paraguayos ocuparan el fortín. Pero la batalla de Boquerón comprendió también los importantes combates que se libraron más allá del fortín. El 8 de septiembre, aviones de combate bolivianos detectaron la aproximación del RI-2 paraguayo en el camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna, ocasionando bajas entre hombres y caballos. Muchos de los soldados, la mayoría de los cuales nunca habían visto un ataque aéreo, se atemorizaron y desaparecieron entre los arbustos. Los oficiales tuvieron que pasar el resto del día reuniendo sus unidades. Los paraguayos atacaron desaprensivamente a Boquerón el 9 de septiembre. Cuando los voluntariosos ataques iniciales no tuvieron éxito, las fuerzas atacantes tomaron posiciones en la retaguardia boliviana para emboscar a las fuerzas que pudieran acudir en ayuda del cercado fortín. El día 10, una columna de camiones del RI-14 boliviano cayó en una emboscada sufriendo fuertes bajas. En estos primeros días pudo observarse muchas deficiencias en el ejército paraguayo, principalmente en el abastecimiento del agua. Acuciados por la sed, los soldados abandonaban las líneas para buscar agua en la retaguardia. También hubo falencias en la sincronización de los movimientos entre las unidades. La aviación boliviana trató de neutralizar la "artillería" que bombardeaba Boquerón y que era la que más bajas producía sin poder ubicarla. Se trataba de los modernos morteros Stokes-Brandt que hasta Marzana creía que eran cañones de largo alcance. Los combates iniciales sirvieron para que los paraguayos ganaran en experiencia a costa de muchas bajas. Los bolivianos intentaron ingresar ayuda al fortín, siempre con pequeñas unidades, algunas con éxito y otras no, pero con gran costo en bajas. Estas operaciones no tenían un objetivo claro ya que esas fuerzas debían salir casi de inmediato del fortín por la carencia de recursos en el lugar. La aviación lanzó municiones, alimentos y medicinas pero el fuego antiaéreo y la necesidad de conservar los aviones los obligó a lanzarlos desde gran altura. Muchos se destruyeron en la caída, otros cayeron en poder del enemigo. En el campo diplomático, Bolivia aceptó la propuesta de la Comisión de Neutrales de suspender las hostilidades creando un cinturón de neutralización de dos kilómetros alrededor de Boquerón. El Paraguay no lo aceptó y mantuvo la posición inicial de que previamente Bolivia debía devolver los fortines capturados en el mes de julio. En el otro conflicto, el del presidente boliviano contra sus comandantes, el 21 de septiembre (8 días antes de la caída de Boquerón y de la retirada general boliviana), Salamanca respondió a Osorio su impertinente memorando del 30 de agosto diciendo que mientras el ejército había seguido las instrucciones presidenciales se había logrado la captura de Toledo, Corrales y Boquerón y por no haberlo hecho se había perdido la laguna Chuquisaca. Rebatió el plan de atacar por el norte y sostuvo:

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A mi juicio, una guerra con el Paraguay debe librarse en el Sudeste concentrándose allí las fuerzas posibles para descargar golpes decisivos que nos permitan imponer un tratado de paz en Asunción. Nota del presidente Salamanca al general Osorio (en Vergara Vicuña, 1944, pág. 39) El Alto Mando convenció finalmente a Salamanca sobre la necesidad de abandonar el fortín. Una tormentosa reunión de varios generales, que casi termina a los tiros, se realizó en Muñoz.26 Allí se llegó a la misma conclusión. Sin embargo Quintanilla, el día 27, pidió a Marzana que soportara diez días más hasta que se organizase un contraataque. Ninguna de las dos cosas podía cumplirse debido al agotamiento de las fuerzas de Marzana y la superioridad del enemigo. El Alto Mando boliviano se negaba a reconocer lo que ya era evidente, de que había sido sorprendido por la estrategia paraguaya de atacar sorpresivamente con todo su ejército. Cuando el Mayor Julio Aguirre, el día 10 de septiembre, informó que los paraguayos debían ser varios miles, porque eran más de 400 soldados solo en el camino Yujra-Boquerón donde había sido emboscado el día anterior, recibió la siguiente respuesta de su comandante, el coronel Francisco Peña: “Miró usted visiones... El enemigo es cobarde y no pasa de unos mil hombres”. Al ocultarse y/o desconocerse la situación real, fue un tremendo golpe para el gobierno boliviano cuando se enteró, por noticias provenientes del Paraguay y la Argentina, de que el fortín había caído. Esto lo obligó, a su vez, a retacear la información al pueblo boliviano. Una vez conocida la caída de Boquerón, Salamanca no perdió tiempo, destituyó a Filiberto Osorio y lo reemplazó por el general José L. Lanza. Esta decisión la tomó en medio de manifestaciones populares, principalmente en La Paz, que acusaban al gobierno y especialmente al Alto Mando por lo sucedido pidiendo el retorno de Hans Kundt. El 8 de octubre de 1932, Salamanca recibió una nota de "protesta" (supuestamente en nombre de oficiales de la 4.ª y 7.ª División) donde el general Quintanilla y su jefe de Estado Mayor, el teniente coronel David Toro, lo hacían totalmente responsable del fracaso militar y se manifestaban ofendidos por la remoción de Osorio.27 En Boquerón, y en los desiguales combates que tuvieron lugar en los alrededores, Bolivia perdió, entre muertos y prisioneros, los oficiales y soldados con más experiencia en el teatro de operaciones chaqueño.28 En mérito a los logros alcanzados Estigarribia fue ascendido a Coronel, rango con el cual conduciría a todo el ejército paraguayo hasta septiembre del año 1933. Retirada boliviana hacia Saavedra Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo con 15 000 hombres continuó su avance hacia el fortín Arce. El Coronel Estigarribia envió una división por el camino Yujra-Arce mientras que una segunda avanzó por la derecha para ganar la espalda del enemigo. La tercera quedaba como reserva esperando que la conquista de Arce fuera más difícil que la de Boquerón. El comandante paraguayo actuaba con cautela sabiendo que un error en esas circunstancias podía ser fatal dado los escasos recursos del Paraguay. En el avance hacia Yujra-Arce una patrulla paraguaya capturó al teniente coronel Humberto Cárdenas (comandante del RI-35) que con 5 camiones estaba empantanado en el camino Arce-Yujra.29 Frente a Yujra, una fracción del "Loa" fue rodeada por el RI-1 "2 de Mayo" y el RI-3 "Corrales" y en el curso de la confusa negociación de la capitulación fueron capturados el mayor Francisco Arias, 7 oficiales y 80 soldados.30 Los bolivianos abandonaron los fortines Ramírez y Castillo (8/oct), Lara (11/oct)y Yujra (12/oct), colocándose defensivamente a 11 km del poderoso fortín Arce. Completada la maniobra de aproximación hacia Arce, el 22 de octubre, al amanecer, comenzó el ataque paraguayo y para el mediodía los regimientos paraguayos lograron rodear las líneas bolivianas y salir a su retaguardia. Cuatro regimientos bolivianos abandonaron sus posiciones completamente desmoralizados, solo los combatientes del ‘’Loa‘’, ‘’Campero‘’, ‘’Lanza‘’ y el RI-16 permanecieron en sus puestos hasta que el Coronel Peñaranda, temiendo ser rodeado, ordenó la retirada. En el descontrol general, el Alto Mando boliviano envió a Arce 2 frascos conteniendo Vibrión

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Colérico para contaminar las lagunas que se abandonaban y desatar una epidemia de cólera en el ejército paraguayo. Peñaranda entregó los frascos y la orden pertinente al doctor Gabriel Arze Quiroga, quien felizmente, por razones morales y sanitarias, desobedeció la orden y enterró el material que hubiera afectado incluso a las tropas bolivianas.31 Las fuerzas paraguayas entraron en Arce (renombrado como "Francia") encontrándolo vacío y en ruinas. Los 4000 defensores se retiraron al fortín Alihuatá primero y hacia Saavedra poco después. El ministro de Guerra, Joaquín Espada Antezana, que se encontraba en Arce, intentó poner algún orden en el torrente humano que se dirigía al camino al sur. Fue inevitable ordenar un nuevo repliegue hacia Alihuatá. De todos modos la multitud se arrojó hacia el camino y las sendas, e incluso rompió monte a machetazos, abandonando por todas partes su armamento. La sed y el agotamiento fueron aniquilando a muchos y las rutas de retirada se marcaron con los cadáveres en actitudes grotescas. Brockmann (2007, pág. 213)

Aunque resulte paradójico, esta retirada era lo mejor que podía hacer el ejército boliviano ante un enemigo superior, ganando de esa manera un tiempo valioso hasta que pudiera realmente movilizar sus recursos. Estigarribia hubiera deseado que presentaran batalla para poder aniquilarlos. El ejército boliviano recién pudo resistir el avance paraguayo a 7 km del Fortín Saavedra, al borde de un largo y ancho pajonal que los paraguayos debían atravesar si querían llegar a Muñoz. Allí se posicionó la 4.ª División al mando del teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja, que reemplazó al teniente coronel Enrique Peñaranda por motivos de salud. Mientras tanto, arreciaban las críticas contra Salamanca y el comando boliviano. El general Quintanilla contesta esas críticas con amargura diciendo que ni el general Kundt ni nadie podrían remediar la falta de efectivos, armamentos y deficiencias orgánicas que caracterizaban la situación del ejército boliviano en el Chaco. Quintanilla abandonó el Chaco el 11 de octubre de 1932 para luego sufrir persecuciones, hostilidades y confinamiento.32 El 30 de noviembre de 1932, desde las trincheras, se observó al capitán de la aviación boliviana Rafael Pavón enfrentándose al teniente Benítez Vera de la aviación paraguaya que llevaba de observador a un oficial del Estado Mayor y que terminó con la destrucción del aparato paraguayo. Ofensiva boliviana (diciembre de 1932 a julio de 1933) Nombramiento del general Hans Kundt Una vez completada la movilización boliviana a fines de diciembre de 1932, el ejército paraguayo que avanzó durante tres meses hasta "Kilómetro 7", pasó a la defensa activa para enfrentar a la totalidad del ejército boliviano al mando de su flamante comandante, el general alemán Hans Kundt. Salamanca convocó a Hans Kundt presionado por la creencia generalizada de que podía conducir a las fuerzas bolivianas a la victoria y bajo el supuesto de que le serviría para controlar políticamente a los altos oficiales del ejército. El ejército boliviano era obra de Hans Kundt, era el ejército que desfilaba en formaciones perfectas los días de recordación cívica, era el ejército que realizó maniobras en el altiplano provocando inquietud en los gobiernos de Chile y Perú, y era también el ejército que nunca había sido preparado para una campaña en clima tropical y terreno boscoso Querejazu Calvo (1990, pág. 55) Hans Kundt solicitó a Salamanca una fuerza de 25 000 hombres. Su llegada como salvador levantó la moral y el ánimo de los ciudadanos bolivianos que pedían su vuelta a Bolivia después del desastre de Boquerón y la retirada hasta "Kilómetro 7", lo que molestó a los oficiales bolivianos quienes veían menoscabadas su capacidad y orgullo por el anciano oficial alemán. Muchos le temían y ya sea por temor o cálculo escondían la verdad

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lo que motivó que muchas veces antes de ser cercados o rendirse le comunicaran por teléfono que su situación era inmejorable.33 "Sus colaboradores inmediatos siempre eran muy parcos en su presencia y ocultaban su pensamiento para luego despotricar a sus espaldas, en público o en el círculo de sus camarillas, llamándolo "chocho", "inútil" y "vengativo". Teniente coronel boliviano Tabera (en Tabera, 1979, pág. 145) Esta situación de tirantez entre Kundt y sus subordinados bolivianos se mantuvo hasta el día de su destitución. No tuve un amigo en los comandos para transmitirle mis inquietudes y quejas; parecía que todos formaban un bloque, solo para aplastarme personalmente, y hacerme fracasar en la campaña. General Hans Kundt (en Dunkerley, 1987, pág. 220) La orden inicial de Kundt fue que el Segundo Cuerpo (8.ª y 3.ª División) capture los fortines Corrales, Toledo y Fernández mientras el Primer Cuerpo (7.ª División formado por las fuerzas que defendían las regiones de Agua Rica, Murguía y Cuatro Vientos más algunos regimientos de la 4.ª División) tomara Nanawa. Primer ataque boliviano a Nanawa (20 al 26 de enero de 1933) Artículo principal: Primera batalla de Nanawa.

Nanawa: Primer ataque. Situación entre los días 20 y 24 de enero de 1933. Rojo= Fuerzas bolivianas. Azul= Fuerzas paraguayas Este fortín era importante porque abría varias posibilidades estratégicas: avanzar hacia el norte para alcanzar Isla Poí, centro de operaciones paraguayo; o dirigirse al este y salir al río Paraguay frente a la ciudad de Concepción. Después de una minuciosa preparación, el 20 de enero de 1933, se libró la primera batalla de Nanawa. Era tal la confianza del general Kundt en su plan y en la capacidad de sus tropas que se aventuró a pronosticar la hora en que caería el fortín. La 7.ª División, al mando del coronel Gerardo Rodríguez, una de las mejores del ejército boliviano, con fuerte apoyo de artillería y la colaboración de 3 escuadrillas de aviones, se dividió en 3 columnas con la idea de rodear el fortín y ocuparlo mediante ataques frontales. Pese al gran esfuerzo realizado, los bolivianos fracasaron en su objetivo de cercar al fortín por el ala norte debido a que cerraron prematuramente el avance chocando con el flanco derecho de las fortificaciones. Tampoco prosperó un ataque posterior sobre el ala sur. En un momento de la batalla, la 5.ª División paraguaya comenzó a quedarse sin municiones debido a las fuertes lluvias que dificultaba el abastecimiento y al alto consumo para frenar el ataque enemigo. El coronel Estigarribia ordenó la construcción de una pista de aterrizaje en Nanawa para que los aviones pudieran reaprovisionar el fortín mediante un puente aéreo. Después de sufrir fuertes bajas en su calidad de atacante, las fuerzas bolivianas se consolidaron en un agresivo semicírculo alrededor del fortín. El frente se estabilizó con combates menores y duelos de artillería desde febrero a junio de 1933, período en el cual ambas partes mejoraron sus respectivas posiciones. El historiador estadounidense Zook atribuyó el fracaso del ataque boliviano a cuatro factores: 1) Insuficiencia de coordinación; 2) Falta de información necesaria antes de la acción; 3) Violación del principio de economía de las fuerzas; 4) Subestimar al adversario.34 Ataques hacia el Norte Captura de Platanillos y batalla de Fernández (Herrera) (7 de enero al 28 de enero de 1933) La 8.ª División boliviana desalojó fácilmente al RC-1 del fortín Platanillos que había sido el centro de las comunicaciones entre los fortines bolivianos antes de la guerra y, confiadamente, intentó hacer lo mismo con Fernández (Herrera) defendido por la 2.ª División paraguaya. Esta maniobra apuntaba al fortín Arce (Francia), centro de

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operaciones del ejército paraguayo hacia el sureste. El 7 de enero, el general Filiberto Osorio (comandante del 2.º Cuerpo de Ejército boliviano), informado erróneamente sobre el número de defensores en Fernández, envió solo dos regimientos de la 8.ª División (700 hombres) contra ese fortín los que fueron fácilmente rechazados. Kundt ordenó entonces que el resto de la División reforzara el ataque. Del día 21 al 23 de enero, esta columna de 1500 hombres también fue rechazada por los defensores con fuertes bajas (cerca del 25%).35 En el ataque el regimiento "Colorados" (Guardia de Honor del Palacio Quemado) resultó prácticamente diezmado. El día 28 también fracasó un intento de envolver a los defensores paraguayos que rechazaron ambas alas de ataque. En la defensa del fortín paraguayo se destacó, desde el primer momento, el mayor Paulino Antola, comandante del RI-1 "Dos de Mayo" quien poco después, por su desempeño, sería ascendido a teniente coronel y asumiría el comando de la 2.ª División paraguaya. Batallas de Corrales y Toledo (1 de enero al 12 de marzo de 1933) Artículo principal: Batalla de Corrales. Artículo principal: Batalla de Toledo. Cumpliendo con la Directiva n.º 2 (del 27 de diciembre de 1932) del general Kundt, en las primeras horas del día 1 de enero de 1933, la 3.ª División, al mando del coronel Gamarra, atacó el fortín Corrales. A las 12:00 horas, el capitán paraguayo Aguirre, ante el peligro de ser cercado, abandonó el fortín rumbo a Toledo, abriéndose paso a la fuerza. Ante esta incursión boliviana, el día 20 de enero, Estigarribia, informado erróneamente por el servicio de inteligencia paraguayo sobre el número de fuerzas enemigas, ordenó al teniente coronel Ayala, estacionado en Toledo, que accionara ofensivamente contra el sector Corrales-Platanillos para aliviar la presión boliviana sobre Nanawa y Fernández (Herrera). Ayala, al mando del Segundo Cuerpo de Ejército (en formación), integrado por dos Divisiones, intentó desalojar a los bolivianos atacando desde el 27 al 30 de enero pero, dandose cuenta del error, agravado por problemas en el abastecimiento de agua que ponía en peligro a sus hombres, decidió cancelar el ataque y retirarse nuevamente a Toledo.36 El general Kundt, ante esta inusitada retirada y ante la insistencia de su Jefe de Operaciones, el coronel Toro, ordenó a la 3.ª División reforzada con partes de la 8.ª División que avanzara contra ese estratégico fortín que le abría la posibilidad de amenazar la Colonia Menonita y la ruta de toda la logística paraguaya.

Ofensiva boliviana de enero a marzo de 1933. Después de una lenta marcha de 22 días por culpa de la lluvia y el barro, el 25 de febrero, la 3.ª División boliviana, al mando del teniente coronel Luis Gamarra, atacó, sin ningún tipo de sorpresa, a las fuerzas de Ayala en Toledo. La unidad paraguaya contaba con tropas recién incorporadas, sin experiencia en combate, carecía de los armamentos reglamentarios o los que tenía eran obsoletos. Una peste de disentería y tifoidea afectaba además a muchos soldados. Por esa razón y para aumentar el control operativo sobre las unidades, Ayala organizó la defensa no en líneas continuas sino en centros de resistencia que, como erizos, apuntaban para todos lados y dejaban espacios abiertos entre ellos que servían de verdaderas trampas.37 Pese al apoyo de la artillería y de 10 aviones que ametrallaban toda la zona, el ataque frontal de la 3.ª División boliviana no logró su objetivo produciéndose una gran cantidad de bajas.38 Cundió la desmoralización en diversos regimientos bolivianos lo que se observó en los días sucesivos. Para aliviar la situación de esta División, Kundt ordenó a la 8,ª División: "De Muñoz. 6-III-33. Hora 15:00. C II. CE. Cif. 86/300. Día 9 en la madrugada Octava División debe realizar un ataque demostrativo a Fernández [Herrera]". General Kundt al general Osorio (en Vergara Vicuña, 1944, pág. 34, vol. 4) Cuando el 10 de marzo, el teniente coronel Ayala ordenó el contraataque, algunos

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regimientos bolivianos se amotinaron y huyeron hacia Corrales sin sus oficiales, llegando incluso a disparar contra las propias fuerzas que trataban de contenerlos.39 La batalla finalizó el 11 de marzo con la retirada de la diezmada 3.ª División hasta 15 km antes de Corrales donde estableció una línea defensiva. Nuevamente el general Kundt no concentró en la zona una fuerza de ataque importante para lograr un objetivo que hubiera creado serias preocupaciones al comando paraguayo.40 La reconquista boliviana de Alihuatá (13 de marzo de 1933) y retirada paraguaya de Campo Jordán (17 de marzo de 1933) Artículo principal: Primera Batalla de Alihuatá. El plan ofensivo del general Kundt quedó paralizado en sus extremos norte y sur, la 3.ª División entre Corrales y Toledo y la 7.ª División delante de Nanawa. Las otras dos Divisiones tampoco progresaron en sus esfuerzos. Entre la 4.ª División, que seguía en "Kilómetro 7", y la 8.ª y 3.ª Divisiones, que actuaban en el ala izquierda, existía una línea vacía, sin solución de continuidad, de más de 50 km. Kundt planeó una maniobra por ese sector para definir la situación de la 4.ª División que continuaba combatiendo en "Kilómetro 7". Con la recién creada División de Reserva (9.ª División) salió en el flanco derecho paraguayo capturando, el día 13 de marzo, el fortín Alihuatá. El ataque, pese a estar bien organizado, tuvo errores de ejecución lo que produjo bajas desproporcionadas al objetivo y los pocos soldados paraguayos que defendían ese fortín de tránsito logístico.41 La sorpresiva aparición boliviana en el centro de su dispositivo fue un contratiempo para Estigarribia que no esperaba una penetración tan audaz, sin embargo, trató de sacar provecho concentrando fuerzas en Arce para envolver a su vez a la 9.ª División. El regimiento Campos cortó al camino Alihuatá-Saavedra, ruta de abastecimiento de la 1.ª División paraguaya que combatía en "Kilómetro 7", "Kilómetro 12" y Campo Jordán y la 4.ª División boliviana (3000 hombres) aumentó su presión sobre esa División. Estigarribia le pidió al teniente coronel Fernández que tratara de sostenerse unos días más en su posición para poder cercar a la 9.ª División. Fernández, pese a las promesas de Estigarribia, consideró que su situación era cada vez más delicada al no contar con una ruta de suministros directa y segura por lo que tomó la decisión de abandonar silenciosamente las trincheras durante la noche. La retirada de la 1.ª División paraguaya hacia la zona de Gondra fue perfectamente planificada por un camino abierto al tránsito de camiones, sin pérdida de hombres ni material pesado. Artículo principal: Batalla de Campo Jordán.

Tte. Cnel. Carlos Fernández (Comandante de División) y Myor. Andrade (Jefe de Estado Mayor) en el Puesto de Mando de la 1.ª División paraguaya. Luego de la captura de Alihuatá, los bolivianos intentaron retomar el fortín Arce, centro de operaciones del Primer Cuerpo paraguayo, pero fueron rechazados a 15 km del fortín. Kundt decidió capturar previamente Fernández (Herrera) para luego, con más libertad, volver sobre Arce pero fue nuevamente rechazado por las fuerzas paraguayas. Estos intentos de ocupar Fernández (Herrera) produjeron importantes bajas que afectaron la moral de los combatientes bolivianos.42 Cuando Kundt ordenó la suspensión del ataque la situación no era buena: "Parecían seres resignados a morir absolutamente carentes de sentimientos y totalmente insensibles. Se empleó con ellos la persuasión, el ruego y la amenaza, sin resultado alguno. Les aseguramos que los paraguayos acostumbraban a castrar a sus prisioneros, pero seguían inconmovibles […] como último recurso, tome una medida desesperada. Di orden a los oficiales que cortaran varas de los árboles y arrearan a palos a aquellos soldados que se negaban a marchar" Oficial boliviano Ovidio Quiroga Ochoa (en Dunkerley, 1987, pág. 251)

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En seis meses de ofensiva era bastante poco lo que Kundt había logrado salvo la captura de Alihuatá y la corrección de la saliente paraguaya en "Kilómetro 7". Entonces Kundt volvió a su plan original: la captura del estratégico fortín Nanawa, al sur. Actividad diplomática (diciembre de 1932 a mayo de 1933: El Paraguay declara la guerra a Bolivia (10 de mayo de 1933) En los meses de diciembre de 1932 y enero de 1933 fracasaron dos intentos de mediación llevados adelante por la Argentina y Chile separadamente, en cuanto integrantes del grupo ABCP (Argentina, Brasil, Chile y Perú) o sea países limítrofes de Bolivia y Paraguay. Los mediadores solicitaban: La suspensión de las hostilidades; El retiro de los ejércitos de la zona de operaciones; El sometimiento de la cuestión litigiosa a la Corte Permanente de Justicia Internacional; La desmovilización y la devolución de prisioneros. El 25 de enero de 1933 Argentina y Chile (ahora en forma conjunta), con el acuerdo de Brasil, enviaron a los gobiernos de Bolivia y Paraguay, en forma confidencial, una nueva propuesta que luego se denominó Acta de Mendoza, la cual fue entregada oficialmente un mes después, el día 24 de febrero. El 27 de febrero, Bolivia y Paraguay aceptaron el Acta con una serie de objeciones. Durante el mes de marzo y buena parte de abril las negociaciones se estancaron, por esa razón, los días 21 y 22 de abril, el grupo ABCP insistió a las partes para que suspendieran las hostilidades. El 23 de abril, el gobierno paraguayo retiró sus objeciones para facilitar las negociaciones pero Bolivia, el día 26, objetó la presión que supuestamente recibía del grupo ABCP. El día 8 de mayo los gobiernos de Chile y Argentina acusaron a Bolivia de hacer fracasar la negociación. El gobierno paraguayo, reconociendo que Bolivia solo intentaba demorar las propuestas de los mediadores mientras mantenía la ofensiva de su ejército desatada desde diciembre de 1932, con la cual pretendía ganar la guerra o, por lo menos, una posición más favorable para negociar, decidió declarar formalmente la guerra a Bolivia el 10 de mayo de 1933. El objetivo, además de pretender complicar el abastecimiento de armas y suministros a su oponente, fue eliminar la mediación de la Comisión de Neutrales, liderada por los Estados Unidos, que el Paraguay presumía favorable a Bolivia. Así, dicha Comisión, debido a sus sistemáticos fracasos desde antes de la guerra, cesó en su actividad de mediador el 27 de junio de 1933. Segundo ataque boliviano a Nanawa: El mayor ataque frontal de toda la guerra (4 al 7 de julio de 1933) Artículo principal: Segunda Batalla de Nanawa.

Nanawa: Segundo ataque. Situación inicial al 4 de julio de 1933. Rojo= Fuerzas bolivianaas. Azul= Fuerzas paraguayas. Los informes de inteligencia le indicaron al coronel Estigarribia la gran concentración de medios que se estaba realizando frente a Nanawa. Su preocupación estratégica consistió en dilucidar si el general Kundt pensaba tomar por asalto el fortín o seguir de largo y, mediante un amplio rodeo por el sur, salir en la punta del riel de Casado, en la retaguardia de todo el ejército paraguayo o, en su defecto, avanzar hacia el este, hacia el río Paraguay y salir casi frente a la ciudad de Concepción. Cuando Kundt inició el ataque frontal contra el fortín, Estigarribia comprendió el error de su adversario y ordenó al teniente coronel Irrazábal que resistiera hasta el último hombre. En julio de 1933, Kundt terminó la cuidadosa preparación para la captura de Nanawa. Si bien disponía de superioridad aérea, fuerte apoyo de artillería, dos grupos de tanques Vickers y los novedosos lanzallamas, carecía de buenos conductores. El coronel Gerardo Rodríguez, comandante de la 7.ª División encargada del ataque, había visitado la primera línea en los meses anteriores solo tres veces y nunca en forma completa. Kundt le exigió que lo hiciera permanentemente:

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"A pesar de estas medidas no han figurado muchas. Se cita este asunto vergonzoso para dejar constancia de cómo la colaboración de los comandos subalternos no siempre estuvo a la altura de las operaciones ni fue tan activa como los intereses de Bolivia y el Ejército lo exigían" General Hans Kundt (en Kundt, 1961, pág. 90-91) Meses antes, el presidente Salamanca había advertido su preocupación a Kundt: Permítame ahora expresarle inquietud gobierno respecto ataque Nanawa donde seguramente enemigo ha concentrado sus elementos y hará máximo esfuerzo [...] si sufrimos un rechazo, nuestra situación en el Chaco quedará perdida, o poco menos. Presidente Salamanca al general Kundt (en Cuadros Sánchez, 2003, pág. 195) Las posiciones defensivas de Nanawa se prepararon con tiempo y en muchos casos eran semejantes a las empleadas por los bolivianos en Boquerón. Aunque los bolivianos utilizaron la fuerza aérea y tanques como apoyo cercano y contaron, además, con una enorme superioridad en artillería, los ataques frontales no fueron tan exitosos como durante la Primera Guerra Mundial porque estos requieren de una coordinación muy precisa entre aviones, artillería, tanques y la infantería que avanza.

Los atacantes lograron penetrar, con gran heroísmo y derroche de bajas, en varios sectores del sistema defensivo pero, agotados y diezmados por el esfuerzo realizado, fueron rechazados por el contraataque de las reservas. El ataque fracasó con más de 2000 bolivianos muertos y heridos en comparación con las 189 bajas y 447 heridos paraguayos, proporción esperable en un ataque de este tipo. Fue la primera derrota importante de Kundt y le permitió a Salamanca retomar su crítica contra el comando boliviano indicando ahora que las operaciones debían hacerse economizando hombres lo que introducía una restricción en materia de conducción. Kundt, ya desde junio de 1933, como consecuencia de las intrigas de los oficiales bolivianos bajo su mando, venía pensando dejar su puesto, pero recién en septiembre puso a disposición de Salamanca su renuncia, la que no fue aceptada.43 Intento de cerco en Gondra (11 al 15 de julio de 1933) Aprovechando la concentración de fuerzas bolivianas realizada por Kundt frente a Nanawa y el posterior fracaso del ataque, el teniente coronel paraguayo Rafael Franco puso en marcha un plan largamente preparado para destruir a la 4.ª División boliviana al mando del coronel Peñaranda. Fiel a su estilo de conducción abrió por el flanco sur una picada profunda hacia la retaguardia enemiga y, contrariando los manuales militares, envió un regimiento reforzado a más de 20 km de su base de operaciones pensando compensar ese riesgo con los efectos multiplicadores que produce toda sorpresa. Efectivamente, el 11 de julio, el RI-4 más un batallón de refuerzo avanzó silenciosamente por esa picada y al día siguiente cortó el único camino de aprovisionamiento boliviano a la altura donde estaba el puesto de mando del coronel Peñaranda y la artillería divisionaria boliviana. Toda la sanidad de la 4.ª División fue capturada especialmente un valioso e importante parque de medicamentos. Simultáneamente a la confusión en las líneas de mando y logística producida en la retaguardia, Franco lanzó un ataque frontal que penetró en las posiciones bolivianas. El general Kundt comentó así lo sucedido: "El comando de la 4.ª División, que durante la noche había dado parte de un gran triunfo obtenido (en estos partes nunca faltan la indicación de que el campo está cubierto de cadáveres [enemigos]), se ve a la luz del próximo día completamente cortado y amenazado por el ataque de fuerzas superiores desde su retaguardia. El desarrollo es muy típico. No hay reservas disponibles. No obstante todas las indicaciones del Comando Superior, las picadas a retaguardia están completamente abandonadas". General Hans Kundt (en Kundt, 1961, pág.114) Sin embargo, tres factores jugaron en contra para el éxito de esta ambiciosa operación: La masa de maniobra paraguaya en la retaguardia enemiga resultó ser demasiado débil para lograr rápidamente la desarticulación de las fuerzas bolivianas;

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La decisión inmediata que tomaron Peñaranda y Moscoso (a cargo del Estado Mayor) de ordenar la retirada de la 4.ª División hacia Alihuatá abriendo un camino a toda velocidad hacia el noroeste que recibió el nombre de "Picada de Salvación"; El clima frío que permitió que las fuerzas bolivianas subsistieran más tiempo con las reservas de agua disponibles al momento del ataque enemigo. Cuando el día 15 de julio las fuerzas paraguayas cortaron finalmente la ruta de escape hacia Alihuatá, la 4.ª División se había escurrido totalmente del cerco. Batalla del fortín Rojas Silva (Falcón) (3 al 6 de agosto de 1933) El ataque al fortín Rojas Silva (Falcón) planeado por el general Kundt tenía como objetivo militar cortar la ruta de abastecimiento de la 1.ª División (a cargo del teniente coronel Franco) que defendía la zona central del dispositivo paraguayo en Gondra y aliviar la comprometida situación de la 4.ª División. También tenía un objetivo psicológico y político: después del fracaso en Nanawa y la retirada de la 4.ª División de Gondra, el general Kundt quería tomar Rojas Silva (Falcón) haciéndolo coincidir con el 6 de agosto, día de la independencia de Bolivia y borrar la impresión, cada vez más generalizada, del fracaso de su ofensiva y la progresiva pérdida de la iniciativa. Sin esperar la llegada de refuerzos para reconstruir sus mermadas y cansadas unidades planeó un ataque demostrativo general en todo el frente para ocultar su intención de ocupar los caminos Gondra-Pirizal y Pirizal-Falcón, llegando, en este último caso, el día 4 de agosto, a Campo Aceval, a 15 kilómetros de Falcón. En forma independiente, el día 3 de agosto, dos regimientos de la 9.ª División, el RI-18 "Junín" (al mando del mayor Condarco) y el RI-36 (al mando del mayor Jorge Rodríguez), comandados por este último, salieron de Alihuatá y, abriendo una picada angosta para no ser detectados, salieron sorpresivamente el día 5 frente al fortín Falcón tras dos días de marcha agotadora. El ataque debía coincidir con otro realizado en la zona de Campo Aceval. Efectivamente, producido ese ataque distractivo, el regimiento paraguayo "Batallón 40" salió hacia el sur dejando un claro en la defensa del fortín por donde se infiltró la columna boliviana que dirigía Rodríguez y que venía desde el oeste. El fortín tenía defensas que estaban en construcción y en algunas partes carecía de ellas. La columna boliviana salió de noche en la retaguardia de un escuadrón del RC-9 “Capitán Bado” y llegó hasta el puesto de mando de su jefe, el capitán Nicolás Goldsmith que se salvó milagrosamente pues fue ametrallado mientras dormía. Iniciado el combate, las fuerzas bolivianas, que habían capturado las primeras líneas con mucha facilidad, atacaron la segunda línea y pese al cansancio intentaron tomarla. Pero, perdida la sorpresa y enfrentando fuerzas que acudían de todas partes, el mayor Rodríguez, casi sin municiones, con sus fuerzas diezmadas, tuvo que retirarse nuevamente a los montes cercanos donde, después de un breve descanso, dejó muertos y heridos y se retiró de vuelta hacia Alihuatá. El día 6 de agosto volvió todo a la normalidad en el fortín Falcón. Kundt repitió una vez más el error de enviar fuerzas insuficientes a gran distancia, sin apoyo de reservas y con pocas posibilidades de lograr un resultado favorable pese a que en esta circunstancia se había logrado una sorpresa total. Segunda ofensiva paraguaya (agosto a diciembre de 1933) Los cercos de Campo Grande y de Pozo Favorito (30 de agosto al 15 de setiembre de 1933) Artículo principal: Batalla de Campo Grande. Los ataques y contraataques en la zona Nanawa-Gondra debilitaron, al norte, el sector avanzado de Alihuatá defendido por tres unidades bolivianas: el regimiento ‘’Ballivián‘’, en Campo Grande, a la izquierda de Alihuatá; el regimiento ‘’Chacaltaya‘’, en el centro, sobre el camino Alihuatá-Arce; y una pequeña compañía del regimiento ‘’Junín‘’, en Pozo Favorito. La 7.ª División paraguaya, al mando del teniente coronel Ortiz, al comprobar el débil enlace entre ellas, realizó tres cercos separados, uno contra el regimiento ‘’Ballivián‘’, que era el principal, y los otros dos, con unidades menores, contra el regimiento ‘’Chacaltaya‘’ y la compañía del regimiento ‘’Junín‘’.

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Campo Grande: Situación al 15 de setiembre de 1933. Rojo= Fuerzas bolivianas. Azul= Fuerzas paraguayas Las unidades bolivianas hicieron desesperados esfuerzos para salir de los cercos. Los regimientos RI-4 ‘’Loa‘’ y ‘’Ayacucho‘’, fueron trasladados desde Nanawa en su ayuda, pero el ‘’Loa‘’ también cayó en el cerco y el ‘’Ayacucho‘’ no pudo alterar la situación. Tanto Kundt como el coronel Toro apreciaron erróneamente la intención, magnitud y la dirección principal del ataque paraguayo lo que produjo una mala distribución de las fuerzas bolivianas.44 Tras días de sufrimiento por la falta de agua y el hostigamiento enemigo, el día 15 de septiembre, los regimientos ‘’Ballivián‘’ y ‘’Loa‘’ capitularon. Un total de 509 soldados, con 2 jefes, 11 oficiales, 3 médicos y 10 suboficiales se rindieron. La compañía del regimiento ‘’Junín‘’ también se rindió. En el centro, el regimiento ‘’Chacaltaya‘’ iba a correr la misma suerte, pero la aparición oportuna de los regimientos ‘’Lanza‘’ y ‘’Campos‘’, después de duros combates, abrieron una brecha por donde pudo escapar. Kundt ocultó los resultados al presidente Salamanca: no dijo nada de la captura de la Compañía "Junín" (I/RI-18) en Pozo Favorito, recalcó la liberación del "Chacaltaya" y con respecto a Campo Grande dijo: Ocurrió un hecho absolutamente insospechado e inexplicable. Después de combate victorioso, considerables fracciones de regimientos "Loa" y "Ballivían" se dejaron [sic] rodear completamente. Querejazu Calvo (1990, pág. 86) Estas tres maniobras contra las fuerzas bolivianas que defendían el sector avanzado de Alihuatá fue el primer síntoma del cambio de estrategia del ejército paraguayo y un ensayo en miniatura de lo que vendría después. Segunda batalla de Alihuatá (23 de octubre al 7 de diciembre de 1933) Artículo principal: La Segunda Batalla de Alihuatá.

Batalla de Alihuatá-Campo Vía. Rojo= Fuerzas bolivianas. Azul= Fuerzas paraguayas No puedo evitar ocultar a usted el angustioso dolor que me causa el pensar en el derramamiento de sangre en el Chaco. Confío en que usted sepa economizar nuestro cruel desgaste en cuanto sea posible sin comprometer el éxito final de la campaña. Presidente Salamanca al general Kundt (en Querejazu Calvo, 1990, pág. 89) Salamanca recomendaba no repetir los ataques como el de Nanawa, sugiriendo una estrategia defensiva, con el menor costo posible en vidas y materiales, que desgastase al enemigo hasta obligarlo a llegar a un tratado de paz razonable. Salamanca ya no pensaba, como un año antes, llegar hasta Asunción, la capital paraguaya, para firmar allí el final de la guerra.45 Por el otro lado, el presidente Eusebio Ayala viajó al Chaco el día 3 de octubre para ascender a Estigarribia al rango de General. En esa reunión aprobó el Plan de Operaciones presentado por Estigarribia contra las fuerzas bolivianas en la zona Zenteno-Alihuatá, y se comprometió a enviar todos los recursos que el Paraguay pudiera disponer para llevarla a cabo con éxito. El mayor Moscoso, en representación de varios oficiales, le manifestó a Kundt el deplorable estado y la inferioridad de las fuerzas bolivianas luego de los combates de julio a septiembre y sugirió una retirada estratégica a la línea Magariños-Platanillos, hacer descansar a los soldados y concentrar allí una fuerza de 80 000 hombres bien equipados antes de retomar la iniciativa. Kundt objetó que eso significaría ceder muchos fortines y que Bolivia carecía de los recursos para crear una fuerza tan grande. Moscoso contestó que entonces existía el peligro de perder los fortines, los hombres y las armas.46 El 10 de octubre, en su visita a La Paz, Kundt afirmó ante Salamanca y su Gabinete: "no existe absolutamente posibilidad de derrota [...] podemos esperar con toda tranquilidad en

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nuestras posiciones fortificadas [...] con la seguridad de no perder terreno".47 Aprovechando la ausencia de Kundt, el coronel Toro envió a Roberto Bilbao La Vieja a los comandos de las grandes unidades para reunir opiniones desfavorables sobre Kundt para lograr su remoción.48 El 11 de octubre, los representantes de Argentina y Brasil firmaron el Acta de Río de Janeiro en la que se declaraba que el conflicto del Chaco podía ser resuelto por medio del arbitraje. El Paraguay aceptó la propuesta pero Bolivia la rechazó. El día 23 de octubre, luego de traer importantes fuerzas a la zona, Estigarribia ordenó el inició de una serie de ataques contra la 9.ª División boliviana, al mando del coronel Carlos Banzer, de acuerdo a la primera fase de su plan que era empujarla a sus líneas principales. Una vez amarrada las posiciones de los defensores, que opusieron una ferrea resistencia, se pasó a la segunda fase, rodear su flanco izquierdo, maniobra que encabezó la 7.ª División paraguaya. Durante todo el mes de noviembre las fuerzas paraguayas avanzaron sobre el ala izquierda de la 9.ª División desbordándola permanentemente pese a los refuerzos que enviaba Kundt que no se daba cuenta de la enorme superioridad enemiga.

El 3 de diciembre de 1933, la vanguardia de esta poderosa masa de maniobra llegó hasta los bordes del "Campo 31" y cortó el camino Saavedra-Alihuatá colocando a la 9.ª División en peligro de ser copada. Para asestar el golpe final el general Estigarribia asumió personalmente la dirección táctica de las operaciones. Otras fuerzas cortaron después una segunda ruta más larga que por Pozo Negro también iba hacia Saavedra. Sin posibilidad de recibir una ayuda masiva para evitar el cerco en ciernes, Banzer decidió replegar su División por una tercera ruta que todavía quedaba libre. El fortín Alihuatá fue evacuado e incendiado, y los restantes 7000 hombres de la 9.ª División abandonaron silenciosamente sus posiciones en dirección sureste, hacia la 4.ª División que combatía en la zona de Gondra. Lo que el coronel Banzer desconocía era que el frente de Gondra, a cuya retaguardia se dirigía, se había roto por un sorpresivo ataque nocturno que por iniciativa propia realizó el teniente coronel Rafael Franco y que la 4.ª División boliviana también se estaba replegando hacia la misma zona donde convergía la 9.ª División. Cerco y rendición en Campo Vía (11-diciembre-1933) y destitución de Hans Kundt Artículo principal: El cerco de Campo Vía. En su retirada, la 9.ª y 4.ª División bolivianas se encontraron en Campo Vía. La ruptura del frente de la 4.ª División efectuada por la 1.ª División paraguaya, terminó rodeando a dos Divisiones bolivianas, el grueso de su ejército en el Chaco. El 10 de diciembre se completó el anillo. Toda la ofensiva paraguaya fue una sorpresa estratégica y el general Kundt reaccionó lentamente a la crisis que se desarrollaba. Consideró alarmistas e incorrectos los informes de los pilotos y de Banzer ya que estaba convencido de que el ejército enemigo no estaba capacitado para llevar a cabo operaciones coordinadas con una gran cantidad de unidades (5 Divisiones) en un frente tan amplio. Muchas de sus órdenes no fueron o no pudieron ser cumplidas por sus subordinados. Tal el caso del coronel Peñaranda que, sin autorización de Kundt (ausente en La Paz), retiró inexplicablemente su División desde "Km 21" hacia Saavedra, al sur, impidiendo la ayuda a Banzer. Cuando Kundt volvió a Muñoz lo recriminó y ordenó que volviera inmediatamente a esa posición para colaborar en el escape de las dos divisiones cercadas. Banzer y Kundt intentaron abrir una picada para que las Divisiones pudieran salir pero la presión paraguaya, la espesura del monte, el calor y el cansancio de los zapadores bolivianos impidieron su concreción.

El 10 de diciembre, a las 17:00 horas, los bolivianos llevaron a cabo un desesperado ataque para abrir una brecha en el cerco pero el apoyo aéreo fue deficiente y muchas de las bombas de 90 kilos cayeron sobre las propias unidades, en especial sobre el RI-50

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"Murgia" al mando del capitán Antezana Villagrán hecho que a posteriori algunos historiadores bolivianos trataron de ocultar.49 Solo el regimiento ‘’Lanza‘’, en una lucha feroz y con grandes pérdidas, logró romper el cerco pero muy pocos soldados lograron escapar. El 11 de diciembre, las dos Divisiones cercadas, sin ninguna opción, tuvieron que rendirse. Fue la primera gran derrota del ejército boliviano en el Chaco: murieron 2600 soldados y aproximadamente 7500  cayeron prisioneros (18 jefes, 170 oficiales, 7271 soldados).50 De un solo golpe, más de dos tercios de las mejores fuerzas de combate fueron destruidas. Solo 1500 hombres "escaparon" de la zona que en su mayoría pertenecían a las fuerzas de Peñaranda que no estuvieron dentro del cerco sino fuera de él. Cuando Kundt comunicó a La Paz que se habían perdido 7500 soldados pero que se había salvado Peñaranda con sus hombres este nunca aclaró esta situación y la cosechó en su favor como si fuera el héroe de la jornada, por esa razón Salamanca lo promovió en su lugar.51 Cuando el 11 de diciembre de 1933 los ministros y el coronel Toro llegaron a Muñoz para destituir al general Kundt, este los recibió en su puesto de mando: ¨Ya no estaba en el rol del dios Thor, que molería sus míseras existencias de funcionarios en un yunque con su martillo de trueno. Mas bien deslizó con amargura que se sentía enfermo y agobiado no solo por las preocupaciones de la campaña y sus últimos resultados sino por la situación de su familia y sus negocios¨. Brockmann (2007, pág. 323) La rendición de Campo Vía proporcionó al Paraguay 8000 fusiles, 536 ametralladoras, 25 morteros, 20 piezas de artillería, 2 tanques Vickers, muchos camiones y una gran cantidad de municiones por lo que no tuvo que realizar nuevas compras en armamentos. El resto del ejército boliviano se retiró rápidamente hacia Magariños. En Muñoz, centro de operaciones del ejército boliviano en el sur, el día 14 de diciembre de 1933, a las 10:00 horas, en medio del trajin para desalojar el fortín y destruir sus instalaciones, el destituido general Kundt entregó el mando del ejército boliviano y subió a un trimotor Junkers 52 del Lloyd Aéreo Boliviano que partió rumbo a Santa Cruz. A la tarde, el Servicio de Escucha paraguayo descifró el siguiente parte: "De Muñoz, No 319. Diciembre 13, 1933, 18 horas. Para Director Etapas. Villamontes. Cifrado 724/171. Si no hay carga urgente para trimotor, puede traer mañana cigarrillos, coca, alcohol, unas botellas de pisco y pastillas agridulces para tropa que llega en malas condiciones físicas. Minguerra. Mindefensa". Cifrado 724/171 (en Querejazu Calvo, 1995, pág. 191) Ese mismo día, a 50 km. al este, en Saavedra, con la presencia del general Estigarribia, la bandera paraguaya reemplazó a la bandera boliviana en el mastil del fortín donde había ondeado desde su fundación, en el año 1924. El fortín Muñoz comenzó a arder al atardecer del día 19 de diciembre. El día 20, luego de un ligero bombardeo de la artillería paraguaya, ingresaron lentamente los soldados del RC-7 "San Martín".52 Un armisticio de veinte días (19 de diciembre de 1933 al 6 de enero de 1934) Con la derrota sufrida en Alihuatá y Campo Vía al ejército boliviano solo le quedó la 7.ª División apostada delante de Nanawa, la que tuvo que retirarse rápidamente hacia Magariños. La propuesta del teniente coronel Franco de utilizar todos los camiones disponibles para avanzar rápidamente hacia Ballivián-Villa Montes y acabar con el resto del ejército boliviano no prosperó. El presidente Eusebio Ayala creyó que había ganado la guerra y que Bolivia, sin ejército, no tenía otra opción que capitular y solicitar la paz y, para dar tiempo a la diplomacia, propuso un armisticio que el gobierno boliviano aceptó de inmediato. El armisticio favoreció enteramente a Bolivia. Creación del Segundo Ejército Boliviano Bolivia aceptó el armisticio no para rendirse sino para formar un nuevo ejército. Durante el primer año y medio de guerra, Bolivia había movilizado 77 000 hombres de los cuales solo quedaban 7000 combatientes en el Chaco (la 7.ª División). Del resto: 14 000 habían

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muerto, 32 000 fueron evacuados por heridas o enfermedades, 10  000  cayeron prisioneros, 6000  desertaron y 8000  prestaban diversos tipos de servicios.53 Miles de campesinos que veían como las tierras de sus comunidades eran expropiadas por los terratenientes bolivianos, dando lugar a varios levantamientos, debían ahora ir a luchar como soldados por un desierto inhóspito y estéril. Cuando el armisticio caducó, el ejército boliviano había recuperado su estructura. Contaba nuevamente con dos Cuerpos del Ejército, formados por dos divisiones cada una; cada división compuesta de tres regimientos, un grupo de artillería y un grupo de morteros: El Primer Cuerpo contaba con la 4.ª División (regimientos ‘’Pérez‘’, ‘’Sucre‘’ y ‘’Murguía‘’), la 7.ª División (regimientos ‘’Campero‘’, ‘’Florida‘’ y ‘’Colorados‘’), y el regimiento ‘’Castrillo‘’ como reserva; El Segundo Cuerpo contaba con la 3.ª División (regimientos ‘’Jordán‘’, ‘’Loa‘’ y ‘’Santa Cruz‘’), y la 8.ª División (regimientos ‘’Campos‘’, ‘’Ayacucho‘’ y ‘’Chorolque‘’) y el regimiento ‘’Ingavi‘’ como reserva; Los regimientos ‘’Abaroa‘’, ‘’Aroma‘’ y ‘’Lanza‘’ constituían la reserva inmediata a las órdenes del Comando Superior mientras el regimiento ‘’Montes‘’ custodiaba la región de Carandaitý. Un total de 18 regimientos con efectivos superiores a las fuerzas que Kundt había comandado un año antes.54 Pero esta enorme estructura tenía tres graves inconvenientes: Los soldados carecían de buena preparación y de experiencia en combate; su moral y motivación eran bajas. En muchos casos se reclutaron soldados que no estaban capacitados físicamente para soportar las exigencias del teatro de operaciones chaqueño. El soldado Severino Menduina del RI 12 ‘’Florida‘’ se queja de la mala comida, del temor a la selva chaqueña y de los fusilamientos de desertores que los soldados están obligados a presenciar.55 Por esta razón, a principios de 1934, el Alto Mando boliviano reconoció que se necesitaban, para la defensa de posiciones, 2 soldados bolivianos recién reclutados por cada 1 soldado paraguayo, siempre que estuvieran bien alimentados y con el apoyo de ametralladoras y artillería. Esta relación, en caso de tener que atacar, subía a 4 reclutas bolivianos por cada 1 soldado paraguayo.56 Todo esto producía una complicación adicional desde el punto de vista logístico que ya Kundt había analizado el año anterior, especialmente en el suministro de alimentos, agua y municiones que los reclutas sin experiencia eran afectos a derrocharlas; "Si hoy come la tropa 600 gramos, aumentando el efectivo del ejército, se tendría que racionar por 300 gramos por soldado [...] Se ha citado a mi Comando por no haber pedido más gente. Las razones se encuentran en este informe. Hubieran muerto de hambre." General Kundt a Salamanca (en Dunkerley, 1987, pág.248) El cuadro de oficiales estaba tan raleado que se tuvo que entregar el comando de la mayoría de los regimientos a capitanes y mayores con poca experiencia o tener que contratar directamente oficiales mercenarios extranjeros, especialmente chilenos, que en número de 105  ingresaron desde abril y hasta fines de 1934.57 58 "Para sorpresa de muchos, los oficiales chilenos pudieron superar las barreras de la nacionalidad, raza, color, clase y lenguaje que los separaba de sus soldados. A diferencia de los oficiales bolivianos que preferían mantenerse en la retaguardia y huir al primer problema, los oficiales chilenos permanecían con sus hombres en el combate, la retirada o cuando se rendían" De la Pedraja Tomán (2006, pág. 468, nota 10) Mientras el ejército boliviano alistaba a los estudiantes como soldados, su par paraguayo los preparaba para oficiales y suele atribuirse la poca capacitación y cantidad de oficiales a la estructura de la sociedad boliviana, al elitismo y al racismo.59 La derrota de Alihuatá-Campo Vía no consolidó al ejército y gobierno bolivianos sino todo lo contrario. Las camarillas existentes dentro del ejército se fracturaron aún más. Cuando el nuevo comandante en jefe, Peñaranda, quiso nombrar al coronel David Toro como Jefe

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del Estado Mayor, se opusieron varios altos oficiales, por lo que recibió una severa advertencia de Salamanca: Está usted al borde de una rebelión militar frente al enemigo extranjero. Reflexione bien y deténgase a tiempo [...] Su deber es cumplir la orden que le he reiterado ya cuatro veces y que ahora le reitero por quinta vez. Presidente Salamanca al general Peñaranda (en Dunkerley, 1987, pág. 224) Como resultado de un clima de creciente insubordinación de estos grupos dentro del ejército contra el presidente Salamanca, el 5 de abril de 1934 se amotinaron los cadetes del Colegio Militar y apoyados por la policía salieran de su cuartel y ocuparon gran parte de la ciudad de La Paz. Este movimiento fracasó por la falta de apoyo popular y del sector militar que lideraba Peñaranda.60 Tercera ofensiva paraguaya (enero de 1934 a diciembre de 1934) El ejército paraguayo, luego de este descanso, continuó su avance capturando los fortines Platanillos, Loa, Esteros, Jayucubás y Muñoz, mientras el ejército boliviano, en actitud defensiva, intentó crear diversas líneas de contención. A partir de Campo Vía el ejército paraguayo comenzó a sufrir el mismo problema que había aquejado al ejército boliviano desde el comienzo de la guerra: el alargamiento de su línea logística. Con un parque de camiones siempre escaso, con cubiertas y motores desgastados por el uso intensivo, en condiciones de extremo calor, y la necesidad de derivar más hombres para cuidar y sostener la fluidez de esas líneas de aprovisionamiento, el general Estigarribia tuvo que sujetar necesariamente sus decisiones estratégicas a estas limitaciones logísticas. La captura de gran cantidad de soldados enemigos en las distintas batallas y cercos, a los cuales había que trasladar a la retaguardia, alimentar y sobre todo proveer de agua, explicó muchas veces la lenta persecución de las fuerzas bolivianas en retirada.61 Caída del fortín Magariños (11 al 12 de febrero de 1934) Artículo principal: Caída del Fortín Magariños. Tras la derrota de Campo Vía, el Alto Mando boliviano decidió retirarse hasta la línea Magariños-La China. Allí el Primer Cuerpo boliviano construyó el sistema defensivo mejor realizado de toda la guerra del Chaco. A comienzos de febrero de 1934 el ejército paraguayo comenzó su accionar sobre el sector de La China y constató que los bolivianos trasladaban tropas desde Magariños a La China para aumentar la defensa. Para impedir ese movimiento, el 10 de febrero, se planeó un ataque demostrativo sobre la zona de Magariños para fijar allí la mayor cantidad de fuerzas bolivianas. El día 11, para sorpresa del comando paraguayo, el ataque demostrativo logró abrir una brecha de 300 metros en esa poderosa línea defensiva por donde los paraguayos penetraron 7 kilómetros hacia la retaguardia enemiga. Al día siguiente, los defensores abandonaron las fortificaciones sin combatir. Los bolivianos tuvieron 60  bajas entre muertos y heridos, los paraguayos 10  muertos y 27  heridos. El fortín Magariños fue destruido. Batalla de Cañada Tarija (27 de marzo de 1934) El Estado Mayor boliviano planeó un ataque desde el norte contra el Segundo Cuerpo de ejército paraguayo con el objetivo de salir en su retaguardia y aislarlo de los otros dos Cuerpos de Ejército. El coronel Franco reaccionó rápidamente enviando una poderosa fuerza hacia el frente norte asumiendo que la fuerza boliviana que avanzaba desde Picuíba hacia Garrapatal era importante. A fines de marzo (1934), se inició el avance hacia el Noreste de la 6.ª División paraguaya, al mando del teniente coronel Federico W. Smith, que interceptó en Cañada Tarija al RI-18 boliviano ‘’Montes‘’ con 1500  hombres al mando del teniente coronel Ängel Bavía. Esta fuerza pertenecía a la nueva 9.ª División, en proceso de re-estructuración, cuyo comandante era el coronel Francisco Peña que decidió establecer su puesto de mando en la placentera Carandayty, fuera del desierto y a 250 kilómetros del frente. El mayor Juan Belmonte, jefe de Estado Mayor de la División fue el encargado de actuar de enlace entre las fuerzas operativas y el comando. Esto lo obligaba al uso intensivo de los medios

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radiotelegráficos los que eran interceptados y descifrados por la Inteligencia paraguaya permitiendo anticipar sus movimientos. El comandante paraguayo envió dos regimientos (RI-8 y RI-5) por la derecha e interceptó el camino detrás del RI-18 boliviano rodeando dos batallones al mando de los mayores Vargas y Salinas. En esta operación se capturó todo el parque de municiones del regimiento. Belmonte trató de salvar a los batallones cercados con un tercer batallón al mando de Suárez más elementos auxiliares, pero estos, una vez que agotaron sus escasas municiones, tuvieron que retirarse hacia Garrapatal.62 Por la izquierda una sección del RI-14 paraguayo completó el cerco mientras que otras dos secciones del mismo regimiento atacaban de frente. El regimiento boliviano fue rodeado y sin municiones tuvo que rendirse. Perdió más de 1000 hombres entre muertos, prisioneros, heridos y extraviados, y todo su armamento. Su comandante, Ángel Bavía, que supuestamente intentó suicidarse, fue llevado en grave estado al campamento paraguayo donde falleció el 5 de abril.63 El 28 de marzo cayó Garrapatal en manos de las fuerzas paraguayas que establecieron posiciones defensivas más allá del fortín. El último parte del coronel Peña, descifrado por el servicio de escucha paraguayo, decía: De Carandayty. N 319. Pls,XX. 29-III34. 19:50 horas. Para mayor Belmonte. Picuiba. Cifrado 19/221. Avise donde encuéntrase Destacamento Pinto. Indique [qué] fracciones salieron [del cerco]. Deben abandonar Garrapatal y replegarse. Coronel Peña al mayor Belmonte (en Melgarejo 1969, pág. 274) El ejército paraguayo se apoderó de los nuevos códigos del ejército boliviano y de importantes mapas donde figuraban todos los caminos en la zona central del Chaco relevados por la aviación boliviana. Una importante información dada por los prisioneros capturados fue que al norte de Garrapatal y hasta Carandayty, al noroeste, no existían pozos de agua, lo que limitaba seriamente la posibilidad de acciones militares a gran escala en esa árida zona chaqueña. Sin embargo, tanto Franco como Estigarribia tomaron debida nota de esta circunstancia pensando en las posibilidades que en el futuro podía ofrecer ese desierto para realizar acciones sorpresivas. Batalla de Cañada Strongest (18 al 25 de mayo de 1934) Artículo principal: Batalla de Cañada Strongest. La nueva línea defensiva boliviana tenía una gran debilidad: el espacio abierto entre los dos Cuerpos de ejército que defendían Ballivián. El comando paraguayo constató esa brecha y decidió realizar una maniobra penetrando por ella hasta alcanzar el río Pilcomayo y aislar al Primer Cuerpo boliviano que defendía Ballivián. Pero la aviación boliviana descubrió la picada oculta que abrían los paraguayos en el monte y en la que se trabajaba por las noches.

Plan estratégico del Ejército boliviano. Rojo= Fuerzas bolivianas. Azul= Fuerzas paraguayas El coronel Ángel Rodríguez, del Estado Mayor, resolvió dejar que los paraguayos avanzaran hasta cierto límite, para poder encerrarlos mediante una maniobra concéntrica que juntase a sus espaldas a regimientos del Primer y Segundo Cuerpo, salidos de sus respectivos sectores. El día 10 de mayo, los 9 regimientos y la artillería que componían el Primer Cuerpo paraguayo avanzaron por el claro existente entre los dos Cuerpos bolivianos sin sospechar que se metían en una trampa. Dos columnas de la poderosa 9.ª División boliviana (14 000 hombres),que se trasladó secretamente desde el norte, comenzaron la maniobra de cerco cortando el camino "El Lóbrego" en la retaguardia de la 7.ª y 2.ª División (5500 hombres) enemigas y en su avance quedó encerrado un batallón paraguayo de 200 soldados del RI-16 ‘’Mariscal López‘’ al mando del capitán Joel Estigarribia que se interpuso circunstancialmente entre las dos columnas. Sin ninguna necesidad táctica estas fuerzas se empecinaron en aniquilarlo rodeándolo con un triple cerco perdiendo así el objetivo central de la maniobra y un tiempo valioso debido a la obstinada resistencia de

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esa pequeña unidad paraguaya. Debido a esta demora fracasó también el envolvimiento de los regimientos bolivianos ‘’Jordán‘’ y ‘’Loa‘’ del Segundo Cuerpo, que formaban el brazo norte del cerco. Estas fuerzas llegaron al límite de su radio de maniobra y al no poder unirse a la 9.ª División que debía avanzar desde el sur, quedaron a medio camino con su retaguardia y flanco expuestos a la acción de las fuerzas enemigas que intentaban escapar. Pasada la sorpresa inicial y gracias a la demora en cerrar las dos tenazas, los regimientos paraguayos, al constatar la importancia de los movimientos adversarios en su retaguardia, buscaron inmediatamente su liberación. Algunas unidades lograron salir por sendas construidas al efecto o aún no controladas, otras se abrieron paso a la fuerza y otras no tuvieron otra opción que rendirse. El combate tuvo lugar entre el 18 hasta el 25 de mayo de 1934. El ejército boliviano logró capturar a 67 oficiales y 1389 soldados, más de la mitad de los que capturarían en toda la guerra, pertenecientes a los regimientos ‘’Sauce‘’, ‘’Capitán Bado‘’, ‘’Dos de Mayo‘’ y ‘’Mariscal López‘’ pertenecientes a la 2.ª División que primero dudó en retirarse y luego se desorientó al hacerlo. El ejército boliviano perdió la oportunidad de cercar a una o a las dos divisiones paraguayas. Además de los prisioneros se capturaron armas livianas y diez camiones. Toda la artillería divisionaria paraguaya logró evadir el cerco. Los prisioneros paraguayos muestran un semblante alegre, casi jovial. Apenas se ve alguna cara triste. Conversan con sus oficiales con toda naturalidad; ríen, parecen satisfechos de su situación, a pesar de que traen las manos amarradas con cuerdas [...] Los prisioneros paraguayos se han caracterizado siempre por su hinchada altivez y ante todo por su fe absoluta en el triunfo de su ejército en esta guerra. [...] «Nosotros somos del ‘’Dos de Mayo‘’ ―me informa un prisionero, blanco, barbudo, que debe frisar en los 40 años―. Éramos los mejores del ejército, gente escogida» Ex-combatiente y poeta boliviano Ángel Lara (en Lara, 1972, págs. 58-59) Si bien la batalla de Cañada Strongest no tuvo el éxito que se buscaba (la aniquilación de todo un Cuerpo de Ejército enemigo), su resultado parcial tonificó la moral del comando, combatientes y población del país. El ejército paraguayo aprendió rápidamente la lección de no menospreciar la capacidad de su oponente y volvió a ajustar todos los recaudos de seguridad necesarios que se habían violado al principio de esta batalla: patrullajes cercanos y lejanos, inteligencia sobre el enemigo -el Estado Mayor paraguayo desconocía que la 9.ª División se había trasladado desde el norte- y la necesidad de la sorpresa para sus acciones ofensivas. Estancamiento de las operaciones (junio a julio de 1934)

Avión Potez 25 utilizado por la fuerza aérea paraguaya. Pese al traspié sufrido en Cañada Strongest, el comando paraguayo insistió en ocupar Ballivián, a cuya defensa el comando boliviano daba gran importancia, dado que la caída sería otro golpe más a la frágil confianza que en su capacidad tenía el gobierno y el pueblo bolivianos. Durante junio, julio y la primera quincena de agosto de 1934 se sucedieron intensos ataques y contraataques llevando la peor parte las fuerzas bolivianas. El historiador y oficial ex-combatiente boliviano, Hugo Rene Pol, menciona el estado físico y mental en que se encontraban las unidades bolivianas después de meses de combates: Será menester apuntar que la fatiga y otros factores [...] quebró en más de una vez la moral de nuestras aguerridas unidades, como en los casos de la ruptura de la línea fortificada del denodado regimiento Pérez (R-3) en la madrugada del 18 de junio [en Ballivián]. Se creyó o arguyó que esta ruptura se debía a un descuido debido a una sorpresa a los puestos avanzados. Sin embargo, poco después, el 8 de julio, el regimiento Manchego (R-12), a pesar de las medidas de precaución tomadas la noche anterior, a la primera presión del enemigo dejó sus posiciones permitiendo a este incrustarse en un

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sector de 4 kilómetros [...] dos días después, el desarrollo de una operación tendiente a envolver al enemigo en sus posiciones nos fue malogrado por el desbande del regimiento Colorados (R-41), uno de los mejores del 1er Cuerpo de Ejército [...] (lo mismo ocurrió con) las sucesivas rupturas de nuestras líneas en los sectores de los regimientos Beni, Sucre, y las interiores del Campero, Loa, Santa Cruz... Oficial y ex-combatiente boliviano Hugo René Pol (en Pol, 1945, pág. 91) Estos comentarios del historiador Pol denuncian la afección psicológica que luego se llamó "fatiga de combate", y que por entonces se la confundía equivocadamente con cobardía. En este periodo de la guerra se llegó a un equilibrio: el ejército boliviano, mientras no abandonara Ballivián carecía de la superioridad necesaria para lanzar una ofensiva con éxito. En ese fortín estaban inmovilizados 18 000 soldados, 20 cañones, 600 ametralladoras pesadas, 200 camiones, 5 millones de proyectiles de fusil y 5000 granadas de cañón y mortero.64 Por igual razón, el ejército paraguayo tampoco podía capturar Ballivián lo que no impidió realizar algunas acciones como el ataque aéreo con 4 Potez 25s el día 8 de julio que dañó en suelo 5 aviones Curtiss-Wrigth Osprey bolivianos, camiones, tanques de combustibles de aviación y la pista aérea de Ballivian.65 De los tres aviones bolivianos que salieron en persecución de los atacantes uno fue derribado falleciendo el mayor boliviano Nery y su copiloto el teniente Dorado.66 Salamanca consideró que estaban dadas las condiciones para una acción diplomática. Pensó que, políticamente, se podían fijar los límites sobre las líneas que habían alcanzado ambos ejércitos y, para compensar los malos resultados de la guerra, se podía obtener una salida al río Paraguay ocupando una zona en el Alto Paraguay, sin ninguna presencia paraguaya, para un futuro puerto hacia el Atlántico. Salamanca suponía que esto no afectaría en nada al Paraguay ni a las negociaciones diplomáticas y para Bolivia justificaría, en el frente interno, la guerra y su resultado. A tal efecto comenzó a formar el Tercer Cuerpo de Ejército pese a la oposición de los militares que consideraban este plan, que ya había propuesto el general Osorio en agosto de 1932, como una distracción de recursos.67 Blitzkrieg hacia Carandaitý y la zona petrolífera boliviana (14 de agosto al 5 septiembre de 1934) A diferencia de lo que pensaba Salamanca, cuando el Servicio de Inteligencia paraguayo comunicó a su gobierno el objetivo del nuevo Cuerpo de Ejército boliviano que se estaba formando, cundió una alarma generalizada. El avance boliviano en el Alto Paraguay podía significar un enorme peligro para los puertos ribereños ubicados más abajo entre las cuales estaba Casado, desde donde se abastecía a todo el ejército paraguayo. La otra posibilidad era que el ejército boliviano descendiera hacia la laguna Pitiantuta y de allí a la punta del riel del ferrocarril a Casado la que combinada con una acción en el sector El Carmen podía aniquilar a todo el ejército paraguayo. Lo que para Salamanca era una última e intrascendente ocupación antes de proponer la paz, para el Paraguay significaba un peligro mortal. Esta decisión de Salamanca cambió el curso y el teatro de operación de la guerra. El comando paraguayo ordenó a la fuerza aérea que patrullara ese sector en búsqueda de caminos que estuvieran construyendo los bolivianos para poder movilizar sus fuerzas. El 12 de agosto de 1934 el piloto paraguayo capitán Peralta con el teniente Etchevarry como observador y artillero, después de dos horas de vuelo, descubrieron partes de un camino en construcción y al pasar sobre el fortín boliviano Madrejón observaron un avión estacionado en el fortín. El piloto boliviano, al ver al solitario y lento Pótez 25, despegó inmediatamente en persecución de esa presa fácil. En los varios intentos fallidos por derribar al avión paraguayo que huía en sig-zag rozando la copa de los árboles, el velóz Curtiss Osprey recibió una serie de impactos de ametralladora que afectaron su motor por lo que terminó estrellándose en el monte. El piloto boliviano muerto resultó ser el mayor Rafael Pavón que el 4 de diciembre de 1932 había derribado un avión paraguayo en "Kilómetro 7". "Y este es el momento épico de la estrategia del general Estigarribia, pues mediante

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pacientes fintas y gran serenidad de espíritu se colocaba en el fiel de la balanza para poder ser más fuerte en el sitio y momentos precisos […] para poder contrarrestar […] la nueva iniciativa y la superioridad numérica del contrincante que el había tenido el talento de diluir en el gigantesco escenario de las operaciones" Vergara Vicuña (en Vergara Vicuña, 1944, v.5, pág.686) Sin perder tiempo, Estigarribia encomendó al coronel Franco, y su Segundo Cuerpo de Ejército, la misión de abortar la posible operación boliviana hacia el Alto Paraguay. El plan consistía en ocupar el fortín “27 de Noviembre” y cortar la ruta de abastecimiento al fortín Ingavi desde donde tendría que partir el avance boliviano. La zona al norte de Garrapatal (La Faye-Picuíba-El Cruce-27 de Noviembre) era considerada por ambos contendientes como difícil e inhóspita para realizar operaciones militares. Ya en el mes de marzo, el coronel Ángel Rodríguez, del Estado Mayor boliviano, había considerado que en ese sector el desierto era la mejor defensa ante cualquier avance enemigo. Sin embargo, para Franco, ese desierto ofrecía grandes posibilidades para poder desarrollar toda la capacidad táctica a la que era tan afecto: la sorpresa y el movimiento.

Blizkrieg 2.º CE paraguayo (17 de agosto al 6 de septiembre de 1934). El coronel Franco desprendió sus divisiones del frente occidental con el mayor secreto, dejando en la posición que abandonaba pequeñas fuerzas que debían desarrollar una intensa actividad para engañar al enemigo. El día 13 de agosto, salió de Garrapatal, pasó por La Faye el día 14 y surgiendo de las colinas de arena capturó por sorpresa Picuíba el día 15, tomando 450 prisioneros y un parque importante, al costo de muy pocas bajas y heridos. Luego ocupó El Cruce y abriendo en dos su columna, una la dirigió hacia Yrendagüé y con la otra, el día 17, se apoderó del fortín "27 de Noviembre" dando por terminada su misión en solo cinco días. Dándose cuenta de que habían sorprendido a los bolivianos, Estigarribia accedió al pedido de Franco de seguir avanzando hacia Carandayty, teniendo como objetivo el río Parapetí y la zona petrolífera boliviana. Esta maniobra de largo alcance comenzó el 17 de agosto de 1934, a gran velocidad y riesgo según era la característica del coronel Franco, quien en su giró hacia el oeste causó una gran preocupación en Bolivia. En 13 días, el Segundo Cuerpo avanzó 160 km, dejando atrás su propia artillería y a fuerzas enemigas en retirada, cruzó el desierto con colinas de arena y malezales, y llegó, el 27 de agosto, a 5 km de Carandayty, a más de 50 km. al norte de Villamontes, en la retaguardia de todo el ejército boliviano en el Chaco. En este punto tuvo que detenerse por problemas logísticos debido a que el agua debía traerse desde Garrapatal, a 250 km de distancia al sureste, ya que recién el 27 de octubre (2 meses después) el equipo de ingenieros paraguayos encontraría agua en Yrendagüé. Debido a las críticas que recibía en el plano político, Daniel Salamanca viajó con urgencia al Chaco para buscar la manera de solucionar este peligro. Primera batalla de Algodonal (22 de agosto de 1934) Artículo principal: Primera batalla de Algodonal. En su veloz avance, el 22 de agosto, las fuerzas del coronel Franco cayeron sorpresivamente sobre Algodonal derrotando a un destacamento boliviano al mando del experimentado teniente Hugo Rene Pol que sustituía al mayor alemán Brandt que circunstancialmente se había ausentado horas antes. La inesperada presencia de los paraguayos, tan lejos de Picuíba, desde donde el teniente Pol había escapado unos pocos días antes, produjo muchas bajas bolivianas capturándose un depósito de armas sin usar. Después de escapar nuevamente de Algodonal y de deambular por el desierto tratando de llegar a Carandaitý, el teniente Pol, junto con unos pocos soldados sobrevivientes, no tuvo otra opción que entregarse a las fuerzas paraguayas para no perecer por falta de agua. Creación del Cuerpo de Caballería del coronel David Toro Después de la urgente reunión en Samayhuate entre Salamanca, ministros y todos los altos jefes del ejército (Peñaranda, Toro, Sanjinéz, Bilbao y Rivera) en la cual algunos

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propusieron "tramitar la paz en cualquier condición" e incluso la capitulación,68 se organizó el llamado Cuerpo de Caballería, integrado por los mejores regimientos bolivianos, cuyo comando, por razones políticas, se entregó al coronel David Toro. Frente a esta situación, la nueva misión estratégica encomendada por Estigarribia al coronel Franco fue que realizara una retirada escalonada para ir alejando al coronel Toro de las operaciones que se estaban planeando sobre la zona central del dispositivo boliviano en Cañada El Carmen. El coronel Toro enfrentaba al oficial más hábil e impredecible del ejército paraguayo, el coronel Rafael Franco, el mismo que, por propia iniciativa, había cerrado sorpresivamente la ruta de escape de dos divisiones bolivianas en Campo Vía. La distribución estratégica de las fuerzas bolivianas, cuyo peso principal seguía estando en la defensa del fortín Ballivián, se modificó lentamente debido al traslado de fuerzas hacia el noreste para formar el Cuerpo de Caballería del coronel Toro y la constitución de un Cuerpo de ejército al mando del coronel Bilbao Rioja en la zona del Parapetí. Se comenzó a cumplir así lo que había planeado el general Estigarribia con la maniobra de Franco hacia la zona de Carandaitý: que la zona central (Cañada El Carmen) se debilitara para poder irrumpir por ese sector y aislar a las fuerzas bolivianas ubicadas en Ballivián, en el extremo Sur. Persecución por el desierto (septiembre a noviembre de 1934) Desde principios de septiembre de 1934, el Cuerpo de Caballería —al mando del coronel David Toro— comenzó la persecución de las dos divisiones del coronel Franco. El coronel Toro sostenía que una vez destruida esa unidad se estaba «en situación de copar el grueso del ejército paraguayo que operaba contra Ballivián-Villamontes al oeste, aislándolo de sus principales bases y obligándolo, cuando menos, a efectuar una desordenada retirada hacia el sudeste».69 Sin embargo, a medida que la fuerza de Toro avanzaba por el desierto, primero hacia el este y luego hacia el sur, en pleno verano, contra un enemigo que, según Estigarribia, se tenía que dejar "mordisquear" y huir, para lo cual se detenía, lo enfrentaba, se dejaba rodear y luego escapaba, iba estirando su línea de aprovisionamiento (de agua principalmente), debilitaba su seguridad e iba agotando física y moralmente a los soldados. A principios de septiembre de 1934, la 6.ª División paraguaya, al mando del teniente coronel Paulino Antola, fue rodeada en Puesto Burro: El día 5 de septiembre, Toro ordenó a sus hombres que cercaran a la 6.ª División, lo que se hizo recién el día 8. [...] Sin ningún rastro de modestia en su personalidad, el día 9, Toro anunció que su victoria le hacía recordar el triunfo del ejército alemán en Tannenberg, en la Primera Guerra Mundial. Pero precisamente ese día, mientras se autofelicitaba por el triunfo, los paraguayos de la 6.ª División arruinaron la celebración escapando silenciosamente por una brecha. De la Pedraja Toman (1990, págs. 371-374) El día 10, el mayor Ichazo, jefe del Estado Mayor del Cuerpo de Caballería, informó al coronel Ángel Rodríguez del fracaso del cerco y este aprovechó para advertirle que las fuerzas bolivianas, teniendo en cuenta los problemas logísticos que planteaba el desierto, no deberían ir más allá de Algodonal y sólo con pequeñas fuerzas mientras que el grueso debería concentrarse en Santa Fe, sobre el río Parapetí, para desde allí emprender una acción decisiva sobre el fortín "27 de Noviembre". Los próximos 3 meses de combates darían la razón a esta visión estratégica del coronel Rodríguez.70 El presidente Salamanca, en un mensaje del día 17 de septiembre a Peñaranda, hizo un resumen crítico de todas estas acciones: ¨Con angustia veo que el enemigo nos empuja rápidamente y que luego nos detiene donde quiere. De un golpe nos lleva a Carandaity y ahora nos ataja en Algodonal y 27 de Noviembre. Lo peor es que nos cierra el paso a Ingavi, desbaratando los proyectos tardíamente acogidos por ese comando¨ Presidente Salamanca al general Peñaranda (en Querejazu Calvo, 1981, pág 336)

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El día 22 de septiembre nuevamente Toro cercó a la 6.ª División que se había detenido en Algodonal, cerco al que consideró como "la operación mejor ejecutada" de toda la campaña. El historiador Farcau relata: La segunda reunión fue al día siguiente con la presencia de Salamanca, Peñaranda, Tejada Sorzano y Rivera. Como si las relaciones entre Salamanca y los mandos militares necesitaran ser peores, Salamanca tenía en las manos una carta de Toro en la que reclamaba que su “victoria” de Algodonal no había tenido suficiente cobertura en la prensa. Toro manifestaba que 7000 bolivianos habían vencido a 8000  paraguayos que sin poder escapar a través de ninguna brecha se vieron obligados a un ataque masivo para salir del cerco por arriba de los cuerpos de los defensores bolivianos. Toro parecía pasar por alto que pese a las dificultades del enemigo para escapar esto no lo transformaba en una victoria. Incluso duplicaba el tamaño de las fuerzas paraguayas encerradas y subestimaba las propias fuerzas. Farcau (1996, pág. 188) El coronel Franco preparó apresuradamente la defensa de Yrendagüé y para sorpresa suya el coronel Toro detuvo su avance para concentrar mayor cantidad de unidades. A los efectos de prever un ataque desde el norte, Estigarribia ordenó la captura del Fortín Ingavi. Franco envió un batallón de 150 hombres apoyados por 5 camiones que custodiaban la laguna Pitiantuta desde julio de 1932 y que luego de una marcha de 220 kilómetros a través de un monte impenetrable capturaron el fortín el 5 de octubre de 1934.

El 9 de noviembre, el coronel Toro, con tres divisiones más dos regimientos que logró sacarle al Segundo Cuerpo, volvió a cercar en Yrendagüé a la 6.ª División y a la División de Reserva. Toro confiaba en una gran victoria que lo llevaría políticamente a la presidencia de Bolivia. El general Peñaranda, Rivera y los ministros Alvéstegui y Sanjinéz fueron invitados al puesto de mando para presenciar el curso de la batalla.71 Sin embargo, la mayor movilidad de las fuerzas paraguayas por sobre el lento aferramiento enemigo hizo que las fuerzas bolivianas no supieran, en un determinado momento y sector, si estaban enfrentando a un Batallón, un Regimiento o una División paraguayas. El 11 de noviembre, el coronel Franco concentró todas sus fuerzas sobre el sector defendido por el Regimiento "Cochabamba", rompió el cerco y se retiró hacia Picuiba. El historiador boliviano Luis F. Guachalla denominó “torista” a estas maniobras inventadas por Toro y que se caracterizaban por ser: Rodeos lineales con reducido radio y con una fuerza equivalente en ambas alas de maniobra, la cual anulaba en la práctica la eficacia de un centro de gravedad (...). El Comando paraguayo, conocedor de esta modalidad estereotipada, disponía siempre, con acierto y oportunidad, lo que procedía hacer para burlar estos ganchos destinados a cerrarse detrás de sus efectivos, vale decir: hacia escurrir sus tropas por el espacio todavía abierto, o rompía la línea cercadora necesariamente débil, o accionaba enérgicamente contra una de las dos alas del rodeo impidiendo o retrasando el cumplimiento de su cometido. Guachalla (1978, pág. 202) Toro atribuyó el fracaso del cerco de Yrendagué al coronel Ayoroa e indirectamente al coronel Bilbao Rioja por no haberlo ayudado con sus fuerzas. Se burló de la captura del fortín "27 de Noviembre" hecha por Bilbao Rioja: "No faltó la nota teatral en esta memorable jornada. Las fuerzas del Segundo Cuerpo que avanzaron sobre "27 de Noviembre", anunciaron por orden del comando que habían cercado a un regimiento enemigo. El parte dirigido a los ministros Alvéstegui y Sanjinés fue prontamente rectificado. Se trataba sólo de un batallón enemigo, resultando luego que no había ni una sombra dentro del cerco, acabando los cercadores por hacerse fuego entre ellos" Coronel David Toro (en Querejazu Calvo, 1981, pág.345) A fines de noviembre las fuerzas paraguayas también abandonaron el fortín Picuíba a

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donde habían retrocedido. Así, lo que el coronel Franco había logrado en 16 días (de Picuíba a Carandaitý), el coronel Toro lo revirtió en agotadores y costosos 3 meses de lucha (septiembre-noviembre 1934). Años después de terminada la guerra, el coronel Toro escribiría que ‘’esas acciones constituyeron las páginas más brillantes de nuestra historia‘’.72 Batalla de El Carmen (10 al 16 de noviembre de 1934) Artículo principal: Batalla de El Carmen.

Situación al 16 de noviembre de 1934. Rojo=Fuerzas bolivianas. Azul=Fuerzas paraguayas El día 10 de noviembre, el general Estigarribia dio inicio a una de las maniobras mejor ejecutadas de todo el conflicto chaqueño. Tres divisiones paraguayas avanzaron sobre la 1.ª División de Reserva boliviana al mando del coronel Zacarías Murillo que defendía el lugar denominado Cañada El Carmen. Mientras la 1.ª División paraguaya atacó frontalmente fijándola a su posición, la 8.ª  y la 2.ª División avanzaron por los flancos norte y sur. Pese a la detección de patrullas en su retaguardia y a la emboscada en la que murió el mayor Celso Camacho del Estado Mayor (que había logrado escapar del cerco de Campo Vía el año anterior) y que tenía en su poder mapas, disposición y número de tropas y los planes operativos, Murillo no hizo ningún cambio ni intentó retirarse. El día 11 de noviembre fui invitado a celebrar copiosamente [sic] el cumpleaños del coronel Murillo con la acostumbrada serenata de la víspera en la que aparte de la música se hizo nutrido fuego con toda clase de armas que disponía la División. Edmundo Ariñez Zapata, médico cirujano del RC-20 de Bolivia Cinco días después de esta celebración, el 16 de noviembre, toda su División quedó cercada por la 8.ª División, al mando del coronel Garay, y la 2.ª División, al mando del teniente coronel Rivas Ortellado, que se unieron en su retaguardia. También ingresó a la trampa otra división boliviana, la 2.ª División de Reserva al mando del experimentado coronel boliviano Walter Méndez, conocido como "el Tigre Rubio" que, sin control de la situación, acudió en socorro de la primera. Al igual que en la batalla de Campo Vía, un año antes, el 16 de noviembre de 1934, más de 7000  hombres del Cuerpo de Reserva boliviano al mando del coronel Oscar Moscoso, acosados por la presión enemiga, el calor y la sed, mezclados y apretujados, ya sin disciplina alguna, comenzaron a rendirse. Se vivieron escenas de gran dramatismo cuando el ejército paraguayo tuvo que proveer de agua y alimentos, en forma perentoria, a una masa de hombres que duplicaba su capacidad logística. Muchos prisioneros bolivianos estaban tan debilitados que por el zarandeo de los camiones que los llevaban a nuestra retaguardia perdían el equilibrio y caían al camino, donde nadie los recogía. Así se llenó la ruta de un tendal de cadáveres, algunos muertos por la sed, otros atropellados por los camiones que, debido a la oscuridad o la polvareda, no los podían esquivar. General Estigarribia (en Estigarribia,1950, págs. 323-326) Como consecuencia de esta irrupción paraguaya en la zona central de su dispositivo, el general Peñaranda ordenó el rápido abandono del fortín Ballivián al sur y la retirada hacia Villa Montes antes de que esas fuerzas pudieran ser aisladas por el enemigo. Cayó así el fortín Ballivián, que era todo un símbolo de la presencia de Bolivia en el Chaco. El presidente Salamanca comentó: Sobrevino la derrota del Carmen, que en mi concepto era responsabilidad inexcusable del comando. El más grosero descuido o poco más o menos a sabiendas del peligro, ocasionó este funesto desastre. Imaginé que el comando estaría humillado y que era ocasión de renovarlo para salvar a Bolivia. Presidente Salamanca (en Arze Quiroga, 1974, pág. 19) En su larga lucha contra lo que consideraba como una ineptitud crónica de los

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comandantes bolivianos, el presidente Salamanca comenzó a buscar un reemplazante de Peñaranda, convencido cada vez más de que este carecía de los conocimientos y el carácter para dirigir al ejército boliviano. Derrocamiento del presidente Daniel Salamanca (23 de noviembre de 1934) Artículo principal: Daniel Salamanca. El desastre de El Carmen obligó al ejército boliviano a abandonar el Fortín Ballivián (a cuya defensa se había dado tanta importancia), y atrincherarse a pocos kilómetros de Villa Montes, base del ejército boliviano en el Chaco. Siete días después y con las fuerzas enemigas acercándose a Villa Montes, el presidente boliviano Daniel Salamanca decidió viajar en persona a esa localidad para destituir al general Enrique Peñaranda y reemplazarlo por el general José L. Lanza. La relación de Salamanca con Peñaranda fue siempre áspera, lindante casi con la insubordinación. En un radiograma a Peñaranda, luego de la derrota de El Carmen y de la retirada de Ballivián, Salamanca le manifestó: Hago saber a ustedes que el pueblo ya no tiene confianza en la pericia del comando. Presidente Salamanca (en Querejazu Calvo, 1981, pág. 363) La respuesta de Peñaranda no fue menos violenta: Aquí en la línea se piensa lo mismo de su gobierno y no por ello nos alarmamos. General Peñaranda (en Querejazu Calvo, 1981, pág. 363) Fue un error de Salamanca, en su larga lucha contra el comando boliviano, abandonar La Paz sin la custodia adecuada. El 23 de noviembre de 1934, sectores politizados de las fuerzas bolivianas leales al general Peñaranda y al coronel Toro, se resistieron a la orden presidencial. Tropas al mando del mayor Germán Bush cercaron el chalet de la casa Staudt donde se había alojado el presidente Salamanca. En medio del mayor aparato de fuerza se apresó al presidente y capitán general del Ejército [...] quien no tenía siquiera una pequeña escolta

Urioste (1940, pág. 137) "De todas las revoluciones o golpes de Estado en Bolivia, esta fue una de las más grotescas. Se extrajeron tropas de las trincheras y en plena zona de operaciones, a doce kilómetros del enemigo, los principales jefes hicieron apuntar cañones a la residencia donde se alojaba el envejecido jefe del gobierno, la rodearon de soldados armados con fusiles y ametralladoras, y con actitudes valentonas, incitadas en algunos de ellos por el alcohol libado durante la noche de vigilia, aprisionaron a su víctima y más tarde le exigieron su renuncia. Salamanca firmó el documento casi gozoso de que los militares, a quienes nunca había estimado y a quienes culpaba de los desastres de la guerra, quitasen de sus espaldas una cruz que se le había hecho demasiado pesada y se condenasen a sí mismos ante el juicio de la historia, con un acto que por el lugar y las circunstancias en que se producía tenía las características de una traición a la Patria". Querejazu Calvo (1977, pág. 185) Luego los insurrectos acordaron con el vicepresidente Tejada Sorzano para que asumiera la primera magistratura. Fue el mejor cerco que lograron realizar los comandantes bolivianos en toda la guerra y Salamanca no se privó de decírselos. Daniel Salamanca retornó por vía aérea a Cochabamba. Quince días después hubiera tenido que soportar el desastre de Yrendagüé. Se liberó de la responsabilidad pero no del temor que acrecentaba su enfermedad desde un año atrás: la de que Bolivia tuviera que firmar la paz en condiciones de inferioridad, con el ejército paraguayo pisando territorio históricamente boliviano por culpa de los errores de los comandantes insurrectos. Ahora esa tarea era responabilidad de Tejada Sorzano, de Elio y sus correligionarios liberales, o del ejército que iniciaban de nuevo su marcha para apoderarse del gobierno de Bolivia. Maniobra de Yrendagüé y colapso del Cuerpo de Caballería del coronel Toro (5 al 8 de diciembre de 1934) Artículo principal: Batalla de Yrendagüé.

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Situación al 8 de diciembre de 1934. Rojo= Fuerzas bolivianas. Azul= Fuerzas paraguayas.

El 9 de noviembre de 1934, el poderoso Cuerpo de Caballería del coronel Toro con 12 000 hombres cercó nuevamente a los paraguayos en la zona del fortín Yrendagüé, único lugar donde el equipo de perforación de pozos del ejército paraguayo encontró abundante agua dulce en el Chaco. El Segundo Cuerpo de Ejército paraguayo, cuya misión era alejar a las fuerzas bolivianas de la zona de El Carmen, escapó nuevamente del cerco y continuó su retirada hacia Picuíba-La Faye. Pese a la derrota boliviana en El Carmen (16/11/1934) y la creciente sospecha de muchos oficiales bolivianos sobre estas inexplicables retiradas paraguayas de posiciones favorables, el coronel Toro, después de ocupar Picuiba, siguió presionando a Franco con el objetivo de desalojarlo de La Faye sin tener en cuenta el estado de sus propias fuerzas. […] las tropas del Cuerpo de Caballería, […] agotadas en su estúpido avance hacia el desierto de Picuiba, donde era sobradamente conocido por todos, llegaron piel y huesos, fueron obligadas a trabajar día y noche en los forzados servicios de exploración y seguridad en el caprichoso y disparatado dispositivo “ofensivo-defensivo” ideado por Toro. Teniente coronel boliviano Félix Tabera (en Tabera, 1979, pág. 408) El general Estigarribia devolvió la 8.ª División al Segundo Cuerpo por lo que a principio de diciembre este disponía de 5500 hombres pero aún así la situación de las fuerzas paraguayas era comprometida. El coronel Franco, tal cual era su característica, ideó una maniobra audaz y sorpresiva por lo casi imposible de su realización. El plan consistía en infiltrar a la 8.ª División entre dos divisiones bolivianas rumbo a Yrendagüé, a través de 70 kilómetros de desierto, en pleno verano, con más de 45 grados de calor a la sombra, abriéndose paso por un monte cerrado para no ser descubierta por las patrullas de control y la aviación enemiga, apoderarse de los pozos y dejar sin agua, en pleno desierto, a todo el Cuerpo de Caballería boliviano. La 8.ª División paraguaya, con el coronel Eugenio A. Garay a la cabeza (era el oficial de más edad en el ejército), inició la marcha el día 5 de diciembre y con gran esfuerzo y con sus hombres al borde de la deshidratación llegó a Yrendagüé el día 8 de diciembre, tomó el fortín y los pozos. El coronel Toro, su Estado Mayor (Germán Busch) y los dos comandantes del Cuerpo de Caballería quedaron aislados en Carandayty a 160 km. de distancia de sus fuerzas ubicadas frente a La Faye. El teniente coronel Félix Tabera, transitoriamente a cargo de esas fuerzas, ordenó la inmediata retirada hacia el fortín "27 de Noviembre" asumiendo la responsabilidad de esa decisión y en contra de las órdenes que enviaba Toro por avión desde Carandaity. Sin agua, las fuerzas bolivianas comenzaron a desintegrarse. Muchos soldados salvaron sus vidas entregándose. Los días 9 y 10, miles de soldados bolivianos, sin armas ni equipos que abandonaron en la retirada, murieron de sed o se suicidaron desperdigados por el desierto. De los 12 000  hombres, Bolivia perdió el 50% de los soldados y el 60% del armamento. Fue una de las batallas más crueles de la guerra y produjo una profunda impresión en el pueblo boliviano cuando se enteró del padecimiento de los soldados. El coronel Toro acusó del fracaso a sus subordinados.73 El coronel Ángel Rodríguez (del Estado Mayor boliviano) justificó el desastre atribuyéndolo a la ‘’mala suerte‘’, al ‘’optimismo‘’ de Toro y a la falta de oficiales.74 El historiador estadounidense Bruce W. Farcau, al equiparar las acciones del coronel Franco con las del general George Patton, en la Segunda Guerra Mundial, dice: «La movilidad depende más de la personalidad del comandante y su estado mental que de la velocidad de los vehículos que puedan tener a su disposición».75 Batalla de Ybibobó (28 de diciembre de 1934) Artículo principal: Batalla de Ybybobó. Después de la derrota en El Carmen y el abandono de Ballivián, el Primer Cuerpo boliviano (Divisiones 4.ª  y 9.ª ) al mando del coronel Enrique Frías, estableció una nueva

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línea defensiva en Ybibobó, a 70 km al oeste de El Carmen, donde comienzan las primeras estribaciones andinas. Los 2500 hombres de la 9.ª División (al mando del coronel Jenaro Blacutt), protegían un frente de 18 kilómetros. Pese a que la aviación boliviana descubrió partes de una picada que construían los paraguayos hacia ese lugar, el comando boliviano desestimó toda posibilidad de ataque en ese sector. El 28 de diciembre de 1934, aprovechando una tormenta, una división paraguaya al mando del mayor Alfredo Ramos se infiltró entre la 9.ª y 8.ª División boliviana y cortó el camino de retirada de la 9.ª División. Todas las líneas de mando de la División boliviana colapsaron produciéndose una gran confusión. La artillería divisionaria abandonó sus posiciones al iniciarse el ataque, muchos soldados huyeron hacia el río Pilcomayo, otros rompieron el cerco por iniciativa propia y el resto se rindió. En los primeros días de enero 1200 hombres fueron hechos prisioneros, unos 200  se ahogaron en el cruce del Pilcomayo. La 9.ª División se desintegró, pero se salvaron los coroneles Frías y Blacutt y otros oficiales. Ybybobo era uno de los tres pasos para acceder a las primeras serranias andinas y constituía un punto estratégico importante para atacar Villa Montes desde el sureste. Constitución del Tercer Ejército Boliviano y batallas finales

Teatro de operaciones desde enero a junio de 1935. Batalla de Villamontes Artículo principal: Batalla de Villamontes. Luego de la derrota de Ybibobó, el comando boliviano estableció una nueva línea de defensas en Villamontes. Con sus arsenales, depósitos y líneas de comunicación, este pueblo era el último punto de apoyo que le quedaba a Bolivia en el Chaco. Su pérdida hubiera abierto el camino a Tarija, y teniendo en cuenta las precarias líneas de comunicaciones bolivianas, hubiera dejado toda esa zona en manos de los paraguayos. Después que otros jefes se rehusaron a asumir la responsabilidad, la tarea de defender Villamontes fue encomendada a los coroneles Bernardino Bilbao Rioja y Oscar Moscoso. La concentración de artillería no tenía precedente; las fortificaciones de campaña eran extensas y la moral de la tropa instalada en ellas experimentó un repunte. El río Pilcomayo, sector sur del sistema defensivo, se tornó impasable para el enemigo al destacarse a la 4.ª División boliviana a lo largo de la ribera sur de ese río que a esa altura ya no sirve como límite con la Argentina.76 El presidente Tejada Sorzano decretó finalmente, en diciembre de 1934, la movilización de todos los bolivianos en edad de prestar el servicio militar. Este nuevo ejército boliviano, con sus 36 regimientos, duplicaba al conformado un año atrás por lo que alcanzó, por tercera vez desde que se había iniciado la guerra, una superioridad masiva de efectivos y medios sobre las fuerzas paraguayas. Pero los problemas seguían siendo los mismos, los soldados reclutados, aunque estaban bien armados, carecían de preparación y experiencia para el combate, a lo que se sumaba defectos muy ostensibles en la conducción. Por esa razón, y en contra de todo lo esperable, el ejército paraguayo mantuvo la iniciativa. El 11 de enero de 1935, dos regimientos de la 3.ª División boliviana fueron rodeados en Capirendá sufriendo 330  muertos y 200  prisioneros y el resto fue obligado a retirarse. Un Destacamento paraguayo de 1100 hombres, sin apoyo de artillería y reservas, al mando del mayor Caballero Irala, avanzó casi 100 km. desde "27 de Noviembre" y logró llegar hasta el río Parapetí y luego de aniquilar a los regimientos "Ingavi" y "Junín" y batallones auxiliares capturó Amboró y Santa Fe los días 16 y 18 de enero.77 Desde Carandaytý, que cayó el día 23 de enero, el coronel Franco avanzó sobre Boyuibé desalojándo a las divisiones bolivianas DC-1, DC-2 y DI-7 el día 28, y cortó el camino entre Villamontes y Santa Cruz. Diez días después, en febrero de 1935, fuerzas paraguayas envolvieron el flanco derecho del RI-12 "Manchego" en Ñancorainza, en plena sierra, pero este, al recibir ayuda de los regimientos de la 1.ª División de Caballería (DC-1), pudo salvarse y logró que

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las fuerzas del coronel Franco tuvieran que retirarse nuevamente hacia Boyuibé.

Avance directo e indirecto del CE-2 paraguayo hacia Carandayty en enero de 1935. Rojo=Fuerzas bolivianas. Azul=Fuerzas paraguayas. En un último esfuerzo por terminar la guerra, el general Estigarribia decidió tomar Villamontes el 13 de febrero con 15 000 hombres.78 El coronel Bilbao Rioja, que disponía de superioridad numérica — 21 000 hombres sin contar los cuadros de oficiales y sub-oficiales—,79 apoyo aéreo, excelentes fortificaciones y abundante artillería, pudo contener la ruptura de 3 km. que se produjo en su línea defensiva y los sucesivos intentos paraguayos de ensancharla casi sin apoyo de artillería.80 El ataque fracasó con importantes bajas para los atacantes. El 5 de abril un destacamento de 2600 hombres bajo las órdenes del coronel Garay, a pesar de la inferioridad numérica y de medios, cruzó el río Parapetí, desalojó de la ribera occidental a 5000 soldados pertenecientes a 2 Divisiones bolivianas al mando del coronel Anze y luego de empujarlos más de 50 Km. hacia el oeste capturó, el 16 de abril y por unos pocos días, el poblado guaraní de Charagua. El impacto político que produjo la caída de Charagua y la amenaza a las instalaciones petrolíferas de Camiri y a Santa Cruz de la Sierra obligó al Comando boliviano a lanzar prematuramente su planeada ofensiva para recuperar todo el terreno perdido desde enero de 1935. El 14-16 de abril, el ejército boliviano arrolló las líneas paraguayas en el sector central, a lo largo del camino a Camatindy. En el sur, el 19 de abril, los bolivianos retomaron Tarari, obligando al coronel Fernández y sus fuerzas a retirarse. El 24-27 de abril dos Divisiones reforzadas cercaron a la DI-8 paraguaya en Cambeiti pero inexplicablemente esta pudo romper el cerco en el punto más fuerte y escapar a través de la sierra. En el norte las fuerzas del coronel boliviano Anze hicieron retroceder lentamente al Destacamento Garay hacia el río Parapetí. La contraofensiva boliviana recuperó las márgenes de ese río pero se detuvo frente a Huirapitindí. Pese a la amplia superioridad en hombres y recursos empleados, la ofensiva boliviana fue limitada en sus resultados y se realizó al costo de elevadas bajas.81 El 16 de mayo, el coronel Franco retomó la iniciativa con un sorpresivo ataque sobre el regimiento "Castrillo" que vigilaba el sector de la quebrada de Cuevo y recuperó Mandeyapecuá.82 Debido a la carencia de artillería, Estigarribia solicitó a la marina paraguaya desmantelar los cañones binarios delanteros de 6 metros de largo y 120 milímetros de diámetro de la cañonera Humaitá para transportarlos a 15 kilómetros de Villamontes para destruir sus defensas. Se prepararon los puentes del ferrocarril, se diseñó un medio de transporte que soportara los 5500 kilos de peso, se planeó la construcción de un soporte de cemento para sostener el retroceso y se transportó al Chaco un tractor de gran capacidad para llevarlo hasta la zona de operaciones. La finalización de la guerra impidió que los cañones del Humaitá pudieran actuar sobre Villamontes. Batalla de Ingavi: último cerco de la guerra (4 al 8 de junio de 1935) A fines de abril de 1935, la 6.ª División boliviana, comandada por el coronel Ángel Ayoroa, integrada por los regimientos RI-14 "Florida" (al mando del teniente coronel Julio Bretel), y el RC-2 "Ballivián" (al mando del teniente coronel René Pantoja).83 inició su aproximación a Ingavi. El plan del Tercer Cuerpo de Ejército boliviano consistía en tomar Ingavi primero y desde allí avanzar hacia Aroma al este o "27 de Noviembre" al suroeste. El destacamento paraguayo que defendía el sector estaba a cargo del teniente coronel José Cazal Rivarola, enviado allí con urgencia por el general Estigarribia dada la inminente ofensiva boliviana. Sus órdenes eran que Ingavi no debía caer en manos enemigas dadas las conversaciones diplomáticas en curso y el cumplimiento del objetivo estratégico de mantener a Bolivia lo más lejos del Alto río Paraguay. Las fuerzas paraguayas estaban organizadas en tres "pseudos" regimientos integradas por veteranos con años de combate, como era el caso del "Batallón 40" que había encabezado las maniobras en El Carmen e

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Yrendagüé a fines de 1934. Cazal reforzó las defensas de Ingavi con el mínimo indispensable de soldados y mantuvo por afuera de ella una reserva móvil para realizar maniobras sobre el enemigo.84 El primer objetivo boliviano fue Pozo del Tigre, una posición adelantada a 9 km. del fortín Ingavi. Las fuerzas paraguayas que defendían esa posición fueron presionadas frontalmente por el RC-2 “Ballivián” y al sentir el ataque lateral del RI-14 “Florida” decidieron retroceder hacia Ingavi. A fines de mayo, los regimientos bolivianos siguieron su avance y atacaron el fortín pero fueron rechazados sufriendo unas 100 bajas. Ayoroa decidió atrincherarse en Pozo del Tigre a la espera de más refuerzos para un nuevo intento. La situación de la 6ta División boliviana no era del todo buena por estar a 200 km. de Roboré, su base de operaciones y comando, y depender de un solo camino para el aprovisionamiento de agua y víveres pero el jefe de Estado Mayor de la División, teniente coronel Alfredo Sánchez, había planificado atraer a las fuerzas enemigas hasta Pozo del Tigre y rodearlas allí con la ayuda de los refuerzos que se habían solicitado. Mientras se producía el cambio del jefe divisionario, el coronel Ayoroa por el coronel Arrieta, Cazal Rivarola, con no más de 850 hombres, comenzó a rodear al RI-14 “Florida” en Pozo del Tigre. Las fuerzas paraguayas se movieron con gran seguridad y rapidez debido al preciso conocimiento del terreno que tenían por haberlo explorado desde muchos meses antes. El 5 de junio las fuerzas paraguayas completaron el cerco cortando el camino Ingavi-Ravelo, en la retaguardia del RI-14. Arrieta envió al RC-2 “Ballivián” para que abriera una brecha desde afuera y permitir la retirada del regimiento cercado pero esta ayuda, por problemas de coordinación entre ambas unidades, no pudo realizarse. Tampoco sirvió el apoyo de la 5.ª División que debía defender la posición en “km.15” para permitir el escurrimiento de la 6.ª División. Entre el 7 y el 8 de junio, la batalla de Ingavi terminó con la captura del teniente coronel Bretel -en ese momento comandante de la 6.ª División cercada-, de los mayores Marcial Menacho Páez y Humberto Berndt Vivanco, mercenario chileno que fuera contratado por el ejército boliviano en enero de 1935, y que al caer prisionero comandaba el regimiento "Ballivián".85 Se capturaron 2 jefes, 7 oficiales y 361 soldados. Los días siguientes, las fuerzas de Cazal Rivarola aceleraron su avance por el camino Ingavi-Ravelo persiguiendo a las fuerzas dispersas y desmoralizadas que pertenecían al resto de la 6.ª División que no habían sido cercadas, de la 5.ª División que acudió en su auxilio y de varios refuerzos que habían llegado, no dándoles tiempo para ocupar una posición defensiva por lo que continuaron su agotador repliegue hacia Ravelo. "[Llega el prisionero boliviano] subteniente Maximiliano Rojas Zapata [...] en estado de total agotamiento [por] las continuas retiradas [que] debía hacerlo al trote para alcanzar sus nuevas posiciones [...] estas circunstancias estaban desmoralizando muchísimo a oficiales y tropas, tanto a las que estaban actuando como las que venían de refuerzos, para estos últimos el panorama que observaban no era nada halagador y rápidamente se apoderaba de ellos el mismo estado de ánimo de sus compañeros. Lo que viene a corroborar [...] que el cese del fuego libró a Bolivia, en ese sector, de un descalabro aún mayor" Teniente coronel paraguayo Cazal Rivarola (en Cazal Rivarola, 1979, pág. 311) La velocidad del avance impidió que las fuerzas bolivianas pudieran sostenerse en el km. 25 ni en el km. 35 o "Pozo del bárbaro" donde existía una importante fortificación. En el avance se capturaron prisioneros, camiones, armas y provisiones.86 "Comanchaco (el general Estigarribia) toma las disposiciones de que nuestro convoy vaya conduciendo prisioneros y heridos por itinerario [...] más corto para llegar a “180” y de allí a Camacho. De paso tener asegurada esa vía, con los puestos de etapas para el reaprovisionamiento, para la emergencia que, de continuar más la guerra, utilizar dicho camino como eje para aprovisionamiento de pertrechos y tropas para una posible gran maniobra que ya se vislumbraba por el sector Ingavi-Ravelo-Roboré, pues con la victoria de Ingavi [...] se le presentaba indiscutiblemente nuevos planteamientos y favorables perspectivas tácticas y estratégicas. Teniente coronel paraguayo José Cazal Rivarola (en Cazal Rivarola, 1979, pág. 291)

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En ese mismo momento, en Buenos Aires (Argentina), las partes acordaron firmar, el día 12 de junio, un protocolo de paz. Ese día, las tropas de Cazal Rivarola ya habían avanzado 32 kilómetros desde Ingavi y estaban a solo 15 kilómetros de su nuevo objetivo: Ravelo y las instalaciones petrolíferas bolivianas. Estos hechos influyeron en la delegación boliviana para firmar el protocolo de paz: “Prácticamente hemos perdido el Chaco. Hoy el problema de la guerra está vinculado a la desintegración de los departamentos de Santa Cruz y Tarija y a la pérdida de nuestras riquezas petrolíferas. Frente a esta situación no podemos cruzarnos de brazos y espectar el drama, cuya prolongación puede causar la ruina definitiva del país” Tomas Manuel Elío, Jefe de la Delegación boliviana. Actas. Buenos Aires (Argentina). 5/6/1935 (en Guachalla, 1978, pág. 207) Fin de la guerra

Reunión de los Comandantes en Jefe de ambos ejércitos después del armisticio. (Puesto Merino -tierra de nadie-, 18 de julio de 1935.

Sellos de ambos países reclamando el Chaco.

E. Martínez Thedy (Uruguay), Luis A. Riart (Paraguay), Tomás M. Elío (Bolivia) y Carlos Saavedra Lamas (Argentina) negocian la Paz del Chaco.

Sello postal con escudos del Paraguay y estados garantes: Argentina, Brasil, Chile, Perú, Estados Unidos y Uruguay.

Sello postal en homenaje a los soldados paraguayos. La duración, los malos resultados y la lista de bajas acrecentaron el descontento del pueblo boliviano ante la guerra. Solo los militares sostenian que con tiempo y recursos todavía se podía alcanzar la victoria. Pero esta actitud era solo para salvar las apariencias. En mayo de 1935, en plena ofensiva boliviana sobre el Parapeti, el coronel Ángel Rodríguez expuso que para alcanzarla se necesitaban 50 000 hombres, 500 camiones, gran cantidad de municiones y recursos monetarios suficientes para sostener el aprovisionamiento del ejército por largo tiempo.87 Su conclusión fue que: "Si no disponemos de estos elementos, que son indispensables, la paz debería ser aceptada ahora que ambos ejércitos están equilibrados" Coronel boliviano Ángel Rodríguez (en Querejazu Calvo, 1981, pág.464) El día 5 de junio de 1935, en Buenos Aires (Argentina), los delegados bolivianos intercambiaron entre sí diferentes opiniones respecto de la propuesta del cese de hostilidades. Ante la sugerencia de que debía consultarse al Comando del ejército ubicado en Villamontes, general Peñaranda y coronel Toro, el representante del ejército boliviano en la delegación, coronel Ángel Rodríguez, afirmó: “El Comando soy yo”. Años más tarde explicaría los motivos de aquella afirmación: “Tenía en mi conciencia que esta afirmación podía hacerla con más derecho que cualesquiera de los dos que habían quedado en Villa Montes, planeando disparates [se refiere a Peñaranda y Toro] […] enseguida pregunté al Ministro de Hacienda, señor Carlos Víctor Aramayo si se contaba con dinero para continuar la guerra. El señor ministro contestó que no había dinero. Inmediatamente repuse, en mi calidad de Asesor Militar y personero del comando: “es mi opinión que se acepte la cesación de hostilidades PORQUE TAMPOCO HAY COMANDO”. Como me mirasen asombrados por esta

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afirmación pase inmediatamente a explicar las actuaciones desacertadas del Cnel. Toro [...] y terminé con esta frase: "Tengo el convencimiento de que al paso que vamos acabaremos por entregar nuestras petroleras". Coronel Ángel Rodríguez, Jefe de Operaciones EMG (en Vergara Vicuña, 1944, vol.7, pág.672) y (Querejazu Calvo, 1981, pág. 463) El 12 de junio de 1935, en Buenos Aires, Argentina, se firmó el Protocolo de Paz donde se acordó el cese definitivo de las hostilidades sobre la base de las posiciones alcanzadas hasta ese momento por los beligerantes. El 18 de julio de 1935, en Puesto Merino, ubicado en la tierra de nadie camino a Villamontes, se produjo el primer encuentro entre los comandantes de ambos ejércitos. La sencillez del general Estigarribia contrastó con las condecoraciones, correaje y fusta que portaba Peñaranda. "Al hacerse las presentaciones el momento es emocionante y solemne [...]La oportuna ejecución de la banda, disimuló las lágrimas que brillaron en los ojos de muchos de los presentes. Peñaranda, hombre recio, tiembla de emoción. Estigarribia tiene la mirada dulce y tranquila" General uruguayo Alfredo R. Campos (en Querejazu Calvo, 1990, pág. 176) Después de largas negociaciones, el tratado para terminar la guerra fue firmado en Buenos Aires (Argentina) el 21 de julio de 1938. El canciller argentino Carlos Saavedra Lamas, había convocado a una Conferencia de Paz en Buenos Aires. Había obtenido el premio Nobel de la Paz de 1936, por su labor en pro de la paz en general, y en particular por haber inspirado el Pacto antibélico Saavedra Lamas, firmado por 21 naciones y convertido en un instrumento jurídico internacional. Tuvo un papel importante como mediador para finalizar la guerra del Chaco. De la totalidad del Chaco Boreal, 3/4 partes se reconocieron bajo soberanía paraguaya. Bolivia recibió una zona a orillas del río Paraguay, donde se encuentra hoy día Puerto Busch. Acuerdo limítrofe El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento bélico, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de límites territoriales del Chaco Boreal. El acto se realizó en presencia de la presidenta de la Argentina Cristina Fernández de Kirchner, previa aceptación por parte de sus respectivos cancilleres del “Acta de cumplimiento y ejecución” del Tratado de paz, amistad y límites entre Bolivia y Paraguay de 1938. Notas 1. ↑ Seiferheld, 1983, Cap.IV 2. ↑ Dunkerley, 1987, págs. 222/3 3. ↑ Querejazu Calvo, 1995, pág. 21 4. ↑ Guachalla, 1978, pág.170 5. ↑ Arze Quiroga, 1974, pág. 19 6. ↑ Tabera, 1979, pág. 247 7. ↑ Querejazu Calvo, 1977, pág. 185 8. ↑ De la Pedraja Toman, 2006, pág. 467, nota 83 9. ↑ Farcau, 1996, pág. 165 10. ↑ Guachalla, 1978, pág.56 11. ↑ Hughes, Matthew: "Logistics and Chaco War: Bolivia versus Paraguay, 1932-35", en The Journal of Military History, Volume 69, Number 2, April 2005, pág 411-437 12. ↑ Vergara Vicuña, 1940, pág. 331 13. ↑ Guachalla, 1978, págs. 89/90 14. ↑ Alvarado, 1996, pág. 210 15. ↑ Farcau, 1996, pág. 25 16. ↑ Dunkerley, 1987, págs. 204-5 17. ↑ C S U T C B: Historia de los Movimientos Indígenas en Bolivia. La Paz (Bolivia),

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68. ↑ Querejazu Calvo, 1981, pág. 328 69. ↑ Querejazu Calvo, 1975, pág. 392 70. ↑ Vergara Vicuña, 1944. vol. 5, pág.739 71. ↑ Querejazu Calvo, 1990, pág. 129 72. ↑ Toro Ruilova, 1941, pág. 79 73. ↑ Toro Ruilova, 1941, pág. 157 74. ↑ Crespo R., 1990, pág. 149 75. ↑ De la Pedraja Toman, 2006, pág. 467, nota 93 76. ↑ Zook, 1961, pág.228 77. ↑ Vergara Vicuña, 1944, vol. 7, pág. 111 78. ↑ Vergara Vicuña, 1944, vol. 7, pág. 34 79. ↑ Vergara Vicuña, 1944, vol. 7, pág. 34 80. ↑ Vergara Vicuña, 1944, vol. 7, pág. 34 81. ↑ Zook, 1961, pág.229 82. ↑ Querejazu Calvo, 1981, pág. 474 83. ↑ Vergara Vicuña, 1944, Vol. 7, pág. 635 84. ↑ Cazal Rivarola, 1979, pág.41  85. ↑ Jeffs Castro, 2004, págs. 58-85 86. ↑ Querejazu Calvo, 1981, pág. 477 87. ↑ Farcau, 1996, pág. 233 Bibliografía Arze Aguirre, René Danilo: Guerra y conflictos sociales. El caso rural boliviano durante la campaña del Chaco. La Paz (Bolivia): Ed. Edobol, 1987 Arze Quiroga, Eduardo: Documentos para una historia de la guerra del Chaco: seleccionados del archivo de Daniel Salamanca (vol. 4). Editorial Don Bosco, 1974. Ariñez Zapata, Edmundo: «Breves recuerdos del Chaco», en Archivos Bolivianos de la Historia de la Medicina, vol. 2. n.º 2, julio a diciembre de 1996. Bejarano, Ramón Cesar: Síntesis de la Guerra del Chaco. BVP, 2010. Brockmann, Roberto: El general y sus presidentes: vida y tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes en la historia de Bolivia, 1911-1939. Plural, 2007. ISBN 9995411156, 9789995411152 Cornejo Bascopé, Gastón: «Aspectos históricos de la medicina durante la Guerra del Chaco 1932-1935», en Archivos Bolivianos de la Historia de la Medicina, vol. 2. n.º 2, julio a diciembre de 1996, págs.169 a 180. Crespo R., Alberto: José Luis Tejada Sorzano:un hombre de paz. La Paz (Bolivia): Librería Editorial Juventud.1990. Cuadros Sánchez, Augusto: Guerra del Chaco. Cochabamba-La Paz (Bolivia): Los Amigos del Libro, 2003. ISBN 8483702819, 9788483702819 De la Pedraja Toman, René: Wars of Latin America 1899-1941. McFarland & Co, 2006. ISBN 0786425792, 9780786425792 Díaz Arguedas, Julio: Cómo fue derrocado el hombre símbolo, Salamanca: un capítulo de la guerra con el Paraguay. La Paz (Bolivia): Empresa Editorial "Universo", 1957. Dunkerley, James: Orígenes del poder militar: Bolivia 1879-1935. Quipus, 1987. ISBN 99905-75-18-5 Estigarribia, José Félix: The epic of the Chaco: marshal Estigarribia's memoirs of the Chaco War, 1932-1935. Austin (Texas): University of Texas Press, 1950. Farcau, Bruce W.: The Chaco war: Bolivia and Paraguay, 1931-1935. Westport (Connecticut): Praeger, 1996. ISBN 0-275-95218-5 Florentín, Heriberto: Batalla de Strongest. Buenos Aires (Argentina): Editorial Asunción, 1958. Florentín, Heriberto: Más allá de Boquerón. Río de Janeiro (Brasil): Imprensa do Exército, 1964. Franco, Rafael: Memorias militares (2 vols.). Nueva Edición, 1990.

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